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HERBOLARIA MEXICANA Y FARMACIA

NATURAL
La herbolaria es el uso de las plantas para prevenir o curar
enfermedades.
La fitoterapia (del griego fyton, 'planta', 'vegetal' y therapeia, 'terapia'), conocida
también como herbolaria (del latín herba, 'hierba') es la ciencia del uso extractivo de
plantas medicinales o sus derivados con fines terapéuticos,
para prevención o tratamiento de patología. La Herbolaria, también conocida por el
nombre, Fitoterapia, es una actividad que consiste en extraer, para luego usar en
un tratamiento, plantas que ostentan características medicinales, o en su defecto,
los derivados de estas, como dijimos, con absolutos fines terapéuticos, ya sea para
prevenir o tratar enfermedades.

La clasificación más extensa de las hierbas medicinales apareció en el Theatrum


Botanicum de Parkinson, publicado en 1640. Dependiendo de la planta y del
tratamiento, toda la planta o una parte de ella se utiliza para el remedio.

Esta práctica probablemente se originó en tiempos prehistóricos cuando el hombre


descubrió que ciertas plantas tenían poderes curativos. En las antiguas
civilizaciones de China, Egipto, Persia y Grecia, se clasificaron los remedios
herbarios, para luego compilarse en libros.

La herbolaria mexicana no es menos importante, sólo que en su forma tradicional


su conocimiento era transmitido oralmente de generación en generación. Los
primeros intentos por rescatar por escrito la sabiduría de los herbolarios mexicanos
datan de la época de la Colonia. Dos de estas obras destacan por la calidad y
veracidad de los datos que contienen: Libellus de medicinalíbus indorum hervís
(Códice Badiano) y la Historia general de las cosas de la Nueva España. La primera
escrita por el indio Martín de la Cruz y traducida al latín por otro indio, de nombre
Juan Badiano; y la segunda escrita por el fraile franciscano Bernardino de Sahagún.
Ambas obras fueron trabajadas en el entonces Imperial Colegio de la Santa Cruz
de Tlatelolco, gracias a los conocimientos aportados por médicos aztecas y otros
informantes indígenas.

