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exterminador en Bolivia
Marco Marino Diodato, el exterminador que llegó a Bolivia con los mercenarios que trajo Klaus
Barbie para apoyar el golpe de García Meza, no es el único criminal que finge su muerte para evadir
el peso de la justicia. Dicen que se suicidó por despecho, pero no hay evidencia legal al respecto. Se
lo busca […]
Marco Marino Diodato, el exterminador que llegó a Bolivia con los mercenarios que trajo
Klaus Barbie para apoyar el golpe de García Meza, no es el único criminal que finge su muerte
para evadir el peso de la justicia. Dicen que se suicidó por despecho, pero no hay evidencia
legal al respecto. Se lo busca por el horrendo asesinato de una digna mujer cruceña, la fiscal
latifundistas que lo protegen; esos que aplaudieron la masacre del 11 de septiembre en Pando.
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Roca Suárez (alias «Techo de Paja»). El anuncio causó risa en Cochabamba porque todo el mundo
sabía que aquel pichicatero que lavaba dólares en esta ciudad mediante cadenas de restaurantes,
moteles y prostíbulos, andaba vivito y coleando en San Diego, California, con una identidad nueva y
bien protegido por la DEA (la agencia antinarcóticos norteamericana); pero, ante «su muerte», quedó
libre de los cargos por diversos delitos que «Adrián» había cometido en Bolivia.
Pocos años antes, en 1989, se habló de la muerte, en el Departamento del Beni, del mafioso Yayo
Rodríguez Román, acusado de dirigir el secuestro y asesinato de 36 pilotos brasileños cuyos cuerpos
fueron hallados en una fosa común descubierta en la hacienda del narcotraficante. La banda de Yayo
Rodríguez robaba avionetas en la frontera con Brasil, matando a sus dueños, para reacondicionarlas
con mayor autonomía de vuelo hasta llegar al Golfo de México (una ruta liberada por la DEA para el
narcotráfico boliviano «post Roberto Suárez») donde se descargaba la droga, tras lo cual los aviones
«desechables» eran tirados al mar. Yayo Rodríguez fue «enterrado» con solemnes pompas fúnebres
pero nunca se vio su cuerpo. Cuando la Fiscalía quiso exhumar el cadáver, halló piedras en el ataúd.
Entre los mafiosos en general, y entre los criminales del narcotráfico en particular, es común el ardid
de «aparecer muertos» cual eficaz manera de evadir el peso de la ley cuando sus delitos son
extremos como el asesinato premeditado. Pero también «mueren» como parte de una acción de
encubrimiento ejecutada por la DEA y la CIA cuando estos organismos -que no tienen escrúpulos en
aliarse con avezados delincuentes por razones políticas- les benefician con sus «programas de
protección a testigos».
Sea como fuere, en su edición del pasado 13 de abril, El Deber de Santa Cruz lanzó la noticia sobre
la «muerte» de Marco Marino Diodato, el paramilitar y narcotraficante italiano que llegó a Bolivia
junto a mercenarios de Klaus Barbie en el plan de apoyar el golpe de Estado de Luis García Meza en
1980. Diodato, que se casó con una sobrina del ex dictador Hugo Bánzer Suárez, huyó de Santa Cruz
en el 2004 tras asesinar con una bomba de alto poder a la fiscal Mónica von Borries. La insólita
noticia de la muerte del asesino, no confirmada en absoluto, no deja de ser ese viejo truco tan usual
El periódico El Deber, en la citada edición, publicó una entrevista con el periodista Herland Campos
Reimers, quien, en un libro titulado «Diodato: el final de un fugitivo», sostiene la «hipótesis» de que
el mafioso «se habría ahorcado en un árbol de penoco, en una propiedad llamada el Coloradillo, que
está ubicada a seis kilómetros pasando la localidad de Warnes, en marzo de 2004, es decir, un mes y
medio después de su fuga ocurrida el 31 de enero de la clínica Bilbao, donde estaba bajo custodia
policial».
Según dicha «hipótesis», la causa de la fatal decisión «sería una depresión por sentirse abandonado
por sus amigos y familiares, sin dinero, y porque su esposa se involucró con su hermano en Italia».
Campos aseguró que los datos de su libro comenzaron a ser acopiados cuando conoció al cazador y
pescador Luis Fernando Finetti Justiniano, de ascendencia italiana, quien «había trabajado para
Diodato en las actividades de juegos de azar y era uno de sus pocos amigos».
