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Poder Judicial de la Nación

Fundamentos de la Sentencia Nº 71/2023.-

Rosario, 25 de septiembre de 2023.-

Y VISTOS:

Reunidos los integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal


Federal Nº 2 de Rosario, los Dres. Otmar O. PAULUCCI -como Presidente-,
Eugenio MARTÍNEZ FERRERO y Ricardo M. VÁSQUEZ -como Vocales-,
asistidos por la señora Secretaria, Dra. Mariángeles USANDIZAGA, a fin de
formular los fundamentos correspondientes al veredicto Nº 71/2023 del 18
de julio de 2023, dictado en la causa FRO 22074/2014/TO1 caratulada
USO OFICIAL

“GYSEL, Guillermo Hernán y Otros s/Desaparición Forzada de Persona


(art. 142 ter) y Encubrimiento (art. 277)” y su acumulada FRO 67961/2018/
TO1 caratulada “Crespo, Alberto Daniel s/Falso Testimonio”, conforme lo
dispuesto en los artículos 399 y 400 del Código Procesal Penal de la Nación.

DE LOS QUE RESULTA:


El Dr. Paulucci dijo:
a) Identificación de los imputados:
1) Diego José ÁLVAREZ, sin apodos, DNI Nº 25.959.377,
de nacionalidad argentina, nacido el 25 de octubre de 1977 en la ciudad
Rosario, hijo de Hugo Roberto Álvarez y Rosa Argentina Mazzuchini, de
estado civil soltero, instrucción terciaria completa, de ocupación empleado
policial, con domicilio real en calle General Alvarado 1565 de Rosario.

2) Enrique Nicolás GIANOLA ROCHA, apodado


“Quique”, DNI 24.772.633, de nacionalidad argentina, nacido el 24 de
agosto de 1975 en la ciudad Rosario, hijo de Héctor Oscar Gianola y Nelly
del Valle Rocha (f), de estado civil casado, instrucción terciaria completa, de

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ocupación empleado policial, con domicilio real en Buenos Aires Nº 5464 de
Rosario.

3) César Daniel ACOSTA, sin apodos, DNI Nº


27.648.372, de nacionalidad argentina, nacido el 24 de septiembre de 1979,
hijo de Esteban Acosta y Marta Noemí Gallardo (f), de estado civil casado,
de ocupación empleado policial, con domicilio real en Benito Juárez Nº
1421, planta alta, de Rosario.

4) Esteban Daniel SILVA, sin apodos, DNI Nº


28.818.881, de nacionalidad argentina, nacido el 1 de mayo de 1981 en
Rosario, hijo de Agustín Oliva Silva y Gladis Teresita Verón, de estado civil
soltero, instrucción secundaria completa, de ocupación empleado policial,
con domicilio real en Juan B. Justo 2552 de Rosario.

5) Walter Eduardo BENÍTEZ, sin apodos, DNI Nº


26.739.170, de nacionalidad argentina, nacido el 22 de septiembre de 1978
en la ciudad de Santa Fe, hijo de Carlos Benítez y Antonia Lubo, de estado
civil casado, instrucción secundaria completa, de ocupación empleado
policial, con domicilio real en Nicolás Laguna Nº 3390 de Rosario.

6) Guillermo Hernán GYSEL, sin apodos, DNI Nº


29.619.038, de nacionalidad argentina, nacido el 30 de julio de 1982 en la
ciudad Rosario, hijo de Ernesto Adrián Gysel y María del Carmen Leiva, de
estado civil soltero, instrucción terciaria completa, de ocupación empleado
policial, con domicilio real en Echesortu Nº 925 de Rosario.

7) Marcelo Alberto GUERRERO, sin apodos, DNI Nº


25.320.475, de nacionalidad argentina, nacido el 25 de junio de 1976 en
Chicligasta, provincia de Tucumán, hijo de Juan Alberto Guerrero y María

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Ester Palacios, de estado civil casado, instrucción secundaria incompleta, de
ocupación empleado policial, con domicilio real en Nicolás Laguna Nº 3365
de Rosario.

8) Cecilia Ruth Elisabeth CONTINO, apodada “Chechu”,


DNI Nº 27.697.385, de nacionalidad argentina, nacida el 19 de diciembre de
1979 en Rosario (Santa Fe), hija de Rosario Contino y Silvia Stella Maris Páez
(f), de estado civil soltera, instrucción secundaria completa, de ocupación
empleada policial, con domicilio real Calle 1326 Nº 4450 de Rosario.

9) Cintia Débora GREINER, sin apodos, DNI Nº


USO OFICIAL

31.280.461, de nacionalidad argentina, nacida el 4 de noviembre de 1984


en Rosario (Santa Fe), hija de Alberto Domingo Greiner y María Elba Fleitas,
de estado civil soltera, instrucción secundaria completa, de ocupación
empleada policial, con domicilio real en Pasaje Túpac Amaru 7181 de
Rosario.

10) Fernando Sebastián BLANCO, sin apodos, DNI Nº


29.526.709, de nacionalidad argentina, nacido el 28 de mayo de 1982 en
Rosario (Santa Fe), hijo de Osvaldo Alfredo Blanco y Virginia Martínez (f), de
estado civil soltero, instrucción secundaria completa, de ocupación
empleado policial, con domicilio real en Calle 13.124 Nº 3749 (Parque
Habitacional Ibarlucea – provincia de Santa Fe).

11) Rocío Guadalupe HERNÁNDEZ, sin apodos, DNI Nº


35.128.156, de nacionalidad argentina, nacida el 5 de julio de 1990 en
Santo Tomé (Santa Fe), hija de José Ignacio Hernández y Mirta Beatriz
Ramos, de estado civil soltera, instrucción terciaria completa, de ocupación
empleada policial, con domicilio real en calle Víctor Cochet Nº 886 de la
localidad de Maciel (provincia de Santa Fe).

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12) Belkis Elisabeth GONZÁLEZ, sin apodos, DNI Nº
30.945.626, de nacionalidad argentina, nacida el 5 de junio de 1984 en la
localidad de Victoria (Entre Ríos), hija de Sara Margarita González, de
estado civil casada, instrucción universitaria completa, de ocupación
empleada policial, con domicilio real en calle 13124 Nº 3771 de Rosario.

13) Franco Luciano ZORZOLI, sin apodos, DNI Nº


27.613.988, de nacionalidad argentina, nacido el 24 de noviembre de 1980
en Rosario (Santa Fe), hijo de José Norberto Zorzoli y Silvia Isabel Vera, de
estado civil casado, instrucción secundaria completa, de ocupación
empleado policial, con domicilio real en calle Riobamba 6330 de Rosario.

14) Rodolfo Jesús MURUA, sin apodos, DNI Nº


30.350.356, de nacionalidad argentina, nacido el 25 de septiembre de 1983
en Monte Buey (Córdoba), hijo de Rodolfo Alfredo Murua y de Matilde
Isabel Guevara, de estado civil soltero, instrucción universitaria completa,
de ocupación empleado policial, con domicilio real en calle Casilda 7630,
departamento 2, de Rosario.

15) Walter Daniel ORTIZ, sin apodos, DNI Nº


21.620.534, de nacionalidad argentina, nacido 16 de junio de 1970 la
localidad de Margarita (Santa Fe), hijo de Francisco Ortiz y de Lidia Teresa
Ojeda, de estado civil casado, instrucción secundaria completa, de
ocupación empleado policial, con domicilio real en calle 13122 nro. 3728,
Parque Habitacional Ibarlucea, Rosario.

16) Romina Anahí DÍAZ, sin apodos, DNI Nº


32.644.903, de nacionalidad argentina, nacida el 1 de mayo de 1987 en la
localidad de San Javier (Santa Fe), hija de Rubén Ambrosio Díaz y de
Trinidad Vento, de estado civil casada, instrucción secundaria completa, de
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ocupación empleada policial, con domicilio real en calle Esteban de Luca
1438 Piso 1 Dpto. 120 de Rosario.

17) Ramón José JUAREZ, sin apodos, DNI Nº


17.716.704, de nacionalidad argentina, nacido el 6 de septiembre de 1966
en Rosario (Santa Fe), hijo de Rosario Maximiliano Juárez (f) y de Francisca
A. Veliz, de estado civil soltero, instrucción secundaria incompleta, de
ocupación empleado policial (actualmente jubilado), con domicilio real en
calle Saavedra 3421 de Rosario.

18) Pablo Andrés SISCARO, sin apodos, DNI Nº


USO OFICIAL

30.381.646, de nacionalidad argentina, nacido el 11 de agosto de 1983 en


Rosario (Santa Fe), hijo de José Siscaro y de Nidia Susana Trochi, de estado
civil divorciado, instrucción terciaria completa, de ocupación empleado
policial, con domicilio real en calle Santiago Nº 768, piso 4, dpto. A de
Rosario.

19) Daniel Augusto ESCOBAR, apodado “Dani”, DNI Nº


29.452.352, de nacionalidad argentina, nacido el 17 de marzo de 1982 en
San Javier (Santa Fe), hijo de José Ludovico Escobar y de Elida Noemí Furrer,
de estado civil casado, instrucción terciaria completa, de ocupación
empleado policial, con domicilio real en calle Roque Sáenz Peña 1875 de la
ciudad de Coronda (provincia de Santa Fe).

20) Alberto Daniel CRESPO, sin apodos, DNI Nº


14.287.270, de nacionalidad argentina, nacido el 8 de febrero de 1961 en
Rosario (Santa Fe), hijo de Benito Martín Crespo y María Luisa Suárez, de
estado civil divorciado, de ocupación comerciante, con domicilio real en
Avenida Pellegrini 1282, 9 “B” de la ciudad de Rosario (provincia de Santa
Fe).

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b) Partes intervinientes en el juicio:

Sobre las restantes partes intervinientes, a los fines de


otorgar mayor claridad expositiva, es dable señalar que durante la
audiencia de debate oral y pública actuaron como representantes del
Ministerio Público Fiscal (MPF), el Fiscal General, Dr. Oscar Fernando
ARRIGO y la Fiscal Coadyuvante, la Dra. Ana OBERLIN; los Dres. Andrés
PENNISI (Secretario Letrado y Defensor Público Coadyuvante de la
Defensoría General de la Nación), Mariano MACIEL, Nicolás LAINO y
Luciano HAZAN (Defensores Públicos Oficiales Co-Titulares del Programa
contra la Violencia Institucional de la Defensoría General de la Nación)
como letrados apoderado del querellante Ramón CASCO (padre de Franco
Casco); los Dres. Guillermo CAMPANA y Salvador VERA, en representación
de las querellantes de Malvina Soledad GODOY (hermana de Franco Casco)
y Marta Analía LAGRAÑA, ésta última en ejercicio de la responsabilidad
parental de T.C. (hijo de Franco Casco); el Dr. Santiago BERECIARTUA y la
Dra. Evangelina LARDONE, abogados representantes de la Secretaría de
Derechos Humanos de la Nación; el Defensor Público Oficial, Dr. Martín A.
GESINO en representación de los imputados Walter Eduardo Benítez,
Marcelo Alberto Guerrero, Celia Ruth Elisabeth Contino, Fernando
Sebastián Blanco, Rocío Guadalupe Hernández, Rodolfo Jesús Murúa,
Walter Daniel Ortiz, Romina Anahí Díaz, Ramón José Juárez y Pablo Andrés
Siscaro; el Dr. Julio E. AGNOLI, Defensor Público Oficial, en ejercicio de la
defensa técnica de Alberto Daniel Crespo; el Dr. Germán MAHIEU en
carácter de abogado defensor de César Daniel Acosta; los Dres. Augusto
Nino ARENA y Fernando Martín BARREIRO como abogados particulares
codefensores de Esteban Daniel Silva; la Dra. Antonela TRAVESARO y el Dr.
Rodrigo MAZZUCHINI en representación de Diego José Álvarez; el Dr.
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Aníbal RODRÍGUEZ en el ejercicio de la defensa técnica de Franco Luciano
Zorzoli; el Dr. Carlos RACAMATO en representación de Enrique Gianola
Rocha; el Dr. José Luis GIACOMETTI en carácter de abogado defensor de
Guillermo Hernán Gysel; el Dr. Renzo BIGA en el ejercicio de la defensa
técnica de Cintia Débora Greiner; el Dr. Jorge ALCARAZ en representación
de Belkis Elisabeth González; asimismo, el Dr. Paul KRUPNIK y la Dra.
Martina LIANZA en carácter de codefensores de Daniel Augusto Escobar.

c) Acusación:

Conforme surge del Requerimiento de Elevación a


USO OFICIAL

Juicio formulado por el Fiscal Federal Guillermo Rodolfo Lega, el Ministerio


Público Fiscal (MPF) imputó penalmente a Diego José Álvarez, Walter
Eduardo Benítez, Fernando Sebastián Blanco y Cecilia Rut Elizabet Contino
por el delito de desaparición forzada de persona agravado por la muerte de
la víctima (art. 142 ter con la agravante del 2do párrafo, del Código Penal -
CP en adelante-) y por el delito de imposición a persona privada legítima o
ilegítimamente de su libertad de cualquier clase de tortura seguido de la
muerte de la víctima (art. 144 ter, inc. 2 del CP), en concurso ideal, en
calidad de coautores.
Asimismo, imputó penalmente a César Daniel Acosta,
Enrique Nicolás Gianola Rocha, Cintia Débora Greiner, Marcelo Alberto
Guerrero, Guillermo Hernán Gysel, Rocío Guadalupe Hernández y Esteban
Daniel Silva por el delito de desaparición forzada de persona agravado por
la muerte de la víctima -art. 142 ter con la agravante del 2do párrafo, del
CP, en calidad de coautores.
Por otra parte, atribuyó a Romina Anahí Díaz, Belkis
Elisabeth González, Ramón José Juárez, Rodolfo Jesús Murúa, Walter Daniel

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Ortiz y Franco Luciano Zorzoli la comisión del delito de desaparición forzada
de persona agravado por la muerte de la víctima (art. 142 ter con la
agravante del 2do párrafo, del CP), en calidad de partícipes secundarios.
Los imputados Pablo Andrés Siscaro y Daniel Augusto
Escobar fueron acusados por el delito de encubrimiento doblemente
agravado (art. 277 inc. 1 apartados “b” y “e”, agravado por el inc. 3
apartado “a” y “d” del CP).
Solicitó, además, se extrajeran copias de las partes
pertinentes y se formara expediente por separado en relación a la médica
María Elena Zelaya, cuya situación procesal no se encontraba definida a la
fecha de la elevación a juicio, a los efectos de no dilatar el trámite respecto
de sus consortes de causa.
Por último, la Fiscal Federal Adriana Saccone, imputó
penalmente a Alberto Daniel Crespo como autor del delito de falso
testimonio, previsto y penado en el art. 275 del CP 1. A raíz de distintas
declaraciones brindadas en la órbita de la justicia provincial y federal, las
que contendrían, a criterio de la titular de la acción penal, diferencias
sustanciales.
Sin perjuicio de la imputación particular a cada uno de
los imputados antes detallada, en términos generales, los hechos objeto de
enjuiciamiento se circunscribieron a los siguientes: en su calidad de
personal policial cumpliendo funciones en la comisaría 7ma. de Rosario,
haber privado de su libertad en fecha 6 de octubre de 2014 a Franco
Ezequiel Casco, alojándolo en dicha comisaría resultando su muerte,
seguido de la negativa a reconocer dicha privación o de informar sobre el

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Ver piezas procesales obrantes a fs. 6093/6200 del expediente principal y fs. 198/202 del acumulado.
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paradero del mismo, todo ello, con la aquiescencia del Estado, y haber
impuesto a dicho detenido golpes, torturas, tormentos físicos y psíquicos.
Por su parte, en relación al personal de Asuntos
Internos (imputados Siscaro y Escobar): haber ocultado, alterado o hecho
desaparecer pruebas o instrumentos del delito de privación de libertad
seguido de muerte en fecha 6 de octubre de 2014 a Franco Ezequiel Casco,
alojado en la comisaría 7ma. de Rosario, y, asimismo, no haber denunciado
la perpetración del delito mencionado, no habiendo ejecutado
reglamentos y leyes a cuyo cumplimiento estaban obligados.
Los Dres. Andrés Pennisi (Secretario Letrado y Defensor
USO OFICIAL

Público Coadyuvante de la Defensoría General de la Nación), Mariano


Maciel, Nicolás Laino y Luciano Hazan (Defensores Públicos Oficiales Co-
Titulares del Programa contra la Violencia Institucional de la Defensoría
General de la Nación), todos letrados apoderado del querellante Ramón
CASCO (padre de Franco Casco), solicitaron la elevación de la causa a
juicio, en la pieza procesal obrante a fojas 6350/6400, en los mismos
términos que el MPF, salvo el grado de participación respecto de las
siguientes personas procesadas: Zorzoli y Díaz; en relación al delito previsto
y penado en el art. 142 ter, con la agravante del 2do. Párrafo, en carácter
de partícipes necesarios. Además, en aquella oportunidad, requirieron se
investigue al imputado Silva por el delito previsto y penado en el art. 144
ter, inciso 2, del CP2.
Los Dres. Vera y Vallet, en representación de las
querellantes de Malvina Soledad GODOY (hermana de Franco Casco) y
Marta Analía Lagraña, ésta última en ejercicio de la responsabilidad

2
La CFAR oportunamente revocó el auto de clausura en relación al sobreseimiento del imputado Silva en
relación al delito de imposición de tortura. Al finalizar el debate, aún no había sido elevado a juicio ese
desprendimiento de la causa.

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parental de T.C. (hijo de Franco Casco), efectuaron su pedido en los mismos
términos que el MPF, a excepción del grado de participación de los
imputados Zorzoli y Díaz, en carácter de autores3.

Alegatos:

En los términos del art. 393 del CPPN, el Fiscal General


ante este Tribunal, Dr. Oscar Fernando Arrigo, formuló acusación. Al inicio
y para otorgar mayor claridad expositiva, realizó una síntesis de los hechos
que consideró probado y las responsabilidades de los distintos acusados.
En tal sentido, expresó que el día 6 de octubre de 2014,
Franco Casco, una persona introvertida y callada, estaba en la ciudad de
Rosario, en la casa de su tía Roque María Casco, quería regresar a su ciudad
natal, en provincia de Buenos Aires y, en ese marco, en horas de la tarde
salió, con sus pocas pertenencias, en dirección a la zona de la Terminal de
Trenes Rosario Norte, con cierta dificultad para orientarse porque no
conocía la ciudad. Arribó a la jurisdicción de la Comisaría 7ma. de esta
ciudad, donde se hallaba esa estación antes aludida y los móviles de esa
Seccional lo “cazaron” a Franco Casco.
Explicó que era noche de casería para algunos policiales
de la mencionada sede policial, en los términos utilizados por uno de los
testigos que declararon durante el debate, porque al día siguiente era
asueto. Manifestó que, a su vez, Franco Casco era de aquel colectivo, que
los especialistas identificaron como del grupo vulnerable, para la violencia
institucional.
Señaló concretamente que lo ingresaron a Franco Casco
alrededor de las 23:30 horas de la noche del día 6 de octubre. No
documentaron su ingreso, no lo blanquearon, para trabajar tranquilos sin
3
Ver fs. 6218/6276.
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plazos. Indicó en ese sentido, según expresiones del propio imputado
Álvarez, que los fiscales no contestaban los teléfonos de noche.
Estimó probado que aquella noche, lo sometieron a
sesiones de tortura, y que, en los intervalos, le habían tomado los datos y le
habían hecho firmar el “acta de conocimiento derechos”, con fechas y
horarios que parecieran evidentemente errados, además de haberle
tomado fichas dactilares y fotografías, para luego continuar con la
imposición de golpes.
Explicó que Franco Casco había “caído” detenido en la
guardia más brava, la que “más verdugueaba”, la “más jodona”. Como no
USO OFICIAL

era del ambiente, gritaba, gritaba cada vez más fuerte, no sabía que no
tenía que gritar para que le dejaran de pegar. Señaló que, al final lograron
callarlo, pero “se les fue la mano”.
Concluyó que a Franco Casco lo asfixiaron. Que luego,
en distintas oportunidades, los involucrados observaron el cuerpo sin vida
del nombrado, tirado en el piso del transitorio, que fueron conscientes de
la conducta que habían ejecutado y a las consecuencias que se enfrentarían
si la verdad salía a la luz.
Sostuvo que los involucrados sabían que Franco Casco
no había pasado inadvertido para algunos de los detenidos de esa noche,
pues no era del ambiente, dialogó con algunos de ellos, se identificó y no
los habían dejado dormir por los gritos desgarradores y la feroz tortura a la
que lo sometieron al nombrado. En ese contexto, arguyó que no podían
simplemente hacerlo desaparecer, que les fue necesario crear una coartada
que les garantizare la impunidad.
En ese punto, destacó que uno de los detenidos, se
comunicó esa noche y madrugada con Franco Casco, que estaba a escasos

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metros del transitorio, en la “Cuadra” y vio el cuerpo sin vida del
nombrado.
En relación al cuerpo sin vida, indicó que tuvieron que
sacarlo de la comisaría y limpiar la sangre del lugar llamado transitorio,
para que no quedaran marcas de las sesiones de torturas. Aclaró que, al día
siguientes, el 7 de octubre de 2014, era día de visita de familiares.
Sostuvo que un corte de luz en la zona del penal,
relatado por otro de los detenidos, fue un momento oportuno para sacar el
cadáver sin que nadie lo viera. Que luego lo arrojaron al río, que ese
método, era un buen mecanismo antiforense, pues se deshacían de los
rastros de las torturas y, eventualmente, del cuerpo.
Esgrimió que alejar el paso de Franco Casco de esa
noche de gritos y torturas, y acercarlo a las horas del día serviría para
desviar las sospechas de responsabilidad de su muerte o desaparición.
Señaló que tenían ciertas limitaciones, y por ello
mezclaron la verdad indiscutible con mentiras hábilmente creadas. En
efecto, explicó que, con esa registración retrasada de los acontecimientos
reales, podían alcanzar esa impunidad.
Adujo que a partir de un criterio de confianza con el
creador de la coartada (Álvarez), y de responsabilidad de los que habían
participado en lo sucedido, se dividirían los roles.
En tal sentido, un vecino del barrio (Alberto Daniel
Crespo), “de confianza” del jefe Álvarez, ayudaría introduciendo a Franco
Casco en una puesta en escena, y explicaría su detención. Aseveró el Fiscal
que, el vecino cumplió y mintió.
Al efecto, sostuvo que con un supuesto cruce de
miradas -entre dos personas que estaban merodeando por la zona-, era
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suficiente para justificar una supuesta detención de Franco Godoy. Explicó
que, el procedimiento falseado, consistió en inventar una situación de
resistencia y agresión a la autoridad, sin testigos, que ello sería suficiente.
A su vez, una médica de la fuerza policial (Zelaya)
confirmaría los dichos de los funcionarios policiales, dejando constancia,
conforme surgía de la foto, de la escoriación en el labio de Franco Casco.
Arguyó que los acontecimientos se precipitaron y los
familiares de Franco Casco aparecieron en la Comisaría 7ma. para
preguntar por el paradero. Indicó que el personal policial negó inicialmente
el paso de la víctima por la Comisaría; que ello les permitió ganar tiempo
USO OFICIAL

para construir esa verdad a medias, pues una vez que se confirmara que
Franco Casco había estado por allí alojado, perderían el control total de los
acontecimientos. Con ese criterio de confianza, y algunos ex compañeros
del jefe, funcionarios de Asuntos Internos, ganaría más tiempo y, en su
caso, posiblemente, conseguirían la impunidad. Sostuvo el Fiscal que la
coartada logró construirse, hasta que perdieron ese control.
En relación a las responsabilidades atribuidas a cada
uno de los imputados en particular, especificó que el día 6 de octubre del
año 2014, en cercanías de la Comisaría 7ma. de Rosario, entre las 21:08 y
23:30 horas, el personal de dicha dependencia en ejercicio de sus
funciones, más en concreto el Subcomisario Álvarez con personal a su
cargo, incluida la imputada Díaz, en móvil policial, privaron de su libertad
ambulatoria a Franco Ezequiel Casco, y lo trasladaron a la referida
Comisaría, en la cual fue ingresado en horario cercano a la medianoche.
Todo ello sin causa de detención legítima.
Conforme ya lo había mencionado, no se dejó registro
de esa detención en el Libro Memorándum de Guardia. Los funcionarios

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policiales tampoco documentaron aquel procedimiento. Señaló el Fiscal
que ese, fue el comienzo de la desaparición forzada de Franco Casco.
Una vez ingresado en la Comisaría 7ma., Franco Casco
fue aislado en un calabozo/cuartito muy pequeño, oscuro, oloroso, sucio,
sin acceso a un baño, denominado indistintamente “la jaulita”, “el
incomunicado”, “el transitorio”, “la celdita”, “el buzón”, “el freezer”;
espacio identificado en el croquis de fs. 336 de autos como “WC”, utilizado
habitualmente por el personal de dicha dependencia para alojar
“transitoriamente” a las personas que demoraban sin causa, invocando que
lo hacían para averiguación de antecedentes, enmascarando esas
situaciones con la engañosa “calidad de demorados”.
Especificó que esa noche del 6 de octubre se
encontraban presentes dentro de la Comisaría 7ma, el Sub-Comisario
Álvarez, Díaz, Benítez, Blanco, Contino, Silva y Zorzoli.
Sostuvo que los funcionarios policiales, además de
detenerlo ilegalmente, no dieron aviso a la Justicia sobre la detención de
Franco Casco. En tal sentido, explicó que si registraban esa detención como
fundada en el art. 10 bis de la ley 7395 de Santa Fe (averiguación de
identidad) sólo contaban con 6 horas para realizar los trámites de rigor y,
luego de ello, debían indefectiblemente liberarlo. A su vez, si registraban la
aprehensión fundada en algún supuesto de flagrancia (y conforme
normativa aplicable), debían ponerlo a Franco Casco a disposición del Fiscal
en un plazo que no excediera las 2 horas. Así, explicó que los funcionarios
policiales, sabían de antemano que no cumplirían con esos plazos legales.
En ese sentido, explicó que la fecha y horario
“erróneos”, en apariencia, del acta de derechos y garantías firmada por
Franco Casco, se adaptaría cuando quisieran regularizar la situación si así lo
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decidieran, o simplemente dejarlo en libertad sin ninguna registración.
Adujo que, a esa altura, conocían que el Fiscal de Flagrancia era el Dr.
Campo.
En este orden de ideas, reiteró el Fiscal que el propio
imputado Álvarez había manifestado durante el debate que los Fiscales no
atendían llamados a la madrugada; por otra parte, las líneas telefónicas de
la Jefatura no funcionaban bien, por lo cual las consultas podían demorarse.
La circunstancia de omitir la registración de la
detención les daba tiempo para decidir qué hacer con esta persona;
durante ese lapso, estaba a merced de los funcionarios policiales.
USO OFICIAL

En ese marco, citó a la testigo Eugenia Cozzi, Doctora


en antropología y docente de la Universidad Nacional de Rosario, quien
señaló que existía “un momento de dominio policial de la escena”.
Asimismo, a estas circunstancias, se le sumaba el tiempo y la posibilidad de
corrección y manipulación de los hechos, a partir de la utilización de un
“borrador” del Libro de Guardia.
Sostuvo que, en horas de la madrugada del día 7 de
octubre, la víctima fue sometida a una sucesión de agresiones y malos
tratos prolongados e intensos: fuertes golpes, patadas, asfixia, baldazo de
agua, agresiones verbales y amenazas, que los testigos manifestaron que se
escuchaba que lo sacudían contra las paredes. Franco Casco gritaba mucho,
se notaba que no era “del ambiente” porque no sabía que no tenía que
gritar, para que le dejen de pegar.
Además, indicó que el personal de la Comisaría no
permitió que los internos le dieran algo para comer o tomar, que Franco
Casco había solicitado para ingerir líquido y no le dieron; y que, en vez de
ello, le tiraron un baldazo de agua.

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Manifestó que, particularmente, el imputado Benítez,
le recitaba fragmentos de la biblia y le decía “arrepentite, arrepentite”,
mientras le daban patadas; que otro de los funcionarios policiales le decía
“no seas marica, te vamos a moler a palos”. Además, le decían “hacete el
vivo ahora, no te salva nadie”.
Enfatizó que, durante las salvajes golpizas, Franco
Casco, conforme surge de la prueba testimonial, gritaba desesperadamente
y gemía de dolor; que no eran gritos “normales” según los testigos. Sostuvo
que esos golpes ocurrieron en dos momentos distintos, todo ello durante la
noche del 6 de octubre, madrugada del 7, lo cual duró no menos de 2
horas.
Explicó que, en una primera ocasión los agresores, que
eran al menos 3 adentro de la celda y 1 más -una mujer- en la puerta, lo
golpearon salvajemente por un tiempo prolongado. Dentro de la celda
estaba Álvarez, Benítez y un tercer hombre. Que luego pararon por un rato
de pegarle y allí le tomaron sus datos personales, lo ficharon, le hicieron
firmar el “acta de conocimientos de derechos” y le sacaron fotografías. En
éstas (reservadas en Secretaría), Franco Casco aparece claramente
golpeado y con la ropa mojada.
Continuó la golpiza, la segunda parte duró menos
tiempo y luego de ello hubo un silencio total. Sostuvo que en las “sesiones”
de golpes también participaron los imputados Blanco y Silva. Conforme a lo
relatado por uno de los detenidos, destacó que una mujer policía les decía
que dejaran de pegarle porque se les iba a ir la mano.
Explicó que, después de ese silencio total aludido, uno
de los policías dijo “no se mueve, no se mueve”; y otro le respondió “bueno,
dejalo ahí”. Que luego de lo ocurrido, a los policías se los vio alterados y
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discutiendo entre sí. Que el día 7 de octubre (martes, durante las visitas
femeninas) ninguno de los internos vio a Franco Casco en la Comisaría 7ma.
Sostuvo que como consecuencia de las violencias
recibidas, Franco Casco murió por asfixia en las instalaciones de la
Comisaría 7ma, tal como explicara la Dra. Creimer en el juicio, en
concordancia con el informe histopatológico y su ampliación -los que
forman parte de la Junta Médica del Cuerpo Médico Forense de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación, en los que se hace referencia a las
lesiones que tenía Franco, compatibles con el denominado “pulmón de
lucha” señalado por la testigo, compatible a su vez con la muerte por
USO OFICIAL

asfixia.
Con posterioridad, su cuerpo sin vida fue arrojado al río
Paraná, en donde fue hallado por personal de Prefectura Naval Argentina,
en fecha 30 de octubre de 2014, en horario cercano al mediodía, en el km
418, margen derecho del río.
Luego de lo ocurrido el 6 de octubre a la noche y 7 a la
madrugada, los imputados fraguaron un sinnúmero de documentos
públicos y libros, simularon consultas oficiales y, en definitiva, hicieron un
montaje con el cual pretendieron probar que Franco Casco había sido
detenido y alojado en la Comisaría 7ma. el 7 de octubre al mediodía,
aproximadamente a las 13 horas y que había sido liberado ese mismo día
cerca de las 22 horas.
Entre las maniobras orquestadas, los imputados
sostuvieron que la detención de “Franco Godoy” se originó en la denuncia
del imputado Crespo, quien se comunicó con Álvarez y le habría dicho que
dos personas andaban por la zona, en actitud sospechosa, intentando abrir
las puertas de algunos domicilios.

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Los encartados -obligados a informar por su condición
de funcionarios públicos y conociendo ellos lo ocurrido-, en particular
Álvarez y Acosta, negaron sistemáticamente a los familiares de Casco y a los
organismos públicos que participaron en la investigación de los hechos, que
la víctima estuvo alojada en la Comisaría 7ma. el 6 de octubre a la noche y 7
a la madrugada, así como las violencias a las cuales fue sometido y que le
provocaron la muerte. Sólo aportaron información falsa, para desviar así la
investigación.
Tampoco revelaron datos que permitieran dar con el
paradero de Franco Casco. Recordó que los familiares de la víctima (Ramón
Casco, Elsa Godoy, Roque María Casco) fueron en reiteradas ocasiones a la
Comisaría 7ma. para solicitar información y obtuvieron respuestas evasivas
e información falsa.
En concreto, con participación de Álvarez, Gianola
Rocha, Acosta, Gysel, Benítez, Silva, Hernández, Greiner y Guerrero,
labraron actuaciones policiales falsas, en las que hicieron constar que el día
7 de octubre de 2014, alrededor de las 13 horas, habían detenido a una
persona que dijo llamarse “Franco Godoy”, por resistencia a la autoridad; a
quien habrían liberado cerca de las 22 horas de ese mismo día.
Expresó que también se fraguó el “formulario de
informe médico legal” en el cual consta que María Elena Zelaya (médica)
habría revisado a Franco Godoy el día 7 de octubre de 2014 en la Comisaría
7ma. Ello además de otras constancias e informes que dieron viso de
legalidad a las actuaciones inventadas.
Por otra parte, los Inspectores Pablo Siscaro y Daniel
Augusto Escobar, ambos pertenecientes a la Dirección Provincial de
Asuntos Internos Policiales, dependiente del Ministerio de Seguridad de la
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Poder Judicial de la Nación
Provincia de Santa Fe, una vez consumado el delito aquí investigado,
omitieron informar al fiscal a cargo de la investigación lo relatado por varios
de los detenidos alojados en la Comisaría 7ma. en las entrevistas
concertadas en la denomina “cuadra” de dicha dependencia, por cuanto
dichos internos les manifestaron haber escuchado los tormentos a los que
fue sometido un joven una noche en las dependencias de dicha Comisaría,
siendo que algunos incluso identificaron a ese joven como Franco Casco, no
habiendo los encartados dado cuenta de todo ello en el acta de
procedimiento de fs. 324/6 que formalizó dichas entrevistas, con el objeto
de encubrir así a los agentes de la Comisaría 7ma. en el delito perpetrado
USO OFICIAL

contra Franco Ezequiel Casco. Además, en el acta que labraron (fs. 324/6)
se plasmó sólo en forma genérica -sin individualizar los dichos de cada uno-
lo que, según la versión de ellos, manifestaron los internos.
Además, sostuvo el Fiscal que las entrevistas con los
presos se desarrollaron en un contexto impropio, con el personal de la
Comisaría 7ma. presente, no resguardando a los testigos e impidiendo de
aquel modo que declarasen libres de toda presión.
Finalmente, esgrimió que el imputado Alberto Daniel
Crespo realizó declaraciones falsas en sucesivos actos ante distintas
autoridades, a saber: en sede policial (ver fs. 27 del presente); en entrevista
prestada ante Asuntos Internos (fs. 244/5 del presente); en declaración
ante el Ministerio Público de la Acusación de Santa Fe (fs. 153/4); y en la
declaración testimonial en la Fiscalía Federal (fs. 1132/9).
Sobre esa base fáctica, desarrolló profusamente y en
forma minuciosamente la prueba rendida durante el debate y efectuó las
valoraciones pertinentes.

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En definitiva, solicitó la absolución de Walter Daniel
Ortiz por el delito previsto y penado en el art. 142 ter del CP, con la
agravante del 2do. párrafo, del CP (desaparición forzada de persona
agravada por la muerte de la víctima).
Asimismo, requirió se condene a las siguientes
personas: Diego José Álvarez, Walter Eduardo Benítez, Fernando Sebastián
Blanco y Cecilia Rut Elisabeth Contino, a las penas de prisión perpetua,
inhabilitación absoluta y perpetua, accesorias legales y costas, por
considerarlos coautores penalmente responsables del delito previsto y
penado en el art. 142 ter, con la agravante del 2do. párrafo, del CP
(desaparición forzada de persona agravada por la muerte de la víctima) y
del delito previsto y penado en el art. 144 ter, inciso 2, del CP (imposición a
persona privada legítima o ilegítimamente de su libertad de cualquier clase
de tortura seguido de la muerte de la víctima), en concurso ideal.
Además, a los imputados César Daniel Acosta, Enrique
Nicolás Gianola Rocha, Cintia Débora Greiner, Marcelo Alberto Guerrero,
Guillermo Hernán Gysel, Rocío Guadalupe Hernández, Franco Luciano
Zorzoli, Esteban Daniel Silva, Romina Anahí Díaz y Ramón José Juárez, a las
penas de prisión perpetua, inhabilitación absoluta y perpetua, accesorias
legales y costas, por considerarlos coautores penalmente responsables del
delito previsto y penado en el art. 142 ter, con la agravante del 2do.
párrafo, del CP (desaparición forzada de persona agravada por la muerte
de la víctima).
En relación a los encartados Juárez y Díaz se les
atribuyó participación en carácter de partícipes secundarios en el
requerimiento de elevación a juicio, conforme fue reseñado. Al inicio del
juicio, el Fiscal advirtió sobre el cambio del grado de participación respecto
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Poder Judicial de la Nación
de esos dos imputados, en calidad de coautores. Indicó que, si bien no era
un cambio de plataforma fáctica, realizaba dicha advertencia a los
enjuiciados y sus defensas. Aclaró que no se trataba del caso previsto en el
art. 381 del CPPN por tratarse sólo de un cambio sobre participación.
Además, sostuvo el Fiscal General que existía una
limitación respecto a la atribución del delito de imposición de tortura
seguida de muerta al imputado Silva, sin perjuicio de considerarlo parte de
la guardia “mala” que actuó el día 6 de octubre de 2014 en perjuicio de
Franco Casco. Aclaró que en la instrucción se revocó el sobreseimiento del
nombrado respecto de ese delito, pero al finalizar el juicio, aún no había
USO OFICIAL

elevación alguna.
Asimismo, peticionó se condene a Belkis Elisabeth
González y Rodolfo Jesús Murúa, a las penas de 14 años y 10 meses de
prisión, inhabilitación absoluta por el mismo plazo, accesorias legales y
costas, por considerarlos partícipes secundarios penalmente responsables
del delito previsto y penado en el art. 142 ter, con la agravante del 2do.
párrafo, del CP (desaparición forzada de persona agravada por la muerte
de la víctima).
Por su parte, solicitó se condene a Pablo Andrés Siscaro
y Daniel Augusto Escobar, concretamente, a las penas de 5 años y 10
meses de prisión, inhabilitación absoluta por el tiempo de la condena,
accesorias legales y costas, por considerarlos coautores penalmente
responsables del delito previsto y penado en el art. 277 inc. 1 apartado b)
agravado por el inc. 3 apartado a) y d) del CP (encubrimiento doblemente
agravado).
Finalmente, solicitó se condene a Alberto Daniel
Crespo a la pena de 3 años de prisión en suspenso, inhabilitación absoluta

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por el doble de la condena, por considerarlo autor penalmente responsable
del delito previsto y penado en el art. 275 del CP (falso testimonio).
Además, una vez firme la sentencia, peticionó las
siguientes medidas: 1) se ordene al Poder Ejecutivo de la provincia de Santa
Fe que adopte las medidas necesarias para desafectar las dependencias de
la comisaría 7ma.; entendió que ese espacio debería ser convertido en un
centro para la atención de víctimas y familiares de violencia institucional de
las fuerzas de seguridad, en el cual se debería brindar acompañamiento
jurídico y psicológico. 2) Se ordene al Poder Ejecutivo de la provincia de
Santa Fe que incluya la sentencia como contenido obligatorio en las
materias de estudios de la policía de la provincia y se dicten cursos
obligatorios a todo el personal que revista actualmente en la fuerza que la
incluyan. 3) Se dé amplia publicidad a la sentencia que se dicte en portales
y sitios de difusión pública de todo el país, con sentido reparatorio y de no
repetición.
Por último, solicitó se remitan actuaciones a la Fiscalía
de instrucciones para que se investigue la presunta comisión de delitos de
orden público llevado a cabo por los testigos Saucedo y Barbieri Galván.
Además, en relación a los imputados Díaz, Zorzoli y Juárez, por hechos
distintos a los cuales solicitó la Fiscalía se los condene en este juicio.
A su turno, los Dres. Andrés Pennisi, Mariano Maciel,
Nicolás Laino y Luciano Hazan formularon su alegato, en los términos de la
norma procesal antes citada, efectuaron valoraciones, en términos
generales, similares al Fiscal General.
En tal sentido, destacaron la labor del Fiscal, quien
desarrolló un alegato que se extendió durante 3 jornadas de juicio.
Remarcaron el análisis detallado de los elementos de prueba recogidos a lo
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largo de todo el proceso, realizando así una tarea de tal magnitud y
excelencia, que, en tal sentido, optaron por remitirse a las valoraciones
efectuada por el fiscal, y sólo marcar las diferencias en relación a las
distintas responsabilidades penales atribuidas a las personas imputadas en
este juicio.
Sucintamente, sobre los hechos que consideraron
acreditados, manifestaron que Franco Casco estuvo privado de libertad
ilegalmente en la Comisaría 7ma de Rosario; que allí fue torturado por el
personal policial de manera brutal; que ello ocurrió entre la noche del 6 y la
madrugada del 7 de octubre de 2014.
USO OFICIAL

A su vez, indicaron que resultaba falso el relato policial


en cuanto que Franco Casco estuvo en la seccional policial desde el 7 de
octubre luego del mediodía hasta la noche de ese día.
Y que, en ese contexto, los propios funcionarios de la
Comisaría involucrada, presionaron a los detenidos que atestiguaron ante
los funcionarios de Asuntos Internos sobre los golpes y las torturas que
sufriera esa noche Franco Casco, para que no hablasen sobre lo escuchado,
haciéndoles temer por posibles represalias.
Luego de destacar los puntos más relevantes sobre la
valoración de los elementos probatorios, efectuaron un detalle de las
imputaciones en particular a cada uno de los encartados -señalando las
diferencias con el Fiscal General en cuanto al momento de detención de
Franco Casco y su causa de muerte-, delimitando así la participación de
determinados funcionarios policiales.
En virtud de ello, en relación a los pedidos acusatoritos,
efectuaron su requerimiento en los mismos términos que el MPF, a
excepción de los siguientes casos: peticionaron se condene a Romina Anahí

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Díaz, Ramón José Juárez y Franco Luciano Zorzoli, a las penas de prisión
perpetua, inhabilitación absoluta y perpetua para el ejercicio de cualquier
función pública y para tareas de seguridad privada, accesorias legales y
costas, por considerarlos partícipes necesarios penalmente responsables
del delito previsto y penado en el art. 142 ter, con la agravante del 2do.
párrafo, del CP (desaparición forzada de persona agravada por la muerte
de la víctima).
Además, en relación a Belkis Elisabeth González y
Rodolfo Jesús Murúa, peticionaron la imposición de 15 años de prisión,
inhabilitación absoluta por el mismo plazo para el ejercicio de cualquier
función pública y para tareas de seguridad privada, accesorias legales y
costas, por considerarlos partícipes secundarios penalmente responsables
del delito previsto y penado en el art. 142 ter, con la agravante del 2do.
párrafo, del CP (desaparición forzada de persona agravada por la muerte
de la víctima). En el mismo sentido, en relación a Pablo Andrés Siscaro y
Daniel Augusto Escobar requirieron la aplicación de la pena de prisión
máxima, que permite el CP, esto es seis años, inhabilitación absoluta por el
tiempo de la condena para el ejercicio de cualquier función pública y para
tareas de seguridad privada, accesorias legales y costas, por considerarlos
coautores penalmente responsables del delito previsto y penado en el art.
277 inc. 1 apartado b) agravado por el inc. 3 apartado a) y d) del CP
(encubrimiento doblemente agravado).
Solicitaron que, en caso de resultar condenados los
imputados en autos, de acuerdo a sus alegaciones, las personas que se
encuentren en libertad o cumpliendo la medida cautelar de encierro en
prisión domiciliaria, sean detenidos, por el incremento del riego de fuga.

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Poder Judicial de la Nación
Además, requirieron, se extraiga testimonios de la
prueba colectada durante el debate a los efectos de que se investigue al
testigo Saucedo por las amenazas proferidas al testigo Maidana y por el
testimonio falso brindado durante el debate. En el mismo sentido, se
extraiga testimonios de la prueba colectada en el debate y remisión a la
fiscalía de instrucción, a los efectos de la profundización de la investigación
y posterior elevación a juicio respecto de los imputados Esteban Silva, en
relación con su responsabilidad en la imposición de torturas a Franco
Casco; María Elena Zelaya, Elisandro García, Aníbal Peralta y también el
médico Félix Rodríguez. Finalmente, se investigue la maniobra por la cual se
USO OFICIAL

cambió la muestra ósea remitida para realizar la comparación genética con


las muestras de la familia de Franco Casco.
El Dr. Guillermo Campana, en representación de las
querellantes de Malvina Soledad Godoy (hermana de Franco Casco) y
Marta Analía Lagraña, ésta última en ejercicio de la responsabilidad
parental de T.C. (hijo de Franco Casco), al momento de formular su alegato,
coincidió en lo sustancial con el cuadro fáctico y probatorio desarrollado por
los restantes letrados querellantes. Hizo hincapié en el fondeo del cuerpo
sin vida de Franco Casco, cuestión que no fue valorada en esos términos por
el Ministerio Público Fiscal.
Concretamente, solicitó se condene Diego José Álvarez,
Walter Eduardo Benítez, Fernando Sebastián Blanco y Cecilia Rut Elisabeth
Contino, a las penas de prisión perpetua, inhabilitación absoluta y
perpetua, accesorias legales y costas, en calidad de coautores, por
considerar sus conductas encuadrables jurídicamente en las previsiones del
Código Penal que regula los delitos de privación ilegal de la libertad
seguida de muerte, e imposición a personas legítima o ilegítimamente

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detenidas de cualquier clase de tortura, art. 142 ter, con la agravante del
segundo párrafo, y art. 144 ter inc. 2 del CP, en grado consumado, en
concurso ideal.
Por su parte, requirió le imposición a César Daniel
Acosta, Enrique Nicolás Gianola Rocha, Cintia Débora Greiner, Marcelo
Alberto Guerrero, Guillermo Hernán Gysel, Rocío Guadalupe Hernández,
Esteban Daniel Silva, Romina Anahí Díaz, Ramón José Juárez y Franco
Luciano Zorzoli, de las penas de prisión perpetua, inhabilitación absoluta y
perpetua, accesorias legales y costas, en calidad de coautores, por
considerar sus conductas encuadrables jurídicamente en las previsiones del
CP que regula los delitos de privación ilegal de la libertad seguida de
muerte, art. 142 ter, con la agravante del segundo párrafo, en grado
consumado.
Además, la atribución de responsabilidad penal de
Belkis Elisabeth González y Rodolfo Jesús Murúa, y la imposición de las
penas de 15 años de prisión, inhabilitación absoluta por el doble del plazo
para el ejercicio de cualquier función pública y para tareas de seguridad
privada, accesorias legales y costas, en calidad de partícipes secundarios,
por considerar sus conductas encuadrables jurídicamente en las previsiones
del CP que regula los delitos de privación ilegal de la libertad seguida de
muerte, art. 142 ter, con la agravante del segundo párrafo, en grado
consumado.
En relación a Pablo Andrés Siscaro y Daniel Augusto
Escobar, las penas de 6 años de prisión, inhabilitación absoluta por el
doble del tiempo de la condena para el ejercicio de cualquier función
pública y para tareas de seguridad privada, accesorias legales y costas, por
considerarlos coautores penalmente responsables del delito previsto y
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penado en el art. 277 inc. 1 apartado b), con la agravante del inc. 3,
apartados a) y d) del CP (encubrimiento doblemente agravado).
Por último, requirió se condene a Alberto Daniel
Crespo a la pena de 4 años de prisión, accesorias legales y costas, por
considerarlo autor penalmente responsable del delito de falso testimonio,
con la agravante del segundo párrafo, previsto y penado en el art. 275 del
Código Penal.
Asimismo, en cuanto a la extensión y reparación del
daño que el hecho implicó para la familia de Franco Casco y su hijo, solicitó
se ordene al Poder Ejecutivo de la provincia de Santa Fe, por la
USO OFICIAL

responsabilidad objetiva que le corresponde, proceder a efectuar una


reparación completa, integral, del modo más rápido posible, con miras a
mitigar los daños producidos por el hecho.
Asimismo, se inste a los poderes legislativo y ejecutivo
de la provincia de Santa Fe, para que den urgente tratamiento al proyecto
de ley de creación de un espacio de memoria sobre violencia institucional
policial y Desapariciones Forzadas de personas, presentado por esa querella
junto a la familia Casco, ante la legislatura provincial, para que funcione en
la sede donde se encuentra emplazada la comisaría séptima, se promuevan
acciones oficiales tendientes a, según corresponda, se expropie o se afecte
el inmueble a tales fines. Además, se le dé amplia difusión a la sentencia,
una vez firme.
Finalmente, en consonancia con las diferencias
suscitadas con las valoraciones del Ministerio Público Fiscal, requirió que se
desglosen las actuaciones pertinentes a los fines de instruir investigación a:
1) El agente de prefectura BROGUET, y otros, en función de la evidencia de
fotografías y material digital informático de la computadora de sumarios de

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la Prefectura Naval Argentina, sede Rosario, y la que surge de pericia
telefónica al equipo del agente mencionado, producida en este debate, la
que acredita, según esa parte, la manipulación de la escena secundaria del
delito, y el ocultamiento de evidencia relevante de cargo, como el cabo de
fondeo del brazo izquierdo de Franco Casco. 2) Los agentes de la policía de
Santa Fe Ariel Saucedo, Fernando Blanco, y Romina Diaz en función de las
declaraciones de los testigos presenciales del hecho, que denunciaron
gravísimas amenazas de muerte y extorsiones efectuadas contra los
internos Argüello, Olguín y Ruíz. 3) En idéntico sentido, respecto a María
Zelaya, Elisandro García, Aníbal Peralta y Raúl Félix Rodríguez, por las
fundamentaciones expuestas en el desarrollo de su alegato, vinculadas a
maniobras de ocultamiento y/o alteración de prueba.
Por último, los Dr. Santiago Bereciartua y la Dra.
Evangelina Lardone, abogados representantes de la Secretaría de Derechos
Humanos de la Nación, formularon una minuta oral breve sobre valoración
probatoria, conforme la participación que el Tribunal dispuso otorgarle, sin
la posibilidad de formular acusación como consecuencia de no haber
cumplimentado oportunamente con el pedido de elevación a juicio, durante
la etapa procesal correspondiente.
Principalmente, efectuaron un desarrollo sobre el
contexto en los que se enmarcan delitos cometidos por agentes del Estado,
citaron informes estadísticos y jurisprudencia nacional e internacional.
Realizaron una valoración sobre los testimonios, que esa parte entendió de
mayor relevancia. Recordaron las implicancias y eventual responsabilidad
internacional que podría recaer sobre el Estado argentino en caso de una
resolución desfavorable, en base a precedentes judiciales vinculados con la
materia.
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Poder Judicial de la Nación
d) Defensas:

El Dr. Racamato, en ejercicio de la defensa técnica del


imputado Enrique Gianola Rocha, proclamó la inocencia de su asistido.
Señaló que su defendido y los demás consortes de
causa son agentes del orden. Que los “presos” son más importantes que los
policías, que, en ese sentido, le sorprendió la liviandad con la que se acusa.
Dijo que el Dr. Biga obtuvo un video, que luego iba a
proyectar, que se lo ve a Franco Casco caminando; que, a raíz del mismo, se
había planteado solicitar la libertad de su defendido.
Citó el caso “Dalmasso” como ejemplo, que fueron
USO OFICIAL

acusadas variadas personas indiscriminadamente.


Esperaba que el Fiscal pidiera la absolución de los
imputados, que no hay 2 teorías, que, por un lado, está lo que sostiene la
parte acusadora, y por el otro, lo que pasó.
Analizó la declaración indagatoria del imputado
Álvarez; contó que lo felicitó, que, si se recibe de abogado, lo contrataría en
su estudio jurídico.
Expresó que trabajó 11 años en el diario “La Capital”,
que, a su vez, tiene una trayectoria de 30 años de abogado, que nunca
observó una barbaridad como la que vivenció en el transcurso de la
presente causa, que debería pedírsele perdón a los agentes del orden, en
vez de enjuiciarlos, que ahora pareciera ser que los uniformados son
delincuentes y que los “otros” tienen Derechos Humanos.
Alegó que el fracaso en materia de seguridad, surge a
partir del partido socialista, que destruyó la provincia, que copiaron un
código procesal chileno, que no puede haber 2 teorías del caso.
Esgrimió que, si el policía no está en la calle, se pierde

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el control operacional, que sería un descontrol.
En relación a su asistido, señaló que no habla mucho,
que es una persona leal, que es pariente de “Beto” Gianola.
En ese sentido, dijo que Gianola Rocha debía ser
respetado, en el mismo sentido que el gran comisario Álvarez, que dónde
había un problema estaba él para solucionarlo.
Por otra parte, concretamente vinculado a lo jurídico,
manifestó que la figura legal escogida por la parte acusadora exige dolo, y
que, a su vez, el Fiscal sostuvo que no tuvieron la intención de matar a
Franco Casco, entonces, no hay dolo directo ni eventual, en el marco de la
teoría propiciada por los acusadores.
Que tampoco se desgranó autoría, que no hay aporte
criminal.
En relación a los testigos “detenidos”, dijo que hablan
mal de todos, que los únicos buenos para ellos son los abogados.
Hizo alusión a los art. 1 y 3 del CPPN, y les dijo a los
procesados en autos, que todo era a su favor, no de los presos.
Explicó cómo debía ser la conducta para configurarse el
reproche penal.
Adujo que no había móvil en el crimen investigado en
autos, que le dolía porque se había truncado la vida de Franco Casco.
Sobre la prueba producida en juicio, señaló que se
criticó al testigo Félix Rodríguez, que no hay lesiones en el cuerpo sin vida
de Franco Casco, que estaba todo en orden. Que se confundió durante el
juicio un cabo con una soga.
Que las personas de derecho, no pueden avalar que
todo “uniforme” es malo.
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Dijo que no había prueba incriminante, que, al
contrario, todo era desincriminante.
Destacó 3 pruebas fundamentales. En tal sentido, hizo
alusión a lo mencionado por la testigo y periodista Alejandra Ojeda, señaló
así que testificaron 27 personas (en alusión a los presos) y que, en su
defecto, había 27 versiones de los hechos.
Destacó al testigo Ariel Saucedo, indicó que era un gran
policía, que conocía la calle, que cuando Álvarez quería conocer algo de la
calle, lo mandaba a él, que ese agente policial vio salir a Franco Casco de la
Seccional 7ma., a las 22:10 horas, que pidió agua de la canilla, que estaba
USO OFICIAL

detrás del portón de ingreso de esa dependencia policial, que se fue


caminando, que lo vio, que no le contó a nadie esa circunstancia, sino que
la vivenció. Agregó que, por parte de los acusadores, no existe una persona
que haya visto lo contrario, es decir, ver el día 6 de octubre ingresar a
Franco Casco a la Comisaría.
A su vez, dijo que Ruíz, cuando fue consultado por el
Fiscal sobre el comportamiento de Gianola Rocha, respondió que ese
agente se apodada “Tito” -en alusión a su asistido-, que era bueno, que no
le pegaba a nadie.
Exhibió un video, reservado en Secretaría, que había
hecho alusión previamente -y que había sido mostrado en el debate a
diferentes testigos-, y aseveró que era Franco Casco, “un pibe
desorientado”, que va por el medio de la calle, a las 3:38 am, el día
8/10/2014, que conforme la ubicación de esa cámara de video vigilancia,
Franco Casco se dirigía a lo de su tía, que no es otra persona.
Que la familia de Franco Casco no puede reconocerlo
como su pariente, que “no puede decir es mi hijo” (en alusión a Ramón

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Casco), porque se termina todo.
Dijo que el día 6 de octubre, no existe ninguna cámara
que indique que Franco Casco fue detenido y que ingresó a la seccional
policial.
En relación al aporte de su asistido, manifestó que sólo
lo acusan de comunicarse con el Fiscal Campos, el día 7/10/2014. Esgrimió
que no podía existir un pacto de silencio con una pena de prisión perpetua
como expectativa.
Citó un fallo de la CSJN de fecha 18/10/22, donde se
releva de responsabilidad funcional al jefe médico, en la causa Bignone,
vinculada a sustracción de menores, que ese precedente judicial resulta
aplicable al caso traído a estudio en relación a su asistido. Que, si no existía
la consulta al Fiscal Campos, no había elemento para acusar a su defendido.
Por tal motivo, solicitó la absolución de todos los
imputados, sin que el proceso afecte el nombre y honor de Gianola Rocha.
Hizo reservas recursivas.
A su turno, el Dr. Julio Agnoli, Defensor Público Oficial,
en representación del imputado Alberto Daniel Crespo, se circunscribió al
Requerimiento de Elevación a Juicio y lo sucedido en el juicio.
En primer término, sostuvo la falta de prueba en la
connivencia con la policía alegada por la querella, que ello no se construye
desde el discurso.
Por otra parte, efectuó un análisis pormenorizado de la
pieza procesal antes aludida y la imputación concreta a su asistido.
Fundamentalmente, señaló que Crespo no denunció ningún delito, que, en
su caso, refirió al cruce de miradas entre dos personas, que no hizo una
descripción física, que no menciona a Casco, ni conducta delictiva, que sólo
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dijo que había una persona sentada en la plaza, que cruzó mirada con otra,
que caminaba por la calle mirando puertas. Que concretamente, referenció
ropa, que esa persona, vestía un jean y remera manga oscura, que no
brindó ninguna descripción física, ni tez, ni altura, sólo vestimenta, que eso
no permitía sostener que observó a Casco, que fue el propio Álvarez quien
refiere que Crespo vio a Casco, la vinculación surge de allí.
En tal sentido, expresó que no tenía certezas de que la
policía haya utilizado a su asistido para sumar a su versión de los hechos,
que Crespo era una víctima.
En ese orden de cosas, se preguntó el Defensor Oficial si
USO OFICIAL

efectivamente Crespo había realizado una denuncia. Citó normativa


provincial (art. 264 del Código Procesal Penal de Santa Fe), y en ese sentido,
sostuvo que es la propia policía quien documenta una circunstancia que no
era necesaria, solamente en su favor. Que no fue una denuncia sino una
manifestación, noticia criminis, que no está regulado normativamente, que
con la manifestación verbal bastaba.
Luego, valoró puntualmente las distintas declaraciones
prestadas por Crespo en diferentes instancias procesales.
Sostuvo que el artículo 275 del Código Penal, refiere al
juramento de decir verdad, que las 2 declaraciones prestadas en la órbita
provincial (Ministerio Publico de la Acusación y Asuntos Internos), fueron
entrevistas, sin la advertencia ni la lectura de la normativa citada. Por tanto,
esas actuaciones no podían ser evaluadas en el presente caso, por lo que
ello conduce a la atipicidad de la conducta de su asistido. Citó doctrina que
entiende avala su postura.

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Aclaró que la declaración testimonial en sede policial
tampoco se instrumentó en los términos de artículo que prevé la conducta
que se le atribuye.
En tal sentido, hizo alusión a doctrina que sostiene que
el denunciante, es parte o auxiliar de la justicia, por lo cual si han realizado
imputaciones falsas se los podrá imputar por el delito de calumnias e
injurias.
En definitiva, sostuvo que la única declaración
testimonial que podía valorarse a los fines de encuadrar su conducta en la
figura del artículo 275 del CP, es la prestada ante la órbita federal, en sede
del Ministerio Público Fiscal, lo que impide la autocontradicción, y conlleva
a la directa absolución de Crespo.
Subsidiariamente, en caso de no tener favorable
acogida su postura, hizo alusión a las supuestas contradicciones, que
estaban vinculadas a si Crespo había llamado directamente al Comisario
Álvarez o al 911 o a la Seccional 7ma. y sobre una persona que habría visto
en la parte trasera de un automóvil.
Al respecto, analizó el bien jurídico protegido, adujo así
que debía perturbar y atacar gravemente el desenvolvimiento de la
administración de justicia, que la falsedad debía ser idónea para inducir a
error al que decide, por lo tanto, debía recaer sobre hechos o circunstancias
que alteren la comprensión del hecho.
En ese orden de cosas, citó textual un extracto del
alegato del Fiscal: “Estas declaraciones mendaces del imputado, si bien no
perjudicaron la investigación, sí eran penalmente relevantes, puesto que
podrían generar en el juez un error en la averiguación de la verdad”.

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Entonces, concluyó que no perjudicó a la investigación,
que no condujo a error a los magistrados, que la falta de lesividad de la
conducta conduce a la absolución por una nueva causal de atipicidad.
A más de ello, arguyó que las supuestas
contradicciones, no eran esenciales, que su asistido había hablado de un
muchacho de lentes, que lo siguió, que cruzó la vista con otra persona, que
no sabe si se conocían o no, que continuó el seguimiento del individuo con
lentes, que después ve una persona sentada, que el presupone, pero no dio
certeza, que sea la misma que había cruzado mirada con el sujeto de lentes.
Que ello se vincula con el tipo subjetivo, la falta de dolo, que no existió
USO OFICIAL

voluntad de deponer apartándose de la verdad, por lo que también solicitó


su absolución.
Por otra parte, también subsidiariamente, pidió la
suspensión del juicio a prueba o, en su caso pena por 3 años de prisión de
ejecución condicional. Reeditó un pedido anterior, efectuado previo a la
incorporación al juicio de su asistido.
En caso de condena, analizó la determinación de la
pena, en cuanto a la extensión del daño y sostuvo que no hay pruebas de
que sabía que su denuncia era en el marco de una causa por desaparición
de una persona. Además, Crespo no se vincula en absoluto con el delito de
resistencia a la autoridad. En relación a la pena de prisión solicitada por la
querella, manifestó que no estaba fundada y que, en consecuencia, era
arbitraria.
En definitiva, proclamó la inocencia de su asistido,
sostuvo que era un vecino comprometido con el barrio y terminó siendo
una víctima.
El Dr. Krupnik, en el ejercicio de la defensa técnica de

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Daniel Augusto Escobar, inició su alegato titulándolo: “Esto no es
Noruega”, citando una frase del Dr. Paulucci, quien en una de las audiencias
ante un planteo estrafalario de la defensa contestó justamente esta frase.
Entendió que esa frase encierra justamente la fragilidad
del Estado, que ello se vio continuamente en el presente juicio, en las
notificaciones, conexiones de internet con los distintos centros carcelarios,
etc.
Refirió a que hay una cuestión importante a tener en
cuenta, que es el espacio temporal, no es lo mismo juzgar un hecho del
2022 que uno del 2014. También señaló que había que tener en cuenta el
contexto del año 2014, donde se estaba cambiando el sistema penal
tradicional por el acusatorio, había setenta fiscales apiñados en un salón,
haciendo lo que se podía. Indicó que se le imputó a Escobar haber tomado
una declaración con personal penitenciario cerca, como si hubiera tenido
opciones para hacer o cumplir con la orden de un modo diferente. Dijo -
irónicamente- que no tenían un club house en la comisaria para cumplir la
medida, de la visita que se hizo en la misma, advirtió “el estado edilicio
inmundo” en que se encontraba.
Realizó un dibujo, explicó que la Dirección de Asuntos
Internos, reporta al Jefe de Policía de Provincia, y tenía un jefe, que creía
recordar que en esa fecha era Franco, y tenía a su vez dos delegados, zona
Sur, jefe Candia (siete departamentos), la jefa del departamento Rosario
era Estela González. Señaló que el Departamento Rosario, tenía múltiples
secciones: logísticas, DIJA (jefes Pieroni y Ríos), proyección comunitaria, etc.
Adujo que a la división de Asuntos Internos se le ha
confiado las más diversas tareas. Las TOE, por ejemplo, que tiene por
decreto de creación funciones totalmente diversas por las que fue creada,
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realiza allanamientos. Al diario La Capital lo allanó una división de trata.
Esgrimió que, se sorprende la Fiscalía de la medida encomendada a Asuntos
Internos, como si, además, hubieran tenido la posibilidad de decir: “no
vamos a cumplir con esto”.
Dijo que al testigo Candía se le preguntó sobre las
funciones de Asuntos Internos, refirió que no obstante el Decreto 1359, se
encomendaban otras medidas. La misma Estela Gonzales refirió que se
investiga principalmente al personal policial pero que también realizaban
otras medidas. Al respecto, sostuvo que estaba claro que funcionaban
como auxiliares de la justicia también, y cumplían las medidas que un Fiscal
USO OFICIAL

podía solicitarles.
Por su parte, indicó que el testigo Ríos refirió que se los
convocaba a Asuntos Internos, por una cuestión de confianza, porque eran
prolijos. En todos los ámbitos, señaló, uno busca personas que funcionen y
cumplan con su trabajo. Indico que el Fiscal había dicho que Asuntos
Internos empezó a investigar formalmente el 28 de octubre, que ello no era
correcto, que no existen investigaciones autónomas en la provincia, las
comanda un Fiscal.
Dijo que a fojas 82 del expediente, hay un escrito
firmado por Trangoni, donde dice que en fecha 24 se hace entrega de copia
del legajo, y que le dan a Candia copia de un legajo, y refiere a la
intervención de la Secretaría de Asuntos Internos. Aclaró que había dos
legajos, uno es el de Resistencia a la Autoridad, elaborado a partir de la
detención de Franco Casco y, el otro, es el de Paradero. Este último es el
que se le entregó a Candia (terminado 475), iniciado el 10 de octubre que
tiene solo la denuncia de Roque María Casco, que habla de su sobrino
“Lucas”, Lucas Ezequiel Casco. En ese sentido, señaló que las mismas

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querellas usaron ese error para imputárselo como una maniobra del propio
personal de Asuntos Internos.
Aclaró que ese legajo se le hizo entrega a Candía, el
jefe, no al Sr. Encargado del café (su asistido). Señaló que su defendido, en
esa época, era jefe de logística.
Explicó que Asuntos Internos es una mini Unidad
Regional II, en palabras del propio Candía. Se preguntó ¿a quién se le dio
intervención?, indicó en ese sentido que, la reunión la tuvo Candía en la
sede de la Fiscalía.
Señaló que se le dio intervención a la DIJA, citó una
resolución firmada por los jefes de la DIJA (Pieroni y Ríos). Se preguntó
¿cuál era la función de Escobar?, en tal sentido, dijo que Candía respondió
que era Jefe de División Logística, encargado de los móviles, que no falten
hojas, sillas, etc. Se preguntó nuevamente si ¿tenía acceso a información
con esa función su asistido? ¿Por qué enviaron a Logística a hacer las
entrevistas?, expresó que Candía respondió que era porque estaban
escasos de personal, y como estaba Daniel Escobar, se lo mandó a él. Aclaró
el defensor que por la función que cumplía (en Logística) no tenía
conocimiento lo que hacía el personal de DIJA.
Al preguntarle a Estela González, dijo lo mismo, que se
pedía colaboración cuando era necesario. Señaló que todos los jefes están
sobreseídos y quedó en juicio sólo Escobar.
Por otra parte, sobre el alcance de la intervención de
DIJA, señaló que Apanowicz, al declarar, dijo “no delegué nunca la
investigación, despaché diligencias puntuales, en ese momento estaba
Candía, nunca hablé personalmente con él, solo por teléfono”.
El director de la investigación no barajaba sospechas
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sobre el personal de la Comisaría. Dalmau, habló de que la hipótesis era
que había estado en la comisaria y se había retirado, y querían saber a
dónde se había dirigido. El Dr. Ganon, para ese entonces Defensor General
de la Provincia de Santa Fe, denunció a Dalmau. Señaló que Apanowicz hizo
una nota dirigida a Baclini en ese entonces, y resultaba esclarecedor el
último párrafo, donde refería tener una hipótesis diferente a la del
Defensor Ganon. Si entonces esa era la posición de la Fiscalía, por qué
Asuntos Internos manejaría una hipótesis diferente. Citó el Protocolo de
Baclini en cuanto a la desaparición de personas, que se debía dar
intervención a una fuerza policial que no sea la provincial.
USO OFICIAL

En tal sentido, señaló que a Candía se le preguntó si


hubo alguna sospecha por parte del Fiscal sobre la actuación del personal
policial, dijo que no, que, de ser así, había que activar un protocolo
especial. También se le preguntó a Ríos si Apanowicz tenía sospechas sobre
la actuación del personal policial y contestó lo mismo que Candía.
En otro orden de cosas, en relación a los
cuestionamientos al modo en que se llevaron a cabo las entrevistas, aclaró
que en el código procesal una entrevista no es una declaración testimonial,
es un procedimiento informal, la investigación penal preparatoria no está
formalizada. Entrevista es tomar contacto con una persona y obtener
información. Señaló que, justamente, Candia había obtenido charlas sobre
ese tema, en relación a la informalidad de esas entrevistas.
Esgrimió que se apalanca la hipótesis acusatoria con el
tema del acercamiento del personal de la policía al momento de las
entrevistas, como dato del encubrimiento. Lamentó que no estemos en
Noruega, y no puedan ser entrevistados en el SOFITEL.
Expresó que se tomaron 31 entrevistas, que, si

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hubieran tenido que tomar declaraciones testimoniales, deberían haberse
quedado a vivir allí. Manifestó que la parte acusadora quería hacer creer
que estaban investigando al personal de la séptima y el problema es que no
estaban investigando eso, porque el Fiscal no estaba investigando al
personal de la séptima, entonces no había que tomar recaudos en cuanto a
la “cercanía” del personal policial.
Aclaró que el movimiento de los presos de una
comisaria son responsabilidad pura y exclusiva del cabo de cuarto. Todo
sería diferente si la línea de investigación hubiera sido esa. Señaló que el
artículo 270 del Código Procesal Penal Provincial refiere a la subordinación
del personal policial al Fiscal. Que quien tenía que determinar si las
entrevistas fueron tomadas correctamente era el Fiscal Apanowicz, y no las
cuestionó.
Los acusadores pretenden un nivel de meticulosidad en
Asuntos Internos, que no requirieron al Fiscal de grado. Han referido era
medular el testimonio de los detenidos, en ese marco se preguntó: ¿Y si era
tan importante el testimonio de los detenidos, cuanto se tardó en
convocarlos? En tal sentido, recordó que se los citó a declarar
aproximadamente un año después de los sucesos que dieron origen a esta
causa, que no se debía cortar ancho con el tema de los incumplimientos.
Hizo alusión a las declaraciones en la etapa de
instrucción, con la presencia de las querellas. Analizó que de los 31 presos
que declararon en la Fiscalía Federal, solo uno había hecho referencia a
Asuntos Internos: el testigo Matías Espinoza, y que cuando se le preguntó
en el debate, ya no era lo mismo, que en la etapa de instrucción no se le
permitió contra examinarlo, que habían pasado 8 años desde su
declaración en sede del Ministerio Público Fiscal. Se preguntó cómo podía
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ser que un testigo de relevancia, tardaran 8 años para hacerlo declarar, que
se perdía la inmediación, la frescura, la espontaneidad.
Adujo que se tardó 8 años porque no estábamos en
Noruega, sin jueces, sin designaciones, sin cargo, pero que a su asistido se
le aplicaba todo el rigor de la ley, dijo -irónicamente- siguiendo el protocolo
de “Massachusetts”.
Valoró los testimonios de los detenidos y refirió a la
confusión que tenían entre el personal de Asuntos Internos y el personal de
la Defensoría provincial. Señaló que al 2015 sólo Espinoza había efectuado
alguna alusión y que en audiencia dijo algo radicalmente distinto. Sostuvo
USO OFICIAL

que, si Espinoza hubiera mantenido su declaración, en ambas instancias,


estarían haciendo un esfuerzo intelectual por convencer al tribunal que,
entre la palabra de Escobar, que tiene un legajo policial intachable y
Espinoza, que tiene catorce causas por robo, la balanza debería inclinarse a
favor del primero. Cito otras testimoniales, como ejemplos de esa
confusión aludida.
Dijo que Brindisi declaró el 8 de setiembre de 2022 que
entrevistó a los detenidos a través de las rejas del penal y se identificaron
como personal del Servicio Público de la Defensa. Que eran acompañadas
por personal de la Comisaría, refirió que ninguno de los detenidos
entrevistados mencionó a Casco y ninguno mencionó que les hubieran
pegado, aunque dijo que ese no era el motivo de la visita, pero que de
haber sido así, lo habrían notificado a la defensa.
A su vez, se pregunta el Dr. Krupnik, si en la hipótesis de
que los detenidos quisieran confesarse, ¿con quién lo harían? La lógica
indica que no con personal policial, aun cuando sean de Asuntos Internos,
el sentido común apunta que se confesarían con el personal del Servicio

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Público de la Defensa o con el Fiscal. En definitiva, sostuvo que al único que
se le exigieron determinadas formalidades, es a su asistido.
Sobre el testigo Rodríguez (personal de la Secretaría de
Derechos Humanos), expresó que no había una sola constancia formal, en
35 cuerpos del expediente, de que algún detenido le hubiera dicho que
Casco estuvo en la Comisaria Séptima y fue golpeado. Que el testigo
Rodríguez había sido recientemente Sub jefe de toda la Secretaria de
Asuntos Internos. Citó lo declarado por Rodríguez en cuanto había
manifestado que se había comunicado con Apanowicz para darle la
información recabada en cuanto a lo que le habría dicho un detenido en
relación a Casco, que luego en el debate expresó que habló con Trangoni, y
que no era un solo detenido, sino dos quienes le había dicho que Franco
Casco había estado detenido en esa sede policial y había sido golpeado.
En tal sentido, valoró esa cuestión y dijo que de ello
surgían tres hipótesis posibles, Rodríguez dijo la verdad, y llamó a
Apanowicz y le dijo que alguien le mencionó que Franco había sido
golpeado y no pasó nada, lo que implicaría prácticamente la detención de
Apanowicz, no se puede encubrir lo develado, porque esa información ya la
tenían entonces el Fiscal y el personal de Derechos Humanos.
La segunda es que Rodríguez obtuvo esa información y
no lo transmitió, en ese supuesto debe ordenarse la detención para él.
Tercera opción, Rodríguez mintió, descaradamente, antes y en la audiencia.
A Rodríguez nadie le dijo nada.
Al respecto, señaló que Dalmau, Trangoni y Apanowicz
declararon en la audiencia y dijeron que Rodríguez no les comunicó nada.
Lo que es lógico. Por otra parte, sostuvo que Rodríguez tenía
supuestamente una información tremendamente delicada, y ni siquiera se
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acuerda el nombre de esos detenidos que le habrían dado tal información.
Señaló que tampoco el testigo Rodríguez le comentó
nada a la jueza de ejecución Prunotto. Dijo que tampoco surge en la
audiencia de Habeas Corpus esa información.
Señaló, además, que la Fiscalía refirió solapadamente
en su alegato que Dalmau fue parte de una conspiración para encubrir lo
sucedido, por la vinculación de este último con Asuntos Internos. Dijo
entonces el defensor que, si así fue, debió investigar o procesar a Dalmau,
no al jefe de DIJA de Asuntos Internos.
Sostuvo que no existe un solo móvil que justifique que
USO OFICIAL

Escobar realizare una actividad delictiva.


Dijo que dogmáticamente no entendía cuál era la figura
que se le atribuye a su defendido. Explicó que el encubrimiento es un delito
de dolo directo, que se tiene que saber que se está ayudando y que el
ayudado está cometiendo un delito.
Expresó que, asimismo, las acusaciones hablaron desde
lo discursivo del incumplimiento de los deberes de funcionarios públicos.
Analizó en ese sentido los artículos 248 y 249 del CP. Explicó que no hay
encubrimiento por torpeza. Refirió que Escobar estuvo 115 días detenidos,
que desde el 2017 está sin ascender en la carrera policial y que Apanowicz
quedó exonerado de la denuncia, que a excepción de su asistido, el resto
están todos trabajando.
Por lo expuesto, solicitó se lo absuelva de culpa y cargo
a su asistido y que se disponga la remisión de las actuaciones
correspondientes relacionadas con la actuación de Diego Rodríguez a los
fines de investigar la comisión de delitos de acción pública, efectuando las
reservas constitucionales del caso.

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Por su parte, el defensor particular Dr. Rodríguez, en
ejercicio de la defensa técnica de Franco Luciano Zorzoli, inició su alegato
sosteniendo que la prueba producida durante 59 audiencias, demostraron
la inocencia de su asistido y, en consecuencia, proclamó que debía ser
absuelto.
Adujo que analizaría toda la prueba testimonial rendida
durante el debate, que no se cercenaría en los 27 testigos que mencionó la
Fiscalía (en alusión a las personas alojadas en la comisaría 7ma. a la época
de los hechos) y en el testimonio de la Dra. Creimer.
Sostuvo que su asistido es una persona íntegra, que lo
conoce a través de su familia. El defensor dijo que él fue parte de la
querella en varios juicios de lesa humanidad y jamás defendería a alguien
que cometió el delito de desaparición forzada.
En relación a la figura escogida, señaló que el Fiscal no
delineó la división necesaria de responsabilidad.
Analizó la función de su asistido dentro de la comisaría,
dijo que era Suboficial, que lo habían llevado de refuerzo, que trabajaba los
días pares, que había sido procesado como partícipe secundario.
Explicó que ese grado de participación, que se le
adjudicó al inicio fue porque la parte acusadora se olvidó que su teoría se
basaba en la detención del 6 de octubre, en contraposición con la postura
que proclama la aprehensión por averiguación de antecedentes, el día 7, en
base a documentos y prueba testimonial. Adujo que la verdad real, está
documentada. Sostuvo, entonces, que Zorzoli no podía ser autor por no
estar ese día cumpliendo funciones.
Arguyó que la prueba científica médica, les dio la razón
a las partes defensistas.
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En cuanto a la figura de desaparición forzada de
personas, explicó que no se cumplen los requisitos del tipo especial.
Describió los hechos, según su entender, de lo sucedido
el día 7 de octubre de 2014, a raíz del llamado del vecino Crespo, que el
detenido se identificó como Franco Godoy, que se realizaron los protocolos
correspondientes, que se lo aisló por averiguación de antecedentes, que
hubo comunicación con el Fiscal Campos, que, al no tener registro de
antecedentes penales, se le otorgó la libertad. Sostuvo que, si bien, podía
juzgarse de parcial el testimonio de Saucedo, que los vídeos exhibidos
durante el debate son claros, que se trata de Franco Casco.
USO OFICIAL

Hizo alusión a la inspección judicial realizada durante el


debate, que se comprobó que en la entrada de la comisaría había una
canilla, refirió nuevamente a 27 “detenidos”, que brindaron, según alega la
defensa, 27 argumentos diferentes, que ninguno coincide, que los que
aludieron ver algo, la evidencia física demuestra que ello no era posible.
Manifestó que la injusticia en esta causa se reflejaba en
todas las partes, que los agentes policiales eran inocentes. Que la justicia
está en deuda con la familia de Franco Casco, que investigó a gente
inocente.
Pensó que el Fiscal no iba a acusar. Analizó la coyuntura
política de esa época, que luego de lo sucedido, el gobierno socialista
provincial quitó a los presos de las comisarías, que las circunstancias
demuestran que todo está peor en la actualidad, que en esta causa había
contenido político, sin importar la verdad.
En ese sentido, dijo que la Fiscalía argumentó algo que
es falso. Dijo que incluso, sosteniendo que se hubieran “mandado una
macana”, no lo hubieran documentado. Sostuvo que no hubo omisión de

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informar a la familia de Franco Casco. Que el testigo Ruíz no sindicó a su
asistido como golpeador.
En relación a otro de los requisitos del tipo, connivencia
de las partes, dijo que no se necesitaba el corte de luz, que la parte
acusadora utilizó eso, que era una referencia inútil, que todo era oscuro en
la comisaría, pero en todo caso, se podría haber oficiado a la EPE (Empresa
Provincial de Energía), para obtener certeza sobre esa afirmación. En ese
marco, utilizó la frase “miente, miente que algo quedará”.
Analizó el testimonio de una de las personas alojadas
en la comisaría 7ma., que dijo que el individuo allí detenido por la noche, se
había identificado como Franco Casco. Al respecto, en forma irónica, el
defensor felicitó a la Fiscalía y dijo que le hubiera gustado que otras veces,
el órgano acusador les hubiera creído a sus defendidos.
Que su asistido, auxiliar de justicia, que no recibe el
sueldo que corresponde, está ahora imputado de un delito.
Dijo que en democracia se puede hablar de delitos de
lesa humanidad, pero que en la presente causa no había motivos, que
ingresó una persona por averiguación de antecedentes, que salió caminado
y apareció 22 días después flotando en el río.
Se refirió al imputado Álvarez, señaló que todos dijeron
que era brillante, inteligente, expeditivo, que nadie me dijo que era una
mala persona. Dijo que su asistido no tenía ninguna causa generada, que
había tenido otros trabajos, por ejemplo, de remisero, que no necesitaba
vivir en un sub mundo policial que busca cometer ilícitos, que el ilícito lo
cometen la gente que ellos (los agentes policiales) ayudan a la justicia a
llevar a los estrados.
Señaló que la prueba documental los avala, que los
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testigos Campos y Apanowicz no son corruptos.
En relación a la avulsión de 3 dientes, dijo que los
peritos concluyeron que no era así, que esa era la prueba más contundente
de la Fiscalía.
Aclaró que 13 imputados prestaron declaración
indagatoria, que su discurso se basa en la documentación, que todos
hablan con la verdad.
Dijo que las personas detenidas no se acordaban en
qué época habían estado allí alojadas, que no podían recordar un día que
no ocurrió absolutamente nada, que se escuchó el testimonio de gente
USO OFICIAL

intachable, en contraposición de otros, condenados por la justicia, sin


moral.
En ese sentido, se preguntó por qué descreer del
funcionario policial Saucedo, que vio cuando se retiraba Franco Casco de la
comisaría, el día 7, que es la persona que se observa en los vídeos exhibidos
durante el debate, que la Fiscalía adujo que podía ser Salinas quien aparece
en esas imágenes, pero no lo llamó para testificar en juicio.
Que, entre los testigos detenidos, uno de ellos dijo que
se enteró por las noticias el tema vinculado con Franco Casco, que no había
visto ni escuchado nada, que eso no fue valorado. Que también dijeron que
muchas personas ingresaban por averiguación de antecedentes, que
gritaban, que cualquiera que haya ingresado a una seccional policial,
siempre hay algún grito de algún loco.
Que otro testigo dijo que siempre pegaban, pero no se
podía ver la “jaulita” y aseveró así que, siempre en la mentira hay algo de
verdad, puesto que, según evidencia física, desde los penales, no se podía
ver directo a ese recinto mencionado.

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Citó nuevamente la cuestión médica, dijo que no le
quedó claro cómo murió. Hizo alusión a las testigos D´dadario y
Maldonado, ambas pertenecientes al Cuerpo Médico Forense de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación, expresó que la primera era creíble, y la
segunda no. Reiteró que no hubo golpiza, que Saucedo lo vio egresar de la
dependencia policial y que luego las imágenes de video lo sitúan cerca de la
cancha de fútbol de Rosario Central (zona cercana al domicilio de la tía).
Refiere que aquí no se inventó una causa, que eso
pasaba en la última dictadura.
Que estimaba que ninguno de los procesados había
ingresado a la carrera policial para hacer sufrir a una persona, sino para
protegerla, porque les interesaba la seguridad o la salida laboral, que la
gente perversa para empuñar un arma, son casos aislados, pero que no era
aquí el supuesto.
Continuó alegando sobre el tipo penal escogido, que
era incorrecto desde lo dogmático y probatorio, que no estaban reunidos
los requisitos del tipo. Hizo alusión al estatuto de Roma, que en la presente
causa no hubo sistematicidad. También, el conocimiento del ataque. En tal
sentido, sostuvo que la Fiscalía no logró demostrar que su asistido tuviera
conocimiento de algún ataque a esa persona.
En relación al ocultamiento de información, manifestó
que el personal policial no negó que hubiera estado detenido Franco Casco.
Citó jurisprudencia de la CIDH.
Tampoco encontró probado, conforme el Estatuto de
Roma, el dolo, su deber de informar, la voluntad de privar o negarse a
informar sobre el paradero.
Reiteró que la fecha de detención por resistencia a la
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autoridad, en la que finalmente se lo liberó, era un día que su asistido no
trabajaba.
Dijo, a su vez, que no se probó el conocimiento del
hecho por parte de su asistido, que, si no hay hecho que encubrir, ni que
conocer, entonces claramente no podía haber culpabilidad, que tampoco
había motivación, que su defendido no era un perverso, que no tenía
ningún interés. En cambio, señaló que el testigo Rodríguez (empleado de la
Secretaría de Derechos Humanos) tenía una causa penal, que esperaba
fuera condenado, que esa persona si tenía intereses económicos y políticos.
Señaló que esta causa sirvió para quitarle o restarle
USO OFICIAL

fuerzas a la Policía, y así se terminó en la situación actual, todos los días


balaceras, se les cree más a los delincuentes que a la gente honesta.
Por último, dijo que había personas en la causa privadas
de su libertad por más de 6 años, y, en ese sentido, se preguntó dónde
estaban los organismos de Derechos Humanos. Solicitó la absolución de su
asistido.
Por su parte, el Dr. Biga, en el ejercicio de la defensa
técnica de la imputada Cintia Débora Greiner, sostuvo que hay relatos que
se construyen, se instalan, pero que luego son insostenibles
probatoriamente.
Manifestó que el problema se presenta cuando hay un
relato sostenido exclusivamente desde lo discursivo, sin una sola prueba
que avale esa postura, se pretende condenar a personas inocentes por un
hecho que no han cometido.
Sostuvo que la prueba producida en el debate
demostró cómo se fue construyendo ese relato y cómo luego de un año y
medio de debate y producción probatoria ese relato se cayó.

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Indicó que había un momento fundamental para
comprender ese relato construido, que fue el allanamiento a la comisaría
7ma, el 2 de julio del año 2015.
Señaló que previo a esa fecha, en relación a la
averiguación de paradero y posterior hallazgo del cuerpo de Franco Casco
en el río Paraná, habían intervenido 4 fiscales del Ministerio Público de la
Acusación y un secretario. El primero Álvaro Campos, que en ese momento
era Fiscal Adjunto (en relación a la causa de desacato y resistencia a la
autoridad), también el Fiscal Apanowicz, respecto a la denuncia de Roque
María Casco en la comisaría 20 por la desaparición de Franco Casco, en ese
momento “Lucas Ezequiel Casco”, que, a su vez, bajo su mando estaba el
Secretario Leandro Trangoni.
Dijo que el Dr. Apanowicz, al igual que el Dr. Campos,
mencionó que no había habido ninguna situación que le haya generado la
sospecha que podía estar vinculado en esa averiguación de paradero, el
personal de la comisaría 7ma., que, también se había constituido en la
Comisaría 7ma., con la Dra. Prunotto y dos empleados del Ministerio
Público de la Acusación y entrevistaron a los detenidos que habían estado
en fecha 07/10/2014, y esa visita y entrevista a la comisaría lo hicieron a fin
de verificar el ámbito de detención de Casco y entrevistar a los detenidos
que se hallaban el 07/10/2014 con resultado negativo.
Adujo también que la principal hipótesis era que Franco
Casco había estado en la comisaría, se había retirado de la comisaría y
querían saber hacia dónde podría haber ido.
Por su parte, valoró la declaración testimonial de
Fernando Dalmau, quien era en ese momento jefe de la unidad de
investigación y juicio del Ministerio Público de la Acusación que también
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intervino en la averiguación de paradero de Franco Casco y declaró en el
debate que no había notado ninguna anormalidad que hiciera sospechar de
la participación de personal de la comisaría 7ma.
Y por último, la Dra. Prunotto, Fiscal de homicidio
también del Ministerio Público de la Acusación, quien intervino ya con
posterioridad al hallazgo del cuerpo de Franco Casco el 30/10/2014, y que
concurrió, conforme lo menciona Apanowicz en la nota, en el descargo,
dirigido al Fiscal Regional, con 2 empleados y el Dr. Apanowicz a la
comisaría a los fines de entrevistar a los testigos.
En relación a Leandro Trangoni, Secretario de Gestión
USO OFICIAL

del Ministerio Público de la Acusación, señaló que en ese momento se


encargaba de las causas de averiguación de paradero e intervino junto a
Apanowicz.
En definitiva, adujo que 4 fiscales y un secretario del
Ministerio Público de la Acusación intervinieron desde la aprehensión de
Franco Casco, la posterior averiguación de paradero y hallazgo en el río
Paraná, que ninguno de ellos advirtió irregularidad en el procedimiento ni
la posible comisión de delito alguno por parte de personal de la comisaría
7ma.
Aclaró que, en esa época, para junio/julio 2015 había
intervenido también personal del Servicio Público de la Defensa Penal de la
provincia de Santa Fe. La Dra. Brindisi, Defensora Pública en aquel
momento y Lucía Masneri quien trabajaba en la Defensa Pública, ambas
también habían concurrido a la comisaría 7ma. y se habían entrevistado
con los detenidos, quienes depusieron en el debate. Señaló que la Dra.
Brindisi mencionó que ninguno de los detenidos habría hecho referencia
alguna de que Franco Casco habría estado en esa dependencia policial.

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A su vez, indicó la intervención de personal de la
Secretaría de DDHH, el Dr. Diego Rodríguez y la Dra. Malena Zabala Salinas.
El Dr. Rodríguez -que consideró que cuanto menos le cabe el delito por
falso testimonio-, entrevistó a los detenidos en fecha 28/10/2014, ninguno
de los detenidos le mencionó ninguna cuestión que hiciera sospechar que
Franco Casco hubiera sido golpeado en la comisaría, ni que haya estado
presente la noche del 06/10. Sin embargo, luego, en diciembre de 2021,
exclusivamente, para sostener ese relato que se venía instaurando y
sosteniendo, es cuando por un informe solicitado ya en el debate, esa
Secretaría de DDHH comunicó que en el año 2014 habían entrevistado a
dos detenidos que le habían mencionado que Franco Casco había estado
allí y había sido golpeado.
Adujo que, Félix Rodríguez, doctor con prestigio a nivel
nacional, sostuvo que no había lesión de origen traumático. No se
observaron lesiones óseas. Para julio de 2015, médicos forenses de la CSJN,
Nigro, Gómez, Busto, todos concluyeron que no presentaba lesiones. Causa
de muerte, a determinar.
Destacó el testimonio de Del Valle, empleado del club
náutico, en relación al levantamiento de cadáveres por parte de Prefectura
Naval Argentina en el río Paraná
Por otra parte, en relación a las cámaras de video
vigilancia, señaló que las pericias concluyeron que el material era inidóneo,
pero, no obstante, fueron posibles, encontrar ciertas compatibilidades
entre esos vídeos y Franco Casco. A pesar de ciertas dificultades, muestran
similitudes. Señaló que esos videos se le exhibieron 15/11/2014 a Roque
María Casco, en dónde se le tomó entrevista por parte de Dalmau y
Apanowicz y que la nombrada dijo que podía ser como no ser su sobrino,
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porque no se distinguía el rostro.
Conforme todo lo expuesto, reiteró que en el año 2015,
no había indicio de lesión, ni que Franco Casco hubiera estado detenido en
la comisaría durante el transcurso de la noche del 6 de octubre de 2014,
que estaba descartada la intervención del personal policial, pero que luego
del referido allanamiento a la Seccional Séptima, donde intervino Creimer,
quien manifestó haber analizado las declaraciones de los testigos alojados
en la comisaría 7ma., y que de acuerdo a prueba de sonidos, se podía oír lo
que sucedía en el lugar llamado “transitorio”.
Ahora bien, el defensor alegó que es recién en
USO OFICIAL

septiembre de 2015 que el Ministerio Público de la Acusación comenzó a


tomar declaración testimonial a las personas allí alojadas en la época del
delito endilgado a su asistida, que el único que sí había declarado antes de
esa fecha del allanamiento, el 11/06/2015 ante el Fiscal Federal, era el
detenido Argüello.
Explicó que el allanamiento a la sede policial, sin un
fundamento consistente, fue postergado y se efectuó luego de la
declaración de ese único testigo, que Creimer ya el 02/07/15 cuando
hicieron el allanamiento sabía que iban a citar a las personas que habían
estado detenidas en la comisaría 7ma., que iban a declarar haber
escuchado a un chico que gritaba, y por eso, ya en ese momento evaluaban
si se podía escuchar del otro lado donde estaban los detenidos.
Señaló que Argüello declaró justo antes del
allanamiento en la comisaría 7ma. Dijo que en el debate el testigo
manifestó que había hablado con Derechos Humanos para que lo ayuden
en el traslado, que ya en la Unidad 3, habían ido en varias oportunidades a
visitarlo, en alusión al testigo Rodríguez, personal de la Secretaría de

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Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe.
Al respecto esgrimió que éste último había declarado
que la jueza de ejecución Prunotto (distinta a la Fiscal interviniente en el
hallazgo del cuerpo sin vida de Franco Casco), era quien había dispuesto
ese traslado, pero adujo la defensa, que esa jueza, en esa época, estaba de
licencia.
Se preguntó el Dr. Biga por qué Pablo Argüello declaró
antes, a diferencia de las otras 32 personas detenidas que lo hacen a
mediados de septiembre de 2015.
Reiteró que el allanamiento por parte de la fiscalía
federal había sido solicitado el 12/05/2015 y que el único fundamento de
ese allanamiento era que se había constatado que Franco Casco había
estado en la Comisaría, y que sorpresivamente apareció el testimonio de
Argüello, y con posterioridad, el 30/06/2015, el juez hace lugar al
allanamiento.
Según argumentó el Dr. Biga, ese fue el inicio de la
construcción de un relato, que la constante de las testimoniales de los
restantes detenidos, era haber escuchado gritos, tal como lo había
constatado Creimer.
Sostuvo el Dr. Biga que mencionar que habían
escuchado a un chico gritar en la Comisaría no era suficiente y, así, según
esa defensa, el testigo Darío Navarro, el 28/09/2015 manifestó que un
policía le fue a preguntar los datos y escuchó que la persona detenida dijo
su apellido. En el mismo sentido, el testimonio de Escobar.
Además, como Franco Casco era de Buenos Aires, para
conectar a ese chico que habían escuchado gritar con el nombrado, tenían
que comentar alguna particularidad que hiciera pensar que fuera de afuera.
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En efecto, analizó los testimonios de las personas que identificaron ciertas
particularidades en esos gritos, que así se forjó la causa.
Que el titular era: “personas que estaban detenidas en
la comisaría 7ma. aseguraron que Franco Casco estuvo detenido la noche
del 6/10 y que fue salvajemente golpeado”.
Al respecto, el defensor aludió que no importaba si
existían lesiones constatadas o no, o si había alguna otra evidencia que
indique que haya sido detenido la noche del 6 de octubre.
Así incluso sostuvo que los alegatos de clausura de las
partes acusadoras, leyeron todas las declaraciones de los presos, pero
USO OFICIAL

brindadas en la instrucción.
Que las efectuadas en el debate fueron confusas,
contradictorias, donde incluso algunos mencionaron no haber dicho lo que
se mencionaba en la declaración de instrucción. Dio ejemplos en ese
sentido. Citó la declaración testimonial de Argüello y Bussanich.
Sostuvo que la fiscalía al momento de ofrecer la prueba
con la cual iban a probar ese relato que planteaban, ofreció 282 testigos,
ello implicó más de 60 audiencias, para luego en el alegato de clausura
hacer referencia pura y exclusivamente a los actos de la instrucción y no a
la prueba rendida en el debate.
Señaló que la fiscalía sostuvo que Franco Casco fue
detenido la noche del 6 de octubre de 2014 por personal de la comisaría
7ma. en las inmediaciones de la estación de trenes de rosario, que
intentaron acreditarlo con el registro del GPS del móvil 4387 y 5667, que
eran los asignados a la comisaría 7ma.
Pero que, no solamente no pudieron probarlo, sino que
quedó acreditado en el debate, con el registro de GPS, con las llamadas al

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911 y con las comunicaciones radiales, que el móvil 4387 cuando concurrió
a Lagos al 0, en ese horario, fue el comisario Álvarez porque se le había
asignado una incidencia, que era un llamado de una pasajera de la línea 110
que venían del partido de Rosario Central.
Que, a raíz de ello, en su alegato de clausura, la fiscalía
dice sólo se acreditó que Franco Casco fue detenido el 6 de octubre a la
noche, ya no menciona hora, en qué móvil, quién realizó la aprehensión, ni
siquiera un lugar particular.
En relación a los motivos por los cuáles Franco Casco no
abordó el tren de las 12 horas, señaló que el nombrado salió del domicilio
de su tía el 6/10/14, en horas de la tarde, sin dinero para comprar el pasaje,
sin celular, sin conocer el camino desde la casa de su tía a la Estación de
trenes, sin conocer el camino de ida ni de regreso, que la familia atestiguó
ello.
Dijo que también se comprobó que Franco Casco partió
esa tarde y que su tía Roque Casco, aun sabiendo que se había ido de su
domicilio sin dinero para comprar el pasaje, sin celular, sin saber cómo
llegar a la estación de trenes, no concurrió a la estación de trenes, en el
horario que debía salir el tren, para comprobar que su sobrino estuviera
allí, que tuviera dinero para el pasaje y asegurarse que pudiera partir.
En definitiva, consideró ese defensor acreditado que
Franco no abordó el tren de las 12 horas con destino a Buenos Aires, pero
no porque fue detenido por personal de la comisaría 7ma., sino porque no
supo cómo llegar a la estación de trenes, o no tenía dinero, para comprar el
pasaje, que no tenía celular para comunicarse con alguien que lo asista, que
no sabía cómo regresar al domicilio de su tía.
Aclaró que, el hecho de que Franco Casco no abordara
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el tren de ninguna manera es un indicio para sospechar que fue detenido
por personal de la comisaría 7ma., por el contrario, todas las pruebas
demuestran de que no podría haber abordado el tren y existen fuertes
indicios de que no habría sabido llegar a la estación y que en caso de haber
llegado no hubiese sabido cómo volver de su tía. Que, además, los móviles
estuvieron esa noche abocados a las incidencias del 911.
En definitiva, dijo que la base para sostener la
detención de Franco Casco el día 6 por la noche, es la mención de los
presos sobre un suceso por la noche, que, en definitiva, “…siempre vamos a
recaer en los testimonios de los presos”, que la tortura también surge de
USO OFICIAL

esos mismos testigos y de los dichos de la Dra. Creimer.


En tal sentido, realizó una profunda valoración sobre
los testimonios brindados por los expertos en medicina. Hizo especial
mención, a la pericia odontológica efectuada por la Dra. Maldonado, que,
según sus dichos y una interpretación de la defensa, la lesión dentaria se
produjo antes de llegar a Rosario o ni bien había llegado a esta localidad.
En definitiva, adujo que no es posible arribar con
certeza pericial a la causa de muerte. No obstante, que la Fiscalía aseveró
que Franco Casco murió por asfixia mecánica.
Dijo que, en ese marco, no se podía sostener una
sentencia condenatoria en base a testimonios de personas detenidas, a
partir un relato errático, confuso, contradictorio e inconsistente. Hizo
alusión al caso “Barboza”, mencionado por el imputado Diego José Álvarez
en sus declaraciones indagatorias, sobre la instalación mediática de relatos
en contra de la policía, a partir de testimonios de personas detenidas. Que
debía tenerse mucho cuidado al valorar esos testimonios, quienes
claramente tienen un encono personal con el personal policial. Que,

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algunos detenidos lo identificaron como de perros y gatos y otros detenidos
calificaron la relación entre los presos, con la policía, como de odio.
Analizó también la incoherencia del arrojamiento de
Franco Casco al río Paraná, pero a su vez, su registración el día 7 de octubre
de 2014, y lo irracional de la inmolación de la guardia de esa fecha
posterior.
Que más allá del testimonio de Daniel Crespo, señaló
que existe un audio al 911, el día 7/10/2014, a las 11 horas, que da cuenta
que había una persona vestida de la misma forma que Franco Casco,
merodeando por la zona, desorientado.
En todo este plan criminal de ocultamiento, la conducta
que según las acusaciones realizó Cintia Greiner, su asistida, es haber
llamado al 911, el día 7 de octubre a las 16:14 horas consultando por la
jurisdicción de un domicilio, calle o pasaje 12 al 3700. Sostuvo justamente
que, ese aporte, es una prueba fundamental a los fines de acreditar que
Franco Casco estuvo y estaba en la comisaría 7ma. el 7/10, a las 16:14 horas
cuando se hizo el llamado.
Explicó que ese llamado, su asistida lo realiza para
ubicar la dirección y para poder realizar la constatación de domicilio, que
por eso motivo, se volvieron a comunicar con el Fiscal Campos, y luego
dieron vueltas con Franco en el móvil para ver si se podía ubicar tal
dirección.
Adujo además que, si Franco Casco hubiera tenido DNI,
su asistida debería haber sabido que la numeración del domicilio de Franco
Casco era calle 12 1820 de Florencio Varela, que no podría haber inventado
la numeración 3735 puesto que se corresponden con las calles entre las
que se encuentra su domicilio en Florencio Varela. Es decir, Calle 12, entre
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37 y 35 de Florencio Varela. Dijo que pudo advertir ello porque Ramón
Casco, al declarar en instrucción, a fojas 548, dijo que vivía en calle 12 1820,
entre calles 35 y 37 de Florencio Varela, y lo mismo en un informe socio
ambiental de fojas 1560.
Que entonces, no había duda que Franco Casco es
quien le dio ese domicilio, él sólo podía mencionar, incluso, según
consideró el defensor, para tratar de confundir al personal policial, calle 12
3735, calle 12 entre 37 y 35, tal como lo menciona Ramón Casco en su
declaración.
En ese marco, explica el Dr. Biga que Greiner
USO OFICIAL

seguramente le fue a consultar a Franco Casco sobre esa dirección si era


calle 12 o pasaje o calle y la numeración, que Franco Casco, que estaba allí
presente le mencionó que ese domicilio era de Florencio Varela, entonces
no tenía sentido volver a consultar al 911 por un domicilio para constatar
aquí en Rosario que, desde ese momento, y por haberlo dicho Franco
Casco, se sabía que se correspondía con Florencio Varela.
Dijo que sí se le dio aviso al fiscal que era oriundo de
Buenos Aires y por eso es que se anota al margen de la constancia de las
13:15 horas, que el error fue, quizá, no efectuar una nueva constancia en el
LMG sobre la comunicación al 911, y agregar, en la primera constancia de
las 13:15 horas la sigla “Bs. As”.
Explicó que no iba a analizar el resto de los errores
materiales, que serían abordados por sus colegas, solamente, advirtió una
inconsistencia de la Fiscalía al valorar las faltas de firmas en ciertos
documentos elaborados por el personal policial, supuestamente fraguado.
Lo que se preguntó el Dr. Biga es, si efectivamente habrían sucedido los
hechos narrados por la parte acusadora, y por qué al otro día todo el

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personal querría voluntariamente disponerse a documentar una
aprehensión que no existió.
También adujo que el Fiscal Campos podría haber
decidido dejar preso a Franco Casco. Se preguntó cómo lo hacían aparecer
el 7 a la noche, que aparte de ilógico, implica un riesgo altísimo.
Sostuvo que la fiscalía federal desconocía el sistema
acusatorio de la provincia de Santa Fe, y que la constatación de domicilio
cobraba una relevancia importante como medida previa a resolver la
situación procesal de una persona aprehendida, por el riego procesal. Citó
una causa como ejemplo, que entiende, avalan su postura.
En definitiva, señaló que se conocía que Franco Casco
había estado alojado en la comisaría 7ma. exclusivamente porque se
documentó su ingreso. Que su asistida, el 9/10/2014, y no el 8 como
sostiene la fiscalía, le dijo a Ramón Casco “no será el de la guardia pasada”,
en referencia a su guardia pasada, que había sido la del 7/10, que, a raíz de
ello, se dio todo el resto y el inicio de la causa.
La prueba más objetiva, son los videos de cámara video
vigilancia, que se encuentra comprobado por prueba innegable que es
Franco Casco el que aparece en esas imágenes.
La noche del 7, se fue en libertad, hay videos que lo
muestran caminando en cercanía de comisaría 7ma, en dirección a zona
oeste, que el Fiscal sorpresivamente en el alegato dijo que podía tratarse
de Salinas quien aparece en esas imágenes. Hizo alusión a las distintas
pericias elaboradas al efecto. Que el diagnóstico más objetivo es muerte
por sumersión.
Por la certeza negativa sobre los delitos atribuidos a
Greiner, solicitó la absolución de culpa y cargo. Hizo reserva del caso
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Poder Judicial de la Nación
federal.
El Dr. Giacometti, en representación del imputado
Guillermo Hernán Gysel, dijo que en la comisaría 7ma. funcionaba uno de
los mejores y más destacados penales de la Unidad Regional II de la Policía
de la provincia de Santa Fe.
Que su asistido era escribiente, mal llamado
sumariante, que fue imputado por el delito de desaparición forzada y que la
Fiscalía solicitó la pena de prisión perpetua en base a los dichos de los
familiares de Franco Casco y de los “detenidos”.
Que no resultó claro el accionar que se le atribuyó a su
USO OFICIAL

asistido para participar en el ardid de la policía, que involucra a dos


guardias completas.
Dijo que el Fiscal Campos era el responsable directo de
lo que se volcó en el sumario policial, que el error de su asistido de plasmar
en el libro de sumarios “desacato”, en vez de “resistencia”, que se trató de
un error material.
Señaló sobre el hecho, que Franco Casco llegó a la
ciudad el 26/09/2014, que apenas conocía a los familiares, que los había
visto una sola vez, que buscaba trabajo.
Según Roque María Casco, de las constancias de
transcripciones de su celular, que Franco Casco pidió volver a su ciudad
natal, pero recibió respuesta negativa. Se preguntó sobre la insistencia de la
familia para que se quedara hasta fin de mes.
Que Franco Casco fue a sacar el pasaje en tren, pero no
lo hizo porque debía sacarlo a la noche, que preparó sus cosas y se fue sin
saludar, que su primo no supo decir ni qué ropa vestía Franco Casco cuando
egresó del domicilio de su tía, y no supieron más nada hasta que apareció el

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cuerpo sin vida, el día 30/10/14. Se preguntó si alguien había salido a
buscar a Franco, el día 6, cuando partió. A su vez, dijo que la tía cometió un
error en la denuncia, que se equivocó y dijo Lucas Ezequiel Casco, en vez de
Franco, que ese fue el primer gran error, la Fiscalía iba a dar con la captura
de una persona que no era.
Adujo que cuando los familiares de Franco Casco fueron
a la seccional 7ma., se les comunicó que allí había estado detenido, que no
se les ocultó información. Hizo mención a que Franco Casco brindo el
apellido Godoy, que era el apellido de su madre, que no tenía DNI, que es el
que, en definitiva, figura en los registros de la Comisaría.
Hizo alusión a la oficina de búsqueda de paradero,
dentro de la órbita del MPA y explicó cuáles eran los trámites de rigor. Dijo
que en la actualidad existen limitaciones, que los agentes policiales no
pueden pedir sin más el documento a una persona, que sólo puede
identificar en circunstancias especiales, que no se puede “levantar” a una
persona por portación de cara.
Que no se encuentra acreditado el requisito del tipo
“ocultamiento de información”, que, en su caso, estaban encubriendo un
homicidio previo tortura, que, si se quería ocultar, bastaba con no dejar
asiento de nada, ni comunicación al Fiscal Campos, que nadie se hubiera
enterado.
Hizo alusión al Crotario situado en la jurisdicción de la
Comisaría 7ma., dirigido por el sacerdote Santidrián detrás de la Estación
de Trenes, que no concurren allí a cazar gente por averiguación de
antecedentes, que allí circulaba gente sin documentos, que no se bañaban,
que justamente buscaban refugio en ese lugar, ubicado dentro de los
límites de esa sede policial. Señaló que la comisaría 6ta. tenía mejor nivel.
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En ese sentido, dijo que, si la finalidad era golpearlos,
para que no vuelvan a pisar la jurisdicción, no alcanzarían los recursos para
alojar a todas esas personas en la comisaria, que el personal policial
circulaba para brindar seguridad.
Sostuvo que la Fiscalía se basó en algunas declaraciones
testimoniales, que sólo 3 o 4 escucharon a un muchacho que golpearon
fuertemente, el resto no vio ni escuchó nada.
Hizo alusión a la inspección judicial efectuada durante
esta etapa, que no había hierros para colgar personas, que no existe canilla
en el pasillo, que hizo alusión a un testigo, que no se encontró ni soga para
USO OFICIAL

colgar la ropa, que no había rastros de sangre, que tampoco hay una sola
denuncia contra el personal de la comisaría 7ma., que le llamaba la
atención si según la versión acusadora, todos eran golpeados. Que por el
contrario, era un lugar ejemplar, un penal cristiano.
Efectuó valoraciones sobre el fondeo. Especuló que
debió intervenir otra fuerza, que lo deberían haber arrojado en la zona del
puerto, que luego debieron sumergirse y bucear para cortar la soga, que la
postura de la Dra. Creimer, que el río borraba toda clase de rastro, era un
despiste de la prueba.
Suponiendo que el homicidio ocurrió, sostuvo que
había salidas más elegantes, más pensadas.
Señalo que el protocolo Minnesota no se aplica a todos
los cadáveres que aparecen en el río. Dijo, además, que ni en las comisarías
ni hospitales hay cámaras y las que tienen, no graban, que estamos en el
tercer mundo.
Expresó que en esta causa se desacreditó al personal
policial y no se encontró la verdad, que no se sabe cómo ni dónde murió

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Franco Casco.
Esgrimió que la Fiscalía no había sido objetiva en esta
causa, que debió serlo por representar al Estado, que debió pedir el
procesamiento de personal de la Secretaría de DDHH por su accionar
negligente y perverso, que perjudicó a la causa y no permitió conocer cómo
murió Franco Casco.
En relación a los vídeos, señaló que hay una gran
similitud, que la familia no quiere reconocer que es Franco Casco.
Señalo que también, los integrantes de la justicia
provincial, que investigaron, también debieran estar procesados.
Reiteró sobre los videos, que, en el año 2015, esas
imágenes eran indicio de que se trataba de una persona extraviada, pero
que se vinculó a los agentes policiales.
En relación a las pericias médicas, dijo que la única
persona que refirió a muerte por asfixia mecánica fue la Dra. Creimer, quien
está, según esa parte, ampliamente cuestionada, que los demás forenses
aseveraron que no había golpes, que existió asfixia por sumersión. Agregó
que se quiso desacreditar al médico Rodríguez porque es policía, a raíz de
desconocer dónde estaba el tercer diente de Franco Casco. Señaló que
Moglia no extrajo la cantidad de material necesario para efectuar la pericia,
que la Dra. Maidana dijo que no se podía arribar a conclusiones científicas,
por inexperiencia de Moglia.
Valoró las testimoniales de otros testigos expertos y
concluyó que la causa de muerte era indeterminada. Citó también al
delegado técnico, Dr. Speranza.
Describió lo sucedido el día 7 de octubre de 2014.
Reiteró que los testigos “detenidos” están perdidos en tiempo y espacio,
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que refieren a una fecha distinta a la supuesta detención de Franco Casco.
Manifestó que Franco Casco no se movía solo, que no
hay certeza de dónde durmió la noche del 6/10, ni si tenía pertenencias
cuando egresó del domicilio de la tía.
Reiteró nuevamente que el Fiscal Campos fue
negligente. Citó un precedente del ex Fiscal Ponce Assad.
Analizó brevemente las testimoniales de Argüello,
Bussanich y Brochero.
En alusión a Zelaya, dijo que no se sabía si tenía el
formulario con ella, que sí se dejó constancia en el LMG, que luego hizo el
USO OFICIAL

informe para ser elevado, que, en su momento, expuso su informe


verbalmente y con posterioridad lo volcó al papel. Que la teoría del
corporativismo es absurda.
Sostuvo que, según la Fiscalía, cada persona que
acreditó haber visto a Franco Casco, es tildada de falso testimonio, en
alusión a Crespo, Zelaya y Saucedo.
Señaló que Gysel no fue nombrado por los testigos-
presos, que era un escribiente que completaba formularios de acuerdo a lo
que le decía el jefe de sumarios (Acosta), que no resulta claro cuál fue su
accionar delictivo, que trabajaba de 8 a 20 horas, 2 días consecutivos y 3
días de franco, que su oficina estaba en la parte de adelante, que no tenía
contacto con los detenidos, pero que a Franco Casco lo observó cuando
ingresó, que estaba en la oficina de la guardia cuando recibió las órdenes
de su superior y que, incluso, conversó con Franco Casco.
Según la teoría de los acusadores, señala la defensa, lo
que hizo su asistido fue mentir que vio a Franco Casco y ayudó a realizar
consultas falsas, que ello es muy burdo.

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Dijo que Franco Casco parecía desorientado y eso no
fue inventado por la defensa, que surge que no era una persona muy
despierta, que sólo basta con leer los mensajes con su padre Ramón Casco
para darse cuenta de ello. Que no sabía manejarse solo en Buenos Aires,
menos aún en la ciudad de Rosario.
Explicó lo vinculado a la asignación de números de
procedimiento, que ello no se realiza cuando se trata de una cuestión que
se suscitó a través de una actuación de la propia seccional.
Se dirigió al Fiscal y le manifestó que no pidiera más a la
gente que denuncie un hecho delictivo, que procesaron a una persona del
pueblo, que nadie más va a querer involucrarse.
Solicitó la absolución e hizo reservas recursivas.
El Dr. Mahieu, en el ejercicio de la defensa técnica de
César Daniel Acosta, efectuó una consideración general. En tal sentido,
consideró que el debate había dejado un gran cúmulo de visualizaciones de
miserias, pujas políticas, intereses de todo tipo, pero siempre diversos a la
realidad y a la búsqueda de la realidad histórica de los hechos.
Hizo hincapié en la vulneración el principio de legalidad,
debido proceso, igualdad ante la ley y defensa en juicio, en la etapa de
instrucción, que las partes acusadoras se han valido de esa prueba, que no
pudo controlar, que no se le dio la participación procesal que correspondía,
siendo los principales investigados.
Manifestó que toda la pesquisa estuvo unívocamente
destinada y orientada a que el personal policial de la seccional séptima
hayan sido los autores materiales e intelectuales de la muerte y
desaparición de Franco.
Sostuvo que desde el inicio existió una puja política,
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que el defensor general provincial de Santa Fe, el Dr. Ganon, había dado
instrucciones precisas al por entonces defensor regional, Dr. Franceschetti
para que interviniese la Dra. Creimer. Ya existía algo que se podía
vislumbrar, notas periodísticas donde Ganon criticaba a fiscales
provinciales, es decir, cuestiones que eran totalmente ajenas a lo que debía
investigarse: la muerte de Franco Casco.
Que también cuando ingresa la causa a la justicia
federal, el 29/12/14 lo recibe la Fiscalía del Dr. Degiovanni quien acredita la
realización de diferentes medidas. El 30/12/2014, la secretaria de DDHH
comparece y ya vaticina en su escrito que se trata de un delito de
USO OFICIAL

desaparición forzada, lo propio hace el 6.01.2015, la representación técnica


de Elsa Godoy y el 14/01/15, lo hace la defensora oficial por aquel
entonces, Matilde Bruera, que representaba al señor Ramón Casco.
No criticó esa situación, pero si le resultó triste que no
haya existido igualdad de armas, vulnerándose así principios y garantías
procesales de su asistido. Que se había ordenado a gendarmería nacional a
lo que comúnmente se llama “caminar” al personal de la cría 7ma. y ver de
manera secreta, oculta, en qué vehículo se desplazaban como para tratar
de vincular si algún vehículo podía estar, o no, asociado a alguna escena
criminosa.
Adujo que la defensa siempre estuvo detrás de toda la
prueba recolectada por la parte acusadora, y que, siempre encontraron una
explicación para cada cuestión planteada.
También refirió a la construcción de un relato por parte
de los acusadores públicos y privados y que, eso era peligroso porque tiene
una tendencia que es influir negativamente en el ámbito psicológico de los
jueces al momento de sentenciar.

