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El o f ic io d e h is t o r ia r S e r h is t o r ia d o r

nanos. Los historiadores humanistas de la época independiente go­ mente abiertas en la metrópoli y en los estados, del célebre Colegio de
zaron de altas dosis de independencia, pero no del tiempo necesario México y de los colegios hechos a su imagen y semejanza en
para investigar. Aunque eran muy pocos y de buenas familias no Michoacán, la frontera norte. Jalisco, Sonora y el Estado de México;
podían costearse un tiempo completo para sus investigaciones. Fuera del Instituto Nacional de Antropología e Historia, del Centro de Inves­
de muy pocos solteros de vida recoleta, tenían mujer e hijos y estaban tigación y Estudios Superiores en Antropología Social, de la Facultad
acostumbrados al lujo y al prestigio social. Ninguno cursó materias Latinoamericana de Ciencias Sociales, y de otras instituciones que
específicas para ser historiador, pues ninguna universidad las depa­ seria largo y tedioso enumerar.
raba, pero casi todos poseían un diploma de abogado, médico o Ninguno de los historiadores actuales puede repetir el dicho de
ingeniero que los sacaba de apuros. De los que entonces lanzaron Manuel Orozco y Berra: “Cuando tengo tiempo de investigar y escri­
libros de historia no se podía afirmar a ciencia cierta su carácter de bir carezco de pan, y cuando dispongo de éste me hace falta el
historiadores. Casi todos figuraron como políticos, que en tiempos de tiempo”. Hoy los albergues de cultura superior reparten pan y tiempo
mala fortuna escribían historia. Ése fue el caso de los historiadores de simultáneamente entre todos los investigadores de la historia nacio­
la independencia (Alamán, Bustamante, Mora y Zavala) y de muchos nal. En promedio, cada investigador se junta con mil dólares al mes
de las épocas siguientes. García Icazbalceta, Del Paso y Troncoso y proporcionados por el instituto en el que está inscrito. En la mitad de
Nicolás León hicieron su obra al margen de la política, pero Vicente los casos a los mil ganados en casa, otros mil que les otorga el Sistema
Riva Palacio, Francisco Bulnes, Genaro García, Justo Sierra, José Nacional de Investigadores. Casi todos tienen ingresos por cátedras,
Vasconcelos y otros más fueron altos administradores públicos, miem­ regalías y trabajos especiales del mismo monto de los ya referidos.
bros del gabinete presidencial que gozaron buenas remuneraciones, Las grandes fundaciones norteamericanas, la Ford y la Rockefeller,
mucha fama y gran poder. hacen donativos a instituciones y a proyectos en gran escala más que a
En el último medio siglo las condiciones económicas, de prestigio personas. Como quiera, los historiadores somos capaces de ganamos
y de fuerza del historiador han cambiado notablemente. El número de la vida haciendo lo que nos gusta hacer. Podemos vivir en nuestras
personas empleadas en escribir textos históricos es muy superior al respectivas nubes con los pies bien puestos en el piso.
de cualquiera de las épocas anteriores. En este final de siglo están en Ninguno de nuestros clionautas ha recibido el premio Nobel, pero
el frente mexicano alrededor de seiscientos devotos de Clío. Más de casi todos se han llevado algún galardón internacional. De los veinte
alguno ha suspirado por el poder y ha conseguido chambas admi­ premios nacionales de historia, ciencias sociales y filosofia otorgados
nistrativas de medio pelo. La gran mayoria se da por bien servido si de 1960 a la fecha, diez han recaído en historiadores. Los estímulos de
recibe un saludo o una palmada presidencial. esta clase aumentan día con día y rigorizan un oficio donde abundan
El historiador de ahora accede a muchas residencias prestigiosas: los vocados.
las universidades, la Academia Mexicana de la Historia y otras No me cabe duda de que la vocación histórica es universal. De
asociaciones cultas; asiste a congresos de historia, antropología y artista, de filósofo, de historiador y de loco todos tenemos un poco.
demás ciencias sociales. Obtiene recursos de su alma máter y de otras Para evocar el pasado únicamente hace falta el sentimiento nostálgico
almas generosas. Recibe apapachos y premios de agencias públicas y tan común en los bípedos implumes. Con todo, ahora, el ser histo­
aun privadas. riador de fuste implica un aprendizaje previo al ejercicio de investigar
La mayor parte de los historiadores obtiene estímulos de toda el pasado y de escribir acerca de él.
índole de la vieja u n a m , de varias docenas de universidades reciente­

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