Está en la página 1de 19

DIOS PERDONÓ A

VENEZUELA
Por: Apóstol Mario
Suárez

Es bien sabido, el
tristemente conocido
episodio en el que el
difunto presidente
Chávez maldijo la
Nación de Israel.
“Desde lo profundo de
mis entrañas”, expresó
Hugo Chávez mientras
pronunciaba aquellas
fatídicas palabras que
abrieron la puerta y
concedieron licencia a
las tinieblas para activar
la peor maldición que
esta nación jamás haya
sufrido.
Hugo Chávez vivió en
carne propia las
consecuencias de su
desatino en sus mismas
entrañas, ya que en
ellas, incubó un tumor
cancerígeno que un año
más tarde le cobró la
vida.
Dios prometió a
Abraham que quien lo
bendijera sería bendito
y quien lo maldijera
sería maldito (Génesis
12N3). Es por eso que la
tragedia venezolana
encontró su justa razón
en las imprecaciones de
quien fuera su
representante.
No obstante, una
poderosa noticia
sorprendió a nuestra
nación el pasado 27 de
enero de 2019: Israel
reconoce ante el mundo
al nuevo presidente
encargado de
Venezuela. En otras
palabras, Dios tomó su
megáfono profético
mundial llamado Israel y
desde sus entrañas
proclamó: “Venezuela,
Yo, el Dios de Israel, te
perdono”.
El reconocimiento de
Israel hacia el nuevo
gobierno de Venezuela,
no es más que un
perdón de Dios al
pecado de haber
maldecido lo que Dios
había bendecido.
Pero, quizá hay algo de
esta historia que usted
no conoce. Y es que,
antes de que Chávez
maldijera a Israel,
Venezuela había
bendecido a esa nación.
Es decir, antes que la
maldición, primero hubo
una bendición, y la
bendición siempre será
mayor que la maldición.
En 1947 Venezuela votó
en las Naciones Unidas
a favor de la creación
del Estado de Israel y,
en 1948 reconoció la
independencia del
nuevo Estado Judío,
pero además de eso,
hay una hermosa
historia que es casi
desconocida, y
permítanme hablarles
de un interesante
artículo que encontré
del 24 de Junio de 2018
en la revista digital
Aleteia, escrito por
Macky Arenas:

El 12 de marzo de 1938,
con el apoyo casi
absoluto de la
población, Austria es
anexada al Reich
alemán. En Viena, el
odio se exacerbó y
aparecían carteles:
“prohibidos perros y
judíos”. Eran humillados,
obligados a limpiar
desperdicios y muchos
fueron enviados a
campos de
concentración. Algunos
países caribeños
ofrecían visas a 200 o
300 dólares americanos
cada una – unos 2.000
o 3.000 dólares al
cambio de hoy en día-.

Dos barcos de bandera


alemana, el Caribia y el
Koenigstein, partieron
del puerto Hamburgo
con intenciones de
atracar en Trinidad y
Barbados.

Eran 251 judíos entre


ambos barcos, todos
llenos de esperanza de
encontrar refugio en
estas tierras pero
ninguno de estos
barcos pudo atracar en
sus destinos porque,
antes de hacerlo, sus
permisos fueron
revocados.

Gestiones
desesperadas e
infructuosas. Ningún
país quería problemas
con el poderoso Hitler.
Otros, simplemente
eran cómplices. Poco
les importaba que los
pasajeros a bordo
fueran devueltos para
encerrarlos en campos
de exterminio o
simplemente fueran
arrojados al mar, como
era la bárbara intención
del Fuhrer.

Intentos de atracar en
varios países fueron
irremediablemente
negados. Fueron
rechazados en Guyana
Inglesa, Trinidad y
Tobago, Barbados,
República Dominicana,
Brasil y Curazao. Nadie
quería a los judíos.

En Venezuela
gobernaba el general
Eleazar López-
Contreras (1935 y
1941) y las presiones
sobre su gobierno
también se hicieron
sentir con fuerza.
A inicios de 1939, el
Caribia arriba a costas
venezolanas por La
Guaira (el puerto más
cercano a Caracas) pero
la autorización no llegó.
Se dirige a Puerto
Cabello y luego a la
cercana isla de Aruba.
Los pobladores que
esperaban, enterados
de las noticias,
sorprendidos, vieron
partir al buque.
Navegando hacia
Aruba, el capitán recibe
la autorización del
gobierno venezolano y
regresan a costas
nacionales.

Fueron muchas las


gestiones por salvar a
esos viajeros. La
Comunidad Judía en
primer lugar, también
otras personalidades y
organizaciones. Pero
una en especial tuvo un
efecto definitivo: los
ruegos de María Teresa
Núñez de López,
esposa del presidente
de la República, venció
todas las vacilaciones.
Ferviente católica,
apostó firmemente por
la acogida, espantada
por la insensibilidad de
tantos que negaron sus
territorios a tantas
familias en desgracia.

La madrugada del 3 de
febrero de 1939 aquella
gente, que venía
escapando del odio y la
repulsión, presencia un
hecho conmovedor:
Puerto Cabello salió de
sus casas hacia el
puerto y, con los faros
de sus automóviles
encendidos, guiaron al
barco que pudo atracar.

