Está en la página 1de 3

La problemática del poder en las Instituciones Educativas (TEXTO N° 5)

INTRODUCCIÓN

Muchos entienden al concepto de poder como una cosa que puede ser poseída, vinculando al
poder a cargos y roles, y que brinda un reconocimiento social. Sin embargo, el poder puede ser
entendido también como una relación interpersonal: toda relación en la que la persona logra
imponer su voluntad a otra puede ser considerada como una relación de poder. Estas relaciones
no siempre se adecuan al organigrama (más complejo que la cadena de los mandos
formalmente estatuida).

Foucault habla del poder disciplinario, que opera sobre el cuerpo. Por ello controla el espacio y el
tiempo buscando imposibilitar todo comportamiento no deseado, la mirada es fundamental "el
aparato disciplinario perfecto permitiría a una sola mirada verlo todo permanentemente". Para
ello el ordenamiento espacial y temporal es indispensable porque permite ver quién cumple y
quién está en su lugar y quien no. El "panóptico" es la concreción arquitectónica consumada del
poder disciplinar. Existe una sensación de control permanente.

A-FUENTES DE PODER EN UNA INSTITUCIÓN EDUCATIVA

1. La burocracia: en la modernidad la escuela, con su poder disciplinario, fabricaba individuos,


cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos dóciles…los Estados nacionales modernos fueron
conformando sistemas educativos que tendieron a incluir a la totalidad de la población. Esas
construcciones sociales resultaron sumamente complejas y para administrarlas fue necesario crear
un numeroso cuerpo de burócratas.

La escuela forma parte del Sistema Educativo y recibe de él reconocimiento y subsidios. Por esto el
"Ministerio" es un referente fundamental a la hora de tomar decisiones. Esta fuente de poder
disminuye en la medida en que son más los integrantes de la institución que le han perdido el
miedo al Ministerio por haber tenido contacto con él. No debe extrañar, por lo tanto, que
algunos directivos dificulten ese contacto directo a los efectos de conservar el poder que les
otorga ser los únicos que interactúan con él.

2. Prestigio Profesional: comúnmente se asocia este término a un alto nivel de conocimiento,


capacidades, competencias y titilación en las tareas, tener estas cualidades implica prestigio y
poder al docente. Sin embargo, muchas veces un profesor tiene prestigio a pesar de su mediocre
nivel intelectual: porque “maneja muy bien los grupos”, porque “sabe llevar una clase”, porque
“en su hora no vuela una mosca”, “porque los chicos lo quieren y lo respetan”. De modo inverso,
un docente con un altísimo nivel intelectual puede perder el prestigio que esa misma formación le
otorga por su escasa capacidad para imponer disciplina. Sorprende ver cuántas veces se evalúa al
docente o director por su capacidad de controlar la disciplina y cuán pocas veces se lo hace por su
capacidad para transmitir conocimientos.

1
3. Capacidad de Liderazgo: el liderazgo es un fenómeno presente en toda agrupación humana.
Conducir una institución requiere liderazgo, quien tiene el “carisma” suficiente para captar la
adhesión del cuerpo docente, del alumnado y de los padres adquiere, gracias a ello, un poder que
le permite afrontar importante desafíos. Es muy complejo para una institución comenzar y llevar
adelante un proceso de transformación sin la presencia de un liderazgo claro. El líder moviliza con
la razón y con los afectos, genera adhesión, y ello propicia que las personas se involucren en el
proceso de transformación no sólo como espectadores sino también como protagonistas que
“vibran” por conseguir la meta fijada. Una escuela donde los directivos que carecen de liderazgo
se transforma en una mera administración.

4. La Mirada: según Foucault no existe el “no poder”. Todos tenemos poder, aunque este resida
en callar y resistir. Este poder omnipresente encuentra en “la mirada” a uno de sus órganos más
eficaces. Si el objetivo de la escuela es disciplinar es necesario para la institución mantener el
control total sobre las personas mientras se encuentran en ella. Para esto es fundamental que la
aulas este vidriadas. El docente debe poder mirar a todos y cada uno de sus alumnos y éstos solo
debe mirar al profesor, lo que también refuerza el control sobre éste. Los patios deben ser amplios
y carecer de recovecos. El recreo debe ser fijado por un timbre o campana. El comportamiento del
docente también está vigilado por los alumnos, ya que cualquier desviación de la conducta será
comunicada a los padres o autoridades. Las relaciones de poder dentro de la escuela si bien son
asimétricas nunca son unidireccionales.