Finetti era pescador aficionado, al igual que el autor del libro, y en una de sus tantas jornadas de
pesca surgió el tema de Diodato. «Después de que el italiano se fugó, yo le pregunté (a Finetti) si
sabía de su paradero, pero se rehusó a hablar, insistí en que no quería hacer algo que lo dañe, pero no
dijo nada. Por su expresión sentí que lo estaba protegiendo, que sabía dónde estaba escondido,
«Pasaron más de tres años y un día de mayo de 2007 recibí una llamada. Era Finetti, que me ofrecía
datos sobre Diodato. Fui hasta el sitio acordado, más allá de Warnes, donde me contó llorando que
su amigo había muerto. Se había ahorcado colgándose de un árbol», acotó. «Me contó que enterró el
cuerpo de Diodato en esa propiedad y que dejó pasar el tiempo hasta que me llamó. En nuestro
encuentro ofreció llevarme al lugar donde supuestamente había enterrado los restos, incluso me dio
algunas señales del lugar. Acordamos un nuevo encuentro, pero pocos días antes de la nueva cita,
Finetti falleció en un accidente. Murió el 27 de mayo de 2007 cuando salía del surtidor que queda
cerca de la fábrica de leche en Warnes. Un vehículo lo arrolló desde atrás. La Policía no le dio
importancia al hecho, pero puede haber alguien detrás», relató Herland Campos al periodista Igor
Ruiz de El Deber. (En todo caso, es más probable que el mismo Diodato fue quien asesinó a Finetti).
Campos comenta que «la verdadera investigación» del caso Diodato surgió luego de la muerte de su
informante. «Entrevisté a uno de sus primos y a otros pescadores. Uno de ellos me llevó hasta
Coloradillo, donde encontré un botín militar que usaba Diodato. Tengo pruebas y muchos datos para
aportar si es que la justicia quiere exhumar el cuerpo del italiano», aseguró. En su libro, Campos
incluye entrevistas a amigos de Finetti, quienes afirman que «el cazador les confesó que había
No obstante los varios meses transcurridos desde la publicación de aquella «revelación», las
autoridades policiales y judiciales que buscan a Diodato por el asesinato de la fiscal Mónica von
Borries no han encontrado el supuesto cadáver. Por el contrario, en los últimos días son insistentes
las versiones de que el peligroso mafioso fue visto campante en los territorios de la «media luna»
donde se produjo una despiadada masacre como la de Pando el pasado 11 de septiembre, además de
Entre mayo y junio de este año, el Departamento de Pando -zona que se halla bajo la órbita de Santa
Cruz dentro el territorio de la «media luna» que busca separarse del gobierno indígena de Evo
Morales- se convirtió en el escenario de una ola de crímenes y asesinatos cometidos por sicarios del
narcotráfico que, impunemente y con protección del «gobernador» separatista Leopoldo Fernández,
campean en aquel alejado territorio amazónico de Bolivia. En menos de un año se han producido
más de 30 «ajustes de cuentas» con ejecuciones en plena vía pública realizadas por asesinos a sueldo
llegados desde el Brasil, donde, según consta en expedientes judiciales, Diodato reclutaba miembros
para su banda.
tenía el sello inconfundible de Marco Marino Diodato, de quien se asegura -desde fuentes policiales
muy confiables que están en contacto con «Datos & Análisis»- ha retornado a sus actividades
desde el año 2001. Esta organización paramilitar que sigue las órdenes del presidente del Comité
Cívico Pro Santa Cruz, el latifundista croata Branco Marinkovic, expandió su influencia y sus
llamado de una fuente policial asegurando que, en el mes de julio, Diodato fue visto en una zona
residencial de Tiquipaya, en Cochabamba, cuando este Departamento todavía era gobernado por el
prefecto separatista Manfred Reyes Villa. Afortunadamente el mandato de Reyes Villa fue revocado
«media luna». Sobre la presencia de Diodato en este Departamento, no se nos brindaron mayores
detalles; pero tomamos contacto con otras fuentes -militares, policiales y judiciales- confirmando
que Diodato se encuentra hoy en Santa Cruz protegido por miembros de la «Unión Juvenil
Cruceñista». Se asegura incluso que Diodato mantiene contacto directo con dirigentes del Comité
Sin embargo, también en círculos policiales, hay quienes afirman que es posible que Diodato esté
siendo confundido con el presidente cívico Branco Marinkovic, quien tiene un sorprendente parecido
físico con el criminal italiano. Pero la probabilidad de que no exista error alguno y que
La ejecución de decenas de campesinos en Pando, entre ellos mujeres embarazadas y niños en edad
escolar, aquella aciaga jornada del 11 de septiembre, tiene el inconfundible sello neo-nazi de un
exterminador como Diodato. Leopoldo Fernández, el «gobernador» de Pando, fue Ministro del
Interior durante los gobiernos de Hugo Banzer Suárez y Tuto Quiroga, precisamente cuando Diodato
tenía un ítem de «asesor», con rango militar, dentro los organismos estatales de represión.