El conocimiento se desarticuló pero jamás desapareció, de esta forma el


conocimiento terapéutico de las plantas tomó dos destinos, el primero pasa a formar
parte de la teoría de los principios activos que con el tiempo y una compleja historia
forma parte de la medicina alopata u ortodoxa y la otra paso a formar parte de la
cultura común y es conocida como herbolaria tradicional.
En la época prehispánica ser médico náhuatl (ticitl) exigía pertenecer a unas
cuantas familias en las que el conocimiento era transmitido de padres a hijos o hijas
(Viesca, 1990). Sin embargo, también se tenía la opción de ir a los
calmecac (Díaz I., 1990; León-Portilla y Silva G., 1991), o centros de
educación para formarse como médico sacerdote dedicado a un
dios, y a la curación como actividad secundaria (Viesca T., 1990). A
los primeros les correspondía aplicar y transmitir el conocimiento, a
la vez que proponer innovaciones de teoría y práctica. ¿Quiénes
serían médicos? Esto también dependía de la fecha de nacimiento, alguna
deformidad del cuerpo, revelación en los sueños o el llamado que no mata a los
elegidos, pero los obliga a dedicarse a la medicina (López A., 1970; Viesca T.,
1990). Según Sahagún el oficio de ticitl, que podían practicarlo personas de ambos
sexos, comprendía poseer "...grandes conocimientos de los vegetales, saber
sangrar, sobar, reducir las luxaciones y fracturas, sajar y curar las llagas, úlceras, la
gota, cortar las carnosidades de los ojos..." (Guzmán P., 1992). También, debía
saber hablar el lenguaje de los espíritus (el nahuallatollli), curar las diferentes
enfermedades causadas por brujería, la manera de producirlas, poder ver el pasado
y vislumbrar el futuro, conocer el mundo sobrenatural, y tener la capacidad de ir a
dicho mundo y regresar a salvo (Viesca T., 1984, 1990). De acuerdo con Anzúres
(1989), las causas dadas a la enfermedad eran atribuidas tanto a fuerzas y agentes
sobrenaturales, ya fuera por castigo divino o porque eran ocasionadas por otro ser
humano, como al orden natural; y que para las primeras había una terapéutica
psicorreligiosa (invocaciones, conjuros, mandas, limpias, soplos, extracciones y
tacto); para las segundas una terapéutica natural a base de plantas, animales y
minerales; y una terapéutica mixta, con elementos naturales y metafísicos.
Cocimientos, maceraciones, polvos secos, aceites, etc., eran las formas más
comunes de administrar los medicamentos, que tanto admiraron los europeos, y
que los antiguos mexicanos empleaban como eméticos, antieméticos,
antihelmínticos, purgantes, diuréticos, oxitóxicos, abortivos, sudoríficos,
parasiticidas, antidiarreicos, etc. (Guzmán P., 1992).
De las innumerables especies sobre las que probablemente se conocían sus
propiedades medicinales aún en los primeros años de la colonia, sólo ha quedado
memoria de algunas pocas en varios códices y obras, entre las que destacan: 1) La
de Fray Bernardino de Sahagún (1975), quien desde su llegada a México en 1529,
recopiló lo que después se publicó como Códice Florentino (Ortiz de M., 1975;
López A., 1971 a,b), reeditado en 1980 por el gobierno mexicano. En este códice la
información sobre plantas medicinales fue obtenida de médicos indígenas y quedó
consignada en el párrafo quinto del libro XI, y en el resto del libro XI la de informantes
indígenas no médicos, lo cual da una idea de los conocimientos de medicina de la
gente en general (López A., 1974). 2) En 1552, Martín de la Cruz, médico indígena,
escribió una obra en náhuatl, traducida al latín por Juan Badiano, también indígena,
titulada Libellus de medicinalibus indorum herbis, comúnmente conocida como
Códice Badiano o De la Cruz-Badiano (edición facsímil del IMSS en 1964). 3) La
Historia Natural de Nueva España, del protomédico Francisco Hernández, quien
hizo su trabajo de 1571 a 1577, se publicó hasta 1651 (publicado nuevamente por
la UNAM en 1959). López A. (1976), basado en la obra de Sahagún, liga la
cosmovisión náhuatl con la utilización de las plantas medicinales, por medio de
cuatro elementos; de ellos cabe destacar el primero, que comprende la división
fundamental de dicha cosmovisión y que separa los seres por su
naturaleza fría o caliente, de tal manera que una medicina de
naturaleza caliente hace desaparecer una enfermedad de naturaleza
fría, y la medicina fría a la enfermedad caliente. El segundo elemento
relaciona otros criterios como el sabor y el color de la planta, entre
otros, con la propiedad medicinal de la planta.
Cabe destacar que los informantes indígenas de Sahagún (López A., 1971a, 1974)
detallan para la mayoría de las plantas, además de su morfología, color, lugar donde
crecen y uso, el sabor y para algunas pocas el aroma y la calidad (fría o caliente).
Martín de la Cruz relaciona el aroma y la forma con las propiedades de las plantas,
por ejemplo, la semejanza entre la planta o alguna de sus partes y la del órgano
enfermo. Así, el yolloxóchitl, flor del corazón, según estudios farmacológicos
actuales aumenta la fuerza de las contracciones y el tono muscular del corazón; la
raíz de ipecacuana del país (Ionidium polygalaefolium), semejante a las heces del
disentérico, era empleada para tratar dicha enfermedad, y actualmente su principio
activo, la emetina, es usado para tratar el mismo padecimiento (Viesca T., 1976).
Los razonamientos elaborarlos en torno al uso de las plantas, las enfermedades, la
planta misma, sus cualidades y su hábitat, han quedado registrados como huella en
los nombres dados a las plantas.
Así, los nombres náhuatl describen a la planta según su "hábitat" (ahuexotl, sauce
acuático; mexihuitl, hierba del maguey); su "forma" (nacacetollin, tule anguloso);
"color" (iztacpatli, medicamento blanco; costic axixpatli, de costic: amarillo, axixtli:
orina y patli: medicina); "uso" (cihuapatli, medicina de la mujer y en general el
vocablo patli para las plantas de uso medicinal); "sabor" (xoconochtle, tuna agria);
"calidad" (las de naturaleza acuática con los sufijos atl o su forma abreviada a, como
acocohtli, axocotl y acuahuitl, utilizadas por su frescura para combatir padecimientos
originados por exceso de calor) (Berlin et al., 1968, 1973, 1974; Berlin, 1992; Barrera
et al., 1976; Viesca T., 1976, 1986; Ortiz de M., 1976, 1984; Del Paso T., 1988).
Esta nomenclatura ha servido como elemento mnemotécnico en el proceso de
enseñanza y aprendizaje, con el fin de ayudar a precisar y retener el concepto y uso
de la planta medicinal, así como su identificación (Pelt, 1977; López A., 1976). En
el sistema botánico tradicional actual, para saber si una planta es medicinal, se
clasifica y evalúa de acuerdo con rasgos como el sabor, olor, forma, sensación y
calidad (fría-caliente), así como también por los efectos fisiológicos que ellas
desencadenan en el cuerpo (Ortiz de M. y Browner, 1985; Messer, 1991). Estos
atributos pueden ser usados con ventaja para establecer prioridades dentro del
inmenso número de plantas existentes, pues de otra forma es casi imposible
estudiar su composición química y su actividad farmacológica (Schultes y Raffauf,
1990).
Conforme ha ido evolucionando la herbolaria en México, a través de los años
Denominamos Herbolaria al conjunto de conocimientos relativos a las propiedades
curativas de las plantas.