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Señaló que, en los alegatos de clausura, se afirmaron
cuestiones que no fueron probadas en el debate, que sólo iba a hacer
alusión a las más importantes.
Dijo que sobre el video de la cámara 111 (Alberdi y
Sabin), que la Fiscalía dijo que la mácula que se observa en el video,
aparecía y desaparecía en un juego de luces, que ningún perito había
mencionado ello.
Otra cuestión que resaltó, es que dieron por acreditado
que el testigo Saucedo amenazó al testigo Maidana.
También le llamó la atención lo vinculado con el
teléfono de sus asistido en cuanto a que se pretendió instalar que había
manipulado la información que allí existía. Que el teléfono de Acosta fue
secuestrado en dos oportunidades, primero por aquella llamada PDI que
realiza una primera pesquisa con personal de asuntos internos. Allí se
demostró que la tecnología aplicada para la extracción de datos no era la
correcta, los softwares que se utilizaron eran para bajar información de pc
o notebooks, pero nunca de teléfono celular y le devuelven el teléfono,
Acosta reanuda su utilización de manera normal como lo venía haciendo.
A los ocho días nuevamente lo llaman y le dicen que le
quieren secuestrar el teléfono. Ahora se lo remiten a Gendarmería que
hace una segunda, tercera peritación sobre el mismo, utilizando un
programa adecuado, pero se hace una extracción en bruto de todo el
material que podía encontrarse en el mismo y acá empezamos a vislumbrar
otra gravísima cuestión que es la pobreza en la investigación, una
investigación defectuosa de parte de la Fiscalía de instrucción, nunca se
sindicó que estaban buscando.
Hizo alusión a material que obtuvo, casualmente,
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Poder Judicial de la Nación
durante esa etapa, donde se observan las famosas microfotografías de
Franco Casco en el teléfono de César Acosta, que se pidió que interviniera
el FBI y le fue denegado, que, en este país, no se cuenta con la tecnología
suficiente para efectuar otra pericia que arroje los resultados que esa parte
desea.
Que bajo ningún tipo de vista puede llegar a
recriminarse a Acosta que su intención pudo haber sido descartar ese
material, fue él quien precisamente obtuvo desde su teléfono celular la
vista fotográfica de Franco Casco que la imprimió en el local comercial de la
esquina y que forman parte del expediente principal hoy día.
USO OFICIAL

Hizo alusión también al corte de luz en la comisaría


7ma., que habría sido el momento que sacaron el cuerpo sin vida de Franco
Casco según el relato Fiscal, que es algo dantesco, que no fue probado
durante el debate.
Sobre el lugar de detención de Franco Casco, dijo no se
probó que Casco haya sido detenido el día 6, todo lo contrario, y lo que
llama poderosamente la atención es que precisamente no se haya tenido
en cuenta los sólidos y robustos elementos probatorios ventilados en este
debate que demostraban ello. Analizó los movimientos de los móviles
policiales el día 6/10/2014, que quedó acreditado qué hicieron durante
esos momentos. En relación al incidente del colectivo 110, dijo que se
adjuntó constancias efectuadas por el jefe de la comisaría 8va., en relación
a ello, que hay pruebas que el hecho de vandalismo ocurrió.
Que la detención de Franco Casco, cercana a las 23
horas forma parte del ideario de los actores públicos y privados. Que quedó
acreditada que la detención fue efectivamente el día 7, que las pruebas así
lo demuestran, como consignó el acta de procedimiento que celebró en

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ocasión de su verdadera detención por parte del comisario Diego Álvarez y
su defendido Cesar Acosta.
En relación al llamado telefónico de Crespo, dijo que
fue cuestionado, pero que lo cierto es que existió, que lo refleja el informe
de la empresa telefónica, también el posicionamiento del GPS del móvil
5667, que estuvo detenido en calle Catamarca 3901, entre la franca horaria
de las 13:03 y 13:08 horas, que es una prueba objetiva directa que recopiló
la Fiscalía.
A la postre también se halló una comunicación
telefónica de una mujer no individualizada al 911, que coincide con los
dichos de Crespo y el contenido del acta de procedimiento, que daba
cuenta que una persona se encontraba en inmediaciones de la comisaría nº
7 desorientado en tiempo y espacio haciendo una descripción de sus
prendas de vestir prácticamente igual a las que vestía Franco Casco antes
de su detención y con posterioridad, que fuera registrada por los registros
fílmicos de las cámaras públicas.
Señaló que cuanto más fanatismo se le ponía a la teoría
del caso de que los autores intelectuales y materiales era la policía de la
comisaría 7ma., en esa univocidad de investigación, más robustecían la
impunidad del hecho, con un mismo acto conseguían dos consecuencias, es
decir, se aplicó una política criminal absolutamente errática, deficiente, una
sola teoría del caso. En tal sentido, explicó que no era errado investigar a
los policías, pero lo que estuvo mal es direccionar la investigación sobre una
persona y no tener una visión investigadora abierta para poder ir
descartando y seleccionar distintas hipótesis. Sostuvo que en esta causa
todo fue direccionado a lo mismo, que según su humilde entender existió
una gran influencia ideológica y política.
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Poder Judicial de la Nación
Manifestó que, a casi 10 años de la muerte de Franco
Casco, no se sabe a ciencia cierta qué pasó, que la prueba empírica señala
ello.
Dijo que solamente la perito cuestionada por las
defensas, la Dra. Creimer, fue la que lanzó hipótesis absolutamente
alocadas, sin respaldo técnico, sin apoyaduras científicas, que los demás
peritos dijeron que la muerte era indeterminada y que no hubo signos de
tortura.
Especificó que, durante el trámite de la causa, se
observan un sinnúmero de errores materiales, no sólo del personal policial,
USO OFICIAL

de fiscales, querellantes, jueces, camaristas. Citó ejemplos. Se preguntó si


cortábamos ancho, hasta dónde se pretendía llegar con esta cuestión de los
errores materiales.
Por otra parte, hizo alusión a las sogas atadas al cuerpo
sin vida de Franco Casco, que se hicieron varios peritajes, que no había
correspondencia morfológica, obviamente con las limitaciones del caso,
entre las sogas secuestradas y la soga del brazo y entre la soga secuestrada
y la soga de la pierna.
Citó al testigo civil Del Valle, vinculado al procedimiento
del hallazgo del cuerpo sin vida de Franco Casco, quien manifestó que en
ocasiones había visto otras prácticas de Prefectura extrayendo cuerpos, y
también marcó la diferencia entre las embarcaciones que utilizan para
coyunturalmente sacar el cuerpo, si una alta o baja y ahí utilizaban el
gancho o lazos con sogas, que ratificó lo que había expresado en
instrucción, que vio que lo traían con soga.
Adujo que sus valoraciones, no eran un relato, sino
prueba objetiva y directa reproducida en el debate.

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También analizó las pericias vinculadas al pantalón que
vestía Franco Casco cuando fue hallado muerto, que se decía que la policía
lo había matado de un tiro, que después se descartó. Se refirió, además, a
los peritajes sobre los móviles policiales 4387 y 5667 y que todas las
muestras analizadas arrojaron resultados negativos para determinación de
sangre, que, según la teoría explicada por la Fiscalía, debió haber dado
positivo.
A su vez, en los mismos términos que el Dr. Biga,
analizó el allanamiento a la comisaría 7ma. durante la etapa de instrucción,
que en el video en relación a esa medida se observa como Creimer manejó
toda la escena, una personalidad avasallante, manifestó que iba a
demostrar y peticionar medidas contra ella, que las muestras de luminol en
el lugar donde estuvo alojado Franco Casco, arrojó resultado negativo para
determinación de sangre humana, que el Fiscal dijo, entonces, que habían
lavado el lugar. Que no resultaba lógico que limpien paredes, pero se
olviden de firmar un acta, que no podía aducirse que eran vivos para
algunas cuestiones y tontos para otras.
En relación a la camisa de Diego José Álvarez, señaló
que la Fiscalía sostuvo que fue un desgarro intencional, que formó parte del
montaje, que también omitieron o negaron las partes acusadoras el
informe pericial en relación a ese elemento.
Valoró también las imágenes audiovisuales exhibidas
durante el debate, que en la pericia efectuada por GNA, el objeto fue tratar
de mejorar la calidad de los videos, extraer vistas fotográficas, comparar
escopométricamente la imagen de la persona de los videos con la foto
indubitada de Franco Casco y brindar conclusiones.
Que el testigo Alférez Carlos Ferreira en la conclusión
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Poder Judicial de la Nación
de esa pericia, amén de decir y de señalar que no se puede hacer ese
mejoramiento de imagen porque realmente la calidad de los archivos no
permite hacer un desarrollo y una profundización sobre el tema, sí dijo que,
basándose en rasgos generales el individuo que aparece caminando en la
captura de los videos efectuados se trata de la misma persona, que había
utilizado Windows Media y no un programa adecuado.
Hizo alusión también a la primera pericia efectuada por
la PFA, que concluyó que las filmaciones remitidas indicando como sujeto
Nº 1 resultaba material inidóneo, en sintonía con lo que dijo Ferreira, para
realizar un pormenorizado estudio comparativo de rostro acorde a los
USO OFICIAL

impedimentos detallados. No obstante, fueron posibles hallar a nivel


general compatibilidades entre éste y Franco Ezequiel Casco. Resultado de
las mismas deficiencias técnicas para establecer que los masculinos se
traten de una misma persona.
Es decir, de acuerdo a las deficiencias de las cámaras
del propio Estado, instaladas en las vías públicas, no se encontró ningún
perito que, de manera seria, pueda llegar a decir, se trata de la misma
persona, porque la calidad de los registros fílmicos es defectuosa, “no
somos noruega”.
Que se efectuó una nueva pericia por la DATIP, que el
técnico Martínez analizo las imágenes de la cámara 111 (Alberdi y Sabin) y
describió las prendas de vestir del vídeo, en clara sintonía y similitud con la
foto indubitada de Franco Casco, que coincide con el informe de Pablo
Rodríguez Romeo traído al juicio por esa parte. Dijo que esa persona hizo
un marco descriptivo de cuáles son los parámetros y los rangos que se
deben tener en cuenta cuando se realiza una pericia, las distintas
morfologías, los distintos parámetros que tenemos los seres humanos para

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realizar una comparativa, rostro ovalado, triangular, torso extenso,
jorobado, etc. y que emitió una conclusión: se han establecido
compatibilidades antropológicas, antropométricas y de vestimenta entre el
sujeto identificado como Franco Ezequiel Casco con los individuos que
surgen en las capturas de imágenes dinámicas y estáticas.
Dijo que el delegado técnico de la Fiscalía arribó a la
misma conclusión, que las imágenes de video se corresponden con el día 8
de octubre a las 2, que Franco es el que aparece en esas imágenes y estaba
vivo, que se fue caminando de la Comisaría, perdido en tiempo y espacio,
que también se observó una mácula, correspondiente con el tatuaje de
Franco Casco.
Del mismo modo, hizo alusión a un informe efectuado
por una persona llamada Torres, que había sido acompañado por esa parte
durante la etapa de instrucción, pero que no fue incorporado al debate y el
testigo, a su vez, fue desistido por todas las partes. En tal sentido, pidió la
remisión a la justicia de instrucción a los fines de la investigación de posible
comisión de un delito de acción pública.
Retomó la cuestión vinculada al allanamiento de la
comisaría 7ma., que se le dio participación a la Dra. Creimer, y que la
tendencia para investigar una sola teoría del caso, se observa desde febrero
de 2015, mediante un decreto fiscal que ordenaba a GNA entregase un DVV
a la médica forense sobre los registros fílmicos de la reautopsia de Franco
Casco para que emitiese conclusiones, que allí es el origen, que demuestran
que influencias ajenas al proceso penal incidían sobre la suerte del
descubrimiento de la verdad histórica.
En el mismo sentido que el Dr. Biga, vinculó ese
allanamiento, con la Dra. Creimer, los testigos Pablo Argüello, Diego
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Rodríguez (personal de la Secretaría de DDHH de la provincia) y las
restantes personas alojadas en la comisaría 7ma., que todo estaba
hilvanado, que no fue circunstancial ni anecdótico.
Que el juez de instrucción denegaba la medida del
allanamiento, pero que luego la querella solicitó la declaración testimonial
de Argüello, que aportó todos los datos, a diferencia del resto de las
personas alojadas en la comisaría 7ma., que sus datos fueron solicitados a
la OGJ (Oficina de Gestión Judicial de la provincia de Santa Fe), que esa
circunstancia le llamaba la atención. Hizo un detalle cronológico sobre las
medidas llevadas a cabo en esa época, aclaró que primero declaró Argüello
USO OFICIAL

y que luego se efectuó el allanamiento a la comisaría. Efectuó la misma


observación que el Dr. Biga, que Creimer basó su trabajo en los dichos de
los presos, pero que los presos comenzaron a declarar mediados de
septiembre de 2015, pero que, en realidad, cuando se hizo el allanamiento
sólo había declarado Argüello, que, según esa parte, está sospechado su
ingreso al proceso.
Se preguntó cómo se podía explicar todo ello descripto,
insinuó que se trataba de una cuestión armada.
Dijo que todos los datos que recopiló la Fiscalía, se
extrajeron de la declaración de Argüello, que éste cuando declaró en
instrucción estaba en una situación de vulnerabilidad, que declaró en sede
fiscal, rodeado de ocho personas, que entre ellos estaba el padre de la
víctima, el querellante Ramón Casco. Explicó que las testimoniales se deben
regir por tres principios: libertad, espontaneidad y voluntariedad. Se
preguntó si fue voluntaria la declaración de Argüello, también cómo llegó
su testimonio al proceso.
Dijo, en ese sentido, que tenía una teoría, que no la

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podía justificar, pero que la iba a poder probar en el futuro porque tiene los
indicios y sabe dónde buscar el material, que, para él, ingresó por el testigo
Diego Rodríguez, que declaró en el debate y mintió. Expresó, en ese
sentido, que el mismo Argüello contradijo a Rodríguez.
Sobre Rodríguez, dijo que mintió en un informe
remitido al Tribunal en fecha diciembre 2021, donde manifestó que había
entrevistado a un detenido que le había dicho haber visto a Franco Ezequiel
Casco, que había sido testigo de todo el maltrato y golpiza propinado
contra éste.
Que luego Rodríguez dijo que dos detenidos le
manifestaron lo mismo, que no se acordaba los nombres, cuestionó que no
hubiera tomado nota el testigo Rodríguez cuando los entrevistó, que no los
recordara físicamente, pero que sí hubiese luego informado ello a
Apanowicz, que luego dijo que fue a Trangoni; que éstos desmintieron al
testigo Rodríguez. Pidió se lo investigue por falso testimonio.
Dijo que la testigo Zabala Salinas, compañera de
Rodríguez, quien habría realizado las entrevistas junto con él, describió el
lugar donde había entrevistado a uno de los detenidos, pero no se
acordaba de las características físicas de esa persona, que era llamativo que
una empleada administrativa fuera a un pabellón, que tenía indicios de que
mintió, pero no pruebas para pedir la instrucción del sumario.
Sobre las cuestiones médicas, dijo que todo el desgaste
que se generó unívocamente contra el personal policial, no permitió
conocer casi a 10 años de producido el deceso de Franco Casco, qué fue lo
que le pasó. Esgrimió que después de casi 10 años todos concluyen en lo
mismo, causa de la muerte indeterminada, que no hay rastros de lesión
ósea, que había indicios de muerte por sumersión, que el cadáver no
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presentaba injurias médicas. En relación a la testigo Maldonado, sobre las
lesiones óseas, efectuó la misma valoración que el Dr. Biga. Agregó que el
fenómeno del diente rosa se puede dar en asfixia por sumersión.
Que ni la observación macroscópica ni el escaneo
radiológico pusieron en evidencia la presencia de lesiones perimortem, es
decir, momento de la muerte, sin perjuicio que los testigos señalaron
escuchar una fuerte golpiza, que lo golpeaban contra la pared.
“El estudio de los restos óseos no permiten establecer la
causa de la muerte a partir del examen osteológico”, firmado: Dr. Norberto
López Ramos.
USO OFICIAL

En el informe histopatológico, informó la Dra. D


´dadario que no se puede determinar con certeza pericial la causa de la
muerte y que la misma habría dicho que cayó vivo el cuerpo de Franco
Casco al agua. Citó textual, en ese sentido: “En muy pocos campos he visto
la ruptura y adelgazamiento con focos de hemorragia intersticial. Estos
elementos son los llamados marcadores histológicos, un patrón que debe
vincularse con el conjunto del hallazgo en la autopsia”. Criticó nuevamente
a la Dr. Creimer por no utilizar términos científicos y apartarse, según esa
parte, de las valoraciones de la histopatóloga.
Señaló que todas las pericias coinciden con lo
dictaminado por el Dr. Rodríguez, muerte indeterminada.
Ahora, en relación puntual al imputado Acosta, dijo que
está acreditado en el legajo de prueba, por posicionamiento de antenas por
geolocalización de su teléfono celular, por informes de libros de guardia y
demás, que su asistido cumplía horarios específicos en la comisaría, de
lunes a viernes de 8 a 17 horas, los sábados igual y los domingos medio día.
Está comprobado en los libros de guardia y en

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posicionamientos de antenas que tanto el 6 como el 7 cesó su actividad a
las 17 horas y se lo posiciona por la antena de su celular, en su domicilio
particular. Hizo alusión a las características personales de su defendido, dijo
que su grupo familiar estaba perfectamente constituido, que antes de
entrar a la fuerza policial trabajó como cadete, repartidor y, luego, por una
cuestión vocacional, ingresó a la Escuela de Cadetes de la Policía de la
Provincia de Santa Fe.
No ingresó por necesidad económica, porque su mujer
es Contadora Pública Nacional y tiene un buen trabajo.
Desde que nació hasta que se casó vivió en el mismo
domicilio de Villa Gobernador Gálvez en la casa de sus padres. Desde que se
casó hasta que fue detenido vivió en la misma casa donde contrajo nupcias
y que adquirió junto a su esposa. En tal sentido, dijo que el concepto
arraigo se inventó con César Acosta.
Señaló que su asistido trabajo: en la Cría 16; luego Cría
4; luego Brigada Motorizada; luego CRE; luego Cría. 3; luego Cría. 7; luego
Inspección 2da. Zona; luego Cría. 8; por último, en la Sub-Cría. 26 de Pueblo
Nuevo, que tiene una foja de servicios intachable. Señaló que haber
trabajado junto con su consorte de causa Diego José Álvarez dos meses y
medio en la comisaría 3ra., que no era suficiente para generar un vínculo,
una hermandad, para participar en semejante evento, que la pena en
expectativa es prisión perpetua, que se murió su madre, que no la pudo
despedir, que tiene un hijo con problemas de aprendizaje por él estar
privado de su libertad. En ese contexto, se preguntó por qué entonces no
se quebró su asistido.
Dijo que realmente era absurdo, que su asistido le dijo
que el hecho imputado no sucedió.
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Poder Judicial de la Nación
En ese marco, dijo que se le iba a creer a los presos que
fueron contradictorios, en contra de prueba científica que arrojó que no fue
torturado y que fue detenido el día 7/10/14.
Aclaró en relación a los testigos-detenidos, que no se
trataba de un juicio de popularidad, que la fiscalía pretende la aplicación de
una pena perpetua, se preguntó si quería hacerse un simulacro de juicio y
traer a cinco presos que hayan sido acusados por la Fiscalía y condenado
por los jueces, para ver qué opinan sobre ellos, que los presos dicen
cualquier barbaridad, incluso de los mismos abogados defensores: “que el
abogado me entregó, que está entongado con el fiscal, que el fiscal está
USO OFICIAL

con el juez”. Sostuvo que los presos dicen cualquier cosa dicen, que Pablo
Arguello estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para lograr el traslado, por
eso lo negoció, lo que él declaró con la gente de DDHH.
Por lo expuesto, solicitó la absolución de culpa y cargo
de César Acosta, fundó su petición en la inexistencia del hecho.
Subsidiariamente, por el beneficio de la duda, por considerar que no se
alcanzó a derrumbar el estado de inocencia que la CN prevé.
Por último, solicito la desinsaculación de las partes
pertinentes y remisión al Sr. Juez Federal Penal en turno para que se
investigue la probable comisión de delitos de instancia pública con respecto
a Virginia Emma Creimer y Diego Rodríguez, ambos por el delito de falso
testimonio y a Leandro Daniel Torres, por el delito de incumplimiento de los
deberes de funcionario público.
Formuló expresas reservas del Caso Constitucional e
Internacional.
El Dr. Arena, en representación del encartado Esteban
Daniel Silva, sostuvo que hubo un error en la imputación, que ningún

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testigo mencionó a Silva. Que la Fiscalía le atribuyó a su asistido el delito de
tormentos, sin ningún elemento novedoso.
Señaló que el testigo Ruíz no reconoció que Silva haya
estado el día 6 de octubre por la noche en la comisaría 7ma., que la
imputación por el delito de tormentos debía ser desestimada.
Adujo que la imputación en relación al delito de
desaparición forzada fue genérica, que no es congruente con la figura
específica.
Señaló que las personas a cargo del sumario policial son
las que lo firman, que Silva era un simple Oficial.
Adujo que su asistido nunca mintió, que había
manifestado que había labrado el acta de libertad y que había llevado las
fichas dactiloscópicas a jefatura, que declaró en juicio y no se lo interrogó.
Se refirió también, al testigo Saucedo, que le ofreció
agua a Franco Casco cuando se retiró de la Comisaría, pero que ese
testimonio ha sido desacreditado por las partes acusadoras.
Manifestó que no sabía de qué se tenía que defender,
que la detención había existido, el día 7 de octubre, que hay un acta de
procedimiento, constancias de geolocalización de los móviles policiales,
comunicaciones al 911, los dichos de Crespo.
Reiteró que su asistido, como empleado de bajo cargo,
cumplió órdenes, llevó fichas, realizó constatación y acta de libertad.
Cuestionó que los acusadores privados en sus alegatos
refirieran a hechos de otras jurisdicciones, que el debate estuvo plagado de
cuestiones políticas e ideológicas.
Solicitó la absolución de culpa y cargo de Silva.
Subsidiariamente, la absolución por el beneficio de la
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duda, por no existir certeza.
Continuó con su alegato, el Dr. Mazzuchini, en el
ejercicio de la defensa técnica del imputado Diego Álvarez.
Inició su alocución solicitando se declare la nulidad de
las acusaciones de la contraparte y, por consiguiente, se absuelva a su
asistido. Fundó su pedido en lo dispuesto en los artículos 167 inciso 3 y 168
del Código Procesal Penal de la Nación.
Refirió que se trata de una nulidad absoluta, que luego
de un año y medio de juicio, esa defensa no sabe de qué hechos concretos
defenderse. Qué la parte acusadora ubicó la detención de Franco Casco la
USO OFICIAL

noche del 6 de octubre, pero sin dar demasiados detalles sobre a qué hora
se realizó, quién la hizo y en qué móvil, indeterminación que impide un
adecuado ejercicio del derecho de defensa en juicio.
Remarcó que el Ministerio Publico Fiscal tuvo todos los
recursos y el tiempo necesario para probar su hipótesis, y no lo hizo. Hizo
apreciaciones sobre la calificación jurídica y remarcó que no se daba la
figura de desaparición forzada, por faltar los elementos del tipo, que la
acusación había confundido funcionario público con estado. Sobre las
torturas, expresó que no había una sola prueba, que de las declaraciones
de los testigos-detenidos no pudo obtenerse ningún dato de interés, por
ser éstas imprecisas y vagas.
Alegó que, de la prueba que arrojó la antena del celular
de su asistido, pudo probarse que el nombrado, el día 7 a la 01:04 horas de
la mañana estaba a tres kilómetros de la comisaria. Que en el peor de los
escenarios se le podría haber imputado privación ilegítima de la libertad, en
concurso real con encubrimiento, pero nunca, la muerte y desaparición
forzada.

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Al hacer uso de la palabra, la Dra. Travesaro, en su
carácter de codefensora del imputado Diego Álvarez, expresó que la
acusación en la presente causa era una construcción narrativa y mediática;
que se llegó a juicio creyendo en cuatro puntos: que Franco Casco fue
detenido el 6 de octubre, que fue trasladado a la Comisaría Séptima, que
ahí se lo torturó y se lo tiró al río Paraná, para luego, al día siguiente,
confeccionarse un sumario falso con el objeto de ocultar la ocurrencia de
tales hechos.
Indicó que la columna vertebral de la acusación es la
declaración del detenido Argüello, un testigo que supuestamente habría
visto a Franco Casco durante la madrugada del día 6 de octubre. Que del
mismo libro de guardia y de los registros de la Comisaría surgía claro que, a
la fecha de los hechos, Arguello estaba en el penal dos, y que en la cuadra
no había ningún detenido. Citó los dichos del propio Arguello, quien, al ser
interrogado sobre su vínculo con la Secretaría de Derechos Humanos,
manifestó que, gracias a su intervención, él había conseguido algunos de
los beneficios que había solicitado.
La Dra. Travesaro, sobre este punto, adelantó que
respecto de los 13 testigos que supuestamente vieron o escucharon algo,
se habían iniciado acciones legales por falso testimonio, las que informó,
tramitaban en el Juzgado Federal, a cargo del Dr. Vera Barros.
Sobre el supuesto fondeo del cuerpo de Franco Casco,
dijo que no hubo pruebas al respecto y que las sogas fueron utilizadas para
sacarlo del río. Remarcó que Álvarez, declaró ocho (8) veces durante la
audiencia y en ninguna de esas oportunidades, las querellas o el Ministerio
Publico Fiscal le preguntaron nada. Señaló que hubo cuatro (4) personajes
que hicieron mucho daño: el Dr. Ganon, el Dr. Diego Rodríguez, el Dr. Vera
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Poder Judicial de la Nación
y la Dra. Creimer, analizó cada uno de dichos testimonios.
Sostuvo que hubo una enorme deficiencia investigativa;
a modo de ejemplo, se preguntó por qué nunca se averiguó nada respecto
del supuesto tren que salía ese 6 de octubre, a las doce de la noche. Refirió
que a esa defensa le habían resultado entre raros y llamativos algunos de
los mensajes o evidencias que se extrajeron del entrecruzamiento de los
teléfonos celulares del entorno de Franco Casco. Citó como ejemplo que,
del teléfono de la tía, a partir de la seis de la tarde de ese día en que Franco
se fue sin avisar, ya no había más mensajes.
Releyó el mensaje de Franco en el que le pide a su
USO OFICIAL

familia volver a su casa y ésta le dice que espere, que aguante un poco más
en Rosario. Analizó también, el mensaje de la hermana con la Tía, donde
ésta le pregunta cómo va a hacer Franco, para viajar, si no sabe cómo
hacerlo. Sostiene que los familiares de Rosario casi no conocían a Franco,
que incluso cuando a la tía se le exhibe una foto para que señale a su
sobrino, señala a otra persona y, al formular la denuncia por su
desaparición, refirió a “Lucas” Casco. Por otra parte, y de manera
coincidente, todos sus familiares declararon en audiencia que Franco no
tenía dinero y que no sabía llegar a la terminal, no obstante, sus familiares
no fueron a buscarlo al advertir que se había ido sólo.
Entre los Dres. Travesaro y Mazzuchini, en forma
alternada, fueron analizando los distintos informes periciales. Citaron
especialmente, lo dicho por la Dra. D´dadario, en cuanto a que había visto
elementos que revelaban vitalidad en el pulmón, lo que indicaría que
cuando Franco se ahogó, estaba vivo, dado que el pulmón seco no tiene
edemas. El Dr. Ramos, a su vez, declaró que no hubo lesiones peri mortem,
ni lesiones óseas ni traumatológicas y, el Dr. Nigro, coincidió en que no

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hubo injurias médicas ni lesiones en el cadáver.
Sostuvieron como conclusión lógica a partir de los
distintos informes médicos, que Franco no murió bajo torturas, no se
encontraron lesiones óseas ni signos traumatológicos, e incluso, si se
partiera de la base de que la caída de los dientes estuvo vinculada a un
golpe -lo que no fue el caso- ello tampoco sería demostrativo de una
tortura.
En abono a lo dicho anteriormente, en cuanto a la
presunta causa de muerte de Franco Casco, citaron lo dicho por el Dr.
Esperanza, perito de esa parte, quien refirió que el diente rosa es signo de
muerte por ahogamiento, y la causa sería asfixia mecánica por sumersión
en un medio líquido, en grandes cantidades de agua y profundidad.
Alegaron también, que la escasa cantidad que se extrajo de medula ósea,
impedía arribar a cualquier tipo de conclusión científica, por estar por
debajo, de los valores necesarios para ello.
De seguido, el Dr. Mazzuchini analizó el testimonio de
la Dra. Creimer. Expuso y señaló cada una de las contradicciones en que
incurrió la perito; agregó también que, a su entender, se había
extralimitado en sus funciones dado que en vez de declarar sobre el tema
de su experticia había realizado un alegato. Que, por otra parte, resultaba
sumamente contradictorio que se halla referido a cinco probables causas
de muerte, en su declaración prestada durante el juicio.
Promediando el final de su alegato, trató el tema
odontológico, al que, a su entender, se le había dado mucha trascendencia.
Dijo que al realizarse la primera autopsia faltaban sólo dos dientes, por lo
que claramente uno de ellos, se había caído con posterioridad. Que la
misma putrefacción pudo haber provocado la pérdida de dientes, pero que
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Poder Judicial de la Nación
los alveolos “a ojo desnudo” estaban perfectos y que, conforme lo dicho
por el Dr. Grana, lo importante era que los alveolos estaban intactos.
Se remitieron al dictamen del Dr. Speranza, para quién
todos los dientes se perdieron post-morten, alegaron que en igual sentido
había concluido el equipo de antropología forense, quienes refirieron que
no existió acción traumática en los dientes de Franco y fueron despedidos
post-morten.
Sobre lo declarado por el testigo Rodríguez, el Dr.
Mazzuchini remarcó que, actualmente el nombrado está imputado del
delito de asociación ilícita, espionaje ilegal y peculado, y que no se entiende
USO OFICIAL

cómo, luego de haber obtenido información vital para la causa (de parte de
los detenidos refiriendo que Franco Casco estuvo en la Comisaria y que lo
habían torturado allí) y de haberla puesto -según sus dichos- en
conocimiento de quienes llevaban adelante la investigación, todos los
involucrados negaron, sistemáticamente, haber recibido dicho información.
Al turno de analizar las imágenes de video, la Dra.
Travesaro, leyó las conclusiones de los seis informes que se llevaron a cabo
respecto de las mismas. Expuso que todos coincidieron en cuanto a la
existencia de similitudes (marcaron diez) y ninguno marcó diferencias.
Luego refirió, a los audios que demuestran que Franco
salió con vida de la Comisaría. Del entrecruzamiento de llamadas de radio,
se detectó la de una mujer, Silvina Romano, domiciliada en calle Jujuy 3350
de Rosario, que habría visto a una persona de las mismas características de
Franco Casco, caminando medio perdido, en el horario del mediodía del día
7 de octubre; prueba que no ha sido valorada en esta audiencia y que se
contrapone con la hipótesis fiscal y corrobora el relato de su asistido, el
Comisario Álvarez.

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Remarcó también la falsedad de la afirmación de que
no se dieron datos desde la comisaria, cuando no sólo le mostraron el libro
de guardia a los familiares de Franco Casco, sino que también, el mismo
Comisario atendió a Ramón Casco y frente a su presencia, y ante su
requerimiento, el propio personal policial refirió: “¿no es el pibe de la otra
noche” ?, a partir de lo cual se pudo determinar que Franco Casco estuvo
allí detenido.
Cierra su alegato el Dr. Mazzuchini, refiriendo que es
primo hermano de Diego Álvarez, más hermano que primo. Que su primo
siempre tuvo la intención de hacer carrera policial, que es una persona
sumamente capaz e inteligente, lo que se contradice con la teoría de la
acusación de “blanquear un muerto”, que más allá de las consideraciones
hechas sobre las pruebas existentes, lo que se pretende hacer creer escapa
a la lógica; pensar en detenerlo ilegalmente, matarlo y luego, al día
siguiente, blanquear esa detención, no resiste el menor análisis desde
cualquier razonamiento lógico que se pretenda hacer de los hechos de la
causa.
Por último, reiteró lo solicitado: se declare la nulidad
conforme lo ya expuesto, se investigue por falso testimonio a la Dra.
Creimer y al Dr. Rodríguez y se absuelva a su asistido. Solicitó también que
no se valore el testimonio de Zabala Salinas. Hizo reserva de derechos y de
los recursos correspondientes, y concluyó enfáticamente con un “NUNCA
MAS”.

Inició su alegato el Dr. Alcaraz,


quien, en representación de la imputada Belkis Elisabeth González, pidió su
absolución por el delito de desaparición forzada en carácter de participe
secundaria, por el que fue acusada.
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Dijo que en esta causa no se
tuvo en vistas el descubrimiento de la verdad. Que se llegó a esta instancia
solo por fines políticos. Que resultó llamativo que el hecho que se investiga
sucede durante el mes de octubre de 2014 y, recién en el mes de setiembre
de 2017 son llamados a indagatoria los aquí imputados, que esto tiene un
parangón con un movimiento a nivel nacional, el caso Maldonado, ocurrido
en el mes de agosto de 2017.

Sostuvo que los mismos


acusadores privados comparaban ambos casos. Refirió que, ante este
panorama, tuvo que probar la inocencia de su asistida, que cuando existen
USO OFICIAL

pruebas de cargo, no es necesario hablar tanto. Alegó que la Fiscalía tuvo


solo dos pruebas o núcleos de pruebas, los dichos de los detenidos, por un
lado, y el informe de la perito, Dra. Creimer, por el otro. Que si bien la Dra.
Creimer es médica legista, aquí fue traída como perito multipropósito.

Citó los dichos de la nombrada


en cuanto a que la policía de la provincia de Santa Fe, tiene un elemento
extra, el río Paraná, para cometer sus crímenes; se preguntó el Dr. Alcaraz
si en la provincia de Entre Ríos o Corrientes sucede lo mismo.

Contó quien es su pupila, Belkis


Gonzales, dijo que estudió derecho, habló de los distintos escalafones de la
policía, y conceptualizó lo que significa “estado policial”, conforme lo
establece la ley. Señaló que el 14 de julio de 2014 llega Belkis Gonzales a
trabajar a la Comisaría Séptima, llega como personal administrativo, que
por la jerarquía que ostentaba y el poco tiempo que cumplió funciones en
la Comisaría, no tiene ninguna lógica que se le pida que participe del

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ocultamiento de los hechos que acá se investigan, o se le dé alguna
participación en los mismos.

Indicó que conforme surge de


las anotaciones en los libros de registro, en cuanto al horario en que estuvo
su asistida en la comisaria, resulta imposible que haya estado en los
momentos en que conforme la acusación, habrían sucedido los hechos.
Relató todas las pruebas de descargos rendidas durante el debate.
Describió que en el libro de guardia del día 7 de octubre la entrada de
Belkis es a las 15:50 horas, como se probó en el juicio a través de distintos
testimonios. Quienes declararan durante la audiencia manifestaron que
Belkis solía entrar diez minutos antes, para poder irse diez minutos antes,
por cuestiones laborales.

Que más allá de lo expuesto,


todavía no sabe cuál es la participación concreta de su asistida en el hecho
investigado, que aun cuando se pensara que ella contribuyó con el pacto de
silencio posterior, estaríamos frente al delito de encubrimiento y no
participación secundaria en el delito de desaparición forzada. Solicitó, por
último, y por todo lo esgrimido, la absolución de su asistida.

A su turno, el Defensor Público Oficial, Dr. Martín


Gesino, en representación de los imputados Walter Eduardo Benítez,
Marcelo Alberto Guerrero, Celia Ruth Elisabeth Contino, Fernando
Sebastián Blanco, Rocío Guadalupe Hernández, Rodolfo Jesús Murúa,
Walter Daniel Ortiz, Romina Anahí Díaz, Ramón José Juárez y Pablo
Andrés Siscaro, comenzó su alegato diciendo que es más fácil creer que
pensar, porque pensar exige un razonamiento crítico, que iba a centrar su
exposición en criticar la prueba.

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Poder Judicial de la Nación
Consideró que no se probó la acusación, y que, a pesar
de no ser función de esa defensa, iba a probar la inocencia de sus asistidos.
Que iba a analizar las dos teorías de la Fiscalía, porque al momento de
formular su acusación cambió el horario y el lugar que sostuvo al requerir la
causa a juicio, que sí mantuvo, en ambos casos, la indeterminación sobre
quienes participaron en los hechos imputados. Refirió también, que el
único que no puede introducir la duda en un alegato, es el Fiscal, y que no
obstante el Dr. Arrigo así lo hizo al preguntarse si no sería Salinas el que se
ve en las imágenes de video.
Señaló que su alegato se estructura a partir de lo que
USO OFICIAL

entendió fueron las ocho conjeturas de la acusación: detención el día 6,


torturas, homicidio, remoción y traslado del cuerpo, fondeo, desvió de la
investigación, historial de policías violentos, arribo a Rosario de los
familiares y negación de información.
Se preguntó en primer término, de dónde surge que los
hechos sucedieron el día 6 de octubre de 2014, dijo que la respuesta la
encontramos a fojas 43, el Dr. Ganon es quién acompaña una constancia
donde el mismo personal policial dice que detuvo a Franco el día 6.
Entendió que las innumerables inconsistencias puestas
en evidencia desde el inicio de la causa, y la falta total de pruebas respecto
de las torturas y el asesinato fueron resueltas por la acusación con la figura
de desaparición forzada, de ese modo el Ministerio Publico Fiscal no
necesita individualizar un autor, tiene treinta (30), aunque sostiene que aun
así, todavía le faltaría probar la aquiescencia del estado, lo que está claro
que no sucedió, el propio desarrollo del juicio es prueba de ello.
A modo genérico citó una larga lista de errores
judiciales que, a diferencia de lo sucedido con sus asistidos, solo

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significaban eso: errores no intencionales. Se preguntó cómo llegó a esta
causa el dato del apellido “Godoy”, ¿de dónde lo sacaron? Dice que no se
supo si Franco tenía el DNI, pero que, de igual modo, allí no figura el
apellido Godoy. Que la dirección presuntamente aportada por Franco
Casco fue calle 12 a la altura catastral del 3735 de Florencio Varela, aquí
también se preguntó ¿cómo se obtuvo esa información? que 37 y 35 son las
calles que cortan la calle 12 de Florencio Varela, y la única persona
conocedora de ellos ya estaba muerta cuando se realizó el sumario
“fraguado” y se completaron y registraron esos datos.
Explicó que existen numerosas cuestiones que escapan
a la lógica, entre ellas, mencionó a modo de ejemplo, la implicancia
voluntaria de todo el personal auto incriminándose en un hecho que sólo
involucró al Comisario Álvarez y a Zorzoli y Diaz, que eran quienes
estuvieron esa noche o madrugada del 6 de octubre.
También refiere que conforme la hipótesis acusatoria
sus pupilos corrieron numerosos e importantísimos riesgos para “fraguar”
los hechos presuntamente sucedidos el día 7; se pregunta a quién hubieran
llevado frente al Fiscal de la Provincia, en la hipótesis de que hubiera
ordenado o pedido ver al imputado, sobre todo en las circunstancias en que
se encontraba detenido Franco Casco, “medio perdido” y sin poder ubicar
el domicilio de sus familiares.
Resaltó que se pidieron todas las llamadas entre todos
los imputados, y entre las más de 58.000 llamadas, esa noche, hay un
silencio total. Solo hay dos llamadas cruzadas o puentes de esa noche, y es
a una pizzería. Subrayó con gran énfasis, que la causa se terminaba si se
probaba que las fotos del teléfono de Acosta eran del día siete, la Fiscalía
no hizo ningún esfuerzo por probarlo. El principio se invierte, “in dubio
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contra reo”. Han intentado por todos los medios instalar un historial de
violencia, de policías pegadores. Numerosos presos según el Fiscal
refirieron a esto.
A fin de desbaratar esto último, el Dr. Gesino reproduce
durante el alegato un extracto de la declaración de uno de los detenidos a
la fecha de los hechos en la Comisaría 7°: Maidana. El nombrado habla de
los golpes y “verdugueos” que sufrió en la Comisaria y, al ser interrogado
sobre quien era comisario a esa fecha, nombra a un comisario anterior a la
gestión de Álvarez y ubica cometiendo tales hechos al personal del
comando radioeléctrico, llamativamente -refiere el defensor- no citó a
USO OFICIAL

ninguno de los policías aquí imputados. No hay ninguna denuncia que los
involucre en hechos de esta naturaleza.
Refiere que la acusación desistió los pedidos de
informes psicológicos de los imputados, obrantes en sus legajos, una
prueba que a su entender debió ser de gran interés para la fiscalía, sobre
todo, si como lo expuso en su alegato, se trataba de personas que salían de
“cacería por las noches” para golpear y matar gente.
Sobre la presencia de Ramón Casco en la ciudad,
analizó las antenas de la línea 3486 y su ubicación, dijo que la primera
comunicación en Rosario es del día ocho de octubre a las 21:40 horas. A las
casi once de la noche Ramón habla por teléfono con su hermana y le dice:
“mañana voy temprano” y eso se cumple, al día siguiente, día 9 de octubre
de 2014, entre las diez y las once de la mañana, las antenas lo ubican a las
11.27 horas en la esquina de San Nicolás y Salta, a las 12:51 horas en la
estación Rosario Norte y, alrededor de las 19:20 horas otra vez cerca de la
Comisaria. Que ese día estaban en la comisaria Greiner, Acosta y Álvarez,

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conforme surge de prueba documental (libro de guardia) y de los propios
dichos de los imputados.
Así, resalta el Dr. Gesino, en la primera visita de Ramón
Casco a la Comisaria, fue informado que su hijo estuvo allí detenido,
rememorando la conversación que mantuvo con uno de los empleados que
refirió “ese no es el chico que largamos la otra noche”. Detalló cómo a
partir de esa conversación se le brindó toda la información necesaria a la
familia de la víctima y se pudo concluir que “Franco Godoy” había estado
detenido en dicha dependencia.
Analizó los videos incorporados a la causa y exhibidos
durante el debate y marcó las inconsistencias o contradicciones en los
testimonios de los familiares de Franco en relación con la vestimenta que
llevaba ese día. Remarcó, por ejemplo, los dichos del padre de Franco Casco
en cuanto no reconocieron las prendas de quien se exhibía en el video, y lo
declarado por el primo, quién manifestó que, había sido él quien le había
regalado la remera manga largas. Dijo que la Fiscalía inventó la rueda
cuadrada en esta causa.
Destacó que no hubo otro curso de investigación, que
ni siquiera cree que sea una causa armada, que fue una causa regalada, que
la solución estaba regalada que la Fiscalía privilegió en todo momento su
hipótesis acusatoria por sobre su deber de cumplir con el control de
legalidad.
Analizó algunas cuestiones que fueron debatidas y
controvertidas. Entre ellas, sostuvo que la firma inserta en el acta de
libertad, conforme surge de la pericia realizada por GNA y delegado técnico
por parte de la querella, pertenecía a Franco Casco. Sobre la participación
de la médica, la Dra. Zelaya, dijo que si a las 15:30 horas del día 7 de
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octubre estaba en la comisaria 12, y a las 16:00 horas estaba en la séptima,
la circunstancia de que en apariencia los tiempos no coincidieran -aun
cuando surge del Google Maps, que en diez minutos es posible hacer tal
recorrido- ello, no es relevante para lo que aquí se investiga. Otro tema que
consideró trascendente, es el de las fichas dactiloscópicas, sostuvo que las
diferencias marcadas por la parte acusadora, no son determinantes, al
punto que al buscar en las fichas del propio tribunal -en otras causas aquí
radicadas- advirtió las mismas diferencias.
Sobre la causa de muerte de Franco Casco refirió que
hay tres hipótesis. Para la Fiscalía asfixia seca, tal como lo explicó la Dra.
USO OFICIAL

Creimer; para las querellas, algún tipo de traumatismo y; para las defensas,
asfixia por sumersión.
Recuerda la falta de diatomeas, dice que se recolectó
muy poco material para hacer tal estudio, porque no había más (se necesita
menos de medio gramo). Moglia elegido por Ganon fue quien hizo la
extracción de muestras y refirió que se extrajo la cantidad, de acuerdo a los
protocolos vigentes.
Sobre las muestras de plancton, la más importante era
la extraída en el pulmón, sin embargo, se utilizó para una muestra
toxicológica, esto fue decisión del cuerpo médico forense. Entendió que,
entre los indicios de muerte por asfixia, por sumersión, se destaca el color
de los dientes y los signos en los tímpanos, que explicó muy bien el Dr.
Speranza.
Que no obstante todos los informes y las pericias
realizadas, al día de hoy, la causa es indeterminada, con orientación a
asfixia por sumersión.

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En forma coincidente, tanto los Dres. Speranza y
Creimer entendieron que el cuerpo habría estado en el agua entre 15 y 20
días, lo que arroja que -como refiere esa defensa- el día 8 Franco caminaba
por las calles de esta ciudad. Sobre la prueba negativa de ADN, recuerda
que la Dra. Creimer retiró material óseo, desconociendo los motivos de ello
y, que, a esa época, al no haber imputados aún individualizados,
lógicamente tampoco había defensas.
El Dr. Gesino, realizó un extenso y pormenorizado
análisis sobre la presencia de los detenidos a la fecha de los hechos, con
una línea histórica y a partir de los relatos y datos que ellos mismos
aportaron al declarar en la audiencia, concluyó que “esa noche” a la que
todos referían, no era la de la madrugada del 6 de octubre.
Adujo que la valoración por parte de la Fiscalía de estos
testimonios había sido muy parcial, sólo se tomó lo dicho por once de ellos,
cinco se desdijeron, y el resto de los testigos que declararon -
concretamente doce- fueron “invisibles” en cuanto a la valoración de sus
manifestaciones. Remarcó como denominador común, de las declaraciones
valoradas por la Fiscalía, dos frases: “esa noche”, “ese chico”.
Analizó lo que a su entender fueron las seis versiones
dadas por el testigo Arguello. En una de ellas, dijo que vio a Franco desde la
cuadra (aclara el defensor que de la inspección judicial realizada a la
comisaria se advierte que ello es imposible); en la versión escrita, dijo que
él estaba en el penal dos y que los hechos sucedieron veinte días antes de
su traslado, lo que implicaba que Franco Casco habría estado detenido en la
Comisaria Séptima recién el 20 de octubre de 2014.
Luego, en la audiencia, dijo que los hechos que
involucran a Franco Casco habrían ocurrido al otro día o a los dos días de
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Poder Judicial de la Nación
que lo trasladaran, en ese caso, ya debía situarse como fecha, el mes de
noviembre y, “esa noche” sería entonces noviembre. Cita en otra
oportunidad de su relato, que lo de Franco fue el día anterior de la visita de
su mujer, que sería el 27 de octubre.
Destacó la especial situación del testigo Benítez, que, si
bien no sabe leer, firmó su declaración bajo el acápite “previa lectura y
ratificación”, y declaró que el día que lo trasladaron de la séptima cree que
fue cuando llevaron a “ese chico”. Aclara el Dr. Gesino, que la fecha del
traslado fue el 27 de octubre.
En relación a las inconsistencias de estos relatos, indicó
USO OFICIAL

que el propio Ganon, dijo que “el chico” estuvo varios días detenido.
Sobre lo dicho por el testigo Bussanich, quién en la
audiencia manifestó que no sabía si había leído el papel que firmó, resaltó
que se acordaba de la noticia sobre “el chico” que había estado ahí
detenido y ubicó como fecha de los mismos, también cerca del 26 de
octubre.
Analizó lo dicho por el testigo Olguín, quien declaró por
video conferencia. Dijo que nunca supo que era Casco y que, a la semana
de lo acontecido, personal de asuntos internos fue a la Comisaría, por lo
que el Dr. Gesino concluyó a partir de ese dato, que el testigo sitúa la
ocurrencia de tales hechos, en fecha cercana al 28 de octubre, dijo también
el testigo, que sabía de una guardia abusiva.
Analizó el testimonio de Ruiz, quien manifestó que
estaba en la cuadra a la fecha de los hechos. En su declaración escrita, dijo
que no recordaba quienes estaban en la cuadra a esa fecha y que se había
corrido “la bola” de lo que había pasado en la comisaria. Que al otro día de
los hechos habían aparecido todos con carteles. Enfatiza el Dr. Gesino qué,

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en este caso, también la fecha da fin de octubre. Noriega, también declaró
que los hechos ocurrieron unos días antes de la fecha en que salió en las
noticia -cerca de fin de octubre-y que fue este testigo, el que introdujo el
corte de Luz.
Sobre Espinoza, dijo el defensor que a partir de su
testimonio se imputa la participación de “Chechu” y Walter en los hechos
investigados y que llamativamente, en la misma audiencia al declarar, los
sacó o desincriminó a ambos. Que habría sido él quién lo escuchó a Franco
y le preguntó su nombre.
El Dr. Gesino hizo hincapié en el testimonio de Lucas
Benítez, a quien citó como un claro ejemplo de “hostigamiento” por parte
de la Fiscalía. Dijo que se lo interrogó en diez oportunidades sobre Franco
Casco, y que en todas y cada una de dichas oportunidades sostuvo que no
sabía si Franco había estado ahí.
El Dr. Gesino valoró lo dicho por los testigos Gallardo,
Galeano, Salvatierra, Jonatan García, Escobar, Escalada, Lemos y Belizan,
quienes declararon que no escucharon nada y que se enteraron por las
noticias de los hechos que se estaban investigando y que presuntamente
habían sido cometidos en la Comisaria.
Reprodujo el video de la declaración de Jonatan García
durante la audiencia, en la parte que refirió que lo que estaba escrito en su
declaración anterior -leída en ese acto por el Fiscal- no fue lo que él dijo,
que nunca mencionó que la policía pegara.
A modo de conclusión y luego de analizar los
testimonios brindados, el doctor Gesino ubica la presunta fecha de los
hechos investigados en la presente causa y sobre la que declararon los
testigos citados a tal efecto, entre el 26 y el 29 de octubre. Refirió que de la
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Poder Judicial de la Nación
compulsa al libro de guardia se advierte que “Salinas” fue detenido el día
26 de octubre, conforme lo explicara el mismo Álvarez en una de sus
ampliaciones de indagatoria en la que brindó mayores detalles sobre ello.
Mencionó, casi sobre el final de su alegato, que
ninguno de sus pupilos estuvo en la comisaria durante la madrugada del día
6 de octubre. Respecto de Walter, dijo que estuvo de adicional (al igual que
los días 15, 16, 22 y 24 de ese mes), exhibió el video en el que Ruiz, al
prestar declaración testimonial y ser interrogado sobre si Benítez pegaba,
respondió: “no; al contrario”.
Sobre Sebastián Blanco, dijo que la Fiscalía había
USO OFICIAL

mencionado que era el único Sebastián que trabajaba en la comisaria y del


propio libro de guardia surgía que ello no era así (figura Sebastián
Insaurralde). En relación a Ortiz mencionó que no iba a realizar ninguna
aclaración, ni consideración, por haber sido absuelto.
Llegado el turno de Juárez, Hernández, Guerrero y
Murúa, describió cómo habían transcurrido sus jornadas laborales a la
fecha de los hechos, vividas cómo un día más.
Terminó su alegato con una fuerte crítica al desarrollo
de la investigación, señaló que los primeros tres años nadie hizo nada. No
resguardaron una prueba fundamental: las imágenes de la plazoleta del día
siete, tanto el Ministerio Público de la Provincia como la Fiscalía Federal
debieron haberlo hecho, y no lo hicieron.
Exhibió la declaración de Dalmau, quien, al ser
interrogado durante la audiencia, dijo que no se sospechaba de la policía, y
exhibió también, parte del alegato Fiscal, en el que el Dr. Arrigo refirió que
los Fiscales Provinciales que intervinieron en un primer momento en la
investigación, sospechaban del personal policial; cuando el propio testigo

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había declarado lo contrario. De igual modo, exhibió un extracto de la
declaración de Apanowicz, quien, en idéntico sentido, declaró que no se
sospechaba del personal policial de la comisaria séptima, que de haber sido
así, se hubiera actuado diferente.
Puso de ejemplo lo sucedido en el caso “Barbosa” y el
peligro de tomar las declaraciones de los detenidos como ciertas, sin más
pruebas que su propio relato. Para cerrar su alocución agradeció a su
equipo de trabajo por haberlo acompañado durante el largo desarrollo del
presente juicio.

Declaración de los imputados:

Asimismo, fueron recibidas en debate las declaraciones


indagatorias -como sus ampliaciones- de aquellos imputados que
manifestaron su voluntad de hacerlo: 1) César Daniel Acosta, el
16/12/2012; 2) Esteban Daniel Silva, el 16/12/2021; 3) Walter Eduardo
Benítez, al ser identificado manifestó que se abstendría de declarar, se
incorporó por lectura su declaración indagatoria prestada en la etapa de
instrucción (fs. 3711/3716). No obstante, en fecha 16/03/2023 amplió su
declaración indagatoria durante el juicio; 4) Diego José Álvarez declaró en 2
oportunidades en la misma jornada de juicio (16/12/2021), también amplió
sus indagatorias en las siguientes fechas: 11/03/2022, 04/08/2022,
28/12/2022 y 03/04/2023; 5) Enrique Gianola Rocha prestó declaración
indagatoria el 16/12/2021; 6) Guillermo Hernán Gysel declaró en juicio el
16/12/2021, el 28/12/2021 y el 30/03/2023; 7) Marcelo Alberto Guerrero,
se incorporó por lectura su declaración indagatoria, recibida durante la
etapa de instrucción (fs. 3719/3721). Luego, amplió su declaración durante
el juicio en fecha 09/03/2023 y el 30/03/2023 -continuó el 03/04/2023-; 8)

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Poder Judicial de la Nación
Cecilia Ruth Elisabeth Contino se incorporó por lectura su declaración en la
etapa de instrucción (fs. 3722 y 3857/3859). Luego, amplió su declaración
durante el juicio el 16/03/2023; 9) Fernando Sebastián Blanco, se
incorporó por lectura su declaración en instrucción (fs. 3734/3725); Luego,
amplió su declaración durante el juicio el 16/03/2023; 10) Rocío Guadalupe
Hernández, en fecha 28/12/2021 declaró en juicio, amplió su indagatoria el
09/03/2023; 11) Rodolfo Jesús Murúa, abstuvo de declarar, se incorporó su
declaración por lectura (fs. 3731/3732), luego amplió su indagatoria
durante el debate, en fecha 30/03/2023; 12) Romina Anahí Díaz, se
abstuvo de declarar, se incorporó su declaración por lectura (fs. 3741 y
USO OFICIAL

3860/3862). A su vez, el 08/04/2022, amplió su indagatoria; 13) Pablo


Andrés Siscaro, se incorporó por lectura su declaración en la etapa de
instrucción (fs. 3617/3619 y 3771/3772). Luego, amplió su declaración
durante el juicio el 30/03/2023 y el 03/04/2023.
A su vez, los imputados 14) Cintia Débora Greiner (fs.
3694/3695); 15) Belkis Elisabeth González (fs. 3691/3694); 16) Franco
Luciano Zorzoli (fs. 3726 y 3872/3873); 17) Walter Daniel Ortiz (fs.
3736/3737); 18) Ramón José Juárez (fs. 4629/4633); 19) Daniel Augusto
Escobar (fs. 3620/3622, 3756/3760 y 4470/4471); y 20) Alberto Daniel
Crespo (fs. 93/103 del expediente acumulado), en ejercicio del derecho
constitucional que les asiste, se abstuvieron de declarar, en razón de lo cual
fueron introducidas por lectura las declaraciones indagatorias y sus
ampliatorias que habían prestado en la etapa de instrucción.
Lo declarado por los encartados se reseñará y valorará
al momento de evaluar la participación que les atribuyeron los órganos
acusadores -público y particulares-, a fin de evitar reiteraciones
innecesarias.

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En relación a las últimas palabras de los imputados,
concluido la etapa de alegatos, vistas, réplicas y dúplicas, el Tribunal dejó
ofrecido a los imputados -como lo prescribe el art. 393 in fine, CPPN- el
ejercicio de su derecho a formular aquellas manifestaciones que quisieren
dejar dichas a los magistrados. En la audiencia del día 18 de julio de 2023,
ejercieron positivamente ese derecho los imputados Esteban Daniel Silva,
Diego José Álvarez, Marcelo Alberto Guerrero y Pablo Andrés Siscaro; el
primero de los nombrados por video-conferencia desde el penal de Marcos
Paz. A su vez, los restantes encartados expresaron su voluntad de no hacer
ninguna manifestación.

e) Vistas, réplicas y dúplicas:

Con posterioridad a las alegaciones (y previo a las


últimas palabras manifestadas por los imputados señalados ut supra) tuvo
lugar la réplica de las partes querellantes y, luego, las correspondientes
dúplicas de las defensas.
Las personas que litigaron en este juicio, en ese
momento, hicieron hincapié en cuestiones de valoración probatoria y
contestaron algunos aspectos muy puntuales de su contraparte procesal,
que sólo les permitieron reafirmar sus respectivas teorías del caso. En
particular, se destaca la cuestión vinculada al complot aludido por ciertas
defensas en relación a las personas alojadas en la comisaría 7ma. con
personas que integraban distintos organismos del Estado, y las imágenes de
videos exhibidas durante el debate, reservadas en Secretaría.
En relación al planteo de nulidad formulado por el Dr.
Mazzuchini, será abordada su postura y contestación de las vistas por parte

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Poder Judicial de la Nación
de las acusaciones, en el punto específico destinado a ello, al inicio del voto
en disidencia -minoritario-, a fin de no efectuar reiteraciones innecesarias.
De ese modo, habiendo sido expuestas las posiciones
de las partes y leído en audiencia el veredicto en fecha 18 de julio de 2023,
corresponde pronunciarme acerca de las cuestiones planteadas durante el
contradictorio, fundando y explicando la decisión adoptada en el presente
caso -en mi voto minoritario en disidencia-.

Y CONSIDERANDO QUE:

1. Absolución de Walter Daniel Ortiz:


USO OFICIAL

Atento el desistimiento de la pretensión fiscal respecto


de Walter Ortiz, cabe sólo analizar la legalidad de lo solicitado por el órgano
acusador, por haber operado en autos la pérdida de jurisdicción de esta
magistratura sobre el hecho por el que fuera sometida a juicio el
nombrado, ello a raíz de la declinación por parte del Ministerio Público
Fiscal de la facultad de perseguirlo penalmente en el caso concreto.

Para ello, resulta necesario resaltar la función de


acusar, requerir e impulsar la acción que posee el Ministerio Público Fiscal,
conforme se desprende del art. 120 de la Constitución Nacional (“…El
Ministerio Público es un órgano independiente con autonomía funcional y
autarquía financiera que tiene por función promover la actuación de la
justicia en defensa de la legalidad de los intereses generales de la sociedad
en coordinación con las demás autoridades de la República…”). Los jueces,
en cambio, tienen como función principal decidir ante una controversia o
conflicto de partes y no poseen la función de acusar, sino simplemente
deben verificar la legalidad o no de lo planteado por las partes en el marco
jurídico legal.

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En ese lineamiento de ideas y ante la falta de acusación
fiscal, María Angélica Gelli en su comentario al art. 18 de la CN, expresó
que: “El principio constitucional de la defensa en juicio de la persona y los
derechos requiere, en materia penal, la pertinente acusación previa a la
condena” y que: “La exigencia de acusación, como forma sustancial de todo
proceso penal, salvaguarda la defensa en juicio del justiciable, sin que tal
requisito contenga distingo alguno respecto de quien la formula” –
comentario art. 120- (Gelli, María Angélica; Constitución de la Nación
Argentina –Comentada y Concordada-, pág. 320 y 585, Tomo I y II, Ed. La
Ley, Buenos Aires, 2011).

Así también, la Corte Suprema de Justicia de la Nación


en los autos “Quiroga” al declarar la inconstitucionalidad del art. 348 del
CPPN, en el cual se autorizaba al juez a elevar en consulta a la Cámara de
Apelaciones, cuando éste se encontraba en desacuerdo con el
sobreseimiento pedido por el fiscal, pudiendo esta última apartar al fiscal y
designar para el caso al Fiscal de Cámara. En dicha ocasión, la CSJN
entendió que ese artículo era inconstitucional, atento que los jueces
realizaban funciones que le estaban vedadas por la Constitución, al
entrometerse en funciones propias al Ministerio Público Fiscal.

Concretamente, la Corte Suprema de Justicia de la


Nación, en aquella ocasión, dijo: “…33) Que aun cuando se entienda que el
legislador puede válidamente organizar un proceso penal en el que la
acción penal es indisponible, y estructurarlo con controles suficientes para
que esto se cumpla, tales controles sólo pueden producirse en el estrecho
límite trazado por la autonomía funcional de los fiscales (art. 120 de la
Constitución Nacional), que no es respetado por la directiva del art. 348 del

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Poder Judicial de la Nación
Código Procesal Penal de la Nación pues el procedimiento de control de la
acusación que instaura concede a los jueces una facultad que la
Constitución Nacional les veda: determinar el contenido de los actos del
fiscal. El Ministerio Público del art. 120 supone no sólo independencia del
Poder Ejecutivo, sino también del Poder Judicial, como correlato de una
concepción dentro de la cual sólo dicha independencia permite estructurar
un procedimiento penal en el que las garantías de la defensa en juicio y la
imparcialidad del tribunal no estén en discusión.

34) Que el deber del Ministerio Público de actuar "en


coordinación con las demás autoridades de la República" no puede ser
USO OFICIAL

convertido en subordinación, a riesgo de neutralizar el sentido mismo de su


existencia. La posición contraria, como la que sostiene la cámara de
casación, según la cual el Poder Judicial es el que debe "controlar" el
ejercicio que de la legalidad hace el Ministerio Público, es la que conduce,
finalmente, a admitir la consecuencia extrema de que en el debate la
imputación provenga, en definitiva, del propio tribunal que debe juzgar
sobre su admisibilidad (conf. doctrina de la mayoría de esta Corte en el caso
"Marcilese", Fallos: 325:2005), o incluso, que se pueda llegar a una condena
sin que el Ministerio Público haya manifestado su conformidad en este
sentido en ninguna instancia procesal…”.

A más de ello, se encuentran entre los


pronunciamientos dictados por la Corte Suprema de Justicia de la Nación
los precedentes “Tarifeño” (de fecha 29/12/1989, registro T.209.XXII autos
“Tarifeño, Francisco s/ encubrimiento en concurso ideal con abuso de
autoridad”, ver Fallos 92.982, p. 11); “García” (de fecha 22/12/1994,
registro G.91 XXVII autos “GARCIA, José Armando s/ p.s.a. estelionato y uso

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de documento falso”, ver Fallos 317:2043);“Cattonar” (de fecha
13/06/1995, registro C.408.XXXI autos “Cattonar, Julio Pablo s/ abuso
deshonesto”, ver fallos 318:1234); “Caseres” (de fecha 25/09/1997, ver
fallos 320:1891); y “Mostaccio” (de fecha 17/02/2004, registro M. 528 L
XXXV autos "Mostaccio, Julio Gabriel s/ homicidio culposo", ver Fallos
327:120); en los cuales se resolvió que: “El Tribunal no puede condenar si el
fiscal, durante el debate, solicitó la absolución del imputado”. Así, tampoco
debe perderse de vista que la misma CSJN tiene dicho que: “…carecen de
fundamento las sentencias de los tribunales inferiores que se apartan de los
precedentes de la Corte Suprema sin aportar nuevos argumentos que
justifiquen modificar las posiciones sustentadas en ellos, ya que aquella
reviste el carácter de interprete supremo de la Constitución Nacional y de
las leyes dictadas en su consecuencia” (Fallos: 311:1644).

En base a esa consolidada jurisprudencia surge claro


que es el representante del Ministerio Público Fiscal quien tiene a su cargo
las funciones propias de acusar, pedir y promover las actuaciones sobre los
delitos. Por su lado, defensor tiene que defender a su asistido. Y, es el juez
quien tiene la función de decidir respecto a la cuestión suscitada. Ahora
bien, si el fiscal y el defensor -en este caso- están de acuerdo, el juez no
puede realizar nada salvo lo relativo al control de constitucionalidad,
legalidad y razonabilidad.

En este sentido y en el caso traído a estudio en autos,


la posición fiscal supera el test que dicho control conlleva, coincidiendo con
el Dr. Arrigo en relación con las pruebas rendidas en el debate respecto de
Walter Ortiz y el análisis efectuado en su alegato sobre el nombrado.

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Poder Judicial de la Nación
En función de todo ello, siendo que el órgano acusador
no formuló acusación alguna en relación al nombrado, en un todo de
conformidad con lo expresado por la CSJN en los precedentes mencionados
en los párrafos anteriores, corresponde dictar la absolución de culpa y
cargo de Walter Daniel Ortiz por falta de acusación fiscal, respecto del
hecho por el que había sido requerido a juicio.

2. Nulidad

El Dr. Mazzuchini, en oportunidad de formular su


alegato, planteó la nulidad de las acusaciones de la contraparte. Fundó su
USO OFICIAL

pretensión en lo dispuesto en el artículo 167 inciso 3 y 168 del Código


Procesal Penal de la Nación.
Sostuvo que se trataba de una nulidad absoluta, que
afectaba el derecho de defensa en juicio ante la indeterminación de los
hechos respecto de los cuales debía defender a su asistido. Alegó que, tanto
el Fiscal General como las querellas dijeron que Franco Casco fue detenido
el día 6 a la noche, sin dar demasiadas precisiones sobre la hora en que se
llevó a cabo el procedimiento, el móvil en que habría sido trasladado a la
comisaria y el personal policial que habría participado. En función de lo
argumentado, solicitó la absolución de Álvarez.
Al darse intervención al Fiscal General, el Dr. Arrigo se
remitió al artículo 166 del código de rito (actualmente vigente) y dictaminó
que, al no haber fundado correctamente la defensa la nulidad pretendida,
ni haber referido a ninguna causal concreta de las previstas en nuestro
ordenamiento, le resultaba imposible contrarrestar el planteo interpuesto,
por lo que debía rechazarse por inadmisible. Entendió que, de tratarse de
una nulidad relativa, al no haber sido planteada como cuestión preliminar

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en el momento procesal oportuno, había sido consentida por el
impugnante.
Corrido traslado a las querellas sobre la nulidad alegada
por el Dr. Mazzuchini, se expidió en primer término, el Dr. Maciel. Refirió,
muy brevemente, que el planteo de la defensa había sido inconsistente y
que por tal motivo debía ser rechazado. Que el único basamento del
remedio procesal intentado, era que se había omitido detallar “cómo”,
“cuándo” y “dónde” se detuvo a Franco Casco.
El Dr. Campana, en su oportunidad, afirmó que el
planteo del Dr. Mazzuchini fue más que nada dogmático, que no señaló
ningún perjuicio concreto y que no hubo afectación del derecho de defensa
en juicio. Fue categórico al decir que las acusaciones refirieron cual había
sido el día del hecho, la franja horaria en que había ocurrido y el periodo en
que Franco Casco había estado desaparecido. Sostuvo que hasta tal punto
se pudieron defender, que armaron un sumario falso como coartada.
La Dra. Lardone, también se expidió por el rechazo a la
nulidad pretendida por el defensor del imputado Álvarez, por entender que
de ningún modo se encontraba comprometida garantía constitucional
alguna.
Ingresando al análisis de la cuestión, lo primero a
destacar, teniendo en cuenta que los hechos que conforman la plataforma
fáctica y por los que tanto las querellas como el Ministerio Publico Fiscal
habrían acusado, responden a un mismo suceso histórico atribuido a todos
los imputados en la presente causa, en ese contexto, llamativamente sólo
el Dr. Mazzuchini, planteó la imposibilidad de defender a su pupilo, en claro
contraste con las restantes defensas, que bajo los mismos parámetros
acusatorios entendieron posible y así lo hicieron, desarrollar sus estrategias
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Poder Judicial de la Nación
defensistas, ante las graves imputaciones formuladas sobre sus asistidos.
En ese marco, y ya adelantando el rechazo de la nulidad
planteada por no haber expresado el recurrente cuales son las defensas y
los medios de prueba de que se habría visto privado en virtud de esa
indeterminación alegada, corresponde no obstante y de manera previa,
hacer un breve repaso de criterios inveterados de nuestro máximo tribunal
y lo sustentado por la doctrina.
En nuestro ordenamiento jurídico el legislador ha
disciplinado un régimen de nulidades taxativas en materia penal, de modo
de impedir que los fines del proceso se vean frustrados por meros defectos
USO OFICIAL

formales, a excepción de que se hallen comprometidos derechos y garantías


constitucionales. Ello impone entender, como ha dicho Maier, que la
nulidad es la última ratio del proceso penal, para cuando el defecto que el
acto porta y el perjuicio producido no puede ser reparado de otro modo.
Es que las nulidades están previstas como instrumento
de aseguramiento de las garantías constitucionales, en el entendimiento de
que las formas no valen por sí mismas, sino que son instrumentales para el
desenvolvimiento del debido proceso inscripto en el programa normativo
constitucional. Para ello, como lo ha señalado la CSJN en “Fiscal c. Aguilera
Maldonado” (10/04/07, Fallos 330:1497), “En el sistema de nulidades la
relevancia del acto viciado será la pauta que determinará si existe agravio
directamente relacionado con el debido proceso”. Huelga recordar, además,
que no hay nulidad por la nulidad misma, ni tampoco nulidad sin perjuicio.
Tampoco cabe olvidar que la nulidad, es la última ratio
para sancionar en el orden procesal, que vela primordialmente por la
conservación y regularidad de todo lo actuado, para cumplir el fin último de
todo proceso penal, esto es, la averiguación de la verdad y determinación,

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si cabe, de sus responsables, tal como enseña la CSJN in re “Mattei” de
recordada y reiterada aplicación.
Así, se ha dicho que las nulidades, no tienen por
finalidad satisfacer caprichos formales, sino enmendar los perjuicios
efectivos que hubieren surgido de la desviación de los métodos procesales,
cada vez que se vean restringidos derechos y garantías de las partes
(Couture, Eduardo J., Fundamentos de Derecho Procesal Civil, López BA,
1942, p. 390), defectos que no se han verificado en la especie.
Que, por ello, anular ciertos actos procesales, tiene el
propósito de resguardar determinados derechos esenciales, siendo
improcedente declarar la nulidad por la nulidad misma, sin la existencia de
un perjuicio concreto, pues es la “última ratio” del orden jurídico, frente al
defecto comprobado, constituye una excepción procesal para cuando no
hay otro modo de reparar el daño causado por el incumplimiento formal.
(Maier, Julio B.J., “El incumplimiento de las formas procesales”, Nueva
Doctrina Penal, 2000-B, Ed. Del Puerto, p. 813).
Sobre el particular es evidente que “…la nulidad se
vincula íntimamente con la idea de defensa (art. 18 CN). Sólo cuando surge
algún vicio, defecto u omisión que haya privado a quien lo invoca del
ejercicio de alguna facultad, afectando la garantía en cuestión, se produce
una indefensión configurativa de nulidad. Si no media tal perjuicio, la
invalidez del acto por nulidad queda descartada. Su procedencia está
limitada por el grado de afectación de esa garantía.” (D´Albora, Francisco
José, Código Procesal Penal, 8va. Edición, Ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires,
2009, pág. 249).
Que el más alto Tribunal del país enseña que “en
materia de nulidades debe primar un criterio de interpretación restrictivo y
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Poder Judicial de la Nación
sólo cabe pronunciarse por la anulación de las actuaciones cuando exista un
derecho o interés legítimo lesionado, de modo que causa un perjuicio
irreparable (...) Su procedencia exige, como presupuesto, que el acto
impugnado tenga trascendencia sobre las garantías esenciales de la
defensa en juicio o se traduzca en la restricción de algún otro derecho. De
otro modo, la sanción aparecería respondiendo a un formalismo vacío, que
va en desmedro de la idea de justicia y de la pronta solución de las causas,
en lo que también está interesado el orden público…” (CSJN, Fallos, 323:929,
entre muchos otros).
Tras la presente introducción, solo resta decir que la
USO OFICIAL

alegada indeterminación que agravia al Dr. Mazzuchini, en modo alguno


puede implicar la invalidación de un acto o, incluso, de la pieza acusatoria,
cuando refiere a hechos concretos y puntuales que no revisten una
trascendencia tal, que impida una adecuada defensa, circunstancia que en
todo caso, le restará aptitud, a dicha pieza acusatoria, en lo que a su valor
probatorio respecta, lo que será materia de valoración por parte del
Tribunal.
Todos los procesados, no sólo el imputado Álvarez que
durante la audiencia solicitó en no menos de cuatro oportunidades ampliar
indagatoria, tuvieron conocimiento de las pruebas existentes en su contra y
la oportunidad de defenderse y contrarrestarlas. Los sucesos que dieron
origen a la presente investigación y fueron materia del debate se
encuentran explicitados de modo tal, que han permitido un acabado
ejercicio del derecho de defensa en juicio, a todas las partes intervinientes.
A lo dicho puede agregarse que la finalización del
periodo probatorio, previsto para diciembre de 2022, se extendió hasta el

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mes de marzo de 2023 en virtud de medidas probatorias solicitadas por
ambas partes, a las que el tribunal hizo lugar.
De lo dicho se infiere que el agravio de la defensa, por
el que se pretende en definitiva la nulidad de la acusación, se reduce a no
saber con qué móvil, a qué hora y en qué dirección exacta y quien, en
forma precisa, detuvo a Franco Casco.
Lo cierto es que pretender precisiones y un relato
acusatorio secuenciado que abarque cada paso del iter-criminis en delitos
de corrupción, criminalidad compleja o donde interviene algún aparato de
poder del estado, resulta ilusorio y torna imposible cualquier investigación
y consecuente acusación o condena.
Por todo lo expuesto, ante la falta de agravio o perjuicio
concreto alegado por el impugnante y, no habiendo garantías
constitucionales vulneradas, que hayan impedido un adecuado ejercicio del
debido proceso o, del derecho de defensa en juicio, corresponde el rechazo
del planteo invalidante interpuesto por el Dr. Mazzuchini.

3. Introducción

Previo adentrarme en forma detallada en la


fundamentación de mi voto, entiendo necesario efectuar ciertas
apreciaciones vinculadas con las dificultades inherentes a la causa a partir
de las características propias de los hechos sometidos a juicio y, además,
como consecuencia del déficit investigativo en los albores de la búsqueda
de Franco Casco.

En ese marco, en el presente acápite también explicaré


brevemente el análisis razonado y objetivo que realice para reconstruir los
hechos que considero acreditados por medio de la prueba rendida durante

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Poder Judicial de la Nación
el debate y, en definitiva, delinear así las bases de la decisión adoptada en
el veredicto número 71/2023.

A) En tal sentido y, en primer término, considero


relevante señalar que la resolución del caso representó una tarea compleja
en virtud de las circunstancias particulares de los hechos sometidos a juicio,
que se vislumbran por los delitos endilgados y la calidad de empleados
policiales que revestían los acusados –a excepción del incurso Crespo- a la
época de los sucesos investigados en autos; esto es, determinados modos
específicos de ejecución delictiva llevadas a cabo por funcionarios dotados
de uniformes oficiales, armas y móviles, proveídos por el Estado provincial.
USO OFICIAL

En ese contexto, el déficit investigativo al inicio de la


búsqueda de Franco Casco en nada favoreció a un esclarecimiento rápido
de los hechos. Resulta claro que la práctica de diligencias probatorias a fin
de determinar el paradero de una persona cuyo último dato certero era
que había estado alojado en una dependencia pública policial, privado de
su libertad, debió llevarse a cabo de manera diligente y exhaustiva, sin
dilaciones.

Entiendo que las primeras actuaciones no fueron


ordenadas de acuerdo a esos parámetros, omitiéndose pesquisas directas
sobre los pretendidos involucrados. Tampoco se cumplió con las directrices
establecidas en la Resolución Nº 11/14 del Ministerio Público de la
Acusación de la provincia de Santa Fe (“Protocolo de Actuación en
denuncias de personas desaparecidas o extraviadas”). En el presente caso,
ello implicó retardos y desviaciones en la obtención de prueba de
fundamental importancia para dilucidar lo acontecido.

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Todo lo expuesto, conllevó una peligrosa demora que
conspiró copiosamente contra la tarea de adquirir el grado de convicción
que una decisión judicial en esta etapa exige, con el riego de menoscabar el
esclarecimiento de la verdad de lo ocurrido y determinación de sus
responsables.

No obstante, ello no me impidió recoger y aglutinar


elementos de pruebas convergentes, concordantes y concluyentes, que
valoré de acuerdo a los principios de la sana crítica racional y experiencia
judicial y que, en definitiva, me posibilitó reconstruir lo acontecido la
madrugada del 7 de octubre del año 2014.

B) Concretamente sobre los hechos objeto de


enjuiciamiento, conforme la prueba incorporados legalmente al debate, ha
quedado acreditado que Franco Casco era un joven de 20 años de edad,
oriundo de Florencio Varela (provincia de Buenos Aires), quien fue visto por
última vez, con vida, por parte de sus familiares, el día 6 de octubre de
2014, cuando se retiró a las 17:30 horas aproximadamente de la casa de su
tía Roque María Casco, con dirección a la estación de trenes Rosario-Norte,
para abordar el servicio nocturno con destino a Retiro (Ciudad Autónoma
de Buenos Aires), donde era esperado por su madre (Elsa Godoy). Partió del
domicilio de su tía, situado calle Garzón 1300 bis de Empalme Graneros
(barrio periférico de esta ciudad), con sus pertenencias, mientras su primo,
Rubén Retamar, miraba televisión.

Durante el transcurso de la noche del día 6 de octubre


de 2014, Franco Casco fue privado ilegalmente de su libertad por personal
de la Comisaría 7ma. de esta ciudad. Fue ingresado a esa dependencia

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Poder Judicial de la Nación
policial y llevado a la “jaulita”4 identificado como “WC” en el croquis
obrante a fojas 336, espacio de características mínimas y condiciones de
higiene inexistentes.

De todas las causas por violación de derechos humanos


que me correspondió juzgar y los lugares que he debido visitar donde se
ejerció la represión ilegal, nunca pude observar un lugar tan siniestro como
la “jaulita”. Obran fotografías5 del lugar que demuestran la “pocilga” (lugar
hediondo y asqueroso conforme diccionario de la Lengua Española 1999,
pág., 1134) de que se trataba. Tuve que realizar dos inspecciones oculares
para poder imaginar que allí podían alojarse seres humanos en estado de
USO OFICIAL

detención, y teniendo en cuenta que ese edificio no era un lugar de


detención ilegal -propio del proceso militar-, estaba ubicado en el centro de
la ciudad, y en una etapa democrática.

El solo introducir un ser humano en ese lugar es


sinónimo de tortura, aunque no se le haga más nada. La inspección ocular
es mucha más evidente que las fotografías antes reseñadas.

En relación a ello, fue incorporado al debate el último


registro documental de Franco Casco con vida. Se trata de una fotografía de
la víctima, tomada dentro de la Comisaría 7ma., donde se lo observa
golpeado -al menos- en su rostro, en su labio superior, así como también
mojado su pantalón de tela de jean de color celeste. Además, en esa
imagen puede apreciarse que vestía, en su torso, una remera mangas largas
de color azul.
4
El lugar identificado como “WC” en el croquis de fojas 336, denominado indistintamente “jaulita”,
“transitorio”, “freezer”, “incomunicado”, “buzón”, conforme la declaración testimonial de las personas
alojadas en la Comisaría 7ma. a la época de los hechos objeto de enjuiciamiento.
5
Reservado en Secretaría, disco extraíble destinado a la presente causa, ruta de acceso: “CASCO”,
“RESPALDOS ARCHIVOS…”, “CJ2”, “CARP ROJA”, “3BIS-A”. También, “CASCO”, “LEGAJO DE PRUEBA…”,
“ACTUACIONES RESERVADAS…”, “SOBRE 16”.

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Los testimonios de las personas privadas de su libertad,
alojadas en esa dependencia policial, dan cuenta de que Franco Casco
estuvo allí la noche del 6 y madrugada del día 7 de octubre de 2014, y que
recibió agresiones verbales denigrantes, también que fue golpeado
brutalmente por parte de empleados policiales hasta provocar su muerte.

Conforme lo manifestó su madre, Elsa Godoy, el día 7


de octubre de 2014, esperaba a su hijo en la estación de trenes de Retiro,
pero nunca llegó. Tampoco en esa fecha, fue visto por persona alguna que
transitó o estuvo dentro de la Comisaría 7ma., a excepción del propio
personal policial.

El día 30 de octubre de 2014, alrededor de las 13:30


horas aproximadamente fue hallado un cadáver en el río Paraná, a la altura
del kilómetro 418, margen derecho, a raíz de una denuncia telefónica
efectuada por dos personas que se encontraban pescando por la zona del
parque España de esta ciudad. El cuerpo fue rescatado del agua por
personal de Prefectura Naval Argentina y llevado a la vera del río, en las
inmediaciones del Club Náutico y del canal de televisión “Canal 5”, lugar
donde la Fiscal Mariana Prunotto, perteneciente al Ministerio Público de la
Acusación de la provincia de Santa Fe, ordenó las primeras medidas.

El cuerpo de la persona sin vida se encontraba en un


avanzado estado de descomposición, vestía un pantalón de tela de jean
celeste y el torso desnudo. Conforme los registros fotográficos
incorporados al debate, se observa en el antebrazo derecho un tatuaje con
la leyenda “Thiago” y el brazo izquierdo atado con una soga, que dejó una
notoria impronta, vinculada con el fondeo del cadáver para eliminar

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indicios sobre lo sucedido, conforme se detallará luego en mayor
profundidad.

Precisamente, con la sospecha de que podía tratarse


del cuerpo sin vida de Franco Casco, el mismo día del hallazgo del cadáver
fue suspendida la audiencia de Habeas Corpus Preventivo, Colectivo y
Correctivo que se estaba llevando a cabo en la esfera de la justicia ordinaria
(ver CUIJ 21-07002643-8, conforme fojas 183/84 de autos y material fílmico
reservado en Secretaría, incorporado al debate), con el fin de efectuar
ciertas diligencias probatorias y, además, para que se informare sobre la
identificación de la persona encontrada en el río Paraná.
USO OFICIAL

Así, un día después, el 31 de octubre de 2014, los


padres de Franco Casco (Ramón Casco y Elsa Godoy), en horas de la
mañana, en la sede del Instituto Médico Legal de la ciudad de Rosario,
reconocieron a su hijo a través de ese tatuaje impreso en el antebrazo
derecho, ello debido a que, lo que debía ser su rostro, en ese entonces, era
sólo un cráneo por el estado avanzado de putrefacción del cuerpo.

La data de su fallecimiento, si bien no hay precisión,


algunos expertos estimaron que el tiempo de inmersión en las aguas del río
Paraná y/o post mortal es compatible con la fecha de su desaparición, otros
concluyen entre 15 a 20 días a contar desde el hallazgo del cuerpo sin vida.

Franco Casco tuvo una muerte violenta, no hay duda


alguna ni controversia sobre ese punto. Fue arrojado al río Paraná y
fondeado mediante una soga atada en su brazo izquierdo, conforme ya lo
dije, como mecanismo anti forense, con el objetivo final de eliminar rastros
y, en definitiva, perpetrar así la impunidad policial, más allá del
consecuente ocultamiento del paradero a su familia.

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Sobre esa circunstancia, si bien existen ciertas lagunas
que no han podido ser despejadas en relación a la causa de muerte de
Franco Casco, ello no inhabilita toda posibilidad de reconstruir lo ocurrido
en base a un análisis sistemático, conglobado, coherente y objetivo de la
prueba rendida durante el juicio.

En efecto, más allá de no haberse podido obtener las


mejores certezas de lo acontecido sobre determinados extremos del iter
criminis, el análisis integrado de la prueba, bajo el tamiz de la sana critica
racional y la experiencia judicial, me permitió concluir que la única hipótesis
posible y lógica en el presente caso es que Franco Casco murió producto del
despliegue de una conducta abusiva, arbitraria y habitual ejercida por parte
de ciertos empleados policiales pertenecientes a la Comisaría 7ma., a partir
de una golpiza que no podía haber tenido otro resultado factible que su
deceso, desenlace que debió indefectiblemente representárseles a los
involucrados en el delito, sin perjuicio de su intención dolosa –o no-.

De los testimonios e informes elaborados por


especialistas, que fueron incorporados al debate, no surge elemento alguno
que permite concluir –ni remotamente- que Franco Casco, una persona
introvertida y tranquila, muy apegado a su familia, se haya ausentado
voluntariamente sin destino cierto ni aviso alguno a su núcleo cercano, así
como tampoco presumir intención de atentar contra su propia vida o de
que haya caído accidentalmente al río Paraná luego de haber obtenido la
libertad en la Comisaría 7ma., cuando se observa una lesión en su brazo
izquierdo producto de la atadura de una cuerda, vinculada -claramente-
con una maniobra de fondeo.

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Poder Judicial de la Nación
Por el contrario, la evidencia probatoria demuestra que
le escribió a su progenitor Ramón Casco, en fecha 6 de octubre de 2014, vía
mensaje de texto, a través del celular de su tía Roque María Casco, para
avisarle que ese mismo día regresaría a Buenos Aires y, en ese contexto,
vale destacar que también le dijo a su padre que lo extrañaba mucho.

Finalmente, el ardid orquestado para encubrir los


delitos perpetrados la noche del 6 de octubre de 2014 y madrugada del día
7 -que se inició con el descarte del cuerpo y su arrojamiento al río Paraná-
se trató de una secuencia de conductas corporativas concebidas para lograr
la exención de responsabilidad policial sobre prácticas habituales,
USO OFICIAL

arbitrarias y abusivas dirigidas -esencialmente- contra un determinado


grupo de varones jóvenes marginados socialmente, que derivó en la
formación de sumario policial falso, entre otros ardides, que les permitiría
legalizar el paso de Franco Casco por la Comisaría 7ma., mediante
alteraciones a la verdad de lo acontecido, entre ellas, desplazando unas
horas el momento de su aprehensión; a fin de contar con el tiempo
suficiente para crear una coartada.

Sobre esta última cuestión, era innegable su tránsito


por aquél siniestro calabozo, así lo demuestran los testimonios irrebatibles
de las personas alojadas allí. Los numerosos testimonios de los individuos
alojados en la comisaría 7ma. de Rosario, brindaron pormenores indicativos
de la presencia del damnificado en esa sede policial, además de poner de
relieve las prácticas abusivas e ilegales contra una población determinada.

En ese sentido, corresponde resaltar que en esa


dependencia policial se encontraban alojadas aproximadamente 40
personas, privadas de su libertad, en los penales lindantes al “transitorio”,

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quienes indefectiblemente fueron testigos directos de lo ocurrido aquella
fatídica noche con Franco Casco, más allá de su visión reducida. El ingreso
de Franco Casco por parte de los funcionarios policiales al recinto de la
Comisaría 7ma. fue “invisible” en las formalidades, pero perceptible para
los testigos que dieron cuenta de su presencia la noche del 6 y madrugada
del día 7 de octubre del año 2014.

Los funcionarios policiales involucrado en el hecho,


dotados de los medios proveídos por el Estado, no sólo formaron un
sumario policial falso, y arrojaron el cuerpo de Franco Casco al río Paraná,
sino también amedrentaron a ciertos testigos que manifestaron haber
sufridos amenazas dentro de la comisaría y también fuera de ella.
Descontando el miedo intrínseco de otros testimonios, por ejemplo, una de
las personas alojadas en esa sede policial a la época de los hechos, durante
su exposición en el juicio dijo: “Como no voy a tener miedo, no vengo a
contar una historia de hadas, vengo a contar la muerte de un pibe, ese pibe
capaz que podría ser yo, yo no sé qué me va a pasar, qué sucederá el día de
mañana que yo me vaya en libertad [al momento de prestar declaración
durante juicio, estaba alojado en una unidad penitenciaria]”. Agregó,
además, “La autoridad tiene cabida por una banda de lados”.

En ese marco descripto, precisamente, de no haber sido


por la rápida acción de familia de Franco Casco en su búsqueda y por su
tenaz insistencia para que los órganos estatales realicen las investigaciones
pertinentes, el caso hubiera quedado cerrado y, en el supuesto que alguna
de las personas alojadas en la Comisaría 7ma. advirtieran que era la
persona que habían escuchado ser golpeado y maltratado, justificarían su
accionar policial en base a un procedimiento –prima facie- llevado a cabo

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Poder Judicial de la Nación
en cumplimiento de la ley y sellado el pacto de silencio entre los
participantes, sin fisuras.

C) Realizadas brevemente las aclaraciones pertinentes


sobre las dificultades que entiendo presentan esta causa y delimitada la
base sobre la que estructuré mi voto, a continuación, al tratar la
materialidad ahondaré sobre los puntos centrales de la teoría del caso que
entiendo acreditada en autos.

4. Materialidad

En primer término, es dable señalar que ciertos


USO OFICIAL

extremos vinculados con la plataforma fáctica no fueron controvertidos por


las partes. En tal sentido, entiendo debe considerarse por acreditado que:
a) Franco Casco era oriundo de Florencia Varela (provincia de Buenos
Aires), que a la época de los hechos objeto de enjuiciamiento estaba en la
ciudad de Rosario, hospedado en el domicilio de su tía Roque María Casco
(calle Garzón 1300 bis), lugar de donde partió el 6 de octubre de 2014. b)
Franco Casco, posteriormente, fue arrestado en la vía pública por personal
de la Comisaría 7ma. de esta ciudad. c) En la fotografía de Franco Casco con
vida, tomada por personal policial dentro de la Comisaría 7ma. de Rosario,
posteriormente al egreso de la vivienda de Roque María Casco, se observa
que el nombrado vestía un pantalón de jean color celeste y una remera
color azul oscuro6. d) Asimismo, no hay discusión acerca de que el cadáver
hallado en el río Paraná, el 30 de octubre de 2014, correspondía a Franco
Casco. e) Las personas sometidas a juicio -a excepción de Alberto Daniel
Crespo- se desempeñaban como empleados públicos en el ámbito de la
Policía de la provincia de Santa Fe.

6
Ver folio 7, reservado en Secretaría, correspondiente al CUIJ 21-06122015-9.

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En el presente acápite abordaré la totalidad de la
secuencia fáctica vinculada con la hipótesis del caso que entiendo probado
con la prueba producida durante el debate, incluyendo esos ejes expuestos
precedentemente no controvertidos.
En consecuencia, los hechos que trataré en este
apartado abarcaran: 1) los datos personales de Franco Casco y su visita a la
ciudad de Rosario; 2) la privación ilegal y arbitraria de libertad de Franco
Casco e imposición de tortura por parte de los funcionarios policiales
perteneciente a la Comisaría 7ma. de Rosario, el día lunes 6/10/2014,
durante la noche, y madrugada del 7/10/2014; 3) el real funcionamiento de
la comisaría 7ma. de Rosario a la época de los hechos objeto de
enjuiciamiento; 4) el hallazgo del cadáver e identificación; 5) la causa de
muerte de Franco Casco y su desaparición; 6) los acontecimientos
vinculados a la denuncia de búsqueda de paradero y los inicios de la
investigación; 7) la versión policial y elaboración del sumario policial falso.

1) Los datos personales de Franco Casco y su visita a la


ciudad de Rosario.

Conforme la prueba producida durante el debate, ha


quedado acreditado que Franco Ezequiel Casco era un joven de 20 años de
edad, que vivía en la localidad de Florencio Varela (provincia de Buenos
Aires). A su vez, tenía un hijo llamado Thiago Casco, que estaba al cuidado
de Marta Lagraña, madre del niño y ex pareja de Franco Casco. Trabajaba
con su padre Ramón Casco y juntos realizaban tareas de albañilería. Era una
persona tímida, callada, solidaria, que le gustaba jugar al fútbol, conforme
lo describieron sus familiares durante el juicio e informes socio-ambientales
incorporados como prueba documental al debate oral.

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Poder Judicial de la Nación
Era muy apegado a su familia, tenía 9 hermanos. Luego
de finalizar sus estudios primarios, tuvo que abandonar la escuela y
comenzó a trabajar con su padre porque la familia atravesaba una situación
socioeconómica apremiante, según lo manifestó Ramón Casco (cf. informe
socio-ambiental realizado por la Lic. en Trabajo Social Luciana Sañudo y
Carla Giglio, obrante a fojas 1560/1562, incorporado por lectura al juicio).
En el marco de ese informe, donde consta que se
realizó entrevista con parte de la familia de Franco Casco y también amigos,
indicaron que “…era un chico trabajador que nunca había tenido problemas
con la ley...”. Señalaron que “…no tenía inconvenientes para relacionarse,
USO OFICIAL

de hecho tenía varios amigos con los que se frecuentaba seguido”.


Destacaron que Franco Casco era uno de los más
pequeños del grupo familiar, por lo que era uno de los más acogidos. Una
de sus hermanas comentó que siempre fueron una familia muy unida.
Asimismo, su madre, Elsa Godoy dijo: “…siempre fue un
pibe bueno no hablaba mucho…” (cf. declaración testimonial obrante a
fojas 548/550, incorporada al debate en los términos del art. 391 inciso 3
del CPPN, a raíz del fallecimiento de la testigo).
Su hermana Carina Godoy declaró en audiencia que
Franco Casco vivía en su casa, que su hermano era muy compañero,
trabajador, solidario, tímido, que jugaba mucho a la pelota, que era
ayudante de albañilería y trabajaba con su padre Ramón Casco. Por su
parte, otra de sus hermanas, Malvina Godoy, en el debate oral manifestó:
“Franco era un pibe tranquilo, de casa, alegre, no era de salir mucho…”.
En ese sentido, en juicio, Rubén Retamar testificó que
su primo Franco Casco era como un hermano, que era muy apegado a él,

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que era un buen amigo, una persona tranquila, que hablaba poco, que no
se metía con nadie.
Franco Casco había decidido viajar a la ciudad de
Rosario a visitar a su tía Roque María Casco y su primo Rubén Retamar, con
quienes tenía un vínculo cercano atento haber compartido tiempo juntos
en Buenos Aires cuando éstos residían allí también, previo instalarse en
esta localidad.
En consecuencia, el día 30 de septiembre de 2014, viajó
hacía esta ciudad en tren (cf. informe pericial incorporado al debate, ver
fojas 447). Durante su estadía en Rosario, se hospedó en lo de su tía Roque
María Casco y su primo Rubén Retamar, quienes residían en calle Garzón
1300 bis de Empalme Graneros (barrio periférico de Rosario).
Sobre la visita de su hijo a Rosario, Elsa Godoy
manifestó: “…él quería venir a pasear a la casa del primo en Rosario. Él me
dijo que quería viajar juntó su plata y bueno, si queres ir anda le dije, yo la
llamo a tu tía y le digo que vas a ir. Y la llame y le dije Roca el Franco va a ir
a pasear a tu casa, le dijo si puede ir alguno de los chicos a buscarlo y lo
fueron a buscarlo” (cf. declaración testimonial obrante a fojas 548/550, ya
mencionada).
Por su parte, su tía, Roque María Casco, expresó en
juicio que cuando ella vivía en Buenos Aires compartía tiempo junto con su
sobrino Franco Casco y que, en esa época, ella vendía empanadas y él la
ayudaba con los carteles de ese emprendimiento. También hizo alusión que
hacía changas como albañil.
Concretamente sobre su visita a Rosario dijo que era la
primera vez que su sobrino venía a esta ciudad, que había viajado en tren,
que lo había ido a buscar porque no conocía. Manifestó que, durante su
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Poder Judicial de la Nación
estadía, Franco Casco salía a caminar con Rubén Retamar y que miraban
partidos de fútbol.
Ante preguntas del Fiscal, expresó que su sobrino era
muy callado, que ella lo notaba bien, normal. En sentido coincidente, su
madre, Elsa Godoy, dijo que las dos veces que habló con su hijo durante su
estadía en esta ciudad, éste le había manifestado que estaba bien.
A su vez, durante el juicio, Rubén Retamar declaró que
conoció a su primo Franco Casco en el año 2007 cuando fue a vivir con su
madre Roque María Casco a Almagro, que iban a visitarlo a Florencio
Varela, que trabaja con Ramón Casco en la construcción como ayudante,
USO OFICIAL

que cuando residía allí, en alguna oportunidad, trabajó con su primo en ese
rubro.
De igual modo que Roque María Casco, señaló que
Franco Casco llegó a Rosario en tren, que lo habían ido a buscar a la
estación porque no conocía la ciudad.
En relación a la visita de Franco Casco a Rosario expresó
que “los últimos días ya estaba extrañando a la familia, tenía ganas de
volverse ya, a trabajar y eso”. Ante preguntas de la defensa técnica
ejercida por el Dr. Giacometti, aclaró que su primo extrañaba a su madre, a
sus hermanas y a su hijo. Señaló que mientras Franco Casco estuvo en la
ciudad, se comunicaba con sus familiares de Florencio Varela a través del
celular marca Nokia de su madre (Roque María Casco).
En tal sentido, cabe poner de resalto que Franco Casco
no tenía teléfono celular propio. Al respecto, Rubén Retamar, ante una
pregunta del abogado defensor Dr. Mazzuchini que -de alguna manera-
intentó cuestionar su grado de amistad con Franco Casco-, explicó que
cuando declaró en la etapa de instrucción ante el Fiscal Federal y dijo que

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tenía poco diálogo con su primo, se refería a que ninguno tenía teléfono
celular y entonces era difícil la comunicación.
Ahora bien, sentado ello y en consonancia con lo
relatado por su primo Rubén Retamar respecto al deseo de Franco Casco de
regresar a su hogar, es dable resaltar que el día 6 de octubre de 2014,
durante su estadía en la ciudad de Rosario, Franco Casco, a través del
teléfono celular de su tía (Roque María Casco), por medio de mensajes de
texto, le dijo a su padre (Ramón Casco) que quería volver a su casa porque
extrañaba mucho.
En tal sentido, fue incorporado al debate oral un
informe pericial sobre el teléfono perteneciente a Roque María Casco,
realizado por el Sargento Franco Arana (empleado policial perteneciente a
la Unidad Especial de Asuntos Internos, Delegación zona Sur, Secretaría de
Control de Seguridad, del Ministerio de Seguridad de la provincia de Santa
Fe), quien declaró en audiencia y revalidó su trabajo sobre ese aparato
telefónico (ver fojas 437/453, informe ya citado).
Cabe señalar que ese informe no fue cuestionado por
las partes, así como tampoco la propiedad de Roque María Casco sobre el
teléfono celular marca Nokia, modelo 6131, línea nro. 543412544248.
Sentado ello, destaco extractos de la conversación
mantenida entre Franco Casco y su padre (Ramón Casco), a través de ese
aparato telefónico, el día 6 de octubre de 2014, extraídos del contenido del
informe pericial referido precedentemente:
Roque María Casco (+543412544248): “Ola er el franco
se kiere ir para su casa”.
Ramón Casco (+541131773486): “uu y ahora asta ke no
cobre la mama no puede venir”.
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Poder Judicial de la Nación
Ramón Casco (+541131773486): “ke able con la elsa”.
Franco E. Casco, por medio del teléfono celular de su tía
(+543412544248): “ei papi todo bien tenes el numemero de mi mama”.
Ramón Casco (+541131773486): “si ahora te lo paso xk
te keres venir”.
Franco E. Casco, por medio del teléfono celular de su tía
(+543412544248): “estranio muchisimo papi”.
Ramón Casco (+541131773486): “bueno hijo aguanta
asta ke cobre y te venis decile a ruben ke te yeve a lo tus tio”.
Franco E. Casco, por medio del teléfono celular de su tía
USO OFICIAL

(+543412544248): “oi sale el tren alas 11 y llega alas 6 dela mañana papi
alguien me puede ir abusca” (mensaje enviado el 06/10/2014, a las
12:45:06 horas).
Ramón Casco (+541131773486): “como es asi franco
ahora le digo a tu mama”.
Franco E. Casco, por medio del teléfono celular de su tía
(+543412544248): “si papi kiero volver”.
Ramón Casco (+541131773486): “bueno para lo de tu
mama o a lo de vero”.
Franco E. Casco, por medio del teléfono celular de su tía
(+543412544248): “si porfabor”.
Ramón Casco (+541131773486): “ahora le mande un
msj a tu mama a ver si ella te va a esperar”.
Franco E. Casco, por medio del teléfono celular de su tía
(+543412544248): “si papi te estranio mucho”.
En lo que aquí concierne, en concordancia con lo que
Franco Casco le había dicho a su padre sobre el servicio nocturno de tren

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con destino a Retiro (mensaje de texto ya citado, enviado el 6/10/2014, a
las 12:45:06 horas), su tía Roque María Casco en el debate reconoció sus
firmas insertas en la declaración testimonial brindada el 25/11/2014 (ver
fojas 546/447 del expediente principal) y a partir de la lectura de un
extracto de la misma por parte del Fiscal General para ayudar a su
memoria, recordó lo que había manifestado en ese entonces, esto es, que
en fecha 06/10/2014, alrededor de las 10 am, había acompañado a Franco
Casco a la estación de trenes Rosario-Norte (sito en Av. del Valle 2750), que
habían tomado el colectivo de la línea 110 en calle Garzón y Av. Génova
para llegar allí, y que habían averiguado que el tren salía a las 12 de la
noche y recién 9:30 pm podía comprarse el pasaje.
En el juicio oral, ante una pregunta de la querella,
explicó que la parada del colectivo línea 110, que abordó con Franco Casco
para ir a la estación de trenes Rosario-Norte, el día 06/10/2014, alrededor
de las 10 am, estaba ubicada 4 cuadras aproximadamente de su casa.
Al otro día, el 07/10/2014, Elsa Godoy esperaba a su
hijo en la estación de trenes de Retiro, pero éste nunca llegó. En tal sentido,
Elsa Godoy, el 25 de noviembre de 2014, mediante entrevista (ya citada)
ante la Fiscal Mariana Prunotto y el Defensor Provincial Gabriel Ganon,
relató que: “El día 07 voy a esperarlo a la estación de Retiro y no llegó.
Supuestamente el tren llegaba a las 06:00 am y yo llegué a las 06:30 am y
el tren no había llegado. El tren llegó pasadas las 06:40 hs y lo busqué a
Franco y no estaba”.
Agregó: “Volví a mi casa y llamé por teléfono a la tía.
De Retiro llegué a mi casa a las 12 hs. aprox. y llamé a la tía preguntándole
si Franco había viajado y me dijo que sí, que Franco había salido pero salió
solo de la casa. Le pregunte a qué hora había salido y me dijo había salido a
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Poder Judicial de la Nación
las 19 hs. aprox. Le dije ´Franco no llegó´ y me dijo había salido solo porque
ella había salido a hacer un mandado y cuando regresó Franco no estaba
más”.
En concordancia con la declaración brindada por Elsa
Godoy en noviembre de 2014, conforme ya lo dije, testificaron durante el
debate Roque María Casco y su hijo Rubén Retamar, quienes tuvieron los
últimos contactos directos con Franco Casco en vida.
En tal sentido, su tía Roque María Casco, ante una
pregunta del Dr. Mazzuchini, defensor técnico del imputado Álvarez,
manifestó que su sobrino Franco Casco se quería volver a su casa porque
USO OFICIAL

extrañaba a sus hermanos y a la mamá. Señaló, nuevamente, que cuando él


quiso retornar a Buenos Aires, ella lo acompañó a la mañana, ese día 6 de
octubre de 2014, pero no había tren sino recién a la noche. Dijo que
regresaron al mediodía de la estación, que ella le había prestado su celular
para comunicarse con su familia, que luego ella fue a realizar unos
mandados y cuando volvió, su sobrino ya se había ido del domicilio situado
en el barrio Empalme Graneros de Rosario.
Por su parte, Rubén Retamar, ante preguntas de la
defensa técnica del imputado Álvarez, declaró que ese día que partió su
primo Franco Casco, su padre Juan Retamar estaba trabajando, así como
también la mayoría de sus familiares. Señaló que él era ayudante de albañil
y que no trabajó esa semana que estuvo su primo en Rosario.
Manifestó que el día 6 de octubre de 2014 había estado
junto a Franco Casco caminando por el barrio, que luego miraron un
partido de fútbol, no recordó si estaban viendo Independiente vs. Godoy
Cruz o Rosario Central vs. Lanús, señaló que ellos miraban juntos todos los
partidos, que el día anterior había jugado Boca vs. River, que su primo era

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fan de este último club. En ese mismo sentido declaró Elsa Godoy sobre una
comunicación que había entablado con Roque María Casco mientras su hijo
estaba en Rosario: “El siguiente domingo (…) hablé con la tía, Franco estaba
viendo el partido. La tía me dijo que estaba bien viendo el partido Boca-
River y tomando una cerveza con el yerno, que estaba bien”.
Rubén Retamar, durante el juicio, señaló que ese día 6
de octubre de 2014 Franco Casco se fue solo mientras su madre Roque
María Casco se había ausentado de su domicilio para hacer unas diligencias.
Sobre los últimos momentos que tuvo contacto con
Franco Casco, dijo: “yo me enganche a mirar los partidos y él se fue, él me
toca el hombro y me dice ´me voy´, pero yo no le creí, me quedé mirando el
partido…”. Agregó: “Después me avisa una sobrinita mía, ´mira que se fue
tu primo, en serio, se fue´, salí, pero no lo localicé más”.
Al responder preguntas de la defensa, aclaró que
cuando Franco Casco se fue del domicilio de su tía eran las 17:15 horas
aproximadamente porque recordó que era el horario que salían los chicos
de la escuela. Manifestó que él estaba enganchado mirando televisión, que
su primo le tocó el hombro, que él giró y lo vio de cuerpo entero.
Rememoró que lo observó a su primo salir de la habitación donde dormían,
pero no lo vio cuando egresó de su casa, reiteró que quien le advirtió que
había partido fue una sobrina del corazón, una niña que crío su hermana,
llamada Jazmín.
En ese sentido, Roque María Casco al testificar en la
audiencia de juicio, ante una pregunta de la querella, manifestó que unos
vecinos les dijeron que habían visto irse a Franco Casco con una mochila,
con dirección a Génova.

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Poder Judicial de la Nación
Sobre las pertenencias que trajo Franco Casco a la
ciudad de Rosario, su hermana Carina Godoy, con quien él vivía en
Florencio Varela, dijo que Franco Casco viajó con su mochila con ropa, su
visera y su billetera con el DNI. Comentó que junto con su madre Elsa
Godoy le habían preparado la mochila. Ante una pregunta del Dr. Campana,
recordó: “…le pusimos con mi mamá tres jeans, tres remeras, un camperón
de River, una remera mangas largas y dos bermudas, creo que dos
pantalones deportivos eran y bueno sus bóxeres, su ropa interior”.
En esa misma línea, Rubén Retamar manifestó que su
primo tenía una mochila negra, que había traído poca ropa, y entre esas
USO OFICIAL

prendas, recordó que Franco Casco tenía un jean color claro, también una
campera negra con el escudo de la selección argentina.
Concretamente sobre la ropa que vestía cuando partió
de la casa de su tía en Empalme Graneros, sin perjuicio de lo que le
comentó su sobrinita Jazmín sobre el momento que observó a Franco Casco
partir, lo cierto es que el testigo Rubén Retamar señaló que estaba mirando
un partido de fútbol por televisión y no prestó atención cuando su primo le
tocó el hombro y se fue.
Sobre este punto, más allá de la indagación en el
debate en torno a la vestimenta, resulta claro y no controvertido que, en el
último registro fotográfico de Franco Casco con vida, luego de haber
partido de la casa de su tía, se observa que vestía un pantalón de jean color
celeste y una remera mangas largas de color azul oscuro (ver folio 7,
reservado en Secretaría, correspondiente al CUIJ 21-06122015-9).
En definitiva, en lo que aquí interesa y adquiere cierta
relevancia destacar es que Franco Casco viajó a Rosario con equipaje y
egresó del domicilio de su tía también con sus pertenencias, esto es, con su

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mochila, que contenía su ropa y objetos personales, incluido su DNI.
También poseía algo de dinero con él.
Resulta importante aquí remarcar que, en el juicio, la
testigo Roque María Casco expresó que no vio el DNI de su sobrino, pero
que éste le comentó que lo tenía cuando fueron a la estación de trenes,
para averiguar por los boletos, el día 6 de octubre de 2014, por la mañana.
Asimismo, ante una contradicción que advirtió el
defensor Dr. Giacometti en relación a la declaración durante la etapa de
instrucción (ver fs. 1542), el testigo Rubén Retamar aclaró que observó que
su primo tenía su documento de identidad cuando realizaron unas compras
el día 6 de octubre de 2014, en un almacén enfrente de su domicilio en el
barrio Empalme Graneros.
En relación al dinero que llevaba consigo Franco Casco
el día 6 de octubre de 2014, el testigo Rubén Retamar manifestó que tenía
poca cantidad, que lo había acompañado para realizar unas compras
(cigarrillos, pan, pegamento para la zapatilla) y observó dinero dentro de la
billetera de su primo, que suponía que le habían quedado veinte pesos, que
no podía dar precisiones sobre ello, que presumía que “lo que le sobró de
cambio era lo que le quedaba”. Ante una pregunta del Dr. Pennisi, aclaró
que no sabía si su primo Franco Casco podía tener más dinero en su
mochila o bolsillos de sus pantalones.
Carina Godoy tampoco pudo arrojar dato exacto, dijo
que no le había revisado la billetera, pero él le dijo que llevaba dinero.
En este punto, teniendo en consideración que las
defensas indagaron sobre los motivos de ciertos mensajes de los padres de
Franco Casco dirigidos a su hijo para que extendiera su estadía en la ciudad,
corresponde poner de resalto que Elsa Godoy, en la entrevista testimonial
130

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prestada en fecha 25/11/2014, aclaró que cuando le dijo a Franco Casco, el
día 06/10/2014, vía mensaje de texto, a través del teléfono celular de
Roque María Casco, que esperara un mes para retornar a Buenos Aires, era
porque “no teníamos plata”. Agregó: “…le dije que esperara que yo iba a ir
a Rosario porque íbamos a ir a pasar la fiesta. Porque no sabía que él
todavía tenía plata, porque como se había quedado varios días”.
En los siguientes apartados, ahondaré en lo atinente a
su vestimenta, sus pertenencias y los vídeos exhibidos durante el debate,
que desbarata las elucubraciones argumentativas de las defensas sobre el
deambular sin rumbo de Franco Casco por la ciudad, hasta el hallazgo del
USO OFICIAL

cuerpo sin vida, 24 días después de su desaparición.


En definitiva, conforme surge de las declaraciones
testimoniales antes señaladas y del informe pericial telefónico incorporado
al juicio, se encuentra acreditado que Franco Casco fue visto por última vez,
con vida, por parte de sus familiares, el día 6 de octubre de 2014, cuando se
retiró a las 17:30 horas aproximadamente del domicilio de su tía Roque
María Casco, con dirección a la estación de trenes Rosario-Norte, para
abordar el servicio nocturno con destino a Retiro (Ciudad Autónoma de
Buenos Aires), donde lo esperaba su madre (Elsa Godoy). Partió de la casa
ubicada en calle Garzón 1300 bis de Empalme Graneros (barrio periférico
de esta ciudad), con sus pertenencias.

De la prueba producida durante el debate oral, no


surge elemento alguno que permite concluir -ni remotamente- que Franco
Casco, una persona estrechamente apegado a su familia, que había viajado
a Rosario para visitar a su tía y primo, se haya ausentado voluntariamente
sin destino cierto ni aviso alguno a su núcleo cercano. Por el contrario, la
evidencia probatoria demuestra que le escribió a su progenitor Ramón

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Casco, en fecha 6 de octubre de 2014, vía mensaje de texto, a través del
celular de su tía Roque María Casco, para avisarle que ese mismo día
regresaría a Buenos Aires porque lo extrañaba mucho y que, en tal sentido,
ya había averiguado sobre el servicio de trenes disponible.

Sobre este punto, sólo resta agregar que si bien la tía


Roque María Casco y su primo Rubén Retamar no pudieron precisar a qué
lugar se dirigió Franco Casco cuando partió del domicilio ubicado en el
barrio Empalme Graneros de Rosario, lo cierto es que conforme la prueba
testimonial y pericial detallada precedentemente, el día 6 de octubre de
2014, por la mañana, había ido a la estación de trenes Rosario-Norte junto
con su tía a averiguar por los boletos para regresar a Buenos Aires y, en
consecuencia, acordó con su padre que ese día retornaría a Florencio
Varela en el servicio de la noche. Su madre Elsa Godoy lo esperó en Retiro,
el tren arribó poco después de las 6:40 am aproximadamente, pero su hijo
no llegó. Tal como lo describiré en el punto siguiente, Franco Casco, en esa
fecha (06/10/2014), en horas de la noche, se encontraba efectivamente en
la zona de la jurisdicción de la Comisaría 7ma., que abarca la estación de
trenes Rosario-Norte (ver fojas 1116).

Finalmente, en lo que aquí concierne, si bien me


expediré con mayor detalle en el capítulo titulado: “Los acontecimientos
vinculados a la denuncia de búsqueda de paradero de Franco Casco y los
inicios de la investigación”, cabe señalar que atento que Franco Casco no
arribó a la estación de trenes de Retiro y tampoco retornó al domicilio
situado en calle Garzón 1300 bis de Rosario, su tía Roque María Casco, el
día 8 de octubre de 2014, realizó denuncia de búsqueda de paradero en la
Comisaría 20va. de esta ciudad (ver fojas 78/80). Su padre, Ramón Casco,

132

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Poder Judicial de la Nación
viajó ese mismo día a Rosario para intentar localizar a su hijo por la zona de
la estación de trenes Rosario-Norte y terminal de ómnibus “Mariano
Moreno”, situadas ambas dentro de la jurisdicción de la Comisaría 7ma. Su
madre, Elsa Godoy, unos días después, llegó también para colaborar en la
búsqueda de su hijo.

A raíz de la denuncia efectuada por la tía Roque María


Casco, el Ministerio Público de la Acusación de la provincia de Santa Fe
inició una investigación, sin resultados, hasta que el cuerpo sin vida de
Franco Casco fue hallado en el río Paraná el 30 de octubre de 2014, en un
notorio y avanzado estado de putrefacción; estimándose, según los datos
USO OFICIAL

arrojados en la primera autopsia realizada sobre el cuerpo (autopsia nro.


853/2014), que el tiempo de inmersión en las aguas del río Paraná y/o post
mortal era compatible con la fecha de su desaparición, que concuerda -y no
de forma azarosa- con la privación ilegal de su libertad, llevada a cabo por
los agentes policiales7 perteneciente a la Comisaría 7ma. de la Policía de la
provincia de Santa Fe, en la noche del día 6 de octubre de 2014, conforme
lo desarrollaré a continuación.

2) La privación ilegal y arbitraria de libertad de Franco


Casco e imposición de tortura por parte de los funcionarios policiales
perteneciente a la Comisaría 7ma. de Rosario, el día lunes 6/10/2014,
durante la noche, y madrugada del 7/10/2014.

Franco Casco, durante el transcurso del día 6 de


octubre de 2014, con posterioridad al egreso de la vivienda de su tía Roque

7
Corresponde aclarar que durante el desarrollo de mi voto utilizaré indistintamente “agente”,
“empleado”, “funcionario”, en alusión al personal policial que desempeñaba funciones dentro de la órbita
de la Policía de la provincia de Santa Fe, en forma genérica, en los términos del art. 77 del Código Penal, y
sin la especificidad y distinción que establecen los artículos 22 y 24 de la ley orgánica de la Policía de la
provincia de Santa Fe, y de la escala jerárquica dispuesta en el art. 25 de la citada norma.

