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FUNDAMENTOS FÍSICOS DE LA
INFORMÁTICA
TEMA 6
Inducción Electromagnética
Docentes:
Índice de contenidos
I. INTRODUCCIÓN 3
II. OBJETIVOS 3
3. Ley de Lenz 8
4. Autoinducción 11
IV. GLOSARIO 14
V. BIBLIOGRAFÍA 15
I. Introducción
En el tema precedente hemos visto, entre otras cosas, que las corrientes eléctricas
generan campos magnéticos en las proximidades de los cables conductores por los que
aquéllas circulan. En este capítulo veremos que también ocurre el fenómeno inverso: en
determinadas condiciones un campo magnético puede desencadenar la aparición de una
corriente eléctrica en un circuito, incluso si éste carece de generadores. El conjunto de
fenómenos basados en este hecho recibe el nombre de inducción electromagnética.
Los fenómenos de inducción se conocen desde mediados del siglo XIX, merced a los
trabajos experimentales de científicos como el británico Michael Faraday y el
estadounidense Joseph Henry. Estos fenómenos son la base de innumerables
aplicaciones y tecnologías de nuestra vida cotidiana, entre las que sólo citaremos aquí
dos: la producción y distribución de las corrientes eléctricas alternas que alimentan los
dispositivos eléctricos en nuestros hogares e industrias y el funcionamiento de buena
parte de los motores eléctricos que tan comunes son en aplicaciones de todo tipo.
II. Objetivos
Tras el estudio de este capítulo el alumno deberá ser capaz de:
Una región del espacio donde existe un campo magnético ; como hemos visto
en el tema precedente, ese campo magnético puede haber sido creado por una
corriente eléctrica o bien por un imán.
Un circuito eléctrico colocado en esa región del espacio, normalmente no será el
mismo circuito que crea el campo magnético
Pues bien, con todos estos preliminares, definimos el flujo del campo magnético a través
del circuito C, y lo representamos mediante la letra griega (phi, pronunciado “fi”), como
el siguiente producto escalar:
DEFINICIÓN DE
FLUJO MAGNÉTICO
La unidad S.I. de flujo recibe el nombre de Weber (Wb), en honor al físico alemán
Wilhelm Eduard Weber. Puesto que el campo magnético se mide en Tesla (T) y la
superficie en m2, es evidente que 1 Wb = 1 T·m2.
A modo de ejemplo consideraremos los tres casos de la figura adjunta. En ella se han
representado tres circuitos idénticos, en este caso rectangulares en vez de circulares,
sometidos los tres a un campo magnético vertical y hacia arriba (de nuevo no nos
preocupamos de especificar quién crea dicho campo). Los tres circuitos miden 20 cm de
largo por 10 cm de ancho y los tres están sometidos a un campo cuyo módulo es B = 0,1
T.
La única diferencia entre los tres casos es la orientación de la espira. En el caso (a) su
plano es perpendicular al campo magnético; en el caso (b) es oblicua al campo y en el
caso (c) el campo es paralelo al plano de la espira.
De acuerdo con las reglas dadas más arriba los vectores superficie que representan a las
tres espiras tienen el mismo módulo pero distinta dirección. El módulo es S = 20 cm · 10
cm = 200 cm2 = 0,02 m2 en los tres casos. En el caso (a) los vectores campo y superficie
son paralelos, en el caso (b) forman un ángulo de 30º y en el caso (c) son
perpendiculares. Por tanto tenemos:
Para obtener estos resultados hemos aplicado que para multiplicar escalarmente dos
vectores se multiplican los módulos entre sí y el resultado se multiplica a su vez por el
coseno del ángulo que forman ambos vectores. Como vemos en el caso (c) el flujo es
nulo cuando el campo magnético “descansa” sobre el plano del circuito.
Para concluir, una observación. En este apartado no hemos formulado ninguna ley física,
sino que nos hemos limitado a definir una magnitud, el flujo, necesaria para establecer la
ley básica de la inducción electromagnética, cosa que haremos a continuación.
Los experimentos que Faraday (y de forma independiente, también Henry) llevó a cabo
para formular su ley de inducción son del tipo que se muestra en la figura inferior. En ella
se muestra un dispositivo experimental compuesto por un circuito (espira) en la parte
superior y una fuente de campo magnético, próxima a la espira, en la parte inferior.
De todos estos hechos Faraday dedujo que aparecen corrientes inducidas en la espira
cada vez que se modifica alguna “propiedad clave” relacionada con el campo magnético a
que se encuentra sometida la espira. En efecto, la espira percibe un campo más intenso
en cualquiera de estos tres casos:
y el flujo que atraviesa la bobina es diez veces mayor que el que atraviesa a una espira
sola.
Esto significa que acercar la espira rápidamente al electroimán genera una corriente inducida
más intensa que si la acercamos lentamente, porque el tiempo t es menor en un movimiento
rápido.
