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Barquisimeto, Mayo de 2021

El estado actual de la ciencia jurídica permite afirmar que el derecho


procesal pertenece al ámbito del Derecho público y viene a regular las relaciones
entre los ciudadanos y el Estado con motivo del ejercicio de la jurisdicción que es una
función pública estatal. Entonces, los particulares respecto del Estado no están en
igualdad (entre ellos sí) sino de subordinación, en el cual el Estado aparece en un
plano superior y les informa su decisión.
En este contexto, el derecho procesal puede considerarse como un derecho
formal, debido a que no regula directamente el goce, uso o disfrute de un
derecho o de un bien, sino que establece la forma de las actividades que deben
realizar para obtener del Estado la garantía del goce del bien. En este tenor de
ideas, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV, 1999),
señala en el artículo 257 lo siguiente: “El proceso constituye un instrumento
fundamental para la realización de la justicia. Las leyes procesales establecerán la
simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y adoptarán un procedimiento
breve, oral y público”.
De ahí que, el derecho procesal se caracteriza por ser un derecho
instrumental o de contenido técnico jurídico, en el sentido de no ser un fin en
sí mismo, sino que sirve de instrumento para lograr la observancia del derecho
sustancial o material, porque sus normas están dirigidas a hacer efectivas otras
ramas del derecho. Este estudio abordará las cuestiones previas contempladas en el
Código de Procedimiento Civil de 1986, tomando en cuenta que en el artículo 346 lo
define como:
1° La falta de jurisdicción del juez, o la incompetencia de éste, o la
litispendencia, o que el asunto debe acumularse a otro proceso por
razones de accesoriedad, de conexión o de continencia
(Declinatoria de conocimiento).2° La ilegitimidad de la persona del
actor por carecer de la capacidad necesaria para comparecer en juicio
(Falta de capacidad procesal).3° La ilegitimidad de la persona que se
presente como apoderado o representante del actor, por no tener
capacidad necesaria para ejercer poderes en juicio, o por no tener la
representación que se atribuya, o porque el poder no esté otorgado en
forma legal o sea insuficiente (Falta de capacidad de postulación o
representación).4° La ilegitimidad de la persona citada como
representante del demandado, por no tener el carácter que se le atribuye. La
ilegitimidad podrá proponerla tanto la persona citada como el demandado
mismo, o su apoderado (Falta de representación del citado).5° La falta de
caución o fianza necesaria para proceder al juicio (Falta de cautio judicatum
solvi).6° El defecto de forma de la demanda, por no haberse llenado en el
libelo los requisitos que indica el artículo 340, o por haberse hecho la
acumulación prohibida en el artículo 78 (Defecto de forma del
libelo/Acumulación prohibida). 7° La existencia de una condición o plazo
pendientes (Falta de mora).8° La existencia de una cuestión prejudicial
que deba resolverse en un proceso distinto (Prejudicialidad).9° La cosa
juzgada (Cosa Juzgada).10° La caducidad de la acción establecida en la ley
(Caducidad). 11°La prohibición de la ley de admitir la acción propuesta, o
cuando sólo permite admitirla por determinadas causales que no sean de las
alegadas en la demanda.

Por lo tanto, las cuestiones previas pueden considerarse como un medio


defensivo, del cual hace uso el demandado, cuando le falta al libelo de la
demanda algún presupuesto procesal o requisito de procedibilidad previsto
en la ley. Sumado a esto, las cuestiones previas puede ser consideradas como
alegaciones que hace el demandado y que no tocan el fondo de la
controversia, pero que impiden, modifican o difieren su examen de manera
transitoria hasta tanto se subsanen la falta de ciertos presupuestos necesarios
para la validez o legitimidad del proceso, o que extinguen definitivamente
la pretensión sin haberse discutido su mérito.
No obstante, estas alegaciones se pueden tomar en cuenta como un medio
defensivo que tiene por objeto la depuración de vicios, defectos u
omisiones en el proceso y garantizar así el verdadero ejercicio del derecho
a la defensa, tal como lo establece la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela (CRBV, 1999) en el ordinal 1° del artículo 49
El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y
administrativas; en consecuencia: 1. La defensa y la asistencia jurídica
son derechos inviolables en todo estado y grado de la investigación y
del proceso. Toda persona tiene derecho a ser notificada de los cargos
por los cuales se le investiga, de acceder a las pruebas y de disponer del
tiempo y de los medios adecuados para ejercer su defensa. Serán nulas
las pruebas obtenidas mediante violación del debido proceso. Toda
persona declarada culpable tiene derecho a recurrir del fallo, con las
excepciones establecidas en esta Constitución y la ley. (…).