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María Casco y previo a abordar el tren con destino a la estación de Retiro
(Ciudad Autónoma de Buenos Aires), fue interceptado y apresado por
agentes de la Comisaría 7ma. en el área correspondiente a la jurisdicción de
esa sede policial, con asiento en calle Cafferata 345 de esta ciudad, que
abarca no sólo la zona de la Estación de Trenes Rosario-Norte, sino también
el área de la Terminal de Ómnibus “Mariano Moreno”.
Es cierto que nadie vio u oyó los instantes precisos en
que Franco Casco fue aprehendido y llevado al interior de la Seccional 7ma.,
pero resulta ingenuo pretender contar con tamaña prueba indicativa frente
a determinados modos particulares de ejecución delictiva, llevadas a cabo
por funcionarios policiales dotados de uniformes oficiales, armas y móviles,
proveídos por el Estado provincial, en un contexto de hostigamiento
selectivo por parte de distintos agentes de la policía santafesina a ciertos
sujetos vulnerables del entramado social y bajo un total dominio policial de
la escena8, con evidente abuso de autoridad, con el ánimo de erradicar
ciertos estereotipos y, además, con fines extorsivos, en el marco de
negociaciones, como mecanismo de recaudación ilegal.
El caso de Franco Casco (conforme el funcionamiento
de esa sede policial, que ahondaré en el acápite 3) no fue la excepción, sólo
que en los hechos objeto de enjuiciamiento, esos excesos provocaron su
muerte.
Sin que quepa pasar por alto que el montaje de un
sumario policial falso (que trataré al abordar la versión policial de los
hechos) como método de encubrimiento, tampoco permitió obtener las

8
Concepto desarrollado por la testigo experta Eugenia Cozzi (Abogada, Magister en Criminología, doctora
en Antropología, investigadora del CONICET), que profundizaré en el siguiente acápite referido al
funcionamiento de la Comisaría 7ma., vinculado a los primeros momentos de la detención de una
persona, donde se producen los mayores abusos de autoridad, fuera de control jurisdiccional.
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mejores precisiones y revelar los pormenores de lo ocurrido en el inicio del
arresto ilegal.
Ahora bien, sin perjuicio que existen ciertas lagunas
que no han podido ser despejadas sobre las circunstancias que envuelven
los primeros momentos de la privación ilegal de Franco Casco, ello no anula
la posibilidad de reconstruir lo ocurrido a partir, fundamentalmente, de los
testimonios de las personas alojadas en la Comisaría 7ma., en los
pabellones 1y 2 (llamados “los detenidos” durante el transcurso del juicio),
medio de prueba privilegiado frente al juzgamiento de conductas
perpetradas en el marco de episodios fuera del margen de la ley y el orden,
USO OFICIAL

donde también existió, como ya dije, deliberada alteración documental y


destrucción de rastros (sumario falso y arrojamiento del cuerpo de Franco
Casco al río Paraná como mecanismo antiforense).
En ese cuadro situacional descripto, conforme un
análisis conglobado y lógico de la evidencia probatoria -esencialmente-
testimonial y también documental9, bajo el tamiz de la sana crítica racional,
desarrollaré las circunstancias vinculadas con la aprehensión ilegal de
Franco Casco dentro de la órbita de la jurisdicción de la Comisaría 7ma., el
día 6/10/2014, y su posterior aislamiento en un calabozo en condiciones de
encierro ilegítimas (pequeño, oscuro, sucio, oloroso, sin baño) denominado
-indistintamente- “transitorio”, “incomunicado”, “jaulita”, “el buzón”, “el
freezer” (espacio identificado en el croquis de fojas 336 de autos como
“WC”10), donde funcionarios policiales habitualmente privaban ilegalmente

9
Libros Memorándum de Guardias de la Comisaría 7ma. (Nº 14, 15, 16, 18 y 19), Libro de Sumarios y Libro
de visitas de la Comisaría 7ma., Datos GPS móviles nro. 5667 y 4387 (destinados a la Comisaría 7ma.) del 6
de octubre de 2014 entre las 21 y las 24 horas, cartas de incidencia del 911, comunicaciones radiales y
llamadas telefónicas entre el 911 y la Comisaría 7ma., y entre el 911 y el personal de dicha dependencia.
10
Incorporado al debate y que se añade al presente voto como archivo adjunto, como guía para
comprender con mayor ilustración los testimonios de las personas alojadas en la Comisaría 7ma. a la
época de los hechos sujetos a juzgamiento.

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de su libertad a jóvenes, varones, de sectores populares, en calidad de
“demorados” por “averiguación de identidad”11 (conocido igualmente como
“averiguación de antecedentes” o “AA”, “doble A”) o “aprehensión en
flagrancia”12, lugar donde el damnificado -finalmente- falleció producto de
la golpiza sufrida por parte de los agentes policiales.
El ingreso de Franco Casco por parte de los funcionarios
policiales al recinto de la Comisaría 7ma. fue “invisible” en las formalidades,
pero perceptible para los testigos que dieron cuenta de su presencia la
noche del 6 y madrugada del día 7 de octubre del año 2014.
La elocuencia de esos relatos sobre la efectiva
ocurrencia de los hechos confluyó en el armado de una coartada, que
derivó en un sumario policial falso, entre otros vericuetos, que les permitía
convalidar el paso de Franco Casco por la Comisaría 7ma., pero ahora
justificado en una presunta causa legítima, con alteraciones a la verdad de
lo acontecido, entre ellas, desplazando unas horas el momento de su
aprehensión.
Era innegable su tránsito por aquél siniestro calabozo,
sólo que lo atrasaron en el tiempo, pues, los testimonios irrebatibles de las
personas alojadas allí, en caso que algo emergiera a la luz, serían fácilmente
desvirtuados o relativizados con cuestionamientos genéricos vinculados a
su calidad de ciudadanos por poseer antecedentes penales y/o enemistad
u odio a los policías, entre otros argumentos -que luego desarrollaré-; para
así restarles credibilidad, lo que efectivamente sucedió en el juicio. En
palabras sencillas, era imposible e inaudito -por las dimensiones del lugar y
la cercanía de los distintos espacios entre sí- que los detenidos no
11
Art. 10 bis de la Ley Orgánica de la Policía de Santa Fe, Ley provincial Nº 7395,
12
Regulado por los arts. 212 y 213 del Código Procesal Penal de la provincia de Santa Fe y Protocolo de
Flagrancia del Ministerio Público de la Acusación, resolución nro. 6/14 de fecha 4 de febrero de 2014,
vigente a la fecha de los hechos.
136

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Poder Judicial de la Nación
escucharan esa noche los golpes o malos tratos verbales infringidos contra
Franco Casco y sus gritos de auxilio -que los testigos señalaron que “no eran
comunes”, entonces, debían registrar -de alguna manera- su paso y, en el
peor de los casos, si hablaban las personas allí alojadas, ¿quién les iba a
creer a los presos?, más aún dentro de una comisaría parroquial, modelo en
seguridad y atención al público, según la propia versión brindada por el
imputado Álvarez durante el debate.
En los siguientes párrafos detallaré los numerosos
testimonios de las personas alojadas en la comisaría 7ma. de Rosario,
quienes contaron el ingreso de Franco Casco a esa dependencia policial, en
USO OFICIAL

la fecha que fue visto por última vez por sus familiares (es decir, el día
06/10/2014), brindaron pormenores indicativos de la presencia del
damnificado en esa sede policial durante el transcurso de esa noche y
madrugada, además de poner de relieve las prácticas abusivas e ilegales
contra una población determinada -jóvenes, varones y provenientes de
sectores populares-.

Los testimonios brindados por los allí detenidos en ese


tiempo contemporáneo a la desaparición de Franco Casco dan cuenta de su
tránsito por la Comisaría 7ma., algunos manifestaron que pudieron
conversar con la víctima, que se identificó con su nombre tal como figura en
su documento de identidad, en general, todos coincidieron que lo
acontecido sucedió durante la madrugada, en el lugar llamado
indistintamente “incomunicado”, “jaulita”, “freezer”, “buzón”13, que
escucharon golpes y fuertes gritos de auxilio tras lo cual se hizo silencio
absoluto y no volvieron a oír al damnificado, ni lo vieron al día siguiente,
esto es, el día 07/10/2014, durante la visita femenina, que transcurría en el

13
Espacio identificado en el croquis de fojas 336 de autos como “WC”, ya citado.

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lugar llamado “cuadra”, situado enfrente del espacio donde había estado
alojado la víctima.

Ese momento, comprendido entre la noche del 6 de


octubre y madrugada del día 7 de octubre de 2014, es el último paradero
que se pudo conocer de Franco Casco, hasta el hallazgo, el día 30/10/2014,
del cuerpo sin vida, con signos de fondeo, en el río Paraná.

Previo a valorar concretamente las declaraciones


testimoniales de las personas alojadas en la comisaría 7ma, en lo que aquí
concierne, corresponde aclarar que la Comisaría 7ma. funcionaba, a su vez,
como penitenciaría y estaba dividida en dos sectores contiguos (pabellones,
identificados como “Penal 1” y “Penal 2”), ubicados a unos tres (3) metros
aproximadamente del lugar denominado “transitorio”; los separaba
solamente un ambiente (destinado a cocina). Conforme surge del plano
obrante a fojas 336 del expediente, la oficina denominada “Guardia”,
donde efectivamente funcionaba la guardia, conectaba con un pasillo
donde se accedía a los “penales”, “transitorio” “cuadra” y “cocina”.

A continuación, se agrega el croquis obrante a fojas


336, utilizado durante las declaraciones testimoniales en el juicio:

138

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USO OFICIAL

Así, en el croquis se observa el lugar identifica


como “WC” (ya citado, “incomunicado”, “transitorio” etc., lugar que, ya
dije, alojaban personas privadas de su libertad por “averiguación de
antecedentes”, o aprehensión en flagrancia), adyacentemente se ubica el
espacio identificado como “Cocina”, contiguo a ese sitio, se encuentra el
“Penal 1”, luego el “Penal 2”, que tenía mayor dimensión al primero
mencionado. Frente a los penales, se encontraban los vestuarios.
Asimismo, en contraposición a la cocina y calabozo denominado
“transitorio”, estaba la habitación identificada como “Cuadra Detenidos”,

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que se conectaba, a su vez, con los penales, por una de sus puertas (de
hierro, con una entrada de luz en su parte superior, enrejada).

La “cuadra” estaba destinada a varios usos, por


ejemplo, como lugar de reunión y culto, cabe señalar que era una
“comisaría/iglesia”, entonces, se congregaban a predicar la palabra de Dios.
Ese sitio también era el espacio donde los “detenidos” recibían a las visitas
(los días martes y jueves, femenina, los sábados, masculina); además, según
los testimonios de los “detenidos”, a veces, también, los agentes policiales,
alojaban personas por “doble A” (“Averiguación de antecedentes”), o a
algunos de ellos (los “detenidos”) cuando gozaban del permiso por salidas
laborales, o estaban próximos a un traslado.

Sin perjuicio del detalle de los espacios como


introducción previa al desarrollo de las testimoniales, que se puede
verificar fácilmente ante la observación del plano, estimo sumamente
relevante señalar que realicé dos inspecciones oculares a la Comisaría 7ma.,
que, si bien lo trataré mayormente en el siguiente capítulo, adelanto que
los pabellones, la “cuadra”, la guardia y el lugar denominado “transitorio”
estaban todos a pocos metros de distancia entre sí. Sobre este último
recinto, debo señalar que se trata de un lugar repugnante y hediondo, un
espacio que se identifica con las peores bajezas humanas que he
observado, que entiendo que ciertos funcionarios policiales -que se
desempeñaban laboralmente en la Comisaría 7ma.-, también lo percibían
así, pero no les importaba.

En ese sentido, el distinguido jurista y magistrado Dr.


Daniel Rafecas, en su libro titulado “El crimen de tortura. En el Estado
autoritario y en el Estado de Derecho”, nos enseña: “…hay otro aspecto de

140

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la lógica autoritaria que, evidentemente, sigue ofreciendo hasta nuestros
días franca resistencia en el seno de nuestra sociedad, y es el hecho de que,
para buena parte de la opinión pública, de los medios masivos de
comunicación, y también de las agencias políticas y judiciales, quien va
preso deberían dejar en la puerta de la comisaría o del penal su traje de
ciudadano, para ingresar en el recinto de encierro como una no-persona,
desprovista de sus atributos y derechos fundamentales. Como si el presunto
autor de un delito, o condenado, según el caso, no tuviera que ser privada
solo de su libertad de desplazamiento, sino también su dignidad, su salud,
su integridad física y eventualmente, su vida…” (Rafecas, Daniel Eduardo;
USO OFICIAL

“El crimen de la Tortura…”; Ediciones Didot, año 2019, página 23).

Ahora bien, sobre la prueba testimonial, cabe realizar


ciertas aclaraciones sobre la nómina de detenidos, alojados en la Comisaría
7ma., los días 6 y 7 de octubre de 2014. Durante la etapa de instrucción -ya
la causa radicada en la justicia federal-, declararon 33 personas que
figuraban en el Libro Memorándum de Guardia Nº 15 (en adelante LMG) en
esas fechas antes consignadas. En el juicio, las partes ofrecieron sus
testimonios como prueba. Sin perjuicio del transcurso del tiempo, 28 14 de
esas personas fueron localizadas y, en consecuencia, sólo 515 declaraciones
llevadas a cabo ante el Fiscal de grado fueron incorporados por lectura al
debate, conforme la normativa aplicable, sin perjuicio de ciertas objeciones
que efectuaron las defensas, que trataré luego.

14
Pablo David Arguello, Cristian Diego Maidana, Darío Oscar Navarro, Eduardo Emiliano Escobar, Matías
Daniel Espinoza, Jonatán García, Diego Dipascuale, Lucas Leonel Benítez, Miguel Omar Noriega, Cristian
Gastón Belizan, Nicolás Andrés Lemo, Oscar Salvador Escalada, Roberto Salvatierra, Gonzalo Damián Paz,
Jesús Ismael Giupponi, Daniel Alejandro Bussanich, Jorge Luciano Galeano, Jonatán David Zamudio,
Reinaldo Morales López, José Máximo Ibáñez, Ariel Alejandro Sosa, Claudio Daniel Vivas, Aníbal Hernán
Caballero, Carlos Irusta, Eric Antonio Gallardo, Jorge Darío Escobar, Cristian Olguin y Daniel Alberto Ruiz.
15
Las testimoniales de Mariano Brochero, Hugo Omar Benítez, Raúl Gauna, Pablo Nicolás Pereyra y Lucas
Nahuel Jiménez, durante la etapa de instrucción, ante el Fiscal Dr. Marcelo Degiovanni.

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A su vez, el doctor Gesino solicitó la declaración
testimonial de 1216 personas más, que no habían declarado durante la
etapa de instrucción, y que únicamente 3 17 de esos individuos figuraban
como alojados en la Comisaría 7ma., los días 6 y 7 de octubre de 2014,
según identificación en el LMG Nº 15. Lamentablemente, pese a los
esfuerzos realizados para su localización, fueron hallados 5 testigos, y sólo
uno (Juan Jesús Martínez) de los que estaban asentados en el citado Libro
de Guardia en las fechas antes consignadas.

Ahora bien, referiré a los testimonios brindados por las


personas alojadas en la Comisaría 7ma., profundizando en aquellos que
entiendo de mayor trascendencia y relevancia probatoria. Estimo
importante remarcar que hubo casos que declararon que no recordaron
ningún episodio distintivo en esa época de encierro y otros -pocos - optaron
por evitar entrometerse en un asunto de tamaña envergadura; lo que no
permite invalidar los relatos de quienes osadamente contaron sus vivencias
y experiencias dentro de la Comisaría 7ma. y relataron, en ese contexto, las
circunstancias que envuelven la privación ilegal de Franco Casco.

El testigo Daniel Alejandro Bussanich manifestó que


estuvo alojado desde el año 2013 en la Comisaría 7ma. Ante la lectura de su
declaración testimonial en instrucción por una contradicción -luego de
reconocer su firma inserta allí-, recordó que pasó las fiestas de los años
2013 y 2014 en esa sede policial.

16
Martín Andrés AGUIRRE, Oscar Maximiliano POGONZA, Javier Héctor LOPEZ, Fabián MENDOZA
(desistidos por el Dr. Gesino en fecha 28/12/22); Mariano BARGAS, Gino Michel COLATRELLI, Nahuel
David CHIJANI (desistidos por la defensa el 02/03/2023); Juan Jesús MARTINEZ; Gustavo Cristian
ANTONIO, Fabricio Manuel CHARA, Nahuel FREZZ PIEDRABUENA declararon el 16/12/2022; y, por último,
Daniel Estaban Rodríguez, el 22/12/2022.
17
Gino Michel COLATRELLI, Nahuel David CHIJANI (desistidos por la defensa el 02/03/2023) y Juan Jesús
MARTINEZ, que declaró el 16/12/2022 en juicio.
142

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Sobre el hecho sujeto a juzgamiento, manifestó “…esa
noche estábamos como todas las noches, ya nos habíamos acostado a
dormir y se escuchaba a este tipo, al pibe este Franco Casco como gritaba,
como le pegaban esa noche”. Explicó que era un pabellón iglesia donde él
estaba alojado, que cenaban temprano y se levantaban a las 7 am “a hacer
las cosas para Dios”. Aclaró que no podía dormir “…porque le pegaban
mucho al pibe ese”.
Respecto al horario en que Franco Casco “cayó”
detenido, ante una pregunta del defensor Giacometti, dijo que “…era a la
noche, no me acuerdo la hora, como no teníamos celular nada de eso no,
USO OFICIAL

la tele se apagaba a las 10 de la noche (…) no sabría decir si fue a las 12 de


la noche o a las 11 o a la 1 de la mañana, eso no le sabría decir”. En relación
a la duración de la golpiza, señaló: “habrá durado un rato largo”, “después
no se escuchó más nada”.
Manifestó que la víctima estaba en “una celdita que
había ahí cerca de los pabellones, digamos más o menos una distancia de
ocho metros, diez metros”. Aclaró espontáneamente “…se escuchaba todo,
y ahí en esa comisaría había cámaras, cámaras afuera, cámara adentro, en
todos los pabellones, en todo había cámaras, en el pasillo, en todo”. En tal
sentido, el jefe de la comisaría, el imputado Álvarez ratificó ello, pero aclaró
que sólo era para un monitoreo, no grababan.
Se le exhibió el croquis de la Comisaría 7ma., reconoció
los lugares, el Penal 2, la cocina, al lado de ésta, el Penal 1 y la celdita o
calabozo (identificado como “WC”), que la reseñó como “una jaula que era
un calabozo, es lo mismo”.
Aclaró que desde donde él estaba alojado “…se
escuchaba, no lo podíamos ver, porque tenía todas rejas y de ahí vos no

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podes salir”.
Por lo que percibió, señaló que Franco Casco era de un
ambiente diferente. En tal sentido, explicó “…yo cuando empecé en las
cosas malas tenía 13 años, uno ya conoce si uno es bueno, es malo, si uno
está por robo digamos, o si uno está por nada, son muchos años que uno
toma una experiencia de eso, sabes cuando una persona es trabajadora
digamos”.
Agregó que, por su forma de hablar, le pareció que
estaba medio borracho, pero que “…toda persona tiene derecho a tomar”.
Dijo que no sabía explicar por qué le parecía que estaba alcoholizado, pero
que Franco Casco “…hablaba y decía que él era inocente, que él no tenía
nada que ver que él no le iba a dar ni diez centavos, que la plata se la
gana honestamente”. Dijo que no escuchó si tenía documento de
identidad.
Igualmente, al refrescarle la memoria a través de su
declaración en instrucción, se acordó que tenía una tonada diferente a la de
ellos [en alusión a los demás detenidos]
Sobre el lugar donde lo detuvieron a Franco Casco, ante
una respuesta vinculada a otra temática, espontáneamente dijo: “sino me
equivoco creo que lo habían agarrado por Junín y ahí que están los silos de
colores, por ahí, que esta una cancha, sino me equivoco lo habían agarrado
por ahí a Franco Casco”. El Fiscal le preguntó cómo sabía esa circunstancia,
respondió: “y porque se escuchaba, vos si estas a una distancia de ocho
metros escuchas todo”. Aclaró sobre el sitio de detención: “en Junín y ahí,
los silos de colores, las torres gemelas”. Resulta importante señalar que la
zona donde se ubican esos silos mencionados por el testigo, enfrente, unas
cuadras más adelante, se sitúa un complejo inmobiliario, que comprende
144

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dos torres gemelas -cuya construcción finalizó en el año 2011-, detrás se
encuentran las vías del ferrocarril y la estación de Trenes Rosario-Norte.
Rememoró que esa noche hablaban de dinero, dijo “…
le pedían plata, digamos para arreglar, hoy en día la policía está toda
corrupta, muchas veces te piden plata para dejarte ir, o para tapar muchas
cosas ¿no? Y ese día se escuchaba y como le pegaba (…) hasta que me pare
y le dije “¿tanto lo van a verduguear al pibe?”, estando en una iglesia,
muchas cosas no podíamos decir, porque en una iglesia vos tenes un líder
que maneja el pabellón”.
Dijo: “…yo creería ningún comisario, ninguna
USO OFICIAL

autoridad tiene el derecho de pegarle tanto una persona por nada, si es


por averiguación de antecedentes, yo creería que no tiene derecho de
cagarte a palos, ¿no?, todo somos seres humanos y todos tenemos
derecho a vivir y el pibe ese era una persona buena, porque mi familia lo
conoce a los hermanos a la madre, todo, era un chico trabador”.
Luego de los gritos y lo que manifestaba sobre el dinero
señaló el testigo “…después no se escuchó más”.
Ante una pregunta del Fiscal para refrescarle la
memoria también recordó lo del dinero “Franco le decía [a un agente de
policía] que no le toque la plata, que tenía en la billetera”.
Respecto al horario en que no escuchó más nada,
respondió: “No le sabría decir porque no teníamos celular, nada, más o
menos 3 o 4 de la mañana más o menos”.
Ante un extracto que le dio lectura el fiscal sobre su
declaración en instrucción, recordó que “no se podía dormir de los gritos”.
Al otro día, recordó que lo sacaron a Carlos Irusta 18 a

18
El testigo lo mencionó como “Biruta”, en vez de Irusta, en alusión al pastor y líder de la iglesia.

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limpiar, que ya no estaba ese chico a la mañana. Ante una pregunta del
Fiscal sobre esa última afirmación en relación a cómo había advertido ello si
tenía la visión dificultosa para la zona de la “celdita” y aclaró “…el hombre
que salió a baldear, baldeaba todo ahí y si estaría ahí lo llevarían los otros a
donde estaban los penales, hacía el frente (…) donde teníamos la visitas,
todo eso y si había alguien lo trasladaban para ahí y se veía bien porque
estaba sobre el frente, se veía bien si trasladaban alguien ahí para limpiar
ahí, no había nadie”.
Dijo que Franco Casco provenía de otro lugar, por lo
que había escuchado que dijeron sus amigos del pabellón. Aclaró que eran
muchas personas detenidas entre los dos penales. Dijo que él había estado
en los dos penales. Señaló que en el penal uno eran como 15 o 16 personas,
que no se acordaba con precisión, que había tres celdas y no alcanzaba, por
ese motivo “…dormíamos todos con colchones tirados en el piso y yo
dormía al lado de la reja, ¿me entendes? Y ahí se escucha todo, cuando
hablan, todo”.
No recordó qué compañero de celda estaba a su lado,
indicó que había muchas personas, que estaban despiertos. El fiscal le
preguntó si todas las personas y respondió: “y si… te daba impotencia,
bronca cuando verdegueaban a otro, porque sabemos que la policía por
más que uno sea un chorro, un delincuente, sea lo que sea, como ellos
quieren respeto también ellos tiene que respetarnos a nosotros, por más
que uno sea lo que sea, yo hoy hace, de que salí en libertad laburo todos
los días gracias a Dios, hace poquito, hace tres meses se me murió mi hijo
de ocho meses y yo por eso no me presentaba a declarar [en alusión a las
varias citaciones personales que se le cursaron para comparecer ante el
tribunal de juicio], porque estaba pasando por un dolor muy grande y
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todavía lo sigo acarreando y trato de trabajar para despejarme y mi mujer
ayer me dice ´anda y preséntate´ me dice, te van a tomar la declaración y
me dice ´ya está´, sé que hoy perdí el día de laburo, yo sino laburo no como,
tengo dos chicos más aparte”. Aclaró ante una pregunta, que trabajaba de
albañil, “en negro”, de 8am a 5 pm.
Esto no sólo da cuenta de la necesidad de una coartada
-tal como sucedió- ante la muerte de Franco Casco y frente a la escucha
activa de los detenidos en la Comisaría 7ma., para convalidar su paso por
esa sede policial, sino que también tira por la borda todo planteo defensista
en torno a la confabulación de los detenidos contra la policía y también en
USO OFICIAL

relación a “beneficios” que habrían obtenido al prestar declaración


testimonial en la etapa de instrucción y en juicio. ¿Acaso perder un día
laboral resulta provechoso?, descontando -por supuesto- el
amedrentamiento del imputado -y jefe de comisaría- Álvarez a través de
una denuncia por falso testimonio efectuada -en carácter de querellante-
contra 13 personas (“detenidos”), los cuales habían declarado directa -o
indirectamente- contra él ante el Fiscal de grado. Me pregunto, en ese
marco descripto, cuál fue la ventaja o ganancia en este pleito del testigo
Bussanich.
En relación a una pregunta que se le formuló en cuanto
si el detenido Carlos Irusta le había dado alguna indicación, respondió que
no “…porque él era el líder los pabellones, pero él estaba en el dos [en
alusión al pabellón]…”. Agregó: “…él es el que más sabe, si él era el que iba
a baldear, él sabe si había algo en la celda o algo o no, él es el que más
sabe porque a él lo sacaban solamente a limpiar y a baldear, yo no sé si
todavía sigue detenido porque estaba por homicidio, la última vez que lo vi,
lo vi en la alcaidía”.

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Puntualmente, este testigo recordó que la golpiza fue a
la noche. Aclaró que cuando no escuchó más nada, no sabía qué había
pasado con Franco Casco. Ante una pregunta de la defensa, dijo que se
enteró de la muerte de Franco cuando “ya vino derechos humanos”. Aclaró
“fue la golpiza, a la mañana salió a limpiar Carlos Irusta y al otro día creo
que cayó derechos humanos ahí”. Resalto esta cuestión puesto que las
defensas en sus alegatos arguyeron que los detenidos pudieron haber
escuchado los gritos de otra persona -y no de Franco Casco-, que podrían
estar relatando otro episodio atento que el personal de Derechos Humanos
se había hecho presente en la Comisaría 7ma, el día 28/10/2014, según
Libro de Guardia Memorándum Nº 16. Incluso el imputado Álvarez al
prestar declaración indagatoria durante el juicio, con suspicacia y para
generar mayor confusión, señaló que los detenidos podían estar apuntando
a Claudio Moyano, una persona que según LMG Nº 18, habría gritado
durante toda una noche, la madrugada del 6 de noviembre de 2014 (cabe
aquí aclarar que el procedimiento de arresto de esa persona no consta en
ningún registro policial, debería estar anotado en el LMG Nº 17, que fue
secuestrado por Asuntos Internos y no pudo ser hallado al día de hoy).
Esta disparatada hipótesis, se controvierte con un
elemento que entiendo determinante para diferenciar la detención de
Moyano de la de Franco Casco. El mismo Álvarez, declaró durante la
audiencia que Moyano gritaba, insultaba y se encontraba exaltado, y que,
esos gritos podrían ser los que los detenidos escucharon y sobre los que
declararon en la audiencia de debate, sin embargo, ha quedado
demostrado a partir de los más de quince testimonios, que los gritos de
Franco Casco no eran de enojo, no hay un solo testigo que haya dicho que
se escucharon insultos de su parte. Sólo suplicas y ruegos para que no le
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peguen más. Hubo un denominador común, que atravesó los relatos, y es
que todos refirieron que Franco Casco, o “ese chico”, como lo identificaron
algunos: tenía miedo.
Cabe aquí poner de resalto que, ante la lectura de
ciertos extractos de su declaración en instrucción a los fines de refrescar la
memoria, el testigo Bussanich dijo: “por ahí hay cosas que no me acuerdo
porque lo que me pasó con mi hijo, encontrarlo muerto en la cama en mi
casa quedé medio shockeado con eso y por ahí no recuerdo cosas, por ahí
me va a hacer preguntas y capaz que yo lo declaré, pero no me acuerdo”.
No obstante, una valoración integral de todos los
USO OFICIAL

testimonios, me permitió rearmar -con las limitaciones de la imposibilidad


de visión directa de los detenidos- la trama fáctica de lo acontecido, a
través de las distintas declaraciones.
En tal sentido y para precisar la fecha en la que Franco
Casco estuvo alojado en la Comisaría 7ma., el testigo Pablo Nicolás
Pereyra, cuya testimonial (prestada durante la etapa de instrucción ante el
Fiscal Federal Dr. Marcelo Degiovanni) se incorporó por lectura conforme lo
habilita y dispone el CPPN19, gozando así de la legalidad que nuestro
sistema procesal penal exige, manifestó que una chica que era su pareja en
ese momento, llamada Marisel Ortiz, lo había ido a visitar a la Comisaría, y
le comentó que había desaparecido un chico que supuestamente había
estado en la 7ma. y que no lo encontraban y no sabían dónde estaba, “Ella
sabía porque era vecina de la familia de Franco”. Dijo que Marisel Ortiz le
preguntó a él si sabía algo y le respondió que le habían dado una golpiza a
un muchacho, que no sabía si era Franco porque no se le podía ver la cara a

19
Incorporación por lectura de la declaración prestada en la etapa de instrucción ante el Fiscal Federal Dr.
Marcelo Degiovanni, a fojas 2270/2273. El testigo durante el debate no pudo ser localizado, resultando
negativas todas las medidas para ubicarlo.

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los que ingresaban por averiguación de antecedentes. “En la semana esa
que desapareció ese chico, se escuchó a un pibe que entró que gritaba por
demás. No era normal el pedido de auxilio que pedía, se notaba que no
era un pibe del ambiente, porque un pibe del ambiente no grita tanto, no
sé si gritaba así porque tenía problemas, o porque era un pibe normal que
se encontró con una golpiza. Se notaba que gritaba del miedo”. “Nosotros
cuando sucedió esto estábamos durmiendo, fue de madrugada. A varios
nos despertaron los gritos, más que nada a los que dormíamos cerca de la
reja”.
En este punto, cabe señalar que el testigo Pereyra
refirió que Marisel Ortiz lo había visitado tres veces en la Comisaría y que él
había estado allí alojado desde los primeros días de agosto de 2014, en el
penal 1, que provenía de la Comisaría 20va. Dijo que estuvo en la Seccional
7ma. hasta noviembre de 2014, el día del motín, que lo trasladaron a
Piñeiro no recordaba qué día, pero que, junto con él, ese día también
habían trasladado a Lucas Benítez y Mauro Alegre, entre otros, que no
recordaba sus nombres.
Al respecto, resulta oportuno señalar que
efectivamente, conforme surge de las constancias obrantes en la causa (ver
LMG), luego del motín, el día 6 de noviembre de 2014, él y las dos personas
nombradas fueron efectivamente trasladados a Piñeiro.
A su vez, lo que se torna más relevante son los datos
brindados sobre la visita de Marisel Ortiz, según consta en el libro de visitas
(ver folios 40 a 58 del referido libro, reservado en Secretaría), la nombrada
fue a visitarlo los días jueves 9 y martes 21 de octubre de 2014 y luego
hasta que él fue trasladado (6/11/2014), no volvió a ir. En definitiva, previo
a la visita de personal de la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia
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y del Servicio Público de la Defensa en fecha 28/10/14 (ver LMG Nº 16) y a
los gritos de una persona llamada Claudio Moyano (folio 1, LMG Nº 18), él
le contó sobre lo que había escuchado, una golpiza, durante la
madrugada, alguien gritaba por demás.
También aquí resulta interesante señalar que,
conforme lo analizaron las defensas en sus alegatos, Ramón Casco, quien
había llegado a Rosario en fecha 08/10/2014, al otro día fue a la Comisaría
7ma. -junto con su hermana Roque María Casco-, donde le dijeron que
había estado allí alojado una persona llamada “Franco Godoy”, que podía
tratarse de la misma persona; ahora bien, más allá que no hay constancias
USO OFICIAL

de la presencia de la familia de Franco Casco dentro de la Comisaría 7ma.


(sin registración en los Libros de Memorándum de Guardia), ese relato se
confirma según los dichos del propio imputado Acosta, es él quien dijo
haber atendido a la familia, y haberles mencionado que podía tratarse del
chico llamado “Franco Godoy”, que había estado allí alojado por resistencia
a la autoridad. También la encartada Cecilia Contino dijo que su compañera
-y también acusada- Cintia Greiner, en un reconocimiento que efectuó
Ramón Casco durante el juicio (que no lo logró identificar a los agentes
policiales con las que había hablado en sus visitas a la Comisaría), le
comentó que Ramón había sido atendido también por ella -en alusión a
Greiner-.
Es decir, los días 9 o 21 de octubre de 2014, previo a la
aparición sin vida del cuerpo de Franco Casco (30/10/2014) y con
anterioridad al diligenciamiento de medidas investigativas por parte del
Ministerio Público Fiscal por averiguación de paradero 20, Marisel Ortiz
20
Aquí cabe señalar que el Fiscal Apanowicz, a cargo de la investigación tomó contacto con la causa el día
28/10/2014, según sus manifestaciones vertidas en juicio, y ese Ministerio había entregado copia del
legajo a la Secretaría de Control de Seguridad, a través de la Dirección de Asuntos Internos Zona Sur, en
cabeza de Aníbal Candia, en fecha 22/10/2014.

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vecina de la familia, cuando fue a visitar, por la tarde, a su pareja y le
preguntó por Franco Casco, que estaba desaparecido y había
presuntamente pasado por la Comisaría 7ma. (por los comentarios de la
familia Casco), el testigo Pereyra le dijo a su pareja -como ya referencié-
que había escuchado que le habían dado una golpiza a un muchacho, que
no parecía del ambiente y que escuchó gritos de pedido de auxilio, que eso
había acontecido a la noche.
Al respecto, el testigo Pereyra expresó que eran dos o
tres policías que le pegaban, eran varones y una oficial mujer, que era
media gorda con pelo de color negro con cutis de color blanco. Agregó: “Si
los veo a los tres los reconozco y los puedo asociar con las voces que
escuché que golpeaban”. Conforme las fotografías de los agentes policiales
que se desempeñaban en la Comisaría 7ma. a la época de los hechos,
incorporadas al juicio, y el conocimiento de visu en el debate, la persona
que responde a esas características es la imputada Romina Anahí Díaz,
quien estuvo presente en la Comisaría la noche del 6 de octubre de 2014,
según Libro Memorándum de Guardia Nº 15 y sus propias manifestaciones.
En resumen, el testigo Pereyra escuchó -efectivamente- la golpiza, un
tiempo antes -al menos- del día 21 de octubre de 2014, durante la noche.
A mayor abundamiento, dijo que vio noticias de Franco
Casco, “después de haber charlado con mi visita. Nosotros teníamos un
televisor y el penal 2 otro. En el penal dos estaba Irusta, que se quedaba
con lo mejor, en el penal uno quedaba el descarte”.
Estimo relevante destacar otros extractos de su
declaración. En tal sentido dijo: “Los policías cuando le pegaban le gritaban
“cállate la boca hijo de puta” y el pibe gritaba “basta, por favor, dejen de
pegar”, más que nada eso me llamó la atención, que un pibe pida que le
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dejen de pegar, se nota que es alguien que no había estado detenido.
Creo que los golpes se los daban con palos y puños, también escuché que le
tiraron un baldazo de agua”.
Refirió que no era el único caso, agregó “No parecía ni
borracho, ni drogado. De cómo suplicaba parecía que tenía problemas
mentales, o era tímido, o que nunca pasó por una comisaría, es decir que
no era del ambiente, es más yo me preguntaba a mí mismo como le
pueden pegar a un pibe así”.
En lo que aquí respecta, interesa destacar que el testigo
Lucas Leonel Benítez, en el debate oral, recordó haber estado alojado, en el
USO OFICIAL

año 2014, en la Comisaría 7ma., dentro del Penal 1, lo que confirma lo


manifestado por el testigo Pablo Nicolás Pereyra21 sobre su ubicación
dentro de esa sede policial.
El testigo Matías Daniel Espinoza expresó que estuvo
alojado en el año 2014 en la Comisaría 7ma. En relación al suceso vinculado
con Franco Casco, dijo: “Yo estaba dentro del penal, yo no veía, pero
escuchaba que el chico estaba ahí, se ve que lo detuvieron, lo llevaron a la
comisaría, y bueno, le pegaban, la autoridad le pegaban, porque el chico
decía no me peguen más, si ya me tienen detenido y, en un tiro, uno de los
oficiales, no sé quién era le dijo “pero cómo te llamas”, y ahí dijo Franco

21
En este punto, resulta necesario señalar que el Dr. Gesino solicitó en el debate la nulidad de la
declaración efectuada por Lucas Leonel Benítez en la sede del Ministerio Púbico Fiscal, durante la etapa
de instrucción, por hostigamiento. Sin perjuicio de no advertir el menoscabo producido a la defensa y,
conforme lo ordenado en el debate y la denuncia efectuada por la defensa, se remitirán las actuaciones
pertinentes a la Fiscalía Federal que por turno corresponda, a sus efectos. Cabe señalar que el testigo
manifestó sentirse incomodo con las citaciones puesto que no tenía nada para aportar respecto los
hechos objeto de enjuiciamiento (más allá de ciertas vivencias personales con la policía al momento de su
detención, que no quiso profundizar, en tal sentido dijo “si me pegaron o no, no le va a ayudar en nada, si
yo no lo vi [en alusión a Franco Casco]”) y también manifestó que no quería que su exposición testimonial
le significara un traslado a otra dependencia penitenciaria, que estaba bien en su actual lugar de
alojamiento y que, a su vez, ya había declaro dos veces (una en la comisaría 7ma. ante un hombre y mujer
de Asuntos Internos y otra en la instrucción).

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Casco. Después nos enteramos que lo encontraron muerto”.
Señaló que “Esto fue re de noche”. Aclaró: “Yo estaba
dentro del penal, en el penal 2, el que está más lejos de la jaula, se
escuchaban los gritos del chico que decía que le dejen de pegar. Esto es lo
que yo recuerdo”.
Agregó: “Fue un detenido, como cada uno de nosotros.
Lo que yo veía que el chico ya estaba detenido, decía dejen de pegarme si
ya estoy adentro, cállate la boca, no digas nada, decime cómo te llamas,
se ve que el chico no le decía cómo se llamaba, ´decime cómo te llamas
porque te vamos a moler a palos´, yo escuchaba todo, estaba viendo la
televisión. Era una iglesia, pero yo lo conozco a Irusta hace una banda, yo
me quedaba viendo TV toda la madrugada. A las 12 se apagaba todo, fue
después de las 2”. Aquí cabe recordar que el testigo Pereyra había señalado
que tenían un televisor en cada penal y que Irusta se quedaba con lo mejor
(en alusión al aparato de televisión).
Sobre lo acontecido esa noche, agregó: “En un tiro
cuando el chico le dio el nombre el lugar, le seguían pegando, después en
un tiro no se escuchó más”. Aclaró: “Uno de los milicos le decía: ´no se
mueve, no se mueve´, uno de la policía ´bueno déjalo ahí´. No se escuchó
más que gritaba, ni nada y uno de los policías que estaba ahí, se ve que
era uno de la guardia, pero no se mueve más. Se ve que no se movía más
el pibe”.
Reiteró: “el milico le dijo al compañero no se mueve
más, no se mueve, y le dice: ´bueno déjalo ahí´”.
Continuó su relato: “Ahí no se escuchó más, se levantó
el Siervo del penal, y me dice, todavía estas despierto y yo le digo no
escuchas al pibe que le pegan ahí. Y le dijo bueno es problema de la
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policía y ahí nos mandó a dormir”. Lo que concuerda con el testimonio de
otros detenidos, que indicaron, por ejemplo, Argüello, que Irusta lo había
“sondeado” e indicado que dijera que no vio nada.
Reflexionó: “Yo ando en situación de calle, me han
llevado muchas veces ahí, y me han pegado de onda, por amor al arte.
Pero bueno lo que pasó con este chico, no me negué a salir de testigo
porque vengo a decir lo que me acuerdo y escuché nada más”.
Expresó que uno de los milicos le había dicho que
cuando lo cruzara en la calle, que lo iban a matar, que fue uno de la 7ma.,
no se acordó el nombre. Lo describió como un hombre medio grandote,
USO OFICIAL

piel oscura, tuerto. Agregó sobre este tema: “Después que me amenazó la
autoridad, que cuando me cruzara en la calle me iba a romper a palos, ahí
me trasladaron a la 24 de Baigorria, después que pasó esto, después que
fueron los jueces y los fiscales, que te hacen declarar”. Expresó que no
podía identificarlo por el nombre porque no tenía mucho vínculo con la
policía, sino más bien con los detenidos. Recordó a Carlos Irusta, Pablo
Argüello, que dijo que estaba en la cuadra, aclaró que era el lugar donde los
dejaban para pedir traslado, que esa persona “más o menos vio todo”.
Luego, más adelante, en su declaración, reiteró: “El que escuchó todo es el
chico mayor este, Argüello, estaba en la cuadra, estaba esperando el
traslado”.
Dijo que no los distinguía a los policías por la voz. No
recordó voces de mujeres puesto que aclaró “de ver no veo, escucho”. Dijo:
“yo no tengo trato con ninguna autoridad, trato con los que están dentro
del penal, con la autoridad nada. De ahí como se maneja la autoridad con
los delegados problema de ellos”. Indicó que “Radio eléctrica y motorizada
es distinto”.

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Expresó que “…al otro día la autoridad andaba como
medio desesperado, lo llamábamos para hacer una atención, para que nos
traigan algo, y decía esperen que tenemos que hacer algo y se iban, eran de
pocas palabras”. Aclaró que “…no lo escuché más al otro día (…). Al otro
día, la autoridad no quería sacar a nadie del pabellón”
Ante una pregunta sobre los funcionarios policiales,
expresó: “Como no voy a tener miedo, no vengo a contar una historia de
hadas, vengo a contar la muerte de un pibe, ese pibe capaz que podría ser
yo, yo no sé qué me va a pasar, qué sucederá el día de mañana que yo me
vaya en libertad [al momento de prestar declaración durante el juicio,
estaba alojado en una unidad penitenciaria]”. Señaló, además, “La
autoridad tiene cabida por una banda de lados”.
Recordó que también los funcionarios policiales le
decían a Franco Casco: “Cállate marica”, luego el testigo expresó: “no
quiero hablar tanto porque no sé qué va a pasar después”.
Ante preguntas de la defensa dijo que Franco Casco
gritaba fuerte. Sobre si los otros detenidos escucharon esos gritos, dijo:
“creería yo que sí, si los pabellones estaban juntos al lado de la jaula,
pero de ahí que se animen a venir a declarar, ahí está en ellos”. Agregó:
“Lo único que quisiera es que se haga justicia por esto, pero bueno…”.
Por su parte, el testigo Lucas Nahuel Jiménez, su
declaración fue incorporada por lectura al debate en los términos del art.
391 inciso 3 del CPPN22, quien fue cuestionado por la defensa por una
22
Cabe aclarar que se lo localizó, a través del Ministerio Publico Fiscal, se informó que no estaba en
condiciones psicológicas para declarar, que estaba bajo tratamiento con fármacos. En tal sentido, se
informó en audiencia que, el día 17 de febrero de 2023, la Secretaria actuante se había comunicado con
psicóloga Mariana Brebbia, personal del Programa de Protección a Testigos e Imputados de la Provincia
de Santa Fe (que también intervino en una medida vinculada al testigo Matías Daniel Espinoza, junto con
personal del Gabinete Interdisciplinario de la CFAR) y que ésta informó que Jiménez padece de
descompensación psicótica, que uno de los detonantes de la misma, entre otros, fueron justamente las
citaciones continuas relativas a esta causa, que ella lo entrevistó en tres ocasiones, en todas ellas su
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posible inhabilidad mental del testigo al momento de declarar ante la
fiscalía federal en el mes de septiembre de 2015. En definitiva, en los
párrafos subsiguientes, quedará revelada la coherencia y consistencia del
relato del testigo durante la instrucción.
Recordó haber estado alojado en la Comisaría 7ma
desde febrero del año 2014. Manifestó sobres esa cuestión: “Yo primero
quedé detenido en la tercera y después me trasladaron a la séptima. Los
policías me pegaron en la tercera, uno era un morrudo que me dio con los
borcegos (…). Cuando me trasladaron a la séptima me pegó el morrudo y
fisicudo que venía de la tercera y el peticito morochito, flaquito que le
USO OFICIAL

pegaba a todos, que era de la séptima, los recuerdo porque me pegaron re


mal. Me pegaron en la celda de incomunicado, en el mismo lugar donde
estuvo Franco. Me dejaron regalado, Diego me dejó regalado así. Todo el
personal que estaba en la tercera pasó a la comisaría 7ma. El mismo
maltratador, que es Diego el taquero [en lunfardo: comisario]. Y algunos
de la 7ma. se fueron después de lo de Franco. La chechu, que está teñida
de rubio y Walter que está muy bien religiosamente, que es el encargado y
tiene un problema en el ojo, ellos quedaron en la comisaría 7ma. Ellos
estaban con la iglesia”.
En lo que aquí interesa, su relato denota su coherencia
y veracidad en sus dichos. Tal como luego se detallará, tres funcionarios
policiales habían trabajado juntos en la Comisaría 3ra., esto son: Diego José
Álvarez, Ariel Saucedo (sobreseído -resolución firme- por el delito de
desaparición forzada de personas en relación a Franco Casco, abordaré su
testimonio más adelante) y César Daniel Acosta. Cabe señalar que los dos
últimos, poseen características similares en cuanto que son corpulentos y
estado era catatónico, que apenas respondía con monosílabos y que no estaba en condiciones de
declarar.

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morochos. En relación al “flaquito que les pegaba a todos”, condice con el
agente Esteban Daniel Silva, apuntado -en general- como golpeador. Y
resulta cierto, también, que algunos agentes, entre ellos, el imputado Diego
José Álvarez fueron trasladados en noviembre de 2014.
Sobre la golpiza a Franco Casco dijo: “Nosotros ese día
estábamos durmiendo y se escucharon todos los gritos, fue a la
madrugada. No me acuerdo la fecha, pero fue cerca del día de la madre”.
En el año 2014, el día de la madre se festejó el domingo 19 de octubre.
Recordemos que, si bien tenían televisores, las personas allí alojadas no
tenían celulares, dentro del contexto de un penal/iglesia, su memoria, en
este caso, se basó en una vinculación con un determinado acontecimiento,
que conlleva una asociación emocional.
El trabajo intelectivo que realizaron los testigos fue a
través de deducciones y asociaciones con situaciones que sus recuerdos
emotivos le permitieron abordar. Cabe recordar que lo que fue materia -
principalmente- de discusión fue si la detención de Franco Casco se produjo
durante la noche del día 6 de octubre de 2014 -día que partió de lo de su
tía- o al mediodía del martes 7, pero no estuvo cuestionada su
aprehensión por parte del personal de la Comisaría 7ma. Frente a ello
existe un relato concurrente entre las personas allí alojadas, que la
golpiza sucedió a la noche, en la madrugada. A más de ello, conforme el
desarrollo precedente, alguno escuchó cuando le tomaban los datos y que
esa persona, a quien golpeaban, dijo que se llamaba Franco Casco.
La contundencia y coherencia de las declaraciones
testimoniales, desbarata toda posibilidad de desacreditar los dichos de las
personas allí alojadas a partir de ciertas inconsistencias e imprecisiones.
Así el testigo Jiménez continuó su relato -luego de
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intentar precisar la fecha, que, por cierto, lo ubica claramente en ese
período de tiempo-: “El personal de la 7ma. siempre pegaban de noche. Él
[por Franco Casco] gritaba mucho, pedía que le dejen de pegar. Pedía por
favor que no le peguen. Yo sentí que era como un pedido de súplica . Los
que pegaban era Diego que es el taquero, que es blanquito, morochito
[por el color de pelo], flaquito y el otro es el morocho que es parecido a
Diego pero morocho”. También identificó a dos mujeres, que las definió
por hermosas “pero te cagan a palos”. Dijo que el maltrato sucedía a
cualquier hora, pero que era más frecuente a la noche.
Dijo que escuchó voces, esa noche, que eran como
USO OFICIAL

cinco voces “…o no sé si más los que estaban adentro”. Reconoció la voz
del peticito morochito, la de una agente que era la “colo” y de una morocha
de pelo largo, de cutis blanca.
Sobre su lugar de alojamiento, expresó que él estaba en
el penal 2, que Franco Casco estaba en el “buzón”, identificado como el
“transitorio”. Y agregó los continuos gritos que escuchaba, sucedió
durante la época que estaba “Diego, después el personal policial cambió”.
Respecto al “transitorio”, indicó que los detenidos llamaban a ese lugar “la
jaulita”.
Dijo que a Franco Casco lo alojaron en el “transitorio”,
que los gritos los escuchó a la madrugada “y después no escuché más
nada. A nadie le pegaron tal mal como le pegaron a él por eso creo que
era Franco”.
Agregó: “paso esto de Franco y no quedaron más ellos.
A las dos o tres semanas los sacaron a todos los policías, en el período de
un mes ya no estaban más ellos. Ahí cuando vieron que pasaban estas
cosas se empezaron a cuidar, no había más golpes, yo no sé bien explicarte

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qué paso con el chico, se escuchó una terrible paliza y después una pausa.
Cuando salió en la tele, no sabíamos bien y cuando nos vinieron a
preguntar yo deduje que era Franco el que había estado gritando en la
comisaría”.
En este punto, más allá del cuestionamiento sin aval
esbozado por el Dr. Gesino para su oposición, sobre la coherencia, cohesión
y razonabilidad del testimonio brindado por Jiménez, es dable señalar que
recordó incluso los nombres de las personas vinculadas a la iglesia, que
predicaban la palabra de Dios en la Comisaría. En tal sentido, mencionó a
Sandra, Ana Graciela, Aaron, coincidente con los testigos propuestos por
esa parte para declarar en juicio, esto es: Sandra Castillo, Ana Graciela
López y Aaron Sacco.
El testigo Daniel Alberto Ruíz manifestó que estuvo
alojado en la comisaría 7ma. que tenía salidas laborales. En cuanto al
período de su estadía dijo “…creo que un año estuve, si no me equivoco. No
sé muy bien”. Luego, al ayudar a su memoria por medio de la lectura de su
declaración en instrucción, ratificó que estuvo allí desde febrero de 2014. El
testigo señaló que estuvo alojado en el penal 2 y luego, durante un período
de tiempo, también en la “cuadra”, que referenció tenía “…una ventanita
por la puerta, que se veía todo”.
Dijo que no lo vio a Franco Casco, que lo escuchó, que
estaba alojado en la “jaulita”, donde ubican a las personas por
averiguación de antecedente. Oyó gritos, que era de noche. Expresó que
se había corrido la bola “…en el sentido de lo que había pasado con él. Y
viste como es ahí adentro, te enteras de todo” y “nosotros estuvimos ahí”.
Sobre la duración de los golpes, ante una pregunta de
la defensa dijo: “…eran cortantes. Ponele iban un rato, bueno hacían lo que
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tenían que hacer, después se iban. Al ratito volvían y así”, que eran varias
personas y se escuchaba que abrían la reja.
Explicó, a raíz de una consulta de la Dra. Travesaro, que
sabía cuándo eran golpes, golpes de maltrato. Que eran con las manos y
“las patas”.
Identificó dos guardias y señaló “…había una guardia
que te trataba malísimamente. Incluso yo salía con la laboral y me lo
querían cortar a eso y me hacían dar plata”. En relación a esa guardia dijo
que “…te cagaban a cachetazo, te maltrataban” y que, además, a él lo
amenazaban con cortarle los permisos laborales. Indicó que la persona que
USO OFICIAL

le pedía dinero a su mamá era “…una gordita, que entraba a la 8 de la


noche ella al trabajo”. Agregó: “La gordita me cobraba para que no me
corten los permisos [laborales]”. Indicó que su madre lo iba a retirar y lo
reintegraba nuevamente a la Comisaría y que ella “…le llevaba para que no
me corten los permisos y todo eso”.
Manifestó que en la actualidad no tenía miedo, pero
en su momento sí. Expresó que también lo “cagaban a cachetazos” en el
recuento de los penales, que, entre esas personas, también estaba el jefe,
uno petisito, blanquito. Señaló que “Había un jefe que se llamaba Cantero,
después de él [en alusión al petiso]. Me acuerdo el apellido nomás, lo
reemplazaron a él por él”. Luego, en la medida de reconocimiento [que se
realizó porque el testigo había identificado afuera de la sala de audiencia a
ciertas personas involucradas y manifestó que podía individualizarlas -luego
de haberlas descripto también], en el marco de su ampliación testimonial,
dijo: “Ahí está Álvarez. Ése era el jefe, ese pegaba. Venía a las 2 o 3 de la
mañana y pegaba con palos (…) Pero él iba a cualquier hora. Por ahí
pasaba algo y lo mandaban a llamar.” Lo identificó dentro de la guardia

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mala de la noche, también, conforme ya los había descripto, individualizó a
“Tito”, el imputado Gianola Rocha, dijo que era bueno; a su vez, a Romina
Díaz, como quien lo golpeaba en el recuento y que integraba la guardia en
la cual no se podía dormir, que era la que le pedía dinero a su madre para
las salidas laborales. Identifico a “Fernando [Fernando Sebastián Blanco],
que era malo, que andaba en el auto, que pegaba, que estaba a la tarde,
que era raro que fuera a la noche, pero que iba”. Reconoció a “Chechu”
[Cecilia Contino] y dijo que era buenísima. Señaló que el Siervo [Walter
Benítez], no pegaba, todo lo contrario.
El fiscal, en la primera comparecencia del testigo ante
el tribunal de juicio, leyó un extracto de su declaración durante la etapa de
instrucción a los fines de refrescar su memoria sobre los integrantes de la
guardia mala y recordó lo dicho en esa instancia: “Había una gorda que se
llamaba Romina Díaz, esa era la más brava de todas, tenía un compañero
que era morochito, y otro que era un gordito de lentes, había un petisito
que era Silva que también era re verdugo (…). Encima ellos saben pegar,
porque donde te pegan no te dejan ninguna marca, pegan en los huesos,
en el codo, en la rodilla, en el tobillo”.
Relacionó esa guardia mala con la golpiza de Franco
Casco porque “…los que caían les pegaban a todos. A todos los que
agarraban ahí en la terminal se lo llevan por averiguación y hay alguno que
ya conocían de antes, que estuvieron detenidos ahí, que ya los conocían y
que la policía le tenían bronca, a esos peor todavía”.
Sobre la función de la mujer “gordita” dijo estaba de
guardia toda la noche y que ese día estaba presente “…se cagaban de risa,
se burlaban (…). Se reía de lo que pasaba y participaba también”.

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Reflexionó, ante preguntas de las defensas, que el resto
de sus compañeros también escucharon los gritos, que creía que algunos
habían conversado con Franco Casco. Tal como lo referenció el testigo
Jorge Darío Escobar que asoció la voz del detenido con la de un amigo del
barrio la cerámica que tiene voz gangosa y le preguntó el nombre a esa
persona privada de su libertad, quien le respondió que era Franco Casco.
Expresó: “…le estuvieron golpeando hasta un buen rato. Hasta que hice un
pequeño disturbio al siervo de ese lugar, que estaba a cargo de ese lugar,
de la comisaria que era cristiana”.
Continuando con el relato del testigo Ruíz, previo al
USO OFICIAL

reconocimiento efectuado durante el juicio, sobre la guardia buena dijo “…


ellos eran otra cosa, te trataban bien”, entre ese grupo, identificó una rubia
que la apodaban “Chechu” y a un grandote, que medía 1,80 metros, de 38
años, de tez blanca, con pelo, sin lentes. Dijo que Cintia, una rubia era
buena también.
Cabe aquí señalar que se cuestionó la verosimilitud del
testimonio de Ruíz puesto que contó que estuvo un tiempo alojado en la
“cuadra”, por las noches, porque tenía salidas laborales, y que ello fue en la
época en que sucedieron los hechos aquí investigados. Entonces, esgrimen
las defensas inconsistencias entre sus dichos y las manifestaciones del
testigo Argüello, quien -adelanto- dijo que estuvo en la cuadra solo el día
que se escucharon los golpes a Franco Casco.
Ahora bien, conforme el análisis integral de la prueba
testimonial, se colige que el testigo efectivamente Ruíz estuvo en el Penal 2
el día que escuchó la golpiza, pero ello no le resta valor convictivo a su
testimonio profuso y coherente. Primeramente, cabe destacar que dijo que
la cuadra tenía “…una ventanita por la puerta, que se veía todo” y él sólo

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advirtió los golpes a través de lo que oyó. A su vez, expresó que los días
martes no trabajaba, que sólo dormía en la cuadra para facilitar su salida a
las 6 de la mañana y que no abrieran todas las rejas, que en los otros
momentos estaba en el Penal 2.
Por otra parte, el propio Ruíz indicó que, con él, en la
“cuadra”, estaban Colatrelli, Olguín y López. Y luego recordó también a
Argüello, aunque no pudo precisar si estuvieron juntos en el mismo
momento. Además, el testigo Matías Espinoza relató que la noche en que
golpearon Franco Casco, Argüello estaba en la “cuadra”.
Tras varios años de distancia del hecho objeto de
enjuiciamiento, cierta inconsistencia sobre del lugar desde dónde oyó el
testigo Ruíz aquella noche los golpes, no puede resentir la eficacia
probatoria de su testimonio, máxime si se aúnan sus dichos con los demás
testimonios. No fue la única persona que sindicó a Diego José Álvarez como
golpeador.
El imputado Álvarez, al ampliar su declaración
indagatoria, acompañó un escrito donde constaba que había denunciado,
durante el juicio, al testigo Ruíz por falso testimonio, señaló su defensa que
se alojaron personas en la cuadra con salida laboral, por una cuestión de
seguridad, con posterioridad a un motín mediados de noviembre de 2014
en otra dependencia policial de esta ciudad, no obstante, conforme el Libro
Memorándum de Guardia Nº 16, el 23 de octubre de 2014, sólo ese día,
figura Ruíz como único detenido en la cuadra, lo que denota, entre otras
cosas, los vericuetos defensistas y la relativa eficacia probatoria de los
libros de guardia. Recordemos que el imputado Diego José Álvarez
manifestó durante el debate que mientras él fue jefe de la comisaría, no se
alojaron internos en ese lugar.
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Por otra parte, también declaró en juicio Jorge Darío
Escobar -quien ya fue mencionado-, y dijo, además de que tuvo un diálogo
con Franco Casco, que los gritos eran por la paliza que le estaban dando,
que eso “Era lógico que a la madrugada en la seccional de la séptima, en
esos años, en estos años no se si la policía será mejor, pero es costumbre de
caer a las 2, a las 3 o a las 12 de la madrugada por el lado de la terminal y
los policías siempre están en pedo o están drogados y te re matan a palos.
Es normal eso. Tenes que ser un príncipe o un doctor para que no te
peguen, pero si sos uno de la calle o del ambiente o un delincuente, o caes
mamado… la costumbre o la ley es que te remuelen a palos, es así de
USO OFICIAL

simple. Ahora si el organismo o la persona es débil o es fuerte ahí ya va de


cada uno, de cada persona. Pero nunca miden las consecuencias de
pegarte, en mis tiempos, no se ahora. Yo hace varios años que no sé nada
de eso”.
Ante una pregunta por parte de una de las defensas
respecto a la identificación de funcionarios policiales “en pedo” o
“drogados”, explicó: “…es fácil. Uno siempre fue drogado y borracho y sabe
cómo se comporta una persona drogada y borracha, más si tienen un poco
de autoridad se quieren llevar todo para adelante y te quieren vivir
agarrándote a los sopapos”. Aclaró, aun sin verlos personalmente.
Manifestó que él no estuvo en la jaulita, que llegó a la
comisaría por un traslado. En ese orden de cosas, una de las defensas le
consultó si había ingresado el 1 de septiembre de 2014 a la comisaría 7ma.,
y respondió: “…si le digo le miento. Estuve 20 años privado de mi libertad.
No lleve el tiempo exactamente de todos los tiempos que estuve ni cuándo
entre ni cuándo salí. Solamente sabía las condenas que tenía que cumplir”.

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Señaló que “…era normal a la madrugada caía mucha
gente por el transito el flujo de gente, por la terminal de ómnibus y cae
mucha gente de todas clases, llevan gente por averiguación, llevan gente
por disturbio, por vandalismo, por delincuencia y casi ninguno de que no
golpeaban ahí era a las mujeres, pero el resto de los hombres casi siempre
cobraban”.
Continuando su relato sobre lo acontecido esa noche
de la golpiza a Franco Casco dijo: “…no sé si lo mojaron o no lo mojaron,
que sí lo sacudieron por todas las paredes, lo sacudieron por todas las
paredes. Lo golpeaban exageradamente”. Dijo que estimaba que había
durado dos horas. Señaló, además que se oían: “… golpes, que lo golpeaban
y que el muchacho decía que le dejen de pegar. Eso escuche. Se escuchaba
que lo golpeaban muy exageradamente y el chico que este gritaba
demasiado. Y en realidad no podía dormir y era otra cosa que no me
gustaba. Que lo golpearan a un detenido, yo era un detenido también”. En
alusión que ese modus operandi de la comisaría, aparte de ser iglesia, era
lo que lo incomoda.
Manifestó que fue de noche. Dijo: “Si nos acostábamos
de las 22.30 horas en adelante porque era el régimen que había en ese
lugar como pabellón cristiano. Fue como de madrugada, si nos
acostábamos a las 10 de la noche, tardaba un tiempo en dormirse el preso y
en ese transcurso de tiempo fue que pasó eso”. Esgrimió: “…no me había
dormido todavía, estaba intentando dormir, cuando ingreso este muchacho
que lo traía a los golpes de afuera. Y lo metieron en el lugar ese [en alusión
al transitorio]”. Indicó que al día siguiente había visita de familiares
(recordemos que las visitas eran martes, jueves -femeninas- y sábados -
masculinas).
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Le consultó el fiscal si sentía temor o se sentía
violentado por su relato, respondió: “…no, en ningún momento me siento
violentado ni nada, me siento bien porque creo que tendría que decir las
cosas que fue y tendría que hacerse justicia como siempre se hizo conmigo
para todos iguales”.
También refirió a una especie de soborno con
alimentos que una autoridad le había proveído a Irusta, elementos que
ellos no podían acceder. En relación a ello dijo: “…era el plan perfecto. Una
noche pasó eso, se sentía socorro y antes que caiga asuntos internos, nos
quisieron comprar una declaración con un poco de mercadería. Que querían
USO OFICIAL

que digamos las autoridades de los policías de ese momento que Franco
Casco estuvo detenido con nosotros o que lo cruzamos en el freezer y yo me
negué y no me puse en acuerdo, eso era mentira y yo me estaba dando
cuenta que algo malo pasaba y no le erré casi en nada”.
Ante una de las preguntas de la defensa sobre si todos
habían acorado eso expresó: “…no lo hablamos, yo le dije lo que yo iba a
hacer y que cada uno era dueño de su vida y declarar y decir lo que quiera
decir. Si quería dar un falso testimonio para ayudar a la policía o decir la
verdad de lo que ocurrió… y escuchamos, nada más. No vimos. Ocurrió y
escuchamos”.
Rememoró de su declaración en instrucción, que se le
dio lectura a ciertos extractos: “…un día vino el comisario, era el que estaba
antes de Cantero, es un comisario flaquito morochito, de un metro setenta
[características de Diego José Álvarez, antecesor del jefe Cantero], se
acercó hasta los penales y hablo con Carlos Irusta y le aviso que iban a venir
unos policías de Asuntos Internos a preguntar por el chico Franco Casco, ahí
le dijeron a Carlos que tenía que decir que no sabía nada y que después

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arreglaban”. Aclaró que “No era que no teníamos que decir que no
sabíamos nada, teníamos que decir que el muchacho este estuvo en el
penal con nosotros o que estuvo en el freezer [en alusión a la cuadra] con
nosotros”.
Pues, ya con el sumario policial fraguado, reforzaba su
falacia si un interno manifestaba haberlo visto, pero ninguno se atrevió a
ello, a lo sumo, por otros motivos vinculados más bien al temor, han optado
por no inmiscuirse en terrenos peligrosos. Más adelante analizaré las
vinculaciones cercanas de Diego José Álvarez con ciertas personas de la
dependencia de Asuntos Internos (no los imputados Escobar y Siscaro).
Existe -al menos- conexión, luego ahondaré al abordar autoría y el análisis
de llamadas de Diego José Álvarez, lo que torna razonable -aunque no
probado ni objeto de enjuiciamiento- que pudiera haber tomado
conocimiento al respecto.
Por último, las defensas también lo interrogaron por el
vínculo con sus demás compañeros de la comisaría 7ma., aparte de Carlos
Irusta que ya lo había mencionado, y respondió “…no puedo conocer a
tantos. He conocido mucha gente, no tengo y nunca me intereso tener la
capacidad de acordarme o tener relación con tantos internos con los que he
cruzado en mi vida, menos en ese lugar”. “Carlos [en alusión a Irusta] es un
chico muy joven que lo manipulan como quieren los de la policía, el hace lo
que la policía hace siempre”. Sobre ésta última frase, agregó “como todo
primario ingenuo”.
Fue incorporada por lectura al debate la declaración
testimonial de Mariano Brochero23, manifestó que estuvo alojado en la
Comisaría 7ma. casi cuatro meses, que cumplió los años en la comisaría 20

23
Se lo intentó localizar sin éxito.
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de Empalme Granero (10/09/14) y luego fue trasladado a la 7ma., hasta las
fiestas, que lo reubicaron en la Unidad 6.
Expresó que escucharon a una persona que gritaba, que
lo estaban golpeando, que era de noche cuando Franco Casco ingresó. Oyó
que decía que lo “largaran que no había hecho nada, que se iba a volver a
donde él vivía y que no iba a volver más a Rosario”. Agregó: “Nosotros lo
escuchamos a la noche gritar y al otro día cuando nos levantamos a las
siete de la mañana no lo escuchamos más. Esto fue más o menos cerca del
día de la madre que también se jugó el clásico de Central-Newells
[19/10/2014], fue más o menos en ese tiempo”. Indicó el testigo que él
USO OFICIAL

estaba en el pabellón 2 y que el chico [en alusión a Franco Casco] en el


buzón, que era el “incomunicado”. Explicó que escuchó “porque es chica la
comisaría”. Agregó “Ahí es donde llevan a la gente incomunicada. Ahí los
tienen una noche y, si tiene causa lo meten al penal. Yo no pasé por el
buzón porque vine directo desde otra comisaría y me mandaron directo al
penal. Muchos chicos pasaban por ahí, contaban que era un lugar chico. Yo
estuve detenido con chicos que habían pasado por ahí”.
Manifestó que seguro lo estaban golpeando porque
“hasta lloró el muchacho”. Indicó que cuando lo vieron en las noticias “…
mucho no hablamos entre nosotros porque en una iglesia no se habla de
eso, no está permitido. Se puede hablar de Dios y de la familia, pero de
otras cosas no. Siempre fue así. Yo no hablé con nadie de esto, cuando vi
las noticias enseguida mi di cuenta que era él, pero no dije nada. Porque
cuando lo pasaron en la tele fue a los días que había estado en la 7ma.
También fue porque fue el último que escuchamos gritar en el buzón,
señalado en el croquis con el número 3 [incomunicado], fue él. Después de
las noticias nunca más escuchamos a nadie gritar, todos los otros que

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entraban iban directo al penal. El día que lo pasaron en las noticias dijeron
que había estado en la comisaría 7ma. y después apareció que lo habían
encontrado al lado del río…”. Aclaró que él “no se llevaba con la gente que
estaba detenida en el lugar”. Señaló que ese día, él estaba leyendo la
biblia en la reja, por eso escuchó más, que Carlos Irusta los mandó a
dormir y no los dejaba acercar a la reja.
El testigo Jesús Ismael Giupponi expresó que estuvo
alojado en la Comisaría 7ma. unos meses, no pudo establecer las fechas,
pero sí recordó haber estado en el Penal 2 y también el nombre de ciertos
compañeros (Mariano Brochero, Diego Dipascuale, Carlos Irusta, Cristian
Maidana, Nicolás Lemo, Jorge Escobar, Miguel Noriega, Pablo Argüello,
Roberto Salvatierra, Reinaldo Morales López, Oscar Escalada y Hugo
Benítez), enunciados por el Fiscal para situarlo en un período de tiempo.
Sobre Franco Casco dijo que “…la verdad que, en ese
tiempo, nosotros escuchamos que gritaba una persona, después no
escuchamos más, y después yo me enteré por las noticias”. Rememoró que
fue a la noche, a la madrugada.
Dijo que Franco estuvo en la jaulita, que era horrible,
meada, de todo. Aclaró que él estaba en el penal más grande (penal nro.
2). Aclaró que no pudo identificar si esa persona que escuchó era de otro
lugar o no.
Ante preguntas de la defensa, señaló que a él no le
habían pegado en la jaulita, pero sí escuchó y supo de otras personas.
Dijo que él se cosió la boca para irse de traslado a otro
lugar porque no quería estar ahí, no le gustaba, que “aparte era una
iglesia”.

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Le preguntó el fiscal si tenía miedo a raíz de su
declaración y dijo: “y un poco sí, yo hace tres años que estoy afuera, tengo
un buen trabajo gracias a Dios, hace un año estoy trabajando en una
metalúrgica, no quiero estar comprometido en nada, yo en otro tiempo
tuve la oportunidad de venir a declarar, acá, conocí a los padres del
muchacho, y bueno como yo le dije, en lo que yo podía ayudar lo voy a
ayudar, pero viste… un poco de miedo me da, porque no se…”.
Ante la consulta sobre el funcionamiento, por un lado,
de la iglesia, y por el otro, de golpes en la jaulita, dijo: “lo que pasa es que a
nosotros no nos sacaban y nos pegaban, sino que a las personas que por ahí
USO OFICIAL

vos caías detenido ahí, si te tenían que pegar, te pegaban, por mi ejemplo,
yo me cosí la boca porque yo estaba pidiendo mi traslado y no me querían
trasladar y si yo no hacía eso, a lo mejor te metían al penal de vuelta o
capaz que te daban dos o tres golpes, quédate ahí, ya se te va a conseguir
el traslado y así, entonces por ahí uno tenía que actuar de otra forma, para
conseguir lo que realmente uno quería”.
No recordó quiénes eran los policías que pegaban.
Aclaró: “…como ya le digo hace no sé cuántos años hace que pasó ya,
muchas cosas se me olvidaron, trato de olvidar, hoy estoy afuera”. Señaló
que el momento que más se escuchaban golpes era a la noche.
En ese marco, el fiscal leyó el siguiente extracto de su
declaración en instrucción para ayudar a su memoria: “…recuerdo un chico
una vuelta que gritaba, así como que era de otro ambiente, como que
nunca estuvo detenido, recuerdo que gritaba que se quería ir, lloraba, me
acuerdo que fue de madrugada, pero no recuerdo más”. El testigo luego lo
recordó.

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Ante una pregunta sobre el significado “de otro
ambiente”, respondió: “Es como que no, que sé yo, no sé, no aguantó,
lloraba, se quería ir, gritaba que se quería ir, me pareció una persona que
no estuvo en ese ambiente, es lo único que recuerdo”.
El fiscal le preguntó qué era lo que no había aguantado
y expresó: “…digamos que lo hayan metido ahí adentro, creo que la
persona que no está acostumbrada a que te metan en una jaulita 2x2, no
aguantaría ni un minuto, muchas veces creo que uno comete el error y
uno lamentablemente se lo tiene que bancar”. En este punto, naturalizó
tolerar condiciones de encierro ilegítimas, en los supuestos donde existió
una conducta previa en infracción a la ley y el orden, pero cuestionó el
alojamiento allí de alguien “que no hizo nada”.
El testigo Cristian Diego Maidana manifestó que estuvo
alojado en la Comisaría 7ma, en varias etapas de su vida. Señaló que vivió
13 años en Crespo y San Lorenzo, es decir, a pocas cuadras de esa sede
policial.
Dijo que se acordaba de haber estado en ese lugar en el
año 2014. Recordó que eran dos pabellones, que él estaba en el penal 2.
Luego de exhibírsele la declaración brindada ante la Fiscalía en instrucción y
del reconocimiento de su firma allí inserta, ratificó que estuvo alojado
desde abril de 2014 hasta marzo de 2015. Dijo que eran en total treinta y
pico de detenidos, recordó algunos nombres de sus compañeros.
Sobre el hecho sujeto a juzgamiento, dijo “…no escuché
nombre y apellido, pero sí escuché”. Agregó: “…era de madrugada, el tema
que de madrugada siempre había quilombo, y entraban detenidos,
entraban y salían, se escuchaban gritos, se escuchaban que se les
pegaban”. Aclaró “cuanto te pegan, te pegan”. Sobre la franja horaria en
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que sucedió ello, dijo “eran las 3 o 4 de la mañana”. Dijo que le pegaban
patadas y piñas. Ratificó haber testimoniado durante la etapa de
instrucción que “Se escuchaban los quejidos del chico, se escuchaban
patadas en seco”, que después no se escuchó más nada, un silencio total”.
El testigo Pablo David Argüello recordó haber estado
alojado en la Comisaría 7ma. a la época de los hechos objeto de
enjuiciamiento, indicó que estaba sólo en el lugar llamado cuadra, que
estaba esperando un traslado a la Unidad 3. Señaló que primero había
estado en un pabellón, el que está más al fondo, el número 2.
Manifestó que no recordaba mucho por el tiempo que
USO OFICIAL

pasó, que él había obtenido la libertad y ahora estaba detenido por otra
causa. Dijo que vio a Franco Casco, que estuvo en una salita enfrente de la
cuadra, un calabocito chiquito, a través de una hendija de la puerta.
Indicó que supo que esa persona era Franco Casco porque lo asoció con
imágenes que vio por televisión. Manifestó que creía que el suceso había
acontecido muy temprano, antes del recuento, pero reiteró, “en este
momento no me acuerdo bien las cosas, o sea el tiempo que pasó”. Dijo que
no habló con Franco Casco. Que en otras oportunidades si ha hablado con
personas detenidas en el “transitorio”.
Dijo que escuchó que le tiraron agua cuando estaba
metido en el “transitorio”. Aclaró “que yo ya no lo veía, pero si se
escuchaba”. Manifestó que escuchó al chico gritar “…y después deja de
gritar y no se escucha más”.
Señaló que oyó golpes, pero no podía ver quiénes. Que
podían ser 4 o 5 hombres, que había movimiento. Los golpes “…era de
cuando se le pega a una persona, que se queja que te están pegando”.
Agregó: “se escuchó un golpe fuerte y ahí no se escuchó más los gritos del

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chico este”.
No se acordó de los nombres de las personas que
trabajaban en la comisaría. Sobre la cantidad de personas por guardia, dijo
que 10 o 12 personas, que de noche no sabía si era la misma cantidad
porque ellos no veían.
Aclaró que: “…pido el traslado porque yo ya estaba
cerca para mi beneficio. Hoy en día vos caes detenido estás dos o tres días y
ahí te vas a una unidad. En ese tiempo vos estabas en una comisaría y no te
daban los beneficios que te daban en una unidad. Por eso me voy a una
cuadra para pedir un traslado a la unidad 3”. Dijo que estuvo en la cuadra
como una semana, una semana y media. Agregó: “Me dejan en la cuadra
porque no quería estar en el pabellón por el tema este que estaba pidiendo
el traslado y no me trasladaban, y después bueno, yo logro el traslado a la
Unidad 3 donde empiezo a salir con permisos y todo eso”.
Ello se condice con lo declarado por Giupponi sobre la
dificultad que vivenció para efectivizar su traslado, como ya dije, al extremo
que se cosió la boca. Cabe aquí aclarar que el testigo Argüello cuando habló
de beneficios, claramente se refería a los distintos institutos jurídicos
regulados por la ley 24.660 (Ley de Ejecución Penal) puesto que su ingreso
en un establecimiento carcelario, le permitía cumplimentar los requisitos
más fácilmente.
Intentaron las defensas tergiversar sus dichos, en una
interpretación maliciosa, aunando la visita de los empleados de la
Secretaría de Derechos Humanos, con el posterior traslado del testigo a la
Unidad 3 de Rosario. Lo único que denota su traslado es que,
efectivamente, tal como declaró, previo a toda la cuestión vinculada con
Franco Casco, tenía contacto con “los chicos” de Derechos Humanos
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[Secretaría provincial de Santa Fe], que se encargaban, entre otras cosas,
del monitoreo carcelario, confirmado ello por la declaración por escrito,
conforme lo habilita la normativa procesal, de la Dra. Prunotto, quien
señaló que desde esa oficina pública también le llegaban a su oficina
pedidos de las personas privadas de su libertad.

Además, resulta necesario resaltar, en lo que aquí


respecta, que se ha querido deslucir por partes de las defensas el valor
convictivo de las testimoniales de los detenidos a partir de sostener la
existencia de una especie de confabulación por odio o intereses espurios
para perjudicar a cierto personal de la Comisaría 7ma. o en beneficio
USO OFICIAL

propio, compuesto por un conjunto de personas mancomunadas con el


ánimo de perjudicarlos, no sólo integrado por los “detenidos” en aquélla
época en esa sede policial, sino, además, por abogados representantes de
la familia de Franco Casco, funcionarios del Ministerio Público Fiscal
perteneciente a la órbita federal (incluido el Fiscal Marcelo Degiovanni,
ante quien prestaron declaración testimonial durante la etapa de
instrucción los alojados en la comisaría 7ma.), dos empleados de la
Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe, y, además,
organizaciones sociales -que habrían implantado en el seno de la familia de
Franco Casco un relato contra la policía-; pretendiendo así resentir la
eficacia de la prueba testimonial sin elemento que permita nutrir tamaña
conspiración contra ciertos empleados de la Comisaría 7ma. de Rosario.

Esta cuestión debe ser ponderada puesto que, las


defensas maliciosamente sostuvieron que las personas alojadas en la
Comisaría 7ma. habían sido entrevistadas por: personal del Servicio Público
de la Defensa de Santa Fe (las Dras. Brindisi y Masneri), personal de la

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Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe (Diego
Rodríguez y Malena Salinas Zabala), personal perteneciente a Asuntos
Internos (los imputados Escobar y Siscaro) y por el Fiscal Apanowicz, en el
período de tiempo que comprende los días 28 de octubre y 6 de noviembre
de 2014, y que esas personas privadas de su libertad no habían hecho
alusión alguna a Franco Casco, que luego, cuando declararon casi un año
después, en la etapa de instrucción misteriosamente habían conjurado para
perjudicar a ciertos empleados de la seccional policial mencionada. Para
desbaratar esas elucubraciones, basta con decir que esas personas no
continuaban alojadas en el mismo lugar, algunos ya estaban en libertad y
no tenían relación de amistad entre sí.

En esa lógica formulada por las defensas, resulta


necesario mencionar brevemente ciertas expresiones de los testigos
durante el juicio, que demuestran lo opuesto. Así, Cristian Diego Maidana
durante el juicio preguntó si su abogado defensor tenía conocimiento sobre
su testimonial. Se le aclaró que esto no lo afectaría en causas en trámite
que lo involucren, pero el testigo manifestó que no se refería a ello, si no a
la afectación de su integridad. Al preguntársele si tenía miedo, expresó: “sí,
porque yo cuando salí en libertad, un policía me dijo, vos me debes una, vos
me debes una”. Que esa persona le dijo: “Vos estuviste en la 7ma. ¿Y si te
meto un balazo acá y te dejo a las boqueadas?”, que fue cuando salió en
libertad de la cárcel de Piñero en el año 2019. Aclaró: “Cuando yo salgo en
libertad salgo de Piñero, apareció una chata del Comando ahí nomás,
ponele a las 15 cuadras de la salida de Piñero”. Que no sabía el nombre del
policía, no los identificaba por nombre y apellido, que había estado en
todas las comisarías, pero era de la 7ma. Recordó el apodo “BUBU”, que

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había sido celador, cabo de cuarto. Lo describió como “gordito, negro (…)
bastante altito, grandote sí, alto”.

Expreso que no quería protección, “…pero la policía es


la policía. Yo la llevo todas las de perder. O sea, yo acá estoy aportando,
estoy ayudando, todo bien, pero…”. Manifestó que no tuvo otro tipo de
amenazas “…pero yo siempre tuve ese miedo, porque desde ese momento
tuve una alerta hacia mí. Yo ando en la calle en libertad, yo también tengo
a mi familia y yo tengo mis cuidados”.

En ese marco, la defensa del imputado Diego José


USO OFICIAL

Álvarez le preguntó: ¿usted recibió alguna notificación o tomó


conocimiento que se formó en su contra una causa por falso testimonio
agravado, que tramita ante el Juez Federal Nº 3? (en alusión a un escrito
presentado por el encartado durante la etapa de instrucción, en contra de
quienes directa o indirectamente lo incriminaban, que ya hice referencia,
que no tuvo acogida como denuncia por estimar la fiscalía que se vinculaba
directamente con una valoración de la prueba, vinculado al ejercicio de su
derecho de defensa). El testigo Cristian Diego Maidana respondió: “…y, la
verdad que no sé. A mí siempre me citan a tribunales, tribunales,
tribunales…son causas por las que me fui en libertad, son causas que ya
pagué fianzas, son causas que, la verdad es que me pintan algo y no sé qué
es lo que me están pintando”. A lo que la Dra. Travesaro, en ese afán antes
ya descripto para deslucir el valor convictivo de ciertos testimonios,
propinó una frase que revela su trato estereotipado respecto de un
colectivo de personas (“los detenidos”): “Bueno, discúlpeme por ahí tiene
muchas causas y se confunde, gracias”. Lo que se ve por parte de la defensa
también es el amedrentamiento puesto que la letrada no podía confundir y

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desconocer el estado de esa denuncia realizada por Álvarez durante la
etapa de instrucción.

A su vez, el Dr. Mazzuchini (codefensor del encartado


Diego José Álvarez) agregó: “…es para que sepan y es para su propia
protección porque existe una causa y el deber nuestro como denunciante y
patrocinante del denunciante es advertirlo, muchas gracias”. (el resaltado
me pertenece)24.

En fecha 02/03/2023, el testigo amplió su declaración


testimonial, se le exhibieron 4 fotografías, conforme una medida solicita
por la Fiscalía, identificó la foto identificada 9393, imagen correspondiente
al funcionario policial Ariel Saucedo, quien también testificó en la audiencia
de juicio. Manifestó que esa era la persona que lo amenazó en relación con
la causa de Casco porque él ya había declarado (en la etapa de instrucción,
declaró en el año 2015).

Es dable señalar que el agente policial Ariel Saucedo fue


sobreseído durante la etapa de instrucción (resolución firme) por el delito
de desaparición forzada de persona en relación a Franco Casco.

Más allá de las objeciones efectuadas por las defensas


sobre la medida de reconocimiento, lo cierto es que todas las partes, a raíz
de las descripciones físicas brindadas por el testigo Maidana, conocían de
quién se trataba, tal es así, que el Dr. Mazzuchini dijo que se oponía a esa
exhibición puesto que el testigo había declarado en juicio y sus dichos eran
beneficiosos para esa parte (recordemos que Ariel Saucedo, quien había
trabajado en la Comisaría 3era. con Diego José Álvarez y realizó tareas

24
Al testigo Maidana se le ofreció protección, a través de entrevistas con el Programa de Protección de
Testigos e Imputados de la provincia de Santa Fe y del Gabinete Interdisciplinario de la CFAR.
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Poder Judicial de la Nación
paralelas de búsqueda de Franco Casco a pedido del jefe de la comisaría,
por primera vez, en audiencia, luego de varios años, contó que vio a Franco
Casco cuando se fue de la Comisaría, que pidió agua antes de irse). La
exhibición fue una medida más en el marco de su declaración testimonial,
pero incluso prescindiendo de la misma, los detalles brindados, resultaban
suficientes para su identificación.

El testigo Lucas Nahuel Jiménez, en su declaración


incorporada por lectura al debate, dijo: “Yo creo que soy el único que te
puede decir algo, porque siempre está el miedo a la autoridad, a que te
volteen”.
USO OFICIAL

En este marco, previo a describir el real funcionamiento


de la Comisaría 7ma. y el contexto de abusos policiales, que habilitaban
prácticas irregulares por cierto personal de esa dependencia -y Franco
Casco no fue la excepción-, hago propias las apreciaciones efectuadas por el
distinguido magistrado Dr. Enrique Jorge Gaunziroli, en su voto dentro del
expediente FCR 12007020/2055/TO1, caratulado “Tillería, Fabián Alcides y
otros s/privación ilegal libertad agravada (art. 142 inc. 1)”, donde se juzgó
un hecho de similares características y se cuestionó el valor convictivo de
los testimonios de familiares y allegados de la víctima y también de grupo
social de personas carenciadas que viven en la marginalidad y de
oportunismos: “…no es posible descreer y descartar sin más estos relatos de
quienes vivían estas experiencias e integran cierta franja social de la
población afectada; ¿o acaso se pretenden otros dichos de extraños a los
hechos, ámbitos y costumbres vitales de los implicados afectiva, familiar y
colectivamente, para narrar supuestas historias, desconociendo su
vitalidad cotidiana? Y atribuir naturales coincidencias, a una confabulación

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de conjurados, en general carenciados y con historias policiales previas, sin
precisar porqué, ni para qué propósito encubierto, porque recordaban
ciertos detalles y no otros, -que se explican por su impacto sensorial,
frecuentemente doloroso-, no son más que meras suspicacias interesadas,
que pretenden resentir la eficacia probatoria, cuando pudieron las defensas
en todo tiempo interrogar con libertad y cerciorarse de la fidelidad de los
testigos” (el destacado me pertenece).
Asimismo, en esta línea de pensamiento, considero
importante destacar que son numerosos los fallos de nuestro máximo
Tribunal y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que refieren a
la importancia de no juzgar con patrones socioculturales discriminatorios o
estereotipados. Si bien son conceptos principalmente aplicables a las
víctimas de delitos, principalmente por cuestiones de género, las ideas que
se han desarrollado a partir de ello, son perfectamente aplicables a un sin
número de situaciones que tienen como eje o protagonista a una persona
que se encuentra en condición o situación de vulnerabilidad.

El descredito y la vulnerabilidad
históricamente padecida por la mujer, se asimila a la padecida por quién se
encuentra privado de su libertad, independientemente de las razones que
justifican, en cuanto a su gravedad, esa detención. En igual sentido, el
descrédito que sufren quienes por su estatus socio-económico y cultural o
sus características físicas forman parte del grupo de “desaventajados” o
“marginales” o “socialmente peligrosos”.

En un caso reciente, “Fernández Prieto y Tumbeiro” 25 la


Corte Interamericana se refirió a la utilización de estereotipos
discriminatorios, especificó que consisten en preconcepciones de los
25
Corte IDH “Caso Fernandez Prieto y Tumbeiro Vs. Argentina”, rta.: 1/09/2020, párrafos 80,81 y 82.
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Poder Judicial de la Nación
atributos, conductas, identificando papeles o características poseídas por
personas que pertenecen a un grupo. Se estableció también que, cuando
estas convicciones o apreciaciones personales se formulan sobre prejuicios
respecto a las características o conductas supuestamente propias de
determinada categoría o grupo de personas o a su estatus socio-
económico, ello puede derivar en una violación a los artículos 1.1 y 24 de la
Convención Interamericana de Derechos Humanos.

El estándar dado por esta


jurisprudencia no se agota a las practicas policiales desplegadas al inicio de
la investigación, sino que debe extenderse al proceso penal en su conjunto,
USO OFICIAL

como lo testimonian los sucesivos fallos o recomendaciones dadas en la


materia, a nivel nacional e internacional.

En sentido similar a lo dicho, la


Corte Interamericana en el Caso “Veliz Franco y otros Vs. Guatemala”
sostuvo: “La influencia de patrones socioculturales discriminatorios puede
dar como resultado una descalificación de la credibilidad de la víctima
durante el proceso penal… lo cual se traduce en inacción por parte de los
fiscales, policías y jueces ante denuncias por hechos violentos”.

La Recomendación 33 de la
CEDAW es clara al referir que: “Los estereotipos distorsionan las
percepciones y dan lugar a decisiones basadas en creencias preconcebidas y
mitos, en lugar de hechos... El establecimiento de estereotipos afecta
también a la credibilidad de las declaraciones, los argumentos y los
testimonios de las mujeres, como partes y como testigos…En todas las
esferas de la ley, los estereotipos comprometen la imparcialidad y la

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integridad del sistema de justicia, que a su vez puede dar lugar a la
denegación de justicia”.

Cabe poner de resalto, que la


aplicación de estos “estereotipos” simplifican la tarea judicial, porque
justamente no aceptan interpelaciones, responden a una creencia
socialmente aceptada, casi indiscutida. Dicha situación se traduce en que al
oírlo se nos representa como un extremo fundado en las reglas de la sana
critica racional, pues tal sistema de valoración de la prueba no es otra cosa
que apreciar los elementos probatorios conforme a las reglas de la lógica y
la experiencia. Ocurre, como suele serlo, que la lógica y la experiencia
pueden ser convalidantes de esos estereotipos26.

En este contexto, los


testimonios brindados por los detenidos alojados en la comisaría séptima a
la fecha de los hechos, deben ser valorados bajo los estándares
constitucionales y convencionales antes referidos, utilizando como único
baremo, para dotar a los mismos de credibilidad, la coherencia lógica y
argumental intrínseca de cada testimonio, los que serán luego contrastados
con los datos aportados por los testimonios restantes.

Bajo este prisma, despojado de


las preconcepciones y creencias sobre las cualidades de tal o cual persona o
grupo de personas, he analizado las declaraciones precedentes, en una
búsqueda de coincidencias o discrepancias relevantes que permitan
reconstruir lo sucedido durante la noche del 6 de octubre de 2014.

Conforme lo expuse en los


párrafos precedentes, algunas de las diferencias advertidas, forman parte
26
Sentencia dictada por el Juzgado de Primera Instancia en lo Penal Contravencional y de Faltas Nro. 15,
CUIJ: DEB J-01-00005327-5/2021-1, Actuación Nro. 785525/2023.
182

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Poder Judicial de la Nación
de la subjetividad con la que entiendo cada persona percibe la realidad o su
realidad en concreto, por lo que no voy a detenerme a analizarlas. Un
párrafo aparte, merecen las discrepancias o contradicciones en lo que
constituyeron las distintas referencias que los declarantes dieron, para
situar en qué fecha habrían ocurrido los hechos aquí juzgados, en los
términos antes descriptos. Entre ellas, se habló de salidas laborales,
traslados, día de la madre, visitas del Servicio Público de la Defensa, del
personal de Asuntos Internos y del de la Secretaría de Derechos Humanos,
si bien poco pudo extraerse de tales testimonios en cuanto a que no han
podido obtenerse el dato exacto.
USO OFICIAL

No obstante, conforme un análisis integral y


conglobado de la prueba, a partir de las asociaciones brindadas por los
testimonios de las personas alojadas en la comisaria 7ma. a la época de los
hechos objeto de enjuiciamiento y los ofrecidos por los familiares de Franco
Casco, he llegado a la certeza sobre la ocurrencia de los hechos en esa
noche del 6 y madrugada del día 7 de octubre de 2014, lo cual me han
permitido reconstruir, el iter histórico temporal, de lo sucedido entre la
salida de Franco Casco de la casa de su tía y la llegada de su padre a
Rosario.

Del análisis de los testimonios ya detallados y


minuciosamente descriptos en los párrafos precedentes, entiendo probado
que, Franco Casco estuvo detenido en la Comisaria Séptima, durante la
madrugada fue golpeado en reiteradas ocasiones hasta que, abruptamente
se produjo un gran silencio, seguido de movimientos y conversaciones
entre funcionarios policiales.

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Los testimonios de las personas antes mencionadas -y
otros ampliamente analizados por la parte acusadora- fueron concluyentes
en ese sentido. Resultaron coincidentes, espontáneos, creíbles y certeros.

Entre los cuestionamientos


utilizados por las defensas para atacar los testimonios de este colectivo
especial: “los detenidos”, se alza como motivo principal una presunta
animadversión entre un grupo de desiguales, cuya relación asimétrica de
poder, los enfrenta, esparciendo así una subjetividad tal, que impide un
testimonio veraz.

La realidad controvierte tal razonamiento, puesto que


si de verdad los testigos-detenidos hubieran querido incriminar o perjudicar
a los imputados con relatos mendaces, los testimonios no hubieran
diferenciado a la “guardia mala” del personal policial que tenía un trato
respetuoso hacía ellos y las demás personas (guardia buena). El análisis de
los hechos en su conjunto y, desde esa perspectiva lógica, permiten
desbaratar la hipótesis de la inquina vengativa que se pretendió instalar.

Otro argumento utilizado, en este caso por el Dr.


Gesino, para desacreditar la versión de los testigos detenidos, tuvo que ver
con una cuestión numérica, refirió que la mayoría de ellos, no había
aportado datos de interés para la causa y que esa circunstancia -a su
entender desincriminante- no había sido valorada por la acusación.

Al menos veinte testimonios de personas que estaban


detenidas en la Comisaría 7ma. desarman la historia policial. Personas que
se pusieron en riesgo por contar la verdad. Explicaron que oyeron a Franco
Casco gritar de dolor y pedir por su libertad desde el pequeño y nefasto
lugar donde eran alojados quienes eran detenidos por averiguación de
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Poder Judicial de la Nación
antecedentes mientras era golpeado por los policías que se encontraban de
guardia. Los testimonios coinciden en la brutalidad de la golpiza, al punto
de interpretar que era un pedido de auxilio. Uno de los detenidos relató
que en un intervalo de la golpiza le preguntó por el nombre, escuchando
“Franco” por respuesta. Otro declaró que se escuchaba que al joven lo
golpeaban contra la pared hasta que se sintió un golpe seco, momento en
el que cesaron los ruidos desde ese sector y al día siguiente -que era día de
visita- advirtieron que esa persona ya no estaba más.

En ese marco, pretender que todos los presentes,


aporten, recuerden o destaquen alguna circunstancia relevante, resulta
USO OFICIAL

forzado y desnaturalizante. La cercanía a “la jaulita”, el desinterés, la


naturalización de los gritos o la violencia por experiencias propias, o incluso
el cansancio que pudieron experimentar esa noche algunos de los
detenidos por sobre los otros, explican, entre tantos motivos más, las
razones para que algunos no aportaran datos de interés para la causa, sin
que ello deba juzgarse incriminante ni desincriminante.

En definitiva, la única hipótesis posible y lógica en el


presente caso es que Franco Casco murió producto del despliegue de una
conducta abusiva, arbitraria y habitual ejercida por parte de empleados
policiales pertenecientes a la Comisaría 7ma., a partir de una golpiza que no
podía haber tenido otro resultado factible que su deceso, desenlace que
debió indefectiblemente representárseles a los involucrados en el delito,
sin perjuicio de su intención dolosa –o no-.

Por otra parte, y previo a ahondar, en el capítulo


siguiente, sobre el real funcionamiento de la Comisaría 7ma., entiendo
necesario analizar puntualmente ciertos acontecimientos registrados en el

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Libro Memorándum de Guardia Nº 15, el día 6 de octubre de 2014, y
referenciarlos con otros elementos de prueba documental.
En ese sentido, el cuidadoso entrecruzamiento de
información valiosa realizado por el Fiscal General durante su alegato, entre
los registros documentados de la Comisaría 7ma. y los datos arrojados por
el Sistema de Posicionamiento Global (“GPS” según su sigla en idioma
inglés) de cada uno de los dos móviles asignados a esa sede policial
(identificados bajo los números 4387 y 5667), en el rango horario de 21:00
a 23.30 horas del día 6 de octubre de 2014, juntamente con los
comunicaciones de la Central de Emergencias 911 (en adelante “911”) y las
respectivas cartas de incidencia, posibilitó desentramar ciertos extremos
sobre lo acontecido aquella noche dentro de la jurisdicción de la citada
sede policial.

No me detendré en el análisis minucioso de los


recorridos de esos móviles policiales puesto que, conforme las valoraciones
ya efectuadas, entiendo suficiente, concluyente, plural y concordante la
prueba testimonial antes desarrollada, medio idóneo y privilegiado frente a
modos particulares de ejecución delictiva. No obstante, tal como ya dije,
realizaré ciertas consideraciones sobre las inconsistencias del Libro
Memorándum de Guardia (Nº 15), contrastadas con la geolocalización de
los móviles policiales, las comunicaciones de la Central de Emergencia 911 y
los propios dichos de los imputados en autos; ello, con el ánimo de aclarar
mi posición acerca del valor probatorio que debe otorgársele al Libro
Memorándum de Guardia y con el fin, además, de delimitar ciertas
intervenciones de los funcionarios policiales aquella noche.

186

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Poder Judicial de la Nación
Así, es dable remarcar, en primer término, que la
relevancia de la geolocalización de los móviles policiales se vislumbra como
consecuencia de la incompleta y falaz información que arroja el Libro
Memorándum de Guardia N°15.

Pues bien, según los registros de ese documento


público, el móvil policial Nº 4387, en el rango horario de las 14:54 horas del
6 de octubre a las 10:30 horas del día 7, no tuvo movimiento alguno. No
obstante, según GPS, el móvil Nº 4387 egresó de la comisaría a las 21:08
horas, en fecha 6/10/2014. Al mismo tiempo, a las 21:05 horas, en el Libro
Memorándum de Guardia se documentó que el imputado Diego José
USO OFICIAL

Álvarez (jefe de la comisaría) salió en ese horario con personal en el móvil


Nº 5667. Lo asentado en el Libro Memorándum de Guardia se contrapone
con la lectura del GPS del móvil Nº 5667, que indica que ese vehículo recién
partió de la Comisaría a las 21:45 horas.

Las defensas ensayan como planteamiento lógico que


esas inconsistencias en el Libro de Memorándum de Guardia, se tratan de
errores fácilmente subsanables a partir de los datos que arroja, justamente,
el rastreo por geolocalización de los móviles policiales, lo que resulta cierto,
pero pasan por alto la fe pública que debiera ostentar ese documento. Esas
omisiones graves27 desvanecen la fuerza probatoria que pretenden
otorgarle al Libro Memorándum de Guardia. Por supuesto existe el error
humano, sería necio negarlo, pero lo que aquí adquiere relevancia es su
relativo valor probatorio, puesto que no puede gozar de plena fe.
Si bien la imputada Romina Diaz en oportunidad de
prestar declaración indagatoria se jacta de su calidad de funcionaria, las
27
La testigo Giménez (empleada policial que trabajó a la época de los hechos en la comisaría 7ma. y
cumplía funciones de Oficial de Guardia), explicó que podía no anotar un ingreso del personal, pero no
dejar de registrar el movimiento de un móvil policial.

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falencias apuntada y que se seguirán enumerando a lo largo de este voto,
en el libro memorándum de guardia y las afirmaciones de parte de las
personas que se hallaban detenidas en dicha Comisaria (Penal I y II) en el
debate le quitan fe pública a las actuaciones labradas por la misma y a sus
dichos. La propia Romina Díaz (Oficial de Guardia), reconoció que la noche
del día 6 de octubre de 2014 (a raíz de la exhibición de una comunicación
radial del 911 y de la declaración testimonial de otros agentes policiales
que se desempeñaban en aquella época también en esa sede policial y con
su misma función) se ausentó de su puesto y dejó a cargo de su función a
una persona de su confianza -que a la fecha se desconoce- para que
documentara en un borrador lo que acontecía en la comisaría mientras ella
patrullaba la jurisdicción de la Comisaría 7ma., junto con el jefe Diego José
Álvarez, entre otros agentes policiales.
Entonces, existen dos versiones de los hechos, por un
lado, la primera de ellas, según el LMG Nº 15, el imputado Diego José
Álvarez salió 21:05 horas en el móvil 5667 con personal a recorrer la
jurisdicción y regresó a las 23:30 horas sin novedades; además, según las
constancias allí asentadas y los dichos de los propios imputados, después
de las 22 horas sólo trabajaban esa noche, Romina Díaz, Franco Zorzoli,
Ramón Juárez y Diego José Álvarez. La imputada Belkis González -personal
administrativo-, estuvo allí, hasta las 22 horas, luego se habría retirado a su
domicilio. A su vez, Ramón Juárez y Diego José Álvarez se habrían retirado
a las 00:40 y 01:30 horas, respectivamente.
Conforme ese documento público y la versión de los
agentes policiales, Romina Díaz estaba, en el período de tiempo antes
consignado, en la dependencia policial como oficial de guardia asentando
todo lo que allí sucediera -ver cambio de caligrafía del LMG a partir de las
188

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Poder Judicial de la Nación
20:10 horas, que correspondería a la encartada y sus dichos-, Franco Zorzoli
en calidad de cabo de cuarto -en custodia de las personas allí alojadas- y el
jefe de la comisaria (Diego José Álvarez), “con personal a recorrer la
jurisdicción” (debería presuponerse que Ramón Juárez) en el móvil 5667. En
definitiva, desde las 01:30 am del día 7 de octubre de 2014, sólo Díaz y
Zorzoli dentro de la comisaría a cargo de la guardia y 40 detenidos.
Por otra parte, la segunda versión de los hechos, que
surge de la geolocalización de los dos móviles, indica que ese día personal
de la comisaría 7ma. recorrió la jurisdicción en los dos vehículos, en
simultaneo, y que, a las 22:16 horas estaban detenidos ambos rodados en
USO OFICIAL

las intersecciones de Cafferata y Santa Fe. Lo llamativo es que el móvil 4387


recibe una comunicación de radio del 911 que lo comisiona a un hecho de
robo y una voz masculina -que sería la del Subcomisario Álvarez- responde
“QRT en Santa Fe y Avellaneda”28 (QRT significa fallecimiento u óbito),
cuando no obra ninguna constancia ni llamada ni ningún radio del 911 que
certifiquen tal convocatoria ni la existencia en las intersecciones de las
arterias Santa Fe y Avellaneda de una persona muerta. ¿Quién comisionó
entonces al móvil 4387 al QRT? si existió un óbito, ¿por qué no se
labraron actuaciones? ¿por qué finalmente ninguno de los móviles
concurrió a ese QRT29?, ¿dónde estuvo entonces el móvil 4387 cuando
rechazó la llamada del 911 por un hecho de robo?
A su vez, el móvil 4387 circuló por varias arterias de la
ciudad, se detuvo varios minutos -entre las 22:45:33 horas y las 22:56:46
horas- en Santa Fe al 2900, entre Suipacha y Richieri, zona donde se

28
Audio 9801326.
29
El móvil 4387 pasó por Santa Fe y Avellaneda -a las 22:18:58 horas-, pero nunca detuvo su marcha en el
lugar.

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encuentra ubicada la guardia del Hospital Agudo Ávila (específicamente en
Santa Fe 2930). Se desconoce qué sucedió.
A mayor abundamiento, ese día 6 de octubre de 2014,
un tiempo antes, a las 21:24:08 horas, una agente de la Central de
Emergencias 911, había recibió un llamado de una mujer quien informó que
estaba por calle Junín, en el shopping “Alto Rosario”, a bordo de un
colectivo de la línea 110, que había unas personas generando disturbios,
que iban a detenerse en la salida del viaducto, que no habían agredido a
nadie, pero que les destruyeron los vidrios, acordaron, después, que
esperarían el móvil Ovidio Lagos entre Güemes y Brown (carta de incidencia
RO606393230).
Según GPS, a las 21:32:10 horas el móvil 4387 en el que
circulaba Diego José Álvarez, según lo manifestó él, (con personal a su
cargo, según LMG) estuvo detenido en Lagos bis 0/99 y permaneció allí
hasta las 21:40:08 horas, esto es, a 300 metros aproximadamente de la
Estación de trenes Rosario-Norte. Es decir, el móvil 4387, según la versión
del LMG estuvo toda la noche detenido en la comisaría 7ma., pero los
registros indican que el comisario Álvarez estaba en la zona de la terminal
de trenes, circulando en ese horario antes consignado.
En tal sentido, a las 21:34:08 horas, mientras el móvil
está allí parado, el imputado Diego José Álvarez se comunicó con la Central
de Emergencia 911 (Archivo 9800958) y dijo que era “el 4387”, “ahí
estamos con la brigada del 110” (es decir, con la brigada motorizada).
Agregó: “ahí frente al shopping le rompieron un vidrio la hinchada de
central, ahí está cerca central octavo ahora el chofer con la unidad” y luego

30
Reservado en Secretaría, en un disco extraíble reservado para la presente causa. Ruta de acceso:
carpeta “CASCO”, “RESPALDO DE ARCHIVOS DIGITALES REMITIDOS POR JF3”, “CJ1”, “1”, “Comisiones
Comisaría 7° - 06.10.2014”.
190

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Poder Judicial de la Nación
agregó “el pasaje 55 no pidió nadie, QRU de este lado” (El código “QRU”
significa: que dio resultado negativo).
A su vez, los imputados durante la audiencia (Álvarez y
Contino) refirieron al procedimiento del incidente del colectivo de la línea
110, que habría quedado radicado en la comisaría 8va.; así, la incursa
Contino acompañó unas copias simples del Libro de Guardia de la Comisaría
8va., donde obra asentado que el jefe de esa comisaría, el día 7/10/2014, a
las 10:30 horas, dejó constancia que había leído una nota en el diario La
Capital sobre un incidente en el shopping “Alto Rosario”.
Más tarde, siendo las 00:34:27 horas, madrugada del
USO OFICIAL

día 7 de octubre de 2014, la Central de Emergencias 911 se comunicó con


la Comisaría 7ma. y pidió información con relación a la incidencia del
colectivo 110. El llamado fue atendió por la agente Romina Díaz, quien
informó que debía haber sido QRU porque el móvil 4387 salió recién a las
22:00 con ella a bordo. La imputada Díaz concretamente dijo “…ese móvil
lo saqué yo cuando llegué, ya te digo, a las 10”.
Cabe preguntarse aquí: ¿Por qué el procedimiento
vinculado con el colectivo de la línea 110, que habría ocurrido dentro de la
jurisdicción de la comisaría 7ma. habría sido radicado en otra
dependencia policial?, ¿Quedó efectivamente allí radicado? ¿Significa el
resultado negativo (“QRU”) que no hubo acontecimiento de relevancia
que obligara labrar actuaciones en relación a un colectivo que tenía los
vidrios rotos? O, ¿Lo que aconteció es como lo manifestó la imputada Díaz
en ese llamado referido en el párrafo precedente?, en tal sentido, dijo, en
aquella oportunidad, la nombrada: “…bueno viste no hay ninguna
actuación. Ni del otro móvil ni del comando, nadie, así que, lo más
probable es que haya sido QRU”.

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En palabras simples: el móvil 4387, según el LMG,
estuvo detenido en la comisaría 7ma. desde las 14:54 del día 6 de octubre
de 2014 hasta las 10:30 horas del otro día, pero ¿Qué sucedió
efectivamente en los distintos momentos en que ese vehículo detuvo su
marcha durante el transcurso de esa noche del 6 de octubre de 2014
mientras patrullaba la jurisdicción?, ¿Quiénes estaban a bordo de los
móviles?, ¿Quién estuvo a cargo del Libro Memorándum de Guardia antes
de las 22 horas (horario que Díaz indicó que llegó a la comisaría, e
inmediatamente salió a patrullar)? ¿Quién estuvo a cargo del LMG cuando
Díaz salió a patrullar hasta las 23:30 horas aproximadamente?
Además, un agente del 911 se comunicó con la
Comisaría 7ma., a las 23:55:53 horas, para solicitar un móvil “ahí cerquita”,
Constitución 329, para una víctima de un hecho de robo, llevado a cabo
por dos masculinos en moto, la agente Díaz 31 respondió: “uh no me digas”.
Agregó: “…hasta hace media hora estábamos en la calle, pero ahora
quedamos dos nomás”. ¿Por qué el jefe de la comisaría -que según el LMG
estaba allí- no acudió con personal a asistir a la víctima e intentar
encontrar a los presuntos autores de un delito? ¿Por qué la agente Díaz le
informó que eran sólo dos personas? ¿Cuántas personas había en ese
momento en la comisaría 7ma.?
Existente otras inconsistencias e irregularidades sobre
aquella noche del 6 de octubre que se relacionan con los registros de
detenidos dentro de la comisaría, así, por ejemplo, y según consta de ellos
el día 6/10/2014, a las 20 horas (folios 84 y 85 del LMG Nº 15), constan 18 y
22 personas, en los penales 1 y 2, respectivamente, y luego en el recuento
de la mañana (7/10/14, a las 8:20 am), 15 y 25 personas, en los penales 1 y

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Audio 9802007.
192

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Poder Judicial de la Nación
2, respectivamente (folios 87 y 88 del LMG Nº 15). Tal circunstancia habilita
a presumir entonces, que el cabo de cuarto durante la noche, con grave
riesgo a su seguridad, ¿abría las rejas y cambiaba a los detenidos de penal?,
¿existe otra explicación lógica respecto de estas diferencias?, se trata
acaso, también, ¿de “errores humanos”?
Y no pretendo aquí, desconocer el real funcionamiento
de las instituciones públicas. En tal sentido, una de las defensas esbozó en
su alegato que debía analizarse el caso bajo la siguiente premisa: “esto no
es Noruega”, pero es mi labor como magistrado analizar esas
inconsistencias en forma integral con el resto del acervo probatorio para no
USO OFICIAL

caer en eufemismos y así convalidar -sencillamente- un accionar policial


irregular en la registración de información, que en los supuestos como el de
la presente causa, adquieren tamaña significancia.
Tampoco se puede convalidar, desde el ámbito judicial,
omisiones que por su trascendencia y su magnitud afectan la naturaleza
misma de las funciones o responsabilidades que asumen los funcionarios
policiales. Preocupa, la “naturalización” u “ordinarización” con que los
agentes estatales encargados de velar por el orden y la seguridad de todos,
han hecho de los “errores humanos”. Incluso la Agente Hernández -por
citar sólo un ejemplo- durante su ampliación de indagatorias puntualizó,
durante más de media hora, una gran cantidad de equivocaciones, para
probar su punto, que los errores en torno a la detención de Franco Casco y
su sumario policial no fueron intencionados ni maliciosos sino propios de su
labor “profesional”.
Entonces, insisto, en el marco antes descripto, las
omisiones groseras, la falta de información e inconsistencias que contiene
al menos, y con seguridad, el Libro Memorándum de Guardia Nº 15, los

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testimonios directos de quienes vivenciaron el encierro dentro de la
comisaría 7ma. resultan medios por demás de idóneos -y privilegiados- en
el presente caso donde se investigó y juzgó la intervención de funcionarios
policiales, dotados de armas, espacio físico, móviles, etc., proveídos por el
Estado provincial.

3) El real funcionamiento de la comisaría 7ma. de


Rosario a la época de los hechos objeto de enjuiciamiento.

A continuación, con el fin de explicar en mayor


profundidad algunos conceptos y apreciaciones que ya adelante en el
punto anterior, describiré el real funcionamiento de la Comisaría 7ma. en
relación al hostigamiento policial habitual contra un grupo social
particular, al que pertenecía Franco Casco, en contraposición con la versión
brindada por el imputado Diego José Álvarez vinculada a una imagen/idea
de comisaría parroquial donde los detenidos se hallaban allí por elección.
En tal sentido, en primer término, abre de señalar que
la versión dada en el debate por el imputado Sub Comisario Diego Álvarez,
es que dicha comisaria era un modelo de seguridad y atención al público,
era una comisaria/iglesia, donde las personas privadas de su libertad
elegían estar allí por tratarse de penales de conducta, donde varias veces
por semana iban pastores a enseñar la palabra de dios.
En igual sentido declaró la testigo Carreño, quien
trabajó 10 años en esa sede policial, “somos policías, si me cortan tengo
sangre azul”, quien señaló, además, en ese marco, que cuando el deber
llamaba para salvaguarda la vida de una persona o un compañero, más
allá de la función de cada uno, salía a la calle, el que estaba menos ocupado
en esa dependencia (en alusión al funcionamiento de esa sede policial,

194

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Poder Judicial de la Nación
donde todos estaban al servicio de la comunidad), marcando no sólo el
compromiso de todos, sino también, y como eje central, el trabajo en
equipo.
No obstante, ese modelo de institución policial, se
contrapone a las declaraciones de varios testigos que contaron que eran
numerosas las detenciones fundadas en averiguación de identidad, que
implicaba el encierro de personas en la “jaulita” y la imposición de golpes
En tal sentido, las declaraciones de los testigos alojados
en la comisaría 7ma. , valorados conjuntamente con testimonios de
expertos en la materia no presenciales, indicativos directos de situaciones
USO OFICIAL

semejantes, demuestran la privación de la libertad de Franco Casco


mientras se encontraba durante la noche en la jurisdicción de la Comisaría
7ma. (que abarca la Estación de trenes Rosario-Norte) que no contaba con
un hecho que opusiera un estado de sospecha o la urgencia en su demora
por la supuesta o aparente comisión de un ilícito 32, siquiera evidencia que
respondiera a las facultades otorgadas en aquel entonces por el art. 10 bis
de la Ley Orgánica de la Policía de la provincia de Santa Fe 33, sino que
obedeció a un “capricho” funcional producto del hostigamiento selectivo
32
Regulado por los arts. 212 y 213 del Código Procesal Penal de la provincia de Santa Fe y Protocolo de
Flagrancia labrado por el Fiscal Regional de la 2da. Circunscripción, Rosario, Jorge Baclini (resolución nro.
6/14 de fecha 4 de febrero de 2014), vigente a la fecha de los hechos.
33
Ley provincial nro. 7395, artículo 10 bis: “Salvo los casos previstos por el Código de Procedimientos
Penales, la Policía no podrá detener o restringir la libertad corporal de las personas sino por orden de
autoridad competente, solo cuando hubiere sospecha o indicios ciertos respecto de personas que pudieran
relacionarse con la preparación o comisión de un hecho ilícito podrán ser demorados en el lugar o en
dependencia policial hasta tanto se constate su identidad. En este caso, la demora no podrá exceder las
(6) seis horas corridas y en el transcurso de las cuales, los que sean trasladados a dependencias policiales,
no podrán ser alojados en lugares destinados o los detenidos por delitos o contravenciones y tendrán
derecho a una llamada telefónica tendiente a plantear su situación y a los fines de colaborar en su
individualización e identidad personal. En la primera actuación policial, se impondrá a la persona
demorada de sus derechos y garantías, no será incomunicada y se labrará de inmediato, acta individual o
colectiva, en la que constará la causa de la demora, fecha y hora de la medida, debiendo ser firmado por
el funcionario actuante, por el demorado y dos testigos que hubieran presenciado el procedimiento, si los
hubiere, con entrega de las copias respectivas a los interesados. (Artículo incorporado según Ley 11.516 de
fecha 14 de diciembre de 1997).”

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al que eran sometidos estos sujetos vulnerables del entramado social, y
en particular Franco Casco, quien también pertenecía a ese grupo de
varones, jóvenes, de sectores populares.
En tal sentido, cabe destacar lo expuesto por el testigo
experto Dr. Máximo Sozzo34, quien declaró en juicio y manifestó: “…es
recurrente práctica en las fronteras de los barrios que la policía de la calle
envíe mensaje muy claro de que lo que no tienen que hacer es transgredir
en fronteras urbanas; si lo hacen son objeto de hostigamiento…”; ello en
alusión a los jóvenes que frecuentaban una jurisdicción distinta a la suya,
como el caso de jóvenes de zonas periféricas que se acercaban a zonas más
céntricas, como el caso de Franco Casco.
El testigo también señaló que, en los primeros
momentos de la detención por parte de la policía, las agresiones física y
maltratos se inician en el patrullero y se extienden hasta las primeras horas
de la detención.
En esa misma línea, la testigo Dra. Eugenia Cozzi explicó
en el juicio que hay una atención selectiva, arbitraria en un grupo social en
particular. Señaló que en las investigaciones en las que participó se observa
un hostigamiento policial sistemático, prolongado y frecuente. Indicó que la
experiencia de estos jóvenes en sus barrios es similar a la de un aeropuerto,
los paran, los investigan y les revisan sus pertenencias. Esto, además está
fundamentado en normas de baja jerarquía. En el caso de la policía de
Santa Fe es la detención por averiguación de identidad (art. 10 bis de la ley
Nº 7395 ya citada) y ahí se produce la arbitrariedad. Estas detenciones

34
Abogado, doctor en derecho, profesor de Sociología, Derecho y Criminología. Investigador en
Criminología. Profesor en Universidades de América Latina y Europa, publicó 18 libros, algunos traducidos
al inglés y portugués y artículos científicos sobre la materia. Investigó a la policía de Santa Fe.

