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La Facultad de Pseudociencias de Mario Bunge y el Instituto

de Ciencias Alternativas de Leo Maslíah

Como es sabido, una de las grandes batallas de toda la vida del gran Mario Bunge –uno de los
filósofos más importantes del mundo– fue la denuncia de las pseudociencias, entre las cuales incluía
al psicoanálisis, al posmodernismo o al tarot pero también a la economía neoliberal, a la cual
consideraba “la más peligrosa de todas”. Es menos conocido que en su delicioso librito “100 ideas.
El libro para pensar y discutir en el café”, ejercitó en un texto breve el género del humor: propuso
allí la creación de una Facultad de Pseudociencias. Bunge desarrolló el plan de estudios
universitarios específicos para dedicarse a esas disciplinas y argumentó, con ironía, que “la
universidad posmoderna es una empresa, y como tal tiene el derecho y el deber de suministrar los
productos que demande el consumidor”.

Hace poco tiempo, el gran Leo Maslíah –destacado creador oriental, de una obra multifacética y
talento incomparable– presentó su “Instituto de Carreras Alternativas”, una pequeña pieza de humor
en su estilo singular: anuncia que inuagura la carrera de ingeniería alternativa, en la que “aprenderás
a diseñar y construir desde puentes y carreteras hasta edificios, usinas y software, sin necesidad de
ningún cálculo matemático, sino a partir de tu energía interior”, que nada tiene que ver con la
energía de la que habla la física, “porque nosotros no creemos en la ley de la conservación de la
energía, ni en los dogmas de la termodinámica, el modelo estándar de la física de partículas” ni
nada de eso. E invita a un curso introductorio. El problema es que no da la dirección “porque
tampoco trabajamos con coordenadas cartesianas”.

Aquí compartimos con los lectores y lectoras de Factor, ambas piezas, que consideramos serán de
su agrado, no sin antes comentar que el gran Leo nos confió que no conocía el texto de Bunge y se
manifestó encantado con su lectura: “Es maravilloso ese texto”, nos dijo, y agradeció que se lo
hubiéramos dado a conocer.

Así que sin más prolegómenos, les dejamos esta hermosa combinación Bunge-Maslíah. ¡Que la
disfruten!

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LA FACULTAD DE PSEUDOCIENCIAS

Por Mario Bunge*

Las pseudociencias, tales como la astrología y la quiromancia, siempre han sido populares, a
menudo más que las ciencias. Ahora, cuando está de moda exigir que las universidades satisfagan la
demanda del mercado, habría que enseñarlas abierta y sistemáticamente, en lugar de hacerlo
solapadamente en las facultades de humanidades. El consumidor tendría que poder elegir
libremente entre la Facultad de Ciencias y la Facultad de Pseudociencias. Y el diploma debiera
autorizar a ejercer la profesión.

Esta idea no es mía ni nueva; hace casi un siglo Freud, el fundador de la pseudociencia más exitosa
del siglo pasado, propuso un plan detallado de una Facultad de Psicoanálisis en la Universidad de
Viena. Su plan de estudios incluía numerosos cursos de psicoanálisis, mitología y literatura. Nada
de psicología experimental ni de neurociencias, desde luego, porque quienes trabajan en estos
campos tienen la nefasta manía de exigir pruebas.

El defecto del plan de Freud es que era unilateral: sólo incluía el psicoanálisis. El mío es amplio y
abierto: incluye todas las principales pseudociencias conocidas, así como las por inventar. En
efecto, mi plan de estudios de la Licenciatura en Pseudociencias es el que sigue.

· Primer año: Introducción a las pseudociencias, Historia de las pseudociencias, Astrología,


Alquimia, Piramidología, Demonología. Trabajos prácticos: transmutación de plomo en oro;
construcción de horóscopos; búsqueda de napas de agua mediante la horqueta; levitación;
reconstrucción de una pirámide egipcia; entrar en contacto espiritual con un demonio.

· Segundo año: Homeopatía, Naturopatía, Psicoanálisis freudiano, Numerología. Trabajos


prácticos: manufactura de remedios homeopáticos para curar el cáncer, la diabetes o el mal de
amores; identificar el complejo relacionado con la bisabuela materna; hallar el significado
simbólico del número de Avogadro.

· Tercer año: Psicoanálisis jungiano, Parapsicología, Memética, Psicología evolutiva, Grafología,


Seminario I. Trabajos prácticos: encontrar las sincronías entre tsunamis y terremotos políticos; tocar
la flauta a distancia; explicar la última de las 10.000 religiones registradas en los EEUU como una
adaptación al medio ambiente del Paleolítico; hallar el significado simbólico de los sueños de un
terrorista notorio.

· Cuarto año: Diseño inteligente (ex-Creacionismo científico), Astronomía de universos paralelos,


Medicina holística, Genética egoísta, Psicoanálisis lacaniano, Derecho del ejercicio ilegal de la
medicina, Filosofía de la pseudociencia, Seminario II. Trabajos prácticos: averiguar los designios
del Altísimo cuando diseñó el piojo y la muela del juicio; averiguar algunos rasgos de un universo
en el que fallen las leyes de la termodinámica; diagnóstico y tratamiento holístico del callo plantal;
buscar el gen de la afición al fútbol, al póquer o a la pseudociencia; inventar trucos para evitar
pleitos iniciados por clientes desagradecidos; elaborar una filosofía de la ovnilogía, la reflexología,
el psicoanálisis o la memética.

