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ANDER EGG, Ezequiel (1996): La planificación educativa.

Conceptos, métodos,
estrategias y técnicas para educadores. Ed. Magisterio del Río de la Plata, 5º
edición. Buenos Aires. Argentina. Cap. 3: Cómo elaborar el proyecto curricular.

2. Niveles de concreción y especificación del curriculum

El curriculum no es algo que se hace de una vez, sino algo que se va haciendo
progresivamente, en diferentes niveles de especificación. Para comprender esto,
conviene diferenciar dos conceptos que hacen referencia a los niveles de concreción
del curriculum:
 el diseño curricular, que es la dimensión prescriptiva;
 el desarrollo curricular, que es la dimensión operativa.
Ahora bien, para comprender la naturaleza del proyecto curricular que hay que
elaborar en cada centro educativo (su alcance, sus componentes y sus propósitos
fundamentales), es necesario explicarlo dentro del contexto global del modelo
curricular.

a. El diseño curricular (dimensión prescriptiva)


Con esta expresión se designa la propuesta educativa realizada al más alto nivel de
responsabilidad política/administrativa dentro del sistema educativo. El diseño
curricular, que en algunos países denominan "curriculum nacional", fija los
lineamientos de la política educativa de un país en un momento histórico determinado;
es la matriz básica del proyecto educativo en el que se establecen los objetivos y
directrices de validez nacional para el conjunto de! sistema educativo, los contenidos
básicos comunes y la organización de los diferentes niveles.
Si bien es una propuesta que emana del gobierno nacional, expresada a través de la
administración educativa como representante de la sociedad y responsable ante ella,
antes de su formulación final debe ser puesta a consideración y discusión (y
obviamente para su reformulación, si fuese el caso), a todas las instancias y niveles
institucionales (las provincias y eventualmente los municipios) que tienen
competencias educativas. También deben ser consultadas las organizaciones, grupos
y cuerpos profesionales interesados en esta problemática y de manera especial los
docentes.
Esta matriz básica del proyecto educativo queda expresada en leyes y decretos que
rigen la enseñanza obligatoria. Todas estas disposiciones tienen un carácter
prescriptivo y orientativo en lo que se refiere a:
- los objetivos generales de la educación:
- los contenidos básicos o enseñanzas mínimas prescritos para todo el Estado y
que deberían a alcanzar a todos los educandos del país;
- las orientaciones generales y especificas;
- las prescripciones curriculares básicas y los criterios para llevar a cabo el
desarrollo curricular.
De estos cuatro aspectos que configuran la matriz básica del diseño curricular,
importa precisar qué son los contenidos básicos comunes (como se los denomina en
la Argentina) o las enseñanzas mínimas (según la expresión utilizada en España). En
este punto nos limitamos a transcribir la precisa conceptualización que hizo Daniel
Pinkasz en el IV Encuentro Nacional Docente de Intercambio y Actualización (Buenos
Aires. 1995). Son básicos, dijo el coordinador asistente de CBC del Ministerio de
Cultura y Educación, "porque son los que se considera que todo ciudadano de un
determinado país tiene que manejar para desempeñarse competente, critica, eficiente
y autónomamente en un determinado contexto histórico". Son básicos, también,
porque "tienen que permitir seguir aprendiendo, independientemente de que la gente
continúe en el sistema educativo o acceda al mercado de trabajo o esté buscando
trabajo. Y son comunes, porque si hablamos de federalización y de regionalización,
sabemos que existen traslados interprovinciales (ya sean de alumnos o de docentes),
entonces tiene que haber un piso común, tanto para mantener la unidad nacional en
términos de conocimientos circulantes, como de posibilidad de ser transmitidos por
parte de los docentes".
En la reforma educativa emprendida en Bolivia, se hace referencia a un tronco
común que apunta a la satisfacción "de las necesidades de aprendizaje comunes a
todos los educandos bolivianos".
Para mejor comprender el significado y alcance del diseño curricular como matriz
básica del sistema educativo propuesto por el Estado, conviene recordar que en todos
los países este sistema se articula y organiza a través de tres formas de intervención
del Estado en las políticas públicas:
 Mediante el ordenamiento legal: leyes y decretos que rigen la educación.
 El financiamiento de la educación, según la prioridad que se le da a este
sector en la promulgación de los presupuestos del Estado.
 La orientación ideológica, expresada a través de los contenidos y valores
que se trasmiten a través de la educación formal.
Lo nuevo del modelo curricular es que el Estado hace una propuesta que establece
las líneas generales, que luego se han de desarrollar y especificar en otros niveles. El
diseño curricular es el primer nivel de concreción del curriculum. Actúa como marco de
referencia o soporte sustantivo de los otros dos niveles:
 la elaboración del proyecto curricular a nivel de establecimiento docente (segundo
nivel);
 y su operacionalización y especificación máxima en la programación de aula
(tercer nivel).
A través del diseño curricular, como explica César Coll, se determinan las formas
culturales o contenidos (conocimientos, valores, destrezas, etc.), cuya asimilación es
necesaria para que el alumno llegue a ser miembro activo de la sociedad y agente, a
la vez, de creación cultural. Si bien debe haber sido consensuado, como ya se
explicó, su elaboración en última instancia es de exclusiva competencia de la
administración educativa y constituye el proyecto educacional que se tiene como país.
La expresión diseño curricular tiene un alcance parcialmente equivalente a lo que en
América Latina, en los años sesenta, se denominaba la Política Nacional de
Educación, formulada y definida como la política orientadora de planeamiento
educativo. A través de ella se explicitaban las intencionalidades educativas y el
modelo que las implementa.
El diseño curricular puede tener otro nivel de especificación, aunque algunos lo
consideran como parte del desarrollo curricular. En Argentina se denomina nivel
jurisdiccional aludiendo a las provincias y a la Capital Federal que también tienen sus
competencias educativas: "a) planificar, administrar y organizar el sistema educativo
de su jurisdicción y b) aprobar el currículo de los diversos ciclos, niveles y regímenes
especiales en el marco de lo acordado por el Consejo Federal de Cultura y Educación"
(art. 59, Ley Federal de Educación).
En el caso de Chile, lo jurisdiccional alcanza también el nivel municipal, con todas
las ventajas que ello implica para vincular mejor la educación al contexto y
circunstancia real en que se aplica, pero con todos los riesgos de producir una
excesiva fragmentación, puesto que cada municipio en particular (y en algunas
circunstancias cada centro) tendrá (o podría tener) su propia oferta educativa. Esto en
la práctica produciría serias dificultades para integrar y articular la política educacional
del conjunto de instituciones docentes que funcionan en el país.
Refiriéndose al alcance del diseño curricular, el Ministerio de Educación y Ciencia
de España hace la siguiente advertencia: es una propuesta que debe ser puesta a
prueba y modificada un la práctica, debe considerarse no como una propuesta
definitiva y cerrada, sino como algo dinámico, abierto y flexible. Por su parte, el
Ministerio de Cultura y Educación de Arqentina hace una mayor precisión, al
considerar el diseño curricular como un proyecto socio-político-cultural que orienta una
práctica educativa escolar articulada y coherente, e implica una planificación previa
flexible con diferentes niveles de especificación para dar respuesta a situaciones
diversas, no todos previsibles, y constituirse en un marco de actuación profesional
para los planificadores, técnicos, directores y docentes.
No basta con elaborar un modelo curricular prescriptivo para todo el Estado; ello
podría configurar un sistema educativo cerrado y centralizado (lo que acontecía hasta
muy recientemente en todos los países de América Latina). Pero un modelo curricular
abierto, flexible y participativo (como son los modelos español, argentino, chileno,
paraguayo y boliviano) supone diferentes niveles de concreción y especificación del
curriculum, ofreciendo un amplio margen de participación a los docentes en su
formulación y concreción final, sobre todo en la tarea de adaptarlo a las circunstancias
concretas de cada institución o centro educativo. La descentralización de la educación,
preconizada y en vías de realización en los países mencionados, no debe limitarse al
traspaso de responsabilidades administrativas y financieras a las provincias, debe
ofrecer un amplio marco institucional a la participación de los docentes...
¿Cuál es la participación de los educadores en el desarrollo curricular con el que se
operacionaliza el diseño curricular? ¿En qué aspectos han de participar para su
elaboración?... Esto es lo que pretendemos explicar, en sus líneas generales, a lo
largo de este capitulo, al explicitar lo referente al desarrollo curricular.

