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LA PRÁCTICA EDUCATIVA MILITAR EN UN ENFOQUE

INTEGRADO TRANSCOMPLEJO
LA PRÁCTICA EDUCATIVA MILITAR EN UN ENFOQUE INTEGRADO
TRANSCOMPLEJO
Dra. Yulyma Valdez

Resumen

El interés central del presente ensayo radica en comenzar a pensar ciertas


características particulares de la Transcomplejidad, y la práctica educativa militar,
la cual presupone un apoyo epistemológico para las ciencias de la educación al
adaptar el conocimiento pedagógico a la realidad compleja, cambiante, evolutiva y
contingente de hoy en día, donde la concepción del proceso educativo debe ser
mucho más flexible y realista, en el que la complejidad y lo imprevisible de la
educación parecen más próximos a las situaciones reales en los procesos
formativos, adecuados a las nuevas características sociales.
Palabras claves: complejidad; práctica educativa.
Abstract
The central concern of this test is to start thinking about certain particular features
of complexity, educational practice, and the theory of chaos, which presupposes an
epistemological for science education support to adapt the pedagogical knowledge
where the concept of the learning process should be much more flexible and
realistic, that complexity and unpredictable education seem to be closer to real
situations in formative processes, adequate to the new social features to the
complex, changing, evolving and contingent reality today.
Keywords: chaos theory; complexity; educational practice.
Introducción

A finales de los años 90 la presencia de la noción de complejidad y de


diferentes conceptos asociados a ella- Ej., caos, incertidumbre, autopoiesis, no
linealidad- se fueron haciendo común en las ciencias sociales para referirse a
procesos de naturaleza social, presencia que se ha hecho más visible en los
inicios del siglo XXI. Las reacciones de la comunidad académica de ciencias
sociales ante la teoría de la complejidad y su introducción en estas disciplinas han
sido variadas y va desde los que consideran que ella abre un camino innovador,
que contribuirá a resolver viejas limitaciones del pensamiento social, hasta el
escepticismo y la negación más absoluta.
Durante mucho tiempo la noción de que en el universo existía un orden total
y continuo fue algo innegable, las teorías de Newton veían al mundo como un
compuesto de bloques mecánicos en interrelación, partes separadas de la realidad
que respondían a una causa-efecto. De hecho nuestra cultura sigue estando
impregnada de este mecanicismo y predictibilidad, intentamos predecir cualquier
fenómeno desde una perspectiva reduccionista. De aquí surge el nuevo
paradigma, al ver la realidad como un todo en donde cualquier factor, por pequeño
que parezca, puede afectar el comportamiento y la evolución de la naturaleza. En
este trabajo se pretende dar una somera idea de la relación entre la teoría del
caos, la complejidad y la práctica educativa.

Los sistemas complejos se caracterizan fundamentalmente porque su


comportamiento es imprevisible; la mayoría de ellos son inestables, se mantienen
delicadamente equilibrados. Cualquier variación mínima entre sus elementos
componentes puede modificar de forma imprevisible las interrelaciones y, por lo
tanto, el comportamiento de todo el sistema. Así, la evolución de esta clase de
sistemas es intermitente, el orden y el desorden se alternan constantemente, en
ciertos casos, un poco de desorden posibilita un orden diferente. Sus estados
evolutivos no transcurren a través de procesos continuos y graduales, sino que
suceden por medio de reorganizaciones y saltos. Cada nuevo estado es sólo una
transición, un período de reposo entrópico, en palabras del Premio Nobel Ruso-
Belga, Ilya Prigogine, precursor de la teoría del caos.

Desarrollo

Teoría del Caos

Hasta principios del siglo XX la Física se sitúa en la certeza de la predicción


de los fenómenos a pesar de los antecedentes de Poincaré en el siglo XIX,
tratando de aplicar la ley de atracción universal a tres cuerpos (el sol, la tierra y la
luna), donde encontró que desembocaba en un problema complejo, cuyo resultado
variaba con sólo pequeñas alteraciones de distancia entre los cuerpos. Expresa
entonces que sólo podemos tener una aproximación y que la predicción es
imposible. Sin embargo, se ignora la postura y se continúa en la misma línea
hasta el fin de la Revolución de la Física; es entonces que se retoman las
consecuencias del descubrimiento de Poincaré y se observa que las variables
pueden desarrollar un comportamiento caótico, complicado e impredecible, pero
dentro de un orden geométrico observable. Es así que a partir de este enfoque se
desarrollará la Teoría del Caos, aportando un paradigma donde los problemas
científicos pueden resolverse desde esta nueva óptica.