En México la herbolaria ha sido y sigue siendo un recurso para buscar la cura a las
enfermedades más comunes. Nuestro país ha sido geográficamente
privilegiado, ya que posee una de las floras más ricas en el planeta.
Y su herbolaria se ha enriquecido por la observación y paciencia de
los pueblos que durante siglos, han buscado su poder en la curación.
Códice Badiano

En 1552 se elaboró en el colegio de la Santa Cruz en Tlatelolco de la ciudad de


México un pequeño manuscrito que lleva por título de Libellus de medicinalibus
indorum herbis (librito de las yerbas medicinales de los indios) se conocerían cuatro
siglos después como Códice badiano.
Estaba integrado con una descripción del uso medicinal de más de 150 platas
originarias de México y que se empleaban en la medicina prehispánica. En esta
obra es considerada el primer libro de herbolaria medicinal azteca y una de las más
importantes fuentes bibliograficas históricas de la materia médica en México. Esta
obra nos ofrece información sobre plantas según el tipo de enfermedad para la que
se usan. La medicina indígena agrupaba las enfermedades conforme a un orden
anatómico: de la cabeza a los pies.

Códice Florentino

Interesados en el aprendizaje del idioma náhuatl y deseosos de conocer a fondo la


ideología y cultura de los pueblos que debían evangelizar. Los misioneros católicos
desarrollaron en México una intensa labor de estudio de las tradiciones e ideas de
los conquistados. Entre los más importantes, por su trascendencia, fue Fray
Bernardino de Sahagún. El códice contiene una amplia sección dedicada
exclusivamente a las plantas medicinales de los indígenas mexicanos. La
característica más importante de esta obra según Sahún, es que su información fue
obtenida de los ancianos de la época. El libro goza de abundante información sobre
los usos medicinales de las plantas, las propiedades y características de los
medicamentos y esto resalta la riqueza de la medicina azteca. ss

Herbolaria en México

Las sociedades prehispánicas creadoras de grandes ciudades y centros


ceremoniales, de una economía, una organización social y una religión complejas
desarrollaron una tecnología capaz de lograr la supervivencia y el crecimiento de la
población. El aprovechamiento de los recursos naturales para la salud incluía,
además de tratamientos curativos, prácticas de higiene, cuidados y embellecimiento
del cuerpo humano.
Uno de los centros ya mencionados donde se adquirían las plantas (entre otros
productos) eran los mercados. Era un sitio establecido en la ciudades, colonias,
municipios, poblados, y rancherías, tiene una historia muy antigua.

Durante el reinado de Moctezuma de 1440-1469 se creó un lugar de descanso para


la nobleza india en las tierras calidas y bajas ubicadas al sur del valle de Tenochtitlan
en el hoy nuestro estado de Morelos. El lugar: El jardín de Oaxtepec
Moctezuma ordeno que se usaran las aguas del manantial de
Oaxtepec para formar un sistema de riego que permitiera el cultivo y
la conservación de las más importantes especies vegetales del
imperio azteca., las plantas se cultivaron en parcelas
cuidadosamente diseñadas para conformar el primer jardín de
América varios siglos antes de que Europa una idea semejante a
esta se imaginara.

Durante el siguiente siglo los españoles quedaron maravillados de la belleza del


lugar y tanto fue su simpatía por el lugar y porque eran numerosas las plantas
medicinales que los aztecas habían conservado, que en ese mismo cerro los
españoles edificaron un hospital. El hospital de la Santa Cruz de Oaxtepec. Fue en
ese lugar donde durante el siglo XVI, se escribirían algunas de las obras más
importantes sobre herbolaria medicinal del países más importante de la época.

Durante los primeros cien años de la colonia, el uso que los indios hacían de algunas
plantas medicinales se asoció con actos de idolatría, ya que las curaciones
autóctonas conservaban rituales y prácticas de la religión anterior. El clero católico
prohibió su uso para evitar prácticas e ideas que combatió durante el proceso de
implantación forzada del cristianismo en los pueblos conquistados.
Con tal de que no se les reprimiera los indios cambiaron sus nombres por
denominaciones asociadas a la religión.

