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Sociología del Discurso 2020

Guía de lectura Nº 2

Introducción. En esta guía abordaremos la primera parte de los contenidos de la unidad B


del Programa: Enfoques fundantes de un pensar sociológico de los discursos.
Específicamente estudiaremos respectivamente el enfoque de Karl Marx. Por otra parte
subiremos otra guía acompañada por una secuencia de audios para abordar el enfoque de
Max Weber. Les recomendamos observar en el programa los contenidos y la bibliografía
correspondientes.
Se trata de dos autores que hicieron aportes muy importantes en la fundación del campo
disciplinar de la Sociología, y ambos han seguido siendo muy influyentes en el desarrollo
de la disciplina hasta nuestros días.
Tal como hemos dejado establecido en el material relativo a la primera unidad, haremos un
recorte de la vasta obra de estos autores teniendo en cuenta lo que, a criterio de la Cátedra,
pueden aportarnos en relación con el eje de la materia: la relación discurso/sociedad.
Para ello interrogaremos su trabajo teniendo en cuenta como horizonte las preguntas que
propusimos en la unidad I, a saber: ¿Cómo conciben el sistema de relaciones sociales que
condiciona las prácticas discursivas? ¿Cómo conciben al sujeto (condicionado) de dichas
prácticas? ¿Mediante qué mecanismos propiamente discursivos son condicionadas? ¿Cómo
se articulan las prácticas discursivas con las relaciones de poder? ¿Cómo se articulan las
prácticas discursivas con los procesos históricos y el cambio social?

En cada caso propondremos un acercamiento conceptual organizado en diferentes bloques


temáticos, y una serie de preguntas que pretenden facilitarles la lectura de la bibliografía
obligatoria.
El enfoque Karl Marx (1818-1883)

1. Introducción. Marx es, sin dudas, uno de los pensadores más influyentes en la
modernidad. Se lo lee como filósofo, como pensador político, como referente de una
corriente revolucionaria, y también como uno de los fundadores de la sociología, en tanto
disciplina científica. El pensamiento sobre la sociedad, por supuesto, tiene antecedentes
muy anteriores, pero fue recién en la modernidad cuando se empezó a pensar en la
construcción de un conocimiento científico de la sociedad. El nombre de “Sociología” para
ese tipo de conocimiento fue utilizado por primera vez por Augusto Comte (1798 – 1857),
el padre del positivismo, quien pretendía descubrir “leyes” del funcionamiento social a
partir de datos empíricos. Y Emile Durkheim (1858 – 1917), continuador de esa tendencia,
plantearía la necesidad de estudiar los hechos sociales como fuerzas y estructuras externas
al individuo, estructuras que se le imponen con un carácter coercitivo.
En ese clima desarrolla Marx su pensamiento. Sin embargo en Alemania, en la etapa de
formación de Marx, había un pensador extremadamente influyente, que sería una referencia
inmediata de su pensamiento: Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770 – 1831). Hegel fue la
figura excluyente en su época en Alemania, y tuvo gran influencia sobre un grupo de
pensadores contemporáneos de Marx, los neohegelianos, entre los que se destacaba Ludwig
Feurebach (1804 – 1872), con quien polemizaría fuertemente. ¿A qué se debe esa
polémica? Hegel y los neohegelianos desarrollaron una concepción del mundo, de la
humanidad y de la historia que suele conocerse como idealismo. A esa concepción, Marx le
opone otra de carácter materialista. Toda su manera de entender el sistema de relaciones
sociales, las relaciones de poder y el modo de existencia de las ideas (desde nuestro punto
de vista podríamos decir de los discursos), se deriva de esa concepción materialista.
Veamos, entonces de qué se trata.

2. El materialismo en Marx1. Tal como planteamos en la unidad I, la vigilancia


epistemológica a veces requiere realizar una crítica de las palabras que usamos en la vida
cotidiana, para alejarnos del “sentido común” que subyace en ellas. Así pues, solemos usar
la palabra “idealista” para referirnos a una persona que tiene “ideales”. Por lo cual puede
llegar a ser una calificación positiva. Y solemos decirle “materialista” a alguien que, por el
contrario, sólo se interesa por lo material, o peor aún, por el dinero, con lo cual puede llegar
a ser una calificación negativa. Pues bien, la oposición idealismo/materialismo en términos
filosóficos, se refiere a otra cosa bien distinta. El pensamiento de Hegel es sumamente
complejo y no pretendemos abordarlo aquí. Sólo queremos recuperar dos cuestiones básicas
que importan para comprender a Marx.
1) Hegel desarrolla una filosofía idealista de la historia. Esto significa que piensa la
Historia como desenvolvimiento progresivo del Espíritu. Se trata, además, de una
concepción teleológica. Esto significa que se concibe que el desarrollo de la historia apunta
hacia un fin/finalidad (Telos, en griego). En el caso de Hegel, ese fin último es el pleno
desarrollo de la Razón o el Espíritu y la autoconciencia de sí, que sólo se logra con el
desarrollo pleno del conocimiento filosófico. Por lo tanto considera que todas las

1
Para el desarrollo de este tema les recomendamos particularmente la lectura de las páginas seleccionadas
de “La ideología alemana”, texto escrito en colaboración con Engels entre 1845 y 1846.
contradicciones y luchas de la historia llevan en esa dirección por un proceso de superación
continua. Ahora bien, todo ese desarrollo se concibe como el desenvolvimiento de una
totalidad que Hegel piensa en términos de Espíritu. Todo el mundo material es
manifestación de ese espíritu.
2) Por otro lado, piensa ese proceso en forma Dialéctica. Esto es, la dinámica de la historia
está hecha conflictos, contradicciones y síntesis sucesivas que superan las contradicciones.
Esto puede pensarse, por ejemplo, en la historia de los estilos artísticos. Unos se
contradicen con otros, pero eso da lugar a síntesis que los superan y de algún modo
conservan a los anteriores. Lo importante es que en esas contradicciones cada polo se
define en función del otro. La dialéctica, así, es un modo de pensar que le adjudica gran
importancia a los procesos y las relaciones. Lo que hay en la realidad más que estructuras
estáticas, son procesos y relaciones. Se trata de una manera de pensar relacional. Pero para
Hegel, todo lo real, con sus contradicciones y síntesis, es resultado del desarrollo del
Espíritu.

