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martes 8 de febrero de 2011

Marco teórico de las políticas públicas

Oscar Pardo Ramos


El campo de estudio de las políticas públicas se ha vuelto un tema interesante en
las últimas décadas, aunque hasta hace poco era un campo bastante desconocido
en la academia y en los círculos político-administrativos. De acuerdo con Roth
(2002, 11), muchos autores atribuyen el surgimiento de este interés al marcado
intervencionismo del Estado en la vida social de nuestros países,
independientemente de sus niveles de desarrollo.
En este sentido, se observa que el interés por el tema surge en la pasada década
de los sesenta cuando politólogos, sociólogos, economistas y otros científicos
sociales se interesaron por el estudio de la acción pública. Así se inició en Estados
Unidos, propagándose a Europa, especialmente los países escandinavos, Gran
Bretaña y Alemania y, posteriormente, a casi todo el mundo.
En Hispanoamérica se alcanzó a ver el interés por el tema solo en la década de
los noventa, época en que aparece en España la publicación traducida del libro
Politiques publiques de Mény y Thoenig (1989) y en México los trabajos de Aguilar
Villanueva (1992) y en Colombia el de Salazar Vargas (1992).
Según Roth (Ibid, 13), en Colombia se han producido pocos trabajos en el tema de
las políticas públicas, dado que además de los trabajos citados, solo pueden
destacarse los siguientes: Moncayo (1990) quien hace un estudio de las políticas
urbanas desde un punto de vista neomarxista; Wiesnier (1997), quien hace un
análisis crítico de algunas políticas públicas en Colombia, desde una perspectiva
neoinstitucionalista; Pedro Medellín (1998) y Alejo Vargas (1999), en lo que
parecen ser investigaciones aisladas que no constituyen comunidades
académicas para abordar el estudio de las políticas públicas.
El análisis de las políticas públicas se elaboró partiendo desde diversos enfoques.
Uno de éstos provino de especialistas que querían ayudar a los decisores políticos
en aspectos relacionados con la elaboración e implementación de políticas
públicas efectivas. Era como buscar una metodología (o receta) para el “buen
gobierno”. Esta corriente se conoció como policy science. Otra perspectiva
corresponde a la desarrollada por economistas que se apoyaron en métodos
cuantitativos y con un marcado sesgo marxista ortodoxo, orientaron sus análisis a
la búsqueda de explicaciones o causas económicas para los factores sociales y
políticos.
A partir de entonces, se inició el debate sobre la importancia de las políticas
públicas y sus factores determinantes y condicionantes. Aparece la publicación de
Sharpe y Newton (1984), lo que al fin parece ser la génesis de un enfoque
específico denominado policy analysis con Meny y Thoenig en 1992. Se destaca
en esta perspectiva que antes que prestarle atención al Estado mismo, se centra
en la actividad concreta del Estado relacionada con la formulación y ejecución de
políticas públicas, sacando a flote los actores de las mismas.
De acuerdo con lo dicho, el análisis de políticas públicas pone de relieve la
identificación de los actores que intervienen en la definición, de decisión y de
implementación de las políticas, con sus características, intereses y objetivos
particulares de esos actores. Igualmente, es relevante la metodología aplicada por
este enfoque enfatizando el qué y el cómo hacer del Estado, teniendo en cuenta,
también, el resultado de estas políticas. En esencia, se puede afirmar que las
políticas públicas se redefinen como la ciencia del Estado en acción. En este
punto Roth (Ibid, 15) señala que:
 “entre las numerosas  definiciones propuestas, Dye (1976) señala que el análisis
de políticas públicas tiene que ver más con la explicación que con la prescripción,
pues consiste en una indagación rigurosa de las causas y las consecuencias de
las políticas públicas y que, finalmente, se esfuerza por desarrollar y probar
hipótesis generales sobre las causas y las consecuencias de las políticas públicas
por medio de la acumulación de investigaciones empíricas de relevancia general”.
Roth (Ibid, 16) pone de relieve que el carácter práctico y teórico del enfoque
denominado análisis de las políticas públicas ha sido afectado históricamente por
las problemáticas políticas coyunturales, pues de las dificultades propias del
Estado de bienestar de los años sesenta y setenta (déficit de resultados), pasaron
a su crítica en los ochenta (corporativismo, burocratización) y a la respuesta
neoliberal en los años noventa (privatizaciones). En este orden de ideas este autor
señala que:
 “en los años setenta el tema principal fue el análisis comparativo de los modelos
de Estado providencia; y luego en los años ochenta, el centro de interés se
desplazó hacia la problemática de la constitución de agendas gubernamentales y
de las configuraciones (sistemas, redes, comunidades) de actores que influyen en
las políticas públicas. Finalmente, en los años noventa, con la ola neoliberal,
muchos analistas –preocupados por la eficiencia de la gestión pública- debatieron
alrededor de la reforma administrativa con la famosa ‘nueva gestión pública’ (new
public management) y se incrementó el interés por la evaluación de la acción
pública”.
Referentes teóricos del Estado y las políticas públicas
El análisis de las políticas públicas representa una nueva forma de análisis de los
temas de Estado, para la cual existen tres reconocidos enfoque teóricos: uno
centrado en la sociedad, otro en el estado y el otro que podría ser mixto o
intermedio, los cuales se sintetizan a continuación:
a)    Enfoque centrado en la sociedad. Este enfoque corresponde a un grupo de
teorías para la que el Estado depende de la sociedad y las relaciones de fuerzas
entre las clases, facciones, naciones o individuos y grupos son las que determinan
la elección de las políticas públicas desarrolladas por el Estado. Pertenecen a este
enfoque las corrientes marxistas, neomarxistas y la llamada “teoría de la
dependencia”; así como las teorías opuestas los enfoques racionalistas (racional
choice), pluralistas, elitistas y de escogencia o elección pública (public choice).
b)    El enfoque centrado en el Estado. En este enfoque el Estado es independiente
de la sociedad, actuando como un selector de las demandas y un proveedor de
servicios. La acción pública es básicamente el resultado de las elecciones
realizadas por los decisores políticos y por los altos funcionarios públicos. Son los
individuos y los grupos que ocupan el Estado quienes determinan las elecciones
de las políticas públicas. Pertenecen a este enfoque los decisionistas (modelo
racional, incremental, el garbage can; así como en el modelo burocrático
neoweberiano). Se advierte que algunas posturas neomarxistas se acercan
también a este enfoque.
c)    El enfoque mixto o intermedio. Se caracteriza por rechazar el racionalismo
economicista o social propio del enfoque centrado en la sociedad y así, mismo,
niega ver a la sociedad sometida al Estado que está sometido al dominio de una
minoría. Como se ve este enfoque busca una posición intermedia frente a los dos
anteriores. En este tercer enfoque se ubican corrientes variadas en opciones
teóricas y políticas, tales como el neocorporativismo, el neoinstiucionalismo, el
análisis de redes y la teoría de la acción, entre otros.
Tipología de las políticas públicas
Es reconocida la clasificación propuesta por Lowi (1964, 1972), la cual distingue
cuatro tipos de políticas, partiendo de la interrelación de dos variables indicativas
del modo de coerción utilizado por la política pública. De esta manera se dan
cuatro tipos de políticas públicas así:
a)    Políticas distributivas: que corresponde a autorizaciones que da el gobierno para
usufructo particular, como un derecho, por ejemplo, una licencia de construcción.
b)    Políticas constitutivas: modifican las estructuras de los sistemas político,
administrativo o la distribución del poder político, por ejemplo, reformas de
ministerios (fusión o supresión de los mismos).
c)    Políticas reglamentarias: afectan o restringen algunas libertades bajo la amenaza
de coacción directa, por ejemplo, la expedición del código de tránsito.
d)    Políticas redistributivas: establecen criterios que dan ventajas a ciertos grupos de
población o a individuos que son categorizados por algún criterio especial, como
por ejemplo, el SISBEN.
Otras tipologías de políticas públicas
Salisbury (1968) propuso clasificar las políticas públicas partiendo de las
características de integración o fragmentación del sistema de decisión y de las
estructuras de la demanda.
Meny y Thoenig (1992) las clasifican a partir de los métodos de conducción
política, de los instrumentos de gestión administrativos.
El enfoque neomarxista de O’Connor (1973) clasifica las políticas públicas en dos
categorías: de acumulación y de legitimación.
La corriente estructuralista reconoce tres tipos de políticas públicas: hegemónicas,
transaccionales y de dominación.
Elementos de las Políticas Públicas

Anne Schneider y Helen Ingram (Policy Design for Democracy -1997), propusieron
un conjunto de categorías o dimensiones para describir el contenido de las
políticas públicas (en www.estudiospoliticos.org/index.php). Entre los elementos
destacados que deben tener las políticas públicas son los siguientes:

         La definición del problema y los fines perseguidos


 Los beneficios y cargas a ser distribuidos
 La población objetivo (los actores que reciben, o pueden recibir beneficios
o cargas)
 Las reglas (lineamientos que determinan quién hace qué, cómo, con qué
recursos, quién es elegible, etc.)
 Las herramientas (los incentivos o ausencia de los mismos), dirigidos a
personas y agencias para que actúen de acuerdo a los lineamientos de la
política.
 La estructura de implementación, que incluye el plan para la
implementación de la política, que incluya los incentivos y recursos de las
agencias públicas para el logro de objetivos
 Las construcciones sociales, (la imagen de la realidad, los estereotipos
que la gente utiliza para dar sentido a la realidad tal como la percibe).
 Las bases o fundamentos (rationales), las justificaciones y legitimaciones
implícitas o explícitas para las políticas públicas, que incluyen aquellas
usadas en el debate
 Las asunciones subyacentes (explícitas o implícitas acerca de la
causalidad lógica, de las capacidades personales u organizacionales.

lunes 14 de febrero de 2011


Colombia: del Estado de bienestar al modelo neoliberal

Colombia: un modelo de Estado que ha combinado elementos propios de un


Estado de bienestar con los del modelo neoliberal. 

