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Malvinas en las escuelas: memoria, soberanía y democracia

Clase 3. La guerra de Malvinas

Introducción
Bienvenidos y bienvenidas colegas, ¿cómo andan? Dedicaremos esta tercera clase a uno de los
episodios más dolorosos de nuestra historia reciente: la guerra de Malvinas ocurrida en el año 1982.

Una manera posible de introducirnos en este tema tan complejo es partiendo de la palabra (escrita o
en forma de testimonio) de soldados. De todos modos, conviene tener en cuenta aquí que no hay una
única manera, ni siquiera en el colectivo de ex combatientes, de comprender esta experiencia límite, la
de la guerra de Malvinas. Asimismo, dado que desde la posguerra hasta la actualidad, con un gran
incremento en las últimas dos décadas, han aparecido numerosos ensayos, novelas, cuentos,
documentales e incluso películas del género ficción que intentan abordar la guerra de Malvinas, en esta
clase solo podemos ofrecer una selección. De todos modos, hacia el final, en la bibliografía,
mencionamos libros y películas que consideramos muy valiosos para seguir trabajando estos temas.

En primer lugar, los invitamos a escuchar el testimonio del ex soldado Sergio Delgado, cuyo relato
ofrece el hilo conductor de un documental que tiene un nombre controvertido: No tan nuestras
(2005), dirigido por Ramiro Longo. Nos interesa el tramo del capítulo 2 (“11 de junio”), en el que
se escuchan dos voces: la de Sergio Delgado, ex combatiente y protagonista del documental, y la
del capitán Luis Assar. En este tramo del documental se cuentan los últimos días de la guerra, cuando se
produjeron las batallas en Monte London y Monte Dos Hermanas.

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Disponible en: https://youtu.be/5VNptbkrWZI (Especialmente desde minuto 28:40 hasta 50:49)

El fragmento del capítulo que hemos visto nos vuelve a recordar que, cuando hablamos de la guerra,
estamos hablando de una experiencia límite. Pero también nos muestra un contrapunto: por un lado, la
voz del capitán Assar, cuyo discurso se sostiene enteramente en su pertenencia institucional, y para
quien la guerra es la última razón de la formación militar; por otro, la voz del protagonista del
documental, el ex soldado Delgado, que no habla en nombre de ningún colectivo, ni siquiera en
nombre de una agrupación de combatientes, y para quien la guerra es la experiencia límite donde se
mezclan el pánico, las voces de los ingleses, la muerte del compañero de trinchera y la esperanza de
sobrevivir. Todo ello dicho en algunos tramos con algunas dosis de humor, lo que supone un enorme
trabajo de reelaboración de una experiencia tan dura como la guerra. Lo interesante del documental,
más allá de su título, es que abre la pregunta acerca de las distintas representaciones de la guerra que
se dieron en este ciclo de más de tres décadas de democracia ininterrumpida.

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La otra voz que nos parece pertinente para dar inicio a esta clase es la carta del
maestro Julio Cao a sus estudiantes de tercer grado de la escuela 32 de Gregorio
Lafferrere (Pcia. Bs As), que invitamos a leer aquí:

Puerto Rivero, 29 de abril de 1982

A mis queridos alumnos de 3ro D:


No hemos tenido tiempo para despedirnos y eso me ha tenido preocupado muchas noches aquí en
Malvinas, donde me encuentro cumpliendo mi labor de soldado: Defender la Bandera. Espero que
ustedes no se preocupen mucho por mí porque muy pronto vamos a estar juntos nuevamente y
vamos a cerrar los ojos y nos vamos a subir a nuestro inmenso Cóndor y le vamos a decir que nos
lleve a todos al país de los cuentos que como ustedes saben queda muy cerca de las Malvinas. Y
ahora como el maestro conoce muy bien las islas no nos vamos a perder. Chicos, quiero que sepan
que a las noches cuando me acuesto cierro los ojos y veo cada una de sus caritas riendo y jugando;
cuando me duermo sueño que estoy con ustedes. Quiero que se pongan muy contentos porque su
maestro es un soldado que los quiere y los extraña. Ahora sólo le pido a Dios volver pronto con
ustedes. Muchos cariños de su maestro que nunca se olvida de ustedes.
Afectuosamente Julio
Disponible en: http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL001363.pdf

Como puede apreciarse, la carta ofrece una voz distinta a la de Delgado. Es la voz de un maestro que
está convencido en asumir su “deber de soldado” (Cao se alistó voluntariamente en las tropas que
pelearon en la guerra de Malvinas) y que, a través de la carta, construye un diálogo con sus estudiantes
en plena guerra, donde moriría pocos días después. Como hipótesis, podemos pensar la carta de Cao
como un intento del maestro por prolongar la escena escolar en el contexto límite de la guerra, con el
objetivo de transmitir a sus estudiantes que Malvinas atesora nombres (como el de Rivero, que
encabeza la carta) y expectativas (queda cerca del “país de los cuentos”, dice la carta) que definen un
horizonte utópico para argentinas y argentinos.