196

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Poder Judicial de la Nación
aparecen justificadas por olfato policial y por estereotipos, por portación
de cara, de rostro.
Señaló que la mayor carga de violencia física tiene que
ver que en esos primeros momentos la policía tiene menos controles.
Explico, conforme ya lo he mencionado, que existe un período de tiempo
de total dominio policial. Más allá de la reconfiguración hay un momento
de dominio policial de la escena que habilita a estas prácticas.
La testigo refirió también al uso de la violencia (física y
verbal) por parte de la policía como medio extorsivo, a la concentración del
uso de la fuerza en los primeros momentos de la detención y a la falta de
USO OFICIAL

control externo que permitía todo esto.


En ese orden de cosas, el Informe sobre los circuitos de
detención policial en la ciudad de Rosario -elaborado por la Universidad
Nacional de Rosario, en el marco de un proyecto con el Centro de Estudios
Legales y Sociales y la Unión Europea, en el que tuvo participación la testigo
experto Eugenia Cozzi, titulado “Sobrecriminalizados y Desprotegidos”,
afirma que “ciertas prácticas policiales que involucran una mayor carga de
violencia física se concentran de manera significativa en las primeras
horas de detención de las personas, lo que podría estar ligado a un uso
extorsivo, en el marco de negociaciones”. Es necesario mencionar que ese
informe fue elaborado con material empírico colectado entre los años 2009
y 2015, de manera contemporánea con los hechos que dieron inicio a este
procedimiento penal.
En particular, según el estudio referido, esas
situaciones se producían en el contexto de las aprehensiones ocurridas en
base a la facultad de la policía de detener o restringir la libertad corporal a
personas en virtud de lo reglado por el art. 10 bis de la ley 7395 de Santa Fe

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(averiguación de identidad, antes llamada averiguación de antecedentes) o
en lo que se conoce como “aprehensión en flagrancia” regulada por los
arts. 212 y 213 del Código Procesal Penal de la provincia de Santa Fe (y por
el “Protocolo de Flagrancia” del Dr. Baclini).
Manifestó que otra de las cuestiones que se observan
en casos de violencia institucional, tienen que ver con patrones de
actuación de la policía para garantizar impunidad, que radican en la
elaboración por parte de la policía de una versión de los hechos, bajo
amenazas a los testigos.
En este punto, me interesa destacar también el
concepto brindado por el jurista y magistrado ya citada Dr. Daniel Rafecas
sobre vulnerabilidad penal “…se trata de grupos de personas que, dada la
marcada selectividad con la que opera el sistema penal -en especial a
través de la actuación de la agencia policial-, tienen todas las chances de
ser captadas por este…”. Nos enseña que el fenómeno de la vulnerabilidad
penal está íntimamente ligado al de la selectividad. Amplia y señala: “…el
individuo de alta o extrema vulnerabilidad debe realizar un mínimo
esfuerzo para colocarse en situación de ser captado por el sistema penal.
Es más, a veces ni siquiera tiene que incurrir en una infracción penal. En
sistemas penales en donde la agencia policial está liberada de toda sujeción
(por parte de las restantes agencias), los sectores policiales más violentos y
corruptos fabrican directamente procedimientos policiales falsos, y captan
como víctimas, en todos los casos, personas de alta o extrema
vulnerabilidad…” (Rafecas, Daniel; “Derecho penal sobre bases
constitucionales”; Ediciones Didot; año 2022, páginas 119 y 120).
En tal sentido, el imputado
Acosta, en su versión policial de la aprehensión a Franco Casco, manifestó
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Poder Judicial de la Nación
que supuestamente se habían acercado al nombrado para identificarlo,
mientras el individuo se encontraba apoyado contra un árbol en una
plazoleta. Inclusive en esa versión “falseada” de los hechos, ¿cuál era el
estado de sospecha?, aquí se vislumbra el hostigamiento referido por los
testigos antes citados. -
Los testimonios de las personas allí alojadas tratados
precedentemente, dan cuenta de cómo jóvenes varones eran detenidos
durante la noche, encerrados en la “jaulita”, golpeados por la “guardia
dura” y, si no tenían antecedentes, eran luego liberados. Relataron, que si
bien no le podían ver la cara a los demorados, escuchaban sus gritos,
USO OFICIAL

porque la jaulita estaba a tres o cuatro metros de las dos unidades en que
ellos se hallaban.
Por ejemplo, el testigo Bussanich durante el juicio, al
refrescarle la memoria sobre una declaración que efectuó en instrucción,
recordó como práctica habitual que golpearan a las personas cuando las
detenían, con palos, o como lo llama la policía, cachiporras.
El testigo Pablo Nicolás Pereyra dijo: “Era común que a
la comisaría llegue gente a la que se le pegaba, y se les tiraba con agua
fría. A los pibes que encontraban en la calle, casi todos los días, lo tenían un
par de horas le pegaban y los largaban. Es normal eso en la comisaría.
Algunos pibes pasaban al penal y se notaba que estaban golpeados”.
Manifestó que en el lugar identificado con el número 3 (“WC”, calabozo),
ubicaban a las personas por averiguación de antecedentes. Agregó que él
estuvo en el “transitorio” antes de ser trasladado, aproximadamente 15
minutos, que, desde la cuadra, con la puerta abierta, se podía ver hacia ese
lugar. Declaró que: “el transitorio es un lugar de un metro y medio por dos,
pero no tiene nada. Es una celda vacía, es un calabozo, es muy sucio, olor

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feo, las paredes escritas, con mierda, sangre, tinta con la que te pintan los
dedos”.
Sobre el motín sucedido en fecha 6/11/14, recordó
haber estado allí y sobre ello explicó: “Los motivos fueron porque
estábamos cansados de que nos peguen, reclamábamos por el pibe, que
nosotros creíamos que habían matado, porque muchos queríamos el
traslado, estábamos cansados que nos verduguen los líderes y la policía, no
queríamos la palabra de dios (…). Si pedíamos el traslado, nos metían en la
cuadra o el lugar identificado con el número 3, y nos colgaban con los
grilletes de fierro (…). A mí no me pasó esa vez, ya estoy grande, me
verduguearon mucho, y tuve que pedir el traslado con otra manera”.
El testigo Jesús Ismael Giupponi. Ante la consulta sobre
el funcionamiento, por un lado, de la iglesia, y por el otro, de golpes en la
jaulita, dijo: “lo que pasa es que a nosotros no nos sacaban y nos pegaban,
sino que a las personas que por ahí caían detenidas ahí”. Agregó también
igualmente que si te tenían que pegar, te pegan igual, y dio un ejemplo de
lo sucedido con él: “yo me cosí la boca porque yo estaba pidiendo mi
traslado y no me querían trasladar y si yo no hacía eso, a lo mejor te
metían al penal de vuelta o capaz que te daban dos o tres golpes, quédate
ahí, ya se te va a conseguir el traslado y así, entonces por ahí uno tenía
que actuar de otra forma, para conseguir lo que realmente uno quería”.
Cristian Diego Maidana indicó que “era una zona de
mucho boliche ahí, muchos bares, muchos fines de semana, viernes
sábado, domingo, era mucho quilombo, entonces entraban y salían la gente
ahí”. Expresó que era común en esa época que pegaran a las personas que
detenían, “te metían en un calabozo o te metían en un lugar que le dicen la
cuadra, un lugar grande. Y ahí entrabas y el que estaba de requisa te
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Poder Judicial de la Nación
pegaba, siempre”. Cuando una persona cae por averiguación de
antecedentes, va a la celdita, la jaula, expresó. Dijo sobre ese lugar que
tenía una mugre bárbara.
En relación a su experiencia en esa sede policial, a la
época de los hechos objeto de enjuiciamiento, dijo “te fichan y te hacen
firmar los papeles que son tus fichas y después tus derechos”. Refirió a una
época que él se hacía el malo con la policía y dijo “…pegaban hasta que te
callaras, más respondes más te pegan”. Si te haces el prepotente, te pegan
más. Que lo detuvieron por averiguación de antecedentes y, en algunas
ocasiones, estuvo 12 horas, y más tiempo aún.
USO OFICIAL

Recordó otra época, que lo colgaron en el patio, de un


fierro, cuando estaba en esa dependencia el Comisario Fornero. Que lo
mojaron, desnudo, para que no se notaran los golpes, ello le sucedió
puntualmente en una causa. Que las mojaduras eran durante los golpes. En
otra causa dijo “me apretaron con una bolsa los testículos”. Todos esos
sucesos en la Comisaría 7ma.
El testigo Matías Daniel Espinoza, sobre el
funcionamiento de la Comisaría 7ma. Dijo que en la jaula les pegaban a los
que ingresaban. “Si te expresabas con agresividad, entraban 2 o 3 milicos y
te cagaban a palos. Cuando tenían ganas de pegar, entraban y te pegaban
de onda”
Explicó que “…una vez ingresado en el penal, ya ahí no
te pueden levantar la mano, pero anterior de eso, por ahí te levantan de la
calle por averiguación de antecedentes y te pegan”. Aclaró: “No te pueden
pegar porque ya estás detenido, ya sos un interno. No te pueden pegar ahí
adentro. Pero si te llevan por averiguación de antecedentes y vos te revelas
a la autoridad, ellos sí, te levantan la mano, te pegan como ellos quieren, si

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no te encuentran nada, te largan”. Lo que coincide con el relato de los
demás detenidos, sólo Ruíz hizo mención a algún golpe por parte del jefe de
la Comisaría en el recuento de detenidos, pero, en general, señalaban que
una vez en los penales, ya no eran golpeados, que las situaciones de malos
tratos o mayor violencia se vinculaban con los primeros momentos de la
detención, ya sea por detención por averiguación de antecedentes o por
aprehensión en flagrancia por la comisión de un delito.
Dijo que él: “Por la jaula pasó banda de veces. Por ahí
entraba alguno, hacían un recambio, y justo te enganchaba alguno, y te
daba un par de coquitos de onda”. Sobre los golpes dijo que “…te pegan en
los lugares donde saben pegar, no te quedan marcas”. Aclaró ante una
pregunta de la querella: “te pegan en lugares donde no te quedan marcas.
Si te sacan la ropa, seguro te quedan marcas. Ellos no, se ponen los guantes
de látex, cuando recibís el golpe, rebota la mano, pero te hace mal. Te tiran
agua, todo, en la jaula, le pedís un poco de agua, te lo tiran en la cara así
nomás, son re verdugos”.
Ante una pregunta del Dr. Campana, explicó que
cuando estaba en situación de calle, se juntaba en la zona de la terminal de
ómnibus”. Agregó: “Vivía en la comisaría, andaba jodiendo con los pibes, te
veían con la viserita y te cargaban. Te daban un par de piñas y después te
largaban”.
Sobre esas aprehensiones reflexionó: “Te llevan al
pedo, te levantan de la calle, si no estás haciendo nada malo”. Esgrimió: “…
pero igual, te ven así, por ahí en el frío te ven medio encapuchado, te
cruzaba un móvil ahí y te levantaba al toque. No era que te bajaban, te
revisaban. Pun adentro y fue”. Señaló que cuando lo detenían en esas
circunstancias, lo tenían 24 horas.
202

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Poder Judicial de la Nación
Ante una pregunta de la defensa respecto si era
habitual que ingresaran a la comisaría mujeres que ejercían la prostitución,
respondió: “la mayoría de averiguaciones de antecedentes eran todos
chicos, casi nunca, nunca se escuchó una femenina”.
Una de las defensas le preguntó: “¿a cuántos vio que le
pegaran por averiguación de antecedentes?” y respondió: “no veía”, pero
aclaró que sí escuchaba que caían detenidos y les pegaban a los detenidos.
Agregó: “…se escuchan que le pegan los milicos. Sabes cómo se quejan los
pibes cuando caían ahí”.
El Defensor Público le consultó si había denunciado lo
USO OFICIAL

de los golpes con guantes de látex. Respondió que no y aclaró: “Imagínate


que no sé ni qué va a pasar ahora conmigo, que lo vaya a denunciar, sabes
que…”. En clara alusión al riesgo que sintió el testigo al exponerse a relatar
vivencias vinculadas con prácticas abusivas. Aclaró también que a él le
tiraron una botella de agua encima.
En tal sentido, la testigo Eugenia Cozzi, en relación a las
personas privadas de su libertad, refirió a la voluntad de ellos de no
denunciar la violencia policial, lo cual estaba ligado al temor a represalias
y a la naturalización de la impunidad.
Continuando con su relato, el testigo Matías Espinoza
dijo que en la séptima salían de casería a la madrugada “…a ver si
encuentran un caco para levantarlo y llevarlo ahí”.
El testigo Ruíz manifestó que levantaban gente en la
zona de la terminal, que uno de ellos era Walter, petiso y morrudo y un tal
“seba”, flaquito, alto, morocho, de 24 o 25 años. Señaló que se cansaban de
llevar y agarrar personas que vivían en la terminal “…y por ahí le ponían
cosas, para dejarlo detenido digamos”.

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La jaulita era un lugar feo, horrible, abandonado.
Agregó: “Siempre fue un desastre porque ahí metían a los que caían por
averiguación, pero yo recuerdo que estuve ahí cuando me trasladan de la
15, de la 16, para la 7ma., que pasé por ahí. Creo que estuve un día.
Después me pasaron al pabellón”. En ese lugar, se orinaban a un costado,
indicó. Que las personas por averiguación de antecedentes estaban 8 a 12
horas y los largaban.
Recordó, a raíz de la lectura de un extracto de su
declaración en instrucción que el personal policial utilizaba una FIORINO
blanca “con la que salían a vigilar en la zona de los boliches a la noche”.
El testigo Argüello dijo también que el tema de los
gritos se vinculaba a las personas que “podían llegar a caer”, se escuchaban
gritos de maltrato desde el pabellón y la cuadra. El maltrato era un golpe “o
algo de eso”, sin motivo. Es decir, que llevaran a alguien por averiguación
de antecedentes y los maltraten y peguen sin motivo. Que también les
tiraban agua.
Aclaró que “…los maltratos eran en todo momento
hacia gente que por ahí caían por una averiguación de antecedente, más
con gente que por ahí estaban en la terminal que mayormente no es gente
que está por un delito, o sea, gente que es cuidacoches o gente que están
por la terminal”.
Dijo que intentó ayudar a personas que estaban en el
“transitorio”, “…uno trataba de alcanzarle o un pedazo de pan o un vaso de
agua, que es un lugar que ni siquiera un baño había, es algo muy chiquito, y
mayormente uno que pasa esa situación conoce lo que es eso, o sea estar
así, tirado sin un vaso de agua, sin un cigarrillo o sin un pedazo de pan, por
ahí que te tengan horas sin darte nada, entonces por ahí uno intenta
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Poder Judicial de la Nación
alcanzar algo”.
Por otra parte, Miguel Noriega señaló que era normal
que te pegaran ahí en la Comisaría 7ma, que se escuchaba que les pegaban
a los detenidos de día y de noche.
Jorge Escobar refirió que era costumbre que la
Comisaría 7ma a la noche anduviera por la terminal de colectivos. Que en
ese momento los policías solían estar borrachos o drogados y te matan a
palos, que era normal, “… si sos de la calle, la costumbre es que te remuelen
a palos…. En relación a esta afirmación, explicó que no medían los golpes, si
eran en la cabeza, nuca, costillas, boca, nariz, oreja, siempre golpeaban
USO OFICIAL

hasta que el cuerpo de uno aguante o que ellos se cansen. Escobar señaló
que era normal que a la madrugada detuvieran a mucha gente de todas las
clases por averiguación de antecedentes y que, si bien casi nunca
golpeaban a las mujeres, a los hombres casi a todos.
Cristian Olguin refirió que la Comisaría 7ma era
conocida por las palizas que te daban. Que, si bien a él no le tiraron agua,
se escuchaba que en el transitorio les daban golpes y que varias veces les
tiraban agua a los detenidos allí alojados. Asimismo, refirió que en esa
jaulita solía haber sangre y que a él cuando le pegaron le rompieron la boca
y le salía sangre de la nariz.
Específicamente, varios de los testigos en este debate
dieron cuenta de que los funcionarios de la 7ma excedían los plazos de
detención por averiguación de antecedentes.
Así, Darío Oscar Navarro relató, respecto de su propia
detención que lo llevaron a la “jaulita” por averiguación de antecedentes 16
horas.
Cristian Diego Maidana dijo que a él lo tuvieron allí por

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la misma razón durante 12 horas y a veces hasta el otro día.
Nicolás Andrés Lemo manifestó que por “doble A” en el
solitario te dejaban hasta 12 horas.
Asimismo, existían pedidos espurios de dinero u otros
objetos para mejorar su situación procesal o no formarles causas. En ese
sentido también, como explicó la testigo Eugenia Cozzi, se utiliza la
violencia física, en esos primeros momentos de la detención, bajo un total
dominio policial de la escena, fuera de control jurisdiccional, en marcos de
negociación con fines extorsivos.
En este juicio, Darío Oscar Navarro manifestó que en
dicha Comisaría les pedían plata y amenazaban a los detenidos. En sus
palabras, explicó: “caía yo con $50.000, no me hacían la causa, agarraban
la plata ellos y me dejaban ir”, “por ahí nos pedían dinero para dejarnos ir
en libertad o se dejaban un porcentaje ellos”. Asimismo, señaló al imputado
BLANCO, conforme la descripción física que aportó, que estaba siempre de
noche, como el encargado de la tramoya que consistía en pedir plata y
amenazar a quienes detenían en la Comisaría.
Cristian Diego Maidana manifestó que a los presos en la
Comisaría 7ma les faltaba “plata, tarjetas, documentos, viseras, cadenitas”
y que además a él le pidieron plata “a cambio que no llegue un papel a
tribunales”.
Esas prácticas se extendían también a familiares de las
personas aprehendidas o detenidas, conforme ya fuera descripto, Daniel
Alberto RUIZ, relató que estando detenido en la 7ma., durante el período
en que gozaba de salidas laborales, personal policial de dicha comisaria le
hacía dar plata para que no le corten dicho beneficio. Recordó que su
madre le entregaba el dinero a una empleada policial gorda; luego
206

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Poder Judicial de la Nación
relacionó a esa policía con la llamada Romina Díaz.
Cabe señalar aquí que la comisaría 7ma. estaba ubicada
en una zona muy transitada de esta ciudad, cerca de la Terminal de
ómnibus “Mariano Moreno” y de la Estación de trenes Rosario-Norte, con
gran movimiento de personas los fines de semana y con muchos negocios
de gastronomías y bailables en la zona. En ese sentido, las defensas al
fundamentar que los gritos y movimientos que oían las personas alojadas
allí de forma permanente, lo vincularon con lo que podía significar
disturbios continuos y detenciones vinculadas con “borrachos” y personas
que ejercían la prostitución por la zona, que se quejaban por estar allí
USO OFICIAL

encerradas.
No obstante, de la lectura de los Libros de Guardia de la
Comisaría 7ma., se advierte registro de detenciones por “doble A” recién en
fecha 14 de octubre, con posterioridad a lo ocurrido con Franco Casco (ver
folio 186 del Libro Memorándum de Guardia Nº 15, detención fundada en
el referido art. 10 bis); otro registro similar hay en la misma fecha (ver folio
190 del referido Libro).
El propio Álvarez cuando es interrogado por el
suscripto, pese a su elocuencia verbal acepto que había demorados por
averiguación de antecedentes sin darle importancia al punto.
Los testimonios abundan en detalles coincidentes sobre
las vicisitudes vividas por las personas detenidas en la7ma, tanto las que
estaban en los dos penales como los que ingresaban por Averiguación de
Antecedentes y no eran registradas en el libro de Guardia, no pretendo
emitir sentencia sobre este por no ser materia de juicio, pero mi íntima
convicción me permite considerar verosímiles esos relatos
circunstanciados, y establecer claramente el marco de. Funcionamiento de

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dicha Comisaria 7ma, y colabora con la tarea de dilucidar si determinado
suceso o situación se produjo efectivamente y, en su caso, si ocurrió de una
determinada manera35; máxime en el contexto del desarrollo del presente
juicio donde el imputado Diego José Álvarez manifestó liderar una
comisaría modelo.
Otra mención especial merece la descripción de la
“jaula”, descripta en el croquis de fs. 361, por los testigos detenidos, y por
los propios imputados en autos como el lugar donde eran encerrados los
detenidos preventivamente para averiguación de antecedentes (AA).
De todas las causas por violación de derechos humanos
que me correspondió juzgar y los lugares que he debido visitar donde se
ejerció la represión ilegal, nunca pude observar un lugar tan siniestro como
la jaulita. Obran fotografías36 del lugar que demuestran la “pocilga” (lugar
hediondo y asqueroso conforme diccionario de la Lengua Española 1999,
pág., 1134) de que se trataba. Tuve que realizar dos inspecciones oculares
para poder imaginar que allí podían alojarse seres humanos en estado de
detención, más sorprende el establecer que ese edificio no era un lugar de
detención ilegal -propio del proceso militar-, sino que está ubicado en el
centro de la ciudad, y funcionó del modo descripto en plena democracia.
Sin embargo, no hice más que confirmar lo que había
visto la primera vez, una habitación, de apenas dos metros por uno, con
una ventana tapiada, donde ingresa una línea de luz, observándose rejas
detrás, sin asiento, sin inodoro, bidet ni pileta, sin ningún tipo de elementos
para obtener agua, tan solo con una puerta de rejas con una chapa
colocada.
35
conf. Enrich Döhring “La prueba su práctica y apreciaciones”, EBBA, 1972, 12.
36
Reservado en Secretaría, disco extraíble destinado a la presente causa, ruta de acceso: “CASCO”,
“RESPALDOS ARCHIVOS…”, “CJ2”, “CARP ROJA”, “3BIS-A”. También, “CASCO”, “LEGAJO DE PRUEBA…”,
“ACTUACIONES RESERVADAS…”, “SOBRE 16”.
208

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Poder Judicial de la Nación
El solo introducir un ser humano en ese lugar es
sinónimo de tortura, aun cuando fuera por escasos minutos y sin ejercer
ningún tipo de violencia física. La inspección ocular es mucha más
reveladora, por involucrar todos los sentidos, que las propias fotografías.
Las declaraciones de los testigos son coincidentes, en el
sentido de que todos los detenidos preventivamente iban a ese lugar y allí
eran golpeados para luego ponerlos en libertad -cuando no pesara sobre
estos pedidos de captura- sin registración alguna en el libro de guardia.
Nada de esto se podía llevar a cabo sin la participación
del jefe de la Comisaría Sub Comisario Diego José Álvarez, (el cual ha
USO OFICIAL

demostrado durante todo este largo debate que ejerce un fuerte liderazgo
por sobre sus funcionarios y empleados policiales), del jefe de guardia y del
cabo de cuarto, quienes, por sus funciones, mantenían contacto estrecho y
diario con los detenidos.
En ese orden de ideas, considero que la comisaría 7ma.
a la fecha de los hechos sujetos a juzgamiento funcionaba con una doble
fachada.
Por un lado, era una seccional iglesia o parroquia, que
frecuentaban pastores, quienes enseñaban la palabra de Dios durante el
día, incluso uno de los detenidos, Carlos Irusta hacía las veces de Siervo de
Dios e intermediaba entre los funcionarios policiales y los restantes presos.
En cambio, por la noche, en especial los fines de
semana, trasladaban a personas que pertenecían a ciertos colectivos
vulnerables del entramado social (como Franco Casco, joven, varón,
carenciado, blanco fácil para ser aprehendido para la selectividad policial y,
también, de otras agencias del Estado), con el ánimo de erradicar ciertos

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estereotipos y, además, con fines extorsivos, en el marco de
negociaciones, como mecanismo de recaudación ilegal.
El caso de Franco Casco, conforme el funcionamiento
de esa sede policial, no fue la excepción, sólo que en los hechos objeto de
enjuiciamiento, esos excesos provocaron su muerte.
Estos hechos descriptos integraban una mecánica de
hostigamiento selectivo tendiente a erradicar un “indeseable” de la zona de
su jurisdicción so pena de algún escarmiento físico, por supuesto ilegal y
por ende criminoso. En ese sentido, existen ciertos sujetos del entramado
social considerados no valiosos, hay vidas que pueden ser desechables, que
se consideran no dignas de protección.

4) Hallazgo del cadáver de Franco Casco e


identificación.

El día 30 de octubre de 2014, alrededor de las 13:30


horas aproximadamente fue hallado un cadáver en el río Paraná, a la altura
del kilómetro 418, margen derecho, a raíz de una denuncia telefónica
efectuada por dos personas que se encontraban pescando por la zona del
parque España de esta ciudad. El cuerpo fue rescatado del agua por
personal de Prefectura Naval Argentina y llevado a la vera del río, en las
inmediaciones del Club Náutico y del canal de televisión “Canal 5”, lugar
donde la Fiscal Mariana Prunotto, perteneciente al Ministerio Público de la
Acusación de la provincia de Santa Fe, ordenó las primeras medidas.
El cuerpo de la persona sin vida se encontraba en un
avanzado estado de descomposición, vestía un pantalón de tela de jean
celeste y el torso desnudo. Conforme los registros fotográficos

210

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incorporados al debate37, se observa en el antebrazo derecho un tatuaje
con la leyenda “Thiago” y el brazo izquierdo atado con una soga, que dejó
una notoria impronta, vinculada con el fondeo del cadáver para eliminar
indicios sobre lo sucedido y, así, obtener impunidad.
En este punto, resulta sumamente relevante señalar
que existen fotografías del cuerpo sin vida de Franco Casco, tomadas sobre
la vera del río, por Cecilia Romina OCHOA, incorporadas al debate 38, donde
se aprecia claramente la impronta en el brazo izquierdo, la que aquí se
reproduce:
USO OFICIAL

Asimismo, obran reservadas en Secretaría,


incorporadas también al debate, fotografías del cadáver, en el mismo lugar

37
CD reservado en Secretaría (recibido el 16/12/2021). Resguardada copia digital en carpeta titulada
“CASCO”, subcarpeta “RESPALDOS ARCHIVOS DIGITALES REMITIDOS POR JF3”, subcarpeta “L”, subcarpeta
“SOBRE FOTO HALLAZGO - POLICIA xxxx PDI”
38

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donde fueron tomadas las imágenes antes reseñadas, no obstante que se
visualizan dos sogas39, una anudada estrechamente al brazo izquierdo, y
otra -más holgadamente- sujeta a la pierna izquierda. Las mismas han sido
analizadas comparativamente puesto que en la inspección judicial llevada a
cabo durante la etapa de instrucción, se habían hallado sogas en la parte
trasera de la comisaría, en una especie de depósitos de chatarras. De la
pericia efectuada por el testigo Cabo Primero José Ramón Sumariva, quien
declaró durante el juicio, se pudo determinar que, unas y otras, eran
diferentes, y que incluso, las dos sogas atadas al cuerpo de Franco Casco,
también lo eran entre sí.
En tal sentido, del informe cuyas firmas insertas fueron
reconocidas por el testigo, surge que las cuerdas -que se observan en las
fotografías del cadáver anudado con sogas- tienen distintos diámetros, 7,5
mm la que amarra el brazo y 15 mm la que asegura la pierna.
A continuación, para mayor ilustración, se inserta una
copia de las fotografías reservadas en Secretaría:

39
Ver disco extraíble destinado a la presente causa, reservado en Secretaría. Ruta de acceso: “CASCO”,
“RESPALDO ARCHIVOS DIGITALES REMITIDOS POR JF3”, “CJ3”, “SOBRE N1”, “N”. Sobre rotulado: "NN
s/Privación ilegítima de Libertad (Casco) Cd's pericia celular PNA. conteniendo 5 discos. DVD 2 Verbatim
rotulado: "Pericia 14 Sobre "C", Samsung S4 DVD2".

212

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Poder Judicial de la Nación
USO OFICIAL

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Cabe aquí señalar que el testigo Dr. Mariano Minucci,
médico perteneciente a la Policía de científica de la provincia de Santa Fe,
desde el año 2005, quien firmó el acta de levantamiento del cuerpo de
Franco Casco (fs. 133/134) dijo que la costumbre era que se los convoque
de la guardia para asistir a un hecho de muerte dudosa, recordó que el
cuerpo había aparecido a la altura de la Fluvial, canal 5, e indicó que lo sacó
personal de Prefectura Naval Argentina.
Plasmó en dicha acta como tiempo estimado de
muerte, 7 días, lo que fue claramente desvirtuado por pericias posteriores,
a las cuales ya me referiré.
No obstante, esa apreciación errónea, cabe destacar
que el testigo manifestó que no recordaba haber observado sogas en el
lugar el día del hallazgo del cadáver, explicó que, de haber existido, lo debió
haber plasmado en el acta. También, ante una pregunta del defensor
Mazzuchini en cuanto si hubiera quedado una impronta en el cadáver si
éste hubiera estado sujeto a una cuerda por más de 22 días, el testigo
respondió que sí, que reproduciría la forma del cabo. Dijo también que no
214

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Poder Judicial de la Nación
recordaba marcas. En este punto, sin perjuicio de lo plasmado en esa acta,
debo remitirme a las fotos del brazo izquierdo, antes exhibidas, que de
forma categórica y contundente muestran una impronta y marca de una
notoria significancia.
Las imágenes son por sí solas determinantes, no
requieren ni admiten mayores esfuerzos interpretativos para concluir que
una soga estuvo atada en el brazo izquierdo de Franco Casco por un tiempo
tal, que dejo una impronta o una lesión significativa, incompatible, por
cierto, con su uso por escasos minutos, para extraer del agua un cuerpo sin
vida por el personal de Prefectura.
USO OFICIAL

Por su parte, el Dr. Raúl Félix Rodríguez, médico policía


perteneciente al Instituto Médico legal, si bien efectuó algunas
consideraciones, prefirió no arrimar ninguna conclusión. Sobre la impronta,
en relación a si esa soga se utilizó sólo por la extracción o si había sido
anteriormente anudada al brazo de Franco Casco, dijo: “no se lo puedo
decir, no tengo el aval científico”.
Ahora bien, en plena coincidencia con la médica
forense Virginia Emma Creimer, quien declaró en juicio y respecto de cuyo
testimonio me referiré en mayor profundidad luego, observo claramente
que sólo una de ellas -la que estaba atada a la pierna- se encontraba
traccionada con un nudo complejo, y sólo la del brazo izquierdo era
compatible con el fondeo.
Sobre esto último, y al serle exhibida la fotografía del
cuerpo de Franco Casco en el agua, explicó que lo importante de esa
imagen, era que la parte superior del brazo izquierdo tenía la carne
hundida, que se veía muy claramente la hendidura, además, y de manera
compatible con ello, había restos de maceración alrededor de la soga, lo

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que demostraba que estaba colocada desde hace tiempo y que no se utilizó
sólo para traccionar el cuerpo, el día del hallazgo.
Por su parte, los testigos civiles (Franco Andrés Arellano
y Ricardo Gabriel Del Valle), que participaron del procedimiento,
observaron el cuerpo una vez ya extraído del agua, su aporte sobre la
existencia o no de sogas es irrelevante, puesto que conforme las fotos
antes expuestas, las cuerdas fondeaban el cuerpo, no hay discusión sobre
esa cuestión. Lo relevante surge a partir de la pericia que determina el
grosor de las cuerdas anudadas al cadáver, que eran diferentes, las
observaciones de la notoria impronta que surgen de las fotografías antes
reseñadas y las apreciaciones efectuadas por la doctora Creimer.
Solo cabe aquí señalar que al testigo Ricardo Del Valle,
entre varias fotografías que se le exhibieron y le solicitaron que describiera,
se le mostró una en particular, donde se ve personal de prefectura con una
soga a una cierta distancia, de un cuerpo sobre el río, que declaró y aclaró,
no se corresponde con el día de la extracción del cuerpo de Franco Casco,
sino que esa foto pertenecía a la extracción de otro cadáver en el río.
Luego, una vez analizados los testimonios de los
profesionales que intervinieron en las distintas pericias sobre el cadáver de
Franco Casco, que como ya se adelantó en la introducción, no pudieron
determinar la causa de muerte del damnificado, efectuaré una valoración
conjunta de este elemento indiciario con el resto del cuadro probatorio.

Identificación:

Ahora bien, brevemente, previo a abordar aquellos


testimonios referidos en el párrafo anterior, me referiré a la identificación
del cuerpo de Franco Casco, DNI Nº 38.530.992, hallado en el Río Paraná.

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Primeramente, resulta importante señalar que el 31 de
octubre de 2014, los padres de Franco Casco (Ramón Casco y Elsa Godoy),
en horas de la mañana, en la sede del Instituto Médico Legal de la ciudad
de Rosario, reconocieron e individualizaron a su hijo a través del tatuaje
impreso en el antebrazo derecho con la leyenda “Thiago”, nombre de su
hijo, ello debido a que, lo que debía ser su rostro, en ese entonces, era sólo
un cráneo por el estado avanzado de putrefacción del cuerpo (fs. 149 y
150).
Ahora bien, en relación a su individualización, cabe
mencionar aquí los siguientes informes técnicos: el Informe del laboratorio
USO OFICIAL

de Genética Forense (fs. 5798/805), el Informe Pericial del Equipo


Argentino de Antropología Forense Nº 771/2019 (fs. 5806/29) y,
finalmente, al informe de fs. 5864/5879, en el cual el Dr. Corach del Servicio
de Huellas Digitales Genéticas concluye que existe una probabilidad
superior al 99,99% de que Ramón Casco y Elsa Godoy fueran padre y madre
biológicos de quien en vida fuera Franco Ezequiel Casco.
En este sentido, sin perjuicio del primer informe
elaborado por el Dr. Speranza, delegado técnico nombrado por parte de la
defensa del imputado Diego José Álvarez (fs. 5079/5130), quien había
concluido que, el cuerpo encontrado en el río Paraná el 30 de octubre de
2014, autopsiado en dos oportunidades en Rosario, inhumado en Florencio
Varela y exhumado en fecha 8 de julio de 2015 para ser re- autopsiado en la
Morgue Judicial de la CSJN, pertenecía al mismo NN, y que, a su vez, desde
la criminalística y ciencias biológicas con valor médico legal, no existían
dudas que ese NN masculino no había sido identificado por ninguno de los
métodos científicos y debía ser considerado un NN, la cuestión quedó
zanjada a partir del examen genético antes citado (fs. 5864/5879).

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El Dr. Speranza, quien declaró en juicio, respecto de ese
primer informe por él efectuado, explicó que individualización es distinto a
identificación y que los resultados efectuados hasta ese entonces, mes de
julio de 2018, no eran coincidentes.
El Dr. Corach, en ese sentido, durante el juicio, explicó
que la primera muestra dio incompatibilidad y que la segunda aportada con
cadena de custodia más controlada, exhibió la coincidencia. Explicó que la
primera muestra la recibió de parte del Cuerpo Médico Forense de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación, y que, si bien han tenido problemas de
rótulos, ello es poco frecuente, que habían realizado 17 mil estudios y 15
mil a través del Poder Judicial de la Nación. Explicó, además, que él sólo
podía dar fe recién cuando recibe el material.

5) La causa de muerte de Franco Casco y su


desaparición.

Ahora bien, acreditado que el cadáver hallado en el río


Paraná se corresponde con quien en vida fuera identificado como Franco
Ezequiel Casco, nacido el 22 de junio de 1994, con 20 años de edad,
corresponde adentrarse en las distintas autopsias que se le realizaran.
Resulta importante aclarar que, el día 30 de octubre de
2014, el cuerpo sin vida de Franco Casco ingresó al Instituto Médico Legal
de Rosario, como NN, en ese marco, el Dr. Raúl Félix Rodríguez -ya
mencionado y sobre quien luego profundizaré sobre su testimonial- efectuó
las primeras medidas. En relación a esa autopsia, sólo obran registros
fotográficos40.

40
Primera autopsia llevada a cabo en el Instituto Médico Legal de Rosario, Nro. 3845/2014, cuya copia del
acta obra agregada a fs. 1244/1247 (efectuada con posterioridad a la re- autopsia identificada con el nro.
853/2014, de fecha 3/11/2014). Sobre reservado en Secretaría, rotulado bajo la letra “G”, recibido el
16/12/2021. Un sobre papel madera, caratulado: “Autopsia Nº 853/2014. Casco, Franco Ezequiel”,
218

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Con posterioridad, a los pocos días, la fiscal Mariana
Prunotto (MPA unidad especial de homicidios, dentro del CUIJ 21-
07002643-8, caratulado en esa instancia “homicidio culposo” -sobre el que
ahondaré al referirme a las primeras investigaciones-, solicitó la realización
de una re- autopsia con la colaboración del médico Mayor Grana -quien
declaró también en juicio-. En efecto, el día 03/11/2014, se llevó a cabo esa
reexaminación, identificada con el Nº 853/2014, cuyo informe obra
agregado a fs. 260/26141 de autos y sus firmas han sido reconocidas
durante el juicio, en la que intervinieron.
Resulta importante señalar que, en esa autopsia, se
USO OFICIAL

concluyó que: “se puede considerar que el tiempo de inmersión y/o


tiempo post mortal, es compatible con la fecha de desaparición del
llamado Casco”.
Asimismo, se indicó que “No es posible dado el
avanzado estado de putrefacción y maceración del cuerpo poder definir
con precisión la causa etológica de la muerte, por lo que se considera que
la misma es indeterminada”.
Corresponde reiterar que el primer contacto o la
primera autopsia que se efectúa del cuerpo de Franco Casco, es llevada a
cabo por el Dr. Félix Raúl Rodríguez, sin contemplarse, en ese momento, la
realización de las medidas pertinentes bajo las directrices, por ejemplo, del
“Manual de las Naciones Unidas sobre la Prevención e Investigación
Eficaces de las Ejecuciones Extralegales, Arbitrarias y Sumarias”,
entendiendo incluso que la ejecutaba sobre un NN o persona no
identificada.
conteniendo Pericial Fotográfica de Autopsia enumerado de fs. 5 a 46
41
Acta de fecha 3/11/2014. Intervienen: Dr. Raúl Félix Rodríguez, Damián Diego Sánchez, Guillermo
Domínguez, Sargento Andrés Cardona (filmador), Marta Servidio, Daniel Mathey Doret, Dr. Raúl Víctor
Moglia, Esteban Silvio Grana, Mariana Prunotto, Gabriel Ganón, Lucía Masneri y Daniel Ernesto Cinalli.

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Debo adelantar, que al no realizar un examen médico
contextualizado, el testigo aportó pocas precisiones desde su experticia,
ante las preguntas de las partes y bajo el lema de que era “difícil de
determinar científicamente”, pocas conclusiones pudieron extraerse de su
testimonio, a diferencia del resto de los peritos médicos que, aún sin dar
conclusiones determinantes, acercaron al menos en grado de probabilidad
algunas hipótesis o respuestas ante los variados interrogantes que se le
formularon, sobre todo, en preguntas concretas relacionadas con el caso
para el que fueron convocados.
A modo de ejemplo, al ser interrogado el Dr. Rodríguez,
sobre las marcas o improntas en el brazo izquierdo del cuerpo de Franco
Casco, y si las mismas eran compatibles con el fondeo del cuerpo, tal como
lo expuse precedentemente, expresó que no iba a contestar esa pregunta,
argumentando que sabía las implicancias de su respuesta.
Entiendo que, en causas complejas, y más aún en
aquellas en las que se investiga a personas que se desempeñan, en alguna
estructura de poder, las pericias que se realicen -sobre todo si son médicas-
indefectiblemente deben ser hechas en un contexto determinado. El dato,
per se, poco o nada puede aportar, sino se lo vincula con los restantes
elementos de pruebas o con las constancias de la causa. Y es justamente, la
labor del perito médico, relacionar todos esos elementos o evidencias que
llegan a su campo de conocimiento y darle un sentido, aún, en grado de
hipótesis o probabilidades.
Establecido ello, vamos a analizar los datos que aportó
el testigo.
Comenzó su testimonio aclarando que en la caratula de
la autopsia de Franco Casco figura el día 31, pero que en realidad ello fue
220

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producto de un error involuntario, porque la primer pericia se llevó a cabo
el día 30 y se hizo respecto de un cuerpo que aún no había sido identificado
(NN), que recién el día 31, tomó contacto con los familiares de Franco
Casco y supo que la autopsia que había realizado el día anterior, era sobre
su cadáver. Declaró que el reconocimiento fue posible, por unos tatuajes
que tenía Franco en su brazo y en el cuello, que el cuerpo estaba
descompuesto y en estado de esqueletización.
Puntualizó que, luego de hablar con la mama de Franco
le propuso a la Fiscal Prunotto y al Fiscal Regional Baclini la realización de
una nueva autopsia por considerarse falible y a fin de no pasar nada por
USO OFICIAL

alto. La misma se llevó a cabo, recién el 3 de noviembre, e indicó que


estuvieron presentes dos delegados técnicos, los Dres. Moglia y Grana y
que fue filmada y fotografiada.
Declaró que, a partir de esa re- autopsia, el estado del
cuerpo permitía hacer algunas afirmaciones, entre ellas, que no había
signos objetivos de patologías o traumatismos como motivos de muerte,
que el tiempo de muerte estimado era el mismo que el de la desaparición y
que la causa del deceso era indeterminada. Aclaró que el diagnostico de
asfixia por sumersión era muy difícil, todo un desafío médico.
Interrogado sobre la extracción de médula ósea, dijo
que la extracción del material biológico fue realizada por el Dr. Moglia
(fallecido), el día 25 de noviembre de ese año y que, a causa de la gran
deshidratación del cuerpo de Franco Casco, sólo pudo extraerse muy poco
material (0,50 gramos), lo que dificultó el estudio de diatomeas para tener
mayores certezas sobre la causa de muerte. Especificó que se requiere
como mínimo, 10 gramos, para la realización de tal examen.

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Explicó el proceso de deshidratación, el cual implicó
una pérdida de líquido tal, que de un cuerpo con 64 kilos pasaran a analizar
uno de 32 kilos.
Relató luego, y en términos genéricos, en qué consiste
el proceso de muerte que sufre el cuerpo humano y, en concreto, detalló el
peregrinaje que inició el cuerpo de Franco Casco con la intervención del
Cuerpo Médico Forense de la Capital Federal y los estudios sucesivos que,
sobre el mismo, se realizaron en las distintas exhumaciones.
En cuanto a la faltantes de dientes, dijo que cuando
ellos realizaron la autopsia los alveolos dentales estaban indemnes,
faltaban sólo los dos incisivos centrales y, en la re- autopsia, faltaban los
dos incisivos centrales y otro diente más, lo que le permitía concluir que
una pieza dental se había caído post-morten, producto probablemente del
movimiento del cuerpo.
Durante toda la investigación y luego el juicio, el tema
de la perdida de las piezas dentales ha sido un tema central para probar la
hipótesis de ambas partes. Luego, ahondaré en la cuestión dentaria, pero
desde ya adelanto que, ante este panorama, y con el apoyo del método de
supresión mental hipotética en la valoración de la prueba, puedo concluir
que ésta no es determinante ni relevante para fundar la condena dictada,
por cuanto sin esa prueba, arribo a la misma conclusión sobre el modo en
que sucedieron los hechos, respecto de los cuales, he arribado a una
certeza.
En efecto, la circunstancia de que las pérdidas de tales
piezas dentales obedezcan, o no, a un golpe, en nada modifican mi
convencimiento en lo relativo a que a Franco Casco lo torturaron y,
producto de esos golpes, fallece. De la imagen prontuarial de Franco Casco
222

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en la Comisaría, de la que todos tomamos conocimiento durante el debate,
se advierte que ha sido golpeado en la boca, y pueden verse a simple vista
las lesiones en el labio. Luego profundizaré sobre dientes frontales caídos
post-morten (acreditada esa circunstancia por la pericia efectuada por la
Dra. Maldonado, del Equipo Argentino de Antropología Forense, incluso a
partir de un informe cuestionado realizado por los Dres. Aníbal Peralta y
Elisandro García). Igualmente, también posteriormente, efectuaré algunas
apreciaciones vinculadas a cierta tendenciosidad por parte de la defensa
ejercida por la Dra. Travesaro y el Dr. Mazzuchini, abogados defensores de
Diego José Álvarez, con el único ánimo de desacreditar e incomodar a los
USO OFICIAL

familiares de Franco Casco. Los golpes existieron, aun cuando las lesiones
que se advierten en el labio, no fueran la causa del deceso. Al tratar el
tema de las torturas, ahondaré sobre este tema.
Volviendo con el testimonio del Dr. Rodríguez, y ya
sobre el final de su declaración, realizó precisiones sobre el concepto de
causa de muerte indeterminada. Declaró que tal conclusión incluía la
muerte violenta; refirió que no podía descartarse como causa de muerte de
Franco Casco, la asfixia por sumersión, pero que tampoco podía descartar
la tortura, aunque no tenía ningún elemento objetivo que la indique.
Al profundizar en sus explicaciones sobre los
marcadores que permiten concluir en una asfixia por sumersión, como
causa de muerte, indicó que el plancton o fito plancton es uno de ellos. Que
tales organismos se encuentra en el agua y de allí pasan al torrente
sanguíneo, pero que puede haber asfixia por sumersión sin plancton o con
plancton negativo, que ello puede depender de la cantidad de volumen de
agua que ingresa al cuerpo de una persona que cae con vida a un medio
líquido, o de la cantidad de plancton que tiene ese medio líquido, que

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dependerá del lugar, la profundidad, la época del año, etc. (a modo de
ejemplo de esa variabilidad, refirió que hay menos cantidad en primavera,
porque se están reproduciendo).
Aclaró, que todos los medios líquidos tienen plancton,
incluso el agua potable, que si bien el plancton difiere en cada uno de esos
ámbitos siempre es útil e importante extraer una muestra para analizar y
comparar resultados.
Como lo adelantara, si bien corresponde valorar el
testimonio del Dr. Rodríguez, por ser quien realizó la primera autopsia del
cuerpo de Franco Casco, fue poco concluyente dado que al no realizar
exámenes contextualizados y limitarse a una mirada estrictamente
científica no logró descartar ni aseverar ninguna de las hipótesis existentes,
ni aportar una diferente, aún en grado de probabilidad.
El testigo Dr. Grana, por su parte, no aportó datos
significativos. Participó de la re- autopsia. Manifestó que les había llamado
la atención un tatuaje que tenía, el del antebrazo. Que se evidenciaba que
el cuerpo había estado muchos días en el agua. A su vez, el testigo recordó
unas manchas negruzcas en el jean y en el cuerpo de la víctima, con olor
similar a un hidrocarburo, lo cual manifestó que era común en industrias río
arriba. Agregó el testigo: “… interpretamos que en esta zona era posible
que hubiera este tipo de sustancias, vinculado con la zona de industrias del
norte”.
A su vez, la testigo Nora Irene Maidana, perito bióloga,
sobre la muestra extraída por el Dr. Moglia, ya citado, dictaminó al
momento de practicar estudio de diatomeas en la médula ósea de Franco
Casco, con resultado negativo. En tal sentido afirmó que no encontró nada,

224

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Poder Judicial de la Nación
que no había ni siquiera un mínimo fragmento de cubierta celular en la
muestra analizada.
La testigo aclaró que lo que le llegó fue una muestra
muy pequeña de medula ósea. También explicó que lo ideal habría sido
poder analizar la sangre contenida en el corazón.
En ese sentido, cabe citar el estudio de plancton
mineral llevado a cabo por la Dra. Medavar (perteneciente al staff del CMF
de la CSJN), realizado sobre el corazón, además de otros lugares, el cual
resultó negativo, también, en cuanto al hallazgo de plancton (ver fs.
2574/2575).
USO OFICIAL

En ese estado de cosas, a raíz de la aparición de fotos


del cadáver de Franco Casco sujeto a cuerdas 42, se efectuó una nueva
autopsia realizada en el Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de
Justicia, con estudios complementarios y Junta Médica, todo ello glosado a
fs. 2570/2606 y fs. 2928/2982, lo que conllevó a la exhumación del cuerpo
del damnificado.
En las conclusiones se dijo, entre otros puntos: que se
constató lesión traumática de avulsión de 3 dientes, lo cual reconocería
como antecedente la “excoriación en el labio superior” y que se detectaron
signos de inmersión prolongada y avanzado estado de putrefacción; y que,
como ya mencioné, se realizaron estudios de plancton negativos.
En el informe histopatológico agregado a fs. 2582 se
dejó constancia, en la observación microscópica del tejido pulmonar, de la
presencia de “sobredistensión alveolar y ruptura de tabiques alveolares los
cuales se hallan adelgazados y focos de hemorragia intersticial.
Adelgazamiento.” En las conclusiones: “Pulmón: hemorragia intersticial.
42
Acompañadas por la querella con el patrocinio letrado de la Dra. Bruera, Defensora pública Oficial, las
que fueron incorporadas al debate según se detalló su ubicación, en la nota al pie anterio.

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Enfisema”; con nota: “la putrefacción de los tejidos limita las conclusiones
diagnósticas”.
La testigo Adriana Claudia D’ADDARIO, Histopatóloga
del Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial de la Nación, quien participó
de la Junta Médica de autos y declaró en el debate y explicó, ante
preguntas de la defensa, que existían marcadores histológicos, orientativo,
que se tiene que vincular con otros marcadores biológicos para hablar de
asfixia por sumersión.
Dijo que lo que se refiere a muertes violentas, hay que
integrarlo con otros elementos de la autopsia u otros marcadores. Indicó
que el microscopio no es definitorio. También explicó que no podía hablar
de una mecánica previa, que se trataba de un pulmón sumamente
putrefacto. En definitiva, dijo que en este caso siempre va a quedar duda y
que no pudo determinarse la causa de muerte en base a los estudios
practicados.
En ese orden de cosas, la Junta Médica efectuada por el
Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
concluyó (ver fs. 2972) que “no se recuperaron cubiertas celulares de algas
ni otros restos de microorganismos o de elementos de sílices de origen
biológico” (ver informe de fs. 1556/1557), ni “se constataron partículas de
plancton mineral en las cavidades cardíacas, fémur, esternón y tejido óseo”
(ver informe de fs. 2574/2575).
Si bien la Junta afirmó que había signos de “inmersión”
(maceración, pérdida de partes blandas, acción depredadora de peces),
destacó también que respecto a signos de “sumersión” (es decir, de ingreso
de agua al torrente sanguíneo en vías aéreas y pulmones), no se encontró

226

#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
plancton en ninguno de los estudios efectuados que evidenciara su
presencia.
A su vez, ante una pregunta del Fiscal General, en
relación a la indemnidad del hueso hioides, concretamente se le consultó si
podía existir asfixia por compresión cervical a distintas alturas con las
maniobras blandas que no generen lesiones en el hueso hioides, la testigo
Adriana Claudia D’ADDARIO, respondió: “si, por supuesto. El hueso hioides
no es tan fácil de fracturar, más cuando hay maniobras blandas, más
teniendo en cuenta las características anatómicas del hueso. En una
persona joven, todavía no tiene la osificación completa, es un hueso
USO OFICIAL

elástico, por lo tanto, es mucho más difícil fracturar.”


Por su parte, en cuanto a los exámenes odontológicos y
el tema dentario, en primer término, entiendo necesario resaltar que,
existió por parte de la defensa de Diego José Álvarez una maliciosa y
tendenciosa maniobra para desvirtuar los dichos de los familiares de Franco
Casco en relación a su dentadura.
Se los sometió a reiteradas preguntas sobre si a Franco
Casco le faltaban piezas dentarias -o no-, cuando ya habían respondido en
más de una ocasión, que no. Incluso una de sus hermanas explicó que tenía
dos dientes superpuestos en la parte frontal; todo lo cual fue corroborado
por la pericia odontológica presuntamente efectuada en el Instituto Médico
Legal, hoy cuestionada.
En tal sentido, en el informe odontológico (fs.
2576/2581): consta que se ha podido determinar la faltante de tres piezas
dentarias en el cuerpo de Franco Casco, y se constataron lesiones en las
tablas óseas de los tres alvéolos correspondientes a esos dientes,
permitiéndole al profesional interviniente, Dra. Maldonado, arribar a la

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conclusión de que con ello se “relaciona la pérdida de las tres piezas
dentarias con trauma acompañado de la avulsión espontánea de los tres
dientes correspondiendo a lesiones vitales...del estudio de los maxilares se
define que en vida todas las piezas dentarias se encontraban presentes y su
erupción y evolución era acorde a la edad del individuo”.
En particular este punto, lesiones vitales que le
produjeron la posterior avulsión de tres piezas dentarias, puede
relacionarse con la excoriación en el labio superior de Franco Casco, que los
propios imputados y la Dra. Zelaya en su Informe Médico, refirieron como
la única lesión que tenía el cuerpo de la víctima. A esta conclusión también
arribó la Junta Médica (ver fs. 2971 del informe).
Recordemos aquí que el testigo Félix RODRÍGUEZ
explicó que la caída del tercer diente de Franco Casco ocurrió entre las dos
autopsias en las que él participó (ya que en el primer acto ese diente estaba
y en el segundo ya no), producto probablemente del movimiento del
cuerpo.
Cabe aquí señalar que, si ello así hubiera sucedido,
debió ser un movimiento relativamente significativo puesto que cabe
recordar que, en el examen que realizó el Equipo Argentino de
Antropología Forense, se observan todas las piezas dentales, a excepción
de las tres indicadas por la Dra. Maldonado y que, luego de ello, el cuerpo
de Franco Casco fue movilizado hacia Florencio Varela, enterrado y
exhumado e inhumado en dos oportunidades.
Desde la lógica, si ese diente se cayó o fue extraído de
un día al otro, más allá del descuido o del desconocimiento de lo sucedido,
ello no le resta eficacia probatoria a los resultados arribados por la Junta
Médica, puesto que si fuera tan común perder piezas dentarias, por el sólo
228

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Poder Judicial de la Nación
movimiento del cuerpo, no tendría explicación que a la fecha de la última
exhumación, con todos los movimientos, traslados y exámenes realizados
sobre el cuerpo, aun tuviera toda las piezas dentales salvo las antes
referenciadas (Incisivos Centrales Derecho e Izquierdo e Incisivo Lateral
Izquierdo).
En definitiva, la circunstancia de que las pérdidas de
tales piezas dentales obedezcan, o no, a un golpe, en nada modifican mi
convencimiento en lo relativo a que a Franco Casco lo torturaron y,
producto de esos golpes, fallece. De la imagen prontuarial de Franco Casco
en la Comisaría, de la que todos tomamos conocimiento durante el debate,
USO OFICIAL

se advierte que ha sido golpeado en la boca, y pueden verse a simple vista


las lesiones en el labio. Si luego, los dientes frontales caídos post-morten,
fue producto de ese golpe o, si se cayó ese tercer diente únicamente como
resultado del ablandamiento propio del proceso de descomposición del
cuerpo (donde radica una discusión entre las partes), en nada modifica lo
que la imagen muestra. Los golpes existieron, aun cuando las lesiones que
se advierten en el labio, no fueran la causa del deceso. Al tratar el tema de
las torturas, ahondaré sobre este tema.
La familia de Franco Casco, lo observó golpeado en la
última foto con vida del nombrado, tomada en la Comisaría 7ma. Su primo
Rubén Retamar notó diferencias entre la última vez que lo vio y la foto
dentro de la comisaría, lo vio con la cara hinchada, dijo que no estaba así, el
rostro golpeado. Cabe recordar aquí, que los imputados reconocieron -
inclusive- la escoriación.
En ese informe odontológico elaborado por la Dra.
Maldonado, también se hizo una aclaración en relación al hallazgo de
“coloración levemente rosada que presentan algunas piezas dentarias del

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maxilar inferior (…), se puede decir que corresponden a un fenómeno
denominado “Pink teeth”, diente rosa, que se encuentra, en algunas
ocasiones, en cadáveres que permanecieron sumergidos o en lugares
húmedos o fríos”.
La Junta Médica de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, en base a los exámenes referenciados y otros plasmados en el
informe final, concluye que: “considerando que los múltiples
procedimientos de investigación forense previas y fenómenos putrefactivos
limitan las conclusiones, no resultando posible determinar, con certeza
pericial, la causa de muerte de Franco Casco”. Agrega, en lo que aquí
interesa que sobre los signos relativos a la fecha o data de la muerte “No es
posible determinarla con certeza pericial teniendo en cuenta el grado de
descomposición cadavérica y tiempo transcurrido”.
Las consideraciones legales-médico-científicas
expuestas precedentemente denotan la complejidad de la causa a raíz del
avanzado estado de putrefacción del cuerpo sin vida de Franco Casco.
Mucho se dijo durante los alegatos, por parte de las
defensas, en relación a la persona de la Dra. Creimer, y en relación a su
labor como profesional. Entiendo corresponde expedirme, sólo sobre esto
último.
La referida profesional, como perito de parte del
Ministerio Público Fiscal, y al igual que los otros peritos de parte
designados, trabajó sobre una hipótesis en concreto. A diferencia de los
restantes profesionales dio una visión holística e integral, analizó, según sus
propios dichos, desde la primera foja del expediente hasta la última y, en
ese contexto, emitió su dictamen.
Destacó que en todo momento aplicó el Protocolo de
230

#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
Minnesota, como corresponde, el cual refiere a autopsias contextualizadas,
que ello es fundamental porque hay elementos que pueden pasar
desapercibidos si no se tiene en cuenta ese contexto.
No llama la atención que, bajo tal consigna, se le
reproche, que realizó más un alegato que un dictamen pericial.
No obstante, sólo me interesa detenerme en algunos
puntos concretos que aportó su testimonio. El primero de ellos, sin dudas
trascendente, fue el concepto del río Paraná como mecanismo antiforense.
El fin de esta técnica es justamente imposibilitar la recuperación de las
evidencias que permitirían determinar -como es el caso- la causa de
USO OFICIAL

muerte. Y claramente, el objetivo buscado se logró.


Por ello, este dato, o la mirada del caso desde este
mecanismo antiforense, es el que permite reconstruir los hechos en modo
inverso al habitual, una reconstrucción ahistórica, que comienza en su final.
Como se dijo, es justamente este intento de ocultar el
cuerpo, lo que permite desandar el razonamiento lógico y preguntarnos
cómo llega Franco Casco al río, y cuáles son, las hipótesis que pueden
explicar ese hecho de la realidad.
En relación a este tema en concreto, la Dra. Creimer
destacó la importancia de la fauna ictícola del río Paraná, debido a que, las
palometas, van directamente a las lesiones y obviamente las destruyen,
siendo luego ellas, muy difíciles de diagnosticar.
Habló también de una comprensión antebraquial, que
fue demostrada durante la audiencia y, que según dijo, enseñan en la
misma fuerza policial porque no deja huella, maniobra que si se sostiene
durante cinco a siete minutos produce la muerte, vinculado a lo antes
expuesto sobre el hueso hioides en relación a la testigo D´dadario.

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Otro tema de interés tratado por la Dra. Creimer, fue el
relativo a las sogas, que ya fue tratado en los párrafos anteriores.
Explicó también, el resultado de la prueba de luminol
en el espacio que se conocía como “la jaulita”. Dijo que, principalmente en
el piso y la pared derecha (hasta la altura de un metro y medio), las
manchas existentes podían ser identificadas, en cuanto a alguna forma de
apoyo y reguero o goteos, como si fueran salpicaduras de una sustancia
biológica que contuviera hemoglobina, como podía ser la sangre.
Aclaró, al ser interrogada por las defensas, sobre si
dicha sustancia podría ser también lavandina, que por su composición
podría serlo, pero no por la forma o patrón de las salpicaduras y por la
altura a la que fueron encontradas, que ello es, como dijo, compatible con
la hemoglobina en sangre.
El siguiente tema destacado, que se condice en cuanto
a sus dichos, con las imágenes vistas durante la audiencia, se relaciona con
la llegada a la morgue del cuerpo de Franco Casco. Por un lado, declaró que
no tenía las incisiones de la aplicación del protocolo de Minnesota, y que, al
realizar la segunda autopsia se encontraron con un cuerpo que había
sufrido una gran pérdida de sustancia, lo que dificultó la obtención de
información relevante que permitiera determinar, entre otras cosas, la
causa de muerte. Coincide con lo expuesto por la Junta Médica en relación
a los múltiples procedimientos de investigación forense previas y el estado
de putrefacción, que imposibilitó determinar la causa de muerte.
A pesar de ello, y que el cuerpo de Franco Casco estaba
en un estado de putrefacción que había destruido las cedulas y los órganos,
consideró que la causa de la muerte era violenta y que, a partir de los datos
obtenidos en conjunto, era por asfixia. Aclaró que no se asfixia sólo quien
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Poder Judicial de la Nación
cae al agua, ya que hay muchos tipos de muerte por asfixia. Explicó el
funcionamiento a nivel pulmonar de los alveolos. Que los mismos se
rompen por el esfuerzo en el intento de respirar, y esto produce un edema
en la pared de los alveolos, lo que comúnmente se llama “pulmones de
lucha”. En los casos de muerte por sumersión e ingreso de líquido, éste
entra con tanta fuerza, que rompe los alveolos, y es común que haya agua
en los pulmones.
Cabe recordar aquí que en ninguno de los estudios
realizados por la Junta Médica de la CSJN se halló plancton en el cuerpo de
Franco Casco.
USO OFICIAL

En el caso de Franco dijo que encontró un pulmón de


lucha, pero sin agua, y que desde una mirada global se puede inferir que
Franco Casco estuvo en la Comisaria, recibió traumatismos varios y
apareció muerto, por la intervención de terceros, en el río.
De lo que se ha podido reconstruir en el debate, surge
claro que, Franco Casco fue visto por última vez con vida el día 6 de octubre
de 2014, cuando se retiró a las 17:30 horas aproximadamente del domicilio
de su tía, Roque María Casco.
De la prueba producida durante el debate oral, no
surge elemento alguno que permita concluir -ni remotamente- que Franco
Casco, una persona estrechamente apegada a su familia, que había viajado
a Rosario para visitar a su tía y a su primo, se haya ausentado
voluntariamente sin destino cierto ni aviso alguno de su núcleo cercano.
Por el contrario, la evidencia probatoria demuestra que
le escribió a su progenitor Ramón Casco, en fecha 6 de octubre de 2014, vía
mensaje de texto, a través del celular de su tía Roque María Casco, para
avisarle que ese mismo día regresaría a Buenos Aires porque lo extrañaba

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mucho y que, en tal sentido, ya había averiguado sobre el servicio de trenes
disponible.
Sobre este punto, sólo resta agregar que, si bien la tía
Roque María Casco y su primo Rubén Retamar no pudieron precisar a qué
lugar se dirigió Franco Casco cuando partió del domicilio ubicado en el
barrio Empalme Graneros de Rosario, lo cierto es que, conforme la prueba
testimonial y pericial detallada precedentemente, y las reglas de la lógica y
el sentido común ese 6 de octubre de 2014, por la mañana, había ido a la
estación de trenes Rosario-Norte junto con su tía, a averiguar por los
boletos para regresar a Buenos Aires y, en consecuencia, acordó con su
padre que ese día retornaría a Florencio Varela en el servicio de la noche.
Franco, que no se ubicaba en la ciudad, ya conocía un
recorrido, el que lo llevaba de vuelta a Florencio Varela, a su casa, lo había
realizado temprano con su tía, sabia donde tomarse el colectivo, donde
bajarse y que, a partir de las 21:30 horas, ya podía comprar los pasajes en la
estación de trenes. Hacia allí se dirigió, como único destino posible, cuando
salió de la casa de su tu tía por la tarde. No es un dato menor que, cerca de
las 21:00 horas de ese 6 de octubre, el sistema de GPS ubicara el móvil en el
que se conducía el Sub Comisario Álvarez en Ovidio Lagos 0/99, a escasas
cuadras de la estación de Trenes, permaneciendo allí durante 8 minutos
aproximadamente.
Su familia lo buscó intensamente desde el día 7 de
octubre de 2014, su tía Roque María Casco, al día siguiente realizó la
denuncia de búsqueda de paradero en la Comisaría 20va. de esta ciudad. Su
padre, Ramón Casco, viajó ese mismo día (8/10/2014) a Rosario para
intentar localizar a su hijo por la zona de la estación de trenes Rosario-

234

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Poder Judicial de la Nación
Norte y terminal de ómnibus “Mariano Moreno”, situadas ambas, dentro
de la jurisdicción de la Comisaría 7ma.
Su madre, Elsa Godoy, unos días después, llegó también
para colaborar en la búsqueda de su hijo, a quien esperó en el lugar y en la
hora convenida, pero nunca llegó. Franco Casco era de los más consentidos,
por ser uno de los menores del clan familiar.
Los testimonios e informes elaborados por
especialistas, que fueron incorporados al debate, no revelan indicio alguno
que habilite sostener que Franco E. Casco, una persona introvertida y
tranquila, muy apegado a su familia, tuviera intención de atentar contra su
USO OFICIAL

propia vida.
Tampoco existe ni un solo indicio que permita suponer
que cayó, atado a una cuerda, en forma “accidental”, al río Paraná luego de
haber obtenido la libertad en la Comisaría 7ma., cuando lo único que
Franco quería, era volver a su casa.
Subsiste así, una única hipótesis posible, Franco Casco
muere, producto de los golpes recibidos durante su detención y, utilizando
el río Paraná como mecanismo antiforense para borrar toda huella de lo
sucedido, es atado y arrojado su cuerpo sin vida al río para permanecer allí
oculto, a fin de lograr la impunidad de todos los intervinientes.
Pero el cuerpo que debía permanecer sumergido, flotó,
y a partir de este hecho, pudo transitarse en sentido inverso, esto es, desde
la muerte y las circunstancias en que fue hallado, hasta el último momento
en que se lo vio con vida, un razonamiento lógico y secuencial que permitió
construir en mi intelecto el razonamiento que aquí se expone.
Así, el día 7/10/2014 desapareció de la faz de la tierra.
A partir de un indicio, puede inferirse el conocimiento de otro suceso

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desconocido, en base a hechos debidamente comprobadas. A partir de los
testimonios de sus familiares y las personas detenidas en la comisaría 7ma.
a la época de los hechos, surgen elementos indiciarios suficientes, graves,
plurales, precisos, concordantes y convergentes para tener por acreditado
que Franco Casco fue desechado al río Paraná, para eliminar todo rastro y
lograr así, la impunidad policial, afectándose no sólo sus derechos
fundamentales -seguridad corporal, a la vida, integridad física y psíquica-,
sino también la de sus familiares y seres queridos.

6) Los acontecimientos vinculados a la denuncia de


búsqueda de paradero de Franco Casco y los inicios de la investigación.

En el presente acápite trataré los acontecimientos más


relevantes relacionados con la búsqueda de paradero de Franco Casco. En
tal sentido, explicaré brevemente el inicio de la investigación dentro de la
órbita del Ministerio Público de la Acusación a raíz de la denuncia
efectuada por su tía Roque María Casco y la declinación de competencia
por parte de la justicia de la provincia de Santa Fe para entender en la
presente causa por considerar que podía tratarse de un caso de
desaparición forzada de personas. En ese marco, abordaré las entrevistas
realizadas por los imputados Escobar y Siscaro dentro de la comisaría
7ma., el día 4 de noviembre de 2014, luego de hallado el cuerpo de Franco
Casco en el río Paraná, a pedido del Fiscal Apanowicz.
Franco Casco no arribó a la estación de trenes de Retiro
(Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y tampoco retornó al domicilio situado
en calle Garzón 1300 bis de Rosario, donde vivía su tía Roque María Casco.
Esta cuestión ha sido abordada con mayor detenimiento en el punto 1 de la
materialidad.

236

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Poder Judicial de la Nación
Roque María Casco, el día 8 de octubre de 2014,
realizó denuncia por búsqueda de paradero en la Comisaría 20va. de esta
ciudad43. No está controvertido ese hecho. Declaró en juicio la agente Cintia
Belgara, quien le recibió la denuncia. Se discutió por qué en ese documento
se había asentado el nombre Lucas en vez de Franco, fue la misma Roque
María Casco quien despejó dudas y aclaró, en la audiencia, que podía
haberse equivocado por los nervios. Lo que no resulta en nada relevante
para el objeto del debate, ni tampoco para dilucidar lo acontecido el día 6
de octubre. En nada afectó los inicios de la investigación, la que estuvo
envuelta de retardos e ineficacia, conforme lo desarrollare brevemente.
USO OFICIAL

Ahora bien, respecto a las reiteradas visitas de la


familia Casco a la comisaría 7ma., no obra ningún tipo de registro en los
Libros Memorándum de Guardia. Si bien en alguna de esas oportunidades
el imputado Acosta habría sido quien le aportó el dato a la familia 44 de que
una persona llamada “Franco Godoy” había estado detenido, en esa sede
policial, y podía tratarse de la misma persona buscada por Ramón Casco y
Elsa Godoy, no efectuaron ninguna diligencia al respecto, ni informaron esa
circunstancia a la Comisaría 20va., tampoco enviaron nota al Ministerio
Público de la Acusación para rectificar los datos aportados en el CUIJ 21-
06122015-9 (Imputado: Godoy, Franco. Calificación Legal: Delito contra la
Administración Pública. Resistencia y Desobediencia a la Autoridad).
En este caso, sin perjuicio del servicio de “excelencia”
que prestaba la comisaría a los vecinos, según los dichos del propio
imputado Diego José Álvarez, no les importó auxiliar a la familia que

43
Ver fojas 78/80.
44
Se discutió en el debate qué día efectivamente Ramón Casco había ido por primera vez a la Comisaría
7ma. si el día 8/10/2014, según lo recordado por el propio Ramón Casco, o el día 9/10/2014, según las
propias manifestaciones del encartado Acosta. Lo que aquí adquiere relevancia, que no está cuestionado
que Ramón Casco concurrió a esa dependencia policial.

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buscada intensamente a su pariente (Franco Casco). Les fue indiferente
prestar un correcto servicio a la comunidad. Cabe resaltar aquí que Elsa
Godoy testimonió que llevó una copia de la denuncia de búsqueda de
paradero a la comisaría 7ma. y le consultó al Subcomisario Diego José
Álvarez si se habían comunicado con la otra dependencia policial
(seccional 20va.), y, en ese sentido, recordó la nombrada que el jefe de la
comisaria evadió el tema y no le dio ninguna respuesta. Definitivamente,
le interesaba al comisario que todo quedara trunco.
Nada hicieron al respecto; ninguna comunicación
formal o informal que permitiera a quien tramitaba el paradero avanzar en
esa investigación.
Alfredo Daniel Giménez (Director General de la Policía
de la Provincia de Santa Fe) expresó que Diego Álvarez (jefe de la comisaría
y aspirante a ocupar la cúpula de la Policía de Santa Fe) era un excelente
funcionario, que lo había elegido para trabajar junto a él por ser el mejor
profesional que tenía Asuntos Internos 45. ¿Por qué no se le ocurrió al jefe
de la comisaría aportar información trascendental para avanzar en la
investigación? Seguramente sabía de la relevancia de ese dato, pero el
objetivo era otro, ocultar el paradero de Franco Casco. Resulta necesario
poner de resalto también que -en lo que aquí concierne- Diego José Álvarez
previamente había cumplido funciones en la División Investigaciones

45
El Director General de la Policía Daniel Alfredo Giménez, señaló que Álvarez primero fue subalterno, no
subordinado. Después alrededor del 2009 pasó a ser subordinado. Cuando a Giménez lo designaron como
Segundo Jefe de Unidad, eligió a Álvarez como Secretario suyo. Que estas circunstancias transcurrieron
entre los años 2009 y 2011. De la constancia obrante a fs. 1264 del Legajo de Prueba del Tribunal surge
que el 1° de marzo de 2010 Giménez asumió como jefe en la Subjefatura de la Unidad Regional II Rosario;
a su vez, el 23 de marzo de 2010, Álvarez asumió como numerario en la Subjefatura Unidad Regional II
Rosario.
238

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Poder Judicial de la Nación
Judiciales y Administrativas (DIJA) dentro de la órbita de Asuntos Internos 46,
lo que refleja su conocimiento en la materia investigativa.
Aparte, cabe aquí poner de resalto que fue sólo a partir
de pedidos de información de otros organismos del Estado, que aportaron
información “oficial”, por ejemplo, a la Secretaría de Derechos Humanos
de la provincia de Santa Fe, donde la madre de Franco Casco también
había concurrido puesto que en esa dependencia existía también un
mecanismo de búsqueda de personas adultas 47. En los próximos párrafos
efectuaré algunas observaciones respecto de esa nota emitida por la
Seccional 7ma. de Rosario, que informaba que Franco Casco había sido
USO OFICIAL

liberado el día martes 8 de octubre de 2014.


Elsa Godoy relató que personal de la Comisaría 7ma., la
envió a buscar a su hijo al “Crotario”, sitio ubicado detrás de la Estación de
Trenes Rosario-Norte donde se reunían y alojaban personas en condiciones
de indigencia, recordó también, que fue en dos oportunidades con la foto
de su hijo, pero ninguno de los chicos con quien ella se entrevistó, lo habían
visto en aquel sitio.
Destaco que la familia lo buscó fervientemente a partir
del día 7/10/2014, Elsa Godoy (su madre) estaba preocupada porque
Franco Casco no conocía la ciudad. En los primeros días, efectuaron la
denuncia correspondiente, recorrieron la jurisdicción de la comisaría 7ma.,
que comprende la Estación Rosario Norte y colocaron carteles por la zona

46
Asimismo, en el Legajo de Prueba del Tribunal obra el informe de la División Personal de la Unidad
Especial de Asuntos Internos perteneciente a la Agencia de Control Policial del Ministerio de Seguridad de
la provincia de Santa Fe, informó que Diego ÁLVAREZ y Daniel Alfredo GIMENEZ, cumplieron funciones en
la División Investigaciones Judiciales y Administrativas (DIJA) en el período comprendido entre el 9 de julio
de 2007 al 1° de noviembre del mismo año.
47
Ver fs. 455/456 del Legajo de Prueba del Tribunal (FRO 22074/2014/TO1/93). Nota de fecha
22/10/2014, dirigida al Coordinador Monitoreo Sistema Penal Zona Sur. Secretaría de Derechos Humanos
de la provincia de Santa Fe.

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con fotografías de Franco Casco. Las defensas esgrimieron que el
damnificado obtuvo la libertad y podría haberse dirigido a lo de la tía, en el
barrio Empalme Graneros. ¿Por qué no llegó? ¿Por qué ninguna cámara lo
registró? ¿Por qué nadie lo vio? Esa teoría deslizada por ciertas defensas no
tiene favorable acogida desde la perspectiva de un análisis razonado de la
prueba y la experiencia judicial.
Franco Casco fue arrojado al río Paraná como
mecanismo antiforense, con el fin último de lograr la impunidad frente al
brutal exceso de autoridad ejercida irregularmente en el ámbito de la
comisaría 7ma. de Rosario, el día 6 de octubre de 2014.
La coartada ya estaba forjada, frente a cualquier
eventualidad, existía un sumario que convalidaba el paso de Franco
“Godoy” por esa seccional de policía, registrado, además, bajo un número
de documento de identidad distinto al de la víctima, además de otras
inconsistencias -que se detallaran luego-. Si la familia de Franco Casco no
hubiera insistido en su búsqueda y tampoco se contactaban con “los
chicos” (en los mismos términos referido por su madre) del movimiento
barrial “El bodegón de Pocho”, quienes les brindaron asistencia, contención
y asesoramiento (sin desacreditar las manifestaciones de la familia respecto
a las visitas a la comisaría 7ma.), nunca habría podido asociarse que Franco
“Godoy” había estado alojado en la comisaría 7ma. de esta ciudad.
Fue la familia, quien advirtió a la Fiscalía, que Franco
Casco había estado detenido en la Comisaría Séptima. La denuncia de
paradero, frente a la gran cantidad y cúmulo de trabajo del Ministerio
Público de la Acusación (conforme testificaron en juicio los miembros
pertenecientes a ese órgano -Dalmau, Trangoni y Apanowicz-), realizados

240

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Poder Judicial de la Nación
los trámites básicos de rigor, habría quedado en la nada, Franco ya estaba
fondeado en el río Paraná.
Corrobora lo dicho, que la denuncia por búsqueda de
paradero fue remitida a la fiscalía el día 9/10/14 y recién, obra constancia
de la realización de alguna medida el 22/10/14, consistente en una
comunicación telefónica del secretario Trangoni con el Dr. Rodríguez de la
Secretaria de Derechos Humanos de Santa Fe, dando cuenta que ese
organismo estaba realizando averiguaciones a efectores de salud, con
resultado negativo. Es dable aquí recordar que el personal de la Secretaría
de Derechos Humanos, conforme declararon en juicio, tenían un programa
USO OFICIAL

de búsqueda de personas menores de edad y también -más rústico- un


sistema similar para adultos perdidos y, en ese marco, tenían contacto
asiduo y coordinado con el Dr. Trangoni. Ello fue expuesto así en audiencia
de juicio por parte de los testigos Rodríguez y Salina Zabala (empleados de
la Secretaría de Derechos Humanos), así como también por el propio Dr.
Trangoni, y -por supuesto- de las constancias del legajo de búsqueda de
paradero antes aludido.
Contó Elsa Godoy: “El lunes 13 por la mañana yo había
ido a la fiscalía y me atendió un fiscal, que dijo que era fiscal, pero era el
secretario Trangoni, me pidió la denuncia que había hecho la tía en la
comisaria 20 y le conté que estuvo detenido en la comisaria 7ma., que yo lo
sabía porque fui a la 7ma. También le conté que había estado hablando
con el comisario y que el comisario me dijo que lo habían detenido el día
7. Esto me llamó la atención porque el papá me había dicho que cuando él
fue a la comisaría 7ma. le dijeron que lo habían detenido la noche del día
6. También le dije que le había pedido ver el libro al comisario y no me lo
había querido mostrar. El secretario me dijo que él se iba a hacer cargo de

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ese caso, ´ya, ya, me hago cargo´, dijo, eso fue el día 13, desde ese día
hasta el día 17 no tuve ninguna noticia ni llamada, a pesar de haber dejado
los teléfonos”.
Agregó: “Pero ya habían pasado varios días y mi prima
conocía a estos chicos del Bodegón de Pocho y me dijo que si yo quería me
los presentaba porque ellos iban a mover los papeles y saber cómo hacer
para buscar. Yo no sabía nada, no sabía nada, no sabía dónde ir.
Posteriormente, el día 17, pregunté al secretario si yo podía presentar un
´recurso sumario o recurso de habeas corpus como me dijo la gente del
bodegón y me respondió que no, que él se encargaba de todo. El
secretario no me daba ninguna respuesta de nada, el secretario le dijo que
en la comisaría 7ma. le habían dicho lo mismo que a mí, que había estado
detenido y le habían dado la libertad ese mismo día”.
Elsa Godoy, además, dijo: “El día 20 vuelvo a la Fiscalía
con los chicos de movimiento “El Bodegón de Pocho”, es una ONG. Ahí
esperamos que nos atendía el Fiscal, y ahí lo conocí, no era el que nos
atendía siempre. El que nos atendía era el Secretario. Ese día nos
atendieron, entró a hablar con el Fiscal: Lucas, un militante del Bodegón de
Pocho y yo. Ahí el Fiscal me mostró una foto de Franco que aparece
golpeado en la comisaría 7ma. Yo le dije a fiscal que Franco se veía muy
golpeado, le pregunté donde había sido tomada la foto y me dijo que en
la comisaría 7ma; el fiscal se dio vuelta y se fue. Yo solo vi que estaba
hinchado, Lucas me dijo que en la foto se le veía el corte en el labio y con el
pantalón mojado [cuestión no controvertida], yo no lo pude mirar, estaba
nerviosa”.
Resulta conveniente destacar aquí que el Fiscal adjunto
Apanowicz declaró en juicio que recién a partir del 28/10/2014 asumió la
242

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Poder Judicial de la Nación
investigación de la búsqueda de paradero, que en esa fecha se entrevistó
con Elsa Godoy. Sin perjuicio de la fecha exacta del encuentro, lo cierto es
que Elsa Godoy y el Fiscal Apanowicz son coincidentes en sus relatos. En tal
sentido, el Fiscal Apanowicz aclaró que, a raíz de las manifestaciones de la
madre de Franco Casco, se intentó ubicar el legajo de resistencia a la
autoridad por nombre, pero no se halló ninguno bajo la identificación
“Franco Casco”, entonces, efectuaron una búsqueda por dependencia
policial, a través de un sistema con el que contaba esa Fiscalía, fue así que
se encontró el legajo de resistencia a la autoridad. En ese marco, se le
exhibió a la madre la fotografía antes reseñada, que fue la que se exhibió
USO OFICIAL

durante todo el debate a los testigos.


Las defensas pretendieron argüir que los movimientos
sociales abocados a la ayuda y asistencia de personas de bajos recursos
económicos, los empleados de la Secretaría de Derechos Humanos y las
querellas, confabularon en contra del personal de la comisaría 7ma. de
Rosario, infundiendo esas ideas en la familia de Franco Casco, así como
también respecto de las personas detenidas en aquel momento en la citada
sede policial. Ese tema ya ha sido abordado en el punto 2 de la
materialidad, pero en este punto, conforme surge de la testimonial de la
madre de Franco Casco, destaco lo señalado en el debate por el testigo
Máximo Sozzo “…la movilización colectiva contra violaciones a derechos
humanos, ayudan a la investigación, y la actuación de las querellas, en ese
sentido es extraordinaria”.
La madre de Franco Casco, Elsa Godoy, frente a la falta
de respuesta del Estado, recurrió a una ONG, pues no sabía qué hacer ni
dónde ir. La desesperación y tenacidad de la familia en la búsqueda de
Franco Casco, así como el ahínco y firmeza en relación a la investigación

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del caso en esos primeros momentos, fueron fundamental para que, en
esas instancias iniciales, se hallara el CUIJ 21-06122015-9, lo que más tarde
permitiría profundizar el contexto de la detención de Franco Casco en la
comisaría 7ma. de esta ciudad.
En este marco, considero resaltar nuevamente que la
Corte Interamericana de Derechos Humanos en el Caso “Veliz Franco y
otros Vs. Guatemala” sostuvo: “La influencia de patrones socioculturales
discriminatorios puede dar como resultado una descalificación de la
credibilidad de la víctima durante el proceso penal… lo cual se traduce en
inacción por parte de los fiscales, policías y jueces ante denuncias por
hechos violentos”48 (el destacado me pertenece).
Recapitulando, hasta aquí traté brevemente las
vicisitudes relacionadas con la familia de Franco Casco y el personal de la
Comisaría 7ma., además de los primeros contactos de Elsa Godoy con el
sistema judicial.
Ahora bien, adentrándome específicamente a las
investigaciones bajo la órbita del MPA, tramitaron dos legajos: 1) CUIJ 21-
06122015-9 (Imputado: Godoy, Franco. Calificación Legal: Delito contra la
Administración Pública. Resistencia y Desobediencia a la Autoridad)49.
Intervino el Fiscal Campos, de turno para casos de flagrancia. A su vez, el
17/10/2014, el Fiscal Adjunto Mazzoni desestimó la denuncia presentada
por la Comisaría 7ma., en los términos del artículo 273 del Código Procesal
Penal de Santa Fe. 2) La carpeta identificada bajo el CUIJ 21-06116847-5
(Averiguación de Paradero), como consecuencia de la denuncia efectuada
48
El caso se relaciona con la falta de respuesta eficaz ante la denuncia de Rosa Elvira Franco Sandoval, por
la desaparición de su hija, de quince años de edad, quien luego apareció muerta. Allí la Corte remarcó
irregularidades durante la investigación, entre las que destacan la falta de realización de diligencias
cuando fue reportada desaparecida, fallas en la preservación en la escena del crimen, y deficiencias en el
manejo y análisis de la evidencia recolectada.
49
Reservado en Secretaría, incorporado al debate como prueba documental.
244

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Poder Judicial de la Nación
el 8/10/2014 por Roque María Casco, que tramitó ante la Unidad Especial
de Investigación y Juicio nro. 1, cuyo titular era el Fiscal Dalmau. El
24/10/2014 se entregó copia del respectivo legajo a la Dirección de
Asuntos Internos Zona Sur50, en cabeza de Aníbal Candia, dependiente de
la Secretaría de Control de Seguridad, que funcionaba, a su vez, bajo la
órbita del Ministerio de Seguridad de la provincia de Santa Fe. Actuó,
además, el Fiscal Adjunto Apanowicz, conforme ya hice alusión. Del mismo
modo, tuvieron participación, la Fiscal Mariana Prunotto y el secretario
Trangoni, citado anteriormente.
El CUIJ 21-06122015-9, “atentado a la autoridad”,
USO OFICIAL

(conforme fue encuadrado jurídicamente el Fiscal de Flagrancia Campos),


vinculado con el sumario policial falso ya aludido, lo trataré en el próximo
punto de materialidad y, además, en el acápite destinado a participación
criminal y calificación legal.
En relación a la investigación inicial de “búsqueda de
paradero”, CUIJ 21-06116847-5 declararon en juicio los Fiscales Dalmau y
Apanowicz y el secretario Trangoni del MPA. Además, testificó en el debate
personal de Asuntos Internos (Ríos, Pieroni y Candia, entre otros), quienes
también habían tomado intervención en esas actuaciones.
El Fiscal Dalmau explicó que a la época de los hechos
objeto de enjuiciamiento era titular de la Unidad Especial de Investigación
y Juicio nro. 1. Ante preguntas, respondió que previamente se había
desempeñado laboralmente en la Unidad Especial de Asuntos Internos,
que en esa dependencia había trabajado junto a Aníbal Candia que había
sido su jefe, Sergio Pieroni, Pablo Siscaro, Daniel Augusto Escobar y Diego
Álvarez, con quien compartió tareas en la oficina de Sumarios.

50
Ver fs. 82 del expediente principal, constancia actuarial del secretario Trangoni.

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Explicó que la elección de Asuntos Internos para una
búsqueda de paradero se debió al prestigio de esa dependencia, que
trabajaban en forma exhaustiva y prolija. Expresó que le “pareció ante la
situación del caso, que no había noticias del paradero, que era un caso con
cierta problemática, era la manera más adecuada de tratarlo, iba a tener
una respuesta de mayor calidad”.
Agregó: “También otra dependencia era división
judicial, pero había una brigada, que estaba sospechada, gente de esa
unidad terminó condenada, no era adecuado porque estaba controvertida
esa unidad, no había otra dependencia para que me de garantía, en el
contexto del 2014, sin colaboración de fuerzas”.
Por otro lado, Fiscal Adjunto Apanowicz, quien
trabajaba bajo la órbita del Fiscal Dalmau, al declarar en juicio, sobre las
líneas investigativas trazadas en aquella época en relación a la desaparición
de Franco Casco y la intervención de Asuntos Internos fue contradictorio.
Dijo respecto de la investigación por averiguación de paradero de Franco
Casco, que él había tomado intervención en esa causa recién el
28/10/2014, que él no se cerraba en ninguna posición, que no descartaba
nada, tampoco los apremios. Expresó que había advertido la falta del
informe médico en el legajo de resistencia a la autoridad, a raíz de la
entrevista que mantuvo con Elsa Godoy, en esa fecha antes consignada.
Incluso, en el marco de una audiencia de Habeas
Corpus Preventivo, Colectivo y Correctivo51, que tramitó también en la
justicia ordinaria, en su carácter de Fiscal a cargo de la búsqueda de
51
Dentro de la esfera de la justicia ordinaria tramitó el referido habeas corpus (ver CUIJ 21-
07002643-8, fs. 183/84 y material fílmico reservado en Secretaría, incorporado al debate), con la
participación los Fiscales Apanowicz y Campos, por un lado, y el Defensor Oficial Dr.
Franceschetti y la Dra. Lucía Masneri, en representación del Servicio Público de la Defensa de la
provincia de Santa Fe, quienes impulsaron esa acción expedita.
246

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Poder Judicial de la Nación
paradero de Franco Casco, el día 30 de octubre de 2014, el Dr. Apanowicz
dijo que había dado intervención a Asuntos Internos porque podía haber
personal policial involucrado52.
En lo que aquí concierne, cabe destacar que, en esa
audiencia, el Dr. Franceschetti, Defensor Público Oficial perteneciente al
Servicio Público de la Defensa de la provincia de Santa Fe, había
cuestionado el accionar policial. Manifestó, en aquel entonces, que, según
su experticia y la legislación vigente aplicable a la época de los hechos,
podía tratarse de un caso -al menos- de privación ilegal de la libertad.
Tampoco descartaba, la posible comisión del delito de desaparición forzada
USO OFICIAL

de persona. Hizo alusión al “Protocolo de Actuación en denuncias de


personas desaparecidas” dictado por el Ministerio Público de la Acusación y
también a la urgencia de determinadas medidas, como las cámaras ante
búsqueda de paradero de personas.
El día 30/10/2014, mientras se desarrollaba la
audiencia antes referida, apareció un cuerpo sin vida flotando en el río
Paraná, que presumiblemente podría ser el de Franco Casco, y, por tal
motivo se suspendió la misma, a la espera del reconocimiento por parte de
sus padres. Reconocimiento que claramente, fue positivo.
En el contexto descripto, resulta paradojal que, el CUIJ
21-06116847-5, luego del hallazgo del cuerpo sin vida de Franco Casco,
haya sido traspasado y radicado en la Unidad Fiscal de Homicidios Culposos,
a cargo de la Fiscal Mariana Prunotto, recaratulado, en consecuencia,
“Homicidio Culposo”. El Fiscal Apanowicz, según sus dichos durante el
juicio, señaló que él continuó trabajando en esa investigación a modo de
colaborador.

52
Ver video audiencia habeas corpus, reservado en Secretaría.

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En este punto, es dable remarcar que la línea de
investigación de la Fiscalía no era clara. Por un lado, el Fiscal Apanowicz
hizo alusión en la audiencia de habeas corpus a la posible participación
policial en la desaparición de Franco Casco. No obstante, una vez hallado el
cuerpo sin vida de Franco Casco, la causa -llamativamente- quedó bajo la
órbita de la Unidad de Homicidios Culposos y, en ese contexto, la Fiscal
Prunotto solicitó la realización de ciertas medidas a Gendarmería Nacional
Argentina, mientras que el Fiscal Apanowicz continuaba solicitando la
colaboración de personal de Asuntos Internos en determinadas tareas
(Candia, Pieroni, Ríos, Escobar, Siscaro, entre otros), quienes en la práctica
parecía más bien que, tal como lo sostuvo Dalmau, auxiliaba a la justicia en
una simple búsqueda de paradero, independientemente del paso de Casco
por la Comisaría Séptima de la ciudad de Rosario.
Dentro de ese marco situacional, y adentrándome a las
tareas realizadas por personal de Asuntos Internos, cabe preguntarse por
resultar medular, si esa dependencia intervino en una simple búsqueda de
paradero o lo hizo a partir de la posible conducta ilegal de personal
policial.
En ese orden de cosas, el testigo Ríos, personal de
Asuntos Internos, manifestó durante el juicio que intervino como
sumariante en la búsqueda de paradero por orden de su superior (Candia),
quien, a su vez, había recibido instrucciones del Fiscal Apanowicz. Señaló
que el Fiscal Apanowicz nunca les manifestó que había una sospecha del
personal de la comisaría 7ma., que, si hubiera sido así, debió haber
remitido la causa a una fuerza federal (Gendarmería o Prefectura), en
virtud de lo dispuesto en el “Protocolo de Actuación en denuncias de
personas desaparecidas” ya citado.
248

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Poder Judicial de la Nación
En abono a su posición, el testigo Ríos dijo que ellos
sólo efectuaban medidas impartidas por el Fiscal Apanowicz. Expresó que
él aportaba los elementos y el Fiscal sacaba conclusiones. Manifestó que
era la primera vez que actuaba en una causa de búsqueda de paradero,
como auxiliar de la justicia.
No obstante, el testigo Ríos recordó que también
efectuó el análisis del GPS de los móviles policiales. Señaló que, además,
advirtieron que faltaba el informe médico en el legajo de resistencia a la
autoridad, que había sido labrado por personal de la comisaría Séptima.
Que secuestraron el Libro Memorándum de Guardia de esa sede policial y
USO OFICIAL

también realizaron medidas vinculadas con la médica Zelaya.


Entonces, cabe aquí preguntarse, si investigaban una
búsqueda de paradero sin sospecha de participación de personal policial y
todo se centraba en localizar a Franco Casco ¿Cuál era la relevancia o qué
develaba la ausencia de ese informe? ¿Para qué se controló el movimiento
de GPS de los móviles policiales?
En el mismo sentido, declaró el testigo Pieroni, jefe de
la División Judiciales de Asuntos Internos, quien dijo que no se le delegó la
investigación en ellos, que hacían tareas puntuales, que fue el único caso
que tuvo de búsqueda de paradero, que el Fiscal Apanowicz no les había
comentado sobre posible involucramiento en los hechos por parte de
personal policial de la Comisaría Séptima.
Ahora bien, sin perjuicio de sus manifestaciones, las
actuaciones del personal de Asuntos Internos revelan contradicciones. Si
bien los testigos Ríos y Pieroni señalaron que actuaron como auxiliares de
la justicia en una causa “civil” (es decir, en una investigación que no
comprende a funcionarios policiales), realizaban medidas que distan de una

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simple búsqueda de paradero de una persona pérdida, y, además, resulta
claro que se inmiscuían en la investigación más allá de las órdenes del Fiscal
Apanowicz.
En ese sentido, es dable recordar aquí a Candia (Jefe de
la Delegación Zona Sur de Asuntos Internos de la policía de la provincia de
Santa Fe) quien al declarar en el juicio, manifestó que personal de Asuntos
Internos fue a rastrear unos vídeos de una iglesia, a dos cuadras de la
comisaría 7ma., porque, según le había manifestado el Inspector de Zona
Zancocchia53 (que trabajaba en la propia Comisaría 7ma.), el pastor de ese
templo había dicho que tres personas habían manifestado haber visto a
Franco Casco en ese lugar, fines de octubre de 2014. Contó, en ese sentido,
el testigo Ríos que les habían exhibido la fotografía del damnificado a dos
de esos testigos y dijeron que era Franco Casco, el tercero sólo le parecía
que podía tratarse de la misma persona.
Si bien señaló Candia que todo ello fue anoticiado al
Fiscal Apanowicz, lo que importa resaltar es que el personal de Asuntos
Internos no realizaba sólo medidas puntuales por órdenes de terceros
(Fiscal Apanowicz). Incluso, el Fiscal Dalmau dijo en juicio que la eficacia de
Asuntos Internos quedó demostrada a partir de haber trabajado distintas
hipótesis en relación a la investigación de búsqueda de paradero e hizo
alusión directa a los vídeos de la iglesia.
Asimismo, el testigo Candia señaló que cuando se
encontró el cuerpo sin vida de Franco Casco se ordenó el secuestro del
teléfono celular de quien le había tomado la fotografía dentro de la
comisaría y, que, entre esas medidas, el fiscal Apanowicz había requerido
que se entreviste a los detenidos porque la denuncia refería que Franco
53
Zancocchia declaró en juicio y -significativamente- no recordó siquiera su intervención en el motín
desencadenado en la comisaría 7ma. en fecha 6 de noviembre de 2014.
250

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Casco se había ido del domicilio de su tía el día 6 de octubre de 2014 54.
Manifestó que fueron a entrevistarlos, sin novedades. Esa medida fue
llevada a cabo por los imputados Siscaro y Escobar, conforme oficio del
MPA que recibió la Crio. Estela N. González. Declaró en juicio la nombrada
que ese día no había personal disponible de la sección D.I.J.A. y, por tal
motivo, cumplieron con la manda judicial los antes nombrado, a raíz de una
orden impartida por ella, a cargo de la sección Asuntos Internos Zona Sur el
día que se requirieron las entrevistas, suplantando a Candia.
Cabe aquí indagar -nuevamente- sobre el rol de
Asuntos Internos en una “búsqueda de paradero” re- caratulada “homicidio
USO OFICIAL

culposo”; el día 4 de noviembre de 2014, ya hallado el cuerpo sin vida de


Franco Casco: ¿Fueron los imputados Siscaro y Escobar a consultar a
personas privadas de su libertad -alojadas en esa Comisaría- hacia dónde
pudo haber ido Franco Casco cuando “obtuvo la libertad”? ¿Qué dato
debían extraer si no estaba sospechado el personal policial?
En este punto, resulta necesario poner de resalto que el
Fiscal Apanowicz testificó que se presentó en la Seccional 7ma., junto con
la Dra. Prunotto y dos empleados (luego del hallazgo del cadáver y con
posterioridad a la entrevista efectuada por personal de Asuntos Internos
de la policía de Santa Fe), entre otras medidas, con el objetivo de
entrevistar a los detenidos, para no dejar nada librado al azar; manifestó,
así, que se identificaron con el encargo de la comisaría, que era día de
visita, “entrevistamos a uno solo, decidimos no tomar entrevista en ese

54
No obstante, señaló que la versión que Franco había estado detenido el día 6 surge cuando declararon
los detenidos en instrucción. Lo llamativo es que ninguna persona privada de su libertad, alojada en esa
comisaría precisó que lo escucharon el día 6 de octubre de 2014, conforme ya lo valoré, oyeron y
coincidieron los testimonios que una persona gritaba fuera de lo común, que era un pedido de auxilio, que
lo estaban golpeando -más allá que dos personas puntualmente contaron haber escuchado su nombre
“Franco” durante una madrugada-.

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momento” (en alusión a las personas allí alojadas), no quisieron interferir y
tampoco regresaron en otra ocasión.
Sobre esa cuestión, fue interrogado en juicio y, más allá
que al día de la fecha no surge claro cuál/es era/n la/as línea/s de
investigación de la Fiscalía, no supo dar respuesta por qué intentó
entrevistarse nuevamente con los detenidos si la medida llevada a cabo
por Escobar y Siscaro se habría cumplido correctamente -más allá del
objeto de la misma, que tampoco surge claro, conforme lo expuesto ut
supra-. ¿Por qué el Fiscal Apanowicz fue a la comisaría 7ma. junto con la
Fiscal Prunotto luego de haberse efectuado las entrevistas que él mismo
había encomendado?
En este punto, además de lo ya expuesto sobre las
testimoniales brindadas por Candia, Ríos y Pieroni, cabe señalar aquí que
en relación a la presente causa, por resolución de fecha 22 de octubre de
2014, firmada por Sergio Pieroni (Inspector Jefe D.I.J.A.; Unidad Especial de
Asuntos Internos, Delegación Zona Sur) y por Carlos Ríos (Suboficial de la
Unidad Especial de Asuntos Internos, Delegación Zona Sur), teniendo a la
vista el contenido de la IPP correspondiente al paradero de Franco Casco,
dan inicio a una investigación en dicha repartición55. Nótese aquí que en la
foja previa a esa resolución se encuentra agregada una nota periodística
titulada “Buscan a joven desaparecido luego de ser detenido en una
comisaría”56.
Además, el 24 de octubre de 2014, el secretario
Trangoni, conforme ya fue referenciado, entregó copias del legajo 116847-
5 (búsqueda de paradero) a la Secretaría de Control de Seguridad, a través

55
Ver fs. 210 del expediente.
56
Ver fs. 208/209.
252

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Poder Judicial de la Nación
de la Dirección de Asuntos Internos Zona Sur, en cabeza de Aníbal
Candia57.
A su vez, reitero, recién a partir del 28 de octubre, el
Fiscal Apanowicz comenzó a dar indicaciones concretas a Asuntos Internos
a través de oficios varios, entre ellos, se peticionaron medidas vinculadas
con el celular de César Daniel Acosta, quien Álvarez había informado que a
través de su celular se había tomado la fotografía obrante en el legajo de
resistencia a la autoridad.
Por su parte, la norma que creó la Unidad Especial de
Asuntos Internos (Decreto provincial Nº 1359/97) establece: “ARTICULO 2°)
USO OFICIAL

La Unidad Especial creada por el artículo precedente tendrá por misión el


planeamiento, ejecución y control de operaciones destinadas a prevenir y
combatir las actividades ilegales cometidas por personal policial en
actividad o situación de retiro y actuará como auxiliar permanente de la
Administración de justicia cuando se incrimine a personal policial.”
“ARTICULO 4°) La Unidad Especial de Asuntos Internos
tendrá por función:
a.- Investigar los delitos, contravenciones y faltas
administrativas graves cometidas por personal policial, realizando las
operaciones necesarias para asegurar la prueba y determinar a sus autores
y partícipes;
b.- Prestar el auxilio de la fuerza pública para el
cumplimiento de las órdenes y resoluciones judiciales cuando el personal
incriminado sea policía…”.

57
Ver fs. 82.

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En ese contexto antes descripto, efectuaron los
imputados Siscaro y Escobar entrevistas a las personas alojadas en la
comisaría 7ma.
Conforme lo desarrollaré en el acápite “autoría y
calificación legal”, no he logrado obtener la certeza positiva de la comisión
de la conducta atribuida a los encartados Siscaro y Escobar. El cuadro
probatorio detallado, me imposibilito tener por acreditado, más allá de
toda duda razonable, la efectiva existencia de una actividad tendiente a
alterar el curso de la investigación por parte de los agentes de Asuntos
Internos mencionados.
¿Cuáles eran las hipótesis del caso que barajaba el
Ministerio Público de la Acusación -en la búsqueda de paradero y con
posterioridad al hallazgo del cuerpo sin vida? ¿Por qué el MPA le dio
intervención a personal de Asuntos Internos? ¿Por qué el personal de
Asuntos Internos sostiene que realizó medidas concretas respecto de una
investigación (búsqueda de una persona “perdida”) sin sospecha de la
participación policial?
Entiendo que no hay una respuesta unívoca y
concluyente para todos esos interrogantes, más allá de presunciones no
acreditadas en juicio. Lo que no hay dudas es que desarrollaron una
investigación extremadamente negligente e ineficaz. En este punto, los
testimonios de las personas alojadas en la Comisaría 7ma. no fueron
determinantes para dilucidar el accionar del personal de Asuntos Internos
(concretamente la conducta atribuida en este juicio a los imputados Siscaro
y Escobar). Existieron en ese período varias entrevistas de distinta índole
(efectuadas por personal de la Secretaría de Derechos Humanos, personal
del Servicio Público de la Defensa de la provincia de Santa Fe y también, por
254

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Poder Judicial de la Nación
supuesto, de personal de Asuntos Internos), así como también sondeos
conforme lo declaró, entre otros, el testigo Argüello, que claramente
generaron mayor confusión en los detenidos.
Ahora bien, sin perjuicio de la conducta atribuida a los
imputados Siscaro y Escobar en el presente debate como personal actuante
en representación de la Delegación Zona Sur de Asuntos Internos, lo que
adquiere relevancia aquí es que la investigación inicial fue desprolija y
negligente, desviándose el curso de la investigación de los presuntos
involucrados, más allá que eran, justamente, los principales sospechosos.
Al efecto, cabe remitirse -nuevamente- a las
USO OFICIAL

consideraciones efectuadas por el Defensor Público Oficial Franceschetti en


la audiencia de Habeas Corpus realizada en la órbita de la justicia provincial,
el día 30 de octubre de 2014. En aquella oportunidad -cercana a la
desaparición de Franco Casco-, y en presencia de Diego José Álvarez y Cesar
Daniel Acosta convocados como testigos- ya se discutía si el accionar
policial había sido desarrollado de forma regular o ilegal.
En ese marco, inclusive interesa aquí resaltar que el
Fiscal Adjunto Apanowicz manifestó que, aparte de ordenar medidas a
Asuntos Internos, otras las había realizado él en forma personal, para
recolectar evidencia. En efecto, declaró durante el debate el testigo Martín
Casella58, a quien se le había requerido todo el material fílmico de la cámara
externa del local comercial situado en calle Cafferata 290, y,
concretamente, dijo: “Quedaron en pasar a buscarlo y nunca volvieron,
uno era un fiscal”. Dijo que borró esa grabación, que la había conservado
en aquel entonces por tres meses. Lo mismo sucedió con las cámaras del

58
Ver oficio de fecha 4/11/2023, obrante a fs. 299 del expediente principal, donde obra la firma del
testigo Martín Casella, por medio del cual se le solicitaba todo el material fílmico registrado en la cámara
de seguridad externa de su comercio.

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Banco Santa Fe, ubicado aledaño a la Seccional 7ma. de esta ciudad,
cuando fueron solicitadas por el Fiscal Apanowicz, el material había sido ya
eliminado59.
Como se adelantó, tales pruebas fílmicas hubieran
resultado determinantes para corroborar, al menos, si Franco Casco salió
con vida de la Comisaria 7ma. -conforme la versión que reflejaba la versión
policial de los hechos- y, a partir de ese dato, reforzar (o no) otras hipótesis
posibles, pero no fue recolectada, en un “descuido” inadmisible para todos
los intervinientes.
En ese contexto, el 27 de noviembre de 2014, la
magistrada Dra. Roxana Beatriz Bernardelli, resolvió declarar la
incompetencia por vía declinatoria del Colegio de Jueces de la 1era.
Instancia en lo Penal de la Segunda circunscripción de Rosario y ordenó re-
caratular el CUIJ 21-06116847-5 como “Desaparición forzada de personas”
en relación a la muerte de Franco E. Casco.
Asimismo, la magistrada dispuso: 1) la remisión de las
actuaciones correspondientes al CUIJ 21-06116847-5 y CUIJ 21-06122015-9
a la justicia federal en razón de su competencia (art. 142 ter del CP en
concordancia con el art. 33, inciso “E” del CPPN); y, 2) oficiar al Gobernador
de la provincia de Santa Fe, al Jefe de la Unidad Regional II y/o División
Asuntos Internos (Delegación Sur) de la policía de la provincia de Santa Fe a
fin de que realicen las actuaciones administrativas correspondientes para
esclarecer la probable comisión de faltas autónomas por parte del personal
policial de la Comisaría 7ma. y/o todo aquel que hubiese intervenido en la
detención de Franco Casco (v. fs. 678).

59
Ver fs. 257 del expediente principal.
256

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Poder Judicial de la Nación
En efecto, sin perjuicio de la negativa del Dr. Apanowicz
de remitir el CUIJ 21-06122015-9 a la Oficina de Gestión Judicial (OGJ) hasta
que la resolución judicial de declaración de incompetencia adquiriera
firmeza, el día 3 de diciembre de 2014, el mencionado Fiscal y la Dra.
Mariana Prunotto consintieron la decisión de la magistrada Bernardelli y
pusieron a disposición de la OGJ las actuaciones realizadas hasta esa fecha
y las evidencias que fueron recogidas y anexadas en el transcurso de la
investigación para ser remitidas al Juzgado Federal nro. 3 de esta ciudad,
donde quedó definitivamente radicada la causa.
En definitiva, conforme ya lo expuse en la introducción
USO OFICIAL

del presente voto, y lo reiteré a lo largo del desarrollo de sus fundamentos,


entiendo que la práctica de diligencias probatorias a fin de determinar el
paradero de una persona cuyo último dato certero era que había estado
alojado en una dependencia pública policial, privado de su libertad, y que,
además, el sumario policial vinculado con su detención contenía ciertas
inconsistencias y omisiones graves, debió llevarse a cabo de manera
diligente, exhaustiva y sin dilaciones.
Las primeras actuaciones no fueron ordenadas, en
absoluto, de acuerdo a esos parámetros, omitiéndose pesquisas directas
sobre los pretendidos involucrados. Tampoco se cumplió con las directrices
establecidas en la Resolución Nº 11/14 del Ministerio Público de la
Acusación de la provincia de Santa Fe (“Protocolo de Actuación en
denuncias de personas desaparecidas o extraviadas”).
En el presente caso, la negligencia e ineficacia en los
inicios de la búsqueda de Franco Casco implicó retardos y desviaciones en
el curso de la investigación, lo que privó de la colección e incorporación de
prueba fundamental, que no es ni más ni menos la obtenida en forma

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inmediata a la comisión del delito, evitando su contaminación y/o
eliminación.
Todo lo expuesto, conllevó una peligrosa demora que
conspiró copiosamente contra la tarea de adquirir el grado de convicción
que una decisión judicial en esta etapa exige, con el riego de menoscabar el
esclarecimiento de la verdad de lo ocurrido y la determinación de sus
responsables.
No obstante, conforme lo desarrollé en los acápites
precedentes, ello no me impidió recoger y aglutinar elementos de pruebas
convergentes, concordantes y concluyentes, conforme análisis intelectivo
objetivo sobre la evidencia recolectada, apreciada de acuerdo a los
principios de la sana crítica racional y experiencia judicial, que me
permitieron reconstruir la verdad histórica de los hechos objeto de
enjuiciamiento. La búsqueda incansable de la familia de Franco Casco de
una respuesta, fue un eslabón fundamental para profundizar la
investigación de “búsqueda de paradero” y desentrañar la verdad de lo
ocurrido aquella fatídica noche del día 6 de octubre de 2014.

7) La versión policial y elaboración del sumario policial


falso.

A continuación, trataré los puntos centrales sobre el


encubrimiento de la privación ilegal y golpiza impuesta a Franco Casco.
En ese sentido, cabe señalar que se instrumentó un
procedimiento que presentaba una versión falsa de los hechos, a través del
sumario policial que derivó en la formación del CUIJ 21-06116847-5
(Averiguación de Paradero), y se simuló, así, la presencia de Franco Casco
en la comisaría el día 7 de octubre de 2014, a partir de las 13 horas,

258

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Poder Judicial de la Nación
asentándose también esa circunstancia en el Libro Memorándum de
Guardia Nº 15 de dicha Seccional.
Adelanto que, no surgen de la presente causa -más allá
de dicha registración falsa-, otros elementos de prueba convictivos que
permitan afirmar la hipótesis de la detención de Franco Casco, el día 7 de
octubre de 2014, a las 13 horas aproximadamente, por parte de los
imputados Álvarez y Acosta.
Ninguna persona, a excepción de los propios agentes
policiales (y el testigo Saucedo60, sobreseído firme, y sindicado por un
testigo como el ejecutor de amenazas vinculadas con la presente causa),
USO OFICIAL

pudo dar cuenta de haber visto a Franco Casco luego de la “obtención de


libertad” y egreso de la comisaría 7ma., a las 22:05 horas del día 7/10/2014.
Ni siquiera la introducción de una persona ajena al
procedimiento de aprehensión (imputado Crespo) permitió validar la
presencia de Franco Casco en la jurisdicción de la comisaría Séptima, el día
7 de octubre de 2014, a las 13 horas aproximadamente.
Conforme fue señalado por el Fiscal General en su
alegato, debo destacar que el sumario policial, que derivó en la carpeta
fiscal “Averiguación de paradero”, desestimada por el Fiscal Mazzoni
(conforme lo expuse en el acápite anterior), se trata de una documentación
emanada por el propio personal de la comisaría 7ma. involucrados en la

60
Durante el debate, el testigo Saucedo (sobreseído mediante resolución firme por el delito desaparición
forzada de persona), quien se desempeñaba laboralmente en la comisaría 7ma. a la época de los hechos,
declaró en juicio que lo había visto a Franco Casco el día 7 de octubre de 2014 cuando se retiraba él
también de la Seccional 7ma. En virtud de esa manifestación, que era la primera vez que el testigo lo
manifestaba en un ámbito jurídicamente relevante, el Fiscal pidió al Tribunal se le hiciera saber al testigo
que podía no declarar a fin de no auto incriminarse. El Dr. Gesino coincidió con aquella petición. El
tribunal en pleno resolvió tomarle la declaración al testigo bajo juramento de decir la verdad, sin que se
pueda tomar en su contra nada de lo dicho en su declaración. En virtud de ello, entiendo que su
testimonio no puede ser valorado de la misma forma que el resto de los testigos que han declarado
durante el juicio.

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presente causa; entonces, nunca puede ser prueba de descargo, salvo que
esté acompañada de otros elementos probatorios contundentes, lo que en
el presente caso no ocurrió.
En cuanto a la relativa eficacia probatorio del Libro
Memorándum de Guardia, corresponde remitirme a las valoraciones
previamente efectuadas en el capítulo 2 de materialidad.
Simplemente agregaré en este punto, que el Fiscal
Dalmau, quien trabajó como jefe de investigaciones administrativas y
judiciales en Asuntos Internos, conforme ya fue referido, explicó durante el
debate que tener los libros de guardia atrasados les permitía a los policías
registrar distinto las cosas, tal es así que, si en una comisaría se cometía un
ilícito, el tener el libro de guardia retrasado les permitía manejarlo, tal
como sucedió en los presentes hechos.
En ese contexto, señaló que se controlaba que las
comisarías tuvieran los libros al día. En efecto, contó que se habían
detectado adulteraciones en los libros de guardia y por eso se hacían los
controles.
Del mismo modo, el Comisario Daniel Alfredo Giménez,
manifestó durante el debate que en el Libro Memorándum de Guardia se
cargan las novedades que van pasando, pero no en el momento.
Entendiendo la dinámica del funcionamiento de la
Comisaria Séptima, a partir de las declaraciones y datos aportados por sus
protagonistas -expuestos en el punto 2 de la materialidad-, así como
también por la información brindada por los testigos antes citados, ha
podido concluirse que: las anotaciones en el Libro de Memorándum por
cuestiones prácticas, de falta de personal, de orden (“o de desorden”) no se

260

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Poder Judicial de la Nación
realizaban en simultaneo con el evento a registrar, sino con una demora o
retraso de horas, dependiendo del operador u oficial de guardia a cargo.
Por otra parte, previo analizar las inconsistencias del
sumario policial y el LMG, corresponde aclarar en este punto que, en esas
actuaciones policiales, se consignó “Franco Godoy”, además de otros datos
personales parcialmente modificados. En tal sentido, el Subcomisario
Álvarez manifestó durante su indagatoria que Franco Casco no tenían
ninguna pertenencia consigo y que brindó información personal en parte
falsa.
Cabe aquí recordar que Franco Casco partió del
USO OFICIAL

domicilio de su tía con todas sus pertenencias, lo que incluía su mochila y


documento de identidad. Conforme fue desarrollado precedentemente, no
existe explicación lógica o teoría razonable y coherente que permita
sostener que Franco Casco se desprendió de sus objetos personales con
posterioridad al egreso del domicilio sito en calle Garzón 1300 bis de
Rosario (6/10/2014, a las 17:30 horas) y previo a su aprehensión por los
agentes policiales Álvarez y Acosta, unas horas más tarde (7/10/2014, a las
13 horas). Pues, según la versión policial, reitero, cuando fue detenido, no
llevaba consigo absolutamente ninguna pertenencia.
En tal sentido, la imputada Hernández, Oficial de
Guardia durante la noche del 7 de octubre de 2014, quien consignó en el
LMG Nº 15 que Franco Casco había obtenido su libertad a las 22:05 horas, y
que se le había hecho entrega de sus pertenencias, manifestó en su
indagatoria que recordó que sólo le devolvieron unos cordones cuando fue
liberado. No obstante, ello resulta totalmente falaz. Inclusive, incoherente
con la propia versión policial fabricaba.

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Adelanto aquí, si bien profundizaré sobre la temática
“videos” en el último punto del presente capítulo, que las defensas
sostuvieron durante todo el juicio que existen ciertas imágenes
audiovisuales, exhibidas durante el debate, que muestran a Franco Casco
con vida, con posterioridad a su egreso de la comisaría 7ma. de Rosario. Lo
que resulta paradojal es que en esos videos se observa a una persona que
vestía una remera blanca, prenda que el damnificado no poseía al ingresar
a la delegación policial, según la propia versión policial.
En resumen, por un lado, los funcionarios policiales
aseveran que Franco Casco no tenía ninguna pertenencia consigo cuando
fue detenido, a su vez, dejaron asentado en el acta de procedimiento que
vestía una remera mangas largas de color azul, pantalón de jean y zapatillas
de color negro. No obstante, también pretenden sostener que Franco Casco
es la persona que se observa en las imágenes de video antes aludida, con
una remera blanca. No resiste el menor análisis lógico y razonable.
En palabras sencillas, según la versión policial, primero,
previo a ser detenido por agentes policiales, Franco Casco se deshizo de sus
pertenencias (mochila, ropa, visera, billetera y documento de identidad),
pero luego, 5 horas después de ser liberado, se vistió diferente, se colocó
una remera blanca, que, además, según testificaron sus familiares, no
poseía.
Sentado ello, es dable señalar que el sumario policial
que derivó en la formación de la carpeta identificada bajo el número CUIJ
21-06116847-5, caratulada “Delito contra la Administración Pública.
Resistencia y Desobediencia a la Autoridad”61, consta de 7 folios.

