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Tendencias

teológicas
adventistas

Por
Alberto R. Treiyer
Tendencias teológicas
adventistas1

Dr. Alberto R. Treiyer


www.adventistdistinctivemessages.com

Con el correr de los años han ido apareciendo algunas


tendencias dentro del movimiento adventista que han sido
motivo de preocupación desde varios puntos de vista.
Desde la perspectiva administrativa, la preocupación se ha
dejado sentir por su militancia combativa y destructiva.
Desde el punto de vista teológico, se los ha visto como
peligrosos para la unidad del mensaje adventista

1 Siendo que por razones conocidas, la mayoría de nuestros


hermanos en Cuba no tienen acceso a internet, nos hemos dado a la tarea
de descargar y preparar materiales de libre acceso para formar un banco
de información que pueda estar al alcance de la feligresía. El texto de
este documento ha sido tomado de http://dialogopastoral.blogspot.com/. .
Departamento del Espíritu de Profecía.
Misión Oriental.
considerado como una “cadena de verdad”, y cuyos
eslabones deben mantenerse unidos para no tirar abajo el
edificio (parafraseando a E. de White).

Las tendencias teológicas que vamos a considerar no


constituyen la mayoría de la Iglesia, pero hacen ruido y, a
menudo, no se los puede ignorar. Vistos en su conjunto han
causado una preocupación adicional, y es la de saber si
podemos definir un “mainstream” o curso principal por
donde fluye toda la fuerza del mensaje adventista.
Podemos adelantar aquí que no necesitamos mencionar
nombres de autores actuales dentro del adventismo para
ponerlos como ejemplo de la corriente central. La Biblia y el
Espíritu de Profecía constituyen el lecho del río que lleva la
preciosa simiente que Dios legó al remanente. Si nos parece
demasiado general una descripción tal, podemos recurrir a
las 27 doctrinas fundamentales de la iglesia que contó con
el aval de los principales líderes y teólogos adventistas de
todo el mundo. Todo autor que entra dentro de esta
perspectiva puede considerárselo como formando parte de
ese flujo central de ideas.

Veamos en forma rápida, algunas tendencias que más


ruido han estado haciendo en estos últimos años.

1. Liberales. Se llama así a los saduceos modernos que


reflejan el pensamiento prevalente en el mundo teológico
no adventista. Dentro de nuestra iglesia, se los ve en
algunos de nuestros centros teológicos, mayormente en el
oeste de los EE.UU, Europa y Australia. Aún Andrews
University, a pesar de contar todavía con un puñado de
teólogos conservadores, dejó ya en gran medida de liderar
la iglesia en su ortodoxia teológica.
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- El corazón de los liberales está más con el mundo
que con el adventismo como tal. Se ufanan de poder citar
“eminencias” del mundo científico para negar o poner en
tela de juicio varias verdades vitales de nuestra fe. ¿Cómo
se los reconoce? Por las posiciones que adoptan en relación
con varios temas.

a) Inspiración. Tienden a aceptar los criterios de la


Alta Crítica racionalista que nació hacia fines del S. XIX y que
ha inundado la mayoría de las universidades y facultades de
teología en el mundo. Niegan o relativizan la inspiración
divina de la Biblia tal como se autopresenta en la Biblia. A
diferencia de la Crítica Textual que busca determinar cuáles
son los manuscritos más antiguos que han llegado a
nuestras manos, la Crítica histórico-literaria racionalista
construye una historia diferente de la que cuenta la Biblia.
Todo se basa en sospechas sobre las verdaderas razones
que habrían motivado a tal o cual autor de la Biblia a
inventar la historia que cuenta.
- De la misma manera como tratan a la Biblia, tratan
luego a E. de White. Eso les permite creer lo que quieren y
descartar lo que no les gusta. La Biblia es hecha a la imagen
de cada cual, y el intérprete deja de ser modelado por la
Palabra de Dios.
- ¿Vamos a dejar de contar las preciosas historias de la
Biblia porque haya quienes no crean en los milagros o en la
autoridad sobrenatural de la Palabra de Dios? (Véase Heb
11).

