Diccionario de

Literatura Penguin/Alianza, 3
 Alianza Diccionarios

I. Literaturas anglosajonas (Editores: David Daiches, Eric Mottram y Mal-

colm Bradbury)
II. - Literaturas europeas (Editor: Anthony Thorlby)
- III. Literaturas clásica y bizantina, oriental y africana (Editores: D. R. Dudley
y David Marshall Lang)
IV. Literaturas hispánicas
Diccionario de Literatura
Penguin/Alianza
3. Literaturas clásica y bizantina,
oriental y africana

Traducción y adaptación de
Alberto Adell

' - " ' - ' ’. ; " ■-

Alianza Editorial
Título original:
The Penguin Companion to Literature
Publicado en inglés por Penguin Books Ltd., Harmondsworth
Middlesex, Inglaterra

© Penguin Books Ltd. 1971

© Ed. cast.: Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1983
Calle Milán, 38; ® 200 00 45
ISBN: 84-206-5211-3 (111. tela)
ISBN: 84-206-5111 -7 (111. rústica)
Depósito legal: M. 36.861-1983
Composición: FER Fotocomposición, S. A.
Impreso en Hijos de E. Minuesa, S. L._
Ronda de Toledo, 24. Madrid-5
Printed in Spain
 Indice

Literaturas clásica y bizantina 13

Clásica 17
Bizantina 197

Literaturas oriental y africana 255

Oriental 259
Africana 393
 NOTA EDITORIAL

Bibliografías

Las bibliografías que siguen a cada articulo están dispuestas de la forma siguiente. El
primer párrafo enumera las ediciones de textos y de traducciones que por lo general no
aparecen en el articulo en sí. El segundo párrafo contiene obras críticas o biográficas re­
lativas al autor en cuestión. En aquellos casos en que sólo hay un párrafo, puede
colegirse de los títulos si se trata de textos o de obras criticas.
Salvo en el caso de cuatro series básicas en la sección clásica y bizantina, la naturale­
za del texto queda indicada por las abreviaturas siguientes: ed. = editado por, tr. = tradu­
cido por, com. = comentado por. Las cuatro excepciones son las series de Loeb, Teubner,
Budé y Penguin Classics. El lector deberá por lo tanto tener presente que las series de
Loeb publican el texto y la versión inglesa, Teubner sólo el texto, Budé tanto el texto
como la versión francesa, y los Penguin Classics, traducciones al inglés.
La lista de obras criticas es intencionadamente selecta —por lo general, en las obras
incluidas puede encontrarse más información bibliográfica.
i Tan sólo las obras publicadas fuera de Gran Bretaña llevan lugar de edición.
Los títulos abreviados tienen su clave en la lista de abreviaturas de las pági­
nas 10 y 11.
. Las bibliografías han sido recopiladas por los autores de los artículos correspondien­
tes —el que sus iniciales aparezcan antes de la bibliografía se debe sólo a razones
prácticas.

Referencias

Las referencias, señaladas con un asterisco (*), obedecen a los criterios siguientes:
(a) cuando en el articulo a que se remite puede encontrarse información de importancia
acerca del tema de que se trata; (b) cuando el autor referido es relativamente importante
y el lector desea saber quién es, aunque no tenga mucha relación con el artículo en que se
encuentra la referencia. (De esta forma se evita una búsqueda inútil: si un nombre secun­
dario no va acompañado de referencia puede suponerse que carece de articulo propio.)
 COLABORADORES

fS. O. A. S.: Escuela de Estudios Orientales y Africanos. Universidad de Londres)

AA Alberto Adell, Madrid. HC Fathcr H. de la Costa, Ex-catedrático

AKI A. K. Irvine, Profesor de lenguas se­ de Historia, Universidad de Manila,
míticas, S.O.A.S. HLS H. L. Shorto, Profesor de lenguas y
APB A. P. Brink, Profesor de afrikaans, literaturas de Asia sudoriental,
Rhodes University. S.O.A.S.
APGM A. P. G. Manuud, Profesor adjunto. IMPR I. M. P. Raeside, Profesor de marathi
Universidad de Manila. y guyarali, S.O.A.S.
AST A. S. Tritton, Profesor honorario de JAR J. A. Ramsaran, Profesor de inglés.
árabe, S.O.A.S. Universidad de Ibadan, Nigeria.
BNP B. N. Pandey, Profesor de Historia JCB J. C. Bottoms. (t), antiguo profesor de
moderna de la India, S.O.A.S. malayo, S.O.A.S.
BWA B. W. Andrzejewski, Profesor de len­ JCG Catedrático Joñas Greenfield, Depar­
guas cusílicas. S.O.A.S. tamento de lenguas del Próximo
CB C. R. Bawden, Profesor de mongol, Oriente, Universidad de California.
S.O.A.S. JDC J. D. Chinnery, Profesor de chino,
CH C. Hookyaas, Profesor de javanés an­ Universidad de Edimburgo.
tiguo. S.O.A.S. JGD J. G. Davies, Catedrático de Teología,
CHBR C. H. B. Reynolds. Profesor de Estu­ Universidad de Birmingham.
dios cingaleses, S.O.A.S. JMJ Judith M. Jacob, Profesor de cam-
CJD C. J. Dunn, Profesor de japonés, boyano, S.O.A.S.
S.O.A.S. JRM J. R. Marr, Profesor de música tamil e
DEP D. E. Pollard, Profesor de chino mo­ india. S.O.A.S.
derno. S.O.A.S. JWAO J. W. A. Okell, Profesor de birmano,
DEWW D. E. W. Wormell, Catedrático de la­ S. O.A.S.
tín, Trinity College, Dublin. LH Lyndon Harries, Catedrático de len­
DJW D. J. Wiseman, Catedrático de Asirio- gua y literatura swahili, Universidad
logia. S.O.A.S. de Wisconsin.
DLD D. L. Duguid. ORD O. R. Dathome, UNESCO, Freetown,
DLS D. L. Snellgrove, Profesor de tibeta- Sierra Leona.
no, S.O.A.S. PJH P. J. Honey, Profesor de Estudios
DML D. M. Lang, Catedrático de Estudios vietnamitas, S.O.A.S.
caucásicos, S.O.A.S. PT P. Thomson, Profesor de Teatro, Uni­
DRD D. R. Dudley, Catedrático de latín, versidad de Manchestcr.
Universidad de Birmingham. RA R. Antonissen, Catedrático de afri­
ECD E. C. Dimmock, Catedrático de ben- kaans, Rhodes University, Ciudad del
galí. Universidad de Chicago. Cabo.
ECGB E. C. G. Barren, Profesor de lengua y RB Robert Browning, Catedrático de clá­
■ literatura malaya e indonesia, sicas, Universidad de Londres, Birk-
S.O.A.S. beck College.
EE Dr Elizabeth Eppler REA R. E. Asher, Profesor de Lingüística
EG Edwin Gerow, Profesor agregado de general, Universidad de Edimburgo.
literatura sánscrita e india, Universi­ RFH R. F. Hosking, Conservador, Departa­
dad de Washington. mento de libros impresos y manuscri­
EHSS E. H. S. Simmonds, Profesor de len­ tos orientales, Museo Británico
guas y literaturas tailandesas, RR R. Russell, Profesor de urdu, S.O.A.S.
S.O.A.S. RSM R. S. McGregor, Profesor de hindi,
EMB Mary Boyce, Catedrático de Estudios Universidad de Cambridge.
iraníes, S.O.A.S. SMNA Syed M. Naguib al-Attas, Profesor de
GA G. Atkins, Profesor de lenguas bantú, malayo, Universidad de Malaya.
S.O.A.S. TAD T. A. Dorey, Profesor de latín, Uni­
GBM G. B. Milner, Profesor de lenguas versidad de Birmingham.
oceánicas, S.O.A.S. VLM V. L. Ménage, Profesor de turco,
GTA G. T. A. Atangana. S. O.A.S.
GTWH G. T. W. Hooker, Profesor de clási­ WHW W. H. Whiteley. Catedrático de len­
cas. Universidad de Birmingham. guas bantu, S.O.A.S.
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12
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Society, Vol. 3 1 pt 3 (Singapur, 1961).
Wintemitz, GIL. Moriz Wintcmitz, Ges-
chichte der fndianischen Literatur (3 vols.,
1905-20; tr. inglesa S. Kctkar, 2 vols., Calcu­
ta, 1927-33).
 LITERATURAS
CLÁSICA Y BIZANTINA
 PREFACIO

El plan general de esta obra establece artículos para autores individuales, selecciona­
dos por sus méritos literarios. No ha resultado fácil aplicar el método a la literatura
griega o latina. Tanto se ha perdido de ellas que muchos de los grandes autores clásicos
aparecen en un falso aislamiento: no es posible comprenderlos sin referirse a contempo­
ráneos de los que sólo conocemos fragmentos, o, incluso, tan sólo el nombre. Así, es
necesario contrastar a Aristófanes con otros autores de la Comedia vieja y colocar clara­
mente a Catulo entre los poetae novi. Además, el sentimiento clásico de la forma era tan
profundo y la influencia de los géneros literarios tan presente, que ha resultado indispen­
sable introducir artículos sobre asuntos como Ditirambo, Tragedia, Teatro satírico,
Historiografía griega y romana, etc. En cuanto a autores individuales, algunos se in­
cluyen debido a su relación importante con una gran figura —por ejemplo, Virgilio
obliga a dar entrada a los comentaristas Servio y Donato. Otros, en cambio, exigen in­
clusión por derecho propio. ¿Cómo se podría excluir a Sócrates, que nada escribió, de un
panorama de la literatura griega: cómo omitir de la latina al gran protector Mecenas, de
quien sólo se conservan unos pocos versos? No obstante, se ha aplicado el principio para
reducir las filas de gramáticos, retóricos, y otros autores de tratados técnicos, asi como,
especialmente, de los primitivos Padres de la Iglesia. Si en la sección dedicada a Bizan-
cio los autores cristianos aparecen en mucho mayor número, se debe a que forman parte
consustancial de esta literatura. Cualquiera que fuese el criterio aplicable, siempre se
producirían casos dudosos: mi regla entonces ha sido admitirlos.
Al final de la mayor parte de los artículos se encuentra una corta bibliografía, que por
lo general menciona una edición, un comentario y libros para ampliación de su estudio.
Por razones de utilidad para el lector inglés, los libros citados están, en lo posible, elegi­
dos en este idioma. Cabe advertir, sin embargo, que este criterio puede dar una
impresión pobre e injusta de los méritos de otras escuelas de investigación clásica de Eu­
ropa. Y en cuanto a la sección bizantina, hubiera resultado imposible aplicar, aunque se
ampliase a la bibliografía en inglés, francés, alemán e italiano. No hubiera podido in­
cluirse la literatura bizantina si el profesor Roben Browning, en su doble papel de editor
y colaborador, no se hubiera hecho cargo de los problemas, para mí insolubles, de esta
especialidad. Gracias a él, ha sido posible abarcar la literatura griega desde Homero
hasta la caída de Constantinopla en 1453. En latín, salvo unos pocos casos, no se ha in­
cluido a ningún autor posterior al final del Imperio de occidente en 476 d. C.
Agradezco a mis discípulos, Miss Maureen Rowlands y Mr. Alan Peacock, su colabo­
ración en preparar el original.
Los colaboradores confian que este tomo, además de ser útil en escuelas y Universi­
dades, pueda ganar nuevos lectores entre el público general para la literatura griega y
latina. Serán conscientes de no haber cumplido su obligación con los escritores de Grecia
y de Roma si no han sido capaces de demostrar su alta posición entre las grandes litera­
turas del mundo.

