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Botica de palabras para seguir siendo.

La atarraya del olvido – Palabra de memoria y no olvido.


"Nosotros nacimos de la noche. En ella vivimos. Moriremos en ella. Pero la luz será mañana
para los más, para todos aquellos que hoy lloran la noche, para quienes se niega el día, para
quienes es regalo la muerte, para quienes está prohibida la vida. Para todos la luz. Para todos
todo. Para nosotros el dolor y la angustia, para nosotros la alegre rebeldía, para nosotros el
futuro negado, para nosotros la dignidad insurrecta. Para nosotros nada"
https://palabra.ezln.org.mx/comunicados/1996/1996_01_01_a.htm

1. Canción para una mendiga muerta - Edmond Jabès

En el fondo de la cueva,
Una mujer recupera sus risas
Pero no tiene pan.
Ni suficientes risas
Ni pagar el pan
Ni suficientes risas
Para robar el pan.
Ni suficientes risas
Para huir.

En el fondo de la cueva,
Resuenan las risas de las niñas.
Pero no tan fuerte
Como para levantar a la mujer del suelo
Pero no tan fuerte
Como para levantar a una amiga del suelo
Pero no tan fuerte
Como para resucitar a una muerta.

2. Atarrayando el olvido - Lorena Torres Herrera - Buenaventura

El negro cogió su canoa


y metió su canalete al agua
y se fue con el río,
para ver si en algún recodo
podía atarrayar el olvido.
La nostalgia se enganchó en su anzuelo
y en su katanga cayeron mil lágrimas,
pues se marchaba, llevando consigo
–como único equipaje–
su desesperanza.
Botica de palabras para seguir siendo.
Miró al horizonte buscando en el mangle
encontrar a su dolor remanso.
Pero su mirada se clavó como ancla
en aquel paisaje donde solo había
un sol ya en ocaso.
Ya no había esteros,
ya no había vida en los raiceros,
ya el verdor del campo se había fundido
con el azul del cielo
y como de una pintura fueron borrados
cual si fueran manchas.
Todo, todo fue arrasado
y el negro lloraba
–pues sabía
que en cada canaletazo
iba dejando trozos de su vida–.
Su trasmayo se rompió una tarde
cansado de atrapar recuerdos
de tantas masacres,
cuerpos mutilados por el poderío
de una cruel violencia
cuyo rostro, para él,
siempre fue desconocido,
aquel paraíso que fuera su tierra
se había extinguido.
Y ahora…
el agua está impura,
se enrojeció el verde,
siembras de amarguras,
cosechas de muerte,
se acabó la caña, se pudrió el trapiche,
ya no hay caimito, calabazo, plátano, pescao,
piangüa, pepenan, ni viche.
Ya no se oyen risas, solo se oyen llantos,
cayó la marimba, cesaron los cantos,
se hundió la balsada, se ahogaron los santos,
se quemó la casa y hoy reina el espanto.
Y el negro…
El negro cogió su canoa
y metió su canalete al agua
y se fue con el río
para ver si en algún recodo
podía atarrayar el olvido.
Su pie tocó
un día playas extranjeras,
a su canoa y canalete
despidió en la arena
Botica de palabras para seguir siendo.
y emprendió el camino
hacia un futuro incierto
sin su río, sin su tierra,
sin su mar y sin sus sueños.
Él seguirá viviendo,
él seguirá luchando,
llevando en su pecho
una loza fría
sobre su corazón muerto.
El negro cogió su canoa
y metió su canalete al agua
y se fue…
Se ha ido con el río.
Anda desesperadamente buscando el olvido,
olvido que jamás se alcanza
cuando lo que se ha perdido,
cuando lo que se nos ha arrebatado,
ha sido… ¡el alma!

3. Como tú - Roque Dalton - Salvador


Yo como tú
Amo el amor, la vida, el dulce encanto
de las cosas, el paisaje
celeste de los días de enero.

También mi sangre bulle


y río por los ojos
que han conocido el brote de las lágrimas.

Creo que el mundo es bello,


que la poesía es como el pan, de todos.

Y que mis venas no terminan en mí,


sino en la sangre unánime
de los que luchan por la vida,
el amor,
las cosas,
el paisaje y el pan,
la poseía de todos.

4. Hueso – Oscar Hanh - Chile

Curiosa es la persistencia del hueso


su obstinación en luchar contra el polvo
su resistencia a convertirse en ceniza  

La carne es pusilánime
Botica de palabras para seguir siendo.
Recurre al bisturí a ungüentos y a otras máscaras
que tan sólo maquillan el rostro de la muerte  

