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Surgimiento del Orden Colonial.

Tulio Halperin Donghi

Para mediados del Siglo XIX los frutos de la emancipación no se habían comenzado a
cosechar: la conquista de la estabilidad solo se había logrado en tierras marginales del
imperio, y un escaso éxito logrado por minería colonial, se mostraba en México, Perú y
Bolivia.
La consolidación de un nuevo orden latinoamericano comenzó a producirse a partir de
qué la relación con las zonas económicas metropolitanas empezó a cambiar. La
economía metropolitana comenzó a proporcionar un mercado para la producción
tradicional latinoamericana y a proporcionar un mercado para un conjunto de
producciones nuevas, a la vez que ampliaba su capacidad de absorción de los frutos
de las tradicionales, e iba a ofrecer los capitales que eran necesarios para una
modernización de la economía latinoamericana.
La eficacia que el cambio de la coyuntura económica mundial tuvo para Latinoamérica
aumento por el modo en que este se produjo. Una explicación coloca en la base de
ese cambio al descubrimiento del oro californiano. Otros cambios son los puertos de la
nueva ruta. Se presentan ciertos progresos técnicos en las ciudades, el gas reemplaza
al aceite y a la grasa vacuna o equina como medio de iluminación en Buenos Aires. La
navegación a vela es reemplazada por el buque - correo inglés que comienza a
transportar pasajeros. De esta manera terminan las inseguridades y los naufragios
frecuentes con la navegación a vela.
Así América Latina exhibe los signos externos de un progreso, que recién comienza a
llegar.
A mediados del Siglo XIX da comienzo un proceso de asalto a las tierras indias y a las
tierras eclesiásticas. Proceso que se acompaña de la expansión de cultivos para el
mercado mundial. El motor de ese proceso es la agresividad de sectores de nivel más
bajo que los dirigentes tradicionales (aristocracia rural provincial, comerciantes
mestizos, de las ciudades pequeñas, también los indios ricos que hayan prosperado
dentro o fuera de la estructura comunitaria). Lo que hace más atractiva la conquista de
tierra indias, parece ser la expansión de los mercados locales proporcionados por
ciudades y pueblos, ese cambio en el equilibrio entre sectores urbanos y campesinos
comienza a darse antes de que Latinoamérica se vincule con la economía mundial.
Las innovaciones son dos: por un lado, la mayor disponibilidad de capitales, y en
segundo lugar la mayor capacidad por parte de las metrópolis para absorber
exportaciones hispanoamericanas
Con respecto a la primera innovación, esa disponibilidad se vuelca en créditos e
inversiones a gobiernos, que tienen una importancia política considerable, ya que
permiten apresurar la emancipación de los gobiernos con respecto a las fuentes de
ingresos fiscales situadas en las zonas rurales ( de esta manera permitió
complementar la expansión del comercio y la industria extractiva, haciendo posible,
por ejemplo en caso de Perú, el reemplazo del sistema impositivo basado en
contribuciones de la zonas de agricultura de subsistencia por otro sistema basado en
esos sectores en expansión). Está innovación es rica en consecuencias políticas y
contribuye a producir la consolidación del Estado, tan importante para esta etapa (En
Argentina donde los ingresos provenían tradicionalmente de rentas aduaneras
dependientes del comercio ultramarina, fueron los préstamos europeos los que
hicieron más fácil el triunfo de ese gobierno contra las resistencias provinciales. El
monto de esos préstamos cubría el costo de las guerras civiles y de la guerra del
Paraguay, está última había cumplido una función esencial en la afirmación del poder
central). Los préstamos adoptan fórmulas de devolución a largo plazo, y la visión que
se acepta es la que explica que la expansión constante de la economía será la que
resolverá el problema del endeudamiento. Lo que resuelve esto es el crédito externo,
tomándose nuevos préstamos para pagar los intereses de los viejos.
Las inversiones actualizan un esquema de distribución de tareas, la comercialización y
el transporte interoceánico quedan a cargo de sectores extranjeros; mientras que los
