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Islas de Azúcar Amarga

¿Ves aquel mar salpicado de 


islas? Cuando el huracán respira, 
¡cómo tiemblan aquellas 
pequeñitas Américas!

Islas: erizos de cañas, (Metáfora)


de cañas tan ciegas que… 
que en el filo que las hiere 
ponen miel.

Llora diabético el árbol. 


¡Como que el árbol también 
ya sabe que endulza el filo 
que habla inglés!

Hoy que la Tierra en la voz 


ha crecido un poco más.

¡Alguien puso en las Antillas 


tanta miel para su mal!

Juguetes de geografía 
con que juega el Huracán… 
Islas del Mar del Caribe: 
no parece que fue Dios 
quien las puso en ese Mar.

Hoy algo pasa en el aire. 


Telegramas, y algo más. 
(Por el aire de Manhattan 
se ven las islas pasar).

Negrito que tiemblas triste, 


tú desgranas el collar 
de aquellas islas, tu boca 
lo echa al viento en un cantar.

Un canto que cruza el agua, 


un canto que cruza el mar,  (Anáfora)
y abre las puertas de carne  (Metáfora)
que no están de par en par.
Negrito remoto y blanco, 
eres la tierra tal vez, 
que sale a cantar su pena, 
su pena por ser de miel.

Si con las manos que tienes 


sembraste un millón de cañas: 
¿De dónde te sale, di, 
una canción tan amarga?

Mira tus islas de azúcar,  (Metáfora)


el mar les pone un anillo 
para endulzar sus espumas, 
pero les da cien caminos…

Cien caminos. Y tus islas 


las echa al viento un cantar, 
¡El mar les dio cien caminos 
amargos como su sal! (Comparación)

Sube la tierra sus venas, 


sangra el árbol, y algo más… 
Islas de azúcar tan triste, 
duele más tan dulce mal.

Juguetes de geografía 
con que juega el Huracán… 
Islas del Mar del Caribe: 
no parece que fue Dios 
quien la puso en ese Mar.

Negrito de las Antillas 


que en el barrio nació ayer. 
Llorando vino a la vida, 
llorando se irá también.

Negrito remoto y blanco,


echa al viento tu cantar:
el que desgrana el collar
de aquellas islas que tienen
tanta miel para su mal.
El santiaguero, dominicano y muy nuestro Manuel del Cabral Tavárez (1907-
1999), es junto a Nicolás Guillén, Luis Palés Matos y Aimé Cesaire, una de las
grandes voces de la poesía negra, el grito de sufrimiento de los desposeídos de
esta tierra calurosa y explotada del Caribe.

Manuel del Cabral, el poeta dominicano y caribeño, no solo lloró y sufrió


por los desarraigados de su patria. Su llanto voló hacia las otras islas
bañadas por el mar Caribe y golpeadas por una historia de esclavitud
desgarradora e inhumana; por la determinante segregación racial en el
imaginario colectivo; por estas historias de muchas islas construidas por
seres que desde los cuatro puntos cardinales llegaron a poblar impulsados
por la necesidad. Y aquí en estas islas agridulces, llegaron blancos, rojos y
amarillos.  Su poema “Islas de Azúcar Amarga” es una hermosa
descripción de una vida y una historia de estas islas dispersas disgregadas
en ese inmenso mar que el sol se empeña en hacerlo resplandecer:

Como bien lo dice nuestro gran poeta, los huracanes que se pasean por nuestros mares
tropicales, están jugando con las islas del Caribe, las cuales tiemblan con la simple
respiración de estos devastadores fenómenos naturales. Islas que por los tantos daños
humanos y materiales históricamente recibidos por efectos de esos fenómenos, afirma el
poeta, « no parece que fue Dios/ quien las puso en ese mar»

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