El modelo de Estado colombiano, de acuerdo con el artículo 1º de la Constitución


Política es un Estado Social de Derecho, el cual se caracteriza por ser
democrático y por el reconocimiento de derechos individuales y colectivos
(económicos, sociales, culturales), y de la propiedad privada, pero sumada a la
existencia de su función social, con una importante labor interventora del Estado
en todos los niveles.

Bajo esta perspectiva, el Estado tiene la obligación de proveer una serie de bienes
y servicios públicos, no con el sello del asistencialismo característico del Estado
de bienestar, sino desde la perspectiva de un nuevo enfoque de gobernabilidad
donde la participación de la sociedad civil y la iniciativa privada son primordiales
para el cumplimiento de los fines esenciales del Estado.

En este sentido, encontramos en el caso colombiano un modelo de Estado que ha


combinado elementos propios de un Estado de bienestar con los del modelo
neoliberal. 

De esta manera, el Estado colombiano contempla algunos derechos protegidos


por la Constitución Política y la ley, los cuales corresponden a servicios y bienes
públicos, como son: la educación, la vivienda digna, la salud, la seguridad social,
la asistencia sanitaria y el acceso a los recursos culturales, entre otros.

De acuerdo con el modelo neoliberal los servicios del Estado deben limitarse a la
educación, a la salud, a la seguridad, control policial y a la justicia. Sin embargo,
aunque el Estado asegura la protección social, en la caso colombiano se ha
entregado a la empresa privada la provisión de servicios públicos esenciales tales
como la sanidad, la vivienda, la educación, los servicios sociales, las pensiones de
jubilación, construcción y mantenimiento de vías y la prestación de servicios
públicos domiciliarios, entre otros, bajo el precepto neoliberal de que las
organizaciones públicas son ineficaces e ineficientes y de que la empresa privada
puede garantizar de mejor manera la provisión de estos bienes y servicios.

No obstante, personalmente pienso que algunos servicios como la educación, la


salud y la construcción, el mantenimiento y administración de la infraestructura vial
del país, deben prestarse preferencialmente por el Estado, aun cuando se utilicen
sistemas mixtos en el mercado. Y todos los demás bienes deben ser provistos por
el mercado, pero con un régimen regulatorio fuerte que le permita al Estado
ejercer un control sobre su prestación.

En este orden de ideas, en Colombia hay una gran cantidad de bienes y servicios
que podrían ser ofrecidos por la iniciativa privada en razón a la naturaleza misma
del Estado, que no debe ser productor de bienes industriales, ya que la empresa
privada posee la infraestructura, la tecnología, los sistemas y el conocimiento
adecuado y suficiente para producirlos en condiciones de eficiencia (técnica y
económica), tal es el caso de bienes como los servicios públicos domiciliarios,
alimentos, bienes intermedios, industriales, industria petroquímica y otros. Es
necesario tener en cuenta que muchos servicios públicos deben seguir en manos
del Estado como la justicia, la seguridad, la educación, la salud, entre otros.
Igualmente, debemos considerar que la ineficiencia estatal existe, no por el hecho
de ser estatal, sino por falta de voluntad política y de actitud ética de parte de
algunos gerentes públicos. Esta es una realidad que no podemos desconocer.

En cuanto a los beneficios de la vinculación del sector privado a la provisión de


bienes y servicios públicos, es evidente que son muchos los casos en que es más
económico "tercerizar" un servicio -mediante outsourcing, por ejemplo-, que
producirlo. La empresa privada al responder a la racionalidad del mercado está
obligada a producir productos de calidad para satisfacer necesidades y
expectativas de los clientes, a precios razonables. Recordemos que dos factores
claves de competitividad son calidad y precio.

En conclusión, considero que el Estado debe asumir directamente la provisión de


bienes públicos como salud, educación, infraestructura vial, etc.; dejando a la
iniciativa privada la producción de los demás bienes, pero con una regulación
fuerte que impida los abusos generados en el afán de lucro de la empresa privada.

Sin embargo, bajo el modelo neoliberal los derechos fundamentales establecidos


en la constitución política colombiana, entre ellos la salud y la educación pasan a
ser administrados por corporaciones, organizaciones y empresas del sector
privado, desplazando así la responsabilidad pública del Estado. En esta misma
tónica la Ley 100 de 1993, encomendó la mayor parte de la seguridad social al
sector privado. En la práctica, la prestación de servicios de salud en Colombia,
responden al modelo híbrido que incorporan los enfoques intervencionista y
neoliberal que ya mencionamos.

En este esquema el Estado mantiene su rol de coordinador y controlador,


mediante organismos como: El Ministerio de la Protección Social, la Comisión de
Regulación en Salud-CRES- que por Ley 1122 de 2007 sustituyó al Concejo
Nacional de Seguridad Social en Salud (CNSSS), y la Superintendencia Nacional
de Salud que vigila y controla a los actores del sistema. La CRES define
directrices sobre el POS, la UPC y el esquema tarifario básicamente mientras que
el CNSSS es ahora asesor del Ministerio de la Protección Social en lo relacionado
con otros aspectos del Sistema.

Por su parte, los aseguradores son entidades públicas o privadas que aseguran a
la población, actúan como intermediarias y administradoras de los recursos que
provee el estado y los prestadores de los servicios de salud. Son las empresas
promotoras de salud (EPS) las administradoras de fondos de pensiones (AFP) y
las aseguradoras de riesgos profesionales (ARP).

Y, finalmente, los prestadores son las instituciones que prestan el servicio de salud
(IPS), y son los hospitales, clínicas, laboratorios, etc. que suministran todos los
recursos necesarios para la recuperación de la salud y la prevención de la
enfermedad.

De acuerdo con la experiencia colombiana, en las actuales condiciones del


mercado es muy difícil que se puedan armonizar cabalmente los conceptos de
rentabilidad privada con el propósito de aumentar la eficacia de los bienes y
servicios públicos mediante aumentos de la cobertura y mejora de la calidad de los
mismos, debido especialmente a la debilidad de la vigilancia y control que aplica el
Estado.

En este orden de ideas, según datos de la Procuraduría General de la Nación[1]


en Colombia se presentan unas 80.000 tutelas al año en exigencia de la
protección del derecho a la salud, lo que indica la violación sistemática de este
derecho fundamental, por parte de las empresas responsables. En la práctica, la
Ley 100 presenta problemas muy serios de inequidad, focalización y calidad del
servicio de salud. Es claro que todavía hoy no se ha logrado la universalidad
propuesta en 1993, pues hay muchas personas que no logran acceso al sistema,
sea porque no están aseguradas,  o porque cuando requieren atención médica no
logran el correspondiente servicio. Además, persisten problemas de inequidad,
como lo demuestran, entre otros factores, la subsistencia de la diferencia en los
contenidos del Plan Obligatorio de Salud (POS) para el régimen contributivo y el
Plan Obligatorio de Salud para el Régimen Subsidiado (POS-S).

El caso de la educación es menos dramático, pero igualmente, el sistema


colombiano responde a la racionalidad del mercado, con subsidios a la demanda,
por ejemplo, mediante planes becarios.

Igualmente en la práctica, la educación pública en Colombia muestra una


tendencia neoliberal por parte del gobierno, lo que se evidencia en el interés de los
diferentes gobiernos que vienen desde los noventas, de capacitar en educación
técnica y tecnológica, reducir los recursos a la educación superior, aumentar la
financiación de la educación tecnológica a través del ICETEX, la concurrencia de
las universidades estatales al saneamiento del pasivo pensional, disminuir la
duración de los programas de pregrado de las facultades de Ciencias Humanas y
permitir la oferta de programas universitarios en el mercado. Estas políticas
demuestran la aplicación del modelo neoliberal sobre la educación, lo que a la
postre podría producir la insostenibilidad de las universidades públicas.

Ahora bien, partiendo de la racionalidad económica del modelo neoliberal, donde


la preeminencia la posee la lógica del mercado, nuestros sistemas de salud y
educación en Colombia dependerían en gran medida de los incentivos otorgados a
la iniciativa privada. Estos incentivos a los que tienen derecho justa y
legítimamente los empresarios de estos sectores, se terminan convirtiendo en
instrumentos perversos que desvirtúan la esencia de los servicios que han de
satisfacer las múltiples necesidades sociales, ya que en el afán de obtener
mayores beneficios económicos se termina sacrificando la calidad de los servicios
prestados, tal como nos demuestra la evidencia empírica en el caso colombiano.

Valga recalcar que el concepto costo-beneficio es el que prima en el modelo de


salud en Colombia, caracterizado por las pingües ganancias de los empresarios
del sector. 

En este sentido, en el caso colombiano existe una debilidad manifiesta de los


diferentes gobiernos con relación a la capacidad de la empresa privada para
"capturar al Estado". Esta debilidad es más evidente en el plano de la política, ya
que es un secreto a voces la existencia de grandes "empresas electorales" que
actúan bajo la racionalidad del costo/beneficio, sesgando toda la acción estatal y
su esencia, las políticas públicas. De manera que, además, de ser perjudicial el
modelo neoliberal, desde el punto de vista estructural, el problema se agrava más
con las actitudes de los gobiernos de ser permisivos con los abusos de empresas
y agentes privados. Y lo que es peor, que muchos se ponen al servicio de estos
intereses.

