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ANÁLISIS EXEGÉTICO
COMENTARIO:
El artículo 279, inciso primero, del Código Procesal Penal, operativiza en
términos generales el principio de la reforma de la medida de comparecencia,
que se encuentra tanto en el artículo 286 como la del artículo 287. El inciso 3
del artículo 287 del Código Procesal Penal establece una causal específica de
revocatoria de la comparecencia con restricciones por prisión preventiva,
sustentada en la variación ulterior de las circunstancias asegurativamente
relevantes, evidenciada por el incumplimiento de las restricciones impuestas al
imputado en situación de comparecencia, conducta procesal negativa que
expresa un incremento del peligro procesal producido por el imputado.
CASACIÓN N° 626-2013-MOQUEGUA
IMPUTADO: Marco Antonio Gutiérrez Maman
AGRAVIADO: Mirian Erika Aucatinco López
CONTROVERSIA: Investigación preparatoria contra Marco Antonio Gutiérrez
Mamani por la presunta comisión del delito contra la Vida, el Cuerpo y la Salud
(homicidio calificado, previsto en el inciso tres del artículo ciento ocho de
Código Penal) en agravio de Mirian Erika Aucatinco López.
ANÁLISIS DE LA CASACIÓN EN CUANTO A LOS PRESUPUESTOS
MATERIALES DE LA PRISIÓN PREVENTIVA:
Analizaremos la Casación No 626-2013, Moquegua, que se pronuncia sobre
diversos aspectos vinculados a la celebración de audiencia, la motivación del
requerimiento fiscal y presupuestos de la prisión preventiva, para luego, en
referencia a lo indicado, establecer doctrina jurisprudencial sobre la verificación
de la concurrencia de los presupuestos materiales que legitimen la imposición
de esta medida cautelar.
El Código Procesal Penal prescribe que, para que el juez, previo requerimiento
del Ministerio Público, pueda dictar mandato de prisión preventiva, tiene que
verificar la concurrencia de no solo observar los tres presupuestos materiales al
momento de requerir, por el fiscal, e imponer por el juez la medida cautelar
estudiada; también resulta de significativa importancia que se observen los
principios que guían la imposición de esta medida.
Así, en el primero de los considerandos señalados se ha sostenido que:
(…) se fundamentará la proporcionalidad de la medida cautelar
solicitada, la magnitud del riesgo procesal acreditado, así como su
duración. El Fiscal debe motivar en su requerimiento escrito, conforme al
artículo ciento veintidós del Código Procesal Penal y en las alegaciones
orales, demostrando por qué es idónea, necesaria y proporcional en
sentido estricto. La defensa podrá cuestionarlo.
Por su parte, en el vigésimo cuarto de los considerandos se ha establecido
como puntos a tratar en la audiencia de prisión preventiva a: “IV) La
proporcionalidad de la medida. v) La duración de la medida”. Las exigencias de
justificar, primero, la proporcionalidad de la medida y, segundo, la duración de
la misma, conforme lo ha manifestado la Corte Suprema, constituyen dos
expresiones que encuentran su materialización como consecuencia de aplicar
los principios que sientan las bases de la teoría general de las medidas
cautelares.
Visto así, la primera exigencia (proporcionalidad de la medida) encuentra su
fundamento en los siguientes artículos que exaltan la aplicación del principio de
proporcionalidad:
a) el art. VI del Título preliminar establece que las medidas limitativas de
derechos:
Se impondrán mediante resolución motivada, a instancia de la parte
procesal legitimada. La orden judicial debe sustentarse en suficientes
elementos de convicción, en atención a la naturaleza y finalidad de la
medida y al derecho fundamental objeto de limitación, así como respetar
el principio de proporcionalidad.
Y, b) el art. 253.2 que prescribe que:
La restricción de un derecho fundamental requiere expresa autorización
legal, y se impondrá con respeto al principio de proporcionalidad y
siempre que, en la medida y exigencia necesaria, existan suficientes
elementos de convicción.
La segunda exigencia (duración de la medida) también encuentra fundamento
en los siguientes artículos que reconocen y materializan el principio del plazo
razonable: a) el art. I del Título Preliminar establece que la Justicia se imparte
con imparcialidad por los órganos jurisdiccionales competentes y en un plazo
razonable; con lo que dicho mandato deberá tenerse en cuenta en todas las
instituciones procesales, así también en la prisión preventiva. Y, b) el art. 253.3
estipula lo siguiente:
La restricción de un derecho fundamental sólo tendrá lugar cuando fuere
indispensable, en la medida y por el tiempo estrictamente necesario,
para prevenir, según los casos, los riesgos de fuga, de ocultamiento de
bienes o de insolvencia sobrevenida, así como para impedir la
obstaculización de la averiguación de la verdad y evitar el peligro de
reiteración delictiva.