La dieta de los mexicanos se modificó radicalmente después de la Conquista


española; la herbolaria medicinal se enriqueció con la contribución de la flora
europea y el árabe. De las cocinas españolas salieron el perejil, el tomillo, la
albahaca, la manzanilla, la hierbabuena, el clavo, la mejorana, el laurel, el eneldo, y
muchas más hierbas, aromáticas, de uso culinario y medicinal llego a México a
través de la migración española.
Según estudios botánicos modernos, más del 50 por ciento de las plantas
medicinales actualmente empleadas por los mexicanos provienen de Europa y se
integraron a lo largo de toda la etapa colonial.

En el siglo XIX ocurrieron en Europa y principalmente en Francia, cambios


importantes en el desarrollo de las ideas; la filosofía prospero en la búsqueda de
nuevas ciencias que enriquecieron y modificaron el pensamiento ilustrado, sobre
todo como consecuencia del desarrollo capitalista y el crecimiento del proceso de
industrialización iniciado a finales del siglo XVIII
El nuevo orden económico y social influyo en todas las ciencias, pero de manera
especial en la rama de la medicina. Las ideas positivistas llegaron a nuestro país
durante la intervención francesa. La nueva forma de abordar el estudio de la
naturaleza repercutió directamente en la herbolaria. Se apoyó en la química y se
utilizó plantas que nunca se habían conocido. Así surge la industria químico-
farmacéutica para producir formas medicamentosas a base de plantas nunca antes
conocidas.
La tradición herbolaria y conocimiento tradicional de los habitantes
de México contribuyeron a superar las difíciles condiciones de salud
que predominaron durante la larga guerra civil y las intervenciones
extranjeras en el siglo XIX. Por eso el General Carlos Pacheco,
secretario del Fomento del gobierno de Porfirio Díaz, creó en 1888
el Instituto Médico Nacional.
El herbario medicinal del instituto contaba con varios miles de plantas curativas
recolectadas y clasificadas por los botánicos. Este instituto fue el organismo del
gobierno porfirista que mayor investigación científica realizó sobre la flora medicinal
de México durante el siglo XIX.

Durante el decenio de los años sesenta el nombre de México apareció con


frecuencia en los reportes científicos y médicos de la investigación de plantas en el
mundo, debido al gran número de especies vegetales que contienen sustancias
capaces de provocar alucinaciones. La ciencia médica se interesó en conocer y
estudiar el uso que las culturas indígenas de México hacen de plantas como el
peyote y el ololihuiqui en sus fiestas ceremoniales y rituales. Durante años recientes
eran frecuentes encontrar en México números investigadores extranjeros
(antropólogos, médicos, químicos) que recolectaban la flora medicinal en regiones
como Oaxaca, Chiapas, la tierra Tarahumara o entrevistando a los miembros de
comunidades indígenas ya que deseaban aprender de ellos el uso y la aplicación
de estas plantas.

A partir de los años ochenta, el enteres por conocer las plantas medicinales y su
uso se ha propagado en todo el mundo. El desarrollo tecnológico ha dado paso a
nuevas metodologías y procedimientos que han modificado sustancialmente el
estudio de la herbolaria y permiten visualizar el papel de los nuevos medicamentos
preparados a base de plantas. La herbolaria de México, afortunadamente no esta
tan lejana a este notable desarrollo científico y técnico. Hoy en día diferentes
Instituciones como es el caso del Instituto Mexicano del Seguro Social, algunas
facultades e institutos de la Universidad Autónoma de México, y el Instituto
Politécnico Nacional, entre otras, llevan a cabo investigaciones sobre la flora
medicinal del país en muy variados aspectos.
PRINCIPALES FORMAS DE EXTRACCION DE LA SUSTANCIA
ACTIVA

 Maceración: PRACTICA EN CLASE.

Consiste en remojar la droga cruda en una determinada cantidad


líquido, vinagre, vino, aceite, alcohol, licor en un recipiente cerrado a temperatura
ambiente de 2 a 14 días. Si no se especifica el tiempo se efectúa durante 7 días. En
este método los principios activos difunden al disolvente por simple difusión.
La maceración es una técnica para extraer principios activos que se alterarían con
el calor, se deja la planta troceada en agua a temperatura ambiente durante un
tiempo concreto (de 12 a 24 horas) dependiendo de la especie, se usa en plantas
mucilaginosas (malvavisco, lino), se va agitando la mezcla y finalmente se cuela.
Se utiliza: flores, frutos pequeños y ramitas muy olorosas y jugosas por ejemplo;
Yerbabuena, Algas etc.