b) Evolución. Tienden a negar la semana de la


creación, y a poner una fecha mucho más antigua para la
aparición de la vida en nuestro planeta. Salvo unos pocos
más apasionados, reconocen que no hay evidencia científica
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definitiva que favorezca muchas de las teorías que se han
levantado para explicar el origen de la vida. Pero insisten en
que tampoco, desde la perspectiva creacionista, se puede
explicar todo. Por tal razón, están abogando últimamente
por una posición “humilde” que consiste en dejar abiertas
las dos posibilidades.
- El problema durará tanto tiempo como estemos en
este mundo, ya que no hay nadie que fue testigo de la
creación divina. Pero la esfera en la que nos movemos es la
de una Iglesia con una misión: predicar la Palabra de Dios al
mundo, y esto se puede hacer sólo por la fe. Ya que la
Palabra de Dios no puede ser demostrada, sino vivida. “El
justo vivirá por la fe” (Rom 1:17ss).
- Heb 11:3: “Por la fe entendemos que el universo fue
formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no
provino de lo que se ve”.
- Rom 1:20-22: “Desde la creación del mundo las
cualidades invisibles de Dios... se perciben claramente a
través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa. A
pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a
Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus
inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato
corazón. Aunque afirmaban ser sabios, se volvieron necios”.
- ¿Cómo pudo decir todo esto Pablo, si no lo pudo
probar? Por otro lado, ¿vamos a dejar de guardar el sábado
basados en la creación semanal hasta que podamos
demostrarlo? Si así fuera, nunca llegaremos a guardarlo.
Entre escoger las especulaciones de las diferentes hipótesis
científicas, preferimos atenernos al testimonio del Creador.
Es más, Dios nos encargó en esta época de tanta
especulación y negación de la obra de creación divina, la
tarea de reconocerlo delante del mundo como el Creador,
tal cual lo relató en su Palabra (Apoc 14:7).
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c) Expiación. Otro de los puntos vitales de nuestra fe y
de la fe cristiana, es el de la expiación de Cristo. Inspirados
en teólogos liberales no adventistas, algunos que han
ocupado puestos importantes en nuestra iglesia han
negado también que la muerte del Señor haya sido vicaria,
es decir, en nuestro lugar. Niegan que hubiese sido
necesaria como un pago por nuestro pecado.

Ya dentro del catolicismo romano encontramos en el


S. XIII a Tomás de Aquino considerando superflua la cruz de
Cristo. En sus especulaciones, el sabio puede llegar a Dios
por razonamientos sin necesidad de recurrir al misticismo.
De allí todo el basamento de obras humanas sobre los que
terminó basándose la iglesia romana. La negación de la
expiación desde una perspectiva moderna tiene un
fundamento común, aunque los argumentos van más allá
de los de Tomás. Son un producto natural de los criterios
evolucionistas.

Arguyen que el hombre va para arriba por un poder


inherente (progreso inevitable). La historia de la caída del
Génesis es, por consiguiente, una fábula. El testimonio de
Pablo a los romanos tampoco tiene valor, ya que si hemos
ido evolucionando paulatinamente sobre la tierra, no
podemos decir que “el pecado entró por un hombre” (Rom
5:12). Para cuando una pareja hubiese presuntamente
caído, habría habido muchos otros semejantes a ellos ya
pululando la tierra. Y si en lugar de la caída, debemos contar
la historia de la subida natural, ¿qué necesidad tenemos de
una muerte expiatoria, de un rescate sobrenatural? Esos
son conceptos mitológicos superados por la época
moderna. Nos podemos arreglar solos para salir hacia
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delante. La humanidad no necesita salvador, ya que podrá
remontar por sí misma todo obstáculo que le queda hasta
llegar a la perfección.

Los liberales que niegan la expiación acusan además,


a la teología cristiana, de presentar a Dios como orgulloso,
egoísta y tirano, quien para satisfacer su honor fue capaz de
entregar a su pobre Hijo para que muriera por la
humanidad. ¿Para qué murió Cristo entonces? Según este
criterio, murió sólo como una muestra de amor para ganar
nuestros corazones. Pero, ¿qué puede hacerse por gente
para quien la reputación no cuenta demasiado, ya que ni la
reputación divina les parece necesaria? ¿Cómo van a poder
valorar el tremendo precio de la cruz en un contexto tal, y
de la salvación del mundo? Se trata, además, de la muerte
de Dios mismo, no de un ser creado.