localmente dominantes se reservan las actividades primarias. Este esquema empieza
a superarse y se muestra una penetración aún mayor de los sectores extranjeros; así
la minería y las formas de explotación de riquezas superficiales (cómo el caso del
Guano), así como también la red de ferrocarriles comienzan a ser controlados por
extranjeros.
El nuevo pacto colonial transforma a Latinoamérica en productora de materias primas
para los centros de la nueva economía industrial, la hace consumidora de la
producción industrial de las áreas metropolitanas y dejan de ser los artículos de
consumo perecedero los que dominan, para asegurar un flujo variable de bienes de
capital, productos de la renovada metalurgia, y también combustibles. Esa evolución
de la composición del comercio importador es lenta y va a madurar posteriormente.
Las nuevas funciones de América Latina en la economía mundial serán facilitadas por
la adopción de políticas librecambistas. El librecambio es la fé común de los dirigentes
políticos y sectores altos locales, y constituye un factor de aceleración del proceso que
comienza en Latinoamérica, que se amplía gracias a los nuevos hábitos de consumo
de sectores urbanos en expansión, que hace depender de la importación a masas
humanas cada vez más amplias. Estos sectores urbanos pueden impacientarse frente
al monopolio político de las oligarquías exportadores y en etapas tardías llegarán a
amenazarlos. Sin embargo, coinciden con los grupos localmente dominantes en
apoyar las líneas de la transformación que ahora comienza, lo cual permite una
continuidad política marcada. Está coincidencia no excluye que los beneficios
derivados del nuevo orden se hayan distribuidos de manera desigual dentro de la
sociedad. Los beneficios que extraen las clases terratenientes, en cuanto propietarias
de tierras, cuya valorización es una consecuencia del nuevo orden, pero también en
cuanto dotadas de influencia política que le permiten beneficios adicionales. Estás
clases más ricas en tierras que en dinero, frecuentemente endeudadas, constituyen
junto con los políticos de las élites urbanas lo mejor de la clientela de los nuevos
bancos nacionales que van surgiendo en Latinoamérica.
Algunos de los aspectos que comienzan a darse son la inmigración, el crecimiento
demográfico, el crecimiento del comercio internacional, la expansión de la minería y un
boom productivo (cobre y trigo son chilenos, la lana es rioplatense, el guano es
peruano, el café se expande en Brasil, Venezuela, Nueva Granada, Centroamérica,
azúcar en Antillas, México Perú). Otras inversiones resultan necesarias para acelerar
el proceso: lo cual conduce a la creación de sistemas ferroviarios.
A mediados del Siglo XIX en casi todas partes un orden sustancialmente conservador
empieza a estar amenazado por el crecimiento de una oposición que se nutre sobre
todo de las ciudades en crecimiento y muestra el descontento de la plebe urbana, de
los jóvenes de las clases instruidas, pero no ricas.
La historia que se repite desde Bs As a México: el credo liberal es demasiado
satisfactorio a los intereses dominantes para que los recelos que inspiran sus primeros
abanderados sean un obstáculo decisivo. (Sarmiento hizo bien en no fiarse de unos
escritores sin prestigio ni dinero, e hizo bien en apoyarse en hacendados y ricos
comerciantes que le dieron su confianza.
La conversión de los poderosos al nuevo orden solo será posible cuando sus ventajas
se hayan hecho evidentes,
Las fuerzas renovadoras llevan una lucha difícil en los nuevos países
latinoamericanos, mientras que en otros la transición se da sin combates. Estos
procesos requieren ser examinados dentro del marco nacional y en cada nación su
ritmo varía. Además, se presentan límites cronológicos, en tanto que en la etapa que
se combate por el nuevo orden y la etapa en la que ese orden se consolida no
coinciden en uno u otro país. Esa separación entre dos etapas implica la elección de
ciertos signos que marcarán esa transición. Los criterios para establecer esa
separación entre la primera y segunda etapa de afirmación del orden neocolonial son
dos: una disminución en la resistencia a ese orden, y por otro lado la identificación de