Con relación al mismo sistema, es un hecho irreversible la aplicación de un


esquema neoliberal en las relaciones económicas, pero, los gobiernos deben
fortalecerse y mantener la capacidad, no solo para controlar la economía privada,
sino para intervenirla con políticas fuertes que garanticen el cumplimiento de los
fines esenciales del Estado.

Con respecto a restricciones fiscales para la aplicación del gasto social en


educación y salud, es de conocimiento público que el Congreso de Colombia
aprobó un presupuesto de 147,3 billones de pesos (unos 81.833, 3 millones de
dólares), para el gasto público del próximo año y que los rubros con más recursos
son la salud, educación y defensa.

Sin embargo, según la revista Poder 360º[2], antes de la aprobación del


presupuesto general de la Nación para el 2011, se aprobaron partidas adicionales
para la salud por $1,2 billones, que no resuelven sino una parte del problema. De
acuerdo con este medio, el Gobierno está estudiando echarle mano a una parte de
los recursos de las regalías para el sector, una propuesta que se ve más enredada
por la oposición de las regiones. 

Uno de los problemas más graves es el costo de los tratamientos y medicamentos


que no están incluidos en el POS y que para este año ascenderán a $2,5 billones,
es decir, un déficit mensual para el sistema de $100.000 millones (Ibid). 

El crecimiento de estos costos está relacionado, en gran parte, con los fallos de
tutela que interponen los pacientes ante los jueces. Si bien muchas demandas son
indispensables y justificadas, otras se exceden. Ese es el caso, según Acemi, de
la hormona de crecimiento que muchos médicos recetan a sus pacientes y que al
año cuesta alrededor de $80.000 millones, cuando en el país hay tanto por
resolver, como el hecho de que Colombia tiene déficit de médicos, enfermeras y
camas hospitalarias. El ministro de Protección Social reconoce que los recobros
por no POS son muy elevados, pues con estos mismos recursos —$2,5 billones—
se podrían atender a $350.000 personas o afiliar a otros 8 millones de
colombianos en el régimen subsidiado.

Con relación al estudio de los temas del módulo de economía pública, debo decir
que como profesional en ciencias económicas y administrativas, el conocimiento
sobre los diferentes modelos que orientan las políticas económicas y sociales en
cualquier país del mundo, y de manera especial en el nuestro, nos facilitan la
comprensión de los procesos que se han vivido en Colombia en estos aspectos.
Desde el punto de vista laboral, dado mi rol como auditor de la Contraloría General
de la República, este conocimiento me capacita y fortalece en mis competencias
para desarrollar apropiadamente las actividades de evaluación de estos
importantes sectores. Desde la perspectiva social he obtenido una gran
sensibilización sobre la problemática pública colombiana en diferentes temas
relacionados con bienes y servicios públicos. 

Además, el estudio de la economía política y de la economía pública son


fundamentales para la comprensión del funcionamiento de las organizaciones
públicas y de su contexto en general, caracterizado por la complejidad y la rapidez
del los cambios que se producen. Por demás, la comprensión de los conceptos y 
las teorías económicas nos ayuda a entender cómo funciona el mundo y como el
Estado colombiano y el sector público se insertan en el sistema global.
martes 8 de febrero de 2011
Colombia entre el Estado Social de Derecho y el Estado Corporativo: dos
visiones de una misma realidad
Oscar Pardo Ramos

Introducción

En el presente trabajo se examinan dos concepciones sobre el Estado colombiano a partir de las
percepciones que se detectan en ciertos sectores políticos y de opinión sobre la transformación en
Colombia del Estado social de derecho –que nunca se ha concretado- en un Estado corporativo,
alrededor de la figura del anterior presidente de la república, Álvaro Uribe Vélez; y se plantea la
discusión sobre cómo este modelo corporativo, concentrado en la figura presidencial, impacta la
gestión pública en Colombia. Se  examina, igualmente, el papel que juegan las corporaciones
privadas en la constitución de un modelo de gobernabilidad, como es de esperarse en el escenario
de una democracia legítima.
En este contexto se plantean los siguientes interrogantes: ¿el apoyo ofrecido por los gremios
empresariales del país al presidente Uribe para una segunda reelección, implicaría un pacto entre
agentes privados y el gobierno para defender los intereses de aquellos mediante el dominio
político? Y al contrario de la pregunta anterior: ¿puede articularse en Colombia un modelo de
gobernabilidad con la participación de diversos actores del gobierno y de la sociedad civil que
otorgue una mayor capacidad al Estado para responder más efectivamente a la atención de las
necesidades sociales?
Las respuestas completas y definitivas no se hallarán en este trabajo, pues su propósito es incitar
las discusiones pertinentes, en el entendido de que las mismas nos ayudarán a comprender de
manera más completa las complejidades de la gestión pública en el marco de una democracia
participativa.

Estado Social de Derecho y Estado Corporativo

En sus fundamentos, naturaleza y esencia el Estado social de derecho disiente del Estado de
derecho liberal en cuanto a sus fines: el Estado social de derecho no se restringe solamente a
asegurar la vida, la propiedad y la libertad mediante la protección contra el robo, el incumplimiento
de contratos o los daños ocasionados por terceros, funciones propias del Estado gendarme, sino
que sus propósitos tienen mayor alcance, tal como lo establece el artículo segundo de la C.P. de
Colombia:
Son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad, promover la prosperidad general y
garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución;
facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política,
administrativa y cultural de la Nación; defender la independencia nacional, mantener la integridad
territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo.
Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en
Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el
cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares.
Sin embargo, cosas distintas son, esta visión de Estado, que nunca llegamos a conquistar -según
nos muestra la evidencia empírica- y la realidad de lo que hemos logrado a partir de ese norte que
nos trazó la Constitución Política desde su promulgación en 1991.
Por otro lado, con ocasión de la posibilidad que existió en Colombia de un tercer mandato
presidencial consecutivo de Álvaro Uribe Vélez, se afirmó por parte de algunos sectores de que en
Colombia íbamos rumbo a un Estado corporativo, en este caso, con centro gravitatorio del poder
en el figura de este presidente[1].
Visto de esta manera, es necesario aclarar los significados y alcances de los términos
«corporativismo» y «Estado corporativo», ya que en ambos casos existen diferentes acepciones,
las cuales podrían llevarnos a interpretaciones distintas de las que pretendemos en estas líneas.
De acuerdo con definiciones usuales de la ciencia política, el término «corporativismo» describe el
proceso por parte de un Estado de dar licencia y reglamentar para incorporar organizaciones
sociales, religiosas, económicas o populares en un solo cuerpo colectivo. De esta manera, se
puede hablar de  corporativismo cuando los Estados cooptan el liderazgo empresarial o
circunscriben la capacidad de desafiar la autoridad estatal mediante el establecimiento de
organizaciones como la fuente de su legitimidad o gobernando el Estado a través de las
corporaciones (Wolfgang y Kenworthy, 2005, 441).
Como doctrina política el corporativismo es asociado frecuentemente con regímenes totalitarios,
entre los que se destaca el fascismo. Según Mussolinni, citado por Galvis (2005, 338), las
corporaciones eran una manera de superar el capitalismo y el liberalismo, considerando que se
necesitaban tres condiciones para realizar el corporativismo: el partido único, en virtud del cual,
junto a la disciplina económica, se ponga en acción también  la disciplina política y haya, por
encima de los intereses contratantes, un vínculo que a todos los una, la fe común; un estado
totalitario; y vivir en un período de elevadísima tensión ideal.
De acuerdo con lo expuesto, el modelo de Estado corporativo consiste en la existencia de
relaciones privilegiadas o exclusivas entre un número relativamente pequeño de gremios o grupos
e  implicaría un sistema político, económico y social fundado en la reglamentación jurídica del
trabajo, en la creación de organismos encargados de aplicar esta reglamentación y en la
organización de grupos profesionales únicos y obligatorios, tales como gremios y sindicatos.
Bajo otra perspectiva, el Estado corporativo se ha entendido, además, como un Estado en el que la
figura del presidente está investida de poderes supremos, donde hay un gran poder gubernamental
y una tendencia a que las instituciones políticas giren en torno al poder y al prestigio del presidente
(Higuita, 1).
De hecho, el corporativismo en su forma contemporánea se caracteriza por la rígida intervención
del Estado, conformado por los representantes de los gremios en las relaciones productivas. En
esta concepción se ve claramente el correlato entre economía y política, pues los representantes
de los gremios son quienes asumen la actividad política en la sociedad y crean las leyes
específicas que corresponden a cada sector. Además su aplicación supone un gran desembolso de
dinero por parte de un estado represivo.
Esta corriente se ha renovado a partir de los aportes de Schmitter, quien definió el
neocorporativismo como un sistema de representación de intereses en el cual las unidades
constitutivas se organizan en un número limitado de categorías únicas, obligatorias, no
competitivas, organizadas de manera jerárquica y diferenciadas a efectos funcionales, reconocidas
o autorizadas (si no creadas) por el Estado, que les concede deliberadamente el monopolio de la
representación dentro de sus categorías respectivas (Schmitter, 1974 en Meny, Thoenig, 1992, 66).
De esta manera, las políticas públicas no se conciben como el resultado de la competencia entre
grupos, como se postula en el modelo pluralista, o entre clases o fracciones de clases como en los
modelos marxistas, sino como el fruto de negociaciones  entre el Estado y los representantes de
los grupos sectoriales involucrados (Roth, 2002, 33).  
Por lo expuesto hasta aquí, es claro que el modelo corporativo de Estado tiene varias acepciones:
la que corresponde al Estado fascista como paradigma, la relacionada con el pacto entre las
corporaciones privadas para determinar la política pública y la que concierne a la alianza entre el
Estado y las corporaciones privadas.
¿Estado Corporativo en Colombia?
La cruzada en contra del Estado corporativo en Colombia fue iniciada en el país por los detractores
del ex - presidente Álvaro Uribe Vélez y de su política de «seguridad democrática». Sin embargo,
según Higuita (Ibid, 1) «resulta incipiente analizar el problema político colombiano desde la
dicotomía del Estado social de derecho y el Estado corporativo».