61
Legajo reservado en Secretaría.
262

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Poder Judicial de la Nación
Lo primero que debo poner de resalto en relación a las
omisiones y “errores” es la consignación incorrecta del lugar donde se
produjo la detención de Franco Casco, la falta de firmas insertas en ese
documento y la ausencia de testigos conforme lo prescribía la legislación
provincial vigente en el año 2014.
En tal sentido, en esa acta de procedimiento (folio 1 del
sumario policial), se dejó constancia de que la presunta detención de
“Franco Godoy”62 ocurrió en Catamarca y Constitución. Incluso la carátula
de actuaciones policiales remitidas al MPA se consignó “Catamarca y
Constitución”.
USO OFICIAL

Además, en el “libro de sumarios”63 de la comisaría


7ma., cuando el 8 de octubre se registró el sumario contra Franco Godoy,
se plasmó “desacato”, en calle “Tucumán y Constitución”.
En tal sentido, corresponde señalar que, el recorrido
del móvil nro. 5667 registrado por GPS -que es el móvil policial en el cual
habrían detenido a “Franco Godoy”- arrojó que el vehículo en cuestión no
pasó por la esquina de las calles Constitución y Catamarca, sino por calles
Urquiza, Lavalle, Tucumán, Castellanos, doblando en calle Catamarca,
donde se detuvo durante ocho minutos aproximadamente, a pocos metros
de cruzar la intersección con calle Alsina (ver informe de fs. 114 a 116 del
expediente principal).
Sin embargo, en las posteriores declaraciones de los
imputados, éstos dieron otra versión de los hechos. En concreto, afirmaron
que la detención ocurrió en Catamarca y Alsina.
El imputado Álvarez sostuvo en su indagatoria que el
“error” en el acta se debió a la utilización de un modelo. A su vez, el
62
Nombre que Franco Casco le habría proporcionado al personal policial, según el imputado Álvarez
63
Reservado en Secretaría.

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encartado Acosta manifestó durante el debate que eran personas (en
alusión al personal de la comisaría 7ma.) que se podía equivocar en una
fecha u horario.
Ello podría resultar una explicación lógica, pero lo que
devela la fabricación de una versión falsa es el error sostenido sobre el
lugar de detención.
En tal sentido, en la referida nota firmada por Acosta y
Gianola Rocha, de fecha 22 de octubre de 2014 (dirigida a la Secretaría de
Derechos Humanos de Santa Fe), todavía sostenían que la detención había
ocurrido en Catamarca y Constitución.
En esa instancia, conforme fue confirmado por el
propio imputado Acosta, quien había dialogado con la familia de Franco
Casco, siendo la nota cercana a la detención, no puede continuar fundando
el error en el uso de un modelo de acta anterior. El protagonista no podía
desconocer u haber olvidado el lugar donde tomó lugar la aprehensión.
Además, conforme fue minuciosamente detallado por
el Fiscal en su alegato, a fs. 66 de las Actuaciones Administrativas labradas
por la URII, SECCIÓN SUMARIOS ADMINISTRATIVOS (D.5), incorporado
como prueba documental al juicio, el imputado Acosta expresó que la
detención de Franco Godoy ocurrió en Catamarca y Constitución. Lo mismo
Álvarez cuando declaró en fecha 2 de marzo de 2015.
La nueva versión de los imputados (en cuanto a que la
detención ocurrió en cercanías de Catamarca y Alsina) coincide sí con el
geoposicionamiento del móvil policial Nº 5667.
No obstante, esta necesaria “adecuación” de los hechos
con la “fraguada realidad”, aún quedan algunas cuestiones llamativas por
resolver. La primera de ellas, reside en imaginar que, en el término de tan
264

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Poder Judicial de la Nación
sólo ocho minutos, sucedió lo que la versión oficial pretende hacernos
creer. Esto es, que sigilosamente se acercó el personal policial hacia una
persona desconocida -potencialmente peligrosa- hubo una pelea producto
de la resistencia que habría opuesto el “sospechoso” a su detención o
acercamiento del personal policial, que por ello tiró un ladrillo y, en el
forcejeo le rompió la camisa al Comisario Álvarez, luego, al ser reducido,
finalmente fue trasladado al móvil policial. Todo en ocho minutos.
Y todo ello, con una gran ventaja, no hubo testigos.
Llamativamente no se convocaron testigos, ni aun, luego de la detención o
reducción del individuo, como suele suceder en la gran mayoría de los
USO OFICIAL

casos cuando el personal policial, para dotar de legalidad al acto o, incluso,


cuando la propia dinámica de los hechos lo impidió, convoca con
posterioridad a los testigos.
En este orden de cosas, abordaré brevemente la
intervención del imputado Alberto Daniel Crespo puesto que justamente el
móvil policial salió a recorrer la jurisdicción el día 7 de octubre de 2014,
como consecuencia de un llamado de un vecino (Alberto Daniel Crespo),
quien habría informado que había dos personas en las inmediaciones de
calles Tucumán y Constitución, en actitud sospechosa, intentando abrir
puertas de los domicilios.
Cabe señalar aquí que el imputado Crespo, mediante
un llamado al teléfono celular de Diego José Álvarez, le habría advertido
sobre dos personas que estaban intentando abrir picaportes, reitero, en
inmediaciones de las calles Tucumán y Constitución, esto es, a una
distancia de 3 cuadras donde supuestamente fue detenido Franco Casco.
Si bien entiendo que existen ciertos extremos
vinculados con la participación del vecino Alberto Daniel, que no he podido

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despejar, más allá de toda duda razonable, lo cierto es que el Fiscal Campos
(quien intervino en el referido legajo de “atentado a la autoridad”), no
solicitó se le tome declaración testimonial a la persona que realizó ese
llamado. Concretamente, el Fiscal Campos ordenó: “labrar acta de
notificación de derechos y formación de causa, fichar dactiloscópicamente,
obtener su planilla prontuarial, examen médico, extraer vistas fotográficas
del imputado y secuestro…”.
Asimismo, el Fiscal Campos en su declaración
testimonial explicó que, de acuerdo a las circunstancias del caso, se podían
solicitar otras medidas como declaraciones testimoniales, croquis del lugar,
pero no fue así en este caso. Encuadró jurídicamente como “atentado a la
autoridad”. Claramente el acto promotor del sumario policial se fundó en la
actitud que habría adoptado Franco Casco cuando Acosta y Álvarez lo
intentaron identificar, sin vinculación alguna con el llamado de Alberto
Daniel Crespo.
En este caso, el testimonio de Alberto Daniel Crespo
sólo era útil para la versión policial, con el fin de confirmar que otra
persona -más allá del personal policial- había advertido la presencia de
Franco Casco en la zona de la jurisdicción de la Comisaría 7ma. (folio 2 del
sumario, firmado por Alberto Daniel Crespo y el sumariante Gysel).
Conforme lo expuse precedentemente, el acta de
procedimiento labrada no tenía firma de persona alguna, y fue realizada sin
convocar testigos, incumpliendo la normativa aplicable vigente a la época
objeto de enjuiciamiento, lo que revelaba necesario la intervención de un
individuo ajeno a la estructura policial para que pudiera avalar que esa
aprehensión, efectivamente, había sucedido en las circunstancias relatadas
por los agentes policiales.
266

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Poder Judicial de la Nación
En relación a la causa que provocó la detención de
Franco Casco, corresponde agregar que Acosta manifestó que esa persona
(“Franco Godoy”) estaba apoyada sobre un árbol en una plazoleta. Es decir,
incluso en la versión policial, su identificación no se encontraba avalada por
ninguna norma provincial64. Sólo en el prejuicio, como ya expresé, de
determinadas características fisonómicas que indujo a pensar al personal
policial que “esa persona” sería la que presumiblemente habría estado
intentando abrir los picaportes de las casas de la zona.
A mayor abundamiento, conforme lo adelanté, en el
acta se dejó constancia de que no se convocaron testigos porque no se
USO OFICIAL

hallaron, debido a que el lugar era una zona sub urbana. En relación a ello,
vale decir que las inmediaciones de Catamarca y Constitución difieren
bastante del concepto de zona sub urbana; pero tampoco Catamarca y
Alsina -lugar donde luego afirmaron que habría ocurrido la detención-
puede considerarse zona sub urbana; sólo hay allí una plazoleta y luego una
considerable circulación tanto vehicular como peatonal.
Aquí cabe tener presente que el código procesal penal
de la provincia prevé en su art. 268 inc. 7 la posibilidad de prescindir de
testigos en actos de este tipo si hallarlos “…fuera absolutamente
imposible…”, caso en el cual deberá dejarse constancia de las causales y “la
diligencia tendrá valor con la intervención de dos (2) funcionarios
actuantes”.
En este sentido, los imputados armaron las
actuaciones: como obviamente no iban a tener testigos de este
procedimiento inexistente, en el acta se dejó constancia de la intervención
de dos funcionarios policiales: Álvarez y Acosta.
64
Ver art. 10 bis de la ley orgánica de la policía de Santa Fe, así como el Código Procesal Penal santafesino,
ya citados.

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Conforme se puede apreciar en las fotografías obrantes
en el disco extraíble destinado a la presente causa (Ruta de acceso: carpeta
“CASCO”, “RESPALDO ARCHIVO DIGITALES REMITIDOS POR JF3”, “CJ3”,
“SOBRE N1”, “F”, “CASCO FRANCO EZEQUIEL”), la plazoleta Luis Palacios,
lugar -finalmente- sindicado por Acosta y Álvarez, así como también en el
primer sitio señalado como el sector donde se produjo la detención de
Franco Casco, se observa que no es despoblado, contrario a ello, se
observan vehículos transitando en varias imágenes. Cabe aquí aclarar que
el día 7 de octubre había asueto administrativo exclusivamente en la ciudad
de Rosario en conmemoración de la virgen “Nuestra señora del Rosario”,
donde la actividad privada es normal.
El imputado Acosta manifestó en su indagatoria: “En
Alsina y Catamarca, observamos a la persona, esa persona toma una piedra,
nos acercamos y nos agrede, caemos al piso las tres, el comisario pierde la
manga de la camisa, lo subimos al móvil, en esa intersección hay una
plazoleta, había poca gente, estaban las visitas esperando ingresar”. Esa fue
la explicación del encartado en relación a la falta de concurrencia de
testigos en el lugar.
En definitiva, la zona de la detención no encuadra en el
concepto de zona sub urbana. En coincidencia con las apreciaciones
efectuadas por el Fiscal durante su alegato, con una simple vista de las
inmediaciones se advierte de lo forzado e impropio de la utilización de esa
definición.
Además, de las distintas versiones dadas por Crespo,
Álvarez y Acosta surge que el almacén de Castellanos y Tucumán estaba
abierto (ver declaración de Crespo de fs. 153), que la óptica de calle
Cafferata y Tucumán estaba abierta (ver declaraciones de Acosta y Álvarez,
268

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Poder Judicial de la Nación
en las cuales se afirmó que ese día, a la tarde, imprimieron allí las
fotografías de Franco Godoy).
Del mismo modo, Acosta, jefe de sumarios, con vasta
experiencia, dijo que las actas las firman generalmente las personas que
actúan (en los procedimientos). Aclaró que los actuantes fueron él y
Álvarez, que no la suscribió por no ser la persona más antigua. Dijo que leyó
ese día el acta de procedimiento, recordó que observó la firma de Álvarez
en la parte superior del papel.
Cabe aquí remarcar que, al tomar vista en esta
audiencia del Legajo por Resistencia a la Autoridad, el Fiscal Apanowicz
USO OFICIAL

resaltó dichas circunstancias al notar que el acta de procedimiento no se


encontraba suscripta al pie por persona alguna.
En ese sentido, cabe señalar que la imputada González,
en su declaración indagatoria incorporada al debate, manifestó que las
actas de procedimiento debían estar firmadas por todos los actuantes, solo
por dar un ejemplo.
Por otra parte, resulta interesante resalar que cuando
Álvarez declaró en el juicio sobre el tamaño de la supuesta piedra que quiso
arrojar “Franco Godoy”, refirió a un adoquín que había que agarrar con
ambas manos; ello no coincide con lo que dice el acta de procedimiento,
que relata que “Godoy” agarró el adoquín con la mano derecha y que
incluso se movió -se alejó- con el adoquín en la mano.
Además, respecto del lugar de detención según la
segunda versión de los imputados, esto es Catamarca y Alsina, ahí no había
adoquines (ver fotografías ya citadas)
Resulta claro e ilustrativa lo expuesto por el Fiscal
durante su alegato en relación a la camisa de Diego José Álvarez. Se dejó

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constancia en el acta de procedimiento, y lo declaró así también Álvarez -
confirmado por la imputada Hernández-, que Franco Godoy le habría roto
la camisa, cabe aquí recordar que el testigo Caffarena (quien hizo la pericia
de la camisa) dijo: “Hicimos prueba con la otra manga, simulamos un
forcejeo, un tirón, y en el primer intento de tirar sobre la otra manga, se
rompió prácticamente de la misma forma que la otra manga.” El Fiscal, en
aquella oportunidad le preguntó: “¿Simularon un forcejeo y el resultado
fue ese?”; y respondió: “Claro”.
Respecto al lavado y guardado de un elemento de
prueba, como fue la camisa rota, que debió reservarse junto con el
adoquín, ¿por qué remitieron parcialmente el secuestro al Ministerio
Público de la Acusación? ¿Por qué guardó, en su caso, una camisa rota?
A fs. 275/276 de las Actuaciones Administrativas
labradas por la URII, SECCIÓN SUMARIOS ADMINISTRATIVOS (D.5), Álvarez
declaró en fecha 2 de marzo de 2015, y allí dijo que ese 7 de octubre,
cuando llegó Gianola Rocha, él le hizo entrega del acta de detención de
Franco Godoy y también del secuestro, consistente en el adoquín y la
camisa, cuando surge claro que la camisa recién fue entregada el 20 de
noviembre tal como surge de las actuaciones obrantes en la causa.
En otro orden de ideas, en esta acta refirieron que se
habría efectuado la fuerza mínima indispensable para reducir a “Godoy” y
se dejó constancia de que el nombrado presentaba una escoriación en el
labio de la boca.
Dicha escoriación es la misma a la cual refiere el
informe firmado por la Dra. Zelaya, al que me referiré más adelante.
Claramente el golpe en la boca de la víctima sí existió y
que, como ya expuse, se relaciona con la pérdida de piezas dentarias,
270

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Poder Judicial de la Nación
conforme concluyó el Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, donde se plasmó que se correspondía con una lesión
vital.
En relación a las fotografías agregadas al sumario
policial (tanto de Franco Casco como de los elementos secuestrados) cabe
señalar que, si bien de dicho sumario surge que habrían sido obtenidas con
la cámara particular de la dependencia (ver constancia de fs. 7 del legajo
policial), cuando personal de Asuntos Internos se constituyó en la Comisaría
para secuestrar esa cámara, el Subcomisario Álvarez manifestó que la foto
había sido tomada con el celular de César Acosta (ver acta de fs. 271/272).
USO OFICIAL

Entonces, el dato de que las fotografías de Casco fueron


sacadas con el celular de Acosta fue incorporado por el propio Álvarez, en
fecha 2 de noviembre de 2014.
Éste es otro elemento que aporta al armado de la
versión de hechos, puesto que Acosta estaba en la Comisaría (al menos
según los Libros) el 7 de octubre durante el día y no así el 6 a la noche, que
es cuando realmente estuvo Franco allí.
Cabe aquí decir que en el Libro de la Comisaría no se
dejó constancia ni del horario de la toma de fotografías a “Franco Godoy” ni
del encargado de realizarlo.
Por el contrario, conforme surge del folio 170/171 del
Libro Memorándum de Guardia Nº 15, en otro supuesto de detención de
una persona, el personal de la Comisaría dejó consignado, en el margen de
la transcripción del acta de procedimiento, quién fue el encargado de
tomar la foto para la instrucción del sumario.
La omisión en el caso de “Franco Godoy” impide
comprobar quién habría tomado esas fotografías como así también el

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horario en que se habrían tomado. Esta inconsistencia, entre otras, es
prueba del ocultamiento.
Además, se explicará a continuación la manipulación
del celular de Acosta, en el curso de la investigación.
En este sentido cabe resumir la secuencia, que permite
saber el lapso en que el aparato estuvo en poder del imputado: el 2 de
noviembre de 2014 (casi un mes después de ocurridos los hechos en
cuestión) se le secuestra por primera vez el celular a Acosta (fs. 274).
Luego de ello, en Asuntos Internos practican pericia
sobre ese celular para ver si se encuentran allí las fotografías de Casco y no
están (fs. 364/389).
Resulta interesante remarcar que la pericia efectuada
por Asuntos Internos sobre el teléfono celular de ACOSTA, a inicios de
noviembre de 2014, arrojó que en dicho aparato habían sido borradas dos
fotografías en los horarios de las 18:50 horas y 21:47 horas del día 7 de
octubre de 2014, las cuales habrían sido tomadas por otro dispositivo
electrónico y luego enviadas por WhatsApp a ese equipo celular; por lo
demás, se desconoce qué imágenes borró porque éstas no pudieron ser
recuperadas.
El 7 de noviembre de 2014 le devuelven el celular a
Acosta (fs. 387). El 25 de noviembre, 18 días después, vuelven a secuestrar
dicho celular (fs. 658/660).
Por su parte, Gendarmería realizó una primera pericia y
extrajo datos. Aquí sí aparecen las fotos en miniatura, sin metadatos. Es
decir, este teléfono estuvo bastante tiempo en poder del imputado, incluso
cuando ya sabían que los estaban investigando, conforme lo expliqué en el
acápite anterior.
272

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Poder Judicial de la Nación
Se efectuó otra pericia sobre el celular de Acosta (en
fecha 16 de marzo de 2022), en el marco de la instrucción suplementaria, y
se dictaminó respecto de las fotografías obrantes en dicho aparato que no
fue posible recuperar los datos tales como fecha, hora de creación,
dispositivo que las tomó, si fueron enviadas o recibidas de otro dispositivo;
que, específicamente respecto de las imágenes de Casco, no pudo
encontrarse la información solicitada en los metadatos de las mismas,
puesto que estas imágenes habían sido borradas.
Por otra parte, en el folio 3 del sumario policial falso
obra agregada el “acta de conocimiento de derechos del imputado”, en la
USO OFICIAL

cual también consta que el Fiscal Campo “… ha ordenado su libertad de


conformidad al art 218 del CPP de la provincia de Santa Fe”.
Cabe aclarar que se consignó como fecha de confección
del acta el día 19 de abril de 2014, en lugar del 7 de octubre. Además,
consta allí que la aprehensión de Franco Godoy se habría llevada a cabo a
las 14:40 horas, lo cual difiere de la información resultante del acta de
procedimiento y del Libro Memorándum De Guardia de la Comisaría, en
donde se registró que la supuesta detención fue efectivizada a las 13:00
horas aproximadamente.
Conforme lo expuesto precedentemente sobre las
anotaciones atrasadas en el Libro Memorándum de Guardia, en relación
con la extracción de fotografías y acta de notificación de derechos, puede
colegirse entonces, que esa noche del día 6 de octubre de 2014, Franco
Casco, por averiguación de antecedentes o portación de cara, fue detenido
e incluso, que pudo existir de su parte, alguna resistencia a esa detención
por entenderla ilegitima o injustificada.

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En ese contexto, fue llevado a la comisaria, se
extrajeron fotos, fichas dactiloscópicas, para probablemente al día
siguiente a primera hora poner toda esa información, ya recolectada, como
ellos mismos refirieron al ampliar sus declaraciones indagatorias, a
disposición del Ministerio Público Fiscal.
Al respecto, también la testigo Barbieri Galván, quien
cumplía funciones de sumariante en la comisaría 7ma. (al igual que el
imputado Gysel), señaló que el turno arrancaba el lunes a la mañana y
terminaba el domingo a la noche y que, en esa semana, ingresaron 60
sumarios aproximadamente. Explicó que el personal de la oficina de
sumarios se retiraba de la seccional a las 20 horas, “…y entraba un superior
de servicio, ese superior recibía todo, pero lo dejaba todo para nosotros a la
mañana”.
Pero lo que sucedió durante la madrugada cambio el
curso de los acontecimientos. Por eso motivo, las actuaciones que se
formalizaron al día siguiente, que implicaron el registro y el inicio de las
actuaciones por resistencia a la autoridad, fueron fraguadas porque Franco
Casco ya no estaba con vida, y con el único objeto, conforme reitero desde
el inicio del presente voto, de “legalizar”, “transparentar” y “justificar”, el
paso de Franco Casco por la Comisaría.
Era innegable su aprehensión durante la noche del 6 de
octubre de 2014, claramente perceptible para las personas detenidas en
esa dependencia policial.
Ello ha quedado en evidencia, a partir de errores y
omisiones propios de una puesta en escena “improvisada”, errores que
involucran actuaciones de vital importancia como el acta de libertad,
inconsistencias en los relatos de los detenidos contrastados con otros
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Poder Judicial de la Nación
elementos de prueba (no entre sus relatos, que fueron milimétricamente
coincidentes y “poco creíbles”), fotos que desaparecieron, también de vital
importancia, cuando llamativamente la “manga” de la camisa rota del
Comisario Álvarez fue lavada, planchada y guardada.
Detalles insignificantes fueron resguardados y
cuestiones de vital importancia para la investigación formaron parte de un
“gran descuido”.
En definitiva, Franco Casco, había sido detenido esa
noche del 6 de octubre como consecuencia de una mecánica de
hostigamiento inorgánica pero habitual de la Comisaría 7ma, quedando a
USO OFICIAL

merced de los funcionarios y a la espera de qué harían con él.


Conforme lo señalo la parte acusadora, las actuaciones
policiales tenían parte de verdad y parte inventada.
En los términos ya introducidos en el presente voto, se
retrasó unas horas el registro de la detención, a través del sumario policial
falso que legalizara el paso de Franco Casco por esa sede policial y, por
medio, además, de la registración de constancias adulteradas en el libro de
memorándum de guardia.
En otro orden de ideas, consta que el acta de
notificación de derechos, fue labrada por el agente Esteban Daniel Silva, sin
perjuicio de encontrarse suscripta por el agente Guillermo H. Gysel.
Aquí los imputados intentaron explicar que el agente
Gysel fue quien firmó los papeles, y no Silva, para poder mandarlos rápido a
Fiscalía. Lo que tampoco sucedió, puesto que fue remitido el sumario al
MPA, el día 9/10/2014.
Nuevamente (al igual que en el acta de procedimiento)
una actuación importante (acta de lectura de derechos donde también se

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deja constancia de que el fiscal habría ordenado la libertad de Franco
Godoy) que no firmó quien supuestamente la confeccionó.
Además, en esa acta de lectura de derechos sólo dice
que el Dr. Campo dispuso la libertad; no consta en ella el horario en que
este acto tan trascendente habría ocurrido.
El Fiscal Campos a su vez declaró que “… el acta de
conocimiento de derechos del imputado debía ser labrado por el personal
policial en la forma más próxima a la aprehensión…”. Por supuesto que
tampoco existió acta de aprehensión, sino simplemente la referida acta de
notificación de derechos y libertad.
En relación a las inconsistencias y omisiones del Libro
Memorándum de Guardia Nº 15 de la Comisaría 7ma. vinculadas al día 7 de
octubre de 2014, reitero que los asentamientos en el no se hacían en
tiempo real.
Sin perjuicio de lo ya expuesto sobre esa temática,
agrego que, un claro ejemplo también de ello, surge a partir de las
constancias vinculadas a los “controladores de comisaría”, quienes se
presentaban en la Comisaría 7ma., en horas de la madrugada y, en muchos
casos, la firma de ellos constaba varias horas antes de su concurrencia a la
dependencia o, en otros casos, horas después.
La imputada Hernández dijo que las demoras en los
asentamientos en el Libro Memorándum de Guardia se debían a que, en
algunos casos, transcribir un acta de procedimiento extensa le llevaba
aproximadamente media hora.
Esta pretendida explicación de la imputada no es más
que un reconocimiento de que se demoraban los registros en el Libro y que,

276

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Poder Judicial de la Nación
de ese modo, existía el llamado “momento de dominio policial” para
registrar lo más conveniente para los imputados.
En cuanto a las anotaciones en el Libro Memorándum
de Guardia precisamente del 7 de octubre de 2014, cabe destacar lo
siguiente, se registró que a las 12:50 horas el Sub Comisario Álvarez y el
Oficial Acosta salieron en el móvil nro. 5667 (ver folio 89).
Según la versión de los imputados, esa salida obedeció
al llamado de Crespo, quien habría denunciado que había visto a un joven
intentando abrir las puertas de los domicilios. Sospechosamente, no existe
constancia del llamado telefónico de Crespo. Esta circunstancia no se
USO OFICIAL

condice con los registros obrantes en los libros de la Comisaría 7ma. en los
que puede observarse registros de las llamadas telefónicas efectuadas o
recibidas, pudiéndose concluir que éste era el funcionamiento habitual.
Álvarez intentó justificar su salida ante el llamado de
Crespo (junto con el jefe de sumario Acosta, quien manifestó en audiencia
no recordar haber efectuado un procedimiento en el modo que se habría
llevado a cabo la detención de Franco Casco) y explicó que el resto del
personal estaba almorzando temprano porque luego había que prepararse
para la visita de presos.
Pero conforme Libro Memorándum de Guardia, a las 13
horas del 7 de octubre había al menos 8 personas prestando funciones en
la Comisaría: Benítez, Greiner, Murúa, Guerrero, Gysel, Acosta, Álvarez,
Contino y Saucedo.
No encuentra lógica ni razonabilidad que sea el mismo
jefe, quien haya salido a atender la llamada del vecino Crespo, cuando en la
comisaria había personal suficiente como para cumplir con ello.

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Asimismo, la Oficial de Guardia Cintia Greiner, a las
13:15 horas, dejó constancias del regreso de los agentes mencionados en el
punto anterior, trasladando al llamado Godoy Franco, a/22, s/c calle 2 n°
3735 Bs As, DNI 37.530.992, f/n 22/07/92, hijo de Godoy Elisa, procediendo
a labrar el acta a los fines legales. se amplía (ver fs. 89). En el margen dice:
“m/5667. demorado. ML Díaz”.
A las 15:45 horas se puso en conocimiento de la
realización de una comunicación telefónica con el hospital Agudo Ávila para
averiguar si el detenido se había escapado de dicha institución, constando
que allí informaron que el detenido no era paciente del lugar (ver folios
89/90). Ese llamado, según las manifestaciones de la imputada Hernández,
fue realizado por ella.
En relación a este punto, es llamativo que no consta
quién atendió el llamado en el Agudo Ávila ni fue consignado el número del
oficio respectivo; lo cual sí ocurrió en otras constancias asentadas en el
Libro Memorándum de Guardia, sobre llamadas al hospital de mención, en
las que se asienta un número de oficio así como el nombre de la persona
que los atiende; al mismo tiempo, se informa a la Agrupación Unidades de
Orden Público –AUOP- cuando el informe del hospital resulta negativo,
tampoco se comunicaron con esta repartición, en el caso de Franco Godoy.
Cabe señalar que ese llamado fue realizado minutos
antes de la presunta revisación médica practicada sobre Franco Casco, en la
cual se dejó constancias que estaba desorientado en tiempo y espacio.
Ahora bien, según lo manifestaron en sus indagatorias
Gysel y Benítez, que habrían dialogado con Franco Casco en ese horario, lo
notaron que estaba bien, normal, un diálogo normal. ¿Cómo puede ser que
personas que trataron al mismo tiempo, casi en simultaneo con Franco
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Poder Judicial de la Nación
Casco, hayan percibido una conducta o estado diametralmente opuestos?
Claramente, ni Gysel, ni Benítez tuvieron diálogo con Franco Casco, así
como tampoco la médica Zelaya lo examinó.
Nótese aquí que los testimonios de los detenidos son
contestes entre sí, escucharon a una persona que no era de su ambiente,
que gritaba fuera de lo común.
La comunicación a ese instituto de salud mental, devela
claramente el intento policial de involucrar más personas en un
procedimiento sin testigos. Pero esos individuos, en definitiva, en modo
alguno, más allá de la comunicación telefónica, podían dar cuenta de la
USO OFICIAL

efectiva existencia o presencia de Franco Casco.


En el mismo sentido, el anoticiamiento al Fiscal
Campos, cuestión que abordaré con mayor profundidad al tratar
participación criminal y calificación legal. Adelanto que el riesgo que
alegaron las defensas de “blanquear” la detención de Franco Casco ante el
MPA, era casi nulo. Lo dijo el mismo Fiscal Campos, era improbable que se
presentara en la comisaría. Además, esgrimir los agentes policiales que
podía el Fiscal ordenar efectivamente que quedara privado de su libertad,
por un delito encuadrado jurídicamente como “atentado a la autoridad”,
resulta un intento de defensa burdo que atenta contra la realidad del
funcionamiento del sistema judicial penal.
Retomando la versión que surge de los dichos de los
imputados y de lo asentado en el LMG, a las 15:55 horas, se consignó que el
Oficial Acosta realizó una consulta al fiscal en turno -Campos-, por Franco
“Godoy”, quien puesto en conocimiento del arresto preventivo del mismo
ordenó las siguientes medidas: que se lo identificara dactiloscópicamente
por el hecho de atentado a la autoridad calificado, se constatara su

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domicilio, se fotografiara el secuestro y al arrestado y, se tomara
declaración testimonial al denunciante (ver folio 91).
Conforme valoraciones previas, vinculadas al imputado
Alberto Daniel Crespo, cabe aquí recordar que, conforme surge de la
declaración testimonial del Fiscal Campos, éste no solicitó constatación de
domicilio en esa primera consulta, así como tampoco recepción de la
declaración testimonial referida por el personal policial.
El llamado al Agudo Ávila y, más precisamente, el
llamado al Fiscal Campos comenzó a ser el armado de todo, que incluyó un
engaño al Fiscal, conforme lo expuse en los párrafos anteriores.
A las 17:15 horas, Hernán Gysel habría consultado al
Fiscal, informándole el diagnóstico médico. El fiscal dispuso, según LMG,
que constataran el domicilio familiar y, una vez obtenidos los antecedentes,
realizaran una nueva consulta con él (ver folio 94).
Al respecto, el imputado Gysel (sumariante, quien
estaba a cargo del sumario policial falso), al prestar declaración indagatoria
dijo que a las 16:00 horas llegó la médica, la Dra. Zelaya, y que alrededor de
las 17:15 él hace la segunda llamada al Fiscal y le avisa que tenían el
informe médico, pero que aún no se había podido constatar el domicilio y
no había fichas, que ante ello, el Fiscal ordenó tratar de conseguir la
dirección o contactar a algún vecino, insistió con que se saquen los
antecedentes y que, con el resultado de esas medidas, lo vuelvan a
consultar.
No obstante, conforme surge de la declaración
testimonial del fiscal Campos, en su primera consulta ordenó que
efectuaran una nueva comunicación con él recién cuando tuvieran el
informe de antecedentes penales. Asimismo, señaló el fiscal que, una vez
280

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Poder Judicial de la Nación
que le informaron que no poseía antecedentes penales, ni contaba con
orden de captura, ordenó que previa constatación de domicilio se le
otorgue la libertad a Franco Godoy, en los términos del art. 218 del CPP.
En definitiva, el Fiscal Campos, una vez obtenidos los
datos vinculados a sus antecedentes, ordenó la constatación de domicilio.
No obstante, en la última comunicación que tuvo el Fiscal con personal de
la comisaría 7ma. (Gianola Rocha) para informar que no habían podido
constatar el domicilio, el Fiscal reiteró la orden de libertad. Declaró el Fiscal
Campos que, aunque no estuviera constatado el domicilio, igualmente
otorgaba la libertad -por los motivos antes aludidos- “de la misma forma en
USO OFICIAL

que se actúa con cualquier persona que habiendo, o no, cometido un delito
se encuentre en situación de calle”. En ese orden de cosas, el Fiscal
Apanowicz durante el juicio dijo que él ni hubiera ordenado la constatación
de domicilio.
Además, a las 16:14 horas del 7 de octubre -conforme
los radiales obrantes en la causa- se registró un llamado de la Agente
Greiner al 911 para solicitar que ubicaran un domicilio de “Calle o Pasaje 12
al 3700 de Rosario”. En esa comunicación, Greiner le manifiesta a la
empleada del 911 que la persona detenida le había aportado esa dirección.
Luego, atento que la agente del 911 no logró ubicar el
lugar, Greiner le dijo que le consultaría nuevamente al detenido y volvería a
comunicarse. Sin perjuicio de lo alegado por su defensa en cuanto que
Franco Casco habría brindado ese domicilio, lo relevante y lo que devela la
conducta de la imputada es que ella misma había registrado en el LMG que
ese individuo demorado se domiciliaba en Buenos Aires (ver constancia del
LMG ya referida, 13: 15 horas).

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Además, el imputado Benítez refirió que, apenas
llevaron a Franco Godoy a la Comisaría, él le tomo los datos y
aproximadamente 2 horas después, confeccionó las fichas dactilares. En
esas fichas (agregadas a fs. 30 y 2279 del presente expediente) figura una
dirección de Florencio Varela.
Es decir que, antes del llamado de las 16:14 horas al
911, en el Libro Memorándum de Guardia y en las fichas dactilares ya
figuraba que Franco Casco era de Buenos Aires.
Entonces, ¿por qué consultó Greiner por una dirección
de Rosario a las 16:14 horas? Simplemente se estaban fraguando
actuaciones, la intención no era constatar el domicilio de nadie, porque
Franco ya estaba muerto. Greiner, era otra funcionaria policial más que
había conversado con Franco Casco, no era sólo la palabra de Acosta y
Álvarez plasmada en un acta de procedimiento sin testigos ni firma.
El involucramiento de más personas, aparte de los
funcionarios actuantes (Álvarez y Acosta) le otorgaría un mayor grado de
credibilidad a la versión policial fabricaba; Greiner ya era parte del complot
policial a las 16:15 horas, era la oficial de Guardia del 7 de octubre de 2014,
cumpliendo funciones desde las 8 horas hasta las 20 horas de ese día.
Cabe señalar que el domicilio correcto era el de Calle 12
n°1820, entre calles 37 y 35, de la localidad de Florencio Varela (ver
actuación de fojas 1348 del presente).
A las 18:25 horas, los agente policiales Guerrero y
Hernández habrían llevado las fichas dactiloscópicas de “Franco Godoy”
para averiguación de antecedentes, en el móvil 5667 (ver fs. 95).
En el GPS del móvil 5667 figura que estuvo detenido en
Francia al 5000 desde 18:45 a 19 horas. A las 19:20 horas (nota al margen
282

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Poder Judicial de la Nación
“Informe IG”): regresaron Guerrero y Hernández con fichas rechazadas “por
la nota mal dirigida”; e informan que la empleada Tramontini de Índice
General informó que Franco Godoy no estaba identificado, ni poseía
captura (ver folio 95).
En este punto, es dable señalar que existe una
constancia suscripta por el testigo Suboficial Gasparini Ray65, quien hizo el
cotejo de fichas dactiloscópicas, a las 21 horas, donde consta que Silva
recibió el informe por él efectuado (v. fs. 2278). Asimismo, en el LMG de la
SECCIÓN DACTILOSCOPITA, DEPARTAMENTO CIENTÍFICO FORENSE DE LA
REGIÓN II, EN FECHA 7/10/14, EN EL FOLIO 100, INCISO 4, EL AGENTE ALFIO
USO OFICIAL

GASPARINI RAY dejó asentado lo siguiente: “Causa: Cotejo; Horas 21:00;


Referencias: “Se recepciona Nota 1627/14 de la Cria. 7ma. adjuntando
fichas dactiloscópicas de quien dice llamarse GODOY FRANCO, con el objeto
de establecer su identidad. Luego de la clasificación y búsqueda
confrontativa en nuestros archivos se determina que el mismo no se
encuentra identificado. Ind. Dact. V2443 -I4422. Recibió Agente Silva” (ver
Fs. 2274/75).
El testigo Gasparini Ray explicó que la ficha con la cual
él trabajó es aquélla cuya copia obra agregada a fs. 2279 del presente
expediente, y dijo que podía afirmar esto porque era la única que tenía su
propia firma.
La temática vinculada a la extracción de fichas
dactiloscópica fue arduamente discutida durante el debate. Ahora bien, sin
perjuicio que sólo en una de ellas figura el nombre Franco como firma
(entregada a la sección índice dactiloscópico) y en el resto garabatos; lo que
cabe preguntarse es lo siguiente, si el Subcomisario Álvarez se retiró 15:10
65
Perteneciente a la Sección Dactiloscopia de la División Policía Científica de la URII de la Policía de la
Provincia de Santa Fe.

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horas en su vehículo particular y regresó a las 20:50 horas a la comisaría
7ma. ¿Cómo hizo el Subcomisario Álvarez para firmar la segunda nota (nota
1627/14) que habría sido llevada por Acosta y Ortiz a Jefatura, a las 20:38
horas?
Con ello, cabe concluir que no es posible que los
sucesos de ese día hayan ocurrido como se plasmó en los Libros o como
intentaron explicar los involucrados. Lo dicho, es sólo un elemento más
para sostener que se alteraron los hechos puesto que no resulta
comprensible que el Subcomisario suscriba una nota cuando no se
encontraba presente en la sede policial.
Alegó en juicio que ellos se adelantaban a los pedidos
que efectuaban los fiscales, ya sabían cuáles eran los trámites de rigor, sólo
que aquí no pudo predecir que una nota iba a estar mal dirigida. Los
imputados en autos (Hernández y Guerrero), no pudieron explicar cuál fue
el error o equivocación de esa primera nota rechazada.
Dijo Álvarez en una de sus ampliaciones indagatorias:
“hay una plena correlación entre todos los registros. Todas las llamadas
telefónicas, los movimientos, los registros que se dejaron en las diferentes
dependencias, no sólo los del Libro Memorándum de Guardia, sino de
todos los registros de las demás dependencias”.
Continuando con los registros asentados en el LMG de
la comisaría, a las 19:30 horas, salen supuestamente el Sgto. Guerrero y el
Ag. Silva con el llamado Godoy Franco en el móvil número 5667, a los fines
de localizar a su familia, ya que el mismo les manifestó estar parando en lo
de una tía en esta ciudad, no recordando la dirección, pero sí el lugar (ver
fs. 96).

284

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Poder Judicial de la Nación
A las 20:20 horas, según LMG, regresan supuestamente
el Sgto. Guerrero y el Ag. Silva en el móvil nro. 5667, junto al llamado
Godoy Franco y dejan constancia de que, tras efectuar una recorrida por
calles Richieri, siguiendo por Av. del Valle, Callao, Jujuy hacia el oeste y la
intersección de calle Bordabehere y Alsina y sus alrededores, el llamado
Godoy habría manifestado no recordar el lugar en que habitaría él o alguno
de sus familiares (ver folio 98).
Sobre la constatación de domicilio, a los fines de no ser
reiterativo, me remito a lo expuestos en párrafos anteriores cuando analicé
la testimonial del Fiscal Campos contrarrestada con las constancias del
USO OFICIAL

LMG.
Sólo agregaré aquí lo expuesto por el Defensor Público
Franceschetti durante la audiencia de Habeas Corpus antes aludida, en
cuanto que nunca había visto “delivery de presos” (en alusión irónica al
recorrido efectuado en un móvil policial para localizar el domicilio de la tía
de Franco Casco, que se circunscribió según GPS a los alrededores de la
comisaría 7ma.).
A las 20:38 horas figura que salen el Agente Silva y el
Sgto. Ortiz, con móvil 4387, a “Tribunales”. A las 21:55 horas regresan Ortiz
y Silva, sin novedad.
Conforme surge de la declaración testimonial de
Gasparini Ray, las constancias documentales obrantes en la causa y los
movimientos del GPS del referido móvil, se dirigieron a Jefatura a entregar
la nota antes referida y las fichas dactiloscópicas, puesto que en el LMG no
obra constancia alguna.

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A su vez, declaró Silva en juicio: “Salgo con Ortiz (chofer
de turno noche) para Jefatura a Sección Dactiloscópica. Me hacen informe y
regreso a Comisaría.”
Por otra parte, en el Libro Memorándum de Guardia, a
las 20:20 de ese mismo día (7 de octubre), hay control de Penales y relevo
del Cabo de 4to. Según puede deducirse de las constancias de ese
documento, el subjefe Gianola Rocha le entregó los Penales al Sgto.
Ayudante Ramón Juárez. En ese control de Penales, no figura Franco Godoy
como demorado, sin perjuicio que el demorado ya había regresado
supuestamente de su “paseo” en el móvil policial.
Concretamente, se plasmó en el LMG: “20:20. Control
Penal y relevo de Cabo 4to. Se realiza lo marginado a cargo del Sub Jefe Of.
Ppal. Gianola Rocha, juntamente con personal de ambos tercios, en pisos…
sin novedad, con un total de 40 detenidos fijos, quedando a cargo de los
Penales Sgto. Ayte. Juárez Ramón”.
La falta de registración de dónde se encontraba Franco
Casco en ese momento, se contrapone con lo afirmado enfáticamente por
Álvarez al declarar en fecha 4 de agosto de 2022 que siempre se dejaba
constancia de dónde estaba cada preso.
Sin embargo, en el Libro Memorándum de Guardia
correspondiente al día 7 de octubre no consta: ni el alojamiento de Franco
Godoy en el “transitorio” durante toda la tarde; ni se aclaró en el control de
Penales de las 20 horas que Godoy está demorado y en móvil policial
intentando constatar su domicilio. A su vez, el Sargento Ayudante Ramón
Juárez recibió los Penales sin constancia de que Godoy estuviera detenido.
En este punto, resulta menester resaltar que en su
declaración en juicio el imputado Benítez contó que ese día 7 de octubre se
286

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Poder Judicial de la Nación
retiró antes del relevo de guardia y que, por tanto, dejó las llaves de los
Penales (incluida la del “transitorio”) en la Guardia. Esto precisamente en el
horario en el cual una guardia debía entregar a la otra guardia el detenido,
que en realidad ya estaba muerto.
A las 20:40 horas: el agente Gysel se comunicó con el
fiscal provincial Campos informándole que no se pudo constatar el
domicilio, quien le respondió que se comunicaría en media hora (ver folio
98). A las 22:03 horas se dejó registro que Gianola Rocha se comunicó
nuevamente con el fiscal Campos quien, en virtud de la información que le
aportan en esta cuarta llamada, ordena la libertad de Godoy (ver folio 99).
USO OFICIAL

No puedo dejar de soslayar, que el Fiscal Campos,


reiteró la orden de libertad, es decir, existió una comunicación previa,
donde obtuvo la información del resultado negativo de los antecedentes
penales y como consecuencia ordenó su libertad, previa constatación de
domicilio, que no era relevante a los fines de peligrosidad procesal. No obra
registro en el LMG de esa primera orden donde dispuso la libertad de
Franco Godoy.
A las 22:05 horas: Godoy habría recuperado la libertad,
luego de cumplimentar los trámites legales, haciéndosele entrega de sus
pertenencias, firmando de conformidad y para su debida constancia en
oficina de sumarios (ver folio 99). En relación a sus pertenencias, me remito
a lo expuesto al inicio del presente capítulo sobre la inconsistencia del
relato policial.
En relación al informe médico firmado por la Dra.
Zelaya sobre Franco Godoy, según Libro Memorándum de Guardia número
15 de la Comisaría 7ma., el 7 de octubre de 2014 a las 16 horas se habría
hecho presente la médica –Zelaya- quien diagnosticó la existencia de una

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escoriación en el labio izquierdo superior de Franco Godoy, y señaló que se
encontraba desorientado en tiempo y espacio, para luego retirarse (ver
folio 94).
Acá vale destacar que, en ocasión de declarar la Dra.
Zelaya en el marco del habeas corpus que tramitó en la justicia provincial,
ella confirmó que, según lo que constaba en el informe, esta persona
estaba desorientada en tiempo y espacio.
En esta ocasión, la médica Zelaya reiteró en varias
oportunidades que lo que declaraba era en base al informe suyo y no
porque recordara el caso específico. Esta declaración ocurrió en fecha 31 de
octubre de 2014.
Sin embargo, a fs. 30 de las actuaciones administrativas
labradas por la URII, SECCIÓN SUMARIOS ADMINISTRATIVOS (D.5), Zelaya
declaró en fecha 25 de noviembre de 2014, y allí (con posterioridad a su
declaración en el habeas corpus) parece que recordó con mayor precisión la
inspección de “Franco Godoy”.
En efecto, allí precisó que al consultarlo sobre sus datos
personales y el lugar donde estaba, Godoy no había podido aportar datos
precisos, por lo cual asentó que estaba “desorientado en tiempo y espacio”,
pero que había agregado que estaba tranquilo. También aseveró que ella
consideró que no necesitaba ser trasladado ni evaluación psiquiátrica,
puesto que estaba tranquilo.
Recordemos aquí que según Benítez y Gysel, quienes
conversaron con él en ese horario, “Franco Godoy” estaba normal. En
efecto, Benítez plasmó en las fichas dactiloscópicas el nombre de la madre
del Franco Casco (Elsa Godoy), aportado por supuesto por el propio
“demorado”, lo que no se condice con un estado de desorientación.
288

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Poder Judicial de la Nación
A su vez, Gysel (encargado del sumario policial)
manifestó que había hablado con Franco Godoy y que éste le habría
manifestado que sabía llegar al domicilio de su tía.
En cuanto a la escoriación en el labio superior,
volvemos a ver el patrón de decir parcialmente la verdad. Ello porque, tal
como surge también de las fotografías de Franco Casco, éste presentaba un
golpe en el labio que se vincula con la pérdida de 3 piezas dentarias. Sobre
la maniobra que habría generado el golpe por parte de los agentes
policiales, Álvarez y Acosta no pudieron aportar detalles, sólo que los tres
(los funcionarios policiales -incluso Acosta de gran porte- y Franco “Godoy”)
USO OFICIAL

se habrían revolcado por el suelo cuando “intentaron” que desista de


arrojarles una piedra, que, según Acosta, ya no tenía en sus manos cuando
efectuaron el mínimo uso de la fuerza para reducirlo y terminaron en el
piso, Álvarez con su camisa rota (tema ya abordado) y Franco Casco
golpeado en su labio. Sin explicaciones aún respecto a su pantalón mojado.
En otro orden de ideas, el Protocolo de Flagrancia
hablaba también de la descripción corporal del imputado, al momento de la
revisión por el médico. No obstante, el acta de la Dra. Zelaya, no menciona
los tatuajes de Franco Godoy –Franco Casco, quien tenía al menos dos
tatuajes-.
Cabe preguntarnos si en la descripción del imputado no
debió incluirse -siempre que fuera real que lo vio en persona- algo tan
visible como sus tatuajes, señas fundamentales para su identificación e
individualización, a tal punto, que fueron justamente los que permitieron la
identificación de Franco Casco, una vez hallado su cadáver en estado de
descomposición y por tanto irreconocible.

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Además, en el referido habeas corpus, cuando Zelaya
relató cómo eran las revisiones médicas de rutina a los detenidos en
Comisarías, ella especificó que hacía una revisión completa del cuerpo para
verificar la existencia o no de lesiones, solicitándoles incluso que se sacaran
la ropa a tal fin. Claramente, debió haber visto los tatuajes de Franco, del
cuello y del brazo, pero por alguna razón, que no pudo explicar no dejo
constancia de los mismos.
Por otra parte, cabe señalar que el automóvil donde la
Dra. Zelaya se trasladaba no poseía GPS, por lo cual la única prueba con la
cual pretenden los acusados acreditar que la doctora estuvo en la
Comisaría 7ma. para revisar a Franco Godoy es el Libro Memorándum de
Guardia de la Comisaría, labrado por los imputados y sus propias
declaraciones.
A su vez, al analizar el informe del recorrido que la Dra.
Zelaya habría realizado visitando distintas comisarías ese día (agregado a fs.
406), el mapa de fs. 397, y las copias certificadas de los libros de guardia de
las distintas comisarías (que dan cuenta del horario en el cual la Dra. Zelaya
habría estado en cada Comisaría), contrastado a su vez con la declaración
de Oscar Rubén Álvarez, chofer de los médicos de Medicina Legal de la
Unidad Regional II de Policía, quien señaló que el tiempo promedio que
demoran los médicos con cada paciente, dependiendo de lo que tenían que
hacer, era de entre 15 y 20 minutos, permiten concluir que los lugares
indicados como visitados por la médica que habría revisado a Franco Casco
o “Godoy”, resultan incompatibles.
En tal sentido, al declarar el Fiscal Apanowicz, destacó
que se imputó a Zelaya porque: “se secuestró el libro de medicina legal; en
ese libro se pudo determinar que en escuetos espacios de tiempo había
290

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Poder Judicial de la Nación
traslados en distintos puntos de la ciudad. Hice que se tomaran los tiempos
entre comisarías; los tiempos eran otros, por eso se imputo a Zelaya…”.
Además, el acta con el informe médico confeccionado
por la Dra. Zelaya no estaba agregado a las actuaciones policiales remitidas
al MPA, según las constancias de autos y conforme lo manifestó el testigo
Ríos durante el debate, así como también el Fiscal Apanowicz.
Cabe señalar que antes de que Asuntos Internos
tomara declaración a la Dra. Zelaya (el 1° de noviembre de 2014), el
formulario médico cuya copia obra agregada a fs. 267 del expediente no
estaba entre la documentación que la policía había labrado.
USO OFICIAL

En efecto, surge de la nota de fecha 4 de noviembre de


2014 (agregada a fs. 289/290), dirigida al Fiscal Apanowicz y firmada por la
Subjefa de la Delegación Zona Sur de la Unidad Especial de Asuntos
Internos, que esa repartición fue quien acompañó una copia del formulario
del informe médico legal firmado por la Dra. Zelaya.
Fue Asuntos Internos quien aportó a la causa el informe
médico.
En relación a ello, declaró en este juicio Aníbal Candia
de Asuntos Internos, y se le preguntó si había visto el informe médico de
Franco Godoy, éste contestó:
“…Vi la fotocopia del esquema. En realidad, no dentro
del sumario, no sé dónde fue que la vi.”
Se le preguntó a Candia si se había podido verificar que
Zelaya estuvo en la Comisaría 7ma., a lo que respondió: “En la Comisaría
7ma. tenía registro de entrada…”
Luego se le consultó respecto de lo que tenía que
hacerse en el sumario por la detención de una persona, y respondió: “Tiene

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que haber acta de procedimiento; la comunicación inmediata al fiscal… el
Jefe designa al sumariante; que lo viera el médico de policía.”
Por su parte, el testigo Guillermo Apanowicz dijo que el
acta con el informe médico no estaba en el legajo policial y que creía que lo
había aportado la propia Zelaya.
Asimismo, el fiscal recordó que a partir del secuestro
del Libro de Personal de Medicina Legal -en el cual constaba que en
escuetos espacios de tiempo Zelaya se había traslado a distintos lugares de
la ciudad- ordenó una reconstrucción de dichos recorridos y se determinó
que los horarios señalados no eran posibles, por lo que se inició causa a
Zelaya por falsedad ideológica.
En efecto, conforme el análisis de los elementos de
prueba producidos durante el debate, entiendo que la Dra. Zelaya no habría
examinado a Franco Casco ese día 7 de octubre de 2014, a las 16 horas, por
la sencilla razón de que, a esa hora, estaba muerto.
Cabe aquí mencionar que María Elena Zelaya se
encuentra procesada, y confirmado ese procesamiento por la CFAR, como
presunta autora del delito de encubrimiento previsto y penado en el art.
277 inc. 1 a) con la agravante prevista en el inc. 3 a) y d) del CP (tal como se
prueba con el informe labrado por la secretaria del Juzgado Federal n°3 de
Rosario, acompañado a la causa como instrucción suplementaria).
En relación a las distintas secuencias fílmicas exhibidas
durante el debate a los familiares de Franco Casco, resulta necesario
destacar que afirmaron categóricamente que la(s) persona(s) que podía
apreciarse en las imágenes, no se trataba del damnificado.

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Poder Judicial de la Nación
Los registros fílmicos obrantes en la presente causa,
ordenadas conforme el horario de las secuencias seleccionadas en su
oportunidad66, se detallan a continuación:
- Caseros y Francia (vista 1 y vista 2);
- Alberdi y Sabin (vista 3, vista 4 y vista 5);
- Sabin y Avellaneda (vista 6, vista 7 y vista 8);
- Génova y Avellaneda.
Corresponde aclarar que son contundentes los dichos
de los familiares de Franco Casco, quienes, al serles exhibidas las imágenes
de la esquina de Génova y Avellaneda, afirmaron que la persona que
USO OFICIAL

aparecía en el video no era Franco; basándose en que la ropa era distinta,


que no había traído una remera blanca, y que había diferencias en la
contextura y en la forma de caminar.
Ramón Casco dijo al observar ese video: “Mi hijo no es.
Mi hijo era un poquito más alto y más corpudo. El andar no es el de Franco,
él caminaba un poco más rápido. La ropa no la reconozco.”
En el mismo sentido, la hermana de Franco Casco,
Malvina Godoy, manifestó que la persona que aparecía en ese video no era
su hermano; que la forma que él tenía de caminar, no era ésa.
Carina Godoy contó en juicio la ropa que trajo Franco
cuando viajó a Rosario; concretamente dijo: “Le pusimos con mi mamá 3
jeans, 3 remeras, un camperón de River, una remera manga largas, dos
bermudas, creo que dos pantalones deportivos y su ropa interior. La remera
era de River, el pantalón también, 3 jeans comunes, uno con cortes las
bermudas con bolsillos a los costados; un color marrón y otro color jean…”.

66
Reservados en Secretaría, en el disco extraíble destinado a la presente causa. Ruta de acceso: carpeta
“CASCO2, “RESPALDO ARCHIVOS DIGITALES REMITIDOS POR JF3”, “CJ3”, “SOBRE N1”, “S”, “Registros
Investigación Franco Casco”, “Video para Windows Media”.

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Al exhibírsele el video correspondiente a la esquina de GENOVA Y
AVELLANEDA, en horario cercano a las 3:39 a.m. del día 8 de octubre de
2014, negó que fuera Franco.
Agregó textualmente: “Ese pantalón y la ropa que lleva
arriba no es de él, ni las zapatillas, ni por como camina. Tiene algo blanco,
esa remera, y él ropa blanca no trajo, ese jean no es de él, ese color no
usaba él. Las zapatillas tienen algo blanco en la punta, y no son de él, las
que trajo eran negras”. Aclaró también que la remera de River que había
traído era negra con el escudo rojo.
Además, su primo Rubén Retamar dijo que Franco no
era el del video, que el pantalón era otro, que le veía en el cuello algo
blanco y él no tenía ropa blanca y que la forma de caminar no le parecía.
Roque María Casco también negó que Franco fuera la
persona que se veía en el video y recordó que su sobrino, cuando salió de
su casa, vestía zapatillas negras.
Cabe señalar aquí que, durante el juicio, se dio lectura,
a través del testigo Arana, de un mensaje de texto de fecha 30/10/2014,
que Roque María Casco había enviada desde su teléfono celular donde dice
textualmente “Estamos mirando un bideo k parese franco”, se trataba de
un video de una persona llamada Salinas -conforme se comprobó
posteriormente-.
El vídeo que se le había exhibido en esa fecha, se
vinculaba con unas imágenes de una iglesia, conforme surge de otro
mensaje de texto enviado unos minutos antes por la testigo (pericia
telefónica ya aludida), lo que se condice con las actuaciones labradas por
Asuntos Interno en relación a esos vídeos donde se constató que la persona

294

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Poder Judicial de la Nación
que se observaba en aquellos era un sujeto individualizado luego como
Salinas.
Asimismo, a Carina y Malvina Godoy se les exhibieron
imágenes correspondientes a las esquinas de Caseros y Francia, Alberdi y
Sabin, y Sabin y Avellaneda y, en todos los casos, negaron categóricamente
que en ellas apareciera Franco Casco.
Carina Godoy manifestó: “No es mi hermano; La ropa
no es la que él tenía… En una vi el color de zapatillas blanca, no tenía
zapatillas blancas él; los dos pares que él tenía eran negras.”
Carina destacó que en el video ella veía que la persona
USO OFICIAL

tenía algo blanco; en tal sentido, afirmó que Franco Casco no había traído
ninguna prenda blanca a Rosario.
Cabe adelantar aquí, que el perito Sergio Martínez, en
su primer informe identificó una prenda clara debajo. Dijo textualmente:
“Se puede observar el cuello de una prenda clara debajo” (video de Sabin y
Avellaneda).
A su vez, en aquella oportunidad, se le preguntó si la
prenda oscura que se veía en el video era la que Franco Casco trajo a
Rosario y su hermana dijo que no. En cuanto a la forma de caminar y
moverse dijo respecto de las personas que aparecen en el video: “Este
camina más rengueando... él era más derecho para caminar, nunca
rengueó…”.
Malvina Godoy dijo que el de los videos no era Franco.
“No es la forma de caminar, de correr de él … En uno lo
noto petiso y en otro lo veo muy alto”. Concluyó que no era Franco Casco.
Por otra parte, si bien se puede apreciar fácilmente que
la calidad de esos vídeos no es apta para efectuar un análisis categórico, se

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efectuaron dos exámenes periciales durante la etapa de instrucción, uno
por parte del personal de Gendarmería Nacional Argentina y, el otro, por
personal de Policía Federal Argentina. En el juicio, se solicitó colaboración al
Ministerio de Seguridad de la Nación y, en ese marco, se efectuaron tres
nuevas pericias por parte de la PFA, la Policía de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires y la DATIP. Oportunamente, declararon en juicio los testigos
Carlos Eligio Ferreira, Subinspector Agostina Matticoli y Sergio Enrique
Martínez.
En su oportunidad, Gendarmería Nacional, Policía
Federal y DATIP dijeron que, por la calidad de las imágenes señaladas, no
era posible efectuar un dictamen categórico.
En este sentido, el informe agregado a fs. 813/829 del
Departamento de Criminalística y Estudios Forenses de Gendarmería
Nacional concluye: que no cuenta con un software que le permita mejorar
las imágenes remitidas puesto que “cuanto más se amplíe, mayor será el
número de píxeles ‘inventados’ por la computadora y la imagen se
corresponderá menos con la original”; que el material no es idóneo para un
cotejo scopométrico categórico; y que, sólo basándose en rasgos generales,
el individuo que aparece caminando en las capturas de video efectuadas, se
trata de la misma persona.
A las audiencias celebradas en esta causa compareció el
testigo Carlos Eligio Ferreira, quien prestaba funciones en la Gendarmería
Nacional y quien realizó el informe precedentemente reseñado. En tal
sentido, reconoció su firma en el informe y explicó específicamente lo del
pixelado, que se traduce en una imagen inventada.
Del informe agregado a fs. 1307/1328 de la División
Individualización Criminal de la Policía Federal Argentina surge también
296

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Poder Judicial de la Nación
que: el material era inidóneo para realizar un estudio comparativo de
rostro; que se hallaron a nivel general compatibilidades entre la persona
del video y Franco Casco, pero que resultaban insuficientes técnicamente
para decir que eran la misma persona.
Fue incorporado el informe elaborado por la División
Reconocimiento Antroposcopométrico de la Policía Metropolitana de la
ciudad de Buenos Aires, por medio del cual se dictaminó: “… esta División
‘NO CUENTA CON LOS RECURSOS Y/O TECNOLOGÍAS PERTINENTES PARA
REALIZAR UN MEJORAMIENTO DE IMAGEN’. Asimismo, no es factible
realizar el requerimiento pericial efectuado; en cuanto a efectuar una nueva
USO OFICIAL

evaluación de la correspondencia (o no) de las imágenes de videos con


relación a las fotografías indubitadas de Franco Ezequiel Casco. Observadas
las imágenes dubitadas visualizadas en los registros fílmicos mencionados,
estas NO RESULTAN APTAS, debido a que si bien son registradas en colores,
la calidad de las mismas es baja, asimismo la distancia existente entre el
objetivo de la cámara y el sujeto en escena es amplia, esto produce que al
realizar un acercamiento (zoom) se reduzca notablemente la calidad de la
misma impidiendo visualizar características antropométricas
imprescindibles para realizar una individualización fehaciente”.
Por lo demás, en respuesta al requerimiento efectuado
al Ministerio de Seguridad de la Nación, constan incorporadas al debate los
siguientes informes:
- Prefectura Naval Argentina, que no tenían
herramientas técnicas para mejorarlos (informe de fs. 274/275 de dicho
legajo)
- La División Individualización Criminal de la Policía
Federal que, practicado el procedimiento respectivo, no se logró mejorar

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sustancialmente la claridad y nitidez de la morfología facial; por lo cual el
material seguía siendo inidóneo para un profundo cotejo fisonómico,
ratificando de este modo su informe previo -pericia Nº 321-46-0018/2015,
agregado a fs. 1307/1328 del principal- (ver informe de fs. 276/282 del
Legajo de Prueba). En dicho informe, luego de sostener que no conocían la
existencia de recursos tecnológicos que permitieran efectuar el pretendido
mejoramiento de imágenes, explicaron que la interpolación de píxeles es
un proceso digital que añade más píxeles a la imagen, para agrandarla. Y
que el inconveniente de este tipo de técnicas es que la generación artificial
de píxeles puede modificar la imagen observada.
Por su parte, el testigo Fernando Dalmau dijo que la
calidad de los videos -en relación a los videos que venimos analizando- no
les permitía ver las facciones.
Respecto de los informes realizados por Sergio Enrique
Martínez, perteneciente al Laboratorio de Multimedia Forense de la
Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación
Penal (DATIP), conforme lo explicó el Fiscal, en su primer informe, tal como
se le encomendó, se valió sólo del llamado “VIDEO MEJORADO”.
Allí destacó que: “Todas las imágenes se encuentran en
condiciones de nocturnidad y con iluminación artificial. En cuanto a la
ubicación de las cámaras, se encuentran a una distancia considerable
respecto de la persona de interés”. Agregó también que: “… respecto del
rostro, cabe destacar que la calidad del material aportado no permite
visualizar la morfología de sus componentes”.
En igual sentido, al momento de prestar declaración en
esta audiencia, Martínez destacó que el material fílmico que se le remitió y

298

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Poder Judicial de la Nación
utilizó para elaborar el primer informe no contaba con suficiente cantidad
de características para poder ahondar sobre lo dictaminado.
En el segundo informe que se le encomendó, Martínez,
a modo introductorio, señaló que las condiciones técnicas de las imágenes
dinámicas eran las mismas que las detalladas en el informe anterior; esto
por cuanto, recordemos, se sirvió de los mismos videos utilizados en el
primer informe, con las características ya señaladas, para cotejarlos con las
fotos de Franco aportadas.
Teniendo en cuenta las manifestaciones de Sergio
Martínez en ambos informes y particularmente en su testimonio, debemos
USO OFICIAL

resaltar que Martínez ya había advertido que con la calidad de las imágenes
no podía profundizar y que, por ende, las mismas no eran aptas para
efectuar conclusiones categóricas.
En coincidencia con el representante del Ministerio
Público, entiendo que la valoración del segundo informe efectuado por
Martínez, debe efectuarse conforme con las precisiones realizadas
previamente por el propio testigo.
Por su parte, al declarar el testigo de la defensa, el
Inspector Gamboa, aclaró que lo que él había efectuado era sólo un
informe preliminar y no una pericia. Que, en caso de practicarse una
pericia, las medidas pertinentes las habría tomado scopometría y
planimetría. Dijo el testigo: “Es muy común que se haga eso, es común que
para labores periciales importa que el material tenga tal o cual
característica. Hago informe previo y después se ve si hay elementos para
hacer pericia o no.”

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En este caso, como dijo el propio testigo, podemos
concluir que no se le encargó una pericia precisamente por la calidad y
condiciones de las imágenes.
Por otra parte, la defensa, utilizando las imágenes de
las intersecciones previamente señaladas, intentó efectuar una
reconstrucción del recorrido que presuntamente Franco Casco había
realizado cuando habría obtenido la libertad, según la versión policial, el día
7 de octubre a las 22:05 horas. No obstante, conforme surge de los
informes realizados por DATIP, se desprende que en las imágenes de
Francia y Caseros la persona tiene calzado claro, a diferencia del calzado
oscuro que puede divisarse en el resto de las imágenes compiladas. De lo
dicho puede extraerse una primera conclusión: la persona que aparece en
tales videos no siempre es la misma.
Al declarar el testigo Sergio Martínez destacó
nuevamente esa diferencia entre el calzado de unas y otras imágenes.
Además, recordemos aquí que los familiares de Franco
afirmaron que éste sólo vino a Rosario con un par de zapatillas negras, que
eran las que tenía puestas el 6 de octubre cuando se fue de la casa de su
tía.
Asimismo, de los Informes de Gendarmería Nacional
Argentina y de DATIP previamente señalados, surge que al menos en Sabin
y Alberdi y en Sabin y Avellaneda, el sujeto que aparece en escena viste una
remera de color claro por debajo de la prenda mangas largas oscura.
En este sentido, el informe agregado a fs. 813/829 del
Departamento de Criminalística y Estudios Forenses de Gendarmería
Nacional concluye, que la persona que aparece en los videos viste en la
parte superior ropa oscura manga larga y, por debajo de ésta, lo que podría
300

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Poder Judicial de la Nación
ser una remera o camiseta color blanca. Insisto nuevamente, los
testimonios de los familiares de Franco Casco afirmaron que él no trajo
ninguna remera blanca a Rosario.
Y, además de que los familiares afirmaron que Franco
Casco no trajo ninguna remera blanca a Rosario, lo que resulta
determinante es la última foto de la víctima en la Comisaría 7ma., que
muestra que éste sólo vestía una prenda oscura con mangas largas en su
parte superior.
En ese sentido, según versión policial, Franco Casco no
tenía ninguna pertenencia consigo cuando ingresó a la seccional 7ma. Ni
USO OFICIAL

bolso, ni documento, ni otras prendas, sólo hicieron alusión los agentes


policiales a unos cordones de zapatillas que le fueron entregados. Extraídos
primero, por cuestiones de seguridad, y luego, al darles la libertad,
devueltos.
Entonces, según la versión policial ¿Franco Casco salió
de la comisaría y pidió prestada una remara blanca? ¿Cuál es la explicación
lógica y razonada sobre esa nueva prenda que adquirió luego de “obtener
la libertad”?
La respuesta es simple, la(s) persona(s) que exhiben los
vídeos no es Franco Casco. No existe ninguna razón para que los familiares
nieguen que de él se trata, si en verdad alguno de ellos creyera, aún en el
terreno de la probabilidad, que podría ser Franco, serían los primeros
interesados en reconocerlo, y así, acercarse un poco más a la verdad, a
descubrir lo que de verdad pasó, que, en esta instancia, es lo único que
pretenden y buscan.
Ninguno siquiera lo dudo. En más de una ocasión, y al
ser preguntados y repreguntados, sobre cuáles eran las diferencias que

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advertían, tal vez con asombro por parte de las defensas que contraponían
esas certezas negativas, por parte de los familiares de Franco Casco, frente
a las aproximaciones y dudas arrojadas por la ciencia y las distintas pericias,
se podía vislumbrar en ellos, pesar, tal vez impotencia, probablemente por
no poder encontrar las palabras para explicar que simplemente no era
Franco. Es casi imposible pensar que un padre o una madre que ve a su hijo
caminando sólo, de lejos, no pueda reconocerlo, en su andar, en sus
formas, sus gestos, sus movimientos, aún sin poder explicar por qué y cuál
es la diferencia, pero sabiendo que esa persona que se le exhibe, en verdad
no es su hijo o su hermano.
Por último, comparto la conclusión arribada por el
Fiscal. Sin perjuicio de los dictámenes técnicos referidos y de los
testimonios de los familiares que resultan concluyentes, luce cierto que de
un examen “a ojo desnudo” de la secuencia que corresponde a la cámara
de Alberdi y Sabin67, se puede observar que, tanto la aparente mancha en la
parte derecha del cuello como la supuesta mancha en la rodilla derecha del
jean, aparecen y desaparecen en distintos momentos de la misma toma;
producto de efectos de luces o sombras. Más allá que, sin duda alguna, esa
persona tiene puesta en su parte superior una prenda blanca debajo de la
prenda superior oscura.
No obstante que la prueba testimonial y documental
analizada con anterioridad resulta concluyente y determinante en cuanto la
ocurrencia de los hechos que entiendo acreditados, y que, además, la
calidad de las imágenes no permite arribar a ninguna determinación
categórica, frente a las controversias suscitadas durante el debate sobre las

67
RESPALDO ARCHIVOS DIGITALES REMITIDOS POR JF3 – CAJA 3 – SOBRE 3 – CD MASTER – VIDEO_TS -
VTS_01_1.VOB
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Poder Judicial de la Nación
secuencias fílmicas, estimé necesario dejar sentado mi postura sobre este
tema.
Finalmente, debo señalar que, conforme la prueba
rendida en el debate, no surge en modo alguno cuáles fueron los criterios
de selección de esas secuencias, tampoco qué persona efectuó la tarea, y
por qué se recabaron solamente las imágenes que abarca el período de las
23 horas del día 7 hasta las 4:00 am del día 8 de octubre de 2014.
También destaco aquí que el personal abocado a la
búsqueda de Franco Casco -Asuntos Internos-, pero también personal de la
Comisaría 7ma. (Ariel Saucedo), a raíz de una orden impartida por Diego
USO OFICIAL

José Álvarez (conforme lo manifestaron testigo e imputado,


respectivamente en juicio), si bien recorrió distintas zonas, no seleccionó ni
resguardó en aquel momento -como ya lo traté en puntos anteriores- las
imágenes de las cámaras de seguridad correspondientes al área aledaña a
la Comisaría 7ma. del 6 de octubre a la tardecita-noche, siendo que a partir
de la tarde de ese día los familiares denunciaron que no supieron más de él.
En esa línea de pensamiento, no puedo dejar de
soslayar que el jefe de la comisaría Subcomisario Diego José Álvarez
durante el debate, entre otros, manifestó haberse sorprendido cuando fue
convocado -junto con sus demás compañeros- para prestar declaración
indagatoria en la presente causa.
Lo llamativo es que una persona con su trayectoria y
proyección futura laboral, aspirante a ocupar las cúpulas de la Policía de la
provincia de Santa Fe, que había, a su vez, cumplido funciones en la D.I.J.A.
de Asuntos Internos -y presenciado la audiencia de Habeas Corpus llevada a
cabo por las sospechas en el proceder de personal de la comisaría 7ma.-, en
vez de aportar información a la investigación de búsqueda de paradero -a

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raíz de las visitas de la familia de Franco Casco a la comisaría y el pedido
concreto de su madre Elsa Godoy, como lo describiré luego-, o intentar
localizar una cámara dentro del radio de la comisaría 7ma., zona colmada
de locales comerciales y bailables, no sólo inició una investigación en
paralelo motu propio, según sus propios dichos, sino que se limitó
únicamente a solicitar a Saucedo que recorra la zona, cuando podían
realizarse medidas de mayor envergadura y eficacia.
Resulta poco creíble una búsqueda paralela tan poco
seria y sin brindar datos al órgano acusador a cargo de la búsqueda de
paradero, con las implicancias de las acusaciones que ya pesaban sobre el
nombrado en aquel momento, y más aun teniendo en cuenta sus
aspiraciones laborales futuras y su capacidad sobresaliente.
Entiendo necesario efectuar la valoración precedente
puesto que el nombrado mostró todo el tiempo una actitud proactiva
durante el debate, efectuó, por ejemplo, una maqueta de la comisaría,
entonces resulta llamativo que, en los albores de la búsqueda de Franco
Casco, que conocía perfectamente las acusaciones formuladas por el Dr.
Franceschetti y las sospechas sobre el personal de la comisaría 7ma. -ver
audiencia de habeas corpus-, optó exclusivamente por realizar una
investigación paralela, basada únicamente en recorrido de calles.
En definitiva, conforme lo expuesto en el presente
acápite entiendo que se concertó una maniobra policial que -sin dudas-
colaboró para frustrar el accionar de la justicia y, en definitiva, favorecer a
la impunidad de los hechos acontecidos durante la noche del 6 de octubre
de 2014 (tratados en los acápites 1, 2 y 3 de la materialidad), y que, en ese
sentido, las declaraciones efectuadas por los imputados durante el debate,

304

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Poder Judicial de la Nación
se trató de un esquema replicado del ardid ya concertado con posterioridad
a la muerte de Franco Casco.
En conclusión, la única hipótesis posible y lógica en el
presente caso es que Franco Casco murió producto del despliegue de una
conducta abusiva, arbitraria y habitual ejercida por parte de empleados
policiales pertenecientes a la Comisaría 7ma., a partir de una golpiza que no
podía haber tenido otro resultado factible que su deceso, desenlace que
debió indefectiblemente representárseles a los involucrados en el delito,
sin perjuicio de su intención dolosa -o no-, en un contexto de
hostigamiento selectivo por parte de distintos agentes de la policía
USO OFICIAL

santafesina, bajo un total dominio policial de la escena, con evidente


abuso de autoridad, con el ánimo de erradicar ciertos estereotipos y,
además, con fines extorsivos, en el marco de negociaciones, como
mecanismo de recaudación ilegal.
Fue arrojado al río Paraná como mecanismo
antiforense para lograr así la impunidad policial, Además, del montaje de
un sumario policial falso como método de encubrimiento.

5. Autoría. Participación. Calificación Legal.

A) Para una mayor claridad expositiva, cabe señalar


aquí, en primer término, que considero a Diego José Álvarez, Franco
Luciano Zorzoli y Romina Anahí Díaz coautores (art. 45 CP) penalmente
responsables del delito de: 1) privación ilegal de la libertad agravada por
haber sido cometida por funcionario público con abuso funcional (art. 144
bis, inciso 1º, del Código Penal); en concurso real (art. 55 CP), con el delito
de 2) imposición de tortura seguido de la muerte de la víctima Franco
Ezequiel Casco (144 ter del Código Penal).

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Asimismo, a Walter Eduardo Benítez, César Daniel
Acosta, Enrique Nicolás Gianola Rocha, Cintia Débora Greiner, Marcelo
Alberto Guerrero, Guillermo Hernán Gysel, Rocío Guadalupe Hernández,
Esteban Daniel Silva y Ramón José Juárez como coautores (art. 45 CP)
penalmente responsables del delito de encubrimiento doblemente
agravado (art. 277, inciso 1, apartado “a”, agravado por el inciso 3,
apartados “a” y “d” del Código Penal).

Lo expuesto es sin dejar de advertir que en el desarrollo


de este punto se realizarán las correspondientes especificaciones
relacionadas con cada uno de los imputados teniendo en cuenta las
limitaciones fácticas, temporales y probatorias propias de la presente
causa.

B) Ahora bien, previo a tratar la situación particular de


cada encartado, entiendo necesario efectuar ciertas aclaraciones previas
vinculadas al encuadre legal escogido.

Estimo que la función de interpretación, selección y


aplicación de la ley penal, incumbe por ser ésta una función jurisdiccional,
únicamente al juez68. Ello, sin perjuicio de que la decisión acerca de la
norma penal aplicable, armonice y respete los principios constitucionales
del debido proceso y derecho de defensa en juicio, en ese sentido
corresponderá analizar, en este apartado, si tal modificación ha violado o
afectado en alguna medida, el principio de congruencia al modificar las
calificaciones que las partes acusadoras, en sus respectivos requerimientos
y alegatos, le atribuyeron a los aquí imputados.

68
CSJN-Fallos, 312:2140; 234:82; 321:1167; 324:1590 entre muchos.
306

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Poder Judicial de la Nación
Así, cabe entender al principio
de congruencia, como una de las principales derivaciones de la
inviolabilidad del derecho de defensa en juicio, históricamente su función
se ha centrado en defender al imputado de las sorpresas de una mutación
en el hecho que originariamente se le ha atribuido.

Tal exigencia, respecto de esa “inalterabilidad” apunta


a que “… debe mediar una permanente e inmutable identidad, entre el
hecho demarcado por el Ministerio Publico Fiscal que se le incrimina al
imputado en su primera declaración con aquel por el cual luego lo acusa y
se le dicta sentencia; no pudiendo variarse en ninguna de estas etapas la
USO OFICIAL

demarcación fáctica, teniendo el órgano jurisdiccional limitada su potestad


a este respecto, debiendo resolverse solo en relación con ese hecho,
condenando o absolviendo por el mismo…” (Jauchen, “El principio de
congruencia en el proceso penal” elDial.com-DC2280, 22/12/2016).

De tal suerte, “… todo aquello que, en la sentencia,


signifique una sorpresa para quien se defiende, en el sentido de un dato,
con trascendencia en ella, sobre el cual el imputado y su defensor no se
pudieron expedir, cuestionarlo y enfrentarlo probatoriamente, lesiona el
principio estudiado …” (Maier, Derecho Procesal Penal, tomo I, página 336).

Sin mayores esfuerzos, se advierte del desarrollo del


juicio, que la plataforma fáctica se ha mantenido inalterada y los imputados
se han podido defender de los hechos por los que condeno -en minoría-, al
punto que muchos de los planteos han sido contestados y tratados en el
presente decisorio y otros serán analizados al abordar cada figura en
particular. Importa aquí reseñar que, en el debate, se abordó la privación
ilegal de Franco Casco el día 6 de octubre de 2014, la imposición de golpes

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por parte del personal de la comisaría 7ma. y su muerte, a su vez, lo mismo
se evidencia respecto de los acusados que intervinieron en el sumario falso
y aportes para el desvió de la atención de los sucesos ocurridos durante la
noche del 6 de octubre de 2014.

Al tal punto estuvo presente las calificaciones hoy


atribuidas, que, en reiteradas ocasiones, las mismas defensas
argumentaron y se preguntaron sobre el sentido lógico de que todos los
imputados pertenecientes a la guardia del día 7 de octubre, encubrieran lo
sucedido durante la guardia anterior, teniendo en cuenta que tal conducta
o accionar los enfrentaba a una pena en expectativa de prisión perpetua.
Del mismo modo, el Dr. Mazzuchini abordó un abanico de delitos en su
alegato defensista, para descartar toda hipótesis posible vinculada a una
conducta reprochable penalmente respecto de su asistido.

Por último, es unánime la doctrina y la jurisprudencia al


sostener que, el cambio de calificación jurídica respecto de la escogida por
la acusación, no viola la congruencia ni el principio acusatorio que rige la
etapa de juicio oral, siempre que esa modificación lo sea en un sentido más
favorable a los imputados -en los casos de Álvarez, Díaz y Zorzoli se
mantuvo- y, como se dijo, respetando la plataforma fáctica por la que
fueron llevados a juicio.

C) Asimismo, debo dejar sentado que los delitos antes


aludidos, comprenden como sujeto activo a un funcionario público en los
términos del art. 77 del CP. En general, los autores de las figuras penales
escogidas, se tratan de miembros de agencias policiales.

308

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Poder Judicial de la Nación
En este caso, conforme lo expuesto al inicio del capítulo
materialidad (punto 1), el carácter de funcionarios policiales, no está
discutido.

No obstante, reitero que los aquí condenados


prestaban funciones en la Comisaría 7ma., todos ellos estaban investido de
autoridad policial. Entre sus deberes, se encuentran los siguientes: a)
Defender contra las vías de hecho o riesgo inminente la vida, la libertad, la
propiedad, y la integridad de los derechos de los habitantes. b) Adoptar en
cualquier lugar y momento, cuando las circunstancias lo impongan, el
procedimiento policial conveniente para prevenir el delito y/o
USO OFICIAL

contravención, o interrumpir su ejecución. Además, de la obligación de


portar arma de fuego durante la prestación de su servicio.

En tal sentido, conforme surge del informe incorporado


a fojas 555/556, Diego Álvarez, Enrique Gianola Rocha, César Daniel Acosta,
Ramón Juárez, Franco Zorzoli, Esteban Daniel Silva, Romina Anahí Díaz,
Marcelo Guerrero, Walter Eduardo Benítez, Cintia Greiner, Guillermo
Hernán Gysel y Rocío Hernández, a la época de los hechos objeto de
enjuiciamiento trabajan en la seccional policial mencionada69.

Asimismo, las fojas de servicio arrojan la siguiente


información en relación a la época de los hechos sometidos a juzgamiento
(v. fojas 563/565)70: Diego Álvarez, “Subcomisario”, con función de “Jefe”
de la Comisaría 7ma.; Enrique Gianola Rocha, “Oficial Principal”, siendo su
función dentro de la Comisaría 7ma la de “Subjefe”; César Acosta, “Oficial
Auxiliar”, siendo su función dentro de la Comisaría 7ma la de “Sumariante”;
69
Diego Álvarez, Enrique Gianola Rocha, César Daniel Acosta, Ramón Juárez, Franco Zorzoli, Esteban
Daniel Silva y Romina Anahí Díaz, los días 6 y 7 de octubre de 2014. Los imputados Guerrero, Benítez,
Greiner, Gysel y Hernández, el día 7 de octubre de 2014.
70
Ver también Legajos Personales reservados en Secretaría.

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Walter Eduardo Benítez, “Cabo primero”, con función de Tercio; Esteban
Daniel Silva, “Agente”, con función de Superior de Servicio; Romina Anahí
Díaz, “Agente”, con función de Refuerzo de Guardia; Guillermo Hernán
Gysel, “Agente”, siendo su función dentro de la Comisaría 7ma. la de
“Sumariante”; Marcelo Guerrero, “Sargento”, siendo su función dentro de
la Comisaría 7ma. la de “Tercio”; Rocío Hernández, “Agente”, siendo su
función dentro de la Comisaría 7ma. la de “Refuerzo de Guardia”; Cintia
Greiner, “Agente”, siendo su función dentro de la Comisaría 7ma la de
“Oficial de Guardia”; Franco Luciano Zorzoli, “Cabo 1ero.”, siendo su
función dentro de la Comisaría 7ma. la de “Numerario”; y Ramón José
Juárez, “Sargento Ayudante”, siendo su función dentro de la Comisaría
7ma. la de “Tercio”.

D) Sentado ello, delimitaré la participación de Diego


José Álvarez, Franco Luciano Zorzoli y Romina Anahí Díaz en los delitos ya
aludidos.

De modo preliminar trataré los criterios con que se


habrá de delinear y encuadrar la intervención que se atribuye a los
imputados en los hechos que se han tenido por comprobados.

Las particularidades de los delitos juzgados y el


contexto en que fueron cometidos permiten acudir a la teoría de la
coautoría por el dominio funcional del hecho.

A fin de desarrollar este tema con el objeto de


encuadrar la responsabilidad de los imputados en la comisión de los delitos
que en esta causa se les imputa, cabe precisar que, Claus Roxin en su libro
“Autoría y Dominio del hecho en Derecho Penal” (Edit. Marcial Pons,
España, Pág. 308 y siguientes. Año 1998) refiere respecto del concepto de
310

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Poder Judicial de la Nación
coautoría lo siguiente: “Es en primer lugar coautor todo interviniente cuya
aportación en la fase ejecutiva representa un requisito indispensable para
la realización del resultado pretendido, esto es, aquel con cuyo
comportamiento funcional se sostiene o se viene abajo lo emprendido…”.

En ese entendimiento, resulta oportuno recordar que:


“El concepto de coautoría basado en un control conjunto sobre el crimen
está asentado en el principio de división de tareas esenciales con el objetivo
de cometer una conducta ilícita entre dos o más personas actuando de
manera concertada. Por lo tanto, a pesar de que ninguno de los
participantes resulta el ofensor principal, ya que todos dependen unos de
USO OFICIAL

otros para la comisión, todos comparten la responsabilidad porque cada


uno de ellos puede frustrar la comisión del crimen si no lleva adelante su
parte de la tarea” (Sala de Cuestiones Preliminares de la Corte Penal
Internacional, en la confirmación de “Lubanga”; cit. por AMBOS, Kai; El
derecho penal internacional en la encrucijada: de la imposición ad hoc a un
sistema universal basado en un tratado internacional”, en Polít. Criminal,
Vol. 5, Nº 9, julio 2010, p. 242)

En lo que respecta a la presente causa, como ya dije, la


modalidad verdaderamente relevante es la coautoría funcional por el
dominio del hecho. Dicho concepto conduce a una pluralidad de autores e
implica que todos cumplen la conducta típica, todos dominan el hecho
total, resultando sus aportes esenciales para su concreción.

Así, se observa que el dominio sobre la realización de


todo el suceso delictivo, pertenece a más de una persona, y que éstas
actúan de modo concertado y en función de un plan común,
intencionalmente llevado a cabo por los intervinientes en él, a través de un

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reparto funcional de tareas durante la etapa ejecutiva, llevando a cabo la
realización de al menos un elemento del tipo. El plan común no requiere
que sea previo y puede, incluso, ser tácito.

En esta realidad, en donde la acción injusta es la unidad


de varios actos parciales en los cuales descansa la realización dirigida de la
decisión de la acción, radica la posibilidad de fundamentar la coautoría: ella
es la realización dirigida repartida entre varias personas de actos parciales
concatenados en una decisión de acción conjuntamente resuelta por todos.

Dicho esto, se debe observar que en la coautoría por


dominio funcional del hecho se requiere de un aspecto objetivo, traducido
en la ejecución de la decisión común mediante la división de trabajo; y de
un aspecto subjetivo, que es la decisión común al hecho, en donde debe
haber una comunión de voluntades entre los distintos intervinientes, para
llevar a cabo, de manera conjunta, los delitos investigados.

Conforme lo expresado hasta aquí y teniendo en


consideración las circunstancias comprobadas de la causa en relación a los
hechos enjuiciados, se les atribuye a los imputados el co-dominio funcional
de la privación ilegal de la libertad y tortura (seguida de muerte) que se les
endilgan y por el que se postula que respondan en calidad de coautores.

Todos participaron en forma conjunta, alternada o


sucesiva y concertadamente de las diversas prácticas y acciones
comprobadas durante el transcurso de la noche del 6 y madrugada del 7 de
octubre de 2014. Todos tuvieron el dominio del hecho en cuanto a la
posibilidad de la consumación o desistimiento del delito, en los diversos
roles de retenedores, guardias o custodios.

312

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Por un lado, existió una participación en la ejecución de
la privación ilegal de la libertad e imposición de tortura, por parte de los
imputados Álvarez Díaz y Zorzoli, que como desarrollé en la materialidad,
se produjo en un contexto de hostigamiento policial, como consecuencia de
un accionar habitual e irregular respecto de ciertos funcionarios policiales
que cumplían funciones dentro de la comisaría 7ma. de esta ciudad.

Debo adelantar que esa conducta habitual abusiva e


ilegal ejercida por la “guardia mala” de ciertos empleados policiales
pertenecientes a la Comisaría 7ma., que implicaba la imposición de golpes,
denigración verbal, e -incluso- el pedido de dinero, por ejemplo, como
USO OFICIAL

medio extorsivo para no formarles una causa a las personas que eran
aprehendidas en la zona de la comisaría 7ma. (ya reseñada como lugar de
gran actividad comercial), con el objetivo de erradicar ciertos estereotipos
y/o con fines de recaudación ilegal, evidentemente, no contemplada dentro
del plan de hostigamiento terminar con la vida de una persona.

En el caso de Franco Casco, su muerte -producto de la


golpiza- se trató de un “exceso” de ese proceder ilegal, más allá de que ese
resultado debió indefectiblemente representárseles a los involucrados en el
delito.

Debo señalar que no considero ese accionar irregular,


habitual, como una práctica sistemática, sino que asocio esas conductas
repetitivas a una actividad inorgánica y primitiva, a partir de una deficiente
formación profesional para “combatir la delincuencia”, a través de la
“limpieza” de determinadas zonas más calientes (cabe recordar que el
testigo Máximo Sozzo hizo alusión a contextos de mayor criminalización en
el año 2014), lo que deriva, en definitiva, en el hostigamiento de jóvenes

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varones, pertenecientes a un determinado grupo social, que “transgreden”
fronteras urbanas. Lo que también pone al desnudo otras falencias
exigibles a los órganos respectivos del Estado.
Por otra parte, como se analizará, la participación del
“líder” de la comisaría, conforme lo calificó la testigo Carreño, la noche del
día 6 de octubre en los hechos aquí atribuidos resultó imprescindible,
luego, para el encubrimiento posterior.

Ahora bien, la prueba sobre la intervención directa de


esos ejecutores surge por su presencia física en el lugar de los hechos.

En relación a los imputados Díaz y Zorzoli, no sólo los


testigos los ubican dentro de la denominada “guardia mala”, sino que ellos
mismos reconocen que, durante esa noche y madrugada, cumplieron
funciones como Oficial de Guardia y Cabo de Cuarto, respectivamente,
custodiando y cuidando las personas allí alojadas, privadas de su libertad.

Por su parte, Álvarez estuvo también esa noche en la


comisaría y si bien pretende alejarse de los sucesos a partir de la ubicación
que arroja su teléfono celular, la circunstancia que la antena de un celular
lo sitúe en la zona de la terminal de ómnibus en un momento puntual de la
madrugada del día 7 de octubre de 2014, no lo exime de responsabilidad.

Lo cierto es que esa noche, pasada la medianoche


estuvo en la comisaría, no acudió al auxilio de una persona víctima de robo
cuando efectivamente estaba en la dependencia policial (ver punto 2
materialidad). El testigo Ruíz al declarar en la audiencia y realizar un
reconocimiento de los imputados, señaló a Álvarez, dijo que era el jefe, y
que iba a las 2 o 3 de la mañana y pegaba con palos.

314

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Agregó, además, ese testigo: “Había una gorda que se
llamaba Romina Díaz, esa era la más brava de todas, tenía un compañero
que era morochito, y otro que era un gordito de lentes, había un petisito
que era Silva que también era re verdugo (…). Encima ellos saben pegar,
porque donde te pegan no te dejan ninguna marca, pegan en los huesos, en
el codo, en la rodilla, en el tobillo”. Sobre esa “guardia mala” dijo que “…los
que caían les pegaban a todos…”.

En relación a la función de la mujer “gordita” dijo


estaba de guardia toda la noche y que ese día estaba presente “…se
cagaban de risa, se burlaban (…). Se reía de lo que pasaba y participaba
USO OFICIAL

también”.
Cabe aquí recordar que el testigo Pereyra expresó que
eran dos o tres policías que le pegaban, eran varones y una oficial mujer,
que era media gorda con pelo de color negro con cutis de color blanco.
En este punto, conforme fue desarrollado al tratar la
materialidad, existían otras personas también identificadas dentro de la
“guardia mala” y, no hay dudas, que ese día había más personas en la
Comisaría. He señalado las inconstancias del LMG Nº 15, que develan
claramente la presencia de otros funcionarios policiales, pues no surge
posibilidad lógica y razonable de patrullajes en simultaneo, y sólo dos
personas a cargo de la guardia y del control de los detenidos.
No obstante, no surgen elementos probatorios
suficientes para acreditar -fuera de toda duda razonable- fehacientemente
quiénes eran esos otros funcionarios policiales que efectivamente también
participaron esa noche de la golpiza a Franco Casco.

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Sentados los criterios ya expuestos, corresponde
adentrarme en el tratamiento de la privación ilegal de la libertad de Franco
Casco.
El tipo penal previsto en el art. 144 bis, inc. 1° del C.P.,
describe y reprime la conducta del funcionario público que, con abuso de
sus funciones o sin las formalidades prescriptas por la ley, privase a una
persona de su libertad personal.
No caben dudas que el bien jurídico tutelado mediante
la previsión de esta figura penal es la libertad individual. En tal sentido, la
libertad es un valor y al mismo tiempo un derecho que nace en la dignidad
humana; por ello, su contracara, es la esclavitud; siendo uno de los
crímenes más atroces contra la humanidad.
Este tipo penal, por tanto, tutela las garantías
constitucionales, en particular la libertad personal, frente a los abusos de
poder de los funcionarios públicos, configurando así un límite al ejercicio
arbitrario o abusivo del poder estatal.
Con razón se ha expresado que “La libertad de las
personas es lo que el Estado debe garantizar, de modo que si el abuso
proviene del propio Estado la cuestión reviste una gravedad que es
intolerable para el orden jurídico” (Donna, Edgardo A.; Derecho Penal. Parte
Especial, tomo II-A, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2001, p.173).
La afectación de la libertad descripta en estas figuras se
materializa privando a la víctima de su libertad personal, y esa actividad
debe ser cumplida por un sujeto que tenga la calidad de funcionario
público, quien lo realiza con abuso de sus funciones o sin las formalidades
prescriptas por la ley.

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Poder Judicial de la Nación
Señala Daniel Rafecas, respecto de esta figura penal,
que está construida como un delito especial, en el sentido de que sólo
podrá ser considerado autor aquel que revista la condición de funcionario
público, por lo que exige de modo preponderante la afectación de la
libertad, acompañado, de la lesión simultánea a la administración pública71.
El delito que nos ocupa, según vimos, no solo se
especializa por la calidad de funcionario público de su autor, sino porque la
acción típica consistente en privar a otro de su libertad personal tiene que
realizarse como acto funcional72 en cualquiera de las dos modalidades
previstas por la norma: con abuso funcional o sin las formalidades legales.
USO OFICIAL

Estas dos modalidades comisivas que definen al acto funcional penalmente


típico contienen lo que se ha dado en llamar elementos normativos de
recorte que, reduciendo el alcance del tipo objetivo, guardan una
referencia (anticipada en el nivel típico) a la antijuridicidad de la conducta
criminalizada.
En su modalidad abusiva, el injusto se da cuando el
funcionario público carece de la facultad de detener a una persona en el
caso concreto, ya sea porque no tiene facultades para ello o por exceder la
medida de la facultad que posee o si, teniendo la facultad, abusa de ella
actuando con arbitrariedad.
En su modalidad de ilegalidad formal, ella se verifica
cuando el funcionario –aunque tenga competencia para ello- priva de la
libertad sin las formalidades prescriptas por la ley para proceder a la
detención por no contar con una orden judicial escrita. Para Creus, ambos
71
RAFECAS, Daniel, “Los delitos contra la libertad cometidos por funcionarios públicos en:
AA.VV., Delitos contra la libertad”, Directores: Stella Maris Martínez y Luis Niño, Ed. Ad Hoc,
2003, pág. 116.
72
CREUS, Carlos; Derecho Penal. Parte Especial, tomo 1, 6º ed. actualizada, Astrea, Bs.As., 1998,
p.300.,

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supuestos parten de un abuso funcional (op.cit., p.300); en cambio, para
Rafecas, en el primero hay abuso de la función y en el segundo mal uso de
ésta (op.cit., p.328/351).
Conforme fue descripto al tratar la materialidad, no
medió orden de detención de autoridad judicial competente y tampoco
estuvo amparada la aprehensión en el art. 10 bis de la ley orgánica de la
Policía de la provincia de Santa Fe, ni en la normativa ya citada del Código
Procesal Penal de Santa Fe en relación a la flagrancia delictual. No fue
puesto a disposición de Fiscal de turno al momento de su detención, que se
produjo durante la noche del 6 de octubre de 2014 73, en circunstancias que
no han podido precisarse, pero que sin duda se debió a un accionar
abusivo.
De los propios dichos de los imputados, como de sus
legajos personales e informes que obran agregados a la causa, se ha
probado -como ya se expuso- sin controversia posible que, al momento de
los hechos endilgados, todos ellos investían la calidad de funcionarios
públicos en los términos y con los alcances del art. 77, CP, en tanto
participaban como funcionarios de la Policía de la Provincia de Santa Fe.
Está probado que todos ellos utilizaron abusiva, arbitraria e ilegalmente el
poder que el Estado les había conferido en perjuicio del ciudadano que ese
mismo Estado debía cobijar: co-dominaron funcionalmente los hechos e
infringieron sus deberes especiales.
El tipo objetivo de la figura bajo examen se encuentra
satisfecho. La acción típica queda configurada cuando el autor (sujeto
alcanzado por el deber especial que infringe) le sustrae al sujeto pasivo (la
víctima) la libertad locomotora de que gozaba impidiéndole trasladarse de
73
Claramente, la comunicación con el Fiscal Campos, se produjo cuando Franco Casco ya estaba muerto,
unas horas después de su aprehensión e imposición de tortura.
318

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un lugar a otro según su libre voluntad, en especial abandonar el lugar en
que se encuentra, aunque pueda moverse dentro de ciertos límites, pues es
la existencia de estos límites de los que la víctima no puede sustraerse
merced al comportamiento doloso del autor lo que configura el ilícito.
Franco Casco fue privado ilegalmente de su libertad, en el contexto de
hostigamiento policial ya expuesto y sometido a tormentos.
El aspecto subjetivo está dado por el dolo con que
actuaron los coautores, tuvieron pleno conocimiento de lo que hacían, de
su ilegalidad, con plena voluntad de llevarlas a cabo. Entre la opción de
retirarse o actuar en el marco del hostigamiento policial eligieron esta
USO OFICIAL

última.
En este sentido, Rafecas enfatiza que la mayor pena
prevista en esta figura en relación a la del art. 141, CP, no solo se debe al
mayor disvalor de resultado (pues a la afectación a la libertad ambulatoria
se le adiciona la afectación a las expectativas de corrección en el ejercicio
de la actuación estatal), sino también a un incremento objetivo en el
disvalor de acción respecto de aquél, pues el autor, “en vez de emplear el
poder del que está investido con motivo de ejercer la autoridad o el cargo
público para asegurar el cumplimiento de la ley y los derechos
fundamentales de los ciudadanos, inversamente, los afecta gravemente al
cometer el ilícito en estudio”74 .
Es incuestionable que la víctima fue aprehendida en la
jurisdicción de la comisaría 7ma., el día 6 de octubre de 2014, al margen del
orden legal vigente. A partir de dicho momento el delito se encuentra
técnicamente consumado, dado que a esa altura ya concurren todos los
elementos objetivos y subjetivos del tipo penal, manteniéndose el tiempo

74
RAFECAS, Daniel E.; La tortura y otras prácticas ilegales a detenidos, Editores del Puerto, Bs.As., 2009, p. 285.

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de comisión y de simultánea producción del resultado lesivo hasta su
terminación75.
Por sus características, se prolonga en el tiempo por
voluntad de su/s autor/es, de modo que es idénticamente violatoria del
derecho en cada uno de sus momentos. La actividad consumativa no cesa al
perfeccionarse el delito. Culmina o cesa la situación antijurídica, con la
recuperación de la libertad. Antes de entonces, todos los momentos de la
duración de la privación ilegal de la libertad pueden imputarse como
consumación.
Por su parte, los tormentos agravados han quedado
acreditado en forma concluyente con las testimoniales de las personas allí
alojadas, que dieron cuenta de una golpiza brutal, gritos de pedido de
auxilio. Del mismo modo, las fotografías de la víctima exhibidas durante el
debate.
En tal sentido, corresponde agravar la conducta de los
imputados calificando su accionar en la figura prevista y penada por el art.
144 ter, párrafo primero, por tratarse de un funcionario público que
impusiere cualquier clase de tortura, a persona privada legal o ilegalmente
de su libertad y por el párrafo cuarto, que prevé la muerte, como resultado
de la tortura infringida.
En relación al bien jurídico protegido por la norma,
enseña Daniel Rafecas, en su obra ya citada, que los derechos cuya
protección busca reforzar emanan de la dignidad inherente de la persona
humana. También señala que “...el funcionario no solo lesiona la dignidad
personal de la víctima, sino que además atenta contra el correcto ejercicio
de la función pública en el desempeño de sus actividades, con el
75
JESCHECK, Hans Heinrich: “Tratado de Derecho Penal Parte General”, trad. De José Luis Manzanares Samaniego, Ed.
Comares, Granada, España, 1993, pág. 124 y 162.
320

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consiguiente quebranto del interés de la administración y de la confianza de
los ciudadanos”76.
Del mismo modo que en la figura antes analizada, se
trata de un delito especial, sólo puede ser cometido -en principio- por un
funcionario público. Esta cuestión ha sido abordada previamente, por lo
que corresponde remitirse a lo expuesto en los párrafos precedentes.
Asimismo, la figura penal escogida no requiere exigencias subjetivas
especiales en relación al autor del delito, más allá del dolo, que luego será
analizado.
Por otra parte, comparto la posición del jurista Daniel
USO OFICIAL

Rafecas en cuanto que “…se mantiene el desarrollo de la fase consumativa


del delito de torturas hasta su agotamiento” y, en ese sentido “…otros
coautores pueden efectuar su aporte, en tanto pueda atribuírsele el co-
dominio funcional del hecho…77”.
En relación a la lesividad, se encuentra acreditado el
grave sufrimiento físico y psíquico padecido por la víctima. En este punto,
conforme enseña dicho autor que la legislación argentina resulta estar en
sintonía con lo que sostiene el Protocolo de Estambul, que considera
“artificial” la distinción entre métodos de tortura físicos y psicológicos, “…
pues casi siempre los actos de tortura causan síntomas físicos y también
psicológicos incluso cuando no se ha producido una agresión física 78”.
En ese sentido, el testigo Pereyra dijo “No era normal el
pedido de auxilio que pedía, se notaba que no era un pibe del ambiente [en
alusión al ambiente carcelario o delictual], porque un pibe del ambiente no
grita tanto” Agregó: Se notaba que gritaba del miedo”.

76
Ob. Cit. Pág. 114.
77
Ob. Cit. Pag. 126
78
Ob. Cit. Pag. 128

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El testigo Matías Espinoza manifestó: “…se escuchaban
los gritos del chico que decía que le dejen de pegar...”. Dijo, además: “…
decía dejen de pegarme si ya estoy adentro”.
El testigo Jiménez manifestó: “El personal de la 7ma.
siempre pegaban de noche. Él [por Franco Casco] gritaba mucho, pedía que
le dejen de pegar. Pedía por favor que no le peguen. Yo sentí que era como
un pedido de súplica. Los que pegaban era Diego que es el taquero, que es
blanquito, morochito [por el color de pelo], flaquito y el otro es el morocho
que es parecido a Diego pero morocho”.
Manifestó que escuchó voces, esa noche, que eran
como cinco voces “…o no sé si más los que estaban adentro”.
Dijo que a la víctima la alojaron en el “transitorio”, que
los gritos los escuchó a la madrugada “y después no escuché más nada. A
nadie le pegaron tal mal como le pegaron a él”.
El testigo Ruíz, en relación a la duración de los golpes,
expresó: “…eran cortantes. Ponele iban un rato, bueno hacían lo que tenían
que hacer, después se iban. Al ratito volvían y así”, aclaró que eran varias
personas y se escuchaba que abrían la reja.
En el mismo sentido, sólo para referenciar algunos
testimonios, también Escobar declaró en juicio que los gritos eran por la
paliza que le estaban dando, en alusión a Franco Casco.
En relación a la relativización de la ausencia de
secuelas, planteado por las defensas, en primer término, conforme he
valorado las pericias médicas, la causa de muerte fue indeterminada por el
estado de putrefacción del cadáver de Franco Casco, arrojado al río Paraná
como mecanismo anti forense (recordemos que la parte superior, cabeza,
fue encontrada sin piel, sin pelo, sólo su cráneo).
322

#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
Si bien adelanté que el alojamiento en el cuartito
denominado “el transitorio” por si sólo constituye tortura, tanto física
como psicológica, no puedo dejar de soslayar aquí la contundencia y
coincidencia de los testigos, que dan cuenta de una golpiza y luego un
silencio, y que no se escuchó más nada ni se supo más nada.
Sin perjuicio del notorio golpe en el labio, vinculado con
la pérdida de piezas dentarias, lo que evidencia los golpes, y los testimonios
de los detenidos, es dable señalar que los mecanismos de tortura se han
ido perfeccionando, no se trata de un catálogo cerrado. Por ejemplo, golpes
sobre articulaciones (hombro, rodilla, etc.), que además de evitar fractura o
USO OFICIAL

fisura de huesos, tampoco dejan marcas visibles 79. En ese sentido, el testigo
Ruíz dijo que escuchaba patadas y agregó: “Encima ellos saben pegar,
porque donde te pegan no te dejan ninguna marca, pegan en los huesos, en
el codo, en la rodilla, en el tobillo”.
No puede obviarse, además, los pantalones mojados de
la víctima, ya sea por habérsele arrojado agua, conforme lo relataron los
testigos u orina por el miedo infringido.
Incluso, en ese orden de ideas, lo que se busca
principalmente es mayor aflicción y sufrimiento, sin secuelas. Existen “…
nuevos métodos que responden en especial a la necesidad de ocultación, a
la vez que buscan la ruptura emocional del individuo” (op.cit. pág. 169).
El testigo Escobar señaló en juicio: Tenes que ser un
príncipe o un doctor para que no te peguen, pero si sos uno de la calle o del
ambiente o un delincuente, o caes mamado… la costumbre o la ley es que
te remuelen a palos, es así de simple. Ahora si el organismo o la persona es
débil o es fuerte ahí ya va de cada uno, de cada persona. Pero nunca miden

79
Rafecas, Daniel Eduardo; “El crimen de la Tortura…”; Ediciones Didot, año 2019, página 168.

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las consecuencias de pegarte, en mis tiempos, no se ahora. Yo hace varios
años que no sé nada de eso”.
Desde ya adelanto, que la muerte de Franco Casco
producto de la golpiza recibida, no se encontró dentro del plan común de
los funcionarios policiales actuantes esa noche fatídica. Ello fue producto
de un exceso. Sí fue parte del hostigamiento policial, las torturas y tratos
denigrantes, donde el aspecto subjetivo del tipo responde al dolo directo,
lo que ha sido acreditado en la presente causa.
Nos enseña Rafecas que la tortura rara vez se impone
por un único autor, la experiencia indica que se trata de una empresa
criminal, en donde varias personas actúan con distribución de tareas, no
todos los que tienen en sus manos el co-dominio funcional del hecho y
despliegan comportamientos activos en la etapa ejecutiva o consumativa
impondrán de propia mano las torturas, sin perjuicio de lo cual, todos ellos,
serán coautores. En tal sentido, “es posible la coautoría entre uno o varios
autores comisivos, y uno o varios autores por omisión, ya que realizan el
mismo tipo penal e infringen un deber común de custodia o protección cuya
vulneración los hace a todos coautores” (op.cit. p. 187).
Los testimonios de los detenidos en aquella época
permiten tener por acreditado que eran varias las personas que imponían
golpes y malos tratos a Franco Casco, quien gritaba fuera de lo normal, que
pedía que le dejen de pegar. Refirieron a la guardia mala, que conforme sus
descripciones, al menos, estaba compuesta por Díaz, Zorzoli y Álvarez, éste
último es sindicado directamente como uno de los golpeadores esa noche.
Del mismo modo, la participación de Díaz, que también se burlaba, según
señalaron los detenidos.

324

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Poder Judicial de la Nación
En relación al resultado muerte, el análisis integrado de
la prueba, bajo el tamiz de la sana critica racional y la experiencia judicial,
me permite concluir que la única hipótesis posible y lógica en el presente
caso es que Franco Casco murió producto del despliegue de una conducta
abusiva, arbitraria y habitual ejercida por parte de ciertos empleados
policiales pertenecientes a la Comisaría 7ma., a partir de una golpiza que no
podía haber tenido otro resultado factible que su deceso, desenlace que
debió indefectiblemente representárseles a los involucrados en el delito,
sin perjuicio de su intención dolosa -o no-.
Conforme lo adelante en párrafos anteriores, el dolo
USO OFICIAL

directo en la golpiza surge palmariamente de esas prácticas abusivas en


contextos de hostigamiento policial. Ahora bien, el fallecimiento como
consecuencia de no haber resistido esa situación inhumana, en los términos
utilizados por uno de los testigos “…si el organismo o la persona es débil o
es fuerte ahí ya va de cada uno, de cada persona”.
Evidentemente el cuerpo de Franco Casco no soportó el
encierro en una pocilga, el maltrato y denigración. Le pegaron hasta que se
calló.
Ello me lleva a la convicción que sostengo, en grado de
certeza, respecto de la participación de Álvarez, Diaz y Zorzoli –en coautoría
funcional- en los hechos que damnificaron a Franco Casco.
La valoración crítica de toda la prueba rendida en el
debate y analizada racionalmente en función de las leyes del pensamiento
(lógicas) y de la experiencia me permite afirmar con total certeza que las
conductas de los imputados corresponden encuadrarlas en las figuras de
privación ilegal de la libertad, en su carácter de funcionarios públicos, e

#34456351#385247861#20230925150936671
imposición de tortura que, en su ocasión, provocó la muerte de Franco
Casco.
Los delitos analizados precedentemente constituyen
una pluralidad de conductas que lesionan distintos bienes jurídicos no
superponiéndose ni excluyéndose entre sí. Todos estos hechos en relación
a cada condenado concurren entre sí en forma real (art. 55 del CP).

E) Analizada la participación
criminal de Diego José Álvarez, Romina Díaz y Franco Zorzoli, solo resta
analizar la subsunción típica de las conductas de Walter Eduardo Benítez,
César Daniel Acosta, Enrique Nicolás Gianola Rocha, Cintia Débora Greiner,
Marcelo Alberto Guerrero, Guillermo Hernán Gysel, Rocío Guadalupe
Hernández, Esteban Daniel Silva y Ramón José Juárez, en la figura de
encubrimiento doblemente agravado, previsto y penado en el artículo 277,
inciso 1, apartado “a”, agravado por el inciso 3 apartados “a” y “d” del
Código Penal.

En los párrafos que siguen, se


expondrá cómo los funcionarios policiales a los que me referí
precedentemente, hicieron aportes concretos para desviar el curso de los
acontecimientos y mediante el armado de un sumario falso, blanquear la
detención ilegal llevada a cabo respecto de Franco Casco y crear la
apariencia de una liberación que nunca existió.

Como se desarrolló en el punto


precedente, al tratar los hechos que involucran a los imputados Álvarez,
Diaz y Zorzoli, ha quedado demostrado acabadamente que aquí se
encubrió, principalmente, la conducta del Comisario Álvarez. Las reglas de
la lógica, la experiencia y el sentido común, nos indican que el resultado

326

#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
habría sido muy distinto, si los excesos que derivaron en la muerte de un
detenido, hubieran tenido como protagonista a un funcionario de menor
jerarquía en la estructura piramidal policial. El circulo se cerró en torno al
Comisario Álvarez. Si algo quedó plasmado en el debate, fue el liderazgo de
Álvarez quien tomó la voz y explicó -prácticamente en nombre de todos- los
sucesos investigados y se transformó en la cara visible dispuesta a dar
“respuestas”.

Es esa relación de pertenencia,


la que posibilitó el silencio. Motivada tal vez en el respeto, o el temor, la
admiración o la lealtad. Lo cierto, es que acá no hubo un grupo de policías
USO OFICIAL

que encubrió a otro, acá lo que se dio, es que, parte del personal de la
comisaria séptima, encubrió a su jefe.

A los fines de realizar una


exposición clara y entendible habré de tratar, en primer término, la figura
imputada y la participación genérica de todos los involucrados, para luego,
ir detallando y circunscribiendo los aportes concretos realizados por cada
uno de los imputados, siempre bajo la premisa adelantada en los párrafos
que anteceden. Sin dudas, en delitos como el analizado, el mayor desafío se
presenta respecto de la prueba sobre los elementos del tipo subjetivo; el
efectivo conocimiento y voluntad de realizar la conducta típica y conocer la
ilicitud del delito previo.

La figura de encubrimiento,
como lo sostiene la doctrina, si bien se encuentra dentro del título de los
delitos contra la administración pública, lo que en verdad protege o lesiona
es la administración de justicia, que se ve perjudicada o entorpecida por la
actividad llevada a cabo por la conducta del encubridor (cfr. Donna,

#34456351#385247861#20230925150936671
Edgardo, “Derecho Penal. Parte Especial”, Tomo III, Editorial Rubinzal
Culzoni, Santa Fe, 2da. Edición actualizada, 2008, página 516).

Si bien las formas de


entorpecimiento u obstaculización previstas por el artículo 277 del Código
Penal, pueden adoptar variadas modalidades, como se detalla en los
distintos incisos, todas admiten un denominador común: siempre media
una intromisión en la labor policial o judicial orientada a comprobar la
existencia de un delito e individualizar y reprimir a sus autores.

Así, el encubridor o
encubridores colaboran con aquellos que participan en el ilícito precedente,
cuya impunidad tienden a favorecer, prestándole algún tipo de ayuda o
auxilio ulterior a la consumación de su conducta o conductas delictivas.

En cualquiera de sus variantes,


la figura exige la verificación de un delito previo (requisito positivo) y la
ausencia de participación del encubridor en el mismo (requisito negativo).

El primer interrogante, ya
resuelto por la doctrina mayoritaria, tiene que ver con un elemento
normativo del tipo penal y refiere a qué debe entenderse cuando se habla
de delito. Si bien pareciera que se requiere la existencia de una sentencia
firme que así lo determine, se considera casi de manera unánime, que el
delito previo puede (y debe) ser probado en el proceso contra el encubridor
al solo efecto de ese ilícito 80. Ese delito precedente, es así, un dato fáctico
de la propia realidad y no necesita ser “creado” en una sentencia
condenatoria firme, se trata de un episodio histórico verdaderamente
80
Para el caso que por cuestiones procesales resultara imposible un juzgamiento único, en esos supuestos
poco frecuentes deberá, no quedaría otra alternativa que suspender el trámite del proceso seguido al
presunto encubridor, hasta tanto se resuelva la situación del fondo en la causa principal.
328

#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
acaecido, que no debe confundirse con su declamación judicial (Código
Penal de la Nación, Comentado y Anotado, Tomo III, Director Marcelo
Alfredo Riquert, 2da. Edición Erreius, Bs. As. 2022, pág. 2233 y sig.).

Por todo lo expuesto, no es


encubridor, sino participe, aquel cuya colaboración antecede en el tiempo a
la consumación del delito ejecutado por otro, ni tampoco lo es, quien
presta un auxilio posterior cumpliendo promesas previas, intervención
contemplada, esta última, en el artículo 46 del código penal, al referir a la
complicidad secundaria.
USO OFICIAL

La misma dinámica, ya descripta, de la


conducta ejecutada por Álvarez, Diaz y Zorzoli, demuestra claramente la
adecuación de la conducta de Benítez, Acosta, Gianola Rocha, Greiner,
Guerrero, Gysel, Hernández, Silva y Juárez en la figura que se describe en
este apartado. La falta de premeditación y acuerdo previo o concomitantes,
resultan contestes y coherente con el acaecimiento repentino de la muerte
de Franco Casco y la necesidad posterior -ante ese resultado- de ocultar lo
sucedido.

Con estas aproximaciones


previas y genéricas, corresponde ahora examinar la modalidad comisiva
prevista en el inciso 1 apartado a). del artículo 277 en la que entendí
encuadrables las conductas de los antes nombrados.

Sobre la agravante de
funcionario público -prevista en dicha norma en el inciso 3 “d”- no
corresponde hacer mayores precisiones, dado que no ha sido controvertido
tal carácter ni por las defensas ni por los propios imputados y ha sido
tratado en los párrafos precedentes. De igual modo, me exime de mayores

#34456351#385247861#20230925150936671
comentarios la agravante del inciso 3 apartado “a”, referido a que se
aumentará la escala penal al doble de su mínimo y máximo si “el hecho
precedente fuera un delito especialmente grave, siendo tal aquel cuya pena
mínima fuera superior a tres (3) años de prisión”. La gravedad y la existencia
de ese delito precedente, ha sido analizada y desarrollada en la
materialidad, más especialmente en los puntos 2, 4 y 5.