En la clase anterior, analizamos cómo diferentes tradiciones políticas habían hecho suyo el enunciado
“Las Malvinas son argentinas” y cómo se inscribió históricamente la enseñanza de Malvinas en la
escuela. Las islas servían como punto de encuentro, incluso para quienes tenían visiones diferentes

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sobre la nación. ¿De qué modo la guerra impactó sobre este imaginario colectivo? ¿Cómo evocar en
democracia el horizonte utópico que se transmite en la carta de Cao, muerto en combate, sin soslayar
el testimonio de ex soldados como Delgado, signado por el dolor, la muerte y la ausencia? En esta clase,
estas preguntas se plantean pero quedan abiertas, porque su respuesta forma parte de una tarea
colectiva. Pero un buen punto de partida para elaborar esta respuesta colectiva consiste en pensar bajo
qué condiciones históricas y políticas lo que fue –y es– considerada como una “causa justa” de los
argentinos, devino, en 1982, en una guerra. En síntesis, se trata de pensar las siguientes preguntas:

¿En qué contexto se desarrolló la guerra? ¿Cómo reaccionó la sociedad? ¿Cómo operaron los medios
de comunicación? ¿Quiénes fueron a la guerra y cómo vivieron esa experiencia?

La guerra en el contexto del terrorismo de Estado


La guerra de Malvinas fue el conflicto bélico más importante que el país libró durante el siglo XX
(recordemos que durante el siglo XX la Argentina también participó en operativos militares en el
contexto de la guerra del Golfo en 1990). Su complejidad obedece a distintos motivos. Por un lado, fue
producto de la decisión de una dictadura cívico-militar que venía implementando desde 1976 una
política represiva sistemática caracterizada como “terrorismo de Estado”. Por otro lado, despertó
entusiasmo y activó cierto estado de movilización, al menos en los días posteriores al desembarco, en
buena parte de la sociedad, incluso en grupos opositores al gobierno militar. Y al mismo tiempo, se
trataba de una reivindicación justa que hundía sus raíces en la historia argentina, ya que el reclamo de
la soberanía en Malvinas, como venimos viendo, es de larga data.

Para comprender esta complejidad, es necesario recordar el contexto histórico que hizo posible este
conflicto. El 24 de marzo de 1976, un golpe cívico militar derrocó a la presidenta constitucional María
Estela Martínez, viuda de Perón. Las Fuerzas Armadas, que conducían el autoproclamado Proceso de
Reorganización Nacional, instalaron una Junta de Comandantes en Jefe que designó a Jorge Rafael
Videla, Jefe del Ejército, como presidente. Con la excusa de enfrentar a la guerrilla armada, los golpistas
implementaron la metodología represiva del terrorismo de Estado. Los “enemigos” del régimen, los
“subversivos” según los militares, eran activistas sindicales y políticos, dirigentes sociales, religiosos y
estudiantiles, referentes sociales y culturales. Es que el objetivo estratégico que tenía la dictadura era el

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de rediseñar el mapa social y económico de la Argentina, y para ello, las redes sociales construidas
durante décadas fueron cortadas y sus referentes desaparecidos/as, asesinados/as, apresados/as o
condenados/as a la soledad, el exilio o el silencio.

Los organismos de derechos humanos estiman que durante el terrorismo de Estado desaparecieron
aproximadamente treinta mil personas. Además de las desapariciones, el sistema represivo clandestino
fue complementado por el férreo control de los distintos aspectos de la vida cotidiana de los
ciudadanos y ciudadanas. Merced a este golpe brutal, la economía argentina pasó de un modelo de
acumulación de corte productivo a otro netamente especulativo y financiero.

La “subversión” era calificada como anti argentina, pero esa no fue la única apelación al nacionalismo
que hizo la dictadura cívico-militar. En 1978, el Campeonato Mundial de Fútbol, disputado en nuestro
país, fue concebido propagandísticamente como la ocasión para mostrar al mundo el “verdadero”
rostro de los argentinos, alejado de las denuncias por violaciones a los derechos humanos que
circulaban en el exterior.

A principios de la década del ochenta, las consecuencias económicas negativas de la apertura


económica y la desindustrialización comenzaron a tornarse evidentes y el descreimiento hacia la
dictadura se extendió entre distintos sectores. A seis años de la toma del poder, las Fuerzas Armadas se
enfrentaban a un contexto político interno difícil con varios frentes de conflicto: la creciente actividad
sindical y la crisis económica, las denuncias por violaciones a los derechos humanos, y los reclamos de
la recientemente creada Multipartidaria, entre otros.

Este clima de descontento social confluyó el 30 de marzo de 1982 en la importante movilización


opositora convocada por la CGT (Confederación General del Trabajo), en el marco de una huelga
general lanzada contra la dictadura bajo el lema “Pan, paz y trabajo”. Aunque los manifestantes no
pudieron cumplir con su objetivo de llegar a Plaza de Mayo, fue una demostración importante de
desacuerdo con la dictadura que terminó con más de mil quinientos detenidos. La consigna de “Se va a
acabar/ se va a acabar/ la dictadura militar” parecía cerca de materializarse.

