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Material de apoyo para la II unidad Asignatura Demografía

Social, II PAC- 2021

5. Mortalidad
Objetivos

Una vez finalizado el estudio de la presente sesión, el estudiante será capaz de:

• Valorar la importancia del estudio de la mortalidad dentro de los


análisis demográficos.

• Definir e interpretar el concepto de tasa bruta de mortalidad.

• Reconocer la fortalezas y debilidades en la utilización de la tasa


bruta de mortalidad.

• Analizar el efecto del sexo y la estructura por edades dentro de


los análisis de mortalidad.

• Definir e interpretar el concepto de tasa específica de mortalidad


por edad y sexo.

• Definir e interpretar los conceptos: mortalidad infantil,


mortalidad neonatal y mortalidad postneonatal.

• Interpretar los principales indicadores de la mortalidad infantil:


tasa de mortalidad infantil, tasa de mortalidad neonatal y post-
neonatal.

• Valorar la importancia de la esperanza de vida al nacer, como un


indicador del estado de la mortalidad en los pueblos.

• Reconocer los principales estándares de mortalidad a nivel


latinoamericano y mundial.

¿Por qué es necesario considerar el fenómeno de la mortalidad dentro de


un análisis demográfico?

Como bien se ha dicho, la mortalidad y la fecundidad son los principales


determinantes del cambio demográfico en una población. Los nacimientos y las
defunciones son los principales agentes de la dinámica de una población y
delimitan su campo de acción. El estudio de la mortalidad, se basa en la
observación de las defunciones que ocurren en una población durante un tiempo
determinado y su evolución.

La disminución producida en la mortalidad, por medio de los adelantos en la


ciencia médica, por las mejoras en las condiciones de vida e higiene, fue la
principal causante de la explosión demográfica y un componente fundamental
dentro de la transición demográfica que aun afecta a los países en vías de
desarrollo.
A pesar de que la mortalidad es un hecho inevitable, su comportamiento presenta
diferencias muy importantes entre países, regiones, clases sociales y grupos
culturales. Esto evidencia lo fundamental de analizar, no solamente su patrón
general, sino también el comportamiento de grupos particulares y las principales
causas de defunción.
La mortalidad también es diferencial por sexo y edades. Durante la mayoría de
edades, el patrón de mortalidad en los hombres supera al de las mujeres. Por
otro lado, en los primeros años de vida el riesgo de mortalidad es muy alto; sin
embargo, baja rápidamente alcanzando los niveles mínimos entre los 6 y 15
años; posterior a ello comienza un progresivo aumento que se intensifica a partir
de los 60 años.

Existen dos tipos básicos de mortalidad: mortalidad endógena y mortalidad


exógena. La primera responde a causas intrínsecas del individuo y dentro de ella
se presentan también dos tipos, las debidas a malformaciones congénitas, o
alteraciones genéticas que afectan principalmente en las primeras edades de
vida. También están las vinculadas a problemas propios del envejecimiento, que
comienza aproximadamente a partir de los diez años y se incrementa con la
edad. La mortalidad endógena tiene la característica que no se puede prevenir.
La mortalidad exógena es el resultado de la acción del medio ambiente y factores
sociales, se presenta en todas las edades y se caracteriza porque se puede
prevenir y combatir con los avances en medicina, así como mediante el acceso a
servicios básicos: salud, educación y alimentación.

¿Cuáles son las principales fuentes de información para el estudio de la


mortalidad?

• La principal fuente de información la constituye las estadísticas de


defunciones provenientes del registro civil. Para poder realizar un
estudio detallado sobre mortalidad se requiere datos sobre la
mortalidad por: sexo, edad, estado civil, año de nacimiento, lugar
de residencia, causa de muerte, nacionalidad y lugar de defunción

• En segundo lugar, los censos de población aportan importante


información que permite estimar la mortalidad por medio de
métodos indirectos a través de preguntas sobre el número de hijos
tenidos, número de hijos sobrevivientes, etc.

• Las encuestas demográficas permiten profundizar sobre temas


específicos de la mortalidad.

¿Qué tipo de indicadores son utilizados para medir la mortalidad de una


población?

Tasa bruta de mortalidad o tasa de mortalidad general: Esta es la medida


más utilizada para medir la mortalidad. En términos estrictos se define como el
cociente del número total de defunciones ocurrido en el período de interés entre
el tiempo vivido por la población en ese período. Sin embargo, como ha sido
discutido antes, el tiempo vivido puede ser aproximado por el producto entre el
tiempo transcurrido entre el momento de inicio y final del período "k" (en años) y
la población media del período (o la población a mitad de período). Se
acostumbra representar la tasa bruta de mortalidad con "d":

Al igual que la mayoría de tasas, generalmente se multiplica por mil. Entonces el


valor de "d" indica el número de defunciones anuales por cada mil habitantes en
la población durante el período.
Por ejemplo, en Costa Rica, entre 1990 y el año 1999 se produjeron 132 977
defunciones;, al mismo tiempo, suponiendo un crecimiento exponencial de
población entre los censos de los años 1984 y 2000, se puede estimar la
población al primero de enero de 1995 (población a mitad de período) por:

con lo cual la tasa bruta de mortalidad para la década de los noventa en Costa
Rica fue de:

Es decir, en Costa Rica, en la década de los noventa, en promedio murieron


anualmente 4 personas por cada mil habitantes.
A continuación, se representa la tasa bruta de mortalidad para Costa Rica, desde
1940 hasta el año 2000.