D. R. Dudley
Editor literario
CLÁSICA
ACCIO, Lucio (170-h. 85 a. C.). Poeta trá­
gico romano. N. en Umbría, hijo de un anti­
guo esclavo, Accio se convirtió en rival
amistoso y, finalmente, sucesor de *Pacu-
vio. Se conservan títulos y unos 700 versos
de sus tragedias, de las que escribió más de
40, sobre temas griegos, y dos *fabulae pre-
textae. Vigoroso, variado y algo negligente,
se le consideraba menos erudito que Pacu-
vio, pero tan emocionante y solemne como
éste. Sus personajes, de gran violencia emo­
tiva, fueron haciendo cada vez más melo­
dramática la tragedia romana, pero fue ad­
mirado por su retórica y sus ocurrencias, e
inspiró a Virgilio con su emoción y su com­
pasión. La popularidad de sus tragedias
continuó hasta el período de Augusto
(*Tragedia romana). [GTWH]
Loeb: Warmington, ROL, II.
Beare, R. S.
ACILIO, Gayo (fl. 155 a. C.). Historiador
romano. Senador y filoheleno del siglo n a.
C. Probablemente estaba emparentado con
M. Acilio Glabrio, cónsul en 191 y partida­
rio de Escipión el Africano. En 155 actuó
como intérprete de los filósofos griegos Cri- ’
tolao, Diógenes y Cameades, enviados por
Atenas ante el Senado. Perteneció probable­
mente al círculo de *Escipión. Escribió en
griego una historia de Roma (h. 142) desde
los tiempos más remotos hasta su época y
creyó que Roma era de fundación griega.
Describe el encuentro entre Escipión y Aní­
bal en Efeso. Su obra fue utilizada como
fuente importante por *Claudio Cuadriga-
rio. [TAD]
Peter, HRR, 1. • ■
ADRIANO (Publius Aelius Hadrianus)
(76-138 d. C.). Emperador romano, 117-
1 38 d. C. Como escritor, Adriano sólo ofre­
ce hoy un poema dirigido, en su lecho de
muerte, a su alma (animula vagula blan­
dida, etc.) y unos epigramas cruzados con
* Floro. Entre las obras perdidas se habla de
12 discursos, una colección de epístolas y
una biografía. Una inscripción (CIL, VIH,
2352) conserva una parte considerable de
una arenga a las tropas en Lambaesis; otra
en Jarrow (CIL, Vil, 488), el minúsculo
fragmento de una arenga análoga dirigida a
las tropas en Britania.
Su profundo interés por la literatura grie­
ga y su afición por el arcaísmo («prefería
Catón a Cicerón, Ennio a Virgilio») ejerció
un importante influjo en el gusto de la épo­
ca. Fundó el Alhenaeum en Roma
(¿134-135 d. C.?) para el fomento de la lite­
ratura latina; Juvenal quizá se beneficiase
de ello. [DRD]
Bardon, ELL.
«AETNA». *Appendix Virgiliana.
AFRANIO. *Comedia romana.
AGATON (h. 445-h. 339 a. C.). Poeta trági­
co griego. Obtuvo su primer premio por una
tragedia en 416, y lo celebró con la fiesta
que Platón describe en el Banquete. Afemi­
nado y de elegante indolencia, fue objeto de
burlas y de admiración por'su belleza y su
talento poético. Abandonó Atenas h. 407
para residir en la corte de Arquelao de Ma-
cedonia.
Se conocen varios títulos-de sus tragedias,
pero sólo se conservan fragmentos de ellas;
revelan un estilo artificial y epigramático,
que Platón acertó indudablemente a repro­
ducir. L*a parodia que de él hace Aristófanes
(en Thesmophoriazusae} sugiere cierta
complejidad y voluptuosidad en su poesía.
Innovador de la tragedia griega, Agaton tra­
tó las odas corales como intermedios deco­
rativos en la acción, introdujo una música
más florida e inventó una anécdota román­
tica de su cosecha para su Anteo en vez de
tomarla de las leyendas tradicionales. Su
ejemplo ejerció influencia, y AristóteleSj
aunque censorio de su construcción argu­
menta!, le trata como inmediato a los tres
grandes trágicos de Atenas. [GTWH]
Ed. A. Nauck, Tragicorum graecorum
fragmenta (Leipzig, 1889).
 Agías
AGIAS. *Épico, ciclo.
AGRIPA, Marco Vipsanio (63-12 a. C.).
Gobernante y general romano. Ministro de
la Guerra de Augusto y durante algún tiem­
po el sucesor de su elección. Escribió una
Autobiografía (que se ha perdido) para jus­
tificar su intervención en la Guerra Civil.
Siendo cónsul puso en práctica un magno
proyecto para el embellecimiento de Roma:
en él figuraba un mapa del Imperio Romano
esculpido en un pórtico. Agripa recopiló el
material para este mapa y escribió un Co­
mentario, muy utilizado por geógrafos pos­
teriores, como ilustración. [DRD]
M. Reinhold, Mdrcus Agrippa (Geneva,
N. Y., 1933).
AGUSTIN, San (Aurelio Agustín) (354-
430 d. C.). Autor latino cristiano. Agus­
tín n. en Tagaste, en Numidia; su padre,
Patricio, era funcionario municipal y has­
ta su vejez no se convirtió al cristianis­
mo, a diferencia de la madre, Mónica, que
fue devota creyente. En sus Confesiones, es­
critas en 397-401, Agustín ha descrito su
evolución intelectual y moral desde sus pri­
meros años a la muerte de su madre en 387.
Dbra maestra de la literatura y algo desco-
locido en la historia de las letras cristianas,
igue el relato de su educación, primero en
su ciudad natal, después en Cartago (371).
Poco después de entrar en la Universidad,
mantuvo unas relaciones extraconyugales
que duraron unos doce años y fruto de ellas
fue un hijo, Adeodato. En 373, Agustín leyó
el Hortensias, de Cicerón, que le hizo anhe­
lar una «inmortalidad de saben» y, atraído
por las pretensiones racionalistas de los ma­
niqueos, se adhirió a esta secta. Vuelto a
Tagaste en 375, se estableció como maestro
de retórica, para marchar poco después de
nuevo a Cartago, donde ejerció la misma
profesión. Las crecientes dudas de Agustín
acerca de la verdad del maniqueísmo llega­
ron al máximo en 383, en que celebró una
entrevista con uno de los jefes de la secta,
Fausto de Milevi, al que juzgó elocuente,
pero ignorante. No se produjo la ruptura in-
mediata y mantuvo el contacto con los ma­
niqueos hasta su marcha a Roma en 383. Al
- año siguiente le fue asignada una cátedra de
retórica en Milán, donde experimentó el in­
flujo de San Ambrosio, y quedó profunda­
mente impresionado por la exposición de
las Escrituras hecha por el obispo. El desa-
rrollo intelectual de Agustín se intensificó
aún más por su iniciación al pensamiento
neoplatónico y en 385 decidió convertirse al
cristianismo, retirándose a Cassiciacum,
finca de un amigo en las proximidades de la
- ciudad, para prepararse para el bautismo.
20
Escribió allí 4 obras filosóficas, de las que
Contra los académicos, ataque contra el es­
cepticismo de los ncoacadcmicos, demues­
tra su convicción en la cognoscibilidad de la
verdad. Bautizado el 24 de abril de 387,
Agustín se dirigió de vuelta a su país, demo­
rándose un año más en Roma, detenido por
la muerte de su madre. Durante este tiempo
escribió otro tratado filosófico, De la gran­
deza del alma, para probar la inmortalidad
del alma, y continuó trabajando en un estu­
dio contra los maniqueos, el primero de los
varios que iba a publicar durante la década
siguiente. Estos incluían Del libre albedrío y
los 33 libros de Contra Fausto el maniqueo,
y tienden a refutar el dualismo maniqueo,
estableciendo que el mal es una negación y,
demostrando que no existe contradicción
entre el Antiguo y Nuevo Testamentos.
En el otoño de 388, Agustín estaba de
vuelta en Tagaste, donde vivió en retiro mo­
nástico durante tres años, hasta su ordena­
ción sacerdotal por el obispo Valerio de
Hipona; en 395 fue nombrado su coadjutor
y pronto le sucedió en la sede. Agustín con­
tinuó la vida de comunidad monástica con
su clero y se convirtió en un ferviente predi­
cador, pero sobre todo un incansable anta­
gonista literario. La batalla contra el mani-
queísmo continuó y en fecha tan tardía co­
mo 404, mantuvo un debate público con un
tal Félix, publicando las actas en 2 libros.
Mientras tanto, le absorbió la controversia
con los donatistas y en otro diluvio de trata­
dos, especialmente de 400-6, trató de de­
- mostrar los errores de este grupo cismático,
que mantenía que la eficacia de un sacra­
mento depende de la virtud personal de su
_ ministro y el ministerio católico había que­
dado irremediablemente comprometido por
las defecciones en sus filas durante la perse­
cución de Diocleciano. En Del bautismo
contra los donatistas (7 libros, 400-1) Agus­
tín argumentó vigorosamente por la com­
prensión de los sacramentos, y en Contra
la epístola de Parmeniano ofreció su ver­
sión del cisma para mostrar que si el grupo
católico se había comprometido igual le
ocurría al donatista. \ ’
El año 412 vio la publicación de la pri­
mera obra de Agustín contra Pelagio, quien
afirmaba que era posible alcanzar la perfec-
ción humana sin el auxilio de la divina
Gracia. Del espíritu y la letra, su segundo
opúsculo contra Pelagio, fue la respuesta de
Agustín en forma de un estudio detallado y
. profundo del significado de la Gracia. De la
ca por su título la amplitud de su contenido,
igual que De la Gracia y el libre albedrío
(427), contestación a las preguntas de varios _
monjes de Hadrumeto, preludio de la con­
troversia se mi pelagia na. 25
 21
Aunque la obra polémico-dogmática de
Agustín corresponde a períodos claramente
definidos, sus otros escritos corresponden a
su vida entera y algunos de ellos llevaron
años en ser terminados. De la Trinidad
(399-419) dio cuerpo a las doctrinas occi­
dentales sobre el tema e intentó penetrar
intelectualmentc el misterio mediante una
serie de analogías, sobre todo las de la men­
te humana. La Ciudad de Dios (publicada
por partes 41 3-26) es una apología contra la
imputación renovada, resultado de la caída
de Roma en manos de Alarico, de que el
cristianismo era responsable de los infortu­
nios del Imperio Romano. Contiene el pri­
mer esquema de una teología de la historia,
bajo la forma de una lucha entre la fe y el
descreimiento —las dos ciudades— y sus
ideas básicas determinaron en gran parte
la política de la Iglesia durante la Edad Me­
dia.
Los escritos bíblicos de Agustín incluyen
De la ciencia cristiana (escrito en su mayor
parte en 396-7, completado en 426) que es­
tablecía las condiciones para el estudio fruc­
tífero de la Biblia e intentó una síntesis en­
tre la ciencia cristiana y la clásica. Muchos
de estos tratados relativos a los libros bíbli­
cos tuvieron en origen la forma de homilías;
así fueron sus Sermones sobre los Salmos y
sus tratados sobre el IV Evangelio. Sus ser­
mones (unos 400) fueron tomados taquigrá­
ficamente y son notables por su densidad,
lógica y sencillez. Sus cartas tratan de pro­
blemas filosóficos y teológicos, pero algunas
contienen consejos pastorales y proporcio­
nan consuelo en momentos de aflicción o de
desgracia.
En 427, Agustín afirmaba haber escrito
93 obras literarias y 232 libros, y sólo 10 de
los que discute en sus Retractaciones se han
perdido si bien esta lista no comprende ser­
mones ni cartas. Esta extensa producción
revela a Agustín como maestro de la pala­
bra escrita y hablada, capaz tanto de la pa­
labra culta y en el empleo de todos los re­
cursos retóricos, como del habla popular
cuando deseaba ser entendido por el pueblo..
Su riqueza como estilista va aparejada con
‘ la amplitud de sus intereses, que demues- 7
tran una mente notable por la aguda lógica
■y la hondura especulativa. Su originalidad
está fuera de dudas y su influencia en el
pensamiento posterior ha sido incalculable.
[JGD] ■ - . . . : -
Migne, PG, 32-47; Teubner; Confesiones.
F. Skutella (1934); Obras, ed. bilingüe P. -
Félix García (BAC, 1956, etc.);.La Ciudad
y- de Dios, tr. José Cayetano Díaz de Beyral
(BC, 1922); Confesiones (M. Aguilar); Me- ~
dilaciones/ Soliloquios/ Manual de suspi­
ros; tr; Fr. Ambrosio Montesino (M. Agui­
lar, 1968). _ ... < _
Alceo
Ed. Thomas F. Burns, A Monument lo Si.
Augustine (1930); F. van der Meer, Augus­
tine the Bishop (1961); Etienne Gilson, La
metamorfosis de la Ciudad de Dios (M.,
Rialp); Henri Marrou, San Agustín y el
agustinismo (M., 1960); Peter Brown,
Agustín de 1/ipona (M., Revista de Occi­
dente, 1970); Juan Pegueroies, El pensa­
miento filosófico de San Agustín (B., Labor,
1972).
ALBINOVANO, Pedo (comienzos del siglo
í d. C.). Poeta romano. Amigo de Ovidio y
autor de un poema épico sobre la leyenda
de Teseo, intervino en las campañas septen­
trionales de Germánico en 15 y 16 d. C.,
que cantó en un poema cuyo título se desco­
noce. Pero Séneca el Viejo (Suasoriae. I: 15/
cita un fragmento de unos 10 versos, que
describe la gran tormenta en el mar del
Norte que desparramó la flota romana (v.
los Anales del Tácito, II: 23. 24, que puede
que se derive del fragmento). Las descrip­
ciones romanas del mundo antes del Impe­
rio son raras, y estos espléndidos versos ha­
cen aún más lamentable la pérdida del poe­
ma. [DRD] »
Fragmento en Tácito, Anales, ed. H. Fur-
neaux (2.a ed., 1896), I, p. 386.
ALCEO (n. h. 620 a. C.). Poeta lírico grie­
go. N. de familia aristócrata en Mitilene, en
Lesbos. Su vida refleja la revuelta época que
le correspondió; su alegoría favorita del Es­
tado como nave que se debate en mares
turbulentos simboliza las tempestades de su
propia carrera. Luchó por su patria contra
Atenas en Sigeum (donde perdió el escudo y
huyó) y también contra sus compatriotas.
Demasiado joven para ayudar a sus deudos,
a las órdenes de Pitaco, a derrocar al tirano
Melancro. en la lucha de los nobles por la
supremacía tuvo un violento conflicto con
el nuevo tirano, Myrsilo. y, al fin, con el po­
deroso Pitaco, en quien terminó por revertir
el poder. Extrovertido, agresivo, más propio
para odiar que para amar, vivió y bebió sin
tasa. Los años que pasó desterrado en Pirra,
en Lesbos, o en tierra firme, pueden ser lá
razón de sus visitas a Beocia y a Egipto; es
probable que, como su hermano Antimeni-
das, se alistase como mercenario.. Parece
que luchó algún tiempo con el ejército de
Lydia. -
'■ Los alejandrinos conocían nada menos
que 10 libros de su poesía. No se ha conser-
. vado ningún poema completo, aunque los
papiros han aumentado nuestro conoci­
miento de la riqueza de sus facultades y de
su maestría. Su dialecto es el vernáculo de
Lesbos, con algún que otro préstamo épico.
... Su virtuosismo métrico corre parejo con su
Alemán
variedad temática: va desde la transposi­
ción, casi mecánica, en forma lírica de un
pasaje de Hesíodo, pasando por alegres can­
tos báquicos, hasta el dramático monólogo
de una muchacha enamorada. Sus poemas
políticos, violentos en el tono, se encuen­
tran dominados en la técnica, con una disci­
plina ausente en su vida. Sus himnos a los
dioses son animados y originales. En mu­
chos sentidos, él y su contemporánea, Safo,
a la que se dirige en un poema, se comple­
mentan entre sí. Fue admirado e imitado
con originalidad por Horacio y desemboca,
a través de éste, en el cauce común de la tra­
dición lírica europea. [DEWW]
E. Lobel y D. L. Page, Poetarum lesbio-
rum fragmenta (1955); Fragmentos (M.,
Aguilar, 1969).
Bowra, GLP: D. L. Page, Sappho and Al-
caeus (1955).
ALOMAN (mediados del siglo vn a. C.).
Poeta lírico coral griego, el más antiguo del
que tengamos noticia. Vivió en Esparta.
Quizá oriundo de Sardis, en Lydia, pero es­
cribe en el vernáculo de Laconia, con oca­
sionales préstamos épicos, y se encuentra
asimilado por completo al ambiente espar­
tano. Los eruditos alejandrinos editaron sus
•oemas en 6 libros. Un papiro nos ha de-
uelto la mayor parte de un Partheneion,
entenar de versos compuestos de estrofas
Itemas de 14 versos, cantados por 10 mu-
_hachas en competencia con un coro rival
en un festival de Artemis Ortheia. La tétrica
venganza de los dioses en el pasado mítico
está comparada con la belleza de las que di­
rigen los coros del presente. Aquí se en­
cuentran el gozo y la jote de vivre de la
Esparta primitiva, antes de ser dominada
por el espíritu férreo. Aparte de esto, sólo se
conservan fragmentos: trozos de varios him­
nos, unos pocos hexámetros (al parecer,
preludios a recitados de poemas épicos) y
una breve y extraordinaria descripción evo-
cativa de la naturaleza, animada e inanima­
da, inmersa en el sueño. Alemán ama el
color, la alegría, la belleza y la espontanei­
dad de los seres jóvenes, humanos o anima­
les. La sencillez arcaica de su metro y léxi- .. zación de los personajes, el diálogo y la
co, disciplina y vigoriza su firme lirismo, y
la economía de su estilo es el vehículo per- “• del verso. El es casi el único testigo que se
fecto para dar imágenes, directas, delicadas
y exquisitamente justas. [DEWW]
Page, PMG: The Partheneion, ed., tr. in­
glesa y comentario D. L. Page (1951).
ALEJANDRINA, Poesía. La ampliación
del señorío macedónico sobre la Grecia
continental señaló el fin de una época y la .
decadencia literaria acompañó a la política.
Se imponía un reajuste total para que la
22
poesía reviviese. Bajo los Plolomcos. Alejan­
dría creció rápidamente en tamaño, poder y
prestigio. En ella, en un ambiente no sujeto
a las inhibiciones de la historia, pudo flore­
cer una nueva cultura, griega en esencia,
pero menos introspectiva y más cosmopoli­
ta. Refinados circuios cortesanos ofrecían
protección y la política ilustrada de los Pto-
lomeos. al fundar el Museo y la Biblioteca,
atrajo a literatos y a sabios. Muchos fueron
llamados de puntos del mundo griego que
aún gozaban de libertad política en mayor o
menor grado -—Siracusa. Rodas y Cos.
Los géneros poéticos característicos de la
época helenística fueron la comedia nueva,
, que, a pesar de todo su matiz ático, tenía
algo del atractivo, cosmopolita y desarraiga­
do, del cine moderno, y el epigrama, arte
menor en el que se alcanzó una maestría
impecable.
Piletas, Simias y *Asclepiades figuraron
entre los precursores; pero el tono del nuevo
movimiento fue establecido principalmente
por *Calimaco, que dominó el panorama li­
terario durante el período de mayor activi­
dad (280-240 a. C.). Predicó la perfección
en lo minúsculo, combinando un acervo de
erudición comprensible sólo por una mino­
ría cultivada, con una nueva perfección téc­
nica y una disciplina formal innovadoras, y
puso en práctica lo que predicaba. Aunque
sus opiniones fueron debatidas, en conjunto
se impusieron y determinaron las líneas de
la evolución poética. Estas incluyen la elec­
ción de temas exóticos y abstrusos, y la
reelaboración de asuntos familiares de
modo insólito —un abandono intenciona­
do, y una reelaboración, de lo tradicional en
forma, dialecto y vocabulario. El elemen­
to subjetivo y personal adquiere nueva pro­
minencia y se utilizan los motivos eróticos.
Entre los contemporáneos de Calimaco se
encuentran * Arato, famoso por sus Phaeno-
mena, poema didáctico sobre astronomía, y
*Teócrito, cuyos Idilios inician la larga tra­
dición pastoril europea, poesía de huida de
lo artificioso de la civilización urbana en un
paisaje rural que con el tiempo se hace tam­
bién estilizado. Además, *Herodas, con sus
mimos, alcanza el realismo en la caracteri­
situación, dentro de la disciplinada forma
conserva de la floreciente literatura teatral
de Alejandría —los poetas de la Pléyade trá­
gica no son hoy más que nombres. Por
último, el romántico poema épico de Apo-
lonio de Rodas, los Argonautas, constituye
un ataque y una provocación intencionada
contra la posición estética de Calimaco.
Se conservan también numerosos frag­
mentos, por lo general de autor anónimo
(recopilados solícitamente por J. U. Powell,
23
Collectanea alexandrina. 1925), que son
prueba de un extendido fermento literario.
Pero con la muerte de Calimaco el movi­
miento perdió pronto su ímpetu inicial. En
el siglo II, la erudición tendió a asfixiar la
inspiración bajo una estéril acumulación de
conocimientos, como ocurre con *Licofrón.
Pero la tradición conservó la vitalidad sufi­
ciente como para iniciar una restauración
en el siglo 1, en la que destacó Meleagro, y
para dar un nuevo impulso a la poesía lati­
na. [DEWW]
W. W. Tarn y G. T. GrifTith, Hellenislic
Civilisation (3.a ed., 1952).
ALEJANDRINISMO LATINO. La moda
de escribir en estilo alejandrino fue adopta­
da por varios poetas romanos desde co­
mienzos del siglo ] a. C. Empezó con *Levio
y *Catulo (Quinto Lutacio), cuya obra se
ha perdido, y fue una de las más caracte­
rísticas del grupo de jóvenes poetas de
la Galia Cisalpina que incluyó a *Catulo
(Cayo Valerio). Sus modelos fueron, sobre
todo, *Calímaco, *Filetas y *Euforión, de
quienes admiraban la erudición mitológica,
el dominio y destreza en el empleo del me­
tro y sus brillantes efectos. El *epyllion, o
breve poema épico, fue un género que culti­
varon con entusiasmo. Quizá también
aprendiesen de sus modelos griegos a escri­
bir sobre temas personales, pero los poetas
romanos, como *Catulo y Propercio, dieron
a estos temas una intensidad de sentimien­
tos ajena por completo a los eruditos inte­
lectuales de Alejandría. El saber mitológico,
que reaparece en Virgilio y Ovidio, puede
ser considerado como tendencia alejandrina
Neo (enei). [DRD]
ALEJANDRO MAGNO (356-323 a. C ).
Rey de Macedonia. Alejandro III de Mace-
donia era hijo del rey Filipo II y de Olym-
pia. Al subir al trono, decidió poner en
práctica una vieja ambición de los griegos:
la liberación de las ciudades griegas de Asia
Menor del dominio de los persas y la des­
trucción de Persia como potencia del Medi­
terráneo. Estos objetivos primordiales se
cumplieron con la derrota de los persas bajo
Darío III; después, tras consolidar su domi­
nio de Siria y Egipto, Alejandro penetró en
el corazón del imperio persa, volvió a de­
rrotar a Darío, ocupó sus principales ciuda­
des persas y al morir Darío adoptó el título
de Rey de los persas. Durante los años si­
guientes penetró hasta el Hindú Kush y el
Punjab, hasta que el descontento de sus tro­
pas le obligó a volver a Persia. En sus últi­
mos años se esforzó por establecer un impe­
rio basado en la colaboración multirracial
entre sus múltiples súbditos griegos y asiáti-
Ambrosio
eos y fomentó los matrimonios mixtos, pero
sus planes tropezaron con crecientes dificul­
tades en su mayor parte debidas a la oposi­
ción de sus victoriosas tropas macedónicas,
cuando murió de fiebres. Sus conquistas
propagaron la civilización griega por todo el
Oriente Medio e indirectamente fueron cau­
sa del establecimiento de los importantes
focos culturales de Alejandría y Pérgamo.
Alejandro dejó una huella en la tradición
literaria más honda que ningún otro hom­
bre de la Antigüedad. Sus biografías y las
historias de sus campañas han sido innume­
rables, desde obras serias y fidedignas, como
las de *Ptolomeo, *Arislóbulo y *Arriano,
hasta las ficciones más románticas de *Ca-
listenes, *Oncsicrito, *Cleitarco. * Plutarco
y *Curcio, llenas de exageraciones y a veces
de propaganda maliciosa. En la Edad Me­
dia, el saber popular sobre Alejandro se
derivaba del Román d'Alexandre. derivado
en última instancia de una colección de re­
latos y documentos apócrifos escritos en
griego en Egipto en el siglo 11 d. C. y atribui­
dos falsamente a Calistenes. Julio Valerio
hizo la versión latina en el siglo ni, que más
tarde se redujo a epítome; éste fue utilizado
por Vincent de Beauvais en el siglo xil. pero
esta versión fue reemplazada por otra del
Pseudo Calistenes. la Historia de proeliis.
compuesta en el siglo x por León de Nápo-
les. El Román d'Alexandre forma un fárra­
go de relatos, en pocos casos basados en
hechos, y en su mayor parte ficticios o total­
mente fabulosos. [TAD]
AMBROSIO, San (339-97 d. C.). Escritor
latino cristiano. Hijo del praefectus praeto-
rio Galliarutn, Ambrosio, después de for­
marse en retórica y leyes, obtuvo un alto
cargo administrativo, siendo h. 370 gober­
nador de Liguria y Emilia, con residencia en
Milán. En 374, no obstante sus objeciones,
fue consagrado obispo de Milán y a partir
de entonces se dedicó al cuidado de su dió­
cesis y a los estudios teológicos. Se mostró
activo contra los arrianos occidentales, has­
ta el punto de indisponerse con la empera­
triz madre, Justina, protectora de aquéllos.
Tuvo influencia sobre el emperador Gracia­
no e intercedió en favor de su sucesor con el
usurpador Máximo. La acérrima indepen­
dencia de Ambrosio se hizo evidente en sus
relaciones con Teodosio I, al que incluso
obligó a hacer penitencia por la matanza de
Tesalónica en 390.
La mayor parte de los escritos de Ambro­
sio fueron fruto de su obra pastoral y son de
origen homilético; en auténtico estilo de
Roma, era esencialmente práctico y no cu­
raba gran cosa de la especulación dogmáti­
ca, limitándose a reproducir las opiniones
ajenas en caso necesario. Sus obras de exé-
Ameleságoras
gesis comprenden 6 libros en el Hexame-
ron; contienen brillantes descripciones de la
naturaleza y se encuentran inspirados en
gran manera en San * Basilio, y el Comenta­
rio al Evangelio de San Lucas en 10 libros.
Entre sus obras ascélico-morales figura De
las obligaciones del clero, basado en De of-
ficiis, de Cicerón; hay en una y otra obra
una distribución idéntica del material, pero
la antítesis entre la moralidad del pagano y
la del cristiano resulta sorprendente. Sus
tratados dogmáticos se dirigían en gran par­
te contra los arrianos, como De la Fe y Del
Espíritu Santo; este último debe mucho al
tratamiento por San Basilio del mismo
tema, y ambos fueron escritos a petición de
Graciano. Sus sermones y epístolas poseen
gran mérito literario; los más famosos entre
los primeros son sus oraciones fúnebres de
Valentiniano II y Teodosio el Grande. Am­
brosio introdujo en la liturgia el canto de la
congregación y compuso varios himnos, el
más antiguo de 386. Están escritos en dime­
tros yámbicos, divididos en estrofas de 4
versos.
El estilo de Ambrosio suele tener fuerza
oratoria y belleza poética y abunda en alu­
siones clásicas, en especial a las obras de
Virgilio. Se caracteriza por una concisión y
una sencillez que le ha dado justa fama.
[JGD]
Migne, PL, 13-17; Tratado de las Vírge­
nes, tr. F. Medina Pérez (M., 1914); Sobre
las Vírgenes y la Virginidad (M., Rialp,
1956).
F. H. Dudden, The Life and Times of St.
Ambrose (1935).
AMELESÁGORAS. *Átida.
AMIANO MARCELINO (n. h. 330 d. C.).
Militar e historiador romano. N. en Antioquía
de familia de la alta clase media, ingresó en
el ejército romano y sirvió como oficial de
estado mayor en la Galia y en Oriente, don­
de tuvo emocionantes experiencias en las
guerras de Persia de Constancio II y Juliano
el Apóstata. Después de la muerte de éste,
dejó el ejército y se dedicó a la literatura, vi­
viendo en Antioquía hasta 378, en que mar­
chó a Roma. Allí, animado sin duda por su
amigo ♦Símaco, la figura literaria más des­
tacada de la ciudad, escribió y publicó su
Historia. Parece haber muerto algo después
de 394. 7 nas —la ciudad y el poeta sentían un afecto
Las Res gestae de Amiano abarcan el pe­
ríodo desde la muerte de Domiciano en 96
d. C. a la muerte de Vaiente, en 378. Es, por
lo tanto, continuación de las Historias de
Tácito. Se componían en origen de 31 li­
bros, pero sólo se han conservado los últi­
mos 18, que comienzan con el año 353.
24
Amiano es un historiador de grandes dotes.
Posee los conocimientos prácticos necesa­
rios del arte de la guerra y de la administra­
ción imperial; era escrupuloso en la recopi­
lación y presentación de los hechos; y aun­
que tiende a distribuir elogios y censuras,
está libre de prejuicios. Es capaz de escribir
un relato apasionante, en especial de los
acontecimientos en que intervino, y sus es­
tudios de carácter tienen gran fuerza. Esto
es especialmente notorio en su famosa des­
cripción de los hunos (XXXI: 2) —nómadas
salvajes y crueles, poco mejor que animales,
que se pasan casi la vida a caballo y cuyo
único hogar son las carretas.
Su estilo, aunque vigoroso, es a veces os­
curo. Su lengua nativa era el griego y el
primer latín que aprendió fue el latín colo­
quial del campamento. Después leyó a múl­
tiples autores latinos clásicos y parece haber
basado su estilo sobre todo en Tácito, aun-
, que hay huellas de un intento de imitar a
Livio. Pero no llegó nunca a dominar por
completo el estilo decorativo y helenismos y
coloquialismos se filtran a cada momento.
Algunos de sus rasgos, como el uso indiscri­
minado del comparativo, el empleo de quod
con el indicativo para expresar una afirma­
ción indirecta y la falta de precisión en
tiempos y modos, todo anuncia el latín de la
Edad Media. [TAD]
Loeb: Res gestae, J. C. Rolfe (3 vols.,
1935-7); Historia del Imperio Romano, tr. F..
Norberto Castilla (2 vols., BC, 1895-6).
E. A. Thompson, The Histórica! Work of
Ammianus Marcellinus (1947); ed. T. A.
Dorey, Latin Historians (1966).
AMONIOS SACCAS. * Neoplatonismo.
ANACREONTE (h. 570-h. 485 a. C.). Poe­
ta lírico griego. N. en Teos. Su carrera refle­
ja los ominosos inicios de Persia como po­
tencia en el Próximo Oriente. Los naturales
de Teos, sitiados por las fuerzas del Gran
Rey, abandonaron su ciudad y buscaron re­
fugio en Abdera. De allí Anacreonte fue invi­
tado a Samos por Policrates; el tirano y el
poeta se hicieron grandes amigos. Cuando
Persia destruyó a Policrates, Anacreonte
aceptó la protección de H i parco de Atenas.
La caída de los Pisistrátidas le obligó a tras­
ladarse por algún tiempo a la corte de Eque-
crátidas, en Farsalo. Al final volvió a Ate­
mutuo—: su estatua se levantó más tarde en.
la Acrópolis.
Aristarco publicó la poesía de Anacreon­
te en 6 libros. Los poemas líricos son en su
mayor parte canciones báquicas que cele­
bran el amor y e! vino en el vernáculo de
. Jonia, directo y sencillo en su metro (la ana-
25
creóntica es un genero simple que recibe,
con justicia, su nombre de él). El ataque sa­
tírico contra Aitcmon indica que su cólera
no era ligera, lo que confirman los fragmen­
tos yámbicos. Los epigramas elegiacos son
breves, pero conmovedores en su economía
y moderación. La alegre fachada de la poe­
sía de Anacreonte encubre una sensibilidad
exquisita y una capacidad para la autocen­
sura que encuentra expresión en la ironía y
el ingenio; como Horacio, contempla su
vida y sus amores con un irónico distancia-
miento. La elocuencia apasionada de su
monodia inicial está sustituida por un calor
y una limpidez que tienen un atractivo in­
mediato y universal. [DEWW]
Page, PMG; B. Gentili, Anacreon (Roma,
1967); Poesías, tr. José Antonio Conde (M.,
1796); Anacreonte, Safo, Tirteo, Erina, Al-
ceo, etc. (BC, 1884).
ANALISTAS. Nombre dado a los historia­
dores romanos autóctonos de la República.
Representaron una tradición, en muchos
casos, llena de exageración y de errores, en
oposición a la tradición más fidedigna de
*Polibio. [TAD]
ANAXÁGORAS (h. 500-h. 428 a. C.). Fi­
lósofo griego. N. en Clazomene, en Jonia.
Vivió como un meteco (extranjero residen­
te) en Atenas durante veinte años, dedicado
a la enseñanza, el primer filósofo en hacer­
lo. Se hizo amigo de Pericles, que lo defen­
dió al ser acusado (quizá por dos veces) de
impío. Se retiró a Lampsaco, donde fundó
una escuela. Se han conservado fragmentos
que suman un millar de palabras del único
libro que escribió. Meditó, como los ato­
mistas, en los problemas planteados por
*Zenón y por *Parménides, pero llegó a
conclusiones opuestas. Su pensamiento fue
mal comprendido en la Antigüedad y quizá
hoy no pueda ser reconstruido. El tan deba­
tido término de «homeomerías» (seres con
partes semejantes), que Aristóteles y Lucre­
cio asociaron con él, no parece que lo utili­
zara en realidad. Sabemos que creía: 1) que
la materia es infinitamente divisible, y 2)
que el proceso cósmico dio comienzo cuan­
do la Mente, «lo más hermoso y puro de
todo», puso en marcha un proceso de rota­
ción que tuvo por resultado la distinción de
los opuestos. También conocemos algo de
sus ideas sobre el crecimiento, la nutrición,
la percepción sensorial y la astronomía («el
Sol es una piedra mayor que el Polopone-
so»). [DRD]
Diels, FV, 59; Fragmentos, tr., estudio
preliminar y notas Juan Martín Ruiz-Wer-
ner (M., Aguilar, 1952).
Andocides
ANAXIMANDRO (fl. h. 560 a. C.). Filóso­
fo griego. N. en Mileto. Se le ha considerado
tradicionalmentc discípulo de *Tales. Pare­
ce haber propugnado una cosmología audaz
y trascendental de la que sólo se conocen
fragmentos. Para él, la sustancia básica del
Universo es lo Ilimitado, es decir, ninguno
de los elementos existentes. De esto se des­
gajan «mundos innumerables», cada uno de
los cuales contiene los opuestos: Caliente-
frío, Húmedo-seco. Especuló sobre el tama­
ño de las órbitas del Sol y la Luna, y la
evolución de los seres vivos partiendo del
mar. Dibujo un mapa del mundo e inventó
el gnomon. Estas ideas estaban contenidas
en un libro titulado (probablemente) De la
naturaleza. [DRD]
Diels, FV, 12.
ANAXIMENES (/7. h. 546 a. C.). Filósofo
griego. El tercero de los físicos jónicos, se
dice que fue discípulo de *Anaximandro.
Inspirado en la obra de Tales y de Anaxi-
mandro, decidió que era el aire la sustancia
básica, y explicó sus transformaciones por
los procesos de rarefacción y condensación.
Quizá obtuviera esta idea por analogía —así
como el «hálito espiritual» (pneuma) es a
nuestros cuerpos, es el Aire para el Cosmos.
Se dice que escribió un libro, del que Teo-
frasto cita una frase. [DRD]
Diels, FV. 13.
ANDOCIDES (h. 440-h. 390 a. C.). Orador
ático. De origen aristocrático, con tradición
familiar de servicios al Estado. Acusado en
415 de complicidad en la mutilación de los
hermes y la parodia sacrilega de los miste­
rios de Eleusis, no consiguió demostrar su
inocencia en cuanto al primer cargo. En la
cárcel confesó cuanto sabía, y, a pesar de la
promesa de inmunidad que le había sido he-
f cha, fue privado de algunos de sus derechos
de ciudadano de Atenas, dedicándose al co­
mercio fuera de ella. Intentó su reivindica­
ción en 411 y de nuevo en 410, pero sólo
gracias a la amnistía general de 403 le fue
permitido volver. Reanudó una activa ca­
rrera política, asumiendo su propia defensa
en 399 contra una acusación de impiedad.
En 391 intervino en una fracasada misión
de paz a Esparta. Después parece haber su­
frido un segundo destierro.
Conservamos De reditu (411), De myste-
riis (399) y De pace (391). Andocides no era
abogado profesional; sus discursos estaban
compuestos y pronunciados por él mismo, y
esto les presta una autenticidad conmove­
dora. De todos los oradores griegos es el
- que .menos pretende ser artista; posee una
facilidad y una animación espontáneas (que
a veces se adapta a distintas personalida-
Androtion
des), vigor viril y dotes narrativos. Sin mo­
delo ni disciplina, sus mejores momentos
son los más sencillos, cuando adopta un
tono coloquial, pero expresándose con una
fuerza y una sinceridad que atraen al oyen­
te. [DEWW]
Loeb: K. J. Maidment, Minor Attic Ora-
tors, I (1941).
Jebb, AO. I; Dobson, GO.
ANDROTION (/7. siglo iv a. C.). Político y
escritor ateniense. Discípulo de Isócrates,
político de derechas y contrincante de De-
móstenes. Escribió una *átida, utilizada por
Aristóteles como una de sus fuentes princi­
pales para-su Constitución de Atenas. [TAD]
Müller, FHG.
ANICERIS. *Cirenaicos.
ANNALES MAXIMI. Nombre dado en la
Roma antigua a los registros oficiales del
pontífice máximo (Tabulae Pontificum)
después de su publicación h. 123 a. C. por
el pontífice máximo de entonces, P. Mucius
Scaevola. Contenían los nombres de los ma­
gistrados, los acontecimientos religiosos
(por ejemplo, festivales, triunfos, dedicacio­
nes) y enumeración de portentos y sus ex­
piaciones. La información que contienen es
pobre, pero fueron de gran importancia por
proporcionar un útil marco cronológico a
los historiadores posteriores. [TAD]
ANTIFONTE (h. 480-41 a. C.). Logografo
ateniense. El primer griego que escribió dis­
cursos. No intervino en la vida pública,
nunca dirigió la palabra a la Asamblea y
rara vez apareció ante los tribunales. Con
simpatías hacia la aristocracia, se convirtió
en 41 1 en el principal responsable de la Re­
volución de los Cuatrocientos. Al fracasar
la conspiración, los jefes huyeron, pero tres
de ellos, incluido Antifonte, fueron juzga­
dos y ejecutados. Tucídides (VIII: 68) califi­
ca su defensa de la mejor que había oído
nunca a un condenado a muerte; por des­
gracia, sólo se conservan breves fragmentos
de ella.
Han sobrevivido tres discursos: Del asesi­
nato de Herodes, en defensa de un nativo de
Mitilene acusado de matar a un ateniense; y
dos procesos por envenenamiento, De los
Coreutas y Contra una madrastra (con casi
seguridad auténticos). Dos de los discursos
perdidos eran en defensa de Estados súbdi­
tos contra Atenas; es evidente que Antifonte
sentía poco aprecio por la democracia ate­
niense. Por último, tenemos 3 tetralogías,
ejercicios retóricos que comprenden cada
uno 4 discursos breves sobre el mismo e
imaginario proceso por homicidio; pero las
26
peculiaridades del idioma hacen difícil
aceptar su atribución a Antifonte.
Una arcaica austeridad de tono, un voca­
bulario matizado con giros poéticos, y una
estructura de oraciones que mantiene el
equilibrio entre pensamiento, estructura,
ritmo y sonido, caracterizan el estilo de An­
tifonte. Su material es sencillo, pero se en­
cuentra expuesto con vigor. Se niega a reba­
jarse ante los poderosos, pero es maestro de
la elocuencia solemne y acompasada, que
no siempre se acomoda al carácter de su
cliente, pero que indudablemente causaba
impresión y era eficaz ante el juez.
[DEWW]
Loeb: K. J. Maidment, Minor Attic Ora-
tors. 1(1941).
Jebb, AO, I; Dobson, GO.
ANTIMACO. *Épico, ciclo.
ANTIPATER. *Epigrama.
ANTÍSTENES (h. 443-h. 366 a. C.). Filó­
sofo ateniense. Fiel discípulo de Sócrates
(figura en el Banquete de Jenofonte) y au­
tor de diálogos socráticos hoy perdidos. Los
títulos de sus obras, según informa Dióge-
nes Laercio, abarcaban la ética, la lógica, la
política y la metafísica y mostró interés por
la retórica y la interpretación de Homero.
Sus escritos fueron notorios en la Antigüe­
dad por su mérito literario. En su vida ascé­
tica dio mucha importancia a la «labor»
—representada por figuras como Hércules y
Ciro— como el camino hacia la virtud.
Como autor de diálogos socráticos que
acentúan el ascetismo, constituyó el candi­
dato obvio para ser la primera figura en
aquella sucesión apostólica inventada por
estoicos y cínicos posteriores para vincular­
se con Sócrates. De aquí la tradición de
Antístenes como fundador del cinismo, pa­
ternidad que corresponde probablemente a
Diógenes de Sinope. [DRD]
Fragmentos ed. A. W. Winckelmann
(1842).
Dudley, HC.
«ANTOLOGIA GRIEGA». Según se con­
serva hoy, es una colección de poemas cor­
tos en 15 libros, recopilada por el erudito
bizantino Constantino Cefalas, en el siglo X.
A veces se la conoce por Antología Palati­
na, debido a que el manuscrito fue hallado
en la biblioteca del elector palatino en Hei-
delberg. Hay una versión expurgada, obra
de Planudes, monje del siglo Xiv. Cefalas
incluyó varias colecciones anteriores del pe­
riodo clásico, en especial la Guirnalda de
Meleagro (fl. h. 90 a. C.) y volvió a ordenar
sus elementos algo caprichosamente. La
27
gran mayoría de los poemas pertenecen al
genero elegiaco; comprende poemas sobre
el amor, la muerte y la naturaleza, versos
satíricos y gran variedad de vers d’occasion.
Algo hay de morralla y mucho de insignifi­
cante. pero también muchos de los poemas
griegos más bellos e inolvidables. Se in­
cluyen algunos grandes nombres: Esquilo,
Baquílides, Platón, Simónides. Teócrito. De
los epigramatistas profesionales merecen
mencionarse Leónidas de Tárenlo (siglo ni
a. C.), Melcagro (siglo i a. C.), ‘Palladas (fl.
h. 400 d. C.) y Pablo el Silenciario (h. 560 d.
C.). El hecho de que el epigrama elegiaco
fuese utilizado hábilmente por los poetas
durante más de milenio y medio constituye
una de las pruebas más extraordinarias de la
continuidad de la literatura griega. [DRD].
Loeb: W. R. Patón (5 vols., 19 1 6-1 8); Se-
lect Epigrams from the Greek Anthology,
ed. y tr. inglesa J. W. Mackall (3.® ed.,
1911); The Greek Anthology. Hellenistic
Epigrams, ed. A. S. F. Gow y D. L. Page
(1965); Antología Palatina, tr. M. Fernán­
dez Galiano (Bibl. Clásica Gredos).
«ANTOLOGIA LATINA». La base de la
Antología Latina es una colección recopila­
da en Africa en el siglo vi d. C. Se le añadie­
ron algunos otros manuscritos posteriores,
como el Thuaneus (siglo tx). Incluye mucha
poesía secundaria y agradable, como los
poemas de ‘Petronio y ‘Tiberiano, y una
obra maestra, el *Pervigilium Veneris. Fue
muy leída durante la Edad Media. [DRD]
Loeb: Duff, MLP (selecciones).
APIANO (fl. h. 140 d. C.). Historiador grie­
go. Apiano fue un nativo de Alejandría que
alcanzó una alta posición en su patria antes
de marchar a Roma. En Roma fue abogado,
probablemente adscrito a la Tesorería im­
perial, y terminó siendo procurador gracias
a la influencia de Frontón, preceptor y ami­
go de Marco Aurelio.
Apiano escribió una historia de Roma
desde la llegada de Eneas a Italia hasta la
batalla de Accio (3 I a. C.); la afirmación de
Foción de que Apiano alargó la obra en for­
ma de sumario hasta la época de Trajano es
probablemente incorrecta. Apiano no si­
guió el método común de ios analistas de
seguir los acontecimientos año por año,
sino que dividió su obra en libros, según la
localización de los acontecimientos descri­
tos. De esta forma hay 3 libros que tratan
del aumento de la dominación de Roma por
toda Italia (el período de la monarquía, las
guerras de Italia y las guerras samnitas), un
libro dedicado a las guerras de las Gaíias,
desde Breno a César; otros libros sobre las
guerras de Sicilia y otras islas, las guerras de
Iberia, la de Aníbal, las guerras púnicas, las
Apolonio
macedónicas, las guerras en Grecia, las de
Siria, la guerra contra Mitridatcs, las gue­
rras ¡líricas y. por fin, 5 libros de guerras
civiles, abarcando el período desde los Gre­
cos hasta Accio. Algunos de estos libros, en
especial los que tratan del primer período,
se conservan sólo en extractos hechos en la
Edad Media.
El valor de Apiano depende de la fuente
que siga para el período en cuestión. Para la
Segunda Guerra Púnica, por ejemplo, utili­
za una fuente muy pobre y su relato es una
amalgama de fábulas nacionalistas y graves
inexactitudes. Para la primera parte del si­
glo ii a. C. probablemente utilizó a ‘Polibio
y su descripción de las guerras macedónicas
y de la Tercera Guerra Púnica es más fide­
digna. Para gran parte de su libro de las
guerras ¡líricas parece haber seguido el rela­
to contemporáneo de Octavio, mientras
su primer libro de las guerras civiles, que
comprende un período para el que no existe
ninguna otra crónica continuada, también
parece haber sido tomado de un autor muy
bueno. Pero aun cuando emplea un buen
material, suele tergiversar gravemente su
narración al condensarla y suele cometer se­
rias omisiones. [TAD]
Loeb: H. White (4 vols., 1912-13). Las
guerras civiles, tr. Miguel Cortés y López
(Valencia, 1852); Historia romana /. tr. A.
Sancho Royo (Bibl. Clásica Gredos).
«APICIO». Nombre adscrito al libro de
cocina romano más importante que se con­
serva; procede del Imperio tardío, aunque el
gourmet proverbial de aquel nombre vivió
en época de Augusto. Contiene gran núme­
ro de recetas, corrientes y exóticas, y consti­
tuye un manual práctico para probar la co­
cina romana [DRD].
Bárbara Flower y E. Rosenbaum, The
Román Cookery Book: A Critical Transía-
tion of the Art of Cooking for Use in the
Study and Kitchen (1958).
APOLODORO DE CARISTO (fl. h. 285
a. C.). Poeta griego de la ‘comedia nueva.
Terencio derivó de él su Phormio y su He-
cyra. Sólo se conservan fragmentos. [DRD]
Ed. A. Meineke, Fragmenta comicorum
graecorum, IV.
APOLODORO DE GELA (fl. h. 31 5 a. C ).
Poeta griego de la ‘comedia nueva. No debe
ser confundido con Apolodoro de Caristo.
[DRD]
Ed. A. Meineke, Fragmenta comicorum
graecorum, IV.
APOLONIO DE RODAS (h. 295-después
247 a. C.). Sabio y poeta épico alejandrino.
Apolonio
Se conservan dos antiguas Vidas de Apolo­
nio: combinadas consiguen envolver casi to­
dos los detalles de su vida en una confusión
impenetrable. Lo que se sabe de cierto es
que fue por algún tiempo bibliotecario del
Museo de Alejandría, vivió en Rodas y se
enzarzó en una vehemente disputa personal
y literaria con *Calímaco, de la que se con­
servan algunos restos. Calimaco mantenía
que la poesía épica estaba por completo pa­
sada en el mundo helenístico. Apolonio
pretendió demostrar lo erróneo de esta posi­
ción escribiendo un extenso poema épico
sobre los argonautas, que revelaba profun­
dos conocimientos de Homero, basados en
largo estudio y una admiración apasionada
y mucha erudición al estilo de Alejandría,
en especial de mitología y geografía. El re­
sultado, 4 libros de casi 6.000 versos, es un
fárrago. Como poema épico, los Argonautas
es un fracaso. Le falta unidad; su héroe ca­
rece de personalidad; la acción se interrum­
pe a cada momento; y no puede leerse de
seguido. Pero contiene muchos fragmentos
de interés y un libro entero (III) de gran cali­
dad poética. Como Ovidio, Apolonio se en­
contraba dotado para la representación del
amor romántico, sobre todo desde el punto
de vista femenino. Hace un relato sutil y
conmovedor de la pasión inicial de la joven
Medea por Jasón. El contraste entre la tier­
na y sensible Medea y el impasible Jasón es
extraordinario.Constituye el estudio más bri­
llante de las emociones de una mujer ena- *
morada en la literatura clásica, hasta que
Virgilio loconvirtió en algo más excelso
con Dido. El regreso de la nave A rgo tiene
interés, aunque tanto el trayecto como la
descripción sean un puro disparate—ya que
Jasón, con una familiaridad excepcional
con los canales de Europa central, conduce
la nave de vuelta, sin pisar tierra, por el Da­
nubio, el Adriático, el Po, el Ródano y las
costas de Africa del Norte. [DRD]
OCT: H. F. Frankel (1961); Loeb: R C.
Seaton (1912); com. G. W. Mooney (1912);
com. R. M. Gillies (1928) (libro III); tr.
Ipandro Arcaico, La Argonáutica (2 vois.,
M., 1919-20); tr. Carlos García Gual, El via­
je de los Argonautas (M., Editora Nacional,
1975). ... ■ da») tiene mucho mérito; describe con rea­
APOLONIO DE TIANA (siglo t d. C.). Fi­
lósofo griego. Sabio y taumaturgo neopita-
górico, cuyas dotes supematurales incluían
la profecía, la comprensión del idioma de -
- los pájaros y otros animales y «el don de
lenguas». N. en-Tiana, en Capadocia, se
convirtió en santón vagabundo y visitó Per-- •- sido muy discutidas; lo más probable es que
sia, India y Egipto. Se encontraba en Roma
bajo el reinado de Nerón y de nuevo en el
de Domiciano cuando resultó comprometí
28
do en la persecución de los filósofos. Murió,
en extrema ancianidad, en el reinado de
Nerva (96-98) y «fue transportado al ciclo».
En Asia y en Siria apareció un culto a Apo­
lonio, para contrarrestar el cristianismo; fue
fomentado en Roma por la dinastía siria,
sobre todo por la devota emperatriz Julia
Domna, para la que *Filóstrato escribió la
Vida de Apolonio de Tiana. Fue atacado
como un charlatán por *Luciano y *Euse-
bio. Se le atribuyen algunas epístolas, por
razones muy dudosas. [DRD]
Epístolas y Vida en Loeb: Philostratus,
ed. F. C. Conybeare (2 vols., 1912); Filós-
trato. Vida de Apolonio de Tiana. tr. A.
Bernabé Pajares (Bibl. Clásica Gredos,
1979).
«APPENDIX VIRGILIANA». Suetonio y
Servio mencionan los títulos de varios poe­
mas que se dice constituyen los Juvenilia de
Virgilio. La cuestión de su autenticidad ha
sido muy debatida, con el resultado de que
muy pocos, en todo caso, pueden ser acep­
tados indudablemente como de Virgilio. El
Catalepton («Bagatelas») es una colección
de 14 poemas breves, sumamente influidos
por Catulo. El número 5, un adiós a la poe­
sía por quien va a iniciar el estudio del
epicureismo, pudiera ser fruto de los años
de estudiante de Virgilio. La Copa («La ta­
bernera») es un delicioso poema de género,
perfecta evocación de un caluroso día de ve­
rano, y la atracción que ejerce en el viajero
la pequeña posada y su encantadora sirvien-
ta. El comentario de que es «en exceso gozo­
so para ser atribuido a Virgilio» no llega a
ser del todo convincente. El Ciris es un cor­
to poema épico (*epyllion) sobre la leyenda
de Niso y Escita; ha sido atribuido a Come-
lio *Galo. Fue escrito probablemente poco
después de la muerte de Virgilio. El Culex
(«El mosquito») cuenta la ingratitud del
pastor que, avisado por el picotazo del mos­
quito de la proximidad de una serpiente,
mata a los dos. Después el espectro del mos-
' quito le culpa de su destino. El tema es
ingenuo y el poema no menos; y desde el:
punto de vista estilístico parece pertenecer a
la.Edad de Plata. El Moretum («La ensala­
lismo el hogar de un campesino y la prepa­
ración de su parvo desayuno antes de que
salga a arar. El Dirae fue probablemente
asociado con Virgilio debido a que mencio-/
na la confiscación de tierras por los vetera-
- nos. El Aetna, poema en hexámetros de 600
versos, muestra entusiasmo por el estudio de
la naturaleza.. Su fecha y atribución han
- pertenezca a comienzos de la Edad de Plata •
y debe ser anterior a la erupción del■ Vestí--:
bio en 79 d. C. [DRD} . ; ¿
29
Loeb: H. R. Fairclough, Virgil II (1934);
OCT: W. J. Clausen, etc. (1966) (incluye
Aetna}', Aetna, cd. F. D, R. Goodyear
(1965).
A. Rostagni, Virgilio minore (Turín,
1933).
APULEYO, Lucio (?) (n. h. 127 d. C.). Ora­
dor y escritor romano. N. en Madauro, en
Africa. El escritor latino de mayor interés
de la edad de los Antoninos. Educado en
Cartago y en Atenas, enseñó y viajó exten­
samente y visitó Roma. Una visita a Oea
(Trípoli) se complicó con su matrimonio
con una viuda rica, Pudentilla, y un compli­
cado pleito, en el que se defendió con éxito
contra la imputación de haberla seducido
con artes mágicas. Su defensa, la Apología,
se conserva. Pero su fama se basa en las Me­
tamorfosis o El asno de oro, inspirado al
parecer en un relato griego por Lucio de Pa­
iras y la única novela latina que se conserva
en su integridad. Describe cómo Lucio,
aprendiz de brujo, es metamorfoseado por
equivocación en asno, las muchas aventu­
ras, honestas y no, que le suceden en este
estado y su liberación final por la diosa Isis.
Contiene la encantadora historia de Cupido
y Psique; las escenas que describen los mis­
terios de Isis están escritas en un latín que
es, a la vez, insólito, bello y sugerente. Es
también autor de 3 obras filosóficas meno­
res, y de la Florida, antología de fragmentos
de sus discursos. [DRD]
Metamorphoses, ed. R. Helm (1931); tr.
Diego López de Cortegana, El asno de oro
(Sevilla, 1513; CU, 1920); ed. y tr. catalana
Margal Olivar (2 vols., B., Bemat Metge,
1929-31); Apologia i Florides, idem (B.,
Bemat Metge, 1932); tr. S. Segura Munguía,
Apología/Florida (Bibl. Clásica Gredos);
tr. L. Rubio Fernández, El asno de oro,
(ídem).
ARATO (h. 315-240 a. C.). Sabio y poeta
griego. Autor del poema didáctico helenísti­
co más leído. N. en Soli, Cilicia, estudió
estoicismo en Atenas, discípulo de su paisa­
no *Zenón. Recomendado (probablemente)
por éste a Antigono Gonatas, fue a la corte
de Macedonia en 276. Allí, á sugerencias
del rey, escribió el poema titulado Phaeno-
mena («Cosas vistas en el cielo»), que utili­
zó los sistemas astronómicos de Eudoxo de
Cnido como escenario científico y a *Hesío- _
do por modelo poético. Describe las conste­
laciones y narra lás leyendas asociadas con
ellas, para tratar después de los signos del
tiempo. Fue muy popular en la época hele-x..
nística y, más aún, en la romana; lo tradujo
Cicerón, influyó en Virgilio y San Pablo lo
citó. Su popularidad continuó en el Renaci­
miento, aunque hoy está olvidado. Arató
Aristóbulo
pasó algún tiempo en la corte de Antíoco 1
de Siria, donde se dice que editó la Odisea.
pero volvió a Macedonia en sus últimos
años. [DRD]
Locb; G. R. Mair, Calii machas. Lyco-
phron and A ratas (1921).
W. W. Tam, Antigonus Gonatas (1913).
ARCESILAO. *Esccpticos.
ARCTINO. * Épico, ciclo; Titanomachia.
ARION. *Ditirambo.
AR1STARCO (h. 217-h. 143 a. C.). Gramá­
tico helenístico. N. en Samotracia. Bibliote­
cario de Alejandría (h. 160-145). Combinó
el método científico con la intuición a la
manera de todos los grandes críticos textua­
les y se le conoció por «El gran gramático».
Su mejor obra fue, en su mayor parte, sobre
Homero, al que consideró resueltamente
como autor de la Iliada y la Odisea. Tam­
bién escribió comentarios sobre Píndaro,
Esquilo, Sófocles, Herodoto, etc. [DRD]
D. B. Munro, Homer's Odyssey. Apéndi-
ce(1901).
ARISTIDES, Elio (117 ó 129-189 d. C.).
Orador griego. Aristides figura con *Dión
Crisóstomo como los principales represen­
tantes de la «Segunda Sofistica», caracterís­
tica de la reavivación de la sabiduría griega
a fines del siglo i y durante el ti. Educado en
Pérgamo y Atenas, se dirigió al público
atento de los principales centros intelectua­
les del mundo griego y estuvo en Roma en
156. La mayor parte de las 55 oraciones que
se conservan son discursos públicos acerca
de ocasiones solemnes. El más conocido de
ellos es el famoso Discurso a Roma, elo­
cuente tributo a la señora del mundo por un
intelectual griego. También se encuentra
una excelente apología de Atenas. Otra, en
apoyo de las pretensiones de Esmima a la
preeminencia entre las ciudades de Asia,
daría lustre a cualquier agencia de publici­
dad. La obsesión por su salud fue causa de
sus muchas referencias al culto de Esculapio
y a los diversos tratamientos prescritos a
quienes consultaban al dios. En su obra, la
forma es siempre superior al contenido, de­
fecto de su época y de su clase. [DRD]
Teubnen W. Schmid (Leipzig, 1926).
A. Boulanger, Aelius Aristide el la sophis-
ARISTÓBULO (fl. h. 320 a. C ). Historia­
dor griego. Jefe en los ejércitos de Alejandro
Magno; escribió una historia de sus campa­
ñas que fue utilizada por *Arriano y *Estra-
bón. [TAD] ,
Aristófanes
ARISTÓFANES (h. 450-h. 385 a. C.). Poe­
ta cómico griego. Se conoce poco de su vida.
Aunque de familia ateniense, sus derechos
como ciudadano fueron discutidos, proba­
blemente por residir en Egina. No se sabe
que desempeñara ningún cargo público en
Atenas, pero es evidente que sentía un pro­
fundo interés por la política y las tendencias
intelectuales contemporáneas. Platón lo
presenta en el Banquete como un amigo de
Aeaton. Alcibíades y Sócrates, y un cama-
rada alegre y lúcido, cuya agudeza, irónica y
fantástica, encubre seriedad y compasión.
Fue autor de unas 40 comedias, de ¡as que
se conservan 1 1. y títulos y fragmentos de
casi todas las obras. En su época parece ha­
ber sido menos popular que *Cratino y
•Eupolis. ya que obtuvo un número consi­
derablemente menor de premios (sólo se
tiene noticia de 3): es posible que su fallo no
consistiese tanto en el texto como en la re­
presentación. No presentó personalmente
sus primeras comedias, desconfiando, según
confesión propia, de su inexperiencia; pero
sus comedias siguieron siendo presentadas
alguna que otra vez por otros a lo largo de
su carrera.
Las dos comedias más antiguas de Aristó­
fanes, los Convidados al banquete (427; cla­
sificada en segundo lugar) y los Babilonios
(426). le consagraron como poeta cómico,
pero no se han conservado. Los Convidados
parece haber sido una sátira social, que
comparaba viejas y nuevas practicas educa­
tivas. Los Babilonios era política; un ataque
contra las autoridades y el demagogo Cleón
y ridiculizaba al «demos» por su credulidad
al tratar con aliados astutos; escoció a
Cleón hasta el punto de denunciar al poeta
ante el Consejo ateniense. La comedia más
antigua que se conserva es la de los Arar­
menses (425). obra antibélica que obtuvo
un premio. Se refiere a Di caco polis, viejo
campesino que, harto de guerras, consigue
hacerse una paz particular. Encuentra una
doble oposición: por parte del coro, com­
puesto de viejos beligerantes de Acamania.
a ios que convence con un audaz discurso
en defensa del enemigo, y del belicista gene­
ral Lamaco: pero Lamaco es enviado a una
misión de vigilancia de fronteras bajo la nie­
ve. al tiempo que Dicaeopolis es invitado a
un convite público. El contraste se acentúa
grotescamente y la comedia acaba con la
vuelta de Lamaco. herido y semicongelado,
y Dicaeopolis achispado, después de ganar
un concurso de bebedores.
Con los Caballeros (424), la primera co­
media que presentó personalmente, Aristó­
fanes reanudó sus ataques contra Cleón y
volvió a ganar un premio. Presenta en ella
al demagogo como el picaro esclavo de De­
mos, el crédulo viejo que representa a la
30
democracia ateniense. Cleón es el rey abso­
luto de la casa hasta que aparece un picaro
mayor, un desvergonzado vendedor de sal­
chichas que descaradamente le supera en
todos sus trucos demagógicos. Cleón reco­
noce su derrota en estilo trágico y el salchi­
chero se hace cargo de Demos; 1c rejuvenece
por arte de magia y le muestra en triunfo,
joven y hermoso como un novio.
Por famosa que sea hoy. las Nubes no
tuvo éxito al representarse en 423; el texto
que se conserva es una versión revisada. El
protagonista es Estrepsiades. viejo e inge­
nuo labrador víctima de las extravagancias
de su hijo. Decide ir a la escuela de Sócrates
para aprender que el peor argumento parez­
ca el mejor, y asombrar así a sus acreedores:
pero después de haber sido iniciado en los
misterios y absurdos de aquel extraño esta­
blecimiento. terminan por expulsarle de ¿1,
por encontrarle demasiado estúpido. Envía
entonces a su hijo, que se revela como un
discípulo tan aventajado que pronto es ca­
paz de justificar la paliza que propina a sü
padre: al final. Estrepsiades. desesperado, y
sus esclavos incendian la escuela.
Las Avispas. que obtuvo el segundo pre­
mio en 422. satiriza el sistema ateniense de
juicio por jurado y la afición de los viejos
irascibles, como Filocleón («Pro-Cleón») a
prestar servicio en él. Su hijo. Bdelycleón
(«Anti-Cleón»), incapaz de sanarle, le en­
cierra en casa y le hace procesar al perro de
la familia acusado de robar queso. El viejo
absuelve al acusado por error y se desmaya
de la impresión al darse cuenta. Para conso­
larle. Bdelycleón le acicala para el trato de
la sociedad elegante y le saca del encierro:
pero se emborracha y arma un escándalo y
acaba la comedia encabezando un baile de­
senfrenado. Las Avispas fue imitada por
Racine en Les plaideurs.
Las esperanzas de un armisticio inspira­
ron la Paz (alcanzó el segundo puesto. 42 Ik
en la que Trygeo, honrado campesino arrui­
nado por la guerra, vuela al cielo en un
gigantesco escarabajo pelotero y descubre
que los dioses se han ido enojados y que la
Guerra ha escondido a la Paz en un foso y
está a punto de triturar a las ciudades grie­
gas en un almirez inmenso. Mientras la
Guerra busca una mano de mortero. Trygeo
convoca a todos los hombres honestos para
que vengan a desenterrar a la Paz, que es
izada de su escondrijo en compañía de dos
hermosas doncellas. Trygeo vuelve a la tie­
rra. entrega una muchacha ai Consejo de
Atenas y se dispone en triunfo a casarse cora
la otra, al tiempo que despide a varios visi­
tantes con intereses creados en la guerra.
Los Pájaros (emplazada en segundo lu­
gar) se representó en 414. cuando el resulta­
do de la expedición contra Sicilia estaba
31
aún en duda. Es una fantasía escapista en la
que dos atenienses, Pistetero y Euelpides.
descontentos de su ciudad, salen a buscar
algo mejor, se unen a los pájaros, señores
originarios de la creación, y edifican una
nueva ciudad, la Jauja de las nubes, en el
cielo. Pronto llegan a dominar a la humani­
dad y al interrumpir la nutritiva corriente
de sacrificios obligan a los dioses a ceder el
cetro de Zeus a los pájaros y a la hermosa
compañera de aquél. Basileia («Sobera­
nía»), como prometida del alborozado Pís­
tete ro.
Estrenada después del desastre de Sicilia.
Lisisiraia (41 }) es una comedia de hilarante
procacidad, aunque fundamentalmente se­
ria. que describe la sublevación de las muje­
res contra la guerra: a iniciativa de Lisístra-
u de Atenas, las delegadas se reúnen y juran
negarse a cohabitar con sus esposos hasta
que se haga la paz, ai tiempo que sus secua­
ces se apoderan de la Acrópolis. No obstan­
te alguna cómica debilidad. las mujeres re­
sisten todos ios intentos de los hombres
para disuadirlas y un marido ardiente en ex­
ceso. después de ser tentado astutamente,
queda en extrema frustración. Mientras tan­
to. ia desolación se extiende por Grecia,
hasta que llegan enviados de Esparta, se ce­
lebra una conferencia y se logra la paz.
En las Tesmoto ñas. representada poco
después de Lisisirata, Eurípides descubre
que las mujeres de Atenas proyectan ven­
garse de ¿1 por haber empañado su reputa­
ción en sus tragedias. Cuando el afeminado
Agaton se niega a salir en su defensa. un pa­
riente viejo. Mnesiloco. asiste disfrazado de
mujer, pero comete el error de señalar que
las rociadas de Eurípides hubieran podido
haber sido mucho peor. Mnesiloco es descu­
bierto y detenido, y Eurípides hace varios
intentos, grotescamente fallidos, para resca­
tarlo. representando escenas apropiadas de
reconocimiento y rescate de sus tragedias.
A1 final, las mujeres acceden a un pacto y
Mnesiloco es libertado.
El protagonista de las Ranas (405) es el
dios Dionisos. que desciende a ios Infiernos
disfrazado de Heracles para volver a traer
de allí a un poeta trágico, pues con la re­
ciente muerte de Eurípides y de Sófocles no
había quedado ninguno bueno en Atenas.
Después de muchas y ridiculas alarmas y
aventuras, debidas en parte a su disfraz, lle­
ga al palacio de Plutón y allí juzga el torneo
poético entre Esquilo, hasta entonces supre­
mo. y Eurípides, que le disputa el puesto. A
pesar de su inclinación inicial hacia Eurípi­
des. se decide en favor de Esquilo y vuelve
con ¿1 al mundo de los vivos. La parabasis
de ia comedia contiene una apelación con­
movedora para que los atenienses cierren
filas en vísperas del inminente desastre.
Aristófanes
Ejemplo último, quizá el más bello, de la
•comedia antigua, obtuvo el premio, asi
como el insólito honor de una segunda re­
presentación.
Con escasa sátira personal, sin parabasis
y el resto de la parte coral reducido conside­
rablemente. las dos últimas comedias de
Aristófanes que se conservan señalan el co­
mienzo de la “comedia media. El Par­
lamento de las mujeres, representada h.
392. utiliza ideas sobre el comunismo y la
igualdad sexual que pronto serían expresa­
das en la República, de Platón, y muestra a
las mujeres de Atenas llenando la Asam­
blea. disfrazadas de hombres, y otorgándose
por voto a si mismas el poder bajo su cabe­
cilla. Proxagora. Introducen un nueve régi­
men en el que las esposas, ios hijos y la
propiedad son tenidos en común y se reco­
noce prioridad a los viejos para el matrimo­
nio; un joven romántico que viene a buscar
a su novia se encuentra atacado por tres vie­
jas arpias que exigen sus derechos; al final
se anuncia un banquete comunal. El Piulo
(3SS). versión revisada de una representa­
ción anterior, presenta a Pluto. dios de las
riquezas, como un viejo ciego y harapiento,
engañado por picaros y asustado por Zeus.
E1 protagonista, el pobre pero honesto Cre-
milo. a quien le duele ver prosperar a los
sinvergüenzas, se hace amigo y consejero de
Piuto. y a pesar de las protestas de ía Pobre­
za. consigue curarte La ceguera en e! templo
de Esculapio. Los varones honestos sen en­
tonces enriquecidos y el desconcierto de los
deshonestos e incluso de ios dioses ahora
despreciados se muestra en cómicos ejem­
plos. Aristófanes compuso dos comedias
más. hoy perdidas, que fueron presentadas
por su hijo. Araros. L'na. el Cocaius. anúá-
paba a •Menandro. al presentar una viola­
ción. un reconocimiento y otros incidentes
típicos de la * comedia nueva: otra, el Ae-
losicon. ridiculizaba ía tragedia contempo­
ránea y prescindía de los cantos corales y de
la parabasis.
La pérdida de las comedias que con tanta
frecuencia se consideraban superiores a las
de Aristófanes, impide por desgracia cual­
quier comparación eficaz con sus contem­
poráneos. pero como poeta distinguido que
reemplazó a Cretino y sobrevivió a Eupoiis.
y cuya obra se extiende en amplitud desde
ía madurez de la comedia antigua a tos co­
mienzos de la nueva, debió ejercer una con­
siderable influencia sobre el desarrollo de la
comedia griega. En la parabasis de las Nu­
bes pretende que sus comedias superaban a
las de sus rivales en construcción, variedad
y originalidad, y eran más ingeniosas, me­
nos burdas y menos obscenas. Su relativa
mala suerte en los concursos sugiere que
quizá a veces apuntase demasiado alto para
Aristófanes de Bizancio
su público. Sus comedias, pertenecientes a
un género tradicional, pero aún en periodo
evolutivo, contienen muchos elementos que
se repiten, tanto en estructura como en ar­
gumento, sin atenerse a ningún patrón esta­
blecido. En Lisistrata y las Ranas hay dos
coros en vez de uno; en las comedias últi­
mas, el papel del coro es puramente nomi­
nal. Después de la Paz de 421, la parabasis
cobra carácter más teatral al hacer que el
coro adquiera personalidad, o bien omitién­
dolo; pero las Ranas de 405 cuenta con una
parabasis al viejo estilo y parece, como las
Bacantes de Eurípides, haber vuelto al tipo
tradicional por un motivo concreto. Para
cada uno de sus argumentos —«todos dife­
rentes y todos ingeniosos»— Aristófanes
ideó su correspondiente fantasía satírica ba­
sada en la vida contemporánea y la desarro­
lló con una asombrosa fertilidad inventiva.
Su sátira es en gran parte política en las pri­
meras comedias, pero después de la revolu­
ción de la oligarquía de 4 1 1 se vuelve hacia
la literatura, la filosofía y, al final, una tem­
plada crítica social; la primera pareja de
jóvenes amantes románticos, precursores de
la comedia nueva, asoma a comienzos del
siglo iv, en el Parlamento de las mujeres.
No se produjo ninguna revolución en lá co­
media griega durante la carrera de Aristófa­
nes, sino más bien una disminución gradual
o domesticación de su forma natural, anár­
quica y fantástica.
Brillante en el diálago realista, Aristófa­
nes puede dominar a voluntad casi cual­
quier otro estilo: retórico, procesal, hiera-
tico, épico, trágico o lírico. Como poeta
lírico es capaz de igualar, en un tono más li­
gero, las bellezas de la tragedia y consigue
un atractivo especialmente fascinante en las
Nubes y los Pájaros. Su personaje favorito
~ parece ser un ateniense maduro, una mezcla - mic Hero (Cambridge, Mass., 1964).
rústica de ingenuidad y astucia, un simplón
simpático y sincero que, sin embargo, ter­
mina triunfando en sus absurdas aventuras;
pero como los restantes personajes de Aris­
tófanes, este héroe es un tipo, no un indivi­
duo. Las obscenidades abundan en la co­
media antigua, como parte natural, e inclu­
so necesaria, de los primigenios ritos de la
fertilidad. Aristófanes las emplea sin empa­
cho, e incluso con fruición, pero no está
preocupado por ellas; con el tiempo redujo
sus peores excesos, aunque no fuese más
que por representar una forma inferior de
humor. Su ingenio actúa en todos los nive­
les, desde el más grosero al más refinado. Es
un maestro de los chistes verbales y de las
situaciones cómicas, pero gran parte dei hu-'
mor de la caracterización del personaje se le
escapa. Su sátira, vigorosa más que,cruel,
a diosesJ y_ahombres,
abraza________ 1 a lo viejo y a lo '
nuevo.. Se
—veía enarbolándola como un Hér-
-----------------
32
culos poético, para librar a su pueblo de
plagas y de monstruos; pero los únicos re­
sultados perdurables de sus labores parecen
haber sido la caricatura de Sócrates en las
Nubes y una célebre frase en las Ranas.
A la vez conservador y crítico por tempe­
ramento, Aristófanes admiraba un pasado
en el que la vida era más sencilla y más ho­
nesta. y desconfiaba de lo modemo. Sus
simpatías políticas estaban con la aristocra­
cia de la tierra y los campesinos, que que­
rían vivir en paz; era opuesto a los demago­
gos y su política belicista, y sin censurar el
principio democrático, deploraba sus per­
versiones contemporáneas. Las novedades
introducidas en la música, el teatro y la filo­
sofía le proporcionaron abundante material
cómico; pero su amistad con Agaton, Sócra­
tes y Platón, y su relación ambigua —de
atracción y repulsión— con Eurípides, a.l
que no puede dejar de citar, hace dudar
de hasta qué punto era personalmente hostil
a mucho de lo que ridiculizaba. Su burla
imparcial, a la vez, de dioses y de ateístas,
sugiere una preocupación no muy profunda
por la religión; lo que reflejan sus come­
dias es su entusiasta simpatía por la común
naturaleza humana. (*Comedia griega.)
[GTWH]
OCT (con fragmentos); F. W. Hall y W.
M. Geldart (2 vols., 1906, 1907). Comenta­
rios: B. B. Rogers (1902-16); Ranas. W. B.
Stanford (1958); Paz. M. Platnauer (1964).
Traducciones: Teatro completo, tr. Federico
Baráibar y Zumárraga (3 vols., BC, 1880-1;
eds. posteriores); Las avispas/La Paz/Las
aves/Lisistrata, intr., tr. y notas F. Rodrí­
guez Adrados (M., Editora Nacional, 1975).
G. Murray, Aristophanes (1933); V. Eh-
renberg, The People of Aristophanes (1962);
C. H. Whitman, Aristophanes and the Co-
ARISTOFANES DE BIZANCIO (h. 257-
1 180 a. C.). Sabio de Alejandría. Director de
la Biblioteca en 191 a. C. Quizá el humanis­
ta más distinguido que produjera Alejan­
dría, era tenido en tan alta estima por Pto-
lomeo Epifanes que le encarceló para
impedirle que aceptase una invitación de la
biblioteca rival de Pérgamo. Publicó edicio­
nes de Homero, Hesíodo, Píndaro, Alceo;
Eurípides y Platón y la primera ed. crítica
; de Aristófanes. También elaboró un sistema
para la apuntación y anotación de textos, y
recopiló un vocabulario griego. Sus listas de
los mejores autores ejercieron un profundo
influjo en los criterios literarios del helenis­
mo y contribuyeron a formular en su inte­
gridad el concepto de autores «clásicos».
[DRD]
F. G. Kenyon, Books and Readers in An-
cient
cient Greece andRome-(1931).
GreeceandRome (i 931). . .
33
ARISTÓN. *Zenón.
ARISTOTELES (384-322 a. C.). Filósofo y
hombre de ciencia griego. N. en Estagira, en
Tracia; su padre. Nicómaco, había sido mé­
dico de cámara de A minias II, rey de Mace-
donia. Sus padres murieron siendo él joven
y a los diecisiete años marchó a Atenas a es­
tudiar en la Academia de Platón. A partir
de entonces pueden distinguirse tres perío­
dos en su vida. Primero, los veinte años en
la Academia, que acabaron con la muerte
de Platón, lo que basta para refutar las his­
torias acerca del desvío entre ambos, que
carecen de fundamento. Pero es probable
que Aristóteles no fuese muy partidario del
creciente predominio de los matemáticos en
la Academia: cuando uno de ellos, Espeusi-
po, fue elegido como sucesor de Platón,
puede que considerase oportuno marcharse.
A esto siguió un período de viajes. Primero,
con compañeros de estudios, estableció una
especie de Academia disidente en Assos,
Asia Menor, regida por un antiguo acadé­
mico, Hermeias. Allí encontró Aristóteles
mujer Pythias, hija de Hermeias; puede que
también se interesase en política, ya que los
filósofos fueron convocados para asesorar al
gobernante y Jaegcr sostiene que el proyecto
que Platón no había conseguido poner en
práctica en Sicilia fue realizado en miniatu­
ra allí. Aristóteles no permaneció por largo
tiempo en la Troade: en 344 aceptó ai invi­
tación de *Teofrasto para visitar Lesbos,
donde se ofrecían excelentes oportunidades
para el estudio de la biología marítima. Un
encargo de importancia se le ofreció en 342:
preceptor del joven príncipe Alejandro de
Macedonia en la corte de Pella. La poste­
ridad ha exagerado con tonos novelescos
este contacto entre el gran filósofo y el más
glorioso de los reyes: la obra capital, tanto
de uno como de otro, estaba aún por reali­
zar. Pero Aristóteles enseñaría a Alejandro
Homero y política; quizá le transmitiera
sus propios sentimientos antipersas, avivado
por la cruel muerte de su amigo Hermeias a
manos de los persas. No es seguro que vol­
viera a ver a Alejandro después que éste fue
nombrado regente en 340; pero incluso des­
pués de la partida de Alejandro para Orien­
te en 334 no se interrumpieron por com­
pleto las relaciones entre ambos y a medida
que la expedición cruzaba el Asia central
en dirección a la India le fueron enviados
ejemplares científicos a Aristóteles.
En 335. Aristóteles volvió a Atenas, don­
de el partido pro-macedónico se encontraba
en el poder, para sus años más fructíferos.
Alquiló una propiedad cerca del bosqueci-
Ilo de Apolo Liceo para el gran instituto que
pensaba establecer en la capital intelectual
del mundo. De aquí el nombre de Liceo (su
Aristóteles
otra designación, la Escuela Peripatética, se
deriva del patio cubierto, o peripatos). Es
indudable que el Liceo desciende de la Aca­
demia, pero su programa más amplio refleja
las preocupaciones más generales de Aristó­
teles. Se conoce algo de su organización y
métodos. Contaba con biblioteca, musco y
colección de mapas. De todas partes del
mundo griego venían investigadores a traba­
jar en temas dirigidos por Aristóteles. Sus
lecciones para los estudiantes del Liceo te­
nían lugar durante la mañana; por las tardes
se celebraban cursos de ampliación para un
público más numeroso. Fueron estos años
de grandes realizaciones. Pero Alejandro
murió en 323 y el partido nacionalista vol­
vió a tomar impulso. Aristóteles consideró
prudente abandonar Atenas. Se retiró a Cal­
éis, donde murió al término de un año. Su
testamento se conserva; es posible que una
tumba excavada en 1890 en Eretria sea la
suya.
La larga lista de sus títulos, auténticos o
atribuidos, comprende los siguientes: 1)
obras dirigidas al público en general, mu­
chas en forma dialogada y con títulos plató­
nicos, por lo que han de adscribirse a su
época en la Academia. No se conserva nin­
guna, pero trozos importantes de la más
conocida, el Protrepticus, se encuentran en
Cicerón y lámblico; 2) colecciones de ma­
teriales para la investigación, por ejemplo
las Costumbres de los bárbaros o las 158
Constituciones de las ciudades. De todo
esto sólo se conserva la Constitución de Ate­
nas: 3) el corpus aristotélico en el estado en
que ha llegado a nosotros, es decir, obras so­
bre un amplio ámbito de temas científicos y
filosóficos cuyo estilo indica que no eran
obras literarias pensadas para ser publica­
das, sino notas o esquemas para lecciones.
No se las considera hoy como pertenecien­
tes al período de Liceo: el Organon, la Físi­
ca, la Moral a Eudemo, De anima y parte
de la Metafísica, la Política y la Historia de
los animales se fechan hoy en 347-335. Se
clasifican en grupos que abarcan las siguien­
tes parcelas del conocimiento: lógica y aná­
lisis, física, biología, metafísica, ética, polí­
tica y literatura. No es posible más que citar
las obras individuales más importantes. El
Organon es el gran tratado de lógica que do­
minó el final de la Edad Media. La Física
trata de problemas de filosofía natural
—materia, movimiento, tiempo, espacio—
y establece la doctrina de las cuatro causas
del cambio físico: material, formal, eficiente
y final. Gran parte de su mejor obra fue rea­
lizada en el campo de la biología, y el trata­
do Historia animalium, así como estudios
particulares como De partibus animalium y
De generatione, fueron muy admirados por -
Darwin. Estrechamente vinculado con éstos
Arnobio
está el De anima: su tratamiento de la sen­
sación, el pensamiento, la imaginación y la
razón le convierten en la primera obra defi­
nitiva sobre psicología. Todos estos estudios
sobre el mundo natural fueron para Aristó­
teles el preámbulo para la metafísica, el
estudio de «lo real en tanto que real», los
supremos peldaños de la gran escala de la
naturaleza, que culmina con la teología, o
estudio de Dios. Las ciencias principales
que tratan del hombre son la ética y la polí­
tica. Los 10 libros de la Etica a Nicómaco
contienen el pensamiento más maduro de
Aristóteles sobre este tema. La Política (8 li­
bros) es la última gran obra del pensamien­
to político griego, aunque la institución que
le había dado vida, la ciudad-Estado griega,
era ya cosa del pasado. Pero algunas de sus
conclusiones tienen validez para cualquier
sociedad, como la proposición de que «los
hombres se reunieron en ciudades por razón
de vida: continúan en ellas por razón de
buena vida». Dos obras de importancia tra­
tan de la oratoria y de la retórica: la Retóri­
ca es un análisis del arte de la persuasión; la
Poética, de la épica y la tragedia. Esta últi­
ma es un clásico de la crítica literaria. Si su
influencia ha sido a veces asfixiante, ha sido
debido a la tendencia de los críticos —en es­
pecial, en Francia— a lomar por principios
universales las observaciones referentes a
un tipo de literatura en un tiempo determi­
nado.
Este corpas en conjunto fue legado a
*Teofrasto después de la muerte de Aristó­
teles. Estuvo perdido —o escondido— du­
rante casi dos siglos; después, vendido y mal
editado. Al fin, fue recuperado por Si la, que
lo trasladó a Roma —una de sus acciones
más memorables. Las ediciones sobre las
que se basan las nuestras fueron hechas en
Roma a fines del siglo i a. C. Así, sus obras
populares se han perdido y hemos de juzgar
a Aristóteles por sus obras técnicas —lo
contrario de lo ocurrido con Platón. Otra
diferencia más entre ambos es de enfoque.
El interés de Platón hacia las matemáticas
le llevó a la búsqueda de los universales y a
apartarse del mundo visible. Aristóteles,
como biólogo, vio la realidad en lo particu­
lar y se preocupó siempre por «conservar
los fenómenos». Mientras Platón sobresalía
en la especulación arriesgada y la intuición
imaginativa, las dotes de Aristóteles eran
para la clasificación y el orden. Fue capaz
de codificar todo —hasta la filosofía de Pla­
tón.
No es posible más que hacer la más some­
ra de las referencias en cuanto a su influen­
cia. La acción de generaciones de comenta­
ristas, griegos, latinos y árabes transforma­
ron su filosofía en un sistema cerrado y
autoritario que dominó el final de la Edad
34
Media. Cuando Santo Tomás de Aquino re­
concilió la doctrina cristiana y la filosofía
aristotélica, fue considerado como la sínte­
sis suprema del saber humano. La inevita­
ble provocación se produjo con el Renaci­
miento. Si gran parte del saber científico de
los últimos cuatro siglos parece como estar
en oposición a Aristóteles, es una ironía del
destino haber superado la obra de una de las
mentes creadoras más grandes de la Antigüe­
dad. Hubo, como es lógico, límites a su
genio. Ni sus matemáticas ni su astronomía
fueron extraordinarias. Nunca ha habido
después de él una mente de tal amplitud,
excepto la de Leonardo da Vinci. Hoy,
cuando los conocimientos se han hecho tan
especializados, no volverá a repetirse.
La filosofía, la teología y, en realidad, el
pensamiento científico c intelectual en ge­
neral deben a Aristóteles la mayor parte de
su vocabulario y muchas de las distincio­
nes con las que actúan (*Crítica literaria.)
[DRD]
OCT: /Irs rhetorica. W. D. Ross (1959);
Atheniensium respublica. F. G. Kcnyon
(1920); Categoriae et Líber de interpretatio-
ne. L. Minio-Paluello (1949); De anima. W.
D. Ross (1956); De arte poética, I. Bywater
(191 1); De cáelo, D. J. Alian (1936); Ethica
tiicotnachea, I. Bywater (1 849); Fragmenta
selecta, W. D. Ross (1955); Metaphysica.
■ W. Jaeger (1957); Physica, W. D. Ross
(1950); Política, W. D. Ross (1957); Tópica
et Sophistici elenchi. W. D. Ross (1958).
Traducciones: Obras, tr. Patricio de Azcá-
ratc (10 vols., M., 1874); Obras, ir. Francis­
co de P. Samaranch (M., Aguilar, 1967); La
Constitución de Atenas, tr. Antonio Tovar
(M., Estudios Políticos, 1970); Metafísica,
tr. Valentín García Yebra (2 vols., ed. trilin­
güe, M., Gredos, 1971); Etica a Nicómaco.
tr. Julián Marías (M., Estudios Políticos,
1970) ; Política, tr. Julián Marías (M„ Estu­
dios Políticos, 1970); tr. Francisco Gordo
(San Juan de Puerto Rico, 1973); Retórica,
tr. Antonio Tovar (M., Estudios Políticos,
1971) ; Poética, tr. Valentín García Yebra
(ed. trilingüe, M., Gredos); Argumentos so­
físticos, tr. y prólogo Francisco de P. Sama­
ranch (M., Aguilar, 1962); Categorías, tr.
ídem (M., Aguilar, 1962); Acerca del alma,
tr. T. Calvo Martínez (BibL Clásica Gre- ’
dos); Tratados de Lógica (Órganon). Vol. I,
tr. M. Candel Sanmartín, (ídem).
Wemer Jaeger, Aristotle (1954); W. D.
Ross, Aristotle (1930); D. J. Alian, The Phi-
losophy of Aristotle (1952); Aristóteles (Los
grandes pensadores, M., Revista de Occi­
dente, 1925); Alain Guy, Ortega y Gasset,
crítico de Aristóteles (CA).
ARNOBIO (fí. 327 d. C.). Retórico pagano
convertido al cristianismo. N. en Sicca, en
3u
Numidia. su libro Adversas naílones (h.
305) es un violento ataque contra las creen­
cias y las costumbres paganas, en el florido
latín característico de los prosistas africa­
nos. Esgrime como argumentos los que le
proporciona Lucrecio. Alguna información
valiosa sobre la primitiva religión romana
deriva probablemente de *Varrón. [DRD]
Ed. C. Marchcsi (Turín, 1934).
ARQU1LOCO (h. 680-h. 640 a. C.). Poeta
yámbico y elegiaco griego. N. en Paros.
Hijo bastardo de un aristócrata, Teiesicies,
y de una esclava, Enipo. Desgraciado y sin
dinero, se trasladó a Thasos, pero volvió a
Paros h. 650. Sus desastrosos amores con
Neobule, hija de Lycambes, precedieron al
eclipse total de sol en 648, descrito por él.
Murió en el combate. Los fragmentos que se
conservan muestran un gran virtuosismo
métrico. Su temario es igualmente variado.
Mercenario profesional, hecho a la pobreza
y a la derrota, no alberga ilusiones románti­
cas sobre la guerra, ni escrúpulos para arro­
jar su escudo. Dirige al mundo una mirada
agudamente satírica y expresa cuanto ve y
cuanto siente con animación sin par. Salvo
en sus elegías, donde la influencia épica es
profunda, su vocabulario es coloquial; su
dialecto, el jónico vernáculo. Emplea metá­
foras sencillas y narra fábulas derivadas de
la tradición popular, con ecos de la charla
campamental. Alcanza una ruptura total
con la objetividad, idealización y código
aristocrático de la época, y expresa libre­
mente su personalidad, crítica de las debili­
dades tanto ajenas como propias, juzgando
a los hombres por lo que son, no por lo que
pretenden ser. La Antigüedad lo tuvo por un
genio de originalidad volcánica; los escasos
testimonios existentes no dan motivo para
negar aquel juicio. [DEWW]
Dichl, ALG, I; Francisco Rodríguez
Adrados, Líricos griegos, I (B., 1956).
A. Hauvette, Archiloque (1905); Bowra,
EGE.
ARQUÍMEDES (287-212 a. C.). Científico
griego. N. en Siracusa. Quizá la figura más
excelsa de la ciencia griega —indudable­
mente el matemático y físico más grande de
ella. Después de un período de investiga­
ción en Alejandría, volvió a Siracusa, donde
fue el principal consejero científico del rey
Hierón II. Murió en el sitio de Siracusa. Las
obras que se conservan demuestran la mul­
tiplicidad y profundidad de sus afanes. Las
relativas a las matemáticas incluyen De la
esfera y el cilindro. La medida del circulo.
De las hélices. Del equilibrio de los planos y
El arenario o Computador de arena. Esta
última trata del problema de expresar nú-
Arriano
meros extraordinariamente grandes; de­
muestra que el número en granos de arena
en el universo, lejos de ser infinito, puede,
bajo ciertas suposiciones, expresarse como
lO61. Su obra De los cuerpos flotantes es­
tableció las bases de la hidrostática. Gran
parte de su obra estuvo dedicada a los pro­
blemas de las palancas y sus aplicaciones:
de aquí las catapultas que construyó para
tormento de las tropas romanas que asedia­
ban Siracusa. Su percepción de los princi­
pios fundamentales se encuentra expresada
en el famoso dicho «Dadme un punto de
apoyo y moveré el mundo». Inventó asimis­
mo el tomillo de agua, calculó el valor de n
con un margen muy reducido y construyó
un planetario, que aún se conservaba en
época de Cicerón. [DRD]
Teubner: J. L. Heiberg (Leipzig,
1910-15); The Works of Archiqiedes, ed. y
tr. inglesa T. L. Heath (1897).
Sarton, HS, II; José Babini, Arquímedes
(CA).
ARRIANO, Flavio (siglo ti d. C.). Historia­
dor griego. N. en Nicomedia, en Bitinia. De
joven fue discípulo y amigo del filósofo es­
toico Epictecto. Se inició a la vida pública
en Roma; fue cónsul y Adriano le nombró
gobernador de Capadocia, insólita distin­
ción para un griego. Parece haber tenido
una considerable experiencia militar y de­
rrotó a los alanos cuando intentaron invadir
su provincia. Vivió a continuación algunos
años en Atenas, donde fue nombrado arcon-
te, y al fin volvió a Nicomedia a escribir.
Arriano escribió libros sobre caza, táctica
e historia militar, una descripción de la cos­
ta del mar Negro, algunas biografías y una
relación de las guerras que siguieron a la
muerte de Alejandro Magno. Pero su im­
portancia se basa en dos obras de tipo total­
mente distinto. Las notas que había ido to­
mando de las explicaciones de Epicteto las
recogió y publicó en 8 libros de Disertacio­
nes, de los que se conservan 4; después pre­
paró una versión reducida con el título de
Encheiridion («Manual»). Además, escribió
la historia de las campañas de Alejandro
Magno, el Anabasis, en 8 vols., de valor ex­
cepcional debido a que Arriano se basó en
relaciones contemporáneas de primera
mano de *Ptolomeo y *Aristóbulo y demos­
tró un excelente sentido crítico al juzgar su
material. El último libro se llama también
la Indica y es una relación de los pueblos de
la India, basada en Megastenes, un griego
que había visitado la India h. 300 a. C.;
también describe el viaje de la flota de Ma-
cedonia desde el Indo hasta Susa, utilizando
principalmente el informe de *Nearco.
[TAD]
Loeb: E. I. Robson, Histbry of Alexander
Asclepiades
and índica (2 vols., 1929): Historia de las
expediciones de Alejandro, tr. Federico Ba-
raibar y Zumárraga (BC. 1883); Anábasis
de Alejandro Magno. 2 vols., tr. A. Guzinán
Guerra (Bibl. Clásica Gredos).
ASCLEPIADES (/7. h. 270 a. C.). Poeta
epigramático griego. N. en Sanios. Jefe de
un grupo, que incluía a Posidipo y a Hcdilo,
que por su sensibilidad y perfección dieron
nueva vida al epigrama, mantuvo contactos
con sus contemporáneos de la escuela de
Cos, y Teócrito (7, 40) le rinde homenaje,
bajo el seudónimo de Sicelidas, junto con
*Filetas. Se han conservado unos 40 epigra­
mas atribuidos a él en la * Antología griega,
aunque algunos ostentan doble atribución y
son de dudosa autenticidad. Canta el amor
y el vino con una transparente economía de
medios, una brillantez imaginativa y una
sensibilidad inigualada por las posibilidades
rítmicas y musicales del pareado elegiaco.
Es el arte de la miniatura impresionista,
pero, en su estilo, impecable. Calimaco (con
quien mantuvo una polémica critica) y
Dioscórides están profundamente influidos
por él. El asclepiadeo, metro al que dio su
nombre, indica que también escribió poesía
lírica, quizá en el mismo género que Teó­
crito (29 y 30). [DEWW]
Loeb: W. R. Patón, The Greek Anthology
(5 vols., 1916-18); The Greek Anthology.
Helenistic Epigrams, ed. A. S. F. Gow y D.
L. Page (1965).
ASELLIO, Sempronio (fl. h. 100 a. C.).
Historiador romano. Combatió como tribu­
no militar a las órdenes de Escipión ante
Numancia en 134 a. C. Escribió una histo­
ria de la época, probablemente desde h. 150
hasta 90 a. C. Estableció una clara distin­
ción entre los anales, que son simples regis­
tros de acontecimientos año por año, y la
historia, que explica las causas de los he­
chos y los motivos de los que participan en
ellos, y.aspira a influir moralmente en sus
lectores. [TAD],
Peter, HRR, I. " ’ ■ -
ATANASIO, San (295-373 d. C.). Escritor
griego cristiano. N. en Alejandría, Atanasio
asistió al Concilio de Nicea en 325 y fue
nombrado obispo de su ciudad natal en 328.
Su azarosa carrera estuvo dedicada, sobre
todo, a luchar contra los arrianos, que nega­
ban la divinidad de Cristo, y en consecuen­
cia fue desterrado repetidamente y sólo los
últimos siete años de su vida transcurrieron
en una paz relativa. La mayor parte de sus
obras se refieren a la defensa del credo de
Nicea, su estilo es claro y sencillo, pero su­
36
fre por falta de orden en el material y por
dispersión. Su estudio de /.« Encarnación
de la Palabra de Dios es un clásico en su gé­
nero, y con su Vida de Antonio creó una
nueva forma biográfica que sirvió de mode­
lo a hagiógrafos griegos y latinos posterio­
res. [DRD]
Mignc, PG. 25-28.
J. Quastcn, Patrology, III (1960).
ATENEO (¿comienzos del siglo ifi d. C.?)>.
Escritor griego. Autor dei Deipnosophistae
(«El cenáculo erudito»). Nada se sabe de él,
salvo que era oriundo de Naucratis, en
Egipto, y la deducción de que escribió des­
pués del reinado de Comodo, lo que le sitúa
a comienzos del siglo nt d. C. Su libro se en­
cuentra en la tradición de los banquetes
literarios derivados dei Banquete de Pla­
tón. Pero al carecer del realismo platónico.
Ateneo alarga su desaforado banquete du­
rante varios días y por unos 30 libros (inclu­
so 15 en la versión abreviada en que se
conserva). El erudito concurso discute con
inagotable energía una extensísima variedad
de temas, sobre todo los referentes a los
banquetes. Como la otra gran miscelánea, la
Historia Natural de Plinio, el libro suele
contener fascinantes detalles, pero es indi­
gesto en conjunto. Su valor consiste en la
conservación de mucha información recón­
dita, aparte de importantes fragmentos de
autores perdidos, en especial de la comedia
media y nueva. [DRD]
Loeb; C. B. Gulick (7 vols., 1927-41).
ATICO, Tito Pomponio (109-32 a. C.). Li­
terato romano. Amigo íntimo de Cicerón.
Pasó gran parte de su vida en Grecia, practi­
có una estricta neutralidad política y man­
tuvo relaciones amistosas con los miembros
de todos los partidos. En las luchas que si­
guieron a la muerte de César, dio refugio y
protección a gentes de ambas facciones. Re­
dactó y publicó una cuidada cronología de
Roma, cuya fundación fechó en 753 a. C.
_• También escribió varias crónicas de fami­
lias y un relato del consulado de Cicerón.
[TAD]
Loeb, Nepos, Life of Atticus. J. C. Rolfe
(1929); Loeb: Cicero, Letters lo Atticus. E.
O. Winstedt (19 12).
C. Bailey, The Greek Atomists and Epi-
.. curu.s (1928).
ÁTIDA (ATTHIS). Nombre colectivo
dado por los eruditos alejandrinos a una
serie de historias de Atenas escritas en los
siglos tv y íll a. C. Se basaban en un esque­
ma cronológico proporcionado, en lo posi­
ble, por las listas anuales de magistrados y
37
contenían una información considerable
sobre la mitología y la historia más remota
del Ática, así como numerosos detalles so­
bre los cultos religiosos. Todas estas histo­
rias parecen haber sido obras independien­
tes, que abarcan el ámbito general de la
historia y la prehistoria hasta ia época del
autor.
Los «atidógrafos», como se les llamaba,
comprendían a *Clidemo, *Androtion,
Demón, Filocoro, Fanodemo, Melantio,
Amcleságoras e Ister, aunque éste no escri­
bió una verdadera Atthis, sino una recopi­
lación de las secciones mitológicas de las
obras de sus antecesores. Casi todos ellos
tomaron parte activa en la vida política de
Atenas u ostentaron importantes cargos
sacerdotales. [TAD]
F. Jacoby, Atthis (1 949).
ATOMISMO. La teoría del atomismo, el
logro intelectual más grande del pensamien­
to presocrático, fue obra de Leucipo {fl. h.
440 a. C.) y Dcmócrito (h. 460-h. 370 a. C.).
Las fuentes antiguas suelen mencionarlos
unidos; la investigación moderna se ha es­
forzado por distinguir sus contribuciones y
ha atribuido a Leucipo, como reacción con­
tra las ideas de *Parménides, los fundamen­
tos de la teoría; a Demócrito. su elaboración
y propagación. Muy poco se conoce de la
vida de Leucipo. N. probablemente en Mi-
icto, visitó Elea; no se sabe a ciencia cierta
si trabajó con Demócrito. Se le atribuyen 2
libros, El gran sistema del mundo y De la
inteligencia, de los que sólo se conserva un
fragmento autentico. Demócrito está mejor
documentado. N. en Abdera, en Tracia,
empleó su considerable fortuna en viajes e
investigaciones, y visitó Egipto, Babilonia,
Persia y quizá la India. A su regreso a Gre­
cia fundó una escuela filosófica en Abdera.
Una lista en Diógenes Laercio (IX:46) le ad­
judica 70 libros que tratan de física, lógica,
matemática y astronomía, de los que se con­
servan unos 200 fragmentos.
En la teoría del atomismo, el universo
contiene únicamente átomos y espacio. Los
átomos son infinitos en número, indestruc­
tibles, indivisibles y sólidos. Diferentes
combinaciones de átomos constituyen todos
¡os fenómenos del mundo sensible. Los pro­
cesos de la naturaleza son mecánicos y de­
terministas; no hay providencia ni creación.
La teoría fue adoptada por *Epicuro para
dotar de base científica a un sistema filosófi­
co completo. [DRD]
Diels, FV, 68.
AUFIDIO BASSO (//. siglo i d. C.). Histo­
riador romano. Apartado de la vida pública
por razones de salud, escribió una Historia
Aurelio
de la guerra germánica. que probablemente
abarcaba el período hasta el triunfo de Ger­
mánico en 17 d. C-. y también una Historia
de Roma que incluía la muerte de Cicerón y
terminaba probablemente el año 31 d. C. Su
estilo es algo artificial, pero Quintiliano le
elogia y su obra fue utilizada por Casiodoro,
el compendiador del siglo vi. [TAD]
Peter, HRR, II.
AUGUSTO (Cayo Octavio Augusto) (63 a.
C.-I4 d. C.). Emperador romano (31 a.
C.-I4 d. C.). No por casualidad va el nom­
bre de Augusto unido al período más glorio­
so de la literatura latina. Fue el emperador
cuya política obtuvo, como la de ningún
otro después, la adhesión de poetas y escri­
tores. Protector imperial, a la cabeza de un
régimen dedicado a la paz y a la reforma,
abrió nuevos horizontes al destino de Roma
y su obra en el mundo. Fue capaz de descu­
brir y de fomentar el talento y, en su mejor
época, como figura central de un grupo que
incluía protectores como el propio Mecenas
y Polión, escritores como Virgilio, Horacio,
Propercio y Livio, les concedió una notable
independencia. Más tarde, Ovidio abusó de
los límites de su tolerancia.
La educación tradicional de un joven
aristócrata romano le había dado un claro
estilo oratorio y la facilidad para escribir.
De sus obras perdidas debemos mencionar.
1) los Comentarios, dedicados a Agripa y a
Mecenas, obra de apología que narraba su
vida hasta el año 24 a. C.; 2) la Vida de
Druso (¿8 a. C.?); 3) una tragedia (¿inaca­
bada?) titulada Ayax, y 4) un poema en
hexámetros, Sicilia, que trataría probable­
mente de la historia y la geografía de la isla.
La obra que se conserva es la Res gestae o
Monumentum ancyranum, llamado así por
la inscripción descubierta en Ancyra (Anka­
ra) en 1553, que incluye el texto latino y
una versión griega. Compuesta para ser ex­
hibida en el Mausoleo del Campo de Marte,
y reproducida probablemente en todas las
ciudades principales del Imperio, constituye
uno de los documentos políticos más im­
portantes de la Antigüedad: la descripción
hecha por el propio Augusto de su larga je­
fatura del pueblo romano. [DRD]
Ed. y comentario E. G. Hardy (1923);
Loeb; F. W. Shipley (1924; con Veleyo Pa-
térculo).
Bardon, ELL.
AURELIO, Antonino Marco. * Marco Au­
relio.
AURELIO VICTOR, Sexto (fl. 389 d. C.).
Historiador romano. Gobernador de Pan-
nonia, 361; Pracfectus Urbi, 389. Escribió
Ausonio
unas Vidas de los Césares, inspiradas en
Suetonio, que abarcan desde Augusto a
Constancio II. Esta obra está combinada
con el Origo gentis romanae y De viris
illustribus en la Historia tripartita. [TAD]
Teubner: R. Grucndel (Leipzig, 1961).
AUSONIO, Décimo Magno (m. probable­
mente h. 395 d. C.). Poeta latino. Su vida es
un ejemplo del tipo de carrera posible para
un intelectual durante el Bajo Imperio. N.
en Burdigala (Burdeos), educado allí y en
Tolosa (Toulouse), enseñó durante treinta
años en su ciudad natal, entonces importan­
te centro cultural de la Galia. El llama­
miento ante la Corte imperial en Tréveris
para actuar de preceptor de Graciano fue el
momento trascendental de su carrera. La
protección real le llevó a varios altos cargos
en el servicio del Estado, entre ellos el go­
bierno de la Galia y de Africa y, en 379, el
consulado. Se retiró a Burdeos después del
asesinato de Graciano en 383. Con extraor­
dinarias dotes para el verso, pero ninguna
para la autocrítica, fue un escritor prolífico.
Su hijo Hesperio publicó una edición com­
pleta de su obra después de su muerte. In­
cluye 1) los Parentalia. 30 epigramas sobre
amigos y parientes, escritos en un tono de
exagerada adulación; 2) la Conmemoración
de los profesores de Burdeos, en el mismo
tono, que retrata un claustro de compla­
cientes pedagogos, pero que ofrece interés
para la historia de la educación. Mayor im­
portancia tienen 3) la correspondencia epis­
tolar con su amigo y discípulo * Paulino
de Ñola, que revela el conflicto entre la cul-
36
tura cristiana y la pagana, y 4) el Mosela,
encantador poema descriptivo sobre el ríe
Mosela y la región en ionio, lleno de una
profunda sensibilidad hacia la naturaleza.
Ha sido ensalzado como el primer poema
de la literatura francesa y es cierto que pue­
de figurar a la altura del Polyolbion. de
Drayton. También deben mencionarse la
Lisia de nobles ciudades y la Ephetneris.
cuadro de la vida diaria. [DRD]
Locb: H. G. Evelyn-White (2 vols.,
1919-21); Moscila, ed. C. Hosius (3.* ed.,
1926); Obres, ed. y tr. catalana Antoni Na­
varro y Caries Riba (2 vols., B., Bemat
Metge, 1924-8); Centón nupcial, tr. E. Mon­
tero Cartelle. en Priapeos, etc. (Bibl. Clásica
Gredos, 1981).
AVIENO, Rufo Festo (//. h. 375 d. C.). Poe­
ta didáctico latino. N. en Volsinii, escribió
sobre temas de geografía y astronomía. Se
conservan: (1) Descriptio orbis terrae. adap­
tación del «Periegetes», de Dionisio; (2) la
Ora marítima, descripción de las costas en­
tre Marsella y Cádiz, que inc' ye algunas
interesantes referencias a los primeros viajes
de exploración por el Mediterráneo occi­
dental y más allá del Estrecho de Gibraltar,
entre ellas la primera referencia a Gran Bre­
taña e Irlanda; y (3), la A ralea phaenomena
y Aratea prognostica. que traducen y am­
plían a *Arato sobre astronomía y meteo­
rología. [DRD]
Ora Marítima, ed. A. Schulten (B.,
Bosch, 1922); ed. crítica y estudio Antonio
Blázquez (M., Real Sociedad Geográfica.,
1923).
BABR1O (Valerio?) (siglo n d. C.?). Nada
se sabe de su vida. Escribió en griego 10 li­
bros de las Fábulas de Esopo en verso (de
los que se conservan 2), muy leídas en el
Bajo imperio. [DRD]
Ed. W. G. Rutherford (1883); Teubnen
O. Crusius (Leipzig. 1897); Fábulas y Vida
de Esopo (M., Gredos).
BAQUÍLIDES (h. 516-h. 450 a. C.). Poeta
coral lírico griego. N. en Ceos, sobrino de
*Simónides. Sus primeros poemas cantan
los triunfos de los atletas locales en los jue­
gos menores, pero pronto estableció contac­
tos con Tesalia y Macedonia y más tarde
obtuvo la protección de la aristocracia de
Egina. La influencia de su tío le ayudó a
conseguir el ser admitido en la corte de
Hieron, en Siracusa. Baquílides escribió la
primera de las 3 odas en su honor cuando
el caballo de Hieron, Pherenicus, ganó en
Olimpia en 476; la serie culmina con la ce­
lebración de su victoria en la carrera olím­
pica de carros de 468. *Píndaro, que escri­
bió algunos de sus mejores poemas en ho­
nor de Hieron, puede haberse sentido espo­
leado por la competencia de Simónides y
Baquílides, pero éstos le superaban en las
artes de la diplomacia. La muerte de Simó­
nides en 468 y de Hieron al año siguiente
dieron fin a su relación con Sicilia. A dife­
rencia de Píndaro, Baquílides no consiguió
nuevas protecciones en las cortes de los de­
más tiranos y se vio obligado a reanudar la
glorificación de los triunfos de sus compa­
triotas. Su destierro durante algún tiempo
en el Peloponeso estuvo probablemente re­
lacionado con la aparición de la democracia
en Ceos.
Los alejandrinos conocieron 9 libros de la
poesía de Baquílides. Aparte de fragmentos
insignificantes, no se conservaba nada, pero
en 1869 se descubrió un papiro egipcio que
contenía parte de 14 epinicios y 6 ditiram­
bos. Desde la Antigüedad, los críticos han
tendido a juzgar a Baquílides en compara­
ción con Píndaro. El ruiseñor de Ceos, por
melodioso que sea, es incapaz de elevarse o
lanzarse como el águila de Tebas. En vez de
pasión y profundidad, ofrece una segura eje­
cución y un lirismo fresco y encantador.
Posee, además, el don de ios jonios de la na­
rración animada y brillante, un gozo autén­
tico por la alegría de los torneos que canta y
la capacidad de moralizar con plácida sim­
plicidad. Sus ditirambos ofrecen un interés
especial, debido a que nuestro conocimien­
to de esta forma es precario. El número 16,
que describe la aceptación por Teseo del
reto de Minos a que se arroje al mar para
probar así que es hijo de Poseidón, es el
ejemplo más animado de narración conti­
nuada en Baquílides. El número 17, diálogo
entre el coro y Egeo, es el único ditirambo
dramático que se conserva en su integridad,
aunque no es seguro si ello es un retroceso a
una forma más primitiva del ditirambo
(como pretendía Aristóteles) o un experi­
mento en una forma nueva. *Ditirambo.
[DEWW]
Teubnen B. Snell y H. Maehier (1970);
ed., tr. inglesa y comentario R. C. Jebb
(1905); Poetas líricos griegos (CA).
BASÍLIDES. *Gnosticismo.
BASILIO EL GRANDE, San (h. 330-79 d.
C.). Escritor griego cristiano. N. y criado
en Cesárea, Basilio asistió a las Universida­
des de Constantinopla y Atenas y volvió a
su ciudad natal h. 356. Recibió entonces el
bautismo y realizó una visita por las comu­
nidades ascéticas de todo el Oriente Medio;
se retiró en soledad no lejos de Neocesarea
para practicar las mismas devociones. En
364 fue llamado por el obispo de Cesárea;
ordenado, le sucedió en 370. Acérrimo opo­
nente de los arrianos, se enfrentó con el
emperador Valente y trabajó sin descanso
por mejorar las relaciones entre todas las
facciones cristianas.
Las obras de San Basilio incluyen trata­
dos dogmáticos, ascéticos, homiléticos y li­
túrgicos. Su estudio Del Espíritu Santo
(375) fue la primera obra dedicada entera­
mente a este asunto. Sus libros ascéticos le
Batracomiomaqia
muestran como organizador del monaslicis-
mo oriental. En su Amonestación a un jo­
ven sobre el provechoso uso de la literatura
pagana sostiene que los textos clásicos son
admirables para ejercitar la inteligencia
hasta que sea capaz de comprender el senti­
do profundo de las Sagradas Escrituras. Sus
homilías revelan una amplia aplicación del
estilo de la Segunda Sofística, con el empleo
de eefrasis, metáfora, figuras al estilo de
Gorgias y paralelismo. Los 9 libros de So­
bre el Hcxameron son de una extraordina­
ria belleza retórica. Foción quedó especial­
mente impresionado por el estilo de Basilio,
y lo califica de puro, persuasivo y brillante,
digno de compararse con cuanto escribieran
Platón y Demóstenes. [JGD]
Migne, PG. 29-32; Cómo leer la literatura
pagana (M.« Rialp, 1964); «Homilías», tr.
Severiano del Páramo, S. J., Cruz j’ Ra­
ya, 2.
J. M. Campbell, The Injlue'nce of the Se-
cond Sophistic on the Style of the Sermons
of Si Basil the Great (1922); M. M. Fox,
The Life and Times of St Basil the Great as
Revealed in his Works (1939).
«BATRACOMIOMAQUIA» o «BATA­
LLA DE LAS RANAS Y LOS RATO­
NES» (quizá siglo v a. C.). Epyllion cómi­
co-heroico atribuido popularmente en la
antigüedad a Homero y que narra la guerra
causada por un ratón que muere ahogado.
La lucha es enconada. Los minúsculos gue­
rreros ostentan nombres apropiados, como
Physignathos («Mofletes hinchados») y Ty-
rophagos («Comedor de queso»), pero se
muestran incongruentemente heroicos en
actos y palabras. Al final interviene Zeus en
defensa de las apuradas ranas y envía un
ejército de cangrejos que derrotan a los rato­
nes y dan fin a la «guerra de un día». El
humor del poema es demasiado evidente,
pero las frases e incidentes tradicionales de
la épica griega están usados con eficacia.
[GTWH]
OCGT: Homeri Opera, V, ed. T. W.
Alien (1912); Loeb: H. G. Evelyn-White,
Hesiod, The Homeric Hymns and Homéri­
ca (1936); Himnos homéricos / Batraco-
miomaquia, tr. A. Bernabé Pajares (Bibl.
Clásica Gredos).
«BELLUM ALEXANDRINUM». Libro
escrito para continuar la obra de César De
bello civile, posiblemente, aunque no haya
seguridad, por Aulo *Hircio. Los 68 capítu­
los que se conservan contienen la relación
de las campañas de Egipto y de Asia hasta
la victoria sobre Famaces en la batalla de
Zela en 47 a. C. [DRD]
Loeb: A. G. Way (1955).
40
BEROSSO (jl. h. 290 a. C ). Historiador
babilónico. Babilonio helenizado, gran
sacerdote de Marduk, recibió el encargo de
Antíoco I de escribir una historia de Babilo­
nia. Los 3 vols. de su Babyloniaca abarcan
desde la Creación hasta Alejandro Magno,
período que él calculaba en cuatrocientos
sesenta y ocho mil doscientos quince años.
Este largo panorama se debe a la astrono­
mía babilónica que. junto con su «ciencia»
hermana, la astrología, Berossus popularizó
en el mundo grecorromano. Algo de esta
obra histórica puede reconstruirse en ♦Jose­
fa. [DRD]
Müller, FHG, II.
BIBACULO, Marco Furio (n., según San
Jerónimo, en 103 a. C.). Se le menciona,
con Catulo, como autor de sátiras contra
César y su partido. Quizá el Furius citado
por Horacio (Sátiras, I: 10: 36 y sigs.) como
autor de un famoso disparate poético (/»p-
piter hibernas cana nive conspuit Alpes:
«Júpiter escupió los invernales Alpes con
blanca nieve»), que parece proceder de un
poema épico sobre las guerras de las Galias.
Pero el nombre puede referirse a uno, dos o
tres poetas. [DRD]
BIBLIOTECAS DE LA ANTIGÜEDAD.
Los tiranos de Grecia en el siglo vi a. C.,
como Pisistratos de Atenas, parecen haber
sido los primeros propietarios de bibliotecas
particulares, de las que debió haber bastan­
tes en la Atenas de siglo v. *Aristóteles hizo
acopio de una colección sistemática de li­
bros para uso de su escuela. Las primeras
bibliotecas públicas datan de la época hele­
nística, y la mejor fue la de Alejandría, fun­
dación de los Ptolomeos y la más famosa
del mundo antiguo. Se dijo que contenía
700.000 ejemplares, aunque no se sabe si la
cifra se refiere a manuscritos o a libros. La
‘ obra de sus eruditos y copistas fue esencial
para la supervivencia de la literatura griega
clásica. Sufrió un incendio en la guerra ale­
jandrina de César (47 a. C.). Otras ciudades
helenísticas, como Pérgamo, tuvieron bi­
bliotecas excelentes. Emilio Paulo trasladó
a Roma la biblioteca de Perseo después de
Pydna (168 a. C.); muchos romanos acomo­
dados de fines de la República poseían co­
lecciones particulares. Augusto fundó dos
bibliotecas públicas en Roma para las lite­
raturas griega y latina. Su ejemplo fue segui­
do por emperadores posteriores, sobre todo
Trajano. El mecenazgo privado estableció
múltiples bibliotecas públicas en las ciuda­
des del Imperio Romano, como las que han
descubierto los arqueólogos en Efeso y Tim-
gad. Todas eran bibliotecas para estudio y
consulta, no de préstamo. [DRD]
 41
F. G. Kenyon, Books and Readers in An-
cienr Greece and Romc (2.“ cd., 1951).
BIOGRAFIA CLÁSICA. La biografía, y su
pariente, la memoria, apareció tardíamente
en Grecia como género literario, derivado
probablemente de la monografía histórica y
de los retratos individuales en las historias
generales. En el siglo iv a. C. la Ciropedia.
las Memorabilia y el Agesilao de * Jeno­
fonte se aproximan a la biografía auténtica,
• igual que el Evagoras, de * ¡Sócrates, aunque
en ninguna de ellas el motivo principal sea
escribir historia. La escuela de Aristóteles
estaba interesada en la biografía e ideó una
fórmula para redactarla, aunque no se con­
serve ninguno de sus productos. Sólo se
conservan fragmentos del período helenísti­
co. cuando el género fue utilizado con fre­
cuencia por los filósofos.
En Roma, las tradiciones autóctonas del
elogio fúnebre (laudado) y la inscripción
conmemorativa (tituli) proporcionaron una
base para la biografía, que por lo general se
dirigía a fines políticos o históricos. (Para
los tituli v. las inscripciones en las estatuas
de los triumphatores en el Foro de Augus­
to.) Gran cantidad de políticos romanos es­
cribieron para justificarse o encomendarse
ante la posteridad; de aquí la pretensión de
la literatura latina de haber inventado la au­
tobiografía. Grandes personajes de la Repú­
blica escribieron memorias, como Gayo
Graco, Rutilio Rufo y Sila, y, bajo el Impe­
rio, Augusto, Tiberio, Claudio y Adriano.
Todas se han perdido. De las biografías que
conservamos las más importantes son las de
*Comelio Nepote (siglo i a. C.), el Agrícola
de Tácito, las Vidas de los Doce Césares
por *Suetonio Tranquilo (siglos I y 11 d. C.) y
la * Historia Augusta, colección de vidas de
30 emperadores romanos (¿fines del siglo IV
d. C.?).
En griego figuran las Vidas de los filósofos
de *Diógenes Laercio (siglo ni d. C.) y, mu­
cho más importante, las Vidas paralelas de
griegos y romanos ilustres, de Plutarco (si­
glo ii d. C.). Debido a la combinación de
penetración psicológica, sentido histórico y
mérito literario, Plutarco figura indiscuti­
blemente como el más grande de los biógra­
fos de la Antigüedad. - - :-
La única autobiografía que conservamos
son las Confesiones de San *Agustín, la pri­
mera y la más grande del género. [DRD]
D.- R. Stuart, Epochs of Greek and Ro­
mán Biography (Berkeley, Cal., 1928); ed. ;
T. A. Dorey, Latin Biography (1967).
BIÓN (h. 325-h. 255 a. C.). Filósofo griego.
N. en Boristenes (Olbia), en el mar Negro.
Hijo de un pescadero y una prostituta, com-
binación a lá que un investigador alemán
Boecio
atribuye su extraordinaria familiaridad con
las expresiones vulgares. La familia en blo­
que fue vendida como esclavos por estafa,
pero Bión consiguió hacerse con una educa­
ción y obtener la libertad. Llegó a Atenas
algo antes de 3 14. recorrió las escuelas de fi­
losofía, entre ellas la Academia y los peripa­
téticos, pero quien le produjo más impre­
sión fue el cínico Crates (*cínicos). Después
recorrió el mundo griego como filósofo am­
bulante, viviendo de los honorarios de sus
discípulos. Permaneció largos periodos en
Rodas y en Pella, donde (después de 276)
obtuvo la protección de Antígono Gonatas.
Se dice que murió en Caléis. Como filósofo,
Bión fue un ecléctico en cuyas enseñanzas
predominaba el cinismo. Como secuela de
la lección oral, Bión popularizó la diatriba
o sermón por escrito, que puede llegar a un
público más numeroso. Sus obras, de las
que se conservan fragmentos bastante ex­
tensos. ejercieron una amplia influencia, en
especial en las sátiras de Lucilio y Horacio.
Se caracterizan por las anécdotas, las citas,
los breves trozos dramáticos, ios apuntes de
carácter y los símiles animales. Muchas de
sus frases se han hecho populares: el símil
del hombre como actor en la escena del
mundo, la vida como un banquete del que
uno debe partir harto, la anécdota de la
rana moribunda: «Esto quizá te resulte di­
vertido, pero para mí es la muerte.» [DRD]
Vida en Diógenes Laercio, IV; L. Fiske,
Lucilius and Horace (Madison, 1920); Dud-
ley, HC.
BIÓN DE ESMIRNA (/L probablemente
h. 100 a. C.). Poeta pastoril griego. Trabajó
en Sicilia. Se conservan 6 Idilios y varios
fragmentos, poemas ligeros, pero llenos de
encanto, más eróticos que auténticamente
pastoriles. El más notable es el «Lamento
por Adonis» (si es en realidad obra suya). -
De los restantes, el III «Las estaciones», IV
«Amor y el cazador de aves», V «El precep­
tor del amoD> y XI «La estrella de la tarde»,
son poemas deliciosos. De tipo muy dife-
rente es el IX, lamento por los dolores de la
vida humana. [DRD]
Budé: Ph. E. Legrand, Bucoliques grecs, II
(París, 1927).
BOECIO, Anicio Manlio Severino (h.
480-524 d. C.). Filósofo romano. Tanto en
su vida como en sus obras, Boecio es uno de
los últimos representantes auténticos del
mundo clásico. De familia que había ejerci­
do altos cargos en el ocaso del Imperio de
Occidente, fue cónsul en 510 e influyente
consejero político del rey de los ostrogodos.
- Teodorico. Más tarde resultó complicado
en una conspiración, fue encarcelado y eje-
Boecio
cutado en Rávena. En la cárcel escribió su
famosa obra, De consolatione philosophiae.
Escrita, como las sátiras de *Menipo, en
una mezcla de verso y prosa, es un diálogo
entre el autor y la filosofía, inspirado sobre
todo en ideas estoicas y platónicas. Escribió
también comentarios sobre las obras de
Aristóteles y Cicerón, además de libros de
texto sobre aritmética y música, y varias
42
obras de teología. Fue uno de los autores la­
tinos más influyentes durante el milenio si­
guiente y sus obras fueron elegidas para ser
traducidas en Inglaterra por Alfredo el
Grande. [DRD]
Loeb: H. F. Stewart y E. K. Rand, De
consolatione y obras teológicas selectas
(1918).
CALIMACO (h. 305-h. 240 a. C.). Poeta y
erudito griego. Hijo de Bato, nombre que
sugiere la descendencia del fundador de su
Cirene natal. Muy joven se trasladó a Ale­
jandría y enseñó en una escuela de las cer­
canías. En el reinado de Ptolomeo Filadelfo
trabajó en la Biblioteca. Fue protagonista de
violentas controversias literarias con críti­
cos y autores rivales, entre ellas su discípulo
*Apolonio de Rodas. Aunque gozó de libre
acceso a los círculos cortesanos de los Pto-
lomeos, fue relegado por dos veces cuando
el cargo de director de la Biblioteca quedó
vacante.
Los antiguos le atribuyeron 800 vols.
Aparte de los himnos y epigramas, sólo se
conservan fragmentos, aunque el estudio de
los papiros ha enriquecido considerable­
mente nuestro conocimiento de su obra.
Redactó el primer catálogo sistemático de
una biblioteca (el Pinakes, en 120 libros) y
publicó una serie de tratados de erudición
en prosa sobre una variedad enciclopédica
de temas. Su poesía sugiere también una in­
cansable actividad creadora. Su obra maes­
tra, la Aetia, describía causas y orígenes de
monumentos y ritos religiosos en 4 libros
de poemas elegiacos. El Bucle de Berenice
(en origen un poema independiente) fue in­
corporado a la versión final del Libro IV.
Entre otros poemas elegiacos, figuraba el
Ibis (virulenta invectiva), el V himno y un
grupo de epigramas de perfecta factura. Los
breves fragmentos líricos ofrecen una extre­
ma diversidad métrica: rasgo característico
también de los Yambos, piezas breves de
versos de circunstancias y muy variados te­
mas, entre ellos crítica literaria y estética,
descripción satírica y fábula. El «epyllion»
Hecaie divaga típicamente desde un episo­
dio de las aventuras de Teseo hasta la des­
cripción de la anciana que le da abrigo du­
rante una noche. Está escrito en hexáme­
tros, igual que los 5 himnos —composicio­
nes literarias para ser leídas o recitadas,
ejemplos de las dotes de Calimaco para des­
cribir con simpatía y percepción creencias y
ritos religiosos a los que era extraño.
Calimaco hizo posible un nu^vo proceso
literario acorde con la sociedad refinada y
cosmopolita de una nueva época. Aspira al
dominio de un medio limitado, a la perfec­
ción en escala menor. Las controversias que
desencadenó fueron debidas a sus censuras
contra Antímaco y Apolonio por escribir
épica en vez de «epyllion», que era para él
la única poesía viable en este género. Poseía
una objetividad no exenta de humor, un
equilibrio cortés y una elegancia que traen a
la memoria el siglo xvm (recuérdese que
también Pope escribió un Rape of the Lock,
«Robo del bucle»). Su erudición contribuye
a establecer el ideal del poeta culto, erudito
y hombre sensible a la vez. Aunque resulte
más atractivo a la mente que al corazón, su
enfoque es profundamente original y sus lo­
gros, asombrosos. Su influencia sobre Catu-
lo y Propercio, y por medio de ellos, en la
tradición latina y europea, fue profunda. La
poesía inglesa de entreguerras le debió mu­
cho más de lo que ella misma se dio cuenta.
[DEWW]
Ed. R. Pfeiffer (2 vols., 1949 y 1953);
Loeb: Hymms and Epigrams, A. W. Mair
(1921); Fragments, A. C. Trypanis (1958);
Himnos, tr. María Elena del Río y María
Teresa Forero (M., Aguilar, 1972); Himnos/
Epigramas/Fragmentos, tr. L. A. de
Cuenca y M. Brioso (Bibl. Clásica Credos).
LJ. von Wilamowitz-Moellendorff, Helle-
nistische Dichtung (2 vols., 1924).
CALINO (fl- h. 650 a. C.). El poeta elegiaco
griego más antiguo. Vivió en Efeso. El único
e importante fragmento que se conserva es
un incitante llamamiento a la juventud para
que tome las armas y, si es preciso, dé la
vida por su patria. Los invasores bárbaros,
cimerios y treres, se habían adueñado de
gran parte de Asia Menor y saqueado el fa­
moso templo de la Artemisa Efesia, a las
puertas de la ciudad. Con absoluto dominio
del nuevo instrumento poético. Calino lo­
gra volver a captar el espíritu de la edad he­
roica y adaptarlo a la lealtad más profunda
y al patriotismo más amplio del Estado-
ciudad. [DEWW]
Caltsrenes
Bo’Ara. EGE.
CALISTENES (m. 328 a. C.). Historiador
> filósofo griego. N. en Olinto. sobrino o
pnmo de Aristóteles, de quien fue discípu­
lo. Acompañó a Alejandro Magno en su ex­
pedición a Asia, pero se ganó muchos ene­
migos debido a la franqueza de su lengua,
que nunca intentó callar. Terminó por eno­
jar al rey y fue ejecutado por complicarse en
una conspiración. Su principal obra fue un
relato de la campaña de Alejandro, pero
también escribió una historia de Grecia, de
387 a 357 a. C. Ha sido censurado dura­
mente por escritores posteriores por su ine­
xactitud y pobreza de estilo. {TAD]
Mullen FHG.
CALPLRNIO SICL’LO, Tito (/7. h. 50 d.
C.). Poeta pastoril latino. Su vida y obras
han sido motivo de controversia, pero pare­
ce haberse establecido I) que escribió du­
rante el reinado de Nerón, y 2) que de los
I 1 poemas que llevan su nombre en el ma­
nuscrito, los 4 últimos son de *Nemesiano.
De los restantes. 3 son de temas cortesanos:
I. una profecía de la Edad de Oro, como la
Egloga /lzde Virgilio; IV, acción de gracias
a un protector imperial; VII, descripción de
un espectáculo en el circo de Gayo y Ne­
rón. Los demás son sobre temas pastoriles
convencionales, con muchas reminiscencias
de Virgilio. Su poesía es derivativa y de un
nivel muy inferior a la de las Eglogas virgi-
lianas, pero el verso es bastante agradable.
(DRD]
Loeb: DufT. MLP (1934).
J. Hubaux, Les thémes bucoliques dans la
poésie latine (París, 1930).
CALVO, Gaio Licinio Macer (82-47 a. C ).
Orador y poeta romano. Algo más joven
que Catulo y su más íntimo amigo, hijo del
orador e historiador Licinio *Macer. Menu­
do, impulsivo, cordial y simpático, apenas
si se conserva algo de su verso o su prosa.
Su poesía transitaba aproximadamente
iguales territorios que la de Catulo: epy-
llion, epitalamio, epigrama, elegía (como el
famoso lamento por su esposa, Quintila,
que murió prematuramente). Escritores
posteriores suelen referirse a él y a Catulo
como representante de los *neoterici. Calvo
fue también muy considerado como orador;
hasta el punto que sus discursos, con su eco­
nomía «ática» de estilo, seguían leyéndose
después que su poesía había caído en el ol­
vido. [DEWW]
Ed. H. Malcovati, Oratorum romanorum
fragmenta (Turín, 1930); Teubnen Morel,
FPL.
44
CASIO HEMINA, Lucio ( (/?. h. 146 a. C.).
Historiador romano. Uno de los analistas
latinos más antiguos. Escribió una historia
de Roma desde los tiempos de Eneas hasta
su época, probablemente en 4 libros. Su tra­
tamiento es incompleto, pero muestra inte­
rés por las tradiciones religiosas. [TAD]
Pcter, HRR. I.
CASIODORO, Flavio Magno ?\urelio (h.
487-583 d. C.). Político romano. Tuvo dos
carreras durante su prolongada vida: prime­
ro. figura pública de la monarquía ostrogo­
da; más tarde, después de retirarse h. 550,
monje en el monasterio de su fundación en
Vivarium, en su Brutlium natal. Trabajador
incansable, tiene importancia en la cultura
pagana y en la cristiana.
Como secretario latino de Tcodorico
mantuvo correspondencia con todos los
grandes personajes de la época y sus cartas
son una fuente inapreciable para la historia
del siglo vi. Forman 12 libros con el título
de l'ariae Epistulae. La Historia de los go­
dos se conserva sólo en fragmentos, pero es
la principal fuente de Jordanes. La Chroni-
ca. historia general del mundo desde Adán
hasta 519 d. C., fue muy conocida en la
Edad Media. Se conservan Jrozos de sus
Orationes.
La obra principal de su período último
son las Instituciones, guía del saber divino y
del secular, recopilada para la educación ge­
neral de los monjes. Trata de las siete artes
liberales e instruye a los escribas en la copia
de los manuscritos, de la que Vivarium fue
un centro precursor. La copia de textos clá­
sicos por los monjes, de trascendencia ex­
cepcional para la conservación de la litera­
tura antigua, es algo que se debe principal­
mente a Casiodoro. [DRD]
Chronica. ed. T. Mommsen (MGH,
1894); Fariae y Orationes. ed. T. Momm­
sen (MGH, 1894); Institutiones, ed. R. A.
B. Mynors (1937).
CATÓN, EL CENSOR, Marco Porcio
(234-149 a. C.). Político, orador e historia­
dor romano. N. en Tusculum de vieja fami­
lia italiana. Catón tuvo una activa y distin­
guida carrera militar. Elegido cónsul en
195, se le concedió el triunfo por su campa­
ña en España. Elegido censor en 1 84 a pesar
de fuerte oposición, su término se hizo me­
morable por la severidad de su gestión. Ata­
có con firmeza el aumento del lujo y de la
influencia helenística en Roma, como cau­
santes inevitables de la corrupción. Enemi­
go acérrimo de Escipión el Africano, contri­
buyó a la caída de éste. Hacia el final de su
vida comenzó a preocuparse por el aumento
del poder de Cartago e influyó en desenca-
45
donar la Tercera Guerra Púnica. Fue un obs­
tinado hombre de negocios, con la vena
puritana que suele darse en este tipo: impla­
cable en la vida pública y apasionado de sus
hijos; enemigo decidido de lodo lo griego,
aprendió griego, sin embargo, en sus últi­
mos años.
cas actividades de Catón adoptaron mu­
chas direcciones. Fue un gran orador y el
primer romano que redactó y publicó sus
propios discursos. Escribió los Origines.
historia de Roma y de otros pueblos italia­
nos; redactó tratados sobre diversos temas,
entre ellos derecho y medicina; su tratado
de agricultura (De re rustica), escrito en esti­
lo informe c inconexo, se conserva aún y
constituye el primer ejemplo importante
que poseemos de prosa latina. Describe en
él no sólo los métodos de la agricultura, la
horticultura y la conservación de las cose­
chas, sino también las reglas de uso domés­
tico, los ritos religiosos, formas de curar
males y el uso de la col como purgante.
[TAD]
Origines, Peter, HRR, I; Discursos: H.
Scullard, Román Politics (1951); Loeb: W.
D. Hooper y H. B. Ash, De re rustica: Cato
and Varro (1934); D‘Agricultura, ed. y tr.
catalana Salvador Galmés (B.. Bemat Mo­
lge, 1927).
E. Badian, en Latín Historians, ed. T. A.
Dorey(l966).
CATULO, Cayo Valerio (h. 84-h. 54 a. C.).
Poeta latino. N. en Verona, fue la figura do­
minante entre los neoterici, los poetas nue­
vos de fines de la República. Su padre tenía
medios y prestigio social suficientes como
para invitar a Julio César. Catulo no men­
ciona a sus padres, pero sentía gran afecto
hacia su hermano. Poseía una villa cerca de
Tibur y otra en Sirmio, a orillas del lago
Garda; pero vivió casi siempre en Roma y
fue allí donde conoció a Lesbia, inspiradora
de su mejor poesía. Su nombre auténtico
era Clodia; es casi seguro que fuese la espo­
sa de Q. Metelo Celer, y hermana de P. Clo-
dio Pulquerio, enemigo acérrimo de Cice­
rón. En 57-6, cuando G. Memio ejerció el
cargo de gobernador de Bitinia, Catulo le
acompañó al Oriente Medio, donde proba­
blemente visitó la tumba de su hermano en
laTroade.
Los manuscritos presentan los poemas de
Catulo en 3 grupos, clasificados aproxima­
damente por extensión y metro: 1) 1-60
comprenden piezas cortas de gran variedad
métrica, aunque predominan el endecasíla­
bo y el coliambo; 2) 61-68 consta de poe­
mas largos, uno en estrofas líricas, otro ga-
liámbico, el resto en hexámetros o elegia­
Catulo
eos: 3) 69-1 16 es una serie de elegías más
breves, de las que la más extensa tiene 26
versos, el resto en su mayor parte epigra­
mas, algunos no más que un solo pareado.
Catulo planeó publicar una colección de su
poesía y compuso el poema de dedicatoria
inicial. Lo que se conserva, sin embargo, no
es aquel libro, sino obra de un recopilador
muy posterior.
Catulo vivió en una época insegura y re­
volucionaria y la excitación de las ideas y
experimentos nuevos se transmite a su poe­
sía. El y su grupo son innovadores conscien­
tes. que pretenden romper hasta el máximo
con el pasado romano; eluden el drama y el
poema épico como géneros anticuados y
buscan nueva inspiración en Grecia. El mo­
delo es principalmente alejandrino, pero
Catulo. con gran seguridad intuitiva, acude
a Safo para el idioma de la pasión. Explora
nuevos continentes de la experiencia: el éx­
tasis y la degradación del amor, la desespe­
ración del repudiado y del abandonado, la
histeria del entusiasmo religioso. Su poesía
muestra una variedad y una maestría métri­
cas extraordinarias. Sus hexámetros poseen
una frescura y un lirismo innovadores. Ini­
cia nuevos caminos con sus sálicos y estro­
fas monódicas, que anuncian el camino ha­
cia Horacio. Escribe puros yámbicos de li­
gereza y rapidez extraordinarias, e introdu­
ce en el latín una serie de nuevas formas
métricas: priapeas, asclepiadeos y galiámbi-
cos, con cada uno de los cuales experimenta
sólo una vez, pero con sumo acierto. Inicia
la larga y brillante tradición de la elegía eró­
tica latina y sus breves epigramas elegiacos
muestran una agudeza y una vehemencia
únicas. Escribe con suprema maestría en
sus ritmos favoritos, sencillos y sueltos, en­
decasílabos y coliámbicos, que se encuen­
tran próximos al ritmo del habla diaria.
Este virtuosismo métrico es solamente un
aspecto de su extraordinaria versatilidad,
que abarca desde la disciplina y la unidad
estructural de los poemas más largos hasta
la intencionada inconsecuencia y la simpli­
cidad coloquial de su estilo familiar. Sus
poemas más grandes están dirigidos a Les­
bia y la secuencia de 25 poemas sobre ella,
muchos de ellos cortos y ligeros, oscilan .
desde la radiante serenidad de los primeros
días hasta la desilusión, las riñas y las re­
conciliaciones, la desesperación y, al fin, un
cáustico odio. Sus relaciones fueron insóli­
tas en cuanto ella era, socialmente, superior
y la idealización por el poeta de las cualida­
des de la amada, y el deseo de una relación
permanente, en la que la profundidad del
sentimiento pudiera unirse a una lealtad y
una comprensión mutuas, hizo aún más hu-\
millante la repudiación final de él. El insul­
to al que acude en los momentos de violenta
Catulo
amargura constituye la contrapartida del
limpio lirismo de sus horas felices. Es tam­
bién empleado a veces con supremo arte,
como en el poema de despedida, pero su
pensamiento y su lenguaje pueden ser los
del arroyo. La hondura del sentimiento y la
sinceridad apasionada de sus poemas amo­
rosos se encuentran igualados por el calor y
el afecto de sus poemas de circunstancias,
muchos de los cuales poseen la sencillez y la
espontaneidad de una carta en verso. Inclu­
so en sus poemas más familiares, Catulo
eleva el término prosaico y coloquial, o la
expresión, o el metro, al nivel de alta poe­
sía. De igual modo, las elegías más cortas,
aunque algo rudas comparadas con las de
Ovidio, poseen una fuerza que compensa la
diferencia. Los poemas más largos muestran
mayor artificio; se encuentra en ellos más
próximo a Alejandría con sus cortesanos re­
finados, su culto a la erudición, su sutileza y
su brillo. Catulo traduce el Coma Berenices
(*Calímaco), se tiene por un doctas poeta, y
compone un «epyllion». Peleo y Tetis, ca­
racterizado por su intensa brillantez pictóri­
ca. en el que intenta trasplantar al latín no
solamente un género literario griego, sino la
sintaxis, el ritmo, las palabras y los sonidos
del idioma griego.
Catulo dio al movimiento neotérico su
empuje y su justificación. Gracias a su in­
quietud experimental con los temas y for­
mas nuevas y a poner la poesía en más di­
recto contacto con la vida que él vivía y con
la literatura griega que él conocía, al demos­
trar, en definitiva, que la literatura griega
era parte integrante de aquella vida, dio
nueva vitalidad ai latín y ayudó a hacer
posible el logro de los escritores de la era de
Augusto. La norma estética de éstos, más
severa y más estrecha que la de Catulo, re­
chazó como extravagante algunos de los ras­
gos de su estilo, en especial su afición por
los diminutivos y por los epítetos compues­
tos. Pero Virgilio, tanto en su juventud
como en su madurez, le debe mucho, lo
mismo que ocurre con Horacio y Marcial,
por grandes que sean sus diferencias en tem­
peramento y mentalidad. Murió joven. De
haber vivido, es sumamente probable que
hubiese cambiado por completo la evolu­
ción de la elegía latina. En todo caso, señaló
el camino para Cornelio Galo, Tibulo. Pro-
percio y Ovidio, todos en la tradición neoté-
rica. La contextura suelta de su verso, su
sensibilidad para el idioma hablado, la con­
cepción original y subjetiva de su arte y su
apasionada preocupación por él y, sobre
todo, su espontaneidad y autenticidad, le
han convertido en una de las grandes in­
fluencias en la literatura europea y le hacen
especialmente atractivo para el lector mo­
derno (* Poesía lírica latina). [DEWW]
46
OCT; R.A.B. Mynors (1958); comcnt. C. J.
Fordycc (1961; omite 35 poemas); ed. con­
cisa anotada alemana, W. Kroll (Stuttgart,
1959); Poesies, cd. y tr. catalana Joan Petit
y Joscp Vergés (B., Bcrnat Metgc, 1928);
Poesías, intr., notas y vocabulario José Vcr-
gés(B., Bosch, 1943; selección).
A. L. Wheeler, Camilas and the Tradi-
tions of Ancient Poetry (Berkeley, Cal-,
1934); K. Quinn, The Candían Revolulion
(1959).
CATOLO, Quinto Lutacio (m. 87 a. C.).
Político y literato romano. Cónsul en 102,
al año siguiente ayudó a C. Mario a derrotar
a los invasores germánicos de Vercellae.
Como dirigente de la aristocracia senatorial,
Mario le obligó a suicidarse. Catulo fue el
jefe del círculo literario más importante de
Roma. Cicerón le alababa como orador de
estilo elegante y pulido. Fue filósofo y escri­
bió sus memorias en un libro basado en el
de Jenofonte; escribió algunos poemas de
amor al estilo alejandrino, de los que se
conservan 2. [TAD]
Peter, HRR, I.
CECILIO (siglo i a. C.). Poeta romano.
Amigo de Catulo y autor de un poema sobre
Cibeles. Casi todo cuanto sabemos de él
procede de Catulo XXXV, epístola en ver­
sos. en términos muy cariñosos, en la que se
invita a Cecilio a ponerse sin dilación en
camino desde Novum Comum para una
reunión en Verona. La fecha debe ser poste­
rior a 59 a. C., en que Común fue restableci­
do y adquirió nuevo nombre. El padre de
Plinio el Joven era un Cecilio de Novum
Comum, pero no hay prueba de que esto no
sea más que una simple coincidencia.
[DEWW]
Loeb: Earmington, ROL, I.
CECILIO ESTACIO. *Comedia romana.
CELIO ANTIPATRO, Lucio (fl. h. 120 a.
C.). Jurista e historiador romano. Destaca­
do maestro de retórica, autor de una histo­
ria de ¡a Segunda Guerra Púnica en 7 libros
con la que introdujo en Roma la monografía
histórica. Prestó gran atención al estilo, uti­
lizó un lenguaje más adornado que sus ante­
cesores y fue el primer escritor que trató la
historia como forma de composición litera­
rias más que como un simple registro de su-
■ cesos; con ello marca el camino que segui­
rían los futuros historiadores romanos. Su
obra se caracterizó por una afición excesiva
hacia lo milagroso y lo sobrenatural. Em­
pleó la obra de Si leño de Calatia, que había
acompañado a Aníbal. [TAD]
Peter, HRR, I.
47
CELIO RUFO, Marco (83-48 a. C.). Ora­
dor romano. Fue miembro destacado de la
camarilla, disoluta aunque brillante, de la
aristocracia, en la que destacaron Catilina y
más tarde Clodia Pulcra (probablemente la
«Lesbia» de Calillo). Alcanzó fama como
orador por el éxito obtenido con su acusa­
ción de C. Antonio en 59, pero más tarde el
mismo Celio fue procesado, acusado de en­
venenar a Clodia. de quien había. sido
amante; la defensa fue llevada por el propio
Celio, Craso y Cicerón, del que se conserva
el discurso. Celio fue edil en 50, cuando
pronunció un discurso contra los evasores
de las regulaciones del agua, discurso elo­
giado con entusiasmo por Frontino. De
acuerdo con su cínico dicho, de que en una
guerra civil, cualquiera que sea la lealtad
previa, uno debe unirse al bando con mayo­
res probabilidades de ganar, se pasó a César
en 49. Fue nombrado pretor en 48, pero
rompió con César sobre el problema de re­
dención de moratorias y fue muerto al in­
tentar un golpe de Estado.
Celio fue un orador de primera fila, aun­
que mejor en el ataque que en la defensa.
Quintiliano nos ha conservado la maravi­
llosa descripción de cómo un procónsul ro­
mano fue sorprendido por el enemigo cuan­
do dormía después de una orgía. Pero su
fama reside en haber sido corresponsal de
Cicerón cuando éste fue gobernador de Cili-
cia en 51/50. Sus cartas están escritas con
un estilo animado y chispeante, con gran
uso de las metáforas contemporáneas;
muestran un agudo criterio político, al
tiempo que proporcionan interesantes deta­
lles acerca del panorama social. [TAD]
Cicerón, Adfamiliares VIII.
CELSO, Aulo Cornelio (comienzos del si­
glo i d. C.). Autor enciclopédico romano.
Escribió durante el reinado de Tiberio
(14-37 d. C.) sobre temas médicos (De re
medicina). Es lo único que se conserva de lo
que parece haber sido una enciclopedia.
Contiene un resumen del ejercicio de la me­
dicina helenística y romana, junto con una
relación de la historia de la medicina. La
sección de cirugía (VII) tiene interés espe­
cial; describe operaciones para el bocio y la
piedra del riñón, la extirpación de las amíg­
dalas y muchas operaciones de cirugía oral
y dental. Escrita en un latín excelente, su in­
fluencia durante el Renacimiento fue com­
parable a la de Vitrubio en arquitectura.
[DRD]
Loeb: W. G. Spencer(3 vols., 1936-8).
CERCIDAS DE MEGALÓPOLIS (h.
290-h. 220 a. C.). Se tiene noticia de dos
personas de este nombre. Con anterioridad
César
a 1906 no había seguridad de cuál de ellos
era el «excelente legislador y poeta meliám-
bico» mencionado por el escritor bizantino
Stcphanus. En aquella fecha, el descubri­
miento en Oxirrincos de un papiro conte­
niendo 7 extensos fragmentos de «los poe­
mas meliámbicos de Ccrcidas el Cínico»
hizo sumamente probable que el poeta fuese
también el Ccrcidas activo en las cuestiones
políticas del Peloponeso en la última mitad
del siglo in a. C. En 226 fue enviado para
obtener la ayuda de Macedonia contra el re­
volucionario rey de Esparta, Cleomenes. En
la guerra siguiente. Cleomenes destruyó la
ciudad de Megaiópolis (223), pero acabó
siendo derrotado en la batalla de Selasia
(222), en la que Cercidas estuvo al frente de
las fuerzas de Megaiópolis. Pero Cercidas
no fue un reaccionario. El fragmento IV, in­
dignado exabrupto contra la desigualdad so­
cial, muestra sus simpatías por el partido de
la reforma en la agitación en pro de la redis­
tribución de las tierras. Les incita a que no
esperen a la venganza del Cielo para atacar
a los ricos, sino que actúen por sí bajo la
inspiración de una nueva triada de divinida­
des: Paean. Metados (Reparto) y Nemesis.
Esto se acomoda a la nueva fundación de
Megaiópolis en 217. Los temas de otros
fragmentos son el deseo sexual y su satisfac­
ción, el elogio de Diógenes, los efectos de la
música, la degeneración de los estoicos y un
discurso a su alma en la vejez. Cercidas fue
el inventor de la poesía meliámbica, en la
que se utilizan metros líricos para la sátira.
Estuvo hondamente influido por los cínicos
*Diógenes y *Bión. [DRD]
Loeb: A. D. Knox, Herodes, Cercidas
and the Greek Choliambic poets (1929).
Dudley, HC.
CÉSAR, Cayo Julio (100-44 a. C.). General
y político romano. César pertenecía a una
antigua familia patricia que se había distin­
guido poco en las últimas generaciones. Re­
lacionado por nacimiento y matrimonio
con el partido de Mario y Cinna. contrario
al Senado, se opuso en consecuencia a las
pretensiones de la aristocracia senatorial a
ejercer el monopolio del poder. Inició su
presencia en la política de Roma a media­
dos de los años 60, como socio de Craso en
las intrigas de éste para aumentar su poder
personal, pero hasta 63 no llegó a destacar­
se. En aquel año fue elegido —en parte gra­
cias a cuantiosos sobornos— pontífice má­
ximo, y con su acusación pública contra
Rabirio y su discurso en oposición a que se
cumpliese la pena de muerte contra los
cómplices de la conjuración de Catilina sin
un auténtico proceso, defendió la posición
de que el Senado no podía investir a sus ma-
 César
gistrados con el poder de dar muerte a los
ciudadanos romanos. Después de un año
como gobernador de España, fue elegido
cónsul en 59, y al reconciliar a los dos
viejos enemigos, Pompcyo y Craso, formó
una combinación irresistible. En este Pri­
mer Triunvirato, la autoridad ejecutiva de
Cesar como cónsul fue respaldada por el di­
nero de Craso y la mano dura de los vetera­
nos de Pompeyo. Toda oposición, ya fuera
del colega de César en el consulado, Bibulo,
o de los dirigentes del Senado, fue aniquila­
da; Pompeyó consiguió la confirmación de
sus establecimientos en Oriente y la entrega
de tierras a sus tropas licenciadas; Craso lo­
gró algunas concesiones comerciales, y en
cuanto a César, obtuvo amplias y largas fa­
cultades de mando en las Galias.
Durante los nueve años siguientes, César
conquistó la Galia, penetró en Gran Breta­
ña y Germania, sofocó una serie de subleva­
ciones de los pueblos galos y escribió los 7
primeros libros de sus Comentarios. Se ate­
nuaron las tensiones que habían comenzado
a aparecer en el Triunvirato, debido al pro­
fundo odio de Craso por Pompeyo, y el
mando de César fue prorrogado, pero en 53
la muerte de Craso privó a César de un alia­
do seguro; además, Pompeyo, al enviudar
de Julia, hija de César, volvió a casar con la
hija de Metelo Escipión, con lo que fue
acercándose cada vez más a los enemigos de
César.
En 50, al aproximarse el fin del mandato
de César en las Galias, se presentó el pro­
blema de si le sería posible comenzar un se­
gundo consulado sin entregar antes su man­
do en las Galias o si sus contrincantes le po­
drían obligar a regresar a Roma como un
simple particular y responder a los cargos
que se le hiciesen. Durante aquel año, César
, consiguió que todas las decisiones del Sena­
do adversas a sus intereses fuesen vetadas
por algún tribuno, pero a comienzos de ene-
ro de 49 el Senado se negó a admitir el dere­
cho de los tribunos a entorpecer continua­
mente sus decisiones y ordenó a César que
entregase su mando sin más demora; la de­
cisión tuvo el apoyo de Pompeyo, celoso
ahora de los triunfos de César.
- César ganó la guerra civil a que aquella
decisión dio lugar (49-45) y Pompeyo y sus
principales partidarios resultaron muertos.
César obtuvo al comienzo la adhesión gene­
ral debido a su moderación y a su negativa a
permitir innecesarios derramamientos de
sangre; muchos de los partidarios de Pom­
peyo fueron captados y sirvieron a sus órde­
nes al final de la guerra. Pero su actitud
crecientemente despótica produjo hostili­
dad y resentimiento, y la evidencia de que
no tenía intención de abdicar sus poderes
absolutos dio Jugara una conspiración entre j
48
un grupo de nobles que deseaban restaurar
el dominio de la aristocracia senatorial. Cé­
sar fue asesinado en una reunión del Senado
el 1 5 de marzo de 44. cuando se disponía a
partir en una expedición contra los partos.
César fue un orador de gran distinción,
uno de los principales representantes del es­
tilo ático, sencillo y sin adornos. Pero su
fama literaria se basa en sus Comentarios a
la Guerra de las Galias. en 7 libros, y De ¡a
Guerra civil, en 3 libros. El libro octavo de
la Guerra de las Galias está escrito por su
oficial de Estado Mayor, Hircio. como pro­
bablemente la Guerra Alejandrina: la Gue­
rra de Africa y la Guerra de España son
obra de oficiales desconocidos.
Los Comentarios de César están escritos
en un estilo sencillo y directo; la estructura
lingüística tiende a veces a hacerse monóto­
na, y la precisión del idioma, con frases fijas
y palabras determinadas que se repiten para
describir hechos análogos, hace pocas con­
cesiones a la variedad. Pero en los sobrios
términos de un despacho militar, César na­
rra una historia apasionante; la misma sim­
plicidad del relato presta viveza a los suce­
sos descritos y los hombres que intervienen
en los hechos adquieren vida y aparecen
mucho más auténticos que las figuras re­
tóricas de Livio o los psicópatas de Tácito.
El relato está narrado en tercera persona
y da una impresión, hábilmente ideada, de
objetividad. En la Guerra de ¡as Galias pa­
rece haber poca tergiversación intencionada
de los hechos, aunque en muchos casos las
pérdidas del enemigo están sumamente exa­
geradas; en secciones de la Guerra civil, so­
bre todo en los capítulos iniciales del pri­
mer libro, el tono es de abierta apología,
como si César buscase intencionadamente
presentar al pueblo de Roma su punto de
vista del conflicto. La Guerra civil también
se diferencia de la obra anterior en que el
idioma fluye con mayor soltura y admite
mayor variedad;.el estilo en conjunto ofrece
mayor madurez.
César también escribió un libro sobre la
correcta formación de las palabras (De ana-
logia). algunos poemas, y un ataque contra
su gran rival, Catón de Utica (Anticato).
[TAD]
OCT: R. L. A. du Pontet, Bellum galli-
cum (1900), Bellum civile (1901): . Loeb: H.
J. Edwards, Gallic War (1930); A. G. Pes-
kett, Civil IVar (1921); A. G. Way, Alexan-
drian; African and Spanish Wars (1955);
Los Comentarios, tr. José Goya y Muniain
(M., 1798; CU, 1919; CA); Guerra de las
Galias. ed. Valentín García Yebra e Hipóli­
to Escolar (M., Gredos. 1963); Guerra civil,
ed. Julio Calonge Ruiz (M., Gredos, 1967).
T. Rice Holmes, Román Republic(1923),
49
Caesar's Conques! oj Gaul (191 1); R. Symc,
Román Revolution (1939); J. Ruchan. Ju-
hus Caesar (J 932); F. Adcock, Caesar as a
Man oj Letters (1936); ed. T. A. Dorcy, La­
tió Ifislorians (]9bbY, Michacl Grant, Julio
César (B„ 1971).
CICERÓN, Marco Tulio (106-43 a. C.).
Orador y político romano. N. en Arpinum,
de rica familia local, fue enviado a Roma
para ser educado, es de suponer que con vis­
tas a una carrera en la política. Después de
estudiar con los mejores maestros, romanos
y griegos, comenzó el ejercicio de la aboga­
cía y se hizo famoso en 8 1 con su defensa de
Sextus Roscius de Amcria, sobre quien pe­
saba una acusación de parricidio tramada
por dos secuaces de Si la. La carrera forense
de Cicerón fue interrumpida por una visita
a Rodas, por motivos de salud y para am­
pliar estudios, pero a su vuelta fue obtenien­
do una serie de éxitos hasta llegar a ser en
70 el abogado más notable de Roma por su
éxito en la querella contra Verres por graves
irregularidades en la administración de Sici­
lia.
Mientras tanto, había dado con firmeza
sus primeros pasos en su carrera política y
fue elegido pretor en 66. Por lo general, éste
era el cargo supremo que podía obtener
quien no procedía de la aristocracia roma­
na, pero Cicerón era ambicioso y aquel mis­
mo año pronunció su primer discurso polí­
tico, en apoyo de la propuesta de investir a
Pompeyo con la dirección de la guerra con­
tra Mitridates. La adhesión a Pompeyo fue
una de las características más constantes de
la carrera política de Cicerón. Puede que
comenzase interesadamente, pero continuó
debido a la convicción de Cicerón de que
Pompeyo era el único hombre que podía
defender Roma no sólo de los enemigos del
exterior, sino también de la anarquía inte­
rior y, reconciliado con la aristocracia sena­
torial, garantizar el ideal de Cicerón: el in­
contestable derecho del Senado a ejercer
todos los poderes de gobierno.
Cicerón fue elegido cónsul para el 63, en
parte como consecuencia de la súbita alar­
ma de la aristocracia por las ideas revolu­
cionarias de su rival más peligroso, Catili-
na; mostró una habilidad y un discerni­
miento extraordinarios al aplastar el si­
guiente intento de un golpe de Estado por
Catilina y Lentulo Sura; pero al ejecutar a
los conspiradores sin un verdadero juicio, se
sumó a la sección más reaccionaria de la
aristocracia, perdió el apoyo de las masas y
se distanció de Pompeyo. Durante los años
siguientes fracasaron varios intentos para
lograr u- ■ - Ho ''elaboración entre Pom­
peyo, vi. ; . ce endite, y la aristocracia
senatorial, y fue César el que consiguió for-
Cicerón
mar una coalición entre el. Craso y Pom-
peyo para dividirse entre ellos el poder pú­
blico de Roma. Cicerón fue invitado a to­
mar parte en la coalición, pero rehusó, por
considerar, con justicia, que tanto los fines
como los medios de la coalición eran anti­
constitucionales; juzgándosele en exceso pe­
ligroso como adversario, fue enviado al des­
tierro.
Al cabo de dieciocho meses, en 57, Cicerón
fue repuesto y al momento buscó desarti­
cular la coalición, introduciendo una cuña
entre Pompeyo, con el que se había reconci­
liado por completo, y César. La maniobra
se frustró por la rápida acción de César, y
Cicerón se vio obligado a retractarse por es­
crito de sus ataques contra él y quedar a
disposición de César en los tribunales y el
Senado. Su situación fue menos humillante
debido a la gentileza y generosidad de Cé­
sar, que a lo largo de toda su carrera hizo lo
imposible por lograr la adhesión de Cice­
rón, mientras que éste obtuvo algún consue­
lo al reflexionar que los jefes de la aristocra­
cia senatorial, cuya causa él había intentado
defender, no le habían otorgado nunca un
apoyo decidido.
Durante la Guerra Civil, después de un
largo periodo de indecisión. Cicerón mar­
chó a Grecia para unirse a las tropas de
Pompeyo, pero sus relaciones con éste y
otros cabecillas senatoriales se hicieron di­
fíciles y después de la batalla de Farsalia
pudo hacer las paces con César y volver a
Italia. Desde entonces hasta la muerte de
César, no intervino apenas en política,
aparte de interceder por los pompeyanos en
el destierro. La mayor parte de este periodo
lo dedicó a la literatura, pero la muerte de
su querida hija Tuiia, a comienzos de 45, le
sumió en un dolor casi inconsolable. Des­
pués del asesinato de César en 44. Cicerón
intervino eficazmente en pactar un compro­
miso entre Antonio, Bruto y Casio, pero
durante la mayor parte del verano, mientras
Antonio se dedicaba sin escrúpulos a ci­
í mentar su poder personal, se retiró a la vida
privada. Pero cuando Antonio abandonó
- Roma y marchó a la Galia Cisalpina, Cice­
rón se puso ai frente de los restos del partido
senatorial e inflamado del deseo de vengarse
de todos los años de frustración bajo el do­
minio de César, pronunció una serie de vi­
rulentos ataques contra Antonio. A comien­
zos de 43 convenció al Senado para que en­
viase a los dos cónsules con un ejército
contra Antonio, que se encontraba asedian­
do a Décimo Bruto, uno de los asesinos de
' César, en Mutina. En un afortunado en­
cuentro, los cónsules obligaron a Antonio a
desistir del asedio, aunque los dos perdieron
la vida. Sin embargo, el triunfo de Cicerón
fue efímero, ya que el impulso del ejército
Cicerón
senatorial lo había proporcionado el sobri­
no y heredero de César, Octavio; al frente
de los veteranos de César, a los que había
convocado y mandado en persona. Octavio
comprendió que podía esperar más de
Antonio que del Senado; cuando se le incor­
poró con sus tropas, el poder de ambos fue
irresistible. Uno de sus primeros actos fue
ejecutar a sus principales enemigos y Cice­
rón figuraba entre los primeros de la lista.
Se ha tachado con frecuencia a Cicerón
de debilidad e indecisión. Pero no significa
debilidad el someterse a una fuerza irresisti­
ble; siempre que se vio obligado a una deci­
sión eligió el camino más peligroso. Su
mayor defecto como político fue su firme
resistencia al compromiso; como estadista,
sus ideales fueron más nobles y altruistas
que los de sus contemporáneos.
Cicerón ha sido el orador más grande que
haya producido Roma, patria de orado­
res. Se encontraba hasta el máximo en pose­
sión de todas las dotes consideradas enton­
ces como necesarias. Disponía de una gran
variedad de recursos técnicos, podía elevar­
se a las más altas cumbres en ¡os trozos
conmovedores, cubrir de ridículo a sus opo­
nentes, emplear al máximo el ingenio, la
ironía, la insinuación indirecta y la réplica
intencionada, mantener la atención de sus
oyentes con sus dotes narrativas y obtener
su simpatía en la exposición de su argumen­
to. Intentó siempre llevar los procesos al
terreno elegido por él, convenciendo al tri­
bunal que el problema básico era aquél
cuyos hechos pudieran favorecer a su
cliente.
La mayor virtud de Cicerón era su ex­
traordinario dominio de la lengua ¡atina. Su
expresión es pura y elegante; elude el arcaís­
mo y el coloquialismo. Su dominio de las
palabras le permitió edificar una compleja
estructura de las cláusulas con las oraciones
desarrolladas lógicamente, en combinacio­
nes de sílabas largas y cortas que forman un
ritmo atractivo al oído. El solo sonido delei­
taba ai joven Petrarca. Su estilo debe mucho
a los grandes prosistas griegos, y combina el
brío y la pasión de Demóstenes con las ora­
ciones rítmicas de Isócrates y la riqueza de
vocabulario de Platón.
Los discursos forenses de Cicerón fueron
pronunciados sobre todo para la defensa.
De ellos los más importantes son los hechos
en defensa de Roscio, mencionados antes;
de Cluencio (que ganó —a pesar de que
todo su argumento se basaba en un notorio
sofisma); en defensa de Murena, cónsul
electo en 63, acusado (y casi con seguridad,
culpable) de corrupción electoral (lo que
casi aprueba Cicerón, con tal que el resulta­
do sea la elección del mejor como cónsul, y
donde se burla del formalismo de los juris-
50
tas romanos y de la rigidez del credo estoi­
co); la defensa de Celio Rufo, acusado de
planear el asesinato de un embajador egip­
cio y del intento de envenenar a su antigua
amante, dama de la alta sociedad cuya fama
Cicerón arruina en pleno tribunal; y, por
último, la defensa de Milón. acusado de ase­
sinato de su rival político, Clodio, discurso
pronunciado por Cicerón de forma muy di­
ferente a la que más tarde redactó y publicó.
De sus discursos políticos, los mejores son
el De Pro Lege Manilla, panegírico de Pom-
peyo pronunciado ante la asamblea popular
en 66; las 4 Oraciones Calabriarías de 63, y
las 14 Filípicas, dirigidas contra Antonio en
44 y 43. Muchos de sus restantes discursos
políticos tienen el defecto de que, cuando
sus emociones personales resultaban afecta­
das, dejaba que la invectiva descendiera al
puro insulto.
Cicerón siguió la costumbre de publicar
sus discursos, pero también produjo gran
número de obras sobre la teoría y la prácti­
ca de la retórica, sobre la religión y sobre la
filosofía moral y política. Sus dos obras re­
tóricas más interesantes fueron el De orato-
re, tratado sobre el ámbito total de la orato­
ria, y el Briims, examen de oradores famo­
sos del pasado. Sobre filosofía, sus obras
más importantes fueron la Republica, que
contiene un esquema de la constitución
ideal e incluye el famoso «Sueño de Esci-
pión», y las Leyes, relación de las leyes
políticas y religiosas de Roma; el De offi-
ciis. discusión sobre el deber moral, y el De
finibus, examen de las ideas mantenidas por
las distintas escuelas filosóficas griegas so­
bre la naturaleza del Bien Supremo; y dos
obras más cortas: De amicitia y De senectu-
te. Muchas de estas obras adoptan la forma
de un diálogo dramático. Cicerón no tenía
pretensiones de ser un filósofo original
—«Yo solamente aporto las palabras, de las
que tengo cantidad sobrada». Pero era una
vulgarización de muy alto nivel, de impor­
tancia para la conservación de las ideas de
varios filósofos griegos, y ejerció una in­
fluencia considerable sobre la Iglesia primi­
tiva.
Aunque el satírico Juvenal se burla de los
versos de Cicerón, tuvo una intervención
importante en el desarrollo del hexámetro
latino y ejerció cierta influencia en Lucrecio
y Catulo. Pero quizá lo más interesante de
toda su rbra sea la colección de cartas, casi
900 en total, escritas casi siempre con com­
pleta espontaneidad y no publicadas hasta
muchos años después de su muerte. Las car­
tas no solamente contienen un relato de
primera mano de la vida social y política de
las clases altas de Roma, sino que también
reflejan los cambios de los sentimientos ín­
timos de un hombre emotivo y sensible. lió
 51
nicamcntc, han servido para comprometer
• su fama al compararla con la de contempo­
ráneos cuyos sentimientos íntimos descono­
cemos (*Oratoria y retórica; Epistolarios la­
tinos). [TAD]
OCT: Epistulae, L. C. Purscr, D. R.
Shackleton Bailey, W. S. Watt (3 vols.,
1901-1958); Orationes. A. C. Clark, W. Pc-
terson (6 vols., 1905-18); obra completa en
Locb (26 vols.); Ad Atticum. Xl-XIII, ed. y
coment. D. Shackleton Bailey (1966);
Obras completas, tr. M. Mcnéndez y Pelayo
et alia (17 vols., BC, 1879-98); Discursos, I,
ed. y tr. catalana Lloren<; Riber (B., Bemat
Metge, 1923); Catilinarias, ed. y tr. Francis­
co Campos (M., Gredos, 1969); Defensa del
poeta Arquias. ed. y tr. Antonio Fontán Pé­
rez (M., Gredos, 1970); De l'Orador, ed. y
tr. catalana Salvador Galmés (3 vols., B.,
Bernat Metge, 1929-33); De Amicitia. ed.
Valentín García Yebra (M., Gredos, 1971);
De Senectute, ed. Aurea María Martín Tor-
desillas (M., Gredos, 1970); De Legibus, tr.
Alvaro d’Ors (M., Estudios Políticos, 1972);
Los Oficios, tr. Manuel de Valbuena (M.,
Biblioteca Filosófica, 1928); Deis Deures. I,
tr. catalana Eduard Valcntí Fiol (B., Bernat
Metge, 1938); Cuestiones académicas, tr. A.
Millares (CU, 1919).
CICERÓN, Quinto Tulio (102-43 a. C).
Administrador y literato romano. Hermano
menor de Marco Tulio. Pretor en 62 y go­
bernador de Asia en 61-59. Fue oficial de
Estado mayor con Pompeyo en Cerdeña,
57-55; con César en la Galia, 54-51; y con
su hermano en Cilicia, 52-51. Secundó a
Pompeyo durante la Guerra civil, pero hizo
las paces con César y no volvió a intervenir
en la vida pública. Fue ejecutado durante
las proscripciones. Quinto tenía un profun­
do interés por la literatura. Escribió una
historia y varias tragedias, algunas en Galia
y Britania, en su mayor parte versiones li­
bres de modelos griegos. Se le atribuye un
opúsculo sobre táctica electoral (Commen-
tariolum petitionis), aunque es posible que
sea de fecha posterior. [TAD]
R. G. M. Nisbet, Journal of Román Stu-
díes(1961).
CINETO. * Himnos homéricos; Homéridas.
CINETON. * Épico, ciclo.
CINICOS. Tradicionalmente, los cínicos
derivaban su descendencia de Sócrates, por
medio de su «discípulo» Antistenes. Pero
esto es probablemente una fábula y el au­
téntico fundador del movimiento (nunca fue
en rigor una escuela filosófica) fue Diógenes
(h. 400-h. 325 a. C.). Se decía que el padre
Cínicos
de Diógenes había sido encargado de acuñar
la moneda en Sinope, y se arruinó por ha­
berla alterado. El hijo apareció en Atenas
como un exilado h. 340 a. C. Allí, y quizá
en Corinto y otros puntos, se estableció
como filósofo de un tipo insólito, exhortan­
do la necesidad de «alterar la moneda» en
otro sentido, para sacar de la circulación los
valores y los criterios falsos de toda clase.
Los elementos de su acción práctica eran
una vida ascética, una total libertad de ex­
presión, una falta absoluta de inhibición.
Esto último le valió el apodo de «cínico», el
perro. La mayor parte de las anécdotas so­
bre él son apócrifas (¿sus respuestas a Ale­
jandro?), pero fue sin duda un hombre de
personalidad extraordinaria y de ingenio
cáustico. Sus sucesores más célebres son:
Grates de Tebas (h. 365-285 a. C.), que de­
rrochó su fortuna para adoptar la vida vaga­
bunda y que fue «consejero público de Ate­
nas»; su mujer, Hiparquía, la «mujer filóso­
fo»; *Onesícrito, que visitó la India con
Alejandro, y para quien los fakires eran cí­
nicos; y 3 escritores de cierta importancia:
*Bión, *Cercidas y *Menipo. El cinismo se
difundió durante la primera época helenísti­
ca, pero apenas se tienen referencias del
movimiento durante los siglos 11 y I a. C.
Con el Imperio Romano se produjo un rena­
cimiento; en los escritos de *Musonio Rufo,
*Dión Crisóstomo, *Epicteto y *Marco Au­
relio, se descubre cierta admiración por el
movimiento, como si fuera una especie de
estoicismo «de izquierdas». El cínico De­
metrio (h. 10-h. 80 d. C.) estuvo relaciona­
do con la oposición estoica contra Nerón y
fue desterrado de Roma por Vespasiano.
Los cínicos estuvieron también implicados
en la expulsión de los filósofos en 94 d. C.
En el siglo n d. C. proliferaron en las pro­
vincias orientales del Imperio, y de ellos nos
dan noticias fragmentos de Enomao de Ga-
dara (conservados por Eusebio) y mediante
los textos de Luciano, que admiraba al cíni­
co Demonax y aborrecía al charlatán Pere­
grino (m. 167 d. C.). El emperador Juliano
atacó la inmoralidad de los cínicos. Hasta
en fecha tan tardía como el siglo v se descu­
bre a cierto Salustio llevando la vida vaga­
bunda del cínico. El movimiento sobrevivió
probablemente hasta la época bizantina.
En esencia, el cinismo fue un intento de
demostrar que es posible vivir con un nivel
mínimo de necesidades materiales, emocio­
nales y espirituales. En este sentido, su con­
tenido espiritual fue escaso e incapaz de
desarrollo. Pero ejerció una influencia so­
cial comparable a la de las órdenes ascéticas
de la Edad Media y su influjo sobre la litera­
tura fue considerable. Al necesitar un ve­
hículo para la propaganda popular, los cíni­
cos desarrollaron un tipo de literatura lla-
 Cinna
mada «scrio-cómica»: sus géneros principa­
les fueron la diatriba o sermón profano, la
anécdota (chreia) y una especie de literatura
satírica representada por Mcnipo. Estos, a
su vez, influyeron en los escritores estoicos
e incluso en los cristianos. [DRD]
Dudley, HC: F. G. Sayre, Diogenes ofSi-
nope (1938).
CINNA, Gaio Helvio (h. 70-44 a. C.). Poeta
romano. Partidario de César, tribuno en 44,
identificado tradicionalmenle con la perso­
na arrastrada por las turbas de Roma al
confundirle con el tribuno del mismo nom­
bre (Plutarco, Brutus, 20) o «por sus malos
versos» (según Shakespeare). Autor de un
poema sobre Esmirna, notorio por su erudi­
ción helenística, un Propempticon dedicado
a Polión, y poemas eróticos. Lo que se con­
serva de su mano es insuficiente para juzgar
su estatura en el grupo de poetas en torno a
*Catulo. [DRD]
CIPRIANO, San (Cecilio Cipriano) (h.
200-258 d. C.). Escritor latino cristiano. N.
en Cartago, profesor de retórica, Cipriano
se convirtió al cristianismo h. 246 y fue
consagrado obispo dos años después. Su
episcopado sufrió debido a la persecución
de Decio (250), durante la cual hubo de
ocultarse, y a problemas de disciplina resul­
tado de esto, entre ellos varios cismas. Fue
decapitado durante la persecución de Vale­
riano. • • .
Los escritos de Cipriano reflejan sus acti­
vidades prácticas y todos obedecen a una
ocasión concreta. Sus cartas —65 originales
suyas y 16 dirigidas a él o al clero de Carta-
' go— tienen valor para la historia de la épo­
ca y, aunque en su mayoría coloquiales, for­
man un destacado monumento al latín cris­
tiano. Sus tratados, en números de 13, entre
ellos uno sobre la Unidad de la Iglesia
(251), tienen un estilo pulcro y revelan la
brillantez del retórico anterior. [JGD]
Migne, PL. 3-5.
E. W. Watson, «The Style and Language
of St Cyprian», en Studia bíblica el eccle-
siastica, IV (1896); E. W. Benson, Cyprian:
His Life. His Times, His Work (1897).
CIRENAICOS. Escuela de filosofía que flo­
reció en Cirene en el siglo IV y comienzos
del ni a. C. Enseñaban un sistema de hedo-
nismo, en el que «el placer del momento» es
el objetivo de la acción. A veces se les supo­
ne descendientes de Sócrates a través de su
.
amigo y discípulo Aristipo, pero es_ posible
r ..
que el Aristipo socrático haya sido confun-
dido con su nieto de igual nombre. Otros
miembros de la escuela fueron Hegesias,
Teodoro «el Ateo» y Aniceris. No se con­
serva ningún escrito de ellos. [DRD]
52
Thcodorc Gomperz, ureek Thinkers, II
(Ir. inglesa, 1905).
CLAC DI ANO, Claudio (370-404 d. C.).
Poeta latino. Poeta laureado de su héroe,
Estilicón, y el último gran poeta clásico ro­
mano. N. en Alejandría, se tenia por egipcio
y sus primeros versos fueron en su lengua
madre, el griego. Después de trasladarse a
Roma en 395, sin embargo, su obra muestra
un dominio total del latín. Se refiere a una
ausencia, por cuatro años, de la capital y es ’
probable que de 395 a 400 sirviera en la
corte imperial de Milán. A su vuelta a
Roma en 400, su poema sobre el consulado
de Estilicón le valió el ser gratificado con el
rango de patricio y el honor de una estatua
en el foro de Trajano (de la que se conserva
el pedestal inscrito). Contrajo matrimonio
en 404: su esposa, que conoció a través de
Serena (hija adoptiva de Teodosio y mujer
de Estilicón), era oriunda de Africa. El últi­
mo de sus poemas que sea posible fechar
está dirigido a Serena durante su luna de
miel en Africa. Debió morir poco después.
Fue probablemente cristiano, por lo menos
de nombre, aunque San Agustín lo niega.
Puede que le pertenezcan dos fragmentos
en griego de una Giganiomachia que le han
sido atribuidos, así como gran parte de los
epigramas que figuran con su nombre en la
Antología palatina. En latín, sus obras, con
probables fechas de composición, compren­
den: 1) Una serie de Panegíricos en hexá­
metros a veces precedidos de cortos prefa­
cios elegiacos: a) sobre el consulado con­
junto de los hermanos Probino y Olibrio
(395); b) sobre los consulados tercero, cuar­
to y quinto del emperador Honorio (396,
398, 404); c) sobre el consulado de Teodo­
sio (398); d) sobre el consulado de Estili­
cón, en 3 libros (400). 2) Un Epithalamium
en hexámetros con prefacio elegiaco y un
apéndice de versos fesceninos en estrofas
métricas, sobre las nupcias de Honorio y
María (398). 3) Poemas históricos-descrip-
tivos en hexámetros: a) sobre la campaña
contra Gildo (398; el poema quedó incom­
pleto); b) sobre la guerra contra los godos
(402). 4) Poemas de invectiva satírica: a)
In Rufinum, prefacio elegiaco seguido por 2
libros de hexámetros que describen la insu­
rrección del prefecto pretoriano y su asesi­
; nato por las tropas descontentas (396); b)
< In Eutropium, 2 libros de hexámetros, el se­
gundo con un proemio elegiaco, que des­
cribe el ascenso al poder y la caída de este
cónsul eunuco (399). 5) Colección de poe-
mas breves, en un total de 52, que en longi-
- tud varían de 2 a 200 versos y en tema van
desde la descripción de una langosta a un
fragmento épico, todos en hexámetros ele­
giacos, salvo el primero, que está en anapes-
53
tos. 6) El rapto de Proserpina. poema des­
criptivo inacabado de tema mitológico en 3
libros de hexámetros con una breve intro­
ducción elegiaca a los 2 primeros (395-7).
Los diez años de la vida de Claudiano
como poeta latino fueron extraordinaria ­
mente prolíficos, pero se encuentra muy le­
jos de toda superficialidad. El panegírico
puede parecer un género de poesía cortesa­
na sumamente artificial; pero Claudiano le
infunde nueva vida y escribe con gran elo­
cuencia y dignidad y con una sonoridad que
apenas se había vuelto a oír en latín desde la
muerte de Virgilio. De vez en cuando incu­
rre en los caprichos y las trivialidades del
latín de la Edad de Plata, pero la profunda
seriedad de su temperamento va acompaña­
da por el vigor descriptivo y, aunque versa­
do en la obra de sus antecesores, muestra
una notable originalidad. Así, su descrip­
ción de la Cueva del Tiempo (Stilicho, 2,
424 ss.) es un ejemplo, bellamente logrado,
de presentación romántica del paisaje. Aña­
de vivacidad a su narración con el diálogo,
sabe personificar las abstracciones e insu­
flarles vida y maneja el mecanismo de la
épica divina con notable éxito. Resulta sor­
prendente que la incompleta Giganloma-
chia y De raptu Proserptnae sean menos
convincentes que algunos de los panegíri­
cos. La intensidad de los poemas satíricos
parece casi de Juvenal. Su mejor poesía está
en los hexámetros, aunque es capaz de es­
cribir elegiacos impecables, como en el más
famoso de sus poemas breves sobre el labra­
dor de Verona (<?. m. 52). Aunque algunos
de sus poemas menores sugieren que quizá
hiciese insinceras protestas de cristianismo,
su temperamento y mentalidad no son cris­
tianos y su poesía constituye el excelente
canto del cisne del paganismo. *Épica ro­
mana, poesía. [DEWW]
Ed. T. Birt (MGH, 1892); Loeb: M. Plat-
nauer (2 vols., 1922); Robo de Proserpina,
tr. Francisco Faria(M., 1608).
CLAUDIO (Tiberio Claudio Nerón Germá­
nico) (10 a. C.-54 d. C.). Emperador roma­
no. Profundo conocedor de las literaturas
griega y latina, Claudio tenía prestigio como
erudito antes de su inesperada subida al tro7
no. Como historiador había producido, ani­
mado por Livio, una Historia de Roma: A
pace civilii —a partir de 27 a. C. Tam-
bién se le atribuye una Historia de los etrus-
eos, en 20 libros; una Historia de Cartago,
en 8, y una Autobiografía. Sólo han llegado
a nosotros fragmentos de su obra histórica.
Como gramático, agregó 3 letras al alfabeto
latino. La literatura latina no floreció du­
rante su reinado, pero fomentó el Museo de
Alejandría para el cultivo de la ciencia y la
Clemente
erudición. La Tabla de Lyon y la Epístola a
los alejandrinos son auténticos documentos
administrativos. [DRDj
Peter, HRR, II; Documents to ¡Ilustróte
the Rcigns of Claudias and Ñero. I, II, V,
ed. M. P. Charlesworth (1939).
CLAUDIO CUADR1GARIO, Quinto (fí.
h. 80 a. C.). Historiador romano. Escribió
una historia de Roma desde la toma de la
ciudad por los galos (390) hasta la dictadura
de Sila (82). Su estilo era agradable y utilizó
el lenguaje corriente, pero era muy dado a
la exageración y no suele ser fidedigno. Pro­
bablemente fue el mismo Claudius que tra­
dujo al latín la historia griega deG. *AciIio.
[TAD]
Peter, HRR, I.
E. Badian, en Latin Historians, ed. T. A.
Dorey (1966).
CLEANTES (331-232 a. C.). Filósofo grie­
go. Cleantes de Assos fue discípulo de Ze-
nón y segundo maestro de la Escuela estoi­
ca (263-232). Desarrolló la faceta religiosa
del *estoicismo, enseñando que el Universo
es un ser vivo, que tiene a Dios por alma. .
Stobeus (Ed. phys., I: I: 12) conservó 28 ver­
sos de su famoso «Himno a Zeus», una de
las más notables expresiones del sentimien­
to religioso en lengua griega.
«Llévame, oh Zeus, y tú, oh Destino.
Dondequiera haya dispuesto vuestra orden...»
Su Zeus es dueño del cosmos; «Nada se
hace si tú no lo ordenas en el Cielo, en ¡a
tierra ni en el mar, excepto aquello que los
perversos realizan en su necedad.» San Pa­
blo conocía este himno. [DRD]
Amim, SVF.
E. R. Bevan Later Greek Religión
(1927).
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, San (Ti­
rio Flavio Clemente) (h.. 150-h. 214 d. C.).
Escritor griego cristiano. N. en Atenas, estu­
diante de retórica y filosofía, se convirtió al
cristianismo y en jefe de la escuela de catc­
quesis de Alejandría. La persecución de Se­
vero en 202 le obligó a retirarse a Capado-
cia. Sus principales obras forman una trilo-
< gía: la primera, Exhortación a los griegos,
tiene por fin la conversión del lector al cris-
tianismo; la segunda, el Paedagogus. ins-
/Jtruir en la vida cristiana, y . la tercera, el
Strornata, era una colección de material di­
verso que describe el ideal de un cristiano
completo.
De vasta cultura, versado en los clásicos,
de los que hace no menos de 360 citas. Cle­
mente buscó reconciliar el cristianismo y el
saber pagano. Sus obras constituyen una
Clidemo
mina de información sobre los usos sociales
de su época. [JGD]
Mignc, PG, 8-9.
R. B. Tollinton, Ciernen! of Alexandria (2
vols., 1914).
CLIDEMO (//. h. 350 a. C.). Escritor ate­
niense, el primero que escribió una *átida.
También escribió un libro sobre los ritos re­
ligiosos. [TAD]
Müllcr, FGH.
CLITARCO (//. h. 280 a. C.). Historiador
griego. Clitarco de Alejandría escribió un
relato de las campañas de Alejandro Mag­
no. Escritores posteriores le censuraron su
falta de veracidad, y su obra, que fue utiliza­
da por Q. *Curcio. parece tender a lo sensa­
cional. [TAD]
Jacoby, FGH, II.
CLODIO LICINO, Gaio (fl. 4 d. C.). His­
toriador romano. Elegido cónsul en 4 d. C.
fue amigo de C. Julio *Higinio, al que ayu­
dó económicamente. [TAD]
Peter, HRR. II.
CLUVIO. *Rufo, Marco Cluvio.
COLUTO. * Épica griega, poesía.
COLOTES. *Epicureísmo.
COLUMELA, Lucio Junio Modéralo (siglo
I d. C.). Tratadista agrícola latino. N. en
Cades (Cádiz), sirvió en el ejército (una ins­
cripción le muestra como oficial en la VI
Legión Ferrata, en Siria) y más tarde se es­
tableció en su granja de Ardea, en Italia,
para dedicarse a la agricultura. Su tratado
agrícola. De re rustica, se publicó h. 60 d. C.
Su objetivo era detener la decadencia de la
agricultura romana, que atribuía al exceso
de trigo importado y a que pocos propieta­
rios cultivaban sus tierras. Utiliza exhausti­
vamente los escritores agrícolas anteriores
(*Catón, *Varrón, etc.), pero sus 10 libros
van más allá del temario tradicional de tales
autores (cultivo del trigo, la vid, el olivo, el
ganado) para tratar cuestiones como la avi­
cultura, los estanques para peces y los árbo­
les frutales. Como un cortés homenaje a
Virgilio, el libro X está en verso, y trata de
la jardinería, asunto solamente esbozado en
las Eglogas. Coiumela es un estilista exce­
lente y por más que su propósito sea prácti­
co, su tono no es nunca aburrido. Es uno de
los mejores técnicos latinos y es lástima que
su tratado haya caído en un olvido injusto.
[DRD]
Loeb: H. B. Ash, E. S. Forster y E. HefT-
ner (4 vols., 1941, etc.); Los doce libros de
54
Agricultura, tr. Juan María Alvarcz de So-
tomayor (2 vols., M., 1824); tr. Carlos J.
Castro (B., Iberia, 1960).
COMEDIA GRIEGA. La comedia nació
entre ¡os antiguos griegos durante ¡as orgias
periódicas, con frecuencia obscenas, que
formaban parte del culto dionisíaco de la
fertilidad (*«Dionisia>>). No se conservan
datos de su historia primitiva, pero h. el si­
glo v a. C. había adoptado dos formas princi­
pales: la comedia no coral de Sicilia, des­
arrollada por *Epicarmo de una simple farsa o
mimo común entre los dorios del Pelopone-
so y la Magna Grecia; y la comedia ática,
representación coral derivada al parecer de
una mezcla de farsa dórica y un carnaval
autóctono caracterizado por burlas entre
bandas orgiásticas y disfrazadas. La come­
dia siciliana fue efímera, pero la variedad
ática floreció y fue admitida oficialmente en
las competiciones teatrales de Atenas en
486 a. C. Los críticos antiguos distinguían
dos (más tarde tres) fases en el siguiente de­
sarrollo de la comedia: la primera, o come­
dia antigua, duró hasta la caída de Atenas
en 404.
La comedia antigua posee una estructura
claramente tripartita que incluye por lo ge­
neral un desarrollo basado en un litigio o
disputa convencional; un intermedio no dra­
mático, la parabasis, en el que el poeta se
dirige al público por medio del coro; y una
sección final que consiste en una serie de es­
cenas cómicas correspondientes y un final
triunfal. Estaba dedicado, por lo general, a
una sátira personal hasta h. 450, en que
Crates introdujo un enredo de carácter más
general. Los autores más destacados de la
comedia antigua fueron *Cratino, contem­
poráneo mayor de Crates, *Eupolis y *Aris-
tófanes en la generación de la Guerra del
Peloponeso, en que la comedia, estimulada
por la crisis bélica, alcanzó su apogeo. En
las comedias conservadas, todas de Aristó­
fanes y todas procedentes de 420 o después,
el argumento es sencillo y se limita a tomar
cualquier idea grotesca o fantástica como
vehículo para la sátira social, política o lite­
raria; la acción es una parodia disparatada­
mente caprichosa y errática en la que inde­
cencias sorprendentes pueden ir aparejadas
con trozos líricos de gran belleza y dioses,
héroes, animales y abstracciones personifi­
cadas, como la Paz, alternan con personajes
reales o imaginarios de la vida corriente.
La depresión causada en Atenas por la
derrota se refleja en la evolución, h. 400 a.
C., a la comedia media, representada
por las últimas obras de Aristófanes que
se conservan. La obscenidad dio paso a la
indirecta; la fantasía, al realismo irónico, y
la sátira política fue sustituida en gran parte
55
por la parodia de la mitología y los movi­
mientos intelectuales de la época. Con la
creciente aproximación de la comedia a la
estructura de la tragedia, la parabasis desa­
pareció, la restante parte coral se redujo y la
acción ganó en complicación y coherencia.
H. 330, poco después de la pérdida definiti­
va de la independencia griega, la transfor­
mación en la comedia nueva era total. Ha­
bía quedado establecida definitivamente
una nómina de personajes fijos, cada uno
con su máscara identificable; y en el senti­
mental enredo amoroso, con complicacio­
nes derivadas de la tragedia, de tono serio,
con frecuencia sentimental, y que tendía a
lo ejemplar, la comedia y la tragedia llega­
ron en realidad a una especie de amalgama.
La comedia nueva floreció en Atenas a fi­
nes del siglo [v y comienzos del íti; sus dos
poetas más eminentes, *Filemón y *Menan-
dro, gozaron de tai popularidad que algunas
de sus obras fueron representadas después
de su muerte.
La comedia se representaba dos veces al
año en Atenas, en los mismos festivales y en
condiciones iguales a la tragedia (*Tragedia
griega). Normalmente se elegían cinco poe­
tas para la competición y cada uno presen­
taba una obra. En la comedia antigua el
coro aparecía con frecuencia con algún ex­
traño disfraz animal, de donde la obra toma
el título; más tarde solía representar una
banda orgiástica. Los actores, en número de
tres y todos varones, llevaban máscara
como el coro y en la comedia antigua exhi­
bían un notorio falo de cuero y grotescos
aditamentos en el seno y trasero; aparte de
esto, vestían traje ordinario. En la métrica,
así como en los recursos y convenciones es­
cénicas, la comedia siguió el ejemplo de la
tragedia, pero con una lógica libertad
mayor.
El brillo y la prodigalidad de la comedia
antigua, asombrosos en su momento, fueron
peculiares en exceso para ser influyentes, a
no ser como tardío modelo para la ’sátira
romana. En cambio, la comedia nueva,
más vulgar, pero más domesticada, que
combinaba el humor de la vida cotidiana y
el irresistible interés de la trama amorosa
con un final feliz, ejerció un atractivo uni­
versal y duradero y ha influido profunda­
mente en la literatura, tanto de Roma como
de la Europa moderna. [GTWH]
Pickard-Cambridge, DTC; G. Norwood,
Greek Comedy (1931); K. Lever, The Art of
Greek Comedy (1956); T. B. L. Webster,
Studies in Later Greek Comedy (1953), y
Greek Theatre Productión (1956); M. Bie-
ber, The Hisiory of the Greek and Román
Theaier (1961); Francisco Rodríguez Adra­
dos, Fiesta, comedia y tragedia. Sobre los
Comedia
orígenes griegos del teatro (B., Planeta,
1972)..
COMEDIA ROMANA. La única forma
teatral autóctona en Roma fue la comedia.
En la época primitiva, la tradición nativa
italiana de la comedia estuvo representada
por dos formas, ambas de antigüedad desco­
nocida: ios llamados versos fcsccninos. que
consistían en un diálogo burlesco de versos
improvisados, y la farsa atclana, más ela­
borada, de ios oscos, en la Campania. En la
misma Roma, los jóvenes parece que se de­
dicaban a improvisar diálogos análogos a
ios versos fesceninos. pero las primeras re­
presentaciones teatrales organizadas, ludi
scaenici. fueron dadas en 364 a. C. por có­
micos de Etruria, que danzaban sin cantos
ni mímica en una ceremonia propiciatoria.
Los cómicos romanos combinaron estas
danzas con sus ocurrencias y gradualmente
fueron desarrollando un complejo acto es­
cénico con un libreto preparado, que in­
cluía canto, danza y un acompañamiento
musical en un polpurri o satura de diferen­
tes ritmos. El paso decisivo desde esta mez­
cla a la comedia con argumento fue dado
por *Livio Andrónico, quien en 240 repre­
sentó las primeras versiones latinas de una
comedia y una tragedia griegas. Su iniciati­
va estableció la comedia derivada de fuentes
griegas, la *fabula palliata. en la escena ro­
mana, que fue cultivada durante unos
ochenta años por una serie de expertos poe­
tas. Entre éstos, *Nevio, autor de muchas
facetas, y *Plauto, especialista en la come­
dia. fueron dos comediógrafos ingeniosos,
prolíficos y populares, que hicieron mucho
por adaptar el material griego a los gustos
de Roma; pero sus sucesores Cecilio Estacio
(h. 219-168) y *Terencio, aunque elogiados
por la crítica, perdieron el favor del público
romano debido a que su obra se acercaba
aún más a los originales griegos. A fines del
siglo 11 a. C., la fabula palliata quedó eclip­
sada por la fabula togata, o comedia de
ambiente italiano. El represéntame princi­
pal de esta comedia autóctona fue Afranio
(n. h. 150), de obra popular durante mucho
tiempo. En el siglo i a. C. la palliata y la fo­
gata continuaron reponiéndose, pero la
obra original había en realidad acabado.
Los críticos contemporáneos, al resumir la
historia de la comedia en Roma, situaban a
Cecilio y a Plauto en lo más alto, con Nevio
y Terencio en posición algo inferior. La far­
sa atelana, en una nueva forma, y el *mimo
se pusieron entonces en boga; éste, con la
pantomima, más seria y refinada, domina­
ron el teatro romano bajo el Imperio.
Las comedias romanas comprendían diá­
logo hablado, en yámbicos, y cántica, pasa­
jes de recitado y canto en una variedad de
 Corax
metros heredada probablemente de la vieja
satura. Los cántica estaban interpretados
por los actores o por un cantante especial
fuera de la escena; apenas si hay restos de
coro en la comedia romana. Las representa­
ciones se daban al aire libre, en un auditorio
improvisado; en Roma no se comenzaron a
construir teatros permanentes hasta 55 a. C.
Plauto y Terencio ofrecen múltiples prue­
bas de lo difícil que resultaba llamar la
atención de un público turbulento en estas
condiciones, sobre todo ante la competición
de entretenimientos rivales. El escenario de
las comedias solía representar las fachadas
de dos o tres casas en una calle y. por lo tan­
to, toda la acción tenía lugar en el exterior.
El escenario era poco profundo, pero muy
ancho, lo que facilitaba la práctica de con­
venciones artificiosas, como los apartes y el
que un personaje escapase a la atención de
otro. Los actores casi con seguridad lleva­
ban máscara, y traje griego en la fabula
palliata y romano en la fogata. Eran en su
mayor parte esclavos y libertos, porque al
comienzo no se permitió a los ciudadanos
romanos el ejercicio de la profesión teatral y
el prejuicio contra ella perduró largo tiem­
po. Pero con la decadencia de los valores a
fines de la República, el éxito en la escena
sirvió para compensar la falta de clase, y
bajo el imperio hubo momentos en que la
adulación a los autores famosos llegó al his­
terismo. (*Comedia griega.) [GTWH]
G. E. Duckworth, The Nature of Román
Comedy (Princeton, 1952); Beare, RS; M.
Bieber, The History of the Greek and Ro­
mán Theater (196 1).
CORAX. *Oratoria y retórica.
CORDO. *Cremutio Cordó.
CORINA (fines del siglo vi a. C.). Poetisa
lírica griega. N. en Tanagra, contemporá-
_ jiea, aunque mayor, y rival de Píndaro,
compuso poemas narrativos inspirados en -
las leyendas de Boecia para un público fe- ■-
menino. Dos fragmentos conservados en un
papiro describen respectivamente un torneo
en verso entre Citeron y Helicón, ganado
por éste (¿una alegoría?) y un discurso rela­ sen ciudadanos de ella, acto que constituyó
tivo a las hijas de Asopus por el profeta
Acraephen. La sencilla narración y el metro
llano se acomodan al dialecto beocio. A juz­ año defendió vigorosamente al Senado con­
gar por la ortografía, los poemas fueron
transcritos en su forma actual h. 200 a. C.
La teoría de que Corina vivió en esta fecha
no puede ser rebatida, pero en conjunto pa­
rece inverosímil. [DEV/W]
Page, PMG.
56
CORNELIO GALO * Elegía.
CORNELIO NEPOTE (h. 99-h. 24 a. C ).
Biógrafo romano. Natural de la Galia Cisal­
pina, pasó la mayor parte de su vida en
Roma. Amigo de Catulo, que le dedicó su
libro de poemas, de Cicerón, y, sobre todo,
de *Atico, de cuya casa en el Quirinal era
huésped frecuente.
Nepote escribió algunos poemas eróticos,
un libro de anécdotas y otras informaciones
útiles (Exempla). un sumario, en 3 libros,
de la historia universal (Chronica), califica­
do por Catulo de «erudito y laborioso», y
una serie de Vidas de hombres ilustres; se
conservan 25, casi todas de generales grie­
gos, como Temístocles, Milciades, Epami-
nondas y Pausanias, pero también incluyen
a Aníbal y a Amílcar. La más valiosa es la
Vida de Atico, de quien Nepote puede ha­
blar con conocimiento íntimo; en ella, Ne­
pote defiende la postura de neutralidad po­
lítica seguida por Atico y que él también
compartía. El estilo de las Vidas es gris y
aburrido y su valor histórico más bien esca­
so; pero el propio Nepote declaró que no
pretendía escribir historia; su intención
principal es ensalzar al sujeto y esbozar una
moraleja. [TAD]
Loeb: J. C. Rolfe (1929).
CORNIFICIO, Quinto (siglo i a. C.). Poeta
latino. Contemporáneo más joven y amigo
de Catulo, quien se dirige a él en el poema
38. Tuvo una distinguida carrera pública:
después de mandar las tropas de César en
Illiricum en 48, fue gobernador, sucesiva­
mente, de Cilicia en 46-44 (cuando mantu­
vo correspondencia con Cicerón), y de Afri­
ca Vetus, en 44. Después de la muerte de
César, apoyó al Senado, entró en conflicto
con T. Sextio, gobernador de Africa Nova y
acabó muriendo en campaña cerca de (Jtica
en 41. Escribió un «epyllion» titulado
Glaucus, y endecasílabos. Aunque no se
conserva casi nada de su poesía, es induda­
ble que formó parte de los ♦ neoterici, según
confirma Ovidio (Tristia. II: 431). [DEWW]
_ _
CRASO, Lucio Licinio (140-91 a. C.). Ora­
dor y político romano. Siendo cónsul dispu­
so la expulsión de Roma de cuantos no fue­
una de las causas de la sublevación de los
latinos en 90. Fue censor en 92. Al siguiente
tra los ataques de Marcio Filipo, pero mu­
rió, probablemente de un ataque cardíaco
producido por un esfuerzo excesivo. Vivió
con gran lujo. Con * Antonio, Craso fue el
más antiguo de los grandes oradores roma­
nos. Su estilo era suave y educado. Fue dis­
57
de ¡os primeros estudios de Cicerón. [TAD]
Cicerón, De oratore (tr„ M., CSIC, 1967).
CRATES. * Comedia griega.
CRATES DE TEBAS. *Cínicos.
CRAT1NO (h. 484-h. 420 a. C.). Poeta có­
mico griego. El más antiguo de los tres
maestros atenienses de la comedia antigua,
comenzó a representar comedias h. 453 y
seguía siendo un competidor temible, aun­
que notorio por su ebriedad, cuando Aristó­
fanes le describe en los Caballeros (424)
como viejo y olvidado —hasta el punto que
fue premiado por su réplica, la Botella de
vino, probablemente su última obra. Escri­
bió 21 comedias, de las que sólo se conser­
van hoy títulos y fragmentos, y ganó el pre­
mio 9 veces. Se entregó sin trabas a la sátira
persona) y política, con frecuencia mediante
el vehículo de la parodia mitológica, con
Pericles por principal blanco. En la Odys-
seuses, sin embargo, eludió la sátira y se
limitó a parodiar la Odisea, con lo que anti­
cipó la comedia de transición. Modernos
descubrimientos de papiros han revelado
una sinopsis de su Dionysalexander, versión
burlesca del Juicio de París en la que el pro­
pio Dionisos encarnaba a París, huía con
Helena a Troya y temblaba aterrorizado
cuando los griegos le perseguían. La come­
dia era un ataque contra Pericles, represen­
tado por Dionisos, por haber provocado la
Guerra del Peloponeso. En la Botella de
vino, Cratino se satirizó a sí mismo bajo la
forma de un poeta que abandona a su espo­
sa legitima, la Comedia, en favor de su
amante, la Bebida, y cuyos amigos preten­
den influirle para que se corrija. Los críticos
antiguos destacaron una cualidad imagina­
tiva, a lo Esquilo, en su obra, y sus mejores
trozos poéticos fueron muy populares. Sus
argumentos eran incoherentes, pero su sáti­
ra era acida y vigorosa; Aristófanes le com­
paró a un torrente que barre cuanto encuen­
tra ante sí. (*Comedia griega.) [CTWH]
Edmonds, FAC, I.
CREMUTIO CORDO, Aulo (m. 25 d. C ).
Historiador romano. Durante el reinado de
Augusto, Cordo escribió una franca historia
de las Guerras civiles, en la que se abstuvo
de elogiar a César o a Augusto, pero extre­
maba sus alabanzas a Cicerón, Bruto y Ca­
sio. La obra no ofendió a Augusto, pero en
25 d. C., bajo Tiberio, fue pretexto para una
acusación de traición presentada por dos es­
birros de Seyano, con los que Cordo se
había indispuesto. Desconfiando de salir
absuelto, Cordo se dejó morir de hambre;
sus libros fueron quemados, pero se salva-
Crítica
ron algunos ejemplares que se publicaron
más tarde en forma modificada. [TAD]
Petcr, HRR, II.
CRISIPO (h. 280-207 a. C.). Filósofo grie­
go. N. en Solí, en Cilicia, discípulo de
Clcantcs (maestro en 263-232 a. C.) y en
realidad segundo fundador de la escuela es­
toica (*cstoicismo). En un momento en que
el dogmatismo estoico comenzaba a decaer
bajo los ataques implacables de la Acade­
mia, Crisipo renovó por completo su lógica
y su dialéctica y le dio una estructura cohe­
rente que no necesitó apenas alteraciones
durante más de un siglo. Escritor prolífico,
al que se le atribuyeron 705 «libros», no se
preocupó del estilo, repitió sus argumentos
ad nauseum y citó a otros escritores en for­
ma desatenta. [DR.D]
Arnim.SPF. II y III.
M. Pohlenz, Die Stoa (2 vols., Gotinga,
1948).
CRISÓSTOMO, San Juan (h. 350-407 d.
C.). Escritor griego cristiano. Discípulo en
retórica de Libanio, en Antioquía, Juan fue
ordenado diácono en 381 y sacerdote en
386. Le fue asignada la predicación como
tarea especial y durante doce años la desem­
peñó brillantemente. Sus sermones, que le
valieron el título de «boca de oro» (crisosto-
mos), son notables por sus virtudes áticas y
contienen mucha información valiosa para
teólogos, historiadores y arqueólogos. En
398 Juan fue consagrado obispo de Cons-
tantinopla, pero su fervor reformista levan­
tó tal oposición, entre ella la de la empera­
triz, que en 404 fue desterrado a Cucusus,
en la Armenia menor. Tres años más tarde
fue enviado a un nuevo destierro, pero mu­
rió de agotamiento en su viaje a Pityus, en
el mar Negro. [JDR]
Migne, PG, 47-64; Defensa de Eutropio.
tr. Ortiz de la Llaneza (M., 1963).
D. Attwater, Sí. John Chrysostom (1939).
CRÍTICA LITERARIA GRIEGA Y LATI­
NA. Los griegos parecen haber estado de­
masiado atareados en la creación literaria
para encontrar tiempo de dedicarse a una
crítica seria y constante antes del siglo iv a.
C. Ciertas actitudes criticas, sin embargo, se
hicieron comunes; así, la idea de Hesíodo de
que el poeta es esencialmente un maestro,
desencadena una reacción que comprende
en sus fases la acusación de inmoralidad
contra Homero (cuya actitud ante la poesía
es hedonística), el destierro de los poetas de
la República de Platón y la interpretación
alegórica de los fragmentos ofensivos. Igual­
mente, los concursos populares de poesia y
de teatro dan origen a una tradición que
culmina con Aristófanes contrastando a Es-
Ctesias
quilo con Eurípides en las Ranas: combina­
da con la doctrina de la poesía como «imi­
tación» produce el enfrentamiento entre los
autores —mal crónico de mucha crítica de
la Antigüedad. Aunque Aristófanes y Pla­
tón ofrecen destellos de aguda intuición, ge­
neralmente por medio de la parodia, la crí­
tica literaria griega llegó a la madurez con
* Aristóteles. Su Poética (conservada en for­
ma de notas de lecciones, e incompleta) es
una investigación sistemática y de conjunto
de la naturaleza y fines de las formas supre­
mas del arte literario en Grecia, el teatro y
la épica. Como enérgica reacción contra el
didactismo de la concepción platónica, aun­
que sin negar nunca que el poeta es en cierta
medida el maestro, afirma que el fin de toda
poesía es su propio goce. Recoge la doctrina
de la «imitación», empleada por Platón
como arma para atacar a los poetas, e in­
funde en ella nuevo vigor, activo y creador.
En la comprensión psicológica y en el senti­
do de perspectiva histórica es de una origi­
nalidad impresionante; todas sus preguntas
son correctas, aun cuando sus respuestas
parezcan equivocadas. Los alejandrinos se
especializaron en la crítica formal y verbal,
y con la creciente difusión del helenismo
hacia occidente, la atención se fue concen­
trando en el análisis estilístico. *Dionisio de
Halicarnaso, con sus sutiles estudios sobre
el estilo de la prosa oratoria e histórica, y
Demetrio representan lo mejor de este mo­
vimiento. El último crítico griego importan­
te es *«Longino», que acierta al formular y
comunicar una sensitiva respuesta a las
obras maestras.
Los griegos, en general, se abstuvieron de
criticar la literatura latina, pero inevitable­
mente la crítica literaria romana partió de
conceptos grecorromanos. La preocupación
de *Cicerón por la historia y la teoría de la
prosa oratoria latina correspondió al inte­
rés general de los romanos hacia el género
literario en que, durante la República, el la­
tín rivalizó con el griego. En general, los
romanos, al aceptar el concepto griego del
poeta como maestro, degradaron la crítica
literaria hasta convertirla en auxiliar de la
educación retórica. En las Epístolas y el Ars
poética * Horacio defiende un neoclasicismo
basado en modelos griegos, siendo él mismo
quien mejor pone en práctica su doctrina.
La decadencia de la literatura bajo el Impe­
rio se convirtió en el tema principal de la
crítica. Los Diálogos de *Tácito ofrecen un
profundo diagnóstico de la dolencia del
alma romana. Las Institutio de *Quintilia-
no intentan alterar esta tendencia por me­
dio de la reforma educativa. Su compara­
ción entre autores griegos y romanos en el
libro X (un curso anotado de lecturas) ha
sido sobrevalorado; pero sus detallados jui-
58
cios sobre Cicerón y Séneca son equilibra­
dos y sugerentcs. [DEWW]
J. W. H. Atkins, Literary Criticism in
Antiquity (1934); G. M. Á. Grubc, The
Greek and Román Critics (1965); Alfonso
Reyes, La critica en la edad ateniense (Mé­
xico, El Colegio de México, 1941).
CTESIAS (fines siglo V a. C.). Médico y es­
critor griego. Ctesias de Cnido fue médico
personal del rey Artajerjes de Pcrsia. Escri­
bió una Historia de Persia en 23 libros que
utilizaron Diodoro Siculo y Plutarco, asi
como una descripción de la India en un li­
bro. Las dos obras fueron abreviadas por
Focio. [T AD]
Fragmentos ed. J. Gilmore (1888).
CURCIO RUFO, (/7. h. 50 d. C.). Historia­
dor romano. Es probable que sea el mismo
maestro de retórica mencionado en el índice
de De viris illustribus, de Suetonio. A me­
diados del siglo i d. C. escribió la Historia
de Alejandro Magno’, la obra consta de 10
vols., de los que se han perdido los dos pri­
meros y partes de los otros.
La Historia de Alejandro tiene mayor im­
portancia literaria que histórica. Es una
obra para la cual se han utilizado, sin crite­
rio alguno, todas las fuentes, buenas y ma­
las, unas favorables a Alejandro; otras, hos­
tiles. Resulta difícil calibrar la proporción
en que Curcio utilizó a *PtoIomeo y a
*Aristóbulo, las Ephemerides (diarios de la
campaña), *Clitarco y los peripatéticos.
Pero la obra es muy amena; el tratamiento,
romántico; la lengua, elegante aunque un
tanto retórica, y los discursos, vigorosos.
Pero apenas pretende seguir la evolución
del carácter de Alejandro y la narración se
compone de una serie de incidentes dramá­
ticos presentados con habilidad para des­
pertar las emociones. [TAD]
Loeb: J. C. Rolfe (2 vols., 1946); De la
vida y acciones de Alexandro el Grande, tr.
Mateo Ibáñez de Segovia (M., 1699; M.,
Atlas, 1944); Historia d’ Alexandre el Gran,
ed. y tr. catalana Manuel de Montoliu (2
vols., B., Bernat Metgc, 1925-6).
H.'McQueen, en Latin Biography, ed. T.
A. Dorey (1967).
CURIACIO MATERNO (siglo 1 d. C).
Poeta trágico romano. Se le conoce principal­
mente por aparecer en los Diálogos de Tácito.
Senador distinguido con dotes naturales
para la oratoria, está presentado como pre­
firiendo prudentemente el retiro y la poesía
a los peligros de la vida pública bajo los em­
peradores. Escribió 2 tragedias sobre temas
griegos, Medea y Thyestes, y 2 *fabu!ae
pretextae. Cato y Dominas; todas se han
perdido. (*Tragedia romana.) [GTWH]
R. Syme, Tacitas (1958).
DAMASCIO. *Ncoplatonismo.
DÁMASO I, San (Papa 366-81 d. C.). Es­
critor latino cristiano. Dámaso desempeñó
un papel importante en la política eclesiás­
tica de su época, al conseguir fuese aceptada
la jurisdicción del obispo de Roma y por in­
tentar la reconciliación entre Oriente y Oc­
cidente, víctimas de las disputas arrianas.
Justamente famoso por haber encargado la
revisión (la Vulgata) por San Jerónimo del
viejo texto latino de la Biblia, Dámaso dejó
varias cartas y 59 epigramas auténticos, ins­
cripciones esculpidas en lápidas de mármol
por Filocalo y empleadas para adornar las
catacumbas y varias iglesias y capillas de
Roma. [JGD]
Migne, PL. 13; Christian Inscriptions. tr.
inglesia H. V. P. Nunn (1951; 19 epigra­
mas).
«DARES». Versión latina, del siglo v d. C.
(?), quizá basada en un original griego, de la
guerra de Troya, atribuida a Dares de Fri­
gia, sacerdote de Hefaistos con los griegos
de Troya. Fue muy empleada como fuente
por los escritores medievales sobre la guerra
de Troya (*Dictys; *Ilias Latina). [DRD]
Teubner: P. Meister (Leipzig, 1873).
«DE VIRIS ILLUSTRIBUS». Serie de 86
biografías resumidas de varones y hembras
famosas, desde Rómulo y Remo hasta An­
tonio y Cleopatra. Contiene algunos errores
notorios; por ejemplo, confunde a C. Flami-
nio, cónsul en 187 a. C., con T. Quinctio
Flaminio. El De viris illustribus se combinó
a veces con el Origo gentis romanee, tam­
bién de autor anónimo, y el Líber de Ccesa-
ribus, de Aurelio Víctor (h. 360 d. C.) para
formar la obra conocida como Historia tri-
pertita. [TAD]
Teubner: Historia tripertita, R. Gruendel
(Leipzig, 1961).
DEMETRIO DE FALERÓN [o FALÉ-
REO] (h. 350-283 a. C.). Político ateniense.
Miembro de la Escuela Peripatética y el pri­
mer bibliotecario de Alejandría. Expulsado
de Atenas en 307, se refugió en la corte de
Ptolomeo Soter en Egipto, a quien ayudó en
los asuntos políticos y en la fundación del
Museo y la Biblioteca. Escribió sobre grao
variedad de temas políticos, históricos y
morales. No se conserva ninguna de sus
obras. Diógenes Laercio en su Vida (V,
527-37) da una lista de títulos. [DRD]
W. S. Ferguson, Hellenistic Athens
(1911).
DEMETRIO EL CÍNICO. *Cínicos.
DEMÓCRITO. * Atomismo.
DEMON. *Atida.
DEMONAX. *Cínicos.
DEMÓSTENES (384-322 a. C.). El más
grande de los oradores griegos. Hijo de De-
móstenes, ateniense acomodado del demos
de Peania, y de Cleóbula, de sangre escita.
De su madre quizá heredase algo de su ve­
hemente temperamento; de su padre, que
murió cuando él contaba siete años, debió
recibir una importante fortuna. Pero los tu­
tores incumplieron sus obligaciones, y se
• crió obligado a litigar por los restos de su
patrimonio. La tradición le ha presentado
como un muchacho solitario, refugiado en
la lectura, luchando por superar sus defec­
tos físicos y temperamentales. El aislamien­
to le impidió siempre el fácil comercio so­
cial y su oratoria carece de sentido popular.
Estudió retórica y procedimiento judicial
con *Iseo. La prolongada disputa con sus
tutores pasó al fin ante los tribunales al lle­
gar Demóstenes a la mayoría de edad. Los
tres discursos Contra Ajobo y los dos Con­
tra Onetor muestran ya un estilo disciplina­
do y una vigorosa voluntad superior a sus
años. A continuación se dedicó a la redac­
ción de discursos, profesión que continuó
practicándola durante casi toda su carrera
activa. Más de la mitad de los discursos, en
 Demóstenes
materia civil, que se le atribuyen, son apó­
crifos; pero se conserva suficiente obra per­
sonal para probar que su éxito se debía a su
percepción intelectual de las complejidades
de cada asunto y a sus formidables dotes de
exposición y argumentación. La colección,
que incluye desde casos de allanamiento,
falsificación y desfalco hasta asalto y agre­
siones, ofrece un animado panorama de la
vida procesal griega.
El éxito en los procesos civiles le llevó a
las causas públicas y al fin a una carrera po­
lítica. Contra Androtion y Contra Timocra-
tes fueron pronunciados por Diodoro, pero
Contra Leptines lo fue por Demóstenes en
persona. Todos ellos son de asunto econó­
mico; fueron bien recibidos y su aceptación
animó a Demóstenes a presentarse como
portavoz de la política exterior. Los discur­
sos de 354-351. Sobre los Simarlos. Por los
Megalopolitanos, Sobre ¡a libertad de Ro­
das y Contra Aristócrates, constituyeron un
examen de la totalidad de las relaciones ex­
teriores, de Atenas, en apoyo de la política
de Eubulo y propugnando un equilibrio de
poder. Pero Demóstenes fue uno de los pri­
meros en darse cuenta de que la aparición
de Filipo cambiaba todo el paisaje político,
ya que la independencia griega no se podía
mantener más que con una coalición pan-
helénica, con el predominio de Atenas y de
Tebas, y, a ser posible, con el apoyo persa.
Los grandes discursos políticos datan de
351 a 340. y los correspondientes hasta 344
fueron pronunciados en la oposición. Las •
Filípicas primera y segunda y las tres Olin-
tíacas advierten a los atenienses del peligro:
la ayuda prestada a sus aliados había sido
. demasiado insignificante y demasiado tar­
día. La primera fase de la lucha acabó en .
346 con la Paz de Filocrates, aceptada por
Demóstenes sólo como un momento de res­
piro. La acusación contra Esquines, Sobre
la Embajada, en 344, no prosperó, pero la
absolución se produjo con un margen muy
. reducido, y desde entonces hasta 338 De­
móstenes y el partido antimacedónico estu­
vieron en auge. La Filípica tercera (el dis­
curso mejor de Demóstenes sobre poli- „
tica exterior) data de 341, seguida poco
después por la Filípica cuarta. Obligó a
concertar la alianza con Tebas, aunque sólo
cuando la victoria se hizo imposible. La ba­
talla de Queronea significó el fin de la inde­
pendencia griega, pero por lo menos Grecia
había caído con las armas en la mano.
El Epitaphios. en conmemoración de las
víctimas de ¡a batalla, es probablemente
auténtico. Pero la auténtica oración por los
caídos se pronunció en 330, cuando el in­
tento de Esquines de negar la corona de oro
concedida a Demóstenes por sus servicios
dio motivo a De corona, triunfante apología
60
de su carácter y su conducta. En 324 la lle­
gada a Atenas de Harpalo, el que, ante el
rumor de la muerte de Alejandro había hui­
do con su tesoro, motivó que Demóstenes
volviera del retiro. Harpalo repartió pródi­
gamente los fondos, y después de su mar­
cha Demóstenes fue procesado y convicto,
y desterrado a Egina. Su integridad está fue­
ra de toda sospecha; quizá pecase de indis­
creto. La muerte de Alejandro animó a Ate­
nas a intentar un último esfuerzo en pro de
la libertad, y Demóstenes fue de nuevo lla­
mado. Pero el sueño de independencia se
desvaneció en Cranon. Demóstenes, perse­
guido por los agentes de Antipater, se enve­
nenó para evitar su captura.
Los discursos fueron indudablemente re­
visados antes de su publicación, pero se con­
servan en lo esencial como se pronuncia­
ron. Los 56 «proemia» atribuidos a De­
móstenes son probablemente auténticos; las
seis cartas son casi con certeza falsas. De­
móstenes alcanzaba sus mejores momentos
en los grandes debates sobre política exte­
rior, cuando la seriedad y convicción de su
estilo, junto con su percepción y entendi­
miento de la situación y sus consecuencias,
se combinaban para producir fragmentos de
elocuencia irresistible. Posee un ímpetu di­
námico elemental que lo arrolla todo, y
puede hacernos olvidar el dominio de su
arte, producto de años de formación y expe­
riencia, que disciplina y moldea sus oracio­
nes y períodos. Gran parte de su fuerza resi­
de en el sentido del ritmo de la prosa y su
oído para la música solemne de la palabra
hablada. Sus efectos puede que sean calcu­
lados, pero consigue dar la impresión de es­
pontaneidad improvisada, igual que en la
estructura de sus discursos parece que se li­
mita a exponer sus argumentos, aunque en
realidad los dispone con la necesaria sutile­
za para obtener la máxima efectividad. Se
encuentra más incómodo en el ambiente
más íntimo del tribunal; su inteligencia es
vigorosa, pero no ágil, y sus intentos de hu­
mor a veces fracasan. Es verosímil que no
fuese un buen improvisador y que en cierta
ocasión quedase cortado durante un discur­
so no preparado ante Filipo. Pero su espíri­
tu ardiente todavía tiembla en sus discursos
públicos, y su férrea determinación y su se­
riedad moral se apoderan de la imagina­
ción. El último griego que, por siglos, respi­
rase el aire y hablase el idioma de la liber­
tad, dio expresión permanente a los ideales
de una Atenas libre, por los que perdió la
vida y que murieron con él. [DEWW]
Loeb: A. T. Murray, C. A. y J. H. Vince.
N. W. y bJ. J. De Witt (7 vols., 1926-49);
Arengues. I, tr. catalana Joan Petit (B., Ber-
nat Mctge, 1932); Discursos escogidos, se-
61
Iccc. y notas E. Fernández Galiano (M.. Ed.
Nacional. 1979); Discursos políticos /. inir.,
tr. y notas J. A. López Eirc (M.. Bibl. Clá­
sica G redos. 1980).
Dobson, GO; fs. W. Pickard-Cambridgc,
Demos! henes' and the Lasl Days of Grock
Freedom (1914); W. Jacgcr. Demosthenes
(1938; tr., México, Fondo de Cultura Eco­
nómica, 1978); M. Fernández Galiano, De­
mos tenes (1947).
DIÁLOGO. El diálogo constituyó un im-
penante elemento de varias formas de la li­
teratura griega en el siglo v a. C.: tragedia,
comedia, mimo e historia. Pero como gene­
ro específico se formó en especial de las
discusiones de los filósofos y, sobre todo, de
las de *Sócrates. El objetivo principal de
los autores de «discursos socráticos», como
•Platón, *Jenofonle, Fedón y *Antístenes,
fue ofrecer un retrato animado de su maes­
tro en acción. El diálogo fue en realidad el
principal vehículo para el pensamiento de
Platón, que lo empleó con habilidad y flexi­
bilidad. Algunos de sus primeros diálogos
constituyen un «periodismo» del más alto
nivel. Los personajes están vistos en todas
sus dimensiones y representan su papel
apropiado; el juego de la conversación es
fluido y natural. En los diálogos posteriores
se insiste por lo general en la exposición fi­
losófica: la caracterización es superficial; el
argumento corre a cargo de uno o dos de los
principales dialogantes; la conversación se
convierte en una convención fosilizada. No
se conserva ningún diálogo de Aristóteles,
pero parece que fueron de este segundo tipo.
Los romanos, con su tendencia jurídica,
encontraron la forma dialogada como algo
afín. ‘Cicerón hizo gran uso de ella en sus
obras de filosofía, política y retórica. El
Dialogas de oratore, de ‘Tácito, es de este
tipo; el Octavias de *Minucio Félix, y el De
consolatione, de ‘Boecio, continúan el diá­
logo latino hasta el Bajo Imperio.
Existen dos notables ejemplos de su em­
pleo por autores griegos tardíos: ‘Plutarco
lo reavivó para la filosofía, y ‘Luciano lo
emplea eficazmente para ¡a sátira. [DRD]
DICEARCO (Jl. h. 300 a. C.). Erudito y es­
critor griego. Nacido en Mesana, en Sicilia,
pasó la mayor parte de su vida en Grecia.
Discípulo de Aristóteles y amigo y contem­
poráneo de Teofrasto. Se interesó sobre
muy diversas materias y escribió sobre his­
toria política y social, geografía, filosofía y
literatura. Sus ideas sobre las constituciones
mixtas influyeron probablemente en Poli-
bio y Cicerón. Sus sumarios de los argu­
mentos de Sófocles y Eurípides fueron utili­
zados por los eruditos bizantinos. Como
Diodoro
filósofo, negó la inmortalidad del alma.
[TAD]
Jacoby, FGH, II.
«DICTYS». Versión latina, por un tal Lu­
cio Septimio (siglo iv d. C.), de un libro
griego (¿s. 11 d. C.?). El original, apócrifo,
pretendía ser la crónica de la guerra de
Troya por un testigo ocular, Dictys de Cre­
ta, compañero en Troya del héroe cretense
Idomcneo. Utilizado como fuente por escri­
tores de la Guerra de Troya en la Edad
Media, en la que fue muy leído. (*Dares;
*¡lias Latina.) [DRD]
Teubner: F. Meister (Leipzig, 1872).
DÍDIMO. (h. 80 a. C-h. 10 d. C.). Filólogo
alejandrino, gramático y crítico textual. Su
prodigiosa producción le valió el remoquete
de Chalcenteros («Tripas de bronce»). Se le
atribuían unas 4.000 obras, tantas, que él
mismo olvidó lo que había escrito. Parece
que su mejor obra se aplicó a comentar a
Homero, Tucidides y los oradores áticos.
Mucho material suyo apareció en ediciones
posteriores. (DRD]
Fragmentos ed. M. Schmidt (1854).
DIFILO. (¿h. 355? - h. 288 a. C.). Poeta có­
mico griego. Difilo de Sinope era hijo de un
emigrante, pero se estableció en Atenas
como destacado autor de la comedia nueva.
Escribió un centenar de obras; se conservan
unos 60 títulos, algunos mitológicos, pero la
mayor parte apuntan a la comedia domésti­
ca. De los fragmentos que han llegado a
nosotros, muchos se refieren a la comida,
los cocineros y los parásitos. No obstante
las bromas en la Antigüedad acerca de sus
frígidas comedias, Difilo ejerció una in­
fluencia considerable en la escena romana;
*Plauto adaptó la Casino, Rudens y Vidu-
laria de sus comedias, y *Tercncio una es­
cena de los Adelphi (*Comedia griega; Co­
media romana). [GTWH]
Edmonds, FAC, III, A.
T. B. L. Webster, Studies in Later Greek
Comedy (1953).
DINARCO. ‘Oradores áticos.
DIODORO SICULO (/7. 60-30 a. C.). His- _
toriador griego. Diodoro nació en Agyrium,
en Sicilia. Poco se conoce de su vida, salvo
su afirmación de sus muchos viajes para re­
copilar materiales con destino a su obra.
Diodoro escribió una historia del mundo
mediterráneo. La biblioteca de la Historia,
en 40 vols., desde los tiempos mitológicos
hasta la época de Cicerón. Los únicos libros
que se conservan íntegramente son los li­
bros I-V (de contenido mitológico y tradi-
 Diógenes
cional) y XI-XX (480-302 a. C. ). Del resto
sólo quedan fragmentos o paráfrasis en re­
copilaciones bizantinas o medievales. La
mayor utilidad de Diodoro es para 479-431
. a. C., el intervalo entre el final de Herodoto
y el comienzo de la narración principal de
Tucididcs; y para 362-302. años de los que
no existe ninguna otra relación literaria
continuada. Tiene también importancia
para la historia de Sicilia. Como historia­
dor, Diodoro tenía escasas dotes críticas y
su valor depende de la fuente que utilice.
Por fortuna, sus fuentes fueron especial­
mente fidedignas en lo relativo a las guerras
que siguieron a la muerte de Alejandro
Magno. Diodoro utiliza un complicado bas­
tidor cronológico, basado en los Juegos
Olímpicos, los arcontcs de Atenas y los cón­
sules de Roma, pero con frecuencia no pue­
de adaptar su material al cuadro temporal,
por lo que suele cometer graves errores cro­
nológicos. También moraliza en demasía.
[TAD]
Locb: C. H. Oldfather (12 vols., 1933).
DIÓGENES DE APOLON1A (fl. h. 440-
430 a. C.). Filósofo griego. Uno de los últi­
mos presocráticos. La amplia variedad de
materias a las que prestó atención y los es­
casos fragmentos conservados, hace difícil
evaluar su influencia. Parece haber revivido
el principio «monista», desarrollando la
teoría de Anaxímenes del aire como sustan­
cia esencial, como un nuevo ataque contra
los pluralistas. Esto prestó un interés par­
ticular a sus opiniones sobre la fisiología y
la biología; practicó la disección, describió
el sistema vascular y trató de problemas re­
lativos al semen y al embrión. Con ello in­
fluyó en los autores médicos de la escuela
de *Hipócrates. [DRD]
Diels, FV. 64; Los filósofos presocráticos,
III, tr. Armando Poratti (M., Bibl. Clásica
G redos, 1980).
DIÓGENES DE ENOANDA. * Epicu-
reísmo.
DIÓGENES EL CÍNICO. *Cínicos.
DIÓGENES LAERCIO (comienzos del s.
lli d. C.). Autor de las Vidas y opiniones de
los filósofos eminentes. De su vida apenas si
se conoce algo. No era filósofo ni pensador
original, sino un activo compilador y reco­
pilador laborioso. En su libro cita a más de
200 autores como fuentes. Empica el méto­
do de agrupar a los filósofos en las «escue­
las» o «sucesiones» a las que corresponden.
Así, el libro 1 trata de los Siete Sabios de
Grecia; el II, de la sucesión jonia, de Tales a
Sócrates; el III, de Platón; el IV, la Acade­
mia; el V, la escuela de Aristóteles; VI, los
62
cínicos; Vil. los estoicos (incompleto); VIH.
la sucesión italiana; IX, una mezcla de figu­
ras varias; y X. Epicuro. Repite anécdotas
sobre los filósofos más que explicar sus doc­
trinas; carece de sentido de la evolución his­
tórica y no posee gran percepción psicológi­
ca; escribió para un público que prefería
leer la filosofía en resúmenes. Pero la desa­
parición casi total de los autores que cita ha
prestado al libro una importancia mayor,
para nosotros, que la que sus méritos intrín­
secos pueden pretender. Para muchos de los
detalles biográficos y listas de obras que
contiene, es ¡a única fuente de que dispone­
mos. Flojo en cuanto a los prcsocráticos,
Diógenes ofrece buenas biografías de Sócra­
tes, Platón, Aristóteles y los estoicos; pero
quizá su contribución más valiosa es que en
el libro X cita extensamente las obras origi­
nales de Epicuro. Algunos epigramas suyos
figuran en la * Antología griega. [DRD]
OCT: Vitae philosophorum, H. S. Long
(2 vols., 1963); Loeb: R. D. Hicks (2 vols..
1925); Vidas, opiniones y sentencias de los
filósofos más ilustres. José Ortiz y Sanz (2
vols.; Bibl. Clásica, 1887).
DIÓN CASIO (Cassius Dio Cocceianus)
(h. 155-h. 235 d. C.). Historiador griego.
Nació en Bitinia, hijo de Casio Aproniano,
gobernador de Cilicia y Dalmacia. y proba­
blemente nieto por la rama materna de
*Dión Crisóstomo. Llegó a Roma h. 180,
entró en el Senado bajo Cómodo; fue pretor
en 193, y cónsul años después. Parece haber
pasado casi todo el reinado de Scptimio Se­
vero en el retiro, preparando y redactando
su historia, pero volvió a la vida pública
bajo sus sucesores, ejerciendo varios puestos
administrativos, entre ellos el proconsulado
de Africa y los gobiernos de Dalmacia y Pa-
nonia, culminando su carrera oficial con su
segundo consulado en 229, con el empera­
dor Alejandro Severo como colega. Los
años últimos de su vida transcurrieron en
Bitinia.
Aparte de una biografía de Arriano y una
relación de los portentos que presagiaron el
reinado de Septimio Severo, la gran obra li­
teraria de Dión fue su Historia de Roma,
que abarcaba el período desde la llegada de
Eneas hasta su segundo consulado, en 80 li­
bros escritos en griego. De esta obra se han
período desde la segunda guerra de Mitrida-
tes (69 a. C.) al reinado de Claudio (46 d.
C.), y fragmentos relativos a ios últimos
años de la Segunda Guerra Púnica y los rei­
nados de Caracaila y Macrino. El resto se
conserva sólo en trozos en colecciones me­
dievales y en resúmenes hechos por Zonaras
(siglo Xll) y Xifilino (siglo X1). La historia de
63
Dión es útil por completar otras fuentes pri­
mitivas para los finales de la República y
los comienzos del Imperio. Sus libros con­
tienen muchos detalles interesantes que no
se encuentran en otra parte, pero en muchos
casos puede deberse a propaganda difama­
toria, hecho del que el propio Dión era
consciente. Como historia, sin embargo, su
obra debe utilizarse con tiento: poseía una
clara comprensión de la administración im­
perial y una práctica experiencia política,
pero no tuvo oportunidades para juzgar sus
fuentes históricas. (TAD]
Loeb: E. Cary (9 vols., 1914).
DIÓN CRISÓSTOMO (Dio Cocceianus)
(h. 40-h. I 15 d. C.). Orador y filósofo grie­
go. La carrera pública de Dión se divide en
tres etapas. Nacido en Prusa, Bitinia, de pa­
dres acomodados, ganó fama como orador y
ferviente helenista. Esto le valió excelentes
protectores en Roma, sobre todo el empera­
dor Tito y su hijastro, Flavio Sabino. Estu­
vo complicado en la conspiración de Sabino
contra Domiciano (82). y sentenciado a des­
tierro fuera de Roma, Italia y su provincia
natal. Con su carrera en ruinas, solicitó el
consejo del oráculo de Delfos, que fue:
«Haz lo inmediato con toda seriedad, hasta
que llegues a los confines de la tierra». Du­
rante los 14 años siguientes vagabundeó por
los extremos nororientales del mundo ro­
mano y se tienen noticias suyas en Grecia,
el Ponto y las tierras del Danubio. Se ganó
la vida con una diversidad de ocupaciones
humildes, actuando siempre como misione­
ro filosófico en la tradición cínica. Se intere­
só por los pueblos bárbaros fuera de las
y su gran rey, Decébalo. A la muerte de Do-
miciano su exilio fue terminado por Nerva,
y gozó de gran favor con Trajano. Su fama
como filósofo y helenista le permitió hablar
en representación de las clases cultivadas de
la parte griega del mundo romano, para ex­
presar sus esperanzas en el nuevo régimen
y exponer los problemas sociales del mo­
mento.
Se conservan no menos de 80 discursos
suyos, aunque por desgracia se ha perdido
su Historia de los getas. De aquéllos, los
más populares son: 1). La Oración rodia.
programa para un renacimiento cultural he­
lénico (Or. 3 1); 2) Or. 6.8,9, 10, de su épo­
ca de destierro, discursos cínicos con Dióge-
nes como figura central; 3) Or. 1-4 sobre la
monarquía, pronunciados en presencia de
Trajano, estableciendo el concepto del rey
ideal, basado en Hércules, servidor de la hu­
manidad. En el Discurso de Alejandría (Or.
32) se dirige a la turbulenta plebe de aquella
ciudad como representante oficioso del em­
Dionisio
perador: en el Discurso de Eubea (Or. 7)
presenta los problemas de la pobreza y los
medios para una vida virtuosa de los po­
bres. Or. 52 es una comparación entre los
tres grandes trágicos griegos. [DRD]
Tcubner. G. de Budé (2 vols., 1912-19);
Locb: J. W. Cohoon y H. Lamar Crosby (5
vols., 1932-51).
H. von Arnim. Leben und Werke des
Dion von Prusa (1898); C. P. Jones, The
Román World oj Dio Chrysostom (Harvard,
1978).
«DIONISIA». Ritos o festivales de Dioni-
sos, dios griego del vino y la vegetación,
encarnación general de la fuerza vital en la
naturaleza. Su culto estuvo extendido en la
Antigüedad por todo el mundo griego, pero
de ninguna parte poseemos información tan
completa como de Atenas. Allí el nombre
de «Dionisia» se aplicaba a tres festivales,
que se distinguían localmente como Dioni­
sia rurales, en el Lenacum (un santuario), y
en la ciudad. Las primeras, las «Dionisia
rurales», estaban organizadas a mediados de
invierno por varias comunidades locales del
Atica, y comprendían procesiones en las
que se exhibían modelos de falos y carnava­
les con competiciones entre grupos báqui­
cos disfrazados, cuyas burlas rivales y obs­
cenas puede que fuesen una fuente de la
"comedia griega; en el siglo iv se representa­
ron también tragedias, comedias y ditiram­
bos. Las «Dionisia» en el Lenaeum, o Le-
naea, tenían lugar un mes más tarde; poco
se conoce del programa, salvo que a partir
de fines del siglo v, y quizá antes, incluían
una competición dramática con representa­
ciones de comedias y tragedias. Las «Dioni­
sia urbanos», o grandes «Dionisia», se cele­
braban a fines de la primavera y a ellos
asistían muchas delegaciones y visitantes
extranjeros. El festival comprendía una gran
procesión de imágenes fálicas y en la que
varios toros se llevaban al sacrificio, un car­
naval y un programa, progresivamente más
extenso, de competiciones en la tragedia, el
ditirambo y la comedia, que al final duraba
varios días. Festivales teatrales análogos se
celebraron en otras partes de Grecia, según
demuestran las ruinas de los teatros, pero el
éxito y la brillantez de las «Dionisia urba­
nos» en los siglos vi y v convirtieron a
Atenas en el principal centro teatral de todo
el mundo griego ("Comedia griega; Diti­
rambo; Tragedia griega). [GTWH]
A. W. Pickard-Cambridge, The Dramatic
Fest¿vals ofAthens (1953).
DIONISIO DE HALICARNASO (fl. 30-8
a. C.). Erudito y escritor griego. Dionisio llegó
a Roma h. 30 a. C.; se convirtió en profesor
 Dionisio
de retórica y destacada figura de uno de los
grupos literarios de Roma. En recompensa
por la buena acogida, compuso una historia
de Roma desde los más antiguos comienzos
de la raza romana hasta los inicios de la Pri­
mera Guerra Púnica, en que principia la
historia de Polibio. Escogió este período de­
bido a que los historiadores anteriores que
lo habían tratado, lo habían hecho de forma
sumamente esquemática, sin una detenida
investigación de las pruebas. Dionisio no se
dio cuenta de que la razón de este olvido era
la escasez de materiales fidedignos de que se
disponía. Por tanto, gran parte de los pri­
meros libros de sus Antigüedades romanas
se compone de una serie de discusiones su­
mamente eruditas acerca de teorías contra­
dictorias, todas basadas en testimonios gra­
tuitos (por ejemplo, se esfuerza en demos­
trar que los romanos descendían de los grie­
gos). Las Antigüedades romanas constaban
de 20 libros, de los que se conservan los 11
primeros casi íntegramente, y el resto en
fragmentos, la mayor parte en forma de ex­
tractos del siglo X. La narración es prolija,
aburrida, llena de moralizaciones e inte­
rrumpida con frecuencia por extensos dis­
cursos, invenciones del autor. Dionisio em­
plea 10 libros en tratar un período que Li-
vio hizo en tres. Su valor principal consiste
en conservar relatos de historiadores ante­
riores.
Sin embargo, mayor utilidad para noso­
tros tienen sus Scripta rhetorica, cartas y
ensayos sobre crítica literaria escritos en di­
versas épocas en que aún se encontraba ata­
reado con su labor histórica. Incluyen críti­
cas de Platón, cuya popularidad como mo­
delo de estilo ataca Dionisio; de historiado­
res como Herodoto, Tucídides y Jenofonte,
y de oradores como Isócrates, Lisias, Iseo y
Demóstenes. También examina el orden co­
rrecto de las palabras. Adoptó y desarrolló
el método de la crítica comparativa, con­
trastando los defectos y las virtudes de un .
escritor con los de otro. En sus primeras
obras carece de ideas originales, y aplica
; simplemente las reglas tradicionales para la
apreciación del estilo a cualidades como pu­
reza del idioma, claridad, brevedad y orna­
mentación; pero en las obras posteriores
desarrolla sus ideas propias y discute no so­
lamente el estilo, sino también el tratamien­
to del tema. Su obra está caracterizada
siempre por un análisis muy completo y sis­
temático, su más sólida cualidad como críti­
co. Fue representante del estilo «medio» de .
la oratoria, y siguió a Cicerón en proponer a
Demóstenes como el supremo maestro del
estilo. [TAD]
Loeb: Román Antiquities, E. Cary (7 vols.,
1937).
64
S. F. Bonner, Diotivsius of Haltcarnassus
(1939).
DIONISIO DE TRACIA (nacido h 166 a.
C.). Gramático griego. Discípulo en Alejan­
dría de * Aristarco de Samotracia, enseñó
más tarde en Rodas. Escribió un Arte gra­
mática. que ha ejercido influencia perdura­
ble como libro de texto, comparable a la de
Euclides. Adoptada en Roma por *Reniio
Palemón, fue muy empleada en el Renaci­
miento, y no llegó a entrar en desuso en
algunas escuelas inglesas hasta el siglo XIX.
[DRD]
Teubner: G. Uhlig, Grammatici graeci
(Leipzig, I 883).
DIOSCÓRIDES DE ANAZARBO (/?. h.
50 d. C). Botánico griego. El más grande de
los herbarios de la Antigüedad. Vivió du­
rante los reinados de Claudio y de Nerón.
Parece ser que fue médico de los ejércitos
romanos. Dioscórides aprovechó sus mu­
chos viajes y su conocimiento de autores
anteriores para redactar su extensa Materia
médica (publicada h. 65 d. C.). Describe
600 plantas y enumera los usos de casi un
millar de drogas. Vertido frecuentemente al
latín, al árabe y a los principales idiomas
vernáculos, y acompañado con frecuencia
por excelentes ilustraciones, fue uno de los
libros más importantes conocidos por el
mundo medieval. [DRD]
Ed. M. Wellman (3 vols., 1907-14); Acer­
ca de la materia medicinal, y de los venenos
mortíferos, tr. Andrés Laguna (Salamanca,
1566).
DITIRAMBO. Género de poesía coral grie­
ga, asociada al culto de Dionisos y cantada
por un coro «cíclico» (dispuesto en círculo).
El sentido del nombre y la historia primiti­
va de la forma son oscuros. El ditirambo,
inicialmente una especie de canción proce­
sional cultivada sobre todo en el Pelopone-
so, fue reorganizada como representación
estática y obtuvo forma literaria gracias a
Arión de Gorinío h. 600 a. G., y fomentada
en la Atenas de la tiranía, con Laso y Her-
mione. Competiciones oficiales de ditiram­
bos se establecieron en Atenas h. 509 a. C.
Los maestros principales del ditirambo a
comienzos del siglo v fueron *Simonides,
que obtuvo más de cincuenta premios; el ci­
tado Laso; *Píndaro, autor de un famoso di­
tirambo para los atenienses, del que se con­
serva un fragmento de gran riqueza verbal;
y *Baquílides, cuya obra conservada in­
cluye un insólito ditirambo en forma dialo­
gada. En esta época, el ditirambo parece
haber sido normalmente un poema narrati­
vo sobre un tema mitológico, con una es-
65
vructura antiestrófica regular. Pero a partir
de h. 470, bajo la influencia de composito­
res avanzados, como Melanípides. Filoxc-
tto. Cinesias y Timoteo, la música fue ad­
quiriendo mayor importancia, a costa de las
palabras; la correspondencia entre estrofa y
anticstrofa dio paso a una mayor libertad
expresiva, se introdujeron solos líricos y el
idioma se hizo más complicado y afectado,
hasta que el término se convirtió en sinóni­
mo de sonidos sin sentido. El ditirambo
continuó hasta la época romana, pero dejó
de ser una forma artística de importancia
después del siglo iv a. C. (*«Dionisia»).
[GTWH]
Pickard-Cambridge, DTC: Bowra. GLP.
DOMICIO MARSO. (h. 54-h. 4 a. C.).
Epigramatista latino. Contemporáneo de
Ovidio, muy estimado por Marcial, pero re­
presentado hoy sólo por fragmentos insigni­
ficantes (uno sobre la muerte de Tibulo).
[DRD]
Teubner. Morel, FPL.
DONATO, Elio {fl. siglo rv d. C.) Gramáti­
co y critico literario latino. Donato fue uno
de los sabios más importantes de su época,
maestro de San * Jerónimo. Sus obras de
gramática eran «conocidas por todos los co­
legiales» a lo largo de la Edad Media y son
la base de todas ¡as gramáticas latinas.
Comprenden: 1) el Ars minor, breve intro­
ducción a la gramática, y 2) el Ars secunda,
que trata de los principios y la estilística. De
las obras literarias se conserva (incompleto)
el comentario a Terencio, en una compila­
ción posterior. Tenemos la Vida de Virgilio
Duris
y el comentario a las Eglogas. Gran parte
de) resto de sus comentarios virgilianos vol­
vieron a ser utilizados por *Servio. [DRD]
Ed. en H. Kcil, Grammalici latini, IV
(Leipzig, I 880).
DRACONCIO, Blosio Emilio (fines del si­
glo v d. C.). Poeta latino cristiano. Vivió
bajo el dominio de los vándalos en Africa
del Norte y fue encarcelado por Guntamun-
do. Sus poemas más breves, la mayoría so­
bre la mitología clásica, se agrupan bajo el
título de Romtdea e incluyen un «epyllion»
sobre Medca. Modernamente se le atribuye
una tragedia sobre el tema de Orestes. Los
poemas cristianos constan de una «Apolo­
gía», en pareados elegiacos, dirigida al rey,
y tres libros de hexámetros, cuyo título co­
rrecto parece ser «De laudihus Dei». Sus
obras tienen interés por la información que
ofrecen acerca de la perduración de la cultu­
ra romana en Africa en aquel confuso perio­
do, más que por sus méritos literarios in­
trínsecos. [DRD]
Teubner: F. Vollmer. Poetae latinae mi­
nores, V (Leipzig, 1914).
DURIS (h. 340-260 a. C.). Historiador y
critico griego. Duris de Samos pretendía
descender de Alcibíades. Fue discípulo de
*Teofrasto y, durante algún tiempo, tirano
de Samos. Escribió una Hisioria de Grecia
de 370 a 281 a. C., una Historia de Agaio-
cles (tirano de Siracusa), una Hisioria de
Sanios, y varios libros sobre arte y música.
Como historiador, tendía hacia el sensacio-
nalismo. [TAD]
Jacoby, FGH, II.
ÉFORO (h. 405-h. 330 a. C.). Historiador
griego. Nacido en Cyme, Asia Menor, mar­
chó a Atenas y fue discipulo de *Isócrates.
Escribió una Historia local de Cyme. dos li­
bros de Descubrimientos, que contienen in­
teresante información mitológica y arqueo­
lógica. y una historia en 30 libros, el último
de ellos completado después de su muerte,
por su hijo Demófilo. Su obra se conserva
sólo en fragmentos, citados por Estrabón y
Diodoro Sículo. además de ser también la
fuente de los libros XI-XV de Diodoro.
La historia de Eforo abarcaba la totalidad
del mundo griego, desde la invasión doria
hasta el sitio de Perinto por Filipo de Mace-
donia. Es de tono retórico, altamente didác­
tica, y ios libros comienzan con un prefacio
en el que Eforo expresa sus ideas. Sus cono­
cimientos militares son escasos, utiliza las
fuentes indiscriminadamente y se inclina
notorialmente en favor de Atenas, pero fue
muy estimado en los tiempos clásicos y uno
de los mejores entre los numerosos historia­
dores del siglo iv a. C. [TAD]
Jacoby, FGH, II.
G. L. Barber, The Historian Ephorus
(1935).
ELEÁT1COS. Escuela de filósofos monis­
tas que enseñaban en Elea, en la Italia meri­
dional, durante los siglos vi y v a. C. Funda­
da quizá por *Jenófanes: entre sus represen­
tantes posteriores fieuraron *Parménides.
•Zenón y *Meliso. [DRD]
ELEGÍA. POESIA ELEGIACA, GRIEGA
Y LATINA. Hetereogéneo conjunto poéti­
co escrito a lo largo de muchos siglos, que
posee como rasgo común el uso del metro
elegiaco, es decir, el dístico de un hexáme­
tro dactilico seguido por un pentámetro (*Mé-
trica). El término quizá derive del nom­
bre no griego de la flauta frigia, ya que las
elegías eran cantos para flauta. Por ello es
natural que abarquen una larga variedad de
sentimientos al aparecer en la literatura
griega: los cantos bélicos de *Tirteo, los
poemas personales de *Arquíloco, cancio-
nes báquicas, canciones eróticas, lamentos y
narraciones. *Solon. 'Mimnermo. *Teognis
y *Simónides son otros de los tempranos
elegiacos griegos.
En el mundo helenístico, el género se usó
frecuentemente para la narración y, en es­
pecial, para los poemas mitológicos. En esto
los grandes nombres son *Calímaco y File-
tas. También cultivaron la elegía erótica,
aunque apenas se conserve alguna.
Pero el florecimiento de la elegía amorosa
tuvo lugar en Roma, en el período de algo
más de medio siglo que incluye a *Catuio,
*Propercio, *Tibulo y *Ovidio. Nos sería
más fácil entender su evolución si conservá­
semos las obras de Comelio Galo (m. en 26
a. C.), de quien sus colegas hablan con el
máximo respeto. Tal como es, podemos
afirmar que la obra de los cuatro poetas
mencionados (a la que debemos agregar bre­
ves fragmentos de Sulpicia) constituye uno
de los logros más brillantes de la literatura
latina: una exploración en el «reino de Ve­
nus» tan audaz, original y afortunada como
pueda haber en cualquier otra literatura.
Después de Ovidio la elegía latina pierde su
importancia, aunque haya algunos poemas
graciosos de Petronio (*Métrica; *AntoIogía
griega y latina). [DRDJ -
T. Hudson-Williams, Early Greek Elegy
(1926); Bowra. EGE; Georg Luck. The La­
tín Love Elegy (1959): F. Rodríguez Adra­
dos, Orígenes de la lírica griega (1976).
ELIO HERODIANO. *Herodiano.
ELIO TUBERO. Quinto (fl. h. 50 a. C.).
Historiador romano. Luchó por Pompeyo
en la Guerra Civil; más tarde se reconcilió
con César. Abandonó la oratoria forense
por la jurisprudencia después de perder un
proceso en 46. Pomponio le cita como juris­
ta eminente y fue autor de una historia de
Roma desde los comienzos hasta su tiempo,
en lenguaje algo arcaico. Utilizó los «Libros
de lienzo» (*Macer) como fuente histórica.
(TADJ
Peter, HRR. I.
Empédocles
EMPEDOCLES (h. 493-h. 433 a. C.). Filó­
sofo griego. Figura capital en el desarrollo
de la filosofía griega antes de Sócrates.
Como Pitágoras, fue político, filósofo y mís­
tico; pero, a diferencia de él, expuso su sis­
tema por escrito, aunque de esto se conserve
demasiado poco para permitir una recons­
trucción coherente. Pertenecía por su cuna
a la aristocracia de Acragas (Agrigcnto) en
Sicilia, pero fue demócrata en política y de­
sempeñó un papel destacado en los aconte­
cimientos que llevaron a aquel partido al
poder en 471. Un reverso de la fortuna polí­
tica le condujo al destierro. Viajó por el sur
de Italia y por Grecia. Hay varias tradicio­
nes sobre su muerte —que se suicidó arro­
jándose al cráter del Etna, es una de ellas.
Escribió: I) un poema de 5.000 hexáme­
tros Sobre la naturaleza (se conservan unos
350 versos), y 2) las Purificaciones (Kathar-
moi). El primero contenía sus ideas sobre
la filosofía natural, que tenían el mérito de
iniciar un nuevo camino tras el punto muer­
to causado por *Parménides. En resumen,
proponía cuatro elementos indestructibles,
contenidos dentro de un universo esférico y
que actuaban mediante un ciclo de cuatro
fases bajo la influencia de las fuerzas de
Amor y Discordia (¿atracción y repulsión?),
cada una de las cuales predomina alternati­
vamente. Se ocupó también de medicina y
de retórica. Aristóteles tenía una alta opi­
nión de él como pensador, y Lucrecio le vio
como precursor de la poesía científica.
[DRD]
Diels, F. K, 31; The Extant Fragments,
ed. M. R. Wright (Yale, 198 I); Los filósofos
presocráticos, II, tr. E. La Croce (M., BibL
Clásica Credos, 1979).
ENESIDEMO. *Escépticos.
ENNIO, Quinto (239-169 a. C.). Poeta épi­
co y trágico romano. Ennio, «padre de la
poesía romana», nació de estirpe mesapia,
en la Magna Grecia, en Rudias, cerca de
Brundisium, y hablaba griego, oseo y latín.
Después de servir en el ejército romano en
Cerdeña, fue llevado a Roma por *Caión el
Antiguo en 204, y se ganó la vida modesta­
mente como maestro y comediógrafo. Se
hizo amigo de varios patricios insignes,
acompañó a uno de ellos en la campaña de
Etolia en 189, y obtuvo la ciudadanía roma­
na en 184. Su poesía épica parece haber
sido obra de sus últimos años. Siguió en ac­
tivo, aunque pobre, hasta su muerte, confia­
do en la perdurabilidad de su fama. En sus
obras se revela como un compañero cordial,,
humano, culto y discreto; de ideas eclécti­
cas, combinaba un elemento de racionalis-
68
mo griego y de pensamiento avanzado con
la creencia de ser la reencarnación de Ho­
mero.
Las obras de Ennio se conservan sólo en
fragmentos. Su teatro comprendió princi­
palmente tragedias, adaptadas del griego; se
conservan 20 títulos y unos 400 versos, pero
incluso estos trozos evocan momentos de te­
rror, emoción o desesperación, o el esplen­
dor de una noche estrellada, con el vigor de
un gran poeta y con un efecto retórico ca­
racterísticamente romano. También parece
haber escrito dos fabulae pranexlae y algu­
nas comedias, lo menos logrado de su tea­
tro. Otras obras menores incluían las Sáti­
ras, o misceláneas poéticas, Scipio, poema
sobre las conquistas de su protector; poe­
mas didácticos sobre filosofía moral, gastro­
nomía y mitología; versiones de *Sotadcs y
algunos selectos epitafios en verso.
Con mucho, su obra más influyente fue­
ron los Anales, crónica épica de Roma en
18 libros (se conservan unos 550 versos). Ai
describir los sucesos en orden cronológico,
era torpe y episódico; de tener un personaje
central, era la propia Roma. El poema fue
revolucionario en cuanto al metro, porque
en lugar de los versos saturnios autócto­
nos, Ennio utilizó el hexámetro épico grie­
go, con lo que intencionadamente provo­
caba la comparación con Homero. Por más
que a veces fuera, ingenuo y torpe en adap­
tar, o forzar, el latín acentual a los ritmos
cuantitativos griegos, alcanzó gran energía y
dignidad en el nuevo medio, combinando el
solemne tono heroico, los símiles y otros
rasgos descriptivos de Homero, con la alite­
ración, la predilección por el juego verbal y
la retórica romanas. En esta voluminosa y
recia obra maestra, los romanos encontra­
ron una versión solemne y animada de su
historia; fundamentalmente religiosa en la
concepción de su predestinada grandeza, se
convirtió en su poema épico nacional.
Ennio fue el último y el más grande de los
poetas polifacéticos de la Roma primitiva, y
hasta el final de la Edad de Oro fue reveren­
ciado como el fundador de la poesía romana
en su forma clásica. Lucrecio y Virgilio, en
particular, reconocieron su preeminencia
en la poesía épica y didáctica y Cicerón fue
un admirador ferviente de su teatro; su poe­
sía impregnó la lengua latina casi como
Shakespeare y la. versión autorizada de la
Biblia han fecundado la lengua inglesa. Bajo
el Imperio fue respetado, y a veces ridiculi­
zado, como el antiguo monumento de la li­
teratura de Roma, hasta que el latín arcaico
volvió a estar en boga en la época de Adria­
no. Su hazaña de naturalizar el verso cuan-
. titativo fue decisiva, y confirmó de una vez
y para siempre que la poesía y el pensa­
miento de Roma serían a partir de entonces
69
grecorromanos. (*Epica romana; Tragedia
romana). (GTWHJ.
Ed. J. Vahlcn, Ennianae poesis reliquiae
(Leipzig, 1928); Loeb: Warmington. ROL:
Annals. ed. E. M. Steuart (1925).
Bearc, RS: O. Skutsch, The Annals ofQ.
Ennius (1951); R. E. Smith. The Failurc of
the Román Republie (1955); J. Balcclls Pin­
to. Estudio sobre la poesía latina arcaica
(1914).
ENOMAO. *Cínicos.
ÉPICA GRIEGA. POESÍA. La poesía épi­
ca. narración ambiciosa y solemne de temas
heroicos, con el hexámetro como metro ca­
racterístico, es la forma superviviente más
antigua de la literatura griega. Los únicos
ejemplos primitivos que se conservan son la
lliada y la Odisea de * Homero, y su super­
vivencia confirma el veredicto de calidad
extraordinaria pronunciado por Aristóteles.
Proporcionan la prueba principal acerca del
origen y el carácter de la ¿pica prchomérica,
pero son apenas típicos del género.
Para la evolución de la épica griega, que
según propone Aristóteles derivó de los
himnos y encomia (cantos de alabanza), los
requisitos esenciales eran: un motivo apre­
miante y una oportunidad para el recitado;
gran abundancia de material; una técnica
poética sumamente desarrollada; y tiempo
—probablemente muchos siglos. El retra­
to que hace Homero del poeta épico como
un recitador para después de los banquetes
sugiere un motivo demasiado frívolo para la
creación de algo con tan hondas raíces en la
vida y el pensamiento de los griegos. Tam­
poco es probable que el periodo micénico,
relativamente corto y reciente, y su secuela,
proporcionase tiempo suficiente. Existen’
probablemente en la épica griega vínculos
con un pasado mucho más remoto: los ele­
mentos fantásticos evocan el relato sumerio
de Gilgamesh en el tercer milenio, y los
mismos héroes de la épica, aunque presen­
tados evidentemente como guerreros de la
Edad de Bronce, conservan aún algunas de
las características de los reyes, o presuntos
reyes, divinos del neolítico: ascendencia se-
midivina, invulnerabilidad mágica, armas
milagrosas y la protección de Atenea. Esta
asociación de Atenea con la épica tiene una
importancia especial. Atenea era la aliada y
maestra del héroe épico; la poesía épica se
recibía ceremonialmente en sus festivales; y
fue la deidad tutelar de muchachos y jóve­
nes. Esto hace suponer que la poesía épica
se desarrolló al tiempo que su culto (en sí
probablemente de origen neolítico) y que su
objeto primordial no fue el entretenimiento,
sino el instruir a los jóvenes en las tradicio­
Épica
nes de la comunidad. La poesía ¿pica grie­
ga, en definitiva, fue esencialmente didácti­
ca; de aquí su empico en la Antigüedad
como instrumento de educación, y la anti­
gua tradición del poeta como maestro.
Si ésta cra la naturaleza de la épica prc-
micénica. el advenimiento de los miccnicos
la revolucionó. Al ser ajenos a sus tradicio­
nes, la emplearon como un entretenimiento
profano, con lo que vino a reflejar sus inte­
reses y proezas en las artes manuales, la
piratería y la guerra, sobre todo la Guerra
de Troya; el ambiente de la tardía Edad de
Bronce se hizo convencional y la historia de
Troya oscureció y absorbió muchas leyen­
das locales de héroes. Durante la turbulenta
edad que siguió, las emigraciones dieron
motivo a nuevas mezclas de leyendas; en
Asia Menor, la épica se refinó y convirtió
en una obra de intencionado arle, hasta al­
canzar la perfección asociada con el nombre
de Homero, probablemente en el siglo vm
a. C. Poetas posteriores y menores comple­
taron el relato de Troya, desde el nacimien­
to de los dioses hasta la muerte de Odiseo,
en varios poemas, hoy perdidos, que termi­
naron por ordenarse en una serie para cons­
tituir el Ciclo *épico; también hubo ciclos o
poemas independientes sobre muchas otras
leyendas. El propósito didáctico del género
se hizo más explícito con *Hesíodo, que lo
aplicó a un tema no heroico en los Trabajos
y los dias. Con la desaparición de la monar­
quía en Grecia y la introducción de la escri­
tura, cuyo empleo arruina la supremacía de
los poetas orales, los bardos reales fueron
sustituidos por rapsodas que conservaron
los poemas épicos en existencia, pero no
compusieron nada nuevo. Entre éstos figu­
raron los *Homéridas de Quíos, herederos
de los poemas homéricos. La excelencia de
las dos grandes gestas eclipsó a las demás;
sabemos de su introducción en Esparta,
Atenas y Siracusa, y parece que terminaron
por reemplazar a la mayor parte de los poe­
mas épicos locales, convirtiéndose en la he­
rencia común del mundo griego. A este pe­
ríodo también pertenecen los *Hirnnos ho­
méricos de Jonia, compuestos en estilo ho­
mérico como preludios a los recitados de los
poemas.
La poesía épica griega primitiva fue oral,
compuesta y conservada sin auxilio de la es- -
critura, pero no necesariamente improvisa­
da por completo. La composición pudo ha-'
ber sido premeditada, y la memoria del poe­
ta estar provista desde la infancia con gran
acopio de elementos de confección" previa:
cantos tradicionales, un repertorio de inci­
dentes y un vocabulario de fórmulas poéti­
cas que atendiese a casi.todas las exigencias
de la narración y del metro. Equipado con
estos recursos, podía añadir cuanto desease
Épica
de su propia cosecha, según sus dotes, y
producir cualquier cosa, desde un simple
centón a obras tan monumentales, hermo­
sas y esencialmente originales como los
poemas homéricos. La ausencia de la escri­
tura hacia que el texto se conservase fluido:
un poema podía crecer y desarrollarse du­
rante la vida del autor y por largo tiempo
después entre sus sucesores. Cada recitado
era, hasta cierto punto, una nueva creación,
de forma que hubiera resultado difícil dis­
tinguir al redactor original de la mayor par­
te de los poemas, o incluso trazar una sepa­
ración entre autores y simples recitadores.
Hacia el siglo vi, como muy tarde, el pe­
ríodo creador de la épica griega había aca­
bado. Nuevos poemas épicos fueron, sin
embargo, compuestos por poetas cultos del
siglo v, entre ellos los filósofos *Parménides
y *Empédocles; pero ninguna de sus obras
se ha conservado. En el período alejandri­
no, la épica fue restaurada en una nueva
forma, más romántica que heroica, por
*Apolonio de Rodas en su Argonáutica;
pero en general el poema de dimensiones
monumentales no se acomodaba a) gusto de
la época. La floración última de la épica
griega se produjo durante los siglos iv y vd.
C., en poemas que aún se conservan.
*Quinto Esmimeo, Coluto y Trifiodoro
acudieron a inspirarse en Homero y la
leyenda de Troya; pero Museo utilizó un
tema romántico en su Hero y Leandro, his­
toria de amor contada con eficacia, y ‘Non-
no agrupó un conjunto de mitos sobre Dio-
nisos en su elaborada y retórica Dionysiaca.
[GTWH]
Museo, ed. A. Ludwich (Bonn, 1912); v.
Loeb para otros autores citados; Fragmen­
tos de épica griega arcaica, tr. A. Bernabé
Pajares (Bibl. Clásica Gredos).
C. M. Bowra, Heroic Poetry (1964); G.
Murray, The Rise of the Greek Epic (1960);
G. S. Kirk, Homer and the Epic (1965); F.
A. Wright, A History of Later Greek Litera-
zure(1951).
ÉPICA ROMANA, POESÍA. La poesía
épica en latín parece haberse iniciado,
como en griego, con cantares o baladas he­
roicas. Su vehículo fue el verso saturnio au­
tóctono; su tema, el elogio de los varones
famosos, y su objetivo, didáctico; pero no
sobrevivieron hasta el período clásico. El
primer poema épico escrito en latín fue una
versión de la Odisea en saturnios, produci­
da como un libro de texto por *Livio An-
drónico en el siglo m a. C. El primer poema
épico romano fue el Bellum punicum de su
contemporáneo más joven *Nevio, crónica
de historia reciente, así como algunas leyen­
das, en saturnios. Una generación después
70
*Ennio volvió en realidad a dar nuevo fun­
damento a la épica romana con sus Anales,
y al emplear el hexámetro cuantitativo de la
épica griega revolucionó el carácter del ver­
so latino. También esto era una crónica,
pero de escala suprema, ya que abarcaba
desde la edad heroica hasta su época. Am­
bos poemas, fundados sobre una concep­
ción de la historia de Roma como un proce­
so, divinamente dispuesto, hacia el dominio
del mundo, ejercieron una profunda in­
fluencia en el pensamiento y la literatura
romanas posteriores.
En el último siglo de la República, los pa­
tricios se aficionaron a la literatura y varios
de ellos escribieron poemas épicos de histo­
ria, ya como panegírico o como memorias
políticas. Para el diletante una posibilidad
muy en boga fue el escribir un poema épico
al estilo griego sobre trillados temas legen­
darios. Le correspondió a *Virgilio, a co­
mienzos de la era de Augusto, combinar
ambos tipos de épica en una unidad armo­
niosa. Había ensayado la épica histórica a
comienzos de su carrera, y encontrado el
tema de difícil desarrollo; pero en plena ac­
ción de las Geórgicas, en una sorprendente
digresión, anunció el proyecto de un nuevo
tipo de épica, griega en la forma, romana en
la sustancia, y que giraría en tomo a Octa­
vio. Su proyecto cambió considerablemente
a medida que fue madurando: sobre todo,
situó la acción en el pasado heroico, trans­
formando a Octavio en Eneas, y mediante el
empleo imaginativo de la profecía introdu­
jo un panorama de la historia de Roma,
desde los reyes de Alba hasta la paz de Au­
gusto. Murió antes de dar fin a su obra, pero
las partes que consiguió dar por acabadas
son magníficas; en su conjunto, la Eneida es
la cumbre de la poesía latina y la suprema
afirmación del destino de Roma en la litera­
tura latina.
A la sombra de la Eneida, los sucesores
de Virgilio volvieron a los tipos anteriores
de la épica. El poema incompleto de *Luca-
no, De la Guerra Civil, escrito durante el
reinado de Nerón, representa la reacción en
su forma más extrema. En apariencia un
poema épico, histórico y realista, elimina la
maquinaria tradicional de la intervención
divina, pero utiliza melodramáticamente lo
sobrenatural y su desmesurada retórica con­
vierte el pasado reciente en algo increíble.
La época de los Flavios produjo tres nota­
bles poetas épicos. ‘Valerio Flaco, virgilia-
no sin la magia esencial de su maestro, pero
suficientemente dotado, escribió un poema
mitológico, inacabado y hoy infravalorado,
la Argonaulica, libre adaptación de Apolo-
nio de Rodas. ‘Estacio, inspirándose tam­
bién en leyendas griegas, produjo una Te­
baida, sobre los Siete contra Tebas, que
71
proporcionó un número romántico y sensa­
cional para los recitados públicos, pero que
carece de unidad; su AquUeida, incompleta,
contiene ios capítulos iniciales de algo insó­
lito en la poesía latina: una biografía épica.
*Silio Itálico, en la Púnica, utilizó, de for­
ma incongruente y aburrida, todo el aparato
tradicional de la épica mitológica para una
crónica poética de la Segunda Guerra Púni­
ca. Unos 300 años después, la épica romana
renació brevemente en el inacabado Rapto
de Proserpina, del griego *Claudiano, que
rivalizó con la Edad de Plata en agudeza y
encanto. (*Épica griega, Poesía.) [GTWH]
R. E. Smith, The Failure of the Román
Republic (1955); B. Otis, Virgil: A Study in
Civilized Poetry (1964), y Ovid as an Épic
Poel (1966); H. E. Butler, Post-Augustan
Poetry (1909); F. A. Wright y T. A. Sinclair,
EPICARMO (siglos vi-v a. C.). Poeta cómi­
co griego. Epicarmo, fundador, según la tra­
dición, de la *comcdia griega, era de ascen­
dencia doria, aunque se dice que nació en
Cos, pero pasó la mayor parte de su vida en
Siracusa. Con otro poeta cómico, Formis,
introdujo el argumento en lo que hasta en­
tonces había sido la farsa informe, o mimo,
de los griegos de Doria, con lo que dieron
vida a la comedia. La hazaña fue comme­
morada por los siracusanos durante genera­
ciones. Escribió al parecer unas 50 come­
dias en dialecto dórico, pero sólo se conser­
van títulos e insignificantes fragmentos.
Muchas de sus comedias, al parecer muy
cortas, eran parodias de dioses y héroes con
posibilidades cómicas, como Hefaistos, He­
racles y Odiseo; otras se basaban en perso­
najes convencionales o en un debate de tono
algo filosófico. Se distinguían de la comedia
antigua ática de la generación siguiente por
carecer de sátira y ataque personal, y por la
ausencia de coro; pero anticipaban a los
poetas áticos en muchos detalles del asunto
y del tratamiento cómico. Las obras de Epi­
carmo se conocieron en Atenas, influyeron
en algunas comedias de fines del siglo v y
fueron elogiadas por Platón; una edición
critica fue publicada por un erudito alejan­
drino en el siglo ll a. C. Muy admirado en la
Antigüedad como comediógrafo y moralis­
ta, Horacio observa que se creía que Plauto
se había inspirado en él. [GTWH]
Ed. A. Olivieri, Frammenti della comme­
dia greca e del mimo (Ñápeles, 1946-7);
Diels, FV, 23.
Pickard-Cambridge, DTC.
ÉPICO, CICLO. Nombre dado por los es­
critores griegos del último período clásico a
un grupo de poemas épicos primitivos de
Épico
autores distintos a Homero y Hcsíodo, com­
puestos con independencia en distintas fe­
chas, pero que forman en conjunto una serie
regular y ofrecen una historia universal, mí­
tica y legendaria, desde el nacimiento de los
dioses hasta el final de la Edad Heroica. Los
poemas en sí se han perdido, pero se conser­
van trozos y algunos resúmenes arguménta­
les en prosa.
El Ciclo Ép*co dio comienzo con las nup­
cias del Ciclo y la Tierra, y los conflictos de
sus descendientes, que resultaron en la su­
premacía de los dioses olímpicos bajo el
cetro de Zeus; los poemas más antiguos fue­
ron, al parecer, una Teogonia, una Gigan-
tomaquia y la *Titanomaquia. Para librara
la Tierra de la carga de la raza humana,
Zeus causó primero la Guerra de Tebas, y
después la de Troya; por ello, poemas rela­
tivos a ambas figuraron en el Ciclo Epico.
La serie tebana se componía de la Oedipo-
deia o Historia de Edipo, atribuida a Cine-
ton de Lacedemonia (quizá del siglo vin); la
Tebaida (siglo vin), poema anónimo sobre
la expedición de los Siete contra Tebas; y los
Epigoni o Segunda generación, atribuido a
Antímaco de Teos (quizá siglo vin), sobre la
nueva expedición al mando de los hijos de
los Siete. La Tebaida fue muy admirada y
Plutarco la consideraba como la mejor des­
pués de la litada y la Odisea.
En la serie de Troya, la Cypria (quizá si­
glo viu), poema de autor incierto sobre el
rapto de Elena y las etapas iniciales de la
guerra, precedía a la Iliada, mientras la Ae~
rhiopis. atribuida a Arctino de Mileto (si­
glo viu), la seguía hasta la muerte de Aquiles.
A continuación, la ¡liada menor, probable­
mente por Lesques de Mitilene (siglo vil), y
el más antiguo Saqueo de Illium, también
atribuido a Arctino, coincidían; sólo la lita­
da menor incluía la estratagema del caballo
de madera, pero ambos describían la des­
trucción de Troya. Seguía La vuelta al ho­
gar, atribuido a Hegias, o Agías, de Troezen
(probablemente siglo vil), simétrica a la
Odisea, relación del sino de Agamenón, en­
tre otros; y, finalmente, una continuación
de la Odisea, la Tetegonía, atribuida a Eu-
gamon de Cirene (siglo vi). Esta continua­
ba el relato hasta la muerte de Ulises y el
matrimonio de sus dos hijos, en un arreglo
que señalaba el fin de la leyenda de Troya,
el Ciclo Épico y la Edad Heroica.
Hasta los escasos restos del Ciclo son tes­
timonio de su riqueza mítica y legendaria.
Los ingredientes de barbarie que aparecen
en los poemas, los monstruos, brutalidades,
supersticiones y sacrificios humanos, reve­
laban sus fuentes primitivas con mayor cla­
ridad que la litada y la Odisea, más refina­
das y cuya superioridad era reconocida por
lo general. Con el tiempo, los poemas cicli-
Epicteto
eos fueron apreciados menos por su exce­
lencia que por la sucesión de episodios, y
Aristóteles censuró su falta de movimiento
dramático y de unidad de acción. Pero con­
tinuaron siendo un tesoro de temas de inspi­
ración perenne para las siguientes genera­
ciones y. sobre todo, para los poetas líricos
y trágicos griegos, y para cscritor.es épicos
posteriores griegos y latinos. [GTWH]
Testimonia y fragmentos en OCT Home-
ri Opera. V, cd. T. W. Alien (1912); Loeb:
H. G. Evelyn-White, Hesiod. The Homeric
Hymms and Homérica (1936); Himnos ho­
méricos. tr. A. Bernabé Pajares (Bibl. Clási­
ca G redos).
EPICTETO (h. 55-135 d. C.). Filósofo es­
toico. De origen frigio, fue esclavo del liber­
to Epafrodito. que ejerció cargos importan­
tes con Nerón y Domiciano. Al descubrir
sus dotes, su dueño le permitió asistir a las
lecciones de *Musonio Rufo, y le otorgó la
libertad. Epicteto estableció una escuela en
Roma y en 89. cuando Domiciano expulsó
a los filósofos de la ciudad, la trasladó a Ni-
cópolis, en Epiro. Allí enseñó a gran núme­
ro de discípulos, de todas las clases sociales,
por el resto de su vida. Gracias a uno de és­
tos, el historiador *Arriano, se conservan
algunas de sus obras. Arriano recopiló sus
Discursos y los publicó después de su muer­
te (se conservan 4 libros) y escribió también
un Manual (Encheiridion) como guía de su
filosofía. Estos son los documentos más im­
portantes del estoicismo bajo el imperio.
Son notables por su profundo sentido reli­
gioso: imponen una fe absoluta en la Divina
Providencia, que debe mantenerse a través
de todas las desgracias. El filósofo es el mi­
sionero de la Providencia entre la humani­
dad; su papel es, en su austeridad, como el
del cínico, pero sin los rasgos groseros del
cinismo histórico. El aspirante a semejante
profesión debe «meditar detenidamente el
asunto, conocerse a sí mismo, consultar con
Dios y no hacer nada sin Su consentimien­
to». También «tiene a toda la humanidad
por hijos suyos: las mujeres por hijas, los
hombres por hijos; en ese espíritu se acerca
a ellos y se preocupa de todos... Los recon­
viene como padre, como hermano, como
servidor de Dios, que es padre de todos...».
Sus enseñanzas fueron la principal influen­
cia formativa sobre el estoicismo de *Marco
Aurelio. [DRD]
Loeb: W. A. OIdfathcr (2 vols., 1938);
Pláticas/Fragmentos, ed. y tr. P. Jordán de
Urríes (M., CS1C, 1973).
D. S. Sharp, Epictetus and the New Tes­
tamenta? 14).
72
EPICUREISMO. Los seguidores de *Epi-
curo fueron célebres, más que ningún otro fi­
lósofo helenístico, por su fidelidad a la doc­
trina de su maestro. Además, la primera
promoción de la escuela produjo una exten­
sa literatura en su defensa y propagación.
De aquí que la escuela no estuviera nunca
señalada por reformas como las que sufrió
el * estoicismo en el siglo II a. C., y que, aun­
que en * Lucrecio produjera uno de los más
grandes poetas del mundo, no originase nin­
gún. o muy poco, talento original después
de Epicuro. El deber de los seguidores pos­
teriores era el proselilismo y la defensa de
su doctrina contra los ataques, sobre todo
de los estoicos, sus principales rivales des­
pués de h. 200 a. C. En lo primero tuvieron
grandes éxitos —las fuentes literarias afir­
man (y los epitafios que utilizan fórmulas
epicúreas lo confirman) que la escuela en­
contró partidarios en todo el mundo hele­
nístico, y en la época romana en Italia y en
Africa, aunque no en las provincias occi­
dentales. Las principales escuelas de las que
tenemos noticia son: 1) Atenas, donde se co­
nocen 14 directores sucesivos de la escuela
hasta la época de Julio César, y donde el
Jardín de Epicuro se mantuvo por lo me­
nos hasta el reinado de Adriano; 2) Antio-
quía, donde, con Filónides, la escuela tuvo
gran influencia h. 175 a. C. Probablemente
desde Antioquía el epicureismo alcanzó las
ciudades helenizadas de Judea; influyó en el
autor del Eclesiastés, y San Pablo tenía no­
ticias de él (I Cor. XIII); 3) Nápoles, donde
en el siglo l a. C., Siró y Filodemo de Gada-
ra (v. después) atrajeron muchos discípulos
de Roma. Atico, el amigo de Cicerón, y Me­
cenas se convirtieron al epicureismo; Hora­
cio, Virgilio y Julio César experimentaron
su influencia.
Los principales escritos y documentos
posteriores a Epicuro que se conservan son:
1) Las obras de Colotes de Lampsaco (discí­
pulo de Epicuro), autor de dos panfletos
contra Platón: Contra el Lisis, Contra el
Eutidemo. Se conocen los títulos de otras
obras de polémica. 2) Mucho más impor­
tantes, las obras de Filodemo de Gadara
(1 10-h. 30 a. C.). parte de cuya biblioteca se
descubrió, carbonizada, en las excavaciones
de Herculano. Escribió un panorama gene­
ral de la filosofía griega, una Vida de Epicu­
ro, un libro Sobre la administración de una
hacienda, un tratado de estética y varios li­
bros sobre lógica y ética. También escribió
epigramas, de los que 25 figuran en la Anto­
logía griega. 3) La extensa inscripción (de
más de 91 metros) que Diógenes de Enoan-
da (siglo i! d. C.) «estando a punto de mo­
rir» mandó grabar para edificación de la
posteridad sobre el muro de un pórtico de
su ciudad natal. Descubierta en 1884, ofrece
73
una sencilla exposición de la doctrina epi­
cúrea en etica y física.
La escuela sobrevivió hasta el siglo iv d.
C. y mantuvo relaciones de hostilidad con
el cristianismo. Su influencia y reputación
ha conocido extrañas vicisitudes durante los
tiempos modernos. Admirada por los racio­
nalistas del siglo xvfii, inspiró la mención,
gracias a Thomas Jcfícrson. de «la búsqueda
de la felicidad» en la Declaración de Inde­
pendencia de los Estados Unidos. Más re­
cientemente, las doctrinas «antirreligiosas»
de Epicuro han motivado su canonización
como santo marxista. [DRD]
Colotes: ed. W. Crónert, Kolotes und Mo­
nedemos (Leipzig, 1906); Filodemo: v. su
bibliografía en Oxford Classical Dictionary;
Diógencs: ed. y comentarios J. Williams
(Leipzig, 1907).
N. W. de Witt, Epicnrus and His Philo­
sophy (Minneapolis, 1954); Gilbert Murray,
Fives Stages of Greek Religión (1935).
EPICURO (341-271 a. C.). Filósofo griego.
Hijo de Neocles, ateniense establecido en
Samos, y fundador de una de las filosofías
misioneras helenísticas de mayor éxito. Des­
pués de pasar dos años en Atenas (323-32 I),
Epicuro emigró con su familia y vivió en
varias ciudades de Asia, sobre todo Teos,
donde estudió filosofía con c) atomista Nau-
sifanes. Comenzó a meditar su propio siste­
ma filosófico en Colofón, y estableció una
escuela, primero en Mitilcne (31 1-310), des­
pués en Lampsaco (3 10-306). Al fin marchó
a Atenas en 306; allí compró una casa y el
famoso jardín («el Jardín» se convirtió en
sinónimo del *epicureísmo, igual que «el
Pórtico» del estoicismo). Allí enseño hasta
su muerte. La organización de la escuela
epicúrea era notable. Entre sus discípulos fi­
guraban mujeres y esclavos; compartían
una vida en común, que incluía grupos de
discusión periódica y banquetes mensuales;
seguían un completo plan de estudios, esta­
blecido, al parecer, para rivalizar con el
programa de la Academia platónica. Fue
también planeada como una editorial, con
el fin de redactar y copiar diversos tipos de
libros de texto como propaganda. Con sus es­
tudiantes más avanzados, Epicuro se dedicó
al examen y análisis de la filosofía griega
anterior. Se dice que él mismo escribió más
de 300 libros —una posteridad por lo gene­
ral hostil, ha hecho lo posible para que se
conserve bien poco. Con mucho, la mejor
exposición es el gran poema De rentm na­
tura de *Lucrecio, pero a pesar de toda su
devoción, Lucrecio no siempre entiende las
enseñanzas de su maestro. De aquí la im­
portancia de los escritos auténticos conser­
vados en el Libro X de *Diógenes Laercio.
Epigrama
Estos consisten en: 1) la Carta a Herodoto.
sencilla exposición de la física. 2) la Carta a
Pitodes, y 3) la Carta a Metrodoro. exposi­
ción de la ética y de la actitud correcta ante
los dioses, la muerte, el placer y el dolor. En
el mismo libro se incluyen las Kuriai doxai
o Máximas soberanas, serie de 40 aforis­
mos, para ser aprendidos de memoria por
los estudiantes, sobre problemas morales,
asi como el testamento de Epicuro. En
1888 se descubrieron 80 aforismos más en
un manuscrito del Vaticano.
Lo que se perfila en todas estas fuentes es
un completo sistema racionalista de física,
psicología y ética. Su base es la vieja teoría
atomista de Leucino y Demócrito (*ato-
mistas), renovada y provísta de una forma
modificada de libre albedrío. A esto se agre­
ga un sistema moral que ofrece una vida
tranquila y feliz, libre del temor a los dioses,
la muerte y los accidentes de la vida. El pre­
cio es la renuncia a los objetivos mundanos,
a la actividad política, y a la vida familiar,
incluso. En las nuevas circunstancias del
mundo helenístico era posible practicar este ti­
po de quietismo, y muchos lo hicieron. Pe­
ro la posición antirreligiosa y antipolítica del
epicureismo le valió la malevolencia de la
autoridad, tanto en la época helenística
como en la romana, y la hostilidad, a veces
encarnizada, de otras escuelas filosóficas.
[DRD]
Teubner: Epistidae tres et ratae senten-
tiae, P. von der Mühll (Leipzig, 1922). N.
W. de Witt, Epicurus and His Philosophy
(Minneapolis, 1954); B. Farrington, Science
and Politics in the Ancient World (1939).
EPIGRAMA. El término supone una ins­
cripción, y los primitivos epigramas griegos
fueron compuestos (por lo general, en pa­
reados elegiacos) para monumentos y, espe­
cialmente, como epitafios, *Simónides al­
canzó gran fama en este tipo. En el mundo
helenístico se fue formando un género lite­
rario independiente, el del poema breve
compuesto para una gran variedad de senti­
mientos y «ocasiones», reales o imaginarias,
que seguía empleando el metro elegiaco.
♦Calimaco, * Leónidas, Antipater, Meleagro
y muchos otros compusieron en este estilo.
Existieron colecciones de epigramas como
los integrados hoy en la * Antología griega. -
En Roma, las fases sucesivas aparecen se­
ñaladas con menor claridad. Figuran epita­
fios antiguos —los de los Escipiones proce­
den del siglo ill a. C.—, pero *Ennio y sus
contemporáneos, bajo la influencia griega,
emplearon también la forma literaria. Con
♦Catulo y su grupo, el epigrama quedó vin­
culado a ¡a sátira y la invectiva, y se utilizó
una gran variedad de metros; endecasílabos.
Epinikion
yámbicos, escazontes, así como elegiacos.
El género se hizo muy popular en Roma >
el epigrama latino encuentra su desarrollo
máximo con ‘Marcial. Sus características
son la unidad del tema, la ligereza en el tra­
tamiento y el aguijón satírico; se encuentran
también en los escritores renacentistas que
lo copiaron y especialmente en una deriva­
ción del género —la pasquinada— Anto­
logía griega y latina: ‘Elegía, griega y lati­
na). [DRD]
«EPINIKION». ‘Juegos.
EPISTOLARIOS GRIEGOS. La literatura
griega cuenta con varias colecciones de car­
tas, atribuidas a personajes diversos. La
mayor parte constituyen evidentes super­
cherías, como las Carras de Falaris. desen­
mascaradas (1699) por el gran Richard Ben-
tley en su mejor estilo demoledor. De las
que son, a la vez, auténticas e importantes,
las más notables pertenecen al siglo iv a. C.t
las nueve Cartas de *Isócrates, sobre proble­
mas políticos y morales, las tres Cartas de
*Epicuro, que ofrecen una divulgación de
su filosofía, y algunas de las Epístolas de
*Platón, los únicos grupos que incluyen al­
gunas cartas personales auténticas. Muy
posteriores, las cartas del emperador ‘Julia­
no y del sofista ‘Libanio tienen interés para
la historia del Imperio Romano a fines del
siglo iv d. C. [DRD]
EPISTOLARIOS LATINOS. Los roma­
nos poseyeron el don de expresarse por es­
crito con claridad y elegancia, virtudes aún
más notorias en su correspondencia. La va­
riada y enérgica actividad política y gestora
desplegada durante el siglo I a. C. aumentó
el volumen de las misivas y en la correspon­
dencia de Cicerón figuran epístolas no sola­
mente escritas por él, sino también por Cé­
sar, Marco Antonio, Pompeyo, Catón, Bru­
to, Polión, Vatinio, Celio, Servio Sulpicio y
muchos otros. Las cartas escritas por Cice­
rón abrazan un amplio campo. Algunas son
simples noticieros, con un detallado relato
de la situación política; en otras, como las
dirigidas a Trebacio o Papirio Peto, escribe
en tono humorístico para animar al destina­
tario; otras contienen el tipo de consejos
morales que suele dar al joven el hombre
maduro; algunas son simples cartas forma­
les de recomendación o enhorabuena; otras
comprenden un cambio de rumores, o in­
cluso murmuraciones; mientras un pequeño
grupo de cartas representa a ese tipo de ar­
gumentaciones a las que todos los políticos
activos se dedican de vez en cuando, como
cuando escribe a Luceyo pidiéndole que re­
dacte una historia de su consulado lo más
pronto posible, o cuando ofrece a Léntulo
74
Espintcr una explicación muy enojosa de su
reciente cambio de opinión política.
Casi todas las cartas de Cicerón, por bre­
ves o informales que sean, poseen un alto
valor literario, aunque, con muy pocas ex­
cepciones, no se escribieron para publicar­
se. No ocurre lo mismo con el siguiente
epistológrafo romano cuya obra se conserva
en cierta medida, *Plinio el Joven. Con la
excepción de su correspondencia oficial con
el emperador Trajano, cuando fue goberna­
dor de Bitinia, todas sus cartas fueron escri­
tas intencionadamente como obras litera­
rias, con el deseo de contribuir a su reputa­
ción de literato destacado y a proyectar una
«imagen» conveniente de su personalidad.
Por lo tanto, aunque las cartas de Plinio le
hacen aparecer como algo presuntuoso y
engreído, no presentan sus sentimientos
más profundos a) juicio crítico de la poste­
ridad, como es el caso de Cicerón.
La correspondencia de Plinio ofrece un
interesante panorama de la vida política,
social y literaria de la aristocracia romana
en el reinado de Trajano. Las cartas de M.
Comelio ‘Frontón, dos generaciones des­
pués, son de contenido mucho más personal
y totalmente espontáneas. Frontón fue el
preceptor de Marco Aurelio y L. Vero y su
correspondencia proporciona información
valiosa sobre la vida privada y familiar de la
corte imperial en la época de los Antoninos.
Otras colecciones de cartas, hoy perdidas,
comprendían las de Augusto, citadas varias
veces por Suetonio, y las de Virgilio. [TADJ
«EPVLLION» («Poema épico en miniatu­
ra»). Género literario de origen helenístico.
De extensión limitada a unos centenares de
hexámetros (600 parece haber sido el máxi­
mo), estos poemas tratan de un personaje o
asunto individual (flécale. Heracles el ma­
tador de leones, etc.); estaban animados por
diálogo y pasajes descriptivos; la conven­
ción episódica de una digresión permitía
introducir otra leyenda. ‘Calimaco y *Eu-
forión son sus grandes cultivadores, pero
sus epyllia se han perdido, y los únicos
ejemplos griegos que se conservan se en­
cuentran en la obra de Teócrito. Fue adop­
tado con entusiasmo por los poetas latinos
adictos al ‘alejandrinismo, en especial ‘Ca-
tulo y sus amigos. Su Boda de Peleo y Tetis
(núm. 64) y la /o. de Calvas, perdida, fueron
famosas. Nadie superó la maestría de ‘Vir­
gilio en el género; sus epyllia están integra­
dos en poemas más largos, como el relato de
Aristeo en la Geórgica IV y el de Hércules y
Caco en el Libro VIII de la Eneida. ‘Ovidio
encontró inapreciable el género para las
leyendas de las Metamorfosis. [DRD]
M. M. Crump, The Epyllion from Theo-
critus to Ovid (1931).
75
ERATÓSTENES (h. 275-h. 194 a. C.).
Geógrafo y polígrafo griego. Después de
educarse en Atenas, Eralóstcnes de Circne
aceptó la invitación de Ptolomco III Eucr-
gctes para trabajar en el Musco de Alejan­
dría. Allí investigó en varios campos: geolo­
gía, astronomía, matemáticas y crítica lite­
raria. Era una edad de especialistas que no
apreció a Eratóstcncs, a quien motejaron de
«Beta» (el segundón) y «Pentathlos» (bueno
para lodo), por no figurar en primera fila en
ningún conocimiento. La verdad es que
fue un geógrafo excelente: estableció la esfe­
ricidad de la tierra, midió su diámetro con
una aproximación de un 4%, y escribió una
geografía descriptiva. Se ocupó también del
tamaño y distancias del Sol y la Luna. En
matemáticas investigó los problemas de los
números primos (la famosa «criba de Era-
tóstenes»); en historia, trató de establecer
una cronología científica; en los estudios li­
terarios, escribió 12 libros Sobre la Come­
dia Antigua. Fue nombrado bibliotecario de
Alejandría en 235, el primer hombre de
ciencia en ostentar tal cargo. No se conserva
ninguno de sus escritos, pero mucho de su
material geográfico fue utilizado por *Estra-
bón y Ptolomeo. [DRD]
Jacoby, FGH, II.
Sarton, HS, II.
ERINNA (comienzos del siglo m a. C.) Poe­
tisa griega. Nació en Tclos. Estuvo proba­
blemente en relación con el movimiento li­
terario de Cos: *Asclepiades publicó sus
poesías completas y *Teócrito influyó en su
versificación, vocabulario y dialecto (dórico
con elementos eólicos). Murió a los 19 años.
Su obra más famosa fue La rueca (símbolo
de la mujer soltera). De los 300 hexámetros
que constituían el original, 60 incompletos
han sido recuperados de un papiro. Erinna
lamenta la temprana muerte de su amiga
Baucis y rememora las alegrías y las penas
de la adolescencia que compartieron. Escri­
be con delicadeza, espontaneidad y profun­
da sensibilidad. Se conservan también tres
pulcros epigramas. [DEWW]
Diehl, ALG.
ESCÉPTICOS. Los escépticos griegos re­
presentan no tanto una escuela filosófica
como una tradición de oposición empírica o
agnóstica contra diversas formas de doctri­
na dogmática. Sus representantes más des­
tacados son: 1) Pirrón de Elis (h. 360-h.
270 a. C.), que se dice formó parte del equi­
po de hombres de ciencia que acompañó a
la expedición de Alejandro. A su vuelta en­
señó en Elis, afirmando la imposibilidad del
conocimiento «verdadero», y la necesidad
de regir la vida según la teoría de la proba­
Escipión
bilidad. 2) Arcesilao (h. 315-241 a. C.),
nombrado director de la Nueva Academia
en 264, y sus sucesores. Arremetieron deci­
didamente contra la doctrina clave del es­
toicismo, de la percepción sensorial como
base del conocimiento. 3) Enesidemo, con­
temporáneo de Cicerón, que, en la tradición
de Pirrón, enseñó la «suspensión del jui­
cio». 4) Sexto Empírico (Jl. h. 180 d. C.),
gracias a cuyas obras conservadas debemos
nuestro conocimiento del escepticismo grie­
go. Las principales de éstas son: I) la Idea
del pirronismo (3 libros), 2) Contra los dog­
máticos (5 libros), y 3) Contra los maes­
tros de escuela (6 libros), examen crítico del
tema de la educación general. [DRD]
Loeb: Sextus Empiricus. R. G. Bury (4
vols., 1933- ).
M. M. Patrick, The Greek Sceptics
(1929).
ESCILAX (/?. siglo v a. C.). Explorador
griego. Escilax de Caryanda, en Caria, ex­
ploró el rio Indo por orden de! rey Darío de
Persia y después navegó por el océano Indi­
co hasta el mar Rojo. El Periplus, descrip­
ción de algunos países de Europa, Asia y
Africa, es una obra posterior, recopilada h.
el siglo iv a. C. [TAD]
V. Müller, Geographici graeci minores
(1 855); Herodoto, IV; 44.
ESCIPIÓN, CÍRCULO DE. Denomina­
ción dada por razones prácticas al grupo de
políticos e intelectuales (griegos y romanos)
en tomo a Escipión Emiliano (185-129 a.
C.), hijo del helenizante Emilio Paulo, que
transportó a Roma la biblioteca real de Ma-
cedonia en 167 a. C. Figura eminente en la
política de Roma durante toda su vida adul­
ta, y predominante desde h. 145 hasta su
muerte, Escipión se encontraba en situación
excelente para fomentar la difusión en
Roma de lo mejor de la cultura griega. Con
Escipión y su amigo Lelio, ambos destaca­
dos oradores, el grupo comprendía al his­
toriador *Polibio, al filósofo estoico *Pane-
cio, al satírico *Lucilio y a los dramaturgos
*Terencio y *Pacuvio. Además de su con­
tribución al campo de la literatura, la reli­
gión y la filosofía, promovieron conceptos
generales tan importantes como el de con­
cordia. como el ideal para la dirección de la
política nacional, y el de humanitas. el
vínculo que une a todos los hombres con
independencia de nacionalidad, color o
raza. Por medio de la obra de juristas emi­
nentes como Q. Mucio Escévola, estos prin­
cipios se incorporaron hasta cierto punto en
el derecho romano. La muerte de Escipión y
la gran crisis política de los Gracos dieron
fin a la influencia colectiva del grupo. Pero
Estero
su ideario perduró durante la generación si­
guiente. con Rulilio Rufo y otras figuras.
Ejerció una profunda influencia sobre Cice­
rón durante los últimos años de la Repúbli­
ca. [DRD]
ESFERO. *Zcnón. - Los Siete contra Tebas era parte de una
ESOPO. * Fábulas.
ESQUILO (h. 525-456 a. C.). Poeta trágico
griego. N. de familia noble en Eleusis, en
Atica. Esquilo luchó como un patriota con­
tra los invasores griegos en Maratón (donde
su hermano murió en la batalla) y. proba­
blemente, en Salamina. Fue acusado en
cierta ocasión de revelar los Misterios de
Eleusis en una tragedia, pero parece que no
fue iniciado en ellos, porque se dice que lo­
gró salir absuelto alegando que había obra­
do sin conocimiento. Comenzó a exhibir
tragedias a comienzos del siglo v y obtuvo
su primera victoria en 484. Su obra más an­
tigua que se conserva es Los Persas (repre­
sentada en 472). Los Siete contra Tebas
apareció en 467 y la Orestiada (Agamenón,
las Coéforas y las Euménides) en 458; las
dos tragedias no fechadas, las Suplicantes y
Prometeo encadenado, parecen ser de 460
a 450. Visitó en Sicilia, probablemente en
dos ocasiones, la corte de Hierón de Siracu-
sa, cuya riqueza, energía y cultura atrajeron
a muchos destacados artistas griegos. En la
primera visita presentó las Mujeres de Etna
en honor de la nueva ciudad de aquel nom­
bre. levantada por Hierón, y repitió su re­
ciente representación de los Persas. En 468
estaba de vuelta en Atenas, ocasión en que
fue derrotado en los concursos trágicos por
Sófocles y marchó de nuevo a Sicilia en
458. AHÍ murió en 456, cerca de Gela, Su
epitafio, según se dice compuesto por él
mismo, menciona con orgullo que luchó
contra los persas, pero nada dice de su poe­
sía. Ganó 13 victorias trágicas en vida, y
más después de morir, ya que por decreto
especial se permitieron las reposiciones pos­
tumas de sus obras. Dejó unas 80 tragedias,
de las que se conservan siete; el resto se co­
noce sólo por títulos y fragmentos, algunos
de ellos descubiertos recientemente en papi­
ros. Las obras conservadas, que representan
una corta lista seleccionada por eruditos de
Alejandría y Bizancio, incluyen algunas de
las tragedias más famosas de Esquilo y su
excelsa trilogía.
Los Persas pertenecía a una tetralogía de
obras al parecer inconexas —Fineo, ios Per­
sas, Glauco de Polnia y un Prometeo satíri­
co. En esta tragedia Esquilo muestra la his­
toria reciente en forma trágica, pero la in-
viste de una adecuada lejanía al localizar
76
la obra en la exótica opulencia de la corte
real persa. El lema es el regreso de Jcrjcs de­
rrotado. que aparece al lina! en postración
total. Esquilo no se complace en ello; el de­
sastre está observado desde el punto de vista
de los persas.
tetralogía acerca del destino de la casa real
de Tebas, generación tras generación: pri­
mero el Layo, después el Edipo y, a conti­
nuación, la obra que se conserva, sobre la
rivalidad entre Etcoclcs y Polinices; la obra
satírica. Esfinge, volvía a la historia de Edi­
po. Los Siete tiene escasa acción: es más
bien un espectáculo de heráldica y de ten­
sión creciente a medida que Etcoclcs asigna
a siete guerreros tebanos para que contien­
dan con los campeones argivos en las siete
puertas. Irremediablemente, los dos herma­
nos se enfrentan en la séptima puerta y
ambos mueren.
La fecha de las Suplicantes ha sido moti­
vo de mucho debate, pero ciertas pruebas
descubiertas recientemente indican que se
representó después de 468. Fue obra inicial
de una tetralogía sobre la leyenda de Da-
nao. El coro de suplicantes son sus 50 hijas,
que huyen a Argos para evitar el casarse con
sus primos, los 50 hijos de Egipto, y obtie­
nen allí asilo. La acción es esquemática y no
muy convincente; la obra es en realidad
sólo el primer acto de una tragedia más ex­
tensa. Las jóvenes que rechazan el matrimo­
nio en la primera obra son obligadas a reali­
zarlo en la segunda, las Egipcias. Todas
asesinan a sus esposos, salvo una, que es en­
tonces acusada de traición por perdonar a
su esposo; pero en la tercera obra, Hijas de
Danao, resultaba absuelta, al parecer, y la
persuasión lograba con sus hermanas lo que
no había conseguido la fuerza, cuando
Afrodita, diosa del amor, les reconcilia con
su papel natural en el matrimonio. El satíri­
co Amymone, sobre las aventuras de otra
hija de Danao, completaba probablemente
la tetralogía. -
La fecha de Prometeo encadenado es
también insegura, pero es probablemente
bastante tardía. El plan de la trilogía y el or­
den de sus obras no se conocen, pero es
posible que comprendiese igual combina­
ción de conflicto y reconciliación que la
tetralogía de las Danaides y la Orestiada,
con Prometeo portador del fuego mostrando
su crimen original, Prometeo encadenado el
duelo entre un Zeus vengativo y su desafian­
te víctima, y Prometeo libertado la solución
final. Nada seguro se sabe del drama satíri­
co. El Prometeo encadenado se inicia de
forma sensacional, con el encadenamiento
de Prometeo (representado quizá por una fi­
gura tendida) a una roca solitaria en el fin
de la tierra como castigo por haber robado
77
el fuego para la humanidad. Allí queda, in­
móvil, y el resto de la tragedia muestra los
efectos de las visitas de una serie de perso­
najes: el coro, las amables hijas de Océano;
este mismo, el contcmporadizador Océano,
la angustiada lo, otra víctima de Zeus; y, ai
fin, el lacayo de éste. Kermes. Prometeo co­
noce el secreto del que depende el futuro de
Zeus, pero cuando Hcrmcs 1c ordena reve­
larlo, se niega desafíantcmente a hacerlo. Al
final, un rayo de Zeus sepulta a Prometeo y
al coro en las entrañas de la tierra.
El argumento de la Orestíada. la única
trilogía que se conserva íntegra, está tomado
de la leyenda de la casa real de Atreo, en la
que los crímenes se van sucediendo durante
muchas generaciones. La primera parte de
la acción se desarrolla en el palacio de Aga­
menón, hijo de Atreo, en Argos, y comienza
con un ambiente ambiguo, de esperanza y
presagio. Se aproxima el final de la Guerra
de Troya; pero antes de partir para Troya,
Agamenón tuvo que sacrificar a su hija, Ifi-
genia, para conseguir un buen viento, y du­
rante diez años Clitemnestra, la afligida ma­
dre, ha meditado sobre esta acción en au­
sencia del rey, ha enviado fuera del país a su
hijo Orestes y ha reinado en Argos en com­
pañía de su amante, Egisto. Llega entonces
la nueva, transmitida por una sucesión de
antorchas, de que Troya ha caído. Clitem­
nestra exulta en su júbilo, pero el coro de
ancianos argivos recuerda el crimen que
originó la guerra y el precio que se ha paga­
do por la victoria. Al fin llega el rey victo­
rioso, al que acompaña una cautiva troya-
na, Casandra. Se produce una reunión em­
barazosa. Clitemnestra se muestra odiosa;
Agamenón, frío y cauto, pero al fin ella lo­
gra arrastrarle a la muerte; Casandra, des­
pués de experimentar horrendas visiones de
los crímenes de la casa de Atreo, pasados y
futuros, sigue, en su desesperación, la suerte
de su señor. La acción pasa al interior del
palacio y el coro descubre con horror a Cli­
temnestra de pie sobre los cadáveres de
Agamenón y Casandra. Replica a sus pro­
testas con el recuerdo del sacrificio de Ifige-
nia, y cuando Egisto aparece, atemoriza al
coro con una exhibición de fuerza. La única
esperanza del coro es que un día el hijo de
Agamenón vengue a su padre.
En las Coéforas, Orestes vuelve a Argos
con su camarada, Pilades, después de años
de destierro, con el explícito mandato de
Apolo de que vengue la muerte de su padre.
Ve a su hermana, Electra, con las esclavas
{el coro), portando libaciones para derra­
mar sobre la tumba de Agamenón (coéforas:
«portadoras de libaciones»). Después de
unos momentos de duda, Electra se une a él
con una pavorosa invocación al espíritu de
su padre difunto, hasta que se sienten infla­
Esquilo
mados por la pasión de venganza. Orestes
logra matar a Egisto y después, espada en
mano, se enfrenta con su madre. Por un
momento flaquea, pero Pilades le recuerda
severamente la orden de Apolo, y ambos la
arrastran al palacio.De nuevo vuelve la es­
cena al interior de éste, y ahora es Orestes
quien se encuentra de pie sobre los cadáve­
res de Clitemnestra y Egisto. Justifica su
venganza cuando ve acercarse a las Furias
vengativas que vienen a perseguirle y huye
para buscar la purificación en el santuario
de Apolo en Delfos.
La escena inicial de las Euménides se de­
sarrolla en Delfos, y las Furias constituyen
el coro. Orestes, suplicante, rodeado por las
Furias dormidas, recibe seguridades por
parte de Apolo, que lo envía a Atenas, para
ser juzgado y absuelto por Atenea. El espec­
tro de Clitemnestra despierta encolerizado a
las Furias, que parten en su persecución. La
acción pasa a Atenas, ante el templo de
Atenea en la Acrópolis. Las Furias y Ores­
tes presentan su caso a Atenea, que la diosa
pasa al tribunal de homicidios del Areópa-
go. Las Furias llevan la acusación, y la de­
fensa, Apolo; los jueces se muestran dividi­
dos en su opinión, pero Atenea, al emitir su
voto, lo hace en favor de Orestes. Ha de cal­
mar entonces a las coléricas Furias, a las
que convence para que adopten una nueva
función y se establezcan en Atica como es­
píritus venerados y benéficos, las Euméni­
des o Benéficas, y son conducidas en proce­
sión a su santuario subterráneo bajo el
Areópago.
Esquilo fundó la tragedia griega clásica
adoptando de *Frinico una forma artística
relativamente sencilla y elevándola a un ni­
vel de esplendor heroico y auténtico que sus
sucesores ni siquiera intentaron emular. Su
introducción de un segundo actor indepen­
dizó el diálogo del coro y aumentó sus posi­
bilidades dramáticas; así como desarrolló, si
es que no inventó, la trilogía y la tetralogía
como vehículos dramáticos á escala máxi­
ma. Era famoso por crear intriga mante­
niendo a un personaje en un silencio impre­
sionante, y también utilizó mucho los efec­
tos espectaculares. Dioses, titanes y héroes
cruzaban la escena y sus acciones determi­
naban el destino de ciudades y dinastías
enteras, e incluso del mismo Zeus. Su afi­
ción por lo exótico en escenarios, acción,
descripciones y recursos escénicos, le con­
dujeron a peligrosos extremos de suntuosi­
dad y absurdo casi wagne ríanos.
El estilo de Esquilo corría parejas con su
tragedia: ampuloso y rico en sólidos térmi­
nos compuestos y epítetos acumulados; a
veces, altisonante hasta llegar a lo grotesco;
abundante en metáforas, de una audacia ex­
cesiva. El elemento coral figura prominen-
 Esquines
temente en sus tragedias, y a pesar de cierta
tendencia hacia la vulgaridad altisonante y
la oscuridad, sus grandes odas son obras
paaestras de pensamiento concentrado y vi­
brante, imágenes de aguda precisión e inten­
so sentimiento. Sus ritmos fueron después
censurados por ser en exceso dactilicos,
pero la poesía que se conserva obtiene tam­
bién enérgicos resultados con otros metros,
aunque la música se haya perdido. Como la
tragedia, a la escala sobrehumana de Esqui­
lo, es forzosamente sencilla, sus breves ar­
gumentos se desarrollan con escasa sutileza
en la caracterización. Naturalmente, los co­
ros son tipos —vírgenes fanáticas, ancianos
afanosos, Furias indescriptibles— aun
cuando desempeñan un papel positivo en la
acción; pero la mayor parte de los persona­
jes individuales aparecen más en silueta que
en cuatro dimensiones. Las principales ex­
cepciones ocurren en la Orestiada, última
obra del poeta: la personalidad demoníaca
de Clitemnestra, la mujer de corazón viril,
que domina en Agamenón; quizá también
Casandra, con su frenesí y ternura; y dos
rápidos esbozos, llenos de vida, de un vigía
y una nodriza. El aspecto más original, qui­
zá, de Esquilo, reside en su excelente senti­
do «teatral». Tiene espectros, parlamentos
de mensajeros, interiores que se revelan sú­
bitamente, y un rey reducido a harapos; és­
tas eran probablemente características típi­
cas de la tragedia griega, pero las emplea
con un efecto excelente. Cuando parece
mostrarse original es en sus famosos perso­
najes silenciosos, los movimientos de masas
de las Suplicantes, el cataclismo al final de
Prometeo encadenado, y, sobre todo, en la
Orestiada, en la tentación de Agamenón
por Clitemnestra, la horrenda jauría de las
Furias y el tremendo crescendo de la escena
del gran proceso y la procesión final.
La ética de Esquilo, sencilla, cruel y gran­
diosa, evoca curiosamente la del Antiguo
Testamento. Para Esquilo, una gran prospe­
ridad encierra un peligro, ya que puede con­
ducir al hombre a la insolencia presuntuo­
sa, el hubris, y después la venganza, quizá
largo tiempo pospuesta, pero en definitiva
inevitable, le destruirá, a él o a sus descen-
' dientes. Es posible que también el inocente
sufra, pero el designio de la Providencia ha
de ser revelado al final como justo y benéfi­
co. El criminal mancha su casa con su cul­
pa, y sus hijos, y los hijos de sus hijos serán
perseguidos por la maldición; aunque gra­
cias a la virtud, a evitar el hubris, a alcanzar
la sabiduría mediante el sufrimiento, les sea
posible escapar. Pero la violencia engendra
violencia sin fin, hasta que se pliega a la
persuasión, como al final hará. Esta es ley
que gobierna tanto a los hombres como a
los dioses: Zeus fue un tirano en cierta oca-
78
sión, pero incluso el tuvo una lección que
aprender. Con ello Esquilo, profundamente
religioso, aunque no convencional, realizó
su intento más audaz y más imaginativo
para proporcionar una base moral a la mi­
tología de los griegos, fantástica y a veces
horripilante. (*Satirico, Teatro; Tragedia
griega.) [GTWH]
OCT: G. Murray (1955). Fragmentos: H.
J. Mette, Supplementum aeschyleum (Ber­
lín, 1959). Comentarios: H. J. Rose (Ams-
terdam, 1957-8). Traducciones: F. S. Brieva
Salvatierra (M., Bibl. Clásica); tr. catalana
Caries Riba (3 vols., B., Bemat Metge,
1932).
ESQUINES (h. 390-h. 314 a. C.). Orador
ateniense. Enemigo mortal de Demóstenes.
Las circunstancias familiares dieron fin a su
educación y le hicieron pronto indepen­
diente. Tuvo un distinguido servicio mili­
tar. Su carrera política comenzó bajo el ala .
de Eubulo, h. 357. Aunque interviniera en
los intentos para organizar una resistencia
de todos los griegos contra Macedonia en
348, pronto se convenció de la necesidad de
un compromiso. Con Demóstenes, fue uno
de los delegados que negociaron la paz de
Filocrates. El intento posterior de Demóste­
nes de demostrar que Esquines había sido
sobornado por Filipo de Macedonia, fraca­
só al demandar Esquines a su otro acusador,
Timarco, que resultó culpable de inmorali­
dad. Sin embargo, cuando Demóstenes re­
novó su ataque, en 343, Esquines resultó
absuelto con dificultades. En 339, caracte­
rísticamente, desarticuló las acusaciones he­
chas por los anfisanos contra Atenas acu­
sando enfurecidamente a éstos de cultivar la
llanura de Grisaea, con lo que aceleró la
Guerra Sagrada. En 337 presentó la moción
de repulsa del decreto de Tesifonte, que dis­
ponía la coronación de Demóstenes por sus
servicios a Atenas. La muerte de Filipo sus­
pendió la decisión hasta 330, cuando los
intentos de Esquines para eliminar a De­
móstenes de la vida pública tuvieron como
resultado su propia eliminación. Retirado a
Rodas, ejerció allí de retórico.
Se han conservado tres discursos suyos:
1) Contra Timarco (345); 2) Sobre la em­
bajada (343), feliz réplica a los ataques de
Demóstenes; 3) Contra Tesifonte (330),
convincente cuando alega las ilegalidades
técnicas de la propuesta, pero insuficiente
como ataque contra la carrera de Demóste­
nes.
Esquines, con su astucia y su oportunis­
mo, era formidable, sobre todo en la oposi­
ción, y quizá superase a Demóstenes en
comprender el arte de lo posible. Su evalua­
ción de las probabilidades de Atenas en una
79
guerra con Macedonia fue poco lisonjera,
pero la realidad la confirmó. Poseía grandes
dotes naturales como orador —buena voz y
buena presencia, una mente ingeniosa, ame­
na y rica en conocimientos, y una apasiona­
da elocuencia, ilustrada con citas poéticas y
mitológicas. Lo que le faltó en la oratoria,
como en la política, fue discernimiento,
gusto y autoridad moral. En sus mejores
momentos es capaz de convencer y de emo­
cionar. [DEWW]
Loeb: C. D. Adams (1919).
Dobson, GO.
ESQUINES DE ESFETO (siglo iv a. C ).
Filósofo griego. Uno de los discípulos más
fieles de Sócrates, de cuyos juicio y muerte
se sabe que fue testigo. Después emigró a Si-
racusa, pero volvió a Atenas en 356. Al
igual que Jenofonte, Platón y otros socráti­
cos, dejó una imagen de la vida y enseñan­
zas de su maestro escribiendo diálogos en los
que éste era la figura central. La Antigüedad
lo tuvo por un fiel cronista; por desgracia
sólo se conservan fragmentos de los siete
diálogos que le pueden ser atribuidos con
garantías. [DRD]
Ed. y comentario H. Dittmar (1912).
ESTACIO, Publio Papinio (h. 45-h. 96 d.
C.). Poeta épico latino. N. en Nápoles. Su
padre, maestro de éxito, también poeta, que
trasladó su escuela a Roma, vigiló su educa­
ción y fue testigo de sus primeros éxitos.
Estacio disfrutó de una creciente fama lite­
raria y dio recitales de su poesía en la capi­
tal, contando entre sus protectores al pro­
pio emperador. Triunfó en el concurso poé­
tico de los Juegos Albinos, h. 89, pero fue
derrotado en el concurso capitolino de 94.
A) comenzar a flaquear su salud, se retiró
a Nápoles en 95 y murió antes que Domi­
ciano.
Su principal obra es la Tebaida, poema
épico en 12 libros publicados en 92 después
de una docena de años de trabajo. Describe
el cumplimiento de la maldición de Edipo
contra sus hijos, que culmina en la expedi­
ción de los Siete contra Tebas y el duelo a
muerte entre Eteocles y Polinice. Una serie
inconexa de escenas y parlamentos, casi to­
das sensacionales o patéticas, proporciona
amplia ocasión de lucimiento al innato sen­
tido de Estacio para la acción apasionante,
el movimiento y el color, y para sus dotes
descriptivas y dramáticas, cuya concien­
cia puede que le llevase inicialmente a
intentar la épica. Su estilo, sin embargo, es
siempre alusivo, abstruso y forzado, y el
elaborado artificio del lenguaje da la impre­
sión de que ha sido utilizado tantas veces
Estesícoro
que se ha «pasado» sin remedio, con la
ornamentación ahogando más que enrique­
ciendo la poesía. No vivió hasta completar
su segundo proyecto épico, la Aquileida,
cuyo tema iba a haber sido la vida de Aqui-
les y su muerte en la Guerra de Troya. Esto
hubiera exigido no menos de 12 libros; en
su forma actual, el poema acaba súbitamen­
te en el 11:167. Lo que conservamos tiene
mayor espontaneidad que la Tebaida, quizá
porque le falta la revisión final. Las Silvae,
32 poemas improvisados, proceden de los
últimos años de su vida, y se suponen fue­
ron escritos con prisa y sin su normal puli­
mento; se componen en su mayor parte de
hexámetros con algunas incidencias de me­
tros líricos. Temas característicos son naci­
mientos, bodas, lamentos fúnebres, fiestas,
ricos edificios, objetos artísticos, animales
favoritos y esclavos. Van de la adulación
servil al emperador, hasta la famosa invoca­
ción al Sueño (V:4). Incluso en estos breves
versos de circunstancias, Estacio tiende a
desdeñar la simplicidad y la espontaneidad
como indignas de la poesía, pero resultan
más atractivos para el lector moderno que
sus composiciones más solemnes y ofrecen
valiosa información sobre la sociedad ro­
mana en los últimos años de Domiciano.
(* Lírica latina, poesía.) [DEWW]
OCT: Thebaid y Achilleid, H. W. Garrod
(1906); Silvae, J. S. Phillimore (191 7); Achi­
lleid, ed. O. A. W. Dilke (1954); Loeb: J. H.
Mozley (2 vols., 1928); Bemat Metge: Gui-
llem Colom y Miquel D0I9, Silves (2 vols.,
1957).
ESTESÍCORO (fines del siglo vil a media­
dos del vi a. C.). Poeta lírico coral griego.
N. en Matauro, en la punta meridional de
Italia, y residió en Himera. Durante algún
tiempo vivió en la Grecia continental, quizá
como refugiado de la tiranía de Fálaris; co­
nocía Beocia, Esparta y Arcadia. Pero el
ambiente de la Magna Grecia, libre del peso
muerto de la tradición, fue su medio natu­
ral, y murió en Catana, en Sicilia.
Los alejandrinos conocían 26 libros de la
poesía de Estesícoro. Se le atribuye el inven­
to de la estructura triádica equilibrada: es­
trofa, antistrofa y épodo. Su innovación
principal, sin embargo, fue temática: el tra­
tamiento de los temas épicos en tono lírico.
El hecho de que sus poemas se conozcan
por el nombre, y su influencia sobre el arte
contemporáneo, sugieren su destreza en se­
leccionar momentos animados de intensi­
dad dramática. Refundió con audacia ios
mitos a sus fines propios; muy famosa fue la
palinodia en que se desdijo de su anterior
condena de Elena de Troya. Abrió nuevos
caminos al inspirarse en tradiciones popula-
Estesímbroto
res de Sicilia para los relatos trágicos de
Dafnis y de Calyce. Estos temas románticos
son el anuncio, tenue y distante, del naci­
miento de la pastoral. Estesícoro fue un
artista creador profundamente original, que
compuso poesía lírica a escala épica con
una solemne nobleza de carácter y una
constante dignidad de estilo. [DEWW]
Page, PA/G.
Bowra, GLP.
ESTESÍMBROTO (/7. fines siglo v a. C.).
Erudito y escritor griego. N. en Tasos. pero
enseñó en Atenas. Escribió un libro sobre
Homero, otro sobre los misterios de Sanio-
tracia. y una obra biográfica sobre Temísto-
cles. Pericles y Tucídides (hijo de Melesias).
que Plutarco usó con frecuencia. [TAD]
Jacoby, FGH. II.
ESTOICISMO. De los grandes sistemas fi­
losóficos surgidos para hacer frente al cam­
bio de condiciones del mundo posterior a
Alejandro, el estoicismo, aunque no fuese
el más profundo desde el punto de vista in­
telectual, fue el que tuvo más larga vida y
ejerció la más vasta influencia. Si bien
Atenas fue durante mucho tiempo la sede
de la escuela, sus figuras más destacadas al
comienzo fueron todos asiáticos. Su funda­
dor. *Zenón (335-263 a. C.). oriundo de
Citium, en Chipre, fue a Atenas h. 313, y
después de estudiar con el cínico Grates
(*cínicos) y en la Academia, estableció su
propia escuela en la Stoa Poikile (de donde
el nombre «estoico», o el Pórtico). Combinó
la lógica, la «física» (ciencia natural) y la
ética en un sistema coherente de filosofía,
que permitía al discípulo seguir una vida
virtuosa, «en armonía con la naturaleza»,
en cualquier circunstancia que pudiera pro­
ducirse. Conocemos los nombres y las fe­
chas de los seis que le sucedieron como
directores de la escuela, y de muchos parti­
darios durante los quince años siguientes.
Los más importantes son *Cleantes de Assos
(director 263-232 a. C.), que amplió el con­
cepto del gobierno divino del mundo, ha­
ciendo de Zeus en realidad una deidad mo­
noteísta, y *Crisipo de Soli (director
232-207 a. C.), que tuvo que hacer frente a.
la embestida contrae! estoicismo emprendi­
da por Arcesilao y la Academia. Reformó la
lógica y la física y de tal modo renovó elisis­
tema que vino a ser considerado como su
segundo fundador. Como sólo se conservan
fragmentos de Zenón y de Crisipo, resulta
difícil distinguir entre sus doctrinas. Pero lo
cierto es que el estoicismo se hizo por esta
época con muchas de Jas mejores cabezas
de! mundo helenístico, especialmente las de
gobernantes como Antígono Gonatas de .
80
Macedonia (284-239) y Clcomcnes III de
Esparta (235-2 1 9 a. C.).
El aspecto político se hizo más notable co
la fase siguiente, en que *Panecio de Rodas
intentó naturalizar el estoicismo en Roma.
Desde h. 145 estuvo estrechamente relacio­
nado. como el historiador Polibio, con el
grupo de aristócratas romanos ilustrados,
que rodearon a Escipión Emiliano (Círculo
de *Escipión). Concentrándose en la etica y
la política, adoptó las originales prendas
griegas del estoicismo para vestir la mentali­
dad romana. En este nuevo sistema —cono­
cido como el estoicismo medio— el acento
había pasado del sabio en el universo al ciu­
dadano en el marco de la sociedad, y el
objetivo era colaborar al buen gobierno del
mundo inculcando a la aristocracia romana
el sentido de sus deberes. En el siglo siguien­
te *Posidonio de Apamea realizó una nueva
síntesis de las ciencias naturales e hizo una
labor original en historia y etnografía. Su
concepto de ley natural como voluntad de
Dios ejerció una influencia trascendental en
la jurisprudencia romana. También hizo
mucho por reavivar la seudociencia de la
astrología.
El curso de la política de Roma durante
el siglo i a. C. dio al traste con los sueños de
gobierno de una aristocracia ilustrada. Los
partidarios romanos del estoicismo nadaron
entonces contra corriente, o. como Bruto,
Catón el Joven y Marco Favonio, murieron
en el último bastión, defendiendo la causa
perdida de la República. La impasibilidad
estoica mantuvo su intransigencia: vicirix
causa deis p/acuii. sed vicia Caioni.
Durante el siglo i d. C. el estoicismo dio
vida a la «oposición filosófica» contra el
Imperio, Se produjo una simbiosis entre el
sabio estoico (*Musonio Rufo, etc.) y el no­
ble romano, como en el grupo de Peto
Thrasea, con Nerón, y de Barea Sorano,
bajo Domiciano. Reducido por entonces a
un sistema ético, el estoicismo no se limitó
a enseñar una vida virtuosa, sino una más
edificante; Tácito relata, en conmovedoras
escenas, la muerte de los mártires del estoi­
cismo. Hubo también otra veta de estoicis­
mo, cuyo representante más destacado fue
el político y multimillonario *Séneca.
Después de la muerte de Domiciano, el
estoicismo se convirtió en la filosofía del ré­
gimen. Durante cuatro reinados sucesivos
proporcionó un código de conducta y una
idea de servicio para el emperador de Roma
y, por fin, un emperador estoico en la perso­
na de * Marco Aurelio.? Los escritos de
*Epicteto y de Marco Aurelio, constituyen
la fuente principal para la doctrina estoica
en su última etapa creadora. Por otra parte,
el estoicismo tuvo una difusión amplísima:
proporcionó una filosofía de la vida a mu-
 81
chas personas inteligentes de la clase media
c incluso —gracias a su aliado, el cinismo—
de la baja. Después de este período, el estoi­
cismo dejó de producir figuras notables,
pero constituyó uno de los ingredientes más
eficaces del eclecticismo que señaló la etapa
final de la filosofía pagana, e influyó honda­
mente en la patrística, sobre todo en San
Agustín. [DRD]
Arnim, Sl7F.
E. Bevan, Stoics and Sceptics (1913); M.
Pohlenz, Die Stoa (2 vols., Gotinga, 1948) y
Stoa und Stoiker (Zurich, 1950); M. Hadas,
Essential Works of Stoicism (Nueva York,
1961); Paul Barth, Los estoicos (Los Filóso­
fos, V. M., Revista de Occidente, 1930);
Eleuterio Elorduy, El estoicismo (M., Gre-
dos, 1972).
ESTRABÓN (64/63 a. C.-d. 21 d. C.). Geó­
grafo griego. Nació en Amasia, en Ponto,
miembro de una familia que se había distin­
guido al servicio de los reyes locales. Debió
ser rico, ya que pudo dedicar su vida a estu­
diar, escribir y viajar. Fue a Roma en 44 y
estudió allí con los maestros griegos más
distinguidos; es posible que su interés por la
geografía fuera estimulado por Tiranion. En
filosofía, fue estoico y mostró una admira­
ción casi ilimitada por los romanos, quizá
debido a la. influencia de *Polibio y *Posi-
donio, o puede que a la propensión heredi­
taria en la familia de apoyar a los vencedo­
res. Se conocen pocos detalles de la vida de
Estrabón, pero visitó Roma varias veces,
viajó extensamente por Asia Menor y Egip­
to, y es probable que pasase ios últimos
años de su vida en Amasia.
La obra más antigua de Estrabón fue una
historia en 47 libros, perdida por completo.
Escribió después 17 libros sobre geografía.
Esta obra fue probablemente publicada por
primera vez h. 7 a. C. y más tarde volvió a
publicarse en versión revisada. Estrabón :
consideraba la geografía como una rama de
la filosofía, y definía ésta como un amplio
saber que abarca las cosas humanas y divi­
nas; el propósito de Estrabón era escribir,
cuanto fuera útil y necesario para quienes
- ocupan altos puestos en la vida pública. Lo - EUDOXIO (h. 408-355 a. C.). Astrónomo
que no está claro es si esta minoría selecta
para la que escribe fueron griegos de su
Ponto nativo, o romanos.
Estrabón basó su geografía en *Eratóste-
nes, aunque no tuvo escrúpulos en censu­
rarle, tanto a él como a otros geógrafos.
Creyó que la tierra era una esfera, en la que
el mundo habitado constituía una isla ro­
deada por el océano y que ocupaba un cua­
drilátero en el hemisferio septentrional. En
sus dos libros primeros trata de las dimen-
sienes del mundo habitado, su posición y
Eudoxio
límites, la situación de varios lugares (por
ej., Marsella, la desembocadura del Dnié­
per) con referencia a una sencilla cuadrícula
de meridianos y paralelos de latitud, y criti­
ca las opiniones de sus antecesores. En li­
bros siguientes examina la geografía física y
política de varios países del mundo habita­
do, comenzando con Europa occidental y
continuando por la oriental, Asia Menor y
Asia hasta Egipto y Africa. Su descripción
comprende un breve relato de la historia y
costumbres de los pueblos; de esta forma, en
su relación de Palestina menciona a Moisés
y las creencias religiosas de los judíos, y
cuando habla de la fundación de Tarento, se
refiere a las circunstancias que se produje­
ron en Esparta a consecuencia de la Segunda
Guerra de Mesenia. [TAD]
Loeb: H. L. Jones (8 vols., 1917-33). Tra­
ducción: Antonio Blázquez, Descripción de
Iberia (M., 1900).
E. H, Bunbury, History of Ancient Geo-
graphy (1907).
EUCLIDES (Jl. h. 300 a. C.). Geómetra
griego. Autor de los Elementos, el libro de
texto más leído y más perdurable. Poco se
conoce de su vida. Su obra principal fue
realizada en Alejandría, pero no es seguro
que ostentase un cargo oficial en el Museo.
Los Elementos resumen y superan toda la
obra anterior de geometría. Los libros 1-VI
tratan de la geometría plana, VII-X de la
aritmética y la teoría de los números, XI-
XIII de la geometría de los sólidos. Dos
libros adicionales son espúreos, el XIV es
obra de Hipsicles (siglo II a. C.) y el XV per­
tenece al siglo vn d. C. Existieron numero­
sos comentarios en la Antigüedad, el más
importante debido a Proclo. Los Elementos
fueron traducidos al siriaco, hebreo, latín,
árabe y a los principales idiomas de Occi­
dente y son aún de utilidad. Euclides escri­
bió también sobre astronomía y música.
[DRD] i .
Teubnen L L. Heiberg y H. Menge (8
vols., Leipzig, 1883-1916). .
Sarton, US, II. .
y matemático griego. Eudoxio de Cnido
- fundó la astronomía científica y fue el pri­
mer matemático de su tiempo. Después de
estudiar, como becario, en la Academia pla­
tónica, trabajó en Egipto, Cícico y Haiicar-
naso. Construyó observatorios en Egipto y
en Cnido. Fue sumamente versado en la as­
tronomía egipcia: no estamos seguros de
cuánto supiese de la babilonia. Su contribu­
ción más importante a la astronomía —uno
de los mayores triunfos del racionalismo
griego— fue el demostrar cómo todos los
Euforión
movimientos del sol, la luna y los planetas
pueden ser explicados mediante el postula­
do de 27 esferas concéntricas, cada una de
las cuales girase en tomo a su eje. En mate­
máticas. su obra principal fue sobre los irra­
cionales y sobre el «método de la exhaus-
tión». También escribió sobre geografía y
astronomía; un libro llamado Phaenomena
fue utilizado más tarde por *Arato. [DRD]
Sarton, HS. I.
EUFORIÓN (h. 275 a. C.). Poeta griego. N.
en Caléis, en Ubea, estudió en Atenas y es
posible que nunca visitase Alejandría, su
patria espiritual. Más tarde fue bibliotecario
de Antioquía, llamado por Antíoco el
Grande. Murió en Siria.
La poesía de Euforión, salvo unos pocos
epigramas, se compone casi íntegramente
de *epyllia. Empleó temas mitológicos y
abstrusos, y aunque consigue una nota más
personal en los poemas de imprecación,
también en ellos destaca el ejemplo mitoló­
gico. Los fragmentos descubiertos en papi­
ros encajan fácilmente en este marco, y los
títulos que se conocen de sus obras corrobo­
ran en gran parte el limitado temario. Sola­
mente las Réplicas a Teodoridas indican
algo nuevo y diferente: un experimento con
la epístola en verso. También publicó en
prosa los resultados de sus investigaciones
literarias e históricas.
El testimonio de los fragmentos que con­
servamos hacen arriesgada cualquier eva­
luación. Siguió las directrices de “Calimaco,
pero sin el refinamiento y la objetividad de
éste. Su excesiva elaboración del detalle
probablemente desequilibró sus poemas. Su
amor por lo oscuro y lo ambiguo, las etimo­
logías absurdamente rebuscadas y los neolo­
gismos extravagantes, invitan a tacharle de
insincero, afectado y pedante. Contra esto
debemos tener en cuenta su profunda in­
fluencia sobre Catulo, Galo y el joven Virgi­
lio. La desdeñosa calificación de los neoteri-
ci por Cicerón como «cantarines pájaros de
Euforión» sugiere que su poesía poseía una
música que cautivaba a algunos de sus lec­
tores romanos. [DEWWj
Ed. J. U. Powell, Collectanea alexandri-
na (1925); Loeb: D. L. Page, Greek Literary
Papyri, I (1950) (nuevos fragmentos); ed. L.
A. de Cuenca -(M., Fundación Pastor,
1976).
EUGAMON. “Épico, ciclo.
EUMELO. *Titanomaquia.
EUPOLIS (h. 445-h. 410 a. C.). Poeta có­
mico griego. Uno de los tres maestros ate­
nienses de la Comedia antigua, presentó su
82
primera obra a los I 7 años. Se dice que du­
rante la expedición a Sicilia, Alcibíades—al
que había atacado en los Bautizantes— le
arrojó al mar; pero Eupolis murió en un
naufragio en el Helesponto años más tarde;
a consecuencia de ello, los atenienses ex­
cluyeron a los poetas de servir en el extran­
jero. Obtuvo victorias con siete comedias de
un probable total de I 7, de las que sólo con­
servamos el título y cortos fragmentos. El
mariquita presentaba al demagogo Hipér­
bole en el papel principal, e introducía sin
motivo a su madre en un obsceno baile de
borrachos; Aristófanes protestó de que esto
parodiaba su comedia Los caballeros, a lo
que Eupolis respondió reivindicando parte
de Los caballeros como obra propia. Los
aduladores satirizaba a un pródigo y a sus
gorrones; un fragmento contiene el retrato
más antiguo en existencia de un clásico per­
sonaje, el parásito. Los Bautizantes presen­
taban a Alcibíades y a sus amigos, disfraza­
dos de mujer, adorando a Cotito, diosa de
Tracia, con ritos orgiásticos. Descubrimien­
tos recientes de papiros en Egipto han con­
tribuido a nuestro conocimiento del Demes.
en el que famosos estadistas atenienses del
pasado volvían a surgir de entre los muertos
para intervenir en lo asuntos de la ciudad.
Poeta cómico, ameno y de ingenio verbal,
Eupolis estaba considerado como superior a
Aristófanes en cuanto a gracia; fue también
notorio por su grosería y obscenidad, inclu­
so en términos de la comedia antigua, por lo
que constituyó un ejemplo para la sátira ro­
mana (*Comedia griega). [GTWH]
Edmonds, FAC. I.
EURÍPIDES, (h. 484-406? a. C.). Poeta
trágico griego. A pesar de las burlas y las
groserías de los poetas cómicos, Eurípides
procedía de una respetable familia del Ati­
ca, quizá más burguesa que terrateniente.
Poseía una buena educación, se distinguió
como atleta y cultivó el trato de los princi­
pales filósofos y sofistas de la época, cuya
influencia probablemente contribuyó a for­
mar el avanzado pensador que llegó a ser.
Ejerció el sacerdocio local en Flia, pero
aparte de esto desempeñó escaso papel en
los asuntos públicos; entregado a los libros
y retraído, por lo que se le consideraba
como un excéntrico insociable, vivió y es­
cribió en su mayor parte en su retiro de
Salamís. Tomó parte por primera vez en un
certamen trágico en 455 y obtuvo su prime­
ra victoria en 441. Por sensacionales que
fueran muchas de sus obras, no solieron te­
ner éxito en los concursos y sus polémicas
ideas le valieron más notoriedad que apro­
bación. Al final de su vida, en 408 ó 407,
abandonó Atenas en señal de descontento y
83
marchó a la corte de Arquclao, en Maccdo-
nia. Allí escribió un Arquclao en honor al
rey y murió en el invierno 407/6. Dejó aca­
badas las Bacantes y otras obras, represen­
tadas más tarde en Atenas por su hijo, Eurí­
pides el Joven.
Posteriormente, Eurípides fue, con mu­
cho, el más popular de los tres grandes trá­
gicos griegos, por lo que se ha conservado
una cantidad mayor de su obra. Escribió 92,
algunas de ellas satíricas, pero consiguió so­
lamente cuatro victorias durante su vida.
En total se conservan 19 obras consideradas
como suyas, y títulos y fragmentos, algunos
de importancia, de la mayor parte del resto.
No todas las que se conservan están fecha­
das, pero pueden disponerse en orden cro­
nológico con bastante aproximación.
La más antigua de las obras que se con­
servan es Alcestis, tragicomedia representa­
da en sustitución de la pieza satírica en una
tetralogía que obtuvo el segundo premio en
438. Basada en un relato popular, presenta
a Admeto, el hombre al que los dioses con­
ceden suspender su muerte con tal que en­
cuentre a alguien que muera por él; sus
ancianos padres se niegan; sólo su esposa,
Alcestis, lo acepta. Ella, por consiguiente,
muere, pero Heracles, huésped inoportuno
y turbulento, descubre la causa del secreto
dolor de Admeto y la rescata de entre los
muertos. La trama y la caracterización pro­
porcionan un humor irónico y mordaz a
toda la obra.
Medea (431) e Hipólito (428) correspon­
den al período de auge de la tragedia griega
y son relativamente ortodoxas de acuerdo
con los cánones aristotélicos. La primera es
un tratamiento más vigoroso de un tema
probablemente ya utilizado por *Sófocles
en las Traquinias: las reacciones de una es­
posa repudiada en favor de una rival más
joven. Aquí la ofendida protagonista es una
apasionada princesa bárbara que destruye a
su nval y, en una angustiosa escena, mata a
sus propios hijos y de Jasón, el esposo infiel,
que queda así físicamente indemne, pero
abrumado por el dolor. En el Hipólito, don­
de la pasión sexual y el ascetismo aparecen
en conflicto irreconciliable, Eurípides pre­
senta a otra protagonista atormentada, Fe-
dra, cuyo amor, involuntario e irrefrenable,
por su hijastro, el fanáticamente casto Hi­
pólito, lleva a ambos a la muerte. Una ter­
cera tragedia, Heracles, con su tema, amar­
go y conmovedor, de una inmerecida des­
gracia, tiene un trágico protagonista análo­
go, aunque suele ser fechada, si bien como
hipótesis, h. 416. Muestra a Heracles, en su
momento de su mayor triunfo, lanzado a un
desastre irremediable por su implacable
enemiga, Hera, que lo vuelve loco.
Los acontecimientos de la Guerra del Pe-
Eurípides
loponcso se encuentran reflejados en un
grupo de tragedias «políticas» para las que
Eurípides eligió temas legendarios con sen­
tido actual. Los Herádidas (h. 429), obra
mediocre, presenta a Atenas como la pro­
tectora de los hijos de Heracles, cuyos in­
gratos descendientes son ahora enemigos de
ella. En las Suplicantes (probablemente h.
420). Tesco recoge los cadáveres de los Siete
contra Tebas a petición de sus madres, las
argivas suplicantes del título, lo que le vale
la gratitud de Argos, aliada de Atenas en
420. La Andrómaca (h. 419), tragedia algo
informe y falta de dramatismo, no represen­
tada en Atenas, trata de la rivalidad entre
Andrómaca, cautiva de Neoptolemo, y la
esposa de éste, la espartana Hermione, y es
notoria por la aguda hostilidad hacia el per­
sonaje espartano y el oráculo, parcial a los
dorios, de Delfos. Otras dos tragedias expre­
san la aversión a la guerra en términos más
generales. La espléndida Hécuha (h. 425),
otro estudio de mujer atormentada, muestra
a la viuda de Príamo. a la que arrebatan a
traición el último hijo que le queda después
de la caída de Troya y la horrenda venganza
que trama contra el asesino. Las Trovarías
(415) fue representada poco después de que
los atenienses hubieran pasado a cuchillo a
los varones de Melos, supuesto neutral en la
guerra; contiene una conmovedora serie de
escenas que describen el sino de las mujeres
de Troya, una vez que sus hombres han
muerto, en manos de los vencedores.
En este momento, quizá debido a que los
atenienses habían sufrido ya bastantes des­
gracias en la vida real, Eurípides pasó a un
tipo de tragedia más ligero y más románti­
co, de intriga agradable, sentimental, a ve­
ces humorístico y de final feliz. Así era la
Ifigenia en Tauride (h. 41 1), en la que Ifige-
nia, sacerdotisa de Artemisa, descubre que
las víctimas destinadas al sacrificio son su
hermano Orestes y su amigo Pilades y burla
a un rey bárbaro organizando una apasio­
nante fuga. De igual forma, Ion (h. 411) es un
claro precedente de la Comedia nueva, con
la agraviada protagonista y su hijo por largo
tiempo perdido, al que se identifica por sus
marcas de nacimiento. La trama se compli­
ca con celos y un asesinato frustrado, pero
todo acaba bien, salvo que Apolo, padre de
la criatura y urdidor de toda la intriga, ter­
mina en descrédito total. La Helena (412) es
otro tema de fuga, casi una comedia de in­
triga. Menelao, náufrago en Egipto, descu­
bre con asombro que Helena vive allí, pues
ha sido sólo un fantasma el que ha ido
a Troya; también ella engaña al rey bárba­
ro, y ambos consiguen escapar felizmente.
Una alternativa de evolución, o deca­
dencia, condujo al melodrama, cuyos apasio­
nantes recursos se encuentran en varias de
Eurípides
las últimas obras de Eurípides. Electra (41 3)
presenta en realidad la leyenda de la ven­
ganza de Orestes en traje moderno, y descri­
be el viejo matricidio realísticamente como
un crimen contemporáneo. Los personajes
principales de esta obra, asombrosa, pero
amarga, son necesariamente odiosos y no
despiertan simpatía. El tema continúa en
Orestes (408), obra lograda, en la que Ores­
tes, víctima de ataques intermitentes de lo­
cura. sufre un anacrónico proceso y es con­
denado con su hermana a muerte. Cuando
el se ha hecho de un rehén para protegerse y
ella ha prendido fuego al palacio, tan sólo la
intervención de los dioses puede volver a po­
ner orden en el argumento. Las Fenicias (h.
408) constituye una crónica divagatoria y
sensacional del ataque de los Siete contra
Tcbas y probablemente contiene adiciones
de distinta mano. Eurípides no llegó a vivir
para dar fin a IJigenia en Áulide. pero fue
representada postumamente con apéndices
que se han perdido. Muestra a un indeciso
Agamenón preparándose a sacrificar a su
hija y sumamente desconcertado por la pre­
sencia de Clitemnestra; en el final perdido
Ifigenia era probablemente rescatada por
Artemisa.
Con Las Bacantes, Eurípides consiguió su
obra maestra y la última gran tragedia grie­
ga. Acudió para su tema a la misma fuente
de la tragedia: el sacrificio del rey en el culto
orgiástico de Dionisos. Describe la llegada
del dios a Tebas. Las mujeres sucumben a la
histeria general que el dios inspira, pero el
rey, Penteo, está alerta a los peligros y deci­ -■
dido a reprimirla; Dionisos se venga hacien­
do que las mujeres, encabezadas por la mis­
ma madre del rey, le despedacen en su fre­
nesí. La tragedia está llena, a la vez, de
horror y de belleza, y es un asombroso ana- 1
lisis del elemento irracional en la naturaleza
humana. El coro, casi superfluo en algunas
de las obras anteriores, vuelve a tener aquí
importancia y obtiene versos de belleza y
poder extraordinarios.
Se ha conservado una obra satírica de Eu­
rípides: Los Cíclopes, de fecha desconocida,
el único ejemplo completo del género que se
conoce. Basado en el tema homérico de la
ceguera de Polifemo, con Sileno y el coro de
sátiros introducidos como esclavos, es una
farsa breve, pero animada, cuyas improba­
bilidades y faltas de lógica más aumentan
que disminuyen el efecto cómico. También
se ha atribuido a Eurípides la tragedia Reso,
pero su paternidad es muy insegura. Ver­
sión melodramática de la excursión noctur­
na de la Ilíada, en la que Ulises y Diomedes
matan a Reso en el campamento troyano y
roban sus caballos, contiene furiosos deba­
tes y animadas escenas y la novedad de que
la acción se desarrolla a oscuras.
84
En su elección de temas dramáticos, Eurí­
pides recorrió gran variedad de leyendas
griegas, y en los argumentos más románti­
cos o melodramáticos de sus últimas obras,
sobre todo, inventó variaciones originales.
El realismo que a veces se 1c atribuye es
fruto de la tendencia, diríasc que a lo Ber­
na rd Shaw, a adoptar una leyenda en su
sentido literal y derivar consecuencias lógi­
cas según la vida real, con resultados des­
concertantes y reveladores. Insiste sin cesar
en la conducta del individuo, sobre todo en
las situaciones extremas, hasta sensaciona­
les, no por un simple afán de sensaciona-
lismo. sino más bien a causa de su profunda
curiosidad por investigar los más apartados
rincones del carácter humano. Lo que más
le interesa es el carácter femenino, y su
intuición acerca de la mente y el corazón de
la mujer no contaba con precedentes en su
época; sus contemporáneos, a la vez escan­
dalizados y fascinados, sintieron evidente­
mente que se había excedido en las revela­
ciones. El efecto de sus tragedias era aún
mayor debido a que casi todas ellas acaba­
ban mal. Sólo por casualidad los finales
felices superan a los desgraciados en las
obras que se conservan: para Aristóteles era
el más trágico de los poetas.
Un destacado rasgo de la tragedia de Eu­
rípides es el uso de prólogos y de epílogos,
muchos de ellos en boca de un dios. Han
sido frecuentemente censurados como inar­
tísticos, pero a pesar de ello permiten a
Eurípides el concentrarse, entre unos y
otros, en el tema fundamental de la obra y
ponerlo en relación con el gobierno divino
del mundo; en varios epílogos enlaza la ac­
ción con el origen de alguna vieja institu­
ción ateniense. Algunos argumentos suyos
son magistrales, como en Hipólito y las tra­
gedias más ligeras, pero tendía a prescin­
dir de la perfección argumental si su interés
se encontraba en otra parte. Con frecuencia
la obra se basa en la tradicional escena del
reconocimiento, por la que era famoso; la
utiliza, así como el parlamento descriptivo
del mensajero, no menos tradicional, con
brillantes resultados. Menos dramáticas,
aunque acomodadas al gusto contemporá­
neo por la retórica, son sus diatribas, en las
que da expresión a sus antipatías persona­
les, y sus debates o escenas de discusión,
otro rasgo a lo Shaw de sus obras. En sus
dramas de intriga, la continua presencia del
coro, exigida por la tradición, llega a hacerse
engorrosa. De forma creciente, hasta las Ba­
cantes, sus odas corales se van convirtiendo
en simples intermedios apenas relacionados
con la acción, construidas de forma más li­
bre y con mayor dependencia de las pala­
bras a la música. En todo esto ha visto la
crítica signos de decadencia, pero los cantos
85
de Eurípides ejercieron una fascinación in­
mensa en su época. El idioma de sus trage­
dias es naturalista, incluso vulgar, en el diá­
logo corriente y de vigor retórico en la dis­
cusión, pero en los momentos de lirismo
alcanza cimas de poder descriptivo y de
belleza imaginativa; ha sido comparado con
Ibscn por su tendencia a combinar lo pro­
saico y lo sublime. Su música, por desgra­
cia, se ha perdido, pero tenemos noticia de
que su modernismo fue muy discutido por
los diversos efectos innovadores, el abando­
no de la forma y la simetría, y la alta cali­
dad emotiva.
Eurípides pertenecía a una generación in­
teresada principalmente en estudiar al hom­
bre y que vio que los horrores de la guerra
convertían su racionalismo en escepticismo.
De aquí su postura crítica ante la mitología
tradicional. Si presenta a los dioses según la
convención, es tan sólo para mostrar que no
pudieron, o no debieron actuar como los
mitos cuentan. A la vez, los convierte en
personificaciones de fuerzas psicológicas o
naturales; y entonces ni los ataca ni los de­
fiende, sino que demuestra sus efectos trági­
cos. Como ciudadano, Eurípides se mostra­
ba orgulloso de Atenas y odiaba a su enemi­
go, Esparta. Pero lo que admiraba era una
Atenas idealizada, paladín de la libertad y
de la democracia, no la Atenas del poder
imperialista, sede de los demagogos. Sobre
todo, odiaba la guerra y el dolor y la degra­
dación humana que acarrea.
En manos de Eurípides, la tragedia griega
se hizo más trágica que nunca, justo antes
de morir. En cierto modo, su última obra,
las Bacantes, fue la reversión de una especie
ya extinguida. La extinción de la tragedia
auténtica fue en gran parte un proceso natu­
ral: el filón se estaba agotando y los tiempos
habían cambiado; Sófocles también dejó de
cultivarla hacia el mismo tiempo. Pero en
parte el cambio fue debido al genio del pro­
pio Eurípides y a su dominio de los nuevos
géneros teatrales. Aunque su obra levantó
contrarias opiniones en su época, su popu­
laridad no tuvo rival después de morir. Sus
obras de intriga señalaron el rumbo de la
comedia nueva; y como precursor de la tra­
ma de aventura sentimental en la literatura,
se convirtió en uno de los autores más in­
fluyentes del mundo antiguo (*Satírico, tea­
tro; Tragedia griega.) [GTWH]
OCT: G. Murray (3 vols., 1902-13). Frag­
mentos y Vida: H. von Amim, Supplemen-
tum euripideum (Bonn, 1913); D. L. Pagc, -
Greek Literary Papyri (Loeb, 1942); Hypsi-
pyle. ed. G. W. Bond (1963). Comentarios:
F. Paley (1872-80); la ed. Oxford de Plays of
Eurípides (1938- ); Hippolytus, W. S.
Barret (1964). Traducciones: Alcestis/Las
Eusebio
¡lavantes/El cíclope, tr. Antonio Tovar (B.
A.. Austral, 1944); Hipólito, tr. F. Rodrí­
guez Adrados (M. Aguilar, 1972); Trage­
dias, tr. catalana Caries Riba (B., Curial,
1977); Tragedias, tr. A. Medina González.
J. A. López Férez. J. L. Calvo Martínez, C.
García Gual y L. A. de Cuenca (3 vols.,
Bibl. Clásica Gredos, 1978, etc.).
G. Murray, Eurípides and His Age
(1965); G. M. A. Grube, The Drama of Eu­
rípides (1961); A. Lesky, Greek Tragedy
(1965).
EUSEBIO DE CESAREA (263-339 d. C).
Escritor griego cristiano. Suele ser conocido
como el «Padre de la historia eclesiástica».
N. en Palestina y fue discípulo de San Pan­
filo en Cesárea. Huyó al desencadenarse la
persecución de 303. pero fue encarcelado en
Egipto. A su vuelta (h. 313) fue nombrado
obispo de Cesárea y pronto estuvo envuelto
en la controversia del arrianismo, cuyas
complejas consecuencias no llegó a com­
prender del todo. En el Concilio de Nicea
(325) se adhirió a la condena de Arrio, pero
en sínodos posteriores apoyó la causa arria-
na, y apoyó la deposición de Atanasio en
335. Admirador ferviente del emperador
Constantino, pronunció el panegírico ofi­
cial en el trigésimo aniversario de su ascen­
sión ai trono.
Los copiosos restos literarios de Eusebio
pueden ser agrupados bajo cuatro concep­
tos: 1) Histórico. La Historia eclesiástica
comprende 10 libros que abarcan el periodo
desde la fundación de la Iglesia a la derrota
de Licinio en 324. Aunque apologética en
cuanto intenta demostrar que la Iglesia fue
creada y guiada por Dios hasta la victoria fi­
nal, contiene, sin embargo, materiales histó­
ricos originales de gran importancia y cons­
tituye una crónica sumamente amena, aun­
que parcial, de la época. La historia de la
última persecución está completada con los
Mártires de Palestina y los antecedentes
históricos con la Vida de Constantino. 2)
Apologético. La Preparación para el Evan­
gelio, en 15 libros (312-22), muestra que los
cristianos prefieren con justicia el judaismo
ai paganismo, y su continuación, la Prueba
del Evangelio, demuestra cómo la religión
cristiana es la confirmación del Antiguo
Testamento. 3) Bíblico. Bajo esta rúbrica
hay que incluir el Onontaslicon, nomenclá­
tor de lugares bíblicos, y el Comentario a
los Salmos, del que sólo se conservan frag­
mentos. 4) Dogmático, sobre todo sus dos
libros Contra Marcelo.
Calificado a veces del «Herodoto cristia­
no», Eusebio se ha ganado legítimamente la
fama de ser el historiador por antonomasia
de la Antigüedad cristiana. [JGD]
Eutropio
Mignc, PG. 19-24; Historia eclesiástica (2
vols., M., BAC).
F. J. Foakes-Jackson, Eusebias PamphiH.
A Study of the Man and His Writings
(1933);
» »-» Timothy
» - --- D. Barnes, Constantino
and Eusebias (Harvard, 1981).
EUTROPIO (/7. 370 d. C.). Historiador ro­
mano. Asistió a la expedición de Juliano
86
contra Persia en 363 y después ejerció un
cargo oficial con Valcnte. Escribió un su­
mario de la historia de Roma en 10 libros,
desde la fundación de la ciudad hasta 364
de C., la primera parte de los cuales (li­
bros 1 -7) se basaban en el Epitome de Livio.
[TAD]
Teubner: H. R. Dielsch (Leipzig, 1875).
FABIO PICTOR, Quinto (/7. 216 a. C ).
Historiador romano. Senador durante la Se­
gunda Guerra Púnica. En 2 16, después de la
derrota de Cannas, el Senado envió a Fabio
a consultar el oráculo de Delfos y dar con
algún medio para acabar con los infortunios
de Roma. Fabio había tomado parte ante­
riormente en la guerra contra los galos en
225.
Los Anales de Fabio contenían una histo­
ria de Roma desde la época de Eneas hasta
la Segunda Guerra Púnica. Fabio escribió
en griego, en parte porque la prosa latina no
era aún una lengua literaria adecuada, en
parte para explicar la política de Roma a
los griegos. En ello le siguieron los tres his­
toriadores romanos siguientes, L. Cincio,
* Acilio y A. Postumio. Trató con detalle de
la fundación de Roma, para pasar después
rápidamente a los sucesos contemporáneos.
Se ha calificado su estilo de desnudo. Fue
considerado como una autoridad importan­
te por Livio, debido a ser la fuente más anti­
gua, y contemporáneo de muchos de los
sucesos descritos. Polibio censura su parcia­
lidad prorromana, pero reconoce que no
falseó nunca intencionadamente. Sin em­
bargo, ningún historiador de la Antigüedad
observó que Fabio se inclinaba en favor de
los miembros de su propia gens, prejuicio
causante de falseamientos en la historia de
los primeros años de la Segunda Guerra Pú­
nica, en que Fabio Máximo está presentado
como infalible, mientras sus adversarios po­
líticos cargan con la culpa de todos los de­
sastres de Roma. [TAD]
Peter, HRR, I.
E. Badian, en Latín Historians, ed. T. A.
Dorey(1966).
FABIO RÚSTICO (h. 30-110 d. C.). Histo­
riador romano. Protegido de Séneca y más
tarde amigo de Plinio el Joven. Escribió una
historia de Roma que es seguro comprendía
el reinado de Nerón y que quizás abarcase
el período desde la batalla de Accio hasta la
muerte de aquel emperador. Tácito le elogia
como el historiador más elocuente de la
época reciente, y puede que sea el historia­
dor anónimo recomendado con tanto entu­
siasmo por Quintiliano en el Libro X.
[TAD]
Peter, HRR, II.
«FABULA». «Conversación» o «relato»,
nombre corriente de los romanos para la
pieza escénica. Clasificaban generalmente
las fabulae según el traje que vestían los ac­
tores, y establecían una amplia distinción
entre la representación en traje griego, la fá­
bula palliata (del pallium, capa griega) y la
representación en traje romano, la fabula
togata (de la toga, o vestido oficial de la
vida pública de Roma), empleando ambos
términos más para la comedia que para el
drama serio. Aparte de esto, no había una
clasificación reconocida generalmente, y
parece haber existido una considerable in­
decisión y confusión de definiciones, tanto
en el período clásico como entre ios gramá­
ticos tardíos. Como la palliata. la fabula
crepidata (de crepida. abarca) derivaba su
nombre de un artículo típico de la vesti­
menta griega; ambos términos designaban,
por lo general, una comedia romana adap­
tada de un original griego, que conservaba
la localización y los personajes griegos. In­
troducida por *Livio Andrónico en el siglo
in a. C., la fabula palliata fue la forma más
feliz de la comedia romana y aquella en la
que *Plauto y *Terencio se distinguieron.
La fabula togata significó generalmente la
comedia romana autóctona, por lo que no
dejaba de ser un término incorrecto, ya que
la toga rara vez se usaba en el campo, que es
donde se desarrollaba la acción; el nombre
fabula tabernaria («comedia doméstica», de
taberna en su acepción de casa particular)
era una alternativa más apropiada. La fábu­
la ¡rabeata (de trabea. la toga oficial del
caballero) era una variante de ésta, inventa­
da en la época de Augusto y que trataba de
la vida de la clase media. (*fabula atellana,
y para la fabula riciniata. *mimo.)
No parece haber existido un nombre ver­
náculo para la versión romana de la trage-
Fábula
dia griega. Afabula praetexta o praetexta-
ta (de praetexta, la toga, con franja de púr­
pura, vestida por los magistrados de Roma)
fue el equivalente romano autóctono, el
drama histórico introducido por “Ncvio y
basado en personajes romanos. (“Comedia
romana; Tragedia romana.) [GTWH]
Beare, RS.
«FÁBULA ATELLANA». Pasillo cómico
del teatro clásico romano, representado por
actores con máscaras grotescas. Se desarro­
lló pronto entre los oscenses de Campania.
y obtuvo popularidad entre las compañías
de aficionados de Roma h. fines del siglo m
a. C. Apareció de forma más refinada al fi­
nal de la República, con argumento escrito
y actores profesionales, pero conservando la
grosería rústica en lengua y acción. Los per­
sonajes típicos fueron Maccus y Buceo, dos
bufones; Pappus, un viejo ridículo; y Dos-
sennus. un jorobado astuto, posiblemente
idéntico a Manducus, un comilón de gran­
des mandíbulas abiertas y dientes casta-
ñeantes. Durante el Imperio, a pesar de un
corto renacimiento, fue eclipsado por la
pantomima. (“Comedia romana; Mimo.)
[GTWH]
Fabularum atellanarum fragmenta, ed.
P. Frassinetti (Turín, 1955).
Beare, R5.
FÁBULAS GRIEGAS Y LATINAS. En
ambas literaturas, la fábula, por lo general
con personajes animales y siempre con mo­
raleja, fue constante elemento de la tradi­
ción popular. Procedente de la tradición
campesina, encontró temprana expresión
como género literario: la colección más an­
tigua y más famosa está relacionada con el
nombre de Esopo, que parece corresponder
al siglo vi a. Ci, aunque no se conozca nada
de su vida. Su equivalente romano, *Fedro,
es una figura histórica indudable. Liberto de
Augusto, utilizó la fábula con fines educati- L
vos y políticos, como el caricaturista mo-~
demo. Fedro escribió en versos yámbicos.
Más tarde se recopiló una versión en prosa
de sus fábulas con el nombre de Rómulo.
*Babrio (¿siglo ¡1 d. C.?) recopiló 10 libros
de Fábulas de Esopo. de los que se conser­
van dos.
Además de los fabulistas profesionales,
no hay que olvidar el papel interpretado por
este rico y tradicional elemento en la educa­
ción y en la filosofía popular. Fue utilizado
pródigamente por escritores como “Hesíodo .
(«El halcón y el ruiseñor»), “Aristófanes
(«El escarabajo pelotero») en la Paz. y "‘Ho­
racio («El ratón cortesano y el ratón campe­
sino»). [DRD]
88
Teubner: Esopo, K. Halm (1889); Babrio,
W. G. Rutherford (1883); Pedro, L. Müllcr
(1903); Rómulo. G, Thicle (1910). Fábulas
de Esopo/Vida de Esopo/Fábulas de fía-
brío, tr. P. Bádenas de la Peña y J. López
Facal (M., Bibl. Clásica Grcdos, 1978).
W. R. Halliday, Greek and Román Fol­
klore (1927).
FANNIO, Gayo (/7. 122 a. C.). Orador c
historiador romano. Yerno de C. Lefio Sa­
piens, discípulo de Panecio, el estoico.
Combatió en la Tercera Guerra Púnica y en
España, y fue cónsul en 122. Orador de éxi­
to. escribió unos Anales, que con probabili­
dad se referían a sucesos de su época y que
fueron condensados por Bruto. ¡TAD]
Peter, HRR, I.
FAVOR1NO (h. 80-h. 150 d. C.). Orador y
polígrafo griego. Favorino de Arles fue una
de las figuras más notables del renacimiento
de la cultura griega con Adriano. Discípulo
de “Dion Crisóstomo, fue maestro de “He-
rodes Ático, * Frontón y *Gelio. Se sabe que
escribió una obra enciclopédica titulada
Historia miscelánea, así como un libro de
Memorias. Un discurso. Sobre el exilio, se
ha encontrado en papiros; se basa en la ex­
periencia propia, porque Adriano le deste­
rró a Quíos. [DRD]
Fragmentos en Müller, FHG, III; Sobre el
exilio (PVG, Ciudad del Vaticano, 1931).
FEDÓN. * Diálogo.
FEDRO (Phaeder) (//. comienzos del siglo i
d. C.). Fabulista latino. Escribió durante los
reinados de Tiberio y Calígula. Se conoce
poco de su vida, salvo que .era oriundo de
Macedonia y liberto de Augusto. Sus fábu­
las están inspiradas en Esopo, así como en
las diatribas de los filósofos. No son inge­
nuos cuentos para niños. La fábula animal
puede constituir un vehículo eficaz para la
sátira social (como en Animal Farm, de Or-
well, o en la obra de los caricaturistas mo­
dernos) y la sátira de Fedro caló tan hondo
como para atraerse la hostilidad de Seyano.
Sufrió algún castigo, pero seguía escribiendo
en la vejez. Se conservan cinco libros de las
fábulas: a ellos puede añadirse unas 30 más
en prosa procedentes de una colección de)
siglo xv. Fedro escribió en senarios yámbi­
cos y empleó un latín vigoroso y claro. En el
Bajo Imperio se hizo una versión en prosa
de las fábulas, con el nombre de Romulus.
Esta es la versión que tuvo una inmensa po­
pularidad en la Edad Media y situó a igual
nivel a Esopo y a Fedro como los máximos
-cultivadores de la narración que acaba con
«y la moraleja de esto es...». [DRB]
89
Ed. L. Havct(14ed., 1923); Budé: A. Brc-
not (París, 1924).
FENESTELA (52 a. C.-19 d. C.). Historia­
dor y poeta romano. No se ha conservado
ninguno de sus poemas; citas de sus Anales
sugieren que sus obras de historia abarcan el
último siglo de la República y parece que
contenían una rica fuente de información
general. [TAD]
Peter, HRR, II.
FERÉCIDES (//. 456 a. C.). Historiador
griego. Ferécides de Atenas, también cono­
cido por Ferécides de Leros. escribió una
Historia mitológica en 10 libros, que trata
sobre todo de las grandes familias de la
Edad Heroica. Se le confunde a veces con
Ferécides de Siros (h. 55 a. C.), antiguo filó­
sofo. [TAD]
Jacoby, FGH, I.
FESCENINOS, Versos. *Comedia romana.
FILARCO (//. h. 215 a. C.). Historiador
griego. Filarco de Atenas escribió una His­
toria de Grecia de 272 a 220 a. C., que in­
cluía acontecimientos en Asia y Egipto. Po-
libio (libro II) le censura por sus prejuicios y
por pretender influir sobre las emociones de
sus lectores. [TAD]
Jacoby, FGH, II.
FILEMÓN (h. 361-262 a. C.). Poeta cómi­
co griego. N. en Siracusa, su larga carrera
transcurrió en Atenas, donde obtuvo la ciu­
dadanía, y en Alejandría. Autor de gran éxi­
to de la comedia media y nueva, estrenó
casi un centenar de obras, entre ellas los ori­
ginales de los que *Plauto adaptaría Mer-
cator, Trinummus y Mustellaria, y puede
que también Captivi y Truculentas. En vida
fue juzgado por lo general superior a su
rival ateniense, *Menandro, pero críticos
posteriores le tuvieron por inferior, aunque
le elogien por su ingenio, argumentos cuida­
dos y caracterización apropiada. (*Comedia
griega; Comedia romana.)
Edmonds, FAC, III, A.
T. B. L. Webster, Studies in Later Greek
Comedy (1953).
- sofistas, serie de biografías anecdóticas de
FILETAS. *Alejandrinismo latino; Elegía,
poesía elegiaca. - 3) Filóstrato de Lemnos (yerno del segun­
FILOCORO. *Átida.:
FILODEMO. *Epicureísmo.
' mitológicos.
FILÓN JUDEO (h. 30 a. C.-h. 45 d. C.).
Escritor greco-judío. No se conoce mucho
Filóstrato
de su vida, excepto que perteneció a una
destacada familia judía de Alejandría, era
quizá ciudadano romano e intervino en la
misión (fracasada) enviada por su comuni­
dad para impedir que Gayo les obligara a
rendir culto a los emperadores. Profunda­
mente empapado en la cultura griega, sobre
todo en filosofía, pero fiel al legado cultural
del judaismo, la tarea de toda su vida fue
combinar estas dos grandes tradiciones en
una nueva concepción de Dios y del mun­
do. Adaptando de Platón, Prosidonio y las
religiones mistéricas, por un lado, y de la
Tora, por otro, esboza para sus prosélitos
una vida contemplativa cuyo final es la vi­
sión mística de Dios. De ahí su profunda in­
fluencia sobre el neoplatonismo y la filoso­
fía medieval.
Sus escritos se disponían en diferentes ni­
veles y se dirigían a públicos muy variados.
Parte de su obra se ha perdido, parte se con­
serva sólo en armenio. Las obras en griego
más importantes son 1) el In Ftaccum y la
Embajada a Gayo, apología de la causa ju­
día dirigida a los funcionarios romanos. 2)
Sobre la vida contemplativa, que describe a
los terapeutas, secta de anacoretas judíos,
3) la Vida de Moisés, en la que Moisés es
presentado como el legislador ideal, encar­
nación de la ley natural, 4) la Exposición
de la Ley, comentario del Pentateuco para
los gentiles, y 5) la Alegoría, serie de obras
que dan, para una minoría de iniciados, una
interpretación alegórica del texto bíblico.
[DRD]
Ed. L. Cohn y P. Wendland (7 vols., Ber­
lín, 1896-1930); Loeb: F. H. Colson y G. H.
Whitaker (10 vols., 1939-62).
E. R. Goodenough. An Introduction to
Philo Judaeus (1926); H. A. Wolfson, Philo
(2 vols., 1948).
FILÓSTRATO. La identidad de varios in­
dividuos llamados Filóstrato y las obras que
han de serles atribuidas a cada uno, es un
problema de larga historia. Recientes estu­
dios han aclarado lo siguiente:
1) Filóstrato Vero, sofista del siglo n d. C.
2) Flavio Filóstrato (hijo del anterior, h.
170-h. 245 d. C.). Protegido de la empera­
triz Julia Domna, sus obras más importan­
tes son: a) la Vida de *Apolonio de Tiana.
el célebre taumaturgo, y b) las Vidas de los
los jefes de la nueva sofistica.
do, n. h. 191 d. C.), autor de libros (entre
otros) de Eikones, o descripción de pintu­
ras, que se supone corresponderían a colec­
ciones de Nápoles y que trataban de temas
_
4) El nieto del anterior, que añadió un
tercer libro a los Eikones. [DRD]
Floro
Loeb: F. C. Conybeare, Life of Apollonius
(2 vols., 1912). Traducción: A. Bernabé Pa­
jares, Vida de Apolonio de Tiana (M., Bibl.
Clásica Gredos, 1979); W. C. Wright, Lives
ofthe Sophists (1922); tr. M.“ C. Giner So­
ria, Vidas de los sofistas (Bibl. Clásica Gre­
dos); A. Fairbanks, Eikones (193 1).
FLORO, Anneo (o Lucio) (/7. h. 140 d. C.).
Poeta e historiador romano. Floro era ami­
go de Adriano, con el que cruzó ingeniosos
epigramas. Escribió un Epitome de ias gue­
rras del pueblo romano, en dos libros; tiene
cierto interés, pero es retórico e inexacto.
También escribió un Diálogo sobre si Virgi­
lio es más orador que poeta, y varios poe­
mas breves en diferentes metros, algunos de
los cuales poseen gracia y elegancia conside­
rables. [TAD]
Teubner: Epitome, O. O. Rossbach (Leip­
zig, 1896), Epitome y Diálogo, C. Halm
(Leipzig, 1879); Loeb: Epitome, E. S. Fors-
ter (1929), Duff, MLP (1934). Traducción:
J. Eloy Díaz Jiménez, Compendio de las
hazañas romanas (M., 1885).
FOCÍLIDES (Jl. mediados s. vi a. C.). Poe­
ta gnómico griego. Focílides de Mileto com­
puso cortas máximas versificadas en hexá­
metros (a veces en elegiacos). Algunos co­
mienzan con la fórmula «Esta también es
por Focílides...» —sello de autenticidad que
impidió que su obra se perdiese en la masa
anónima de literatura proverbial. Se con­
servan 34 versos; reflejan el código aristo­
crático: elogios del banquete encajan perfec­
tamente con el resto de la colección. Los
fragmentos muestran habilidad para la frase
epigramática, aunque la idea apenas llega a
superar el lugar común. [DEWW]
Diehl, ALG, I.
FRÍN1CO (h. 540-h. 470 a. C.). Poeta trági­
co griego. Ateniense, obtuvo su primer pre­
mio en la tragedia en 511 y otro en 476,
cuando Temístocles fue su corego. Siguien­
do el ejemplo de *Tespis, amplió el diálogo
en la tragedia al introducir por primera vez
personajes femeninos, aunque el elemento
lírico continuó predominando. Su obra, de
la que sólo se conservan fragmentos, incluía
un Alcestis y dos tragedias históricas: la
Toma de Mileto (prohibida por ser recuerdo
demasiado penoso de sucesos recientes) y
Las fenicias, sobre la derrota de Jeijes. Pre­
cursor de la tragedia griega clásica, se ufana­
ba de la variedad de su coreografía, y dejó
fama perdurable por la suave dulzura de sus
fragmentos líricos. [GTWH]
A. Nauck, Tragicorum graecorum frag­
menta (Leipzig, 1889).
Pickard-Cambridge, DTC.
90
FRONTINO, Sexto Julio (h. 30-100 d. C ).
Militar y administrador romano. Cónsul en
73. Gobernador de Britania en 74-78, some­
tió a los silures de Gales meridional, y quizá
interviniera en la campaña germánica de
Domiciano. A la accesión de Nerva en 96,
fue del pequeño grupo de senadores vetera­
nos que actuaron como consejeros privados
del nuevo emperador. Fue cónsul de nuevo
en 98 y 100. En 97 fue nombrado Curator
Aquarum, responsable del abastecimiento
de aguas de Roma. Escribió varios manua­
les técnicos de estrategia, agrimensura y te­
mas análogos, pero los únicos conservados
son De estratagemas y De acueductos. Las
Estratagemas, en tres libros (el cuarto es
una adición posterior), establece ejemplos
prácticos de recursos estratégicos, clasifica­
dos con sentido temático y con fin rigurosa­
mente utilitario. Los Acueductos, en dos li­
bros, escrito para su propia guía al comien­
zo de su administración de la Cura Aqua­
rum, es un relato completo de todo el siste­
ma hidráulico romano, en su aspecto histó­
rico, legal, administrativo y técnico. Estas
dos obras no tienen pretensiones de estilo li­
terario, pero el contenido está expuesto de
manera sencilla y lógica. [TAD]
Loeb: Stratagems and Aqueducts, C. E.
Bennett y M. B. McElwain (1925). Traduc­
ción: Los cuatro libros... de los enxemplos,
consejos e auisos de guerra. Diego Guillén
de Ávila (Salamanca, 1516).
FRONTÓN, Marco Cornelio (h. 100-h.
166 d. C.). Escritor romano. El orador ro­
mano más famoso del siglo 11 d. C. Nacido
en Cirta. África del Norte —entonces flore­
ciente centro de cultura latina— marchó a
Roma para hacer carrera política, que cul­
minó en el consulado (143). Su fama como
orador fue causa de su nombramiento como
preceptor de los jóvenes príncipes Marco
Aurelio y Lucio Vero; su íntima relación
con la casa imperial continuó hasta su
muerte. Los críticos antiguos hablan de sus
cualidades en términos tales que hacían
pensar que la pérdida total de sus obras era
una laguna capital en la literatura latina.
Pero cuando en 1815 se descubrió un ma­
nuscrito de su correspondencia con Marco
Aurelio, las expectativas resultaron defrau­
dadas. El por qué una correspondencia ínti­
ma entre maestro y discípulo sea ocasión de
desplegar todos los recursos retóricos no
está claro, pero se suele comparar a Frontón
con Menandro en que ambos no llegan a al­
canzar (por lo menos de acuerdo con lo que
se conserva de sus obras) su antigua fama.
En realidad, la correspondencia nos ofrece
una útil observación de la familia imperial
en una época poco documentada. Nos per-
91
mitc también conocer algo de lo que Fron­
tón pretendía con el «estilo nuevo» (elocu-
lio novetta) de la prosa latina, inventado por
él. En reacción contra el latín oficial de los
discursos de Cicerón y (de modo más vio­
lento) contra la prosa de Séneca, el «estilo
nuevo» mezclaba el habla popular y el la­
tín arcaico de escritores como Catón y
Frontón
Gayo Graco. Fue utilizado por su contem­
poráneo y coterráneo *Apuleyo, pero no
perduró. [DRDj
Loeb: C. R. Haines (1920).
M. D. Brock, Sludies in Fronto and His
Agc(\9\ 1).
GALENO (h. 129-199? d. C). Autor medi­
co griego. El nombre más grande de la me­
dicina griega después de Hipócrates; indu­
dablemente, su principal anatomista y fisió­
logo. Después de estudiar en Grecia y Ale­
jandría, ejerció la medicina, primero en su
Pérgamo natal, después (162), en Roma.
Allí enseñó, hizo experimentos en público,
y tuvo una extensa clientela, contando entre
sus pacientes al emperador Marco Aurelio.
Se le acusa de haber abandonado Roma en
166, cuando los soldados de Avidio Casio
trajeron la peste de Oriente, pero volvió en
169. Realizó numerosos experimentos y es­
tableció una anatomía comparada, basán­
dose en la disección de los animales. Su
obra es extraordinaria en lo que se refiere a)
sistema muscular, los nervios craneanos y la
columna vertebral. Su firme creencia en la
teleología —v. el fragmento De la mano—
le valió el favor de la Edad Media. Sus volu­
minosos tratados abarcan todos los aspectos
de la historia, la teoría y la práctica de la
medicina. Han ejercido una influencia enor­
me, tanto directamente como por medio de
versiones árabes. [DRD]
Teubner C. G. Kühn (20 vols., Leipzig,
1821-33); Loeb: On the Natural Faculties,
A. J. Brock(19l6).
Charles Singer y C. Rabin, A Pre lude lo
Science (1946); Oxford Classical Dictionary
(para bibliografía); L. García Ballester, Ga­
leno (M., Guadarrama, 1972).
GALO, Cayo Asinio (m. 33 d. C.). Orador
romano. Hijo de Asinio *Polión, cónsul en
8 a. C. Su matrimonio con Vipsania, de la
que el emperador Tiberio había sido obliga­
do a divorciarse, motivó la enemistad de
éste, que Galo nada hizo para suavizar con
sus velados ataques contra el emperador y
que su fama de ambición excesiva contri­
buyó a exacerbar. Detenido en 30 d. C.,
murió en la cárcel. Escribió varios epigra­
mas y una obra sobre oratoria comparando
a su padre, Polión, con Cicerón, en detri­
mento de éste. [TAD]
GALO, Cayo Cornelio (h. 69-26 a. C.). Poe­
ta y político romano. N. en Forum lulii
(Fréjus), probablemente de estirpe autócto­
na. Su carrera oficial culminó en 30 a. C.,
cuando Octavio, en recompensa por haber
luchado contra Antonio, le nombró prefec­
to de Egipto. Pero al demostrar su incapaci­
dad para el cargo de virrey, fue destituido en
desgracia y se suicidó. Su poesía compren­
día *epyllia y cuatro libros de elegías al esti­
lo *neotérico (probablemente titulados
Amores) en honor de Licoris. Apenas si se
conserva algo, pero puede deducirse su im­
portancia de la Egloga X de Virgilio (en
especial, 31-49). Contribuyó al estableci­
miento de la elegía como género literario.
[DEWWJ
GALO, Marco Fadio (/7. h. 45 a. C.). Escri­
tor romano. Amigo íntimo y conciudadano
de Cicerón, que le escribió varias cartas. Es­
cribió una i'ida de Catón de Ulica. que
parece incluía un violento ataque contra
César. [TAD]
Cicerón, Adfam.. Vil: 23-26.
GELIO, Aulo (h. 123-h. 165 d. C.). Escritor
romano. Se conoce poco de su vida, excepto
que ejerció la abogacía en Roma. Su única
obra, las Noeles atlicae, es una colección de
ensayos en 20 libros sobre temas literarios,
históricos y filosóficos, escritos mientras es­
tudiaba en Atenas. Sus citas de gran número
de autores griegos y latinos conservan mu­
cho material que, a no ser por eso, se hubie­
ra perdido, sobre todo de los primitivos es­
critores latinos. Sin ser un talento de prime­
ra ciase, este abogado culto y simpático es,
sin embargo, uno de ios autores latinos me­
nores más atractivos. [DRD]
Loeb: J. C. Rólfe (3 vols., 1927-8). Tra­
ducciones: F. Navarro y Calvo, Noches áti­
cas (2 vols., M., Bibl. Clásica, 1893); tr. ca­
talana Cebriá Montserrat, Les nits átiques
(2 vols., B., Bemat Metge? 1930).
GELIO, Cneo (h. 150 a. C.). Historiador ro­
mano. Escribió una Historia de Roma des-
Germánico
de los primeros tiempos hasta su época. In­
cluyó mucho material mitológico y legenda­
rio y fue citado por gramáticos posteriores
por su empleo de formas gramaticales pecu­
liares. [TAD]
Peter, HRR, 1.
GERMÁNICO, Julio César (15 a. C.-19 d.
C.). Poeta y general romano. Hermano
mayor del emperador Claudio, fue adopta­
do como heredero por el emperador Tiberio
en 4 d. C. Después de una sucesión de cam­
pañas, espectaculares pero no totalmente
afortunadas, en Germania (13-16), fue lla­
mado a Roma y después enviado a Oriente.
Murió en circunstancias no muy claras, en
Antioquía. Fue un poeta de fama considera­
ble. Escribió algunas obras teatrales, en
griego, pero su reputación se basa principal­
mente en su versión en hexámetros latinos
de los poemas astronómicos de *Arato, los
Phaenomena y la sección titulada Prognos-
tica. [TAD]
Teubner. A. Breysig (Leipzig, 1899).
GIGANTOMAQUIA. *Épico, ciclo.
GNOSTICISMO. Término convencional
empleado para agrupar una multitud de
sectas esotéricas y místicas que florecieron
en los siglos u y 111 d. C., paralelas, y, por lo
general, en contra del cristianismo apostóli­
co. Todas pretendían acceso a la revelación
divina (gnosis), prometían la vida futura
para los iniciados y (la mayor parte) dispo­
nían de un culto y de un ritual simbólicos
de estas creencias. Sus sistemas estaban
compuestos de gran número de ingredien­
tes: *Platón, y sobre todo el Timeo, el estoi­
cismo, especialmente *Posidonio, la ciencia
arcana de los judíos, la astrología, los cultos
orientales de misterio, sobre todo el dualis­
mo persa, y las Escrituras cristianas, en es­
pecial San Pablo. Las figuras más famosas
vinculadas al gnosticismo fueron: 1) Simón
el'Mago, que aparece como contrincante de
los Apóstoles (actas VIH, 9-24). pero que qui- ;
zá se confunda con el heresiarca del siglo n.
Simón de Gitta; 2) Basílides. que enseñó
en Alejandría, en 120-140 d. C., y formuló
una doctrina de la creación «desde la na­
da» por el Ser Absoluto, que influyó pro­
fundamente en el pensamiento de la Iglesia;
(3) Marción (m. h. 160 d. C.), hijo de un
obispo de Sinope, que enseñó en Roma h.
140 d. C. y fue expulsado de la Iglesia en
144: desechó el Antiguo Testamento como
fuente de revelación, intentó establecer un
canon limitado de libros del Nuevo Testa­
mento «inspirados» o fidedignos, y negó la
doctrina de la Encamación; 4) Valentino,
94
que enseñó en Roma h. 136-165 d. C.,
abandonó la comunidad cristiana y estable­
ció una secta propia de numerosos seguido­
res. La influencia de estas figuras puede
también observarse en el gran heresiarca
persa Maní. Mucho de cuanto sabemos so­
bre ellos procede de sus antagonistas cristia­
nos, *lrineo, *Tertuliano, etc. También se
conserva un Corpus Hermeticum, colección
de origen egipcio, en la que figuran varios
opúsculos gnósticos anónimos junto con
textos de ocultismo y astrología; otros exis­
ten en copto y en sirio. Pero quizá cuando
se estudien descubrimientos como los textos
gnósticos hallados en Nag Hammardi en el
Alto Egipcio (1946), se tenga una visión
más clara de lo que hoy parece un episodio
enigmático y amorfo. [DRD]
Los Gnósticos, tr. J. Montserrat Torrents.
2 vols. (M., Bibl. Clásica Gredos).
E. de Faye, Gnostiques et gnosticismo (2?
ed., París, 1925); F. C. Burkitt, Church and
Gnosis (1932).
GREGORIO DE NISA, San (h. 335-94 d.
C.). Escritor griego 'cristiano. Comenzó
como maestro de retórica, pero terminó
siendo obispo de Nisa, en la jurisdicción de
su hermano mayor, San Basilio el Grande.
La oposición de los arrianos acabó por de­
ponerle en 375, pero después de la muerte
de Valente (378), Gregorio volvió a su dió­
cesis. Elegido metropolitano de Sebaste en
379, asistió al Concilio de Constantinopla
dos años después, y de nuevo visitó la capi­
tal para pronunciar las oraciones fúnebres
de la emperatriz Flacila y de su hija, Pul­
quería.
Autor polifacético de obras dogmáticas,
exegéticas y ascéticas, junto con oraciones,
sermones y epístolas, Gregorio estuvo muy
influido por la sofística contemporánea y
mostró una tendencia a la eefrasis, la metá­
fora y el oxímoron, así como por los aticis­
mos. Su estilo, sin embargo, carece de gra­
cia y tiende a oscurecer la profundidad de
su pensamiento. [JGD]
Migne, PG, 44, 46.
B. Altaner, Patrology (1960).
GREGORIO NACIANCENO, San (h.
330-h. 390 d. C.). Escritor griego cristiano.
Gran amigo de San * Basilio el Grande, a
quien conoció en Cesárea, en Capadocia,
Gregorio continuó sus estudios en Cesárea
(Palestina), Alejandría y Atenas. Vuelto a
su patria h. 357, se entregó al retiro monás­
tico. En 362 fue ordenado sacerdote a la
fuerza por su padre, obispo de Nacianzo, al
que, después de un segundo período de reti­
ro, ayudó en la administración de la sede.
95
Fue consagrado obispo de Sasima (h. 371)
por Basilio, pero no le fue posible entrar en
su diócesis, y en 374 se hizo cargo de Na-
cianzo, al morir su padre. En 379 aceptó el
llamamiento del partido ortodoxo de Cons-
tantinopla y en 381 fue nombrado obispo,
para renunciar poco después debido a intri­
gas contra él. Los últimos años de su vida
transcurrieron en las posesiones familiares,
en las que se dedicó exclusivamente a la la­
bor literaria.
Entre sus escritos destacan las 45 oracio­
nes, la mayor parte de 379-81, cuando se
Gregorio
encontraba en Constantinopla. Las oracio­
nes le han valido el titulo de «Demóstenes
cristiano» y en ellas se practican todos los
recursos de la segunda sofística. Entre sus
cuatro centenares de poemas figuran un es­
tudio autobiográfico en 1.949 trímetros
yámbicos. Sus 245 cartas son notables por
el estilo, que, según afirma, debe caracteri­
zarse por la brevedad, la claridad, la gracia
y la sencillez. (JGD]
Migne, PG. 35-38.
J. Quasten, Pairologyi ¡II (1960).
HECATEO (/7. h. 500 a. C.). Historiador y
geógrafo griego. Hecateo de Mileto fue uno
de los cabecillas de la sublevación jonia
contra Persia, aunque al comienzo se había
opuesto a la rebelión, posiblemente por
hostilidad personal contra Aristágoras. Es­
cribió las Genealogías, historia mitológica
de las genealogías de varias familias impor­
tantes, y la Periegesis, descripción del mun­
do habitado. Censurado por sus sucesores
por inexactitud y por no distinguir entre el
hecho y la fantasía, fue considerado, sin em­
bargo, como un precursor de la evolución
de la prosa. Tiene importancia como autor
de la historia y geografía en prosa más anti­
guas. [TAD]
Jacoby, FGH. L
L. Pearson, Early lonian Historians
(1939).
HEGESIAS. *Cirenaicos.
HEGIAS. *Epico, Ciclo.
HELÁNICO (h. 490-h.405 a. C ). Historia­
dor griego. Helánico de Lesbos escribió va­
rias obras de mitología, etnología e historia,
de las que las más importantes fueron una
Historia del Atica y una lista cronológica
de las sacerdotisas de Hera en Argos. Fue el
primer historiador que ideó una especie de
bastidor cronológico, aunque según Tucídi-
des no era muy exacto en cuanto al período
480-430 a. C. (T A D] . . •
Jacoby, FGH.
L. Pearson, Early lonian Historians
(1939).
HELIODORO (¿siglo m d. C.?). Novelista
griego. De Emesa, en Siria, donde servía .
probablemente en el templo del dios Sol.
Autor de una de las novelas griegas más
amenas de las cinco que se conservan: la
Etiópica, o Teágenes y Cariclea. La prota­
gonista (ideada ingeniosamente como la hija
blanca de los reyes de Etiopía) mantiene su -
virtud a través de una serie de aventuras in­
creíbles que la llevan de Dclfos a Meroe. Al
final, los amantes se casan y viven felices.
Fue muy leída en el siglo xvj, sobre todo en
la versión francesa de Amyot. [DRD]
Budé: R. M. Rattenbury, T. W. Lumb y
J. Maillon (3 vols., París, 1935-43). Traduc­
ción: E. Crespo (M., Bibl. Clásica Gredos,
1979).
HERÁCLIDES PÓNTICO (h. 390-h. 310
a. C.). Filósofo griego. N. en Heraclea, en
Ponto, ingresó en la Academia h. 367 y
pronto fue uno de sus miembros destacados,
sustituyendo a Platón cuando su tercer viaje
a Sicilia (361-360). En 338, al producirse la
vacante en la dirección de la Academia, He-
ráclides fue candidato sin éxito, tras de lo
cual abrió su propia escuela en Ponto. Es­
cribió sobre diversas materias; Cicerón co­
noció algunos de sus diálogos sobre mitolo­
gía; mostró gran interés por el misticismo
de Pitágoras. Su mejor obra científica fue en
astronomía, en la que significó un avance
hacia la teoría heliocéntrica al sugerir que
Mercurio y Venus giran en tomo al sol.
Sólo se conservan fragmentos. [DRD]
' Müller, FGH. II.
Sarton, T/S, L
HERÁCLITO (Jl. h. 500 a. C.). Filósofo
griego. N. en Efeso. Existen escasos datos fi­
dedignos relativos a su vida: las abundantes
anécdotas parecen inventadas para ilustrar
la arrogancia y oscuridad por las que era fa­
moso. Sócrates se lamentaba de que «era
preciso un buceador de esponjas para sacar
la verdad de aquellos abismos». La oscuri­
dad se deriva de su estilo críptico y oracu­
lar. Comentaristas posteriores, como Aris­
tóteles y los estoicos, le interpretaron erró­
neamente, pero se conservan unos 120 frag­
mentos auténticos de su libro (¿£>e la natu­
raleza?), que revelan ¡os rasgos básicos de
una cosmología audaz y completa: «El fue­
go es el elemento primordial: el mundo es
un fuego inmortal». En el mundo hay un
proceso incesante de cambio: «Todas las co­
sas se cambian en fuego y el fuego en cosas:
cosas como los bienes en oro y el oro en bie-
Herilo
ncs». «Los opuestos», como amor-discor­
dia, salud-enfermedad, placer-dolor, están
en lucha continua, pero vinculados por una
unidad esencial, «una tensión de opuestos,
como la de un arco o una lira». Finalmente,
la sabiduría consiste en comprender la Fór­
mula (Logos) por la que el mundo funciona.
La clave de esto es el conocimiento de sí
mismo: «Busqué dentro de mí». [DRD]
Diels, FK 22; Los filósofos presocráticos.
I, introducciones, tr. y notas C. Eggers Lan
y V. E. Julia (M., Bibl. Clásica Credos.
1978).
G. S. Kirk, Heraclitus. The Cosmic Frag-
ments (1954); Charles H. Kahn, The Art
and Thought of Heraclitus (Cambridge,
1981; con ed. de los fragmentos); R. Mon­
do! fo. Heráclito. Textos y problemas de su
interpretación (M.. Siglo XXI).
HERILO. *Zenón.
HERODAS o HERONDAS (siglo ni a. C.).
Autor griego de mimos. Nada se conocía de
él hasta el descubrimiento, en 1890, de un
papiro que contenía ocho mimos, escritos
en escazontes yámbicos, que le ha conver­
tido en el representante más importante del
género (*mimo). Sus ambientes recuerdan la
vida del hampa de la comedia nueva, un
mundo de celestinas, rufianes, amantes ce­
losas, charlatanes y picaros. El idioma es
picante, los personajes están representados
realísticamente, con todos sus defectos, y
una aguda observación de sus peculiarida­
des eróticas. Se supone que se escribieron
para una representación única, que debió
ser sumamente divertida. (*Álejandrina,
poesía.) [DRD]
Ed. y tr. inglesa W. Headlam y A. D.
Knox (1922); Loeb: A. D. Knox (con Ca­
racteres, deTeofrasto; 1929). Traducciones:
J. L. Navarro, Mimiambos. Fragmentos
mímicos (con Partenio de Nicea; M., Bibl.
Clásica G redos, 1981).
HERODES ÁTICO (h. 101-177 d. C ).
Multimillonario griego, gran filántropo.
Perduran algunos de sus mecenazgos, como
el Odeón de Atenas, junto con abundantes
inscripciones en honor de su esposa, Regila.
Llevó un diario, o dietario de lecturas, y
pronunció discursos públicos. Uno de éstos,
Del Estado, se conserva, junto con fragmen­
tos de otros escritos. [DRD]
HERODIANO C/7. h. 230 d. C.). Historia­
dor griego. Se ha dicho que era de origen
sirio y (con menos seguridad) que ejerció un
cargo oficial en Roma. Pertenece, con
*Dión Casio, al grupo de autores griegos
que, tomando por modelo a Tucídides, es-
98
cribicron sobre el Imperio Romano. Sus
ocho libros comprenden el período desde
Marco Aurelio a Gordiano III (180-238 d.
C.) y escribe como un observador contem­
poráneo. Por lo general, su autoridad es
preferible a la de la Historia Augusta, y
constituye un útil suplemento a Dión Casio.
Los discursos resultan prolijos y sin interés,
pero la narración es animada e incluso dra­
mática. El relativo olvido en que se le tiene
se debe más a nuestra excesiva atención por
la historia de los finales de la República y
los comienzos del Imperio que a sus parti­
culares defectos.
No se le debe confundir con el gramático
Elio Hcrodiano, contemporáneo de Marco
Aurelio. [DRD]
Teubner. K. Stavenhagen (Leipzig, 1922).
HERODOTO (h. 484-h. 420 a. C.). Histo­
riador griego. Hijo de Lixes, nació en Hali-
camaso, en Asia Menor. A consecuencia de
agitaciones políticas, emigró a Samos, para
trasladarse después a Atenas, donde proba­
blemente redactó y publicó parte de su
obra. Participó en la fundación de la colo­
nia ateniense de Thurii, en la Italia meridio­
nal, donde murió, aunque es posible que
volviera a Atenas poco antes de morir. He-
rodoto viajó continuamente y describe sus
viajes a Egipto, el mar Negro y Escitia, el
Eufrates y Babilonia, Cirene y la costa de
África del norte y varias regiones del Medi­
terráneo griego y de Asia Menor. Algunos
de estos viajes fueron de comercio, otros
claramente para recopilar información.
No es seguro cuándo ni en qué orden re­
dactó Herodoto su Historia, pero probable­
mente no lo fue en el orden en que ha llega­
do a nosotros. Se ha supuesto, con gran
verosimilitud, que el relato de las Guerras
Persas se escribió primero y que otras sec­
ciones, sobre la ascensión del Imperio Persa
y diversas digresiones, fueron añadidas más
tarde; mientras el libro II, que describe
Egipto, fue escrito el último. La división ac­
tual en nueve libros fue hecha varios siglos
después de la muerte del historiador.
El objeto de Herodoto fue ofrecer la his­
toria completa de la lucha entre Europa y
Asia, que culminó en la invasión de Grecia
por Jerjes. En el libro 1 relata la historia de
Creso de Lidia y su desastroso ataque contra
Ciro y el encumbramiento del Imperio Per­
sa con éste; el libro II contiene la larga
digresión sobre Egipto; el III describe las
conquistas de Cambises y Darío; el IV com­
prende la digresión acerca de Escitia y el
África del Norte y el relato de la expedición
escita de Darío; el libro V, de la sublevación
jonia; el libro VI, de Maratón; el Vil, de la
invasión de Jerjes y la batalla de las Termó-
99
pilas; el VIH, de la batalla naval de Artcmi-
sium y la victoria griega de Salamina; y el
libro IX, de las victorias finales de Platea y
Micalc. A lo largo del relato, se hace refe­
rencia a los sucesos de importancia que
ocurren en Grecia y se les describe con una
frecuencia que va en aumento a medida que
la escena cambia a Grecia.
Como historiador, Hcrodoto no está li­
bre de defectos. Se encuentra excesivamente
dispuesto a aceptar lo milagroso, sobre todo
en la historia más remota, y a incluir sin
discriminación relatos de interés romántico,
pero de escaso valor o autenticidad. Sin em­
bargo, no se le debe tildar de credulidad
excesiva, ya que suele dejar en claro que no
garantiza la verdad de lo que es evidente­
mente legendario o fabuloso. Pero su princi­
pal defecto es la ausencia de una auténtica
comprensión militar o política: no fue ca­
paz de ninguna apreciación inteligente de la
estrategia de las Guerras Persas, y tomó
como número de las tropas persas en Grecia
una cifra basada en la totalidad de los efecti­
vos de todo el Imperio Persa; tendía a atri­
buir acontecimientos a motivos personales
y a confundir la ocasión de un suceso con su
causa última; tenía escasa idea de las causas
políticas o económicas. Pero estos defectos,
que con tanta frecuencia se le achacan, es­
tán más que superados por sus méritos
como historiador, de los que no se suele ha­
blar tanto. Es imparcial y notablemente li­
bre de prejuicios raciales; muestra un inte­
rés espontáneo por el mundo físico y por
sus semejantes, y profundas dotes de obser­
vación; sobre todo, registra fielmente toda
la información que consigue, ofrece versio­
nes alternativas cuando las obtiene y hace
cuanto puede para equilibrar las pruebas,
apreciando el valor comparativo de sus di­
versas fuentes y es lo suficientemente mo­
desto como para incluir relatos o explica­
ciones en las que personalmente no cree,
con lo que permite a los lectores futuros el
realizar su propia estimación.
Herodoto sentía un vivo interés por la
geografía, pero fue más un recopilador de
información geográfica que un geógrafo au­
téntico. Muchos de sus detalles antropológi­
cos, en tiempos motivo de hilaridad, se
aceptan hoy en su totalidad a la luz de los
modernos conocimientos científicos. Sin
embargo, sus explicaciones de los fenóme­
nos climáticos son casi siempre erróneas.
Sean cuales fueren sus defectos como his­
toriador o geógrafo, Herodoto es un esplén­
dido narrador. Su relato de los sucesos man­
tiene siempre la atención del lector, a la vez
que su presentación de los caracteres, aun­
que con frecuencia no se base en una sólida
tradición, satisface desde el punto de vista
dramático. Su habilidad literaria es tanto
Hesíodo
más notable si se tiene en cuenta que la pro­
sa se encontraba entonces en sus comienzos.
Fue el primer escritor en producir en prosa,
no en poesía, una obra de tales dimensio­
nes, que trata de un tema tan amplio y
variado, al que le otorga dignidad épica.
Hcrodoto escribió en una variedad del
dialecto jónico. Las oraciones son directas y
sin adornos, aunque ios diversos períodos
de las oraciones no se encuentran siempre
subordinados debidamente, indicio de una
fase primitiva en la evolución de la prosa.
Pero el relato fluye sin obstáculos y el escri­
tor se encuentra profundamente interesado
por lo que escribe y espera que sus lectores
participen de su interés. [TAD]
OCT: K. Hude (2 vols., 1927); Loeb: A.
D. Godley (4 vols., 1920-24). Comentario:
W. W. How y J. Wells (1912). Traducción:
C. Schrader (3 vols., M., Bibl. Clásica Gre-
dos).
HERONDAS. *Herodas.
HESÍODO (¿800, 700 a. C.?). Poeta griego.
De Ascra, en Beocia, el poeta griego más
antiguo después de Homero. Su cronología
ha sido objeto de mucha controversia; la
opinión más aceptada hoy día le sitúa h.
800 a. C., fecha no muy posterior a la que le
señala Herodoto. Su padre, emigrante jonio,
adquirió un pequeño predio cerca del mon­
te Helicón —«mal sitio en invierno, asfi­
xiante en verano, bueno en ninguna esta­
ción del año». Cuando llegó el momento
de heredarla, y su hermano Perses —«ese
tonto»— pretendió una parte superior a la
que le correspondía en justicia, Hesíodo le
hizo objeto (además de un pleito) de la larga
epístola exhortatoria que lleva el título de
Los trabajos y los dias. Los «trabajos» son
las labores del año agrícola, los «días», las
fechas fastas y nefastas astrológicamente del
mes lunar. Pero el poema contiene otros in­
gredientes: la historia de la caja de Pandora,
las cinco edades del mundo, la fábula del
halcón y el ruiseñor, una digresión bastan­
te superficial sobre la navegación, mucha
moralización sobre el saber popular y algu­
nos bellos trozos descriptivos, en especial el
referente al invierno (503 y ss.). La aparente
incongruencia de tales elementos ha llevado
al intento de atribuir el poema a varios au­
tores. La colaboración no es convincente.
La uniformidad del tono y un notorio hilo
argumental hablan en favor de un autor
único. Su voz es la auténtica del campesino
de los Balcanes, que vive a un nivel de pura
subsistencia, por lo general víctima de la in­
justicia, que observa la naturaleza sin senti­
mentalismo y a sus semejantes sin ilusiones,
pero al que mantiene la dignidad del trabajo
 Higino
duro, no desprovisto de gozos, y es sensible
a la poesía. El poema está escrito en el dia­
lecto jónico, con elementos bcocios.
Una lista impresionante de autores clási­
cos —pero no la tradición local— también
atribuye a Hesíodo la Teogonia, relato poé­
tico de los orígenes del mundo, la genealo­
gía de los dioses y sus mitos más importan­
tes. El prólogo, que invoca a las Musas y
relata cómo estas concedieron a Hesíodo el
don del canto mientras cuidaba su ganado
en el monte Helicón, es una afirmación clá­
sica de las primeras ideas sobre la inspira­
ción poética. El poema en conjunto resulta
esencial para toda la mitología griega poste­
rior.
Como Homero, Hesíodo dio origen a un
grupo poético que siguió su tradición. Son
éstos los autores más probables de poemas
como el Escudo de Heracles (del que se con­
servan 480 versos), los fragmentos del Catá­
logo (de heroínas) y varias obras sobre as­
tronomía y mitología (*epica griega, poesía).
[DRD]
Loeb: H. G. Evelyn-White (1936). Tra­
ducción: Luis Segalá y Estalella, La Teogo­
nia (B., 1910); A. Pérez Jiménez y A. Martí­
nez Diez, Obras y fragmentos: Teogonia
/Trabajos y Dias/Escudo/Fragmentos/
Certamen (Bibl. Clásica Credos).
K. von Fritz y otros, Hésiode et son in-
fluence (Paris, 1960); F. Rodríguez Adra­
dos, Orígenes de la lírica griega (1976); A.
Marasso, «Hesíodo en la literatura castella­
na. Apuntes para un estudio», en Estudios
de literatura castellana (1955).
HIGINO. Nombre adscrito a una colección
de material milográfico, las Genealogiae o
Fabulae. aparentemente del siglo n d. C.
Confusa e inexacta, se cree que deriva de un
original griego, traducido por alguien que
tenia escasos conocimientos del idioma. A
la misma persona se le atribuye un poema
astronómico. El estilo y el contenido ex­ .
cluyen toda asociación con el Higino de la
entrada siguiente. [DRD]
Ed. H. J. Rose(Leiden, 1934).
HIGINO, Cayo Julio (//. 10 a. C.). Erudito
y escritor romano. Era español, liberto de
■- Augusto y bibliotecario del Palatino. Amigo
de *Clodio Licino y de Ovidio. Hombre in­
teresado en las antigüedades, escribió las
Vidas de hombres famosos, las Familias de
Troya y los Orígenes de las ciudades de
Italia, así como textos de agricultura y reli­
gión, un comentario a Virgilio y otras obras
de erudición. También se le han atribuido
dos colecciones más de leyendas mitológi­
cas, las Fabulae y la Astronómica, aunque
100
probablemente se recopilasen en el siglo ii
d. C. [TAD]
Pctcr,HRR. II.
Mary A. Grant, Hyginus (Kansas, 1960).
«HIMNOS HOMÉRICOS». Colección de
33 poemas griegos en estilo y metro épicos,
dirigidos a los dioses y a los semidioses.
Aunque atribuidos comúnmente a Homero
en la Antigüedad, fueron excluidos del ca­
non homérico por los gramáticos helenísti­
cos; parecen ser posteriores a *Homero,
*Hesíodo y a algunos poemas del Ciclo
*épico, y corresponder en su mayor parte al
período de los siglos vni al vi a. C. Los au­
tores fueron, sin duda alguna, rapsodas y
todos permanecen anónimos; pero uno se
refiere a sí mismo en el Himno a Apolo
como un «ciego que vive en la rocosa
Quíos» y fue identificado por una autoridad
posterior como Cincto de Quíos, uno de los
*Homéridas. No se sabe cuándo se formó la
colección.
En la forma, los Himnos homéricos no
son más que preludios a recitados de poesía
épica, en los que rapsodas competían en los
festivales religiosos; casi todos terminan con
una frase que anuncia «otro canto». Mu­
chos consisten solamente en unos cortos
versos de alabanza e invocación, pero en
unos pocos el preludio ha superado esos lí­
mites y se convierte en realidad en un epyl-
lion que describe las aventuras del dios in­
vocado. El Himno a Demoler (II) narra el
famoso mito de Perséfone raptada por Ha­
des para ser su esposa, la vana búsqueda por
su dolorida madre, Demeter, y la plaga de
hambre que ésta causó hasta que a Perséfo­
ne se le permitió volver al mundo superior
cada primavera. El relato está contado con
imaginación.y elocuencia y el poema es uno
de los mejores de la colección. El Himno a
Apolo (III) se compone de dos partes; la pri­
mera describe el nacimiento del dios en De-
los, y la segunda, su establecimiento del
oráculo en Delfos; no es posible afirmar que
el poema sea en realidad dos himnos o uno.
Un elemento de parodia figura en el Himno
a Mermes (IV), que Shelley tradujo como el
himno To Mercury; describe al dios como
un niño de precocidad tan extraordinaria
que el día de su nacimiento inventó la lira y
después de robar el ganado de su hermano
Apolo lo emplea como presente para apla­
carle. En el Himno a Afrodita (V), un poeta
hábil muestra a la diosa humillada por Zeus
en castigo por sus fechorías y la presenta
cediendo involuntariamente al poder del
amor, que ni ella es capaz de resistir. El
Himno a Dionisos (VII) describe con mayor
brevedad el relato de la captura del dios por
piratas y los portentos que realiza hasta que
101
éstos se arrojan al mar llenos de pánico y se
convierten en delfines. El Himno a Pan
(XIX), aún más breve, retrata a Pan como
un cazador errante por los bosques, y cuen­
ta su nacimiento y el singular orgullo de
Hcrmcs por su hijo de pies de cabra.
Los Himnos homéricos representaban la
última fase de la poesía épica griega primiti­
va. Inevitablemente, carecen de la grandeza
de los poemas homéricos y en el empleo de
las fórmulas épicas los autores se hacen me­
cánicos y repetitivos; pero la colección es
variada e interesante y posee un encanto
romántico propio. (*Epica griega, Poesía.)
[GTWH]
Ed. y comentario T. W. Alien. W. R.
Halliday y E. E. Sikes (1963); Loeb: con He-
síodo, H. G. Evelyn-Whitc (1936); The
Homeric Hymn to Demeter, ed. N. J. Ri-
chardson (Oxford, 1974). Traducciones: A.
Bernabé Pajares, Himnos homéricos/La
Batracomiomaquia (Bibl. Clásica Gredos,
1978); tr. catalana Manuel Balasch (B.,
1974).
G. S. Kirk, Homer and the Epic (1965);
F. Rodríguez Adrados, Orígenes de la lírica
griega (1976).
HIPARCO (jl. h. 130 a. C.). Astrónomo y
matemático griego. Hiparco de Nicea traba­
jó en Alejandría (161-126?) y en Rodas
(después de 128). Nada se conserva de su
obra y la mayor parte de nuestra informa­
ción sobre él proviene de *Ptolomeo. Pero
fue, sin duda, el más influyente de los astró­
nomos helenísticos: su Tabla de cuerdas
constituye el primer tratado de trigonome­
tría; descubrió el orden de los equinoccios y
redactó un catálogo de 850 estrellas fijas.
También observó la aparición de una nova
en 134. [DRD]
Sarton, HS. II.
HIPÉRIDES (h. 390-332 a. C.). Orador
ático. De buena familia ateniense, fue discí­
pulo, según la tradición, de Isócrates y Pla­
tón; Tuvo Tama de bon vivant. Comenzó su
carrera como logographos, pronto se lanzó
a la política y fue protagonista en la lucha
contra Macedonia. Sirvió con la armada
ateniense en Eubea y Bizancio en 340. Des­
pués de Queronea, su actividad política
quedó paralizada, pero continuó el ejercicio
de la abogacía. En 324 participó en el pro­
cesamiento de su antiguo aliado Demóste-
nes en relación con el escándalo de Harpa-
lo, pero más, tarde se reconciliaron. Fue
responsable en gran medida de la dirección
de la Guerra Lamia y pronunció el discurso
por los caídos en 322. Cuando la resistencia
de Atenas falló, fue condenado a muerte,
Hipócrates
detenido por los agentes de Antipater y eje­
cutado.
Se han descubierto en papiros importan­
tes fragmentos de seis de sus discursos, de
los que el más característico es Contra Ate-
nágoras. Combina una extrema capacidad
intelectual con un conocimiento amplio y
tolerante de la naturaleza humana. Es un
abogado extraordinario: su cortesía y su tac­
to se ganan la simpatía de los jueces y es
maestro del arte en el que la moderación, el
buen gusto y la nota ligera cuentan por
todo. Su lenguaje es castizamente coloquial,
su uso anuncia ya el griego del futuro. Es fá­
cil comprender que fuese tan leído y admi­
rado en el mundo helenístico. [DEWW]
Loeb: J. O. Burtt, Miñor Attic Oralors,
II (1954).
Dobson, GO.
HIPÓCRATES DE COS (¿ h. 4607-380 a.
C.) El médico más famoso de la Antigüedad,
fundador de la ciencia de la medicina grie­
ga. El alto nivel alcanzado por la medicina
griega en su mejor momento se debe en gran
parte a él; ejerce influencia sobre la profe­
sión actual por medio del juramento hipo-
crático y mediante la obra de la Fundación
Hipocrática Internacional, en Cos. Poco se
conoce de su vida, y no hay nada en el ex­
tenso corpus hipocrático que le pueda ser
atribuido con certeza. La escuela hipocráti­
ca está relacionada con el gran santuario
medicina! de Asclepio en Cos (excavado por
arqueólogos alemanes e italianos), pero Hi­
pócrates ejerció en muchos lugares del
mundo griego, sobre todo en el norte. Murió
en Larisa, en Tesalia.
Las 53 obras del corpus hipocrático co­
rresponden a diversos períodos y tienen va­
lor científico variable. Todas están en dia­
lecto jónico y puede que el corpus represen­
te la biblioteca de la escuela de Cos, según
se conocía en la época helenística. Tratan
de cirugía, epidemiología (sobre todo de en­
fermedades del tipo de la malaria), terapéu­
tica, farmacología y ética profesional. Lo más
importante —que corresponde probable­
mente a la época de Hipócrates— consti­
tuye un hito en la historia del pensamiento
científico. Podemos mencionar. 1) Del mal
sagrado: demostración clásica de que «el
mal sagrado» (epilepsia) debe atribuirse a
causas naturales como los demás desórde­
nes: «su supuesto origen se debe a la inexpe­
riencia del hombre y a su asombro ante sus
características». 2) Epidemias (sobre todo,
Libros I y III). Contienen los célebres estu­
dios de «casos clínicos» de 42 tipos de en­
fermedades (en su mayor parte graves, aun­
que uno describe una epidemia de paperas,
con orquitis concomitante). Muestran nota-
 Hiponax
bles facultades de observación; a la prog­
nosis se le concedía mucha importancia en
el sistema hipocrático. 3) Aires, aguas y
lugares. «El primer intento de una climato­
logía médica», con algunas impresionantes
observaciones sobre antropología y la distri­
to de Hipócrates, prestado por los estudian­
tes de medicina antes de ser admitidos al
gremio. [DRD]
Ed. E. Littré (10 vols., París. 1839-61);
Loeb: W. H. S. Jones y E. T. Withington (4
vols., 1923-31). Traducciones: Andrés Pi-
quer (3 vols., M., 1757-61); tr. catalana Jo-
sep Alsina Clota, etc., Tractats medies. 1
(B.. Bernat Metge, 1973); C. García Gual y
otros. Tratados hipocráticos, VoL I (Bibl.
Clásica Gredos).
L. Edelstein, The Hippocratic Oath (Bal­
timore, 1943); Sarton, HS, I; P. Schazmann,
Asklepieion (Berlín, 1932; para el santua­
rio de Asclepio); Eulalia Vintró. Hipócrates
y la nosología hipocrática (B., 1973).
HIPONAX (Jl. segunda mitad del siglo vi a.
C.). Poeta yámbico griego. Su nombre su­
giere orígenes aristocráticos: según la tradi­
ción, fue desterrado por el tirano de su ciu­
dad natal, Efeso, y vivió exiliado en Clazo-
mene. Los fragmentos que se conservan in­
dican que sufrió extrema miseria. Lanza
descarados ataques contra Arete, su aman­
te. contra los escultores Bupalo y Athenis
(al que se dijo habían arrastrado al suicidio),
contra el pintor Mimnes y contra un desco­
nocido, Sanno. Satírico brutalmente franco,
puede en ocasiones ser decididamente soez.
Creador del «yambo quebrado» (cscazonte
o coliambo), en el que el trímetro yámbico
termina con un espondeo, con lo que se pro­
duce un ritmo violentamente irregular, aco­
modado al contenido de mucha obra suya.
También escribe en tetrámetros trocaicos
quebrados, trímetros yámbicos normales,
épodos yámbicos que recuerdan a Arquílo-
co y (en una parodia burlesca de un poema
épico) en hexámetros dactilicos. Su vocabu­
lario es animadamente coloquial e incluye
términos tomados del lidio. Su odio devas­
tador está redimido por un sentido del hu­
mor que nunca le abandona y su realismo
grosero y directo está comunicado con entu­
siasmo y un recio vigor de estilo. [DEWW]
Diehl, AEG. I.
A. D. Knox, The Greek Choliambic
Poe«(1929).
HIRCIO, Aulo (m. en 43 a. C.). Escritor ro­
mano. Oficial de Estado Mayor de César en
la Galia, aunque sus funciones parecen ha­
ber sido más administrativas que militares.
Con fama de bon vivant, después de la Gue­
102
rra Civil fue íntimo de Cicerón, quien le dio
lecciones de oratoria a cambio de consejos
de cómo gozar los placeres de la mesa. Sien­
do cónsul en 43. compartió el mando de las
tropas del Senado enviadas contra Antonio
en la Galia Cisalpina, pero murió en la ba­
talla de Mutina.
Hircio escribió el libro VIH del De bello
gallico de César, que describe las dos cam­
pañas últimas. 51-50 a. C. También escri­
bió probablemente la Guerra Alejandrina.
acerca del fin de la Guerra de Alejandría y
la corta campaña de Asia Menor, que sirve
como continuación de las Guerras civiles.
La Guerra de Africa, que contiene la cam­
paña contra Catón y Metelo Escipión que
acabó en Thapsus, es atribuida, a veces, a
Hircio, pero con escasa probabilidad. Este
libro, con la Guerra de España, que narra
en pésimo latín la campaña que desembocó
en la batalla de Munda. quizá sean borrado­
res encargados por Hircio a veteranos de
estas campañas y que hubiera redactado
más elaboradamente ue haber vivido.
[TAD]
Obras publicadas como parte del corpas
de *César.
«HISTORIA AUGUSTA». Nombre dado
a una serie de biografías de emperadores ro­
manos (Angasti). herederos al trono (Caesa-
res) y pretendientes (tyranni). de Adriano a
Carino. Contienen una mezcla de buena
tradición histórica (en las primeras vidas,
por lo menos), murmuraciones anecdóticas
y débil material biográfico y relaciones de
discursos, documentos y proclamas, en su
mayoría apócrifos. En algunos casos, las
«vidas menores» —las de los césares y pre­
tendientes— no contienen material históri­
co que no se encuentre en las «Vidas mayo­
res» de los augustos correspondientes.
Las biografías pretenden ser obra.de seis
autores: Eiio Esparciano, Julio Capitolino,
Vulcacio Galicano, Elio Lampridio, Trebe-
lio Polión y Flavio Vopisco. La mayor parte
de las vidas están dedicadas a Dioclcciano o
a Constantino y durante mucho tiempo se
supuso que habían sido escritas y publica­
das en ios reinados de estos emperadores.
Sin embargo, Dessau sostuvo que la Histo­
ria, en su conjunto, fue urdida por un autor
único durante el reinado de Teodosio a fi­
nes del siglo iv d. C., quien le dio una
apariencia de verosimilitud atribuyéndola a
seis autores anteriores. Desde entonces se
han aventurado innumerables soluciones al
problema y hoy se admite que las biografías
no pueden ser atribuidas a ios diversos au­
tores cuyos nombres aparecen en ellas. Se
está, sin embargo, de acuerdo en que inter­
vinieron varios autores y que la obra fue
103
compuesta más tarde de lo que primero se
creyó. La teoría más generalizada es que se
publicó durante el reinado de Juliano el
Apóstata (360-3 d. C.), como propaganda
de sus reformas sociales y religiosas: los
temas principales a través de toda la Histo­
ria (la supremacía del Senado y la frecuente
sucesión de buenos emperadores por hijos
inútiles) se ajustaban perfectamente a la ac­
titud de Juliano frente a la familia de Cons­
tantino, a la que suplantó, igual que el fre­
cuente elogio de virtudes filosóficas anticua­
das. [TAD]
Loeb: D. Magie (3 vols., 1922-32; el vol.
II analiza la composición). Traducción: Bi­
blioteca Clásica de Hernando (3 tomos).
N. H. Baynes, The Historia Augusta. Its
Date and Parpóse (1926); A. Birley, en La­
tín Historiaos, ed. T. A. Dorcy (1966).
HISTORIOGRAFÍA GRIEGA. En los
tiempos más remotos, las relaciones de los
acontecimientos se redactaban en verso y la
información histórica más antigua fue pro­
porcionada por los poetas épicos. Las pri­
meras historias en prosa no comenzaron a
aparecer hasta h. 500 a. C., bajo el influjo
del pensamiento filosófico y científico de
Jonia. *Hecateo de Mileto tuvo un papel
destacado en su evolución.
Los diversos tipos de historias griegas
pueden clasificarse bajo tres capítulos prin­
cipales: 1) Historias locales, que tratan de
una ciudad o familia en particular. Figuran
entre ellas las colecciones de listas oficiales
de magistrados en Atenas, Esparta y Argos,
recopilados en el siglo v a. C., que contri­
buyeron a establecer el esquema cronológi­
co; las historias locales de Atica (*Átida),
una de las cuales constituye la base de las
secciones históricas de la Constitución de
Atenas, de Aristóteles; y obras como la His­
toria local de Cyme, por *Éforo. Suelen in­
cluir mucha información mitológica. 2) Las
historias científicas, a escala mucho mayor
y basadas en cuidadosas observaciones e in­
vestigaciones; su propósito era investigar la
verdad y explicar las causas reales de los
acontecimientos. Los más destacados ejem­
plos de este tipo fueron *Tucídides, Geró­
nimo de Cardia y *Polibio. La mayor parte
de los historiadores de este tipo poseían
experiencia práctica de los asuntos políti­
cos y militares. 3) Aquellas historias cuyo
principal objetivo era proporcionar entrete­
nimiento o edificación. Tucídides, en su
prefacio, censura a ciertos historiadores del
siglo v por escribir lo que resulta grato al
oido más que lo que es cierto, y este tipo se
suele encontrar en el siglo III, siendo ejem­
plos notables Duris de Samos y *Clitarco de
Alejandría. Pero una incitación aún mayor
Historiografía
a tergiversar la verdad histórica fue debida a
las enseñanzas de *Isócrates. bajo cuya ins­
piración la historia se convirtió en vehículo
de ilustración moral y propaganda política.
Su discípulo *Eforo, consideró el elogio y la
censura como una de las principales funcio­
nes del historiador. Esta escuela ejerció gran
influencia sobre los historiadores romanos,
en particular Livio.
En su forma primitiva, la historia griega
fue una manifestación del pensamiento
científico, y no obstante las múltiples in­
fluencias que lo desvirtuaron, estos orígenes
persistieron siempre en la seria actitud ha­
cia la historia adoptada por los mejores his­
toriadores griegos. [TAD]
M. I. Finley, The Greek Historiaos
(1959).
HISTORIOGRAFÍA ROMANA. Los grie­
gos estuvieron interesados por la teoría y
tendían a considerar la historia como una
rama de la ciencia o de la filosofía; los ro­
manos eran más prácticos y trataron la his­
toria simplemente como una forma de la
producción literaria o, a veces, como un
ejercicio en el arte de la persuasión. Quinti-
liano afirmaba que la historia era próxima
parienta de la poesía, mientras Cicerón la
describía como parte de la retórica y mante­
nía que la virtud más importante del histo­
riador era el dominio del idioma. En reali­
dad. ios romanos tenían la composición de
la historia por menos importante que la del
discurso político o forense; para ellos era
una forma de literatura destinada al goce es­
tético y casi todos los comentarios a la his­
toria hechos por los críticos literarios roma­
nos se refieren al estilo.
Cicerón, Quintiliano e incluso Tácito in­
sisten en la necesidad de evitar la parciali­
dad o el prejuicio. Sin embargo, parece que
en realidad los historiadores romanos sólo
honraron de palabra el principio de impar­
cialidad. La influencia de la retórica, que
convirtió el partidismo en segunda natura­
leza del escritor romano, hizo imposible
cualquier enfoque auténticamente objetivo.
La publicación de los *Annales Maximi
estableció un práctico esquema cronológi­
co, y como resultado, la mayor parte de los
historiadores romanos emplearon el méto­
do analístico, describiendo los aconteci­
mientos a medida que iban ocurriendo, año
tras año (aunque Tácito trata de las provin­
cias o de las guerras extranjeras de varios
años de una sola vez).
Los historiadores romanos prestaban
mayor atención a la presentación que a la
recogida de sus materiales y la investigación
previa se consideraba labor más propia del
anticuario que del historiador. Cicerón, sin
embargo, se esforzó considerablemente en
Homéridas
sus obras de filosofía y oratoria por reflejar
sus datos históricos con toda exactitud.
Finalmente, resulta erróneo considerar
como sinónimas la historiografía romana y
la historiografía latina. Los historiadores ro­
manos primitivos escribieron en griego, ya
que la prosa latina no se había desarrollado
como instrumento literario a comienzos del
siglo n a. C. (por ej.. *Fabio Pictor; *Catón).
Bajo el Imperio, se establecieron en Roma
gran cantidad de griegos que tomaron parte
activa en su vida literaria y política: los ro­
manos educados dominaban el gnego como
el latín y algunas de las historias más im­
portantes escritas durante el Principado lo
fueron en griego (por ej.. * Apiano: •Dioni­
sio de Halicamaso; *Dión Casio), aunque
*Amiano Marcelino es ejemplo de un grie­
go que escribió en latín, aun no siendo su
lengua materna. [TAD]
Ed. T. A. Dorey, Latin Hisiorians (1966).
HOMÉRIDAS. O «Hijos de Homero», fue­
ron en origen una casta de rapsodas que
pretendían descender de Homero y que con
posterioridad se convirtió en un gremio que
incluyó a quienes no estaban emparentados
con él. Poseían el conocimiento de los poe­
mas homéricos como una propiedad heredi­
taria, con el derecho a recitarlos pública­
mente. y conservaban tradiciones esotéricas
de Homero en versos secretos. Su centro,
por lo menos en fecha tan temprana como
el siglo vi a. C., estaba en Quíos. cuna de
Homero según ellos. Difundieron el conoci­
miento de los poemas homéricos por todo el
mundo griego: uno de ellos. Cineto de
Quíos, se dice que introdujo los poemas en
Siracusa. (* Épica griega, Poesía.) [GTWH]
A. J. B. Wace y F. H. Stubbings, Compo­
nían lo Homer (1962); G. S. Kirk, Homer
and the Epic (1965).
HOMERO (probablemente siglo vill a. C.).
Poeta épico gnego. Ha sido considerado tra­
dicional mente como autor de la 1liada y la
Odisea: el * Margues y la * Bairacomionia-
quia y otros poemas épicos le fueron tam­
bién atribuidos popularmente, pero las au­
toridades antiguas más fidedignas niegan la
atribución. Incluso en la Antigüedad hubo
mucha imprecisión en cuanto a la fecha y
lugar de nacimiento de Homero. Se propu­
sieron muy diversos años, que iban desde el
tiempo de la Guerra de Troya hasta qui­
nientos años después, y la pluralidad de sus
supuestos lugares de nacimiento se hizo
proverbial; se dijo que no había ciudad que
no le reivindicase. Hcrodoto le adjudicó re­
sueltamente la fecha de h. 850 a. C., lo que
es posible; los modernos especialistas, sin
embargo, se inclinan más hacia fines del si-
104
glo vjij. De todas formas, los poemas homé­
ricos. en su ’vnna actual, fueron compues­
tos en su .tnayvr pane mucho después de los
acontecimientos que describen, pero proba­
blemente antes de que la escritura alfabética
se utilizase con fines literarios h. mediados
de) siglo v:i a. C. Su dialecto, en gran parte
jónico, y ciertas pruebas de conocimientos
locales, confirman la tradición de que Ho­
mero vivió en Joma; los 'lugares más verosí­
miles parecen ser Esmirna y. sobre todo.
Quíos. patria de ¡os *Homéridas.
Contamos con varios relatos antiguos de
la vida de Homero, pero escasa información
fidedigna. La I 'ida más detallada, atribuida
a Herodoto. presenta a Homero como un
vagabundo semejante a su personaje Odi-
seo: nacido en Esmirna. visitó muchas re­
giones de Grecia (incluyendo Itaca). padeció
la miseria, la ceguera y la falta de reconoci­
miento en el curso de muchas visicitudes
para terminar muriendo en los. Esta carre­
ra. por apócrifa que sea en detalles, por Jo
menos explica el evidente conocimiento di­
recto que posee el poeta de los hombres y
del mar.
Fue creencia general de la Antigüedad que
la Jliada y la Odisea eran obras de un poeta
único, pero algunos gramáticos helenísticos,
los «corizontes», o separadores, mantuvie­
ron que fueron dos. Los modernos especia­
listas han llegado hasta a dudar de la exis­
tencia de Homero. Desde fines del siglo
xvin ha habido grandes discusiones sobre el
«problema homérico». Se considera, por lo
general, que la Iliada y la Odisea agrupan
varios cantos más antiguos y más breves,
que contienen contradicciones y estaban
compuestos en gran medida de fórmulas
tradicionales transmitidas por una técnica
verbal que dificulta el determinar la contri­
bución de cada individuo al poema en curso
(•Épica griega. Poesía). Por otro lado, hay
una evidente unidad de estructura y de esti­
lo en cada poema, como reconoció Aristóte­
les; las contradicciones resultan inevitables
en un extenso poema compuesto verbal­
mente, y la vieja creencia, casi universal, en
«un solo Homero» ejerce gran peso. Las
opiniones continúan siendo contradictorias
sobre el problema homérico, pero aun es
posible afirmar que la Iliada y la Odisea
son. en esencia, obras sucesivas de un mis­
mo poeta que emplea materiales tradiciona­
les; O, con mayor prudencia, que hubo un
«poeta principal» para cada poema.
Resulta dudoso que la Iliada y la Odisea
fueran puestas por escrito antes del siglo Vi
a. C., cuando fueron introducidas en Atenas
y ajustadas a un orden correcto en un texto
escrito para ser empleado en las Panate-
neas. Durante siglos después, versiones,
truncas y diversas, tomadas quizás al oído
105
de los recitados oficiales, constituyeron un
texto popular y mixto, del que se conservan
fragmentos en papiros; de este es del que. en
último termino, se densa nuestro texto. Los
eruditos de Alejandría, y mas larde de
Constanimopia. recopilaron y cotejaron di­
ferentes ejemplares, entre ellos probable­
mente la versión panatenaica. y se esforza­
ron por establecer un texto auténtico y ex­
plicarlo. aunque sin alterar esencialmente el
texto ordinario. Cada poema, tal como se
conserva hoy. tiene 24 libros, disposición
que se debe, al parecer, a los alejandrinos;
con anterioridad, los poemas se encontra­
ban divididos de forma algo diferente en
episodios principales, cada uno con su títu­
lo propio.
La lliada es el poema de Ilium (Troya).
Su tema, declarado al comienzo, es la cólera
de Aquiles. campeón de los griegos sitiado­
res. y sus desastrosas consecuencias. La ac­
ción comprende sólo unas pocas semanas
del último año del asedio, pero el poeta
consigue introducir muchos acontecimien­
tos previos de la Guerra de Troya, vistos
desde ambos lados, y todos los personajes
principales de la historia, griegos y troya-
nos, humanos y divinos. El relato se inicia
con un antagonismo de personalidades,
cuando Agamenón, jefe supremo de los
griegos, ofende en público a su aliado, el or­
gulloso Aquiles. con un desalentado acto de
autoridad, por lo que Aquiles se niega a se­
guir interviniendo en el asedio, con la espe­
ranza de que esto produzca el desconcierto
en el campo griego, cosa que ocurre en exce­
so. Rechaza la espléndida compensación
que le ofrece Agamenón y se obstina en
mantener su cólera hasta que los griegos se
encuentran en tal aprieto que su amigo Pa-
troclo muere al acudir en defensa de ellos.
El efecto del dolor pone fin a su ira, o más
bien la dirige contra los troyanos: hace las
paces con Agamenón, vuelve a la lucha en
furiosa venganza y mata al troyano Héctor.
Sin aplacarse aún, insulta dia tras día el ca­
dáver de Héctor, hasta que el viejo rey Pría-
mo sale de noche de Troya y le ruega que le
entregue el cuerpo de su hijo para ser ente­
rrado. Entonces la cólera de Aquiles se des­
vanece, por fin, mientras que medita que
también él va a morir pronto; los dos hom­
bres se lamentan juntos por sus muertos y
Aquiles devuelve el cuerpo de su enemigo.
El trágico tema central se encuentra entrete­
jido con múltiples episodios que aportan
variedad al poema y' realzan el efecto total:
las presentaciones de los dos bandos contra­
rios en Troya; las hazañas de los héroes
individuales; las discusiones e intrigas, tan
humanas, de los dioses, la forja por He-
faistos de una nueva coraza de cualidades
milagrosas para Aquiles, y los solemnes jue- ’
Homero
gos funerales por Patroclo. En contraste con
el cuadro de los guerreros griegos en la bata­
lla y en el campamento. figuran las escenas
troyanas: Helena, motivo de ¡a guerra, in­
comparablemente hermosa y aquejada de
nostalgia, mientras observa a ios griegos
de>de Jas atalayas de Troya: París, figura
despreciable, en su casa: el malhadado Héc­
tor despidiéndose de su esposa y su hijo de
pecho: y sus ancianos padres. Priamo y Hé-
cuba. contemplando con desesperación
mientras él espera el funesto duelo con
Aquiles.
La Odisea, llamada así por su héroe. Odi-
seo (Clises], describe la historia de su regre­
so de la Guerra de Troya. Sus peregrinacio­
nes duran diez años, pero la acción de la
Odisea abarca solamente las seis semanas
últimas. El poeta narra primero la última
parte de la historia, según la proverbial ma­
nera homérica, e incorpora el resto por me­
dio de relatos retrospectivos. Al iniciarse el
poema. Odiseo. náufrago que ansia alcanzar
su patria, se encuentra en la isla paradisíaca
de la diosa Calipso. que le ha retenido como
esposo durante cerca de ocho años: mien­
tras. en su casa en Itaca. su hijo Telémaco
es ya casi un hombre, y su esposa. Penélope.
se ve asediada por pretendientes, huéspedes
indeseados que viven a costa del patrimo­
nio. e insisten continuamente en que vuelva
a casarse y, tras haber sido entretenidos con
pretextos por tres años, urgen que debe por
fin decidirse por alguno. Las desgracias de
Odiseo son debidas a la hostilidad de Posei-
dón. padre del Ciclope al que cegó Odiseo al
comienzo de su peregrinación; pero en au­
sencia de Poseidón. Atenea persuade a los ’
otros dioses a que se compadezcan de Odi­
seo y le ayuden, con lo que la acción se
pone en marcha. Atenea incita a Telémaco
a que visite Pylos y Esparta para buscar no­
ticias de su padre y Zeus ordena a Calipso
que deje libre a Odiseo. Odiseo construye
una balsa y se echa a la mar. Poseidón le­
vanta una tempestad que hunde la balsa,
pero Odiseo acaba naufragando en las cos­
tas de Esqueria. reino utópico de la Edad de
Bronce habitado por la raza amable y alta­
mente civilizada de los feacios. Allí, en un
famoso episodio lleno de encanto, Odiseo
encuentra a la princesa Nausicaa. cuyos pa­
dres le festejan tal como a un rey, en su
palacio de bronce y oro, con puertas enmar­
cadas en plata. Durante el festín cuenta sus
aventuras desde que partió de Troya, en
una narración que incluye muchos conoci­
dos temas de tradición popular. Describe
muchos encuentros extraños y peligrosos:
con los lotófagos, con caníbales, monstruos,
vorágines y promontorios devoradores de
hombres, con Eolo. dios de los vientos, con
Circe la hechicera, los espectros de los
 Homerus Latinus
muertos, y el rebaño del dios del sol; y de
cómo al final naufragó en la isla de Calipso,
único superviviente de su grupo. Después
de escuchar su historia, los fcacios devuel­
ven a Odisco a llaca. donde, disfrazado de
mendigo, se entera de los pretendientes que
importunan a su esposa. Atenea trac a Telé-
maco de Esparta, y padre c hijo, reunidos al
fin, deciden acabar con aquéllos. Nadie re­
conoce a Odiseo en su casa, salvo su fiel
perro y su vieja nodriza; pero cuando Pené-
lope propone una competición final de ar­
queros entre los pretendientes antes de deci­
dirse, sólo él es capaz de doblar el arco.
Después de dar muerte a los pretendientes y
de que Penélopc se convenza de la identidad
de su esposo. Odiseo se establece de nuevo
en su reino.
La poesía épica debe caracterizarse, según
Aristóteles, por seriedad y nobleza excep­
cionales, unidad de acción combinada con
diversidad en los incidentes, animación dra­
mática y clusión por parte del autor; y en
todas estas cualidades juzgó a Homero
como ejemplar. Y ningún otro poeta le ha
superado hasta hoy. La rapidez y la simpli­
cidad de la poesía de Homero le impulsa
con suave fluencia y su técnica narrativa es
magistral: el resultado no deja de estar nun­
ca presente, pero está continuamente apla­
zado a medida que se introducen retrasos y
digresiones, con interés, fin y resultados
propios, con el objeto de alargar el relato a
proporciones épicas. La heroica concep­
ción que Homero tiene de sus personajes fue
una inspiración tanto para el poeta como
para el público y enseñó una ética de cierta
nobleza a todo el mundo antiguo, ya que sus
poemas formaron la base de la educación
griega y romana. Los niños los aprendían de
memoria y las mentes de los hombres de la
Antigüedad estuvieron tan saturadas de las
palabras de Homero como en tiempos pos­
teriores lo estarían de las de la Biblia. La
influencia de Homero en la literatura griega
y latina fue absoluta; todo, personajes, argu­
mentos e idioma, dejó huella en la poesía, el
teatro y la historia de Grecia y en la casi to­
talidad de la poesía latina. La versión latina
de la Odisea debida a *Livio Andrónico se­
ñaló en realidad la fundación de la literatu­
ra latina y más de una literatura vernácula
de la Europa moderna tuvo orígenes análo­
gos. (*Epica griega, Poesía). [GTWH]
OCT: D. B. Munro y T. W. Alien (5
vols., 1912-20); Loeb: A. T. Murray (4
vols., 1919-24). Traducciones: Luis Scgalá y
Estalclla, Obras completas (B., Montaner y
Simón, 1927, etc.); ¡liada: L. Segalá y Esta-
lella (B., ídem, 1908, muchas y diferentes
- eds., hasta B., Bruguera, 1980); Manuel Ba-
lasch (en catalán; B., Eds., Selectas, 1971);
106
Odisea: Luis Scgalá y Estalclla (B., Monta-
ncr y Simón, 1910; repetidas eds.): Caries
Riba (en catalán; 3 vols., B., Ed. Catalana,
1930); J. M. Rabón (Bibl. Clásica Gredos.
1982); Himnos homéricos. Bairacomioma-
qnia. Epigramas. Fragmentos de poemas
cíclicos: Luis Segalá y Estalclla (B., Monla-
ner y Simón, 1927).
G. Murray, The Rise pf the Greek Epic
(1960); G. S. Kirk, Homer and the Epic
(1965); E. T. Owen, The Story of the Iliad
(1947); A. J. B. Wace y F. H. Stubbings, A
Companion lo Homer (1962); J. H. Finley
Jr., Homer’s Odyssey (Harvard, 1978); W.
A. Camps, An Introduction lo Homer (Ox­
ford, 1980); Georg Finsler, La poesía homé­
rica (B., 1947); J. Pallí Bonet, Homero en
España (B., 1953); F. Rodríguez Adrados,
Fernández Galiano, L. Gil y J. Lasso de la
Vega, introducción a Homero (M. Guada­
rrama, 1963); L. Gil, A. Blanco Freijeiro y
Antonio Pastor, Tres lecciones sobre Ho­
mero (M., Cuadernos de la Fundación Pas­
tor, 10).
«HOMERUS LATINUS». *Ilias Latina.
HORACIO (Quintus Horatius Flaccus)
(65-8 a. C.). Poeta lírico y satírico latino. N.
en Venusa en Apulia, donde su padre, un li­
berto, tenía una modesta propiedad. Se des­
conoce quién fue su madre. Los negocios de
su padre prosperaron y pudo permitirse
educar a su hijo en Roma y más tarde en
Atenas. En 44, Horacio se alistó en el ejérci­
to de Bruto y luchó en la batalla de Filipos
como tribuno militar. Volvió a Roma, ile­
so, pero sin amigos ni dinero; la pobreza,
dice, le llevó a la poesía. Sus primeros ver­
sos le proporcionaron nuevas amistades;
Virgilio y Vario le presentaron a *Mecenas
a comienzos de 38. Nueve meses después
fue invitado a ingresar en el grupo de Mece­
nas y la amistad entre ambos aumentó gra­
dualmente. El Libro I de las Sátiras apare­
ció h. 35. Por entonces, Mecenas donó a
Horacio su granja en la Sabina, pequeña
finca en país montañoso. Siguieron las Sáti­
ras ¡1 y los Epodos, h. 30. Después de la
batalla de Accio, Horacio pudo encontrar
por fin la paz del espíritu y la entrega a la
poesía. Las Odas I-III se publicaron en 23.
Fueron recibidas con tibieza y Horacio,
amargado por ello, renunció a la lírica. Las
Epístolas I son del año 20, y a 20-17 corres­
ponden las epístolas dedicadas a Floro y A
los Pisones (Ars poética). En 17, sin embar­
go, Augusto le encargó un himno para los
Juegos seculares y, con este reconocimiento
oficial como «poeta laureado», su vena líri­
ca volvió a fluir de nuevo. La invitación de
Augusto para que fuese su secretario priva-
107
do fue rechazada con diplomacia; pero la
scmihumorística queja del emperador (h.
14) de que no le había dirigido ninguna
epístola, motivaron la II, I, y Horacio aña­
dió las dos largas cartas ya en circulación
para completar las Epístolas II, a las que si­
guió, en 13, las Odas IV. Mecenas murió el
año 8 y Horacio, como había profetizado,
no le sobrevivió mucho.
Los Epodos, en su mayor parte en metros
yámbicos, están basados libremente en *Ar-
quíloco. No obstante su vigorosa invectiva,
elude los ataques personales directos y las
identidades se encuentran veladas con seu­
dónimos. La política, el amor y el melodra­
ma figuran entre los temas tratados, mien­
tras Horacio, con creciente maestría, prosi­
gue sus tentativas hacia una nueva forma de
poesía lírica latina.
El libro I de las Sátiras abarca crítica
moral y literaria, recuerdos personales (en­
tre ellos, conmovedores homenajes a su pa­
dre) y esbozos dramáticos que anuncian la
forma dialogada que adopta la casi totali­
dad del libro II. Estas conversaciones infor­
males consiguen captar en hexámetros la
cadencia del latín coloquial. Horacio toma
por modelo a Lucilio, pero sin la crueldad,
aspereza y amargas alusiones personales de
éste. Lo que nos muestran es un retrato del
autor, sus caprichos y prejuicios, simpatías
y diferencias, presentado casi siempre ante
el vivo telón de fondo de las calles, la mu­
chedumbre y el bullir de la vida de Roma,
pero con un radiante vistazo de la paz cam­
pestre.
En las Odas Horacio toma metros y, con
frecuencia, temas de la monodia griega; so­
bre todo de *Alceo. Pero el impulso emo­
cional, ya provenga de la vida o de la litera­
tura, es plasmado y transmutado por su
imaginación sutil y su equilibrada persona­
lidad en una poesía fresca y llena de vida,
aunque serena y refinada. Se encuentra per­
fectamente consciente del renacimiento
contemporáneo de la grandeza romana, de
forma que la obra de Augusto, y quienes co­
laboran en su política, es una de las fuentes
de inspiración de lo mejor de su obra. Es
igualmente sensible al sentimiento del mo­
mento, a sus amigos, al amor, tal como fue
en la juventud, tal como es en la edad ma­
dura, al vino y a la compañía grata, a la be­
lleza del campo, al fugitivo esplendor de la
primavera. Gran parte de la magia de su
poesía consiste en su combinación excep­
cional de inteligencia y sensibilidad, pasión
e ironía’ con natural espontáneo y una ma­
dura filosofía de la vida. De su profunda
comprensión del genio del idioma latino,
con su concisión llena de significado, la
gran elasticidad del orden de palabras y sus
sonoras vocales, Horacio extrae un discipli-
Horacio
nado lirismo, con una nueva economía de
palabras, un virtuosismo métrico inagota­
ble, una música próxima a la del italiano
moderno. El Carmen saectdare. encargado
e ideado especialmente para ser cantado, no
leído, se encuentra en una posición sai gc-
neris. Es un poema solemne, henchido de
gratitud por la obra de Augusto y con la
conciencia de una gran fiesta religiosa. Su
éxito animó a Horacio a componer el libro
IV de las Odas, y aunque su impulso lírico
menguaba, este libro contiene algo de los
más conmovedor de su obra.
Las últimas Sátiras preludian ya las Epís­
tolas. Algunas de éstas pueden ser conside­
radas como verdaderas cartas en verso, lige­
ras, fragantes, ingeniosas. Otras inician un
nuevo género, pulidas en la versificación y
la frase, fácil y desprecupado el tono, inspi­
radas pródigamente, como habían hecho las
Sátiras, en la leyenda, la anécdota y el re­
cuerdo, exentas de odio, con raros toques
acerbos, y algo del atractivo del diario ínti­
mo, iluminadas por la madura sabiduría y
la intuición poética del autor y mostrando
su grupo de amigos como si nos condujera
por una galería de retratos. El libro II pre­
cisa esencialmente sus actitudes literarias.
Había hablado de abandonar la poesía por
la filosofía; pero el Ars poética es una afir­
mación de principios estéticos para guía de
los escritores contemporáneos, y I!, I, es
confirmación del papel que debe interpretar
el poeta en la evolución de la nueva socie­
dad, tanto en la regeneración poética del
mundo como en la moral.
La disciplina formal de las Odas y la in­
formalidad de las Sátiras y Epístolas se
complementan de forma que concuerda con
la tensión y equilibrios fundamentales del
carácter romano. No es por azar que Hora­
cio sea el autor más citado de la Antigüedad.
Es el intérprete supremo de la cultura au-
gústea para las generaciones siguientes, y
esto, junto con sus cualidades personales de
imaginación y temperamento, le convierten
en el primer europeo, y le hacen más atrac­
tivo a un número mayor de lectores de to­
das edades y épocas, que ningún otro poeta
antiguo. (* Lírica latina, Poesía.) [DEWW]
OCT: E. C. Wickham (2.a ed., 1912); ed.
A. Kiessling y R. Heinze, con comentario
en alemán (3 vols., 1914-30); Loeb: C. E.
Bennett y H. R. Fairclough (2 vols., 1914,
1926); Budé; Villeneuve (1927-34). Traduc­
ciones: Lorenzo Riber, Obras completas
(con Virgilio; M., Aguilar, 1941); tr. catala­
na Leorent; Riber, Sátires i epistoles (B., Ber-
nat Metge, 1927); Bonifacio Chamorro,
Odas y Epodos (M., CSIC, 1951).
L. P. Wilkinson, Horace and His Lyric
Poetry (1945); E. Fraenkel, Horace (1957);
M. Menéndez Pelayo, Horacio en España...
Hortensio
(1877); V. Bocchctta, Horacio en Villegas y
en Fray Luis de León (M., Grcdos).
HORTENSIO (Quintus Hortensias Horta-
lus) (1 14-50 a. C.) Orador romano. Gran
rival de Cicerón en los tribunales de Roma,
que a veces fue su contrario, como en el
proceso de Verres (70 a. C.) y a veces le ayu­
dó, como en los de Sila (62) y Sestio (56).
108
Perteneció al estilo «asianista» de retórica:
sus contemporáneos dijeron que sus discur­
sos eran mejores oídos que leídos. No esta­
mos en posición de juzgar, pues su eclipse
por Cicerón ha sido tan completo que sólo
se conservan fragmentos. [DRD1.
Ed. H. Malcovati, Oralorum romanoruni
fragmenta (2.“ ed., ¡905).