El fundamento de la doctrina del santuario que


tenemos como adventistas está justamente en la expiación
que fue necesaria, según las palabras de Pablo, para que
pudiésemos tener vida eterna y limpiar el gobierno divino
(“las cosas celestiales”), de toda mancha que podría
imputársele por asumir la responsabilidad de perdonar al
penitente (Heb 8:3; 9:16,22-23). Se requería la muerte
vicaria del Redentor divino no sólo para librarnos a nosotros
de la pena del pecado (Rom 5:6-10; 6:23; 2 Cor 5:14,21),
sino para vindicar a Dios delante del Universo (Ef 3:10-11;
Col 1:20). Los ángeles de Dios y los mundos no caídos saben
que la estabilidad del universo entero depende del buen
nombre de Dios (Apoc 4:11; 5:9-14; 16:5-7; 19:1-8).

d) Preterismo. No suelen interesarse demasiado, si


realmente se interesan, en los mensajes proféticos de
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Daniel y Apocalipsis. Todo o casi todo lo que fue anunciado
por esos dos libros del Apocalipsis se cumplió en el pasado.
De allí su tendencia preterista, y su falta de identificación
parcial o absoluta con el mensaje y misión profética
adventista.
- Descartan las fechas proféticas que son hitos
inamovibles en el adventismo como los 1.260 y los 2.300
días-años. No creen que el “tiempo del fin” del que habló
Daniel se dio, por consiguiente, en 1798 al expirar la fecha
de los 1260 días-años.
- Tampoco creen que las señales estelares que dejó
Jesús y que se repiten y amplían en el sexto sello del
Apocalipsis, como precursoras inminentes del fin del
mundo, se cumplieron en torno a esa época del “tiempo del
fin”. En este punto se vuelven más futuristas que preteristas
(Paulien, LaRondelle, etc).
- La identificación del cuerno pequeño (Dan 7 y 8) y de
la bestia (Apoc 13) con el papado se relativiza, si es que
realmente se la tiene en cuenta. [Una manifestación más
sutil de esta tendencia se ha visto en algunos que evitan
identificar en forma clara los símbolos del Apocalipsis, y
prefieren referirse a su cumplimiento en filosofías o
ideologías. Se ha definido esta tendencia como “idealista”,
porque se interesan más en las ideas que en los hechos
históricos en sí].
- ¿Nunca llegaría el día en que aparecería un
movimiento proféticamente señalado para anunciar el fin
sobre toda la tierra? Nuevamente, tendremos que seguir
escogiendo entre la incredulidad o la fe, entre la duda o la
certeza que emana de la Palabra de Dios cuando nos
convertimos de todo corazón. Porque “sin fe *y se trata de
fe en su Palabra+, es imposible agradar a Dios” (Heb 11:6).
“Por esa fe *Noé+ condenó al mundo” (Heb 11:7).
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2. Evangélicos. A veces se los confunde con liberales y
a veces son realmente una mezcla de ambos. Los que han
sido catalogados como evangélicos en nuestra iglesia, son
teólogos que no necesariamente niegan la naturaleza divina
de la inspiración de la Biblia ni el creacionismo. Tienden a
negar el Espíritu de Profecía y la proyección profética de
nuestra iglesia o, en los casos menos extremos, en restarle
importancia. Insisten más en la justificación por la fe que en
la santificación por la fe y, por supuesto, niegan
categóricamente [a veces como traumática], nuestra
doctrina del juicio investigador. Como resultado, se percibe
en su testimonio una gran pérdida de identidad, ya que no
son ni adventistas ni evangélicos en sentido pleno.
- Dentro de este grupo, los casos más extremos en
materia de adoración son los celebracionistas que los lleva a
sentirse más cerca de los carismáticos y pentecostales que
de los adventistas mismos. En materia teológica, puede
mencionarse al ya legendario Desmond Ford, quien ha
recientemente acusado de deshonestidad a los autores del
folleto sobre Hebreos de la Escuela Sabática (aparece en la
página de Spectrum).

