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República de Panamá

Ministerio de Educación
Centro Universitario Regional sede Penonomé
Facultad de Derecho

Estudiante:
Yohjara Ocaña

Cedula:
8-1002-33

Materia:
Historia de Relaciones entre Panamá y Estados Unidos

Profesora:
Hantia Castillero

Tema:
El Destino Manifiesto Y La Expansión Territorial De Estados Unidos

Fecha de entrega:
2 de junio de 2021
EL DESTINO MANIFIESTO Y LA EXPANSIÓN TERRRITORIAL DE ESTADOS
UNIDOS

La independencia de Estados Unidos como república se caracterizó por su


constante esfuerzo a nivel diplomático de consolidar un estado independiente.
Luego de esto, el mismo resalto por su constante expansión territorial, que no se
limitó exclusivamente a este periodo. Esta ola expansionista fue impulsada por 3
criterios de parte de los estadounidenses, que fueron:
1) El territorio estadounidense tenía que ser rescatado. Los conflictos
limítrofes con Gran Bretaña y Francia debían resolverse para impedir que
Londres continuase con su política de obstaculizar la marcha de los
pioneros hacia el oeste, mediante el establecimiento de un «estado tapón»
en el valle del Ohio.
2) Estados Unidos debería obtener grandes beneficios de esas ricas regiones
cultivables y con excelentes ríos navegables.
3) Había que reforzar la seguridad del país; la expansión debería debilitar la
influencia europea, proveer mejores fronteras defensivas, a la vez que
eliminar el pillaje de los indios.
A medida que el país maduraba, los expansionistas hablaron más en términos de
determinismo geográfico, superioridad racial y de extender los dominios de la
libertad y la democracia hacia otros pueblos.
A continuación, se exponen algunas ideas del periodista y editor John L.
O’Sullivan, considerado como el popularizador de la idea del Destino Manifiesto.
También se resalta la importancia de Oregón, Texas y California para Estados
Unidos y las causas de la guerra contra México.

John L. O’sullivan Y El Destino Manifiesto.


Es considerado como el popularizador de la idea del “Destino Manifiesto”. El señor
O’Sullivan era un periodista y editor del periódico Democratic Review y editor y
propietario del New York Morning News. El término de Destino Manifiesto aparece
por primera vez en el artículo “Anexión” de O’Sullivan, publicado en la revista
Democratic Review de New York, julio -agosto de 1845. En ese momento él decía
que era el manifiesto destino de su país extenderse por todo el continente
cumpliendo una misión asignada por la providencia para imponer la libertad y el
autogobierno.
El periodista O’Sullivan sostenía que el pueblo estadounidense, siendo originario
de muchas otras naciones y dado que su declaración de independencia se basaba
en el principio de la igualdad humana, demostraba, una vez más, su discrepancia
y posición en relación con todas las otras naciones.
La República de Texas y el Destino Manifiesto.
En las primeras décadas del siglo XIX, la producción algodonera se extendió
rápidamente a todo lo largo del golfo de México y la Florida Occidental.
Estimulados por la gran demanda de las industrias textiles de Francia y Gran
Bretaña, así como la de Estados Unidos, los productores de algodón y sus
esclavos llegaron hasta los límites occidentales de este último país, en los albores
de la independencia de México. Según Arthur S. Link, dos hechos impulsaron a los
pioneros a ir a Texas:
Primero, el congreso aprobó una ley en 1820 que requería el pago efectivo de
$1.25 el acre de tierra pública. Previamente las mismas habían sido vendidas a
crédito. Esta nueva medida se aplicó en momentos en que la sociedad
norteamericana experimentaba una profunda crisis económica, iniciada en 1819.
Los pioneros buscaban nuevos horizontes moviéndose hacia el suroeste.
Segundo, México estimuló su establecimiento en tierras texanas durante la década
del veinte. Este país concedió grandes extensiones de tierras a los líderes de
Estados Unidos como Moses Austin y a su hijo Stephen Frank Austin, con la
condición de que ellos y sus seguidores reconociesen la autoridad de México
sobre esos territorios.

El Destino Manifiesto y los territorios de Oregón


El movimiento de los fronterizos hacia los territorios de Oregón comenzó en la
década del treinta. Había cuatro elementos que les atraían: primero, el magnífico
clima y los excelentes recursos naturales; segundo, las extraordinarias
posibilidades portuarias; tercero, el espléndido comercio con el oriente; y, cuarto,
el celo misionero de convertir a los nativos a la religión de los nuevos invasores
El exceso de nacionalismo no tenía cabida en la región de Oregón y, por lo tanto,
la tesis de la nueva colonización no se podía aplicar contra de los británicos. En
esos tiempos, el Destino Manifiesto y la suposición de que Norteamérica estaba
predestinada, por la providencia, a ser propiedad exclusiva de Estados Unidos, se
encontraba en boga.
Se pensaba que el país era la representación del sistema republicano y que
debería enfrentar al sistema monárquico, representado por los gobiernos
europeos. Las ideas de John L. O’Sullivan tenían mucha cabida en la conciencia
de los habitantes de Oregón. En opinión de muchos expansionistas demócratas,
los británicos eran intrusos en los territorios de Oregón, en dos sentidos: primero,
se habían embarcado en una nueva colonización, en abierta violación de uno de
los principios de la Doctrina Monroe; y, en segundo lugar, estaban ocupando
territorios que le pertenecían a Estados Unidos.

El Destino Manifiesto y el interés por California


A finales de la década del veinte y comienzos de la del treinta del siglo XIX, la
California mexicana comenzó a ser un área de gran interés para Estados Unidos.
En esa región, el ímpetu principal vino también de los comerciantes,
principalmente de Nueva Inglaterra, quienes intercambiaban mercancías por
cueros y pieles.
En 1842, las intenciones expansionistas de Estados Unidos fueron reveladas
cuando sus barcos de guerra tomaron Monterrey, aduciendo rumores bélicos; Sin
embargo, cuando se demostró de que esas afirmaciones no eran ciertas, el
gobierno estadounidense lo devolvió y pidió disculpas por el error cometido. Según
Leopold, quizá, el episodio más conflictivo de la diplomacia norteamericana, en el
marco de la era del Destino Manifiesto, fue la adquisición de California.
El mandatario Polk deseaba la anexión de California, pero de forma pacífica. Dio
la bienvenida a la insurrección contra México, pero insistió en que la misma debía
ser dirigida por los habitantes de California y no por extranjeros. Esperaba que los
residentes de la costa oeste solicitaran su incorporación a la Unión Americana,
como lo habían hecho los texanos. Sin embargo, la imprudencia de Frémont
contrarió a los californianos y obligó a Washington a tomar el territorio por la fuerza
y no por ofrecimiento, como lo había hecho con Texas. El tratado del 2 de febrero
de 1848 completó la anexión de California.

La guerra contra México


En 1845 surgen graves problemas entre la República de Texas y el gobierno de
México. En efecto, Texas hizo reclamos sobre las fronteras en el sur. Los texanos
reclamaban que todos los territorios al sur del río Grande les pertenecían, a pesar
de que, incluso, durante el período colonial, la región tenía sus límites en las
márgenes del río Nueces, que desembocaba en el golfo de México, a casi 100
millas del río Grande.
El motivo del enfrentamiento entre Washington y México conlleva algo más que el
espíritu expansionista y la disputa de límites. Estaban involucradas las largas
demandas estadounidenses en contra del vecino del sur. Las mismas fueron
falladas por una comisión binacional en 1843, pero México suspendió la promesa
de pagos durante 1844. Además, en el país existía una facción de halcones de la
guerra, encabezada por el general Paredes.
En ningún momento las fuerzas combatientes fueron parejas. El poderoso ejército
de Estados Unidos rápidamente capturó todos los territorios que deseaba de
manos de su débil y desorganizado adversario.

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