Fuente: ccp.ucr.ac.cr

Se puede notar un importante descenso hasta principios de los años 80, posterior
a ello se estabiliza en valores muy cercanos a las 4 defunciones por cada mil
habitantes. No obstante, debe quedar claro que los valores de la tabla se
encuentran afectados por los cambios ocurridos en la estructura por edad de la
población de Costa Rica en estos sesenta años.

Tasa específica de mortalidad por edad y sexo: La tasa específica de


mortalidad, representa la frecuencia con que ocurren las defunciones en una
determinada edad o grupo de edades con respecto al total de población de esta
edad o grupo. Generalmente las tasas específicas se representan con "m x" para
el caso de una edad simple "x" o con "nmx" para el caso del grupo de edad entre
"x" y "x+n". Al igual que la tasa bruta de mortalidad, estas tasas se obtienen
como el cociente entre el número de defunciones de personas con edad cumplida
"x" (o entre "x" y "x+n"), ocurridas en el período de interés, y la estimación del
tiempo vivido por la respectiva población en este período.

Para el ejemplo de la cuarta sesión donde se presentaba una comparación en la


mortalidad entre las regiones A y B, la siguiente tabla resume las tasas
especificas de mortalidad por grupo de edad.

Región A Región B
Tasas de Tasas de
Edad mortalidad mortalidad
(por 1000 ha.) (por 1000 ha.)
0-4 9,2 2,4
5-9 0,6 0,2
10-19 0,7 0,4
20-29 1,4 0,9
30-39 1,9 1,2
40-49 3,6 2,4
50-59 7,6 5,1
60-69 17,1 13,1
70-79 41,1 31,8
80-89 103,7 82,1
90 y + 195,9 190,0
d 4,7 8,1

La representación de estas tasas se muestra a continuación

El patrón de mortalidad mostrado en el gráfico, es similar al que se presenta en


todo el mundo y está caracterizado por tener una tasa significativa en las
primeras edades, pero posteriormente toma valores muy cercanos a cero y se
mantiene muy estable hasta aproximadamente los 35 años, a partir de esta edad
se comienza a notar un incremento acelerado. Desafortunadamente, el gráfico
anterior, no permite observar el patrón de mortalidad para los primeros grupos
de edades, por esta razón se hace necesario modificar la escala utilizada en el eje
de las ordenadas, para poder analizar con más detalle el patrón de variación de
las tasas. Esto se consigue utilizando una escala logarítmica en vez de la escala
usual. A continuación, se presenta el gráfico correspondiente.

Con este gráfico se consigue observar las diferencias que se presentan en cuanto
al patrón de la mortalidad en los diferentes grupos de edades. Aunque este
ejemplo es muy ilustrativo, la información es hipotética. A continuación, se
presenta un ejemplo real sobre el comportamiento de las tasas específicas de
mortalidad para grupos quinquenales, para Costa Rica en los años 1975 y 2000.

Se nota una importante reducción en la mortalidad para todos los grupos de edad
entre los años 1975 y el 2000. Las diferencias más marcadas se presentan en las
primeras edades, esto es muy natural pues a medida que las condiciones sociales
de la población mejoran; se reduce significativamente la mortalidad en los
primeros años. Esto obedece a que un alto porcentaje de estas defunciones se
deben a factores exógenos. Para establecer las diferencias reales en el
comportamiento de la mortalidad entre estos años, se puede recurrir a la técnica
de tipificación desarrollada en la cuarta sesión.
En este caso se utilizará como estructura base la población de 1975. El siguiente
cuadro resume el análisis:

Tasa bruta de
mortalidad
Año (por mil ha.) Efecto

Observada Tipificada
1975 4,83 4,83 0,0
2000 3,92 2,92 1,0
Efecto 0,91 1,91 - 1,0

De acuerdo con lo observado, en el año 2000 se produjo cerca de una defunción


menos por cada mil habitantes con respecto a lo ocurrido en el año 1975. Sin
embargo, si la población de Costa Rica en el año 2000 hubiera tenido la
estructura de la población del año 1975, entonces su tasa bruta de mortalidad
sería de apenas 2,92. Esto quiere decir, que la diferencia en el patrón de la
mortalidad del año 2000 con respecto a lo ocurrido en 1975, sería de
aproximadamente 2 defunciones menos por cada mil habitantes. Esto señala las
mejoras en la mortalidad a lo largo de 25 años.

Como se indicó antes, la mortalidad también es diferencial por sexo. Existen


importantes diferencias en los patrones de mortalidad entre hombres y mujeres.
Para realizar esta comparación se puede recurrir a tasas específicas de mortalidad
por sexo. Estas tasas para hombres y mujeres se calcularán respectivamente por
medio de las fórmulas:

A continuación, se presenta el comportamiento de las tasas específicas de


mortalidad para grupos quinquenales de edad y por sexo, en Costa Rica para los
años 1975 y 2000.
1975

2000

Se puede notar claramente que para ambos años la mortalidad masculina supera
a la femenina prácticamente en todos los grupos de edad. Las diferencias son
más notorias en el año 2000, lo cual se justifica también por las mejoras en las
condiciones de vida de la población, ya que, a medida que estas condiciones
mejoran, las diferencias en mortalidad entre los sexos se amplían. Las mayores
diferencias se presentan entre los 15 y los 50 años. Para poder analizar con
mayor detalle este fenómeno en cuanto a mortalidad por sexo, resulta de interés
determinar la sobremortalidad masculina. Se obtiene por medio del cociente de
las tasas de mortalidad masculina entre las correspondientes tasas femeninas.