3. Conservadores. Son considerados por algunos


como los fariseos modernos del adventismo. Debemos
recordar que Jesús dijo muchas cosas favorables sobre los
fariseos, en especial sobre la ortodoxia de su enseñanza
(Mat 23:1-3). Los adventistas con esa tendencia sienten que
su misión es velar para proteger la fe del pueblo de Dios.
Aunque esa misión es loable y divina, deben cuidar de no
transformarse en jueces de la fe de otros. Es correcto que
prediquen y testifiquen con libertad la “sana doctrina”, y
defiendan con entusiasmo toda su ortodoxia. Pero deben
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velar también para no perder su “primer amor” (Apoc 2:4).
Si quieren ganar más adeptos para el reino de Dios no
deben perder, en todas sus confrontaciones teológicas, el
gozo de la testificación.
- Dentro de esta tendencia puede ponerse a mucha
gente. Uno de los casos más característicos y extremos es el
de “Nuestro Firme Fundamento”. *Descartamos acá los
movimientos más radicales de abierto ataque a nuestra
iglesia, y que usan nuestro mensaje profético para fustigar a
Babilonia (en medio de la cual nos ubican), y empujar a
nuestra iglesia a una guerra apocalíptica frontal y
apasionada contra las demás religiones].

4. Futuristas. El futurismo ha sido una característica


de los movimientos evangélicos de los EE.UU. durante la
mayor parte del S. XX. Cierta infiltración del futurismo en el
adventismo se ha visto en algunas interpretaciones, no
necesariamente en todas. Siendo que algunas porciones de
Daniel y más específicamente de Apocalipsis han sido
objeto de mayor discusión, basan su argumento principal en
que no han encontrado su cumplimiento en la historia y,
por lo tanto, debe tratarse de algo futuro. Ignoran a
menudo voluntariamente ciertas especificaciones
exegéticas definidas que ha dejado la Biblia para no dar
libre rienda a la imaginación del intérprete.
- Dentro del adventismo, esta tendencia se ha visto
entre quienes quieren dar a la interpretación profética de
las fechas de Daniel y Apocalipsis, un cumplimiento futuro y
literal, no de años. Algunos ven un doble cumplimiento en
esas profecías fechadas. Otros se atienen al testimonio del
Espíritu de Profecía con respecto a 1798 (1260 días-años) y
1844 (2300 días-años), pero proyectan hacia el futuro los
1290 y 1335 días de Dan 12.
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- En lo personal, he podido ver cómo este problema
del futurismo se resuelve con un mayor conocimiento del
texto bíblico y de la historia en sí. Contamos, además, con el
testimonio categórico de ciertas citas de E. de White que
niegan toda fecha profética desde 1844 hasta la 2da.
Venida de Cristo (véase varias citas en A. R. Treiyer, La Crisis
Final en Apoc 4 y 5, 81). Junto a esas citas, hay otra
advertencia definida de E. de White contra la tendencia de
algunos de poner en el futuro profecías que se cumplieron
en el pasado y que deben permanecer allí en la historia
profética que ha caracterizado a la iglesia, so pena de
introducir confusión en la visión profética que se nos legó.
- También se ha visto esta tendencia futurista en
algunos hermanos que han intentado aplicar al futuro las
profecías de los sellos y de las trompetas, las señales
estelares de Mat 24 y Apoc 6, etc.

5. Históricos. Buscan volver al pasado para creer


exactamente como creían en varios respectos nuestros
pioneros. Para ello, tienen que pasar por alto las
declaraciones más precisas y definitorias del Espíritu de
Profecía en tiempos posteriores.
- Son como los Lefevres de la Iglesia Católica (que
quieren volver al catolicismo medieval negando el Concilio
Vaticano II, por ejemplo, en su disposición de celebrar la
misa en el idioma del pueblo).
- Los adventistas históricos olvidan que nuestros
pioneros descubrieron muchas verdades preciosas, pero
que debieron ir creciendo y madurando con respecto a
varios puntos. Para ello Dios nos concedió el don de
profecía en nuestro medio, y nada prueba mejor este hecho
que los contrastes que hoy se perciben entre lo que creían
los pioneros y lo que E. de White definió más tarde.
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- Mientras que los evangélicos, en años recientes, han
pretendido en base a este hecho que E. de White se volvió
más evangélica y conservadora hacia el final de su vida, los
adventistas han estado probando por el mismo hecho, que
la acusación que hicieran antes, de que la teología de E. de
White era la de su esposo o la de su hijo, no es cierta. Los
contradijo a ambos en varios puntos, en especial el de la
trinidad, sin contradecirse ella consigo misma, ya que nunca
había sancionado el arrianismo de los pioneros.