.Cabe destacar, que las cuestiones previas tienen una función de


saneamiento procesal, para que en el desarrollo de la misma litis, los sujetos
procesales se encuentren en un plano de igualdad de condiciones
normativas, debido a que se evitará decidir en base a falsos supuestos procesales
o actos constitutivos írritos, salvaguardando la actividad pública que deriva de la
interferencia continua del interés general y del individual.
Dadas las condiciones que anteceden, los ciudadanos cuentan con la seguridad
jurídica, esta se fundamenta en conocer, comprender y confiar en el sistema que la
representa, ella tiene como objetivo que el ciudadano identifique la organización, los
derechos y obligaciones que le son inherentes (normas mínimas) y cómo se
garantizan para que de no obtenerlo hacer que la provea la justicia. Ahora bien, López
(2006), define la seguridad jurídica como:
(...), un valor estrechamente ligado al Estado de Derecho que se
concreta en exigencias objetivas de: corrección estructural
(formulación adecuada de las normas del ordenamiento jurídico) y
corrección funcional (cumplimiento del Derecho por sus
destinatarios y especialmente por los órganos encargados de su
aplicación).

Consecuentemente, la seguridad jurídica hace referencia al conjunto de leyes que


garantizan la seguridad y el orden jurídico. De igual modo, representa la garantía de
la aplicación objetiva de la ley, de tal modo que los individuos saben en cada
momento cuáles son sus derechos y sus obligaciones. En este contexto, es necesario
resaltar que en el antecedente legislativo más remoto sobre las Cuestiones Previas se
encuentra en el Código de Procedimiento Civil promulgado el 12 de marzo de 1836.
Posteriormente, estas fueron normadas en el Código de Procedimiento
Civil promulgado el 4 de julio de 1916, bajo las denominaciones de
excepciones dilatorias y de inadmisibilidad. De ahí que, no fue sino hasta la
derogación del precitado Código, mediante la promulgación del Código de
Procedimiento Civil publicado en Gaceta Oficial Número 3.970 Extraordinario de
fecha 13 de marzo de 1987, que superó la discusión sobre la identidad o
diversidad de los conceptos jurídicos excepciones dilatorias y de
inadmisibilidad agrupándolas todas bajo el título de cuestiones previas en once
(11) alegatos, concebidas como la solución que permite librar el proceso de vicios,
con la finalidad de regularizarlo y evitar una reposición inútil. Por lo tanto, el sistema
de las cuestiones previas se encuentra establecido en el Código de Procedimiento
Civil, que fue sin duda una de las reformas más importantes de ese texto legal
tiene, como lo expresa Rengel Romberg (1987):
(...) la función de resolver acerca de la regularidad del procedimiento, ya
sea para determinar si se cumplen las condiciones en las cuales los sujetos
procesales (juez y partes) deben actuar, ya sea para resolver sobre la
regularidad de la demanda o de cualquier otro requisito de las instancias.
(p.60).