IBICO (nació h. 600 a. C.). Poeta lírico
griego. Nació en Rcghium. Su padre. Filio,
quizá fuera una figura de la política local.
El propio Ibico rechazó el puesto de tirano
de su ciudad natal que le fue ofrecido, y se
retiró a la brillante corte cosmopolita de
Polícrates, en Samos. Al final volvió a Re­
ghium y fue enterrado allí. La historia de su
muerte violenta y de los pájaros que revelan
la identidad de sus asesinos es sólo melodra­
ma helenístico.
Los eruditos alejandrinos editaron la poe­
sía de Ibico en siete libros. Los fragmentos
están complementados por un papiro que
contiene 50 versos de un encomio a Polícra-
les el Joven, atribuible casi con seguridad a
Ibico. En el tema y en el tratamiento, su
poesía inicial muestra la influencia de Este-
sícoro, que dominó el panorama literario
contemporáneo de la Magna Grecia. La
marcha a Samos significó un cambio pro­
fundo. En la forma, su poema es poesía co­
ral con la estructura triádica normal. Pero
en contenido es totalmente secular, renun­
cia intencionalmente a la narración épica y
culmina en un homenaje personal a la belle­
za del príncipe. Refleja el cambio de Ibico
en un poeta eminentemente erótico, directo
y espontáneo, en posesión de imágenes y
simbolismos imaginativos y sugerentes. Tie­
ne la sensibilidad del artista por el colorido
y lo pintoresco. Parte de su respuesta lírica
a la belleza de la naturaleza es que observa
y describe la vida de los pájaros y las plan­
tas con simpatía y humor. [DEWW]
Page, PMG. -- • en la lucida exposición de los tecnicismos
Bowra, GLP. -
«IL1AS LATINA» («Homerus Latinos»).
Poema, muy famoso en la Edad Media, que
ofrece un compendio de la litada en un mi­
llar aproximadamente de hexámetros lati­
nos. Según indicios del texto, el nombre del
autor parece ser Bebió Itálico, la fecha no
posterior a 68 d. C, Sin mérito literario,
mantuvo, no obstante, el recuerdo de Ho­
mero, junto con el *Dares y *Dictys, en
una época en que el uso del griego se había
perdido en Occidente. [DRD]
I
Tcubner: F. Vollmer, Poeiae laiini mino­
res, II (Leipzig, 1913).
IRENEO, San (siglo 11 d. C.). Apologista
cristiano griego. Procedente de Asia Menor,
llegó a la Galia antes de 177, y fue nombra­
do después obispo de Lugdunum (Lyon). Su
obra Adversas haereses es en lo principal un
ataque contra la entonces influyente secta
de los gnósticos Agnosticismo). Fue muy
empleada por polemistas cristianos poste­
riores. Aunque el original griego sólo se
conserva en fragmentos, hay una traducción
latina (¿siglo iv d. C.?), así como una ver­
sión en armenio. [DRD]
ISEO (h. 413-h. 343 a. C.). Orador ático.
Nació en Calcis, en Eubea. Probablemente
no fue ciudadano ateniense, sino extranjero
„ residente; de ahí su falta de interés por la
política. Se dice que fue discípulo de Isócra-
tes. Fue profesor de retórica y, según la tra­
dición, maestro de Demóslenes. Indudable­
mente, la obra inicial de éste debe algo a la
influencia de Iseo. Su carrera principal fue
la de logographos. o redactor profesional de
discursos para ser pronunciados por otros
ante los tribunales.
La Antigüedad conoció 50 discursos au­
ténticos de Iseo y también se le atribuyó un
; Arte Retórica. De los discursos se han con­
servado 11 en su integridad. Todos versan
sobre disputas familiares acerca de testa­
mentos y herencias; es evidente que Iseo se
especializó en derecho sucesorio. Sobresale
legales y en las complicadas relaciones fa­
miliares. El efecto es de dominio absoluto
de un tema complejo, explicado en un idio­
ma sencillo y vigoroso y con una objetivi­
dad jurídica exenta de emoción e incluso de
humor. Un examen más detallado revela
que se trata de un abogado astuto y sin exce­
sivos escrúpulos, que adultera las pruebas,
suprime la verdad y sugiere lo falso. Pero su
eficacia es innegable y no hay duda de que
sus clientes ganaban por lo general los plei- '
. tos. [DEWW]
ISócrates
Ed. W. Wysc (1904); Loeb: E. S. Forster
(1927); Bernat Metge: Discursos, tr. catala­
na Josep Vergés (1930).
Jebb, AO, II; Dobson, GO.
ISÓCRATES (436-338 a. C.). Pedagogo,
autor y orador griego. Pertenecía a una aco­
modada familia ateniense y. según la tradi­
ción, fue discípulo de Pródico, Protágoras y
Gorgias. Isócralcs, afirma Platón, tenía en
mucho lo que prometía su talento. Arruina­
do por la Guerra del Peloponeso, adoptó la
profesión de logographos. Su timidez natu­
ral y la debilidad de su voz le impidieron
hacer carrera política y decidió influir en la
opinión por medio de la enseñanza y los es­
critos. A partir de h. 392 su escuela ofreció
una formación literaria, avanzada y siste­
mática, por un período de tres o cuatro
años. Tuvo un gran éxito y fue rival de la
Academia platónica en atraer discípulos de
todo el mundo griego; muchos alcanzaron
distinción en la política o la literatura. To­
dos sus escritos posteriores se encuentran
relacionados en última instancia con su
pensamiento pedagógico, ya que su objetivo
era asegurar la supervivencia y, a ser posi­
ble, la mayor difusión de los valores cultu­
rales griegos. Su convencimiento de que la
lucha civil estaba destruyendo la ciudad-es­
tado le hizo defender la monarquía ilus­
trada; y su creencia de que las discordias
entre las ciudades estaban arruinando la Hé-
lade, le llevó al convencimiento de que los
griegos debían olvidar sus diferencias en
una causa común. De aquí sus sucesivas sú­
plicas a los principales estados griegos y a
sus jefes para organizar y dirigir una cruza­
da panhelénica contra Persia. Durante toda
su larga y activa vida, Isócrates no dejó de
enseñar y de escribir. Murió a los noventa y
siete años, cuando Filipo de Macedonia pa­
recía que iba a cumplir el programa pro­
puesto por él.
Se han conservado seis discursos forenses
110
de Isócrates (que él prefería olvidar). Sus
ideas pedagógicas están esbozadas en un
temprano ensayo. Contra los sofistas (390),
y elaboradas treinta y seis años después en
la Antidosis, obra en gran parte autobiográ­
fica. El liusiris (391) y Helena son ejercicios
escolares en el tratamiento de los temas le­
gendarios. Los más constructivos de sus
panfletos políticos son el Panegyricus (380)
y el Philippus (346). Pinta la semblanza de)
gobernante ideal y su relación con sus súb­
ditos en el Demonicus (de autenticidad du­
dosa), el A Nicocles, y el Nicocles (374-372).
El Evagoras (365), panegírico del gobernan­
te de Salamina, corresponde al mismo gru­
po. Hay también muchos panfletos de co­
mentario a la escena política contemporá­
nea: Plataicus (373), Archidamus (366),
Areopagiticus (355), De Pace (355) y Pana-
thenaicus (339). Una mayoría, quizá todas,
de las nueve cartas atribuidas a Isócrates
son auténticas.
La prosa de Isócrates representa el estilo
periódico en su forma más evolucionada,
con un laborioso equilibrio de pensamiento,
frase, ritmo y sonido. Se preocupa de evitar
el choque de vocales en hiatos o de sílabas
disonantes, en busca de un curso suave y
fluido. Tiene un sentido del ritmo suma­
mente refinado. El artificio rara vez asoma,
y aunque sus oraciones están a veces sobre­
cargadas, demuestra en general un dominio
total de la prosa como vehículo disciplinado
e integrado. [DEWW]
Ed. G. E. Benseler (rev. F. Blass; 2 vols.,
1878-9); Loeb: G. B. Norlin y L. Van Hook
(3 vols., 1928-45). Traducciones: J. M.
Guzmán Hermida, Discursos (2 vols., Bibl.
Clásica Gredos, 1979).
Jebb, AO, II; Dobson, GO: W. Jaeger,
Paideia, III (1945); G. Mathieu, Les idees
politiques d'Isocrate (París, 1925).
ISTER. *Átida.
 J
JÁMBLICO (h. 250-h. 325 d. C.). Filósofo
neoplatónico griego. Nativo de Siria, fue
discípulo de Porfirio en Roma, para des­
pués volver a Siria y abrir escuela propia,
probablemente en Apamea. Escribió mucho
de astrología y misticismo; sus comentarios
a Platón y Aristóteles fueron —a juzgar por
los extractos en Proclo— sumamente erró­
neos. Las obras que se conservan son 1) So­
bre la vida de Pitágoras, 2) el Protrepticus
y 3) tres libros de matemáticas. Aunque su­
perficiales en si, contienen ciertas informa­
ciones útiles sobre el pitagorismo. Se le sue­
le atribuir hoy una obra, De mvsteriis.
[DRD]
Teubner: Pythagoras. ed. L. Deubner
(Leipzig, 1937), y Protrepticus, ed. H. Piste-
lli (Leipzig, 1888); De mysteriis, tr. alemana
y comentario Th. Hopfrer (Leipzig, 1922).
E. R. Dodds, Proclus’ Elements of Theo-
/ogy(1933).
JÁMBULO (fecha desconocida). Escritor
griego del período helenístico. Autor de la
Oceánica, libro de relatos de viajeros paro­
diado por * Luciano en la Vera historia. En
*Diodoro Sículó (II, 55-60) se conserva un
resumen: trataba de una sociedad utópica
de comunismo primitivo en un grupo de is­
las tropicales. [DR.D]
JANTO (fl. h. 450 a. C.). Historiador grie­
go. Janto de Lidia escribió una Historia de
Lidia en cuatro libros, posiblemente una
Vida de Empédocles, y un libro sobre los
magos de Persia. Éforo dice que inspiró a
Herodoto la idea de escribir historia. [TAD]
L. Pearson, Early ¡onian Historians
(1939).
JENÓCRATES (339-315 a. C). Filósofo
griego. Tercer director de la Academia. Je-
nócrates de Calcedonia parece haberse
preocupado principalmente de la sistemati­
zación del legado filosófico de Platón y de
defenderlo contra los ataques. Se especializó
—a juzgar por los títulos de sus obras, todas
perdidas— en los campos de la etica y de la
teología. [DRD]
Sarton, HS, II.
JENÓFANES (h. 570-h. 460 a. C.). Filóso­
fo griego. Expulsado de Jonia por la inva­
sión persa (¿545? a. C.), Jenófanes de Colo­
fón marchó a la Grecia occidental y viajó
extensamente, aunque pasó la mayor parte
del tiempo en Sicilia, donde fue uno de los
primeros en enseñar filosofía. Expresó sus
ideas en poemas, que recitaba en público.
Fue en especial famoso por sus ataques con­
tra la concepción antropomórfica de la divi­
nidad y las historias de dioses en Homero y
Hesíodo. «Si los caballos o los bueyes tuvie­
sen manos y pudieran dibujar, dibujarían a
los dioses en forma de caballos y bueyes...»
Pero en realidad. «Dios es uno, el más gran­
de entre los dioses y los hombres, en nada
semejante a los mortales en cuerpo o men­
te». Otros fragmentos indican su interés por
los fenómenos naturales de Sicilia, las erup­
ciones volcánicas, los fósiles en las canteras
de Siracusa. etc. [DRD]
Diels. FV, 2 1; Los filósofos presocráticos,
I, introducciones, tr. y notas C. Eggers Lan
y V. E. Juliá (M., Bibl. Clásica Gredos,
1978).
JENOFONTE (h. 430-h. 354 a. C.). Histo­
riador y soldado griego. Jenofonte es famoso
por su intervención en una de las hazañas
militares más grandes del mundo griego: la
Retirada de los Diez mil. Un cuerpo de ho-
plitas griegos, alistados por Ciro en su in­
tento de arrebatar el trono persa a su her­
mano Artajerjes, se encontró sin mandos en
el interior de Persia después de la muerte de
Ciro en la batalla y del traicionero asesinato
de sus jefes; eligieron, no obstante, como
nuevos generales a Jenofonte y a Quirisofo,
y al mando de ellos consiguieron abrirse ca­
mino hasta alcanzar las ciudades griegas de
las costas meridionales del mar Negro (400
a. C.)
Jenofonte era ateniense, pero la mayor
parte de su vida transcurrió en Esparta, por
Jerónimo
la que mostró gran afecto, y murió en Co-
rinto. Parece haber sentido siempre la atrac­
ción de hombres de destacada personalidad,
porque en su juventud fue discípulo de Só­
crates, se relacionó más tarde con el prínci­
pe persa Ciro, y durante gran parte de su
vida fue amigo íntimo del gran rey de Es­
parta, Agesilao.
Jenofonte fue un escritor prolífico y di­
verso. Sus obras más importantes fueron: la
Anábasis, relato de sus aventuras con los
Diez mil; la Helénica, historia de Grecia
desde 41 1 (en que la dejó Tucídides) hasta
362 a. C.; la Ciropedia, biografía idealizada
de Ciro el Grande: las Memorabilia. anéc­
dotas relativas a Sócrates; la Apología, de­
fensa imaginaria de Sócrates, que contiene
nueva información sobre la verdadera natu­
raleza de las acusaciones; el Banquete, des­
cripción de. una reunión imaginaria con
asistencia de Sócrates; el Oeconomicus,
amable debate sobre la administración do­
méstica y rural, con información interesan­
te sobre la posición de las mujeres en Ate­
nas; Hieran, diálogo sobre el arte del gober­
nante benéfico; una elogiosa biografía de
Agesilao y una descripción en alabanza de
la constitución de Esparta; y varias obras
sobre hípica, láctica de la caballería, caza y
hacienda. La Constitución de Atenas, atri­
buida en tiempos a Jenofonte, es un libelo
político de autor anterior.
Como historiador, Jenofonte puede ser
tachado a veces de parcialidad y de serias
omisiones. Como filósofo y moralista, es su­
perficial y copia mucho de otros escritores.
Sobre temas militares, sin embargo, posee
ios conocimientos de un experto y transmite
el interés de un técnico. Sabe contar un
buen relato, sus retratos de personajes son
hábiles, el estilo es sencillo, y sus libros son
amenos. [TAD]
OCT: E. C. Marchanl (5 vols., 1900-21);
Loeb: Cyropaedia, Walter Miller (2 vols.,
1914), HeUenica, Anabasis, Apology. Sym-
posium, C. L. Brownson y O. J. Tood (3
vols., 1918-22), Memorabilia, Oeconomi­
cus E. C. Marchant (1923); Bernat Metge:
Caries Riba, Records de Sócrates (1923),
Obres socrátiques ntenors. Economía. Con-
vit. Defensa de Sócrates. (1924). Traduccio-
nes: M. Fernández Galiano, Hieran (1971);
La República de los atenienses (M., Institu­
to de Estudios Políticos, 1971); María Pico,
. La República de los lacedemonios (M.,
idem, 1973); O. Guntiñas Tuñón, Helénicas
(M., BibL Clásica Gredos, 1977); R. Bach
Pellicer, Anábasis (idem). . tablecerse en Belén fue otro texto del Libro
JERÓNIMO (/?. 300 a. C;). Historiador'
griego. Nació en Cardia, intervino activa­
mente en las guerras que siguieron a la
muerte de Alejandro Magno, Prestó servicio
112
con éxito a Eumenos de Cardia, Antígono,
Demetrio y Antígono Gonatas en varios
cargos administrativos y diplomáticos, en­
tre ellos el de gobernador de Beocia. Se dice
que vivió más de 100 años. Escribió una
Historia de las guerras de los sucesores,
desde la muerte de Alejandro (323 a. C.) a
la muerte de Pirro (272 a. C.) Aparte de
cierta parcialidad contra Pirro y Lisímaco.
es un historiador fidedigno, y su obra fue
empleada como fuente por Arriano. Diodo-
ro y Plutarco. [TAD]
Mülicr, FGH.
(Oxford. 198 1).
JERÓNIMO. San (Sophronius Eusebias
Hieronymus) (h. 348-420 d. C.) Escritor la­
tino cristiano. Nacido de padres ricos en
Estridón, en la Dalmacia, Jerónimo recibió
en Roma una educación gramática, retórica
y filosófica; su maestro de la primera fue el
famoso gramático Elio * Donato. Después
de otros estudios en Treves (Tréveris), se
trasladó a Aquilea y más tarde, en 373,
marchó en peregrinación a Tierra Santa.
Detenido en Antioquía por la enfermedad,
se retiró al desierto al recuperarse, con el fin
de practicar la vida ascética. En 379 fue or­
denado sacerdote y visitó Constantinopla,
donde asistió a las lecciones de San *Grcgo-
rio Nacianceno. En 382 fue invitado al sí­
nodo de Roma por San * Dámaso, papa del
que fue amigo y secretario y quien le encar­
gó la revisión de los textos de la Biblia
latina. Sus censuras a la relajación moral de
los romanos levantaron mucha oposición y,
poco después de la muerte de su protector,
se trasladó al Oriente Medio, estableciéndo­
se por fin en Belén (385). para regir un
monasterio, edificado por una amiga rica,
Paula. Allí permaneció, dedicado a activi­
dades literarias, durante los restantes 34
años de su vida, en una paz alterada a veces
por sus incursiones polémicas, como cuan-
do atacó a Vigilancio en 404 y fue agredido
físicamente por los pelagianos en 416.
Está fuera de toda duda la excelencia de
Jerónimo como humanista y entre sus mu­
chas obras se destacan sus traducciones. La
primera etapa de su monumental tarea de
: proporcionar una versión latina de la Biblia
quedó pronto cumplida con la publicación
. de los Cuatro Evangelios en 383, a lo que si­
guió casi inmediatamente una revisión de
los Salmos. Su primera obra después de es­
de los Salmos, basado en los Hexapla de
Orígenes. A esto sucedió el de Job y otros
libros, pero el texto griego no satisfacía a Je­
rónimo y, después de aprender hebreo, co­
menzó una nueva versión a la que dio fin en
113
405. Su objeto como traductor fue producir
una versión fiel del original en el idioma de
uso común sin ser servilmente literal. Puede
deducirse el grado de su éxito por el modo
en que su versión fue desplazando a todas
las rivales, obteniendo su total reconoci­
miento en los siglos vm y ix y siendo co­
nocida como la Vulgata (vidgata editio) des­
de el xm. Jerónimo también tradujo gran
cantidad de obras de Orígenes y otras de
*Euscbio y *Dídimo.
San Jerónimo produjo abundantes co­
mentarios a los libros de la Biblia, y aunque
muchos ofrecen muestras de precipitación
—dictó su estudió sobre San Mateo en 15
días—, reproduce las opiniones de comenta­
ristas anteriores, tanto judíos como cristia­
nos, por lo que conserva mucho material
valioso. Jerónimo continuó el nuevo género
biográfico creado por *Atanasio y escribió
una Vida de Paulo el monje (376), así como
biografías de Maleo e Hilarión (h. 390). Su
interés por la historia está confirmado por
su De viris illustribus (392), basado en la
obra de Suetonio y que consiste en breves
semblanzas de cuantos escribieron sobre las
Sagradas Escrituras desde la muerte de Cris­
to hasta la fecha de la recopilación.
Los tratados dogmáticos de San Jerónimo
son todos polémicos y notables por su aspe­
reza y tono directo. Pretendió rechazar los
ataques contra la tradición eclesiástica, por
lo que escribió Contra Helvidio (383), que
había negado la constante virginidad de
María; Contra Joviano (393), que enseñaba.
inter alia, que el ayuno era inútil y que las
recompensas de la otra vida serían las mis­
mas para todos; Contra Vigilando (406),
que se oponía al culto de los santos y las re­
liquias y al ideal monástico, y los tres libros
Contra los pelagianos (415), cuya doctrina
del pecado y la gracia consideraba errónea.
Es sobre todo en sus cartas donde se pue­
de apreciar a Jerónimo como un escritor
atractivo. La colección comprende 150
epístolas, de las que I 17 son auténticas.
Comprenden todo el período de su activi­
dad literaria y hacen referencia a asuntos
personales y familiares, a temas ascéticos y
polémicos y a problemas de tipo erudito. Su
composición es cuidada y está llena de fra­
ses epigramáticas.
En cuanto a erudición,-pocos pueden
compararse a Jerónimo; si bien su pensa­
miento no es profundo, sus obras poseen
una excelencia formal casi par con las de
*Lactancio. Su influencia fue profunda so­
bre el latín eclesiástico posterior y-fue el
siguientes. [JGD]
Migne, PL, 22-29. Traducciones: Daniel
Ruiz Bueno, Carlas (2 vols., BAC).
Juegos
F. X. Murphy, A Monutncnt lo St. Jero-
tne (1952); J. N. Hritzu, The Siyle of the
Letters ofSt. Jcrome (1939).
JOSEFO (nació en 37/38 d. C.) Historiador
judío. Uno de los cabecillas durante la su­
blevación de los judíos en el reinado de Ne­
rón. Mandaba en Galilea; hecho prisionero
por los romanos, no fue ejecutado; amigo de
Tito y de Vespasiano, pasó el resto de su
vida de Roma, de donde obtuvo la ciudada­
nía.
Josefo escribió en Roma su dos libros im­
portantes, la Guerra judia, compuesta origi­
nalmente en arameo y traducida después al
griego, y las Antigüedades judias, historia
de los judíos desde la Creación, también en
griego. Especial interés tiene la información
sobre la ascensión del emperador Claudio,
en la que destaca Herodes Agrippa. Josefo
también escribió dos obras más breves, una
autobiografía con el fin principal de reivin­
dicar su conducta como jefe en Galilea y el
Apion, defensa de la raza judía contra los
ataques hechos por un erudito alejandrino
de aquel nombre. [TAD]
Loeb: H. Thackeray y R. Marcus (9 vols.,
1928 y 1934). Traducciones: Juan Martín
Cordero Historia de las guerras de los ju­
díos (1 557; Bibl. Clásica. 2 vols., 1891).
H. Thackeray, Josephus: The Man and
the Historian (1929).
JUEGOS (Olímpicos, pitios. ístmicos, ñe­
meos). Las competiciones atléticas fueron
características de la sociedad aristocrática
griega desde los tiempos más remotos. Re­
velan la consideración de que la rivalidad y
el culto de la forma física son valiosos en si
- mismos y deseables desde el punto de vista
militar. Los juegos más importantes estu­
vieron relacionados con centros y festivales
religiosos y atrajeron competidores y espec­
tadores de todo el mundo griego. Los olím­
picos disfrutaron del mayor prestigio. Fun-
' dados, según tradición, en 776 a. C. en ho­
nor del Zeus Olímpico, se celebraron ininte-
rrupidamente cada cuatro años, hasta ser
suprimidos por Teodosio I. Se conservan
listas de vencedores hasta el año 2 I 7 d. C. y
los griegos solían establecer su cronología
por Olimpiadas. El festival completo dura­
ba cinco días e incluía carreras de caballos y
carros, y competiciones distintas para ado­
lescentes y para adultos. Los juegos pitios, -
ístmicos y ñemeos, en honor, respectiva­
mente del Apolo de Delfos, Poseidón y el
Zeus de Nemea, fueron establecidos o rees­
tablecidos con categoría panhelénica unos
doscientos años después de la Olimpiada.
Los pitios fueron los más importantes de los
tres; se celebraban cada cuatro años (mientras .
Juliano
los ístmicos y los ñemeos tenían lugar cada
dos) y completaban las normales pruebas
atléticas con competiciones literarias y mu­
sicales. El premio era una simple corona de
acebnche, laurel o apio silvestre, pero las
ciudades recibían a los vencedores con sun­
tuosos presentes. La sencilla canción que
celebraba este regreso triunfal fue elaborada
por Simónides y Píndaro en el epínikion.
género nuevo y brillante de lírica coral.
[DEWW]
JULIANO (Flavius Claudius Julianus)
(¿3317-363 d. C.). Emperador romano,
361-363 d. C. El «Apóstata» de la tradición
cristiana. Hijo menor de Julio Constancio,
él y su hermano sobrevieron a la matanza
de la familia en 337. Encarcelado en el soli­
tario castillo de Maccllum, en Capadocia
(337-42), se convirtió en ávido estudioso de
la literatura y la filosofía griegas. Más tarde,
en Constantinopla y en ciudades asiáticas,
fue influido por destacados maestros paga­
nos, como *Libanio y Temistio. Su pasión
por la cultura helénica motivó su secreta
conversión al paganismo (¿351?). Después
del asesinato de su hermano, fue nombrado
césar (355), con las formidables tareas de
expulsar de la Galia a los alamanos invaso­
res, restablecer las defensas del Rhin y de­
volver la estabilidad económica a las pro­
vincias de la Galia. En todo ello logró un
gran éxito. En 361 se convirtió en el único
emperador y al momento se lanzó a una po­
lítica de restauración de los cultos paganos
y de privar a los cristianos de sus privilegios
especiales. Cuando sólo había ejecutado las
primeras medidas, puso en marcha la gran
expedición contra Persia que tendría por re­
sultado la toma de Tesifonte y su muerte.
La restauración pagana se hundió súbita­
mente.
Se conservan muchos de sus voluminosos
escritos. Las 80 Cartas contienen mucho
material histórico. De las ocho Oraciones,
las más importantes son los panegíricos de
Constancio (I) y Eusebia (II), los himnos en
prosa en honor del rey Helios (IV) y de la
Madre de los Dioses (V), y los dos discursos
(VI y VII) sobre los cínicos, comparando los
artificios de tipo moderno con la versión
auténtica de Diógenes. Los Césares es una
sátira, al estilo de Luciano, sobre los antece­
sores imperiales de Juliano, desde Augusto
a Constantino, que intervienen en una com­
petición en la que los dioses son los jueces.
Marco Aurelio obtiene el premio. El Miso-
pogon o Antibarbas es un ataque feroz con­
tra las gentes de Antioquía por su buena
vida y su antipatía por la filosofía. Los Co­
mentarios a sus campañas en la Galia se
han perdido, igual que su famosa obra Con­
tra los cristianos, destruida por el empera-
114
dor Tcdosio II, aunque el argumento gene­
ral se conserva en la epístola Contra los ga­
lileas. Su estilo es derivativo —un clasicis­
mo bastante artificial, plagado de citas—.
pero sus opiniones suelen ser de una ori­
ginalidad sorprendente. Su multiplicidad
—erudito, político, místico, soldado, refor­
mador religioso— le convierte en uno de los
emperadores romanos más dotados, apto
para ser comparado con los grandes prínci­
pes del Renacimiento. [DRD]
Loeb: W. C. Wright (3 vols., 1913-23).
Traducciones: J. García Blanco, Discursos
I~ r y Vl-XII (2 vols., M.. Bibl. Clásica Cre­
dos, 1979-82); Contra los galileos. Cartas y
fragmentos. Testimonios. Leves (M., idem.
1982).
J. Bidez, La vie de l'Empereur Julien (Pa­
rís, 1930).
JUVENAL (Décimas Junius Juvenalis).
(¿60-1 30? d. C.). El más grande de los satíri­
cos romanos. Las fuentes de su biografía son
insatisfactorias, pero es probablemente el
hombre mencionado en una inscripción
(CIL, 10, 5382- hoy perdida) de Aquinum.
Si así fuera, perteneció a una acomodada fa­
milia local, obtuvo un nombramiento en el
ejército como primer paso en una carrera
del Estado y ostentó un puesto de magistra­
do municipal. Según se deduce de las Sáti­
ras. cayó en desgracia con el emperador
Domiciano, recibió un castigo (quizá destie­
rro en Egipto) y vivió en Roma en su madu­
rez sujeto a pobreza y subordinación. Más
tarde esta situación mejoró -—probablemen­
te gracias al emperador Adriano— y en la
Sátira IX le encontramos viviendo en
Roma en relativa comodidad y en posesión
de una pequeña propiedad en el campo. No
se tienen detalles de su muerte, que debió
ocurrir después de 130.
Sus 16 Sátiras están dispuestas en cinco
libros, publicados entre 1 10 y 130. El libro I
(Sátiras I-V) apareció h. 110. La Sátira I de­
clara sus razones para escribir sátiras —su
profunda indignación ante la degeneración
de la sociedad romana— y su intención de
limitar sus ataques individuales a quienes
fueron súbditos de Domiciano. Las Sátiras
II y V tratan de los vicios característicos de
la aristocracia romana —homosexualidad,
avaricia y miseria para su clientela—; la IV
es una brillante parodia de una reunión del
Consejo privado del emperador; la III se re­
fiere a la ciudad de Roma —Megalopolis—
como la sede del vicio y la corrupción (imi­
tada en el London de Johnson). El libro II
apareció h. 116 y se compone de una sátira
única, una larga invectiva (casi 700 versos)
contra el matrimonio, una de las exposicio­
nes más eficaces de la misoginia que nunca
115
se haya escrito. En estos dos libros se en­
cuentra la más alta expresión del genio de
Juvenai, equipado con todo el sarcasmo, la
ironía, la insinuación y el insulto que dieron
nueva dimensión a la sátira romana, y lo si­
túan junto a Swift. El libro III se publicó en
120 y su tono es más suave. La sátira Vil
trata de los sufrimientos del intelectual indi­
gente; la VIII es una represión del esnobis­
mo aristocrático; la IX repite el tema de la
II. El libro IV (fecha insegura, probable­
mente h. 125) contiene en la Sátira X, uno
de los poemas más bellos de Juvenai, el
magnífico sermón sobre los auténticos fines
de la oración (o, como se ha traducido tam­
bién. la vanidad de los deseos humanos). La
Sátira XI es una encantadora invitación a
Juvenai
cenar, la Xll trata de la amistad. En el libro
V (no anterior a 127), la XIII es una conso-
latio a un amigo que no puede soportar el
ser víctima de una estafa, la XIV es una dis­
quisición sobre los deberes de los padres, la
XV describe una repulsiva escena de fana­
tismo en Egipto, la XVI (que da fin ensegui­
da) es sobre la vida militar.
La obra de Juvenai es una de las más im­
presionantes y originales en la literatura
latina. Pocos satíricos de la Edad Media, y
no muchos de la época moderna, han deja­
do de sufrir su influencia. [DRD]
OCT: W. V. Clausen (1959); Loeb: G. G.
Ramsay (1925); Bernat Metge: Manuel Ba-
lasch (2 vols., 1961).
G. Highet, Juvenai ihe Saiirisi (1955).
LABERIO, Décimo (h. I 10-43 a. C.). Caba­
llero romano y autor de mimos. Fue el pri­
mero en dar expresión escrita al *mimo en
Roma. Conservamos de su obra 42 títulos y
unos 140 versos. Los temas variaban, pero
muchos eran ya corrientes en la comedia,
sobre todo la Afabula togata. Los escasos
fragmentos incluyen parte de un solemne
prólogo a la representación de sus mimos
por orden de Julio César, supuesta sanción
por su libertad de expresión. Su lenguaje fue
censurado por demasiado audaz y por caer
a veces en la ordinariez. Cicerón encontró
sus mimos aburridos y Horacio sugiere que
eran notoriamente impoéticos. (*Comedia
Romana). [GTWH]
Romani tnimi, ed. M. Bonaria (Roma,
1965).
Beare, J?S’.
LACTANCIO. (Lucius Caecilius Firmianus
Lactantius) (h. 250-h. 320 d. C.). Retórico
latino cristiano. Africano de origen, discí­
pulo de *Arnobio, fue llamado a Nicome-
dia por el emperador Diocleciano como
maestro de retórica, pero se vio obligado a
renunciar al desencadenarse la persecución
de 303. En apartada miseria escribió Las
instituciones divinas (304-13) en siete li­
bros, que pretendían demostrar la falsedad
de la religión pagana y servir de introduc­
ción a las doctrinas principales del cristia­
nismo. Fue el primer intento de una surnma-
en latín del pensamiento cristiano y, aun­
que le falte profundidad y fuerza, su elegan­
cia de estilo le ha valido a su autor el califi­
cativo de «Cicerón cristiano». Lactancio
publicó una reedición abreviada, el Epito­
me, h. 315.
Dejó Bitinia entre 305 y 306, y no se
vuelve a oír de él hasta hallarle finalmente
en Tréveris, donde había sido llamado por
el emperador Constantino (h. 317) como
preceptor de su hijo mayor, Crispo. Es pro­
bablemente a este período, tras su llegada a
la Galia, al que se debe adscribir La muerte
de los perseguidores. Después de una intro­
ducción dedicada a las primeras persecucio-
nes, Lactancio describe animadamente su­
cesos desde los últimos años de Dioclcciano
hasta la victoria de Licinio en 313. Es fuen­
te histórica de primordial importancia. En­
tre las obras más breves que se conservan de
él debe mencionarse De opificio Dei (h.
304), que Lactancio define como comple­
mento c investigación más detenida de la
discusión sobre la naturaleza del hombre en
el libro IV de la República de Cicerón. La
cólera de Dios fue escrito h. 313 para refu­
tar la doctrina de epicúreos y de estoicos
sobre la imposibilidad de Dios y para defen­
der la existencia y la necesidad de la cólera
divina. El ave Fénix, poema en 85 dísticos,
relata la famosa historia del pájaro legenda­
rio y lo trata como símbolo de la resurrec­
ción de Cristo; aunque la atribución a Lac­
tancio no es segura, la lengua y el estilo
favorecen su paternidad. [JGD]
Migne, PL, 6-7; Phoenix en Loeb: Duff,
MLP. Traducción: R. Teja Ramírez, Sobre
la muerte de los perseguidores (M. Bibl.
Clásica Gredos, 1982).
J. Quasten, Patrology, II (1953); R. Pi­
chón, Laciance (París, 1901).
LASO. *Ditirambo.
«LAUS P1SONIS». Poema en hexámetros
de- autor desconocido en honor de cierto
Calpumio Pisón, no identificado con segu­
ridad, pero probablemente el mismo indivi­
duo complicado en la conspiración contra
Nerón que se suicidó en 65 d. C. Ha sido
atribuido a Lucano y a *Calpumio Sículo.
pero sin mucha justificación. [DRD]
- Loeb: DuíT, MLP.
LEÓN I EL MAGNO, San (h. 400-61 d.
C.). Papa desde 440 hasta su muerte. León,
natural de Toscana, fue un influyente diá­
cono en la curia papal de Celestino I
(422-32). Mientras se encontraba en la Ga-
lia como enviado de Sixto III, éste murió y
León fue elegido para sucederle. Sus 96 ser­
mones auténticos son posteriores a su con-
 Leónidas
sagración el 29 de septiembre de 440, algu­
nos fueron pronunciados en el aniversario
de su entronización, otros en días de Cua­
resma y otros en la Pasión. Son notables por
la pureza del lenguaje, la calidad de su pen­
samiento y el estilo elevado y solemne; re­
velan una formación retórica.
Las cartas de León (422-60) comprenden
173, pero 20 son espúreas y 30 están dirigi­
das a él; el resto, de carácter oficial y relati­
vas en gran parte a cuestiones de doctrina y
de disciplina, no fueron probablemente
obra del mismo León, sino de su cancillería.
Durante un activo pontificado, persuadió a
Atila, en Mantua, en 452, a que abandonase
sus planes sobre Roma, y a Geiscrico, en
455, a perdonar la vida de sus ciudadanos.
Intervino en los disturbios monofisitas de
Oriente y en su epístola 28, a Flaviano, dio
una formulación clásica de la doctrina cris-
lológica que fue adoptada por el Concilio de
Calcedonia (45 1). [JGD]
Migne, PL. 54-56. Traducciones: M. Ga­
rrido, Homilías sobre el año litúrgico (M.,
BAC).
W. J. Halliday, The Style of Pope St Leo
‘ the Great (1939); T. Jalland, The Life and
Times of Si Leo the Great (1941).
LEÓNIDAS (/7. h. 280 a. C.). Poeta griego.
Leónidas de Tarento es uno de los autores
más graciosos, hábiles y variados de la poe­
sía elegiaca griega; más de un centenar de
sus poemas figuran en la * Antología griega.
Entre sus protectores figuró el rey Pirro de
Epiro. Muchos de sus poemas tratan de la
vida de los humildes (pescadores, marine­
ros, pastores, buzos, labradores) del mundo
helenístico. Muy admirado por los escrito­
res romanos de la era de Augusto, su in­
fluencia es visible en Propercio y en el Mo-
retum (fAppendix Virgilianá). [DRD]
Ed. y tr. inglesa E. Bevan (1931).
LESQUES. ‘Epico, Ciclo.
LEUCIPO. ‘Atomismo.
LE VIO (/?. h. 100 a. C.). Estudioso del hele­
nismo, autor de una colección de poemas
con el título de Erotopaignia («Fantasías
sobre el amor»). Empleó gran variedad de
metros y se mostró audaz en acuñar neolo­
gismos. Sin duda debió tener influencia en
la evolución de la lírica latina, pero se con­
serva tan poco que no puede apreciarse su
valor. [DRD]
Teubner: Morel, FPL.
LIBANIO (314-93 d. C.). Sofista y retórico
griego. Sus voluminosos escritos consti-
118
luyen una valiosa fuente para la vida cultu­
ral y social del siglo iv. Su formación en las
escuelas paganas de Atenas despertó en él
para toda su vida el entusiasmo por la filo­
sofía y la literatura de la Grecia clásica.
Cuando pretendió establecer una escuela en
Constantinopla, los titulares de las cátedras
dotadas con fondos públicos le expulsaron
como un peligroso competidor. A esto si­
guió un período dedicado a la enseñanza en
Nicomedia, donde tuvo de discípulo al jo­
ven príncipe * Juliano. En 354 regresó a
Antioquía. donde se convirtió en la figura
más destacada de la vida intelectual. Acu­
dieron estudiantes —paganos y cristianos—
de todo el mundo griego; entre ellos, ‘Basi­
lio, Juan ‘Crisóslomo y el historiador
‘Amiano Marcelino. Gozó de la protección
de los emperadores romanos, sobre todo de
Juliano, y ejerció importante influjo sobre
el renacimiento pagano del reinado de este.
La fama que tuvo en la época bizantina
explica el que sus obras se hayan conserva­
do en gran cantidad —más de 60 oracio­
nes, abundantes tratados de retórica, 1.600
cartas. Los discursos más notables son los
que se refieren a la muerte de Juliano, los
elogios a Constancio y Cloro, el discurso
autobiográfico De su propia fortuna y la
Oración XI. una famosa descripción de An­
tioquía. Muchas de las cartas dirigidas a
contemporáneos famosos poseen importan­
cia histórica. Los estudiosos de Demóstenes
aprecian la Vida que escribió de aquel ora­
dor (al que tomó por modelo) y los suma­
rios de sus discursos. [DRD]
Teubner: R. Fórster (12 vols., Leipzig.
1905-22).
A. J. Festugiére, Antioche paienne et
chrétienne (París, 1959).
LICOFRÓN (nacido h. 320 a. C.). Erudito
y poeta griego. N. en Caléis, en Eubea; llegó
a Alejandría en el reinado de Ptolomco Fi-
ladelfos, y se dedicó a catalogar las come­
dias en la Biblioteca. Escribió una diserta­
ción sobre la comedia, que ocupaba, por lo
menos, nueve libros. Alcanzó fama como
dramaturgo y fue uno de los siete poetas de
la Pléyade trágica. Su Cassandreis y la co­
media satírica Menedemus tenían una loca­
lización contemporánea. Se conserva un
fragmento de sus Pelopidae. Además, se ha
conservado íntegramente el Alexandra. mo­
nólogo dramático en 1.474 trímetros yám­
bicos. Un mensajero refiere a Príamo las
profecías de Casandra (Alexandra) que
abarcan desde la caída de Troya hasta he­
chos que ocurrieron en tiempo de Licofrón.
La aparente profecía de la victoria de Roma
en Cinocéfalos en 197 y su posterior destino
imperial, resulta asombrosa. Es posible, sin

119
embargo, que la alusión sea al triunfo sobre
Pirro; y la llegada de una embajada romana
a Alejandría en 273, quizá atrajera la aten­
ción sobre las tormentas que iban preparán­
dose en occidente.
La oscuridad enigmática del estilo oracu­
lar, combinada con la erudición alejandri­
na, produce un poema en el que no hay ver­
so que no sea un desafío a la perspicacia del
lector. Lo extravagante de su vocabulario, el
lenguaje forzado, el tema abstruso y la in­
tencionada oscuridad, harían incomprensi­
ble gran parte del Alexandra. a no ser por la
pericia de los viejos comentaristas. Tiene
valor, sin embargo, como ejemplo de lo que
puede ocurrirle a la literatura cuando pierde
contacto con la vida. [DEWW]
Loeb: A. W. Mair(l921).
LICURGO. *Oradores áticos.
LÍGDAMO (nacido 43 a. C.). Seudónimo
de un elegiaco latino secundario. Autor de
los seis primeros poemas del Libro III del
Corpus tibullianum. Se dirige a Neera e in­
tenta mediante su poesía recuperar el favor
que ha perdido. No nos es posible penetrar
más allá de estos seudónimos. Su fortuna,
sus intentos de aficionado a la poesía y su
adhesión al círculo de Mésala, quizás indi­
can su pertenencia a una buena familia ro­
mana. Algunos versos suyos están copiados
de (o por ) Ovidio, pero su relación nos re­
sulta oscura. Escribe una pedestre poesía
erótica, sin pasión ni ingenio. [DEWW]
LÍRICA GRIEGA, POESÍA. La poesía lí­
rica se compuso en Grecia para ser cantada
con el acompañamiento de la lira. Por tan­
to, se distingue claramente de la épica (pen­
sada para el recitado) y de la elegía (a la que
en origen acompañaba la flauta). Hasta que
el apogeo del helenismo trajo la fusión y
confusión de los estilos poéticos, la lírica
griega corresponde a dos géneros: poesía
compuesta para la voz única (monodia) y
poesía compuesta para un coro. La lírica
coral puede adoptar la forma de un solo por
el corifeo al que contesta el coro (a veces
como estribillo); pero en este caso, el estilo
del solo se asimila al de los trozos corales y
es diferente en carácter a la monodia, que es
más sencilla en metro y manera. La poesía
se cantó antes de ser recitada o leída; en rea­
lidad, el canto es probablemente la fuente
no sólo de la música y del verso, sino hasta
del mismo lenguaje. Por ello, los orígenes de
las dos formas de la poesía lírica griega radi­
can en la prehistoria. La monodia derivó
del canto popular, que a veces adoptaba ca­
rácter religioso, pero que solía ser secular y
trataba temas tan fundamentales como el
Lírica
amor, el trabajo o el juego; de aquí sus ca­
racterísticas: espontaneidad, ingenuidad y
sencillez de vocabulario y de estructura. La
lírica coral, por otra parte, tuvo un carácter
predominantemente religioso, se componía
para una determinada ocasión pública y se
acompañaba de danzas. Esta era la razón de
su tono exaltado, su vocabulario poético y
su compleja estructura métrica; y la divi­
sión del coro en partes y su diálogo con el
corifeo permitió la composición más larga
y más elaborada de lo que era posible man­
tener con la voz única.
Homero conocía ya las baladas y cantile­
nas para el cantante individual, variedades
de la monodia, y las endechas, himnos, can­
ciones de doncella, nupciales y cantos con
danza y mimo (hyporchemes), que eran co­
rales. El canto procesional (prosodion) tam­
bién procede de la remota Antigüedad. Más
tarde, el culto de Dionisos trajo una nueva
forma de poesía coral, el ditirambo, en el
cual, según Aristóteles, el diálogo entre co­
rifeo y coro contuvo el germen de la trage­
dia. La composición con un plan métrico
equilibrado de estrofa y antiestrofa parece
derivar de los comienzos de la lírica coral.
Otras características comunes a la mayor
parte de la poesía coral griega son: 1) la re­
ferencia directa a la ocasión del poema; 2)
el mito, relacionado indudablemente en un
comienzo con el sentido religioso de la re­
presentación; 3) la moralización gnómica
relacionando e interpretando el pasado, se­
gún aparece en el mito, con el presente. El
poeta gozaba de gran libertad para tratar es­
tos elementos y un señalado tono subjetivo
figura tanto en la poesía coral como en la
monodia.
La crítica helenística admitió a nueve
poetas líricos griegos en su canon clásico:
Alemán. Estesícoro, Alceo, Safo, Simóni-
des. íbico. Anacreonte, Píndaro, Baquílides
(*estos nombres). La monodia tuvo un flo­
recimiento extraordinario en Lesbos a co­
mienzos del siglo vi a. C., cuando Alceo y
Safo crearon obras maestras de poesía sub­
jetiva; su tradición perduró con Anacreon­
te. En la poesía lírica coral, Estesícoro pare­
ce haber introducido la forma triádica (es­
trofa, antistrofa, épodo), que llegaría a ser la
estructura métrica característica. La cre­
ciente secularización de lo que había sido
predominantemente poesía religiosa queda
ilustrada por la emergencia del epinikion.
que celebra la victoria en los juegos, y del
encomium. en alabanza de las hazañas de un
individuo. Aunque Píndaro dio al epinikion
dignidad y hondura emocional, no consi­
guió detener la decadencia de la aristocracia
cuyas hazañas eran inspiración de su poe­
sía. También parece que la monodia langui­
deció a medida que los cóoigos aristocráti-
 Lírica
eos de conducta y de espíritu se fueron
arrinconado. La lírica coral perduró en el
ditirambo y halló una nueva vitalidad al
fundirse con la tragedia. La monodia sobre­
vivió en el nomo, en el que la música se fue
convirtiendo en el término dominante y las
palabras quedaron reducidas a la condición
de libreto. En la época helenística, cuando
los poemas se leían más que cantaban, las
viejas distinciones formales dejaron de ob­
servarse y la lírica tendió a convertirse bien
en el ejercicio artificial de un género en de­
cadencia, o revertió a sus orígenes como
himno religioso y canto popular. [DEWW]
Lírica griega arcaica (poemas corales _v
monódicos, 700-300 a. C.), intr. tr. y notas
F. Rodríguez Adrados (M., Bibl. Clásica
Gredos, 1980); Antología de la poesía lírica
griega (siglos V1I-1V a. C.), selecc., prólogo y
tr. C. García Gual (M., Alianza, 1980).
Bowra, GLP; F. Rodríguez Adrados, Orí­
genes de la lírica griega (1976).
LÍRICA LATINA, POESÍA. Fragmentos
de canto popular, de oraciones e himnos
tradicionales, y de conjuros mágicos o reli­
giosos (carmina), junto con alusiones a vie­
jas endechas, sugieren que existían ciertos
indicios de una poesía lírica latina indígena.
Pero la marea del influjo griego determinó,
. aquí como en todo, las líneas de la evolu­
ción latina. Hasta el himno de *Livio An-
drónico para un coro de muchachas, por
«ordinario y basto» que fuera, fechado
como está en 207 a. C., debe haber seguido
modelos griegos. Casi toda la poesía lírica
latina está pensada para ser leída, no canta­
da (las únicas excepciones, aparte del Par-
theneion de Livio y el Carmen Saecitlare de
Horacio, son la lírica teatral de la tragedia y
la comedia, y la poesía popular, como los
cantos de marcha de los soldados). La litera­
tura romana clásica ostenta solamente dos
grandes poetas líricos. *Catulo hace ensayos
líricos de gran audacia y dominio (los poe­
mas 1 1, 17, 30, 34, 51 y 61 muestran el
dominio de metros distintos). Además escri­
bió poemas en endecasílabos y coliambos
de espontaneidad y vitalidad tales que los
hacen figurar, aparte de su clasificación for­
mal, entre los más hermosos de la Antigüe­
dad. * Horacio, en las Odas, manifiesta una
disciplina de una severidad y una diversidad
métrica excepcionales y la correspondiente
variedad de sentimiento y de tono, que van,
de un lado, desde las graves expresiones de
hondo compromiso sobre temas de impor­
tancia nacional, hasta poemas subjetivos,
ligeros, pero de una encantadora elegancia,
al otro. Su dominio del medio fue tal que
pocos se preocuparon o se atrevieron a se­
guir su ejemplo, y después de él, la nota
120
lírica suena más en la elegía latina que en
las formas métricas tradicionales. *Estacio
incluyó dos poemas líricos bastante fríos en
sus Silvae y se hicieron experimentos con la
forma y la manera líricas en el siglo l), pero
sólo cuando el advenimiento del cristianis­
mo trajo consigo un fuego y una pasión nue­
vas. la poesia lírica, personal y coral, alcan­
zó por fin su espléndido y tardío floreci­
miento, con los ritmos, crecientemente
acentuados, del latín medieval. [DEWW]
Antología de la poesía latina, selecc. y tr.
L. A. de Cuenca y A. Alvar (M., Alianza,
1981).
W. Beare, Latin Verse and European
Song (\95~1).
LISIAS (h. 459-h. 380 a. C.). Orador ático.
Hijo de Céfalo, potentado de Siracusa al
que Pericles invitó a establecerse en Atenas.
La República de Platón contiene al comien­
zo un atractivo cuadro de la familia; el esce­
nario es la casa de Polemarco, el primogéni­
to, que junto con Céfalo participa en el diá­
logo inicial. Al morir su padre, Lisias se
trasladó a Thurii, en el sur de Italia, donde
estudió retórica. Tras el fracaso de la expe­
dición a Sicilia siguió una conmoción polí­
tica y Lisias volvió a Atenas. Polemarco fue
ejecutado cuando la revolución de los
Treinta, pero Lisias huyó a Megara y desde
allí apoyó la contrarrevolución democráti­
ca. Trasíbulo intentó conceder la ciudada­
nía a Lisias en 403, pero fracasó por razones
técnicas, y Lisias continuó siendo un ex­
tranjero residente. Parece que enseñó retóri­
ca y redactó discursos y cartas como ejerci­
cios de escuela —el Eróticas citado por Pla­
tón en el Fedro pertenece a este género.
Como logographos. Lisias tuvo un éxito ex­
traordinario. En la Antigüedad se conocían
más de 200 discursos suyos. Su obra más
tardía que pueda ser fechada es de 380; se­
gún la tradición, murió a los ochenta años. -
Se conservan 35 discursos suyos (entre
ellos, los VI, VIII y XX son con seguridad
espúreos); sólo 23 se mantienen íntegros.
Los papiros han aumentado considerable­
mente el número de fragmentos suyos.
Como extranjero residente a Lisias no le era
permitido comparecer ante los tribunales.
Tan sólo su obra maestra, Contra Eratóste-
nes, donde cuenta sus experiencias bajo los
Treinta, dirigido quizá a un tribunal espe­
cial de investigación, el Epitaphios sobre los
caídos en la Guerra de Corinto, y el Olym-
piacus (un simple fragmento), advertencia
de los peligros de la desunión, fueron pro­
nunciados personalmente por él; todos ofre­
cen tonos ceremoniosos que resultan insóli­
tos, Sus restantes discursos muestran una
notable variedad de asuntos e ilustran sobre
121
cí lado más negro de la vida social, econó­
mica y política de la época, como casos de
asesinato, adulterio, alta traición, sacrilegio, cribir una Historia de Roma, de dimensio­
malversación, soborno, fraude y deserción
militar.
Lisias fue reconocido en la Antigüedad
como el maestro del estilo sencillo y su idio­
ma estaba considerado como el griego ático
más puro. Su lengua deriva del idioma colo­
quial de la sociedad que frecuentaba, pero
es una sublimación de él, con una elegancia,
precisión y claridad individuales y caracte­
rísticas. Su organización de los materiales es
sencilla y directa, sus introducciones, siem-
pe meditadas con cuidado, llevan lógica­
mente a la narración, la prueba y la perora­
ción. Es maestro de las animadas descrip­
ciones de situaciones y acciones. Se encuen­
tra también en posesión, y en el más alto
grado, del don de la ethopoeia. el arte, pró­
ximo al del dramaturgo, de adaptar el voca­
bulario, la lengua, el estilo y la concepción
mental, a la edad, el temperamento y las
circunstancias especiales de su cliente, de
forma que habla «en carácter» de forma
convincente. Lisias es insuperable en la su­
tileza de su intuición y en la sobria persua­
sión de su elocuencia. [DEWW]
Loeb: W. R. M. Lamb (1930); Bemat
Metge: Joan Petit, Discursos (2 vols., 1929).
Jebb, AO, I; Dobson, GO.
LIVIO ANDRÓNICO (¿284-204? a. C.).
Poeta romano. La literatura latina da co­
mienzo con este griego, antiguo esclavo de
Tarento, capturado quizá de niño en las
guerras contra Pirro. Maestro de escuela,
traductor, comediógrafo, actor, fue el proto­
tipo del griego polifacético de la III Sátira de
Juvenal. Estuvo primero empleado como
preceptor en casa de sus dueños, los Livios;
al ser libertado, estableció una escuela para
los hijos de la nobleza romana. Esto le ani­
mó a escribir una versión latina de la Odi­
sea en metro saturnio; se convirtió en ..
libro de texto durante más de dos siglos.
También escribió tragedias, comedias y sa-
lurae o «misceláneas», interpretadas y can­
tadas por él. Al ser uno de los escasos culti­
vadores de la literatura en Roma, desempe­
ñó muchos cometidos oficiales, y en 207 a.
C. fundó un gremio teatral. De su Odissia
(que comenzaba «Virum tnihi Camena in-
sece versuiurn») se conservan 46 versos, así
como otros aislados pertenecientes a media
doce de comedias. (*Lírica latina. Poesía.)
[DRD] - indicando sus razones para defender una en
Loeb: Warmington,ROL, II. . particular —es decir, por ejemplo, la ver­
Beare, RS. . y
LIVIO (Titus Livius) (59 a. C.-17 d. C.).
Historiador romano. N. en Padua. Se cono­
Livio
ce poco de su vida: llegó a Roma de joven y
a los 30 años había iniciado la tarca de es­
nes considerables; le llevó casi la totalidad
de su vida. Ocupó 142 libros, desde la llega­
da de Eneas a Italia hasta la muerte de Dru-
so en 9 a. C. De ellos, sólo se conservan
íntegramente 35: l-X comprenden la histo­
ria primitiva de Roma hasta los comienzos
del siglo ni a. C. y las últimas fases de la
guerra de los samnitas; XX1-XXX contie­
nen la Segunda Guerra Púnica; XXXI-XLV
incluyen la Tercera Guerra Macedónica y
terminan en 166 a. C. De los libros restan­
tes. se conservan pocos y cortos fragmentos y
los epítomes de escritores posteriores.
Incluso en la generación anterior a Livio
se había advertido la ausencia de una ade­
cuada historia de Roma; ninguno de los his­
toriadores que le precedieron había tenido
la capacidad o el dominio de la lengua para
estar a la altura del tema. Livio escribió su
historia para remediar esta deficiencia. Sus
métodos fueron los establecidos por Isócra-
tes y ratificados por Cicerón: el historiador
ha de ser imparcial y fiel a la verdad, pero
la verdad debe ser elaborada y alcanzar for­
ma literaria; no basta dar sólo constancia de
acciones; debe ofrecerse la descripción total
de tiempo, el lugar y las circunstancias de
las acciones, las deliberaciones que las pre­
cedieron, la naturaleza de los resultados y
los motivos, carácter y vidas de los princi­
pales participantes; el conjunto debe ser cla­
ro e inteligible; donde la materia prima no
es suficientemente clara, el historiador debe
ampliarla y, cuando sea necesario, añadir
sus propias explicaciones de acontecimien­
tos y causas; el resultado debe edificar e
ilustrar al lector. En resumen, el propósito
era literario y didáctico más que científico.
Livio obtuvo un éxito inmediato debido a
cumplir estas exigencias de modo consuma­
do; creó exactamente el tipo de historia que
los romanos habían estado esperando tanto .
tiempo en vano y ningún escritor latino que .
le sucedió pretendió nunca superar su obra.
De acuerdo con nuestros criterios, Livio
ofrece múltiples defectos: no la falsificación
intencionada o el prejuicio consciente, sino
el empleo acrítico de las fuentes, utilización
errónea, y, a veces, incomprensión del ma­
terial y una ignorancia completa del lado
práctico de la política o de la guerra. Donde
sus fuentes divergen, por lo general, muestra
un juicio sólido, sensato, dando versiones
alternativas y dejando el asunto pendiente o
sión de fuente más antigua, o la menos exa­
gerada, o la de mayor probabilidad intrín­
seca. Pero donde sus fuentes concuerdan,
no investiga más. Por ejemplo, en el libro
Longino
XXII no percibe que todas las relaciones
conservadas de la actividad militar y políti­
ca de Roma se derivaban de Fabio Pictor.
que era sumamente tendencioso en favor de
su pariente Fabio Máximo y contra los jefes
de la plebe, Varrón, Flaminio y Minucio. El
tratamiento de las fuentes puso también a
Livio en momentos de apuro; empleaba
material de una fuente, y después, para su­
cesos contemporáneos en diferente escena­
rio, acudía a otra, dejando con frecuencia
una laguna en la narración; de esta forma
omitió una parte esencial de las maniobras
previas a la batalla de Cannas. Este méto­
do era también dado a causar dificultades
en la cronología, sobre todo cuando una
fuente fechaba los acontecimientos según el
año oficial romano, de marzo a marzo, y
otra por el año griego, de octubre a octubre.
Pero el defecto más grave de Livio es su fal­
ta de conocimiento práctico de las activida­
des que describe. Carecía de la experiencia
de primera mano de la guerra y de la políti­
ca que tenían muchos de sus desdeñados
antecesores. Debido a ello, suele caer en
errores y anacronismos —asimila los peque­
ños terratenientes que constituían la plebe a
comienzos de la República con el proleta­
riado urbano de su epóca—; en su relato de
Zama, interpreta erróneamente el adjetivo
«italiano» que Polibio aplica a la tercera lí­
nea cartaginesa, y deduce que se componía
de italianos, sin darse cuenta que Polibio se
refería al ejército de veteranos de Aníbal
que acababa de ser traído de Italia; en la
misma batalla no percibe que estas tropas se
encontraban estacionadas más atrás para
servir de reserva estratégica, sino que supo­
ne que su lealtad era dudosa y que se Ies
mantenía apartados intencionadamente de
la lucha; esto quita valor a toda su descrip­
ción del encuentro. Esta falta de conoci­
mientos prácticos quizá fuese a lo que se
refería Asinio *Polión cuando censuraba a
Livio por su patavinitas, la ingenuidad típi­
ca del provinciano de Padua.
Aparte de eso, Livio es bastante exacto.
En la primera década su material no es fide­
digno y está basado, bien en leyendas o en la
autoglorificación de las historias familiares.
Aquí se encuentra quizá más próximo a la
épica que a la historia. Pero en los libros
posteriores es más digno de fe; las partes ba­
sadas en Polibio tienen mayores créditos a
la veracidad, limitado solamente por su in­
capacidad para entender por completo lo
que dice el historiador griego. Otras partes,
basadas en los registros oficiales de Roma,
tienen también asegurada su autenticidad.
Pero cuando sigue a alguno de los últimos
analistas, como Valerio Antias, suelen darse
con exceso la exageración y la patraña —el
último combate de la Segunda Guerra Púni-
122
ca, el choque con Vcrmina, pasa de ser un
simple encuentro de la caballería a una ba­
talla de primer rango.
Si se tiene en cuenta la variada naturaleza
de su material. Livio cumplió su tarca con­
cienzuda y hábilmente. Pero lo que le con­
virtió en un gran historiador fue su forma de
presentación. Su idioma posee una constan­
te solemnidad —otro aspecto de cualidad
épica— y no tiene par en la descripción de
grandes hechos de armas. Aunque rinde ho­
menaje al tópico entonces de moda de la
decadencia contemporánea, esto no le con­
vierte en cínico ni en un pesimista exagera­
do y en toda su obra hace muestras de su fe
en la instrínseca nobleza de la naturaleza
humana y del espléndido destino de Roma.
[TAD]
OCT: I-X, XXI-XXX R. S. Conway, S.
K. Johnson, C. F. Walters (1914-35);
XXXI-XXXV, A. H. McDonald (1966);
Teubner: G. Weissenborn, M. Müller, G.
Heraeus (1858-19 14); Loeb: B. O. Foster, F.
G. Moore, E. T. Sage, A. C. Schlesinger (14
vols., 1919-59); I-V ed. R. M. Ogilvie
(1965). Traducciones: F. Navarro y Calvo,
Décadas de la Historia Romana (M., Bibl.
Clásica, 7 vols., M., Bibl. Clásica, 1888-9).
A. H. McDonald. «The Slvle ofLivyw.en
JRS. 1957; P. G. Walsh, Livy. His Histori-
cal Aims and Methods (1961); ed. T. A.
Dorey, Latín Historians (1966).
«LONGINO» (¿mediados del siglo i d. C. ?).
Autor griego de Sobre lo sublime. Casio
Longino fue un retórico griego del siglo ni a.
C., ministro de Zenobia, reina de Palmira.
Los críticos, despistados por la inscripción
en los manuscritos, le atribuyeron el tratado
Sobre lo sublime, que hoy se asigna gene­
ralmente a un autor desconocido en activi­
dad a mediados del siglo I d. C. El tratado
(cuyo verdadero asunto es la «gran literatu­
ra») es una réplica a un ensayo sobre el
tema por un tal Cecilio y analiza lo sublime
en la literatura, señalando cinco fuentes de
las que deriva: concepciones elevadas, senti­
miento apasionado, la correcta formación
de figuras de pensamiento y expresión, la
nobleza de dicción y la composición elegan­
te. El autor es uno de los críticos más sensa­
tos y perspicaces de la Antigüedad y tiene el
difícil don de comunicar sus propios entu­
siasmos. Mantiene firmemente su atención
en el fragmento y el escritor que está tratan­
do —a esto debemos el conservar una de
las mayores odas de Safo. No teme adoptar
una postura independiente y es estimulante-
mente franco cuando es preciso el comenta­
rio adverso. Es excelente al apreciar calida­
des: su comparación entre Demóstcnes e
Hipérides es extraordinariamente penetran-
123
le. Muchos de sus obiter dicta permanecen
en la memoria: lo sublime es «el eco de un
alma grande», y «en la Odisea, Homero pue­
de ser comparado con un sol en ocaso». La
amplitud de sus intereses literarios se refleja
en el hecho de que cite el comienzo del Gé­
nesis. [DEWWj
Ed. y tr. inglesa W. Rhys Roberts (1899);
cd. D. A. Russell (1964). Traducción: J.
García López (con Demetrio, Sobre el esti­
lo) (M. Bibl. Clásica Gredos).
LUCANO (Marcus Annacus Lucanus)
(39-65 d. C.) Poeta épico latino. Español,
nacido en Córdoba, hijo del potentado ca­
ballero romano M. Anneo Mcla, hermano
del filósofo Séneca, y de Acilia, de cuyo
padre. Acilio Lucano, tomó el poeta su cog-
nomen. En 40 la familia se trasladó a
Roma, donde Lucano disfrutó de la mejor
educación posible; entre sus maestros figuró
el estoico L. Anneo Comuto (liberto de los
Sénecas), entre sus amigos, Persio el satíri­
co. Ganó fama de brillante precocidad al
declamar en griego y en latín. En 59 Nerón
le hizo venir de Atenas, donde completaba
su educación, le nombró cuestor y augur, y
por algún tiempo fue amigo suyo. El matri­
monio de Lucano con Pola Argentaría se
celebró h. 60; su esposa fue una figura des­
tacada y respetada en la sociedad romana
incluso mucho después de la muerte del
poeta. Tras intentar varios géneros litera­
rios, emprendió un poema épico histórico,
sobre la Guerra Civil entre Pompeyo y Cé­
sar, del que los tres libros primeros se publi­
caron en 62/63. El enfriamiento que se pro­
dujo después en sus relaciones con Nerón,
que le prohibió publicar o recitar sus poe­
mas. fue debido a su reciente aproximación
al estoicismo. Lucano estuvo complicado en
la conspiración de Pisón contra el empera­
dor y al ser traicionado se vio obligado a
suicidarse.
Sólo se conservan fragmentos insignifi­
cantes de la obra temprana de Lucano. El
Bellum civile. o Farsalia. que es como se le
conoce, es incompleto, como prueba paten­
temente el número menor de versos en el
Libro X. La intención fue probablemente
que alcanzase 12 libros y que culminase con
la muerte de César. Hay un evidente cam­
bio de tono desde la adulación a Nerón en el
Libro I a las alusiones apenas veladas de los
últimos libros. Lucano tiene el acierto de
volver a la tradición del poema épico histó­
rico en vez de intentar seguir la Eneida de­
masiado de cerca. Como estoico, abandona
la maquinaria divina de la épica tradicional
y sustituye a los dioses por un Hado o For­
tuna despersonalizada. Su poema ha sido
censurado por carecer de héroe, pero su ver­
Luciano
dadero héroe es el espíritu de la libertad
republicana, que transforma a! Pompeyo
del Libro I en un gran jefe e inspira a Catón
a la muerte de Pompeyo. y a los hijos de
Pompeyo después del suicidio de Catón.
Lucano posee grandes dotes naturales. Sus
palabras brotan torrencialmentc. sus epigra­
mas son memorables y consigue versos y
fragmentos de vigorosa elocuencia —hay
más de 100 discursos en su poema. Su
muerte como joven víctima de la tiranía le
presta un atractivo especial, pero fueron sus
calidades literarias las que atrajeron a poe­
tas tan diversos como Dante y Shelley. y a
críticos tan diferentes como Southey y Ma-
caulay. La inmadurez y la impetuosidad,
sin embargo, le llevaron a caer en defectos
de gusto, el realismo degenera en ¡o grotes­
co, la emoción en sentimentalismo. Posee
quizá la disciplina métrica más vigorosa de
todos los poetas latinos, pero el resultado es
la monotonía rítmica. Su falta principal,
sobre todo, es el sentido critico: en sus mo­
mentos peores cae en la falsedad, la ampu­
losidad y lo trivial. (*Epica romana. Poe­
sía.) [DEWW]
Ed. A. E. Housman (1926); ed. anotada
C. E. Haskins, con introducción de W. E.
Heitland (1887); Loeb: J. D. DufT(l928).
Traducción: V. J. Herrero Llórente (M„
CSIC, 1974).
M. P. O. Morford, The Poet Lucan
(1967); C. Schlayer, Spuren Lukans in der
spanische Dichtung (Heidelberg, 1927); An­
tonio Tovar, «Lucano», en En el primer
giro (1941).
LUCIANO (¿h. I !5?-h. 180 d. C.). Escritor
griego. Nacido en Samosata, en Siria, y qui­
zá no griego de raza, Luciano se educó en
retórica y al comienzo se ganó la vida como
conferenciante público. Viajó por Asia,
Grecia, Italia y la Galia, pero más tarde
abandonó la retórica por la filosofía. Hacia
155 estudiaba en Atenas; durante algún
tiempo ostentó un cargo en la administra­
ción romana de Egipto. Escribió copiosa­
mente. en ático excelente, y en varios géne­
ros —ensayos, discursos, diálogos, cartas,
relatos que son en realidad novelas cortas.
Se le atribuyen unas 80 obras. El único
método de fecharlas muy aproximadamen­
te, es suponer que las obras de pura retórica
son de los comienzos, que las filosóficas son
posteriores y que ciertas obras notorias por
una fuerte vena satírica y de desprecio por
la necedad humana —como el Peregrino y
Alejandro— corresponden a sus últimos
años. Fue en esencia un publicista, no un
pensador original. Poseía ingenio, inventi­
va, grandes facultades paródicas y una pro­
funda aversión hacia la hipocresía y la su-
 Lucillo
perstición. Con estas cualidades, y utilizan­
do sus conocimientos de la comedia anti­
gua. el diálogo platónico y las sátiras de
*Menipo. fue capaz de componer una im­
placable acusación de las condiciones del
hombre de su época, aunque carezca de la
fuerza de Juvcnal. Entre sus mejores obras
figuran: La historia verdadera, parodia su­
mamente divertida de los relatos de viajes
(entre ellos un viaje a la luna), precedida
por las palabras: «Cuanto aquí se dice es
mentira y mis lectores no deben creer
nada»; Los diálogos de los muertos y la
l'enta de vidas, en los que el viejo cínico
Menipo regresa de los infiernos para revelar
una historia; Peregrino y Alejandro, que de­
senmascaran. respectivamente, a un fanáti­
co cínico-cristiano y a un impostor religio­
so; el Carón. Rajada al infierno y Menipo.
que tratan de la necedad humana vista des­
de el infierno; el Gallo, advertencias de un
ave sabia, reencarnación de Pitágoras. El
diálogo de las cortesanas es digno de su pi­
cante tema. De sus abundantes obras sobre
temas literarios, la mejor es la breve, pero fa­
mosa. Cómo escribir historia. Se le atribuye
sin seguridad una novela: Lucio o El Asno, de
lema análogo al de *Apuleyo. [DRD]
Loeb: A. M. Harmon. K. Kilbum y M.
D. Macleod (8 vols., 1913 sigs.); ed. M. D.
Macleod (Oxford, 1980 sigs.). Traduccio­
nes: C. Vidal y F. Baráibar, Obras comple­
tas (4 vols., Bibl. Clásica, 1889-90); F. Gar­
cía Yagüe, Diálogos de las cortesanas (M.,
Aguilar, 1972) y Diálogos de tendencia cí­
nica (M., Ed. Nacional, 1976); A. Espinosa
-- Alarcón, Obras 1 (M., Bibl. Clásica, Gre-
dos, 1981).
Antonio Tovar, Luciano (B., 1949); A.
Vives Coll, Luciano de Samosata en Espa­
ña (1500-1700) (La Laguna, 1959).
LUCILIO, Cayo (h. 180-h. 102 a. C.). El
satírico romano más antiguo. El que sólo se
conserven fragmentos (unos 1.300 versos)
de sus 30 libros, constituye una lamentable
pérdida para la literatura latina. Nacido en
Suessa Aurunca, de familia acomodada, fue
a Roma con la intención de figurar entre los
políticos, filósofos, historiadores, poetas y
abogados del grupo de *Escipión. Acompañó
a éste durante el sitio de Numancia en
133. Su obra satírica corresponde a sus
treinta años últimos: el período de la revo­
lución de los Gracos y sus consecuencias.
En 105 volvió a Nápoles, donde murió.
Al comienzo empleó gran número de me­
tros, pero su obra de la madurez es en hexá­
metros, que él implantó como metro usual
de la sátira en Roma. Los libros, tal como
nos han llegado, están agrupados según el
metro. El orden de la publicación parece
haber sido 1) 26-30, h. 124 a. C„ 2) 1-21,
124
h. 120 a. C., 3) 22-25, entre entonces y su
muerte. «Lucilio fustigó la ciudad», la so­
ciedad que satirizó fue la Roma que había
conquistado el mundo mediterráneo, se ha­
bía enriquecido y corrompido, y creado un
abismo entre las clases sociales. La atacó
como un conservador «liberal», compar­
tiendo las opiniones políticas de sus amigos
del grupo de Escipión c influido profunda­
mente por la literatura griega, sobre todo la
comedia antigua y la filosofía estoica. Sus
temas son la moralidad privada y pública,
el estilo literario y la filosofía popular; in­
cluyen la parodia de un juicio, un consejo
de ios dioses, un viaje a Sicilia, una parodia
de la reunión de Ulises con Pcnélope. Quin-
tiliano subraya su cultura, la libertad de su
expresión, y la invectiva consiguiente, y su
ingenio. Influyó en satíricos posteriores.
Horacio sobre todo, y fue leído hasta fines
del Imperio. [DRD]
Loeb: Warmington, ROL.
G. C. Fiske, Lucilius and Horace (Madi-
son, Wis., 1920); J. Wight Duff, Román Sá­
tiro (1931).
LUCIO SEPTIMIO. *£>/cz.V5.
LUCRECIO (Titus Lucretius Carus) (h.
95-h. 55 a. C.). Poeta filosófico romano.
Los testimonios externos sobre su vida no
resisten el análisis. San Jerónimo afirma
que Lucrecio enloqueció por haber bebido
un elixir amoroso y se suicidó después de
haber compuesto durante los intervalos lú­
cidos de su enfermedad unos libros que más
tarde Cicerón corregiría. Las fuentes clási-
- cas no corroboran este relato (que tiene to­
das las apariencias de ser un intento cristia­
no de desprestigiar al poema y a su autor) y
tampoco se confirma por el testimonio in­
terno del De rerum natura, que no presenta
indicios de una mente desequilibrada, sino
que ofrece en cada página pruebas evidentes
de una inteligencia de un vigor y una deci­
sión extraordinarias. Nada puede deducirse
con seguridad de la mención de Lucrecio
hecha por Cicerón cuando escribe a su her­
mano en la Galia en 54, aparte del hecho de
que ambos habían leído favorablemente
ciertos versos de Lucrecio. El poema revela
que el poeta dedicó su obra a Memmio, es de
suponer que antes de la desgracia de éste en
53, y que el poeta murió antes que pudiera
terminar su tarea.
De rerum natura comprende seis libros,
con un total de unos 7.400 hexámetros. De­
sarrolla, con gran riqueza de detalle ilus­
trativo y una magnífica variedad de metáfo­
ras e imágenes, la doctrina principal de Epi-
curo (*epicureísmo) relativa a la naturaleza
del mundo físico y pretende libertar a la
humanidad del miedo paralizador a los dio-
125
ses y a la muerte. Los dos primeros libros se
ocupan en grao medida de la física atomísti­
ca. El libro 1. después de la soberbia invoca­
ción inicial a Venus, diosa de la paz y de la
vida creadora, demuestra que el Universo se
compone solamente de partículas diminutas
de materia y de vacío, y que las partículas
son. en realidad, átomos, totalmente sóli­
dos, indivisibles c indestructibles; concluye
con una refutación de los físicos anteriores y
una demostración de que el Universo es de
infinita extensión. El libro II presenta la
doctrina de la declinación atómica (que per­
mitió a Epicuro abandonar el determinis-
mo) y alega que los átomos poseen solamen­
te tamaño, forma y masa, y que todas las
demás cualidades percibidas por los senti­
dos en los objetos materiales son secunda­
rias. También se demuestra la existencia
dentro del Universo de un número infinito
de mundos como el nuestro. Los libros IIi y
IV tratan de la naturaleza de las sensaciones
y pensamientos humanos y aspectos de su
mecanismo corporal. Después de acumular
pruebas sobre la inmortalidad del alma, la
argumentación del libro III da fin con un
himno exultante de triunfo sobre el miedo a
la muerte. El libro IV está dedicado a la teo­
ría epicúrea de la visión, la sensación y los
procesos mentales, examina la asimilación
de los alimentos, la función del sueño, el
significado de los sueños y culmina en un
violento ataque satírico contra la pasión fí­
sica, el gran enemigo de la paz epicúrea del
alma. Los libros V y VI tienen por tema
nuestro mundo, su creación, situación as­
tronómica y los comienzos de la vida vege­
tal, animal y humana, seguido por el estu­
dio de fenómenos meteorológicos y terres­
tres de carácter insólito. Aunque empiece -
con algunas de las especulaciones epicúreas
más ingeniosas sobre astronomía, el libro V
compensa con creces con la brillante imagi­
nación de su relato del hombre primitivo, y
de la evolución de la civilización y sociedad
humanas. El libro VI, el más desorganizado
e incompleto, trata de los portentos del cie­
lo y de la tierra: tormentas, terremotos,
trombas, volcanes y demás, terminando con
la peste y culminando con la horripilante
descripción de la peste en Atenas. Es carac­
terístico del poema que cada libro conste de
un proemio individual, no siempre integra­
do por completo en la estructura del con­
junto. pero que contienen algo de lo mejor
que escribió Lucrecio. Su imaginación se
enardece ante el pensamiento de Epicuro, el
vencedor de la superstición, el dador de la
paz. el benefactor de la humanidad, el
maestro moral que enseña a los hombres a
arrostrar con serenidad los naturales emba­
tes de la vida e incluso de los desastres de la
naturaleza. Esta es la constante que liga los
Lucrecio
poemas y el vínculo se refuerza con el sim­
bolismo repelido del triunfo de la luz contra
las tinieblas, el advenimiento de la paz des­
pués de la tormenta, la limpieza, gracias a la
filosofía, de la mancha que ennegrece la
vida del hombre.
Lucrecio es, sobre todo, un hombre con
una misión. Escribe en principio su poema
para convencer a Mcmmio de la verdad de
su filosofía. Era costumbre epicúrea inten­
tar primero la conversión de los individuos.
Pero Lucrecio se encuentra por supuesto
consciente de la extensión del sufrimiento
humano y siente como imperativo último la
misión de liberar a la humanidad de la su­
perstición y del miedo a lo desconocido. Su
propia aceptación del epicureismo tenía
algo de la fuerza emotiva de la conversión
religiosa y habla de Epicuro como si fuera
un ser divino. Al mismo tiempo, muestra
una profunda captación intelectual de lo
que es con frecuencia un argumento filosófi­
co complejo y obstruso. Posee la intensa
percepción sensual del mundo en lomo, ca­
racterística del artista, el sentimiento de la
naturaleza, la simpatía con los animales y
los niños y con todas las cosas naturales,
un entendimiento compasivo de la humani­
dad de amplitud y profundidad casi cristia­
nas. Su preocupación moral con el tema y
su sentido del ridículo hacen que le resulte
fácil cambiar a la sátira. Es un artista de do­
tes soberbias que lucha triunfalmente con
un material imposible, que escribe con un
vigor y un entusiasmo que apenas volverá a
repetirse en latín después del final de la Re­
pública. Emplea la repetición, la alitera­
ción, la asonancia y la rima con la máxima
libertad para expresar sus argumentos en
hexámetros con más garra y empuje que
ningún otro en latín. Al mismo tiempo, la
gravedad de su temperamento concede al
hexámetro una dignidad nueva y majestuo­
sa con una música austera y arcaica. Es
consciente de su propia originalidad, de las
dificultades que sé presentan al escribir poe­
sías con un tema filosófico; tiene algo de la
soledad del precursor y del artista creador.
Pero su tema es, en último término, la vida
misma según él la concebía en términos epi­
cúreos, ya que para él sólo Epicuro había
dado a la vida un sentido verdaderamente
satisfactorio. Al relacionar poéticamente la
filosofía con la vida, Lucrecio lo que en rea­
lidad hace es dar vida más dinámica a la
.filosofía. [DEWW]
Ed., tr. inglesa y comentario C. Bailey (3
vols., 1947); Bemat Metge: Joaquina Bal-
cells (2 vols., 1923). Traducciones: Lisan-
dro Alvarado. estudio de J. D. García Bacca
(Caracas, 1958); E. Vaientí (3 vols., B..
Alma Mater, 1961 sigs.).
MACER, Cayo Licinio (m. 66 a. C.). Ora­
dor e historiador romano. Tribuno demagó­
gico de la plebe en 73, pretor h. 68, en 66
fue condenado por mala administración en
las provincias y se suicidó. Cicerón le cen­
sura como orador por su incultura y pobre­
za de estilo. Escribió una historia de Roma
desde ios tiempos más remotos, utilizando
como una de sus fuentes los Libros de lienzo
(Libri lintei), lista de magistrados, antigua,
aunque no siempre exacta. La historia de
Macer fue seguida por Livio para extensos
trozos de los libros IV y V. [TAD]
Peter, HRR, I.
R. Ogilvie, «Livy, Licinius Macer, and
the Libri Lintei», JRS (1958).
MACROBIO, Ambrosio Teodosio (/7. h.
400 d. C.). Se sabe que tuvo una carrera ofi­
cial; probablemente es el Macrobio que fue
praefectus Africae en 410 d. C. Poco más se
conoce de su vida.
Es autor de: 1) Un Comentario al Sueño
de Escipión. es decir, el Sueño del último li­
bro de De republica de Cicerón. Escrito
desde el punto de vista neoplatónico, fue un
libro de profunda influencia en la Edad Me­
dia. 2) Las Saturnalia, banquete de un gru­
po de intelectuales con ocasión del gran fes­
tival de invierno. Discuten gran variedad de
temas literarios, filológicos y arqueológicos,
y son de valor por conservar mucho mate­
rial anterior, sobre todo fragmentos de *En-
nio y de *Lucilio. Contiene algunas críticas
interesantes sobre Virgilio. También escri­
bió un tratado de gramática. [DRD]
Teubner: F. Eyssenhardt (Leipzig, 1893).
T. Whittaker, Macrobias (1923).
MANETÓN (fl. 280 a. C.). Gran sacerdote
egipcio que escribió y publicó en griego una
relación de las doctrinas religiosas de los
egipcios, así como una Historia de Egipto,
resumida por Eusebio y Julio Africano.
[TAD]
Müller, FGH; Loeb; W. G. Waddell
(1940). -
MANILIO, Marco {fl. a comienzos del si­
glo i d. de C.). Poeta latino. Autor de la As­
tronómica, tratado didáctico en hexámetros
latinos sobre astrología. No se conoce nada
de su vida, pero según testimonio del texto
compuso el poema durante los últimos años
de Augusto y los primeros de Tiberio. El
tema gozaba por entonces de una fama alar­
mante en el mundo romano. La ausencia de
toda referencia contemporánea a Manilio
debe ser debida al decreto de Tiberio contra
los astrólogos en 16 d. C. Se conservan cin­
co libros, de los que el I trata de la creación,
la bóveda celeste y sus divisiones astrológi­
cas, el II y el 111 se ocupan de los signos del
zodíaco y de sus influencias sobre los indivi­
duos, el IV (en gran parte) de las diferentes
parte del universo, y el V de la importancia
astrológica de otras constelaciones. Lo abs-
truso del tema y los numerosos problemas
que presenta el texto, han atraído a más edi­
tores que lectores, pero Manilio es un con­
sumado versificador capaz a veces de altos
vuelos, y sus ideas estoicas ofrecen un con­
traste interesante, y quizá intencionado, con
Lucrecio. [DRD]
Ed. y comentario A. E. Housman (5 vols.,
1903-30; ed. abreviada, 1932); Libro II, ed.
y tr. inglesa H. W. Garrod (191 I).
MARCIAL (Marcus Valerius Martialis) (h.
40-h. 104 d. C.). Epigramático latino. Hijo
de Frontón y Flaccilla, n. en España, en Bil-
bilis (Calatayud), el l.° de marzo (de aquí su
cognomen). Casi toda su etapa creadora (h.
64-98) fue vivida en o cerca de Roma. Sus
compatriotas, Séneca y Lucano, quizá le
ayudasen en sus comienzos; después de mo­
rir éstos tuvo que depender de los azares del
mecenazgo, pero su suerte fue mejorando
poco a poco. Tuvo amigos en la corte de
Domiciano y él mismo alude en términos
cordiales a la mayor parte de los literatos
contemporáneos. Su casa en el Quirinal y su
quinta en Nomentum (quizá legado de Sé­
neca) eran modestas. Con la ascensión de
Nerva, Marcial encontró menos grata la at­
mósfera de Roma y se retiró a España, don-
Marciano
de su protectora, Marcela, le proporcionó
una pequeña propiedad y en ella murió
poco después de publicar su último libro de
epigramas.
La obra más antigua de el que se conserva
es el Líber spectaculorum (80), 32 elegías
breves que celebran los juegos de gladiado­
res celebrados por Tito en el Coliseo recién
edificado. A continuación vienen los .Venia
(hoy libro XIII) y los Apophoreta (hoy libro
XIV), dos colecciones de piezas breves
(83-86) que consisten casi en su totalidad en
pareados elegiacos independientes, en un
total de 350, pensados para acompañar los
regalos de las Saturnalia. Marcial se encargó
personalmente de revisar y ordenar los 12
libros de epigramas propiamente dichos,
anteponiéndoles por lo general epístolas en
prosa o poemas a cada uno de ellos. Los li­
bros I y II se publicaron en 86; 1II-XI siguie­
ron en plazos aproximados de un año. Una
selección expurgada de los X y XI apareció
en 97 y el X fue reeditado en su actual for­
ma expurgada en 98. El libro XII, después
de tres años de silencio, se publicó en 101,
ya retirado en España.
Marcial, el más grande de los epigramis-
tas latinos, muestra conocer sus dotes y li­
mitaciones propias al ceñirse a esta forma.
Escribe preferentemente en versos elegiacos,
pero también emplea endecasílabos, co-
liambos y, a veces, yámbicos y hexámetros.
Se conservan unos 1.500 poemas breves,
que van desde el verso único hasta un límite
máximo de 5 1 versos, y casi todos son es­
cuetos y mordaces. En él la concisión latina
adquiere un afilado corte; nuestro concepto
del epigrama como una breve agudeza con
un aguijón al final deriva en gran parte de
él. Satírico de corazón, prefiere el puñal a la
estaca, o incluso a la espada, y evita los ata­
ques personales contra los vivos. Posee asi­
mismo una atractiva vena lírica, una cor­
dial humanidad, y escribe con afecto y ter­
nura sobre niños y animales domésticos, y
sobre el campo. Su fuerte, sin embargo, es -
su soberbia selección de tipos de la sociedad
romana, observada con agudeza y descrita
con realismo desapasionado. Ha sido acusa­
do de servilismo y de obscenidad. El prime­
ro era una exigencia para subsistir bajo Do-
miciano. La obscenidad es producto del
gusto hastiado de los lectores que necesitaba
ganar y conservar, y se encuentra justificado
en gran medida por sus matices satíricos. La
conciencia que Marcial tenía de sus propias
limitaciones como poeta y como moralista
es sumamente característica. Su obra mejor
tiene una economía clásica de estilo en la
que todas las palabras cuentan, [DEWW]
Ed. y comentario en alemán L. Friedlán-
der (2 vols., 1886); Loeb: W. C. A. Ker (2
128
vols., 1919-20); Bcrnat Mctge: Miquci Dol?
(4 vols., 1949).
Lorenzo Riber, Un celtibero en Roma:
Marco Valerio Marcial (M., 1941); M.
Dol»;, Híspanla y Marcial. Contribución al
conocimiento de la España antigua (1953).
MARCIANO CAPELA (probablemente
comienzos siglo v d. C.). Enciclopedista la­
tino. N. en Cartago. El libro que tenemos
noticia que escribió tuvo una gran populari­
dad, por motivos educativos, en la Edad
Media. Se titula Disciplinae o De nuptiis
Phdologiae el Mercurii, y es una alegoría,
complicada y (para el gusto moderno) abu­
rrida, del matrimonio entre el Comercio y
la Ciencia, en el que las «Siete artes libera­
les» sirven de damas de honor. Contiene
nueve libros, mezcla de prosa y de verso,
dos para la pareja de novios y uno para cada
una de las damas. Las siete artes liberales,
según describe Marciano Capola, son el 7'ri-
víum (gramática, dialéctica, retórica) y el
Quadrivium (música, aritmética, geometría,
astronomía) del plan de estudios medieval.
[DRD]
Teubner: F. Eyssenhardt (Leipzig, 1866).
MARCIÓN. *Gnosticismo.
MARCO ANTONIO (143-87 a. C.) Ora­
dor y político romano. Siendo pretor en 102
derrotó a los piratas y anexionó Cilicia. Fue
nombrado cónsul en 99, censor en 97 y de­
fendió la causa del Senado. Fue ejecutado
por Mario. Abuelo de Marco Antonio, el
triunviro. Su estilo fue notorio por su fuerza
y presumía de ser hombre sin gran forma­
ción aunque dominase con creces el griego.
Cicerón le admiraba mucho. [TAD]
Cicerón, De oratore (tr., M., CSIC, 1967).
MARCO AURELIO, Antonino (121-180 d.
C.). Emperador romano y filósofo estoico.
Hijo de Annio Vero, pertenecía a una fami­
lia aristocrática largo tiempo radicada en
España. Marco fue elegido muy joven por
su coterráneo, el también español empera-
- dor Adriano, como posible gobernante futu­
ro del mundo romano. Su educación fue
planeada cuidadosamente y confiada a los
mejores profesores de literatura, retórica y
filosofía. Algunos detalles se han conserva­
do en su correspondencia con *Frontón.
Desde su juventud, abandonó otros estudios
por la filosofía: el estoicismo, según la doc­
trina y la práctica de *Epicteto, dominaría
su vida a partir de entonces. En 138 fue
adoptado por Antonino Pío, que lo trató
como su confidente y colaborador durante
todo su reinado. Cuando Marco le sucedió
en 161, parecía que el mundo romano iba a
129
gozar de la prosperidad prcdecida por Pla­
tón para el Estado donde los filósofos fuesen
reyes. Pero lo cierto es que su reinado se se­
ñaló por desastres lamentables, en propor­
ción tal desconocida durante siglos. Hubo
guerra con los partos y las victorias obteni­
das por el gran general Avidio Cassio resul­
taron anuladas por una epidemia de peste
que sus tropas importaron de Oriente. En el
norte, una confederación de bárbaros des­
bordó las defensas romanas sobre el Danu­
bio en 166. Durante trece años, todas las
energías de Marco Aurelio se emplearon en
repelerlos y establecer una frontera más se­
gura. Cuando el éxito era inminente, Avidio
Cassio se sublevó (175). Volvió Marco al
empeño y cuando se encontraba próximo a
dar fin a su gran proyecto, murió de fiebres
en el campamento de Vindobona (Viena).
Sus logros fueron desperdiciados por su su­
cesor, el inútil Cómodo.
Sus Meditaciones, en 12 libros, fueron es­
critas en griego en campamentos militares;
así, el libro 1 lleva la inscripción «Esto entre
los Quadi sobre el Gran»; el libro II, «Escri­
to en Carnutum». No constituyen una ex­
posición sistemática del estoicismo, sino las
confidencias de un solitario sobre el que
pesa una carga abrumadora, que busca la
ayuda de la filosofía para cumplir su deber
«como hombre, como romano y como em­
perador». «Di a ti mismo cada mañana:
Hoy encontraré al entrometido, al ingrato,
al altivo, al traidor, al envidioso, al egoísta.
Son así porque no conocen la diferencia en­
tre el bien y el mal.» Insiste constantemente
en determinados temas: una confianza cie­
ga, aprendida de Epicteto, en la Providen­
cia; reverencia a la Razón, nuestro princi­
pio rector y emanación de Dios; el ejemplo
de Antonino en el cumplimiento de los de­
beres imperiales (I: 16; VI: 30); el senti­
miento de la insignificancia de todos los
asuntos humanos ante las inmensidades del
tiempo y del espacio (IV: 32; VI: 36).
La Vida de Marco Aurelio en la *Histo-
ría Augusta contiene datos útiles, pero no
añade nada nuevo para la comprensión de
su vida interior. Pero de las Meditaciones, y
de los dos monumentos en Roma, la colum­
na que conmemora sus victorias en las Gue-
rras Marcomanas y la estatua ecuestre en el
Capitolio, es posible hacerse alguna idea de
la personalidad de este hombre extraordina­
rio. [DRD]
Loeb: C. R. Haines (1915): Meditaciones,
selecc. y tr. Ricardo Baeza (M., 19 16); tr. R.
Bach Pelíicer(M.» Bibi. Clásica Gredos).
«MARGITES». Título de un viejo poema
cómico griego, hoy perdido, del nombre del
protagonista. Escrito en hexámetros inter­
Mecenas
calados irregularmente con yámbicos, fue
considerado corrientemente en la Antigüe­
dad como un ejercicio juvenil de Homero,
aunque algunas autoridades lo atribuyeron
a Pigres de Halicarnaso (siglo v a. C.). Mar-
gites («el Loco») fue un antiguo Juan el
Tonto cuya perfecta necedad llegó a hacerse
proverbial —era incapaz de contar más de
cinco—; como adulto y marido continuó
siendo increíblemente ingenuo; «sabía mu­
chas cosas, pero todas mal». Aristóteles,
que aceptó la atribución del poema a Ho­
mero, vio en su absurdo el germen de la
comedia griega. [GTWH]
Testimonia y fragmentos en OCT Home-
ri Opera. V.ed. T. W. Alien (1912).
MARSO, Domicio. *Domicio Marso.
MÁXIMO DE TIRO (h. 125-h. 185 d. C.).
Sofista griego. Como *Dión Crisóstomo y
Eiio *Arístides, se ganó la vida pronuncian­
do conferencias públicas en los grandes nú­
cleos intelectuales del mundo romano.
Como ellos, se encuentra representado por
una cantidad de obras (se conservan 41 con­
ferencias suyas, todas pronunciadas al pare­
cer en Roma durante la época de Cómodo),
a las que hoy se concede escasa atención.
Esto es debido a que su pensamiento no es
ni profundo ni original —Máximo copia sin
empacho a Platón, a los estoicos y a los cí­
nicos. Pero por lo menos sus escritos ilus­
tran acerca de los problemas morales de la
época y de sus posibles soluciones. Por
ejemplo, la conferencia quinta analiza las
razones para la oración, que ha de practi­
carse no para obtener ruegos, sino para co­
municar con los dioses. La conferencia 36
es sobre la vida del cínico, que afirma ser la
del hombre en la Edad de Oro. [DRD]
Teubner: H. Hobein (Leipzig, 1910). ~
MECENAS (Gaius Maecenas) (m. 8 a. C.).
Protector de las letras y escritor romano. Si
ostenta un destacado lugar en la historia de
la literatura latina, es como patrocinador,
no como autor. De vieja prosapia real etrus-
ca,, fue consejero
„ político y amigo íntimo de
Augusto. De sus muchos servicios, el más
valioso, a la larga, fue su talento para descu­
brir y animar a escritores prometedores.
Atraídos al servicio del régimen, los autores
encontraron en él intuición de sus necesida­
des, respeto a sus talentos y consideración
hacia sus sentimientos. Horacio, Virgilio y
Propercio fueron protegidos suyos. Sólo se
conservan fragmentos de su poesía y de su
prosa; la crítica encuentra en lo amanerado
de su estilo un eco de su compleja persona­
lidad. Lo cierto es que muestran el sentido
Melantio
de lo que decía Augusto, al hablar de los
«perfumados bucles» de su poesía. [DRD]
, Ed. P. Lunderstedt (Leipzig, 1911).
MELANTIO. *Átida.
MELEAGRO. * Alejandrina, Poesía; */ln-
tología griega; Epigrama.
MELISO (/7. h. 440 a. C.). Filósofo griego.
Meliso de Samos fue discípulo de *Parmé-
nides y el último de la escuela eleática. Al
frente de la escuadra de Samos ganó la bata­
lla contra los atenienses en 440; es el único
detalle biográfico que poseemos. Defendió
el sistema de Parménides contra los ataques
que se le dirigían desde diversos frentes; se
ocupó especialmente de los problemas de lí­
mite, de la percepción sensorial y del cam­
bio. Su afirmación «si las cosas son muchas,
deben ser como yo he mostrado el Uno»
abrió el camino a los *atomistas. [DRD]
Diels, FV, 30; Los filósofos presocráticos,
II, tr. F. J. Olivieri (M., Bibl. Clásica Cre­
dos, 1979).
MENANDRO (341 -290 a. C.). Poeta cómi­
co griego. En la Antigüedad fue considerado
con entusiasmo como el autor supremo de
la comedia nueva. Óe buena familia de Ate­
nas, sobrino de otro poeta cómico, Alexis,
escribió más de un centenar de comedias
—la primera cuando era aún menor—, pero
no obtuvo más que ocho premios, al ser de­
rrotado con frecuencia por su rival, *File-
món. Se conservan más de un millar de
fragmentos de su obra, pero sólo una come­
dia completa, el Dyscolus («Misántropo»),
que ganó el premio en 316 a. C. Descu­
bierta en 1958 en un papiro egipcio, es una
obra ligera que describe la confusión de un
solitario amargado que rechaza violenta­
mente al pretendiente de su hija hasta que
queda desconcertado cuando, al caer a un
pozo, el joven le ayuda a salir de él; al final
es llevado a regañadientes a las fiestas nup­
ciales. Pan, dios de un santuario vecino,
pronuncia el prólogo y benévolamente pone
en marcha el sencillo enredo.
Los argumentos de otras comedias pueden
ser reconstruidos, por lo menos en parte,
entre ellos cuatro, de los que partes impor­
tantes, con una paráfrasis, se descubrieron
en otro papiro en 1905. El arbitraje, de fe­
cha insegura, muestra a unos recién casados
que se enemistan cuando el esposo descubre
que la novia ha tenido un hijo y que lo ha
abandonado poco antes de la boda; el niño
es recogido por dos aldeanos y las joyas que
llevaba consigo prueban que el padre era el
mismo esposo. Sólo se conserva una escena
de El héroe (314), notable por un esclavo
130
que se sacrifica abnegadamente. La mucha­
cha rapada (h. 3 10) gira en torno al acto de
un soldado que le corta el pelo a su amante
en un acceso de celos; resulta ser la hija lar­
go tiempo perdida de su rico vecino, a lo
que sigue reconciliación y boda. La mujer
de Samos (308) se refiere a la concubina ex­
tranjera de un ciudadano ateniense que al
regresar de un viaje la encuentra con un
niño de pecho; la verdadera paternidad no
se establece hasta después de muchas sospe­
chas y confusiones. Fragmentos descubier­
tos recientemente de El hombre de Sicyon
han revelado un complicado argumento con
no menos que tres escenas de reconocimien­
to, en las que un hermano, una hermana y
el padre de ambos, mucho tiempo separa­
dos y desconocidos mutuamente, terminan
reuniéndose gracias a la ayuda de un parási­
to emprendedor.
En el teatro de Menandro, la tragedia y la
comedia coinciden, para combinarse en una
nueva comedia de costumbres. Amplió y
depuró la nómina de los personajes genéri­
cos de la comedia, adaptó temas de la trage­
dia (sobre todo, el tema constante del aban­
dono y reconocimiento final de un hijo) y
mejoró unos y otros con unos argumentos
construidos de forma que motivaban su
propio desenlace. Su estilo es fácil y natu­
ral, adaptado a los personajes, pero identifi-
cable como suyo. Sus personajes mejores
son individuos retratados con sutileza, con
frecuencia nada convencionales y que in­
cluso evolucionan a medida que la acción
avanza; a éstos, y no a sus situaciones repe­
tidas, debía su fama de ofrecer un espejo de
la vida. De un humor suave más que dispa­
ratado, su comedia se caracterizaba por una
ironía y una lección moral amables, con un
elemento de intriga policíaca en la revela­
ción de identidades desconocidas para aña­
dirle interés; su preocupación con la vida
doméstica, su moralidad indulgente y su
tono, ligeramente suave y enervado, se aco­
modaban al crepúsculo de Atenas. Más ad­
miradas por la posterioridad que por sus
contemporáneos, las comedias de Menan-
dro fueron repuestas en Atenas después de
su muerte y adaptadas a la escena romana
por *Plauto y *Terencio, por medio de los
cuales ejercieron una profunda influencia
en la moderna literatura europea. (•Come­
dia griega.) [GTWH]
Teubner: A. Koerte y A. Thierfelder (2
vols., 1957-9); Edmons, FAC, III, B; Loeb:
F. C. Allinson (1959); Dyscolus: OCT, H.
Lloyd-Jones (1960); ed. y comentario E. W.
Handley (1965); ed. L. Nicolau d’Olwer, El
teatro de Menandro (B., 191 1); El hombre
de Sicyon, ed. y comentario en latín, R.
Kassel (Berlín, 1965).
131
T. B. L. Webster. Sludics in Menander
(1960); Beare, RS.
MF.NIPO (primera mitad del siglo llI a. C.).
Filósofo cinico. Menipo de Gadara era un
esclavo que compró su libertad, marchó a
Tebas y fue discípulo del cínico Metrocíes.
Como escritor empicó sus considerables do-
des humanas y consideró que el mundo era
un inmenso manicomio, en el que ios adere­
zos de la riqueza, la vanidad de la belleza y
la pedantería del saber son igualmente ab­
surdos. Utilizó con fines cómicos dos gé­
neros reservados previamente a la filoso­
fía: el diálogo y la epístola. En la forma,
sus escritos eran una mezcla de prosa y de
verso; en el tono, de lo cómico y lo serio. Se
conocen los títulos de 13 libros suyos: con­
tienen temas como La venia de Diógenes,
Viaje a los infiernos. Epístolas de los dioses.
Ataque contra los hombres de ciencia, los
matemáticos y los filólogos, Los testamen­
tos de los filósofos. Tuvieron carácter sufi­
ciente como para dar nombre a una subdivi­
sión del género satírico, que vuelve a apare­
cer en las Satirae menippeae de *Varrón y
el Apocolocyntosis de *Séneca el Joven. Me­
nipo fue muy admirado por * Luciano, que
utilizó varios temas suyos. [DRD]
Diógenes Laercio, VI, 95, 99-101.
Dudley, HC.
MESALA, Valerio. *Valerio Mésala.
MESALA, Vipstano (f!. 69 d. C.). Historia­
dor romano. Como miembro de una familia
distinguida, fue de joven tribuno militar al
mando de una legión en el ejército de Flavio
en 69. Gozó de la admiración de Tácito,
que hizo de él uno de los interlocutores de
su Dialogas de oratoribus, en donde se
muestra como campeón de «los buenos
tiempos pasados». Escribió una historia, o
unas memorias, a la que Tácito se refiere
por dos veces durante su relato de la Guerra
Civil de 69 d. C. Poco más se conoce sobre
él y es probable que muriese joven. [TAD]
Peter, HRR, II.
MÉTRICA GRIEGA. Toda la poesía clási­
ca está compuesta por metros cuantitativos,
cuyo esquema está determinado por la suce­
sión o alternación de sílabas largas y cortas
interrumpidas por pausas. La unidad de la
medida cuantitativa es el elemento breves
El elemento largo, —, equivale a dos bre­
ves. Todas las sílabas se miden como largas
o cortas. Con un elemento largo (o su equi­
valente, dos cortos) y por lo menos otro ele­
mento, se forma el pie, la entidad más sim­
ple que puede indicar el ritmo. Los pies
Métrica
básicos corrientes son: yambo (- —), tro­
queo, (— - ), dáctilo (------- ), espondeo (—
—). anapesto (------- ). crético (---------- ). co­
riambo (---------- ). En los metros yámbicos,
los pies impares, y en los trocaicos, los pa­
res, pueden ser espondeos y entonces la uni­
dad métrica de medida (metron) no es el
pie, sino el dípodo (—------------metron yám­
bico, ------------ =- metron trocaico). Igualmen­
te, el metro anapéstico es el dípodo, en el
que espondeos y dáctilos están sustituidos a
voluntad por anapestos. Partiendo de los
metra, se construyen unidades de longitud y
movimientos uniformes que acaban con el
final de una palabra, los versos en los que se
resuelve naturalmente la poesía recitada o
hablada. Tales versos están divididos inter­
namente por terminaciones de palabras que
ocurren en puntos determinados: la división
en palabras que se produce dentro de un pie
se llama cesura, y la que coincide con el fi­
nal de un pie, diéresis. El verso lírico griego
está compuesto a veces por renglones repe­
tidos. Lo normal, sin embargo, es que la
entidad mayor dentro de la estructura del
poema lírico sea la estrofa, que puede cons­
truirse de forma complicada e intrincada,
pero puede dividirse en unidades métricas,
colones en la monodia y en la poesía dra­
mática, y periodos en la poesía coral no
dramática, sobre todo en Píndaro. El colon
es una sucesión rítmica lo suficientemente
larga para ser entendida como una entidad
métrica con su propia estructura específica,
y lo bastante corta y homogénea como para
ser considerada como una entidad única
(por ej.,---------- ~~-------—). Un período es
una secuencia rítmica larga y compuesta, que
se extiende entre dos pausas dentro de la estro­
fa; el final de la secuencia coincide con el
final de una palabra (por ej..— ---------- —
------------------------ —). A veces, sólo puede de­
terminarse el período en una estructura mé­
trica equilibrada mediante una responsión
estrófica: continua, aaa...; triádica. aabaab...
(probablemente invento de Estesícoro); diá-
dica, aabbcc... (como suele ser normal en el
teatro). Semejante responsión es intrínseca a
la mayor parte de la poesía lírica coral.
La épica es la poesía griega más antigua
que se haya conservado. Fue compuesta
para ser recitada en hexámetros dactilicos,
que se convirtieron en el metro de la poesía
didáctica, pastoril y heroica. (—
” ,•«>
_ i!?)*------ ! ----- —. .Lo mas comente
es la cesura en [I], en [2] es frecuente, en [3]
relativamente raro. La elegía, en origen una
canción cantada con el acompañamiento de
flauta, se componía de pareados, un pentá­
metro, que consistía de dos hexámetros se­
parados por diéresis (—-— — — j----- -
Métrica
— -------- ), complementados y alternados
con los hexámetros. Era un metro adapta­
ble, apto para la poesía festiva, gnómica y
marcial y era el vehículo ideal del epigrama.
El trímetro yámbico (—---- --------- =•- {—— j'-—
•
— --------- —i la cesura en [1] es lo más co­
I
rriente; en [2], frecuente), más próximo a
los ritmos, otorga un metimiento quebra­
do al final del verso, no empleado en escena
más que en el mismo y que expresa casi
siempre un sentimiento de desesperación o
de sátira. El tetrámetro trocaico cataléctico
(—- H------ —-“•>
está empleado por los dramaturgos en las
escenas de emoción y de intriga y una se­
cuencia de anapestos, metro de marcha,
suele unir el intervalo entre el diálogo y los
coros líricos. Los metros de la monodia líri­
ca, compuesta por la repetición de versos
únicos, pareados o estrofas de tres ó cuatro
versos, son por lo general bastante sencillos.
La poesía lírica coral es mucho más com­
pleja: los coros de la tragedia y de la come­
dia antigua están articulados sutilmente. Y
Píndaro muestra una brillantez y una auda­
cia excepcionales en sus complejos inventos
métricos. Para un claro análisis de los dácti-
lo-epitritos y los ritmos «eólicos». los dos
grupos principales de metros compuestos de
Píndaro, v. D. S. Raven, Greek Metre
(1962). Es indudable que el acompañamien­
to de música y danza durante la representa­
ción ayudarían a mantener el ritmo.
[DEWW]
P. Maas, Greek Metre, tr. inglesa H.
Lloyd-Jones (1962).
MÉTRICA LATINA. Todos los metros la­
tinos son préstamos o adaptaciones del grie­
go, con una excepción. El saturnio emplea­
do para la épica por Livio Andrónico y
Nevio, y que se encuentra también en epita­
fios primitivos, parece ser una forma de
verso indígena. Hasta hoy ha resistido toda
forma de análisis, ya sea sobre base cuanti­
tativa o acentual. El verso se articula clara- -
mente en mitades equilibradas, la primera
un poco más larga que la segunda. La prin­
cipal novedad del verso dramático latino es
ia sustitución del pie por el dipodio como ~
unidad básica en yámbicos y trocaicos,
cambio debido al movimiento más lento y
más espontáneo del latín. De esta forma, el
trímetro yámbico está sustituido por el se­
nario yámbico, único metro utilizado para
el diálogo hablado, y el tetrámetro trocaico
cataléctico, por el septenario trocaico, eí-
metro favorito de Plauto. Ambos admiten
espondeos en todos sus pies, excepto el últi­
mo, y poseen una solución sumamente libre
132
de las sílabas largas (senario yámbico
i |---; sep­
j
tcnario trocaico). —
—— — — * — I Plauto también
emplea el septenario yámbico, el octonario
yámbico y trocaico y una gran variedad de
metros líricos, desplegados con audacia y
una exuberancia características. Todos sus
metros, excepto el senario, tenían acompa­
ñamiento musical. Los hexámetros dactili­
cos son también mucho más cspondaicos en
i . ■
latín que en griego. ( —|¡t3) í
—— í¡ (,—
•(4) l<2)
i—-------- i — .) La cesura en (I)
I !
es normal; en (2), frecuente, si va acompa­
ñada por cesura en (1) ó (3); en (4) (la posi­
ción favorita de Homero) constituye un gre­
cismo raro. Los *neoterici favorecían el
quinto pie espondaico, a imitación de sus
modelos alejandrinos. En la elegía, el cam­
bio principal ocurre en el hemistiquio final
del pentámetro, que suele acabar con una
palabra disílaba. Catulo extiende el ámbito
de los endecasílabos ( — -------- — - —
-------- —) y coliambos al utilizarlos en poe­
mas de gran espontaneidad y vigor, y Marcial
da nuevo empleo a estos metros en el epigra­
ma. Catulo también experimenta con segu­
ridad con los tradicionales metros líricos
griegos y Horacio muestra su dominio al
asimilar al latín la forma estrófica de la mo­
nodia griega para la lírica personal y la
formal. De esta forma, una disciplina métri­
ca, derivada de Grecia y reelaborada para
adaptarse al espíritu del latín, hizo posible
la creación de la poesía clásica romana, con
su música solemne y su perfección formal.
[DEWW] • . ...
W. Beare, Latin Verse and European
Song(\95T).
MIMNERMO (/7. fines del siglo vil a. de
C.). Elegiaco griego. De Colofón y Esmirna.
Los antiguos conocieron dos libros de su
poesía. Uno de ellos, llamado Nanno, de
una flautista amada del poeta, constituía
una larga secuencia, probablemente algo di-
vagatoria. de poemas misceláneos de conte­
nido histórico y mitológico y, sin duda, al­
gunos elementos eróticos más personales.
Calimaco lo juzgó inferior a sus poemas
breves^ Smyrneis, poema histórico sobre Es-
mirna, quizá formase parte de Nanno. Se
han conservado de él unos 80 versos. Im
ciuyen lamentos, de gran belleza expresiva,
sobre la pérdida de la juventud y sus efime-
133
ros placeres, una animada descripción del
viaje nocturno del sol en una vasija mágica
hasta el amanecer y un retrato conmovedor
de un bravo guerrero en el campo de bata­
lla. Mimnermo es un aristócrata que sazona
la melancolía con unas gotas de espíritu he­
roico y corrige el escapismo, teniendo en
cuenta la realidad. Escribe con profundo
sentimiento del ritmo y la música del parea­
do elegiaco y con un hedonismo refinado
que refleja la madurez, ligeramente pasada,
de la civilización de las ciudades de la costa
jonia. [DEWW]
Dichl, ALG, 1.
Bowra, EGE.
MIMO. Sencilla representación teatral se­
mejante a los momos, corriente en Grecia y
en Italia desde tiempos primitivos y que
consistía por lo general en una breve escena,
improvisada y burlesca, de la vida diaria,
basada en lemas y personajes fijos. Sofión
de Siracusa (siglo v a. C.) fue quien primero
dio al mismo forma literaria, representando
«mimos para hombres» y «mimos para mu­
jeres» en prosa rítmica y dialecto dórico,
que fueron imitados por Platón, Teócrito y
Herodas. En el siglo in diversos tipos de
mimo popular se representaban en el teatro
griego junto al drama serio; para el público
más culto de Alejandría, *Teócrito y * He-
rodas idearon sus mimos literarios —pasos
humorísticos y realistas—, probablemente
compuestos como monólogos semiescéni-
cos. En Roma, el mimo, conocido hacía
mucho en varias regiones de Italia, apareció
en escena a partir del siglo ni a. C. en forma
de afabula riciniata (de ricinium, velo feme­
nino), burlesca, alusiva a las circunstancias
y obscena. Interpretada sin máscara por los
actores, masculinos y femeninos, se hizo
popular como entremés en el programa.
•Laberio fue quien primero le dio forma es-
crita en latín, en el siglo t a. C. La pantomi­
ma, variante suya, en la que un tema más
serio era representado por un solo actor en­
mascarado que interpretaba varios papeles
en mímica acompañado por un coro y mú­
sicos, se introdujo en 22 a. C. y obtuvo una
popularidad extraordinaria durante el Im- -
peno. El mimo gozó el favor tanto de los
emperadores como de la plebe, y los dos gé­
neros se repartieron el monopolio de la es­
cena romana tardía. (*Fábula atellana; Co­
media griega; Comedia romana.) [GTWH]
Sofrón, ed. G. Kaibel, Comicorum grae-
corum fragmenta (Berlín, 1958); D. L. Page,
Greek Lilerary Papyri, I (Loeb, 1942); M.
Bonaria, Romani Mimi (Roma, 1965).
J. R. A. Nicoll, Masks. Mimes and Mira-
c/es(!93l); The World ofHarlequin (1963).
Musonio
MINUCIO FÉLIX (//. h. 200 d. C ). Escri­
tor latino cristiano. De su vida apenas si se
conoce algo. Su Octaváis es una de las apo­
logías cristianas más amenas. Localizado en
una playa próxima a Ostia, el libro recoge
la conversación entre Octavio y Minucio,
dos cristianos conversos, y Cecilio, abogado
romano, que representa el paganismo ilus­
trado. Este lanza un ataque contra el cristia­
nismo desde el punto de vista del escepticis­
mo filosófico; Octavio le refuta; destruye
muchas de las calumnias en circulación
contra la conducta de los cristianos, y al fin
convierte a la fe al propio Cecilio. El diálo­
go nos ilustra sobre un debate que debió
estar presente en la mente de muchas perso­
nas inteligentes al producirse la difusión del
cristianismo por el mundo romano. [DRD]
Loeb; G. H. Rendall (1931).
MOSCO (fl. probablemente h. 150 a. C.).
Poeta pastoril griego. N. en Siracusa. Se le
atribuyen nueve Idilios, algunos dudosos.
Entre ellos figuran el breve poema épico
Europa y el toro (II), así como el famoso *
Lamento por Bión (III). Como Bión perte­
neció a una generación bastante posterior a
Mosco, bien puede haber sido discípulo
suyo. Es, de todas formas, uno de los poe­
mas bucólicos griegos más bellos. Los poe­
mas que pueden atribuirse con seguridad a
Mosco muestran un talento agradable, aun­
que muy inferior al de Teócrito. [DRD]
Budé: Ph. E. Legrand, Bucoliques grecs, II
(París, 1927).
MUCIANO, Cayo Licinio (/?. 70 d. C.). Po­
lítico y escritor romano. Siendo gobernador
de Siria, en 69, desempeñó un papel decisi­
vo para sentar a Vespasiano en el trono
imperial. Rico, culto y disoluto, fue cónsul
tres veces y el principal consejero de Vespa­
siano. Tácito le menciona como autor de li­
bros de temas arqueológicos y Plinio le cita
más de 30 veces en la Historia natural
como fuente de temas geográficos. [TAD]
Peter, HRR, II.
MUSEO. *Épica griega, Poesía
MUSONIO RUFO, Cayo (h. 30-h. 100. d. •
C.). Filósofo estoico romano. Perteneciente
a una familia ecuestre de Volsinii, en Etru-
ria. Nada se sabe de su educación, pero
hacia 60 ocupaba un lugar destacado entre
los estoicos que formaban la «oposición fi­
losófica» contra Nerón. Cuando Rubelio
Plauto marchó al destierro voluntario. Mu­
sonio le siguió a Asia; dos años después le
incitó a que se suicidase. Musonio volvió a
Roma, pero después de la conspiración de
Musonio
Pisón (66) fue desterrado como sospechoso
político al establecimiento penal de la isla
de Gyaros, pero le fue posible continuar su
enseñanza y atrajo a muchos discípulos. A
su regreso a Roma, después de la muerte de
Nerón, intervino (sin éxito) en la política y
durante algún tiempo gozó del entusiasta fa­
vor de Vespasiano. Más larde sufrió un se­
gundo destierro, pero fue llamado por Tito
(79-81). Nada sabemos de sus últimos años,
pero no es probable que prosperase con Do-
miciano. Como Sócrates, Musonio no escri­
bió nada, pero sus discípulos, de los que el
más destacado fue *Epicteto, conservaron
(en griego) muchas frases suyas y algunos
discursos. Sus enseñanzas se refieren a la
conducta y a la ética, casi con exclusión de
134
otros aspectos filosóficos. Recomienda dos
niveles de austeridad: uno para los filósofos,
que se acerca al ascetismo de los cínicos, y
otro para sus discípulos, que «no necesitan
sobrepasar las limitaciones normales». De­
ben, sin embargo, practicar la simplicidad
en la comida, el vestido y la casa y alguna
forma sencilla de trabajo manual, con prefe­
rencia la agricultura. Su defensa de una edu­
cación superior para la mujer es una carac­
terística sorprendente de su doctrina.
[DRD]
Tcubner: O. Hense (Leipzig, 1905).
M. P. Charlesworth, Five Men (Harvard.
1936); Dudley, HC.
NAMACIANO, Claudio Rutilio (/?. 416 d.
C.). Poeta latino. El último poeta de impor­
tancia de la Roma pagana. Nacido proba­
blemente en Toulouse, de familia gaiorro-
mana, con tradición de servicios al Estado,
ostentó altos cargos en Roma con Honorio
y fue prefecto de la ciudad en 414. Pero los
desastres de las invasiones bárbaras de la
Galia le obligaron a volver a su patria y su
poema elegiaco De reditu suo (en dos libros,
incompleto) describe su viaje de vuelta has­
ta llegar a Luna, en la bahía de La Spezia.
Sus versos de adiós a Roma —la despedida
de la historia a la capital moribunda de
Occidente— son famosos. El poema con­
tiene algunas descripciones encantadoras de
la costa de Toscana y sus ciudades. En su
aversión a los judíos y a los cristianos
— sobre todo a los monjes— y su devoción
por Roma y su glorioso pasado, escucha­
mos, por última vez, la voz de la auténtica
aristocracia pagana. [DRD]
Loeb: Duff, MLP.
E. S. Duckett, Latín Writers of ihe Fifth
Ceniury (Nueva York, 1930).
NEARCO (¿m. 312 a. C.?). Marino griego.
Nearco de Creta fue amigo íntimo de Ale­
jandro Magno y almirante de su flota. Su
hazaña más famosa fue el haber cumplido
con éxito la navegación, por mares descono­
cidos, desde la desembocadura del Indo has­
ta la cabecera del golfo Pérsico, en barcos
más propios para navegar nos que océanos.
Su relato, que incluía una descripción de la
India, fue utilizado por Arriano y Estrabón.
(TAD]
Jacoby, FGH; II; Arriano, Anabasis, VIII.
NEMESIANO, Marco Aurelio Olimpio (fi­
nes del siglo III d. C.). Poeta latino. N. en
Cartago. Sólo se le conoce como autor de:
I) Eglogas, cuatro breves pastorales, que en
tiempos se atribuyeron a Calpumio Sículo,
de quien derivan, así como de Virgilio; y 2)
la Cynegetica («Caza con perros»), 283-4 d.
C., poema didáctico (incompleto) de más de
300 versos. Su talento es escaso, pero su
época es de tal esterilidad en la poesía latina
que merece ser mencionado. [DRD]
Loeb: DuíT. MLP.
NEOPLATONISMO. Nombre que la in­
vestigación moderna ha decidido aplicar al
último gran movimiento de la filosofía grie­
ga clásica. Dio comienzo h. 200 d. C. y con­
tinuó hasta la clausura de las escuelas de
Atenas por Justiniano en 529 d. C. Como
defensores de la tradición intelectual paga­
na, los neoplatónicos lucharon en dos fren­
tes: contra el dualismo del •gnosticismo y
contra el cristianismo. Ganaron la primera
batalla y, aunque perdieron la segunda, de­
jaron una huella, profunda y duradera, en el
pensamiento de sus adversarios, como pue­
de observarse en San Agustín y los platóni­
cos del Renacimiento. Su fundador fue pro­
bablemente Amonio Sacas, que enseñó en
Alejandría a comienzos del siglo ni, pero no
escribió nada. Su discípulo, Plotino (205-70
d. C.), fue su primero y más grande exposi­
tor. Enseñó en Roma desde 244 hasta su
muerte, fue jefe de un brillante grupo inte­
lectual y gozó del favor del emperador Ga-
lieno. Un proyecto para el establecimiento
de una comunidad utópica en la Campania
no se llevó nunca a cabo. Su sistema era
más que una restauración del platonismo:
combinaba a Platón, Aristóteles y la filoso­
fía griega primitiva en una nueva fórmula.
En qué medida se encontraba inspirada en
las concepciones orientales es cuestión de
conjetura; la influencia de la religión orien­
tal (a diferencia del gnosticismo) es insig­
nificante. Ha llegado a nosotros gracias a
la colección hecha por Porfirio y dispues­
ta en seis grupos de nueve libros cada uno
—de donde el título de Enneadas. Esta
obra —uno de los clásicos del misticismo—
expone la doctrina de la emanación del Uno
en la materia, a través del Alma del mundo,
la Mente del mundo y la Naturaleza. El filó­
sofo debe ser un atleta espiritual, que se
esfuerce, mediante el ascetismo y la con­
templación, por alcanzar la visión beatífica,
en la que el yo llega a fundirse con el Uno.
Neoterici
Plotino afirmaba haber alcanzado esta
unión tres veces en su vida. Porfirio
(232-302 d. C.) nació en Tiro, fue discípulo
de Plotino en Roma y más tarde enseñó en
Sicilia. Sabio de acuerdo con la vieja tradi­
ción helenística, escribió comentarios a Pla­
tón y a Aristóteles, vidas de Homero y Pitá-
goras y trató de los problemas de la erudi­
ción homérica. Una obra polémica en 15
libros. Contra ¡os cristianos, fue quemada
públicamente en 448 d. C.
En el siglo iv se establecieron diversas es­
cuelas neoplatónicas independientes en
Roma y en los grandes centros intelectuales
de las provincias de Oriente, como Alejan­
dría. Anlioquía y Atenas. La figura más
notable de la escuela siria fue *Yámblico;
Proclo (410-85 d. C.). nacido en Constanti-
nopla, dirigió la escuela de Atenas. Fue una
mezcla extraña —posible en aquella épo­
ca— de filósofo, lógico, matemático y místi­
co. El neoplatonismo proporcionó al inte­
lectual de la última etapa del paganismo
una religión metafísica, que llegó a vincu­
larse con el culto del dios Sol. La figura del
sabio que levanta su mirada contemplativa
es frecuente en los sepulcros de fines del Im­
perio. El último jefe de la escuela ateniense,
Damascio, marchó a Persia cuando la es­
cuela fue clausurada por Justiniano en 529
d. C., por tratarse de una institución paga­
na. [DRD]
Plotino: Budé: E. Brchier (París, 1924-
38); Enéadas I-II. tr. J. Igal, con Porfirio.
Vida de Plotino (M.. Bibl. Clásica Gredos);
Proclo: Elementos de teología, ed., tr. ingle­
sa y comentario E. R. Dodds (1933); Da­
mascio: Lecciones sobre el Filcbo, ed. y tr.
inglesa L. G. Westerink (Amsterdam,
1959).
«NEOTERICI». Término latino tardío em­
pleado para designar al brillante grupo de
nuevos poetas (los poetae novi, de Cicerón),
muchos de ellos de la Galia Cisalpina, que
dieron nueva dirección e ímpetu a la poesía
latina a comienzos del siglo i a. C. Abando­
naron la épica y el teatro como géneros an­
ticuados y buscaron inspiración en otras
tradiciones literarias griegas, en especial en
los *aiejandrinos, que les resultaban más
afines, tanto en época como en concepción.
*Valerio Catón, erudito, maestro y poeta,
fue en cierto sentido centro de un grupo que
comprendía a *Catulo y sus amigos, *Cal--
vo, *Cinna, *Comificio, *Bibaculo y ♦Ceci­
lio. Sus objetivos, inspirados en *Calímaco,
eran: la perfección en lo minúsculo; experi­
mento ilimitado en el metro y el idioma,
mezcla de erudición y de buen gusto, severa
disciplina métrica y la máxima brillantez .
formal. Los temas románticos y eróticos
136
ejercieron una especial atracción c imitaron
a sus modelos helenísticos en la investiga­
ción de la psicología humana en situaciones
emocionales y conflictivas. Importaron de
Grecia no sólo formas y manerismos métri­
cos, sobre todo los finales del hexámetro
cspondaico. sino también modismos, térmi­
nos y, sobre todo, nombres propios, con lo
que buscaban introducir una música exótica
e insólita en el latín. Cicerón y Virgilio, jó­
venes entonces, estuvieron profundamente
influidos, aunque ambos reaccionaran des­
pués. Horacio parece haberles sido siempre
hostil. Pero el movimiento perduró como
una influencia sobre la tradición de los ele­
giacos, Cornelio Galo, Tibulo, Propercio y
Ovidio. Los dirigentes del renacimiento
poético con Adriano fueron llamados tam­
bién neoterici. y se inspiraron hasta cierto
punto en sus antecesores: hasta el famoso
poema de Adriano a su alma muestra claras
afinidades. [DEWW]
NEPOTE, Cornelio. *Comelio Nepote.
NERÓN (Ñero Claudius Caesar) (37-65 d.
C.). Emperador romano, 54-68 d. C. Dile­
tante de la literatura como de las restantes
artes, Nerón combinó los papeles de actor,
cantante y poeta en su papel de artifex. Es­
cribió tragedias y sobre el tema de Attis; así
como un poema acerca de la leyenda de
Troya (Troica). La Conquista de Troya
puede que fuera parte de éste (es el poema
que una falsa tradición le presenta decla­
mando durante el devastador incendio de
Roma). De sus obras se conservan escasos y
dudosos' fragmentos, y la tradición literaria
sobre ellas es. por lo general, negativa. Sin
embargo, el renacimiento de la literatura la­
tina durante su reinado (*Séneca, Lucano,
Petronio, Calpurnio Sículo, etc.) constituyó
una espléndida realidad, que probablemen­
te debió más a su protección y fomento de
lo que conceden sus detractores. [DRD]
Barden, ELL.
NEVIO, Cneo (h. 270-h. 201 a. C.). Dra­
maturgo y poeta épico romano. Es probable
que fuera oriundo de Campania; luchó en el
lado de Roma durante la Primera Guerra
Púnica y comenzó a producir para el teatro
en 235. Escribió tragedias y comedias, pero
sobresalió en la comedia basada en modelos
griegos, la Afabula palliata; compuso tam­
bién dos dramas históricos sobre la leyenda
de Rómulo y sobre sucesos de la época, con
lo que inició la afabula praetexta. Su fran­
queza en la comedia le llevó a la cárcel por
-sus continuos insultos al patriciado roma­
no; fue puesto en libertad después de retrac­
tarse, pero más tarde marchó al destierro.
137
Fue probablemente entonces cuando pasó
de la poesía dramática a la épica y escribió
el Bellum punicum, sobre los antecedentes e
historia de la Primera Guerra Púnica. Mu­
rió en Ulica, en tierras de Cartago. y dejó un
epitafio en el que se aseguraba con orgullo
que después de su muerte los hombres olvi­
daron hablar en la lengua latina de Roma.
Sólo se conservan de la obra de Nevio tí­
tulos y cortos fragmentos. En sus 34 pallia-
tae reveló un talento animado e incluso
obsceno, que infundió realismo romano,
alusiones de circunstancias y humor verbal
a la comedia nueva griega. Sus tragedias,
casi todas sobre temas troyanos, fueron me­
nos logradas y trataban las fuertes pasiones
del drama griego con torpe contención. Su
obra más importante fue el Beíluni puni­
cum, original poema épico romano en el
metro saturnio indígena. En él parece ha­
berse apartado de la historia de la guerra
para introducir el relato de Eneas y descri­
bir los orígenes legendarios de Roma y qui­
zá también de Cartago. Aunque censurado
en la Antigüedad por prosaico y falto de ele­
gancia, el Bellum punicum influyó profun­
damente en *Ennio y, en especial, en Virgi­
lio, que se inspiró en él para la Eneida. A
pesar de su originalidad y de su independen­
cia, Nevio no fundó ninguna escuela inde­
pendiente de poesía latina autóctona. La
cultura griega se había apoderado ya de
Roma y el epitafio de Nevio era, en reali­
dad, la confesión de que la causa estaba
perdida. (*Comedia romana; Épica romana,
Poesía; Tragedia romana.) [GTWH]
Teubner: W. Strzelecki, Bellum punicum
(Leipzig, 1964); Loeb: Warmington, ROL.
T. B. De Graff, Naevian Studies (Nueva
York, 1931); Beare, RS.
NICANDRO (¿fines del siglo 11 a. C.?). Poe­
ta griego. Nicandro de Colofón fue autor de
varios poemas didácticos sobre temas cien­
tíficos. Floreció probablemente a fines del
siglo it a. C., o quizá un siglo antes. Se con­
servan de él 1) la Theriaca («De los anima­
les ponzoñosos») y 2) la Alexipharmaca
(«Antídotos contra el veneno»). También
escribió sobre apicultura y agricultura. Es­
tos poemas influyeron en Virgilio. Una obra
mitológica suya puede que influyese en Las
metamorfosis de Ovidio. Nicandro parece
haber sido sólo un versificador, pero sus
poemas contienen (además de muchos ar­
caísmos) algunos datos interesantes de tra­
diciones populares e información médica,
entre ellos una descripción de envenena­
miento por plomo. [DRD]
Ed. y tr. inglesa A. S. F. Gow y A. F.
Scholfield (1953). . detención y deportación después a Roma,
Nuevo Testamento
NICOLAS DE DAMASCO (fines del siglo l
a. C.). Historiador griego. Amigo y corte­
sano de Hcrodcs el Grande, a quien repre­
sentó en varias misiones diplomáticas, oca­
sión en que se ganó la amistad de Augusto.
Por sugerencia de Heredes escribió una
Historia universa! en 144 libros, desde la
época primitiva hasta la muerte de Herodes.
También escribió una autobiografía, una
Vida de Augusto, varias tragedias y come­
dias. de una de las cuales se conservan casi
Jacoby, EGH, II.
NONNO (siglo v d. C.). Poeta épico griego.
Pertenece, con *Quinto de Esmima, a la re­
novación del interés por la poesía épica que
caracteriza a la literatura griega durante el
Bajo Imperio. Su tema predilecto fue la
Dionysiaca («Historia de Dionisos»); sigue
las leyendas relativas a Dionisios en 48 li­
bros, prestando atención especial a sus múl­
tiples amoríos. El empleo del hexámetro
por Nonno tiene interés para los estudiosos
de la métrica. Probablemente residió en
Alejandría (*Épica griega. Poesía). [DRD]
Loeb: W. H. D. Rouse (3 vols., 1940).
NUEVO TESTAMENTO. Segunda parte
de la Biblia cristiana, compuesta de 27 do­
cumentos escritos en griego h. 48-h. 130 d.
C. Pueden ser clasificados en cuatro catego­
rías: 1) Epístolas, 2) Evangelios. 3) Actas, 4)
Apocalipsis —sólo hay ejemplos únicos de
la tercera y cuarta.
1) Epístolas. El Corpus paulino de Epís­
tolas contiene los escritos más antiguos. Pa­
blo, fariseo de origen, se convirtió al cristia­
nismo unos dos años después de la muerte
de Jesús y, tomando Antioquía como base
de operaciones, emprendió su primer viaje
de misión h. 46 d. C. A partir de aquella fe­
cha escribió sus Epístolas, dirigidas princi­
palmente a las comunidades cristianas que
había fundado, para contestar preguntas,
dar instrucciones y complementar sus ense­
ñanzas verbales. De vuelta a su base, envió
la que es, probablemente, su primera Epís­
tola a los Gálatas. En 50 d. C. comenzó su
segundo viaje y durante una estancia de die­
ciocho meses en Corinto escribió las I y II a
los Tesalonicenses. Desde Efeso en 55, en .
su tercera misión, envió la I y II a los Corin­
tios (en realidad, probablemente una fusión
de tres y quizá cuatro epístolas), y desde
Corinto, al año siguiente, su Epístola a los
Romanos, cuyo capítulo último es una
nota independiente de recomendación dada a
una cierta Febe que iba a visitar la Iglesia de
Efeso. Siguió su última visita a Jerusalén. su
Nuevo Testamento
donde, en cautividad (h. 60), escribió a ios
Goloseases, a Filemón y a los Filipcnses. En
esta colección puede incluirse la Epístola a
los Efesios, que muchos escrituristas tienen
por no paulina, sino enviada entre 75 y 80
por uno de los discípulos de Pablo. La Epís­
tola a los Hebreos, aunque ostente el nom­
bre de Pablo en muchas versiones, no tiene
ninguna relación directa con él; su paterni­
dad, destino y fecha son dudosos (sus lími­
tes cronológicos razonables oscilan entre 60
y 90). También han sido atribuidas a Pablo
las llamadas Epístolas pastorales i y II a Ti­
moteo y Tito, compilaciones que es posible
que contengan algunos fragmentos paulinos
auténticos y desperdigados, y que han de
adscribirse al siglo 11. Las siete Epístolas res­
tantes del Nuevo Testamento se conocen
como Epístolas generales o católicas —«ge­
nerales». porque no nombran a ningún des­
tinatario en particular; «católicas», debido a
que parecen haber sido escritas para la Igle­
sia en conjunto y no a iglesias particula­
res. La de Santiago ostenta el nombre, y
se atribuye tradicionalmente, al hermano de
San Judas, que fue cabecilla de la comuni­
dad de Jerusalén. Esta atribución es posible
y fecharía la obra entre 50 y 60. De acuerdo
con su dirección, la Epístola I de San Pedro
fue escrita por el apóstol a los cristianos
perseguidos de la provincia noroeste de
Asia Menor. Si Silvano, al que se menciona
como secretario, fuese el autor del pulcro
griego en que está escrita, lo haría verosímil
y la fecha sería h. 64, inmediatamente antes
de la persecución de Nerón. Las Epístolas I,
II y III de San Juan suelen ser consideradas
como obra del autor del IV Evangelio y, por
10 tanto, pertenecen a fines del siglo I. La de
San Judas pretende ser por el hermano de
Santiago y bien pudo haberse escrito entre
60 y 85. Algunos escrituristas, sin embargo,
en parte porque el autor parece referirse a la
época de los apóstoles como a un período
remoto, la adscriben al siglo n. Un gran tro­
zo ha sido copiado e incluido en la Epístola
11 de San Pedro, que con seguridad no es del
apóstol, y fue compuesta varias décadas
después del fin del siglo.
2) Evangelios. Los cristianos primitivos
conocieron solamente un Evangelio, conser­
vado en versión cuádruple, la primera la de
San Marcos, quien según una tradición ve­
rosímil basó su obra en los recuerdos de San
Pedro y la redactó después de la muerte del
apóstol durante la persecución de Nerón. El
Evangelio de San Marcos se habría com­
puesto según eso h. 65 d. C. Además de las
pruebas de testigos presenciales, el evange­
lista se basó probablemente en una caleña
de textos comprobados del Antiguo Testa­
mento, tuvo acceso a una colección de fra­
ses de Jesús, del tipo conservado en el papi­
138
ro de Oxirrincos y contaba con un relato
continuo de la Pasión. El Evangelio de San
Lucas, escrito por un compañero de San Pa­
blo. fue una versión ampliada del de San
Marcos, 80-90 d. C., y empleó materiales
nuevos. El de San Mateo, de autor descono­
cido, compilado entre 70 y 100 d. C., se
basó también en el de San Marcos y empleó
una fuente que sirvió a Lucas, conocida ge­
neralmente por Q. junto con otras tradicio­
nes. El Evangelio de San Juan, el último en
redactarse (h. 100), posiblemente por un
discípulo del apóstol y de igual nombre, es
una obra más independiente que intenta ex­
traer el sentido de las palabras y de los actos
de Jesús en forma de meditación. Estos es­
critos no tienen pretensiones biográficas; no
aspiran a seguir el curso de la vida de Jesús
o la evolución de su personalidad. Repre­
sentan una forma literaria excepcional, que
podría definirse como historia querigmáti-
ca, es decir, la proclamación de la buena
nueva, de que algo ha ocurrido: que las pro­
mesas de Dios, contenidas en el Antiguo
Testamento, cuyo cumplimiento se espera­
ba con impaciencia, se habían logrado me­
diante Jesús de Nazaret. Los evangelistas no
tenían a Jesús por una figura del pasado,
sino más bien como el Señor resucitado,
presente en su poder y en su obra, de forma
que al narrar su ministerio proclaman su
realidad presente, no su pasado. De igual
forma, reproducen sus palabras no como un
recuerdo del pasado, sino como instruccio­
nes para el presente y el futuro. Así, los
Evangelios son testimonio de la fe de la Igle­
sia en Jesús, y a la vez, el relato, aunque
sumario, de su historia.
3) Actas. Uno de los evangelistas, San Lu­
cas, ha dejado también un segundo volu­
men: las Actas de los Apóstoles. Se basó en
parte en sus propios recuerdos, representa­
dos por los llamados «pasajes en plural»,
que señalan la participación mediante el
empleo de la primera persona del plural.
Las Actas es libro único en su género en el
Nuevo Testamento, por ser el único en des­
cribir el curso de la Iglesia, desde los prime­
ros días en Jerusalén hasta su firme estable­
cimiento en Roma unos treinta años des­
pués. Sin embargo, las Actas no constituyen
un relato seguido que se conforme a los cá­
nones de tos modernos estudios históricos.
A Lucas le importaba menos dejar exacto
testimonio de lo ocurrido que justificar el
apostolado entre los gentiles, tanto a los
cristianos que se mostraban inquietos por
ello como a los paganos a quienes interesa­
ba. El impulso del Espíritu Santo, las etapas
principales, según él las veía, del movimien­
to de expansión a partir de! lugar de la eje­
cución y resurrección de Jesús, ésos fueron
sus objetivos. Si la obra es consecuencia y
139
continuación del Evangelio, debe fecharse
h. 85.
4) Apocalipsis. El libro de la Revelación
es el único representante de este género lite­
rario en el Nuevo Testamento. En estilo y
contenido pertenece a la misma clase que el
de Daniel, del Antiguo Testamento —una
serie de visiones del futuro reveladas al es­
critor. Se da el nombre de Juan al autor,
al que la tradición identifica con San Juan,
hijo de Zebedco, pero las objeciones a esta
identificación, que Dionisio de Alejandría
fue el primero en formular a mediados del
siglo ni, son tan poderosas, que ponen en
duda la solidez de aquélla. Se desconoce
bajo qué persecución fue escrito. Algunos la
adscriben al reinado de Nerón; otros, a los
últimos años de Domiciano; otros, en fin, a
112, cuando los cristianos de Bitinia pade­
cieron bajo Plinio y su señor imperial, Tra-
jano —los fines del siglo 1 parecen ser la
fecha más apropiada.
Los documentos del Nuevo Testamento
se escribieron en «griego vulgar» (koine),
hablado en todo el Oriente Medio y los paí­
ses del Mediterráneo a consecuencia de las
conquistas de Alejandro. Era en gran parte
la lengua del hombre de la calle; no fue un
dialecto separado, sino que reproducía los
giros y el vocabulario que se encuentra en
muchos papiros, de carácter tanto comer­
cial como particular, descubiertos en el si­
glo actual. Se observa gran cantidad de he­
braísmos; en parte son el resultado de una
traducción literal al arameo, el idioma ha­
blado por Jesús; en parte, reflejo de la Sep-
tuaginta, la versión griega del Antiguo Tes­
tamento, la más conocida y empleada por
los primeros cristianos. Los escritores indi­
viduales ofrecen características propias: así,
Nux elegía
la Epístola a los Hebreos está escrita en un
griego muy pulido; la de Santiago y la I de
San Pedro indican familiaridad con el estilo
clásico; las Epístolas de San Juan, como el
Evangelio, parecen estar escritas en koine
por alguien de pensamiento y habla ara-
meas. La de San Judas y la II de San Pedro
son complicadas y la segunda ha sido censu­
rada por emplear aticismos. El Evangelio de
San Marcos está escrito con toda sencillez
en el habla del hombre vulgar y su estilo
está mejorado en San Lucas y San Mateo. El
griego de la Revelación resulta extraño y
puede en parte explicarse por ser versión de
un original hebreo o arameo. [JGD]
Para atribuciones, fechas y contenido de
los diferentes libros v. H. F. D. Sparks, The
Formation of ihe New Testament (1952);
para la tr., la versión de E. Nácar Fúster y
A. Colunga Cerro, Sagrada Biblia (M.,
BAC, 1944; repetidas eds., así como del
Nuevo Testamento, sólo); J. M. Bover, Nue­
vo Testamento (M., idem).
«NUX ELEGIA», «El lamento del nogal».
Breve elegía latina de 182 versos en la que
un nogal plantado junto al camino se queja
En los manuscritos se la atribuye a Ovidio y
su elegancia y perfección la hacen digna de
él. Los críticos la han solido considerar
como una alegoría en la que Ovidio simbo­
liza sus penalidades del exilio. Es más pro­
bable que sea obra de un imitador suma­
mente hábil de h. finales del siglo i d. de C.
[DEWW]
A. G. Lee, «The Authorship of the Nux»,
en Ovidiana, ed. N. I. Herescu (1958).
ONESÍCRITO (s. III a.C.). Historiador
griego. Onesícrito de Astipalea fue un filó­
sofo cínico que acompañó a Alejandro
Magno en sus campañas y fue nombrado su
piloto jefe. En esta calidad actuó como se­
gundo del almirante *Niarco durante la
larga travesía desde la boca del Indo hasta el
golfo Pérsico. Escribió una biografía de
Alejandro censurada por escritores poste­
riores por inexactitudes y exageraciones.
[TAD]
Jacoby, FGH. II. . _
OPIANO. A este nombre se atribuyen dos
poemas didácticos griegos: uno. en cinco li­
bros, De la pesca (Haliéutica). y el otro, en
cuatro libros, De ¡a caza (Cynegeiica). Pare­
ce probable que sean de diferente autor, el
primero de Cilicia, el segundo de Siria. Am­
bos merecieron la protección del emperador
Caracalla (211-17 d. C.). [DRD]
Loeb: A. W. Mair(1958).
ORADORES ÁTICOS. Los 10 oradores
áticos tradicionales fueron: *Antifonte,
•Andocides, *Lisias, *Isócrates, *Iseo, Li­
curgo, * Esquines, *Demóstenes, ♦Hipérides
y Dinarco. No es seguro quién recopiló pri­
mero esta lista, pero tiene el sabor de la crí­
tica alejandrina. No contamos con base
para discutir la elección del crítico. Deman­
dante y demandado defendían en persona
sus respectivos intereses ante los tribunales
atenienses; en realidad repetían un parla­
mento escrito para ellos por un logógrafo
profesional. No debía ser fácil alcanzar el
equilibrio entre las argucias del argumento
y una presentación del caso que se acomo­
dase a la personalidad del cliente, dirigidas
las primeras a halagar la inteligencia del ju­
rado y la segunda a su sentido de la adecua­
ción dramática. Aquéllas suelen prevalecer
sobre ésta pero los oradores más hábiles
combinan ambas. Los discursos, tanto pú­
blicos como privados, tienden a involucrar el
asunto calumniando a la otra parte y ha­
ciendo alardes emotivos, hasta extremos
que no serían permitidos hoy. En la oratoria
política, los discursos estaban escritos de
antemano y confiados a la memoria. Así. el
texto de los parlamentos de las arengas de
Demóstenes ante la Asamblea ateniense,
aunque indudablemente revisado, reprodu­
ce en lo esencial las palabras pronunciadas
realmente por el orador. Esto favorecía la
sutileza y la elaboración del estilo y el ritmo
de la prosa, pero debió significar también
una mengua de espontaneidad y de simpatía
directa entre el orador y los oyentes.
[DEWWJ
Jebb, A O: Dobson, G O.
ORATORIA Y RETÓRICA. Ninguna acti­
vidad absorbió la energía intelectual del
mundo antiguo como la retórica, o estudio
del arte de la persuasión, y la oratoria, su
aplicación práctica. A partir de las Guerras
Persas, en la mayor parte de las ciudades
griegas, la política y el foro ofrecían las
mayores ventajas a aquellos con maestría de
la expresión oral; la demanda creó una ofer­
ta de quienes afirmaban tener la capacidad
de enseñarla. Los maestros más antiguos.
Corax y Tisias, aparecieron en Sicilia antes
de 450 a.C. Gorgias la importó de Sicilia a
Atenas en 427 a.C. La retórica se convirtió
en arma importante en aquel arsenal profe­
sional de los *sofistas; estudiaban las figuras
del lenguaje, la semántica, el ritmo de la
prosa y los medios para incitar la emoción.
Sócrates y, en mayor medida, Platón, cen­
suraron todo esto como superficial —como
un truco, no un arte basado en el saber au-
7 téntico. Éste es el origen de la larga disputa
entre la retórica y la filosofía. En el siglo iv
a.C. se produjo la contraofensiva de * ¡Só­
crates. Partiendo de la premisa de que «to­
das las cosas hechas con inteligencia, están
hechas con la ayuda del habla», elevó la re-
.- tórica a una educación liberal polifacética,
que produjese hombres capaces de aplicar '
una inteligencia cultivada a los problemas
políticos. La siguiente etapa de importancia
está señalada por el estudio que ♦Aristóte­
les dedicó al fenómeno en conjunto. A él se
debe probablemente la división trimembre
Orfismo
de la oratoria, en forense, política y epidei-
tica (o sea, con fines de exposición).
No se conserva ningún discurso auténtico
de las grandes figuras políticas del siglo v
a.C.; la oración fúnebre en *Tucídides (II:
35-46) probablemente conserva el estilo no­
ble de Periclcs. Conocemos mucho de la
oratoria política y forense de la Atenas del
siglo iv a. C. gracias al canon de los Diez
(Antifonte, Andocidcs. etc. —*oradores áti­
cos) compuesto probablemente en la época
helenística. De éstos, los discursos políticos
de * Esquines y *Demóstenes ofrecen la ora­
toria ática en su más alto nivel.
El mundo helenístico no ofreció muchas
oportunidades para la oratoria política; los
filósofos, especialmente los estoicos y los
epicúreos, continuaron mostrándose hosti­
les a la retórica. Pero su importancia en la
educación siguió sin mengua y escuelas fa­
mosas florecieron en Atenas, Rodas y Pér-
gamo. Los dos «estilos » principales de la
vieja oratoria se plasmaron en esta época: el
estilo asiático, rico, fluido, exuberante; y el
estilo ático, sencillo y lúcido, inspirado en
* Lisias.
La tradición de una oratoria autóctona
puede rastrearse en Roma por lo menos des­
de el siglo iv a.C., impulsada por las exigen­
cias de los tribunales y las asambleas popu­
lares. Cuando en el siglo H a.C., el contacto
con Grecia dio a conocer la retórica griega,
Roma entera, como dice Cicerón (Brutus, I:
IV: 14-1 5), «se vio presa de un increíble en­
tusiasmo por la palabra». Los romanos acu­
dieron en masa a las escuelas griegas; profe­
sores griegos se establecieron en Roma; se
editaron manuales especialmente para la
demanda romana, como la Rheiorica ad He-
rennium (8 1 a.C.) *Cicerón escribió varias
obras sobre la teoría de su arte. Pero la larga
lista de oradores romanos a los que pasa re­
vista en Brutus era debida más a las insti­
tuciones de la República que a las lecciones
de los maestros griegos. El Senado romano
a fines de la República debió ser la mejor
palestra para la oratoria política que haya
existido nunca. Allí, ante un púlpito de en­
tendidos, se discutían y decidían los grandes
asuntos políticos. De aquella inmensa masa
de debates, sólo han llegado a nosotros los
discursos de Cicerón, el más grande de los
oradores romanos.
Todo cambió con el Imperio. Aunque los
debates en el Senado continuasen atrayendo
la atención (Tácito demuestra una honda
sensibilidad ante los estilos individuales),
las grandes decisiones se tomaban fuera de
él. La oratoria no podía ya alcanzar las
cumbres escaladas por Dcmóstenes y Cice­
rón. Pero la retórica se hallaba demasiado
en la raíz del sistema educativo como para
ser descartada, aunque entonces se enseñase
142
para el foro o para la exposición. Debido al
don romano de la organización monumen­
tal, se dotaron cátedras públicas de retórica
en todas las grandes ciudades, sobre el mo­
delo de la fundada en Roma por Vcspasia-
no. *Quintiliano, primer titular de ésta,
produjo con su histirutio oratoria el más
importante de los tratados romanos sobre la
formación del orador: un intento de renovar
la degradada oratoria de la época mediante
la vuelta a las mejores características de la
tradición anterior. En el siglo II d. C. orado­
res famosos como *Dión Crisóstomo y Elio
*Arístides podían recorrer el Imperio y
atraer masas tan grandes como un moderno
acontecimiento deportivo. La retórica se
convirtió por entonces en sinónimo de edu­
cación superior, y continuó siéndolo duran­
te el Bajo Imperio. Muchas de las figuras
más conocidas de los últimos tiempos de la
Antigüedad, fueron oradores (San * Agustín,
San * Basilio, San *Gregorio Nacianceno).
No es posible dictar un juicio único sobre
la retórica antigua. Lo que Isócrates, Cice­
rón y Quintiliano concebían como una gran
disciplina liberal, podía convertirse en frí­
volo, estéril y mecánico en manos de maes­
tros de provincia. Pero el fenómeno en su
conjunto impregna tan profundamente la
cultura clásica que sin él no es posible com­
prender su educación, su literatura o su crí­
tica literaria. [DRD]
S. F. Bonner, Román Declamation in the
Later Republic and Early Empire (1949);
D. L. Clark, Rheloric in Greco-Román
Education (Nueva York, 1957); M. L. Clar-
ke, Rheloric at Rome (1953); George Ken­
nedy, The Art oj Persuasión in Greece
(1963).
ORFISMO Y LITERATURA ÓRFICA. El
orfismo fue una religión secreta, que se dijo
había sido fundada por el bardo tracio Or-
feo, de insegura personalidad real. Tuvo
una larga vida —del siglo VI a.C. al siglo IV
d. de C. En sus primeras fases estuvo ínti­
mamente relacionado con el pitagorismo;
en las finales, con el neoplatonismo. Sus
iniciados practicaban el ascetismo y su doc­
trina esencial se refería al renacimiento y
vida después de la muerte. Existe un gran
núcleo de literatura órfica y aneja, alguna
atribuida a Orfeo y Museo. Las famosas ta­
bletas de oro encontradas en tumbas de
Roma, Petelia y Creta pertenecían a inicia­
dos; contienen instrucciones para el alma
después de la muerte. Los frescos en la basí­
lica subterránea junto a la Porta Maggiore,
en Roma, puede que también sean órficos.
[DRD.]
Ed. E. Abel, Orphica (1885); cd. O. Kern,
Orphicorum fragmenta (1922).
143
J. E. Harrison, Prolegómeno lo the Study
ofGrcck Religión (3.- ed.. I922); W. K. C.
Guthric, Orphens and Greek Religión
(1935), The Greeks and Their Gods (Bos­
ton. Mass., 1951).
ORIGENES (h. 185-253 d.C.). Escritor
griego cristiano. Nacido en Alejandría, Orí­
genes empezó a destacar en 202, al suceder
a San ‘Clemente en la dirección de la escue­
la catequística, puesto en el que continuó
hasta 231. En esta fecha fue condenado por
Demetrio por ordenarse de mano de otro
obispo y por castrarse a sí mismo. Se trasla­
dó entonces a Cesárea, donde ya había sido
consagrado como presbítero, y continuó sus
enseñanzas hasta ser detenido y torturado
en la persecución de Decio; murió a conse­
cuencia de ello en Tiro, a los 70 años.
De inmensa influencia en la esfera del
pensamiento teológico, Orígenes no poseía
gran talento literario y sólo se ha conserva­
do una pequeña proporción de su enorme
producción literaria, a veces en versiones
latinas. Sus Hexapla (o Biblia séxtuple) fue
el primer intento de establecer un texto cri­
tico del Antiguo Testamento. Sus Primeros
principios fue el primer manual de dogma
que se escribió y el Contra Celso, obra apo­
logética, ilustra sobre la lucha entre el paga­
nismo y el cristianismo y es un monumento
a la erudición de su autor. [JGD]
Migne, PG. I 1-17.
G. L. Prestige, Fathers and Heredes
(1948); H. Chadwick, Early Christian
Thought and the Classical Tradition
(1966).
OVIDIO (Publius Ovidius Naso) (43 a.C.
—17 ó 18 d.C.). Poeta romano. Oriundo de
Sulmo, en el país de los pelignios. Pertene­
ciente a la clase ecuestre por nacimiento, se
educó en Roma y amplió sus estudios con
un viaje por Grecia, Asia Menor y Sicilia.
Pensó probablemente en una carrera judi­
cial —la terminología legal es corriente en
su obra— pero su poesía obtuvo un éxito in­
mediato y se entregó pronto a la literatura.
Casó tres veces; su única hija fue probable­
mente de su segunda esposa. Su tercera es­
tuvo emparentada de alguna forma con la
aristocrática familia de Paulo Fabio Máxi­
mo. Ovidio se había convertido en una des­
tacada figura de la vida literaria y social de
Roma cuando en 8 a.C., Augusto le.desterró
inopinadamente a Tomis (Constanza),
avanzada remota y semibárbara en el mar
Negro. Ovidio ofrece dos razones para su
destierro; un poema y un tropiezo. El poe­
ma era el Ars amatoria, que ofendió tanto
que se retiraron de las bibliotecas públicas
todas sus obras. El tropiezo fue el haber sido
Ovidio
testigo presencial de algo que no debió ha­
ber ocurrido y a lo que no puede aludir más
que indirectamente (quizá las relaciones en­
tre la joven Julia [hija de Augusto] y Sila-
no). Ovidio continuó escribiendo en Tomis.
esperando en vano que Augusto se aplacase.
Al succdcrle Tiberio, la visita del sobrino de
este, Germánico, que era poeta, a) Oriente
próximo, en 17 d.C., reavivó sus esperan­
zas, pero murió en el destierro.
La poesía de Ovidio se clasifica en tres
grupos, tanto cronológicamente como en
otros sentidos. (1) Primer período, poemas
eróticos (16 a.C. - 2 d.C.): (a) Amores. Ele­
gías breves, muchas dirigidas a Corina, que
mal parece persona real, sino una amante
imaginaria, compuesta de recuerdos diver­
sos, recopiladas en cinco libros poco des­
pués de 16 a. C. Una ed. revisada en tres li­
bros fue publicada h. 2 a.C.; (b) Heroidas.
Epístolas elegiacas dirigidas por mujeres a
esposos o amantes ausentes. El amigo de
Ovidio, Sabino, compuso respuestas a seis
de las 1 5 epístolas originales y su éxito ani­
mó a Ovidio a añadir los poemas 16-21 (tres
cartas y respuestas adicionales) en una edi­
ción ampliada. Propercio había ensayado la
carta de amor en verso. Ovidio abre nuevos
caminos en estos soliloquios refinados e
imaginarios situándolos en el pasado y tra­
tándolos como estudios dramáticos de mu­
jeres enamoradas; (c) Medicamina facies fe-
mineae. Tratado incompleto sobre cosméti­
cos y el arte de los afeites; (d) Ars amatoria.
Poema elegiaco en tres libros de los que l-II
describen cómo un hombre puede obtener y
mantener una amante, y el III, cómo una
mujer puede ganar y conservar un amante.
Es quizá la obra primeriza más conseguida
de Ovidio, con el seguro dominio del verso
y una inventiva y un vigor inagotables; (e)
Remedia amoris. Instrucciones para dar fin
a unos amores, la última en la serie didácti­
ca de las elegías eróticas. A este periodo
también corresponde la tragedia de Ovidio,
Medea. de la que apenas se conservan res­
tos, pero que fue muy elogiada en la Anti­
güedad.
(2) Periodo medio (2-8 d.C.). Fueron los
años dedicados a los Fasti y las Metamorfo­
sis. Los Fasti fueron ideados como una ele­
gía etiológica en 12 libros, uno por cada
mes del año, como exposición del calenda­
rio romano. Sólo se habían terminado los
seis primeros libros cuando se dictó la sen­
tencia de destierro y Ovidio no dispuso de la
información ni del ánimo necesarios para
dar fin al poema en el destierro. Las Meta­
morfosis constituye una serie, tenuamente
vinculada, de viejos relatos mitológicos, en
15 libros de hexámetros. Con arte supremo,
Ovidio crea una unidad de un conjunto de
leyendas cuyo único punto de conexión es
Oxirrincos
que todas se refieren a un cambio de forma.
En sus manos, el hexámetro adquiere una
rapidez y una ligereza innovadoras y sus do­
tes narrativos llegan aquí al máximo. El
poema más grande de Ovidio ha sido popu­
lar siempre y ha influido profundamente en
el arte y la literatura europeas durante la
Edad Media y desde el Renacimiento. Se­
gún él mismo cuenta, destruyó el manuscri­
to al tener noticia de su destierro; pero sus
amigos disponían de copias y la obra maes­
tra de Ovidio sobrevivió.
(3) Poemas del destierro (8-17/18 d.C.)
Las Tristia en cinco libros, y las Epistu/ae
ex Ponto en cuatro, se componen en su
mayor parte de breves elegías, aunque Tris­
tia II es un poema individual, cuidadosa­
mente compuesto, en defensa de su carrera.
Conservan la maestría técnica, pero existe
cierta monotonía en las constantes súplicas
nostálgicas para ser repatriado. El /bis, im­
precación elegiaca de virulencia constante
contra un enemigo anónimo, escrita a raíz
de su destierro, conserva algo del antiguo
genio.
Ovidio señala el cénit y el fin del movi­
miento comenzado por los * neoterici. En él
el verso latino adquiere una gracia, una ra­
pidez y una flexibilidad que compiten con
el griego. La facilidad y el brillo de sus
hexámetros, la serenidad de sus elegiacos,
son un gozo constante. El más ingenioso de
los poetas romanos, epigramista brillante,
su espontaneidad y su sencillez ocultan una
severa disciplina métrica y el dominio del
estilo. Su historia personal puede recordar a
Wilde, pero sus afinidades son más estrechas
con el siglo XVIII. El triunfo de la razón y
del buen gusto crea un ambiente adverso a
la poesía amorosa; pero Ovidio prefiere ser
ameno a sentimental. Su alegre cinismo de­
sinfló la burbuja de la respetabilidad bur­
guesa de la era de Augusto. Para el empera­
dor, su ingenio resultaba frívolo y su actitud
ante el arte, irresponsable; pero para la pos-
144
teridad parece más amoral que inmoral, y
su poesía ha sido fuente constante de delei­
te, entretenimiento e inspiración. [DEWW]
Poemas eróticos, cd. E. J. Kcnncy (1961);
Amores. Ars Amatoria: comentario en ale­
mán P. Brandt (Leipzig, 1901 y 1902): Re­
media amoris, Medicamina faciei’. comen­
tario en alemán F. W. Lcnz (1960); Heroi-
des: ed. y comentario en inglés A. Palmer
(1898); ed. y tr. catalana Adela M*. Trepat y
Anua M.a de Saavedra (Bernat Metge,
1927); Fasti: ed., tr. y comentario en inglés
J. G. Frazer (5 vols., 1929); Metamorpho-
ses: ed. y comentario en alemán R. Ehwald
(2 vols., 1915-16); ed. y tr. catalana Adela
M*. Trepat y A. M.“. de Saavedra (4 vols.,
Bernat Metge, 1929 ss.); tr. y comentario A.
Ruiz de Elvira (B., Alma Mater, 1964).
L. P. Wilkinson, Ovid Surveyed (1962);
A. G. Lee, «Tenerorum lusor amorum», en
Critica/ Essays on Román Lilerature, Elegy
and Lyric, ed. J. P. Sullivan (1962); Brooks
Otis, O vid as an Epic Poet (1966).
OXIRRINCOS, Historiador de. Nombre
dado al autor de un fragmento de papiro de
unas 900 líneas descubierto en Oxirrincos,
en Egipto. El fragmento es parte de una his­
toria de Grecia, que probablemente com­
prendía de 411 a 394 a.C. y contiene una
detallada relación de los años 396-395 a.C.
con una cuidadosa disposición cronológica.
Fue escrito probablemente entre 387 y 346
a.C. Se han producido notables controver­
sias en cuanto a la identidad del autor; se ha
propuesto a *Teopompo y a *Éforo, pero
hay sólidos argumentos para que no sea
obra de ninguno de ellos, por lo que debe
ser atribuido a algún historiador griego des­
conocido, pero de gran competencia. Es
probable, sin embargo, que esta obra fuese
empleada por Éforo como fuente. [TAD]
E.A. Walker, Hellenica Oxyrhyncha
(1913).
PACUVIO, Marco (220-h. 130 a.C.) Poeta
romano. Sobrino de *Ennio, y como él,
oriundo de Italia meridional, ejerció una
larga carrera en Roma, tanto de pintor
como de dramaturgo. Fue el primer poeta
que se especializó en el drama serio y escri­
bió 12 tragedias adaptadas del griego y una
Afabula praetexta; se conservan los títulos y
unos 400 versos. Tuvo un estilo exuberante,
pero basto, con inclusión de solecismos y
grotescos términos compuestos; sus perso­
najes eran de un valor y una nobleza impre­
sionantes. Su teatro, solemne y retórico, con
situaciones apasionadas, siguió siendo po­
pular mucho después de su muerte. Con
•Accio fue considerado el más grande de los
poetas trágicos romanos. [GTWH]
Loeb: Warmington, R O L, II.
Beare, R S.
PALADAS (fl. h. 400 d.C.). Poeta griego.
Maestro de escuela, Paladas de Alejandría,
amargado por la pobreza habitual en su
profesión, cultivó una veta de pesimismo
satírico que le convierte en uno de los epi­
gramáticos griegos más personales y vigoro­
sos. La * Antología griega contiene más de
150 poemas suyos, variaciones muchos de
ellos del tema «vanidad de vanidades...»
[DRD]
PALADIO, Rutilio Tauro Emiliano (s. iv
d.C.). Escritor latino. Se le conoce sólo por
un tratado agrícola, Opus agriculturae.
Contiene una introducción y un libro para
cada mes del año agrícola, el último en ver­
so. También se le atribuye un libro sobre
veterinaria. [DRD] . • .
Teubner: J. C. Schmitt (Leipzig, 1898). r
: ejemplos conservados del panegírico griego,
PANECIO (h. 185-h. 109 a.C.). Filósofo es­
toico. De Lindos, en Rodas; agente prin­
cipal de la síntesis de la cultura griega y
romana durante el siglo n a.C. Después de
estudiar la filosofía estoica en Pérgamo y
Atenas, marchó a Roma h. 145 y fue admi­
tido en el grupo de políticos e intelectuales
congregados en torno de Escipión Emiliano.
y acompañó a éste en su misión diplomática
a Grecia y a Oriente (141 -139). Por ello dis­
frutó de una oportunidad única para apre­
ciar la supremacía mundial de Roma. Des­
pués de la muerte de Escipión (129) volvió a
Atenas, para dirigir la escuela estoica. De
esta forma Panecio tuvo dos grupos de dis­
cípulos: aristócratas romanos y filósofos
griegos. Su influjo sobre los primeros fue
con mucho el más importante. En atención
a ellos, reestructuró el estoicismo para su
exportación en el mercado romano. Su co­
nocimiento de Platón y Aristóteles, su expe­
riencia práctica de la vida política en Ro­
das, le movieron a un interés por ¡a política
muy diferente al de los griegos de Asia fun­
dadores del estoicismo. En su sistema —la
Stoa media— se ensalza la constitución ro­
mana como la más perfecta, la «vieja virtud
romana» se incorpora a su moral y la reli­
gión tradicional de Roma permanece intac­
ta. Pero sus partidarios tuvieron que enfren­
tarse con rigurosas exigencias —la subordi­
nación de las ambiciones personales al bien
del Estado, la eliminación del lujo, la con­
formidad a un código regulador de la con­
ducta en la vida privada y en la pública.
Todo ello estaba desarrollado en su tratado
más importante, De los deberes, que cono­
cemos gracias al De officiis de Cicerón, y
muy leído en el siglo i a.C. (*Estoicismo;
*Escipión, Círculo de.). [DRD]
Fragmentos ed. y comentarios en francés
M. von Straaten (Amsterdam, 2.a ed., 1962).
E. Amold, Román Stoicism (1911).
PENEGÍRICO, GRIEGO Y LATINO.
Dos discursos de *lsócrates (el Panegyricus
y el Panathenaicus) constituyen los mejores
discurso pronunciado en público, proceden­
te de todo el mundo griego, en uno de los
grandes festivales atléticos y (en estos dos
ejemplos) en exposición de un tema profun­
damente político. En latín el género se utili­
za para el elogio de una persona, viva o
muerta, y sobre todo para la gratiarum ac-
lio, los discursos que los cónsules recién ele-
Pantomima
gidos estaban obligados a pronunciar en ho­
nor del emperador. Se conserva una colec­
ción de 12 de éstos con el título Panegyrici
latini. El primero es un discurso de PÍinio
en presencia de Trajano en 100 d.C.; los
restantes pertenecen al bajo Imperio, cuatro
de ellos a la época de Constantino. En estos
últimos, la expresión es servil y repulsiva
para el gusto moderno, pero no dejan de te­
ner cierto interés histórico. [DRD]
Teubncr: G. Baehrens Panegyrici veteres
(Leipzig, 191 1); OTC: ATI Panegyrici latini,
ed. R. A. B. Mynors (1964).
PANTOMIMA *Mimo.
PARMÉNIDES (/7. 450 a.C.). Filósofo grie­
go. Parménides de Elea, Italia meridional,
fue uno de los presocráticos más importan­
tes. Se dice que conoció a Sócrates con oca­
sión de una visita a Atenas. Platón le ad­
miraba y dio su nombre a uno de sus diálo­
gos. Sus ideas filosóficas se expresaron en
un notable poema en hexámetros, conserva­
do en gran parte por Simplicio. Está dividi­
do en tres partes, el Prólogo, la Vía de la
Verdad y la Via de la Opinión. El Prólogo
adopta la forma de una revelación mística,
y presenta a una diosa que desvela los cami­
nos. La Vía de la Verdad es un examen rigu­
roso de las consecuencias lógicas de la afir­
mación «lo que es». Nos deja una realidad
que es indivisible, inmóvil, finita y esférica.
Es claro que éste no es el mundo revelado
por nuestros sentidos: por lo tanto, nuestros
sentidos son erróneos. La Vía de la Opinión
es en consecuencia una exposición «probable»
del mundo de la percepción sensorial. Al li­
mitar el «conocimiento» a la frase de lo
Uno y lo Inmutable, Parménides influyó
hondamente en Platón. [DRD]
Diels, FV, 23;Los filósofos presocráticos,
1, introducciones, tr. y notas C. Eggers y
V. E. Julia (M., Bibl. Clásica Gredos, 1978).
J. Beaufret, Lepoéme de Parménide (Pa­
rís, 1965).
PARTENIO (siglo i a.C.). Novelista griego.
Autor de las Historias amatorias, resumen
de los argumentos de famosas historias de
amor. Hecho prisionero en Bitinia durante
la Tercer Guerra de Mitrídates (78-66
a.C.), fue conducido a Roma, donde cono­
ció a Comelio *Galo, para quien escribió la
colección. También escribió poemas elegia­
cos, hoy perdidos. [DRD]
Loeb: S. Gaselee (1916). Traducción: J.
R. Navarro y A. Melero, Sufrimientos de
amor (con Heredas; M., Bibl. Clásica Gre­
dos, 1981).
146
PASTORIL, POESIA GRIEGA Y LATINA.
«Lo pastoril» tiene larga tradición en la lite­
ratura de Europa y algunos de sus frutos son
sumamente artificiales. Pero su origen fue la
vida real —las canciones de los pastores de
las praderas en las montañas de Sicilia y
Grecia, forma de arte popular que aún so­
brevive. Como género literario, apareció
primero, en completo desarrollo, con los
Idilios de *Teócrito (h. 3 15-250 a.C.). Es
materia de debate si se dio alguna etapa in­
termedia, quizá en forma de escenas bucóli­
cas en el teatro popular de Sicilia. Los poe­
mas de Tcócrico sobre los amores y rivali­
dades de los pastores obtuvieron el favor
inmediato en las grandes ciudades helenísti­
cas, cuyas poblaciones sentían la nostalgia
del campo perdido. Fue sucedido por los ta­
lentos más débiles de *Bión y * Mosco.
Tampoco en Roma existe seguridad sobre
que elementos bucólicos precedieron a las
Eglogas de Virgilio, publicadas entre 42 y
37 a.C. Fueran lo que fuesen, quedaron
eclipsados por este posterior e incompara­
ble arquetipo. Pues aunque algunas de las
Églogas son sencillos poemas pastoriles,
otras en «vena algo más solemne», utilizan
la convención pastoril para temas literarios,
alegóricos o políticos. De ellas derivan poe­
mas tan varios como Lycidas (Milton),
Adonais (Shelley) y The Scholar Gypsy (Ar-
nold), por una parte; o actitudes como Ma­
ría Antonieta y los retozos del Petit Tria-
non, por otra. El enorme prestigio de Virgi­
lio aseguró la tradición de la pastoral latina,
que va desde Calpumio Sículo y el autor de
las Églogas de Einsiedeln en el siglo 1, a Ne-
mesiano, en el siglo ni d. de C. [DRD]
R. J. Cholmeley, The Idylls ofTheocrilus
(1919); H. J. Rose, The Eglogues of Virgil
(Berkeley, Cal., 1942); J. Hubeaux, Les thé-
mes bucoliques dans la poésie latine (Bruse­
las, 1930).
PAULINO DE ÑOLA, San (Meropius
Pontius Paulinus) (353-431 d.C.). Escritor
latino cristiano. Nació en Burdigala de rica
familia galorromana, educado por su paisa­
no *Ausonio. Sirvió en la administración
pública, fue cónsul en 378 y más tarde go­
bernador de Campania. Pero él y su esposa
llegaron al convencimiento de que su obli­
gación de cristianos era renunciar a su for­
tuna para hacer buenas obras entre los po­
bres. Paulino se estableció en el santuario
de San Félix. Después fue nombrado obispo
de Ñola. Sus obras incluyen: (1)51 Cartas,
de ellas, las que dirigió a su amigo Ausonio,
muestran la diferencia entre el cristiano fer­
viente y el convencional, y (2) 33 poemas,
compuestos la mayor parte para la festivi-
147
dad de San Félix (14 de enero). Estos le
sitúan en la primera fila de los poetas lati­
nos cristianos; el Epithalamium («Canto
nupcial») y la Consolado, dirigida a los pa­
dres de un muchacho muerto, son dignos de
mención. [DRD]
Ed. W. von Hanoi (C S E L, Viena,
1894).
PAUSANIAS (fl. h. 1 50 d.C.). Viajero y es­
critor griego. Nacido probablemente en Li­
dia, vivió durante el reinado de los Antóni­
mos. Viajó por Asia menor. Siria, Palestina,
Egipto y Grecia, y conocía Roma. Su fama
se basa en la Descripción de Grecia, en 10
libros. El libro I trata de Atenas y Atica, y
de Megara; el II, de Corinto, Argos y la re­
gión que las rodea; el III, de Esparta; el IV,
de Messenia; los V-VI, de Elide y Olimpia;
el VII, de Acaya; el VIH, de Arcadia; el IX
de Tebas y Beocia, y el X, de la Fócida y
Delfos. La Descripción de Grecia no es una
obra de geografía ni de topografía, sino una
guía para turistas, que pretende describir lo
más digno de visitarse. Pausanias muestra
escaso interés por el espectáculo de la natu­
raleza y se concentra en los edificios, tum­
bas, estatuas, y otras obras de arte, y da
aquella información que a juicio suyo pue­
de ser útil o interesante. También aporta
considerable información histórica o mito­
lógica. Por ejemplo, la mención de las esta­
tuas de los Ptolomeos. Lisímaco y Pirro, en
Atenas, le lleva a un breve resumen de las
guerras entre los generales de Alejandro
Magno después de la muerte de éste; la refe­
rencia a la tumba de los hijos de Medea en
Corinto le da pie para mencionar varios re­
latos sobre Medea y Jasón; y a continuación
de describir el retrato de la poetisa argiva
Telesila, sigue contando cómo ésta defendió
Argos después que el ejército de la ciudad
había sido destruido por Cleomenes de Es­
parta. También incluye una breve historia
de la mayor parte de las ciudades que trata.
Lo que más interesaba a Pausanias eran los -
lugares con conexiones religiosas, y las
obras de arte, sobre todo pinturas. Da una
descripción muy detallada de las pinturas
del gran artista Polignoto en Delfos, y siem­
pre incluye información sobre cualquier
rito religioso fuera de lo corriente.
Pausanias fue un escritor honrado y exacto.
Sin su obra resultaría imposible entender lo
que significaron muchas de las ruinas de la
Grecia antigua. Durante el pasado siglo, su
libro acompañaba por lo regular a todo visi­
tante culto de Grecia. [TAD]
Loeb: W. H. S. Jones, H. A. Ormerod y
R. Wicherly (5 vols., 1918). Traducción:
Antonio Tovar (Valladolid, 1946).
Pervigilium veneris
PEREGRINO. *Cínicos.
PERSIO (Aulus Persius Flaccus) (34-62
d.C.). Satírico latino. Nacido en Voltcrrac,
en Etruria. y educado en Roma. Pcrsio se
adhirió al grupo de estoicos presidido por el
senador Thrasea Peto, que incluía al poeta
*Lucano y al filósofo *Musonio Rufo. El es­
toicismo, que aprendió de su preceptor,
Cornuto, fue la influencia predominante en
su vida; escribió sátiras, inspirándose en
Lucí lio y Horacio, como poeta comprome­
tido, para difundir la buena nueva del estoi­
cismo. Después de su prematura muerte,
sus obras menores fueron destruidas, según
el consejo de Cornuto, y su fama se basa en
sus seis sátiras, publicadas en un sólo libro.
De ellas, la I ataca la poesía de moda en la
corte de Nerón; la II trata del empico co­
rrecto de la plegaria; la III, en forma de una
exhortación de un preceptor a un estudian­
te, rico y perezoso, ofrece un cuadro clínico
de los efectos del vicio sobre el alma; la IV,
anima al joven Alcibíades (al que algunos
especialistas identifican con Nerón) a seguir
el camino de la virtud; la V es un homenaje
a Cornuto y el estoicismo como clave de la
vida virtuosa; la VI es sobre el uso justo de
las riquezas. Se dijo que Persio escribía
«rara vez y despacio» y resulta evidente que
conocía más los libros que la vida. Al imitar
a los autores de la comedia, el mimo, la dia­
triba y la sátira, convierte su estilo en una
mezcolanza incongruente; no usa nunca
una palabra sencilla cuando puede emplear
otra oscura; su solemnidad no está animada
por ningún chispazo de ingenio ni de hu­
mor. Como resultado, es el menos leído de
los satíricos romanos —cosa que no le hu­
biera afligido mucho. Y sin embargo, tie­
ne algo que decir y, en ciertos trozos breves,
lo dice de forma memorable. Para muchos
su puritanismo resulta intolerable en un
hombre tan joven, pero debe tenerse en
cuenta que está dirigido contra la frívola in­
moralidad de la corte de Nerón. No hay
duda que su moralidad era sincera y nos .
ayuda a comprender los avances posteriores
del cristianismo en la sociedad romana.
[DRD]
O C T: W. V. Clausen (1959); Loeb: G.
G. Ramsay (1918); Bemart Metge; Miquel
Dole; (1954).
J. Wight DufT, Román Satire (1937).
«PERVIGILIUM VENERIS». Título de
un poema de autor desconocido y fecha in­
cierta (probablemente, finales del siglo III
d.C.), pero de calidad inigualable en latín.
El lugar de Sicilia; la ocasión, la víspera de
la festividad primaveral de Venus. En 93
versos trocaicos de fascinante belleza, el
Petronio
irrupción de pasión y de nueva vida en la
flor, el animal y el hombre, y la fiesta que
va a celebrarse al día siguiente. El poema da
fin con el canto del ruiseñor y con una con­
movedora expresión de malancolia perso­
nal: «Illa cantal: nos tacemus; quando ver
venit meum?» (él canta; nosotros callamos,
¿.cuándo vendrá para mí la primavera?) La
descripción sensual y exquisita de la natura­
leza, el apasionado estribillo y la maravillo­
sa armonía métrica y temática, colocan a
este poema junto a la Primavera de Bottice-
lli. [DRD]
Loeb: con Catulo, J. W. Mackail (1912).
Traducción: E. Montero Cartelle, La velada
de la fiesta de Venus (con Priapeos. etc.;
M., Bibl. Clásica Gredos, 1981).
PETRONIO (Gaius Petronius Arbiter) (?)
(probablemente siglo 1 d.C.). Satírico latino.
Autor del Satiricón, al que se suele identifi­
car con el mismo Petronio Arbitro a cuya
vida y muerte Tácito dedica dos brillantes
capítulos (Anales, XVI: 18, 19): «Dedicaba
los días al sueño; las noches, al comercio y
placeres de la vida. La fama que los hom­
bres ganan con la energía, él la lograba con
la ociosidad. Pero como gobernador de Biti-
nia, y cónsul más tarde, demostró actuar a
la altura de sus obligaciones». Después fue
favorito de Nerón y como «Arbitro del gus­
to» dirigió los placeres de la corte. Su ene--
migo Tigelino, prefecto de la guardia, pro­
curó que cayera bajo el terror que siguió a la
conspiración de Pisón (66 d.C.). Petronio se
suicidó, no sin antes redactar un detallado
catálogo de los vicios de Nerón, a quien se
lo remitió sellado, y destruyó un vaso pre­
cioso que sabía codiciaba el emperador. El
Satiricón es una extensa novela picaresca,
de la que sólo se conservan fragmentos de
los libros XV y XVI. Mezcla de prosa y de
verso, sobre el patrón de las sátiras de *Me-
nipo, describe las aventuras de tres jóvenes
nada recomendables por las tabernas y bur-
deles de la Campania y la Magna Grecia.
Encolpio, el narrador, su amigo Ascilto y el
adolescente Gitón carecen de moral, pero
no de inteligencia; sus aventuras están con­
tadas con un realismo impecable que descri­
be, pero no juzga. Se ha sugerido que el
conjunto constituye una parodia de la Enei­
da (como el Ulyses de Joyce de la Odisea), \ con su simpatía hacia la Grecia libre en su
pero esto no está comprobado. El episodio
principal de Jos libros que poseemos, la
Cena, es la descripción de un banquete dado
(probablemente en Cumas) por un nuevo .
rico, Trímalción. El multimillonario, su
mujer, Fortunata, sus amigos, su casa y su
estilo de vida, presentan un ejemplo clásico
de la economía del despilfarro. Los dispara­
148
tes gastronómicos de la cena, una pendencia
entre borrachos, una pelea y dos historias
de fantasmas, redondean uno de los frag­
mentos más fascinantes y originales de la li­
teratura latina. Además de su aguda percep­
ción para el retrato de los personajes —to­
dos son deshonestos, ninguno es por comple­
to antipático— Petronio tiene un oído finí­
simo para el latín del pueblo. Solamente
en las comedias de Plauto podemos obtener
una idea comparable del sabor y la viveza
del habla popular. El Satiricón ha sido
comparado repetidamente con el Asno de
oro, de Apuleyo, y con la obra de Rabelais,
Fielding. Balzac, Flaubert y Maupassant.
Petronio es también autor de una peque­
ña colección de poemas líricos y elegiacos.
[DRD]
Loeb: M. Heseltine (1913). Traducción,
L. Rubio Fernández, El Satiricón (M., Bibl.
Clásica Grcdos, 1978).
PÍNDARO (518-438 a.C.). Poeta lírico co­
ral griego. Nació en Cinoscéfalos, aldea en
la región de Tebas. De muchacho fue envia­
do a Atenas para aprender música y poesía.
De noble cuna, frecuentaría la sociedad
aristocrática ateniense. Circunstancias y
temperamento, orígenes y educación se
combinaron para informar sus creencias y
actitudes; sus protectores fueron reyes y no­
bles, su poesía expresa el tradicional código
aristocrático de valores y conducta. No hay
duda que los poemas de su juventud, que
extendieron su fama más allá de Beocia, es­
taban más dirigidos a los dioses que a los
hombres; pero se han perdido. La oda más
antigua que se conserva, compuesta para los
aleuades de Tesalia en 498, muestra ya ma­
durez de estilo. Ocho años después, Jenó-
crates de Acragas. hermano del tirano Te-
rón, encargó un poema, prometedores con­
tactos con el apasionante mundo occiden­
tal. Megacles, alemeónida desterrado, cono­
cido probablemente de Píndaro desde su
juventud en Atenas, y Agesidamo de Locres
Epicefiria, figuraron también entre sus pri­
meros protectores, así como los eácidas de
Egina, cuya riqueza, interés por el deporte y
gustos cultivados los hacían especialmente
simpáticos. La invasión persa puso a Pínda­
ro en un dilema angustioso de lealtades
opuestas: su sentido de solidaridad con la
persianizada aristocracia tebana en pugna
resistencia heroica. Sus amistades en Egina
se encontraron necesitadas de ayuda, y en
los años inmediatos de la posguerra, ensalza
éxitos de eácidas y beocios y resalta los
vínculos entre Egina y Tebas. Pero fue *Si-
' mónides, no Píndaro, el que conmemora los
-■ sacrificios y victorias de la guerra contra los
- persas. - . „ .■ -
149
La visita de Pindaro a Sicilia en 476-474
señala el restablecimiento de su posición.
Tetón de Acragas y Hicrón de Siracusa le
acogieron en sus cortes y Pindaro cantó al­
gunas de las mayores victorias de aquéllos.
Simónides y su sobrino se encontraban tam­
bién en Sicilia en aquel momento. Hierón y
Pindaro se comprendieron y respetaron mu­
tuamente; pero Simónides, con su maduro
conocimiento de hombres y de asuntos y su
inteligencia sutil, se adaptaría con mayor
facilidad al ambiente cortesano. El desdeño­
so resentimiento de Pindaro se refleja en su
poesía; pero sobre lodo después de volver a
Grecia su prestigio en Sicilia decayó y la
victoria de Hierón en la carrera de carros en
Olimpia en 468 fue conmemorada por Ba-
quílides. En el resto del mundo griego, sin
embargo, su fama, ya grande, siguió en au­
mento. Las ciudades del continente (Atenas,
Argos, Corinto, Opus), las islas (Rodas, Te-
nedos, Ceos) y hasta los extremos más re­
motos del mundo griego, desde Abdera y
Macedonia en el norte al templo de Zeus
Anión en el sur, conocieron su obra. En 474
celebró una victoria de Telesícrates de Cire-
ne, lo que puede haber sido el motivo de sus
relaciones con aquella casa real. La cuarta
Pitica (462) figura entre las obras maestras
de Pindaro, pero su intento de interceder en
pro del desterrado Damófilo puede que
ofendiera y no recibió el encargo de celebrar
la victoria olímpica de Arcesilao en 459.
Continuó siendo un firme adicto de Tebas y
se defiende contra críticos y detractores en í
la novena Pitica. Sobre todo fue Egina la
que mantuvo la primacía en sus afectos; re­
sulta justo que el último poema suyo con­
servado (Piticas, VIII, 446) conmemore una
victoria eácida. A medida que Pindaro en­
vejecía, su mundo también entraba en el
ocaso; el viejo orden en Beocia y Egina de­
saparecía a ojos vistas bajo el golpe del im­
perialismo y el racionalismo atenienses; de­
bió vivir en un mundo de recuerdos.
Los antiguos conocieron 1 7 volúmenes de
la poesía de Pindaro, que abarcaba todos los r-.
tipos de la lírica coral. Conservamos cuatro -
libros de sus Epinikia, con un total de 44
poemas, junto con abundantes fragmentos,
complementados recientemente por papiros
que han aumentado en gran medida nuestro.''
conocimiento de los peanes, ditirambos y -
partenias.
_11A i Los nuevos testimonios
..... c- sugieren
- ’
2i í
el estilo elevado de Pindaro, y es probable - .
que sean los más elaborados y cincelados de
todos sus poemas. - •:
Pindaro y * Hesíodo son-los dos únicos
bcocios que alcanzaron la estatura de figu­
ras capitales en la historia de la literatura
griega. Por temperamento eran opuestos;
pero comparten profundas convicciones re- í
Pisón
ligiosas, un elevado concepto de su voca­
ción poética como profetas, portavoces ins­
pirados de un mensaje divino y cierta fran­
queza ruda c intransigente. Aunque el epi-
nikion era un genero tradicional, es induda­
ble que Pindaro lo transformó dándole hon­
dura y seriedad nuevas e imponiendo una
nueva unidad. Los detalles de la competi­
ción son eliminados como indignos de la
grandeza del tema, y la victoria se incorpora
a un himno de alabanza y agradecimiento a
los dioses. El mito, que une el pasado y el
presente, está esbozado de modo impresio­
nista. las partes esenciales de la historia
conocida están trazados con un sentido fir­
me de lo dramático y lo pintoresco. La mo­
raleja gnómica, que suele ser de gran pro­
fundidad y belleza, se encuentra relacionada
directamente con la ocasión y expresada en
un conciso estilo lacónico, que debe mucho
a la doctrina y maneras del oráculo de Del-
fos. De esta forma se obtiene la unidad me­
diante comprensión e integración, así como
por la elaboración y la exaltación del idio­
ma. El dialecto es literario, artificial y ecléc­
tico. Los metros, aunque se observe estricta­
mente la forma estrófica o triádica, son ex­
traordinariamente complejos y variados, y
no hay dos poemas idénticos (las ístmicas
III y IV, son una composición única). La
profusión de animados epítetos, la exube­
rante estructura de las oraciones, el esplen­
dor de imágenes y metáforas, la sensibilidad
del poeta por el brillo y el juego de las luces,
por la emoción y el color de una gran oca­
sión, todo contribuye a la riqueza del con­
junto. Pindaro impone severas exigencias
sobre la imaginación y comprensión del lec­
tor moderno, pero es posible vislumbrar ¡a
personalidad detrás de la poesía, orguilosa
de su cuna, su raza y sus dotes, que le per­
miten dirigirse a sus patronos en pie de
igualdad. La sociedad y los valores aristo­
cráticos que daban para él sentido a la vida,
estaban en ruinas, pero él recrea en su poe­
sía un mundo casi desaparecido y le conce­
de vida perdurable (* Ditirambo). [DEWW]
Ed. C. M. Bowra (1947); ed. B. Snell y
H. Maehler (Leipzig, 1975); Bemat Metge:
tr. catalana Joan Triadú, Odes (2 vols.,
1957-59).
U. von Wilamowitz-Moellendorff, Pin-
daros (Berlín, 1922); G. Norwood. Pindar
(1945); C. M. Bowra, Pindar (1964); A. Ma- •
rasso «Pindaro en la literalura española.
Notas para un estudio», en Estudios de lite­
ratura castellana (\955).
PIRRÓN. * Escépticos. . -
PISÓN FRUG1, Lucio Calpurnio (fl. 133
a.C.). Orador e historiador romano. Siendo
tribuno de la plebe en 149, estableció un tri-
Pitágoras
bunal permanente para enjuiciar casos de
mala administración en las provincias. Fue
cónsul en 133. y más tarde censor. Publicó
algunos discursos y escribió unos Anales
que abarcaban la historia de Roma desde
los tiempos más primitivos hasta el suyo.
Intenta dar explicaciones racionalistas a las
antiguas leyendas y salpica la narración con
anécdotas. [TAD]
Peler, H R R, I.
PITÁGORAS (//. h. 350 a.C.). Filósofo
griego. Pitágoras de Sanaos, según se dijo,
fue expulsado de Samos por el tirano Polí-
crates y visitó Egipto y Babilonia. Se esta­
bleció en Crotona, en el sur de Italia, donde
fundó la secta científico-religiosa que llevó
su nombre y que contó con muchos adeptos
en las ciudades griegas de Italia y Sicilia.
Resulta difícil distinguir sus doctrinas de las
de sus discípulos, que Aristóteles describe.
En el aspecto religioso, su secta se parecía a
los cultos mistéricos (*orfismo, etc.), en
boga entonces. Predicaba la transmigración
de las almas y la relación entre todas las co­
sas vivas, y practicaba el ascetismo. En
ciencias, su obra principal fue en las mate­
máticas; descubrió la armonía de las octa­
vas y vio en el Número (es decir, en las rela­
ciones matemáticas) el principio esencial
del universo. Quizá descubriese realmente
la proposición geométrica que lleva su
nombre. No se sabe con seguridad si dejó
obra escrita. [DRD]
Diels, F V. Los filósofos presocráticos, I,
introducciones, tr. y notas C. Eggers Lan y
V. E. Juliá (M., Bibl. Clásica Gredos, 1978).
Sarton, H S. I.
PITEAS (nacido h. 330 a.C.). Marino y ex­
plorador griego. Piteas de Massilia empren­
dió la travesía más audaz de la Antigüedad
por los mares del norte. Navegó por el estre­
cho de Gibraltar y el golfo de Vizcaya, pasó
por Ushant, Land’s End, y por la costa oeste
de Gran Bretaña llegó hasta Orkney y
«Tule» (¿Faroes, Islandia, Noruega?). Quizá
llegase hasta la desembocadura del Elba o
incluso el Vístula. Su relación menciona las
minas de estaño de Comualles, las mareas
del Atlántico, las dimensiones y formas de
las islas «Bretánicas» (fue el primer griego
que utilizó el nombre) y el hielo derretido
de los mares del norte. Por desgracia, sólo se
conservan fragmentos citados con escepti­
cismo por *Diodoro, Estrabón y Plinio.
(DRDJ
J. A. Thomson, History of Ancieni Geo-
graphy (1948).
PLATÓN (h.429-347 a.C.). Filósofo griego.
Platón es una de las figuras más grandes de
150
la literatura griega: con él, la prosa griega
alcanza los máximos limites expresivos. Fi­
gura. con su maestro * Sócrates y su discípu­
lo * Aristóteles, como uno de los creadores
de toda la tradición intelectual de Occiden­
te. Tanto su padre como su madre eran de
familias de larga y destacada tradición en la
política ateniense. Su padrastro. Pirilampo.
era íntimo de Pericles. Hubiera sido natural
que entrara en la política, pero su primera
oportunidad se produjo cuando los reaccio­
narios alcanzaron el poder después de la
derrota de Atenas en 404, y se negó a
aparecer como protegido de ellos. La ejecu­
ción de Sócrates en 399 al restaurarse la de­
mocracia le produjo una aversión perma­
nente hacia la política ateniense. Como la
influencia formaliva de su adolescencia y •
juventud había sido su amistad con Sócra­
tes, se dedicó a la filosofía por ofrecer más
esperanzas de regenerar la sociedad. Co­
menzó con una etapa de viajes, que puede
que llegasen a Cirene y Egipto, y desde lue­
go a Italia y Sicilia. No le atrajo la opulenta
sociedad de los griegos de occidente, pero
estableció importantes contactos con el pi­
tagorismo, mientras que su amistad con
Dión, hermano de Dionisio I de Siracusa,
tendría consecuencias políticas. De vuelta a
Atenas (posiblemente en 387, pero quizá
tan tarde como 370) fundó la Acade­
mia, la primera institución permanente de­
dicada a la educación y la investigación y
prototipo de todas las universidades de occi­
dente. Los estudios superiores se especiali­
zaron en los campos de la matemática, la
jurisprudencia y la teoría política, con el fin
de formar técnicos para el servicio del Esta­
do. La institución rival de *Isócrates preten­
dió formar políticos prácticos mediante una
educación basada sobre todo en la retórica.
La enseñanza, la investigación y la tarea li­
teraria ocuparon en Atenas los últimos 40
años de su vida, salvo dos visitas a Sicilia.
La primera fue en 367, cuando aceptó la in­
vitación de Dión de ir a Siracusa a encargar­
se de la educación del nuevo «tirano», Dio­
nisio II. Parecían darse en este caso las con­
diciones óptimas para la formación del go­
bernante-filósofo, pero el resultado fue de­
sastroso. Platón regresó a Atenas en 360.
Aun así, no dejó de preocuparse por la tur­
bia y violenta vida política de Siracusa has­
ta 354, en que Dión fue asesinado. Se cono­
ce poco de sus últimos años, que debieron
. estar empleados en gran parte en escribir las
Leyes.
La actividad literaria de Platón duró más
de medio siglo y, en lo que sepamos, se ha
conservado su obra completa, junto con al­
gún material, apócrifo, aunque probable­
mente contemporáneo. Excluido este mate­
rial, nos queda (1) la Apología y 25 diálo-
151
gos. (2) I3 Epístolas (probablemente sólo la
I y la XII son espúreas), y (3) algunos, por
lo menos, de los poemas que ostentan el
nombre de Platón en la Antología griega. El
primer grupo representa lo que Platón ha
significado para el mundo. Pero el propio
Platón consideraba sus escritos como me­
nos importantes que su cotidiana enseñanza
en la Academia, y no forman un «sistema»
coherente de filosofía; semejante cosa resul­
taba extraña a la manera de pensar de Pla­
tón. Pero, en líneas generales, presentan un
cuadro de la evolución de su pensamiento e
intereses. No puede establecerse un detalla­
do orden cronológico; la única exactitud po­
sible es con el Teeteto, publicado en 368
a.C. Sin embargo, consideraciones de estilo-
metria y contenido nos permiten distinguir
dos períodos, quizá tres, de redacción:
(1) Un grupo primitivo de diálogos socráti­
cos, que comprende la Apología, Critón,
Eutifrón, Hipias Menor, Laques y Lisis.
(2) Obras socráticas más elaboradas, como
el Gorgias, Menón, Prologaras, Fedón, el
Banquete, Fedro y la República. Ambos
grupos se escribieron probablemente antes
de la fundación de la Academia. (3) Des­
pués de un intervalo de unos 20 años, las
obras restantes: Teeteto, Parménides. el Po-
El propósito del grupo I es retratar la per­
sonalidad y métodos de Sócrates. En los ca­
sos más sencillos, le vemos intentando obte­
ner una definición satisfactoria de algún
«bien» aceptado comúnmente, por ejemplo,
el «valor» (Laques), la «amistad» (Lisis).
Los ejemplos que aportan sus interlocutores
son objeto de examen y resultan insuficien­
tes, y quedamos con la impresión de que
nada puede adelantarse hasta que no se ¡le­
gue a la definición de la realidad esencial,
«el bien en sí». En cuanto al resto, el Cralilo
es un debate, brillante y ligero, sobre lin­
güística y etimología; el Eutidemo, una sáti­
ra de los métodos de los *sofistas. El Gor­
gias, obra de vasta concepción, conduce de
la naturaleza y fines de la retórica al proble­
ma del bien y del mal en la vida pública y
contiene una fogosa exposición por Calióles
de las pretensiones del superhombre. El
Menón se refiere a la «bondad» y sobre si
puede ser enseñada. Cuatro diálogos están
dedicados al proceso de Sócrates y sus con­
secuencias. El Eutifrón —con referencia a la
acusación de que fue objeto— trata de la
piedad. La Apología es la auténtica defensa
hecha por Sócrates ante el tribunal, y tam­
bién una apología, o vindicación de su for­
ma de vida. El Critón explica por qué se
negó a huir de la cárcel. Él Fedón, escrito
varios años después, y perteneciente aJ gru­
po medio, describe su último día en la cár­
cel, las meditaciones con sus amigos sobre
Platón
la inmortalidad de! alma, y su muerte. Las
dotes dramáticas de Platón alcanzan la má­
xima expresión en dos diálogos: ci Banque­
te. en el que Sócrates, Alcibíades, Aristófa­
nes y otros contemporáneos se encuentran
brillantemente parodiados mientras discu­
ten, durante un banquete, la naturaleza del
amor, y el Protágoras. donde Sócrates y va­
rios sofistas famosos hablan de la relación
entre la virtud y el conocimiento. El Fedro
combina los temas del Gorgias y del Ban­
quete. Los 10 libros de la República ofrecen
un amplio bastidor para un meditado análi­
sis del Estado y la naturaleza de la justicia
en la sociedad. Es la primera obra esencial
de la literatura utópica y plantea problemas
de importancia fundamental para los estu­
diosos de la educación y de la política. En
todos estos diálogos se insiste en la teoría de
las Formas o Ideas —los arquetipos que se
encuentran en la raíz de los fenómenos del
mundo que vemos en torno nuestro y que
constituyen los únicos objetos auténticos de
conocimiento. En el tercer libro se discute
la censura literaria; el famoso ataque contra
la poesía está en el libro X.
El tono del último grupo es muy diferen­
te. Su contenido dramático es insignificante.
La figura de Sócrates se va retirando —en
las Leyes ni siquiera aparece. La teoría de
las Formas está ausente del Parménides. La
tendencia general es al examen riguroso de
temas esenciales. Así el Teeteto trata de la
epistemología, el Sofista sobre el ser y el no-
ser o (en el léxico moderno) sobre la predi­
cación negativa significante; el Filebo, sobre
el placer y el conocimiento, y el Político so­
bre las funciones del estadista. El Timeo se
refiere a la cosmología y a la antropología y
es la única obra de Platón que se ocupa de
la ciencia natural. Contiene la famosa des­
cripción del Demiurgo o «dios creador»; el
Critias, especie de apéndice, narra ¡a histo­
ria de la civilización perdida de la Atlánti-
da. En las Leyes se vuelve a los problemas
políticos, pero sin el idealismo de la Repú­
blica. En cambio, se nos ofrece el esquema
del tipo corriente de la polis griega, con co­
rrecciones sugeridas por la frustración de
Sicilia, y la experiencia práctica de la legis­
lación adquirida en la Academia.
Este sumario esquemático no puede, por
supuesto, representar con justicia la estu­
penda proeza que significa la obra de Pla­
tón. Tampoco lo haría otro que fuese más
detallado. Los diálogos de Platón —como
ocurre con el teatro de Shakespeare— no
pueden apreciarse por la simple mención de
su contenido. Es el maestro supremo de la
prosa griega, que domina con una asombrosa
variedad de tono y de emoción, desdé la
grave sencillez del final del Fedón a la sun­
tuosidad de partes del Banquete y del Fedro.
 Platón
Emplea hábilmente el símil y la metáfora
—por ej., el carro del sol en el Fedro, la pa­
rábola de la cueva en la República. El se­
gundo grupo de diálogos es notable por la
’ presencia del «mito» —recurso, quizá to­
mado de los pitagóricos, que Platón utiliza
para trascender la lógica y la razón. En
mitos como los del Fedón. el Banquete, Fe­
dro y la República, su presentación adquie­
re la sublime intensidad de la gran poesía.
Pero Platón no creía que la filosofía supre­
ma pudiera ser comunicada por escrito.
«No hay, ni nunca habrá, tratado mío sobre
este tema. No puede ser reducido a fórmu­
las, como otras ramas del saber. Solamente
como resultado de una larga meditación so­
bre el problema, y de una vida vivida en co­
munidad. se enciende de pronto una luz,
por así decir, en el alma de la chispa que
salta de otra; a partir de entonces, se nutre a
sí misma». (Ep. VII: C. 341). [DRD]
OCT; J. Bumet (5 vols., 1903-1 5); Loeb:
W. R. N. Lamb, H. N. Fowler, R. G. Bury,
Paul Shorey (12 vols., 1914 sigs.); Gorgias.
ed. E. R. Dodds (1959); Timaeus, comenta­
rio A. E. Taylor (1928); Leyes, comentario
Glen R. Morrow, Platos Cretan City
(Princeton, 1960); Philebus y Epinotnis, co­
mentario A. E. Taylor (1956); Sofista y Phi­
lebus, comentario A. E. Taylor (1961);
Theaetetus y Sofista, comentario F. M.
Cornford, Plato’s Theory of Knowledge
(1935; tr. castellana); Bemat Metge: Diá-
legs. Joan Creixells. I-11I; Jaume Olives Ca­
ñáis, 1V-VII (7 vols., 1925-62). Traduccio­
nes: La República, J. M. Pabón y M. Fer­
nández Galiano (3 vols., M., Instituto de
Estudios Políticos, 1949); Cartas, M. To-
ranzo (M., idem, 1954); El Político. A. Gon­
zález Laso (M., idem, 1955); Critón. M.°
Rico Gómez (M., idem, 1957); El Sofista,
A. Tovar (M., idem, 1959); Gorgias, J. Ca-
longe (M., idem. 1951); Menón, A. Ruiz de
Elvira (M., idem, 1958); Fedro, L. Gil (M.,
idem, 1957); Las Leyes, J. M. Pabón y
M. Fernández Galiano (2 vols., M., idem,
1960); Obras completas, D. J. García Bacca
(sólo 3 vols., México, 1944-45); Diálogos
socráticos. Agustín García Calvo (B., Sal-
vat, 1972); Diálogos I, J. Calonge, E. Lledó,
C. García Gual (M., BibL Clásica Gredos,
1981); y//(idem. 1983).
U. von Wilamowitz-Moellendorf, Platón,
sein Leben und Seine Werke (2 vols., Ber­
lín, 1920); P. Natorp, Platons Ideenlehre
(1930); A. E. Taylor, Plato, the Man and
His Work (5.a ed., 1948); J. Stenzel, Zahl
und Gestah bei Platón und Aristóteles
(1924); P. Shorey, What Plato Said (Chica­
go, 1933); G. C. Field, Plato and His Con­
temperarles (1930); C. M. A. Grube, Plato’s
Thought (1933; tr., M., Gredos, 1973);
1 52
P. Friedlíindcr. Platón (3 vols., Berlín,
1954-60); FranQois Chatelct, Platón (París,
1965; tr. B., Labor); A. Koyré, Introducción
a la lectura de Platón (M., Alianza); A. To-
var. Un libro sobre Platón (M., 2.a ed.,
1973) y l'ida de Sócrates (M.. 1947); E. Llc-
dó Iñigo. Introducción general a Diálogos I
(M., Gredos, 1981; útil bibliografía).
PLATÓN DE ATENAS (h. 450-h. 388
a.C.). Poeta cómico griego. Autor de come­
dia antigua y media en Atenas, presentó su
primera obra h. 428. Se le atribuían 28 co­
medias cuyos títulos conservamos, aparte
de otras; afirmaba haber escrito comedias
para otros debido a su pobreza. Los títulos
sugieren sátiras políticas y parodias mitoló­
gicas; se conserva un fragmento, de ingenio­
sa obscenidad, del Faón, sobre la historia de
la malhadada pasión de Safo. Otros frag­
mentos que se conservan son insignificantes
y nada informativos, pero un crítico antiguo
calificó su estilo de brillante y otro le juzgó
como el mejor autor de la comedia media.
(*Comedia griega.) [GTWH]
Edmonds, FA C, i.
PLAUTO (Titus Maccius Plautus) (h.
254-184 a.C.). Poeta cómico romano. Inclu­
so en la Antigüedad hubo dudas en cuanto a
su nombre, antecedentes y autenticidad de
sus obras. Al parecer autodidacto, nacido de
modesta familia en la Umbría septentrio­
nal, trabajó como subalterno en el teatro de
Roma y sufrió reveses y miseria antes de de­
cidirse a escribir comedias en la edad madu­
ra y convertirse en el adaptador más afortu­
nado de la comedia nueva griega a la esce­
na romana. De las 130 obras que se le atri­
buyeron, 21 eran aceptadas como auténti­
cas en época de Augusto —indudablemente
las mismas 21, todas *fahulae palHatae, que
han llegado a nosotros.
El Amphitruo, calificado por- Plauto de
tragicomedia, y posiblemente adaptada de
*Filemón,,parodia el relato de la seducción
de Alcmena por Júpiter, que suplanta a su
esposo. Anfitrión. Se producen complica­
ciones burlescas cuando aparece el marido
auténtico, pero la inocente dignidad de Ale-
mena permanece inquebrantable. La obra
inspiró las comedias de Moliere, Dryden y,
más recientemente, Giraudoux. La Aulula-
ria («La olla de oro»), adaptada de *Menan-
dro, analiza los efectos causados en un po­
bre viejo de Atenas, Euclión, por el descu­
brimiento de un tesoro oculto; sus obsesio­
nantes sospechas le llevan a desconfiar del
pretendiente de su hija, y su misma ansie­
dad le hace revelar e! secreto; pero todo
acaba bien. La patética avaricia de Euclión
fue el original del Harpagon de L’avare de

