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Discurso: Fe en nuestro Señor Jesucristo

Buenas días hermanas, hermanos y personas que nos visitan...


Me siento muy agradecido por la oportunidad de discursar ante ustedes, ruego
a Dios que el guíe mis palabras y que Su Espíritu esté con nosotros a fin de
que podamos ser edificados:
Primeramente doy gracias a Dios, nuestro Padre Celestial, y al Obispado del
Barrio Gran Sabana por esta oportunidad tan especial, porque al escudriñar en
las escrituras sobre este tema he recibido mayor revelación personal.
Yo nunca he obrado con tanta fe como los momentos previos a mi bautismo.
Recuerdo que para esa época estábamos esperando la aprobación de un crédito
hipotecario que tenia un retrazo de mas de 9 meses, y la dueña anterior del
apartamento me había hablado para disolver el trato. Así que recuerdo que yo
iba la tarde del 6 de Mayo de 1998 muy aturdido por no saber que iba hacer
con mi familia, pero no podía retardar el bautismo ya que creía en lo que me
habían enseñado los misioneros. La sombra de la incertidumbre se cernía
sobre mi esa noche. Pero al día siguiente salió el sol y llame al banco en la
mañana; vaya sorpresa cuando me dijeron “venga el lunes a firmar los
documentos”, ahora voy a leerle la primera asignación que me dejaron esos
misioneros cuando empezaron a visitarme:
Moroni 10:4 “Y cuando recibáis estas cosas, quisiera exhortaros a que
preguntéis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son
verdaderas estas cosas; si pedís con un corazón sincero, con verdadera
intención, teniendo fe en Cristo, él os manifestará la verdad de ellas por el
poder del Espíritu Santo;
Mas adelante prosigue Moroni:
“Y quisiera exhortaros, mis amados hermanos, a que recordéis que Cristo es el
mismo ayer, hoy y para siempre. Por tanto, debe haber fe, también debe haber
esperanza; y si debe haber esperanza, debe haber caridad también. Y a menos
que tengáis caridad, que es el amor puro de Cristo, de ningún modo seréis
salvos en el reino de Dios; ni seréis salvos en el reino de Dios si no tenéis fe;
ni tampoco, si no tenéis esperanza. Y Cristo dijo verdaderamente a nuestros
padres: “si tenéis fe, podréis hacer todas las cosas que me sean
convenientes...” ¿Pero... Qué es la fe? La fe es la confianza de una persona en
Jesucristo que la lleva a obedecerle. Para conducir a la salvación, la fe debe
centrarse en Jesucristo. Por medio de la fe se obtiene la remisión de los
pecados y, con el tiempo, la posibilidad de morar en la presencia de Dios.
¿De donde surge la fe? La fe de una persona surge cuando esta escucha el
evangelio de labios de los ministros autorizados y enviados por Dios. Los
milagros no la producen, sino que la fe fuerte se desarrolla mediante la
obediencia al Evangelio de Jesucristo. En otras palabras, la fe es el resultado
de la rectitud.
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La fe en Dios requiere que uno obre con esperanza y confianza en Él antes de
ver el resultado final. También significa que uno debe hacer todo lo que está a
su alcance para lograr las cosas por las cuales abriga esperanza y por las
cuales ora.
El Élder Kevin Pearson dijo: “En la familia de la fe, no hay necesidad de
temor ni duda. Elijan vivir por medio de la fe y no del temor” Como padres se
nos ha dado el mandamiento de enseñar a nuestros hijos a comprender la
doctrina de la fe en Cristo, el hijo del Dios viviente. La verdadera fe se debe
centrar en Jesucristo. La fe es un principio de acción y de poder; requiere que
hagamos y no que simplemente creamos. La fe es un don espiritual de Dios
que viene por medio del Espíritu Santo; requiere de un entendimiento y un
conocimiento correcto de Jesucristo, de Sus atributos divinos y naturaleza
perfecta, de Sus enseñanzas, de la Expiación; de la Resurrección y del poder
del sacerdocio.
El Élder Bruce R. McConkie enseñó: “La fe es un don de Dios concedido
como premio a la rectitud personal. Siempre se otorga cuando la rectitud está
presente y cuanto mayor sea la medida de obediencia a las leyes de Dios,
mayor será el atributo de la fe.” Si deseamos obtener mas fe, debemos ser mas
obedientes. Cuando enseñamos a nuestros hijos, por medio del ejemplo o del
precepto, a tomar a la ligera el obedecer los mandamientos de Dios o a
obedecerlos de acuerdo con las circunstancias, impedimos que ellos reciban
ese importante don espiritual. La fe requiere una actitud de obediencia exacta
aun en las cosas pequeñas y simples.
La fe y el temor no pueden coexistir; una cede el lugar a la otra. La verdad es
que todos debemos edificar la fe constantemente y sobreponernos a las fuentes
de incredulidad destructiva. Los momentos difíciles requieren mayor poder
espiritual. Consideren detenidamente la promesa del Salvador: “Si tenéis fe en
mi, tendréis poder para hacer cualquier cosa que me sea conveniente”

Testifico que la fe requiere que hagamos todo lo que está a nuestro


alcance para lograr las cosas por las cuales oramos y por las cuales
tenemos esperanza. Sé que el Libro de Mormón es la palabra de Dios, sé
que José Smith es un profeta de Dios, que Thomas S. Monson es el
profeta de Dios sobre la tierra en la actualidad. Sé que Jesucristo es
nuestro Salvador y que Él vive, sé que Dios vive y nos ama. En el
nombre de Jesucristo; Amén.

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