los sectores económica y socialmente dominantes con ese orden, que reorienta la
ideología dominante del liberalismo al progresismo, y va acompañada de una simpatía
por las soluciones políticas autoritarias.
Este esquema de desarrollo se presenta muy claramente en MÉXICO. Aquí el punto
de partida es la revolución liberal de 1854, que lleva, junto con el General Álvarez,
figuras influyentes dentro del liberalismo provinciano: Melchor Ocampo, Benito Juárez.
Estos revolucionarios encuentran eco en la capital, donde liberalismo y romanticismo
triunfan juntos entre la juventud letrada.
Los liberales triunfantes ponen en la presidencia a Álvarez y aplican el Plan Ayutla
(este plan es llamado por los mexicanos como la Reforma). La reforma afecta sobre
todo a la Iglesia, y sus propiedades. La Ley Juárez despoja a los eclesiásticos de su
fuero privilegiado. La Ley Lerdo prohíbe el mantenimiento de la propiedad inmueble en
manos de comunidades (lo cual perjudica a la Iglesia y las Órdenes, pero también a
las comunidades indígenas). La oposición conservadora se apodera de la capital y la
guerra civil durará tres años. Los conservadores arman a la plebe indígena y mestiza,
en defensa de la fé amenazada.
Desde 1857 Juárez es presidente y su bando domina Veracruz y el Norte, y por lo
tanto las comunicaciones ultramarinas y la renta anuales. En 1861 los liberales
conquistan la Capital y la resistencia conservadora prolonga la guerra civil en las
provincias.
El gobierno conservador ha acumulado grandes deudas en las casas bancarias de
Francia y Suiza. Las potencias le piden a Juárez que pague, quien alega que México
no puede pagarlas. Las potencias intervienen, los anglofrancoespañoles ocupan
Veracruz a comienzos de 1862. Francia pretende cobrar las deudas y cree haber
encontrado apoyos locales en los conservadores, para afirmar su hegemonía sobre
México.
En 1863 los franceses conquistan la Capital y el gobierno de Juárez comienza su
retirada hacía el Norte. La estabilidad llegará al México conservador a través de la
instalación de una monarquía, con un emperador llamando Maximiliano de Habsburgo.
El imperio había sido creado por los conservadores para deshacer la obra de la
Reforma.
La causa conservadora había dejado de ser l de todos los que tenían algo que perder,
y era cada vez más la causa de una institución que defendía privilegios muy
discutibles. Las clases altas mexicanas se sentían cada vez menos identificadas con
esa causa, a medida que se hacía evidente que el imperio no era capaz de pacificar al
país. Terminada la guerra con Estados Unido, agravada la crisis del equilibrio europeo
por la guerra de 1866, los franceses se retiraron de México. Maximiliano fue asesinado
por orden de Juárez.
La Reforma había triunfado, pero heredaba un México en ruinas. La segunda guerra
de la independencia dejaba una herencia explosiva. Juárez redujo drásticamente las
fuerzas armadas y redujo gastos del Estado, salvo en la rama de educación. México
no superaba el estancamiento económico y la expansión de los cultivos de algodón
había sido una consecuencia momentánea de la guerra civil de EE. UU, luego de su
liberación México debía contar para sus exportaciones con su producción de plata, que
no aumentaba.
En 1871 Juárez era reelegido por el Congreso, luego de que el sufragio popular dio
una respuesta dividida. Uno de los derrotados era el General Porfirio Díaz.
En 1872 moría Juárez y le sucedía Sebastián Lerdo, quien pertenecía al grupo de
letrados liberales que habían acompañado desde el comienzo a la Reforma. Contra el
nuevo presidente volvió a levantarse Díaz, desde Tuxtepec en 1875, y en nombre de
la victoriosa revolución Tuxtepecana iba a ser gobernada México hasta 1910. El triunfo
de Díaz quería ser el punto de partida para una continuación de la Reforma, el jefe
triunfante juraba por sus principios y acusaba al vencido de haberlos traicionado:
condenaba la política de amistad con los Estados Unidos que Lerdo practicaba luego
del gobierno de Juárez.
Con el triunfo de Díaz se daba por finalizada la tradición jurídico- liberal de la reforma,
ahora los objetivos serían provocar la modernización económica que se había
demorado en suceder.