Tal como se dijo antes, en un Estado corporativo el presidente está investido de  poderes
especiales y las instituciones giran en torno a él. En el caso colombiano es evidente, según se
desprende de lo que sucedió en los últimos ocho años, hubo un fortalecimiento del
«presidencialismo» y el «mesianismo» representados en el jefe del Estado, lo que va en detrimento
de la democracia, la ciudadanía y de la libertad propia de los objetivos de Estado moderno.

Así mismo, los presupuestos del Estado corporativo, vistos desde esta perspectiva, se privilegian
frente a los principios y fines del Estado de derecho, pues al  «rendir culto» a la figura del
presidente se está dando un giro hacia la concentración del poder en manos de unos pocos, lo que
al fin de cuentas se puede convertir en un régimen político autoritario o, en el peor de los casos,
totalitario.

Sin embargo, se aclara que lo sucedido en Colombia no corresponde a los mismos procesos
corporativistas que llevaron a cabo Hitler o Mussolini, como tampoco, los que en algún momento se
dieron en el cono sur con los regímenes autoritarios de los años setentas. En el caso colombiano
se destacan criterios como el prestigio, la credibilidad, la popularidad y el poder presidencial de
Álvaro Uribe, que aunque puedan parecer exagerados, eran legítimos  en el marco de la
democracia.

En el caso colombiano es evidente que con base en el prestigio y la alta popularidad del presidente
de entonces, Álvaro Uribe, se concentraron funciones y decisiones en la figura presidencial, a tal
punto de que en ciertos momentos era de comentario público el hecho de que los ministros no
ejercían como tales a plenitud de sus facultades, sino que en la práctica era el mismo presidente
de la república quien gestionaba cada cartera. Se recuerdan casos ilustrativos de esta situación en
los ministerios de relaciones exteriores, del interior y de justicia y de hacienda pública, entre otros.
Situaciones que sin duda afectan negativamente la eficacia en la gestión pública colombiana[2].
Estas situaciones, unidas a una campaña agresiva de los medios de comunicación y al apoyo de la
empresa privada, fueron las que llevaron a plantear un tercer mandato de Uribe en el gobierno, lo
que no solo empezó a ser «mal visto» por los sectores políticos de oposición, sino también por
algunas facciones uribistas y sobre todo por importantes sectores de opinión internacional, como
influyentes medios de comunicación de otros países y por el mismo gobierno de Barack Obama, en
los Estados Unidos.
De acuerdo con nuestro punto de vista, aunque el Presidente Uribe concentró en sus manos gran
cantidad de decisiones, la mayoría sustentadas en su prestigio personal, no se dan los
presupuestos de un Estado corporativo, con ninguno de los significados escrutados en el presente
trabajo. Es más, el modelo de Estado planteado en los planes de desarrollo de su gobierno
exponen las características del Estado en sus roles de promotor y subsidiario en la línea de
fortalecer el Estado social de derecho. Según se expone en dichos instrumentos «el Estado
promotor no es el Estado empresario, absorbente, que marchita la iniciativa privada. La función de
promover implica llenar vacíos, acometer una labor subsidiaria y, por lo general, temporal. El
Estado Comunitario es un árbitro, no un invasor de la actividad privada. Es un complemento, no un
sustituto de ella. Muchas de las inversiones públicas contenidas en este Plan han sido diseñadas
con ese criterio de complementariedad en mente». (Plan de Desarrollo: Estado comunitario:
desarrollo para todos, p. 8).

Ahora bien…

¿Qué papel juegan las corporaciones privadas en el modelo corporativo?


Para entender el rol de la empresa privada en un modelo corporativo conviene entender la
corporación desde una perspectiva amplia. En el documental canadiense La Corporación (The
Corporation)[3], sobre la corporación multinacional moderna, en el cual partiendo del
reconocimiento de que las empresas modernas, protegidas por el estatus de personas jurídicas,
han ido adquiriendo derechos propios de los seres humanos, se investiga el comportamiento social
de las empresas mediante distintos ejemplos de casos. Entre los parámetros utilizados se aplican
los criterios psiquiátricos con los que se evaluaría la conducta y la salud mental de un individuo
cualquiera.

La corporación es definida en el documental como un grupo de personas en busca de un objetivo


común: la maximización del beneficio. Aún estando formado por personas, este grupo de individuos
es un producto deshumanizado y deshumanizador, pero, visto por la ley como una «persona»
jurídica.

Las experiencias corporativas estudiadas se ajustan a los síntomas de la psicopatía: despiadada


desconsideración por los sentimientos de los otros; incapacidad para mantener relaciones
prolongadas; despreocupación imprudente por la seguridad de otros; falsedad: mentir y engañar
repetidamente a otros para lucrarse; incapacidad de sentir culpa; incapacidad de acatar las normas
sociales y los límites legales de conducta.

Independientemente del contenido ideológico que pueda tener el documental, queda claro que es
socialmente peligroso que la iniciativa privada se dedique solamente a obtener y maximizar sus
beneficios, así como que para alcanzar esto se involucre en temas sociales y políticos.

No obstante, se debe reconocer que en la economía capitalista la empresa privada es fundamental


para la organización de los mercados, aun sin darle la excesiva confianza a «la mano invisible»
como mecanismo de ajuste automático en las fallas de aquel. Valga decir, entonces, que los
esfuerzos individuales de los empresarios privados, al buscar un beneficio particular, pueden
terminar beneficiando a la mayoría de la sociedad, sin desconocer tampoco, los riesgos señalados
en el párrafo anterior.

En este mismo sentido, Laubadere, citado por Younes (2007, 23), señala que: «un segundo
fenómeno dominante de la vida administrativa moderna ha sido el desarrollo cada vez más
señalado de la colaboración de los particulares en las tareas de interés general. Porque a medida
que el Estado desarrollaba su control sobre tareas nuevas ocurría que no podía asumirlas todas
directamente a través de sus órganos habituales, por lo cual tenía que apelar a la cooperación de
los mismos administrados».

Estado corporativo y gobernabilidad 

La gobernabilidad se refiere a dos acepciones principales: la primera proveniente del Banco


Mundial, la define como un estilo de gobierno caracterizado por un mayor grado de cooperación e
interacción entre el Estado y actores no estatales en el interior de redes de decisiones mixtas
públicas y privadas. La segunda se define como un conjunto de modalidades de coordinación de
las acciones individuales, entendidas como fuentes primarias de construcción del orden social; es
probable que sea derivada del campo de la economía de costos y transacciones ( Colombo, 2003,
131). Por extensión, gobernabilidad es definida como cualquier forma de coordinación social.

De acuerdo con Jiménez y Ramírez, (2008, 122) la acción pública se desarrolla en un ambiente
bastante complejo y el gobierno depende de recursos de origen privado que escapan de su control,
por lo que se requiere de la cooperación y de la asociación con agentes privados más que del
control jerárquico ejercido por el gobierno. Entonces, la gobernabilidad no depende exclusivamente
del gobierno, sino también de la participación de los particulares para la formulación de políticas
públicas, o sea «que la eficacia del gobierno depende de su capacidad para involucrar a otros
actores en la construcción de políticas públicas».

Bajo esta perspectiva, es posible construir un modelo de Estado basado en el concepto de


gobernabilidad, es decir, un modelo que permita el aporte real y efectivo de las corporaciones
privadas, sin que tenga que ser, necesariamente un Estado corporativista. La idea es involucrar la
iniciativa privada como un actor fundamental en la construcción y ejecución de políticas sin que
tengan que renunciar a los beneficios redituados y legítimos de sus inversiones financieras.

Para lo anterior, más que reformas a la Constitución y a la ley, se requiere un nuevo liderazgo en el
gobierno que facilite la inclusión en la toma de decisiones de amplios sectores sociales y
económicos, a través de la concertación y el ejercicio cabal de una ciudadanía participativa. De
igual manera, se requiere una especie de «revolución mental» en el empresariado colombiano para
comprender que se debe controlar el impulso desmedido hacia el lucro, que su papel como
agentes de la economía no se circunscribe a invertir bajo la expectativa de una tasa de retorno de
la inversión y que hay que plantear nuevos contenidos y propuestas en lo relativo a
responsabilidades sociales.

Conclusiones

Para algunos actores políticos, especialmente de los sectores de oposición, el inconcluso Estado
social de derecho en Colombia, empezó a hacer tránsito hacia un Estado corporativo, de corte
neofascista en la figura del entonces Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, quien
concentró, con base en su prestigio y respaldo popular, un gran poder, en detrimento de la
democracia colombiana.