Para Briggs y Peat (2001), en la Teoría del Caos existen siete (7)
componentes esenciales: La creatividad, la sutileza, la renovación, lo simple y
complejo, los fractales y la razón, la duración y la nueva percepción. Tratar de
controlar, o dominar la naturaleza es prácticamente imposible desde la
perspectiva del caos, pactar con el caos significa no dominarlo sino ser un
participante creativo. Un sistema visto desde el caos, es un sistema flexible y no
lineal, en donde el azar y lo no predecible juegan un papel fundamental. Un
ejemplo de esto, es el río, en donde cada partícula de agua sigue una trayectoria
aleatoria e impredecible que sin embargo, no rompe con la dinámica establecida
en el mismo río.

Podría decirse entonces que la Teoría del Caos es encontrar el orden en el


desorden, y constituye el principal afán de quienes, en los diversos campos de la
ciencia, adoptan esta nueva perspectiva. Por ejemplo en la geometría moderna
surgen figuras caóticamente raras y bellas como resultado de modelos recursivos
que generan comportamientos impredecibles, sin embargo éstos conservan un
cierto orden. Estas formas son conocidas como fractales.

La complejidad del mundo ha llevado al ser humano a simplificar la realidad,


a abstraer la naturaleza para hacerla cognoscible y, caer en la trampa de la
dualidad. Bien y mal; objetivo y subjetivo; arriba y abajo. Pero la tendencia a
ordenarlo todo choca con la misma realidad; irregular y discontinua. Los científicos
ya han renunciado a la ilusión del orden para dedicarse al estudio del caos, que
acepta al mundo tal y como es: una imprevisible totalidad.
A mediados del siglo pasado la evolución de la ciencia se vio alterada por
una reflexión comparable a esta: se conoce el movimiento de los planetas, la
composición de las moléculas, los métodos para explotar la energía nuclear, pero
se ignora porque las cebras tienen manchas o el motivo de que un día llueva y al
siguiente haga sol. La búsqueda de una explicación a los fenómenos naturales
que se observan, complejos e irresolubles mediante fórmulas, configuró lo que se
conoce como Teoría del Caos, una disciplina que, si bien no niega el mérito de la
ciencia clásica, propone un nuevo modo de estudiar la realidad.

Un ligero vistazo en derredor advierte de la tendencia general al desorden:


un cristal se rompe, el agua de un vaso se derrama…nunca ocurre al revés. Pero
contrariamente a lo que se piensa, este desorden no implica confusión. Los
sistemas caóticos se caracterizan por su adaptación al cambio y, en consecuencia
por su estabilidad, lo que nos retrotrae al ejemplo inicial: si se lanza una piedra a
un río, su cauce no se ve afectado; no sucedería lo mismo si el río fuese un
sistema ordenado en el que cada partícula tuviera una trayectoria fija; el orden se
derrumbaría.

Las leyes del caos ofrecen una explicación para la mayoría de los fenómenos
naturales, desde el origen del universo hasta la propagación de un incendio o la
evolución de una sociedad. Sin embargo, la humanidad lleva siglos sumida en el
engaño del orden. El caos en realidad es mucho más perfecto que nuestro orden
artificial; hay que comprender el caos y no intentar crear un orden rígido, que no
sea flexible ni abierto a la interacción con el medio.

Siempre hemos estado obsesionados con el control, es decir se piensa que


cuantas más técnicas creemos más control tendríamos sobre el mundo. Pero con
cada tecnología nueva que introducimos aparecen muchos problemas, para cada
uno de los cuales hay que crear nuevas tecnologías. Aprender a vivir en el caos
no significaría aprender a controlarlo, ni a predecirlo. Al contrario, hay que
considerar que somos parte del caos y no elementos aparte. Desde esta
perspectiva hay que vivir de la creatividad del caos, sin intentar imponerse: si se
consigue realmente formar parte del sistema, el concepto de sujeto y objeto
desaparecerán, con lo cual el problema del control también.

La Complejidad

Abordar el conocimiento social, y también el educativo significa dar cuenta


de la innovación y la complejidad. Morín (2000) señala que el pensamiento
complejo evita la reducción y la separación del conocimiento e integra la
incertidumbre y las certidumbres y supone un ir y venir entre ellas y es capaz de
reunir, contextualizar y globalizar, reconociendo singular y lo concreto. Expresa
sus ideas en la esencia misma de la educación del futuro, en el contexto de su
visión del Pensamiento Complejo. Desde esta perspectiva sería importante
reformar el ámbito educativo y generar nuevas mentalidades que supongan el
saber múltiple integrado, interdisciplinar y transdisciplinar.