Por otro lado, a nivel internacional continuaba la escalada en el conflicto diplomático entre la República
Argentina y el Reino Unido en torno a las Malvinas, como consecuencia de la ruptura a principios de

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marzo de las negociaciones secretas por la soberanía de las islas del Atlántico Sur que venían
desarrollando sin mayores avances ambos países y, sobre todo, a causa del conflicto desatado en las
islas Georgias del Sur.

Tres días después de la huelga general del 30 de marzo, la atención pública fue acaparada por una
noticia inesperada: el 2 de abril una fuerza conjunta argentina desembarcó en las cercanías de Puerto
Argentino y recuperó las islas luego de breves combates que produjeron un muerto entre los
argentinos, Pedro Giachino, Capitán de Fragata acusado por diversos testigos de haber participado en la
represión clandestina durante la última dictadura.

Según plantea el Informe Rattenbach (un documento elaborado por una comisión creada a fines de
1982 para analizar el desempeño de las Fuerzas Armadas durante la guerra, sobre el cual volveremos
hacia el final de la clase), la decisión del desembarco fue inicialmente tomada por la Junta Militar con el
objetivo de forzar al gobierno británico a negociar. Pero los militares argentinos no previeron ni la
ofensiva militar inglesa ni el apoyo norteamericano al Reino Unido. Hay que recordar aquí que
Margaret Thatcher, Primer Ministro británica, entrevió que un triunfo militar podía contribuir a saldar la
crisis política interna que su gobierno atravesaba.

Como sea, aún hoy sigue causando perplejidad que el régimen más violento y criminal de la historia
argentina haya intentado apropiarse de la “causa Malvinas”. De algún modo, el poema “Gurkas” del
poeta y excombatiente Gustavo Caso Rosendi, publicado en su libro Soldados (Ministerio de Educación
de la Nación, 2009), expresa esta perplejidad al tiempo que condensa la complejidad de este período.
Les proponemos leer el poema antes de seguir avanzando con la clase.

Gurkas

Mercenarios de perfil bajo

(los únicos que los vieron ya no están)

Cuchillos fantasmales

cortando los sueños

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¿Pero acaso nosotros

no veníamos del país de

las picanas sobre panzas embarazadas?

¿Quién le tenía que tener

miedo a quién?

Una tapa de diario


La tapa del 30 de marzo de 1982 del Diario Crónica condensa y gráfica de una manera
sumamente interesante este clima de conflictividad social.

Les proponemos mirar detenidamente esta primera plana a partir de algunas preguntas: ¿Qué

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titulares permiten dar cuenta del clima de época? ¿Qué noticias hablan de la crisis que empezaba a
erosionar a la dictadura? ¿Qué otras de lo que empezaba a suceder con el tema Malvinas? ¿Con qué
palabras el diario Crónica, que siempre se reconoció como “malvinero”, menciona el creciente
conflicto de Malvinas? ¿Con qué otras noticias de la vida cotidiana conviven estos temas tan
complicados y dolorosos? Los invitamos a mirar con detenimiento las imágenes que acompañan la
noticia principal: qué contrapunto construyen las dos fotos, la del líder sindical Saúl Ubaldini y la de la
Plaza de Mayo vallada; qué dice la bandera que aparece detrás de Ubaldini.

Esta primera plana nos permite visualizar la complejidad de aquel momento: por un lado, la crisis
económica de la dictadura y la movilización de los trabajadores, y, por otro lado, los signos de la
escalada en el conflicto diplomático entre la República Argentina y el Reino Unido en torno a las
Malvinas.

La reacción social
En líneas generales puede decirse que la sociedad reaccionó en apoyo a la recuperación de las islas,
aunque hay que señalar que quienes rechazaban la maniobra militar o simplemente entreveían un
desenlace sombrío –a medida que se desarrollaron los hechos, este sector se tornaría cada vez más
numeroso–, tenían escasas chances para manifestar públicamente sus disidencias.

Hubo movilizaciones espontáneas y organizadas en diferentes lugares del país. Aunque este apoyo
tenía sus matices: algunos apoyaban la causa anti-imperialista (la posibilidad de denunciar, a través de
Malvinas, la dependencia colonial frente a Inglaterra) pero se oponían al gobierno militar; otros no
distinguían entre una cosa y otra; y otros veían que esta causa les permitía volver a la calle para hacer
política. Las consignas en las plazas revelan estas divergencias: algunos carteles decían “Viva la Marina”
y otros “Las Malvinas son de los trabajadores y no de los torturadores”.

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Las Malvinas y los desaparecidos

El 30 de abril de 1982, al conmemorarse los cinco años de la primera ronda, las Madres de
Plaza de Mayo se manifestaron con una frase que hizo historia: “Las Malvinas son argentinas,
los desaparecidos también”. La consigna estaba en sintonía con las que sostenían algunos
grupos de exiliados argentinos, que buscaban expresar un posicionamiento que lograra al mismo tiempo
rechazar la ocupación colonial británica de las Malvinas y repudiar los crímenes de la dictadura cívico-militar.
La consigna dejaba planteado un problema muy hondo: ¿cómo la misma sociedad que produjo el enunciado
“Las Malvinas son argentinas”, con sus profundas implicancias anti-imperialistas, había sido también capaz de
crear la figura del “desaparecido”?