Un desarrollo menos lineal se encontrará en el caso del RIO DE LA PLATA.


Urquiza quiere organizar constitucionalmente el país, apoyándose en los gobernantes
antes adictos a Rosas. La provincia de Bs. As, ocupada por fuerzas correntinas y
entrerrianas, se opone al plan, en el que ven el comienzo de una restauración del
sistema rosista en beneficio del vencedor. Urquiza disuelve la legislatura porteña y
toma el gobierno de la provincia. La provincia de Buenos Aires y el ejército se le
rebelan a Urquiza. La rebelión porteña busca extenderse al interior, en las provincias
los sectores de la oligarquía urbana se cansaron de la tutela caudillista y comenzaron
a organizarse en oposición liberal; otras provincias se orientan hacia el nuevo
evangelio liberal. Pero esas adhesiones pan insuficientes y el fracaso de la revolución
en el plano nacional causa un alzamiento de las guarniciones de campaña de Bs. As,
que se han unido a la secesión en busca de paz y ven con horror abrirse a un nuevo
ciclo de guerra civiles. Los alzados ponen sitio a Bs.As.
El país se encuentra separado en dos, el Estado de Buenos Aires reemplaza el rojo de
tiempos rosista por el celeste de tradición unitaria, y las clases medias urbanas se
identifican con el orgullo local. En cambio, la campaña, es más fría y sus grandes
propietarios apoyan la secesión porteña (temen las consecuencias de la creación de
un Estado nacional que no esté bajo el control de su provincia) y la plebe rural es
menos hostil, debido a los veinte años rosista que la volvieron más disciplinada.
El estado de Buenos Aires prospera gracias al boom de la lana y de los cueros, pese a
que las cantidades exportadas no crecen. La ciudad se moderniza rápidamente y la
política está basada en la coalición de hacendados, que tienen el apoyo de la plebe y
las clases medias urbanas. La plebe es partidaria de una política más pacifista y del
ingreso en la unión argentina contra garantías precisas para los intereses de su
provincia. Por su parte, las clases medias, son partidarias de una política más violenta,
que consolide la independencia de Bs. As o de colocar en sus hombros la dirección de
las provincias del interior.
Estás opciones no se resolverán por la sola decisión de Bs.As. La Confederación
Argentina se organiza sin ella, en 1853 dicta su Constitución federal, organizando su
poder autoritario destinado a asegurar el orden en el que las fuerzas del capital y el
trabajo europeo podrán poblar y civilizar el desierto argentino. Las potencias, Francia,
Inglaterra y Brasil, comienzan a apoyar a la Confederación, que han proclamado la
libre navegación de los ríos.
Buenos Aires insolentemente rica y la Confederación desesperadamente pobre, que
vive de créditos.
En el interior la mayor parte de los gobiernos provinciales se derrumba
espontáneamente o toma el color de la nueva solución nacional. A comienzos de 1862
Mitre es designado presidente de la nación. Buenos Aires triunfo, pero este es
inseguro y costoso, por un lado, Urquiza está solo neutralizado, en el Uruguay siguen
gobernando los blancos, y Mitre tiene vinculaciones con los emigrados colorados, que
no puede abandonar luego de la victoria, cuando un sector porteño le reprocha haberla
frustrado al no proseguir luego de Pavón una lucha hasta el fin contra los herederos
del federalismo en el interior.
En el gobierno de Montevideo dominan los sectores del partido blanco, que quieren
borra a sangre y a fuego la herencia caudillesca que ven el Flores. Desarrollan una
política de equilibrio contra la hostilidad del Brasil y de la Argentina de Mitre, y llaman
en su apoyo a Paraguay. Está intenta insertarse en la política rioplatense, por medio
de la apertura de la economía paraguaya, que recién podrá llevarse a cabo después
de la caída de Rosas. El tabaco y la yerba mate vuelven a ser exportados por un
monopolio del Estado, mientras que las estancias fiscales son organizadas con vistas
a esa exportación. Carlos Antonio López se interesa en los progresos técnicos, y crea