El valor de esta medida indica el número de defunciones masculinas por cada 100
defunciones femeninas en el grupo de edad "x" y "x+n". El siguiente gráfico
muestra el patrón de sobremortalidad masculina para Costa Rica en los años
1975 y 2000, para grupos quinquenales de edad.
El gráfico es contundente en señalar las diferencias tan marcadas entre los sexos
dado que ambas curvas se encuentran muy por encima del 100%. Queda
evidenciado que entre los 15 y los 50 años, es cuando se producen las mayores
diferencias. También se evidencia que para el año 2000 la sobremortalidad
masculina es mucho mayor que para el año 1975 en concordancia con lo
manifestado anteriormente.

Tasa de mortalidad infantil: Como se pudo notar en los ejemplos anteriores,


el patrón de mortalidad de los primeros años puede ser muy diferente entre dos o
más regiones. La mortalidad infantil es la que ocurre antes de cumplir el primer
año de vida. Su estudio es de gran interés y preocupación dentro del campo
socio-demográfico y de la salud. La mortalidad durante el primer año de vida es
mucho mayor a la que se presenta en los años posteriores y a través del tiempo
ha sido un foco de atención para políticas de salud y se ha comprobado que
reducir la mortalidad infantil es menos costoso, para un pueblo, que disminuir la
mortalidad en otras edades. También la tasa de mortalidad infantil ha sido
utilizada como un indicador de las condiciones de salud y mortalidad de un pueblo
e incluso ha sido recomendado su uso como indicador de desarrollo social de las
poblaciones.

La mortalidad infantil llegó a alcanzar valores muy elevados en el pasado. Sobre


el particular se han hecho estimaciones que, en promedio, aproximadamente uno
de cada tres niños que nacían con vida, moría antes de cumplir su primer año.
Aun en épocas recientes la mortalidad infantil ha sido muy alta,
fundamentalmente en países subdesarrollados. Por ejemplo, según el Anuario
Demográfico de las Naciones Unidas de 1960, para 1958 en los países de África
del sur se presentaron, en promedio, alrededor de 130 defunciones de menores
de un año por cada 1000 nacimientos y en China esta cifra rondaba las 100
defunciones. En América Latina, Chile, Colombia y Guatemala, solo para
mencionar algunos, presentaban más de 100 defunciones por cada 1000
nacimientos. Todas estas estimaciones fueron realizadas a partir de la
información existente, por lo que posiblemente subestimen el valor real. Según
el Population Reference Bureau, para el año 2001, en los países del África Central
ocurren, en promedio, alrededor de 113 defunciones de menores de un año por
cada 1000 nacimientos y se presenta el caso extremo de Angola, donde
prácticamente el índice llega a las 200 defunciones. En América Latina se
promedian 31 defunciones por cada 1000 nacimientos para el años 2001, con
casos extremos como Haití, Bolivia y Guatemala con 80, 60 y 50 defunciones por
cada 1000 nacimientos respectivamente. Mientras esto ocurre en los países
subdesarrollados, los países desarrollados presentan valores muy bajos; por
ejemplo, en Europa Septentrional y Europa Occidental, se producen únicamente
5 defunciones de menores de un año por cada mil nacimientos.

La tasa de mortalidad infantil para un año, se obtiene de la relación entre las


defunciones de menores de un año entre los nacidos vivos en un año.
Generalmente se representa con TMI y su valor para el año "Z" se obtiene por:

Aunque, por razones de interpretación, generalmente se multiplica por mil. De


esta manera el valor de la TMI se interpreta como el número de defunciones por
cada mil nacimientos vivos.

No obstante la definición anterior, debe aclararse el concepto de nacido vivo :

"Ser producto de la concepción que, cualquiera que fuera la


duración del embarazo, es expulsado o extraído completamente del
seno materno y, al momento de esa extracción o expulsión,
manifiesta signos vitales como respiración, latidos, movimientos
efectivos de músculos voluntarios, etc., independientemente que se
le haya cortado el cordón umbilical o esté desprendida la placenta"

Del mismo modo, por nacido muerto o mortinato se debe entender:

"Defunción ocurrida antes de la expulsión o extracción del seno


materno de un ser producto de la concepción que ha alcanzado por
lo menos 28 semanas de gestación, por lo que se considera feto
viable"

La tasa de mortalidad infantil se puede interpretar también como la probabilidad


de morir antes de cumplir el primer año de vida, aunque este concepto no es del
todo cierto. Para poder comprender con mayor detalle el concepto de TMI,
observe el siguiente diagrama:

Las defunciones de menores de un año para 1992 son:

Por esta razón la tasa de mortalidad infantil para 1991 es:


Mientras que la probabilidad de morir antes de cumplir el primer año de vida para
un niño nacido en 1991 viene dada por:

Como puede notarse en esta fórmula, el segundo sumando del numerador difiere
con respecto al que se utiliza al calcular la tasa de mortalidad infantil; sin
embargo, debido a que entre estos términos no existen grandes diferencias, se
puede utilizarse la TMI para aproximar el valor de la probabilidad.