Volviendo a la modalidad receptada


en el inciso 1.a) de la figura de encubrimiento, la norma nos dice que
consiste en “ayudar a alguien a eludir las investigaciones de la autoridad o
a sustraerse a la acción de ésta”, requiere, que la conducta del sujeto activo
se oriente específicamente a que otro burle el accionar de la autoridad, sea
que frustre el normal desarrollo de una investigación de naturaleza penal o
que entorpezca la imposición de medidas cautelares o sanciones derivadas
de una eventual condena81.

Al ser un delito de pura


actividad, de peligro e instantáneo, su consumación se produce con el mero
acto de brindar la ayuda, amén de que dicha colaboración efectivamente
desvíe el curso de la investigación o logre desvincular al sujeto favorecido
del accionar de la justicia.

En lo que respecta al tipo


subjetivo, se requiere que el autor esté al tanto de la existencia de un delito
previo y que sepa también, que el sujeto favorecido puede haberse visto
involucrado en su ejecución. Es un delito doloso, cuyo aspecto volitivo exige
una dirección especifica de esa voluntad de colaboración en la elusión de

81
Riquert, ob.cit.pág. 2237
330

#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
las investigaciones o la sustracción del accionar de la justicia que solo
puede ser compatible, con el dolo directo.

Como adelantara, está


determinación o prueba del dolo directo de la figura, requiere analizar la
personalidad o características del sujeto activo y las circunstancias que
rodearon el hecho, a fin de poder establecer con criterios o indicios
objetivos si verdaderamente existió tal conocimiento o intención punible.

En este sentido la doctrina


señala que “los elementos facticos sobre los que se asienta el dolo -
USO OFICIAL

esencialmente el conocimiento- son determinados en el proceso penal


recurriendo a determinados juicios de atribución. Es decir, dado que en la
práctica de la denominada prueba del dolo no es posible obtener una
reconstrucción fidedigna de los fenómenos psicológicos, el juez debe
conformarse con una reconstrucción plausible en términos intersubjetivos a
partir de lo indicios objetivos que constan en la causa” (cfr. Ragues I. Valles,
Ramón, “Atribución de responsabilidad en estructuras empresariales.
Problemas de imputación subjetiva”, en Donna, Edgardo (Director),
“Revista de Derecho Penal”, 2002-I, Ed. Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2002,
página 221).

En concordancia con ello, han


sido relevantes y concluyentes en la prueba del dolo, el análisis de tres
factores: la función que desempeñaban en la comisaria, estrechamente
vinculada con la cercanía o contacto con los detenidos; el lugar que
ocupaban en esa estructura jerárquica y, por último, las declaraciones
realizadas al finalizar prácticamente el debate al solicitar ampliación de
indagatoria.

#34456351#385247861#20230925150936671
En este punto, cabe detenernos
en los cuestionamientos que podrían generarse, a partir de la valoración de
esos dichos -aportados por el propio imputado- para fundar una condena.

La primera aclaración, consiste


en determinar el alcance de la garantía de “no autoincriminarse”, por
cuanto la misma no abarca de manera genérica cualquier declaración
inculpatoria, sino sólo aquella, que fuera obtenida mediante coacción o
violencia o en un ámbito policial sin cumplir con los recaudos establecidos,
en cuanto a informar -de manera previa- al declarante los derechos que le
asisten en relación a ese acto.

La formulación constitucional
de la garantía mencionada surge del artículo 18 al decir que “… Nadie
puede ser obligado a declarar contra sí mismo…”

Ya en el Fallo “Mendoza”82,
hace muchos años atrás, la Corte Suprema sostuvo que “…la declaración de
quien es juzgado por delitos, faltas o contravenciones, debe emanar de la
libre voluntad del encausado…”. En un sentido similar, se expidió más
recientemente nuestro máximo tribunal, en la causa “Minaglia” 83,
reiterando que lo relevante para dotar de validez a la declaración de los
imputados, es la falta de coacción.

En el presente caso, estamos


hablando de funcionarios policiales, de gran trayectoria, que en modo

82
CSJN Fallos 1:1350
83
CSJN Fallos 330:3801 Se dijo que, si no existen siquiera indicios de que las expresiones formuladas
hayan sido obtenidas por vías ilegítimas, cabe considerar que dichas manifestaciones constituyen
elementos incorporados al proceso sin menoscabo de garantía constitucional alguna (Voto de los Dres.
Elena I. Highton de Nolasco y Carlos S. Fayt). -Del dictamen de la Procuración General, al que remitió el
voto-.
332

#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
alguno han sido coaccionados para declarar, lo han hecho bajo el
asesoramiento y la presencia de sus abogados defensores y con el
conocimiento pleno de los derechos que le asisten como imputados. Se
cumplieron con los estándares constitucionales exigidos para el resguardo
de la garantía mencionada.

Resta decir, que la declaración


del imputado como acto material de defensa, no puede ser desechada, sin
más, cuando, además, puede aportar indicios que orienten la investigación
criminal. De ahí que toda persona sometida a proceso penal tiene derecho
de abstenerse de declarar y, se le garantiza y reconoce, además, que ese
USO OFICIAL

silencio no puede ser interpretado en su contra.84

Ahora bien, cuando lo hace, y


declara, debe soportar el análisis del juzgador a partir de sus palaras, sus
lagunas, sus incongruencias e inconsistencias argumentativas y las demás
circunstancias que, sumadas al resto de la prueba, le otorguen mayor o
menor credibilidad a ese relato. Esta cuestión, ha sido abordada en el punto
7 de la materialidad, vinculado concretamente al sumario policial falso y las
estrategias defensistas de los acusados.

Los imputados Benítez, Acosta, Gianola Rocha, Greiner,


Guerrero, Gysel, Hernández, Silva y Juárez fueron quienes voluntariamente
se situaron el día 7 de octubre en la dependencia policial, participando
activamente de actos concretos relacionados con la detención de Franco
Casco, afirmando que tomaron contacto directo con él, al tiempo que
detallaron en qué consistieron esas diligencias.

84
No obstante, autorizada doctrina se plantea como contratacara de esta garantía la inexistencia del
derecho a mentir del acusado y la necesidad de que preste juramento si decide declarar. Artículo de los
Dres. Víctor R. Corvalán y Ramón P. Lanzón, publicado en Revista Pensamiento Penal.

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Benítez solicitó ampliar
declaración indagatoria y relató, detalladamente, los hechos relativos a la
detención de Franco Casco, el día 7 de octubre. Dijo que trabajó desde las
7:30 hasta las 19:30 horas y que cerca de las 13:00 horas vio llegar a Franco
con Álvarez y Acosta, que como él era el cabo de cuarto, lo acompañó hasta
el transitorio y allí lo dejó, recordó que había mucho movimiento porque
era día de visitas.

Que cerca de las 15:00 horas, se


abocó con todo lo relacionado con el detenido. Lo sacó del transitorio y lo
llevó a la cocina, explicó que ahí tenían la tablilla donde está la cera para las
fichas dactiloscópicas, que en ese momento apareció Acosta y le sacó
también las fotos, con su celular, luego de eso, lo llevó nuevamente a la
jaulita y, a eso de las 16 horas, lo sacó nuevamente porque llegó la médica,
la Dra. Zelaya, quien lo atendió en la cocina durante cinco o diez minutos.
Que luego de eso, llevó a Franco nuevamente al transitorio y, alrededor de
las 19:30 se retiró haciendo el conteo y el cambio de guardia con Gianola
Rocha, el Subcomisario.

Al ser interrogado sobre


quienes estuvieron con él, ese día, dijo que estaba con Greiner, Guerrero y
Hernández.

Sus palabras encuentran


correlato, no sólo con lo dicho por los otros imputados, sino también con el
LMG Nº 15 y el sumario policial aludido principalmente en el punto 7 de la
materialidad.

Coincidentemente, el imputado
Acosta, quién participó en la detención fraguada en compañía del
334

#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
Comisario Álvarez, declaró que el procedimiento se realizó el día 7 de
octubre al mediodía. El nombrado es quien realizó la primera -de las cuatro
comunicaciones- con el Fiscal Campos, quien, en esa oportunidad, les
ordenó la realización de las diligencias de rigor (fichas, fotos, etc.), las que
han sido detalladas anteriormente. Cabe recordar que el Fiscal Campos no
había requerido tomarle declaración testimonial al imputado Daniel Alberto
Crespo, así como tampoco constatación de domicilio en esa primera
comunicación, en contraposición con el relato policial.

Luego, y como lo declarara su


compañero Benítez, habría participado en la toma de las fotografías de
USO OFICIAL

Franco, para el sumario, las cuales nunca pudieron extraerse de su celular


para verificar la fecha de la toma, porque fueron eliminadas (ver punto 7 de
materialidad).

Resulta un dato de interés, que


Acosta y Álvarez fueron compañeros y trabajaron juntos, también, en la
Comisaria Tercera de esta ciudad, antes de que ambos, arribaran a la
Comisaria Séptima.

Acosta al prestar declaración en


juicio, relató brevemente el procedimiento por medio del cual habría
detenido a Franco Casco y explicó las faltas de firmas en el acta de
procedimiento, entre otras cuestiones, que fueron analizadas en el punto 7
de la materialidad.

A su turno, y en relación al
Subcomisario Gianola Rocha, si bien podría pensarse que su intervención en
los hechos, se encuentra distante, pues sólo habría participado sobre el
final del día 7, en horas de la noche, llamando nuevamente al Fiscal

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Campos, lo cierto es que él, es quien recibe la reiteración de la orden de
libertad de Franco Casco, y por su posición jerárquica en la estructura de la
Comisaria, no resulta posible pensar que desconociera que se estaban
realizando llamadas “ficticias”, al menos en cuanto a su contenido.

Por otra parte, en su posición


de Subcomisario, claramente le correspondía intervenir y controlar, más
aun estando presente, la efectivización de la libertad que ya había
ordenada Campos.

Tampoco es un dato menor,


que fue él quien recibió la guardia y realizó el conteo de detenidos,
conforme los dichos de Benítez y tal como surge del LMG Nº 15, por lo que
no podía desconocer que Franco Godoy el día 7 de octubre a las 20:20
horas, ya no estaba en la Comisaría.

Greiner, si bien no declaro en la


audiencia, cumplió funciones el día 7 de octubre como oficial de guardia.
De los innumerables testimonios oídos durante la audiencia, todos ellos de
la más variada índole -imputados, funcionarios policiales o del ministerio
público fiscal, testigos expertos, detenidos, etc.- todos coincidieron que
tanto el cabo de cuarto como el oficial de guardia tienen contacto directo
con los detenidos, sus funciones se relacionan con la custodia, cuidado y
atención de los mismos.

Es justamente por ese rol, que


resulta impensado que Greiner desconociera que Franco Godoy, el día 7,
durante su guardia, ya no estaba con vida. Durante el debate se escuchó la
conversación que la nombrada mantuvo con personal del Centro de
Llamadas 911, solicitando información sobre un domicilio (“pasaje o calle
336

#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
12 a la altura del 3700”) en la ciudad de Rosario, cuando de las mismas
actuaciones y de la constancia en el libro de guardia surgía que el domicilio
de Franco era en Buenos Aires.

Guerrero, a su turno, también fue de los que declaró


haber visto en la Comisaria a Franco Casco, el día siete. Recordó que cerca
del mediodía ve llegar al Comisario junto con el Instructor de Sumario y con
Franco Casco, que allí mismo le hacen la requisa y entran al transitorio.

De manera coincidente con los


dichos de sus coimputados y compañeros, dijo que Hernández le da a
USO OFICIAL

Greiner las novedades de la gestión que había realizado en jefatura y que,


luego, él salió con Silva y con Franco Casco, en un móvil policial, a hacer la
constatación del domicilio de la tía del detenido, rememoró que, ante el
resultado negativo de la medida, volvieron todos a la comisaria. Al ser
interrogado por el Fiscal General sobre qué detalles o datos podía recordar
de ese hecho, para aportar a la causa, el testigo no recordó nada.

Llama la atención como los


imputados que declararon sobre el final de la audiencia, recuerdan de
manera exhaustiva ciertos detalles sobre las mismas cuestiones, en una
especie de recuerdos colectivos y que, al salir del libreto de sus propias
declaraciones, no puedan recordar ante una pregunta concreta y
espontánea nada particular ni especifico que pudiera haberles llamado la
atención. Guerrero, se subió a un móvil con un detenido en la búsqueda de
un domicilio, circunstancia que no debe ser habitual, sin embargo, no pudo
dar ningún detalle sobre si habló en el vehículo con Franco Casco, o si éste
aporto datos o fue renuente, esquivo, o si se encontraba perdido o
nervioso, tampoco si se dirigieron a una zona peligrosa, conocida por ellos,

#34456351#385247861#20230925150936671
etc. Nada. No aportó ningún dato que no estuviera en el libreto guionado.

El imputado Gysel, quien


también declaró haber visto a Franco Casco en la Comisaria, ese 7 de
octubre, detalló con rigurosidad, las llamadas que se realizaron a la fiscalía
y cada uno de los pasos que se siguieron desde que Franco Casco llegó a la
dependencia.

Gysel recordó la salida de


Acosta y de Álvarez entre las 12:50 y 13:15 horas y que luego, volvieron con
Franco. Sobre la tarde, pasadas las 17:15 horas, dijo que habló con él y le
preguntó si sabía su domicilio, que Franco le contestó que no, pero que
sabía llegar. Siguió con su relato y precisó que a las 15:55 horas se produjo
la primera comunicación con el Fiscal, el Dr. Campos, quien ordenó fotos,
fichas y testimonial al vecino “que hizo línea”, refiriéndose al que hizo la
denuncia o llamada advirtiendo de un hecho que podría resultar
“sospechoso”. Conforme lo expuesto en los capítulos anteriores en forma
detallada, no coincide el relato Fiscal con el del imputado Gysel.

Las intervenciones de terceras personas ajenas al


procedimiento, que no fueran personal policial, era fundamental, pero el
Fiscal Campos, nada había dicho sobre el vecino Crespo, disparador para la
formación del sumario falso, pero que ni en la versión ficta fue acto
promotor de la detención de Franco Casco. Era necesario una persona extra
policial para -al menos- sugerir la presencia de Casco en esa plazoleta
(conforme la segunda versión del lugar de la detención).

Declaró que a las 16:00 horas


llegó la médica, la Dra. Zelaya, y que alrededor de las 17:15 él hace la

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Poder Judicial de la Nación
segunda llamada al Fiscal y le avisa que tenían el informe médico, pero que
aún no se había podido constatar el domicilio y no había fichas, que ante
ello, el Fiscal ordenó tratar de conseguir la dirección o contactar a algún
vecino, insistió con que se saquen los antecedentes y que, con el resultado
de esas medidas, lo vuelvan a consultar.

Agregó que Hernández se


ocupó de las fichas y que alrededor de las 19:20 horas les llegó un informe
de que Franco no estaba identificado, no había pasado por la Unidad
Regional II. Alrededor de las 19:30 se va el móvil con Franco para intentar
localizar el domicilio de su tía y regresa, cerca de las 20:20, porque la
USO OFICIAL

medida había dado negativo. Con esos informes, se vuelve a comunicar con
el Fiscal, cerca de las 20:40, Campos le dice que estaba ocupado, que no
puede hablar, que luego le devuelve la llamada. Relató que como ya
terminaba su turno (20:30) se retiró, y la siguiente comunicación, la realizó
el Subcomisario Gianola Rocha.

Recordemos aquí que, según la declaración del Fiscal


Campos, en la primera consulta que realizan, manifestó que se libre
comunicación una vez obtenidos los antecedentes penales. Cuando le
informaron el resultado negativo, ordenó la libertad (explicó que dispuso la
misma teniendo en cuenta “…las circunstancias de la causa y la escala
penal en abstracto por el hecho con relación al tipo penal no justificaban
transformar en detención la aprehensión policial efectuada”, previa
constatación de domicilio. A su vez, en relación a la última comunicación de
Gianola Rocha para informar que no habían podido constatar el domicilio,
reiteró la orden de libertad, en tal sentido, declaró que, aunque no
estuviera constatado el domicilio, igualmente otorgaba la libertad -por los

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motivos antes aludidos- “de la misma forma en que se actúa con cualquier
persona que habiendo, o no, cometido un delito se encuentre en situación
de calle”. En ese sentido, el Fiscal Apanowicz durante el juicio dijo que él no
hubiera ordenado la constatación.

Exhibida que le fuera el acta de libertad de Franco


Casco al Agente Gysel en la audiencia debate por parte de uno de los
vocales del Tribunal de juicio, declaró, que si bien ya no estaba cuando le
dieron la libertad a Franco Casco, reconoce haberla firmado al día siguiente,
que en su lugar estaba su compañero Silva.

Como se advierte, si bien las


defensas han intentado desde el inicio de la causa demostrar que el error
humano, existe, y que ello no implica una intencionalidad delictual o
infraccional o incluso, una conducta deliberada, lo cierto es que, en este
caso, se investiga la muerte de una persona, un homicidio. Algunos de esos
“errores” no tienen ninguna explicación lógica ni plausible. No se explica la
necesidad de que Gysel firmara el acta al día siguiente, cuando no había
presenciado el acto, y ni siquiera tenía una posición jerárquica, como podría
ser la de un Subcomisario o Comisario que, no obstante no estar, al día
siguiente refrende el acto, dotándolo de autoridad y de algún modo
también, asumiendo de ese modo las consecuencias y responsabilidad por
su contenido y que ello, constituya una práctica habitual, lo que podría
tener algún asidero lógico. No es el caso del imputado Gysel; máxime
cuando las actuaciones fueron recién remitidas el día 9 de octubre de 2014.

Hernández, fue una de las


imputadas que también declaró sobre el final de la audiencia, solicitando
ampliar indagatoria. Dijo que estuvo de guardia el día 7, que lo recordaba

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Poder Judicial de la Nación
bien porque ese día cumplía años su marido y, en esa ocasión, había
llegado más tarde a trabajar porque desayunaron juntos, alrededor de las
12:20. Declaró que ese día cumplió funciones como oficial de guardia y fue
quien asentó en el libro a las 22:05 la libertad de Franco Casco.

Brindó detalles sobre la llegada


de Franco a la Comisaría, ese siete de octubre. Dijo que habían terminado
de comer, y que ve llegar -entre la una y las dos del mediodía- a Álvarez y
Acosta con un detenido, que recuerda imágenes, lo ve a Álvarez fumando
un cigarrillo con su manga colgando. Declaró que más tarde, se fue a
dactiloscopia a llevar las fichas del detenido, pero que allí no se las
USO OFICIAL

aceptaron porque estaba mal confeccionada la nota que acompañaba las


fichas.

Lo siguiente que recordó, es al


detenido con Silva y Guerrero saliendo para una constatación de domicilio,
que la medida dio negativo por no poder ubicarse la vivienda, circunstancia
que se registró en el libro de guardia nro. 15, folio 98 a las 20:20 horas. Que
luego, y a pedido del Comisario Álvarez salió con Saucedo a recorrer la
jurisdicción, contó que cuando volvió, alrededor de la diez de la noche, su
compañera Belkis Gonzales se retiraba y, por un error suyo, omitió registrar
el franco, por ese motivo no figura su retiro o salida de ese día, en el libro
de guardia. Citó como ejemplo y para demostrar que ese error no ocultaba
ninguna intencionalidad, numerosas omisiones involuntarias respecto de
hechos o circunstancias que debían ser registradas y no lo fueron.

Hernández, también habría realizado una llamada al


Agudo Ávila preguntando si allí estaba internado una persona llamada
Franco Godoy. No se dieron demasiadas explicaciones sobre las razones o

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motivos que justificaron esta llamada, en general pocas alusiones se
hicieron al “estado” físico, psíquico, o emocional en que Franco Casco se
encontraba ese día, y los imputados que fueron específicamente
consultados sobre esa cuestión, dijeron que estaba bien, normal. Ambas
llamadas (incluyendo la de la agente Greiner), constituyeron una pieza más,
de esta “puesta en escena”, llevada a cabo por parte del personal de la
Comisaria Séptima.

Por último, también detallo que, una vez que se fue


Belkis González, vio a Franco llevándose unos cordones que estaban debajo
de un mesón de cemento, que aclaró, fue la única pertenencia con la cual él
había ingresado a la dependencia.

Silva declaró en la audiencia, manifestó que él le había


otorgado la libertad a Franco Casco, no sabía por qué Gysel había firmado
esa actuación. Su rol es de gran importancia por cuanto fue quien le dio la
supuesta libertad a Franco Casco, el día 7 a las 22.05 horas, conforme surge
de los registros policiales. Llamativamente, en el acta figura que él es quien
la suscribe, pero no lleva su firma; en cambio, si la firma, como se dijo en
los párrafos precedentes, al día siguiente, su compañero Gysel, aunque no
participó de ese acto. Silva presume participar en un hecho que es de
singular importancia por tratarse, nada más, ni nada menos, que de la
libertad de Franco Casco. La certeza que tengo sobre las circunstancias de
su muerte, ocurrida durante la madrugada, me conducen a situar al
nombrado dentro de la confabulación orquestada.

Por último, el imputado Juárez,


participó como cabo de cuarto el día 7 desde las 20:20 horas y realizó el
control de penal y relevo de cabo de cuarto cuando aún se supone que

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Poder Judicial de la Nación
Franco Godoy se encontraba alojado en la séptima. No puede haber pasado
desapercibido, en ese relevo, que Franco Godoy no estaba. Todos quienes
declararon en la audiencia, fueron contestes en la importancia y el
significado de ese control de detenidos en los cambios de guardia, tarea
que justamente por la responsabilidad que implica, no admite error.

La circunstancia de que Franco,


falleciera el 7 de octubre a la madrugada, torna imposible que los hechos
descriptos por los aquí imputados hayan existido. Todas las pruebas que
refieren a la detención de Franco Casco el día siete, tienen como
protagonistas exclusivos al personal policial. No hay un dato objetivo, ajeno
USO OFICIAL

a el dominio de ellos, que pueda probarlo. No hubo una persona, de las


que estuvieron en la comisaria visitando a sus familiares que lo haya visto,
no hay una filmación de las cámaras de la zona que muestren su imagen
saliendo el día siete a las 22:00 horas Nada, sólo sus dichos y la documental
que ellos fraguaron para documentar esos dichos.

Lo expuesto, demuestra el
conocimiento y la voluntad que los nombrados tenían de falsear una
realidad con el único y objeto de desviar la investigación hacia una hipótesis
absolutoria. Con sus declaraciones han pretendido convencer, sin éxito,
sobre la presencia de Franco Casco el día después, generando dos hipótesis
diametralmente opuestas y duplicando los esfuerzos interpretativos y
probatorios en esas sendas. A partir de este razonamiento lógico, analítico
y secuencial es que considero adecuado subsumir las conductas de los
imputados en la figura de encubrimiento, en carácter de coautores (art. 45
del CP), apartándome con ello, de las calificaciones escogidas por el
Ministerio Publico Fiscal y las distintas Querellas.

#34456351#385247861#20230925150936671
Absoluciones:

En relación a la absolución dispuesta en el veredicto


respecto de siete personas acusadas por la Fiscalía y querellas, los
elementos de prueba traídos a estudio, no me permiten arribar al grado de
certeza positiva que esta etapa procesal exige y, en ese sentido, me debo
apartar de la postura acusadora.

Sostiene el distinguido jurista Maier que “…la falta de


certeza representa la imposibilidad del Estado de destruir la situación de
inocencia, construido por la ley (presunción), que ampara al imputado,
razón por la cual ella conduce a la absolución. Cualquier otra posición del
juez respecto de la verdad, la duda o aún la probabilidad, impiden la
condena y desembocan en la absolución…” (cfr. MAIER, Julio B.J.; Derecho
Procesal Penal, Tomo I, “Fundamentos”, Edit. del Puerto, Bs.As., 1996, 2º
ed., p.495).

En relación al imputado Crespo, he analizado su


situación al tratar la versión policial de los hechos. Existen ciertas dudas
vinculadas con su participación criminal, resulta claro que su llamado fue un
disparador para facilitar el relato oficial y recoger así un testimonio de un
tercero ajeno a los funcionarios policiales, pero la prueba rendida en la
causa no ha sido lo suficientemente convictiva para aseverar que el vecino
Crespo colaboró en el plan para encubrir el accionar policial irregular
juzgado en la presente causa.

El examen relativo a los imputados Siscaro y Escobar,


fue abordado en el capítulo 6, al tratar la materialidad. La mayoría de los
testigos confundieron las visitas de las personas pertenecientes a distintas
dependencias públicas, otros no recordaron haberles dicho nada por
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#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
hallarse en riesgo en el lugar de encierro. Por ejemplo, el testigo Espinoza
dijo: “…eran mujeres, varones, de camisa, de saco, de todo. Firmar, no
firmamos nada. Nos preguntaron si escuchamos algo”. Cabe recordar aquí
que algunos de ellos, refirieron que cierto personal policial les había
advertido no decir nada, otros aludieron a sondeos.

Tampoco resulta claro y concluyente la prueba


producida en relación a la intervención de Asuntos Internos, es decir, si
efectivamente existió por parte de ese organismo una treta para encubrir al
personal de la policía 7ma., menos aún respecto de los dos funcionarios
aludidos, que se desempeñaban en una División distinta de la que estuvo a
USO OFICIAL

cargo de la investigación de averiguación de paradero, que termina con el


homicidio de Franco Casco.

En lo que respecta a la actuación del personal que se


desempeñaba en la Comisaria Séptima, esto es, los imputados Blanco,
Contino, Murúa y González, debo decir que las pruebas existentes no
alcanzan para probar que intervinieron de algún modo en los hechos
llevados a cabo por el Comisario Álvarez, y los agentes Diaz y Zorzoli
durante la madrugada del día siete, ni tampoco para ubicarlos durante el
transcurso del día siete participando de algún modo o con algún aporte en
los hechos de encubrimiento.

Si bien la presencia de ellos en la Comisaria, durante la


jornada del siete, autoriza a presumir que podían conocer lo que estaba
sucediendo, no existen pruebas concretas y objetivas o indicios de tales
características que permitan probar que sabían lo que había sucedido
durante la madrugada de ese día y que hayan colaborado de algún modo
con esos hechos.

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A Blanco, si bien ciertos testigos lo sindican como
golpeador o negociador, ese día 6 de octubre de 2014, estuvo trabajando
en un adicional, en una cancha de básquet, a la vuelta de la Comisaría 7ma.,
esa situación particular no resulta suficiente, con las limitaciones
probatorias ya aludidas, para tener certeza absoluta de su presencia en esa
sede policial.

La encartada Contino no fue señalada como


perteneciente al grupo de la “guardia mala”, al contrario, la mayoría de los
testigos que la recuerdan, refieren que era una buena persona, que los
trataba bien, con respeto. Esa noche, no debía estar trabajando en la
seccional 7ma., y los que declararon acerca de ella, la ubican siempre en el
horario diurno.

Su declaración en el ámbito de la indagatoria, si bien


entiendo debe analizarse bajo los parámetros expuestos al tratar la
garantía de autoincriminación y su alcance, tema analizado al referirme al
delito de encubrimiento, no puede por sí sólo considerarse una conducta
reprochable penalmente. Su manifestación acerca de haber visto al jefe
con su camisa rota, ingresar a esa sede policial, con Franco Casco a su lado,
cuando ya referí que ello resultaba materialmente imposible porque a esa
hora ya estaba muerto, la ubican en un lugar de duda respecto de su
actuación, pero con un cuadro probatorio escaso para alcanzar una
condena por el delito de encubrimiento.

Por último, respecto de las personas que no gozaban de


autoridad policial, en un sentido similar a lo expuesto en relación a Contino,
la sola presencia de Murúa en el lugar, no resulta suficiente para aseverar
su participación en la empresa criminal. En el caso de González, atento no

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#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
poder precisar el exacto momento de ingreso de Franco Casco a esa sede
policial, durante la noche del 6 de octubre de 2014, no resultando el LMG
Nº 15 un elemento probatorio plenamente eficaz (por sus grandes falencias
e inconstancias), además, por su cargo y responsabilidad, sin contacto con
los detenidos, y principalmente, no habiendo testigos que lo ubiquen como
parte de la “guardia mala”, también corresponde su absolución.

Por los fundamentos expuestos, corresponde absolver


por el principio beneficiante de la duda a los imputados Crespo, Escobar,
Siscaro, Blanco, Contino, Murúa y González, en relación a los hechos
atribuidos en la presente causa.
USO OFICIAL

6. Determinación de la Pena.

Acreditada la existencia de los hechos y la


responsabilidad de los imputados, corresponde finalmente precisar la dosis
de pena aplicable. A tal fin, debemos merituar y sopesar lo establecido en
primer lugar en nuestra Carta Magna, y luego lo que determinan los
artículos 40 y 41 del Código Penal y la ley de ejecución penal.
El art. 18 de la Constitución Nacional, en la parte
pertinente establece: "…Las cárceles de la nación, serán sanas y limpias,
para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ella…" y el art. 1°
de la ley 24.660 (Adla, LVI-C, 3375) determina: "La ejecución de la pena
privativa de la libertad, en todas sus modalidades, tiene por finalidad lograr
que el condenado adquiera la capacidad de comprender y respetar la ley
procurando su adecuada reinserción social, promoviendo la comprensión y
el apoyo de la sociedad". Es decir, la Constitución y las leyes aludidas nos
establecen como pautas que al aplicarse una pena de prisión, lo que se
debe tomar en cuenta, es que la misma no lo sea como castigo por el hecho

#34456351#385247861#20230925150936671
cometido, sino con la finalidad de lograr la reinserción social de la persona
que ha delinquido.
Este resulta ser un tema muy importante en la
sociedad, porque en varios de los casos en que la justicia impone una pena
de prisión a un imputado, la víctima y/o sus familiares, consideran que la
pena aplicada resulta ser menor a la que ellos pretendían. Dicha
discrepancia, estriba justamente en las diferentes apreciaciones respecto
de la finalidad de la pena de prisión: para lograr la reinserción (por parte
del Juez) y como castigo (de parte de los damnificados).
El factor que debe presidir la regulación de la sanción,
complementándose con otros, es el relativo a la culpabilidad, entendida
como reprochabilidad del sujeto en función de sus posibilidades para
motivarse en la norma penal sancionada para desalentar una determinada
conducta; la culpabilidad es entonces un reclamo o cuestionamiento
dirigido a quien no ha evitado la conducta tipificada penalmente pudiendo
hacerlo. Por otra parte, el juicio de reproche se compone con el modo e
intensidad de agresión al bien jurídico, lo que provoca una ligazón entre la
magnitud del injusto y la culpabilidad. Se es más culpable o se está más
sujeto al reproche cuanto más intensamente se ofende al bien jurídico,
pero no por la función protectiva respecto de este último, sino por la
revelación de un mayor grado de reprochabilidad en el caso concreto que
se modula junto con las circunstancias o situación personal que ayudan a
motivarse o desmotivarse frente a la norma.
Primeramente, son los bienes jurídicos y su ubicación
en la escala axiológica, los que delimitan las sanciones conminadas en la
ley, y el modo en que se los ofende y la naturaleza de la acción empleada
para producir ese efecto aparecen específicamente determinadas en la ley
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Poder Judicial de la Nación
como los parámetros que el juez debe mirar para graduar la sanción en el
marco de la escala aplicable.
Los delitos por los que son condenados Diego José
ALVAREZ, Franco Luciano ZORZOLI, Romina Anahí DIAZ, son conductas
distintas por las que resultan condenados Walter Eduardo BENITEZ, Cesar
Daniel ACOSTA, Enrique Nicolas GIANOLA ROCHA, Cintia Débora GREINER,
Marcelo Alberto GUERRERO, Guillermo Hernán GYSEL, Rocío Guadalupe
HERNANDEZ, Esteban Daniel SILVA, Ramón José JUAREZ. Las conductas de
los tres primeros tienen una entidad distinta a los cometidos por los otros
condenados, ya que lesionaron el bien jurídico supremo por excelencia,
USO OFICIAL

como es la vida humana.


En efecto, la lesión al bien jurídico protegido es la
primera valoración a efectuar, ya que es una ponderación del reproche
integral que abraza la gravedad del hecho. Todo ello, sin caer en una doble
valoración, ya que las circunstancias que por sí mismas constituyen un
elemento del tipo legal no pueden ser consideradas en la determinación de
la pena.
Por otro lado, la naturaleza de la acción, los medios
escogidos y la participación concreta del condenado, son particularmente
relevantes a la hora de establecer la cuantía de la pena. En estos rubros
deben computarse todas las circunstancias que implican un matiz
diferencial de ejecución idóneo para poner de relieve un accionar más o
menos grave, siempre y cuando no se trate de aspectos del hecho que
constituyan el fundamento del tipo penal, pues también a ese respecto rige
la ya mentada prohibición de la doble valoración. Por último, debemos
valorar también la calidad de los motivos que determinan al sujeto a
delinquir. Cuando el infractor se conduce impulsado por sentimientos

#34456351#385247861#20230925150936671
disvaliosos, tal motivación debe ser valorada en contra del imputado,
agravando el reproche penal. En especial cuando fuere la persecución u
odio a una raza, religión o nacionalidad o la destrucción de un grupo
nacional, étnico, racial, religioso o político.
En este sentido, las conductas delictivas de los tres
condenados a prisión perpetua fueron motivadas en la persecución y
destrucción de un grupo de personas determinado, lo que fue valorado por
el suscripto, al momento de determinar la pena que correspondía
imponerles, como una agravante que pesa sobre todos ellos.
A) En este sentido, las conductas de Diego ÁLVAREZ,
Franco ZORZOLI, y Romina DIAZ merecen un mayor reproche, y
consecuentemente fueron tomadas como agravante.
Conforme ello, en relación los mencionados, se tiene en
cuenta la naturaleza de la acción, la misma constituye en la perversidad
sistematizada y aplicada a seres humanos en estado de completa
indefensión. Nunca un ser humano está tan sujeto a la voluntad absoluta
de otro, biológica y psíquicamente, que cuando lo convierten en objeto de
torturas o tormentos. En relación a los medios que fueron utilizados para
llevar a cabo estas acciones ilegales, se ve plenamente reflejados en la
utilización de las estructuras del Estado y todos sus elementos logísticos
(agentes, armas e instalaciones), para conculcar la libertad y la vida de la
que resulto víctima en esta causa. El daño ocasionado a la misma es
irreparable, y el daño ocasionado a los sobrevivientes en sus mentes,
producto de la tortura aún se refleja – conforme lo comprobado en la
audiencia de debate al prestar declaración – pese a que hayan transcurrido
más de nueve años de los hechos.
En este rumbo, cabe agregar que Diego José ALVAREZ,
350

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Poder Judicial de la Nación
era Sub Comisario con funciones de Jefe de la Comisaría 7ma de Rosario,
Franco Luciano Zorzoli era cabo 1 suboficial con funciones de numerario y
Romina Anahí Diaz era suboficial, agente con función de refuerza de
guardia todos de la Comisaría 7ma de Rosario siendo ello demostrativo de
su formación profesional y en consecuencia deberá valorarse como
circunstancia agravante.
No existiendo circunstancias atenuantes, salvo la
inexistencia de antecedentes penales y teniendo en cuenta que la única
pena prevista en la figura por la que se califica la conducta de los aquí
imputados no permite graduaciones, resultando plenamente constitucional
USO OFICIAL

esta pena fija, pues guarda relación de proporcionalidad con la magnitud


del injusto y la culpabilidad, corresponde imponer a cada uno de ellos
Prisión Perpetua e inhabilitación absoluta y perpetua y especial, accesorias
legales y costas (art. 12, 29 inc., 3°, 45 y 55 del C.P., y arts., 399, 403, 530,
531 y 535 del C.P.P.N.,
B) Encubrimiento
Walter Eduardo Benítez, Cesar Daniel Acosta, Enrique
Nicolas Gianola Rocha, Cintia Débora Greiner, Marcelo Alberto Guerrero,
Guillermo Hernán Gysel, Rocío Guadalupe Hernández, Esteban Daniel Silva
y Ramon José Juárez coautores penalmente responsables del delito de
encubrimiento doblemente agravado (art. 277, inc. 1 apartado “a”,
agravado por el inc. 3, apartados “a” y “d” del Código Penal) a la pena de
seis (6) años de prisión e inhabilitación absoluta y especial por igual tiempo
al de la condena, accesorias legales y costas (arts., 12, 29 inc. 3°, 45 y 279
del C.P. y arts., 399, 403, 530, 531 y 535 del C.P.P.N.)
En relación a los demás condenados, como bien se dijo
anteriormente, son los bienes jurídicos y su ubicación en la escala

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axiológica, los que delimitan primeramente las sanciones conminadas en la
ley, y el modo en que se los ofende y la naturaleza de la acción empleada
para producir ese efecto aparecen específicamente determinadas en la ley
como los parámetros que el Juez debe mirar para graduar la sanción en el
marco de la escala aplicable.
En relación a la naturaleza de la acción que se pretende
encubrir, los medios utilizados para ejecutar este encubrimiento y la
extensión del daño doy por reproducido lo descripto al tratar la situación
de los condenados Diego Álvarez, Romina Diaz y Franco Zorzoli alcanzando
a todos los condenados por encubrimiento, pero teniendo en cuenta que la
figura penal aplicable para esta conducta prevé un mínimo y un máximo, a
los fines de la pena analizare las demás condiciones de cada uno de los
condenados (art. 40 y 41 del C.P.).-
Walter Eduardo BENITEZ, tengo en cuenta además
como agravantes: a) La edad (36 años al momento de los hechos) está
relacionada con los motivos más numerosos e importantes de observar la
ley, o los deberes violados son más numerosos e imperiosos, ya que en
función de que la madurez está en razón de la edad, más capacidad se tiene
para comprender claramente esos motivos o esos deberes. b) Su
Educación: (primaria, secundaria completa, y escuela policial ya que se
desempeñaba como oficial de la Policía de la Provincia de Santa Fe siendo
su función la de “tercio” en la Comisaría 7ma de Rosario) no se discute la
influencia de la buena educación en el desarrollo de la moralidad y de las
sanas tendencias del individuo. La educación recibida por el condenado, en
el sentido de una instrucción intelectual fue desaprovechada por lo que
debe valorarse como agravante. c) Las circunstancias de tiempo, lugar,
modo y ocasión que demuestren su mayor o menor peligrosidad; Es
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Poder Judicial de la Nación
innegable que la criminalidad aumenta cuando son más los obstáculos para
la ejecución del crimen, o se necesita más inteligencia, audacia o malicia
para consumar la acción, en el caso que nos ocupa el condenado junto a los
que analizare seguidamente y resuelvo condenar por encubrimiento han
ido aportado distintos elementos durante el debate y en los registros, para
cubrir la detención ilegal, tortura y homicidio perpetrado por sus
compañeros Diaz, Zorzoli y su jefe Diego Álvarez, ello habla de la audacia e
inteligencia utilizada para hacer aparecer una escena de los hechos distinta
de la real y eximir de responsabilidad penal a los tres referidos, y la malicia
para tratar de engañar a este Tribunal y a las victimas.-
USO OFICIAL

Cesar Daniel ACOSTA: a) La Edad: (35 años a la fecha de


los hechos) Nada más indiscutible que el valor de la edad, como uno de los
varios datos, para juzgar de la criminalidad del autor de un hecho punible y
fijar la pena, y está relacionada con los motivos más numerosos e
importantes de observar la ley y la importancia de los deberes violados.
Acosta no solo tenía la edad más que suficiente para comprender la
gravedad de los deberes violados, sino que se había capacitado para tener
una conducta contraria a la tenida, era “Inspector con funciones de
sumariante” en la Comisaría 7ma de Rosario. b) La educación; (primaria,
secundaria, y escuela de policía ya que se desempeñaba como oficial de la
Policía de la Provincia de Santa Fe siendo su función la de “tercio” en la
Comisaría 7ma de Rosario), no se discute la influencia de la buena
educación en el desarrollo de la moralidad y de las sanas tendencias del
individuo. La educación recibida por el condenado, en el sentido de una
instrucción intelectual fue desaprovechada por lo que debe valorarse como
agravante. c) Las circunstancias de tiempo, lugar, modo y ocasión que
demuestren su mayor o menor peligrosidad; Es innegable que la

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criminalidad aumenta cuando son más los obstáculos para la ejecución del
crimen, o se necesita más inteligencia, audacia o malicia para consumar la
acción, en el caso que nos ocupa el condenado junto a los que analizare
seguidamente han ido aportado distintos elementos durante el debate y
en las actuaciones policiales, para cubrir la detención ilegal, tortura y
homicidio perpetrado por sus compañeros Diaz, Zorzoli y su jefe Diego
Álvarez. Ello habla de la audacia e inteligencia utilizada para hacer aparecer
una escena de los hechos distinta de la real y eximir de responsabilidad
penal a los tres referidos y la malicia para tratar de engañar a este Tribunal
y a las víctimas.
Enrique Nicolas GIANOLA ROCHA: tengo en cuenta
además como agravantes: a) La edad (39 años al momento de los hechos)
está relacionada con los motivos más numerosos e importantes de observar
la ley, o los deberes violados son más numerosos e imperiosos, ya que en
función de que la madurez está en razón de la edad, más capacidad se tiene
para comprender claramente esos motivos o esos deberes. b) Su
Educación: (primaria, secundaria completa, y escuela policial ya que se
desempeñaba como oficial de la Policía de la Provincia de Santa Fe siendo
su cargo Sub Comisario con función de “Subjefe” en la Comisaría 7ma de
Rosario) no se discute la influencia de la buena educación en el desarrollo
de la moralidad y de las sanas tendencias del individuo. La educación
recibida por el condenado, en el sentido de una instrucción intelectual fue
desaprovechada por lo que debe valorarse como agravante. c) Las
circunstancias de tiempo, lugar, modo y ocasión que demuestren su mayor
o menor peligrosidad; Es innegable que la criminalidad aumenta cuando
son más los obstáculos para la ejecución del crimen, o se necesita más
inteligencia, audacia o malicia para consumar la acción, en el caso que nos
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ocupa el condenado junto a los que analizare seguidamente han ido
aportado distintos elementos durante el debate y en los registros policiales,
para cubrir la detención ilegal, tortura y homicidio perpetrado por sus
compañeros Diaz, Zorzoli y su jefe Diego Álvarez, ello habla de la audacia e
inteligencia utilizada para hacer aparecer una escena de los hechos distinta
de la real y eximir de responsabilidad penal a los tres referidos, y la malicia
para tratar de engañar a este Tribunal y a las victimas.-
Cintia Débora GREINER tengo en cuenta, además como
agravantes: a) La edad (29 años al momento de los hechos) está
relacionada con los motivos más numerosos e importantes de observar la
USO OFICIAL

ley, o los deberes violados son más numerosos e imperiosos, ya que en


función de que la madurez está en razón de la edad, en consecuencia, más
capacidad se tiene para comprender claramente esos motivos o esos
deberes. b) Su Educación: (primaria, secundaria completa, y escuela policial
ya que se desempeñaba como oficial de la Policía de la Provincia de Santa
Fe siendo con función de “agente” en la Comisaría 7ma de Rosario) no se
discute la influencia de la buena educación en el desarrollo de la moralidad
y de las sanas tendencias del individuo. La educación recibida por la
condenada, en el sentido de una instrucción intelectual, fue
desaprovechada por lo que debe valorarse como agravante. c) Las
circunstancias de tiempo, lugar, modo y ocasión que demuestren su mayor
o menor peligrosidad; Es innegable que la criminalidad aumenta cuando
son más los obstáculos para la ejecución del crimen, o se necesita más
inteligencia, audacia o malicia para consumar la acción, en el caso que nos
ocupa la condenada junto a los que analizare seguidamente han ido
aportado distintos elementos durante el debate y en los registros policiales,
para cubrir la detención ilegal, tortura y homicidio perpetrado por sus

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compañeros Diaz, Zorzoli y su jefe Diego Álvarez, ello habla de la audacia e
inteligencia utilizada para hacer aparecer una escena de los hechos distinta
de la real y eximir de responsabilidad penal a los tres referidos, y la malicia
para tratar de engañar a este Tribunal y a las victimas.-
Marcelo Alberto Guerrero, tengo en cuenta además
como agravantes: a) La edad (38 años al momento de los hechos) está
relacionada con los motivos más numerosos e importantes de observar la
ley, o los deberes violados son más numerosos e imperiosos, ya que en
función de que la madurez está en razón de la edad, más capacidad se tiene
para comprender claramente esos motivos o esos deberes, sin embargo,
esa experiencia laboral y de vida se la utilizó para cubrir un delito. b) Su
Educación: (primaria, secundaria completa, y escuela policial ya que se
desempeñaba como sub oficial de la Policía de la Provincia de Santa Fe con
funciones la de “agente” en la Comisaría 7ma de Rosario, y la de tercio en el
momento de los hechos) no se discute la influencia de la buena educación
en el desarrollo de la moralidad y de las sanas tendencias del individuo. La
educación recibida por el condenado, en el sentido de una instrucción
intelectual fue desaprovechada por lo que debe valorarse como agravante.
c) Las circunstancias de tiempo, lugar, modo y ocasión que demuestren su
mayor o menor peligrosidad; Es innegable que la criminalidad aumenta
cuando son más los obstáculos para la ejecución del crimen, o se necesita
más inteligencia, audacia o malicia para consumar la acción, en el caso que
nos ocupa el condenado junto a los que analizare seguidamente han
aportado distintos elementos durante el debate y en los registros policiales,
para cubrir la detención ilegal, tortura y homicidio perpetrado por sus
compañeros Diaz, Zorzoli y su jefe Diego Álvarez, ello habla de la audacia e
inteligencia utilizada para hacer aparecer una escena de los hechos distinta
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de la real y eximir de responsabilidad penal a los tres referidos, y la malicia
para tratar de engañar a este Tribunal y a las victimas.-
Guillermo Hernán GYSEL: tengo en cuenta además
como agravantes: a) La edad (34 años al momento de los hechos), está
relacionada con los motivos más numerosos e importantes de observar la
ley, o los deberes violados son más numerosos e imperiosos, ya que en
función de que la madurez está en razón de la edad, más capacidad se tiene
para comprender claramente esos motivos o esos deberes,
indudablemente que esa experiencia de vida no fue aprovechada
positivamente. b) Su Educación: (primaria, secundaria completa, y escuela
USO OFICIAL

policial ya que se desempeñaba como oficial de la Policía de la Provincia de


Santa Fe con funciones de sumariante en la Comisaría 7ma de Rosario) no
se discute la influencia de la buena educación en el desarrollo de la
moralidad y de las sanas tendencias del individuo. La educación recibida
por el condenado, en el sentido de una instrucción intelectual fue
desaprovechada por lo que debe valorarse como agravante. c) Las
circunstancias de tiempo, lugar, modo y ocasión que demuestren su mayor
o menor peligrosidad; Es innegable que la criminalidad aumenta cuando
son más los obstáculos para la ejecución del crimen, o se necesita más
inteligencia, audacia o malicia para consumar la acción, en el caso que nos
ocupa el condenado junto a los que analizare seguidamente han ido
aportado distintos elementos durante el debate y en los registros policiales,
para cubrir la detención ilegal, tortura y homicidio perpetrado por sus
compañeros Diaz, Zorzoli y su jefe Diego Álvarez, ello habla de la audacia e
inteligencia utilizada para hacer aparecer una escena de los hechos distinta
de la real y eximir de responsabilidad penal a los tres referidos, y la malicia
para tratar de engañar a este Tribunal y a las victimas.-

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Rocío Guadalupe HERNANDEZ: tengo en cuenta además
como agravantes: a) La edad (24 años al momento de los hechos) está
relacionada con los motivos más numerosos e importantes de observar la
ley, ya que la madurez está en razón de la edad. Hernández tenía plena
capacidad para comprender claramente la magnitud de los deberes
violados. B) Su Educación: (primaria, secundaria completa, y escuela policial
ya que se desempeñaba como sub oficial de la Policía de la Provincia de
Santa Fe siendo su función la de “agente” como refuerzo de guardia en la
Comisaría 7ma de Rosario) no se discute la influencia de la buena educación
en el desarrollo de la moralidad y de las sanas tendencias del individuo. La
educación recibida por la condenada, en el sentido de una instrucción
intelectual fue desaprovechada por lo que debe valorarse como agravante.
c) Las circunstancias de tiempo, lugar, modo y ocasión que demuestren su
mayor o menor peligrosidad; Es innegable que la criminalidad aumenta
cuando son más los obstáculos para la ejecución del crimen, o se necesita
más inteligencia, audacia o malicia para consumar la acción, en el caso que
nos ocupa la condenada junto a los que analizare seguidamente han ido
aportando distintos elementos durante el debate y en los registros
policiales, para cubrir la detención ilegal, tortura y homicidio perpetrado
por sus compañeros Diaz, Zorzoli y su jefe Diego Álvarez, ello habla de la
audacia e inteligencia utilizada para hacer aparecer una escena de los
hechos, distinta de la real, y eximir de responsabilidad penal a los tres
referidos, y la malicia para tratar de engañar a este Tribunal y a las
victimas.-
Esteban Daniel SILVA: tengo en cuenta además como
agravantes: a) La edad (33 años al momento de los hechos) está
relacionada con los motivos más numerosos e importantes de observar la
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Poder Judicial de la Nación
ley, o los deberes violados son más numerosos e imperiosos, ya que en
función de que la madurez está en razón de la edad, más capacidad se tiene
para comprender claramente esos motivos o esos deberes. No hay duda
que esa experiencia de vida no fue utilizada legalmente. b) Su Educación:
(primaria, secundaria completa, y escuela policial ya que se desempeñaba
como oficial de la Policía de la Provincia de Santa Fe siendo su función la de
“agente” con función de servicio en la Comisaría 7ma de Rosario) no se
discute la influencia de la buena educación en el desarrollo de la moralidad
y de las sanas tendencias del individuo. La educación recibida por el
condenado, en el sentido de una instrucción intelectual fue
USO OFICIAL

desaprovechada por lo que debe valorarse como agravante. c) Las


circunstancias de tiempo, lugar, modo y ocasión que demuestren su mayor
o menor peligrosidad: Es innegable que la criminalidad aumenta cuando
son más los obstáculos para la ejecución del crimen, o se necesita más
inteligencia, audacia o malicia para consumar la acción, en el caso que nos
ocupa el condenado junto al resto de los coimputados condenados por
encubrimiento han ido aportado distintos elementos durante el debate y
en las actuaciones policiales, para cubrir la detención ilegal, tortura y
homicidio perpetrado por sus compañeros Diaz, Zorzoli y su jefe Diego
Álvarez, ello habla de la audacia e inteligencia utilizada para hacer aparecer
una escena de los hechos distinta de la real y eximir de responsabilidad
penal a los tres referidos, y la malicia para tratar de engañar a este Tribunal
y a las victimas.-
Ramon José JUAREZ: tengo en cuenta además como
agravantes: a) La edad (36 años al momento de los hechos) está
relacionada con los motivos más numerosos e importantes de observar la
ley, o los deberes violados, ya que la madurez está en razón de la edad,

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mayor es la experiencia de vida más capacidad se tiene para comprender
claramente esos motivos o esos deberes. b) Su Educación: (primaria,
secundaria completa, y escuela policial ya que se desempeñaba como
Sargento ayudante de la Policía de la Provincia de Santa Fe siendo su
función la de “tercio” en la Comisaría 7ma de Rosario) no se discute la
influencia de la buena educación en el desarrollo de la moralidad y de las
sanas tendencias del individuo. La educación recibida por el condenado, en
el sentido de una instrucción intelectual fue desaprovechada por lo que
debe valorarse como agravante. c) Las circunstancias de tiempo, lugar,
modo y ocasión que demuestren su mayor o menor peligrosidad: Es
innegable que la criminalidad aumenta cuando son más los obstáculos para
la ejecución del crimen, o se necesita más inteligencia, audacia o malicia
para consumar la acción, en el caso que nos ocupa el condenado junto al
resto de los condenados por encubrimiento han ido aportado distintos
elementos durante el debate y en las actuaciones policiales, para cubrir la
detención ilegal, tortura y homicidio perpetrado por sus compañeros Diaz,
Zorzoli y su jefe Diego Álvarez, ello habla de la audacia e inteligencia
utilizada para hacer aparecer una escena de los hechos distinta de la real y
eximir de responsabilidad penal a los tres referidos, y la malicia para tratar
de engañar a este Tribunal y a las victimas.-
No existiendo circunstancias atenuantes para ninguno
de ellos estimo adecuado imponerle la pena de SEIS (6) AÑOS DE PRISION e
INHABILITACION ABSOLUTA Y ESPECIAL POR IGUAL TIEMPO AL DE LA
CONDENA, accesorias legales y costas (art. 12, 29 inc., 3°, 45 y 229 del C.P.,
y arts., 399, 403, 530, 531 y 535 del C.P.P.N.) a cada uno de ellos.

7. Remisiones y Costas.

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Poder Judicial de la Nación
En los términos dispuestos en el punto 4 de mi voto en
disidencia del veredicto Nº 71/2023, corresponde extraer las constancias y
declaraciones pertinentes y enviar las mismas a la Fiscalía Federal en turno
para que se investigue la posible comisión de delitos de acción pública,
atento las contradicciones suscitadas entre las manifestaciones de los
testigos Guillermo Apanowicz (Fiscal) y Martín Casella durante la audiencia
de debate.

En ese sentido, es dable señalar que en el punto 6 de la


materialidad se abordó la cuestión vinculada al oficio por medio del cual se
solicitaba todo el material fílmico registrado en la cámara de seguridad
USO OFICIAL

externa del comercio sito en calle Cafferata Nº 290 de Rosario donde


consta la firma del testigo Martín Casella y la supuesta entrega de ello al
MPA. No obstante, en juicio el testigo mencionado expresó: “Quedaron en
pasar a buscarlo y nunca volvieron, uno era un fiscal”. Ese material fílmico,
conforme las constancias obrantes en la causa, no habría sido remitido a la
jurisdicción federal.

Asimismo, corresponde poner a disposición de las


partes la totalidad de las actuaciones y respectivos respaldos digitales que
componen la presente causa a los efectos que formulen las denuncias que
estimen pertinentes ante la autoridad que corresponda, conforme fueron
anunciadas durante el debate.

En otro orden de ideas, en relación a las medidas


reparatorias solicitadas por la parte acusadora, las peticiones efectuadas se
encuentran fuera del alcance de las actuaciones y no resulta necesaria la
intervención judicial.

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Por último, atento la forma como se resuelve la
cuestión precedente, las costas deben ser impuesta a los condenados
conforme lo dispuesto en los arts. 530 y 531 del CPPN. –

El Dr. Ricardo Vazquez dijo:

ABSOLUCION POR FALTA DE ACUSACION FISCAL

En relación a la absolución por falta de acusación Fiscal


del imputado Walter Daniel Ortiz, adhiero a los argumentos del Dr. Otmar
Paulucci en su voto.

NULIDAD:

Respecto del planteo de nulidad interpuesto por las


defensas, adhiero en lo esencial a los argumentos del Dr. Eugenio Martínez
Ferrero en su voto.

1. HIPOTESIS:

En mi voto parto de afirmar que los hechos, en un


juicio, no vienen dados, sino que resultan construidos dentro de él. Cada
una de las partes debe construir el hecho que trae a juicio, con distintos
elementos a los que presenta como necesarios y útiles para esa
construcción, y así formula su teoría del caso. El juicio, en consecuencia,
significa probar la existencia y eficacia de cada uno de esos elementos, sin
los cuales la construcción no existe o -eventualmente- concluye de otra
forma.

Pero, por lo general, la prueba de la veracidad de lo


afirmado por la acusación sobre el hecho propiamente dicho, o sea, el que
implicaría la realización del tipo penal en función del cual se opera, se

362

#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
plantea de forma indirecta. Es decir, el objeto –de cada uno– de los
distintos medios probatorios no es el que se postula como constitutivo del
supuesto típico, el hecho principal, sino alguno secundario. Cada uno de
éstos, si se considera acreditado, podrá servir, a su vez, como dato
probatorio o base de una inferencia del conjunto de las dirigidas a la
acreditación ulterior del hecho principal.

En este sentido, cada una de las afirmaciones sobre


aspectos o elementos parciales del hecho principal en que es susceptible de
descomponerse la acusación, en la medida en que su veracidad debe ser
acreditada mediante concretos actos de prueba, constituye un objeto de
USO OFICIAL

prueba que como tal ha de ser tratado de forma individualizada, en un


primer momento. Es decir, la prueba debe ser abordada como una serie de
actos de prueba, practicados de forma relativamente independiente.

Que el juez debe operar analíticamente con el


resultado de la actividad probatoria significa que ha de proceder por pasos,
es decir, atribuyendo a cada medio de prueba únicamente aquél que sea su
rendimiento concreto. Así, la conclusión inicial a que permite llegar la
afirmación de un testigo presencial -si es que, por su actitud y por el modo
como explica haber adquirido la información que transmite, merece
credibilidad- es que ha visto lo que dice haber visto, podrá servir de
premisa de una inferencia que permita ir más allá, pero esto, si se produce,
ya no será consecuencia estricta del testimonio, sino del resultado de éste y
de otros elementos de juicio que como tales deberán ser tomados.

Por tanto, puede decirse, la fase probatoria está


siempre animada por esa tensión dialéctica entre lo particular y lo general.
Y la valoración de la prueba como tal debe entenderse como la integración

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o mediación racional y consciente de ambos momentos. La valoración de la
prueba solo puede ser, pues, valoración del rendimiento de cada medio de
prueba en particular y del conjunto de estos. Así, ese momento de
valoración conjunta debe serlo del conjunto de los elementos de prueba
previamente adquiridos de forma regular y antes ya efectivamente
evaluados en su rendimiento específico. Es decir, el momento es de síntesis
de lo aportado por una serie articulada de actos individuales de prueba.

Al final, el juez deberá entender que existe prueba de


cargo si y solo si la hipótesis de la acusación tiene apoyo en todas las
pruebas producidas y soporta ser confrontada con todas las contrapruebas
practicadas a instancia de la defensa.

Este método de valorar la prueba, se aparta de la


conocida como concepción narrativista, que plantea la decisión en materia
de hechos como una elección entre hipótesis o propuestas globales. Una
elección entre historias, fundada en el criterio de la “coherencia narrativa”
y la calidad persuasiva. En este contexto, no es que el resultado de la
actividad probatoria no cuente en absoluto, pero lo hace sólo en función de
su capacidad “para dar fundamento a una u otra “historia” globalmente
considerada, no desde el punto de vista analítico de su relación con los
hechos. De manera que, mientras el método analítico se funda en el análisis
racional de todas y del conjunto de las aportaciones probatorias, con objeto
de determinar el valor de veracidad que quepa atribuirles, el narrativo
atiende más a las particularidades estructurales y el tenor de la narración.
(Perfecto Andrés Ibáñez, En torno a la jurisdicción, 2007, Editores del
Puerto, pág. 234/235).

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Poder Judicial de la Nación
2. 1. Franco Casco sale de la casa de su tía
(06/10/14).

La hipótesis de la acusación parte del 6 de octubre


cuando Franco Casco se va de la casa de su tía Roque María Casco. Para
reconstruir esta etapa inicial se tiene en cuenta las distintas declaraciones
que prestaron a lo largo de este proceso, Roque María Casco (tía), Rubén
Darío Retamar (primo) y las comunicaciones que hubo entre estos y otros
familiares directos de la víctima. El resto de los familiares no tuvieron
intervención directa por lo que sus conocimientos solo pudieron originarse
en el de estas dos personas que son quienes tuvieron los últimos contactos
USO OFICIAL

antes de la desaparición de Franco Casco.


La escena del crimen o lugar de los hechos constituye la
principal fuente de indicios para la reconstrucción de un caso. En el
nuestro, según la hipótesis acusadora se trata de una conducta compleja,
que se inicia con la privación ilegal de la libertad en un espacio físico (vía
pública), y su posterior traslado hasta otro espacio donde se llevan
adelante la tortura y muerte de la víctima (Comisaría 7), por lo tanto, el
lugar de los hechos también se dividirá en esos dos espacios
Ahora bien, la etapa en análisis es anterior al primer
lugar de los hechos según la acusación, pero importante, porque puede
aportar algunos indicios sobre la presencia de Franco Casco en el inicio de
la secuencia delictiva.

Tomo como referencia inicial la denuncia presentada


por Roque María Casco, en la Comisaría 20 de Rosario, el 8/10/14 a las
10:35 horas (fs. 79 y 202). Allí cuenta que “Lucas” Ezequiel Casco había
llegado a su domicilio, desde Buenos Aires, el 29 de setiembre de 2014. En

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la misma y por algún error de origen desconocido se consigna que el
nombre es LUCAS EZEQUIEL CASCO, y que “el día lunes 6 de octubre a las
19:00 horas Lucas agarró la mochila con ropa y se retiró de mi casa,
manifestando regresar a su casa.”

Agrega que “… cuando se retiró vestía una campera


deportiva color celeste, pantalón de jean color celeste, zapatillas de color
negro …” y complementan con una fotografía (fs. 205). En ese oportunidad,
a la denuncia se agrega una hoja con el teléfono de Ramón Casco y Elsa
Godoy escritos de forma manuscrita: “ELSA GODOY 011 55706249” (fs.
206 y fs. 448) y “RAMON CASCO 011 31773486 “(fs. 206, 437/452 y 545).
La testigo reconoce su firma en este documento en la audiencia de debate.

Con estos datos se genera el Formulario s/ localización


de personas, por la búsqueda de su paradero (fs. 80), y el Radiograma n°
1995 (fs. 224) dirigido a fuerzas policiales y fuerzas de seguridad, provincial
y nacional, pero a nombre de “LUCAS Ezequiel Casco”, arrastrando por
varios días el error de identificación inicial. El 27/10/14 todavía sigue
pidiéndose información con ese defecto (fs. 228).

El 25 de octubre de 2014, el Suboficial Marcelo A. López


de Asuntos Internos de la Policía de la Provincia de Santa Fe se entrevista
con ROQUE MARIA CASCO (fs. 226) donde relata nuevamente las
circunstancias en las que Franco Casco se va de su casa, con algunas
diferencias a lo dicho en la denuncia antes reseñada, en concreto, en
cuanto se retira “antes de las 18:00 hs.” y que la campera era azul con el
logo de la Selección Argentina de Futbol. Dice: “Cuando llego, no lo
encuentro, pero pensé que ya se había tomado el tren, o se había ido de

366

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Poder Judicial de la Nación
otra forma.”. En la audiencia de debate reconoce la firma en este
documento.
El 15 de noviembre de 2014 (fs. 456), los Fiscales
Dalmau y Apanowicz entrevistan a Roque María Casco en dependencias de
la Central de Videovigilancia del Servicio 911 y le exhiben las “… filmaciones
captadas por la cámara ubicada en Génova y Cordiviola en fecha 08/10/14
entre las 03.20 y 03.55, donde se ve a una persona de sexo masculino
caminando en el lugar vistiendo zapatillas obscuras, jean desgastado y una
prenda de mangas largas de color azul, con detalles en blanco” y cuando
le preguntan si es Franco Casco dice que: “Puede ser como no puede ser
USO OFICIAL

porque no se distingue bien el rostro. Respecto de las prendas y el corte de


pelo son similares”.
A pedido de la defensa se procura obtener la filmación
que se le exhibió ese momento, pero el resultado fue negativo porque ese
video nunca fue remitido al Juzgdo Federal n° 3 al momento del envío de
las actuaciones desde la justicia provincial, conforme se informa por
Secretaría en la jornada del 10/3/22, y constancia de fs. 751.- Por lo cual,
no ha podido reproducirse en la audiencia de debate, la imagen respecto
de la cual Roque María Casco dijo que “las prendas y el corte de pelo son
similares.”
El 18 de noviembre de 2014 se concreta otra entrevista
en entre Roque María Casco y el Fiscal Apanowicz (fs. 461/463). En este
acta, lo primero que se hace es devolver el celular 341 2544248 (Nokia
6131) que la Sra. Casco había entregado para ser peritado, y cuyo resultado
se encuentra a fs. 447/448.

Aquí, describe los tatuajes de su sobrino y agrega:


“Mientras estuvo en casa siempre estuvo adentro porque no conocía. No

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salió para nada. Un par de veces solo salió acompañado por mi hijo a hacer
unos mandados, pero solo de aquí a un par de cuadras.”

“No tenía pasaje para volver. Tampoco sé si tenía


dinero para comprar el pasaje del tren. Cuando fuimos el 6/10 a la
estación yo le iba a pagar el pasaje.”

“El día 6/10 yo lo había acompañado a la estación, pero


el solo no sabía cómo llegar. De repente nomás se quiso ir”

“La remera azul que tenía puesta cuando se fue era de


color azul, con rayas celestes y un dibujo en el medio, ya estaba como
gastada. No recuerdo que tipo de dibujo tenía.”

Por último, está la declaración que Roque María Casco


(Celular 341-152740490) prestó el 25/11/14 ante la Fiscal Prunotto, Dra.
Masneri y Dr. Ganon (ambos de la Defensoría General de la Provincia) en la
Sede Provincial del Servicio Público de la Defensa Penal (fs. 546). Aquí
cuenta que “El 6 yo lo acompañé a la estación de trenes …Nos dijeron que
el tren salía a las 12 de la noche y recién a las 9,30 de la noche podía
comprarse los pasajes… estaba vestido con un jean, una remera azul,
zapatillas negras y una campera celeste de argentina. Franco no tenía
ninguno de los dos piercings de la foto. … Los chicos me dijeron que Franco
había agarrado sus cosas, pero Franco no sabía cómo ir a la estación,
supuse que capaz se acordaría.”.

También relata otra medida en la que el Fiscal


Apanowicz la pasa a buscar, con un “colega” (Fiscal Dalmau) y cuenta que la
llevaron a “a un lugar lejos del centro … ahí me mostraron un video de un
chico que andaba por la calle el día 8 de octubre como a las 2 de la

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Poder Judicial de la Nación
mañana, creo que por Bv. Avellaneda. Le dije que no estaba segura porque
no se le veía el rostro, además la ropa era diferente de cuando se fue de
mi casa.”. En la audiencia de debate la testigo reconoce su firma en el
documento.

No puede dejar de resaltarse lo singular de esta


secuencia de actos, porque a pocos días que dos fiscales provinciales
(Dalmau y Apanowicz) llevaran adelante una medida de suma importancia,
como es la exhibición de una filmación donde se ve una persona “similar” a
Franco Casco circulando por la vía pública primeras horas del día 8 de
octubre, otra Fiscal provincial (Prunotto) acompañada por dos querellantes
USO OFICIAL

(Masneri-Ganon), en la sede de la Defensoría General, tomaron una nueva


declaración y dejan constancia de una respuesta esencialmente distinta que
neutralizaba aquel reconocimiento embrionario (ver penúltima pregunta de
fs. 547). Y reitero, la filmación nunca llegó a la justicia federal.

Sobre esta entrevista, recibida en dependencias de la


Defensoría Pública, la Dra. Masneri al prestar declaración en la audiencia de
debate (jornada del 8/9/22) dice que no puede precisar su naturaleza: “Si
bien estaba la Fiscal presente, que podía entenderse como una testimonial,
la verdad que era una instancia preliminar de la situación, fueron hechas en
el Servicio Público de la Defensa.” La presidencia le pregunta quien dirigía
las preguntas y dice: “La verdad que no me acuerdo”.

Además de estas declaraciones, debe agregarse la que


prestó en la Fiscalía Federal (fs. 1108), de la que -en su mayoría- se le dio
lectura en la audiencia de debate, en aquellos aspectos en los que hubo
olvidos o contradicciones.

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Por último, en la audiencia de debate declara en la
jornada del 17/2/22, y allí cuenta que Franco Casco vino a Rosario en tren,
pero que ella fue a buscarlo a la estación “porque él no conocía bien las
calles, nada, no sabía dónde vivía yo.”

Para comunicarse con sus padres, dice “Yo le presté mi


celular y el habló con la mama y el papá. Pero él se quería volver. Pero a mí,
la mamá me dijo que se quede una semana más, que no lo mande.” Le
preguntan cuál es el motivo que le dio y dice: “No, la verdad que a mí no
me dijo.”.

Dice que a la mañana lo llevó a la estación de tren,


fueron y volvieron porque no había viaje hasta la noche, “llevó una
mochilita con una ropa que él tenía, no, no recuerdo si tenía, yo no le vi los
documentos.”

Dice que el tren salía “a las doce de la noche”, y el Fiscal


le pregunta si para comprar el pasaje tenían que llegar a alguna hora
determinada, le contesta: “No, a mí me dijeron nomás que el tren salía a las
12 de la noche, por eso yo lo llevé de vuelta a casa”. Ante esto el Fiscal le
pregunta, ¿porque no compraron el pasaje en ese momento? y dice:
“Porque yo le dije que a la tarde íbamos a venir de vuelta. A la tarde noche.”

Le pregunta a qué hora se fue Franco Casco de su casa,


y dice: “Yo me fui a hacer mandados y hacer compras y todo y cuando volví
no estaba más, me dijeron que se había ido. (…) Y se fue, como a las seis,
cinco y media, seis de la tarde. Dice que los chicos salían de la escuela y lo
vieron que se iba.”

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Poder Judicial de la Nación
Le pregunta el Fiscal, supo para donde se fue, y dice:
“No, no supe yo, más o menos calculé que vino para la terminal de tren.
No conocía el, pero cuando yo lo llevé a la mañana en el colectivo, el vio
por donde iba el colectivo … y entonces capaz, yo digo, que se habrá ido
siguiendo al colectivo, porque no tenía plata tampoco él. Digo yo, porque
tenía para los cigarrillos nomás el … yo digo … lo supongo”. Después le
preguntan, cuanto salía el pasaje en tren, en esa época, dice: “en esa época
salía 250 o 300 pesos”. Le leen su declaración en instrucción, donde dijo
que “el tenía 100 pesos, se había comprado un atado de cigarrillos y unas
gotitas para arreglar sus zapatillas, no le había quedado mucho, los pasajes
USO OFICIAL

salían 70 o algo de 30 pesos.” Y dice: “claro no me acordaba de eso …”.

Le preguntan cómo estaba vestido la última vez que lo


vio, dice: “un pantalón jean, una remera manga larga azul, y una camperita
con un logo de argentina, tipo deportiva.” Y que la última vez que lo vio fue
“al mediodía, como las doce del mediodía.”.

Sobre esta testigo, merece hacerse una consideración


general. Basta repasar las declaraciones reseñadas precedentemente para
ver que fue interrogada, antes de llegar a esta audiencia de debate en seis
oportunidades, la primera al formular denuncia en la Comisaría 20
(8/10/14), la segunda por personal de Asuntos Internos (25/10/14), la
tercera por los Fiscales Dalmau/Apanowicz (15/11/14) donde le exhiben un
video que no se identifica; la cuarta por el Fiscal Apanowicz (15/11/14), en
la quinta interviene otra Fiscal provincial, la Dra. Prunotto, con la presencia
de la Dra. Masneri y el Dr. Ganon en calidad de querellantes (25/11/14) y
en la sede de la Defensoría Pública, donde inclusive la interrogan sobre lo

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que le habían preguntado los dos fiscales anteriores (ver penúltima
pregunta de fs. 547), y la sexta en la Fiscalía Federal (26/2/15).

Por supuesto, debe sumarse la declaración que prestó


en la audiencia de debate, en donde cada una de las partes utilizó el
mecanismo que les concede el art. 391 inc. 2 del CPPN y le dio lectura de la
fracción que, a cada una de ellas le interesaba de alguna de aquellas
declaraciones.

Esa cantidad de declaraciones tomadas a una misma


persona, y en varias de ellas preguntándole lo mismo, provocó inevitables
contradicciones que -por su lectura en la audiencia de debate- se
trasladaron al juicio. Y agrego que esas contradicciones e incongruencias
originarias no puede atribuirse a las defensas, porque en ninguna de ellas
tuvieron intervención. Su posibilidad de confrontar estos testimonios recién
se concretó en la audiencia de debate.

Solo mencionando las principales, vemos:

a. sobre la hora en la que Franco Casco se fue de la


casa, en la denuncia de fs. 202 dice a las 19:00 horas, ante Asuntos Internos
a fs. 226 dice que fue antes de las 18:00 horas, a la Fiscal Prunotto y los
Querellantes Masneri/Ganón les dice que volvió a su casa a las 5.30/6 y ya
no estaba, y en Fiscalía (fs. 1108) y en la audiencia de debate directamente
fija el momento a las 5.30 horas. Es decir, a medida que pasa el tiempo y las
entrevistas, la hora cambia y se aleja de la inicial.

Por lo tanto, el horario en que se fue Franco Casco de la


casa de su tía puede establecerse entre las 17:30 y las 19:00 horas del 6 de
octubre. Aunque, veamos que a las 19:12 horas, evidentemente ya estaban

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Poder Judicial de la Nación
alertados y alarmados por su ausencia porque en su teléfono, Roque M.
Casco recibe un mensaje que dice: “Pero tía el s yevo su ropa?” y a las
21:32 desde el teléfono de Ramón Casco le preguntan “hola her sabes si el
franco saco boleto para el tren” (ver fs. 347).

b. Otro punto a determinarse es si Franco Casco,


cuando se fue de la casa de su tía, dijo que se iba para la estación de trenes
o simplemente se fue. En la denuncia (fs. 202) dice “Lucas agarró la
mochila … y se retiró de mi casa manifestando regresar a su casa.”, a
Asuntos Internos les dice que “no le dijo nada a nadie, agarró su mochila y
se fue.”, al Fiscal Apanowicz le dice “de repente nomás se quiso ir” y en la
USO OFICIAL

audiencia de debate cuando el Fiscal le pregunta si dijo a donde iba,


contesta: “No, no supe yo, más o menos calculé que vino para la terminal
de tren.”.

Como Roque M. Casco no estaba cuando Franco Casco


se fue, es útil el testimonio de Rubén Darío Retamar, hijo de aquella, que sí
estaba en la casa y habló con él, y en la audiencia de debate dijo: : “Yo me
enganché a mirar los partidos y se fue … va, el me toca el hombro, me dice
me voy, pero yo no le creí, me quedé mirando el partido … después me avisa
una sobrinita, me dice mirá que se fue tu primo, se fue, salí pero ya no lo
localice más. (…) Me tocó el hombro y me dijo me voy, desde atrás, yo giro y
lo veo así, lo vi entero.”

Le preguntan si Franco Casco le dijo hacia donde iba, si


se dirigía a la Estación de Trenes y dice: “… no, me dijo chau me voy.” Le
preguntan si alguien en el barrio le dijo hacia donde iba, dice: “no”.

Como conclusión, no se puede afirmar con certeza que


Franco Casco se haya ido de la casa de su tía para dirigirse a la estación de

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trenes. Es cierto sí, que en el contexto de lo sucedido la más válida de las
especulaciones se oriente en ese sentido. Pero no deja de ser una
especulación y no significa que lo haya logrado el día 6 de octubre.

c. En lo que coinciden sus declaraciones es que, desde


que había llegado, la única vez que se alejó de la casa de su tía fue por la
mañana cuando lo lleva a la estación de trenes.

Esto está asociado a otra serie de contradicciones


respecto de si tenía dinero suficiente para pagar el boleto. En la entrevista
con los Fiscales Dalmau/Apanowicz (fs. 463) dice: “Tampoco sé si tenía
dinero para comprar el pasaje del tren. Cuando fuimos el 6/10 a la estación
yo le iba a pagar el pasaje.”, en la Fiscalía Federal dice: “El tenía $ 100, se
había comprado … No le había quedado mucho. Los pasajes salían $ 70 o
algo de $ 30.” (esto se lo leen en la audiencia de debate y reconoce
haberlo dicho), y en la audiencia de debate dice: No conocía el, pero
cuando yo lo llevé a la mañana en el colectivo, el vio por donde iba el
colectivo … y entonces capaz yo digo que se habrá ido siguiendo al
colectivo, porque no tenía plata tampoco él. Digo yo, porque tenía para
los cigarrillos nomás el … yo digo … lo supongo”. Después le preguntan,
cuanto salía el pasaje en tren, en esa época, dice: “en esa época salía 250 o
300 pesos”.

Si a esto lo relacionamos con lo que dijo Rubén Darío


Retamar (primo), en cuanto a que: Compró unas cosas, un paquete de
cigarrillos, pan y le quedaba poca plata, le había quedado del vuelto. Tenía
20 pesos, o algo así, eso supuse yo.” Sobre el valor del pasaje “no recuerdo
si salía 25 o 30 pesos (…) Tenía muy poca plata, no sé si llegaba para
comprar el boleto …”.

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Poder Judicial de la Nación
Todo aumenta en confusión, si pensamos que, además,
tenía que pagar el transporte hasta la estación de trenes.

Y si no fue en algún transporte, sino como especula su


tía “… y entonces capaz, yo digo, que se habrá ido siguiendo al colectivo”
(pero destaco que esta especulación la hizo cuando afirmó que no tenía
dinero ni para el transporte) cobra importancia el horario de salida, por
porque el trayecto entre Garzón 1300 bis, y la estación de trenes es de
aproximadamente cincuenta (50) cuadras según la imagen de Google Maps
obtenida por la Fiscalía (fs. 1114), esto, por supuesto, conociendo el
camino.
USO OFICIAL

Agrego, que el colectivo 110 transita por Génova hasta


Avellaneda, es decir pasa por la puerta principal del estadio del Club
Rosario Central, y ese día a las 18 horas, jugaba contra Lanús (Retamar dice
que miraba el partido, y dos de los incidentes a los que concurre el personal
de la Comisaría 7 entre las 21;00 y las 23:30 tienen origen en desórdenes
provocados por simpatizantes de ese club que habían salido del partido),
con todo lo que -es de conocimiento común- sucede en esas circunstancias.

c. La descripción de la ropa que tenía Franco Casco el


día en que se fue de la casa de su tía reviste muchísima importancia porque
se relaciona con la labor pericial que se hizo con las imágenes obtenidas en
la vía pública en las inmediaciones de calles Sabin y Alberdi realizado el 17
de marzo de 2023 por Sergio Enrique Martínez (DATIP). A fin de no caer en
reiteraciones innecesarias, me remito a lo que diré en ese punto.

La declaración de Rubén D. Retamar en la audiencia de


debate (declara en la jornada del 17/2/22) no agrega claridad a este punto,
pues cuando el Fiscal, le pregunta que ropa tenía Franco Casco dice: “Yo me

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enganche a mirar los partidos y se fue … va, el me toca el hombro, me dice
me voy, pero yo no le creí, me quede mirando el partido … después me avisa
una sobrinita, me dice mira que se fue tu primo, se fue, salí pero ya no lo
localice más.” Le preguntan cómo estaba vestido y cuenta: “tenía el
pantalón jean y una camisa manga larga, negra. Me dijeron que tenía la
mochila, eso yo no lo ví, eso me dijo una sobrinita.” Y al final, cierra su
declaración generando más dudas, cuando el presidente del juicio le
pregunta “si lo vio o no lo vio en su totalidad” dice: “Bueno, creo haberlo
visto, recordar … como … pero no sé si se pudo haber cambiado, y salir con
otra ropa, la verdad no sé. Yo lo vi que salió de mi habitación, pero en mi
casa no lo vi cuando se fue.”

Después le leen su declaración en Fiscalía donde dice


(fs. 1542): “creía que el día que desapareció tenía una campera azul o
celeste, zapatillas negras y un pantalón corto.” Después aclara que tenía un
jean largo.

e. Características físicas: En la denuncia en la Comisaría


20 (fs. 202) Roque M. Casco dice: “tiene un piercing del lado derecho”, ante
Asuntos internos (fs. 226) dice: “tenía un piercing cerca de la ceja derecha”,
pero en la declaración ante la Fiscal Prunotto y Querellantes
Masneri/Ganón (fs. 546) dice: “Llegó a Rosario sin los piercing, yo no los ví
en todo el viaje. La foto la había sacado yo hace 5 años en Bs. As.”.

Adelanto, que cuando se analicen los testimonios de las


personas detenidas en la Comisaría 7, Pablo Arguello cuenta que lo ve con
una “gorrita”, y en ninguna de las declaraciones antes reseñadas, alguien
menciona que Franco Casco la tuviera.

376

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Poder Judicial de la Nación
d. Otra incógnita no resuelta en la audiencia de debate
es si Franco Casco tenía su Documento Nacional de Identidad cuando salió
de la casa de su tía. Esto, no solo tiene relevancia para saber si podía -o no-
sacar el pasaje en tren sin su documento, sino también se relaciona
fuertemente con la teoría del caso planteada por las defensas,
especialmente con los inconvenientes que surgieron en la Comisaría 7, el
día 7 de octubre, cuando según las actuaciones policiales, por la falta de
documentación, en el sumario se lo identifica como Franco Godoy y no
Franco Casco, o se pone un número de documento parcialmente correcto,
o una dirección inexistente.
USO OFICIAL

Lo cierto es que en la audiencia de debate, Roque


María Casco dice que a la mañana lo llevó a la estación de tren, fueron y
volvieron porque no había viaje hasta la noche, “llevó una mochilita con
una ropa que él tenía, no, no recuerdo si tenía, yo no le vi los documentos.”,
y esto lo relaciono con lo que declara en la Fiscalía Federal (fs. 1108)
cuando dice: “Los pasajes salían $ 70 o algo del $ 30 en el tren que salía a
las doce de la noche, ese en el que lo podía sacar arriba del tren y sin el
documento.” (en la audiencia de debate le leen este párrafo y recuerda que
es así.). Con lo que se plantea una nueva incógnita, pues si tenía su
documento de identidad, cuál era la razón de buscar un tren en el cual
pudiera sacar el pasaje una vez abordado y sin necesidad de exhibir el
documento de identidad.

Por último, traigo al caso los mensajes que se enviaron


al teléfono de Roque María Casco, y que lejos de aclarar algunas
circunstancias, alimentan los mismos interrogantes que se han señalado.

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Pericia sobre el teléfono 341 254 4248 (Nokia 6131 -
fs. 447/448).

A las 13:53 horas, Ramón Casco le dice a Franco Casco


(son las dos últimas comunicaciones donde éste interviene): “Hola franco
en este mes dice tu mama va a ir con la carina si podes esperalas.” Y a las
13:55 horas hay un nuevo mensaje que dice: “Hola franco soy cari pa
aguanta asta el mes q viene q yo voy con mami xfa pa aguanta” y a partir
de allí no hay más comunicaciones en las que participe Franco Casco, pero
en esencia, el pedido de su familia desde Buenos Aires era que se quedara
en Rosario hasta el mes siguiente.

Después, a las 19:12 Roque M. Casco recibe un mensaje


de una sobrina, que dice: “Pero tía el s yevo su ropa?”. Esto permite inferir
que, a esta hora, la familia ya estaba movilizada por la ausencia de Franco
Casco.

A las 21:32 Ramón Casco le pregunta a Roque M. Casco


“hola her sabes si el franco saco boleto para el tren”

El 7 de octubre, a las 13:56 horas, Ramón Casco le


pregunta a su hermana, Roque M. Casco: “hola her vos sabes si el franco
tenía plata para el boleto”. A las 15.39 agrega: “bueno roca y de tu casa
como se abra ido si no sabe viajar en los colectivos de aya o el te dijo ke se
iva solo”. A las 15.42 agrega: “no entiendo como iso para viajar de tu casa
asta la estación her”. Estos mensajes reflejan en los familiares directos de
Franco Casco las mismas incógnitas que señalamos antes, ¿tenía dinero?,
¿Cómo se fue? ¿A dónde fue?.

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Poder Judicial de la Nación
Y como cierre de este punto, agrego lo que dijo Rubén
Darío REtamar (jornada del 17/2/22), en la parte final de su declaración,
cuando el Dr. Mazzuchini le pregunta que hicieron para buscar a Franco
Casco luego de que regresó Roque María Casco a su casa, y dice: “Ese día
buscamos un poco nomás, por el barrio y no lo encontramos y nada, nos
quedamos en casa, esperamos al otro día …” Lo que se contradice con lo
que dijo Roque María Casco de que fue a buscarlo a la Estación.

En resumen, y sobre este primer eslabón de los hechos


contenidos en la acusación, entiendo que solo puede afirmarse que el día 6
de octubre, entre las 17.30 y las 19:00 horas Franco Casco se fue de la casa
USO OFICIAL

de su tía, y no hay certeza si tenía dinero y eventualmente si era suficiente


para el pasaje, no se sabe cuál es el derrotero ni su destino, no se sabe si
tenía documento de identidad, y solo hay coincidencias parciales en la ropa
que tenía puesta.

Por último, merece señalarse que no se llevó adelante


ninguna medida de investigación para reconstruir el camino y el medio en
que los acusadores especulan que Franco Casco siguió rumbo a la estación
de tren.

Circunscribo el concepto, no digo que las medidas


dieron negativo, digo que no se hicieron.

3. 1. Franco Casco en jurisdicción de la Comisaría 7.


Encuentro entre los acusados y la víctima.

En las respectivas acusaciones, no se ha fijado con


precisión el lugar

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Un aspecto de necesaria consideración inicial en este
caso, es que no se ha invocado ni probado una relación previa entre los
acusados y la víctima. Franco Casco llegó a esta ciudad, y según cuentan los
familiares con los que estaba alojado, no se alejó de la casa hasta el día en
que se retiró y no hay ningún indicio de que los funcionarios de la Comisaría
7 que se desplazaban en los móviles n° 4387 y 5667 la noche del 6 de
octubre, tuvieran algún motivo para elegir a Franco Casco como objetivo de
una detención ilegal.

Con esto, se puede descartar la existencia de algún plan


preconcebido por los acusados orientado a la privación de la libertad de
Franco Casco.

Lo que se ha descripto en el apartado anterior nos


indica lo que se sabe de Franco Casco hasta esa franja horaria, de 17:30 a
19:00 horas, pero más allá de esa importante diferencia horaria, no
podemos dejar de señalar que esas referencias corresponden a un lugar
que -como está probado- se encuentra a cincuenta cuadras de la primera
fase de la escena del crimen.

A partir de allí, no hay pruebas directas o indirectas que


coloquen a Franco Casco, el 6 de octubre, en algún punto determinado
entre el domicilio de Roque M. Casco y la Comisaría 7, o en la jurisdicción
de esta en el momento en que la acusación dice que sucedieron los hechos.

A fin de tener una referencia concreta de la distancia


que hay entre el domicilio de la tía de Franco Casco y la Estación de Trenes,
es útil observar el mapa obtenido de GoogleMaps (fs. 1114), en la cual
señala que con la línea de colectivo n° 110, el recorrido es de cincuenta (50)
cuadras aproximadamente.
380

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Poder Judicial de la Nación
Los acusadores, y en esto coinciden, afirman que
personal de la Comisaría 7, mientras se transportaban en alguno de los dos
móviles policiales identificables, lo vieron en la vía pública y lo detuvieron.

Como lo ha desarrollado el Dr. Eugenio Martínez


Ferrero en su voto, el lugar en donde habrían coincidido los acusados y
Franco Casco, fue variando durante el juicio, inicialmente próximos a la
estación de trenes (Aristóbulo del Valle 2730), y al finalizar el debate, al
completar la acusación con sus alegatos, llevan el punto de encuentro a la
estación de colectivos de larga distancia (Cafferata y Santa Fe), a estos estos
dos lugares concurren convocados por el Servicio 911 por disturbios
USO OFICIAL

provocados simpatizantes de Rosario Central. También señalan como


posible lugar de encuentro Santa Fe y Avda. O. Lagos (incidente comuna
mujer ebria) y Salta y Rodríguez (un robo).

Sostiene la Fiscalía al alegar: “Con estos datos podemos


afirmar que, cuando Franco Casco se fue de la casa de su tía ese 6 de
octubre por la tarde, emprendió camino hacia la estación de trenes Rosario
Norte y haber terminado incluso en las inmediaciones de la terminal de
ómnibus -ubicada a menos de 30 cuadras de la estación de trenes- ya que
no conocía la ciudad y no se ubicaba bien.” (ver audiencia de debate).

Con esta textual referencia espacial, podemos ver


cómo, con la modificación de la hipótesis delictiva, el Ministerio Público se
aleja de su tesis originaria (Requerimiento de elevación a juicio) y de los
restantes acusadores por casi treinta cuadras.

Con el objeto de delimitar adecuadamente el


argumentado hasta esta etapa del voto. Puede afirmarse que, lo más
probables es que Franco Casco se haya retirado de la casa de su tía con

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destino a la estación de trenes. Lo que los acusadores dicen pero que
también debieron probar y no lograron, es que haya llegado el 6 de octubre
por la noche y que estuviera en el lugar y tiempo que lo lleva coincidir con
los funcionarios de la Comisaría 7.

La versión originaria de los acusadores pone a Franco


Casco aproximadamente a las 21.30 horas en cercanía de la estación de
trenes, con más exactitud en torno a Ovidio Lagos al 1/100.

La versión actualizada de la tesis del Ministerio Público


coloca a Franco Casco, minutos después de las 23.00 horas en cercanías de
la Terminal de colectivos, más concretamente en proximidad de calles
Cafferata y Santa Fe. Aunque también agrega, sin dar mayores precisiones
que también podría haber sido detenido en alguno de los otros dos
incidentes en los cuales intervinieron los móviles de la Comisaría 7 (Santa
Fe/O. Lagos y Salta/Rodríguez).

Con esta modificación de los hechos acusados cambia la


intervención de los móviles de la Comisaría 7 y de quienes se transportaban
en ellos. Es decir, modifica la intervención de los acusados según cuál de los
lugares se elija para fundar la acusación.

Visto esto desde un punto de vista simplemente lógico,


lo anterior es una señal clara de que las certezas no abundan en los
argumentos de los acusadores.

Entre las 21.30 horas y las 23.30 horas los dos móviles
de la Comisaría 7 (n° 4387 y n° 5667) tuvieron los siguientes recorridos,
según información reservada en Secretaría, bajo la referencia “Archivos
digitales remitidos por jf3, CJ1, 1”, y para mayor claridad seguiré el criterio

382

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Poder Judicial de la Nación
de la Fiscalía de tomar como referencias los cuatro incidentes sucedidos en
esa franja horaria. Además, porque no hay otras detenciones por períodos
significativos.

El primero de ellos es el que se denomina Incidente del


Colectivo 110 (carta de incidencia RO6063932), y la secuencia cronológica
gira en torno a la información del GPS del Móvil n° 4387:

A las 21:07:35 hs. inicia movimiento desde Comisaría 7


luego de estar detenido desde las 18:19:04 hs.

A las 21:24 ingresa un llamado al 911 sobre incidentes


USO OFICIAL

en un Colectivo Línea 110, y a las 21:24:26 (Archivo 9800868) y 21:30:30 hs.


(Archivo 9800924) hay comunicaciones de radio sobre el mismo episodio

A las 21:32:11 Móvil 4387 se encuentra detenido en O.


Lagos bis 0-99 (intersección con Guemes). Este es el lugar donde se
encontraba el colectivo, Línea 110, color amarillo, en el que varias personas
estaban dañándolo (Incidencia RO6063932) y a las 21:34:08 hs. (Archivo
9800958) Álvarez se comunica al 911, y dice que con el Móvil 4387 esta con
la Unidad del 110, y da cuenta de su intervención.

El mapa obtenido de Google Maps (fs. 1114) es claro,


cuando el colectivo 110 viene desde la Cancha de Central (dos habrían
subidos quienes generaban los disturbios) toma por donde inicia calle
Ovidio Lagos, con circulación norte sur, y en su retorno lo hace por Callao,
con circulación sur a norte.

Es decir, el colectivo paró donde el 911 le indica, dentro


de su recorrido, y el móvil se encuentra detenido, en el mismo lugar y
tiempo.

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Se escuchó en la audiencia la llamada registrada por el
Servicio 911 dando origen a esta incidencia. Se recibió en la audiencia el
testimonio de quien había llamado al 911 y también se escuchó en la
audiencia la comunicación del Sub Comisario Diego Álvarez informando de
su intervención y del resultado. No hubo detenidos ni se iniciaron
actuaciones que exijan su registro en el Libro de Guardia.

A las 21:40:08 hs. el móvil 4387 está nuevamente en


movimiento y a las 21:42:56 hs. se detiene en la Comisaría 7 (por un lapso
de poco más de treinta minutos).

Esta tesis acusatoria es débil frente al sentido común.


Aproximadamente a las 21.30 horas, en una zona de la ciudad densamente
transitada, durante los ocho (8) minutos que el móvil estuvo detenido con
Álvarez y Díaz debieron tomar contacto e interactuar con los responsables
del transporte de pasajeros y de los incidentes, dar cuenta de lo realizado al
servicio que les había pedido colaboración, y aun así tener tiempo de ubicar
y detener a una persona a la que no había visto jamás, pero que “coincide
con aquel colectivo, que los especialistas identificaron como del grupo
vulnerable para la violencia institucional” (términos utilizados por el
acusador público), para emprender el regreso inmediato a la Comisaría.

En cuanto al móvil 5667, del informe obtenido de su


sistema de posicionamiento geográfico (GPS), vemos que estuvo detenido
en la dirección que coincide con la Comisaría 7 desde las 14:47.55 horas
hasta las 21.45.56, y el inicio de actividad de este móvil se corrobora con
otra información, pues a las 21:46:48 hs., Álvarez avisa que sube al móvil
5667 (archivo 9801055).

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Poder Judicial de la Nación
Es decir, al momento del llamado incidente del
colectivo solo había un móvil en movimiento, respecto del cual se
registraron detenciones por escasos segundos, que son las provocadas por
las incidencias del tráfico. La única detención que dura aproximadamente 8
minutos es la originada en el incidente con el colectivo antes mencionado,
el resto de las detenciones son por lapsos tan cortos que solo pueden
deberse a circunstancias del tránsito.

Según la hipótesis acusatoria que mantienen los


querellantes, pero abandona la Fiscalía en su alegato, es en esta
oportunidad donde habrían detenido a Franco Casco, sin más fundamentos
USO OFICIAL

que la cercanía del episodio con la estación de trenes Rosario Norte.

Ahora bien, se pudo reconstruir en la audiencia de


debate los hechos sucedidos en torno a esa detención del móvil 4387, pero
a pesar de ello, no hay ninguna prueba de que Franco Casco estuviera en
ese lugar, y en esto sigue vigente la crítica que hago de la ausencia de
diligencias tendientes a demostrar esta circunstancia. El lugar donde dicen
que se detuvo a Franco Casco es una zona de continuo movimiento de
personas, es la unió de dos arterias de mucho tránsito y en la que
seguramente hay cámaras de seguridad públicas y privadas. Pero nada se
hizo al respecto, en especial considerando que el lugar y el tiempo son
indiscutiblemente reducidos.

Lo reducido del tiempo de detención del móvil y la falta


de conocimiento previo entre Franco Casco y los funcionarios policiales, es
una circunstancia de importancia, porque de ello se deriva que la detención
ilegal atribuida no pudo ser premeditada ni organizada, por lo que, de

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haber sucedido debió quedar expuesta a la observación de personas o
cámaras.

En conclusión, teniendo en cuenta que se pudo


reproducir en la audiencia de debate el incidente del colectivo 110 y la
intervención de Diego Álvarez y Romina Díaz, que el tiempo que estuvieron
detenidos resulta razonable y que en torno a él no hay ninguna prueba de
la presencia de Franco Casco en el lugar, entiendo que el juicio sobre la
prueba debe llevarnos inevitablemente a la conclusión de que esta parte
inicial de la acusación, referida a ese lugar, no se encuentra probada.

Los tres incidentes restantes suceden cuando ambos


móviles están en circulación, aunque en solo uno de ellos coinciden ambos.

A las 22:06 hs. ingresa llamado al 911 dando cuenta de


que un grupo de personas, también simpatizantes de Rosario Central,
estaba ocasionando disturbios en la intersección de calles Santa Fe y
Cafferata (ver carta de incidencia RO6064128 y el audio asociado)

Como habíamos mencionado en el incidente anterior,


el móvil 5667, ahora ocupado por Diego Alvarez, había comenzado a
circular nuevamente a las 21:45:56, y a las 22:14:06 el GPS lo da como
detenido en el lugar de este incidente (por Cafferata) hasta las 22:17:16 hs.
(tres minutos) en que inicia movimiento y se retira del lugar, dirigiéndose,
comisionado por el 911, a un hecho de robo en Rodríguez y Salta.

Aquí, en Cafferata y Santa Fe, Diego Álvarez en el móvil


5667 se detiene tres (3) minutos, en un lugar absolutamente concurrido, en
especial en ese horario, porque está en frente del ingreso principal a la
Terminal de colectivos, es parada oficial y principal lugar de trabajo de los

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taxis de la zona, es el ingreso principal del predio que se conoce como Patio
de la Madera, y porque justo en ese momento se sumaba un grupo de
revoltosos simpatizantes de un club local. Es decir, no era el lugar más
apropiado para una detención ilegal.

Por otra parte, si el Ministerio Público tenía este lugar y


circunstancias como escena de la detención ilegal, merece que se le hagan
las mismas, pero más severas críticas que al incidente del colectivo 110.
Porque en este caso, al inicio de la instrucción se solicitó a la Secretaría de
Control y Convivencia Ciudadana las filmaciones obtenidas por el domo
ubicado en Santa Fe y Cafferata, pero del día de 7 octubre entre las 21.30 y
USO OFICIAL

23.59 hs. y con resultado positivo (ver fs. 390/394).

En otras palabras, se conocía de la existencia de


cámaras en esa intersección y no se las pidió por el día y hora en el que se
acusaría de la privación ilegal de la libertad de Franco Casco. Por el
contrario, se ha pretendido sostener esa tesis con el solo argumento de que
durante tres minutos los dos móviles de la Comisaría 7 estuvieron
detenidos allí (aunque solo en dos de los minutos coincidieron).

Siguiendo con el itinerario del móvil n° 5667 en el que


se transportaba Álvarez, a las 22:19:57 se detiene en Rodríguez 300 en
cumplimiento de la comisión ordenada por el Servicio del 911. Debe
destacarse que entre las 22:18:29 hs. y las 22:24:48 hs. hay un fluido
intercambio de mensajes entre el Servicio 911 y Álvarez (móvil 5667),
(audios 9801339, 9801343, 9801349, 9801356, 9801363, 9801380)
tendientes a que éste pudiera entrevistarse con la víctima del hecho. Esa
secuencia de comunicaciones, son prueba de que era imposible que
además de atender la comisión encargada por el Servicio 911 y seguir las

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instrucciones que se le daban para encontrar al damnificado por el robo,
simultáneamente detectara la presencia de Franco Casco y lo detuviera sin
razones ni motivos.

Además, estando solo en el móvil n° 5667, porque


Romina A. Díaz y Franco R. Zórzoli estaban el n° 4387, Belkis González
estaba en la Guardia (contesta el teléfono del Servicio 911) y Ramón Juárez
como Cabo de Cuarto (a cargo de los dos penales).

Sumo a lo anterior, que si -según la hipótesis Fiscal- fue


detenido ilegalmente en Santa Fe y Cafferata, Diego Álvarez concurrió al
incidente posterior de Salta/Rodríguez y se entrevistó con la víctima del
robo teniendo a Franco Casco en el móvil, argumento que no puede pasar
el control del sentido común.

A las 22:26:33 hs. se pone nuevamente en movimiento,


y pocos minutos después, 22:29:58 hs. se detiene en la Comisaría 7,
horario a partir del cual el móvil no sale hasta el otro día y Álvarez se retira
a las 1:30 del 7 de octubre (Según el Libro de Guardia, y el informe de su
compañía telefónica donde señala que fue activado a las 1:04 horas fuera
de la jurisdicción de la Comisaría 7 -reservado en Secretaria Carpeta:
“Respaldo archivos digitales, remitido por JF3, CJ3, sobre nro. 1 “X”-).

En cuanto al móvil 4387, a las 22:15:45 hs. arriba a


calle Santa Fe y Cafferata, pero por calle Santa Fe al 3550/3600,
evidentemente los ocupantes de ambos móviles toman contacto porque el
radio del móvil n° 4387 es atendido por Álvarez (que se conducía en el
5667) y atiende un llamado del Servicio 911 para concurrir a Avellaneda y
Santa Fe porque habrían observado a una persona que podría estar muerta
en la vía pública. Por este motivo, a las 22:18:39 hs. horas se retira y pasa
388

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Poder Judicial de la Nación
sin detenerse por Santa Fe y Avellaneda a las 22.18.58 hs., y sigue en
movimiento.

Luego, a las 23:02 hs. se recibe un llamado al 911 por


una mujer ebria en Santa Fe y Ovidio Lagos que estaba ocasionando
disturbios, y el móvil 4387 es comisionado al lugar.

Entre las 23:03:31 y las 23:07:06 (menos de cuatro


minutos) este móvil aparece detenido en Santa Fe 2700/2800 (entre Callao
y O. Lagos) y luego, a las 23:09:22 a la vuelta en calle O. Lagos 701/800
(Lagos y Córdoba).A las 23:13:20 hs. se libra comunicación de radio con el
USO OFICIAL

911 en la que Romina Díaz manifiesta “ahí Santa Fe y Lagos, una triple del
lugar, agua bendita y eche luz, nos retiramos, QRU para esa”. Este léxico
propio de los policías, significa que se tranquilizó la situación y se retiran.

Nuevamente estamos ante un incidente real, generado


por la intervención del servicio 911, en donde el móvil 4387 en el que se
transportaba Romina Díaz, interviene para controlar una situación de una
mujer ebria, en la intersección de dos calles de nutrida circulación y en la
que seguramente hay cámaras de monitoreo público y privado. Además, el
mensaje de Romina Díaz cuando se retira, da señales de haber interactuado
con la persona ebria, durante un tiempo razonable, lo que diluye la
posibilidad de que a la par haya detectado a Franco Casco, a quien no
conocía, y tomado la decisión de detenerlo y llevarlo a la Comisaría 7, para
torturarlo y eventualmente provocarle la muerte.

Respecto de la posibilidad que este móvil haya


detenido a ilegalmente a Franco Casco, si esto sucedió en el incidente de
Cafferata y Santa Fe, significa que lo mantuvieron dentro del móvil desde
las 22:15 hasta las 23:28 que regresa a la Comisaría 7, mientras cumplía con

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otras comisiones, y si lo hizo en Lagos y Santa Fe, también siguió circulando
con él durante quince minutos más, lo que resulta irrazonable a cualquier
punto de visa.

Si bien se ha analizado estas tres hipótesis, porque


pasaron a integrar la escena de la privación ilegal de la libertad como
primera etapa de los hechos contenidos en la acusación, debe destacarse
que en todos ellos se mantiene un vicio que los acusadores no pueden
desconocer, y es que en ninguno de esos lugares se puede afirmar que en
algún momento de la noche del 6 de octubre de 2014 estuvo Franco Casco.

Esta deficiencia, los acusadores pretender suplirla con


una circunstancia que entienden sospechosa, y es, ¿porque no asentaron
en el Libro de Guardia las cuatro incidencias a las que fueron comisionados
por el Servicio 911?, y la respuesta es más que clara, porque como la
incidencia se origina en una denuncia o comunicación efectuada al Servicio
911, es este servicio quien registra el inicio y cierre de esas incidencias, para
ello basta ver el formulario de cada una que se encuentra reservado en
secretaria como prueba digital (“Archivos digitales remitidos por jf3, CJ1,
1”). Si de ello se hubiera producido alguna detención, secuestro de
elementos, etc., que hubiera originado una actuación que debía poner en
conocimiento de un magistrado, sí tendrían que haber llevado el detenido o
elementos secuestrados y registrarlos en los libros respectivos. El
procedimiento es similar cuando interviene el Comando Radioeléctrico, que
no depende de la Comisaría, pero si debe labrar actuaciones que generan
intervención judicial, se asientan en la Comisaría de la Jurisdicción. Así, la
conducta sospechosa que esgrimen carece de base objetiva.

390

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Poder Judicial de la Nación
A lo que se puede sumar que cualquiera de los nuevos
lugares donde se alega que posiblemente fue detenido, alejan
sensiblemente a Franco Casco de la Terminal de trenes y del itinerario del
colectivo con el que su tía lo trajo por la mañana.

Franco Casco es la víctima de los delitos atribuidos, por


lo tanto, su presencia en la escena de los hechos inevitablemente debe ser
objeto de prueba y esa obligación ha sido claramente ignorada. Esta
deficiencia, se expresa claramente por la forma en que mutó la acusación,
la falta de una ubicación concreta de Franco Casco en la escena del delito
llevó a los acusadores a ampliar -pero de forma indeterminada- el tiempo y
USO OFICIAL

el espacio en el que habrían sucedido los hechos.

La indeterminación de un aspecto tan esencial como


este, es una clara señal de la debilidad de la acusación.

Así, dicen -sin prueba que lo respalde- que en algún


momento entre las 21.00 horas y la 23.30 horas del 6 de octubre, en algún
lugar de la jurisdicción de la Comisaría 7, sin determinar en donde,
posiblemente en O. Lagos al 100 (incidente del colectivo), o Cafferata y
Santa Fe (incidente de los simpatizantes de R. Central), o en Salta y
Rodríguez (incidente del robo) o O. Lagos y Santa Fe (incidente de la mujer
ebria) podrían haberlo detenido, pero el único fundamento es que en esos
pocos lugares es donde los móviles estuvieron detenidos. Y sin negar la
existencia de esas incidencias que generaron las detenciones, intentan
darle fuerza a la teoría diciendo que no fueron registradas en el Libro de
Guardia de la Comisaría, cuando, como ya hemos visto, la intervención de
funcionarios de la comisaría, comisionados por el 911 (esto no es un hecho

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controvertido) y que no derivara en la detención de alguna persona que
ingresara a la dependencia policial no se registra.

Aclaro, para que no se mal interprete, me refiero a


incidencias originadas en el Servicio 911. No me refiero a las detenciones
conocidas como averiguación de antecedentes (AA) que se originaban por
la actuación propia de los funcionarios de la comisaría, que sí debía
registrarse en el Libro de Guardia, y como hemos escuchado
reiteradamente en la audiencia, no era una práctica común en la Comisaría
7..

Solo un punto queda por tratar, y se refiere al examen


de luminol en los móviles 4387 y 5667 de la Comisaría 7, con resultado
negativo no controvertido por las partes luego de escuchar en la audiencia
de debate el testimonio de María B. Cruz y Luis Pérez (jornada del 1/4/22).

Esta prueba ha sido utilizada por la Fiscalía


argumentando que el resultado negativo es prueba de que no fue
trasladado desde el lugar de detención que figura en el acta que inicia la
CUIJ 21-06122015-9 por resistencia a la autoridad hasta la Comisaría. Visto
así, ese mismo razonamiento debería trasladarse al uso de ambos móviles,
porque el resultado negativo es en ambos, y no solo respecto de la tesis de
la defensa sino también de la tesis acusatoria. Es decir, si el resultado
negativo es señal de que nunca fue trasladado el día 7 de octubre en el
móvil policial, un razonamiento lógico y congruente debe trasladar ese
resultado al día anterior, 6 de octubre.

392

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Poder Judicial de la Nación
3. 2. Deficiencias en la investigación:

Partiendo de la base que la acusación se asienta sobre


una detención ilegal de Franco Casco, que habría sucedido entre las 21.30 y
24.00 horas del 6 de octubre de 2014, y en algún punto del trayecto que el
personal de la Comisaría 7 habría desarrollado en los móviles n° 4387 o n°
5667 en esa franja horaria, es básico señalar que los registros de las
cámaras privadas y públicas a procurar deberían estar orientadas
principalmente a probar los hechos de la acusación a la par que lo sucedido
el día 7 de octubre por la noche.
USO OFICIAL

Por el contrario, desde el inicio, la investigación se vio


orientada, casi con exclusividad al 7 de octubre, y se puede decir, que no se
lo hizo con mucha celeridad ni eficacia.

1) Comercio Cafferata 290:

Comercio de calle Cafferata 290: El 4 de noviembre (fs.


299), el Fiscal Apanowicz le pide a Martín Casella, propietario del comercio
de Cafferata 290 que le entregue “… todo el material fílmico registrado por
la cámara de seguridad de su comercio, sito en calle Cafferata 290,
correspondiente al período comprendido entre las 21 y 23 hs. del día 07 de
octubre de 2014”. En el segundo párrafo de ese oficio figura “… prestando
amable colaboración y haciendo entrega del material requerido.” y al pie
figura la firma del testigo y del Fiscal Apanowicz.

La Comisaría 7 está en Cafferata 345, a media cuadra


del local comercial de Casella, que está en Cafferata 290, pero -además-
está antes de llegar a la Comisaría, si tenemos en cuenta la dirección en que

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pueden circular los automóviles, por lo que cualquier vehículo que se
dirigiera a ella, inevitablemente debió quedar registrado.

¿Esta persona declara en la jornada del 21/4/22 y le


preguntan si desde una Fiscalía le habían requerido las filmaciones de la
cámara de seguridad de su comercio y dice que “Quedaron en pasar a
buscarlo y nunca volvieron … eran dos personas … capaz era un Fiscal … y
nunca pasaron …” Le preguntan si conserva la información y dice “no
porque lo guardo en la computadora y cambiamos la computadora … y la
grabación dura tres meses nada más.”.

La primera observación que se hace de esta medida es


que solo está dirigida a las imágenes obtenidas el día 7 de octubre entre las
21 y 23 horas, pero si la acusación señala que Franco Casco fue detenido
ilegalmente el 6 de octubre entre las 21:30 y las 23:30 horas, también -y
especialmente- se tendría que haber procurado las imágenes ese período
de tiempo. Destaco que esta incoherencia se repite en la mayoría de los
pedidos de informes (filmaciones de los alrededores de la Comisaría 7, de la
terminal de trenes y ómnibus, de la vía pública en zona circundante, del
Banco Santa Fe cercano a la comisaría).

La segunda observación se refiere a la contradicción


entre los dichos de Casella (de que le pidieron las filmaciones, pero nunca
las buscaron) y la constancia de fs. 299 de que fueron retiradas el 4/11/14
(ver segundo párrafo) pero no fueron ingresadas a la causa para ser
analizada por las partes. Es decir, las posibilidades son sólo dos; o las
localizaron y no las fueron a buscar, o las buscaron y desaparecieron.

Cualquiera de las dos opciones es singularmente grave


para el resultado de la investigación, y es señal de una curiosa pasividad o
394

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inactividad de las partes, especialmente de las acusadoras, porque son las
obligadas a reconstruir los hechos y sostener con ellos una acusación.

2) Banco Santa Fe

Banco Santa Fe de Cafferata 373: El 28 de octubre el


Fiscal Apanowicz piden los registros de las cámaras del Banco Santa Fe (fs.
87).

Es innegable el valor probatorio que tendrían las


cámaras de seguridad del Banco de Santa Fe ubicado en calle Cafferata 373,
especialmente considerando que la Comisaria 7 se encuentra en Cafferata
USO OFICIAL

345, por lo que la obtención de las filmaciones de las cámaras exteriores


era de importancia superlativa. Así como la cámara que se mencionó del
testigo Casella se encontraban antes de la Comisaría 7 y este Banco se
encontraba después, seguramente hubieran permitido ver todo lo que
llegaba a la comisaría y todo lo que se retiraba.

Evidentemente, en algún momento de la instrucción se


formalizó un pedido de esa prueba al Banco, y se recibió una respuesta
negativa que nunca se agrega a la causa.

Porque posteriormente, el 3 de noviembre de 2014 (fs.


257) el representante del Banco le contesta al Fiscal Apanowicz que “…
reitero lo manifestado oportunamente mediante nuestra nota de fecha …
(la cual se adjunta) respecto a que las imágenes relativas a las cámaras
externas de la Sucursal Cafferata de este Banco, del día 07/10/2014 desde
las 21:45 hs. hasta las 22:30 hs. ya no se encuentran disponibles por haber
transcurrido -al momento de su solicitud- el plazo de guarda dispuesto …
que indica que se mantendrá el soporte … durante un mínimo de diez días

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de operaciones …”. La respuesta es del día 3/11/14, y en consecuencia solo
acompañan filmaciones del lobby y de los cajeros automáticos, que por ser
internas no aportan pruebas útiles.

Nuevamente, y más allá de que llegaron tarde a la


obtención de las imágenes, véase que se busca información solo del día
07/10/14.

Si, se hubiera contado con el contenido de esas


cámaras, a poca distancia de ambos extremos de la Comisaría 7, de los días
6 y 7 de octubre, hoy la incógnita de cuando ingresó y egresó Franco Casco
de la Comisaría 7 podría estar claramente definida.

Podría saberse si Franco Casco ingresó a la Comisaría 7


el día 6 o el 7 de octubre, si salió -o no- por sus propis medios, que personal
policial ingresó y se retiró, si Zelaya concurrió a la Comisaría a realizar el
informe médico legal, si Franco Casco salió con personal policial a tratar de
ubicar su domicilio, y muchas otras circunstancias que hoy se discuten sin
respaldo probatorio.

3) Comisaría 7

El 28/10/14, el inspector Pieroni de Asuntos Internos le


pide (con conocimiento del Fiscal Dalmau) al Jefe de la Unidad Regional II
que le entregue los registros fílmicos de la puerta de ingreso de la
Comisaría 7 (fs. 233), recibiendo como respuesta (fs. 288) que “forman un
circuito cerrado de televisión, y son utilizadas únicamente para video
vigilancia, por lo que no almacenan información …”

El 31 de octubre Apanowicz le pide al Ministerio de


Seguridad de la Provincia de Santa Fe (fs. 264), copia de las filmaciones

396

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Poder Judicial de la Nación
captadas por las cámaras ubicadas en las inmediaciones de la Comisaría 7,
correspondientes al día 7 de octubre. El 31 de octubre, mediante acta (fs.
266) entregan “… los registros de los puntos de monitoreo que se detallan a
continuación: PM 30; PM 62; PM 111, PM 112, PM 146, PM 147 en el rango
horario de 21:00 a 23:00 horas …”.

Está de más resaltar la importancia de estas cámaras


porque desde el momento que las cámaras al ingreso de la Comisaría no
almacena información, con los registros de las cámaras públicas ubicadas
en las inmediaciones de la comisaría podríamos tener una prueba certera
de si Franco Casco fue liberado como dice el sumario policial, y
USO OFICIAL

eventualmente del movimiento del personal y móviles policiales. Por


supuesto, y me veo obligado a repetirlo, también -y principalmente- eran
necesarias las imágenes del día 6 de octubre desde las 21:00 hasta las
primeras horas del 7 de octubre, porque aquí es donde hace pie la
acusación.

Pero de las que se recibieron no se ha hablado en todo


el juicio. Ni siquiera se sabe dónde se encuentran ubicadas las seis cámaras
señaladas.

4) Torre Potosí

En el mismo sentido que el punto anterior, se piden los


registros de las cámaras de seguridad de la Torre Potosí” del día 7 entre 21
y 23 horas (fs. 319). Este edificio se encuentra en calle Cafferata 550, a dos
cuadras de la Comisaría 7 y a mitad de camino entre ésta y Cafferata y
Santa Fe, uno de los lugares donde la Fiscalía dice que pudieron detener a
Franco Casco. No hay informe positivo o negativo de esta medida.

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5) Cafferata y Santa Fe

Otra circunstancia, tal vez no tan dirimente como las


anteriores porque su valor depende de su coincidencia con otras imágenes
de otros lugares de la ciudad, se origina el 05 de noviembre de 2014 cuando
la Subsecretaría Municipal de Control y Convivencia Ciudadana acompaña
copia de las filmaciones obtenidas de las Cámara de la Terminal de
Ómnibus, concretamente la que se ubica en Santa Fe y Cafferata (a cuatro
cuadras de la Comisaría 7) del día 07/10/2014 entre 21:30 y 23:59 horas
(ver fs. 390/391).