En otras palabras, el sistema de las cuestiones previas pueden ser considerada


como la depuración del proceso, en el sentido de determinar la contestación de la
demanda (momento preciso de la contraposición de los argumentos de las partes) si la
relación jurídico-procesal puede realmente constituirse conforme a los requisitos de
ley.
Por esta razón, Rengel Romberg (ob.cit), señala que las distintas cuestiones
previas previstas en el artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, tienen una
función dirigida a regular y formar una verdadera relación procesal, tal como “unas
están dirigidas a los sujetos procesales(ordinales1°, 2°, 3°, 4° y 5°), otras a la
regularidad formal de la demanda(ordinal 6°), a la pretensión(ordinales7°, 8° Y9°)
y, finalmente, a la acción(ordinales10° y 11°)”. (p.60).
Sin embargo, cada una de ellas tiende a preservar una situación procesal
distinta. El ordinal que se tomó en cuenta en esta investigación fue el 4º, referido a “la
ilegitimidad de la persona citada como representante del demandado, por no
tener el carácter que se le atribuye. La ilegitimidad podrá proponerla tanto la
persona citada como el demandado mismo, o su apoderado (Falta de
representación del citado)”. Entonces, la norma antes transcrita es similar a la del
ordinal 4° artículo 248 del antiguo CPC de 1916, pero ahora con dos aclaraciones: 1)
Que no es la ilegitimidad del demandado, sino -lógicamente- la del citado como su
representante y -precisamente- por no ser tal; y 2) Que la puede alegar la persona
citada sin ser representante o el demandado mismo o el apoderado de éste.
Se observa claramente, que el actor subsana el defecto (según lo ordena el
aparte tercero del artículo 350 CPC actual) "mediante la comparecencia del
demandado mismo o de su verdadero representante", disposición que, manda a
aplicar el artículo 354 para la sentencia a dictarse cuando no se subsane
voluntariamente. Ahora bien, lo anterior es algo incomprensible, debido a el actor
carece de los medios adecuados para obligar al demandado mismo o a su verdadero
representante a que comparezcan ante el Tribunal en contra de su voluntad. Y a estos
últimos es posible que no les convenga procesalmente, ni les interese colaborar con el
actor para ayudarle a darle curso a la demanda que ha ejercido contra ellos.
Desde luego que el actor carece de los medios adecuados para obligar al
demandado mismo o a su verdadero representante a que comparezcan ante el
Tribunal en contra de su voluntad. Se evidencia que en la actualidad esta situación se
ha manejado de una manera empírica y totalmente casuística, aplicando el mero
criterio personal y el parecer propio de cada uno de los jueces a quienes se les ha
presentado; pero desde el punto de vista técnico – jurídico no es posible que este
estado de cosas permanezca así indefinidamente en el tiempo, porque ello no brinda
la indispensable seguridad jurídica que es propia del derecho como sistema
garantizador.
De lo antes expuesto, conlleva al investigador a realizar una revisión exhaustiva
y detallada sobre los inconvenientes derivados de la sustanciación de la cuestión
previa del ordinal 4° del artículo 346 del código de procedimiento civil. De esta
situación problemática emergen las siguientes interrogantes:
¿Conocer los factores que inciden en la falta de representación como cuestión
previa? ¿Cuáles son los elementos jurídicos utilizados en la sustanciación de la
cuestión previa del ordinal 4° del artículo 346 del código de procedimiento civil en
Venezuela? ¿Cuáles son las consecuencias de la responsabilidad jurídica en la
sustanciación de la cuestión previa del ordinal 4° del artículo 346 del código de
procedimiento civil en Venezuela?

REFERENCIAS

Congreso de la República de Venezuela (1986). Código de Procedimiento Civil de.


Gaceta Oficial, 1986-01-22, N. 3694, extraordinario,

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (2000). Gaceta Oficial de la


República de Venezuela, 5.453 (Extraordinario), Marzo 24, 2000.
López, D.(2006). ¿Qué es la seguridad jurídica?. (Documento en Línea).
Disponible: https://www.dejusticia.org/que-es-la-seguridad-juridica/ (Consulta:
2021, Mayo, 07).
Redenti, J. (s/f). Derecho Procesal Civil. (Documento en Línea). Disponible:
http://www.ulpiano.org.ve/revistas/bases/artic/texto/DERYSO/5/deryso_2004_5_1
63-202.pdf (Consulta: 2021, Mayo, 07).

Rengel Rómberg (1987). Tratado de Derecho Procesal Civil Venezolano según el


nuevo Código de 1987. III.

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