Hoy de la educación se precisa, fundamentalmente, capacidad para


enfrentarse a realidades complejas y dinámicas que forman la sociedad actual,
que es la sociedad de la globalización, de la mundialización y de las nuevas
tecnologías. Nos enfrentamos a los sistemas complejos con herramientas
intelectuales y heurísticas de otros tiempos, bajo una modalidad evolutivo-lineal
que contempla un mundo homogéneo, estable, en el que las mismas causas
producen, más o menos, los mismos efectos.

Conocer es reconocer la complejidad de las cosas, por lo que cuanto mayor


es el conocimiento de la complejidad, más alto es el nivel de desorden e
incertidumbre. La epistemología propia de las ciencias humanas y sociales, y, por
tanto, el discurso acerca de la educación, tras la modernidad, debe conjugar
complejidad y desorden, es decir, debe prescindir ya de la simplicidad y del orden
como portador de certezas, que siguen siendo cualidades propias de la ciencia de
siglo XIX.

Ahora bien, lo curioso es que la complejidad nace de interacciones sencillas,


y el desorden de la incertidumbre funcional de tales interacciones (Prigogine,
1977), de tal manera que a mayor complejidad se acrecientan los niveles de
incertidumbre. Así que, cuando esta complejidad alcanza parámetros que no
permiten su control funcional y, es imposible conocer sus variables y
componentes, se habla de una situación caótica, en la que el caos es, o surge,
ante una situación compleja incontrolada.

El contexto natural de ubicación de la teoría del caos es la complejidad -los


sistemas complejos- de tal manera que sin situaciones complejas no se daría el
caos; la teoría del caos procura una aproximación a la comprensión de la realidad
más acorde con las características de la realidad a la que se aplica (o realidad
social desordenada, compleja, contingente, incierta dinámica, cambiante…), por lo
que conformaría una nueva narración acerca de la realidad, fundamentalmente de
la realidad compleja.

Formulaciones Caóticas y la Educación

El caos, como ya se ha esbozado en párrafos anteriores, pretende estudiar el


lado irregular, desajustado y errático de la naturaleza. Castell (1999) afirma que lo
social está establecido en lo inacabado y se acoge a fenómenos distorsionadores
y caóticos (la violencia, el terrorismo, las sectas…). Lo social es, pues, contingente
y discontinuo, por lo que la ciencia social debería ser una teoría de los sistemas
caóticos que, desde el orden, generan desorden y viceversa. La educación al ser
parte de lo social debería fundamentarse en tal perspectiva. Además, la educación
integra al niño, pero, al mismo tiempo, le da nuevas informaciones que lo
reestructura, lo cambia, lo ordena y lo desordena (típica situación caótica); por otra
parte, el currículo sirve para ordenar la enseñanza y el aprendizaje. El orden
educativo da lugar al desorden, a la diferenciación. También hay que pensar en el
currículo oculto.

Teoría de la Complejidad Educativa y Práctica Educativa de la Complejidad

La teoría educativa se ha caracterizado por ser sistemática, fundamental,


general, y, en consecuencia, siempre ha tenido en el orden y en la estructura, en
los elementos de la acción y en las acciones esteriotipadas su razón de ser y las
bases sobre las cuales presentar un discurso coherente, cerrado, propio de
algunas escuelas de pensamiento, que eran quienes aportaban autoridad a la
teoría. En educación, la teoría no ha dado cuenta de los ruidos educativos, es
decir, de las cuestiones que no se adaptan a esta estructura lógica, coherente y
ordenada, de tal modo que, para explicar la realidad del aula, se obvian realidades
que no pueden ser atendidas o contempladas desde la perspectiva teórica creada,
porque se escapan a su lógica- caso del fracaso escolar, la violencia, de la
indisciplina, entre otros.

La teoría del caos, por su parte, puede servir para explicar la teoría y la
práctica educativa, es decir, presenta un modelo en el que la educación se piensa
y realiza coherentemente bajo unos mismos postulados; esta teoría ofrece una
plataforma teórica y práctica educativa cuyo objetivo se centra en la construcción
del conocimiento en el alumno. Es decir, la teoría del caos posibilita la
construcción del conocimiento educativo, de la misma forma que logra la
construcción del conocimiento en el niño.

