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PERSPECTIVA SOCIOLÓGICA

Una manera especial de ver el mundo:


La sociología es mucho más que una lista de hechos y cifras. La sociología es, sobre todo, una
toma de conciencia, una manera de pensar y de entender de una forma crítica los fenómenos sociales.
Lleva un tiempo, a veces incluso años, hacer que esta forma de entender el mundo tome forma.
Para los sociólogos cada uno de nosotros es un individuo particular inmerso en un contexto
social, que influye sobre nuestras vidas y sobre el cual también podemos influir en cierta manera.
Para desarrollar la perspectiva sociológica, es decir, una manera social de ver el mundo es necesaria
una disposición que les ayude a ver lo que está sucediendo en el mundo y que es lo que les está
sucediendo a ustedes mismos. A esta disposición podemos llamarla imaginación sociológica.
Ver lo general en lo particular:
Cada uno de nosotros tiene conciencia de su identidad: nombre, edad, sexo, ocupación, hijo
de.. Pero lo que no percibimos es que, al mismo tiempo, pertenecemos a distintas categorías sociales
(grupo de edad, de género, de clase social) sobre las que existen determinadas expectativas sociales.
No es lo mismo, por ejemplo, ser hombre que ser mujer, pertenecer a una familia de elevados recursos
que integrar una familia de pocos recursos económicos. En cada uno de estos casos la sociedad espera
distintos comportamientos; lo que podemos hacer o dejar de hacer es diferente; nuestras posibilidades
vitales varían.
Empezamos a pensar sociológicamente cuando comenzamos a darnos cuenta de cómo las
categorías generales en las que nos ha tocado vivir definen nuestras experiencias vitales particulares.
Ver lo extraño en lo familiar:
Observar sociológicamente exige dejar a un lado la idea familiar de que la conducta humana
depende únicamente de lo que las personas deciden hacer, y aceptar en su lugar la idea un poco
extraña de que la sociedad guía nuestros pensamientos y nuestros actos.
Ejemplo si pensamos sociológicamente acerca del hecho de recibir una formación
universitaria, nos daremos cuenta de que, en la mayor parte del planeta y para la mayoría de las
personas esta opción está, simplemente fuera de su alcance. Es más, si hubiéramos vivido hace uno o
dos siglos, la elección de ir a la universidad era una opción solo para una reducidísima elite. Pero,
incluso aquí y ahora, un vistazo a los estudiantes de un aula universitaria sugiere que las fuerzas
sociales aún tienen mucho que decir a la hora de si un individuo decide asistir o no a la universidad.

La perspectiva sociológica en nuestra vida cotidiana


Hoy ninguno de nosotros puede dejar de reconocer que donde nos encontremos hay personas
diferentes a nosotros y que las vidas de los individuos se ven afectadas por el contexto social en que
transcurren sus días.
Hay dos situaciones muy evidentes que invitan a la reflexión de los que están inmersos en
ellas: la marginación social y las crisis sociales.
● El primer caso es de los que viven en los bordes o márgenes de la sociedad y que no están
perfectamente integrados. Para ellos la exclusión social es parte de su vida cotidiana. Y cuanto mayor
es el grado de marginación social, mayor es la posibilidad de que estos individuos desarrollen una
perspectiva sociológica, es decir que vean que hay diferencias y reflexionen acerca de los arreglos
políticos, prejuicios, costumbres, valores, etc., que han contribuido a colocarlos en esa situación
periférica o de marginación. Por ejemplo, las personas con pobreza extrema, los homosexuales,
ancianos, minusválidos, grupos originarios, etc. Ellos no lo hacen desde una perspectiva sociológica
científica, pero reflexionan sobre su situación.
● El segundo caso es el de las crisis sociales. En períodos de grandes cambios o crisis sociales, la gente
(que no es el caso de los marginales que tratábamos en el párrafo anterior sino la clase media) suele
sentirse bastante desorientada y esto lo hace reflexionar al modo del sociólogo. Las personas que
quedan sin trabajo tienden a buscar explicaciones de orden supra individual o sociológico a su
situación, y más que auto inculparse y buscar las causas de su desempleo en problemas personales
piensan que se debe a la problemática económica del gobierno que no sabe manejar la situación, o sea
un problema extra personal.
También el pensamiento sociológico puede promover el cambio social y cuando más
aprendemos el funcionamiento de la sociedad, más creemos que podemos cambiarlos en aquellos
aspectos que menos nos gustan. Por ejemplo, la sociología estudió el tema de la mujer y su
subordinación respecto del hombre. Poco a poco en las sociedades se fue instalando la idea de la
igualdad y hoy nos indignamos cuando a una mujer se la condena a muerte en Nigeria por tener un
hijo de soltera, situación que no sucede con los hombres.
En resumen, introducirnos en la sociología es invitar a mirar el mundo cotidiano de forma
distinta a como lo hacemos habitualmente, en el sentido de reflexionar sobre nuestro diario vivir y el
de los otros, ser críticos para lograr un cambio positivo.

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