153
Moliere. Los Captivi («Los prisioneros de
guerra»), que Plauto recomendaba como cx-
ccpcionalmcntc instructiva, se refiere a un
viejo griego, Hegión, que rescata prisioneros
de guerra con la esperanza de canjear a uno
por su hijo, también prisionero. Dos de es­
tos prisioneros, amo y esclavo, cambian en
secreto sus identidades; el amo es liberado
para que negocie y consigue devolver al hijo
de Hegión, mientras que el sacrificio del es­
clavo es recompensado al revelarse como el
otro hijo de Hegión, robado de niño. Es una
de las mejores comedias de Plauto, rica en
ironía dramática y enaltecida por el gallar­
do comportamiento de los dos prisioneros.
En los Menaechrni utiliza con fines burles­
cos las posibilidades de confusión entre ge­
melos idénticos, tema usado con frecuencia
en la comedia nueva griega y que Shakes­
peare emplearía en The Comedy of Errors.
El Afiles gloriosas («El soldado fanfarrón»)
está basada en una conocida figura arquetí-
pica, modelo para el capitán bravucón de
la escena isabelina. Su necia jactancia y la
cínica oficiosidad de su adulador, exagerada
hasta la caricatura, animan la farsa, en la
que resulta burlado ingeniosamente por su
amada y el joven amante de ésta. La Moste-
llaria («El fantasma») es un comedia de im­
provisación por un esclavo ocurrente, Tra-
nio, para disimular la vida disipada de su
joven amo cuando el tacaño de su padre re­
gresa inopinadamente del extranjero. Aun­
que al final es descubiero, Tranio se mantie­
ne descaradamente en sus trece y acaba ob­
teniendo un perdón inesperado. Rudens
(«La cuerda») comienza sorprendentemente
con un prólogo recitado por la estrella Ar­
turo, una localización exótica de la escabro­
sa costa norteafricana y una escena inicial
de tormenta y naufragio. Pero después el
argumento, adaptado de *Dífilo, cae en lo
trillado: la protagonista, que ha nacido li­
bre, es salvada de un perverso proxeneta y
la recuperación de sus joyas motiva el ser
reconocida por su padre después de haber
estado perdida largo tiempo.
Las restantes comedias son variaciones
sobre el tema del amante ayudado por el es­
clavo ingenioso y contrariado por un rival,
un alcahuete o un padre severo; con fre­
cuencia la protagonista es una prostituta
que al final se descubre ha nacido libre. En
Asinaria («El cuento del asno»), padre e
hijo son aliados en la intriga; en Casino y
Mercaior («El comerciante»), son rivales.
El esclavo es el personaje central en las Bac-
chides, en donde ha de lidiar con la confu­
sión acerca de dos cortesanas llamadas am­
bas Bacchis, y en el Persa, donde el esclavo
es el amante; es también el personaje epóni- .
mo en el complicado Epidicus. la comedia •
favorita de su autor, y en elt Pseudolus («El
Plauto
embustero»), que también se distingue por
el sutilmente repulsivo personaje de Balio.
el traficante en esclavos. De igual forma, el
apodo de un parásito, que dirige el enredo,
da título al Curcidio («El gorgojo»). Las he­
roínas expósitas o robadas en la infancia, el
reconocimiento de las cuales forma la cul­
minación del argumento, figuran en varias
de estas comedias, así como en la muy sen­
timental Cislellaria («La comedia del cesti-
llo») y el Poenulus (joven cartaginés»), en la
que los personajes principales son cartagi­
neses; mientras que en el cínico Truculentas
(«El rústico enamorado») la figura principal
es una cortesana, que despiadadamente ex­
plota a tres amantes sucesivos. La comedia
familiar es el interés principal del insignifi­
cante Stichus, y en el moral pero aburrido
Trinummus («Las tres monedas») en donde
el inesperado regreso de un padre salva a un
hijo pródigo de sus locuras. De la Vidularia
(«La comedia del baúl») no se conservan
más que fragmentos.
La gran obra de Plauto fue la recreación
en latín de una forma exótica de teatro, y
acreditarla entre el público romano, inculto
y desconocedor de sus convenciones, sobre
un escenario improvisado y en competición
con espectáculos rivales. Su éxito se debió
tanto al vigor de su genio y a la tosca pero
eficaz libertad con la que trató los originales
griegos, como a estos mismos originales.
Eligió las obras más variadas y animadas de
un género plagado de convencionalismos; el
arte sobrio de Menandro proporcionó rela­
tivamente pocos modelos. Más como adap­
tador que como traductor, les añadió mu- *
cho de su cosecha. Conservó los ambientes
griegos, pero introdujo anacronismos c in­
congruentes alusiones romanas. Se compla­
ció en el lenguaje cómico y la canción, la
aliteración y el juego de palabras, propio
del latín pero extraño al griego, y cambió
una representación compuesta casi entera­
mente de diálogo en algo parecido a la ópe­
ra cómica, con unos dos tercios del diálogo
sutituido por el canto y el recitado en gran
variedad de metros. Encontró argumentos y
- personajes en los originales griegos; hay po- .
eos indicios en esto de inventiva original,
aunque gustó de las intrigas complicadas y
de los esclavos de incontenible facundia y
recursos. Su contribución consistió en el hu­
mor bullicioso, sus dotes para el diálogo y
las canciones divertidas, y el vigor cómico y
el entusiasmo que hicieron de sus comedias
éxitos populares. Fue muy admirado como
poeta cómico, a fines de la República y co­
mienzos del Imperio y su obra ejerció una in­
fluencia considerable sobre la comedia es­
pañola, francesa e inglesa de los siglos xvt y
xvn. (*Comedia romana). [GTWH]
OCT: W. M. Lindsay (2 vols., 1904-5);
Plinio
Bernat Metge: Margal Olivar (12 vols., 1934
ss.); A ulularía y Poenulus. ed. V. J. Herrero
Llórente (Grcdos). Comentarios: Captivi.
W. M. Lindsay (1924); Rudens. Mostellaria.
E. A. Sonnenschein (1901, 1907); Miles
gloriosos, M. Hammond y otros (1963).
F. A. Wright, The Román Pools (1938);
Beare, R S; Raymond L. Grismcr, The In-
Jluence of Plautus in Spain befare Lope de
l 'rgu (Nueva York, 1944).
PUNIO EL JOVEN (Gaius Plinius Caeci-
lius Secundas) (61/2-antcs de l 14 d.C.). Li­
terato y político romano. Nacido en Como,
perdió siendo niño a su padre, L. Cecilio
Cilo, y el gran militar Verginio Rufo fue su
tutor. Fue adoptado por su tío, *Plinio el
Viejo, a quien debió nombre, fortuna y mu­
cho en cuanto a enseñanza y ejemplo. Dis­
frutó de la mejor educación que podía ofre­
cer Roma y Quintiliano figuró entre sus
maestros. Después de defender su primer
pleito aún muy joven, sirvió como tribuno
militar en Siria. A su vuelta a Roma tuvo
éxito en los tribunales como especialista en
derecho inmobiliario y ascendió progresiva­
mente en su carrera administrativa, llegan­
do a ser prefecto del erario militar y más
tarde del civil. Como cónsul sufecto en 100,
expresó su gratitud al emperador en el Pa-
negyricus —único discurso suyo que se con­
serva. Aunque ampuloso y adulador, posee
una fluencia característica, y es fuente de
valor para la historia de la primera etapa
del reinado de Trajano. Plinio desempeñó
también el puesto de director del alcantari­
llado de Roma y más tarde fue nombrado
augur. Fue abogado principal en importan­
tes procesos políticos, acusador del célebre
delator Mario Prisco y defensor de dos ex­
gobernadores de Bitinia acusados de extor­
sión. Su conocimiento de los asuntos de
Bitinia y su experiencia de la administra­
ción financiera le convertían en candidato
indudable para ser el legado de Trajano
cuando el emperador excluyó aquella pro­
vincia del control senatorial. Tomó pose­
sión del cargo en 1 12 y murió antes de 114,
probablemente allí.
Los nueve primeros libros de la corres­
pondencia de Plinio, que comprendían 247
cartas, fueron publicados en vida del autor,
apareciendo en grupos de tres libros entre
97 y 109. Pensadas para la publicación,
constituyen una especie de historia social
sin pretensiones, serie de cuadros vivos y
variados de la vida en una época de buen
gusto y de valores civilizados, contemplada
desde arriba —mientras los satíricos la mi­
raban exclusivamente desde abajo. Son mo­
delos de la carta literaria íntima, anima­
da, extraordinariamente amena. Sus amigos
incluían las figuras más destacadas de la
154
época —Tácito, Suetonio y Marcial—: re­
sulta sorprendente el gran número de
miembros de la oposición estoica que eran
amigos suyos. Sobresale en la anécdota o al
describir una escena, combina ambas dotes
al narrar el mejor relato de fantasmas de la
Antigüedad. El suave atractivo de su perso­
nalidad, amable y generosa, lo llena todo.
El libro X se distingue por completo del res­
to de la correspondencia, pues es un legajo
de los archivos imperiales, publicado póstu-
mamentc, que contenía las cartas de Plinio
a Trajano, y en muchos casos, las respuestas
oficiales. Son fuente esencial para la histo­
ria de la administración provincial en el si­
glo ii d.C. c incluyen la famosa descripción
de los primeros cristianos. El contraste en­
tre Plinio, el funcionario celosísimo, y Tra­
jano, el hombre de acción, es sobremanera
ilustrativo. (*EpistoIarios latinos). [DEWW]
Bernat Mctge: Margal Olivar, Panegiric
(1932), Lletres (2 vols., 1927), Correspon­
dencia amb Traía (1932). Traducción: Al­
varo d'Ors, Panegírico (M., 1955).
PUNIO EL VIEJO (Gaius Plinius Secun­
das) (23-79 d.C.). Funcionario y escritor
romano. Nacio en Como de familia ecues­
tre, ostentó sucesivos cargos como coman­
dante de unidades auxiliares o de caballería
en Germania y como funcionario del fisco
imperial en varias provincias. En 79 era co­
mandante de la flota romana de Miseno.
Murió asfixiado en la erupción del Vesubio,
adonde había acudido para operaciones de
salvamento y obtener información directa
de un fenómeno tan excepcional.
Aparte de varias obras más breves sobre
gramática, instrucción retórica, la utiliza­
ción de la jabalina por la caballería, y una
biografía de Pomponio Secundo, las tres
obras más importantes de Plinio fueron una
Historia de las guerras de Germania en 20
libros, en la que las campañas de Druso pa­
rece que ocuparon un lugar destacado; una
continuación de la Historia de *Aufidio
Basso, ambas utilizadas por Tácito; y los 37
libros De la historia natural, que es lo único
conservado.
Plinio aseguraba que la Naturalis historia
contenía mención de 20.000 hechos dignos
de consideración, recopilados de 146 auto­
res romanos y 327 no romanos. El libro I
contiene el índice de materias; el II, trata
del Universo; 1II-VI, de la geografía física; el
VII, de peculiaridades fisiológicas; V1II-XI,
de animales, peces, pájaros e insectos; XII-
XXVII, de árboles, plantas, flores y hierbas
y sus propiedades medicinales; XXVIII-
XXXII, de las drogas que se obtienen de los
animales y los peces; y XXXII1-XXXVII,
de metales y piedras preciosas. La obra re-
155
vela más amor a la observación que auténti­
co espíritu científico.
Plinio fue considerado como una impor­
tante autoridad científica en la Edad Media;
por desgracia, sus palabras fueron con fre­
cuencia falseadas y exageradas, y los hechos
extraños que describe se utilizaron por los
moralistas como pretexto para el simbolis­
mo religioso. [TAD]
Pcter. H R R. II; Loeb: Naturalis historia.
H. Rackham. W. I I. S. Jones y D. E. Eich-
holz (11 vols., 1938-); Bernat Metge: Mar-
?al Olivar (1925).
PLOCIO TLJCCA. Elegido con * Vario
Rufo para editar la Eneida, que había que­
dado incompleta al morir Virgilio. Sus títu­
los eran el haber sido amigo íntimo (contu-
bernalis) de Virgilio y de Horacio, y quizá
poeta por su parte, aunque nada se conoce
de su obra. [DRD]
PLOTINO. ‘Neoplatonismo.
PLUTARCO (h. 46-h. 127 d.C.). Biógrafo y
ensayista griego. Nacido en Queronea. en
Bcocia, Plutarco combinó los estudios aca­
démicos con múltiples actividades cívicas.
Gracias a amistades formadas durante una
visita oficial a Roma, fue nombrado procu­
rador de Aquea por Adriano, y también os­
tentó un cargo sacerdotal en Dclfos. A pesar
de ello, dedicó gran atención a su escuela en
Queronea y a sus obras literarias.
Plutarco escribió gran cantidad de en­
sayos y diálogos sobre temas filosóficos,
científicos y literarios (los Moralia), entre
ellos la famosa diatriba La malignidad de
Herodoto, ataque violento y desatentado
contra el viejo historiador por sus censuras
aciertos Estados griegos. Su actitud filosófi­
ca era platónica y atacó con frecuencia a es­
toicos y epicúreos. Su fama estriba en las
Vidas paralelas. 50 biografías de griegos y
romanos eminentes, dispuestos por lo gene­
ral en parejas, un griego y un romano, se­
guido de una comparación entre ambos.
Está más interesado por el carácter que por
la carrera —destaca cualquier cambio en la
personalidad de su biografiado—, pero en la
apreciación del carácter está más influido
por los prejuicios de sus fuentes que por su
propio juicio. Presta poca atención a la cro­
nología y el valor histórico del material va­
ría considerablemente según la fuente utili­
zada; para Plutarco no resulta incongruen­
te comparar a Tucídides con algún historia­
dor oscuro y tardío, como si ambos tuviesen
igual importancia. Sin embargo, tiene inte­
rés acerca de la vida personal y familiar y
por su riqueza anecdótica. Las Vidas de
Plutarco tuvieron una gran popularidad du­
rante la era isabeiina y la versión de Sir
Polibio
Thomas North sirvió a Shakespeare para
sus dramas romanos. [TAD]
Loeb: Moralia. F. C. Babbitt y otros (15
vols., 1927 ss.); Lives. B. Perrin (II vols.,
1914-26); Les vies paralléles. cd. R. Flacc-
licrc (París, 1957, 1961); Bcmat Metge:
Caries Riba, Vides para! leles (15 vols.,
1926 ss.).
POLIBIO (¿h. 2O3?-h. 120 a.C.). Historia­
dor griego. Polibio de Mcgalópolis. en Ar­
cadia, fue hijo de Licartes. destacado diri­
gente de la Liga aquea y colaborador intimo
de Filopémencs. Intervino decididamente
en las actividades militares y políticas
aqueas y fue elegido capitán de la caballería
de la Liga en 169/8. Sin embargo, su familia
había mostrado siempre una actitud inde­
pendiente hacia Roma, y después de la vic­
toria de los romanos contra Perseo en 168,
el Senado, incitado por los políticos prorro­
manos de Aquea, trasladaron a Roma, en
calidad de detención indefinida, a aquellos
jefes aqueos que de alguna forma se hubie­
ran opuesto a los intereses de Roma. Allí,
por un afortunado azar. Polibio trabó cono­
cimiento con el joven Escipión Emiliano,
del que pronto fue amigo íntimo y conseje­
ro. Esto proporcionó a Polibio el ingreso en
el círculo de *Escipión y le permitió una
gran libertad de movimientos —parece que
hasta pudo viajar fuera de Italia, por Africa,
España y Galia. En 150 dio fin su deten­
ción oficial y volvió a Grecia. Pero mantu­
vo su estrecha relación con Escipión y le
acompañó a Cartago durante la Tercera
Guerra Púnica, y quizás a Numancia. Se
dice que murió de una caída de caballo.
Aparte de obras menores, como una Vida
de Filopémencs. un Tratado de táctica, y
una Historia de la Guerra de.Numancia.
Polibio escribió una historia en 40 libros,
que describe los acontecimientos en el mun­
do mediterráneo que pararon en la hege­
monía de Roma. Da principio a su narra­
ción principal en 220 a.C.. pero los dos
libros primeros ofrecen el relato preliminar
de sucesos anteriores, entre ellos la Primera
Guerra Púnica y la Guerra Cleoménica en
Grecia. La obra iba a dar fin con la conclu­
sión de la Tercera Guerra de Macedonia en
168 a.C., pero se prolongó hasta 145 a.C.
para incluir la destrucción de Cartago y la
toma de Corinto. Los cinco primeros libros
se conservan intactos, los restantes en resú­
menes de diferente extensión hechos por
escritores posteriores, mientras que los li­
bros XXX1-XLV de Livio son traducciones
bastante fieles de Polibio.
El estilo de Polibio es pobre, carente de
gracia y lleno de circunloquios y paráfrasis;
pero como obra de historia científica, escri­
ta por un hombre de gran inteligencia con
Pollón
profunda experiencia práctica de decisivos
asuntos políticos y militares, en conjunto li­
bre de prejuicios nacionales y dedicado a la
investigación de la verdad, su valor es ina­
preciable.
Su propósito expreso es escribir una his­
toria para el beneficio práctico del político
futuro. Esto, en lo que insiste con frecuen­
cia, se contrapone con el fútil entreteni­
miento proporcionado por otras historias,
escritas en estilo retórico o adornadas con
aditamentos mitológicos. Polibio concede
gran atención a las causas de los aconteci­
mientos y distingue escrupulosamente entre
las causas reales, los pretextos y los inciden­
tes previos. Además de la narración históri­
ca, incluye una comparación entre los tipos
de constituciones romana y griega (libro VI)
y una digresión sobre geografía (libro
XXXIV). Su descripción de los hechos es
por lo general muy exacta, en parte debido
a que fue contemporáneo de muchos de
ellos y obtuvo información de testigos pre­
senciales; había conocido, por ejemplo, al
viejo Lelio y a Masinisa. Consideró la lucha
entre Roma y Cartago con imparcialidad;
en lo que se refiere a los asuntos de Grecia,
muestra considerable aversión a los enemi­
gos de la Liga aquea, así como a los movi­
mientos de reforma social, representados
por Cleomenes, Agis y Nabis de Esparta.
Pero no hay razón para creer que sus prejui­
cios nacionales o de clase le hicieron falsear
el relato de un hecho.
Polibio utilizó fuentes, las más importan­
tes *Fabio Pictor, Filino de Acragas, las
Memorias de * A rato, y uno de los escritores
griegos, probablemente Sileno de Calatia,
que acompañaron a Aníbal. También em­
pleó abundantemente las pruebas documen­
tales, como los tratados entre Roma y Car­
tago, y la inscripción de Aníbal en el pro­
montorio de Lacinio, que consignaba el nú­
mero de sus fuerzas. [TAD]
Loeb: W. R. Patón (6 vols., 1922-7); Ber-
nat Metge: A. Ramos i Arrufat (4 vols.,
1929-35). .Traducciones: M. Balasch, His­
torias (2 vols. M., Clásica Gredos, 1981).
FOLIÓN, Cayo Asinio (76 a.C.-5 d.C.).
Orador e historiador romano. Luchó con
César en la Galia y eñ la Guerra Civil y
apoyó a Antonio después de la muerte de
César, pero permaneció neutral en Accio.
Fue cónsul en 40. Amigó de Catulo, Hora­
cio y Virgilio, quien le dedicó la IV Egloga
(la mesiánica). Fundó la primera biblioteca
pública en Roma e inició la costumbre de
dar recitales públicos de sus obras. -.
Polión fue notable como orador, poeta,
autor de tragedias, historiador y critico. Es­
cribió la Historia de las Guerras civiles (des­
156
de el a. 60 a.C.). Su estilo era sencillo y so­
brio. Severo como crítico, censuró a César
por inexacto, a Salustio por sus arcaísmos, a
Livio por «provincialismo» (patavinitas) y a
Cicerón por falta de consecuencia y arrojo
en su carrera política. [TAD]
Pcter, H R R, II; Cicerón, Ad fam.. X:
31-33.
PORFIRIO. *Neoplatonismo.
POSIDONIO (h. 135-h. 50 a.C.). Filósofo
estoico y polígrafo griego. Posidonio de
Apamea, en Siria, fue el pensador griego
más influyente de su época y uno de los in­
termediarios más detacados de la cultura
helenística en Roma. Despúes de ser discí­
pulo de *Panecio en la escuela estoica de
Atenas, viajó incansablemente por el mun­
do mediterráneo, realizando investigaciones
de astrología, geografía y meteorología. A
comienzos del siglo i a.C., se convirtió en
jefe de la escuela estoica de Rodas; visitó
Roma por lo menos dos veces y es probable
que muriera allí. Su influencia en el pensa­
miento de la época fue profunda y múltiple,
pero difícil de definir. En el campo de la
geografía, visitó y describió las costumbres
de los pueblos semibárbaros de la Galia, Es­
paña y Germania (no es probable que visi­
tase Inglaterra); dio la primera descripción
completa y explicación de las mareas del
Atlántico; midió la circunferencia terrestre;
y fue el primero en lanzar la idea (tan fértil
en el Renacimiento) de que podía llegarse a
la India navegando a través del Atlántico.
En los 52 libros de su Historia (proyectada
como continuación de Polibio) siguió la tra­
dición de Panccio ofreciendo una justifica­
ción filosófica del mundo. Esta idea se refle­
ja en el Sotnnium Scipionis de Cicerón y
puede haber influido en la concepción del
principado augústeo. Su doctrina estaba sa­
turada por un elemento místico: su esencia
era la idea de un paralelo entre el macrocos­
mos del Universo y el microcosmos del
alma individual, basado en poseer ambos el
«fuego divino»". Con esto se relacionaba su
interés por toda clase de ocultismo, sobre
todo la astrología. Como sólo se conservan
fragmentos de sus obras, sólo nos es posible
conjeturar de qué forma su sistema consti­
tuía una estructura coherente. (♦Estoicis­
mo.) [DRD]
Jacoby, FG H. II.
K. Reinhardt, Kosmos und Sympathie
(Munich, 1926); A. Pauly, G. Wissowa, W. .
Kroll, Real-Encyclopiidie der Klassischen
Altertumwissenschaft (1897 ss.).
PRATINAS. *Satírico, Teatro
 157
«PRIAPEIA». Poemas dirigidos a Príapo.
dios de la fertilidad, cuya imagen, un muñe­
co dotado con un falo enorme, solía colo­
carte en los jardines. Se le dirigían poemas
en griego, pero el nombre suele referirse a
85 poemas latinos, escritos en su mayoría
en la época de Augusto. Algunos han sido
atribuidos a Tibulo. Virgilio y Ovidio. Tra­
ían por lo general —en lenguaje de obsceni­
dad ritual— de los males que esperan a
quienes, como el Nerón del Satiricón de Pe­
tronio, han ofendido a la divinidad. [DRD]
Tcubner: E. Baehrens, Poetae latini mi­
nores. I (Leipzig, 1879). Traducción:
E. Montero Cartel le. Priapeos (con Repo-
siano. Ausonio, etc.; M., Bibl. Clásica Gre-
dos, 1981).
PRISCIANO (/7. h. 500 d.C.). Gramático
romano. Nacido en Cesárea, profesor de la­
tín en Constantinopla. Sus 18 libros de Ins-
litutiones grammaticae incorporan todas las
ideas de los gramáticos griegos y latinos an­
teriores y muestran comprensión de la sin­
taxis y la gramática comparada de los dos
idiomas clásicos. Fue una autoridad en el
correcto uso del latín para la Edad Media:
en forma de comentarios y resúmenes fue
un texto escolar tan difundido como odiado.
También escribió un poema en elogio del
emperador Anastasio, y un poema geográfi­
co basado en el Pariegesis, de Dionisio Pe-
riegetes. [DRD]
Ed. H. Keil, Grammatici latini, III . - publicado después de 16. La lozanía de su
(1855-1923); Teubner: E. Baehrens, Poetae
J . - -
latini minores, V (Leipzig, 1883; poema).
PROCLO. *Neoplatonismo.
PROPERCIO, Sexto (54/48-h. 16 a.C.).
Poeta elegiaco romano. Nació en Asís, en la
Umbría. Su padre, que murió siendo él mu­
chacho, pertenecía a la clase ecuestre; su
familia era de las principales de una peque­
ña ciudad italiana. Parte de sus propiedades .' único, anticipa a Petronio. Se ignora la fe­
fueron expropiadas después de la batalla de
Filipos. Propercio conservó el recuerdo de
la Guerra de Perusa, en la que perdió a un
pariente. No se sabe cuando marchó a
Roma; estaba destinado a ser abogado, pero
pronto decidió dedicarse a la poesía. Sus
amigos incluían a Virgilio y a Ovidio y a un
grupo de jóvenes aristócratas, ricos y cultos.
Resulta difícil apreciar sus relaciones con la
casa imperial, pero debieron de ser estre­
chas, a juzgar por sus poemas sobre las
muertes de Marcelo y Cornelia. La primera .
época de su poesía se encuentra dominada .-■? tétrica inevitabilidad de la muerte, prestan
por sus amores con Cintia (un seudónimo,
su nombre era Hostia), que dieron comien­
zo probablemente en 30 y duraron por lo
menos cinco años. Ella era una cortesana
Propercio
experta; no se pensó nunca en el matrimo­
nio. que tampoco era. por otra parte, posi­
ble. Por supuesto que ella le fue infiel: el
pretor de Iliria no es fruto de imaginación.
Pero no obstante sus protestas y su amargu­
ra contra ella, Propercio la hace verosímil y
hasta simpática.
El libro I, dedicado a su amigo Tulo. se
publicó en 29 ó 28. Sus poemas se encuen­
tran relacionados directamente con sucesos
reales, dirigidos con frecuencia a un amigo
o grupo de amigos, y son de carácter semie-
pistolar. Está dominado por la personalidad
de Cintia y lleva su nombre. El libro obtuvo
un gran éxito y Mecenas se convirtió en
protector de Propercio; quizá éste le debiera
su casa del Esquilino. En el libro II. publi­
cado en 25, aún predomina el tema erótico,
pero el tono lírico de éxtasis ha disminuido
y asoman indicios de desilusión. Roma, sus
amigos, el escenario físico total, pasan a se­
gundo término, mientras el poeta investiga
introspectivamente la psicología de la pa­
sión. El libro III siguió en 22. Se produce
una disminución gradual de la subjetividad
a medida que se enfrían los sentimientos del
poeta hacia Cintia. Afirma ser ahora la voz
de todos los amantes y su poesía se hace
cada vez más generalizada y abstracta. Se
menciona a Cintia por nombre, sin embar­
go, en los crueles poemas últimos que dan
fin al amor, con intención de adiós, no sólo
a ella, sino a la poesía. Interrumpe de nue­
vo su silencio, sin embargo, en el libro IV,
obra primitiva acaba dando paso a un estilo
más difícil y más brillante, y además de
poemas misceláneos y fragmentos de una
serie etiológica, proyectada pero no realiza­
da, el libro contiene cuatro obras maestras
(4, 7, 8 y 1 I, «la reina de las elegías»), todas
estudios de caracteres femeninos, retratados
con simpatía y penetración excepcionales.
El poema 8, en especial, con sus animados
cuadros de la ciudad y el campo y su humor
cha en que murió Propercio. pero es proba­
ble que. de haber vivido, hubiera continua­
do con éxito estos experimentos.
La poesía de amor de Propercio recorre
desde el éxtasis hasta la ira de la frustración
■ y el desaliento. Su primer estilo lírico pro­
duce poemas de insuperada belleza sensual
de sonido e imagen. Presenta un cuadro
inolvidable de un hombre sensible domina­
do por la pasión. Su comprensión intuitiva
del pasado, su sentido de lugar y de ambien­
te, su sensibilidad a lo sobrenatural y a la
profundidad y sentido evocativo a su poe­
sía. A pesar de sus orígenes en la Umbría, es
en esencia tan urbano como Ovidio. Su poe­
sía, como él, están radicados en Roma.
Protágoras
Cuando se libra de los desórdenes del amor,
encuentra refugio no en la paz de la na­
turaleza, sino del arte. Abundan en su
obra: alusiones a la pintura y a la escultura:
cuando ensalza la tez natural de las heroí­
nas antiguas, compara característicamente
su color con la paleta de Apeles. Con fre­
cuencia idealiza su pasión comparando su
amor con los amoríos de los héroes y heroí­
nas del pasado legendario. Pero a diferencia
de sus modelos alejandrinos, se atiene por
lo general a temas conocidos (muchos pue­
den ser comparados a frescos pompeyanos)
y también en esto su inspiración parece más
visual que literaria. En este sentido es dia-
metralmente opuesto a Tibulo. que busca
un mundo ideal de paz y de belleza en el
campo, o a Ovidio, que presenta a dioses y
héroes en su poesía como si fueran amigos
suyos. Esta intensa imaginación visual con­
diciona toda la poesía de Propercio, que es
con frecuencia una serie de cuadros de bri­
llante realización que se suceden con rapi­
dez desconcertante. En parte, no hay duda
que esto se debe a su conciencia artística,
con la intención de reflejar los cambiantes
sentimientos y el ansia febril de los aman­
tes. Pero corresponde también a algo funda­
mental en la personalidad de Propercio. Su
verso tiene un vigor y una potencia extraor­
dinarios, especialmente en los pentámetros,
construidos para que soporten todo su peso,
técnica muy diferente al esquema formal
fiuctuante del pareado de Ovidio. Es uno de
los poetas clásicos más difíciles, a causa de
su manipulación audaz y violenta del latín,
lo súbito de sus cambios de sentimiento y de
tema y el hecho de que preste al lector la
ayuda mínima para seguiré] ilógico proceso
de sus ideas. Crea un estilo típico e intensa­
mente personal y. como Tácito en la prosa,
fuerza al latín en el proceso hasta su máxi­
ma resistencia. Al mismo tiempo está per­
fectamente consciente de pertenecer a la
tradición alejandrina. Afirma repetidas ve­
ces su pretensión a ser el Calimaco romano
y continúa y extiende intencionadamente el
ámbito del movimiento neotérico. Su últi­
mo libro, en temas y en tratamiento, señala
el camino de Ovidio. [DEWW]
Ed. y comentario en ingles H. E. Butler y
E. A. Barber (1933); Loeb: H. G. Butler
(1912); Bernat Melge: Joaquín Balcclls
(1925). Traducciones: inglesa, Erza Pound,
Hornage lo Sextas Propertius (1934; ani­
mada y. aunque a veces violente el asunto
de Propercio, capta mucho de su estilo); ca­
talana, Joan Minguez (Bernat Metgc); caste­
llanas, Antonio Tovar y M. T. Belfiore (B.,
Alma Mater, 1963), Aníbal Núñez (Valla-
doiid, 1980).
158
PROTÁGORAS (h. 485-h. 415 a.C.). Sofis­
ta griego. Protágoras de Abdera, en Tracia,
comenzó su magisterio h. 455 a.C., profe­
sión que ejerció lucrativamente en Átonas
y en Sicilia. Afirmaba enseñar «rete (virtud)
—la eficiencia que proporciona el éxito en
el mundo. Su filosofía se basaba en la subje­
tividad de todo conocimiento humano: «El
hombre es la medida de todas las cosas:
de las que son, en tanto que son; de las que
no son, en tanto que no son». Desdeñaba la
matemática y la ciencia y creía que la teolo­
gía era incognoscible. «Nada sé de los dio­
ses, si existen o no, ni' qué forma tienen.
Muchas cosas obstruyen la vía del conoci­
miento: la oscuridad del tema, la brevedad
de la vida humana». Sus escritos más famo­
sos (no conservados) fueron De la verdad y
De los dioses. Aparece como adversario de
Sócrates en el diálogo platónico que ostenta
su nombre. [DRD]
Diels, F V, 80.
Kathlcen Freeman, The Pre-Socratic
Philosophers (1946).
PRUDENCIO (Aurelius Prudentius Cíe­
meos) (384-410 d.C.). Poeta latino cristia­
no. Nacido en Calahorra, su educación le
dio una excelente formación en la cultura
latina, aunque escaso o ningún conocimien­
to del griego. Tuvo una carrera distinguida
en la administración pública, incluyendo
posiblemente el gobierno de una provincia
y es seguro que ejerciera altos cargos en la
corte de Teodosio. Como muchas de las
mejores mentes de la época, cansado de ser­
vir al mundo, anheló el servicio de Dios.
Una visita a Roma —donde vio las cata­
cumbas y los sepulcros de los mártires en
su renovado esplendor— le confirmó en su
decisión de retirarse y dedicar a la Iglesia
sus talentos como poeta. Todo esto lo sabe­
mos por sus escritos.
Sus poemas comprenden: (1) Cathemeri-
non, colección de himnos (algunos aún en
uso) para diversas ocasiones y festividades;
(2) Peristephanon (Los mártires. Coronas).
poemas en alabanza de los mártires, sobre
todo los españoles; (3) Apotheosis (De la
naturaleza de Dios): (4) Hamartigenia (El
origen del mal); (5) Contra Simaco, escrito
en defensa de la causa cristiana en la última
gran contienda contra el paganismo, y
(6) Psychomachia (La batalla del alma),
alegoría de la lucha espiritual en el alma del
hombre. El tema fue popular en la Edad
Media y aparece con frecuencia en el arte de
la época. Puede que también le corresponda
una obra titulada El doble testamento (Dit-
tochaeon). Al dominio de una gran variedad
de metros latinos, unió dotes poéticos de
alta calidad. Sus defectos —solemnidad,
credulidad— son los defectos de la época.
159
Su nombre resulta indispensable en toda
nómina de la poesía lírica latina. [DRD]
Ed. W. Bcrgman (CSEL, Leipzig y Viena,
I926): Loeb: H. J. Thomson (2 vols., 1949);
Bernat Metge: Notase Rebull. Prefaci. Lli-
bre d’Himnes (1979). Traducción: José
Guillen, Obras completas (M., BAC. 1 950).
Lorenzo Ribcr, Aurelio Prudencio (B.,
1936).
PTOLOMEO (Claudius Ptolomaeus) (//.
121-151 d.C.). Astrónomo y geógrafo grie­
go. Claudio Ptolomeo nació en Ptolemais,
en Egipto, y probablemente pasó en Alejan­
dría la mayor parte de su vida. Compuso
varias obras sobre astronomía, la más im­
portante la Gran Colección o Almagesto,
donde expuso y mejoró el sistema desarro­
llado por Hiparco, empleando la trigono­
metría esférica como base de sus cálculos.
También escribió sobre música, óptica, me­
cánica y astrologia. Sin embargo, su obra
más importante fue la Geografía, en ocho li­
bros, en la que estableció los principios y
expuso los datos necesarios para la cons­
trucción de un mapa universal.
Al escribir a mediados del siglo n d.C.,
cuando las Islas británicas habían sido cir­
cunnavegadas y la penetración militar y
comercial había hecho grandes progresos en
Asia y en Africa, Ptolomeo disponía de mu­
cha más información que sus antecesores y
su gran mérito consiste en haberla expuesto
de forma sistemática, dando la latitud y la
longitud de todos los lugares que menciona.
No obstante, aunque su obra constituye un -
gran adelanto, tiene graves defectos. Las po-
Ptolomeo
siciones geográficas que enumera no se ba­
saban. salvo unas pocas, en la observación
astronómica, sino en la orientación y la dis­
tancia derivadas de los cálculos de los viaje­
ros, que tendían a exagerar las distancias.
Además, al adscribir una distancia demasia­
do pequeña a la circunferencia terrestre,
también redujo sus grados de longitud, con
el resultado de representar el continente
asiático como si se extendiese hasta el grado
180. La obra de Ptolomeo incluía un mapa
del mundo y una serie de mapas por seccio­
nes. La Geografía de Ptolomeo fue conside­
rada como obra de autoridad definitiva has­
ta época relativamente reciente. Sus otras
obras fueron muy apreciadas por los árabes
y en algunos casos la única versión que se
conserva es la traducción latina de una ver­
sión árabe. [TADJ
Ed. y tr. latina C. Müller y C. T. Fischer
(3 vols., 1883-1901); ed. y comentario in­
glés P. J. Fischer, Cl. Ptolemaei... codex Ur-
binas Graecus (3 vols.. 1932).
E. H. Bunbury, History of Ancient Geo-
graphy (1883).
PTOLOMEO SOTER (h. 367/6-283/2
a.C.). Historiador griego. Hijo de Lago, fue
amigo íntimo y general de Alejandro Mag­
no. Después de la muerte de éste, fue gober­
nador de Egipto, donde más tarde se declaró
rey y fundó la dinastía ptolemaica que dio
fin con Cleopatra. Escribió la historia de
Alejandro considerada como la más fidedig­
na. Su obra fue la fuente principal de
* Arriano. [TAD]
-
 QUINTILIANO (Marcus Fabius Quintilia-
nus). (30/40-h. 100 d.C.). Retórico y peda­
gogo romano. Nació en Calagurris, en Espa­
ña. Su padre fue probablemente maestro.
En su adolescencia fue enviado a Roma
para educarse; entre sus maestros figuraron
Domicio Afer y Julio Africano. Volvió a
España probablemente en 58, al morir Do­
micio Afer, pero acompañó a Galba a
Roma en 68. Pronto fue reconocido como el
más destacado miembro de la profesión pe­
dagógica, protegido por Vespasiano, que le
otorgó categoría oficial y un salario. Enseñó
y ejerció como abogado durante 20 años; se
retiró hacia 90. Plinio el Joven se mostraba
orgulloso de haber sido su discípulo y Juve-
nal y Marcial hablan bien de él. Recogió los
frutos de su experiencia en la Instimtio ora­
toria (formación de un orador), publicada
entre 93 y 95. Domiciano le había nombra­
do preceptor de sus sobrinos-nietos, los hi­
jos de Flavio Clemente y Flavia Domitila, y
el libro fue probablemente pensado como
un programa educativo para los jóvenes
príncipes y para los hijos de Quintiliano.
Pero Quintiliano casó tarde, su joven esposa
murió antes que él y sus dos hijos murieron
en la infancia. Clemente y Domitila fueron
acusados de ateísmo en 95; Clemente fue
ejecutado y Domitila desterrada. Es casi se­
guro que ambos fueran cristianos (Quinti­
liano quizá haga alusión a la parábola del
sembrador en I: 3, 4-5). Se desconoce la fe­
cha de su muerte.
No se ha conservado ninguno de sus dis­
cursos. Pro Naevio Arpiniano fue la única
oración que publicó, pero otros discursos y
algunas conferencias circularon en edicio­
nes piratas basadas en notas taquigráficas.
Al retirarse compuso un ensayo sobre las
razones de la decadencia de la oratoria, que
no se ha conservado, y la Inslitutio orato­
ria. en 12 libros. Los libros II1-XI son un
tratado técnico sobre la retórica y forman el \
núcleo de la obra, los III-Vil tratan del tema
y la disposición, y los VI1I-IX del estilo y la . -
evolución. Gran parte es árida y sin interés
(«mucha hiel y poca miel», como él mismo
dice), pero por lo menos Quintiliano es un
abogado en ejercicio que se njega a admitir
que la teoría abstracta triunfe sobre los co­ ..
nocimientos y el sentido común-individua-’
les. El lector moderno encontrará probable­
mente los libros I, II y X los más interesan­
tes. El libro 1 es un tratado, extraordinaria­
mente agudo, de la educación del niño,
comprensivo, equilibrado y en algunos as­
pectos (especialmente en la actitud hacia los
castigos físicos) más avanzado que la prácti­
ca moderna. El libro II comprende una su-
gerente discusión sobre la naturaleza y las
funciones de la oratoria y la retórica. El li­
bro X contiene, entre otros, un análisis de
las lecturas apropiadas para un orador y el
famoso resumen comparativo de las litera­
turas griega y latina. El libro XII presenta la
semblanza del orador cultivado, el varón
noble y experto en la oratoria, que es a lo
que aspira formar Quintiliano. Muchas de
sus ideas han sido absorbidas por la tradi­
ción pedagógica europea. Su entusiasmo, su
entrega, su saber y honestidad, fundamen­
talmente humanas, sugieren el maestro que
era a Ja vez amigo de sus discípulos; su esti­
lo refleja el hombre: claro, robusto, sencillo,
aunque refinado. (*Critica literaria; Orato­
ria y retórica). [DEWW]
Loeb H. E. Butler (4 vols., 1921); Bernat
Metge: J. M. Casas Homs (2 vols., 1964).
M. L. Clarke, Rheloric al Rome (1953);
A. Gwynn, Román Education from Cicero
lo Quintilian (1926).
QUINTO, Curcio. *Curcio Rufo, Quinto.
QUINTO DE ESMIRNA (fl. h. 400 d.C.).
Poeta griego. Autor de un poema épico, en
14 libros, titulado Posthomerica. que narra
los sucesos de la Guerra de Troya entre el
final de la ¡liada y el comienzo de la Odi­
sea. Su autor era un hombre familiarizado
con Homero y el poema es un acierto nota­
ble, teniendo en cuenta lo tardío de su fe­
cha, en el uso de la dicción homérica. Su
mérito literario es relativo, ya que trata de
temas mucho mejor tratados en el Ciclo
*épico o por Virgilio. Debido a que el ma­
nuscrito se descubrió en Otranto, en Cala­
bria, el autor es a veces llamado Quinto
Calaber, pero él mismo dice que era oriun­
do de Esmima. (*Épica griega, Poesía.)
(DRD)
Loeb: A. S. Way (1913).
REMIO PALAMÓN, Quinto (siglo l
d.C.). Gramático y maestro de escuela ro­
mano. En su primera condición, fue autor
de un sucinto tratado, hoy perdido, utiliza­
do por todos los gramáticos posteriores. En
la segunda, su inmoralidad fue tal que dos
emperadores (Tiberio y Claudio) advirtie­
ron a los padres que no le confiasen sus
hijos. {DRDJ
REPOSIANO (Probablemente siglo ni o
comienzos del iv d.C.). Poeta latino. Autor
de un poema de 182 versos conservado en el
códice Salmasiano. Su tema son los amores
de Venus y Marte; el estilo, delicado y en­
cantador, recuerda el del *Pervigilium Ve-
nerissin su apasionada intensidad. [DRD]
Loeb: Duff, MLP. Traducción: E. Mon­
tero Cartelle, El concúbito de Marte y Ve-
ñus (en Priapeos, etc.; M., Bibl. Clásica
G redos, 1981).
RUFO, Marco Cluvio (fl. 68 d.C.). Historia­
dor romano. Cónsul antes de 41 y amigo
de Nerón. Elocuente por naturaleza, no
abusó de su elocuencia en entablar proce­
sos. Conservó la amistad de los emperado­
res siguientes. Fue gobernador de España a
comienzos de 69, pero se unió a Vitelio y
asistió a las conversaciones con Flavio y Sa­
bino en las que se buscó un arreglo de las
luchas civiles. Vivió años del reinado de
Vespasiano. Cluvio escribió una historia de
Roma que comprendía los reinados de
Gayo, Claudio, Nerón y probablemente la
ascensión de Vespasiano. Era un hombre
sincero de opiniones moderadas y fue elo­
giado por Tácito. [TAD]
Peter, H R R, II.
 s
SAFO (nació h. 612 a.C.). Poetisa griega.
Nació en Eresos, en Lesbos, de noble alcur­
nia. Su padre, Escamandrónimo, murió al
parecer en la lucha entre Atenas y Lesbos
por Sigeo. Safo vivió casi siempre en Miti­
lene, ciudad natal de su madre, Ciéis. Du­
rante su niñez, los disturbios políticos la
llevaron por corto tiempo a un destierro en
Sicilia. Estuvo casada y escribe tiernamente
de su hija, a la que llamó, como la abuela,
Ciéis. El hermano de Safo, Caraxo, tuvo
amores con una esclava tracia, Dórica, y co­
bró cierta fama al comprar su libertad por
una cantidad exorbitante. La conocida his­
toria del amor de Safo por Faón y su muerte
al arrojarse al mar desde el promontorio de
Leucade, es una notoria invención poste­
rior.
Safo fue la figura dominante de un grupo
de muchachas unidas por su vigorosa perso­
nalidad en una relación de apasionados ma­
tices eróticos, basada en una común sensibi­
lidad emocional y en la entrega a la poesía
(formaban el público para el que compuso,
la mayor parte de sus poemas personales).
El paralelo trazado en la Antigüedad con
Sócrates y su grupo es revelador.
Los editores alejandrinos dispusieron la
poesía de Safo en siete libros. Su fama se
basa en un puñado de poemas, la mayor
parte fragmentos conservados en papiros.
Solo la dedicatoria a Afrodita es indudable­
mente íntegra. Su temario parece limitarse
casi enteramente al mundo personal de su
familia y amigos y a su vida emocional y re­
ligiosa. Pero la amplitud e intensidad de sus
sentimientos, que prenden su imaginación
hasta alcanzar una incandescencia donde
toda escoria se consume, no tienen límites.
Su poesía está radicada en la canción popu­
lar de Lesbos; su dialecto es el vernáculo de
la isla. Los cantos nupciales son extraordi­
narios; también en ellos puede mostrar un
tono coloquial, pero suelen ser composicio­
nes formales y utilizan convenciones épicas
de tema y tratamiento. Posee variedad y do­
minio métricos extremados, y compone a
voluntad en estrofas de cuatro y de tres ver­
sos, en pareados o con el verso singular
como unidad. La fuerza y la emoción de sus
mejores poemas, la belleza sensual, engaño­
samente simple, de frase, ritmo y sonido,
tienen algo del atractivo instantáneo, del in­
mediato poder mágico de un aria de Mo-
zart. Catulo, con segura intuición, tomó el
retrato que Safo hace de los celos amorosos
como modelo para pintar la pasión. *Alceo,
su contemporáneo ligeramente mayor, era
también de Mitilene. Ambos crearon la
poesía lírica subjetiva y personal, con lo que
dio comienzo una tradición transmitida por
Catulo y Horacio, extendida y desarrollada
por una larga sucesión de poetas europeos
que sigue estando intensamente viva.
[DEWW]
Poetarum lesbiorum fragmenta, ed. E.
Lobel y D. L. Page (1955). Traducciones:
M. Fernández Galiano (M., 1974); Manuel
Balasch (en catalán; B., 1974).
Bowra, G L P: D. L. Page, Sappho and
Aicaeus (1955; ambos incluyen versiones al
inglés de ios principales fragmentos); M.
Fernández Galiano, Safo (M., Cuadernos de
la Fundación Pastor).
SALUSTIO (Gaius Sallustius Crispus)
(86-h. 34 a.C.). Político e historiador roma­
no. Como ferviente miembro en su juventud
del partido antisenatorial, Salustio fue tri­
buno de la plebe en 52, y después de la
muerte del demagogo Clodio tomó parte ac­
tiva en fomentar los motines que acabaron
con el incendio parcial del edificio del Sena­
do. Por ello, aunque formalmente por in­
moralidad, fue expulsado del Senado por
los censores en 50. Repuesto por César du­
rante la Guerra Civil, en recompensa por
algunos éxitos militares fue nombrado go­
bernador de Numidia. Sin embargo, se enri­
queció con tal descaro a costa de los provin­
ciales que tuvo que retirarse de la vida pú­
blica y dedicó el resto de su vida a la litera­
tura en su hermosa residencia de los «jardi­
nes de Salustie»r-edificados con su flamante
fortuna.
La obra principal de Salustio fue una
Historia de Roma en cinco libros, que abar-
Sátira
caba el periodo 78-66 a.C. Aparte de unos
pocos y breves extractos, nada se conserva
de ella y su lama descansa en dos monogra­
fías, el Catilina, que relata la conspiración
de este en 63 a.C., y el Yugurta, que trata de
la guerra con este rey de Numidia, de l I 1 a
105 a.C. Estas dos extraordinarias obras li­
terarias están escritas en vigoroso estilo y
contienen muchas disquisiciones morales y
filosóficas y algunos violentos ataques con­
tra la corrupción de la vida en Roma y, en
especial, de la aristocracia senatorial. Pero
la cronología es descuidada y, a veces, con­
fusa, y hay inexactitudes en los detalles. El
estilo de Saiustio está en parte basado en el
de Tucidides; ejerció una influencia consi­
derable sobre Tácito. Sus características
principales son la variedad, la brevedad y la
afición por los arcaísmos. Algunos especia­
listas consideran a Saiustio como un serio
historiador filosófico; otros, como un sim­
ple propagandista político. Pero sus consi­
deraciones filosóficas son casi siempre de
segunda mano, a veces insinceras, y general­
mente inoportunas, aunque su ingenio no
deja de tener agudeza. Quienes sostienen
que el Catilina es, más que nada, un intento
de exculpar a César de complicidad en la
conjuración, no han sabido dar gran fuerza
a su argumento. Lo más probable es que el
motivo principal que movió a Saiustio a es­
cribirlo fuera un deseo de gloria; frustrado
en la política, decidió hacerse un gran nom­
bre en la literatura y al combinar la morali­
zación con el sensacionalismo, lo consiguió
con creces.
La mayor contribución de Saiustio a la li­
teratura latina fue el desarrollo de la mono­
grafía histórica. Es también notable por el
carácter dramático de su narración, en la
que los acontecimientos están presentados
como una serie de escenas animadas, y por
su interés en las causas psicológicas de las
acciones humanas. En estos dos aspectos
fue seguido por Tácito. [TAD]
Loeb: J. C. Rolfe (1921); Bemat Metge:
Joaquim Icart, La conjurado de Catilina
(1963), La guerra de Yugurta (1964); Cati­
lina y Yugurta, texto y tr. José Manuel
Pabón (2 vols., B., Alma Mater, 1954-56).
D. C. Earl, The Political Thought of Sa-
llust (1961); R. Syme, Sallust (1965).
SÁTIRA ROMANA («Satura»). La famo­
sa pretcnsión de la supremacía romana en
la sátira («satura quidem tola nostra est»,
Quintiliano, X: 1 ;93) es aceptable si se en­
tienden sus términos. Marcados elementos
satíricos se dieron en varios géneros de la li­
teratura griega, especialmente en la come­
dia antigua (por ej., los ataques de Aristófa­
nes contra Pericles, Cleón, Lamaco, Sócra-
166
les, etc.), así como en las diatribas cínico-
estoicas de *Bión de Boristencs y *Mcnipo.
Pero haber desarrollado la sátira como un
género literario por derecho propio, con
una variedad flexible de hexámetro como su
metro apropiado, haberla equipado con una
variada selección de armas y haberlas apun­
tado contra blancos lo suficientemente apa­
sionantes como para atraer la entera aten­
ción de una serie de escritores excepciona­
les: todo esto es probablemente la hazaña
original más formidable de la literatura lati­
na.
Se suele estar hoy de acuerdo, después de
muchas polémicas, que satura deriva de sa­
lar, que significa «lleno» o «relleno», con la
acepción gastronómica de mezcla o relleno
mixto. Así. Livio emplea «saturae» para
describir una especie de representación tea­
tral primitiva en boga en la Roma del si­
glo tv a.C., batiburrillo de prosa y verso,
canto y diálogo, con una gran variedad de
temas. Estas groseras forn is de espectáculo
quedaron arrinconadas por el influjo del
teatro griego. Pero el nomb-e reaparece
como título de ciertos escritos de Ennio
(239-169 a.C.), de nuevo con el sentido de
miscelánea.
Para *Ennio, la sátira era un parergon. El
primer autor que se dedicó por entero al gé­
nero fue * Lucí lio (h. 180-h. 102 a.C.), autor
nada menos que de 30 libros que consti­
tuían una formidable acusación de la vida y
la moral romanas. Empleó diversidad de
metros, pero acabó por preferir el hexáme­
tro. Todos los satíricos posteriores hablan de
Lucilio como padre de su verso; es una gran
pérdida el que sólo se conserven fragmentos.
En el siglo siguiente *Varrón (116-27
a.C.) revivió la mezcla de verso y prosa. Las
Sátiras de Horacio (65-8 a.C.) combinan la
forma métrica luciliana con las predicacio­
nes de los filósofos griegos. Pero mientras
Lucilio fustigó el vicio, Horacio dirige una
sonrisa tolerante a las flaquezas humanas.
Algo del tono de Lucilio reaparece en las
seis sátiras de *Persio (34-62 d.C.), ligera­
mente apagado por el puritanismo del autor
y la oscuridad del estilo. Hay un fuerte ele­
mento satírico en * Lucrecio y más aún en el
Apocolocyntosis de *Séneca el joven y el Sa-
tiricón («novela satírica») de *Petronio.
Pero la cumbre de esta tradición romana
son las 16 sátiras de *Juvenal —uno de los
satíricos más grandes—, dotado excepcio­
nalmente con aquella saeva indignalio in­
dispensable para sus mejores efectos. Cons­
tituyen una acusación de la sociedad roma­
na a comienzos del Imperio, de energía
igual a la de los escritos históricos de Táci­
to. En ambos casos, la obra de los apologis­
tas modernos no ha hecho más que probar
que la huella es imborrable. [DRD]
167
Gilbcrt Highet, Juvenal thc Satirist
(1954), The A nalomy oj Satire (1962).
SATIRICO, Teatro. Tipo de teatro griego
análogo a la tragedia en la forma y el tema,
pero de tratamiento caprichoso y ligero. Re­
cibía nombre del coro, que aparecía como
sátiros, seres desvergonzados y traviesos, se­
mihumanos y scmicaprinos, que formaban
el séquito de Dionisos, al mando de su ale­
gre progenitor, el viejo y sabio Silcno. El
parentesco entre el teatro satírico y la trage­
dia primitiva es dudoso. Se afirmaba que
Pratinas, dramaturgo del Peloponeso, in­
ventó el teatro satírico y probablemente lo
introdujo en las competiciones trágicas de
Atenas a fines del siglo vi a.C. A comienzos
del siglo v, la última obra de la tetralogía de
cada concursante era tradicionalmente una
comedia satírica, pero después sólo se re­
presentó una por competición.
Podría emplearse cualquier leyenda apta
para ser tratada burlescamente. Las come­
dias satíricas de *Esquilo fueron las más
apreciadas; después, las de Pratinas y su
hijo. Se conservan abundantes fragmentos
de los Arrastradores de redes, de Esquilo,
parte de su tetralogía sobre la leyenda de
Perseo; debió ser una obra de gran atracti­
vo, con los sátiros como pescadores que
salvaban del mar a Danae y al pequeño Per-
seo. También se conserva parte de los Sa­
buesos de *Sófocles, pero la única comedia
satírica que subsiste íntegra son los Cíclo­
pes. de * Eurípides. El género parece haber
perdurado hasta la época romana; * Horacio
incluye algunas reglas para su composición
en el Ars poética, y señala que se diferencia
de la tragedia y la comedia, y debe tener va­
lor por sí misma. (*Tragedia griega.)
[GTWH]
Pickard-Cambridge, D T C; A. Lesky,
Greek Tragedy (1965).
SÉNECA EL JOVEN, Lucio Anneo (4
a.C.-65 d.C.). Político, filósofo y literato ro­
mano. Segundo hijo de * Séneca el Viejo.
Nacido en Roma, donde mostró precoces
aptitudes literarias y filosóficas. Nunca muy
robusto, debilitó su salud por una austeri­
dad excesiva; una visita a su tía, casada con
Galerio, prefecto de Egipto, contribuyó a res­
tablecerle, física y emocionalmente. Pronto
ganó fama como orador y autor. Su carrera
oficial dio comienzo (y casi fin) con Calígu-
la. En 41 Claudio le desterró a Córcega,
acusado de adulterio con Julia Livilla; pero
en 49 Agripina consiguió su vuelta y que
fuera nombrado preceptor de Nerón. En los
comienzos del reinado de éste, fue Séneca,
con Burro, quienes ejercieron el poder efec­
tivo siendo cónsul sufecto en 56. El asesina­
to de Agripina en 59 señaló el menguante de
Séneca
su influencia; la tradición de que compuso
el discurso de exculpación de Nerón es pro­
bablemente apócrifa. Después de la muerte
de Burro en 62 buscó salvarse en el retiro,
pero en 65 recibió la orden de suicidarse y
murió con fortaleza estoica. Ha sido acusado
de contemporización y de cobardía en su
carrera pública; pero a medida que observa­
ba la corrupción del carácter de Nerón por
el poder, quizá creyese que su deber era
ejercer una influencia moderadora en cuan­
to le fuera posible. Por lo menos pudo ale­
gar su intervención en los cinco años de
buen gobierno—el quinquennium Neronis.
Aunque los discursos se han perdido, se
ha conservado una selección representativa
de su prosa y su verso. (1) Obras filosóficas,
(a) 12 libros de «diálogos», en su mayor par­
te tratados con frecuentes interrupciones de
un interlocutor imaginario, que exponen la
moral estoica; (b) Ensayos más extensos, el
De clementia, y el De beneficiis (en 7 li­
bros); (c) Epistolae morales, 1 24 sermones
breves en forma epistolar, quizá lo más vivo
de sus escritos filosóficos. (2) Naturales
quaestiones (en 7 libros) que tratan de fenó­
menos extraños, escritos con marcados
matices morales. (3) La Apocolocyntosis. o
«metamorfosis en calabaza» del empera­
dor Claudio, sátira menipea que mezcla la
prosa y el verso, maligna burla sobre el
tema de la divinización de Claudio. (4)9
tragedias: Hercules Furens. Troades, Phoe-
nissae, Medea, Phaedra, Oedipus. Aga-
memnon, Thyestes y Hercules Oetaeus (ésta
de autenticidad dudosa). Pensadas para ser
leídas y recitadas, son melodramáticas y
emotivas, con intermitentes chispazos de
poesía y de emoción dramática. Una déci­
ma tragedia, la Octavia, ha dejado de serle
atribuida. (5) Es posible que unos 50 de ios
epigramas que se le atribuyen sean auténti­
cos.
Séneca es maestro del estilo enfático y es­
cribe en cortas frases afiladas con un voca­
bulario enriquecido por elementos poéticos,
arcaicos y coloquiales; se esfuerza por la
paradoja y el epigrama hasta extremo que
anula sus mismas intenciones. Lo que de­
muestra su éxito es que preparó el camino
para Tácito. Desde el punto de vista filosó­
fico es en esencia un vulgarizador, y carece
de convicciones profundas o de curiosidad
científica. Como poeta y dramaturgo sólo
conmueve a ratos, aunque oculto de algún
modo bajo la fachada enigmática y orna­
mentada, palpita un auténtico impulso poé­
tico. Pero marcó el tono de la Edad de Plata
e influyó profundamente en la literatura la-
- tina y en la europea siguientes. [DEWW]
Loeb: 'tragedias F. J. Miller (2 vols..
1916-17), escritos filosóficos J. W. Basore
Séneca
(3 vols., 1932-35), epístolas R. M. Gumme-
rc (3 vols., 1917-25), Apocolocyntosis
W. H. D. Rousc (1913), Naturales quaestio-
nes, tr. inglesa y comentario A. Gcikie y
J. Clarke (1910); Bcmat Molge: Caries Car­
dó, De la brevetat de la vida. De la vida
benaurada. De la providencia (1924), De la
ira (1924), Consolacions (1925), Diálegs a
Seré. De Constancia. De la constancia del
savi. De la tranquilitat del esperit. De l’oci.
De la clemencia. A Neró César (1926), De
Beneficiis (2 vols., 1933-34), Lletres a Lu-
cili (1928), Questions naturals (2 vols.,
1956-57). Traducciones: Lorenzo Riber,
Obras completas (M., Aguilar. 1943); J. La­
que Moreno, Tragedias (2 vols., M., Bibl.
Clásica Grcdos, 1980); V. García Yebra,
Medea (M.. Gredos, 1954).
C. W. Mendell, Our Seneca (1941);
G. Lloyd-Evans, «Seneca, Shakespeare, and
the Kingdom of Violence», en Román Dra­
ma, ed. D. R. Dudley (1965); Miriam
T. Griffin, Seneca: A Philosopher in Politics
(Oxford, 1975); J. F. Yela, Séneca (B.,
1947); J. García-Borrón, Séneca y los estoi­
cos (M., CSIC, 1956); Eleuterio Elorduy,
Séneca: Vida y escritos (M., CSIC, 1965);
K. A. Blüher, Seneca in Spanien: Untersu-
chungen zur Geschichte der Seneca-Rezep-
tion in Spanien vom 13. bis 17. Jahrhundert
(Munich, 1969); Fernando Prieto, El pensa­
miento político de Séneca (M., Revista de
Occidente, 1977).
SÉNECA EL VIEJO, Lucio (?) Anneo (55
a.C.-¿40? d.C.). Retórico romano. Llamado
«el Viejo» (o «el Orador») para distinguirle
de su hijo, Séneca el Joven. Nacido en Cór­
doba, marchó a Roma en su juventud y
adquirió una considerable fortuna, quizá en
el comercio. Sus intereses intelectuales se
inclinaban por el arte de la retórica, del que
era especialista; la experiencia de toda su
vida está recogida en la antología de la prác­
tica retórica que recopiló para uso de sus
tres hijos. Contenía 10 libros de Controver-
siae (que discuten problemas de tipo legal,
de los cuales 1, 2, 7, 9 y 10 se conservan
completos, el resto en epítome), y dos o más
(se conserva uno) de Suasoriae, discursos
que aconsejan a personajes históricos.
Constituyen el archivo de cuanto se conoce
sobre la retórica romana durante los reina­
dos de Augusto y Tiberio, aparte de mucha
información accesoria sobre autores latinos
que se han perdido. Además, obtenemos
una idea más clara de la literatura latina de
la Edad de Plata del cuadro que traza Sé­
neca de su influencia formativa. Tampo­
co son sus méritos propios despreciables.
Muestra una notable habilidad en la repre­
sentación de los estilos individuales de casi
un centenar de oradores, sus anécdotas son
168
sabrosas y están bien contadas, sus juicios
literarios son penetrantes. Es un firme parti­
dario de la dignidad y el sentido común de
Cicerón como conectivo de las tendencias
más laxas de su época. [DRD]
Tcubncr: A. Kicssling (Lcipzing, 1872);
Suasoriae. cd. y tr. ingles W. A. Edward
(1928).
S. F. Bonncr, Román Declamation in the
Late Republic and Earty Empire (1949); Ja-
nct Fairweathcr, Seneca the Eider (Cambrid­
ge, 1980).
SERVIO (fines del siglo iv d.C.). Gramático
y erudito romano. Se le atribuye uno de los
dos comentarios antiguos más importantes
sobre Virgilio (el otro es el de * Donato, del
que solo se conserva un fragmento). El «Ser-
vius» se conserva en dos formas: (a) una
versión abreviada, y (b) el llamado Servius
Auctus o Servius Danielis, que incorpora
materiales muy anteriores. Esta versión tie­
ne valor propio, aparte de ser un ejemplo de
los métodos educativos durante el Bajo Im­
perio. [DRD]
SEXTIO (Quintos Scxtius Sextians) (naci­
do h. 70 a.C.). Fundador de un escuela de
filosofía estoica en Roma, que contó con al­
gunos discípulos de distinción. Sus obras
(hoy perdidas) fueron escritas en griego.
[DRD]
SEXTIO NIGER (Jl. h. 10 a.C.). Tal vez
hijo del anterior, escritor de botánica y me­
dicina, citado por *Dioscórides. [DRD]
SEXTO, Empírico. * Escépticos.
SIDONIO APOLINAR (h. 430-h. 480
d.C.). Escritor latino cristiano. Testigo de!
hundimiento final del poder romano en la
Galia, sus escritos figuran entre las fuentes
más importantes para las condiciones socia­
les en la Galia del siglo v. Noble cuna, elo­
cuencia y amistades influyentes le dieron
favor con tres de los últimos y débiles empe­
radores de Occidente, Avito, Mayoriano y
Antemio, a cada uñó de los cuales dirigió
un panegírico. Pero no fue tan sólo contem­
porizador: siendo obispo de Arverna (Cler-
mont), organizó la última resistencia decidi­
da de los galorromanos de la Auvernia con­
tra ios visigodos, traicionada cuando, en
contra de sus deseos, las autoridades impe­
riales cedieron la provincia al rey godo Eu-
rico (475). Encarcelado durante algún tiem­
po, Sidonio, volvió a su sede y a su vida en
su finca en el campo, que al parecer fue sor­
prendentemente pacífica y confortable para
tiempos tan turbulentos. Sus obras com­
prenden: Poemas, entre ellos los tres pane-

169
gíricos, y, aún más importantes, las Cartas
en nueve libros. Imitadas de las de Plinio, y
como ellas, redactadas pensando en su pu­
blicación, tratan de una gran variedad de
lemas sociales, políticos y literarios, y mere­
cen ser más conocidas. [DRD]
Loeb: W. B. Anderson (1936; poemas y
cartas I y 2).
C. E. Stevens, Sidonius Apollinaris and
HisAge{\m).
SILIO ITÁLICO, Tiberio Catio Asconio
(¿26?-¿101 ? d.C.). Poeta romano. Autor del
poema latino más extenso (12.200 versos) y,
sin duda, el más aburrido. Senador, cónsul
(68) y delator con Nerón, fue partidario de
Vitelio en la Guerra civil y gobernador de
Asia en 77. Durante un largo retiro en sus
posesiones de Campania, dio satisfacción a
sus gustos de coleccionista de obras de arte
y de bibliófilo, y mantuvo el culto de Virgi­
lio con más entusiasmo que discreción. El
restaurar la tumba de Virgilio fue un acto de
devoción, pero no el componer un poema
épico según el modelo de la Eneida, ya que
Silio carecía de talento poético. Su Púnica
(en 17 libros, compuesto en 88-89) es una
la épica literaria al tema histórico. Plinio ha
dicho la última palabra sobre él: que estaba
escrito «maiore cura quam ingenio», «con
más diligencia que talento». A pesar de toda
su diligencia, en realidad no nos cuenta
nada nuevo sobre las Guerras Púnicas.
•Épica romana, Poesía. [DRD]
Loeb: J. D. Duff(2 vols., 1927, 1934).
SÍMACO, Quinto Aurelio (h. 340-h. 402
d.C.). Político y orador romano. Miembro
de una de las grandes familias aristocráticas
del Bajo Imperio, y con una carrera distin­
guida en la política (gobernador de Africa,
373; prefecto de la cuidad, 384; cónsul,
391), fue portavoz del partido pagano en
Roma en sus últimos estertores. Intervino
en el famoso debate sobre el restablecimien­
to de la estatua de la Victoria en el edificio
del senado, que había sido retirada por Gra­
ciano en 382. La restauración, a la que se
opusieron San *Ambrosio y *Prudencio, no
se llevó a cabo. La tercera de tas Relationes
de Simaco relata su intervención en el asun­
to. Sus cartas fueron editadas por su hijo en
10 libros, nueve de correspondencia priva­
da, sin gran interés; el décimo, Relationes
(correspondencia oficial), contiene algún
material histórico de utilidad. [DRD]
Ed. O. Seeck (Berlín, 1883).
SIMIAS. *Alejandrina, Poesía.
SIMÓN EL MAGO. *Gnosticismo.
Sócrates
SIMÓNIDES (h. 556-h. 468 a.C.). Poeta lí­
rico y epigramático griego. Nacido en Ceos,
vivió algún tiempo como huésped de Hipar-
co en Atenas. Al caer la tiranía se trasladó a
Tesalia, y disfrutó de la protección de los
escopadas. Volvió a Atenas antes de Mara­
tón y más tarde fue partidario y amigo de
Temístocles. Las grandes victorias de las
Guerras Persas fueron todas conmemoradas
por él. Al declinar la influencia de Temísto-
clcs en 476, Simónides se trasladó a Sicilia.
Su tacto compuso las diferencias entre Te-
rón y Hierón y le aseguró una posición
sólida. Su sobrino, *Baquílides, se unió a él
y los éxitos poéticos de ambos irritaron a
•Píndaro, que también se encontraba en Si­
cilia por entonces. Murió en Acragas.
Simónides desarrolló el epinikion, de un
breve e improvisado canto de bienvenida al
vencedor, a una composición coral en gran
escala, aunque las notas humorísticas le
muestran menos solemne que Píndaro. La
sencilla emoción de sus cantos fúnebres era
famosa. Sus epigramas, sobre todo los epita­
fios, eran insuperables. También compuso
himnos, ditirambos, cantos báquicos y ele­
gías. La graciosa fluencia jónica de sus pri­
meros poemas se convierte en un estilo vi­
goroso y apretado de tono casi lapidario,
que debe algo a la disciplina del epigrama.
Su famoso dicho de que poesía es pintura
con palabras, se acomoda perfectamente a
la calidad pictórica de su verso. Los años
maduraron su sentido humano y profundi­
zaron su saber, sin disminuir apenas sus
dotes poéticas. (*Ditirambo). [DEWW]
Page,
• M—G;
-P --- Traducción: Juan Ferraté,
, ------- — •' -----
Seis fragmentos (con Solón; Santiago de
Cuba, 1960).
Bowra, G L P.
SIRO. *Epicureísmo.
SISENNA, Lucio Cornelio (muerto en 67
a.C.). Orador e historiador romano. Pretor
en 78. Luchó como legado de Pompeyo en
la campaña contra los piratas y murió du­
rante una misión en Creta. Escribió una
historia de la guerra social y de la guerra
civil entre Sila y Mario. Su obra es elogiada
con reparos por Cicerón, que la describe
como la mejor historia escrita hasta enton­
ces, pero muy distante de la ideal. Como
orador, su estilo es alabado por Cicerón,
pero le coloca después de Sulpicio y *Hor-
tensio. [TAD]
Peter, H R R, I.
SÓCRATES (¿4697-399 a.C.). Filósofo
griego. Sócrates no escribió nada. Pero la
influencia de su vida y de su magisterio fue
tan poderosa que se le ha de considerar
Sócrates
como figura capital de la literatura grie­
ga; en la filosofía es, por supuesto, esencial.
Hijo de un escultor y de una partera, con
medios suficientes para darle una buena
educación. Al comienzo se sintió atraído
por las ciencias naturales, sobre todo según
las enseñaban Arquelao y Anaxágoras, pero
desilusionado, prestó atención más tarde a
la investigación de los problemas de la mo­
ral y la conducta. Los *sofistas hacían lo
mismo; para los contemporáneos, como
Aristófanes, Sócrates era un sofista más,
aunque Platón le presenta como su primer
adversario. Pero los sofistas eran maestros
de profesión, y extranjeros. Sócrates era ciu­
dadano ateniense; luchó por su patria en la
Guerra del Peloponeso, en Potidea, en De­
lio y Anfipolis, y mostró valor en la batalla.
Haría muestra también de un gran valor pa­
triótico durante los años de histeria del hun­
dimiento de Atenas. Pero la principal tarea
de su vida fue una especie de misión filosó­
fica con sus conciudadanos, considerada
como un deber impuesto por el oráculo de
Delfos, que le había declarado el hombre
más sabio entre todos. Esto, y la señal divi­
na que se dice le avisó en las ocasiones
críticas de su vida, resultan de difícil com­
prensión en un hombre por lo demás li­
bre de la devoción convencional y el misti­
cismo. Sobre la naturaleza de su misión no
puede haber duda alguna. No formó escuela
filosófica ni tuvo discípulos regulares. Pero
acudía a todas partes de Atenas —a los gim­
nasios, los mercados, las reuniones priva­
das— hablando y discutiendo, examinando
las bases de la moral y de la convención, y
«siguiendo la discusión dondequiera le lle­
vase». Presumía de seguir la profesión de su
madre y ser un partero de ideas. Sobre todo,
atrajo a ios jóvenes de todas las clases so­
ciales —Alcibiades, * Platón, *Jenofonte, ex­
tranjeros como Simias de Tebas y Eucli-
des de Megara. Debió pisotear muchos pre­
juicios y derribar muchas eminencias. Las
viejas cuentas se saldaron en 399. Se -había
restaurado la democracia y muchos de los
amigos de Sócrates estaban desacreditados.
Sócrates fue objeto de una doble acusación:
de impiedad y de corrupción de los jóvenes.
Su respuesta puede leerse en la Apología de
Platón. Quizá no se pensó en llevar las acu­
saciones adelante, pero Sócractes se mantu­
vo firme, y fue sentenciado a muerte. La
ejecución fue aplazada por 30 días. Es pro­
bable que hubiera podido escapar de la cár­
cel, como sus amigos le instaron. Pero en el
Critón vemos cómo, en su creencia que esto
falsificaría su vida entera, se mantuvo en su
decisión de morir. El Fedón describe sus úl­
timas conversaciones con sus amigos y
cómo bebió la cicuta, en palabras que resul­
taría impertinente elogiar.
170
Después de su muerte, muchos amigos
suyos consideraron como obligación dejar
testimonio por escrito del maestro y de sus
enseñanzas. De ellos sólo se conservan los
diálogos de Platón y la Apología, el Ban­
quete y las Memorabilia de Jenofonte.
El problema consiste en saber cuánto hay
del Sócrates histórico tras estos retratos lite­
rarios. No es probable que se haya dicho la
última palabra sobre este asunto. Pero la
tendencia general de la investigación mo­
derna —en contraste con la del siglo pasa­
do— ha sido considerar los primeros diálo­
gos socráticos de Platón (los anteriores a la
fundación de la Academia) como una fiel
imagen debida a un observador de penetra­
ción y genio, y conceder menor importancia
a las insípidas observaciones de Jenofonte.
[DRD]
A. E. Taylor, Sócrates (1932; tr., México,
1961); G. C. Field, Plato and His Contern-
poraries (1930); W. Jaeger, Paideia (tr., Mé­
xico. 1946); OlofGigon, Sokrates. Sein Bild
in Dichtung und Geschichte (Berna, 1947);
Antonio Tovar, Vida de Sócrates (M., Re­
vista de Occidente, 1947); G. Xenophon
ly Dialogues (Londres, 1979); F. M. Com-
ford, Antes y después de Sócrates (B., Ariel, -
1980).
SÓCRATES ESCOLÁSTICO (h. 380-des-
pués 439 d. C.). Historiador griego cristia­
no. Abogado de Constantinopla, continuó
en su Historia eclesiástica la crónica de Eu-
sebio para el período 305-439. El relato de
Sócrates, en siete libros, reproduce con fre­
cuencia y textualmente documentos origi­
nales, expresa cuidadosamente las fuentes, y
es notable por su objetividad. La obra es un
inapreciable depósito de información para
el historiador y de amena lectura para el
profano.
[JGD]
Migne, PG, 67; tr. inglesa A. C. Zenos
(NPF, 1980).
F. J. F. Jackson, A History of Church
History (1939).
SOFISTAS. En sentido estricto, los peda­
gogos ambulantes que recorrían las ciuda­
des del mundo griego en el siglo v y comien­
zos del iv a.C. Enseñaban muchos temas,
sobre todo el arte de la retórica, y cobraban
cuantiosos honorarios. El término sophistes
significó en origen «artífices calificados» o
«expertos»; el sentido peyorativo se debió
en gran medida a Platón; en tiempos de De-
móstenes se había convertido en insulto. La
enemistad de Platón contra ellos era porque
estaban interesados en la persuasión, no en
la verdad; opone contra ellos la investiga-

171
ción desinteresada de Sócrates. En Aristó­
fanes, el mismo Sócrates figura como un
sofista más. La crítica moderna señala los
servicios que prestaron a la educación grie­
ga; sus discípulos los apreciaban como pro­
veedores de medios para el éxito en la vida
práctica (*Protágoras). Un movimiento si­
milar se produjo durante el Imperio Roma­
no en los siglos i y n d.C. (* Arístides, Dión,
Crisóstomo, Favorino, etc.), pero sus culti­
vadores dieron exhibiciones de oratoria y
poco más. [DRD]
Diels, F V.
Wcmer Jaeger, Paideia, (tr., México,
1946); G. B. Kerferd, The Sophislic More-
ment (Cambridge, 1981).
SÓFOCLES (h. 496-406 a.C.). Poeta trági­
co griego. Sófocles nació en Colona, en las
inmediaciones de Atenas, hijo de un prós­
pero fabricante de armas. Joven de apuesta
presencia, pronto se distinguió por sus dotes
musicales. Interpretó el papel principal,
como era entonces costumbre, por lo menos
en dos de sus tragedias; pero su voz era de­
masiado débil para el teatro y fue el primer
poeta trágico que desistió de representar. Su
larga vida abarca el nacimiento y decaden­
cia del Imperio Ateniense; amigo de Peri-
cles, aunque no político activo, ostentó va­
rios cargos públicos, militares y civiles.
Como sacerdote de una deidad curativa me­
nor, dio la bienvenida al culto de Asclepios
en Atenas en 420, por lo que fue honrado
como héroe después de morir. Fue jefe de
una hermandad de las Musas, o grupo lite­
rario, y amigo del historiador Herodoto; se
interesó, como su bien pensada obra sugie­
re, en la teoría y la práctica poéticas, y
escribió en prosa el tratado Del coro. Parece
que se contentó en pasar toda su vida en
Atenas, y se dice que rechazó varias invita­
ciones a cortes reales.Al morir, se echó
muy de menos su simpatía, como prueba
Aristófanes. Su última obra fue representa­
da postumamente por su nieto, Sófocles el
Menor, también poeta trágico.
Sófocles ganó su primer premio de trage­
dia en 468, derrotando al veterano Esquilo
en circunstancias sumamente apasionadas.
En conjunto se dijo que escribió 123 obras,
o quizá más, y que obtuvo 24 victorias (pro­
bablemente con 96 tragedias); con frecuen­
cia fue segundo en las competiciones, nunca
tercero. Sólo se conservan siete tragedias y
parte de un drama satírico, y títulos y frag­
mentos de muchas otras obras, que demues­
tran que tocó gran número de temas, con
predominio de las leyendas tebanas y troya-
nas. Plutarco señala que distinguía tres esti­
los sucesivos en su obra; (1) el ampuloso, a
la manera de Esquilo; (2) más independien­
Sófocles
te, pero austero y artificial, y (3) sumamente
expresivo del carácter y más acomodado al
drama. Todas las tragedias que se conservan
corresponden a la última fase. Las fechas de
cuatro son inseguras, pero /ftax es quizá
la más antigua, seguida por Antigona (pro­
bablemente de 440); Edipo Rey y las Tra-
quinias es probable que sea anterior a 420,
y Electra. a la década siguiente; Fitóeteles se
representó en 409 y Edipo en Colono, pos­
tuma, en 401.
La acción de Ayax tiene lugar en el cam­
pamento griego ante Troya. Ayax, herido
en su orgullo al serle concedida la armadura
de Aquilcs a su rival, Uliscs, decide asesi­
nar a sus compañeros mientras duermen;
pero la diosa Atenea, ofendida por su arro­
gancia, le vuelve loco, y lo que mata son
unas reses. La tragedia presenta su demen­
cia, su recuperación (que no le causa remor­
dimiento, sino un profundo sentido de hu­
millación), su suicidio en un paraje desierto
de la costa y la disputa en torno a su entie­
rro. Los jefes griegos le condenan a perma­
necer insepulto —la máxima deshonra—
pero su hermanastro, Teucro, les desafía. El
conflicto se resuelve gracias al magnánimo
ruego de Ulises. A lo largo de la disputa,
el cuerpo de Ayax permanece en escena,
como participante mudo, pero impotente.
Antigona desarrolla con mayor amplitud
un tema análogo, con una mujer como pro­
tagonista. Después del ataque de los Sie­
te contra Tebas, Creón, ahora rey, declara
traidor al jefe muerto, Polinices, y prohíbe
que nadie, bajo pena de muerte, le dé sepul­
tura. Antigona. hermana de Polinices, le
desobedece, y asegura que su autoridad es su­
perior a la de Creón. Con ello se produce un
conflicto de principios. Antigona es conde­
nada a muerte y se mata; Creón al comien­
zo intransigente, acaba por ceder, pero es ya
tarde para salvarla, o para impedir el suici­
dio de su hijo, prometido de Antigona, y de
su mujer. Abrumado, abandona la escena
—la tragedia es de él tanto como de Antí-
gona.
En Edipo Rey, Sófocles retrocede a una
etapa anterior de la leyenda tebana. Edipo
ha sido rey de Tebas durante varios años,
tras abandonar su patria, Corinto, para elu­
dir el cumplimiento de un oráculo que ha
vaticinado que mataría a su padre y casaría
con su madre. Le corresponde ahora inves­
tigar el asesinato del rey anterior, Layo, por
unos desconocidos, y gradualmente va des­
cubriendo que él mismo fué quien, hace
tiempo, mató sin saberlo a Layo, que éste, y
.. no el rey de Corinto, era su verdadero pa­
dre, y que su esposa, la reina Yocasta, es su
madre. El oráculo, después de todo, se ha
cumplido. Yocasta se suicida; Edipo, enlo­
quecido, se arranca los ojos, se despide de
Sófocles
sus dos hijas, y es sacado de escena. Es la
tragedia modelo de Sófocles; pero, por ad­
mirable que sea su construcción, la catás­
trofe no se debe tanto al carácter del perso­
naje como a las circunstancias dispuestas
por los dioses.
Los protagonistas de las Traquinias son
Dcyanira y su formidable esposo, Heracles;
el argumento trata de su amor hacia él, a
pesar de sus infidelidades, y de su desastroso
intento de recuperarlo mediante un supues­
to elixir de amor, que resulta ser un veneno
terriblemente corrosivo. Su hijo la maldice
como asesina y Deyanira se mata sin tratar
de defenderse. Heracles, agonizante, es traí­
do a escena, atormentado por su agonía;
obliga a su hijo a que le queme vivo en una
gran pira y a que se ocupe de su nueva
amante, y es llevado entonces a la pira. La
intervención de Heracles no es un simple
apéndice a la trágica historia de Deyanira,
sino más bien su culminación, ya que su
personalidad sobrehumana preside las esce­
nas anteriores.
Elecira tiene el mismo tema que las Coé-
foras de Esquilo —la vuelta de Orestes,
quien para vengar a su padre, mata a su ma­
dre, Clitemnestra, y a su amante, Egisto;
pero no se insiste tanto sobre la maldición
hereditaria de la casa de Atreo ni las Furias
persiguen a Orestes después del crimen. El
interés principal de la tragedia se centra en
la figura de Electra, quien no obstante todos
los malos tratos sufridos, ha cultivado obsti­ de componer series encadenadas de trilogías
nadamente el recuerdo de su padre y la
esperanza en el regreso del hermano. Su de­
sesperación ante la falsa noticia de la muer­
te de Orestes da pie a algunas impresionan­
tes escenas. El reconocimiento de Orestes la
llena de alegría, no de presentimiento, y la
obra, en conjunto, es más melodramática
que trágica.
La escena de Fdocteles es la costa desier­
ta de Lemnos, donde Filoctetes, herido, fue
abandonado años antes por sus compañe­
ros, camino de Troya. Úlises y Neoptole-
mo, hijo de Aquiles, llegan para persuadirle
que se una a los griegos con su arco y sus .. recomendaba Aristóteles. Se suprimen há­
flechas, heredadas de Heracles, sin las cua­
les no es posible conquistar la ciudad. Filoc­
tetes, mutilado y rencoroso, sucumbe ante
las estratagemas del astuto Ulises, pero en el
último momento, los escrúpulos de su com­
pañero, joven e ingenuo, dan al traste con el
plan. Nada consigue convencer a Filoctetes
para que ayude a los griegos, a no ser Hera-
cíes en persona, que aparece al estilo de '
Eurípides, y le ordena que marche a Troya
a cumplir su papel en la toma de la ciudad.
La última, y la más grande, de las trage­
dias de Sófocles, Edipo en Colono, posee un
argumento sumamente simple. Describe
cómo el viejo Edipo, mendigo ciego, desva-
172
lido y miserable, llega, tras años de peregri­
nación. a Colono, en las proximidades de
Atenas; cómo es recibido allí, en una serie
de diálogos sin apenas acción, pero que
abundan en rememoraciones y justificacio­
nes por Edipo de su trágico pasado, y, por
fin, convocado por el estrépito del trueno,
marcha con majestuosa seguridad al lugar
donde se celebra su misteriosa apoteosis, sin
otro testigo que el rey Teseo. Un mensajero
informa de su muerte; Teseo vuelve con las
dos afligidas hijas de Edipo y accede a con­
ducirlas a su patria, Tcbas. Profundamente
conmovedora, aunque apenas trágica en la
aceptación ordinaria, Edipo en Colono es una
de esas obras maestras que superan las fron­
teras del género.
En cuanto al drama satírico, los Sabue­
sos, se han recuperado papiros en época
moderna con un importante y animado
fragmento. El tema son las precoces haza­
ñas de Hermes niño, según se describen en
los * Himnos homéricos. Los «sabuesos»
son el coro de sátiros, a la búsqueda del
ganado robado a Apolo. Oyen un extraño
ruido, que una ninfa explica ser el sonido
del nuevo invento de Hermes, la lira; esta
prueba de su ingenio, les convence que él
debe ser el ladrón y le denuncian a Apolo.
Innovador moderado del arte de la trage­
dia, Sófocles aumentó la importancia y
complejidad del diálogo al añadir un tercer
actor. Abandonó la costumbre de Esquilo
o tetralogías sobre un mismo tema e hizo de
cada obra un drama independiente con un
argumento de mayor dinamismo en tomo a
un personaje central. Cuando el destino del
protagonista queda decidido antes del final
de la obra, como ocurre en el Ayax, Aniigo-
na y las Traquinias, resulta inevitable la
sensación de falta de unidad e incluso de de­
cepción (aunque esto no deba exagerarse);
pero en otras, la unidad de acción es absolu­
ta. Los acontecimientos en una tragedia de
Sófocles son consecuencia, necesaria o pro­
bable, de cuanto ha ocurrido antes, según
bilmente las improbabilidades o inconse­
cuencias del mito, o se aíslan del argumento
como parte de la situación de la que se par­
te. Al igual que Homero, con el que tiene
mucho en común, Sófocles es un artista elu­
sivo, satisfecho por el sólo hecho de contar
su relato. Su concentración en el tema dra-
mático es tal, que resulta difícil descubrir
muchas alusiones en su obra a asuntos con­
temporáneos. La estructura desús tragedias,
en la distribución de diálogos y trozos líri­
cos, es ortodoxa y con frecuencia —incluso
en los momentos más dramáticos— inten­
cionadamente simétrica. Sus prólogos son
realmente dramáticos y no puras notas de
173
programa como ocurre a veces con Eurípi­
des; es más, su técnica dramática por lo
general muestra pocas huellas de la influen­
cia de Eurípides.
El diálogo, no el párrafo lírico, es el prin­
cipal vehículo para la expresión dramática
de Sófocles. Aunque escasamente realista,
ya que todo está expresado en el griego ático
convencional, obtiene dignidad en sus ma­
nos, sutileza y una admirable sensibilidad,
hasta en los diálogos verso a verso de la esti-
comitia, artificialmente envarados, aunque
tradicionales. Un recurso que dió mucha
fama a Sófocles fue el empleo de la ironía
dramática en el diálogo, con lo cual las pa­
labras de un interlocutor adquirían cierto
sentido, especial y por lo general terrible,
que él mismo ignoraba. El coro de Sófocles,
que se compone de personajes secundarios,
son rara vez algo más que espectadores
compasivos; no son indispensables, como
en algunos dramas de Esquilo, pero tampo­
co llegan a convertirse en inútiles. Compar­
ten las emociones originadas por la acción y
les prestan expresión lírica; pueden aconse­
jar, discutir, suplicar y advertir, pero no
toman la iniciativa; colaboran al efecto dra­
mático de la acción más que a la acción
misma. Si a veces se limitan a moralizar, en
muchas odas alcanzan una suprema poesía
lírica. La ironía dramática asoma en sus
trozos líricos al igual que en el diálogo, ya
que las odas de júbilo por un triunfo o una
liberación suelen resultar prematuras y pre­
ceder a la catástrofe.
Aunque es fama que Sófocles afirmó que
él presentaba a los hombres como deben ser
y Eurípides como son, sus personajes no se
encuentran idealizados por completo. No
hay duda de que son nobles y de proporcio­
nes superiores a la realidad, como corres­
ponde a los héroes; pero también tienen sus
defectos, de acuerdo con la fórmula de Aris­
tóteles: «como nosotros, pero más hermo­
sos». Y sin embargo, la tacha del héroe rara
vez es funesta; quizá únicamente en Ayax
sea la única causa del desastre. Lo que Sófo­
cles hace por lo general es presentar a los
personajes heroicos en situaciones trágicas o
potencial mente trágicas, y mostrar sus reac­
ciones ante las circunstancias o entre sí. Al
hacer esto crea una espléndida galería de
personajes, tanto masculinos como femeni­
nos.
La lengua de Sófocles, fruto de una estu­
diada técnica, elude todos los extremos, tan­
to los grandiosos como los naturalistas, y no
hay palabra en él que no tenga su valor. Po­
see un matiz épico general y rastros de la in­
fluencia de Esquilo, pero sin ampulosidad.
Si Sófocles se permite algunas peculiarida- /
des de expresión, no es a costa de la clari­
dad, la propiedad o la dignidad. Sus trozos
Solón
líricos, son, por lo general, ricos, aunque no
llamativos, en imagen, estructura y ritmo, a
veces con un ligero aire de objetividad, y ca­
recen tanto de la intensidad como de la
oscuridad de Esquilo; su oda más famosa,
en elogio de Colona, es, a la vez, apropiada
y de una compleja belleza.
Pretender deducir de las tragedias de Só­
focles una filosofía de la vida constituye un
ejercicio bastante estéril cuyos frutos son
poco más que tópicos. En general, acepta la
religión convencional de la época y admite
la vida como la encuentra. Observa el ele­
mento dramático en las leyendas tradicio­
nales y lo presenta sin intentar revelar los
principios últimos, sin racionalización, o
protesta, o comentario —salvo un comenta- .
rio a la vuelta en la ancianidad, y en el
último acto de la tragedia de su ciudad na­
tal, a la historia de Edipo, el más trágico de
sus héroes. (*Satírico, Teatro; *Tragedia
griega) [GTWH].
OCT: A. C. Pearson (1928). Fragmentos:
A. C. Pearson (3 vols., 1917); D. L. Page,
Greek Literary Papyri (1942); Bemat Met-
ge: Caries Riba (1951). Traducciones: Igna­
cio Errandonea (M., Aguilar. 1947); A. Ala-
millo (M., Bibl. Clásica Gredos, 1981).
C. M. Bowra, Sophoclean Tragedy
(1965); A. J. A. Waldock, Sophodes the
Dramatist (1951); A. Lesky. Greek Tragedy ,
(1965); R. W. B. Burton, The Chorus in
Sophodes' Tragedies (Oxford, 1980); María
Rosa Lida, Introducción al teatro de Sófo­
cles^. A., 1944).
SOFRÓN. *Mimo.
SOLÓN (h. 640-h.560 a. de C.). Político
ateniense, el poeta más antiguo de Atenas.
Su carrera política alcanzó su cénit en
594-3, en que, siendo arconte, puso en prác­
tica un programa de reformas agrarias, lega­
les y constitucionales que dejaron huella
perdurable en el Estado ateniense. Después
viajó extensamente por Grecia, Asia Menor
y Egipto. Volvió a Atenas poco antes que el
tirano Pisístrato obtuviera el poder. Sus
poemas, principalmente en metro yámbico
y elegiaco, contienen, además de algunas re­
flexiones morales de tipo general, sus juicios
sobre la política contemporánea y una apo­
logía de su vida pública. Aunque sólo se
conservan fragmentos, tienen gran valor
como la voz auténtica de un gran estadista.
[DRD]
Diehl, A L G, I.
W. J. Woodhouse, Solon the Liberaior
(1938); Bowra, E G E.
 Sótades
SÓTADES (fl. h. 340 a.C.). Poeta cómico
griego. Sólo se conservan unos pocos frag­
mentos. [DRD]
Ed. A. Meinekc, Fragmenta comicorum
graecorum. 111(1939-57).
SÓTADES DE MARONEA (siglo III a.C.).
Poeta griego. Según tradición fue ejecutado
por una sátira contra el matrimonio de Pto-
lomeo II y Arsinoe (276-275 a.C.). Inventor
de un metro que llevó su nombre («sotádi-
co»), en el que escribió una versión (¿par­
cial?) de la litada, así como un poema diri­
gido a Príapo ( * Priapeia). [DRD]
Fragmentos en J. U. Poweli, Collectanea
alexandrina (1933).
SOZOMENO, Salaminio Hcrmias (co­
mienzos del siglo V d.C.). Historiador grie­
go cristiano. Oriundo de Palestina, residen­
te en Constantinopla, Sozomeno, como
* Sócrates Escolástico, cuya obra copió, es­
cribió una Historia eclesiástica en nueve
libros, como continuación de la obra pre­
cursora de Eusebio, para abarcar el periodo
324-425 d.C. Su estilo literario es superior
al de Sócrates, pero su juicio crítico es flojo.
[JGD]
Migne, P G, 67; tr. inglesa rev. C. H. Har-
trauft(NPF, 1890).
F. J. F. Jackson, A History of Church
History (1939).
SUETONIO PAULINO, CAYO (/?. 69
d.C.}. Militar romano. Siendo gobernador
de Africa en 41, fue el primer romano que
penetró en las montañas del Atlas y escribió
una relación de cuanto había visto. Después
de su consulado (h. 42), gobernó Britania
(59-61), conquistó la isla de Anglesey, y re­
primió la sublevación de la reina Boudicca;
pero su severidad contra los rebeldes le cos­
tó el cargo. En 69 luchó de parte de Otón
contra Vitelio. [TAD]
- pus tibullianum (III: 13-18). Expresan sin
Peter, H R R, II.
SUETONIO TRANQUILO, CAYO (h.
69-h. 140 d.C.). Biógrafo romano. Pertene­
cía a una familia ecuestre, y no pasó de una
carrera ecuestre. Amigo y probablemente
contemporáneo de *Plinio el Joven, fue du­
rante años uno de los secretarios de Adria­
no. Al ser despedido por cierta indiscreción
acerca de la esposa del emperador, Sabina,
• se retiró y parece haberse entregado el resto
de su vida a la literatura.
Suetonio escribió varias biografías y tam­
bién obras sobre rlas antigüedades de Roma,
174
sobre ciencias naturales y cuestiones de lite­
ratura y lingüística. Sólo nos han llegado las
Vidas de los Doce Césares y las Vidas de los
hombres ilustres. Esta fue probablemente su
obra primera. Se compone de cortas biogra­
fías de figuras literarias importantes, como
oradores, poetas, filósofos, maestros de re­
tórica y de literatura («gramáticos»). Gran
parte se ha perdido, pero se conservan las
vidas de Terencio, Virgilio y Horacio.
Las Vidas de los Césares comienza con
Julio César y termina con Domiciano. Las
biografías siguen aproximadamente el mis­
mo patrón: primero describe la historia de
la familia y los primeros años del biografia­
do; después su carrera pública, luego su
apariencia física; se destacan los detalles de
su vida privada y se incluye una lista de vir­
tudes y vicios. El retrato humano es muy
fragmentario, sin intentar un juicio personal
equilibrado. Tampoco se esfuerza en sope­
sar los diferentes testimonios, todos presen­
tados a igual nivel, y apenas atiende a la
cronología. Los problemas del Imperio son
despachados con una referencia somera,
como, por ejemplo, las campañas de César
en la Galia y la conquista de Britania por
Claudio; más espacio se concede a las dis­
paratadas campañas de Gayo. Pero el inte­
rés del autor se concentra en los detalles de
las vidas privadas de sus biografiados y mu­
cho del material al que tuvo acceso Sueto­
nio en los archivos imperiales se hubiera
perdido de no haberlo él empleado. Sueto­
nio fue muy leído en la Edad Media; fue el
modelo para la Vida de Carlomagno. de
Einhardo, y a través de ésta, influyó en la
Vida de Alfredo, de Asser. [TAD]
Teubner: R. Dietsch (Leipzig, 1882);
Loeb: J. C. Rolfe(1924).
SULPICIA (/7. fines siglo i a.C.). Poetisa ro­
mana. Nieta de Silvio Sulpicio Rufo, distin­
guido jurista y amigo de Cicerón. Sobrina y
pupila de Valerio Messala Corvino. Se han
conservado seis breves elegías suyas, de las
que ninguna supera los 10 versos, en el Cor-
ambages su pasión por Cerinto, seudónimo
de un romano de aproximadamente la mis­
ma edad y clase social que ella. Este puñado
de poemas, absolutamente sinceros, natura­
les e ingenuos, ofrecen una fascinante ima­
gen del mundo privado de una joven aristó­
crata romana profundamente enamorada.
La publicación debió retrasarse mucho des­
pués del final de los amores, puede que
incluso hasta después de morir Sulpicia.
[DEWW]
SULPICIO SEVERO (h. 350-h. 425 d.C.).
Historiador cristiano. Nació en la Galia:
175
Sulpicio ejerció la carrera judicial con éxito,
pero más tarde se hizo monje por mandato
de San Martín de Tours. Su obra más cono­
cida es la Vida de San Martín, pero también
fue autor de una Historia Universal, que co­
mienza con la Creación y llega, a través del
relato bíblico, a las grandes persecuciones y
Sulpicio
herejías del Imperio. Sulpicio escribió en un
latín excelente y claro y da una idea precisa
de los intereses intelectuales del cristiano
educado de su época. [DRD]
Ed. y comentario C. F. von Halm (Viena,
1866).
 TÁCITO, Cornclio (nacido h. 55 d.C.). His­
toriador romano. Poco se conoce de su fa­
milia, que era probablemente del norte de
Italia o de la Galia narbonesa. El Cornelio
Tácito mencionado en una inscripción
como procurador de la Galia belga, es casi
con seguridad su padre. Se conoce más de su
carrera pública. Después de ejercer cargos
judiciales secundarios, Vespasiano le otorgó
rango senatorial; fue pretor en 88, cónsul en
97. En 112-13 fue gobernador de Asia. Para
rellenar las lagunas cronológicas. Syme pro­
pone un periodo de cuatro años como jefe de
una legión h. 90. y otros de gobierno en las
provincias, quizá en las de Gerrnania, poco
después de 100. En su vida privada, debe se­
ñalarse su matrimonio con la hija de Julio
Agrícola (77). su amistad con *Plinio el Jo­
ven y su gran reputación como orador,
como indica el que fuese elegido para pro­
nunciar la oración fúnebre por Verginio
Rufo (97) y la acusación contra Mario Pris­
co (100). El que fuera testigo directo del
reinado de terror de los últimos años de Do-
miciano,. tuvo excepcional importancia
para determinar su actitud ante el Imperio.
Su obra más antigua es el Diálogus de
oratoribus, publicado h. 80. Cuatro contem­
poráneos distinguidos (dos de ellos de la
Galia) discuten la decadencia de la orato­
ria romana y sus perspectivas de futuro.
Revela las dotes de caracterización que des­
plegará al máximo en sus obras de historia.
No publicó más durante el reinado de Domi-
ciano. En 98 aparecieron dos monografías
históricas, el Agrícola y la Gerrnania. El
primero es una biografía de su suegro, escrita
en homenaje a su memoria. La cumbre de
la carrera de Agrícola fue su etapa como go­
bernador de Britania (¿77-84?), por lo que
incluye un breve resumen de la historia pri­
mitiva de la provincia y- un relato bastante
completo de las campañas de Agrícola, so­
bre todo en Caledonia. Aunque resulte irri­
tante para el estudioso de la Gran Bretaña
romana por la ausencia de detalles y de
nombres el Agrícola ofrece un
inaprecia- . uci mejor tipo de gober­
nador provincial. Su último capítulo es uno
de los trozos más nobles de la prosa latina.
La Gerrnania es una descripción etnográfica
de los más temibles enemigos de Roma: los
pueblos germánicos más allá de las fronte­
ras del Rhin y del Danubio. Aunque cons­
ciente de los defectos de los germanos. Táci­
to les presta algunos matices del «noble sal­
vaje», en oposición al corrompido mundo
de Roma.
Sus obras históricas de importancia fue­
ron compuestas en tiempo de Trajano y
Adriano. Las Historias aparecieron entre
104 y 109, los Anafes no antes de 117. En­
tre ambos, abarcan el periodo entre la
muerte de Augusto a la muerte de Domicia-
no (14-96). De las Historias se conservan
los libros I-IV, y parte del V; de los Anales.
los libros I-VI (incompleto), partes del XI y
XVI, y XII al XV. El proyecto de escribir
sobre los reinados de Nerva y Trajano, «que
reservo para mi vejez» (Historias I: 1), no se
llevó a cabo.
Los tres aspectos de su personalidad
—senador, historiador, orador—, contribu­
yeron a su obra. Como senador —y quizá,
sobre todo, como hombre de la nueva gene­
ración— prefería Ja vieja República, aun en
sus peores momentos, al Principado, aun en
los mejores de éste. Pero Tácito había con­
tribuido al funcionamiento de la gran má­
quina imperial. Sabía que se trataba de una
institución perdurable. El problema era ga­
rantizar la excelencia de quien tuviera el
timón. Como historiador, compartía la idea
general de los romanos (* historiografía ro­
mana) de que lo que importa es el ser hu­
mano: el curso de la historia está determi­
nado por los caracteres de quienes ejercen el
poder. La función del historiador es pre­
miar la virtud y castigar el vicio ante el
tribunal de la posteridad (Anales III: 65).
Esa misión exigía un pensamiento y un esti­
lo elevados, la auténtica cualidad de la elo-
quentia. Tácito, uno de los supremos maes­
tros de la lengua latina, elaboró un estilo
acomodado excepcionalmente a su propósi­
to. Puede señalarse alguna influencia de Sa-
lustio, algún eco de Virgilio, pero el produc­
to es superior a los factores. Profundo, com-
Tales
piejo, sutil y consistente, se resiste a la tra­
ducción y reserva su íntegro sabor para el
iniciado. Pero todos pueden gustar su iro­
nía, su ingenio y poder de insinuación, y
admirar el digno pesimismo de su mentali­
dad, «tan precaria es la condición del hom­
bre en todos los asuntos de la vida» (zina/eí
III: 18).
Los libros de las Historias conservados
justifican su calificación de la época como
«rica en catástrofes, terrible en sus batallas,
pródiga en motines, sangrienta hasta en la
paz». Los dramáticos acontecimientos del
año de los cuatro emperadores (69), las
grandes batallas, el incendio del Capitolio,
las rebeliones de la Galia, todo está descrito
con brillantez. Los caracteres de los rivales
por el poder y sus lugartenientes principales
se destacan con llamativos colores.
Pero sus máximos recursos se reservan
para los Anales, sobre todo los seis primeros
libros, que tratan del reinado de Tiberio
(14-37). No es válida su pretensión de que
están escritos «sin prejuicio ni partidismo».
Al descubrir en Tiberio el arquetipo de Do-
miciano. alza contra él una terrible acusa­
ción, cuyos detalles pueden ser desvirtuados
sin que la impresión total desaparezca. Al­
gunos de los otros personajes principales, en
este y en otros libros —Seyano, Mesalina,
Agripina, Nerón— son inolvidables. Cuida­
dosamente elegidos, los personajes secunda­
rios están trazados con rasgos seguros, pero
sobrios —miembros de la familia imperial,
generales romanos, cabecillas de los bárba­
ros nórdicos, reyes y príncipes orientales.
También figuran personajes colectivos, el
soldado romano anónimo, triunfante o ven­
cido, el Senado, indolente en conjunto, pero
en cuyo seno hay hombres que saben morir.
El escenario cambia de Roma a las fronteras
(Germania, Britania, el Eufrates), el mundo
de la corte, el de la capital y el de los cam­
pamentos. Apenas hay nada sobre la vida
pacífica en las provincias, la gloria auténti­
ca de la pax romana.
Se ha censurado la forma en que Tácito
emplea sus fuentes, sus defectos como histo­
riador militar, y su decidido prejuicio con­
tra el Imperio, cargos todos en los que resul­
ta vulnerable. Pero la tendencia de la crítica
moderna es tratar de obtener una compren­
sión mayor de aquellas cualidades positivas
que le sitúan en la fila más destacada de los
historiadores. [DRD]
O C T: Armales C. D. Fisher (1906). His-
toriae C. D. Fisher (1911), Opera minora
H. Fumeaux (1907); Anales I-VI, ed.
H. Furneaux (1896), XI-XVI, ed. H. Fur-
neaux, H. F. Pelham y C. D. Fisher (1907);
Loeb: Agrícola, Germania; M. Hutton
(1914); Dialogas W. Peterson (1914), Histo-
178
ríes C. H. Moorc (2 vols., 1925-31), Annals
J.Jackson (3 vols., 1931); Bcrnat Metgc:
Armáis, I, Forran Soldevilla (1930), II, Mi-
quel D0I9 (1965); Histories, Marii Bassols
de Climent, J. M.* Casas y Miquel Dolí (4
vols., 1949-57); Obres menors. Miquel Fe-
rrá y Llorent; Riber (1926). Traducciones:
J. L. Moralejo, Anales. (2 vols., M., Bibl.
Clásica Credos); J. M. Requejo, Agrícola.
Germania. Diálogo sobre los oradores (M.t
ídem. 1981).
R. Syme, Tacitas (2 vols., 1958); Claren-
ce E. Mendell, Tacitas, the Man and His
Work (New Haven, 1957); F. Sanmarti, Tá­
cito en España (B., 1951).
TALES (jl. h.585 a.C.). Filósofo griego. Ta­
les de Mileto fue el primero de ios grandes
físicos jonios. Se dice que visitó Egipto, me­
ditó sobre las crecidas del Ni lo y descubrió
cómo medir la altura de las pirámides. He-
rodoto afirma que predijo el eclipse solar de
585 a.C. Fue el primero en formular la pre­
gunta: «¿De qué sustancia básica está hecho
el Universo?». Su contestación, el agua, es
de suponer que procedió de sus estudios
metereológicos. La tradición no está acorde
sobre si escribió algo. [DRD]
Los filósofos presocráticos, I, introduccio­
nes, tr. y notas C. Eggers Lan y V. E. Julia
(M., Bibl. Clásica Credos, 1978).
TEÓCRITO (h. 310-250 a.C.). Poeta pasto­
ril griego. Nacido en Siracusa, Sicilia fue la
escena de sus primeros años y escritos. Poco
después de 275 marchó a Cos, para ingresar
en la «escuela de poetas» relacionada con
Filetas. Durante algunos años (h. 270), resi­
dió en Alejandría, donde gozó del favor de
la corte de Ptolomeo Filadelfos. Es probable
que volviera a Cos, entregado a escribir el
resto de su vida.
No resulta posible fechar sus poemas, por
lo que es preferible agruparlos por temas y
escenarios. Los poemas I, III, IV, V, VI, X,
XI y XXVII son los pastoriles propiamente
dichos, la fuente en realidad del género mis­
mo, que ha tenido una historia tan larga y
variada en las literaturas europeas. Hoy este
género nos suena a artificial, por ello es tan­
to más necesario insistir en que detrás de los
poemas de Teócrito se encuentra el mundo
auténtico e intemporal de los pastos de las
montañas de Sicilia y de Italia meridional.
No sólo eso: igual que la cultura campesina
de la Irlanda occidental se encuentra tras los
dramas de Synge, se encuentra tras de Teó­
crito el de los pastores, pescadores y cabre­
ros de Sicilia. Es una cultura popular que
aún pervive en las baladas de Grecia o Yu­
goslavia de hoy.
Escritos en dórico literario, los poemas
179
pastoriles de Teócrito fueron sumamente
populares en las grandes ciudades del mun­
do helenístico. Cos es el escenario del VII,
maravillosa evocación de un día de estío y
la cosecha en el Egco; ¡os XVI y XVII son
poemas cortesanos, dirigidos a Hierón de
Siracusa y a Ptolomco Filadclfos, respecti­
vamente; el II, «El sortilegio amoroso», es
uno de los más bellos de Teócrito; el XV,
las «Mujeres en la Tiesta de Adonis», retrato
ingenioso y realista de dos damas de Siracu­
sa casadas en Alejandría. De los restantes,
los XXIV y XXV tratan del mito de Hera­
cles, el XXVI del de Ponteo; el XIX es un
canto nupcial, el XXII un himno a los
Dioscuros; los VIII, IX, XIII, XX y XXIII
de la colección conservada no son probable­
mente de Teócrito. Existen varios epigra­
mas suyos, en su mayor parte escritos para
tumbas y estatuas. [DRD]
Ed., tr. inglesa y comentario A. S. F. Gow
(2 vols., 1952); Loeb: J. M. Edmonds, The
Greek Bucolic Poets (1912).
R. J. Cholmely, The Idvlls of Theocritus
(1919).
TEODORO. *Cirenaicos.
TEOFRASTO (¿372-288? a.C.). Filósofo
peripatético griego. Director del Liceo des­
pués de Aristóteles. Natural de Lesbos, es­
tudió filosofía en Atenas, ai comienzo como
discípulo de Platón. Probablemente apren­
dió de él el principio de clasificación como
guia del conocimiento, norma de toda su
obra. Después fue amigo y colega de Aristó­
teles, que le dejó su biblioteca y su finca de
Atenas —el Liceo— en su testamento. Des­
de 322 hasta su muerte, Teófrasto fue presi­
dente de la escuela, que se dice contaba con
más de dos mil estudiantes de todas partes
del mundo griego. Sus extraordinarias dotes
sobre todas las materias enseñadas en el Li­
ceo; política, ética, religión, educación, re­
tórica, matemáticas, botánica, astronomía,
lógica, metereología. Se tiene noticia de
unos 270 títulos de obras atribuidas a él.
De las que se conservan, las más importan­
tes, con mucho, son las de botánica. La in­
vestigación sobre las plantas (9 libros) y la
Etiología de las plantas (6 libros) consti­
tuyen la primera gran botánica sistemática;
entre las dos ofrecen una descripción y cla­
sificación, con notas, sobre la situación y fi­
siología de las plantas del Mediterráneo
oriental y de regiones de Asia occidental. La
investigación directa del primer grupo pare­
ce haber sido hecha por los discípulos de
Teofrasto; para el segundo, por los hombres
de ciencia adscritos a la expedición a Persia
de Alejandro. El estilo es seco y técnico;
Teognis
quizá sean notas de clase. Los Caracteres
(publicados en 319 a.C.) intentan una tipo­
logía de características humanas en líneas
semejantes. Se ha sugerido con verosimili­
tud que constituyen un jen d'esprit escrito
para servir de entretenimiento durante los
banquetes mensuales del Liceo. Como Tco-
frasto tenía fama de mímico excelente, los
modelos ofrecidos no hay duda que pronto
serían identificados. Los caracteres parece
que se recogieron en dos volúmenes, los
buenos y los malos, de los que sólo se con­
servan éstos. Contiene 30 (brutalidad, gro­
sería, charlatanería, arrogancia, supersti­
ción, mezquindad, cultura improvisada,
etcétera), todos divertidos. También escribió
algunos tratados breves sobre diversos pro­
blemas científicos. (DRD]
O C T: Characlers, H. Diels (1909); Loeb:
Enquiry into Plants, A. F. Hort (2 vols.,
1916), Characters, J. M. Edmonds (1929).
T. Gomperz, Greek Thinkers, IV (tr. in­
glesa, 1912).
TEOGNIS (segunda mitad del siglo vi
a.C.). Elegiaco gnómico griego. Se conser­
van unos 1.390 versos atribuidos a él en una
serie de breves elegías, en su mayoría de
uno a seis pareados de extensión. Gran par­
te es de otros poetas; es posible identificar
versos de *Tirteo,*Mimnermo y *Solón. La
obra original de Teognis debió formar la
base para esta antología de fechas y proce­
dencias dispares, pero con una similaridad
de tema (así, los poemas del breve libro II
son todos eróticos y oriundos de Atenas). La
colección expresa el código aristocráctico de
conducta en poemas elegiacos, cortos pero
conseguidos, quizá pensados para ser canta­
dos o recitados en banquetes. La personali­
dad de Teognis se trasluce con más claridad
en los 254 versos iniciales del libro I, que
constituyen una unidad e incluyen el «se­
llo» de autenticidad (probablemente la
mención del nombre del autor). Se muestra
como un megarense que vive en la segunda
mitad del siglo vi a.C. y se enfrenta con re­
suelta desesperación a un mundo en cambio
y a la destrucción de su clase y sus tradicio­
nes.
Se dirige al joven Cymo; su intimidad,
con sus matices eróticos, es característica de
Teognis y de la sociedad aristocrática griega
que representa. Registra sus sentimientos,
en su mayor parte de miedo, desilusión y
amargura, con sencillez y sinceridad, en un
estilo fresco y animado que muestra el do­
minio fiuente y fácil del medio elegiaco.
[DEWW]
Diehl, A L G, I.
Bowra, E G E.
Teogonia
«TEOGONIA». * Epico. Ciclo; *Hesíodo.
TEOPOMPO (nació h. 378 a.C.). Historia­
dor griego. Nacido en Quíos, estuvo deste­
rrado algunos años debido a las tendencias
proespartanas de su padre, Damasístrato.
Repatriado por Alejandro, volvió a ser cx-
a Egipto.
Fue discípulo de *lsócrates en Atenas,
quien le animó a cambiar de la oratoria a la
historia. Era rico, con posibilidad de reali­
zar largos viajes para recopilar material. Sus
dos obras más importantes fueron la Helé­
nica, en 12 libros, que continúa la historia
de Tucídides de 41 1 a 394 a.C., y la Filípi­
ca, historia de Grecia bajo Filipo de Mace-
donia, pero que contiene muchas digresio­
nes. De estas obras sólo se conservan frag­
mentos citados por escritores posteriores.
Tcopompo fue un hombre culto que se
esforzó por realizar investigaciones de pri­
mera mano, pero su valor como historiador
se encuentra perjudicado por violentos pre­
juicios. Por ejemplo, ataca a la mayoría de
los dirigentes políticos de Atenas por vena­
lidad y corrupción, y, al elegir a Filipo de
Macedonia como figura central de su obra,
acusa al rey y a sus colaboradores de toda
clase de indignidades. [TAD]
Jacoby, F G H, II.
TERENCIO (Publius Terentius Afer)
(¿1952-159 a.C.). Poeta cómico romano.
Nacido en Cartago, pero de ascendencia li­
bia, fue llevado de joven a Roma como
esclavo. Su talento y apostura física le valie­
ron el ser educado, manumitido y entrar en
un grupo literario de patricios, que le ani­
maron a escribir seis comedias, representa­
das entre 166 y 160. Aunque fue, después
de * Plauto, el adaptador principal a la esce­
na romana de la comedia nueva griega, sólo
una de sus obras, Eunuchus, constituyó un
éxito popular, ya que su arte atraía sobre
todo a una minoría. Sus rivales le acusaron
de «contaminar» los modelos griegos, pero
se defendió en los prólogos, además de de- '
nunciar la estupidez de un público que no le
prestaba atención. Murió en 159 durante
una visita a Grecia.
Todas las comedias de Terencio fueron
★fabuiae palliaiae, adaptadas en su mayoría
de *Menandro. En Andria («La muchacha
de Andros», 166), se entremezclan dos intri­
gas amorosas y el nudo central se resuelve al
descubrirse que la supuesta muchacha de
Andros es la hija largo tiempo perdida de
un ateniense. Hecyra («La suegra», 165),
con su argumento sentimental de la viola­
ción de la heroína y el descubrimiento final
por su joven esposo de que él es el padre de
180
la criatura, recuerda el siroitraje de Mcnan-
dro. l/cautoniimorumenos («El que se ator­
menta a sí mismo», 163) contrapone humo­
rísticamente a dos padres, uno que ha sido
en exceso severo, pero está hoy arrepentido,
el otro demasiado indulgente, y los amores
entre sus hijos respectivos. Eunuchus («El
eunuco», 161) combina las intrigas amoro­
sas de dos hermanos con el fraude de un
soldado fanfarrón y su parásito. Phormio
(161) trata de dos primos que se enamoran
mientras sus padres están ausentes y lleva el
nombre de un parásito con inventiva que les
ayuda a burlar la oposición paterna. Adel-
phoc («Los hermanos». 160) compara con
interés característico la educación de dos
hermanos por un padre riguroso y un tío in­
dulgente, respectivamente; cuando el rigor
fracasa, el padre, con un curioso y brusco
cambio, quizá derivado del original griego,
se vuelve desconcertadamente afable.
La acusación de «contaminación» contra
Terencio se interpreta, tradicional y quizá
acertadamente, en sentido de que refundió
los modelos griegos, como declara haber he­
cho en los casos de Andria, Eunuchus y
Adelphoe. No hay duda que la caracteriza­
ción convencional de la comedia nueva
griega facilitó la trasposición de personajes
o incidentes, pero Terencio mostró conside­
rable habilidad en la reconstrucción, la in­
vención y la reelaboración. Es más refinado
que Plauto, aunque ello signifique la corres­
pondiente disminución de vigor cómico; sus
personajes no son ya caricaturas burlescas,
sino que están trazados, como en Menan-
dro, con sobriedad y realismo. Al adaptar la
estructura, no el contenido, Terencio no lo
romanizó, sino que presentó la comedia
nueva griega intacta en escenarios y cos­
tumbres atenienses, sin hacer concesión al­
guna a localismos o adulaciones al gusto
plebeyo de los romanos. Reprodujo el estilo
ático de los originales en latín de igual pure­
za y elegancia, sin el humor verbal autócto­
no del que tanto partido sacó Plauto. Era
inevitable que este tipo de comedia, civili­
zada y hasta artificial, resultase apagada por
los entretenimientos más groseros de los es­
pectáculos romanos de la época, pero su
refinamiento contó con grandes admirado­
res entre la sofisticada crítica de fines de la
República y comienzos del Imperio. Cono­
cido y estudiado durante la Edad Media y
después, su obra fue fuente de inspiración
para las comedias cristianas de Roswitha e
influyó profundamente en la comedia de
costumbres de la moderna literatura euro­
pea. (*Comedia romana.) (GTWH]
O C T: R. Kauer y W. M. Lindsay (1959).
Comentarios: S. G. Ashmore (1910); An­
dria G. P. Shipp (1959); Phorrnio R. H.
181
Martin (1959); Hecyra T. F. Carncy, Pro-
ceedings of the A frican Classical Associa-
lions. Supí. II (1963). Bcrnat Melgo: Joan y
Pcre Corominas (3 vols., 1936).
G. Norwood, The Art oj Terence (1923);
Bearc. R S.
TERPANDRO (Jl. h. 675 a.C.). Músico y
poeta griego. De Antissa, en Lcsbos. Su vic­
toria. perfectamente documentada, en la
carnia de Esparta, fue en 676-673. Volvió a
introducir la lira de siete cuerdas en el mun­
do griego, y dominó la escena musical con­
temporánea. Compuso nomos (adaptacio­
nes de versos épicos, propios o ajenos, para
la lira); y canciones báquicas. Su prestigio
fue tal que se aplicó su nombre a obras aje­
nas, igual que ocurrió con Homero. No es
verosímil que ninguno de los fragmentos
que se conservan y le son atribuidos sean
auténticos. [DEWW]
TERTULIANO (Quintus Septimus Florens
Tertullianus) (h. 160-h. 225 d.C.). Escritor
latino cristiano. .De formación jurídica y
distinguido abogado romano. Tertuliano
volvió a su Cartago natal después de con­
vertirse al cristianismo h. 193, y emprendió
una carrera literaria al servicio de su nueva
fe. En fecha no posterior a 207. se separó de
la Iglesia y se adhirió a la estricta secta de
los montañistas, terminando por dirigir un
grupo propio, los tertulianisias, que perdu­
ró hasta la época de San Agustín. Debió
morir después de 220.
Versado en filosofía, derecho y las litera­
turas griega y latina, Tertuliano era un tem­
peramento entusiasta dotado para la sátira
acerba y la elocuencia apasionada; su dia­
léctica es más deslumbrante que convincen­
te a causa de su impaciencia y su tendencia
a los extremos. Su dominio del latín fue
considerable y se ha calculado que inventó
unos 982 términos. Calificarle de «creador
del latín eclesiástico» es quizá excesivo, ya
que las versiones previas de la Biblia le pro­
porcionaron parte de su vocabulario, pero
sus abundantes neologismos llegaron a for­
mar parte del tecnicismo dogmático.
Se han conservado 31 tratados de Tertu­
liano y aunque algunos pueden ser fechados
con cierta seguridad, la mayoría no pueden
más que ser atribuidos a sus periodos orto­
doxo o montañista. Estas obras, todas de ca­
rácter polémico, pueden ser divididas en
tres grupos: apologéticas, polémicas y ascé-
tico-morales.
Al primer grupo corresponde su ensayo
más antiguo, A los paganos (197), ataque
contra el paganismo y defensa del cristianis- '■ jo del estilo «asiático» de los oradores grie­
mo, que puede ser considerado como borra- - gos. Siente predilección por las oraciones
dor provisional de la Apología, su obra
maestra. En forma jurídica y contenida ex-
Tertuliano
presión, refuta las acusaciones de desprecio
a la religión del Estado y de alta traición. Al
estilo de los filósofos helenísticos, como Po-
sidonio. Tertuliano defiende la existencia de
Dios en El testimonio del alma (197) e igual
amplitud de visión caracteriza A Scapula
(212). donde afirma que «es un derecho hu­
mano fundamental, un privilegio de la na­
turaleza, el que cada hombre rinda culto de
acuerdo con sus convicciones», base del ata­
que de Tertuliano contra el procónsul de
Africa por su persecución de los cristianos.
La formación jurídica de Tertuliano re­
sulta patente en el primero de sus tratados
polémicos. La prescripción de los heréticos
(h. 200). Invoca la ley de praescriptio. ob­
jeción jurídica a llevar un proceso en la
forma en que el demandante lo presenta,
con el argumento en que los heréticos care­
cen de base para su doctrina, ya que la Bi­
blia que alegan no les pertenece por dere­
cho. Tertuliano, no obstante, estaba dis­
puesto a lidiar con las ideas heréticas una
por una y su Contra Marción (207-12) es
fuente principal para conocer las creencias
de aquel gnóstico, ya que las refuta punto
por punto. Contra otros gnósticos apuntaba
cuando escribió Contra Hermógenes y Con­
tra los Ealentinianos, mientras la vena do-
cética en las doctrinas de éstos fue atacada
en De la carne de Cristo y La Resurrección
de la carne. Del Bautismo (198-200) es tam­
bién contra los heréticos en cuanto ataca las
opiniones de la secta de Cayo, pero es justa­
mente más famoso por ser el único tratado
sobre un sacramento de fecha anterior al
Concilio de Nicea. Contra Praxeas (213)
defiende la doctrina de la Trinidad contra
los monarquianos modalistas.
A este periodo premontanista correspon­
den probablemente varias de sus obras mo­
rales, como A los mártires, exhortación a la
constancia; De los espectáculos, enérgica
condena de los juegos circenses a causa de
su inmoralidad y sus conexiones idólatras;
Del vestido de la mujeres, que aplica el cris­
tianismo a los mínimos detalles de la vida
cotidiana; y Sobre la oración, que no contie­
ne consejos filosóficos, sino esencialmente
prácticos. Después de su apostasía al mon­
tañismo, Tertuliano dio expresión a su exa­
gerado rigorismo en Del rosario del soldado
que discute la participación de los cristianos
en el servicio militar, en Sobre la huida en la
persecución (212), que sostiene que no debe ■
-intentarse la huida, y en Monogamia (217),
que condena los segundos matrimonios.
Las obras de Tertuliano revelan su fami­
liaridad con las técnicas retóricas y el influ­
breves, lo que con frecuencia producen epi­
gramas memorables. Abundan las pregun- •
Tespis
tas y las respuestas lacónicas, las antitcsis y
hasta los juegos de palabras. Su brevedad
oscurece a veces su pensamiento, pero no
puede negársele su lugar en la historia del
latín cristiano. [JGD]
Ed. F. Oehlcr (Leipzig, 1853); Loeb: Apo-
logy, T. R. Glovcr (1931); Bcrnat Metge:
Miquel Dole; y F. Sentís, Apologétic (1960).
J. Quasten, Patrology, II (1953).
TESPIS (siglo VI a. C.). Poeta griego. La
tradición le atribuye el haber inventado la
*tragedia. Nacido en Icaria, en Atica, puede
que comenzase su carrera en fecha tan tem­
prana como 560, pero no presentó una tra­
gedia en un concurso de Atenas hasta h.
534. Fue el primer dramaturgo que actuó
como actor en una tragedia, pronunciando
un prólogo y un parlamento preparado.
Hizo experimentos con varios disfraces fa­
ciales, quizá para que le permitiesen cam­
biar de papel, y por fin adoptó una máscara
de lienzo. Al incluir el diálogo en lo que has­
ta entonces había sido una representación
coral, hizo de ella una versión rudimentaria
de drama. [GTWH]
Pickard-Cambridge, D T C.
TIBERIANO (/7. 335 d. C.). Poeta latino.
Poco se conoce de su carrera, y sus poemas
se conservan sólo fragmentariamente; el
mejor es un pasaje de 20 tetrámetros trocai­
cos que describen un río (amnis ibai) y el
panorama a lo largo de sus riberas. Es nota­
ble por su sentimiento de la naturaleza,
pero la sugerencia de que su autor escribió
también el muy superior *Pervigilium Ve-
neris no suele ser aceptada. [DRD]
Fragmentos en Loeb: Duflf,MLP.
TIBULO, Albio (¿48? -19 a. C.). Poeta ele­
giaco romano. Perteneciente a la clase
ecuestre, apuesto, culto, acomodado. Aun­
que sufrió la confiscación de parte de sus
propiedades familiares después de la Guerra
Civil, conservó sus fincas en Pedum y sus
lamentaciones de pobreza no deben tomarse
en serio; se dirige a su protector Mésala en
términos de igualdad. Acompañó a Mésala
en la campaña de éste a Aquitania y en una
misión al Oriente Próximo en la que Tibulo
cayó enfermo y se quedó en Corcira. Hora­
cio y Ovidio fueron amigos suyos.
La Antigüedad nos ha legado tres libros
de poesía con su nombre (el Corpus tibu­
llianum', la subdivisión del III en dos libros
procede del Renacimiento). El libro I, pu­
blicado h. 26 a. C., contiene cinco elegías
(1,2, 3, 5, 6) inspiradas por Delia (seudóni­
mo de Plania); en Ovidio, el nombre de ella
alude al libro I, igual que el de Némesis al
182
libro II. Tres elegías (4, 8, 9) se refieren al
amor por un muchacho, Maralo. Además,
figuran poemas en honor del natalicio de
Mésala (7) y en alabanza de la paz y conde­
na de la guerra (10). El libro II comprende
sólo seis elegías; tres (3, 4, 6) sobre Ncmcsis,
amante mucho más cruel y menos simpáti­
ca que Delia. El poema inicial, descripción
de los Ambarvalia, pero hábilmente vincu­
lado al tema erótico, es la obra maestra de
Tibulo. Figuran también salutaciones por el
cumpleaños de Cornuto (2) y enhorabue­
nas por la instauración de Mesalino como
quindecimvir (5).
El libro HI es una colección de poesía se­
cundaria debida a varios autores, unidos
por pertenecer al círculo de Mésala. Las seis
elegías primeras son de Ligdamo; sigue el
anónimo Panegírico de Mésala, en 21 I he­
xámetros pedestres, serviles, insinuantes c
insípidos. Le siguen los cinco poemas bre­
ves de la Guirnalda de Sulpicia, que descri­
ben con sentimiento sus amores con Cerinto
y preceden inmediatamente a las seis cortas
elegías originales de ella. El autor de la
Guirnalda es un poeta considerable. Hay
motivos para identificarle con Tibulo, aun­
que matices ovidianos hacen suponer un
poeta posterior. La elegía erótica y el epi­
grama que completan la colección puede
que correspondan a la primera época de Ti­
bulo.
Tibulo consigue una fluida simplicidad
de pensamiento e idioma que disimula su
maestría. Evita la erudición helenística, la
ilustración mitológica y la exageración retó­
rica, se refugia en la vida natural del campo,
como Virgilio hace en las Eglogas. Los alti­
bajos de su pensamiento reflejan a la perfec­
ción los cambiantes sentimientos del aman­
te, que van del éxtasis a la desesperación.
Ningún poeta latino va con mayor facilidad
de la fantasía a la realidad y viceversa. Su
cordialidad personal y su gozo sincero en
las cosas simples y puras de la vida, se ha­
cen con las simpatías del lector; el poeta
encuentra y comunica algo de la paz que
busca en un mundo perturbado por las gue­
rras. [DEWW]
Ed. y comentario en inglés K. F. Smith
(1913); Loeb: J. P. Postgate (1913); Bemat
Metge: Caries Magrinyá y Joan Mínguez
(1925; con Corpus Tibullianum).
TIMEO (h. 356-260 a. C.). Historiador
griego. Hijo de Andrómaco, que se nombró
tirano de Tauromenio, en Sicilia. Fue ex­
pulsado de la isla por Agatocles, tirano de
Siracusa, h. 315, y pasó los siguientes 50
años en Atenas, donde estudió retórica y es­
cribió sus historias. Su obra más importante
fue una historia de Sicilia en 38 vols., que
183
llegaba hasta 264. Estableció un sistema
exacto de cronología, basado en los perio­
dos cuadrienales de las Olimpiadas, pero
fue atacado violentamente por *Polibio-
(xn) por inexactitud, afirmaciones falsas,
superstición, conocimiento imperfecto de la
geografía y falta de experiencia práctica en
los asuntos políticos y militares. Estas críti­
cas son probablemente excesivas; Cicerón
describe a Timeo como culto y elocuente.
Parece haber sido el típico historiador de
gabinete, sin auténticas dotes críticas y afi­
cionado a la retórica, que se esforzó en el
marco de unos criterios bastante estrechos.
ITAD]
Jacoby, F G H, III.
TIMOCREONTE (fl. h. 475 a. C.). Poeta
lírico y elegiaco griego. Timocreonte de Ro­
das fue célebre por su glotonería, sus aficio­
nes pugilísticas y su afilada lengua, y des­
pués de la invasión persa fue desterrado por
simpatizar con el invasor. Escribió poemas
líricos, escolios y epigramas. Hombre de
violentos odios, utilizó la poesía como arma
de ataque. Temístocles y *Simónides figura­
ron entre sus antagonistas; el último le in­
mortalizó en el lacónico y letal epitafio bur­
lesco conservado en la Antología Palatina
(vil: 348). Los escasos fragmentos suyos que
se conservan tienen un tono agudo y vigoro­
so y están animados por la lengua de la
comedia y de la fábula animal. [GTWH]
Loeb: J. M. Edmonds, Lvra graeca, II
(1924).
Bowra, G L P.
TIRTEO (siglo vil a. C.). Poeta elegiaco
griego. Su mando militar durante la segunda
Guerra de Mesenia y su dialecto, jónico,
pero con acentos dóricos, indican que fue
espartano. Se conservan fragmentos de nue­
ve poemas. Sus temas incluyen la Guerra de
Mesenia, la constitución de Esparta, sancio­
nada por la divinidad, y la alabanza del
buen soldado —no el héroe individual—,
sino el guerrero que combate hombro con
hombo con sus iguales en la falage de los
hoplitas. Son canciones de marcha en las
que resuena el espíritu marcial y el orgullo
nacionalista que fueron la fuerza y la debili­
dad de Esparta. [DEWW]
Diehl, A L G, I.
Bowra, E G E.
TISIAS. *Oratoria y retórica.
«TITANOMAQUIA» («Batalla de los tita­
nes»). Poema épico griego, hoy perdido, de
fecha y autor inciertos, atribuido diversa­
mente por las autoridades antiguas a Arcti-
Tragedia
no de Milcto. o Eumclo de Corinto (ambos
probablmenlc siglo vm a. C.), o a un poeta
anónimo. Tenía por tema la lucha en ia
cual la joven generación de dioses. Zeus y
las demás divinidades olímpicas, derrotaron
a sus mayores, los titanes, como señores del
universo. El poema formaba la primera par­
te del Ciclo *épico. Consistía por lo menos
en dos libros, pero sólo se conservan frag­
mentos insignificantes. [GTWH]
Testimonios y fragmentos en O C T Ho-
meri Opera, V, ed. T. W. Alien (1912);
Loeb: H. G. Evelyn-White, Hesiod, The
TRAGEDIA GRIEGA. La historia primiti­
va de ia tragedia griega es oscura, pero pare­
ce haber evolucionado a partir de una for­
ma de canción coral que conmemoraba la
muerte de un rey, y formaba parte del culto
de Dionisos en varias regiones de Grecia.
En Atenas, en el siglo vi, se incluyó un con­
curso de tragedias en el festival de Dionisos,
la Gran *Dionisia, de reciente estableci­
miento, y *Tespis introdujo un elemento
dramático en la representación. A partir de
entonces, espoleada por la competición, la
evolución fue rápida; el número de autores
fue progresivamente en aumento, la trama
se hizo más compleja, y la tragedia, más
dramática y menos coral, hasta que el ele­
mento lírico se convirtió en puros interme­
dios. En manos de Frínico y los tres grandes
maestros, * Esquilo. *Sófocles y * Eurípides,
ia tragedia ateniense llegó a ser la forma do­
minante de la literatura griega del siglo v.
Después de una fase de grandiosidad, con
Esquilo, alcanzó su máxima perfección, de
acuerdo con los criterios aristotélicos, con
Sófocles, a mediados del siglo. Más tarde se
fue haciendo menos trágica, evolucionando
hacia el drama político, la tragicomedia y el
melodrama, en su mayor parte al modo de
Eurípides; luego, en los años finales del si­
glo, su período creador acabó con dos obras
maestras, a lo que sucedió un periodo de
decadencia, del que en realidad no se ha
conservado nada.
La tragedia, como la comedia, sólo se re­
presentaba dos veces ai año en Atenas, en
los festivales de Dionisos al final del invier­
no y la primavera. El teatro era un extenso
auditorio al aire libre, sobre la ladera meri­
dional de la Acrópolis y tenia como centro
la pista circular en la que bailaba el coro;
sus grandes dimensiones, las máscaras y el
incómodo vestuario de los actores, excluían
la intimidad o las matizaciones precisas. La
representación comprendía tres tragedias y
un drama *satírico, y duraba varias horas;
el programa era original de un sólo autor de
los tres que se presentaban al concurso en
Tragedia
días sucesivos. Todos los papeles, masculi­
nos y femeninos, estaban interpretados por
hombres; la interpretación, en la que los
episodios dialogados alternaban de forma
algo irregular con el canto coral y la danza
al son de la flauta, tenia casi tantas afinida­
des con el ballet, la ópera grande y la litur­
gia cristiana como con el moderno teatro
poético. Las partes corales, cuyos metros
variaban sutilmente con las emociones que
expresaban, eran de lenguaje elevado en un
dialecto dórico convencional; la mayor par­
te del diálogo estaba en yámbicos más colo­
quiales y en un dialecto sustancialmente
ático. Las unidades de tiempo y espacio no
se observaban rigurosamente: una oda coral
podía cubrir un intervalo que oscilaba de
horas a semanas, y a veces un cambio total
de localización. El escenario variaba, pero
por lo general representaba la fachada de un
palacio; se utilizaba el escenario pintado,
probablemente sencillo. Los dioses podían
aparecer en un plano superior, por encima
de los personajes humanos; otros recursos
eran la «máquina», o grúa para simular las
entradas y salidas por el aire, y el ekkykle-
ma. que descubría una escena interior en un
«cuadro vivo».
Con arreglo a la famosa definición de
Aristóteles, la tragedia es la representación
de una serie de acontecimientos en los que
el héroe, ni santo ni villano, atrae sobre sí la
catástrofe mediante el error, no por acci­
dente ni maldad; y la catástrofe ha de pro­
ducirse inesperadamente por medio de un
cambio súbito de circunstancias, o el reco­
nocimiento de algo ignorado hasta enton­
ces, o (mejor aún) las dos cosas. Este era el
máximo de perfección, pocas veces alcanza­
do. No obstante, la tragedia fue, como seña­
la Aristóteles, una forma artística suma­
mente impresionante y vigorosa. Proporcio­
nó una descarga emocional colectiva para el
público que contemplaba a un semejante
debatiéndose en lucha con el destino, y sir­
vió para ahondar la comprensión del públi­
co de la nobleza y dolor de la condición
humana. [GTWH]
A. W. Pickard-Cambridge, D T C, y The
Theatre of Dionysus in Athens (1949); A.
Lesky, Greek Tragedy (1961); R. Lattimo-
re, The Poetry of Greek Tragedy (1958); T.
B. L. Webster, Greek Theaire Production
(1956); M. Bieber, The History of the Greek
and Román Theater (1961); F. Rodríguez
Adrados, Fiesta, comedia y tragedia. Sobre
los orígenes griegos del teatro (B., 1972); H.
Uoyd-Jones, M., Fernández Galiano, F. Ro­
dríguez Adrados y A, Tovar, Estudios sobre
la tragedia griega (M., Cuadernos de la
Fundación Pastor, 13).
184
TRAGEDIA ROMANA. La tragedia hizo
su primera aparición en Roma, ya en pleno
desarrollo, en 240 a. C., cuando *Livio An-
drónico comenzó a representar tragedias
griegas traducidas. Adaptó en ellas los me­
tros de los modelos griegos al uso romano y
estableció una forma regular. Su contempo­
ráneo más joven, *Nevio, produjo igual­
mente adaptaciones de la tragedia griega, c
inventó también un equivalente autóctono
con la Afabula praetexta, drama histórico
romano. Escribió dos obras de este género,
basadas respectivamente en leyendas primi­
tivas e historia reciente de Roma, pero en
un teatro en el que el público buscaba con
ansia las alusiones a la actualidad, y las au­
toridades prohibían todo elogio o censura a
los vivos, les resultó difícil a sus sucesores
seguir su ejemplo y sólo se tiene noticia de
otras pocas praetextae. La tragedia, sin em­
bargo, permaneció en favor en Roma hasta
el final de la República. *Ennio y después
*Pacuvio continuaron la romanización de
los originales griegos, y eligieron sus mode­
los cuidadosamente para adaptarse al gusto
romano del ánimo heroico y la retórica so­
lemne; a fines del siglo n. su sucesor, Accio,
sacrificó la sobriedad al efecto retórico, e
hizo la tragedia romana cada vez más melo­
dramática. Las obras de estos tres dramatur­
gos fueron populares y se reponían con fre­
cuencia o se leían como clásicos. Después
de la muerte de Accio hacia 85 a. C., el filón
estaba agotado, y la producción de nuevas
tragedias en realidad terminó. La composi­
ción de la tragedia se convirtió en una afi­
ción literaria para diletantes cultos. Duran­
te el Imperio *Ovidio escribió una Medea
que fue muy elogiada, aunque probable­
mente no se representó nunca, y la tragedia
para ser leída más que para vista, fue culti­
vada más aún por * Séneca el Joven. Las
nueve tragedias que se conservan de él, ba­
sadas en leyendas griegas, conocidas y ho­
rripilantes, emplean todos los recursos de la
retórica de la Edad de Plata para cumplir
las exigencias de la representación con el re­
citado, con cierto éxito. Octavia, tragedia
anónima sobre el sino de la primera esposa
de Nerón, fue escrita en estilo análogo poco
después de la muerte del emperador. Unico
ejemplo conservado de una /aóu/a praetex-
ta, señala también el final de la tragedia
romana.-
La tragedia se representaba en Roma con
ocasión de las grandes fiestas y solemnida­
des en iguales condiciones improvisadas
que la comedia *romana. Los actores ves­
tían el traje griego en la tragedia auténtica, y
el romano en el fabula praetexta', en la pri­
mera, por lo menos, los intérpretes llevaban
máscara, y había un coro que, a diferencia
del coro griego, intervenía en la acción.

185
Aunque la tragedia no gozaba en Roma de
una popularidad tan general como la come­
dia, se mantuvo en escena unos dos siglos.
Por más que se tratase de una importa­
ción, que nunca llegó a naturalizarse, atraía
al público romano por sus contrastes retóri­
cos y melodramáticos entre el vicio y la
virtud. Las tragedias conservadas de Séneca,
que encierran estas cualidades en forma ex­
trema, influyeron profundamente en el dra­
ma del Renacimiento y en el teatro isabeli-
no inglés. (* Tragedia griega.) [GTWH]
Beare, R S; M. Bieber, The Hislory of the
Greek and Román Theater (1961).
TRIFIODORO. * Epica griega, Poesía.
TROGO POMPEYO (/7 h. 10 a. C.). His­
toriador romano. Natural de la Galia Nar-
bonense, hijo del secretario particular de
César. Autor de obras de historia natural y
de una historia del mundo no romano en 44
libros, que extractó Justino. [TAD)
L. E. Halberg, De Trogo Pompeio (1869).
TUCÍDIDES (h. 455/460-h. 399 a. C.).
Historiador griego. Su padre, Oloros, fue
probablemente nieto del rey de Tracia Olo­
ros, a su vez abuelo materno de Cimón, hijo
de Milciades. Resulta significativo que Tu­
cídides tuviera propiedades en Tracia y
fuese enterrado en el panteón familiar de
Cimón. También es probable que estuviera
emparentado con el viejo adversario de Pe-
ricles, Tucídides, hijo de Melesias. En polí­
tica fue, al menos por razones de índole
familiar, demócrata del ala derecha, pero se
convirtió en ferviente admirador de Pericles
y su adhesión hacia él puede que fuera en
aumento a medida que Pericles adoptaba
unas posturas más hacia el centro de la polí­
tica ateniense al surgir demócratas radicales
como Cleón. Elegido general en 424, Tucí- -
dides fue encargado de proteger la costa de
Tracia, pero no consiguió retener la valiosa
colonia ateniense de Anfípolis contra los
ataques de Brasidas; condenado en ausen­
cia, marchó al destierro. No volvió a Atenas
hasta 404, al final de la Guerra del Pelopo- ’
neso, y murió pocos años después.
Tucídides escribió una Historia de la
Guerra de! Peloponeso en ocho libros.
Proyectó continuarla hasta la toma de Ate­
nas en 404, pero se interrumpe en el invier­
no de 41 1/410. Comenzó a recoger material
para la obra justo al iniciarse la guerra, ya
que se dió cuenta que el conflicto, que junto
con otros jefes atenienses es muy posible. ■
que previera, sería violento y largo. Al pa­
sar en el exilio tres cuartas partes de la gue­
rra, aprovechó al máximo la admirable
oportunidad que se le presentaba para obte­
Tucídides
ner información de primera mano desde
ambos bandos. Su confesado propósito es
proporcionar una crónica fiel de la guerra,
con valor permanente para las futuras gene­
raciones. En la introducción (1:22), asegura
que su relación de acontecimientos es el re­
sultado de una cuidadosa investigación y
del examen de testigos presenciales. No pre­
tende tal fidelidad en cuanto a los discursos
(que ilustran la opinión pública, la moral de
las tropas, y las fuerzas políticas en juego en
las diversas fases de la guerra), pero man­
tiene que expone los argumentos que cree
hubieran usado los personajes, mientras se
mantiene lo más cerca posible a lo que se
dijo en realidad. Se suele argüir que los dis­
cursos son invención suya, basados única­
mente en lo que parece apropiado a las
circunstancias; pero esto prescinde de la
afirmación explícita del propio Tucídides, y
parece más razonable creer que los discur­
sos se pronunciaron en realidad y que su
sustancia fue reproducida por Tucídides
con la mayor fidelidad que puede esperarse.
De los ocho libros que se escribieron, el I
contiene una introducción, que ofrece los
motivos del autor para escribir la historia,
un breve sumario de la historia primitiva de
guerra en cuestión era de mayor importan­
cia que ninguna otra de las que la habían
precedido, una descripción de los incidentes
militares en Corcira y Potidea y de los con­
tactos diplomáticos que precedieron a la
ruptura de las hostilidades y una relación
del incremento del poder de Atenas desde el
final de la Guerra de los Persas; esto último
sirve para justificar su argumento de que la
causa principal de la guerra fue el temor de
Esparta al aumento de la potencia de Ate­
nas; también sirve de continuación directa
de la historia de *Herodoto. Los libros II-IV
describen los sucesos principales de la Gue­
rra Arquidámica, con la peste (que padeció
el propio Tucídides) y la Oración fúnebre
(con Pericles presentando una imagen idea­
lizada de Atenas) en el II, la sublevación de
Lcsbos en el III, y la captura de la guarni­
ción espartana en Esfacteria y la pérdida de
Anfípolis en manos de Brasidas en el li­
bro IV. '
El V contiene las muertes de Brasidas y
Cleón, la Paz de Nicias, la Guerra de Man-
tinea y la subyugación de Melos. Los libros
VI y Vil describen la expedición de Sicilia,
y el VIII, inacabado, la sublevación de los
aliados de Atenas y las batallas navales en
la costa de Asia Menor. Probablemente la
obra no acabó de completarse hasta después
de la vuelta de Tucídides a Atenas en 404.
Tucídides es un historiador magistral. Se
propone, y consigue, un alto grado de exac­
titud; se muestra, por lo general, imparcial
Tucídides
y libre de prejuicios; como soldado experto,
es capaz de transmitir un perfecto entendi­
miento de las batallas que describe, y sus
comentarios sobre los corruptores efectos de
la guerra sobre la personalidad de los grie­
gos, son inteligentes e ilustrativos, sin som­
bra de sermoneo. Se ha dicho, con cierta
justicia, que su apreciación de la alta estra­
tegia es incorrecta; por ejemplo, da la im­
presión de que la estrategia de Pericles al
comienzo de la Guerra fue exclusivamente
defensiva c ignora el decidido intento de ais­
lar Corinto por medio del ataque contra
Epidauro. Se ha alegado también reciente­
mente que en su retrato de Cleón comete la
misma tergiversación intencionada de los
hechos que Tácito al retratar a Tiberio.
Pero éstas son criticas de escasa importan­
cia cuando se comparan con sus méritos
generales como historiador.
Tucídides escribió en un estilo sencillo y
austero, acomodado a la narración de los
grandes acontecimientos. En sus discursos,
su afición por las expresiones abstractas y la
186
oscuridad de algunas de sus antítesis, hacen
que a veces resulte algo difícil seguir su pen­
samiento, en especial si se compara con la
lucidez de su prosa narrativa.
La historia de Tucídides es la del choque
entre las dos grandes potencias del mundo
griego. El tema está tratado siempre a supe­
rior nivel, sin lugar para el lastre de rumor,
escándalo y anécdota que sería tan corriente
con los escritores posteriores. El interés del
historiador por los individuos se concentró
en el papel que desempeñaban en el conflic­
to que describía, más que en sus personali- '
dades; su tratamiento del tema estaba más
próximo a lo dramático que a lo heroico, y
el mundo que retrató fue un mundo adulto
que nunca perdía contacto con la realidad.
[TAD]
O C T: H. Stuart Jones y J. G. Powell (2
vols., 1942); Loeb: C. F. Smith (4 vols.,
1919-23); Bernat Metge: Jaume Berenguer
Amenos (4 vols., 1953-58).
G. B. Grundy, Thucydides and ihe Histo-
ry of His Age (2a. ed., 2 vols., 1948).
VALENTINO. *Gnosticismo.
VALERIO ANT1AS (fl. h. 80 a. C.). Histo­
riador romano. Escribió una historia de
Roma desde su fundación hasta su época.
Se califica su estilo de poco atractivo, pero
su peor defecto es su indiferencia a la ver­
dad. Livio, crítico nada severo, protesta de
sus evidentes exageraciones, sobre todo en
lo que se refiere a las bajas del enemigo, y su
cronología suele ser confusa. [TAD]
Peter, H R R, I.
VALERIO CATÓN, Publio (nacido h. 100
a. C.). Gramático, crítico y poeta latino.
Nacido en la Galia Cisalpina, huérfano de
niño, y desposeído de su patrimonio por las
proscripciones de Si la, se ganó precaria­
mente la vida con la enseñanza y la literatu­
ra, y fue el reconocido jefe de los * neolerici.
Sus estudios de gramática y su interés por la
poesía subjetiva, le llevaron a interpretar,
quizá a editar, a *Lucilio. Entre su obra ori­
ginal figuraba la Indignado, protesta contra
la persecución de sus enemigos, y un *epy-
llion titulado Diana o Dictynna, y la Lydia,
poema de amor que mezcla la erudición mi­
tológica y el erotismo según la tradición
alejandrina. [DEWW]
VALERIO FLACO (muerto h. 90 d. C.).
Poeta épico romano. Poco se conoce de su
vida; según indicios textuales, parece haber
sido miembro de uno de los grandes cole­
gios sacerdotales. Su Argonautica se conser­
va en parte, en ocho libros; fue comenzada
h. 70. El modelo es *Apolonio de Rodas,
pero contiene episodios originales. Son fre­
cuentes los paralelos con la Eneida (por ej.,
la escena del infierno del libro I); el estilo
del verso está próximo a los hexámetros de
Ovidio. Pero Valerio cuenta con méritos
propios. Es excelente en los pasajes descrip­
tivos. Su Medea es de carne y hueso, aunque
deba mucho a la Dido virgiliana. Se ha su­
puesto que, en los últimos libros, Valerio
proyectaba que la vuelta de Jasón fuese por
el Danubio, el Rhin y el mar del Norte, lo
que hubiera permitido una descripción de
Britania, como homenaje a Vespasiano (o
quizá Domiciano). (*Epica romana. Poe­
sía.) [DRD]
Loeb: J. H. Mozley (1934).
VALERIO MÁXIMO (fl. h. 3 I d. C ). His­
toriador y moralista romano. Amigo y pro­
tegido de Sexto Pompeyo (cónsul en 14 d.
C.), a quien acompañó a Asia siendo éste
procónsul h. 27. Algo después de su vuelta,
probablemente tras la caída de Seyano en
31, escribió los nueve libros de Memorabi-
lia —«Hechos y dichos memorables»— se­
rie de deshilvanadas anécdotas históricas,
recopiladas con el propósito de ilustrar las
virtudes y los vicios humanos. El estilo de la
obra es retórico; el tratamiento del material,
superficial, y la moralización que la llena,
insincera. Valerio rara vez se pone a consi­
derar si los incidentes que describe como
ejemplos de un rasgo característico merecen
en realidad elogio o censura, y muestra un
nacionalismo angosto y superficial que da la
impresión de pedantería pomposa. Pero al­
gunas anécdotas poseen interés histórico y
Valerio fue popular durante el Imperio y la
Edad media. [T A D]
Teubnen C. Kempf (Leipzig, 1888).
VALERIO MESALA CORVINO, Marco
(64 a. C.-8 d. C.). General romano, admi­
nistrador y mecenas de las letras. De origen
aristocrático, fue condiscípulo de Horacio
en Atenas, el año 44. Partidario de Bruto en
Filipos, se unió más tarde a Antonio, para
pasarse por fin a Octavio, por quien luchó
en Accio en 31, cuando compartieron el
consulado. Augusto utilizó al máximo sus
dotes administrativas y militares, que le
proporcionaron un triunfo sobre los aquita-
nos en 27, y una serie de importantes pues­
tos en el gobierno. Es característico que
dimitiera en 26 como prefecto de la ciudad,
a la semana de haberse posesionado del car­
go, alegando que contravenía sus principios
republicanos. En realidad, supo brujulear
por aguas tormentosas— fue él quien pro-
Valgio
puso la concesión del título de «Padre de la
patria» a Augusto en 2 a. C. Con *Polión,
fue el orador más destacado de la época; se
expresaba en un estilo ciceroniano de tono
menor, pero con sinceridad y encanto aris­
tocráticos. Tuvo veleidades literarias, y ex­
presó su helenismo y su dominio de las dos
lenguas al escribir prosa y poesía en griego;
en sus últimos anos redactó sus memorias y
publicó libros de investigaciones anticuarías
y gramaticales. Su mecenazgo siguió la tra­
dición republicana de la asistencia generosa
sobre base personal. Tibulo y Ovidio fueron
los dos grandes artistas que se beneficiaron
de ella, pero debió incluir muchas figuras
menores, y el libro 111 del Corpus tibullia-
num es una colección miscelánea unida por
el nexo de su personalidad. [DEWW]
VALGIO RUFO (siglo I a. C.). Erudito y
poeta elegiaco romano. Amigo de Horacio,
Virgilio y Mecenas. Su herbario fue citado
por Plinio. Horacio elogia la melancolía
sensual de sus Elegías, de las que sólo se
conservan unos escasos versos. [DRD]
Teubner: Morel, FPL.
VARIO RUFO (siglo! a. C.). Escritor ro­
mano. Fue muy alabado por sus amigos,
Horacio y Virgilio. Escribió un poema so­
bre la muerte de César y un panegírico de
Augusto. Su tragedia Thyestes (representa­
da en 29 a. C.) fue considerada, como la
Medea de Ovidio, digna de comparación
con la tragedia griega. Después de la muerte
de Virgilio, recibió el encargo, con Plocio
Tueca, de preparar la edición de la Eneida.
[DRD]
Teubner: Morel, F P L.
VARRÓN (Marcus Terentius Varro)
(I 16-27 a. C.). Polígrafo romano. Nacido en
Reate, fue discípulo de Eiio Estilo en Roma,
y de Antíoco de Ascalón en Atenas. Longe­
vo y laborioso, su obra alcanzó dimensiones
prodigiosas. Se le atribuyen más de 600 li­
bros sobre una extensa variedad de temas,
entre ellos gramática, lingüística, retórica,
crítica literaria, arqueología, historia, reli­
gión, agricultura, derecho y matemáticas
—y sin embargo, no fue un eremita—. Tuvo
una carrera pública en la que llegó a ser pre­
tor, estuvo en campaña a las órdenes de
Pompeyo, tuvo el valor de oponerse al pri­
mer Triunvirato y el buen sentido de hacer
las paces con César cuando no hubo otra al­
ternativa. El ser nombrado en 47 el primer
bibliotecario público de Roma, le dejó libre
para dedicar todas sus energías a la investi-
gación, probablemente con la ayuda de va-
ríos ayudantes.
De su inmensa obra se ha conservado (1)
188
tres libros De agricultura. guía práctica del
cultivo en Italia, basada en la experiencia de
cultivar sus tierras de la Sabinia, y comen­
zado cuando el autor tenía 80 años, y (2)
cinco libros De la lengua latina, de interés
sobre lodo por conservar fragmentos de au­
tores anteriores hoy perdidos.
De sus restantes obras, las más importan­
tes parecen haber sido: (I) las Sátiras menú
peas, obra temprana, ensalada satírica en
prosa y verso al estilo del cínico *Menipo
de Gadara, cuyo ingenio y humor resplan­
decen a través de los fragmentos que se con­
servan; (2) las Antiquilates, enorme archivo
informativo sobre antiguas costumbres y
cultos religiosos; (3) las Imágenes, con fama
de haber sido el primer libro ilustrado, que
contenía 700 biografías de griegos y roma­
nos notables; y (4) las Disciplinas, enciclo­
pedia de las artes liberales, origen del tri-
vium y el quadrivium de la educación me­
dieval. La influencia de Varrón durante el
milenio siguiente fue profunda y extensa,
aunque no podamos formular un juicio más
preciso que el contenido en la calificación
de Quintiliano: «el más culto de los roma­
nos». [D R D]
Loeb: On Agriculture, W. D. Hooper y H.
B. Ash (con Catón, 1934), y On the Latín
Language, R. G. Kent (1938); Bernat Met-
ge: Salvador Galmés, Del camp (1928).
J. Wight DuíT, Román Satire (1937) (para
las Sátiras menipeas).
VEGECIO RENATO, Flavio (?) (fl. h. 400
d. C.). Autor de un manual militar (Epito­
ma reí militaris). Escrito no antes de 383 d.
C., sus cuatro libros tratan de (I) el entrena­
miento de los reclutas y la construcción de
campamentos, (2) la legión y los deberes de
los oficiales, (3) logística y táctica del com­
bate, (4) tácticas del asedio y de la guerra
naval. No hay prueba de que Vegecio tuvie­
se una distinguida carrera militar, y su obra
es en gran parte una recopilación de escrito­
res anteriores, pero es lógica e informativa.
[DRD]
Teubner: C. Lang (Leipzig, 1885).
VELEYO PATÉRCULO, Cayo (h. 19 a.
C. —después de 31 d. C.). Historiador romano.
De distinguida familia ecuestre, Veleyo si­
guió la carrera militar y sirvió algunos años
como uno de los generales de Tiberio en
Germania e Iliria. Fue cuestor en 7 d. C. y
pretor en 15, pero no siguió ascendiendo.
Poco más se conoce de su vida.
Veleyo escribió una Historia de Roma
desde los tiempos más antiguos hasta el año
30 d. C., -para celebrar el consulado_dc su
amigo M. Vinicio en aquella fecha. Es una
obra deshilvanada y desigual, con escaso

189
respeto a la cronología; el interés principal
del autor no está en los hechos, sino en el
hombre que los realizó, y ha dejado algunos
animados retratos de los personajes princi­
pales de la historia de Roma - el de Pom-
peyo es especialmente informativo. Tam­
bién contiene información útil sobre las
gueiras de Gemianía y los Balcanes y equi­
libra la tendenciosa imagen de Tiberio dada
por Tácito. El estilo de la obra es muy retóri­
co, con múltiples exclamaciones, exagera­
ciones y antítesis rebuscadas. [TA D]
Loeb: F. W. Shiplcy (1924).
VESPASIANO (Tifus Flavius Vespasia­
nas) (9-79 d. C). Emperador romano en
69-79 d. C. Como intencionada reacción
contra la actitud de Nerón en todos sus as­
pectos, Vespasiano no intentó hacerse un
nombre en la literatura. Sus Memorias (hoy
perdidas) perseguían un fin político, la justi­
ficación de su carrera. Pero protegió la lite­
ratura, sobre todo a los historiadores (*Jose-
fo, Plinio el Viejo, Fabio Rústico). Fundó
también cátedras públicas de retórica griega
y latina en Roma; uno de los primeros en
regentarlas fue *Quintiliano. Hasta qué ex­
tremo llegó a fomentar la educación supe­
rior es tema de discusión. [D R D]
Bardon, ELL.
VIRGILIO (Publius Vergilius Maro)
(70-19 a. C.). Poeta romano. (La forma lati­
na correcta es indudablemente Vergilius,
pero la incorrecta de «Virgilio» es la tradi­
cional y establecida.) El más grande de los
poetas romanos nació en la aldea de Andes,
cerca de Mantua, probablemente la moder­
na Pietole. La región pertenecía entonces a
la Galia Cisalpina, no a Italia. Era una pro­
vincia fronteriza llena de vida, con una agri­
cultura floreciente, prósperas ciudades y
una rica cultura latina, que había dado ya
escritores como *Catulo, *Cecilio y *Cor-
nelio Nepote. Los padres de Virgilio eran
labradores, con medios suficientes para pro­
porcionar al muchacho una buena educa­
ción literaria, primero en Cremona y des­
pués en la capital de la provincia, Mediola-
num (Milán). Más tarde fue a estudiar, sin
éxito, retórica a Roma, que abandonó para
estudiar filosofía con Siró en la famosa es­
cuela epicúrea cerca de Nápoles (♦epicu­
reismo). Esta filosofía, y sobre todo la obra
• de su gran expositor Lucrecio, dejó huella
en él, aunque resultase al fin insuficiente
para su visión más profunda de la vida. La
salud deficiente parece haberle librado del
servicio militar en las Guerras Civiles, y de­
dicó su tiempo a leer y escribir. Esta vida se
vió amenazada cuando, en 42, su finca fue
incluida en las confiscaciones necesarias
Virgilio
para conceder subvenciones territoriales a
los licenciados del ejercito. De una forma u
otra —los detalles son oscuros— las tierras
de Virgilio volvieron a su propiedad, gracias
a la intercesión de Octavio.
Vanos poemas le son atribuidos como ju­
venilia. por motivos más o menos dudosos
(* Appendix Eirgiliana). Pero su primera
obra auténtica lleva el título de tíucólicas
(Poemas pastoriles, también conocidos
como Eglogas}, y fue escrita entre 42 y 37.
Poemas en la tradición de *Tcócrito. pre­
sentan las competiciones de cantos, los
amores y las querellas entre pastores y ca­
breros, en un paisaje idealizado, mezcla de
Sicilia, Arcadia, Campania y la Italia sep­
tentrional. A esto corresponden las ¡J, III,
VI, VII y VIH. Son poemas de evasión; en
los demás, la realidad irrumpe: los I y IX
tratan de las expropiaciones y sus conse­
cuencias (la generosidad de Octavio con
Virgilio no basta para disimular la trágica
situación de los expropiados); la V está ins­
pirada probablemente en el recuerdo de la
muerte de Julio César; la X (y última) es en
honor del amigo del poeta, Comelio Galo,
para consolarle por un amor perdido y pre­
decirle fama como poeta; la IV se distingue
del resto. Pulsando «una cuerda algo más
grave», es una polifonía en la que las voces
de la Sibila, el oráculo, y la nodriza, se com­
binan para predecir el nacimiento de un
niño milagroso, nuncio de la paz y renova­
dor de la Edad de oro. Es ia famosa «Egloga
mesiánica». en la que la Edad Media creyó
oir ia profecía del nacimiento de Cristo. Las
Eglogas tuvieron un éxito inmediato entre
sus contemporáneos. Es probable que el lec­
tor moderno se acerque a ellas con mayor
cautela (salvo la IV), teniendo en cuenta la
artificiosidad de tanta pastoral posterior.
Hasta en las Eglogas es a veces preferible no
profundizar demasiado, y olvidar que el jo­
ven pastor muerto de la V es probablemente
Julio César, o que las angustias románticas
de la X representan sin duda el fin de una
aventura entre un político ambicioso y una
cortesana de alto precio. Pero, incluso en
estos ejemplos, la límpida dulzura del verso
y el sincero sentimiento de la naturaleza
puede movernos a desear olvidar nuestro es­
cepticismo. El resto (excepto, de nuevo, la
IV) podemos juzgarlo según la valoración
del propio Virgilio de lo pastoril, como un
género ligero, pero lleno de encanto.
Ya por entonces Virgilio disfrutaba de la
protección de * Mecenas, quien le regaló
una casa cerca de Nápoles. Estaba también
en relación con Octavio, y suscribía gusto­
samente las esperanzas suscitadas por el
nuevo régimen. Es evidente la conexión en­
tre las Geórgicas (publicadas en 29 a. C.) y
los planes de Octavio para restaurar la agri-
 Virgilio
cultura italiana, pero son la visión de un
poeta, no un artefacto de propaganda impe­
rial. Pretenden ser poemas didácticos, según
el modelo de Los trabajos y los días, de
*Hcsiodo. El libro I trata de los cereales; el
1!, de la viña y el olivo; el 111, del ganado y
los caballos; el IV, de las abejas (la miel era
articulo de primera necesidad, al no existir
el azúcar): lodos los principales aspectos de
la agricultura italiana, salvo la huerta. Pero
la deuda a Hcsíodo es escasa, y las Geórgi­
cas son mucho más que una guia agrícola.
Derivan de la concepción de Virgilio, bella­
mente expresada en la Geórgica II, de Italia
como Saturnia tellus, «fecunda madre de
cosechas y hombres», el país apropiado
como ninguno para la agricultura. La vida
mejor para el hombre es la del campesino
italiano, áspera y trabajosa, propensa a re-,
veses y decepciones, pero que trae la recom­
pensa de la paz. el verdadero mérito y la
satisfacción honesta, y la única base firme
de la grandeza del Estado. El entusiasmo de
Virgilio por su glorioso tema hace de las
Geórgicas quizá el logro supremo de la poe­
sía latina. Variadas en el tono, pero impeca­
bles en la dicción, atentas a las singularida­
des de pájaros, animales y flores, sensibles a
los cambios de tiempo y de estación, tras­
cienden la Italia de Augusto y hablan direc­
tamente a cuantos se interesan por la vida
del campo.
Los diez últimos años de su vida estuvie­
ron entregados a su proyecto más ambicio­
so: un poema épico en honor de Roma.
Hubo ciertos indicios previos de escoger la
Guerra Civil como tema. Más acertada fue
la elección de la leyenda de Eneas, el héroe
troyano que sobrevivió a la ruina de su ciu­
dad, se hizo a la vela rumbo a occidente con
su padre, Anquises, y su hijo, lulo, hasta lle­
gar a Italia, casarse con una princesa italia­
na y llegar a ser el progenitor de la gens
Julia y el fundador de Alba Longa. Las ven­
tajas de semejante tema eran múltiples.
Ofrecía una vinculación con los poemas ho­
méricos sin rivalizar directamente con Ho­
mero. Dentro del marco de una leyenda po­
pular había amplio espacio para nuevos
materiales. Virgilio pudo recolectar, en
Roma y el resto de Italia, leyendas gratas al
patriotismo local y regional. Pero las di­
mensiones monumentales del proyecto lle­
varon a Virgilio, siempre hipercrítico de su
obra, a los límites de la desesperación. Afir­
maba con frecuencia que había sido una
locura acometer semejante empresa, y no
llegó a vivir para completarla. En 19 a. C.
marchó a Grecia y Oriente para recoger
nuevos materiales, contrajo una fiebres en
Megara durante la travesía de vuelta y mu­
rió poco después de llegar a Italia. Fue ente­
rrado cerca de Ñapóles y su tumba se con­
190
virtió pronto en centro de peregrinaciones.
Incumpliendo su disposición testamentaria
de que la Eneida debía ser destruida, Au­
gusto designó a los amigos del poeta, Vario
y Tueca, para que revisasen y publicasen el
texto, con la prohibición de añadir nada.
A pesar de unos 60 versos incompletos y
ciertos pasajes en esbozo, los 12 libros de la
Eneida forman una obra básicamente com­
pleta. El libro I, después de presentar el
lema principal del poema, describe la gran
tempestad que empuja a Eneas y sus com­
pañeros a la costa de Cartago, y la hospitali­
dad de Dido. Durante una larga sobremesa,
Eneas relata, en el libro II, la caída de
Troya, en el 111, sus peregrinaciones desde
Troya a Sicilia. El libro IV está dedicado a
los trágicos amores de Dido y Eneas, que
por un momento parecen que, desafiando al
hado, van a unir los destinos de Roma y
Cartago. Pero Eneas, en obediencia a ins­
trucciones de Júpiter en persona, se embar­
ca, y Dido pone fin a su vida. El libro V,
descripción de los juegos fúnebres en honor
de Anquises, ofrece un intervalo a la ten­
sión. El dramatismo vuelve a aumentar en
el VI, en que Eneas, guiado por la sibila de
Cumas, desciende a los infiernos para reci­
bir del espíritu de Anquises la gran revela­
ción del futuro de Roma. Es el punto crítico
del poema. Eneas descubre la justificación
de todas sus penalidades al lector, las reve­
laciones finales de Virgilio acerca del plan
divino del universo. En el libro Vil, la ar­
mada troyana alcanza el Tíber y los pueblos
de Italia se disponen para la lucha. En el
VIH, Eneas remonta el río hasta el futuro
emplazamento de Roma y pasa su primera
noche en tierra en la humilde cabaña de
Evandro, justo en el sitio en que habría de
levantarse la casa de Augusto. Vulcano for­
ja para él un escudo mágico —equivalente
del escudo homérico de Aquilcs— cuyo di­
bujo constituye otra profecía más del futuro
de Roma, y que ostenta en el centro una
imagen de la batalla de Accio. Los cuatro li­
bros últimos están dedicados a las luchas
entre troyanos y latinos. Después de mu­
chas vicisitudes, la causa de Italia se pierde
con la muerte de su gran campeón. Turno,
al final del libro XII. Al lector no le queda
duda alguna sobre la grandeza y universali­
dad de la misión de Roma en el mundo. En
las muertes de Dido, Turno, Camila. Palan-
te, Lauso y Eurialo, ha podido también co­
nocer algo del precio que ello ha costado.
La Eneida actúa en planos diferentes. En
el más inmediato, narra la res gestac de
Eneas y sus gentes. Por detrás de esto, mues­
tra a los hombres y las cualidades necesarias
para hacer grande a Roma, así como sus
contrarios. Eneas, a medida que se convier­
te en jefe ideal, puede ser interpretado como

191
arquetipo de Augusto; y es evidente que hay
algo de Clcopatra en Dido. En un plano aún
más profundo, trata de los problemas últi­
mos de la vida y el destino humanos. Las
críticas al poema, principalmente, han sido
dirigidas contra el héroe. Se ha dicho que
Eneas es una figura gris y gazmoña, un per­
sonaje estático, marcado con el fatal adjeti­
vo de pitts, y que trata a Dido con una abso­
luta falla de sensibilidad. Estas censuras son
poco agudas; se deben a que. por lo general,
el poema no se lee en conjunto. Al leerlo ín­
tegramente, se ve a Eneas como un persona­
je en evolución, no desprovisto de intereses
humanos o flaquezas personales, pero siem­
pre capaz, en último termino, de subordi­
narlos a una misión que acata con plena
conciencia, aunque, al comienzo, sin entu­
siasmo. Un hombre, en realidad, al que sus
responsabilidades engrandecen, que acaba
por aceptar de buen grado la gigantesca car­
ga que pesa sobre sus espaldas, y que al final
se libera del pasado de Troya para enfren­
tarse con el futuro de Roma. Incluso puede
ser defendido en el episodio de Dido. No se
trata de una pareja de jóvenes amantes, al
estilo de Romeo y Julieta, que sólo arries­
gan sus vidas. Son jefes de pueblos 1 des­
tino de las naciones pende de cómo actúen.
Su relación tampoco acaba en el libro IV.
No debemos olvidar su última confronta­
ción en el libro VI (455 y sigs.). Virgilio no
dejó cabos sueltos y en este último encuen­
tro no es Eneas el que lleva la mejor parte.
La Eneida situó a Virgilio como el supre­
mo poeta latino y dió lugar a un especie de
culto virgiliano. También fomentó un rena­
cimiento de la poesía épica, pero en los
poetas de la Edad de Plata latina, como
*Estacio, ‘Silio Itálico y *Valerio Flaco, la
insuperable majestad de la Eneida ejerció
más bien un efecto negativo. Virgilio fue,
para la temprana Edad Media, el mayor
poeta del mundo; dominó tanto la educa­
ción como la literatura. Fue también, gra­
cias a la Egloga IV. el «profeta de los genti­
les», y el mago y taumaturgo de la tradición
napolitana. Durante la baja Edad Media y
el Renacimiento, se produjo una sucesión
de grandes poetas —Dante, Tasso, Ca-
moens. Millón—sobre los que la influencia
virgiliana fue fértil. Devotos de Virgilio, to­
dos tuvieron algo nuevo e importante que
decir, y pudieron tratarle de igual a igual,
como un maestro a otro. Debido a sus méri­
tos intrínsecos, su múltiple influencia, y su
lugar en la majestuosa sucesión de Homero
- Virgilio - Dante - Milton, Virgilio se en­
cuentra más próximo que cualquier otro
poeta al corazón mismo de la cultura occi­
dental. [D R D] ’
O C T: Arthur Hirtzel (1900); Loeb: H.
R. Fairclogh (2 vols., 1916, 1934); Bemat
Vitrubio
Molge: Miquel Do1<;, Bucóliques (1956),
Geórgiques (1963), Eneida (4 vols., 1958
ss.). Traducciones: Obras completas. Loren­
zo Ribcr (con Horacio; M., Aguilar, 1941).
Marcial Olivar (B., Montaner y Simón,
1951), Miguel Dol<; (B., Vergara, 1959); Bu­
cólicas. Caries Riba (en catalán; B., 191 I);
Bucólicas y Geórgicas, Bartolomé Segura
(M., Alianza. 1981).
W. F. J. Knight, Román Vergil (1944); E.
K. Rand. The Magica! Art of Virgil (Cam­
bridge, Mass., 1931); V. Póschl, The Art oj
Virgil, tr. inglesa G. Scligson (1962); W.
Warde Fowler, Aeneas on the Site of Rome
(2a ed., 1913); Brooks Otis, Virgil: A Study
in Civilized Poetry (1963); Michael C. J.
Putnam, The Poetry of the Aeneid (1965);
A. Arias, Virgilio en castellano (Quito,
1930); J. de Echave-Sustaeta, Virgilio y no­
sotros (B., 1964); A. García Calvo, Virgilio
(M„ Júcar, 1976).
VITRUBIO (Marcus Vitruvius Pollio)
(probablemente fines del siglo i a.C.). Trata­
dista romano de arquitectura. Fue, con toda
probabilidad, contemporáneo de Augusto.
Sólo se tiene noticia que edificara la basílica
de Fanum; su importancia es consecuencia
de sus escritos. De architectura, dedicado al
emperador, «contiene todas las ramas de la
arquitectura, en 10 libros». Constituye en
realidad una guía completa de los métodos
de planificación urbana, arquitectura e in­
geniería civil helenísticos y romanos. El li­
bro I trata de la educación del arquitecto
(sobre la que abrigaba grandes ideales) y de
la planificación de las ciudades; el II, de los
materiales de edificación; el III, de los tem­
plos; el IV, de los órdenes arquitectónicos;
el V, de foros y basílicas, baños, teatros,
puertos; el VI, del emplazamiento, orienta­
ción y proporciones de las casas; el VII, de
la cal, el yeso, los frescos y sus materiales
colorantes; el VIII, del abastecimiento de
aguas, acueductos, cisternas, etc.; el IX de la
astronomía, meteorología y la medida del
tiempo; el X, de las máquinas empleadas en
la ingeniería civil y militar. Aunque no sea
realmente una obra literaria, pocos libros
han ejercitado mayor influencia. Al ser el
único tratado de arquitectura que se conser­
va de la antigüedad, Vitrubio fue aceptado
como autoridad por los grandes arquitectos
del Renacimiento, como Bramante, Miguel
Angel, Paladio y Alberti. Debido a la in­
fluencia de éstos, y a la de sus sucesores, se
encuentran edificios construidos según las
normas vitrubianas por todo el mundo, des­
de San Petersburgo a Luisiana y desde Esco­
cia a las colonias holandesas del Cabo.
[DRD]
Loeb: F. Granger (2 vols., 1931, 1934).
Traducción; Carmen Andreu (M., 1973).
-
ZENODOTO (h. 325-h. 234 a.C.). Gramá­
tico griego. Zenodoto de Efeso, discípulo de
Filetas, fue nombrado por Ptolomeo Fila-
delfos bibliotecario de Alejandría (284), el
primero en ostentar el puesto. Le corres­
pondió dirigir la primera gran empresa de
investigación de la biblioteca: la edición de
textos oficiales de los poetas griegos. Zeno­
doto trabajó acerca de Teognis, Píndaro,
Hesíodo, y, sobre todo, Homero. Recopiló
manuscritos, señaló los versos dudosos, di­
vidió la ¡liada y la Odisea en 24 libros. Para
servir de complemento a sus ediciones re­
dactó el Glosario homérico. [DRD]
D. B. Munro, Homer's Odyssey, Apéndi­
ce (i 901).
ZENÓN (335-263 a.C.). Filósofo griego.
Fundador del estoicismo. Hijo de Mnaseas,
de Citium, en Chipre, pero quizá de origen
semítico (Mnaseas = Manasseh?). Marchó a
Atenas para estudiar filosofía en 3 I 3; se sin­
tió atraído al comienzo por el cínico Crates
(’Cínicos), después asistió a las clases de la
Academia. Al fin estableció su escuela pro­
pia en la Stoa Poikile (de donde el nombre
de estoico). Tuvo éxito y atrajo a muchos
discípulos, de los que los más famosos fi¿e- -
ron *Cleantes, Herilo, Aristón y Esfero.Jhie
siempre afin a los cínicos, y la influencia de
estos era notable en su República, quizá la
primera descripción literaria del Estado
mundial en el que todos los hombres son
ciudadanos, unidos por la obediencia a la
Ley Universal. Pero su sistema era de un
contenido intelectual más profundo: combi­
naba la lógica, la física y la ética en una
síntesis nueva acomodada a las cambiadas
circunstancias del mundo helenístico y des­
tinada a una larga vida de, por lo menos,
cinco siglos. Sólo se conservan fragmentos
de sus obras. (* Estoicismo). [D R D]
Amim, SVF.
M. Pohlenz, Die Stoa (2 vols., Gotinga,
1948).
ZENÓN DE ELEA (fl. h. 450 a.C.). Filóso­
fo griego. Zenón de Elea, en la Italia meri­
dional, fue discípulo de *Parménides, en
compañía del cual visitó Atenas h. 450. Se
dice que murió en una conspiración contra
el tirano Nearco. Su único libro fue una de­
fensa del sistema de Parménides contra los
ataques de los pluralistas, mediante la de­
mostración de que las tesis de sus adversa­
rios conducían a conclusiones absurdas. Los
fragmentos que poseemos tratan de proble­
mas de magnitud, espacio y movimiento.
Suyas son las célebres «paradojas» de Aqui-
les y la tortuga, y de la flecha en el aire. [D
R D]
Diels, F K 29; Los filósofos presocráticos.
II, tr. Néstor Luis Cordero (M., BibL Clási­
ca G redos, 1979).
 BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA
A continuación se incluye una breve biblio­
grafía para ampliar la materia. Su limitación
excluye toda pretcnsión de ser completa, pero
en muchas ocasiones los libros mencionados
contienen excelentes bibliografías.*
Lengua y literatura
C. M. Bowra, Landmarks in Greek Lilerature
(1966).
C. M. Bowra, La literatura griega (México,
1971).
A. Lesky, A History of Greek Literature (1966);
tr.. Historia de la literatura griega. 2.a ed.,
M., 1976).
J. W. DuíT y A. M. DufT, A Literary History of
Rome to the Clase of the Golden Age (reed.
revisada, 1962).
J. W. DufT y A. M. DufT, A Literary History of
Rome in the Silver Age (3.a ed., 1964).
W. B. Stanford, The Ulysses Theme: A Study
in the Adaplability of a Trqditional Hero
(1954).
M. Hadas, Hellenistic Culture: Fusión and Dif-
fusion (1959).
T. B. L. Webster, From Mycenae to Homer.
Greek Art and Literature 700-530 B.C.
(1959).
T. B. L. Webster, Hellenistic Poetry and Art
(1964).
J. Whatmough, Poetic, Scientific and Other -
Forms of Discourse: A New Approach to
Greek and Latín Literature (1956).
L. P. Wilkinson, Golden Latín Artistry (1963).
L. R. Palmer, The Latín Language (1954).
G. Thomson, The Greek Language (1960).
H. I. Marrou, A History of Educalion in Anti-
quity (1956).
R. R. Bolgar, The Classical Heritage and its
Beneficiarles (1954).
G. Highet, The Classical Tradition, Greek and
Román Infiuences on Western Literature
(1949).
Historia y Vida Social
Historias Generales
The Cambridge Ancient History (Vols. IV-XII,
1926-39).
History of the Greek and Román World. Gre­
cia: Vol. II (479-323 a. C.), M. L. W. Laist-
ner (2.* ed„ 1947); Vol. III (323-126 a. C.),
M. Cary (2.a ed., 1951); Roma, 753-146 a.
C., H. H. Seúl la rd (2.a ed., 1951); 146-30 a.
C., Frank Burr Marsh (2.a ed., 1953); 30 a.
C.-I38 d. C., Edward P. Salmón (3.* ed.,
1957); 138-337 d. C., H. M. D. Parker
(1935).
N. G. L. Hammond, A History ofGreece to 322
B.C. (1959).
M. RostovtzefT, Social and Economic History
of the Hellenistic World (1941).
M. RostovtzefT, Social and Economic History
of the Román Empire (2 vols., revisión por
P. M. Fraser, 1957).
A. H. M. Jones, The Later Román Empire (3
vols., 1964) (publicado en versión abreviada
como The Decline of the Ancient World.
1966).
C. G. Starr, A History of the Ancient World
(1965); tr., Historia del mundo antiguo, M.,
1974).
C. G. Starr, Civilizaron and the Caesars: The
Intellectual Revolution in the Román Empi­
re (1954).
M. I. Finley, The Ancient Greeks (Penguin
Books, 1966; tr., Los griegos de la antigüe­
dad. 5.a ed., B„ 1975).
D. R. Dudley, Civilization of Rome (2.a ed. de
bolsillo, 1962).
M. Grant, The World of Rome, 133 B.C.-A.D.
217 (2.a ed. de bolsillo, 1964; tr., El mundo
romano, M.).
La Grecia primitiva
M. I. Finley, The World, of Odysseus (1956);
tr., El mundo de Odiseo, 2.a ed., México,
1966).
A. R. Bum, The Lyric Age of Greece (1960).
Las Ciudades-estados griegas
A. Andrewes, The Greek Tyrants (1956).
V. Ehrenburg, The Greek State (1960).
A. R. Bum, Pericles and Athens (1948).
A. E. Zimmem, The Greek Commonwealth
(5.a ed., 1951).
T. Hiil, The Ancient City ofAthens (1953).
Alejandro y el mundo helenístico
W. W. Tam, Alexander the Great (1948).
W. W. Tam and G. T. Griflfíth, Hellenistic Ci­
vilizaron (3.a ed., 1952).
La Roma primitiva
R. Bloch, The Origins ofRbme (1960).
Bibliografía 196

M. Pallottino, The Etruscans (Penguin Books, El Cristianismo

1955).
P. Carrington, The Early Christian Church (2
vols., 1957).
La República C. N. Cochrane, Christianity and Classical
Culture (Ed. de bolsillo, 1957).
H. H. Scullard, From the Gracchi to Ñero A. D. Nock, Conversión, The Oíd and the New
(1959). in Religión from Alexander to Augustine
R. E. Smith, The Failure of the Román Repu- (1933).
blic (1955).
A. N. Sherwin-White, The Román Citizenship Roma
(1939). E. Nash, Pictorial Dictionary ofAncient Rome
(2 vols., 1961).
M. Scherer, The Marvels of Ancient Rome
El Imperio romano (1955). ' „
R. Syme, The Román Revolulion (Ed. de bolsi­ J. Carcopino, Daily Life in Ancient Rome
llo, 1960). (Penguin Books, 1956).
A. Momigliano, The Emperor Claudias and
His Work (1934). Obras de referencia, Atlas, etc.
A. H. M. Jones, The Cities of the Easiern Ro­
mán Provinces (1939). Oxford Classical Dictionary (1949; nueva ed.
T. Mommsen. The Provinces of the Romans (2 posterior).
vols., 1909). Nairn ’s Classical Handlist (1953).
G. H. Stevenson, Román Provincial Adminis­ N. Lewis y M. Reinhold, Román Civilizaron
traron (1939). (repertorio de fuentes, 2 vols., 1955).
A. Alfoldi, The Conversión of Constantino and Atlas of the Classical World, ed. A. A. M. Van
Pagan Rome (1948). der Heyden y H. H. Scullard (1959).
Tenney Frank, Economic Survey of Ancient Atlas of the Early Christian World, ed. F. Van
Rome (5 vols., 1933^0). der Meer y C. Mohrmann (1958).
BIZANTINA
ACOMINATOS, Miguel. *Coniates. Mi­
guel.
ACOMINATOS. Nicetas. *Coniates. Nico­
lás.
ACROPOLITES, Jorge (1217-82). Histo­
riador bizantino. Después de ejercer altos
cargos civiles y militares con los emperado­
res de Nicea, Juan II Vatatzes y Teodoro II
Lascaris (de quien fue preceptor), Acropoli-
les regresó a Constantinopla en 1261 como
rector de la recientemente restaurada Uni­
versidad. Sus misiones diplomáticas le lle­
varon a partes tan distantes como Lyon y
Trebizonda. Su Historia del Imperio de Ni­
cea. basada en gran parte en la observación
directa, abarca el período 1203-61. Sobrio,
inteligente y bien informado, no llega a jus­
tificar del todo sus protestas de imparciali­
dad. Su estilo es arcaizante, pero claro.
También se conservan otras obras menores
suyas, retóricas y teológicas. [RB]
Teubner: A. Heisenberg (2 vols., Leipzig,
1903).
AGATIAS (h. 536-82). Historiador y poeta
bizantino. N. en Myrina, Asia Menor, estu­
dió en Alejandría y ejerció de abogado en
Constantinopla. Su Historia del reinado de
Justiniano. inacabada, da comienzo donde
se interrumpió * Procopio, en 552, y sigue
hasta 558; trata principalmente de las ope­
raciones militares de Narses contra los os­
trogodos, vándalos y persas. Sus fuentes son
sobre todo relatos de testigos presenciales,
aunque afirma que también dispuso de tex­
tos persas traducidos especialmente para él.
Por lo general se muestra en favor de la po­
lítica expansionista de Justiniano. Carece
del juicio y de la experiencia política de
Procopio, y su estilo, florido y poético, y su
afición por los elaborados tópicos retóricos,
oscurecen a veces su sentido. Pero ofrece
una relación detallada, contemporánea y
sumamente valiosa de la penúltima década
del reinado de Justiniano.
Agatias formó parte de un grupo de poe­
tas próximo a la corte de Justiniano, intere­
sados sobre todo por el poema o el epigra­
ma de circunstancias. Publicó una colec­
ción de éstos, obra de sus contemporáneos o
de él mismo; muchos de ellos, incluyendo
un centenar de Agatias, aparecieron en la
* Antología griega. De fértil imaginación y
versificador experto, es demasiado prolijo
para resultar un buen poeta epigramático.
Sus poemas mejores —y los más breves—
son los de amor; muchos de los restantes
—epitafios, dedicatorias, poemas descripti­
vos. etc.— son elegías breves más que epi­
gramas. El prólogo a su colección, en 133
versos, ofrece interesante información sobre
el movimiento literario de su época. (RB]
Teubner: L. Dindorf. Historici gracci mi­
nores, II (Leipzig, 1871); Agajij, O tsarstvo-
vanii Yitstiniana, tr. M. V. Levchenko
(Moscú, 1953) (la única tr. completa en
idioma moderno desde el siglo xvn).
ANA COMNENA (IO83-h. 1153). Histo­
riadora bizantina. Primogénita del empera­
dor Alejo I y su esposa, Irene Ducas, Ana
estuvo desde la infancia en diario contacto
con las figuras más destacadas del Imperio.
Debido a la atención de sus padres y a su
pasión por el saber, obtuvo una educación
en literatura y filosofía que pocas mujeres
pudieron alcanzar en la Edad Media. Pro­
metida desde la infancia de Constantino
Ducas, hijo del derrotado rival de su padre,
pudo esperar que normalmente ascendería
al trono en su día. Pero Constantino murió,
y el hermano menor de Ana, Juan, se con­
virtió en heredero de la corona. Ana casó
con Nicéforo *Briennio, hijo o nieto de
otro pretendiente sin éxito, al que dio, por
lo menos, cuatro hijos. Al morir Alejo I en
1118, Ana y su madre hicieron cuanto pu­
dieron para impedir que Juan II sucediese a
su padre y algo más tarde Ana parece que
estuvo complicada en un torpe intento de
asesinar a su hermano. Como consecuencia,
ella y su madre fueron obligadas a retirarse
a un convento, donde Ana pasó el resto de
su vida. Derrotada en la lucha por el poder.
Ana se refugió en la ciencia y organizó un
grupo de filósofos que alentaron el renací-
Areopagita
miento de los estudios aristotélicos. Des­
pués de la muerte de su esposo en 1 138,
continuo la Historia de éste. El resultado,
que dio fin después de 1 148. lúe la Alexia-
da, historia del reinado de su padre, en 8
libros. Ana poseía una información excep­
cional y su erudición era inmensa; su tema
era lucido: la restauración de las glorias de
Bizancio por un gobernante brillante y
enérgico, guerras afortunadas contra los in­
vasores: turcos seljucíes, pccheneques, nor­
mandos; el inesperado desafio que significó
la Primera Cruzada; encarnizadas disputas
teológicas y un espléndido renacimiento de
las artes y las letras. Pero era una mujer de
amores y de odios apasionados, que había
cultivado durante treinta años su resenti­
miento contra el destino y sus cómplices.
Por lo tanto, su historia constituye un pane­
gírico de su padre, al que idealiza; a quienes
odia, sobre todo a los normandos Roben
Guiscard y su hijo, Bohemundo, y a los jefes
de los cruzados, los trata con injusticia.
Apenas si menciona a su hermano, el futuro
Juan II, y cuando lo hace es con extrema
frialdad. Sus descripciones de hechos de ar­
mas tienden a ser vagas y omite mucho que
es de interés. A pesar de ello, la Alexiada es
una crónica animada, detallada y, en con­
junto, fidedigna, de la que no hay página
que no revele la apasionada personalidad de
la autora. Ana, que era una esnob cultural,
escribe en un elaborado griego de corte clá­
sico, lleno de alusiones literarias y palabras
insólitas. Pide perdón por manchar sus pá­
ginas con nombres de bárbaros occidenta­
les. No obstante todos sus defectos, la Ale­
xiada tiene un valor incalculable como
fuente, sobre todo por proporcionar un
cuadro muy distinto de las Cruzadas del que
dan los historiadores occidentales. Y consti­
tuye un ejemplo fascinante de la reconstruc­
ción imaginativa de la vida de la autora en
su juventud, antes de que el poder que tanto
ansió le fuera arrebatado para siempre. [RB]
Ed. y tr. francesa B. Leib (3 vols., París
1937-45); tr. inglesa E.A.S. Dawes(l928).
Georgina Buckler, Anna Comnena: A
Sludy (1929). - < •.
AREOPAGITA, Seudo Dionisio el. *Seudo
Dionisio.
ARETAS DE CESAREA (h. 850-¿h. 944?).
Teólogo, sabio y bibliófilo bizantino. N. en
Patras, estudió en Constantinopla, proba­
blemente con *Focio y después se ordenó
de diácono. H. 902 fue nombrado metropo­
litano de Cesárea, pero continuó residiendo
por lo general en Constantinopla. Manejó la
compleja política eclesiástica de comienzos
del siglo x de forma que a algunos pareció
sin escrúpulos, y quizá fuera depuesto poco
200
antes de morir en edad muy avanzada. Sus
obras incluyen un comentario sobre el Apo­
calipsis y una serie de homilías excgéticas,
tratados dogmáticos, panegíricos de santos,
sermones con ocasión de ceremonias y una
colección de epístolas, muchas de ellas
«cartas abiertas» sobre cuestiones disputa­
das de derecho canónico y administración
eclesiástica, y muchas de gran interés histó­
rico. Su principal título a la fama, sin em­
bargo, consiste en los desvelos que se tomó
en descubrir manuscritos de obras clásicas
raras, encargar que fuesen copiados en la
nueva letra minúscula y adicionarles glosas
marginales. Se conservan muchos de los
manuscritos copiados, con frecuencia con
sus notas, de exégesis y de otro tipo. Entre
ellos se encuentran el Euclides de D’Orville,
de 888. y el Platón de Clark, de 895, ambos
en la biblioteca de la Universidad de Ox­
ford; el Luciano de Harley, de 913-14, en el
Museo Británico; el Aristóteles del Vatica­
no, de 900: y el manuscrito dé París de los
apologistas cristianos griegos, copiado en
913-14. El manuscrito de Vcnccia (núm.
454), el texto más antiguo de la ¡liada que
se conserva, el manuscrito de Herodoto en
Florencia, y otros, han sido relacionados ve­
rosímilmente con él. Todos revelan su saber
y su fruición de la belleza. Además de los
manuscritos conservados, las copias hechas
por Aretas son evidentemente los originales
de los manuscritos posteriores que conser­
vamos de muchos otros autores, tales como
Marco Aurelio, Dión Crisóstomo, Epictcto,
Tucídides y Plutarco. Parece no haber mos­
trado interés por el teatro clásico, pero po­
seía copias de Píndaro y de Calimaco que
contenían más de lo que se conserva hoy.
Este prelado mundano e intrigante por na­
turaleza ha sido uno de los hombres que
más hizo por salvar las obras de la literatura
clásica y cristiana primitiva después de la
larga «edad oscura» desde el siglo vil a co­
mienzos del IX. Muchos de los artículos que
figuran en este libro aparecen gracias a él.
Los escritos de Aretas se encuentran desper­
digados en una multitud de publicaciones.
[RB]
Bibliografía en H. G. Beck, Kirche und
theologische Literatur im byzantinischen
Reich (Munich, 1959).
S. Kugeas, Ho Kaisareias Arethas kai to
ergon autu (Atenas. 1913); E. Zard i ni, «Su­
lla biblioteca deli’arcivescovo Areta di Ce­
sárea», Akten des XI Internationalen By-
zantinisten-Kongresses (Munich, 1960); P.
Kariin-Hayter, «New Arethas Documents»,
I-V, en Byzantion 25/27-34 (1957-64), y
«New Arethas Texts for the Historical Stu-
dy of the Vita Euthyrnii», en Bvzantion 31
(1961). :
201
ARGIROPULOS, Juan. *Juan Argiropu-
los.
AITALIATES, Miguel (segunda mitad del
siglo xi). Historiador bizantino. Abogado de
profesión, alcanzó altos puestos judiciales
con los emperadores Romano IV (1067-71)
y Miguel Vil (1071-8). Su Historia, escrita
en 1079-80, abarca los años 1034-79, y se
basa sobre todo en la observación personal
y los relatos de testigos. Es fuente fidedigna
Attaliates
para la historia política y militar. Estilo y
lenguaje son arcaizantes y amanerados.
También se conservan un compendio jurí­
dico fechado en 1072 y los estatutos de un
monasterio y hospicio fundados por ¿I en
1077, de gran interés para el historiador so­
cial. [RB]
Ed. W. Brunet de Prcsle y I. Bekker
(CSHB, 1853); Acta et diplómala greca me-
dii aevi. ed. F. Miklosich y J. Müllcr, V
(Viena, 1887).
BESARIÓN (1403-72). Teólogo y huma­
nista bizantino. N. en Trebisonda, estudió
en Constantinopla y con Jorge Gemisto
•Plelhon en Mistra y h. 1437 era obispo de
Nicea. En el Concilio de Florencia de 1438
fue el principal defensor de la unión entre
las Iglesias y pronto emigró definitivamente
a Italia, donde fue hecho cardenal en 1439.
Después de la caída de Constantinopla en
1453, se convirtió en patrono y protector de
muchos humanistas griegos refugiados y de­
fensor de la cultura griega; formó una es­
pléndida biblioteca de manuscritos que legó
a la biblioteca de San Marcos, en Venecia.
Sus obras incluyen varios tratados de polé­
mica teológica, a algunos de los cuales pro­
porcionó versión latina, una colección de
cartas, una defensa de Platón y obras de his­
toria y de retórica. [RB]
L. Mohler, Kardinal Bessarion ais Theo-
loge, Humanist und Staatsmann. (3 vols.,
Paderbom, 1923-42).
BLEMIDA, Nicéforo (h. 1197-h. 1272).
Erudito y literato bizantino. Abandonó su
ciudad natal, Constantinopla, al ser con­
quistada por los occidentales en 1204 y se
educó en varias ciudades de Asia Menor,
lomó órdenes en Nicea y fue preceptor del
futuro emperador, Teodoro II Lascaris. Más
tarde fue nombrado abad de un monasterio
próximo a Efeso. Le ofrecieron el cargo de
patriarca ecuménico, pero lo rechazó. Es­
cribió sobre filosofía, teología, geografía,
medicina, retórica, educación, etc. Sus
obras principales son: I) un manual de ló­
gica y filosofía natural; 2) varios tratados
de geografía, nada originales; 3) una arenga
a su discípulo imperial acerca de los deberes
del monarca; 4) una interesantísima auto­
biografía en la que, a pesar de su cuidado en
mostrarse en una luz favorable, revela su
carácter quisquilloso y da una animada des­
cripción de la vida en el imperio de Nicea;
5) una colección de poemas y escritos de
circunstancias; 6) tratados dogmáticos,
obras ascéticas, comentarios bíblicos y otras
obras teológicas. Blemida fue el centro de la
vida intelectual del imperio de Nicea y
constituye una figura bizantina sumamente
típica, tanto en sus virtudes como en sus de­
fectos. Gracias a su autobiografía le conoce­
mos más íntimamente que a la mayor parte
de los restantes bizantinos. [RB]
Migne, PG. 142; Curriculum vitae et car­
mina, ed., A. Heisenberg (Leipzig, 1896;
con valiosa introducción).
BRIENNIO, Nicéforo (1062-1138). Histo­
riador bizantino. Hijo de Nicéforo Briennio,
pretendiente sin éxito ai trono en 1078,
Briennio disfrutó del favor de Alejo I Com-
neno (1082-1118), con cuya hija mayor,
*Anna Comnena, casó en 1097. Elevado a
la categoría de César, ostentó muchos altos
cargos, militares y civiles con Alejo I y su
hijo, Juan II (1118-43). Su Historia com­
prende el período 1070-9; pensó continuar­
lo hasta incluir el reinado de su suegro, pero
la muerte se lo impidió. Aunque su objetivo
principal es narrar el ascenso ai poder de la
familia Comnenos, es un escritor escrupulo­
so e incluye mucho material histórico de
valor. Escribe en un griego clasicista. [RB]
Ed. A. Meineke (CSHB, 1836); tr. france­
sa H. Grégoire en Byzantion 23 (1953).