una flota mercantil de vapores fluviales. Estos avances se daban gracias al orden
político rigurosamente autoritario, comparables con las ventajas a la libertad
demasiado desordenada de la Buenos Aires postrosista. A la muerte de López, le va a
suceder Francisco Solano.
Paraguay tenía un eterno conflicto de límites con Brasil, por lo que intento buscar
aliados en el Río de la Plata, pero no obtuvo respuesta a su favor. López esperaba
que una rebelión urquicista paralizara a Mitre, además esperaba una resistencia
prolongada de los blancos uruguayos. Con todo ello, decidió combinar a los brasileños
para que abandonaran la ocupación militar del territorio oriental. López invadió con
éxito el Mato Grosos brasileño y solicito a la Argentina autorización de paso, que fue
rechazado. Entonces invadieron Corrientes, y está invasión resolvía el ingreso de la
Argentina en la guerra, frente al cual Mitre, colocado entre los extremistas de Bs. As y
la oposición federal del interior, había vaciado hasta entones. Frente al Paraguay se
levantaba la Triple Alianza. A través de cinco años de guerra, Paraguay perdió casi
toda su población adulta masculina.
De esa guerra la Argentina salió deshecha y rehecha. Mientras Mitre dirigía las
operaciones en el Paraguay, su partido se deshacía en Buenos Aires, en el interior el
ejército salvaba la situación amenazada por la rebelión federal e imponía al sucesor
presidencial: Sarmiento. (Sin partido propio, utilizaría la fuerza del ejército nacional
para gobernar).
La oposición federal, que abominaba el recuerdo de la hegemonía porteña impuesta
por Rosas y la impuesta por Mitre, pierde las esperanzas de una victoria frontal y se
incorpora al nuevo orden y gana dentro de él provincia tras provincia.
Sarmiento intenta una reconciliación nacional, pero fracasa, y al terminar su
presidencia debe vencer la resistencia armada de la provincia de Bs. As cuyo
gobernador ha sido vencido en las elecciones presidenciales y que está amenazada
de perder su capital. En vencedor en las elecciones es Roca, quien busca controlar el
poder militar y financiero del gobierno central. Con Roca madura una evolución
comparable en algunos aspectos con la mexicana, el objetivo para la nueva Argentina
era darse una organización autoritaria que permitiese asegurar el orden necesario
para el progreso económico, y para 1880 Roca triunfaba en nombre de un programa
de paz y administración.
Sin dudas la solución argentina era en muchos aspectos distinta de la mexicana. El
régimen de Roca iba a sustituir a la voluntad popular en las elecciones e iba a respetar
ciertos principios y garantías constitucionales.
El tránsito de Rosas a Roca fue mucho más que una transformación política. Para
1880 no era posible reconocer a la Argentina de 1850. En la provincia de Bs. As los
ferrocarriles duplicaban el valor de la tierra y al mismo tiempo contribuían a una
quintuplicación de la exportación. En el sur de Santa Fe y Córdoba los pequeños
propietarios y arrendatarios comenzaban a crear la pampa cerealera. Las ciudades
crecían, Buenos Aires tenía medio millón de habitantes, más de la mitad era
extranjeros. Sin dudas, lo principal de esa prosperidad recaía en las clases altas
mercantiles y sobre todo terratenientes; pero su amplitud permitía el surgimiento de
una clase media urbana y más rural en el litoral argentino.
En el interior los resultados no eran tan felices, el ferrocarril lo incorpora como
consumidor al mercado mundial cuando tenía muy poco que ofrecer como productor;
solo en Tucumán surge un oasis de economía moderna, apoyándose en la expansión
del azúcar, que beneficia a la aristocracia local.
Ese progreso económico fue acompañado de otros avances, limitados porque el
Estado es el menor beneficiado por la nueva prosperidad, los hacendados y
agricultores exportadores rechazan los impuestos inmobiliarios, aduaneros y los de
consumo; prefieren que el Estado se endeude o acuda a la emisión del papel moneda.