Tarde o temprano será polvo la carne


castillo de cenizas barridas por el viento  

Un día la picota que excava la tierra


choca con algo duro: no es roca ni diamante  

es una tibia un fémur unas cuantas costillas


una mandíbula que alguna vez habló
y ahora vuelve a hablar  

Todos lo huesos hablan penan acusan


alzan torres contra el olvido
trincheras de blancura que brillan en la noche  

El hueso es un héroe de la resistencia

  
De: Apariciones profanas
https://www.palabravirtual.com/

5. Una verdad valiente y sorprendente – Maya Angelou – EE.UU.


Nosotros, la gente de un planeta pequeño y solitario
Viajando casualmente por un espacio infinito
Pasando estrellas distantes del pasado, en el camino de soles indiferentes
Hacia un destino donde todas las señales nos indican que
Es posible e imperativo que aprendamos
Una verdad valiente y sorprendente
Y cuando lleguemos a eso
Hasta el día de la pacificación
Cuando liberemos nuestros dedos
De los puños de la hostilidad
Y permitamos que el aire puro refresque nuestras palmas
Cuando lleguemos a eso
Cuando caiga el telón sobre la minúscula muestra de odio
Y los rostros hirviendo de desprecio se limpien
Cuando los campos de batalla y el coliseo
Ya no arrastren a nuestros únicos e individuales hijos e hijas
Junto con la hierba magullada y sangrienta
Para yacer en parcelas idénticas en suelo extranjero
Cuando el asalto rapaz de las iglesias, y
El estruendo de las colectas en los templos haya cesado
Cuando los pendones ondeen alegremente, y
Botica de palabras para seguir siendo.
Cuando las banderas del mundo ondeen firmemente en la buena y limpia brisa
Cuando lleguemos a eso
Cuando dejemos caer los rifles de nuestros hombros
Y los niños vistan sus muñecos con banderas de tregua
Cuando las minas terrestres de la muerte hayan sido eliminadas
Y los ancianos pueden caminar en las noches de paz
Cuando el ritual religioso no esté perfumado
Por el incienso de la carne quemada
Y los sueños de la infancia no se despierten
Por pesadillas de abuso
Cuando lleguemos a eso
Entonces confesaremos que no son las Pirámides
Con sus piedras engastadas en misteriosa perfección
Ni los jardines de Babilonia
Colgando como belleza eterna
En nuestra memoria colectiva
No es el Gran Cañón
Teñido de un delicioso color
Por atardeceres occidentales
Ni el Danubio, fluyendo su alma azul hacia Europa
No es el pico sagrado del monte Fuji
Estirándose al sol naciente
Ni el padre Amazonas ni la madre Mississippi que, sin pedírselo,
Nutren a todas las criaturas en sus profundidades y en sus costas
Estas no son las únicas maravillas del mundo
Cuando lleguemos a eso
Nosotros, esta gente, en este mundo minúsculo y sin parientes
Que blandimos diariamente la bomba, la cuchilla y la daga
Somos sin embargo, quienes pedimos en la oscuridad las muestras de paz
Nosotros, esta gente en esta mota de materia
En cuyas bocas permanecen palabras necrosadas, que desafían nuestra propia existencia
Somos sin embargo, de cuyas bocas surgen canciones de tan exquisita dulzura
Que el corazón flaquea en su trabajo
Y el cuerpo se silencia en asombro
Nosotros, esta gente, en este planeta pequeño y a la deriva
Cuyas manos pueden golpear con tal abandono
Que en un abrir y cerrar de ojos, arrebatan la vida de los vivos
Sin embargo, esas mismas manos pueden tocar con una ternura irresistible y sanadora
Que el arrogante cuello está feliz de inclinarse, y la orgullosa espalda está contenta de doblarse.
A resultas de tal caos, y contradicción, aprendemos que no somos ni demonios ni teólogos
Cuando lleguemos a eso
Nosotros, la gente de este descarriado cuerpo flotante
Botica de palabras para seguir siendo.
Creados en esta tierra, de esta tierra
Tendremos el poder para crear para esta tierra
Un clima donde cada hombre y cada mujer
Pueda vivir libremente sin piedad santurrona,
Sin miedo paralizante
Cuando lleguemos a eso, debemos confesar que somos el potencial
Somos el milagro, la verdadera maravilla de este mundo
Eso será cuando, y solo cuando lleguemos a eso.

El olor de la noche – Dionicia Moreno – Colombia

¿A qué huele la noche cuando los tambores suenan?,


retumban a lo lejos de pueblos y ciudades,
nos llaman,
nos incitan,
nos recuerdan y nos invitan…
las negras cadenciosas
con sus perfumes y aromas,
con la sonrisa en los labios, con el dolor en el vientre,
y la felicidad en la memoria.
La noche huele,
huele
a sudores,
a amores,
a luchas,
a guerras pérdidas,
a batallas triunfantes que
se hacen de día.
¿A qué huele la noche,
cuando los tambores suenan?
Huele a historias,
huele a vida,
huele…
a caminos,
a siembras,
a esperanzas;
huele a victorias,
a luchas ganadas,
a mujeres guerreras
que ya no utilizan semillas,
utilizan las redes,
para indicar los caminos;
utilizan origen,
se reconocen entre hermanas,
hacen tomas de conciencia,
sensibilizan el alma,
apuestan a logros,
las delicadas mujeres
visibilizan
Botica de palabras para seguir siendo.
la etnia,
se visten de ancestralidad,
brillan sus pieles,
relucen sus dientes,
se mecen como palmeras,
se hacen visibles y gritan al mundo
negras,
negras
con luchas poder y gloria.
A qué huele la noche,
mientras muchos duermen
y otras muy pocas hurgan, agitan, renuevan
y escriben una nueva historia.
La noche no huele,
los tambores retumban,
llamarán por siempre
y
seremos,
otras
nuevas
gloriosas y vencedoras.
Botica de palabras para seguir siendo.

 Documento creado por Mayra Ricardo Zuluaga. Prohibida su reproducción. 2020.

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