CAMENIATES, Juan (comienzos del si­
glo x). Historiador bizantino. Cameniates fue
un sacerdote de Tesalónica. Su Captura de
Tesalónica es la gráfica relación por un tes­
tigo de la toma de la ciudad por los corsa­
rios árabes de Creta en el reinado de León
de Tripoiis, el 3 1 de julio de 904. en la que
el propio Cameniates cayó prisionero. No
era historiador profesional y su concepción
de causa y efecto es casi exclusivamente teo­
lógica. Pero escribe con nervio y esponta­
neidad bajo la impresión de los aconteci­
mientos, y su detallada relación de su ciu­
dad natal, sus gentes y sus ocupaciones, es
algo raro en la literatura bizantina. Su len­
guaje y estilo están inspirados en los de la
Biblia griega. [RB]
Teophanes Continuatus, loannes Came-
niata, Svmeon Magister, Georgias Mona-
chus. ed. I. Bckker (CSHB, 1838); R. A.
Nasledova, S. V. Polyakova, I. V. Felen-
kovskaya, «loann Kameniata, Vzyatie Fes-
saloniki», en Dve vizantijskie Khroniki X
veka (Moscú, 1959; versión rusa—la única
en idioma moderno— con introducción y
notas valiosas).
CANTACLZENO, Juan VI (m. 1382).
Emperador e historiador bizantino. Miem­
bro de una rica familia feudal, ostentó altos
drónico II (1282-1328) y Andrónico III
(1328-41). Al morir éste, fue proclamado
emperador en lucha con el hijo y heredero
de Andrónico, Juan V. No consiguió pose­
sionarse de Constantinopla hasta después
de seis años de guerra civil, en 1347. Ex­
pulsado en 1354, buscó inútilmente la ayu­
da de los jefes turcos de Asia Menor. En
1335 ingresó en un monasterio, con el nom­
bre de loasaph, y se dedicó a la teología, la
filosofía y la historia. Su Historia compren­
de los años 1320-56. Su intención apologé­
tica queda al descubierto en los numerosos
discursos imaginarios. Pero a pesar de su
interés en justificar su causa perdida, Canta-
cuzeno es un narrador escrupuloso, exacto y
fidedigno, que supo sacar excelente partido
de sus diarios y documentos oficiales. Su
Historia y la de Nicéforo *Grégoras se com­
plementan mutuamente. Sus numerosas
obras teológicas tienen también, en parte,
intención apologética, y pretenden justificar
la doctrina de Gregorio *Palamas y los hesi-
castas, a los que había ayudado siendo em­
perador; incluyen también tratados contra
la religión musulmana y la judía; no todos
han sido publicados. Otro producto de su
largo retiro es la paráfrasis de los libros J-V
de la Etica a Nicómaco. de Aristóteles. (RB]
Ed. J. Schopen (3 vols., CSHB, 1828-32).
V. Parisot, Cantacuzéne. homrne d’état el
historien (París,
CASIA (Ikasia) (primera mitad del siglo ix
d. C.). Poetisa bizantina. Hija de un magna­
te de Bizancio, fue una de las candidatas
para novia del emperador Teófilo (h. 830),
pero su lengua maldiciente le hizo perder el
trono, y pasó el resto de su vida en un con­
vento. Sus epigramas —que no superan
nunca los dos o tres versos— revelan senti­
mientos apasionados, pero muestran torpe­
za técnica. Son versos dodecasílabos, quizá
inspirados en los Monoslicha, atribuidos es­
púreamente a Menandro. Varios himnos
rítmicos suyos se encuentran en uso en la li-
. turgia de la Iglesia ortodoxa. [RB]
K. Krumbacher, Kasia (BAW, Munich,
1897). .
CECAUMENUS (mediados del siglo xi).
Tratadista militar bizantino, identificable
probablemente con Catacalon Cecaumenus,
que ejerció varios cargos militares a partir
de 1038. Su Guia del general (Strategikon),
dedicada a su hijo, constituye un manual
digresivo de conducta en asuntos militares y
públicos, ilustrada con numerosos recuer­
dos personales y ejemplos históricos. Con­
tiene mucha información histórica y etno­
gráfica de valor. Ilustra animadamente los
ideales y actitudes de un terrateniente de
provincias, honesto, realista, algo anticua­
do, tipo escasamente representado en la lite­
ratura bizantina. El lenguaje es el griego li-
Cedrenus
terario, pero con pocos ornamentos estilísti­
cos. [RN]
Ed. B. Vasil’evskij y V. Jernstcdt (San Pe-
tersburgo. 1896); tr. alemana H. G. Beck
(Graz, 1956).
CEDRENUS, Jorge (siglo xi). Historiador
bizantino. Cedrenus fue probablemente
monje, pero no se conoce nada de su vida.
Su Crónica, desde la Creación hasta 1057,
es una pura compilación. Sus fuentes para
los orígenes, que recopila de modo comple­
tamente mecánico, incluyen algunas que no
se conservan de otro modo. Para los años
811-1057 transcribe casi literalmente la
obra de *Escilitzes. Su trabajo, por lo tanto,
carece de valor independiente. Pero a veces
copia de fuentes hoy perdidas y nos permite
descubrir interpolaciones y corrupciones en
los manuscritos de las fuentes conservadas.
[RB]
Ed. I. Bekker (2 vols., CSHB, 1838-9).
CHALCOCONDYLES, Laonicus (h.
1423-h. 1490). Historiador bizantino. Pri­
mo del humanista Demetrios Chalcocondy-
les, Laonicus n. en Atenas, estudió en Mis-
tra con Gemistro *Plethon y después vivió
en Constantinopla, que abandonó poco an­
tes de 1453; se ignoran las circunstancias de
su vida posterior. Sus Demostraciones his­
tóricas narran las vicisitudes de los años
1298-1463; su tema es el aumento del poder
turco para llenar el vacío creado por la de­
cadencia y destrucción final de Bizancio.
Fríamente objetivo, crítico, por lo general
fidedigno acerca de los hechos, pero vago en
la cronología, es un historiador interesante,
atento a los grandes movimientos de la his­
toria. Su estilo es arcaizante, complicado y
oscuro. [RB]
Ed. E. Darkó (2 vols., Budapest, 1922,
1927); tr. francesa Blaise de Vigenére (París,
1 577 y muchas reeds).
W. Miller, «The Last Athenian Histo­
rian: Laonikos Chalkokondyies», JHS 42
(1922).
«CHRISTUS PATIENS». Poema dramáti­
co bizantino sobre la Pasión de Cristo en
2.640 versos. La figura central es la Virgen,
retratada con profunda simpatía humana.
El poema es en su mayor parte un centón de
versos de la tragedia clásica, especialmente
de Eurípides. Aunque atribuido en los do­
cumentos a *Gregorio Nacianceno, corres­
ponde casi con seguridad al siglo xi o al xn.
Está pensado para la lectura, no para la re­
presentación, aunque el autor se inspiró evi­
dentemente en el teatro clásico. [RB]
Teubner: J. G. Brambs (Leipzig, 1885).
206
V. Cottas. Le théátre á Byzance (París,
1931); G. La Piaña, Specuhtm, II (1936).
CINNAMO, Juan (h. 1144-h. 1203). Histo­
riador bizantino. Secretario particular del
emperador Manuel I (1 143-80), es probable
que ejerciese también algún cargo con su su­
cesor. Su Epitome, redactado en 1180-3,
comprende los años I 1 18-76. Para los años
a partir de 1143 se basó principalmente en
relatos de testigos, la observación personal y
los documentos oficiales. Ostentan destaca­
do lugar las operaciones militares, que com­
prendía a la perfección. Es un historiador
objetivo, fidedigno en cuanto a los hechos,
aunque calle mucho que nos gustaría cono­
cer. El texto conservado quizá sea una abre­
viación del original. La lengua es arcaizante
y clásica. También se conserva un ejercicio
retórico (Ethopoeia), redactado probable­
mente en sus años mozos. [RB]
Ed. A. Meineke (CSHB, 1836).
C. Neumann, Griechische Geschichtssch-
reiber und Geschichtsquellen im zwoljien
Jahrhundert (Leipzig, 1888); M. M. Frei-
denberg, «Trud loanna Kinnama kak istori-
cheskij istochnik», en Vizantijskij Vremen-
nik 16 (1959).
CIRILO DE ESCITÓPOLIS (h. 524-h.
560). Hagiógrafo bizantino. N. en Escitópo-
lis (Bethsan) en Palestina, monje en el gran
monasterio de San Sabbas de Jerusalén. Es­
cribió vidas de los monjes notables de Pales­
tina de las dos generaciones anteriores, in­
cluyendo las de Sabbas, Eutimio, Juan el
Hesicasta y Ciriaco. Aunque sin educación
literaria, Cirilo tenía dotes de aguda obser­
vación y descripción animada, deseo de
exactitud, la habilidad de imponer orden en
su complejo material y una afinidad com­
prensiva hacia los fines e ideales de sus bio­
grafiados. Sus vidas, junto con los relatos de
*Juan Moschus, nos dan una imagen clara y
realista del siglo vi y del lugar del monje en
su sociedad. [RB]
Ed. E. Schwartz (Leipzig, 1939).
CLÍMACO, Juan. *Juan Clímaco, San.
COMNENA, Ana. ?Ana Comnena.
CONIATES, Miguel (Miguel Acominatos)
(h. i 138-h. 1222). Literato bizantino. N. en
Conae (la antigua Colossae), hermano
mayor de Nicetas *Coniates, Miguel se edu­
có en Constantinopla y ejerció algunos altos
cargos en el séquito del patriarca. En I 182
fue nombrado metropolitano de Atenas,
donde permaneció hasta su expulsión por
los occidentales en 1204. Hasta 1217 resi­
dió en Ceos, a la vista de Atica, después se

207
retiró a un monasterio cerca de las Termo­
pilas. Sus obras literarias incluyen una serie
de sermones morales, homilías para festivi­
dades, una interesante homilía inaugural a
su llegada a Atenas, oraciones fúnebres de
contemporáneos (entre ellos, su hermano, el
historiador Nicetas. y *Eustacio de Tcsaló-
nica) y una copiosa colección de cartas y va­
rios poemas, en particular uno sobre el esta­
do de degeneración de la Atenas de su épo­
ca. Sus cartas suelen ser amenas e infor­
mativas y nos dan a conocer mucho sobre la
vida intelectual contemporánea. Como de­
sempeñó un destacado papel en la vida polí­
tica, sus obras constituyen importantes
fuentes históricas. De inmensa y variada
cultura —fue uno de los últimos que leye­
ron la perdida Hecale de Calimaco, y en su
vejez le encontramos practicando la disec­
ción de cerdos para comprobar afirmacio­
nes de Galeno—, Miguel escribe en un esti­
lo más sencillo y más directo que la mayor
parte de sus contemporáneos bizantinos.
Junto a su maestro Eustacio, es una de las
figuras más atractivas del renacimiento de
Bizancio en el siglo XI!. [RB]
Ed. S. P. Lampros (2 vols., Atenas,
1879-80); G. Stadtmüller, Michael Chonta-
les, Metropolit von Alhen (Ciudad del Vati­
cano, 1934).
CONIATES, Nicetas (Nicetas Acominatos)
(H. 1150-1213). Historiador bizantino. N.
en Conae (antiguo Colossae), hermano me­
nor de Miguel *Coniates, estudió en Cons-
tantinopla e ingresó en la administración
del Estado. Fue secretario del emperador
Isaac Angelo, gobernador de la provincia de
Filipópolis desde 1189 y primer ministro
antes de 1204. Después de la conquista oc­
cidental de Constantinopla, se refugió en
Nicea y ostentó altos cargos con el empe­
rador en exilio, Teodoro Lascaris. Sus obras
incluyen una Historia del periodo 1118-
1206, varios discursos ceremoniales pro­
nunciados en 1 180-1210, un poema sobre el
matrimonio de Isaac Angelus y la hija de
Béla III de Hungría y un extenso manual
de herejías, el Tesoro de Ortodoxia.
Su Historia describe concisamente el rei­
nado de Juan II (1118-43) y con mayor
detalle el período desde la subida de Ma­
nuel 1 (1143) hasta después de la conquista
occidental en 1204. Su posición le permitió
el acceso a muchas fuentes, que empleó con
objetividad e inteligencia, aunque no siem­
pre con sentido crítico. Aunque teñido de
intereses eclesiásticos y teológicos, su enfo­
que es refinado y humano. Los innumera­
bles esbozos biográficos son penetrantes y a
veces intencionados. Su enemistad contra
los occidentales es comprensible en quien
Constantino
sufrió los acontecimientos de 1204. La enu­
meración de los monumentos destruidos
por los cruzados tiene importancia para la
historia del arte. Su estilo ornamental y alu­
sivo, rebosante de cultura, le hace difícil de
leer. Pero aquellos que hagan el esfuerzo,
encontrarán en su obra una descripción de­
tallada y comprensiva de la decadencia ca­
tastrófica desde las glorias del reinado de
Manuel hasta el irremediable desastre de
1204. Los libros finales del Tesoro de Orto­
doxia (no todos publicados) ofrecen valioso
material sobre los movimientos teológicos y
filosóficos del Bizancio del siglo xil. Los
discursos tienen solamente interés como
fuentes históricas. [RB]
Historia, ed. I. Bekker (CSHB, 1835); tr.
alemana F. Grábler, Byzantinische Ges-
chichtsschreiher, 7-9 (Graz, 1958; con útil
introducción); Recueil des historiens des
croisades, historiens grecs. II, ed. E. Miller
(París, 1881; discursos); Mesaionike Bi-
bliotheke, I, cd. K. Sathas (Venecia. 1872;
discursos); Tesoro de Ortodoxia en Migne,
PG. 139. 140; ed. completa de todas las
obras, ed. J. A. J. van Dieten, en prepara­
ción.
F. Grábler, «NikolaS Choniates ais Red-
ner», en Jahrbuch der ósterreischischen by-
zantinischen Gesellsschaft 11/12 (1962-3).
CONSTANTINO MANASSES (m. h.
1 187). Historiador, poeta y orador bizanti­
no. Funcionario que ingresó en la Iglesia y
murió como metropolitano de Naupactus.
Su Sinopsis histórica, desde la Creación
hasta 1081, en 6.733 versos de 15 sílabas
acentuados y dedicados a una princesa de la
familia de los Comnenos, constituye un
nuevo intento de dotar a la historia univer­
sal de una apariencia atractiva. Su conteni­
do carece por completo de originalidad y
sólo raras veces utiliza fuentes inaccesibles
a nosotros. Pero está ornamentado con«pie-
zas oratorias, imágenes, alusiones literarias
y pasajes descriptivos, todo realizado con
inspiración y gusto. Su popularidad está de­
mostrada por el gran número de manuscri­
tos, la existencia de una paráfrasis en griego
vernáculo y una versión en eslavo antiguo
realizada en Bulgaria h. 1350. Otro poema
de unos 800 versos dodecasílabos describe
las aventuras del poeta en una misión diplo­
mática a Antioquía, Jerusaién y Trípoli.
De una novela en verso, Aristandros y Ca­
titea, se conservan sólo extractos. Posee­
mos también algunos discursos de Manasses
pronunciados con ocasión de ceremonias,
ejercicios retóricos y cartas. No todos están
publicados y la atribución de algunos es
problemática. Todos muestran la prosa flo­
rida y complicada del siglo XII, que Manas-
 Constantino
ses utiliza con destreza consumada. Un poe­
ma moralizador, en 916 versos de 15 síla­
bas, ha sido atribuido a Manasses, pero pro­
bablemente no es suyo. [RB]
Breviarium historiae metricunt. ed. I.
Bekker (CSHB, 1837; nueva ed. en prepa­
ración por O. Lampsides); Discursos, etc.,
en diversas revistas especializadas: v. Gy.
Moravcsik, Byzantinoturcíca (2.a ed., vol. I,
Berlín, 1958).
K. Homa, «Das Hodoiporikon des Kons-
tantinos Manasses», Byzantinische Zeitsch-
• rifl 13 (1904).
CONSTANTINO VII PORFIROGENE-
TOS (905-59). Emperador y literato bizanti­
no. Hijo del cuarto matrimonio de León VI,
Constantino era un niño al morir su pa­
dre en 912. Su minoría fue turbulenta y en
920 el usurpador Romano Lacapeno se
irrogó el poder imperial. Aunque Romano
casó al joven principe con su hija Helena y
lo proclamó como emperador, Constantino
fue mantenido en la penumbra, sin ejercer
poder auténtico, hasta la caida de Romano
en diciembre de 944. Solamente durante sus
últimos quince años fue emperador tanto de
hecho como de nombre.
Aficionado a las antigüedades y al arte,
—de él se decía que había sido pintor y diri­
gido coros eclesiásticos—, Constantino pasó
sus largos años de espera formando una bi­
blioteca espléndida, realizando investiga­
ciones anticuarías y organizando e inspeccio­
nando la recopilación de una serie de obras
enciclopédicas, actividades que continuó al
ejercer el poder. Como con otros príncipes
que han escrito, resulta a veces difícil distin­
guir entre lo que escribió él y lo que dispuso
que escribieran otros por encargo suyo, pero
los siguientes títulos son obra suya, en la in­
tegridad o en gran parte: i) La vida de su
abuelo, Basilio I, que forma parte del
*Theophanes continuatus. 2) El De admi­
nistrando imperio, manual de política exte­
rior preparado para su hijo, el futuro Ro­
mano II. Incluidos en las instrucciones del
autor imperial, referentes- a las relaciones
con las diversas potencias más allá de las
fronteras, se encuentran muchos resúmenes
de documentos e informes en los archivos
de Estado, algunos de varios siglos atrás. El
. conjunto constituye una fuente inapreciable
para la historia de la Europa oriental duran­
te la alta Edad Media. Las secciones sobre
Rusia, sobre los eslavos meridionales, sobre
los pueblos de la estepa al norte del mar
Negro y sobre los húngaros son especial­
mente valiosas. 3) El De themalibus, exa­
men del Imperio Bizantino, provincia por
provincia, con notas etnográficas, históricas
y anticuarías. Obra procedente de la juven-
208
tud de Constantino, y algo distanciada de
las realidades políticas del siglo X, mucha
de su información se refiere a un periodo de
varios siglos anteriores. 4) El De caerimo-
niis aidae byzantinae. recopilación extensa
zancio, que incluye muchos protocolos c
informes de coronaciones, visitas de prínci­
pes extranjeros, marchas para la guerra, etc.
De, gran valor histórico, contiene gran nú­
mero de detallada información acerca de la
estructura administrativa, la jerarquía del
Estado y los títulos bizantinos y sobre la to­
pografía del gran palacio y de Constantino-
pla en general. 5) Tenemos también noticia
de discursos ceremoniales y de poesía litúr­
gica compuesta por Constantino, pero no se
han conservado.
De las obras de recopilación inspiradas y
revisadas por el emperador, las más nota­
bles son las siguientes: 1) Los Extractos his­
tóricos. gigante antología de pasajes de los
historiadores griegos desde Herodoto hasta
el siglo tx d. C., dispuestos por materias en
53 títulos, con el fin, según afirma Constan­
tino en el prefacio, de ahorrar a los lectores
el trabajo de consultar los originales. El
conjunto definitivo ocuparía decenas de mi­
llares de páginas impresas. Se conserva la
sección «De embajadas» y fragmentos im­
portantes de las correspondientes a «De vir­
tudes y vicios», «De frases doctas», «De
conjuras contra monarcas», «De estratage­
mas» y «De arengas a las tropas». Conser­
van muchos extractos de importancia de
obras históricas que se han perdido. 2) Una
enciclopedia de táctica militar. 3) La Geo-
ponica, antología de fragmentos de tratadis­
tas de agricultura. 4) Enciclopedias sobre
nfltdicina, veterinaria y zoología.
Constantino escribió griego literario en la
biografía de su abuelo, pero las otras obras,
sobre todo el De administrando imperio,
documento estrictamente reservado, para
no ser divulgado, está escrito en un estilo
suelto, con muchos ecos del habla vernácu­
la.
Constantino es un personaje original y
atractivo, con un serio interés por la educa­
ción y el mantenimiento de la cultura —vol­
vió a fundar o reorganizó la Universidad de
Constantinopla— y salvó gran cantidad de
textos que de otra forma se hubieran extra­
viado. Sus vicios, la pesadez y la pedantería,
son el contrapeso de sus virtudes. [RB]
De administrando imperio, ed. Gy. Mo-
ravesik, tr. inglesa R. J. H. Jenkins (Buda­
pest, 1949); ídem, comentario R. J. H. Jen­
kins y otros (Londres, 1962); De themati-
bus, ed. A. Pertusi (Ciudad del Vaticano,
1952); De caerimoniis aidae byzantinae, ed.
I. I. Reiske (2 vols., CSHB, 1829-30); Le ¡i-

209
vre des céréntonies. cd., tr. francesa y co­
mentario A. Vogt (4 vols.. París. 1934-40;
incompleto, incluye sólo caps. 1-92 del li­
bro I).
A. Rambaud. L'etnpire grec au dixierne
siecle, Conslantin Porphyrogénéte (París,
1870); A. Toynbec, Consiantine Porphyro-
genitus and his World(Oxford. 1973).
CONSTANTINO DE RODAS (primera
mitad del siglo x d. C.). Poeta bizantino. N.
en Lindos, Rodas, disfrutó de un cargo en la
corte de Constantinopla. Su obra más cono­
cida es la Descripción de la iglesia de los
Santos Apóstoles en Constantinopla, en 98 1
versos dodecasílabos, compuesta en 93 1 -44.
Prolija y vaga, no admite comparación con
el poema análogo de * Pablo el Silenciario,
pero resulta de gran utilidad para los histo­
riadores del arte. Una serie de epigramas
suyos tienen poco mérito. [RB]
E. Legrand, «Conslantin le Rhodien. Des-
cription des oeuvres d’art et de l’église des
Saints Apotres, suivie d’un commcntaire
por Th. Reinach». Revue des eludes grec-
gues 9(1896).
G. M. Downey, «Constantine the Rho-
dian, His Life and Writings», Late Classical
and Medtaeval Studies in Honour of A. M.
Friend. Jr. (Washington D. C., 1955).
COSMAS INDICOPLEUSTES (primera
mitad del siglo vi d. C.). Teólogo y geógrafo
bizantino. Comerciante y capitán de navio
de Alejandría, Cosrnas navegó a los puertos
de África oriental, el Golfo persa y quizá
India y Ceylán. Durante su retiro redactó su
Topografía cristiana, en la que atacó el sis­
tema ptolemaico de geografía y astronomía
e intentó demostrar que el universo tenía la
forma del Arca de Noé. Su física y su teolo­
gía son igualmente derivativas, ingenuas y
absurdas. Pero su información topográfica y
etnográfica es con frecuencia de primera
mano, y de considerable valor para com­
prender las relaciones comerciales y la polí­
tica exterior del Bizancio primitivo y para
la historia del Oriente Próximo y Medio.
Fue testigo presencial de la expedición axu-
mita contra el Yemen de 579. Sus exposi­
ciones teóricas son ampulosas y a veces ape­
nas comprensibles; pero sus pasajes descrip­
tivos y narrativos están escritos en un griego
lleno de vida que debe más a la lengua ha­
blada que a la tradición literaria. Hay- una
serie de ilustraciones a su obra de gran valor
para el historiador del arte. [RB]
Ed. y comentario E. O. Winstedt (Cam­
bridge, 1909); tr. inglesa J. W. McCrindle
(Londres, 1897). . - .
Cydones
W. Wolska, La lopographie chrétienne de
Cosrnas Indicopleusics (París, 1962).
CRISOLORAS, Manuel. *Manuel Crisolo-
ras.
CRISTÓBAL DE MITILENE (h. 1000-
50). Poeta bizantino. Funcionario público,
llego a juez supremo de Paflagonia. Su co­
lección de epigramas en versos dodecasíla­
bos y hexámetros es en gran parte de inspi­
ración original. Su mordaz ingenio, su iro­
nía y, a veces, su sentido del humor, ele­
van su poesía por encima del corriente ver­
so bizantino. Es también autor de calenda­
rios religiosos en verso usados en la liturgia
de la iglesia ortodoxa. [RB]
Ed. E. Kurtz (Leipzig, 1903); Megas Sy-
naxarisiés panton ion hagión. ed. K. Duka-
kes (12 vols., Atenas, 1889-97; poemas li­
túrgicos).
CR1TÓBULUS, Miguel (h. 1400-d. 1467).
Historiador bizantino. De una noble familia
de Imbros. Critóbulus entró joven al servi­
cio de los turcos otomanos, con los que
llegó a ser gobernador de su isla natal; quizá
fuese antes secretario particular del sultán
Mohammed 11. Sus Historias, que compren­
den los años 1451-67, son un panegírico del
Imperio Otomano y de Mohammed II en
particular. Parcial, a veces inexacto, con
frecuencia callado en asuntos desfavorables
a los turcos, conserva mucho material ex­
cepcional y relata los hechos de la conquista
de Constantinopla desde un punto de vista
insólito, aunque poco simpático. Escribe un
griego pesado y arcaizante, imitación de
.Tucídides. [RB]
Ed. V. Grecu (Bucarest. 1963); tr. inglesa
C. T. Riggs (Princeton, 1954).
«CRÓNICA PASCUAL». Crónica bizanti­
na, que abarca el período desde la Creación
hasta el año 627 d. C. recopilada en Cons­
tantinopla por un clérigo desconocido poco
después de 628. Es una extensa tabla crono­
lógica rellena, especialmente en sus últimos
años, con informaciones históricas, ciertas y
erróneas, derivadas de varias fuentes. La
sección final (a partir de 600) es bastante
completa y se basa en la observación perso­
nal y en relatos de testigos; es lo único de
valor en la obra. El estilo es sin adornos y la
lengua, la popular. [RB]
Éd. L. Dindorf (CSHB, 1832).
CYDONES, Demetrio (h. 1324-97/8).
Teólogo y literato bizantino. N. en Tesaló-
nica. fue ministro de Estado de Juan VI
Cydones
*Cantacuzcno, aprendió latín y se convirtió
a! catolicismo. Sus últimos años transcu­
rrieron en exilio voluntario en Venccia y
Creta. Sus escritos incluyen versiones grie­
gas de las obras de Santo Tomás de Aquino
y otros teólogos de Occidente, tratados po­
lémicos en contra de las doctrinas de Grego­
rio *Palamas, defensas de su postura teoló-
210
gica, discursos y. lo que hoy tiene mayor
interés, una colección de cartas que ofrecen
un animado cuadro de la vida intelectual bi­
zantina en la segunda mitad del siglo XIV.
[RB]
Correspondencia, ed. R.-J. Loencrtz (2
vols., Ciudad del Vaticano, 1956, 1961).
DAMASCENO, Juan. *Juan de Damasco.
DEMETRIO Cydones. *Cydones, Deme­
trio.
DEMETRIO TRICLINIO (h. 1280-h.
1340). Erudito bizantino. Maestro de gra­
mática y retórica, probablemente en Tesa-
lónica, aunque en realidad nada se sabe de
su vida. Sus comentarios a la poesía clásica
dramática y lírica son innovadores por su
intento de analizar los complicados metros
liricos y corregir el texto de los pasajes líri­
cos sobre base métrica. Poseemos varios
manuscritos autógrafos de Triclinio, lo que
nos permite seguir su método de edición y
comentario de un texto clásico. Es. en mu­
chos sentidos, un antecesor del humanista
del Renacimiento. [R.B]
R. Aubreton. Démétrius Triclinius el les
recensions medievales de Sophocle (París,
1949); W. J. W. Koster, Autour d'un ma-
nuscrit d'Aristophane écrit par Démétrius
Triclinius (Leiden, 1957).
«DIGENES AKRITES». Poema épico bi­
zantino. Se conserva en varias versiones,
que difieren en la forma lingüística y en los
detalles de los episodios incluidos; pero to­
dos muestran en esencia el mismo argumen­
to y la mayor parte de los episodios son co­
munes. Además de estas versiones en verso
acentual de 15 sílabas sin rima, hay una
versión rimada compuesta en 1670 por un
monje de Quío, Ignatios Petritzes, una pará­
frasis en prosa griega del mismo período y
una versión en viejo ruso, también en prosa,
probablemente del siglo xhi y profusamente
interpolada con motivos populares tradicio­
nales.
El núcleo de la historia es como sigue: La
hija de un príncipe bizantino de la familia
Dukas es durante una algarada raptada de
su hogar en Capadocia por un emir árabe,
de sangre griega, pero robado de niño por
los árabes. Los hermanos de la muchacha
persiguen al emir, lo derrotan en la lucha y
lo traen a territorio bizantino, donde se
hace cristiano y casa con la muchacha. Con
el tiempo les nace un hijo, al que ponen el
nombre de Basilio Digenes Akrites (el fron­
terizo de doble raza, es decir, la griega y la
árabe). El emir vuelve a territorio musul­
mán, sufre múltiples aventuras y regresa
con su madre y toda su familia. El joven Ba­
silio se ejercita en las letras y las armas y en
su primera salida de caza mata dos osos y
un león. Llegado a la edad adulta, tiene va­
rios encuentros con bandas de apelatai. o
bandidos. Después de un noviazgo románti­
co. se fuga con Eudokia. hija de un barón
fronterizo bizantino, y se establece con ella
en las regiones salvajes de la frontera, ma­
tando bandidos e imponiendo la paz. El
emperador, al que llegan noticias de su
fama, le visita, siendo festejado con una de­
mostración de las hazañas físicas de Basilio.
Sigue un largo pasaje en el que Basilio relata
en primera persona algunas de sus aventu­
ras, entre ellas un incidente erótico con la
hija de un emir (que escandalizó al difunto
W. P. Ker), la liberación de Eudokia de un
dragón, y un combate individual con una
temible amazona, que después de ser venci­
da intenta inútilmente seducirle. Después
Basilio edifica un gran castillo con un jardín
maravilloso, y su vida allí está descrita con
muchos detalles curiosos. Al final enferma,
llama a Eudokia junto a él y en un largo
parlamento rememora la vida feliz que han
pasado juntos. Mientras ella reza por él. Ba­
silio muere y Eudokia cae muerta a su lado.
Se describe su funeral y su panteón y el poe­
ma da fin con un pasaje moralizador sobre
la vanidad de las glorias mundanas.
El idioma es griego literario bizantino. El
estilo está señalado por la felicidad de las
imágenes, lo preciso de la descripción y por
muchos animados discursos y pasajes de
diálogo. Algunos de los pasajes descriptivos
son en exceso prolijos y los discursos tien­
den a lo sentencioso. No se da evolución del
carácter. Pero los autores —porque el poe­
ma fue sin duda reelaborado múltiples ve­
ces, como era corriente con semejantes
obras en la Edad Media— muestran ex­
traordinaria invención en el detalle.
Dionisio
El escenario y la fecha son las tierras
fronterizas árabe-bizantinas durante los si­
glos ix y x. Pero el poema no corresponde a
la épica histórica en sentido riguroso, aun­
que pueda basarse en cantares más cortos,
transmitidos oralmente, que tratasen de
personajes y acontecimientos individuales.
Algunos de estos, entre ellos la lucha contra
los herejes paulicianos en el siglo IX, pueden
aún descubrirse vagamente bajo la textura
uniforme del poema. En su forma unificada
actual fue probablemente reunido en el si­
glo xi en Asia Menor por algún autor ilus­
trado al servicio de algún gran barón feudal,
como reconstrucción imaginaria de las glo­
rias de un pasado recordado a medias.
Las baladas akríticas que se conservan
aún en algunas regiones de Grecia no apor­
tan nada al poema y son probablemente
diferentes por completo a los cantares sobre
los que pudo haberse compuesto hace un
millar de años. [RB]
Ed. P. P. Kalonaros (2 vols., Atenas,
1941-2; comprende las diferentes versio­
nes); tr. francesa P. Pascal, Byzantion 10
(1935; versión en viejo ruso); Grottaferrata
MS tr. inglesa y comentario John Mavro-
gordato (1956).
S. Kyriakides, «Forschungsbericht zum
Akritas-Epos», en Berichte zum XI Iniern.
Byzaniinisien-Kongress (Munich, 1958); B.
212
Knos, Hisioire de la littératurc néo-yrecque
(Estocolmo, 1962). Hay que añadir una se­
rie de artículos en ruso por A. Ya. Syrkin,
l'izanfijskij Vremennik 17 (1960), 18
(1961), 19 (1961), 20 (1961).
DIONISIO EL AREOPAGITA. *Seudo-
Dionisio el Arcopagita.
DUCAS (h. 1400-h. 1470). Historiador bi­
zantino. Nacido probablemente en Asia
Menor, estuvo la mayor parte de su vida al
servicio de la familia Gattilusio, señores ge-
noveses de Lesbos, en nombre de los cuales
desempeñó numerosas misiones diplomáti­
cas. Fue partidario de la unión de las Igle­
sias de Oriente y Occidente. Su Historia
comprende los años 1341-1462, y trata tan­
to del incremento del Imperio Otomano
como del último siglo de Bizancio. Se desta­
ca la descripción, animada, detallada y con­
movedora, de la conquista de Constantino-
pla en 1453. Su amplia experiencia política,
su imparcialidad y sus dotes narrativas con­
vierten la obra en fuente esencial para la
historia de la Europa oriental en el siglo XV.
Escribe un griego sencillo y claro. [RB]
Ed. V. Grecu (Bucarest, 1958).
V. Grecu, «Por une meilleure connais-
sance de l’historien Doukas», Memorial
Louis Petil (Bucarest-París, 1948).
 ESCILITZES, Juan (segunda mitad del si­
glo xi). Historiador bizantino. Esciiitzcs os­
tentó altos cargos militares y vivió por lo
menos hasta 1092. Su Sinopsis histórica.
crónica completa, aunque sin sentido críti­
co. comprende los años 8 1 I -1057; la conti­
nuación hasta 1079 que figura en algunos
manuscritos no es probablemente suya. La
mayor parte de la obra de Escilitzes es deri­
vativa, pero emplea narraciones históricas
hoy perdidas (cita algunas); sólo la última
parte se basa en la observación y en las des­
cripciones de los testigos. La obra de Esci­
litzes no se ha publicado nunca y es accesi­
ble solamente en la transcripción de Jorge
•Cedrenus. Partes de ella, sobre todo su his­
toria del siglo XI. tienen gran valor debido a
la carencia de otras fuentes. La crónica de
Escilitzes es uno de los pocos textos profa­
nos bizantinos ilustrados (en un manuscrito
del siglo xm) con una serie de miniaturas de
gran interés. [R.B]
S. Cirac Estoparían, Skylltzes Matriten-
sis. Tomo I. Reproducciones y miniaturas
(B.-M., 1965) (sobre el códice existente en la
Biblioteca Nacional de Madrid).
Ch. Diehl, Manuel d'art byzantin (2.a ed.,
ESFRANTZES, Jorge (1401-después de
1478). Historiador bizantino. Al servicio de
los emperadores de Bizancio desde 1418 y
encargado de muchas misiones diplomáti­
cas. Esfrantzcs fue el primer ministro de
Constantino XII en 1453. Encarcelado por -
los turcos, se fugó, primero al Peloponeso,
después a Corfú, donde murió. Su Crónica
comprende los años 1413-78 (una versión
ampliada, el Chronicon maius. que abarca
el período 1258-1478, no es suya) y describe
principalmente la historia política y diplo­
mática de Bizancio. Tiene valor por la pre­
cisión de los detalles y la exactitud cronoló­
gica. e incluye la descripción por un testigo
presencial de la conquista de Constantino-
pla(1453). [RB]
Ed. J. B. Papadopulos (Leipzig, 1935;
vol. I solo); ed. I. Bekker (CSHB, 1838); Die
letzten Tage ron Kontantinopel, tr. alemana
E. von Ivánka (Graz, 1954).
EUGENIO DE PALERMO (h. 1130-
1230). Poeta greco-siciliano, matemático y
político. Ejerció varios cargos de importan­
cia con los reyes normandos de Sicilia, fue
encarcelado en Alemania por el emperador
Enrique VI y volvió al fin al sur de Italia
como funcionario papal. Autor de 24 poe­
mas cortos en griego, entre ellos un panegí­
rico del rey Guillermo I, o II. un discur­
so sobre la monarquía, varias obras descrip­
tivas, y un lamento desde la cárcel. Tam­
bién revisó una traducción anterior del ára­
be al griego de una colección de fábulas de
origen indio y vertió al latín tratados árabes
de matemáticas. Es probablemente también
autor de una historia latina de Sicilia bajo
los normandos, atribuida a un tal Hugo Fal-
candus. Es un representante de interés de la
cultura trilingüe en la Sicilia normanda.
[RB]
L. Stembach, «Eugenius von Palermo»,
Byzantinische Zeitschrifi 11 (1902); E.
Jamison, Adtniral Eugenius of Sicily
(1957). .
EUSTACIO DE TESALÓNICA (muerto
h. 1195). Sabio y teólogo bizantino. Eusta-
cio enseñó literatura y retórica en la escuela
patriarcal de Constantinopla durante mu­
chos años, y en 1175 fue designado arzobis­
po de Tesalónica, en lo que ejerció una
enérgica y polifacética actividad. Cuando la
ciudad fue saqueada por los normandos de
Sicilia en 1185 permaneció en su puesto y
durante algún tiempo estuvo preso. La opo­
sición que encontró en Tesalónica fue causa
de que fuera llamado en 1191 a Constanti­
nopla, donde parece que permaneció hasta
1194. La Iglesia ortodoxa lo tuvo por santo
desde muy pronto, aunque nunca lo canoni­
zó formalmente; su retrato aparece en un
fresco en la iglesia, de comienzos del siglo
xiv, de Graóanica, Yugoslavia. Sus obras se
clasifican en tres grupos: 1) gramático y lite-
rario, escrito antes de su elevación al arzo-
Eustacio de Tesalónica
bispado; 2) teológico y pastoral; 3) obras
históricas y de circunstancias. Al primer
grupo corresponden los extensos comenta­
rios conservados a la ¡liada y la Odisea, y a
la, junto con otros sobre Píndaro, de los que
sólo se conserva la introducción, y sobre
Aristófanes, hoy perdidos. Gracias a Eusta­
cio tenemos de ellos cierta información per­
dida en otras fuentes. Pero su interés princi­
pal reside en la ilustración que ofrecen so­
bre la erudición y la enseñanza literarias
bizantinas, ya que son, en esencia, el texto
de sus explicaciones. Son notables por su
tono exhaustivo, la escrupulosa atención
que prestan al detalle, la cita imparcial de
opiniones contrarias, las digresiones fre­
cuentes y el acudir constantemente a las
analogías contemporáneas y al habla verná­
cula. Al grupo segundo pertenecen una serie
de homilías de cuaresma, un tratado sobre
la reforma monástica, vanos ataques contra
la hipocresía religiosa y las prácticas ascéti­
cas exageradas, diversas obras hagiográficas
y un largo comentario —análogo en estilo a
los suyos sobre Homero— a los himnos li­
túrgicos de Juan Damasceno. Al tercer gru­
po corresponden varios discursos dirigidos a
personajes distinguidos con motivo de cere­
monias, una oración fúnebre sobre Manuel I,
una colección de cartas y su relato de la
conquista normanda de Tesalónica. Aparte
de ésta, las restantes sólo tienen interés
214
como fuente histórica. La Conquista de Te-
Salónica es el relato, claro y conmovedor,
por un testigo presencial, del saqueo de una
gran ciudad, descripción notable por la ob­
jetividad, la humanidad y el valor. Fue es­
crito pocos meses después de los aconteci­
mientos que describe. Eustacio es una de las
figuras más atractivas del mundo bizantino
y un noble producto del renacimiento del
siglo xii, con su renovado interés por la tra­
dición clásica, su racionalismo y sus altos
criterios estéticos. Es merecedor de un ex­
tenso y detallado estudio. [RBJ
Commentarii and Homeri Hiadeni. ed.
G. Stallbaum (4 vols.. Leipzig. 1827-30,
reed. Hildesheim, 1960); Commentarii ad
Homeri Odysseam. ed. G. Stallbaum (2
vols., Leipzig, 1822-6, reed. Hildesheim,
1960); ed. C. Müller, Geographi graeci mi­
nores. II (París, 1882; comentario a Dioni­
sio); A. B. Drachmann, Scholia velera in
Pindari carmina, III (Leipzig, l927);Migne,
PG, 135-136 (obras teológicas); Opuscida.
ed. T. L. F. Tafel (Francfort, 1832; discur­
sos, etc.); La espugnazione di Tessalonica.
ed. S. Kyriakidis (Palermo, 1961; con ir.
italiana); Die Normannen in Thessalonike.
Die Eroberung von Thessalonike, tr. alema­
na H. Hunger (Graz, 1955); R. Browning,
«The Patriarchal School at Constantinople
in the Twelfth Century», en Byzantion 23
(1963; lista completa de obras).
FILES, Manuel (h. 1275-h. 1345). Poeta bi­
zantino. Natural de Efcso, ostentó un cargo
en la corte de Constantinopla, intervino en
misiones diplomáticas a Rusia. Persia. el
mundo árabe y posiblemente la India, pero
más tarde cayó en desgracia y estuvo en pri­
sión por algún tiempo. La poesía suya que
se conserva se eleva a 25.000 versos. El nú­
cleo esta compuesto de cortos poemas de
circunstancias: epigramas sobre temas tópi­
cos. mitológicos y religiosos; peticiones; la­
mentos de pobreza; alabanzas a protectores;
epitafios; trozos descriptivos, etc. Pero hay
algunos poemas más extensos: diálogos dra­
máticos entre un hombre y el espíritu de un
amigo muerto, y entre el poeta y su alma,
poemas didácticos de tema zoológico, una
paráfrasis del himno Akathistos en versos
dodecasílabos, etc. Su metro favorito es el
dodecasílabo bizantino, que utiliza con nue­
vo rigor métrico; escribe también hexáme­
tros y versos acentuales de 15 sílabas (versos
políticos). A pesar de su habilidad técnica
como versificador, Files carece de estro poé­
tico y su obra es. en conjunto, bastante pe­
destre. Repite de poema en poema motivos
y hasta pasajes íntegros y es evidente que
contaba con un repertorio fijo de alocucio­
nes congratulatorias, a las que añadía un
verso o dos, especificando la circunstancia y
el nombre del destinatario. Su poesía, si es
que puede llamarse así. tiene interés princi­
palmente para la información incidental
que contiene sobre prosopografia, historia
del arte, etc. Escribe exclusivamente en
griego literario y evita el vernáculo. [RB]
Carmina, ed. E. Miller (2 vols., París,
1855-57); Carmina inedita, ed. E. Martini
(Nápoles, 1900).
FILOPONO, Juan (primera mitad del siglo
vi). Filósofo bizantino. N. en Cesárea, en
Palestina, fue discípulo de Ammonio en
Alejandría, y quizá le sucediera como jefe
de la escuela alejandrina. Cristiano monofi-
sita, y aristotélico, Filopono se encontró en
clara oposición con la escuela platónica, y
aún pagana, de Atenas (*neoplatonismo).
Se conservan muchos de sus comentarios a
Aristóteles. Aunque prolijos, no dejan de
ofrecer interés aún; contienen muchos mo­
mentos de aguda penetración; Filopono te­
nía una gran sensibilidad para las analogías
ofrecidas por la tecnología de la Antigüedad
tardía. Su De aeternitate mundi es un trata­
do polémico dirigido al ateniense Proclo en
el que refuta la teoría neoplatónica de que el
universo existe fuera del tiempo; esquiva los
argumentos específicamente cristianos. Un
largo comentario sobre el relato bíblico de
la Creación intentaba hacerlo comprensible
según los términos de la metafísica y la físi­
ca aristotélicas. Se han perdido muchas
obras teológicas, que Focio pudo leer en
el siglo IX; otras se conservan en versiones
al sirio. Filopono desempeñó un papel im­
portante en la fusión de la tradición judeo-
cristiana y el pensamiento filosófico pagano
en una síntesis que sirvió de marco intelec­
tual de referencia para los bizantinos duran­
te muchos años. Pero para la Iglesia ortodo­
xa fue un hereje y generaciones posteriores
con frecuencia tuvieron dudas en cuanto a
reconocer su deuda con él. Los comentado­
res aristotélicos de comienzos del siglo xit
estuvieron particularmente influidos por Fi­
lopono. [RB]
Commentaria graeca in Aristotelem.
13-17 (Berlín, 1887-1909); Teubner. De ae­
ternitate mundi. ed. H. Rabe (Leipzig.
1899); De opificio mundi. ed. G. Reichardt
(Leipzig, 1897).
S. Sambursky, The Physical World of
Late Antiquity (Londres, 1962).
FOCIO (h. 820-h. 893). Patriarca y sabio
bizantino. N. en Constantinopla, de distin­
guida familia perseguida por los iconoclas­
tas, adquirió —sin que sepamos cómo ni de
dónde— un profundo y vasto conocimiento
de todas las ramas del saber cultivadas en su
época. Después del restablecimiento del
culto a las imágenes, combinó el trabajo de
secretario imperial con múltiples y amplias
actividades pedagógicas en la Universidad
restaurada. A la deposición del fanático Ig-
Focio
nació, Focio, aunque era aún un seglar, fue
designado para la sede patriarcal (25 de di­
ciembre de 858). Los partidarios de Ignacio
consiguieron el apoyo del papa Nicolás I y
Focio fue depuesto y desterrado en 867.
Pronto volvió a Constantinopla como pre­
ceptor del futuro emperador *León VI, y al
morir Ignacio en 877, Focio fue de nuevo
patriarca. Cuando murió el emperador Ba­
silio I (886), los enemigos de Focio volvie­
ron a prevalecer y fue depuesto por segunda
vez. Su azaroso patriarcado señaló el co­
mienzo del cisma entre las Iglesias de
Oriente y Occidente, que fue, sin embargo,
aplazado durante su vida. Fomentó la con­
versión de Bulgaria y los inicios del cristia­
nismo bizantino en Rusia y desempeñó un
destacado papel en la historia diplomática
europea del siglo ix. Pero hoy se le recuerda
como erudito y literato. Sus obras principa­
les son: 1) La Bibliotheca o Myriobiblon,
relación de 280 libros leídos en un círculo
de lectores dirigido por Focio; además de un
sumario de los contenidos, cada entrada
contiene un juicio critico y con frecuencia
extensos extractos. Más de la mitad de las
obras de que se trata no se han conservado.
Comprenden escritos teológicos de toda cla­
se, historiadores desde Herodoto hasta ¡a
época de Focio, ios oradores áticos y los es­
critores retóricos de la segunda sofística, los
novelistas griegos, tratadistas de medicina,
gramáticos, naturalistas, etc. Poco puede
deducirse de la ausencia de autores determi­
nados, pero la casi absoluta falta de poesía y
filosofía indica lo especializado de los inte­
reses de Focio. La Biblioteca es valiosísima,
no sólo por la información que proporciona
sobre obras hoy perdidas, sino por ilustrar
acerca de los principios críticos y métodos
del renacimiento cultural de Bizancio des-
216
pues de siglos de oscuridad c ignorancia. 2)
Un Lexicón de palabras y expresiones difí­
ciles utilizadas en la literatura clásica,
acompañado de muchas citas, con frecuen­
cia de obras hoy perdidas. El texto íntegro
fue descubierto en la biblioteca de un mo­
nasterio griego en 1959 y permanece inédi­
to. 3) Una colección de más de 250 cartas,
algunas de ellas documentos oficiales de in­
terés histórico, otras informativas sobre mu­
cho de la vida intelectual y social de la épo­
ca. 4) 19 homilías, de las que algunas, por
ejemplo, una sobre el ataque ruso a Cons-
tantinopla en 860, constituyen valiosas
fuentes para el historiador.
Hay referencias de muchas obras suyas,
comentarios bíblicos, comentarios sobre
textos de patrística, tratados polémicos, es­
tudios jurídicos, etc., y le ha sido atribuida
mucha obra apócrifa. Focio es una de las fi­
guras intelectuales más grandes de la Edad
Media, y se encuentra en el centro mismo
del renacimiento cultural bizantino.
Migne. PG. 101-104 (gran parte de la
obra, excepto el Lexicón, y mucho de auten­
ticidad dudosa); Bihliotheqiie, ed. y ir. fran­
cesa R. Henri (4 vols., París, 1959-65); Ho-
miliai, ed. B. Laourdas (Tesalónica, 1959);
Lexicón, ed. S. A. Naber (2 vols., Leiden,
1864-5); The Library of Pholins. tr. inglesa
J. H. Freese (1920; primera parte de la Bi-
bliotheca).
J. Hergenrother, Photius. Patriarch ron
Konstaniinopie (3 vols., Regensburg,
1867-9; aún fundamental); F. Dvomik. The
Photian Schisrn, History and Legend
(1948); L. Politis, «Die Handschriften des
Klosters Zavorda und die neuaufgefundene
Photios-Handschrift», en Phdologus 105
(1961).
GAZES, Teodoro. *Tcodoro Gazes.
GEMISTO PLETHON, Jorge. *Pleihon,
Jorge Gemisto.
GENES1OS, José (mediados siglo X). His­
toriador bizantino. De noble cuna, Gene-
sios ostentó un puesto destacado en la can­
cillería imperial de Constantino Vil Porfí-
rogenetos (912-59). Su Historia, que com­
prende los años 813-86 (desde la ascensión
de León V hasta la muerte de Basilio I), se
escribió en 944-59, por mandato de Cons­
tantino VIL Basada en la tradición oral y en
diversos materiales narrativos y hagiográfi-
cos hoy perdidos, constituye una fuente va­
liosa. Como todos los historiadores de la
época, Genesios muestra fuertes prejuicios
contra los emperadores inconoclastas y en
favor de Basilio 1, abuelo de su señor. Escri­
be en un griego pretendidamente clasicista,
con muchas digresiones eruditas e inútiles.
[RB]
Ed. C. Lachmann (CSHB, 1834).
GLYCAS, Miguel (Miguel Sikitides) (me­
diados siglo xn>. Historiador, teólogo y poe­
ta bizantino. Nacido probablemente en
Corcira (Corfú), vivió en Constantinopla,
fue condenado a perder los ojos en 1159 por
sus opiniones heréticas y sobrevivió, aún
activo, hasta después de 1185. Su Crónica,
desde la Creación hasta 1118, es una obra
superficial sin valor histórico. Sus Proble­
mas de las Santas Escrituras es un comen­
tario sistemático de gran erudición, notorio,
por su escepticismo y sentido histórico. Se
conserva también un poema en griego ver­
náculo escrito en la cárcel y algunas cartas.
[RB]
Anales, ed. I. Bekker (CSHB, 1836); Afí-
chaPl tu Glyka eis tas aporias t&s theias
graphes kephalaia, ed. 1. Eustratiades (2
vols., Atenas, 1906, Alejandría, 1912).
K. Krumbacher, Michael Glykas. Eine
Skizze seiner Biographie und seiner litera-
rischen Thdtigkeit (BAW, Munich, 1895).
GRÉGORAS, Nicéforo (1290-1360). Histo­
riador, polígrafo y político bizantino. N. en
Paflagonia, Grégoras marchó a Constanti­
nopla en su juventud, fue discípulo de Teo­
doro *Metoquita y a partir de 1326 se en­
contró en plena vorágine de las disputas po­
líticas y teológicas de la época. Fue un des­
tacado contrincante de Gregorio *Palamas
y los hesicastas, por lo que desde 1351 a
1355 estuvo recluido en un monasterio;
pero éste contaba con una biblioteca esplén­
dida y la producción literaria de Grégoras
no disminuyó. Las obras que se conservan
de él incluyen tratados de retórica, gramáti­
ca, filosofía y matemática, discursos, poe­
mas, una colección de cartas y una Historia
romana que comprende los años 1204-
1359. La Historia se basa a veces, en su pri­
mera parte, en fuentes perdidas; en la últi­
ma, en su propia observación. Tiene los
defectos de la época: excesiva atención a las
controversias teológicas y eclesiásticas, una
franca actitud partidista acerca de los acon­
tecimientos de su tiempo, y un estilo monó­
tonamente arcaizante, en el que incluso los
nombres geográficos se encuentran desfigu­
rados. Pero está concebida en gran escala
(los años 1320-59 ocupan 30 libros), in­
cluye muchos documentos y otras fuentes y
el autor se esfuerza por descubrir los princi­
pios generales bajo la masa de detalles con­
fusos. Si se la utiliza con discernimiento, es
una fuente sumamente valiosa para el se­
gundo cuarto del siglo Xiv, época de turbias
guerras civiles y encarnizadas disputas ideo­
lógicas. Entre sus muchas otras obras, no
todas publicadas, las cartas son las más in­
teresantes. Fue uno de los matemáticos y
astrónomos más destacados de la época;
pronosticó eclipses y propuso una reforma
del calendario que anticipaba en muchos
aspectos la reforma gregoriana (cf. su Histo­
ria. VIII: 13). Entre sus obras en este terreno,
la que ofrece mayor interés a los historiado­
res de la ciencia es su tratado sobre la cons­
trucción del astrolabio. Grégoras fue indu­
dablemente una de las mayores inteligen­
cias del siglo xiv, hombre de inmensa ener­
gía y amplitud de intereses, y un polemista
Gregorio
apasionado. El relato que hace de su época
tiene a veces un interés apasionante. [RBJ
Historia, cd. L. Schopen, I. Bckker
(CSHB, 3 vols., 1829-55; hay una tr. italia­
na y otra francesa, que datan de los siglos
XVI y xvii, así como una versión al ruso,
San Pctersburgo. 1862); Correspondencia.
ed. y ir. francesa R. Guilland (París, 1927).
R. Guilland, Essai sur Nicéphore Grégo-
ras. L’honune el l'oeuvre (París, 1926); I.
Sevóenko, «Somc Autographs of Nicephorus
Gregoras», en Zbornik radova IGzantolos-
kog instituta 8 (1963).
GREGORIO DE CHIPRE (h. 1241-des­
pués de 1289). Teólogo y literato bizantino.
Nacido en Chipre, marchó a Constantino-
pla en 1261 para estudiar con Jorge *Acro-
polites. Después de una larga carrera en el
218
séquito del Patriarcado, fue nombrado pa­
triarca en 1283. pero se le obligó a dimitir
en 1289. Al comienzo fue partidario de la
unión con Roma; pronto cambió de bando,
para acabar perdiendo el apoyo de todos en
la intrincada política eclesiástica de la épo­
ca. Además de obras de polémica teológica
y panegíricos de santos, escribió discursos
para ceremonias, una interesante autobio­
grafía y algunas cartas. La autobiografía y
las cartas proporcionan mucha información
sobre la vida intelectual del Imperio Bizan­
tino después de la expulsión de los latinos.
[RB]
Migne, PG, 142; Autobiografía, ir. fran­
cesa W. Lameere (Roma. 1937).
GREGORIO PALAMAS. *Palamas. Gre­
gorio.
 HAGIOGRAFÍA BIZANTINA. La primi­
tiva iglesia cristiana conservó los testimo­
nios documentales (actas) del juicio y con­
dena de los mártires, para edificación de
futuras generaciones. De este germen, bajo
la influencia de la biografía clásica, la areta-
logía (por ej., la Vida de Apo/onio de Tiana,
de Filóstrato), la novela clásica y otros gé­
neros literarios, pronto se formó una impo­
nente colección de textos sobre las vidas y
virtudes de aquellos reconocidos por la Igle­
sia como santos, mártires o confesores. Es­
tos textos iban desde la concisa relación de
hechos a marañas de leyendas, mitos y mi­
lagros; se encontraban redactados en diver­
sas formas lingüísticas, desde el griego clasi-
cista más ornamental al casi vernáculo; po­
dían ser obra de testigos presenciales o es­
cribirse un milenio después; y podían adop­
tar la forma de biografía auténtica o de
panegírico. Los textos más antiguos fueron
reelaborados con frecuencia por escritores
posteriores. Un ejemplo evidente es la adap­
tación, en un griego más literario, del gran
Corpus de vidas de santos por Simeón el
Metafrasta en el siglo x. Estos textos reela­
borados tienden a sustituir los simples he­
chos por reflexiones piadosas y a omitir
mucho de lo que al adaptador no le parece
de tono suficientemente elevado.
Los textos hagiográficos se han solido
conservar como obras sueltas para ser leídas
en privado, pero han sobrevivido sobre todo
en colecciones destinadas al uso litúrgico.
Colecciones así son los Menaea, en 12 vols.»
que contienen las vidas de los santos para
cada día del año; los Sinaxarios y Menolo-
gios. que incluyen en un solo volumen vidas
más cortas para el año completo, los Homi-
liarios, compuestos por encomios y panegí­
ricos de los santos para cada día dei año,
etcétera.
Las vidas de los santos contienen con fre­
cuencia interesante información histórica,
en especial sobre temas sociales y económi­
cos. Pero deben ser tratadas con sentido crí­
tico; conviene emplear la versión más anti­
gua dei texto y tener alguna idea de cuándo
y por quién fue escrita; deben separarse los
temas legendarios y otros de tipo tradicio­
nal; y estar seguro de que el texto es algo
más que una invención piadosa, ideada
para proporcionar un ambiente verosímil a
una simple nota en el calendario litúrgico.
Muchas son admirables como obras litera­
rias, en especial aquellas que han escapado
a la mano nefasta del adaptador. Bastantes
poseen interés teológico.
La vida de santo más antigua que puede
señalarse —a diferencia de las Actas de ios
mártires— es la Vida de San Antonio, de
Atanasio (siglo IV). Del siglo vi contamos
con un grupo de interesantes vidas por ‘Ci­
rilo de Escitópolís. El siglo de los iconoclas­
tas (mediados del vm a mediados del IX)
ofreció una abundante producción de inte­
rés histórico y mérito literario. A fines del
IX y en el X, las comunidades griegas de Si­
cilia e Italia del Sur produjeron muchas y
siglo XI, la hagiografía bizantina está perju­
dicada por la búsqueda de la elegancia lite­
raria y la edificación por encima de todo,
pero en ella se encuentran a veces verdade­
ras joyas. [RB]
Acta sanctorum (a partir de 1643; princi­
pal colección de textos, suplementaria
anualmente desde 1882 por Analecta Bo-
llandiana); Bibliotheca hagiographica grae-
ca (3.* ed., 3 vols., Bruselas, 1957; biblio­
grafía completa de vidas); Lives of the
Saints. ed. A. Butler y H. N. Baynes (12
vols., 1926-38; la colección más extensa de
versiones inglesas); Three Byzantine Saints.
tr. inglesa E. Dawes y N. H. Baynes (1948).
R. Aigrain, La hagiographie. ses sources,
ses méthodes, son histoire (París, 1953); H.
Delehaye, Sanctus (Bruselas, 1927); A. Eh-
rard, Überlieferung und Bestand der hagio-
graphischen und homiletischen Literatur
der griechischen Kirche (3 vols., 1937-52;
incompleto).
HIMNOGRAFÍA BIZANTINA. Los cris­
tianos educados en la tradición literaria pa­
gana a veces componían poesía religiosa en
los metros cuantitativos clásicos y las viejas
Himnografía
formas literarias. Ejemplos son el himno de
♦Clemente de Alejandría, el himno a la Vir­
gen de Metodio de Filipos (m. h. 311). la
paráfrasis de los Salmos en hexámetros ho­
méricos por Apolinares de Laodicea (h.
310-h. 390), la poesía de *Gregorio Nacian-
ccno y los himnos de Sincsio. Esta poe­
sía religiosa de tipo clásico se siguió culti­
vando durante toda la época bizantina, pero
tuvo siempre un carácter artificial y nunca
— salvo en un caso, mencionado después—
alcanzó un uso litúrgico.
La himnodia de la Iglesia primitiva deri­
vó de la de la Sinagoga. Fue en la Siria de
lengua aramea donde se desarrolló con
mayor rapidez y amplitud; en los primeros
siglos después de Cristo encontramos una
especie de homilía en verso cantada como
parte de la liturgia. En el mundo de la len­
gua griega se cantaban breves respuestas rít­
micas (troparia) —las vocales griegas se ha­
bían hecho isócronas h. el siglo n d. C. y
la base para el metro cuantitativo había de­
saparecido— después de los salmos o lec­
ciones. Algunas se componen de una suce­
sión de versos con igual ritmo acentual,
otras son más complejas.
En el siglo vi una nueva forma de himno,
el kontakion. surgió en el mundo griego, de­
bido a la indudable influencia de la Iglesia
de habla siria. (Existía una numerosa pobla­
ción bilingüe en Siria que mantenía estre­
chos contactos culturales con Constantino-
pla.) El kontakion fue una extensión del
troparion y se componía de 20 o más estro­
fas análogas, que solían encerrar un acrósti­
co; cada estrofa estaba formada por una su­
cesión de períodos análogos o diferentes, y
cada uno de éstos constituía una unidad de
sentido, acento rítmico y melodía; se guar­
daba la correspondencia entre las estrofas;
todas las estrofas solían terminar con un
corto estribillo repetido. De este modo, se
constituyó una nueva forma artística, basa­
da en el metro acentuado, no en el cuantita­
tivo, que recordaba en su complejidad la
poesía lírica coral de la Grecia clásica. El
kontakion relataba, por lo general, algún
hecho de la historia bíblica o las vidas de
santos o mártires, con reflexiones morales o
dogmáticas. Con frecuencia contenía pasa­
jes de diálogo dramático. En idioma e imá­
genes seguía estrechamente los modelos de
la Septuaginta y el Nuevo Testamento y los
textos más conocidos de la patrística. Por lo
general nos resulta imposible reconstruir la
música.
El más grande de los autores de kontakia,
quizá el más excelso de los himnógrafos
cristianos, fue ’Romano el Meloda. Otros
fueron Anastasio, Ciríaco, Domecio, ♦Teo­
doro de Studium. el emperador Justiniano y
el himnógrafo siciliano del siglo X, José;
220
la mayor parle de ellos sólo representan
nombres para nosotros. El kontakion más
famoso, aunque de forma algo irregular, es
el Akathistos. himno dirigido a la Virgen y
todavía en uso en la liturgia de la Iglesia or­
todoxa.
Sin embargo, a comienzos del siglo VIII, el
kontakion comenzó a ser sustituido por una
forma de himno más compleja, el kanon. El
kanon es una serie de nueve —o más tarde
ocho— odas, cada una de ellas el equivalen­
te de un kontakion. con su melodía y estruc­
tura rítmica propias, repetidas a lo largo de
las estrofas sucesivas. Cada oda recordaba o
se refería a una de las nueve odas bíblicas.
sicales que el kontakion. pero fomentó la
tendencia bizantina hacia la verbosidad y la
repetición. El gusto moderno encuentra más
gratos los kontakia que los kanones. El con­
tenido del kanon era análogo al del konta-
kion y estaba estrechamente vinculado a la
festividad en cuestión para la que se había
compuesto.
Los compositores más grandes de kano­
nes fueron Andrés de Creta, *Juan de Da­
masco (que escribió kanones en metro yám­
bico cuantitativo así como en ritmo acen­
tuado) y Cosmas de Maiuma, en el si­
glo vin, *Teodoro de Studium, Teófanes
Craptus, José de Tcsalónica, Metrofanes de
Esmima, la monja Casia y el emperador
León VI en el siglo íX, y Juan *Mauropos en
el siglo XI. A fines del siglo XI, las autorida­
des eclesiásticas prohibieron la introduc­
ción de nuevos himnos en la liturgia y su
evolución quedó reducida a partir de enton­
ces al requerimiento de la música de los
himnos que estaban ya en uso. En los mo­
nasterios basilienses de Italia meridional,
sin embargo, se siguieron escribiendo nue­
vos himnos hasta el siglo xm.
La música de los himnos anteriores al si­
glo ix se ha perdido probablemente de
modo definitivo. Pero a partir de entonces
se conservan manuscritos con notación mu­
sical, en una sucesión de sistemas diferen­
tes. El descifrado de éstos es muy complica­
do. Pero en recientes años, un grupo inter­
nacional de musicólogos bizantinos ha rea­
lizado grandes adelantos, y resulta posible
hoy reconstruir varias melodías con cierta
seguridad. Pueden ser comparadas con el
canto llano gregoriano, según fue restaurado
en el Motu propio Inter pastoralis ojjicii de
1903. A medida que fue transcurriendo el
tiempo, fue prevaleciendo un estilo de eje­
cución cada vez más florido, y durante los
siglos de dominación turca la música islá­
mica ejerció una profunda influencia. [RB]
Anthologia graeca carminum ehrisliano-
rum, ed. W. Christ y M. Paranikas (Leipzig.
... 1871, reed. 1962; textos griegos); Ekloge
221
hellenikés orthodoxu hymnographias. ed. P.
N. Trempelas (Atenas, 1949; textos grie­
gos); E. Wcllcsz, The Akaihisios Hyrnn
(Monumenta Musicae Byzantinae. Trans­
cripta IXJ (Copenhague, 1957); Initia hym-
norum ecclesiae graecae. ed. E. Follieri (5
vols., Ciudad del Vaticano, 1960-65; en
curso de publicación); 1/yrnns of ihe Eas-
Himnografia
tern Church. ir. inglesa J. M. Nealc (2.* ed.,
Londres, 1863).
E. Wcllcsz, A History of Byzantine Music
and Hyntno^raphy (2.* cd., 1961; admira­
ble; múltiples referencias a literatura ante­
rior); E. Wcllcsz, «The Akathistos. A Study
in Byzantine Hymnography», en Dumbar-
ton Oaks Papers. 9/10 (1956).
 I
IGNACIO EL DIÁCONO (comienzos del
siglo ix). Poeta y hagiógrafo bizantino. Diá­
cono en el séquito del patriarca de Constan-
tinopla y más adelante metropolitano de
Nicea. Su obra poética incluye una versión
en telráslicos dodecasílabos de las fábulas
de Esopo, y un curioso diálogo dramático
entre Adán, Eva, Dios y la serpiente, escrito
indudablemente más para leído que para in­
terpretado. Es un versificador pesado y tor­
pe. Sus obras en prosa comprenden vidas de
los patriarcas Tarasio (784-806) y Nicéforo
(806-15) y de San Gregorio Decapolita.
[RB] - en sus comentarios sobre Aristóteles y otras
Migne, PG. 117; Nicephori archiepiscopi
Conslantinopolitani opusctda histórica, ed.
C. De Boor (Leipzig, 1880; Vida de Nicéfo-
ro); ed. J. A. Heikel, Acta societais scienl.
Fennicae 17 (1889; Vida de Tarasio); La
vie de S. Grégoire le Décapolite et les slaves
macedónicas au IXe siecle, ed. F. Dvornik
(París, 1926).
IKAS1A. *Casia.
ITALOS, Juan (segunda mital del siglo X1).
Filósofo bizantino. Griego de la Italia meri­
dional, fue discípulo en Constantínopla de
Miguel *Psellos, a quien sucedió como pro­
fesor de filosofía. Su intransigente dialéctica
le condujo a posiciones teológicas que po­
dían ser consideradas como heréticas; ello,
junto con su oposición política, motivó su
proceso sinodal y su condena en 1082; re­
nunció a sus errores, pero parece que no se
le permitió seguir enseñando. De carácter
menos acomodaticio que Psellos y sin nada
de la elegancia literaria del maestro. Italos,
obras filosóficas, buscó la posibilidad de
una nueva síntesis cristiano-platónica. Su
influencia se mostró en una corriente de
pensamiento platónico durante todo el si­
glo XII, que constantemente chocó con la
ortodoxia cristiana. [RB]
Quaestiones quodlibetales. ed. P. Joan-
nou (Ettal, I 956).
P. Joannou, Christliche Metaphysik in
Byzanz. I: Dte ¡Uuminationslehre des Mi-
chael Psellos and Joannes Italos (Ettal,
1956).
 J
JORGE ACROPOLITES. *Acropolitcs,
Jorge.
JORGE CEDRENUS. *Ccdrenus, Jorge.
JORGE DE PIS1DIA (primera mitad del
siglo vil). Poeta bizantino. Diácono y carto-
filax (= archivero) de Santa Sofia de Cons-
tantinopla durante el reinado de Heraclio
(610-41). Sus poemas, que, con una excep­
ción, son en versos dodecasílabos, se divi­
den en dos grupos, históricos y religiosos.
Los históricos comprenden una descripción
de la campaña persa de Heraclio (1.093 ver­
sos), un poema sobre el ataque de los ávaros
contra Constantinopla en 626 (541 versos),
un panegírico sobre el rescate de la Cruz
por Heraclio en 628 (116 versos) y varias
composiciones más breves. Los poemas re­
ligiosos incluyen el Hexaemeron, sobre la
Creación del mundo (1.910 versos), una po-
(726 versos) y un poema sobre la vanidad de
Conservamos también algunos epigramas
acerca de temas diversos, religiosos e histó­
ricos. Su estilo es claro y refinado, llegando
a veces a lo solemne. Su rico vocabulario
está empicado con cuidado exquisito; sus
imágenes son inesperadas y armoniosas.
Aunque conoció a los trágicos griegos, sobre
todo los discursos de sus mensajeros, no se
trata de un simple imitador. Cumple las an­
tiguas cantidades vocálicas, que ya no se
destacaban en la pronunciación, pero tiene
también un esquema regular de énfasis
acentual en la cesura y al final del verso.
Por ello es el perfeccionador, si no el crea­
dor, del metro dodecasílabo bizantino, des­
cendiente del trímetro yámbico clásico. Jor­
ge fue muy apreciado en el mundo bizanti­
no y críticos posteriores le compararon ven­
tajosamente con Homero y Eurípides. Los
cronistas le emplearon como fuente para las
campañas de Heraclio. El Hexaemeron fue
traducido al armenio y al viejo eslavo. [RB]
Claudii Aeliani varia historia, II, ed. R.
Hcrcher (Leipzig, 1866: Hexaemeron): Pa-
negirici epici. ed. y tr. italiana A. Pertusi
(Ettal, 1959).
Th. Nissen, «Historisches Epos und Pa-
negvricus in dcr Spátantike», en Hermes 75
(1940).
JORGE EL MONJE (Jorge Hamartolus)
(mediados siglo IX). Cronista bizantino.
Nada se sabe de su vida. Su Crónica, de la
Creación al año 842 d. C. es un producto tí­
pico de la devoción monástica bizantina. Su
propósito es la edificación; su interés, pre­
dominantemente eclesiástico, y su concepto
de la casualidad histórica por completo teo­
lógico. Sus fuentes son variadas y no siem­
pre identificables y las copia con una falta
absoluta de sentido critico (y a veces de sen­
tido común). Para el periodo bizantino si­
gue principalmente a Juan *Malalas y a
*Teófanes, pero también se basa en parte en
historias eclesiásticas hoy perdidas. Sólo
para la primera mitad del siglo IX ofrece su
crónica considerable valor independiente.
Idioma y estilo son populares y sencillos;
según dice, «es mejor tartamudear la verdad
que mentir en la lengua de Platón». La obra
fue muy apreciada por sus sucesores y tra­
ducida al viejo eslavo en el siglo x o X¡, y al
georgiano en el XI o xil. Una continuación,
que prolonga la narración hasta 948, se es­
cribió en el siglo x, probablemente por un
partidario del emperador depuesto, Roma­
no Leca peno, y fue reeditada más tarde con
múltiples interpolaciones de la historia de
*Genesios; también fue vertida al viejo esla­
vo. Tanto el original como la continuación
fueron utilizados abundantemente por cro­
nistas, lexicógrafos y otros autores posterio­
res. [RB]
Teubnen C. De Boor (2 vols., Leipzig.
1904); Theophanes continuaras, lonnes Co­
nteníala. Symeon Magister, Georgias mo-
nachus, ed. I. Bekker (CSHB, 1838; la con­
tinuación).
JORGE ESFRANTZES. *Esfrantzes, Jor­
ge.
Jorge Gemisto
JORGE GEMISTO PLETHON. *Plcthon,
Jorge Gemisto.
JORGE PAQUIMERES. *Paquimcrcs,
Jorge.
JORGE SINCELO (murió entre 810 y
814). Cronista bizantino. Jorge fue un mon­
je que pasó muchos años en Palestina y más
tarde fue secretario privado (since/lus) del
patriarca bizantino Tarasio (784-806). Su
Crónica se extiende desde la Creación a 284
d. C. y se compone en gran parte de largas y
detalladas tablas cronológicas. Se basó en
muchos historiadores y cronólogos hoy per­
didos que combinaron la historia grecorro­
mana y la judcocristiana en un marco cro­
nológico único. (RB]
Ed. G. Dindorf (CSHB, 2 vols., 1829).
JOSÉ GENESIOS. *Genesios, José.
JUAN ARGIROPULOS (muerto en 1487).
Humanista bizantino. Después de enseñar
durante varios años en Constantinopla,
emigró a Italia y h. 1441 enseñaba griego en
Padua. En 1456 fue invitado a Florencia
por los Médicis y después de 1470 a Roma
por el papa Sixto IV. Sus enseñanzas in­
fluyeron sobre un extenso círculo en la Ita­
lia renacentista y más allá. Sus obras com­
prenden abundantes versiones latinas, en
especial de Aristóteles, y obras teológicas en
griego. [RB]
G. Cammelli, / dotti bizantini e le origini
dell umanesimo. II, Giovanni Argiropulo
(Florencia, 1941; amplias referencias a
obras publicadas).
JUAN CAMENIATES. *Cameniates,
Juan.
JUAN Cantacuzeno (Juan VI). *Cantacu-
zeno, Juan.
JUAN CINNAMO. *Cinnamo, Juan.
JUAN CLÍMACO, San (segunda mitad del
siglo Vf-h. 670). Teólogo bizantino. Des­
pués de varios años en monasterios, proba­
blemente en Egipto, pasó cuarenta años
como eremita en el monte Sinaí, donde más
tarde fue abad del monasterio de Santa Ca­
talina. Su Escala del Paraíso es un tratado
sobre la evolución espiritual del asceta, de
profunda influencia sobre la vida monástica
de Bizancio durante muchos siglos. Fue ver­
tido a lo largo de la Edad Media al sirio,
georgiano, latín y árabe. Muchos manuscri­
tos contienen un ciclo de ilustraciones. Juan
también escribió un manual para los supe­
riores de monasterios, el Líber ad pastorem.
[RB]
226
Migne. P G. 89; Scala Paradisi: The Holy
Ladder of Perfection. tr. inglesa Fathcr Ro­
ben (1858).
JUAN DE DAMASCO (San Juan Damas-
ceno) (h. 675-h. 750). Teólogo bizantino.
De rica familia cristiana de Damasco —su
padre era alto funcionario de hacienda de
los califas Oineyas—. Juan entró de joven
en un monasterio próximo a Jcrusalcn, don­
de pasó el resto de su vida. Se destacó en las
discusiones teológicas y fue asesor en teolo­
gía de varios patriarcas de Jerusalcn y An-
lioquía. Por vivir en territorio musulmán,
fuera del alcance del largo brazo de los em­
peradores iconoclastas de Constantinopla,
se convirtió en el principal defensor del cul­
to a las imágenes en la Iglesia ortodoxa. Está
venerado como santo tanto por la Iglesia de
Oriente como por la de Occidente.
Fue un escritor prolífico; su fama en vida
y después de muerto hizo que muchas obras
se le atribuyesen erróneamente. Se produ­
cen por lo tanto muchos y complicados pro­
blemas en cuanto a la autenticidad de éstas,
de las que no es posible ofrecer una lista
completa. De absoluta autenticidad es la
Fuente del conocimiento, magno tratado
dogmático en tres parles; la primera trata de
los problemas y la terminología filosófica;
la segunda, de la refutación de las herejías, y
la tercera, de la exposición de la doctrina
ortodoxa. Ha ejercido una influencia in­
mensa en ambas Iglesias y ha sido compara­
do con la Suinma de Santo Tomás de Aqui­
no. Se encuentra complementada con obras
dogmáticas menores sobre asuntos particu­
lares. Juan escribió también varios tratados
polémicos contra los nestorianos, los jaco-
bitas, los maniqueos y, sobre todo, los ico­
noclastas; una serie de comentarios bíblicos,
de carácter en gran parte derivativo, y no
todos de autenticidad segura; algunos trata­
dos morales y ascéticos; una serie de homi­
lías, que presentan muchos y difíciles pro­
blemas de autenticidad; varias vidas y pane­
gíricos de santos; y, finalmente, himnos, en
metros cuantitativos y acentuales, que se
encuentran aún en uso litúrgico. Entre las
obras más largas de atribución dudosa, las
más importantes son los Sacra parallela.
extensa antología de fragmentos bíblicos y
patrísticos clasificados en categorías éticas,
y la Historia de Barlaam y Joasaph, versión
griega cristianizada, a través de intermedia­
rios persas y árabes o georgianos, de la his­
toria de Buda, que a su vez se tradujo al
latín y a muchos idiomas europeos occiden­
tales en la Edad Media.
El propio Juan de Damasco niega toda
pretensión de originalidad. Pero poseía un
espléndido dominio de la literatura cristia­
na anterior, así como de la tradición aristo-

227
tclica del mundo clásico, cribada a través de
los comentaristas neoplatónicos y cristianos
de la Baja Antigüedad; tenía un sentido in­
falible para captar el quid de un problema
complejo y era capaz de exponer un argu­
mento difícil con claridad y elegancia.
Sobresale notoriamente entre sus contem­
poráneos de una edad sombría, lo mismo
que su contemporáneo occidental, Beda.
IRB]
Mignc, PG, 94-96; H. G. Bcck. Kirche
und theologische Literatur im byzantinis-
chen Reich (Munich, 1959; bibliografía
completa); Fuente del conocimiento. tr. ale­
mana D. Sticfenhofer (Kempten-Munich,
1923); Parte III, tr. inglesa S. D. F. Salmond
(NPF, 1899).
D. Ainslee, John of Damascus (4.a ed.,
1906); J. M. Hoeck, «Stand und Aufgaben
der Damaskenos-Forschung», en Orienialia
christiana periódica 17 (1957; estudio fun­
damental).
JUAN ESCILITZES. *Escilitzes, Juan.
JUAN FILOPONO. *Filopono, Juan.
JUAN ITALOS. *ltalos, Juan.
JUAN KYRIOTES GEOMETRES (siglo X).
Poeta bizantino. Dignatario de la corte,
más tarde fue metropolitano de Melitene.
Escribió gran cantidad de breves poemas de
circunstancias, en versos dodecasílabos, he­
xámetros y pareados elegiacos, sobre múlti­
ples temas: personales, históricos, mitológi­
cos, literarios, religiosos, sepulcrales, des­
criptivos, etc., así como un largo elogio en
verso de San Pantaleimón, cinco himnos a
la Virgen, una paráfrasis del Cantar de los
Cantares, homilías en prosa, comentarios a
los Padres de la Iglesia, etc. Su dominio del
idioma y del estilo, su amplia cultura y su
personalidad, cordial y sincera, le convier­
ten en uno de los poetas bizantinos más
atractivos. Aunque su lenguaje es clasicista
y sus formas métricas tradicionales, los uti­
liza con una espontaneidad y una sobriedad
nada típicas de Bizancio. [RB]
J. Sajdak, loannis Kyriolis Geometrae
Hymni in SS. Deiparan (Poznan, 1931; bi­
bliografía de la poesía); H. G. Beck. Kirche
und theologische Lileratur im byzantinis-
chen Reich (Munich, 1959; bibliografía de
la prosa).
JUAN MALALAS. *Malalas, Juan.
JUAN MAUROPOS. *Mauropos, Juan.
JUAN MOSCHUS (muerto en 619). Teó­
logo bizantino. Compañero y amigo del fu-
Juan Tzetzés
turo patriarca *Sofronio, visitó los monaste­
rios y eremitorios del Oriente Próximo y
marchó a Roma en 614, donde permaneció
hasta su muerte. Su Prado espiritual (Pneu-
matikos Leimon) es una serie de historias
edificantes de monjes y eremitas, llenas de
detalles biográficos e información circuns­
tancial presentada con gran animación, con
lo que ilustra en gran manera no sólo sobre
los ideales espirituales y las prácticas ascéti­
cas, sino también sobre la historia social y
económica de la época. Su lengua está pró­
xima a la vernácula. Existen versiones en
latín, viejo eslavo y árabe. [RB]
Migne, PG., 87; Morceaux choisis du pré
spirituel de Jcan Moschos. ed., tr. francesa y
comentario D. C. Hesseling (París, 1931).
N. H. Baynes, Byzantine Studies and
Other Essays (1955).
JUAN TZETZÉS (h. 1 1 10-h. I 1 80). Erudi­
to y literario bizantino. Nacido en Constan-
tinopla, de una familia en decadencia, fue
educado esmeradamente y obtuvo el puesto
de secretario del gobernador de una provin­
cia. Pronto fue despedido a causa de cierta
aventura en relación con la mujer de) gober­
nador. y trabajó durante algún tiempo como
secretario en Constantinopla. Durante la
mayor parte del resto de su vida se ganó
apuradamente la existencia con la enseñan­
za y la literatura, aunque no dejó de disfru­
tar de la protección de una dama de la fami­
lia imperial y tuvo por discípulos a hijos de
familias distinguidas. En sus últimos años
estuvo vinculado en cierto modo a un mo­
nasterio de fundación imperial, aunque no
como monje. Sus abundantes relaciones en
el mundo de los negocios y las letras se re­
flejan en su correspondencia. Tzetzés era
sumamente culto, y, al mismo tiempo, vani­
doso y susceptible como un niño. Obligado
por la pobreza a vender su biblioteca, fiaba
mucho en su extraordinaria memoria, de la
que estaba muy orgulloso; pero con frecuen­
cia le fue infiel. Se expresa con franqueza
sobre sus relaciones con los grandes y se
muestra justamente orgulloso de su talento.
Sus obras principales son: 1) Comentarios
sobre muchos poemas griegos, desde Home­
ro a Oppianos, en los que muestra una ori­
ginalidad rara en este terreno; se destaca
entre ellos un largo comentario alegórico a
la Ilíada y la Odisea en versos de 15 sílabas;
2) Poemas en hexámetros sobre la Guerra
de Troya, sus antecedentes y consecuencias,
a ios que él mismo escribió un comentario;
3) Un poema mitológico en versos de 15 sí­
labas, la Teogonia-, 4) Una colección de 107
cartas, algunas de las cuales más parecen ser
modelos retóricos que verdaderas misivas;
forman una fuente interesante para la vida
social e intelectual del periodo, así como
Juan Zonaras
una mina de oscuras alusiones literarias e
históricas; 5) Las Historias o QuiHadas, co­
mentario a sus cartas en 12.674 versos de 15
sílabas, en los que explica 660 temas de mi­
tología, historia, geografía e historia litera­
ria a los que hacen alusión las cartas. Des­
pués redactó un comentario en prosa a este
comentario. Las QuiHadas contienen mu­
cha información que no se encuentra en
otra parte, pero su precipitada manera de
trabajar y el confiar en su memoria vierten
dudas sobre ellas; 6) Diversos poemas de
circunstancias sobre personalidades y acon­
tecimientos de su época; 7) Introducciones
en verso a poesía dramática y bucólica, que
conservan algo de la teoría literaria de la
Baja Antigüedad. Muchas de estas obras son
consecuencia de las actividades pedagógicas
de Tzetzés, bien para ser utilizadas por él
como libros de texto, o compuestas por en­
cargo de protectores distinguidos. El uso del
verso en tantos de ellos es un recurso mne-
mónico mas bien que el resultado de la
inspiración poética.
Tzetzés ofrece interés al investigador clá­
sico por las abundantes citas incluidas en
sus textos, procedentes de obras perdidas:
comentarios, manuales y, a veces, obras li­
terarias, por ejemplo los poemas de Hippo-
nax. Pero también merece atención por sí
mismo, como una personalidad destacada.
228
original, algo quejumbrosa, y como ejemplo
de un profesor de literatura y de sus objeti­
vos y sus métodos, en uno de los períodos
más fértiles de las letras de Bizancio. La sin­
ceridad de sus fines y su amor por la verdad
están fuera de duda, aunque su excesiva fa­
cilidad para componer y las difíciles condi­
ciones en las que trabajó le hicieron come­
ter muchos errores. Hoy hemos aprendido a
apreciarle más de lo que lo hizo la erudición
del siglo xix. [RB]
Ed. P. Malranga, Anécdota gravea, I
(Roma, 1850; comentarios alegóricos sobre
la litada y primera parte de la Odisea, y so­
bre la Teogonia)-, H. Hungcr, Byzaniinische
"Zeitschrift 48 (el comentario alegórico, re­
cientemente descubierto, sobre el resto de la
Odisea)-, Commeniarii in Aristophanem, cd.
L. Massa Positano y otros, 1-3 (Groninga.
1960-62); Antehoinerica. Homérica el Posi-
homerica. cd. I. Bekker (Berlín, 1816);
Epistolae, ed. T. Pressel (Tubinga, 1851);
Historiarum variarum chiUades, ed. T.
Kiessling (Leipzig, 1826, recd. Hildesheim,
1963).
Artículo «Tzetzcs» por C. Wendel en
Pauly-Wissowa, Real-Encyclopadie 7 A
(Stuttgart, 1942).
JUAN ZONARAS. *Zonaras, Juan.
KYR1OTES GEOMETRES, Juan. *Juan
Kyriotcs Gcomeircs.
LASCA R1S, Teodoro. *Teodoro Lascaris.
LEÓN VI (866-912). Emperador y escritor
bizantino. Sucedió a su padre, Basilio I, en
886. Discípulo de *Focio, con afición al es­
tudio y débil de salud, no intervino en las
campañas militares de su reinado, pero en
vida llevó el sobrenombre de «el Sabio».
Sus abundantes obras incluyen una recopi­
lación o manual sobre táctica, una oración
fúnebre dedicada a su padre, obras teológi­
cas de diversas clases, poemas yámbicos,
etcétera. El gran código bizantino, las Basí­
licas. se preparó bajo su dirección, y pro­
mulgó muchas leyes especiales. Se le atri­
buyó falsamente una colección de oráculos
que circularon durante los siglos xiv y xv.
Personaje incoloro, León simboliza, sin em­
bargo, los renovados intereses científicos y
el espíritu enciclopédico que encontraron su
mejor expresión en su hijo, *Constanti-
no VII. [RB]
Migne, PG, 107; Táctica, ed. R. Vari (2
vols. Budapest, 1917-22); Leonis VI sapien-
lis problemata, ed. A. Dain (París, 1935).
LEÓN EL DIÁCONO (fines del siglo X).
Historiador bizantino. Nacido en Caloé,
y tomó parte en la campaña búlgara de
Basilio II en 986. Su Historia narra en con­
siderable detalle los años 959-76, y se basa
principalmente en relatos de testigos pre­
senciales y la observación personal. Es una
fuente fidedigna y valiosa. León, hombre de
amplias lecturas, escribe en un griego arcai­
zante y artificioso, lleno de giros y alusiones
clásicas, que a veces oscurecen más que ilu­
minan su narración. También se conserva
un panegírico suyo sobre Basilio II. [RB]
Ed. C. B. Hase(CSHB. 1828).
F. Loretto, Nikephoras Phokas. «Der
bleiche Tod der Sarazener» und Johannes
Tzimiskes, Die Zeit vori 959-976. in der
Darstellung des León Diakonos (Graz,
1961).
LEONCIO DE NEÁPOLIS (muerto h.
650). Teólogo bizantino. Amigo y colega
del patriarca de Alejandría, Juan el Limos­
nero, nativo de Chipre (610-619), Leoncio
fue obispo de Neápoiis, en Chipre. Su Vida
de Juan e! Limosnero, escrita en lenguaje y
estilo populares, constituye una fuente pre­
ciosa para la historia social y económica de
la época y casualmente menciona el comer­
cio entre Egipto e Inglaterra durante el siglo
vil. En su Vida de San Simeón de Edesa
hay menos información y más atención a lo
milagroso. También se conserva un diálogo
en contra del judaismo (publicado sólo en
parte) y algunos sermones de autenticidad
dudosa. [RB]
Migne, PG, 86, 93; Leben des heiligen
Johannes des Barmherzigen, ed. H. Gelzer
(Friburgo-Leipzig, 1893); Life of John the.
Almsgiver. tr. inglesa E. Dawes y N. H. Bay-
nes, en Three Byzantine Saints (1948; lige­
ramente abreviada); Ausgewáhlte kleine
Schriften. ed. H. Gelzer (Leipzig, 1907).
L. Rydén, Das Leben des heiligen Narren
Symeon von Leonilos von Neapolis (Esto-
colmo, 1963).
MACAERAS, Leoncio (primera mitad del
siglo xv). Historiador chipriota. Griego al
servicio de los señores latinos de Chipre, en
cuyo nombre desempeñó una misión diplo­
mática acerca de los turcos en 1452, Macae-
ras escribió una historia de Chipre de 1359
a 1432. Utilizó buenas fuentes, incluidas
aquellas en lenguas occidentales, para la
parte más antigua y sus propias experien­
cias para la última. Fuertemente influido
por la historiografía francesa medieval, se
encuentra por completo fuera de la tradi­
ción bizantina. Su lengua es, básicamente,
el chipriota vernáculo, pero plagado de tér­
minos tomados del francés y del italiano, y
su estilo es torpe y oscuro. [RB]
Ed. y tr. inglesa R. M. Dawkins (2 vols.,
1932).
R. M. Dawkins, The Nalure ofthe Cy-
prioi Chronicle of Leonilos Makhairas, The
Taylorian Lecture 1945 (1945).
MAGISTER, Tomás. *Tomás Magister.
MALALAS, Juan (h. 49 1 -h. 578). Historia­
dor bizantino. No se conoce nada seguro de
su vida. Era probablemente de origen sirio y
carse con el patriarca bizantino Juan III An-
tioquio (567-77). Su Crónica, desde la Crea­
ción hasta 565, incluye historia bíblica, mi­
tología griega y la historia de los pueblos
orientales, así como la historia política de
Grecia, Roma y Bizancio. Es una recopila­
ción acrítíca de gran diversidad de fuentes,
llena de errores absurdos. Curiosidades in­
significantes y episodios aislados están des­
critos gráficamente; Malalas sabía siempre
exactamente la apariencia física de los per­
sonajes históricos o mitológicos. Los suce­
sos ocurridos en Antioquía ocupan el pri­
mer término. Predomina un tono de apolo­
gía cristiana bastante primitiva, que forma
el único marco de referencia del autor. No
obstante, Malalas en sus últimas secciones
conserva mucha información procedente de
fuentes hoy perdidas, sobre todo de una cró­
nica local de Antioquía. Si se utiliza con
criterio, es una valiosa fuente para la prime­
ra mitad del siglo vi. El estilo es sencillo y el
lenguaje refleja el idioma hablado de la épo­
ca. El texto griego, que se conserva en un
manuscrito único en la biblioteca Bodleían
(Universidad de Oxford), fue ligeramente
abreviado; existe también una versión más
extensa en una traducción al viejo eslavo
del siglo X o XI, así como una versión en
georgiano. Malalas gozó de una fama inten­
sa en el mundo bizantino y fue empleado,
directa o indirectamente, por todos los tra­
tadistas de historia universal que le siguie­
ron. [RB]
Ed. L. Dindorf (CSHB, 1831); Libros
VIII-XVIII, tr. inglesa M. Spinka y G. M.
Downey (Chicago, 1940).
G. M. Downey, A History of Aniioch in
Syria (Princeton, 1961); K. Weierholt, Stu-
dien im Sprachgebrauch des Malalas (Oslo,
1963).
MANASSES, Constantino. *Constantino
Manasses.
MANUEL CRISOLORAS (h. 1350-h.
1414). Humanista y diplomático bizantino.
Discípulo de Demetrio *Cydones y, como
éste, converso al catolicismo. Después de
desempeñar varias misiones diplomáticas
en Italia para Manuel II, se estableció en
Florencia, donde pasó muchos años dedica­
do a la enseñanza del griego.' Enseñó des­
pués en París, Roma y otros lugares, y mu­
rió en el Concilio de Constanza. Dio el pri­
mer impulso al estudio del griego en la Ita­
lia renacentista y contó como discípulos
con muchos eruditos y literatos. Sus obras
incluyen tratados teológicos, cartas y una
gramática griega. [RB]
Migne, PG, 156.
G. Cammelli, I dotti bizantini e le origini
. dell’umanesimo. I, Manuele Crisolara (Flo­
rencia, 1941).
MANUEL MOSCHÓPULOS. *Moschó-
pulos, Manuel.
Manuel
MANUEL II PALEÓLOGO (1350-1425).
Emperador y literato bizantino. Sucedió a
su padre, Juan V, en 1391; luchó incansa­
blemente para mantener el Imperio Bizanti­
no, reducido y amenazado por los turcos.
En 1399-1402 visitó Italia. Francia e Ingla­
terra. De extensa cultura, dejó gran canti­
dad de cartas, discursos de circunstancias,
poemas, un tratado sobre los deberes del
monarca y varias obras de teología, apolo­
gética, dogmática y homilética. No todas
han sido publicadas. Manuel es una figura
atractiva, erudito de nota y escritor agrada­
ble, aunque más bien perjudicado por la
tradición literaria clasicista de Bizancio. De
su viaje a Italia se conservan varios retratos.
[RB]
Migne, PG, 156; Lettres, ed. E. Legrand
(París, 1893, reed. Amsterdam, 1962).
S. Lampros, Palaiologeia kai Peloponn-
esiaka, 111 (Atenas, 1926).
MAUROPOS, Juan (siglo xi). Poeta y eru­
dito bizantino. N. en Paflagonia h. 1000,
fue nombrado para la cátedra de retórica en
la restaurada Universidad de Constantino-
pla en 1045, y pocos años después, metro­
politano de Euchaita, en el Ponto. En su
vejez se retiró a un monasterio de la capital.
Sus escritos comprenden una colección de
epigramas sobre diversos temas, unos I 50
himnos litúrgicos en ritmo acentual (algu­
nos quizá no sean auténticos), un dicciona­
rio en verso, 77 cartas, 13 homilías y la vida
de un santo. Combinó una cultura extensa y
humana con una fe sencilla y es una de las
figuras más atractivas del período medio bi­
zantino. El breve poema, en el que implora
a Cristo la salvación de Platón y Plutarco,
simboliza su mentalidad. [RB]
P. de Lagarde y J. Bolling, Johannis Eu-
chaitarum metropolitae quae supersunt in
cod. Vaticano graeco 676 (Berlín, 1882); H.
G. Beck, Kirche und theologische Litera tur
im byzantinischen Reich (Munich, 1959;
para la publicación de otras obras).
J. M. Hussey, «The Writings of John
Mauropus», en Byzantinische Zeiischrift 44
(1951).
MÁXIMO EL CONFESOR (580-662).
Teólogo bizantino. Ministro del emperador
Heraclio (610-41), entró en la vida monásti­
ca hacia 613 y residió en monasterios de
Asia Menor, Africa del Norte y Roma. En
la gran controversia cristológica del siglo
vm, atacó y destruyó con sus escritos la
creencia de que aunque existiesen dos natu­
ralezas en Cristo, sólo había una voluntad
(monotelismo). En 653, los agentes del em­
perador monotelita, Constante II, dieron
con él en Roma; fue raptado a Constantino-
234
pía, juzgado y desterrado a Tracia: al año
. siguiente se le sentenció a sufrir la amputa­
ción de la lengua y la mano derecha y fue
desterrado a un lugar remoto de la frontera
oriental, donde murió. Sus escritos abarcan
todas las ramas de la teología e incluyen va­
rias colecciones de problemas melafisicos
con sus respuestas, comentarios sobre textos
bíblicos, una larga serie de tratados dogmá­
ticos, una colección de tratados místicos y
ascéticos, y un corpus de cartas de gran im­
portancia para la historia de la teología del
siglo vil. Se producen muchos problemas de
autenticidad, no resueltos. En sus escritos
dogmáticos, Máximo combina el absoluto
dominio de las obras de los Padres de la
Iglesia con una lógica terminante y la habi­
lidad polémica; hizo frecuente uso de las
obras del Seudo-Dionisio (*Seudo-Dionisio
el Areopagita). Sus escritos místicos se en­
cuentran en la raíz de la mayor parte del
misticismo bizantino siguiente. Escribe en
griego claro y fluido, con escasos intentos de
ornamentación como tal. Ha sido calificado
de último pensador independiente de la
Iglesia de Oriente. [RB]
Migne, PG, 90-91; The Ascelic Life. The
Four Centuries in Charity, tr. inglesa P.
Sherwood (1955).
P. Sherwood, An Annotated Date-List of
the Works of Max i mus (he Confessor
(Roma, 1952).
MÁXIMO PLANUDES. *Planudcs. Má­
ximo.
«MAZARIS» (comienzos siglo XV). Héroe
del relato bizantino anónimo de un descen­
so a los infiernos, cuya fecha es 1414-15.
Consta de tres secciones, el descenso a los
infiernos propiamente dicho, una escena en
el Peloponeso en la que varios personajes se
aparecen a Mazaris en un sueño y un par de
cartas. Como el * Timarion, se trata de una
imitación de la Necyomanteia, de Luciano.
La obra es un libelo satírico y resulta hoy
imposible entender muchas de las alusiones.
Gran parte consiste en insultos violentos y
con frecuencia groseros, contra personas y
ciases. El lenguaje muestra muchos rasgos
del habla vernácula. [RB]
Ed., tr. alemana y comentario A. Ellissen,
Analekten der mittel-und neugriechischen
Litleralur, IV (Leipzig, 1860).
MELITENIOTES, Teodoro. •Teodoro
Meliteniotes.
MENANDRO PROTECTOR (segunda mi­
tad del siglo vi). Historiador bizantino. Na­
cido en Constantinopla, estudió y ejerció la
abogacía; más tarde fue oficial militar agre-

235
gado a la corte del emperador Mauricio
(582-602). Su Historia, continuación de la
de •Agatias, desde 558 hasta por lo menos
582, está basada en relatos de testigos pre­
senciales y documentos oficiales, de los que
cita muchos. No se conservan de ella más
que trozos. De estilo sencillo y sin preten­
siones, y fidedigna en los hechos, constituye
una fuente de valor inapreciable para la úl­
tima década del reinado de Justiniano y los
de sus inmediatos sucesores, y comprende
mucho material etnográfico de sumo inte­
rés. [RB]
Ed. L. Dindorf, Historici graeci minores.
II (Leipzig, 1871); Byzantinische Diploma-
ten und ostliche Barbaren. Aus den Excerp-
ta de legationibus des Konstantinos Por-
phyrogenetos ausgewahhe Abschnitte de
Priskos und Menander Protector, tr. alema­
na E. Doblhofer (Graz, 1955).
METOQUITA, Teodoro (m. en 1332). Po­
lítico y polígrafo bizantino. Hijo de Jorge
Metoquita, teólogo y defensor de la unión
de las dos Iglesias, se educó en Constantino-
pla y entró al servicio del Estado. Pronto se
convirtió en amigo de confianza y primer
ministro del emperador Andrónico 11. A la
caída de su señor, se retiró al monasterio de
Cora (hoy el Kariye Cami), que había res­
taurado anteriormente y decorado con los
ejemplos más bellos de la pintura al fresco
bizantina tardía. Teodoro era famoso por ¡a
amplitud de sus conocimientos; sus obras,
muchas de ellas inéditas aún, incluyen ejer­
cicios retóricos y discursos, largos comenta­
rios parafrásticos de Aristóteles, un manual
de astronomía, cartas, panegíricos de san­
tos, poemas menores, etc. Las dos obras que
conservan interés son su colección de 120
ensayos misceláneos sobre temas filosóficos,
históricos y literarios, y la serie de 20 largos
poemas en hexámetros sobre temas perso­
nales y contemporáneos. La primera revela
un pensamiento independiente sobre pro­
blemas tradicionales y hasta cierto punto
critican sistemáticamente el conjunto de la
tradición intelectual bizantina; ha sido cali­
ficado de precursor del humanismo rena­
centista. La segunda informa sobre sucesos
y personalidades, la gran biblioteca del au­
tor, su vida monástica y su interés activo y
sincero por la cultura. [RB]
Miscellanea, ed. M. C. G. Müller y Th.
Moschus
Kiessling (Leipzig, 1821); Dichtungen, ed.
M. Treu (Postdam. 1895).
H. G. Beck, Die Krise des byzantinischen
Weltbildes im 14. Jahrhundert (Munich.
1952); R. Guilland, «Les poésies inédites de
Théodore Mctochite», en Eludes hyzanti-
nes (París. 1959); 1. Sevcenko, Etudes sur la
polémique entre Théodoro Métochite el Ni-
céphore Choumnos (Bruselas, 1962).
MIGUEL ACOMI NATOS. *Coniates,
Miguel.
MIGUEL ATTALIATTES. * Attaliattes,
Miguel.
MIGUEL CONIATES. *Coniates, Miguel.
MIGUEL CRITOBULOS. *Critobu!us,
Miguel.
MIGUEL GLYCAS. *Glycas, Miguel.
MIGUEL PANARETOS. *Panaretos, Mi­
guel.
MIGUEL PSELLOS. *Psellos, Miguel.
MOSCHÓPULOS, Manuel (nacido h.
1265). Sabio bizantino. Discípulo de Máxi­
mo *Planudes y probablemente sucesor
suyo como director de una escuela en Cons-
tantinopla, donde enseñó toda su vida. Una
misteriosa intervención política tuvo por re­
sultado su encarcelamiento por algún tiem­
po. Sus obras incluyen una gramática y un
diccionario, ediciones comentadas de selec­
ciones de poesía clásica, cartas, un tratado
sobre las propiedades matemáticas de los
cuadrados mágicos y un opúsculo teológico
contra Roma. Como editor hizo muchas
conjeturas falsas, pero también limpió los
textos tradicionales de muchos errores que
venían perpetuándose. Sus comentarios,
cuando originales, son en su mayor parte le­
xicográficos. [RB]
R. Aubreton. Démétrius Triclinius et les
recensions médiévales de Sophocle (París,
1949); I. Sevcenko, «The Imprisonment of
Manuel Moschopoulos», en Speculum 27
(1952).
MOSCHUS, Juan. *Juan Moschus.
 N
NICÉFORO (h. 750-829). Patriarca e his­
toriador bizantino. De distinguida familia
de Constantinopla. fue. como había sido su
padre, secretario imperial; más tarde, monje
y fundador de un monasterio. Elegido pa­
triarca en 806, fue depuesto en 815 por el
emperador inconoclasta León V y murió en
el exilio. Además de varios tratados teológi­
cos de tipo polémico dirigidos contra los
inconoclastas, algunos inéditos aún, Nicéfo-
ro escribió dos obras históricas: la Crónica.
breve lista cronológica de gobernantes y dig­
natarios eclesiásticos desde la Creación has­
ta 829. con áridas notas históricas; el Bre­
viario. historia de los años 602-769. Como
*Tcófanes, se basa en muchas fuentes hoy
perdidas. Su enfoque es teológico y su inte­
rés radica en los detalles pintorescos más
que en las grandes corrientes históricas.
Pero reprodujo fielmente cuanto encontraba
en los textos y forma, con Teófanes, una de
las fuentes principales para nuestro conoci­
miento de la historia de la Europa oriental
en la alta Edad Media. Un manuscrito del
siglo IX, en el Museo Británico, parece que
conserva una versión anterior de la primera
pane del Breviario. Aunque Nicéforo, como
puede observarse de sus obras teológicas,
era un hombre culto, el Breviario está escri­
to en estilo sencillo, con escasos ornamen­
tos literarios, y en un lenguaje que ofrece
muchos rasgos populares; fue compuesto
probablemente para ¡a lectura monástica.
Fue vertido al latín por el bibliotecario pa­
pal Anastasio h. 870 y hay también una tra­
ducción en viejo eslavo fechada hacia 900.
Se conserva una biografía contemporánea
de Nicéforo por su discípulo, el diácono
♦Ignacio. [RB]
Opusciila histórica, ed. C. De Boor (Leip­
zig. 1880); Mignc, PG. 100 (obras teológi­
cas). - -
P. J. Alexander, The Patriarch Nicepho-
rus ofConstantinople (1958).
. . que sólo se conservan fragmentos; Rodante
N1CÉFORO BLEMIDA. Blemida. Nicé-
foro.
NICÉFORO BRIENNIO. *Briennio, Nicc-
foro.
N1CÉFORO GRÉGORAS. "Grcgoras, Ni­
céforo.
NICETAS ACO.MI NATOS. *Coniates.
N¡cetas.
NICETAS CONIATES. *Coniates. Nice­
tas.
NOVELAS BIZANTINAS EN VERSO.
Las novelas sentimentales del mundo hele­
nístico tardío, en especial las de Aquiles
Tacio y Heliodoro, fueron leídas por los es­
tudiosos bizantinos, para los que quizá tu­
viesen el mismo tipo de atractivo ambiva­
lente que tuvo Ovidio para los monjes me­
dievales de Occidente. Pero durante siglos
no se escribieron más; hubiera resultado di­
fícil encajarlas en las coordenadas cristianas
de referencia, además de otros problemas.
Por fin. en el prerrenacimiento de media­
dos y fines del siglo xil, cuando los modelos
clásicos fueron copiados con mayor libertad
y se aceptó y absorbió con mayor facilidad
el pensamiento pagano, se redactaron algu­
nas nuevas novelas románticas, que repro­
ducían servilmente los argumentos, motivos
y estilos de sus modelos helenísticos. El
tema es siempre el destino de una pareja de
amantes, separados y reunidos al fin des­
pués de una serie de aventuras apasionan­
tes. y que siempre incluyen descripciones
tópicas, cartas, discursos, escenas de proce­
sos, captura por piratas, esclavos fieles, etc.
El escenario es siempre el mundo clásico,
precristiano. Estas obras del siglo xu están
en griego literario y los autores son hombres
cultos. Todas, excepto una, emplean el do­
decasílabo bizantino; el sentimiento clásico
de la correspondencia entre forma y conte­
nido se había perdido hacía mucho. Estas
pobres e imitativas novelas son: Aristandros
,r Catitea por *Constantino Manasses, de la
y Dosictes por *Teodoro Pródromos; Drosi-
tia y Carteles, de Nicetas Eugeniano, disci-
 Novelas
pulo de Pródromos, del que también se con­
servan discursos y otras obras retóricas me­
nores; y la novela en prosa I/ismine-e His-
minias, de Eustacio Makrembolites. que
también dejó una colección de adivinanzas
en verso.
La conquista de Constantinopla por los
occidentales en 1204 y el medio siglo de go­
bierno occidental puso fin al ambiente cul­
tural en el que estas eruditas imitaciones se
habían escrito y leído. Después de la restau­
ración bizantina de 1 261, la novela en verso
volvió a florecer, pero en condiciones muy
diferentes. Los escritores son, con una posi­
ble excepción, desconocidos; la lengua ya
no es el griego literario clasicista. sino que
refleja intensamente el vernáculo hablado;
el metro es el popular verso de 1 5 sílabas; y
en tema y tratamiento se encuentran pro­
fundamente influidas por la novela de caba­
llerías occidental —algunas son poco más
que adaptaciones de ellas (investigaciones
recientes, sin embargo, han demostrado que
incluso las más imitativas incluyen mucho
que es específicamente bizantino, así como
elementos orientales, importados directa­
mente del árabe a través de Georgia).
Estas nuevas novelas fueron escritas por y
para gentes de un nivel social inferior al de
las eruditas novelas de la época de los Com-
nenos (aunque no constituyan, por supues­
to, poesía popular). Algunas quizá se com­
pusieran en tierras del anterior mundo bi­
zantino que habían ocupado los francos,
como Creta, Rodas, Chipre, las Cicladas o
la Morea. Sea lo que fuere, corresponden a
un mundo de una gran reciprocidad cultu­
ral. Como tantos otros poemas populares
pertenecientes ai mundo de la poesía oral,
tienden a mostrar un texto distinto en cada
copia sucesiva; de aquí que resulte a veces
difícil reconstruir la forma original y, por lo
general, fecharlos. La acción tiene lugar en
un mundo intemporal que posee, sin em­
bargo, muchos rasgos de la Edad Media. El
tema es el amor, tratado con sentido hedo-
nístico, como un fin en sí. La exageración es
constante, todo es en escala superior a la
realidad, frecuente el uso de lo sobrenatu­
ral y hay muchas reflexiones sobre la ideo­
logía caballeresca del Mediterráneo occi­
dental. Pero también hay mucho que deri­
va, aunque quizá muy indirectamente, de la
tradición literaria bizantina y clásica.
Los ejemplos conservados de la novela bi­
zantina en verso tardía son: Calimaco y
238
Crisorroe (2.607 versos, quizá de Andróni-
co Comneno Ducas, primo de Andrónico II,
1282-1328); Beltandros v Crisanlza (1.348
versos); Libistras p Rodamne, conservada
en cuatro versiones ligeramente diferentes,
con un promedio de 3.500 versos; Imperios
_v Margarona. en tres versiones que oscilan
de 800 a 1.000 versos, de las que una, al es­
tilo occidental, está en pareados rimados
(este poema es una adaptación, aunque in­
directa, del relato provenzal de Pierre de
Provence el la bolle Mague!oune)\ Florios y
Platsiaflora (1.874 versos), adaptación de la
toscana Canzone di Florio e Biancifiore. a
su vez derivada de un modelo provenzal. En
otros tres poemas el elemento heroico es
algo menos aparente, pero el tratamiento
general es análogo ai de las obras anteriores.
Estos son: La historia de Aqudes (en dos
versiones, de 76 1 y l .820 versos); La novela
de Alejandro (6.1 17 versos), lejano y apenas
identificable descendiente de la Hisioria de
ría de Belisario (en tres redacciones, una
rimada, que oscilan entre los 500 y los
1.000 versos), tratamiento de un tema pura­
mente bizantino, quizá conservado en prin­
cipio en canciones populares. Esta^ novelas
en verso, junto con ios poemas vernáculos
atribuidos a *Teodoro Pródromos, señalan
los inicios de la moderna literatura griega.
[RB]
R. Hercher, Scriptores erotici graeci, II
(Leipzig, 1859: Manasses, Pródromos, Eu-
geniano, Makrembolites); M. Pichará, Le
román de Callimaque el de Chrysorrhoé
(París, 1956: texto y versión francesa); E.
Legrand, Bibliothéque grecque vulgaire. I
(París, 1880) (Belthandros y Chrysantza): I.
A. Lambert — van der Kolf, Le román de
Lybistros el Rhodamné (AWA, N. R. 35,
Amsterdam, 1935); Sp. Lambros, Coliection
de romans grecs en langue vulgaire el en
vers (París, 1880: Imperios y Magatona):
D. C. Hesseling, Le román de Phlorios el
Platzia Phlore (AWA, N. R. 17, Amster­
dam, 1917); D. C. Hesseling, L’Achilleide
byzantine (AWA, N. R. 19, Amsterdam,
1919); W. Wagner, Trois poémes grecs du
moyen áge (Berlín, 1881: Novela de Ale­
jandro)', W. Wagner, Carmina graeca medii
aevi (Leipzig, 1874; Belisario)
B. Knós, Hisioire de la lillérature neo-
grecque (Estocolmo, 1962).
PABLO EL SILENCIARIO (siglo vi). Poe­
ta bizantino. Aposentador imperial (silen-
liarios) en la corte de Justiniano, Pablo per­
teneció al grupo literario de *Agatias. Su
obra más conocida es la Descripción de la
Iglesia de Hagia Sofía en 887 hexámetros,
de la que la «Descripción del pulpito (Am­
bón)» de la iglesia, en 275 hexámetros,
constituye un apéndice. En estilo y metro es
un seguidor de *Nonno. La poesía descripti­
va rara vez es un éxito, pero Pablo es una
excepción. Su estilo, rico, casi prolijo, y sus
felices imágenes, en nada menguan la preci­
sión de sus descripciones y el poema ha
sido estudiado con provecho por los ar­
queólogos. Corresponde a un género —la
ecfrasis épica— muy cultivado en el ocaso
de la Antigüedad; un paralelo pagano al
poema cristiano de Pablo es la descripción
de una pintura alegórica por su contempo­
ráneo Juan de Gaza. Poseemos, además, 78
poemas breves de Pablo, que Agatias in­
cluyó en su Antología. Aproximadamente
la mitad son eróticos; el resto varia en el
tema. Pero todos son elegantes y de buen
gusto y evitan las prolijidades ocasionales
de Agatias. Pablo figura entre los últimos
poetas griegos de tradición clásica, de la que
él viene a ser un epilogo nada indigno. [RB]
Johannes von Gaza und Paulus Silentia-
rius; Kunstbeschreibungen justinianischer
Zeil, ed. P. Friedlánder (Leipzig, 1912); epi­
gramas en la * Antología griega: Epigram-
mi, ed. G. Viansino (Turín, 1963).
P. Lama, Ricerche sulla storia e cultura
delsesto secolo (Brescia, 1955).
PALAMAS, Gregorio (1296/7-1359). Teó­
logo bizantino. Nacido y educado en Cons-
lantinopla, vivió muchos años como monje
en el monte Athos, en Tesalónica, y en
Berrhoea, y se inició en las doctrinas y prác­
ticas místicas de los hesicastas, que intenta­
ban mediante diversas técnicas la directa
experiencia individual de Dios, y tendían a
desdeñar tanto el elemento intelectual en el
cristianismo como la organización de la
Iglesia. Arrastrado a las controversias ecle-
siástica de 1330 y tantos, pronto se le reco­
noció como jefe y portavoz de los hesicas­
tas, y profundamente implicado en las lu­
chas políticas. La victoria de Juan VI *Can-
tacuezeno, al que apoyaban los hesicastas,
le valió la sede metropolitana de Tesalóni­
ca. Más tarde fue apresado por los piratas
turcos, en cuyo poder estuvo varios años,
hasta ser rescatado.
Sus escritos, muchos inéditos aún, son
principalmente polémicos, fruto de sus dia­
rias controversias. En conjunto forman una
imagen, vigorosa y convincente, del lado
místico y antiintelectual del monasticismo
bizantino tardío. Han ejercido gran influen­
cia sobre el pensamiento de la Iglesia orto­
doxa, que venera a Palamas como santo.
También contamos con una extensa colec­
ción de homilías. Palamas, como los hesi­
castas de los que fue portavoz, rechaza no
sólo la síntesis bizantina de filosofía anti­
gua y revelación cristiana, sino la totalidad
del movimiento intelectual bizantino del
siglo xiv. uno de los precedentes del hu­
manismo del Renacimiento, y del cual él
mismo procedía. [RB]
Migne, P G. 150, 151; Défense des saints
hésychastes. ed., tr. francesa; J. MeyendorfT
(2 vols., Lovaina, 1959).
J. MeyendorfT, Introduction a l'étude de
Grégoire Palamas (Paris-, 1959; bibliogra­
fía completa).
PANARETOS, Miguel (primera mitad del
siglo xv). Historiador bizantino. No se co­
noce nada de su vida. Su breve historia del
Imperio de Trebisonda comprende el perío­
do 1204-1426; es fuente única para la histo­
ria del Imperio independiente de Trebison­
da y contiene mucho materia) valioso sobre
la historia primitiva de los turcos otoma­
nos. [RB]
Ed. I. T. Pampukes (Atenas. 1947).
PAQUIMERES, Jorge (1242-h. 1310).
Historiador y polígrafo bizantino. Nacido
en Nicea, se trasladó a Constantinopla en
1261 y ostentó una serie de altos cargos en
Pisides
la Iglesia y el Estado. Su Historia, que com­
prende los reinados de Miguel Vil! y An-
drónico II (1261-1308) y se basa en su
mayor parte en la observación personal, es
la principal fuente narrativa del período. La
importancia concedida a las disputas teoló­
gicas y el estilo complicado, alusivo y arcai­
zante, la convierten en obra de difícil lectu­
ra. Otros escritos que se conservan son: tex­
tos retóricos y teológicos, poemas, un esbo­
zo de la filosofía de Aristóteles, y un extenso
compendio de las ciencias matemáticas, de
importancia para la historia de la ciencia.
[RB]
De Michaele et Andronico Palaeologis.
cd. 1. Bekker (2 vols., C S H B, 1835); Le
Tannery (Ciudad del Vaticano, 1940).
PISIDES, Jorge. *Jorge de Pisidia.
PLANUDES, Máximo (h. 1255-h. I 305).
Erudito y literato bizantino. Nacido en Ni-
comedia, hijo menor de un terrateniente de
provincias, se educó en Constantinopla,
donde fue. sucesivamente, secretario impe­
rial, monje y abad titular de un monasterio
cerca de Scutari. Pero fue primordialmente
un pedagogo. Pronto fue director de una es­
cuela en la que se daba una educación com­
pleta, desde leer y escribir hasta la filosofía
y las matemáticas superiores. Aunque al­
bergada sucesivamente en dos monasterios
de Constantinopla, disfrutó de subvenciones
estatales y formó parte probablemente de la
Universidad imperial. Enviado con una de­
licada misión diplomática a Venecia en
1296. las autoridades venecianas le encarce­
laron algún tiempo y fue apresado por los
piratas durante su viaje de vuelta.
Planudcs fue polígrafo: la lengua, la lite­
ratura, las matemáticas y la teología, todo
se encontró dentro del campo de su compe­
tencia. Fue uno de los primeros eruditos bi­
zantinos con conocimientos profundos del
latín y tradujo al griego muchas obras lati­
nas, sobre todo por motivos pedagógicos.
Sus cartas son muy reveladoras de sus inte­
reses y actividades: la búsqueda de ejempla­
res de textos raros y viejos manuscritos de
textos corrientes, la investigación en las bi­
bliotecas de lugares remotos del Imperio a
la caza de rarezas, la obtención de un surti­
do de pergamino de clase superior proce­
dente del botín del ejército, la meditación
sobre el problema de la teoría de los núme­
ros, y el escribir recomendaciones para anti­
guos alumnos.
Sus obras, que reflejan la amplitud de
sus intereses, incluyen; (1) libros de texto -
sobre reflexiones, sintaxis y lexicología;
(2) ediciones y comentarios de textos clási-
240
eos leídos en la escuela; (3) una edición de
la Dionysiaca de Nonno, que parece haber
rescatado del olvido —el texto de Planudcs,
en una miscelánea poética recopilada bajo
su dirección, es el antecesor de todos los res­
tantes manuscritos del poema; (4) una edi­
ción de las obras completas de Plutarco,
recopilación efectuada durante varios años
de diversos manuscritos; (5) una edición-de
la Geografía de Ptolomeo, obra en la que
empleó largos años y para la que probable­
mente reconstruyó una serie de mapas;
(6) una edición de la primera parte de la
Aritmética de Diofanto, acompañada de un
comentario que muestra un alto nivel de in­
teligencia matemática; (7) un manual de
cálculo astronómico, empleando números
de posición; (8) una compilación retórica
para ser usada como texto; (9) una antología
de poemas breves de autores clásicos y bi­
zantinos, basada en la antología de Cons­
tantino Cefalas, pero que incluye material
suplementario Antología griega)', (10) una
colección de cartas mucho más informati­
vas que la mayor parte de la epistolografia
bizantina; (11) tratados y homilías teológi­
cos de tipo polémico; (12) versiones del
Somnium Scipionis de Cicerón, con el co­
mentario de Macrobio; la Guerra de las Ga-
de Ovidio: el Ars minar, de Donato; el De
Trinitate, de San Agustín; los Dísticos atri­
buidos a Catón, y De consolalione philoso-
phiae. de Boecio.
Planudes combina una visión generosa
con la prolija atención al detalle y un gran
vigor intelectual. Maestro de casi todos los
humanistas bizantinos del siglo Xtv, fue un
precursor del acercamiento intelectual entre
Oriente y Occidente, y una figura atractiva
y cordial. La mayor parte de sus obras son
eminentemente técnicas, pero sus cartas
constituyen lectura de provecho para el pro­
fano. [RB]
Epistulae, ed. M. Treu (Breslau, 1980,
reed. Amsterdam, 1960).
Artículo «Planudes» por C. Wendel en
Pauly-Wissowa, Real-Encyclopadie 20
(1950); J. Irigoin, Histoire du texte de Pin-
daré (París, 1952); A. Turyn, The Byzanti-
ne Manuscript Tradition of Eurípides (Ur­
bana, 1957); C. Gallavotti, «Planudea», en
Bollettino delta Commissione per la Prepa-
razione dell’Edizione Nazionale del Classi-
ci Greci e Latini, N. S. 7 (1959); 8 (1960).
PLETHON, Jorge Gemisto (1353-1452).
Humanista y filósofo bizantino. Enseñó y
ejerció altos cargos durante muchos años en
Mistra, capital del semiindependiente des­
potado de Morea; en 1438-9 fue de los dele:
gados bizantinos en el Concilio de Ferrara y

241
Florencia, y dio conferencias públicas en
ésta; volvió a Mistra algunos años antes de
morir. Plethon estaba empapado de neopla­
tonismo; ai enfrentarse con la síntesis cris­
tiano-aristotélica que proporcionaba la base
filosófica a casi todo el pensamiento bizan­
tino. entró en abierto conflicto con el cris­
tianismo. No desistió, sino que edificó un
completo sistema neopagano, filosófico y
religioso, con un núcleo platónico. Pero
muchos de los aderezos que utilizó corres­
pondían a la erudición anticuario de los si­
glos últimos del Imperio Bizantino. No hay
duda que el hundimiento de todo el sistema
de valores de Bizancio y la inminente caída
de su Estado, fueron lo que le hizo prescin­
dir de mucho del pensamiento bizantino.
Entre sus obras figuran Las Leyes, exten­
so tratado sistemático al estilo del de Pla­
tón, del que sólo se conservan fragmentos,
ya que las autoridades eclesiásticas quema­
ron todos los ejemplares; un tratado sobre la
reforma política y económica en la Morea;
un manual de geometría; una obra sobre las
diferencias entre Platón y Aristóteles; y
abundantes discursos y escritos de circuns­
tancias. La influencia de Plethon sobre el
mundo ortodoxo posterior a Bizancio fue
escasa; pero en Italia su revelación de la tra­
dición idealista de la filosofía antigua causó
una impresión profunda y duradera. La
Academia platónica de Florencia fue en
gran parte inspirada por él. y el arte y la li­
teratura de la Italia de mediados del si­
glo xv están llenos de reminiscencias de la
impresión causada por sus enseñanzas. (RB)
F. Masa i, Plethon et le platonismo de
Mistra (París, 1956; amplias referencias a la .
literatura y a las muy dispersas publicacio­
nes de las obras de Plethon); C. Alexandre,
Pléihónos nomon syngraphes ta sozomena
(París, 1858); Steven Runciman, Mistra:
dres, 1980).
PROCOPIO (nacido h. 500). Historiador
bizantino. Natural de Cesárea, en Palestina,
estudió retórica y derecho y en 527 ostenta­
ba un alto cargo civil en el estado mayor del
gran mariscal de Justiniano, Belisario.
Acompañó a éste en su campaña de Persia
(527-31), en la reconquista de Africa del po­
der de los vándalos (533-4), y en su victorio­
sa campaña contra los ostrogodos en Italia
(536-40). En 542 estaba de vuelta en Cons-
tantinopla, donde probablemente continuó
su carrera oficial, en la que llegó a ser pre­
fecto de la ciudad en 562.
Sus obras incluyen una Historia de las
guerras de Justiniano en ocho libros, una re­
lación de las construcciones de Justiniano, y
la llamada Historia secreta. La Historia de
tas guerras abarca los años 527-53 y trata
Procopio
primordialmente de las campañas de Justi­
niano en oriente y occidente; pero contiene
muchas disgrcsiones sobre el panorama po­
lítico de Constantinopia, la más celebre el
relato de la sublevación de Nika en 532.
Procopio tenía un conocimiento directo y
vasto de los asuntos militares durante la
mayor parle de la época, y le fue posible in­
terrogar a testigos presenciales sobre aque­
llo que no había visto. Su historia se basa
principalmente en estas fuentes, pero tam­
bién utilizó otras escritas en griego, latín y
sirio. Hombre de gran inteligencia, juicio
equilibrado y amor a la verdad, su relato es
sensato, fidedigno y claro. Su héroe es Beli­
sario, y muestra frialdad hacia Justiniano y
Teodora y los responsables de la política
gubernamental de Bizancio. Su lengua es
clasicista y en el estilo imita especialmente
a Tucídides. El tratado sobre las construc­
ciones de Justiniano fue compuesto después
de la Historia, y probablemente a petición
del emperador. Su tono de panegírico con­
trasta extrañamente con el de la Historia.
pero constituye una fuente de gran impor­
tancia para la geografía, topografía y arte
del período. Procopio supera hábilmente las
dificultades de la descripción arquitectóni­
ca. La tercera obra, la Historia secreta, es­
crita probablemente hacia 550, es un ataque
feroz, difamatorio, escandaloso, y, a veces,
justificado, contra Justiniano y Teodora,
sus consejeros y su política. Cubre, desde un
punto de vista completamente diferente, el
mismo terreno que comprende la Historia.
La generalidad del ataque de Procopio con­
tra Justiniano, al que hace responsable de
todo, desde la insolvencia hasta los terremo­
tos, resta eficacia a su critica, bien informa­
da y reveladora, de ciertos rasgos de la polí­
tica financiera e internacional de Justinia­
no. La Historia secreta no pudo haberse
publicado, ni siquiera mostrada a amigos
íntimos, durante el reinado de Justiniano.
Su presencia en la mesa de Procopio, al
tiempo que este redactaba los adulatorios
panegíricos de los Edificios, ofrece un pro­
blema interesante para el psicólogo. Cual­
quiera que sea el juicio sobre el complicado
carácter de Procopio, como historiador es
sólo superado por los más grandes de la An­
tigüedad. J. B. Bury le llamó el mejor histo­
riador griego desde *Polibio. Constituye la
fuente principal para los dos primeros ter­
cios del reinado de Justiniano. [RB]
Ed. J. Haury (3 vols., Leipzig, 1905-13);
ed. y tr. inglesa H. B. Dewing, G. Downey
(Loeb, 8 vols., 1914-1940); The Secret His~
toryJ tr. inglesa G. A. Williamson (Penguin
Classics, 1966).
B. Rubin, Prokopios von Kaisareia (Stutt-
gart, 1954); P. N. Ure, Juslinian and His
Age (Penguin Books, 1951).
Prodromo
PRODROMO, Teodoro. *Tcodoro Pró­
dromo.
PSELLOS, Miguel (1018-1096/7). Filóso­
fo, historiador y literato bizantino. Nacido
en Constantinopla de familia modesta, fue
un especie de niño prodigio en la escuela
y atrajo la atención de protectores influyen­
tes. Entró al servicio del Gobierno y pronto
fue secretario imperial. A medida que los
emperadores, de vida efímera, se iban suce­
diendo —con frecuencia por capricho de la
emperatriz Zoé, una anciana apasionada y
desequilibrada— fue en aumento la influen­
cia de Psellos, hasta que durante el reinado
de Constantino IX Monomacos (1042-55)
ejerció en realidad el mando de algunos de­
partamentos de Estado. La restauración en
esta época de la Universidad Imperial, de la
que Psellos fue profesor de filosofía, fue en
gran parte inspiración suya. Al morir Cons­
tantino IX, Psellos cayó en desgracia y por
algún tiempo fue monje en Asia Menor,
pero pronto descubrió su falta de vocación.
Volvió a la corte y desempeñó un destacado
papel con Isaac I Comneno (1057-9), Cons­
tantino X Ducas (1059-67) y Romano Dió-
genes (1067-71), llegando a ser primer mi­
nistro del Imperio con Miguel VII Ducas
(1071-8). En su vejez volvió probablemente
a la vida monástica, más por necesidad que
por deseo.
Cortesano flexible y contemporizador,
Psellos fue, sin embargo, un gigante intelec­
tual, impulsado por la pasión del saber y la
necesidad de estudiar y escribir. Fue él, más
que ningún otro, quien puso los cimientos
para el renacimiento de las artes, las letras y
las ciencias del siglo xn. Aunque no hubo
rama del saber, desde la gramática a la me­
dicina, que no cultivase, su contribución
principal fue doble: una nueva y más pro­
funda comprensión de la tradición platóni­
ca e idealista de la filosofía antigua, y una
renovada atención al estilo y la elegancia de
la expresión. Muchas de las figuras más in­
fluyentes de la generación fueron discípulos
suyos.
Su producción literaria fue inmensa y no
toda ella ha sido identificada, y menos aún,
publicada. Mucho es de carácter técnico:
manuales de retórica, discusión de proble-
242
mas de meteorología, astronomía y medici­
na, etc. Las siguientes son las de mayor inte­
rés general, en su tiempo y hoy: (1) La Cro­
nografía. historia de los años 976-1087; la
última parte está basada en la observación
personal y el mismo Pscllos aparece cons­
tantemente en escena. Los bocetos de los
personajes, brillantes y a veces maliciosos,
las gráficas descripciones y el estilo elegan­
te, hacen que el lector olvide la natuialcza
bastante superficial del análisis histórico de
Psellos. que en su mayor parte se refiere a
personalidades de la corte. Pero como lite­
ratura, la Cronografía es una obra espléndi­
da. (2) Una colección de discursos, algunos
simples panegíricos oficiales, pero otros,
como las oraciones fúnebres a su madre, su
hija, su colega Nicetas, el patriarca Miguel
Cerulario, Constantino Leichudes y Juan
Xifilinos, tienen valor tanto por su informa­
ción histórica como por ilustrar acerca de la
mentalidad bizantina. (3) Unas 300 cartas,
aproximadamente, particulares y oficiales,
más informativas que la mayor parte de las
epístolas bizantinas. (4) El De omnifaria
doctrina, colección de 193 respuestas a pro­
blemas teológicos, filosóficos y científicos
propuestos por discípulos y amigos.
La obra de Psellos señala la primera grie­
ta en la vieja síntesis cristiano-aristotélica
que había proporcionado el marco filosófi­
co e intelectual al mundo bizantino desde
ios fines de la Antigüedad. Y el empleo que
hizo, no ya simplemente mimético sino au­
ténticamente creador, de la herencia litera­
ria clásica, abrió el camino a estilistas como
*Ana Comnena y Nicetas *Coniates, así
como al renacimiento de la sátira lucianes-
ca del siglo xil. Sobre todo, fue maestro de
una generación brillante. [RB]
Chronographie, ed. y tr. francesa E. Re-
nauld (2 vols., París, 1926-8); Mesaióniké
Bibliotheké, ed. K. N. Sathas, V (Atenas-
París, 1875; discursos y cartas); Scripta Mi­
nora magnam partem adhuc inédita, ed.
E. Kurtz y F. Drexl (2 vols., Milán, 1936-
1941) (más discursos y cartas); De omnifa­
ria doctrina, ed. L. G. Westerink (Utrech,
1948); Chronographia, tr. inglesa E. R. A.
Sewter(1952; Penguin Classics, 1966).
J. M. Hussey, Church and Learning in
the Byzantine Empire 867-1185 (1937).
ROMANO EL ME1.ODA (primera mitad
del siglo vi). Himnógrafo bizantino. De fa­
milia judia, nació en Emesa (Homs) en Si­
ria; fue diácono de Berytus (Beirut) y mar­
chó a Constantinopla durante el reinado de
Anastasio I (491-578), donde figuró entre
los clérigos de una de las iglesias. Allí, según
la leyenda, fue visitado una Nochebuena
por la Virgen, patrona de su iglesia, que le
dio a comer un pergamino; al día siguiente
cantó desde el púlpito sp famoso himno de
Navidad. A partir de entonces compusosin
cesar tal cantidad de himnos que se le atri­
buyeron más de un millar. Murió poco des­
pués de 555.
Los himnos de Romano son kontakia
(*himnografia bizantina), y se dice que in­
ventó esta forma poética en un momento
de inspiración. Teniendo en cuenta la per­
fección formal de todos sus kontakia, esto
resulta inverosímil. Lo que probablemente
hizo, sin embargo, fue adaptar al gusto y a
las exigencias bizantinas una forma siria
preexistente: la memra, u homilía poética,
que le resultaba familiar desde su juventud.
La fama de Romano, que fue canonizado
por la Iglesia ortodoxa —su fiesta se celebra
el I de octubre— tuvo por resultado el que
se terminase por atribuirle muchos konta­
kia compuestos por otros. Resulta por lo
tanto difícil identificar todos sus himnos au­
ténticos. Los principales criterios internos
son el estilo, las alusiones contemporáneas
y los acrósticos (caso de haberlos); el estudio
de las fechas y la procedencia de los manus­
critos proporcionan los criterios externos.
Los himnos auténticos probablemente al­
canzan la cifra de 80; no se ha publicado
aún ninguna edición completa. El más co­
nocido de todos los himnos bizantinos, el
Akathistos, es probablemente de Romano,
pero no es seguro.
Los himnos de Romano se distinguen por
la sencillez y claridad del idioma, el empleo
dramático del diálogo, los frecuentes exa­
bruptos polémicos contra herejes y paganos,
el extenso uso de la asonancia, la rima y el
juego de palabras, las descripciones anima­
das y directas y la profundidad del senti­
miento; los incidentales pasajes de disputa
dogmática fueron sin duda del gusto con­
temporáneo; en conjunto, esquiva la endé­
mica tendencia bizantina hacia la palabre­
ría. Su postura teológica fue moderada,
opuesta tanto al monofisismo como al nes-
torianismo, discutiendo contra ambos.
Las fuentes en las que encuentra temas y
expresión son, en primer lugar, la Biblia,
después las homilías de Efraín el Sirio, y,
en menor medida, las obras de los Padres
del siglo IV. Su vinculación con Efraín es a
veces muy estrecha.
La música de sus himnos, por desgracia,
se ha perdido, por lo que no podemos juz­
garla, como hicieron sus contemporáneos.
Es excepcional entre los himnógrafos bizan­
tinos, pero calificarle de «Píndaro cristia­
no» resulta excesivo. [RB]
Ed. P. Maas y C. A. Trypanis (1963;
nuevo volumen, con himnos dudosos y es­
púreos, en preparación); ed. N. B. Tomada-
kis (4 vols., Atenas, 1952-61; en curso de
publicación); ed. y tr. francesa J. Grosdidier
de Matons (3 vols., París, 1964-6; en curso
de publicación); H. J. W. Tillyard, Byzanti-
ne Music and Hymnography (1923; incluye
algunas traducciones inglesas); J. M. Neale,
Hymns ofihe Eastern Church (2.* ed., 1863;
con algunas trads. inglesas).
G. Gammelli, Romano il Melode (Flo­
rencia, 1930); E. Mioni, Romano il Melode
(Padua, 1937).
 s
SEUDO-DIONISIO EL AREOPAGITA.
Autor de cuatro libros, Nombres divinos.
tica. Teología mística, y 10 cartas atribuidas
a Dionisio el Areopagita, convertido por
San Pablo (Actas 17:34; Eusebio, Historia
Eclesiástica, 3:4; 4:23). Las obras exponen
en términos neoplatónicos la naturaleza del
universo, su gobierno divino, y la relación
de la Iglesia celeste con la terrena. Todo
está dispuesto de modo jerárquico, lo infe­
rior derivado y dependiente de lo superior.
Aceptado por los bizantinos como docu­
mento auténtico del cristianismo apostóli­
co, el Seudo-Dionisio ejerció una influencia
inmensa, especialmente entre los místicos,
que descubrieron en su estructura jerárqui­
ca una vía hacia la divinidad; incluso un
espíritu tan mundano como *Ana Comne-
na se basó confiadamente en él.
Desde el Renacimiento se viene discu­
tiendo la verdadera paternidad y la fecha de
los textos seudo-dionisíacos, sin haberse al­
canzado ninguna conclusión definitiva. Se
les menciona por primera vez en 553, lo
que proporciona un mínimo límite cronoló­
gico. El límite más alto está señalado por
los muchos préstamos de la patrística de! si­
glo IV, especialmente *Gregorio de Nacian-
zo y ‘Gregorio de Nisa, y de Cirilo de Ale­
jandría, que murió en 444. Recientes estu­
dios apuntan la derivación del filósofo ate­
niense ‘Proclo, y una fecha hacia 500 d.C.
El autor fue posiblemente un griego de Si­
ria, pero su identidad es probable que per­
manezca en el incógnito. Su obra es quizá la
falsificación de mayor éxito en la historia de
la literatura. Los teólogos bizantinos, sin ex­
cepción, le dieron crédito sin dudar. Las
versiones latinas comenzaron hacia 800 y
tuvieron influencia en la Iglesia de occiden­
te, para la que el Seudo-Dionisio era «doc­
tor hierarchicus». También se conocen tra­
ducciones sirias, armenias y árabes. Toda
la cosmología y el misticismo medievales
están en deuda con el Seudo-Areopagita.
[RN] . ‘
Migne, P G, 3-4; tr. inglesa C. E. Rolt
(The Spiritual Body) (1920); tr. francesa M.
de Gandiiiac (París. 1943).
R. Roques, L'univers dionysien (París,
1954); A. von Ivánka, Plato Christianus
(Einsiedeln, 1964).
SIKIDITES, Miguel. *Glycas, Miguel.
SIMEÓN EL NUEVO TEOLOGO
(949-1022). Teólogo y místico bizantino.
Nativo de Paflagonia, fue monje en los mo­
nasterios de Studius y más tarde de San
Mames, en Constantinopla, del que llegó a
ser abad. Pero sus innovaciones acarrearon
su expulsión de uno y otro. Inspirado en las
tradiciones de la Iglesia primitiva, en espe­
cial del ‘Seudo-Dionisio y ‘Máximo el
Confesor, ideó una teoría sistemática y una
práctica del misticismo, abierta tanto al clé­
rigo como al lego, que culminaban en la
directa percepción de la luz divina. Sobre
sus cimientos se alzó todo el misticismo
posterior de Bizancio. Sus ideas se encuen­
tran declaradas e ilustradas en un conjunto
de 34 catcquesis, abundantes obras en pro­
sa, y 57 poemas en versos acentuales de 1 5
sílabas, que describen experiencias extáti­
cas. Escribe con espontaneidad, ausencia de
pretensiones y una gran penetración de la
psicología de la experiencia mística. (RBJ
Migne, P G, 120; Chapitres théologiques.
gnosliques et pratiques, ed. J. Darrouzés
(París, 1957), Catéchéses 1-5, ed. B. Krivo-
chéine, tr. francesa J. Paramelle (París,
1963; para completarse en 3 vols.); G. Beck,
Kirche und theologische Literatur itn by-
zantinischen Reich (Munich, 1959) (para
bibliografía).
J. M. Hussey, Church and Learning in
the Byzanline Empire 867-1185 (1937);
I. Hausherr, Syméon le nouveau théologien
(Roma, 1928).
SIMEÓN MAGISTER (mediados del siglo
X). Historiador bizantino. Una crónica, casi
siempre atribuida a Simeón (probablemente
Simeón Metafrastes, el hagiógrafo), pero
que también ostenta los nombres de Teodo-
Simocatta
sio de Melitene, León Gramático, etc., com­
prende el período desde la Creación hasta
948 d.C. Su núcleo central, una crónica que
se extiende hasta hacia 690, fue después re­
fundida y continuada por una serie de re­
dactores sucesivos. Fue traducida al viejo
eslavo en el siglo xiv. Esta crónica tendría
suma importancia para determinar las rela­
ciones recíprocas entre las crónicas medie­
vales griegas y eslavas, si contásemos con
una edición correcta. [RB]
Leonis Gratntnatici chronographia, ed. I.
Bckker (C S H B, 1842).
SIMOCATTA, Teofilacto (primera mitad
del siglo vn). Historiador bizantino. Griego
oriundo de Egipto, Teofilacto ostentó altos
cargos judiciales en Constantinopla. Su
Historia, continuación de la de *Menandro
Protector, comprende el reinado de Mauri­
cio (582-602). Historiador sincero que escri­
be en la antigua tradición historiográfica, y
tiene acceso a muchas fuentes, narrativas y
documentales, entre ellas documentos per­
sas, Teofilacto es fidedigno, pero no profun­
do. Su estilo pomposo, abarrotado de imá­
genes e innumerables digresiones, no se
adapta al gusto de hoy. También se conser­
van una colección de cartas retóricas y un
diálogo sobre física. [RB]
Historiae, ed. C. De Boor (Leipzig, 1887);
Epistolographi graeci, ed. y tr. latina
R. Hercher (París, 1873); Questioni natura-
li, ed. L. Massa Positano (Nápoles, 1953).
SIMPLICIO (primera mitad del siglo vi).
Filósofo bizantino. Nacido en Cilicia, fue
discípulo en Atenas de Damascio y le
acompaño a Persia cuando Justiniano cerró
la escuela ateniense (529). Pocos años des­
pués, al volver al territorio de Bizancio,
se dedicó a escribir. Redactó comentarios
sobre varias obras de Aristóteles y sobre el
Manuel de Epicteto. Su propósito era mos­
trar que los antiguos filósofos paganos se
encontraban básicamente de acuerdo. Las
citas, copiosas y exactas, de filósofos ante­
riores prestan valor a sus comentarios. Sin
los libros, erróneos y pedestres, de Simpli­
cio tendríamos aún menos noticias sobre los
246
antecesores de Aristóteles de las que tene­
mos. [RB]
Commentaria gracca in Arisiotelem,
vols. 7-1 1 (Berlín, 1882-1907).
J. GclTckcn, Der Ausgang des griechisch-
rornischcn Heidentums (Heidelberg, 1920).
S1NCELO, Jorge. *Jorge Sincclo.
SOFRONIO (h. 560-638). Poeta y teólogo
bizantino. Nacido en Damasco, maestro de
retórica, monje después en Palestina, fue, en
633-4, patriarca de Jerusalén y testigo de la
conquista de la ciudad por el califa Omar.
Sus 23 poemas religiosos en metro ana­
creóntico son en realidad sermones versifi­
cados. A pesar de su pulcritud, carecen de la
emoción y la sinceridad de los himnos ana­
creónticos de Sinesio. El metro es ya en
parte cuantitativo y en parte acentual. De
sus escritos teológicos en prosa, sólo se con­
servan unas pocas homilías para días de
fiesta, algunas vidas de santos y una epístola
sinodal. [RB]
Ed. M. Gigante (Roma, 1957).
Th. Nissen, Die byzantinischen Ana-
kreonteen (B A W, Munich, 1940).
STUDITA. *Teodoro de Studium.
«SUDA» («Suidas») (recopilación de la se­
gunda mitad del siglo X). Enciclopledia lite­
raria bizantina. Su desconocido recopila­
dor, inspirado quizá por las obras enciclo­
pédicas promovidas por Constantino Vil
Porfi rogé netos, incorporó diccionarios anti­
guos y medievales, comentarios a textos clá­
sicos, narraciones históricas, y la historia
literaria perdida de Hesychius Illustrius (si­
glo VI d.C.). La obra, con unas 30.000 en­
tradas dispuestas en orden alfabético, con­
tiene, además de mucho que es superfino o
equivocado, una masa de información pre­
ciosa sobre las vidas y las obras de escritores
clásicos y bizantinos tempranos. Sin ella,
nuestro conocimiento de la historia de la li­
teratura griega sería mucho más pobre. El
nombre Suda significa «empalizada»; el au­
tor mítico «Suidas» es una invención de
generaciones posteriores. [RB]
Ed. Ada Adler (5 vols., Leipzig, 1928-38).
 TEODORO DE STUDIUM (Studita)
(759-826). Teólogo bizantino. De joven in­
gresó en un monasterio fundado en una pro­
piedad de su familia al noroeste de Asia
Menor, y en 794 era abad de la comunidad.
En 798, ante la amenaza de una invasión
árabe, Teodoro y sus monjes se trasladaron
al monasterio abandonado de Studios, en
Constantinopla, que convirtieron en centro
de una reforma monástica. Durante los pri­
meros años del siglo ix, Teodoro se había
convertido en jefe indiscutible del partido
fanático de la Iglesia ortodoxa, que negaba
toda concesión al poder temporal, y había
sido ya desterrado y encarcelado dos veces.
Con la renovación de la iconoclastia en 8 1 5,
Teodoro se convirtió en el propagandista
principal del culto de las imágenes y fue
desterrado por tercera vez. Murió en las islas
del Príncipe, en el mar de Mármara. Se le
venera como santo por las iglesias de orien­
te y occidente.
Su obra más interesante es la colección de
unas 550 cartas, muchas de ellas «cartas
abiertas». Ilustran cumplidamente sobre las
discusiones teológicas de la época, y sobre
los movimientos intelectuales y la vida dia­
ria de Constantinopla. Sus dos Catcquesis
—la Mayor y la Menor— encarnan sus
ideales de la vida y la actividad monásticas.
Se conservan también una colección de ho­
milías para fiestas y panegíricos de santos,
varios himnos, diversas obras menores so­
bre la disciplina monástica, tratados anti­
iconoclastas y una interesante serie de poe­
mas yámbicos sobre los diferentes funciona­
rios de su monasterio. Teólogo intransigen­
te, organizador hábil y polemista incansa­
ble, Teodoro es, no obstante un personaje
apasionado y humano, con una honda con­
sideración por la tradición clásica que mu­
chos de sus partidarios despreciaban. Escri­
be en un griego claro y eficaz, sin pretensio­
nes ornamentales. [RB]
Migne, P G. 99; Analecta sacra spicilegio
Solesmensi parata, ed. J. Pitra, I (París,
1876; himnos).
A. Gardner, Theodore of Studium, his
Life and Times (1905): 1. Hausherr, Saint
Théodore Studite: l'homme et Táscete
(Roma, 1926).
TEODORO GAZES (h. 1400-76). Huma­
nista bizantino. Nacido en Tesaiónica, emi­
gró a Italia hacia 1435, y fue el primer
profesor de griego en Ferrara. Más tarde se
trasladó a Roma, Nápoles y Calabria. Sus
obras incluyen versiones latinas de obras de
Aristóteles y Teofrasto. una gramática grie­
ga y gran cantidad de cartas y de escritos de
circunstancias. Entre sus discípulos y ami­
gos figuraron muchas figuras destacadas del
Renacimiento de Italia y más allá de los Al­
pes. Desempeñó un papel importante en la
renovación de los estudios del griego en la
Europa occidental. [RB]
Migne, P G. 161.
L. Mohler, Aus Bessarions Gelehrtenk-
reis (Paderbom, 1942; L. Mohler, «Theodo-
ros Gazes. Seine bisher ungedruckten
Schriften und Briefe», in Bycantinische
Zeitschrift 42 (1943-9).
TEODORO LASCARIS (1222-58). Empe­
rador bizantino. Nacido en Nicea, hijo del
emperador en el exilio Juan III Vatatzes,
Teodoro fue discípulo de Nicéforo *Ble-
mida. Sucedió a su padre en 1254. Tanto
antes como después de subir al trono, escri­
bió gran número de obras sobre teología
dogmática y pastoral (sólo publicadas en
parte). Compuso también una serie de ora­
ciones para determinadas ceremonias, de
cierto interés para el historiador, y un con­
junto de poesía religiosa. Se le recuerda
principalmente por su colección de cartas
dirigidas a altos funcionarios y a sabios
que proporcionan una sugerente visión de la
cultura del imperio de Nicea. [RB]
Epistulae, ed. N. Festa (Florencia, 1898);
Migne, P G, 140.
J. B. Papadopulos, Théodore II Lascaris,
empereur de Nicée (París, 1908).
TEODORO MEL1TENIOTES (muerto h.
1390). Poeta, teólogo y polígrafo bizantino.
Teodoro Metoquita
Ejerció diversos altos cargos en el séquito
del patriarca de Constantinopla. Sus obras
incluyen un poema alegórico de varios mi­
les de versos de 1 5 silabas. De la temperan­
cia. que demuestra su erudición enciclopé­
dica. un extenso comentario a los Evange­
lios. del que sólo se conserva un fragmento,
y un inmenso manual de astronomía, inspi­
rado no sólo en Ptolomeo y Theon. sino
también en fuentes persas y árabes traduci­
das. Sólo se ha publicado el prefacio. [RB]
Ed. M. E. Millcr. «Poésic allégoriquc de
Méliténiotcs». en Xotices el extraits de ¡a
Bihliothcqiie Xationale 19. II (1857); Mig-
ne. PG. 149.
TEODORO METOQUITA. *Metoquita.
T eodoro.
TEODORO PRODROMO (muerto h.
1166). Poeta y literato bizantino. Parece
que fue maestro en la escuela patriarcal de
Constantinopla y colega de Miguel Itálico,
futuro arzobispo de Filipópolis. Su produc­
ción literaria es de una sorprendente diver­
sidad. No lodo lo que se le atribuye ha sido
publicado aún y existen muchos y difíciles
problemas de autenticidad. Sus poemas in­
cluyen: (I) la novela en verso Rodante _r
Desteles (*novela bizantina en verso): (2) la
Guerra entre las gatos r los ratones, parodia
dramática en 384 versos dodecasílabos;
(3) un poema astrológico en 593 versos de
15 sílabas, dedicado a la nuera de Juan II
Comneno: (4) varias series de poemas bre­
ves sobre fiestas del calendario eclesiástico:
(5) poemas satíricos: (6) una colección muy
nutrida de poemas de circunstancias sobre
hechos históricos, dedicados a varios mag­
nates. a partir del emperador; muchos de
ellos son peticiones apenas disimuladas de
mercedes. En categoría especial figuran ios
poemas en griego vernáculo atribuidos a
Ptochoprodromus (= el pobre Prodromo).
Uno protesta de una esposa regañona y pide
ayuda a Juan II; otro solicita dinero a un
príncipe para pagar la cuenta de la plaza;
un tercero es la queja de un joven monje de
las condiciones de escándalo en un monas­
terio, dirigida a Manuel I; otro describe la
amarga vida de un intelectual pobre, etc.
Quizá no sean todos del mismo autor, y
puede que ninguno sea de Prodromo. Estos
animados poemas figuran entre los prime­
ros ejemplos de la literatura griega moder­
na.
Las obras en prosa de Prodromo in­
cluyen; (I) varios diálogos al estilo de *Lu- '
ciano sobre temas filosóficos y literarios;
(2) obras de gramática: (3) un extenso co­
mentario sobre los himnos litúrgicos de -
*Juan de Damasco y Cosmos de Maiuma
(publicado sólo en parte); (4) una colección
248
de carias: (5) muchos de los discursos pro­
nunciados. o que se supone lo fueron, para
determinadas ceremonias —matrimonios,
funerales, inauguraciones, etc. Los pro­
blemas de autenticidad son especialmente
difíciles en esta última categoría, y muchos
textos anónimos en los manuscritos le han
sido atribuidos con visos de posibilidad.
Prodromo. contemporáneo de *Juan
Tzetzés. y de una generación anterior a
*Euslacio, es típico del renacimiento litera­
rio y filosófico del siglo xn. Los poemas
mendicantes, por los que es conocido de
muchos, constituyen una mínima parle de
su producción. De extensa cultura literaria,
se desenvuelve con familiares en la tra­
dición clásica. Su postura racionalista no
está influida por juicios teológicos. Adopta
cierto dislanciamicnto de su tema que le
permite tratarlo con ironía y a veces un in­
genio mordaz. Si algunos de los poemas de
Ptochoprodromus son suyos, resultaría que
fue uno de los primeros en romper la asfi­
xiante tradición literaria clásica, desde dos
mil años atrás, y en escribir sobre la vida
cotidiana en la lengua del pueblo. Su facili­
dad. sin embargo, le resultó nefasta, y abusa
de la repetición de motivos y trucos de esti­
lo de una obra a otra. Y como los restantes
frutos literarios del renacimiento bizantino
del siglo xn. las obras de Prodromo están
escritas para una reducida minoría, por lo
que a veces resultan difíciles de entender
hoy. Como fuente histórica, suele tener gran
valor. [RB]
Ed. R. Hcrchcr. Scriptores erotici gracci.
11 (Leipzig. 1859: Rodante r Dosiclesi: Ca-
tomyomachia. cd. R. Hcrchcr (Leipzig.
1873); E. Mil 1er. X otices el extraits de la Bi-
bliotheque Xationale 23 (1872; poema as­
trológico): Puentes prodromiques en grec
vidga i re. cd.. D. C. Hesseling y H. Pernot
(Amstcrdam. 1910); C'oinmentarios in car­
mina sacra mclodorum Cosmac Hierosoly-
mitani el loannis Dantasceni. cd. H. Ste-
venson (Roma. 1888): Migne. P G. 133: bi­
bliografía en Gy. Moravcsik. Ryzantino-iur-
cica; 1(2.“ ed.. Berlín 1958: a lo que debe
añadirse C. Giannclli. Analecla Bollandia-
na 75 [1975], y Stndi in onore di Litigi
Castiglioni [Florencia. 1960], en los que se
publican por primera vez dos importantes
colecciones de poemas religiosos).
C. DichL Figures bvzantines. II (8.J ed..
París, 1927); B. Knós. Hisioirc de la liitéra-
ture néo-gregque (Estocolmo. 1962): A. P.
Kazhdan, «Dva novykh pamyatnika XII
stoletiya». en Vizaniijskij Premennik 24
(1964). (Solo hay dos estudios extensos so­
bre Prodromo. Uno, por G. D. Papadimi-
triu, se publicó en ruso en Odessa en 1905:
el otro es una tesis doctoral de París por

249
M. Kyriakis [1952], de la que existen sólo
unos pocos ejemplares a consultar en algu­
nas bibliotecas francesas. Pueden encontrar­
se detalles en Moravcsik. v. antes).
TEÓDULO. *Tomás Magistcr.
TEÓFANES (h. 752-818). Historiador bi­
zantino. De rica familia de Constantinopla,
después de un breve matrimonio entró de
monje en el monasterio que había fundado
en Sigrianc, en el mar de Mármara. Cabeci­
lla y portavoz del partido iconódula de la
Iglesia ortodoxa, por lo que fue encarcelado
por el emperador iconoclasta León V
(813-20), y desterrado a la isla de Samotra-
cia, donde murió. La iglesia ortodoxa le
venera como confesor. Su Cronografía, es­
crita en 810-14, a instancias de su amigo
♦Jorge Sincelo, cuya Crónica continúa,
comprende los años 284-813. Sigue un rígi­
do esquema cronológico, con cada aconteci­
miento descrito bajo el año correspondien­
te. Como sus fuentes no estaban todas dis­
puestas en orden analítico, sus fechas son a
veces poco seguras. Tuvo acceso a muchas
fuentes narrativas hoy perdidas, entre ellas
crónicas iconoclastas. Para la última parte
se basó en la observación de primera mano
y en los relatos de testigos presenciales. In­
genuo, acrítico y devoto, no está interesado
por los problemas más profundos de moti­
vos y causas históricas, sino que se limita a
describir un acontecimiento después de
otro. Tiende a ver en los desastres castigos
de la herejía, en los éxitos, recompensas de
la ortodoxia; su propósito principal es, sin
duda, la edificación teológica. Dentro de sus
limitaciones, sin embargo, da cuenta con di­
ligencia de cuanto halla en sus fuentes, entre
ello mucho que es insignificante. Es la prin­
cipal fuente narrativa para la «Edad oscu­
ra» bizantina de los siglos vil y vm y fue
extractado y abreviado por muchos histo­
riadores y cronistas bizantinos posteriores.
Una versión latina hecha en 873-5 por el bi­
bliotecario papal Anastasio fue empleada
De esta forma, la Cronografía es uno de los •
fundamentos sobre los que descansa la his­
toria de la alta Edad Media. Escribe en un - la, Teofilacto.
griego sencillo próximo al habla del pueblo
de su época y libre de aditamentos clásicos
y alusiones literarias, para acomodarse a la
educación y gusto de su público, principal­
mente monástico. No carece de talento para
la narración directa y es más ameno que la
mayor parte de los historiadores bizantinos.
[RB].
Ed. C. de Boor (Leipzig, 1883).
L. Breyer, Bilderstreii und Arabersturm
in Byzanz. Das 8 Jahrhunderl (717-813)
Theophanes Continuatus
aus der Wehchronik des Theophanes (Graz,
1957).
TEOFILACTO DE ACRIDA (muerto h.
I 108). Teólogo y literato bizantino. Nativo
de Eubca, discípulo de Miguel Pscllos en
Constantinopla, enseñó retórica en la escue­
la patriarcal; maestro del hijo menor de
Miguel Vil Ducas, hacia 1090 fue designa­
do arzobispo de Bulgaria, con su catedral en
Acrida (la moderna Ohríd, en la Macedonia
yugoslava). Sus comentarios bíblicos —mu­
chos aún inéditos— son derivativos en gran
parte, pero los que tratan de las Epístolas de
San Pablo constituyen un nuevo intento de
valorar y ordenar las ingentes masas de exé-
gesis tradicional. Se conservan también va­
rios sermones con motivo de fiestas, obras
polémicas contra la Iglesia de occidente, y
una interesante vida de su predecesor del si­
glo IX, San Clemente de Acrida. Aparte de
la teología, escribió un discurso a su discí­
pulo imperial, Constantino, que trata, con
elegancia, pero escasa originalidad, el tema
tópico de la educación del monarca; un pa­
negírico de Alejo I Comneno, que contiene
información sobre los pueblos que por en­
tonces amenazaban las fronteras del Impe­
rio; algunos poemas; y una gran colección
de cartas. Estas, escritas en su mayor parte
desde Bulgaria y dirigidas a destacadas figu­
ras de la Iglesia y el Estado en Constan­
tinopla, constituyen una mina de informa­
ción sobre prosopografia, sobre la cultura
bizantina y las condiciones sociales y eco­
nómicas en una provincia bizantina cuya
población era en su mayor parte no griega.
Teofilacto es una figura típica del período
medio bizantino, el sabio que culmina una
larga carrera en la capital con una sede
arzobispal en las provincias, un cargo que
acarreaba responsabilidades nuevas y gra­
vosas (cf. Miguel *Coniates, *Eustacio).
[RB]
Migne, PG. 123-126.
P. Gautier, «L’épiscopat de Théophylacte
Héphaistos archevéque de Bulgarie», en Ré-
vue des eludes byzaniines 21 (1963).
TEOFILACTO SIMOCATTA. ♦Simocat-
«THEOPHANES CONTINU ATUS».
Crónica griega, compilada bajo la dirección
del emperador *Constantino VII Porfiroge-
netos. Continuación de la Cronografía de
*Teófanes, comprende el período 813-961.
El libro V, que trata del reinado de Basilio I
—, es obra del propio Constanti-
(867-86).
no VII. El sexto libro, que comprende 886-
los cinco primeros libros son inciertas; el es-
Teodoro Metoquita
Ejerció diversos altos cargos en el séquito
del patriarca de Constantinopla. Sus obras
incluyen un poema alegórico de varios mi­
les de versos de 1 5 sílabas. /)<* !a temperan­
cia. que demuestra su erudición enciclopé­
dica. un extenso comentario a los Evange­
lios. del que sólo se conserva un fragmento,
y un inmenso manual de astronomía, inspi­
rado no sólo en Ptolomeo y Theon. sino
también en fuentes persas y árabes traduci­
das. Sólo se ha publicado el prefacio. [RB]
Ed. M. E. Millcr. «Poésie allégorique de
Mcliténiolés». en ,Vu//< ex et extraiis de la
liibliothcqife Xaiimuile 19. 11 (1857); Mig-
nc. PG. 149.
TEODORO METOQUITA. * Metoquita.
T codoro.
TEODORO PRODROMO (muerto h.
1 166). Poeta y literato bizantino. Parece
que fue maestro en la escuela patriarcal de
Constantinopla y colega de Miguel Itálico,
futuro arzobispo de Filipópolis. Su produc­
ción literaria es de una sorprendente diver­
sidad. No lodo lo que se le atribuye ha sido
publicado aún y existen muchos y difíciles
problemas de autenticidad. Sus poemas in­
cluyen; (I) la novela en verso Rodante y
Dosicles (’novcla bizantina en verso); (2) la
Guerra entre las ya tos r los ratones, parodia
dramática en 384 versos dodecasílabos;
(3) un poema astrológico en 593 versos de
15 sílabas, dedicado a la nuera de Juan II
Comncno; (4) varias series de poemas bre­
ves sobre fiestas del calendario eclesiástico;
(5) poemas satíricos; (6) una colección muy
nutrida de poemas de circunstancias sobre
hechos históricos, dedicados a varios mag­
nates. a partir del emperador: muchos de
ellos son peticiones apenas disimuladas de
mercedes. En categoría especial figuran los
poemas en griego vernáculo atribuidos a
Ptochoprodromus ( = el pobre Prodromo).
Uno protesta de una esposa regañona y pide
ayuda a Juan II; otro solicita dinero a un
príncipe para pagar la cuenta de la plaza:
un tercero es ia queja de un joven monje de
las condiciones de escándalo en un monas­
terio. dirigida a Manuel I; otro describe la
amarga vida de un intelectual pobre, etc.
Quizá no sean todos del mismo autor, y
puede que ninguno sea de Prodromo. Estos
animados poemas figuran entre los prime­
ros ejemplos de la literatura griega moder­
na.
Las obras en prosa de Prodromo in­
cluyen: (I) varios diálogos al estilo de * Lu­
ciano sobre temas filosóficos y literarios:
(2) obras de gramática; (3) un extenso co­
mentario sobre los himnos litúrgicos de
*Juan de Damasco y Cosmos de Maiuma
(publicado sólo en parte); (4) una colección
248
de cartas; (5) muchos de los discursos pro­
nunciados. o que se supone lo fueron, para
determinadas ceremonias —matrimonios,
funerales, inauguraciones, ele. Los pro­
blemas de autenticidad son especialmente
difíciles en esta última categoría, y muchos
textos anónimos en los manuscritos le han
sido atribuidos con visos de posibilidad.
Prodromo. contemporáneo de ’Juan
Tzelzcs. y de una generación anterior a
*Eustacio. es típico del renacimiento litera­
rio y filosófico del siglo xit. Los poemas
mendicantes, por los que es conocido de
muchos, constituyen una mínima parte de
su producción. De extensa cultura literaria,
se desenvuelve con familiares en la tra­
dición clásica. Su postura racionalista no
está influida por juicios teológicos. Adopta
cierto distanciamicnto de su tema que le
permite tratarlo con ironía y a veces un in­
genio mordaz. Si algunos de los poemas de
Ptochoprodromus son suyos, resultaría que
fue uno de los primeros en romper la asfi­
xiante tradición literaria clásica, desde dos
mil años atrás, y en escribir sobre la vida
cotidiana en la lengua del pueblo. Su facili­
dad. sin embargo, le resultó nefasta, y abusa
de la repetición de motivos y trucos de esti­
lo de una obra a otra. Y como los restantes
frutos literarios del renacimiento bizantino
del siglo xn. las obras de Prodromo están
escritas para una reducida minoría, por lo
que a veces resultan difíciles de entender
hoy. Como fuente histórica, suele tener gran
valor. [RB]
Ed. R. Herchcr. Scriptores erolici yracci,
II (Leipzig. 1859; Rodante y Dosidest: Ca-
tomyomachia. ed. R. Herchcr (Leipzig.
1 873); E. Millcr. Xotii es el extraiis de la Bi-
blioilii’que aliónale 23 (1872; poema as­
trológico); Poémcs prodromiques en yrec
vidyane. ed. D. C. Hesscling y H. Pcrnot
(Amstcrdam. 19 10); Commenianos in car­
mina sacra melodorum Cosmae 1 lierosoly-
mitani et ¡oannis Damasceni. cd. H. Stc-
venson (Roma. 1888); Migne. P G. 133; bi­
bliografía en Gy. Moravcsik. Byzaniino-tur-
cica: I (2.a ed.. Berlín 1958; a lo que debe
añadirse C. Giannclli. Anatecta Bollandia-
na 75 [1975]. y Sliidi in muñe di l.nigi
Casiiylioni [Florencia. 1960]. en los que se
publican por primera vez dos importantes
colecciones de poemas religiosos).
C. Dichl. l-'iyures byzamines. II (8.a ed..
París, 1927); B. Knbs. //istoire de la lilléra-
ture néo-yreyque (Estocolmo. 1962); A. P-
Kazhdan, «Dva novykh pamyatnika XII
stpletiya». en l'izantijskij t'remennik 24
(1964). (Solo hay dos estudios extensos so­
bre Prodromo. Uno, por G. D. Papadimi-
triu, se publicó en ruso en Odcssa en 1905:
el otro es una tesis doctoral de París por

249
M. Kyriakis [1952], de la que existen sólo
unos pocos ejemplares a consultar en algu­
nas bibliotecas francesas. Pueden encontrar­
se detalles en Moravcsik, v. antes).
TEÓDULO. * Tomás Magistcr.
TEÓFANES (h. 752-818). Historiador bi­
zantino. De rica familia de Conslantinopla,
después de un breve matrimonio entró de
monje en el monasterio que había fundado
en Sigriane, en el mar de Mármara. Cabeci­
lla y portavoz del partido iconódula de la
Iglesia ortodoxa, por lo que fue encarcelado
por el emperador iconoclasta León V
(813-20), y desterrado a la isla de Samotra-
cia, donde murió. La iglesia ortodoxa le
venera como confesor. Su Cronografía, es­
crita en 810-14, a instancias de su amigo
•Jorge Sincelo, cuya Crónica continúa,
comprende los años 284-813. Sigue un rígi­
do esquema cronológico, con cada aconteci­
miento descrito bajo el año correspondien­
te. Como sus fuentes no estaban todas dis­
puestas en orden analítico, sus fechas son a
veces poco seguras. Tuvo acceso a muchas
fuentes narrativas hoy perdidas, entre ellas
crónicas iconoclastas. Para la última parte
se basó en la observación de primera mano
y en los relatos de testigos presenciales. In­
genuo, acrítico y devoto, no está interesado
por los problemas más profundos de moti­
vos y causas históricas, sino que se limita a
describir un acontecimiento después de
otro. Tiende a ver en los desastres castigos
de la herejía, en los éxitos, recompensas de
la ortodoxia; su propósito principal es, sin
duda, la edificación teológica. Dentro de sus
limitaciones, sin embargo, da cuenta con di­
ligencia de cuanto halla en sus fuentes, entre
ello mucho que es insignificante. Es la prin­
cipal fuente narrativa para la «Edad oscu­
ra» bizantina de los siglos vil y vtii y fue
extractado y abreviado por muchos histo­
riadores y cronistas bizantinos posteriores.
Una versión latina hecha en 873-5 por el bi­
bliotecario papal Anastasio fue empleada
De esta forma, la Cronografía es uno de los
fundamentos sobre los que descansa la his­
toria de la alta Edad Media. Escribe en un
griego sencillo próximo al habla del pueblo
de su época y libre de aditamentos clásicos
y alusiones literarias, para acomodarse a la
educación y gusto de su público, principal­
mente monástico. No carece de talento para
la narración directa y es más ameno que la
mayor parle de los historiadores bizantinos.
IRB].
Ed. C. de Boor (Leipzig, 1883).
L. Brcycr, Bilderstreit und Arabersturm
in Byzanz. Das 8 Jahrhunderl (717-813)
Theophanes Continuatus
aus der Wellchronik des Theophanes (Graz,
1957).
TEOFILACTO DE ACR1D,\ (muerto h.
I 108). Teólogo y literato bizantino. Nativo
de Eubca, discípulo de Miguel Psellos en
Constantinopla. enseñó retórica en la escue­
la patriarcal; maestro del hijo menor de
Miguel Vil Ducas. hacia 1090 fue designa­
do arzobispo de Bulgaria, con su catedral en
Acrida (la moderna Ohrid, en la Macedonia
yugoslava). Sus comentarios bíblicos —mu­
chos aún inéditos— son derivativos en gran
parte, pero ios que tratan de las Epístolas de
San Pablo constituyen un nuevo intento de
valorar y ordenar las ingentes masas de exé-
gesis tradicional. Se conservan también va­
rios sermones con motivo de fiestas, obras
polémicas contra la Iglesia de occidente, y
una interesante vida de su predecesor del si­
glo ¡X, San Clemente de Acrida. Aparte de
la teología, escribió un discurso a su discí­
pulo imperial, Constantino, que trata, con
elegancia, pero escasa originalidad, el tema
tópico de la educación del monarca; un pa­
negírico de Alejo I Comneno. que contiene
información sobre los pueblos que por en­
tonces amenazaban las fronteras del Impe­
rio; algunos poemas; y una gran colección
de cartas. Estas, escritas en su mayor parte
desde Bulgaria y dirigidas a destacadas figu­
ras de la Iglesia y el Estado en Constan­
tinopla. constituyen una mina de informa­
ción sobre prosopografía, sobre la cultura
bizantina y las condiciones sociales y eco­
nómicas en una provincia bizantina cuya
población era en su mayor parte no griega.
Teofilacto es una figura típica del período
medio bizantino, el sabio que culmina una
larga carrera en la capital con una sede
arzobispal en las provincias, un cargo que
acarreaba responsabilidades nuevas y gra­
vosas (cf. Miguel *Coniates, *Eustacio).
[RB]
Migne, P G. 123-126.
P. Gautier, «L’épiscopat de Théophylacte
Héphaistos archevéque de Bulgarie». en Ré-
vue des études byzaniines 21(1963).
TEOFILACTO SIMOCATTA. *Simocat-
- la, Teofilacto.
«TH F.OPH ANES CONTl N U ATLS».
Crónica griega, compilada bajo la dirección
del emperador *Constantino VII Porfiroge-
netos. Continuación de la Cronografía de
•Teófanes, comprende el periodo 813-961.
El libro V, que trata del reinado de Basilio 1
(867-86), es obra del propio Constanti­
no Vil. El sexto libro, que comprende 886-
961, es una adición posterior. Las fuentes de
los cinco primeros libros son inciertas; el cs-
Timarion
critor o escritores tenían a su disposición
documentos oficiales y la riquísima biblio­
teca imperial. Pero ofrece muchas similari-
dades con la historia de *Gcnesios. El libro
VI concuerda estrechamente con la conti­
nuación de la Crónica de Jorge el Monje, y
puede haber sido escrita por Teodoro Daf-
nopates, alto funcionario y literato de me­
diados del siglo X. Los libros I-V son de
tono profundamente partidista y pretenden
empañar la reputación de los predecesores
de la dinastía macedónica y exaltar la de su
fundador. Basilio I. Sin embargo, no se falsi­
fican los hechos y la exactitud y detalle de la
obra la convierten en fuente valiosa para el
siglo IX. El enfoque teológico que había do­
minado la historiografía bizantina durante
tres siglos es sustituido por un análisis, más
complicado y flexible, de caracteres y moti­
vos, que debe mucho a la renovación del
estudio de los modelos clásicos. El idioma
es mucho más clasicista que el de Teófanes
y el estilo debe más a la tradición literaria.
[RB]
Ed. 1. Bekker (C S H B, 1838); ed. O. Ju-
rewicz (en preparación).
A. P. Kazhdan, «Iz istorii vizantijskoj
khronografii X, v. I; O sostave tak nazyvae-
moj kroniki Prodolzhateiya Fedfana», en
Vizanlijskij Vremennik 19 (1961).
«TIMARION». Sátira bizantina anónima
de mediados del siglo xn. Su tema es ia ba­
jada a los infiernos de un tal Timarion, que
encuentra allí no solamente figuras mitoló­
250
gicas tradicionales, sino varias figuras del
mundo literario recién fallecidas. En su pri­
mera parte figura una famosa descripción
de la feria anual de Tesalónica. La obra está
inspirada en las sátiras de * Luciano, muy
leídas e imitadas en los siglos xt y Xll. [RB]
Ed. y tr. alemana A. Ellisscn, Analekien
der mittel - and neugriechischen Lileratur,
IV (Leipzig, 1860).
H. F. Tozer, J H S, 2 (1881).
TOMÁS MAGISTER (primera mitad del
siglo xtv). Erudito y literato bizantino. Pa­
rece haber vivido y enseñado en Tesalónica
y Constantinopla; tuvo relaciones con el
grupo literario de Manuel *Moschopulos,
Teodoro *Metoquita y Nicéforo *Grégo-
ras, y con el emperador Andrónico II
(1282-1328). Más tarde se hizo monje con
el nombre de Tcódulo. Sus obras incluyen
un vocabulario de términos y expresiones
literarias griegas, muy utilizado durante el
Renacimiento; comentarios sobre la trage­
dia y la poesía lírica clásicas; y una colec­
ción de discursos y cartas, algunas de interés
histórico. [RB]
Ecloga, F. Ritschl (Halle, 1832); Migne,
P. G., 145 (discursos y cartas); F. W. Lenz,
«Eine bisher ungedruckte Rede Thomas
Magistcrs», en Parola delpassato 17(1962).
J. Irigoin, Histoire du texie de Pindare
(París, 1952).
TZETZÉS, Juan. *Juan Tzetzés.
 ZONARAS, Juan (primera mitad del siglo-
Xli). Historiador bizantino. Alto funcionario
de la corte, fue más tarde monje en una isla
del mar de Mármara. Su Epitome histórico,
historia universal desde la Creación hasta el
año 1118, tiene un nivel mucho más alto
que las restantes crónicas universales bizan­
tinas. Zonaras se tomó grandes trabajos en
descubrir fuentes y las trató, hasta cierto
punto, con sentido crítico. Tuvo acceso a
algunas fuentes hoy perdidas, como el texto
completo de *Dión Casio y varios historia­
dores bizantinos; reprodujo sus fuentes con
mayor extensión y más detalle que otros au­
tores de recopilaciones históricas. Por esto
tiene valor no sólo para la historia de su épo­
ca —sirve como útil confrontación de
*Ana Comncna— sino también para la del
Imperio romano y el período primitivo de
Bizancio hasta la muerte de Justiniano. En
lenguaje y estilo se encuentra a medio cami­
no entre la prosa literaria de su época, com­
plicada y arcaizante, y la lengua hablada. El
Epitome fue vertido al viejo eslavo en el si­
glo xiv. Es también autor de un Lexicón de
vidas de santos, comentarios sobre temas li­
túrgicos de la Iglesia ortodoxa, y un gran
tratado de Derecho Canónico, en el que co-
menta e interpreta los Cánones de los Após­
toles, de los sínodos y concilios ecuménicos,
y las disposiciones canónicas de los Padres
de la Iglesia. Fue hombre de variada cultura
y equilibrado juicio. (RBJ
Epitomae historiarum libri, ed. M. Pin-
der, Th. Büttner-Wobst (C S H B, 3 vois.,
1841-97); Lexicón, ed. J. A. H. Titlman (2
vois., Leipzig, 1808).
ZÓSIMO (última mitad del siglo v). Histo­
riador bizantino. Funcionario al final de su
vida, puede que estudiase en Gaza, donde
hubo una floreciente escuela de retórica y fi­
losofía. Su Nueva Historia abarca el perío­
do 295-410, y es de tono acérrimamente
anticristiano, basada en las historias paga­
nas, perdidas, de Olimpiodoro y Eunapio.
Para Zósimo, la decadencia del Imperio ro­
mano es consecuencia directa del abandono
de la vieja religión. Su árida enumeración
de acontecimientos no es siempre fidedigna,
pero es la única fuente narrativa griega para
el período que haya llegado hasta nosotros.
[RB]
Ed. L. Mendelssohn (Leipzig, 1887); tr.
alemana Seybold y Heyler (2 vois., Franc­
fort, 1802-4).
 BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA
Literatura
K. Krumhachcr. Gcschichte der byzantinis-
chen Lileratur von Jttsiinian bis zum Ende
des ostromischen Reiches (527-1453) (2.a cd..
Munich, 1897). (Fundamental y detallada,
aunque anticuada en muchos aspectos.)
H. G. Bcck, Kirche und theologische Lileratur
im byzantinischen Reich (Munich, 1959).
(Sustituye a Krumbachcr en cuanto se refie­
re a la literatura teológica y eclesiástica.)
Gy. Moravcsik, Byzantinoturcica (2.a cd.. vol.
1, Berlín, 1958). (Información al día y biblio­
grafías completas de todos los historiadores
bizantinos.)
F. Dólger, Die byzantinisehe Dichtung in der
Retnsprache (Berlín, 1948 . recd. con adicio­
nes en yapitntipiov, Dólger, Tcsalónica.
~ 1962.)
C. A. Trypnaís, Medioeval and Modern Greek
Poelry (1961). (Antología con breve intro­
ducción.)
R. Canlarella. Poeti bizantini (2 vols.. Milán,
1948) . (Antología con detalladas notas bio­
gráficas y bibliográficas.)
G. Montelatici, Storia delta letteraiura bizanti­
na (Milán, 1916). (Algo superficial.)
E. Wcllcsz, Byzantine Music and Hymnogra-
phy(2* ed., 1961).
B. Knós, L'histoire de la Hllérature néo-grec-
que. La période jusqu'en 1821 (Estocolmo,
1962). (Excelente para la literatura bizantina
tardía en griego demótico.)
B. Tomada kcs. Eisagoge eis ten byzantinen
philologian (2.a ed., Atenas, 1956.)
B. Tatakis, La philosophie byzantine (París,
1949) .
General
J. M. Husscy, The Byzantine World (1957).
N. H. Baynes, The Byzantine Einptre (1925).
S. Runciman, Byzantine Civitisation (1933.
recd 1961). (Tres introducciones al lema,
excelentes y breves.)
N. H. Baynes y H. St. L. B. Moss, cd., Byzan-
lium. An hitroduclion lo East Román CivtU-
sation (1948. rced. 1961). (Serie de ensayos
por varios especialistas.)
Ch. Diehl, Eigutes bvzantincs (2 vols., París,
1906, 1908).
Ch. Diehl, Grandeza y servidumbre de Rizan­
do (M., 1963.)
J. Lindsay, Byzantium into Europe (1952).
L. Brchicr, Le monde byzantin (3 vols.. París.
1947-50). (Sobre historia política, organiza­
ción y administración, y cultura; fiable, pero
algo densa.)
G. Ostrogorsky. History of the Byzantine State
(1956). (La mejor historia política de suce­
sos.)
A. A. Vasiliev, History of the Byzantine Etupi­
ré (Madison, 1952: reed. 1958). (Historia
menos aguda y más prolija.)
H. W. Haussig. Kulturgeschichte von Byzanz
(Stuttgart. 1959). (Animada y extensa.)
M. Y. Levtchenko, Byzance des origines á
1453 (Paris. 1949). (Tr. de la ed. rusa de
1940.)
Aspectos particulares
J. M. Husscy, Church and Learning in the By­
zantine Empire. 867-1 ¡85 (1937).
P. N. Ure, Jusiinian and his Age (Penguin
Books. 1951).
S. Runciman. The Eastern Schism (1956).
E. Barker. Social and Political Thoughl in By-
zantium (1957).
K. M. Sctton, The Byzantine Background lo
the halian Renaissance. Proceedings of the
American Philosophical Society. vol. 100.
No. I (Baltimore. 1956.) (Panorama preciso
con bibliografía detallada.)
 LITERATURAS
ORIENTAL Y AFRICANA
-■ -
 PREFACIO

El principal objetivo de las Secciones oriental y africana del presente Diccionario es

poner a disposición del público en general de occidente, asi como de los estudiantes de
segunda enseñanza y universitarios, un «Quién es quién», práctico y legible, de los escri­
tores más importantes de Asia y de Africa, desde la antigüedad hasta el presente. Se ha
pretendido, sobre todo, incluir autores cuyas obras han sido vertidas a algún idioma occi­
dental, o cuyos nombres suelen figurar en artículos de periódicos o crónicas radiofónicas.
Cuando no existen autores de primer rango, se han redactado, para evitar lagunas, bre­
ves panoramas de literaturas nacionales poco conocidas, aunque esto constituya una
excepción al plan general de la obra. Como es sabido, muchas de las epopeyas y clásicos
morales de Oriente son anónimos, y estos se encuentran bajo sus títulos respectivos.
Nuestro objetivo ha sido, sobre lodo, combinar la claridad con la brevedad y la precisión;
nos hemos visto forzados a la selección, ya que no había esperanza de alcanzar la totali­
dad.
Como editor de esta parte del Diccionario, expreso la considerable deuda en que me
encuentro con amigos y compañeros de muchos países, que han prestado con toda gene­
rosidad consejo, además de redactar los artículos mismos. Homenaje aparte merece el
fallecido John Bottoms, catedrático de malayo en la Escuela de Estudios Orientales y
Africanos, de Londres, que proyectó y supervisó la totalidad de la sección de Asia sudo­
rienta/ hasta su prematura muerte, y O. R. Dathorne, que hizo lo mismo para la sección
de Africa. Doy las gracias especialmente al Dr. Ron Asher, de la Universidad de Edim­
burgo, que ha actuado como editor regional y coordinador de la sección sobre la India,
Pakistán y Ceilán, tarea complicada y trabajosa.
Extiendo mi cordial agradecimiento por su erudición e incansable entusiasmo a to­
dos aquellos cuyos nombres figuran en la nómina de colaboradores de este tomo. Hemos
intentado entre todos presentar una llave que abra por lo menos algunas cámaras del te­
soro de las literaturas de Oriente y Africa. El tiempo y la experiencia dirán hasta qué
extremo lo hemos conseguido.

David Marshall Lang

Editor literario
Escuela de Estudios Orientales y Africanos
Universidad de Londres
ORIENTAL
 .. ■■ " - . ■ ■■ ■ - ■ • •• ■ • ■ ■ ■. -

ADVERTENCIA. En los artículos de literatura japonesa, se sigue el orden establecido

para Jos nombres en Japón, según el cual el patronímico antecede, sin coma, al nombre per­
sonal (porej., Yasunari Kawabata = Kawabata Yasunari).
 ABENARABÍ DE MURCIA. *Ibn al-'Ara-
bi, Muhammad ibn ‘Alí.
ABENHÁZAM DE CÓRDOBA. Ibn
Hazm, ‘Ali ibn Ahmad.
ABDUL RAUF (de) Singkel (¿1615?-93).
Teólogo malayo de Sumatra y místico mu­
sulmán. N. en Sumatra, trabajó y enseñó en
Acheh con la protección real desde 1661,
después de extensos viajes y estudios en el
HejazyYemen.
Escribió una versión malaya del comen­
tario de Baidawi al Corán (Constantinopla,
1884); sus obras más conocidas son Mir'at
Shar'iyyah li Malik a'l-Wahhab y Umdat
al-muhtajia. ésta con detalles autobiográfi­
cos. El primero es un libro de jurispruden­
cia chafeíta, pero también trata en sentido
general de la vida social, política y religiosa.
En teología, Abdul Rauf fue un místico or­
todoxo con ideas análogas a las de *Nurud-
din. [JCB]
_ D. A. Rink.es, Abdoerraoef van Singkel
(Hecrenveen, 1909).
ABDULLAH bin Abdul Kadir Munshi
(1796-1854). Autor de memorias malayo.
Abdullah n. en Malaca de ascendencia mix­
ta, árabe, india meridional y malaya, hijo
de un escritor y profesor de idiomas. Creció
como malayo y muy pronto se interesó por
las lenguas y su enseñanza. Fue amanuense
y secretario de sir Stamford Raffles en Ma­
laca y Singapur y muchas de sus ideas y
preocupaciones nacieron de esta relación.
Su obra más conocida es la Hikayat Ab­
dullah, la primera autobiografía auténtica
en malayo, completada en 1845 (tr. inglesa
A. H. Hill, Journal, Malayan Branch Royal
Asialic Society, vol. 28, Pt. 3, Singapur,
1955) e importante por el material histórico
que contiene sobre todo acerca de los co­
mienzos de la influencia británica en Ma­
laca y Singapur —así como por la nota de
individualidad contemplativa, nueva en la
literatura malaya. Kesah Pelayaran Abdu-
Uah (tr. inglesa A. P. Coopc, Singapur,
1949) es una agradable descripción de un
viaje por la relativamente primitiva costa
oriental de Malaca en 1838; también escri­
bió por lo menos un breve poema narrativo
sobre asuntos contemporáneos: Sha’er Sin-
gapura Dimakan Api. Es el escritor malayo
más famoso del siglo xtx y puede ser consi­
derado a la vez como un tradicionalista
educado formalmente en la lengua y la lite­
ratura clásicas malayas, y como un innova­
dor, ya que sus escritos son los primeros que
tuvieron en cuenta el efecto de las influen­
cias occidentales en Malaya.
Su estilo puede ser verboso y prosaico,
pero por lo general está lleno de vida y la
calidad del pensamiento y de la observa­
ción, así como la curiosidad del escritor
hacia su entorno, prestan interés a sus
obras. [JCB]
Winstedt, CML.
ABRAHAM ibn Ezra. *Ibn Ezra.
ABUBEKER. *Ibn Tufail.
ABU NUWÁS, Hasan ibn Háni (762-h.
815). Poeta árabe. Uno de los poetas más
grandes de la literatura árabe, fue en reali­
dad de origen medio persa. Favorito del
califa Harun al-Rashid, estuvo constante­
mente al borde de-la cárcel o del patíbulo a
causa de lo libre de su lengua.
La poesía de Abu Nuwas representa un
■ grado intermedio entre el estilo tradicional
y el «moderno» (*Imru’u'l-Qais y al-Muta-
nabbi). Rompió con los temas y el idioma
tradicionales de los poetas preislámicos,
abandonó la qasida. la larga oda, entonces y
durante muchos años después considerada
por algunos como la prueba auténtica de la
maestría de un poeta, y se dedicó a una poe­
sía amorosa más lírica, la canción báquica,
el panegírico y la sátira; éxito sensacional
tuvo su renovación de la canción de caza
beduina como forma artística. Muchos de
estos géneros habían sido utilizados en el si­
glo anterior, pero Abu Nuwas está conside­
rado como su más grande cultivador de to-
Abul'-'Ala
dos los tiempos. Fue uno de los últimos
poetas en aprender su oficio inpirándosc en
sus predecesores y en los árabes del desierto;
sus sucesores se formaron por lo general en
escuelas de filología, por lo que estuvieron
más atentos a las innovaciones y las super­
vivencias lingüísticas que al tema de su poe­
sía.
Abu Nuwas también suele aparecer en las
*Mil y una noches, más como figura desver­
como poeta. Se cuentan muchas anécdotas
de él en la literatura árabe (como de la
mayor parte de las grandes figuras literarias
árabes); en casi todas aparece de forma des­
favorable, pero resulta injusto juzgar a estos
autores por tales anécdotas. [AST]
W. H. Ingrams, Abu Nuwas in Life and in
Legend (Mauricio, 1933); Nichoison, LHA;
E. ofl.
ABUL’-‘ALA, Ahmad ibn ‘Abdullah, al-
Ma’arri (973-1058). Poeta árabe. N. cerca
de Aleppo. Perdió la vista en la infancia, a
causa de la viruela, y pasó casi toda su vida
en el norte de Siria. Tras haber obtenido al­
guna fama local, probó fortuna en el mundo
literario de Baghdad, pero pronto regresó
sin éxito a su patria. Asceta y vegetariano,
permaneció célibe, ya que no quería perju­
dicar a nadie trayéndole al mundo. Fue de­
masiado pobre para prestar ayuda económi­
ca a sus estudiantes, pero muchos fueron los
que acudieron a él en busca de consejo.
Abu’l-’Alá fue en cierto modo adepto de
la escuela «moderna» de poesía (*al-Muta-
nabbí). en especial en sus poemas tempra­
nos, Chispas de! pedernal y el acero. En su
obra posterior, sin embargo, a pesar de todo
el artificio de su idioma, se encuentra aparte
de todos los poetas árabes, tradicionales o
«modernos». En el Luzumiyyát («El hacer
necesario lo que no es» —llamado así por su
decisión de imponerse reglas de rimas más
severas de lo que era obligatorio—, tr. in­
glesa A. F. Rihani, The Quatrains of Abu’l-
Ala. 1904, Nueva York, 1920), expresa un
juicio duro y casi ateo del mundo y racio­
nalmente y sin miedo ataca la injusticia, la
hipocresía y la superstición. Los musulma­
nes ortodoxos, a los que ofenden estos ex­
traordinarios poemas, suelen considerar
mejor su poesía anterior.
Abu’l-‘Alá también escribió Risalat al-
Ghufran («La epístola del perdón. Una Di­
vina Comedia», tr. inglesa G. Brackenbury,
1943), descripción de un viaje por el Cielo y
el Infierno, durante el cual el autor discute
cuestiones literarias con los poetas famosos
que encuentra. También se conserva un vo­
lumen de sus cartas, en prosa rimada, y par­
te de una extraña y casi incomprensible
obra, titulada Párrafos y cláusulas, mezcla
262
de exhortaciones piadosas y comentarios
pesimistas, también en prosa rimada. [AST)
The Diwan of Ahu’!-'Ala, ir. inglesa H.
Baerlcin (Wisdom of the East Series, 1908,
etcétera); The Letters of Ahu’l-'Alá. cd. y
versión inglesa D. S. Margoliouth (1898).
H. Baerlcin, Abu'l Ala the Syrian (WES,
19 14); Nichoison, SIP.
ABU’L-FARAJ, ‘Alí ibn Husain, al-lsfah-
aní (879-967). Escritor árabe. Descendien­
te del último califa omeya (la dinastía abasi­
da derrocó a los omeyas en 750). Fue un
autor prolífico. pero hoy se le recuerda
principalmente por una gran enciclopedia
literaria titulada Kilñb al-Aghani («l ibro
de canciones»), que nunca se ha traducido.
Es una historia de la poesía árabe hasta la
época de Abu’l-Faraj, basada en una colec­
ción de 100 poemas a los que se había
añadido música para Harun al-Rashid.
Abu’l-Faraj añadió otros de su elección e
interpoló la información biográfica y gene­
ral proporcionada por él con muchas poe­
sías más, antiguas y modernas.
El Kitab al-Aghani es una de las fuentes
principales para el conocimiento de la vida,
la cultura y las condiciones sociales de la
Arabia preislámica y musulmana primitiva.
Llegó a ser tan popular en el mundo musul­
mán, que un destacado gobernante, acos­
tumbrado a viajar con un camello cargado
de libros, se limitó a llevar sólo aquél, ’lbn
Jaldün dijo: «Es el último recurso del es­
tudioso de literatura, pues no puede desear
más». [AST]
F. Rosenthal, Humor in Early Islam
(Leyden, 1956); E. ofl.
ACHEHNESE, Literatura. Los achehnese
de Sumatra del norte, aunque en posesión
de un lenguaje propio, han utilizado tradi­
cionalmente el malayo o el árabe para las
obras científicas; estas lenguas han sido
reemplazadas hoy por el indonesio. Casi lo
único que se ha escrito en idioma achehnese
ha sido poesía. Esta comprende panton
(cuartetos), rasib y kisah (recitados que for­
man parte de representaciones religiosas lla­
madas ratéb) y la. forma literaria achehnese
más importante, hikayat: largos relatos y
leyendas y tratados religiosos en verso. A
esto debe añadirse gran cantidad de «prosa
no escrita» —haba transmitida por los na­
rradores orales en un idioma más coloquial
y que hace referencia a la historia de Acheh,
fábulas y otros relatos. El más notable de
los hikayats es la obra anónima Hikayat
Malém Dagang, que celebra un episodio en
la guerra del siglo xvn con los holandeses, y
el Hikayat Pochut Muhamat por Teungku
Lam Rokam, que trata de las guerras dinás­
ticas durante el siglo siguiente. [ECGB]
263
C. Snouck l lurgronje (tr. inglesa A. W. S.
O Sullivan). 7 he Achehnese (Leidcn. 1 906).
ADIVAR, Halidc Edib (1883-1964). Nove­
lista turca. Educada en el American Girls’
Collcge. de Üsküdar; por ello fue una de las
pocas figuras prominentes de su generación
educadas en un ambiente anglosajón, en vez
de francés. Ganó fama de patriota ardiente
y feminista a causa de sus novelas franca­
mente políticas, Yeni Turan (1912; tr. ale­
mana F. Scharader, Das nene Turan: cin
tiirkisches Frauenschicksal. 1916) y Khan-
dan (1912). Después de la Primera Guerra
Mundial se adhirió con su esposo (Adnan
Adivar, erudito notable, autor de La Science
chez les Tures ottomans, París, 1939) a
Mustafa Kcmál en Anatolia y se entregó
por completo a la causa nacionalista; sus
experiencias de entonces inspiraron la no­
vela Atesten Gomlek (1912; tr. inglesa M.
Yakub Khan, The Daughter ofSmyrna, La­
bore, 1933; tr. alemana H. Dorn, Das
Flammenhemd, Viena. 1923). Después de
la proclamación de la república, vivió con
su esposo en el extranjero —en Francia, In­
glaterra, Estados Unidos y, durante algún
tiempo, India— hasta 1938, en que regresó
a Turquía como profesora de literatura in­
glesa en la Universidad de Estambul. Du­
rante estos años escribió 2 libros de recuer­
dos. Mcnioirs of Halidé Edib (Nueva York-
Londres, 1926), su autobiografía hasta
1918, y The Turkish Ordeal (1928), sus ex­
periencias durante la Guerra de la Indepen­
dencia, inapreciables imágenes de la Tur­
quía de aquellos años vistas por un patriota
turco de formación occidental. La vida de
Estambul a Tines de siglo y la tensión entre
las mentalidades oriental y occidental se en­
cuentran reflejadas en The Clown and his
Daughter (1935, publicada después en turco
como Sinekli Bakkal). [VLM]
Tttrkey Faces West (New Haven, 1930);
Conflict of East and West in Turkey (Delhi,
1936); Diside India (1937) (todos en inglés).
E. Saussey, Prosaieurs tures contempo-
rains (París, 1935); S. Spies, Die turkische
Prosaliteratur der Gegenwart (Leipzig,
1943); A. Bombaci, Storia delta letteratura
turca (Milán, 1956); Philologiae Turcicae
Fundamenta, II (Wiesbaden, 1964).
AGNON, Samuel Joseph (1888-1970). No­
velista y cuentista hebreo. N. en Buczacz,
en Galitzia (Polonia), se estableció en Pales­
tina en 1909, donde residió, salvo una épo­
ca (1912-32) en Alemania. Su nombre de fa­
milia era Czaczkes, que cambió por el de
Agnon después del éxito de su primer relato
publicado en Palestina: Agunot («Esposas
abandonadas»). La infancia y adolescencia
Ahikar
de Agnon en Galitzia ejercieron una gran
influencia en su obra. Tiene el don de com­
binar el simbolismo con la realidad y está
considerado como el gran escritor épico en
hebreo moderno. En su novelística ha evita­
do muchas de las innovaciones empicadas
por algunos escritores anteriores de hebreo
moderno y ha buscado su estilo más bien en
el de los cuentos infantiles con una hábil
mezcla de elementos de la literatura bíblica
y talmúdica.
Quizá la novela más grande de Agnon sea
Hakhnasath Katlah (1922; ir. inglesa I. M.
Lask, The Bridal Canopy. Garden City, N.
Y.. 1937), rica en el folklore de la Galitzia
judía de comienzos del xtx. En Oreah na-
tah talan (1945: «Un viajero se demora en
la noche») se describe la ruina de una aldea
judía en Galitzia en la época de cntregue-
rras. Incluso cuando el escenario es Israel,
como en Temol Shilshom (1947; «An­
teayer»), los personajes de Agnon suelen ser
oriundos de Galitzia. En sus Retatos fantás­
ticos escribe con aire de nostalgia del rabí
Nachman de Bratislava. místico hasídico.
pero a medida que el tema se aproxima a la
escena contemporánea, aumenta el elemen­
to realista, con cierto matiz de aspereza ai
tratar del presente. Compartió con Nelly L.
Sachs el Premio Nobel de literatura para
1966. [RFH]
Kol Sippurav shet Shemuel Yoseph Ag­
non (Berlín, 1931-5, Jerusalén, 1950-62;
novelas y relatos completos en hebreo); En
el corazón de los mares (B., Plaza Janes,
1967); Ayer y anteayer, tr. Elkin de Hoter
(B., Plaza Janes, 1969).
«AHIKAR, Leyenda de». Antigua obra de
literatura moral del Oriente Próximo. Ahi-
kar fue uno de los sabios de la Antigüedad,
a quien se atribuían proverbios que iban
transmitiéndose a través de las generacio­
nes. Consejero de los reyes de Asiría, Sena-
querib y 'Asardón, eligió en su vejez a su
sobrino Nadan como sucesor suyo. Cuando
Nadan ocupó su puesto, acusó a Ahikar de
traicionar a Asiria. Ahikar fue salvado de la
muerte gracias a un amigo fiel y volvió al
favor del rey cuando Asiria se encontró gra­
vemente necesitada de su consejo; Nadan
fue ejecutado. Los proverbios aparecen en
el relato como lecciones y advertencias a
Nadan, cuya falta en seguirlos y vil ingrati­
tud le llevan a un mal fin.
Una tableta tardía neobabilónica de
Erech hace referencia a «Ahikar el conseje­
ro». El relato y los proverbios se conservan
primero en arameo entre los papiros de Ele­
fantina. Ahikar aparece mencionado en el
libro de Tobit, así como Nadan, y algunos
de los proverbios se repiten en él. Se dice
Abul- Alá
dos los tiempos. Fue uno de los últimos
poetas en aprender su oficio inpirándosc en
sus predecesores y en los árabes del desierto;
sus sucesores se formaron por lo general en
escuelas de filología, por lo que estuvieron
más atentos a las innovaciones y las super­
vivencias lingüísticas que al lema de su poe­
sía.
Abu Nuwas también suele aparecer en las
*Mil y una noches, más como figura desver­
gonzada de la corte de Harun al-Rashid que
como poeta. Se cuentan muchas anécdotas
de él en la literatura árabe (como de la
mayor parte de las grandes figuras literarias
árabes); en casi todas aparece de forma des­
favorable, pero resulta injusto juzgar a estos
autores por tales anécdotas. [AST]
W. H. Ingrams, Abu Nuwas in Life and in
Legend (Mauricio, 1933); Nicholson, LHA;
E. ofl.
ABUL'-'ALÁ, Ahmad ibn ‘Abdulláh, al-
Ma'arri (973-1058). Poeta árabe. N. cerca
de Aleppo. Perdió la vista en la infancia, a
causa de la viruela, y pasó casi toda su vida
en el norte de Siria. Tras haber obtenido al­
guna fama local, probó fortuna en el mundo
literario de Baghdád, pero pronto regresó
sin éxito a su patria. Asceta y vegetariano,
permaneció célibe, ya que no quería perju­
dicar a nadie trayéndole al mundo. Fue de­
masiado pobre para prestar ayuda económi­
ca a sus estudiantes, pero muchos fueron los
que acudieron a él en busca de consejo.
Abu’l-'Alá fue en cierto modo adepto de
la escuela «moderna» de poesía (*al-Muta-
nabbí). en especial en sus poemas tempra­
nos, Chispas de! pedernal y el acero. En su
obra posterior, sin embargo, a pesar de todo
el artificio de su idioma, se encuentra aparte
de todos los poetas árabes, tradicionales o
«modernos». En el Luzümiyyat («El hacer
necesario lo que no es» —llamado así por su
decisión de imponerse reglas de rimas más
severas de lo que era obligatorio—, tr. in­
glesa A. F. Rihani, The Quatrains of Abu’l-
Ala. 1904, Nueva York, 1920), expresa un
juicio duro y casi ateo del mundo y racio­
nalmente y sin miedo ataca la injusticia, la
hipocresía y la superstición. Los musulma­
nes ortodoxos, a los que ofenden estos ex­
traordinarios poemas, suelen considerar
mejor su poesía anterior.
Abu'l-'Alá también escribió Risalat al-
Ghufran («La epístola del perdón. Una Di­
vina Comedia», tr. inglesa G. Brackenbury,
1943), descripción de un viaje por el Cielo y
el Infierno, durante el cual el autor discute
cuestiones literarias con los poetas famosos
que encuentra. También se conserva un vo­
lumen de sus cartas, en prosa rimada, y par­
te de una extraña y casi incomprensible
obra, titulada Párrafos y cláusulas, mezcla
262
de exhortaciones piadosas y comentarios
pesimistas, también en prosa rimada. [AST]
The Diwan of Abu'l-'Ala. tr. inglesa H.
Bacrlein (Wisdom of the East Series. 1908,
etcétera); The Letters of Abu'l-'Alá. cd. y
versión inglesa D. S. Margoliouth (1898).
H. Baerlcin, Abu'l Ala the Syrian (WES.
1914); Nicholson. SIP.
ABU’L-FARAJ, ‘Ali ibn Husain, al-lsfah-
ání (879-967). Escritor árabe. Descendien­
te del último califa omeya (la dinastía abasi­
da derrocó a los omeyas en 750). Fue un
autor prolífico, pero hoy se le recuerda
principalmente por una gran enciclopedia
literaria titulada Kitab al-Aghani («Libro
de canciones»), que nunca se ha traducido.
Es una historia de la poesía árabe hasta la
época de Abu’l-Faraj, basada en una colec­
ción de 100 poemas a los que se había
añadido música para Harun al-Rashid.
Abu’l-Faraj añadió otros de su elección e
interpoló la información biográfica y gene­
ral proporcionada por él con muchas poe­
sías más, antiguas y modernas.
El Kitab al-Aghanf es una de las fuentes
principales para el conocimiento de la vida,
la cultura y las condiciones sociales de la
Arabia preislámica y musulmana primitiva.
Llegó a ser tan popular en el mundo musul­
mán, que un destacado gobernante, acos­
tumbrado a viajar con un camello cargado
de libros, se limitó a llevar sólo aquél. *Ibn
Jaldün dijo: «Es el último recurso del es­
tudioso de literatura, pues no puede desear
más». [AST]
F. Rosenthal, Humor in Early Islam
(Leyden, 1956); E. ofl.
ACHEHNESE, Literatura. Los achehnese
de Sumatra del norte, aunque en posesión
de un lenguaje propio, han utilizado tradi­
cionalmente el malayo o el árabe para las
obras científicas; estas lenguas han sido
reemplazadas hoy por el indonesio. Casi lo
único que se ha escrito en idioma achehnese
ha sido poesía. Esta comprende pontón
(cuartetos), rasib y kisah (recitados que for­
man parte de representaciones religiosas lla­
madas ratéb) y la. forma literaria achehnese
más importante, hikayaf. largos relatos y
leyendas y tratados religiosos en verso. A
esto debe añadirse gran cantidad de «prosa
no escrita» —haba transmitida por los na­
rradores orales en un idioma más coloquial
y que hace referencia a la historia de Acheh,
fábulas y otros relatos. El más notable de
los hikayats es la obra, anónima Hikayat
Malém Dagang, que celebra un episodio en
la guerra del siglo XVH con los holandeses, y
el Hikayat Pochut Muhamat por Teungku
Lam Rokam, que trata de las guerras dinás­
ticas durante el siglo siguiente. [ECGB]
263
C. Snouck Hurgronjc (tr. inglesa A. W. S.
O'Sullivan), The /í< hehnese (Leidcn, 1906).
ADIVAR, Halide Edib (1883-1964). Nove­
lista turca. Educada en el American Girls’
Collcge, de Üsküdar; por ello fue una de las
pocas figuras prominentes de su generación
educadas en un ambiente anglosajón, en vez
de francés. Ganó fama de patriota ardiente
y feminista a causa de sus novelas franca­
mente políticas, Yeni Turan (19 12; tr. ale­
mana F. Scharader, Das nene Turan: ein
tiirkisches Frauenschícksal. 1916) y Khan-
dan (1912). Después de la Primera Guerra
Mundial se adhirió con su esposo (Adnan
diez les Tures ottomans. París, 1939) a
Mustafa Kemál en Anatolia y se entregó
por completo a la causa nacionalista; sus
experiencias de entonces inspiraron la no­
vela Atesten Gomlek (1912; tr. inglesa M.
Yakub Khan, The Daughter ofSmyrna, La­
bore, 1933; tr. alemana H. Dorn, Das
Flammenhemd. Vicna. 1923). Después de
la proclamación de la república, vivió con
su esposo en el extranjero —en Francia, In­
glaterra. Estados Unidos y. durante algún
tiempo. India— hasta 1938, en que regresó
a Turquía como profesora de literatura in­
glesa en la Universidad de Estambul. Du­
rante estos años escribió 2 libros de recuer­
dos. Memoirs of Haltdé Edib (Nueva York-
Londres, 1926), su autobiografía hasta
1918, y The Turkish Ordeal (1928), sus ex­
periencias durante la Guerra de la Indepen­
dencia, inapreciables imágenes de la Tur­
quía de aquellos años vistas por un patriota
turco de formación occidental. La vida de
Estambul a fines de siglo y la tensión entre
las mentalidades oriental y occidental se en­
cuentran reflejadas en The Clown and his
Daughter (1935, publicada después en turco
como Sinekli Bakkal). [VLM]
Turkey Faces West (New Haven, 1930);
Conflict of East and West in Turkey (Delhi,
1936); Inside India (1937) (todos en inglés).
E. Saussey, Prosateurs tures contempo-
rains (París, 1935); S. Spies, Die turkische
ProsaHteratur der Gegenwart (Leipzig,
1943); A. Bombaci. Storia della letteratura
turca (Milán, 1956); Philologiae Turcicae
Fundamenta. II (Wiesbaden, 1964).
AGNON, Samuel Joseph (1888-1970). No­
velista y cuentista hebreo. N. en Buczacz,
en Galitzia (Polonia), se estableció en Pales­
tina en 1909, donde residió, salvo una épo­
ca (1912-32) en Alemania. Su nombre de fa­
milia era Czaczkes, que cambió por el de
Agnon después del éxito de su primer relato
publicado en Palestina: Agunot («Esposas
abandonadas»). La infancia y adolescencia
Ahikar
de Agnon en Galitzia ejercieron una gran
influencia en su obra. Tiene el don de com­
binar el simbolismo con la realidad y está
considerado como el gran escritor épico en
hebreo moderno. En su novelística ha evita­
do muchas de las innovaciones empleadas
por algunos escritores anteriores de hebreo
moderno y ha buscado su estilo más bien en
el de los cuentos infantiles con una hábil
mezcla de elementos de la literatura bíblica
y talmúdica.
Quizá la novela más grande de Agnon sea
Hakhnasath Katlah (1922; ir. inglesa I. M.
Lask, The Brida! Canopy. Garden City. N.
Y.. 1937), rica en el folklore de la Galitzia
judía de comienzos del xix. En Oreah na-
tah talan (1945: «Un viajero se demora en
la noche») se describe la ruina de una aldea
judía en Galitzia en la época de cntreguc-
rras. Incluso cuando el escenario es Israel,
como en Temol Shilshom (1947; «An­
teayer»), los personajes de Agnon suelen ser
oriundos de Galitzia. En sus Relatas fantás­
ticos escribe con aire de nostalgia del rabí
Nachman de Bratislava. místico hasídico.
pero a medida que el tema se aproxima a la
escena contemporánea, aumenta el elemen­
to realista, con cierto matiz de aspereza al
tratar del presente. Compartió con Nelly L.
Sachs el Premio Nobel de literatura para
1966. [RFH]
Kol Sippurav shel Shemuel Yoseph .-1^-
non (Berlín. 1931-5, Jerusalén, 1950-62;
novelas y relatos completos en hebreo); En
el corazón de los mares (B., Plaza Janés.
1967): Ayer y anteayer, tr. Elkin de Hoter
(B., Plaza Janés, 1969).
«AHIKAR, Leyenda de». Antigua obra de
literatura moral del Oriente Próximo. Ahi­
kar fue uno de los sabios de la Antigüedad,
a quien se atribuían proverbios que iban
transmitiéndose a través de las generacio­
nes. Consejero de los reyes de Asiria, Sena-
querib y Asardón, eligió en su vejez a su
sobrino Nadan como sucesor suyo. Cuando
Nadan ocupó su puesto, acusó a Ahikar de
traicionar a Asiria. Ahikar fue salvado de la
muerte gracias a un amigo fiel y volvió al
favor del rey cuando Asiria se encontró gra­
vemente necesitada de su consejo; Nadan
fue ejecutado. Los proverbios aparecen en
el relato como lecciones y advertencias a
Nadan, cuya falta en seguirlos y vil ingrati­
tud le llevan a un mal fin.
Una tableta tardía neobabilónica de
Erech hace referencia a «Ahikar el conseje­
ro». El relato y los proverbios se conservan
primero en arameo entre los papiros de Ele­
fantina. Ahikar aparece mencionado en el
libro de Tobit, así como Nadan, y algunos
de los proverbios se repiten en él. Se dice
 Aitmátov
que Demócrito (h. 460 a. C.) utilizó las
obras de un Akikaros en sus escritos y Tco-
frasto (h. 370 a. C.) es fama que escribió un
libro titulado Akicharos. Material proce­
dente de Ahikar también entró en el con­
junto de Esopo. Las versiones de Ahikar
que se conservan, en sirio, armenio, eslavo,
turco y neoarameo, evidencian la gran po­
pularidad de la historia, que también cono­
cían los autores del Corán. [JCG/DJW]
The Story of Ahikar, ed. F. C. Conybeare,
J. R. Harris y A. S. Lewis (2.a ed., 19í 3); cd.
y tr. inglesa A. E. Cowley, en Aramaic Pa-
pyri of the l-'ifth Ceniury B. C. (1923); tr.
inglesa H. L. Ginsberg. en Ancient Near
Eastern Texis, ed. J. B. Pritchard (Princc-
lon, 1955); Documenis frotn Oíd Testament
Times, cd. D. Winton Thomas (1958).
AITMÁTOV, Chinguiz (1927- ). Na­
rrador kirguiso. Comparado por Georg Lu-
káes con Solzhenitsin, sus relatos sobre las
gentes de su patria, los habitantes de las es­
tepas de Asia central limítrofes con Sin-
kiang, han sido muy celebradas por el régi­
men soviético, que concedió a su autor el
Premio Lenin en 1963. Utiliza en sus rela­
tos una aparente ingenuidad, que resulta
intencionada, como lo demuestra su técnica
narrativa derivada del montaje cinemato­
gráfico, logrando con ello los efectos expre­
sivos del pintor «naif». Povesii i rasskazy
(Moscú, Molodaya Gvardiya, 1971) com­
prende la versión rusa de sus relatos y nove­
las cortas. [AA]
Nave blanca, tr. Augusto Vidal (B., Pla­
neta, 1973); «Cigüeñas tempranas», tr. Cé­
sar Astor, Literatura Soviética. 335 (mayo,
1976); «El Perro Pinto que corre junto al
mar», tr. Isabel Vicente, Literatura Soviéti­
ca. (marzo, 1978).
AKUTAGAWA RYÜNOSUKE (1892-
1927). Novelista japonés. Estudió inglés en
la Universidad de Tokio y fue miembro
de un grupo literario formado en tomo a
ésta, bajo la influencia de *Natsume Sóseki,
Fue el intelectual japonés típico y, aparte de
cortas etapas en la enseñanza y el periodis­
mo, estuvo dedicado su vida entera a la pro­
ducción literaria. El aspecto más conocido
de ésta la componen relatos cuyo material
procedía, o pretendía proceder, de viejas co­
lecciones de narraciones, como *Konjaku-
monogatari. Su método era dar un nuevo
enfoque al viejo material, dando a sus per­
sonajes un nuevo sesgo psicológico y cínico.
Ejemplos extraordinarios de esto son Ras-
htfmon (191 5; tr. Kazuya Sakai, B. A., Ló­
pez Negri, 1954), Hana (1916) (The Nose^
tr. ingl. Shaw-v. bibl.), Kesa lo Morito -
(1918) (Kesa and Mordo. Keene, MJL), Ji- .
gokuhen (1918, tr. Alberto Luis Pérez, Las
264
puertas de! infierno. B., Caralt, 1965), Yaba
no naka (1922, In a Grove. tr. ingl. Kojima-
v. bibl.Z Sintió también interés por la lla­
mada «era cristiana» del Japón (segunda
mitad del siglo xvi), que parece haber.sido a
sus ojos una época sumamente pintoresca.
El relato Tabako lo akuma (1917; Tobacco
and ihc Devil. tr. ingl. Shaw-v. biblj ilustra
este interés. Su actitud de distanciamiento
contrasta con la de los novelistas proletarios
y naturalistas de su época, preocupados res­
pectivamente por la política y el autorretra­
to enfermizo. Su estilo, al que dedicó mayo­
res desvelos que casi todos los restantes au­
tores modernos, es elegante y claro. Mues­
tra ingenio, penetración e inteligencia y una
predilección por lo macabro. En 1927 apa­
reció Kappa (tr. ingl. S. Shiojiri, Tokio,
1949), novela de sátira política y social al
estilo de los Viajes de Gulliver, en la que un
hombre se encuentra en el mundo de los
kappa. o espíritus acuáticos, versión al re­
vés del nuestro. El mismo año se suicidó, al
sentir que el mundo no tenía más que ofre­
cerle. Muchos de sus relatos han sido tradu­
cidos al inglés y la modernidad y universali­
dad de su visión los hacen fácilmente apre­
ciables del público occidental. [CJD]
Rashomon and Oiher Stories. tr. ingl.
Kojima Takashi (1952); Tales Groiesque
and Curious, tr. G. W. Shaw (Tokio, 1938).
Makoko Ueda, Modern Japanese Wriiers
and ihe Nature of Lileralure (Stanford U.
P., 1977).
ALAGIYAVANNA (fl. 1590-1620). Poeta
cingalés. Ejerció el cargo de mukavdti o mo-
hatiala (escribiente), que a veces se le adju­
dica como si fuera su nombre. Durante este
período hubo un rey independiente en Cei-
lán (Rájasimha I), en Sítávaka, 48 kilóme­
tros al interior de Colombo, al tiempo que
los portugueses dominaban las áreas coste­
ras y al monarca nominal cingalés en ellas.
Alagiyavanna estuvo al servicio de Rája-
simha y posiblemente también de los portu­
gueses. Sus obras principales son Kusadá-
kava. que describe la historia del Kusa jata-
ka, un poema *sandesa, titulado Sdvul-san-
desa («El mensaje del gallo»), y un libro de
máximas morales versificadas con el título
de Subhasda. El más famoso es el primero,
escrito en un estilo fácil con mucha acción
' y, comparativamente, poco relleno descrip­
tivo. Fue traducido al inglés por T. Steele
(1871) en verso de estilo Victoriano.
[CHBR]
M. Wickramasinghe (tr. inglesa E. R. Sa-
rathchandra), Sinhalese Lileralure (Colom­
bo, 1950); S. G. Pcrera y M. E. Femando,
Kustantinu Haiana (Colombo, 1932; intro--
ducción). ..
265
AL-BIRÚNÍ. *Birúní.
ALGAZEL. *al-Ghazali. Muhammad ibn
Muhammad.
ALI, Ahmad (1906- ). Escritor paquis­
taní. Llamó la atención h. 1930 como autor
de cuentos en urdu de tendencia marcada­
mente socialista, pero la mayor parte de su
obra siguiente ha sido en inglés. Twdight in
Delhi (1940) es una novela, descripción de
la vida doméstica musulmana en Delhi a
comienzos del presente siglo, impregnada
de la triste conciencia de la decadencia de
los destinos musulmanes en la India. The
Falcan and the Hunted Bird (Karachi,
1950) es un pequeño volumen de versiones
en verso inglés de los poetas clásicos urdu.
La selección es buena, pero la traducción es
de calidad desigual. [RR]
ALI HAJI, Raja (h. 1808-68). Historiador
malayo. Hijo de un gobernante buguis mu­
sulmán del archipiélago Riau al sur de Sin­
gapur. fue educado en ambientes cortesanos
y parece haber desempeñado más tarde el
papel de diplomático, funcionario e histo­
riador áulico.
Su obra más conocida es Tuhfat al-Nafis
(Singapur, 1932), iniciada en 1865, que
puede considerarse como la primera histo­
ria malaya auténtica. Su primera parte in­
cluye el material legendario corriente, pero
el autor da un paso innovador al criticar la
categoría y el valor de las fuentes tradicio­
nales. Su otra obra histórica de importan­
cia, quizá anterior, es Silsilah Melayu dan
Bugis (Johore Bahru, 1956), que trata princi-
Cebeles en el mundo malayo, durante el si­
glo xvm.
Raja Ali conocía el árabe y su estilo ma­
layo es correcto, pero sin distinción. Escri­
bió también algo de poesía; en 1857 una
precursora gramática malaya. Bastan al-
Katibin (Singapur, 1872); en 1858 un dic­
cionario discursivo y enciclopédico, Kitab
Pengetahuan Bahasa (Singapur, 1928).
UCB)
Winstedt, CML; J. C. Bottoms, «Malay
Historical Works», en Malaysian Historical
Sources, ed. K. G. Tregonning (Singapur,
1962).
ALVAR. Nombre aplicado colectivamente
a los 12 poetas bhakti Vaishnava (devotos
del dios Visnu) de Tamil, que florecieron
entre 600 y 900 d. C. Más tarde sus him­
nos fueron recogidos en ¡os NSlayirappira-
paniam (los «Cuatro mil Prabandha» o
poemas), una cuarta parte de los cuales está
compuesta por el profundamente místico
Ariwara Narihira
TiruvSymolJ de Nammálvár. el más excelso
de los doce. Entre ellos se incluye una poeti­
sa (Anl«íl), su padre (PcriySlvSr), un prínci­
pe chera (Kulacekarar) y un intocable
Ti nippSnSlvSr). [REA]
Hymns of the Alyars. ed. y tr. inglesa J.
S. M. Hoopcr (I, 1929). Alkondavjjli Go-
víndachárya. The Ho!y Uves of the Azhvárs
or the Dravida Saints (Mysore, 1902); S.
Vaiyapuri Pillai, History of Tamil Langua-
ge and Literature (Madras, 1956).
«AMARU». *áañkara.
AMIR, Hamzah (191 1-46). Poeta lírico in­
donesio. Aunque de educación moderna,
fue tradicionalisla. Miembro de la familia
del sultán de Langkat en Sumatra oriental,
fue un entusiasta del vocabulario, cultura,
historia y formas poéticas de la Malaya an­
tigua y ferviente musulmán. Su poema so­
bre el héroe malayo Hang Tuah adopta la
forma de un shaer, simplificado, pero de
mucho color, y recuerda la balada europea.
Sus primeros poemas —publicados en 1941
con el título Buah Rinda («Fruto del de­
seo»)— son tristes canciones de un vaga­
bundo solitario. En sus poemas posteriores,
publicados en 1937 con el título de Njanji
Sunji («Cantos de soledad»), muestra pro­
fundos sentimientos religiosos y se dirige a
Dios como Dios de amor. Murió durante
los disturbios de Sumatra oriental que pre­
cedieron a la independencia. [ECGB]
AMRU’U’L-QAIS. *Imru’u’l-Qais.
ANTAL.*Alv3r.
APPAR. *Nayanm3r.
ARIWARA NARIHIRA (825-880). Poeta
cortesano japonés. Se conoce poco de su
vida, salvo que era nieto de un emperador
por parte materna y paterna y que fue con­
denado al destierro en cierta ocasión a cau­
sa de unos amores indiscretos. Por otro
lado, la leyenda le ha convertido en el pro­
totipo del aventurero amoroso y cortesano.
Sus poemas son todos tanka (de 3 1 sílabas)
y se encuentran en su mayor parte en la Ko-
kinshu (colección poética publicada h. 905)
y en los Ise-ntonogatari («Cuentos de Ise»),
que narran por lo general incidentes eróti­
cos con intervención del protagonista, el
propio Ariwara, cuyos poemas acompañan
los relatos. Su verso muestra indicios de sin­
ceridad de sentimientos y un profundo co­
nocimiento de la psicología del amante,
tanto masculino como femenino, a lo que
suele acompañar un agradable ingenio.
[CJD]
 Arthaéástra
Kccne, AJL; Ise-monogatari. ed. y tr.
Frilz Vos (La Haya, 1957).
Brower y Miner. JCP.
ARTHASASTRA. *Kautilya.
ASVAGHOSA (siglo 1 d. C.). Primer escri­
tor conocido de poesía sánscrita clásica. Se
dice que nació en el brahmanismo, pero que
más larde se convirtió al budismo. La obra
de Asvaghosa se encuentra muy distante de
la de sus sucesores, tanto en tiempo como
en contenido. Sus 2 poemas épicos celebran
la vida de Buda (Buddhacarita) y la con­
versión del hermanastro de Buda, Nanda
(Saundaryananda). El primero constituye
una fuente de importancia para la historia
tradicional de la primera parte de la vida,
peregrinaciones e iluminación de Buda,
pero desgraciadamente está incompleta; la
parte última se conoce solamente a través
de versiones chinas y tibetanas. Las dos
obras son de inspiración didáctica y religio­
sa; no obstante, estilísticamente tienen mu­
cho en común con la poesía sánscrita poste­
rior e incluso parece probable que Asva­
ghosa conocía una forma rudimentaria de
teoría poética, a juzgar por su empleo de va­
rias complicadas figuras del lenguaje. Su
obra tiene poco de la brillantez de *Kalida-
sa y nada del barroco de los escritores pos­
teriores. [EG]
Buddhacarita, tr. inglesa E. B. Cowell
(Calcuta, 1935-6); Saundaryananda. tr. in­
glesa E. B. Cowell (1928).
Wintemitz, GIL, II.
‘ATA MALIK. ‘Juwayní.
‘ATTÁR, Farid al-Din (fl. h. 1 180-h. 1220).
Poeta místico persa. N. y pasó la mayor
parte de su larga vida en Níshápúr, en el no­
roeste de Persia. Farmacéutico de profesión
("altar en árabe) y médico, pasó muchos
años recopilando relatos y frases de los san­
tos musulmanes místicos, de los que reunió
97 biografías en su obra en prosa Tadhkirat
al-Awliyá (versión alemana de algunas vi­
das por P. Klappstein, l7ier turkestanische
Heiüge..., Berlín, 1920, y J. Hallauer, Die
Tila des Ibrahim b. Edhem, Leipzig, 1925;
tr. francesa de una versión en turco oriental,
por Pavet de Courteille, París (1889-90). Su
principal obra poética, muy imitada y co­
mentada en todo el Islam, es Mantiq al-
Tayr («El parlamento de los pájaros»),
complicada alegoría con abundantes digre­
siones ('Attár es un narrador nato), que des­
cribe en unos 5.000 pareados cómo todos
los pájaros (es decir, las almas humanas) sa­
len a Ja búsqueda del Símurgh (un pájaro
mítico = la Divinidad): todos mueren, salvo
266
30, y los supervivientes se dan cuenta que
son ellos mismos (en persa, .w murgh -
«treinta pájaros») el Símurgh (tr. inglesa
abreviada E. Fitzgerald, Boston, 1899, y R.
P. Masani, 1924; S. C. Nott. 1954, del fran­
cés de Garcin de Tassy, 1863).
Otras obras importantes de ‘Attár son
Háhi-náma («El libro de lo divino»), pará­
bola de la búsqueda de la felicidad por los
seis hijos de un rey (versión francesa F.
Rouhani, 1961); Musíbat-náma («El libro
de la aflicción»), alegoría del ascenso del
alma hacia Dios; y Asrár-nánta («El libro
de los secretos»). Muchas de las 20 obras
restantes atribuidas a ‘Attár se consideran
hoy espúreas. [VLM]
Browne, LHP, II; M. Smith, The Persian
Mystics: ‘Attár (WES, 1932); Arbcrry, CPL:
Rypka, ¡L; H. Ritter, Das Meer der Seele
(Lciden, 1955; análisis de poemas).
«AVESTA». Nombre, que significa proba­
blemente «Mandamiento», dado a los libros
sagrados de la secta de Zoroastro, compues­
to en un idioma de Irán oriental del que no
existen otros documentos, pariente próximo
del sánscrito. Los textos resultan oscuros en
muchos trozos, debido a palabras descono­
cidas y a las corrupciones de una larga
transmisión oral. Fueron probablemente fi­
jados por escrito por primera vez en persa
auténtico durante los siglos iil-vi d. C. Sólo
se conserva una pequeña parte del Avesta
original, clasificable en las secciones si­
guientes: 1) Los Gathas, fechados por lo
general h. 600 a. C., himnos compuestos
por el propio Zoroastro en estilo tradicional
pero en un lenguaje sumamente personal,
conmovedores a causa de la intensidad del
pensamiento y del sentimiento, pero oscu­
ros en gran parte debido a dificultades de
contenido e idioma. 2) Los Yashts. himnos
a los dioses individuales del panteón poste­
rior de Zoroastro, conservados en una ver­
sión más reciente del idioma, pero que reco­
gen mucho material anterior a Zoroastro.
Contienen algunas bellas invocaciones anti­
guas y fragmentos de una mitología que
también se encuentra en los Vedas indios.
3) El Yasna y el Visperad, textos litúrgicos
en verso y prosa, de fechas diferentes y di­
verso valor literario. 4) El Vendidad. co­
lección miscelánea de escritos en prosa,
que se refieren principalmente al ritual
pero con algún interesante material legen­
dario. Está escrito en una forma tardía del
idioma, con frecuencia vacilante.
Existen varias versiones de los Gathas.
pero ninguna puede ser considerada como
autoridad, mientras que todas las traduccio­
nes de Avesta más recientes pueden ser dis­
cutidas en puntos determinados, debido a la
oscuridad de algunos versos. [EMB]
267
The Gathas, tr. inglesa M. W. Smilh (Lin-
guistic Society of America, 1929); The
llymns of Zarathustra, cd. J. Duchcsne-
Guillemin, tr. inglesa M. Hcnning (1952);
Avesta. tr. alemana F. Wollf (Estrasburgo,
1910); Die Yashts des Awesta, tr. alemana
H. Lommel (Góttingen, Leipzig, 1927); The
Zend-Avesta, tr. inglesa J. Darmcstcr y L.
Mills (Sacred Books of thc East, 3 vols.,
1883-7).
AVEMPACE. *Ibn-Bájja.
AVERROES. *Ibn-Rushd.
AVICENA (ibn Si na, Husain ibn ‘Abdul-
lah) (980-1037). Medico y filósofo árabe.
De origen persa, n. cerca de Bujara, y edu­
cado en la religión Isma’ílí. Parece haber
sido un estudiante precoz y que obtuvo tem­
prana fama como médico. Se vio obligado a
huir de Khwarizm para escapar del sultán
Mahmüd de Ghazna, que deseaba incluirle
en el grupo de hombres eminentes adscritos
a su corte; se dedicó entonces a viajar, acep­
tando a veces puestos importantes de los
monarcas a los que visitaba.
Avicena adoptó y desarrolló la filosofía
aristotélica (según la interpretación de los
neoplatónicos). que fue la base de gran parte
de la filosofía musulmana de aquella época,
y utilizó la obra del célebre filósofo árabe
al-Farabí (h. 870-950). El Kitab al-Shifa'
(«Libro de curación») de Avicena es una en­
ciclopedia con secciones sobre lógica, física,
Avicena
metafísica, psicología c historia natural.
Mucho material es aristotélico. Kilab al-
Naját («Libro de salvación») es un compen­
dio de esta obra. A pesar del interés de
Avicena por la metafísica, continuó siendo
musulmán ortodoxo y escribió varios libros
de teología. En sus últimos años escribió
también obras místicas alegóricas, de im­
portancia en la evolución del sufismo «ilu-
minista».
Avicena es importante en la historia de la
medicina. Su Qanün. o Canon de medicina,
es una enciclopedia que durante largo tiem­
po constituyó la obra básica de texto en
Europa. Escribió muchas otras obras meno­
res y puso gran parte de la información
científica y médica en versos bastante tos­
cos; estas versiones, en un metro árabe pri­
mitivo no muy empleado para el verso ar­
tístico, es de suponer que tuviesen más el
propósito de aides-mémoire que de compo­
siciones literarias. Avicena también escribió
libros en persa. [AST]
Avicenna's Psychology. tr. inglesa F. Rah-
man (1952); Avicenna on Theology, tr. in­
glesa A. J. Arberry (WES, 1951).
S. M. Afnan, Avicenna: His Life and
Works (1958); Avicenna Commemoration
Volume (Calcuta, 1956); E. G. Browne,
Arabian Medicine (1921); H. Corbin, Avi­
cenna and the Visionay Recital (1960); O.
C. Gruner, A Treatise on the Canon of Me­
dicine of Avicenna (1930); G. M. Wickens,
ed., Avicenna: Scientist and Philosopher. A
Millenary Symposium (1952).

«BABAD». Género literario de Java, lite­
ralmente «un claro» (de vegetación en un
bosque). Nombre genérico de tratados versi­
ficados sobre la historia de Java, que tratan
tanto de provincias particulares, como el
Babad Banyumas, o (como el ejemplo más
Carnoso, Babad Tanah Jawi, compuesto du­
rante los siglos xvn y xvni) de todo el país.
Este último es una típica mezcla mitológica
de elementos nativos, hindúes y musulma­
nes. Ha sido resumida en prosa javanesa (J.
J. Meinsma, en caracteres javaneses: La
Haya, 1874; más tarde impreso en caracte­
res latinos) y traducido al holandés (W. L.
Olthof; La Haya, 1941). Estas últimas ver­
siones suelen ser citadas por los historiado­
res. Algunas partes han resultado fidedig­
nas, pero otras parecen contener fantasías
dinásticas o reflejar las actitudes personales
del autor o de un editor posterior. Lo que
los babad carecen de autenticidad lo com­
pensan con sus revelaciones inconscientes
de formas javanesas de vida y pensamiento.
H. 1930, Balé Poestaka, la agencia literaria
oficial de Batavia, reeditó el texto javanés
de Babad Tanah Jawi y Babad Gianti en
caracteres javaneses en unos 30 folletos de
un centenar de páginas. [CH]
BÁBUR (1483-1530). Fundador de la di­
nastía mogol de la India, poeta y autobió-
grafo. N. en Ferghana, en Turquestán. Des­
cendiente de Timur (Tamerlán), a los once
años sucedió a su padre en el pequeño prin­
cipado y en sus luchas con otros príncipes
timúridas. La subida al trono del jan de
los uzbeks, Shaybáni, le obligó a huir, cru-
------------ • • •
zando el Hindú Kush, a Kabul, desde don­
de, después de repetidos fracasos para con­
quistar Samarcanda y Transoxania, prestó
atención al sur. Invitado a la India en 1524
por un bando de los soberanos musulmanes
en lucha, ocupó sucesivamente Lahore,
Delhi, Agrá y Lucknow, hasta convertirse
en señor del Indostán. Jefe nato, agudo y de­
cidido, convencido de haber nacido para la
grandeza, era también caballeroso, tolerante
y cultivado. Su gran obra literaria es el Bá-
bur-náma, escrito en turco oriental («chag-
hatay»), donde describe, con franqueza y
modestia, los acontecimientos de su azarosa
vida; su estilo natural y sus animadas des­
cripciones lo convierten no sólo en valiosa
fuente histórica, sino en uno de los más be­
llos ejemplos de la prosa turca (The Babur-
nama in Engiish, tr. A. S. Beveridge, 2
vols., 1922, con extensa introducción y no­
tas).
Bábur dejó también una colección de
poemas (diwán) en turco chaghatay (y una
veintena en persa), escritos en la mayor par­
te según la tradición clásica, es decir, en
varios metros cuantitativos, pero con unos
pocos en el metro silábico popular; hábiles
de técnica, son de tono directo y sincero.
Entre sus obras menores figura un tratado
de prosodia. [VLM]
Browne, LHP, III; W. Erskine, Historyof
• India under the First Two Sovereigns of the
House of Taimur (2 vols., 1854); Cambrid­
ge History of India, IV (1937); Harold
Lamb, Bábur the Tiger (1961); E. ofl.: Phi-
lologiae Turcicae Fundamenta. II (Wiesba-
den, 1964).
BAKIN. *Kyokutei Bakin.
BALAGTAS, Francisco (1788-1862). Por
consenso general, el príncipe de los poetas
tagalos. El tagalo, idioma de las provincias
centrales de la isla de Luzón, es, de todas las
lenguas de Filipinas, la que tiene una lite­
ratura más desarrollada. Balagtas, natural
de la provincia de Bulacán, se educó en un
colegio de Manila y estuvo empleado en va­
t 1 __ rios cargos municipales secundarios. Su
obra principal, Ang pinagdaanang buhay ni
Florante at Laura sa kahariang Albanya
(«De lo que les ocurrió a Florante y a Laura
en el reino de Albania»), se publicó en 1838
(ed. J. R. de León, Manila, 1950; tr. inglesa
G. St Clair, 1950) y se ha reeditado con fre­
cuencia después. Es un poema narrativo
(awit) cuyos méritos no se encuentran tanto
en el relato —narración inverosímil tomada
de fuentes españolas— como en la perfec-
 Bali
ción técnica del verso, los aforismos expre­
sados en forma memorable y pasajes medi­
tativos de gran belleza. El poema de la dedi­
catoria, «Kay Sclya» («A Celia»), está con­
siderado con razón como uno de los más be­
llos en el idioma. [HC]
BALI, Literatura de. Los habitantes (me­
nos de 2 millones) de la pequeña isla de
Bali no se convirtieron nunca al Islam,
como sus vecinos de Java, y permanecen
hindúes hasta el presente. Por ello han con­
servado la mayor parte de la vieja literatura
de Java en manuscritos que son aún popu­
lares y tratados con reverencia.
Los balineses han escrito extensas obras
por su parte en javanés moderno, tanto en
verso como en prosa, sobre temas religiosos,
filosóficos y metaflsicos. Anteriormente
eran accesibles sólo en manuscrito, hoy
existen ejemplares en multicopista en carac­
teres latinos y balineses (análogos a la grafía
de Java).
La lengua literaria se encuentra profun­
damente influida por el javanés: los poemas
cortesanos y heroicos en javanés antiguo
suelen ser traducidos al idioma de Bali, a la
vez que los poemas balineses son actual­
mente traducidos al indonesio. Un poema
popular y sentimental, el Jaya Prana, ha
sido vertido al inglés (C. Hooykaas, 1958);
quizá no haya otra literatura en lengua ma­
layo-polinesia que cuente con tal número
de relatos populares, unos ridiculizan al
hombre común, otros a los sacerdotes brah­
manes, otros incluso al mago. Por lo ge­
neral, la literatura indígena de Bali tiene
que estar hoy a la defensiva para mantener
su independencia contra la influencia del
indonesio moderno. [CH]
C. Hooykaas, «Books Made in Bali», en
homenaje al Dr. K. M. Munshi (Bombay,
i 962), también en Bijdragen tot de Taal-,
Land- en Volkenkunde, vol. 119 (La Ha­
ya, 1963).
BAÑA. Autor sánscrito. Poeta de la corte de
Harsaveda, rey de Thanesvar (606-47 d. C.)
y autor de dos obras importantes en prosa
sánscrita: la novela Kadambari, y la única
«historia» que se conserva del periodo clási­
co, la Harsacarita, exaltando la subida al
trono de su protector.
La Harsacariia se encuentra al parecer
incómpleta, ya que acaba abruptamente an­
tes de que Harsa haya dado fin con éxito a
su empresa. Como historia su valor queda
limitado por el evidente honor que Baña
rinde a su señor.
El Kadambari es, como el Kathásaritsá-
gara (*Somadeva), una intriga amorosa y
un soporte narrativo, pero de un tipo más
270
complicado: los sucesivos narradores son, a
su vez, interpretes en el relato y sus narra­
ciones suelen funcionar como vueltas al pa­
sado. El hilo argumental ofrece el curioso y
original detalle de dar fin, después de mu­
chas complicaciones, precisamente en el lu­
gar en que comenzó. El Kadambari es, de
acuerdo con los criterios de la India, una
obra maestra del arte de la prosa; en reali­
dad, su estilo de léxico y narración llega a
tal complejidad que es casi una caricatura
del genio literario indio.
Al rey Harsa, por su parte, se le atribuyen
3 dramas nada despreciables: el Ratnávali.
el Priyadarsika (ambos con temas tomados
del Brhatkathá) y el «budista» Nagananda.
[EG]
Harsacarita, tr. inglesa E. B. Cowell y F.
W. Thomas (1897); Kadambari, tr. inglesa
C. M. Ridding (1896); Priyadarsika, tr. in­
glesa Nariman, Jackson y Odgen (Nueva
York, 1923).
T. Watters, On Yuan Chwang's Travels
in India (1904-5); Wintemitz, GIL, III.
BAR HEBRAEUS (Abu’l-Faraj, Gregorio)
(1226-86). Historiador y filósofo sirio. De
familia judía, de ahí su nombre de Bar He-
braeus. Hijo de un médico de Malatia, en
el Alto Eufrates. Conocía el árabe, sirio y
griego. Cuando estudiaba medicina en Trí­
poli, recibió órdenes y fue nombrado obispo
de Malatia un año después, cuando contaba
veinte. En 1253 fue trasladado a la sede de
Aleppo y en 1264, nombrado maphrian o
Católico-Patriarca de la Iglesia jacobita.
Murió en Maragha, Persia.
Bar Hebraeus fue un escritor prolífico.
Escribió un comentario sobre la Biblia, en
sirio; dos obras sobre las doctrinas de la
Iglesia jacobita, un libro sobre derecho ecle­
siástico y civil, y otro sobre moral, muy
influido por *al-Ghazálí. Compuso una
summa de la filosofía aristotélica en cuatro
partes: lógica, filosofía natural, metafísica y
filosofía práctica (es decir, ética, economía y
política). También escribió una gramática
siria. Sus escritos de medicina se han perdi­
do. Su historia eclesiástica trata de los jaco-
bitas y los nestorianos. Recopiló una histo­
ria secular, que comenzaba como era cos­
tumbre con Adán y Eva; una sexta parte de
la obra está dedicada a la historia preislámi­
ca y el resto al Oriente Próximo hasta su
época. El libro se hizo célebre y se pidió al
autor que lo vertiese al árabe, cosa que hizo,
adaptando el texto a sus nuevos lectores
musulmanes. Murió poco después de haber
terminado esta labor, y predijo que su fin
estaba próximo. Su obra más amena es la
colección de «relatos hilarantes», a veces in­
decorosos (ed. y tr. inglesa E. A. Wallis
Budge, 1897-9).
271
Sencillo y acrítico en sus estilos mentales.
Bar Hebracus merece respeto como uno de
los recopiladores de conocimientos científi­
cos más laboriosos que hayan existido.
(DML]
liar Hebraeus's Book of ¡he Dore, tr. in­
glesa A. J. Wcnsick (Lcidcn, 1919); The
Chronographv, tr. inglesa E. A. Wallis Bud­
ge (2 vols., 1932).
W. Wright, A Shorl History of Syriac Li-
lerature (1894).
BARASH, Ashcr (1889-1952). Novelista y
cuentista hebreo. N. en Polonia, se trasladó
a Palestina en su juventud y se estableció en
Tel Aviv. Describe la vida de los judíos en
la Galitzia polaca, especialmente en sus no­
velas Tmunot ¡Xlibet Mivshal-Haschechar
(1928) y Ahava Zara (1938). Sus novelas y
relatos posteriores narran la nueva vida en
Israel con estilo sencillo y realista. También
editó una antología de poesía hebrea mo­
derna con el título de Mivchar Ha-shirah
Ha-ivrit Hachadasha (1938). [EE]
Kiausner,HMHL: Waxman, HJL.
«BARLAAM Y JOSAPHAT». La historia
de Barlaam y Josaphat. uno de los relatos
más populares de la cristiandad medieval,
pretende narrar la conversión de la India al
cristianismo gracias al santo asceta Bar­
laam y su discípulo, el príncipe indio Jo­
saphat. En realidad, el libro es un relato
cristiano, basado en último término en la
vida legendaria de Gautama Buda.
La obra presenta a Josaphat (el Bodhisatt-
va, o Buda selecto) como hijo de un rey de
la India llamado Abenner. Al nacer el prín­
cipe, un astrólogo anuncia que su grandeza
no será de este mundo, sino de la eternidad.
Abenner trata de proteger a su hijo del co­
nocimiento de las duras realidades de la
vida humana. Josaphat, al hacerse adulto,
insiste en salir del palacio. Ve a un paralíti­
co, un ciego y un anciano enfermo; repre­
sentan tres de los cuatro presagios de la
tradición budista. Aparece el eremita Bar­
laam, quien predica a Josaphat una serie de
parábolas. Convierte al príncipe al cristia­
nismo y truecan sus ropas, con lo que Jo­
saphat recibe el cilicio del asceta. El rey
Abenner se encoleriza, pero no puede reme­
diar la acción de su hijo. Al final, Abenner
también se convierte antes de morir. Josa­
phat abdica y marcha al desierto, donde se
reúne con Barlaam. Los dos santos acaban
sus vidas juntos en olor de santidad.
El relato adquirió originalmente su forma
narrativa entre los maniqueos de Asia cen­
tral, quienes lo transmitieron a los árabes.
La primera versión cristiana se redactó en
Georgia h. el siglo tx (The Wisdom of Ba-
Bashó
lahvar. tr. inglesa D. M. Lang. 1957) y de
esta se adaptó el texto griego básico (cd. y tr.
inglesa G. R. Woodward y H. Mattingly,
Locb, 1914) por San Eutimio el Georgiano y
sus discípulos de Monte Athos a comienzos
del siglo XI. Del griego, la leyenda de Bar-
laam y Josaphat se extendió por toda la
cristiandad (por ej., versión etíope, ed. y ir.
inglesa E. A. Wallis Budge, 2 vols., 1923).
Varias Iglesias importantes incluyeron a
ambos personajes entre sus santos. [DML]
BASHO (l644-94). Poeta y diarista japo­
nés. N. en Iga-Ueno, cerca de Kyoto, en su
juventud fue compañero del hijo del señor
de la localidad. Con él estudió la composi­
ción del verso de 17 sílabas, forma derivada
de la tanka de 31 sílabas por mediación de
las renga (canciones encadenadas) en los
que la tanka había sido dividida en unida­
des de 1 7 y 14 sílabas, compuestas por dife­
rentes autores. El hokku (verso inicial) de
una renga llegó a tener existencia propia y
hasta mediados del siglo xvii tendía a ser
cómico o satírico. El maestro de Bashó mu­
rió en 1666, y en 1667 se trasladó a Edo
(hoy Tokio). Allí continuó componiendo
hokku (el nombre actual, haiku. es del siglo
xix) en estilo Danrin, que aún favorecía lo
cómico, e interviniendo en la composición
de renga. H. 1680 se instaló en una típica
cabaña de eremita en las afueras de Edo y
de una platanera (bashó) que crecía a la
puerta, la bautizó con el nombre de «retiro
de Bashó», nombre que también se adjudi­
có. Su hokku se fue haciendo más original.
Figura en colecciones que aparecieron de
1684 hasta su muerte, y en diarios de sus
viajes de esta época. El objeto de estos via­
jes, en lo que seguía el ejemplo del poeta
chino *Li Po y el japonés *Saigyó-hósi, era
visitar lugares famosos y observar la natura­
leza, llevando consigo el equipaje mínimo y
confiando en la hospitalidad de los templos
y de sus colegas, los poetas. Registra sus im­
presiones, en verso y en prosa directa y
expresiva. El más famoso de estos diarios es
Oku no hosomichi (Sendas de Oku. tr. Oc­
tavio Paz y Eikichi Hayashiya. México,
1957; B., Barral, 1970).
El budismo tuvo una gran intervención
en su vida, y a las enseñanzas de la secta
Zen pueden atribuirse su estilo pacífico, su
apartamiento de lo excesivamente pintores­
co y grandioso y su afición por las escenas,
en las que un rasgo agudo o momentáneo se
destaca sobre un telón continuo, análogo al
relámpago de la iluminación sobre el fondo
de la meditación. Pero su obra puede ser
apreciada sin atender al atractivo del pensa­
miento budista; sus haiku constituyen una
serie de soberbios cuadros en los que paisa­
jes enteros, estaciones íntegras, son evoca-
Ben-Yehuda
dos por la descripción de los detalles esen­
ciales. Su poesía muestra escaso interés por
los seres humanos. Después de él, el haiku
cambió, sin duda para empeorar. [CJD]
Donald Kecne, «Basho’s Joumcy of
1684», en Asía Major, VIL 1/2 (diciembre
1959); Donald Kecne, «Bashó’s Joumcy to
Sarashina», Transad ions of the Asiatic So-
ciety of Japan, 3.“ serie, núm. 5 (1957).
Kecne, AJE; Haiku. ed. R. H. Blyth (4
vols., Tokyo, 1949-52); A. G. Hendcrson,
An Introduction to Haiku (Carden City, N.
Y., 1958); F. Rodríguez-Izquierdo, El hai­
ku japonés (M., 1977).
BEN-YEHUDA, Eliezer (1858-1922). Le­
xicógrafo hebreo. Nacionalista judío y pre­
cursor del hebreo moderno como lengua
hablada. N. en Lituania, recibió su educa­
ción inicial en una academia talmúdica de
Polotzk y en el colegio de Dinaburg. En
1878 marchó a París a estudiar medicina
con la intención de establecerse en Palesti­
na. Su actividad literaria comenzó en París
con un artículo en una revista hebrea en de­
fensa de un regreso a Palestina como solu­
ción para el problema judío. La tuberculo­
sis le obligó a interrumpir sus estudios de
medicina y se trasladó a Argelia y después a
Palestina. Se estableció en Jerusalcn en
1881, y residió allí salvo unos pocos años en
los Estados Unidos (1915-19) hasta su
muerte.
La obra maestra de Ben-Yehuda es el
diccionario hebreo. Se refiere al hebreo de
todas las épocas y géneros literarios e in­
cluye muchos términos formados por él
para atender las modernas exigencias. Es el
diccionario hebreo más completo, aunque
la lengua ha evolucionado con tal rapidez
desde su muerte que su utilidad para el he­
breo de hoy es bastante limitada. Llegó a
completar en vida casi la mitad del alfabeto
y la obra fue continuada por su viuda y
otros especialistas hasta completarse en
1959. La aceptación del hebreo como len­
gua moderna, hablada por los judíos de Pa­
lestina, fue obra en gran parte del entusias­
mo de Ben-Yehuda. No habló otro idioma,
ni siquiera en familia. Dirigió muchas revis­
tas hebreas y en 1888 contribuyó a la funda­
ción del Consejo de la Lengua Hebrea.
[RFH]
Eliezer Ben-Yehuda de Jerusalén, Diccio­
nario completo del hebreo antiguo y moder­
no (17 vols., Berlín-Jerusalén, 1908-59).
Waxman, HJL, IV;
«BHAGAVADGÍTÁ» (h. 200 a. C.). Uno
de los libros más venerados del hinduismo
popular, breve poema de 700 versos y la
más famosa de las interpolaciones tardías
272
en el *Mahñbharata. El poema anónimo
comprende una arenga pronunciada por
Krsna a Arjuna cuando los dos ejércitos se
disponen para la batalla decisiva. Ai co­
mienzo sólo una exhortación por Krsna, su
amigo y auriga, para que Arjuna sea valien­
te en la lucha, aun a riesgo de fratricidio, el
poema acaba por convertirse en una teofa-
nía de Krsna como Visnu, el dios supremo.
En su primer aspecto, el Gíla es una defensa
filosófica de la acción a costa de la retirada
contemplativa de los asuntos del mundo; en
el último, es un documento religioso esen­
cial de la adoración a Krsna, cuyo culto es
quizá el más extendido de todas las deidades
hindúes. El Gíta señala el punto de transi­
ción histórica entre la primitiva religión
hindú, basada en el sacrificio védico, y el
monopolio brahminico de las funciones ri­
tuales y el hinduismo posterior, teísta, de-
vocional y sotcriológico, basado en el culto
de los grandes dioses Siva y Visnu, y abierto
a todos los hindués sin distinción de casta.
El Gita ha continuado influyendo profunda­
mente en la sociedad india, e incluso mo­
dernas doctrinas políticas han sido relacio­
nadas con el por Gandhi, Aurobindo, Tilak
y otros. (EG]
Trads. inglesas: Charles Wilkins (1785)
(la primera tr. de una obra literaria india a
un idioma occidental); tr. Edwin Amold
(Boston, I885);tr. Franklin Edgerton (Cam­
bridge, Mass., 1944); tr. S. Radhakrishnan
(Nueva York, 1948); tr. Juan Mascaró (Pen-
guin Classics, 1962).
F. Edgerton, The Bhavabadgita (1944);
R. G. Bhandarkar, Saivism, Vaisnavism
and Minar Religious Systems (Estrasburgo,
1913).
«BHARATA». * Naiyasaslra.
«BHARATA YUDDHA». *Kakawin en
viejo javanés del siglo xil, compuesto por
Mpu Sédah y Mpu Panuluh, que trata de la
etapa final de la guerra entre los Pandawa y
los Kaurawa (dos bandos de primos, des­
cendientes de Bhárata). Su contienda es el
tema principal de! poema épico más largo
del mundo, el * Mahab barata, poema sáns­
crito que data quizá del siglo IV a. C. y que
se compone de 100.000 estrofas. El Bharata
Yuddha. con 722 estrofas, omite los largos
libros de introducción que tratan de las ha­
zañas anteriores de los héroes y sus antepa­
sados. Comienza con el último intento de
reconciliación, describe animadamente las
trágicas escenas de la batalla y suprime la
redención final de ios guerreros muertos. La
gesta en javanés antiguo fue refundida tam­
bién en una forma métrica del javanés mo­
derno en la corte musulmana del siglo xvm

273
por Yosodipuro. Ambas versiones han sido
traducidas al holandés. [CH]
BHARATI. *Subrahmnya Bhñrati.
BHARTRHARI (siglo vil). Poeta sánscrito
clásico. Autor de 3 colecciones de poemas
breves sobre temas de amor, justicia y libe­
ración final. Excelente artífice del estilo líri­
co. los «cien» versos de Bhartrhari sobre el
amor están animados por el profundo en­
tendimiento de la dulce pasión así como
cierta opinión escéptica de sus conclusio­
nes; los otros «ciento» son más gnómicos y
el último revela en particular una mente
por completo engañada por aquel amor que
de forma tan admirable fue descrito en el
primero.
Bhartrhari ha sido identificado verosímil­
mente con un famoso gramático de igual
nombre, del que el peregrino chino 1-Tsing
cuenta que adoptó el ropaje del asceta siete
veces para terminar volviendo a las alegrías
del hogar. [EG]
Trads. inglesas de selecciones de versos,
considerablemente expurgados: Satakas, tr.
B. Hale Wortham (1886); A Century qf Iri­
dian Epigrarns. tr. Paul E. More (Nueva
York, 1899).
Wintemitz, GIL. III.
BHAVABHUTI (siglo vni). Dramaturgo
indio. El de mayor apreciación general, des­
pués de *Kalidasa. Vivió en la corte del rey
Yasovarman de Kanauj (720-50). Sus 3 dra­
mas muestran su insuperable dominio del
sánscrito y su estilo está caracterizado por
un sentido de la emoción raro'en la poesía
clásica. El Mahaviracarita (tr. inglesa J.
Pickford, 1871) y el Uitararamacarita (tr.
inglesa S. K. Belvarkar, Cambridge, Mass.,
1915) («Actos de Rama» y «Ultimos actos
de Rama») están basados en el ciclo de
Rama, y el Malatimadhava (tr. francesa G.
Strehley, París, 1885) es un drama secular
basado en parte en el Brhatkathá (*Soma-
deva). [EG]
Wintemitz, GIL, III.
BIALIK, Chaim Nachman (1873-1934).
Poeta hebreo. N. cerca de Zhitomir, en
Ucrania, hijo menor de una familia pobre y
numerosa. Cuando su madre, viuda, no
pudo seguir manteniéndole, fue a vivir con
su abuelo, quien, aunque severo, le ofreció
buenas oportunidades para su educación y
lecturas. Durante la adolescencia pudo de­
dicarse al estudio en la sinagoga local —una
vida solitaria reflejada en varios poemas—.
A los diecisiete años fue enviado a la acade­
mia talmúdica de Volozhin, en la que per­
maneció durante año y medio, y donde se
Birmania
interesó por la literatura moderna. Marchó
después a Odcssa, entonces centro de activi­
dad literaria. Allí llamó la atención de As-
her Ginzbcrg (seud. Achad ha-Am), quien
le animó y le ayudó a publicar su poema El
ha-Tsippor. Volvió a Zhitomir, contrajo
matrimonio c intentó establecerse como
maderero. Algunos de sus poemas más im­
presionantes datan de este período: varios
poemas a la naturaleza y Al Saf Beth ha-
Midrash («En el umbral de la Casa del estu­
dio»). El largo poema narrativo Ha-Mat-
rnid («El eterno estudiante») fue también
escrito en gran parte en este período y es
uno de los mejores de Bialik. Versa sobre la
tenacidad casi trágica del joven que abando­
na todo interés en la vida para estudiar el
Talmud. «¿Qué fin tiene este supremo sacri­
ficio?», se pregunta el poeta.
Las penalidades del pueblo judío figuran
prominentemente en la poesía de Bialik. El
«progrom» de Kishinev, en 1903. inspiró la
angustia y la cólera de Be-Ir ha-Haregah
(«En la ciudad de la matanza»), poema que
incitó a la juventud hebrea a la actividad
sionista.
Sin duda la figura literaria y el más gran­
de poeta hebreo moderno, Bialik fue un
notable antologo y traductor de numerosos
clásicos universales al hebreo. En 1921 fun­
dó en Berlin la editorial Devir. Fue trasla­
dada más tarde a Tel-Aviv, donde Bialik
pasó los diez últimos años de su vida.
[RFH]
Kithve Ch. N. Bialik (Tel-Aviv, 1926-38;
obras selectas en hebreo); Poems from the
Hebrew, ed. L. V. Snowman (1924); Hala-
chah and Aggadah, tr. L. Simón (1944).
M. Ungerfield, Ch. N. Bialik vitsiroiav
(Tel-Aviv, 1960; bibliografía hebrea); Wax-
man, HJL. IV.
BIDYALANKARANA. Príncipe (1876-
1945). Escritor e historiador literario tai.
Su obra abraza lo tradicional y lo nuevo en
la literatura thai. Su obra principal es Sarn
Krung, poema histórico sobre 3 capitales
tai, Ayuthaya, Thonburi y Bangkok. Ha
sido uno de los primeros en practicar la na­
rración en prosa y ha escrito muchos rela­
tos breves notables por su ingenio. Obra
de importancia es Chotrnai Changwang
Rarn. supuesta correspondencia entre un
funcionario thai y su hijo, que estudia en el
extranjero, una de las primeras obras litera­
rias que tratan de los aspectos humanos y
sociales de la influencia de Occidente sobre
Tailandia. [EHSS]
BIRMANIA, LITERATURA DE. Los más
antiguos indicios de birmano escrito que se
conservan se encuentran en un extenso con­
junto de inscripciones en piedra a partir de
Birmania
comienzos del siglo xit d. C. Conmemoran
actos meritorios, como la edificación de pa­
godas y monasterios budistas y a veces con­
tienen pasajes conmovedores que describen
las aspiraciones del que dedica. Los prime­
ros textos literarios conservados, escritos so­
bre hojas de palmera preparada, datan de
mediados del siglo xv. A partir de entonces
hasta 1752 puede considerarse el período
«clásico». Su literatura es principalmente
versificada, en versos de 4 sílabas, con rima
que van del final al comienzo de versos su­
cesivos, en un número de tipos distintos.
Fue escrita por y para miembros de las cor­
tes reales, familiarizados con las escrituras
budistas, por lo que es esotérica en sumo
grado y contiene alusiones y virtuosismos
que con frecuencia desconciertan o escapan
a la atención del profano. Los temas domi­
nantes eran la exhortación religiosa y el
consejo sobre la conducta virtuosa (*pyó),
escritos sobre todo por monjes budistas en
función de preceptos del rey, la glorifica­
ción del rey escrita por poetas de la corte
(*maw-gun; e-gyin)-, y temas de tristeza,
amor y deseo (*Shin Ratthasara; Shin Sila-
vamsa; Pade-tha-ya-za).
La literatura histórica en prosa de Birma­
nia comienza con la «Crónica celebrada»
(Ya-zawin-gyaw), 1520 d. C., por Shin Sí-
lavamsa. Es una adaptación de la Mahá-
vamsa (crónica pali de Ceilán) con breves
notas añadidas sobre algunos reyes birma­
nos. La siguiente historia notable es la
«Gran Crónica» (Maha Ya-zawin-gyi) de U
Kala (/7. 1714-33), que incorporó mucho
material de Shin Silavamsa y agregó una
sección al comienzo sobre la creación del
mundo, pero la mayor parte de la obra des­
cribe episodios de los reinados de monarcas
de Birmania hasta el año 1728. La «Crónica
del Palacio de Cristal» (Hman-nan Ya-za-
win). escrita por un grupo de sabios a las
Órdenes del rey Ba-gyi-daw (1819-37) y ter­
minada en 1832, es una revisión de la histo­
ria de U Kala puesta casi al día; y la conti­
nuación, hasta el final de la monarquía bir­
mana en 1886, fue escrita en dos etapas:
durante el reinado del rey Mindon
(1853-78) y en 1909. La última parte de la
«Crónica del Palacio de Cristal», junto con
su continuación, que abarca el período
1752-1886, es conocida por la «Crónica de
la dinastía Konbaung» (Kon-baung-zet Ya-
zawin). Pueden encontrarse también algu­
nos datos históricos en los poemas e-gyin y
maw-gun. Parte de la «Crónica del Palacio
de Cristal» ha sido vertida al inglés, con este
título, por Pe Maung Tin y G. H. Luce
(Rangoon University Press, 1960).
Una nueva fase en la historia literaria bir­
mana dio comienzo con la fundación de una
nueva dinastía (Kon-baung) en 1752 y la
274
conquista de Ayuthaya, a la sazón capital
de Tailandia, en 1767. Se seguían em­
pleando aún las viejas formas, pero surgie­
ron muchas nuevas en una renovación de la
actividad literaria. Entre éstas figuraban
canciones, una forma de verso llamada *va-
gan y el teatro. Todas estas nuevas formas
empleaban estructuras de rima y longitudes
de verso más libres que el verso «clásico» y
sus temas procedían con frecuencia de fuen­
tes no budistas (como el *Rámayana) que
entraban en Birmania desde Tailandia.
Aunque la literatura radicaba aún en la cor­
te, comenzó entonces a escribirse tanto
por entretenimiento como por edificación
(*Let-wc Thon-dara; Kin-wun Min-gyi).
Puede decirse que el período nuevo de la
literatura de Birmania comienza con los sú­
bitos cambios producidos por la anexión
total del territorio por Inglaterra, la caída de
la monarquía (1886) y la difusión de la im­
prenta hacia el mismo tiempo. La literatura
ya no era para la corte, sino para el pueblo,
y las viejas formas de verso pronto se extin­
guieron. A un torrente de obras teatrales
impresas siguieron novelas y relatos, que
aún se escriben en gran número, y que van
desde populares historias de amor hasta no­
velas serias de intención social. Esto ha po­
pularizado el empleo de la prosa, restringi­
do anteriormente a materias como versio­
nes de las escrituras, historias y obras jurídi­
cas. Al mismo tiempo se editó mucho de la
vieja literatura, casi toda de la cual es acce­
sible. El movimiento *Khit-san, comenzado
h. 1930, pretendía mejorar el nivel de la li­
teratura contemporánea con la combina­
ción de la modernidad con los rasgos tradi­
cionales. Desde que Birmania alcanzó la
independencia en 1948, el birmano ha sido
casi reinstaurado como idioma oficial, en
lugar del inglés, y medio de instrucción en
todos los niveles, pero es aún demasiado
pronto para apreciar claramente cuáles han
sido los efectos del cambio político sobre la
literatura (*Nu, U.).
El teatro birmano merece atención espe­
cial. Los dramas más antiguos que se cono­
cen son los «dramas de palacio» (nan-dwin
zal-taw-gyi), largos y formales, sobre las
aventuras de príncipes y princesas, escritos
a fines del siglo xviu sobre modelos thai
(*Pade-tha-ya-za). A comienzos del siglo
XIX, «dramas escénicos» (pya-zai), basados
en relatos *jaiaka y leyendas hindúes y de
otro tipo, fueron populares en todo el país.
Los comediógrafos U *Pon-nya y U Kyin U
(h. 1819-53) fueron protegidos por el rey y
los gobernadores provinciales y quizá por
esta razón se han conservado los textos de
algunas de sus obras. Se encuentran, por lo
general, en prosa rimada sumamente fluida,
con la acción interrumpida por canciones.