Fuente: Imagen de la ronda de Madres de Plaza de Mayo (abril de 1982): “Las Malvinas son argentinas, los
desaparecidos también”. Archivo General de la Nación/ Amadeo Becquer Casabelle

El apoyo de la población se concentró, sobre todo, en el grueso de los soldados que estaban siendo
enviados a Malvinas, en su mayoría conscriptos de las clases 1962 y 1963. Venían de diferentes
provincias y de distintas clases sociales, algunos eran universitarios y otros apenas sabían leer y escribir.
Muchos de ellos se habían escolarizado en la escuela pública y allí habían aprendido el “amor por la
patria” y que las Malvinas eran argentinas.

La población empaquetó y envió donaciones para estos jóvenes; niñas, niños y adolescentes enviaron,

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desde las escuelas, cartas de apoyo, dirigidas a un genérico “Soldado Argentino”.

En el territorio continental argentino, los combates de la guerra del Atlántico Sur se experimentaron de
modo diferenciado en las distintas regiones del país. Los habitantes de las ciudades patagónicas, que
convivían con bases aéreas o eran asiento de unidades, vivieron una fuerte militarización de su vida
cotidiana debido a las precauciones propias de la organización de la Defensa Civil. Muchos aún
recuerdan las salidas de las escuadrillas, los oscurecimientos y la angustia al ver que los aviones que
regresaban eran menos que los que habían salido.

Algunos testimonios al respecto pueden verse en los créditos del capítulo 3 de la serie Pensar Malvinas,
“Ingleses en la radio”, entre el minuto 23:10 y el 24:30. Los invitamos a visualizarlos antes de seguir con
la clase.

Disponible en: http://www.encuentro.ar/programas/serie/8176/2348?start=

Por otro lado, en provincias como Chaco, Corrientes y Misiones, por poner tres ejemplos, la cantidad de
soldados que fueron en proporción a su población provocó una preocupación extendida ya que eran
muchos los que tenían un hijo, un sobrino, un nieto o un amigo que había sido convocado. Finalmente,

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en algunos importantes centros urbanos las noticias de corte triunfalista que emitían los medios de
comunicación incidieron notablemente en el modo de experimentar la guerra.

Asimismo, muchos familiares de los soldados vivieron horas de intensa y dramática movilización. Como
cuenta Dalmiro Bustos en el libro El otro frente de guerra “Los padres no nos quedamos quietos. Por el
contrario: formamos nuestro propio ejército. Un ejército de paz, para respaldar a nuestros hijos”.

El conflicto bélico
En el transcurso de abril de 1982, más de diez mil soldados consolidaron las posiciones argentinas en
las islas Malvinas. Se trataba de un terreno difícil e inhóspito. Buena parte del suelo, compuesto de
turba, dejaba filtrar el agua rápidamente y anegaba los pozos donde los soldados vivían y asentaban
sus puestos de lucha. Como vimos, la conducción militar argentina no previó que tres días después del
desembarco, una fuerza de tareas, la más grande constituida por Gran Bretaña desde La Segunda
Guerra Mundial, se dirigió a las islas. Desde el punto de vista de los soldados argentinos, esa
imprevisión tuvo importantes consecuencias en las deficiencias de suministros, abrigos y equipos que
sufrieron muchos, sobre todo aquellos desplegados en las zonas más alejadas con respecto a la capital
de las islas.

Si bien no se puede generalizar, ya que hubo situaciones diferentes respecto a las unidades que
sirvieron en Malvinas, el Informe Rattenbach describe en sus conclusiones un panorama muy crítico en
términos de conducción y planeamiento, salvo para algunas unidades especialmente entrenadas o
equipadas. En la isla Gran Malvina, por ejemplo, la guarnición argentina de Puerto Howard quedó
prácticamente aislada cuando comenzó el bloqueo británico, a finales de abril.

A lo largo de ese mes hubo una febril actividad diplomática. La República Argentina cosechó
importantes adhesiones entre sus naciones hermanas latinoamericanas. Sin embargo, si uno de los
presupuestos de la conducción militar argentina era que Estados Unidos se mantendría prescindente
(debido a la colaboración argentina en las políticas norteamericanas en América Central, sobre todo
brindando apoyo a los contras nicaragüenses), a finales de ese mes las dudas se despejaron: Estados
Unidos declaró su apoyo a Gran Bretaña.

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A finales de abril, los británicos expulsaron a los argentinos de las islas Georgias del Sur, y el ataque
sobre el archipiélago de Malvinas fue inminente. Tiempo antes, habían establecido una zona de
exclusión, dentro de la cual atacarían a las naves y aeronaves argentinas consideradas beligerantes.