Si buscan en internet, se pueden encontrar algunos materiales explicativos, claro que muy
simplificados, sobre este modo de pensar. No se trata de herramientas para estudiar a
Hegel, pero pueden ayudar a comprender esto del idealismo y la dialéctica. Aquí van un par
de links.

https://www.youtube.com/watch?v=hRrTsHmNTS8

https://www.youtube.com/watch?v=_n3cyZl8cpY

Entonces, como síntesis, podemos decir:


La posición materialista de Marx se construye un poco con Hegel y un poco contra Hegel.
Al igual que Hegel, Marx piensa la historia en términos relacionales y dialécticos. La
piensa como un desarrollo en términos de contradicciones y síntesis sucesivas. Al igual que
Hegel Marx piensa en términos teleológicos, porque concibe un desarrollo que lleva hacia
un fin/finalidad por obra de una cierta racionalidad. Pero a diferencia de Hegel, Marx no
piensa que ese desarrollo sea un resultado del despliegue del Espíritu, sino más bien lo
contrario. Es el desarrollo de las fuerzas productivas materiales lo que da lugar al plano de
lo espiritual. Piensa la historia en términos dialécticos, sí, pero es una dialéctica
materialista. Es por eso que su enfoque suele designarse como Materialismo
histórico/Materialismo dialéctico.
Para comprender mejor de qué se trata este materialismo les proponemos acercarnos a la
concepción del hombre2 tal como la desarrolla en La ideología alemana, libro escrito en su
juventud en colaboración con Engels. En ese texto los autores discuten largamente con los
neohegelianos. Si bien esos pensadores tienen una posición crítica, que podría pensarse
como “de izquierda”, Marx y Engels los acusan de ocuparse meramente de las ideas. Es
decir, los acusan de combatir contra “frases”, como si la historia, fuera meramente la
historia de las ideas. Cómo si hacer una crítica de la religión fuera hacer sólo una crítica de
las “ideas religiosas”. Lo que sostienen nuestros autores es que para analizar la historia, y
las ideas en la historia, hay que partir de bases sólidas: no de lo que los hombres se
imaginan o representan sino de lo que son. Lxs invitamos a leer el pasaje de las pág 19-
20 del texto.

2
No se nos escapa el lenguaje patriarcal que implica decir “hombre” para designar a toda la humanidad. Ese
androcentrismo está no sólo en el lenguaje sino en todo el pensamiento de Marx, en sintonía con lo que
ocurría en su época. Ese androcentrismo será sometido a crítica por el pensamiento feminista como
tendremos oportunidad de ver con los textos de Silvia Federici que abordaremos en la última unidad.
Es un pasaje muy significativo en el que expresan con claridad su concepción materialista
del ser humano. Cabe destacar algunos puntos: a) el hombre se distingue de los demás
animales por su producción. Más específicamente, porque su naturaleza corpórea lo obliga
a producir. Sin producir no sobrevive b) la manera de producir está determinada por las
condiciones con que se encuentra. De hecho, los propios hombres van modificando esas
condiciones, de manera que las diferentes generaciones se encuentran con condiciones
diferentes producto de la práctica de sus antepasados. c) el modo de producción determina
el modo de vida. Es decir, lo que un determinado grupo produce, y la manera como
organizan la producción es lo que explica su modo de vida: las maneras de pensar, de
construir las viviendas, las relaciones de parentesco, las maneras de pensar y de sentir. d)
Por lo tanto los hombres no son lo que imaginan o se representan. Los hombres son lo que
producen y cómo producen. Lo que se imaginan o se representan es resultado de su modo
de producción. Los egipcios no se dedicaban a la agricultura en las márgenes del Nilo
porque creían que era sagrado. Más bien, se lo representaban como sagrado porque
practicaban la agricultura en sus márgenes y dependían del ciclo de sus crecientes.

Podríamos sintetizar estas ideas en el siguiente cuadro:

Según esta concepción, la historia es producto del hacer de los hombres. Los hombres al
producir su vida material van haciendo la historia y se van haciendo a sí mismos en la
historia. El sujeto no es un en sí, ni un alma, ni espíritu, ni razón que preexiste a su
existencia material/corporal, sino que se va haciendo a sí mismo en la práctica, pero
condicionado por sus condiciones materiales de existencia. ¿Y qué pasa en esta concepción
con las ideas, o, en nuestros términos, con los discursos?

Lxs invitamos a leer el final de la pág. 25 y la pág. 26 hasta el final.

Lo primero a destacar es que cuando se habla del discurso político, jurídico, religioso,
filosófico o literario, es decir, del plano de lo que podríamos llamar las ideas o lo
espiritual, o, en lenguaje marxiano las ideologías3 o reflejos ideológicos, Marx y Engels lo
piensan también como producción humana. Es decir, los hombres producen toda su vida
material (vivienda, alimento, vestido, defensa, etc.) y también producen las ideas. Pero no
los hombres en abstracto, sino un grupo condicionado, incluso en lo que puede producir
como ideas, por el desarrollo de las fuerzas productivas4. Pero en esto que estamos
diciendo está el meollo de la concepción materialista y su oposición al idealismo. El
idealismo parte de las ideas, de lo espiritual, para explicar la vida material. El materialismo
parte de la vida material para explicar las ideas. La conciencia, entonces no es lo
determinante, sino lo determinado. A esto se refiere esa famosa afirmación de tono burlón
sobre el idealismo: El idealismo va del cielo a la tierra. El materialismo va de la tierra al
cielo. Y con esto tiene que ver esa frase archifamosa que aparece aquí y volverá a aparecer
en otros textos de Marx: No es la conciencia la que determina el ser, sino el ser social el
que determina la conciencia.

3. Conflicto, clase y modo de producción 5. Hasta ahora hablamos de los hombres y su


producción. Pero no estamos siendo del todo fieles al pensamiento de Marx. Porque
pareciera que estamos pensando en un Hombre abstracto, como si todos los hombres fueran
iguales entre sí. ¿Lo son? Veamos. Dijimos que la concepción materialista supone un
hombre obligado a producir. Pero no lo hace sólo. No es un Robinson en una isla que se
autoabastece6. La producción es siempre social, es decir, necesita la cooperación y el
intercambio, que no hacen más que multiplicarse por la división del trabajo, que hace que
también se multipliquen las necesidades. Cuando más se complejiza la sociedad, más se
desarrollan las fuerzas productivas, más se divide el trabajo. Pero aquí llegamos a un punto
clave. En las sociedades históricas conocidas el trabajo y los frutos del trabajo se
distribuyen…pero se distribuyen de un modo desigual.