a) Trinidad (divinidad de Jesús). La mayoría de


nuestros pioneros fue arriana, esto es, negaba la divinidad
del Hijo de Dios. No fue sino en años más recientes, al
comenzar el S. XX, que E. de White se expresó con tal
claridad que hasta su propio hijo escribió una carta diciendo
que le parecía confuso lo que había escrito su madre, pero
que sin duda habría más luz en el futuro.

b) Naturaleza humana de Cristo. Al no haber


percibido la naturaleza divina de Jesús, nuestros pioneros
tuvieron una tendencia post-lapsaria, esto es, tendían a
creer que Jesús asumió la naturaleza caída de Adán. Los que
adoptan esta posición hoy (como Jack Siqueira),
indefectíblemente caen, tarde o temprano, en otra
tendencia, el legalismo. Parecieran poner más énfasis en las
obras humanas que en la fe misma que las produce. No de
balde E. de White sorprendió en el Congreso de Mineápolis
en 1888, poniéndose del lado de los que defendieron la
justificación por la fe, y acusó a la mayoría de dar sermones
más secos que las colinas de Gilboa.
- Aprovechamos para incluir aquí la tendencia que
tienen algunos a resaltar la experiencia de 1888 en forma
desmedida. Aunque fue importante lo que allí ocurrió, E. de
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White nunca le dio la trascendencia que algunos le quieren
dar hoy para promover sus propios intereses.
- E. de White sostuvo un enfoque parcialmente pre-
lapsario, ya que declaró que Jesús recibió la naturaleza
física caída de Adán, pero la naturaleza espiritual no caída y
sin propensión al pecado (nació de María y del Espíritu
Santo). Las citas más definidas en ese respecto, las dio hacia
el final de su vida. Lamentablemente, la mayoría de esas
citas no fue publicada sino en años recientes. Véase una
consideración amplia de todas sus citas más significativas
en A. R. Treiyer, Los Cumplimientos Gloriosos del Santuario,
lección 1.

c) El “continuo” de Dan 8:11,13. Uriah Smith, uno de


los pioneros, extrajo la conclusión de que el “continuo” de
Dan 8 tuvo que ver con la abominación pagana, y se refirió
al “continuo asolar” de los paganos del templo divino. Esto
está más en consonancia con cierta interpretación
evangélica que cree que cuando se restituya el templo de
Jerusalén, el Señor vendrá a la tierra. En la misma línea,
Uriah Smith miraba a la restauración literal de Israel en
Jerusalén, como preludio final de la venida de Cristo.
- Los adventistas hoy ven, con un análisis exegético
más claro y contundente, que el “continuo” era una
referencia al ministerio del sacerdote en el lugar santo. El
príncipe del ejército, un personaje celestial, poseería el
“continuo”, y un poder terrenal, el papado, procuraría
quitárselo interponiendo un ministerio sacerdotal
competitivo sobre la tierra (Dan 8:11-12).
- Esta interpretación actual era la que sostuvo siempre
Jaime White, esposo de E. de White. Algunos adventistas
actuales, sin embargo, han querido resucitar el debate de
aquel entonces entre Jaime White y Uriah Smith,
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poniéndose sin necesidad del lado de Uriah Smith, y
pensando equivocadamente que con eso revelan ortodoxia.
E. de White no vio necesario dilucidar esa discusión para
ese entonces, por lo que aconsejó suspender los debates.
Prohibió que usaran sus declaraciones para probar una u
otra interpretación. En síntesis, no vio luz en dividir la iglesia
en algo que para entonces era menor, y debilitar la
predicación del mensaje adventista. Los que quieren hacer
ruido ahora reasumiendo la posición obsoleta de Uriah
Smith, harían bien en seguir su consejo.