Usos:

1.- Para tomarlos.


2.- Para gargarismo.
3.- Para baños.
4.- Para lavados. Ojos, nariz, vaginales, intestinales.
5.- Compresas: dependiendo de la planta y la indicación para su uso.

 Decocción:
Método en el cual la droga vegetal se cuece junto con el disolvente, generalmente
agua, bajo los efectos directos del calor y mantenerla en ebullición un tiempo
determinado. Jarabes.
Hay muchas formas de aprovechar las propiedades de las plantas medicinales, una
de ellas es la decocción. Pero para poder sacar provecho de todos sus beneficios,
es interesante saber cómo prepararla correctamente. Si bien puedes preparar
una infusión o una tisana, a través de la decocción, también, puedes aprovechar
todas las virtudes medicinales de las plantas a través de ella.

Po lo general la decocción se utiliza para aprovechar las propiedades de las partes


duras de la planta como puede ser la raíz o el tallo o para pantas secas.

Procedimiento

 Romper y desmenuzar o trozar las plantas


 Una vez hecho esto, colocar en una tetera o en un recipiente.
 Se sugiere la proporción de 1 cucharadita de hierba por cada taza de agua.
 Una vez que ya has colocado las diferentes partes de la planta en el agua a
punto de hervir, poner sobre el fuego y hervir por 15 minutos.
 Dejar reposar otros 15 minutos y filtrar.
Las decocciones se realizan de forma muy distinta a las infusiones,
puesto que, en estos casos, es recomendable dejar las raíces en
contacto con el agua fría durante 5 o 10 minutos aproximadamente,
y luego hervirlas lentamente de 15 a 30 minutos.

 Tinturas:
Son preparaciones líquidas obtenidas por la acción disolvente de un vehículo
alcohólico o hidroalcoholico sobre drogas de origen vegetal o animal. Se obtienen
por la acción del alcohol de diferentes graduaciones sobre una droga (tinturas
simples) o sobre una mezcla de drogas (tinturas compuestas).
El líquido extractivo puede ser también el éter o la acetona aunque normalmente
se utiliza el alcohol etílico de diversas graduaciones según el contenido en agua de
la droga.
La preparación de tinturas puede realizarse por maceración durante un tiempo
prescrito, seguido de decantación, colado por expresión, reposo y filtrado final.
Algunas Farmacopeas designan como tinturas a ciertas preparaciones que se
fabrican por dilución de un extracto. Son relativamente inestables presentando
fenómenos de turbidez y sedimentación debido a reacciones de hidrólisis y
oxidación. Se recomienda su conservación en lugares frescos y al abrigo de la luz.
 Alcoholaturos: PRACTICA EN CLASE.
Consiste en la maceración de plantas con alcohol de alta graduación, a partes
iguales de plantas y disolvente. El producto resultante del filtrado y expresión del
residuo es similar a las tinturas. Son preparados de escaso interés y ya en desuso.
 Aceites esenciales: PRACTICA EN CLASE.
Son sustancias volátiles de carácter aro mático que se encuentran en las células
vegetales. Se extraen preferentemente por destilación, por arrastre de vapor,
enfleurage y también por expresión. En algunos casos pueden utilizarse la
extracción por disolvente y la maceración en caliente o frio con sustancias grasas.
Son líquidos fluídos de coloración variada, con densidad generalmente inferior a la
del agua, son arrastables por el vapor de agua y calor, Son solubles en grasas, así
como en soluciones alcohólicas. Se les han demostrado variadas acciones
terapéuticas. Se emplean en aromatoterapia. Pueden administrarse en diversas
formas: soluciones a gotas, jarabes, cápsulas, enemas.
 Los polvos vegetales:
Obtenidos por pulverización de la planta seca, pueden administrarse como tales,
en forma de cápsulas, o bien ser utilizados en la obtención de extracto por la acción
de un disolvente. Se obtienen por pulverización de la planta previamente desecada
a temperatura controlada (25°- 45°C) y a la que se le han retirado por mondaje las
partes inertes. Luego se tamiza y se retrituran los residuos hasta
obtener polvo de tamaño controlado.
Operando en condiciones óptimas el producto final debe tener unas
características idénticas a la planta seca. Los polvos vegetales son
fáciles de operar en subsiguiente acondicionamiento galénico
(mezclado, encapsulación, compresión).
 Extractos:
Se obtienen al evaporar total o parcialmente el disolvente en los líquidos extractivos
de origen vegetal. El procedimiento habitual es la percolación de la droga con el
disolvente. Dependiendo de la consistencia del producto final y del método de
obtención:
 Infusión- Tizana:
La droga vegetal se añade al disolvente, generalmente agua, a la temperatura de
ebullición pero retirado de los efectos directos del calor.
TIZANA/INFUSION CURATIVOS

Desde tiempos remotos, la práctica de preparar bebidas con


hierbas, mediante la acción del calor para extraerles sus
principios activos, constituyó un modo de deleitarse con una
fina bebida, a la vez que ayudaba al organismo a reponerse y
protegerse del frío invierno o del intenso calor.