Lxs invitamos a leer el párrafo de la Ideología alemana que empieza al final de la pág.
33 y termina al principio de la 34.

Aquí aparecen dos cuestiones sustantivas: a) La división del trabajo está asociada a formas
de propiedad de los productos del trabajo y de los mismos medios de producción. La
propiedad, es el derecho que algunos tienen a disponer de la fuerza de trabajo de otros. Y,
aunque parece obvio, no está mal resaltar esta idea: la propiedad es resultado de un proceso
3
Más adelante volveremos largamente sobre la noción de ideología.
4
Presten atención a esa frase, que también recuperaremos más adelante.
5
Para el estudio de este tema, además de La Ideología alemana, recomendamos leer el texto de Balibar
"Sobre los conceptos fundamentales del materialismo histórico", y las partes seleccionadas del Manifiesto
comunista de Marx y Engels.
6
De hecho, vamos a ver que Marx, principalmente en El capital, habla de “las robinsonadas” cuando se burla
de las ideas individualistas de los economistas burgueses.
de apropiación. Es decir, de un proceso histórico, no de la naturaleza de las cosas. b) Marx
y Engels dicen, como al pasar, que la primera forma de propiedad (y por lo tanto de
dominación) está en la propia familia, donde la mujer y los hijos son esclavos del marido.
Aunque es algo que no desarrollan mucho más, sino que profundizan el tema de la
dominación entre clases sociales7.
Entonces, podemos decir que las relaciones de producción son a su vez relaciones de
explotación en la medida en que son resultado de la distribución desigual del trabajo y de
los productos del trabajo.

Y esta distribución desigual genera, pues, un conflicto objetivo, una contradicción, un


conflicto de intereses entre quienes ocupan diferentes posiciones en las relaciones de
producción. Como puede verse, Marx y Engels se inscriben en esa tradición que
mencionamos en la primera unidad. La tradición de las teorías sociológicas que ven el
conflicto como una parte sustantiva de la estructura social. Y ese es uno de los grandes
temas del Manifiesto Comunista. La historia del mundo, dice el manifiesto, es la historia de
las luchas entre quienes se apropian de los productos del trabajo y de la fuerza de trabajo de
otros (Los amos de la antigüedad esclavista, los señores de la época feudal, los burgueses
de la modernidad capitalista) y aquellos que han sido despojados de medios de producción
y deben trabajar en beneficio de otros (los esclavos, los siervos, los proletarios). Es decir, la
historia del mundo es la historia de las luchas entre las clases sociales. De hecho, dicen, la
lucha de clases es el motor de la historia. En ese concepto pueden ver en su plenitud la

7
Y esa es, justamente, una de las líneas de crítica de las lecturas feministas, como veremos en la última
unidad.
dialéctica materialista. No se trata de contradicción entre ideas, sino de lucha entre clases
con intereses opuestos.

Para entender mejor lo que son las clases sociales y su lucha, conviene aproximarse al
concepto de modo de producción. Modo de producción es un concepto que permite pensar
esa complejidad de las relaciones sociales como sistema de luchas entre posiciones e
intereses contradictorios. Marx habla, por ejemplo del Modo de producción Feudal, o del
Modo de producción Capitalista. Un modo de producción es el sistema general de la
estructura social en un momento determinado del desarrollo de las fuerzas productivas.
Pero ojo: recuerden que es una estructura inestable porque es el resultado de la lucha y el
conflicto, que nunca se detienen. Es decir, el modo de producción feudal, por ejemplo, se
caracteriza porque hay señores y siervos, pero no conviven en armonía sino en tensión y
lucha porque entre ellos hay una contradicción objetiva de intereses. Y no nos olvidemos
que para Marx el modo de producción determina el modo de vida, las costumbres, la
política, las leyes y también las ideas o, en nuestros términos, los discursos. Según Etienne
Balibar, hay un conjunto de factores invariantes, que aparecen en todo modo de producción.
Según las diferentes combinaciones de esos factores se puede dar cuenta de los distintos
modos de producción históricos. Veamos el siguiente esquema:

Para entender una sociedad, hay que preguntarse por su modo de producción. Esto es, hay
que preguntarse por las relaciones de producción. Relaciones que existen entre las fuerzas
productivas y los grupos que, sin hacer ellos mismos la tarea, se apropian de alguna manera
del trabajo y de los productos del trabajo de los trabajadores, es decir la fuerza de trabajo.
Pero los trabajadores, para producir, necesitan herramientas, máquinas, insumos, materias
primas, caminos, medios de transporte, es decir, medios de producción. La pregunta crucial
es: en un determinado Modo de producción, ¿Quiénes son los dueños de los medios de
producción y de la fuerza de trabajo? ¿Qué tipo de relación de propiedad define esa
sociedad? Pensemos, por ejemplo en una sociedad agraria y esclavista. En ese caso la tierra
(objeto de trabajo), las herramientas, semillas, lugares de almacenamiento y transportes
(medios de producción) y los trabajadores mismos (esclavos) son propiedad de los amos.
En un tipo de sociedad con esa forma de propiedad, es razonable que en el nivel de las
ideas/discursos (literatura, filosofía, religión) aparezcan relatos y reflexiones que
“naturalizan” la esclavitud: mitos sobre el origen, literatura épica que narra en términos
heroicos cómo un pueblo sometió a otro (la Ilíada, por ejemplo), reflexiones que justifican
la esclavitud por la naturaleza inferior de los esclavos, teologías que le adjudican un origen
divino a los amos, etc.
En una sociedad capitalista, en cambio, la relación de propiedad de la clase dominante es
sobre los medios de producción (fábricas, materias primas, tecnología, transporte, etc.) pero
no sobre la fuerza de trabajo (los trabajadores). Los trabajadores son “libres”, y la clase
dominante les compra “libremente” la fuerza de trabajo a cambio de un salario. En ese
marco, la literatura, la filosofía etc. desarrollan ideas acerca de la libertad de elección, del
libre mercado, del espíritu de empresa, del éxito según el mérito, etc. dejando de lado del
detalle de que los trabajadores son obligados a vender su fuerza de trabajo porque han sido
despojados de los medios de producción.
Entonces, para Marx, la cuestión de la propiedad es el principio a partir del cual se definen
las clases sociales. Es decir, las clases se definen a partir de un principio económico: Los
propietarios vs. Los no propietarios. Entre esos dos grupos hay contradicción objetiva y por
lo tanto lucha. En el caso del modo de la producción capitalista, según dice el Manifiesto, la
contradicción principal es entre Burgueses (dueños de los medios de producción) y
proletarios (obligados a vender su fuerza de trabajo en el mercado) 8. Por eso las clases
sociales y las relaciones de clase son hechos objetivos independientes de la voluntad o la
subjetividad de los individuos.