Los seminarios I y II se dedicarían a estudiar teorías o prácticas situadas entre la ciencia y la


pseudociencia, tales como las teorías de cuerdas, del comienzo del universo a partir del vacío y de
la elección racional.

Preveo que el empresario académico que se propusiera crear una Facultad de Pseudociencias no
tendría la menor dificultad en reclutar profesorado ni alumnado, sobre todo por cuanto en este
campo no caben pruebas de idoneidad. Tampoco tendrá dificultad alguna en formar una biblioteca
especializada en pseudociencias, como puede comprobarse visitando cualquier librería. Pero
seguramente el empresario tendría que hacer frente a la competencia de las facultades de ciencias,
medicina e ingeniería. En este caso podrá recurrir a los argumentos siguientes, que ofrezco sin
cargo.

· Primero: la libertad académica incluye la libertad de enseñar cualquier cosa, incluso que dos más
dos es igual a siete y que la Tierra es plana.

· Segundo: puesto que la ciencia es falible, es posible que la pseudociencia de hoy sea la ciencia de
mañana.

· Tercero: en la época posmoderna todo es relativo, no hay verdades objetivas ni es necesario poner
a prueba lo que se conjetura.
· Cuarto: el tiempo es oro, y se lo ahorra aprendiendo una pseudociencia en lugar de una ciencia.

· Quinto: el instrumental que necesita la investigación experimental se está haciendo tan costoso
que incluso a los países más poderosos les convendría cultivar disciplinas que no requieren
experimento alguno.

· Sexto: la universidad posmoderna es una empresa, y como tal tiene el derecho y el deber de
suministrar los productos que demande el consumidor.

· Séptimo: en ciertos países ya funcionan facultades de humanidades en las que sólo se enseñan
doctrinas posmodernas (por ejemplo, que la historia es una rama de la literatura) y facultades de
psicología en las que se enseña exclusivamente el psicoanálisis. La facultad que propongo no hace
sino generalizar y proclamar abiertamente lo que otras hacen en forma estrecha y solapada.

Estos argumentos me parecen impecables. Sólo me asaltan tres dudas. Primera: ¿se legitimizan el
autoengaño y la estafa al enseñarlos en la universidad? Segunda: ¿es necesario que la universidad
deje de ser el principal taller de búsqueda de verdades? Tercera: dado que el derecho al macaneo es
uno de los derechos del hombre, ¿por qué exigir diploma para ejercerlo?

* De “100 ideas. El libro para pensar y discutir en el café”, de Mario Bunge, Ed. Sudamericana,
Coleccion De Bolsillo, Buenos Aires, 2011.

EL INSTITUTO DE CIENCIAS ALTERNATIVAS

https://www.instagram.com/p/CJ1OjarApNT/

Por Leo Maslíah*

Nuestro Instituto es pionero en la implementación de las carreras relacionadas con la medicina


alternativa, tan necesaria hoy en día, pero queremos hacer hincapié en que a partir de este año
extendemos las titulaciones a otras áreas del conocimiento, también de carácter alternativo.

Por ejemplo, inauguramos este año la carrera de Ingeniería Alternativa, en la cual vas a poder
aprender a diseñar y construir desde puentes y carreteras hasta edificios, usinas, software, sin
necesidad de ningún cálculo matemático, sino simplemente a partir de tu energía interior. No la
energía de la que habla la física, nosotros no creemos en la ley de la conservación de la energía ni
en los dogmas de la termodinámica, del modelo estándar de la física de partículas… No nos
basamos en eso.

Si quieres saber más, te invitamos a un seminario introductorio que se realiza la semana próxima.
No te vamos a dar la dirección porque nosotros no trabajamos con coordenadas cartesianas,
¿verdad? ni con nada que te ponga ningún tipo de límites. Ni creemos en los límites ni diferenciales
o integrales ni cálculo lambda, nada de eso.

Vamos a fundar también las carreras de Física Alternativa, relacionada con todo esto, porque todo
tiene que ver con todo, y de Química Alternativa, en la que no te vas encontrar con los 118
elementos, creo que son, que proclaman los que defienden los dogmas de la tabla periódica, sino
solamente con cuatro, que son los consagrados por la sabiduría antigua ¿verdad? y son agua, aire,
tierra y fuego.
Te invitamos a visitar nuestro Laboratorio, donde ya antes del inicio de los cursos nuestros
profesores están experimentando con dos de estos elementos, el agua y la tierra, para crear a partir
de ellos, barro…

Y nuestro abanico de opciones se completa con Sociología Alternativa, donde no te vamos a


complicar la vida con clases sociales, porque nosotros creemos que el ser humano es uno solo.
Estamos en contra de la discriminación.

¡Inscribite ya!

* Publicado por Leo Maslíah en sus redes sociales en junio de 2020.

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