Buscando al exterminador
Al mediodía del viernes 27 de enero del 2004 un coche-bomba explotó cuando la fiscal Mónica von
Borries salía de su domicilio rumbo a su oficina en el Ministerio Público de Santa Cruz. El asesinato
se produjo cuando von Borries se disponía a investigar la apropiación ilegal de más de 400.000
hectáreas por parte del empresario constructor y ex ministro del MNR Andrés Petricevic(†), ante
reclamos del Movimiento Sin Tierra (MST) que exigía la reversión de esas tierras para beneficio de
miles de campesinos pobres. La fiscal von Borries investigaba también la ilegal dotación de tierras
que detenta el empresario croata Branco Marinkovic en territorios originarios indígenas, incluyendo
una laguna.
Las investigaciones establecieron que el asesinato había sido cometido por el narcotraficante italiano
Marco Marino Diodato, quien en ese momento se encontraba prófugo tras huir de la cárcel de
Palmasola donde fue recluido al ser sorprendido «clonando» celulares del Alto Mando Militar.
Diodato huyó de la cárcel bajo el gobierno de Sánchez de Lozada y el asesinato de la fiscal von
Von Borries investigaba también a Diodato por sus nexos con los latifundistas acaparadores de
tierras indígenas. Las fuerzas anti-droga habían descubierto una fábrica de cocaína en una de sus
delincuencial consumada, un año después de ese hecho criminal, con la propuesta política del
2005. El desenlace de esa primera escalada separatista fue la renuncia de Carlos Mesa en junio de
ese año, cuando comenzó a actuar abiertamente la «Unión Juvenil Cruceñista», de la que Diodato era
En aquel momento, según una información difundida por el analista Aníbal Jerez, el fascismo
de Industria y Comercio) y la CAO (Cámara Agropecuaria del Oriente), así como del Comité Cívico
Pro-Santa Cruz y logias como la «Nación Camba» que es una suma de las fraternidades carnavaleras
de la oligarquía oriental.
La prensa boliviana ya había identificado como cabezas visibles de aquel movimiento violentista a
los empresarios Branco Marinkovic, Rubén Costas, Oscar Serrate, Rafael Paz, Oscar Ortiz y los
hermanos Dabdoud: éstos, decía Jerez, «reciben estipendios de las compañías petroleras en calidad
exportación».
Diodato integraba esas logias gozando de todo privilegio. Tras el asesinato de la fiscal von Borries,
el italiano fue nuevamente capturado; pero inmediatamente fingió una enfermedad, sus abogados
pidieron su internación en un clínica de Santa Cruz, y de allí fugó con toda tranquilidad. La justicia
Para él, “el caso (Diodato) fue muy mal llevado, mal sustentado,
pésimamente defendido por parte del Ministerio de Gobierno y
de la Felcn (antinarcóticos)… Al final no hubo voluntad política
para llevar a cabo la investigación. El caso terminó y él huyó”.
El mismo Guiteras dejó entrever que el propio expresidente
Banzer “no daba ninguna señal” a favor de que Diodato fuera
sentenciado y que en Santa Cruz el italiano “tenía una fuerte
estructura”. “Banzer fue frío, dijo que yo haga todo lo que vea
conveniente y que si tenía todas las pruebas, él se iba a
excluir”.
El baile de dólares
En palabras del exministro Guiteras, Marino Diodato entregó en
un solo año $us 6.000.000 millones a un ‘distinguido político’ de
Bolivia, a otro le dio $us 200.000 y la danza de los billetes subía
y bajaba en función al cargo y a la institución desde donde se
protegía el funcionamiento de las casas clandestinas de juegos
de azar y las vinculaciones con el narcotráfico.
Guiteras, que asumió el cargo tres días después del arresto de
Diodato, y que reemplazó a Náyar, dijo tener en su poder las
listas con nombres de policías, de gente del Ejército de alto
rango -desde comandantes nacionales hasta departamentales- y
de políticos del Gobierno de ADN y de la oposición que tenían
relación con Diodato, que encubrían sus acciones en casas de
juegos clantestinas, narcotráfico y tráfico de armas.