El 1° de mayo de 1982, aviones británicos bombardearon el aeropuerto de Puerto Argentino, mientras


que sus naves de guerra cañoneaban las posiciones en los alrededores de la población. El 2 de mayo,
fuera de la zona de exclusión que los mismos británicos habían establecido, el submarino Conqueror
torpedeó y hundió al crucero argentino ARA General Belgrano: murieron 323 de sus tripulantes y se
hundieron también las últimas posibilidades de negociar alguna salida diplomática al conflicto. Unos
días después, aviones argentinos devolvieron el golpe: lanzaron un misil Exocet que hundió al crucero
Sheffield. Los ingleses desplazaron sus barcos al Estrecho de San Carlos, que separaba ambas islas, y
finalmente el 21 de mayo desembarcaron al Noroeste de la Isla Soledad. Durante muchos días, la
aviación argentina bombardeó tenazmente los barcos británicos pero no pudo impedir el desembarco,
que fue enfrentado en su momento inicial por una pequeña fuerza de tropas terrestres. Hasta finales
de mayo, el protagonismo en las noticias por las que el grueso de los argentinos siguió la guerra lo tuvo
la aviación, que enfrentó en un combate tecnológicamente desproporcionado a la flota británica,
granjeándose el reconocimiento de sus compatriotas y de sus propios adversarios.

Mientras se desarrollaba este combate aeronaval, el cerco sobre las islas se estrechó, y las condiciones
de vida de los soldados argentinos empeoraron, ya que tuvieron que sumar a las deficiencias
alimentarias y al frío que avanzaba, la tensión propia de un ejército inmovilizado a la espera de ser
atacado mientras era bombardeado diariamente.

Las fuerzas británicas, batallones de elite de marines y paracaidistas avanzaron rumbo a Puerto Darwin,
donde se produjo una violenta batalla entre el 27 y el 28 de mayo que, luego de una aguerrida
resistencia de las tropas argentinas, culminó con la rendición masiva de la guarnición argentina. Desde
allí, se desplegaron rápidamente a campo traviesa rumbo a los cerros que rodean Puerto Argentino,
donde se encontraban las posiciones defensivas de las tropas argentinas, atacadas diariamente, ahora
también desde tierra.

Entre el 10 y el 14 de junio se produjeron intensos combates en muchos de los cerros que rodean el
puerto: Monte Longdon, Monte Two Sisters, Wireless Ridge, Monte Tumbledown. Fueron breves pero

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duros enfrentamientos en pésimas condiciones climáticas, en general por la noche, y luego de
demoledores bombardeos por tierra, mar y aire. Como resultado, los británicos quedaron controlando
las alturas que rodeaban a la población, mientras que los argentinos se replegaban y concentraban en
los alrededores de Puerto Argentino. El gobernador militar Mario Benjamín Menéndez firmó el cese del
fuego ante el jefe británico el 14 de junio de 1982. La guerra de Malvinas produjo la muerte de 649
argentinos durante su desarrollo, y heridas a otros 1063. Murieron, asimismo, 255 británicos.

Los soldados argentinos, en su condición de prisioneros de guerra, permanecieron en las islas Malvinas
unos días más (en el caso de algunos oficiales y soldados, hasta julio), concentrados en el aeropuerto
hasta que fueron embarcados de regreso al territorio continental argentino; primero llegaron a los
puertos patagónicos y luego fueron devueltos a sus guarniciones y hogares. En la mayoría de los casos
en condiciones de semiclandestinidad, con la orden expresa de no hacer declaraciones a la prensa y no
contar lo que habían vivido a sus familiares, lo que generó uno de los mayores traumas de la posguerra.

Por último, el trágico final de la guerra no fue del todo previsto por la población que seguía su
desarrollo a través de los medios masivos de comunicación. En verdad, la información durante la guerra
de Malvinas no escapó a las condiciones generales de la dictadura. Al severo control de la prensa que
existía desde el golpe de Estado se agregaron la censura típica de todo conflicto armado. Sin embargo,
los medios contribuyeron en gran medida a exacerbar el triunfalismo impulsado desde el gobierno
militar. De este modo, el rápido desenlace y la falta de información previa (o su concentración en los
éxitos de la aviación) crearon en aquel momento en gran parte del público argentino la sensación de
que las islas habían caído sin combatir.

Se escatimaron así muchos elementos para conocer el sacrificio, la valentía y la entrega de los jóvenes
soldados (conscriptos, suboficiales y oficiales). De todos modos, además de indagar en el rol de los
medios y preguntar por qué mintieron, hay otro interrogante igualmente necesario: qué condiciones
existían en la sociedad para que esas mentiras hayan sido creíbles.

Línea de tiempo
2 de abril. Fuerzas militares argentinas desembarcan en la isla Soledad y recuperan el control de las
islas Malvinas.

