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Mantenimiento A Bordo de Un Buque de Pesca
Mantenimiento A Bordo de Un Buque de Pesca
BUQUE DE PESCA
1. INTRODUCCIÓN
1.1 Definición de Buque de Pesca
Definimos Buque de Pesca como todo tipo de embarcaciones marítimas diseñadas y equipadas
especialmente para ser utilizadas en las labores de pesca de las diferentes especies marinas
comestibles que existen.
Estas máquinas pueden ser; peladoras, descabezadoras, fileteadoras, evisceradoras, etc. y para
la manipulación de aparejos como carreteles, maquinillas…
Toda esta maquinaria sufre un proceso de desgaste considerado, más elevado que el de una
máquina normal en una instalación industrial, debido a las cargas de trabajo que sufre y al
ambiente salino en el que operan, de ahí que deban tener un mantenimiento constante y
eficaz.
La movilización de estos buques conlleva grandes costes, por eso para alcanzar el pleno
rendimiento del buque es necesario establecer planes del mantenimiento eficaces.
2. Mantenimiento Abordo
2.2 Problemática actual
La situación del sector pesquero es delicada, principalmente por tres motivos: Por
la crisis energética, por la escasez de recursos pesqueros y por elevado número de
accidentes. La crisis energética produjo un elevado precio del combustible, la escasez de
recursos pesqueros se debe a la sobre explotación ejercida durante años y el elevado número
de accidentes abordo se debe a la falta de seguridad en la operación del buque, a la falta de
mantenimiento y la falta de estabilidad, al no haber una legislación clara y estricta en la
construcción y en la operación y mantenimiento de los buques pesqueros.
Hay que decir al respecto que el protocolo de Torremolinos, está en vigor en aquellos
países que lo ratificaron, sin embargo, no se puede decir que sea un protocolo vigente
mundialmente, ya que no llega al 50 % del total de la flota mundial de pesqueros al que
va dirigido el protocolo. Esto provoca el abanderamiento de los buques en aquellos
países donde la legislación es mucho más permisiva.
La ratificación del protocolo de Torremolinos supone una enorme responsabilidad para los
estados miembros. Es necesario un mantenimiento técnico de los buques y
su equipamiento y también es necesario que el buque cuente con equipos adecuados de
emergencia y supervivencia y se establecen requisitos mínimos de seguridad y salud.
Hoy en día, el mantenimiento implantado en estos buques se limita sobre todo a cumplir con
algunos criterios de los fabricantes en cuanto a los equipos, teóricamente más importantes,
descuidando por completo las instalaciones y equipos auxiliares siendo la base el
mantenimiento el correctivo.
• Encarece las paradas técnicas realizadas cuando el buque entra en varadero, para
llevar a cabo el mantenimiento legal impuesto por las administraciones, siendo
necesaria una intervención mayor, para subsanar todas las deficiencias que el buque
arrastra.
• Pone en peligro la seguridad del buque y de sus tripulantes.
• Prolonga la estancia en varadero, con el consecuente encarecimiento de la varada.
• Retrasos en la incorporación del buque al caladero, alargando innecesariamente el
comienzo de la producción.
• Las prisas por llegar a caladero y empezar con la producción cuanto
antes, provocan una salida precipitada del buque del astillero, llegando a
quedar reparaciones a medio terminar. Si sumamos esto a que la técnica principal de
mantenimiento es el correctivo, puede llegar a la saturación del departamento de
máquinas.
• Paradas de producción debido a averías repentinas, estas averías en el mejor de los
casos se solucionan abordo, pero puede ocurrir que sea necesario abandonar el
caladero y dirigirse al puerto más cercano para abordar la reparación.
• Problemas logísticos, que retrasan las reparaciones, al necesitar algún repuesto que
por algún motivo no se tiene abordo en stock.
• La falta de mantenimiento puede provocar accidentes laborales abordo y las
consecuentes bajos de personal, siendo muy costoso la sustitución de un tripulante
cuando el buque se encuentra en caladero.
En definitiva, una gestión ineficaz del mantenimiento tiene como principal consecuencia,
además de accidentes laborales, la pérdida de un alto porcentaje del
presupuesto destinado a la operatividad del buque. Dinero que se puede emplear a la
ejecución de técnicas de mantenimiento que aumentarían el rendimiento y reducirían el
número de accidentes.