Náyar, que dijo vivir hoy con poco dinero en un departamento
de una sola habitación, con el sueldo de asesor a empresas,
coincidió en que a Diodato lo apoyaban personas que invirtieron
en el negocio de los casinos que fue muy ‘lucrativo’ y que no
descarta también el respaldo de personas de la misma ADN.
Poder en todos lados
El coronel Rolando Fernández, que en aquel entonces era
director nacional de la Policía Técnica Judicial (PTJ), hoy Felcc,
explicó que las investigaciones descubrieron que en la clínica
privada donde estaba internado Diodato tenía ciertos privilegios,
como una línea de teléfono privada, que se ganó la confianza de
sus custodios policiales y que gracias a eso salía a trotar en las
noches.
“Salió caminando de forma muy tranquila. Se subió al taxi de
Ricardo Borba Mesquita, que trató de acelerar y Diodato le dijo
que fuera con calma, que no había apuro, que no llamara la
atención. Se fueron por el segundo anillo hasta la Pampa de la
Isla donde había una furgoneta color beis, Wolskvagen. El
italiano entró al vehículo, se metió en un cubículo dentro del
piso y desapareció”, relató Fernández, basando su declaración
en la información que dio Borba Mesquita y la misma PTJ.
¿Vivo o muerto?
A una década de su fuga, al menos cuatro protagonistas de este
capítulo de la historia en Bolivia creen que Diodato está vivo.
Ellos son Guiteras, Náyar, el coronel Fernández y Jorge von
Borries, padre de la fiscal Mónica von Borries, que dirigía la
investigación del caso y que murió en 2004 víctima de un
atentado con coche bomba atribuido al italiano. Guiteras dijo
que está en Italia, Fernández sostuvo que vive en el medio
oriente y Náyar, si bien no especificó, fue contundente: “Hay
versiones periodísticas de que murió. Eso es totalmente falso”.
Y es que el periodista Herland Campos Reimers, que en 2008
escribió el libro Diodato, el final de un fugitivo, maneja la
hipótesis de que Marino Diodato del Gallo se suicidó. Dicha
hipótesis se basa en el relato del ciudadano boliviano de
ascendencia italiana, Fernando Finneti, mano derecha de
Diodato, que narró al periodista que, tras su fuga, escondió al
italiano en una propiedad llamada Coloradillo, por Warnes, lugar
donde una tarde cuando le llevaba alimentos, lo encontró
ahorcado. Misteriosamente, Finetti murió atropellado un día
antes del pactado con el periodista, para ir al lugar donde
supuestamente lo había sepultado.
Hoy, Campos concluye: “Mientras el italiano no aparezca, mi
hipótesis permanecerá vigente”
Perfil
MARINO DIODATO
PRÓFUGO DE LA JUSTICIA BOLIVIANA
El hombre y el mito
Marino Diodato del Gallo nació en Italia hace 58 años. Se supo
que había sido nombrado colaborador de las FFAA, que en Italia
fue expulsado de la Policía y que en Bolivia, casado con una
sobrina de Hugo Banzer. También se lo vinculó con una red de
espionaje telefónico organizada supuestamente desde Palacio de
Gobierno, sin embargo muchas de las investigaciones no
prosperaron. Se lo condenó por delitos relacionados la ley 1008,
pero huyó.
En Palmasola tenía gente que lo cuidaba y de la clínica se
fue debiendo 1.500 dólares
“En la cárcel de Palmasola, Marino Diodato tenía un equipo de
seguridad que no permitía que se le acerquen las personas si no
era con su autorización”, aseguró el coronel Rolando Fernández,
que en 2004 era director nacional de la PTJ.
Los reclusos que fueron compañeros de cárcel del italiano
Diodato entre 1999 y el 2004, recuerdan que había noches en
las que el italiano iba a dormir al penal de mujeres, bajo excusa
de que era una especie de entrenador de gimnasio, actividad
física que realizaban como parte de terapia ocupacional.
EL JUICIO
La justicia lo absolvió en el proceso por escuchas telefónicas y
de regentar casas de juego de azar. Pero después fue
sentenciado a 12 años por delitos condenados por narcotráfico
regidos por la Ley 1.008. Marino Diodato siempre se declaró
inocente. Tras el fallo apeló ante la Corte Suprema de Justicia.