La mortalidad infantil se puede descomponer de acuerdo con la edad en la que


sucede la defunción. Si la defunción se da en los primeros 28 días (o en el primer
mes) se dice que fue en la etapa neonatal, mientras que si se efectúa posterior a
estos 28 días (en los siguientes 11 meses) se dice que se produjo en la etapa pos
neonatal.

Simbólicamente las tasas de mortalidad neonatal y postneonatal se representan


con TMN y TMPN y sus respectivas fórmulas de cálculo son:

De este modo, la tasa de mortalidad infantil es igual a la suma de la tasa de


mortalidad neonatal y la tasa de mortalidad posneonatal.
TMI = TMN + TMNP

Para ilustrar esta relación el siguiente gráfico presenta el comportamiento de la


mortalidad infantil, neonatal y posneonatal para Costa Ricas en el período 1940-
2000.

Fuente: ccp.ucr.ac.cr
Algunas características de interés con respecto a la mortalidad infantil, neonatal y
posneonatal se presentan a continuación:

 La mortalidad posneonatal se relaciona más a causas


exógenas: infecciones, diarreas, etc., por tal razón es más fácil evitarla
mediante la vacunación, mejoras en la higiene, atención médica, etc. La
mortalidad neonatal está más relacionada con causas endógenas: males
congénitos, problemas del parto, problemas respiratorios, sufrimiento
fetal, etc. La reducción de estas muertes es mucho más difícil y onerosa.
Estos patrones se pueden observar muy bien en el gráfico anterior. Los
progresos en las condiciones de vida de los costarricenses producidas
entre 1940 y el año 2000, provocan que la mortalidad posneonatal
disminuya significativamente en este período, incluso alcanzando valores
mucho menores a la mortalidad neonatal. Estos avances en las
condiciones de vida hicieron también descender la mortalidad neonatal
pero en una proporción mucho menor.
 Puesto que la intensidad de la mortalidad se presenta como una función
decreciente en los primeros años de vida, en términos relativos, la
mortalidad neonatal supera a la mortalidad posneonatal.
 El descenso en la mortalidad infantil se debe generalmente a una
disminución en la mortalidad posneonatal. Como puede notarse en el
gráfico anterior, a medida que la mortalidad infantil disminuye, la
participación de la mortalidad neonatal dentro de la mortalidad infantil
aumenta.

El cuadro siguiente muestra el peso relativo de la mortalidad neonatal dentro de


la mortalidad infantil para Costa Rica, en el período 1940-2000.

Peso relativo de la
Año TMI TMN TMP mortalidad
neonatal
1940 123,5 32,3 91,2 26,2
1945 110,1 27,4 82,7 24,9
1950 90,2 26,1 64,1 28,9
1955 82,0 25,2 56,8 30,7
1960 67,8 23,0 44,8 33,9
1965 76,2 27,2 49,0 35,7
1970 65,4 26,1 39,3 39,9
1975 40,8 19,0 21,8 46,6
1980 20,3 11,5 8,8 56,7
1985 18,0 11,3 6,7 62,8
1990 15,3 8,6 6,7 56,2
1995 13,3 8,5 4,8 63,9
2000 10,2 7,1 3,1 69,6
Fuente: ccp.ucr.ac.cr

Como puede notarse entre 1940 y el año 2000, el peso relativo de la mortalidad
neonatal aumenta en más de un 250%.

Cuando se estudia la mortalidad en los primeros años de vida, resulta de interés


analizar el comportamiento de las defunciones antes del nacimiento. Por ello es
necesario estudiar el comportamiento de los abortos (defunciones ocurridas antes
de las 28 semanas de gestación) y de los mortinatos (nacidos muertos). No
obstante, es muy difícil poder estudiar los abortos pues, por lo general, se carece
de información confiable. Para los mortinatos la situación es un poco diferente,
dado que a estas alturas del embarazo, generalmente la madre necesita recurrir a
algún centro de salud cuando se produce una defunción. De esta manera se
puede definir la tasa de mortinatalidad o tasa de nacidos muertos por:

Por otro lado, también es frecuente que se escuche mencionar la mortalidad


perinatal, la que incluye los mortinatos y las defunciones de nacidos vivos
producidas en los primeros 7 días de vida. Entonces la tasa de mortalidad
perinatal se define por:

El siguiente esquema resume el comportamiento de mortalidad desde la


gestación hasta el primer año de vida.

Esperanza de vida al nacer: Para el cálculo de esta medida se simula el


comportamiento de una cohorte o generación, en cuanto a su sobrevivencia a lo
largo del tiempo y se determina el promedio de vida para una persona de esa
cohorte. Este indicador tiene la ventaja que no se ve afectado por la estructura
por edades; sin embargo, es una medida hipotética que puede cambiar año a
año, según evolucionen las condiciones de mortalidad de una población. Es una
medida de tipo trasversal, por lo que las fórmulas para su cálculo suponen que la
cohorte completa se va a comportar de acuerdo con el patrón de mortalidad de
una población en un mismo año. La esperanza de vida al nacer se puede definir
como: El número promedio de años que vivirán los miembros de una cohorte o
generación hipotética de personas, desde su nacimiento hasta su extinción, de
acuerdo con el patrón de mortalidad imperante en la población de interés en un
momento particular.
Sin embargo, la esperanza de vida se puede calcular para cualquier edad "x",y su
valor representaría el número promedio de años que le restaría por vivir a una
persona de esa cohorte, siempre que las condiciones de mortalidad de la
población permanezcan constantes. No obstante, generalmente estas
condiciones de mortalidad están decreciendo por lo que la esperanza de vida se
incrementa a medida que trascurre el tiempo. En ell siguiente gráfico se muestra
la evolución de la esperanza de vida para Costa Rica, en el período 1940-2000.

