El tercer mandato de Heureaux se inauguró el 1 de marzo de 1889, en momentos en que éste se encontraba en el Cibao, por lo que la presidencia de la República fue asumida provisionalmente por Gautier. Heureaux lo hizo luego de sofocar las rebeliones en su contra, y de inmediato puso atención a los asuntos externos, principalmente a los que ocurrían en Haití donde, desde principios de ese año había dos gobiernos, el legal con sede en Puerto Príncipe y encabezado por el Gral. François Denis Legitime, y el otro en Cabo Haitiano, presidido por el Gral. Louis Mondestin Florvil Hyppolite. Esta situación del vecino país fue aprovechada por el gobernante dominicano, facilitando ayuda al general Hippolite, por lo que Legitime empezó a colaborar con Casimiro Nemesio de Moya, quien planeaba invadir el territorio nacional. Sin embargo, Heureaux fue enterado de esos planes y procedió a enviar a su Ministro de Relaciones Exteriores, Ignacio María González, a Puerto Príncipe con instrucciones de ofrecerle a Legitime colaboración para capturar a los revolucionarios de Hippolite, a cambio de la deportación de Moya, a lo que accedió el presidente haitiano. Heureaux, de esta manera volvió a salir airoso, pero las conspiraciones en su contra continuaron, principalmente en el Cibao, donde los liberales hicieron grandes esfuerzos por desplazarlo del poder. Estableciendo en el país una misión diplomática norteamericana, logrando que el gobierno de esa Nación designara en 1889 a Frederick Douglass encargado de negocios. El funcionario estadounidense, tenía 19 años sin retornar al país luego de haber realizado las funciones de secretario de la Comisión Investigadora enviada por el presidente Ulysses S. Grant. Douglas quedó sorprendido al llegar a Santo Domingo, el 23 de febrero de 1890 por los adelantos que se habían registrados, pese a las convulsiones políticas que se producían continuamente. La ciudad contaba desde 1888 con red de teléfonos con línea telegráfica, de coches y carruajes, así como servicios policiales que sorprendieron a Douglas. Terminado el 14 de junio de 1891, se estableció que el gobierno estadounidense otorgaba el privilegio de entrada de determinados productos criollos libre de derecho como azúcar, melazas y café. Por su parte, el Gobierno Dominicana debía permitir la entrada libre de impuestos de determinadas exportaciones americanas, las cuales eran de 26 clasificaciones.
LOS TABACALEROS EN ACCIÓN
El presidente Heureaux tuvo que hacer frente a los productores de tabaco, quienes reaccionaron airados contra el Tratado de reciprocidad Comercial firmado por Heureaux con los Estados Unidos. Las actividades comerciales para la época eran principalmente con los países de Europa y no con los Estados Unidos, por lo que el tratado fue visto como una amenaza para los países europeos, particularmente Alemania, que era la tradicional compradora de tabaco, y no estaba dispuesta a perder el mercado de Santo Domingo. El tabaco en 1850 se convirtió en el producto de mayor exportación, lo que dinamizó las actividades de Puerto Plata y de compañías de Curazao y de las Islas Vírgenes Holandesas. Los comerciantes alemanes, que se convirtieron en los principales exportadores, enviaban el producto hacia Hamburgo y lo comercializaban por toda Europa, de ahí, su oposición al tratado de Reciprocidad. A esta actitud de Alemania se sumaron Francia, Italia y Holanda, países que amenazaron al Gobierno dominicano con descontinuar la compra del producto si se aplicaba el señalado tratado. Los tabacaleros cibaeños se encontraban en 1892 en pie de lucha contra el tirano, dispuestos a desatar una nueva guerra, similar a la que financiaron desde 1863 a 1865. Esas intenciones se pusieron de manifiesto al circular rumores en el sentido de que el dictador negociaba con Estados Unidos el arrendamiento de Samaná. El tirano no satisfecho con el préstamo que recibió de la Westendorp, nuevamente recurrió a otro en septiembre de 1890, esta vez por 900,000 libras esterlinas para ser pagado en 56 años, a razón de 6% de interés. Las condiciones de este empréstito fueron las siguientes: El préstamo sería garantizado por una primera hipoteca sobre el ferrocarril que se construiría con una parte del empréstito. Sería también garantizado por una segunda hipoteca sobre los derechos aduaneros. La Regie de nuevo se encargaría de la recaudación de los fondos para el cumplimiento del servicio del préstamo, cuyo pago alcanzaba un cargo adicional de 57,000 mil libras anuales sobre los escasos ingresos del Gobierno. Este préstamo constituyó un fraude mayor que el de Harmont y los trabajos del ferrocarril de Puerto Plata a Santiago tuvieron que ser financiados con nuevos empréstitos. El presidente Heureaux gestionó otros préstamos con Juntas de Créditos y permitió a los comerciantes traer al país todos los contrabandos que desearan.
HEUREAUX Y LA FARSA ELECTORAL DE 1892
Uno de los atributos más destacable de Heureaux era el manejarse simultáneamente, en dos esferas: el económico y el político, por lo que al mismo tiempo que negociaba con un sindicato financiero estadounidense, a espalda de los europeos en 1892, no perdía de vista la proximidad de las elecciones presidenciales. Para 1892, Heureaux ya tenía todo bien calculado, había informado a todo el país que no se presentaría en las próximas elecciones, puesto que estaba cansado y no le interesaba participar nuevamente como presidente. De esa manera, aparentó brindar la oportunidad a los aspirantes a que salieran a la luz pública para así conocerlos y poder eliminarlos como lo había hecho en otras ocasiones. Esta estrategia llevada a cabo por Heureaux le dio los resultados esperados. Generoso de Marchena, quien desaprobaba la influencia norteamericana y favorecía la europea, al fungir como inspector del Banco Nacional de Santo Domingo, creado por un sindicato francés con la autorización del gobierno para operar de manera exclusiva en el país. Lilís recurrió a su acostumbrada farsa electoral y en 1893 ganó las elecciones de manera abrumadora por cuarta vez, ahora frente a Marchena, quien no aceptó la derrota y procedió a tramar una conspiración en su contra adoptando las siguientes medidas: Dispuso que el Banco Nacional de Santo Domingo suspendiera el crédito concedido a Heureaux, argumentando que éste no saldó deudas contraídas. Ordenó congelar los demás fondos del tirano. Dispuso el embargo de las garantías que el dictador había ofrecido para satisfacer sus obligaciones. CUARTO MANDATO DE HEUREAUX (1892-1896) El presidente Heureaux pretendió darle siempre carácter de legalidad e institucionalidad a su régimen, de ahí que se interesa en la organización de elecciones en la que él figuraba triunfador de manera avasalladora. La farsa montada en 1892 no podía ser una excepción, y en esos comicios alegadamente obtuvo 393 votos al ganar en los Colegios Electorales de la capital, Santiago, La Vega, Puerto Plata, Monte Cristi, Azua y Barahona. En segundo lugar, quedó Tomás Demetrio Morales, quien triunfó en el Colegio Electoral del Seibo, mientras que Marchena, que era el principal candidato opositor, quedó en tercer lugar al recibir 37 votos en los Colegios de la capital, El Seibo, Santiago y La Vega. Heureaux de esta manera logró presentarse como el gran triunfador, mientras que Marchena quedó como el gran perdedor electoralmente, y preso al ser acusado de conspirador.