Está en la página 1de 4

https://www.elespanol.

com/mundo/europa/20180101/anos-despues-checos-eslovacos-
arrepienten-haberse-separado/273722775_0.html

Vaclav Havel, último presidente de Checoslovaquia.

EUROPA INDEPENDENTISMO

25 años después, checos y eslovacos se arrepienten de

haberse separado
El llamado “divorcio de terciopelo” acabó con la existencia de Checoslovaquia,
un país nacido tras la Primera Guerra Mundial.
1 enero, 2018 
Miguel Á. Gayo Macías
Hoy hace 25 años que la República Checa y Eslovaquia se "divorciaron". Según
muchos, fue una separación acordada en los despachos y que los ciudadanos
simplemente tuvieron que aceptar: la decisión nunca fue avalada por un
referéndum, y en una consulta realizada un año antes de la partición sólo el
36% votó a favor de la misma. El llamado “divorcio de terciopelo” acabó con
la existencia de Checoslovaquia, un país nacido tras la Primera Guerra Mundial
que este año celebraría un siglo de existencia y que algunos continúan echando
de menos.
La partición se llevó a cabo de manera expeditiva y sin miramientos ni
preparativos. Para repartir los recursos e instalaciones entre checos y eslovacos
se siguió el principio de los tres tercios: dos tercios para la República Checa y un
tercio de los ferrocarriles, efectivos militares, embajadas, billetes de banco, etc.,
para Eslovaquia (La República Checa doblaba, aproximadamente, a Eslovaquia
en superficie y población).

Por su parte, la población continuó viviendo en el lugar donde vivía,


aunque Praga exigía haber nacido en Chequia para otorgar la nacionalidad y
Eslovaquia pedía la residencia legal permanente en el país para hacer otro tanto.
Esto dejó en un limbo burocrático a la comunidad gitana, compuesta
por decenas de miles de personas en su mayor parte nacidas en Eslovaquia pero
asentadas en la República Checa.
La cirugía geográfica dejó otros cabos sueltos, más difíciles de cuantificar pero
no poco importantes. Como el desgarro emocional que supuso para muchos
ciudadanos la división del país en el que habían nacido y crecido o
la separación de familias, parejas y amigos poniendo una frontera por
medio. Como escribió la periodista Zuzana Szatmary, “nos cortaron un
brazo y una pierna y nos dijeron que a pesar de ello debíamos ser
felices”. Para la primera generación nacida tras la independencia de estos
países, como Jan Kaláb, “es difícil tener una identidad nacional cuando eres más
viejo que tu país”. A pesar de que se presenta como un ejemplo de escisión
política llevada a cabo de un modo pacífico y ejemplar, muchos antiguos
ciudadanos de Checoslovaquia, como el que fuera el último embajador de ese
país en los Estados Unidos, opinan que “no fue todo color de rosa y quedaron
muchos flecos sin resolver”.

Nueva tragedia en la familia de Julen: un prima de 7 años muere en


plena calle de Málaga
Reportajes
La niña falleció de manera repentina al parecer tras sufrir un problema
respiratorio. Por el momento, se desconoce la causa de la muerte.

"No deberían tomar a la ligera la independencia de Cataluña"

Comparando la partición con “una despedida apresurada en la que no puedes


decir todo lo que sientes”, Milan, un checo casado con una eslovaca, cree
que "En España no deberían tomar a la ligera la independencia de
Cataluña; sería irreversible y no creo que fuese bueno para nadie más que para
los políticos. La “revolución de terciopelo” duró poco pero fue una revolución. Y
el divorcio de terciopelo” fue incruento, pero al fin y al cabo fue un divorcio.”
Precisamente, los Juegos Olímpicos de Barcelona fueron los últimos en los que
participaron atletas bajo la bandera Checoslovaca.
El histórico líder checoslovaco Vaclav Havel intentó con todas sus fuerzas evitar
que se consumase la separación. El Nobel de la Paz que dedicó muchos años a
intentar que los ciudadanos checoslovacos se uniesen para construir un
futuro común, quedó desolado por la decisión del Parlamento eslovaco de
votar su independencia y dimitió de su puesto de Presidente una hora después.
Por el contrario, instituciones como la Iglesia católica eslovaca celebraron el
acontecimiento y lo calificaron como “un regalo de Dios”, ya que mientras que
dos tercios de los eslovacos se declaran católicos, sólo el 10% de los checos
comparten esa fe.
Con el tiempo, ambos países han conseguido mantener buenas relaciones y
cuando un nuevo mandatario toma posesión de su cargo en Praga o Bratislava,
el primer viaje oficial suele ser al país vecino. Además, ambas naciones han
conseguido mantener el nivel de prosperidad del que gozaban antes
del “divorcio”, si bien Eslovaquia, que era considerada la parte “rural” de
Checoslovaquia, proporcionalmente ha mejorado más su economía. En las
televisiones de ambos lados de la frontera se emiten programas en el idioma de
sus vecinos y periódicamente se especula con la unión de ambos equipos
nacionales de fútbol en una selección común.
El proceso de fractura empezó a cobrar forma en junio de 1992. Vaclav Klaus y
Vladimir Meciar, que reclamaban una mayor autonomía para Chequia y
Eslovaquia respectivamente, ganaron las elecciones de ese año y mostraron
como un desenlace irreversible la división en dos del país. Las negociaciones se
llevaron a cabo, de manera significativa, en la villa Tugendhat, una casa de estilo
internacional y moderno diseñada en los años 20 por el arquitecto Mies van der
Rohe. En su primer encuentro, Meciar reclamó un banco nacional eslovaco,
un ejército eslovaco y representación internacional independiente en
todos los foros. “En ese momento”, recuerda Klaus, “supe que el divorcio era
irreversible”.

"Los políticos que están para arreglar problemas"

Sin embargo, el eslovaco Meciar asegura que su intención no iba más allá de
conseguir una confederación que siguiera manteniendo la forma de un país
común. En cualquier caso, apenas un mes más tarde el Parlamento de
Eslovaquia declaraba la independencia y seis días más tarde Chequia aceptaba
iniciar las negociaciones con vistas a declarar su propia independencia el uno de
enero de 1993. Una de sus condiciones fue conservar la antigua bandera
checoslovaca como propia, a pesar de las protestas por parte eslovaca.
Según recuerdan muchos, los ciudadanos de todo el país se enteraban por las
noticias de lo que les iba a deparar el futuro, ya que los políticos de ambos
lados jamás convocaron un referéndum que les diese voz. En las sucesivas
consultas que se han llevado a cabo –nunca con carácter vinculante- la mayoría
de los ciudadanos se ha manifestado en contra de lo que ocurrió. En un pueblo
llamado Sidonia, situado en plena frontera, un vecino se quejaba diciendo que
“la única tienda que hay está en un país, mi casa está en otro; nunca pensé que
iba a ver un día tan triste y me gustaría recordar a los políticos que están
para arreglar problemas, no para crearlos. A los checos nos gustan los
eslovacos, su lengua y cultura.”
La noche del 31 de enero de 1992, el himno de Checoslovaquia se escuchó
por última vez en los televisores de Praga, y a continuación se pudo escuchar
el nuevo himno checo. Aún hoy hay gente que se sigue considerando
checoslovaca y cada día de año nuevo, dos grupos de personas –checos y
eslovacos- se reúne en la montaña de Velka Javorina para celebrar juntos el
cambio de calendario y tal vez desear que nunca se hubiese cambiado el mapa.

También podría gustarte