275
Con la difusión de la imprenta en tomo a
1870, los textos de las obras teatrales se
convirtieron en materia de lectura del pú­
blico, incluyendo canciones y acotaciones, y
el texto completo estaba en rima. Después
de 1883 aumentó la cantidad y disminuyó
la calidad. Los dramas escénicos siguen
siendo populares, pero se improvisan de
acuerdo con una serie de escenas dispuestas
de antemano, de forma que el teatro escrito
en prosa rimada ha desaparecido, sustitui­
do, a comienzos del siglo xx, por la novela
y el relato. V. Burmese Drama por Maung
Htin Aung (1937) y Konmara Pya Xat (tr.
inglesa de una obra teatral, con introduc­
ción) por Hla Pe (1952). [JWAO]
Minn Latt, «Mainstreams in Burmese Li-
terature», en New Orient. Praga, vols., 1
(1960) y 2 (1961); G. E. Harvey, History of
Burma (1925); Hla Pe, «Dawn Songs», en
OAS. XX (1958).
AL-BÍRÜNÍ, AbuTI-Rayhán Muhammad
(973-1051). Sabio musulmán. El sabio más
original del Islam medieval, eminente en los
campos de la matemática, la geografía, la
astronomía y las ciencias naturales. N. en
Khwárazm (hoy el Karakal pakistán soviéti­
co), donde comenzó sus estudios científicos.
Durante algunos años a partir de h. 998 es-
al sudoeste del mar Caspio, donde en 1000
completó su primera gran obra (en árabe):
al-Áthár al Báqiya («La cronología de las
naciones antiguas»; tr. inglesa E. Sachau,
1879), sobre calendarios y eras y problemas
astronómicos conexos. Volvió a Khwárazm
de 1009 hasta que el país fue conquistado
en 1017 por el sultán Mahmüd de Ghazna,
que trasladó a los sabios locales, entre ellos
a al-Bírúní, a su capital en Afganistán. Des­
de entonces al-Birúni permaneció con Mah-
múd y sus sucesores, quizá como astrólogo
de la corte. Al acompañar a Mahmüd en sus
campañas a la India, aprendió sánscrito y
estudió literatura india científica y religiosa:
su segunda obra importante, Ta'rikh al-
Hind («Historia de la India»), terminada en
1030 (tr. inglesa E. Sachau, Al-Beruni’s In­
dia, 2 vols., 1888, nueva ed. 1910), es una
descripción penetrante y detallada del
mayor valor y notable por su objetividad.
Pasó el resto de su vida en Ghazna entrega­
do a obras científicas y literarias.
De las 180 obras —en gran parte sólo bre­
ves tratados— que se atribuyen a al-Btrüní,
se conservan unas 25. Pueden mencionarse
una obra sobre los elementos matemáticos
de la astrología {The Book of Instruction...,
ed. y tr. inglesa E. Ramsey Wright, 1934),
los tratados de astronomía Tamhíd al-Mus-
taqarr (Al-Biruni on Transits, tr. inglesa
SafTouri y A. Ifram, Beirut, 1959) y al-Qá-
BrShmana
nün al-Mas'üdi, escrito para el hijo de
Mahmüd, Mas’úd. [VLM]
Carra de Vaux, Les penseurs de ¡'Islam.
II (París, 192 I -6); G. Sarton, Introduclion to
the History of Science. I (Washington.
1927); Al-Biruni Commemoration Vcdume
(Calcuta, 1951); E de l;I. D. Pcarson, Index
Islámicos 1906-55, núms. 4.638-4.703 y
Suppíement. 1956-60. núms. 1.326-1.340.
BLUVSTEIN, Rahel (1890-1931). Poetisa
hebrea. N. en Poltava. fue una precursora
de la emigración desde Ucrania a Palestina
en 1908. Su poesía no ofrece muestras de la
vida de la diáspora, pero está impregnada
del amor por la tierra de Israel y su pueblo.
[EE]
BOSE, Buddhadeva (1908- ). Poeta
bengalí, novelista y cuentista. Uno de los es­
critores bengalíes contemporáneos más so­
bresalientes y originales. Figura polémica
durante largo tiempo y jefe de un movi­
miento literario antitradicionalista en esti­
lo, idioma y temas. Como director de Pra-
gati, revista progresista y de corta vida pu­
blicada en Dacca, y después de la influyente
revista literaria Kavita (fundada en 1935),
ha defendido su postura en ensayos y en ar­
tículos ejemplares.
Bose no ha sido muy traducido, ni si­
quiera al inglés, aunque sus cuentos hayan
aparecido en revistas como Dial (1960,
núm. 3) y sus poemas en colecciones y anto­
logías como Green and Gold (ed. Hamuyun
Kabir, Kabir, Nueva York, 1960). Del co­
piosísimo número de volúmenes de su poe­
sía publicados en bengalí quizá el más re­
presentativo sea Sresiha kavita («Poesía
mejor», Calcuta, 1957); ha escrito también
más de 40 novelas y ha publicado varios
volúmenes de ensayos de considerable fuer­
za y maestría. Ha sido profesor y director
del departamento de literatura comparada
de la Universidad de Jadaypur, en Calcuta.
[ECD]
«BRAHMANA» (relativo a, o derivado de,
brahmán, manifestación sagrada o «logos»
de los Vedas). Grupo de textos (h. 1000-800
a. C.) que constituyen el segundo período de
los *Vedas, en los que se describen y anali­
zan las técnicas y materiales del sacrificio.
Aunque los Bráhmanas están evidentemen­
te basados en los Samhitas, representan una
revisión radical de la religión anterior, que
acentúa el seguro dominio de aquellas fuer­
zas que en los Vedas aparecen misteriosas.
Los Brahmanas son los primeros textos hin­
dúes «auténticos» y consagran la preemi­
nencia del sacerdote sacrificante o bráh-
mana (brahmin).
Brenner
La doctrina fundamental de los brcih-
tnanas es la identidad funcional del macro­
cosmos y el microcosmos —el universo ob­
jetivo y el sacrificio. El acto del sacrificio
(karman) se identifica en su correlativo: el
mundo se convierte en sacrificio. La preo­
cupación india por el resultado inevitable
de los actos, asi como la suprema importan­
cia de la técnica verbal (*Pánini) pueden
atribuirse a esta vinculación entre palabra y
acto. [EG]
Satapathabrahmana, tr. inglesa J. Egge-
ling (Sacred Books of the East, 5 vols.,
1882; el Brahantana más largo y más im­
portante, perteneciente a la escuela del Ya-
jurveda); Altarera Brahntanas, tr. inglesa A.
B. Keith (Harvard Oriental Series, 1920).
A. B. Keith. The Religión and Philosophy
of the Vedas and Upanisads (Harvard
Oriental Series, 2 vols., 1925); H. Olden-
berg, Die Weltanschauung der Brahmana-
texte (Gotinga, 1919).
BRENNER, Joseph Hayyim (1881-1921).
Novelista hebreo. N. en Novi Malini, Bul­
garia, procedía del gueto, estudió en la Yes-
hivah y como externo la enseñanza media.
Se alistó y sirvió en el ejército ruso, pero al
estallar la guerra contra el Japón en 1905 se
escapó a Londres, donde vivió en la indi­
gencia y dirigió la publicación hebrea Ha-
moeorer («El despertador»). Como muchos
de sus contemporáneos, se sintió atraído
276
por el socialismo y por algún tiempo fue
miembro del Bund (Movimiento Socialista
Judio). Sin embargo, pronto descubrió que
no le era posible reconciliar su enraizado ju­
daismo y amor a la lengua hebrea con las
tendencias extremas del movimiento y pasó
al sionismo. En 1908 se estableció en Pales­
tina. donde fue jefe de grupos de colonos y
fundador del Histadruth (Confederación
General del Trabajo). Después de ser testigo
de los comienzos de la realización de los an­
helos sionistas, murió en Jalla durante los
motines árabes de 1921. Lo azaroso de su
vida se refleja en su obra, que es caótica,
turbulenta, pero llena de compasión por sus
personajes. Sus novelas suelen abundar en
detalles superfinos y son más bien una serie
de episodios que una narración coherente;
aun así muestran una profunda compren­
sión de las distintas situaciones de la reali­
dad. Las novelas retratan la vida según la
presenció en Rusia y en el East End londi­
nense y más tarde las luchas de los primeros
establecimientos judíos en Palestina. Sus
cuentos (ed. completa, 1898) se basan en la
pobreza, la desgracia y la oscuridad del
ghetto. [EE]
Kolkitve (Tcl Aviv, 1953, etc.).
D. A. Friedman, losef Havvim Brenner
(Berlín, 1923).
«BRHATKATHA». Somadeva.
CANTU MENON, O. (1846-99). Novelista
indio. Su fama se basa exclusivamente en
hululekha (1889; tr. inglesa W. Dumcrgue,
Madras, 1890), la primera novela de cierta
importancia escrita en malayalam. Es la his­
toria de los efectos de las ideas occidentales
sobre una familia ortodoxa del sur de Mala­
bar. con algo de libelo feminista. La única
otra novela de Cantu Ménón, Sarada, que­
dó incompleta. [REA]
CATTANAR (¿siglo 11, siglo v d. C.?). Poeta
tamil. Autor de Manimekalai. Este poema
en 30 cantos es continuación de! Cilappa-
likaram de *llankó, aunque algunos lo tie­
nen por anterior. Manimekalai es la hija del
héroe de Cdappaiikaram, Kóvalan, y su
amante, Mátavi. Resiste el cortejo de un
principe chola y, después de visitar varios
lugares sagrados y de estudiar los diversos
sistemas religiosos, renuncia al mundo para
convertirse en asceta budista. Aunque a la
complicada narración de Cattanár no le fal­
ta variedad ni fuerza, el poema, con su ex­
posición elaborada y, sin embargo, lúcida
de las doctrinas del budismo, tiene impor­
tancia, sobre todo, como el único poema
budista en tamil que se conserva. [REA]
S. Krishnaswami Aiyangar, Manimekha-
lai in lis Hisiorical Setting (1928); S. Vaiya-
puri Pillai, History of Tamil Language and
Literamre (Madras, 1956).
CHAIRIL ANVVAR (1922-49). Poeta de
•Indonesia. De familia oriunda de Medan,
Sumatra oriental, trasladada a Djakarta, co­
menzó a escribir en 1942 poco después de la
ocupación japonesa. Aunque vagabundo
por naturaleza y con escasa educación for­
mal, tradujo poemas de Rilke y de los escri­
tores holandeses Marsman y Slauerhoff y
los tomó como modelo para sus poemas in­
donesios. Con su vehemente vitalidad y su
sensibilidad poética es considerado como la
principal figura del Angkatan Empatpu-
luh Lima (Generación de 1945) y el más
grande de los poetas indonesios. Ha descri­
to su enfoque así: «En arte, la vitalidad es el
estado inicial caótico: la belleza, el estado
final cósmico». En sus manos, el idioma in­
donesio. en trance evolutivo, alcanzó por
fin la paridad con otras lenguas como ins­
trumento literario. Las colecciones de poe­
mas de Chairil Anwar después de su tem­
prana muerte; Deru ijampur Debu («Gritos
en el polvo») en 1949 y Kerikil Tadjam
(«Grava cortante») y Jang Terampas dan
Jang Putas («Los robados y los arruina­
dos») en 1951. [ECGB]
A. Teeuw, Pokok dan Tokoh, II (5.* ed.,
Djakarta, 1959); H. B. Jassin, Chairil An­
war (Djakarta, 1956).
CHATTERJI, Bankimchandra (1838-94).
Novelista bengalí. Autor de muchas nove­
las, ensayos y relatos, considerado común­
mente el primer autor de novelas auténticas
de la India. En 1872 comenzó la revista
Bangadarsana. en la que la mayor parte de
su obra apareció en folletón. Uno de los pri­
meros licenciados de la Universidad de Cal­
cuta, la obra de Bankimchandra estuvo muy
influida por los novelistas ingleses, sobre
todo Scott. Sus novelas son básicamente
historias de aventura, de tema doméstico y
matices morales, en un ambiente de ortodo­
xia social (se mostró opuesto, por ej„ al
matrimonio de las viudas). Fue un narrador
de cierta inventiva y encanto, lo que dio a
su obra una popularidad inmediata que ha
conservado en ciertos medios. Estilística­
mente, Bankimchandra era imaginativo,
aunque no experimental —su estilo retroce­
de de las innovaciones introducidas por
Pyarichand Mitra y Kaliprasanna Sinha a la
prosa elegante y digna de las décadas ante­
riores. Las ideas políticas e históricas de
Bankimchandra eran también ortodoxas y
fue defensor del nacionalismo hindú contra
el Islam. Muchas de sus novelas han sido
traducidas al inglés. [ECD]
Krishnakanta’s Will, tr. inglesa J. C.
Ghosh (Nueva York, 1962); The Abbey of s
Bliss (Anandamath), tr. inglesa Nares Chan­
dra Sen-Gupta (Calcuta, 1906).
Chavchavadze
CHAVCHAV ADZE, Ilia (I 837-1907). No­
velista, poeta y ensayista georgiano. De an­
tigua familia de príncipes, n. en la pequeña
ciudad de Kvareli. En 1857 marchó a la
Universidad de San Pctersburgo, donde es­
tuvo influido por radicales rusos contempo­
ráneos como Dobrolyubov y Chernishevs-
ki. Por su participación en los disturbios
estudiantiles de 1861, Chavchavadze fue de­
vuelto a Georgia, donde trabajó por la su­
presión de la servidumbre de los campesi­
nos georgianos. Fundó un movimiento polí­
tico conocido por el Pirveli Dasi, o Primer
Grupo, colaboró en la fundación de la So­
ciedad Dramática Georgiana y dirigió la
revista ¡vería. Después de la primera revo­
lución rusa de 1905 fue elegido como re­
presentante de Georgia en el Consejo de
Estado de San Petersburgo. Fue asesinado
junto a su residencia de Saguramo en 1907
por asesinos no identificados, que se cree
obedcdecían órdenes de la policía secreta
zarista.
La carrera literaria y pública de Ilia
Chavchavadze abarcó medio siglo. Se le cita
con el poeta Akaki Tsereteli (1840-1915) y
el pedagogo lakob Gogebashvili (1840-
1912) como uno de los representantes más
destacados del renacimiento cultural y so­
cial de Georgia en la segunda mitad del si­
glo XtX. La demoledora novela de Chavcha­
vadze sobre la vida en el campo de Georgia,
Katsia adamiani? («¿A esto llamáis un
hombre?», 1863), recuerda la sátira feroz de
Gogol o Salikov-Schedrin, y sacudió a
sus coterráneos de su complacencia. Su con­
siderable producción poética incluía varios
poemas líricos, un poema histórico sobre el
héroe georgiano del siglo xill, el rey Dimitri
el Devoto, que dio la vida por su pueblo du­
rante las invasiones mongoles y un poema
filosófico de gran fuerza, El eremita (tr. in­
glesa Marjory Wardrop, 1895). [DML]
Anthology of Georgian Poetry, ed. V.
Urushadze (2.“ ed., Tbilisi, 1958).
D. M. Lang, A Modern History of Geor­
gia (1962).
«CHENTTINI» («TJENTTINI»), Poema
javanés anónimo del siglo xvin. Larga na­
rración versificada que bien podría llamarse
enciclopedia de la religión y la filosofía ja­
vanesas del siglo xvin y de la vida cultural,
tanto al nivel de la corte como de la aldea, y
en los colegios teológicos, florecientes y ex­
tendidos. Está impreso y existe un detallado
resumen en holandés, pero se hace necesa­
rio un estudio más detallado que valore sus
excelencias. [CH]
Serat Tjentini, ed. Bataviaasch Genoots-
chap van Kunsten en Wetenschappen, I-
VIII (4 vols., 1912).
278
T. Pigcaud. De Serat Tjaholang en de
Serat Tjentini. Vcrhandelingen van hel Ko-
ninklijk Bat. Gen. v. K. en W., LXXII/2
(1933).
CHIKAMATSU MONZAEMON (1653-
1725). Dramaturgo japonés. No se tienen
detalles de sus primeros años, pero se cree
que era de familia de guerreros y que pasó
algún tiempo en un monasterio budista. En
1676 se encontraba en Kyoto, escribiendo
obras para el kabuki. el animado teatro po­
pular que había proseguido su desarrollo, a
pesar de la oposición del gobierno, desde su
aparición a comienzos del siglo xvil; tam­
bién escribió dramas para el teatro de ma­
rionetas, que había estado funcionando
aproximadamente durante el mismo perio­
do. pero había sufrido menos restricciones
gubernamentales. En 1686 se asoció con
Takemoto Gidayü, recitador del teatro de
marionetas de Osaka, y entre ambos desa­
rrollaron un estilo avanzado de teatro de
títeres. Hasta entonces éstos no habían pa­
sado de ser toscos melodramas y había exis­
tido en varios estilos cada uno con su pecu­
liar tradición de salmodia. Gidayü combinó
los mejores elementos de los estilos anterio­
res y Chikamatsu depuró los groseros libre­
tos, sin abandonar por ello los tradicionales
temas religiosos, históricos y legendarios
que habian constituido de siempre su mate­
rial. En 1703, sin embargo, Chikamatsu es­
cribió Sonezaki shinjü («Suicidios de amor
en Sonezaki»), el primero de sus dramas fa­
miliares, que trata de los amores de las en­
tonces importantes clases mercantiles. El
más grande de todos es probablemente
Shinjü Ten no Amijima (1721; tr. inglesa
D. H. Shively, The Love Suicide at Amiji­
ma. 1953). Su lema es el suicidio de un
comerciante en papel, arruinado por su
amor hacia la cortesana Koharu, el cual, al
morir con ella, busca escapar de este tras­
tornado mundo en la paz perpetua del pa­
raíso budista. Este teatro doméstico se basa­
ba en incidentes auténticos y en él Chika­
matsu llegó a un nivel de penetrante agude­
za en la observación y de honda caracteriza­
ción realista, nuevos en Japón y raramente
alcanzados después de él hasta el adveni­
miento de la novela moderna. Aunque el
tema de la ruina por amor fue el que trató
con mayor frecuencia y energía, también
describió por lo menos un asesinato debido
al robo; empleó, asimismo, los temas histó­
ricos, que convirtió en largos dramas de
gran complejidad, notables por su compli­
cada escenificación y elementos fantásticos.
Quizá se adelantara a su época, ya que a pe­
sar de su gran fama con sus contemporá­
neos, sus dramas domésticos no superaron
sin modificaciones la muerte de su autor,
 279
sino que fueron alterados de acuerdo con un
tono más estilizado.
Sus textos para el teatro de marionetas,
que incluyen todas sus obras importantes,
están en forma de texto seguido, en el que se
integra el diálogo y el material descriptivo.
Eran recitados con acompañamiento musi­
cal, por lo general por un arlista, pero a
veces más de uno, y las marionetas estaban
manipuladas de forma que sus movimientos
seguían el canturreo.
Major Plays of Chikamatsu (1961) con-
tiene versiones inglesas de dramas impor­
tantes de su teatro doméstico y de su ex­
traordinario drama histórico Kokusen-ya
kassen (The Battles of Cosinga, tr. inglesa
de Donald Keene, 1951). Las otras obras
mencionadas contienen importantes intro­
ducciones informativas. [CJD]
«CHIN PTNG MEl». Novela china anóni­
ma de finales del siglo xvi. Toma un episo­
dio del Shui-hu chuan, la seducción de Loto
Dorado por Hsi-men Ch'ing, como punto
de partida, y desarrolla la fantástica carrera
del lascivo Hsi-men. el destino de sus espo­
sas y su muerte. La fuerza que mueve a la
sociedad retratada en la novela es la codicia
y la vanidad, pero Chin P'ing Mei no es un
opúsculo moralizador; al contrario, su po­
pularidad se funda principalmente en su
erotismo. Aunque el autor copió a placer de
una gran cantidad de fuentes literarias, bue­
na parte de la novela por lo menos debe
haber derivado de la experiencia propia,
pues ésta es la primera gran obra narrativa
importante que se basa en acontecimientos
cotidianos y observables, en vez de extraor­
dinarios. Esto exigía un plan continuo en
vez de episódico y mayor atención al carác­
ter y a sus tramas. Los diálogos son excep-
cionalmcnte largos. [DEP]
The Golden Lotus, tr. inglesa Clement
Egerton (1939; la versión más completa).
P. H. Hanan, en Asia Major, vol. IX, Pt
l,vol. X Pt 1 (1962-3).
CHOU SHU-JEN (seud. Lu Sin) (1881-
1936). Cuentista y ensayista chino. Consi­
derado por muchos como la figura literaria
más insigne de la China moderna. N., de fa­
milia acomodada, en Shaohsing, provincia
deChekiang, pero las fortunas de su familia
declinaron durante su adolescencia. En
1898 ingresó en una escuela de tipo «mo­
derno» en Nanking y en 1902 marchó al Ja­
pón a estudiar medicina. Allí llegó al con­
vencimiento de que era el alma de China,
más que su cuerpo, el que necesitaba de
curación, y como medio para este fin se lan­
zó a una carrera -literaria.
,_ - - --
Sus primeros es-
Chuang Tzu
Je los estudiantes chinos en el Japón sobre
temas científicos y literarios y algunas ver­
siones de relatos en ruso y otras lenguas de
Europa oriental, que no tuvieron efecto al­
guno entonces. La revolución de 1911 le
sorprendió dedicado a la enseñanza en su
Shaohsing natal, pero el fracaso de la revo­
lución en mejorar la condición del pueblo
chino le desilusionó y aceptó un cargo en
Pekín, donde se mantuvo aparte de la acti­
vidad literaria contemporánea hasta que el
Movimiento de la Nueva Cultura se puso en
marcha en 1918. Entonces, el movimiento
en pro de una literatura vernácula iniciado
por Hu Shih, Ch’en Tu-hsiu y otros, le ani­
mó a escribir su primer relato, «Diario de
un loco», publicado en la revista Nueva Ju­
ventud Fue la primera obra narrativa del
movimiento innovador. Relatos posteriores
fueron recogidos en las antologías Gritos del
combate (I 923) y Duda (1926).
El extenso relato de Chou Shu-jen. «Ah Q
chen-chuan» («La verdadera historia de A
Q», en Novelas escogidas, v. bibl.). fue es­
crito en 192 1. Ah Q es el hombre para todo
de una aldea, símbolo de las «dolencias del
espíritu» que, según diagnóstico del autor,
padecía China. Movido por el sentimiento
de «superioridad espiritual», va de desgra­
cia en desgracia hasta dar fin de forma tragi­
cómica en manos del verdugo.
Chou Shu-jen publicó otra colección.
Viejos cuentos contados de nuevo, compues­
ta de relatos tradicionales con sentido mo­
derno, varias traducciones, entre ellas las
Almas muertas de Gogol. y ensayos sobre
un extenso temario, por lo general polémi­
cos y relativos a la reforma de la sociedad y
la literatura de China y publicados en nu­
merosas revistas literarias, en la fundación
de algunas de las cuales colaboró.
Durante sus últimos años transcurridos
en Shanghai simpatizó con el Partido Co­
munista Chino, pues había renunciado a
toda esperanza de salvar la China por me­
dios no revolucionarios y colaboró con los
comunistas en varias actividades literarias.
[JDC]
Novelas escogidas, tr. Luis Enrique Déla-
no (Pekín, 1960); Grito de llamada, tr. J. Ig­
nacio Preciado y M. Shiao (M., Alfaguara);
Diario de un loco, tr. S. Pitol (B., Tusquets,
1980); Sobre la classe intellectual, tr. cata­
lana [del italiano] J. F. Mira (B., Lavinia,
1973).
Huang Sung-k’ang, Lu Hsün and the New
Culture Movement in Modern China (Ams-
terdam, 1957).
CHUANG TZU (h. 369-286 a. C.). Filóso­
fo taoista chino. La paternidad de la obra
que ostenta su nombre no está establecida
Ch'u
definitivamente, pero siete capítulos pare­
cen ser obra de un genio literario.
El libro de Chuang Tzu se destaca entre
las obras filosóficas chinas primitivas por el
ingenio y la imaginación de su contenido,
emparejadas por la calidad de su estilo. A
diferencia de otras obras primitivas, no se
ocupa tanto de los problemas del gobierno
como del espíritu humano individual. Con­
tiene parábolas y anécdotas que plantean
con brillantez la validez de la moral con­
vencional e invitan al lector a que libere su
mente de los grilletes que ésta le impone y
lanzarse al mundo sin límites que más allá
le espera, en armonía con el Tao. principio
básico del universo. Además de fantasía y
alegoría, el Chuan Tzu contiene considera­
ble proporción de sátira, en la que se ridicu­
liza a Confucio y a sus discípulos. (JDC]
Tr. inglesa Herbert A. Giles (1926).
«CH’U, Elegías de». Antología de poesía
china, recopilada y editada por Wang 1 en
125 d. C. Los poemas más antiguos pro­
ceden del siglo ni a. C.. y todos pertenecen
al estado de Ch’u, junto al rio Yangtse mu­
cho más al sur de la región que originó la
mayor parte de ¡as canciones del * Libro de
Odas. Los poemas están agrupados bajo 17
rúbricas y escritos en dos estilos diferentes;
un estilo originalmente contaba con acom­
pañamiento musical, el otro era el del poe­
ma más extenso en la colección, el Li Sao
o Al encuentro del dolor. Una mitad de los
poemas son atribuidos tradicionalmente a
Ch’u Yüan (¿313-290? a. C.) y, aun en el
caso de que hubiera escrito algunos de ellos,
• sería el poeta chino más antiguo de nombre
conocido.
Ch’ü Yüan era un aristócrata del estado
de Ch’u y durante algunos años ostentó al­
tos cargos en la corte, pero, calumniado por
otros funcionarios, fue desterrado al sur,
donde, según la tradición, se suicidó arro­
jándose al rio Milo, afluente del Yangtse.
La supuesta fecha de su muerte se celebra
en China como la Fiesta del Barco del Dra­
gón. El Li Sao es un lamento que describe
las altas virtudes del autor y su inútil bús­
queda de alguien que supiera apreciarlas.
Está Heno de alegorías y de suntuosas des­
cripciones y se diferencia en espíritu de
cuanto hay en el Libro de Odas. Además
del Li Sao, las Elegías contienen también
¡as Nueve canciones (once en realidad), que
eran invocaciones chamanistas; un poema
enigmático conocido por las Preguntas ce­
lestes, que consiste en una serie de pregun­
tas sobre el origen del universo, la dinastía,
etcétera; un grupo llamado los Nueve poe- -
mas, atribuido a Ch’ü Yüan, pero probable­
mente de origen posterior, otro grupo lla­ *
280
mado los Nueve argumentos, atribuido a
Sung Yü. y varios poemas posteriores, algu­
nos del propio Wang 1.
Las Elegías rivalizan con el Libro de
Odas en la importancia de su influjo sobre
la poesía china posterior. El estilo de la can­
ción, en gran parte pentasilábico. fue pre­
cursor de mucha poesía T’ang, mientras el
estilo Sao evolucionó a una forma de poema
en prosa conocido por fu. [JDCJ
C'h'u Tz'u, The Song ofthe South, tr. in­
glesa David Hawkes (1959); The Nine
Songs, tr. inglesa A. Walcy (1955): M.’ Te­
resa León y Rafael Alberti, Poesía china B.
A.. Cía. Gral. Fabril. 1960).
CH’Ü YÜAN. Elegías de.
«C1LAPPA TIKARAM». *Ilankó.
CONFUCIO (K’LNG CH’IU) (h. 551-h.
479 a. C.). Filósofo chino. Debe distinguirse
el Confucio histórico del Confucio de la tra­
dición. Modernas investigaciones han de­
mostrado que de la multitud de fuentes in­
formativas históricas, solo las Analectas, co­
lección de dichos suyos recopilada poco
después de su muerte, ofrece una imagen fi­
dedigna de su filosofía, y que aun mucho de
ella —especialmente en los 5 libros últi­
mos— es dudoso. Es improbable que escri­
biera o publicase nada.
Confucio nació en circunstancias bastan­
te humildes en el estado de Lu, en China
centroriental, en un momento en que la di­
nastía Chou, en tiempos de régimen feudal
relativamente unificado, se había disgrega­
do por luchas intestinas. La ambición de
Confucio fue restaurar las condiciones su­
puestamente pacíficas de los siglos prece­
dentes, y su plan para conseguir esto fue
introducir varones de saber y virtud en el
ejercicio del gobierno, donde les sería posi­
ble guiar a los monarcas hereditarios por el
buen camino. Creía que un gobierno virtuo­
so produce un pueblo virtuoso. Fue como
maestro como tuvo más éxito. Aspiró a in­
fluir directamente en los asuntos de Estado
y con este fin pasó alrededor de una década
viajando por China, aunque es casi seguro
que por más que lo intentase nunca obtuvo
un cargo de influencia. Sus discípulos, en
cambio, sí. Les enseñó «el Camino» (tao). el
curso a seguir por los hombres de virtud e
integridad, a los que no ha de importar la
recompensa material y son fieles a sus seño­
res al tiempo que los critican sin temor.
Parece haber enseñado por medio de la dis­
cusión y apelando a la razón más que a la
autoridad y con poco empleo de libros. En­
tre sus enseñanzas figuraba el li (etiqueta.
ceremonial), que era parte integrante del

281
procedimiento de la corte y que Confucio
parece haber apreciado por ella misma,
como una especie de freno emocional. Se
consideraba de importancia la formación
musical. La religión y la metafísica no inter­
venían en su filosofía. Fue revolucionario
en su respeto hacia el hombre corriente y en
su creencia de que el Estado existía para el
pueblo, no el pueblo para el Estado, aspecto
de su filosofía desvirtuado más tarde por go­
biernos totalitarios. Aceptó discípulos de
todas las clases, incluso sin pago; los únicos
requisitos eran el entusiasmo y la inteligen­
cia.
Al final de su vida Confucio creyó que
había fracasado. Pero lo cierto fue que, por
medio de sus discípulos, el confucionismo
se extendió y en el siglo n a. C. se convirtió
en la doctrina oficial del Estado. Por enton­
ces, sin embargo, los hechos de su vida y
enseñanzas habían sufrido tergiversaciones
hasta el punto de ser irreconocibles. Se in­
cluyeron elementos sobrenaturales, incluso
mágicos. Le fueron atribuidas obras que es
imposible que hubiera escrito. Malos go­
biernos maniobraron sus ideas para dar
apoyo a sus fines depravados. Hasta el siglo
xvn no tuvo lugar el lento comienzo de
reinstauración de las ideas originales, proce­
so que ha continuado, con considerable
controversia, hasta hoy día. Libro de
Odas.) [DLD]
Analects. tr. inglesa Arthur Waley (1938,
etc.); Los libros canónicos chinos (M., Ibéri­
cas, 1968); H. G. Crcel, Confucius: The
Man and the Myth (1951); Ricardo Wil-
helm, Kungise (Confucio) (M., Revista de
Occidente, 1926; Alianza).
CORÁN (Qur‘an). Libro sagrado del Islam.
Es parte del credo musulmán que el Corán
fue dictado por Dios a Mahoma a intervalos
durante su vida y misión de éste. Se dice que
los 114 Süras, capítulos, distintos que inte­
gran el libro fueron escritos originariamente
«en trozos de papel (¿papiro?), piedras, ho­
jas de palmera, costillas, trozos de cuero, así
como en los corazones de los hombres».
Después de la muerte del Profeta, en 632
d.C., el libro fue editado y dispuesto (según
la tradición) por el secretario de Mahoma,
Zaid ibn Thabit, por orden del califa Abu
Bakr. , Mecca (1953), y Muhammad ai Medina
El Corán evoluciona a compás del desa­
rrollo de la vida misionera de Mahoma. Al
Corán
comienzo fue una voz que clamaba en un
desierto social y su mensaje está expresado
en breves pasajes de poesía oracular, análo­
ga, al parecer, a las exclamaciones de los
«poetas» tribales, o adivinos, de los que
tanto se esforzó en distinguirse; su mensaje
se refería ante todo al juicio futuro. En una
etapa algo posterior, lo que se subraya es la
unidad de Dios.
El tono de los Süras cambia notoriamente
después de la Hijra. la huida de la Meca a
Medina en 622. a partir de cuando comien­
za a fecharse la era musulmana y el estable­
cimiento del gobierno de Mahoma en Medi­
na. Era el momento en que Mahoma se
encontraba preocupado por preceptos lega­
les y morales, entre ellos el establecimiento
de las leyes de matrimonio y herencia. Se
veía también forzado a realizar declaracio­
nes políticas, con el fin de explicar, por
ejemplo, la derrota de los musulmanes por
los de la Meca en Uhud, en 625, y para de­
fender la continuidad de la lucha durante
los meses sagrados.
Los primeros Süras están escritos en pro­
sa rimada; los últimos, que tenían que tratar
de problemas legales o morales de tipo espe­
cífico. están en un estilo de prosa más direc­
to.
La teología del Corán es rigurosamente
monoteísta. Dios (Al-Lah) es uno: «Nadie
como Él». Se impone la total obediencia a
la voluntad divina. A pesar de los ataques
del Corán contra los judíos y los no creyen­
tes, tiene mucho en común con la Biblia, ios
Evangelios Apócrifos y el Midrás. Sin em­
bargo, se rechaza tanto la doctrina cristiana
de la Trinidad como el antiguo politeísmo
de los árabes. Sólo hay una religión verda­
dera: Moisés, Cristo y el propio Mahoma
figuran entre los profetas enviados por el
único Dios para llevar al hombre a la vir­
tud. Mahoma es el «Sello de ¡os Profetas».
[AST]
Tr. Rafael Cansinos-Assens (M., Aguilar,
6.a ed., 1973); tr. Juan Vemet (B., Janés,
1953; B., Planeta, 1963); tr. Julio Cortés
(M., Nacional, 1979); tr. inglesa A. J. Arbe-
rry(I955).
A. J. Arberry, The Holy Koran (1953); A.
Guillaume, Islam (Penguin Books, 1954);
W. Montgomery Watt. Muhammad ai
(1956).
i
 DANQIN (Jl. siglo vil). Autor clásico indio,
maestro de la prosa sánscrita. Su obra, el
Dasakumaracarita o «Historia de los diez
príncipes», se distingue por la concisión na­
rrativa y el uso característico (aunque no
preponderante) de largas palabras compues­
tas en la descripción. El ambiente de los
relatos de Dandin es el de la India urbana y
refinada de Gupta y de la época anterior a
los hunos —la India clásica por excelencia.
Con ingenio y un extraordinario sentido de
lo extraño y lo dramático, Dandin lleva a
sus héroes a través de una rápida sucesión
de aventuras, en las que los personajes no
sólo son reyes y princesas, sino el mundo
equívoco de cortesanas, jugadores, ascetas,
proxenetas y ladrones.
Se ha atribuido también a Dandin otra
obra, el Avantisundaríkathá. y no hay razón
para dudar la identificación tradicional en­
tre Dandin el «novelista» con Dandin, autor
del Kavyadarsa, la obra poética primitiva
más brillante. [EG]
Dasha-kumara-charita or the Ten Prin-
ces, tr. inglesa Arthur Ryder (Chicago,
1927); Kavyadarsa, tr. alemana O. Bóh-
tlingk (Leipzig, 1890).
DAZAI OSAMU (1909-48). Novelista ja­
ponés. Sexto hijo de una rica familia de
terratenientes del norte del Japón. Inició su
producción literaria antes de ingresar en la
Universidad y se dice que el suicidio de
*Akutagawa Ryünosuke le produjo honda
impresión. Estudió literatura francesa en la
Universidad de Tokio, pero se dedicó a acti­
vidades extraacadémicas, en la política de
izquierdas, y no se licenció. Su vida hasta
1938 se distingue, por una parte, por una
disipación y una inestabilidad notorias, con
tres intentos de suicidio, y por otra, por la
madurez de su talento novelístico bajo la
guía de varios novelistas, de los que el más
distinguido fue *Ibuse Masuji. El conflicto
entre sus opiniones izquierdistas y su perte­
nencia a una familia rica, produjeron en él
sentimientos de culpa y de deuda con la so­
ciedad. Fue también desgraciado en el as-
pecto amoroso. Estas influencias determi­
naron sus obras de este período, que fueron
muchas. Las dos que establecieron su fama
como brillante autor de novelas de desespe­
ración fueron Gyakko («Reirogradación») y
Doke no hana («Flores de un bufón»), escri­
tas ambas en 1935. En 1937 apareció Nin-
gen shikkaku (Ya no humano, B., Seix Ba­
rra l).
Su segundo período, hasta el final de la
guerra fue relativamente satisfactorio. Con­
trajo matrimonio en 1939 y durante algún
tiempo se vio libre de conflictos amorosos.
Era un tiempo de represión gubernamental
de actividad artística, y Osamu fue uno de
los que intentaron resistir a ella y continuar
escribiendo novelas de mérito sin relación
alguna con el esfuerzo bélico.
Después de la guerra, se convirtió en una
especie de héroe, símbolo de la vuelta a una
vida cultural que muchos japoneses anhela­
ban. La supresión de las restricciones del
tiempo de guerra y su nueva popularidad
significaron su ruina. Volvieron sus tenden­
cias suicidas y en 1948 tuvo éxito en su
cuarto intento de quitarse la vida.
El año anterior había aparecido su obra
maestra Shayo (El sol que declina, B. A.,
Sur), estudio de una familia aristocrática
obligada al final de la época a enfrentarse
con una nueva situación en la que han per­
dido el dinero y el prestigio. La caracteriza­
ción, delicada y a la vez penetrante, las des­
cripciones de ambientes del mundo poste­
rior a la guerra, y el reflejo de sus propias
dificultades que los lectores vieron en esta
novela, aseguraron su éxito. Tan represen­
tativos resultaron sus personajes, que los
«nuevos pobres» fueron conocidos por
shayó-zoku (la gente del sol poniente). Es
una de las novelas japonesas más grandes de
la posguerra. [CJD]
A Visitar, tr. inglesa 1. Morris, en Morris,
M J S; Villon ’ó Wife. tr. inglesa D. Keene,
en Keene, M J L.
Makoto Ueda, Modern Japanese Writers
and the Nature of Literature (Stanford
U. P., 1977).
Dhammapada
«DHAMMAPADA». Colección de 423
aforismos que, en forma versificada pali.
son venerados por los budistas meridionales
como ilustrativos del dhamma, o sistema
moral budista. Colecciones análogas se en­
cuentran en otras lenguas budistas. El libro
fue incorporado antes de la era cristiana a la
quinta sección (nikfiya) del siuta-pitaka
pali, o colección de sermones, y ha ejercido
notable influencia en el pensamiento de los
fieles budistas, cosa que difícilmente justifi­
can sus méritos puramente literarios (tra­
ducción inglesa Babbetl, 1936).
Más tarde, a cada aforismo se añadió un
relato pretendidamente ilustrativo del senti­
miento expresado; la colección de estos re­
latos, llamada Dhanimapadatiakathü o
comentario al Dhammapada, se hizo hacia
el siglo v d.C. (tr. inglesa E. W. Burlingame,
Buddist Legends. 3 vols., Cambridge,
Mass., 1921). [CHBR]
«DHARMASASTRA». *Manu.
DOAN TH1 DIEM (1705-46). Poetisa del
Vietnam. Doam Thi Diem escribió poesía
en caracteres chinos y nom (es decir, vietna­
mita), pero es más conocida por estos últi­
mos. Su mejor obra, Chinh-phu-ngam («La­
mento de la mujer del soldado»; (Sai-
gón. 1950; tr. francesa Bui Van Lang, Ha-
284
noi, 1943). es una traducción en caracteres
nom de un poema de estilo chino por otro
poeta vietnamita, Dang l ian Con, y es in­
comparablemente superior al original. Está
considerado como el poema perfecto en su
tipo en caracteres nom. |PJ1I]
DOK MAI SO'!' (1906-63). Novelista tai.
Seudónimo de Mom Luang Bubpa Sukich
Nimmanheminda. Escribió su primera no­
vela en 1929. Durante las dos décadas si­
guientes alcanzó un lugar predominante en­
tre las escritoras que desempeñaron un pa­
pel importante en el desarrollo de la novela
y del cuento. Sus personajes están lomados
de ios rangos oficiales tai. Un tema impor­
tante en su obra es la defensa de las virtudes
ideales tai contra las influencias sociales
más toscas derivadas del contacto con el oc­
cidente. A pesar de cierto tono melodramá­
tico en su primera obra, expone sus leccio­
nes sociomorales, mediante la acción rccí-
■ proca de carácter e incidente, con madurez
y humor sosegado. De sus diez novelas, A'í
lae Lok («El mundo es así»), 1935, y Phu Di
(«El noble»), 1937, representan los mejores
ejemplos de estas características. [EHSS]
«The Good Citizen», en Span, ed. Lioncl
Wigmore (1959) (cuento).
DUN KARM. *Psaila.
EDOGAWA RAMPO (1 894). Cuentista ja­
ponés. Nació en la prefectura de Mié, pero
pasó la mayor parte de su infancia en Na-
goya. Estudió economía en la Universidad
de Waseda, en Tokio, y durante los seis
años siguientes a su licenciatura se ganó la
vida malamente en varios empleos. En 1923
comenzó a escribir relatos de misterio e in­
triga, el primer escritor japonés en hacerlo,
aunque había, y hay, numerosas versiones
de los autores occidentales del género. Des­
de entonces se ha concentrado, con éxito
considerable, en esta producción. Su nom­
bre es un seudónimo, que imita la pronun­
ciación japonesa de Edgar Alian Poe, al que
ha tomado como modelo para sus argumen­
tos y estilo, aunque por lo general con un
ambiente japonés auténtico y la descripción
brutalmente realista típica de mucha litera­
tura japonesa. [CJD]
Japanese Tales of Mysterv and Imagina­
ron, tr. James B. Harris (Tokio, 1957).
«E-GIYN». Tipo de poema de Birmania en
el «clásico» verso tetrasilábico, en forma de
una alocución a un niño de la familia real,
en la que se enumeran las hazañas gloriosas
de los antecesores del niño y se glorifica al
rey reinante. El e-gyin más famoso es el Pa-
leik-sa (\774), de U Hpyaw. [JWAO]
ENDO SHUSAKU (1923). Novelista
católico japonés. Nacido en Tokio; después
de licenciarse en literatura francesa por la
Universidad de Keio, obtuvo una beca del
gobierno para estudiar en Lyon. Su directa
experiencia de las culturas de oriente y occi­
dente le han llevado a profundizar el tema
del conflicto entre ambas, agravado al pasar
al plano religioso, donde la confrontación se
agudiza en términos de intolerancia y perse­
cución. Este es el tema, especialmente, de la
novela Chimmoku («Siléncio»), acerca de la
persecución de los jesuitas en el Nagasaki
del siglo xvn.
Silencio obtuvo el Premio Tánizaki, y
otras novelas suyas, como Shiroi Hito («El
hombre blanco») y Umi lo Dakuyaku («El
mar venenoso»), han alcanzado diversos ga­
lardones literarios japoneses. Poco conoci­
do en occidente (hay versiones inglesas re­
cientes de sus principales obras, incluida
Silencio, v. bibliografía). Endo es, sin em­
bargo, uno de los principales cultivadores
de la novela en el Japón de hoy. Ha sido
comparado fácilmente con Graham Greene,
pero el paralelo no va más allá de un común
catolicismo y de la postura incómoda que
adoptan sus personajes ante los problemas
de la fe. [AA]
Tr. inglesas: The Sea and Poison. tr. Mi-
chael Gallagher (1972); Volcaría. tr. Richard
Schuchert (1978); When I Whistle. tr. C.
Gessel (1979); The Samurai (1982; todas
Londres, PeterOwen).
R. L. Brown, Internationa! P.E.N. Bulle-
tin, XXIX, 4 (Londres, 1979).
ETÍOPE, Literatura. Aparte de algunas ins­
cripciones, algunas procedentes quizá del
siglo V a.C., no hay testimonios de una ver­
dadera literatura en Etiopía hasta la intro­
ducción del cristianismo en la corte de Ak-
sun en el siglo iv d. C. Poco tiempo después,
el Antiguo y el Nuevo Testamento y algu­
nos textos cristianos más, especialmente el
Physiologus, fueron vertidos del griego o del
sirio al idioma oficial de la corte, el ge’ez. A
la decadencia de Aksum siguieron siglos de
oscuridad política de los que no se conser­
van obras literarias, aunque es posible que
existieran. La «restauración» de la dinastía
salomónica en 1270 significó una nueva era
de actividad literaria en ge’ez, que ya enton­
ces había dejado de ser la lengua del pueblo.
Desde entonces no ha cesado la producción
de obras, con períodos cumbres durante los
reinados de los emperadores Amda Sion
(1314-44) y Zar’a Ya’qob (1434-68).
La literatura etíope es casi íntegramente
cristiana en carácter y objetivos. Incluye nu­
merosas obras hagiográficas, didácticas y
apocalípticas y contiene un gran corpus lite­
rario relacionado con la Virgen María.
Existen algunas obras de interés más gene­
ral, como el Kebra Nagast, colección de
Evliyá Cheiebi
tradiciones relativas a la reina de Saba y la
historia primitiva del país. Aunque con fre­
cuencia pueden derivarse de originales cóp-
tico-árabes, estas obras no carecen de inte­
rés ya que, aun traducidas, tienden a adop­
tar el espíritu y el carácter del cristianismo
etíope. La composición original se encuen­
tra representada principalmente por las cró­
nicas reales (a partir del s. Xiv.) Algunas
obras, que no se encuentran en otros idio­
mas. han sido conservadas solamente me­
diante el ge'ez, sobre todo el Libro de Enoch
(tr. inglesa R. H. Charles, 2a ed., 1912). Tre­
ducciones al inglés de obras etíopes de todas
clases fueron publicadas por el difunto sir
E. A. Wallis Budge. [AK1]
E. Llllendorff, The Ethiopians (1960).
EVLIYÁ CHELEBI (1614- después de
1683). Viajero otomano. Nació en Estam­
bul. hijo del orfebre de Palacio. Sus dotes
como recitador del Corán llamaron la aten­
ción de Murad iv (1623-40) por lo que com­
pletó su educación en la escuela de palacio,
de donde salió como cadete de caballería.
Sintió un irreprimible deseo de viajar. Un
sueño le animó a redactar (1640) una deta­
llada descripción de Estambul (sólo original
en partes); después, gracias a las relaciones
de su madre y probablemente a su simpatía
personal, se unió a los séquitos de sucesivos
. dignatarios y pasó el resto de su vida en com­
pañías militares y misiones civiles que le
llevaron por lodo el Imperio Otomano tí­
286
tonccs en su máxima extensión— y fuera
de él. Dejó 10 volúmenes del Seydhat-náme
(«Libro de viajes»), que nunca llegó a revi­
sar, que describe minuciosamente los mo­
numentos de las ciudades que visitó, las cos­
tumbres. vestido y lengua de los habitantes,
asi como el paisaje y cultivos de cada distri­
to, ofreciendo una visión única de la vida
cotidiana. Su afición por los relatos maravi­
llosos y cierta tendencia a la exageración,
han sido causa de infravalorar la obra, pero
fue por fin impresa, en una edición defec­
tuosa (y en parte censurada) entre 1896 y
1938. Los dos volúmenes primeros (Estam­
bul, Anatolia) fueron traducidos al inglés
por J. von Hammer, el primero en apreciar
el valor de la obra (Narralive of Travels....
Londres, 1834. 1850), y el material del pri­
mero está abreviado atractivamente por A.
Paliis: In the Days ofthe Janissaries (1951).
No existe ninguna traducción completa,
aunque sí numerosas monografías y artícu-
renles regiones; la más importantes es la de
R. Kreutel: tm Reiche des goldenes Apfels
(descripción de Viena, etc; Graz, 1957).
[VLM]
F. Babinger, Die Geschichtsschreiber der
Osmanen und ihre Werke (Leipzig, 1927);
A. Bombaci, Storia delta letteralura turca
(Milán, 1956); E. ofl.
EZUTTACCHAN. *Tuñcatt ’Ezuttacchan.
 FILIPINA, LITERATURA. La emigración
de pueblos malayo-polinesios en distintos
periodos a regiones relativamente aisladas
de un archipiélago compuesto de unas
7.000 islas, tuvo por resultado una prolife­
ración de idiomas filipinos, de los que los
principales son el ilokano (norte de la isla
de Luzón), el tagalo (Luzón central y meri­
dional) y el binisaya (islas de Visayan). An­
tes de la conquista española (1565), la lite­
ratura de estas lenguas consistía principal­
mente en poesía, recitada o cantada. Las
formas principales eran dichos y proverbios
(sabi. sawikain). cantos de tripulación (soli-
ranin), de amor (kttndiman), odas (kuming-
lang) y baladas (awit). Poco se conserva de
esta poesía arcaica, pues aunque los filipi­
nos escribían en una grafía propia, emplea­
ban la escritura para la correspondencia
masque para la literatura.
Los españoles introdujeron, además del
alfabeto romanizado, nuevos temas y nue­
vas formas. Nuevos temas: los romances
españoles de caballería (corridos) fueron
adoptados, principalmente por poetas taga­
los, al awit (versos dodecasílabos, en estro­
fas de cuatro versos asonantes); un ejemplo
sobresaliente en Florante at Laura, de Balag-
las. La liturgia católica originó la salmodia
coral de la Semana Santa de unas Lamenta­
ciones de Jeremías en ilokano, y versiones
en otras lenguas filipinas del relato bíblico
de la Caída y la Redención. De esta última,
una de las más bellas es la Pasión, en tagalo,
de Aquilino de Belén, publicada en 1703.
Nuevas formas: el teatro, introducido por
los misioneros jesuítas (I 598), fue compues­
to al comienzo para ser representado en las
fiestas religiosas y ceremonias oficiales, y en
español; pero comediógrafos filipinos co­
menzaron pronto a escribir teatro en sus
respectivos idiomas utilizando modelos es­
pañoles. Se desarrollaba un argumento tópi­
co sobre el conflicto entre moros y cristia­
nos, de donde el nombre popular, moro-
moro, dado a estas comedias. Una literatura
indígena en prosa no se desarrolló hasta el
siglo xix; un ejemplo temprano es Urbana
ai Felisa, de Modesto de Castro, colee-
ción de ensayos morales en forma epistolar.
La literatura filipina en español tuvo
también un desarrollo tardío: sus primeros
exponentes fueron los dirigentes nacionalis­
tas, de los que el más grande fue * Rizal. El
grueso de esta literatura apareció en la pri­
mera parte de este siglo, cuando poetas
como Aposto! y Guerrero escribieron al es­
tilo simbolista francés, y ensayistas como
Briones y Recto fueron correspondientes de
la Academia Española.
Con la ocupación norteamericana del ar­
chipiélago en 1898, el inglés se convirtió en
el instrumento oficial de instrucción en un
sistema de educación popular mucho más
extendido de lo que había sido bajo el domi­
nio español. La rapidez y relativo absolutis­
mo de este proceso corrió un telón lingüísti­
co entre los escritores de una generación y el
público lector de la siguiente: los elegantes
escritores en español, desde autores de tan
extendida circulación como Rizal hasta el
«mocerío del “Ateneo"» (jóvenes promete­
dores, en un colegio notable por sus alum­
nos literarios) tuvieron pronto que ceder a
un nuevo tipo de escritores en inglés.
El conseguir que el nuevo idioma produ­
jera una respetable, ya que no importante,
literatura, fue en gran parte obra de los
cuentistas. Entre ellos figuró José *García
Villa, quien desde entonces ha dedicado
sus mejores esfuerzos a la poesía, y el malo­
grado Manuel Arguiila. El cuento ha segui­
do siendo el género literario más desarro­
llado.
Este interés por la prosa se extendió pron­
to a la novela, aunque al comienzo la forma
de la novela en Filipinas estuvo muy influi­
da por los años de cultivar el cuento. Nom­
bres destacados son Stevan Javellana,
N.V.M. González, Nick *Joaquín, Celso
Al. Carunungan y Kerima Polotan Tuvera.
Mientras los prosistas se han afanado por
dirigirse a un público casi exclusivamente
filipino, un poeta ha demostrado que los es­
critores nativos en inglés tenían algo que
decir al mundo de habla inglesa fuera de las
islas. Los experimentos de Villa en la técni­
ca poética y los mensajes de su angst perso-
FirdawsT
nal han merecido estudios críticos de Edith
Sitwell. David Daiches y Marianne Moorc.
Un grupo de poetas jóvenes de distintos sig­
nos literarios han publicado también perió­
dicamente una antología titulada Signatu-
res (cd. Leónidas V. Bencsa).
La literatura filipina en inglés no ha pro­
ducido en el teatro obras de la misma im­
portancia que en los otros géneros. La críti­
ca se limita por lo general a la del tipo pe­
riodístico. Dos colecciones de ensayos críti­
cos sobre la literatura filipina en inglés han
aparecido, sin embargo, en forma de libro:
Literature and Society, de Salvador P. Ló­
pez (Manila, 1940) y Bantboo and ihe
Greenwood Tree, de Miguel A. Bernard
(Manila. 1961). [HC]
Epifanio de los Santos. Literatura tagala
(M., 1909); W. E. Retana, E! teatro en Fili­
pinas (M., 1909); Higher Education and
Philippine Culture, ed. James B. Reuter y
otros (Manila, 1960).
F1RDAWSAÍ, MANSÜR (?) ABU’L-QÁSIM
(h. 935-h. 1020). El gran poeta épico de Per-
sia nació, de familia de terratenientes, cerca
de Tus, donde su tumba es hoy un santuario
nacional. No hay casi ni un sólo «hecho»
que se haya afirmado de su vida que no sea
discutido, de forma que se conoce muy poco
como seguro. Su fama descansa en el Sháh-
náma («Libro de los reyes»), de más de
50.000 pareados, que narra en 50 capítulos
la historia tradicional de los reyes de Irán
desde el legendario Kayúmard hasta la caí­
da de la dinastía sasánida en 641 d. C. Se
basa principalmente en una compilación en
prosa del siglo x, que un tal Daqíqi (muerto
hacia 980) había comenzado a versificar,
versos que Firdawsi incorporó a su poema.
El Sháh-náma. acabado definitivamente en
1010 (no se ha resuelto aún si hubo ver­
siones anteriores y, en tal caso, cuándo y
para quién se compusieron), fue presentado
al sultán Mahmüd de Ghazna (997-1030);
la leyenda cuenta que Firdawsi, descontento
por la recompensa, se retiró a Herát y de
allí a Mázandarán, donde escribió una sáti­
ra feroz contra Mahmüd. La obra maestra
de Firdawsi fue el modelo y la inspiración
para la mayor parte de la poesía épica mu­
sulmana posterior (tr. inglesa A. G. y E.
Warner, 9 vols. 1905-25; Ja versión abrevia-
288
da de J. Alkinson de 1832 inspiró el Sohrab
and Rustum de Matthew Arnold.)
La atribución a Firdawsi de un poema
épico novelesco. Yñsuf y Xidaykhü (basado
en la historia bíblica de José y la mujer de
Putifar según se narra en el Corán) es dis­
cutida actualmente (tr. alemana O. Schlech-
ta-Wssehrd, Vicna, 1889). [VLM]
Browne, LHP. 1. II; Arberry, CPL: Ryp-
ka, 1L: E ofl.
FUTABATEI SHIMEI (1864-1909). No­
velista japonés. Nació en Tokio, hijo de un
ex samurai y funcionario del gobierno, y vi­
vió en varias regiones del Japón durante su
infancia. Después de un fracasado intento
de ingresar en el ejército, comenzó el estu­
dio del ruso en la Escuela de idiomas ex­
tranjeros de Tokio. Pronto publicó versio­
nes de autores rusos, a las que siguieron
novelas originales. Durante algún tiempo
fue traductor oficial y por tres años
(1899-1902). profesor de ruso en su antigua
escuela. Un nuevo período de actividad lite-
rana siguió a un proyecto frustrado de ir a
Rusia en 1902. En 1908 visitó San Peters-
burgo. Berlín y Londres: pero cayó enfermo
y murió en su viaje de vuelta. Sus tres nove­
las originales son Ukigumo (The Drifting
Cloud. tr. inglesa D. Keene, en Keene,
MJL) (1887). Sono Omokage (An Adopted.
Husband. tr. al inglés Buhachiro Mitsui y
G. M. Sinclair, 1920) (1906) y Heibon (Me-
diocrity, tr. inglesa Glenn Shaw, Tokio.
1927) (1907). Todas, y sobre todo la última,
pueden ser consideradas autobiográficas en
parte. Captan la indecisión y la falta de di­
rección de Futabatei y de muchos de sus
contemporáneos con gran habilidad y cui­
dada observación. Su protagonista es el pro­
totipo de tantos personajes insatisfactorios
como aparecerían en novelas japonesas pos­
teriores. La inseguridad de Futabatei puede
ser contrastada con la energía de *Mori
Ogai o *Tsubouchi Shóyó, con los que, por
otro lado, forma un grupo innovador, cada
uno con una diferente afiliación extranjera.
Como novelista, fue el más dotado de ellos.
Destaca la claridad de su percepción y la
observación honesta. Su realismo está real­
zado por diálogos veristas, para los que em­
pleó un idioma mucho más próximo a la
lengua real que el de los más solemnes Mori
o Tsubouchi. [CJD] \
GAMSAKHURDIA, Konstantine (1891).
Destacado novelista y literato contemporá­
neo de la Georgia soviética. Se educó en el
instituto de Kutaisi (Georgia occidental).
Con anterioridad a la Revolución Rusa de
1917. continuó sus estudios universitarios
en Europa occidental. En 1915, mientras
residía en Munich, comenzó su novela poé-
sos», 1925). De 1916 a 1919 viajó por Euro­
pa occidental y visitó Berlín. Ginebra y Pa­
os, experiencias que se reflejarían más tarde
en novelas y ensayos.
Después de la ocupación de la Georgia
independiente por el ejército rojo en 1921,
Gamsakhurdia fue mirado con recelo por el
régimen comunista, como «decadente» y
adversario ideológico en potencia. Su nove­
la M¡varis niotatsebd («La violación de la
luna», 1935-6) ofrece una imagen simbólica
del hundimiento del viejo orden de la socie­
dad georgiana bajo los efectos del comunis­
mo ruso. Durante las «purgas» de Stalin y
Beria, Gamsakhurdia se dedicó al género
ca, emprendiendo una gran trilogía sobre la
vida del rey georgiano David el Construc­
tor (1089-1125). Desde el punto de vista
artístico, la novela más lograda de Gamsa­
khurdia es Didostatis Konstantines marjve-
na («La mano derecha del Gran maestro
Constantino», 1939; versión inglesa V. Eris-
tavi, The Hand of a Greai Master, Moscú,
1959). localizada en el reino medieval de la
Georgia del siglo xi. La narración se centra
en tomo a la edificación de la catedral del
Pilar milagroso, en Mtskheta, y al trágico
amor del arquitecto Constantino Arsakidze
por la princesa cautiva Shorena, que lleva a
la mutilación y muerte de él a manos del
rey celoso, Giorgi. Notable en partes por un
realismo brutal, en otras por una tierna vi­
sión poética, la novela contiene retratos de
personajes de gran penetración psicológica.
Después de la muerte de Stalin, Gamsa­
khurdia ha sido repuesto en el lugar que le
corresponde en la vida literaria de Georgia,
aunque su delicada salud le impide interve­
nir activamente en los asuntos públicos. Su
70 aniversario fue celebrado en 1961 a esca­
la nacional. En 1963 comenzó a publicar su
reveladora autobiografía en la revista litera­
ria de Tbilisi Mnatohi («El Faro»), pero la
publicación fue suspendida después de las
dos primeras entregas, que tratan de sus pri­
meros años y experiencias, hasta 1914.
[DML]
GANDHI, Mohandas Karamchand (1869-
1948). Su figura pública resulta demasiado
conocida para recibir una detallada men­
ción aquí. No se tiene en cuenta, sin embar­
go, que casi todas sus obras publicadas fue­
ron escritas originalmente en su lengua na­
tal, gujarati. Su estilo es muy sencillo, como
corresponde a aquel cuyo objetivo principal
era la propaganda social, y una obra como
su autobiografía. Satyana prayogo (1927-9:
tr. inglesa Mahadev Desai, An Autobio-
graphy or ¡he Story of My Experimente with
Truth, 1949), se ha convertido en modelo de
un estilo puro de prosa gujarati.
Aparte de ésta, sus obras principales en
gujarati son la Historia de Saiygraha en
Africa del Sur (Ahmedabad, 1924-5; tr. in­
glesa V. G. Desai. Madras, 1928). los innu­
merables artículos, escritos para el periódi­
co Navajivan, dirigido por él hasta 1932, así
como artículos y libelos posteriores, y sus
cartas, aún no todas publicadas, en gujarati.
Se han publicado muchas selecciones en in­
glés de todas estas obras menores y el Go­
bierno de ¡a India ha iniciado la publicación
de sus obras completas, en hindú y en in­
glés. Los 12 volúmenes primeros (Nueva
Delhi. 1958-64) comprenden hasta diciem­
bre de 1914. [1M PR]
H. A. Jack, ed., The Gandhi Reader
(1958; buena bibliografía); La civilización
occidental y nuestra independencia (B. A.,
Sur); Mi vida es mi mensaje (idem. id.).
Ana Fraga, Pensamiento político de
Gandhi (M., Zero, 1973); George Wood-
cock, Gandhi (Maestros del pensamiento
contemporáneo; M., Grijalbo, 1973); Ved
Mehta, Mahatma Gandhi and His Apostles
(1977).
García
GARCÍA VILLA, .José (1914). Poeta y na­
rrador filipino. Probablemente el más famo­
so de los escritores filipinos en inglés. La
severa disciplina familiar de su infancia in­
fluyó en algunos de sus primeros relatos
(1-ootnote lo Youth, Nueva York, 1933). Su
tema es la repulsa y el velo que se tiende
siempre entre dos seres. Villa comenzaba a
tantear lo que hoy llama «la fuerza ctico-
filosófica detrás de toda vida esencial».
En la Universidad de Nuevo Méjico (don­
de ingresó en 1930), en que dirigía la revista
Clay. Villa llamó la atención de Edward J.
O’Bricn, director de los anuarios Best Short
Stories. quien le alentó. Después de licen­
ciarse. Villa continuó sus estudios en Co­
lombia University, donde trabajó seriamen­
te en su poesía. Prefirió el destierro en Nue­
va York después de sus estudios, a regresar
a la estructura social de su patria, material­
mente confortable, pero asfixiante (y centra­
da en la familia). Sólo realizó una breve vi­
sita en 1959. Villa reside en Nueva York.
Ha obtenido el Shelley Memorial Award y
una beca Guggenheim.
Durante su destierro, ha descrito en poe­
sía su «búsqueda del sentido metafísico de
la vida del hombre en el Universo —el ha­
llazgo del ser y la identidad del hombre en
el misterio de la Creación». Los más impor­
tantes entre estos poemas figuran en Have
Come. Ani Here (Nueva York, 1942) y Vo­
lóme Two (Nueva York, 1949). El primero
recibió el premio de poesía de la Academia
Americana de Artes y Letras. En él, Villa
realizó experimentos con un nuevo método
de rima que llamó «consonancia inversa».
El otro libro introdujo un género calificado
por el autor de «poemas de coma».
En 1953, Villa comenzó a trabajar en una
«teoría poética», no publicada, aunque
hayan aparecido libros nuevos: Selected
Poems and New (Nueva York, 1958), con
una introducción de Edith Sitwell; Poems
55 (Manila, 1967); y Selected Short Stories
(Manila, 1962). Estos dos últimos contienen
material publicado anteriormente, [APGM]
Twentieth Century Authors. 1er. suple­
mento, ed. Stanley J. Kunitz y otros (Nueva
York, 1955); Salvador P. López, «So No: A
Theory of Poetry» y «The Poetry of José
García Villa», en Literature and Society
(Manila, 1940); Rolando S. Tinio, «Trying
lo Read Villa», en Philippine Studies. VII
(Manila, 1959); Arturo G. Roseburg, Path-
ivavy to Philippine Literature in English
(Manila, 1958).
«GESER JAN». De los muchos poemas
épico heroicos de los mongoles (* Mongol,
Literatura), el rnás conocido, gracias a la
versión alemana de I. J- Schmidt (Berlin,
290
1925), es el de Geser Jan. Gescr Jan nace
con la misión divina de pacificar y gobernar
el mundo. De niño es perseguido por su tío
Chotong, pero más tarde realiza sus diver­
sas misiones, subyugando reyes y gigantes
enemigos, restableciendo el orden en el rei­
no de China, rescatando a su madre de los
infiernos, etc. Se encuentran versiones de la
gesta de Gescr no sólo en varios dialectos
mongólicos, jalja, buriat, monguor de la
provincia de Kansu, y calmuco, sino tam­
bién en la lengua del Tibet y otras de Asia
central. Por lo tanto deben abandonarse los
esfuerzos para interpretar el poema épico
como monumento nacional de los mongo­
les, análogo a la Historia secreta, y como
descripción de la oposición del pueblo al ré­
gimen opresivo de príncipes y lamas. La
versión traducida por Schmidt fue impresa
con tipos de madera en Pekín en 1 7 16. El tí­
tulo de referencia para el librero chino San
Kuo-chih («Relato de los tres reinos»), que
aparece en este impreso es prueba de la pri­
mitiva identificación por mongoles y chinos
de Geser Jan con el héroe Kuan-yü de la
leyenda china, canonizado como el dios chi­
no de la guerra. Hasta hace poco, templos
de Geser Jan en esta advocación suya como
dios de la guerra entre los mongoles, se en­
contraban anejos a muchas lamaserías, y por
lo menos en una de ellas, la versión impresa
del poema estaba en uso litúrgico en fecha
tan tardía como 1943. Geser Jan también fi­
gura entre los varios patrones divinos de la
predicción de la fortuna entre los mongoles.
[CB]
N. Poppe, Mongolische Volksdichtung
(Wiesbaden, 1955); R. Stein, Recherches sur
l'épopée et le barde au Tibet (París, 1959);
A. David-Neel, The Superhuman Life of
Gesar of Ling (1959).
GHAL1B, Asadullah Jan (1797-1869). Poe­
ta e ingenio urdu y persa. Nació, de familia
aristocrática, en Agrá, India, donde transcu­
rrió su infancia. Casado a la temprana edad
de 13 años, pronto se trasladó a Delhi, en­
tonces centro de un notable renacimiento
intelectual. Llegó a cobrarle gran afecto a la
ciudad y, salvo un período (1827-9) en Cal­
cuta, residió en ella. Había comenzado a
escribir poesía en urdu y persa en su infan­
cia. Hasta 1857 la mayor parte de su obra
fue en persa y siempre consideró que su
obra poética en urdu era inferior sin compa­
ración con la persa. Y sin embargo es su
verso en urdu el que ha sido siempre la base
de su fama poética. Está escrito en severas
formas clásicas, pero ostenta su sello perso­
nal. Su verso es el primero en la poesía clá­
sica urdu con un inconfundible tono moder­
no. El mismo predijo que no sería probablc-

291
mente apreciado del lodo hasta después de
mi muerte. Hoy es el único poeta en urdu
ciña popularidad rivaliza con la de *lqbñl.
IApresó, tanto en su obra como en su vida,
una constante adhesión a sus valores pro­
pios. una desconfianza humorística de los
dogmas y la capacidad de verse a sí mismo a
través de los ojos de los demás. Las lamosas
anécdotas suyas que relata su amigo, el más
joven Hall en sus /<<•< iierth» de Ghalib (en
urdu). ilustran estas cualidades y su laxitud,
alegremente confesarla, en cuestiones reli­
giosas. Aunque veneraba a Dios y a su Pro­
feta. nunca practicó las exigencias más eno­
josas del Islam.
Ghalib se encontró en Dclhi durante el
motín de 1857 y sufrió profundamente. Mu­
chos de sus amigos, ingleses c indios, per­
dieron la vida. Para aliviar su aislamiento,
comenzó a cartearse con sus amigos de fue­
ra de Delhi y estas cartas, sinceras y revela­
doras. fueron publicadas más tarde; el pri­
mer volumen apareció poco antes de morir
su autor. Son excepcionales en la literatura
urdu y por sí le habrían asegurado la fama.
IRR]
J. L. Kaul. Interpretations of Ghalib (Dcl-
hi. 1957); P. L. Lakhanpal. Ghalib. ¡he Man
and //m Verse (Dclhi. 1960).
«GHAZAL». Breve poema lírico sobre el
tema del amor terreno o místico, o ambos.
Aunque predominan estos temas, pueden fi­
gurar otros. El ghazal como forma se origi­
na en la literatura árabe. En ella ocupó un
lugar menos destacado que en aquellas lite­
raturas en las que la difusión del Islam in­
trodujo las formas literarias árabes. Primero
en persa, después en turco, y más tarde aún
en urdu. llegó a ostentar una posición pree­
minente entre las formas clásicas. Se tiene
por su más grande representante al poeta
persa del siglo xiv * Hafiz. Todos los escri­
tores siguientes de ghazal le deben mucho.
La unidad del ghazal no es de contenido,
sino de forma. Cada pareado es una entidad
independiente y con mucha frecuencia no
hay ni siquiera unidad de sentimiento entre
los pareados que componen el poema. Pero
se encuentran unidos por un rígido modelo
rítmico—AA. BA. CA, DA. etc— y por el
uso de un metro único, claramente definido
por todo el poema, aunque cualquiera entre
la gran variedad de estos metros puede ser
elegido para un ghazal determinado. El úl­
timo pareado debe introducir el nom de
plumc del poeta. [RR]
AL-GHAZALÍ, Muhammad ibn Muham-
mad (1059-1 III). Filósofo místico árabe.
Nació en Tus. Pcrsia. Figuró durante algún
tiempo en el séquito de *Nizam al-Mulk,
Gilgamesh
quicn probablemente le proporcionó el car­
go de maestro de teología cu el colegio Niz-
iímiyya. en Baghdad. En él sufrió una grave
crisis mental con quebranto de su salud y
perdida de la fe en el Islam ortodoxo. Dimi­
tió en 1095 y durante los 10 años siguientes
llevó una vida vagabunda, en la que visitó
la Meca. Alejandría. Jerusalén (que abando­
nó poco antes de su conquista por los cruza­
dos) y Damasco. En estos años decidió que
el sufismo (misticismo islámico) era el úni­
co credo soslcnible. recuperé) la salud y en­
señó durante un corto período en Nishapür.
Persia.
Al-Ghazali relata su peregrinación espiri­
tual en una obra corta. El salvador del
error. En ella describe su análisis del Kalám
(escolasticismo musulmán ortodoxo). Falsa-
fa (metafísica basada en la de ios griegos) y
T'lím (la doctrina de los que aceptan, sin
crítica, las enseñanzas de un imam infalible)
antes de decidirse por el sufismo. Su gran
obra es La resurreción de tas ciencias reli­
giosas (Libro 20 tr. L. Zolondek. Leidcn.
1963) en la que examina la teología y la éti­
ca desde un punto de vista de sufismo mo­
derado. Escribió también La incoherencia
de los filósofos (tr. inglesa Sabih Ahmad Ka-
mali. 1958: Pakistán Philos. Congress Pub.
No. 3). en el que atacó a lodos los sistemas
filosóficos, desde los de Platón y Aristóteles
a los de su época. A esta obra respondió Ibn
Rushd (Averroes) con La incoherencia de la
incoherencia (tr. inglesa S. van der Bergh. 2
vols. 1954). [AST]
El justo medio en la creencia, tr. Miguel
Asín Palacios (M.. Instituto de Valencia de
Don Juan. 1929); Magasid al Ealasifa. o
Intenciones de los filósofos, tr. M. Alonso;
Book of Eear and Hope. tr. inglesa W.
McKane (Leiden. 1962); Confessions of Al
Ghazzali. tr. inglesa C. Field (Wisdom of
the East Series. 1909): The Nichejór Lights.
tr. inglesa W. T. H. Gairdner (1924); H'ors-
hip ín Islam, tr. inglesa y comentario E. E.
Carverley (2a ed.. 1957); O Youth. tr. ingle­
sa G. H. Scherer (Beirut. 1933).
Nicholson. L H .1; Margaret Smith. Al-
Ghazali the Mystic (1944); W. Montgomery
Watt, The Failh and Practice of al-Ghazali
(1953); A/uslim Iniellectual: ,-t Study of Al-
Ghazali (1963); M. Asín Palacios. Algazel:
dogmática. moral, ascética (1901). y La es­
piritualidad de Algazel y su sentido cristia­
no (1934).
«GILGAMESH, Epopeya de». Importante
ciclo poético de la antigua Sumeria. amplia­
do más tarde en la lengua acadia de Babilo-
, nia. El héroe, un semidiós parte histórico,
parte legendario, se identifica con el Gilga­
mesh que reinó en Uruk (Warka) en Babilo-
Greenberg
nia hacia 2.700 a. de C. El nombre de Gil­
gamesh significa en sumerio «padre, héroe»
o «el viejo, el héroe». En las leyendas tiene
un compañero de aventuras, Enkidu, salva­
je domesticado por una cortesana. Entre sus
aventuras juntos figura una expedición para
someter al temible Huwawa, guardián del
bosque de los cedros. Ishtar, diosa del amor,
pretende casarse con Gilgamcsh, que des­
precia sus proposiciones. Cuando los dos
amigos destruyen el toro divino que Ishtar
envía para castigarles, los dioses se vengan
dando muerte a Enkidu. Después Gilga­
mesh visita al «Noé» babilonio. Utnapish-
tim, superviviente del Diluvio, para apren­
der el secreto de la inmortalidad. Upnapish-
lim muestra a Gilgamcsh una hierba mágica
que renueva la juventud, pero se la roba una
serpiente mientras Gilgamcsh se lava en un
pozo. Al fin. la sombra de Enkidu regresa
para contar a Gilgamcsh los secretos del
mundo sombrío de los difuntos. Elementos
de estas leyendas han sido descubiertos en la
Odisea, la Eneida y otras gestas y sagas del
mundo clásico y aun del medieval.
Además de su prototipo sumerio, la obra
se conserva en acadio en 12 tabletas de la
biblioteca del rey Ashurbanipal de Asiria
(669-63 a. C.) y también existen fragmentos
en hitita y hurrita. Un fragmento proceden­
te de h. 1400 a. C. ha sido hallado en Meg-
gido en Palestina, por lo que no debe sor­
prender el encontrar semejanzas entre la ta­
bleta XI de Gilgamesh, que describe el Di­
luvio y el Arca, y el relato hebreo del Géne­
sis.
Intemporal y filosóficamente profunda, la
epopeya de Gilgamesh está impregnada de
un profundo pesimismo. Las aventuras de
Gilgamesh y Enkidu trascienden los confi­
nes del tiempo y el espacio, ya que versan
sobre fuerzas elementales y problemas co­
munes a ios hombres de todas las edades.
Digno y enigmático, y a pesar de ello, de un
atractivo de maravillosa humanidad y es­
pontaneidad, estos relatos resultan esencia­
les para la comprensión del hombre civili­
zado en una etapa temprana y trascendental
de la historia universal. [DML]
La epopeya de Gilgamesh, versión de
Agustí Bartra (B., Plaza & Janes, 1972);
Poema de Gilgamesh, tr. F. Lara Peinado
(M.,Ed. Nacional, 1980); ed. y tr. inglesa R.
Campbell Thompson (2 vols., 1928, 1930);
292
Ir. id. Samuel Noah Kramcr y E. A. Speiscr.
en James B. Pritchard. Aneient Near Eas~
tern Texis Relating to ¡he Oíd Testamcnt
(2a ed.. Princeton, 1955); Ir. inglesa N. K.
Sandars (Penguin Classics, 1960).
Alcx. Heidcl, The Gilgamesh Epic and
Oíd Tesiamcnf Parallels (Chicago, 1946); S.
N. Kramcr, llistory Begins al Sumer (2*
ed., 1962); S. N. Kramcr, Sumerian Mytho-
logy (Nueva York, 1961).
GREENBERG, Uri Zevi (1891). Escritor
hebreo. Nacido en Galitzia, Polonia, pasó
su juventud entre los judíos más pobres y
más oprimidos de Europa oriental; indigna­
do por el destino de su pueblo, se estableció
en Palestina en 1923. Con el estilo de los
antiguos profetas hebreos, exhorta a su pue­
blo vertiendo insultos sobre ellos por haber
traído el espíritu de esclavitud a la tierra de
redención. Sus ataques contra las grandes
potencias que, según él, han traicionado al
pueblo judío tienen igual fogosidad, pero
carecen de la madurez técnica de sus con­
temporáneos. [EE]
Eima pedolah ve-yareach (Tel Aviv,
1925); Rcchovot ha-nahar (Jerusalén/Tel
Aviv. 1951).
Waxman, H J L.
GÜNTEKIN, Reshad Nuri (1892-1956).
Novelista, periodista y comediógrafo turco.
Educado en una escuela francesa de Izmir
(Esmirna) y en la Universidad de Estambul,
fue maestro e inspector de escuelas. Escritor
muy prolífico, comenzó su carrera literaria
como comediógrafo después de la Primera
Guerra Mundial; su primera novela, Cali-
kusu («El reyezuelo [pájaro]», 1922; tr. in­
glesa Sir Wyndham Deedes, Autobiography
of a Turkish Girl, 1949), le dió fama y una
popularidad inmensa. El éxito de sus nove­
las y relatos es debido a su estilo claro,
fecundas dotes narrativos distinguidas por
el detalle realista, y una investigación del
carácter comprensivo y bastante sentimen­
tal. Aksam Giines (1926) se encuentra tam­
bién en inglés (tr. Sir W. Deedes, AJiernoon
Sun, 1951). [VLM]
O. Spies. Die lürkische Prosaliteratur der
Gegenwart (Leipzig, 1943); Ene. Brit.
(1961); Philologiae Turcicae Fundamenta.
II (Wiesbadcn, 1964).
HAFIZ, Shams al-Din Muhammad
(¿13267-1390). El más grande poeta lírico
de Persia. Nació, en la pobreza, en Shiraz,
donde transcurrió casi toda su vida. Parece
que subsistió como maestro y quizá tam­
bién como copista profesional de manuscri­
tos, hasta que sus poemas le ganaron fama y
la protección de los gobernantes musafari-
des locales. Sus obras se componen casi ex­
clusivamente de unos 500 poemas breves
(*í>hazals) sobre los temas convencionales
del amor y el vino, y emplean —aunque sin
exceso— las figuras convencionales de pa­
ronomasia, metonimia, etc. Tradicional­
mente han venido siendo interpretados
como alegorías místicas, hasta tal punto que
el libro de sus poemas, como los de Virgilio
en Europa, era abierto al azar en busca de
una guía de conducta; pero los actuales es­
tudios occidentales se inclinan por interpre­
tarlos literalmente, es decir, el «Amado» de
los poemas amorosos no se refiere a Dios,
sino a una belleza humana o a un protector
real, y la nota de bacanal de otros refleja
simplemente un estado de alegre despreocu­
pación en un mundo turbulento.
Desde el siglo xvn, poetas y orientalistas
europeos han intentado versiones de los
poemas de Hafiz en latín, francés, inglés,
alemán (Goethe) e incluso griego (para la
historia de estos estudios con citas, v. Arbe-
rry, CPL). El conjunto de su Diván («Obras
completas») fue trasladado en prosa alema­
na por J. von Hammer-Purgstall (Tubinga,
1912-13). en verso alemán por V. von Ro-
senzweig (Viena, (1858-64), y en verso fran­
cés por A. Guy (París, 1927); la traducción
en prosa inglesa por H. W. Clarke (Calcuta,
1891) es «más curiosa que fiel» (Arberry).
Las versiones más felices en verso inglés son
las de Gertrude Bell (Poems from thc Divan
of Hafiz, 1897, 1928) y las que figuran en las
antologías de A, J. Arberry (Fifi y Poems.
1947 y 1953, y Inmortal Rose, 1948).
[VLM]
Browne, L H P. III; Rypka, / L; E ofl.
HÁJJI JALFA, apodo de Mustafá ibn ’Ab-
dulláh, también conocido como Kátib Che-
lebi (1609-57). Polígrafo y enciclopedista
otomano. Hijo de un soldado (quizá un re­
negado), entró de aprendiz en una de las
oficinas de contabilidad del gobierno y
acompañó al ejército en vanas expediciones
al oriente. Hacia 1635 unas herencias le
permitieron dedicar al estudio la mayor
parte de su tiempo y pasó el resto de su cor­
ta vida dedicado en Estambul a redactar
obras acerca de casi todas las ramas del sa­
ber. Su monumental bibliografía de la lite­
ratura musulmana, en árabe (ed. con ver­
sión latina tr. G. Flügel, Lexicón biblio-
graphicum..., 7 vols., Leipzig, 1835-58).
continúa siendo una indispensable obra de
referencia. Escribió una historia universal
en árabe desde la Creación hasta su época;
una crónica más detallada de los años
1591-1655 en turco, y una historia de las
campañas navales otomanas (tr. inglesa par­
cial J. Mitchell, The History'of the Marili-
me Wars ofthe Turks. 1831).
Hájji Jalfa fue uno de los primeros estu­
diosos otomanos en interesarse por apren­
der las ciencias de la Europa de los infieles:
con la ayuda de un sacerdote francés rene­
gado tradujo al turco una edición latina de
la Crónica de Johann Carion. selecciones de
la reedición de 1587 del Corpus universae
historia praesertim bizantinac, y el Atlas
minor de Mercator y Hondius; esta obra le
permitió emprender una nueva versión del
gran corpus geográfico Jihán-numá. «Cos-
morama», cuya primera versión había te­
nido que dejar inconclusa debido a falta de
material acerca de Europa occidental. Su
última obra, Mizán al-Haqq (tr. inglesa G.
L. Lewis, The Balance of Truth, 1957), es
una colección de ensayos conciliatorios que
pretenden concertar las contradicciones en­
tre el dogma ortodoxo y la práctica popular.
[VLMJ
L " ------- “J
F. Babinger, Die Geschichtsschreiber der
Osmanen und ihre Werke (Leipzig, 1927);
A. Adivar, La Science chez les tures otto-
mans (París, 1939); E ofl.
ALHAMADHÁNI, Ahmad ibn al-Husain
(967-1007). Escritor árabe. Conocido por
Hamdulláh
«Badi’ al-Zaman» (Asombro de la época).
Nació en Hamadhan, en Persia, pero escri­
bió en árabe. Después de una juventud tur­
bulenta, se estableció en Herát. en Afga­
nistán. con la protección del sultán Mah-
múd de Ghazna.
Al-Hamadhani y *al-Harirí fueron los
grandes representantes del género literario
conocido por inaqama (pl. maquinal, que
suele ser traducido por «juntas» o «sesio­
nes»). El maqarna es una especia de relato
breve, o episodio, escrito en prosa rimada,
viejo recurso literario muy empleado en el
Corán, pero caído después en desuso. Los
Maquinal de Ai-Hamadhani (tr. W. J. Prcn-
dergast. 1915) representan las aventuras de
un vagabundo sin escrúpulos, Abu'l-Fath
de Alejandría; el narrador se tropieza con él
a cada momento en situaciones inesperadas
y le encuentra ganándose la vida abusando
de la buena fe y la credulidad ajenas. Estos
relatos sirven de marco a) virtuosismo del
autor en la manipulación verbal, su empleo
de complicadas figuras retóricas y la ciencia
de colocar la adecuada cita o alusión.
Los Maqamal, que quizá no nos resulte
fácil apreciar, constituyen la única narra­
ción en prosa de la literatura árabe clásica,
aparte de relatos populares como las *Mil y
una noches y los Relatos de Bani Hilal, y
parábolas filosóficas como las escritas por
*Avicena y el Hayy ibn Yaqdhan («Vivo
hijo de Despierto»), de Ibn Tufail. Los
Maqamal se asemejan a la novela picaresca,
por ejemplo, el Saliricón de Petronio. pero
constituyen unidades más cortas y autóno­
mas. y dependen, como se ha dicho, en
gran parte de la habilidad del autor con el
lenguaje. *A1-Hariri suele estar considerado
por lo general en Oriente como superior
a Al-Hamdhaní como autor de Maqdníat.
(ASTJ
Nicholson, L H A; E ofl.
HAMDULLÁH MUSTAWFÍ (¿1281?-
1350). Geógrafo e historiador persa. De fa­
milia de origen árabe, largo tiempo estable­
cida en Qazwin, que había producido una
serie de altos funcionarios: él mismo fue
nombrado superintendente de la Hacienda
(musiawfi) por el visir e historiador *Rashíd
al-Dín hacia 1311. Sus tres grandes obras,
todas de importancia, son (1) Ta'rikh-i Gu-
zída («La historia selecta»), historia univer­
sal, escrita con gran sencillez, desde la Crea­
ción al año 1329 (tr. inglesa resumida E. G.
Browne y R. A. Nicholson, 1913); (2) Za-
farnáma («El libro de la victoria»), poema
heroico de 75.000 pareados, que pretende
ser la continuación del Sháh-nátna de *Fir-
dawsi, y narra la historia del mundo musul­
mán hasta el año de su terminación, 1335; y
(3) Nuzhat al-Qulüb («La delicia de los co-
294
razones»), tratado geográfico y cosmológico
completado en 1340 (tr. inglesa de la sec­
ción geográfica. G. Le Strangc, 1919; de la
sección zoológica. J. Stephcnson, 1928).
[VLM]
Browne. L // P. III: Arberry. C P I,\ C. A.
Storcy, Persian Luerautre: A Bio- Bibliogra-
phieal Survey. 1 (1927); E ofl.
HAME1RI, Avigdor, seudónimo de Emil
Fcucrstein (1886- ). Poeta hebreo. Se
formó en un ambiente judío tradicional, en
Hungría, donde nació, pero recibió la pro­
funda influencia del poeta húngaro Ady. En
1910 fundó el periódico hebreo Hayehudi,
de corta vida. Tradujo al hebreo obras de
muchos poetas húngaros, entre ellos la Tra­
gedia del Hombre, de Madach, lectura obli­
gatoria en las escuelas de Israel. Durante la
Primera Guerra Mundial luchó en el ejérci­
to austro-húngaro y cayó prisionero de los
rusos. Su novela de la guerra, Hashigaon
Hagadol, produjo honda impresión en los
modernos escritores hebreos. Después de la
guerra se estableció en Palestina y al fun­
darse el Estado de Israel, fue el primer di­
rector del boletín oficial del Parlamento.
[EE]
Behvnai has'appi-i (Jerusalén, 1962; poe­
mas); Hamaschiach halevan (Tel Aviv,
1948; novela); Hamsked haran (Tel Aviv,
1944; relatos); Mivha-t sippurei A. H. (Tel
Aviv. 1954; relatos).
Waxman, H J L.
HAMZAH FANSUR1, o HAMZAH DE
BARUS {Jl. h. 1550-1600). Poeta y escritor
sufi malayo. Nació probablemente en Ayut-
haya, en Tailandia, aunque su familia pro­
cedía evidentemente de Barus. en Sumatra
del norte, donde él se establecería después.
En sus viajes visitó Arabia, Irak, la penínsu­
la malaya y Java. En Baghdad fue iniciado
en la orden religiosa Qadiriyyah. Se adhirió
a la llamada escuela Wujüdiyyah de los su-
fies, que afirma la doctrina de la Unidad del
Ser.
Hamzah Fansuri escribió en malayo,
pero conocía bien el árabe y el persa; fue
muy influido por *ibn al-‘Arabí, Jili, así
como por otros escritores y poetas su fíes
clásicos, entre los que figuran *al-Ghazálí,
*‘Attár, *Jalál al-Din Rümi, *Sa‘di y
*Jámi. Al parecer, fue el primero en escribir
una exposición sistemática y definitiva de
las doctrinas sufies en lengua malaya. De
esta forma introdujo la terminología filosó­
fica y mística en el idioma malayo. Tam­
bién se le debe atribuir la introducción en la
poesía del tipo de verso del ruba'i (cuarte­
to), que en la literatura malaya llegó a ser
conocido popularmente como sha'ir. Sus
 295
ideas han sido siempre mal comprendidas c
interpretadas, incluso hasta hoy. Uno de sus
acusadores más asiduos y poderosos fue
•Nuruddin Al-Raniri, que escribió varios
tratados polémicos acusando a Hamzah
Fansuri de herejía. En 1637, sus obras fue­
ron quemadas con toda pompa por orden
del sultán de Acheh. En la intensidad apa­
sionada de su poesía, y en el enfoque inte­
lectual e imaginativo de su religión, Ham­
zah Fansuri puede ser comparado a veces
con John Donnc. [SMNA]
S. M. N. al-Attas, The Mysticism of
Hamzah Fansuri (1967).
HAN YÜ (768-824). Ensayista chino. Na­
ció en lo que hoy es la provincia de Honan
en la China del norte, quedó huérfano a los
tres años y fue criado por un primo. Han
Huí. cuyas opiniones literarias irían a in­
fluirle profundamente, pero que murió sien­
do Han Yü joven aún. Espoleado por la
ambición, intentó repetidas veces obtener,
mediante exámenes o influencias, un nom­
bramiento oficial en la capital, Ch’ang-an.
Al fracasar en sus intentos, buscó empleo en
varias partes del Imperio. En 802 volvió a
Ch'ang-an, donde, salvo un período de des­
tierro en el sur, desempeñó varios puestos
oficiales hasta su muerte.
La pasión de Han Yü por el servicio del
Estado era consecuencia de los ideales de
Confucio por los que luchó durante toda su
vida. Creyó que su misión era restaurar la
ortodoxia de Confucio y destruir las que
consideraba funestas influencias del budis­
mo y el taoísmo. Expresó abiertamente es­
tas ideas en ensayos como Yüan-tao («Del
camino verdadero»). De acuerdo con este
propósito se encontraba su oposición al es­
tilo florido de la prosa paralela de moda en
su época, que contrastaba con el simple es­
tilo de los primitivos filósofos confucianos.
Su propia prosa se basa en el estilo clásico,
pero también se inspira en el vernáculo de
entonces. Con ello, sus obras no son simples
imitaciones de los viejos escritores, sino que
poseen una claridad y una simplicidad que
hacen que sea considerado como uno de los
grandes maestros de la prosa china. [JDC]
Gems of Chínese Literature, Prose, ed. H.
A. Giles (1926); M.‘ Teresa León y Rafael
Alberti, Poesía china (B. A., Cía. Gral. Fa­
bril, 1960); Marcela de Juan, Poesía china:
del siglo XXII a.C. a las canciones de la Re­
volución Cultural (M., Alianza, 1973).
AL-HARÍRÍ, Abu Muhammad al-QSsim
(1054-1 122). Filósofo árabe. Natural de
Basra en Irak, donde ejerció un modesto
cargo administrativo. Autor de un volumen
de 50 rnaqamat, que, aunque con frecuencia
Heike-Monogatari
más largos y más elaborados que los de *al-
Hamadhani, siguen casi exactamente el
mismo esquema. Su protagonista es otro in­
genioso vagabundo, Abu Zaid de Sarüj; es­
tán escritos en prosa rimada, con pasajes
interpolados en verso y tienen como fin
principal exhibir la habilidad del autor en el
empleo de la lengua árabe, la profundidad
de su crudicción en todas las ramas del sa­
ber, y su destreza en la refinada oscuridad
de la alusión. En todo esto, al-Hariri es su­
perior a al-Hamadhání. Al-Hamadhání
cuenta quizá mejor un relato que al-Hariri,
pero tampoco en esto muestra el último de­
ficiencias. En realidad, sus Maq&mat mal
hubieran podido conservar su popularidad
de haber carecido de la facultad de entrete­
ner además de adiestrar a los cultos. Chene-
ry (The Assemblies of'al-Hariri. tr. Chenery
y Steingass, 2 vols., 1869-98) dice: «Duran­
te más de siete siglos, su obra ha sido tenida
como la mayor joya de la lengua árabe, des­
pués del Corán».
Los MaqSmat de al-Hariri y al-Hamad-
háni ofrecen particular interés para noso­
tros por representar, sin duda en forma algo
novelesca, una imagen de la vida en una co­
munidad musulmana en los siglos x al XII
d.C. [AST]
Nicholson. L H A: E of /.
HAR$A. *Bána.
HAYASHI FUMIKO (1904-51). Novelista
japonesa. Su literatura es la de la lucha de
los pobres. Aunque se afirma que su padre
fue un buhonero ambulante, recibió una
educación superior, pero desde los 18 años
tuvo una existencia difícil, esforzándose por
vivir de su obra literaria y de una serie de
precarios trabajos. Sus amigos se encontra­
ron sobre todo entre los escritores «proleta­
rios», y otros de izquierdas, aunque ella no
lo fuese. Su obra comprende una serie de
novelas tituladas Horoki («Diario de un va­
gabundo», 1922-7). Intermedio entre inven­
ción y autobiografía, adapta la forma de
diario. Sus descripciones de la vida de los
oprimidos poseen gran realismo y compa­
sión. Su protagonista (como la autora) po­
see un considerable poder de voluntad e
incluso optimismo, y una entrega incansa­
ble a las tareas literarias. Sus novelas poste­
riores a la guerra, entre ellas Shita-machi
(Tokyo. tr. inglesa J. Morris, en Keene,
MJL) y Ukigumo (Floating Cloud. tr. ingle­
sa Y. Koitabashi, Tokio, 1957; no debe ser
confundida con la novela de igual título de
Futabatei Shimei), contienen emotivas des­
cripciones del Tokio de la época. [CJD].
«HEIKE-MONOGATARI». Poema histó­
rico japonés. Compuesto en la primera mi-
Higuchi
tad del siglo xni. existe en varias versiones.
Narra el conflicto durante el siglo xn entre
las grandes familias de los Minamoto (Gcn-
ji) y Taira (Heike). El título equivale a «His­
torias de los Heike». Describe como los
Heike. todopoderosos ai comienzo en Ja­
pón, fueron humillados, y ofrece un vasto
ejemplo de la concepción budista de lo pe­
recedero de la vida y la obra del hombre. El
poema fue resucitado por sacerdotes-ju­
glares ciegos durante los siglos siguientes y
algunos episodios se han hecho sumamente
famosos. Su influencia sobre la literatura
posterior ha sido inmensa: en primer lugar,
sus relatos han proporcionado material
para el no y el teatro posterior; después, su
idioma es un primer ejemplo de un estilo de
prosa que derivó a la novela normal, una
combinación de elementos japoneses y chi­
nos, en contraste con la lengua fundamen­
talmente japonesa de novelas anteriores,
como Genji-monogatari. de *Murasaki Shi-
kibu. Su estilo es variado y utiliza un exten­
so vocabulario enriquecido con términos de
técnica militar y fraseología budista. [CJD]
«Heike Monogatari», tr. inglesa A. L.
Sadler, Transaclions of the Asiatic Society
of Japan. XLVI, 2 (1918). y XLIX. 1
(1921); Kecne, A J L; Tales of the Heike
and the Four Square Hut. tr. inglesa A. L.
Sadler (Sydney, 1928).
HIGUCHI ICHIYO (1872-96). Novelista
japonesa. Extraordinaria autora de los co­
mienzos de la novela moderna en el Japón.
De familia de militares acabados en tende­
ros del barrio orienta! de Tokio, recibió la
formación tradicional de la esposa obedien­
te, pero a los 17 años quedó huérfana de
padre. Mantuvo a la familia escribiendo re­
latos, labor que emprendió de forma análo­
ga a como había adquirido sus restantes
conocimientos femeninos: asistiendo a las
clases de un profesor de composición nove­
lística. Convertidos en amantes, se separa­
ron poco antes de morir ella. Quizá debiera
algo a su maestro, pero su observación y
ambiente son originales. La mayor parte de
su obra procede de los dos o tres últimos
años de su vida: su obra maestra es Teraku-
rahe (tr. inglesa Edward Seidensticker, en
Kecne, MJLf estudio de adolescencia en el
tipo de barrio que conocía bien. Lo preciso
de su visión y la habilidad con la que la
transcribió justifican su gran fama. Fue in­
fluida por *Ihara Saikaku.
Escribió para el público en genera!, por lo
que se destaca del caudal de la novela japo­
nesa, y aparte de los teóricos que prolifera-
ron en Jos primeros tiempos de su desarro­
llo. Su reputación se basa en parte en lo que
pudo haber logrado de haber vivido más.
ÍCJD]
296
«HIKAYAT HANG TUAH». Obra semi-
histórica en prosa, anónima, en malayo
probablemente del siglo xvii, que hoy sería
calificada corno novela picaresca. Describe
las aventuras del héroe militar malayo
Hang Tuah, una de las grandes figuras del
reino malayo de Malaca en la segunda mi­
tad del siglo xv. por lo que se ha convertido
en una epopeya nacional. Es ahislórico, sc-
milcycnda. semifantasía, pero animado
—con un notable elemento trágico en uno
de los episodios principales. Ofrece una
viva imagen del ambiente material y espiri­
tual del mundo malayo de entonces y de las
relaciones entre Malaca, India meridional,
Tailandia, Java, Sumatra y China.
Existen muchos manuscritos y varias ver­
siones publicadas (la mejor: Djakarta,
1956). Hay una versión alemana (H. Over-
beck, Die Geschichte ron Hang Tuah. 2
vols., Munich, 1922). M. C. IT. Sheppard, en
The Adventures of Hang Tuah (Kuala
Lumpur, 1957), proporciona en inglés una
concisa abreviación y el exacto sabor origi­
nal. [JCBJ
HIKMET, NAZIM (1902-63). Poeta y dra­
maturgo radical turco. Nacido en Salónica
de familia de funcionarios otomanos, fue
cadete en la armada de Turquía y comenzó
a escribir poemas, los primeros publicados
a los 15 años. En 1921 marchó a Moscú y
permaneció en la Unión Soviética hasta
1928. Adoptó las ideas marxistas y fue muy
influido por la poesía futurista de Vladimir
Maiakovski. En 1928 volvió a Turquía, ha­
biendo ingresado en el Partido Comunista
turco en 1924. Publicó libros de versos, con
la intención de librar la poesía turca de los
estilizados metros clásicos hasta entonces
dominantes. Con ardiente elocuencia, vigor
y humor animado y satírico, Hikmet trató
muchos problemas sociales de la Turquía
kemalista de la época, aunque también es­
cribió poemas de amor y sobre la naturale­
za. Entre sus primeros libros de versos figu­
ran 835 satir («835 versos», 1929), 1 + 1 = 1
(1930), Gece Gelen Telgraf («Telegrama
nocturno», 1932), Benerci kendini nincin
oldürdü? («¿Por qué se mató Benerci?»,
1932) y el Canto de Simavneli Kadio&lu Be-
drettin (1936).
En 1938 Hikmet fue detenido, acusado de
sedición y sentenciado a 28 años de cárcel.
Fue puesto en libertad en 1950 como resul­
tado de una campaña internacional de pro­
testa contra su condena. Pronto huyó a la
Unión Soviética, donde se han publicado
muchos de sus poemas y obras teatrales en
versiones ai ruso y al turco de Azerbaijan.
Algo de su obra poética ha sido vertido al
griego, ai francés y ai español. Su última
obra importante fue una vigorosa novela so­
 297
míautobiográfica, primero publicada en
ruso en Moscú en 1962 y más tarde en ver­
sión francesa, de Munevver Andas, con el
titulo de Les romantiques (París. 1964). Las
obras de Hikmet estuvieron en un principio
prohibidas en su Turquía natal. [DMLJ
Antología poética (M., Corazón); Duro ofi­
cio el exilio, ir. Alfredo Várela (B.. Batlíó,
1976); Teatro: Leyenda de amor. Leyenda
turca, ¿Existió realmente Irán Ivánovich?
(todas. B. A., Ariadna); «La voz de Henri
Martin», tr. Pablo Ncruda (1951), en Neru-
da, Obras Completas. II (1968).
E. Saussey, Prosateurs tures contempo-
rains (París, 1935); The Times. Londres, 7
junio 1963 (necrología): Gran Enciclopedia
Soviética. 2.a ed., vol. 46 (en ruso; con retra­
to y extensa bibliografía); O. Spies, en
Handbuch der Orientalistik, V. I,
HIÑO ASHIHEI (1907-61). Novelista ja­
ponés. Nacido en Wakamatsu, en Kyüshü,
estudió inglés en la Universidad Waseda,
en Tokio. Siendo estudiante colaboró con
relatos en una revista estudiantil. En 1937
su novela Funnyo-tan («Historias sanita­
rias»), relato humorístico de temas de la
administración local en sq Kyüshü natal,
obtuvo un premio Akutagawa y su autor se
hizo famoso súbitamente. Se encontraba en­
tonces en el ejército japonés de China y fue
nombrado corresponsal de guerra de una
destacada revista mensual. Entonces apare­
cieron una serie de obras con la guerra de
China como fondo: Mugi lo Heitai (Barley
and Soldiers, tr. inglesa K. y L. W. Bush,
Tokio, 1939) y Tsuchi to Heitai (Earth and
Soldiers, tr. parcial al inglés S. Ishimoto, en
Keene, MJL) en 1938, y Hana to Heitai
(«Flores y soldados») en 1939. Aunque es­
tas obras pueden ser desechadas como sim­
ple reportaje, exhiben tanto talento para
escribir acerca de gentes de carne y hueso y
tanta comprensión del punto de vista del
soldado individual, que hacen sumamente
atractiva su lectura. Su popularidad aumen­
tó debido a la ausencia de otra narrativa de
calidad en una época en que el Gobierno
ejercía un riguroso control de las artes.
Después de la guerra sufrió un período de
«depuración»: se le prohibió intervenir en
la vida pública. Cuando acabó esta restric­
ción, reanudó sus actividades literarias. Es­
cribió relatos acerca de su provincia natal
y en especial una novela extensa, Hana to
Rvü («Flor y dragón», 1952), que narra la
historia de la vida de sus padres. Está consi­
derada como su mejor obra. [CJD]
HITOMARO. *Kakinomoto Hitomaro.
HO XUAN HUONG (//. fines del siglo
xvih). Poetisa *victnamita. Compuso poe-
Hmj Chih-Mo
sía en caracteres norn (es decir, no chinos).
En la simplicidad dei idioma. la perfección
de sus ritmos y su descripción de la vida del
pueblo de Vietnam. su obra no tiene rival.
Ha sido censurada con frecuencia a causa de
la naturaleza erótica, incluso obscena, de al­
gunos de sus poemas, pero su situación en­
tre los más grandes poetas vietnamitas es
indiscutible. [PJH]
Ho Xttang Huong. Nha Tho Cach Mang
(«Ho Xuan Huong: Una poetisa revolucio­
naria»), cd. Hoa BangfSaigón, 1950).
HSI-K'ANG (223-63). Erudito, poeta, mú­
sico y pintor chino. Vivió en la época de la
desintegración política y filosófica después
del final de la dinastía Han. Casado con una
dama de la familia imperial Wei, no se mos­
tró sin embargo activo en la pugna por el
poder entre éstos y los jefes militares del
clan Ssu-ma. a lo que prefirió cultivar su es­
píritu según el modelo taoista. Rechazó un
cargo ofrecido por el jefe supremo Ssu-ma,
y cuando más tarde se mantuvo fiel a su
conciencia al prestar testimonio en favor de
un amigo, fue ejecutado. Según la leyenda,
tocó plácidamente una extraña tonada en su
amado laúd antes de morir.
Hsi-K’ang fue famoso como dirigente,
con Juan Chi, de los «Siete sabios del bos­
que de bambúes», grupo que acostumbraba
a buscar un retiro periódico para experi­
mentar los placeres más etéreos. En sus en­
sayos políticos ridiculizó las normas de go­
bierno de Confucio desde el punto de vista
taoista. Su ensayo más famoso es «Sobre el
laúd» (tr. inglesa R. van Gulik. Tokio,
1941), cuyas notas podían ponerle en comu­
nicación con el Tao. En poesía su fuerza
estaba en el verso de cuatro palabras, a cuya
instauración contribuyó. Su estilo es carac­
terísticamente «apartado» c «inmaculado».
[DEP]
HSÜ CHIH-MO (1896-1931). Poeta chi­
no. Nacido en la provincia de Chekiang,
asistió a la Universidad de Pekín y en 19 16
inició lagos viajes por el extranjero. Marchó
primero a los Estados Unidos, donde estu­
dió técnica bancaria y ciencias políticas, y
más tarde se dirigió a Inglaterra, donde fue
discípulo de Laski. Su amistad con H. G.
Wells le animó a dedicarse a la literatura,
cosa que hizo en Cambridge, lugar que cele­
bró en prosa y verso. Vuelto a China en
1924, enseñó literatura inglesa en Pekin. co­
bró fama como director del suplemento lite­
rario del periódico (.'lien Pao el año si­
guiente y fue interprete de Tagore durante
el viaje de éste por China. Sus Poemas de
Chih-mo se publicaron en 1925. Hsü fue
más tarde uno de los puntales en la sociedad
de la Media luna, que en términos generales
Hsüeh-Ch'in
defendía los valores de la burguesía cultiva­
da. Murió en un accidente de aviación.
Hsü fue pródigo en su vida particular
—se calificó a sí mismo de «caballo sal­
vaje sin ronzal»— igual que lo fue en su
poesía, acometiendo las cumbres de una
emoción, con frecuencia derivativa. Su ído­
lo fue Keats aunque en su obra se encuen­
tran presentes muchas corrientes de roman­
ticismo europeo. Consigue transferir su
amor por la belleza a sus poemas. En técni­
ca, fue más allá que ningún otro poeta chi­
no en el empleo de los metros ingleses y fue
un fecundo experimentador de formas mé­
tricas. También contribuyó a la nueva lite­
ratura mediante sus traducciones. [DEP]
M.* Teresa León y Rafael Alberti, Poesía
china (B. A., Cía. Gral. Fabril, 1960); Mar­
cela de Juan, Poesía china: del siglo XXII
a.C. a las canciones de la Revolución Cultu­
ral (M., Alianza, 1973); Kai-yu Hsu, Twen-
tieth Century Chínese Poetry (1965; selec­
ción).
Cyril Birch, «English and Chínese Metres
in Hsu Chih-mo», Asia Majar VIH, 2
(1961).
HSÜEH-CH’IN. *Ts’ao Chan.
«HUA-PEN». La forma adoptada por el
cuento vernáculo en China. El término sig­
nifica «libro de cuentos», pero ha sido tra­
ducido como «libro de apunte», debido a
que los textos fueron en origen las versiones
escritas de los recitados de los cuentistas
profesionales. En tiempos de la dinastía
Ming (1368-1644), sin embargo, la forma
—que tuvo su origen en la Sung
(960-1279)— se encontraba establecida
como pasatiempo de los círculos cultos.
Algunas de las características formales
más notables del hua-pen son: el autor se
llama a sí mismo «narrador» y supone la
reacción del público; los versos ilustrativos
interpolados en la narración en prosa; la
acostumbrada inclusión de un prólogo (un
poema o una anécdota) y el empleo del ha­
bla callejera. Los temas suelen estar toma­
dos de la literatura clásica y budista, pero
también de la vida urbana (y con frecuencia
de los bajos fondos) contemporánea.
Las colecciones de hua-pen más antiguas
que se conservan datan del siglo xvi; algu-
298
ñas de las piezas sueltas pueden proceder de
la ¿poca Sung. Las colecciones más conoci­
das son las de Fcng Mcng-lung (1574-1646;
selección, tr. inglesa Cyril Birch, Stories
from a Ming Collection. 1958). Para otras
versiones inglesas correctas, v. The Courte-
san's Jewel Box, (Pekín, 1957). [DEP]
John L. Bishop, The Colloquial Shori
Slory in China (Harvard, 1956).
HUNC SHENG (1646-1704). Poeta y dra­
maturgo chino. De una renombrada familia
que se había trasladado a Pekín desde las
provincias. Su esposa, niela de un antiguo
gran secretario, era experta en la música y
acompañaba a Hung Sheng cuando éste
cantaba. Hung estudió en la Academia Im­
perial y contó entre sus amigos a algunos de
los literatos más destacados de la época. Al­
canzó fama con el estreno hacia 1684 de
una temprana versión de El palacio de la
eterna juventud (versión inglesa Yang, Pe­
kín, 1955). El drama mantuvo su populari­
dad hasta 1689, en que una representación
en un momento de duelo imperial atrajo ha­
cia él la atención de los censores. El empe­
rador ordenó el castigo del autor, los actores
y el público y Hung Sheng fue expulsado de
la Academia Imperial. Volvió a su provin­
cia natal y acabó su vida en la miseria. En
1 704 cayó al agua, ebrio, en un viaje de pla­
cer, y murió ahogado.
El palacio de la eterna juventud, uno de
los mejores dramas líricos de China, utiliza
un tema que había sido tratado muchas ve­
ces por poetas y dramaturgos: el amor de la
dama Yang y Ming Huang, emperador de la
dinastía Tang. En su momento de mayor
dramatismo, el emperador se ve obligado
por sus soldados a hacer que la dama Yang
se suicide cuando una rebelión les hace huir
de la capital. Hung Sheng rechazó la inter­
pretación tradicional de este episodio, que
atribuía la responsabilidad de la rebelión a
Yang. En su lugar escribió una patética his­
toria de amor que ha conservado su populari­
dad en China durante tres siglos. Escribió
otros dramas, sobre todo de tema histórico,
pero ninguno alcanzó la popularidad de
éste. [JDC]
Hung Sheng, «The Palace of Eternal
Youth and its Autor», Chínese Literature.
1954,4.
 I
IBN-‘ABD RABBIHI (860-940). Poeta his­
panoárabe nacido en Córdoba, donde fue
poeta de los califas omeyas, al- Iqd («El co­
llar»), su obra principal, es, sin embargo,
una antología de tradiciones árabes. [A A]
A. R. Nyke, Hispano-Arabic Poetry
(1946).
IBN-‘ABDUN (muerto 1134). Poeta árabe
español, autor de una elegía a la muerte de
su protector, al-Mutawakkil, señor de Bada­
joz. [AA]
A. R. Nykl, Hispano-Arabic Poetry
(1946).
IBN AL-‘ARABÍ, Muhammad ibn ‘Alí, lla­
mado Muhyi al-Din (I 165-1240). Escritor
místico árabe-español. Nació en Murcia,
pasó su juventud en Sevilla y después viajó
extensamente por Oriente, estableciéndose
por fin en Damasco, donde murió.
Ibn al-'Arabi compuso dos grandes trata­
dos místicos. Revelaciones de la Meca y
Fusüs al-Hikam (tr. inglesa, Wisdom of the
Prophets, por Khan Sahib Khaja Khan,
Madras, 1929). Es más conocido, sin em­
bargo, por sus odas místicas (tr. inglesa
R. A. Nicholson, 1911). En estas odas, Ibn
al-‘ArabT, como todos los sufies, expresa su
anhelo por la Unión con Dios en términos
de apasionado amor humano; hasta el pun­
to de que muchos críticos han mostrado du­
das acerca de si su poesía es en realidad
religiosa o erótica, dificultad que también se
encuentra en la poesía de * Hafiz. La filoso­
fía de la poesía de Ibn al-'Arabi parece com­
binar, al igual que la de la mayor parte de
los poetas sufies, elementos de ortodoxia
musulmana, maniqueísmo, gnosticismo,
neoplatonismo y cristianismo. Los poetas
sufies posteriores, sobre todo los persas,
apenas sí pueden ser calificados de musul­
manes; sus creencias parecen amalgamarse
en un panteísmo indefinido.
Es fama que también fbn al-‘Arabi con­
virtió la muwassaha en una forma literaria
respetable. Se trata de un tipo de poema, al
parecer original de la España musulmana.
quc da fin con un pareado en lengua colo­
quial, y a veces hasta en castellano. Durante
largo tiempo fue despreciado por ios círcu­
los literarios árabes, pero depués de estable­
cido por Ibn al-‘Arabí, muchos de los mejo­
res poemas de amor de la literatura árabe se
escribieron en esta forma. [AST]
Miguel Asín Palacios, La escatología
musulmana en la Divina Comedia (1919). y
El Islam Cristianizado. Estudio de! «sufis­
mo» a través de las obras de Abenarabi de
Murcia (M., 1931); A. E. Affifi, The Mysti-
cal Philosophy of Muhyiddin Ibnul ‘Arabi
(1939); Rom Landau, The Phdosophy of
Ibn 'Arabi (1959); R. A. Nicholson, Studies
in Islamic Mystícism (1921); A. R. Nykl,
Hispano-Arabic Poetry (Baltimore, 1946).
IBN-BAJJA, conocido por Avempace
(muerto en 1 138). Filósofo árabe nacido en
Zaragoza. Una de las figuras capitales en la
reintroducción de la filosofía griega en el
occidente europeo a través de paráfrasis e
interpretaciones árabes. La mayor parte de
su obra (sumarios de Aristóteles, tratados
originales) se encuentra inédita. [AA]
M. Asín Palacios, Al-Andalas, 7 (1942).
IBN BATTUTA (BATUTAH). Muham-
mad ibn ‘Abduíláh (1304-h. 1377). Viajero
y geógrafo árabe. Era berebere de Marrue­
cos y pertenecía a una familia de juristas. A
los 21 años partió en peregrinación a la
Meca en desempeño de su obligación reli­
giosa y para aumentar su formación jurídica
mediante consultas con los sabios que visi­
tase. Encontrándose en la Meca, sintió el
deseo de continuar sus viajes y durante ios
25 años siguientes recorrió desde Constanti-
nopla a China y desde Crimea hasta las islas
Maldivas. Actuó como juez en la India y fue
enviado con una misión a China. Hizo de
nuevo de juez, durante 18 meses, en las islas
Maldivas, donde se opuso a la brevedad del
atuendo femenino, libertad que no se atenía
a los preceptos musulmanes. Se interesaba
por cuanto veía, pero parece que fue suma­
mente despreocupado en cuanto a los asun-
Ibn Da'ud
tos prácticos: en cierto lugar casó y tuvo
una hija con su mujer, pero pronto marchó
de nuevo y rompió toda relación con ellas.
Ibn Battüta se retiró a Fez en 1354 para
redactar la narración de sus viajes. Sus con­
temporáneos le tuvieron por un fantasea­
dor. pero sus relaciones, en cuanto pueden
comprobarse, son exactas. Dictó las líneas
generales de su narración a un discípulo,
que les dio forma literaria. Después de su
primer viaje, visitó España y más tarde via­
jó hacia el sur hasta el reino africano de
Mali. En esta corte, que preciaba de musul­
mana. vio al Rey cómo hacía el presente a
una delegación de visitantes caníbales, de
una atractiva muchacha que fue descuarti­
zada y devorada en público por los huéspe­
des. Se dice que Ibn Battüta murió en Ma­
rruecos en 1377 (o 1369. según otras au­
toridades). [AST]
zí través del Islam, tr. Serafín Fanful y Fe­
derico Arbós (M., Ed. Nacional, 1981);
Rehla of Ibn Battáta (viajes a la India, islas
Maldivas y Ceilán), tr. inglesa Mahdi Hu-
sain (Gackwad's Oriental Series, n.° 122,
Baroda, i953): Travels in Asia and Africa,
tr. inglesa y selección H. A. R. Gibb (1929);
Travels. tr. inglesa H. A. R. Gibb (ed. Hak-
luyl Society. 4 vols., Vol. I, 1948; Vol. II.
1962).
W. Boulting, Four Pilgrims (1920); H. F.
Janssens. Ibn Batouta. «Le Voyagettr de
l'Islam» (Bruselas, 1948); E off.
IBN DA'UD, Abraham (1110-1180). His­
toriador y filósofo hispano-hebreo, nacido
en Córdoba. Escribió en hebreo (su obra
histórica) y en árabe, como Ai-Aqidah
arraft'ah. el primer ensayo de conciliar la
religión judaica con la filosofía aristotélica.
[AAJ
M. Kónig, Die Philosophie des Jehuda
IBN EZRA, Abraham Ben Meir (1093-
I 167). Poeta y sabio hebreo español.Nació
en Tudela, vivió principalmente en España,
hasta h. 1 140, en que comenzó a viajar ex­
tensamente por Africa del norte, Inglaterra,
Francia, Italia y probablemente Palestina.
Casi todos sus escritos proceden de la época
de sus viajes. Es fama que escribió 108 li­
bros, que abarcaban temas tan dispares
como exégesis bíblica, gramática hebrea, fi-
losofia, astrología y poesía religiosa profa- \
na. Su fama se basa en sus comentarios bí­
blicos que representan la cumbre de la es­
cuela exegética española. Se apoyan en el
examen lingüístico y objetivo del texto, a
veces con un vislumbre crítico que anticipa
ci enfoque posterior. Aunque de agudeza
crítica y con frecuencia brillante e ingenio-
300
so, Ibn Ezra, empleó aquí un estilo nada,
lúcido y que suele ser místico. Se supone
que escribió comentarios sobre todos los li­
bros de la Biblia hebrea, pero no todos se
han conservado.
La gama de la poesía de Ibn Ezra com­
prende poemas penitenciales (algunos se en­
cuentran en la liturgia), de amor, cantinelas
báquicas, e incluso un largo poema sobre el
juego de ajedrez, enumerado con todas sus
complicadas reglas. El Divan es su famosa
colección de poemas, acertijos y epigramas,
editado meritoriamente por D. Kahana
(Kovets chokhmath ha-Rava. Varsovia.
1922). En estos poemas exhibe su dominio
de la lengua hebrea, así como en sus poemas
de estilo acróstico en formas curiosas. Su
caústico sentido del humor encuentra ex­
presión en algunos poemas satíricos. Tam­
bién escribió tratados semipoéticos en prosa
rimada, de los que el mejor es la carta de
Chuy ben A/ekits. tratado de teología filosó­
fica. [RFH]
The Cornmentary... on Isaiah. ed. y tr. in­
glesa M. Friedlándcr (1872-7); The Begin-
ning of Wisdont.. An Astrológica! Treati-
se..., ed. y tr. id. R. Levy y F. Cantera (Bal­
timore, 1936).
Waxman, H J LA. .
1BN EZRA, Moses (1060-1139). Poeta y
crítico literario hispano-hebreo. Nació en
Granada, corle en la que ejerció altos cargos
y pudo proteger a los poetas, entre ellos al
joven Judah ha-Lcvi. Fue un poeta prolífi-
co, aunque sus poemas, litúrgicos y secula­
res, tienen menos importancia que su capi­
tal Kitab al-muhadarah wal-mudhükarah,
ensayo crítico escrito en árabe sobre la poe­
sía hebreo-española y principal fuente para
el estudio de ésta. De su tratado filosófico,
también en árabe, At-hadiqah, sólo se han
publicado fragmentos. [AA] - ■
A. Diez Macho. Afose Ibn Ezra como
poeta _v preceptista (M., CSIC, 1953).
IBN HAZM, ‘Ali ibn Ahmad (994-1064).
Escritor hispano-árabe. Nieto de un renega­
do español. Primer ministro en Córdoba, se
vio obligado a retirarse de la vida pública
- debido a la impopularidad creada por sus
feroces ataque contra sus adversarios teoló­
gicos. -
Ibn Hazm fue quizá la figura más grande
de la prosa hispano-árabe del siglo XI. Co­
menzó como poeta, pero es famoso por su
libro sobre el amor caballeresco, Tattq al-
Hamanta {El collar de la paloma, tr. Emilio
García Gómez, 1952; tr. inglesa, A. J. Arbe-
rry, 1953; tr. alemana, M. Weisweiler, 42
eds.; también traducida al francés y al ruso),
animado cuadro de la vida en la España
 301
musulmana en el que se describen algunas
de las experiencias más íntimas del propio
Ibn Hazm.
Ibn Hazm pertenecía a la escuela zahirí
del Islam. Era una secta rigurosa, que inter­
pretaba literalmente el Corán y que no re­
conocía otro precedente que el basado en el
Corán o en las costumbres comprobadas del
Profeta. A pesar de ello, escribió un texto
importante de religión comparada, £7 libro
de las sectas religiosas r filosóficas, en el
que examina y refuta las pretensiones for­
muladas por los distintos credos no musul-*
manes —trata extensamente de inconsccuc-
cias en el Antiguo y Nuevo Testamento.
Atacó a muchas de las autoridades más re­
verendas del Islam y sus libros fueron en
una ocasión quemados públicamente en Se­
villa, suceso que conmemoró en un epigra­
ma. [AST]
Los caracteres p la conducta. Tratado de
mora! práctica, tr. M. Asín Palacios (M.,
Junta para Ampliación de Estudios, 1916).
M. Asín Palacios. Abenházam de Córdo­
ba (5 vols., Ma„ 1927-32); I. Friedlaender.
Ibn Hazm (New Haven, 1909); Nicholson,
L H A; Eo] /. J. Ortega y Uasset, prólogo a
la tr. de El collar de la paloma.
IBN JALDL'N, ‘Abd al-Rahman ibn Mu-
lianimad (1332-1406). Filósofo e historiador
árabe. De familia aristocrática largo tiempo
residente en la España musulmana. Nació
en Túnez, recibió una buena educación y
ejerció varios cargos oficiales en Africa del
norte y en España, adonde fue en 1 362. Más
tarde cayó en desgracia y fue encarcelado.
Se retiró después a Egipto, donde llegó a ser
juez supremo. Fue enviado con una embaja­
da a Tamerlan, que describe en su autobio­
grafía. Murió en El Cairo.
La obra principal de Ibn Jaldün fue El li­
bro de ejemplos, una historia general de los
musulmanes, en especial las dinastías nor-
tcafricanas. Su verdadera fama descansa en .
la Introducción, que constituye el primer
tratado sistemático sobre la filosofía de la
historia (Introducción a la Historia Univer­
sal. tr. Juan Feres, México, Fondo de Cultu­
ra Económica, 1979). Ibn Jaldün ve el hom­
bre como un animal social, condicionado
por el medio y el clima en que vive. El hom­
bre comienza como nómada, de maneras
puras y sencillas, leal a su tribu, y acaba por
adoptar una vida urbana sedentaria. Esto
representa tanto un progreso como una
regresión, pues aunque las artes y las cien­
cias pueden florecer solamente en las comu­
nidades urbanas, el ciudadano pierde las
virtudes del nómada y su espíritu tribal se -
vuelve patriotismo nacional. Las naciones
Ibn Jallikan
acaban corrompiéndose con el lujo y son
barridas por un pueblo más primitivo y vi­
goroso. A medida que aumenta el número
de hombres congregados dentro de los mu­
ros de la ciudad, su gobernante ha de dedi­
car una atención creciente a conservar la
paz y mantener la justicia; a medida que su
reino aumenta, va necesitando más la fuer­
za uniíicadora de la religión. Los aconteci­
mientos de la historia de Africa del norte
sugirieron a Ibn Jaldün la teoría de que una
dinastía dura normalmente cuatro genera­
ciones. Da fin a la Introducción con una
relación de los distintos sistemas musulma­
nes de gobierno, y un breve resumen de las
artes y las ciencias, de la educación, la ma­
gia y la literatura que constituye un sumario
del grado de conocimientos en aquel perio­
do. [AST]
An Arab Philosophy of History: Selec-
fions from the Prolegomena. tr. inglesa
C. Issawi (W E S, 1950).
M. A. Enan, Ibn Khaldun: His Life and
Work (Lahorc. 1941); W. J. Fischel, Ibn
Khaldun and Tamerlane: Their Historie
Meeting in Damascos (Berkclcy. Cal.,
1952); Muhsin Mahdi. Ibn Khatdun's Phi­
losophy of History (1957).
IBN JALLIKAN, Ahmad ibn Muhammad
(121 1-82). Biógrafo árabe. En sus estudios
del Profeta, los musulmanes otorgaron gran
importancia a los hombres que transmitie­
ron, directa o indirectamente, sus palabras y
acciones, y recogieron información biográfi­
ca acerca de ellos. De forma análoga, los
historiadores incluirían más tarde en sus
crónicas noticias sobre los varones notables
del Islam, añadiendo las necrologías de los
que habían muerto en determinado año
como apéndice a los anales correspondien­
tes de aquel año. También con frecuencia,
esta información formaba un diccionario
biográfico aparte. Estos diccionarios esta­
ban ordenados según diversos principios; al­
gunos trataban exclusivamente de poetas,
juristas, gramáticos o eruditos, respectiva­
mente; otros incluían cuantos habían falle­
cido en un siglo determinado o todos ios re­
lacionados con determinadas ciudades.
Ibn Jallikan ocupa el primer puesto en
este género literario. Nacido en Arbela. es­
tudió allí y en Alepo, después marchó a
Egipto, donde fue juez suplente y profesor.
En 1261 fue nombrado juez supremo de
Damasco, pero fue destituido 10 años des­
pués y volvió al profesorado en Egipto.
Reintegrado a su puesto de Damasco en
1278, fue destituido otra vez poco antes de
morir.
Ibn Jallikan comenzó su magna obra en
1256 y la terminó en 1274 (Ibn Khallikan's
Ibn-Jubayr
Biographical Dictionary, tr. Barón Mac-
Guckin de Slane, 4 voís., París, 1842-71).
Es más completo que ningún otro dicciona­
rio biográfico árabe, ya que incluye entra­
das relativas a gobernantes, soldados, sa­
bios, jueces, políticos y poetas, dispuestos
en orden alfabético. Está escrito en idioma
sencillo, pero elegante, y se encuentra enri­
quecido con numerosas y agradables anéc­
dotas de la vida musulmana. [AST]
E. V. Lucas, A Boswell of Baghdad (1917);
Eofl.
IBN-JUBAYR, al-Hasan ibn-Ahmad al-
Kinani (1 145-1217). Viajero y escritor ára­
be español. Nació en Valencia y tras estu­
diar la ley y la tradición religiosas en Játiva,
fue secretario (cátib) del gobernador de Gra­
nada. Hizo dos veces la peregrinación sagra­
da a oriente; murió en Alejandría durante el
segundo viaje. La descripción del primero
tiene interés por los detalles informativos
acerca de los países mediterráneos que reco­
rre, desde España hasta Arabia, así como la
situación en Siria en tiempo de las Cruza­
das. [A A]
Rihlah, ed. W. Wright (1852); Ibn Gu-
bayr, l'iaggio in Ispagna. Sicilia. Siria e
Palestina, Mesopotamia. Arabia, Egitto, tr.
italiana C. Schiaparelli (1906).
IBN-QUZMAN (muerto en 1160). Poeta
árabe español, el más grande de los cultiva­
dores del zéjel, poema estrófico monorrími-
co con estribillo, que utiliza giros y expre­
siones del habla popular. [AA]
E. García Gómez, El mejor Ben Quzman
en 40 zéjeles (M., Alianza, 1981).
A. R. Nykl, El Cancionero de Aben Guz-
man (1933).
IBN-RUSHD, conocido por Averroes
(1126-1198). Filósofo musulmán español,
autor también de tratados de astronomía,
medicina y jurisprudencia. Nacido en Cór­
doba, cadí de Sevilla y más tarde de Córdo­
ba. Aunque escribió en árabe, gran parte de
su obra, debido a la fértil coexistencia de
lenguas en la España medieval, se conserva
en hebreo y latín.
Como el resto de los filósofos musulma­
nes, Averroes es neoplatónico, aunque en
menor grado que *Avicena, ya que recono­
ce la primacía de la razón. Religión y filoso­
fía proclaman la misma verdad, pero aqué­
lla bajo forma simbólica. Como transmisor
e intérprete de Aristóteles, sus comentarios
a éste han sido de importancia esencial para
la filosofía occidental. Su obra independien­
te más famosa es la defensa de la filosofía en
Tahafut al-tahafut («La incoherencia de la
incoherencia»), respuesta al ataque de *al-
302
Gazhali titulado «La incoherencia de ios fi­
lósofos». [AAj
Compendio de Metafísica. texto, inir. y
notas C. Quirós Rodríguez (M., 1919).
P. M. Alonso, Teología de Averroes (M..
1947); L. Gauthier, Ibn Rushd-Averroes
(1948).
IBN S1NA. *Avicena.
IBN-TUFAIL, conocido por Abubckcr
(1 105-1 185). Medico y filósofo árabe espa­
ñol, nacido en Guadix, Secretario (cátib)dcl
gobernador de Granada, se trasladó a Afri­
ca, donde fue visir y medico del sultán al-
mohade Abu Yacub Yusuf, de quien obtuvo
amistad y confianza, que procuró utilizar
para traer a la corte sabios, entre ellos Ave-
rroes.
Su famosa novela filosófica, Risala Hayy
ibn Yaqzan («Epístola de Hayy ibn Yaq-
zan», conocida mejor por el título que le fue
dado por el traductor inglés del siglo xvii:
«El filósofo autodidacto»), es el examen del
desarrollo y formación filosófica espontá­
neos de un hombre solo desde su nacimien­
to en una isla desierta. Desde su vertiente
literaria, es notable su paralelo o precedente
con aquellas obras de autores posteriores,
como Gracián o Defoe, interesados en exa­
minar los progresos autónomos de la razón
natural. [AA]
El filósofo autodidacto, tr. A. González
Palencia (M. -Granada, 1934).
L. Gauthier, Ibn Tufail. sa vie, ses oeu-
vres (1909).
IBN-ZAYDUN (siglo XI). Poeta árabe an­
daluz, nacido en Córdoba. Famoso por la
romántica historia de sus amores con la
poetisa Wallada, nieta de Abderramán 111.
[AA]
Poesías, ed. y tr. Mahmud Sobh (M.,
1979).
A. R. Nykl, Hispano-Arable Poeiry
(1946).
IBUSE MASUJI (1898). Novelista japo­
nés. Nacido en la prefectura de Hiroshima,
asistió en Tokio a cursos de literatura fran­
cesa y de arte. No terminó sus estudios,
pero se convirtió en escritor profesional.
Entre 1923 y 1940 escribió gran número de
novelas, que corresponden a dos tipos: las
que describen el panorama contemporáneo,
llenas de humor, no sólo fantástico, sino
también compasivo; y novelas históricas, en
especial del período inmediatamente ante­
rior a la Restauración Meiji.
Hizo la guerra en Asia sudoriental, pero
volvió a escribir tan pronto como acabó. Ha

303
seguido escribiendo novelas en ambos esti­
los. Dos de ellas gozan de gran prestigio en
Japón: Honjitsu Kyüshin (1949; tr. inglesa
E. Seidenstickcr, No Consultation Today.
en Jopan Quarterly, Tokio, VIII, I, 1961),
ingenioso retrato de toda una ciudad me­
diante las descripciones que proporciona de
los pacientes tratados por un doctor-policía,
y Yóhai Taishó (1950; tr. inglesa J. Bcster,
en Japan Quarterly, Tokio, 1, I, 1954, A
Far-Worslupping Commander), relato de
un ex-oficial del ejército que cree que la
guerra continúa. El fondo de su obra es rea­
lista, pero sus seres humanos tienden a estar
tratados simbólica, o incluso fantásticamen­
te, lo que ha hecho que algunos críticos le
hayan tenido por un poeta en el fondo. En
ello se distingue de la mayor parte de sus
contemporáneos, para quienes resulta esen­
cial un realismo absoluto. [CJD]
The Charcoal Bus, tr. inglesa I. Morris,
en Morris, M J S.
IHARA SAIKAKU (1642-93). Novelista
japonés. Uno de los tres grandes escritores
de fines del siglo xvn (con *Bashb y *Chi-
kamatsu Monzaemon). Poco se conoce de
su vida. Nació en Osaka —probablemente
de familia de mercaderes—. y hasta alcan­
zar los 40 años su producción literaria se
limitó a la poesía. Mostró gran facilidad en
los poemas de 1 7 sílabas y ios poemas enca­
denados. pero su reputación poética descan­
sa más en la originalidad de su estilo y la
rapidez de la composición (su marca fue
23.500 versos en 24 horas) que en su mérito
literario. En 1682 comenzó a escribir las
narraciones en prosa por las que se ha he­
cho justamente famoso. Pueden ser dividi­
das en tres grandes períodos: 1682-6, perío­
do erótico; 1685-9, obras misceláneas;
1688-93, relatos de mercaderes. La primera
de sus novelas eróticas fue Kóshoku Ichidai
Otoko (1682; tr. inglesa K. Hamada, The
Life of an Amorous Man. 1964), biografía,
en 54 episodios, de un tal Konosuke, que
disfrutó del amor de mujeres de toda clase y
que, al final, navega hacia una país habita­
do exclusivamente por mujeres para pasar
en él sus últimos días. El libro muestra se­
mejanzas con la Historia de Genji, de Mu-
rasaki Shikibu, y podía ser considerado in­
cluso como su equivalente burgués. La si­
guiente obra importante de Saikaku, Kósho­
ku Gonin Onna (1686; tr. inglesa Theodore
de Bary, Five Women Who Loved Love,
1956), consta de cinco relatos de mucha­
chas honestas que son víctimas del amor, y
e^tán basados en hechos reales. El mismo
año fue el de Kóshoku Ichidai Onna (Life of
an Amorous Woman, tr. inglesa i. Morris,
1963), en la que la protagonista aparece al
comienzo como una anciana en retiro bu-
Ilankó
dista; cuenta a unos jóvenes la historia de
sus múltiples aventuras eróticas, como
prostituta o gratuitamente, su decadencia
desde su encumbrada posición en la jerar­
quía de las cortesanas hasta caer en la pros­
titución callejera, ganándose la vida en los
diversos trabajos al alcance de una mujer
sola. Las obras misceláneas incluyen colec­
ciones de relatos procedentes de diversas
partes del Japón, casos de venganza y de
lealtad entre guerreros, y una colección de
cuentos de amor homosexual masculino. El
tercer período está representado por dos co­
lecciones de relatos, Nippon Eilai-gura («El
eterno almacén de Japón», 1688) y Seken
Mune-san-yó («Aritmética mental para an­
dar por el mundo», 1692). La primera se
compone de 30 animados relatos que des­
criben métodos para hacer dinero mediante
industria o imaginación. La segunda consta
de relatos de cómo los mercaderes oprimi­
dos idean métodos para burlar a los recau­
dadores al Final de año. Saikaku murió poco
después de la publicación de esta obra.
El rasgo característico de la prosa de Sai­
kaku es la vivacidad; la convirtió en un ágil
instrumento, lleno de vigor y matices signi­
ficativos. Puede observarse la influencia de
su adiestramiento en los poemas de 17 síla­
bas, en los que se encuentran iguales cuali­
dades. Incluso las obras suyas que tienen un
tema unificado, como La vida de un hom­
bre galante, son anecdóticas. Los relatos en
sus colecciones ofrecen poco en común, sal­
vo su ambiente.
En cuanto a las versiones inglesas, la se­
lección de Morris contiene una mayoría de
capítulos de la Mujer galante, y tres de las
Cinco que amaron el amor, así como ocho
de los relatos de mercaderes. Sus versiones y
material ilustrativo son excelentes, igual
que las de Sargent. cuya obra incluye el to­
tal de Nippon Eitai-gura, y de Bary. [CJD]
The Japanese Family Storehouse. tr. in­
glesa G. W. Sargent (1959). Wordly Mental
Calculations, tr. id. Ben Befu (U. ofCalifor­
nia P., 1976); Vida de una cortesana (M.,
Felmar, 1977).
Howard Hibbert. The Floating World in
Japanese Fiction (1959).
ILANGO - ADIGAL. *Ilanko.
ILANKO (¿siglo i!, siglo v d. C.?). Autor de
la narración en verso tamil Cilappatikóram
(tr. inglesa V. R. Ramachandra Dikshitar,
Madras, 1939; Alain Daniélou, Nueva
York, 1965). Esta «Historia de la ajorca»
está dividida en tres partes, localizadas en
las distintas capitales de los tres grandes rei­
nos tamil de la antigüedad. Narra la vida
de un mercader, Kovalan, casado con Kan-
Imru'u'l-Qais
naki. Una apasionante aventura con una
cortesana, Matavi, acaba con el retorno de
Kovalan a su fiel esposa y su viaje juntos
para buscar una mejora de sus fortunas en
Maturai, capital de los Pandyas. Allí el in­
tento de vender una de las ajorcas de Ka-
nnaki tiene por resultado la falsa acusación
contra Kovalan de haber robado la ajorca
de la reina, a la que se parece, y su consi­
guiente ejecución por orden del rey. Su viu­
da maldice la ciudad, que es consumida por
el fuego. A lo largo de la narración, llank<5
combina hábilmente secciones dramáticas y
descriptivas con canciones líricas y algunos
pasajes de prosa retórica. Una continuación
del relato se encuentra en Manimékalai, de
Cattanar. (REA]
IMRU’U’L-QAIS o AMRU’U’L-QAIS,
ibn Hujr (muerto h. 540). Poeta árabe. Se­
gún la tradición, era hijo de un jefe beduino
y llevó una vida errabunda (probablemente
delictiva) con la intención de recuperar su
patrimonio, perdido en la ruina de la coali­
ción que presidía su padre. El emperador
Justiniano lo llamó a Constanlinopla como
medio para atraer a los árabes a la guerra
contra Persia, pero murió en Ankara, du­
rante su vuelta a Arabia. Se dice que fue
envenenado por el emperador debido a una
aventura con una princesa bizantina.
Imru’u’l-Qais está considerado como el
poeta más grande de la Jahiliyya (Ignoran­
cia), como los musulmanes califican al pe­
ríodo preislámico. Se le atribuye gran canti­
dad de poemas, entre los que se encuentra
su célebre Mu’allaqa. Es una qastda (oda) y
forma parte de la colección de siete odas (en
realidad 10, ya que diferentes odas están in­
cluidas en distintos textos) conocida por
Mu’allaqai. Se desconoce el sentido de este
término, que literalmente significa «suspen­
dido».
En cualquiera de sus poemas, un poeta
preislámico tiene un objeto básico; bien
puede ser el elogio de sí mismo, elogiar a su
tribu o a su protector, pedir una recompen­
sa, zaherir a sus enemigos, o cualquier otra
cosa de este tipo. Antes de hacerlo, sin em­
bargo, ofrecerá una extensa descripción del
desierto, un viaje, su camello o su caballo, y
de otros lugares, objetos y situaciones fami­
liares a su público, que sean capaces de des­
pertar la atención de éste. Como el objetivo
del poeta es describir en nuevos modos ob­
jetos y situaciones análogos a los descritos
por sus contemporáneos, resulta sumamen­
te difícil traducir satisfactoriamente los poe­
mas preislámicos.
La poesía de este período fue considerada
más tarde por los árabes como el único mo­
delo apropiado para la suya. Los poetas
aprendían de memoria grandes cantidades
304
de ella y su producción propia apenas si
puede distinguirse de los modelos. Poemas
de este tipo continuaron componiéndose
mucho después de la aparición de la escuela
«moderna», a pesar de las críticas y el ri­
diculo de los «modernos» y sus seguidores.
Libros como el Kitah al-Agitan? («Libro de
canciones»; *Abu’l-Faraj al-lsfaháhi) deben
haber servido de valiosas obras de referen­
cia para los aspirantes a poetas de la época.
IAST]
The Poent oj' Atnriolkais, Ir. inglesa sir
William Jones (rccd. Shaftesbury. 1930); C.
J. Lyall. Translations of Ancient Arabian
Poetry (1885; rccd. 193Ó); The Seven Gol-
den Ódes of Pagan Arabia, tr. inglesa Lady
Annc Blun't y W. S. Blunt (1930); The Se­
ven Odes, ed. y tr. inglesa A. J. Arbcrry
(1957).
«1NAO». La versión completa de este poe­
ma tai, pensado para la representación
teatral, se atribuye al rey Rama II
(1809-24). El relato deriva del *Panji. ciclo
de narraciones javanesas, y trata de las
aventuras picarescas del héroe Inao. Proba­
blemente llegó a Tailandia a través de los
Estados malayos y dos versiones, larga y
breve, son atribuidas tradicionalmente a las
hijas del rey Boromakot (1 733-59). [EHSS]
INDONESIA, Literatura. Este artículo se
refiere exclusivamente a la literatura en la
forma modernizada de malayo llamada hoy
«lengua indonesia». La literatura en otras
lenguas de la República de Indonesia se en­
contrará bajo los nombres de estas lenguas,
por ejemplo, balines, javanés (*Malaya).
Los fundamentos de la lengua indonesia y
su literatura se establecieron a fines del si­
glo xix y comienzos del xx, cuando las mi­
siones cristianas y el Gobierno de las Indias
holandesas abrieron escuelas malayas no
sólo en los territorios de lengua malaya sino
también en áreas que carecían de idioma es­
crito propio. El empleo en estas escuelas del
malayo escrito y la adopción por ellas del
alfabeto latino, exigió cierta europeización
de la lengua tradicional.
Nuevas modificaciones fueron producién­
dose gradualmente después de 1908, en que
el Gobierno estableció un centro editorial,
llamado más tarde Balai Pustaka. Publicó
primero cuentos y leyendas populares loca­
les en malayo; continuó con versiones de
obras literarias europeas y revistas cultura­
les, y promocionó mucho a los escritores
de ideas modernas que deseaban escribir
originales en malayo. En 1922 el Balai Pus­
taka publicó la primera novela moderna en
malayo -Sitti Ñurbaya, de Marah Rusli, •
miembro de la comunidad minangkabau de
305
Suinatra occidental, que se destacó en el de­
sarrollo de la lengua malaya y su literatura.
En el mismo año. otro minangkabau. Mu­
hammad *Yamin. publicó la primera colec­
ción de poemas modernos aparecida en ma­
layo. Desde entonces hasta 1933 *Roestam
EITcndi, Sanusi *Pané y muy especialmente
Sutan *Takdir Alisjahbana fueron los prin­
cipales representantes de la lengua y su lite­
ratura.
En 1928. el malayo, en la etapa de desa­
rrollo que había alcanzado por entonces,
fue adoptado como la futura lengua nacional
y bautizado como «indonesio» en un con­
greso de jóvenes nacionalistas de todas par­
tes de las Indias holandesas. Continuó, sin
embargo, siendo conocido por «malayo» en
casi todo el mundo hasta que la indepen­
dencia de Indonesia fue reconocida después
de la Segunda Guerra Mundial. En 1933,
Alisjahbana y Armijn *Pané con la colabo­
ración de un extraordinario poeta, •Amir
Hamzah, fundaron una revista cultural titu­
lada Pudiangga Baru («El nuevo literato»).
Constituyó el foco de la literatura indonesia
hasta la invasión japonesa y, con el Bala
Pustaka. fue uno de los agentes principales
en proporcionara los nacionalistas indone­
sios una lengua lo bastante desarrollada
para los inmediatos acontecimientos: su rá­
pida adopción como lengua oficial en susti­
tución del holandés y la floración literaria
ración de 1945»), La diferencia entre la ge­
neración de Pudianga Bani y la de 1945 fue
laque existe entre la esperanza y la postura
cautelosa por una parte, y por otra, la impe­
tuosidad que acompaña al sentimiento de
un súbito despertar nacional. La Angkaian
Empatpuluh Lima agrupó a muchos escri­
tores, entre los que merecen mención espe­
cial *Chairil Anwar y Pramoedya Ananta
•Toer. La producción de poesía y de relatos
en Indonesia continúa siendo considerable.
{ECGB]
Indonesian Writing in Translalion, ed.
John M. Echols (Ithaca, Nueva York,
1956).
A. Teeuw, Pokok dan Tokoh dalam Ke-
susasteraan Indonesia Baru (Jakarta,
1955).
IQBAL, Sir Muhammad (1873-1938). Poe­
ta y pensador urdu y persa. Nacido en Sial-
kot, en el actual Pakistán occidental, se edu­
có en inglés, árabe y persa. En 1895 se tras­
ladó a Lahore, donde fue nombrado profe­
sor de filosofía en 1899. Marchó al extranje­
ro en 1905 y estudió filosofía en Cambridge,
Heidelberg y Munich, donde obtuvo el doc­
torado con su tesis, The Development of
Metaphysics in Persia (publicada en 1908).
Iqbál
Al mismo tiempo se licenciaba en derecho y
en 1908 volvió a la India.
Desde la infancia había escrito poesía con
facilidad. Sus primeros versos muestran
múltiples influencias —del persa clásico y
del urdu, de los románticos ingleses, del
pensamiento indio musulmán contemporá­
neo— del movimiento aligarh, con su insis­
tencia en la necesidad de abarcar el saber y
los valores occidentales, de los críticos más
conservadores socialmente de aquel movi­
miento, del renacimiento religioso musul­
mán común a ambas tendencias y del nacio­
nalismo indio, que recomendaba la armonía
entre las diferentes comunidades indias. Su
crítica de la moderna civilización occidental
se vuelve más profunda a partir de la época
de su visita a Inglaterra. Hacia 1910 renun­
ció a su puesto de profesor, pues el servicio
oficial le coartaba la expresión de su pensa­
miento. Aunque no interviniese activamen­
te en política, se sintió afectado profunda­
mente por el creciente sentimiento antiocci­
dental de los musulmanes de la India y por
el consiguiente incremento de sentimiento
panislámico. que culminó en el movimiento
jilafat a comienzos de los años veinte. La in­
fluencia del ideario socialista se hace tam­
bién patente. Su primera colección en urdu.
La llamada del camino, se publicó durante
esta etapa (1924). A pesar de estos senti­
mientos había aceptado en 1922 el título de
«sir».
Sus teorías positivas se encuentran elabo­
radas con mayor detenimiento en largos
poemas en persa. Todos presentan un Islam
restaurado y revitalizado como la esperanza
del mundo. La primera de estas obras, The
Secreis of (he Self (tr. inglesa R. A. Nichol-
son, 1920), apareció en 1915. En ella. Iqbál
ataca la larga tradición del Islam de pasivi­
dad contemplativa y de espirilualismo. y
afirma que el destino del hombre es ser el
virrey de Dios en la tierra, lo que en lugar
de buscar la negación del yo, presupone que
el hombre desarrolle todas las potencialida­
des del yo y se esfuerce por cambiar el mun­
do. En 1917 publicó The Mysteries of Sel-
flessness (tr. inglesa A. J. Arberry, 1953),
que aspira a demostrar como el papel indi­
vidual del hombre armoniza con su puesto
social en una sociedad dinámica. Dos volú­
menes de poemas más breves, «poéticamen­
te, lo mejor de su obra en persa» (Kiernan),
desarrollaron estos y otros temas: El men­
saje de Oriente en 1923 (tr. inglesa de la
primera parte, The Tulip of Sinai, por A. J.
Arberry, 1947) y Salmos de Oriente en
1927. Iqbál asegura que una interpretación
auténtica del Islam impone las conclusiones
que él establece; pero esto exige la labor de
«la reconstrucción del pensamiento religio­
so del Islam» y una serie de seis conferen-
Ishikawa
ciasen inglés, pronunciadas en 1928. fueron
recogidas y publicadas con este título en
1934. La última de sus obras persas de im­
portancia. The Pilgrimage of Elernity (tr.
inglesa Shaikh Mahmud Ahmad, Labore,
1961), se publicó en 1932. Decribe el viaje
del poeta a través del universo con el gran
poeta persa *Jalál al-Dín como guía.
En la India, los conocimientos de persa
de la mayor parte del público eran demasia­
do someros para que leyesen estas obras, y
continuaron buscando su inspiración en ios
textos en urdu. Una segunda colección en
urdu (probablemente la mejor suya), El ala
de Gabriel, apareció en 1935. La vara de
Moisés siguió en 1936, y El don de Hejaz.
que contiene poemas en urdu y en persa, se
publicó postumamente en 1938, el año de
su muerte.
A partir de 1930, sus escritos políticos
prefiguran muchas de las ideas que más tar­
de encontrarían expresión en el proceso
constitutivo de Pakistán. Su atractivo ha
sido enorme y ha dado origen a una volumi­
nosa literatura, en su mayor parte en urdu.
Los pakistanies (sobre todo, los occidenta­
les) le consideran justificadamente como su
poeta nacional, pero su popularidad se ha
extendido siempre más allá de su grupo. Su
verso es a veces hinchado y pomposo, pero
en sus mejores momentos posee un asom­
broso vigor y aunque su mensaje se encuen­
tra expresado en términos islámicos, no
sólo musulmanes, sino nacionalistas, socia­
listas y comunistas indios han reconocido
su influencia. [RR]
Poema from Iqhal. tr. inglesa V. G. Kier-
nan (Bombay, 1947) ed. revisada, Londres,
1955); Complaint and Answer, Ir. inglesa
Altaf Husain (Lahore, 1943).
Iqbal Singh, The Ardent Pilgrim (1951);
S. A. Vahid, Iqbal: His An and Thought
(1959); Annemarie Schimmel, Gabriel's
Wing (estudio de las ideas religiosas de Sir
Muhammand Iqbal; Leiden, 1963).
ISHIKAWA TAKUBOKU (1885-1912).
306
Poda japonés. Hijo de un sacerdote budista
pobre, nació en la prefectura de Iwatc, en
Japón septentrional. Estando en la escuela
escribió poemas que enviaba, casi siempre
sin éxito, a la revista Myñjo. dirigida por
Yosano Hirosho. En 1902 marchó a Tokio
a estudiar como discípulo de Yosano, pero
la enfermedad le obligó a regresar a su casa.
Sus primeros poemas, que no habían tenido
éxito, habían sido tanka, una forma tradi­
cional en 31 sílabas, pero luego comenzó a
escribir verso al nuevo estilo libre y consi­
guió que alguno se publicase en Myñjo
—bastantes como para formar una colec­
ción que apareció en 1905. En 1906 se casó,
y en el siguiente periodo de privaciones y
enfermedades, murieron su hermana y su
padre, su esposa le dio dos hijos, uno de los
cuales murió, asi como su madre, y su mu­
jer contrajo tuberculosis. El mismo Ishika-
wa, tras años de desempleo o trabajos mal
retribuidos, murió de la misma enfermedad.
Además de la colección de versos moder­
nos, dejó dos tanka: lehiaku no sana
(1910; Un puñado de arena, tr. Antonio
Cabezas García (M., Ayuso, 1976) ir. ingle­
sa S. Sakanishi, A Handjul of Sand. (Bos­
ton, 1934) y Kanashikí ganga («Un triste
juguete»), publicado postumamente.
Su poesía, aunque suele adoptar la forma
de tanka, tiene contenido moderno, sin em­
plear ninguno de los temas asociados tradi­
cionalmente con aquella forma. Derrama
en su verso todo su sufrimiento, y suele apa­
recer en él en su imagen favorita, la del
hombre que se enfrenta con desafío al uni­
verso entero, condenado finalmente al fra­
caso, pero que no implora clemencia. Re­
sulta especialmente atractivo a los lectores
occidentales por su lirismo, por la expresión
directa de sus sinceros sentimientos. Igual­
mente revelador es su Romaji Diary, escrito
en 1909 (tr. inglesa D. Keene, en Keenc,
MJL). (CJD]
The Poetry of Ishikawa Takuboku. ed. y
tr. inglesa H. H. Honda (Tokio, 1959).
 J
JAHIZ AL (h. 780-869). Escritor árabe.
Al-Jáhiz («Ojos saltones») fue el apodo de
*Amr ibn Bahr de Irak, nieto de un esclavo
negro. De creencia mu'tazilita (los mu'tazi-
litas constituían una influyente secta racio­
nalista de la época), pero al parecer de ca­
rácter notablemente abierto y nada faná­
tico.
Al-Jáhiz fue teólogo —se conservan algu­
nos de sus tratados teológicos— pero es más
famoso como representante de la literatura
mundana y fue uno de los primeros cultiva­
dores de lo que sería conocido como litera­
tura «Adab» («Cultura»). Este género se ori­
ginó con el fin de proveer manuales de eti­
queta e información útil para los secretarios
de la corte, pero evolucionó rápidamente, y
las obras «Adab» se convirtieron en enciclo­
pedias de conocimientos prácticos y amenos
para el hombre culto.
La literatura árabe es en gran medida de
tipo recopilador; gran número de libros se
componen casi en su integridad de citas de
otros autores. Esto refleja, en otros campos,
la importancia otorgada por los musulma­
nes a toda autoridad fidedigna para cual­
quier tradición religiosa. Así, las obras más
grandes de al-Jáhiz, El libro de elocuencia y
exposición y El libro de los animales, cons­
tituyen extensas recopilaciones que contie­
nen abundante información más o menos
conexa, relativa, en el primer caso, a la len­
gua árabe, en el segundo a los animales. La
información de valor científico se encuentra
interpolada con anécdotas, fragmentos de
verso y digresiones frecuentes y apenas per­
tinentes. El objeto de estas obras parece ser
tanto el entretenimiento como la instruc­
ción, pero proporcionaban una masa de in­
formación difícil de encontrar en otra parte,
ya que los manuscritos de ciertas obras po­
dían no ser accesibles y no existía, en todo
caso, forma de referirse a una página cuan­
do la paginación no correspondía entre dos
manuscritos.
Los libros de al-Jáhiz, como los de tantos
autores árabes, se nos antojan informes. En
los libros, c incluso en las oraciones, parece
que no se ha prestado atención alguna a la
forma. Se la considera solamente cuando se
trata de la composición de una obra de arte­
sanía consciente, como los Maqamdt de *al-
Hamadhaní. o *al-Harirí. Incluso entonces
la unidad artística es insignificante, y el au­
tor se preocupa sólo con la disposición de
las palabras y figuras retóricas en una ora­
ción, o a lo más en un párrafo. La digresión
es siempre posible; los autores árabes pare­
cen interesarse mucho más por comunicar
información que en componer un conjunto
artístico.
Al-Jáhiz suele ser considerado como uno
de los autores árabes más amenos. Entre los
muchos tratados breves que se le atribuyen
figuran El libro de los avaros (tr. francesa,
Le livre des avares. C. Pellat, París, 1951),
Los méritos de los turcos. La superioridad
del habla sobre e! silencio y El libro de la
corona (tr. francesa. Le livre de la couronne,
C. Pellat, París, 1954). [AST]
C. Pellat, Le milien basrien et la forma-
lion de Gáhiz (París, 1953); E ofl
JALÁL AL-DÍN conocido por Rúmí (es
decir, natural de Rüm. Asia Menor) y Maw-
láná («Nuestro señor») (1207-73). El más
grande poeta místico persa, fundador de la
Orden Mevleví (los «derviches bailarines»).
Nació en Balkh, norte de Afganistán. Sien­
do aún niño, su padre abandonó el hogar
(quizá ante la amenaza de las invasiones
mongolas) y se lanzó a largas peregrinacio­
nes, para establecerse por fin, hacia 1228,
en Konya (Iconium), sede de la dinastía sel-
júcida de Asia Menor. Al morir su padre en
1230. Jalál al-Dín le sucedió como profesor
ortodoxo de teología y destacado preoica-
dor público. Su iniciación en los secretos de
la «vía» mística dio comienzo con un anti­
guo discípulo de su padre, pero el momento
decisivo en su vida se produjo en 1244, en
que coincidió con el derviche errabundo
Shams al-Dín de Tabriz —un director espi­
ritual que despertó su ardiente devoción y
del que, a pesar de los celos de sus propios
discípulos, no se separó hasta la inexplica­
ble desaparición del derviche en 1247. Esta
Jámi
dcvoción engendró una corriente de arreba­
tados poemas liricos, muchos escritos en
nombre del derviche desaparecido, con el
que, como el «espejo» que refleja la Divi­
nidad. Jalaíl al-Din había llegado a identifi­
carse; por esto la colección de los poemas
(ghazals) y cuartetos (rubá'i's) de Jalál al-
Din se conoce por Divám-i Shams-i Tabriz
(selecciones tr. inglesa R. A. Nicholson.
1 898, y Sir Colín Gárboli. Ciudad del Cabo',
1956; The Rubá'íyái.... tr. A. J. Arberry,
1949). La misma pasión fue prodigada suce­
sivamente sobre dos discípulos favonios; el
segundo de ellos. Husám al-Din, sucedió a
Jalál al-Din como jefe de la nueva orden,
que recibió su organización sistemática del
hijo de Jalál al-Din, Sultán Walad. Jalál al-
Din fue enterrado junto a su padre en Ko-
nya; su sepulcro, en torno al cual se consti­
tuyó la secta mevlevi, continúa siendo, aún
bajo la secular República turca, un venera­
do lugar de peregrinaciones. La obra maes­
tra de Jalál al-Din es el Mathnawi-iMa'na-
tví. en unos 27.000 pareados, «exposición
asistemática en seis volúmenes, por medio
de fábulas, relatos y reflexiones, expresados
en lenguaje sumamente poético, de las ideas
básicas del misticismo» (Brockelmann). dic­
tado a través de los años a Husám al-Din
(ir. abreviada E. H. Whinfield, 1887-98;
edición con ir., y comentario, R. A. Nichol­
son, 1924-40; A. J. Arberry, Tales from ihe
Masnavi. 1961).
Un discípulo de Jalál al-Din anoló 71 de
sus breves «meditaciones» en prosa sobre la
vida mística (tr. A. J. Arberry, The Discour-
ses of Rúmi, 1961). También se conservan
siete sermones (¿primerizos?) y una colec­
ción de 147 cartas. [VLM]
Browne, L H P, II; F. Hadland Davis,
The Persian Mysiics: Jalálu'd-din^ Rúmi
(W E S 1907); H. Ritter, «Mauláná Glálad-
din Rúmi und sein Kreis», en Der Islam,
XXVI (1942); R. A. Nicholson, Rúmi, Poel
and Mysiic (1950); Arberry, C P L; Rypka,
JÁMI, Nür al-Din *Abd al-Rahmán
(1414-92). Poeta, sabio y místico persa. La
última gran figura de la Edad de Oro de la
literatura persa. Después de estudiar para
una carrera teológica en Samarcanda y He-
rát, adoptó la vida mística, pero sin caer en
la heterodoxia. Obtuvo la protección y
amistad del sultán Husayn Bayqara (monar­
ca timúride de Herát, 1469-1506), que le
nombró profesor de un colegio fundado ex­
presamente para él, y del consejero de Hu­
sayn, *Nawá*i. Gozó de fama y autoridad
inmensas como ex ponente de la «vía» místi­
ca, como maestro y como escritor prolífico
en verso y prosa. Su obra más famosa es el
Hafi A wrang («Siete tronos»), serie de siete
308
largos poemas a imitación del «Quinteto»
de *Nizámi, de los que dos, relatos eróticos
que exponen alegóricamente la busca místi­
ca de Dios, han sido traducidos: Salámán y
Absál (ir. francesa A. Brictcux, París. 1911;
tr. inglesa Edward Filzgcrald, 1856, etc.,
nueva edición A. J. Arberry, /•'iizyerald’s S.
and A.. 1956), y Yúsid y /'idaykhá, su obra
más célebre (tr. francesa A. Brictcux, París.
1927; tr. inglesa, R. T. H. Griflith, 1882).
De sus obras en prosa, escritas por lo ge­
neral en estilo directo y sin afectación, las
más conocidas son: i\’ajidiái al-Idus («Háli­
tos de amistad»), biografías de unos 600
santones (ir. extractos R. A. Nicholson.
Easiern Poeiry and Prose, 1922); Haháiis­
lán («Tierra de primavera»), complicada
imitación del Gidistán de *Sa‘di (tr. france­
sa H. Massé. París, 1925; ir. inglesa E. Re-
haisek, Bcnarés, 1887, y [Libro VI] C. E.
Wilson. Persian lí'n and Hitmour, 1883); y
Lawá'ih («Resplandores») tratado de misti­
cismo (cd. y tr. E. H. Whinfield y Muham-
mad Qazwíní, ¡906). [VLM]
Browne, L H P, III; F. Hadland Davis,
The Persian Mysiics: Jámi (W ES, 1908);
Arberry, C P L: J. Rypka, / L; E of /.
«JATAKA» («Relato de nacimiento»). Cé­
lebre tipo de narración moralista oriental,
en la cual el protagonista (a veces humano,
pero con frecuencia un animal) es identifi­
cado más larde con el Buda en una encarna­
ción previa. Fueron recopiladas hacia el
año 400 d.C. como más larde, en un volu­
men conteniendo 547 relatos en pali. que
forma parte de los textos sagrados del budis­
mo meridional; pero muchos de los relatos
son de origen prcbudisla (es decir, anterio­
res a 500 a.C.). El jalaka pali en su forma
literaria se inicia con el «Relato presente»,
que narra cierta ocasión en la vida terrena
de Buda que le recordó una existencia pre­
via, seguida por el «Relato pasado» o verda­
dera narración jalaka. y que dan fin con la
identificación de los personajes del relato
pasado con los del presente. La narración es
principalmente en prosa, mezclada con es­
trofas de versos antiguos de los que la prosa
está considerada como un aitakatha o co­
mentario. (La colección íntegra de pali está
tr. al inglés en 3 volúmenes, ed. Cowell,
1957.)
Otros relatos aparte de esta colección fue­
ron también reconocidos como narraciones
jalaka: algunos se encuentran en coleccio­
nes sánscritas, otros en la literatura verná­
cula de los países budistas. Gozaron de ex­
traordinaria popularidad entre los budistas
desde los primeros tiempos.
El jalaka ejerció una profunda influencia
religiosa y literaria en Tailandia. Existen
traducciones completas del pali; los núme-
 309
ros 538-47 han sido los más populares. El
jiítaka Vessanfara (núm. 547) existe en mu­
chas versiones a partir del siglo XV. Inciden­
tes de los relatos jiítaka se encuentran en
textos de predicaciones populares, como
Phra Malai Thewaihcra y han constituido
una importante inspiración para la pintura
mural y de miniaturas. El jaiaka Pannasa.
no considerado texto religioso es fuente de
los antiguos temas lakon chalri (*Thaí. Li­
teratura) y de muchos textos narrativos, lle­
vados con frecuencia a la escena, como Sa-
nuuthakhot y Su a Kho (siglo xvn) o Sang
Thong (siglo xvtti).
Motivos e incidentes de los jatakas se en­
cuentran también en fábulas animales y
otros textos didácticos tradicionales en ma­
layo y otros idiomas conexos, tanto en la
Península malaya como en Sumatra, Java y
el archipiélago adyacente. (*Pañcatantra).
(CHBR/EHSS]
M. Winternitz, artículo «Jataka» en En­
ciclopedia of Religión and Ethics, Vil
(i914); Buddhist Birth Siones. tr. inglesa
T. W. Rnys Davids (1925, introducción).
JAVANESA, Literatura. La literatura de
Java comenzó, hace mil años, imitando el
contenido, hindú y budista, y el estilo, de
los modelos indios. El idioma (viejo javanés
o kawi) se escribía en caracteres de tipo in­
dio, utilizaba metros poéticos indios y con­
tenía muchos términos sánscritos (*Kaka-
winj.
Aunque se han conservado algunos trata­
dos budistas, la mayor parte de la vieja lite­
ratura javanesa, que es muy variada, se basa .
en obras hindúes, en especial las dos gran­
des epopeyas indias, el * Ramayana y el
*Mahiibhiiraia. El primero es el poema más
largo (Ramayana) de la vieja literatura ja­
vanesa y el más próximo a un modelo sáns­
crito. El segundo ha sido condensado en
prosa para utilizarlo en el teatro de sombras
javanés (wayang) y en una versión de los li­
bros centrales de *Bharata Yuddha. El Na-
garakretagama de *Prapañcha y los libros
jurídicos y tratados de fundamentos religio­
sos, ofrecen un buen panorama del imperio
de Majapahit en el siglo xtv Pararaion).
La literatura posterior utiliza metros indí­
genas e incluye relatos cantados, basados en
las aventuras de Raden *Panji, héroe popu­
lar, también incorporado de la literatura
malaya y otras indonesias. A partir del si­
glo xv (en que el javanés medio sustituyó al
viejo), Java fue convertida gradualmente al
Islam y la literatura adaptó relatos árabe-
persas, por ejemplo, el héroe Amir Hamzah
en *Ménak. Otra obra notable, de carácter
enciclopédico, es el Chentini, del siglo xvm.
La mitología indo-javanesa, sin embargo,
continuó ejerciendo su influencia en las sec-
Jippensha
cioncs iniciales de las obras de historia
(*iiabad) y en poemas, manuales para los
manipuladores del teatro de sombras y gran
variedad de otras obras.
La mayor parte de esta literatura se en­
cuentra aún en manuscrito, alguna se sigue
publicando en grafías javanesa y latina,
pero casi todos los autores modernos em­
plean indonesio. [CHJ
R. M. Ng. Poerbatjaraka y Tardjan Ha-
didjaya. Kepustakaan Djawa (Jakarta y
Amstcrdam. 1957); Prapañcha. Nügarakre-
tagama. tr. inglesa y cd. T. G. T. Pigcaud.
Java in (he I4(h Ceniury, II (La Maya,
1960).
JAYADEVA (//. siglo XII). Autor del Giia-
govinda. poema erótico-religioso sobre los
amores de Radhá y Krsna, una de las obras
líricas más bellas de la literatura sánscrita
(tr. inglesa George Keyt. Bombay. 1947).
Jayadeva es uno de los poetas indios más
originales; su poema ofrece escasas afinida­
des estilísticas con la poesía anterior, ya que
es mucho más unitario, hasta constituir casi
una obra dramática. El hecho de que resulte
notorio el elemento de culto bhakii (devo­
ción hondamente emocional a un Dios per­
sonal) ha hecho pensar a muchos historia­
dores que el poema de Jayadeva procede de
un ambiente más popular y que sólo más
tarde le fue dada una revisión sánscrita.
Esta teoría insiste demasiado en la oposi­
ción entre lo popular y el sánscrito. [EG]
Indian Poetry. tr. inglesa Edwin Amold
(1881).
Winternitz, GIL, III.
JIPPENSHA IKKU (1765-1831). Novelis­
ta cómico japonés. Nació en lo que hoy es
la prefectura de Shizuoka y se crió en Edo
(hoy Tokio), donde permaneció hasta 1791,
cuando consiguió entrar al servicio de un
magistrado de Osaka. Puede que allí escri­
biese algunas comedias. Más tarde volvió a
Edo y se dedicó a escribir relatos cómicos y
versos. No tuvo éxito hasta 1802, cuando
comenzó a publicar Hizakurige (tr. inglesa,
T. Satchell, Shank's Mare, 1960). Los via­
jes, en particular a lugares sagrados o famo­
sos por otro concepto, venían siendo popu­
lares desde hacia mucho en Japón y existían
muchas guías para las principales carrete­
ras. La serie Hizakurige era una versión có­
mica de ellas. De 1802 a 1809 apareció la
sección dedicada al trayecto más famoso de
todos, el de Edo a Osaka, con una desvia­
ción a Ise. Nuevos itinerarios se describie­
ron en libros aparecidos en intervalos hasta
1820, pero la primera entrega fue la de
mayor éxito. Varias anécdotas sobre la afi­
ción del autor por las bromas —el que, por
ejemplo, dispusiera la colocación de fuegos
Jmer
artificiales dentro de su sudario para que hi­
cieran explosión al quemarse su cadáver—
no reciben crédito actualmente.
Las obras sitúan a dos personajes picares­
cos. Yajirobei y Kitahachi, en los distintos
caminos. Nativos de Edo, desprecian a los
provincianos que encuentran, pero resultan
burlados y engañados sin cesar. El humor es
basto, pero universal: los dos protagonistas
toman con optimismo sus desdichas. La na­
rración ofrece un cuadro animado, aunque
idealista, de la época. La serie gozó de gran
popularidad en Japón y otro autor amplió
los viajes, después de la restauración meiji.
para permitir que ios personajes visitasen el
oeste. La traducción merece hojearse (por­
que el tono repetitivo puede hacer enojosa
la lectura íntegra), aunque sólo sea por la
humanidad de su picaresca. El humor de
Jippcnsha, además de ocuparse del arte de
engañar al prójimo, es a veces obsceno o su­
cio.
Forma un eslabón en la larga cadena que
incluye los intermedios cómicos de los dra­
mas tío. y los rakugoka. o narradores cómi­
cos de la actualidad. [CJD]
JMER, Literatura. La literatura jmer clási­
ca de Cambodia se compone en gran parte
de obras derivadas de la India. Incluye doc­
tos tratados sobre medicina, augurios y as­
tronomía, muchos en verso; versiones del
canon budista; vidas del Buda en prosa y
verso; y poemas o tratados morales de ori­
gen budista. Hay muchos poemas dramáti­
cos basados en el ciclo de Rama; entre ellos
se encuentra la obra más famosa de la lite­
ratura jmer. el Ream-Ker (* Ramayana).
No se trata de una simple traducción. Se
añaden incidentes y conversaciones, los de­
talles se alteran y el divagatorio estilo narra­
tivo otorga un típico sabor de Cambodia. La
literatura que no deriva de India incluye
largas novelas en verso y poesía erótica y
cortesana del siglo xix.
Se utiliza un estilo lingüístico intenciona­
damente solemne, caracterizado por la ali­
teración frecuente y la reduplicación. Los
metros poéticos poseen una rima interna
probablemente de origen autóctono, pero la
estructura silábica puede derivarse de la
versificación india.
La mayor parte de esta literatura ha de
leerse aún en textos, anónimos y sin fecha,
manuscritos sobre hojas de palmera. El Ins­
tituto Budista del Phnom Penh realiza la
progresiva publicación y edición de los tex­
tos más importantes. Pueden encontrarse
versiones en francés en Cambodge: Contes e
légendes recueillis et publiés en Franjáis
por A. Leclére (París, 1895) y Contes
Khmers traduifs du Cambodgien por G. H.
Monod (Mouans-Sartoux, 1944).
310
Los modernos autores de Cambodia. o
imitan la novela policiaca o romántica occi­
dental. o escriben obras más serias, como
poemas nacionalistas y tratados religiosos.
[JMJ]
JNANESVAR (1 271-¿I 296?). Poeta reli­
gioso indio. Autor de Jnanesvan. comenta­
rio en verso al Bhagavadgíta y una de las
obras más tempranas y más importantes de
la literatura marathi de India (tr. inglesa
R. K. Bhagvat, Poona, 1953-4; nueva ir.
H. M. Lambcrt en preparación, UNESCO).
Es una exposición de la vía de hhakti, devo­
ción personal a Dios, en verso sencillo y
directo con abundancia de metáforas terre­
nales y símiles de la vida diaria. Su influen­
cia literaria y religiosa continúa en la actua­
lidad. Su fecha tradicional, 1290, corres­
ponde a la etapa de desarrollo del idioma,
pero nada seguro se conoce del autor. Exis­
ten abundantes tradiciones sobre su vida y
poderes milagrosos entre sus devotos, y su
sepulcro en Alandi, cerca de Poona, es lugar
de peregrinación. Un poema filosófico más
erudito, el Amriñnubhava. y muchas can­
ciones devotas (abhangs) son también atri­
buidas con mayor o menor probabilidad, a
Jnanesvar. [JMPR]
J. F. Edwards, Dnyaneshwar ihe Out-
Caste Brahmin (Poona, 1941); N. MacNi-
col, Psalnis of Maratha Saints (Calcuta,
1919).
JOAQUÍN, NICK (1917- ). Escritor fi­
lipino en inglés. Comenzó a escribir cuentos
a los 20 años. También inició sus estudios
sacerdotales, lo que explica en parte el am­
biente religioso de sus relatos y su preocu­
pación, casi pastoral, con las prácticas para­
litúrgicas y supersticiones de sus personajes.
A su Prose and Poems (Manila, 1952) si­
guió rápidamente el estreno, por el Baran-
gay Theatre Guild, de su obra, Portrail of
the Artist as Filipino. Ambos tratan de la
transición de un mundo a otro y de los con­
flictos que causa el cambio. Su novela, The
Woman Who Had Two Navels (Manila,
1961), constituye una expresión más amplia
de las tensiones entre la ilusión y la realidad
contra un fondo en el que el pasado y el pre­
sente se compenetran. Obtuvo el primer
Stonehill Award, otorgado anualmente. Re­
dactor de una revista de Manila, en la que
ha colaborado con el seudónimo Quijano de
Manila, Joaquín ha sido censurado por su
«ausencia de serenidad», debida en parte a
su estilo pródigo y exótico. Pero es induda­
ble que es capaz de evocar la mezcla de
valor y esperanza, alarma y nostalgia, que
acompaña a las experiencias más conmove­
doras de la vida. [APGM]