Fuente: ccp.ucr.ac.cr

La esperanza de vida al nacer ha mostrado un fuerte incremento en este período,


pues ha pasado de 46 años en 1940 a un poco más de 77 años en el 2000. A
pesar de que la tasa bruta de mortalidad, para Costa Rica parece mantenerse
constante en los últimos años, la esperanza de vida al nacer mantiene un
crecimiento, aunque lento. Esta aparente contradicción se debe básicamente al
efecto de estructura por edad, pues la población de Costa Rica ha envejecido
paulatinamente, lo que afecta de manera notoria la evolución de la tasa bruta de
mortalidad. Este aumento en la esperanza de vida al nacer, no es propio de
Costa Rica, sino que es un fenómeno a nivel mundial, aunque aun muchos países
mantienen valores muy bajos.

La esperanza de vida es otro buen indicador de las condiciones de salud de una


pueblo o región. Junto a la tasa de mortalidad infantil, es una excelente medida
para comparar el nivel de la mortalidad entre los pueblos. Según el Population
Reference Bureau, para el año 2001, nuevamente los países de África Central
presentan, en promedio, una esperanza de vida al nacer cercana a los 48 años;
nuevamente la República de Angola resalta por tener su población una esperanza
de vida de apenas 38 años. Sin embargo, es superado por la República de
Zambia con 37 años de esperanza de vida. En América Latina sobresalen
nuevamente Haití, Guatemala, Bolivia y se les agrega Honduras, con unos valores
respectivos de: 49, 62, 66 y 66 años. Mientras que en mundo desarrollado
aparecen países como Japón con una esperanza de vida al nacer de 81 años, y
otros como Suecia, Suiza, San Marino, etc. que tienen una esperanza de vida
aproximada de 80 años.

Desafortunadamente para poder estimar la esperanza de vida se requiere


construir una tabla de vida, el proceso para tal construcción es lento y complejo y
requiere de una serie de supuestos. En la octava sesión se procederá a
establecer las reglas básicas para la elaboración de esta tabla y el cálculo de la
esperanza de vida.
6. Morbilidad

Objetivos

Una vez finalizado el estudio de la presente sesión, el estudiante será capaz de:

• Valorar la importancia del análisis de las causas de las


defunciones, dentro del estudio de la mortalidad de una población.

• Definir e interpretar el concepto de morbilidad.

• Clasificar las causas de muerte en exógenas y endógenas según


corresponda.

• Clasificar las causas de muerte de acuerdo con la codificación de


cinco grupos elaborada por las Naciones Unidas.

• Analizar el efecto de cada una de las causas sobre el patrón de


mortalidad de una población y su evolución en el tiempo.

• Relacionar la evolución en la esperanza de vida de una población


con las modificaciones en sus patrones de morbilidad.

• Determinar las diferencias en la mortalidad por causa según la


edad y el sexo.

• Utilizar el método de tipificación para comparar la mortalidad por


causa de muerte.

¿Cuál es la importancia de analizar las causas de mortalidad de una


población?

Para poder llegar a comprender mejor el comportamiento de la mortalidad en una


población, es necesario profundizar en las principales causas de fallecimiento de
sus habitantes. Toda defunción tiene una causa, el análisis de estas causas y su
evolución, permiten lograr una mejor comprensión de las variaciones producidas
en la mortalidad general. Se entiende por causa de muerte a la enfermedad, el
traumatismo o la lesión que provocó que la persona dejara de existir. De este
modo, la evolución en el patrón de mortalidad de una población, depende de las
modificaciones observadas en las causas de defunción.

Las causas de muerte se encuentran estrechamente vinculados con la estructura


de edad o sexo de una población y de las condiciones de vida de sus habitantes.
Mediante el análisis de estas causas, se pueden estimar los principales problemas
de salud, facilitando el diseño de programas y políticas específicas en el campo.

Sin embargo, dentro del análisis de las causas de muerte de una población, no
basta con centrar los análisis en el motivo que lleva a la tumba a las personas,
sino que debe estudiarse el patrón de morbilidad de la población completa, por lo
que se requiere un estudio detallado de sus enfermedades típicas. Para
comprender mejor las relaciones que se establecen, el siguiente esquema resume
el proceso que, en la mayoría de casos, anteceden a la muerte de una persona.

Dentro de este proceso se establecen dos etapas claves, el diagnóstico de la


enfermedad y la etapa clínica. Entre más temprano se lleve a cabo el
diagnóstico, más posibilidades existirán para que el individuo pueda recuperar su
salud. Dentro del estudio de la morbilidad de una población, al diagnóstico
también se le llama incidencia de la enfermedad, se pueden determinar tasas de
incidencia de ella, que corresponde a la relación entre número de nuevos casos
diagnosticados en la población en un período de tiempo, con respecto a la
población. Por otro lado, la etapa clínica se cataloga como etapa de prevalencia
de la enfermedad. Al igual que con la incidencia, es posible determinar tasas de
prevalencia de enfermedades, que miden la relación entre el número de personas
que padecen la enfermedad (están en fase clínica) con respecto a la población en
un momento dado. Debido a que en la prevalencia no se conoce con certeza el
momento inicial, la incidencia es un indicador más preciso para estudiar
relaciones de causalidad dentro de los análisis de morbilidad. Por ejemplo, en
enfermedades como "el cólera", "el dengue", "la malaria" interesa
fundamentalmente la incidencia, además es posible establecer las principales
causas para que se de esta incidencia. Pero existen otras enfermedades, tales
como "el SIDA", el cáncer", etc., en las que además de la incidencia interesa la
prevalencia.