Estas afirmaciones fueron examinadas a la luz de la realidad del proceso de toma de decisiones en
el gobierno y del papel que juegan las corporaciones privadas en la economía nacional y en la
conformación y estabilidad de los gobiernos concluyendo que, pese a la concentración de poder de
la figura presidencial y la sujeción de casi toda la institucionalidad alrededor de ésta, no se han
dado en Colombia los presupuestos básicos de un Estado corporativo en ninguna de las
acepciones examinadas.

Por último, se concluye que bajo el concepto de «gobernabilidad» es posible construir un modelo
de Estado que privilegie la participación de distintos actores como protagonistas en la creación,
ejecución y evaluación de las políticas públicas, situación que fortalecería la capacidad del Estado
de responder más oportuna y efectivamente a la atención de las necesidades sociales, propias del
Estado social de derecho.

Bibliografía

COLOMBO, Paolo; traducción de Cardoso, Herber (2003). Gobierno, Léxico de político-1; pág. 131.
Buenos Aires, ed. Nueva visión

COLOMBIA. CONSTITUCIÓN POLÍTICA. Anotada – GOMEZ S., Francisco. Leyer. Vigésima quinta
edición.

GALVIS G., Fernando. Manual de Ciencia Política. 2ª edición. Temis. Bogotá. 2005.

JIMÉNEZ W. y RAMÍREZ C., Gobierno y Políticas Públicas. Módulo ESAP. Bogotá D.C. 2008.
YOUNES M., Diego. Curso de Derecho Administrativo. 8ª Edición actualizada. Temis. Bogotá.
2007.

ROTH D., André-Noel. Políticas Públicas. Formulación, implementación y evaluación. Ediciones


Aurora. Bogotá. 2002.

Fuentes consultadas en internet:

http://oikoumene.nireblog.com/post/2009/01/06/la-corporacion. Fecha de consulta: 10-09-2010

WIKIPEDIA. http://es.wikipedia.org/wiki/La_corporaci%C3%B3n. Fecha de consulta: 6-09-2010

http://desenfin.wordpress.com/2007/03/21/el-estado-corporativo-en-colombia/. Fecha de consulta:


10-09-2010

HIGUITA, Oto. ¿Estado Corporativo o Estado Social de Derecho? En:


http://www.rebelion.org/noticia.php?id=46593. Fecha de consulta: 10-09-2010

http://historiantes.blogspot.com/2008/07/la-corporacin-2003.html. Fecha de consulta: 10-09-2010

WORLD BANK (1992). Governance and Development. Washington D.C. En: www.Banco
Mundial.org / WBI /gobierno/ team.html. Fecha de consulta: 10-09-2010.
STREECK, W. y KENWORTHY, L. (2005). "Theories and Practices of Neocorporatism". En:
Thomas Janoski (ed.) The Handbook of Political Sociology. Cambridge: Cambridge Univ. Press, p.
441. En WIKIPEDIA. Fecha de consulta: 5-05-2009.

'LA CORPORACIÓN'  (2003). Documental en video, partes 1, 2 y 3, dirección de Mark Achbar y


Jennifer Abbott.

[1] Según Oto Higuita: Está candente el debate político en Colombia. En el trasfondo, luchan dos
concepciones del mundo radicalmente diferentes. La una, la que el presidente Álvaro Uribe y sus
seguidores y altos mandos del Estado defienden, procura el establecimiento de un Estado
corporativo que tiene como pilar la seguridad llamada democrática para el beneficio de una minoría
en el país. Seguridad que no se fundamenta ya en las instituciones históricamente creadas para
ello (instituciones políticas como el Congreso, educación, salud, seguridad social, ejército, policía,
etc.) sino que involucra activamente sus ciudadanos sin importar sus intereses de clase, para que
se comprometan activamente (cooperantes del Estado corporativo) en la preservación de la
seguridad de la propiedad privada y el usufructo de la riqueza por parte exclusiva de la minoría
dominante colombiana y sus aliados: grandes terratenientes, industriales, financistas, poderosos
grupos económicos; y las transnacionales que usufructúan los recursos naturales estratégicos
como el petróleo, y se apropian las empresas públicas más rentables de la nación como
telecomunicaciones, petrolera estatal, cadenas de almacenes, empresas cerveceras, sistema de
salud, educación, etc.

[2] Estos efectos deben examinarse con más profundidad de acuerdo con el comportamiento de los
diferentes indicadores de gestión del gobierno, lo cual transciende el alcance de este trabajo.
[3] 'La Corporación'  (2003) se trata de tres documentales dirigidos por Mark Achbar y Jennifer
Abbott que tratan sobre el origen,  implantación e influencia de las grandes corporaciones en la
Sociedad.

martes 8 de febrero de 2011


Gobernabilidad y Gobernanza

Existe mucha confusión con relación a los significados de los términos


gobernabilidad y gobernanza, pues se observa que algunas veces los utilizan
como si fueran sinónimos, cuando en realidad tienen significados diferentes.
De acuerdo con Arbós y Giner (1993) la gobernabilidad es la cualidad propia de
una comunidad política según la cual sus instituciones de gobierno actúan
eficazmente dentro de su espacio de un modo considerado legitimo por la
ciudadanía, permitiendo así el libre ejercicio de la voluntad política del poder
ejecutivo mediante la obediencia del pueblo. Así, también, el concepto alude a
la capacidad de convocatoria del gobierno para articularse con actores de la
sociedad civil en la construcción de agendas y en la concepción y aplicación de
políticas públicas.
Por otra parte, el término gobernanza hace referencia a la manera o estilo de
gobernar orientado hacia el logro de objetivos de desarrollo económico, social e
institucional sostenible, fundamentado en un sano equilibrio entre el Estado, la
sociedad civil y el mercado de la economía.
Por lo visto, entendemos que los conceptos son complementarios. La
gobernabilidad se refiere más al poder de toma de decisiones por parte del
Gobierno y a la capacidad de ejercer la autoridad para ponerlas en práctica. El
sano equilibrio al que se refiere la gobernanza, significa que no sólo el Gobierno
toma las decisiones y las lleva a cabo, sino que también la sociedad civil puede y
debe participar en las determinaciones que la afectan, es decir, las instituciones
estatales y no estatales, los actores públicos y privados, participan y a menudo
se articulan y cooperan en la formulación y la aplicación de políticas públicas.

Ya mencioné en el aporte anterior que gobernabilidad y gobernanza se han


venido utilizando en español como términos equivalentes de governance (inglés)
y de gouvernance (francés). Sin embargo, no es mi querer continuar con la
discusión desde el punto de vista semántico, pues, aunque muy interesante, me
limito a señalar algunas consideraciones que pueden ayudarnos a esclarecer el
significado contextual de dichos vocablos.

Tal como expresa la mayoría de los autores, es evidente que ambos conceptos
son polisémicos, a lo cual se agrava el hecho de que en política se escuchan usos
de la palabra gobernabilidad para expresar muchas circunstancias y
problemáticas que aunque relacionadas son distintas entre sí.

Elkin Velásquez, en un artículo publicado en Borrador de Método


(www.grupometodo.org) cita un artículo de Revesz (2006) en el cual se sintetiza
la diferencia que con el tiempo se ha venido imponiendo entre los conceptos de
gobernabilidad y gobernanza. Así, la gobernabilidad se refiere a las adaptaciones
y procesos en el marco del Estado y de la Administración pública para mejorar su
relación (vertical) con la ciudadanía y el proceso de toma de decisiones,
mientras que la gobernanza estaría articulada fundamentalmente a la forma de
mejorar la relación horizontal entre una pluralidad de actores públicos y
privados, igualmente para mejorar los procesos de decisión, gestión y desarrollo
de lo público y colectivo, teniendo en cuenta una relación con características de
integración y de interdependencia.

Otros aspectos interesantes para tener en cuenta son los siguientes (Ibid):

         Toda sociedad, en cualquier época, tiene sus procesos de gobernabilidad y


gobernanza, incluso sin Estado.
         La gobernabilidad y gobernanza surgen frente a conflictividades presentes o
futuras
         No hay modelo universal de gobernabilidad o de gobernanza
         Estos procesos pueden descomponerse en elementos constitutivos y pueden
ser estudiados o construidos con una metodología adecuada.
         Para el Estado y la Administración Pública estos conceptos implican desarrollar
nuevas competencias y talentos tanto en una perspectiva integral como en una
perspectiva sectorial.

martes 8 de febrero de 2011


Economía Pública
OSCAR PARDO RAMOS

A. Antecedentes históricos y filosóficos del desarrollo del liberalismo económico clásico,


del modelo Keynesiano y del paradigma neoliberal.

Liberalismo

El liberalismo económico se consolidó con Adam Smith (1723 – 1790) y su obra Una investigación
sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (1776). El planteamiento central de esta
obra es que el Estado no debe intervenir en la economía, sino dejar a la actividad económica
actuar libremente, pues existen ciertas leyes que determinaban el progreso económico.

De acuerdo con su pensamiento, el crecimiento económico requiere un marco favorable


caracterizado por un mercado de libre competencia que permita maximizar los precios para los
consumidores y las ganancias para los productores sin intervención del Estado y los monopolios.

El principio de división del trabajo fundamenta la producción y el crecimiento económico,


mejorando la productividad y permite mayores conocimientos técnicos y, en consecuencia, facilita
la utilización de máquinas con más productividad y menos utilización de mano de obra, el
conocimiento técnico, la acumulación de  capital que da más oportunidades de empleo e
incrementa la división del trabajo y el aumento de la población. El consumo constituye la finalidad y
propósito único de toda la producción.