311
Miguel A. Bcrnard. «Hauntcd Inlcnsity»,
en Batnboo and the (Sreenwood Tree (Mani­
la. 1961); Josefina D. Constantino, «Rcvicw
Anide: The Woman Who Had Two Na-
vels», en Philippine Sf udies. IX (Manila,
1961); Lourdes Busucgo Pablo, «The Spa-
nish Tradition in Nick Joaquín», en Philip-
pine Siudies, 111 (Manila, 1955); Harry
Philippine Siudies, 1 (Manila, 1953).
JITKRIT PRAMOJ, Mom Ratchawong
(1912. ). Escritor y periodista tai. Fun­
dador (1950) y director del principal diario
de Bangkok, Sayam Ral. Político liberal, fi­
gura clave del periodismo contemporáneo y
escritor satírico de gran vigor. Ha tratado
importantes temas sociales en novelas,
cuentos, ensayos y comedias para la radio
y la televisión.
Su larga novela Si Phaen Din («Cuatro
reinos»; 1953) hace muestra de un refinado
nacionalismo junto con el respeto por la
tradición. Otra novela, Lai Chiwii («Mu­
chas vidas»), examina las vidas de diversos
tipos tailandeses, víctimas del naufragio de
un barco fluvial, a la manera de The Bridge
of San Luis Rey. de Thomton Wilder. Pai
Deing (Red Bamboo, tr. inglesa, Bangkok,
1955), que trata de la agitación comunista
en una aldea, es una sátira sobre la novela
política tai. (EHSS]
«JUN CHANG, JUN PHAEN». Popular
epopeya narrativa tai de unos 20.000 ver­
sos, sobre dos nobles y su rivalidad en el
servicio del rey y acerca de la mano de
Phim, la heroína. Los eruditos tailandeses
relacionan el poema con hechos que aconte­
cieron a comienzos del siglo xvi. Las rela­
ciones entre los sexos se encuentran analiza­
das enteramente en el contexto de la vida
oficial. Los poetas de la corte recitaban epi­
sodios del poema durante ciertas ceremo­
nias, como la tonsura o el afeitado de la
cabeza de los hijos de los reyes.
Las versiones manuscritas más antiguas
datan del reinado de Rama II (1809-24) y
los primeros episodios impresos, de 1873,
pero el poema anónimo ha sido conocido
desde hace mucho por los bardos campesi­
nos de Tailandia central. [EHSS]
J. Kasem Sibunruang, La femme, le héroe
Juwayní
et le vdairi (París, 1960; contiene resumen
en francés).
E. H. S. Simmonds. «Thai Narrativo Poe-
try: Palacc and Provincial Texis of an Epi-
sodc from Khun Chang, Khun Phaen». en
Asia Majur, 1964.
JUWAYNÍ, apodo de ‘Alá al-Din ‘Ata .Vla-
lik (1226-83). Historiador persa de los mon­
goles. De distinguida familia de funciona­
rios, su padre había sido ministro de Ha­
cienda del gobernador mongol de los terri­
torios occidentales del imperio, y su herma­
no gran visir de Abaga Jan (1265-82). Ju­
wayní comenzó su carrera como secretario
particular del gobernador mongol Arghun,
al que acompañó en misiones oficiales a
Mongolía; cuando se encontraba en Kara-
korum en 1252-3 se le ocurrió la idea de
escribir la historia de las conquistas mongo­
les. Después de acompañar a Hulagu en las
campañas contra los «Asesinos» y el califa
de Bagdad, fue nombrado gobernador de
Bagdad y de Mesopotamia inferior, cargo
que desempeñó algo más de 20 años. Hacia
1281, sin embargo, su fortuna se eclipsó, y
tuvo que rebatir con dificultad acusaciones
de malversación y de correspondencia des­
leal con el sultán de Egipto. Murió en des­
gracia y se encuentra enterrado en Tabriz.
Juwayní redactó fragmentariamente, des­
de 1252 hasta cerca de 1260, su Ta'rikh-i
Jihán-gushá (tr. inglesa J. A. Boyle, The
History of the World Conqueror. 2 vols.,
1958). Aunque escrita en estilo muy traba­
jado y barroco, constituye una fuente ina­
preciable, por quien se encontró en el cen­
tro de la acción y tuvo un conocimiento
íntimo del Imperio Mongol. El primer libro
narra la historia de Jenghiz Jan y sus su­
cesores; el segundo y tercero, la historia de
sus adversarios más importantes, los Jwá-
razmsháhs y los «Asesinos» de Alamut.
Juwayní redactó dos opúsculos breves en
refutación de las calumnias dirigidas contra
él (resumidas en la Introducción por E. G.
Browne, citada después). También se con­
servan algunas de sus cartas y documentos
oficiales. [VLM]
E. G. Browne, Introducción a la edición
de Mirza Muhammad, Gibb Memorial Se­
ries, 1912; Arberry, C P L; E ofI.
 KABIR (muerto en 1518). Poeta indio y re­
formador sectario hindú. Lo poco que se
conoce de su vida deriva principalmente de
tradiciones transmitidas por su secta. Nació
en Bañaras y probablemente fue criado por
padres adoptivos musulmanes. Pronto se
sintió atraído por el culto religioso del ava­
lar vaisnava Ram, que acababa de estable­
cerse en la India septentrional, pero fue
también influido por otras doctrinas hin­
dúes y musulmanas contemporáneas. Las
tradiciones de las doctrinas del yogi Go-
rakhnáth y sus sucesores, corroboraron su
convicción en el valor de la experiencia sub­
jetiva de Dios y en la inutilidad de la teoría
esotérica y de las prácticas externas. Acabó
por rechazar la doctrina de Rám como ava­
lar del Visnu y por ver en Ram más bien
un principio divino, independiente del cre­
do, con el que los restantes dioses podían
considerarse equivalentes. La influencia del
misticismo süfí musulmán es también evi­
dente en el pensamiento de Kabír, en el sen­
tido de fortalecer el espíritu de bhakii o
devoción amante a la divinidad que había
heredado del vaisnavismo.
La poesía de Kabír es la exposición de su
eclecticismo religioso. Probablemente sus
enseñanzas fueron sólo orales y el catálogo
de sus obras es arbitrario. Generalmente se
consideran como auténticas tres colecciones
escritas en una mezcla de dialectos hindúes:
el 5í/'aZc_(«Libro de cuentas»), una colección
en los Adi granlh sij y los Graníhavall
(«Colección de escritos»). Están en pareados
rimados y otras estrofas diversas; su estilo es
a veces ordinario y sus temas oscuros en de­
talle, pero son capaces de expresar las am­
plias convicciones religiosas de su autor con
gran eficacia. [RSM]
Au cabinel de l’amour, tr. francesa Ch.
Vaudeville (París, 1959; selección de poe­
mas con introducción y notas).
Ch. Vaudeville, Kabír Granthavali (Pon-
dichery, 1957); F. E. Keay, A Hislory of
Hindi Lilerature (Calcuta, 1920).
«KAKAWIN». Género de poema cortesano
en viejo javanés, de contenido épico o di­
dáctico. El ejemplo primero y más famoso
es el Raníayana Kakawin (*Rümayana) del-
siglo x. La forma se emplea aún en la isla
adyacente de Bali. Los metros, que suelen
cambiar con frecuencia a lo largo del poe­
ma, son indios y no indonesios y los versos,
pensados para ser cantados, pueden ser de
distinta longitud. La rima es discrecional.
[CH]
C. Hooykaas, The Old-Javanese Ramá-
yana Kakawin, with special reference lo the
problem of inierpolation in kakawins. Ver-
handelingen, Koninklijk Instituut voor
Taal-, Land- en Volkenkunde XVI (La
Haya, 1955); C. Hooykaas. The Old-Javan­
ese Raníayana. an Exemplary Kakawin as
lo Form and Contení, Verhandelingcn, Ko-
ninklije Nederlandsche Akademie van We-
tenschappen, Afd. Lettekunde, Nieuwe
Reeks, Deel LXV/I (Amsterdam, 1958).
KAKINOMOTO HITOMARO (fl. h. 700).
Poeta japonés. Su vida se conoce solamente
por su poesía, contenida en la Man-yo-shñ
(«Colección para diez mil generaciones»,
hacia 760), la colección poética más antigua
que se conserva del Japón. Era un humilde
funcionario de la corte y parece que murió
en la provincia de Iwami, junto a la extre­
midad occidental de la isla principal. Se le
considera generalmente como el mejor poe­
ta de esta colección y es sin duda el más
grande entre sus poetas primitivos. Dejó va­
rios centenares de tanka («poemas breves»
de 31 sílabas) y muchos choka («poemas
largos»). Los «poemas largos» contenidos
en la Ma-yo-shii eran una forma altamente
evolucionada de grandes posibilidades y su
elevación a gran poesía puede ser atribuida
a Hitomaro. No fue un imitador servil de
los originales chinos, aun cuando parte de
su inspiración debió proceder de China. Su
obra es marcadamente japonesa, tanto en el
idioma como en su adhesión a la religión
sintoista. Un tema favorito fue la muerte:
escribió conmovedoras elegías a personajes
imperiales asi como a gentes más humildes.
Kaladze
como a su esposa y a un desconocido cuyo
cadáver encontró en una playa. Sin embar­
go, escribió también poemas de corte para
ocasiones más felices y algunos dulces poe­
mas amorosos. Mantuvo aún muchos con­
tactos con el espíritu autóctono del Japón
primitivo, y Brower y Mincr le comparan
con los poetas isabelinos: una fase interme­
dia entre los poetas primitivos y los refina­
dos cortesanos de Nara. (Fue allí donde la
corte japonesa encontró una sede estable en
710, depues del período primitivo en que la
capital había cambiado con el cambio de
emperador.) [CJD]
Manioshu: Colección para diez mil gene­
raciones, tr. Antonio Cabezas García (M.,
Ayuso, 1980); Nippon Gakujutsu Shinkó-
kai, The Manyas hit. One Thousand Poems
(1965); Brower y Miner, J C P.
KALADZE, Karlo (1907- ). Poeta geor­
giano. Nacido en Kutaisi, hijo de un vetera­
no bolchevique, tenia sólo 13 años cuando
su primer poema apareció publicado en el
periódico Sakartvelos Komunisti («El co­
munista georgiano»), en vísperas de la ane­
xión de Georgia por el Ejército Rojo. Cuan­
do aún se encontraba en la segunda ense­
ñanza colaboró en la fundación del órgano
de los jóvenes escritores proletarios de
Georgia, Prolemaf. representante del «Nue­
vo frente de la literatura proletaria». Sus
primeras piezas dramáticas, Rogor, Asi fue,
y Jatidje. influyeron en la evolución del tea­
tro georgiano. Innovador de la expresión
poética, ha sido acusado de «formalismo» y
de «la búsqueda del efecto», aunque la reali­
dad es que se ha esforzado por aproximar su
lenguaje poético a la lengua del pueblo, así
como inspirarse en el rico caudal de la poe­
sía tradicional de Georgia, sin prestar gran
atención a los antecedentes del romanticis­
mo decimonónico.
La selección más completa de sus poemas
aparecida en versión rusa, Siijotvoreniya i
poemy (Tbilisi, 1972), se encuentra avalada
por los nombres más ilustres de la literatura
soviética: la introducción es de Nikolái Ti-
jónov, y las versiones son debidas a Boris
Pasternak, Evgucni Evtushenko, Bella Aj-
madúlina. Nikolái Zabolotski, y otros, en
una edición de I 5.000 ejemplares. [AA]
KA LID AS A (/7. 400 d.C.). El más grande de
los poetas clásicos indios. Nada se conoce
de su vida, salvo que fue probablemente un
brahmin y que rendía culto a Siva. La tradi­
ción relaciona su nombre con el del rey le­
gendario Vikramadilya, que hoy se supone
fue el más grande de los monarcas guptas,
Chandragupta 11, que reinó en Ujjain de -
375 a 4 13 d.C.
Kalidása sobresalió en todos los géneros
314
literarios, salvo el relato en prosa, que al
parecer nunca intentó. Su obra mejor es el
Sakunlala. el último de tres dramas (*A'<7Z-
yasastra). Basado en un viejo relato épico
describe con serenidad y elegancia los amo­
res del rey Dusyanta y Sakuntalá, ninfa sc-
midivina. La maldición de un irascible
hombre santo hace que Dusyanta olvide su
promesa de casarse con Sakuntalá. La re­
chaza, pero más tarde descubre un anillo
que le devuelve el recuerdo de ella. La pro­
funda tristeza del rey se encuentra aliviada
por la reunión de ambos en el ciclo. De los
restantes dramas de Kalidása, el Tikrainor-
vasiya. basado en una leyenda que se en­
cuentra en el Veda, es también una historia
de amor entre personajes humanos y divi­
nos —el rey Purüravas y la ninfa Urvasi. El
Malavikagnimiira es una comedia de harén.
Kalidása también destacó en el género
épico. Su Raghuvamsa repite la historia de
la dinastía cuyo más grande héroe fue Rama
(★ Ramayana). El Kumarasambhava em­
plea el mito, vigoroso y a veces atrevido,
de la conquista del ascético Siva por la fas­
cinante Párvali. Además del famoso Meg-
hadüta. los poemas Srñgaratilaka y Rtus-
amhara son atribuidos a Káhdasá.
El estilo de Kálidasá se distingue por una
cualidad rara en la poesía sánscrita: la clari­
dad, que no es lo mismo que simplicidad;
pero la cuidadosa disciplina de las com­
prensivas descripciones no está nunca aho­
gada por un falso sentido de elegancia. Su
lenguaje establece el criterio de pureza en
sánscrito. [EG]
Sakunlala: tr. inglesa Sir William Jones
(1789); tr. id. Arthur Ryder (Everyman,
1912); tr. id. M. Monier-Williams (1855);
tr. id. Murray Emeneau Berkeley, 1962); tr.
Francisco García Ayuso (M., 1874): El re­
conocimiento de Sakunlala. tr., prólogo y
notas R. Cansinos Assens (M., Yagües,
1916); Raghuvamsa: tr. inglesa P. D. L.
Johnstone (1902); tr. francesa L. Renou (Pa­
rís. 1928); Meghadüla: tr. inglesa G. H.
Rooke (1935); tr. id. H. H. Wilson (1843); tr.
id. Leonard Nathan (U. of California,
1976); tr. F. Villar Liébana (M., Ed. Nacio­
nal, 1980)
Winternitz, G I L, 3.
«KÁMASÜTRA» de Vátsyáyana. Antiguo
tratado erótico hindú (káma = amor), el tex­
to más representativo de la tercera de las
tres disciplinas tradicionales que se refieren
a los «bienes» de la acción humana: dhar-
ma, la ley religiosa Manu), artha, el pro­
vecho, la ventaja material (*Kautilya), y
kama, el placer. Por lo tanto, lo «erótico»
debe ser juzgado como un elemento impor­
tante de la ética general. Con magistral sin­
ceridad, Vátsyáyana investiga las. conse-
315
cuencias de la proposición de que, aunque
el placer no es un fin bastante en sí mismo,
no hay vida completa sin él. Con franqueza
y rigor técnico que excluye cualquier suges­
tión de obscenidad, define las condiciones y
técnicas del placer supremo, y examina te­
mas conexos como la forma de abordar a
una mujer en sociedad, cómo cortejar a la
soltera o seducir a la casada. Un capítulo
trata de la moral de la prostituta, diferente a
otras mujeres no sólo por su profesión sino
por sus dotes culturales, que incluían el
dominio de las «64 artes». También es no­
table la detallada descripción de la persona,
viviendas y hábitos del hombre mundano.
Escrito en el estilo conciso y técnico de la
literatura legal, el Kamasulra posee eviden­
temente mucho en común con la moral
oportunista del Arihasasira: el conocimien­
to de Kamasüira era presupuesto de lodos
los poetas clásicos y sus obras muestran fa­
miliaridad con sus preceptos. Para com­
prender cabalmente el erotismo indio, debe
tenerse en cuenta la importancia de las imá­
genes eróticas en prácticas religiosas poste­
ñores (*Jayadeva). [EG]
Tr. inglesa Sir Richard Burton (reed.
1962); tr. P. Giralt (B., Bruguera, 1973,
etc.).
R. Schmidt. Beitrage zur indischen Ero-
lik (Leipzig. 1902); J. J. Meyer, Sexual Life
in Ancieni India (2.a cd., 1952).
RAMO CHOMEI (1153-1216). Crítico y
ensayista japonés. Su familia eran sacerdo­
tes hereditarios del santuario Kamo en
Kyoto. Hasta h. 1205 estuvo en la corte y
sirvió como funcionario en el departamento
de poesía. Era también destacado locador
de ¿ñva. el laúd oriental. Hacia 1205 se reti­
ró del mundo, adoptó la tonsura budista y
residió en ermitas en la montaña. La razón
que se suele dar a esto es que se vio defrau­
dado en sus esperanzas de ser sacerdote en
un santuario de la familia. Sin embargo,
continuó su obra literaria y visitó Kamaku-
ra, sede de los militares que entonces gober­
naban en Japón. Su obra más famosa es
Hojoki («Memoria de una cabaña de 10 pies
cuadrados»), escrita en 1212. Esta descrip­
ción de su vida ermitaña contiene conmove­
dores pasajes sobre la mutabilidad de la
vida humana, con gráficas descripciones de
terremotos y hambres. Describe su anhelo
de separarse de la turbulencia de la época;
el sentimiento budista impregna la obra.
Desús otros escritos, quizá el más intere­
sante sea Mumyosho («Notas anónimas»),
miscelánea de critica poética en la que pro­
pugna el estilo de yügen. el elemento miste­
rioso o simbólico en poesía que sugiere un
sentido más allá que el de las simples pala­
bras. Está escrito en el estilo oscuro utili-
Karaosmanoglu
zado normalmente para la critica de este
tipo. [CJD]
Tales ofthe Heike and ihe Futir Square
Hm. tr. inglesa A. L. Sadlcr (Sydney. 1928);
Keene, M J L.
KAMPAN (probablemente entre los siglos IX
y XII). Poeta tamil. Compuso la versión
tamil más importante del * Rümayana.
Aunque el esquema del relato sánscrito ori­
ginal es el mismo, la versión de Kampafl se
diferencia notablemente por la sensibilidad.
El héroe. Rama, está considerado como un
Dios, como en la mayor parte de las versio­
nes «vernáculas» de la leyenda en India. Es
una encamación del dios Visnu. La versión
tamil, en consecuencia, posee aquellas cua­
lidades peculiares de profunda ternura y
compasión (propios quizá de los seguidores
de Visnu) especialmente patentes en la lite­
ratura Krsna. El relato está además presen­
tado en un ambiente indio meridional como
más atractivo para ios lectores tamiles. Fue
presentado a los seguidores de Visnu en su
centro en Srírangam para obtener su impri-
malur. La epopeya de Kampan se titulaba
ramávataram. La Encamación de Rama. Se
completaba con Liitarakantam. compuesto
por Ottak-Küttar, contemporáneo de Kam­
pan. [JRM]
inglesa C. Rajagopalachari (Londres, para
la UNESCO, 1961).
V. V. S. Aiyar. Kamha Ramayanam - A
Siudy (Delhi, 1949).
KARAOSMANOGLU, Yakub Kadri
(1888-1974). Escritor turco. Principal nove­
lista turco del período republicano. Nacido
en El Cairo y educado allí en una escuela
francesa. AI llegar a Estambul en 1908.
atrajo la atención con unos afectados poe­
mas en prosa y una colección de relatos, Bir
Serencam (1914; tr. alemana H. W. Duda.
Eine Weibcrgeschichte und andere Nove-
lien. Leipzig, 1923), cuyo tema dominante
de hostilidad al fanatismo religioso vuelve a
aparecer en su discutido Bur Baba (1922),
detallado cuadro de la vida en un convento
de derviches en decadencia (tr. alemana
A. Schimmel, Flamnte und Falter. 1947).
Entusiasta partidario del movimiento de
Kemal, pero no patriotero, fue diputado, y
durante muchos años, a partir de 1934, sir­
vió como diplomático. Hondamente influi­
do por los realistas franceses, ha producido
una serie de novelas vigorosas que descri­
ben, con comprensión, pero sin falso senti­
miento, las crisis psicológicas de los indivi­
duos en el contexto de las sucesivas crisis de
la Turquía moderna: la decadencia de la so­
ciedad otomana durante el despotismo de
 Kátib
Abdulhamid. en Kiralik Konak (1922); el
desconcierto de un joven desterrado en Pa­
rís en la misma época, en Bir Sürgün
(1938); las luchas de partidos en 1908-18,
en llükiim Gecesi (1927); el mundo cosmo­
polita del Estambul ocupado al final de la
Primera Guerra Mundial, en Sodom ve Go­
mare (1928; Ir. francesa R. Marchand, Lei-
la. J'dle de Gomorrhe. 1934); la vida humi­
llante de ios campesinos de Analolia duran­
te la Guerra de independencia, en Yaban
(1932; tr. alemana M.Schultz, Der Fremd-
ling. 1939; tr. italiana A. Scalcro, 1941); y
el triunfo de la joven república, en Ankara
(1934); mientras Panorama (1953) presenta
la influencia corruptora de los intereses per­
sonales sobre los ideales reformistas. Ha es­
crito dos libros de recuerdos: el relato de sus
primeros años en Anamin Kitahi (1957) y
sus experiencias durante la Guerra de la in­
dependencia, en Vatan Yolanda (1958).
[VLM]
O. Spies, Die türkische Prosaliteratur der
Gegenwart (Leipzig, 1943); Anthologie des
écrivains tures d’aujourd’hui (Ankara,
1948); A. Bombaci, Storia della letteratura
. turca (Milán, 1956); Ene. Brit. (1961); Phi-
lologiae Turcicae Fundamenta, II (Wiesba-
den, 1964).
KÁTIB CHELEBL *Hajji Jalfa.
KAUTILYA. Supuesto autor del Arthasas-
ira. tratado didáctico de política práctica.
Tradicionalmente, Kautilya se identifica
con Canakya, primer ministro de Candra-
gupla Maurya (322-298 a.C.), rey de Ma-
gadha (Bihar), pero el texto del Arthasastra
no se ocupa de los problemas de un gran
reino que se extendía por todo el norte de la
India. Examina con prolijidad maquiavélica
las técnicas de poder de un príncipe secun­
dario en la inestable sociedad de una época
descentralizada (quizá la que sucedió al
hundimiento de las dinastías maurya-suñga,
en el siglo i a.C.).
El Arthasastra («Tratado del bien [políti­
co]»; tr. inglesa R. Shamasastry, Mysore,
1961) no fue descubierto hasta 1909 y mo­
dificó considerablemente algunas de las
ideas que se sostenían previamente acerca
de la alta moralidad y espiritualidad en la
sociedad clásica india. El texto está dedica­
do exclusivamente a la idea de mantener la
estabilidad en el reino y el poder para el rey,
ya sea por medio de la política o del subter­
fugio. La única virtud que se acepta sin
reservas es la del juramento: el ministro que
ha jurado fidelidad es por completo leal a su -
señor.
En la filosofía social del hinduismo se
suelen admitir tres «metas»; dharma (deber
316
religioso), kSnta (placer) y artha. El Artha-
sastra figura como la formulación general
de esta Mana y *Kamasütra).
Kautilya es también el sujeto de uno de
los dramas más famosos de la Antigüedad
india, el Mudraraksasa de Visakhadalta,
que pretende describir la intriga en torno a
la sublevación de Candragupta contra su
antecesor, el último rey nanda. [EG]
N. N. Law. Studies in Ancient Indian Po-
lity (1914), y Inter-State Relations in An-
cient India (Calcuta y Londres, 1920),
KAWABATA YASUNARI (1899-1972).
Novelista japonés. Nacido en Osaka, huérfa­
no siendo aún niño, disfrutó sin embargo de
una buena educación —asistió al instituto y
a la universidad en Tokio y estudió las lite­
raturas inglesa y japonesa. Siendo aún estu­
diante, fue nombrado en 1923 redactor de
la revista de Kikuchi Kan, Bungei shunjü.
Desde entonces toda su vida estuvo dedica­
da a la literatura. Se mantuvo aparte de los
grupos y cismas tan característicos de la
vida artística japonesa y ha seguido el ejem­
plo de su protector, Kikuchi Kan, de ayudar
a otros artistas.
Su primera obra importante, Izu no odo-
riko (1926; The Izu Dancer, tr. inglesa
E. Seidensticker, Atlantic Monthly 195,
1955; La bailarina de Iza, tr. Ana M.’ de la
Fuente, B., Plaza & Janés. 1972), consiste
en el tratamiento nostálgico de su encuen­
tro, durante unas vacaciones escolares, con
una compañía de bailarinas, una de las cua­
les inspira una vaga pasión en él. Puede ya
observarse aquí la habilidad de crear una at­
mósfera, mediante el empleo de colores sua­
ves y un matiz de melancolía. En 1937
apareció Yukiguni (The snow Country. tr.
inglesa E. Seidensticker, 1957; El país de la
nieve, tr. César Durán, B., 1968). En esta
descripción de una estación de invierno y
una de sus geishas . se percibe el transcurso
del tiempo desde su adolescencia, pues aun­
que la nostalgia se encuentre aún presente,
se refiere más bien al Japón tradicional. El
autor parece menos implicado que en la
obra anterior. La guerra interrumpió su
producción, pero en 1947 apareció Semba-
zuru (Thousand Cranes, tr. inglesa E. Sei­
densticker, 1959), en que su visión objetiva
contempla el Japón posterior a la guerra.
Continuó escribiendo en el mismo estilo y
siendo profundamente japonés —cualquier
influencia occidental es sumamente remota.
Su interés principal fue el individuo y no la
generalización o las ideologías. Premio No­
bel de 1968, se suicidó en Zushi (Tokio) en
1972. [CJD]
Una grulla en la taza de té/El clamor de
la montaña (B., Plaza & Janes, 1969); Dia-
317
rio de un muchacho, ir. Angel Sabrido (B..
ídem. 1971); 7,7 hi.no, tr. Amonio Bigú (B..
ídem, 1976); Lo bello )’ lo triste (B., Ultra­
mar 1977); Hou\e of the Sleepint' Ueauties,
Ir. inglesa E. Seidcnstickcr (1974).
Makoko Ueda. Modern Japanese IVritcrs
and the hlature oj Literature (Stanford
U. P., 1977).
KENKO-HOSHI. ♦Yoshida Kcnkó.
KH1T-S/KN («Experimento para una edad
nueva»). Nombre de un movimiento litera­
rio birmano, comenzado hacia 1930. Sus
dirigentes fueron Scin Tin. Thcin Han,
Maung Wun, E. Maung y Toe Aung (que
escribían con los seudónimos de Thcip-pan
Maung Wa, Zaw-gyi, Min Thu-wun,
Maung Thant Zin y Ku-tha, respectivamen ­
te), quienes, con otros emprendedores
miembros de la Universidad de Rangoon.
adoptaron intencionadamente un estilo en
el que no se permitía que las nuevas ideas y
palabras occidentales anegasen la tradición.
Su verso era breve y simple, y escribieron
muchas novelas y relatos, tanto originales
como vertidas o adaptadas de la literatura
occidental. Una selección de sus relatos se
publicó en Khit-san Pon-byin (dos volúme­
nes: 1934 y 1938) y una colección de poe­
mas en Khit-san Kabya (1934). Han influi­
do profundamente en escritores posteriores.
[JWAO]
Kl TSURAYUKY (h. 870-946). Poeta y
diarista japonés. Se dispone de escasos datos
concretos sobre su vida. Parece haber osten­
tado una sucesión de cargos en el gobierno.
En 905 el Kokin-wakashü (o Kokinshu), co­
lección de poemas viejos y nuevos apareció
con Ki Tsurayuki como uno del sus cinco
recopiladores. Esta colección, la primera de
importancia desde el Man-yo-shTt (*Otomo
Yakamochi) y la inicial de una serie de
antologías preparadas de orden del empera­
dor por un departamento especial del go­
bierno, incluía obra de muy famosos poetas,
entre ellos *Ono Komachi y *Ariwara Na-
rihira. Los poemas en esta colección supe­
ran el millar y, aunque escritos a lo largo de
un extenso período, poseen características
que los distinguen del Man-yo-shü. asi
como de las colecciones posteriores. No
contiene, en realidad, ningún poema largo,
los autores proceden del estrecho círculo de
los funcionarios de la corte y de la aristocra­
cia y los temas son el amor, la naturaleza y
el paso del tiempo. El dominante es el pri­
mero, pues gran parte de la actividad del
poeta estaba dedicada al amor ■—para obte­
ner éxito en éste era esencial poseer talento
poético. Las competiciones poéticas condu­
jeron a un aumento de la artificialidad, pero
Kikuchi
la colección incluye mucha poesía buena; la
de Ki Tsurayuki es superior al término me­
dio. aunque no sea sumamente distinguida.
Su contribución más importante, además de
su labor como antologo, fue el redactar el
prefacio en japonés (hay otro, en chino).
Este breve fragmento, que ofrece indicios de
influencia china y quizá fuese adaptación
del prefacio chino, es el primer texto de crí­
tica literaria en japonés. Su estética poética
iría a ejercer influencia durante los siglos
venideros.
Uno de los últimos cargos de Ki Tsurayu­
ki fue el gobierno de Tosa, en Shikoku. Es­
cribió un diario de su viaje de vuelta a la
capital en 936. No se trata exactamente de
una relación directa, ya que el autor preten­
de que fue escrito por una las mujeres del
séquito del gobernador. Gracias a ello pudo
utilizar un japonés relativamente sencillo y
describir emociones, como el miedo a los
piratas, que un varón no hubiera podido
confesar. Su carácter directo y su simplici­
dad y las indicaciones que proporciona de
las circunstancias de la época, hacen que
merezca ser leído.
Además de las versiones enumeradas más
adelante, debe consultarse JCP. de Browcr
y Miner, y para la poesía del Kokinshu.
(CJD)
The Tosa Diary. tr. inglesa William
N. Porter (1912); tr. id. G. W. Sargent. en
Keene, A J L (extractos).
Georges Bonneau. Le monument poéti-
que de Heian: Le Kokinshu. I. (París. 1933),
II (París, 1934).
KIKUCHI KAN (1888-1948). Novelista,
comediógrafo y periodista japones. Nacido
en Shikoku, asistió a escuelas de Tokio, de
las que fue expulsado. Terminó por lincen-
ciarse en la Universidad de Kyoto, pero de
sus días de colegio conservó la amistad de
♦Akutagawa Ryünosuke. Sus primeras
obras, quizá las más logradas literariamente,
fueron unas comedias escritas hacia 1916
—entre ellas, Okuyo no kyojin (The Mad-
man on the Roof. tr. inglesa Iwasuki y
Shaw; también Keene. MJL) y Chichi kae-
ru (The Father Returns. tr. inglesa por
Shaw). Siguió con su producción teatral y, a
diferencia de otros autores, toda su obra
dramática era representable, y lo fue con
notable éxito. También escribió cantidades
ingentes de cuentos y folletines, con el con­
vencimiento de que debía ofrecer material
al hombre de la calle, no sólo al intelectual.
Se le suele calificar de neorrealista —su lite­
ratura está próxima a la vida, sin trucos
estilísticos ni pretensiones. Pero sólo su
obra no basta para explicar el destacado lu­
gar que ostentó en la literatura japonesa an­
terior a la guerra. Ayudó a los jóvenes nove-
Kinoshita
listas, sobre lodo a partir de 1923, en que
fundó el Bttngei shunjñ, revista mensual li­
teraria y artística que aún publica obras ori­
ginales, y es como director de esta publica­
ción por lo que pasará a la historia. [C J D]
ToJurlFs Love and Fottr Other P/ays, tr.
inglesa Glcnn W. Shaw (Tokio, 1925).
KINOSHITA JUNJI (1914- ). Drama­
turgo japonés. Nació en Tokio y recibió la
normal educación académica, en su caso la
cspccialización en literatura inglesa en la
Universidad de Tokio. Durante su carrera,
ha sido profesor en varias universidades de
la capital. Sus estudios de inglés le conduje­
ron a Shakespeare y a la tragedia. Así como
muchos dramaturgos japoneses modernos
han tenido escasa experiencia teatral, y uti­
lizan el drama como una simple forma li­
teraria sin considerar su representación
como una necesidad, Kinoshita es un dra­
maturgo práctico y desde hace mucho ha
sido director, con la gran actriz Yamamo-
to Yasue, del grupo teatral de izquierdas.
las tradiciones populares japonesas y ha es­
crito numerosas obras que incorporan este
material, entre ellas, en 1947, Hala no oto
(«El rumor del telar») y Kikimimi zukin
(«El gorro mágico»). En 1949, apareció
Yñzuru (Twilight Crane. tr. inglesa A. C.
Scott, en Playbook, Norfolk, Conn, 1956),
leyenda de una mujer-grulla que teje delica­
das telas con sus plumas, pero que se ve
obligada a renunciara la forma humana por
la avaricia de su esposo y sus socios. Aun­
que parezca insignificante en la página, sus
representaciones han sido recibidas con
aplauso y ha sido puesta en escena en Rusia
y los Estados Unidos. En su obra introduce
siempre la critica social sobre un vigoroso
telón de vida y tradiciones locales. Kinoshi­
ta ha viajado extensamente por ambos lados
del telón de acero, y es uno de los talentos
más activos, no obstante su compromiso
político, del panorama literario japonés.
Continúa escribiendo teatro para la escena
y la radio, ha realizado muchas versiones de
teatro occidental y escrito gran cantidad de
crítica teatral. [CJD]
Morí Arimasa. Le dramaturge japonais:
Kinoshita Junji. en Les théátres d'Asie (Pa­
rís, 1961).
KIN-VVUN-MIN-GYI U KAUNG (1821-
1908). Escritor y ministro de la corte bima­
na, más tarde asesor del Gobierno inglés en
Birmania. Autor de muchos poemas y algu­
nas «cartas» (*Pon-nya). se le conoce más
en occidente por su «Diario de Londres»
(Lan-dan Thwa Ne-zin Hmal-tan) y «Dia­
rio de París» (Pé-rit Thwa Ne-zin Hmat-
318
tan), crónica diaria de cuanto vio e hizo en
dos misiones (1871 y 1873) acerca de los
Gobiernos de Italia, Gran Bretaña y Fran­
cia. [JWAO]
KOBAYASHI TAK1JI (1903-33). Novelis­
ta japones. Nacido en la prefectura de Aki-
ta, en el norte del Japón, se trasladó más
tarde a Hokkaidb. la isla septentrional. Se
formó en el comercio y fue empleado de
banca, al tiempo que comenzaba a expresar
sus opiniones izquierdistas en sus escritos.
Marchó a Tokio en 1930 y fue destacado
miembro de la escuela proletaria de escrito­
res, tanto teórico como autor, y más tarde
del Partido Comunista. De 1928 hasta su
muerte (se supone que en la cárcel, después
de su detención en 1933) escribió varias no­
velas políticas. La de mayor mérito literario
es Kani-kosen (1929; ir. inglesa, The Can-
nery Boat, 1933), que describe las condicio­
nes a bordo de un barco conservero de can­
grejos, dominado por un sádico «superin­
tendente». Parte de la tripulación es arras­
trada por una tormenta a la costa rusa y
vuelven llenos de entusiásticas descripcio­
nes acerca de la vida allí. Se produce un
motín, sofocado por el destacamento de un
destructor. No obstante la ingenua expre­
sión política, la novela denunciaba un es­
cándalo auténtico y tiene interés técnico por
su preocupación no con un individuo, como
la mayor parte de los novelistas de su época,
sino con un grupo. [CJD]
«KOJ1KI» («Crónicas de viejos asuntos»).
Crónica japonesa recopilada por orden im­
perial y presentada a la corte en 712. In­
cluye un relato de la creación del mundo y
de la genealogía imperial japonesa desde los
comienzos del Japón hasta la emperatriz
Suiko (592-628). Gran parte del material
posterior es un monótono catálogo de em­
peradores y sus progenies, pero los primeros
capítulos contienen mucho de interés, pues
transcriben mitos y leyendas de la fase más
primitiva del desarrollo del Japón. Fue re­
copilada cuando comenzaba a emplearse el
sistema ideográfico chino para escribir el ja­
ponés y la lectura del texto de Kojiki (tr.
inglesa B. H. Chamberlain, Kobe. 1932;
Keene, AJL) no ha sido establecida definiti­
vamente; se encuentra, sin embargo, redac­
tada casi con seguridad en japonés, por lo
que constituye el primer libro en esta len­
gua. Contiene varios poemas de tipo primi­
tivo, pero que anuncian los desarrollos pos­
teriores. Fue continuada en 720 por Ni/ion-
gi (Nihonshoki) (tr. inglesa W. G. Aston,
1956), crónica en chino, que abarca el pe­
ríodo desde el comienzo hasta 697. [CJD]
Brower y M iner. J C P.
-319
«KONJAKU-MONOGATARI» («Relatos
del tiempo viejo») (h. 1050). Colección ja­
ponesa de relatos. Se han perdido dos libros
de los 31 originales, los existentes se en­
cuentran divididos en tres secciones: India
(libros l-V), 187 relatos. China (Vl-X) 180
relatos, y Japón (XI-XXXI), 736 relatos.
La primera sección consta de relatos del
Duda y el budismo en India; la segunda es
en parte budista y en parle relativa a típi­
cos temas chinos, como la piedad filial; la
tercera incluye una amplia variedad de te­
nias, que van desde la introducción del bu­
dismo en el Japón hasta obscenidades cómi­
cas. Estos relatos tienen sus fuentes en co­
lecciones japonesas anteriores escritas en
chino y aún antes, en los relatos *jütaka y
en muchas leyendas y tradiciones japonesas
de las que se carece de constancia escrita. El
estilo constituye un contraste de interés con
el Genji-rnonogatari: este posee un tono
alusivo y estético, que emplea lo más posi­
ble un vocabulario popularmente japonés
no derivado del chino; Konjaku-monogata-
n utiliza construcciones sencillas, general­
mente claras, con muchos términos de ori­
gen chino (es posible que éste fuera el idio­
ma empleado por el japonés de la calle
en aquella época). También puede ser con­
siderado como un antecesor de la moderna
literatura japonesa, a través de intermedia­
rios como * Heike-monogaiari. Los senti­
mientos de los relatos hacen parejas con el
estilo, al ser humanos y prácticos, más inte­
resados en acciones que en motivos. Equili­
bran el refinamiento e introspección de la
literatura áulica y proporcionan una fuente
de información de toda clase sobre la socie­
dad de la época. Por desgracia, pocos rela­
tos han sido traducidos. [CJD]
S. W. Jones, Ages Ago (1959).
KUAN HAN-CH’ING (h. 1220-1300).
Dramaturago chino. Poco se conoce de cier­
to sobre su vida, salvo que vivió en la capi­
tal yüan (mongol) Cambulac (hoy Pekín) y
fue miembro de la Academia imperial de
médicos. Parece haber destacado en la mú­
sica, el baile y el canto, así como en una
especie de fútbol. Fue indudablemente uno
de los más antiguos y prolíficos de ios famo­
sos dramaturgos yüan. Se le han atribuido
unas 65 obras, aunque de ellas sólo se con­
servan 18, y algunas son de atribución dudosa.
Las obras de Kuan Han-ch’ing son nota­
bles por su humanidad y profundo senti­
miento de la justicia. Tuvo especial talento
para retratar personajes femeninos. Sus tra­
mas están bien construidas y sus versos no
ofrecen la rutina que con tanta frecuencia
aparece en el teatro chino. Sus temas son
variados e incluyen tragedias, comedias y
crímenes misteriosos. Con frecuencia el ar-
Kyokutei
gumento se encuentra basado en relatos más
antiguos, pero Kuan Han-ch’ing les presta
nueva vida y enriquece psicológicamente
los personajes. Snow in M idsummer (tr. in­
glesa Yang, Selected Plays of Kuan Han-
ch'ing, Pekín, 1958) es su mejor tragedia. Su
protagonista es una joven viuda que desafia
los intentos del malo para que se case con
él. Este, con la connivencia de un funciona­
rio corrompido, obtiene al fin su condena
de muerte por un crimen que él ha cometi­
do. Antes de ser ejecutada, la heroína pro­
mete que después de morir, el ciclo hará
nevaren medio del verano. [JDC]
Wang Chi-ssu, «Kuan Han-ch’ching
Outstanding Dramatist of the Yüan Dynas-
ty», en Chínese Lüeralure. 1957, 1.
KULACEKARAR. * Á]v3r.
KULAP SAIPRADIT. *Si Burapha.
«KURAL». *Valluvar.
KYOKUTEI BAK1N (1767-1848). Novelis­
ta japones. Nació en Edo de una familia de
la clase samurai, quedó huérfano muy niño.
Se dice que pasó su juventud leyendo litera­
tura clásica y popular, y en la composición
de poemas de 17 sílabas (haiku). Después de
muchos viajes y muchos maestros literarios,
se hizo en 1790 discípulo del novelista de
éxito Santo Kyoden y con la guía de éste es­
cribió su primer libro. Pronto se hizo más
famoso que su maestro. Escribió muchos
cuentos ilustrados, y obras de naturaleza
histórica o anticuaría (algunas en uso aún),
pero es más famoso por sus yomi-hon, «li­
bros de lectura», género en el que había so­
bresalido anteriormente *Ueda Akinari. En
manos de Bakin, estos libros se convirtieron
en relatos llenos de incidencias fantásticas.
Algunos son adaptaciones de novelas chi­
nas; otros, relatos japoneses. Todos son
muy largos, poseen un estilo extraordinaria­
mente complicado y son indefectiblemen­
te morales. El más famoso es Nansa Sa-
tomi Hakkenden (The Biographies of Eight
Dogs, tr. inglesa [extractos] Keene, AJE)
que apareció por partes en 1814 y 1841.
Describe las hazañas de ocho héroes que
poseen el mismo noble perro como antepa­
sado espiritual. Hubo un tiempo en que Ba­
kin estaba considerado como uno de los
más grandes novelistas japoneses (el otro
era *Murasaki Shikibu). Sus obras son hoy
poco leídas, pero sigue teniendo aún impor­
tancia, como típico novelista moralizante
del último período Tokugawa, y por la gran
influencia que ejerció. [CJD]
A Captive of Love, tr. inglesa E. Greey
(1912); Two W i ves Excha nge Spirits and
Olher Tales, tr, id. A. L. Gowans (1930).
LAOS, Literatura-de. Laos, en la península
Indonesia,iposee una rica literatura conser­
vada en manuscritos sobre hojas de palme­
ra, de los que muy pocos han sido impresos.
La literatura religiosa comprende textos y
comentarios budistas canónicos. -La doctri­
na budistatferribién llega al pueblo mediante
relatos de Ifhdra, importante personaje ¡pro­
tector, y Thep Malai,-el-monje que visitó el
cielo y el ‘infierno. Los relatos *jataka han
ocupado sfempre un destacado lugar en la
literatura tie Laos :y forman un eslabón en­
tre las‘rarttits religiosa y secular en cuanto
muchos rdlatos populares derivan de ‘fuen­
tes jáiaka. ÍLos 10 grandes jataka (Sip Sdt)
son los más populares, y el Panndsajdta-
kam (Ha Sip Sat), no incluido-en-el canon,
es la fuente de muchas narraciones poéticas
escritas para ser recitadas, como Sang Sin
Sai y 'Kaldket. -Estos relatos cuentan de hé­
roes y heroínas;principescos en una atmós­
fera de magia:y de misterio: bosques encan­
tados, eremitas :y ogros, corceles volantes ;y
demás.
E\'*Pañ^aiantra indio es la fuente-de^mu-
chas fábulas morales. Se suponía-que éstas
estaban narradas por una ,princesa, Tantai
Mahathewij-según el principio de las Mil y
una noches. Una tradición paralela existe
en Cambodla, Java y Tailandia. También
hay un género de relatos-cómicosHel quedes
buen ejemplo Ai Chet Hai («Hermano Siete
Jarros»),-asífenturas de un.gigante sobrehu­
mano.
El teatro«n Laos está-poco desarrollado,
pero-desde IhaCe'mucho se conocen versio­
nes localizadas en la epopeya india de
Rama y episodios de ella son representados
en'Luang í^rábang, la capital real, -por una
campa ñía ítíubvencionada por el rey de
Laos.
La inmodilidad- de:las Condiciones*socia­
les ha frenado la aparicióndeunaliteratura
moderna, ipero algunos cuentistas comien­
zan a publicar en ¡las escasas revistas exis­
tentes. [EHSS]
Sólange iBemartí-Thierry, «Littérature
laotienne»,en ¡Histoire des littéralures, Vol.
I fEncyclopédie de la Pléiade, Parts, 1955);
¡Louis Finot, «Recherches sur la littérature
laotienne», en -BuUetin de l'école fran^aise
íi'extréme orient. 17/5, 1917 (lista de ma­
nuscritos, resúmenes en francés de Kalaket
^yidtros'relátos).
íLAO'SHE. *Shu'Ch’ing-ch-un.
LAO TZU (h. 570 a.C.). TFilósofo chino.
Autor del libro que ostenta su nombre, co-
•nocido después también por Tao te ehing
(Ellibro de -Tao, ed. bilingüe, prólogo, tr. y
notas Juan’Ignacio-Preciado. M., Alfaguara,
’1978). Según la’tradición. Lao Tzunacióen
él estado de'Ch!u.'Sunombre de familia era
<Li y su norríbre personal Tan -y durante al­
gún tiempo fue archivero de la capital
oriental de Chou. "Se dice que adoctrinó a
•Confucio. Muchos estudiosos modernos
-creen que el libro fue escrito después de la
muerte-de Gonfucio-en él siglo ín a.C., y que
Lao Tzuvivióen el siglo’tv a-C.,por lo que
no tuvo -relación alguna con el libro. Es
también.posible que un filósofo con ebnom-
lire de Litan fuese contemporáneo de Con-
■fucio'-y que, ya fuera o no el mismo,-el -Tao
te ching pu&de -conteneralgunos de sus di­
chos.
1E1 ‘Tao te ehing ha sido considerado tradi-
■cionalmente-como el más antiguo de los clá­
sicos taoístas, pero esto es dudoso. Tampo­
co es seguro que el libro tenga un autor
•único. El Tao (camino) es descrito como in­
nombrable, el no-ser-que ocurre antes del
■ser, -y el -Te es la naturaleza, o poder, inhe­
rentes todacosa.La filosofía adoptada es el
naturalismo, es decir, el seguir la naturaleza
•de cada uno sin distinguir entre lo bueno
y;lo malo,;pero aceptando ambos como par-
te dél Gamino. ¡Defiende las virtudes feme­
ninas de da -docilidad y la pasividad, que
asemeja-al agua, que fluye de'dócil y suave
‘ ¡manera •ysimúmbargoestádiena-de'vigor.iEl
¡libro -abunda en semejantes ^paradojas, y
está .escrito<en una críptica forma-de verso
entremezclado-con-un-comentario-en prosa,
que quizá -sea añadidura<de 'comentaristas
■ posteriores. A |gunos-de - los -poemas parecen
 Le Tac
ser viejos proverbios. La naturaleza enigmá­
tica de la obra es tal, que mientras algunos
eruditos afirman que se trata de un plan
para la vida de un eremita, otros creen que,
por lo menos en parte, es una obra política,
que propugna un gobierno de laissez-faire.
e incluso una forma de anarquismo, y que
se escribió en oposición a las ideas en boga
entonces de tipo confucionisla y parterna-
lista. Tanto como obra poética como filosó­
fica, el Tao te ching ha ejercido una pro­
funda influencia a lo largo de la historia
china. [JDC]
Lao Tse/Chuang Tzu, Dos grandes
maestros del taoísmo, cd. Carmelo Elorduy
(M., Ed. Nacional, 1976); La gnosis taoista
del Tao Te Ching, análisis y ir. Carmelo
Elorduy (Oña, 1961).
Ricardo Wilhelm, Laotsé p el taoísmo
(M., Revista de Occidente, 1926); Fung Yu-
lan, A History of Chiñese Philosophy: The
Period of the Philosophers (1937).
LE TAC (fl. siglo Xlli). Historiador * vietna­
mita. Subgobemador de la provincia de
Nghe-an durante la invasión mongol de
Vietnam central en 1284/5. Le Tac abando­
nó a sus compatriotas y ofreció sus servicios
al enemigo. Después de la derrota de los
mongoles en 1285, se retiró con ellos a Chi­
na para el resto de su vida. Allí, hacia 1300,
escribió la Annam Chi-luoc («Historia con­
cisa de Vietnam») en 20 capítulos; es la
obra histórica más antigua que se conserva
de un escritor vietnamita. Uno de los tres
manuscritos existentes de esta obra se en­
cuentra en la Biblioteca del Museo Británi­
co. [PJH]
LET-WÉ THON-DARA (//. 1752-83). Poe­
ta y ministro de la corte de Birmania. Autor
de muchos poemas, entre ellos dos *yadu
célebres, escritos en el destierro en Mé-za,
en el norte de Birmania, que describen su
desdicha en términos tan conmovedores que
se dice que el rey ordenó su inmediato re­
greso (algunas versiones en inglés en Jour­
nal of the Burma Research Society. XXV,
1935). [JWAO]
«LIBRO DE ODAS». Colección de 305
canciones chinas antiguas, compuestas en­
tre h. 1000 y 700 a. C. Pocas de ellas pue­
den fecharse con certeza. Según la tradición,
las canciones fueron recogidas por todas las
partes del país por funcionarios de la corte
encargados especialmente de esta misión,,
como medida para apreciar los sentimientos
populares. De ser cierto, debieron ser adap­
tadas por músicos para el entretenimiento
de la corte, ya que contienen escasos localis­
mos. *Ssu-ma Ch’ien informa que existie­
ron en origen más de 3.000 canciones, entre
322
las que Confucio seleccionó la presente co­
lección. No hay prueba en apoyo de estas
teorías, pero como Confucio hace varias re­
ferencias a las «300 canciones», es posible
que fueran entonces dispuestas en su estado
actual. La vinculación tradicional con Con­
fucio convirtió el Libro de Odas en un clási­
co sagrado, confiado a la memoria de los
eruditos y conservado para la posteridad.
Las canciones están agrupadas por seccio­
nes. Una contiene 160 canciones y baladas
populares. Entre ellas figuran canciones de
amor, de trabajo, de esposas abandonadas,
etcétera. Otra incluye canciones de corte so­
bre banquetes y cacerías, sacrificios, gue­
rras, leyendas, etc. La sección tercera con­
tiene 40 himnos, canciones cantadas para
acompañar danzas rituales, celebradas en la
corte en ritos en honor de los antepasados .
reales.
Algunas de las canciones representan
probablemente la poesía china más antigua
que se conserva, procedente de los comien­
zos de la dinastía Chu (1 122-219 a. C.). La
mayor parte de los poemas estaban pensa­
dos para ser cantados, pero aunque la músi­
ca se había perdido ya al final de la dinastía
Chu. las palabras perduran como importan­
te fuente documental de la antigua civiliza­
ción china. Contienen algunos de los ejem­
plos más antiguos del empleo de la rima que
se conocen en la literatura universal y ha
ejercido gran influencia en la poesía china
posterior. [JDC]
Tr. inglesa Arthur Walcy. The Book of
Songs (1937); Marcela de Juan, Segunda
antología de la poesía china (M., Revista de
Occidente. 1962).
LI CH'ING-CHAO (Li I-an) (1084-
¿1 151?). Poetisa china. Nació en la provin­
cia de Shangtung, de padres que eran, am­
bos, virtuosos del estilo literario. A los 17
años casó con su alma gemela. Chao Ming-
ch’eng. La felicidad de su vida fue desbara­
tada cuando los bárbaros chin invadieron el
norte de China; huyó con su esposo hacia el
sur en 1 127. pero éste poco después murió
en Nanking y a continuación anduvo erra­
bunda y miserable de un punto a otro de la
China sudorienta!.
La mayor parte de lo poco que se conser­
va de su obra consiste en poemas en el estilo
íz’w, versos compuestos para acomodarse a
la notación y la extensión de los versos de
las tonadas populares, en cualquier idioma
próximo al vernáculo. Li Ch’ing-chao adop­
tó el estilo ortodoxo, dulce y apagado de
tz’u, opuesto al audaz y vigoroso propugna­
do por *Su Tung-p’o. Por esta razón, sus
poemas patrióticos, llenos de amargura y de
despecho, están compuestos en shih, la for­
ma tradicional. Los tz'u de su primer perío-
323
do hacen referencia a la esposa protegida y
laboriosa y a los anhelos de inmortalidad de
la joven romántica; la candorosa expresión
de su ansia de amor en estos poemas le han
valido la censura de inmoralidad. El des­
consuelo después de su huida, está reflejado
en la poesía de su último período, llena del
sentimiento de desolación. [DEP]
M*. Teresa León y Rafael Albcrti, Poesía
china (B. A., Cía. Gral. Fabril, 1960); Mar­
cela de Juan, Poesía china: del siglo XXH a.
C. a las canciones de la Revolución Cultura!
(M., Alianza, 1973); Anthologie de la poésie
ciassique chinoise. cd. Paul Demiéville (Pa­
rís, 1962).
LI FEI-KAN (seudónimo Pa Chin) (¡904).
Novelista chino. Nació en Chengtu, capital
de la provincia de Szechwan. Su infancia
desgraciada le produjo un odio intenso al
tradicional sistema familiar. Siendo aún
muy joven se hizo anarquista y tradujo la
Moral de Kropótkin cuando se encontra­
ba estudiando en Francia (1927-29). Su seu­
dónimo, Pa Chin, está formado por la pri­
mera y la última sílabas de la transcripción
china de los nombres Bakunin y Kropótkin.
Li Feí-Kan escribió varias obras en Fran­
cia, pero sus novelas más famosas son la
trilogía Torrente, compuesta de Familia
(1933; tr. inglesa Shapiro, Pekín, 1958),
Primavera (1938) y Otoño (1940). En ellas
utilizó las experiencias de su infancia para
describir la lucha entre las generaciones en
una extensa familia. Este tema revivió los
recuerdos de gran parte de la juventud chi­
na, y Familia se convirtió en un «best-
selleox, llevada al teatro por *Wan Chía-
pao y al cine. Continúa siendo popular entre
los jóvenes; su estilo, vagamente romántico,
se convierte en obstáculo para lectores más
maduros. Otras obras de Li Fei-Kan in­
cluyen su trilogía anterior, A mor, y sus no­
velas posteriores, Fuego, Jardín de ocio y
Noches frías. También es autor de relatos,
de los que el más famoso es Perro (tr. ingle­
sa, en Snow, Living China, 1936). Desde
1949 no ha escrito apenas más que reporta­
jes. [JDC]
LII-AN. *Li Ch’ing-chao.
LI JU-CHEN (1763-¿l 830?). Novelista
chino. Nacido en Pekín, Li hizo concebir en
su juventud grandes esperanzas intelectua­
les. Sus éxito estuvieron en la erudición, no
en los cargos oficiales. Su Espejo de soni­
dos, impreso en 1810, fue una contribución
original a la fonología, pero solamente os­
tentó humildes puestos oficiales. Hacia el
final de su vida sus circunstancias económi­
cas fueron miserables.
La única novela de Li, Ching hua yuan
Li Po
(«Flores en el espejo»), fue impresa en 1828;
tardó veinte años en terminarla, período no
sorprendente, si se tiene en cuenta la erudi­
ción empleada en ella. Las «flores» del titu­
lo son 100 espíritus florales relegados a la
existencia terrena por haber obedecido un
edicto de la emperatriz Wu. de la dinastía
T'ang, con lo que olvidaron su deber. Mues­
tran un talento extraordinario en todas las
actividades, por lo que justifican el alegato
del autor en pro de la elevación de la mujer
en la consideración pública. Las secciones
más populares son las que describen los via­
jes de T’ang Ao y sus amigos a tierras ima­
ginarias, que sirven para ilustrar las injusti­
cias y vicios de la sociedad, o, como en «El
país de los caballeros», el ideal del autor. Li
Ju-chen muestra al completo moralista en
la sección alegórica última, en que los efec­
tos de los vicios están ilustrados en los labe­
rintos que los personajes tienen que reco­
rrer. [DEP]
Chang Hsin-chang, Allegory and Courte-
sy in Spenser (19551.
L1 PO (701-762). Poeta chino. Creció en la
provincia de Szechwan, sin restricciones,
con una errática educación y mostrando in­
terés por lo misterioso. Antes de abandonar
su provincia natal a los 25 años, pasó algu­
nos años como eremita y se impuso en las
artes del «caballero errante», o altruista
vengador de entuertos. Sus errabundas
aventuras le llevaron a muchos sitios, ga­
nándose muchos amigos entre funcionarios,
eremitas y compañeros poetas, y haciéndose
famoso mientras tanto. Por recomendación
del célebre taoista Wu Yun fue citado a la
corte en 742 y retenido allí como una espe­
cie de poeta áulico; llevó en la corte una
vida de libertinaje durante tres años, hasta
caer en desgracia. Continuó su vagabundeo,
a veces prósperamente, con un séquito de
cantantes femeninas, y nunca, al parecer,
sufriendo privaciones por mucho tiempo.
En 757 entró al servicio del príncipe Lin,
que pretendía el trono; el príncipe fue de­
rrotado y Li Po desterrado, pero obtuvo el
perdón en su camino al exilio. Murió tres
años más tarde, sin abandonar su holganza.
Tuvo cuatro esposas, aunque ninguna le re­
tuvo por mucho tiempo.
La afición de Li Po al vino es legendaria y
son muchos los poemas que se regocijan en
ello. Pero sus poemas muestran un hombre
de múltiples talentos; acariciaba románticas
ambiciones políticas así como un interés
por la alquimia y un amor por «los viajes
del espíritu» del taoísmo. Sus contemporá­
neos parecen haber estado profundamente
impresionados por su genio y su apariencia
personal —se le suele aplicar la denomina-
Lieh Tiu,
ción-de «inmortal desterrado». Podía pro­
ducir sin esfuerzo poemas de cualquier gé­
nero o extensión y sus experiencias, rica­
mente variadas» le proporcionaban temas
inagotables; se le deben imágenes verbales
China. Su familiaridad con la canción po­
pular probablemente contribuyó al vigor y
fluencia de su estilo. Prefería el idioma sen­
cillo al florido y prestó escasa atención a las
reglas formales. Su. nombre'suele empare­
jarse con el de *Tu Fu como los más gran­
des poetas chinos. Se le elogia en la China
de hoy por «romanticismo positivo». [DEP]
M:“ Teresa León y Rafael Alberti, Poesía
china (B. A., Cía. Gral. Fabril, 1960); Mar­
cela de Juan, Poesía china: del siglo X-XU
a.C. a las canciones de la Revolución Cultu­
ral (Mi, Alianza, 1973).
Arthur Waley. The Poetry and Career of
Li Po (1958-; tr. B,, Seix Barral, 1969).
LIEH. TZU (//. posiblemente h. 500 a.C.).
Filósofo chino; Su nombre, completo fue
Lieh-Y.ü-k’ou. Se. le considera tradicional­
mente como autor del libro que lleva su
nombre, pero como éste ofrece indicios de
influencia; budista», no debió de ser proba­
blemente escrito hasta h. 300 d.C. Algunos
especialistas creen ■ que quizá fuera, escrito
anteriormente; y,que las.partes que ofrecen-
prueba. en conlra>fueron añadidas-en edicio­
nes posteriores.
El Lieh Tzu es una de las tres obras capi­
tales del taoísmo.. Está dispuesto en ocho’
capítulos, siete de? los. cuales expresan una
filosofía, análoga’ a, la del' *Lao Tzu y
*Chuang Tzu. El texto es en su mayor parte
en forma de-parábolas y decires con versos
incidentales, y,, en conjunto, resulta más.
claro y de. más fácil comprensión que las-
otras dos obras. El capítulo siete, que pre­
tende expresar las ideas.de un filósofo-lla­
mado Yang Chu; propone una,forma de he­
donismo y parece haber sido escrito por.
diferente mano. El resto bien.puede ser obra
de’un solo autor,- aunquealgunos pasajes-es­
tán tomados, de? obras taoístas anteriores,
sobre todo el Ghuang Tzu. El conjunto está
impregnado por un sentido de fatalismo y la
idea de la.relativjdad.de los valores, y. el ca-
pítulo de. Yang Chu,. aunque de-contenido
no auténticamente taoísta, podríalser consi­
derado -corno-posible corolario del taoísmo;
Si la vida es corta; y el.hombrenodebeinr-
miscuirse en el. curso natural; de? las cosas,,
¿no es preferible que. goce, mientras-, pueda?;
El taoísmo es, sin embargo, opuesto por lo
general aL exceso;, que-afirma. perjudica; el
cucrpo’y acoriadaívida-;
El Lieh Tzu. junto-con-las, otras obras-,
taoístas, ha; tenido'una profunda: influencia:
324
en el arle chino. La pintura china de paisa­
je, que representa al hombre como parte
insignificante de la naturaleza, es expresión
del naturalismo expuesto primero por los
taoístas. El Lieh Tzu es también, por sí
solo, una importante obra literaria. [JDC]
A. C. Graham, The Book of Lieh-tzu
(1960).
LIU E (1857-1909). Novelista reformador
chino. Nacido en la provincia de Kiangsu,
China oriental. En su juventud cultivó va­
riadas aficiones, entre ellas la medicina, la
regulación de las inundaciones, la poesía y
la música, según testimonian sus novelas.
Ingresó en una sociedad que aspiraba a
combinar las doctrinas y en 1888 colaboró
en el control de una inundación del río
Amarillo. En el curso de su labor reformis­
ta, intentó establecer varias empresas co­
merciales modernas en China, pero fracasa­
ron. Cuando en 1900 los ejércitos extranje­
ros ocuparon Pekín, consiguió que el. trigo
imperial entonces bajo supervisión de los
rusos, fuera distribuido entre el pueblo. Está-
gestión fue utilizada más tarde por sus ene­
migos, para lograr su.destierro. Murió en el
exilio.
Su obra más famosa, Lao Ts’an yu-chi
(The. Trovéis of Lao Ts’an, tr. inglesa H.
Shadick, 1952), fue una de las muchas no­
velas publicadas por entregas en los nuevos
periódicos de la última^década de la dinastía
Ch’ing. Apareció entre 1904 y 1907. El hé­
roe, Lao Ts’an, es un sabio ambulante que
viaja por la región de Shantung ejerciendo
la medicina y obrando de forma filantrópi­
ca. Auxilia a las víctimas.de los funcionar
ríos tiránicos, que para el autor son como
una maldición mayor que los corrompidos e
ineficaces. Aunque de deshilvanada cons­
trucción, al tradicional estilo chino, y. bar
sándose hasta cierto punto en- temas trilla­
dos, Los viajes de Lao Ts ’an están llenos de
la humanidad, la erudicción.y elldon de ob­
servación de su autor, Contiene:descripcio ­
nes, de paisajes-y. de representaciones musi­
cales, que, según, los críticos,, no, tienen pan
en la literatura;china; [JDC]¡
LO.KUAN-CHLNG (h. 140®)) Novelista,
chino; Supuesto autor de.- Sanrkuo-chih--
yen-i (tn inglesa Brewitt-Tayloft Sab Kuo,
or Romance oflhe Threy KingdUms, 1925);
El:material original deesta novela está con­
tenido en;la’historia, clásica de Ips tres Rei­
nos yse refiere alas-hazañas y estratagemas
de. los generales y políticos- d£l período
184-280 d¡G. Pero el original haisido embe­
llecido por. su. autor, o autores; probable­
mente con; la,ayuda efe lás.versipnes de los.
narradores ora 1 és.de los.mismoft hechos, de?
formai que? se ha< definido’ la- novela. como
325
tres partes fantasía y siete partes sucedido.
La narración es inconexa y el estilo alterna
lo literario con lo coloquial; sin embargo,
los personajes están perfilados agudamente
y gran parte de la acción se desarrolla con
sentido dramático, por lo que la obra está
considerada como una de las grandes nove­
las de China. Parle de su popularidad se
Lu Sin
debe a que muchos pasajes han sido lleva­
dos al teatro, con lo que resulta familiar
incluso para un público no lector. Ha servi­
do de manual popular de caballería y de
estrategia militar durante varios siglos.
[JDCJ
LU SIN. V. Chou Shu-jcn.
MADHAVA PANIKKAR, Kavalam
(1895-1964). Político y escritor indio. Co­
nocido en el mundo occidental por sus acti­
vidades políticas —fue en diferentes ocasio­
nes embajador de India en las Naciones
Unidas. China y Francia— y como historia­
dor. Notables entre sus muchas eminentes
obras históricas figuran A Survey of Indian
History (1947) y Asia and Western Domi-
nance (1952). En su patria se le tiene tam­
bién por un escritor prolífico e importante
en malayalam de poesía, teatro, autobiogra­
fía y novelas históricas. De estas, la más
conocida es quizás Kerala simham (1942),
localizada en Kerala en la época del motín
de 1857. [REA]
«MAHABHARATA» (h. 400 a.C.-200
d.C.). La gran epopeya de India, con fama
de ser el poema más largo del mundo. Se
atribuye a Vyása, recopilador del *Veda,
pero evidentemente es fruto de varios siglos.
La historia principal canta la guerra fratrici­
da entre los hijos de dos hermanastros por la
sucesión al reino de los Bháratas, cuyo fun­
dador es el héroe epónimo de India. Al
ciego Dhrtarás(ra, aunque de más edad, se le
prohibe reinar, y Pandu acepta la soberanía,
los cien hijos del primero, al mando de Du-
ryodhama, no reconocen la sucesión, e in­
ducen a Yudhisthira, primogénito de Pan­
du, a que pierda su derecho en un juego de
dados falsos. El desterrado Yudhisthira y
sus cuatro hermanos BhTma, Arjuna, Naku-
ia y Sahadeva, se alian con el dios Krsna y
deciden vindicar su reino. La gran batalla
de 18 días acaba con la victoria total de los
Pándavas.
Pero el relato central ocupa la mitad del
Mahabharata; entremezclados con él hay
una verdadera enciclopedia de tradiciones
populares, relatos, mitos y filosofía, que con
frecuencia tienen poca relación con el tema.
La vieja epopeya cortesana se ha convertido
en vehículo para una enorme masa de otros
materiales que tiende por lo general a incul­
car una moral brahmínica. Estos añadidos
son el famoso poema religioso, el *Bhaga-
vadgiía, los relatos de Na la y SSvitri, y una
abreviación del *RSmayana. [EG]
Tr. inglesa P. C. Roy (Calcuta, 1887-96).
E. W. Hopkins, The Greal Epic of India
(Nueva York, 1901), y Legends of India
(New Haven, 1928).
«MAHÁVAMSA». La Gran Crónica de
Ceilán. Historia dinástica de Ceilán a partir
del siglo v a.C., escrita en verso pali con ca­
racterísticas épicas. El original fue recopila­
do por un monje ceilandés llamado Maha-
nama en el siglo v d.C.. pero este texto fue
recibiendo diversos añadidos hasta el si­
glo xix. Las últimas secciones son llamadas
a veces el Cülavanisa. o Crónica menor. Esta
obra, notable por ser una de las escasísimas
crónicas indias, ha sido traducida al inglés
por W. Geiger (1912 y 1930; reed. 1950 y
1958). La mayor parte está en forma de dos
crónicas épicas, cuyos héroes respectivos
son los reyes Dutthagamani (161-137 a.C.) y
Parkramabáhu I (1153-86). El objetivo de
los autores es principalmente religioso, y los
hechos sin importancia desde este punto de
vista, como las actividades de los invasores
portugueses y holandeses en las secciones
últimas, reciben sólo escasa mención.
[CHBR]
MALAYA, Literatura. Los malayos de la
península de Malaya, de Sumatra oriental
y, en menor grado, de Indonesia y el con­
junto del archipiélago, comparten una lite­
ratura en común. Aunque se conservan po­
cos manuscritos anteriores a 1600, hay
pruebas de la existencia de literatura escrita
en el siglo xv, y probablemente en el xiv, y
el material mítico y legendario que consti­
tuye gran parte de la literatura, es induda­
blemente anterior por lo menos en un mile­
nio y quizá dos, a 1600.
La situación geográfica de Malaya en el
centro dé’ las rutas comerciales entre el
Oriente Medio y el Extremo, se ve reflejada
en la variedad de influencias culturales que
se observan en su literatura, en especial de
los países de habla árabe, Persia e India,
Sumatra y Java y, en menor medida, China.
Malta
Hay muchos relatos al estilo indio, así como
versiones del RamUyana y el *Afahdbhara-
la, obras de picaresca basadas en los cuentos
*Panji de Java y tratados teológicos musul­
manes, además de literatura popular misio­
nera. La mayor parle son más adaptaciones
que traducciones.
Los géneros sobresalientes de la literatura
malaya, sin embargo, son los más típica­
mente indígenas: los cuentos de animales y
los relatos tradicionales que aún recitan los
narradores callejeros y analfabetos (*Pengli-
por Lara) en las aldeas del interior (muchos
de ellos no han sido escritos aún); las obras
de historia, por ejemplo, el *Sejarah Me-
layu: y la poesía, en especial la típica estrofa
malaya de cuatro versos llamada *pantun,
sha 'er y un tipo de verso blanco rapsódico.
con frecuencia de muy alta calidad, llamado
a veces gurindam.
Características de la primitiva literatura
malaya (es decir, hasta 1800) son: su anoni­
mato; la multiplicidad de versiones diferen­
tes de los textos debida a las copias constan­
tes y arbitrarias de manuscritos a través de
los siglos; la falta de mundanidad (para la
mentalidad occidental); la importante dife­
rencia entre el medio expresivo de la corte
(escrito) y el rural (oral); y la representación
de actitudes sociales y de grupo más que de
individuos. Gran parte de esta literatura se
encuentra aún en manuscritos en bibliote­
cas de Djakarta, Singapur, Londres y Ley-
den.
A comienzos del siglo xvn un grupo de
escritores de Sumatra, representantes de la
doctrina y el pensamiento religiosos sufies
de la India y Persia (aunque escribieron en
malayo), realizaron una valiosa contribu­
ción con obras religiosas e históricas (*Ab-
dul RaufSingkel, Shams'uddin Pasai y Nu-
ruddin al-Raniri) y con poesía mística
(’Hamzah Fansuri).
Un gran adelanto significó, a comienzos
del siglo xtx, *Abdullah bin Abdul Kadir,
conocido generalmente por Munshi Abdu-
llah, cuya inteligencia e ideas originales so­
bre la vida y la sociedad ofrece un vigoroso
contraste con la literatura anterior, que faci­
litó la transición de Malaya hacia el mundo
moderno con sus crecientes influencias oc­
cidentales.
El periodo de influencia colonial más in­
tenso en Malaya (h. 1870-1957) parece ha­
ber inhibido el esfuerzo literario indígena
—la educación fue casi totalmente en inglés
durante este período y se escribió poco de
valor. Ha habido indicios de un renacimien­
to en las últimas décadas, gran parte como
consecuencia del notable adelanto literario
de Indonesia durante la postguerra, que ha
constituido un estímulo importante para los
escritores de la península.
328
El producto total de la literatura malaya
es más bien reducido. Pero la investigación
y el estudio que quedan por hacer son in­
gentes y es más exacto hablar en la actuali­
dad de la pobreza de nuestro conocimiento
que de la escasez de la obra. A medida que
se va haciendo posible relacionar la literatu­
ra con su sociedad y circunstancias, va ga­
nando en importancia y significado y sus
cualidades resultan más aparentes. Actual­
mente se utiliza una grafía romanizada,
aunque la graba de tipo árabe (llamada
Jawi) empleada anteriormente para la lite­
ratura primitiva, se utiliza aún para escritos
religiosos y algunos otros. [JCB]
Winstedt, C A/ L; C. Hooykaas, Perintis
Sastra (Kuala Lumpur, 1963; en malayo).
MALTA, Literatura de. *Psaila.
MANIKKAVACAKAR. *Nayanmar.
«MANIMEKALAI». *Cáttanar.
MANTU, Sa'adat Hasan (1912-55). Cuen­
tista urdu. Nacido en Sambalpür, en el dis­
trito Amritsar de Panjáb, India, y educado
en Amritsar y más larde en la Universidad
musulmana. Aligarh. Se dedicó después al
periodismo, el cine y la radio, en Lahore,
Bombay y Delhi. Su actividad literaria co­
menzó pronto. Sus primeras obras incluye­
ron versiones de Víctor Hugo, Tolstoi, Gor-
ki, Oscar Wilde y otros autores europeos;
pero la mayor parte de su obra es original.
Los cuentos (de ios que publicó más de 20
colecciones a partir de 1940) constituyen la
mayor parte de su producción, pero tam­
bién escribió teatro radiofónico, esbozos y
ensayos. Su preocupación con los temas se­
xuales y por las conductas excéntricas origi­
naron demandas por obscenidad, que en su
mayor parte no tuvieron éxito. Poco hay en
su obra que la sensibilidad europea pueda
encontrar obsceno. Su mejor obra es since­
ra, realista y llena de una comprensión pro­
funda, pero discreta. Después de la constitu­
ción de Pakistán se estableció en Lahore.
Los excesos alcohólicos en sus últimos
años aceleraron su muerte. [RR]
Black Milk, tr. inglesa HSmid Jalál (Ka-
rachi, 1955; 1 1 cuentos).
«MANI!» («Manusmrti») (recopilado pro­
bablemente 200 a.C. - 200 d.C.). El más
famoso de los antiguos tratados indios sobre
la ley religiosa y los deberes sociales (di¡ar­
ma y casta); en sí, la obra es sólo un ejem­
plo de una- extensa literatura, denominada
dharmasatra, y no es ni la más antigua ni la
de mayor autoridad.
«Manu» es el antepasado epónimo de la
329
raza humana (afin al inglés man); el «libro
de leyes» que se le atribuye es en realidad
una recopilación o «rememoración» (smrti)
de preceptos y prácticas correspondientes a
diversas escuelas anteriores (védicas) e in­
tentos de generalizar y sistematizar estas
reglas de conducta para toda la sociedad in­
dia. Constituye una fuente principal para
cuanto se conoce de la vida y costumbres
cotidianas durante el período heroico y el
clásico primitivo.
Las «leyes de Manu» se ocupan primor-
dialmcnte de la regulación de las dos castas
principales, brahmin (sacerdotal) y ksatriya
(principescas); en cuanto a la primera, dis­
pone los distintos sacramentos, es especial
el upanayana (o iniciación a los estudios
védicos). las clases de matrimonio, el ritual
diario y las ofrendas del amo de la casa, los
alimentos permitidos, los tipos de impureza
ritual y sus expiaciones, etc.; para la segun­
da. los derechos y obligaciones del rey, la
administración de la justicia, especialmente
en lo relativo a la recaudación de los im­
puestos, el pago de deudas, la venta de la
propiedad, la litigación, los derechos suce­
sorios, etc.
La impresión que da el Manusmrti es que
se trata de una obra teórica; abundan las
clasificaciones y distinciones y se presta
poca atención a los problemas prácticos de
la prueba y el juicio. Hay escasa evidencia
de que el texto se aplicase nunca rigurosa­
mente como un código (V. Kautilya), a pe­
sar del nombre de «leyes» con que se le
conoce en Occidente. [EG]
The Laws of Manu. tr. inglesa G. Bühler
(Sacred Books of the East, 1886); Libro de
Jas Leyes de Maná (M., Biblioteca Clásica,
Hernando).
J. Jolly, Hindú Law and Custom. tr. in­
glesa B. Ghosh (Calcuta, 1928); P. V. Kane,
Jhsíory of Dharmasastra (5 vols., Bombay,
1930-35); J. D. Mayne, A Treatise on Hin­
dú Lawand Usage (Madras, 1938).
MAN-YO-SHU. *ótomo Yakamochi.
MAO TSE TUNG (1893-1976). Revolucio­
nario, estadista y poeta chino. Nacido en
Shaoshan, provincia de Hunan. Elegido se­
cretario del comité del Partido Comunista
local, fue miembro del Comité Central en
1923. Después de repetidos reveses, Mao
instaló su base de operaciones en las monta­
ñas, de donde regresaría en la llamada Lar­
ga Marcha (1934-35), que acabaría con su
elección como presidente del Comité Cen­
tral del Partido Comunista Chino. Figura
dominante de la República Popular de Chi­
na, proclamada en 1949, tras la derrota de
las fuerzas nacionalistas, fue nombrado pre-
Al-Maqrrzí
sidcntc supremo de la nación y del ejercito
en ¡970. Su dominio fue absoluto, tanto en
la política como en la cultura y. en general,
en todos los aspectos de la vida, fuente de
lodo bien y único inspirador de direcciones
y conductas. Después de su muerte, aunque
no se haya repudiado su figura, sí se la ha
reducido a términos más relativos. De no
ser por su influencia e importancia políti­
cas. no se mencionaría su poesía, que no
merece ser destacada entre cientos de poe­
tas de igual o superior categoría. [AA]
Obras escogidas (M., Fundamentos.
1974); Poemas, tr. y notas Chou Chen Fu
(M., Corazón, 1974); M.* Teresa León y
Rafael Alberti, Poesía china (B. A., Cía.
Gral. Fabril, 1960); Marcela de Juan, Poe­
sía china: de! siglo xxn a.C. a las canciones
de la Revolución Cultural (M., Alianza,
1973).
MAOTUN. *Shen yen-ping.
AL-MAQRÍZÍ, Ahmad ibn ‘Ali (1364-
1442). Historiador egipcio. Procedía de fa­
milia de letrados. Su primer cargo fue juez
suplente en El Cairo, donde también ense­
ñó «tradición» (la ciencia de las tradiciones
del Profeta ha tenido siempre suma impor
tancia en el Islam, por determinar el prec<
dente religioso y jurídico). En 1408 fue er
viado a Damasco como inspector de un hot
pital, allí enseñó en varios colegios. Volvic
a El Cairo unos diez años después, donde
permaneció, salvo una residencia por cinco
años en la Meca, durante el resto de su vida,
entregado a sus estudios.
Al-Maqrízf compuso historias de los cali­
fas fatimíes de Egipto y de los ayubitas, la
dinastía de Salah al-Dín (Saladino). Escri­
bió también una detallada descripción topo­
gráfica de Egipto, que enumera las caracte­
rísticas risicas y las ciudades, mezquitas,
iglesias, etc., del país y contiene descripcio­
nes de los diversos grupos étnicos, sus cos­
tumbres, sistemas impositivos, calendarios
y una masa ingente de información históri­
ca, política y teológica. También proyectó
un extenso diccionario geográfico, que dejó
incompleto. Ai-MaqrizT redactó gran núme­
ro de monografías sobre temas históricos y
sobre monedas islámicas, pesos y medidas,
y agricultura.
Como ¡as de muchos autores árabes, las
obras de al-Maqrizi son en gran medida
compilaciones de otras obras; pero como la
mayor parte de éstas se han perdido, las de
al-Maqrizi ofrecen especial interés. [AST]
Histoire des Sultans Mamloukx. tr. fran­
cesa M. Quatremére (2 vols., París.
1837-44); Livre des adnionitions et de l'ob-
servation, tr. francesa P. Casanova (El Cai-
 iviaisuo
ro, 1906, etc.); Le traité des famines, tr. id.
G. Wiet (Leiden, 1962).
MATSUO BASHO. *Bashó.
«MAW-GUN». Tipo de poema de Birma­
nia en el verso tetrasilábico clásico. El
maw-gun típico alaba al rey con ocasión de
algún acontecimiento, como la conquista de
un nuevo territorio, la edificación de una
pagoda, la construcción de un canal, etc. Su
más grande exponente fue Nawadc II
(1755-1840), cortesano que escribió más de
14 maw-gun, entre ellos el famoso Vilasini
sobre la adquisición por el rey de un elefan­
te blanco, considerado en Birmania como el
símbolo del poder. [JWAO]
MAWLÁNÁ. ♦ Jalál al-Din.
«MÉNAK» («Noble») o «SERAT MÉ-
NAK» («El libro del Noble»), Uno de los
poemas de Java más famosos y más exten­
sos. Trata de las hazañas caballerescas de
Amir Hamzah, tío del profeta Mahoma. No
se trata de un original javanés, sino un au­
mento del Hikayai amir Hamzah malayo,
que a su vez era adaptación de una obra
persa importada de la India, donde los mís­
ticos sufies introdujeron su forma específica
de Islam. El Ménak ha sido publicado, pero
no existe ninguna versión en idiomas occi­
dentales. [CH]
Ed. en caracteres javaneses (8 vols., Batai-
ra y Semarang, 1854-87); reed. en 40 folle­
tos de 100 páginas por Balé Pustaka, Bata-
vía, durante los años treinta; índice en ho­
landés en A. C. Vreede, «Catalogus van de
Javaansche, en Madoereesche Handschrif-
ten der Leidsche Universiteits-Bibliotheek»
(Leiden, 1892).
«MILINDA-PANHA». («Las preguntas de
Milinda»). Extenso texto budista en pali
(quizá en origen en algún otro prakrit), que
contiene un diálogo filosófico entre el sabio
Nágasena y el rey helénico de Bactriana
«Milinda» (Menandro), que reinó en la In­
dia del noroeste h. 100 a.C. El libro, en su
estado actual, ha sufrido adiciones, pero las
secciones originales (aproximadamente los
tres primeros de sus siete libros) constituyen
uno de los ejemplos más bellos de la primi­
tiva prosa literaria india. En Birmania, pero
no en Ceilán, esta obra está considerada
como libro canónico del quinto nikaya de
Ja sutiapitaka (colección de discursos).
[CH BR]
Tr. inglesa I. B. Homer (Sacred Books of
the Buddhists, 1963-4).
Wintemitz, GIL, II; B. C
330
M1NANGKABAU, Literatura. Los mi-
nangkabau son un pueblo vigoroso y suma­
mente inteligente de Sumatra occidental
que poseen una peculiar organización social
por línea materna. Su lenguaje se distingue
del malayo oficial más por la pronuncia­
ción que por su estructura y vocabulario.
Por ello, les ha sido posible compartir y con­
tribuir a la herencia literaria del conjunto
del mundo de habla malaya. Además po­
seen una notable literatura en su dialecto
especial: panlun (cuartetos), ibarat (breves
parábolas en verso), talibun y padato (odas),
acertijos, y el género principal, kaba (rela­
tos en prosa rítmica). La obra más antigua y
más importante en esa forma es el Kaba
Tjindue Malo, mito estatal que justifica el
equilibrio y armonía del Islam y de la tradi­
ción matrilineal minangkabau. Los moder­
nos escritores minangkabau escriben en
indonesio, idioma en el que se han desta­
cado en la labor de adaptarlo de las formas
más antiguas del malayo oficial y que ha ad­
quirido, por tanto, muchos términos y giros
propios del minangkabau. [ECGB]
Rantjak dilabueb, a Minangkabau kaba,
ed. y tr. inglesa A. E. Johns (Cornell, 1958).
A. L. van Hasselt, De Talen en Letter-
kunde van Midden-Sumatra (Leiden,
1881).
MISHIMA YUKIO (1925-1970). Novelis­
ta japonés. Nació en Tokio, donde su padre
era un alto funcionario. Al licenciarse en
derecho por la Universidad de Tokio en
1947 había obtenido ya considerable re­
nombre como escritor por sus colaboracio­
nes en revistas literarias. En fecha tan tem­
prana como 1944 había aparecido una co­
lección de sus relatos. Ingresó en la admi­
nistración del Estado para renunciar poco
tiempo después y dedicarse por completo a
la literatura.
Siente un interés absorbente por los esta­
dos psicopáticos, debido, según se ha dicho,
a la influencia del método psicoanalítico
francés. Pero lo cierto es que no se separó
por completo de los modelos japoneses.
Abarca una gama de temas más amplia que
los naturalistas y los novelistas autobiográ­
ficos japoneses. Carece del sentimiento de
éstos y observa una refinada objetividad.
Sus personajes suelen ser jóvenes japoneses
posteriores a la Guerra, con débiles vincula­
ciones con el pasado, e incertidumbre en el
presente. Kamen no Kokuhaku (1949; tra­
ducción inglesa M. Weatherby, Confessions
of a Mask, 1960; Confesión de una másca­
ra, B. A., Sur) es un estudio del despertar
sexual del protagonista y la conciencia de su
perversión. Ai no Kawaki (1951; tr. Ricar­
do Domingo, Sed de amor, B., Caralt, 1974)
331
es el trágico relato de una mujer a la busca
de la felicidad. Kinjiki («Placer prohibido»,
1952) describe el deseo de un viejo intelec­
tual por un hermoso joven. Kinkakuji
(1959; tr. Juan Marsé, El pabellón de oro, B.
Scix Barral, 1963) es el tratamiento noveles­
co de un suceso real, el protagonista es un
aspirante al sacerdocio que llega a obsesio­
narse hasta tal punto con el templo que
acaba quemándolo. La traducción de esta
novela movió a la crítica occidental a elo­
giarla con reservas y a contraponer el brillo
de los métodos del autor con lo desagrada­
ble del tema. Novela de otro tipo es Shiosai
(1954; ir. inglesa M. Watherby, The Sound
ofWaves, 1956), que describe un idilio mo­
derno en una isla del Mar Interior. En ella
se emplea la técnica occidental sin comple­
to éxito.
Mishima escribió también para el teatro,
con obras tanto de estilo moderno como
tradicional y, aún más notable, algunas in­
teresantes versiones modernas de teatro no:
Kindai No Gakushu (Seis piezas No. tr. Vi­
cente Ribera Cueto/Masae Yamamoto, B.,
Barral, 1973).
Su obsesión sadomasoquista por las
muertes espectaculares y crueles, aliadas en
él a tendencias de narcisismo, homosexuali­
dad y patriotismo fascista, le llevaron a po­
ner en práctica lo que ya había ensayado
ante las cámaras cinematográficas en 1965:
a inferirse el seppuku, o evisceración ritual,
el 25 de noviembre de 1970, suceso que
produjo una enorme sensación en Japón.
No es seguro que su reputación perdure
en el Japón. Mucho de su obra es superficial
y sus temas suelen ser sórdidos. Pero no hay
duda de su maestría en describir la genera­
ción posterior a la Guerra y debido a esto y
a su inteligibilidad por los lectores occiden­
tales, parece que las versiones de sus obras
han causado impresión en los Estados Uni­
dos, donde se le ha considerado como el
símbolo del moderno panorama literario ja­
ponés. [CJD/AA]
Nieve de primavera, tr. Domingo Manfre-
di (B., Caralt, 1974); Caballos desbocados,
tr. Pablo Mañé (B., Caralt, 1976); El mari­
no que perdió la gracia del mar, tr. Jesús
Zulaika (B., Bruguera, 1980); After ihe Ban-
quet. tr. inglesa D. Keene (1963); Death in
Midsummer and Other Stories, tr. id.
(1967); The Decay of the Angel, tr. id. E. G.
Seidensticker (1975).
Donald Keene, «Mishima and the mo-,
dem scene», The Times Literary Supple-
ment, 20 ag. 1971; J. Nathan, Mishima: A
Biography (Londres, 1975); H. S. Stokes,
The Life and Death of Yukio Mishima
(Londres, 1975); J. A. Vallejo-Nájera, Mis­
hima o el placer de morir (B., Planeta,
1978).
Mil y una noches, las
MIL Y UNA NOCHES, LAS. Esta celebre
colección de relatos (en árabe: Alflaila wa-
laila) es sólo parcialmente árabe en origen.
Las narraciones que la componen proceden
de las principales civilizaciones orientales,
en especial de Persia.
Los relatos individuales están dispuestos
en un marco narrativo calculado para man­
tener la atención del que lee (o más bien del
que escucha, pues los cuentos eran de ori­
gen propiedad de los narradores orales) de
un episodio al siguiente. El marco es como
sigue: El monarca persa Shahriyár tiene, de­
bido a sus desgraciadas experiencias matri­
moniales, tan poca fe en la fidelidad de la
mujer, que ha adoptado la costumbre de to­
mar una nueva esposa cada noche y ejecu­
tarla a la mañana siguiente. La ingeniosa
Shahrázad, sin embargo, entretiene a Shah-
riyar noche tras noche de forma tal con sus
narraciones de cuentos que éste no quiere
dar fin matándola. De esta forma, cada
cuento lleva al siguiente, sin que el lector se
dé cuenta de la transición.
La base de la colección fue un viejo libro
persa conocido por los A/77 relatos (Hazár
Alfsana), vertido al árabe con anterioridad
al siglo x. Muchos de los relatos proceden
de la India, igual que los cuentos del libro
de Kalila wa-Dimna. de fábulas sobre todo
de animales, derivan de las Fábulas de Bid-
pai sánscritas. Otros relatos fueron añadi­
dos a esta colección original: una antigua
serie se refiere a Harun al-Rashid y al poeta
de su corte *Abu Nuwas. La colección fue
aumentada de nuevo durante el período
mameluco en Egipto. Fragmentos de verso
se encuentran intercalados en la narración
en prosa, igual que en otros tipos de litera­
tura árabe, con frecuencia sin mucha hila-
ción.
No hubo texto «oficial» de la obra hasta
el siglo XV. Los sabios musulmanes lo con­
sideraron solamente como materia digna de
los narradores orales de los cafés y no se in­
teresaron en ellos desde el punto de vista
literario; los editores y escribas medievales
se vieron libres, por lo tanto, de recopilar
cuantos relatos quisieron de los distintos
manuscritos. La obra está escrita en su
mayor parte en árabe sencillo, con muchos
restos de egipcio coloquial; esto ofrece un
abrupto contraste con el complicado idioma
de los maestros reconocidos de la prosa ar­
tística en el árabe clásico.
Las Noches fueron introducidas en el
mundo occidental por el orientalista francés
Antoine Galland (1646-1715). Entre las di­
versas versiones inglesas, la de Richard Bur-
ton (16 vols., 1885-8) utiliza su estilo perso­
nal de inglés arcaico, algo monótono, pero
no falto de dignidad y acomodado al am­
biente exótico. Las notas y el ensayo final
 Misna
de Burton contienen mucha información de
interés antropológico. Después de su muer­
te, la viuda publicó una ed. expurgada de la
traducción. Entre los traductores al inglés
más recientes figura A. J. Arberry (Schehre-
zade. Tales from the Thousand and One
Nights. 1953). [AST]
Las Mil y una noches, tr. Rafael Cansi-
nos-Assens (3 vols., M., Aguilar); Antología
de las Mil y una noches, cd. Julio Samsó
(M., Alianza, 1976).
N. ElissecfT, Thémes et motifs des Mille et
une nuits (Beirut, 1949); E ofl.
MISNA. Recopilación de derecho judío,
que sigue en autoridad a las escrituras he­
breas. Contiene el núcleo de la Ley oral,
que según la tradición fue recibida por Moi­
sés de Dios junto con la Ley escrita, y que
forma la base del *Talmud. En la Misna. la
esencia de la Ley oral está presentada en
seis secciones principales (sedarán): Zeraim
trata de las leyes de la agricultura y la cuota
que corresponde en las cosechas a los sacer­
dote, los levitas y los pobres; Moed, del
Sabbath y las fiestas fijas; Nashim. las leyes
relativas a la mujer (matrimonio y divor­
cio); Nezikin, de los derechos de propiedad
y procedimientos legales; Kodashim, de los
votos, el sacrificio ritual y los sacrificios en
el Templo; y Toharot, de las leyes de la im­
pureza. Cada seder está dividida en subsec­
ciones llamadas massektoth, o tratados, en
un total de 63, que a su vez se dividen en ca­
pítulos y parágrafos (misnayyoth).
La Misna fue codificada en el siglo n d.C.,
por Rabbi Judah el patriarca, aunque se dis­
cuta la fecha exacta de su redacción. Básica­
mente representa las tradiciones y creencias
religiosas de los fariseos de la época de Cris­
to; ciertas frases e interpretaciones son atri­
buidas a maestros determinados (Tannaim)
y proceden posiblemente del siglo m a.C.
El idioma es hebreo y el estilo posee en su
mayor parte la seca concisión que ha de es­
perarse de una enumeración de preceptos.
A veces se encuentra un tono más narrativo,
pero con mucha mayor frecuencia la breve­
dad se hace oscura sin un conocimiento pre­
vio del tema. ■ ■
Hay varios manuscritos completos de la
Misna e innumerables ediciones del textus.
receptus basado en la edición de Praga,
1614-17. Una edición erudita de la Misna,
con versión alemana y comentario, fue co­
menzada en Berlín en 1912 por G. Beeer
y O. Holtzmann, aún en curso de publica­
ción. Existe una versión inglesa muy com­
pleta, con buena introducción y notas por
H. Danby (1933). [RFH]
Tr. e intr. Carlos del Valle (M., Ed. Na-,
cional, 1981). . 't ■
332
H. L. Strack, Introduction lo the Talmud
and Midrash (Filado Hia, I 93 1).
MON, Literatura. Inscripciones del siglo XI
muestran el idioma de los mon, pueblo bu­
dista de Birmania inferior y del valle del
Menam, como un vehículo literario en ple­
no desarrollo; a partir de entonces existe
una continua tradición, sumergida pero no
rota en épocas de eclipse político. La litera­
tura comenzó con traducciones, y después
adaptaciones, de textos pali, y las obras reli­
giosas han dominado siempre. Incluso en el
terreno profano, las recopilaciones de he­
chos de varios tipos dominan la leyenda y la
epopeya; el teatro y la novela no se han cul­
tivado nunca intensamente.
Al siglo xvi corresponden dos biografías
notables de reyes-héroes, Rajadhiraj y
Bayinnaung. La primera conmemora el fin
de la edad heroica, la segunda saluda la nue­
va época de ejércitos multitudinarios y
aventuras militares internacionales. Raja­
dhiraj se atribuye al duque de Dala, general
de Bayinnaung, que quizá escribiera tam­
bién la otra. La mayor parte de los autores
primitivos, sin embargo, conservan su ano­
nimato y el primer nombre en adquirir
fama general es Athwa Sayadaw (/?.
1740-75). prolífico monje cuya Historia de
los reyes (tr. inglesa R. Halliday, Journal of
the Burma Research Society, XIII, 1, 1923)
describe incidentalmente los sucesos de la
pagoda de Shwe Dagon, en Rangún. Otro
monje, Nandasara, fue autor de El principe
Asah (1825; tr. inglesa R. Halliday, Ran­
gún, 1923), largo poema narrativo sobre el
tema de los orígenes legendarios del reino
de Pegu, en Birmania inferior.
Aunque la imprenta mantiene hoy redu­
cida producción, lo limitado de la tiradas y
una reverencia por la literatura del pasado
han contribuido a impedir cualquier floreci­
miento contemporáneo. [HLS]
R. Halliday, The Talaings (Rangún,
1917).
MONGOL, Literatura. La historia de
Mongolia se inicia a mediados del siglo XIII -
con la Historia secreta de los mongoles, re­
lato más épico que propiamente histórico
de la genealogía y vida de Jenghiz Jan.
Conserva gran cantidad de tradiciones y
leyendas populares más antiguas, mucho en
forma de verso aliterativo, y está libre de la
.influencia del budismo iamaísta, que llena
la mayor parte de las crónicas posteriores,
en especial, en el siglo xvn, el Sumario pre­
cioso, de Sanang Setsen, y el Sumario áureo.
Se conservan pocos textos literarios de
los siglos xil-xvi, aunque han sido descu­
biertos fragmentos de poesía, en especial
una versión de la epopeya de Alejandro y,
333
escrito en corteza de abedul, un diálogo
poético, género que se presenta con frecuen­
cia en la literatura popular mongola. Obras
posteriores —crónicas, poemas épicos, co­
lecciones de leyendas, ritos religiosos popu­
lares— incorporan mucho material tradi­
cional relativo a primitivas costumbres so­
ciales y que conservan literatura episódica y
didáctica asociada al nombre de Jcnghiz
Jan. La definitiva conversión de Mongo-
lia al budismo a fines del siglo xvi, seguida
por su sumisión a China, abrió la vía a la
aplastante influencia extranjera y traduccio­
nes de la literatura lamaísta tibetana —tra­
tados religiosos y médicos, rituales, oracio­
nes y hagiografía, así como colecciones de
relatos— constituyen el bloque de la litera­
tura impresa de los siglosxvti y xvm. Tra­
ducciones de muchas de las novelas chinas
populares circularon también en manuscri­
to, mientras episodios de ellas fueron refun­
didos en forma poética y cantados por bar­
dos con acompañamiento de instrumentos.
La imprenta fue, en realidad, monopolio de
las lamaserias, tanto en Mongolia como en
Pekín, gran centro del comercio del libro
mongol, de modo que la literatura secular
indígena —poemas épicos, líricos, baladas,
teatro cantado, improvisaciones de ceremo­
nia, proverbios y demás— fue transmitida
oralmente en su mayor parte.
El año 1921, año del triunfo de la revolu­
ción, con el auxilio soviético, contra los chi­
nos, señala un nuevo y definitivo giro en la
literatura mongol. Los autores mongoles es­
tuvieron a partir de entonces bajo la in­
fluencia absoluta de la literatura soviética y
siguen la línea del «realismo socialista». La
obra más importante de este período es pro­
bablemente la novela histórica de B. Rint-
chen Aurora en ¡as estepas (1951 -5). Ningu­
na traducción de esta moderna literatura
parece haberse publicado en Europa, pero
unos cuantos relatos del conocido erudito y
escritor Ts. Damdinsuren (nacido en 1908)
y otros han aparecido en inglés en Nueva
Delhi. [CB]
Die Geheime Geschichte der Mongolen,
tr. alemana Erich Haenisch (Leipzig, 1948).
W. Heissig, «Mongolische Literatura, en
Handbuch der Orientalistik, I, V (Leiden-
/Colonia, 1964); L. K. Gerasimovich, Lite­
ratura Mongol’skoi Narodnoi Republiki
1921-1964 (Leningrado, 1965). -.7 sa T. Fukude, Tokyo, 1952); y Takasebune
MORIMURA SEIICHI (1934- ). Nove­
lista policíaco japonés. Uno de los más pro-
líficos y populares cultivadores de la novela
de misterio de tipo occidental en el Japón
actual, Morimura se dio a conocer en ¡969,
después de diez años de oscuro trabajo en
un hotel, al obtener el premio Edogawa-
Rampo por su novela Kohsoh no Shikaku
Morí Ogai
(«Angulo mortal en un edificio elevado»),
que utilizaba el sentimiento de soledad y
angustia de los modernos edificios de pisos
innumerables. Con Eushoku no 'Kohzoh
(1973; «Estructura de corrosión»), también
premiada por la Asociación de escritores
japoneses de novelas de misterio, comenzó
a introducir en sus novelas un ingrediente
de crítica social, que ha continuado en
obras posteriores. [AA]
R. L. Brown, International P.E.N. Bulle-
tin.XXlX, 1 (Londres, 1979).
MORI OGAI (1862-1922). Novelista japo­
nés. Nació en Tsuwano, prefectura de Shi-
mane, y estudió medicina y alemán, De
1884 a ‘I-8-88 prosiguió sus estudios en Ale­
mania. Más tarde ascendió al cargo supre­
mo de su especialidad, la medicina militar.
Tuvo, sin embargo, otra faceta en su vida,
pues fue.autor de gran número de traduccio­
nes de idiomas europeos, sobre todo del
alemán, algo de poesía y teatro y muchas
novelas y relatos breves. Son sus novelas las
que le han hecho famoso. Su obra se clasifi­
ca en tres períodos. Durante el primero, re­
sultado de su estancia en Alemania, la in­
fluencia de los románticos alemanes fue
muy profunda: producto-típico de este pe­
ríodo es Maihime («La bailarina», 1890),
localizada en :Europa y que narra una trági­
ca historia de amor. El segundo período está
caracterizado por su oposición a la escuela
de escritores naturalistas, preocupados con
su arte hasta la exclusión de'toda otra acti­
vidad y-con la influencia de los apetitos car­
nales sobre el carácter humano. Para 'Morí
Ogai, la literatura era una ocupación ocio­
sa, su objetivo el entretenimiento del lector
y del autor. Veía la autodisciplina como
una cura para la preocupación de los natu­
ralistas con el sexo y la miseria. Productos
de -este período son Vita sexualis -(>1909),
donde intenta mostrar que el sexo no es más
que un ingrediente en el conjuntO'de la vida,
y Gan (19] 3; tr, inglesa Goldstein y Ochiai.
The Wild Geese, 1959),romántico relato de
--- un amor trágico. Finalmente, .Morí Ogai
pasó a versiones modernas de leyendas y
acontecimientos históricos, con patente ad­
miración por las viejas virtudes militares.
Ejemplos son Sakai jiken <«E1 incidente de
Sakai», 1914); Sansho-dayü (1915; tr. ingle-
(1916; tr. inglesa G. W. Paschall, en The
Heari is Alone, Tokio, 1957).
Su estilo es siempre un tanto denso, debi­
do en parte, quizá, a su formación germáni­
ca, y su inflexible dignidad y seriedad de
tono contribuyeron también probablemente
a la gravedad de su estilo. A lo largo de su
carrera, sin embargo, fue aumentando la fle­
xibilidad. Aunque su obra ha envejecido,
Mowlavi
muchos japoneses de hoy sienten por él una
admiración nostálgica. [CJD]
MOWLAVI. *Jalál al-Dín.
MUNSHI, Kanaiyalíl Manikllíl (1887-
). Politice y escritor indio. Patriarca de
la literatura gujarati. Autor de más de 70 li­
bros, que comprenden teatro, narración e
historia, pero famoso especialmente como
novelista histórico e historiador de la litera­
tura gujarati. Amigo y partidario de Gandhi
desde los comienzos, desempeñó un papel
importante en el Congreso y desde la inde­
pendencia ha sido ministro en el Gobierno
central de India y gobernador del Estado de
LJttar Pradesh (1952-7). [1MPR]
K. M. Munshi, Gujarat and lis Literature
(Bombay, 1935).
MUNSHI, Abdullah. *Abdullah bin Ab-
dul Kadir Munshi.
MURASAKI SHIKIBU (h. 98O-h.lO3O).
Novelista y diarista japonesa. Vivió durante
el llamado periodo Fujiwara, en que la fa­
milia de este nombre ejercía una poderosa
influencia sobre la corte imperial en Kyoto.
Su padre pertenecía a una rama inferior de
la familia y tuvo una carrera normal en el
gobierno, que coronó como gobernador de
una provincia antes de retirarse del mundo
en 1016. Murasaki atendió subrepticiamen­
te a las clases de chino de su hermano y,
aunque ese conocimiento se consideraba en­
tonces impropio de una dama, adquirió al­
gunos rudimentos. Contrajo matrimonio
poco antes del final del siglo y tuvo hijos,
pero su esposo murió en 1001. Cuando su
padre fue destinado a una lejana provincia,
antes de llevarla consigo y privarla de la
oportunidad de volver a casarse dignamen­
te, prefirió acomodarla al servicio de la em­
peratriz Akiko, donde permaneció hasta su
muerte. Su diario (tr. inglesa Annie S. Omo-
ri y Kochi Doi, en Diaries of Court Ladies
of Oíd Japan, 1921), que da fin en 1010,
nos proporciona mucha información sobre
la vida y las gentes en la corte de su señora.
Akiko era una mujer severa que lamentaba
las frivolidades que observaba en tomo de
otras damas imperiales, y aunque Musaraki
escribe con añoranza en su diario de la ale­
gría experimentada en otros lugares, la im­
presión final es que era en la corte de Akiko
donde se encontraba mejor. Ha dejado des­
cripciones en miniatura de algunos de sus
• contemporáneos famosos. Forma un con­
traste interesante con la ingeniosa y frívola
*Sei Shonagon.
Fue en la corte de Akiko donde escribió
su gran novela Genji-monogatari {The Tale
334
of Genji, tr. inglesa Arthur Walcy, 1935). La
fecha exacta de su redacción, y cuánto dura­
se ésta, son inseguros. Es una obra de consi­
derable extensión (54 capítulos) y la evolu­
ción del estilo que puede observarse a lo
largo de ella, quizá sea debida a la creciente
madurez del autor o a una mano diferente
en los diez capítulos últimos. Fue probable­
mente escrita para ser leída en alta voz para
solaz de Akiko y su redacción puede haber
durado años. Es seguro que se encontraba
terminada en 1022. Los 44 capítulos prime­
ros narran la historia del príncipe Gcnji,
sobre el fondo de una corte imaginaria, muy
semejante a aquella en que Murasaki servía.
Las aventuras de Genji son todas amorosas,
pero la obra posee una gran sutileza y en­
canto, sin sombra de indecencia. Su estilo
delicado y alusivo refleja las complejidades
de motivo y pensamiento de sus participan­
tes. Los diez capítulos últimos tratan de
algunas aventuras del hijo putativo de Genji
y poseen interés independiente. La novela
es indudablemente ¡a obra maestra de la li­
teratura japonesa, y figura entre las más
grandes del mundo. La versión inglesa de
Waley es fiel, aunque algunos opinan que
ha mejorado el original. [CJD]
Romance de Genji, tr. Femando Gutié­
rrez (B., Juventud, 1941; los nueve prime­
ros capítulos, según la versión de Waley).
Ivan Morris, The World of the Shining
Prince (1964).
MUSHAKOJI SANEATSU (1885- ).
Novelista y dramaturgo japonés. Nació en
Tokio y ha dedicado su vida a la literatura y
a las actividades humanitarias. Convencido
de la bondad fundamental de los seres hu­
manos, intentó por dos veces el estableci­
miento de comunidades rurales modelo. Ha
sido profundamente influido por el cristia­
nismo. Desde el comienzo se opuso al
naturalismo en sus obras y con este fin fun­
dó en 1910, con *Shiga Naoya y otros nove­
listas, una revista literaria, Shirakaba
(«Abedul blanco»). Su teatro debe ser apre­
ciado junto con sus relatos, pues probable­
mente fue escrito no para ser representado,
sino leído. Uno y otros demuestran la idea
del autor acerca de la influencia depuradora
de las penalidades de la vida, contraria a la
actitud naturalista de que el sufrimiento sig­
nifica degradación. Su obra se resiente de
monotonía de tema y de estilo, y debe por lo
tanto leerse en pequeñas cantidades, pero
tiene interés considerable. [CJD]
Friendship, tr. inglesa R. Matsumoto
(Tokio, 1958); Judas Explanation y John,
On Hearing Judas Explanation, tr. id.
R. N. Mckinnon, en The Heart is Alone
(Tokio, 1957).
335
AL-MUTANABBÍ, Alimad ibn al-llusain
(915-965). Poeta árabe. Nacido en KUfa, en
928 marchó a Siria y estudió en Damasco.
Su ambición era ser poeta profesional y
como los indispensables protectores no apa­
recieron con la presteza que él deseaba, se
alzó como profeta y encabezó una subleva­
ción religioso-política que no tuvo éxito.
Después de dos años de cárcel, volvió a la
poesía y llevó una vida errabunda, obte­
niendo pequeñas recompensas de gentes de
poca entidad. Después de algún éxito en
Damasco, fue recibido en las cortes de los
gobernantes de Alcppo, Egipto y Shiraz.
Fue muerto por los beduinos cuando se diri­
gía de Persia a Bagdad.
Los árabes tienen a al-MutanabbT entre
sus más grandes poetas. Es la figura princi­
pal de la escuela «moderna», que comenzó
a alejarse de los temas y las formas expresi­
vas tradicionales de los poetas prcislámicos.
durante largo tiempo considerados como los
únicos convenientes a la poesía. Los «mo­
dernos» hicieron uso considerable de Badí'
(Innovación) —sus imágenes nuevas, escan­
dalosas para poetas y críticos conservado­
res. tropos y juegos de palabras. El viejo
Al-Mutanabbi
estilo de poesía, en el que poetas que apenas
sí habían vislumbrado el desierto, solloza­
ban acerca de los abandonados campamen­
tos familiares y describían prolijamente las
virtudes de sus camellos, continuó practi­
cándose. paralelamente al estilo «nuevo».
Al-Mutanabbí no desechó la qasida (oda),
sino que la transformó c hizo de ella un
conjunto orgánico, en el que cada tema con­
ducía con naturalidad al siguiente, en vez de
una sucesión de versos casi inconexos.
Desgraciadamente, la poesía de los «mo­
dernos» degeneró igual que la de los anti­
guos. Los «modernos» tenían una forma­
ción más de filólogos que de poetas, y su
poesía tendió a ocuparse más con excentri-
dades de idioma que con el sentimiento. Los
lectores occidentales descubren ya algo de
esta ampulosidad en la obra de al-Muta-
nabbí, pero *Abu‘l-‘Ala al-Ma*arrí dijo de
él: «A veces me hubiera gustado cambiar
una palabra en sus poemas, pero nunca
pude pensar otra mejor». [AST]
Tr. inglesa A. J. Arberry (1967).
R. Blachére, Un poete arabe du IVe siécle
de l'Hégire (París, 1935); Nicholson, L H A;
 NAGAI KAFÜ (1879-1959). Novelista ja­
ponés. Nació en Tokio, de familia de ante­
pasados guerreros. En su juventud adquirió
profundos conocimientos y afición por to­
dos los espectáculos que sobrevivían del Ja­
pón. feudal, sobre todo el teatro popular
kabuki; Al: mismo tiempo aprendió el arte
de la- novela, como *Higuchi Ichiyó y
*Tayama Katai, de un maestro, en su caso
Hirotsu RjyürS; autor de novelas realistas
trágicas. Nagai Kafu se vio arrastrado por el
no hana. («Flores de infierno»), bajo la: con­
fesada influencia de Zola, en demostración
de la. naturaleza, animal del hombre. De
1903: a 1908 viajó por los Estados Unidos y
Francia^. A su vuelta, parece ser que. Tokio
le enojaba, con su. estridente modernidad,
comparada^ con la- ciudad; tradicional que
había: sido- antes del- viaje; y comparada,
también con. el encanto de- París. Sea. lo que
fuese; después de algunos bocetos y cuentos
en que describió sus viajes, comenzó, de
nuevo a: escribir novelas.de escenario japo­
nés,en; las que expresa toda-su nostalgia-por
el pasado. Son-casi-todas relatos de geishas
y sus desdichas, pues a pesar de su: románti­
co sentimiento hacia el pasado, no-pretende
convertirlo en una-edad-de oro; Al contra­
rio, describe con serena objetividad; las trá­
gicas vidas de sus heroínas. Quizá-su mejor
novela- de este período sea Sumidargawa
(1909; tr. inglesa: D: Keene, The RiverSu­
mida; en; Keene, MJL). Posteriormente
trasladó-su interés a camareras de bar, pros­
titutas y bailarinas y actrices de Asakusa,
uno de los barrios de placer de Tokio. Des­
pués de Sumida-gawa, su obra-más conoci­
da es Bokufd-kidan (Strange Tale from
East of the River-, tr. inglesa E. Seidenstiker,
v. después); escrita-en 1917, en su «período
de prostitutas». Nostálgico de nuevo por los
viejos ambientes, describe a un novelista; de
acción, a la busca,de material para;un relato
localizado en- los sórdidos medios que- con
tanta, fidelidad describe. Es la obra de un
. gran artista de la literatura; pero al lector
occidental le puede resultar enojosa la apa-
rente ausencia de emoción del autor hacia
sus personajes. [CJD]
Hydrangea, tr. inglesa I. Morris, en Mo­
rris M J S; Kaju the Scribbler. tr. id. E. Sei-
densticker (1965).
«NAGARAKRÉT AGAMA». *Prapancha.
«NALATLYAR». *Valluvar.
«NALÁ.YIRAPPIRAPANTAM». *AIv3r.-
NAMMALVAR. * Alvar.
NÁRÁVAISA MENON, Valtatlpl (1879-
1958), Poeta indio. Como tantos otros poe­
tas indios de su época, Valíalo! encontró su
inspiración en la lucha de sus compatriotas
por la autonomíai Escribió en su lengua na­
tiva; el’ malayalam, idioma del Estado de
Kerala. Anteriormente había, traducido el
*-RSmáyana del sánscrito y escrito un largo
poema al estilo de los poetas sánscritos. En
un. tercer período se muestra como poeta de
la justicia social.
Aunque hindú, mostró una tolerante
comprensión hacia los credos del Islam, el
budismo; el jainisno; y el cristianismo. Su
poema sobre María- Magdalena es el único
aparecido hasta, la fecha en versión, inglesa
(Erik de Mauny, 1952). [REA]
K. M, Panikkar, «Vallothol of Kerala»,
en Iridian Literature, I,. 1,.Nueva Delhi, oct.
1957; V. K. Narayana;Menon, «Vallathol»,
Qxi lndian Literature, I; 2; abr.-sept. 1958.
NATSUME SOSEKI (1867-1926). No­
velista japonés. Nació en.Tokjo y se licenció
en inglés por aquella Universidad en 1893.
Enseñó, en escuelas de diferentes partes del
' país y escribió haiku por afición. De 1900 a
1902 estudió en Londres. A su vuelta al Ja­
pón-sucedió un fértil período-de producción-
novelística, Son-famosas dos que aparecie-.
ron en 1905: London-to («La Torre de Lonr
dres»), relato romántico en el que se narra la
historia de la Torre sobre un escenario rea-
 Nótyaéastra
lista de Londres; y Waga hai wa neko de
aru (/ Am a Caí, tr. inglesa K. Shibata y
M. Kai, Tokio, 1961), descripción ingenio­
sa y satírica del mundo del autor visto por
los ojos de su gato. Se dice que el éxito de
esta novela le animó a dedicarse profesio­
nalmente a la literatura. En Botchan (1906;
tr. inglesa Alan Tumeg, Londres. 1973) uti­
liza sus experiencias como maestro de es­
cuela. Describe con realismo y humor el
encuentro entre un nuevo maestro en una
escuela de provincias y el resto del personal,
cuya integridad deja mucho que desear. Ku-
samakura («Con hierba como almohada».
1906; tr. inglesa A.Tumey. como The
Three Cornered World, 1965), suele ser
considerada su obra maestra. Presenta la
mentalidad de un artista que intenta apli­
carse una disciplina estética de ausencia de
sentimiento, y el conflicto que se produce
entre este esfuerzo de objetividad y las emo­
ciones que es incapaz de suprimir. La acti­
tud de Sóseki es por completo diferente a la
de los naturalistas con sus tétricas descrip­
ciones de miseria y de lujuria. En estas no­
velas muestra su interés por los problemas
de ética y de idealismo. Pero por encima de
ello subsiste un tono objetivo y humorístico
y un realismo que bien puede haber deriva­
do de los modelos ingleses.
Renunció a la vida académica en 1907 y
se incorporó a un periódico de la capital
como director literario. En 1911, la enfer­
medad le impidió escribir. Al reanudar la
tarea, su obra adquirió un tono sombrío en
notorio contraste con la jovialidad de sus
novelas anteriores; esto fue debido en parte
a sus sufrimientos personales, pero también
al descenso de optimismo producido en Ja­
pón después de la victoria sobre los rusos,
cuando parecía haberse alcanzado la igual­
dad con occidente. En sus últimas novelas,
Sóseki muestra una vigorosa capacidad de
análisis psicológico, Kokoro (Heart; tr. in­
glesa E. McClellan, Chicago, 1956) es típica
de este período último. Murió mientras tra­
bajaba en una larga novela, Meian («Luz y
sombra»).
El estilo de Sóseki es cuidado, y su obser­
vación de) carácter humano, de alta calidad.
Sus novelas muestran el sello de una autori­
dad que deja al lector satisfecho, aunque no
utilicen fáciles recursos para producir el in­
terés o la emoción. [CJD]
«NÁT YASASTRA». El tratado más viejo
y de mayor autoridad sobre el arte dramáti­
co indio (en su mayor parte 500-700; algu- .
ñas secciones mucho anteriores); atribuido
a Bharata Muni. El drama, como estilo poé­
tico, se inicia en el siglo i d.C.; recientemen­
te se han descubierto fragmentos de dramas
atribuidos a *Asvaghosa.
338
El Ndtyasaslra es un compendio destina­
do a los distintos participantes en el arte
dramático, desde el carpintero al crítico.
Tiene importancia por su teoría del deleite
dramático (rasa), en el cual el poeta, el ac­
tor y el crítico participan en una unidad
emocional que trasciende sus estados indivi­
duales y se asemeja, según Abhinavagupta,
a la libertad de la liberación final (moksá).
El drama y la danza se encuentran en la In­
dia estrechamente relacionados (en sánscri­
to, los dos términos están emparentados eti­
mológicamente), y el Natyasaslra es tam­
bién la fuente de aquella tradición que per­
duró en el llamado nautch (nátya) y obtuvo
recientemente una restauración clásica
como «Bharata Nátyam». *Kalidasa, Bha-
vabhüti. [EG]
Tr. inglesa Manomohan Ghosh (Calcuta,
1950- ).
A. B. Keith, The Sanskrií Drama (1924);
S. Levi, Le théáíre indien (París, 1 890); Sten
Konow, Das indische Drama (Berlín,
1920).
NAWÁ‘f, seudónimo poético de MÍR
‘ALI SHÍR (1441-1501). Poeta turco. El
más grande de la literatura turca oriental
clásica («Chaghatay»). Nació en Herát, de
familia aristocrática. Después de estudiar en
Mashhad y pasar algunos años, quizá deste­
rrado, en Samarcanda, volvió a Herát en
1469, cuando su antiguo camarada de estu­
dios, el sultán Husayn Bayqara, se hizo con
la ciudad, para establecer en ella una bri­
llante y licenciosa corte. Salvo un corto in­
tervalo, en que cayó en desgracia (1487-94),
vivió allí como consejero y amigo favorito
del sultán, protector de la ciencia y la litera­
tura (entre sus protegidos figuraron los his­
toriadores Mirkhónd y Khwándemir, y el
artista Bihzád) y fundador de instituciones
benéficas. Nawá'i compuso gran cantidad
de versos de circunstancias, dispuestos al fin
en un volumen de poemas persas y cuatro
de turcos. Entre 1483 y 1485, escribió una
serie de cinco poemas épicos, con tema y
metro tomados del Khamsa de *Nizámi,
pero escrito en turco (tr. inglesa proyectada
por UNESCO), y un Lisán al-tayr, «El len­
guaje de los pájaros», inspirado en el Man-
tiq al-Tayr de *‘Attár. Tradujo, con adicio­
nes, con el título de Nasá'im al-Mahabba.
el Nafahát al-Uns de *Jámí, que le había
iniciado en la orden de derviches de Naqsh-
bandi. Su Mahbúb al-Qulúb («El amado
de los corazones»), en prosa rítmica, que re­
cuerda en el estilo al Baháristán de Jámí,
contiene una descripción satírica de la so­
ciedad de la época; Majális al-Nafa'is es
una colección de biografías de escritores
contemporáneos; y Khamsat al-Muiahay-^
yrín, una evocación de su amistad con Jámí
339
(selecciones de estas tres traducciones por
A. Belin en Journal Asiatiqtie. 1861, I 866).
Su breve tratado en prosa Muhakámat al-
Lughatayn («Debate de las dos lenguas») es
un hito literario, la comparación, como len­
guas literarias, del persa, el idioma clásico
de la literatura, y el turco, que no logró ser
aceptado como lengua literaria hasta la épo­
ca de Nawá'i y gracias, en parte, a su pericia
en emplearlo. [VLM]
Browne, L H P. III; A. Bombaci, Storia
della letteratura turca (Milán, 1956); Eofl;
V. V. Barthold, «Mjr Ali-Shir», tr. inglesa
V. y T. Minorsky, en Four Studies on the
History of Central Asia. III (Lciden, 1962);
Philologiae Turcicae Fundamenta. II
(Wiesbadcn, 1964).
NAYANMAR. Nombre colectivo dado a
63 devotos de Siva; sus poemas han sido re­
copilados en los 11 primeros libros del «ca­
non» Saiva, Tirumurai. El duodécimo y úl­
timo libro del Tirumurai. el Periyapu-
ranam de Cekkilar, contiene relatos en ver­
so sobre estos poetas.
Los más importantes de los 63 son Tiru-
ñanacampantar, Tirunavukkaracu (Appar)
y Cuntarar, los tres autores del Tevaram,
nombre colectivo de los siete libros prime­
ros de Tirumurai. Tevaram son himnos a
Siva en muchos de sus santuarios de la India
meridional. También es importante Mánik-
kavScakar, autor de dos libros en el Tiru­
murai. Tiruvacakam. poema lírico en ala­
banza de Siva, y Tirukkóvaiyar, largo poe­
ma místico. [JRM]
Hymns of the Tamil Saivite Saints. ed. y
tr. inglesa F. Kingsbury y G. E. Phillips
(Calcuta, 1921); The Tiruvtyagam or «Sa-
cred Utterances» of... tr. inglesa G. U. Pope
(Oxford, 1900; reed. Madras, h. 1960).
NAZIM HIKMET. ♦Hikmet, Nazim.
NGUYEN DU (1765-1820). Poeta de Viet­
nam. Nguyen Du está considerado como el
más grande de los poetas vietnamitas que
escribieron en caracteres nom (es decir, no
chinos). Su obra maestra, Kin Van Kieu (tr.
francesa Nguyen Van Vinh, Hanoi, 1943),
es un poema narrativo acerca de los aman­
tes Kim y Kieu escrito en pareados de 6 y 8
sílabas. Casi una novela en verso, la obra
incorpora muchas doctrinas de Confucio.
Es sumamente apreciado por los vietnami­
tas, que han llegado a considerarlo como el
poema nacional de Vietnam. Dos de los res­
tantes poemas de Nguyen Du son también
famosos, pero su obra en caracteres chinos
se conoce menos. [PJH]
NGUYEN TRAI (1380-1442). Político, sa­
Nizám Al-Mulk
bio y poeta de Vietnam. Amigo y compa­
ñero de Le Loi, que liberó Vietnam del do­
minio chino, fue un escritor sumamente do­
tado en verso y prosa. Se le atribuye la
redacción de las proclamas de Le Loi, obras
maestras de la prosa, y fue el primer vietna­
mita que redactase un tratado geográfico.
Nguyen Trai escribió en caracterres chinos
y observó las convenciones literarias chinas.
No se dispone de ninguna edición de su
obra. [PJH]
«NIRAT». Género de poemas amorosos,
meditativos y extensos, de la literatura tai.
El autor se dirige a la amada de la cual está
separado por, por ejemplo, una peregrina­
ción, o una embajada real. La expresión de
los sentimientos amorosos y del dolor de la
separación, se encuentra inspirada por las
sensaciones que experimenta durante el via­
je (la visión de la luna o el canto de los
pájaros), y sobre todo, por ios nombres de
los lugares.
El poema más antiguo conocido por este
nombre es Nirat Hariphunchai. del siglo xvii,
pero características análogas se en­
cuentran en la poesía de *Si Prat y en el
más antiguo Thawathotsamat («Los doce
meses»). El género fue activamente cultiva­
do durante los siglos xvnt y xix, en especial
por *Sunton Phu. Nirat London, escrito
por Mom Rathothai, en una visita de una
embajada tai a la corte de la reina Victoria en
1857, ofrece una interesante visión de la In­
glaterra de entonces. El género ha sobrevivi­
do en la época actual, convertido en reali­
dad en un relato de viaje más que en la
expresión de un anhelo amoroso.
Los nirat contienen mucha información
valiosa sobre la topografía, las ceremonias,
costumbres y formas de vida, tanto urbana
como rural, del pueblo tai. [EHSS]
Schweisguth, P., «Les nirat ou poemes
d’adieu dans la littérature siamoise», en
Journal of the Siam Society, Vol. 38, 1950.
NIZÁM AL-MULK, título de Hasan b.
‘Ali (1018-92). Político persa, autor de un
tratado de gobierno. Nacido cerca de Tus,
donde su padre era un modesto funcionario,
sirvió al príncipe selyúcida Chaghri Beg y
consiguió el aprecio de su hijo, Alp Arslan,
que gobernaba entonces Jorasán en nom­
bre de su padre. Fue la mano derecha de
Alp Arslan durante el reinado de este
(1063-72), y a la elevación de su hijo me­
nor, Malik-sháh (1072-92), se convirtió en
el verdadero soberano del imperio. Fue de­
fensor de la ortodoxia y generoso protector
de la ciencia, y fomentó ambas con la fun­
dación del colegio Nizamiyya en Bagdad.
Su enérgica represión de la herejía fue causa
de su muerte a manos de un emisario de los
 Nizámt
«Asesinos» de Alamut. Su Siyásat-náma,
escrito en concisa prosa persa en 1091 a ins­
tancias de Malik-sháh y algo aumentado
por un editor posterior, es un tratado prácti­
co de gobierno, ilustrado con anécdotas his­
tóricas (tr. francesa C. Shefer, 1893; tr. in­
glesa H. Darke, The Rook of Government or
Rules for Rings, 1960). [VLM]
Browne, L H P, II; Arberry, C P L; E ofl.
NIZAMI, Ilyás ibn Yúsuf (¿11407-1209).
Poeta persa. Maestro de la epopeya román­
tica. Poco se conoce de su vida. Nacido en
Ganja (hoy Kirovabad, en el Azerbaijan so-
- viético), quedó huérfano muy joven. Pro­
fundamente culto, piadoso y tolerante, pa­
rece que llevó una vida retirada, quizá man­
tenido por protectores a los que dedicó sus
poemas. Su fama se basa en cinco poemas
épicos, escritos en un estilo sumamente alu­
sivo y que abunda en metonimia; conocidos
más tarde por el Khamsa («Quinteto»), sir­
vieron de modelo para muchos poetas pos­
teriores. (1) Makhzan ai-Asrár («El tesoro
de secretos»), compuesto hacia 1175, es una
serie de veinte discursos sobre temas mora­
les, cada uno ilustrado por una anécdota (tr.
inglesa G. H. Dáráb, 1945); (2) Khusraw y
Shirin (1 180) es la leyenda del amor del
monarca sasánida Khrusraw II por la prin­
cesa Shirin; (3) Laylá y Majnún (1 188) es
una historia beduina de amor, el relato de
este tipo más popular de la literatura mu­
sulmana (paráfrasis abreviada por J. Atkin-
son, 1836); (4) Iskandar-náma («El libro de
Alejandro») narra en dos partes (1191 y ha­
cia 1200) la leyenda medieval de Alejandro
Magno, guerrero, filósofo y profeta (tr. in­
glesa parte I, H. W. Clarke, 1881); (5)Hafi
Paykar («Los siete retratos») (I 197), titula­
dos así por un incidente del relato, cuenta la
historia legendaria del monarca sasánida
Bahrám Gúr (tr. inglesa C. E. Wilson,
1924).
Se dice que Nizami dejó también muchas
odas y poemas líricos, de los que sólo unos
pocos se conservan, muy inferior a sus rela­
tos épicos. [VLM]
Browne, L H P, II; Arberry, C P L; Ryp-
ka, IL; E ofl.
NO, Teatro. *Zeami Motokiyo.
NOMA HIROSHI (1915- ). Novelista
japonés. Nacido en Kobe y educado en
Kyoto, en cuya Universidad se especializó
en literatura francesa. Al tiempo se convir-
tió en marxista ferviente, adhesión que ha
340
dominado su carrera. Después de un perio­
do empleado en la administración munici­
pal de Osaka, fue llamado a filas en 1914;
detenido y más tarde licenciado por sus ac­
tividades izquierdistas. Esta experiencia le
proporcionó los materiales para su induda­
ble obra maestra: Shinküchitai (1952; tr. in­
glesa B. Frelchman, Z.one of Emptiness,
1956), vigorosa y acerba imagen de la vida
en el ejército japonés. Su obra supera el ni­
vel común de la simple propaganda y ofrece
considerable mérito artístico. [CJD]
NU, V (1907- ). Escritor y ex primer
ministro de Birmania. Dirigente nacionalis­
ta que contribuyó a la independencia de
Birmania, las múltiples publicaciones de LJ
Nu incluyen panfletos políticos y religiosos
(budistas), traducciones de literatura occi­
dental de izquierdas, discursos y algunas
obras teatrales de tipo occidental. Su Nga
Hnit Ya-thi ha sido vertido al inglés como
Rurma under the Japanese (1954) y su dra­
ma Lu-du Aung-than como The People
Win Through (Rangoon, 1953). [JWAO]
NURUDDIN AR-RANIRI, Shaikh
(//. 1621-44), Teólogo malayo de Sumatra e
historiador musulmán. Nació en Gujerat,
India occidental, oriundo de Arabia meri­
dional. Viajó a la Meca en 1621, quizá has­
ta Malaya y más tarde a Acheh, donde llegó
en 1637. Gozó allí durante siete años de la
protección real, antes de volver a la india,
donde falleció.
Sus obras más populares tuvieron un conte­
nido teológico, por ejemplo, Siral al-Mus-
takim (1634-44), Asrar al-insan fi ma'rifat
al-ruh wa'l rahman (h. 1640) y Akhbar
al'akhirah fi ahwal al-kiamah (1642). Ata­
có las opiniones religiosas de *Hamzah
Fansuri y *Shamsu‘ddin Pasai. Hoy se tiene
por su obra más valiosa Rustan a‘s-Salatin
(1638), en siete partes y basada en modelos
persas, que contiene relatos popularizados
de cosmología musulmana, algún material
histórico sobre Acheh, Malaca y Pahang y
-• numerosos ejemplos y preceptos éticos. Su
malayo es normalmente fácil y fluido, a pe­
sar de ciertas imperfecciones idiomáticas y
: muchos arabismos. Nuruddin estuvo per­
fectamente al tanto de la cultura de la época
y tenía una gran familiaridad con las obras
de los místicos musulmanes ortodoxos.
[JCB]
Rustan a‘s-Salatin, ed. R. J. Wilkinson (2
vols., Singapur, 1899-1900); Twee Maleise
Geschriften van Nuruddin ar-Raniri, tr. ho­
landesa P. Voorhoeve (Leiden, 1955).
‘OMAR JAYYÁM (m. ¿1122?). Poeta y
matemático persa. Famoso en occidente,
gracias a Edward Fitzgerald, como autor del
Rubá'iyat, en oriente como astrónomo y
matemático, nació (en fecha desconocida)
cerca de Nishápúr en el noroeste de Persia.
Su fama como matemático animó al sultán
selyúcida Maliksháh y a su visir *Nizám al-
Mulk a invitarle en 1074 a realizar investi­
gaciones astronómicas en un nuevo obser­
vatorio y participar en una comisión para la
reforma del calendario. Sus cubáis («cuarte­
tos») son una serie de estrofas epigramáticas
independientes, compuestas quizá para ex­
presar un racionalismo pesimista y cínico
que dada la rigurosa ortodoxia de su época
no resultaba político expresar abiertamente.
Fitzgerald no pretendió realizar una tra­
ducción fiel: «Estas [estrofas] aquí elegidas
están hilvanadas en un especie de Egloga»
(prefacio a la primera edición, 1859). Aque­
lla primera edición, publicada anónima­
mente, se vendió en saldo; pero más tarde
atrajo la atención de Swinburne y de Ros-
selti, quienes lanzaron la obra, perfecta­
mente acomodada al sentimiento de fin-
de-siécle, en su carrera de popularidad fan­
tástica y permanente. Después de su éxito,
los críticos comenzaron a cribar —hasta lle­
gar a la mínima cifra de 12— el número de
rubá'ís considerados como obra auténtica
de ‘Ornar, pero el canon tradicional parece
haber sido rehabilitado hoy por la aparición
de dos manuscritos del siglo xill, uno en la
colección Chester Beaty (edición con tr. in­
glesa literal A. J. Arberry, 1949), el otro ac­
tualmente en Cambridge (tr. inglesa en ver­
so A. J. Arberry, 1952).
‘Ornar fue uno de los matemáticos más
grandes de la Edad Media, pero parece que
escribió poco. Su principal obra científica es
un álgebra (tr. francesa F. Woepcke, París,
1851); también escribió tratados de física y
metafísica. [VLM]
Estonces, tr. catalana en verso R. Vives
Pastor (B., L'Aven?, 1907); Rubáiyyat, ver­
sión Carlos Areán (M., Visor, 1981).
Browne, L H P, II; Rypka, 1 L; E ofl: G.
Sarton, Introduction lo the Hisiory ofScien­
ces, 1 (Washington, 1927); A. G. Potter, A.
Bibliography of the Rubáiyát (1929); A. J.
Arberry, The Romance of the Rubáiyát
(1959; reed. del centenario de la primera
ed. de Fitzgerald, con introducción y biblio­
grafía selecta).
ONO ROM ACHI </7. h. 850). Poetisa japo­
nesa. Su vida perdura sólo en la leyenda: se
dice que fue una dama de la corte, de gran
belleza, famosa por sus amores; cuando sus
atractivos comenzaron a marchitarse, expió
su anterior frivolidad convirtiéndose en
mendiga y murió en la miseria.
Sus tanka (poemas cortos de 31 sílabas)
figuran casi todos en Kokinshii (colección
de poesía presentada en 905). Tratan de la
pasión sexual y del envejecimiento. A medi­
da que ve volverse gris la cabeza, contempla
con culpable remordimiento el tiempo de­
rrochado en libidinosos placeres. Sus poe­
mas de amor tienen gran intensidad, acre­
centada por el hábil empleo de kakekotoba
(«palabras eje»), recurso basado en los ho­
mónimos: este intencionado empleo de la
ambigüedad le permitió llenar sus breves
poemas de una concentrada emoción. [CJD]
Le monument poétique de Heian: le Ko-
kinshú, ed. y tr. francesa Georges Bonneau
(3 vols., París, 1933-5); Keene, A JL.
Brower y Miner, J C P.
ÓOKA SHÓHEI (1909- ). Novelista ja­
ponés, cuyo interés por la literatura comen­
zó en la escuela primaria y le condujo al
estudio especial de Stendhal en la Universi­
dad de Kyoto, donde se licenció en literatu­
ra francesa. Hasta su incorporación a filas
en 1944, su principal tarea había sido la tra­
ducción de las obras del maestro francés y
los estudios críticos sobre ellas. Cumplió su
servicio militar en Filipinas, donde sufrió la
derrota y la prisión, experiencias que pro­
porcionaron material para muchas de sus
novelas. Primero fue Furyoki («Recuerdos
de cautividad»; 1948), estudio de la psico­
logía de un prisionero de guerra. Otras con
temas análogos son Rete no ame («Lluvia
Orbeliani
en Leyte»; 1948) y Ikite iru horyo («Prisio­
neros vivos»; 1949). Su mejor obra hasta la
fecha es Nobi (1951; tr. inglesa I. Morris,
Fire on the Plain, 1957), terrible relato de
las penalidades y degradación de un soldado
que intenta sobrevivir en la jungla cuando
sus tropas están al borde del desastre. La
objetividad y el interés por el estudio psico­
lógico en estas obras se derivan seguramente
de las tradiciones occidentales que resul­
taban tan familiares a Ooka, al tiempo que
emparejan con ciertos aspectos del natura­
lismo japones (ejemplificado por Ippeisolsu,
de Tayama Katai). También reflejan la
reacción contra la guerra y la gloria militar
típica en Japón en el período inmediata­
mente posterior a la Guerra Mundial y que
fuc_ reforzado por la Guerra de Corea.
Ooka ha empleado su talento en presen­
tar personajes bajo tensión en descripciones
de vida más normal. De éstas, la más famo­
sa es Musashino fujin («La dama de Musas-
hiño»; 1950), que trata del adulterio de una
mujer, por lo demás, respetable. [CJD]
ORBELIANI, Sulkhan-Saba (1658-1725).
Fabulista y lexicógrafo georgiano. Pertene­
cía a una destacada familia de príncipes de
Kartli (Georgia oriental). De joven, intervi­
no en los asuntos de palacio en Tbilisi y fue
nombrado preceptor del príncipe Vakhtang.
En 1698 se retiró a un monasterio y se orde­
nó. Mostró inclinaciones hacia el catolicis­
mo. Su antiguo discípulo Vakhtang subió al
trono de Kartli en 1711 y dos años más tar­
de envió a Sulkhan-Saba a Europa en una
misión diplomática ante el rey Luis XIV de
Francia y ante el papa. A resultas de una in­
vasión turca, el rey Vakhtang se vio obliga­
do a abandonar Georgia junto con sus se­
guidores y Sulkhan-Saba Orbeliani murió
en Moscú en 1 725.
Sulkhan-Saba compuso el primer diccio­
nario georgiano sistemático, con el título de
Sitqvis-Kona o Ramillete de palabras; con­
tiene más de 17.000 artículos y está aún en
uso por los estudiosos. En Viajes por Euro­
pa, relata su misión a Francia y a Italia
(1713-16); gran parte de ella, como la sec­
ción acerca de Versalles, se ha perdido.
Su libro más famoso es Dsigni Sibrdzne-
sitsrvisa o El libro de Sabiduría y Mentiras
(tr. inglesa J. O. Wardrop, publicada por
William Morris, Keemscott Press, 1894;
otras versiones en ruso y alemán), libro de
relatos en el que historias edificantes y di­
vertidas anécdotas orientales se encuentran
emplazadas en un marco narrativo referente
a la educación de un príncipe. Se produce
un duelo verbal entre el preceptor real,
León, que se explaya sobre los fines de la
educación y los deberes de ios príncipes, y
el cínico eunuco de la corte, Ruka. Algunas
342
fábulas y cuentos, frívolos y profundos, de­
rivan de fuentes persas y turcas, otras del
folklore georgiano o de la fértil imaginación
de Orbeliani. [DML]
D. M. Lang, ‘«Wisdom and Lies»; Varia-
tions on a Gcorgian Litcrary Thcme’ en
O AS, XV1I1, 1956.
OSARAGI JIRO (1897-1973). Novelista
japonés. Nacido en Yokohama y licenciado
en derecho por la Universidad de Tokio en
1921. En sus comienzos trabajó en el Minis­
terio de Asuntos Exteriores, pero más tarde
se convirtió en escritor profesional. Está
clasificado en Japón como «novelista popu­
lan». Esto significa que su obra se compone
principalmente de relatos históricos, que
aparecen característicamente en diarios. Su
primera novela de este tipo fue Kurama
tenga («Duende de Kurama»; 1942). Ha
continuado escribiendo en este estilo, pero
ha tratado de temas que la novela popular
corriente no se atrevería a tocar, como el af-
faire Dreyfus (Dreyfus jihen; 1930) y la
Guerra del opio (Alien senso) (1942).
Será recordado, no obstante, por lo me­
nos en occidente, más por sus novelas de la
vida contemporánea. Ha estado escribién­
dolas desde los años 30, pero fue el estímulo
del período posterior a la Guerra el que pro­
dujo Kikyo (1948; tr. inglesa B. Horowitz,
Homecoming, 1955), relato de un expatria­
do japonés que ha residido durante largo
tiempo en Malaya, y vuelve al Japón des­
pués de la guerra. Se observa que su pulcra
estructura, la eficaz caracterización y la cla­
ridad del estilo, por no decir su destreza, se
derivan mucho más de occidente que del Ja­
pón. En realidad, la novela pudo haber sido
escrita por un occidental. [CJD]
OTOMO YAKAMOCHI (718-85). Poeta y
antologo japonés. Hijo de Otomo Tabito, a
su vez famoso poeta. Su familia era una de
las más antiguas en la historia legendaria de
Japón. Fue funcionario de la corte, como su
padre, pero su carrera fracasó. A los 29
años, dejó la capital para gobernar una pro­
vincia y volvió en 751. Durante algún tiem­
po gozó de éxitos y ascensos, pero en 758
volvió a ser destinado a provincias. No se
conservan obras suyas posteriores a 759, de­
bido quizá a que, poco después de su muer­
te, la familia Otomo se deshizo, él mismo
fue privado postumamente de cargo y ran­
go, todo a causa de un crimen cometido por
un pariente lejano. Su poesía se conserva en
el Man-yo-shü («Colección para diez mil
generaciones»), la colección más antigua de
poesía japonesa que se conserva,Jechada en
la segunda mitad del siglo vill. Otomo Ya-
kamochi fue probablemente uno de los re­
copiladores. Figura con mayor número de
343
poemas (unos 500) que ningún otro colabo­
rador, y el último de ellos está fechado en
759, que es también la última fecha citada
en la colección. Es notable por la diversidad
de estilos que es capaz de adoptar con gran
destreza. Alguna de sus obras resulta super­
ficial y esto se debe sin duda en parte al he­
cho de ser tan prolífico. Muestra la tenden­
cia que iba a desarrollarse cada vez más en
la poesía japonesa, del poeta que escribe
acerca de sentimientos imaginarios, adop­
tando distintos papeles, pero él lo hace con
habilidad consumada.
El Man-yó-shu contiene unos 4.500 poe­
mas y se nombran unos 450 poetas. Se com­
pone de 20 libros, y los especialistas atri­
buyen los poemas más antiguos al siglo v.
Su atracción consiste no sólo en el valor his­
tórico de su material, sino también, y sobre
todo, en la calidad excepcional de muchos
poemas. Se encuentra con frecuencia en
ellos una evidente frescura y sinceridad de
los sentimientos que iban a escasear cada
vez más en la poesía a medida que se iba
conviniendo en un ejercicio elegante. Los
autores proceden de una diversidad mayor
Otomo
de clases sociales de lo que iba a ser corrien­
te después. Es la única colección que contie­
ne una importante cantidad de «poemas ¡ar­
gos» (en oposición a los «poemas cortos» de
31 sílabas que iban a convertirse en el tipo
normal durante los ocho siglos siguientes).
Muchos de ellos son de gran valor y mues­
tran el vigor del desarrollo continuo que a
la fuerza ha de estar ausente de la forma
más corta. Los otros poetas notables del
Man-yo-shü son Kakinomoto Hitomaro,
Yamanoe Okuru (m. 733), que había visita­
do China y autor de poemas filosóficos así
como otros sobre sus hijos, y Yamabc Aka-
hito (muerto en el 736), famoso por sus bre­
ves poemas a la naturaleza.
El Man-yñ-shü contiene mucho que pue­
de leerse con gusto aún en traducción y las
obras citadas a continuación son sumamen­
te recomendables [CJD]
Manioshu: Colección para diez mi! gene­
raciones. tr. Antonio Cabezas García (M.,
Ayuso, 1980); Nippon Gakujutsu Shinkó-
kai, The Manyoshñ, One Thousand Pocms
(1965); Brower y Miner, J C P.
PA CHIN. *Li Fei-kan.
PADE-THA-YA-ZA (/7. 1684-1754). Mi­
nistro de la corte de Birmania y poeta; un
gran innovador, cuya obra literaria anticipó
desarrollos que tuvieron lugar medio siglo
después de su muerte. Sus obras principales
son poemas *pyo, entre ellos el heterodoxo
Süja (o Thuza). fechado en 1691, sobre un
tema no budista, y otro sobre la llegada de
los enviados de Tailanda a la corte birma­
na; el Mani-ket Zat-taw-gyi, escrito entre
1733 y 1752, la primera comedia de palacio
que se conoce, y algunas de las canciones
clásicas más antiguas, entre ellas cuatro so­
bre la vida feliz de los simples campesinos,
tema en contra de las convenciones de la
literatura de entonces, dominada por la cor­
te. Para una traducción al inglés de una de
estas canciones v. «Country Life in Burmese
Literatura» por Dunn, Hla Pe y Stewart, en
OAS, XII (1948). [JWAO]
PAHLAVI. Adjetivo (significa «parto», na­
tural de Partia, y, en acepción secundaria,
«antiguo, heroico») aplicado en tiempos
posteriores a los escritos en persa medio de
la escuela de Zoroastro, hacia los siglos III-
íX d.C., conservados en un grafía dificulto­
sa, con términos árameos fosilizados pre­
sentes como ideogramas. Ningún manuscri­
to es anterior al siglo xiv y la ignorancia de
los copistas aumenta los problemas textua­
les. ’ • .
Los escritos tienen más valor teológico y
arqueológico que literario; parte de su in­ ¿ ’ tantra Ha alcanzado fama. Las virtudes re­
terés consiste en que representan la transi­
ción en Persia de la literatura oral a la escri­ ventaja diaria y el único vicio es la tontería;
ta (la literatura secular de este período ha
desaparecido casi toda). Pueden clasificarse
en las siguientes categorías: (l)La traduc­
ción del *Avesta, con comentarios, conoci­
da por el Zand (probablemente «Elucida­
ción»), (2) Compilaciones del Zand sobre
temas determinados, especialmente el Bun-
dahishn («Creación»). (3) Escritos apologé­
ticos, unos por individuos, otros, como el
enciclopédico Denkard, por varias manos.
Estos contienen mucho material tradicio-
nal. (4) Textos que representan categorías
clásicas de literatura oral, por ejemplo, tex­
tos de sabiduría (handarz o máximas, acer­
tijos, un poema-debate); obras mánticas
(conjuros y textos visionarios, como el Arda
VirafNamag, con la visión dantesca del cie­
lo y el infierno); un fragmento de un poema
heroico (Ayadgar-i Zareran). mutilado,
pero con destellos de esplendor; un relato
en prosa (Karnamag-i Ardashir). Los pocos
textos en verso se encuentran en metros
acentuados sin rima, que se prestan a ser co­
rrompidos por los copistas. .
Las versiones inglesas por E. West en
«Sacred Books of the East» (edición F. Max
Müller) están anticuadas, pero son las úni­
cas extensas de que se dispone. Para traduc­
ciones posteriores de obras particulares,
V. M. Boyce, «Middle Pcrsian Literatura»,
en Handbuch der Orientalistik, edición
B. Spuler, IV, II (1943). [EMB]
«PAÑCATANTRA». La famosa colección
india de cuentos didácticos. Los «cinco ca­
pítulos» de la obra tratan de los cinco temas
principales de política cortesana definidos
por el Arthasastra (*Kautilya): la pérdida y
ganancia de amigos; la guerra y la paz; la
pérdida de la propiedad; y la conducta pre­
cipitada. Estaba pensada, por lo tanto,
como fácil preparación al gobierno para el
joven príncipe; pero las historias en sí, fábu­
las animales en su mayoría, son de aplica­
ción mucho más amplia y es más como tra-
tado de la moral deí éxito como el Pañca-
comendadas son las que proporcionan la
el chacal suele ser el héroe.
El Pañcatantra emplea un considerable
caudal de literatura y leyenda populares que
ha inspirado otras recopilaciones, sobre
todo los relatos *jataka, y la famosa, pero
hoy perdida, Brhatktha. o «gran cuento»
(*Somadeva), donde se subraya el valor del
relato como puro entretenimiento.
La influencia del Pañcatranta sobre la li­
teratura universal es quizá superior a la de
ningún otro texto indio; ha gozado de una
 Pané
auténtica fama universal mucho antes de la
introducción de las técnicas de comunica­
ción de masas. En el siglo xvn había sido
traducido a todos los idiomas principales de
Europa y Asia occidental mediante una se­
rie de versiones intermedias que comenzó
con una pahlavi del siglo vi. Los cuentos de
Hans Christian Andersen muestran temas
que pueden derivarse claramente de la fuen­
te india —por ejemplo, «La princesa y el
guisante». Relatos y preceptos del Pañca-
lantra se encuentran también por todo el
Asia sudorienta!. [EG]
Panchatantra o Cinco series de cuentos.
ir. J. Alcmany Bolufer (M., BibL Clásica,
1908); Gold’s Gtoom: Tales from the Pan­
catantra, tr. inglesa Arthur Ryder (Chicago,
1925).
J. Hertcl, Das Pancatantra, seine Ges-
chichte und seine Verbreüung (Leipzig y
Berlín, 1914); F. Edgerton, Pancatantra Re-
constructed (New Haven, 1924).
PANÉ, Armijn (1908- ). Novelista, en­
sayista, crítico, dramaturgo y poeta indone­
sio. El más occidentalizado de las principa­
les figuras de la generación de Pudjangga
Baru, de espíritu más auténticamente occi­
dental que el propio profeta de la occidenta-
lización, *Takdir Alisjahbana. Su prosa, en
híbrido «malayo europeo», es animada, lle­
na de sutileza y a veces brillante. En su
poesía, no hace uso de la belleza de los ele­
mentos más antiguos del idioma. Su obra
principal es la novela Belenggu («Grille­
tes»), publicada originalmente por episo­
dios en Pudjangga Baru en 1940 y reedita­
da después de la Guerra por Pustaka Rak-
jat. Se trata de un verdadero estudio psico­
lógico y es por completo diferente de cual­
quier novela indonesia anterior. Gran parte
de su obra, como la de muchos escritores in­
donesios, ha sido publicada en periódicos.
En 1953 muchos de sus relatos fueron reco­
pilados y reeditados con el título Kisah an­
tara Manusia («Relatos de humanidad»).
[ECGB]
PANÉ, Sanusi (1905- ). Poeta, drama­
turgo y director de publicaciones indonesio.
Hermano mayor de Armjin *Pané. Sanusi
Pané nació en la costa occidental de Suma­
tra, pero de pequeño fue llevado a Java. Su
primer poema se publicó en 1921, cuando
sólo contaba 16 años. Durante los nueve
años siguientes escribió los poemas que for­
man sus tres volúmenes: Pantjaran Tjinta
(«Efusiones de amor»), 1926, también con­
tiene prosa lírica; Puspa Mega («Flores y
nubes»), 1927, incluye sonetos, y Madah
Kelana («Versos de un vagabundo»), 1930,
muestra su verso más maduro. Sanusi Pané,
como romántico, sentía pasión por la cultu-
346
ra india c indojavanesa y fue defensor de la
tradición y del «arte por el arte» en contro­
versia pública con *Takdir Alisjahbana. A
partir de 1930 dejó de cultivar el verso, pero
escribió varios dramas, localizados princi­
palmente en la Java antigua. En 1941 fue
nombrado director del Balai Pustaka.
[ECGB]
PAN1KKAR. V. Madhava Panikkar.
PAN INI (/Z. siglo iv a.C.). Gramático indio.
Su importancia es triple: (a) Su método des­
criptivo es notablemente semejante a la lin­
güistica estructural contemporánea, (b) En
el concierto científico de la India clásica, la
gramática ocupa la posición arquitectónica
que nosotros atribuimos a las matemáticas.
Como gramático clásico, Panini se convier­
te en cierto modo en la autoridad metodoló­
gica de cualquier investigación erudita. Su
influencia sobre la lógica, la exégesis ritual,
la poética y la filosofía abstracta, es incalcu­
lable. (c) Finalmente, fue su gramática la
que fijó para siempre la forma del sánscrito,
el idioma «perfecto».
La gramática de Panini, en ocho capítu­
los y 32 secciones, es un modelo de econo­
mía. Las reglas se encuentran formuladas
con brevedad lacónica. Las categorías gra­
maticales están definidas formalmente y se
reconocen las raíces, los temas y los afijos,
como las unidades analíticas de la forma­
ción de las palabras.
El propio Panini hace alusión a varios
predecesores suyos, y su obra es en parte
sólo una recopilación y una conclusión de
varias teorías. La ciencia de la gramática,
como otras doctrinas hindúes primitivas, te­
nía sus raíces en el viejo ritual brahmánico
y reflejaba, en origen, la necesidad de con­
servar correctamente los textos sagrados
que, hacia los últimos tiempos védicos, ha­
bían dejado de ser comprensibles. [EG]
The Ashtadhyayf of Panini, tr. inglesa
S. C. Vasu (2 voL, Allahabad, 1891-8); La
grammaire de Panini. tr. francesa L. Renou
(París, 1847-54); Gramatik, tr. alemana
O. Bóhtlingk (Leipzig, 1887).
B. Liebich, Z.ur Einftihrung in die indis-
che einheimische Sprachwissenschaft (Hei-
delberg, 1919-20); L. Renou, L'lnde classi-
que (París, 1953).
«PANJI». Nombre de un género de relatos
de aventuras caballerescas y amorosas de
Java, que datan quizá del siglo xi¡, en la
Java tanto premusulmana como musulma­
na, en el Bali javanés, Lombok, Malaya y
por todas las regiones de habla malaya del
archipiélago indonesio (también «retratos
panji», «ciclo panji»). Panji, conocido por
Ino Kertapati o Raden Mantri, príncipe de
347
Koripan, parte a la búsqueda de su prima y
prometida Galuh Daha; Koripan y Daha
tueron dos de los cuatro reinos de Java
oriental unificados por el imperio Majapa-
hit del siglo xiv. Panji es un cumplido cor­
tesano y amante, un viajero intrépido y, si
es ncccsasrio, heroico, que realiza peregri­
naciones y aventuras sin cuento.
Estos relatos presentan una animada ima­
gen de la vida en la corte javanesa. Forman
parte de la literatura tradicional de Java y se
representan también en la escena viva y en
el teatro de siluetas. Son accesibles en libros
javaneses impresos, manuscritos malayos y
balineses y extractos en holandés. [CH]
R. M. Ng. Poebatjaraka, «Pandji-
verhalen onderlig vergeleken», Bibliotheca
Javanica, 9, Bataviaasch Genootschap van
Kunsten en Welenschappen, Batavia, 1940;
«Java in de Maleische Literatuur (Hikajat
Gatoeh di-gantoeng)». Java, XII, 1932;
XIII, ¡933.
PANTUN. Forma métrica de la poesía ma­
laya e *indonesia, generalmente de cuatro
versos. Existe un millar o más de estos ver­
sos, lacónicos, pero imaginativos, que pue­
den ser tanto cantados como recitados, y
que han hecho, por lo menos durante cua­
tro siglos, la delicia popular de los malayos,
a la vez de servir de tesoro de ideas y senti­
mientos eróticos, filosóficos y tradicionales.
El esquema corriente es una estrofa de 4
versos, cada uno de 8 ó 10 sílabas (es decir,
4 acentos), y de rima abab. Formas más ra­
ras contienen 6 u 8 versos, con una rima ab-
cabc o abed abed. Pantun berkait («pantuns
encadenados») son más largos y tienen una
disposición alterna de versos según la cual
ios versos 2 y 4 del primer cuarteto se con­
vierten en los versos I y 3 del segundo, y así
sucesivamente hasta una extensión de vein­
te versos o más.
Los primeros dos versos del pantun nor-
esquema sonoro que continúa en los dos
versos últimos. A veces también sugieren,
de forma alusiva, el tema especial de los dos
últimos versos, que, sin embargo, siempre
contienen el núcleo del pensamiento que se
comunica. Con el nombre de panloum, esta
forma alcanzó cierta popularidad en la Eu­
ropa del siglo XIX, y fue empleado por Víc­
tor Hugo. (*Achehnese, Literatura; *Mi-
nangkabau, Literatura). [JCB]
Malay Pantuns, tr. inglesa A. W. Hamil-
ton (Sydney, 1944).
R. J. Wilkinson y R. O. Winstedt, Pantun
Melayu (Singapur, 1914); K. Sim, Flowers
oftheSun (Singapur, 1957).
«PARARATON». Crónica histórica •'java-
Penglipor
ncsa anónima del siglo xvi (literalmente.
«El libro de ios reyes»). Escrito en una for­
ma primitiva del idioma, conocido como ja­
vanés medio, este libro (que también recibe
títulos como Ken Arok o Ken Angrok por
su personaje principal) es una crónica en
prosa de los reinos de Tumapel y Majapa-
hit, que florecieron al este de Java durante
los siglos xtli y xiv. La obra es en parte no­
vela picaresca, cuando trata del fundador
de la dinastía, y parte historia, aunque
como fuente histórica se la considera de me­
nor valor que las inscripciones en piedra y
cobre o el Ndgarakrétdgama (* Prapañcha).
[CH]
Tr. Holandesa J. Brandres, reed. N. J.
Krom, Verhandelingen Bataviaasch Ge-
nootschap, Vol. 62 (2.‘ ed., La Haya, 1920).
PATAÑJALL Yogasñtra.
PEDDANA. Poeta telugu del siglo xvt.
Principal poeta de la corte de Krsnade-
varáya, monarca de Vijayanagar de 1509
a 1530. Compuso el Manucaritra. epopeya
que desarrolla un episodio del Markandeya
Purana. Un piadoso joven brahmán, Prva-
ra, amado por una doncella celeste. Varud-
hini, la rechaza; mientras tanto un divino
mancebo cuyo amor Varudhini ha despre­
ciado, consigue conquistarla asumiendo la
apariencia de Pravara. [JRN]
P. T. Raju, Telugu Literature (Andhra
Lileraturej (Bombay, 1944).
PENGLIPOR LAR A (Literalmente, «con­
solador de penas»). El tradicional bardo de
aldea * malaya, que recita relatos populares
basados en las aventuras de un héroe ro­
mántico. La misma frase se aplica también
a los relatos. La definición de «relatos po­
pulares» es particularmente apropiada, ya
que los relatos en prosa (que a veces in­
cluyen pasajes breves de excelente poesía)
han formado durante siglos el cotidiano ali­
mento literario de los aldeanos malayos, y
proporcionan, en cierto sentido, el equiva­
lente, rural y oral, de los hikayat. escritos y
más complicados, de la Corte.
Entre los más difundidos de estos relatos
populares, figuran Cheritera Sri Rama (ed.
W.E. Maxwell, 1886), Hikayat Malim De-
man y Hikayat Anggun Che Tunggal (Sin­
gapur, 1960). Sus argumentos suelen estar
basados lejanamente en temas indios y os­
tentan superficiales rasgos islámicos, por
más que un substrato de creencias animisti-
cas e hindu-budistas apuntan hacia una
fuente anterior.
La forma de estos relatos (que suele ser,
por lo corriente, cantados), las frecuentes
interpolaciones en verso, los personajes re-
PeriySIvar
lativamente poco desarrollados y las situa­
ciones tópicas —que suelen estar descritas
en frases inmutables y formulistas— recuer-
del mundo, aunque aquí el escenario local
de Malaya y Sumatra (de donde se derivan
algunos relatos) es cspeciaimcnte animado y
característico. [JCB]
Winstcdt, C M L.
PERIYALVAR. ♦Alvar.
PETRUS KY. ♦Truong Vinh Ky.
«PHRA LO». Narración épica tai anóni­
ma. de origen anterior al siglo XVII, proba­
blemente en un Estado del norte de Tailan­
dia, y fuente de varias narraciones posterio­
res. Narra el desastroso amor, inducido por
medios mágicos, del héroe, el príncipe Phra
Lo, por las dos hijas de un monarca vecino,
por las que abandona a su familia y patria.
Los dos principales enemigos no se reconci­
lian hasta la muerte en la batalla de los tres
amantes. Ideas budistas de causalidad y re­
tribución se encuentran entretejidas en el
trágico relato. [EHSS]
Principe Dhani Nivat, «The Date and
Aulhorship of the Romance of Phra Lo»,
Journal ofihe Siain Society, Vol. 41, 1954.
«PIEN-WEN». Género literario chino. Al­
gunos de los relatos y baladas encontrados a
comienzos del siglo en una masa de mate­
rial heterogéneo en ¡as Mil cuevas de Buda,
en Tun-huang, Kansu, llevan el título
«pien-wen», y este término ha sido emplea­
do arbitrariamente para describir la totali­
dad. El material de Tun-huang en conjunto
se atribuye a los siglos vi-x.
Relatos y vulgarizaciones budistas consti­
tuyen el núcleo de la colección de literatura
popular. Algunos de los pien-wen budistas
bien pudieron haber proporcionado el texto
para las persuasivas actuaciones orales de
los sacerdotes, tan populares en la época
T’ang (618-907 d.C.). Su cargo distintivo,
relacionado con la presentación pública, es
la sucesión de prosa y verso, característica
de casi todo pien-wen, que iba a perdurar en
la narrativa china hasta tiempos recientes.
Particular interés, sin embargo, ofrecen
aquellas obras pertenecientes a la tradición
china indígena, porque contribuyen mucho
al conocimiento de la evolución de la litera­
tura popular china. Los pien-wen de esta
categoría ofrecen una gran variedad de for­
ma, estilo y pensamiento, y su temario in­
cluye parábolas de Confucio, anécdotas his­
tóricas, leyendas populares, relatos amoro­
sos. de aventuras y políticos, y cuentos de
animales y de espectros. Algunos están ínte-
348
gramente en verso, otros totalmente en pro­
sa: unos son de estilo envarado y culto,
otros, vulgares y chispeantes; unos mues­
tran un pensamiento de piadosa ortodoxia,
otros son groseramente plebeyos. Su valor
literario puede ser considerable: se descubre
en ellos, de la forma más asombrosa, una
espontaneidad y una hondura de sentimien­
to de un tipo análogo a los de los poemas
del Libro de Exetcr. (DEPJ
Arlhur Waley, Ballads and Sanies from
Tun-huang (1961).
PINSKI, David (1872-1960). Comediógrafo
y novelista yiddish. Nacido en Mohilcv, vi­
vió en Suiza y Alemania; más tarde se esta­
bleció en Norteamérica en 1899, para ter­
minar emigrado a Israel en 1950. Sus rela­
tos reflejan las ideas socialistas a las que se
adhirió en sus comienzos y a las que ha de­
dicado la mayor parte de sus actividades
públicas. Pero en sus últimos años volvió a
buscar inspiración en el folklore y las leyen­
das judías. Escribió varias novelas, la últi­
ma Der Zurissener Mensch. que trata de la
vida de los judíos norteamericanos durante
la guerra. Sus dramas incluyen: Isaac SheJ-
le! (1899); Di Muter (1901); Familie Ts'vi
(1905); Der Oitzer (tr. inglesa L. Lewisohn,
The Treasure. 1905). Sus ensayos sobre el
teatro yiddish. Das Yiddishe Drama, se pu­
blicaron en 1909. [EE]
In Yisroél, ed. J. Leftwich (Londres.
1960).
Waxman; H J L.
PO CHÜ-I (772-846). Poeta chino. Nació
en un pueblo de la provincia de Honan.
Cuando tenía 10 u 1 1 años, se trasladó a las
proximidades de la capital, CITang-an. En
785 se produjo una sequía y la familia se vio
de nuevo obligada a trasladarse, esta vez a
Soochow y Hangchow. Por esto, muchos de
de sus primeros poemas son de despedida y
sobre la muerte de amigos. Son bastante for­
malistas y contienen muchas citas y tópicos.
En 799 aprobó los exámenes provinciales y
al año siguiente los metropolitanos con al­
tas calificaciones. Dejó la capital y residió
durante algún tiempo en un monasterio bu­
dista, donde recibió instrucción de un mon­
je. AI año siguiente volvió a la capital para
iniciar la carrera de funcionario. En 807 fue
nombrado miembro de la academia de Han-
lin y más tarde contrajo matrimonio. Se
opuso al gobierno de los eunucos de palacio
ya la incautación de bienes para los ejérci­
tos palatinos y para las damas de palacio, y
escribió poemas sobre estos temas. Aunque
no fue enemigo del taoísmo filosófico, atacó
el taoísmo mágico y la ingestión de píldo­
ras de larga vida y escribió un poema y una
349
balada censurando esta costumbre. Redactó
una reforma de impuestos y protestó ante el
monarca contra la flagelación de los campe­
sinos.
En 815, Po Chü-i fue desterrado en casti­
go por una indiscreción, y aunque vivió con
relativo bienestar durante el destierro y es­
cribió muchos poemas describiendo el pai­
saje. parece haber estado atemorizado du­
rante sus últimos años por la amenaza de
otro destierro. Citado a la capital en 820, se
mantuvo aparte de la política a partir de en­
tonces, y su poesía fue siendo influida cada
vez más por el budismo. El mismo decía
que era perezoso por naturaleza, que odiaba
el trabajo burocrático y prefería corretear
por el campo. Aunque deseó jubilarse pron­
to. siempre se encontró en aprietos econó­
micos y terminó por retirarse a los 70 años,
con media paga.
Po Chü-i fue un poeta prolífico. Escribió
muchos poemas en el estilo formal de rigor ,
en los exámenes oficiales, estudiados por los
jóvenes como modelos. También fue autor
de muchos «poemas ajustados», que exigían
una gran pericia en la colocación de las pa­
labras en las estructuras preestablecidas.
Según la costumbre, intercambió estos
poemas con sus amigos, en una especie de
juego literario; el más famoso de sus «con­
trincantes» fue Yüan. Chen y los dos gana­
ron celebridad en China entera por la ele­
gancia de sus versos. Pero consideró como
su mejor obra sus baladas políticas, escritas
con la intención- de que al ser cantadas, in­
fluyesen en el emperador y sus ministros. Se
decía que tenía la costumbre de leer sus
poemas a una vieja campesina y que tacha­
ba cuanto esta no entendía. Fue esta clari­
dad de expresión lo que le valió ser el poeta
chino más popular de su época. [JDC]
M.a Teresa León, y Rafael Alberti, Poesía
china. (B*. A., Cía. Gral. Fabril, 1960); Mar­
cela, de Juan;,. Poesía china: del siglo xxn
a.C. a las canciones de la Revolución Cultu­
ral, (Mi., Alianza-, 1973),
A. Waley, The Life and: Times of Po
€hü-i(l94^y.
POLINESIA,. Literatura. El área cultural
de Polinesia abarca todas las islas que se en­
cuentran: dentro de una zona más o menos
triangular: limitada por Nueva Zelanda, Ha-
waii y la-isla de? Pascua. Además, las islas de
Elíce..el grupo Lau de Fidji y varias comuni­
dades desperdigadas.y, aisladas, que se ex­
tienden) hacia- el oeste, como> las- Salomón’ y.
las Carolinas,, son. polinesias, total o par­
cialmente. en idioma-y. cultura. Em contras­
te con sus vecinos melanesios y. microne-
sios, de lenguas, y culturas, inconexas, los
polinesios, hablan idiomas estrechamente.
Polinesia
emparentados y han desarrollado institucio­
nes relativamente homogéneas. La religión,
la tecnología y el idioma, sin embargo,
aconsejan distinguir las culturas centrales
(Samoa, Tonga y las islas vecinas) de las pe­
riféricas (islas de la Sociedad, Australes,
Marquesas, el archipiélago Tuamotu, isla
de Pascua y, al norte y ai sudoeste, Hawaii,
las islas Cook y Nueva Zelanda).
Con la única excepción de las llamadas
«inscripciones» de la isla de Pascua, la es­
critura, al parecer, fue desconocida hasta el
siglo xix, cuando la actividad de los misio­
neros introdujo el alfabeto latino y esta ex­
presión gráfica hizo rápidos progresos. Se
tiene noticias de la existencia de una masa
importante de literatura no escrita en todos
los grupos principales de islas y mucho de
ella ha sido conservado por escrito. La in­
troducción del cristianismo en toda Poline­
sia significó el final de estas muestras de la
poesía pagana.
En la sociedad de la Polinesia oriental, la
transmisión fidedigna de las tradiciones sa­
gradas de una generación a la siguiente, fue
con frecuencia institucionalizada en escue­
las especiales para discípulos cuidadosa­
mente seleccionados e iniciados. Estos, una
vez instruidos, se constituían en bardos y ju­
glares adscritos ai séquito de un jefe. La
innata aptitud de los polinesios para el bai­
le, la poesía y el canto, y la alta estimación
otorgada al poeta, compositor, maestro de
baile o intérprete de éxito, mantuvo un ele­
vado nivel y colaboró a la constante fluen­
cia del material. Se cultivaron muchos gé­
neros literarios.
En poesía, las sílabas abiertas de las len­
guas polinesias, la frecuencia de vocales,
junto con la ausencia de grupos consonánti­
cos fueron utilizadas para lograr efectos
especiales y estructuras de rima.
A más de los dioses principales (Tanga-
roa, Tu, Tañe, Rongo y otros), cuyas activi­
dades fueron la inspiración de mucha prosa
y poesía épicas, el panteón polinesio incluía
semidioses; la fama de sus hazañas se ha ex­
tendido a partes de Micronesia y Melanesia -
y se les recuerda en la literatura de muchos
grupos de islas. El más famoso, con mucho,
es Maní, héroe de un ciclo de leyendas y mi­
tos, quien rescató el fuego del infierno para
entregarlo al hombre y que pescó a Nueva
Zelanda del abismo con su anzuelo mágico.
Fama casi igual tienen otros ciclos asocia­
dos con Tinirau y Hiña (el prototípico par
de amantes que se reúnen tras cruzar el
océano, vuelven a separarse y a reunirse),
conTafaki y con Rata.
Gran parte de la poesía polinesia se com­
pone de epopeyas. La nobleza del carácter,
la fidelidad de la sangre, las navegaciones,
la guerra y la conquista, constituyen algu-
 Pon-Nya
nos de sus temas recurrentes. También se
tiene noticia de gran cantidad de poesía líri­
ca. El tratamiento de los temas gemelos de
escenario y amor tiene interés especial, ya
que el lenguaje varía desde una reticencia
considerable, con abundancia de alusión
esotérica y de metáfora, a una ausencia casi
completa de inhibición en el tratamiento
poético del sexo. [GBM]
K. Luomala. Voices on the IVind (Hono­
lulú, 1955); C. R. H. Taylor, A Pacific Bi~
bliography (2.a ed., 1965); islas Gambier,
archipiélago Tuamolu: P. H. Buck. Ethno-
logy of Mangareva (Honolulú, 1938); Ton­
ga: E. E. V. Collocot, Tales and Poems of
Tonga (Honolulú, 1928); islas Cook: W. W.
Gilí. Myts and Songs from (he South Pacific
(1876); Nueva Zelanda: Sir George Grey,
Polynesian Mythology (Auckland, Nueva
Zelanda, 1885); Hawai: N. B. Emerson.
Unwrilten Literature of Hawaii (Washing­
ton, 1909).
PON-NYA, U (h. 1807-66). Escritor de Bir­
mania. Escribió poemas de varias clases,
pero es famoso por sus «cartas» (myit-taza)
y dramas. Las cartas de U Pon-nya signifi­
caron una innovación en esta forma, ya que
fueron escritas con frecuencia para ayu­
dar a las gentes del pueblo en cuestiones co­
rrientes, en vez de ser homilías exaltadoras
dirigidas al rey. Se conservan los textos de
cinco dramas: Paduma. Ye-lhé. Kosala,
Vessantara y Vijaya. Su estilo es vivo, con
rimas hábiles e ingeniosos retruécanos. Su
teatro fue modelo para comediógrafos pos­
teriores. [JWAO]
PRAPAÑCHA (siglo xiv). Autor javanés.
Su única obra conocida, el poema épico
Nagarakretagama, fechado en 1365, es la
obra más importante de la literatura javane­
sa arcaica y proporciona la única informa­
ción que poseemos sobre su autor. Como
hijo de un sacerdote budista (adhyaksa) del
rey majapahit de Java oriental, Prapañcha
le acompañó en sus recorridos por el reino y
sus descripciones son una valiosa fuente his­
tórica y sociológica. Además de pertenecer
al sacerdocio y estudiar historia, fue un poe­
ta de talento. [CH]
T. G. T. Pigeaud, Java in the J4th Centu-
ry (5 vols. La Haya, 1960-3).
PREM CAND. *Srívastav.
PSAILA, monseñor Carmelo, conocido por
Dun Karm (1871-1961). Poeta y lexicógrafo
de Malta. Nació en la aldea de Zcbbug, hijo
de un marinero de un pequeño buque de
carga en la ruta de Malta a Grecia. Recibió
su educación primaria en la escuela local
350
del gobierno, de donde pasó al instituto dio­
cesano y después al seminario de teología de
Floriana. Se ordenó de sacerdote a los 23
años y fue nombrado profesor del seminario
y maestro en el instituto diocesano. En
1921. el visitador apostólico, cardenal La
Fontaine, le destituyó arbitrariamente de
sus cargos pedagógicos, pero Dun Karm fue
nombrado a continuación subdirector de la
Biblioteca Nacional de Malla. Al retirarse
en 1936, se le encargó la composición del
diccionario oficial inglés-maltés, obra a la
que dio fin con éxito. La Real Universidad
de Malta le otorgó el título de doctor en lite­
ratura en 1945. Sus últimos años transcu­
rrieron tranquilamente en el retiro, entre la
veneración de sus conciudadanos.
En la carrera literaria de Dun Karm pue­
den señalarse dos fases. Durante la primera,
escribió versos en italiano, que ya le situa­
ron en la primera línea del mundo literario
contemporáneo de Malta. En la segunda
fase, abandonó la poesía italiana por la mal-
tesa. Debe observarse que el maltés es un
idioma semítico, emparentado con el árabe
de Túnez y con reminiscencias de la antigua
lengua fenicia. Posee, sin embargo, una con­
siderable proporción de elementos románi­
cos, quizá hasta un 20 por 100 del vocabu­
lario es de origen siciliano. El maltés no
sustituyó al italiano, como lengua oficial,
hasta 1934, junto con el inglés. Cuando
Dun Karm se decidió en fecha tan tempra­
na como 1912, a pasar del verso italiano al
maltés, se adelantó a los tiempos y su incan­
sable celo en fomentar la lengua nacional de
su país le hizo muchos enemigos.
Dun Karm ha sido definido justamente
como «romántico en pensamiento y senti­
miento... clásico en relación a su propia
literatura». Sus poemas tratan de las belle­
zas de la naturaleza, el amor a la patria, la
experiencia religiosa, de sus luchas y angus­
tia religiosas, hondamente sentidas. Gracias
a la obra de A. J. Arberry y el padre
P. Grech, ya no hay que temer, según pala­
bras de un compatriota de Dun Karm, que
«esta gran figura haya de permanecer para
siempre desconocida fuera de su patria in­
sular, debido a que solamente unos pocos
cientos de miles de gentes son capaces de
entender su idioma». [DML]
Dun Karm: Poet ofMalta, tr. inglesa A. J.
Arberry, intr., notas y glosario P. Grech
(1961).
P‘U SUNG-LING (1640-1715). Cuentista y
novelista chino. Autor de Liao~chai-chih-i
(Strange Stories from a Chínese Studio, tr.
inglesa H. Giles, 1916). De una culta fami­
lia de Shantung, hijo de un comerciante y
erudito. Aprobó el examen local en 1658,
pero no tuvo más éxitos académicos. Des­
351
pués de servir durante algún tiempo como
secretario de un magistrado, pasó viente
años, a partir de 1672, como secretario de
un amigo rico. Después pasó la mayor parte
del resto de su vida en su tierra natal, aten­
diendo a los negocios familiares y actuando
de preceptor de los hijos de la nobleza.
La primera edición de Liao-chai-chih-i
(1766) contenía 431 relatos, pero desde en­
tonces se han ido descubriendo más en ma­
nuscritos más antiguos. Pertenecen a la tra­
dición T'ang y Sung de los «relatos extra­
ños» y comprenden leyendas y cuentos en
los que realidad y fantasía, lo natural y so­
brenatural, se encuentran estrechamente en­
tretejidos. Abundan en ellos espíritus y zo­
rros mágicos, por lo general disfrazados de
mujer y dotados de atributos humanos. La
mayor parte de los cuentos tienen moraleja
y las recompensas y castigos se distribuyen
rigurosamente de acuerdo con los mereci­
mientos. Escritos con un estilo «literario»,
se destacan entre los relatos de este género
por su lenguaje poético y la riqueza de su
vocabulario.
P‘u Sung-Ling escribió también una no­
vela en lengua vernácula, Hsing-shih-in-
yüan-chuan, en la que los personajes princi­
pales son una tarasca y un sufrido marido,
así como baladas y poesía. [JDC]
«PURANA». Clase de textos del hinduísmo
popular,’procedentes de la era de la poesía
épica o poco posterior, y que continuó sien­
do escrita o parafraseada a través de la épo­
ca medieval.
Según la tradición, un purana trata de
cinco temas: la creación del mundo, la diso­
lución y recreación periódicas del mundo,
la genealogía de dioses y de santos, las eras
o épocas en las que cada creación se divide,
y las historias de las dinastías reales. Pero
en la realidad, los textos siguen este esque­
ma de forma irregular o imperfecta. Los
puranas son, de hecho, enciclopedias de la
religión popular e incluyen en gran parte las
tradiciones básicas de los grandes cultos de
Siva y Visnu. Como con los poemas épicos,
una tradición anterior, secular o principes­
ca, parece haber sido adaptada a los usos de
las creencias populares.
Los puranas canónicos son 18, de los
cuales los más conocidos en occidente son
(a) el Visnu (tr. inglesa H. H. Wilson,
Pyo
1864-77).’ que celebra a Krsna según la sec­
ta Pañcaratra; (b)el relativamente tardío
Bhagavaia (tr. inglesa J. M. Sanyal, Cal­
cuta, 1952-4), el más famoso, con mucho,
de los puranas, pero el menos característi­
co, escrito en un estilo uniforme e intencio­
nadamente arcaizante y dedicado a la pro­
pagación del culto bhakti. El décimo libro
es la biografía clásica de Krsna; (c) Már-
kandeya (tr. inglesa F. E. Pargitcr, Calcuta,
19Ó4), uno de los puranas más antiguos, al­
gunas partes del cual son anteriores al secta­
rismo saivita o vaisnnavita; (d)zl^n/ (tr. in­
glesa M. N. Dutt, Calcuta, 1903-4); y
(c) Garuda (tr. inglesa E. Wood, Allahabad,
191 1). Los dos últimos llevan al extremo la
tendencia enciclopédica e incluyen com­
pendios de gramática, medicina, poética,
etc., así como amplias exposiciones de te­
mas religiosos.
Como los poemas épicos, los puranas
contienen mucho material histórico, princi­
palmente listas de reyes, pero también des­
cripciones de ciudades y lugares sagrados,
aunque la forma de presentación, mezclada
con leyendas y tradiciones acríticas, con­
vierte su empleo como historia en suma­
mente problemático. Fue la mención de
Candragupta Maurya (h. 322-298 a.C.) en
el Bhagavata Purana lo que permitió la
identificación de este monarca legendario
con el Sandracottos conocido de los griegos,
con lo que proporcionó la clave para la cro­
nología primitiva de la India. [EG]
W. Kirfel, Das Puranapañcalaksana
(Bonn, 1927); F. E. Pargiter, Ancient Iridian
Hisiorical Tradition (1922); *Mahabharata;
A. Barth, Religions of India (1889); E. W.
Hopkins, Religions ofIndia (Boston, 1895).
«PYO». Tipo de poema birmano en el ver­
so tetrasilábico «clásico», a veces hasta al­
canzar la extensión de un librito. La esencia
del pyo primitivo (siglos XV-XV1 d.C.) con­
siste en su doctrina religiosa. Algunos ofre­
cen simplemente preceptos de conducta vir­
tuosa, otros—de mayor interés como litera­
tura— están emplazados en el marco de un
★jataka o de un episodio de la vida del Buda
narrado en verso. Estos últimos incluyen
pasajes ampliados que utilizan todas las ar­
tes de la poesía birmana sobre los puntos
doctrinales que se presentan a lo largo de la
narración. [JWAO]
RAHULA, árí (//. 1430-60). Poeta cingalés.
Emparentado con la familia real de Ceilán,
y poeta principal del reinado de Parákra-
mabahu VI en Kótté, cerca de Colombo.
Monje budista, ostentó el rango de sangha-
raja o jefe de la orden budista en Ceilán. Sus
obras principales son Kavyasekhara, que
narra la historia del Sattubhasta Játaka, y
dos poemas *sandesa. Parevi-sandesa (The
Dove’s Message. ed. y tr. inglesa S. de Silva,
Colombo, 1873) y Salali-hini-sandesa («El
mensaje del estornino», tr. inglesa M. C.
Macready, como The Sela’s Message. (Co­
lombo, 1865). El estilo de Rábula es clásico,
según la tradición sánscrita. [CHBR]
C. E. Godakumbura, Sinhalese Literaíure
(Colombo, 1955).
RAJAGOPALACHARI, Chakravarti (1879-
1972). Político y literato indio. Intimo cola­
borador de Ghandi, fue primer ministro de
Madras, gobernador de Bengala occidental
y gobernador general de la India.
De perfecto bilingüismo, contribuyó con­
siderablemente a la literatura india en inglés
y a la prosa tamil y fue un brillante orador
en ambas lenguas. La mayor parte de sus
obras inglesas se refieren a la exposición de
textos y credos hindúes, pero también in­
cluye una traducción en verso de parte de
una epopeya tamil, The Ayodhya Canto of
the Ramayana as Told by Kamban (1961)
(*Kampan). Entre sus relatos en tamil figu­
ran Karpañaikkatu (1957), colección de fá­
bulas para niños y The Fatal Cari and other _
Stories (tr. inglesa C. R. Ramaswani, Nueva
Delhi, 1946). Sus versiones en prosa tamil
del *Mahabharata (tr. inglesa por el autor,
Bombay, 1951) y del * Ramayana (tr. ingle­
sa, Bombay, 1957) fueron también escritas
para ios niños, pero han tenido un éxito
más amplio. Como el resto de las mejores
páginas de Rájagópáláchári, combinan la
simplicidad con la profundidad. [REA]
Rajaji’s Speeches (2 vols., Bombay,
1958).
Mónica Fclton, I Meet Rajaji (1962);
K. S. Krisnan, «Chakravarti Thirumagan
by C. Rajagopalachari», Iridian Literal ure,
1, 2, Nueva Delhi, abr.-scpl. 1959.
RAJAJI. *RajagopaIáchari.
RAJAM AYYAR, B. R. (1872-98). Nove­
lista tamil. Autor de una de las primeras no­
velas en tamil, Kamalambal. o el rumor fa­
tal. historia de una familia brahmin de la
India del sur. publicada por partes, 1893-5.
Su incompleta novela en inglés. Truc
Greatness. or l'asadera Sastri. produce una
buena impresión del estilo agradablemente
humorístico y de la seriedad filosófica de su
obra en tamil. Durante los dos últimos años
de su vida, Rajam Ayyar fue director de una
revista mensual en inglés. Prabuddha Bha-
rata. La mayor parte de sus colaboraciones,
entre ellas Vasudeva Sastri y varios relatos,
fueron editados después en libro con el títu­
lo de Rambles in Vedanta (Madras, 1905).
que también contiene un somero bosquejo
de su vida. [REA]
«RAIMARIAN». * Ramayana.
RAMANUJA (siglo XI a.C.). Filósofo in­
dio. Principal rival de *Sañkara en el Ve-
danta. Pretendió conciliar la doctrina de la
liberación con la idea de que el mundo es en
ciertos aspectos real (no dualismo limitado,
o visistadvaita). Sus comentarios a los Brah-
masütras suelen ser más fieles al original
que la versión más doctrinal de Sañkara. Rá-
mánuja fue un vaisnava y un devoto de
Rama; su escuela, hoy una secta (la casta de
los srivaisnavas), combina igualmente ele­
mentos de ortodoxia védica con la práctica -
religiosa.popular. [EG]
The Vedántasútras, tr. inglesa G. Thi-
baut (Sacred Books of the East, 3 vols.,
1890-1904).
P. N. Srinivasachari, The Philosophy of
Vi^istádvaita (Madras, 1946).
«RAM A Y ANA». La epopeya más breve de
la India (a diferencia del *Maliabharata).
Narra las aventuras de Rama, rey de Ayod-
 Rao
hyiT (Oudh), quien como el Krsna del
Mahabharata. se ha convertido en una de
las divinidades favoritas del hinduismo
popular. El poema, atribuido a Valmiki
(que bien pudo haber sido el autor), com­
prende 7 libros, de los que el primero y el
último son adiciones posteriores. Los 5 res­
tantes narran, con habilidad poética y esca­
sas digresiones, el cortejo de Sita por Rama;
sus bodas; el rapto de Sita por Rávana, de­
monio rival de Rama, al que éste ha venci­
do al doblar un gran arco; la alianza de
Rama con el rey de los monos Hanuman y
la invasión por ambos de Laiíka (que se su­
pone es Ceilán), el reino insular de Rávana;
la guerra y rescate de Sita. El último libro,
probable adición posterior, trata de los ce­
los de Rama y el destierro de Sita (de la que
sospecha que ha animado de Ravana). el
nacimiento de los gemelos de Rama y la
reunión feliz de la familia.
Resulta difícil fechar la epopeya; el estilo
y el contenido sugieren que es posterior al
.Mahabharata. por más que éste contenga
una versión abreviada del Ramayana. Los
acontecimientos del .Mahabharata son más
antiguos, pero su redacción se extendió por
un período mayor de tiempo. Quizá el Ra­
mayana se terminase a comienzos de la era
cristiana.
Las aventuras de Rama han gozado de
una popularidad sin igual en la India. El
poema ha sido adaptado a la mayor pane de
las lenguas vernáculas, incluyendo dos fa­
mosas versiones medievales en hindi
(*TulsT Das) y tamil (‘Kampan). El relato
se ha convertido en tema de innumerables
obras literarias y populares: dramas por
Bhasa y Bhavabhüti. poemas épicos de
*KáIidása y Bháravi. representaciones escé­
nicas y recitados populares por toda la In­
dia. Rama, divinidad más ideal que el volu­
ble Krsna, es adorado en templos por todo
el país.
La versión tai del Ramayana ofrece no­
tables diferencias con la epopeya sánscrita.
Incluye episodios conocidos de versiones
cingalesas. indias meridionales y bengalíes,
así como versiones javanesas han influido
también en su desarrollo en Tailandia. A su
vez. textos y técnicos teatrales tai han ejer­
cido influencia en las representaciones en
Cambodia y Laos. Al comienzo de la for­
mación de la tradición local, antiguas ver­
siones budistas desempeñaron probable­
mente un papel importante.
La única versión tai completa es el Ra-
makian de Ramal (1782-1809). A partir
del siglo x VIH se conocen invocaciones y
textos de episodios, algunos pensados para
su representación como danza dramática. A
pesar de la fecha relativamente tardía de es­
tos manuscritos, la epopeya cuenta con una
354
larga historia en Tailandia (*Tai. Literatu­
ra; Javanesa, Literatura). [EG]
Tr. inglesa R. T. H. GrilTith (5 vols..
1870-89); tr. id. M. L. Sen (3 vol.» Calcuta,
1927); versión inglesa abreviada en prosa
R. K. Narayan (1972).
H. Jacobi. Das Ramayana. Geschichte
und Inhall (Bonn. 1893); ★.Mahabharata;
Swami Satyananda Puri y Charoen Sarahi-
ran. The Ramakirtí (Ramakian) or ¡he
Thai l'ersion of the Ramayana (Bangkok,
1949); Príncipe Dhani Nivat. «The Rama
Jakata. a Lao Versión of the story of
Rama», en Journal of the Siam Society, 36,
1947.
RAO, Raja (1909- ). Autor indio de no­
velas y relatos en inglés. Su idioma nativo es
el kanarese. pero después de su licenciatura
estudió en Francia y todos sus libros se han
publicado en inglés. Kanthapura (1938; tr.
José Revira. B.. Seix Barral, 1966) es la des­
cripción de los efectos de las doctrinas de
Ghandi en una aldea de Mysore. narrada
con una técnica de considerable complica­
ción. Cow of ¡he Barricades (1947) es una
colección de relatos, y su última novela.
Tr.e Serpeni and the Rope (1960). escrita
después de un largo silencio durante el cual
Raja Rao volvió a la India y reanudó el con­
tacto con sus raíces, es un ambicioso estudio
de la interpretación entre las culturas india
y occidental en un marco sem¡autobiográfi­
co. [I.MPR]
The Policeman and the Rose (1977; na­
rraciones).
K. S. Srinivasa lyengar, Indian Writing
in English (Bombay, 1962).
RASHÍD AL-DÍN FADLULLÁH (h.
1247-1318). Político e historiador musul­
mán. Quizá de ascendencia judía. Comenzó
su carrera como médico de corte del sultán
mongol Abaqa Jan: en 1298 fue nombra­
do visir por el sucesor de Abaqa. Gházan
(1295-1304), y continuó ostentando el cargo
con Uljáytú (1304-16). La envidia produci­
da por sus grandes riquezas y sus espléndi­
das mercedes permitió a sus enemigos a co­
mienzos del reinado del joven Abu Sa‘id. el
conseguir primero su destitución del cargo
y más tarde su ejecución acusado de haber
envenenado a Uljáytú. Su gran historia,
Jámi ‘al- Tawáríkh («Colección de cróni­
cas»), comenzó como historia de los mon­
goles, a instigación de Gházán Jan. que
puso a su disposición los archivos del reino,
y continuó como una historia universal,
para Uljáytú. La obra es notable por su im­
parcialidad, claridad de estilo, y ¡a gran va­
riedad y autoridad de sus fuentes. Rashíd al-
Din adoptó grandes precauciones para ase-
355
gurar su transmisión a la posteridad, en dos
versiones, una en persa y otra en árabe,
pero la obra no se terminó nunca. Los ma­
nuscritos varían mucho en contenido, y el
texto total conservado no ha sido editado
aún. La obra se divide en dos partes: la pri­
mera, conocida por Ta'rikh-i Gházání.
comprende la descripción de las tribus tur­
cas y mongólicas y de los reinados de Jeng-
hiz Jan y sus sucesores hasta Gházán, con
una sección incompleta sobre Uljáytü; la se­
gunda es una historia general del mundo
—desde China hasta Europa— en 12 seccio­
nes; se proyectó una tercera parte, geográfi­
ca, que quizá nunca se escribiese. La des­
cripción de las tribus, en la primera parte,
ha sido vertida al alemán por F. von Erd-
mann (Vollstandige Übersicht..., Kazan,
1841) y por C. Saleman (en W. Radkloff,
Das Kudatku Bilig..., San Petersburgo,
1891), y la historia de Hülágú fue editada
con versión francesa por E. Quatremére
(París, 1836); de la segunda parte, la histo­
ria de los «francos» —basada en gran parte
en la crónica de Martinus Oppaviensis (m.
1278)— ha sido editada con traducción
francesa por K. Jahn (Leiden, 1951). Exis­
ten además extensas versiones en ruso.
[VLM]
Browne, L H P, III; Arberry, C P L; E of
/. C. A. Storey, Persian Literatura a Bi-
bliographical ¿íurvey. I (1927- ).
«RGVEDA» («Rigveda») (veda = «tradi­
ción» en sánscrito). El texto indio más anti­
guo (h. 1500-1000 a.C.) y la primera com­
posición extensa en cualquier lengua in­
doeuropea (una forma arcaica del sánscri­
to); es una colección de 1028 himnos (rk)
que celebran diversas divinidades naturales
y morales. Autoridad máxima y sacrosanta
del indoísmo ortodoxo, el Rgveda era trans­
mitido de maestro a discípulo dentro de la
clase sacerdotal de los brahmines mediante
una técnica de pronunciación y memoriza­
ción tan explícita que el texto que se conser­
va no se ha alterado nada en casi 3500 años.
Los himnos del Rgveda fueron compues­
tos a lo largo de casi medio milenio que
coincidió con la conquista del norte de la
India por los indoeuropeos (o arios, como
ellos se denominaban). Los himnos consti­
tuyen nuestras únicas fuentes históricas
para esta época. Revelan una etapa de la so­
ciedad y la religión indias más indoeuropeas
que hindúes, se encuentran impregnados
por un sentimiento del espanto y grandiosi­
dad de la naturaleza y muestran al hombre
preocupado en propiciar las violentas fuer­
zas en torno suyo o asegurar el favor de las
amables y benéficas. Ciertos himnos tienen
un tono marcial, mientras otros, a la aurora
Rizal
y al sol, gozan de una justa fama por su se­
rena inspiración.
Con el tiempo, la santidad del Rgveda se
convirtió en asunto puramente formal, sin
entenderse apenas su sentido o importancia,
y así, como colección de fórmulas esotéri­
cas, atribuidas a la divinidad, fue como el
Rgveda fue siendo adaptado a la religión,
enormemente diversificada, de la India pos­
terior. Su significado original suele ser aún
tema de discusión entre los filólogos.
(* Veda, * Brahmana. • Upanisad). [EG]
Tr. inglesa R. T. H. Griffith (2 vols.. Be-
nares, 1896-97); tr. alemana K. F. Geldner
(Harvard Oriental Series, Cambridge,
Mass., 1951); Himnos védicos. tr., intr. y
notas Francisco Villar Liebana (M., Ed. Na­
cional, 1976).
H. Oldenberg, Die Religión des Veda
(Berlín, 1894); A. A. Macdonnell, Vedic
Mylhology (Estrasburgo, 1897); A. Bcrgaig-
ne, La religión védique (París. 1878-83).
RIZAL, José (1861-96). Patriota, novelista
y poeta filipino en español. Tagalo, con
mezcla de sangre china. Después de recibir
una educación clásica en el colegio de jesuí­
tas de Manila, marchó a España a estudiar
medicina, donde tomó parte activa en la
campaña en pro de las reformas coloniales
que realizaban estudiantes y expatriados fi­
lipinos. Colaboró con textos políticos en La
solidaridad, órgano del movimiento, al
tiempo que mantenía correspondencia con
sabios alemanes sobre temas de ciencia y
antropología; pero sus dos obras más im­
portantes en el terreno de la literatura son
dos novelas sucesivas: Noli me tángere
(1886) y El Jilibuslerismo (1891). Están es­
critas en español, idioma del que tenía gran
dominio. Presentan con apasionada indig­
nación —y, por consiguiente, no siempre
con justicia— los abusos de la dominación
española y la pasividad de los filipinos en
someterse a ella; «no habría tiranos si no
hubiera esclavos». Los libros, publicados
en España, fueron prohibidos en Filipinas,
pero contribuyeron eficazmente, sin embar­
go, al movimiento separatista que produjo
la revolución cuando el Gobierno español
ejecutó a Rizal acusado de traición (1896).
Antes de morir escribió un poema —sin tí­
tulo, aunque se le conoce generalmente por
El último adiós— que bien puede conside­
rarse como una de las expresiones más con­
movedoras de patriotismo, según lo conci­
ben los asiáticos. [HC]
Poesías de Rizal, ed. J. C. de Veyra (Ma­
nila, 1946).
W. E. Retana, Rizal. Noticies biográji-
ques (B., 1910); Austin Craig, Lineage. Life
and Labors of Dr José Rizal (Manila,
Roestam
1913); F. C. Laubach, Rizal: Man and Mar-
lyr (Manila, 1936); Camilo Osias, José Ri­
zal: His Life and Times (Manila, 1948).
ROESTAM EFFEND1 (1903- ). Poeta
lírico y precursor literario indonesio. Su co­
lección de poemas —Perrjikan Permenun-
gan («Pensamientos al azar»)— apareció en
1924. Incansable innovador y rebelde —fue
un tiempo diputado comunista en el Parla­
mento holandés— Roestam EÍTendi realizó
profundos experimentos con nuevas formas
métricas y adaptó con éxito formas euro­
peas a los ritmos naturales del idioma ma­
layo. Su significado suele quedar oscurecido
por el empleo de términos insólitos proce­
dentes de su dialecto natal, minangkabau.
Autor también de un drama titulado Béba-
sari (\923). [ECGB]
RÜMÍ. *Jalál al-Dín.
RUSTAVELI, Shota (/7. h. ¿1200?). Bardo
nacional de Georgia, Cáucaso. Según la tra­
dición, Rustaveli vivió y escribió en la corte
de la reina Tamar (1184-1213), con la que
Georgia alcanzó su edad de oro. Nada con­
creto se conoce de su vida. Se dice que estu­
dió en Atenas, que estuvo enamorado, sin
esperanzas, de su soberana, Tamar, y que
murió durante una peregrinación a Jerusa-
lén. Algunos críticos discuten la cronología
tradicional de Rustaveli y su obra y las atri­
buyen a un período posterior.
La única obra que se conserva de Rustaveli
356
es el gran poema épico Vepkhis-tqaosani o
El hombre de la piel de pantera (tr. inglesa
Marjory Wardrop, 1912, rced. Moscú,
1938; otras versiones en francés, alemán,
ruso, chcco, japonés, etc.). El poema tiene
un escenario exótico. El paladín árabe Av-
tandil se enamora de la princesa Tinatin,
hija de su señor, el rey Rostcvan. Burlado
en su pasión, Avtandil jura eterna amistad
con el caballero indio Tariel, y parlen jun­
tos en busca de la bella Ncstan-Derejan, que
ha sido raptada al país de los kajebi, demo­
nios o jinn al estilo de Las mil y una no­
ches. Después de muchas aventuras fantásti­
cas, las dos parejas de enamorados consi­
guen reunirse.
Gran parte del poema es alegórico y ofre­
ce un animado retrato de las costumbres e
ideales de la Georgia medieval. El culto de
la caballería y del amor cortés se encuen­
tran en primer término y sugieren paralelos
con la poesía de los trovadores de occidente.
Influido por el neoplatonismo, Rustaveli
muestra una profunda intuición psicológica
y sutileza filosófica. Muchos de sus aforis­
mos se han convertido en proverbios de
Georgia. Aunque muestra respeto por el
cristianismo. Rustaveli es ajeno a la escolás­
tica medieval. Algunos clérigos considera­
ron pagano el poema y quemaron cuantos
manuscritos cayeron en sus manos. No se
conoce que haya sobrevivido ninguna copia
manuscrita anterior al siglo xvn. [DML],
C. M. Bowra, Inspirador! and Poetry
(1955); D. M. Lang. Landmarks in Geor-
gian Literature (1966).