Múltiples son las propiedades de esta bebida que adquiere una connotación
especial en la época moderna, como un recurso magnífico para favorecer a nuestro
organismo y librarlo de numerosas enfermedades. Por sus propiedades relajantes,
antioxidantes y reconstituyentes, además de su agradable sabor y reconfortante
aroma, resulta un alimento de alto valor que le permite ocupar un lugar
preponderante en la mesa familiar. Los monjes budistas asimilaron estas bebidas
como un componente indisoluble de su ritual y se considera por muchas culturas
como sinónimo de paz, pureza, respeto, armonía, tranquilidad e higiene interior.

Otra posibilidad es prepararlo con saquitos. Cuenta una leyenda que las bolsitas
para las hierbas fueron inventadas en 1904 por un comerciante norteamericano
llamado Thomas Sullivan, para enviar unas muestras de ellas al exterior. Pero recién
se masificaron en la década de 1920 y sólo se impusieron en Inglaterra después de
los años ´50. Pese al fanatismo y unción con que los teístas preparan la ceremonia,
hay muchas posibilidades distintas e imaginativas para servirlo. En Inglaterra suelen
beberlo con un toquecito de leche o con limón.

En Rusia, en cambio, lo prefieren muy fuerte, a veces con limón, pero jamás con
leche. En las estepas lo preparan en un artefacto especial para té, llamado samovar,
y tienen una costumbre muy particular para endulzarlo: se colocan
los terrones de azúcar en la boca y dejan que se disuelva a medida
que beben de la taza.
Tal vez pero eso, hace algunos años, en un elegante café de Viena,
un grupo de viajeros soviéticos que se encontró por primera vez
frente al té en saquitos, se puso las bolsitas en la boca y bebió el
agua caliente de la taza mientras intentaba mantener su distinción
con etiquetas de Lipton cayendo por las comisuras.

Los Marroquíes, a su vez, gustan del té muy dulce y le agregan generosas


cantidades de azúcar o miel. Tal vez lo más sensato a la hora de endulzar o no el
té, sea considerar el contexto: si lo va a beber solo conviene agregarle una pequeña
dosis de azúcar o edulcorante, sobre todo si usted no es acérrimo teísta. Si lo
acompaña con bocados dulces, conviene abstenerse de agregar azúcar a la
infusión, a riesgo de empalagarse con la suma de dulzores.

En suma, frente a la gran variedad de sabores y costumbres, recuerde que no hay


una sola absoluta Regla Té. Elija la variedad y manera de prepararlo que mejor se
acomode a su paladar y disfrútelo con tiempo y calma.

Generalmente se suele denominar de igual forma al te, a la tisana o a la infusión,


cuando en realidad son cosas distintas. La temperatura del agua, la manera de
prepararlas y algunos otros detalles más hacen la diferencia. Conoce cuáles
atributos le corresponden a cada una. Si bien los procedimientos para prepararlas
guardan muchas similitudes, también tienen sus diferencias.

La tisana o infusión es la bebida que se consigue al hervir determinadas


combinaciones de hierbas o especias en agua. También se refiere a frutas secas o
deshidratadas y cortezas, tiene una connotacion medicinal aunque no siempre
tenga este objetivo. El agua queda impregnada de sustancias solubles que pueden
aportar efectos beneficiosos para la salud. Actualmente, son frecuentemente
utilizadas en medicina alternativa.

Por empezar, una infusión consiste de una bebida que se prepara a partir de agua
muy caliente, pero que no ha llegado a hervir. Esta se coloca sobre las hojas secas,
flores, granos o lo que fuere que se quiera consumir. Se deja reposar, se tapa, se
filtra y se bebe.

La gran diferencia que existe con las tisanas es que en este caso el agua sí llega a
punto de hervor. Incluso lo normal es que varias hierbas que puedan ser parte de
esta bebida conlleven varios minutos de ebullición para que el agua interactúe con
los principios activos de las plantas en cuestión.

