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- Primaria
- Secundaria
- Una infección
- Una anomalía articular congénita
- Una lesión
- Un trastorno metabólico, por ejemplo, el exceso de hierro en el organismo
(hemocromatosis) o el exceso de cobre en el hígado (enfermedad de Wilson)
- Un trastorno que ha lesionado el cartílago articular, por ejemplo, la artritis reumatoide
o la gota
Presentan un riesgo especial de artrosis algunas personas que fuerzan repetidamente una
articulación o un grupo de articulaciones, como los obreros de fundición, los granjeros, los
mineros del carbón y los conductores de autobús. El principal factor de riesgo para la
artrosis de rodilla es dedicarse a una ocupación que implique flexionar con frecuencia la
articulación. Curiosamente, los corredores de larga distancia no tienen un riesgo mayor de
desarrollar este trastorno, sin embargo, cuando la artrosis ya se ha desarrollado, este tipo
de ejercicio la empeora con frecuencia. La obesidad puede ser uno de los principales
factores en el desarrollo de la artrosis, en particular en la rodilla y especialmente en las
mujeres.
Edad y salud: artrosis
Persisten muchos mitos sobre la artrosis. Por ejemplo, se suele pensar que es un
componente inevitable del envejecimiento, como lo son las canas y los cambios en la piel,
que provoca poca discapacidad y que el tratamiento no es efectivo.
La artrosis sí que se hace más frecuente con el envejecimiento. Por ejemplo, a medida que
las personas envejecen, aparecen los siguientes cambios:
A veces, el dolor causado por la artrosis no se puede aliviar con un simple analgésico, como
el paracetamol (acetaminofeno). Pueden requerirse analgésicos más potentes, tales como
tramadol o, con muy poca frecuencia, opiáceos; no obstante, los médicos solo los prescriben
en caso necesario, a fin de evitar problemas relacionados con los efectos secundarios y la
posible adicción. Sin embargo, estos medicamentos pueden causar confusión en las
personas mayores. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) que se aplican con un ligero
masaje sobre la piel de la articulación afectada pueden ser una mejor opción para las
personas mayores. De este modo, la cantidad de AINE absorbida es menor que si se
administran por vía oral, lo que minimiza el riesgo de efectos secundarios.
Causas
Normalmente, el cartílago reduce el grado de fricción de las articulaciones y las protege del
desgaste incluso después de años de uso habitual, sobreutilización o traumatismos. La
artrosis se produce con mayor frecuencia por un daño tisular. En un intento del organismo
por reparar una articulación dañada, se acumulan sustancias químicas en la articulación y
aumenta la producción de los componentes del cartílago, como el colágeno (una proteína
resistente y fibrosa del tejido conjuntivo) y los proteoglicanos (sustancias que proporcionan
elasticidad). A continuación, el cartílago se hincha debido a la retención de líquido, con lo
que se ablanda y se producen grietas en su superficie. Se forman pequeñas cavidades en el
hueso situado debajo del cartílago, debilitándolo.
El intento de los tejidos de reparar el daño conduce a un nuevo crecimiento de hueso y otros
tejidos. El hueso crece excesivamente en los bordes de la articulación, produciendo
excrecencias óseas (osteofitos) que se pueden ver y palpar. Por último, la superficie lisa y
regular del cartílago se vuelve áspera y porosa, con lo que la articulación ya no puede
moverse suavemente y absorber impactos por más tiempo. Todos los componentes de la
articulación, es decir, el hueso, la cápsula articular (tejidos que envuelven la mayoría de las
articulaciones), la membrana sinovial (tejido que reviste la cavidad articular), los tendones,
los ligamentos y el cartílago, presentan varios fallos, con lo que se altera la función articular.
manifestaciones clínicas: