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A todas las sucias que seguían rogando por más. Gracias por ser
buenas chicas mientras esperabas.
CAPITULO UNO
Lauren
Cerrando los ojos, siento que unos copos de nieve golpean mis
mejillas expuestas, y trato de saborearlo. Probablemente pasará un
tiempo antes de ver nieve nuevamente.
Abrí los ojos y me volví para ver de dónde venía la dulce voz. Veo a
una pequeña mujer joven parada frente a mí. Hace mucho frío y
lleva una blusa negra de manga larga y una minifalda de lentejuelas
doradas, con tacones de rascacielos.
Sus largos rizos rubios la hacen parecer mucho más joven de lo que
sugiere su cuerpo o atuendo. Algo en ella es tan inocente pero
provocador, y doy un paso hacia ella. Un instinto posesivo toma el
control, atrayéndome hacia ella.
Sus carnosos labios se abren y una pequeña risita sale. Ella pierde
un paso mientras se tambalea sobre los talones en la nieve,
comenzando a inclinarse hacia adelante. Extiendo la mano,
rápidamente alcanzándola antes de que ella tenga una oportunidad
de caer, y la abrazo. Ella se funde en mí perfectamente, como si ella
fuera en mi contra. Está fría hasta los huesos, pero sonríe
alegremente como si supiera que la alcanzaría. Por un instante, hay
algo que pasa entre nosotros.
–A ti–.
–¿Cuál es tu nombre? –
–He tomado algunos cócteles, pero eres muy guapa–, dice Camila, y
me hace sonreír.
–Te llevaré a casa. –Me inclino hacia abajo para que mi boca esté
cerca de la de ella. –Y darte un beso de buenas noches si eres una
buena chica. –Ante mis palabras, veo algo brillante en sus ojos.
–Sé lo que necesitas dulce, Camila. Te lo voy a dar ya que has sido
una buena chica. Entonces te vas a dormir. ¿No es así? –Ella sigue
moviéndose debajo de mí como si no pudiera controlarse.
Ella.
Mi mente me dice. Es algo sobre ella.
Mi Camila.
Inclinándome sobre ella, enjaulando su pequeño cuerpo debajo de
mí. Mi pecho empuja en su espalda. Su rostro se da vuelta,
dándome el lado de su cuello, y yo lamo su oreja.
–Si no vas a usar tus bragas, entonces supongo que vas a tener que
usarme–, gruñí en su oído mientras llevaba mi polla a su clítoris y
comenzaba a bombearme contra ella. De ida y vuelta, mi polla se
desliza contra su pequeño y duro botón.
–Por favor–, suplica otra vez como si fuera la única palabra que
sabe.
–Dime que nunca volverás a quedarte sin ropa interior a menos que
te lo diga.
–A ti.
CAPITULO DOS
Camila
Tres años después…
Princesa,
Quítate la ropa y ponte lo que te he preparado. La cena estará lista
en treinta minutos. Hasta entonces, lleva la cesta de picnic a la sala
de estar y disfruta de un poco de tiempo libre. Me reuniré contigo
pronto.
Te ama, tu Lauren.
Sonrío, coloco la nota de nuevo en el mostrador, y me quedo quieta
por un momento. Cierro los ojos, tomo algunas respiraciones
profundas, lentas y purificantes, y siento que cambio mentalmente
a su princesa. El día se me escapa con todas mis preocupaciones. Sé
que nada puede tocarme o molestarme aquí. Soy suya y ella se
preocupará por mí. Me da lo que necesito. Llena la otra parte de mí
que muchos no conocen.
Decidí dar un paso más y abrí las rodillas de par en par. Esta noche
me he excitado por su comportamiento voyeurista, y los pantalones
cortos transparentes están húmedos por mi emoción. Sin duda, ella
puede ver todo a través de ellos. Mis labios hinchados, mi coño
chorreando miel y mi culo rosado y apretado a pantalla completa.
Mantengo mi culo alto y mis rodillas separadas, luego me muevo
sobre mis codos. Deslizo una mano debajo de mí y la deslizo en mis
pantalones cortos para jugar conmigo misma.