4. Conciencia, ideología, discursos. ¿Qué pasa en esta concepción con las distintas formas
de conciencia, con la producción de ideas? Esto es fundamental para nosotros porque nos
interesa la relación discurso/sociedad. Si suponemos que los discursos de algún modo
encarnan y expresan las ideas de una sociedad, hay que interrogar el pensamiento
materialista para ver qué lugar ocupa allí esta dimensión. Y podemos recuperar lo que
dijimos antes. En oposición al idealismo, Marx dice que el ser social determina la
conciencia. Pero ahora ya sabemos que la sociedad es antes que nada un sistema de
relaciones. Más específicamente relaciones de lucha entre clases sociales como
consecuencia de la contradicción objetiva de intereses entre propietarios y no propietarios.
Entonces, las ideas/discursos están determinadas por la sociedad entendida como ese
sistema de luchas. Toda producción discursiva, podríamos decir, está atravesada por las
luchas sociales. Eso explica, además que haya diversidad de discursos que expresan ideas y
visones diferentes. Sin embargo no todos los discursos consiguen la misma aceptación. Hay
algunos que se imponen sobre otros, que parecen tener más pregnancia social. Veamos qué
dice sobre esto La ideología Alemana.

Lxs invitamos a leer con atención el último párrafo de la pág. 50 y la pág 51.

8
No es que sean las únicas clases sociales, pero son las principales fuerzas en conflicto.
De este texto podemos destacar algunos aspectos: a) las ideas dominantes no son las únicas
ideas, pero son dominantes porque se imponen b) no se imponen porque estén mejor
elaboradas o sean más “verdaderas” en un sentido abstracto. c) se imponen más bien porque
son las ideas de la clase dominante, que controla los medios de producción material y
también los de producción espiritual. d) la clase dominante dispone de los medios y
también de una fracción de clase que se especializa en elaborar ideas. e) En nuestra
sociedad los “medios de producción espiritual” son muy amplios y diversos: la prensa, la
publicidad, el cine, la literatura, las religiones la filosofía, las ciencias, las universidades,
las escuelas. Piensen ustedes en la importancia crucial que hoy tiene en el mundo el control
de los medios masivos, pero también de las redes y el tráfico de información por internet, la
bigdata, etc.
Entonces, la clase dominante tiene muchas ventajas relativas para que sus ideas vayan
penetrando en todos los grupos sociales, que las van aceptando como evidentes, naturales, y
las hacen propias. En esa medida llegan a formar parte del sentido común, y adquieren,
propiamente, el carácter de ideología.
Hay ciertos mecanismos ideológicos muy difundidos que operan permanentemente en la
construcción de ese sentido común, es decir el reino de lo que no se cuestiona porque es
obvio. Algunos de ellos son:
A) Presentar el interés propio de la clase dominante como si fuera el interés general.
Por ejemplo, el discurso de ciertos economistas que afirman que “el país necesita
que crezca la economía”. Dicho así parece como si el crecimiento fuera de interés
de todos. Y hasta cierto punto lo es. Pero puede darse el caso de un período de
crecimiento económico (aumento del PBI) pero sin aumento de salarios y con
aumento del desempleo (como ocurrió en la década del 90). De tal modo, lo que
parece de interés general en realidad es de interés del grupo que se beneficia con ese
crecimiento con exclusión de los demás.
B) Adjudicar a la naturaleza lo que es producto de la historia. En nuestra sociedad, tan
atravesada por el prestigio de la ciencia, lo que se presenta como “natural” tiene
altas posibilidades de aceptación. Así por ejemplo, en el siglo XIX se presentaba a
los indios, mestizos e inmigrantes como “naturalmente inferiores”. Con lo cual su
relegamiento a los peores trabajos y las formas más duras de explotación, resultaba
aceptable porque era acorde a la naturaleza 9. Lo que oculta ese tipo de discurso es
que la posición de esos sujetos en la jerarquía sociales obedece a procesos históricos
específicos.
C) Presentar algo que es particular como universal. Esto es muy común con un
conjunto muy amplio de ideas generadas en Europa y que se presentan como
universales. Algunas han tenido mucho peso en el desarrollo de nuestra sociedad,
como por ejemplo la oposición sarmientina entre civilización (todo lo que es blanco
y europeo) y barbarie (todo lo que es americano, principalemente lo vinculado a los
pueblos originarios, y lo de origen afro).

Estos mecanismos tienen en común el ocultamiento, el velo que se extiende sobre los
procesos sociales (recordemos que son procesos de lucha) que subyacen a los fenómenos a
9
Del mismo modo durante siglos se justificó el relegamiento de las mujeres a la vida doméstica, la
maternidad y las tareas de cuidado. Piensen por ejemplo en la amplia aceptación social y la penetración
ideológica de los discursos alrededor del día de la madre.
los que alude el discurso. Pensemos en un enunciado muy difundido y que nos atraviesa a
todos de algún modo: “El trabajo dignifica”. Ese enunciado descansa sobre una serie de
supuestos que, vistos de cerca revelan su carácter ideológico. a) supone que el trabajo es
algo bueno b) que ser un buen trabajador, estar comprometido con el trabajo habla bien de
un sujeto c) supone que quienes no trabajan tienen alguna falla moral: son vagos,
deshonestos e) supone que lo único que se entiende por trabajo es tener un empleo y f)
finalmente supone que las personas que ocupan una posición elevada es porque han
trabajado mucho y bien, y por eso son dignas. Pues bien, resulta que este es un enunciado
ampliamente difundido en una sociedad en la que: a) las personas que ocupan las jerarquías
más altas son las propietarias de los medios de producción que se apropian de la fuerza de
trabajo de los trabajadores. b) Los trabajadores venden su fuerza de trabajo a cambio de
salarios cada vez más bajos, que no les garantizan condiciones dignas de vida c) la tasa de
desempleo, es decir de personas que quieren un empleo y no lo consiguen, supera el 10%.
d) el 40% de la fuerza de trabajo está en negro, o sea sin derechos ni garantías laborales e)
una gran cantidad de mujeres hace un trabajo doméstico y de cuidado que no es reconocido
como trabajo. Entonces… ¿Dignifica el trabajo? En realidad lo que hace ese enunciado, y
por eso es ideológico, es legitimar las relaciones de producción/explotación dominantes.
El análisis del discurso, desde una perspectiva materialista, entonces, no consiste en discutir
las ideas/discursos, sino en ponerlas en relación con los procesos sociales de los que
emergen. ¿Por qué? Porque no es la conciencia la que determina el ser, sino el ser social el
que determina la conciencia.
Esta misma idea dio lugar años más tarde al célebre texto que está en el prefacio a la
Contribución a la crítica de la economía política, de 1859.