Por otro lado, dentro de este análisis, se acostumbra utilizar el término de


letalidad, como el porcentaje de personas que fallecen en un período dado, con
respecto al número de personas infectadas o diagnosticadas. Mientras que el
término patogenicidad, se refiere al número de casos diagnosticados con respecto
al número de personas expuestas. Relacionando estos dos elementos, se pueden
determinar los patrones de comportamiento de las enfermedades, con respecto a
su efecto sobre la mortalidad. Por ejemplo, una enfermedad como el cáncer en el
hígado tiene una baja patogenicidad, pero su letalidad es muy alta, mientras que
una enfermedad como la gripe, tiene una alta patogenicidad, pero su letalidad es
sumamente baja. Esto provoca que ellas no tengan un peso trascendente dentro
de las causas de muerte de una población. Del mismo modo, toda enfermedad
puede ser clasificada por su patogenicidad y letalidad, permitiendo esta relación
establecer las principales causas de muerte de una población. Aquellas
enfermedades con alta patogenicidad y alta letalidad, se convierten en las
principales causas de muerte.

¿Cuáles son las principales fuentes de datos para analizar las causas de
mortalidad de una población?

Dentro de las principales fuentes de información para el estudio de las causas de


muerte se pueden mencionar:

  Hospitales.
 Ministerio de Salud (Sistema de vigilancia epidemiológica).
  Reportes sobre consultas médicas (consultas privadas).
 - Registros especiales: registro nacional de tumores, registro de
malformaciones congénitas, registro de discapacitados, etc.
  Encuestas demográficas (se utilizan especialmente para medir la
prevalencia).

Entre los principales errores en las fuentes de información, se encuentran:

 - Errores de cobertura: muchas veces no se registran las defunciones o


en su defecto se registran más de una vez.
 Errores de contenido: se refiere a las causas mal declaradas debidos a
certificaciones no profesionales o la no existencia de certificación de la
causa del fallecimiento.

¿Cuáles son las mejores estrategias para clasificar las causas de muerte?

En la mortalidad de una población intervienen causas de origen biológico, pero


también intervienen elementos culturales y socioeconómicos. Las prácticas
alimentarias, los hábitos culturales y los problemas económicos, influyen
fuertemente en el contagio de ciertas enfermedades. Por ejemplo, el exceso de
comidas grasosas, el hábito del fumado, el uso de drogas, la inaccesibilidad al
agua potable, etc., son algunas prácticas que están estrechamente relacionadas
con enfermedades que pueden ocasionar la muerte. La mayoría de
enfermedades son el resultado de la interacción de tres factores básicos (se le
llama triángulo epidemiológico).

Dentro de esta relación, el agente es la causa necesaria para que se produzca


una enfermedad, pero no es suficiente, ya que en la mayoría de los casos,
requiere de ciertas condiciones del huésped y del ambiente. A modo de ejemplo,
considérese el fumado como agente, para que se produzcan problemas
respiratorios severos en la persona, va a requerir ciertas condiciones en su
metabolismo que lo hagan propenso a la enfermedad. Para que se presente la
malaria, se requiere de ciertas condiciones del ambiente, que permiten la
sobrevivencia del mosquito "anofeles" transmisor del parásito (Plasmodium). En
las enfermedades infecciosas como la tuberculosis, además del agente (bacilo de
Koch) se requieren de ciertas condiciones en el ambiente y características
especiales en el huésped como deficiencias en la alimentación y desnutrición,
etc., que provocan que la enfermedad cobre fuerza y pueda llevar a una persona
hasta la muerte.

Lo anterior sugiere que, la mayoría de las veces, no existe una única causa de
fallecimiento, pues intervienen varios factores para que ésta le llegue a un
individuo. Por esta razón, dentro de un certificado de defunción se podrían incluir
tres causas de muerte para una persona:

 A: Causa inmediata o última causa.

 B: Causa coadyuvante.

 C: Causa básica (es la causa que provoca la cadena de eventos


patológicos que condujeron a la muerte).

Por ejemplo, si una persona muere mediante un atropello, se podría presentar


que: la causa A corresponda a un paro cardiaco, pero la causa C sería accidente
de tránsito. Por otro lado, si una persona muere a consecuencia del Sarampión
se podría tener que: la causa A sea un paro respiratorio, la causa B sea la mal
nutrición en que se encontraba la víctima cuando contrajo la enfermedad y la
causa C sería el Sarampión. Sin embargo; se pide que, dentro del certificado, al
menos se incluya la causa básica, la cual es la más importante desde el punto de
vista demográfico y de salud pública.