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3 de abril. Fuerzas militares argentinas toman el control de las islas Georgias. Naciones Unidas aprueba
la Resolución 502 que reclama el fin de las hostilidades, el retiro de tropas y el reinicio de las
negociaciones diplomáticas entre Argentina y el Reino Unido por el litigio de soberanía englobado en el
concepto “La cuestión Malvinas”.
7 de abril. El general Mario Benjamín Menéndez asume como gobernador de las islas Malvinas,
Georgias y Sandwich del Sur.
10 de abril. Multitudinaria movilización a Plaza de Mayo, que tiene réplicas en otras localidades del
país, en ocasión a la llegada del diplomático norteamericano Alexandre Haig.
25 de abril. Los ingleses recuperan el control de las islas Georgias. El teniente de navío Alfredo Astiz,
responsable de gravísimos delitos contra la humanidad, firma la rendición sin presentar batalla.
1 de mayo. Comienzan los ataques británicos en Malvinas. Fuerzas aéreas inglesas bombardean en
cuatro ocasiones Puerto Argentino.
2 de mayo. El Crucero General Belgrano es atacado fuera del área de exclusión delimitada por los
ingleses por el submarino Conqueror. Mueren 323 argentinos. 790 tripulantes serían rescatados en las
horas sucesivas.
4 de mayo. Aviones navales argentinos hunden al destructor inglés Sheffield.
21 de mayo. Desembarcan las tropas inglesas y establecen una cabecera de playa en el Puerto San
Carlos. Hay combates aéreos y terrestres que se prolongan hasta el día siguiente.
27-28 de mayo. Las tropas inglesas avanzan sobre Darwin y Pradera del Ganso.
11-12 de junio. Después de combates sumamente intensos, las tropas británicas toman Monte Harriet,
Dos Hermanas y Monte London.
13 de junio. Tropas británicas toman Monte Tumbledown, Wireless Ridge y Monte William.
14 de junio. Menéndez pacta el cese del fuego.
15 de junio. Tras el anuncia del cese del fuego y retiro de tropas, se produce una movilización en Plaza
de Mayo de repudio a los militares argentinos, que será duramente reprimida. Los manifestantes
también repudian a los medios de comunicación.
17 de junio. Cae la Junta Militar conformada por Galtieri, Lami Dozo y Anaya.

Para una línea de tiempo exhaustiva respecto a los antecedentes del conflicto del Atlántico Sur y de las
negociaciones diplomáticas, sugerimos ver los capítulos II, III, IV, V de la segunda parte (“Antecedentes
del conflicto”) del Informe Rattenbach (parágrafos 35-570).

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Veteranas: una historia silenciada

Las mujeres también fueron protagonistas de la Guerra de Malvinas: como instrumentistas


quirúrgicas y enfermeras; como personal a bordo de aviones que trasladaban heridos de las
islas al territorio continental; como oficiales o personal de buques mercantes con tareas logísticas; o como
parte de operaciones de inteligencia.

Sólo recientemente comenzaron a visibilizarse estas historias. En 2012, la Resolución 1438 del Ministerio de
Defensa reconoció las actuaciones de varias de estas mujeres y las filió históricamente con Manuela Pedraza
y Juana Azurduy. 30 años después del conflicto bélico, un documento oficial comenzaba a mirar la guerra con
otras lentes que las asociadas con estereotipos masculinos.

Compartimos aquí el material “Veteranas: una historia silenciada”, elaborado por el Programa Educación y
Memoria en el marco de la colección “El género de la Patria”. Una propuesta para abordar la guerra de
Malvinas desde una mirada de género

Disponible en: https://www.educ.ar/recursos/151292/veteranas?from=150888

El informe Rattenbach

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La Junta Militar creó la CAERCAS (Comisión de Análisis y Evaluación de Responsabilidades en el
Conflicto del Atlántico Sur), que produjo el Informe Rattenbach. Las conclusiones de esta comisión
fueron lapidarias. Un resumen de los errores cometidos en la conducción política y militar se encuentra
en el capítulo VIII (parágrafos 737-787) del Informe Final, titulado significativamente “Las causas de la
derrota”. Allí se distinguen fallas de orden político, en el planeamiento, en la conducción y en la
elección de la oportunidad.

Informe Rattenbach - Comisión de Análisis y


Evaluación de Responsabilidades del Conflicto
del Atlántico Sur.

Disponible en:
https://www.argentina.gob.ar/defensa/archivos-abiertos/centro-de-documentos-digitalizados/inform
e-rattenbach

Entre las fallas de orden político, se mencionan (parágrafo 759), entre otras cosas, (i) no haber evitado
ni intentado neutralizar el incidente en las islas Georgias del Sur, que determinó la premura en el
desembarco; (ii) no haber calibrado la reacción británica; (iii) decidir el desembarco en condiciones de

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alta improvisación; (iv) no haber prevenido las acciones diplomáticas del Reino Unido, que concitaron
grandes apoyos durante la guerra; (v) no acatar la Resolución 502 de la ONU que solicitaba el retiro de
las tropas para restablecer las negociaciones, conduciéndose así a una guerra inevitable con un
pronunciado aislamiento internacional; (vi) no aprovechar oportunidades para el cese del fuego, como
las negociaciones con Estados Unidos, la propuesta de Perú y la negociación con las Naciones Unidas.

Entre las causas de la derrota en el orden del planeamiento, se enumera, entre otras, que (i) se dejó de
lado el plan original de tomar las islas, como si la guerra hubiera sido, en lugar de la recuperación de las
islas por la vía de la negociación, el objetivo final de la Junta; (ii) se adelantó indebidamente el
desembarco, justo en el momento más desfavorable en términos climáticos, con una importante
fracción de soldados acostumbrados a climas de otras latitudes, a meses de que el Reino Unido
decidiera el retiro de parte de su Marina de Guerra de las Islas a causa de la crisis económica, etc.; (iii)
la premura en el desembarco generó un alto nivel de improvisación y condicionó el planeamiento
estratégico de defensa, atribuyendo en general a los comandos tareas inadecuadas.