Lxs invitamos a leer el texto

La idea central del texto puede visualizarse en este esquema:


Según este esquema las relaciones de producción, que en un modo de producción
corresponden a un determinado desarrollo de las fuerzas productivas (fuerza de trabajo y
medios de producción) constituyen la base de la sociedad. Base económica y material. Y
sobre esa base se levanta la superestructura con sus dos niveles; la organización
jurídico/política y las formas de conciencia. Claramente, la producción discursiva se ubica
en ese nivel y es, por lo tanto, determinada. Mientras esa organización se corresponde con
la base material las ideas que impone la clase dominante parecen “naturales”: la
organización del estado, el sistema de derecho, la educación, la filosofía la religión, etc.
Pero cuando entran en contradicción con el desarrollo de las fuerzas productivas, el edificio
se resquebraja. Así por ejemplo, ante el desarrollo de las relaciones de producción
capitalista a principios de la modernidad, todo el edificio ideológico medieval empezó a
fisurarse y colapsar.
Ahora bien, si en determinado momento las ideas de la clase dominantes son tales, es
porque hasta los propios dominados las adoptan como propias. Y ese es el efecto
propiamente ideológico. Por eso Marx dice que se trata de una conciencia, pero de una
conciencia falsa, porque tiende a velar la realidad de la explotación.
¿Por qué es entonces tan fuerte esa falsa conciencia esa mirada ideológica?
a) Por un lado porque permite a los dominados no verse como tales b) por otra parte, como
no se puede dejar de ver la desigualdad, lleva a los dominados no a cuestionar la
dominación, sino el lugar que se ocupa en el sistema. Y a esforzarse para cambiar de lugar
c) Ahora bien, esforzarse más, es intentar salir de la dominación haciendo, justamente, lo
que los dominantes quieren y necesitan d) Eso lleva a muchos dominados a resignarse y
aceptar que la dominación es el orden natural del mundo e) Y, por ende, a tener miedo de
las consecuencias de cualquier cambio, a volverse conservadores.
Si les gustan las series les recomendamos una brasilera que está en Netflix. Se llama: 3%.
La base de la trama es que hay una sociedad dividida entre un pequeño grupo que vive muy
bien y una mayoría que vive en la miseria. Pero organizan todos los años una competencia
en la que sólo el 3% podrá pasar y acceder a la vida mejor. El centro ideológico de la serie
es la noción de “merito”. Lxs invitamos a ver algunos capítulos y analizarlos desde el punto
de vista del análisis crítico de la ideología. ¿Qué significa eso? Traten de descubrir en el
discurso de los dominados todo lo que, veladamente, contribuye a reproducir la situación de
dominanción.

Lxs invitamos a ver también el fragmento del video de Zizek sobre la ideología que les
subimos al drive.

Después de ver el video pregúntense a) ¿Cuál es el sentido de esos anteojos que descubrió
el personaje? b) ¿estamos dentro o fuera de la ideología? ¿Por qué cuesta salir? c) ¿Por qué
dice Zizek que “la libertad duele”?

Si para Marx los discursos ideológicos son Falsa Conciencia, entonces lo que se hace con
los discursos, desde una perspectiva materialista es, justamente, un “Crítica de la
ideología”.