El URUGUAY vive más aceleradamente un proceso comparable al argentino. La crisis


política perpetua que desde 1811 ha desolado la campaña, entre sus consecuencias:
la despoblación ganadera, ocupación ilegal de tierras, y la inseguridad permanente del
orden rural.
La campaña uruguaya se ha visto marcada por la Guerra Grande, los alzamientos
colorados, y la Cruzada de Flores. Terminada la Guerra Grande los agionistas del
Montevideo sitiado se lanzan a la conquista de esa tierra empobrecida, pero
potencialmente prospera. Mientras tanto la política uruguaya sigue dando vueltas entre
las alternativas blancos y colorados, entre caudillos rurales y doctores urbanos; y la
reconciliación entre los blancos y los colorados de la capital no devuelve la paz a la
campaña. Se impone un régimen que consistirá en la dictadura de un militar
profesional que gobierna en nombre del ejército.
Lorenzo Latorre impone a la campaña un orden estricto, realiza las tareas que en la
Argentina comenzó Rosas y coronó Roca, apoyado en hacendados, ofrece la fuerza
del Estado para vencer la resistencia de la población campesina al alambrado de los
campos, al sistema de trabajo obligatorio en las estancias. Además, promueve el
sistema de enseñanza elemental del Estado, supera la oposición de la iglesia y la
indiferencia de la clase letrada y liberal de Montevideo.
Latorre abandona en 1880 el gobierno y parece dejar un Uruguay disciplinado por
cuatro años de dictadura para nuevos gobiernos militares, que dominarán en etapas
siguientes.

En VENEZUELA al promediar el siglo, se cae la hegemonía conservadora, en medio


de una crisis causada por el derrumbe del precio del café. En 1846 es elegido
presidente Monagas, quien entendía que. La aproximación al liberalismo era una
operación de corrupción política en gran escala. En 1861 volvía Páez para dirigir la
resistencia azul (conservadores), a los avances amarillos (del liberalismo convertido en
federalismo). La revolución amarilla fue la de la plebe rural, que encontró en Antonio
Guzmán Blanco a su vocero de la protesta popular. Este sostenía una fuerte hostilidad
a los ricos, los hacendados del azúcar, y de la hacienda ganadera, a los grandes
comerciantes del café y a los banqueros de Caracas. Su política progresista
(preocupación por los progresos en transporte, codificación y organización de la
enseñanza elemental, supresión de órdenes religiosas) y su autoritarismo marcaban al
gobierno. El gobierno estaba marcado por la penetración comercial extranjera sobre
una Venezuela que ampliaba sus exportaciones, las clases altas se acostumbraron
que el poder político no estaba en sus manos, sino en las de los jefes militares.

En GUATEMALA el dominio de Carrera duro hasta su muerte, así como también se


mantuvo la alianza del jefe mestizo y la aristocracia terrateniente. En 1865 moría
Carrera y Guatemala empezaba a cambiar, aunque lentamente. Pasaba de una
economía cerrada en sí misma, donde el rubro importante era la exportación de
cochinilla, para surgir la Guatemala del Café, cubriendo para 1880 el 92% de las
exportaciones guatemaltecas. La expansión cafetera se acompaña del nacimiento de
la Guatemala liberal, con un jefe mestizo que llega al poder: Justo Rufino Barrios. Este
confiscar iglesias y expulsó congregaciones, promovió la educación popular y laica, y
quitos derechos a las comunidades indígenas de tierras, y facilito la creación en las
tierras cafeteras de una clase de propietarios medios (a menudo mestizos), junto con
grandes terratenientes blancos que mantuvieron y aumentaron sus posiciones,
valorizadas por la expansión productiva.
En 1885, al morir Barrios dejará una compleja herencia, un liberalismo con principios
económicos que eran los mismos que tenían las clases propietarias, fortalecido por la
secularización llevada adelante, un autoritarismo de base militar que marginaba de la
política a la élite urbana, y a la plebe rural que había sido empujada de las
comunidades a las fincas de café.