Aquellos seres,
cansados,
desesperanzados y
tristes por tanto
desprecio, se vieron
recibidos por una
muchedumbre en medio
de aplausos y frutas.
Las luces de camiones
de pobladores y de las
casas alumbraron su
paso.

Veinticuatro días
después, el 27 de
febrero de 1939, más de
150 judíos a bordo del
Koenigstein llegan a La
Guaira, tras ser
aceptados se
establecen en la
Hacienda Mampote,
donde fueron recibidos
con todos los honores.
A los pocos días la
primera dama envía un
cargamento de víveres,
alimentos y enseres.

Ambos buques fueron


recibidos, sus pasajeros
acogidos con el cariño,
la espontaneidad y la
natural solidaridad que
en Venezuela nos sale
por los poros.

A todos se les otorgó la


ciudadanía venezolana
y la estadía indefinida.
Todo esto, sin importar a
amenaza de la mayor
potencia militar del
momento: Alemania.

“Es la historia de un país


que se convirtió en
símbolo de bondad,
solidaridad y
humanismo, una nación
de brazos abiertos, que
no discriminó por
condición social, raza o
religión y que en medio
del siglo XX demostró lo
que significa el
concepto de
civilización. Es la
Venezuela que me
mantiene aquí aunque
cueste encontrarla en
estos tiempos, es la que
enamoró a mis abuelos
y la que quiero que
conozcan mis hijos”,
escribió en un
emocionado relato el
columnista de prensa
Brian Filcheltub.

Manuel López-
Contreras, nieto de
aquella pareja
presidencial, comentó
detalles de esa historia:
“Todo comenzó cuando
llegó a la presidencia de
Venezuela mi abuelo en
el año 1936. Todo
estaba por hacer y se
crea, entre otras
instituciones, el Instituto
Técnico de Inmigración
y Colonización con
escuelas agrícolas en
varias zonas del país”.

Quiere decir que ya el


gobierno estaba
previendo que
Venezuela necesitaba
inmigración de calidad y
la llegada de estos
barcos no los toma
desprevenidos sino con
una estructura que
podía asimilarlos y
ofrecerles sustento.

“Los venezolanos
somos así -dice
Manuel- aquél día fue
memorable, el pueblo
los recibió en sus casas
y los ubicó en
pensiones. Yo conocí
gente que estuvo allí y
cuentan que hasta
hicieron fiestas para
celebrar su llegada. El
segundo barco llega a
La Guaira y se produjo,
igualmente, una
calurosa recepción con
los judíos alojados en
las casas de los
lugareños”.
Manuel es, además de
nieto de María Teresa,
su ahijado de bautizo.
Nos dice de ella: “Mi
abuela los atendió y les
llevó todo lo que pudo,
comida y colchones.
Ese gesto le valió que
luego la Unión Israelita
le diera una
condecoración”. Hay
que reseñar, el acto-
homenaje en recuerdo
de aquellos gestos, de
la Confederación de
Asociaciones Israelitas
de Venezuela a Eleazar
López Contreras con
motivo del aniversario
de la fundación del
Estado de Israel, que
tuvo lugar hace pocos
días en Caracas, con
asistencia de su hija, la
médico pediatra
Mercedes López-
Contreras de Blanco.

Pronto salió en la prensa


la lista de nombres de
los judíos llegados al
país con sus
correspondientes
profesiones y oficios.
Rápidamente
encontraron trabajos
dignos y comenzaron a
prosperar.

“Había médicos, cuenta


Manuel- abogados,
industriales,
comerciantes, joyeros,
relojeros, agricultores, a
todos los
necesitábamos en el
país”. (Hasta aquí el
artículo)

Concluyo diciendo que


como Apóstol y como
venezolano, estoy
plenamente convencido
de que el cambio de
Venezuela no es
político; es espiritual.
Hay un perdón divino
irrevocable, y que se
materializará en la salida
de un régimen que
pactó con las tinieblas y
como Acán, tocó el
Anatema, y actuando
aún peor que Balaam,
maldijo a Israel con sus
palabras.
El nuevo presidente
encargado de
Venezuela,
recientemente aseguró
que Venezuela
restaurará las relaciones
diplomáticas con Israel
y colocará su Embajada
en Jerusalén.
Espero ese día, porque
cuando ese día llegue,
nos haremos
activamente herederos
de esa promesa que
dice:

Salmos 122
1 Yo me alegré con los
que me decían:
A la casa de Jehová
iremos.
2 Nuestros pies
estuvieron
Dentro de tus puertas,
oh Jerusalén.
3 Jerusalén, que se ha
edificado
Como una ciudad que
está bien unida entre sí.
4 Y allá subieron las
tribus, las tribus de JAH,
Conforme al testimonio
dado a Israel,
Para alabar el nombre
de Jehová.
5 Porque allá están las
sillas del juicio,
Los tronos de la casa de
David.
6 Pedid por la paz de
Jerusalén;
Sean prosperados los
que te aman.
7 Sea la paz dentro de
tus muros,
Y el descanso dentro de
tus palacios.
8 Por amor de mis
hermanos y mis
compañeros
Diré yo: La paz sea
contigo.
9 Por amor a la casa de
Jehová nuestro Dios
Buscaré tu bien.

También podría gustarte