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REACREDITADA INTERNACIONALMENTE
LICENCIADA POR LA SUNEDU
UNIVERSIDAD ´PARADIGMATICA
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA
TEMA:
ANALISIS DE LOS ARTICULO 308 AL 313 DEL CODIGO
PRCESAL PENAL
ALUMNA:
DOCENTE: Dra.
- PUMA LLANQUE ANA MELVA SICUANI
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PRESENTACIÓN
Esperando que el trabajo sea de su agrado y Cumplan con las expectativas exigidas para su
Calificación
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Artículo 308.- Desafectación y Tercería
ARTICULO 113
cabe mencionar que el artículo 308 del CPP prevé dos situaciones en las que se puede
solicitar el levantamiento de las medidas cautelares sobre los bienes afectados. Así se tienen
los incisos 1 y 2, que prescriben que la desafectación se tramitará ante el juez de la
investigación preparatoria; y que la tercería se interpondrá ante el juez civil
respectivamente.
En esa línea de análisis, se debe tener presente que la institución de la desafectación solo
podrá ejercitarse cuando se acredite fehacientemente que el bien o derecho afectado
pertenece a persona distinta del imputado o del tercero civil, incluso si la medida no se ha
formalizado, conforme a lo dispuesto por el artículo 308.1 del CPP. Suele suceder que
bienes de propiedad de un tercero pueden ser afectados por medidas cautelares. En tales
casos, es procedente el levantamiento de la medida, estando a la garantía constitucional que
privilegia el derecho de propiedad. De ahí que se puede accionar ante el juez de la
investigación preparatoria cuando se ha afectado indebidamente un bien o un derecho que
pertenece a tercera persona ajena al proceso penal, bajo la exigencia asociada a que la
propiedad del bien o derecho se encuentre acreditada fehacientemente, conforme así
también lo prescribe el artículo 624 del Código Procesal Civil (CPC). Este artículo
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establece que cuando se acredite fehacientemente que el bien afectado con la medida
pertenece a persona distinta del
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demandado, el juez ordenará su desafectación inmediata, incluso si la medida no se hubiera
formalizado.
Por otra parte, conforme a lo prescrito en el artículo 308.2 del CPP, en concordancia con el
CPC, la tercería de propiedad (también llamada excluyente de dominio) es el proceso cuya
finalidad se contrae a acreditar el dominio de un bien sobre el cual recae una medida
cautelar. Por tanto, entraña el ejercicio del derecho de defensa de la propiedad frente a una
afectación judicial emanada de un proceso dirigido contra persona diferente al propietario y
respecto de una obligación que es ajena a la responsabilidad patrimonial de este
último . Así, de conformidad con los artículos 533, 534 y 535 del CPC, corresponde al
demandante probar el derecho de propiedad que invoca, para lo cual debe acreditarlo con
documento privado o público de fecha cierta
Las apelaciones respecto de las resoluciones contempladas en los artículos 304, 305.3 y
308.1 se tramitarán, en lo pertinente, conforme al artículo 278.
se tiene que la medida de inhibición es una de las diez medidas de coerción procesal que se
encuentran reguladas actualmente en el CPP. La citada medida tiene por finalidad impedir
que los imputados o terceros civiles responsables puedan disponer o gravar sus bienes, con
lo que se garantiza de esta forma el pago de una futura reparación civil.
En conclusión, se tiene que la medida cautelar de inhibición tiene como única finalidad
garantizar el pago de una futura reparación civil, por tanto, una de las primeras diligencias
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que lleve a cabo el representante del Ministerio Público es precisamente ubicar los bienes
registrables de los imputados para ejecutar posteriormente la medida coercitiva real de
inhibición y embargo.
1. En los delitos de usurpación, el juez, a solicitud del fiscal o del agraviado, ordenará el
desalojo preventivo del inmueble ocupado en el término de veinticuatro horas, ministrando
provisionalmente la posesión al agraviado, siempre que exista motivo razonable para
sostener que se ha cometido el delito y que el derecho del agraviado está suficientemente
acreditado. El desalojo se ejecuta dentro del término de setenta y dos horas de concedida.