Analizadas por el Sub Oficial Carlos Ríos, informa que:


“…se puede determinar que siendo las 23:45:25 horas por calle Santa Fe,
vereda norte, al oeste de Cafferata, se observa a una persona
aparentemente de sexo masculino la cual se encuentra sentada en el piso
de la acera, posteriormente a las 23:47:26 horas, se ve supuestamente a la
misma persona, la cual se encuentra parada de espalda a la cámara de
seguridad, en la misma vereda, la misma posee una vestimenta similar a la
descripta por personal policial en el acta de procedimiento labrada al
momento de la aprehensión de Franco Ezequiel Casco … en la cual consta
que vestía de remera mangas largas color azul, pantalón Jean y zapatillas
color negras, se toman impresiones de las imágenes.” También se informa
que a las 23:47:26 horas, se lo pierde de vista. (fs. 392/393)

Merece destacarse que esta ubicación es muy cercana a


la Comisaría 7, y a menos de dos horas del momento en que se lo habría
puesto en libertad según las constancias de la CUIJ 21-06122015-9, y con
una vestimenta similar.

398

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Poder Judicial de la Nación
Desgraciadamente no se profundizó esta información ni
se realizó ningún tipo de labor pericial. Hubiera sido muy útil incluir estas
imágenes con las que fueran sometidas al análisis comparativo efectuado
por el Laboratorio de Multimedia Forense de la Dirección General de
Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP) el 17
de marzo de 2023, para verificar si se daban las mismas similitudes con las
obtenidas en calles Génova/Avellaneda, o Alberdi/Sabin.

Carlos Ríos declara en la audiencia de debate, en la


jornada del 24/2/22 y cuenta sus intervenciones, una de ellas originadas en
la presencia de alguien similar en una Iglesia Evangélica, hizo una línea de
USO OFICIAL

tiempo de la actividad de la Médica Legal Zelaya, y otras diligencias.

Respecto de las imágenes, el mismo desinterés que


siguió a la presentación del informe se vio en la audiencia de juicio porque
no se le formuló ninguna pregunta respecto de la filmación de calle Santa
Fe y Cafferata.

Además de la importancia que tenía esta imagen para


saber que sucedió el 7 de octubre, en el horario que habría sido liberado
Franco Casco según el sumario policial, tiene otro valor referencial
importante porque nos indica que, de haberse querido y solicitado, se
podría saber con exactitud lo sucedido en el incidente por el que el Servicio
del 911 comisiona a los dos móviles de la Comisaría 7 a esa dirección,
aproximadamente las 22:15 horas del 6 de octubre, una de las
oportunidades en las que según la Fiscalía podrían haber detenido a Franco
Casco. De esta forma, la acusación podría haberse sustentado en pruebas.

6) Testimonio de Edgard A. Castillo

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El testimonio de Edgard A Castillo (División Criminología
de GNA) se analizará de forma inversa a los otros testimonios, es decir
comenzaré por señalar un aspecto esencial de su declaración en la Fiscalía
(fs. 1250), en la etapa de instrucción, sin perjuicio de que también se lo
hará de su declaración en la audiencia de debate, pero intento destacar el
momento desde el que se decide ignorar esta prueba.

El 12/3/2015 declara en la Fiscalía Federal a cargo de


esta investigación, en relación a una serie de intervenciones que tuvo.
Particularmente me refiero a la que realizó el 18 de febrero de 2015 por
orden de la Fiscalía Federal y acompañado por la Secretaria y personal de la
Fiscalía (Dra. Colalongo), y que tenía por objeto reconstruir las
circunstancias que surgían de la denuncia y testimonio de Alberto Daniel
Crespo, el día 07 de octubre de 2014. De allí surgen los croquis de fs. 1269 y
1270, y las fotografías que reflejan los lugares indicados en ellos, que
fueron reconocidos en la audiencia de debate.

En la mentada declaración en la Fiscalía y estando


presentes el Dr. Bereciartúa, el Dr. Vera, la Dra. Bruera y el Fiscal, cuando le
preguntan si tiene algo más que agregar dice: “Si, llamar la atención sobre
las cámaras de seguridad … en las vistas DSCO1858, creo que sobre calle
Tucumán se observa una cámara, como referencia se ve la pescadería Mar
Azul. Luego sobre la calle Bordabehere 3811 se detectaron dos cámaras que
se visualizan en las tomas registradas DSCO1866/69.”

En relación a estas cámaras no se hizo nada a pesar que


el perito les dijo de su importancia directa y personalmente.

De haberse obtenido las filmaciones de estas cámaras


correspondientes al día 7/10/14, se podría haber corroborado lo dicho por
400

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Poder Judicial de la Nación
Alberto D. Crespo y por esa vía llegar a la misma solución respecto del acta
de detención de Franco Casco por parte de Álvarez y Acosta.

Bordabehere 3811, donde se encuentra dos de las


cámaras ubicadas por Castillo, está casi en su intersección con Castellanos
(ver el croquis realizado por Gendarmería Nacional, justamente por el
testigo Castillo - fs. 1270) y sobre la base de la declaración de Crespo, con
el número “2” de ese documento se identifica el lugar donde
“posiblemente el Sr. Crespo observa al sospechoso dentro del patrullero …”
(ver. 1270). En total, Castillo advierte de la existencia de tres cámaras que
seguramente tendrían imágenes de circunstancias esenciales para la
USO OFICIAL

decisión de esta causa. En concreto del lugar y a la hora en que se habría


detenido a Franco Casco el 07/10/14 según el sumario policial.

Y esto lo asocio, de forma tal que aumenta la


trascendencia de esa prueba, con la información del GPS del Móvil
A5667(07) que indica que por Bordabehere 3901 pasó ese Móvil, a las
13:03:21 del día 07/10/14, horario y vehículo en el que se habría detenido a
Franco Casco según el acta de procedimiento contenida en la CUIJ 21-
06122015-9.

La otra cámara, que se asocia a la Pescadería Mar Azul,


ubicada en Tucumán y Constitución, está justo en el circuito que el GPS
marca como seguido por el móvil 5667, y a una cuadra de Tucumán y
Constitución que es donde habría visto por primera vez a quien se identifica
como Franco Casco o Godoy en el sumario policial.

En la audiencia de debate, Castillo presta declaración


en la jornada del 1/04/22, cuando le preguntan sobre este punto, recuerda
haber confeccionado los croquis de fs. 1269/1270 (reconoce su firma),

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recuerda la existencia de cámaras de seguridad (que señala en el punto 5
del croquis de fs. 1269), se le exhibe y reconoce las fotografías, y en ellas
señala las cámaras por las que llama la atención a los funcionarios en su
declaración testimonial.

Lo anterior, cobra relevancia si tenemos en cuenta que


el acta de procedimiento de detención de Franco Casco (fs. 25) dice que
aproximadamente a las 13 hora salen motivados por la denuncia de Crespo
en el móvil A5667. Según el registro del GPS de ese móvil (fs. 114), ese día a
las 13:00:11 figura en movimiento por Cafferata 501-550, Urquiza, Lavalle,
Tucumán, Catamarca, Bordabehere 3901, Catamarca 3901 que es donde se
habría realizado la detención de Franco Casco y regresa a la Comisaría por
Alsina, San Lorenzo, San Nicolás, Tucumán, Iriondo, Catamarca y
nuevamente a Cafferata 301/400 a las 13:13:54 donde el móvil permanece
detenido hasta las 18:14:35 horas. Este circuito es razonable y coincide con
lo relatado en la referida acta.

Nuevamente, estamos ante una omisión esencial e


incomprensible, porque la información estaba disponible y a la vista de las
partes.

7) Comercio Arroyito Maquinarias

También se piden los registros de las cámaras Arroyito


Maquinarias (fs. 459) ubicada en Avellaneda y Vélez Sarsfield, que se
encuentra a mitad de camino entre Avellaneda y Génova (zona se obtienen
filmaciones de cámaras públicas en las que se puede ver a una persona
similar a Franco Casco) y la Estación Rosario Norte, pero, además es por
donde transita el Colectivo 110 que -según hipótesis acusatoria- podría
haber seguido Franco Casco camino a la Estación de trenes.
402

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Poder Judicial de la Nación
Inexplicablemente, sobre esta prueba se pidió los
registros de los días 7 y 8 de octubre, y no se sabe cuál es el resultado. No
hay informe, positivo o negativo, sobre las imágenes.

También podría haberse pedido por el día 6 de octubre


para verificar si Franco Casco pasó por allí en el período comprendido en la
acusación, considerando que es el itinerario que habría seguido, en el
colectivo 110 o siguiendo su recorrido, como especulan los acusadores..

8) Rosario Central

Zona cercana al Estadio de Rosario Central: Esta


USO OFICIAL

ubicación es importante si consideramos que el colectivo 110 que podría


haber seguido Franco Casco pasa por Garzón y Génova (ver testimonio de
Roque M. Casco) y sigue por esta última hasta Avellaneda (fs. 114).

En los inicios de la investigación, el 15 de noviembre de


2014 (fs. 456) los Fiscales Dalmau y el Fiscal Apanowicz, en dependencia
de la Central de Videovigilancia del 911y le exhiben las “… filmaciones
captadas por la cámara ubicada en Génova y Cordiviola (a una cuadra de
Génova y Avellaneda) en fecha 08/10/14 entre las 03.20 y 03.55, donde se
ve a una persona de sexo masculino caminando en el lugar vistiendo
zapatillas obscuras, jean desgastado y una prenda de mangas largas de
color azul, con detalles en blanco, la señora manifiesta que: “Puede ser
como no puede ser porque no se distingue bien el rostro. Respecto de las
prendas y el corte de pelo son similares”.

Esta medida tiene el mismo defecto que venimos


señalando desde el inicio. Que Roque María Casco haya señalado como
posible que la persona de la imagen fuera Franco Casco, en el trayecto del

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colectivo 110 y horas después de que, según el sumario policial, lo hubieran
liberado, generó una hipótesis de investigación que inevitablemente debió
profundizarse para confirmarla o descartarla. Desgraciadamente, a la
audiencia de debate no llegó esta filmación. Aquí las alternativas son sólo
dos, o al momento de exhibirla no se extrajo copia, a pesar del potencial de
la identificación (es una omisión grave) o se extrajo, y por algún motivo se
perdió en los entresijos de esta causa (defecto igual de grave).

9) Centro de Monitoreo Municipal

Se pide además al Centro de Monitoreo Municipal (fs.


294) los registros de las cámaras de Avda. Francia y Av. De la Costa, E. López
(lo que se conoce como la intersección del “barquito de papel”) y sus
adyacencias del 07 al 15 de octubre de 2014 y, además, el registro de nueve
cámaras ubicadas en 1) Frondizi al 400, 2) Costanera y Gallo, 3) Eudoro
Carrasco al 2300, 4) Costa Alta, 5) Parque Esclabrini Ortiz, 6) Moreno y Av.
López, 7) Estévez Boero al500, 8) Armas al 1000 y 9) Av. Del Huerto al 1000,
correspondientes a los días 7 de octubre desde las 22.00 hasta el 20 de
octubre (fojas 296).

Se requiere a la Dirección de Tecnología del Ministerio


de Seguridad de la Provincia (fs. 297) registros de las cámaras de seguridad
de Costanera de Rosario, desde Monumento a la Bandera hacia el norte,
desde el 7 hasta el 20 de octubre.

El pedido de los registros de estas cámaras de por sí no


pueden señalarse con un defecto de la instrucción, pero si resaltan un vicio
sostenido a lo largo de la instrucción, que es la exclusiva búsqueda de
registros fílmicos correspondientes a un día distinto de la acusación.

404

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Poder Judicial de la Nación
Como puede verse en cada una de las medidas
señaladas y a manera de conclusión, puede decirse que por alguna razón
que no se ha expresado en este juicio, durante la etapa más útil para la
averiguación de la verdad en cualquier investigación, en ésta se orientó la
búsqueda de cámaras de la tarde/noche del 7 de octubre o a días
posteriores, cuando la acusación se asienta en la tarde/noche del día 6 de
octubre.

En otras palabas no se buscó edificar con pruebas una


acusación que colocaba a la víctima en un lugar y momento específico de la
ciudad el día 6 de octubre. Este defecto ha provocado la deficiencia
USO OFICIAL

probatoria sobre aspectos esenciales de la acusación. No se ha podido


demostrar que Franco Casco estuviera en el lugar y tiempo que exige la
escena del delito.

No puede dejar de expresarse, porque pone en


contexto a estas falencias, que desde el primer momento en que se inician
las investigaciones, participan activamente: el Ministerio Público de la
Acusación de la provincia con tres funcionarios (Fiscales Apanowicz, Dalmau
y Prunotto), el Servicio Público Provincial de Defensa Penal (Dr. Ganón, Dra.
Masneri, Dra. Brindisi), Secretaría de Derechos Humanos de la provincia
(Malena Salinas, Diego Rodríguez), Ministerio Público de la Defensa de la
Nación (Dres. Córdoba, Maciel, Laino, Pennisi, Hazan), Secretaría de
Derechos Humanos de la Nación (Dres. Lardone y Bereciartúa). Cada uno, y
distribuyéndose la representación de familiares de Franco Casco fueron
siguiendo y participando activamente en cada una de las medidas de
instrucción realizadas (basta ver que, con distintas variantes, participan en
todas las declaraciones testimoniales tomadas en instrucción), por lo que la

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dirección de las investigaciones no estaba, como se sugiere reiteradamente
en los alegatos, malintencionadamente direccionadas por los funcionarios
de Asuntos Internos de la Policía de la Provincia.

Este organismo de la policía provincial fue convocado


para investigar por directivas del Ministerio Público de la Acusación y
durante toda la instrucción su intervención fue dirigida y consentida por la
totalidad de las partes. Si entendían que la intervención de personal de
Asuntos Internos generaba dudas o no era la adecuada por la naturaleza del
delito, nada impedía que pidieran la intervención de otros funcionarios o de
alguna fuerza federal, y esto no sucedió.

Por este motivo, recuerdo lo que declara el Fiscal


provincial Dalmau “… no se le delegó la investigación completa sino que
iban cumpliendo las medidas que nosotros le solicitábamos … pero hasta lo
que yo pude ver, fue una actuación adecuada.”

Como referencia de lo anterior, cito la presentación que


el Defensor Regional de la Segunda Circunscripción, Dr. Franceshetti, hace
el 30 de octubre de 2014 ofreciendo a la Dra. Creimer como perita de parte,
porque “el hecho podría encuadrarse como desaparición forzada de
personas …”. Es decir, desde los inicios de la investigación proponían
expresamente una imputación que significaba la intervención del estado
provincial y mantuvieron como fuerza auxiliar a Asuntos Internos.

4. INGRESO A LA COMISARÍA 7:

Como ya se ha visto, no hay señales de Franco Casco en


la primera parte de la escena de los hechos. No hay registros de ninguna

406

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Poder Judicial de la Nación
naturaleza de su presencia en jurisdicción de la Comisaría 7 entre las 21:00
horas y las 23:30 horas.

A continuación, analizaré si hay alguna prueba eficiente


de que Franco Casco se encontraba dentro de la Comisaría 7 desde el
momento en que se afirma su detención hasta la madrugada del día
siguiente, en donde de alguna manera tampoco acreditada, se retira su
cuerpo sin vida.

El principal objetivo dentro de un proceso penal es la


averiguación de la verdad, sólo cuando esto se logra, estamos en
USO OFICIAL

condiciones de aplicar el derecho de fondo sobre ellos.

En esto cito como referencia a Michele Taruffo (La


prueba, Artículos y Conferencias, Ed. Metropolitana, p. 29) cuando dice que
“… resulta bien fundada la tesis recién ilustrada por Jordi Ferrer Beltrán
según la cual puede ser tenido por verdadero aquello que ha sido probado,
y en la medida que resulta probado. (…) Lo que se persigue en el proceso es
la mejor aproximación posible, basada en las pruebas que están disponibles
en el caso concreto, a la verdad histórica o empírica de los hechos. (…) Este
argumento solo afirma lo que es obvio y nadie discute, esto es, que el
proceso es un contexto de búsqueda y aproximación a la verdad que tiene
reglas y límites propios, como sucede en el resto de los contextos prácticos
en los que se averiguan hechos.”

Respecto a la valoración de los testimonios en general,


se advierten múltiples diferencias ente las declaraciones de los testigos en
la etapa de instrucción con sus dichos en la audiencia de debate. Por este
motivo, adelanto que en todos los testimonios (si hay alguna excepción se
anunciara en el caso) se tendrá inicialmente en cuenta la declaración

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prestada en la audiencia de debate (porque es la que hemos podido
apreciar directamente), con las remisiones correspondientes cuando se les
haya leído su declaración prestada en instrucción conformes las previsiones
del art. 391 del CP.

Esto, tiene además otro fundamento, y es que, como se


puede apreciar en el expediente de instrucción, todas estas declaraciones
fueron tomadas, aproximadamente un año después del hecho atribuido,
con la presencia de todos los acusadores, pero sin la participación de los -ya
por entonces- imputados o sus defensores. Por lo que, en la audiencia de
debate, es la primera oportunidad en la que se les ha podido garantizar el
contradictorio y la posibilidad de confrontar la prueba de cargo.

Siendo así, hay que tener en cuenta y controlar que un


exceso en la aplicación del mecanismo previsto en el art. 391 del CPPN no
se traduzca en una violación a la garantía de poder controlar la prueba de
cargo.

En cuanto a la valoración de los testimonios de


personas detenidas en la Comisaría 7 al momento de los hechos, también
deben interpretarse de forma interrelacionada, atento que en sus
declaraciones en la audiencia de debate, han variado sustancialmente sus
declaraciones obtenidas en la instrucción, por el contexto en el que han
percibido los hechos que cuentan y además he podido observar múltiples
errores de omisión, que se dan cuando en lo que cuentan los testigos de un
hecho faltan detalles importantes por olvido u ocultación, y errores de
comisión que son aquellos en los que los testigos introducen información
falsa deliberadamente -mentira- o debido a inducción autogenerada o

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#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
generada por el efecto de información post suceso, o una defectuosa
distinción entre realidad y fantasía o inferencias erróneas.

Y simultáneamente, estas declaraciones serán


confrontadas con las constancias del Libro de Guardia, con el objeto de
establecer objetivamente si esos testimonios coinciden cronológicamente
con los hechos contenidos en la acusación.

Después de transcurrida la audiencia de debate, puede


afirmarse que los acusadores han intentado reconstruir su proposición
fáctica mediante prueba indiciaria e indirecta. La decisión judicial,
USO OFICIAL

construida a través de prueba indiciaria, ha de cumplir un plus de requisitos


en cuanto a su valoración. En primer lugar, debe cumplir los requisitos que
comprende el sistema de valoración de la prueba que adopta el modelo de
enjuiciamiento penal. En segundo lugar, debe cumplir los requisitos que, la
doctrina y la jurisprudencia han establecido respecto de este medio de
prueba, para alcanzar certeza sobre la responsabilidad penal del imputado,
lo que exige una detallada explicación intelectual que, partiendo de los
hechos base, lleve por medio de un juicio de inferencia, al hecho conocido.

Además, la valoración de los indicios ha de realizarse


bajo el criterio de valoración conjunta, conforme al cual se rechaza la
técnica de valorar cada indicio de forma aislada, para determinar la fuerza o
eficacia probatoria que deriva de los mismos.

Respecto del Libro de Guardia, debo señalar que se


encuentran ofrecidos como prueba y reservados en Secretaría los números
13, 14, 15, 16 18 y 19 que comprenden los registros desde el 31/8/14 al
06/12/14 y que a estos se los considera instrumentos públicos en los que se
asientan las novedades diarias sucedidas en la comisaría y las que hubiera

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en cada cambio o fin de turno (8:00 horas de la mañana y 20:00 horas por
la tarde) en donde el oficial de guardia saliente asienta la situación en que
se entrega la guardia al oficial entrante y ambos firman en conformidad.

Durante la audiencia de debate no se han concretado


cuestionamientos ni se ha producido prueba orientada a quitar credibilidad
al Libro de Guardia, salvo en el caso puntual del día 6 de octubre en cuanto
se habría omitido registrar la detención de Franco Casco según la tesis
acusadora y el 7 de octubre de 2014 donde se habría registrado su
detención según la versión de los acusados, o falsamente registrada según
la tesis de los acusadores.. En cuanto al resto de la información, no solo no
ha sido cuestionada, sino que ha sido reconocida y utilizada por las partes al
momento de valorar las pruebas. En esos términos será considerado en
este voto.

Como la tesis de todos los acusadores parte de la


detención de Franco Casco entre las 21:00 y 23.30 horas del 6 de octubre
de 2014, ese será el inicio en el intento de reconstrucción del hecho.

4. 1. Personal en la comisaria

Siguiendo las constancias del libro de guardia n° 15,


después del cambio de las 20:00 horas del día 6 de octubre y durante toda
la noche, quedaban tres (3) funcionarios policiales: Romina Díaz, Ramón
Juárez y Franco Zorzoli. A ellos debe sumarse el Sub Comisario Diego
Álvarez cuya presencia en la comisaría se registra hasta las 1.30 (p. 86 “Sale
el Sub Crio. Álvarez Diego en su vehículo particular y regresa el 7/10 a las
9.00 horas” (p. 89).

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Poder Judicial de la Nación
En la acusación Fiscal se afirma que: “Esa noche se
encontraban presentes en la Comisaría 7ma., el Sub-Comisario ÁLVAREZ,
DÍAZ, BENÍTEZ, BLANCO, CONTINO, SILVA y ZORZOLI.” Y que entre ellos
habrían llevado adelante la detención ilegal, tortura y muerte de Franco
Casco.

El Sub Comisario Diego Álvarez era la máxima jerarquía


dentro de la dependencia, y ese día se encontraba presente desde las 9:00
horas (p. 80) hasta la 1:30 hs. del 7 de octubre (libro de Guardia n° 15, p.
86)
USO OFICIAL

Enrique N. Gianola Rocha: ingresa a las 13:00 horas del


6 de octubre (p. 82) y sale 14.10 “al servicio de Cancha C. A. R. Central” (p.
82) y regresa a las 21.35 hs. (p. 86). A las 22.00 se retira en su vehículo
particular (p. 86). No es indicado por los acusadores como uno de los que
estaba al momento de la detención, torturas y muerte de Franco Casco.
Físicamente no coincide con ninguno de los descriptos.

Belkis González: Ingresa a las 16:00 horas (p. 83) y se


retira a las 22.00 (constancia post datada a las 23.30 - p. 86). Esto coincide
con el informe del Servicio 911, referido al incidente con el Colectivo de la
línea 110, en donde figura que a las 21:29:52 se comunican con la
Comisaría 7 y los atiende la agente González.

Rodolfo Murúa: está el día 6 y 7 de octubre de 8:00 a


14:00 horas (horario de personal administrativo - p. 78 y 82).

Cecilia Contino: Ingresa 9.20 horas del 6 de octubre (p.


81) y no se registra su salida. Al día siguiente, 7 de octubre figura su ingreso

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a las 9:20 horas (p. 89). Según la secuencia de ingresos y egresos
posteriores ese régimen que tenía.

Además, desde el teléfono de Contino se obtiene


fotografías tomadas a su familia, en su domicilio, en el horario contenido en
la acusación (Caja 1, Sobre 2, Pericia 59-1, Secuestro 10, SamsungGSM-GT-
S5301L Galaxy Pocket-2/FILES/IMAGE).

Fernando Blanco: ingresa 9:15 (p. 81) y se retira a las


20:30 (p. 86). Se fue con Gisela Giménez como seguridad a un evento
deportivo – Dicha constancia obra agregada a fs. 409/410 del Legajo de
Prueba del Tribunal.

César D. Acosta: ingresa 9:25(p. 81) y se retira a las


1:.00 (p. 83). Su función es la de instructor de Sumarios

Romina Díaz: ingresa por la tarde del 06/10 (no figura


el horario de ingreso en el libro) y se retira el 7/10 a las 8:35 (p. 88)
(fotografía resguardada dentro del disco externo, identificado “Respaldo
archivos digitales remitido por JF3” “CJ3” “sobre nro. 1” y “Cria. 7 Oficio
2061, Fiscalía Federal) . Su descripción no coincide con la efectuada por
Arguello y si con la indicada por otros.)

Ramón Juárez: ingresa 19:50 del 6 de octubre (p. 84), a


las 20:10 realiza el control de penal (p. 85) y se retira el 07/10 a las 00:10
(p. 86). El día 7/10 ingresa a las 20:20 horas (p. 98)

Franco Zorzoli: ingresa a las 19:50 horas (p. 84), se


queda a cargo de los penales (cabo de cuarto p. 85) y se retira a las 8:35 del
07 de octubre (p. 88). Fotografía resguardada dentro del disco externo,

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Poder Judicial de la Nación
identificado “Respaldo archivos digitales remitido por JF3” “CJ3” “sobre
nro. 1” y “Cria. 7 Oficio 2061, Fiscalía Federal”.

Walter E. Benítez: ingresa el 7 de octubre a las 7:30


horas (p. 86) y queda a cargo de los penales en reemplazo de Zorzoli y se
retira por la noche

Esteban Silva: Entra a las 20:00 horas del 5 de octubre,


a cargo de los penales desde las 0:00 horas del 6 de octubre (fs. 78) y sale
de franco a las 9:55 horas del 6 de octubre (. 81). Ingresa el 7 de octubre a
las 19:00 horas (p. 95) y se retira al día siguiente. Es quien -según el sumario
USO OFICIAL

por la detención de Franco Casco salió con Guerrero y Franco Godoy a


tratar de localizar la casa de la tía.

Su teléfono (341 321-2767 – secuestrado a fs. 663),


según la información aportada permite ubicarlo el día 06/10 a las 19.30
aproximadamente, en la zona de Plaza Alberdi y Avda. Puccio, no hay
actividad telefónica hasta el día 7/10 entre las 14 y 15 horas en la misma
zona, y a las 22:02 en la zona de la Comisaría 7 (Salta 3575) y esto coincide
con lo registrado en el libro de Guardia.

En síntesis, según el Libro de Guardia la noche del 6 de


octubre estaban en la Comisaría 7, el Sub Comisario ALVAREZ hasta la 1:30
horas del día siguiente, DIAZ cuyo ingreso no figura, pero habría estado
hasta las 8:35 del día 7 de octubre, ZORZOLI que ingresa 19:50 y se retira a
las 8:35 del día siguiente y JUAREZ ingresa a las 19.50 y se retira a las 00.10.

La acusación agrega entre las 21:00 horas del 6 de


octubre y la madrugada del 7 de octubre a CONTINO, BLANCO, BENITEZ y
SILVA, pero esencialmente lo hace sobre la base de testimonios de

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personas detenidas que, como se verá, relatan circunstancias alejadas en el
tiempo.

4. 2. Testimonio de detenidos

Además de los funcionarios policiales, puede afirmarse


que la noche del 6 de octubre de 2014, en la Comisaría 7, había sin
posibilidad de error o dudas, dieciocho (18) personas en el Penal I y 22
personas en el Penal II, esto a partir de las 20:00 horas, aproximadamente,
que es el momento en que se realiza el control de los penales. De todos
ellos, y cuyas identidades figuran en el libro de guardia n° 15 (p. 84/85), se
puede -inicialmente- separar a quienes dicen haber percibido circunstancias
que pueden asociarse a la detención de Franco Casco y lo que no
escucharon o vieron nada que pudieran asociar a ese hecho.

Sobre un total de cuarenta personas alojadas en los


penales, los acusadores ofrecieron el testimonio de treinta y tres. De ellos,
veintiocho declararon en el debate y de los otros cinco se incorporó por
lectura su declaración prestada en instrucción.

El Dr. Gesino (defensor oficial) ofreció el testimonio de


doce testigos -que también estaban privados de la libertad en esos penales-
y que no habían declarado en instrucción. El único que declaró en el debate
fue Juan Jesús Martínez (jornada del 16/12/22) y los demás fueron
desistidos.

Es de destacar que, al momento de los hechos, esa


comisaría tenía dos dependencias que cumplían funciones de penal (ver
croquis), es decir, quienes estaban alojados allí tenían causas en trámite,
con y sin condena, y en la mayoría de los casos, llevaban un período de

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Poder Judicial de la Nación
tiempo -más o menos prolongado- alojados allí. (ver filmaciones de
actuaciones periciales en esa dependencia).

El análisis de las declaraciones de estas personas es una


de las principales fuentes de conocimiento para poder reconstruir si la
hipótesis acusatoria (tal como ha quedado fijada inicialmente) tiene
respaldo probatorio.

Tampoco pueden pasarse por alto las circunstancias en


que las personas detenidas comienzan a asociar la información que van
obteniendo de los medios públicos de comunicación, ya que tenían un
USO OFICIAL

televisor en sus pabellones, y de la asociación que comienzan a realizar


cuando reciben la visita de funcionarios de Derechos Humanos, de
Defensoría Pública Provincial y de Asuntos Internos, preguntando por una
persona que habría estado detenida allí y se encontraba desaparecida.

Me remito aquí, al testimonio del Dr. Diego Rodríguez,


de la Secretaría de Derechos Humanos que cuenta que cuando él les
pregunta sobre una persona que estuvo detenida allí y no la encuentran,
los presos le hacen señas en dirección al televisor, en clara alusión que
asocian el episodio con lo que vieron allí. Y esto se repite en la inmensa
mayoría de los testimonios escuchados en la audiencia de debate,
declaraciones a las cuales me remito para no reiterar.

Y del testimonio de Diego Rodríguez, agrego que


cuando el Fiscal le pregunta que le significó esa señala que le hicieron las
personas detenidas dice: “Entiendo que ya se difundía la foto de Casco por
los medios. Entonces hacía referencia a eso.”

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De la inspección ocular realizada, pudo observarse que
los espacios destinados a penal eran muy reducidos. El Penal 2, de 6 x 6
metros con veintidós detenidos y el Penal 1, 6x3 metros con dieciocho
detenidos (ver escala incorporada al croquis realizado por Asuntos Internos
y agregado a cada declaración testimonial prestada en la Fiscalía Federal).
Por lo que las experiencias y percepciones contenidas en sus declaraciones
no deberían diferir en lo esencial. Por esta misma razón, el análisis se
dividirá según el penal en el que estaban. Entiendo que fue valiosa la visita
que el tribunal hizo a las dependencias de la Comisaría 7 para poder
entender con más eficiencia las manifestaciones de los testigos que se
encontraba allí detenidos. Esta inspección fue filmada, con el original
reservado en secretaría.

La verosimilitud del testimonio supone que su


contenido, además de no ser ilógico, absurdo o insólito en sí mismo, pueda
ser corroborado entre sí o con otros datos obrantes en el proceso, que si
bien, puedan no tener una referencia o relación directa con el hecho
juzgado, están asociados a alguna circunstancia cuya comprobación
contribuya a su verosimilitud. En otras palabas, se busca en los testimonios
señales de coherencia (ausencia de contradicciones), contextualización
(circunstancias en las que ocurrió lo relatado) o corroboración periférica
(cuando la información aportada es corroborada por datos ajenos a esa
declaración).

Por último, hay un concepto que se ha etiquetado


como sesgo testimonial (ANDERSON T., SCHUM D. y TWINING W. (2005).
Análisis de la prueba. Traducido por CARBONELL, F y AGÜERO, C. Madrid:
Marcial Pons. p. 104) y que sobrevuela en cada una de estas declaraciones,

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Poder Judicial de la Nación
lo que exige un mayor control y relación con la prueba restante. Con este
concepto se alude a que, en ciertas ocasiones, un testigo puede tener una
mayor preferencia por revelar -o no- lo que cree en función de sus
convicciones personales. En esta causa, la posibilidad de que las personas
detenidas en la Comisaría 7, por su experiencia negativa con el sistema
policial y judicial (buena parte de los declarantes han mencionado múltiples
ingresos a lugares de detención similares a esta comisaría) puedan
alimentar ese sesgo o información tendenciosa no es remota. Esto no
significa, y pongo énfasis en esta aclaración, que deban descartarse estos
testimonios, sino que aumenta la necesidad de poner bajo el escrutinio de
USO OFICIAL

los tres medios de control que la doctrina señala para concluir en la


credibilidad y verosimilitud (entendiendo por verosimilitud el efecto de
realidad que generan los discursos que son creíbles) del testimonio y que
fueran mencionados en el punto precedente.

Respecto de los testimonios de quienes se encontraban


privados de su libertad dentro de la Comisaría 7, esencialmente se buscará
analizarlos relacionados con el resto de la prueba respecto de algunos
aspectos que se consideran dirimentes para saber si su declaración es
prueba eficiente para reconstruir lo sucedido el día 6 de octubre desde las
21.00 horas hasta las primeras horas del día siguiente, porque esta es la
franja horaria en la que se habría concretado algunos hechos principales de
la acusación en la que ellos pueden hacer un aporte. Concretamente ver si
pueden identificar -y como lo hacen- a la persona que refieren como Franco
Casco, tratar de fijar donde sucedió y la fecha del episodio que relatan
tomando como referencia algún otro evento de concreción indubitable, el
horario dentro de esa fecha y la descripción del personal policial que
intervino.

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Con ese objetivo, también se los analizará en conjunto
con sus compañeros de penal, considerando que aquellos que convivían
dentro del mismo espacio deben haber percibido los hechos de manera
similar.

Y esto, porque se advierte en los argumentos de los


acusadores privados y público, que, frente a un elenco de cuarenta
personas, con la misma capacidad de percibir la realidad, los acusadores
solo utilizan -principalmente- una de ellas, la de Pablo Arguello, pero que
confrontada con el resto de los testimonios pierde eficacia probatoria.

Por otra parte, los testimonios de las personas que se


encontraban privadas de la libertad en la Comisaría 7, tienen un aspecto
que es coincidente, que sirve de escenario o de contexto en el cual se
integra cada uno, y es que, por distintas razones e intensidades se producía
el habitual ingreso de personas detenidas en la vía pública o en locales de
esparcimiento de esa jurisdicción, que terminaban alojados en una celda
individual. Prácticamente la totalidad de los testigos refieren a situaciones
de gritos de distintas naturaleza y motivos, golpes, maltratos, reacciones
violentas, escándalos, etc., habitualmente a la madrugada y con mayor
frecuencia los fines de semanas por las características y comercios de la
zona, y particularmente asociados a algunos funcionarios de la comisaría e
incluso con la actividad de calle desplegada por el Comando Radioeléctrico
que deriva los procedimientos a la comisaría donde actúa pero que no
depende administrativamente de ésta (ver testimonio de Irusta, Morales
López, etc.). Esta descripción recurrente y de contexto no puede ser dejada
de lado en la interpretación de cada testimonio porque puede ser motivo
de errores, confusiones o falsas asociaciones de los testigos.

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Poder Judicial de la Nación
Se tendrán en cuenta como referencias temporales
mencionadas por los testigos, algunas que son de público conocimiento,
como el día de la madre que se festejó el 19/10/2014 (domingo), y en igual
fecha se disputó el clásico del fútbol Rosarino, y según el Libro de Guardia,
el 28/10/2014 (martes) Malena Salinas y Diego Rodríguez de la Secretaría
de Derechos Humanos concurren a la Comisaría 7 a entrevistar a los
detenidos (12:05 horas, en el Libro de Guardia n° 16, p. 174), también el
28/10/2014 (martes) concurren a la Dra. Susana Brindisi y María Masneri,
del Ministerio Público de la Defensa a quienes se les enseña las
instalaciones y entrevistan a los detenidos (libro de Guardia n° 16 – p.
USO OFICIAL

179/180 –15.15 horas), el 30/10/2014 se realiza una movilización y


manifestación frente a la comisaría 7 por la desaparición de Franco Casco
(ver nota periodística de fs. 54), el 4/11/2014 (martes) los funcionarios
Síscaro y Escobar de Asuntos Internos realizan la entrevista a los detenidos
en el espacio llamado “cuadra”(fs. 324/340), y el motín que se concretó en
la Comisaría 7 fue el 6/11/2014 (jueves) (ver acta de fs. 1988).

4. 3. PENAL II

ARGUELLO PABLO DAVID:

Declara en la jornada del 10/6/22, por video


conferencia y asistido por la Oficina de Protección a la víctima y en
Instrucción a fs. 1637. Ingresa a la Comisaría 7 el 31/7/2014, proveniente
de la Comisaría 14, originado en un pedido de captura.

Declara que al momento de los hechos estuvo detenido


cuatro veces, y por todo ello estuvo privado de su libertad durante siete
años aproximadamente.

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Sobre cuando y donde se encontraba cuando sucedió lo
que cuenta: “Yo estaba un lugar que se conocía como la Cuadra, pidiendo
un traslado a la Unidad III. – Yo ingreso a un pabellón y después me voy solo
…porque estaba pidiendo un traslado a la U III … ahí estaba solo” (lo repite
tres veces).

Esto se contradice con las constancias del libro de


Guardia, en donde figura que desde el 1 de octubre en adelante Ruiz tiene
Salidas Laborales desde la cuadra (salvo los martes), desde el 16 de octubre
se agrega Morales López con salidas laborales, y también tenía salidas
diarias Colatrelli (ver el detalle de salidas que se hace cuando se trata el
testimonio de Daniel A. Ruiz). Ahora, este punto no solo tiene respaldo en
el Libro de Guardia, sino que es uno de los pocos aspectos coincidentes en
las declaraciones, en lo que refiere a que quienes tenían salidas laborales,
la noche anterior, para no tener que abrir el penal antes del recuento,
pernoctaban en la “cuadra”. Es cierto que en el libro no figura que duermen
en la cuadra, pero figuran sus salidas laborales, y como éstas se
concretaban antes del cambio de guardia, dormían en la cuadra para poder
salir temprano y no tener que abrir el penal. Entonces, Arguello no podía
estar solo en la “Cuadra”.

Cuando a Juan Jesús Martínez, detenido en el Penal I le


preguntan si conoce a otros detenidos, y le mencionan a Pablo Arguello,
dice. “estaba en el dos, no en el uno, él vivía en el dos y yo estaba en el 1”.

Por lo que, si como dice Arguello, estaba solo en la


cuadra, debió ser en otro período o fecha distinta y alejada al 6 de octubre
porque en torno a ésta estuvo siempre ocupada con otros presos. Además,

420

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Poder Judicial de la Nación
según el libro de Guardia n° 18, (p. 73) el día 10/11/14 Arguello es
trasladado a la U III.

Recuerdo que Daniel A. Ruiz dijo en la audiencia de


debate, que: “Cuando cayó Franco yo ya estaba acá … con tres muchachos
más que salían con la laboral … uno era Olguín y el otro López … éramos los
tres que dormíamos acá que salíamos con permiso. Para no tener que abrir
el pabellón porque salíamos a las 6 de la mañana.”

Aunque esto coincide parcialmente con el Libro de


Guardia n° 15 donde figura que a las 6:20 horas del 4/10 (p. 63) y a las 6:00
USO OFICIAL

horas del 5/10 solo tiene Salida Laboral Daniel Ruiz, Olguín y Morales López

Además, esto debe ponerse en contexto de acuerdo a


las declaraciones de otros testigos. Como se dijo antes, en los penales
estaban alojadas personas que tenían condenas y necesitaban ser
trasladados a alguna dependencia del Servicio Penitenciario, porque para la
obtención de determinados beneficios necesitaban un proceso de
evaluación que no se producía respecto de quienes estaban en alguna
comisaría, y por ello solicitaban el traslado, pero también había personas
que pedían el traslado porque no se adaptaban a las reglas de un pabellón
religioso.

Incluso, son hechos no controvertidos la existencia de


dos motines que realizaron los presos en esa comisaría, uno antes de la
fecha en que se atribuye la detención ilegal de Franco Casco y otro,
aproximadamente un mes después que concluye con el traslado de varios
detenidos.

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Es decir, además de Arguello, había más personas que
pretendían -por distintos motivos- un traslado y no por ello eran alojados
en la Cuadra, a donde ya estaban quienes tenían salidas laborales (Ruiz,
Olguín y Morales López) o salidas diarias (Colatrelli).

Así, su testimonio comienza a perder credibilidad y


eficacia probatoria.

Después le preguntan cuánto tiempo estuvo en la


Cuadra y dice: “Me dejan en la cuadra porque no quería estar en el pabellón
por el tema este que estaba pidiendo el traslado … en la cuadra estuve una
semana y media.”

Poniendo como referencia temporal el suceso de la


persona a la que golpean y que asocia con Franco Casco, le preguntan
cuánto tiempo estuvo en la Cuadra, y dice: “Al otro día o a los dos de eso,
me sacan y me llevan a la Unidad III.”

Aquí también tenemos una referencia indubitable del


suceso que relata, y se refiere a su traslado a la Unidad III desde la
Comisaría 7, y esto sucede el 10/11/2014 a las 16:55 horas (ver Libro de
Guardia n° 18, p. 73), y si el episodio relatado había sucedido uno o dos días
antes, podríamos hablar del 7 u 8 de noviembre, es decir un mes después
de la fecha contenida en la acusación.

Le pregunta el Fiscal si cerca de ese episodio, entre los


presos conversaron del tema, de quien podría ser y dice: “No, nos
peguntamos porque vinieron una gente a preguntarnos si habíamos
escuchado algo y todo eso, y yo vinculaba con lo que había escuchado y
había visto. Creo que eran fiscales, no recuerdo bien, pero no eran gente de

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#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
la comisaría …era una mujer y un hombre … nos vinieron a preguntar si
habíamos escuchado algo, de gritos o de eso … nos preguntaron desde
detrás de la reja.”.

Ya veremos que Malena Salinas y Diego Rodríguez de la


Secretaría de Derechos Humanos dicen que ingresaron a los penales, y éste
sería uno de los detenidos que le narró un episodio asociado a Franco
Casco.

En principio, fueron entrevistados por Defensoría


General (dos mujeres), Derechos Humanos (un hombre y una mujer) y
USO OFICIAL

Asuntos Internos (dos hombres) por lo que podemos inferir que se refiere a
la vista de Derechos Humanos. Hubo una visita de Fiscales provinciales para
entrevistarse con los detenidos pero, como era día de visitas no se
concretó.

Le preguntan ¿de esta visita, cuanto tiempo para atrás


había pasado lo de Franco, lo recuerda? Y dice: “Creo que había sido el día
anterior.” Y es un hecho no discutido que Salinas y Rodríguez (DDHH) lo
vistan el 28/10/2014 (12.05 horas, en el Libro de Guardia n° 16, p. 174). Es
decir, con esta referencia, el episodio que relaciona con Franco Casco
habría sucedido el 27 de octubre de 2014.

Por último, el Fiscal le lee un fragmento de su


declaración de fs. 1637 que dice: “al otro día se arma un motín, el motivo
era que había muchas personas detenidas y preguntaban porque habían
matado al chico ese” y dice “Es así”

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Como se ha fijado al principio el motín se concretó el
6/11/2014, con lo cual tenemos otra referencia temporal, próxima a las dos
anteriores, pero igualmente lejana de la fecha indicada en la acusación.

¿Le preguntan si recuerda haber visto o escuchado que


hubieran detenido a una persona que llamara Franco Casco? Y dice: “No se
la causa, pero si recuerdo haberlo visto. (…) Yo lo vi a través de una puerta,
de donde yo estaba él estaba en una celdita del frente, no sé cómo se llama
el lugar … yo estaba a través de otra puerta … yo lo vi a él, hay una hendija
en la puerta.”

Luego, al finalizar su declaración y ante una pregunta


del Dr. Mazzuchini dice: “Por las dos puestas (de la cuadra donde estaba) se
veía lo mismo … por las dos puertas se podía ver”

Sobre este punto, es útil ver el informe técnico (en


especial las fojas 5126/5127/5128/5129 que fueron exhibidas y reconocidas
por este testigo en la audiencia de debate) efectuado sobre las fotografías y
plano del sector al que se refiere el testigo y puede apreciarse las
importantes limitaciones con que podría verse lo que relata Arguello, en
especial considerando la ubicación y perspectiva, el horario, la poca luz del
sector y que lo que llama hendija en realidad es un pasaplatos con un tejido
que se encuentra a la altura de los pies.

Dice que “… yo lo veo pasar, pero no recuerdo en este


momento como estaba vestido”. Le dan lectura de su declaración en
instrucción cuando dijo: “El cuarto día que yo estaba ahí traen un chico que
tenía una gorrita.” y lo ratifica. Es de señalar, que nunca se describe a
Franco Casco con una “gorrita”, ni Retamar en la audiencia de debate
(primo), ni Roque María Casco (tía) en la audiencia de debate o en la
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Poder Judicial de la Nación
entrevista con el Fiscal provincial, que son las dos últimas personas que lo
vieron con vida, ni en la denuncia de Daniel A. Crespo (fs. 27), ni en el acta
de procedimiento por Resistencia a la autoridad (fs. 25).

Le preguntan: “Como sabía que esa persona era franco


Casco:” Porque después lo veo en un televisor y era el chico ese.”, y
también le preguntan si llegó a hablar con Franco Casco y dice “No, lo ví,
pero no, no, no pude hablar con él.”.

En la audiencia de debate le preguntan si recuerda a


qué hora fue que lo vio y dice: “Era a la mañana bien muy temprano no
USO OFICIAL

recuerdo los horarios …”.

Al final de esta declaración, el defensor Dr. Mazzuchini


le pregunta sobre la hora en que vio a Franco Casco, pero asociado al
momento que se conoce como “recuento de penal” de la mañana y dice
“Antes del recuento” y esto, vale recordar, sucedía dos veces al día, a las
8:00 y a las 20:00 horas de cada día.

Esas respuestas, que se escucharon seguras y sin dudar,


con la lectura del acta de su declaración anterior en lo que refiere a este
punto, donde dice: “se escuchaban todos los golpes porque era un lugar
cerrado y era de noche” y con los parámetros surgidos de la lectura le
pregunta: “¿el momento que ingresa este sujeto que usted identifica como
Franco Casco, donde lo puede poner? Y dice: “Después que se acuestan en
el pabellón … un poquito más de las doce.”.

Hasta aquí vemos que Arguello, refiere un episodio


sucedido en cercanía a tres referencias temporales que distan entre veinte

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y treinta días de la fecha contenida en la acusación, con una descripción
que le agrega una “gorrita” que nadie le había visto, esto desde una
ubicación de dudosa visibilidad, y en un horario que espontáneamente fija
antes de las ocho de a mañana y después ajusta a pasada la medianoche.

En la audiencia de debate dice, sobre las personas que


golpearon a quien piensa que es F. Casco: “No podía ver bien quienes son lo
que lo estaban golpeando … Eran hombres. No se específicamente decirle
cuantos eran. Cuatro o cinco eran los que estaban allí.”

Después le leen su declaración en instrucción (fs. 1637),


y recuerda y ratifica lo que entonces dijo: “Entran tres personas que
empiezan a pegarle … también había una mujer … uno era Walter” y ahora
agrega “tenía un ojo medio doblado” por lo que evidentemente se refiere a
Walter Benítez que el 6 de octubre no estuvo en la guardia de la noche e
ingresa a las 7:30 horas del 7/10 - libro de Guardia n° 15, p. 86) Agrega: “…
el otro, un muchacho, la mujer creo que era Cintia (por el nombre debe
referirse a Greiner), pelo largo, castaño claro, media rellenita, de 1,65
aproximadamente (pero en la guardia del 6 de octubre a después de las
24:00 horas la única mujer era Romina Díaz, que estéticamente está lejos
de la persona que describe) y el otro uno medio petisito que tenía lentes…”
(los dos restantes son evidentemente distintos a Ramón Juárez que es la
otra persona que figura en el libro de guardia la tarde/noche del 6/10).

Repaso, aunque ya se dijo antes, esa noche, después de


las 24:00 estaba Romina A. Díaz, Franco L. Zórzoli, y Diego Alvarez.

Hay fotos reservadas en Secretaría, de todos los


acusados (en todos sus perfiles) que permiten su comparación con la
descripción que hace Arguello.
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Poder Judicial de la Nación
Valorados los dichos de este testigo en el transcurso de
la audiencia de debate y relacionado con otros testimonios y circunstancias
de los que no puede dudarse, concluyo que Arguello relata un episodio que
no corresponde a Franco Casco.

Entonces, cualquier referencia que los acusadores


hagan de su testimonio para fundar los hechos contenidos en la acusación
son ineficientes.

2. RUIZ, DANIEL ALBERTO:

Declara en la jornada del 16/6/22 y en Instrucción a fs.


USO OFICIAL

2506. Ingresa a la Comisaría 7 el 20/01/14, proviene de la Comisaría 16, por


dos hechos de robo calificado.

Según el Libro de Guardia integra el Penal II, pero dice


haber estado alojado en la “cuadra”.

Declara en el debate: “Yo salía con permiso, pero no


estaba en el pabellón, digamos, estaba en viste que al frente había donde
se recibía la visita … después estaba … si donde te ponían por averiguación
de antecedentes … la “jaulita” digamos que ahí yo recuerdo que estaba
Franco Casco … yo estaba al frente digamos.”

Posteriormente ubica en el plano de la Comisaría 7 el


lugar donde estaba alojado como la Cuadra de detenidos: “Cuando cayó
Franco yo ya estaba acá … con tres muchachos más que salían con la
laboral … uno era Olguín y el otro López … éramos los tres que dormíamos
acá que salíamos con permiso. Para no tener que abrir el pabellón porque
salíamos a las 6 de la mañana.”

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Respecto de este testigo merece señalarse que del libro
de guardia surge un mecanismo de registración coincidente con sus dichos.
Regularmente figura en la columna “S. Laboral” y el egreso en torno a las
6:00 horas. Por ejemplo, el día 5/10/14 (p. 63 del libro de Guardia n° 15)
figura retirándose a las 6:20 y al final de la lista de alojados en el Penal II no
figura su nombre porque ya se había retirado, y figura inmediatamente
después, con una numeración distinta y la referencia en la columna
izquierda de “S. Laboral” (por ejemplo: “Salida Laboral /01” figura en la p.
65 del libro de Guardia n° 15).

Colocándonos en el día 6/10/14 –en el que según la


acusación fue detenido ilegalmente Franco Casco y que de allí derivó su
muerte- comienzo por afirmar que fue lunes. Ese día figura que a las 6:00
horas se retira Ruiz por salida laboral (p. 78 del Libro de Guardia n° 15) por
ese motivo no figura en el Penal II en el recuento de la mañana, pero si
inmediatamente después (“Salida Laboral /01” - p. 80) y en el recuento de
detenidos que se realiza a las 20:00 horas del mismo día, figura –ahora sí-
en la lista del Penal II (p. 85 del libro referido), porque como él declara,
cuando regresaba –aproximadamente a las 14:00 horas, lo alojaban en el
Penal II hasta después de la cena porque era el único lugar donde tenía
baño y lo necesario para preparar la comida.

En el día 7/10/14 no figura de esa forma porque es


martes, y como el mismo ha declarado, tenía salidas laborales todos los
días salvo los martes.

Por lo tanto, si como este testigo manifiesta, que para


la salida laboral lo pasaban a la “cuadra” poco después de las 20:00 (“en
realidad a mí me pasaban a las ocho de la noche a la cuadra para al otro

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Poder Judicial de la Nación
día a las seis de la mañana, abrirme la puerta esa y salíamos con los otros
dos muchachos, sino tenían que abrir el pabellón a las seis de la mañana y
no querían …”) y que tenía salida laboral todos los días menos los martes,
el 6/10/2014 que era lunes, por la noche, Ruiz no estaba en la “cuadra”,
porque al día siguiente, martes 7/10/2014 no tenía salidas laborales.

Ruiz menciona en su declaración en la audiencia de


debate que, previo a su salida laboral, lo alojaban en la cuadra junto a
Olguín y Morales López (éste en su declaración da una versión distinta y
dice que estaba en el Penal II y que no escuchó nada).
USO OFICIAL

Cuando le leen el acta de su testimonio en la etapa de


instrucción recuerda e incluye a Colatrelli en la Cuadra. Y es cierto, porque
Colatrelli figura en el Libro de Guardia saliendo regularmente todos los días,
antes y después del 6 de octubre. Su testimonio fue ofrecido por la defensa
oficial y desistido el 02/03/23 en la audiencia de debate por lo que no
podemos saber su versión.

Cuando en el debate le preguntan sobre Arguello,


agrega,: “… ahora me acuerdo, el salía en la laboral conmigo. Éramos cinco
entonces.”. Esto es contradictorio con la situación de Arguello, porque éste
no salía, sino que él dice estar en la “cuadra” porque había pedido el
traslado (que se concreta recién el 10/11/14)., y además porque ahora no
está solo, está con cuatro detenidos más.

Cuando se lo interroga sobre que vio o escuchó, dice:


“Yo, vi no lo vi a Franco, pero se escuchaban los gritos.”, el interrogatorio lo
lleva nuevamente a este tema y agrega: “No lo vi … lo escuché que gritaba,
todo eso … era de noche … tipo 6:30 o 7, no recuerdo bien, pero era de

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noche.” Y posteriormente agrega que lo escuchó gritar hasta la”
madrugada”.

Esto no coincide con su propia declaración, porque dice


que el se alojaba en la cuadra porque a las seis de la mañana se iba por su
salida laboral

El Dr. Mahieu le pregunta desde que hora escuchó los


gritos de Franco Casco y dice: “De las 8 … 8.30 en adelante, hasta las 10 u
11 se escucharon los gritos. Gritos de dolor y se escuchaba como le pegan,
todo … nunca intercambié una palabra con Franco Casco … los gritos
duraron como una hora o dos horas.”. Este es el único testigo que coloca el
inicio de los golpes a quien después concluye que es Franco Casco, en esta
franja horaria. Y tampoco coincide con Pablo Arguello que -en su versión
corregida- habla de después de las 24:00 horas.

Cuando el Fiscal le pregunta como sabía que era Franco


Casco dice: “porque al pasar el tiempo se corrió la bola de todo lo que
había pasado … y viste como es ahí adentro, te enteras de todo.”
Posteriormente agrega: “Después me enteré que era Franco Casco cuando
empezaron estas cosas de que había desaparecido.”.

Recuerda que fueron los de Derechos Humanos y les


preguntaron a todos juntos si tuvimos contacto con Franco Casco, si lo
escuchamos y si vimos algo, y dice: “Estábamos todos en el II, tras las rejas,
y el de DDHH nos hablaba, … lo único que dijimos todos es que no lo vimos
pero que se escuchaban … que se escuchaban los gritos que le pegaban …”.

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Poder Judicial de la Nación
Le preguntan si cuando fueron los de Derechos
Humanos recibieron algún tipo de indicación o amenazas de parte de algún
detenido o funcionario de la comisaria. Dice: “No, yo no.”

Relata que cuando fue la gente de “Recursos humanos”


(seguramente refiriéndose a Derechos Humanos) les preguntaron desde el
pasillo, y les preguntaban a todos en general, y que el que respondía era el
“líder” (Carlos Irusta). Dice que “anotaban todo” y después lo confirma ante
una pregunta de la defensa (Salinas y Rodríguez dijeron que le habían
sacado lápices y papeles y por eso no recordaban los nombre de quienes les
habían dado información).
USO OFICIAL

Le preguntan si en algún momento Franco Casco


manifestó quien era: “dice que no, nosotros nos enteramos al otro día, o a
los días cuando fue toda la gente con carteles a juntarse en la comisaria con
carteles todo eso, ahí nos dimos cuenta que era él.”

Finalizando su declaración, le preguntan sobre sus


declaraciones anteriores, y cuenta de una citación, que no era en la Fiscalía
Federal. Le piden que amplíe sobre esa situación, y dice haber declarado “…
hace cinco o seis meses, no me acuerdo, la verdad, el día exacto (…) Fui con
mis propios medios, pero tenía una citación y fui con mi papa.” Le
preguntan quién estaba presente, si el Fiscal o alguien más y dice: “No,
porque no fui a una Fiscalía, a declarar … me citaron en un … no sé cómo se
dice, eso para guardar autos … en un estacionamiento pero arriba en una
oficina que alquilaron ahí con una mesa todo … aha un estudio jurídico
algo de eso … y eran dos muchachos que me acuerdo que me tomaron
nota, declaración por el tema de Franco también.”

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El Dr. Maieu le repregunta sobre el lugar donde fue a
declarar, y le recuerda que mencionó tres características: un
estacionamiento, una oficina alta y una peatonal. Le pregunta cuál de las
dos peatonales de esta ciudad era. Le pregunta si el lugar puede ser un
hotel y dice que “Si”. Le pregunta si el hotel puede ser el Hotel de La Cite y
dice que: “no me acuerdo como se llamaba, pero era un hotel, si.”

Le preguntan si se identificaron de alguna forma y dice


“como eso que dije recién … Derechos Humanos”.

Le pregunta si sabe si eso mismo lo hicieron con otras


personas y dice: Yo calculo que a mí y a los que estaban conmigo, los presos
que estamos en ese tiempo … duro 20 minutos … media hora.” Cuanto hace
que sucedió: “hace mucho tiempo.”

Le preguntaron si le dijeron que eran de Protección al


testigo y ahora dice “sí”. Que lo citaron ahí porque era testigo protegido.
Mas allá de la confusión que tenía el testigo, y que no permitió llegar a
definir con quien se entrevistó, es de destacar que la confusión no es propia
del testigo sino de la situación en la cual quedó inmerso. Porque nunca tuvo
muy en claro quien lo citó, ni donde lo citaron (estaba seguro que no era la
Fiscalía Federal).

Es decir, hubo alguien de algún organismo, que no era


la Fiscalía Federal, que lo citó a un hotel, estudio jurídico u oficina, y lo
interrogó sobre lo que sabía de Franco Casco por fuera del trámite
judicial. Y convengamos que, si fue algún organismo con función de dar
protección al testigo, primero y principal: no tenía por qué interrogarlo
sobre los hechos del juicio, y segundo: la forma en que lo entrevistó lejos

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Poder Judicial de la Nación
de brindarle seguridad lo dejó inmerso en confusiones, al testigo y al
suscripto.

3. ESPINOZA Matías Daniel:

En la audiencia de debate declara en la Jornada del


10/6/22 y en instrucción a fs. 2221. Ingresa a la Comisaría 7 el 12/07/14,
proviene de la Comisaría 8, por seis hechos de robo calificado.

Este testigo, según el Libro de Guardia n° 15, el 6 de


octubre por la noche se encontraba en el Penal II.

“Yo estaba dentro del penal, no veía, pero escuchaba …


USO OFICIAL

se ve que le pegaban … uno de los oficiales le decía, pero como te llamás y


ahí le dijo Franco Casco y ahí bueno resultó ser el de, bueno el problema
este …”

“Esto fue re de noche porque yo, digamos, como Pablo


Arguello viste que había pasado … él estaba en la cuadra en donde te dejan
ahí para pedir traslado y él es el que más o menos vio todo … yo escuchaba
todo si estaba ahí despierto viendo la tele …”.

Desde el inicio este testigo asocia su declaración a la de


Pablo Arguello, ya valorado inicialmente y respecto de quien he concluido
que su relato se refiere a un episodio distinto, sucedido en la Comisaría 7,
pero en fecha muy posterior a la de la desaparición de Franco Casco.

Pero agrego, que Arguello dice -en su versión final- que


lo que escuchó fue después o pasada la medianoche, en cambio Espinoza
dice que fue “… era corte la madrugada, deben haber sido las tres o cuatro
de la mañana que estuvo detenido este chico.”, horario en el que, -ya

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hemos visto- el Sub Comisario Diego Álvarez no se encontraba en la
comisaría.

Sobre el uso del televisor, Irusta declara: “No pasaba


de las 12, los sábados sí nos quedábamos hasta las 3 o cuatro de la
mañana…”, Morales López declara: “porque el tele nos dejaban usar hasta
las once mas o menos, y se apagaba si o si la tele …”,

Por ello, este testimonio también carece de eficacia


probatoria sobre el hecho base de la acusación.

“A las doce se apagaban las luces para dormir, y esto


sucedió después. (…) Cuando el chico le dio los datos de él, le seguían
pegando y después no se escuchó más el chico. Uno de los policías decía no
se mueve, no se mueve.” Agrega: “que mientras le pegaban le decían
“cállate marica … no te hacías el guapito y después no se escuchó más”

“Se levantó el siervo del penal, el delegado del penal y


le digo no escuchas como le pegan al chico. Y me dice y bueno, si es
problema de la policía. Y ahí nos mandó a dormir a mí y a Arguello. … que
estaba en la cuadra.”.

Esta persona a la que señala como “siervo” es Calos


Irusta, a quien todos los detenidos llaman también el “líder” como
reconocimiento de su autoridad en las normas de convivencia dentro del
pabellón y además, porque por su formación religiosa lideraba las
actividades de este tipo.

En su declaración, Irusta brinda un relato


absolutamente distinto al de Espinoza. Dice: “Después nos empezaron a
sacar para declarar, nos preguntaban si nosotros lo habíamos visto. (…) si

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Poder Judicial de la Nación
estuvo en el calabozo o no, no sabemos, porque nosotros de ahí tampoco
podíamos verlo. Y esa noche la verdad no sentimos nada. La verdad, yo de
mi parte no sentí nada .”. Quedan así cuestionada las afirmaciones de
Espinoza.

A pesar de que estaba en el penal del fondo y con la


televisión encendida, dice haber escuchado cosas que ni siquiera Arguello
escuchó (que Franco Casco diera su identidad correcta al personal policial,
por el contrario, dice que supo cómo se llamaba por las noticias) a pesar
que estaba mucho más cerca de la celda de transitorios.
USO OFICIAL

Asimismo, y como se verá en los restantes testimonios,


como se trataba de un penal religioso, las reglas de convivencia eran
estricta y hacen poco creíble que Espinoza estuviera un lunes a la noche
viendo televisión a la madrugada, cuando los demás detenidos afirman que
el horario de televisión era estricto, y que eventualmente eran más flexibles
los sábados. Justamente los ´sabados, en que ingresaban mas personas a la
celda individual, y cuando mas gritos y ruidos se escuchaban.

En cuanto a la identificación de las personas que habría


golpeado a una persona que Espinoza identifica con Franco Casco, dijo, en
la audiencia de debate: “No puedo reconocer quienes eran los que pegaban
y no recuerdo si había una mujer.”.

Luego se lee su declaración en la etapa de instrucción


donde dice: “Yo me acuerdo de uno que era re ortiva, que tenía un ojo
medio tuerto, y era religioso, ese fue el que estaba cuando nos mandaron a
dormir, que le pegaron a Franco Casco.”. La única persona que tiene esta
particularidad física de la que se valieron varios testigos para señalarlo, es
Walter Benítez (ver fotografía reservada en Secretaría) y como ya se ha

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visto, no hay prueba de que la noche del 6 de octubre hubiera estado en la
Comisaría 7, en el momento que -según la acusación- estaba Franco Casco.

Cuando se lo interroga por la identidad de la mujer


policía que estaba la noche que habría estado F. Casco, dice: “Estaba una
milica el día que lo trajeron a Franco, era una gordita, que me acuerdo que
le decían “Chechu”. De la audiencia de debate ha surgido con claridad y no
hay dudas al respecto, que con este apodo se conocía a Cecilia Contino (que
por la actividad de su teléfono estaba en su domicilio en un festejo
familiar). Corresponde destacar que el testigo Arguello, en la noche que
asocia con el ingreso de Franco Casco pone en escena a “Cintia” Greiner, y
la que estaba, según prueba no controvertida era Romina A. Díaz.

Le leen su declaración anterior respecto del personal


que estaba el día en que ingresó ese chico Franco y lo golpearon: “Estuvo
ese cabo de cuarto con el ojo tuerto y estuvo también el empleado que es
uno flaquito, que trabaja en el comando radioeléctrico, tiene el pelo negro
cortito, de mi estatura, que debo medir un metro noventa yo. (…) “La
chechu estaba, es una oficial que está en los dos turnos, de mañana y de
noche, escuché su voz.” Dice “si”. Acá se agrega al Comando Radioeléctrico
participando en los golpes a Franco Casco, circunstancia que no menciona
ningún otro detenido.

Le dan lectura de su declaración en la etapa de


instrucción donde dice: “Yo lo único que sé es que eran corte la madrugada,
deben haber sido las tres o cuatro de la mañana que estuvo detenido ese
chico … Yo lo escuchaba a él y también porque le preguntamos el nombre y
nos dijo Franco. Yo tampoco puedo decir si es ese Franco, pero combina
todo.”. Dice: “si, era de madrugada” y le piden que aclare porque en la

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audiencia de debate dice Franco Casco y antes solo Franco, y dice que se
acuerda, que antes también dijo Franco Casco. Recuerdo que ni Ruiz, ni
Arguello escucharon el nombre de la persona, lo asociaron después con las
noticias.

En conclusión, este testigo que inicialmente se respalda


en lo que habría dicho Arguello, cuando se lo lleva a describir detalles
comienza a describir circunstancias distintas a las de aquel, especialmente
en cuanto a la hora del suceso, el personal policial presente, la intervención
del Comando Radioeléctrico, lo que habría dicho la persona golpeada,
USO OFICIAL

4. MAIDANA, Cristian Diego:

Declara en la jornada del 26/5/22, en Instrucción a fs.


2343. Ingresa a la Comisaría 7 el 16/9/14, por orden de captura de
ejecución penal.

Esta persona se encontraba detenida en el Penal II,


junto a Arguello, Ruiz y Espinoza.

Cuando la Fiscalía le pregunta si recuerda que, mientras


estaba detenido, y haya tomado conocimiento de la presencia de Franco
Casco o Godoy, y dice: “No escuché nombre y apellido … el tema era de
madrugada, siempre había quilombo, siempre caían detenidos, se
escuchaban gritos, se escuchaban que le pegaban, y eso …”

Cuando le preguntan como se enteró dice: “porque


después nos sacaron uno por uno a tomar una declaración … y después al
otro día sucedió que apareció muerto.”

Le pregunta el Fiscal le pregunta, en relación a Franco


Godoy o Franco Casco, si escucho que estuviera detenido ahí y porque

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causa: dice: “Según él dijo que vino a visitar la novia, eeee, se comentaba,
se corría, se divulgaba, fue a, a un baile y lo trajeron para averiguación de
antecedentes. Y chau. (…) porque nosotros cada dos por tres hablábamos
con los chicos que después terminaban de pegarle, y le preguntábamos,
heee amigo, de donde sos, como andas, y en ese momento nos sacaban
para otro lado.”.

Esta información, que el testigo dice que varios


detenidos comentaban porque se los dijo la persona golpeada, no coincide
ni con los dichos de otros testigos provenientes de la comisaría ni con lo
que se sabe de Franco Casco.

Le preguntan, y este chico, sabe dónde estaba: “esta el


plano, acá está el penal, II, el penal I, está justo en la puerta de la cuadra.
Se escuchaban los golpes, se escuchaban porque estaba en la cuadra …”

Da una referencia de ubicación, diferente a los


testimonios de Arguello, Ruiz y Maidana.

Le preguntan ¿ustedes supieron que es lo que pasó? y


agrega: “Y sacando conclusiones, el chico estuvo detenido, estuvo por ahí, si
al otro día aparece la muerte en el televisor, sale en los noticieros.” Esto
agrega una diferencia temporal importantísima, pues ubica el ingreso de
Franco Casco a la Comisaría 7 un día antes de las noticias de su muerte, y
esto sucedió, por lo menos, el 30 de octubre, fecha en la que su cuerpo fue
encontrado en el río.

La defensa le pregunta si habló con otros presos


cuando vieron en televisión la noticia de la muerte de Franco Casco, y dice:
“si, dijimos ese pibe estuvo acá, ese pibe estuvo acá anoche …”. Esta

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afirmación es esencialmente esclarecedora, y si se escuchan los testimonios
de las personas detenidas, en su inmensa mayoría tiene como principal
referencia temporal esta noticia del hallazgo del cuerpo de Franco Casco,
momento en que se empieza a hablar de su muerte, y desde allí colocan,
uno, dos o tres días antes, el episodio de los golpes que una persona
detenida recibió en la celda individual.

Y esto es similar a lo que dice cuando le leen su


declaración en la etapa de instrucción en cuanto a que: “yo me enteré por
la televisión que había un chico que había estado en la comisaría que lo
habían encontrado muerto en el río. Nosotros unos días antes, entre cinco o
USO OFICIAL

siete días antes, de madrugada escuchamos un par de gritos que venían de


la jaula.” Y lo ratifica en la sala de audiencia. Con lo cual pone una
referencia temporal, de hasta siete días antes del 30 de octubre que fue
cuando encontraron el cuerpo de Franco Casco en el río, es decir varios días
después del 6 de octubre, contenido en la acusación.

Otro aspecto a destacar y que se reitera en la mayoría


de los testimonios es la referencia a que tomaron conocimiento del hecho
cuando vieron la noticia en los programas de televisión.

En conclusión, en el mismo y reducido espacio físico, en


las primeras cuatro declaraciones analizadas tenemos cuatro versiones
distintas de los hechos con referencias temporales distintas y alejadas de la
contenida en la acusación.

5. CABALLERO, Aníbal Hernán:

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Declara en la jornada del 23/6/22 y en Instrucción a fs.
2325. Ingresa a la Comisaría 7 el 06/09/14, por robo calificado con arma de
fuego.

Según el libro de Guardia y su declaración, estaba en el


penal II.

Este testigo, que se lo vio declarar con firmeza en la


audiencia de debate, no duda en señalar que la persona a la que detuvieron
y golpearon la noche en cuestión, estuvo privada de su libertad en la
dependencia de la Comisaría 7 que se identifica como “cuadra”, y esto lo
mantiene aun cuando le insisten en las preguntas sobre ese punto.

Al inicio de la declaración, cuando la Fiscalía le pregunta


si recuerda a una persona identificada como Franco Casco o Godoy,
responde: “Detuvieron a muchas personas en el proceso en que estuvo
detenido allí … no específicamente escuche el nombre y apellido. Pero se, se
cómo viene el caso. Fue de noche, fue la única persona que estuvo detenida
que hubo un quilombo bárbaro.”

Y agrega: “Esto es lo que se escuchó, no te puedo decir


que lo vi porque estábamos en el otro penal … pero esa noche fue en ese, en
ese porque se escuchaba bien …” y le piden que indique en el plano de la
Comisaría 7, a que lugar se refiere y señala lo que se identifica como
“cuadra” en el croquis que se utilizó durante todo el juicio como referencia
de la distribución de esa dependencia policial (ver su declaración y donde
señala) y cuya copia se encuentra agregada a cada una de las declaraciones
en instrucción..

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Poder Judicial de la Nación
En el transcurso del interrogatorio, el Fiscal vuelve al
tema y le pregunta si vieron a ese chico y dice: “No, no, si se ve, ya te
vuelvo a decir, se ve en diagonal hacia un sector que vos ves por una mirilla
y nosotros teníamos lo que es todo un enrejado, pero él nos veía a nosotros
pero nosotros lo veíamos por la mirilla, más que eso no te puedo dar un
dato preciso.” Es útil para entender lo que describe asociarlo a la infografía
de fs. 5126 a 5230 donde se ve claramente el tipo y características de las
aberturas que separaban a los testigos de los penales con el espacio
denominado “cuadra” y que era prácticamente imposibles que uno pudiera
observar a otro.
USO OFICIAL

Pero, además, con esa explicación de la posibilidad de


verse con la persona detenida según la ubicación de cada uno, el testigo no
hace más que ratificar que la persona de la que habla estaba en la “cuadra”
que se encuentra al frente y hacia la izquierda, pero antes de cruzar la reja
del penal. En cambio, el calabozo “individual” (de “aislamiento”, “freezer”,
“jaulita”) se encuentra sobre el mismo lado que los penales, al final del
pasillo y después de la reja de los penales.

Todo esto lo señala en un plano ampliado, y se puede


observar claramente en la filmación de la jornada del 23/6/22.

Además, cuando a continuación describe una


oportunidad en que fue detenido en esa Comisaría, recuerda que lo
ingresaron a lo que llama el “freezer” por lo que evidentemente estaba en
condiciones de diferenciar uno de otro en su relato de los hechos, pero en
su relato mantuvo al detenido en la “cuadra”.

Cuando le toca interrogar a la defensa, el Dr. Gesino le


pide nuevamente que señale en el plano donde estaba la persona que el

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testigo escuchó que le pegaban y nuevamente señala la “cuadra”, no el
calabozo individual como habían dicho Arguello y Ruiz..

Y por último, el Fiscal le da lectura de su declaración en


la Fiscalía Federal, concretamente cuando dice que ubica a Franco Casco en
el calabozo individual, que algunos llaman “freezer”, y cuando le pide que
explique esta diferencia, dice: “Si, te mostré el “freezer” y la “cuadra”,
cierto … del lado de la cuadra te marque yo, pero era el lado de la cuadra,
así sea la misma declaración, siempre le detallé que era esa parte, no
escribí eso yo, solo lo dicté, pero creo, o lo escribió mal ella o lo
interpretaron mal, pero nunca me equivoque porque del freezer a la cuadra
había una gran división.”

Caballero declara en el mismo sentido que Cristian


Maidana, quien dice que la persona a la que detuvieron y golpeaban estaba
en lo que se denomina la “cuadra” pero con esto hay que asociarlo al resto
del relato de Maidana, en cuanto que “… vino a visitar la novia, eeee, se
comentaba, … fue a, a un baile y lo trajeron para averiguación de
antecedentes.”

Pero Pablo Arguello dice en la audiencia de debate que


esa noche estaba él en la cuadra por su salida laboral y que pudo ver lo que
pasaba con Franco Casco por la mirilla de una puerta lateral, y en esto
coincide Matías Espinoza.

Y además está la versión de Daniel Alberto Ruiz (declara


en la jornada del 16/6/22) que dice que él estaba en la “cuadra” (“Cuando
cayó Franco yo ya estaba acá … con tres muchachos más que salían con la
laboral … uno era Olguin y el otro era López – estos declaran las jornadas

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Poder Judicial de la Nación
del 23/6/22 y 29/7/22 respectivamente y no confirman esa circunstancia –
ver el análisis de su testimonio).

En conclusión, y a pesar de que Caballero afirma que


todos los presos deben haber declarado lo mismo que el relata, vemos que
en este punto hay múltiples versiones.

Hay similitud en lo dicho por Caballero, con lo


declarado por Espinoza, Maidana en lo que respecta al horario del episodio
que describe con las declaraciones de otros penados: “Terminó eso, no sé,
calculo que, entre la madrugada, bien, bien de madrugada, el horario no
USO OFICIAL

sabemos porque no nos manejábamos con horario en ninguno de los


penales, pero era de noche porque seguíamos durmiendo nosotros…”.

A pesar de que describe la situación utilizando el plural,


no refiere que haya hablado del tema en ese momento con sus compañeros
del Penal II, concretamente con Espinoza (quien dice haber estado mirando
TV mientras escuchaba lo que sucedía), o con Irusta (con quien Espinoza
dice haber hablado de la situación en ese mismo momento y que lo mandó
a dormir a él y a Arguello).

En punto a la cantidad e identidad de las personas que


habrían golpeado a la persona detenida, brinda una versión bastante
singular y distinta a la narrada por otros compañeros de su penal.

El defensor, Dr. Mahieu, le pregunta: ‘podes referenciar


cuantas personas eran las que estaban allí, supuestamente dándole esa
golpiza, y calcula en “… eran bastantes, a mí me habrán pegado, once o
doce, más o menos. Yo deduzco que debe ser eso, el mismo número … más
o menos”. Esto, debe ser interpretado considerando que la única entrada a

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la “cuadra” está frente a los penales y desde allí se puede ver claramente el
ingreso.

Esto es diametralmente distinto a lo dicho por otros


testigos que hablaban solo de tres o a lo sumo cuatro personas, aunque en
estos casos diferían en su identidad. Cuando una Querella le preguntó si
recuerda la identidad del personal de la Comisaría 7 que ingresaba cuando
le pegaban a esa persona, dice que no recuerda sus nombres, pero que
podría identificarlos.

Cuando el Fiscal le pregunta sobre como advierte que


había policías que entraban y salía a golpear a Casco señala sobre el plano
de la Comisaría 7 donde se encontraba él y el resto de los presos, y donde
se encontraba Franco Casco, y señala “la cuadra”, no el calabozo para
detenidos y agrega: la puerta del lugar donde estaba FC, tenía una abertura
(la describe) y dice: “desde allí, él nos veía bien a nosotros claramente por
las rejas que teníamos nosotros, pero nosotros no lo veíamos claramente, lo
veíamos solamente por la mirilla.”

Sobre esa noche, y sobre el exceso de policías que


había en la Comisaría 7, agrega otro dato singular: “es el radioeléctrico
(refiriéndose al Comando Radioeléctrico), nunca hay tanta guardia en una
comisaría de noche y agrega esa noche hay más de la debida de guardia.
(…) un comando radioeléctrico tiene que estar en la calle y si te digo que el
comando radioeléctrico estaba ahí, es porque vienen de la calle ahí, o sea
estaba el comando radioeléctrico …”.

6. OLGUIN, CRISTIAN.

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Poder Judicial de la Nación
Declara en la jornada del 23/6/22 y en Instrucción a fs.
2427. Ingresa a la Comisaría 7 el 25/08/14 por robo calificado.

El Fiscal le pregunta como supo que a esa persona que


le pegaban de esa forma terrible era Franco Casco: dice: “Yo nunca dije que
sabía que era él … yo en esa fecha, escuchamos esos gritos … todos … y a
los días nos tomaron las declaraciones … al tiempito los de asuntos internos
…. Sabiendo lo que había pasado igualmente yo salía con salidas laborales
todos los días y veía las marchas en la puerta de la comisaría… sabía lo que
estaba pasando. Yo no vi a el … yo no vi … a el … no vi el momento en el
que se le estaba pegando.”. Aquí coincide con Arguello, Ruiz y Espinoza,
USO OFICIAL

cuando dice “Escuchamos esos gritos … todos … y a los días nos tomaron las
declaraciones …” con lo cual, y más allá de otros cuestionamientos a su
testimonio, nuevamente estamos frente a una referencia temporal lejana a
los hechos contenidos en la acusación.

Donde estaba usted cuando escucho los gritos: “estaba


en el penal … había días que me dejaban … frente a la jaulita y había días
que me dejaban en el penal que estaba un poco más atrás … después de lo
sucedido y a mí me hicieron estar frente a la jaulita y no convivía más con el
penal. Había días que estaba en el penal y días que estaba frente a la
jaulita…”

“Después de que se fueron los de asuntos internos


hablamos entre todos los detenidos y dijimos qué vamos a declarar …” y
recién cuando lo citan a la Fiscalía cuenta lo que sabe

El Fiscal le pregunta si recuerda si en la Cuadra estaba


detenido con otras personas: “eramos cuatro, pero no siempre los mismos

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… éramos tres que teníamos salidas laborales y uno que estaba en huelga
de hambre por eso estaba aislado del penal.”

El 1/10, 2/10, 3/10, 4/10 y 5/10 aprox. a las 6:00 tiene


salidas laborales Ruiz y salidas diarias Colatrelli en torno a las 9/10 hs.
López solo tiene salida laboral el primero de estos días (p. 5, 23, 35, 51, 63
y 65)

El 6/10/14 es lunes y a las 6:00 sale Ruiz (fs. 78). Salida


Diaria de Colatrelli a las 9:10 (fs. 80). Como el martes no tenía salida laboral
debió regresar directo a la cuadra.

El 7/10 es martes, Ruiz no sale porque es martes. Salida


Diaria de Colatrelli (p. 89).

El 8/10 Sale Ruiz a las 5:53 hs. (p. 100). Olguín sale a
Tribunales (p. 102). Salida Diaria a las 9.20 hs. de Colatrelli (p. 102)

El 9/10 sale Ruiz a las 6:00 hs. (p. 116). Salida Diaria de
Colatrelli a las 9.20 hs. (p. 120)

10/10: salida laboral de Ruiz a las 6:00 hs. (p. 132) –


Salida Diaria de Colatrelli a las 9.20 hs. (p. 135).

11/10 salida laboral de Ruiz a las 6:00 hs. (p. 141)

12/10 salida laboral de Ruiz a las 7:10 hs. (p. 157)

13/10 salida laboral de Ruiz a las 6:00 hs. (p. 169)

14/10 (Martes) No sale Ruiz – Sale Colatrelli a las 9.20


horas (p. 184)

15/10 salida laboral de Ruiz a las 6:00 hs. (p. 191) –


Salida Diaria de Colatrelli a las 9.20 hs. (p. 193).
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Poder Judicial de la Nación
16/10, 17/10, 18/10, 19/10, 20/10 Salida laboral de
Ruiz y López a las 6.00 (2, 10, 22, 35, 45 del Libro 16).

El libro n° 16 registra el movimiento de los detenidos


hasta el 30/10 y solamente se mantiene la secuencia anterior de Ruiz y
López con salidas Laborales y Colatrelli con salidas diarias

En conclusión: durante todo el mes (libros 15 y 16) no


hay registros de salidas laborales de Olguín, lo que le hace perder
credibilidad a su declaración porque si estaban registradas las salidas
laborales de Ruiz y López y las salidas diarias de Colatrelli, no hay ninguna
USO OFICIAL

explicación de porque él tendría salidas laborales y no las registrarían,


incluso desde antes del 6 de octubre.

No obstante, dice (minuto 1:59:19 horas del video de la


jornada del 23.6.22) que el salía de Lunes a Viernes de 7 de la mañana a 7
de la tarde.

Según Libro de Guardia n° 18, su primera salida laboral


es el día lunes 10 de noviembre de 2014 (p. 71).

La Dra. Travesaro le lee lo dicho en su declaración ante


la Fiscalía de Instrucción donde dice: “Creo que yo estuve con salidas desde
setiembre, había caído en agosto. Me quedaba a dormir en la cuadra junto
a Ruiz y otros dos, uno era el negro y el otro michel, pero eso fue después de
la fuga que pasó en otra comisaría. Primero estaba de lunes a viernes. En la
cuadra dormía siempre, salvo cuando traían alguna persona que lo
golpeaban mucho y lo dejaban tirado también en la cuadra.” Y dice que no
recuerda, por eso dijo “creo”

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Respecto de la visita de los policías de Asuntos internos,
este testigo describe una situación que ninguno de los otros declarantes
menciona: dice había dos policías de la Comisaría a cada lado de los de
Asuntos Internos, señala al cabo de cuarto y a otro policía de jerarquía.
Dice: “era imposible declarar, que vas a decir …”

Cuando empiezan a preguntarles precisiones no da


información de fechas, lugares o personas empieza a repetir “no me
acuerdo”.

7. IRUSTA, CARLOS:

Declara en la jornada del 16/6/22 y en Instrucción a fs.


2338. Ingresa a la Comisaría 7 el 01/11/12 por homicidio.

Según el Libro de Guardia, la noche del 6 de octubre


estaba alojado en el Penal II, junto a otras veintiuna (21) personas, entre
ellas Escobar y Espinoza que específicamente mencionan a Irusta, por lo
que sería de esperar que los dichos de aquellos coincidan en lo esencial con
los de éste.

La Fiscalía le pregunta si, desde donde el estaba


alojado, se escuchaba lo que pasaba en el calabozo o solitario y dice; “Si
por ahí, se escuchaba cuando por ahí llevaban detenidos que salían de los
boliches, los muchachos, se escuchaban gritos … vio como es, cuando lo
llevan por averiguación o por algo, empiezan a los gritos que se quieren ir o
piden agua, aquello, se escuchaba, pero esos días, la verdad no se escuchó
nada.” y después agrega: “veíamos las noticias, y ahí nos enteramos de
todo”. Esto no coincide con lo declarado por Espinoza, en cuanto a que

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Poder Judicial de la Nación
habló con Irusta sobre la golpiza que le estaban dando a alguien en el
calabozo.

Le preguntan sobre el horario en que se escuchaban


gritos y golpes y dice; “no, siempre a la madrugada, fin de semana, a la
madrugada era seguro que llegaba algún muchacho alcoholizado, vio, eso
era notorio porque a veces no nos dejaban dormir.”

Respecto del televisor que tenían en el Penal II, le


preguntan como hacían y dice: “Si, siempre mirábamos un programa que
nos gustara a todos y después se apagaba y nos íbamos a dormir.” Le
USO OFICIAL

preguntan hasta que hora miraban televisión y dice: “No pasaba de las 12,
los sábados sí nos quedábamos hasta las 3 o cuatro de la mañana, como al
otro día no había nada para hacer, el domingo descansábamos un poco
más y mirábamos tele.”. Esto se contradice con lo declarado por Espinoza,
quien dijo que escucho lo sucedido a Franco Casco porque estaba viendo
televisión a la madrugada, y el 6 de octubre de 2014 fue lunes, por lo que
no coincide con ese patrón. Pero coincide con lo que cuenta Morales López
(Si, siempre a esa hora, porque el tele nos dejaban usar hasta las once mas
o menos, y se apagaba sí o sí la tele …).

Le preguntan si en la Comisaría 7 tomó conocimiento


que estuviera detenido Franco Casco o Franco Godoy: “No varias veces nos
sacaron a declarar todo, pero la verdad que nunca llego al penal, ni lo
conocemos.”

Describe la visita de personas de Derechos Humanos,


Defensoría General y Asuntos Internos, que vinieron y los interrogaron
sobre lo que sabían, estando todos juntos dentro del penal y a través de la
reja (“estábamos en el penal y los policías yo no los vi, pero capaz que

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estaban en el portón. (…) Yo no recuerdo la fecha, pero ellos vinieron hoy y
nos dijeron che, escucharon algo, por ejemplo, la semana pasada, tal día …
no se … Después cuando vino Asuntos internos nos preguntaron todo
detallado” y que cuando declararon ante Asuntos Internos la policía estuvo
afuera.

“Yo le soy sincero, el detenido siempre la odia a la


policía, yo hubiese venido hoy y le hubiera inventado cosas para dejarlo
detenido, pero le estoy siendo sincero y le digo la verdad (…) pero le soy
sincero, yo de esa noche, siempre lo dije, apenas nos empezaron a sacar
para declarar, nosotros no escuchamos nada.”

8. GALLARDO, ERIC ANTONIO:

Declara en la jornada del 23/6/22 y en Instrucción a fs.


2353. Ingresa a la Comisaría 7 el 23/08/13, proviene de la Comisaría 20 por
homicidio agravado.

Según el Libro de Guardia estaba detenido en el Penal II


y lo reconoce en su declaración.

Le preguntan si, mientras estaba detenido allí, recuerda


que haya estado detenido una persona llamada Franco Casco. Responde
que “no”.

Le preguntan si sabe si en el lugar que señala como


“transitorio” o “incomunicado” detuvieran gente y dice: “Y era constante
eso porque ahí nomás tenés la terminal de ómnibus y cada dos por tres
traían gente. Mayormente era a la madrugada que metían gente. Mas que
gritos o pedir cosas …” Le preguntan porque gritaban y dice: “la verdad que
de la locura o la droga que tenían encima.”.

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Poder Judicial de la Nación
Señala a “Walter” (Benítez) como uno de los que tenía
buen trato con los presos. “Siempre nos compartía una palabra, un
versículo de la Biblia.”.

Después que paso todo lo que pasó, si fueron personas.


“tenemos un televisor nosotros ahí adentro, y habíamos escuchado que
habían matado a una persona, no se … por eso éramos varias personas que
mirábamos el noticiero ahí y dijimos hu mirá… ni enterado nosotros como
pasan las cosas ahí adentro, no se, pasó …”

Destaco esto, porque, a pesar de estar en el mismo


USO OFICIAL

pabellón que Arguello, Escobar, Espinoza, Maidana, este testigo dice que
recién toman conocimiento de la desaparición y su posterior hallazgo de
Franco Casco, viendo los noticieros. No dice que alguno de sus compañeros
le hubiera comentado de algún episodio así, o que hubieran intentado
hacerle llegar alguna bebida caliente, ni que Franco Casco dijera su nombre
en voz alta.

9. NORIEGA, Miguel Omar:

Declara en la jornada del 16/6/22 y en Instrucción a fs.


2424. Ingresa a la Comisaría 7 el 21/08/14, proviene de la Comisaría 20, por
orden de captura de ejecución penal.

Según el Libro de Guardia estaba en el Penal II, aunque


en el debate dice “creo que en el penal I.”, después durante el
interrogatorio cuenta que compartió su detención con Carlos Irusta (que
oficiaba de pastor), con lo que puede inferirse que en realidad estuvo en el
Penal II.

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Dice que estuvo detenido doce o trece veces, de las
cuales una fue en la Comisaría 7, lo que le generó alguna confusión en la
distribución de la comisaría, pero no en aspectos esenciales de su
declaración.

A preguntas del Fiscal, cuenta que: “Se escuchaban


muchos gritos esa noche, no era normal, siempre se escuchan gritos que los
golpean a los presos, pero esa noche se escuchaban los gritos. Se escuchaba
que un pibe gritaba basta, basta, y después no se escuchaba nada. (…) Y
bueno, nada más eso escuchamos, porque después se cortó la luz, … no sé,
la habrán apagado, pero la del penal se cortó.”. Es el único testigo que
menciona el episodio asociado a un corte de luz.

Le preguntan si podía ver de dónde venían los gritos y


dice: “No, no se ve nada.”

El Fiscal pregunta: ¿Y sabe que fue lo que le paso a esta


persona?: Responde: “Y por lo que se ahora, que supuestamente lo
mataron”. Le pregunta: ¿En ese momento? Responde: “Aaa no, en ese
momento no, no sabía, hasta que después a los dos días nos sacaron a
todos a declarar, a ver que vimos o que no vimos. Y no, dije lo que estoy
diciendo ahora, lo que escuché, no vi nada yo. Si no se ve nada del penal.”

Hemos dichos que no es hecho controvertido que


personal de Derechos Humanos y de la Defensoría General concurrieron el
28/10/14 y de Asuntos Internos el 4/11/14, y que solo para éstos últimos
los sacaron a declarar, pero aun cuando la referencia temporal utilizada por
el testigo fuera la primera visita, el suceso se ubica muchos días después de
los hechos contenidos en la acusación.

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Poder Judicial de la Nación
En su turno, la defensa le pregunta cuando dice “esa
noche” que noche es, y dice: “Yo no recuerdo que noche fue, pero … una
noche fue” y para afinar la respuesta le preguntan ¿Antes o después de la
noticia que había fallecido Casco:? y dice: antes. ¿Cuantos días antes?
“Creo que un día antes, si no mal recuerdo.”.

Aquí tenemos otra referencia temporal, que ubica el


hecho declarado muchos días después del hecho acusado.

10. GALEANO, JORGE LUCIANO.

Declara en la jornada del 30/06/22, en Instrucción a fs.


USO OFICIAL

2205. Ingresa a la Comisaría 7 el 30/3/14, proviene de la Comisaría Sub 24,


por robo calificado y captura.

Tomó conocimiento de los hechos de Franco Casco: “Yo


me di cuenta cuando lo miramos por la tele … nada más … en el noticiero.”

Le preguntan si lo hablo con los compañeros: “No, fue


algo normal … yo de mi parte no le di mucha importancia.”

Le preguntan si había visto o escuchado a este chico y


dice: “No, la verdad que no.” O si sabe que alguien lo vio o lo escuchó de los
que estaban con usted: “No, la verdad que no.”

Le han tomado en otra oportunidad declaración: “Si,


hace un par de años atrás … dos veces …. Lo mismo que dije ahora lo dije
siempre porque es lo que fue”. Le leen una declaración anterior, prestada
en la Fiscalía, en la etapa de instrucción donde figura que le preguntan
haber visto o escuchado … que una persona de nombre Franco Godoy o
Franco Casco estuvo detenido en ese lugar: “No tengo conocimiento de que
haya entrado, nos enteramos por el noticiero al otro día. El noticiero decía

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que esa persona había estado detenida en la comisaría y hablaban sobre la
desaparición, pero nadie de los que estábamos ahí sabía que lo habían
detenido. Lo de la televisión lo supimos entre los meses de octubre y
diciembre, no recuerdo bien.”

Le preguntan cuantos días pasó desde que toman


noticia de lo de este chico hasta que se realizó el motín y dice: “No, no
recuerdo, … pero se que pasaron un par de días …”. Con lo que, tomando
este evento como referencia temporal fijada el 6 de noviembre, podemos
inferir que la noticia que tienen estos internos de lo sucedido, se ubica poco
después del hallazgo del cuerpo (30/10/14).

La querella le pregunta si escucharon golpes en “la


jaulita” o solitario en fecha cercana a las publicaciones sobre Franco Casco y
dice: “No … por eso nos llamó la atención tanto porque en ese tiempo no
habíamos escuchado nada … va nos llamó la atención a mí y a los chicos
que estábamos ahí en ese tiempo porque no se habían escuchado golpes …”

11. ESCOBAR EDUARDO:

Declara en la jornada del 10/6/22 y en Instrucción a fs.


2236. Ingresa a la Comisaría 7 el 22/7/14, proviene de la Alcaidía Mayor,
por homicidio.

La noche del 6 de octubre estaba alojado en el penal II,


junto con Espinoza y según el libro, a Pablo Arguello.

De su declaración, no puede obtenerse información


concreta sobre la presencia de Franco Casco en la Comisaría 7. Si es útil
como ejemplo de lo que en párrafos anteriores mencioné como descripción

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Poder Judicial de la Nación
de contexto, y que refleja lo que eran situaciones habituales o cotidianas
dentro de la Comisaría 7.

Dice, en su declaración en la audiencia de debate: “Yo


me enteré de todo eso por la televisión. Después de ahí, no se mas nada.”

“Ahí siempre se escuchó gritos, si no caían drogados


caían borrachos. Se escuchaba que les pegaban, pero después de ahí no
sabemos nada.”

Le leen su declaración anterior sobre la llegada de un


muchacho, de noche, y “escuché en horas de la madrugada, tipo una o dos
USO OFICIAL

de la mañana, cuando siempre caen chicos o chicas, un chico que gritaba


mucho y escuché que se golpeaba la cabeza contra la pared. Cuando
terminaron los gritos le hablamos y él decía que ya se quería ir, que no
había hecho nada.”.

Dice “cuando le hablamos”, en plural, pero no fue


interrogado sobre quiénes eran los que le preguntaban.

“Siempre se escuchaba gritos, siempre porque caían


borrachos, drogados, y como no son gente del ambiente empiezan a gritar,
porque quieren salir.”

12. MORALES LOPEZ, REINALDO:

Declara en la jornada del 6/7/22 y en instrucción a fs.


2230.

Ingresa el 23/9/2014, a disposición dela Fiscalía de


Flagrancia, por robo calificado. Según el libro de Guardia estaba en el Penal
II.

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Le preguntan si recuerda haber tomado conocimiento
que hubiera estado detenida una persona llamada Franco Casco o Franco
Godoy. “Eeee yo recuerdo cuando paso que escuche en las noticias nada
más. Después se hizo todo comentarios de lo que paso ahí. Nunca escuche
… nunca supe nada de lo que paso.” (Esto desmiente lo que dijo Ruiz)

Le preguntan dónde estaba alojado y dice “en el penal


II”, en ningún momento dice que estuvo alojado en la “cuadra” y las partes
no indagan al respecto con el objeto de aclarar la diferencia con otros
testigos (Ruiz, Olguín, Arguello o Colatrelli). Debe recordarse que según la
lista de aportada por la Comsiaría 7, en el Penal II también estaba Javier
Héctor López, que había sido ofrecido como testigo por el Dr. Gesino
(Defensa Oficial) y fue desistido en la audiencia de debate.

Recuerda que en algún momento fueran funcionarios


públicos a preguntar por esta situación de Franco Casco o Godoy. “Si fueron
como a los dos o tres días fueron y nos fueron sacando de a uno y nos
fueron preguntando lo que había pasado (…) nos sacaron como a una salita
que era aparte del penal. Algo así como de investigaciones se llamaban”.
Por la descripción de las circunstancias evidentemente se refiere a la visita
del personal de Asuntos Internos, que fue el 4 de noviembre de 2014, es
decir que fueron a los dos o tres días que se enteraron de lo sucedido, y
esto coincide con las noticias de hallazgo del cuerpo de Franco Casco.

Cuando la defensa le pregunta qué les dijo a estas


personas dice: “Que como yo estaba en el penal de más al fondo, yo nunca
escuché nada, yo, nunca, nunca, es más me enteré al otro día por la
televisión que había entrado un chico y que había pasado no sé qué cosa, y
mirá … yo nunca me enteré.”

456

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Poder Judicial de la Nación
La defensa le pregunta si alguno de sus compañeros le
hayan mencionado haber escuchado. “No nadie comentaba nada acerca
del tema.”

La defensa le pregunta, a qué hora se iban a dormir, y


dice: “Si, siempre a esa hora, porque el tele nos dejaban usar hasta las once
más o menos, y se apagaba si o si la tele, y todo el mundo se acostaba a
dormir.” Esto contradice la versión de Espinoza que dice haber escuchado
un suceso en el que golpeaban a alguien, a la madrugada, porque se había
quedado mirando televisión.”
USO OFICIAL

En ningún momento las partes acusadoras preguntan si


estuvo alojado en la “cuadra” junto con Ruiz, Arguello, Olguín o Colatrelli,
para verificar, principalmente la versión de Ruiz que lo menciona,
temporalmente, alojado en la cuadra y coincidiendo con el episodio que
asocian a Franco Casco.

13. GARCIA, JONATAN

Declara en la jornada del 26/5/22 y en Instrucción a fs.


2412. Ingresa a la Comisaría 7 el 23/06/14, proviene de la Comisaría 13 por
de robo calificado.

El Fiscal le pregunta si recuerda que cuando estuvo


detenido en la Comisaría 7 haya ingresado una persona llamada Franco
Casco o Franco Godoy, y dice: “No, no me acuerdo.”

Y ante otra pregunta agrega: “Yo lo que siempre


escuchaba eran gritos, que las personas gritaban, pero porque estaban
borrachos, lo que yo escuchaba eran las dos de la mañana y se ponían a
gritar … cosas así, mas de eso no escuchaba. (…) por la zona, que hay

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muchos boliches, la terminal y digamos, siempre venían personas como
alteradas, digamos. Mayormente de noche”.

Le dan lectura de una respuesta que el dio en la


Fiscalía, que dice: “No, te digo la verdad, cuando dicen que estaba ese pibe,
yo no lo escuche” y dice “Exactamente.”

Lo que es llamativo en este testimonio es que niega,


con firmeza y sin dudar que mucho de lo que figura en su declaración en
instrucción él no lo dijo. Dice que recuerda haberse puesto de mal humor
porque lo tuvieron dos meses aislado porque era testigo protegido y
cuando fue a declarar dijo que él no tenía conocimiento de nada.

14. ESCALADA, OSCAR S.

Declara en la jornada del 27/5/22 y en Instrucción a fs.


2262. Ingresa a la Comisaría 7 el 17/12/13, proviene de la Comisaría 5, por
homicidio.

Según el Libro de Guardia, y su declaración estaba


alojado en el Penal II.

Le preguntan si tomó conocimiento de lo que le pasó a


Franco Caco o Godoy y dice: “Si porque lo pasaron por la tele.”

Le preguntan si escuchó gritos en la comisaría y dice:


“Gritos se escuchó siempre, porque iban muchos detenidos ahí que
agarraban en la zona. Siempre se escuchaban. Pero de noche. Se ve que por
los efectos de la droga o del alcohol. (…) a veces le pegaban a veces no …
porque como le decía recién yo, estaban bajo los efectos de la droga,
alcoholizados”

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Poder Judicial de la Nación
15. ESCOBAR, JORGE.

Declara en la jornada del 6/7/22, en Instrucción a fs.


2370. Ingresa a la Comisaría 7 el 1/9/14, proviene de la Comisaría 30, por
tentativa de robo.

Estaba en el Penal II según el libro de guardia, y así lo


recuerda en su declaración.

Este testigo, cuenta una historia absolutamente distinta


del resto, dice que una noche, a la madrugada, entró una persona a la que
le empezaron a pegar, que mientras lo golpeaban, él le preguntó el nombre
USO OFICIAL

porque él tenía un amigo llamado Franco Godoy y le respondió que su


nombre era Franco Casco, y le siguieron pegando un rato.

Después cuenta que el comisario les llevó una caja con


comida, y que Irusta, que eral el líder y ciervo del penal, les dijo que si
alguien venía a preguntar si Franco Casco estuvo en el Penal o en el freezer
con nosotros dijeran que sí, y él se opuso.

Antes de eso, cuenta que, durante el día de visita, el


nunca recibía visitas, después de lo sucedido a ese muchacho, “estaba en
un sector, mirando a la pared, porque los otros internos tenían su visita,
estaba en una reja con otro de los internos, escuchando así, y del fondo
como si fuera de un sótano o un hueco, escuchaba a una persona que pedía
auxilio o socorro, o que lo ayuden, y había unos internos o varios, y les digo,
escuchá bien, escuchá bien, no escuchás, y en el fondo se escuchaba alguien
como que pedía auxilio o socorro, y le digo, ese no será el muchacho de
anoche, que lo estaban moliendo a palos, … y no sé, al otro día o a los dos
días, apareció asuntos internos …”

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Mas allá de lo particular de la declaración, no dejo de
destacar que pone una referencia temporal del suceso, en a lo sumo dos
días antes de la visita de asuntos internos, circunstancia que está fijada el 4
de noviembre.

Cuando el Dr. Gesino le pregunta cuantas personas


escucharon, durante el período de visita, a esa persona pedir auxilio desde
algún lugar alejado y profundo, dice: “éramos cinco, primero escuché yo, lo
hice escuchar a otro interno y después llamamos a dos o tres más …y ellos
también lo escucharon.”

Y agrega que, después vino una autoridad policial a


pedir que digan que Franco Casco había estado con ellos en el penal, y él
dijo que no.

Esta versión está absolutamente alejada de cualquier


hipótesis que se maneje en la causa y no tiene coincidencia con ninguna de
las otras declaraciones, por lo que no merece otros comentarios.

16. LEMOS, NICOLAS

Declara en la jornada del 27/5/22 y en Instrucción a fs.


2360. Ingresa a la Comisaría 7 el 14/06/14, proviene de la Comisaría 6 por
robo calificado.

Reconoce haber estado en el pabellón II y le preguntan


si recuerda a una persona llamada Franco Casco o Godoy: y dice: “no, de
que salió en el noticiero lo escuché, de que hubo problema en la comisaría.
No lo ví yo, pero ahí no entró.”

17. SALVATIERRA, Roberto

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Poder Judicial de la Nación
Declara en la jornada del 27/5/22, en Instrucción a fs.
2208. Ingresa a la Comisaría 3 el 19/06/14, proviene de la Comisaría 16, por
robo. Recuerda que estaba en el Penal II,

En un tramo de su declaración cuenta: “Yo de, por el


tema esto del chico que pasó me entero cuando pasan por las noticias, y a
nosotros nos van a tomar declaración a la misma seccional y ahí es donde
nos esteramos del caso este.”

El Dr. Krupnik le pregunta, si después de haber


declarado ante las personas que fueron a la comisaría, y que el testigo
USO OFICIAL

reconoce haber dicho que no había visto o escuchado nada, si hablaron


entre el resto de los internos, ¿Si todos habían dicho que no lo conocían?
Dice: “Si, porque en realidad no lo conocíamos, yo ni enterado de nada, me
enteré cuando nos sacaron ahí afuera, nada más.”

18. TORRES, RAUL.

Figura en el libro de Guardia en el penal II, el día 6 de


octubre (p. 85), pero no hay declaración en instrucción ni fue ofrecido su
testimonio por las partes.

19. VIVAS, CLAUDIO

Declara en la jornada del 9/6/22 y en Instrucción a fs.


2319. Ingresa a la Comisaría 7 el 20/10/13, proviene de la Alcaidía Mayor
por robo calificado. Según Libro de Guardia se encontraba en el Penal II, y
lo confirma en su declaración.

Le pregunta la Fiscalía si recuerda que hayan detenido a


una persona que se llamara Franco Casco o Godoy y porque motivo, dice:
“No, no, para nada.”

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Le recuerdan su declaración en instrucción cuando dice:
“Yo me enteré, porque vinieron de investigaciones a preguntarnos por una
persona de nombre Franco Casco … Esto fue una semana después de que
por televisión habían pasado de que habían matado al chico que había
estado en l 7ma. Detenido. … Yo no sabía nada, me sorprendí.” y ratifica
haberlo dicho.

20. JIMENEZ, Lucas Nahuel:

Detenido en el Penal II, se incorpora por lectura su


declaración de fs. 2257. Ingresa a la Comisaría 7 el 14/01/14, proviene de la
Comisaría 3, robo calificado con participación de un menor.

Relata que: “Nosotros ese día estábamos durmiendo y


se escucharon todos los gritos, fue a la madrugada. No me acuerdo en que
fecha, pero fue cerca del día de la madre.”.

Nuevamente tenemos esta referencia temporal, que


coincide con lo que declara Mariano Brochero que estaba en el Penal I.

“ Creo que le pegaba todo el personal … Los que


pegaban eran Diego, que es el taquero, que es blanquito, morochito,
flaquito, y el otro es el morocho que es parecido a Diego pero morocho.
Después está la chica que una vez me apuntó con la escopeta en tribunales
… es una flaca de cutis blanca, el pelo también es negro, y la “colo” que es
colorada. Son las dos hermosas, pero te cagan a palo.”.

Salvo al que llama Diego, que seguramente se refiere a


Diego Álvarez, el resto de las personas que describe no coincide con las que
estaban la noche del 6 de octubre.

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Poder Judicial de la Nación
“A Franco, primero lo tuvieron en el lugar identificado
con el número 3 y después lo pasaron a la “cuadra” que es la que está
señalada con el número uno. Lo se porque se escucha todo, cuando corren
la barra.”

“Carlos Irusta le tiene miedo a la policía (…) El pudo


estar con Franco. Porque yo presumo que a Franco lo pasaron a la cuadra
a la tarde y Carlos se lo pudo haber cruzado ahí a Franco.”.

Introduce una nueva versión, en la que se prolonga el


tiempo en el que habría estado la persona que fue golpeada, y además
USO OFICIAL

cuenta de un pase del “individual” a la “cuadra” que no coincide con ningún


otro testimonio.

21. BENITEZ, Hugo Omar.

Estaba en el Penal II, declara en la jornada del 9/6/22 y


en Instrucción a fs. 2310.

Cuenta que “Yo estaba la mayor parte del día en la


cuadra a veces con mi compañero Caballero y con Carlos Irusta. (…) desde el
penal 2 se escuchaba todo lo que pasa en el incomunicado que es el lugar
señalado con el número 3.”

Relata que: “Mientras que yo estuve ahí no supe nada,


después cuando me trasladaron, vi las noticias en la tele. Ya estaba en otra
dependencia (…) Me enteré cuando estaba trasladado en la Comisaría Sub
Segunda. Cuando vi la noticia yo saqué cuentas y creo que el día que me
trasladaron fue cuando lo llevaron a ese muchacho a la séptima. Porque yo
no me lo crucé ni nada.”

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Es de destacar que fue trasladado a la Comisaría 2° el
17 de octubre de 2014 (ver Libro de Guardia n° 16, p. 17, 18.30 horas), y
este dato tiene importancia porque su traslado se produce antes que se
hiciera pública la desaparición de Franco Casco, de que los presos tuvieran
entrevistas con personal de Asuntos Internos, de Derechos Humanos y de la
Defensoría General, o de que el personal de la comisaría pudiera ejercer
cualquier tipo de influencia.

Y en esas condiciones cuenta sus vivencias dentro del


Penal II, donde podía ver y escuchar lo mismo que el resto de los detenidos,
incluso que Caballero e Irusta con sus declaraciones diferentes.

22. GAUNA, Raúl:

Detenido en el Penal II, se incorpora por lectura su


declaración de fs. 2313. Ingresa a la Comisaría 7 el 23/09/14, proviene de la
Comisaría 10, por dos hechos de robo calificado.

Cuando le preguntan si sabe que una persona llamada


Franco Casco o Godoy estuviera detenido en la Comisaría 7 dice: “Que se
yo, no se, no se nada.” Y no aporta más datos de interés.

A manera de resumen de las declaraciones de veintidós


(22) testigos que estaban en el Penal II, en un espacio que siendo optimista
tendrá algo más de treinta metros (6 m. x 5 m.), durante la noche, vemos
que solo seis (6) dicen haber escuchado que golpeaban a una persona.
Estos son, ARGUELLO, RUIZ, ESPINOZA, MAIDANA, CABALLERO y OLGUIN.

ARGUELLO, el principal testigo de los acusadores, dice


haber estado solo en la cuadra esa noche. Pero después se escucha decir a
Ruiz que él estaba junto con Olguín, Morales López, Colatrelli y Arguello (5).

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Poder Judicial de la Nación
De éstos, Olguín primero dice que estaba en el Penal II y después ajusta su
declaración con la de instrucción donde dijo “creo” que estaba en la cuadra.
Pero Morales López dice que estaba en el Penal II y a Colatrelli no lo
trajeron a declarar. Por lo tanto, de los seis que dicen haber escuchado
golpear a alguien, hay serias y hasta insalvables contradicciones sobre
donde estaban ellos cuando eso sucedió.

De estas seis personas (ARGUELLO, RUIZ, ESPINOZA,


MAIDANA, CABALLERO y OLGUIN), cuatro colocan a la víctima de los golpes
en la celda de aislamiento (también mencionada como jaulita, buzón,
freezer, AA, etc.), pero MAIDANA y CABALLERO lo ubican en la cuadra
USO OFICIAL

(dependencia distinta a la celda de aislamiento. Ubicada en frente y más


cerca de los Penales.). Es decir que, aunque algunos dicen haber estado en
la cuadra, otros dos colocan a la víctima en el mismo lugar de aquellos
testigos.

Si analizamos sus declaraciones, tratando de fijar una


fecha en la que habría sucedido lo que relatan, las contradicciones
aumentan. Reitero, y pido que se me disculpe el defecto, pero son aspectos
esenciales, que no podemos pedirles a los testigos que recuerden fechas
exactas, pero sí podemos verificar su credibilidad en base a las referencias
temporales que aportan con sus declaraciones. Y debe notarse, que en
muchas de ellas, las referencias temporales con similares.

ARGUELLO, principal prueba de los acusadores, aporta


tres referencias temporales distintas, que con mayor detalle se analiza
precedentemente. 1) “Al otro día o a los dos de eso, me sacan y me llevan a
la Unidad III.”, sabemos que lo trasladan el 10/11/14 a las 16:55 (ver libro
de guardia), entonces el hecho narrado es próximo al 8 de noviembre; 2)

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“Creo que había sido el día anterior” de la visita de personal de Derechos
Humanos, esto sucedió el 28/10/14, entonces el hecho narrado se coloca
en torno al 27 de octubre, y 3) “al otro día se arma el motín”, esto sucede el
6/11/14, entonces coloca el hecho en torno al 5 de noviembre. Así, las
referencias colocan el hecho narrado a veinte (20), treinta (30) o treinta y
un (31) días del hecho acusado.

El resto de los seis testigos antes señalados, también


aportan referencias temporales, en este aspecto, similares: RUIZ dice: “al
otro día, o a los días, cuando fue todo la gente con carteles a juntarse en la
comisaría, con carteles, con todo eso, ahí nos dimos cuenta que era el.” Y
esto sucedió el día posterior al hallazgo del cuerpo de Franco Casco, es
decir el 30 de octubre, MAIDANA dice: “… el chico estuvo detenido, estuvo
por ahí, si al otro día aparece la muerte en el televisor, sale en los noticieros
…”, por último OLGUIN dice: “yo, en esa fecha, escuchamos esos gritos …
todos … y a los días nos tomaron las declaraciones … al tiempito los de
asuntos internos” Y como ya hemos fijado, Asuntos Internos les toma
declaración el 4 de noviembre.

Puede verse de esta manera, que las referencias


temporales que incorporan a sus declaraciones están lejos de la contenida
en la acusación.

De estos seis testigos, solo ARGUELLO dice haber visto a


la víctima, y le agrega un detalle, que menciona en su declaración en
instrucción y ratifica concretamente en la audiencia de debate, y es que la
persona que vio ingresar tenía puesta una “gorrita” detalle, que como ya se
mencionara, no coincide con lo que declararon quienes lo vieron por última
vez a Franco Casco.

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Poder Judicial de la Nación
Pero como señalamos, relacionados al Penal II había
veintidós (22) personas juntas y con la posibilidad de percibir lo mismo. Ya
hemos visto, que solo seis (6) de ellas mencionan un episodio de policías
golpeando a una persona detenida (con las diferencias antes mencionadas)
pero dentro del mismo espacio, quedan dieciséis (16) personas que dicen
no haber escuchado un suceso de esas características relacionado a Franco
Casco.

De los testigos restantes IRUSTA, GALLARDO, GALEANO,


Eduardo ESCOBAR, MORALES LOPEZ, ESCALADA, LEMOS, SALVATIERRA, y
BENITEZ dicen no haber escuchado nada, y haber tomado conocimiento de
USO OFICIAL

lo que se le pregunta cuando vieron las noticias por televisión. NORIEGA y


VIVAS dicen haber tomado conocimiento cuando les tomaron declaración,
GAUNA solo dice no haber visto o escucha dado nada, Jorge ESCOBAR
describe una historia muy diferente a la de cualquier otro testigo (aunque
pone como referencia temporal dos días antes de la visita de Asuntos
Internos) y JIMENEZ que lo ubica a Franco Casco primero en la celda de
aislamiento, por la tarde lo pasan a la cuadra, y prolonga su detención por
entre cuatro o cinco días.

En otras palabras, los acusadores evitan confrontar su


principal prueba testimonial con el resto de la prueba y se ajustan a la única
declaración que parcialmente se ajusta a su hipótesis, pero sin asumir la
obligación de explicar las referencias temporales que la alejan. Es más, su
principal prueba testimonial es contradictoria en sí misma en cuanto a las
referencias temporales.

4. 4. PENAL I

1. NAVARRO, DARIO OSCAR.

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Declara en la jornada del 26/5/22, en Instrucción a fs.
2307. Ingresa a la Comisaría 7 el 21/08/13, proviene de la Comisaría 16, por
robo agravado por el uso de arma blanca y participación de un menor.

Según el Libro de Guardia y lo que relata, estaba en el


Penal I, pero en la audiencia dice el Penal II.

Cuando se lo interroga sobre si recuerda algún suceso


referido a la detención de Franco Casco o Godoy, si estuvo detenido en esa
comisaría: “Lo único que recuerdo es que el muchacho pedía que le
lleváramos cosas, porque nosotros teníamos un espacio, por ahí el loco
pedía algo para tomar. Cuando teníamos algo caliente se lo dábamos a la
autoridad para que se lo pase, no sé si se lo pasaban.”

Dice que no recuerda la fecha, pero “fue de noche …


más o menos dos o tres de la mañana.”

Como sabe que era Franco Casco o Godoy_ “Por el


noticiero, estamos viendo el noticiero y decía que mataron un muchacho y
ahí nos dimos cuenta …”

“Tabamos mirando el noticiero un día y apareció que


decían que mataron un muchacho … y decíamos si ese es el muchacho que
estaba acá … no se porque lo llevaron … pero lo llevaron y lo dejaron como
una semana o cinco días y después no supimos más hasta que vimos el tele.
(…) se escucharon gritos de dolor … no llegamos a hablar con él.”.

Ningún otro detenido habla de una detención por ese


período de tiempo, ´circunstancia que también es incompatible con las
gestiones que se hicieron en esa dependencia policial casi inmediatamente
a la desaparición de Franco Casco.

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Como se enteró del nombre: “Estaban tomando mates
y les dijo el nombre”. La defensa le pregunta quienes eran las personas con
las que estaba tomando mate cuando escucharon los gritos, dice: “Diego
Dipascuale era uno y el otro no me acuerdo quien era …”

“Al tercer, cuarto día, se escuchó un quilombo afuera,


aparte se vio por tele que fueron mucha gente.” Esta referencia temporal,
se asocia con las manifestaciones realizadas frente a la Comisaría 7 luego
del hallazgo del cuerpo, y esto sucedió el 30 de octubre.

“Después de lo que pasó, sí nos fueron a preguntar, no


USO OFICIAL

me acuerdo como estaban vestidos, dos personas, los dejan pasar,


seguíamos dentro del penal, nos hicieron dos o tres preguntas.”

El Dr. Alcaraz le pregunta: (minuto 1.16) Respecto de


esta persona a la que se refirió como Franco Casco y que estuvo detenido
como cinco días: ¿siempre estuvo en el mismo lugar o mismo espacio
físico? Y contesta: “No para mí lo cambiaban … lo cambian de día lo
llevaban para otro lado de día porque de día medio como que no se
escuchaba mucho, no se escuchaba prácticamente, es distinto.”