d) La interpretación de Apoc 4 y 5. Un debate actual


en el cual yo estoy metido de lleno, tiene que ver con la
interpretación de la visión del trono de Dios en Apoc 4 y 5.
Aunque los adventistas históricos no han tenido tiempo de
darle consideración o importancia a esta profecía por el
momento, la traigo a colación porque algunos de nuestros
pioneros creyeron que el trono de esa visión se encontraba
en el lugar santo, y entendieron que se trataba de la
comparecencia inaugural de Jesús en el año 31.
- Hacia el final de su vida, las declaraciones de E. de
White fueron, sin embargo, contundentes para ubicar esa
visión en el juicio investigador. Por primera vez, todas sus
citas principales fueron publicadas en mi libro La Crisis Final
en Apoc 4 y 5. Tuve acceso a ellas gracias a que todos sus
escritos no publicados están disponibles ahora en un CD del
centro White de la Asoc. Gral., y se me permitió trabajar en
ellos.
- Llama la atención que Sara Peck, la primera
compiladora de los escritos de E. de White que ella solicitó
cuando estaba en Australia (compiló los escritos sobre
Educación que conocemos hoy), escribió un libro estando
en vida E. de White, en donde ubicó esa visión en el juicio
13
investigador. La puerta abierta que liga el trono con el
candelabro en el lugar santo (Apoc 4:2-5), según argumentó
correctamente, se debe a que en el Día de la Expiación
ambos compartimentos quedaban ligados por la puerta que
se abría al lugar santísimo.
- Desde entonces e ininterrumpidamente hasta hoy,
esa fue la posición que adoptaron la mayoría de los
intérpretes adventistas, con excepción de Maxwell y el
Biblical Research Institute en la década de los 80, amén de
otros autores que introdujeron ideas nuevas en tiempos
recientes, sin conocer ninguno todas esas citas que nunca
se publicaron antes. El Biblical Research Institute, sin
embargo, dejó abierta la puerta a una mayor investigación
en el futuro, ya que admitió no tener todas las respuestas.
En este sentido, puedo testificar que he encontrado en ellos
amplia comprensión en la publicación de estos temas.

Propuestas para resolver algunas crisis que tales


tendencias levantan.

No es fácil tratar con todas estas tendencias. A


menudo los administradores de la Iglesia Adventista están
tan atareados con un sinnúmero de actividades, que no
tienen tiempo para estudiar y estar en condiciones de
confrontar problemas teológicos. No es de extrañar que
reaccionen únicamente cuando una posición hace mucho
ruido y crea disturbios. En lugar de buscar resolver la crisis
abordando los problemas teológicos, lo hacen desde la
perspectiva administrativa. Hasta cierto punto puede estar
bien ese procedimiento, pero se corre el riesgo de
desembocar en el cuadro que generó Luis XIV cuando
dijo: “Traten de aguantar todo lo más que puedan. Después
de mí el diluvio”.
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¿Cuáles son las propuestas de solución que se han
estado presentando?

1. Radical. Un presidente de Unión quiso resolver el


problema de la institución más liberal y osada que tenía
para la década de los 90 nuestra iglesia en Norteamérica y,
probablemente, en el mundo. Se trataba de Wala Wala, en
el estado de Washington State. Su argumento era que la
Iglesia no tenía por qué invertir recursos en una institución
levantada para formar pastores adventistas cuyos
profesores negaban el fundamento de la fe adventista. Por
los problemas legales tan serios que se dan en este país,
tuvo que atemperar algo su primer ímpetu. Aunque cierto
éxito tuvo, no logró todo lo que quiso.

2. Abierta. Tiene que ver con una posición


equivalente a la de Gamaliel, de dejar con Dios la resolución
del problema, y así evitar confrontaciones. Es en gran
medida la posición del presidente de la Asoc. Gral., quien
cree que es necesaria la unidad en la diversidad. Creen
algunos también, con ciertas variaciones, que conviene
dejar crecer la cizaña junto con el trigo hasta la cosecha
final. Cualquier posición, ya sea conservadora que ataque a
la liberal, o liberal que ataque a la conservadora, causando
disturbios en la iglesia, es considerada negativa, y debe
reprimírsela sin necesariamente entrar a discutir la validez
de lo que dicen.

