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2.

- ANTECEDENTES

Cuando pisemos el freno, debemos respetar dos principios básicos: hacerlo en línea
recta y sin miedo. En línea recta quiere decir que pisemos cuando el coche esté recto,
nunca cuando se encuentre dentro de una curva, dado que, frenando en ese instante, el
vehículo tendería a la desestabilización. Y sin miedos. Nunca se debe frenar por frenar,
sino cuando tengamos claro que hay que hacerlo. Entonces, lo que procede es no dudar.
Al conducir, debemos orientarlo todo a la seguridad y fiabilidad del sistema de frenos
de nuestro vehículo. Porque, cuando más a gusto circulamos es cuando tenemos la
certeza de que lo hacemos con la máxima seguridad posible.

La historia de los frenos comenzó con unos de disco en 1902. Más tarde, llegaron los
discos de tambor, que no siempre cumplían su objetivo: en colinas y caminos con tierra
fallaban más de la cuenta. Así que, en la década de los 20 del siglo XIX, irrumpieron los
frenos hidráulicos, hasta que, a finales de los 50, aparecieron los primeros antibloqueo,
mucho más rudimentarios que los que hoy disfrutamos en nuestros utilitarios.

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