5. El fetichismo de la mercancía como análisis ideológico. Les vamos a proponer ahora


una aproximación a un texto que puede funcionar como un ejemplo de análisis crítico de la
ideología. O dicho de otro modo, un ejemplo de análisis del discurso en perspectiva
materialista. Esto es, un análisis que intenta desvelar lo que el discurso ideológico vela. El
texto es el capítulo sobre el fetichismo de la mercancía que está en el Tomo I de El capital,
la obra más conocida de Marx, cuya primera edición fue publicada en 1867. Si lo que hace
un análisis desde esta perspectiva es “crítica de la ideología”, lo primero que llama la
atención es el título. El libro se llama El Capital. Crítica de la economía política. Pero
¿Qué es esa economía política que se va a someter a crítica? Vamos a responder a esa
pregunta en nuestros términos. La economía política es, ni más ni menos, un corpus
discursivo. El corpus formado por los escritos de los economistas burgueses tales como
Adam Smith y David Ricardo, es decir la base de lo que después fue la ciencia económica.
Muchas ideas que hoy forman parte del sentido común, provienen de ese corpus: la libertad
de los mercados, la mano invisible del mercado que por sí solo corrige los desequilibrios,
la ley de la oferta y a demanda, etc. Justamente, ese conjunto de escritos presentan como
verdades universales y eternas ciertas concepciones de la economía y de la sociedad que
tienen a naturalizar las relaciones de producción en función de los intereses de la burguesía.
El análisis de Marx pretende develar lo que ese discurso vela.
En el capítulo que tomamos como ejemplo, Marx analiza el “secreto” del fetichismo de la
mercancía. Pero ¿Qué son las mercancías?
Se trata de todo tipo de objetos útiles, cosas que usamos para satisfacer nuestras
necesidades. Sin embargo, no todo objeto útil es una mercancía. Sólo aquellos que han sido
producidos específicamente para ser intercambiados / vendidos. Si una persona se cocina
algo para comer, no es una mercancía, pero si cocina para vender a otra persona, esa
comida adquiere la forma mercancía. El Capitalismo es, justamente, un modo de
producción en el que predomina la producción y el consumo de mercancías. Recuerden que
el modo de producción determina el modo de vida. Entonces toda nuestra vida, nuestro
“Ahora bien, si prescindimos del
valor de uso de las mercancías éstas
sólo conservan una cualidad: la de
modo de pensar, de sentir, de organizarnos, de cuidar, etc.
ser productos del trabajo. Pero
gira alrededor de la producción y consumo de mercancías.
no productos de un trabajo real y
La literatura, la música, el cine que nos apasiona, son
concreto. Al prescindir de su valor
mercancías. La ropa con la que nos vestimos, las frazadas
de uso, prescindimos también de
con las que nos tapamos, el vino que tomamos, son
los elementos materiales y de las
producidos y consumidos como mercancías. Los viajes,
formas que los convierten en tal
las noticias, los regalos…vivimos en un mundo de
valor de uso. Dejarán de ser una
mercancías. Obviamente, le damos a las mercancías
mesa, una casa, una madeja de hilo
mucho valor. Trabajamos para poder comprarlas, y a
o un objeto útil cualquiera. Todas
veces hacemos un gran esfuerzo para adquirir mercancías
sus propiedades materiales se
que tienen un alto valor. Marx distingue dos dimensiones
habrán evaporado. Dejarán de ser
del valor de una mercancía:
también productos del trabajo del
ebanista, del carpintero, del tejedor
o de otro trabajo productivo
Dijimos que lo propio de las mercancías es que son
concreto cualquiera. Con el carácter
producidas para el intercambio. Para poder
útil de los productos del trabajo,
intercambiarlas tienen que tener algo en común. No puede
desaparecerá el carácter útil de los
ser una cualidad material, porque son todas diferentes.
trabajos que representan y
¿Qué tienen, entonces en común?
desaparecerán también, por tanto,
Lo que tienen en común es que son producto del trabajo
las diversas formas concretas de
humano. Pero, como se destaca en el texto del recuadro,
estos trabajos, que dejarán de
se trata de la abstracción del trabajo. En la sociedad
distinguirse unos de otros para
capitalista en la que vivimos, el valor de cambio tiende a
reducirse todos ellos al mismo
imponerse y equipara de un modo abstracto todas las
trabajo humano, al trabajo
cosas. Y la forma mercancía lo va colonizando y
humano abstracto. ¿Cuál es el
aplanando todo. Es decir, no importa cómo se hicieron las
residuo de los productos así
cosas, cómo se trabajó, quienes trabajaron, bajo qué
considerados? (...) Pues bien,
condiciones. Al desaparecer todo lo cualitativo, sólo
considerados como cristalización de
importa “Cuánto vale”. Pero como se “olvida” todo el
esta sustancia social común a todos
proceso, parece que el valor (de cambio) es inherente al
ellos, estos objetos son valores,
producto, como si fuera una propiedad material de las
valores–mercancías”
cosas. Las mercancías se convierten así en un “Fetiche”,
nos hechizan, vivimos bajo el hechizo de las mercancías.

Les proponemos un ejercicio. Vean las publicidades de


Drean y de Toyota que les subimos al drive. En ellas se
puede observar cómo funciona el hechizo. Se trata de
presentarnos el “valor” como un hecho inherente a la
mercancía misma. Pero a su vez el valor/precio aparece escondido tras otros valores. En la
propaganda de Drean detrás de valores que se corresponde con el estereotipo impuesto de
femineidad. A la mujer le corresponden la belleza y el cuidado de otras personas. La
mercancía (Drean) reemplaza a la mujer en el cuidado. Como consecuencia, ella gana
“libertad”. ¿Libertad para qué? Para ocuparse de su propia belleza, mediante el consumo de
otras mercancías máscara facial, etc. En la propaganda de Toyota pasa lo mismo con el
estereotipo masculino. El valor económico se esconde detrás de los valores “masculinos”:
audacia, eficacia, etc. La mercancía así se humaniza: El lavarropas gira tu vida, la chata
desafía lo imposible, etc.
Es por eso que estamos “hechizados” en el mundo de las mercancías. Dice Marx: “Por
consiguiente, el que los hombres relacionen entre sí como valores los productos de su
trabajo no se debe al hecho de que tales cosas cuenten para ellos como meras envolturas
materiales de trabajo homogéneamente humano. A la inversa. Al equiparar entre sí en el
cambio como valores sus productos heterogéneos, equiparan recíprocamente sus diversos
trabajos como trabajo humano. No lo saben, pero lo hacen. El valor, en consecuencia, no
lleva escrito en la frente lo que es. Por el contrario, transforma a todo producto del trabajo
en un jeroglífico social”.

No saben, pero lo hacen. Eso es justamente la falsa conciencia característica de la