Como han podido ver, la diferencia es pequeña pero existe. Es muy común que se
confundan estas cuestiones, como también suele pasar con el típico caso de llamar
"té" a cualquier bebida caliente, mientras que ese calificativo sólo corresponde
auténticamente a una infusión de la planta Camellia sinensis.
 Tisana

La tisana es una forma de obtener las propiedades de una o varias


plantas. Gracias a ella, puedes aprovechar todos los compuestos de
dichas plantas. Pero para que esto ocurra, es necesario que tengas bien en claro
cómo hacer y preparar una buena tisana.

Para que una tisana sea una buena tisana, es necesario que conozcas cómo
prepararla adecuadamente, para aprovechar todas y cada una de los beneficios de
las plantas medicinales.
Generalmente se sugiere hacer una tisana, cuando las partes de las plantas que
deseas consumir son partes duras como puede ser la raíz o el tallo.

Procedimiento

 Coloca en un recipiente con agua caliente a punto de hervir las hierbas. Se


utiliza 1 cucharada por cada hierba (la proporción es 3 cucharadas/litro de
agua).
 Si es una sola planta, utiliza 30 gr., o 3 cucharadas en 1 litro de agua
hirviendo.
 Dejas hervir, apagar y reposar de 15 a 30 minutos.
 Bebe.

La frecuencia de consumo de las tisanas dependerá de cada planta en especial, y


de la enfermedad a tratar; como por ejemplo: las plantas laxantes se sugiere
consumir por la noche antes de ir a dormir o en ayunas antes del desayuno; en
cambio las plantas digestivas se sugieren beber después de las comidas
principales.

 Infusión

Es un método de extracción de principios activos de una planta y consiste en verter


agua caliente sobre las plantas. La infusión sería la bebida a partir del contacto con
la planta de agua muy caliente, reposada y filtrada. Generalmente se sugiere hacer
una infusión, cuando las partes de las plantas que deseas consumir son partes
blandas y delicadas como hojas, brotes, flores y plantas tiernas.

Procedimiento

 Ten a mano la o las hierbas que deseas consumir. Como medida utiliza 1
cucharada por taza por cada hierba o mezcla de hierbas, (la proporción es 3
cucharadas/litro de agua). Puede haber variaciones dependiendo el tipo de
hierba.
 Vierte la cantidad de agua que consideres necesaria, a punto
de ebullición sobre la plantas (no dejé a la planta hervir dentro del
agua)
 Tapa la infusión.
 Este paso es fundamental, puesto que, si estuviese
descubierta, podrían evaporarse los aceites esenciales y perderse
alguna de las sustancias activas de la planta.
 Deja reposar de 5 a 10 minutos. Aunque lo general suelen ser cinco, si
algunas partes de la planta son duras, espera otros 5 minutos y así obtendrás
todo su beneficio terapéutico.
 Cuela el líquido obtenido o bien retira el colador de la propia tetera y sirve.

El consumo puede hacerse hasta dos o tres veces al día.

Usa un colador de tela de algodón. Las bolas metálicas no son recomendables


porque las plantas se hinchan por el calor y entonces no tienen suficiente espacio
para que fluya el agua a través.
Cuanto más delgadas y blandas sean las partes de la planta, más breve será el
tiempo que necesiten y el agua podrá estar menos caliente.

Si preparas gran cantidad de infusión, guárdala en el frigorífico tapada durante no


más de 24 horas. Cuando la tomes de nuevo, caliéntala sin dejar que hierva.

Cuidados de las mezclas ya hechas de hierbas

Son pocas las reglas para una correcta conservación del té:
1. Guardarlo en botes opacos de metal o porcelana que cierren
correctamente.
2. Mantenerlo a temperatura ambiente.
3. Alejarlo de olores fuertes, ya que el té se impregna rápidamente de los
olores que tiene a su alrededor.

Además el té no caduca, puede perder aroma si es un té aromatizado, pero bien


conservado mantiene sus características hasta dos años después de su recogida,
de modo que no ha de preocuparnos tomarlo transcurrido el periodo de 6 meses
que se recomiendan en las bolsas.

Hierbas para calentar

Té Verde

Especial atención se le brinda al té verde, notable por sus altas propiedades


antioxidantes, dadas por su composición y por el proceso intrínseco de su
preparación. Durante la conversión del té verde al té negro se
produce un efecto de oxidación en donde las enzimas convierten los
polifenoles en componentes menos activos.