Miro hacia atrás y veo que Lauren también se baja la mano por los
pantalones y lentamente toca su pene. Se siente tan bien tocarme a
mí misma; saber que está mirando es la mitad del placer, y mis
caderas comienzan a funcionar con mis golpes. Mis uñas de color
rosa brillante son tan brillantes que sé que ella puede ver las puntas
de mis dedos entrar y salir de mi coño. Miro hacia atrás y veo que
su atención se centra en ver desaparecer el rosa y ver a dónde irá
después.
¿Cómo ella siempre sabe lo que estoy haciendo? Con una sonrisa,
continúo con lo que estaba haciendo y vuelvo a mi posición, con el
culo en el aire y las rodillas separadas. Saqué la paleta de mi boca y
alcanzo entre mis piernas, frotando la mancha, caramelo dulce en
mi coño. Es almibarado y pegajoso, pero haré cualquier cosa para
volver loca a Lauren.
–¿Eso es todo para mí, Lauren? He sido una niña tan buena –, lanzo
un señuelo, sabiendo que realmente no he sido.
Arrojo la paleta hacia la canasta. Una vez que mis manos están
libres, estoy de nuevo en posición con mis codos en el suelo y todo
lo que se muestra para ella. De repente, Lauren agarra mis caderas
y siento su boca en mi culo, moviéndose hacia adelante y hacia
atrás golpeando mi clítoris antes de ir y venir. Se siente como si su
boca estuviera en todas partes.
–Maldición.
¡Plaf!
–Me molestaste con eso y ahora me lo vas a dar como una buena
niña–, gruñó antes de volver a pegarme en el culo.
Una mano se dirige a mi pelo y ella tira de mi cabeza hacia atrás y
fuera de la alfombra.
–Lo estoy, Mommy. Soy una buena chica. Estaré muy quieta
mientras me follas el coño.
CAPITULO TRES
Lauren
Cuando puede anticipar todos los días, alivia el estrés. Estoy seguro
de que para algunas personas la mayoría de las cosas pueden ser
aburridas, pero el caos y el desorden ponen de lado a Camila, y ser
capaz de predecir su día la ayuda a relajarse.
–Ahí está mi niña–. Abro mis brazos y ella viene hacia mí.
CAPITULO CUATRO
Camila
Ella sale y besa todo el camino por mi espina dorsal antes de besar
cada mejilla y luego le da a cada uno un pequeño golpe.
Princesa,
Esta noche tenemos planes para cenar con William y Haley. Regresa
a casa a las 6:30. Tendré algo dispuesto para que te cambies.
Ya te extraño.
Te amo, Mommy
CAPITULO CINCO
Lauren
Una vez que las chicas están sentadas, nuestro camarero Javier
entra con las bebidas esponjosas de color rosa, y escocés para
William y para mí. Roberto sabe que apreciamos la discreción y la
coherencia, y Javier ofrece eso cada vez que cenamos aquí. El es un
subordinado de Roberto y su esposa, Marianni, por lo que sabemos
nunca hablará sobre lo que sucede en esta sala por el respeto que
tiene por sus superiores.
–Le fue tan bien después de cebar sus anzuelos–. Le sonrío a Camila
y le bese la frente. –Ella terminó pescando más que yo.
–¿Tuviste suficiente?
Ella asiente y rebota emocionada, sabiendo lo que está por venir.
Empujo nuestro plato vacío hacia un lado y la levanto del piso.
Coloco su culo en el borde de la mesa y extiendo sus piernas frente
a mí. La baja altura de la silla hace que su coño se nivele con mi
boca. Esta sala fue diseñada para esta actividad exacta.
Escucho un golpe desde el otro lado de la mesa y luego escucho un
aullido de Haley. Sin duda, su mal comportamiento le ha valido
algún tipo de castigo esta noche.
Ella niega con la cabeza, pero veo el rubor en sus mejillas. Ella lo
quiere pero no quiere pedirlo. Tomo nota y la vuelvo a sentar sobre
la mesa, abriéndola aún más para mí. Froto la palma de mi mano
sobre la parte superior de su coño, desde la cadera hasta la otra
cadera. Mi piel cálida calienta la de ella y la prepara.
–La polla de Mommy es muy difícil para ti. Necesito que chupes
todo el semen. Apriétame, princesa.
–A ti, Mommy.