SA‘DÍ (Musharrif ai-Din b. Muslih) DE
SHÍRÁZ (h. I25-¿1292?). Poeta y mo­
ralista popular persa. Sus obras han sido
siempre apreciadas y muy citadas en el
mundo musulmán por su criterio sensato y
práctico. Pocos datos seguros se conocen de
su vida, ya que las referencias autobiográfi­
cas en su obra no deben ser siempre toma­
das en serio. Huérfano de muy joven, co­
menzó sus estudios en su Shíráz nativo,
pero más tarde asistió al colegio nizámiyya
de Bagdad (*Nizám al-Mulk). Se dedicó
después a la vida errabunda, visitó Asia Me­
nor, Siria y Egipto, hizo la peregrinación a
la Meca (él asegura haber sido durante al­
gún tiempo cautivo de los cruzados y haber
visitado Káshghar e India). Un año después
de su vuelta a Shiráz en 1256, presentó al
régulo local su poema didáctico Bústán («El
huerto»), compuesto de «disertaciones so­
bre la justicia, el buen gobierno, la benefi­
cencia, el amor divino y el profano, la hu­
mildad, la sumisión, la satisfacción y otras
virtudes» (R. Levy; tr. inglesa G. S. Davie,
1882) y en 1258 su Gulistán («El jardín de
las rosas»), colección de anécdotas gnómi­
cas escrita en prosa rimada con pasajes en
verso entremezclados (numerosas traduc­
ciones en la mayor parte de los idiomas
europeos; en inglés, entre otros: E. B. East-
wick, Hertford, 1852; J. T. Platts, 1873; Sir
Richard Burton, 1928; A. J. Arberry (caps.
1 y 2], Kings and Beggars, 1945). El resto
de su vida transcurrió en Shíráz, donde to­
davía se venera su tumba.
Sa'di fue también prolífico autor de ver­
sos de circunstancias, panegíricos, elegías,
festivos, y, sobre todo, poemas líricos (gha-
zals), de los cuales se han traducido al inglés
dos ciclos (Sir L. W. King, Badá i', Berlín,
1925, y Taiyibát, Londres, 1926); como po-
pularizador de la forma ghazal abrió el ca­
mino para *Háfiz. Actualmente se suele re­
chazar la atribución a Sa'di del Pand-náma,
breve tratado moral en verso (ed. y tr. ingle­
sa A. N. Wollaston, 1906). [VLM] . .
El jardí de les roses, versión catalana de
Agustí Esclasans (B., 1950).
s
Browne, LH P, II; H. Massé. Essai sur le
poete Saadi (París, 1919); R. A. Nicholson,
Eastern Poetry and Prose (Cambridge,
1922); E ofI: Arberry, C P L; Rypka, / L.
SAIGYO-HOSI (1118-90). Poeta japonés.
Pertenecía a una familia importante que
frecuentaba los medios cortesanos, pero a
los 23 años abandonó a su esposa, familia y
vida mundana para dedicarse al sacerdocio.
Pasó el resto de su vida viajando por el Ja­
pón, componiendo tanka, «poemas breves»
de 3 1 sílabas. Esta forma de vida contaba
con antecedentes en China —al tiempo que
quería librarse de las guerras civiles del Ja­
pón. Muchas de sus composiciones fueron
seleccionadas para antologías poéticas im­
periales, sobre todo para el Senzaishü
(I 183) y Shinkokinshü (1206).
Su obra es de gran importancia, debido a
que sus poemas característicos expresan un
nuevo espíritu, distinto de la poesía erótica
de la corte hei. El pensamiento budista im­
pregna su obra, al igual que la melancolía,
en parte como fruto de la época. Sus viajes
le pusieron en contacto más estrecho con la
naturaleza que muchos poetas que le prece­
dieron. En la evolución de la poesía japone­
sa, parece constituir el eslabón entre mono
no aware. el sentido de afinidad experimen­
tado por el autor hacia el resto de la crea­
ción, y yügen. la introducción de un ele­
mento más profundo y simbólico, en la lite­
ratura. Escribió poesía de circunstancias
que no es mejor que las composiciones de
otros poetas de menor importancia, pero su
mejor poesía de la naturaleza resulta aún
muy conmovedora. Es el antepasado espiri­
tual de *Bashó. [CJD]
Keene, A J L.
Brower y Miner, J C P.
SAIKAKU. *Ihara Saikaku.
«SAKUNTALÁ». •KalidSsa.
«SANDESA». «Poema-mensaje»; célebre
tipo de poema en cingalés, el primer ejem­
plo que se conserva data del siglo xiv. El lér-
 Sangam
mino sánscrito sandesa significa mensaje y
estos poemas están basados en el Meghadü-
ta de *Kalidasa. El rasgo esencial es la en­
trega de un mensaje a un correo elegido, por
lo general un pájaro; pero el mensaje en sí
carece de importancia, pues suele ser una
plegaria por la prosperidad. La parte princi­
pal del poema se compone del prolijas des­
cripciones del camino a seguir por el men­
sajero. Así, en Scilalihini-sandesa. de Srí
*Rahula, figuran 6 versos de introducción
en alabanza del pájaro mensajero, 13 versos
que describen la capital de Ccilán de donde
ha de dar comienzo su viaje, 32 versos des­
cribiendo éste, 39 versos que describen el
templo donde ha de entregar el mensaje y,
finalmente, 16 versos que contienen el men­
saje propiamente dicho (tr. inglesa en Marg.
V. 3, Bombay, 1952).
Este tipo de poema tuvo su apogeo popu­
lar en el siglo xv, pero se ha seguido culti­
vado hasta hoy día. Es el único género au­
ténticamente profano en la literatura clá­
sica cingalcsa. [CHBR]
SANGAM (Tamil), Literatura. La leyenda
de tres academias literarias sucesivas (San­
gam) aparece primero en un comentario
medieval al Kalaviyal. tratado de poética.
No se conserva obra alguna de las dos pri-,
meras. Se dice que estas academias duraron
miles de años y que acabaron en una inun­
dación junto con las ciudades que eran su
sede. Entre las obras de la tercera de las aca­
demias mencionadas, se conservan las ocho
antologías (Etfuttokai) y una «gramática»
( Tolkappiyam).
Con la excepción de la antología Parí-
pátal, las Ettuttokai son colecciones de poe­
mas fragmentarios no religiosos, agrupados
aproximadamente en colecciones de poesía
bárdica, puram. y poesía de amor cortesa­
no, akam. La más famosa de las primeras es
Purananüru, antología de 400 poemas en
alabanza de varios reyes y caudillos del pri­
mitivo país tamil. Tanto ésta como Pati-
rrupattu, que trata de ios viejos reyes de
Kerala, en India sudoccidental, corroboran
diversos extremos manifestados en las geo­
grafías clásicas de Ptolomeo y otros. Aka-
napuru. antología de 400 poemas, es una de
las colecciones más famosas de poesía amo­
rosa. Paripata!, excepcionalmente entre las
ocho, es una antología de poesía religiosa,
posiblemente la más antigua de este género
en tamil. La cronología de estos poemas y
de la gran cantidad de poetas es insegura,
pero pueden atribuirse con suma probabili­
dad a los cinco primeros siglos a.C.
Tolkappiyam tiene secciones sobre foné­
tica, estructura verbal, gramática, prosodia
y poética.
A veces se incluyen en la literatura san-
358
gam los diez cantos ( Pattuppattu). Estos pa­
recen estar relacionados con el misino pe­
ríodo que los poemas de la antología y con
algunos de los héroes de ella, pero son obras
considerablemente más extensas, de 300 a
700 versos cada una. [JRM]
Two Thousand Years oj Tamil Literatu­
ra: An Anthology witli Studies and Transla-
tions. ed. J. M. Somasundaram Pillai (Ma­
dras, 19 59).
V. R. Ramachandra Dikshitar. Studies in
Tamil Literatura and J/istorv (2.a ed., Ma­
dras, 1936): K. N. Sivaraja Pillai, The
Chronology of the Early Tamils (Madras,
1932); Xavier S. Thani Nayagam, Nature in
Ancient Tamil Poetry (Tuticorin, 1953).
SANKARA (siglo vm d.C.). Filósofo y mís­
tico indio. Principal artífice del Vedañta.
Parece ser que nació en Malabar, residió al­
gún tiempo en Srñgeri, en Mysore, viajó
extensamente, y murió (¿en 732?) en Kedar-
náth, en el H i malaya.
Su comentario al Brahmasütras (sumario
de especulación upanisádico, que se convir­
tió en texto canónico de Vedanta), es el más
antiguo que se conserva (* Upanisad y Rá-
mánuja).
Sañkara basa su doctrina en una interpre­
tación intransigente de la unidad de atinan
y brahmán: su no dualismo (advaita) acen­
túa la irrealidad del mundo aparencial
(maya) y afirma que la salvación es función
únicamente del entendimiento, aparte de
tradición, cuna o idolatría.
El legado intelectual de la India moderna
comienza hasta cierto punto en Sañkara. La
filosofía anterior a él es hoy sólo una som­
bra, pero su nombre permanece en el centro
de una animada controversia entre sectas, y
son sus doctrinas las que las restantes escue­
las han de discutir ante todo. La casta más
ortodoxa de brahmines, los smarta. que
consideran los *Veda como autoridad úni­
ca, tienen a Sañkara como fundador de su
orden. Ramanuja y Madhva, los otros gran­
des vedánticos, están más influidos por los
cultos bhakti de la época. (*Bhagavadgita).
Además de su comentario especulativo,
se atribuye a Sañkara la relación.de versio­
nes más populares de su doctrina, sobre
todo en forma de comentarios sobre el Bha-
gavadgíta (texto no acorde con sus ideas) y
los Upanisads más antiguos. Su L'pr/r/e.ra-
sahasri(de atribución discutida) sirve de in­
troducción a su Brahmasütrabhasya. Tal es
la fama de Sañkara que se le han atribuido
poemas devotos (como Saundaryalahari) e
incluso poemas de amor profano (Amara-
Sataka). [EGJ
The Vedántasútras; tr. inglesa G. Thi-
baut (Sacred Books of the East, 3 vols.,
359
1890-1904); Selfknowledge (A tmlibodha).
tr. id. Swami Nikhilananda (Nueva York,
1946); Saundaryalahari, tr. id. W. N.
Brown (Cambridge. Mass., 1958).
P. Deusscn, System ofthe Fedanta. ir. in­
glesa C. Johnston (Chicago. 1932); G. La-
combe, L'Absolu selon le Fedania (París,
1937); S. N. Dasgupta, History of Indian
Philosophy (5 vols., 1922-55).
SATTANAR. *Cattan5r.
SEAMI MOTOKIYO. *Zcami Motokiyo.
SEI SHONAGON (/7. 1000). Escritora ja­
ponesa. Todo lo que se conoce de su vida es
que era hija de un ingeniero notorio, Kiyo-
wara Motosuke, y contemporánea de la no­
velista *Murasaki Shikibu; dama de honor
de la emperatriz Sadako, quien, a diferencia
de la señora de Murasaki, la emperatriz
Akiko, gustaba de que sus cortesanos fueran
agudos, por no decir frívolos. La produc­
ción literaria de Sei Shónagon adopta la
forma de «libro de cabecera» —colección de
notas, observaciones y categorías, el propó­
sito general de las cuales es clasificar esce­
nas, tipos humanos, sucesos, fenómenos na­
turales y demás, bajo rúbricas como «di­
vertido», «irritante», «conmovedor». Sus
comentarios, vivaces y generalmente demo­
ledores, sobre las gentes en torno, escritos
con una malicia y una cortés desvergüenza
que la hubieran hecho triunfaren Versalles,
resultan aún sumamente amenos. [CJD]
The Pillow-Book of Sei Shonagon, tr. in­
glesa Arthur Waley (1928: selección); Les
notes de chevet de Séi Shonagon, tr. france­
sa André Beaujard (París, 1934; texto com­
pleto).
«SEJARAH MELAYU» («Los anales ma­
layos»). Historia anónima de * Malaya, es­
crita probablemente hacia 1535 d.C. Esta
obra en prosa (ed. R. O. Winstedt, 1938), de
la cual existen varias versiones publicadas
(y muchas inéditas en manuscrito), está
considerada como la obra maestra de la lite­
ratura malaya (tr. inglesa C. C. Brown,
1952).
Algunos creen que el núcleo original fue
reelaborado posteriormente por Tun Seri
Lanang (/7. 1611 d.C.), Bendahara (primer
ministro) del primitivo sultanato musulmán
de Malaca, entonces en Johore. La persona­
lidad, inteligente, culta y cosmopolita, del
autor y la completa (aunque ahistórica) fa­
miliaridad con la corte, los ambientes ex­
tranjeros y los acontecimientos políticos du­
rante un largo período de tiempo, confir­
man esta atribución, aunque resulta difícil
saber lo que debe atribuirse al autor original
del siglo xvi y al «editor» del xvu.
Shen
Las facultades observadoras y descripti­
vas que aquí se muestran, y el empleo de un
estilo claro, animado y conciso de malayo,
ha contribuido a que esta forma particular
de lenguaje sea considerada por algunos
como malayo «clásico».
Figuran pocas fechas en los Sejarah Me-
layu. mucha leyenda y anécdota: pero lo
animado de la observación y lo vario de su
interés han contribuido a convertirlos en la
principa! fuente histórica para las costum­
bres y sucesos del apogeo del reino malavo
de Malaca (hacia 1450-1511 d.C.)[JCB]
Winstedt, C M L: C. C. Brown, «A Malay
Herodotus», O A S. XII, 3 y 4, 1948.
SHAMSU’DDIN (de) PASAI (o AL-SU-
MATRANI) (m. 1630). Teólogo malayo.
Vivió y trabajó en Java y Sumatra. Místico
heterodoxo musulmán, gozó de gran favor
durante el reinado de Mahkota Alam, de
Acheh (1607-36 d.C.) pero sus obras, como
las de * Hamzah Fansuri, fueron condena­
das más tarde a la hoguera. Una que sobre­
vivió es el Mir'at al-mu'min (1601). Sus
temas favoritos fueron la doctrina de la
existencia y el recitado de fórmulas religio­
sas, aunque su misticismo fue más especula­
tivo que emocional. También escribió un
comentario a los poemas de Hamzah Fan­
suri, Kitab Sharh ruba'i Hamzah Fansuri. y
una obra en árabe, Jauhar al Haka'ik (Ed.
C.A.O. van Nieuwenhuijze, ver abajo).
[JCB]
C. A. O. van Nieuwenhuijze. Samsu’l-
Dln van Pasa i (Leiden, 1945).
SHEN YEN-PING (seud. MAO TUN)
(1896- ). Novelista, criticó chino, pre­
cursor del Movimiento de la Nueva Litera­
tura. Nació en una pequeña ciudad de la
provincia de Chekiang, primogénito de una
numerosa familia. Su padre, adicto al parti­
do reformista, murió cuando Shen contaba
10 años, y, debido a la falta de medios, tuvo
que suspender su educación y trabajar en la
prensa comercial de Shanghai. En 1921-3
dirigió El relato corto, publicado por la mis­
ma editorial, donde escribió abundante­
mente sobre la moderna literatura europea,
en especial de las escuelas naturalista y rea­
lista. De 1923 a 1927 intervino en activida­
des políticas revolucionarias, que le propor­
cionaron material para su primera obra na­
rrativa, El eclipse, trilogía de novelas cortas,
publicada en 1928, aclamada por la hones­
tidad con que trata el tema del individuo en
la revolución. A esto siguió Rosas silvestres
y Arco iris, dos novelas publicadas en 1929,
y su obra más ambiciosa, Medianoche
(1933).
Esta novela (tr. inglesa Hsü y Bames,
Shiga
Midnight. Pekín, 1957) describe la compleja
intcrrelación entre la ciudad y el campo y
entre el inundo de los negocios, chino y ex­
tranjero, en el Shanghai de la Depresión. Su
protagonista es un industrial que por sus in­
tentos de establecer una industria nacional
acaba en quiebra a manos de un financiero
apoyado en capital extranjero. Aunque algo
desigual, esta obra ha sido aclamada en Chi­
na como una obra maestra del neorrealis­
mo. Shen Yen-ping ha escrito también nu­
merosos relatos, ensayos y memorias y una
pieza para teatro. Sus mejores relatos ofre­
cen la misma atención meticulosa al detalle
físico y al ambiente que sus novelas; entre
ellos destacan Gusanos de seda en primare-
Shapiro, Spring Silkworms and Othcr Sto-
ries, Pekín, 1956).
En 1949, Shcn Yen-ping, fue nombrado
ministro de Cultura de la República Popu­
lar de China, y limitó su actividad literaria
en especial a la critica. Muchos de sus ar­
tículos aparecieron en la revista Literatura
china, dirigida por él. [JDC]
SHIGA NAOYA (1883-1971). Novelista
japonés. Llevado a educar a Tokio desde su
provincia natal, no terminó sus estudios en
aquella universidad. Colaboró con *Mus-
hakóji Saneatsu en establecer la asociación
antinaturalista de escritores Shirakaba
(«Abedul blanco»), y sus primeros relatos
muestran la influencia de esta relación.
Pero su vigorosa personalidad no le permi­
tía el someterse a un grupo, por lo que en el
Japón tiene fama de individualista. Su estilo
personal se hizo evidente en 1913, cuando
escribió Han no hanzai (Han’s Crime, tr.
inglesa I. Morris, en Keene,MJL), en la que
un prestidigitador chino mata a su mujer
durante su número de lanzamiento de cu­
chillos, después de años de conflicto con
ella. La disensión fue, en realidad, el tema
de gran parte de su obra, quizá como resul­
tado de una larga lucha con su padre. Esta
disputa queda descrita en una novela au­
tobiográfica, Wakai («Reconciliación»,
1917). Suele considerarse que su mejor obra
es la producida en el período 1912-17. Ha
escrito una extensa novela, An-ya Koró
(«Viaje a la sombra»), en varias partes, la
redacción de la cual le ocupó 25 años.
(1912-37). Aunque los incidentes del relato
no sean autobiográficos, la búsqueda de la
felicidad por el protagonista y las penalida­
des que experimenta son trasunto de la vida
del autor. En ciertos aspectos puede ser
comparado con *Natsume Soseki; por su
humor; por su estilo, en apariencia simple,
pero en realidad muy sutil; por su profunda
penetración en la psicología humana; y por
su independencia de grupos literarios. Pero
360
es aún más individualista que Natsume.
Después de la guerra prestó su adhesión a
algunas actividades de izquierda, pero no
escribió nada comparable a sus primeras
novelas. [C.JD]
At Kinosaki, tr. inglesa E. Seidcnstickcr,
en Kcene, M J L; The Artisl, tr. id. Ivan
Morris, en Morris, M J S.
Makoko Ueda. Modera Japanese Writers
and the Nature of Literalure (Stanford
U. P., 1977).
SHIH NAl-AN (probablemente siglo xiv).
Novelista chino. No se conoce nada concre­
to sobre el: su nombre no es más que un útil
soporte para instalar la novela Shui-hu
Chuan (conocida por el público anglosajón
por la versión de Pcarl Buck titulada All
Men are Brothers). La novela parece haber
sido compuesta en origen por una especie
de comité literario. Data probablemente de
fines del siglo xiv, aunque las primeras edi­
ciones que se conservan son del xvi.
La novela tiene su origen en la histórica
rebelión de «Sung Chiang y sus Treinta y
seis», que figura en la historia de la dinastía
Sung. Esta banda se convirtió pronto en la
literatura popular en unos legendarios hé­
roes revolucionarios. Puede deducirse de su
estructura que la novela incorpora descrip­
ciones entusiastas de sus hazañas al estilo
de los narradores populares, mientras sus
rasgos generales derivan de los «Relatos del
período Hsuan-ho de la dinastía Sung» del
periodo Yuan (1279-1 386), que imprimió el
sello de la divinidad sideral en los Treinta y
seis y reveló su misión; «difundir la caballe­
ría y exterminar la traición y el mal».
El Shui-hu Chitan ha sufrido transforma­
ciones a manos de diversos editores, pero la
edición moderna lo ha restaurado casi a su
primigenio estado. Es uno de ios ejemplos
más perfectos del arte narrativo en todo el
mundo; posee una estupenda vitalidad y el
genio de la frase justa en el diálogo y del
gesto sorprendente. El tono populista de la
novela —la suposición de que los humildes
nunca obtienen justicia— explica el alto
aprecio en que se la tiene hoy en China.
[DEP]
Richard Jrwin, The Evolution ofa Chíne­
se Novel (Harvard, 1953).
SHIMAZAKI TOSON (1872-1943). Poeta
y novelista japonés. Nacido en Nagano, re­
gión montañosa y, hasta fecha reciente poco
accesible, de la isla principal del Japón, se
educó en Tokio y se convirtió al cristianis­
mo en 1888. Hasta 1896, llevó una vida agi­
tada y su producción literaria adoptó prin­
cipalmente la forma de poemas en una nue-.
va forma métrica, que figura entre las pri-
 361
meras muestras serias de poesía moderna en
el Japón. De sentimiento idealista y román­
tico, aparecieron en 1907 en una colección
titulada IVakanashu («Colección de hojas
jóvenes»), A partir de 1 896 se dedicó al ma­
gisterio. primero como maestro de escuela
en Sendai, después en Komoro, en su pro­
vincia natal. Cambió su interés de la poesía
a la narración, género en el que su idealis­
mo se combinó con las teorías dominantes
entonces para producir una de las pocas no­
velas naturalistas japonesas que tratan de
un tema social: Hakai (1906; The Broken
Promise. tr. inglesa de un capítulo, E. Sei-
densticker, en MJL). Se refiere al problema
de los eia, o parias del Japón, representado
por uno de ellos, un maestro de escuela, que
oculta sus orígenes, pero que finalmente
rompe la promesa hecha a su padre y revela
su secreto. En 1906 Shimazaki abandonó la
enseñanza y a partir de entonces vivió de la
pluma. Después de morir su esposa residió
en Francia de 1913a 1 9 16 y más tarde vol­
vió a Tokio. Finalmente, de 1929 a 1935,
apareció su obra más importante, Yoake-
niae («Antes del amanecer»), larga novela
histórica del período inminentemente ante­
rior y que incluye la restauración meiji. Lo­
calizada en su provincia natal, su protago­
nista es el último representante de un larga
línea de sabios de provincia, retrato que tie­
ne muchas coincidencias con el padre del
autor. La novela refleja los sentimientos na­
cionalistas y xenófobos que tomaban incre­
mento en el Japón en aquella época. [CJD]
Poema, tr. inglesa D. Keene, en Keene,
mjl.
SHIN RATTHASARA (también se escribe
Rat-htat-tha-ra, etc.) (1468-1530). Monje
budista y poeta birmano. Se le considera el
maestro dei *pyo, y de las cinco obras suyas
en esta forma que se conservan, la mejor es
el Hatthi-pala (o Ko-gari) Pyo. También
escribió *maw-gun y un poema conmove­
dor (en una forma llamada taw-la) sobre sus
meditaciones cuando cruzaba un bosque en
una peregrinación. Su evocativa descripción
de las vistas y sonidos del bosque fueron
imitados por muchos escritores posteriores
de la forma *yadu. Se le atribuyen varios
yadu, entre ellos un poema excepcional en
el que los versos convencionales de cuatro
sílabas alternan con los de cinco. [JWAO]
SHIN S1LAVAMSA (también transcrito
como Thi-iawún-tha, etc.) (1453-1518).
Monje budista y escritor birmano. Contem­
poráneo y rival de *Shin Ratthasara. Sus
poemas en forma *pyo han sido más apre­
ciados por su profundidad religiosa que por
su mérito artístico. Como su rival, escribió
Shu Ch'ing-Ch'un
* maw-gun, uno de los cuales, el Ratand
Vi man (o Yadana Beik-man). sobre un mo­
nasterio construido para él por el rey, fue
esculpido en piedra (1497). Se le atribuyen
varios poemas *yadu y escribió dos de las
muestras más antiguas de la prosa de Bir­
mania: el Pdrdyana-vatihu («Relatos del ca­
mino al otro lado» o sea, al Nirvana) y una
historia titulada Ya-zawin-gyaw, adapta­
ciones ambas de textos budistas en pali.
[JWAO]
SHLONSKY, Avraham (1900-73). Poeta
hebreo. Nacido en Rusia, emigró a Palesti­
na en 1921, y aunque ha sido uno de sus
más enérgicos poetas, cuya ligereza de for­
ma y magia rítmica subyugan al lector, re­
vela patentemente la influencia de los poe­
tas de la Rusia soviética. En 1925, con
Steinman, dirigió una revista literaria que
representó la primera rebeldía en la litera­
tura hebrea. Ha traducido a Pushkin, Sha­
kespeare, Romain Rolland y poetas rusos
modernos, y fundado Sifriat Poalim («La
biblioteca de los obreros»). [EE]
Waxman, H J L: Klausner, H M H L.
SHU CH’ING-CH’UN (seudónimo Lao
She) (1898- ). Novelista y comediógra­
fo chino. Nació en Pekín, de ascendencia
manchó; sus comienzos fueron de lucha
contra la pobreza. Después de ejercer el ma- •
gisterio en China durante algunos años, se
trasladó a Inglaterra, donde estudió y ense­
ñó de 1924 a 1930. Fue encontrándose en
Inglaterra, y bajo la influencia de los nove­
listas ingleses, notablemente Dickens, cuan­
do inició su carrera literaria. Sus dos prime­
ras novelas, La filosofía del viejo Chang y
Chao Tzu-yüeh. muestran claramente esta
influencia. Su tercera novela, Los dos Mas,
es una de las pocas novelas chinas localiza­
das fuera del país; sus dos personajes son un
anticuario chino y su hijo, residentes en
Londres.
La novela más famosa de Shu Ch’ing-
ch’un, Lo-To hsiang-tzu (tr. inglesa King,
Rickshaw Boy. 1945), fue escrita después de
la vuelta de su autor a China, cuando se
convirtió en escritor profesional. Su prota­
gonista es un joven de Pekín que arrastra
una rikisha, cuya ambición de poseer un ca­
rruaje propio y de hacerse independiente
resulta frustrada constantemente por las cir­
cunstancias, a pesar de la tenacidad con que
persigue su propósito. La dignidad que
muestra el personaje en lucha contra la ad­
versidad, ha sido comparada con la de los
personajes de Hardy. aunque sus desgracias
no estén atribuidas al destino, sino a los ma­
les de la sociedad. El final feliz de la versión
inglesa se debe al traductor.
Shu Ch’ing-ch’un publicó su larga novela
Si Burapha
Cuatro generaciones bajo un techo en 1946,
pero la mayor parte de su producción du­
rante la guerra y la postguerra ha consistido
en teatro y baladas narrativas. Entre sus
dramas son notables Dragón Beard Ditch
(tr. inglesa Liao Hung-ying. Pekín, 1956)
que describe los cambios en la vida de un
barrio humilde de Pekín a causa de la revo­
lución de 1949, y Casa de té (1958), en la
que la historia moderna queda reflejada en
el cambiante escenario de una casa de té en
Pekín. [JDC]
C. T. Hsia, A History oj Modern Chínese
Fiction (New Havcn, 1961).
SI BURAPHA (seudónimo de Kulap Sai-
pradit) (h. 1905- ). Novelista tai. Su pri­
mera novela, que alcanzó un éxito inmedia­
to, Luk Phu Chai («Todo un hombre»),
1928, ya indicaba su preocupación por los
problemas sociales. Su lema es la lucha de
un hombre de humilde cuna para alcanzar
una posición elevada, a pesar de las barreras
sociales. En Khang lang phap («Detrás del
cuadro»), 1938, y Songkhram Chiwit («La
lucha de la vida») trata el tema del amor
con gran habilidad literaria e introduce una
medida de introspección rara en la literatu­
ra tai. En 1954 censuró la literatura román­
tica contemporánea en un ensayo acerca de
ios fines de la novela, inspirado en parte por
ideas marxistas. Estas han influido su obra
posterior, que, sin embargo, no tiene igual
calidad que su período intermedio. [EHSS]
SI PRAT (siglo xvn). Poeta tai. Hijo de un
poeta de ia corte. Si Prat tuvo una carrera
brillante, aunque corta, durante el reinado
de Phra Narai (1657-88). Fue desterrado a
Nakhqn Si Thammarat, en el sur de Tailan­
dia, por sospechas de haber actuado indis­
cretamente con damas de palacio y, final­
mente, fue ejecutado allí por haber reincidi­
do en la falta. Su obra maestra, Kamsuan Si
Prat («El duelo de Si Prat»), es prototipo del
*nirat y fue escrito probablemente durante
su viaje al destierro. Con exquisita habili­
dad combina sus sentimientos al abandonar
a su amada y su ciudad natal, Ayuthaya,
con descripciones de la naturaleza. Tam­
bién escribió Anirut, relato derivado de
fuentes budistas y coránicas. [EHSS]
SIAMESA, Literatura. *Tai, Literatura.
«SILAPPADIKARAM». *Ilankó.
álVASANKARA PILLA, Takazi (1914-
). Novelista indio. Antes de él, las no­
velas escritas en malayalam tendían a ofre­
cer una localización de clase media rela­
tivamente próspera. Takazi (nombre de su
362
aldea nativa, por el que se le conoce co­
rrientemente), después de un fracasado in­
tento como poeta, ha escrito gran cantidad
de novelas y relatos con escenarios más hu­
mildes. Los más conocidos son Tóttiyute
maka/n («El hijo del basurero», 1948), Ran-
tiannazi («Dos medidas», relato de peones
agrícolas sin tierras, 1949) y Cemnun
(«Langostinos», 1956, tr. inglesa Narayana
Mcnon como Chemmeen, 1962). Este últi­
mo, que trata de 1a vida de los pescadores de
Kerala, le valió el Premio del Presidente.
[REA]
SOMADEVA (Siglo xi). Poeta indio. Autor
del Kathasaritsügara (Ocean of the Slreams
oj'Story. tr. inglesa C. H. Tawncy, 10 voL,
1924-8), la colección de relatos populares
más famosa de la literatura sánscrita. Soma-
deva fue un brahmin de Cachemira que vi­
vió en tiempos del rey Ananta (siglo xi). Su
obra es uno de los tesoros de la poesía india;
está escrita en un estilo sencillo, pero ele­
gante, y constituye una de las mejores des­
cripciones de las costumbres y de la vida en
la India del período clásico.
El Kathásaritsagara es una de las tres
versiones sánscritas que se conocen del per­
dido texto en vernáculo Brhatkatha («Gran
relato») de Gunádhya. Esta extensa colec­
ción de fábulas y aventuras, compuesta en
torno a las hazañas de Udayana, rey de
Valsa y héroe típico del folklore indio, ha
inspirado muchas de las obras mejores de la
literatura india, desde los dramas de Bhása
a la novela de Subandhu. La versión sáns­
crita de Somadeva ofrece una brahminiza-
ción considerable del ambiente del Brhat-
katha, en gran parte profano, que se en­
cuentra representado con mayor fidelidad
en 1a novela de *Dandin. El Kathasarit­
sagara es un «relato marco», en el que la
narración principal encuadra un gran nú­
mero de relatos secundarios; un destacado
ejemplo son los «Veinticinco cuentos de un
vampiro» (Vetálapancavimsatika. tr. ingle­
sa R. Burton, Vikram and the Vampiro,
1893), que, a su vez una narración marco,
suele ser citada como obra independiente.
Como en las MU y una noches, las narracio­
nes menores son las que ofrecen mayor inte­
rés. [EG]
C. H. Tawney, introducción a las traduc­
ciones mencionadas; F. Lacote. Essai sur
Gunádhya et la Brhatkatha (París, 1908);
Winternitz, GIL, IIÍ.
SOT KURAMAROH1T (1908- ). No­
velista tai. Sot Kuramarohit comenzó es-
cribiendo relatos breves en su juventud y
pasó al periodismo político durante un pe­
ríodo de ampliación de estudios en la Uni­
versidad de Pekín (193 1-5). Fue crítico acé-
363
y Alemania y colaboró regularmente con
artículos democráticos y antibélicos en la
prensa de Bangkok. En sus novelas, desde
fines de los años 30, y sus relatos, teatro ra­
diofónico y guiones cinematográficos, adop­
ta una postura socialista. Obras de impor­
tancia son Pekín (1943), sobre las condicio­
nes sociales en China, y Raya (1955). sobre
la ocupación japonesa de Tailandia. (EHSSJ
SRI VASTA V, Dhanpat Ray (Prem Cand)
(1880-1936). Novelista y cuentista indio.
Casi toda su obra se amparó bajo el seudó­
nimo de Prem Cand. Nacido cerca de Hena­
res, pasó la mayor parte de su vida en las
Provincias unidas y trabajó primero como
maestro de escuela y subinspector. En 1921
se retiró de la enseñanza bajo la influencia
del movimiento de no cooperación de
Ghandi y dedicó el resto de su vida princi­
palmente a la literatura hindi. Hasta
h. 1914, la mayor parte de su obra era en
urdu y fue principalmente gracias a esta len­
gua por lo que adquirió su experiencia lite­
raria en el cuento y la novela, géneros que
elevó en hindi a un nivel de auténtica li­
teratura. Sus cuentos, en total unos 250 (re­
copilados en 8 vols., con el título Manasa-
rovar, «El lago sagrado»), presentan un vas­
to panorama de la vida en la India septen­
trional y contienen mucho de su mejor
obra. Son concentrados y eminentemente
realistas, aunque a veces afeados por la
aceptación acrítica de normas ideales de
conducta y de servicio social, tendencia casi
siempre presente en la obra de Prem Cand y
más pronunciada aún en sus novelas. Su úl­
tima novela Godan (1936), es la mejor, y se
distingue por la descripción realista de la
vida aldeana india y la brillante caracteriza­
ción del campesino con igual comprensión
y la novela peca del evidente deseo del autor
de denigrar los valores de la vida urbana.
Prem Cand escribió otras 1 1 novelas en­
tre h. 1904 y 1936. que tratan en gran parte
de temas sociales y políticos. Aunque me­
diocres como literatura, tienen valor por
presentar un cuadro completo de la vida y
el carácter de la India septentrional de su
época. [RSM]
The Secret of Culture and Other Si oríes,
tr. inglesa Madan Gupta (Bombay 1960); A
Treasury of Modern Asían Stories. E. Da­
niel L. Milton y Wiliiam Clifford (Nueva
York, 1961; un episodio de Godan y un
cuento); Short Slories of Premchand, tr. in­
glesa Gurdial Mallik (Bombay, 1946); A
Premchand Reader, ed. N. H. Zide y otros
(Honolulú, 1962).
SSU-MA CH’IEN (145-h. 86 a.C). Analis­
ta chino. Autor de Shi-chi («Registros his­
Steinberg
tóricos»). Descendía de una antigua estirpe
de «historiadores»; su padre, Ssu-ma Tan,
había sido primer astrónomo e historiador
oficial en la corte de la dinastía occidental
Han. Comenzó a estudiar historia cuando
contaba 10 años y a los 20 su padre le envió
a recorrer los dominios del emperador. A su
vuelta fue nombrado oficial del emperador
Han Wu Ti, y más tarde acompañó ai em­
perador en muchos de sus viajes, tomando
notas de la historia, geografía y costumbres
de los lugares que visitaba. En 107, poco
después de la muerte de su padre, fue nom­
brado historiador de la corte. Esto le abrió
la puerta de la biblioteca imperial, que le
seria muy útil cuando en 104 comenzó su
gran labor. Su obra fue interrumpida al re­
currir en el enojo del emperador por defen­
der a un general en desgracia: fue castrado
y encarcelado. Continuó su obra al ser pues­
to en libertad tres años más tarde. No se
conoce la fecha exacta de su muerte, pero
parece haber sido cuando contaba unos 60
años.
Los Registros históricos son historia a
gran escala que abarca el período desde los
tiempos de! legendario Emperador Amari­
llo (2697 a.C.) hasta la época del autor. La
obra se basaba en parte en relatos tradicio­
nales, pero introdujo importantes mejoras
en la literatura histórica. Comprende las
secciones siguientes: Los Anales básicos.
centrados principalmente en la corte, con­
tienen detalladas descripciones de la vida y
la administración del emperador, en mu­
chos casos fechados con exactitud: las Ta­
blas de sucesos, cronologías de miembros de
la familia imperial, funcionarios de la cono,
etc.; los Registros, que tratan separadamen­
te de diferentes aspectos del gobierno, como
el ceremonial de corte, la música, la hacien­
da, la conservación del agua; las Nobles
familias, compuestas por las historias fami­
liares de los príncipes feudales ; y las Bio­
grafías, que tratan de las vidas de hombres
famosos, como funcionarios, filósofos, lite­
ratos, comerciantes y caballeros andantes.
La arqueología reciente ha confirmado la
exactitud de gran parte de la cronología pri­
mitiva de los Registros históricos. Aparte de
su valor como historia, se ios ha venido
considerando como modelo del estilo chino
clásico. [JDC]
War Lords, tr. inglesa W. Dolby y J.
Scott (Londres, 1974).
Burton Watson, Ssu-ma Ch'ien, Grand
Historian of China (Nueva York, 1958).
STEINBERG, Judah (1861-1908). Cuentis­
ta hebreo. Nacido en una pequeña localidad
de Bcsarabia, Lipcani, de familia jasidica,
pasó la mayor parte de su vida enseñando
hebreo. Fue aproximándose al movimiento
 Steinman
ilustrado y poco a poco adquirió prestigio
como escritor. Su vida próxima al pueblo y
su simpatía por los habitantes del gueto, le
hizo destacarse en una especie de esbozo,
breve y rápido, de la gente sencilla que
aguanta su amargo destino con dignidad y
hasta alegría. La situación especial de los
judíos, en un contorno hostil, y las presio­
nes psicológicas impuestas sobre ellos, se
encuentran reflejados en relatos como Asher
bou Asher, Teshuvah. Nizoz Kadosh y Brit
Milah. De sus novelas. Ba- Yomin ha-Hem
(tr. inglesa G. Yeshurun, In those Days. Fi-
ladelfia, 1915) fue la única que tuvo éxito.
Es el relato sencillo de unos soldados judíos,
reclutados a la fuerza durante el reinado de
Nicolás I. [EE]
Kolkitve J. S. (Tel Aviv, 1959); Zichro-
not, tr. inglesa E. Solis Cohén, jr.: The
Breakfast of ihe Birds (Filadelfia, 1917).
Klausner, H M H L: Waxman, H J L.
STEINMAN, Eliezer (1892-1970). Nove­
lista y cuentista hebreo. Presenta el dilema
del judío moderno, dividido entre su heren­
cia y las vicisitudes de la civilización mo­
derna. Influido por Gorki, y otros escritores
rusos, y por Freud, sus novelas, Zugot (Ber-
lín/Tel Aviv, 1930) y Dudaim (Tel Aviv,
1931) tratan en gran medida de los proble­
mas sexuales de sus protagonistas. [EE]
Waxman, HJL.
SU SHIH. *Su Tung-p’o.
SU TUNG-P’O (Su Shih) (1036-1101).
Poeta, ensayista, pintor, etc. chino. Sus
obras completas ostentan un prefacio impe­
rial, lo que representa una rara distinción,
en alabanza de su genio, integridad y buen
gobierno. Su Tung-p’o, su padre Su Hsun, y
su hermano Su Che, constituyeron el «trío
Su» de Szechwan, cuyos estilos de prosa
fueron modelos de épocas futuras.
Especie de niño prodigio, Su Tung-p’o
aprobó el examen superior de estado en
1057 y después, como conservador en opo­
sición al partido de la reforma de Wang
An-Shih, inició una azarosa carrera políti­
ca. En 1079 fue encarcelado por sus versos
satíricos y sufrió destierro dos veces, pero
también ejerció a veces altos cargos. Entre-
gado al bienestar del pueblo, Su fue uno de
los muchos funcionarios calificados de
«confucionista por fuera y taoísta por den­
tro», ya que investigó el taoísmo, y también
el budismo, a la búsqueda de la solución del
problema de la vida y la muerte.
Su gozó de igual fama por su prosa que
por su verso, tanto en la forma tradicional
shih como en la más innovadora tz’u, tipo
de poema con versos de distinta longitud y
esquema acentual prescrito, basado en me- .
364
lodías populares. En shih. el vehículo natu­
ral de Su fue el verso de siete palabras; algu­
nos son poemas de protesta, pero lo caracte­
rístico es que sean dccriptivos o expresen
sus sentimientos íntimos. En cuanto al tz’u.
Su goza fama de haber ampliado su ámbito,
anteriormente limitado a temas sentimenta­
les, hasta incluir el tono melancólico o ale­
gre. Sus trozos más breves en prosa ofrecen
animados aspectos de su vivida personali­
dad en su infinita variedad de humores
[DEP]
Su Tung-p’o, tr. inglesa Burlón Watson
(1965; selección); M.-’ Teresa León y Ra­
fael Albcrti. Poesía china (B. A. Cía. Gral.
Fabril, 1960); Marcela de Juan, Poesía chi­
na: de! siglo xxn a C. a fas canciones de la
Revolución Cultura! (M., Alianza, 1973).
Lin Yutang, The (Say Genius (1948).
SUBRAHMANYA BHARATI. C. (1882-
1921). Poeta tamil. Suele considerársele
como el poeta tamil más destacado de la
época moderna y una figura de importan­
cia en el renacimiento literario tamil. De
joven se lanzó entusiásticamente a la lucha
por la independencia de la India inglesa,
aunque su carrera política dio fin en 1908.
cuando marchó al destierro en Pondichery.
En su verso (selección publicada en versión
inglesa de S. Prema. Madras, 1958) sus
principales preocupaciones son la excelen­
cia de los poetas tamil de dos milenios antes
y la necesaria liberación del dominio ex­
tranjero. Su obra comprende también poe­
mas líricos, poesía de devoción y épica. De
sus poemas más extensos, el más famoso es
Kannan patín, descripción de los múltiples
aspectos de krishna.
Aunque Bhárati será recordado sobre
todo como poeta, tiene importancia en la
evolución de la prosa tamil, que no tuvo
empleo general como vehículo literario has­
ta fines del siglo pasado. La mayor parte de
su obra en prosa trata de temas políticos o
sociales. Escribió varias novelas cortas y re­
latos y tradujo algunos de Tagore.
Como muchos de sus contemporáneos in­
dios, Bhárati era un cumplido escritor en
inglés, como demuestran sus colecciones -
postumas, Essays and oiher Prose Frag-
ments y Agni and oiher Poems (Madras,
1937).
Por todo el mundo de habla tamil existen
sociedades Bharati y una de ellas, la Bharati
Tamil Sangam de Calcuta, ha publicado
una útil colección de Essays on Bharati
(1958). [REA]
P. Mahádevan, Subrahmanya Bhdraii:
Patriot and Poet (Madras, 1957); Prema/
Nandakumar, Subra manía Bharati (Myso-
' re, 1964). ; . . , ■ -
365
&UDRAKA. Dramaturgo clásico indio. Au­
tor del Mrcehakatiya («Carrito de barro»).
Tan poco se conoce de Südraka que hasta
ha llegado a sugerirse que el nombre es un
seudónimo de una figura más conocida. El
drama afirma que fue un rey que vivió más
de un centenar de años.
El Mrcehakatiya es muy popular en oc­
cidente, pero no es característico del mejor
teatro indio (*Kalidasa). Los personajes
principales son el noble Carudatta, un brah­
mán pobre, la prostituta Vasantasena y el
ladrón Sarvilaka. El argumento es, en parte,
una historia de amor y en parte una intriga
política. A pesar de su apariencia realista, la
obra cumple las convenciones básicas del
estilo dramático y ofrece una solución feliz.
Entre los pasajes famosos, figuran la des­
cripción del palacio de la prostituta y la
prolija descripción de la técnica del robo de
una vivienda, tomada casi literalmente del
sastra de los ladrones. Es curioso que los
cuatro actos primeros (de un total de 10) es­
tén inspirados estrechamente en una come­
dia inacabada de Bhása, el Daridraearuda-
tta. [EG]
The Little Clay Cart. tr. inglesa Revilo
Oliver (Urbana, 111., 1938); tr. ed. Arthur
Ryder (Harvard Oriental, Cambridge,
Mass., 1905).
Winternitz, G I L\ introducción de Oliver
a The Little Clay Cart, mencionado antes.
SUNTHON PHU (h. 1786-1855). Poeta
*tai. Uno de los poetas más populares de
Tailandia. Aunque escriba de la corte, era
oriundo de las provincias y mantuvo el tono
Suttanipata
popular en sus poemas. Sirvió en la corte
durante los reinos de Rama I, II y 111 y reci­
bió el titulo de Phra Sunthpn Wohan. pero
su carrera estuvo interrumpida por periodos
de pobreza y de desgracia a causa de indis­
creciones personales.
Su obra más famosa, Phra Aphaimani. es
un relato épico de unos 30.000 versos con
un argumento derivado de muchas fuentes,
en el que el protagonista contiende, en su
momento cumbre, con rivales europeos. El
último de los poemas épicos, demuestra
perfectamente las tendencias ecléticas de la
literatura tai y el genio inventivo de sus me­
jores poetas. Phra Aphaimani ha conserva­
do su popularidad y aún se representan
adaptaciones teatrales resumidas. Sunthqn
Phu también compuso partes de *Jun
Chana. dtin Phaen, otros relatos populares,
poesía didáctica, y cinco *niraí que ofrecen
valioso material biográfico. [EHSS]
«SUTTANIPATA». Texto del canon bu­
dista pali, que hoy forma parte del quinto
niküya del sutta-pitaka (colección de dis­
cursos). Se compone de varios discursos,
parte en prosa y parle en verso. No fue
compuesto como una unidad, pero contiene
algunos de los textos budistas más antiguos
(los cuales, aunque Buda murió hacia 480
a.C., no fueron transcritos sistemáticamente
hasta el siglo I a.C.). En el aprecio popular
de los budistas meridionales sólo es supera­
do por el Dhammapada. [CHBR]
Tr. inglesa E. M. Haré, Woven Cadenees
(Sacred Books ofthe Buddhists, 1948).
Wintemitz, GIL. II.
AL-TABARÍ, Muhammad ibn Jarír (838-
923). Historiador árabe. Nació al sur del
mar Caspio, en Tabaristan. Viajó por Egip­
to y Siria, enseñó poesía en El Cairo y
se estableció al fin en Bagdad. Allí se atrajo
la enemistad de los musulmanes ortodoxos
al intentar fundar una secta legal indepen­
diente.
Al-Tabari escribió uno de los dos princi­
pales comentarios al Corán y una historia
universal, los Anales, desde la Creación al
año 915, en 15 volúmenes (abreviación, a
su vez, del plan original tal como había sido
proyectada). Cuando sus discípulos protes­
taron de su extensión, accedió a acortarla,
pero comentó tristemente: «Ha muerto el
entusiasmo por el saber».
El sistema de al-Tabari es reproducir
cuantas versiones contradictorias del mismo
hecho sean posibles, recogidas de tradicio­
nes cuya autoridad se origina en testigos
presenciales. Esto otorga valor a su historia
y hace de ella un documento relativamente
fidedigno, de especial utilidad para la histo­
ria de la Persia sasánida y de los comienzos
del califato, de lo que no existe ninguna otra
fuente primitiva. [AST]
The Reign of Al'Mu'tasim, 833-842, tr.
inglesa Elma Marin (New Haven, 1951).
Nicholson, L H A; E ofl.
TABIDZE, Titsian, verdadero nombre
TITÉ (1895-¿ 1937?). Poeta simbolista geor­
giano. Nació en Shuamta, distrito de Orpiri,
Georgia occidental. Hijo de un humilde
pope de aldea, se crió en el ambiente de in­
quietud social y política anterior a la Revo­
lución. Cursó sus estudios secundarios en
Kutaisi, capital de Georgia occidental, don­
de empezó a escribir y publicar poemas.
A partir de 1913 estudió filología en la Uni­
versidad de Moscú, experimentando la in­
fluencia de Andrei Bely, Valery Bryusov, y
Konstantin Balmont. Asistió al funeral de
Scriabin, leyó los poemas de Blok y de In-
nokenti Annensky, y fue testigo de los reci­
tales callejeros de Maiakovski y de las acti­
vidades de Jlebnikov y de ios futuristas, así
como de la visita a Moscú de Émile Verhae-
ren y del futurista Marinetti, dos de los
ídolos, con Oscar Wilde, de su juventud. De
vuelta a Kutaisi en 1915, formó con otros
contemporáneos un grupo simbolista, de
tono innovador y bajo la inspiración de los
simbolistas franceses, titulado Tsisperi
Quandsebi («La compañía de los cuernos
de beber azules»), lo que marcó una nueva
etapa de la poesía georgiana, que seria ex­
tinguida por la represión stalinista. Tabidze
recibió con entusiasmo el advenimiento de
la Revolución, hasta que la destrucción de
la Georgia independiente por el Ejército
Rojo en 192 1, le produjo un sentimiento de
repulsión y desánimo. En 1928 compuso el
largo poema Rionpori, ensayo en el obliga­
do género de glorificación de las proezas de
la industria soviética. Colaboró fielmente
en establecer la Unión de Escritores geor­
gianos. En 1936, Pastemak le animaba a re­
chazar el «puré de sémola crítico» que las
autoridades soviéticas se empeñaban en ha­
cer tragar a todos los escritores, y a que
fuese fiel a su verdadera conciencia poética.
Las tensiones entre estas opuestas fidelida­
des no habían cesado en el espíritu del poeta
cuando, en el otoño de 1937, poco después
de asistir al homenaje en memoria del prín­
cipe Ilia *Chavchavadze, poeta y novelista
del siglo XIX, Tabidze desapareció en una
de las «purgas» dispuestas por su compa­
triota Stalin. Hasta la muerte de éste, el
nombre y la obra de Tabidze fueron silen­
ciados en la Unión Soviética, para ser exal­
tados después. (AA]
Galina Mijailovna Tsurikova Tilsian
Tabidze (Leningrado, 1971).
TAGORE, Rabindranath (1861-1941). Poe­
ta, novelista, ensayista, dramaturgo bengalí
(indio). Aunque su fama en Occidente se
basa sobre todo en sus traducciones y ver­
siones de poemas místicos como Gitanjali,
sobre los que llamaron la atención del pú­
blico occidental W. B. Yeats y Ezra Pound
en Londres y que le valió el Premio Nobel
en 1913, en India y particularmente en su
Taha
Bengala natal, es igualmente célebre por
otros logros. Durante su larga y prolífica
vida, Rabindranath produjo más de 1.000
poemas, unos 24 dramas, 8 novelas, por lo
menos 8 volúmenes de relatos, más de
2.000 canciones y una inmensa cantidad de
ensayos y prosa diversa. Además, fue un pe­
dagogo de gran originalidad c imaginación,
como dan fe su escuela y universidad en
Santiniketan, un músico de importancia su­
ficiente como para tener un estilo musical
propio aceptado y conocido por su nombre,
y un pintor aclamado por algunos críticos
como el mejor que ha producido la India
moderna.
Como escritor, Rabindranath poseía una
rara sensibilidad para las posibilidades de
su idioma natal y lo utilizó como un inno­
vador: con su novela Gharer baire (1916),
comenzó a distanciarse en su obra del ben-
galí literario tradicional hacia la mayor vi­
veza de la lengua hablada, con lo que se
inició una controversia literaria que aún
continúa en Bengala. Su poesía se caracteri­
za por la sencillez de la emoción y la digni­
dad lírica de la lengua; sus ensayos, por el
vigor y la claridad del pensamiento; y sus
novelas, por la conciencia social. Su sensibi­
lidad social y la originalidad de su visión se
revelan en su renuncia, como protesta, del
título concedido por el Gobierno inglés y en
su impopular controversia con Gandhi
acerca de la libertad y los medios por ios
que debe obtenerse. Perteneciente a una fa­
milia aristocrática e inteligente, los Tagores
de Calcuta, el objetivo de Rabindranath era
la libertad personal, que opinaba debía con­
seguirse antes de que pudiera obtenerse la
independencia nacional. Gran parte de su
obra contiene un humor rico e irónico, diri­
gida contra las embrutecedoras influencias
de la tradición y contra aquellos que con­
funden una básica humanidad con los valo­
res de la riqueza y la autoridad.
Para el lector español, el nombre y la
obra de Rabindranath Tagore se identifican
con las versiones de Zenobia Camprubí, con
poemas e influjo estilístico de su esposo, J. .
R. Jiménez (reunidas en Obra escogida, M.,
Aguilar, 1955, etc.). Sin embargo, y como
no podía ser de otro modo, lo que refleja
esta versión es la imagen del Tagore de W.
B. Yeats, el Tagore que entusiasmó a los
círculos literarios europeos antes de la Pri­
mera Guerra Mundial, y no se corresponde
exactamente con el autor bengalí —por más
que ambos sean el mismo— de que aquí se
trata. [ECD/AA]
Collecied Poems and Plays of Rabindra­
nath Tagore (Nueva York, 1961); Later
Poems of Rabindranath Tagore, versión in­
glesa Aurobindo Bose (1974); A Tagore
368
Reader, cd. Amiya Chakravarty (Nueva
York. 1961).
TAHA HUSAIN (1889-1973). Literato y
humanista egipcio. Nació en el Alto Egipto
de estirpe campesina. Aunque ciego desde
la adolescencia, tuvo una brillante carrera
académica y en 1925 fue nombrado para la
cátedra de literatura árabe en la Universi­
dad de El Cairo y en 1942 para el rectorado
de la de Alejandría. Dos veces ministro de
Educación en el gobierno wafdista de Nahas
Pasha.
Casado con una francesa. Taha Husain
era hombre de mente internacional y am­
plios intereses, decidido adversario del fa­
natismo y el oscurantismo. Su animada
autobiografía ha sido traducida (An Egip-
tian Childhood, tr. E. H. Paxton, 1932; The
Stream of Days: A Sludent at the Azhar, tr.
H. Wayment, 2a ed., 1948; Los días. Memo­
rias de infancia y juventud, tr. Emilio Gar­
cía Gómez, V.. 1954; Le hvre des jours, tr.
Jcan Lecerf/Gaston Wiet, prefacio de André
Gide, París, 1947). Sus ensayos sobre litera­
tura clásica árabe son sumamente aprecia­
dos y ha escrito varias novelas. Era un ora­
dor brillante capaz de improvisar en pulido
árabe clásico.
Entre sus muchos honores, Taha Husain
era miembro correspondiente de la Escuela
de Estudios Orientales y Africanos de Lon­
dres. Todo el mundo musulmán siente gran
respeto por él, y se le considera como uno
de los jefes intelectuales de la cultura y el
renacimiento nacional árabes de nuestro
tiempo. [DML]
The Future of Culture in Egypt, tr. ingle­
sa S. Glazer (Washington, 1954).
P. Cachia, Táhá Flusain, His Place in the
Egiptian Literary Renaissance (1956).
TAI, Literatura. Los restos literarios tai
más antiguos corresponden al reinado de
Sukkotai (a partir de 1250 d.C.). Compren­
den inscripciones históricas, poesía didácti­
ca, frases morales y tratados cosmológicos.
La literatura poética tradicional se desa­
rrolló durante el período Ayuthaya (1350-
1767). Dos formas dramáticas, el popular
lakhpn chatri, y episodios de la historia de
Rama, existían por lo menos desde el si­
glo xv. La primera consiste en dramas po­
pulares representados por compañías am­
bulantes de tres actores masculinos y músi­
cos acompañantes, con temas adaptados de
Pannasa *Jataka. Lakhon chatri, conocido
por ñora en el sur de Tailandia, se represen­
ta aún. Posee una función semirreligiosa.
El teatro de la corte utilizó versiones na­
turalizadas de la gesta de R3ma (*Ráma-
yana). Se representaba como teatro de silue-
 369
las (nang yai) con grandes figuras estáti­
cas, sumamente decorativas, recortadas en
cuero, o corno teatro de máscaras (khan)
con las que se cubrían actores masculinos.
Una forma popular del teatro de sombras
(nang talung!, que utiliza siluetas semiar-
liculadas, se conserva en las provincias me­
ridionales.
La danza dramática (¡akhon) se dividió
en dos tipos probablemente ya en el siglo
xvn. Lakhqn nai fue ré)?resentado en el inte­
rior del palacio con sólo actores femeninos,
mientras ¡akhon nok se desarrolló como
una forma semipopular, en especial a fines
del xvhi y comienzos del xtx. Se inspiró es­
trechamente en relatos *jdtaka y narracio­
nes indígenas tai. También se emplearon
marionetas de figura o guante.
La literatura de Ayuthaya alcanzó su es­
plendor durante el reinado del rey Narai
(1657-88), sobre todo con extensos poemas
narrativos históricos y relatos épicos.
Estos relatos épicos, aunque originados
en distintos períodos de la historia tai, com­
parten importantes rasgos comunes. Todos
son largos poemas narrativos con una fun­
ción primordialmente profana: su objetivo
es más entretener que instruir religiosamen­
te. Todos tratan de las vidas de héroes tai.
Aunque estos personajes no son figuras his­
tóricas auténticas, son puramente humanos,
no encamaciones divinas. Un impulso épi­
co se mezcla a un elemento de aventura en
el ambiente de magia, misterio y amor. Los
' relatos más famosos son: *Phra Ly, *Jun
Chang, Jim Phaen y Phra Aphaimani
(*Sunthon Phu). Relacionados con este gé­
nero figuran poemas históricos como Yuan
Phai (¿siglo xvt?) y Taleng Phai (siglo XIX),
cuyos protagonistas son figuras históricas.
Puede decirse que el relato épico se encuen­
tra a medias entre las narraciones de aven­
turas y derivadas de las fábulas budistas ja-
laka y los relatos históricos.
En el siglo xvit, la poesía meditativa se
encuentra representada por las canciones
de amor de *Si Prat y poemas inspirados
por el cambio de las estaciones o por la au­
sencia de un ser amado. También se escri­
bió poesía meditativa en el siglo xvni, pe-,
nodo de considerable actividad teatral. Se
adaptaron nuevos relatos budistas y se pro­
dujo la primera versión del *Inao.
Cuando Ayuthaya fue saqueada por los
birmanos en 1767, se destruyó mucho ma­
terial literario. Se inició un renacimiento
después de la fundación de la nueva capital
en Bangkok por Rama I (1 782-1809), quien
produjo una versión completa de la epo­
peya de Rama. Textos de Inao datan de este
reino y de Rama II (1809-24), en que tam­
bién se escribieron episodios del Jun
Chang, y Kun Phaen. Hacia 1830, Sun-
Tai
thon Phu escribió Phra Aphaimani y él y
otros compusieron muchos *mrat.
Por más vigorosas que fuesen las infiuen-
cis brahmánicas en la corte y en el país, la
literatura religiosa de todos los periodos
está basada esencialmente en ideas budistas
y consiste en traducciones y adaptaciones
de relatos budistas, comentarios a textos sa­
grados, recopilaciones populares y poesía
didáctica.
Las influencias hindúes y budistas sobre
la literatura profana y la religiosa alcanza­
ron los reinos tai por intermedio de las
antiguas civilizaciones jmer y mon, y di­
rectamente desde Bengala y Ceiian. Afecta­
ron profundamente el vocabulario, la versi­
ficación, las imágenes y los temas. La litera­
tura tai es característicamente una síntesis
de estas influencias y de actitudes psicológi­
cas nativas, expresión personal o escenarios
locales.
La prosa, aunque pronto desarrollada, se
convirtió en el medio literario predominan­
te al aparecer el Estado moderno. Desde
h. 1850, la literatura poética tradicional co­
menzó a declinar a medida que perdía sus
función social. La literatura religiosa y los
géneros secundarios, como la poesía elegia­
ca y la lírica, fueron menos afectadas, y las
formas populares, canciones, teatro y rela­
tos, han continuado hasta el presente.
Él rey *Vajiravudh, el principe * Bidyalan­
karana y su grupo literario introdujeron
nuevos géneros de influencia occidental con
sus relatos y teatro en prosa. A partir de fi­
nales de los años 20, comenzaron a desta­
carse novelistas y cuentistas femeninas. Los
temas fueron, y siguen siendo, con frecuen­
cia de un ingenuo tono romántico, pero la
novelista K. Surangkhanang introdujo una
nota de realismo en sus novelas. Preocupa­
ción por el efecto de occidente figura en la
obra de *Dok Mai Sot y del principe Akat
Damkoeng.
La radio y la televisión han inyectado
nueva vida al teatro breve en prosa y algu­
nos escritores, entre ellos *Si Burapha, *Sot
Kuramarohit y *Ju'krit Pramoj. en su tra­
to de temas sociales y políticos, han fomen­
tado el desarrollo de la novela y del relato.
[EHSS]
Dhanit Yupho, Classical Siamese Thea-
tre, tr. inglesa P. S. Sastri (Bangkok, 1952);
P. Schweisguth, Étude sur la litiéraiure sia-
moise (París, 1951); Journal of the Siam
Society (Bangkok) (artículos en inglés y
francés; v. especialmente los debidos a los
príncipes Damrong Rajanubhab, Dhani Ni-
vat y Bidyalankarana); Chaira Books (Bang­
kok) publican algunas versiones inglesas en
libros de bolsillo.
Taiheiki
«TAIHEIKI». Relato histórico de aventu­
ras japonés, en 40 capítulos. Su título literal
es «Relación de la gran Paz»; se refiere al
período de 1319 a 1368, cuando el empera­
dor Go-Daigo intentaba sacudirse la dictadu­
ra militar. En una fuente aparece atribuido
a cierto Kojima, sacerdote muerto en 1374,
pero del cual nada más se sabe. El título re­
sulta enigmático, ya que la violencia apenas
se interrumpe en el relato. La estructura es
deshilvanada, la influencia china considera­
ble, y la inspiración procede de Confucio,
con insistencia en el código del guerrero. El
idioma es una derivación del *Heike-mo-
nogaiari. más pretencioso y ornamental.
Como documento histórico, su valor es es­
caso; su contribución a la literatura japone­
sa consiste, en parte, en ser fuente de temas
utilizados repetidamente en obras posterio­
res, pero sobre todo, en la complicación,
sumamente elaborada, de sus michi-yuki,
descripciones poéticas de viajes, con la
mención de los nombres de los lugares visi­
tados y sus connotaciones literarias, inclui­
das en la narración. El michi-yuki se con­
vertiría en un importante elemento de obras
dramáticas. [CJD]
Tr. inglesa Helcn Craig McCullough
(1959; solo los 12 primeros capítulos).
TAKDIR ALISJAHBANA, Sutan (1908).
Ensayista indonesio, poeta, moralista, gra­
mático, novelista, sociólogo, político y pro­
tector de la literatura. Ha mantenido siem­
pre la firme intención de elevar Indonesia,
en todos ios aspectos, al nivel de las nacio­
nes adelantadas, y su contribución ha sido
sobre todo en los campos del idioma y la li­
teratura. Fue el promotor principal de la
revísta cultural Pudjangga Baru hasta su
supresión cuando la invasión japonesa en
1942. Sus numerosos ensayos de esta época,
de estilo conciso y sencillo, predicaban un
«dinamismo» que pretendía animar el mun­
do plácido de la Indonesia anterior a la gue­
rra. Creía que las ideas del «arte por el arte»
debían subordinarse a este fin y entabló in­
numerables controversias con los tradicio-
nalistas. Desde la invasión japonesa su ca­
rrera ha abarcado la secretaría de la comi­
sión indonesia del idioma (1942-5); la pre­
paración de un diccionario en dos volúme­
nes de términos técnicos, Kamus Istilah:, la
dirección de una revista mensual titulada
Pembangunan, de una revista de lingüística
y de otra científica mensual, una cátedra de
lengua indonesia y, más tarde, de filosofía.
[ECGB]
Novelas: Ta’Putus Dirundung Malang
(«Desgracia sin fin»; 1929); Dian yang Ta‘-
Kundjung Padam («La candela inagotable»;
1932); Lajar Terkembang («A toda vela»;
370
1937); Anak Perawan Disarang Penjamun
(«La muchacha en la cueva de bandidos»;
1941); Poemas: Tebaran Mega («Nubes
dispersas»; 1935).
TAKEDA IZUMO (1690-1796). Drama­
turgo japonés. Puede considerársele el suce­
sor de *Chikamatsu Monzaemon, ya que
cuando el maestro cesó de escribir, Takcda
Izumo se convirtió en jefe de un grupo de
colaboradores para componer nuevos dra­
mas. Estos eran de tema histórico, muy lar­
gos, con complicados argumentos y enredos
secundarios. Los dos mejores son Sugawara
denju tenarai kagami («Secretos de la escri­
tura de Sugawara», tr. al inglés como The
House of Sugawara en Ernst-v. después;
1 746) y Kanadehon Chushingura («La fiel
alianza»; 1748). El primero es el relato fan­
tástico de la caída de Sugawara Michizane,
ministro de comienzos del siglo x, y de las
fortunas de tres hermanos gemelos, dos de
los cuales le servían abiertamente y el terce­
ro de forma encubierta, aunque en aparien­
cia ayudaba a su enemigo. La escena más
famosa es Terakoya, o la Escuela del tem­
plo, en la que el tercer gemelo sacrifica a su
propio hijo para salvar al de Sugawara Mi­
chizane. Esta escena ha quedado como
ejemplo clásico del conflicto entre deber y
sentimiento, tema de innumerables dramas
y piezas para marionetas. Kanadehon
Chushingura es la dramatización, alterada
para obedecer la ley que prohibía llevar a
la escena los sucesos contemporáneos, de
una venganza cumplida en 1701 por el sé­
quito de cierto señor cuando éste se vio
provocado a desenvainar su espada contra
un funcionario palatino (la víctima final de
la intriga) y como resultado recibió la orden
de quitarse la vida. Aunque históricos, estos
dramas incluyen escenas de amor más típi­
cas de la comedia doméstica, por lo que
combinan los dos tipos clásicos de la época
de Chikamatsu. Ambos dramas se convir­
tieron en títulos importantes en el reperto­
rio del teatro popular (kabuki), a pesar de
haber sido escritos originalmente para ma­
rionetas. Sin embargo, son tan largos y
complicados que las representaciones ínte­
gras han sido raras en la época modema, y
el público se contenta con actos o escenas
sueltos. [CJD]
Three Japanese Plays, tr. inglesa Earle
Emst(1959).
Shioya Sakae, Chushingura, an Exposi-
tion (Tokio, 1956).
TAKIZAWA BAKIN. *Kyokutei Bakin.
TALMUD. Nombre con que se designan
dos extensas obras de literatura religiosa
 371
tradicional judía. Como el Talmud palesti­
no es la menor de las dos, en tamaño e
importancia para la religión judía, el termi­
no *1 almud’ se refiere normalmente al texto
babilónico. Los dos Talmuds se componen
de la *Misna, con material anexo (Gema-
ra) en forma de ampliaciones y aplicaciones
de leyes (Halakhah) y anécdotas piadosas y
palabras de consejo (Aggadah), que son las
enseñanzas de los rabbis, conocidas como
Amoraim, y las discusiones en las acade­
mias rabínicas durante varios siglos siguien­
tes a la terminación de la Misna (h. 200
d. C.). Los Talmuds están escritos en hebreo
y arameo; el Talmud palestino utiliza el
dialecto arameo occidental o palestino; el
babilónico, el dialecto oriental. El Talmud
babilónico es más de tres veces más extenso
que el palestino.
La historia primitiva del Talmud palesti­
no es sumamente confusa. Todas las autori­
dades mencionadas por su nombre vivieron
antes del siglo v y hacia el xi es citado por
ios comentaristas del Talmud babilónico,
siendo utilizado como ayuda para su estu­
dio. Sólo se conserva actualmente un ma­
nuscrito completo de él (en Leiden), pero
existen numerosos fragmentos manuscritos
para dar fe del texto, que es una fuente im­
portante para el estudio del arameo de Pa­
lestina. La primera edición impresa fue la
de Daniel Bomberg (Venecia, 1522); la edi­
ción de Viina (1926) incluye todos los co­
mentarios importantes hasta entonces. Hay
traducción francesa por M. Schwab (11
vols., París 1871-90).
El Talmud babilónico estaba más o me­
nos acabado a mediados del siglo vni. Sólo
se tiene noticia de que un manuscrito com­
pleto haya sobrevivido a la persistente des­
trucción por los cristianos durante la Edad
Media, un códice del siglo xiv en Munich,
aunque mucho se ha transmitido mediante
tratados separados. La primera edición mo­
derna más famosa es la de Viina, de 1902.
En 1960 apareció la primera parte de una
extensa edición crítica (Gemara Shelemah),
preparada en Jerusalén. [RFH]
The Soncino Talmud, ed. I. Epstein (35
vols., 1935-52; versión inglesa); Antología
del Talmud, intr. y tr. David Romano (B.,
Janés, 1953).
H. L. Strack, Introduction to the Talmud
and Midrash (Filadelfia, 1931); Z. H. Cha-
jes, The Student’s Guide Through the Tal­
mud (Londres, 1952).
TANIZAKI JUN ICHIRO (1886-1965). No­
velista japonés. De familia de comerciantes
de Tokio, su padre era arrocero. Asistió a la
Universidad de Tokio, donde estudió litera­
tura japonesa y comenzó su carrera litera-
Tanizaki
ria. En esta etapa de su formación sufrió
profundamente la influencia occidental, en
especial de Edgar Alian Poc y Oscar Wilde.
Se mostró opuesto a los naturalistas y culti­
vó como tema la descripción de una sensua­
lidad fantástica con una marcada tendencia
a escribir acerca de mujeres sádicas y hom­
bres masoquistas. Un ejemplo es la narra­
ción Irezumi (o Shisei) (ir. inglesa I. Morris
MJS, como The l'icfim. pero cuyo título
viene a significar «El tatuaje»); en ella, un
experto en el arte siente tal atracción por la
belleza de la piel de una muchacha que con­
vence a ésta para que le permita tatuarle un
dibujo en la espalda. Marca en ella el dibujo
de una araña, y la crueldad oculta de la mu­
chacha aparece en la superficie. Cultivó este
brillante estilo hasta 1923, en que abandonó
Tokio después del gran terremoto, y se
transladó a la antigua capital, Kyoto. Este
traslado estuvo acompañado por un cre­
ciente interés por los aspectos tradicionales
de la vida japonesa. El conflicto entre
Oriente y Occidente, que el sentía honda­
mente por entonces, está presente en la no­
vela Tade kuu muhi (1928; tr. inglesa E.
Seidensticker, Some Prefer Nenies. 1955; tr.
M.a Luisa Borras, Hay quien prefiere las or­
tigas. B., Seix Barra!, 1963), retrato sutil­
mente pintado de unos esposos que ya no
sienten mutua atracción, pero no poseen la
energía suficiente para separarse. Siguieron
relatos de tema tradicional, representados
por Ashikari (1932) y Shunkinsho (1933;
Ashikari and the Story of Shunkin. tr. ingle­
sa R. Humpherson y H. Okita, Tokio,
1936). Durante los años siguientes, en que
la producción literaria japonesa sufrió el
coptrol oficial, Tanizaki se dedicó a adaptar
el Genji- monogatari, la famosa novela del
siglo XI de *Murasaki Shikibu. Se atribuye
por lo general que las sutiles descripciones y
caracterizaciones de este clásico influyeron
en la larga novela Sasame-yuki («Nieve li­
gera», tr. inglesa de E. Seidensticker, The
Makioka Sisters. 1957; tr. M. Menéndez
Las hermanas Makioka. B., Seix Barral,
’ 1966) que apareció, con interrupciones, en­
tre 1943 y 1948. Es una descripción, delica­
da y exacta, de los incidentes de una fami­
lia, las hermanas Makioka y sus parientes,
en Osaka. Aunque los sentimientos de sus
personajes son absolutamente japoneses, los
medios que utilizó para expresarlos deben
mucho a la literatura occidental. Tanizaki
continuó escribiendo hasta su muerte; su
novela, Kagi {The Key, tr. inglesa H. Hib-
bet, 1961), relato bien escrito, pero desagra­
dable, de una pareja de ancianos, vuelve a
los temas de su juventud. [CJDj
Cuentos crueles (B., Seix Barral); Seven
Japanese Tales, tr, inglesa H. Hibbett
(1964).
 T'ao Yuan-Ming
Makoko Ueda, Modern Japanese Writers
and the Nature oj''Literatura (Stanford U P
1977).
T’AO YUAN-MING (T’ao Ch’ien) (365-
427). Poeta chino. Suele ser considerado
hoy (aunque no en su época) como el poeta
más grande de su tiempo. De familia de hi­
dalgos pobres de la que es hoy provincia de
Kiangsi. A los 28 años ejerció el puesto de
copero y después distintos cargos menores.
burocracia palatina, se retiró a cultivar sus
tierras a los 40 años. La vida sencilla de su
casa solariega le produjo una gran felicidad,
pero también muchas dificultades. Nunca le
fue posible ganar más que para una modesta
subsistencia y su situación económica fue
empeorando gradualmente y terminó por
mendigar su comida.
El nombre de T’ao es hoy sinónimo de
una simplicidad natural; muchos de sus
poemas expresan un sentimiento de afini­
dad con la naturaleza en contraste con la
aversión hacia el mundo oficial; y en su uto­
pia, descrita en la prosa de la Fuente de la
flor del melocotón, la gente se muestra feliz
con la vida del campo, viven de sus manos y
no sufren gobierno alguno. T’ao aspiró a
armonizarse con el ciclo de la naturaleza, al
estilo taoísta, pero también comprendió,
fiel a la tradición de Confucio, que tenía un
destino político que cumplir; gran parte de
la emoción de su poesía reside en el hecho
de que no se conformó con ninguna de estas
dos tendencias. Se conservan alrededor de
unos 120 poemas de T’ao. En su mayor par­
te emplea versos de cinco palabras y un
lenguaje sencillo. [DEP]
Tr. inglesa Wiliiam Acker (¡952); M.a
Teresa León y Rafael Alberti, Poesía china
(B. A. Cía. Gral. Fabril, 1960); Marcela de
Juan, Poesía china: del sigloxn a.C. a las
canciones de la Revolución Cultural (M., .
Alianza, 1973).
TAYAMA KATAI (1871-1930). Novelista
japonés. Nació en la prefectura de Guma,
donde su padre era policía. A los 11 años
trabajaba en Tokio como repartidor de una
librería, pero volvió por una temporada a
su aldea natal. Allí comenzó a estudiar in­
glés con un viejo erudito, herencia del pe­
ríodo feudal, de quien también adquirió la
afición a la literatura. Sus primeros tanteos -
en esta dirección fueron algunos poemas y -
prosa en chino, publicados en una revista
para jóvenes. Su padre había muerto y toda
su familia volvió a Tokio, bajo la dirección
del hermano mayor, cuando. Katai contaba
16 años. Se dedicó ocasionalmente a la lite­
ratura y a estudiar inglés con profesores
372
particulares. Leyó a DtCKens, Trackeray, y
versiones inglesas de Hugo. Goethe, y sobre
lodo, Zola. También leyó a los clásicos ja­
poneses. Era la época de los primeros nove­
listas modernos del Japón —•Futabatei y
*Tsubouchi, especialmente— y Katai acu­
dió a otro de ellos. Ozaki Kóyñ, para apren­
der a escribir novelas y consiguió trabajar
con un discípulo del maestro. Su primera
novela apareció en 1891, pero tanto ésta
como muchas que le siguieron no tuvieron
éxito alguno y están hoy olvidadas. Conti­
nuó su paciente lectura de novelas occiden­
tales y fue aumentando sus amistades entre
los escritores japoneses. Pero su mejor obra
no aparecería hasta después, de la guerra
ruso-japonesa, en la que actuó de corres­
ponsal, y después de su matrimonio. Quizá
estas experiencias le proporcionasen los
materiales que anteriormente le habían fal­
tado. En 1907 apareció Futan («El col­
chón»), relato sensacional del amor de un
novelista por una hermosa discípula de la
que se dijo que, por lo menos en parte, era
autobiográfica. Esta obra está considerada
como el producto típico del movimiento
naturalista japonés, con su franco realismo
y su concentración acerca del lado sórdido
de la naturaleza humana. Al año siguiente
se publicó otra obra igualmente notable, lp~
peisotsu {One soldier, ir. inglesa G. W. Sar-
gent, en Keene, MJL), obsesionante relato
de la muerte por beriberi de un soldado, que
refleja las calamidades de la guerra y pre­
cursora de las novelas acérrimamente anti- ~
belicistas de los años 50. La trilogía Sei
(«Vida»; 1908), Tsuma («Esposa»; 1908)
y Enishi («Lazos»; 1909) continuaron sus
obras autobiográficas. Escribió hasta su
muerte, pero su obra posterior no alcanzó la
brillantez de su período medio.
Katai se diferencia de muchos otros nove­
listas japoneses por carecer de formación
académica y ser un novelista proletario. La
fuerza y el realismo de su obra, que coinci­
dió con la boga del naturalismo, aseguró su
éxito. Puede ser considerado como precur-
sor de todo un género, el de la novela de
autocompasión autobiográfica, tremendista
y sentimental, la llamada «novela del yo»,
que aún sigue siendo cultivada con insisten­
cia en el Japón. [CJD]
TCHERNICHOWSK1, Shaul (1873-1943).
Poeta hebreo. Su característica principal es
el haber alcanzado una calidad hasta enton­
ces desconocida en la poesía hebrea, una
tendencia secular que subraya la voluntad
de los judíos de ser igual que los restantes
pueblos, la emancipación del gueto e inclu-
• so, a veces, de la tradición judía. Hay hasta
un cierto grado de paganismo en su poesía.
" Para él no existe un conflicto entre judaís-
373
nio y el resto del mundo. Nació en Crimea,
es decir, fuera de la circunscripción judía, y nava. TátacSri. También escribió un poema
aunque sus padres fueran judíos practican­
tes, sus primeros años transcurrieron entre
otros niños gentiles. Hasta Jos siete años no
aprendió el hebreo y fue precisamente su
primer maestro el que sembró en él su pro­
fundo amor por ella. Su primera compo­
sición fue un largo poema bíblico en he­
breo; a los 15 años fue a Odessa para asistir
a una academia comercial y después de li­
cenciarse se preparó para los exámenes de
ingreso en la facultad de medicina. Al fraca­
sar en ellos, abandonó Rusia en 1899 e
ingresó en la Universidad de Heidclberg.
Cuando se encontraba en Odessa entró en
contacto con el movimiento de los Chove-
vei Zion (Amantes de Sión) y la pléyade de
escritores y pensadores en torno, entre ellos
el entonces joven ensayista Josef Klausner,
que le convenció que no escribiese más que
en hebreo. Permaneció cuatro años en Hei-
deiberg, de donde marchó a Lausana para
estudiar otros tres años.
Joven apuesto y brillante, llevó una vida
alegre de incesantes amoríos, todo lo cual se
refleja en su poesía. En 1907 volvió a Rusia
y ejerció la medicina como doctor itineran­
te. Ai estallar la guerra se incorporó a filas es corriente por lo general en la antigua lite­
como médico militar. Después de la guerra
se estableció en Berlín y se trasladó a Pales­
tina en 1930.
Su poesía se diferencia notoriamente de la
de sus antecesores, resulta en verdad única
en la poesía hebrea por la belleza sensual de
sus poemas amorosos y sobre la naturaleza.
Sus canciones cantan el amor pasajero que
no conoce desencanto y está siempre atento
a una nueva aventura. A los poemas eróti­
cos sucedieron los cantos panteístas a los
dioses paganos. Incluso llegaron a motejarle
de «helénico» y de «pagano», pero también
trató temas bíblicos, entre los que eligió con tas, en gran parte del sánscrito, en las que
preferencia los de tono heroico, y escribió
«idilios» que describen la vida de los judíos
en su Crimea natal. Aunque escribió prosa, - ' existía literatura indígena, sobre todo cróni­
nunca alcanzó en esta el nivel de su poesía.
Traductor sin par, especialmente en las ver­
siones felices, de fidelidad métrica, de la
Epopeya de *Gilgamesh. el Kalevala. la
¡liada y la Odisea. [EE]
Shirim (Tel Aviv, 1950). - do finalmente en el siglo xm; se compone de
L. Snowman, Tchernichowski and His
Poeiry (1929); Waxman, HJL; Klausner,
HM H L.
TENALI RAMUDO (Tenali Rama, Tenali
Rámakrsna) (siglo xvn). Poeta telugu. Flo­
reció en la corte de Vcnkatapati Raja,
quien, después de la caída de Vijanagar,
cambió.su capital a Cándragiri. Ramudu es
famosó especialmente por sus bromas en la
- ’’ -- .* * .■ ■
Tibetana
corte, sobre todo a costa de su maestro vais-
épico sobre Panduranga, una de las formas
de Visnu, de tono más serio. {JRMJ
P. T. Raju, Telcgu Litera/are «Andhra
Literaturcj (Bombay, 1944); A. S. Pancha-
pakesa Ayyar, Tenali Rama (Madras.
1947).
THAKAS1 SIVASAN’KARA PILLA!. •Si-
vasa nkara Pifia.
«THER1-GATHA» («Théra-Gatha»). «Can­
tos de las hermanas y de los hermanos». Co­
lección de poemas pali, cada uno de los cua­
les es atribuido a un determinado monje o
monja de los tiempos iniciales de la orden
budista. La colección forma hoy parte de la
quinta nikaya de los suiia-piiaka (Colec­
ción de discursos). Estos himnos no son
todos de la misma fecha, pero muchos de
ellos figuran entre los textos budistas más
antiguos que se conservan. El Buda murió
hacia 480 a.C. y alguno de los cantos puede
proceder de época no muy posterior. Son
notables en especial por su atractiva apre­
ciación de la naturaleza, apreciación que no
ratura india. [CHBR]
Tr. inglesa C. A. Rhys Davids (1909-
1913).
TIBETANA, Literatura. El tibetano alcan­
zó nivel de lengua literaria a partir del si­
glo vil, sobre todo debido al interés de algu­
nos de sus gobernantes en introducir el bu­
dismo. Se inventó un silabario de 30 letras
adaptando un silabario gupta (indio) del si­
glo vn. Gran parte de las obras producidas
en el siglo Vil hasta el xm fueron versiones
cuidadosamente metódicas de textos budis-
trabajaron en estrecha colaboración erudi­
tos indios y traductores tibetanos. Pero ya
cas y obras legendarias y litúrgicas, que re­
presentaban los residuos de viejas tradicio­
nes orales, cuya mayor parte pronto queda­
ría sumergido bajo la creciente inundación
de literatura budista.
El canon budista tibetano fue determina­
dos partes, el «Kanjur» («palabra traduci­
da», es decir, la doctrina de ios propios Bu-
das) y el «Tenjur» («tratados traducidos»,
que son principalmente comentarios de
maestros indios). Y por entonces existían
algunas obras budistas de origen tibetano
autóctono (por ejemplo. Mi-la-Ras-pa. o
Milarepa, y sGam-po-pa. según se enumera
después), pero a partir del siglo xm, merced
al impulso dado por un gran número dé
T'ien Han
conventos y órdenes religiosas, la literatura
tibetana evolucionó hacia la ingente colec­
ción de obras históricas y biográficas, trata­
dos y comentarios, liturgia y teatro religio­
so. que aún esperan la atención de los espe­
cialistas extranjeros, no obstante la obra ya
realizada en el campo de los estudios tibeta-
nos.
Indudablemente, mucho material se per­
dería como resultado del vandalismo de los
comunistas chinos en 1959, aunque como la
impresión con bloques de madera (xilogra­
fía) ha venido utilizándose durante siglos en
los principales centros religiosos, la pérdida
final quizá no haya sido tan grave como al
comienzo se temió. Existe también una can­
tidad considerable de literatura aún en ma­
nuscrito, sobre todo en las regiones remotas,
donde los bloques de madera en xilografía
no eran de uso fácil. Colecciones de obras
tibetanas. la mayor parte en xilografía, figu­
ran en las principales bibliotecas de Europa,
sobre todo Londres, París y Roma. [DLS]
Trois mystéres tibétains. tr. francesa J.
Bacot (París, 1921); Tibet's Great Yogi Mi-
larepa, tr. inglesa W. Y. Evans-Wentz
(1928); History of Buddhism by Bu-ston, tr.
id. E. Obermiller (2 vols., Hcidelberg,
1931-2); The Tibeian Book of the Dead, tr.
id. Evans-Wentz (nueva ed.. 1957; tr., intr.
C. G. Jung, B. A., Sudamericana); sGam-
popa ’s Jewel Ornament of Liberation, tr. id.
H. V. Guenther (1959); The Hevajra Tan-
tra, ed. y tr. inglesa D. L. Snellgrove (2
vols., 1959); The Message of Milarepa, tr.
id. Sir Humphrey Clarke (WES, 1958); The
Hundred Thousand Songs. Selections from
Milarepa, Poet-Saint of Tibet, tr. inglesa
Antoinette K. Gordon (Rutland, Vermont,
y Tokio, 1961).
G. Tucci, Tibetan Painted Scrolls (3
vols., Roma, 1949); D. L. Snellgrove, Budd-
hist Himálaya (1957); H. Hoffmann, The
Religions of Tibet (1961); R. A. Stein, Re­
cherches sur l’épopée et le barde au Tibet
(París, 1959).
T’IEN HAN (1898- ). Dramaturgo chi­
no. De familia campesina de la provincia de
Hunan, estudió en Japón, se adhirió a la
Asociación Joven China y a la Sociedad de
Creación, y enseñó sobre el teatro en varias
universidades. Ha tenido una vida extraor­
dinariamente activa; fundador y director de
la Sociedad de la Región Sur, el grupo dra­
mático progresista más importante de Chi­
na meridional durante los años veinte. A
este período inicial corresponden obras
como Una noche en el café y La noche en
que se capturó el tigre, entre muchas otras;
en su mayor parte se refieren a jóvenes sen­
sibles con amores frustrados por sus padres.
Los temas cambiaron después hacia el an-
374
tiimperialismo y la resistencia a la agresión
japonesa.
A partir de 1930 T’ien Han se lanzó al
movimiento teatral proletario, organizado
por la Liga de Autores teatrales de Izquier­
da. Fue detenido en 1935 y puesto en liber­
tad al año siguiente. Durante la guerra con­
tra el Japón se ocupó de la labor de propa­
ganda. Desde 1949 se encargó de adminis­
trar las nuevas organizaciones dramáticas
nacionales y fue diputado por su región na­
tal. Sus obras posteriores, en 1958, giraban
respectivamente en torno a Kuan Han-
ch’ing, «dramaturgo del pueblo» de la di­
nastía Yuan. y la construcción del depósito
de las tumbas Ming.
Comenzó escribiendo comedias en un
acto al estilo occidental, pero abandonó
después esta forma y continuó introducien­
do algunas interesantes innovaciones técni­
cas en el teatro occidental, incorporando
elementos del drama tradicional, como la
Ha expresado siempre abiertamente sus
sentimientos, por lo que el resultado fue
«sentimentalismo» al comienzo y después
«optimismo revolucionario». [DEP]
«TIRUKKURAL», «TIRUVALLUVAR».
* Valluvar.
T1RUPPANALVAR. * Alvar.
«TJÉNTINI». *Chéntini.
TOER, PRAMOEDYA ANANTA (1925-
). Novelista indonesio. Soldado en la
Guerra de la Independencia, capturado por
los holandeses y encarcelado más de dos
años, experiencia que se refleja en su obra.
Sin tomar partido políticamente, trata con
vigor y realismo de los problemas humanos
fruto de las brutalidades y crueles exigencias
de la ocupación japonesa y de la Guerra de
Independencia. Sus novelas más importan­
tes son Keluarga Gerilja («Familia guerri­
llera»), Perburuan («Cazando»), Mereka
jang dilumpukhan («El paralitico») y Bu-
kan Pasarmalam («No es un parque de
atracciones»). También ha publicado varias
colecciones de relatos. [ECGB]
TOTOVENTS, Vahan (1889-1937). Nove­
lista y autor autobiográfico armenio. Nació
en la aldea rural de Mezré, en la provincia
de Kharput. Su primera tentativa literaria
apareció en 1907 en un semanario de Es-
mirna. Al año siguiente Totovents marchó
a Constantinopla y después al extranjero, a
París y Nueva York. Asistió a la Universi­
dad de Wisconsin, regresando al Cáucaso en
1915 para luchar por la independencia de
Armenia contra los turcos. En 1917-18 diri-
375
gió un periódico en Tbilisi y escribió nume­
rosos relatos y estudios literarios. En 1920
marchó de nuevo a Norteamérica, pero vol­
vió en 1922 para establecerse en la recién
fundada República socialista de Armenia,
donde se convirtió en un destacado autor de
novelas, poesía y teatro. Recien cumplidos
ios 48 años, cayó víctima del terror de Sta-
lin y Bcria y fue ejecutado.
Totovents es famoso por su autobiográfi­
ca Vida en el viejo camino romano, publica­
da en 1930 (tr. inglesa M. Kudían, Scenes
from an Armenian Childhood, 1962), que
describe en prosa lírica la vida en la Arme­
nia turca anterior a 1915 fecha en que los
turcos asesinaron o deportaron a sus com­
patriotas, y «el azul dosel del cielo se hun­
dió como la cúpula turquesa de una vieja
iglesia durante un terremoto». Desde la casa
de Totovents, junto a una vieja vía romana,
podía observar los bueyes que pasaban con
los cuernos adornados con flores de almen­
dro; una caravana de camellos camino de
Mesopotamia o, en cierta ocasión, una mul­
titud de chicos que perseguían al alcalde
cuando salía de la casa de la prostituta lo­
cal. El libro es rico en instantáneas de la
vida provincial turca antes de la Primera
Guerra Mundial y cuenta con muchos esbo­
zos de personajes hábilmente diseñados,
como el del padre de Totovents probando
su ataúd, hecho a medida, poco antes de
morir. Totovents no disimula la miseria y la
violencia de las que fue testigo en su infan­
cia —los mendigos dormidos en los monto­
nes de basura, las ejecuciones públicas, los
locos golpeados por sus parientes para «cu­
rarlos». Éstas pinceladas tétricas realzan la
impresión general de un pueblo simpático
que vive sus últimos años, antes de caer víc­
tima de la brutalidad de ¡os turcos y de los
horrores de la guerra. [DML]
TRUONG VINH KY (Petras Ky) (1837-
98). Escritor *vietnamita. El gran precursor
de quoc ngu (grafía latinizada), Truong
Vinh Ky fue un autor prolífico y sus obras
abarcan desde los relatos populares vietna­
mitas y las descripciones de sus viajes, a la
historia de Vietnam. Además, transcribió
varias obras de los caracteres nom (vietna­
mitas) y chinos a la grafía quoc ngu, otor­
gándoles por primera vez una mayor accesi­
bilidad. Se debe en gran parte a sus esfuer­
zos que la grafía quoc ngu de la lengua
vietnamita haya sido adaptada hoy por to­
dos. [PJH]
Chuyen Doi Xua («Relatos de hace mu­
cho»; Saigón, 1897).
TS’AO CHAN (Hsüeh-ch’in). (¿17167-64).
Novelista chino. Su familia ostentaba el
cargo hereditario de comisarios de los teji-
Tsubouchi
dos imperiales en Nankin y sus riquezas
eran tales que pudieron ofrecer hospitalidad
al emperador K'ang-hsi cuatro veces. Pero
la desgracia se abatió sobre ellos y sus pro­
piedades fueron confiscadas. Ts’ao Chan vi­
vía pobremente en Pekín cuando escribió su
famosa novela, El sueño de ¡a cámara roja,
en sus últimos años.
El Sueño (tr. inglesa Wang Chicheo,
1959) se caracteriza por ser la única gran
novela de costumbres de la literatura china.
Describe morosamente y con perfecto deta­
lle la gloria y decadencia de la gran familia
Chía, al tiempo que en el primer plano los
amantes desde la infancia, Pao-yu y Tai-yu,
cumplen su trágico destino. En cuanto la
novela está basada directa y enteramente en
la experiencia del autor, amplió el ámbito y
el realismo de la pintura de los personajes
en la novelística china. Pero también tras­
ciende el nivel ordinario de la existencia y
hace insistente referencia al mundo sobre­
natural donde prevalece un designio supe­
rior; el tema en definitiva es claramente
budista.
El último tercio de la novela es por otra
mano, la de Kao Eh, lo que ha sido motivo
de una gran controversia acerca de las in­
tenciones originales de Ts’ao Chan. [DEP]
Wu Shih-ch’ang, On ¡he Red Chamber
Dream (1961).
TSAO YO. *Wan Chia-pao.
TSUBOUCHI SHÓYÓ (1859-1935). Teó­
rico de la literatura, novelista y dramaturgo
japonés. El menor de los diez hijos de un
antiguo funcionario feudal convertido en
granjero cerca de Nagoya. De muchacho fue
ávido lector de literatura tradicional. En
I 867 fue enviado a estudiar a la escuela que
. más tarde se convertiría en la Universidad
de Tokio. Fue allí donde se aficionó a la li­
teratura inglesa y adquirió su admiración,
especialmenete, por Shakespeare. Su prime­
ra publicación fue una versión de The Bride
ofLatnmemoor de Scott. y en 1884 apare­
ció la adaptación a una forma tradicional
japonesa de Julius Caesar de Shakespeare.
Al año siguiente se publicó su obra de
mayor influencia, Shosetzu-shinzui (The
Essence of ¡he Novel, tr. inglesa del prefacio
D. Keene, en Keene, A1J), alegato en pro
del realismo y la repudiación de todo objeti­
vo didáctico o moral en la narración. En su
novela Tosei shosei ¡akagi («Estudiantes de
hoy»; 1860). intentó aplicar su doctrina a
una descripción realista de la vida estudian­
til. En este caso, le resultó imposible librar­
se de la influencia de las obras que había
leído de muchacho, y el argumento es tan
enmarañado e inverosímil como el de cual­
quiera de aquéllas. Sin embargo, fue un
 Tu Fu
gran maestro y la obra de *Futabatei Shi-
mei, que estuvo profundamente influido por
él, constituye la aplicación de mayor éxito
de sus doctrinas. Tsubouchi no escribió más
novelas, pero su preocupación por el teatro
fue en aumento, como traductor de Shakes­
peare y como protector del arte escénico en
el Japón. Durante algún tiempo dirigió una
compañia teatral y escribió dramas, de los
que el mayor éxito fue Kiri hitoha («Una
hoja de pawlonia»; 1896). Se trata de un
drama histórico, influido en parte por Sha­
kespeare, en el que intentó utilizar los re­
cursos del kabuki tradicional para produ­
cir un teatro moderno. De nuevo su lengua­
je era excesivamente elegante y sus ideas
demasiado elevadas, y su teatro no alcanzó
gran éxito, aunque Kiri hitoha figura aún en
el repertorio kabuki. Durante más de cua­
renta años, hasta su muerte. Tsubouchi
enseñó en la Universidad de Waseda y entre
sus discípulos figuran grandes escritores y
eruditos. Hoy se levanta allí, en memoria
suya, un bello museo del teatro, cuya facha­
da imita la de un teatro isabelino inglés.
ICJD]
TU FU (712-770). Poeta chino. Huérfano
de madre en la infancia, fue criado por una
tía. A los 15 años era ya celebrado entre los
poetas locales de Loyang. En 731 comenzó
a viajar, volvió al hogar en 735 para presen­
tarse a los exámenes imperiales. Al no apro­
barlos, reanudó sus viajes. No se conservan
muchos de sus primeros poemas, pero los'
posteriores nos informan que su juventud
estuvo llena de esperanzas y que soñó con
ser consejero del emperador, para que éste
fuese como los reyes sabios de la Antigüedad.
En 744, Tu Fu conoció al poeta Li Po en
Eoyang y fue muy influido por él, sumándo­
se a un círculo de bebedores. Su poema
Ocho inmortales-de la bebida refleja el espí­
ritu de libertad que imperaba en aquella
época de prosperidad. A diferencia de Li
Po, Tu Fu no fue capaz de apartarse de la
vida oficial y marchó en busca de un cargo.
Fracasó de nuevo y sus poemas expresan su
decepción. En 751, sin embargo, tres com­ ?
posiciones sobre ceremonias imperiales que
había presentado al emperador llamaron la
- atención de éste, y obtuvo un cargo modes­
to.
Hasta entonces, los poemas de Tu Fu ha­
bían versado principalmente sobre las belle­
zas de la naturaleza y los dolores del poeta,
pero hacia esta época su humanismo se hizo
evidente en poemas como Los carros del
ejército, sobre el reclutamiento forzoso^ y
Las bellezas, en el que contrasta la pompa
de los emperadores con la suerte de los po­
bres.
En 755 estalló la sublevación de An Lu-
376
shan y de nuevo Tu-Fu se vio obligado a
reanudar sus viajes. Aunque había cumpli­
do cuarenta años, su pelo era ya blanco y su
salud deficiente. En 755 arribó a la capital,
provisional, donde ofreció sus servicios al
nuevo emperador, y durante algún tiempo
ostentó un cargo secundario, pero pronto
fue despedido por haber hablado sincera­
mente. De 760 a 765 vivió en Chenglu, pro­
tegido por un viejo amigo que había sido go­
bernador. pero al morir este volvió a viajar
de nuevo a Szcchwan y Honan y murió en
Hangchow a los 58 años.
En este segundo período de su vida, la
poesía de Tu Fu alcanzó su madurez. A su
llegada a Fenghsiang en 757. se enteró que
su hijo había muerto de hambre y su obra
reflejó entonces la trágica desolación de una
época de desorden. Su poesía es concisa y,
al mismo tiempo, sumamente evocadora, lo
que la hace casi intraducibie. Alzó a sus
mayores cimas la poesía del período Tang.
[JDC]
M.* Teresa León v Rafael Alberti. Poesía
china (B. A., Cía Gral. Fabril 1960); Marce­
la de Juan, Poesía china: del siglo xxil a.C.
a las canciones de la Revolución Cultural
(M„ Alianza, 1973).
W. Hung, Tu Fu. China's Greatest Pool
(1952; bibliografía con versiones inglesas).
TUKARAM (1 598-1649). Poeta marathi de
India. Poeta de casta inferior, vivió y murió
en Dehu, cerca de Poona, el mayor cultiva-
dor del abhang. breve composición poética
religiosa y lírica. Tukaram fue devoto del
dios VithobS. en Pandharapur, el santuario
más famoso de Maharashtra, y sus «sal­
mos» son entonados constantemente por los
peregrinos varkari que asisten a los festiva­
les. Se le atribuyen más de 4.000 abhangs.
[IMPR]
The Poems of Tukaram, tr. inglesa
J. Nelson Fraser y K. B. Marathe (3 vols..
Madras, 1909-15); Psaumes du pélerin, tr.
francesa G. A. Deleury, (París, Collection
UNESCO, 1956); Psalms of Maratha
Saints. tr. inglesa N. Macnicol (Calcuta,
1919).
TULSI DAS (¿15327-1623). Poeta indio.
Pocos datos seguros se conocen de su vida.
Era un brahmán, nacido probablemente en
Rajápur, U.P., y residió la mayor parte de
su vida adulta en Benarés como adorador
del avatar vaisnava, RSm. Comenzó su poe­
ma más famoso, el Ramcaritmanas (The
Holy Lake of the Acts of Rama. tr. inglesa
W.D.P. Hill, 1952), en 1574; es la obra
maestra de la literatura medieval hindi y ha
ejercido desde entonces una influencia in­
calculable en la población hindú de India
377
septentrional. Enseña sobre todo el senti­
miento de bhakti. o profunda devoción a
Rám, como medio de salvación, al tiempo
que recomienda como modelos de conducta
a los principales personajes del relato. Ram
en su forma humana; su esposa, Sita, y sus
hermanos. El poema está escrito en un dia­
lecto oriental hindi y dispuesto en siete can­
tos; la forma estrófica predominante es una
serie de cuartetos rimados que acaban con
un pareado más corto. Emplea muchas
fuentes para su material, especialmente una
refundición medieval de la epopeya sánscri­
ta Ramayana, en la que se ha subrayado el
sentido espiritual de las acciones de Ram. A
pesar de que Tulsí Das fue ante todo un de­
voto de Rám, concedió rango de honor en
su obra a la doctrina brahmánica de monis­
mo y a la mitología politeísta del hinduis-
mo. Esta actitud ecléctica significó que fue
capaz de atraer una gran adhesión al culto
de Ram en la India del norte, donde el gran
éxito del Rameará manas ha tenido por re­
sultado que el culto de Rám reemplace al
del avalar rival, Krsna, como la influencia
religiosa dominante.
A Tulsí Das le son atribuidas, con cierta
seguridad, otras 12 obras de diferente exten­
sión. Notables son el Vinay patlrika, larga
serie de versos en honor de santuarios y di­
vinidades hindúes, sobre todo Ram y Sita;
el Gitavalr, serie de versos sobre aspectos de
la historia de Ram, pensado para ser canta­
do; y el Krsna gilavali, serie análoga en ho­
nor de Krsna, escrita en el dialecto bhasa
braj. [RSM]
C. Vaudeville, Étude sur íes sources et la
composilion du Ramayana de Tulsí Das
(Paris, 1955); F. E. Keay, zí History of Hin­
di Literalure (Calcuta, 1920); J. M. Macfie,
The Ramayana of Tulsí Das (1930); tr. in­
glesa F. R. Állchin, Kavüa varí (1964).
TU-LUC VAN-DOAN. Grupo literario
•vietnamita. El Tu-Luc Van-Doan fue una
asociación de escritores vietnamitas que flo­
reció en la década de 1930 y ejerció una
profunda influencia sobre la moderna prosa
vietnamita. Los miembros de esta sociedad
estuvieron a su vez fuertemente influidos
por los novelistas de Occidente, sobre todo
¡os franceses, e introdujeron un ambiente li­
terario totalmente nuevo. Un animado esti­
lo narrativo, una lengua cotidiana y fami­
liar, largos pasajes de diálogo e introspec­
ción, se combinaron para cambiar radical­
mente la forma de la novela vietnamita. La
literatura vietnamita no ha vuelto a ser la
misma desde |a publicación de la obra de
este grupo. [PJH]
Nhat linh, Hai Buoi, Chieu Vang («Dos
Tyágarája
tardes doradas»; Saigón, 1952); Khai Hung.
Deo («Belleza»; Saigón, 1952).
TUNCA IT EZU'rrACCHAN (¿comien­
zos del siglo xvi?). Poeta indio (malayalam).
Poco se conoce de su vida, en torno de la
cual ha proliferado la leyenda. Ezuttacchan
(«Padre de las letras») parece más un título
que un nombre personal; Tuñcattu fue pro­
bablemente su apellido; su nombre primero
es tema de controversia. Ezuttacchan es un
extraordinario poeta y maestro religioso
malayalam. Fue un exponente de bhakti
(devoción personal a Dios) y glorificó al
dios Visnu.
Su primera obra, Adhyátma Ramáya -
nam, se diferencia del Ramayana sánscrito
en convertir al héroe en una figura ideal,
como hombre y como dios. Ezuttacchan es­
cribió también una versión malayalam del
Máhabharata, en su Mahabharatam. de
nuevo con originalidad considerable. Mu­
cho más reducido que el poema sánscrito,
posee mayor unidad. Suponiendo que la
parte esencial era la historia del Pandavas,
Ezuttacchan hizo de ella el centro de su
Bharatam e incluyó otros episodios sólo si
hacían referencia a este tema principal.
Diversas obras más breves se atribuyen a
Ezuttacchan con diferentes grados de proba­
bilidad. Entre ellas figura un poema heroi­
co, Brahmanda puranam. basado en el
purana sánscrito de iguaí título. [REA]
Chelnat Acyuta Menon, Ezuttaccan and
His Age (Madras, 1940).
TYAGARAJA (1767-1847). Bardo y com­
positor indio. De familia de músicos, nació
en TiruvárUr, pueblo en el distrito de Tan-
jorc. India meridional, famoso por el tem­
plo de una forma de Siva llamada Tyagará-
ja, nombre que fue dado al compositor. En
su juventud, su familia se trasladó a Tiru-
vaiyáru. al norte de Tanjore, donde el com­
positor pasó el resto de su vida, aparte de
peregrinaciones a muchos santuarios del
sur. Su muerte allí se conmemora todos los
años con un importante festival de música.
La inspiración de la mayor parte de su
obra estuvo en Sri Rama, considerado como
una forma del dios Visnu, y acentuó la fun­
ción religiosa de la música. La mayor parte
de las 800 composiciones suyas que se con­
servan constituyen cantos independientes
llamados Kirtana, comparables funcional­
mente al motete, divididos en tres según la
estructura de los temas, a. b, cb. Tyagarája
también escribió dos obras análogas a ora­
torios. Sus composiciones fueron transmiti­
das a varios grupos de discípulos y tres de
estos grupos han conservado su obra en las
Tyagaraja
colecciones de manuscritos Umayalpuram,
TillaisthSnam y Walajapet.
El lenguaje telugu de Tyagaraja. directo y
coloquial, se explica porque el autor proce­
día de una familia de lengua telugu, residen­
te desde hacía mucho en el país tamil. En su
estilo, los cantos oscilan desde sencillas
obras, algo emparentadas con las melodías
378
popularizadas por bandas europeas en Tan-
jorc, hasta composiciones sumamente com­
plicadas, que utilizan múltiples variantes de
cada frase. (JRM]
V. Raghavan, introducción a C. Ramanu-
jachari, The Spiriíital Heritage oj Tyagara­
ja (Madras, 1957).
 UEDA AKINARI (1734-1809). Novelista
japonés. Nació en un distrito prostibulario
de Osaka, y a los tres años fue adoptado por
una familia de mercaderes de aceite. Llevó
una vida más o menos disoluta hasta su ma­
trimonio hacia 1 760, en que se asentó y tra­
bajó en el negocio familiar. Su primera acti­
vidad literaria había sido la composición de
haiku, y en 1766 adoptó la literatura como
profesión, produciendo relatos de géneros
• diversos; en 1768 apareció su obra maestra.
Ugetsu-monogatari («Cuentos de la luna
lluviosa»), colección de relatos de fuente ja­
ponesa y china (tr. inglesa W. Whitehouse,
Monumento nipponica, I, i, ii y IV, i, To­
kio, 1938 y 1941; tr. francesa R. Sieffert,
Contes de pluie el de lune. París, 1956). A
esto siguió un período de 12 años durante el
cual su ocupación principal fue la medici­
na. Entonces, al retirarse más tarde, gozó de
la amistad de muchos de los principales sa­
bios y escritores del Japón. Vivió hasta una
edad considerada entonces como avanzada,
cultivando hasta el final sus estudios litera­
rios. Además de su fama como novelista fue
también famoso como entendido en el «sa­
ber japonés», o sea la aclaración y crítica de
las crónicas primitivas, la poesía y las nove­
las escritas en japonés (a diferencia del chi­
no).
Ugetsu-monogatari es un temprano
ejemplo de yomihon, novelas o relatos que
utilizan materiales históricos, legendarios o
didácticos, en un estilo que oscila entre lo
pintoresco y lo pomposo, pero que conserva
siempre cierta solidez debido al empleo de
construcciones y locuciones derivadas del
chino —ejemplo comparable al empleo de
formas latinas o griegas en inglés. El esti­
lo de Ueda Akinari es sencillo si se compara
con el de autores yomihon posteriores,
como *Kyokutei Bakin, pero el material de
Ugetsu-monogatari posee todos los elemen­
tos fantásticos que caracterizan el género.
[CJD]
Ugetsu Monogatari (Tales of Moonlight
and Rain), tr. inglesa L. Zolbrod (Londres,
1975).
P. Humbertclaude, «Essai sur la vie et
l’oeuvre de Ueda Akinari (1734-1809)». en
Monumento nipponica. 111, ii; IV, i, ii; V, i
(Tokio, 1940-42).
«UPAN1SAD» («sesión» íntima —y. por
ello, esotérica— o instrucción de un discí­
pulo por un maestro). Tipo de textos de ha­
cia 800-500 a.C. que constituyen la última
etapa o «final» del *Veda. en los que se ana­
liza el más profundo sentido cosmológico y
personal de la, en esta etapa, religión ritua-
lizada Brahmana). Cimientos de la filoso­
fía india muy posterior y uno de los eviden­
tes precursores intelectuales del budismo,
las Upanisads figuran entre los textos reli­
giosos más importantes de la humanidad,
y continúan siendo uno de los dogmas bási­
cos del hinduismo. Aunque más de doscien­
tas composiciones han recibido el nombre
de «upanisads», el nombre se aplica por ex­
celencia solamente a aquellos de la clase
más antigua, auténticamente «védicos».
Deussen identifica como tales 14 obras, las
seis más antiguas en prosa: Brhadaranyaka,
Chandogya, Tailtiriya, Aitareya, KausTtaki
y Kena; después, cinco posteriores, en ver­
so: Katha, Isa, Svetasvatara, Mlinda ka y
Malíanarayana: finalmente, las tres más re­
cientes, de nuevo en prosa: Prasna, Maitra-
yaniya y Mandukya.
En su mayor parte constituyen descrip­
ciones en forma de apotegma de las ense­
ñanzas de sabios famosos; no son obras de
filosofía especulativa, aunque muchos pro­
blemas son expuestos por primera vez en
ellos en términos estrictamente filosóficos.
La preocupación dominante de los antiguos
maestros era el lugar del yo individual, o
alma (atman), en la estructura del cosmos,
representado por el sacrificio y denominado
brahmán («Weltgeist») de su principio de
realidad. En un nivel, el alma está ligada a
la existencia, al goce de los frutos de sus ac­
ciones, condenada a volver a vivir un ciclo
indefinido de nacimiento y muerte. Pero en
' otro el alma puede, al conocer su identidad
con el brahmán que se encuentra en la raíz
de toda apariencia, liberarse de ese ciclo.
Upanisad
Yñjñavalkya. maestro del Brhadaranyaka.
afirma la identidad de brahmán y atinan
como universales absolutos. Otros, como
Uddálaka en el Chandogya, emplean la
analogía realista del conjunto orgánico: el
atinan y el brahmán son idénticos, como
«yos» implicados por relaciones estructura­
les entre las diversas «partes» visibles de la
forma humana, por un lado, y el cosmos,
por otro.
Se discuten muchos temas conexos: el
viaje del alma después de la muerte (en el
Kalha. Chandogya)', el «yo» del sueño pro­
fundo (Brhaddranyaka, Chandogya): la doc­
trina de las cinco vainas, en la que se afirma
que la máxima realidad es ananda («ale­
gría») (Taittiriya).
Las Upanisads ofrecen mucha informa­
ción sobre la historia social; en realidad,
constituyen casi la única fuente de que se
dispone acerca de la época. Suelen mante­
nerse dos teorías: (a) Las Upanisads. con
sus textos precedentes y estrechamente vin­
culados, los aranyakas (libros del bosque),
representan las especulaciones de un grupo,
reducido pero avanzado, que se retiraron de
la vida urbana de la época, sumamente
complicada, con su ritualismo costoso e in­
telectualmente estéril Brahmana), y se re­
fugiaron en el «bosque», en el que estable­
cieron retiros «secretos» y se ocuparon, jun­
to con sus discípulos, del significado de los
ritos; (b) Ya que muchos de estos maestros
380
no son brahmanes, sino que en realidad
están representados como maestros de brah­
manes, las Upanisads son testimonio de
una «sublevación» entre la clase principes­
ca, disgustada con el vacío ritualismo del
sacrificio brahmánico. Las Upanisads anti­
cipan asi el evidente «antibrahmanismo»
del budismo primitivo, que en si no es más
que una ampliación de las dotrinas upanisá-
dicas de la salvación individual.
Sea lo que fuere, las Upanisads fueron
pronto interpretadas como la esencia, así
como el propósito, del Veda (Vedánta), y
las doctrinas expuestas en ellos son entendi­
das como exigencias teológicas por los re­
presentantes de la escuela más ortodoxa de
la filosofía hindú, llamada Vedanta (*Sañ
kara). [EG]
Thirteen Principal Upanisads. tr. inglesa
R. E. Hulme (1921); The Principal Upa-
nisds. tr. id. S. Radhakrishnan (1953); Alma
y Brahma. Upanisad del gran Aranyaka y
Bhagavadgita, tr., intr. y notas F. R. Adra­
dos y F. Villar Liébana (M., Ed. Nacional,
1978).
P. Deussen, The Philosphy of rhe Upani­
sads. tr. inglesa A. S. Geden (2.a ed., Edim­
burgo, 1906); H. OIdenberg, Die Lehre der
Upanisaden und die Anjange des Buddis-
mus (Gotinga, 1915); A. R. Keith (citado
bajo Brahmana)\ S. N. Dasgupta, Historyof
Indian Philosophy (1922-5).
 VAJ1RAVUDH (RAMA VI), Rey (1881-
1925). Monarca (1910-25) y escritor tai,
educado en Oxford y Sandhurst. En sus es­
fuerzos por desarrollar Tailandia como un
Estado moderno, se convirtió en precursor
del periodismo político. Fue un escritor
prolífico y un hábil dramaturgo. Vertió a un
tai excelente varias obras del teatro clásico
l'enice y otras obras de Shakespeare. Escri­
bió muchas comedias breves en el género
del teatro hablado, nuevo en Tailandia, y
fomentó las representaciones teatrales con
repanos mixtos. Hua Chai Chai Num («El
corazón de un joven») es una novela en for­
ma epistolar, la primera de su género en tai,
que demuestra el influjo de las ideas y cos­
tumbres sociales occidentales. [EHSS]
VALLATTOL. *Narayana Menon.
VALLIJVAR (¿siglo ni o IV d.C.?). Poeta ta­
mil. Autor del clásico tamil Tirukkutal
(tiru «sagrado»; bucal en la prosodia tamil
es un tipo especial de pareado). Poco se co­
noce de cierto sobre su vida. Su Kucal cons­
ta de 133 capítulos, de diez versos cada uno.
La clasificación principal es en tres libros,
sobre la virtud, el gobierno y la sociedad, y
el amor. El ideario del poeta es tal, que to­
das las religiones del país tamil lo han rei­
vindicado en una u otra época como propio.
Se ha intentado muchas veces, ninguna con
éxito completo, verter sus aforismos a len- _
guas de Europa occidental. Las versiones in­
glesas con extensos comentarios incluyen
las de G. U. Pope (1886), A. Chakravarti
(Madras, 1953) y K. M. Balasubram (Ma­
dras, 1962).
El Kural es considerado convencional men­
te con otras composiciones (sobre todo, éti­
cas) como una de las Dieciocho obras me­
nores Patinenkilkkanakku) del tamil. La
que le sigue en importancia entre ellas es el
Nalatiyar, antología jain de 400 cuartetos
(tr. inglesa G. U. Pope, 1893). Su tema tiene
mucho en común con el KuraL [REA]
V. R. Ramachandra Dikshitar, Studies in _
Tamil Lirerature and History (2* cd., Ma­
dras, 1936); Francis Whyte Éllis, Tirukku-
ral: EUis’Commcntary, cd. R. P. Scthu Pi-
llai (Madras. 1955).
VALMÍKL * Ramaya na.
VATSYAYANA. *Kamasülra.
VEDA. Textos sagrados del hinduismo or­
todoxo denominados sruii (conocimiento
«revelado») en oposición a smrii o «tradi­
ción». Amplia y variada literatura, que
abarca el milenio 1500-500 a.C., el Veda
representa la lenta acumulación de sagrada
tradición en tomo al sacrificio. El Veda
comprende tradicionalmente cuatro escue­
las, la más vieja de las cuales es la Rg (fór­
mulas sagradas); las otras son el Samaveda
(cánticos), Yajurveda (técnica sacra) y Ai-
harvaveda (magia correccional). Dentro de
cada escuela se produce una evolución uni­
forme (también cuádruple), basada en una
«colección» tradicional (sarnhitá) de textos
originales, que en sí constituye el «primen»
substrato R greda, la «colección de la es­
cuela Rg). La segunda etapa es la de los
voluminosos comentarios exegéticos, prue­
ba de un elaboración del procedimiento de
sacrificios (*Brahmanas) de hacia 1000-800
a.C., seguido por Aranyakas (libros del bos­
que) y * Upanisads. donde se enseña el signi­
ficado esotérico del sacrificio. Estos últimos
puedeq fecharse entre 800-500 a. C.
El Rgveda, la parte más antigua y de
mayor autoridad del Veda, suele ser califi­
cado por antonomasia como el «Veda».
[EG]
VEDÁNTA. *SaTíkara.
VIDYAPATI (siglo xv). Poeta indio, el más
grande poeta indio de su época. Había ya al­
canzado fama hacia 1400, así como la pro­
tección del rey Mithila. Nació en Bisapi,
aldea en la región de Mithila, en el lado
oriental de Bihar del Norte.
Durante la invasión musulmana de Mit­
hila, buscó refugio durante años en Nepal,
Vietnamita
donde escribió algunos de sus tratados sáns­
critos. En la última época de su vida se
retiró de la corte y volvió a su aldea, donde
murió, según se cree, después de los 90
años.
Escribió muchas obras en sánscrito, nota­
blemente el Purusa pariksa, el Durgab! 'kti
taragint, el Danavakya'vali. el Vivada Sara,
y el Gaya paltana. Pero lo extraordinario
son sus incomparables canciones de amor
en dialecto maithili. Algunas tratan alegóri­
camente sobre las relaciones del alma con
Dios bajo la forma del amor que Radha
concibe por el dios Krishna. La literatura
india del amor y el sexo posee una larga his­
toria, pero los poetas anteriores habían
adoptado ante el sexo una postura recia­
mente varonil. El enfoque de Vidyapati es
casi femenino. Amaba y admiraba el tempe­
ramento y la naturaleza de la mujer y creía
que el amor sexual constituía la exigencia y
la experiencia supremas de la vida, tanto
para la mujer como para el hombre. Sus so­
netos erótico-rcligioscs fueron adoptados y
recitados por el reformador hindú Chaita-
nya, el primero que propugnó el vaishnavis-
mo moderno en India oriental (secta que
tiene por suprema divinidad a Radha-Kris-
hna) y gracias a él se convirtió en poesía
familiar en Bihar y Bengala. Aún hoy sus
canciones de amor son extremadamente po­
pulares. [BNPJ
Love Songs of Vidyapati. tr. inglesa De­
ben Bhattacharya (1963).
Subadra Jha, The Songs of Vidyapati (Be-
nares, 1954).
VIETNAMITA, Literatura. La escritura
fue introducida en Vietnam desde China an­
tes del comienzo de la Era cristiana y las
382
primeras composiciones literarias vietnami­
tas, en verso y prosa, se escribieron en ca­
racteres chinos, de acuerdo con las reglas y
convenciones de China (*Nguyen Trai y Le
Tac). La tradición de escribir en chino con­
tinuó en Vietnam hasta fines del siglo xtx y
las otras obras vietnamitas se distinguen de
las chinas más por su tema que por su esti­
lo.
Más tarde se desarrolló un sistema de es­
cribir la lengua vietnamita con caracteres de
tipo chino Estos caracteres, ininteligibles
para los chinos, fueron llamados chu nom
y dieron origen a un segundo genero de lite­
ratura vietnamita. Se sabe que ya en el si­
glo xtit se escribía con caracteres nom, aun­
que los fragmentos más antiguos que se con­
servan datan sólo del xiv. A medida que
evolucionaba, la literatura nom se distanció
gradualmente de las formas chinas hasta ad­
quirir un carácter específico. El mejor pe­
riodo de la literatura vietnamita en caracte­
res nom fue el de fines del siglo Xvíh y co­
mienzos del xix.
Los misioneros cristianos europeos, que
llegaron por primera vez a Vietnam en los
inicios del siglo xvn, encontraron inconve­
niente y lenta la escritura en caracteres. Por
ello, ingeniaron una grafía romanizada co­
nocida por quoc ngu. que cuantos hablasen
la lengua podían aprenderla en muy poco
tiempo. Por un largo período, la escritura
en quoc ngu estuvo limitada a los cristia­
nos vietnamitas, pero, después de la llegada
de los franceses en el siglo xix, se difundió
por todas las capas de la población y hoy ha
sustituido por completo a los caracteres. En
realidad, toda la literatura vietnamita del si­
glo xx ha sido escrita en quoc ngu. [PJH]
VISAKHADATTA. *Kautilya.
WAN CHIA-PAO (Tsao Yu) (1910- ).
Dramaturgo chino. Nació en la provincia
de Hopei de familia acomodada; educado
en la escuela de patronato norteamericano
de Nankai y en la Universidad de Tsinghua.
Cuando ampliaba estudios en Tsinghua pu­
blicó su primer drama (tr. inglesa Wang y
Bames, Thunderstorm. Pekín, 1958); fue re­
cibida con entusiasmo por los críticos avan­
zados. A este siguió una constante sucesión
de obras hastas Familia (1942), en que dejó
de escribir víctima de depresión nerviosa.
Ejerció diversos cargos educativos des­
pués de abandonar Pekín, viajando a China
meridional y occidental con las universida­
des de refugiados. Después de la Guerra
marchó a los Estados Unidos por un año. Se
a.daptó gustosamente al régimen comunista
y fue director del Teatro Nacional del Pue­
blo. Escribió entonces un drama de propa­
ganda bastante convencional (tr. inglesa
Chang, Bright Skies, Pekín, 1960).
Tormenta (1934) no se diferenciaba en su
estructura de la tragedia griega: tendía a ate­
rrar al público con la violencia de los pode­
r-es destructores que se muestran activos en
el mundo, y muerte y locura son el destino
de sus personajes; pero a causa de su locali­
zación fue generalmente interpretado como
un ataque contra la tiranía del tradicional
sistema familiar. Amanecer (1936) presen­
taba aún la vida como cruel, pero los pode­
res sombríos eran sociales en vez de capita­
listas y explotadores elementales. Intentó
dar igual importancia a todos los persona­
jes, al estilo de «esos paisajes impresionistas
compuestos de puntos». Desierto (1937)
ofrecía una clara influencia shakespeariana.
Siguieron Transformación, Hombre de Pe­
kín y Familia, los dos últimos claros ata­
ques contra el sistema «feudal» de vida que
tenía que dar paso al nuevo. [DEP]
WEN I-TUO (1899-1946). Poeta y erudito
chino. De familia rica, nació en Hupei; fue
un joven estudioso, pero los trastornos del 4
de mayo despertaron su entusiasmo y se
convirtió a la causa de la «nueva literatu­
ra». En Estados Unidos, de 1922 a 1925 es­
tudió arte y, privadamente, literatura, ab­
sorbido sobre todo en los poetas románticos
ingleses, pero también en algunos de los
poetas chinos más quejumbrosos. Su prime­
ra colección de poemas, publicada en China
en 1923 con el título de Vela roja, refleja es­
tas preferencias. Se consideraba una especie
de mártir del arte, pero descubrió que la
dura realidad de la vida le precipitaba del
mundo poético al «mundo del polvo»; uno
de estos amargos hechos era el desprecio de
los norteamericanos hacia los chinos, el
tema de su «Canto de la lavandería».
A su vuelta a China, Wen tuvo cargos en
varías Universidades hasta establecerse de
nuevo en Tsinghua. En 1926 fundó con Hsu
Chih-mo y otros el influyente Suplemento
de poesía. Su segunda colección de poemas.
Agua muerta, se publicó en 1926. El mismo
año colaboró en la dirección de la Revista
de la media luna, pero después se entregó a
sus estudios clásicos, que le resultarían muy
fructíferos. El desorden y las injusticias de
la administración durante la ‘guerra le lleva­
ron a adherirse a la Liga Democrática.
Como pago fue asesinado.
Uno de los mejores poetas chinos moder­
nos, fue un temprano exponente de la teoría
del «baile con grilletes» aplicada a la poesía
vernácula y alcanzó un verdadero éxito al
crear ritmos naturales, pero regulares y vi­
gorosos. [DEP]
M.* Teresa León y Rafael Alberti, Poesía
china (B. A., Cía. Gral. Fabril, 1960); Mar­
cela de Juan, Poesía china: del siglo xil
a.C. a las canciones de la Revolución Cultu­
ral (M., Alianza, 1973).
Hsu Kai-yu, «The Poetry and Career of
Wen I-tuo», en Harvard Journal of Asiatic
•Sriaúes (1958).
WU CFTENG-EN (h. 1510-80). Novelista
chino. Autor de Hsi-yu chi (tr. inglesa
A. Waley, Monkey, 1942). Poco se conoce
sobre él, pero es fama que ejerció el cargo de
magistrado de distrito durante algún tiempo
y que fue un buen poeta, aunque de su obra
no se conserva nada de valor, salvo la nove­
la.
Wu Ching-Tzu
Hsi-yu chi se basa en la historia del viaje
a la India dcJ sacerdote budista chino Tripi­
taka para obtener textos sagrados. En la no­
vela. sin embargo, el personaje de Tripitaka
queda eclipsado por el de su ayudante, el
Mono, cuyos recursos y poderes mágicos 1c
permiten superar toda clase de obstáculos
naturales y sobrenaturales y alcanzar por
fin su objetivo. La novela es episódica según
la tradición china y rica en incidentes, lo
que explica su extrema popularidad entre
los niños chinos. Otros han encontrado en
ella un sentido más profundo. Ha sido con­
siderada como una alegoría del esfuerzo hu­
mano, con el Mono como símbolo de la in­
teligencia del hombre y uno de los restantes
compañeros de Tripitaka. el Cerdo, de sus
deseos físicos. Contiene también una sátira
contra la burocracia: la jerarquía celeste de
los dioses corresponde al sistema burocráti­
co terreno de la China. [JDC]
WU CHING-TZU (1701-54). Novelista
chino. Autor de Ju-lin wai shih (tr. inglesa
Yang, The Scholars. Pekín, 1957). Nativo
de la provincia de Anhwei en China orien­
tal, de familia acomodada y con fama de
afortunada en los exámenes de la adminis­
tración. Wu, sin embargo, nunca intentó
más que los exámenes locales y aunque a
los 36 años fue. recomendado para concurrir
a un examen especial, una enfermedad le
impidió tomar parte en él. Por aquel enton­
384
ces, a causa de las censuras a su prodigali­
dad, tuvo que trasladarse a Nankin, donde
pasó en la pobreza el resto de su vida.
Ju-lin wai-.shíh es una novela satírica que
denuncia el estéril formalismo del sistema
de exámenes y la mentalidad de aquellos
cuya única ambición en la vida es triunfar
en las oposiciones para obtener un puesto,
empleando la más abyecta adulación para
alcanzar su objetivo, y una vez conseguido
el cargo, inmediatamente comienzan a do­
minar a los demás. El personaje ideal del
autor. Wang Micn, renuncia al cargo y vive
como un eremita en las montañas. Los per­
sonajes y los incidentes están espléndida­
mente observados y la sátira nunca va más
allá de los límites de la verosimilitud. Pero
aunque exista unidad temática, la construc­
ción de la novela es más panorámica que
concentrada.
Ju-lin wai-shih está considerada general­
mente como la mejor novela satírica de
China. Influyó sobre muchas otras novelas
escritas posteriormente en la dinastía
Ch’ing, pero ninguna alcanza su calidad.
Wu Ching-tzu escribió varias obras sobre
los clásicos, que no se han conservado, y
casi 200 poemas, reeditados en fecha recien­
te. [JDC]
Wu Tsu-hsiang, «The Realism of Wu
■ Ching-tzu», en Chínese Literature (1954),
n.°4.
-
«YADU». Género de poema birmano, me­
jor transcrito como ra tu —derivado del
sánscrito rtu, «estación»— escrito en el clá­
sico verso tetrasílabo y por lo general en tres
estrofas. La edad de oro del yadu fue entre
1550 y 1630 d.C., cuando su tema domi­
nante fue el tono de melancolía nostálgica
sugerida por la contemplación de las belle­
zas de la naturaleza y los efectos en el bos­
que del paso de las estaciones, o el deseo y
anhelo del que se encuentra lejos de seres
queridos o de su hogar. Nawade 1 (1545-
1600) escribió más de 300 yadu de gran ca­
lidad, y el príncipe Nat-shin-naung (1578-
1619) experimentó un amor prolongado y
trágico que le inspiró yadus de gran emo­
ción. *Let-wé Thon-dara. [JWACJ
«YAGAN». Tipo de poema birmano que
hizo su aparición a mediados del siglo xvin.
Posee una estructura silábica más libre que
el verso «clásico» y en apariencia narra un
relato de *jataka o de las leyendas hindúes
u otras, pero su rasgo característico es el vi­
tuperio agudo e insolente de figuras contem­
poráneas, en especial otros escritores. El .ya­
gan más apreciado es el Ya-ma (basado en
parte del * Ramayana) de U Tue (/7. 1751-
1796). [JWAG]
YAMIN, MUHAMMAD (1903-62). Poeta
lírico indonesio, precursor literario, histo­
riador y político. Su Tanah Air («Patria»)
publicado en 1922 fue la primera colección
de moderno verso malayo. La «patria» a la
que hace referencia era Sumatra, no Indone­
sia. Un nuevo volumen de verso, Indonesia,
Tumpah Darakhu («Indonesia, mi patria»),
apareció el 28 octubre de 1928, fecha en
que Muhammad Yamin y sus correligiona­
rios nacionalistas decidieron honrar una pa­
tria, un raza y un idioma: los de Indonesia.
El drama de Muhammad Yamin sobre un
tema histórico javanés—Ken Arok dan Ken
Dedes— apareció también en 1928. Aun­
que precursor de la forma literaria, su len­
guaje se encuentra mucho más próximo al
malayo clásico que el de los escritores más
jóvenes. [ECGB]
YAQUT IBN‘ABDULLAH (1179-1229).
Geógrafo musulmán. Griego, nacido en
Asia Menor, fue capturado de niño y vendi­
do como esclavo en Bagdad a un mercader
que le proporcionó educación y que más
tarde lo envió como agente suyo al Golfo
Pérsico y a Siria. Liberado en 1 199, fue es­
criba y librero. En 1213 volvió a viajar de
nuevo por Siria. Egipto, Iraq y Jurásán
(noroeste de Persia). Pasó dos años traba­
jando en bibliotecas en Merv, en Asia cen­
tral. En 1218 prosiguió hasta Jiva, pero se
vio obligado a huir de la invasión de los
mongoles. Llegó a Mosul en lamentables
condiciones, pero obtuvo auxilio al alcan­
zar Alepo. Volvió a Mosul dos años después
con intención de terminar su Diccionario
geográfico; esta labor le ocupó hasta 1224.
Cuando se encontraba en Damasco a duras
penas escapó de morir a manos de los mu­
sulmanes shritas por sus ideas sunitas.
La obra geográfica de Yáqüt es de gran
importancia y contiene información no sólo
topográfica, sino histórica y biográfica. Su
otra obra magna es el Diccionario de hom­
bres doctos, que contiene biografías de todos
cuantos estuvieron relacionados de cual­
quier forma con la literatura árabe. Algunas
secciones se han perdido. Las obras de Yá­
qüt, como la de la mayor parte de los com­
piladores árabes, se encuentran llenas de
anécdotas y digresiones; por ejemplo, el
Diccionario de hombres doctos contiene
una larga discusión entre un filósofo cristia­
no y un teólogo musulmán. [AST)
The Introductor? Chapters of Yaqüt's
Mu'jam al-Buldan, tr. inglesa Wadie Jwai-
deh (Leiden, 1959).
G. Le Strange, The Lands of the Eastern
Caliphate (1905); E ofl.
«YOGASUTRA». Texto básico de yoga,
una de las seis escuelas tradicionales de la
filosofía india. Atribuido a Patañjali (quizás
el famoso gramático del siglo l o n a.C.), el
Yogasütra enseña un método de liberación
(moksa, caracterizado por su insistencia en
la disciplina corporal y mental. El Yoga (de
Yokomitsu
la raíz yuj «unir, yugo») adopta la posición
teórica del Sámkhya, un dualismo estricto
de materia y espíritu, y edifica sobre ella
una técnica para eliminar la influencia de
los sentidos y las pasiones sobre la concien­
cia. Esta es la doctrina del yoga clásico (ra­
ja:voga o jñanayoga). El * Bhagavadgítá pre­
tende modificar la teoría de modo que no
suponga el abandono de los deberes socia­
les, mientras sigue manteniendo el aspecto
de una disciplina abnegada (karmayoga. o
yoga activo). Ciertas prácticas medievales
que incluyen una intensa tortura voluntaria
(como el mirar fijamente al sol) constituyen
un tercer tipo de yoga (hatha, de violencia).
Aunque el yoga está considerado como
uno de los sistemas ortodoxos de filosofía,
en cuanto no niega la autoridad del Veda,
es, como el budismo, descendiente intelec­
tual de las especulaciones del Upanisad que
no tienen lugar en el ritualismo brahminico.
[EG]
The Yoga System of Patañjali, tr. ingle­
sa J. J. Woods (Harvard Oriental series,
Cambridge, Mass., 1914).
M. Eliade, Le Yoga. Inmortalité el liberté
(1955); S. N. Dasgupta, Yoga, the Method
ofReinlegration (1924).
YOKOMITSU RIICHI (1898-1947). No­
velista japonés. Nacido en Ueno, prefectura
de Míe, donde había transcurrido la juven­
tud de *Bashó, Yokomitsu, desde sus pri­
meros años, mostró interés por la literatura.
Estudió en la Universidad de Waseda, en
Tokio, primero en el departamento de in­
glés, luego en el de economía, probablemen­
te con mayor interés por el primero, ya que
era admirador de la literatura occidental. Su
primera colección de relatos apareció en
1923 y estableció su reputación como escri­
tor de gran imaginación y estilo. Fue tam­
bién teórico de la literatura y se adhirió, y
abandonó, a varios grupos de novelistas. Se
encuentra relacionado especialmente con el
Shinkan-kakkuha («Nuevo sensacionalis-
mo») y en colaboración con *Kawabata Ya-
sunari publicó la revista Bunjei-jidai («La
edad literaria»). Entre los novelistas japone­
ses su deuda fue grande con *Shiga Naoya.
En un período en el que florecían los escri­
tores proletarios, con su insistencia en el
valor propagandístico de la novela, y los au­
tores autobiográficos con sus autocompasi-
vas «novelas del yo», Yokomitsu fue uno de
los que se pronunciaron por la labor nove­
lística como una tarea de arte. Sus pensa­
mientos versan sobre la enfermedad, la
muerte y la inútil lucha del hombre con las
fuerzas que dominan su vida, pero hay una
agudeza de observación y una objetividad
irónica que le libra del sentimentalismo y
de las protestas vacías. [CJD]
386
Machine, tr. inglesa E. Scidcnstickcr, en
Morris, M J S: Spring Carne on a Horse-
drawn Cari, tr. id. Mary M. Suzuki, en lhe
Heart is Alone (Tokio, 1957); Time, tr. id.
D. Keenc, en Kcenc, M J L.
YOSANO AK1KO (1878-1942). Poetisa ja­
ponesa. Nació en Sakai, cerca de Osaka,
hija del dueño de una pastelería. Su tempra­
na afición por la poesía se sintió avivada
por la aparición erT 1900 de la revista men­
sual Myñjo («Estrella de la mañana») del
poeta Yosano Hiroshi. Le envió muestras
de su obra, por lo general apasionados poe­
mas amorosos, y su primera colección (400
poemas), Midare-gami (Tangled Hair. tr.
inglesa S. Sakanishi, Boston, 1935), apare­
ció a comienzos de 1901. En otoño del mis­
mo año casó con Yosano. Publicó muchas
otras colecciones, pero su obra solía caer en
un sentimentalismo fácil. Midare-gami es
considerada como su mejor obra. La forma
poética que usaba por lo general era la tan-
ka tradicional (de 31 sílabas). Entre sus res­
tantes producciones literarias figura una
moderna adaptación de Genji-monogatori.
Su título principal a la fama literaria es el
haber sido una de las primeras mujeres del
Japón desde el siglo xi en revelar sus emo­
ciones al público. [CJD]
H. H. Honda, The Poetry of Yosano Aki-
ko (Tokio, 1957).
YOSHIDA KENKO (1283-1350). Escritor
japonés. Cortesano y funcionario de un san­
tuario sintoista, se retiró del mundo en 1323
y hacia 1330, o quizá más tarde, escribió
una serie de ensayos, observaciones, notas y
anécdotas, recopilados en Tsurezure-gusa
(tr. inglesa George Samson, Essays in Idle-
ness\ en Transactions, Asiatic Society ofJa-
pan, 39, Tokio, 1911; extractos en Keene,
AJL; tr. francesa Charles Grosbois y Tomi-
ko Takeda, Les Heures oisives, París, Galli-
mard, 1968). Estos le valieron una fama
perdurable como uno de los grandes autores
del Japón. Antes de retirarse de la corte y
del santuario, había sido famoso como poe­
ta. Su retiro debió ser debido, sobre todo, al
deseo de escapar de las caóticas circunstan­
cias del Japón de entonces. Vuelto sacerdote
budista, pasó algún tiempo viajando y vi­
viendo como ermitaño, pero parece que no
desapareció por completo de sus antiguos
ambientes y que siguió destacándose en ios
círculos poéticos. El hecho de hacerse sacer­
dote budista no significaba para nada una
conversión, ya que las religiones budista y
shintó se encontraban integradas por enton­
ces y su decisión era el expediente normal
para zafarse de los engorros del mundo.
Tsurezure-gusa posee 243 secciones de
distinta extensión. Incluyen declaraciones
387
filosóficas y religiosas, ideas sobre el amor,
observaciones de la naturaleza, comentarios
sobre la época. Es mundano y lleno de una
suave melancolía. Evoca con nostagia épo­
cas anteriores del Japón, sobre lodo el pe­
ríodo Hei antes de las guerras civiles, cuan­
do el mundo parecía tener como centro la
corte, cuando las costumbres e ideales de
ésta eran supremos y antes de que el guerre­
ro se convirtiese en el héroe de todos. Tsu-
rezure-gusa es comparable al Libro de
cabecera, de *Sei ShOnagon, pero existen
evidentes diferencias entre la mujer aguda y
el melancólico recluso, aunque cada uno de
ellos se caracteriza por diferencias de forma
y de estilo. [CJD]
YÜAN MEI (1716-97). Poeta chino. Yüan
se retiró aún joven de su cargo oficial y se
estableció en su famoso jardín de Sui, en
Nankin, de donde partió para largos viajes
incluso en su extrema vejez. Fue el poeta
más celebrado de su época, pero también un
gran sensual, un hedonista declarado y no­
torio mujeriego. Aunque fue prolífico autor
de versos de circunstancias, no era partida­
rio de producir poesía sin la presencia de
una emoción auténtica: «Mi lema es “cuan­
do dos corazones se unen"». Perteneció a la
escuela «individualista» de poesía china que
se negaba a aceptar que la inspiración indi­
vidual fuese frustrada por costumbres litera­
rias y prohibiciones tradicionales (v. sus
«Charlas sobre poesía»). Su estilo es claro y
fluido; su dicción, feliz. Pero su pensamien­
to, aunque espontáneo, no era muy profun­
do. Además de poesía y crítica también re-
Yüeh-Fu
cogió una colección de relatos sobrenatura­
les. [DEP]
ArthurWaley, Yuan Mei (1956).
«YÜEH-FU». Género poético chino. El
nombre Yüeh-fu significa «oficina musical»
y en su acepción original se aplicaba a una
oficina establecida hacia 120 a. C. con el fin
de proporcionar música para la corte, for­
mar músicos y recopilar canciones. Aplica­
da a la poesía, la palabra designó probable­
mente en un principio los himnos rituales,
etc., compuestos por esta oficina, pero su
significado se fue extendiendo gradualmente
hasta abarcar el conjunto de la literatura de
baladas supervivientes de la dinastía Han,
así como las imitaciones posteriores de estas
baladas y los poemas originales escritos en
igual estilo.
La poesía Yüeh-fu que se conserva in­
cluye canciones de amor, militares y lamen­
tos de huérfanos, de esposas solitarias, y de
pobres y sin hogar. La mayor parte son bre­
ves poemas líricos, pero las colecciones de
Yüeh-fu contienen los escasos poemas na­
rrativos más extensos y las baladas de la
época: La esposa de Chiao-Chung-Ch'ing.
la Canción de Lo-fu y La Balada de ¡Muían
(tr. inglesa A. Waley, en The Temple,
1923). El metro que predomina en los poe­
mas de Yüeh-fu es el verso pentasílabo, que
desde el siglo III d. C. hasta la época de los
grandes poetas T'ang, fue la forma métrica
dominante de la poesía china. [JDC]
J. R. Hightower, Topics in Chinese Lile-
rature (1950).
ZEAMI MOTOKIYO (1363-1443). Dra­
maturgo y actor japones. A los siete años
apareció en escena con su padre, Kan-ami,
en una representación de lo que se conoce
por teatro no y llamó la atención del shogun
Yoshimitsu, de cuyo favor gozó hasta la
muerte de éste, en 1409. Desde aquella tem­
prana fecha hasta el final de su vida, su for­
tuna varió según el cambio de gobernantes;
durante algún tiempo sufrió destierro en la
isla de Sado, pero parece haber regresado a
la capital en sus últimos años. Zeami y su
padre refundieron el drama no partiendo de
diversos tipos de espectáculo popular y uni­
ficándolos, en una forma que aún se repre­
senta. El espectáculo tiene lugar sin decora­
dos y con un mínimo de efectos rudimenta­
rios en un escenario de madera, por actores
masculinos con suntuoso vestuario, que
usan máscaras para figurar mujeres, seres
sobrenaturales o viejos. El estilo interpreta­
tivo es ritual y simbólico, y utiliza la danza
como medio para expresar emoción. La or­
questa se compone de dos o tres tambores y
una flauta, que actúa al fondo del escenario,
y un coro que comenta la acción y pronun­
cia la parte del actor principal cuando este
está entregado al baile. El programa no nor­
mal se compone de cinco dramas, separados
por intermedios cómicos (kyogen). Los dra­
mas constan por lo general de dos actos, con
el actor principal interpretando un papel
importante en cada parte. Estos papeles ge­
neralmente muestran dos aspectos del mis­
mo personaje. Se atribuye a Zeami el haber
escrito unos 240 dramas, de los que se con­
servan 100, entre ellos gran número de los
mejores del repertorio actual: Hagoromo,
Kanlan. Avi no ue. Takasago. para men­
cionar sólo unos pocos.
Por importantes que sean sus composi­
ciones, no son notoriamente diferentes de
las de su padre o de sus sucesores. Quizá su
autentica grandeza resida en sus teorías es­
téticas, conservadas en sus cuadernos.
Como la mayor parte de los textos japone­
ses de estética, no son de fácil comprensión,
pero resulta evidente que Zeami concedió
gran importancia, por una parte, al realis­
mo en la representación y, por otra, al yü-
gen, término sumamente difícil de interpre­
tar, que parece haber significado para Zea-
mi elegancia, belleza y profundo simbolis­
mo. [CJD]
P. G. O’Neill, Early No Drama (1958);
Noel Peri, Le nó (Tokio, 1944); Shidehara
Michitaro y Wilfred Whitehouse, «Seami's
Sixteen Treatises», en Monumento nipponi-
ca, IV, 2 y V, 2 (Tokio, 1942); Arthur Wa-
ley, The No Plays ofJapan (1921).
zoroástrica.
ZOROASTRO, Literatura
* Avesta; *Pahlavi.
■»
 BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA*
Arabe: R. A. Nicholson, A Literary History of
the Arabs (1903, reed. 1953).
R. A. Nicholson, Studies in Islamic Poetry
(1921).
Chino: Fung Yu-lan, A History ofChínese Phi-
losophy (1937).
C. T. Hsia, A Hislory of Modern Chínese Fic-
tion (New Haven, Conn., 1961).
H. A. Giles, A History of Chínese Literature
(1901).
Georgiano: D. M. Lang, The Georgians (1966).
Guyarati: K. M. Munshi, Gujarat and its Lite-
ralure (Bombay, 1935).
Hebreo: M. Waxman, A History of Jewish Li-
terature (4 vols., 2.’cd., Nueva York, 1947).
Hindi: F. E. Keay, A History ofHindi Literatu­
re (Calcuta, 1920).
Indio: M. Wintemitz, Geschichte der Indianis-
chen Lileratur (3 vols., 1905-20; tr. inglesa,
S. Ketkar, 2 vols., Calcuta, 1927-33).
Japonés: R. H. Brower y E. Miner, Japanese
Court Poetry (Stanford University, Calif.,
1961.
K. B. Shinkokai, Introduction to Classic Japa­
nese Literature (Tokio, 1948).
K. B. Shinkokai, Introduction to Contempora-
ry Japanese Literature (Tokio, 1939).
Malayo: Sir Richard Winstedt, A History of
Classical Malay Literature. Journal of the
Malayan Branch of the Royal Asiatic Socie-
ty, Vol. 31, pt 3 (Singapur, 1961).
Pali: B. C. Law, History of Pali Literature
(1933).
Persa: A. J. Arbcrry, Classical Persian Litera-
ture (1958).
E. G. Browne, A Literary History of Persia (4
vols., 1906-24).
J. Rypka, Iranische Literaturgeschichte (Leip­
zig, 1959).
C. A. Storey, Persian Literature: A Bio-Blíblio-
graphieal Survey (1927).
Siamés: P. Schweisguth, Elude sur la Httérature
siamoise (Paris. 1951).
Cingalés: C. E. Godakumbura, Sinhalese Lite­
ra ture (Colombo, 1955).
M. Wickramasinghe, Sinhalese Literature (tr.
E. R. Sarathchandra, Colombo, 1950).
Sirio: W. Wright, A Short History of Syriac
Literature (1894).
Tagalo: E. de los Santos, Literatura tagala
(Madrid, 1909). ' -
Tamil: S. V. Pillai, History of Tamil Language
and Literature (Madras, 1956).
Telugu: P. T. Raju, Telugu Literature (Bom-
bay, 1944).
Turco: A. Bombaci, Sloria delta litteratura tur­
ca (Milán, 1956).
* Como la Sección oriental de este Diccionario
abarca un campo tan amplio, ha sido necesario limi­
tar esta lista a las historias generales (cuando existen)
de las literaturas respectivas.
:-
AFRICANA
 ‘ABDILLAAHI, Muuse (h. 1880-?). Poeta
oral y santón somalí. Famoso por su sabi­
duría y piedad. Autor de varios poemas
didácticos y de actualidad. Se le recuerda
especialmente por el dicho empleado en un
poema suyo: «El que habla a los hormigue­
ros no sacará ningún sentido de ellos».
[BWA]
Andrzejewski y Lewis, SPI.
ACHEBE, Chinua (1930- ). Novelista
de Nigeria. Su padre fue maestro misionero
en Ogidi. Chinua fue uno de los primeros li­
cenciados del University College en Ibadan.
Después de viajar por Africa y los Estados
Unidos, ingresó en la Radio de Nigeria en
1954, donde llegó a ser director de progra­
mas extranjeros; más tarde dimitió.
Su primera novela, Things Fall Apart
(1958), trata de los efectos de la llegada del
hombre blanco sobre la vida tribal. Es un li­
bro de neutralidad impresionante. Achebe
no realiza ninguna decisión por nosotros.
Su prosa, fría y concisa, iluminada en los
diálogos por la proverbial riqueza de imáge­
nes de la lengua de los ibos, aleja al autor y
deja margen para la ironía y la ambigüedad
intencionada. No Longer at Ease (1960)
utiliza el Lagos moderno y las tentaciones
que acechan al joven nigeriano de educa­
ción europea cuando adquiere responsabili­
dades en su país. De nuevo las excesivas
exigencias impuestas al individuo en una
sociedad inquieta están expresadas sin par­
cialidad y con economía. Arrow of God
(1964) vuelve al tema de la amenaza de la
civilización contra la vida tradicional de la
aldea. La detallada documentación sobre
las costumbres tribales, alegres y siniestras
otorga una equívoca dignidad al protagonis­
ta, el .jefe-sacerdote de Ulu, para quien
constituyen medios de vida. [PT]
Moore, SA PF.
ALCÁNTARA, Osvaldo. * Lopes, Baltasar.
‘ALI DUUH (n. probablemente a medidos
del siglo xix, muerto poco antes de la Se-
gunda Guerra Mundial). Poeta oral somalí.
Algunos de sus poemas han sido anotados
por recopiladores particulares somalíes, y
uno ha sido publicado con notas y versión
inglesa. Es célebre por su ingenio, inventiva
y vigor. Como anciano de su clan, se vio im­
plicado en varias reyertas e intrigas entre
clanes y utilizó su poesía como una podero­
sa arma de propaganda. [BWA]
Andrzejewski y Galaal, SPC, I.
ALUKO, T. M. (1920- ). Novelista de
Nigeria. N. en Ilesha, Nigeria, estudió inge­
niería en el Yaba Higher College. Marchó a
estudiar a Londres en 1946, volvió en 1950
y en 1956 fue nombrado ingeniero munici­
pal de Lagos. Trabaja en la Universidad de
Ibadan.
Comenzó a escribir relatos cuando tenía
veinte años y continuó haciéndolo en Ingla­
terra. Algunos han sido publicados en West
African Review y radiados en el programa
«Calling East Africa» de la BBC. Su prime­
ra novela, One Man One Wife (Lagos,
1959), describe un conflicto de valores en
una familia. Su segunda novela, One Man,
One Matchet (1964), trata también de un
conflicto entre ideales. Describe con exacti­
tud situaciones y costumbres, pero confía
demasiado en el aspecto documental, como
resulta también evidente en su tercera nove­
la. [JAR]
ANDRADE, Mario Pinto de (1928- ).
Poeta y crítico de Angola. N. en Golungo
Alto. Estudió en Luanda, Lisboa y París,
donde cursó sociología. Ha colaborado con
artículos críticos y de tema sociológico en
revistas de Angola, Portugal y Brasil. Tra­
bajó en la revista Présence africaine. de Pa­
rís. Residió en Rabat, Marruecos, y actuó-en
el Movimiento de Liberación de Angola.
Escribe en portugués. Ha publicado Cader-
no de poesía negra de expressáo portugue­
sa. con Francisco José Tenreiro (Lisboa,
1953), y una Antología da poesía negra de
expressáo portuguesa (París, 1958). [ORD]
Armattoe
ARMATTOE R. E. G. (1913-53). Poeta de
Ghana. N. en Denu. Antropólogo, historia­
dor, médico y político. Trabajó en Irlanda
durante diez años, regresó a Ghana para
volver a marchar. Murió de accidente en
Hamburgo. Publicó dos volúmenes de poe­
mas en inglés, Belween the Forest and the
Sea (Londondcrry, Irlanda, 1950) y Deep
Down ¡he Black Man's Mind (Ilfracombe,
Devon, Inglaterra, 1953). Su poesía es limi­
tada y expresa actitudes hacia la raza que se
han hecho ya generales. [JAR]
Reed y Wake. BA V.
AWOONOR-WILLIAMS, George (1935-
). Poeta de Ghana. N. en Wheta, en la
región Volta de Ghana, y educado en el co­
396
legio Achimota y en la Universidad de Gha­
na. Director del Instituto Cinematográfico
de Ghana, así como de Okyeame, revista li­
teraria de Ghana, que ya no se publica.
Ha publicado un volumen de poesía, Re-
discovery (Mbari. Ibadan, 1964) y sus poe­
mas han aparecido en Okyeame y Black
Orpheus. Su poesía es una de las más intere­
santes de las producidas en Africa. Combi­
na su visión parcial de las gentes y los suce­
sos con una universal de dicotomía espiri­
tual y el dilema del aislamiento físico, con
lo que obtiene una imagen compleja de los
conflictos vitales y Ja ominipresencia de la
muerte. [ORD]
Reed y Wake, BA V; Moore y Beier,
MPA.
 BETI, Mongo. *Biyidi, Alexandre.
BHÉLY-QUENUM, Olympe (1928- ).
Novelista francés de Dahomey. N. en Coto­
na, Dahomey, y educado allí. En 1942-5
anduvo errante por Dahomey, Togo y la
Costa de Oro, donde aprendió inglés; traba­
jó después con la compañía John Walkden
hasta 1948. Marchó entonces a Avranches
(Francia), donde cursó el baccalauréat clas-
sique. En 1954 obtuvo el primer premio en
el concurso de becas Zellidja, lo que le per­
mitió viajar por el Africa ecuatorial france­
sa. Al año siguiente aprobó la segunda parte
del baccalauréal en filosofía e ingresó en la
Universidad de Caen. Obtuvo dos diplomas
y después enseñó en el liceo Paul Langevin,
de Suresnes. En 1962 recibió un diploma de
estudios diplomáticos del Instituí des Hau-
tes Études d’Outre-mer y ha cursado estu­
dios para la licenciatura en psicología social
de Ja Sorbona.
La actividad literaria de Bhély-Quenum
comenzó con la novela Un piége sans fin
(París, 1960), en la que la sensibilidad emo­
tiva del alma negra encuentra vigorosa ex­
presión. En 1961 publicó un relato en la
revista Bingo y fue nombrado crítico litera­
rio de La vie africa ine, de la que ha sido
redactor jefe y director gerente. Bhély-Que­
num se encuentra acreditado ante la UNES­
CO como periodista profesional. Colabora
en varias revistas francesas, italianas, cana- BOLAMBA, Antoine-Roger (1913-
dienses y suizas. Nuevas novelas en prepa­
ración incluyen La vague déferlée. Forces
obscures y Les Amazones. Su novela más
reciente es Le chant du lac (París, 1965).
[GTA] . . .
BIYIDI, Alexandre (seud. Mongo Beti y
Eza Boto) (1932- • ]). ‘Novelista del
- - Africa
- --
occidental francesa. N. cerca de Yaunde, en
Camerún. Educado en Yaunde, Aix-en-Pro-
vence y París. - suele hacerse trivial, el pensamiento tópico,
La carrera literaria de Biyidi,-bajo el _■ reduciéndolo a pura afectación. [JAR]
seud. de Eza Boto, dio comienzo en 1953 -
con un relato, Sans amour el sans haine, al
que pronto siguió su primera novela, Ville
cruelle. Con el seud. de Mongo Beti ha es-
crito Le pauvre Christ de Bomba (1956),
Missión terminée (1957) y Le roi miraculé
(1958), que obtuvo el premio Sainte-Beuve
de 1957. Se destaca entre los novelistas afri­
canos de habla francesa por la originalidad
de su estilo y su obra se admira y disfruta
por la exuberancia, su espíritu satírico y su
humor irresistible. Sus novelas forman un
documento psicológico y social de la vida
en el Camerún durante el período colonial.
[GTA]
Moore, SA PK
BLAY, J. Benibengor (h. 1900- ). Escri­
tor de Ghana. N. y educado en Ghana. Ha
viajado por Europa y Norteamérica y fue
miembro del Parlamento de Ghana. Escribe
en inglés. Sus obras incluyen folletos y tea­
tro radiofónico. Entre sus obras narrativas
figuran Dr. Bengla Wanis a Wife (1953),
Emilia’s Promise (Ghana, s. a.) y su conti­
nuación, Afier the Wedding (Ghana, s. a.).
Ha publicado 3 libros de poesía y sus poe­
mas se encuentran recogidos en Thoughis of
a Youth (Ghana, 1961). Su poesía es de
tema convencional y sus novelas muestran
una gran influencia de la narración popular
europea. Pero es uno de los pocos escritores
africanos que han sido capaces de atraer un
público mayoritario en su patria. [ORD]
)-
Poeta del Congo. N. en Boma, Congo. Tra­
bajó en el servicio de información de Leo-
poldville y es director de La voix du Congo­
jáis. Escribe en francés. Ha publicado 2
vols. de poesía, Premiers Essais (Elisabeth-
ville, Congo, 1947), y Eszano. chanis pour
mon pays (París, 1955), y un libro de estu-
dios sociales sobre la evolución de la mujer
negra. Su poesía tiene un fuerte sabor pa­
triótico que debilita los temas y la expresión
Moore y Beier, MPA.
BOTO, Eza. *Biyidi, Alexandre.
Brew
BREW, Kwesi (1928- ). Novelista y
poeta de Ghana. N. en Cape Coast, Ghana.
Licenciado por la Universidad de Ghana.
En 1953 ingresó en la Administración pú­
blica, residió algún tiempo en Bonn y des­
pués trabajó en los servicios de Asuntos Ex­
teriores del Gobierno de Ghana, en Accra.
Escribe poesía y prosa. Ha publicado
poesía en Okyeame, la revista literaria de
Ghana, y en Mofees of Ghana (1958), ed. H.
Swaazy. Su poesía ofrece un tierno lirismo
preocupado por el amor y la religión. Se en­
cuentra en ella la exaltación del individuo
sobre la comunidad, aspecto interesante en
la literatura africana. [ORD]
Reed y Wake, BA V; Moore y Beier, MPA.
BRINK, Andró Philippe (1935- ). Nove­
lista y comediógrafo sudafricano. Director
de la revista de vanguardia Sestiger
(1963-65). Profundamente influido por una
estancia de dos años en París, es hoy el es­
critor sudafricano más prolifico y versátil de
la generación joven, Pot-purri (1961), Sem-
pre diriito (1963) y Olé (1965) contienen sus
experiencias como viajero de los paises lati­
nos. Un drama en verso blanco, Caesar
(1961), sucedió a un estudio de la tragedia
«shakespeariana», Orde en chaos (1962). A
esto siguieron las primeras tentativas de un
teatro del absurdo hechas en afrikaans: Ba­
gaste (1965), trilogía de obras en un acto.
Una comedia en tres actos, Elders mooiweer
en warm (1965; «De otra parte hermoso y
caliente»), desafía a la vez la tesis «in came­
ra» de Sartre y la amoralidad de De Sade:
analiza la circunstancia del hombre en una
398
existencia que no puede dejar de estar llena
de culpabilidad personal, pero que aún así
se encuentra dolado de la capacidad de libe­
rarse a sí mismo.
La mayor impresión causada por Brink
ha sido con sus novelas: Lobola vir die lewe
(1962; «Lobola por vida»), Die ambassa-
deur (1963, ir. inglesa del autor, The Arn-
bassador. 1964), Orgie (1964; «Orgía») y
Terugkeer na die son (1966; «Regreso al
sol»), que en esencia corresponde a la litera­
tura psicológica de confesión. Un estilo y
una técnica virtuosistas, una construcción
que sorprende, pero después se muestra al­
tamente reveladora, y un agudo tratamiento
del amor sexual como «forma de búsqueda
metafísica» (Lawrence Durrell, citado en la
segunda novela) justifican el que sean consi­
deradas como las novelas más cumplidas es­
critas hasta la fecha en afrikaans. [RA]
R. Antonissen, Kern en looi (Pretoria,
1963), y Spitsberaad (Pretoria, 1966).
BRUTUS, Dennis (1924- ). Poeta suda­
fricano. Enseñó inglés en Africa del Sur du­
rante 10 años, después trabajó en Johannes-
burgo y comenzó a estudiar derecho en la
Universidad de Witwatersrand. La descon­
fianza del Gobierno le hizo proyectar la
marcha a Europa, pero fue detenido y gra­
vemente herido en un supuesto intento de
fuga. Fue liberado en 1965 y actualmente se
dedica a la enseñanza en Londres.
Es autor de Sirens Knuckles Boots (M ba­
rí, Ibadan, 1963), volumen de poemas sobre
el escenario de represión racial, que, a pesar
de ello, poseen un humor y una solemnidad
que les libran de ser pura propaganda anti-
rracista. [JAR]
CASELY-HAYFORD, Gladys M. (Aquah
Laluah) (1904-50). Escritora de Ghana. N.
en Axim, de conocida familia intelectual.
Su padrino fue el compositor Coleridge-
Taylor. Después de educarse en Inglaterra,
enseñó en Sierra Leona, donde murió.
Escribió prosa y verso. Algunos poemas
suyos se han reeditado recientemente en
Poems from Black AJrica (ed. Langston
Hughes, Indiana University Press, 1963).
Sus primeros poemas, publicados con el
seud. de Aquah Laluah, aparecieron en el
Atlantic Monthly. Su poesía revela convic­
ciones morales y una profunda conciencia
religiosa. Aunque escribió en su mayor par­
te en inglés, también ensayó con el idioma
krio en versos de circunstancias. Sus breves
relatos y esbozos en West African Review
muestran una atenta observación y solidari­
dad con la vida de África occidental. [JAR]
CLARK, John Pepper (1935- ). Poeta y
comediógrafo de Nigeria. N. en la región de
Ijaw, en el delta del Níger. En 1960 se licen­
ció en la Universidad de Ibadan. Ha traba­
jado en el periodismo y durante un año ha
residido en Norteamérica. Ha realizado in­
vestigaciones sobre la leyenda épica de Ijaw,
en el Instituto de Estudios Africanos de la
Universidad de Ibadan y actualmente ense­
ña en la Universidad de Lagos.
Ha publicado poemas en Black Orpheus
y en un'vol. editado por Mbari, Ibadan,
1962. Su primera obra teatral, Song of a
Goat (Mbari, Ibadan, 1961), plantea el pro­
blema del baldón de la esterilidad en una
comunidad rural. La segunda, The Masque-
rade, es una continuación, y la tercera y
más reciente, The Raft, trata de cuatro
hombres que siguen la corriente del Níger,
inseguros si han de sobrevivir o morir. Las
tres han sido publicadas en Three Plays
(1964). Ha escrito un libro de reportajes ti­
tulado America Their America (1964), un
relato para Black Orpheus y un drama re­
ciente, Ogidi (1967). Su teatro muestra un
defecto esencial: la obsesión con temas se­
xuales desvinculados a la acción y unas
imágenes excesivas. Al diálogo le suele fal­
tar empuje para encamar las ideas. Sus poe­
mas, que emplean mitos indígenas y temas
sociales, son más logrados. [ORD]
Reed y Wake, BA V; Moore y Beier, MPA.
CONTON, William (1925- ). Novelista
de Sierra Leona. N. en Bathurst y educado
en África Occidental e Inglaterra. Director
de la escuela oficial de Segunda enseñanza
de Bo, Sierra Leona; actualmente dirige el
servicio de educación de Freetown.
Su novela The African (1960; extracto en
Rive, M A P), es biográfica. Es la historia de
Kisimi Kamara, quien después de unos
frustrados amores en Inglaterra, vuelve a
África para alcanzar la libertad de su pue­
blo y la igualdad entre negros y blancos. La
novela tiene pasajes conmovedores y tier­
nos. Sus capítulos iniciales están repletos de
detalles documentales, pero el ritmo au­
menta con Greta y su muerte, lo que presta
a los motivos políticos del protagonista una
intensidad personal además de la nacional.
Conton es también autor de una historia de
África Occidental para uso de las escuelas.
[ORD]
 DADIÉ, Bernard (1916-). Poeta y novelista
de Senegal. Nacido en Assini, Costa de
Marfil, y educado en Senegal; director de
Bellas Artes en el Institut Franjáis d’Afri-
que Noire, de Dakar.
Dadié comenzó a ser conocido como poe­
ta con Afrique debout (1950), versos dedica­
dos a su tierra y a su pueblo; a esto siguió
La ronde des jours (1956). Pero es famoso
sobre todo como narrador profundo y sutil.
Sus novelas psicológicas tienen un profundo
matiz poético y legendario, ya traten de la
vida cotidiana de un joven africano, como
en Climbié (1956), o con los urgentes pro­
blemas actuales de la nueva Africa y el con­
flicto entre los valores y criterios sociales y
espirituales africanos y europeos, como
hace Un négre á París (1959). Dadié ha re­
cogido y adaptado también muchos relatos
y leyendas africanas, publicadas en sus Lé-
gendes africaines (1953) y Le pagne noir
(1955), así como en la revista de París Pré-
sence africaine (1958-60, etc.) en la que ha
colaborado también con artículos sobre crí­
tica e historia literaria de Africa. [GTA]
Hughes y Reygnault, A A M. •
DEI-ANANG, M. F. (I909-). Poeta y dra- _
maturgo de Ghana. Nacido en Mampong-
Akwapim y educado en Achimota College y
la Universidad de Londres. A partir de 1938
trabajó en varios ministerios de Ghana y
asistió a la Conferencia de Bandung en 1954-
como delegado de su país. Fue jefe de la Se­
cretaría de Asuntos Africanos en Accra.
Ha escrito poesía y teatro. Entre sus pu­
blicaciones en verso figuran Wayward Li­
nes from Africa (1946) y Africa Speaks (Ac­
cra, 1959), ésta con una introducción sobre
la poesía africana. Ha publicado también
poesía en Okyeame. Cocea comes to Mam-
pong (Cape Coast, 1949; contiene breves
esbozos escénicos basados en la historia del
cacao en Ghana. Okomfo Anokye’s Golden
Stool (1960) es un drama en tres actos basa­
do en una leyenda heroica de ios ashanti, en -
el que el destino de dos amantes reales sufre
la intervención de los dioses tribales. Toda
su obra rebosa patriotismo y entrega. Cier­
tos arcaísmos suelen extrañar al lector mo­
derno. Su arte se encuentra limitado por
su función, eminentemente didáctica. [JAR]
DEMPSTER, Roland T. (1910-65). Poeta
de Liberta. Nació en Tosoh, cerca de Ro-
bertsport. Se licenció en el Liberia College,
después de haber cursado estudios comer­
ciales y literatura. Trabajó en varios minis­
terios antes de ser nombrado profesor de!
Liberia College, primero; después, de la
Universidad de Liberia. Publicó ensayos y
versos patrióticos. Sus publicaciones poéti­
cas incluyen The Mystical Reformation of
Gondolia (1953 y Liberia, 1961), To Mon­
rovia Oíd and New (1958) y A Song out of
Midnight (1959 y Liberia, s.a.). Hay mucha
afectación en su verso y una servil obedien­
cia a las formas convencionales de versifica­
ción. [JAR]
DHLOMO, H. I. E. (1905-57). Comedió­
grafo sudafricano. Educado en Africa del
Sur. De profesión tenedor de libros, escribió
en vernáculo y en inglés. Dirigió un sema-
- nario africano en Durban hasta su muerte.
Publicó 14 dramas en inglés, que tratan
de héroes históricos como Shaka, Moshoes-
hoe, Catewayo y Dingane. The Girl Who
Killed to Save (Lovedale, Africa del Sur,
- 1935), quizá su drama más famoso, es la
historia de Nongqause, profetisa e hija de
un hechicero. Es célebre también por The
Valley of a Thousand Hills (Durban, 1941),
extenso poema de dimensiones épicas que
lamenta la decadencia de la raza negra en
Africa del Sur. Tanto en el drama como en
la poesía, alcanzó la glorificación de su raza
por medio de la apasionada recreación de la
historia dentro de los límites de una rígida
forma artística. [JAR]
DHLOMO, R. R. R. Escritor sudafricano,
nacido a fines del siglo xix. Educado en
Africa del Sur. Colaboró y, más tarde, diri­
gió, el Ilanga Lase-Natal, semanario zulú,
fundado por * Dube.
Diop
Escribió en zulú y en inglés. Sus publica­
ciones en zulú incluyen Ushaka (1937), his­
toria familiar de Shaka, en forma dialogada,
con algunas descripciones. El profesor Jaba-
vu la juzga melodramática y exagerada.
Dhlomo es también autor de U Dingane
ka Senzangakhona (1936) («Dingane, hijo
de Senzangakhona»), relato de terror; U
Adpande ke Senzangakhona (1938) («Um-
pande, hijo de Senzangakhona»); una anto­
logía, Ujeqe, u kwazi kuyathuthiikisa
(1937) («El saber nos hace felices») y Izik-
hali zanamuhla («Armas de hoy»), estas
dos de tono didáctico. (Todas publicadas en
Pietermaritzburg). Su publicación inglesa
más famosa es una novela corta, An African
Tragedy (Lovedale, Africa del Sur, 1928),
relato sentencioso de la desgraciada intro­
ducción de Robert Zulu a la vida urbana.
[ORD]
DIOP, Birago (1906). Cuentista y poeta de
Senegal. Nació en Dakar, de una familia
wolof de la clase media oriunda de Senegal.
Después de una brillante carrera académi­
ca, se licenció en la Escuela de Veterinaria
de Toulouse. En 1945 fue jefe de ios servi­
cios zootécnicos del Alto Volta. Después de
la independencia de Senegal (1960), fue
nombrado embajador de la nueva república
en Túnez.
Birago Diop mostró precoces aptitudes li­
terarias y escribió poemas inspirados en los
ritos esotéricos de circuncisión africanos.
Pero hasta 1960 no publicó su primer libro
de verso, Leurres el lueurs, especie de anto­
logía de sus experiencias.
Su verdadera fama se basa en sus cuentos,
Contes d'Amadou Koumba (París, 1947;
también traducido al ruso) y Nouveaux con­
tes d'Amadou Koumba (París, 1958) con
prefacio de L. S. *Senghor. Aunque hacién­
dose pasar modestamente como un simple
intérprete de los ingenuos cuentos del griot
o narrador de su aldea, evoca hábilmente la
inspiración poética de su tierra natal. Los
cuentos se caracterizan por la sutil evoca­
ción de la naturaleza y de la vida cotidiana,
lo animado de las imágenes y el sentido co­
mún salpicado de humor. Las expresiones
locales prestan un auténtico sabor africano
a los relatos, que constituyen un vehículo
para el ingenio y el juicio del campesino
africano. Al tiempo que permiten al lector
europeo un contacto directo y personal con
Africa, los cuentos revelan hasta qué punto
el campesino africano se parece a los cam­
pesinos del mundo. Este es uno de los mu­
chos factores que prestan a estos cuentos su
atractivo universal.
L Os, una de sus farsas folklóricas, ha ob­
tenido recientemente amplia difusión por
haber sido adaptada y puesta en escena en
402
979 por el director inglés, radicado en Pa­
ís, Petcr Brook. En ella, un aldeano avari­
cioso prefiere ser enterrado vivo a despren­
derse del tuétano de una vaca que debiera
ser consumida, según la tradición, por toda
la comunidad. Refleja la miseria y el ham­
bre de una aldea africana en la que no se ha
consumido carne desde hace años y ofrece
un papel de gran lucimiento al actor de
Mali, Malick Bowcns. [GTA/AA]
Rutherfoord, D L; Hughes y Reygnault,
.4 A Moore y Beicr, M P A.
DIOP, David (1927-60). Poeta de Senegal.
Nació en Burdeos, Francia, de padres afri­
canos. Durante su corta vida tuvo una salud
deficiente. Murió en un accidente de avia­
ción cerca de Dakar. Colaborador asiduo de
Présence africaine, en la que publicó poe­
mas, así como en la antología de Senghor.
Su único volumen de poemas fue Coups de
pilón (Paris, 1956). En su mayor parte son
poemas apasionados, exaltadores de la né-
gritude, pero llenos de un calor y de una
generosidad característicamente suyos.
[ORD]
Moore y Beier, M P A.
DIOP, Sheik Anta (1923-). Teórico litera­
rio y social de Senegal. Nació en Diurbel,
Senegal. Fue una precoz promesa literaria y
combinó los estudios de física con el docto­
rado en letras. Pertenece al personal del
Instituí Franjáis d’Afrique Noire, en Da­
kar.
Diop es notorio como incansable investi­
gador, que no teme las hipótesis audaces.
Aunque ha intentado demostrar la unidad
básica del mundo negro e incluso probar el
origen africano de todas las civilizaciones
humanas, utiliza una gran variedad de datos
históricos, culturales y lingüísticos. Entre
sus obras más importantes figuran Nations
négres et cultures (1954), Unité cullurelle de
rAfrique noire pré-coloniale (1960). Estos
libros, junto con otros dedicados al estudio
comparativo de los sistemas culturales y po­
líticos de Africa y de Europa, han afirmado
la capacidad y la audacia mental de Diop.
[GTA]
DUBE, John Escritor sudafricano. Nació
en Natal, Africa del sur, a fines del siglo-
xix. Ministro protestante, poseía el título
de doctor. En 1904 comenzó ¡langa Lase-
Natal, semanario zulú. Fundador del Oh-
lange Institute, cerca de Durban. Fue el pri­
mer zulú que publicó una novela en zulú:
Insila ka Shaka («El guardaespaldas de
Shaka»; Marianhill, Natal, 1930 y 1951),
que el profesor C. L. S. Nyembezi calificó
 Dube
403

de «animado relato narrado en el apasio­ the Body Servant ofKing Tschaka (Loveda-
nante estilo de Dube». Otras obras incluyen le, Africa del Sur, 1951), novela histórica.
U shcmbe (Pietcrmaritzburg, 1936), y Jege [ORD]

1
-—
 EKWENSI, Cyprían O. D. (1921). Nove­
lista de Nigeria. Educado en Nigeria, donde
también ejerció la enseñanza por algún
tiempo, en Ghana y en la Universidad de
Londres, en la que estudió farmacia. Di­
rector de los Servicios de Información del
' Gobierno federal de Nigeria. Gracias a su
personalidad, estimulante y animada, ha
sido una de la figuras públicas destacadas de
la Nigeria de hoy.
Ekwensi ha escrito cuatro novelas, mu­
chos relatos y libros para niños, entre ellos
An African Night's Entertainment (1967).
People of the City (1954) es periodística y
melodramática, pero contiene una excelente
descripción de la incómoda complejidad de
la vida de Lagos. Jagua Nana (1961) está
mejor construida, pero aún peca de una asi­
milación incompleta de la lengua y la carac­
terización norteamericanas. En Burning
Grass (1962) Ekwensi establece su estilo
personal, más sobrio, y Beautiful Feathers
(1963) mantiene el nuevo nivel de calidad a
pesar de algunos descuidos en la narración.
En otra novela reciente, Survive the Peace
(1976), el protagonista, un bienintenciona­
do periodista radiofónico, lucha por sobre­
vivir y llevar una vida normal entre el caos
y los horrores de la guerra civil. Aunque al­
gunos de los recursos de Ekwensi resultan
con frecuencia demasiado evidentes, sabe el
modo de inquietar al lector occidental. En
el Lagos de Beautiful Feathers los hogares
deshechos al estilo europeo aumentan la
tensión de los matrimonios al estilo occi­
dental. La Nigeria de Ekwensi es casi tan
inquietante como la de * Achebe. [PT]
ELMI BONDERI. Bownderi.
EMECHETA, Buchi (1944-). Novelista de
Nigeria. N. en Lagos, de familia ibuza, lo­
gró hacerse con una educación básica an­
tes de emigrar con su marido, también estu­
diante, a Inglaterra, donde se licenció en
sociología por la Universidad de Londres.
Su primer libro, In the Ditch (1972), es una
novela documental. A ésta han seguido Se-
cond-Class Citizen (1975), The Bride Price
(1976) y The Slave Girt (1977). También ha
escrito teatro para la televisión y la radio y
numerosos artículos. Miembro del Comité
asesor sobre igualdad racial del Ministerio
de Interior británico. Reside en Londres. En
1978 obtuvo el Premio Jock Campbell New
Statesman. Su novelística tiene un tono
esencialmente femenino; aunque su voz sea
la de la mujer de Nigeria y su lucha contra
ambientes hostiles, tanto en la Africa de
ayer y de hoy como en Europa, en realidad
se trata de una propuesta contra todas las
formas de inhumanidad y de opresión en­
camadas por el hombre. Sus más recientes
novelas son The Joys of Motherhood (1979)
y Destination Biafra (1982). (AA]
EYBERS, Elisabeth (1915-). Poetisa suda­
fricana en afrikaans. La súbita transición, a
los 16 años, desde la pacifica aldea en la que
su padre era pastor protestante a la confusa
vida de Johannesburgo dio origen a su pri­
mera colección de poemas, Belydenis in die
Skemering (1936), poesía de anhelo honda­
mente influida por los Victorianos y georgia­
nos. Sus volúmenes siguientes —Die Stil
Avontuur (1939; The Quiet Adventure, ver­
sión inglesa, 1948) y Die Vrou (1945), con­
tiene poesía de realización, inspirada por su
embarazo, que guió sus pensamientos a
considerar tiernamente, en términos entra­
ñablemente bióticos, en la íntima relación
entre madre, hijo, tiempo y eternidad. Su
obra posterior —Die Ander Dors (1946),
etc.— insiste en la purificación mediante el
dolor, aquí alcanza su cima la pintura de la
relación entre el hombre y la mujer, la
mayor parte de las veces en forma de sone­
tos. Esto conduce a la ironía de su obra más
importante, Die Helder Halfiaar (1956), en
donde la mujer madura, desilusionada, trata
de huir a la vida de asombro del niño, o
acepta con cinismo la realidad y la mortali­
dad. Después de divorciarse de un impor­
tante hombre de negocios, emigró a Holan­
da, donde recopiló su reciente obra, Balans
(1962). Estos poemas suelen ser más resig­
nados, de calidad más firme, y reflejan con­
movedoramente la fragilidad de las relacio-
Eybers
406
nes humanas, contrastadas por el perdura­ Gedigtc (1958).
ble valor y pureza —pero también rigidez- D. J. Opperman, Digters van Deriig
de! arte. [APB]
(Kaapstad, 1953).
FAARAH Nuur (nacido a mediados del si­
glo xix, murió antes de la Segunda Guerra
Mundial). Poeta oral y jefe del clan somalí.
Gran parte de su poesía se refiere al conflic­
to entre su propio clan y otro que le exigía
un tributo. Trata también de las particiones
del país de los somalíes por las potencias
extranjeras. [BWA]
Andrzejewski y Lewis, S P L
FAGUNWA, Daniel O. (h. 1910-63). No­
velista de Nigeria. Comenzó su carrera
como maestro y más tarde trabajó en el Mi­
nisterio de Educación de Ibadan. Sus obras,
todas en yoruba, se han inspirado en las
tradiciones de la narración oral yoruba. Su
primer libro, Ogboju-ode minu igbó Irun-
male («El hábil cazador en la selva de los
espíritus»), se publicó en 1939 y le siguieron
otros de gran popularidad. De éstos, Igbo
Olodumare («Selva del Señor»), publicado
en 1945, es quizá el más popular. [WHW]
FODEBA, Keita (1921). Poeta de Guinea,
director de los Ballets Africains. Nacido en
Guinea, educado en Dakar, marchó después
a París. Ha trabajado como maestro, dirigi­
do la Troupe du Théátre Africain, fundada
por él, y desempeñado el Ministerio de
Asuntos Económicos del Gobierno de Gui­
nea.
Su obra de creación se encuentra honda­
mente influida por la literatura y el arte
tradicionales de su país natal. Sus obras pu­
blicadas incluyen tres colecciones de versos:
Poémes africains (París, 1950). Le rnaitre
d’école y Minuit (París, 1953) y el prefacio
de Les hommes de la danse, de Michel Huct
(Lausana, 1954). Posteriormente se dedicó a
dar a conocer e interpretar el arte de su pue­
blo, en especial las espléndidas danzas de
Guinea. El sorprendente vigor, la originali­
dad y la belleza de los Ballets Africains bajo
su dirección han dado renombre internacio­
nal a la compañía. [JAR]
FONSECA, Aguinaldo (1922). Periodista y
poeta de color. Nació en las islas de Cabo
Verde. Escribe en portugués. Ha colaborado
en muchas revistas literarias y la antología
de *Andrade incluye un poema suyo. Ha
publicado un volumen de versos, Linha do
horizonte (Lisboa, 1951). Sus poemas po­
seen un estilo rápido y vigoroso y expresan
mucho en pocas palabras. [ORD]
Moore y Beier, M P A.

GALAAL. *Musa Hajji Ismail Galaal.
GICARLJ, Muga (1920). Escritor kikuyu de
Kenia. Alumno de una escuela misionera,
marchó después a Nairobi, donde trabajó y
asistió a clases nocturnas. Estudió en Ingla­
terra y en los años 50 volvió a Kenia. Su
Land of Sunshine (Londres, 1958) es una
autobiografía, que describe la situación en
Kenia antes de la sublevación del Mau-
Mau. Contiene mucha propaganda política
y es episódica en trozos. Pero el autor es ca­
paz de describir el sufrimiento y los aspec­
tos más repelentes de la tortura. Los africa­
nos y su forma de vida obtienen algún em­
bellecimiento romántico. [JAR]
 I
’ILMI BOWNDERI (Elmi Bonderi) (naci­
do h. 1908, murió probablemente h. 1938).
Poeta oral somalí. Sus abundantes poemas
amorosos le valieron extensa fama en la
Somalilandia noroccidental. Según la tradi­
ción popular, murió de amor por una mujer
con la que no pudo casarse. Rechazado por
la familia de ella por demasiado pobre, ha­
bía marchado a hacer fortuna y a su vuelta
la encontró casada. Durante la enfermedad
anterior a su muerte, recitó muchos poe­
mas, aprendidos de memoria por quienes se
encontraban junto a él y que éstos transmi­
tieron a otros. Sus poemas se encuentran
caracterizados por un majestuoso vigor ex­
presivo y por las imágenes tomadas de la
historia de los clanes somalíes y de la tradi­
ción islámica. Algunos han sido recogidos
por coleccionistas particulares. [BWA]
A Tree for Poverty: Somalí Poetry and
Prose, ed. Margaret Laurence (Nairobi,
1954; tr. inglesa de un poema).
Mohamed Farah Abdillahi y B. W. Andr-
zejcwski, «The Life of Tlmi Bowndheri, a
Somalí Oral Poet Who is Said to Have Died
of Love», Journal of the Folklore Instituie,
Indiana University, 1967.
1SMAATIL MIRE (1884-h. 1950). Poeta
oral somalí. Uno de los cabecillas de la in­
surrección somalí contra la administración
colonial británica y amigo íntimo de *Ma-
hammed ’Abdille Hasan. Sus poemas ofre­
cen una descripción de primera mano de
aquel período y constituyen por lo tanto
una importante fuente histórica. Después de
la insurrección compuso poemas sobre las
relaciones entre los clanes y también prestó
atención a temas religiosos y de meditación.
Uno de sus poemas, con el estribillo «Sabe
que el hombre se pierde a causa del orgullo»,
es muy conocido entre los somalíes, lo mis­
mo que su observación sobre el éxito: «Ca­
llaos, musulmanes, porque aquel que triun­
fa pierde su alma». [BWA]
Andrzejewski y Lewis, S P I.

JABAVU, D. D. T. (1885-1959). Erudito
sudafricano de color. Nació en la provincia
de El Cabo, donde murió. Profesor de latín
y de bantú en la Universidad de Fort Hare.
Escribió generalmente en xhosa.
Su conferencia en 1943 ante la sección en
Fort Hare de la English Association, publi­
cada después con el título de The Influence
of English on Bantú Lilerature (Lovedale,
Africa del Sur, s. a.) constituye una guía útil
de la literatura vernácula. Además de dos li­
bros de viajes, E Jerusalem («En Jerusa-
lén») y E America («En América»), ha pu­
blicado Inibumba Yanta Nyanta («Selec­
ciones»; Lovedale, Africa del Sur, 1953),
Isilhuko («Insulto»; Lovedale, Africa del
Sur, 1954) e Izidunsulwana («Montículos»;
Ciudad del Cabo, 1958). En las obras de Ja-
bavu existe un equilibrio entre el método
europeo occidental y el espíritu bantú. Su
acierto reside en la conciliación y en su ge­
neroso nacionalismo. [ORD] -
JABAVU, Noni (1920). Escritora sudafri­
cana. Nació en la provincia de El Cabo, hija
de D. D. T. *Jabavu. Se trasladó a Inglate­
rra a los 14 años. La guerra interrumpió sus
estudios de música en la Real Academia y
trabajó en un laboratorio. Contrajo matri­
monio con un director cinematográfico in­
glés y viajó extensamente por Mozambique,
Kenia y Africa del Sur. Residió algún tiem-:
po en Uganda con su esposo antes de volver
a Inglaterra.
Su primer libro, Drawn in Colour (Lon- '
dres, 1960), es el relato documental y perso­
nal de las diferencias entre el Africa oriental
y del sur en sus contactos con el mundo oc­
cidental. El segundo, The Ochre People
(Londres, 1963), es también autobiográfico
y cada una de sus tres secciones trata de un
área geográfica diferente. Está menos conse­
guido que su primer libro debido a un exce­
so de documentación y a contener tal abun­
dancia de términos xhosa que más estorban
que favorecen el tema. [ORD]
JOLOBE, J. R. (1902). Escritor sudafrica-
J
no de color. Nació en Indwe, provincia de
El Cabo. Licenciado en letras por Fort
Haré, es ministro presbiteriano y ha enseña­
do en escuelas de Africa del Sur. Desde
1958 profesó en la escuela misionera de Lo-
vedale. Ha escrito en inglés y xhosa.
Um yezo («Un huerto»; Johannesburgo,
1936) es una colección de su poesía en xho­
sa que más tarde vertió al inglés como
. Poems of an African (Lovedale, Africa del
Sur, 1946). Incluye un soneto, «A la luz»,
un poema de consolación, «A los caídos»,
otro de recuerdo, «En memoria», y un ex­
tenso poema narrativo «Thuthula» (abre­
viado en Reed y Wake, BA V). Otras obras
incluyen A mavo («Impresiones persona­
les»; Johannesburgo, 1951), ensayos sobre
la vida social de los xhosa; Lovedale Xhosa
Rhymes (Lovedale, Africa del Sur, 1957),
una antología; y Uzagula (Lovedale, Africa
del Sur, 1923), del nombre de su heroína, y
una versión de las fábulas de Esopo al xho­
sa. [JAR]
JORDAN, A. C. (1906). Profesor y novelis­
ta sudafricano. Nació en la provincia de El
Cabo. Explicó lenguas bantú en la Universi­
dad de El Cabo; marchó después a Califor­
nia y a la Universidad de Wisconsin.
Su novela Ingqumbo Yeminyanya («La
cólera de los antepasados»; Lovedale, Afri­
ca del Sur, 1939 y 1961) ha sido adaptada a
la escena. Es el relato de un estudiante de
sangre real de la Universidad de Lovedaie-
Fort Haré. Desaparecido en la infancia, se
cría en una aldea próxima para volver a re­
clamar su trono. Insiste en contraer matri­
monio con la mujer que ha elegido, que se
burla de las tradiciones locales y mata una
serpiente, mensajero de los antepasados. La
tribu se divide en bandos y al final la reina y
su hijo mueren y el jefe se mata. Desde 1957
. Jordán ha escrito una serie de artículos en
Africa South acerca del tema «Hacia una li­
teratura africana», de gran valor para cuan­
tos se interesen por la literatura vernácula
de Africa del Sur. [JAR]
 KAGAME, Abbé Alexis o Alegisi (1912).
Poeta de Ruanda, historiador y etnógrafo.
Una de las figuras intelectuales más desta­
cadas de Ruanda-Urundi, nació en Kiyan-
za, en ¡a jefatura de Buriza. Su padre, Pierre
Bitahurwina, miembro de la tribu Tutsi, era
el segundo jefe. Kagame se educó primero
en la escuela del Estado en Ruhengeri, des­
pués en la escuela del seminario de Kab-
gayi. Después de estudiar filosofía y teología
en el seminario principal de Kabgayi, fue
ordenado sacerdote en 1941. Su primera
publicación, Inganji Karinga («El tambor
victorioso»; Kabgayi, 1943), estaba dedica­
da a la historia antigua de Ruanda. Después
se doctoró en filosofía en la Universidad
Gregoriana Pontificia de Roma.
Ha publicado un poema épico en tres
partes sobre la evangelización de Ruanda,
Isoko y'amajyambere (Kabgayi, 1949-51).
Tradujo al francés pasajes de su segundo
poema épico-religioso oluruanda como La
divine pasiorale (Bruselas, 1952). A esto si­
guió La naissance de l’Univers (\955).
Aunque el P. Kagame se ha entregado in­
cansablemente a la labor pastoral en Rúan- '
da-Urundi, ha continuado sus empeños lite­
rarios y científicos. Es socio del Institut
pour la Recherche Scientifique en Afrique
Céntrale, y miembro correspondiente de
1’Académie Royale des Sciences d’Outre-
mer, de Bélgica, que ha patrocinado una
decena de estudios importantes del P. Kaga­
me sobre la historia, literatura y civilización
de Ruanda-Urundi. [GTA]
Prefacio a Kagame, La divine pastúrale
(Bruselas, 1952); Travaux publiés par
1’Académie Royale des Sciences d’Outre-
mer (1952-61, etc.).
KANE, Sheik Hamidou (1928- ). No­
velista de Senegal. Nació en Matam, Sene-
gal. Musulmán de religión, es oriundo de las
montañas Futu y representante de la lengua
y cultura fulas. Después de recibir la doctri­
na tradicional del Corán, asistió a escuelas
francesas en Senegal. Acudió a la Sorbona
para estudiar filosofía y derecho, antes de
ingresar en l’Ecole Nationale de la France
d’Outre-mer. En julio de 1959 volvió a Se-
negal como funcionario de la administra­
ción francesa. Fue nombrado ayudante del
director de proyectos de desarrollo, después
jefe de cancillería del Ministerio de Desa­
rrollo y Planificación del Senegal indepen­
diente. De 1960 a 1963 fue gobernador del
distrito de Thiés.
Sheikh Hamidou ha sido calificado apro­
piadamente de «auténtico testigo del Islam
en su moderno aspecto africano». Su primer
libro, L’aveniure ambigue (prefacio de Vin-
cent Monteil, París, 1961), es una autobio­
grafía romántica, que describe el descubri­
miento de dos mundos de experiencia, el
Africa negra y la Europa occidental, por un
joven africano, que ha sido iniciado brutal­
mente en el misticismo islámico por un
maestro musulmán y moldeado después por
el sistema educativo francés. Es un relato de
fidelidad espiritual y de desarraigo intelec­
tual, crítica penetrante y refinada de los
ambiguos valores implícitos en la civiliza­
ción occidental. [GTA]
KRIGE, UYS (1910). Poeta, comediógrafo,
novelista y crítico bilingüe (afrikaans e in­
glés) de Africa del sur. Marchó a Inglaterra
como periodista en 1931 y después viajó ex­
tensamente por Francia y España (v. Sol y
sombra, 1948). Durante la Guerra fue co­
rresponsal en Africa del norte y Europa y
prisionero en Italia. Después se dedicó ente­
ramente a la literatura.
La mejor obra de Krige está escrita en
afrikaans. El sentimiento de la belleza efí­
mera domina su primera poesía, sobre todo
Rooidag (1940). Durante la guerra, el con­
flicto entre la fuerza brutal y la alegría de
vivir inspiraron algunas de sus páginas me­
jores, mientras Die Groue Kring( 1956) con­
trapone el radiante ardor de la vida y la
omnipotencia de la muerte. La percepción
de Krige de las literaturas extranjeras es
considerable y su traducción de García Lor-
ca es probablemente la mejor en afrikaans
(Vir die Luit en die Kilaar, 1950). Ha edita-
Krige
do colecciones de poesía de Roy Campbell y
Guy Butler. Entre las obras inglesas de Kri­
ge, la novela de guerra The Way Out (1946)
y los relatos de The Dream and ihe Desert
(1953) comparten un estilo de prosa extra­
ñamente sensual y poético. También ha pu­
blicado en inglés The Sniper and olher One
Act P/ays(1962). [DD]
416
Oorlogsgedigtc (1942); Alie Paaie Gaan
na Rorne (1949); Bailado van die Grool Be-
geer (1960); Gedigte 1927-40 (1961).
Roy MacNab y Charles Gulston, South
African Poetry (1948); D. J. Opperman,
Digters van Deriig (1953); R. Antonissen,
Die Afrikaans? Letterkunde (Pretoria,
1955).
 LA GUMA, Alex (1925). Autor de relatos
sudafricanos. Nació en Ciudad de El Cabo,
hijo de Jimmy La Guma, presidente del
Congreso de pueblos de color de Africa del
Sur. Fue uno de los acusados en los «Proce­
sos por traición» de Sudafrica. Articulista
de un semanario de El Cabo, más tarde se
trasladó a Londres.
Dos de sus narraciones, A Glass of Wine
y Slipper Satín, se publicaron en Black
Orpheus. Ambas hacen referencia a matri­
monios mixtos en Africa del Sur. En Africa
South publicó Out of Darkness, la historia
de Vieja Cucaracha, preso condenado a una
larga sentencia por homicidio. El tema es el
mismo, una reyerta originada por los con­
flictos raciales entre dos amantes. Su relato
más reciente, publicado también en Black
Orpheus, es Tattoo Marks and Tails, sobre
la vida en la cárcel. Su novela corta A
Walk in the Night (Mbari, Ibadan, 1962), es
un relato de relaciones raciales, violencia y
asesinato. Está narrado con un lenguaje pre­
ciso y descripciones exactas y apasionadas
de la noche y de la ciudad. [ORD]
LADIPO, Duro (h. 1930). Comediógrafo de
Nigeria. Asistió a la escuela primaria en Ni­
geria y después se dedicó a Ja enseñanza. -
Fundó el Teatro de Duro Ladipo en 1962
para Mbari Mbayo. Oshogbo. Ha escrito
óperas-folklóricas en yoruba. representadas
por lo general por él mismo y su compa­
ñía. Entre sus títulos de mayor éxito figuran
Enia Soro («El informal»), historia de in­
merecida confianza; Oba Eoso («El rey no
ahorca»), sobre dos generales rivales en las
tropas del rey Shango; y Oba waja («El rey
ha muerto»), que ilumina la tragedia de la
occidentalización y sus efectos en las viejas
costumbres. Todas estas obras han sido ira-,
ducidas al inglés y publicadas por Mbari,
Ibadan. [JAR]
LALUAH, A. *Casely-Hayford.
LAYE, Camara (1928). Novelista contem­
poráneo de Guinea. Oriundo de una familia
malinke de Kouroussa, Guinea superior. Su
padre fue joyero y orfebre; su madre, hija de
un herrero. De religión musulmana, Cama­
ra Laye asistió a una escuela coránica, des­
pués a la escuela primaria francesa de Kou­
roussa. En la escuela laboral de Conakry
obtuvo un certificado de aptitud de primera
clase en ingeniería mecánica. Fue enviado a
Francia a la Escuela Central de Ingeniería
del automóvil, en Argenteuil. Por propia in-
ciativa ingresó en l’Ecole Ampére, de París,
para obtener el diploma en formación in­
dustrial. Para vivir tuvo que trabajar duran­
te ocho meses como mecánico en los talle­
res Simca, mientras asistía a las clases noc­
turnas del Conservatorio Nacional de Artes
y Oficios. Finalmente obtuvo un diploma
especial en ingeniería en el Colegio Técnico
de Construcción Aeronáutica y Automovi­
lística.
La carrera literaria de Camara Laye co­
menzó en su época de estudiante en París. A
diferencia de la mayor parte de otros escri­
tores africanos —algunos de los cuales le
han censurado por ello— no tiene adscrip­
ción política alguna y es notable más bien
por su intuición psicológica. Su primer li­
bro, L’enfant noir (1953), es una novela
autobiográfica por la que Camara Laye, aún
estudiante en París, obtuvo el Premio Char­
les Veillon; es notable por su descripción de
las tradiciones de la civilización malinke.
Su segunda novela, Le regard du roí (1954),
es una alegoría de la búsqueda de Dios por
el hombre, escrito en un estilo coloquial al
modo del griot [narrador callejero], en el
que las aventuras del protagonista se desa- .
rrollan en una narración a veces cómica, a
veces conmovedora, y siempre de extraordi­
nario vigor.
A su vuelta de Francia, Camara Laye es­
tuvo adscrito por algún tiempo al Ministe­
rio de la Juventud de Guinea y más tarde
regresó a su país, la Guinea superior.[GTA]
Rutherfoord, D L\ Moore, SAW.
LEIPOLDT, C. Louis (1880-1947). Poeta y
comediógrafo sudafricano. Tras una infan­
cia solitaria, con la naturaleza como refu-
 Leroux
gio, se dedicó al periodismo y durante la
guerra de los boers fue corresponsal de pe­
riódicos partidarios de estos en La Haya,
Bruselas, Chicago y Manchester. La guerra
y la naturaleza constituyen la fuente de sus
poemas iniciales, Oom Gen Vertel en ander
Gedigte (191 1), la primera de sus más de 40
publicaciones (entre ellas, ensayos y prosa
narrativa y biográfica). A diferencia de sus
contemporáneos, no demostró patrioteris-
mo alguno ni calvinismo convencional:
para él la guerra fue una revelación del con­
flicto humano entre la fuerza ciega y el
desamparo. A partir de 1903 estudió medi­
cina en Inglaterra, Alemania y Estados Uni­
dos y más tarde trabajó en hospitales de
Dulston y Chelsea; en 1912 visitó Borneo,
Java y Sumatra, experiencia que quizá fuese
el germen de su posterior conversión al bu­
dismo. En 1914 volvió a Africa del Sur
como pediatra, con un profundo interés ha­
cia la botánica y la gastronomía. Su contac­
to con Europa y el Extremo Oriente le con­
virtieron en un cumplido cosmopolita,
como prueba su elección de material para
sus dramas Die Heks (1923), la primera tra­
gedia en afrikaans, localizada en la Alema­
nia medieval, y Die Laaste Aand (1930), el
primer drama en verso escrito en afrikaans,
que se desarrolla en India oriental y El
Cabo de la antigüedad. La poesía de Lei-
poldt se caracteriza por una espontaneidad
que llega al descuido y la exageración, la
exuberancia hedonista y las cualidades dra­
máticas; sus poemas de guerra constituyen
un violento grito de protesta contra el sufri­
miento causado a los inocentes por la fuerza
bruta. Pero su vehemencia se encuentra
siempre equilibrada por la reconciliación,
en especial en su obra posterior —Skoon-
heidstroos (1932), etc. Unos cuantos poe­
mas largos en Vit Drie Wérel-ddele (1923),
revelan una profunda e inesperada veta de
meditación filosófica que sugiere que su jote
de vivre es, en realidad, el exterior de una
concepción hondamente trágica y, a veces,
fatalista de la vida y una gran percepción de
su fugacidad. [A P B]
Kg/Z/# Gedigte (2* ed., 1956); Afrikaans
Poems With English Translations, ed. A. P.
Grove y C. J. D. Harvey (1962).
M. P. O. Burgers, C. L. Leipoldt (1960).
LEROUX, Étienne (1922). Novelista en
afrikaans de Africa del Sur. Su iniciación
a los 34 años con Die eerste lewe van Colet
(1956; «La primera vida de Colet»), psicoa­
nálisis de la evolución sexual de niño a
hombre en una perspectiva existencialista,
señaló el comienzo de la nueva novela en
afrikaans. El tema fue continuado en Hila­
ria (1957), en la que la condición patológica
de un individuo se convierte en la patética
418
exposición de una moderna existencia a la
que una sociedad vulgarmente comerciali­
zada priva de todo sentido. En Die Mugu
(1959) la individualidad del hombre parece
ser un absurdo destinado a desaparecer en el
grotesco mosaico del bienestar gregario oc­
cidental, que se encuentra desesperadamen­
te necesitado de un «mito vivo». Este mito
se desea con frenesí en Seive Dae by die
Silbersteins (1962; tr. inglesa C. Eglington,
Seven Days al the Silbersteins. 1964) y Een
vir Azazel (1964; «Uno para Azazcl»), a las
que pronto vendría a unirse Die Derde Oog
(«El tercer ojo») para formar una trilogía de
novelas «fantasmales». [RA]
R. Antonissen, Kern en tooi (Pretoria,
1963), y Spitsberaad (Pretoria, 1966).
LOPES, Baltasar (seudónimo Olvaldo Al­
cántara) (1904). Novelista y poeta de Cabo
Verde. Abogado y rector del Liceu de S. Vi­
cente, islas de Cabo Verde. Escribe en por­
tugués.
Figuró en la Antología de Mario de An-
drade (París, 1958) con su poema «Ma-
máe». Sus publicaciones incluyen O dialec­
to Crioulo (Lisboa, 1958), Chiquinho (Cabo
Verde, 1947, y Lisboa, 1961; novela), y una
Antología de ficcao Cabo-Verdiana. Su
obra suele describir las tierras pobres y la
sequía como símbolos del destierro físico y
espiritual, o lo que ha sido acertadamente
calificado de «calvario de una agonía corpo­
ral y mental». [ORD]
LOUW, N. P. van Wyk (1906). Poeta, dra­
maturgo y ensayista en afrikaans de Africa
del Sur. Desde el comienzo, su poesía se ca­
racteriza por una trasposición de todos los
hechos a un nivel de conflicto metafisico
entre la luz y la sombra,el bien y el mal,
conceptos que van creciendo en compleji­
dad y sutilidad mientras el idioma del poeta
se va haciendo cada vez más sobrio. Duran­
te los años que pasó en Ciudad de El Cabo,
primero como estudiante y después como
profesor de Educación, su poesía evolucio­
nó desde los experimentos con las formas
tradicionales hasta las expresiones intensa­
mente dramáticas y eminentemente perso­
nales de una mente apasionada. Después de
su poema épico Raka (1941), creó una im­
presionante serie de figuras en diversas for­
mas y etapas de desintegración, lo que per­
mitió penetrar en variados estratos de la
personalidad humana (Gestaltes en Diere,
1942); a esto solía acompañar un agudo sen­
tido histórico que encontró expresión dra-
. mática por primera vez en Die Dieper Reg
(1938); siguió, en 1951, Dias, estudio de la
irracionalidad de la voluntad humana y de
la providencia divina; en 1956 su drama en
419
verso Germánicas, nueva «tragedia de la
inacción»; y en 1966 Die Pluimsaad Waai
Ver, basado en la Guerra de los boers. Tam­
bién es autor de importante teatro radiofó­
nico. En 1950 fue nombrado profesor de
literatura, cultura e historia afrikaans en la
Universidad de Amstcrdam y durante sus
años de «destierro» (antes de obtener la cá­
tedra de literatura afrikaans en la Universi­
dad de Witwatersrand en 1958) su poesía
trató de temas básicos de Sudáfrica, hacién­
dose mucho más concreta y cincelada
(Nuwe Verse, 1954). Se identificó con Ovi­
dio en el destierro y en su obra posterior,
Tristia (1962), su apasionada investigación
de la verdad por debajo de la apariencia co-
Louw
tidiana adopta una ironía comovedora. No
es solamente el poeta más grande de la lite­
ratura afrikaans sino también su ensayista
más destacado sobre problemas culturales,
literarios y políticos (Lojale Verse!, 1939; n
Wéreld deur Glas, 1958; Libérale Nasiona-
lisme, 1958). Es el único escritor que haya
recibido el Premio Hcrtzog (la más alta dis­
tinción literaria de Africa del Sur) cinco
veces: por poesía, teatro y ensayo. [APB]
Gedigte (1960); Afrikaans Poems with
English Translations, ed. A. P. Grove y C.
J. C. Harvey (1962).
D. J. Opperman, Digters van Dertig
(1953).

MAHAMMED ‘ABDILLE HASAN (1864-
1920). Poeta oral somalí. Cabecilla religioso
musulmán y fundador del moderno nacio­
nalismo somalí. Sus poemas aliterativos,
como toda la poesía de Somalia, fueron
compuestos y transmitidos oralmente. Des­
de joven mostró gran celo en los estudios reli­
giosos y a los 19 años había ya obtenido el
título de jeque por sus conocimientos. Visi­
tó centros religiosos fuera de su país y en la
Meca conoció ai reformador religioso
Sayyid Muhammad Saalih, e ingresó en su
comunidad religiosa, la Saalihiya. A su
vuelta inició una gran campaña religiosa, en
defensa de una adhesión puritana y austera
al Islam, y en 1899 declaró la guerra santa
contra los infieles, que dirigió con pericia,
valor y ferocidad. Le valió el apodo de
«Mullah el loco» que le dieron sus adversa­
rios. En 1920 fue derrotado definitivamente
por las tropas inglesas y murió en el destie­
rro en Etiopía. Durante toda su vida activa
como predicador y jefe de la revuelta, em­
pleó la poesía para difundir su doctrina reli­
giosa, publicar sus opiniones políticas, ata­
car a sus enemigos y hacerse aliados. Su
poesía se caracteriza por una imaginación
vehemente y por el fervor religioso y patrió­
tico. Comparó la fuerza de su expresión a
las olas del mar y a la lluvia torrencial. Sus
imágenes se encuentran enraizadas en la
vida cotidiana de los pastores nómadas de
las llanuras y desiertos de aquel árido país
que él amó tan apasionadamente. Es famo­
so por los pasajes que describen con anima­
ción el escenario y la vida salvaje de África.
Poseen especial emoción su lamento al se­
pararse de su caballo favorito y el mensaje
poético al clan de los Ogaden pidiéndoles
apoyo en su insurrección. También compu­
so himnos y poemas en árabe. Existen va­ "
rias colecciones privadas de sus poemas, de
los que las más fieles y completas son las de
Sheikh Jama Umar Ise y *Musa H. I. Ga-
laal, ambas de Mogadishu. Siete poemas
suyos, con notas y versiones en inglés, han
sido publicados en Somalí Poetry (v. des­
pués). [BWA] ■ ...
M
Enrico Cerulli, «Muhammad B. ’Abd
Allah Hassan», E oj'l; D. Jardine, The Mad
Mullah oj Somaliland (1923); Andrzejcwski
y Lewis, S PI; I. M. Lewis, The Modern
History of Somaliland — From Saltón to
State (1965).
MAIMANE, J. Arthur (1923- ). Cuen­
tista de África del Sur. Ha colaborado en
periódicos sudafricanos, pero en 1958 mar­
chó a Ghana, después a Londres, donde re­
side actualmente.
Uno de lo primeros relatos, Just a Tsotsi.
narra cómo un policía blanco mata por
error a un amigo de la infancia, un negro.
The Hungry Boy, publicado en Following
the Sun (Berlín, 1960) es un relato de los
efectos de la miseria. Otros cuentos son The
Note, en el que un abogado liberal defiende
a un negro, y The Madness, en el que una
madura mujer blanca obliga a su criado a
hacer el amor. El criado es ahorcado por
violación. En A Kajfer Woman. publicado
en Black Orpheus.' sucede lo contrario: un
granjero blanco toma una amante negra. Al
ser descubierto, se suicida. Sus relatos pue­
den interpretarse como protesta contra las
restricciones sexuales efecto de la legisla­
ción racista de Sudáfrica. [ORD]
MALANGATANA, Valente (1936- ).
Poeta, nació en Marracuene, Mozambique.
Su educación fue anómala y se interesó muy
pronto por el dibujo y la pintura. Desde
1959 ha trabajado como pintor y artista. Es­
cribe poesía (algunas han aparecido en
Black Orpheus) y es autor de una autobio-
grafía. [ORD]
MALONGA, Jean (1907- ). Novelista
del Congo. Nació en Brazzaville, Congo.
. Asistió a la escuela misionera e instituto lo­
cales. Visitó Francia en 1948 como miem­
bro de la Asamblea Nacional Francesa. Ha
publicado Cceur d’Aryenne, novela corta, en
Trois écrivains noirs (París, 1954), y una
-- • • novela, La légende de M'Pfoumou Ma Ma-
zono (París, 1954). [ORD]
 Marais
MARAIS. Eugcne (1871-1936). Poeta y na­
turalista afrikaans. En 1897. después de una
época azarosa como director propietario de
un influyente periódico de Transvaal, parti­
dario de los boers. y de la muerte de su
esposa al año de matrimonio, marchó a In­
glaterra para estudiar derecho, medicina y
cgiptologia. Hacia el final de la Guerra de
los boers se unió a una fracasada expedición
. al Transvaal, vía Mozambique. Su profun­
da preocupación por su pueblo inspiró algu­
nos poemas convencionales patrióticos y la
delicada melancolía de «Wintemag» (1905),
el primer poema importante en afrikaans.
Pronto abandonó su labor jurídica y perio­
dística en Pretoria y se refugió en el distrito
de Waterberg, donde comenzó a interesarse
por «la mente comunitaria» de termitas y
babuinos; sus experimentos tuvieron como
resultado la publicación de los importantes
estudios bio-psicoiógicos Die Siel van die
Mier (1934) y Burgers van die Berge (1938),
el primero de los cuales influyó en Maeter-
linck. Este contacto con la naturaleza y su
amistad con un viejo narrador bosquimano
inspiraron sus Dwaalstories (1927), relatos
primitivos y míticos de una simplicidad y
una musicalidad sin igual en la prosa afri­
kaans. Sus poemas más importantes forman
parte de estos relatos. Se encuentran carac­
terizados por su particular construcción pa­
raláctica. sus imágenes concretas y su ritmo
primitivo. La vuelta definitiva de Marais a
Pretoria para reanudar el ejercicio de la
abogacía y su creciente afición a las drogas,
aumentaron el pesimismo que expresan
poemas como «Skoppensboer». Los últimos
días de su vida, acabada en suicidio en
1936, estuvieron dedicados a la revisión y
extensión de su breve volumen de poemas,
Gedigte (publicado primeramente por un
amigo en 1925), la sistematización de sus
teorías y descubrimientos científicos y la re­
dacción de artículos para revistas, relatos y
algunos débiles melodramas. [APB]
Gedigte — Poems. tr. inglesa A. E. Thorpe
(1956); The Soul of the White Ant. tr. id.
Winifred de Kock (1937).
F. G. M. du Toit, Eugéne Nielen Marais
(Amsterdam, 1940).
MATIP, Benjamín (1932- ). Novelista
del Camerún. Nació en Eseka, Camerún,
estudió Economía política y Derecho en Pa­
rís y desde 1955 ejerció la abogacía en París.
En 1958 asistió, en calidad de delegado del
Camerún, a la Conferencia de Escritores
Afroasiáticos y en 1959 fue miembro del
Secretariado permanente de Escritores
afroasiáticos en Colombo. Escribe en fran­
cés y ha publicado una novela Afrique nous
t'ignorons (París, 1956), parcialmente auto-
422
biográfica y que trata de la excitación senti­
da en Camerún al estallar la última Guerra,
y /í la belle étoile (París, 1 962), colección de
fábulas. [JAR]
MATSHIKIZA, Todd (h. 1924-80?). Perio­
dista sudafricano. Nacido en Quecnstown y
educado en Africa del Sur, entre otros luga­
res, en el Lovedale Instituto, donde más
larde enseñó, así como en St, Pcter’s; tam­
bién trabajó en la radio. Autor de la partitu­
ra del "musical negro' King Kong; acompa­
ñó el espectáculo cuando su estreno en Lon­
dres en 1960. En África del Sur había sido
periodista con una sección Tija mensual en
Drum titulada M'77/i the Lid Off. Ha trabaja­
do en la emisora de radio de Malawi. En su
sección adoptó un estilo chispeante lleno de
lo que Langston Hughes llamó «humor iró­
nico», también presente en su libro. Choco­
lates for my Wife (Londres. 1961), pintores­
ca descripción de sus aventuras en Africa
del Sur y en Inglaterra. [ORD]
MBIT!, John (1931- ). Escritor de Ke-
nia. Nació en Kitui, Kenia, donde asistió a
la escuela primaria y al instituto. Después
de licenciarse en Makerere College, Ugan-
da, estudió teología en los Estados Unidos
antes de volver a Kenia como maestro y
pastor religioso. En 1961 marchó a Cam­
bridge, donde escribió una tesis. Ha recopi­
lado un vocabulario inglés-kamba y tradu­
cido relatos populares al inglés. Su artículo
«Reivindicación de la literatura vernácula
de la tribu Akamba» apareció en Présence
africaine y ha colaborado con poemas y re­
latos a varias revistas europeas. Figura con
un poema, «New York Skyscrapers», en
Moore y Beier, MPA. Otras obras incluyen
Matunga na ngewa yake, en vernáculo
(Edimburgo, 1954) y Over the Fence (1954).
[•JAR]
MODISANE, Blokc (1923- ). Escritor
sudafricano. Nació en Sophiatown, Johan-
nesburgo. Educado en Africa del Sur, donde
vivió hasta el desastre de Sophiatown. Fue
reportero, articulista, crítico teatral y musi­
cal de Drum, y actuó también como actor.
En 1959 se trasladó a Inglaterra donde ha
continuado escribiendo y actuando en el
Royal Court Theatre y en la televisión de la
B.B.C. En 1963 realizó una gira de confe­
rencias por los Estados Unidos sobre la mú­
sica y la literatura de Africa.
Uno de sus artículos más conocidos es el
que trata de las barreras raciales en ¡a revis­
ta Twentieth Century; otro, «¿Por qué
huí?», apareció en An African Treasury del
Langston Hughes (1961; publicado antes en
New Statesman). También ha publicado re­
latos. Otras obras son The Professional
 423
Beggar. visión por un mendigo de sus pro­
blemas sociales; .-!// Langa Was £)uiet. so­
bre una huelga, y The Situation. que descri­
be la difícil situación de los africanos educa­
dos. Ha escrito poemas, casi todos sobre el
tema racial. Su primer libro, Filante Me on
History (1963), es una reconstrucción histó­
rica de sus años en Africa del Sur. Sus pági­
nas están repletas de emoción, humor y
calor, pero sobre todo contiene una conde­
na vigorosa y clara del apartheid. [ORD]
MOFOLO, Thomas (I 877-1948). Novelista
sudafricano. Patriarca del sotho como len­
gua literaria. Fue sucesivamente estudiante,
maestro, oficinista y lector de pruebas en
una escuela misionera de Africa del Sur en
Morija, antes de ser agente inmobiliario en
las minas de oro de Basutolandia. Próspero
repentinamente, abrió un molino en Basu­
tolandia, pero después se contentó con la
propiedad allí de un pequeño negocio.
Las tres novelas de Mofólo muestran los
efectos del influjo europeo en un patriótico
miembro de la tribu. En este aspecto, se ha
reconocido repetidamente la influencia de
su novelística en escritos africanos posterio­
res. Las tres están en sotho. Moeti oa bocha-
bela (1912), traducida al inglés como The
Traveller of the East, y Pitseng («En la
olla». 1934) se leen menos que Chaka
(1925: tr. inglesa F. H. Dutton, 1931), que
ha sido también vertida al francés, al ale­
mán y al ibo, lengua nativa de un grupo
importante de escritores de Nigeria. Se trata
de una novela histórica de aventuras sobre
el rey guerrero zulú cuyas hazañas describe
Rider Haggard en Nada the Lily (1892). El
tratamiento consciente dado por Mofólo al
reinado de Chaka como parte de una mito­
logía nacional, obtiene solidez gracias a un
portentoso estilo, resultado del disfrute sin
inhibiciones en la prosopopeya heroica.
[PT]
Rutherfoord, D L.
MOPELI-PAULUS, A.S. (1913- ). Es-
critor de Lesotho. Estudió medicina en la
Universidad de Witwatersrand, enseñó du­
rante algún tiempo, y más tarde sirvió du­
rante la Segunda Guerra Mundial en Africa
oriental y Egipto. Vive en Johannesburgo,
trabaja en el despacho de un abogado y es
jefe en Basutoland. Ha publicado relatos y
un libro de viajes en vernáculo y escrito
otros dos que han sido traducidos al inglés:
Blanket Boy's Moon (1953) con Peter Lan-
ham. relato parcialmente histórico de Mo-
nare, indeciso entre las leyes tribales y la
autoridad oficial; y Turn lo the Dark
(1956), con Miriam Basner. (JAR]
Mqhayi
MPHAHLELE, Ezekiel (1919- ). Escri­
tor sudafricano. Nació en Pretoria. Su auto­
biografía, Down Second Avenue (1959),
combina la precisión documental con la es­
tructura y el estilo novelísticos. Inevitable­
mente es un relato de lucha y fracaso. En
1932 Mphahlelc fue llevado a vivir a un ba­
rrio humilde de Pretoria. Estudió en el insti­
tuto, después en la escuela de pedagogía de
Natal. En 1941-5 trabajó en una institución
para africanos ciegos. Siete años de labor
pedagógica acabaron en 1952, en que fue
despedido y se le prohibió enseñar en la
Unión Sudafricana a consecuencia de la
campaña de agitación contra la Ley de Edu­
cación bantú. En 1955 ingresó en la redac­
ción de Drum, pero el periodismo le disgus­
tó. Fundó un Sindicato de Artistas para
satisfacer las exigencias culturales superio­
res de la población indígena. En 1957 mar­
chó a enseñar a Nigeria. Su libro The Afri­
can Image (1962) es en parte una explica­
ción de su destierro voluntario, en parte la
crónica de una visita a Inglaterra y en parte
una reelaboración de una tesis doctoral so­
bre las gentes de color en la novela. En la
actualidad reside en los Estados Unidos.
Mphahlele posee un fluido dominio de la
prosa, pero hasta la fecha no ha escrito na­
rrativa que iguale a su autobiografía. Su
segunda colección de relatos. The Living
and Dead (Ibadan. 1961). es desigual, pero
por lo menos en dos narraciones ha encon­
trado el equilibrio que busca: «el irónico
encuentro entre la protesta y la aceptación
en sus términos más amplios». [PT]
Man Must Live (Cape Town, 1946); The
Wanderers (Londres, 1972; novela); Totees
in the Whirlwind and other Essavs (Lon­
dres, 1973).
Moore, S A W.
MQHAYI, S.E.K. (1875-1945). Escritor
sudafricano. Trabajó durante algún tiempo
para la prensa xhosa. Realizó un importan­
te esfuerzo para demostrar la potencia de la
lengua xhosa como vehículo literario.
Escribió dos volúmenes de poesía, Imiho-
be nemibongo (1927; «Canto de alabaza»)
e Inzuzu («Ganancia»). También se en­
cuentra poesía en sus obras en prosa. Tra­
dujo dos libros al xhosa: Ulimo («La ciencia
de la agricultura»), tratado agrícola, y U
Aggrey um Afrika («Aggrey de Africa»),
biografía. Escribió biografías de J. K. Bok-
we y Nathaniel Umhalla y una autobiogra­
fía, U Mqhayi wase Ntabozuko («Mquayi
de Monte Gloria»; Lovedale, Africa del Sur,
1912). Sus obras narrativas más famosas
son Ityala lama wele («El caso de los geme­
los»; Lovedale, Sudáfrica, 1912) relato de
dos gemelos que rivalizan sobre cual de
ellos es el primogénito, y U don jadu (Love-
Musa Hajji Ismail Galaal
dale, Sudáfrica, 1929), que según el profesor
Jabavu (que la tradujo al inglés) es sobre la
vida en la corte xhosa antes de la llegada de
los europeos. Jabavu la juzgaba monótona a
veces. Ambas obras se han convertido en
clásicos de la lengua xhosa. [ORD]
MUSA HAJJI ISMAIL GALAAL (Musa
Galaal) (1914- ). Prosista y poeta soma­
lí, recolector de literatura oral. Fue en su
juventud pastor de camellos entre los nóma­
das del interior y se dedicó a la enseñanza
después de la Segunda Guerra Mundial. De
1951 a 1954 trabajó en la Escuela de Estu­
dios Orientales y Africanos, de la Universi­
dad de Londres. Después de la independen­
cia de la República de Somalia en 1960,
presidió el Comité lingüístico encargado de
introducir una ortografía nacional de la len­
gua somalí, y más tarde fue director de Re­
laciones Culturales del Ministerio de Edu­
cación en Mogadishu. En 1956 publicó una
colección de relatos y poemas tradicionales
en somalí con el título de Hikmad Soomaa-
li (algunos traducidos al inglés en A Selec-
fiu’tjru”! AJ'rican Prose. 1. Tradilional Oral
Texis. 1964). Ha escrito una novela en so­
malí. inédita, que describe las formas tradi-
424
cionalcs de vida en su país. [BWA]
Andrzejewski y Galaal, S P C.
MOYAKA B. HAJI AL-GHASSANIY
(1776-1840). Poeta swahili. Amigo de los
gobernadores mazrui de Fort Jesús, Mom-
basa. Prolífico escritor en verso sobre asun­
tos contemporáneos, Muyaka fue, entre to­
dos los escritores de su pueblo, el que con
mayor fortuna consiguió llevar la poesía
swahili de la mezquita al zoco. Una antolo­
gía de sus poemas, Diwani ya Muyaka. ed.
W. Hichens, fue publicada por la Universi­
dad de Witwatersrand Press en 1940.
[L P H]
Harries, S P.
MWANA KUPONA (1810-60). Poetisa
swahili. Esposa de Bwana Mataka, jeque de
Siu, en Kenia, quien durante 20 años man­
tuvo una lucha de guerrillas contra Saiyid
Said, sultán de Zanzíbar. Escribió un famo­
so poema titulado Utendi wa Mwana Kupo­
na («La homilía de Mwana Kupona»).
[LPH]
Harries, 5 P.
NAIGIZIKI, J. V. S. (1915- ). Escritor
de Ruanda. Nació en Mwulire-Busanga.
Trabajó allí como maestro, traductor, im­
presor. chófer y oficinista en una agencia de
importación. Reside en Astrida, Ruanda, y
escribe en francés. Ha escrito Escapade
ruandaise (Bruselas, 1950), diario autobio­
gráfico; L ’optimiste (Astrida, 1954), una co­
media; y Mes transes á trente ans (Astrida,
1955), novela que utiliza sus experiencias
paramísticas e incluye Escapade ruandaise.
(JAR]
Rutherfoord, D L.
NETO, Agostinho (1922-79). Político y
poeta patriótico de Angola, nacido en Icola
eüengo. Marchó a Lisboa a estudiar medici­
na y volvió a Angola para ejercerla. Adheri­
do al movimiento para recuperación de la
cultura indígena de Angola, dirigido por Vi-
riato da Cruz, en 1960 fue elegido presiden­
te del Movimiento de Liberación de Ango­
la. Detenido y transportado a Portugal para
cumplir su condena, escapó en 1962. Con la
independencia de la República Popular de
Angola en 1975, fue nombrado su primer
presidente. Los poemas de Neto, fuertemen­
te impregnados de protesta política y social,
han aparecido en portugués en dos antolo­
gías editadas por Mario de *Andrade (1953,
1958), así como en revistas de Portugal y
Angola. [O R D]
Moore y Beier, MPA.
NGUGI, James (1938- ). Novelista y
comediógrafo de Kenia. Nacido en Limuru,
Kenia. Estudió inglés en el Makerere Uni-
versity College. Autor de varias novelas; la
primera de ellas obtuvo el más preciado ga­
lardón del East African Literature Bureau.
Una comedia suya fue estrenada por el Tea­
tro Nacional para la Independencia, de
Ugandá. Ha dirigido Penpoint, revista del
departamento de ingles de la Universidad
de Makerere. en la que han aparecido algu­
nos de sus relatos. Colaborador frecuente de
The Sunday Nation de Kenia, sobre temas
literaterarios y políticos.
Su obra teatral, The Black Hermil, par­
cialmente en verso e inédita, trata de un
joven educado que elude al comienzo sus
responsabilidades para ir lentamente apren­
diendo su significado. Su primera novela
publicada, Weep Not Child (1964), es la
historia de la formación de un muchacho
durante la lucha del Mau-Mau, que tiene
desastrosos efectos en su vida familiar. Un
relato, The Return. apareció en Transition,
n.°3, y también ha publicado otra novela,
The River Between (1965). [ORD]
NICOL, Abioseh (1924- ). Cuentista y
poeta, nacido en Sierra Leona. Educado en
Nigeria y Sierra Leona. Licenciado por
Cambridge, con las máximas calificaciones,
en Ciencias naturales, fue «Research Fe-
llow» en bioquímica. Regresó a Sierra Leo­
na como jefe de patología del servicio médi­
co estatal. Director del Fourah Bay College,
de la Universidad de Sierra Leona, en 1961
asistió como delegado a la conferencia de la
UNESCO en Bostón.
Sus cuentos, poemas y artículos han visto
la luz en los Estados Unidos y en Europa.
En Inglaterra ha escrito sobre literatura y
asuntos africanos en Encounter, The Times.
The Economist y The Guardian. Su poesía
tiene un profundo tono religioso. Ni en su
poesía ni en su prosa se ha abandonado
nunca a la mera propaganda racial; ha am­
pliado siempre su visión para tratar los as­
pectos más comprensivos y más universales
de la vida. Su humor suele ofrecer un giro
satírico. (ORD]
Africa: A Subjeclive View (1964); Reed y
Wake, B A V; Poems from Black Africa (In­
diana U. P., 1963); An African Treasury.
ed. Langston Hughes (1960) (cuento).
NKETIA, J. H. (1921- ). Musicólogo y
escritor de Ghana. Nació en Ashanti Mam-
pong, Ghana. En tiempos adscrito como
musicólogo al departamento de Sociología,
de la Universidad de Ghana, pasó más tarde
a trabajar en el Instituto de Estudios Africa­
nos de la misma Universidad. Autor de 12
Nyembezi
libros en twi y musicólogo conocido inter­
nacionalmente. Ha escrito extensamente so­
bre la música africana; entre sus publicacio­
nes figuran Kwabena Amoa (1953), narra­
ción; Funeral Dirges of the Akan People
(Achimota, Ghana, 1955); y Folk Song of
Ghana (Legón, Ghana, 1963), con música y
textos en vernáculo y en inglés. [JAR]
NYEMBEZI, C.L.S. (¿ - ). Poeta y
novelista sudafricano. Alumno de la Uni­
versidad de Witwatersrand y en tiempos
profesor de lenguas bantúes en University
College de Fort Haré. Escribe en inglés y en
zulú y ha publicado poemas en vernáculo.
Autor de dos novelas y traductor al zulú de
Cry the Beloved Country, de Alan Patón.
También ha recopilado Zulú Proverbs (3o-
hannesburgo, 1954) y publicado A Review
ofZulu Literature (Pietermaritzburg. 1961),
basado en una conferencia en la Universi­
dad de Natal. Una novela. Minarni. mina-
mi («Hijo mío, hijo mío»; Pietermaritzburg,
1950), trata de los jóvenes que cambian la
vida tradicional del pueblo. [ORD]
NZEKWU, Onuora (1928- ). Novelista
426
de Nigeria. Nació en Kafanchan. Nigeria
del norte. Fue maestro durante varios años
antes de pasar a ser periodista en el Nigeria
Magazine, del que también fue director.
Ha publicado tres novelas. Wand qf Noble
IVood (1961), tiene por protagonista a un
periodista de Lagos, occidentalizado por
convicción intelectual, pero por raíces emo­
cionales fiel a las tradiciones de su pueblo.
Encuentra violenta oposición cuando deci­
de casarse con la mujer que ha elegido. Jan
Carcw, el novelista antillano, considera que
contiene «profundas observaciones sobre
las cambiantes estructuras sociales de la
moderna Africa occidental». En Btade
Among the Boys (1962), el protagonista
vuelve a encontrarse ante otro dilema, en
este caso entre el cristianismo y la religión
tribal. Cuando se decide por el sacerdocio,
su madre se horroriza, ya que el celibato y
su consecuente falta de descendencia son
cualidades que su tribu no aprecia. Sus no­
velas son sumamente espontáneas. Poste­
rior es Highlife for Lizards (1966). Depen­
de en exceso de la figura del protagonista,
pero Nzekwu incluye hábilmente elementos
de la vida y el folklore de los ibos. [JAR]
*■
I
OGOT, Grace (1930- ). Narradora de
Kenia. Nació en Butere, Nyanza, Kenia.
Autodidacta, obtuvo el título de enfermera.
Marchó a Londres en 1955; escribió artícu­
los y trabajó en el servicio de la B.B.C. para
Africa oriental. Abandonó Inglaterra en
1958, contrajo matrimonio en 1959 y vol­
vió a Inglaterra con su esposo, un historia­
dor, hasta 1961. Residieron después en Ma-
kerere College, Kampala, Uganda, donde
desempeñó un puesto oficial de desarrollo
comunitario.
Ha escrito relatos y cuentos para niños.
Uno de sus relatos ha sido traducido al ale­
mán con el título de «Die Getótete Zauber-
katze»; trata de un granjero que mata a un
gato mágico y pierde la razón a consecuen­
cia de ello. Otro relato, «The Year of the
Sacrifice», publicado en Black Orpheus, es
sobre la hija virgen de un jefe de tribu, que
decide sacrificarse para acabar la sequía,
pero es salvada en el último momento por
su amado. [ORD]
OGUNDE, Herbert (1916- ). Comedió­
grafo de Nigeria. Maestro de escuela, poli­
cía después, antes de constituir, hacia 1950,
una compañía teatral profesional en Nige­
ria. Ha compuesto más de 15 comedias con
música. La letra y el diálogo, sin embargo,
son en su mayor parte improvisados en es­
cena. Se han publicado algunas de las can­
ciones. Entre sus obras más conocidas figu­
ra Yoruba ronu («Yoruba debe pensar»),
prohibida por el Gobierno de Nigeria occi­
dental en 1965. [JAR]
OGUNMOLA, E. Kolawole (1925- ).
Comediógrafo de Nigeria. Maestro de es­
cuela primaria, estudió en el departamento
teatral de la Universidad de.Ibadan con una
beca Rockefeller. Era ya actor y escritor
profesional y ha seguido siéndolo. Escribe
en yoruba.
Su docena aproximada de obras son en
realidad operas populares. Entre las más co­
nocidas están Eran enemigos, acerca de la
traición de un amigo, Amor al dinero
(1954), sobe un hombre que accede a las
avariciosas exigencias de su segunda esposa
y sufre las consecuencias, y Agbaraj'agbara
(«El reino de los poderosos»), acerca del po­
der. Esta fue representada en 1962 en el
Teatro de las Artes de la Universidad de
Ibadan. Su adaptación teatral de la novela
de Amos *Tutuola, The Palm Wine Drin-
kard ha sido representada en todo el Africa
occidental. Un profundo tono didáctico está
presente en sus obras. Suelen tener temas
bíblicos; siempre muestran el triunfo del
bien sobre el mal. [ORD]
ORARA, Gabriel (1921- ). Escritor de
Nigeria. Nació en Bumodi. Educado en
Umahia, Nigeria; en 1959 fue a Estados
Unidos y estudió periodismo en la North­
western University. Agente de información
del gobierno regional oriental en Enugu.
Sus primeros ensayos literarios fueron
obras teatrales y charlas radiofónicas. Ha
publicado poemas en Black Orpheus
(núms. 1, 3 y 6). Sus experimentos de verter
la lengua íjaw directamente al inglés ha dado
lugar a un lenguaje insólito que ha utilizado
en una obra publicada como novela, The
-Voice (1964). También ha escrito acerca de
los mitos y el folklore de los ijaw. Muestra
interés por la cultura indígena y el efecto de
ella y de la cultura occidental en la moderna
Africa urbanizada. Idealiza el pasado afri­
cano como estando libre de las complejida­
des de la civilización actual. [JAR]
Reed y Wake, B A V; Moore y Beier,
M P A.
OKIGBO, Christopher (1932- ). Poeta
de Nigeria. Nació cerca de Onitsha, Nigeria
oriental. Se licenció en clásicas por la Uni­
versidad de Ibadan en 1956. Trabajó en la
administración del Estado, enseñó después
durante dos años y más tarde ingresó como
bibliotecario de la Universidad de Nigeria.
Fue representante de la Cambridge Univer­
sity Press en África occidental.
Ha publicado dos volúmenes de poesía:
Hevensgaíe (Mbari, Ibadan, 1962) y Limits
Opperman
(idem, id., 1964). Ha publicado también
«Silences» en Transilion, núm. 8. Es uno de
los poetas más importantes del África de
hoy. Sumamente influida por T. S. Eliot, su
poesía se ocupa de la investigación ritualista
del ser. A través de intensas imágenes, el
protagonista de su poesía explora diversos
estados de conciencia c inconsciencia para
alcanzar una unidad con el mundo. [JAR]
Roed y Wake, B K A; Moore y Beier,
MPA.
OPPERMAN, D. J. (1914- ). Poeta y
dramaturgo afrikaans. Su familiaridad con
el idioma y el pueblo zulú puede explicar la
peculiar naturaleza de su obra: una poesía
de lo concreto, con una potencia mítica de
magia y una capacidad de expresar sutiles
conflictos espirituales en un lenguaje casi
tangible. Después de su carrera universita­
ria en Natal, y algunos años como maestro
y periodistas, fue primero «lecturer» y des­
pués profesor de literatura afrikaans en las
Universidades de la Ciudad del Cabo y de
Steilenbosch. Es también crítico notable y
sus «Poetas de los años 30» (Diglers van
Deriig, 1953) es una clásica obra de referen­
cia. Su primer volumen, Heilige Beeste
(1954), ganador del premio Hertzog de Lite­
ratura, se centraba ya en tomo a símbolos
primarios: la tierra, la mujer y lo sobrenatu­
ral. En Negesier oor Nineve (1947) se ahon­
da en un contraste entre la creatividad má­
gica y la esterilidad de la ciudad humana.
En su obra posterior (el brillante poema
épico Joernaal van Jorik, 1949; y Engel uii
die Ktip, 1950) su atención se polariza cre­
cientemente en los básicos conflictos origi­
nados por la circunstancia sudafricana; esto
suele adoptar la forma de una adaptación de
leyendas medievales a ¡a inmediata realidad
en tomo al poeta, de forma que se crea una
sutil estructura de alusiones. Su poesía cul­
mina en Blom en Baaierd (1956) y Dolosse
(1963), que presentan Jos conflictos entre
orden y caos, creación y desintegración, un
pasado mítico, primitivo, y un presente ci­
vilizado. En sus dos dramas en verso, Pe-
riandros van Korinthe (1954) y el menos
convincente Vergelegen (1956), los cuales
enfocan el problema de un hombre con fi­
nes absolutos en su lucha sin esperanza con
una realidad que sólo admite valores relati­
vos, se revela, con N. P. van Wyk *Louw, el
principal dramaturgo afrikaans. [APB]
Gedigte (1960); Afrikaans Poems wilh
English Translaiions. ed. y tr. inglesa A. P.
Grove y C. J. D. Harvey (1962).
428
Ernst van Hecrden, Rekenskap (1963).
OSADABY, Dermis (1911- ). Poeta de
Nigeria. Nació en Asaba. Estudió derecho
en Inglaterra, donde comenzó a escribir
poesía que después publicaría en África oc­
cidental, Inglaterra e India, y transmitida
por la B.B.C. Ha sido empleado del gobier­
no. procurador judicial, periodista, abogado
y miembro del Parlamento. Ha representa­
do a Nigeria en muchos congresos en Euro­
pa y fue presidente del Senado, así como
primer ministro del nuevo Estado del Me­
dio-Oeste en Nigeria.
Escribe en inglés. La mayor parte de su
poesía se escribió entre 1930 y 1950 y fue
publicada en un volumen titulado Africa
Sings (1952). Es ardorosamente nacionalis­
ta y de tono frecuentemente didáctico, pero
se inspira en las experiencias personales del
poeta. Los lemas que elige sugieren cierta
afectación, pero su poesía brota de un pro­
fundo convencimiento. [JAR]
OUSMANE, Sembene. *Sembcne Ousma-
ne.
OYONO, Ferdinand (1929- ). Novelista
de Camerún. Nació en Ngulemakong, Ca­
merún. Licenciado por la facultad de Dere­
cho de la Universidad de París. Su primera
novela, Une vie de Boy (París, 1956), fue
pronto seguida por Le vieux nc'gre el la mé-
daille (1956) y Chemin d'Europe (1960).
Uno de sus relatos, «Un leproso sobre una
tumba», se publicó en la revista Hommes
sans ¿pautes (1958). Su obra, satírica a tro­
zos, impregnada de humor y emoción, des­
cribe de manera magistral la vida de las
gentes corrientes en el Camerún durante el
período colonial. (Versiones de las obras de
Oyono han aparecido en Alemania, Holan­
da, Checoslovaquia, Noruega y Estados
Unidos).
Oyono ha mostrado un gran interés por la
escena y en 1959 creó el papel de «papa
Bon Dieu» en el teatro de l’Alliance Fran-
(jaisc de París. Es miembro ejecutivo del
Comité nacional de escritores franceses.
Posteriormente, Oyono ha seguido una ca­
rrera diplomática, como ministro plenipo­
tenciario del Camerún ante el Mercado Co­
mún, y embajador después del Camerún en
Liberia, Francia, Marruecos, Argelia, Tú­
nez y España, además de desempeñar varios
cargos en las Naciones Unidas. [GTA]
Hughes y Reygnault, A A M.
PETERS, Leurie (1932- ). Poeta de
Cambia. Nació en Bathurst, se educó en
Cambia y Sierra Leona y estudió medicina
en Cambridge, licenciándose en 1959. Ac­
tualmente reside en Londres. De múltiples
facultades, es excelente cantante. Ha inter­
venido en programas de la B.B.C., fue direc­
tor de «Africa Forum» y tomó parte en
«Calling West Africa».
Ha escrito una novela, pero se le conoce
sobre todo por su poesía, aparecida en Black
Orpheus (núms. I 1 y 14). También un volu­
men ha sido publicado por Mbari (Ibadan,
1964). Su poesía se ha liberado en gran me­
dida de las trabas de la raza y el color. Es en
esencia un poeta civilizado que escribe en la
tradición del verso europeo. Cuando surge
una referencia a África adopta el aspecto de
una rememoración, estrechamente entrete­
jida, pero nunca forzada. [ORD]
PLAATJE, Solomon Tshekisho (1877-
1932). Escritor sudafricano. Recibió sólo
una educación primaria, que suplemento
estudiando privadamente. Tuvo el empleo
de intérprete de los tribunales y hablaba ho­
landés, inglés, alemán, afrikaans y cuatro
idiomas bantú.
Escribió dos libros en inglés: Naiive Life
in South Africa, ataque contra la política del
Gobierno y la Ley agraria de Sudáfrica de
1913, y Mhudi (Lovedaie, África del Sur,,
1930), una novela. La novela es un relato
histórico de las aventuras de Mzilikazi, lu­
garteniente de Tshaka. Los boers derrotan a
Mzilikazi, que se refugia en el norte con los
restos de su ejército. Ofrece considerable
hondura de caracterización, sobre todo en
lo que se refiere a sus personajes femeninos,
y una gran compasión. Su estilo, que em­
plea el engaño sentimental, c introduce can­
ciones, está a tono con las tradiciones de la
literatura ora i bantú.
Aparte de esto escribió tres libros en tswa-
na, recopiló 732 proverbios en sus Sechua-
na Proverbs y los tradujo al inglés, latín,
francés, alemán e italiano. También tradujo
a Shakespeare: The Coniedy ofErrors (D¡p-
hoshophosho) (Morija. Lesotho. 1930), Ju­
lias Caesar ( Dinishonisho isa Bo-Jidiuse
Kesara) (Johannesburg, 1937). The Mer-
chani of Venice. Oihello. y Afuch Ado aboui
Nothing.
El profesor Jabavu tenía su obra en gran
estima. Creía que su aportación había sido
recíproca y que fue capaz de expresar ideas
europeas en el medio esotérico de la lengua
vernácula. Como dijo Mphahlele. Plaatje
escribió «como un político y un historia­
dor, no como un moralista, como Mofólo».
[ORD]
The Boer War Diary of Sol. T. Plaatje.
ed. John L. ComarofT(Londres, 1973).
QAMAAN BULHAN (nacido probable­
mente a mediados del siglo xix, murió poco
antes de la Segunda Guerra Mundial). Poeta
oral somalí. Del clan de los Ogaden, vivió
principalmente en Etiopía oriental. Sus
poemas alcanzaron fama por todos los terri­
torios de habla somalí. Actuó como porta­
voz de su clan en varios conflictos entre los
clanes, defendiendo su postura y difundien­
do sus opiniones en forma de poemas alite-
nativos. Qamaan es también famoso por el
tono filosófico y meditativo de sus ideas y
algunos versos de sus poemas se han con­
vertido en expresiones proverbiales. Mu­
chos de sus poemas han sido recogidos por
colectores privados somalís y uno ha sido
publicado con versión inglesa y notas.
[BWA]
Andrzejewski y Galaal, S P C. II.
 RAAGE UGAAS (probablemente siglo
xvni). Poeta oral somalí. Del clan de los
Ogaden, de severa tradición musulmana or­
todoxa, obtuvo amplia fama debido a la
pureza de su lengua y a su amable sabiduría
y religión. Dos de sus poemas han sido pu­
blicados hasta la fecha y gran cantidad de
ellos pueden encontrarse en colecciones
particulares en la República somalí. [BWA]
Andrzejewski y Lewis, SPI; B. W. Andr-
zejewski y Musa H. I. Galaal, «The Art of
the Verbal Message in Somali Society»,
Nene AJ'rikanislische Studien, Hamburger
Beitrágea zur Africa-Kunde, 5, Deutches
Institut für Afrika-Forschung (Hamburgo,
1966).
RABÉARIVELO, Jean-Joseph, en origen
' Joseph-Casimir (1901-37). Poeta malgache.
Fundador de la literatura moderna de Ma­
dagascar, nació en Antananarivo de familia
pobre, aunque noble. Hijo único; su voca­
ción poética fue fomentada por todos los
medios por su madre, cariñosa y compren­
siva. Sin embargo, su primeros años estu­
vieron llenos de amargura. Fue sacado del
Collége Saint-Michel de Amparibe cuando
sólo contaba 13 años y comprometido en un
matrimonio prematuro. Fue cambiando de
empleo en empleo. No obstante sus súplicas
a la administración colonial francesa, nunca
obtuvo un empleo permanente ni pagado
con decencia y pasó los últimos meses de su
vida como lector de pruebas en una impren­
ta de Antananarivo. Los funcionarios fran­
ceses de la localidad impidieron su gran
ambición de visitar Francia, a la que consi­
deraba su patria espiritual. Agotado por la
frustración y los disgustos familiares, debili­
tada la salud por su afición a las drogas,
obsesionado su espíritu por ambiciones lite­
rarias, se suicidó el 22 de junio de 1937, en
el momento en que su talento poético alcan­
zaba la madurez.
Rabéarivelo fue hombre de débil físico,
pero apasionada naturaleza. De pura ascen­
dencia malgache, terminó por convertirse
en un perfecto assimilé, lo que contribuyó a
acelerar la tragedia final de su vida. La poe­
sía fue su pasión dominante. Al dejar pre­
maturamente la escuela, su dominio del
francés era deficiente. Con la seria intención
de mejorarlo, pronto inventó un peculiar
idioma poético, aunque utilizando el fran­
cés como medio. Su primer libro de poe­
mas, La coupe de cendres, apareció en
1924, y fue seguido por Sylves (1927), Volu-
mes (1928), Bresque-Songes (1934) y Tra-
duil de la nuil (Túnez, 1935). Una colección
postuma, Vieilles chansons du pays d’Ime­
rina. se publicó editada por Robert Boudry
en Antananarivo en 1939.
Los primeros poemas de Rabéarivelo re­
velan la influencia de los poetas simbolistas
franceses. Más tarde dio rienda suelta a la
rica espontaneidad de su temperamento ar­
diente y sensible. La brillante intensidad de
sus imágenes, que han sido comparadas a
las de Leconte de Lisie, le señala como hijo
de los trópicos. Utilizó con tanta fortuna las
formas de la balada vernácula de Madagas­
car, sobre todo la llamada «hain-teny»,
que algunos de sus poemas más originales
—«chants frais et harmonieux», como han
sido calificados con exactitud— parecen
versiones de poesía popular. Rabéarivelo es
venerado como el padre de la cultura litera­
ria de Madagascar y ha ejercido una profun­
da influencia sobre otros poetas malgaches,
como *Ranaivo y *Rabemananjara. [GTA]
Senghor, P N Aí; Rutherfoord, D L: Moo-
re y Beier, M P A.
RABEMANANJARA, Jean-Jacques (1913-
). Poeta, dramaturgo y político malga­
che. Nació en la ciudad costera de Tamata-
ve, en Madagascar, de familia betsimisara-
ka. Completó su educación secundaria en el
colegio de jesuítas de Antananarivo, donde
fundó una revista literaria titulada Revue
des jeunes. Ingresó entonces en la adminis­
tración colonial francesa y en 1939 marchó
a París en tumo de servicio en el Ministerio
de Colonias. La declaración de la Segunda
Guerra Mundial y la ocupación alemana le
impidieron la vuelta a Madagascar. Cursó
 Rabie
estudios de arte en la Universidad de París,
en los que se licenció con notable éxito. Fre­
cuentó los grupos literarios de París y se
proclamó discípulo del famoso vate malga­
che * Rabcarivelo. A sus primeras coleccio-.
nes de poemas, L’éventail de reve y Au con­
fias de la mtit. publicados en Madagascar,
siguió Sur les marches du soir (Gap, 1940).
En 1942 produjo un drama, Les dieux mal­
gaches (París, 1947), que a punto estuvo de
no ser representado en el Odeón.
Como director de la Revue des jeunes.
Rabemananjara había adoptado el lema:
«Devenir franjáis tout en restant malga­
che». Comenzó imitando a los románticos,
los parnasianos y los simbolistas franceses,
aunque incluso sus poemas iniciales ofrecen
testimonio de un talento original. Abando­
nó el estilo de baladas populares del «hain-
teny» por uno más solemne y retórico, ca­
racterístico de sus poemas posteriores reco­
gidos en Rites millénaires (1955), Lamba
(1956), Anisa (1956) y Antidotes (1961; to­
dos publicados en París). Publicó después
dos nuevas tragedias, Les boutriers de l'au-
rore- (París, 1957) y Les agapes des dieux
(París, 1962) y ha escrito también una breve
historia de Madagascar (Gentilly, 1952).
Después de la Segunda Guerra Mundial,
Rabemananjara se integró en el movimien­
to espiritual e ideológico conocido por né-
gritude. Intervino en el movimiento de libe­
ración de Madagascar y estuvo varios años
en la cárcel después de la frustrada subleva­
ción de 1947. Cuando Madagascar alcanzó
la independencia en 1960, Rabemananjara
fue nombrado ministro de Economía Na­
cional de la nueva república. [GTA]
Senghor, P N M; Rutherfoord, D L; Hug­
hes y Reygnault, A A M.
RABIE, Jan Sebastiaan (1920- ). Cuen­
tista, novelista y periodista sudafricano.
Después de su debut con cuatro novelas tra-
cionales durante los años 40, pasó varios
años en París y, en 1956, escandalizó al pú­
blico afrikaans con un volumen de «poemas
en prosa» surrealistas, Een-en-twintig
(«Veintiuno»). Estos exhibían el marchamo
de la «literatura comprometida», a la que
Rabie se ha' entregado desde entonces.
Mens-alleen («Hombre solo»), escrito en
1950-5, pero no publicado hasta 1963, su­
giere en el marco solamente esbozado de
una guerra civil «latina» entre las potencias
democráticas y las totalitarias, la angustia
del hombre actual, acosado y humillado por
fuerzas políticas que escapan a su control.
Ons, die Afgod (1958; «Nosotros, el ídolo»)
fue la primera novela francamente antitra­
cista en afrikaans. El tema fue continuado
en los dos primeros volúmenes de la serie
434
Bolandia: Eiland voor Afrika (1964; «Isla de
Africa) y Die Groot Anders-Maak (1964;
«El gran cambio»), que retrotrae la relación
actual entre blancos y negros a las primeras
décadas del establecimiento de los holande­
ses en el cabo de Buena Esperanza.
El estilo de Rabie suele estar sobrecarga­
do de metáforas; pero ocasionalmente al­
canza pasajes de un dinamismo dramático,
aunque a veces algo scnsacionalista, y de
una ternura humana no superados en la li­
teratura afrikaans. [RA]
R. Antonissen, Kern en tooi (Pretoria,
1963), y Spilsberaad (Pretoria, 1966).
RANAIVO, Flavicn (1914- ). Poeta
malgache. Nació en Arivonimamo, cerca de
Antanativo, en la región de Imerina, cele­
brada en el verso de su compatriota *Ra-
béarivelo. Su padre fue durante algunos
años gobernador de Arivonimamo, allí pasó
sus primeros años, época feliz de vagabun­
deos por los campos próximos a la ciudad.
Aprendió música antes que el alfabeto y no
asistió a la escuela hastas los ocho años.
En la poesía de Ranaivo se observa el es­
fuerzo por exteriorizar las zonas más pro­
fundas de su ser interno. Como Rabéarivelo
antes de él, Ranaivo utiliza las formas ver­
náculas de cantos y baladas, en especial la
conocida por «hain-teny», pero es aún más
original y auténtico que su antecesor. Su
obra poética se dio a conocer con la publi­
cación de L ’ombre el le ven! (prefacio de O.
Monnoni, ilustraciones de Andriamampia-
nina, Antananarivo, 1974) y obtuvo mayor
popularidad al ser incluidos algunos poe­
mas suyos en la Anthologie de la nouvelle
poésie negre el malgache (París, 1948). Ra­
naivo ha publicado desde entonces Mes
chansons de toujours (París, 1955), con pre­
facio de L. S. *Senghor. Su concentrado es­
tilo poético conserva aún elementos de pen­
samiento y técnica literaria franceses, pero
toda su poesía se caracteriza por un genero­
so fluir de inspiración y audaces destellos de
imágenes. [GTA]
Rutherfoord, D L; Moore y Beier, M P A.
RIBAS, Óscar (1909- ). Escritor de An­
gola. El más eminente, así como el más
variado y prolífico, de los escritores del
Africa portuguesa. Nació en Luanda, Ango­
la, de descendencia mixta. A los 21 años
comenzó a debilitarse su vista y acabó total­
mente ciego. Autor de una novela y varias
colecciones de cuentos y textos etnográficos.
Todas sus obras se han publicado en portu­
gués. Describen la vida e ideas del pueblo
kimbundu.
Ha publicado una colección de poemas,
ensayos y cuentos, titulada Flores e espi-
435
nhos (Luanda, 1948). En 1951 publicó
Ganga (Lello, Luanda), novela. A esto si­
guió una colección de relatos, Ecos da nün-
ha ierra (Lello, Luanda, 1952). Una de las
narraciones, A Praga, obtuvo el premio lite­
rario Margare! Wrong en Londres. 1952.
Óscar Ribas se dedicó posteriormente al
estudio de las creencias religiosas, la litera­
tura oral y el folklore de su pueblo, fruto de
lo cual ha sido una serie de ensayos recopi­
lados en: Hundo (Museo de Angola, Luan­
da, 1958) y Missosso (Tipografía Angolana,
Luanda, I, 1961; II, 1962). Ha trabajado en
una novela histórica sobre el período de la
reina Jinga y preparado un diccionario de
modismos dialectos regionales. [GA]
RIVE, Richard (1931- ). Cuentista su­
dafricano. Nació en el Distrito Seis de la
Ciudad de El Cabo. Hijo de un negro nor­
teamericano y de una sudafricana de color.
Estudió en la localidad y en la Universidad
de la Ciudad de El Cabo. Después enseñó
en una escuela normal, así como inglés y la­
tín en una importante escuela de la Ciudad
de El Cabo.
Comenzó a escribir siendo estudiante y
sus primeros relatos aparecieron en publi­
caciones de Sudáfrica y después en revistas
europeas y norteamericanas. Algunos han
sido recogidos en African Songs (Berlín,
1963). En su mayoría se trata de relatos de
protesta que describen, en el insistente esti­
lo de Rive, los efectos de la coexistencia de
gentes blancas, negras y de color en Africa
del Sur. Es capaz de equilibrar el humor
con la intuición apasionada y combinarlos
en impresionantes relatos de triunfo espiri­
tual sobre limitaciones físicas. También ha
publicado un relato en Transition 8 y se in­
cluye un poema suyo en Poems from Black
Africa de Langston Hughes (Indiana Uni-
versity Press, 1963). Ha editado una antolo­
gía, Moderna African Prose (1964). [JAR]
ROBERT, Shaaban (1909-62). Poeta y en­
sayista de Tanzania. Nacido cerca de Tanga
y educado en Daar-es-Salaam. Pasó toda su
vida en la costa de Africa oriental o sus
proximidades, casi siempre al servicio del
Gobierno. Su producción literaria, toda en
swahili, incluye una gran variedad de prosa
Rubadiri
y verso. Su contribución a la moderna lite­
ratura swahili fue reconocida en 1960 con
la concesión de la medalla y el premio Mar­
ga rct Wrong.
Las primeras obras publicadas de Shaa­
ban Robert incluyen Pamho la lugha («El
embellecimiento del idioma». Witwatcrs-
rand, 1947) y la autobiografía Maisha yan­
ga («Mi vida», 1949). A estas siguió Kusa-
dikika (1951). alegoría al estilo de los Via­
jes de Gulliver de las actuales tendencias
políticas vistas por un natural de Tanzania,
quizá su mejor obra. En 1952, Shaaban Ro­
bert produjo una versión en swahili del Ru-
baiyat de Ornar Jayyam. Sus publicacio­
nes posteriores comprenden Addina ndugu-
ze («Adili y sus hermanos», 1952), Kiezelo
cha insha (colección de ensayos. Witwaters-
rand, 1954), Sili binl saad (2.* ed.. Tanga,
1960) y el didáctico Masomo yenye adili
(«Lecciones de conducta», Tanga, 1959);
también Abnasi za Alrika («Diamantes de
África». Tanga. 1960) e hishu na mashairi
(«Ensayos y poemas». Tanga. 1961). Su
poema épico más extenso, Vita vya uhuru
(«La guerra por la libertad»), se encontraba
aún en manuscrito al producirse su muerte.
Shaaban Robert era un musulmán ferviente
y algunas de sus obras en prosa sufren de un
exceso de moralización. [WHW],
Harries, S P.
RUBADIRI, David (1930- ). Poeta ma-
lawi. Educado en el Makerere College,
Kampala, Uganda. Durante la represión de
1959 fue detenido, marchó después a Cam­
bridge a estudiar inglés y realizó algunos
trabajos literarios y radiofónicos. A su vuel­
ta se dedicó a la enseñanza, continuó escri­
biendo y fue nombrado embajador de su
país en los Estados Unidos. Enseña en Ma­
kerere.
Su obra ha aparecido en recientes antolo­
gías africanas. Tiene también un poema en
Transition 12. Es un poeta de la conciencia
social y con frecuencia, como en «Stanley se
encuentra con Mutesa» y el más reciente «Al
abandonar a un primer amor blanco», se re­
fiere al encuentro entre dos mundos distin­
tos. [ORD]
Ruthefoord, D L.
Moore y Beier, M P A.

SADJI, Abdoulaye (1910-61). Escritor de
Senegal. Nació en Rufisque, Senegal. Asis­
tió a escuelas coránicas hasta los 11 años,
después a la escuela elemental francesa y fi­
nalmente a una escuela de magisterio, don­
de obtuvo el diploma en 1929. En 1932 ter­
minó su bachillerato. Trabajó para la radio,
después fue inspector de las escuelas ele­
mentales en Senegal.
Publicó un texto de lecturas escolares con
*Senghor, La belle histoire de Leuk-le-Lié-
vre (París, 1953), y una novela corta en
Trois écrivains noirs (París, 1954), sobre
Nini, el hijo de una unión mixta. Su única
' novela larga es Maimouna (Dakar, 1953),
historia de una senegaiesa. Ha escrito tam­
bién un tomo de relatos trágicos, Tounka
. (Dakar, s.a.). Muestra en sus libros un amor
apasionado por su país, sabe describir la
violencia y la tensión de la vida en la gran
ciudad, y el don de retratar la mujer como
ningún otro escritor africano. [ORÓ]
SAIYID ABDALLAH B. ALI B. NASIR
de Lamu (h. 1720-1810). Poeta swahili.
Como por lo menos otros cuatro destacados
poetas swahili, descendía de Shaikh Abu
Bakr b. Salim, nacido en Tarim, en el Ha-
dramawt, en 1584. Su célebre poema al-
Inkishafi («Inquisición del alma»; tr. inglesa
y ed. W. Hichens, The Souls Awakeuhiti.
1939) es un coloquio sobre la inevitabilidad
de la muerte, inspirado por la decadencia de
las viejas cindadelas árabes de la costa de
Africa oriental. También escribió Takhmis
ya Liyongo («Poema de Liyongo»), basado
en cantos tradicionales relativos al legenda- -
rio héroe swahili de este nombre. El manus­
crito de este poema se conserva en el Museo
Británico. [LPH]
Harries, S P.
SAIYID ABU BAKR B. ABD AL-RÁH-
MAN (Saiyid Mansab) (1828-1922). Poeta
swahili. Nacido en Lamu, Kenia, estudió
derecho y teología en la Meca. Fue cadí, o
juez, en Zanzíbar durante el sultanato de
Saiyid Majid. Compuso la abreviatura en
s
swahili de MauUd al-Barzanji. poema sobre
el nacimiento del profeta Mahoma, y un
largo poema caballeresco titulado Utendi
wa Akida tu ’l-Awami, que incluye una ho­
milía sobre deberes religiosos. [LPH]
Harries, 5 P.
SAIYID UMAR B. AMIN B. NASIR AL
AHDAL (1800-70). Poeta swahili. Fue
cadí, o juez, de Siu, al norte de Mombasa,
en Kenia. Se especializó en poemas acrósti­
cos sobre temas religiosos, entre los más co­
nocidos de los cuales figuran Wajiwaji y
Dura Mandhuma («El collar de perlas»).
[LPH]
Harries, ó" P.
SALAAN ’ARRABEY (nació a mediados
del siglo xix, murió poco después de la Se­
gunda Guerra mundial). Poeta oral somalí.
Célebre por su diversidad y humor y hábil
en influir en los acontecimientos importan­
tes mediante la composición de poemas
acomodados a cada situación. Se decía que
era capaz de desencadenar una guerra entre
los clanes o de evitarla. Viajó extensamente
y en sus poemas pueden encontrarse nume­
rosas innovaciones y préstamos foráneos.
Su familiaridad con el inglés, swahili, árabe
e hindustaní le proporcionó éxitos como
mercader y como intérprete. Muchos de sus
poemas se encuentran en la colección parti­
cular de *Musa. H. I. GalaaL [BWA]
Andrzejewski y Lewis, SPI; Andrzejews-
kiy Galaal, SPC, III.
SANTOS, Arnaldo (1936). Poeta de Ango­
la. Nació en Luanda, fue a la escuela local.
Funcionario del servicio de Sanidad. Escri­
be en portugués y es uno de los poetas
jóvenes más interesantes. Su poesía es de '
protesta, y en ella se identifica con los po­
bres y los humillados. Dos de sus poemas
aparecieron en The London Magazine (oc­
tubre 1962); en la introducción se afirma
que su poesía posee «un afecto a la natura­
leza y un tono más íntimo», aunque en ella
Sembene
se encuentra igual esperanza desesperada.
[JAR]
SEMBENE OOSMANE (1923). Novelista
de Senegal. Nació en Ziguinchor, en Sene-
gal. Su familia vivía de la pesca, y Ousmane
fue también criado para ser pescador. Pero
después de tres años en una escuela técnica
de Marsassoum, marchó a Dakar, donde
trabajó en diversos oficios manuales hasta
ser llamado a filas durante la Segunda Gue­
rra Mundial. Intervino en la invasión de
Italia por los aliados y terminó como carga­
dor del muelle de Marsella. Durante lodo
este tiempo se dedicó a leer y escribir en
cuanto tenía ocasión. Su primera novela
surgió de su vida y experiencias en Marse­
lla: Le docker noir (París, 1956). Después
cayó enfermo. Su columna vertebral resultó
seriamente afectada y se le prohibió todo
trabajo físico. A partir de entonces se ha de­
dicado a la literatura, así como a visitar
detenidamente los países europeos. Más tar­
de volvió a su país, Senegal, donde, según
afirmó, «tanto queda por hacer y por escri­
bir».
Ousmane obtuvo fama internacional con
su segunda novela, Ó pays, mon beau peu-
ple (París, 1957), que ha sido traducida al
eslovaco, húngaro, rumano, alemán y búl­
garo. Es el relato trágico de un joven negro
casado con una blanca que regresa a su al­
dea nativa después de ocho años de ausen­
cia; el protagonista muere en un intento de
implantar en su vieja comunidad una con­
cepción que ésta es incapaz de tolerar o
comprender. La reputación de Ousmane fue
consolidada con Les bouts de bois de Dieu
(París, 1960), que describe la lucha de los
huelguistas de Dakar-Niger entre octubre
de 1947 y marzo de 1948; ha sido traducida
al inglés en Jos Estados Unidos, así como al
holandés, húngaro, italiano y español (Los
trozos de madera de Dios. La Habana, Hu­
racán, 1975). Otro libro de Ousmane, FoZ-
taique, se publicó en 1962. Siempre en con­
tacto con la realidad humana, este novelis­
ta, autodidacta y valiente observador social,
es notable por su profundo respeto hacia la
conciencia humana individual.
Ousmane, uno de los realizadores cine-
matográfiCbs más destacados del Africa ne­
gra, se formó en la Escuela de Cine de Mos­
cú. Entre sus films más conocidos figura
Xala (1976), sátira contra los arribistas de la
nueva burguesía africana, basado en una
narración suya de igual título. [GTA/AA]
SENGHOR, Léopold Sedar (1906). Poeta,
filósofo y político de Senegal. Nació en Joal,
antiguo establecimiento portugués a un cen­
tenar de kilómetros al sur de Dakar. Perte­
nece a la tribu serer, hijo de un rico comer­
438
ciantc de cacahuetes. Se educó en la locali­
dad por los padres del Espíritu Santo, que le
enseñaron las lenguas wolof y francesa; más
tarde completó su educación en el Libcr-
mann Collegc, de Dakar. En 1928 fue al
Lycée Louis-lc-Grand de París durante cin­
co años. Más tarde acabó su agrégation en
la Sorbona, el primer nativo de Africa occi­
dental en conseguirlo. Mientras residía en la
Cité Universilairc. Scnghor trabó amistad
con su «ami fraterno! el lémoin d'élection»,
el poeta de Martinica Aimé Césaire, con
quien elaboró los principios del famoso mo­
vimiento literario c ideológico conocido por
négritude. Después de su agrega i ion en
1933, Senghor fue nombrado profesor en el
Lycée Descartes, de Tours, y más tarde en
el Lycée Marcelin Berthelot de Saint-Maure
des Fosses. Durante la ocupación alemana,
intervino activamente en el movimiento de
la Resistencia francesa.
La carrera de Senghor como poeta y polí­
tico comenzó con la liberación de Francia
en 1944. Obtuvo una cátedra en l’École Na-
tionale de la France d’Outrcmer, y fue elegi­
do diputado por Senegal en la Asamblea
Nacional Francesa. Su primera colección de
poemas, Chants d'ombre, apareció en 1945,
y siguieron Hasties noires (1948), Chants
pour Naétl (1949). Éthiopiques (1956) y
Nocturnas (196 1). En 1948 Senghor publicó
una importante antología de poesía moder­
na africana y malgache escrita en francés,
con un largo ensayo inicial por Jean-Paul
Sartre, que establece las pretensiones inte­
lectuales y espirituales de los pueblos del
Africa nueva. Esta antología, traducida a
varios idiomas, constituye una fuente básica
para la poesía y la literatura africanas mo­
dernas. Senghor ha publicado también im­
portantes ensayos que subrayan la contribu­
ción concreta del espíritu africano al mundo
de la cultura y al general de la experiencia
humana; varios de ellos han aparecido en la
revista Présence africaine (París); otros,
como prefacios a libros de autores africanos
como F. *Ranaivo y Birago *Diop. En 1955
Senghor fue nombrado ministro del Gobier­
no francés y en 1960 fue elegido por unani­
midad primer presidente de la República de
Senegal, cargo al que renunció en 1981, tras
20 años de poder ininterrumpido. Doctor
honoris causa por la Universidad de Sala­
manca (1977), Premio Internacional del Li­
bro en 1979.
La poesía de Senghor, a diferencia de la
de su amigo Césaire, es con frecuencia seria
y de tono meditativo. Se ve a sí mismo
como el embajador universal del mundo
africano, cuya belleza exalta con una ternu­
ra profunda y ardiente. Entre los temas fa­
miliares de la négritude que aparecen, uno
tras otro, en la poesía de Senghor, figuran
439
la dominante presencia de los muertos y su
influencia protectora y de guía sobre los vi­
vos; la destrucción de la vieja Africa y su
cultura por la Europa blanca; la áspera rigi­
dez del moderno mundo occidental y la ur­
gencia que tiene de recibir el complemento
de las cualidades africanas; y la cálida y
triunfante belleza de la mujer africana.
[GTA]
Cantos de sombra (M., Corazón, 1981);
Fundamentos de la african idad (M., Zero);
Anthologie de la nouvelle poésie négre el
malgache, précédée de Orphée Noir par
Jean-Paul Sartre (París, 1948); La belle
histoire de Leuk-le-Liévre, en collaboration
avec Abdoulaye Sadji (París, 1953); Moore
y Bcier, M P A.
C. M. Bartels, Senghor y el socialismo
africano (M., Zero, 1970); Moore, SA FF.
SHAIKH MUHYI ’L-DIN AL-WAILI
(1778-1869). Poeta swahili. Fue cadí o juez
jefe -de Zanzíbar. Autor del ejemplar del
Kitab al-Sulwa actualmente en el Museo
Británico, y numerosos poemas en swahili,
el más famoso de los cuales quizá sea Dita
ya Kuombea Mvua («Oración por la llu- -
via»). [LPH]
Harries, 5 P.
SINXO, G. B. (1902-62). Novelista y poeta
sudafricano. Nació en la provincia de El
Cabo, Africa del Sur. Escribió en xhosa y
publicó tres novelas: Unomsa (nombre de la
protagonista; Lovedale, Africa del Sur,
1922), Umfundisi («El ministro de la reli­
gión»; Lovedale, Africa del Sur, 1927) y U
mzali wqhahleko («La madre pródiga»; Lo­
vedale. África del Sur, 1939). acerca de una
madre que mima a su hijo y castiga a su hi­
jastro con presumibles consecuencias. Tam­
bién escribió un libro de poemas, Thoba
sikutyele («Ven y deja que te cuente»; Lo­
vedale, Africa del Sur, s.a.), un drama en
xhosa, Imfene ka Debeza («El babuino de
Dabeza»; Lovedale, Africa del Sur, 1925),
relato de brujería, y otras novelas cortas.
[ORD]
SOCÉ, Ousmane (191 1). Poeta y novelista
del SenegaL Nació en Rufisque. Asistió a
las escuelas locales y después estudió veteri­
naria. Embajador del Senegal en los Estados
Unidos y ante las Naciones Unidas. Escribe
en francés y ha publicado poesía y narrati­
va. Sus novelas son Karim (París, 1934),
sobre un joven del Senegal, y Mirages de
París (París, 1937). Sus poemas figuran en
un volumen titulado Les rhythmes du Kha-
lam (París, 1962). [JAR]
SOGA, T. B. (1831). Escritor sudafricano.
Soyinka
Escribió en xhosa. Entre sus obras más co­
nocidas figura huíalo ka Xosa («El estilo de
vida de los xhosas»; Lovedale, Africa del
Sur) intento de describir el folklore o la his­
toria xhosa. Según el profesor Jabavu, el
libro fue el primer ensayo hecho en lengua
xhosa de explicar las costumbres y tradicio­
nes del pueblo xhosa. Considera que el au­
tor escribe con un sólido conocimiento his­
tórico, así como de los sucesos presentes.
Soga también tradujo al xhosa la Biblia y el
Pilgrim's Progress, de Bunyan. Escribió
muchos ensayos (v. Africa South, oct. 1958.
p. 1 14), todos sobre temas serios y con in­
tención didáctica. Su obra estuvo profunda­
mente influida por el cristianismo. [ORD]
SOYINKA, VVole (1934). Comediógrafo y
poeta de Nigeria. Nacido en Abeokuta, hijo
de un maestro de escuela, asistió a las Uni­
versidades de Ibadan y Leeds. Pasó después
año y medio estudiando teatro en Londres,
adscrito al Royal Court Theatre, donde se
representó experimentalmente su comedia
The Invenlion. En 1960 volvió a Ibadan a
estudiar las formas teatrales indígenas en el
University College. Director de la escuela
dramática de la Universidad de Ibadan, ha
dirigido una compañía ambulante en sus
momentos libres, y actualmente es profesor
de la Universidad de Ife.
La ambición de Soyinka de crear un tea­
tro autóctono en Nigeria resulta evidente en
sus obras originales, varias de las cuales se
han representado allí. The Triáis ofBrother
Jero, The Swamp Dwellers y The Strong
Breed componen el volumen Three Plays
(Ibadan, 1963) y ha publicado también The
Dance of the Paresis (1963) y una comedia
satírica, The Lion and the Jewel (1963),
donde presenta la imposición de la civiliza­
ción moderna sobre Africa como una ame­
naza al individualismo de los aldeanos afri­
canos. El estilo proverbial de Soyinka, y la
calidad profundamente rítmica, más que vi­
sual, de su prosa y su poesía, comparten con
muchos temas suyos su origen en el folklore
de Nigeria. Esto es aparente en su comedia
posterior, The Road (1965). Algunos poe­
mas y apreciaciones de su obra han apareci­
do en la revista de Nigeria Black Orpheus.
También ha publicado una novela, The In­
terpreten (1965).
Soyinka fue detenido al comienzo de la
Guerra Civil de Nigeria y encarcelado sin
proceso previo. The Man Died: Prison No­
tes (1972) recoge sus impresiones de la cár­
cel. También es autobiográfica Aké: The
Years of Childhood (1982), espléndida re­
memoración de sus primeros 1 1 años. Su
adaptación de Las bacantes, de Eurípides,
fue estrenada por el Teatro Nacional inglés
en 1973. Autor de una antología de poesía
Swahili
negra, Poems of Black Africa (1975).
[PT/AA]
Hughes y Reygnault, A A M\ Moore y
Beicr, M P A.
SWAHILI, Literatura. A partir del si­
glo xvi, los saiyids Hadrami introdujeron
en la costa oriental de Africa el verso didác­
tico y homilético en árabe, que fue parafra­
seado en swahili; estas versiones swahili
fueron anotadas con frecuencia junto con
los originales árabes en forma de inserción
entre líneas. Este tipo de verso fue suple-
mentado con versiones libres en swahili de
relatos populares islámicos de la literatura
maghazi árabe. El poema original swahili
más antiguo conocido por los especialistas
es el Uiendi wa Tambuka («Canto de Ta-
buk»), obra anónima; su manuscrito, fecha­
do en 1728, se conserva en la biblioteca del
440
Seminar für afrikanische Sprachen, Ham-
burgo.
En el siglo xix. el empleo de la grafía ára-
be-swahili se extendió hasta abarcar cánti­
cos rituales de origen bantú, junto con mu­
chas composiciones originales sin relación
con ningún original árabe. El poeta *Muya-
ka b. Haji escribió poesía como comentario
a la lucha de los mazrui contra el sultán de
Muscat. Otros destacados poetas fueron
*Saiyid Abdallah de Lamu, *Shaikh Mu-
hyi’l-Din al-Waili, *Mwana Kupona, *Sai-
yid Umar b. Amin y *Saiyid Abu Bakr.
La poesía moderna en swahili rara vez al­
canza la maestría técnica de épocas anterio­
res y ios temas son con frecuencia inanes,
aunque se han producido excepciones en la
obra de Shaaban *Robert de Tanga. Aún se
sigue escribiendo verso a la manera tradi­
cional, de tipo religioso. [LPH]
Harries, S P.
TCHICAYA, u Tam’si (seudónimo de Félix
Tchicaya) (1931). Poeta, periodista y narra­
dor del Congo. Nació en Mpili, en el Congo
medio. En 1946 acompañó a su padre, a la
sazón diputado por el Congo medio, a Eu­
ropa y estudió en el Lycée de Orleans, y
después en Lycée Janson de Sailly, en París.
A su primer libro en verso, Le mauvais
sang (1955), sucedieron Feu de brousse
(1957), A iriche-coeur (1958) y Épitomé
(1962). De 1957 a 1960, Tchicaya trabajó
en París como productor de la radio france­
sa, para la que adaptó más de un centenar
de relatos y leyendas africanas. Colaboró
asiduamente en la revista de París Vie afri-
caine y en 1960 fue nombrado redactor jefe
de la revísta Congo (Leopoldville).
Tchicaya ha sido recientemente funciona­
rio de la UNESCO y pertenece a varias so­
ciedades y comités literarios franceses. Se­
lecciones de sus obras han sido vertidas al
polaco, al checo y al húngaro, y también
han aparecido en inglés en la revista Atlan­
tic Monthly. [GTA]
Brush Fire (Ibadan, 1964); Moore y
Beier, MPA.
THEMBA, Can (1924). Periodista y cuen­
tista sudafricano. Licenciado con honores
por Fort Haré en lengua inglesa. Trabajó
como periodista en Drum. Subdirector del
semanario The Golden City Post. Reside
en Africa del Sur.
Autor de varios relatos. Entre los más co­
nocidos figura «Mob Passion» (en Ruther-
foord, DL), que ganó un concurso de cuen­
tos de Drum en 1953. En él describe la
violencia de una discordia entre tribus.
Mphahlele no gustó del relato, que juzgó
«una pobre imitación a lo Hollywood». Ha
publicado también dos esbozos: The Bot-
tom of the Bottle, recuerdos nostálgicos de
Sophiatown, y Réquiem for Sophiatown, so-
bre igual tema, pero con un elemento de
protesta más considerable. Su obra es, por
lo general, un vigoroso testimonio de pro­
testa, pero consigue en gran medida un tono
de cínica objetividad. [ORD]
TUTUOLA, Amos (1920). Novelista de Ni­
geria. Nació, de padres cristianos, en Abeo-
kuta. Su educación se redujo a unos pocos
años de escuela. Ha trabajado en las minas
de cobre, como empleado del gobierno en
Lagos y más tarde en los servicios de radio­
difusión de Nigeria, en Ibadan.
Su mejor libro es el primero, The Palm-
Wine Drinkard (\952: tr. J. Rodríguez Feo,
El bebedor de vino de palma. M., Júcar,
1974), aunque su quinto libro ofrece el testi­
monio de renovada vitalidad: Feather Wb-
man of the Jungle (1962). Sus libros esca­
pan a la categorización. Combinan elemen­
tos míticos, fantásticos y exagerados en un
estilo oral y antigramatical. El ímpetu na­
rrativo impulsa las frases enmarañadas y
rítmicas y su fantasía desenfrenada tropieza
despreocupadamente con el dato empírico o
se encuentra ilustrada por una estupenda
analogía tomada de la parafernalía de la
vida moderna. La utilización grotesca del
desden de la magia por la probabilidad, el
descubrimiento del humor en el horror y el
tratamiento intuitivo del mito, constituyen
. la base de su obra, más próxima a la épica
que a la novela. [PT]
My Life in the bush of Ghosts (1954);
Simbi and the Satyr of the Dark Jungle
(1955); The Brave African Hunlress (1958);
Ajaiyi and His Inherited Poverty (1967);
The Witch-Herbalist of the Remote Town
(1981).
Moore, S A H7; Harold R. Collins, «The
Ghost Novéis of Amos Tutuola». en Criti­
que, IV, 1 (otoño/inviemo 1960-61). Criti-
cal Perspectives on Amos Tutuola, Ed.
Bemth Lindfords (Londres, 1980).
VILAKAZI, B. W. (1905-47). Poeta y no­
velista sudafricano. Perteneció al claustro
de la Universidad del .Witwatersrand y fue
«Sénior Language Assistant» en el departa­
mento de lenguas bantú hasta su muerte.
Escribió tres novelas y poesía en zulú y
colaboró con el profesor Doke en un diccio­
nario zulú-inglés. Sus novelas son Noma
Nini («Cualquier tiempo»; Marianhill.
1935), que describe la reacción zulú ante los
misioneros en Groutville, U Dingiswayo ka
Jobe («Dingiswayo, hijo de Jobe»; Londres,
1939), sobre el jefe Dingswayo, tutor de
Shaka, y Nje nempela («Como un hecho
auténtico»; Marianhill, 1955), basada en la
rebelión bambatha de 1906.
El profesor Javabu opinaba que su primer
libro de poemas, Inkondho ka Zidu («Hori­
zontes zulúes»; Johannesburgo, 1935), al­
canzaba un nivel clásico, encontraba en él
una variedad de metros y de formas poéti­
cas influidos por la literatura inglesa, entre
las que distinguía las voces de Keats y de
Gray. Según el profesor Nyembezi, Vilakazi
tiene mayor importancia como poeta que
como prosista, ya que su poesía procede de
cantos de alabanza tradicionales y adoptó
formas y experiencias europeas con estrofa
y rima (algo difícil en zulú). De acuerdo con
esto, el profesor Nyembezi observa que en
Inkondho ka Zidu. Vilakazi empleó la rima
para abandonarla más tarde.
Algunos de sus poemas han sido vertidos
al inglés por Malcolm y Friedman con el tí­
tulo Zula Horizons (Ciudad de El Cabo,
1962). Una traducción aparece también en
Darkness and Light (edición Peggy Ruther-
foord, 1963) y una crítica y traducción de
«En las minas de oro» (sobre las injusticias
en la minería) en Africa South y The Afri­
can Image (1962) por Ezekiel *Mphahlele.
[ORD]
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•;
 BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA
Libros
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— African Poetry for Schools and Training Co-
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crítica).
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(Evanston, III. 1965).
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(Bruselas, 1963).
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