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Este documento argumenta que la cadena perpetua debería permitirse no sólo para delitos contra la integridad sexual de niños, sino también para otros delitos graves como homicidios especialmente crueles o violaciones de adultos vulnerables. Afirma que las penas actuales para delitos contra menores no son proporcionales al daño causado y que la cadena perpetua no viola la constitución colombiana. Reconoce que aunque la constitución establece que los derechos de los niños prevalecen, la realidad dista de reflejar este principio y que los
Este documento argumenta que la cadena perpetua debería permitirse no sólo para delitos contra la integridad sexual de niños, sino también para otros delitos graves como homicidios especialmente crueles o violaciones de adultos vulnerables. Afirma que las penas actuales para delitos contra menores no son proporcionales al daño causado y que la cadena perpetua no viola la constitución colombiana. Reconoce que aunque la constitución establece que los derechos de los niños prevalecen, la realidad dista de reflejar este principio y que los
Este documento argumenta que la cadena perpetua debería permitirse no sólo para delitos contra la integridad sexual de niños, sino también para otros delitos graves como homicidios especialmente crueles o violaciones de adultos vulnerables. Afirma que las penas actuales para delitos contra menores no son proporcionales al daño causado y que la cadena perpetua no viola la constitución colombiana. Reconoce que aunque la constitución establece que los derechos de los niños prevalecen, la realidad dista de reflejar este principio y que los
La cadena perpetua debería permitirse no sólo para
los delitos contra la integridad
sexual en los que las víctimas sean niños, sino para otros de especial gravedad, tales como homicidios especialmente oprobiosos o violaciones de adultos en especial estado de indefensión o vulnerabilidad (por ejemplo, personas con discapacidad cognitiva), lo cual permitiría defender de manera más clara la proporcionalidad de la medida. las penas actuales para los delitos contra los menores no son proporcionales al daño que causan esos actos. Por ejemplo, dicen que el acceso carnal violento con menores tiene una pena máxima de 30 años y otros delitos de 37 años, y que si se compara eso con delitos de menor gravedad como el hurto agravado calificado (que tiene una pena de 36 años) no pueden considerarse las penas actuales por delitos contra menores como excesivas ni altas. La cadena perpetua no viola el bloque de constitucionalidad puesto que no existe una prohibición expresa a ese tipo de penas en los tratados internacionales ratificados por Colombia. El artículo 44 de nuestra Constitución establece que los derechos de los niños prevalecen sobre los de los demás. No obstante, nuestra realidad está lejos de ser el reflejo de ese principio constitucional No pueden estar primero los derechos de los victimarios que los de las víctimas. No podemos permitir que un niño más sea agredido. Pero, de otro lado, la cadena perpetua es excepcional