2. La Policía Nacional, una vez que tenga conocimiento de la comisión del delito, lo pondrá
en conocimiento del fiscal y llevará a cabo las investigaciones que el caso amerita. El fiscal,
sin perjuicio de disponer las acciones que correspondan, realizará inmediatamente una
inspección en el inmueble. El agraviado recibirá copia certificada de las actuaciones
policiales y de la diligencia de inspección del fiscal.
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Esta medida se aplica en los delitos o en las investigaciones de usurpación, pero lejos de
existir unanimidad respecto a la aplicación de esta, existe en la doctrina y en la
jurisprudencia cierta discrepancia respecto a los sujetos legitimados y el momento adecuado
para solicitarla.
En el nuevo código procesal penal, siguiendo ese antecedente, en los delitos de usurpación,
el juez, a solicitud del fiscal o del agraviado, puede ordenar el desalojo preventivo del
inmueble indebidamente ocupado en el término de 24 horas, ministrando provisionalmente
la posesión al agraviado, siempre que exista motivo razonable para sostener que se ha
cometido el delito y que el derecho del agraviado está suficientemente acreditado (art.
311.1). Se ha establecido en la Ley núm. 30076 que el desalojo se debe ejecutar dentro del
término de setenta y dos horas de concedida. Se fija, así, un mandato imperativo y el plazo
de ejecución que no existía en la anterior redacción.
En esta clase de delitos se consagra la necesidad de que se realice una inspección ocular por
parte de la Fiscalía, entregando copia certificada de las actuaciones policiales y de la
diligencia de inspección del fiscal al agraviado.
El juez debe resolver, sin trámite alguno, en el plazo de 24 horas. Se ha reducido el plazo
que antes era de 48 horas. La resolución puede ser impugnada. En ese caso el juez elevará
el cuaderno dentro de 24 horas de presentada la impugnación, bajo responsabilidad. La
interposición del recurso suspende la ejecución de la resolución, hasta que resuelva la Sala
Superior, que se pronunciará en el plazo de tres días previa audiencia con notificación de
las partes. Si confirma el auto que ampara la solicitud de desalojo y ministración
provisional de posesión, dispondrá se ponga en conocimiento del juez para su inmediata
ejecución.
El tema de fondo es garantizar cautelarmente la tutela del derecho real que ha sido afectado
por el presunto usurpador.
El delito de usurpación, al igual que el delito de robo, es uno de los más comunes y
trascendentales en el Distrito Judicial de Lambayeque. El boom inmobiliario ha sido motivo
principal para que personas inescrupulosas «invadan» o «despojen» de sus propiedades a
otros. Un caso especial es la ya conocida «Red Orellana», que sutilmente y usando
contactos (notarios, árbitros, jueces, fiscales) despojaba de los terrenos a inocentes
ciudadanos con total impunidad.
Dentro del Código Penal (en adelante CP) esta conducta está tipificada en el art. 202 y
establece una pena de 2 a 5 años en su tipo base, y de 4 a 8 años en su tipo agravado (art.
204).
Entre las medidas de coerción procesal de carácter real aplicables en el proceso penal, se
encuentra la ministración provisional de posesión de un bien inmueble. Se trata de una
medida cuyo ámbito de aplicación por antonomasia son los procesos penales por delito de
usurpación (especialmente en su modalidad de despojo), conforme a los artículos 202 y 204
del CP.
El Dr. Manuel Federico Loyola Florián, juez titular del Quinto Juzgado de Investigación
Preparatoria de Trujillo, expresa lo siguiente: «El pedido de desalojo preventivo solo
procede en la investigación preparatoria, de modo que los parámetros temporales de
oportunidad están definidos por las disposiciones de formalización y conclusión de la
preparatoria».
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Artículo 312.- Medidas anticipadas
Las medidas anticipadas surgen ante la necesidad de hacer que la justicia sea mas rápida, se
deriva del principio de celeridad procesal.
Si bien el NCPP sólo reconoce las medidas anticipativas genéricas e incorpora algunas
medidas anticipadas específicas, no existe obstáculo [para] incorporar las
denominadas medidas innovativas y de no innovar, que apuntan a provocar un
cambio de la situación existente al tiempo de peticionarlas. Las primeras, reponen el
estado de hecho o de derecho cuya alteración sería el sustento del delito cometido en
agravio de la víctima; y, las segundas conservan la situación de hecho y de derecho
presentada al incoarse el proceso (art. 682 y 687 del CPC)».