En CENTROAMÉRICA, esa evolución de una alternativa a otra, fue menos extremista


por razones políticas y económico- sociales. La lucha entre liberales y conservadores
(clericales) llena la historia de Centroamérica en la segunda mitad del Siglo, de ella
emerge la solución militar, que inaugura un nuevo régimen.
La política centroamericana comienza a ser afectada en esta etapa por la importancia
estratégica de la región, Gran Bretaña y Estados Unidos aspiran al dominio de la ruta
del Istmo. En la adecuada del 50 en norteamericano Walker dominará la situación
nicaragüense, con alarma de Gran Bretaña que alegaba a derechos sobre la Costa de
Mosquitos y no renunciaba a controlar un futuro canal interoceánico que utilizase el
sistema de ríos y lagos de Nicaragua.

En el caso de CHILE, en NUEVA GRANADA (rebautizado desde 1860 con el nombre


de COLOMBIA) esa evolución del predominio conservador al predominio liberal se
presenta con tendencias autoritarias que aparecen tardíamente.
En Nueva Granada la revolución europea de 1848 devolvió la virulencia a la oposición
liberal. Joaquín Mosquera puso toda su gravitación al servicio de la causa liberal,
utilizo el poder para liberar a los esclavos, imponer un programa librecambista, e
introducir el federalismo. Mientras Colombia comenzaba su propia expansión cafetera,
el orden interno era cada vez menos seguro, los gobiernos provinciales luchaban entre
si y eran sacudidos por violentas luchas locales. El liberal Rafael Núñez presidente
desde 1880, lanzó lo que llamo la Regeneración, en busca de lo progreso económico
la Colombia liberal y federal debía renunciar a su liberalismo, devolviendo a la Iglesia
la posición dominante en la enseñanza pública; y debía renunciar a su federalismo,
responsable del desorden crónico de la campaña. Estás innovaciones no eran
presentadas como un retorno al conservadorismo, sino como una consecuencia de la
muerte de las ideologías tradicionales y de la adopción de un progresismo atento a
intereses y no a ideales. Está política no se impuso sin lucha. La política impuesta por
Núñez estaba destinada a durar porque sus reformas consolidan un orden que las
clases propietarias y mercantiles de Colombia apreciaban unánimemente. Eran esas
clases las que compartían el poder bajo la egida de Núñez, las que se afirmarían en el
poder luego de su muerte.
Los desarrollos en chile y Perú están íntimamente entrelazados. En Perú el general
Castilla organiza un régimen que se apoya en una nueva riqueza: el guano, que
comienza a ser introducido en Europa por casas exportadoras inglesas, que pagan
derechos al estado peruano.
La riqueza limeña participaba en la explotación del guano, cuya exportación queda a
cargo de consignatarios nacionales, mientras que su venta en Europa corre por cuenta
de un conjunto de casas comerciales ultramarinas. De este modo, se reconstituye en
Lima una riqueza privada y mientras algunas grandes familias llenan sus bolsones,
crece el mal humor de los ricos arruinados.
A la muerte de Castilla resurge la guerra civil y España ataca costa peruana, lo cual
ocasiona una efímera unión nacional entre Chile, Bolivia y Ecuador, amenazados por
la desconcertante acción española. Esa alianza se rompe en medio rebeliones
indígenas.
En 1868 emerge de esa guerra civil como presidente y heredero de la revolución
conservadora, el coronel Balta, quien abre una nueva iniciativa en la historia del
guano. Se eliminan las concesiones múltiples para otorgar una concesión única a la
casa francesa de Dreyfus, la nueva beneficiaria otorga un préstamo que permite sacar
al gobierno de sus aprietos.
Manuel Pardo será quien organice el partido civilista y será designado en 1872 cómo
presidente. Dirigió una campaña de moralización contra los responsables y
beneficiarios de la política de su predecesor, además encaro seriamente los
problemas de la economía peruana de 1873 que la había hecho extremadamente
dependiente del crédito y del comercio ultramarino.
El Perú del guano entraba en agonía, pero más al sur, el salitre ofrecía una nueva