LA FUGA
El 31 de enero de 2004, se fugó de la clínica Bilbao, burlando la
vigilancia de cuatro policías.
La bomba
El 27 de febrero de 2004, mataron a la fiscal Mónica von
Borries, al hacer explotar una bomba debajo de su motorizado.
Se lo atribuyen a él y a sus cómplices.
ENTREVISTA
Guido Náyar
– EXMINISTRO de Gobierno –
“Yo estaba en la lista de los objetivos de Marino Diodato”
SEGURIDAD
sábado, 24 de marzo de 2018 · 00:15
Respuesta fiscal
Tuvo que pasar una década para que exautoridades de primera línea revelen
que una danza de millones de dólares y favores políticos ayudaron a su fuga en
enero de 2004.
MC
Por Matteo Civillini
17.10.16
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La vida de Marco Marino Diodato del Gallo, que así se llama el escapista, atraviesa
medio siglo de existencia estrepitosa y funambulesca entre Italia y Bolivia, el país que
le ofreció refugio primero y después, le brindó el éxito.
Mucho antes de eso, Diodato había nacido en San Giovanni Teatino, en la provincia del
Chieti. Se enroló en el ejército temprano y se convertiría en paracaidista antes de ser
reclutado como agente de policía. En los años 70 se acerca a los activos círculos del
neofascismo italiano. No tardará en empezar a formar parte activa de masacres y de
atentados.
Esta foto de unos niños italianos haciendo el saludo nazi ha desatado la polémica.
Leer más aquí.
El destino de Diodato será Bolivia, un país que albergaría a otros neofascistas famosos,
como Stefano delle Chaie, fundador de la Vanguardia Nacional, o Pierlugi Paglia,
implicado en la masacre de Bolonia. Y completará el cuadro de desaprensivos Klaus
Barbie, un comandante nazi de la Gestapo, que terminará siendo juzgado por crímenes
contra la Humanidad.
A Barbie se le conocía como "el verdugo de Lyon" y tendrá la suerte de encontrarse con
el trato de favor de las complacientes juntas militares que gobiernan el país andino.
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Diodato apela a su pasado como paracaidista para reinventarse como instructor del
ejército boliviano. Claro que será poco menos que un trámite, su ascensión será tan
corrupta como meteórica. Primero es proclamado teniente y, luego, capitán honorario.
En 1986, se casa con Gina Banzer, recién proclamada Miss Santa Cruz, un título, que al
igual que la boda, es facilitado por influencia del abuelo de la miss, el general Hugo
Banzer.
Banzer había llegado a lo más alto del poder boliviano en 1971 tras orquestar un golpe
de estado adecuadamente respaldado por Estados Unidos. El militar impondrá su mano
de hierro y un régimen dictatorial escabroso que será recordado por la persecución de
los Derechos Humanos, los asesinatos extrajudiciales, la represión y los secuestros
políticos. Durante su gobierno desaparecen centenares de personas.
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Y, finalmente, en los años 90, apuntala su debilidad por el negocio del juego e inaugura
tres casinos simultáneamente. Lo hará en otros tantos hoteles de lujo repartidos por toda
la geografía boliviana: en la capital, La Paz, en Santa Cruz, su lugar de residencia, y en
Cochabamba.
El general decide encomendar al esposo de su nieta una delicada tarea en la qual ya está
versado: formar un grupo paramilitar cuya misión será proteger a la sociedad civil de los
narcotraficantes. Tal y como relata un amigo de confianza de Diodato, en 1998 el
neofascista italiano arranca con la instrucción de una decena de militares, a quienes
suministra un equipamiento modernísimo. Bajo su dirección nacerá la Fuerza de
Reacción Inmediata del Ejército (nada menos que el FRIE).
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Ahora que interpreta, el personaje de político democrático dice cosas como: "Nadie
elige a su familia". Tales serán las palabras públicas que proclamará el autoritario
militar el día después de la operación policial que se ha llevado por delante a Diodato.
"Solo se elige a los amigos", sentencia.
Pese a todo, son muchos los que continúan apoyando a Diodato, quien sigue
declarándose inocente. Gina Banzer le ha dejado, pero el exparacaidista y narco
transalpino denuncia que existe una trama orquestada en su contra.
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Algunos de los cargos, como el que le imputa haber clonado los móviles de las fuerzas
especiales, no se logran demostrar. Sin embargo, se le termina declarando culpable de
un delito de narcotráfico internacional y condenado a diez años de cárcel en septiembre
de 2000.