Por su parte, Malthus en su aporte al pensamiento liberal puso de relieve la discordancia  entre el
crecimiento descontrolado de la población –que crece en progresión geométrica-, y el crecimiento
de los medios de subsistencia que lo hacen en progresión aritmética.

En síntesis, las ideas de Malthus estaban en contra de las ideas socialistas, al plantear que la
miseria no era causada por las estructuras económicas y sociales sino por el exceso de población,
oponiéndose a las reformas sociales y a la política asistencialista por parte el Estado, pues, éstas
además de fomentar la pereza,  agravarían los problemas, al aumentar el número de pobres, lo
cual generaba las guerras, los vicios y otros males sociales.

A su vez, el aporte de David Ricardo se centra en el desarrollo de la teoría del valor trabajo, la
renta del suelo y la teoría del comercio exterior. Esta última es  hoy uno de los fundamentos del
neoliberalismo, así como de una vertiente económica opuesta: el socialismo.

En esencia, el pensamiento clásico considera que el funcionamiento de la economía se basa en el


mercado, el cual tiene dos componentes, uno real y uno nominal, en el cual el mercado real
(productivo) determina el mercado nominal (financiero). El componente real está conformado por el
mercado laboral y el mercado del producto, mientras el mercado nominal está conformado por el
mercado de dinero y el mercado financiero.
Modelo Keynesiano

El modelo Keynesiano es una reformulación del modelo clásico a partir de una revisión de los
supuestos sobre los cuales descansaba dicho modelo y que no permitía explicar la realidad
económica del siglo XX.

Partiendo de la redefinición del los principios fundamentales del modelo clásico, Keynes redefinió
los supuestos de los mercados laboral, del producto, de dinero y financiero del modelo y planteó la
necesidad la intervención del Estado en el modelo, así como la interdependencia de los mercados
con lo cual se podía comprender y tomar decisiones en el sistema económico capitalista.

En realidad, los modelos clásico y keynesiano pueden entenderse como dos enfoques
complementarios para comprender el funcionamiento de una economía capitalista y para analizar
los efectos de políticas económicas alternativas.
El modelo keynesiano se basa en el análisis de las causas y consecuencias de las variaciones de
la demanda agregada y sus relaciones con el nivel de empleo y de ingresos. Este enfoque permite
a los gobiernos e instituciones nacionales o internacionales controlar la economía en las épocas de
recesión o crisis, apoyados en algunos instrumentos como el gasto presupuestario del Estado, «la
justificación económica para actuar de esta manera, parte sobre todo, del efecto multiplicador que
se produce ante un incremento en la demanda agregada[1]».
Keynes contradecía la teoría clásica de acuerdo a la cual la economía, regulada por sí sola, tiende
automáticamente al pleno uso de los factores productivos o medios de producción (incluyendo el
capital y trabajo). Keynes expuso que el equilibrio al que tiende el libre mercado, depende de otros
factores y no conlleva necesariamente al pleno empleo de los medios de producción, es decir, que
los postulados básicos de Smith (tal como fueron formalizados por Say) dependen de una premisa
que no es necesariamente correcta o "general".

Al contrario de Say, para él no es la producción la que determina la demanda sino la demanda la


que determina la producción. Esto porque los empresarios -o quienes intentan serlo- invierten
sobre la base de una percepción central: la diferencia entre la tasa de interés y la tasa de ganancia.
A mayor diferencia en favor de la última, más posible es que se invierta. Pero esa tasa de ganancia
depende de la demanda. Mientras tanto, los consumidores consumen o “ahorran” (defieren
consumo) no sólo cuando la tasa de interés sube, sino también en relación a la percepción de la
evolución futura tanto de sus ingresos como de los precios de bienes de consumo, etc.

Así pues, dado que la relación “ahorro igual a la inversión” no se establece solo o automáticamente
a través de la acción del mercado y esa falla tiende a resultar en crisis, parecería conveniente
encontrar alguna manera de armonizar esas variables. Keynes postula que la única fuerza capaz
de hacer eso es el Estado.

Neoliberalismo

Tres fenómenos condicionan la necesidad de revisar las políticas estatales sobre el gasto público
para restablecer el equilibrio de las finanzas públicas: i) el creciente déficit fiscal, ii) los altos niveles
de endeudamiento público y iii) la terminación de la guerra fría entre este y oeste.

El neoliberalismo redimensiona el Estado y le asigna roles nuevos en el manejo de la economía,


considerando que un déficit fiscal público conlleva a altos niveles de endeudamiento, lo que en
últimas se convierte en obstáculo para llevar a cabo el proceso de acumulación capitalista. Por esta
razón, el Estado debe reducirse a intervenir lo menos posible en la economía. El Estado interviene
solo para corregir los fallos del mercado.

En este modelo la premisa básica es que el Estado reconoce al mercado como el instrumento ideal
para asignar precios y cantidades, y que aquel interviene cuando se presentan fallas del mercado.
Así, la población con necesidades básicas insatisfechas es atendida mediante políticas públicas
que se fundamentan en el subsidio a la demanda y ya no a la oferta, para contribuir a resolver las
necesidades por medio de los mecanismos del mercado.

Entre las características básicas del modelo se cuentan: políticas monetarias y fiscales restrictivas,
liberalización del comercio, privatización y desregulación y otros.

El modelo neoliberal enfatiza el uso de ciertos instrumentos fiscales para reducir el déficit fiscal, por
el lado de los ingresos:
a)     incremento de las rentas por medio de exenciones y descuentos,
b)    aumento de la base impositiva,
c)     la lucha contra la evasión tributaria y el mantenimiento o reducción de las tarifas de los impuestos;
d)    adicionalmente se cuenta con los ingresos provenientes de las privatizaciones.  

Por el lado del gasto se propone:


a)      una reducción del tamaño del aparato del Estado, por efecto de la cesión de las funciones al
mercado y
b)    un manejo adecuado del sistema de endeudamiento público, buscando sanear las finanzas
públicas.

Sin embargo, el Estado tiene la responsabilidad de adecuar la normatividad al proceso de


funcionamiento del mercado, mediante algunos instrumentos de intervención como la flexibilización
laboral, por ejemplo, que permitan restablecer el equilibrio en el mercado laboral y con ella el
aumento en el volumen de producción.

En cuanto al aspecto político le corresponde al Estado garantizar la legitimidad mediante la


consolidación de la democracia, apoyándose en la protección y defensa de los derechos
fundamentales (derecho internacional humanitario), la defensa del medio ambiente, estrechamiento
de las relaciones entre el Estado y la sociedad civil, utilizando instrumentos como la
descentralización administrativa y política de las regiones y localidades.

B. Coincidencias y diferencias de los modelos Keynesiano y Neoliberal, especialmente en


política fiscal y en los sistemas de provisión de bienes y servicios públicos.

MODELOS POLÍTICA FISCAL PROVISIÓN DE BIENES Y


SERVICIOS PÚBLICOS
KEYNESIANO Puede ser expansiva o El Estado asegura la
restrictiva protección social, entendida
ésta mediante derechos
Política fiscal tales como la sanidad, la
expansiva: cuando el vivienda, la educación, los
objetivo es estimular la servicios sociales, las
demanda agregada, pensiones de jubilación o la
especialmente cuando la protección del empleo o del
economía está atravesando empleado.
un período de recesión y
necesita un impulso para
expandirse. Como resultado
se tiende al déficit o incluso
puede provocar inflación.

Los mecanismos a usar son:

Aumentar el gasto público,


para aumentar la producción
y reducir el paro.

Bajar los impuestos, para


aumentar la renta disponible
de las personas físicas, lo
que provocará un mayor
consumo y una mayor
inversión de las empresas,
en conclusión, un
desplazamiento de la
demanda agregada en
sentido expansivo.

De esta forma, al haber


mayor gasto público, y
menores impuestos, el
presupuesto del Estado,
genera el déficit. Después
se puede decir que favorece
el gasto fiscal en el
impuesto presupuestario.

Política fiscal
restrictiva: cuando el
objetivo es frenar la
demanda agregada, por
ejemplo cuando la
economía está en un
período de excesiva
expansión y tiene necesidad
de frenarse por la excesiva
inflación que está creando.
Como resultado se tiende
al superávit.

Los mecanismos son los


contrarios que en la
expansiva, y más duros:

Reducir el gasto público,


para bajar la producción.

Subir los impuestos, para


que la gente no gaste tanto
y las empresas puedan
invertir menos, así la
demanda agregada se
desplaza hacia la izquierda.

De esta forma, al haber


menor gasto público, y
mayores impuestos, el
presupuesto del Estado,
genera un superávit.

Aumenta la demanda: se le
pone un impuesto a los
consumidores para que esta
baje

Política fiscal contractiva

Es la que hace disminuir


la demanda agregada, a fin
de generar un exceso
de oferta agregada de
bienes, lo que finalmente
hará reducir el nivel de
ingreso.

NEOLIBERAL Políticas monetarias Los servicios del Estado


restrictivas: Aumentar deben limitarse a la
tasas de interés o reducir educación, a la salud, a la
la oferta de dinero. Con ello seguridad, control policial y a
disminuye la inflación y se la justicia.
reduce el riesgo de
una devaluación.

Políticas fiscales
restrictivas: Aumentar los
impuestos sobre
el consumo y reducir los
impuestos sobre
la producción y la renta;
eliminar regímenes
especiales; disminuir el
gasto público.