3. Práctica. La encabezan los predicadores más


destacados en Norteamérica (Mark Findley y Batchelor
especialmente). Insisten en las reuniones pastorales no
hacer caso a los doctores y teólogos de nuestra iglesia, y
15
predicar el evangelio. Hay que reconocer que, aunque no
suelen ser demasiado profundos, son claros, y hacen una
obra extraordinaria en poner al frente las verdades
proféticas distintivas de nuestra fe. Tienen sobre sí la
pesada tarea de reconvertir a los pastores que fueron
descarriados en algunos centros educativos y teológicos de
nuestra iglesia, y entusiasmarlos con el mensaje adventista.

4. Ignorante. Es la posición de muchos pastores


hispanos y aún de muchos norteamericanos que no se
interesan en nuestras verdades distintivas. Ni las atacan ni
las defienden. Simplemente prefieren quedarse con los
rudimentos del evangelio (Heb 5:11-14). Lo demás ni les va
ni les viene, les pasa por arriba y los estudiantes
universitarios que deben enfrentarse con posiciones
adversas en los diferentes centros educativos del mundo,
no encuentran ningún apoyo ni comprensión de sus
pastores.
- Con el fin de apoyar y ayudar a los universitarios y
profesionales adventistas, se creó en el Departamento de
Educación de la Asoc. Gral. la revista Diálogo, que
lamentablemente no llega ni a los pastores ni a la mayoría
de los hermanos educados de las iglesias. ¿Por qué razón?
Porque a los líderes hispanos no les interesa para nada. Sé
de lo que hablo, porque en su momento, hemos tratado de
introducirla pero con poco y ningún éxito debido al abierto
rechazo que algunos líderes hispanos manifestaron. Ese es
el resultado directo de una obsesión tan grande en el
número que muestran, a expensas de la calidad. También es
un índice del nivel intelectual tan pobre y falto de espíritu
crítico de la mayoría del pastorado latinoamericano.

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5. Creativa. Así entiendo mi labor teológica y pastoral,
produciendo material teológico sólido para los que buscan
respuesta a tantos interrogantes que estas tendencias
plantean. Sin ruido, ni bombos ni platillos (no soy
celebracionista), he estado distribuyendo mi material por
todo el mundo, y recibo ahora por internet,
constantemente, testimonios de agradecimiento de todos
lados, amén de tantas consultas adicionales. En lo práctico,
estoy creando no sólo seminarios sobre nuestras verdades
distintivas, sino también actualmente materiales en Power
Point y DVDs, DVCs y Videos para TV y obra personal de
puerta en puerta. Es una tarea inmensa que de a momentos
me abruma, pero gracias a la disciplina en este sentido que
he estado desarrollando desde hace varios años, sé que
puedo y debo seguir haciendo ese trabajo de hormiga,
porque con paciencia se llega al final, y se obtiene
resultados extraordinarios. La eternidad no se cansará de
revelarlos.
- En esta línea veo, además, al Biblical Research
Institute de la Asociación General, aunque su tarea se
circunscribe al campo teológico (no al pastoral). Dentro de
esta tarea creativa, está el crear ambientes de diálogo. Me
refiero a un diálogo productivo y constructivo, en donde no
se pierda el rumbo. Desde el Biblical Research Institute han
estado manteniendo diálogos aún con luteranos y católicos,
y eso ha traído una imagen favorable hacia nuestra iglesia.
Ya no nos consideran más como secta, sino como
auténticamente cristianos.
- En el libro Educación, E. de White dice que una de las
tareas del educador y aún del pastor es la de preparar la
mente del receptor para que pueda percibir la verdad. Esto
muestra que nunca vamos a resolver el problema desde la
perspectiva únicamente administrativa. Se requiere
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capacidad de diálogo, ya que por otro lado, no podremos
pasar por el fin del mundo aislándonos del mundo y
negando el diálogo a quienes lo pidan. Es más, sería bueno
que nosotros iniciemos el diálogo, en el nivel que nos
encontremos, para que el mundo pueda conocer lo que
creemos, y percibir la solidez de nuestra fe. Como podrá
comprenderse, eso requerirá mayor esfuerzo intelectual de
parte de los que pretendan representar adecuadamente el
mensaje final que Dios dio a su iglesia.

18
…donde vivimos para servir.

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