2.4 La vida abordo.
El buque de pesca es un centro de trabajo con unas características muy especiales,
es móvil e inestable, obligando al trabajador a mantenerse en equilibrio mientras trabaja.
Parte de este trabajo se desarrolla en cubierta, lo cual puede llevar a soportar condiciones
climatológicas adversas, que difícilmente se pueden controlar, que siguen estando
presentes en los períodos de descanso, porque no hay que olvidar que el buque es centro de
trabajo y descanso.
Otra parte de los trabajos, se realizan en salas de máquinas en un ambiente de mucho calor y
humedad.
A todo esto, hay que sumarle los riesgos propios de los trabajos a bordo de un buque
como pueden ser vuelcos, hundimientos, incendios, colisiones, abordajes, etc.
Por último y no menos importante están el resto de riesgos, que, aunque más comunes no
son menos importantes, como los derivados del contacto por productos químicos o
agentes biológicos y los riesgos ergonómicos por adopción y mantenimiento de posturas
forzadas, por desarrollo de esfuerzos o de manipulación de cargas.
Estas condiciones laborales, sumadas a los largos períodos en alta mar, lejos de sus
familias, al propio estrés que genera la responsabilidad de la operación y mantenimiento del
buque y el estar supeditado los salarios a la cantidad de capturas, entre otros factores, hacen
que el perfil del trabajador requiera de unas condiciones físicas y psicológicas especiales.
Los buques deben ser utilizados sin poner en peligro la seguridad y salud de sus tripulantes. El
Armador deberá velar por el mantenimiento técnico de los buques, sus instalaciones
y dispositivos, la limpieza y el mantenimiento a bordo de los medios de salvamento y
supervivencia apropiados.
Todos los puestos de la tripulación tienen que cumplir con una serie de requisitos previo
embarque, como pueden ser titulaciones requeridas según puesto a ocupar, reconocimiento
médico en vigor y certificados obligatorios en seguridad, tipificado todo en el convenio.
Los tripulantes que forman la tripulación del buque son a la vez operadores y mantenedores,
son los encargados de operar el buque en las mejores condiciones de seguridad y de
mantenerlo en las mejores condiciones de operatividad.
La rotación del personal en un buque, sobre todo la tripulación de máquinas, merece una
especial atención
Una rotación excesiva puede llegar a influir en la seguridad y por supuesto en la producción,
debido a la pérdida del Know-How que puede representar un porcentaje elevado a la hora de
decidir de qué forma se hacen las cosas, debido a la falta de procedimientos y protocolos por
escrito.
Una rotación baja o casi nula también es perjudicial, puede provocar la acomodación del
personal y exceso de confianza.
Lo ideal sería conseguir un equilibrio en la renovación de la tripulación que permitiera el
aporte de ideas frescas e innovadoras abordo.
Un buque tiene que permanecer operativo al 100% el tiempo que dure una campaña
de pesca. Durante este período debe estar disponible para producir el máximo tiempo
posible, es por esto que el mantenimiento será adaptado y estructurado de forma que nos
permita obtener estos índices de alta disponibilidad.
Con el buque en Navegación se puede actuar sobre los equipos productivos, como
pueden ser los equipos del parque de pesca.
Con el buque en puerto se ejecutan todos los mantenimientos que requieran parada
corta del buque.
En este sector la competencia es muy agresiva, es muy difícil afrontar la competencia desleal
de barcos abanderados en terceros países, donde no existe legislación alguna al respecto, sin
ningún tipo de restricciones y donde la mano de obra es muy barata.
Las Armadoras necesitan que sus buques logren niveles elevados de productividad que les
permitan aumentar sus ingresos y ser más competitivos, surge pues la necesidad de optimizar
todos los recursos disponibles en cada uno de los buques para conseguir mejores resultados.
Es un elemento vital para lograr y desarrollar una mayor eficiencia en cada uno de los procesos
abordo, permitiéndose incrementar su nivel de calidad y la vida útil de todos los equipos e
instalaciones.
En los últimos años, el mantenimiento se ha visto obligado a crecer de la mano de la
tecnología ya que se ha vuelto una herramienta con la que se puede incrementar la
productividad de cualquier empresa, teniendo todo esto en cuenta las empresas Armadoras
deberían considerar la propuesta de realizar un programa de conservación y mantenimiento y
así evitar riesgos y paros innecesarios, prolongar la vida útil de la maquinaria de un buque y
contribuir claramente a la reducción de los costes de operatividad.