C. Roles del Estado y del Mercado en cada uno de los modelos económicos señalados en el
literal B.

Modelo Estado Mercado


Liberal El papel que corresponde al Estado es La economía ortodoxa, clásica y
el de impulsar al mercado a fin de neoclásica, postula que la economía
alcanzar el pleno empleo y la equidad de mercado tiende de manera
en el terreno de la distribución del automática al pleno empleo al contar
ingreso generado. con un sistema de precios y salarios
perfectamente flexible.
El papel del Estado se reduce a
defender la libertad de una actividad Al mercado le corresponde, a través
económica autónoma de cualquier del sistema de precios, determinar
regulación política. qué producir, cómo producir y
cuánto producir. En este sentido es
sumamente eficiente, en
comparación con un organismo
gubernamental que intente
determinar lo anterior.

La libertad, el individualismo y la
competencia son tres ingredientes
fundamentales, junto al sistema de
precios, de la economía de mercado
necesarios para promover y procurar
el bienestar de la colectividad, así
como también han permitido el éxito
económico de los países más ricos e
industrializados del mundo de hoy.

Keynesiano El Estado interviene en la economía Los mecanismos de mercado


para garantizar cierto nivel de ocupación garantizan una asignación eficiente
y de consumo, incentivando la de los recursos, pero el problema
economía por medio de políticas que está en el nivel de empleo
aseguren su funcionamiento. resultante. 
El Estado, asume el rol de protector
tanto de los consumidores como de Sin embargo, el sistema de mercado
empresarios a fin de impedir los abusos falla en determinar el volumen de
de los sectores monopolistas. empleo efectivo, ante ello, el
instrumento central que sirve para
garantizar el pleno empleo es el
manejo de la demanda agregada a
través de la política fiscal.
Neoliberal El Estado debe ser  «mínimo». El mercado es el instrumento ideal
El Estado es mal administrador; la para asignar precios y cantidades.
actividad privada es siempre mucho
más eficiente. En el mercado se hacen
transparentes las decisiones y las
El Estado debe reducirse a intervenir lo acciones racionales del «hombre
menos posible en la economía. económico».
El Estado interviene solo para corregir
los fallos del mercado. El mercado es el mecanismo más
idóneo para garantizar la libertad
El Estado tiene la responsabilidad de individual.
adecuar la normatividad al proceso de
funcionamiento del mercado, mediante En el mercado cada hombre está
algunos instrumentos de intervención solo y es responsable de sus actos
como la flexibilización laboral, por frente a los demás. La "mano
ejemplo, que permitan restablecer el invisible" del mercado hace que
equilibrio en el mercado laboral y con todos los individuos cooperen
ella el aumento en el volumen de mutuamente para realizar el
producción. bienestar común sin coerciones de
ninguna especie.

D- Fundamentos teóricos de la política económica en Colombia

El fundamento teórico de la formulación de la política económica en Colombia en el enfoque


neoliberal como lo demuestra la aplicación de las siguientes políticas:

 Crear y mantener condiciones favorables para el funcionamiento del mercado.


 Fomento de la competencia, la cual conduce a una mayor eficiencia y asignación de los
recursos.
 La reasignación de los recursos por causa de la apertura comercial, lo cual tiene un efecto
multiplicador sobre el crecimiento económico.
 La simplificación de las reglas de juego que disminuye los costos de producción.
 Eliminación de aranceles  y apertura comercial
 Eliminar restricciones cuantitativas y fijar tasas de cambio
 Flexibilización laboral
 Incentivos a las empresas
 Modificación de los sistemas de pensión
 Fortalecimiento del sector financiero
 Competencia del sector financiero
 Facilidades a la inversión extranjera

E. El papel del Estado en el contexto de la política económica

Se acabó el modelo proteccionista de la economía para darle paso a otro modelo que en el
gobierno anterior había hecho sus primeros pinitos: la internacionalización de la Economía.
Se continuó el proceso de reducción y eliminación de aranceles con la oposición de muchos
empresarios que por largo tiempo habían gozado del proteccionismo.

Se aplicó  el Modelo de la Apertura bajo el esquema gradual y se fijo un plazo de cuatro años para
la abolición de todas las barreras al comercio internacional.

El modelo de sustitución de importaciones tuvo un carácter altamente proteccionista.

Los instrumentos comúnmente empleados en los diferentes países para restringir la entrada de
importaciones que pudieran competir con la industria naciente eran de tipo arancelario y carácter
cuantitativo, como la adopción de licencias previas y cuotas de importación. En general, el criterio
para permitir la entrada de importaciones correspondía a la necesidad de complementar la
producción nacional y de proporcionar maquinaria y equipo necesarios para desarrollar el aparato
productivo doméstico.

lunes 14 de febrero de 2011


Espacio público y espacio político

1.   ¿Cuál es la diferencia entre espacio público y espacio político?

El espacio público supone un área que es de propiedad pública, de dominio y uso


público. En el aspecto físico se dispone de lugares donde cualquier persona tiene
el derecho de circular sin mayores restricciones; en lo social y cultural se
presentan relaciones entre las personas y de identificación, de manifestaciones
de contacto entre la gente, de vida urbana y de expresión comunitaria.

El espacio público es de interés de todos y es compartido por una comunidad.


Este espacio se construye, mediante la generación de una cultura de lo público
que implica el reconocimiento de la importancia de lo público como un valor
social, el cabal desempeño  de los cargos públicos, el aporte de la empresa 
privada y en especial, la participación ciudadana.

El espacio político se refiere a las interacciones sociales relacionadas con el


ejercicio del poder, con la organización de los Estados y en especial con las
decisiones que determinan el rumbo de una sociedad organizada bajos normas de
común aceptación.

Lo público es un universo amplio que incluye lo político, lo económico, lo


cultural, lo social, etc.

2.    ¿Cuál es el aporte de las teorías contractualistas a la construcción de lo


público?

Las teorías contractualistas configuran los conceptos precursores de los


elementos que, posteriormente y a través del tiempo, constituirían las bases
sobre la concepción de lo público. El primero de esos aportes es el de Hobbes al
plantear la existencia de un espacio privado donde el Estado no puede poseer
ningún dominio, en especial donde se presentan ciertas libertades, relacionadas
con la posibilidad de establecer relaciones comerciales y económicas en general
y otras decisiones relacionadas con aspectos más personales como la escogencia
de la educación, etc. Este espacio es el mercado, como espacio público, de
interacción fluida entre las personas.

Por otra parte, Rosseau   introduce una visión en la que lo público es lo estatal,
pero va más allá en el sentido de considerar la voluntad general como
correspondencia entre soberanía popular y opinión pública, espacio que involucra
lo social y donde escapa de la influencia de la política.

3.    Correspondencia entre opinión pública y esfera pública.

La opinión pública es el sentir de la sociedad expresada de una manera que


puede ser difundida y conocida por los miembros de esa comunidad.
Esencialmente, está referida con hechos y opiniones que son de interés general.
Por su parte, el concepto de esfera pública designa el foro de las sociedades
modernas donde se lleva a cabo la participación política a través del habla. Es el
espacio donde los ciudadanos deliberan sobre sus problemas comunes, por lo
tanto, se institucionaliza como espacio de relaciones discursivas. Puede decirse,
entonces, que se trata de una construcción colectiva, un espacio de discusión
donde los individuos intercambian ideas, opiniones y otros de interés común.
Bajo esta perspectiva, podemos afirmar que la opinión pública encuentra en la
esfera pública los espacios para la deliberación, el debate, la concertación;
espacios educativos y culturales, medios de comunicación, tales como:
asambleas, salones de clase, el Congreso y otros cuerpos colegiados, el parque,
las cafeterías, la calle y los medios de comunicación, entre otros.

4.    Según Marx la opinión pública es ideología

Marx asegura que la opinión pública es la ideología del Estado político burgués,
considerando que la clase dominante, la burguesía, tiene la capacidad política
para orientar esta opinión pública hacia los intereses de clase. De esta manera,
Marx considera que lo público es la sociedad civil sin Estado, por lo tanto, lo
público solo existiría con la desaparición del Estado como instrumento de
opresión. 

5.    Aporte de Alexis de Tocqueville al concepto de lo público

Tocqueville defiende la autonomía de la sociedad civil. Esta sociedad es un


verdadero contrapeso a la acción del Estado y sus gobernantes. Por ello,
defiende la existencia de ciertas instituciones sociales y de organizaciones
particulares fuera del control estatal. Lo importante del aporte de Tocqueville
consiste, fundamentalmente en la distancia que toma tanto del marxismo como
del estatismo y le da legitimidad a la participación de los medios de
comunicación como defensores de ls intereses públicos.

Modelo de Toma de Decisiones

Nuestras explicaciones acerca de las precondiciones y circunstancias de la toma de decisiones nos ofrecen una
base sobre la cual examinar tres modelos de toma de decisiones: el racional, el de racionalidad limitada y el
político. Estos modelos fueron creados por teóricos de la administración para describir diversos procesos de
toma de decisiones. Las metas son importantes en los tres.  

