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INTRODUCCIÓN
El agua subterránea en acuíferos subterráneos es uno de nuestros recursos naturales más
indispensables, pero el uso excesivo y la contaminación por actividades humanas están
poniendo en grave peligro la viabilidad de los acuíferos, lo que lleva a problemas
económicos, enfermedades en la salud pública, e incluso conflictos de agua. Una vez que
un acuífero se agota, el suelo por encima de él tiende a hundirse en el espacio vacío y cierra
el acuífero para siempre[ CITATION Flu20 \l 3082 ]. En este momento, las actividades
humanas están drenando los acuíferos mucho más rápido de lo que los sistemas naturales
pueden rellenarlos. ¿Qué harán las poblaciones dependientes de las aguas subterráneas
cuando sus acuíferos ya no puedan ser utilizados?
El uso no sustentable del agua subterránea ha ocasionado graves problemas como el
abatimiento de los niveles freáticos o piezométricos, la intrusión del agua de mar y la
subsidencia del terreno entre otros. El cambio climático por su parte solo agravará estos
problemas al elevar el nivel medio del mar.
La recarga controlada de los acuíferos representa una medida de mitigación a estos
problemas. La recarga y el almacenamiento del agua en los acuíferos y la recuperación del
agua en tiempos de escasez, debe ser considerada como una seria alternativa a la
construcción de grandes presas para preservar o mantener los niveles de abastecimiento de
agua en el futuro, esto implica el almacenamiento y el tratamiento intencional de agua
dentro de los acuíferos a través de estructuras como pozos de inyección, embalses de
infiltración y galerías para introducir agua a los acuíferos proveniente de la lluvia,
tormentas, agua residual tratada, ríos, o agua de otros acuíferos, agua que posteriormente es
recuperada para todo tipo de usos.[ CITATION Fer19 \l 3082 ]
La recarga controlada de acuíferos es intencional, a diferencia de los efectos de la
infiltración profunda del agua de riego o las fugas de las tuberías de abastecimiento de agua
potable en donde los incrementos en la recarga son incidentales. La recarga controlada de
acuíferos es una de las herramientas de gestión del agua subterránea; puede ser útil para
restablecer la presión en acuíferos sobreexplotados, reducir la intrusión salina o fenómenos
de subsidencia en suelos. Por sí sola, no es la solución de los acuíferos sobreexplotados y
podría únicamente aumentar los caudales de extracción. Sin embargo, puede tener un
importante papel de un conjunto de medidas de control de la extracción y del
restablecimiento del balance hídrico subterráneo.
OBJETIVO GENERAL
Dar a conocer los distintos métodos y estrategias para la realización de una recarga
gestionada de acuíferos frente al problemas de sequías y clambio climático.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
Determinar las causas y efectos del uso no sostenible de los acuíferos
Identificar la fuente de agua que intervienen en el proceso de recarga de acuíferos
Describir algunos métodos y modelos que permiten el cálculo de la recarga de
acuíferos.
Plantear alternativas de solución frente a los problemas que ocasionan la
insostenibilidad en la recarga de acuíferos.
ANTECEDENTES
Según [ CITATION Mur04 \l 3082 ] la tesis sobre “Recarga de acuíferos. Evaluación y
Análisis de Condicionantes Técnicos y Económicos. Acuífero Aluvial del Bajo
Guadalquivir” aborda la elaboración de un código capaz de afrontar la evaluación a la
recarga de los acuíferos mediante la realización de balances de agua en el suelo y en el
acuífero, así como la concreción del efecto que determinadas componentes del balance
hídrico tienen en la estimación de la recarga de acuíferos.