Algunos expresos también han declarado a las páginas del mismo rotativo boliviano que
Diodato gozará de privilegios tales como introducirse en la sección femenina de la
prisión, donde se mete con la excusa de practicar ejercicios de fitness.
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Diodato conocía bien las bambalinas del poder. En sus años en Santa Cruz corrompe
todo lo que toca, de manera que a nadie le extrañará que se haya ganado el favor de los
guardias que, supuestamente, le escoltan.
La inteligencia boliviana despliega a sus hombres, pero parece que nadie consigue
siquiera oler el rastro del escapista. Según algunas fuentes habría cruzado a Brasil
provisto de un pasaporte falso y de una peluca. Otros, sin embargo, defienden que nunca
se ha ido de Santa Cruz, donde según cuenta un exministro boliviano, "contaba con una
estructura y con una protección muy fuerte".
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Aparentemente nadie le ha vuelto a ver desde que se esfumó. Claro que, al mismo
tiempo, se han armado las teorías más disparatadas. Según el periodista Herland
Campos Reimers, autor del libro "Diodato: el final de un fugitivo", el efímero
revolucionario se habría suicidado poco después de su fuga, víctima de una severa
depresión.
EEUU vuelve a incluir a Bolivia en su lista negra por el cultivo de la hoja coca
Según fuentes policiales reproducidas por el rotativo Sol de Pando, Diodato se habría
afiliado al grupo en 2001 y después de convertirse en fugitivo habría contribuido al
entrenamiento de sus militantes.
La Unión Juvenil Cruceñista (UJC) es una opositora proverbial del presidente boliviano
Evo Morales y de su Movimiento al Socialismo (MAS), el partido político que dirige.
Los miembros de la UJC ha librado su particular batalla por la independencia con
emboscadas y atentados sangrientos.
Diodato sigue a día de hoy en busca y captura en Bolivia y está en la lista negra de
Estados Unidos. Sin embargo, ya han pasado 8 años de aquella matanza y sigue sin
existir rastro alguno de su paradero. Si sigue vivo, habrá cumplido ya los 59 años en
libertad.
La organización está integrada por dos argentinos y un brasileño. Este último conocido
como Pedro, es el responsable de haber colocado la bomba. Se teme por la vida de
otros operadores de justicia que fueron también habrían sido amenazados.
El Gobierno asegura haber esclarecido el caso del asesinato de la fiscal Mónica von
Borries. La Policía logró la captura del brasileño Ricardo Borba Mezquita, quien admitió
haber participado en el atentado y según el ministro Alfonso Ferrufino, habría
involucrado a Marco Marino Diodato como el cabecilla de la organización criminal.
“La Policía ha logrado la captura del brasileño Ricardo Borba, quien confesó haber
participado en la planificación y ejecución del acto criminal que segó la vida de la fiscal.
El extranjero en su declaración informativa reconoce la existencia de una organización
criminal encabezada por el prófugo de la justicia boliviana Marco Marino Diodato, que
opera en Santa Cruz”, aseguró el Ministro.
La Policía y los agentes del FBI continuarán trabajando en la investigación hasta dar con
el paradero de los integrante de esa organización, que según fuentes de la Policía, se
encuentra integrada por dos argentinos y un brasileño de nombre Pedro quien habría
sido responsable de la colocación y detonación de la bomba.
Según se pudo conocer, la banda liderada por Marino Diodato, que estaría utilizando
un peluquín y se habría hecho crecer la barba, circula por la ciudad en una vagoneta
marca Volkswagen Combi color ploma, en la que se trasladan de un punto a otro,
haciendo seguimiento a quienes son considerados enemigos del italiano.
“Es más, debemos mencionar que Ricardo Borba habría participado en la fuga de
Diodato, de la clínica Bilbao”, agregó.
El Gobierno asume que el atentado que asesinó a Mónica von Borries, estaba destinado
a cobrar venganza, debido a que fue ella quien acusó formalmente al italiano del delito
de narcotráfico y quien, juntamente con agentes de la Felcn asistió a su hacienda
llamada Perseverancia ubicada en la provincia Velasco.
Más adelante se refirió a otros hechos como el asesinato del hermano del fiscal Saúl
Rosales y de otro fiscal en La Paz, señalando que por el momento las investigaciones
giran en torno al crimen de la abogada Von Borries.
Ferrufino destacó la labor cumplida por los organismos de seguridad del Estado,
quienes fueron los directos responsables de los resultados obtenidos hasta el
momento. El FBI confirmó los resultados.