riqueza exportable, y el gobierno buscaba fondos para rescatar de manos privadas las
tierras salitreras.
En 1879 Perú entraba en guerra con Chile, que desde hacía tiempo ambicionaba la
nueva riqueza salitrera, que en Bolivia y en Perú, explotaban empresarios y obreros
chilenos. La ambición chilena se dirigía fundamentalmente a los territorios bolivianos,
razón por la que el gobierno del Perú hizo causa común con Bolivia para evitar una
alianza entre Chile y Bolivia. La guerra significó para Perú un derrumbe de
proporciones vastísimas.
Para Bolivia la derrota iba a significar menos que para su vecino del Norte, porque en
la etapa anterior al boom salitrera no había logrado transformar la realidad boliviana.
Más tarde ésta, iba a ver en ese despojo una de las causas del aislamiento y de su
arcaísmo económico. El problema central boliviano no era la dificultad de comunicarse
con el mercado mundial sino la de hallar excedentes que instalar en ese mercado, la
crisis de la plata continuaba y la quina la reemplazaba de manera insuficiente.
Melgarejo frente a la miseria del fisco decide echar mano sobre las tierras de las
comunidades indígenas, que eran considerados meros ocupantes y organizó su venta.
En 1876 el general Daza decide obtener algo más de los concesionarios que explotan
el salitre litoral, limita los derechos de algunos y declara caducos otros. Las
compañías afectadas fueron fundamentalmente las inglesas, se reclaman chilenas y
piden el auxilio del gobierno de Santiago.
En el Perú se restituye una aristocracia urbana de la costa, y sobre todo de Lima, esa
reconstitución tiene su origen en las larguezas del fisco, pero frente a él la elite que
vuelve a ser rica guarda sus distancias, arraigada en el pasado limeño, puede realizar
contra el gobierno tanto un moralismo cuanto la fidelidad de las clases medias y de la
plebe urbana dispuestas a colaborar en la conquista del poder político demasiado
tiempo monopolizado por los generales mestizos de la sierra.
En Bolivia no se dio nada de eso, la economía en estado de estancamiento ha
socavado la superioridad de las elites tradicionales, y ha dado lugar a un nuevo grupo
gobernante.
La situación de Chile es diferente de Bolivia y de Perú. En Chile el orden conservador
comenzó a limitar la fuerza del ejército. Las fuerzas armadas chilenas, con la primera
guerra del Pacifico adquirieron un prestigio interno y pasaron a ser la expresión
armada de la nación.
Durante el primer ventenio conservador la minería había comenzado a introducir un
nuevo elemento en una sociedad dominada hasta entonces por hacendados del Valle
Central. El cambio de coyuntura a partir del 1848 acelero el proceso, la modernización
de Santiago se acompañaba de una agitación ideológica que busco expresiones
desafiantes contra el catolicismo conservador, que era una parte del orden político
dominante. En la década del 40 hubo un progresismo conservador, con la figura de
Manuel Montt. Durante sui gobierno amplio la red ferroviaria desde el norte minero al
centro agrícola-ganadero, con el ferrocarril de la capital a Valparaíso, se reformo la
hacienda y se correo un banco oficial. Estas reformas aumentaron las resistencias del
sector conservador extremo, sin desarmar al liberar, que seguía sufriendo las
consecuencias del estilo autoritario del gobernante.
La sucesión de Montt creo tensiones que debían desembocar en una guerra civil, en
que liberales y conservadores extremos se aliaron contra el gobierno. La transición
del Chile conservador al liberal comenzaba así, iba a culminar en 1871 clona
instalación en el poder del presidente Zañartu, el primero de extracción liberal. esta
transición llevo a la adopción de principios tales como la enseñanza pública, se
acentuó la política laica, la libertad de cultos, la atenuación del poder autoritario del
estado. La liberalización no significaba una democratización puesto que la ampliación
del poder no excedía la de la clase económica y socialmente dirigente.

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