Entre las fallas de conducción que señala el Informe, se destacan (i) la inexistencia de una conducción
centralizada, lo que dificultó la organización de la toma de decisiones y la obediencia en la cadena de
mandos; (ii) que no haya existido una acción conjunta desarrollada entre las Fuerzas, lo que constituye
un caso insólito en la historia moderna de las guerras; (iii) el hecho de que los graves errores en la
Guarnición militar Malvinas tuvieron que ver con una conducción deficiente de parte del Gobernador
Menéndez, quien privilegió las tareas civiles antes que la organización de la defensa militar y no se hizo
debidamente presente ante las tropas antes y durante los ataques británicos; (iv) existió un total
desconocimiento, por ende, de las condiciones físicas, anímicas y espirituales de la propia tropa como
de las posiciones británicas a partir de mayo de 1982.

Finalmente, no menos lapidarias resultan las fallas que el Informe detecta en la oportunidad en que se
encaró la guerra, ya que (i) el país vivía una severa crisis interna, de índole económica, política y social;
(ii) la posición internacional de la Argentina estaba siendo cuestionada por la violación de los derechos
humanos; (iii) Argentina mantenía un conflicto latente con Chile, país con el que verdaderamente tenía
una hipótesis seria de conflicto, y no con el Reino Unido; (iv) las relaciones del país con los países No
Alineados estaban deterioradas por el apoyo de la dictadura a los golpes de Estado en los países

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centroamericanos, con el destacado ejemplo de Nicaragua; (v) al adelantarse el desembarco, el
equipamiento no estaba acondicionado, las tropas no estaban en su totalidad lo suficientemente
adiestradas y, como se dijo, se eligió la peor época del año.

De aquí que el informe concluya que (parágrafo 787):

“La oportunidad libremente fijada por la Junta Militar para la recuperación de los archipiélagos del
Atlántico Sur, benefició directamente al enemigo”.

Asimismo, la determinación de las responsabilidades que delimita el Informe a partir de las fallas
enumeradas son amplias, graves y recaen mayormente en la Junta Militar y en el staff diplomático:
conducir al país a una guerra para la cual no estaba preparado, no realizar una apreciación integral de la
situación, no generar las condiciones diplomáticas necesarias para la consecución del objetivo político
ni bloquear las consecuencias que se siguieron por no obtenerlo, generar un alto desprestigio en la
Fuerza, incrementar la crisis interna que se pretendía tramitar, escoger un momento inoportuno para la
guerra. Así, lo que el Informe concluye es que con la guerra se alejó más la posibilidad de lograr el
objetivo de recuperar las islas.

Dentro de este escenario, las mayores penas solicitadas corresponden al titular del Poder Ejecutivo y
Jefe del Estado Mayor Conjunto, el Teniente General Leopoldo Galtieri y al Jefe de la Armada, el
Almirante Jorge Anaya, artículos 737, 740 y 747 del Código de Justicia Militar vigente en aquel
momento. También es grave la pena solicitada al designado Gobernador de las Islas, General de Brigada
Mario Benjamín Menéndez (artículos 736, 737, 740, 742, 751) y al Jefe de la Fuerza Aérea, el Brigadier
Ignacio Lami Dozo (artículos 737, 740). Todos ellos fueron enjuiciados (o están siéndolo, en el caso de
Menéndez) por crímenes de lesa humanidad. Al civil Nicanor Costa Méndez, en cambio, se le solicita la
aplicación del artículo 45 de la Constitución Nacional.

Estas penas no fueron aplicadas. Sin embargo, en octubre de 1988, Galtieri, Anaya y Lami Lozo fueron
condenados a 12 años de prisión por la Cámara Federal, debido a sus responsabilidades políticas y
militares en la guerra de Malvinas. Pero luego serían indultados por el ex presidente Carlos Saúl
Menem.

El Informe Rattenbach fue censurado por la propia Junta Militar que había encargado su realización. Por

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orden de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, fue desclasificado y publicado en febrero del año
2012.

Esta clase pretendió repasar lo sucedido en la guerra atendiendo al contexto del terrorismo de Estado y
contando lo sucedido en las islas y en el continente desde diferentes miradas, varios testimonios, una
tapa de un diario, un poema y el Informe Rattenbach.

Esperamos que hayan encontrado en esta clase ideas y materiales que puedan usar en sus clases, o que
las y los inspiren para buscar otros que también crean relevantes.

Nos vemos en el próximo encuentro donde nos preguntaremos por la posguerra: qué pasó con
Malvinas en estas décadas de vida democrática; también, por la importancia de la enseñanza de este
tema en las Escuelas.