Provisto de esta idea clave, y tras realizar una nueva serie de experimentos, Faraday
estableció finalmente el enunciado moderno de su ley de inducción:
Δ
LEY DE FARADAY-LENZ
Δ
Hasta este punto del curso el concepto de fuerza electromotriz estaba ligado a
generadores (pilas, baterías, etc.). Sin embargo, al inicio del apartado 2.1
habíamos supuesto que la espira C no tenía ningún generador. Entonces, ¿cómo
debemos interpretar la aparición de una fuerza electromotriz inducida? Pues
aceptando que cualquiera de las maniobras llevadas a cabo en los experimentos
(a), (b) y (c) del apartado 2.1 ponen en movimiento los electrones móviles que
hay en la espira, y lo hacen con el mismo “empuje” con que lo haría un hipotético
generador cuya fuerza electromotriz fuera exactamente igual a la que resulta de
calcular la velocidad de cambio de flujo /t. Utilizando vocabulario informático
podemos decir que la corriente inducida en C es animada por un generador
“virtual”. Ese generador no reside en ningún punto específico de la espira C; más
bien debemos considerar que está repartido por todo su contorno.
Δ /
se mide en:
Δ
Hasta este momento no hemos hecho referencia al signo menos que aparece en
el enunciado matemático de la ley de Faraday. Este signo tiene un importante
significado físico, y por este motivo vamos a reservar un apartado completo para
analizarlo con detalle.
3. Ley de Lenz
Por un circuito (por ejemplo espira C de los diagramas que aparecen en el apartado 2) la
corriente puede circular en dos sentidos. Precisamente el signo menos que aparece en la
ley de Faraday está relacionado con el sentido en que circula la corriente inducida por la
espira.
La forma más útil de interpretar el signo y por tanto de pronosticar el sentido en el que
fluye una corriente inducida consiste en aplicar la llamada ley de Lenz, cuyo enunciado
es el siguiente:
La mejor forma de entender esta ley consiste en aplicarla a un ejemplo concreto. Pero
antes necesitamos recordar cómo es el campo magnético creado por una espira:
En primer lugar
observemos el
sentido en que fluye
la corriente en la
bobina del
electroimán. Apliquen
la tercerra regla de la
mano derecha y
verán que en efecto
el electroimán crea
un campo hacia
arriba; de hecho, ese
campo hacia arriba
ha sido representado
en la figura en forma
de líneas de campo.
Podemos considerar
que la espira está
“sumergida” en ese campo magnético.
Como es lógico, lejos del electroimán el campo magnético es más débil que cuando
la espira se encuentra más cerca. Por tanto, a medida que la espira se acerca al
electroimán se va encontrando sometida a un campo hacia arriba y cada vez más
intenso. Precisamente la intensificación del campo es la causa del incremento del
flujo magnético que atraviesa la espira.
Vamos ahora a examinar la ley de Lenz, comenzando por la parte final del
enunciado. ¿Cómo puede la espira oponerse a la intensificación del campo a que se
encuentra sometida? Muy sencillo: creando su propio campo magnético hacia abajo,
que compense, aunque sea parcialmente, la ganancia de campo externo hacia
arriba.
Finalmente, ¿cómo puede una espira crear un campo hacia abajo? Pues dejándose
atravesar por una corriente como la del lado derecho del recuadro.
En general, cada vez que tengamos que determinar la corriente inducida en otro caso
concreto será conveniente calcular por separado el valor numérico de la corriente y su
sentido (si es que se piden ambos). Para calcular el valor numérico se aplicará la forma
matemática de la ley de Faraday y si obtenemos un resultado negativo ignoraremos el
signo menos. Y aparte determinaremos el sentido de esa corriente meidante un análisis
similar al que se ha hecho en los puntos precedentes, teniendo en cuenta las
características geométricas del caso.
Las corrientes inducidas liberan energia en los circuitos por los que circulan. Por ejemplo,
si la espira que hemos movido en el apartado 3.1 posee una resistencia eléctrica, la
corriente inducida generará calor; si posee una lámpara eléctrica (y la corriente es
suficientemente intensa para ponerla incandescente, por supuesto) la lámpara lucirá, etc.
Recordemos ahora los resultados del apartado 4.1 del tema 5: dos corrientes en el
mismo sentido se atraen y en sentidos opuestos se repelen. Nuestro caso es el segundo:
la espira y el electroimán se repelen: y por tanto es necesario hacer un trabajo (un
esfuerzo, si se prefiere un término más cotidiano) para acercar la espira al electroimán.
La energía que la corriente inducida libera en la espira proviene de ese trabajo.
4. Autoinducción
En todos los ejemplos que hemos examinado hasta ahora la corriente inducida en un
circuito (la espira C) se debía a variaciones de flujo causadas por un campo magnético
ajeno al circuito (el creado por el electroimán). Ahora consideraremos una situación
diferente: corrientes inducidas en un circuito debidas a cambios que ocurren dentro del
mismo circuito.
