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Sección 4
El éxito del estudio de impacto ambiental radica en constituir un equipo multidisciplinar integrado por
especialistas en cada uno de los factores ambientales a contemplar en cada proyecto específico (por
ejemplo factores de la atmósfera, del agua, del suelo, de la vegetación, de la fauna, etc.). Dentro de los
factores ambientales a considerar en un proyecto, no solo se tiene en consideración los relativos a la
realización de una obra como la construcción de una carretera, sino que también tiene un posible impacto
ambiental la creación o modificación de una normativa como por ejemplo un aumento en el impuesto de
una importación de materia prima para fabricación de plásticos incide de manera importante en la
utilización de recipientes reciclables. Cada acción propuesta es analizada en base a sus posibles impactos
ambientales, y para cada una de las distintas etapas que constituyen un proyecto.
Los primeros estudios de impacto ambiental preliminares son desarrollados con información
bibliográfica disponible que reemplaza al EIA en aquellos casos en que las actividades no involucran un
uso intensivo ni extensivo del terreno, tales como la aerofotografía, aeromagnetometría, geología de
superficie, o bien se trate de actividades de poco impacto para desarrollarse en ecosistemas no frágiles.
Estos estudios preliminares son elaborados por el responsable para evaluarlos con los criterios de
protección ambiental, y que le van a servir de base para la toma de decisiones con respecto a los alcances
del análisis ambiental más detallado posterior. En la práctica, esta fase preliminar inicial forma parte del
propio plan de evaluación ambiental integral del proyecto en estudio.
También se desarrollan unos estudios parciales que se basan en unos análisis a realizar sobre aquellos
proyectos (tanto proyectos de obras como proyectos de actividades) que impliquen unos impactos
ambientales en su ejecución que afectarían de forma parcial al medioambiente. Dichos efectos
medioambientales parciales originados se pueden resolver (eliminación o minimización) adoptando una
serie de medidas correctoras sencillas y de fácil aplicación, que se van a recoger en ese estudios parcial,
y que también forma parte del plan de evaluación ambiental integral del proyecto en estudio.
Asimismo, es necesario realizar un estudio socio-ambiental del medio, que no es más que un diagnóstico
medioambiental previo realizado sobre un área geográfica determinada que permitirá identificar las
condiciones ambientales presentes en ese medio con anterioridad a la realización del proyecto. En ese
diagnóstico previo se incluyen todos los aspectos socio-culturales, bióticos y abióticos del ecosistema del
área implicada. En definitiva, se trata de definir, identificar y caracterizar de forma detallada el
componente biótico y abiótico de ese ecosistema, es decir, el medio.
Cuando se trata de evaluar proyectos cuya ejecución puede producir unos impactos medioambientales
potenciales muy negativos, tanto cuantitativa como cualitativamente, se hace necesario realizar unos
estudios muy detallados y profundos que permitan revisar los impactos medioambientales que provocan,
así como proponer una estrategia medioambiental para su gestión. Estos estudios se caracterizan por el
análisis de proyecto, que resalta los aspectos ambientales del mismo, el análisis de alternativas, la
identificación y valoración de impactos que suele realizarse mediante sendas matrices de impactos a
través de planes de mitigación de impactos, la propuesta de las medidas correctoras (que pueden incluir
también medidas compensatorias, el desarrollo de planes de reasentamiento de poblaciones, la
realización de planes de capacitación, planes y programas de monitorización, vigilancia y seguimiento),
y finalmente un plan de restauración para el término de la vida útil de la instalación proyectada. Este
informe de análisis del proyecto resultante se debe acompañar de un documento resumen comprensible
para el público ya que es necesario ponerlo a disposición de éste para su consulta y revisión durante un
tiempo con el objeto de plantear alegaciones u objeciones al mismo por parte de particulares y/o
instituciones.