Actividades

Foro de la clase 3: Les proponemos detenerse en los recursos que ofrece esta clase:
los testimonios, la tapa del diario, la foto, el poema, la línea de tiempo y el informe
Rattenbach. Les pedimos que elijan el que ustedes consideren más apropiado para
trabajar en el aula y que expliquen en el foro por qué lo eligieron:

• ¿Qué temas y problemas permite analizar el recurso seleccionado? ¿Qué miradas sobre la guerra y el
contexto histórico en que se produjo habilita?

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Actividad 2:

La guerra en la escuela, antes y después de 1982

Como vimos en la clase anterior Malvinas ocupa un lugar destacado en la escuela. La


escuela retradujo a sus propios lenguajes curriculares y a los rituales ligados con las efemérides la
causa Malvinas y en virtud de ello su enseñanza constituyó, desde mediados del siglo XX, un capítulo
destacado de la “enseñanza de la patria” en sede escolar. Ahora bien, ¿qué pasó con la guerra en las
aulas durante el conflicto? ¿Qué pasó luego del conflicto con las diversas generaciones?

Los invitamos a indagar sobre sus propias “memorias de la guerra de Malvinas”. Para ello, sugerimos
escribir un breve relato (una o dos carillas) en primera persona.

• ¿Qué recuerdos tienen de la guerra y la escuela, ya sea porque la vivieron o porque escucharon
hablar sobre ella en una clase, en un acto después que la guerra tuvo lugar?

• ¿Recuerdan alguna imagen, alguna música, una persona, un relato?

Luego de escribir las "memorias" y habiendo transitado gran parte del curso, vuelvan sobre la ideas
previas/representaciones que compartieron en el primer encuentro. Revisen si las palabras que allí
habían aparecido están presentes en el relato que armaron sobre la guerra, o aparecen otras palabras
nuevas. Si aparecen palabras, ideas nuevas las pueden compartir y destacar al final del trabajo.

Extensión: una carilla.

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Fecha importante: Videoconferencia

Las/os invitamos a participar del webinar (videoconferencia en línea) del curso. Su


tutor/a les anunciará el día y horario en que se llevará a cabo. La realizaremos a través
del canal de Youtube del INFoD. Dejamos a disposición un tutorial para facilitar la
participación.

En caso de no poder estar presentes, podrán observar luego la grabación que quedará
disponible en el mismo espacio.

¡No se olviden de participar en el muro preparado para dejar sus consultas o


comentarios: https://padlet.com/mariavsteinberg/Curso_106_Videoconferencia!

Bibliografía

Libros
● AA.VV. (10 de abril de 2010). Informe Rattenbach. Casa Rosada Presidencia. Disponible en
https://www.casarosada.gob.ar/informacion/archivo/25773-informe-rattenbach
● Balza, M. (2003). Malvinas. Gesta e incompetencia. Buenos Aires: Atlántida.
● Bustos, D. (1982). El otro frente de guerra. Los padres de las Malvinas. Buenos Aires: Ramos
Americana Editora.
● Cittadini, F. y Speranza, G. (2005). Partes de Guerra. Buenos Aires: Edhasa.
● De Santis, P. (2003) “La marca del ganado”. En Olguín, S., Escritos con sangre. Cuentos
argentinos sobre casos policiales. Buenos Aires: Norma.
● Equipo Educación y Memoria (2014). Pensar Malvinas. Buenos Aires: Ministerio de Educación
de la Nación.
● Esteban, E. (1993). Iluminados por el fuego. Confesiones de un soldado que combatió en
Malvinas. Buenos Aires: Sudamericana.
● Fogwill, R. E. (2006). Los pichiciegos. Buenos Aires: Interzona.
● Guber, R. (2001). Por qué Malvinas. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

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● Ratto, P. (2012). Transfondo. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editores.

Películas
FICCIONALES
● Karmin, B. (director). (1984). Los chicos de la guerra. Argentina: K Films, Instituto Nacional de
Cinematografía.
● Olivera, J. (director). (1999). El Visitante. Argentina: Aries Cinematográfica Argentina.
● Bauer, T. (director). (2005). Iluminados por el fuego. Argentina-España: Universidad Nacional de
General San Martín, Gobierno de la Provincia de San Luis, Canal+ España, San Luis Cine,
Gobierno de la Provincia de Santa Cruz, INCAA.

DOCUMENTALES
● Denti, J. (director). (1984). Malvinas, historia de traiciones. Argentina-México.
● Urioste, F. (director). (1996). Hundan al Belgrano. Argentina-Reino Unido: BBC.
● Longo, R. (director). (2005). No tan nuestras. Argentina: Corta La Bocha Cine.
● Cardoso, J. (director). (2005). Locos de la bandera. Argentina: INCAA, Comisión de Familiares de
Caídos en la Guerra de Malvinas.
● Angueira, M. (directora). (2008). Malvinas. 25 años de silencio. Argentina.

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Créditos
Autor/es: Programa "Educación y Memoria", Subsecretaría de Educación Social y Cultural, Ministerio de
Educación de la Nación.

Cómo citar este texto:

Programa "Educación y Memoria", Subsecretaría de Educación Social y Cultural, Ministerio de


Educación de la Nación (2021). Clase 3. La guerra de Malvinas. Buenos Aires: Ministerio de Educación
de la Nación.

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