Ambas exigencias no constituyen otra cosa que criterios de valoración que
deberán observarse luego de valorar los tres presupuestos clásicos de la
prisión preventiva y que, como ya se ha indicado, no harían otra cosa que
frenar aquella practica tendenciosa a promover el uso generalizado, sistemático
y, muchas veces, escasamente motivada de la prisión preventiva. Como se
puede observar, dado que los principios de proporcionalidad y plazo razonable
se encuentran recogidos en el mismo texto procesal penal, lo único que hace la
Sala Permanente de la Corte Suprema es recordar que estas dos exigencias
deben fundamentarse de manera exhaustiva por el representante del Ministerio
Público al momento de presentar su requerimiento de prisión preventiva.
No olvidemos tampoco que lo que se pone en juego con este requerimiento
fiscal es la grave afectación de un derecho fundamental de singular valía en el
desarrollo de la persona, como es la libertad ambulatoria, por lo que ambas
exigencias son, a todas luces, coherentes e insostenible de ser sometidas a
discusión. Lo dicho se corresponde, además, con el art. 203, inc. 2 del CPP de
2004 que establece lo siguiente: “Los requerimientos del Ministerio Público
serán motivados y debidamente sustentados”.
En consecuencia, por criterio de especialidad, el requerimiento del Ministerio
Público sobre la imposición de una medida de prisión preventiva también debe
encontrarse “debidamente” motivada y sustentada. En definitiva, la “adecuada”
motivación implicará entonces el cumplimiento de estas dos exigencias.
Debe justificarse, por tanto, la proporcionalidad de la medida frente al objetivo
concreto que se pretende alcanzar con la imposición de la medida cautelar
solicitada; y el tiempo “razonable” en el que deberá mantenerse vigente la
duración de la prisión preventiva en clara correspondencia con el objetivo
pretendido. Respecto de esta última exigencia, cabe señalar que, a pesar de la
existencia de plazos “legales” máximos para este tipo de medidas cautelares,
nada impide que el fiscal pueda solicitar un plazo menor si, por las
circunstancias concretas del caso, considera que este mismo es suficiente para
alcanzar los objetivos pretendidos.
No hay que olvidar, pues, que todo plazo “legal” no necesariamente, frente a
un caso en concreto, será un “plazo razonable”. Además de ello, la exigencia
de fundamentación tanto de la proporcionalidad de la medida como de su
duración coopera con la labor de velar por el respeto al principio de interdicción
de la arbitrariedad. Al respecto, el Tribunal Constitucional ha manifestado que:
Es posible afirmar que el grado de discrecionalidad atribuido al fiscal
para que realice la investigación sobre la base de la cual determinará si
existen elementos suficientes que justifiquen su denuncia ante el juez
penal, se encuentra sometida a principios constitucionales que
proscriben: a) actividades caprichosas, vagas e infundadas desde una
perspectiva jurídica; b) decisiones despóticas, tiránicas y carentes de
toda fuente de legitimidad; y c) lo que es contrario a los principios de
razonabilidad y proporcionalidad jurídica.
Entendemos que dicho razonamiento también es extrapolable al acto del
Ministerio Público de realizar el requerimiento de prisión preventiva, pues este
no puede ser realizado de manera caprichosa, por ello debe de realizarse una
adecuada fundamentación del mismo.
CONCLUSIONES:
El uso de la prisión preventiva debe ser excepcional y no
ser confundido como un mecanismo igual a la privación de
la libertad. Esta última se debe entender como una medida
de último recurso. Ahora bien, la implementación de la
prisión preventiva debe darse de manera justificada y
motivadas mediante los criterios de idoneidad, necesidad y
proporcionalidad. Es también necesario añadir que, gracias
al análisis exegético de las disposiciones, la resolución de
la prisión preventiva debe fijar una fecha de vencimiento y
de está manera establecer un plazo razonable y no incurrir
en una violación hacía los derechos del imputado, así
también, servirá para que el proceso hallé la verdad
material sin el miedo a un posible peligro de fuga.
REFERENCIAS:
Reategui Sanchez, J. (2018). Comentarios al Nuevo Código Procesal Penal. Lima: Legales.