Existen una gran cantidad de causas de muerte, por ello, para efectos de análisis
es necesario agruparlas. La Organización Mundial de la Salud tiene una
clasificación internacional de enfermedades "CIE", la cual es actualizada cada 10
años. Desde 1997 se utiliza la "CIE-10". La CIE-10 es la obra más reciente de
una serie que se formalizó en 1893 como Clasificación Bertillon, o Lista
Internacional de Causas de Defunción. En esta clasificación actualizada, las
afecciones han sido agrupadas de la manera que se consideró más adecuado,
para los fines epidemiológicos generales y para la evaluación de la atención de la
salud. Contiene información sobre organizaciones colaboradoras, adiestramiento
informatizado, derecho de autor y permisos, aplicación por los Estados miembros,
versiones en distintos idiomas, información para pedidos, otras clasificaciones, y
adaptaciones por especialidades (para más información se puede consultar la
dirección www.who.int/m/topics/icd10/es/index.html).

La agrupación más simple que se puede realizar con respecto a las causas de
defunción, radica en considerar la naturaleza de la causa, por lo que se pueden
establecer dos grandes grupos:

 Causas endógenas Como se mencionó en la sesión anterior, se


fundamentan en la constitución genética del individuo: malformaciones
congénitas, traumatismo provocados por el nacimiento, fallas en el sistema
inmunológico, la degeneración provocada por el envejecimiento, etc.

 Causas exógenas: Corresponden a las causas o factores externos al


individuo. Se subdividen a su vez en dos grupos:

Las naturales: enfermedades infecciosas o parasitarias, desastres


naturales, etc.
Las provocadas por el hombre: suicidios, violencia, accidentes de tránsito,
etc.

La experiencia histórica ha demostrado que la mortalidad de origen endógeno es


muy difícil reducirla, mientras que la mortalidad exógena sí lo ha hecho
significativamente, debido a los progresos en medicina, mejoras en la higiene,
programas de prevención, suministro de agua potable y mejoras en las
condiciones alimentarias. Esta disminución ha provocado un aumento en la
esperanza de vida de las personas. En el capítulo anterior pudo apreciarse, cómo
la esperanza de vida al nacer en Costa Rica pasó de 46 años en 1940 a más de
77 años en el año 2000. Este aumento se debe, fundamentalmente, a un fuerte
descenso en la mortalidad ocasionada por factores exógenos. También la
mortalidad debida a causas endógenas ha disminuido paulatinamente; sin
embargo, su decrecimiento es muy lento.

Otra clasificación que ha sido muy utilizada, presenta 5 grupos de causas, aunque
también hace una separación en factores exógenos y endógenos. Ésta, se
muestra a continuación:

 Grupo I: Enfermedades infecciosas, parasitarias y otras exógenas (fiebre


tifoidea, tuberculosis en todas sus formas, disentería en todas sus formas,
difteria, tos ferina, sarampión, gastritis, duodenitis, enteritis, colitis, gripe y
neumonía).

 Grupo II: Enfermedades cardiovasculares y renales.

 Grupo III: Neoplasmas malignos (cáncer en todas sus formas).

 Grupo IV: Accidentes en general y violencia.

 Grupo V: Restantes causas de muerte, causas mal definidas y causas


desconocidas.

Los grupos II, III y V corresponden a causas endógenas, mientras que los grupos
I y IV a causas exógenas. A continuación, se muestra el patrón de
comportamiento de estas 5 causas.

El Centro Centroamericano de Población presenta en su página


(http://ccp.ucr.ac.cr) una clasificación aún más detallada, se dividen las causas
de muerte en 24 grupos para Costa Rica. Véase el siguiente cuadro:

Grupo de
Clasificación Grupo de causas Clasificación
causas
Cáncer de
1 Diarrea 13
próstata
Otros tipos de
2 TB Respiratorio 14
cáncer
3 IRA 15 Resp. Crónica
Cardio-
4 Resto de infecciosas 16
vasculares
5 Malnutrición 17 Diabetes
6 Materna 18 Alcohol-Cirrosis
Accidentes de
7 Perinatal 19
tránsito
8 Congénita 20 Otros accidentes
9 Cáncer digestivo 21 Suicidios
10 Cáncer respiratorio 22 Homicidios
11 Cáncer del útero 23 HIV-SIDA
12 Cáncer de mama 24 Residual

Medición de la mortalidad por causa de muerte

Una vez que se ha definido qué tipo de clasificación se va a utilizar en el estudio o


análisis, se requiere establecer los mejores indicadores para medir la mortalidad
por causa.

Proporción de defunciones: La medida más simple consiste en determinar la


proporción o porcentaje de muertes, atribuidas a cada uno de los grupos de
causas de muerte. De esta manera, si jDZ representa las defunciones atribuidas a
la causa "j" en el año Z y DZ representa el número total de defunciones en ese
año, entonces la proporción de defunciones debidas a la causa "j" viene dada por:

El siguiente cuadro muestra las defunciones de Costa Rica para los años 1975 y
2000, de acuerdo con los cinco grupos de causas presentados arriba; además se
incluye la proporción de defunciones en cada uno de estos grupos.