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1. Con la finalidad de asegurar el pago de la reparación civil derivada del delito, el Fiscal,
de oficio o a solicitud de parte, puede solicitar al Juez el secuestro conservativo de
vehículos
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motorizados, del imputado o del tercero civilmente responsable, que implica la desposesión
física del bien y su entrega a un custodio.
4. La resolución que dispone el secuestro conservativo puede impugnarse dentro del tercer
día de notificada. El recurso procede sin efecto suspensivo. Cualquier pedido destinado a
impedir o dilatar la concreción de la medida es inadmisible, sin perjuicio de la sanción que
corresponda por conducta maliciosa.
6. Si como consecuencia del hecho constitutivo del delito de lesión u homicidio culposo, el
vehículo siniestrado resulta dañado considerablemente, el Fiscal deberá identificar otro bien
mueble del imputado o del tercero civilmente responsable, que permita asegurar de manera
proporcional y razonable, el pago de la reparación civil, a fin de proceder a su secuestro
conservativo.
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8. Firme que sea una sentencia condenatoria, se requerirá de inmediato al afectado con la
medida el cumplimiento de las responsabilidades correspondientes, bajo apercibimiento de
iniciar la ejecución forzosa del bien secuestrado.
10. Lo que no se encuentre regulado en el presente artículo, rige en lo que fuera pertinente
el
Código Procesal Civil de manera supletoria.
En la actualidad uno de los problemas más graves que tiene nuestra sociedad son los
accidentes de tránsito producto de la ingesta de alcohol por parte de los conductores. Ello
ha generado el alto índice de procesos penales e investigaciones fiscales por el delito de
conducción en estado de ebriedad que se sigue ante nuestros tribunales.
Si bien es cierto que este delito es una figura autónoma que se configura con la sola
creación del peligro que implica conducir un vehículo en estado de ebriedad, hay que tener
en cuenta que las consecuencias de dicha conducta (pena) se agravan si se produce la
muerte o se le ocasionan lesiones graves a una persona, pudiendo llegar hasta una condena
con pena de cárcel efectiva.
No obstante, por muchos años los agraviados o víctimas de estos delitos padecían para ser
resarcidos patrimonialmente por una conducta que los había lesionado o hasta causado la
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muerte de algún familiar. Por tal motivo, nuestro ordenamiento procesal penal ha
incorporado
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la institución del “secuestro conservativo”, cuya principal finalidad es asegurar el pago de
la reparación civil derivada del delito, la cual es impuesta por el Juez Penal a solicitud del
Ministerio Público o la parte agraviada.
Esta medida de coerción real puede recaer en vehículos motorizados de propiedad del
imputado conductor del automóvil o del tercero civilmente responsable, lo que significa la
desposesión del bien y su entrega a un depositario, quien a efectos de cautelar y asegurar la
obligación de pago a favor de la víctima y/o sus herederos no podrá ser el propio imputado
ni el responsable civil.
Es importante señalar que nos encontramos ante una medida de coerción real factible de
sustitución o variación por una garantía dineraria o patrimonial, o por otro bien, siempre y
cuando se asegure el pago de una eventual reparación civil.
Otro punto interesante es que cuando el vehículo resulte dañado considerablemente como
consecuencia del hecho constitutivo de los delitos mencionados, el Fiscal deberá identificar
otro bien mueble del imputado o tercero civil que permita asegurar de manera proporcional
y razonable el pago de la reparación civil, a efectos que se proceda con el secuestro
conservativo del mismo.
En aquellos casos, cuando haya culminado un proceso penal y el Juzgado emita una
sentencia absolutoria, un auto de sobreseimiento u otra resolución que declare extinguida la
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acción penal, la medida de secuestro conservativo será dejada sin efecto, y se
procederá a la
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devolución o entrega del vehículo; mientras que, en una sentencia condenatoria se
procederá a requerir de inmediato al afectado el cumplimiento de las responsabilidades
correspondientes.
Lo que se busca con esta medida es que coadyuve a generar conciencia en todos los
propietarios y conductores de vehículos motorizados para que conduzcan de manera
preventiva, cumpliendo todas reglas establecidas en el Reglamento de Tránsito, toda vez
que la comisión de alguna de las conductas señaladas en los párrafos precedentes generará
la obligación del Juez Penal de dictar el secuestro conservativo del vehículo hasta la
conclusión del proceso para asegurar la reparación civil del agraviado o víctima del delito.