ideología. ¿Qué es lo que hacen sin saber? Equiparar todos los trabajos como si todos
fueran iguales, como si todos fuéramos individuos libres productores de mercancías. Como
si no hubiera otra manera de trabajar que la producción de mercancías; como si no hubiera
otra forma de propiedad que la propiedad privada de los medios de producción; como si no
hubiera otra forma posible de relación con la naturaleza que la extracción de materias
primas para producir mercancías. Es decir, lo que la economía política y la filosofía liberal
presentan como la naturaleza universal y eterna del hombre. Así, el mismo lenguaje de la
economía, termina por adquirir los atributos del lenguaje religioso. El mercado aparece
como una especie de dios cuyas reacciones son imprevisibles y requieren de una legión de
sacerdotes que las interpreten; el dinero aparece como valor último y medida de todas las
cosas; se desarrolla un lenguaje críptico que sólo entienden los iniciados, etc. ¿Pero qué es
lo que se oculta detrás de todo ese discurso? Todo tiende a disimular las relaciones sociales
de producción de las mercancías. Si al intercambiar mercancías hacemos como si el valor
estuviera en ellas y todos fuéramos libres e iguales, la realidad de las relaciones de
producción es una desigualdad esencial.
Según Marx, el valor de las mercancías no se crea en el intercambio (es decir, en el
mercado), sino en el proceso de producción. En el intercambio se realiza, pero no se crea
¿Por qué? Dice Marx: “para poder obtener valor del consumo de una mercancía, nuestro
poseedor de dinero tiene que ser tan afortunado que, dentro de la órbita de la circulación, en
el mercado descubra una mercancía cuyo valor de uso posea la peregrina cualidad de ser
fuente de valor, cuyo consumo efectivo fuese, pues, al propio tiempo, materialización de
trabajo, y, por tanto, creación de valor. Y, en efecto, el poseedor de dinero encuentra en el
mercado esta mercancía específica: la capacidad de trabajo o la fuerza de trabajo”.
Ya sabemos que en el modo de producción capitalista el trabajador ha sido despojado de los
medios de producción y no tiene más que su fuerza de trabajo. Por lo tanto, se ve obligado a
venderla como una mercancía. Pero esa mercancía no es igual a todas las otras: la fuerza de
trabajo produce valor, transforma la materia, crea. El trabajador es una mercancía que crea
valor. Pero esa cualidad no se valora, no se paga como un valor especial.
¿Cómo se determina el valor de esa mercancía que crea valor? Igual que las otras, por el
tiempo de trabajo necesario para producirla. En el caso del trabajador, su valor/precio es el
salario.
Ahora bien, en el Valor de uso de la fuerza de trabajo hay un truco. Cuando el comprador
“usa” esa fuerza, la fuerza del trabajador “crea” otras mercancías, es decir, crea valor. Esa
“creación” no se le paga, no entra en el cálculo del salario. Y el cálculo del salario nunca
cubre la totalidad del trabajo realizado. Ese es el origen de lo que Marx llama la plusvalía.
Y ese es el origen de la ganancia del capitalista, el fundamento del capital.
Entonces, el fetichismo de la mercancía y todas las ideas a él asociadas, lo que hace es
encubrir, velar la realidad de la explotación en las relaciones de producción capitalistas. Ese
fetichismo se hace sentido común, es decir, ideología, y está en el centro de nuestro modo
de vida.
Lo que hace Marx en este texto es analizar el discurso de la economía política para
desvelar, eso que está velado. Así pues, la forma típica de análisis del discurso que propone
la tradición marxista es la Crítica de la ideología.

7. Los Aparatos Ideológicos de Estado (AIE). En 1970 Louis Altthusser publicó un texto
muy influyente para el estudio de la ideología. Se trata de Ideología y Aparatos Ideológicos
de Estado. En la bibliografía les incluimos una versión en forma de artículo que se publicó
originalmente en la revista La Pensée, como avance de la investigación y que Slavoj Zizek
incluyó en su Ideologia. Un mapa de la cuestión. El trabajo de Althusser fue muy
influyente entre los años 60 y 80 del siglo XX, principalmente en Francia. Influyó, entre
otros a Pierre Bourdieu y Michel Foucault, dos autores que abordaremos en esta materia.
Lo más característico de su pensamiento es el diálogo fecundo que establece con el
estructuralismo y el psicoanálisis. Y eso le permite reelaborar en algunos aspectos la teoría
de la ideología. Nosotros vamos a tomarlo muy brevemente para mostrar algunos aspectos
del concepto de ideología que aparecen bajo una luz diferente.
Althusser afirma que para existir, toda formación social debe producir y reproducir. No
basta con la producción de mercancías, sino que también hace falta la permanente
reproducción. ¿Pero qué es lo que hay que reproducir? Veámoslo en un esquema:

La reproducción de la fuerza de
trabajo y las mujeres.
Así pues, es necesario reproducir dos cosas: a) El salario cumple esa función. Es lo
por un lado las fuerzas productivas. Ya vimos que permite que los trabajadores se
antes que eso incluye los medios de producción alimenten, tengan vivienda, se vistan,
(desde las materias primas hasta las descansen… para poder volver al
herramientas, medios tecnológicos, etc.) y trabajo cada día. La reproducción de
también la fuerza de trabajo, es decir los la fuerza de trabajo requiere también
trabajadores mismos. b) Pero por otro lado, dice la reproducción biológica de los
Althusser, deben reproducirse también las trabajadores. Y ahí aparece un
relaciones de producción. ¿Qué quiere decir con problema que Althusser no
esto? Recordemos que para Marx, las relaciones profundiza, pero que será retomado
de producción capitalistas son relaciones de desde una perspectiva de género: el
explotación. Así pues, para que los obreros problema del trabajo no remunerado
vayan a trabajar cada día, no basta con que estén de las mujeres, tanto en las tareas
alimentados, que estén vestidos, que estén domésticas como en la crianza de los
descansados porque tuvieron dónde dormir. hijos y demás tareas de cuidado.
Hace falta además que estén capacitados, que Volveremos sobre esto en la última
tengan los conocimientos para hacer su trabajo. unidad.
Pero también, y esto es lo fundamental…que
quieran hacerlo, que vayan voluntariamente
porque están convencidos, entre otras cosas, de
que…el trabajo dignifica!!!
Es decir, la producción no podría sostenerse si
hubiera que llevar a los trabajadores a la fuerza a trabajar. Si hubiera que mantenerlos
trabajando a punta de bayonetas. Hay que conseguir que los trabajadores deseen hacerlo.
Que piensen que las cosas están bien como están. Que con su salario conseguirán mejorar y
progresar y darles una vida mejor a sus hijos. Ese decir, que crean en la legitimidad de esta
forma de vida.
Y así, las relaciones de producción (de explotación) se reproducen, ya la formación social
se sostiene.

Para Althusser, la función de la ideología es, justamente, la reproducción de las


relaciones de producción.

Para eso introduce una distinción que es bien importante. La distinción entre lo que llama el
Aparato Represivo del Estado (ARE) y los Aparatos Ideológicos del estado (AIE). ¿Cuál es
la diferencia?

El ARE funciona principalmente con la violencia: así funcionan la Policía, el Ejército, la


Gendarmería, las cárceles, etc. eso no quiere decir que no estén atravesados, constituidos
por la ideología, pero su modo de funcionamiento general es la violencia. En cambio los
AIE funcionan principalmente con la ideología: se trata de la Escuela, las Iglesias, los
medios masivos, las revistas, etc.
Por otra parte, el ARE se caracteriza por un mando unificado y por su carácter público. Su
función principal es la de COERCIÓN. En cambio, decimos los AIE porque se trata de una
diversidad de instituciones y organizaciones, muchas de ellas privadas, con sus propias
lógicas. Su función principal es la de producir CONSENSO. Y por eso trabajan
principalmente con la ideología.
Así pues, los AIE tienen una importancia clave en la reproducción de las relaciones de
producción. Y esto plantea una diferencia con aquella idea marxiana de una superestructura
unilateralmente determinada por la base. Si el mantenimiento de las relaciones de
producción (esto es, una parte sustantiva de la base económica de la sociedad) depende de
la ideología (esto es, parte de la superestructura), eso significa que existe una acción de la
superestructura sobre la estructura económica. Habría entre ambas dimensión una relación
dialéctica y no ya de pura determinación. La formación social sólo puede mantenerse con
ese equilibrio entre coerción y consenso. Esquemáticamente:
Pero ¿Cómo funciona la ideología para reproducir las relaciones de producción? Althusser
propone cuatro tesis en las que se puede ver su diálogo con el psicoanálisis.

