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El documento discute el concepto de dignidad humana según la bioética. Explica que la dignidad es intrínseca a la persona y no depende de sus capacidades. Las declaraciones de derechos humanos de las Naciones Unidas y UNESCO toman la dignidad como primer principio. Aunque no hay consenso sobre su definición, la mayoría acepta que es el valor inherente de toda persona por ser humana. La dignidad no puede ser asignada ni quitada, y toda conducta que la viole es moralmente incorrecta.
El documento discute el concepto de dignidad humana según la bioética. Explica que la dignidad es intrínseca a la persona y no depende de sus capacidades. Las declaraciones de derechos humanos de las Naciones Unidas y UNESCO toman la dignidad como primer principio. Aunque no hay consenso sobre su definición, la mayoría acepta que es el valor inherente de toda persona por ser humana. La dignidad no puede ser asignada ni quitada, y toda conducta que la viole es moralmente incorrecta.
El documento discute el concepto de dignidad humana según la bioética. Explica que la dignidad es intrínseca a la persona y no depende de sus capacidades. Las declaraciones de derechos humanos de las Naciones Unidas y UNESCO toman la dignidad como primer principio. Aunque no hay consenso sobre su definición, la mayoría acepta que es el valor inherente de toda persona por ser humana. La dignidad no puede ser asignada ni quitada, y toda conducta que la viole es moralmente incorrecta.
El concepto de dignidad de la persona humana, según el personalismo
ontológico (parte de la metafísica que trata del ser en general y de sus propiedades trascendentales), está en el ser y es intrínseco a la persona. Sabemos que en la actualidad no hay acuerdo entre los diferentes sistemas bioéticos sobre el concepto de persona y de dignidad. Pero la mayoría acepta que es “Es el valor intrínseco que toda persona tiene por ser humano”.
La Bioética surge como reflexión racional para ayudar a los hombres
a decidir si un avance tecnológico o una determinada práctica clínica es buena o mala para los seres humanos.
La declaración universal de los Derechos Humanos de las Naciones
Unidas de 1948 y la Declaración sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO (2005) hacen de la dignidad humana el primer principio y la base fundamental de todos los derechos humanos. Luego de las experiencias vividas de la pérdida de la dignidad humana: el Holocausto, la esclavitud y los genocidios realizados por parte de los totalitarismos ideológicos, las naciones y sus funcionarios centraron la atención mundidal en su verdadero significado. Un hecho importante y llamativo es que las declaraciones fueron acordadas entre naciones culturalmente distintas, con diferentes religiones, creencias y pasado histórico.
¿ PUEDE LA PERSONA PERDER SU DIGNIDAD?
Es importante desarrollar el concepto de dignidad según la escuela
del personalismo ontológico, sabiendo que aportará mucha luz, sobre todo, en situaciones límites. La dignidad está en el ser de la persona y no en la existencia de ciertas características o cualidades naturales, por eso, no se agota ni se reduce a sus capacidades intelectuales o físicas y su valor es, intrínseco, exclusivo y superior a cualquier viviente. ¿QUIEN ASIGNA LA DIGNIDAD?
La dignidad nadie puede asignarla o quitarla, es inalienable (que no se
puede enajenar), enajenar: pasar o trasmitir a alguien el dominio de algo, o algún otro derecho sobre ello) e innegociable, siendo objeto de respeto moral y tambien legal. Por lo tanto toda conducta humana que atente oviole esta dignidad es intrinsicamente mala y pasible, en principio, de juicio moral. Desde la fundamentación filosófica, aristotélica-tomista, la dignidad es intrínseca a la persona en cuanto ser racional. La dignidad humana está presente desde la concepción (embrión unicelular) hasta la muerte natural. El espíritu o alma espiritual, con inteligencia y voluntad, confiere al hombre dignidad, superioridad y posibilidad de hacerse aun mayor de lo que la naturaleza lo proveyó. Esta superioridad, que va mas allá de las fronteras naturales, descansa según la teología cristiana en la imagen y semejanza de Dios.