1. El Juez, a pedido de parte legitimada, puede ordenar respecto de las personas jurídicas:
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3. Estas medidas no durarán más de la mitad del tiempo previsto para las medidas
temporales establecidas en el artículo 105 del Código Penal. En los delitos ecológicos la
suspensión o la clausura durarán hasta que se subsanen las afectaciones al ambiente que
determinaron la intervención judicial.
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cuestionable pues, como en su momento señaló Caro Coria, es característica de estas
medidas su provisionalidad y variabilidad.
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De otro lado, la medida de clausura contenida en el nuevo C.P.P. adhiere un dato más
relacionado al alcance material de la medida precisando que ésta puede ser total o parcial.
Esta medida, ampliamente conocida y regulada en el ámbito civil (arts. 769° y ss del
Código
Procesal Civil), se incorpora al ordenamiento penal según lo dispone el literal c) del
numeral
1 del art. 313° del nuevo C.P.P. Ahora bien, es necesario dar cuenta que, existen no pocos
precedentes jurisprudenciales de su aplicación en el ámbito penal, aún cuando vinculada al
embargo o tutela de la reparación civil derivada del delito, sustentados en la supletoriedad
de las normas civiles que permite la primera disposición final del Código Procesal Civil.
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Basta citar el caso de una conocida empresa vinculada hace algunos años a un hecho de
tráfico ilícito de drogas en el que el Juez Penal dispuso la designación de un administrador
judicial. Según dicha resolución “…habiendo el Juzgado mediante resolución de fecha
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catorce de mayo último, ordenado la inmovilización de los fondos, depósitos y demás
valores en custodia; y a efectos de garantizar la futura reparación civil y no afectar al
normal desarrollo económico de las empresas…así como que no se generen conflictos de
carácter social, laboral y económico en relación a los trabajadores, acreedores, proveedores
y clientes de las mismas, consecuentemente, resulta pertinente, dictar una medida cautelar
adecuada para tal fin, tratándose de empresas que requieren mantener una administración
que permita llevar adelante su normal desarrollo en todos sus aspectos y que no generen
perjuicio a las mismas, así como que también el Estado logre una reparación civil efectiva
en el caso de dictarse sentencia condenatoria, situación por la cual se hace necesario
efectivizar lo antes expuesto; que, siendo esto así, y en aplicación supletoria de la
disposición contenida en la Primera Disposición Complementaria y Final del Código
Procesal Civil, el Señor Juez Especializado en delito de tráfico ilícito de drogas que
suscribe, conforme a lo dispuesto en los artículos seiscientos sesenta y nueve del Código
acotado, dicta la medida cautelar de embargo en forma de administración, sobre los bienes
muebles e inmuebles de las empresas…” (Exp. 260-99, 18 de junio de 1999).
Es previsible que esta medida, en muchos casos, pueda generar más problemas a la persona
jurídica, sobre todo en el ámbito de conflictos societarios en el que la vía penal sea utilizada
sólo como un mecanismo más de negociación de intereses patrimoniales que persiguen la
hegemonía en la empresa. Es por ello que su imposición debe estar únicamente vinculada a
la probabilidad de la imposición de una consecuencia accesoria y además al hecho de evitar
la imposición de una medida más grave como la suspensión o la clausura. En esa
perspectiva, señala De Vicente Martínez que la ventaja de tal consecuencia es que permite
seguir con la actividad económica de la empresa.
El literal c) del numeral 1 del art. 313° del C.P.P. regula la medida preventiva de
sometimiento a vigilancia judicial, siguiendo con ello la línea del Código Penal Francés de
1994. En términos generales, esta medida resulta ser bastante parecida al embargo en forma
de intervención en información, contenida en el artículo 665° del Código Procesal Civil,
ello en tanto deberá la persona jurídica estar sometida a la supervisión de un órgano.
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Será función de dicho órgano de vigilancia verificar directamente el normal desarrollo de
las actividades de la persona jurídica con un doble propósito: primero, que al final del
proceso pueda imponerse y ejecutarse una determinada consecuencia accesoria contra ésta
(propósito cautelarinstrumental) y; segundo, evitar que el defecto de la organización incida
en la continuidad de los efectos delictivos (propósito preventivo).