1975 2000
Causa
de Defunciones Porcentaje Defunciones Porcentaje
muerte
Grupo I 2 276 23,6 879 5,9
Grupo
2 558 26,6 5 348 35,8
II
Grupo
1 488 15,4 3 134 21,0
III
Grupo
1 059 11,0 1 845 12,3
IV
Grupo
2 252 23,4 3 738 25,0
V
Total 9 633 100 14 944 100

Fuente: ccp.ucr.ac.cr

Como puede apreciarse, las enfermedades cardiovasculares y renales (Grupo II)


son la principal causa de muerte en ambos años, sin embargo, el porcentaje se
incrementa significativamente para el año 2000. Por otro lado, las causas
infecciosas, parasitarias y resto de exógenas naturales, eran la segunda causa de
muerte en 1975 y para el año 2000 se convierte en la más baja. Los otros
grupos no sufren grandes cambios, únicamente se puede señalar un aumento de
6 puntos en los casos de cáncer. El siguiente gráfico muestra el comportamiento
de las proporciones de mortalidad, para los cinco grupos de causas en Costa Rica
para el período completo 1970-2000

El gráfico ratifica los resultados anteriores, se nota el fuerte descenso que


experimenta la proporción de mortalidad en el grupo I. Entre 1970 y 1980 ésta
diminuye su valor a la cuarta parte. Debido a este descenso, el resto de grupos
muestra un incremento en sus proporciones, siendo la más fuerte la del grupo
II.

Tasa de mortalidad por causa: otra medida que puede utilizarse para la
mortalidad por causa de muerte, lo constituye las tasas de mortalidad similares a
las utilizadas en el capítulo anterior. Se define la tasa bruta de mortalidad para la
causa "j", denotada dj por:

Para efectos de interpretación se acostumbra multiplicarla por 10 000, de manera


que representa el número de defunciones atribuidas a la causa "j" por cada 10
000 habitantes en la población. Por ejemplo, considerando que la población de
Costa Rica en 1975 era de aproximadamente 1 969 227 personas y para el año
2000 de 3 810 179, el siguiente cuadro muestra el comportamiento de las tasas
de mortalidad por causa de muerte, para la clasificación de cinco grupos que se
ha venido utilizando.

1975 2000
Causa de
Defunciones Tasa Defunciones Tasa
muerte (10 000 ha.) (10 000 ha.)

Grupo I 2 276 11,6 879 2,3


Grupo II 2 558 13,0 5 348 14,0
Grupo III 1 488 7,6 3 134 8,2
Grupo IV 1 059 5,4 1 845 4,8
Grupo V 2 252 11,4 3 738 9,8
Total 9 633 48,9 14 944 39,2

Si se comparan estos resultados con los obtenidos en el análisis de las


proporciones, se puede notar que existen algunas observaciones de interés, con
excepción de las causas del grupo I, las restantes causas no experimentan
grandes cambios. Esta observación se confirma al analizar el patrón gráfico sobre
el comportamiento gráfico de estas tasas para el período 1970-2000.

La mortalidad debida a las causas del grupo I desciende bruscamente hasta poco
después de 1980, luego se estabiliza, pero las restantes causas no sufren
importantes cambios en estos 30 años. Si este comportamiento se compara con
el experimentado por la tasa bruta de mortalidad para el mismo período:

Se puede llegar a concluir que el descenso de la tasa bruta de mortalidad en


Costa Rica, durante estos 30 años, se debe, fundamentalmente, al descenso en
las defunciones atribuidas a causas infecciosas, parasitarias y el resto de
exógenas naturales.
Dado que la mortalidad general es diferencial por sexo, también es de esperar
que se presenten importantes diferencias en la mortalidad por causas. Los
siguientes gráficos muestran la evolución de las tasas de mortalidad por causas
para hombres y mujeres en el período 1970-2000:

Hombres

Mujeres

No parecen existir importantes diferencias en cuanto al comportamiento de los


grupos II y III; y en los grupos I y V existe una ligera superioridad en las
defunciones masculinas; sin embargo, en cuanto al grupo IV las diferencias son
muy marcadas, prácticamente de 4 a 1. Esto quiere decir que en lo que respecta
a la sobremortalidad masculina, las defunciones debidas a causas violentas y
accidentes tienen un comportamiento muy diferente con respecto a las otras
causas, tal como lo muestra el siguiente gráfico.
Se ha reiterado sobre la inconveniencia de trabajar con tasas brutas por el efecto
producido por la estructura por edades de la población. Si se desea realizar un
análisis detallado sobre la evolución de la mortalidad por causas en un período de
tiempo o si se desea comparar este comportamiento entre dos países, es
fundamental controlar el efecto de la edad en las poblaciones. Para ello se puede
recurrir a trabajar con tasas específicas por grupos de edad, o utilizar una
población tipo y estandarizar las tasas con respecto a la población tipo. Por
ejemplo, los siguientes gráficos muestran el comportamiento de los cinco grupos
de causas para los años 1975 y 2000.
Como bien puede observarse, en todos los grupos las tasas de mortalidad son
menores en el año 2000, fundamentalmente en los primeros grupos de edades.
Las diferencias del primer grupo se evidencian más notoriamente en el gráfico.
Este es el único grupo de enfermedades en el que las diferencias son muy
grandes para todos los grupos de edades. El análisis del gráfico anterior,
demuestra la necesidad de tipificar si se quiere comparar la mortalidad por
causas entre los dos años. Si se utiliza como población tipo, la estructura del año
1973, entonces las diferencias deben ser más marcadas. El siguiente cuadro
muestra el comportamiento de las tasas tipificadas para el año 2000.

Tasa de Grupo Grupo Grupo


Grupo II Grupo V
mortalidad I III IV
1975 11,6 13,0 7,6 5,4 11,4
2000 2,3 14,0 8,2 4,8 9,8
2000
1,7 9,5 5,9 3,9 8,1
tipificada
Efecto
9,9 3,5 1,7 1,5 3,3
residual

Estos datos confirman, que efectivamente se produjo una reducción en el patrón


de la mortalidad, en todas las causas entre los años 1975 y el año 2000.

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