Una taza de té verde contiene alrededor de 300-400 mg de


polifenoles. Según estudios, estas sustancias tienen un poder
antioxidante superior al de las vitaminas C y E; entre ellas se encuentran los
flavonoides, catecoles y taninos. Los polifenoles que aporta el té verde contribuyen
a la prevención de algunos tipos de cáncer, protegen la piel de los posibles daños
de los rayos ultravioleta, reducen los niveles de colesterol y triglicéridos, así como
la formación de trombos, todo lo cual resulta favorable para la salud de nuestro
sistema cardiovascular.

Otros efectos beneficiosos se le atribuyen a esta bebida porque protege contra las
caries, también depura los riñones, contribuye a los procesos digestivos, reduce los
niveles de azúcar en sangre, despeja la mente y contribuye a evitar el sobrepeso.
Para su preparación se agrega una cucharadita (5 g) de hojas de té verde por una
taza de agua hirviendo, dejando dos minutos de infusión

Tila
Ayuda como tranquilizante, calma los nervios, ayuda a una buena digestión, y
adormir con facilidad también es utilizado en problemas coronarios y
arteriales, cólicos menstruales a regularizar la menstruación.

Vainilla
Es antidepresivo y calmante Estimula la digestión. Es aperitivo y tónico cardiaco. Se
recomienda para tratamientos de impotencia y de la disminución del libido.

Valeriana
Actúa contra el nerviosismo, como sedante y relajante.

Manzanilla
Se toma para trastornos digestivos, diarrea, indigestión, cólico, irritación,
inflamación de vientre y ocular, catarro, tos, asma, para limpiar heridas y infusión
para acné para lo cual es necesario hervirla con agua y dejarla enfriar. Relajante.

Jazmín
Contiene propiedades antisépticas, antiespasmódicas, tónicas, parasiticidas,
analgésicas y baja la temperatura, es necesario hervirla con agua y dejarla enfriar.

Té verde
El té verde baja el colesterol y controla la hipertensión. Contiene un compuesto
antioxidante que previene el desgaste físico general.
Romero
El romero ha sido usado con fines curativos del sistema nervioso, su
aroma tiene la capacidad de reforzar la memoria y de mejorar la
circulación.

Rosa mosqueta
Sus componentes activos son: abundante vitamina C - B – K, taninos , ácido
cítrico , pectina , caroteno.

De boldo
Es hepático y digestivo Ayuda cualquier afección del hígado. Dosis: 2 o 3
infusiones al día, después de cada comida.

Ruda
Actúa como purgante, contra los oxiuros y áscaris (lombrices) Sirve para
contrarrestar los nervios, en los casos de hipocondría, epilepsia, histerismo.

Evita la hemorragia en la retina, refuerza los ojos después de un esfuerzo excesivo.


Regulador del periodo menstrual si hay sospecha de embarazo no tomar puede
provocar aborto.

Previene toda clase de hemorragias porque fortalece la pared de los vasos


sanguíneos, se usa en la cirugía ocular, en el sangrado nasal.

Se debe tomar medio gramo de la planta seca, en infusión, dos veces por día.

Mezclas de hierbas y frutos

Frutos amarillos

 1 rodaja de naranja cortada a la mitad deshidratada

 2 julianas de mango

 piña

 1 astilla de canela

 1 cucharadita de té negro

 2 julianas de durazno

Frutos rojos antioxidante

 cucharaditas de pétalos de flor de Jamaica


 1 cucharada de fresa

 1 cucharada de frambuesa

 1 cucharadita de té negro

 1 cucharada de cranberry deshidratado

 1 cucharada de arándanos deshidratados

 1 rodajas de manzana deshidratada

 1 cucharadita de moras dehidratadas

Desintoxicante

 1 churadatita de boldo

 1 rebanada de limón o el jugo de un limón


Desintoxicante

 1 cucharadita de te verde

 1 rebanada de limón o el jugo de un limón

 1 cucharadita de diente de león


Relajante

 1 cucharadita de lavanda

 1 rebanada de naranja

 1 cucharadita de passiflora

 1 cucharadita de hierbabuena

 1 cucharada de menta
Digestivo

 1 cucharadita de menta

 1 cucharadita de manzanilla

 1 cucharadita de hierbabuena

 1 cucharadita de albahaca

 1 pizca de jengibre
Vías respiratorias

 1 astilla de canela

 1 cucharadita de flor roja de bugambilia

 1 cucharadita de gordolobo

 1 cucharadita de eucalipto

 1 astilla de ocote

 1 astilla de caña fistula

 1 cucharadita de guaje cirial

 Una pizca de tomillo

 1 cucharadita de flor de sauco


Quema grasa

 2 rodajitas de toronja

 1 cucharadita de alga marina

 1 cucharadita de raíz de lima

 1 cucharadita raíz de tejocote

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