Modelo racional 

El modelo racional prescribe una serie de pasos que deben seguir los individuos o equipos para incrementar la
probabilidad de que sus decisiones sean lógicas y estén bien fundamentadas. Una decisión racional permite el
logro máximo de metas dentro de las limitaciones de la situación. Esta definición se refiere a la racionalidad
de los medios (cómo alcanzar mejor una meta), no de los fines (es decir, las metas). Por ejemplo, la meta de
muchas compañías prestadoras de servicios públicos es generar electricidad al menor costo posible. Uno de
los medios para la consecución de esta meta es reducir al mínimo el costo del combustible utilizado para
alimentar los generadores. Así, algunas plantas de energía han sido diseñadas para permitir el fácil cambio de
un tipo de combustible a otro. El gerente de una planta de este tipo puede optar entre gas natural, petróleo o
carbón, dependiendo de sus costos relativos en cualquier momento en particular. Si el costo del gas natural se
dispara en relación con el del petróleo y el carbón, la decisión racional sería optar por petróleo o carbón.
Seguir usando gas natural en esas circunstancias sería una decisión irracional.

En la siguiente figura se muestra el modelo racional de toma de decisiones, el cual consiste en un proceso de
siete pasos. Este proceso comienza con la definición y diagnóstico del problema y recorre los pasos sucesivos
hasta el seguimiento y el control. Cuando se toman decisiones rutinarias, los individuos pueden seguir estos
pasos fácilmente. Además, existen más probabilidades de que se utilice este proceso en situaciones que
implican condiciones cercanas a la certidumbre o de bajo riesgo, en las que es posible asignar probabilidades
objetivas a los resultados. Las decisiones rutinarias en condiciones próximas a la certidumbre no requieren
obviamente del seguimiento de la totalidad de los pasos de este modelo. Por ejemplo, si un problema en
particular tiende a ser recurrente, quizá las decisiones (soluciones) deban consignarse por escrito en calidad de
procedimientos o reglas operativos estándar. Adicionalmente, los individuos o equipos raramente siguen estos
siete pasos secuencialmente al tomar decisiones adaptativas o innovadoras.

 
 

Paso 1: Definición y diagnóstico del problema. Si administradores, equipos o empleados en lo individual


desconocen los problemas verdaderos y sus posibles causas, es imposible que se dé una toma de decisiones
eficaz. La definición y diagnóstico de problemas supone tres habilidades de conceptualización: percepción,
interpretación e incorporación. La percepción implica la identificación y monitoreo de numerosas fuerzas del
entorno externas e internas y la conclusión acerca de cuáles de ellas contribuyen al problema o problemas. La
interpretación supone la evaluación de las fuerzas percibidas y la determinación de las causas, no sólo de los
síntomas, del problema real. Finalmente, la incorporación implica la vinculación de esas interpretaciones con
las metas vigentes o deseables (paso 2) del departamento u organización. Si percepción, interpretación e
incorporación se efectúan en forma incorrecta, es probable que, en definitiva, el individuo o equipo elija una
solución deficiente.

Consideremos dos ejemplos de la necesidad de una acertada definición y diagnóstico de problemas. Tomar
una aspirina para controlar un dolor de cabeza puede resultar útil a corto plazo, pero por lo general los dolores
de cabeza son un síntoma, no el problema. El problema detrás del síntoma podría ser de carácter fisiológico
(fatiga visual, por ejemplo) o psicológico (tensión, por ejemplo). Asimismo, los problemas en ocasiones se
definen incorrectamente en términos de soluciones propuestas. Por ejemplo, los miembros de un
departamento de comercialización pueden asegurar que “el problema es que nuestro departamento cuenta con
personal insuficiente”. De proceder con base en esta definición del problema, los miembros del departamento
se concentrarían en la meta obvia de obtener fondos para la apertura de nuevas plazas. Sin embargo, bien
podría ocurrir que el problema básico fuera que las estrategias de venta de la empresa se han vuelto ineficaces
como resultado de las acciones de los competidores.

En la definición y diagnóstico de problemas es fundamental plantear numerosas preguntas de sondeo. Pero,


¿cómo se debe definir “pregunta”? Pueden utilizarse los siguientes significados múltiples expresados por dos
expertos en creatividad:

                                        Una pregunta es una invitación a la creatividad.

                                        Es un asunto inquietante.

                                        Es el comienzo de una aventura.

                                        Es una respuesta disfrazada.

                                        Una pregunta plantea y revela lo que hasta entonces no se ha planteado ni revelado.

                                        Es un punto de partida.

                                        No tiene principio ni fin.

Al hacerse una amplia variedad de preguntas acerca de quién, cuándo, dónde, cómo y por qué, los individuos
y equipos incrementarán las posibilidades de una eficaz definición y diagnóstico de problemas.

Paso 2: Establecimiento de metas. Una vez que individuos o equipos han definido un problema, pueden
establecer metas específicas para su eliminación. Por ejemplo, supongamos que la alta dirección de una
compañía ha definido como problema el excesivo nivel de los costos de manufactura, lo que en realidad es
sólo un síntoma del problema real. El problema real podría ser que en el proceso de producción se emplean
materiales (insumos) defectuosos, que las habilidades de control de calidad (inspección) de los trabajadores de
producción son inadecuadas o muchas otras posibilidades. Sin embargo, la dirección podría convertir el
problema aparente en una jerarquía de metas para los diversos niveles de la organización, desde el divisional
hasta el integrado por los operadores de los tornos. En estas metas se formularían los resultados deseados: qué
lograr y en qué fecha.

En condiciones de incertidumbre, el establecimiento de metas precisas puede ser extremadamente difícil.


Quizá los individuos o equipos deban identificar metas alternativas, compararlas y evaluarlas y después
realizar una selección entre ellas. Por ejemplo, usted podría fijarse la meta general de desarrollarse
profesionalmente en el campo de la administración, y aun así estar inseguro respecto de qué camino
específico seguir. ¿Desea ser contador, representante de ventas o elegir una de las muchas otras ocupaciones
que pueden ofrecer una satisfactoria trayectoria en la administración? Para determinar una respuesta, tendrá
que considerar las rutas alternativas para el cumplimiento de su meta general.

Paso 3: Búsqueda de soluciones alternativas. Los individuos o equipos deben buscar medios alternativos para
el logro de una meta. Este paso podría suponer la búsqueda de información adicional, la reflexión creativa, la
consulta a expertos, la realización de investigaciones u acciones similares. No obstante, cuando
aparentemente no existe una solución factible para el cumplimiento de una meta, quizá sea preciso
modificarla. Por ejemplo, algunas personas se fijan metas imposibles y después se empeñan en alcanzarlas, a
menudo sin éxito. La solución elegida podría ser trabajar más tiempo, literalmente los siete días de la semana.
El resultado podría ser en última instancia altos niveles de tensión e insatisfacción, lo que finalmente obligaría
a esos individuos a reexaminar sus metas y decidir cuáles son realmente importantes.

Paso 4: Comparación y evaluación de soluciones alternativas. Luego de que los individuos o equipos han
identificado las soluciones alternativas, deben compararlas y evaluarlas. En este paso se subrayan los
resultados esperados y la determinación del costo relativo de cada alternativa.

Paso 5: Selección entre soluciones alternativas. La toma de decisiones suele asociarse con la realización de
una elección final. La selección de una solución, sin embargo, es sólo uno más de los pasos del proceso de
toma de decisiones racionales. Muchos administradores se quejan de que cuando empleados recientemente
egresados de instituciones universitarias reciben la asignación de un proyecto, tienden a presentar y exponer
únicamente una solución. En estas condiciones, en lugar de estar en posibilidades de comparar y evaluar
varias alternativas, un administrador sólo puede aceptar o rechazar la opción que se le propone. Aunque la
selección entre soluciones alternativas puede parecer sencilla, en realidad puede resultar sumamente difícil
cuando el problema es complejo y ambiguo e implica altos grados de riesgo o incertidumbre.

Paso 6: Implementación de la solución seleccionada. El hecho de que la selección de una solución se haya
realizado en forma correcta no significa necesariamente que su ejecución vaya a ser exitosa. Una decisión
técnicamente correcta tiene que ser aceptada y apoyada por quienes serán los responsables de ponerla en
práctica si efectivamente se desea que la decisión se eficaz. Si la solución seleccionada no puede ser puesta en
práctica por alguna razón, se debe considerar otra.

Paso 7: Seguimiento y control. La sola implementación de la solución preferida no garantiza automáticamente


el cumplimiento de la meta deseada. Los individuos o equipos deben controlar las actividades de
implementación y mantener su seguimiento mediante la evaluación de los resultados. Si la implementación no
produce resultados satisfactorios, será necesario emprender acciones correctivas. Dado que las fuerzas del
entorno que influyen en las decisiones cambian constantemente, el seguimiento y control puede indicar la
necesidad de redefinir el problema o de revisar la meta original. La retroalimentación derivada de este paso
podría apuntar incluso a la necesidad de comenzar de nuevo y repetir en su totalidad el proceso de toma de
decisiones. Esto fue lo que hizo Boeing en respuesta al problema de la caída de motores de algunos de sus
modelos 747. Finalmente, Boeing rediseñó y reemplazó totalmente las monturas de los motores de sus
modelos 747 y emitió nuevos procedimientos de mantenimiento para las aerolíneas.

El modelo racional podría concebirse como un ideal, como el medio por el cual los individuos o equipos se
aproximan a la racionalidad en la toma de decisiones. En el mejor de los casos, sin embargo, la toma de
decisiones de los seres humanos apenas si se acerca a este ideal. Al enfrentar ciertos tipos de problemas, la
gente ni siquiera se preocupa en seguir los siete pasos del modelo racional. Quizá aplique, en cambio, los
modelos de racionalidad limitada o político, los cuales se basan en observaciones de los procesos de decisión
reales de las organizaciones. Tales observaciones indican que los individuos modifican o hasta ignoran el
modelo racional, especialmente frente a ciertos tipos de decisiones adaptativas e innovadoras.

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