De esta forma, una teoría educativa- construcción del conocimiento


educativo- estaría asentada en bases caóticas, que al mismo tiempo, poseería
estas mismas bases para construir el conocimiento del niño. Entonces, de acuerdo
a lo formulado, la teoría del caos ofrece una coherencia entre teoría y práctica
educativa, evidenciando nexos y puntos de unión, es decir, desarrollando
paralelamente la forma de construir el conocimiento en el campo de la ciencia y la
forma de construirlo en el niño sobre la base de metodologías de la complejidad.

Existen algunas estrategias, ya conocidas y aplicadas en el campo


educativo, que, no obstante, pueden ayudar a construir el conocimiento en el
alumno de forma compleja o caótica, pues incluyen el azar, la complejidad, las
secuencias orden y desorden y, utilizan la complejidad para entenderla, a saber:

-       El aprendizaje en laberinto: el aprendizaje por laberinto sería la búsqueda


de sentido, de donde se deduce la importancia que en este contexto deben
tener los ejercicios hermenéuticos y la memoria. De esa manera el
aprender sería recuerdo y hermenéutica, es decir, dar sentido a la memoria
y comunicar los resultados de su indagación y de sus actividades junto con
sus propios deseos y experiencias.

-       El aprendizaje interpretativo: presupone una enseñanza de la complejidad a


través de la complejidad misma, a fin de que sea el sujeto quien ordene el
conocimiento adquirido. Es por tanto, una adaptación de la teoría del caos
para propiciar un modelo de aprendizaje que debe incidir en la
transformación del currículo.

-       La autogestión educativa: la autogestión representa un proceso continuado


de instauración de instituciones o formatos organizativos que, no son
perdurables, ya que se van suprimiendo y creando a lo largo del curso, por
lo que, la dinámica de la clase es una sucesiva aparición de órdenes y
desordenes que van determinando, además, los deseos de los escolares
así como toda su actividad curricular.

-       La investigación-acción: los procesos de investigación-acción suponen una


ruptura de la rutina y del orden escolar, para iniciar un proceso incierto, o
del cual, al menos, no conoce ni el final ni los procedimientos a utilizar, ya
que éstos por lo general, se van manifestando en función de las
necesidades del proyecto, de sus etapas o de los descubrimientos que se
van realizando.

-       La creatividad: la creatividad es la cualidad de la inteligencia humana capaz


de crear desorden del que luego pueden coligarse nuevos órdenes; es una
versión caótica de la inteligencia. La creatividad implica cambiar, supone,
de alguna forma, implantar nuevos órdenes que pueden ser superados por
nuevas acciones creativas, por lo que, de esa manera, la contingencia
forma parte también de la educación.

-       El hipertexto: la hipertextualidad como estrategia educativa presupone una


situación caótica, desordenada, sin la lógica lineal propia del libro, por lo
que es el alumno quien, a través de la simultaneidad, la interconectividad,
deberá encontrar las informaciones que requiere.

Es evidente que, por todo lo mencionado, que la teoría del caos presupone
un apoyo epistemológico para las ciencias de la educación, al adaptar el
conocimiento pedagógico a la visión que de la realidad social se tiene hoy, en
tanto que realidad compleja, cambiante, evolutiva y contingente. Además, concibe
a la educación de diferente manera, pues la sistematicidad, generalidad y el
sentido del orden como propio del conocimiento pedagógico de mucho años atrás
pasan a una nueva concepción del fenómeno educativo mucho más flexible y
realista, en donde la complejidad y un sentido abierto e imprevisible de la
educación parecen más próximos a los fenómenos que realmente se dan y
concurren en los procesos formativos.

Referencias

Briggs, J. y Peat, D. (2001). Las siete leyes del Caos. Disponible en:
www.scrib.com/las sietes leyes del caos.Jhon Briggs y David Peat
Castells, M. (1999). La Era de la Información: economía, sociedad y
cultura. La sociedad en red. Volumen I. España: Siglo Veintiuno de
España, Editores S.A.
Colom, A. (2005). Teoría del Caos y la Práctica Educativa. Universidad de las
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Morín, E. (2000). Los siete saberes necesarios para la educación del
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Peñalver, L. (2000). Transdisciplinariedad y Pensamiento Complejo en la
Educación Básica. UPEL. Caracas
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Medios de Comunicación. Disponible en: www.invecom.org/eventos/2009
Vicente, P. (2010). Complejidad y Pensamiento Social. Disponible en:
http://www.buenastareas.com/ensayos/complejidad y pensamiento social.
Villegas, C. (Comp.). (2010). Investigación transcompleja: De la
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Universidad Bicentenaria de Aragua. (2009). Manual para la elaboración,
presentación y evaluación del trabajo final de investigación de los
programas de postgrado. San Joaquín de Turmero. Autor

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