Reporte de Lectura “Navarijo” 2da parte

(Capitulos del XI al XX)

Reynol Rosado 2019-1379

He convenido en llamar a esta parte “Las aventuras de Abelardo”, ya que la mayoría trata
o gira en torno a las diversas excursiones de Abelardo tanto en la política como en cierta
forma en la actividad militar.

Aunque el capitulo XI comienza narrando la ordenación Sacerdotal de Jesús, solo es un

detalle que sale a colación en muy contados momentos del relato y siempre enmarcado
en la narrativa de otro hecho por lo regular relacionado con Abelardo.

Me parece un detalle importante el hecho de estar fechado el momento en que se ordenó

la demolición de las murallas que contenían la ciudad el 11 de Febrero de 1883 hecho
que no fue del agrado de todos y el autor se encarga de hacer ver como siempre ante las
novedades un grupo de personas presenta evidente y manifiesta resistencia.

Del mismo modo encontramos fechado el tratado de los restos del Patricio Juan Pablo
Duarte en ese mismo año y la nota de que ya los restos de Francisco del Rosario
Sanchez reposaban allí desde el 1874.

Comenzamos con las aventuras de Abelardo hacia el capitulo XII donde se apunta que
había abandonado el trabajo que tenia, se encontraba en enamoramientos con mujeres
peligrosas y había adquirido un revolver.

De la preocupación de su padre de que Abelardo se inmiscuyera en política que enmarca

todo el desarrollo de estos y otros capitulos nace el arreglado viaje a Nueva York que le
diligencia con su padrino el Dr. José Ramón de Luna, cosa que a su efecto tuvo un
resultado contrario pues creo que abrió mas la mente de Abelardo hacia sus intenciones
Políticas.

Apenas siete meses después estaba ya de regreso y sin avisar (Evitando así la opocision
de su padre), y aunque la principio parecía haberse corregido y haberse convertido en un
caballero formal, esta ilusión duró muy poco tiempo.

Se dedicaba a pasear, ir a fiestas, gastar dinero y ACOSTARSE TARDE!!! Lo cual se

cuenta casi como una tragedia en aquel tiempo y un signo inequívoco de mal andar.

Abelardo se enamora de una Srta. Lucila Pelletier de Azua que se encontraba de manera
momentanea en Navarijo y termina yendose a vivir a Azua cuando esta retorna a su lugar
de origen.

All ocurre de nuevo algo que ya es común en Abelardo: Consigue trabajo y aparenta
encaminarse por lo que su padre consideraba era el camino correcto. Pero como siempre
solo fue una pasión momentánea.

Se hace notar que el gobierno de Heureaux no hizo gran cosa, pero que mantuvo la paz.
La esperanza estaba puesta ahora en la candidatura de Francisco Gregorio Billini.

A traves de la narración se van reflejando diversas costumbres, tradiciones religiosas

modismos en al vestimenta y otros elementos que nos ayudan a comprender un poco
mejor las intríngulis de la época y el pensamiento de la sociedad.

A ejemplo de esto se menciona en la pag. 117 “La procesión del carnero”, descrita como
un espectáculo funebre y medieval, que fue suprimida en 1894.

Tambien podemos ver durante parte de la narración como se hace referencia a los
antiguos nombres de las calles y sus nombres actuales, lo cual me permitió ubicarme
geográficamente de una manera un poco mas precisa en el lugar donde acontecieron los
hechos narrados.

Es el el capitulo XIV y de una manera bastante curiosa en donde se narra el nacimiento

del autor (26 marzo de 1885) y lo inesperado del mismo, creyendo incluso que su madre
Sinforosa sufría de alguna grave enfermedad.

En adelante se hace mención del posible origen del nombre de Navarijo en diferentes
versiones, también se data el primer momento en el cual la calle el Conde se convertía en
peatonal que fue el 2 de Febrero de 1891.

Se narra la retirada de las puertas de la ciudad y la restauración del Baluarte “Puerta del
Conde”.

Se habla de el apresamiento y escape del Gral. Cesareo Guillermo. En medio de estos

hechos es apresado Abelardo y vuelve la preocupación de la familia, especialmente del
padre, incluso con un rumor de que había sido fusilado.

Pero Abelardo había huido de Azua y se encontraba en la vega en la casa de su hermano

Jesús el sacerdote.

Aparece un nuevo amor que es la Srta. Edelí Sensitive Ridoré y Enoc, de nacionalidad
haitiana que estará presente a lo largo del capitulo.

Comenzó el proceso electoral y continua Abelardo en sus andadas, ahora participando

de lado de la candidatura de Ulises Heureaux quien a estas alturas parecía guardarle
cierto aprecio.

Triunfa la candidatura de Heureaux pero los partidarios del partido opositor quedan
disconformes creando nuevos conflictos, en este escenario de revolución se produce el
“Pronunciamiento de Monte Cristy” y otros pueblos del Cibao siendo Ulises Heureaux
jefe de operaciones y Abelardo parte de las tropas que salieron de Santo Domingo.

Abelardo se lleva por la ventana a la Srta. Ridoré y se instala en Monte Cristy. Alli vuelve
a meterse en problemas hasta el punto de ser apresado y traído a la Torre del homenaje
donde permanecería recluido por un tiempo.

En medio de detalles acerca de corridas de toros y de toreros se pasa a la datación del

otorgamiento por el congreso del titulo de “Pacificador de la patria” a Ulises Heureaux.

El periodo de carcel de Abelardo fue de retraimiento en el desarrollo de la vida normal de

la familia y se reflejan aquí diversas realidades sociales como el alejamiento de los
amigos.

Abelardo sale de la carcel gracias a una gracia otorgada por decreto de Heureaux para
todos los presos por razónes políticas el 26 de febrero de 1890.

Narrara también de manera muy vívida, los personajes que marcaron su niñez y que le
parecías de lo mas interesantes,; José María el Loco, Mama Reina y Cobacho la Basinilla.

Describe a cada uno con la impresión fantasiosa que pudiera provocar en la mente de un
niño tan pintorescos personajes.

De aqui en adelante se centra nuevamente el autor en describir su niñez, la caída de los

negocios de su padre, la mudanza a la casa nueva en la calle de San Lazaro (Hoy
Santomé) la casa de “ Salado”

Describe crimes atroces (Mas aun para la epoca), que provocaron en el niño grandes
tormentos al hacerlo sumamente temeroso y dependiente, como por ejemplo el crimen
de los Chinos.