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descripción del
proyecto. Se debe
realizar una
descripción de la
actividad o
instalación de que se
trate (por ejemplo
una actividad que
consiste en un
proceso de dragado
marino en el que se
pretende obtener 5
millones de m3 de
arena al año, o una
instalación
consistente en un
horno rotatorio para
obtener 750
toneladas al día de
cemento). Debe
indicarse con
precisión su
ubicación
(coordenadas UTM),
los datos geográficos,
la existencia y
localización si es el
caso de cursos
fluviales e
infraestructuras
existentes, si se
encuentra próximo a
zonas catalogadas
como de protección
especial, un plano del
proyecto (a escala
1:25.000 como
mínimo) en dónde se
recoja todo lo que se
propone.
exigencia
previsible en el
tiempo. En este caso
hay que describir el
tiempo de vida útil
del proyecto que se
prevé.
relación con la
utilización del suelo
y otros recursos
naturales. Hay que
describir
pormenorizadamente
las acciones que son
susceptibles de
producir un impacto
medioambiental, así
como sus
instalaciones, su
altura, su volumen,
acopios, residuos,
almacén, y área de
trabajo. Se debe
reflejar también los
materiales a utilizar,
el suelo a ocupar,
otros recursos
naturales afectados o
eliminados por el
proyecto (forestales,
hidráulicos,
atmosféricos,…).
estimación de
los tipos u cantidades
de residuos, vertidos,
y emisiones de
materia y energía
resultante. Es
necesario realizar un
balance de materia y
energía que va a
permitir poder
incorporar los
productos o procesos
intermedios a tener
en cuenta. Se deben
indicar los distintos
residuos, vertidos, y
emisiones resultantes
de forma detallada,
indicando cantidades,
tipo y composición
de forma tanto
cuantitativamente
como
cualitativamente, y
en especial ruidos,
vibraciones, olores,
emisiones lumínicas,
y emisiones de
partículas.
2. Exposición de alternativas
3. Evaluación de efectos
previsibles
4. Propuesta de medidas
protectoras y correctoras
La administración competente
puede exigir medidas protectoras
y/o correctoras adicionales que
sean complementarias o
sustituticas de las propuestas en
el proyecto.
5. Programa de vigilancia
ambiental
las acciones a
desarrollar en cada
fase con una
periodicidad y
calendario.
los controles
analíticos realizados
(parámetros a medir,
periodicidad,
situación en un plano
de éstos, puntos de
muestreo, etc.).
el programa de
evaluación de
vibraciones, niveles
de emisión de
contaminantes
atmosféricos, y
vertidos.
un reportaje
fotográfico del estado
del proyecto y de las
acciones propuestas.
las nuevas
medidas correctoras a
acometer en el
proyecto según su
evolución, indicando
las nuevas acciones
definidas, un
cronograma de ellas,
las fases que se van a
ejecutar, etc.
el presupuesto
de vigilancia y
seguimiento
ambiental detallado
de cada fase, de cada
material, de cada
contrato, etc.
6. Documento de síntesis
Es un documento obligatorio
para la tramitación de los
estudios de impacto ambiental.
En no más de 25 páginas y de
una forma comprensible se
deben reflejar resumidamente los
trabajos realizados, las
conclusiones a las alternativas
propuestas, las medidas
correctoras, y el programa de
vigilancia. Es necesario que se
mencione las dificultades
informativas o técnicas que se
hayan encontrado en el
desarrollo del proyecto,
especificando su origen y su
causa.
La EAE se aplica en las más tempranas etapas del proceso de toma de decisiones, tanto para ayudar a
formular las políticas, planes y programas, como para evaluar la potencial efectividad y sostenibilidad de los
mismos. Esto diferencia a la EAE de las herramientas de evaluación más tradicionales tales como la
Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) antes comentada, la identificación de las amenazas y
oportunidades ambien¬tales de los proyectos específicos para que se aplican a políticas, planes y
programas. Por lo tanto, la EAE no sustituye sino que complementa a la EIA, así como a los demás
enfoques y/0 herramientas de evaluación existentes.
En el siguiente cuadro se resumen las principales características de ambas evaluaciones ambientales (EAE y
EAI):