La anotación o inscripción registral es una medida conocida en el ámbito del proceso civil
(art. 673° del Código Procesal Civil) y por ello vinculada a la tutela de bienes jurídicos de
orden patrimonial. No existe marco normativo específico en el ámbito penal, sin embargo,
es posible admitir la anotación preventiva en materia penal pero sólo de la resolución en
que se dispone la medida de cautelar de embargo, ello en virtud de la aplicación supletoria
de la legislación procesal civil.
No cabe duda que también en este punto es el Código Penal Francés el que ha servido de
fuente al legislador nacional. En ese sentido, es de entenderse que la medida contenida en el
literal e) del inciso 1 del artículo 313° del nuevo C.P.P. esté referida únicamente al auto de
procesamiento, es decir, al auto que dispone comprender a la persona jurídica como sujeto
pasivo del proceso penal conforme al procedimiento señalado en los artículos 90° y
siguientes del nuevo C.P.P.
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En tanto la inscripción registral de cualquier acto tiene como propósito procurar la fe
pública, es esta misma finalidad, esto es la publicidad, la que persigue esta medida. Dado
que puede
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afectar los intereses de la persona jurídica o de terceros no vinculados al hecho delictuoso,
la anotación registral debe ser autorizada por una resolución que cumpla los presupuestos
establecidos en el numeral 2 del art. 313° del nuevo C.P.P.
La imposición de las medidas señaladas en el primer párrafo procede siempre que existan
suficientes elementos probatorios sobre la responsabilidad administrativa de la persona
jurídica por el delito de cohecho activo transnacional y que fuese indispensable para
prevenir los riesgos de ocultamiento de bienes o de insolvencia sobrevenida o para impedir
la obstaculización de la averiguación de la verdad. Estas medidas cautelares no duran más
de la mitad del tiempo fijado para las medidas de carácter temporal previstas en el artículo 5
de la Ley que regula la responsabilidad administrativa autónoma de las personas jurídicas
por el delito de cohecho activo transnacional.
Como ya se conoce, la responsabilidad penal, importa que el autor del hecho delictivo
haya realizado una acción típica, antijurídica y culpable. Esto quiere decir, que quien asume
las consecuencias punibles de la trasgresión de la norma penal no puede ser atribuido a otra
persona sino únicamente a quien se imputa una acción.
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con relación a la responsabilidad administrativa, si bien es cierto, daría la impresión que
sus principios sancionadores en comparación con los principios que rigen el derecho penal
son menos garantistas, ello no es tan cierto, por cuanto se desprende del Texto Único
Ordenado de la Ley del Procedimiento General, Ley N° 27444, que existe una similitud
muy notoria
Alcances y Razón de ser de la Ley N° 30424. La Ley N° 30424, fue publicada el 21 de abril
de 2016 y entro en vigencia el 01 de enero de 2018, en su primigenia emisión, esta norma
tenía como denominación “Ley que regula la responsabilidad administrativa de las personas
jurídicas por el delito de cohecho activo transnacional”
Pero para entender cuál es la razón de ser de la Ley antes referida, es preciso remontarnos al
14 de enero del año 2009, fecha en que se promulgo la Ley N° 29376 denominada “Ley que
modifica, incorpora y regula diversas disposiciones a fin de implementar el Acuerdo de
Promoción Comercial suscrito entre el Perú y los Estados Unidos de América” que en su
artículo 1°, incorpora en el Código Penal el artículo 397° – A, el delito de Cohecho Activo
Transnacional.
Quiere decir entonces, que el delito de Cohecho Activo Transnacional, se tipificó en virtud
de la necesidad del Estado Peruano de dar cumplimiento a la implementación del Tratado
de Libre con los Estados Unidos en materia de corrupción internacional.
También es importante mencionar que el Perú además suscribió anteriormente otros dos
Tratados Internacionales sobre esta materia, el primero es la Convención Interamericana
contra la Corrupción ratificada el 6 de octubre de 2003 y la segunda es la Convención de
Naciones Unidas contra la Corrupción ratificada el 16 de noviembre de 2004. De esta
forma, el Perú, con la incorporación del artículo 397 – A del Código Penal, por fin pudo
legislar esta materia pendiente, producto de la suscripción de estos tres convenios.