b. El desarrollo curricular (dimensión operativa)


Con esta expresión se hace referencia al proceso de desarrollar el diseño
curricular a nivel de la institución docente, para adaptarlo a las características del
alumnado del centro educativo. Como se explica en el documento básico de la reforma
educativa boliviana, el curriculum emanado del nivel central (lo que aquí llamamos
diseño curricular) debe "ser diversificado y enriquecido en los niveles regional y local
para de esta manera, responder a las necesidades particulares y a las características
socioeconómicas, socioculturates y lingüísticas de la población escolar de las diversas
localidades y escenarios del país". Este desarrollo se lleva a cabo en dos niveles de
concreción, lo que permite tener en cuenta lo que de especifico y peculiar tiene cada
realidad:
- La elaboración del proyecto curricular a nivel de centro educativo.
- Las programaciones de aula.
Tanto uno y otro nivel de especificación adapta lo prescriptivo que establece la
política educativa, a la realidad social concreta en que se aplica, teniendo en cuenta
los elementos extra-curriculares (el entorno y las características de los alumnos) que
condicionan las propias prácticas educativas. Para ello, la propuesta debe ser lo
suficientemente abierta, para permitir ajustes y adaptaciones, según sea la situación
de cada provincia o jurisdicción.
Para tener una visión de conjunto de este proceso, lo resumimos en el siguiente
gráfico:

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