Puede dar la impresión a corto plazo, que un mantenimiento correctivo pueda dar un
resultado satisfactorio, pero nada más lejos de la realidad, porque con el paso del tiempo el
estado del buque se verá seriamente mermado, y los costes de explotación se dispararán.
Hay que tener en cuenta que los resultados del mantenimiento no son visibles de manera
inmediata, sino que los efectos de las acciones que se toman se revelarán con el paso del
tiempo, puede ser un año o incluso más.
4. Justificación del Mantenimiento
4.1 Justificación económica
Debe considerarse el mantenimiento programado como una inversión que a medio y largo
plazo evita gastos innecesarios en la reparación de sus equipos e instalaciones. El buen estado
de las máquinas que participan en el proceso productivo y operativo del buque garantiza la
calidad de sus productos y la seguridad de sus equipos.
Si algo tenemos claro, es que, si no se mantienen los equipos en buen estado, ponemos
en riesgo de paro parcial o total la producción y operación del buque, ocasionando que
se pongan en riesgo vidas humanas además de tener grandes pérdidas económicas.
Para poder cuantificar el beneficio obtenido debemos utilizar el concepto “beneficio por
disminución de averías” tenemos que enfocarlo como el dinero que se deja de ganar por
pérdida de producción, debido a las averías sufridas por no realizar el mantenimiento
adecuado.
Entendemos por “Tiempo de Marea”, el tiempo que transcurre desde que el buque sale de
puerto hacia caladero y regresa con las capturas para la venta (proceso productivo).
El buque faenaba con aparente normalidad y con la mar en calma cuando en un momento
dado el motor propulsor se paró repentinamente, tras unos intentos infructuosos por parte de
la tripulación de restablecer el funcionamiento del motor propulsor, se solicita remolque y se
da aviso a salvamento marítimo de que el buque está a la deriva sin gobierno.
Una vez el buque en puerto, se realiza una inspección minuciosa del motor propulsor, con la
intención de encontrar la causa de la avería.
El motor propulsor sufría importantes daños en el cigüeñal y en las cabezas de bielas, que
provocaron el agarrotamiento del motor, debido a la falta de engrase.
5.1 Conclusión Técnica de la Avería
El motor propulsor sufrió una parada repentina, debido a un agarrotamiento provocado por
daños importantes sufridos en el cigüeñal y en las cabezas de biela, causadas por una rotura de
la bomba de engrase que dejó el motor sin el engrase necesario para su funcionamiento.
Estos elementos son dos presostatos que deberían actuar de la siguiente manera:
• El primer presostato da una alarma visual y sonora de baja presión de aceite, dejando
que el motor continúe en funcionamiento.
• El segundo presostato da una alarma visual y sonora de muy baja presión de aceite y
para automáticamente el motor.
Es evidente que estos dos elementos de seguridad no actuaron, una vez inspeccionados se
observó estaban en muy mal estado mostrando una falta clara de mantenimiento.
Unos presostatos nuevos cuestan sobre 100 euros cada uno, en este caso en concreto,
creo que ha quedado debidamente justificada toda inversión en mantenimiento.
El simple hecho de evitar que el buque se quede a la deriva un solo segundo, justifica la
implantación de un sistema de gestión de mantenimiento adecuado, hay que pensar que, si
la mar no estuviese en calma y el buque se quedara sin gobierno en medio de un temporal, las
consecuencias serían mucho peores, corriendo el riesgo de pérdida del buque o lo que sería
peor, de pérdidas humanas.
Un buque no puede quedarse a la deriva bajo ningún concepto, al perder la propulsión, pierde
toda maniobrabilidad y se pone en peligro la integridad física del buque y de la tripulación, por
este motivo todos los equipos o instalaciones que intervienen directamente en el sistema de
propulsión del buque, pudiendo su inoperatividad dejar al mismo sin gobierno, deben estar
sometidos a un mantenimiento de alta disponibilidad.
6. Bibliografía:
• Informe del sector pesquero español 2019; Cepesca.
• Experiencia propia
• AENOR. Normas UNE
• Autor: Juan Jose Casais Chouza. Inspector Técnico de buque y Certificado como
Experto Gestor en Mantenimiento por la Asociación Española de Mantenimiento
(AEM).