5. El Poder Formal: en el ámbito educativo la legislación nacional y jurisdiccional, los decretos y


reglamentos conforman un cuerpo de normas que determinan formalmente los roles, funciones y
competencias de los distintos actores del sistema educativo en general y de la escuela en
particular. Cada uno de los actores (desde el director al preceptor) tiene un ámbito de poder,
atribuciones, formalmente determinado. Sin embargo, no siempre quien tiene formalmente el
poder es quien lo ejerce efectivamente. Las fuentes de poder mencionadas intervienen
presionando implícita o explícitamente a quien debe tomar una decisión y en más de una
oportunidad lo hacen con la fuerza suficiente para imponerse.

6. La Tradición: Las instituciones educativas de nivel primario y medio son estructuras sumamente
conservadoras, donde opera el argumento “siempre se hizo así”. Las prácticas que se han
consolidado en el tiempo por su repetición se tornan sumamente difíciles de cambiar, aunque los
argumentos que las sostienen sean casi nulos. Esta tendencia conservadora es custodiada y
transmitida por todos los miembros de la comunidad educativa. El docente innovador tendrá
dificultades con directivos y recibirá observaciones reprobatorias por parte de sus colegas,
alumnos y padres de alumnos.

B-RELACIÓN ENTRE LAS DISTINTAS CULTURAS INSTITUCIONALES, EL MANEJO DEL PODER Y EL


CONTROL

2
Las instituciones adquieres por múltiples razones características que las distinguen de otras
similares:

Cultura Administrativa: Si la conducción de una comunidad educativa es vista como una tarea
meramente administrativa es probable que en ella se otorgue especial importancia al “papeleo”
como modo de ejercer el poder y control. El cumplimiento formal de las normas será los
institucionalmente exigido y evaluado. En una escuela con cultura administrativa el poder
proviene del rol (facultades que le están formalmente reconocidas) y del conocimiento y la
experiencia del agente en las cuestiones burocráticas. Quien cumple el reglamento y los
“procedimiento”, y quien sabe apelar a los mismos con precisión y seguridad encuentra en ello un
sólido apoyo para sus posturas y sus acciones.

Cultura Familiar: El caso emblemático es el de los líderes “paternalistas”, que establecen una
relación comparable a la de un padre con sus hijos. Cuando la escuela es vista y vivida por sus
miembros como una gran familia, las relaciones de poder dentro de ella pierden en gran medida
su carácter formal y burocrático para adquirir los rasgos propios de las relaciones primarias.
Entonces aflora la confianza pero también los celos y las rivalidades. Las competencias y los roles
no se definen con claridad. El directivo actúa como un padre y puede adquirir los vicios que
muchas veces tienen éstos: preferencias, sobreprotección (paternalismo). En la cultura
paternalista, el control, que se toma difuso, tiende a proyectarse sobre la vida toda de los
miembros de la “familia”. Al líder paternalista no le importa sólo el cumplimiento de lo
establecido, él proyecta su autoridad y control sobre la vida privada del personal de la institución.
El directivo con esta mentalidad “familiar” ejerce un control diferente sobre aquel que es de su
confianza que con aquel que no. No explicita con claridad sobre qué puntos se entrará su
evaluación del personal docente. Éste director, con fuertes rasgos de inmadurez afectiva puede
hacer mucho daño a las personas de la institución.

Cultura Empresarial: la escuela puede ser vista y vivida por sus miembros como una empresa que
debe alcanzar objetivos estratégicos optimizando el aprovechamiento de sus recursos. Dentro de
la cultura empresarial, el poder y el control se centrarán sobre los resultados obtenidos. Así el
directivo, o incluso el supervisor, no se limitaran a revisar planificaciones o a controlar libros de
temas sino que evaluarán a los alumnos para ver el resultado del proceso y calificarán al docente
según su nivel de aprendizaje logrado por sus alumnos.

C – CONCLUSIÓN

Se debería entender el poder como servicio y no solamente como mecanismo democrático de


control institucional. Sin una gran dosis de ética es difícil abordar el poder y mucho más difícil
vivirlo. Como sostiene Foucault: “El poder transita transversalmente, no está quieto en los
individuos”. De allí que el poder se construye día a día entre todos: directivos, docentes, padres,
alumnos,

También podría gustarte