MÉTODOS PARA EVALUAR LA RECARGA DE ACUÍFEROS
Métodos de medición directa
Requieren de la construcción de un dispositivo especial (lisímetro) o del empleo de
infiltrómetros que midan a suficiente profundidad el agua que se dirige hacia el
nivel freático. Estos últimos se utilizan preferentemente para medir las pérdidas que
tienen lugar en ríos, arroyos, torrentes, acequias y canales de riego, un lisímetro es
un bloque de suelo aislado e instrumentado que permite medir todos los flujos de
agua que circulan a través del suelo, mientras que un infiltrómetro es un aparato que
permite deducir el volumen de agua que es necesario añadir sobre un área bien
definida de terreno para que sobre la misma se mantenga una lámina de agua de
espesor constante.
La determinación del balance de agua en un lisímetro implica la medida volumétrica
de todas las componentes que intervienen en el mismo para la columna de suelo que
constituye dicho dispositivo, por lo que este viene dado por la siguiente ecuación:
ET =P+ Rr −R t ± E s ± △ θ
Donde:
ET es la evapotranspiración.
P la precipitación.
Rr el aporte debido al riego.
Rt la recarga en transito o el drenaje en profundidad.
E s la escorrentía superficial
△ θ la variación del contenido de humedad del suelo.
Entre las ventajas que presentan los lisímetros está el que constituyen un método
que tiene una gran fiabilidad, el que cuantifican de una forma directa el balance de
agua en el suelo y el que permiten utilizar una escala de tiempos muy variable que
puede oscilar desde lo casi instantáneo a lo anual. Entre sus inconvenientes se
encuentra el que proporcionan una información de tipo puntual, el que tienen un
elevado coste de fabricación y mantenimiento y el que constituyen una instalación
que en cierta medida altera las condiciones naturales del terreno.
Métodos hidrodinámicos
Estos métodos se basan en la utilización de las ecuaciones de flujo bajo condiciones
de saturación parcial y total. Existen dos tipos de aplicaciones. La primera, que se
fundamenta en la utilización de métodos numéricos, permite analizar situaciones de
flujo complejas que pueden contemplar régimen transitorio o heterogeneidad
espacial, aunque en contrapartida precisan de un volumen importante de datos. La
segunda, que es más sencilla, requiere de métodos de medición en campo y precisa,
para obtener buenos resultados, de un régimen supuestamente estacionario y de una
situación donde el flujo sea saturado, ya que no se puede obtener la conductividad
hidráulica no saturada a partir de la realización de medidas en campo. La obtención
de dicho parámetro se realiza mediante la aplicación de expresiones teóricas que
relacionan la conductividad hidráulica no saturada con el contenido de humedad y
con ciertas características del medio parcialmente no saturado.
Otros métodos
a. Empíricos
Intentan calcular la recarga a los acuíferos bien mediante el empleo de
fórmulas empíricas o bien a través de correlacionar dicha variable con otras
variables o parámetros hidrológicos como son la precipitación, la altitud, la
pendiente del terreno o la vegetación. La validez de estos métodos es
limitada, ya que las fórmulas y expresiones que se obtienen para un
determinado lugar no suelen ser extrapolables a otros lugares, salvo que
ambos presenten unas características muy similares.
b. Térmicos
Se fundamentan en el hecho de que en ausencia de flujo significativo de
agua la temperatura del terreno y del agua contenida en el mismo, esté este
saturado o no, aumenta con la profundidad a causa de la generación de calor
en la corteza terrestre. Esta distribución térmica que existe en el terreno se
puede ver afectada si el agua fluye debido a la gran capacidad calorífica que
tiene la misma.
Modelos distribuidos.
Precisan de una serie de datos que normalmente no están disponibles, por eso sólo
se han empleado hasta la fecha en estudios de investigación o regionales muy bien
dotados económicamente. El modelo más conocido es el SHE que incluye los
siguientes procesos hidrológicos:
Fusión de nieve
Interceptación
Evapotranspiración
Flujo en canal
Flujo sobre el terreno
Flujo no saturado y flujo saturado.
La versión más amigable de este modelo se denomina MIKE SHE y tiene la ventaja
de constituir un código que integra todos los procesos anteriormente citados
mediante un procedimiento continuo de cálculo