Veámoslo sintéticamente:
¿Qué quiere decir que la ideología no tiene historia? Básicamente, que, al igual que el
inconsciente freudiano, siempre está ya ahí. Desde el nacimiento de los sujetos, más aún
desde antes del nacimiento de los sujetos. Desde que se espera el nacimiento de alguien ya
se le pone un nombre, se lo relaciona con una familia, se le habla en una lengua. Es decir, la
ideología forma parte de su subjetividad desde siempre, en forma inconsciente.
Y por eso, en la segunda tesis, Althusser afirma que la relación de los sujetos con sus
condiciones de existencia es imaginaria. Fíjense, no se trata de la representación de la
relación. Se trata de la relación misma con sus condiciones de existencia. Eso es lo
imaginario ¿Porqué? Porque toda relación de los sujetos con el mundo está mediada por la
ideología que está ya incorporada a la subjetividad de forma inconsciente. Por eso es que en
el fragmento de película que vimos Zizek afirma que no es tan sencillo como ponerse o
sacarse anteojos de ver la ideología. La ideología forma parte de la subjetividad.
Y eso nos lleva a la tercera tesis. La ideología no se incorpora a la subjetividad sólo con
discursos razonados, con ideas explícitamente desarrolladas. Se incorpora en la
materialidad de los rituales. ¿Cómo se forman subjetividades liberales? No es haciendo que
los niños lean a Adam Smith. Es organizando juegos institucionales en los que deben
competir unos contra otros. Sólo los que ganan “pasan”. Así funciona la serie 3%. ¿Cómo
se consigue la adhesión a una creencia religiosa. Participando de los rituales, la misa, los
bautismos, los casamientos. En todos esos rituales religiosos, culturales, deportivos,
militares es donde existe materialmente, la ideología. No sólo en los discursos.
Y eso nos lleva directamente a la cuarta tesis. Justamente porque se incorpora de modo
inconsciente, a través de multiplicidad de rituales incluso desde antes del nacimiento, la
ideología nos interpela, nos llama, nos nombra, nos atribuye un género, una raza una
condición. Es decir nos constituye como sujetos y a la vez nos sujeta. De tal manera los
trabajadores, en su propia subjetividad, incorporan preceptos como “El trabajo dignifica” y,
sin que nadie los obligue, se presentan cada mañana a trabajar. Y si el trabajo de la
ideología falla, si un sujeto o un grupo muestra rebeldía en alguna forma, para esas
eventualidades está el ARE.

Bien. Este texto, tal como dijimos al principio, sólo pretende ser una guía para la lectura de
los textos seleccionados para este segmento del programa. Les proponemos ahora algunas
preguntas orientadoras específicas para la lectura de cada texto:

La ideología Alemana:

1) ¿Qué concepción de hombre se construye en este texto?


2) ¿Qué se entiende por producción? ¿Qué relaciones establece Marx entre los conceptos de
producción y Modo de vida? ¿Cómo se vincula la concepción del hombre con esos
conceptos?
1) ¿Qué entiende Marx por “relaciones de producción”?
2) ¿Cómo se vinculan las nociones de “relaciones de producción” y “división del trabajo”?
3) ¿Qué relación se establece entre la división del trabajo y las formas de la propiedad?
4) Traten de pensar ejemplos que relacionen: diferentes fases de desarrollo de la división
del trabajo, relaciones de producción y formas de propiedad.
5) ¿Cómo conciben los autores la ideología? ¿Cómo se relacionan las ideas con el mundo
material?
Manifiesto comunista
1) ¿Cómo definen los autores las clases sociales?
2) ¿Qué tipo de relaciones se establecen entre ellas?
3) ¿Por qué dicen que la lucha de clases es el motor de la historia?
4) ¿Cómo funciona en los análisis históricos que proponen la dialéctica materialista?
5) ¿En qué consiste la concepción “materialista” de la historia? ¿En qué se diferencia
de una concepción idealista?
6) ¿Cómo explica el materialismo el cambio social?
7) ¿Qué consecuencias podrían desprenderse de esta perspectiva en el abordaje de
problemas tales como la periodización literaria?

Prefacio a la Introducción a la Crítica de la economía política

1) ¿A qué se refiere cuando habla de relaciones “necesarias e independientes de la


voluntad” de los hombres?
2) Traten de explicar los conceptos de base y superestructura. ¿Cómo plantea Marx la
relación entre ambos?
3) ¿Cuál es el lugar de la ideología en esa relación?

El Capital. Crítica de la Economía Política. Capitulo 1. La Mercancía.

1) ¿Cómo se podría definir la mercancía?


2) ¿Cuáles son las dimensiones del valor de la Sobre la base de todos los conceptos
mercancía? discutidos y teniendo en cuenta el
3) ¿Cuál es el origen del valor de cambio? eje de esta asignatura (es decir la
4) ¿Qué es la plusvalía? relación discurso / sociedad) traten
5) ¿Cuál es el “secreto” del fetichismo de la mercancía? de evaluar críticamente las
consecuencias teórico-
Ideología y Aparatos ideológicos de estado
metodológicas que implica la
perspectiva que propone el
1) ¿Cuál es la función central de la ideología?
materialismo histórico, para el
2) Establecer las diferencias y relaciones entre ARE y
análisis de las obras literarias, o, en
AIE
general, de los discursos.
3) ¿Por qué la ideología es “eterna”?
4) Explicar el argumento de Althusser para sostener que
las relaciones del sujeto con sus condiciones de
existencia son “imaginarias” en la ideología.
5) ¿Qué quiere decir que la ideología existe materialmente en los rituales?
6) ¿Por qué la ideología “interpela” a los sujetos?

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