Hemos añadido el subíndice “auto” para recalcar el hecho de que ese flujo lo crea la
espira a través de sí misma (sin intervención de agente externo alguno como el
electroimán). L es la constante de proporcionalidad; su valor exacto no es fácil de
calcular porque el campo magnético toma valores distintos en los distintos puntos del
círculo delimitado por la espira. En cualquier caso tampoco necesitaremos conocer su
valor.
Δ
Δ
Δ FUERZA ELECTROMOTRIZ
Δ AUTOINDUCIDA EN UNA ESPIRA
Wb
1 H 1
A
Queda un punto por resolver: ¿cuál es la polaridad del generador autoinducido? En cada
caso concreto se decide por aplicación de la Ley de Lenz. Si el cambio en el circuito
consiste en un aumento de la intensidad de corriente el generador autoinducido tiende a
oponerse a este aumento, y si la intensidad disminuye el generador autoinducido de
nuevo tiende a oponerse a dicha disminución.
En un circuito formado por una sola espira los efectos de autoinducción son difícilmente
perceptibles, porque el coeficiente L de una espira es muy pequeño. Para conseguir
fenómenos de autoinducción relevantes debemos recurrir a solenoides o bobinas como se
señala en el siguiente inciso:
Reemplacemos una espira por una bobina de, digamos, 100 espiras. Como sabemos, el campo
creado por la bobina será –a igual intensidad de corriente– unas cien veces superior al de la
espira. Pero además la bobina posee un área efectiva que es cien veces la de una sola espira.
Por tanto el flujo, en su “ingrediente B” se multiplica por cien y en su “ingrediente S” se
multiplica por cien también; globalmente, pues; el coeficiente de autoinducción de la bobina es
100 x 100 = 10000 veces el de una espira sola.
La ley de Ohm aplicada a este circuito indica que la intensidad de corriente que circula
por él debe ser I = Ɛ/R, donde Ɛ es la fuerza electromotriz del generador y R es la
resistencia total del circuito. En principio podríamos esperar que al cerrar el circuito esa
corriente se alcance instantáneamente. Y sin embargo no es así; lo que se observa es
que la corriente
crece
gradualmente a
medida que
transcurre el
tiempo (véase la
curva coloreada de
la figura adjunta)
y sólo se estabiliza
en su valor
definitivo Ɛ/R al
1
cabo de un cierto intervalo de tiempo . La razón de este fenómeno está en la
autoinducción: al cerrar el circuito la bobina reacciona creando una fuerza electomotriz
autoinducida que tiende a oponerse al incremento brusco de intensidad. El resultado de
la coexistencia de las dos fuerzas electromotrices, la “real” y la autoinducida, es el
crecimiento gradual antes citado.
En este sentido hay que indicar que los circuitos electrónicos de muchos dispositivos
comunes para nosotros sufren cuando son sometidos a variaciones bruscas. Por ejemplo,
el simple hecho de encender un ordenador (o de apagarlo) es una variación brusca; otras
veces la red eléctrica que lo alimenta no es perfectamente estable y ocasionalmente
genera saltos bruscos de tensión, etc. Por este motivo, y como medida de protección, las
fuentes de alimentación de los ordenadores incluyen elementos con elevados coeficientes
de autoinducción L en su interior, cuya misión es precisamente atenuar y lentificar
cualquier variación brusca que pueda ocurrir.
1
la duración de ese intervalo suele ser muy breve, a menos que el coeficiente de autoinducción L
del circuito sea muy elevado.
Fundamentos Físicos de la Informática TEMA 6. INDUCCIÓN ELECTROMAGNÉTICA
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Grado en Ingeniería Informática Universidad de Burgos
IV. Glosario
Alternador: Máquina eléctrica que genera una corriente alterna aprovechando los
fenómenos de inducción.
Bobina: Hilo conductor formado por muchas vueltas enrolladas con forma de cilindro
Espira: Circuito simple formado por una porción de cable que se cierra sobre sí mismo.
Ley de Lenz: Regla que permite especificar el sentido en que circula una corriente
inducida.
Vector superficie: Vector con que se acostumbra a representar una superficie plana. Es
perpendicular a ella y su módulo es igual al área de la superificie.
Velocidad angular: Cociente entre el ángulo girado por un objeto giratorio y el tiempo
que ha tardado en girar dicho ángulo.
V. Bibliografía
Para el estudio de este tema te recomendamos los dos textos clásicos de Física General
que venimos utilizando desde el comienzo del curso. Hacemos referencia a las últimas
ediciones disponibles de estos libros, pero las ediciones anteriores también contienen
estos capítulos y son perfectamente válidas para el estudio porque, en esencia, los
contenidos fundamentales son los mismos (si consultáis ediciones muy antiguas la
numeración de los capítulos puede variar):
Tipler y Mosca. Física para la ciencia y la tecnología, 6ª edición, Editorial Reverté, 2010.