El Dr. Gesino le pregunta sobre el momento en que


vieron el noticiero y asociaron esa información con la persona detenida y
golpeada a la que hizo referencia y le pregunta: ¿Cuántas personas
relacionaron eso con la noticia? y responde: “La mayoría del penal.”

2. DIPASCUALE, Diego.

Declara en la jornada del 30/6/22 y en Instrucción a fs.


2335. Ingresa a la Comisaría 7 el 15/12/13, proviene de la Comisaría 24, por

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resistencia a la autoridad, daño y amenazas calificadas. Según el Libro de
Guardia y lo que relata, estaba en el Penal I y lo confirma en la audiencia.

Le preguntan si escuchó que hubieran detenido a una


persona llamada Franco Casco o Godoy: “Si, se escuchó … las personas que
caían a ese lugar siempre le pegaban, se escuchaban gritos, pero nosotros
no veíamos nada porque no se ve nada para afuera. Después vi en el
noticiero que habían pasado cosas así. … Nosotros lo tomábamos como
normal, porque cada vez que caían personas detenidas los golpeaban, ta
bien a veces caían borrachos, sí, todas esas cosas, pero si se escuchaban
muchos gritos.”

Como tomaron conocimiento de esta persona Franco


Casco y dice: “No, si, después por el noticiero nomás, que me he enterado
que fue visto en el noticiero.”.

No es interrogado sobre lo que declaró Navarro,


respecto de que estaban juntos en el episodio que contó aquel, en el que
estaban tomando mates y la duración de la detención fue de cinco a siete
días y que la persona detenida les dijo el nombre.

3. GIUPPONI, Jesús Ismael.

Declara en la jornada del 27/5/22, en Instrucción a fs.


2350.

Mas o menos el 19 de octubre me llevaron a la Alcaidía.


(Según libro lo trasladan el 08/10/14 a las 16:10 – Libro de Guardia n° 15, p.
106).

Si escucho que estuviera detenido Franco Casco o


Godoy, y dice: “La verdad, en ese tiempo escuchamos, en ese tiempo que
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gritaba una persona, todo. Después no escuchamos más, y después me
enteré por las noticias (…) Los gritos fueron de noche, de madrugada.”

El presidente del Tribunal le pregunta si los gritos que


escuchaba eran como de alguien nunca estuvo ahí o de alguien golpeado, y
dice: “Como de alguien que nunca estuvo ahí.”

La defensa le recuerda su declaración anterior cuando


dijo: “Lo de ese chico lo vi por el informativo. Yo ya estaba en la alcaidía y vi
por la tele que habían golpeado un chico en la 7ma. Y después lo
encontraron en el río. En el tiempo que estuve en la 7ma. nunca lo vi a ese
USO OFICIAL

chico ni nada.” Y dice: “Si es así”.

4. BUSSANICH, Daniel Alejandro:

Declara en la jornada del 9/6/22 y en Instrucción a fs.


2322. Ingresa a la Comisaría 7 el 9/10/13, proviene de la Comisaría 8, por
tentativa de robo.

Le preguntan si recuerda que hayan detenido a una


persona llamada Franco Casco o Godoy, y dice: “Si, recuerdo esa noche. Esa
noche, estábamos como todas las noches, nos habíamos acostado a dormir,
y se escucha al pibe este como gritaba y como le pegaban esa noche”. Y
como sabía que era ese chico. “Y porque después llegó Derechos Humanos
preguntando si Franco Casco había estado ahí.”

Agrega: “Mi familia lo conocen a los hermanos, a la


madre, todos, era un chico trabajador.”

Cuenta que, “Si no me equivoco lo habían agarrado por


Junín y que están los silos de colores. Que hay una cancha por ahí.” Le
preguntan como sabe: “porque se escuchaba, vos si estas a una de ocho

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metros escuchas todo. En Junín y los silos de colores, las torres gemelas.”. A
pesar de que este era un punto de importancia, considerando que nunca
estuvo determinado con base en prueba objetiva donde fue detenido
Franco Casco, los acusadores ignoraron esta esta línea de interrogatorio, y
no se obtuvieron más precisiones, por lo que no se puede verificar que este
testigo estuviera hablando de la persona cuya detención ilegal, tortura y
muerte se les atribuye a los acusados.

Por otra parte, los tres lugares que menciona, calle


Junín, torres gemelas, Silos de Colores, si bien puede asociarse con la zona
norte, o noreste de la ciudad, se encuentran a buena distancia uno de otro
y lejos del circuito de los móviles de la comisaría, en la fecha y horario
contenido en la acusación, y fuera de la jurisdicción de la Comisaría 7.

Además, ningún otro preso mencionó haber escuchado


esta circunstancia.

Respecto de esta persona que estaba detenida y había


sido golpeada, supo que pasó con esta persona, que al otro día dice que no
escuchó más, dice: “No, No, después nos enteramos cuando fue derechos
humanos a hacernos preguntas, todo eso, ahí nos enteramos recién. Eran
hombres y mujeres.”.

El Dr. Giacometti le pregunta, esta persona, a qué hora


cayó detenida y dice: “A la noche, no me acuerdo la hora, como no
teníamos celular nada de eso, la tele te la apagaban a las diez y no te la
dejaban prender por nada. No te sabría decir si fue a las doce, a las once o a
la una de la mañana.”

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Poder Judicial de la Nación
El mismo profesional le pregunta como sabe que era
Franco Casco: “Yo me enteré ya cuando vino DDHH que al pibe lo habían
matado.” Le amplía la pregunta ¿Y a cuantos días fue eso? “Yo creería que
fue, ese mismo día no, al otro día fue. Fue la golpiza, a la mañana salió a
limpiar Carlos Viruta, y al otro día creo que cayó derechos humanos ahí.”

Considerando que es indiscutible que Derechos


Humanos fue a la Comisaría 7 el 28 de octubre, la referencia temporal
puesta por este testigo está hablando de un episodio sucedido,
aproximadamente, entre el 25 y 26 de octubre.
USO OFICIAL

Posteriormente le leen su declaración en instrucción,


cuando le preguntan haber visto o escuchado que hubiera estado detenida
una persona llamada Franco Casco y dice: “Yo me enteré por televisión que
lo habían encontrado en un río a Franco Casco y ahí me di cuenta que era el
chico que habían tenido detenido. (…) gritó toda la noche que él no había
hecho nada, que estaba tomando un porrón.”, circunstancia esta última,
novedosa en la causa.

La Fiscalía le lee otro párrafo donde el habría dicho


sobre “.. una mujer gorda” en obvia referencia a Romina Díaz, que según
libro de guardia estaba el 6 de octubre por la noche y dice que la recuerda,
“pero no recuerdo si esa noche estaba ahí.”.

5. IBAÑEZ, JOSE MAXIMO

Declara en la jornada del 30/6/22 y en Instrucción a fs.


2250. Ingresa a la Comisaría 7 el 5/9/14, proviene de la Comisaría 19, por
homicidio.

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Le preguntan si en el tiempo que estuvo detenido en la
Comisaria 7, en alguna oportunidad escuchó que estuviera o haber visto a
Franco Casco. “No nombre no … de esa persona no, se enteró por la tele …
que estuvo detenido ahí pero nosotros no estuvimos nunca enterados …”

Coincide con lo que dijo en la etapa de instrucción. Le


recuerdan lo que declaró allí, concretamente cuando dijo: “… que la noticia
nos impactó, que entre nosotros empezamos a hablar, que fue como una
sorpresa.”

6. MARTINEZ, Juan Jesús:

Declara en la jornada del 16/12/22, y no declaró en


instrucción. Ingresa a la Comisaría 7 el 31/5/14, proviene de la Comisaría
14, por captura pedida por el juez de ejecución. Alojado en el pabellón I
según Libro de guardia y confirmado en su declaración.

Le preguntan si para el mes de octubre del 2014,


recuerda algún hecho significativo en la Comisaría 7 y dice: “Exactamente
la fecha no me acuerdo, pero me acuerdo que había visto un lío, que lo
vimos por televisión, no se que problema había tenido la policía con un
muchacho, creo que después lo habían encontrado en el río, pero es porque
lo habíamos visto en televisión.”

Recuerda a Pablo Arguello “estaba en el dos, no en el


uno, él vivía en el dos y yo estaba en el 1.”. No fue interrogado sobre la
estadía de Arguello en la Cuadra, ni sobre algún episodio concreto en el que
hayan golpeado a alguien.

7. BELIZAN, Cristian.

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Poder Judicial de la Nación
Declara en la jornada del 27/5/22 y en Instrucción a fs.
2415.

Le preguntan, cuanto tiempo estuvo detenido y dice:


“un mes, por ahí.” Y si recuerda ahí estuviera detenido Franco Casco o
Godoy, dice: “que no lo conozco, no se quien es. Cuando vi eso en el
noticiero yo estaba en otra comisaría. Ni sé que paso, ni idea que paso.
Estuve detenido en una banda de comisarías.”

Le preguntan si escuchó gritos, dice: “No porque


cuando me sacan, a los meses pasó eso. Tuve con gente que lo que paso
USO OFICIAL

todo, y dije haaaa que bajón.”.

Mas allá de su confusión con las fechas, es de recordar


que según el Libro de Guardia este testigo estaba alojado en el Penal I a las
fecha de los hechos acusados.

8. PAZ, Gonzalo D.

Declara en la jornada del 27/5/22 y en Instrucción a fs.


2503. Ingresa a la Comisaría 7 el 24/04/14, proviene de la Comisaría 2, por
tentativa de robo. Dice haber estado privado de la libertad en el Penal II

Le preguntan si escuchó o supo de la presencia de


Franco Casco o Godoy en la Comisaria 7, y dice: “No.”, le pregunta como
supo de esto y dice “por la tele.”, y si comentaron algo con los demás
internos y dice “No”

Le recuerdan, previa lectura de su declaración en la


etapa de instrucción, haber dicho: “habitualmente era gente que
levantaban en la calle por averiguación de antecedente. Ahí, como está la
terminal siempre llevaban gente y gritaban porque entraban borrachos,

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eran pibes de la calle. Desde donde yo estaba se escuchaba, pero no se
podía ver.”. Dice que así es.

9. ZAMUDIO, Jonatan D.

Declara en la jornada del 6/7/22 y en Instrucción a fs.


2214. Ingresa a la Comisaría 7 el 16/7/14, proviene de la Comisaría 10, por
robo con arma de fuego y captura. Según el libro, estaba en el Penal I, pero
dice haber estado en los dos.

La fiscalía le pregunta si cuando estuvo en la Comisaria


7, recuerda que hayan detenido a una persona que se llamara Franco Casco
o Godoy, dice: “No me acuerdo”

La defensa (Dr. Giacometti) le pregunta, si tomó


conocimiento que Franco Casco o Godoy estuvo en la Comisaría 7, dice:
“No, no tenía conocimiento hasta que después fue público”. De qué forma
tomó conocimiento: “por la tele”. Y el Dr. Mahieu le pregunta, quienes
tenían acceso a ese televisor y dice: “Todos los presos”

10. Mariano BROCHERO:

Ingresa a la Comisaría 7 el 9/6/14 proveniente de la


Comisaría 20, por Homicidio. Estaba en el Penal I y se incorpora por lectura
su declaración de fs. 2228.

Dice: “Nosotros escuchamos una noche que gritaba,


que lo estaban golpeando. Y al otro día lo pasaron por la tele, por todos
lados al muchacho ese. En la tele decían que no era de acá, … yo lo escuché
gritar en la madrugada tenía un acento diferente. Era de noche cuando
entraron al chico (…) Nosotros lo escuchamos a la noche gritar y al otro día
cuando nos levantamos a las siete de la mañana no lo escuchamos más.
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Poder Judicial de la Nación
Esto fue más o menos cerca del día de la madre que también se jugó el
clásico de Central-Newells, fue más o menos en ese tiempo”

Como se señaló al inicio, los dos eventos que pone


como referencia temporal sucedieron el 19/10/14, y esto es información
pública y notoria. Además, este no es el único testigo que refiere a un
episodio en esta fecha (ver testigo Lucas N. Jiménez del Penal II)

Le piden que identifique el personal policial estaba y


dijo: “El de esa noche era uno peticito, no es muy alto, morochito, ni gordo
ni flaco, tiene la cara como los bolivianos. No me acuerdo quien más
USO OFICIAL

estaba.”.

La descripción no coincide con las personas que está


acreditado que estaban en la Comisaría 7 durante la noche del 6 y la
madrugada del 7 de octubre. (ver las fotos de los acusados).

11. SOSA, Ariel

Declara en la jornada del 23/2/23, en Instrucción a fs.


2267. Ingresa a la Comisaría 7 el 02/03/13, es detenido por la Comisaría 7
por robo calificado.

En la audiencia de debate le preguntan si tomó


conocimiento que Franco Casco estuvo detenido en esa comisaría, dice:
“Escuché que estaba detenido ahí. No yo no lo ví, estaba detenido adentro
yo no lo pude ver. Según las noticias sé que estaba detenido ahí. No lo
escuché. Escuché que estuvo detenido ahí, cuando salí.”

Después le leen, casi en su mayoría su declaración en la


etapa de instrucción, y dice que no recuerda haber declarado eso.

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De las personas alojadas en el Penal I, que recordemos
es el que se encuentra más cerca de la celda de aislamiento, y casi en frente
del espacio denominado cuadra, se escuchó en la audiencia de debate el
testimonio de once (11) de ellos.

De éstos, solo BROCHERO dice recordar un episodio de


una persona a la que golpearon y que asocia a Franco Casco, pero dice:
“Esto fue más o menos cerca del día de la madre que también se jugó el
clásico de Central-Newells”, que como hemos visto aconteció el 19 de
octubre, por lo que la referencia temporal, lo aleja del 6 de octubre.
Destaco en este caso, que esta referencia temporal coincide con la de Lucas
N. Jiménez que se encontraba detenido en el Penal II.

En ese mismo interrogatorio, Brochero había dicho:


“Nosotros escuchamos una noche que gritaba, que lo estaban golpeando. Y
al otro día lo pasaron por la tele, por todos lados al muchacho ese.” Lo que
lleva el suceso a unos días posteriores al Día de la Madre, porque las
noticias a las que se refiere se originaron con el hallazgo del cuerpo y eso
sucedió el 30 de octubre.

El otro testigo del Penal I que refiere un episodio de


golpes a una persona detenida es NAVARRO, y cuenta que “lo dejaron
como una semana o cinco días y después no supimos más hasta que vimos
la tele.” Circunstancias que lo hacen totalmente ajeno a los hechos
investigados, y, además porque lo pone como referente de su relato a
Dipascuale, como compañero de Penal, pero este testigo dice haber
conocido de la situación por las noticias, y las partes no interrogaron sobre
la mención que hace de él otro testigo.

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Poder Judicial de la Nación
Los nueve (9) testigos restantes, DIPASCUALE,
GIUPPONI, BUSANICH, IBAÑEZ, MARTINEZ, BELIZAN, PAZ, ZAMUDIO y
SOSA, dicen que tomaron conocimiento por las noticias vistas en televisión.

Para la conclusión de este punto, parto del siguiente


criterio fijado por doctrina especializada: “Ante todo, es útil especificar que
en el proceso cabe hablar tan solo de verdades relativas pues, desde hace
tiempo, las verdades absolutas son patrimonio exclusivo de alguna
metafísica o religión integrista. Pero la verdad procesal es relativa también
en otro sentido muy importante: en el de que la misma se funda
exclusivamente en las pruebas obtenidas en el proceso. En consecuencia,
USO OFICIAL

es “relativa” porque está en relación con el grado de confirmación que las


pruebas pueden atribuir a los enunciados sobre los que hechos del pleito.”
(Consideraciones sobre la prueba judicial, Fundación Coloquio Jurídico
Europeo, Madrid, año 2009, Michele Taruffo, Perfecto Andrés Ibáñez y
Alfonzo Candau Pérez).

Entonces, valorados los testimonios de treinta y tres


(33) personas, solo hay uno, PABLO ARGUELLO a quien los acusadores le
dan valor probatorio, pero haciendo silencio sobre sus contradicciones con
las de los restantes testigos que tenían idéntica posibilidad de percibir los
hechos contenidos en la acusación, y peor aún, sin dar explicaciones sobre
la incongruencia de sus propias referencias temporales.

El método utilizado por los acusadores no es fiable y no


hay doctrina o jurisprudencia que lo respalde, porque tienen un universo de
cuarenta testigos, (dieciocho en el Penal I y veintidós en el Penal II), se
escucha a treinta y tres de ellos, y se funda la acusación en solo uno. Pero
para darle valor tengo que ignorar la incidencia de los otros testimonios

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sobre este, y mirar para otro lado cuando se refiere al tiempo en el que
ubica los hechos.

Por el contrario, una fundamentación razonable tendrá


que ponderar la totalidad de los elementos probatorios colectados,
confrontarlos y concluir en una decisión que haya despejado otras
hipótesis; ello con el fin de afirmar que de los elementos probatorios de
que se parte, sólo puede obtenerse la conclusión a la que se llegó y no otra.

Entiendo entonces que, de este bloque probatorio, no


surge ninguna prueba directa o indirecta de que Franco Casco haya estado
la noche del 6 y las primeras horas del 7 de octubre, en la Comisaría 7, que
en ese período de tiempo haya sido torturado hasta llegar a su muerte.

Entonces, cuando la Fiscalía afirma en su alegato que


“También coincide el horario de ingreso de los móviles policiales a la
Comisaría esa noche (según registros de los GPS, el móvil 4387 llegó a la
Comisaría a las 23:28 hs.; y el móvil 5667 a las 22:29 hs.), con el horario a
partir del cual los presos situaron a Casco en la Comisaría.” lo hace con una
interpretación desacertada de esta prueba.

4. 5. Entrevistas con las personas privadas de la


libertad en la Comisaría 7.

Este bloque de declaraciones tiene importancia, no


porque aporten alguna percepción directa de los hechos, sino porque
permiten evaluar la credibilidad de las personas detenidas en la comisaría y
otros medios de prueba.

Además, porque generaron en las partes alegaciones


variadas y hasta el silencio.

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Poder Judicial de la Nación
Se tratarán las entrevistas que funcionarios de la
Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia (Dres. Salinas y Diego
Rodríguez), de la Defensoría Pública Provincial (Dras. Masneri y Brindisi), de
Asuntos Internos (Daniel Augusto Escobar y Pablo Andrés Síscaro) y una
visita frustrada del Fiscal Apanowicz, en su orden cronológico porque de
esa forma -también- cobran un sentido que debe destacarse.

El 28 de octubre de 2014, los abogados Malena Salinas


y Diego Rodríguez que cumplían funciones en la Secretaría de Derechos
Humanos de la Provincia de Santa Fe concurren a la Comisaría 7 y se
entrevistan con las personas allí detenidas. Esto fue registrado en el Libro
USO OFICIAL

de Guardia n° Libro 16, p. 174, a las 12:05 horas. No prestan declaración


testimonial en la etapa de instrucción, y declaran en la audiencia de debate
en la jornada del 13/9/22.

Estas personas estaban realizando averiguaciones sobre


la desaparición de Franco Casco, por lo menos desde el 22 de octubre en
donde se comunican con la Fiscalía provincial (CUIJ21-06116847-5) y el
Secretario deja constancia de que “manifiesta haber realizado
averiguaciones en efectores de salud, dando resultado negativo (fs. 81) y de
igual modo, el 24 de octubre, el secretario deja constancia de “quienes han
realizado averiguaciones tendientes a dar con el paradero de Franco
Ezequiel Casco, resultando hasta el momento, negativas.” (fs. 82). Es decir,
cuando el 28 de octubre fueron a la Comisaría a entrevistarse con los
detenidos, el objetivo era saber si éstos tenían alguna información, en el
marco de la búsqueda de Franco Casco.

Diego A. Rodríguez, en su declaración en la audiencia


de debate (jornada del 15/9/14), dice que esa visita la hace en su calidad de

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“empleado de la Secretaría de Derechos Humanos”, y que se realizó “en las
celdas, adentro de los pabellones, era algo habitual, era la manera de
trabajar.” Repite varias veces que ingresó al pabellón, y cuando le
preguntan si algún personal policial le abrió la reja, dice: “Si, lógicamente.”

El Dr. Krupnik lo interroga sobre las preguntas que les


dirigió a los detenidos, y dice: “ a las personas que tenía más cerca les
pregunté si tenían alguna referencia de una persona que se estaba
buscando, que estaba desaparecida y que pudo haber estado en esa
comisaría.” Después agrega, que estaban los detenidos, Salinas y él.

Le pregunta cuál es el resultado que obtuvo y dice; “No


le podría precisar quienes fueron las personas que nos brindaron cierta
información acerca a que el muchacho que aparecía buscado en la tele,
dentro del penal había un televisor, y los detenidos apuntaban hacia el
televisor y decían, no recuerdo los términos … palabras más, palabras
menos que había pasado por ahí, que lo habían golpeado, que había
estado en el penal transitorio y que incluso había intercambiado palabras
con algunos de ellos, … “

Le preguntan cuántas personas le dijeron esto, dice:


“Yo recuerdo puntualmente a dos, de uno me acuerdo el nombre porque
posteriormente lo volví a cruzar y hablar con él en una unidad penitenciaria,
del otro no. No recuerdo.”

Le preguntan si registró de alguna manera esa


información, dice: “No lo podía volcar, ni cautelar, ni escribir, porque antes
de ingresar el personal policial me pidió que deje el teléfono celular, así que
no tenía nada para tomar nota.”

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Poder Judicial de la Nación
Le piden el nombre y apellido de esas personas y dice:
“De una persona no me acuerdo, de la otra como lo volvía a entrevistar .. y
su apellido es ARGUELLO.”

Le preguntan, si después, cuando sale de la comisaría


registró esos nombre de alguna manera, y cuenta: “Apenas salí de la
comisaría, desde la puerta misma, me comunique telefónicamente con el
Dr. Leandro Trangoni de la Fiscalía del Dr. Apanowicz … y le dije que
algunos detenidos nos habían referenciado que el muchacho había estado
ahí, el lugar, lo que le dije y él me solicitó en ese momento, sin cortar la
llamada telefónica, me pidió si podía hacer un relevamiento de cámaras, si
USO OFICIAL

en las inmediaciones había cámaras, le dije que en la Comisaría había


Cámaras, … y posteriormente caminé hasta el Banco del a Provincia de
Santa Fe que está en la misma vereda … después caminé hasta Cafferata y
Catamarca y le dije que había una cámara en la esquina, posiblemente que
había otra cámara en la vereda del frente, que había un restorán sino me
equivoco en ese momento, y esa información se la trasmití a el que era la
persona que tenía a cargo la búsqueda de Franco Casco.”.

El Dr. Krupnik le pide que precise si al Dr. Trangoni le


transmitió el nombre de las personas detenidas que le dieron la
información, y dice “no me acuerdo”.

El mismo letrado le pregunta si el nombre y apellido de


las personas que le dieron esa información, fue transmitida a sus superiores
de la Secretaría de Derechos Humanos, y dice: “Yo le transmití todo lo que
hice a mi superior, al Subsecretario de ese momento.”

Le preguntan si sabe de un legajo que la Secretaría de


Derechos Humanos haya iniciado por este motivo y si recuerda que estas

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circunstancias estén registradas en él, y dice que, sí sabe que existía, “lo ví y
no recuerdo lo que tiene adentro.” Le exhiben el legajo, y dice: “participé y
son gestiones que hice”.

Lo confrontan con un informe que realizó el testigo en


diciembre de 2021 a solicitud del Tribunal, y ratifica que el llamó al Dr.
Trangoni (no al Dr. Apanowicz como dice en el informe), y que “fueron dos
personas” (no una como consignó en el informe).

Le preguntan que hizo la Secretaría de Derechos


Humanos para garantizar la seguridad de estas personas, y dice que se
comunicó días después con la Dra. Prunotto “y le dije lo que estaba
pasando en esa comisaría, y que habíamos hablado con los detenidos y que
algunos habían hecho referencia a esta situación y como ella tenía a su
cargo a alguno de esos detenidos, quizá sea oportuno que pueda solicitar…
o sugerir que sean trasladados de ese lugar.” Le preguntan que hizo la Dra.
Prunotto, y dice “no tengo idea.”

Le pregunta si tuvo contacto con Elsa Godoy (Madre de


Franco Casco) y dice que sí, cuenta que la recibió al inicio de la búsqueda en
la Secretaría de Derechos Humanos, y que luego de eso se comunica con
“el Dr. Apanowicz que era la persona que se encargaba de la búsquedas de
paradero y le consulté si tenía la búsqueda de paradero de Franco Casco y
él me dijo que sí, que la tenía, que la tenía arriba de su escritorio, pero que
todavía no habían hecho nada, y era una de tantas que tenía ahí.”

Después agrega, “… no recuerdo con cuanta


posterioridad, pero ya me lo encuentro en una visita, no puedo recordar
acompañado por quien la efectué, en la Unidad III lo encuentro al Sr.
Arguello que estaba detenido en esa dependencia y mantengo una charla
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Poder Judicial de la Nación
con él, ahí él me cuenta nuevamente esta situación, me refirió quizá con
otros detalles, … fue una charla en otro marco, en otro lugar, y esa
información se las transmití inmediatamente a los abogados de las
querellas.”. El Dr. Krupnik le pregunta si esto lo registró de alguna manera y
dice: “Se lo transmití inmediatamente a los abogados de la querella, …
telefónicamente.”

El Dr. Gesino, a su turno, le recuerda esa parte de su


declaración, y le pregunta ¿a qué abogado querellante le dijo que había dos
presos de la Comisaría 7 que había escuchado a Franco Casco?, y responde:
“Con el Dr. Vera”.
USO OFICIAL

Es un testimonio que es difícil encontrar un modo para


analizarlo, o a cuál de sus dichos asignarla más importancia y gravedad. Es
un testigo, que hoy pretende ser solo un empleado, pero que en aquel
momento cumplía funciones en representación de la Secretaría de
Derechos Humanos y así figura en los expedientes, legajos y
comunicaciones. Que dice haber obtenido información relevante y
dirimente, como es la identidad de dos detenidos que habrían escuchado o
percibido hechos que estaban directamente asociados a la desaparición de
una persona que la estaban buscando prácticamente todas las instituciones
de la provincia y algunas bastante importantes de la Nación, y -según dice
el testigo- se lo informó a 1) el Dr. Trangoni, que según las constancias de
la CUIJ 21-06116847-5 era un Secretario de la Fiscalía que tenía a su cargo
la investigación por la desaparición de Franco Casco, y no hay constancia de
ello, 2) a sus superiores de la Secretaría de Derechos Humanos y no hay
constancia de ello en el legajo, 3) a la Jueza de Ejecución, Dra. Prunotto, y
4) a los abogados querellantes, específicamente menciona al Dr. Vera.

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Si todo esto es cierto y sucedió en los primeros
momentos de la investigación, y ninguno de todos esos funcionarios dejó
registrada esa información en el ámbito de su intervención, ni tomó
medidas al respecto, es de una gravedad inusitada.

Pero si lo que dice no es verdad, también es de suma


gravedad, porque estaríamos frente a un testigo que vino a la audiencia de
debate a declarar falsamente en perjuicio de los acusados.

Es más, el abogado querellante a quien le informa


directamente, el Dr. Vera, estaba presente en la sala de audiencia y en
ningún momento negó, discutió, o de alguna manera reaccionó, en la
audiencia o en los alegatos, ante esta declaración. Por el contrario, en su
turno de interrogar, el Dr. Vera se presenta y formula preguntas ajenas a
este tema. El resto de los querellantes tampoco tocan el tema.

Seguido al testimonio del Diego Rodríguez, se recibe el


de Malena Salinas, que es la empleada de la Secretaría de Derechos
Humanos que lo acompañó en esa entrevista con los detenidos de la
Comisaría 7.

Recuerda que fueron a la comisaría a realizar un


monitoreo de las condiciones de alojamiento, y para ver si obtenían alguna
información en relación a la denuncia de la desaparición de Franco Casco.

Describe el ingreso, y dice que se separaron y que


Rodríguez fue a uno de los penales y ella al otro “Estábamos separados, sí.
En la primera parte estábamos separados, cada uno hizo las entrevistas en
los lugares donde estábamos. … La primera parte fue hablar de condiciones
de alojamiento, porque había policías dando vuelta, y después “les

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Poder Judicial de la Nación
pregunté si habían visto a Franco Casco. Había un detenido, que estaba
sentado delante de mí … y arriba mío había un televisor, y con la mano
izquierda señaló el televisor y me preguntó si era el que había salido en la
tele la foto. Y me dijo, … él estaba en frente a la puerta donde yo había
ingresado que se veía que había un lugar que no tenía puerta y señaló el
lugar y me dijo lo tuvieron verdugueandolo ahí hasta que se les pasó la
mano. Este solo detenido.” Le preguntan si el resto de los detenidos
estaban presentes y escuchando, y dice: “No hablábamos a los gritos,
intenté cuidar que estaban detenidos y estaban hablando de algo que había
pasado en la comisaría.”
USO OFICIAL

La presidencia del tribunal le pide que describa el lugar


donde le habrían señalado que estaba Franco Casco y cuenta: “En frente de
donde estaba yo, tomándole la entrevista, había un lugar, que se notaba
que había una habitación mas que no tenía puerta, no era una celda,
después yo entré, cuando entré era un lugar donde había todos azulejos
blancos, piletas bajas, con canillas, y de este lado había dos pedazos de
colchones, que son los colchones de comisaría, que no son los colchones
comunes, ... es donde la persona que yo hablé me referenció que había
visto que lo habían llevado a Franco Casco.”.

Después, a pedido del Dr. Gesino le piden que indique


en el plano de la Comisaría cual es el penal donde ella mantuvo la
entrevista y dice: “Si, yo entré a la uno y el entró a la dos, y esto que dice
vestuario es donde la persona que estaba detenido me señala que fue en
ese lugar donde el me dice que lo habían tenido ahí y se le pasó la mano.
Porque coincide el lado, … era en frente de donde estábamos nosotros y
había un pasillo por donde pasaban los policías.”.

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“Diego Rodríguez sale de donde estaba haciendo la
entrevista el, entra a donde estaba yo, yole hago señas que entre, él entra
donde estaba yo, y en el oído, para que no me escuchen le dije lo que me
había dicho a mí el detenido. Entonces él se acerca más donde estaba el
resto de la población que estaban separados y se ponen a hablar de algo
que no escuche que era…”.

Le preguntan si el Dr. Rodríguez le contó que a él le


hubieran contado algún hecho similar al que usted le referenció y dice “No”
Le preguntan si esa declaración la registraron de algún modo: “Después de
hacer esas entrevistas pedimos salir, y cuando íbamos a salir yo pedí entrar
a ese lugar al que nos habían referenciado que había estado Franco Casco,
para ver cómo era, vimos cómo era, y salimos…”, pidieron la lista de
detenidos, “Salimos de la comisaría y Diego Rodríguez llamó a Leandro
Trangoni que era el Fiscal que en ese momento trabajaba con nosotros en
las búsquedas de paradero, para informarle qué era lo que nos habían
dicho a nosotros. Se lo informamos al fiscal en la puerta de la comisaría y
cuando llegamos a la Secretaría Diego Rodríguez se lo informó a los
funcionarios de ese momento, no lo documentamos, eso es lo que hicimos.
Yo no estaba cuando el habló, sí sé que se lo dijo a Ramón Verón por lo que
él me dijo a mí. Pero yo no estaba cuando lo habló”.

Le pregunta el nombre del detenido que le dio la


información y dice: “No tengo idea. No recuerdo si se lo pregunté y si se lo
pregunté no lo recuerdo.”.

Le preguntan si Diego Rodríguez le transmitió el


nombre de este detenido a Trangoni, y dice: “No, adelante mío no.”

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Poder Judicial de la Nación
Confrontado este testimonio con el de Diego Rodríguez,
hay coincidencias y diferencias, entre sí y con las declaraciones de las
personas detenidas en la Comisaría 7.

Coinciden en que ingresaron a los penales y quedaron


las puertas cerradas, pero la mayoría de los presos que recuerda esta
entrevista dice que fue desde detrás de las rejas. Coinciden en que no tenía
nada para anotar o registrar la reunión, pero hay detenidos que dicen que
“anotaban todo” (Declaración de Daniel A. RUIZ, preso en el penal II).

Salinas dice haber ingresado solamente al Penal I. Ya


USO OFICIAL

hemos visto que de los once detenidos de este Penal que declararon, solo
dos cuentan un episodio que asocian a Franco Casco. Brochero, pero que
pone referencias temporales cercanas al 19 de octubre, y Navarro que
habla de alguien que estuvo detenido “una semana o cinco días”. Los nueve
restantes no supieron de ningún episodio hasta que vieron las noticias.
Pero además, y esto es lo más llamativo, nadie recuerda a la persona a la
que refiere Salinas, a la que habrían “verdugueado”, “se les fue la mano” y
estuvo alojado en “el vestuario” (lo describe con claridad y sin dudar lo
identifica en el plano de la comisaría), y previo irse ambos funcionarios
piden ver ese espacio y lo describe con exactitud.

Este es un lugar que ningún preso, ni del Penal I o Penal


II, en las declaraciones en instrucción o en el debate, asociaron con la
detención de Franco Casco.

Coinciden en que le informaron de estas declaraciones


al Dr. Trangoni de la Fiscalía provincial, y por lo que le contó Rodríguez,
también le contó a su superior en la Secretaría de Derechos Humanos, a
quien identifica como “Ramón Verón.”

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Nadie le preguntó a Malena Salinas si informaron a los
querellantes o a la Dra. Prunotto, como Jueza de Ejecución de alguno de los
detenidos.

La Dra. Susana Brindissi y Lucía Masneri, declaran sobre


la entrevista que tuvieron con las personas detenidas en la Comisaría 7, el
28 de octubre de 2014 (libro de Guardia n° 16 – p. 180 – hora 15.15).
Ingresan un par de horas después que Rodríguez y Salinas.

En la jornada del 8/9/2022 declara Susana Brindisi, del


Ministerio Público de la Defensa de la Provincia de Santa Fe, y recuerda
“haberse hecho presente en la Comisaría 7, a requerimiento de la
Defensoría Provincial, junto con la Dra. Masneri, fue el día anterior a que la
Defensoría Provincial presentara la denuncia de habeas corpus a favor de
Franco Casco. La directiva vino del Dr. Gabriel Ganón”, dice que estaba de
turno y le piden que se haga presente para ver si se encontraban Franco
Casco.

“Nosotros nos presentamos, y no estaba ahí Franco, y


también recorrimos la comisaría, también hablamos con los internos que
estaban ahí alojados, no hemos recabado ningún dato de interés para
informar al Defensor General, y lo que hemos hecho lo hemos trasladado al
conocimiento del Dr. Ganon. Ahí terminó mi asistencia …”

Dice que la entrevista se realizó “dentro de los lugares


donde ellos se encontraban alojados, en sus celdas, y ahí preguntamos si
habían visto a este chico, nos dijeron que no, que no le habían visto la cara,
y eso, que bueno, que lo habían visto por el noticiero. Eso es lo que a
nosotros nos informaron.” Dice que cuando los entrevistaron “… estaban
todos juntos. Eso es lo que yo recuerdo.”.
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Poder Judicial de la Nación
El Dr. Krupnik le pregunta si esta información la
plasmaron por escrito, y dice: “No por lo que recuerdo, la información se la
pasamos informalmente al Dr. Ganón.”. Después aclara que quien le
transmite esta información es la Dra. Masneri.

Le preguntan, por su experiencia y función, si percibió


que los detenidos hubieran estado condicionados al hablar con ellos, y dice:
“… si había o percibí algo en ese momento, no puedo decir que haya
percibido, o no lo recuerdo, pero no, es algo … si es algo que me haya
llamado la atención lo hubiera comentado al Defensor General.”.
USO OFICIAL

A continuación declara la Dra. Masneri (jornada del


8/9/2022). Recuerda que su intervención nace de una directiva del Dr.
Ganón (Defensor General dela Provincia), y que una de las funciones era
averiguar si alguno de los internos había visto a Franco Casco.

Dice haber hecho una entrevista informal, se


presentaron como personal de la Defensoría Pública, a través de las rejas,
con todos los detenidos juntos.

Le pregunta el Dr. Krupnik si alguno de los detenidos le


hizo alguna referencia a la detención de Franco Casco y dice: “No, pero
dijeron que no habían estado detenidos en la fecha que había estado
detenido Franco Casco. Y además que no veían el espacio transitorio. Que
visualmente no se veía el espacio. Que lo habían visto en la tele, pero nada
más.”

Dice que el resultado de esta entrevista lo reportó al Dr.


Ganón.

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La pregunta que hacía la policía mientras ellos
entrevistaban a los detenidos, dice: “No, estábamos lejos, … lo posible en
el contexto de esa comisaría que no es muy cómoda tampoco así que no se,
dos metros, dos metros y medio, nos seguían viendo pero no escuchando,
no lo puedo afirmar. Pero un espacio prudencial para dar intimidad para
hablar con los detenidos.”

Reconoce la firma en el acta de fs. 546, en la entrevista


que junto con la Dra. Prunotto y el Dr. Ganon, y dice: “Si bien estaba la
Fiscal presente que podía entenderse como una testimonial, la verdad que
era una instancia preliminar de la situación, fueron hechas en el Servicio
Público de la Defensa.” La presidencia le pregunta quien dirigía las
preguntas y dice: “La verdad que no me acuerdo”.

De estos dos testimonios, debo destacar que fueron


enviadas por el Dr. Ganon, que ya actuaba como querellante, pero además
que se presentaron como representantes de la Defensoría Pública. Es decir,
como representantes de un organismo que se encarga de defender a
personas que se encuentran en las mismas condiciones que los detenidos
en la Comisaría 7. Esto me lleva a pensar que, su perfil coincidía con
aquellos en los que los presos podían confiar, para contar lo que supieran
de Franco Casco con la seguridad necesaria, en el contexto de esa
investigación.

No obstante, la Dra. Masneri y la Dra. Brindissi no


recibieron ninguna información útil y así lo informaron a quien les
encomendó la tarea.

Además, no recuerdan nada que pudiera condicionar a


los detenidos ni que a ellas las hiciera sentir observadas más allá de las
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Poder Judicial de la Nación
medidas de seguridad que debe haber dentro de un penal en el que había
veintidós o dieciocho personas privadas de la libertad por delitos violentos.

También debo decir que resulta llamativo, más bien


extraño, que dos horas antes hayan concurrido de la Secretaría de
Derechos Humanos, y a ellos el personal policial sí los intimidara, los
condicionara con sus presencias, les quitara sus pertenencias y a pesar de
ese entorno más hostil, los detenidos les hayan contado cosas que no les
contaron a las defensoras.

El Fiscal Apanowicz le ordena el 4/11/14 al Comisario


USO OFICIAL

Aníbal Candia a cargo de Asuntos Internos (fs. 322) la recepción de


declaración de las personas detenidas en la Comisaría 7.

Esta medida se concreta el mismo 4/11/2014 (fs. 324) y


la llevan adelante Pablo Andrés Siscaro y Daniel Augusto Escobar (hoy
acusdos). En el acta consignan que: “… siendo 32 internos, en la sala
religiosa del penal, separados del resto de los entrevistados. (…) que las
exposiciones coinciden en que conocen el caso por la televisión pero no
recuerdan que haya ingresado al penal esa persona, ya que los demorados
quedan alojados en un calabozo aparte, como así de no haber presenciado
o escuchado algo fuera de lo común, ni tampoco haber recibido
comentarios de los familiares en la vista el día del hecho.”

En conclusión, previo a la visita de Siscaro y Escobar,


solicitada por el Fiscal hubo por lo menos dos visitas, una realizada por
personal de Derechos Humanos de Santa Fe y otra por el Ministerio Público
de la Defensa de Santa F. Estas dos entrevistas se dieron en circunstancias
más precarias porque se realizaron desde el pasillo de los penales, con

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todos los internos juntos, y seguramente –también- con personal de la
comisaría cerca de allí.

Lo que consignan los funcionarios de Asuntos Internos


les toman declaración en el espacio llamado “cuadra”, y en la gran mayoría
de los testimonios recibidos en la audiencia de debate dicen que lo policías
de la Comisaría estaban afuera, labran un acta, identifican a los declarantes
y lo que registran coincide con la información que recibieron los
funcionarios que Defensoría Pública, enviados por el Dr. Ganón, para ese
momento querellante, y realizada el día anterior al hábeas corpus
presentado en favor de Franco Casco.

Frente al sentido común, es difícil pensar que personas


detenidas en una comisaría, la mayoría con varios conflictos con el sistema
policial y penal, hayan sido más sinceros con los funcionarios de Asuntos
Internos, a quienes los presos, por ser policías, asocian con sus carceleros,
que, con dos defensoras públicas, que regularmente actúan en su defensa.

Asocio esto a lo dicho por Carlos Irusta (detenido en el


Penal II): “Yo le soy sincero, el detenido siempre la odia a la policía, yo
hubiese venido hoy y le hubiera inventado cosas para dejarlo detenido, pero
le estoy siendo sincero y le digo la verdad (…) pero le soy sincero, yo de esa
noche, siempre lo dije, apenas nos empezaron a sacar para declarar,
nosotros no escuchamos nada.”.

Por último, hay una visita del Fiscal Apanowicz, con el


objeto de entrevistarse con los detenidos en la Comisaría 7, que se frustra
porque ese día era de visitas y prefirió no interrumpirla, pero que no se
intentó realizar nuevamente. Esta medida surge del informe presentado
por el Fiscal Apanowicz de fecha 6/2/2015 (fs. 4455) en donde a
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Poder Judicial de la Nación
continuación del punto “13)”, agrega: “Nos constituimos con la Dra.
Prunotto y dos empleados del MPA en sede de la Comisaría 7 a fin de
verificar el ámbito de detención de Franco Casco y entrevistar a los
detenidos que se hallaban el día 07/10/14, con resultado negativo.”.

Como las entrevistas antes reseñadas se relacionan con


los Fiscales que intervienen en la causa, traigo a continuación las partes
esenciales.

El Fiscal Apanowicz, declara en la audiencia de debate


en la jornada del 3/11/22, y dice que el Dr. Trangoni “se desempeñaba
USO OFICIAL

como Secretario y a cargo de los paraderos”, cuenta sobre la presentación


de un hábeas corpus en el que fue citado y le preguntan si en la audiencia,
el Ministerio Público de la Defensa le hizo saber al magistrado interviniente
que se había recibido el testimonio de uno o dos presos que habían
afirmado que Franco Casco había sido golpeado en la Comisaría 7, y dice:
“No, No, absolutamente no. … pero de todas maneras están las grabaciones
que se remitieron a la justicia federal.”

Le preguntan sobre el oficio que le libró a Asuntos


Internos para que entreviste a los detenidos en la Comisaría 7, alojados
entre el 6 y 7 de octubre, para que informen sobre el conocimiento que
pudieran tener de la detención de Franco Casco, y cuenta que “sí, se
hicieron muchas medidas”

Cuando le estaban preguntando por la entrevista que


Asuntos Internos realizó a los detenidos de la Comisaría 7, y si vio alguna
anomalía en la medida practicada, dice que “no ninguna, es más con
posterioridad, creo que unos días después nos hicimos presente con la Dra.
Prunotto y un par de empleados de la Fiscalía para tomar una entrevista

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más pormenorizada y no obtuvimos ningún resultado, estaban de visita ese
día y así que tampoco … creo que le preguntamos a algún preso nada más,
este no recuerdo muy bien esa cuestión, pero no había surgido ninguna
novedad relevante.”

Le pregunta si el 28 de octubre de 2014 el D. Diego


Rodríguez de la Secretaría de Derechos Humanos se comunicó con el
testigo, dice:” No recuerdo”. Le preguntan si para esa fecha el Dr. Diego
Rodríguez le manifestó haber recibido el testimonio de uno o dos presos
que afirmaban que Franco Casco fue salvajemente golpeado en el interior
de la Comisaría 7, dice: “No, en absoluto, yo si hubiera tenido esa
información inmediatamente se la hubiera transmitido al Dr. Baclini … y
hubiese empezado a actuar “homicidios dolosos”.

En la misma jornada declara el Fiscal Fernando Dalmau.


En este caso recuerda que “… se le dio intervención a Asuntos Internos
porque desde un tiempo atrás “ … se había ganado desde un inicio con la
Dra. Peraso un prestigio dentro de la repartición, tenía una forma prolija de
trabajar, exhaustiva, entonces me pareció ante la situación del caso … que
era la manera más adecuada de tratarlo, con la unidad de Asuntos
Internos, que iba a tener una respuesta de mayor calidad que
delegándosela a otra repartición … no se le delegó la investigación
completa sino que iban cumpliendo las medidas que nosotros le
solicitábamos … pero hasta lo que yo pude ver fue una actuación
adecuada.”

Niega haber tenido cualquier contacto con Diego


Rodríguez el 28 de octubre de 2014, o fecha próxima.

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Poder Judicial de la Nación
Le preguntan, si en fecha próxima al 28 de octubre de
2014 el Dr. Trangoni o el Dr. Apanowicz le hayan comunicado de la
existencia de una o dos persona que estaban detenidas en la Comisaría 7 y
decían haber escuchado como golpeaban a Franco Casco, y dice que “No …
y obviamente que si hubiese tenido conocimiento de alguna situación por el
estilo, lo primero que hubiera gestionado ante el Ministerio de Seguridad es
que a las personas que aportaban esos datos … trasladarlos de manera
urgente a dependencias de orden público. … lo mínimo que hay que hacer
es sacarlo de esa comisaría.”

También declara el Dr. Trangoni, secretario de la


USO OFICIAL

Fiscalía n° 1, que en el año 2014 se encargaba de las causas por búsqueda


de paradero.

Le preguntan si conoce al Dr. Diego Rodríguez y dice:


“Personalmente no, pero hable un par de veces si, con él y con una
compañera de él. Con la compañera muchas veces más.”

Le preguntan si recuerda una comunicación telefónica


con el Dr. Rodríguez a su persona, haciéndole saber que había recibido el
testimonio de un preso que afirmaba que Franco Casco fue salvajemente
golpeado en la Comisaría 7, dice: “No, no de ese tenor. No que me hayan
comunicado una cosa semejante … si por supuesto, más en un momento
como ese, porque no sabíamos dónde estaba el joven y ya había un montón
de gente preocupada, fundamentalmente los padres.”.

En conclusión y -ahora sí- teniendo en cuenta la


secuencia temporal de estas declaraciones, me permiten ver que, como lo
declararon las Defensoras Oficial (Masneri y Brindissi), fueron a la comisaría
por directivas del Dr. Ganón, para verificar si Franco Casco estuvo o estaba

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en la Comisaría 7, y en función de que al día siguiente se haría la audiencia
de hábeas corpus en sede provincial. Recuerdo que también estaba ya,
como querellante, la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia.

Con este contexto, resulta difícil entender que si el Dr.


Diego Rodríguez había puesto en conocimiento de la Secretaría de
Derechos Humanos y de la Fiscalía la existencia de personas que referían
hechos que colocaban a Franco Casco en la Comisaría 7, en circunstancias
claramente diferentes a las consignada en el sumario policial, no lo hayan
hecho valer en la audiencia de hábeas corpus.

Basta la simple observación de la filmación de esa


audiencia (reservada en Secretaría) para ver que la relación entre
Querellantes y Fiscalía no corría por canales armoniosos, por lo que si
cualquiera de las dos partes hubiera tenido esa información seguramente la
hubieron revelado en esa audiencia, aunque más no sea para desnudar las
deficiencias de la otra parte. Por el contrario, nadie menciona a dos testigos
detenidos en la Comisaría 7 que supieran del paso de Franco Casco por la
misma.

Esto fue confirmado por el Dr. Apanowicz, en la


audiencia de debate (jornada del 3/11/22) y los tres Fiscales niegan haber
recibido esa información de parte de Diego Rodríguez.

Por supuesto que, si lo sabían y no lo pusieron en


conocimiento del juez, justo en la audiencia de habeas corpus que
presentaron en beneficio de Franco Casco, sería una omisión inexplicable y
grave.

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Poder Judicial de la Nación
Cierro entonces el punto referido a los testimonios de
las personas detenidas en los dos penales de la Comisaría 7, reiterando la
conclusión arribada luego de sus análisis individuales, postura que no varía
con este nuevo grupo de testigos que se encargaron de sus entrevistas
iniciales, porque lejos de aportar claridad, Salinas agrega un nuevo lugar
donde Franco Casco habría estado detenido no mencionado por ningún
detenido.

Además, porque hay coincidencia entre la información


obtenida por las abogadas del Ministerio Público de la Defensa, la
registrada por Escobar y Síscaro para Asuntos Internos, y los dichos de los
USO OFICIAL

Fiscales Dalmau, Apanowicz y el Secretario Trangoni, frente a los


testimonios de Diego Rodríguez y Malena Salinas que, el menor de sus
defectos es la falta de credibilidad.

Todo lo anterior, no significa que desconozco, niego o


no percibido las malas prácticas que -de los testimonios de las personas
detenidas- surge del actuar cotidiano del personal policial de esta
Comisaría. Pero simplemente omito su desarrollo para evitar que se
confunda con el objeto de este juicio (de por sí complejo), que es,
específicamente, determinar si Franco Casco fue ilegalmente detenido y
alojado en esta comisaría, la noche del 6 y primeras horas del día 7 de
octubre, si fue torturado y si le provocaron la muerte, en el contexto de una
desaparición forzada de personas.

Si estuvieran probados los hechos base de la acusación,


estas malas prácticas podrían tomarse en abono de ello. Pero como lo que
postulo es la inexistencia del hecho en las condiciones contenidas en la

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acusación, el tratamiento de esas malas prácticas entiendo que exceden el
objeto dela presente.

5. TORTURAS Y CAUSA DE MUERTE:

En su alegato final, la Fiscalía, en cuanto a este punto


dice: “Como consecuencia de las violencias recibidas, Franco Casco murió
por asfixia en las instalaciones de la Comisaría 7, tal como explicara la Dra.
Creimer en esta audiencia, en concordancia con el informe histopatológico
y su ampliación -los que forman parte de la Junta Médica del Cuerpo
Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en los que se
hace referencia a las lesiones que tenía Franco, compatibles con el
denominado “pulmón de lucha” señalado por Creimer, compatible a su vez
con la muerte por asfixia.”.

Las querellas, mantienen la postura asumida al requerir


la elevación a juicio, y en esencia sostienen que fruto de los golpes
recibidos, Franco Casco muere en dependencias policiales y luego -ya sin
vida- es sumergido en las aguas del río Paraná.

Mas allá de lo alegado por la Fiscalía al final de la


audiencia de debate, al requerir la elevación a juicio sostenía una causa de
muerte similar a la de los querellantes. Esto, seguramente porque hasta
aquel momento solo contaban con los argumentos de las sucesivas pericias
que se realizaron sobre el cadáver de Franco Casco, y a partir de la
audiencia pudo disponer de las especulaciones que la Dra. Creimer
desarrolló en la audiencia de debate pero que no tuvo el valor profesional
de hacerlo frente a sus pares en la pericia que participó.

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Poder Judicial de la Nación
En busca de mayor claridad se expondrán las labores
periciales en orden cronológico.

5. 1. LEVANTAMIENTO DEL CUERPO (30.10.14).

Iniciando el análisis de este punto, el cuerpo de Franco


Casco fue encontrado el día 30 de octubre, con la intervención de
Prefectura Naval Argentina, que realiza el sumario respectivo (fs. 136/148).
En estas actuaciones se deja registro del hallazgo de un cuerpo que se
encontraba flotando en el río Paraná, a la altura del kilómetro 418.

Resumiendo lo sucedido, Prefectura Naval Argentina


USO OFICIAL

recibe una comunicación en donde le ponen en conocimiento de la


existencia de un cuerpo flotando en el río. Se comisiona una embarcación al
lugar, tripulada por Julián Baldesari Niz y Daniel Jara.

Una vez encontrado el cuerpo la Fiscal Prunotto se


comunica con el Oficial Maximiliano Broguet, y le ordena que “que no se
tocara nada que ella se iba a hacer presente en el lugar …” (ver su
declaración en la jornada del 17/3/22).

El personal de prefectura arrima el cuerpo a la costa, y


cuando llega la Fiscal, con personal de la Policía de la Provincia de Santa Fe
y el Médico Legista, Dr. Mariano Minnucci, recién allí se manipula el cuerpo,
se sacan fotografías y se labra un acta con la presencia de Ricardo G. Del
Valle y Franco Arellano como testigos civiles.

Esto ya puede tomarse como una primera explicación


de porque en las fotografías tomadas en la costa, pero aun en el agua, tiene
una cuerda atada a un brazo y otra a una pierna. Y Cuando las fotografías se
toman del cuerpo, ya sobre el cemento, las cuerdas no están atadas.

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Con ello se labra el Acta de Procedimiento (fs. 133) y se
agregan al sumario las fotografías de fs. 141/144. Aquí dejan registrada la
intervención de la Fiscal Prunotto, y lo profesionales que concurrieron con
ella, y dejan constancia que: “El Dr. Minucci examinó el cadáver del occiso
dictaminando que el cadáver se halla en avanzado estado de
descomposición de unos siete días aproximadamente, aconsejando
autopsia y sujetando la causa de la muerte al resultado de la misma.”

Pero, simultáneamente, y por la intervención de


Prefectura Naval Argentina, se labra el Acta de Hallazgo y Extracción de
Cadáver” (fs. 137), en la cual figura, entre otras características: “dentadura
expuesta”, sin que se consigne la ausencia de ninguna pieza dentaria, y
que, se ilustra con las fotografías de f. 1032 a 1058.

En la audiencia de debate se recibe declaración


testimonial Maximiliano Broguet de PNA, quien declara en la jornada del
17/3/22 (y en instrucción a fs. 1000).

En audiencia dice que recibe una llamada de la Fiscal en


la cual le dijo: “que no se tocara nada que ella se iba a hacer presente en el
lugar …” y luego de ello concurre al lugar junto con el Oficial Luque. La
Fiscal llega con su equipo, realizan las labores de levantamiento del cuerpo
y se retiran del lugar. Sacan fotografías con sus celulares, las imprimen, las
agregan al sumario y las envían al sumario.

Debo mencionar que este testigo fue interrogado


brevemente sobre su intervención, pero no se le pregunta sobre
circunstancias puntuales del hallazgo que sí describe en la etapa de
instrucción y que hubieran servido para aclarar alguna cuestión que luego
fue materia de argumentación en los alegatos, específicamente cuando
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Poder Judicial de la Nación
dice:: “se le veían todos los dientes …” y luego agrega: “El cuerpo lo movió
sobre el mismo eje … y el comentario fue que le sorprendió lo limpios que
estaban los dientes.” (fs. 1001)

También se le recibe declaración al Prefecto Antonio


LUQUE: (en instrucción a fs. 1186), que es el Jefe de la División
Operaciones, toma noticia de la existencia de un cuerpo flotando en el río,
y el da la orden de concurrir en una embarcación.

En la audiencia de debate cuenta que: “Fue al lugar, ya


estaba el cuerpo en el lugar, boca arriba.”
USO OFICIAL

Le pregunta si cuando vio el cuerpo tenía atado algún


cabo, manifiesta que: “No recuerdo, en este momento no recuerdo.
Normalmente se puede utilizar un pedazo de cabo o soga para sujetar el
cadáver o para ayudar a levantar el cadáver. En este caso no sé cómo fue”.

También declara la Oficial Ayudante Yesica M. Gallardo


(jornada del 1/4/22 y en instrucción a fs. 1157) y en la audiencia le
preguntan si vio alguna atadura con algún cabo, en los pies, en las manos o
en algún lugar del cuerpo, dice: “No recuerdo haber visto.”.

También se escuchó a los testigos civiles que


participaron en esta etapa. Franco A. Arellano (jornada del 7/4/2022)
recuerda haber intervenido, pero no recuerda detalles. Agrega que no
recuerda si tenía sogas atadas al cuerpo y cuando le leen su declaración
anterior en donde menciona eso manifiesta que no lo recuerda. Le exhiben
fotos del momento del rescate del cuerpo y dice: “Yo cuando llegué ya
estaba así” y cuando le preguntan si las sogas estaban así dice: “Si, si, se ve
que así lo trajeron los de Prefectura, no sé”.

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En la misma jornada declara Ricardo Gabriel Del Valle
(testigo civil), y como no recordaba los detalles de lo sucedido, le dan
lectura de su declaración en instrucción (fs. 1253) y cuenta que “Lo que vi,
es que lo traían enganchado. (…) No recuerdo si estaba atado de los pies o
de las manos, pero vi que lo traían con una soga. Es más, dejaron el cuerpo
en el agua, hasta que llegó la gente de la PDI …Lo sacaron del agua con la
soga, y lo pusieron arriba de la explanada.”.

Le preguntan si ha visto otros rescates y dice: “Si, todo


el tiempo y en general es de esa manera, utilizando sogas. Para mí es una
soga, no sé si se llama de otra manera.”

Con la lectura agrega: “ahora mi cabeza no recuerda


todo, lo que dije ahí fue así porque fue a los pocos días.”.

Como se adelantó, sobre este momento tan importante


en la reconstrucción de los hechos, que fija cual era el estado en que el
cuerpo se encontraba al momento de ser hallado, el testimonio de las dos
únicas personas que lo vieron en el río y que lo condujeron hasta la orilla
hubiera sido de suma trascendencia.

Me refiero al aporte probatorio que podrían haber


realizado los marineros Julián Baldesari Niz y Daniel Jara que son quienes
llegaron al lugar en la embarcación de Prefectura Naval Argentina y podrían
haber aportado pruebas sobre si tenía cuerdas atadas a su cuerpo al
momento de ser hallado, o si lo ataron ellos en las maniobras para trasladar
el cuerpo. También podrían haber visto si le faltaban dientes, y resolver un
cuestionamiento que se insinuó durante todo el juicio, respecto al
momento en que Franco Casco perdió algunas piezas dentales.

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Poder Judicial de la Nación
Por el contrario, los acusadores desisten de la
comparecencia de estos dos testigos y con el consentimiento de las partes
solo incorporan por lectura las actas de hallazgo del cuerpo, no así sus
declaraciones en instrucción. Pero al alegar, no se privan de generar
especulaciones sobre la existencia de esas cuerdas, sobre su uso, finalidad,
y hasta sobre su desaparición. Inclusive, alguna querella solicita se inicie
una investigación penal sobre el personal de Prefectura Naval Argentina, sin
siquiera haber tenido la prudencia de recibirles declaración.

También se desiste del testimonio de Romina Ochoa


(en la jornada del 17/3/22) que es quien ofició de fotógrafo para la Policía
USO OFICIAL

de Santa Fe, bajo la dirección de la Fiscal Prunotto y el Médico Legista, Dr.


Mariano Minucci.

El Dr. Minucci declara en la jornada del 10/3/22, y


describe su participación en el hallazgo del cuerpo de Franco Casco.

Dice que fue convocado por el hallazgo de un cuerpo


con muerte dudosa, que se le hizo el examen externo del cadáver y se
remitió al Instituto Médico Legal para su autopsia: “No se pudo determinar
la causa de la muerte con el examen externo y se dejó para que se realice la
autopsia.”

Le preguntan si le faltaban dientes y dice: “No, tanto


detalle ya no recuerdo.”

Le preguntan, respecto de este hecho, si recuerda que


algún tipo de cuerda o de atadura en el cuerpo o junto a él, y dice: “No lo
recuerdo, si lo hubo deberá estar plasmada en el acta que redacté, pero
de memoria no lo recuerdo.”

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Y esto se complementa con una pregunta que le
fórmula el Dr. Mazzuchini, sobre si en las condiciones que observó el
cuerpo, si hubiese estado sujeto con sogas, durante veintidós o quince días,
hubiera quedo una impronta en su cuerpo: “Si” Que tipo de impronta:
“Reproduciría la forma del cabo”.

Le preguntan si observó marcas de ese tipo en el


cuerpo y dice: “No lo recuerdo … si me parece importante agregar que es
costumbre del personal de Prefectura, atrapar el cuerpo, para sacarlo, con
sogas, y bueno a veces hay que aclararlo porque puede generar confusión.”

No se le hacen preguntas sobre el estado de la


dentadura al momento de su intervención a pesar de haber declarado
específicamente sobre ello en instrucción.

Luego de repasar la prueba reproducida en la audiencia


de debate sobre el estado del cuerpo de Franco Casco al momento de su
hallazgo, puede concluirse que no hay prueba determinante para afirmar
que, desde su muerte, estuvo atado en su brazo o pierna para mantenerlo
sumergido, o que las marcas que se advierten en su brazo, en las
fotografías del día del hallazgo, correspondan a una maniobra de esa
naturaleza.

Además, en las fotografías obtenidas al momento del


hallazgo, en la de fs. 1067 y 1068, cuando todavía se encuentra en agua, se
puede ver una soga atada a una pierna y otra atada al brazo, pero en la
fotografía de fs. 1069, inmediatamente después se ve sin las cuerdas, las
que se encuentran a la vista y a poca distancia de su cuerpo. Lo que me
permite inferir, como la hipótesis más probable, que las mismas fueron

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Poder Judicial de la Nación
utilizadas para llevar el cuerpo hasta la explanada, en un lugar seco, y luego
se las sacaron porque no eran parte del objeto de la medida.

Esto se ve reforzado la declaración del Dr. Raúl Feliz


Rodríguez del Instituto Médico Legal, donde se realizaron las primeras
intervenciones de autopsia en el cadáver de Franco Casco. Y, aunque
repitiendo, traigo lo que dijo al respecto: “Eso es una impronta. Nosotros
llamamos impronta a toda marca en la superficie corporal … cuando yo
hago la pericia no veo ningún signo dónde está esa marca … si usted me
muestra esto (señala la foto) yo no puedo decirle objetivamente y a ciencia
cierta, … hay una impronta, pero si esa impronta se hace porque el cuerpo
USO OFICIAL

es arrastrado o porque el cuerpo tenía esa soga puesta o la tuvo durante


mucho tiempo … no lo puedo decir. (…) No tengo los argumentos técnicos
científicos como para poder hacer una afirmación que es muy
importante.”

Con lo cual cierro esta cuestión realizando una


afirmación que es válida para esta y otras cuestiones similares. No puedo
como juez, afirmar, por la simple observación de una fotografía, lo que no
han podido decir o concluir experimentados profesionales de la medicina
forense, que no solo tuvieron en frente las fotografías, sino el cuerpo, y
afirman no haber observado marcas compatibles con esa mecánica, y que,
de haberlo hecho, indefectiblemente lo hubieran consignado en sus
informes.

De más está decir que en los informes periciales que se


analizarán en lo sucesivo no se menciona ninguna de las improntas
asociada con ataduras en un brazo y una pierna.

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Por esta razón no puedo afirmar que el cuerpo de
Franco Casco haya sido atado en una o dos de sus extremidades para lograr
que permanezca oculto bajo la superficie del río Paraná.

Además, de este grupo de pruebas, también han


surgido indicios sobre el estado de la dentadura de Franco Casco al
momento de ser encontrado su cuerpo, cuestión que se analizará más en
profundidad cuando se trate el punto de la pericia odontológica.

5. 2. AUTOPSIA 1. N° Instituto Médico Legal (30.10.14).

Al día siguiente de encontrado el cuerpo, en el Instituto


Médico Legal de la Provincia de Santa Fe, se realiza la primera autopsia
sobre el cadáver de Franco Casco.

La Fiscal Prunotto requiere la intervención del Dr.


Grana de Gendarmería Nacional para intervenir como perito por la Fiscalía
(fs. 151), y el Dr. Franceschetti por el Servicio Público de la Defensa de
Santa Fe, propone a la Dra. Creimer (Perita Forense del Ministerio Público
de la Nación) como perita por esa parte (fs. 152 y fs. 190).

En el acta de Pericia n° 853/2014 figura el Dr. Félix Raúl


Rodríguez (Médico Forense del Instituto Médico Legal), el Dr. Víctor Moglia
(Designado por la Defensoría General de la Provincia fallecido, no declara
en la audiencia de debate), el Dr. Gabriel Ganon y la Dra. Lucía Masneri de
la Defensoría Pública Provincial, y la Fiscal Dra. Prunotto, junto a otros
asistentes técnicos del instituto.

Es decir, que desde el primer momento había peritos


de la Fiscalía y partes querellantes interviniendo en las autopsias.

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Poder Judicial de la Nación
En el primer párrafo se menciona que este informe se
complementa con otro informe fechado 03 de noviembre que corresponde
a un nuevo examen del cadáver (ver. fs. 1244).

Sobre esta pericia, transcribo aspectos que entiendo de


relevancia:

“Signos externos de interés médico legal: (…) Ausencia


de ambos incisivos centrales superiores y del incisivo lateral izquierdo, con
indemnidad de la estructura ósea de los alveolos dentarios
correspondientes.
USO OFICIAL

“Examen interno del cadáver: (…) Huesos del Cráneo:


sin particularidades, sin signos de violencia. 1- Cuello: Sin particularidades,
con pérdida de tejido blandos epidérmicos, se realiza la apertura del cuello,
no observando signos objetivos de lesiones de origen traumático, se extrae
paquete laríngeo traqueal, el que no presenta signos objetivos
macroscópicos de lesiones de origen traumático. Parrilla costal: sin
particularidades. Hígado, Bazo y Riñones: Sin signos macroscópicos de
lesiones traumáticas.

También se incorporan a este informe: “los estudios


radiológicos realizados, donde se han realizado incidencias que permiten
observar las estructuras óseas en general y en particular se han realizado
incidencias de las estructuras osteocartilaginosas del paquete
laringotraqueal, donde no se han observado objetivamente, lesiones
óseas de origen traumático.”

Causa de muerte: “indeterminada”

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“Se extrajeron muestras a fin que el magistrado
correspondiente “… sirva ordenar el examen cuali y cuantitativo de tóxicos,
preferentemente alcohol y psicofármacos a fin de descartar su existencia o
determinar la naturaleza y concentración exacta de los mismos si los
hubiere.”

Debe destacarse que en las Consideraciones Médico


Legales se menciona que: a) Las consideraciones están ampliamente
desarrolladas en el acta de re autopsia realizada en fecha 03/11/14, la cual
se adjunta. b) “… los participantes han coincidido en todo lo actuado, no
manifestando cuestionamientos ni observaciones a lo allí expresado.”.

Es decir que estas conclusiones y las del acta fechada


03/11/14 son parte de una misma pericia, en la que intervienen las mismas
personas, incluido los peritos de parte, y en ninguna de ellas se realizan
observaciones o cuestionamientos al método ni a las conclusiones.

Los peritos de parte no presentan informe individual


cuestionando las conclusiones.

El 19 de noviembre de 2014 (fs. 491) el Dr. Rodríguez le


informa a la Fiscal Prunotto las muestras biológicas extraídas, sobre las que
restaban realizar estudios.

Los profesionales que intervienen en esta autopsia


declaran en la audiencia de debate, y señalo, a modo de adelanto, que
ninguno de ellos modificó las observaciones y conclusiones contenidas en
ella.

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Poder Judicial de la Nación
5. 3. REAUTOPSIA N° 2: Instituto Médico Legal
(3.11.14)

Conforme figura en la autopsia del 30 de octubre de


2014 (fs. 1244) la re autopsia del 3.11.14 (fs. 260) es parte de aquella, y en
el encabezado del acta figura la intervención de los mismos profesionales
que aquella, a los que se suma el Radiólogo Daniel Mathey Doret.

En este informe, tampoco hay disidencias,


observaciones o cuestionamientos dentro del informe ni posteriores por
informe separado, esto lo menciono especialmente, considerando las
USO OFICIAL

previsiones del art. 262 y 263 del CPPN.

En algún momento de este juicio se ha cuestionado que


en la autopsia inicial no se haya seguido el Protocolo de Minnesota. Es
cierto, este se aplica en casos de una muerte potencialmente ilícita cuando
hay sospecha de desaparición forzada, cuando la muerte pudo haber sido
causada por actos u omisiones del Estado, de sus órganos o agentes,
cuando la muerte sucedió mientras la persona estaba detenida o bajo
custodia del Estado, sus órganos o agentes, o cuando la muerte podría ser
resultado del incumplimiento del Estado de su obligación de proteger la
vida.

Pero, al respecto debe señalarse que las pericias


iniciadas en el Instituto Médico Legal, se concretaron respecto de un
cadáver encontrado en el río Paraná con identidad desconocida, y que las
circunstancias que posteriormente se asociaron con su muerte y que
podrían haber provocado la utilización de ese protocolo eran desconocidas
por los peritos oficiales al realizarse esas pericias. Pero, eventualmente,
quienes hoy cuestionan su ausencia, tenían sus peritos presentes al

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momento de realizar esas labores con un conocimiento más integral de los
hechos o las hipótesis que se investigaban, y ellos, expresamente debieron
exigir la aplicación del Protocolo de Minnesota.

Además, y más allá de las insinuaciones y suspicacias


generadas en los interrogatorios y alegatos, no han alegado cuales son las
medidas concretas que no se realizaron y que hubiesen sido necesarias o
útiles según el referido protocolo.

De la pericia, transcribo las partes que entiendo


esenciales:

1. “Ausencia total de los dos incisivos centrales


superiores y del incisivo lateral superior izquierdo, sin lesión del alveolo
dentario.” Si este informe es parte del fechado 31/10/14, con intervención,
firma y sin objeciones de los peritos de parte, a esta fecha ya tenemos
información de que no había lesiones en los alveolos dentarios, y esto debe
complementarse con el testimonio de la Dra. Maldonado del Cuerpo
Médico Forense, que se analizará posteriormente.

2. “A partir del examen minucioso de lo que ha quedado


de tejidos blandos en la superficie externa del cuerpo, no se ha observado al
examen macroscópico, la presencia de lesiones objetivas de origen
traumático, esta afirmación debe considerarse teniendo presente el estado
que presenta el cuerpo luego del extenso periodo de inmersión en el medio
líquido (agua del río Paraná).”.

3. “Se han efectuado estudios radiológicos de todo el


cuerpo, donde no se han observado lesiones óseas de origen traumático
reciente ni la presencia de imágenes compatibles con proyectiles de arma

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Poder Judicial de la Nación
de fuego u otro elemento metálico.”. No se encuentran lesiones óseas que
se mencionan en pericias posteriores.

4) “el examen del cráneo no muestra lesiones óseas de


la bóveda craneal”

5) “al examen de la cavidad abdominal, no se observan


lesiones traumáticas objetivas de vísceras huecas ni macizas,”

6) “en función de las condiciones climáticas de la


ciudad, en el último período de días, … se puede considerar que el tiempo
de inmersión y/o tiempo post mortal, es compatible con la fecha de
USO OFICIAL

desaparición del llamado Casco. Siendo imposible establecer con precisión


la fecha exacta.”

Y se llega a las siguientes conclusiones: “… con los


elementos hasta aquí evaluados se define que: 1.- No existen objetivamente
signos indicativos de lesiones externas ni internas de origen traumático de
aspecto vital, ni patologías específicas. 2.- El tiempo que el cuerpo ha
permanecido en inmersión y/o muerte es compatible con el tiempo de
desaparición del llamado Casco. Siendo imposible hacer mayor ampliación
al respecto. 3.- No es posible dado el avanzado estado de putrefacción y
maceración del cuerpo poder definir con precisión la causa etológica de la
muerte, por lo que se considera que la misma es indeterminada.”.

Se agregan 27 fotografías reservadas en Secretaría, y el


acta tiene la firma de todos sus intervinientes.

A continuación de la autopsia realizada en el Instituto


Médico Legal de Rosario, es útil repasar la declaración del Dr. Raúl F.
Rodríguez (jornada del 21/4/22 y en instrucción a fs. 1302), único de los

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que interviene que no es perito de parte, y se considera exclusivamente lo
que el testigo relata en la audiencia de debate, pues sus dichos coinciden
con lo dicho en la etapa de instrucción. Y salvo pequeñas menciones que las
partes le hacen de su declaración anterior, a fin de que realice aclaraciones
o recuerde alguna circunstancia, su declaración es coincidente.

Describe su larga trayectoria como médico forense, y


respecto de su intervención para esta causa señala que su primera
actuación fue el 30 de octubre de 2014. Aclara que en la pericia (fs. 1244),
en la parte final dice 30 de octubre, pero en la parte inicial figura por error
material 31 de octubre.

Cuenta que el 30 de octubre por la tarde, en su turno,


llega un cuerpo “NN”, es decir sin identificar, y se procede a hacer una
autopsia en esas condiciones (en el acta de fs. 1244 figura “Apellido NN
MASCULINO”) con “… estudios radiológicos, examen externo del cadáver, la
apertura de las cavidades del cadáver, se extrajo el material que se
consideró necesario para la investigación de este tipo de muertes.”

El 31 de octubre: “se presentan familiares de una


persona llamada Franco Casco. Identifican a este cuerpo como Franco
Casco. Yo no estaba de guardia, pero estaba trabajando en el Instituto
Médico Legal.”

En esas circunstancias, el testigo le propone a los


Fiscales Prunotto y Baclini que se realice una re autopsia con la intervención
de otros delegados técnicos. Aquí se origina la intervención del Dr. Grana
(GNA por pedido de la Fiscalía) y del Dr. Moglia (propuesto por la Secretaría
pública de la defensa y de la querella).

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Poder Judicial de la Nación
El 3 de noviembre se realiza la re autopsia, ahora
identificando que es el “cadáver de FRANCO EZEQUIEL CASCO (Autopsia N°
853/2014) (…) de acuerdo a los reconocimientos realizados por la madre y
el padre …” – ver fs. 260).

Cuenta Rodríguez que “Es filmada … fotografiada … se


repite el estudio radiológico completo del cuerpo … se vuelve a realizar el
examen interno y externo del cadáver … y se llega a una conclusión.”. Esto
lo señalo porque en esta segunda intervención se hace nuevamente lo que
se había hecho en la primer oportunidad sin la presencia de los peritos de
parte, y otros estudios complementarios, por lo que no podrán decir los
USO OFICIAL

acusadores que hay una parte de la pericia en la que no han intervenido.

“El estado del cuerpo permitió hacer algunas


afirmaciones y no permitió hacer otras. De lo que se permitió hacer
afirmación, de lo que se dejó constancia en acta y firmaron todos de
conformidad, tal como está aportado en el expediente.”

“La conclusión, la primera era que no existían signos


objetivos de lesiones externas ni internas que pudieran ser relacionables
con la causa de la muerte, ni patologías objetivas”.

“La segunda conclusión es que, evaluando los procesos


post mortales … que el tiempo estimado de muerte podría coincidir con el
tiempo estimado de desaparición de Franco Casco. Pero también se dice
que no lo podemos establecer fehacientemente.”

“El tercer punto, es que no se pudo determinar, en


función del estado avanzado de putrefacción … no se pudo determinar la
causa básica de muerte. por lo tanto, acordamos que la causa de muerte

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era indeterminada.”. Lo destaco, porque coincide con el contenido de las
actas de fs. 1244 y 260, el término “acordamos”.

“Se acuña el termino de indeterminada cuando del


examen macroscópico no encontramos, como en este caso, ninguna lesión
objetiva … que nos pueda orientar a que esa fue la causa de la muerte.”

“La muerte indeterminada incluye, lo que es muerte


natural, lo que es muerte violenta, y dentro de la muerte violenta, la
accidental, suicida u homicida.”. También destaco esto, porque descalifica
algunas afirmaciones del perita Creimer.

“ Otro de los puntos que acordamos es que se habían


sacado en ese momento, todos los elementos biológico necesarios, que
nosotros consideramos podrían, a partir del análisis de sus resultados, darle
un nombre a esa causa de muerte.”

El día 25 de noviembre, la Dra. Prunotto, a pedido de la


querella, hace lugar a la extracción de material para estudio de diatomeas.
Donde quien es encargado de sacar el material es el Dr. Víctor Moglia, “ …
yo estuve presente ese acto, el técnico eviscerador, Dr. Nuñez, que colaboró
con el Dr. Moglia, con la extracción de ese material biológico. … Ya se
habían sacado muestras, pero se sacó nuevamente … Se hace una ventana
en el fémur … y nos llevamos la gran sorpresa que el material que se extrajo
era mínimo … se extrajo aproximadamente 0,59 o 0,50 gramos de material
de médula ósea, materialmente insuficiente, porque para hacer un estudio
y para que el estudio de diatomea nos dé positivo o negativo, necesitamos
por lo menos 10 gramos de material biológico.”.

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Poder Judicial de la Nación
“Posteriormente el cuerpo es traslado a Buenos Aires
donde se hizo una nueva pericia en el Cuerpo Médico Forense de la Capital
Federal. Ahí se hizo una pericial antropológica, una pericia radiológica y
una pericial traumatológica, la cual arroja los mismos resultados que
nuestra pericia en Rosario.”.

Analiza el tema de la perdida de piezas dentales,


comparando su pericia con la del Cuerpo Médico Forense de Capital Federal
y dice que “ …en la pericia realizada en Rosario le faltaban dos dientes,
pero en Buenos Aires hablan de la perdida ante mortem de tres piezas, lo
cual es imposible porque en la primera pericia el tercer diente estaba.” y
USO OFICIAL

agrega, que “… eso lo tienen que aclarar quienes hicieron la pericia en


Buenos Aires.”

Y concluye el tema afirmando: “Pero yendo más allá,


hay una pericial que hace el Instituto de Antropología Forense donde
ratifica lo que nosotros decimos. Estas piezas dentales tienen
características de haber sido extraídas o se han caído … tienen extracción
o evolución post mortem.”

“El tercer diente lo extraen los odontólogos que hacen


la pericial odontológica el día 31 de octubre de 2014. Yo no participé de esa
pericia. Es más, yo no supe de esa autopsia”. Le pregunta si la realizaron en
el Instituto Médico Legal y dice: “Así es.”.

Sobre el Protocolo de Minesotta: “En ese momento se


hizo, le diría casi sin ponerlo en evidencia, pero su hizo bajo las normas que
el protocolo sugiere. Me refiero a la pericia del 3 de noviembre … con la
presencia de delegados técnicos, filmada, con estudios radiológicos …”.

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Le muestran una fotografía del cadáver en el lugar
donde fue extraído del agua y se le pregunta si la marca del brazo izquierdo
es compatible con una señal de que fue sujetado con una soga para ser
mantenido en el agua o para ser retirado de ella. Y dice: “Eso es una
impronta. Nosotros llamamos impronta a toda marca en la superficie
corporal … cuando yo hago la pericia no veo ningún signo donde está esa
marca … si usted me muestra esto yo no puedo decirle objetivamente y a
ciencia cierta … hay una impronta, pero si esa impronta se hace porque el
cuerpo es arrastrado o porque el cuerpo tenía esa soga puesta o la tuvo
durante mucho tiempo … no lo puedo decir. (…) No tengo los argumentos
técnicos científicos como para poder hacer una afirmación que es muy
importante.”

Le exhiben otra fotografía donde en el brazo izquierdo


tiene una soga atada, dice: “Estoy hablando de un cuerpo con un proceso de
inhibición … un cuerpo que está con agua en su intersticio … si yo presiono
sobre eso seguramente voy a dejar una impronta … ahora si esa impronta
es solamente por el momento de la extracción o estuvo anteriormente con
esa soga no se lo puedo decir … no tengo el aval científico.”.

Cuando se le exhibe la filmación de la pericia dice: “ahí


podemos ver que ya le faltan las tres piezas dentales.”

Le pregunta la presidencia: Si hubiese sido introducido


al agua muerto, podría haberse obtenido el resultado de la pericia que
menciona de la Dra. DADARIO de asfixia por sumersión?: Dice: “ yo voy a
ser objetivo … yo tengo un informe histopatológico que me dice que tiene
algunos signos histopatológicos propios de la asfixia por sumersión …
edema alveolar … dilatación alveolar … hemorragia … ruptura de tabiques

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Poder Judicial de la Nación
y si usted me pregunta … esto me puede orientar al diagnóstico de asfixia
por sumersión … lo dijo la doctora, no lo dije yo, si?. Pero hay una junta
médica, que tomó todos los elementos y dijo causa indeterminada.”.

En el transcurso del debate se insinuó que las


improntas en el brazo izquierdo de Franco E. Casco se podrían haber
originado por una atadura, con una soga, para provocar el fondeo en el río
y de esa forma hacer desaparecer el cuerpo. Pero, las partes,
esencialmente las acusadoras, que son las que tienen que probar lo que
afirman en la acusación, no pidieron en ningún momento que se analicen
las mismas para poder determinar su origen con base científica. Y bien vale
USO OFICIAL

señalar que en la re autopsia del 3/11/14, en donde se incluyó un perito


por la Fiscalía (Dr. Granna) y otro en representación de la Defensoría
Pública Provincial y otras partes querellantes (Dr. Moglia), tampoco las
advirtieron, razón por la cual no fueron analizadas.

El Dr. Rodríguez fue interrogado sobre esa impronta


que puede observarse en las fotografías tomadas en el momento en que se
saca el cadáver del río Paraná, y fue claro y contundente cuando respondió
que no tenía base científica para afirmar si esa impronta se originó por una
soga para fondeo o por la soga utilizada para traer el cuerpo hasta la costa.
Siendo así, que yo lo haga, con menos cualidades y experiencia que un
Médico Forense con sobrados antecedentes, sería poco prudente.

Por lo tanto, debo concluir que no existe prueba que


indique la existencia de un ocultamiento del cuerpo mediante su
hundimiento en el río Paraná sujeto a una soga en el brazo izquierdo.

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En el mismo sentido declara GRANA, Delegado Técnico
que participó de la re autopsia del 3/11/14 en representación del
Ministerio Público de la Acusación de Santa Fe (fs. 151).

Declara en la jornada del 21/4/22 y en la etapa de


instrucción lo hace el 17 de marzo de 2015 (fs. 1260).

En la audiencia de debate relata que “También


recuerdo que le faltaban algunos dientes, no me acuerdo cuantos, de la
parte de adelante.”

“En este caso particular, faltaban las piezas dentales


pero no había a la vista y a la radiografía, sospechas de fracturas sobre
los alveolos dentales. El alveolo dental es la parte del maxilar superior
donde se implantan los dientes.”- Con este testimonio interpretado junto al
informe pericial del 03/11/14, se puede afirmar que al momento de esta
intervención sobre el cuerpo ya le faltaban varias piezas dentarias. Ahora
bien, el testigo también dice que al momento de su intervención ya se
había hecho la autopsia primaria. “La autopsia primaria se había hecho,
según referencia del Dr. Rodríguez, y en este caso el trabajo consistía en
reexaminar lo actuado por el forense que había trabajado en primera
instancia y revisar a su vez el procedimiento de la primer autopsia. ”

Se le exhiben las fotografías (acompañadas a fs. 553)


del día en que fue encontrado el cuerpo y se le pregunta a que puede
corresponder el hundimiento que se advierte en el brazo izquierdo del
cuerpo, y dice: “Ese hundimiento, o diferencia de volumen no se puede
determinar a que puede corresponder, en la foto. No recuerdo al
momento de la re autopsia haber visto ese hundimiento en el brazo del
cuerpo. Quizás en la manipulación del cadáver al momento de la extracción
520

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Poder Judicial de la Nación
del agua pudo haber influido. Hablo en el supuesto, no lo sé exactamente.
…” Le preguntan: ¿es factible que los músculos puedan comprimirse y
descomprimirse de acuerdo a las diferentes manipulaciones que se hagan
del cuerpo? Y dice: “Es factible. Al momento en que examinamos el cuerpo
no surgió.”. Se lo consulta sobre la existencia de marcas similares en la
pierna izquierda de la víctima y dice: “Si se vio algo se describió, porque fue
muy minucioso el examen.”. Con esta declaración y su correlato con el texto
del informe pericial, no se puede afirmar cual es el origen de las marcas. Lo
que sí puede afirmarse es que al momento de la pericia no eran
observables.
USO OFICIAL

Respecto de la intervención del Dr. RAUL VICTOR


MOGLIA, no se ha podido recibir su testimonio por haber fallecido previo a
la audiencia de debate (ver lo informado en la jornada del 21/4/22).

5. 4. PERICIA ODONTOLÓGICA (31.10.14).

Esta pericia es acompañada por el Dr. Raúl F. Rodríguez,


al Fiscal Federal el 12.7.17 (fs. 3080), junto con otra documentación
relacionada a la pericia efectuada en el Instituto Médico Forense. Dentro de
esa documentación hay un “Informe Odontológico en tres fojas, firmado
por los Dres. Elisandro García y Aníbal F. Peralta, Docentes de la Facultad de
Odontología de la UNR, que a manera de colaboración, por no contar el
cuerpo Médico Forense de Santa Fe con Odontólogos Forenses, han
realizado dicha pericia, recepcionada en este Instituto Médico Legal en
fecha 10/07/17.”.

Este documento se agrega a fs. 4420/4423

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García y Peralta son imputados por encubrimiento el
23.8.2018 (fs. 1/9), y sus declaraciones indagatorias son tomadas en la
misma causa donde se investigaba a Daniel A. Crespo por falso testimonio
(fs. 30 y 88 del Expte. 67961/2018). Cuando se les dicta el procesamiento a
Crespo (10/12/2018) se resuelve el sobreseimiento de ambos odontólogos.
Posteriormente (04/12/2020) la Cámara Federal de Apelaciones revoca este
sobreseimiento y reenvía la causa al juzgado de instrucción.

Respecto de Crespo se eleva la causa a juicio


(25/10/2021) y respecto de García y Peralta la Fiscalía solicita (20/11/2021)
el allanamiento de sus domicilios y el secuestro de los teléfonos celulares
con los cuales se tomaron las fotografías para la autopsia odontológica y las
computadoras con las cuales se realizó el informe pericial (fs. 203 del expte.
67961/2018) con el objeto de realizar una pericia que confirme o
descalifique el informe notarial de fs. 34/86).

No hay constancia en el expediente que se hubiera


hecho lugar a esta medida ni nueva decisión de mérito sobre García y
Peralta. Es decir, desde sus declaraciones indagatorias sucedidas el 19
setiembre de 2018, sus situaciones procesales siguen sin definirse y la
medida de prueba sin resolverse.

Por último, debo señalar que los Dres. Traveraro (por el


acusado Alvarez), Giacometti (por Gysel), Mahiey (por Acosta y Gianola
Rocha), Biga (por Greiner) y Gesino (Def. Oficial por varios acusados)
solicitaron su comparecencia a la audiencia de debate en calidad de
testigos, medida que este tribunal rechazó porque aún seguían con la
calidad de imputados de encubrimiento en relación a los hechos que aquí
se ventilan.

522

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Poder Judicial de la Nación
Por estos motivos, se menciona su existencia pero no se
la valora. Además, porque hay otra pericia sobre este punto que realiza el
Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia dela Nación, sobre
cuyos resultados me expresaré a continuación..

5. 5. CUERPO MEDICO FORENSE DE LA CSJN


(8/7/2015).

Según figura en el acta de inicio de la autopsia (fs.


1862), intervienen peritos oficiales, peritos de parte y funcionarios
judiciales: 1) Dra. Patricia Gómez (Defensoría General de la Nación), Dra.
USO OFICIAL

Emma V. Creimer (DATIF – Procuración General de la Nación), Dr. Iván


Krbavcic (Procuración General de la Nación), Pablo Rossi Case, Dr. Santiago
Marquevich (Fiscal Federal de Rosario), Fernando Corti Maderna
(Procuraduría de Violencia institucional), Tomás Romero (Gendarmería
Nacional Argentina) José R. Sumaria (GNA), entre otros (hay dieciocho
firmas al final del documento).

Esta autopsia se divide según especialidad:

Informe radiológico: (fs. 2573) Informe de 12 placas


radiográficas: No se observan signos de lesiones óseas. Calota Craneana:
No se observan imágenes radiolúcidas compatibles con fracturas. Rx. De
hioides: No se observan trazos de fracturas. “Ni la observación
macroscópica, ni el escaneo radiológico pusieron en evidencia la presencia
de lesiones perimorten.” (Firma: Dr. Jorge Pereyra – Perito Radiólogo de la
Justicia Nacional)

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Informe de Plancton Mineral: (fs. 2574): Negativo en
cavidades cardíacas, esternón y fragmento femur/coxal (firma: Dra. Susana
Medavar).

Informe odontológico (fs. 2579): Ausencia de incisivo


central derecho, incisivo central izquierdo e incisivo lateral izquierdo.
Conclusiones: “De la observación detallada de los alveolos abiertos … si
bien las canastillas se encuentran íntegras, se aprecia que a nivel de la tabla
ósea vestibular (externa) existen fisuras o micro fisuras longitudinales,
mientras que en la tabla ósea palatina (interna) el borde se encuentra
integro, entero y sin fisuras. Este tipo de lesión ósea, en la tabla ósea
externa de los tres alveolos, relaciona la perdida de las tres piezas dentarias
con trauma, acompañado de la avulsión espontánea de los tres dientes,
correspondiendo a lesiones vitales.”. (Firma: Marta Maldonado)

La Dra. Maldonado declara en la audiencia de debate


en la jornada del 29/7/22 y se le da lectura al párrafo anterior, el cual
recuerda y confirma. El Dr. Gesino le pregunta si vio algún tejido
reconstructivo en los alveolos, y dice: “macroscópicamente se puede decir
que hubo un tejido reconstructivo porque a pesar de las tres autopsias y el
tiempo transcurrido no se perdieron los bordes de los alveolos. Se
encontraban, eso significa que hubo una remodelación … cuando hay este
tipo de microfracturas, donde hay avulsión espontánea de la pieza que se
perdió, si hay sobrevida, tiende a consolidarse con esa remodelación que
dura desde el día cero a seis días y a catorce días ..” Le pregunta, en este
caso, este proceso de remodelación cuanto llevaba: “podría coincidir entre
seis y quince días, porque si no, no hubiera notado esa microfractura a

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Poder Judicial de la Nación
simple vista.” Le pregunta si este lapso de tiempo es antes de la muerte, y
dice: “Claro, si por supuesto.”

El valor de esta conclusión puede asociarse con el


informe del Equipo de Antropología Forense, emitido el 20 de mayo de
2019 (fs. 5790), quienes le hacen un examen radiológico y encuentran “Los
trazos fracturarios de 5° y 6° costillas izquierdas poseen características
radiológicas de lesiones antemortem de 7 a 14 días de evolución desde la
producción de la injuria.”.

Con lo cual, entiendo definida la cuestión debatida en el


USO OFICIAL

juicio sobre la existencia o no de los dientes a la fecha de su desaparición y


sobre la existencia de lesiones en los alveolos dentales que pudieran haber
ocurrido el 6 de octubre de 2014, fecha en la que -según la tesis de los
acusadores- fue golpeado en la Comisaría 7.

Con lo cual, cuando en sus alegatos, los acusadores


asocian la falta de estos dientes con la escoriación que registra la Dra.
Zelaya en su informe Médico Policial (a quien recuerdo, ellos mismos
denuncian por falsedad ideológica en ese documento), carecen de respaldo
objetivo por los dichos de la experta en odontología, que lo vincula a una
lesión vital, es cierto, pero ocurrida dos semanas de evolución previas a su
muerte (misma antigüedad que la de otras lesiones oseas)..

Informe histopatológico (fs. 2582) Examen


macroscópico: Block Visceral Cervical: Hioides sin particularidades (se toma
radiografía en sala de abducciones). “No se ha registrado la presencia de
compuestos o elementos de importancia toxicológica.”

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Diagnósticos histopatológicos: 1.- Pulmón: hemorragia
intersticial. Enfisema. Nota: La putrefacción de los tejidos limita las
conclusiones diagnósticas. (Firmado por la Dra. Adriana D´Addario).

La Dra. D´Addario declara en la audiencia de debate


(jornada del 29.7.22), y cuando lo preguntan qué significa éste diagnóstico
dice: “A pesar de la putrefacción he visto unos elementos que indican
vitalidad, es decir que la persona estaba viva al momento en que se
produjera, que es la ruptura de los tabique alveolares y la hemorragia …
estos elementos son los denominados marcadores histológicos, que es un
marcador histológico? Es un patrón morfológico que puede ser orientativo y
que se tiene que vincular con conjunto de elementos y hallazgo de
autopsias … más otros marcadores biológicos.”

Agrega: “en el punto 2.1 del Diagnóstico


histopatológico lo que concluí fue que el pulmón presentaba focos de
hemorragia y enfisema, los cuales habrán sido interpretados de alguna
forma como asfixia porque me piden una ampliación en base al resultado
negativo de las diatomeas. Es la única conclusión.”

Cuando el Dr. Gesino le pregunta: “esa asfixia, ¿por qué


mecanismo se produjo, puede determinarlo?” y responde. “Cuando alguien
describe algo es porque estadísticamente se ha dado en numerosos casos.
El pulmón de asfixia por sumersión tiene un patrón morfológico bastante
específico dependiendo de qué medio acuosa se encuentra la persona …
pero sí, la ruptura de los tabique alveolares y el adelgazamiento de los
tabiques por la fuerza del agua que puede provocar un adelgazamiento y la
hemorragia intersticial es un patrón …”.

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Poder Judicial de la Nación
El Fiscal, luego le pregunta: ¿si una persona se cayera al
Río Paraná y muriera por asfixia por sumersión, se correspondería con el
resultado de su examen? Y contesta: “Si además se le suman otros
marcadores biológicos sí” Luego agrega: “el gran interrogante es si se murió
por asfixia por sumersión o no, y cuál es la discordia acá, las diatomeas
negativas, porque si hubieran dado las diatomeas positivas yo creo que hoy
no estamos discutiendo esto, ese es el punto”.

En otras palabras, esta profesional encuentra un patrón


compatible con la asfixia por sumersión, pero cuya determinación definitiva
depende de la concurrencia de otras circunstancias.
USO OFICIAL

El 2 de setiembre de 2016, la Dra. D´Addario, por


solicitud del Dr. Nigro del Cuerpo Médico Forense de la CSJN, amplía el
informe (fs. 2980) y dice: “El pulmón presenta marcada putrefacción, no
obstante ello, en escasos campos se visualiza sobredistención, ruptura de
tabiques alveolares y adelgazamiento de los mismos … se considera todos
ellos junto a la hemorragia, marcadores microscópicos de asfixia por
sumersión.” Aunque, finaliza concluyendo que: “Motivos por el cual no se
puede determinar con certeza pericial la causa de muerte.”

Con esto, el Dr. Nigro, del Cuerpo Médico Forense de la


CSJN, concluye que: “La muerte de Franco Ezequiel Casco fue producida por
causas de determinar una vez que finalicen los estudios complementarios.”
(fs. 2598) los que identifica.

El Dr. Nigro declara en la audiencia de debate en la


jornada del 29.7.22 y reconoce su intervención y las conclusiones arribadas.

En resumen, la causa de la muerte es indeterminada.

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5. 6. EQUIPO ARGENTINO DE ANTROPOLOGIA
FORENSE

Además del examen radiológico con las observaciones


que se mencionan al tratar la pericia odontológica realizada por la Dra.
Maldonado para el Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia
de la Nación, este Equipo de antropología realiza un estudio de perfiles
genéticos y concluye la compatibilidad genética entre el cuerpo hallado en
el río Paraná y sus padres, Ramón Casco y Elsa Godoy.

Como referencia, teniendo en cuenta la sucesión de


intervenciones que tuvo el cadáver de Franco Casco, es útil el cuadro con
las secuencias de labores periciales que se incluye en la pericia de este
organismo (fs. 5805).

5. 7. Virginia CREIMER – Perito de Parte

Como último punto, dentro de los exámenes realizados


al cadáver de Franco Casco, debo mencionar el testimonio de la Dra.
Virginia Creimer, como respaldo para afirmar que la causa de su muerte fue
asfixia mecánica.

Recuerdo que, si bien esta profesional fue ofrecida


como perito de parte en los albores de la investigación por el Defensor
Regional de la Segunda Circunscripción de Rosario, Dr. Franceshetti
(30.10.2014), era parte de la Procuración General de la Nación, como
profesional de apoyo a las Fiscalías, y en la audiencia de debate se presentó
como titular de una consultoría privada.

Pero, y más allá de que habló de toda la causa porque


dice haberla estudiado desde la primera hasta la última hoja, solo tuvo

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Poder Judicial de la Nación
intervención directa en la autopsia realizada por el Cuerpo Médico Forense
de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. En esta oportunidad se
realizaron una serie de estudios con la intervención de especialistas en cada
una de esas áreas, y en relación a ninguno de ellos la Dra. Creimer
cuestionó los resultados conforme las disposiciones del art. 262 y 263 del
CPPN. Es decir, no presentó -cuando debía hacerlo- un informe por escrito y
en contra de esas conclusiones, dando debida razón de sus dichos. Y este,
además de ser la forma exigida por el código procesal, es la que permite, en
caso de oposiciones o cuestionamientos, realizar nuevos exámenes que
permitan definir adecuadamente la cuestión.
USO OFICIAL

Por el contrario, recién al declarar en la audiencia de


debate (jornada del 12.5.22) genera hipótesis novedosas y ajenas a los
resultados de aquella labor pericial, que son las utilizadas por la Fiscalía en
su acusación, por lo cual merece un análisis en este apartado.

Como primera referencia, traigo la cita textual de lo


afirmado por la Fiscalía en su alegato, respecto a la causa de la muerte y su
respaldo en este testimonio: “Tengamos en cuenta aquí, tal como sostuvo
la Dra. Creimer, que Franco Casco murió por asfixia, pero no murió
ahogado.”

“Como consecuencia de las violencias recibidas, Franco


Casco murió por asfixia en las instalaciones de la Comisaría 7, tal como
explicara la Dra. Creimer en esta audiencia, en concordancia con el informe
histopatológico y su ampliación -los que forman parte de la Junta Médica
del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en
los que se hace referencia a las lesiones que tenía Franco, compatibles con

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el denominado “pulmón de lucha” señalado por Creimer, compatible a su
vez con la muerte por asfixia.”

En cuanto al testimonio, luego de relatar su experiencia


y opinión sobre una metodología de la policía de la provincia de Santa Fe, y
en especial de Rosario, en casos de violencia institucional, refiere al
Protocolo de Minnesota de aplicación necesaria en estos casos y luego
describió el Protocolo de Creimer (sic) como una versión superadora de
aquel, también aplicable a casos de femicidio. Debo confesar que el
primero es de fácil acceso para su conocimiento, pero del segundo no he
encontrado más que sus referencias en esta audiencia.

Cuando se la interroga sobre su intervención directa en


esta causa, cuenta que realizó una reconstrucción del hallazgo del cuerpo,
una pericia en la Comisaría 7, y participa en la re autopsia realizada por el
Cuerpo de Medicina Forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nacion.

Y dice: “Lo que encontramos fue …y encontramos


particularmente un traumatismo extrínseco a nivel facial, que fue … la
perdida de los dientes … de tres dientes en el maxilar superior …”. Le
pregunta el Fiscal, ¿se pudo establecer la presencia de lesiones? Y dice: “Si,
se pudo establecer la presencia de lesiones a nivel del maxilar superior que
fueron corroboradas por la evaluación odontológica forense con la
presencia de microfracturas a nivel del maxilar superior y a nivel alveolar. …
Las lesiones son vitales, es decir que se produjeron en vida, es decir no son
post mortem.”.

En esa afirmación sesgada del examen odontológico, se


omite decir que esas lesiones vitales tenían una antigüedad de entre seis y
quince días previas a la muerte.
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Poder Judicial de la Nación
Basta repasar el testimonio de la Dra. Maldonado que
informe “avulsión espontánea de tres dientes, correspondiente a lesiones
vitales.” Y en la audiencia de debate aclara: “… que hubo un tejido
reconstructivo porque a pesar de las tres autopsias y el tiempo transcurrido
no se perdieron los bordes de los alveolos.” Y que esto sucedió entre seis y
quince días antes de su muerte, porque de otra manera no se podría haber
observado en la pericia.”. Reitero, que en el momento de la pericia no dejó
sentada esta novedosa afirmación, ni acompañó dictamen escrito a la causa
expresando su diferencia, hasta su declaración en la audiencia de debate.

Siguiendo con su declaración, el Fiscal le pregunta a la


USO OFICIAL

testigo Creimer si pudo establecer que la causa de la muerte fuera


indeterminada, y dice: No podemos hablar de una muerte indeterminada
porque si hay algo que tenemos claro es que se trata primero de una
muerte violenta, … se puede llegar a inferir que esta muerte además de ser
una muerte violenta, sea una muerte por asfixia, y hay múltiples tipos de
asfixia …”.

Comparo esto, con lo dicho por el informe radiológico


del Cuerpo Médico Forense, a cargo del Dr. Jorge Pereyra “Ni la
observación macroscópica, ni el escaneo radiológico pusieron en evidencia
la presencia de lesiones perimorten.”

Agrego lo informado por el Dr. Nigro, a cargo de la


pericia del Cuerpo Médico Forense quien concluye que: “La muerte de
Franco Ezequiel Casco fue producida por causas de determinar una vez que
finalicen los estudios complementarios.” (fs. 2598) y los identifica. Este
también es el resultado de la Junta Médica del Cuerpo Médico Forense (fs.
2928/2982).

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Esto se completa con lo informado y lo dicho en la
audiencia de debate por la Dra. D´Addario, histopatóloga del Cuerpo
Médico Forense de la Nación, el Dr. Félix Rodríguez y demás profesionales
del Instituto Médico Legal de Santa Fe, con quienes coincidieron los peritos
de parte, y sin ninguna duda calificaron la causa de la muerte como
indeterminada.

El Dr. Nigro declara en la audiencia de debate en la


jornada del 29.7.22 y reconoce su intervención y las conclusiones arribadas.

Luego de su explicación del mecanismo de asfixia y sus


señales, Creimer concluye: “Que encontramos en Franco, encontramos sí,
un pulmón de lucha, pero no encontramos agua…” y esta afirmación, como
hemos visto al inicio, es base de la postura de la Fiscalía.

Pero, a Dra. D´Addario, del Cuerpo Médico Forense,


dice haber observado señales -y las describe- de “asfixia por sumersión”
pero aclara que la falta de otros indicadores, la lleva a concluir que “no se
puede determinar con certeza la causa de la muerte.”. Es decir, de lo único
que se encontró “marcadores” en las pericias, aunque insuficientes, es de
asfixia por sumersión. En ningún examen realizado, ni en sus conclusiones,
se mencionó “pulmón de lucha” ni de signos de asfixia mecánica.

En la audiencia de debate, la Dra. D´Addario declara


luego que la Dra. Creimer, y uno de los defensores, el Dr. Gesino, le
pregunta a si de acuerdo a los estudios realizados por su especialidad, que
se “hubiera producido una asfixia seca determinable por ruptura y edema
en los pulmones o pulmón de lucha con la presencia de cianosis y
petequias.”, que coincide con la explicación y el dibujo que la Dra. Creimer
recreó en el rotafolio del tribunal, y dice: “el pulmón seco no tiene edema,
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Poder Judicial de la Nación
… no se, por eso se llama seco, y además el concepto de pulmón seco se da
para aquellos casos en los que la persona cae muerta en el agua” y
completa una explicación que deja fuera de cualquier consideración lo
afirmado por Creimer.

Concretamente, la Dra. Creimer había dicho: “… aquí


podríamos estar hablando … de … una asfixia producida por probablemente
una constricción extrínseca del cuello o del tórax que produjo este pulmón
de lucha. No podemos asegurar que esté relacionado con el ingreso de agua
porque no ha tenido las características propias.”, tratando de cuestionar o
alejarse de las señales, insuficientes sí pero científicamente comprobadas,
USO OFICIAL

de asfixia por sumersión.

Sobre cianosis y petequias, la Dra. D´Addario dice que


no estuvo en la autopsia, “la cianosis es a nivel del cadáver”. Y luego de una
lectura completa de los informes periciales no se encuentran menciones
sobre la existencia de estos rasgos.

Le pregunta por otro término utilizado por Creimer


“explosión alveolar” y dice: “no es un término médico doctor”, antes había
dicho: “ explosión es otra cosa, si usted me dice que hubo ruptura de
tabiques alveolares si y están señalados”, pero recordemos que a esto la
Dra. D´Addario lo identificó como “marcadores” de asfixia por sumersión no
mecánica.

En este caso, tampoco la Dra. Creimer dejó asentado,


al momento de las conclusiones periciales, algún tipo de observación frente
a lo determinado por la Dra. D´Addario, que es oportuno señalar, dijo tener
treinta y dos años en la morgue judicial, ser perito patóloga por concurso, y

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tener otra importante cantidad de antecedentes profesionales, o a las
conclusiones de la Junta médica del Cuerpo Médico Forense.

Por otra parte, basta escuchar ambos testimonios, para


concluir que en su declaración la Dra. D´Addario fue muy estricta en sus
apreciaciones científicas y dejó en claro que no se permitía especular sobre
circunstancias que no pudo verificar y que superaban su especialidad, y el
testimonio de la Dra. Creimer, que cumplió sobradamente como perito de
parte, abundó en especulaciones, abstracciones y afirmaciones sin respaldo
en los resultados de los exámenes.

Basado en los exámenes periciales reseñados, y como


conclusión de este aspecto del voto, llego a la conclusión de que no está
determinada la causa de la muerte de Franco Casco, y específicamente, que
los dientes faltantes corresponderían a una avulsión sucedida un par de
semanas antes de su detención, que las señales de asfixia por sumersión no
modifican esa conclusión por la falta de otras señales, principalmente el
resultado negativo de las diatomeas (plankton – ver fs. 2972), y que la
asfixia mecánica no tiene más respaldo que los dichos de una perita de
parte.

Llego hasta aquí, a la conclusión de que no están


probados elementos esenciales de la acusación, a saber:

Que el personal policial de la Comisaría 7 en funciones


el día 6 de octubre, entre las 21 y 23:30 horas, haya detenido ilegalmente a
Franco Casco en algún lugar de jurisdicción de su dependencia, por
ausencia de pruebas de la presencia de la víctima en la escena del delito.

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Poder Judicial de la Nación
Tampoco tengo probado que Franco Casco haya estado
detenido en la Comisaría 7 desde -aproximadamente- las 21:00 horas del 6
de octubre y las primeras horas del 7 de octubre de 2014.

Por último, puedo afirmar que no hay pruebas de que


Franco Casco haya muerto por golpes o asfixia mecánica (según la
acusación) provocada por terceros.

En resumen, mi voto es coincidente con la conclusión


de mi colega, el Dr. Martínez Ferrero, en cuanto a que el suceso no existió
en las circunstancias y condiciones sostenidas por las acusaciones.
USO OFICIAL

6. Imágenes del 7 y 8 de octubre:

Sentado lo anterior, me referiré a algunas


circunstancias sucedidas el 7 y 8 de octubre, que refuerzan las conclusiones
anteriores, pero que también son base para una hipótesis distinta de la
contenida en la acusación. Esto, aclaro desde el inicio no significa que
coincida absolutamente con las tesis de la defensa, sino que solamente me
refiero a aspectos que refuerzan la conclusión absolutoria porque generan
la posibilidad seria y objetiva de que Franco Casco haya estado con vida
poco tiempo después de los hechos contenidos en la acusación.

No puede negarse luego de analizar la totalidad de la


prueba rendida en la audiencia de debate, que Franco Casco estuvo
detenido en la Comisaría 7. Podría empezar a analizar el expediente policial
iniciado por la detención de Franco Casco para ver si hay pruebas de su
detención entre las 13:00 horas (acta de procedimiento de fs. 25) o las
14:40 horas (acta de fs. 28) del 7 de octubre de 2014 y si fue liberado a las
22:05 del mismo día.

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Pero si la tesis del caso planteado por los acusadores no
se encuentra probada, es innecesario analizar las pruebas asociadas a la
antítesis del caso de la defensa o de sus coartadas.

Esto no significa que la actuación policial sea un rosario


de actos incuestionables. Por el contrario, y solo a título de ejemplos, el
acta de procedimiento no tiene firmas, lo hicieron sin testigos, hay firmas
en algunas de esas actuaciones que son verdaderas y otras que no le
corresponden a Franco Casco, hay diferencias en el apellido, en el domicilio
y en el número de documento y hay fechas ajenas al acto (fs. 28).

Pero sí puedo afirmar que hay actos que son


indiscutibles. La fotografía es de Franco Casco, las huellas digitales son de él
y algunas de las firmas son de su autoría.

Y si no hay pruebas de que haya sido privado de la


libertad el 6 de octubre, ni que fuera torturado y asesinado el 6 por la
noche o primeras horas de la mañana del 7 de octubre, esas actuaciones
indubitadas bien pudieron realizarse el día 7 de octubre antes de las 22:05
horas, que es cuando habría recuperado su libertad.

Y si fue puesto en libertad ese día y a esa hora, la


prueba consistente en filmaciones donde se registra la existencia de una
persona transitando por la vía pública con múltiples rasgos similares a
Franco Casco es una prueba de absoluta importancia.

Obtenidas esas filmaciones, se envían en primer lugar al


Fiscal General de la Provincia de Córdoba, Dr. Alejandro Moyano, para
analizar si el material remitido permite “mejorar las imágenes contenidas

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#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
con relación a la persona que aparece en ella.” (fs. 654). Este requerimiento
tiene resultado negativo, y se reciben nuevamente los registros (fs. 984).

El resultado negativo de la medida anterior, llevó a los


instructores a requerir la misma labor de la Policía Federal Argentina (fs.
669), donde se realizan dos informes:

En esta primera oportunidad, el 2 de febrero de 2015


(fs. 832), se llevó adelante la pericia solicita (Pericia n° 590-46-001/2015)
“Procedió a mejor la calidad de los videos y de las capturas realizadas
mediante software adecuado.” Y lo remiten a la División Individualización
USO OFICIAL

Criminal para completar el informe. Firman Andrés N. Bruzzese y Adolfo M


Mera.

El 17 de marzo de 2015 (fs. 1321) la División


Individualización Criminal compara imágenes de los videos de la vía pública
con fotos indubitadas de Franco Casco, (Pericia: N° 321-46-0018/2015) y
llega a la siguiente conclusión: “El individuo que se desprende de las
filmaciones remitidas indicado como “sujeto 1” resultan material inidóneo
para realizar un pormenorizado estudio comparativo de rostros acorde con
los impedimentos detallados con antelación, no obstante, fueron posible
hallar a nivel general compatibilidades entre éste y Franco Ezequiel Casco
(“A”) resultando las mismas insuficientes técnicamente para establecer
que los masculinos se traten de una misma persona”.

En una segunda oportunidad, ya elevada la causa a


juicio (22/10/21), se le pide a Policía Federal que informe si en la actualidad
cuenta con recursos tecnológicos para mejorar las imágenes y realizar
nuevamente la comparación, y responde (NO-2021-101491398-APN-
DICRI#PFA) a) “que los ajustes de imagen efectuados a las capturas del

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individuo en cuestión no mejoran de manera sustancial la claridad y nitidez
de la morfología facial del sujeto, impidiendo consecuentemente la
apreciación de los componentes faciales en forma más definida. En efecto
entonces, las capturas continúan resultando inidóneas para para llevar
adelante un profundo cotejo fisonómico”, y b) “ratifica la conclusión
vertida en la Pericia N° 321-46-0018/2015. Firman: Laura Mariel Amigo y
Agostina Matticoli.

Gendarmería Nacional Argentina realiza la Pericia


8735/2014 firmada por Carlos E. Ferreira por orden del Ministerio Público
de la Acusación de la Provincia de Santa Fe en CUIJ N° 21-06116847-5 (fs.
813), con el objeto de comparar los videos de la vía pública y fotos
indubitadas de Franco Casco.

Y concluyen: “a) que los elementos recepcionados no


son aptos para realizar un cotejo scopométrico categórico preciso entre las
imágenes indubitadas, respecto a las capturas de imagen obtenidas de los
archivos de video recepcionados", b) "que basándose en rasgos generales,
el individuo que aparece caminando en las capturas de video efectuadas,
se trata de la misma persona".

Hasta aquí tenemos que a) las personas que se ven en


los videos de cámaras en la vía pública corresponden a una misma persona,
b) esa persona tiene algunos rasgos similares con la foto indubitada de
Franco Casco, pero son insuficientes para decir que ésta y aquellas
personas sean la misma.

La policía de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires


realiza la Pericia 102/23 del 28 de marzo de 2023, en donde informa que:
“el material recibido no resulta apto para realizar la tarea encomendada.”
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Poder Judicial de la Nación
Por último, y a consecuencia de una medida de prueba
solicitada por el Ministerio Público Fiscal en la etapa previa a este juicio, se
agrega el informe de Sergio Enrique MARTINEZ, perteneciente al
Laboratorio de Multimedia Forense de la Dirección General de
Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP),
organismo dependiente del Ministerio Público Fiscal.

Allí señala que trabaja sobre los registros de siete (7)


cámaras, ubicadas en Caseros y Francia (dos cámaras), Sabín y Avellaneda
(tres cámaras) y Alberdi y Sabin (dos cámaras).
USO OFICIAL

El primer informe fue realizado a solicitud de la Fiscalía,


y compara solo imágenes obtenidas de las filmaciones para establecer si en
todas ellas se ve a la misma persona y el estado de sus pantalones. Fue
realizado el 15 de febrero de 2023 por Sergio Enrique Martínez. Llega a las
siguientes conclusiones “a) no es posible determinar que se trate de la
misma persona b) Descripción de la persona: contextura delgada – pelo
negro – pelo corte corto – tez trigueña – oreja grande – nariz dorso convexo
- marcha caracterizada por la postura encorvada – prenda manga larga
color oscuro con vivos claros en líneas horizontales paralelas sobre el
pecho - escote en v - pantalón claro - calzado oscuro”. (ver página 15 del
informe).

El segundo informe fue realizado el 17 de marzo de


2023, también por Sergio Enrique Martínez, a solicitud de las defensas en la
audiencia de debate, con el objeto de comparar las filmaciones de la vía
pública antes señaladas con una fotografía indubitada de Franco Casco.

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Comienza señalando que “Mediante software
multimedia V.I.C y el programa Photoshop, se realizaron correcciones de
distinto tipo para poder apreciar mejor los detalles.”.

Destaco, el resultado de este trabajo sobre la imagen


indubitada 4 porque ahora permite ver con mayor claridad el estado del
rostro de Franco Casco en la fotografía del sumario policial.

En esta segunda labor se llega a las siguientes


conclusiones, respecto de distintos puntos de comparación, tomando como
imagen indubitada la de Franco Casco tomada en la Comisaría 7 y agregada
a las actuaciones policiales, por ser la imagen indubitada más actualizada
con la que se contaba.

Como se trata una sola foto indubitada y varias


imágenes obtenidas en distintos lugares, desde distintos ángulos y con
distinta iluminación, entiendo que el mecanismo utilizado es el más
adecuado porque permite comparar la imagen indubitada con la imagen
dubitada que mejor se puede observar según las circunstancias.

Así, en el cotejo de la imagen dubitada 4 con la imagen


indubitada 4 (pág. 17 vta. del informe) se ha podido establecer la
correspondencia en la vestimenta: “Prenda Superior indubitada: Manga
larga color azul, con vivos claros en líneas horizontales paralelas sobre el
pecho. Escote amplio. Se observa una obstrucción, la cual podría ser algún
tipo de mancha.” Y la Imagen dubitada 4: Tono oscuro. Con vivos claros
sobre el pecho. Debajo se observa una prenda tono clara. Escote amplio. La
única diferencia es una imagen que se asocia con una prenda clara debajo
de la remera azul.

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No puede pasarse por alto que en la primera pericia,
Martínez no contaba con una foto indubitada de Franco Casco, y ya señala
la prenda superior como “prenda manga larga color oscuro con vivos claros
en líneas horizontales paralelas sobre el pecho” y ahora, realiza una
descripción idéntica sobre la prenda superior observada en la fotografía
indubitada.

La prenda inferior, en la imagen indubitada: Color azul


claro. Se visualizan obstrucciones las que podrían tratarse de algún tipo de
mancha. Posee rasgaduras. La imagen dubitada 4: Pantalón claro. Se
observa algún tipo de marca, la cual podría tratarse de rasgaduras. Aquí la
USO OFICIAL

única diferencia es las manchas del pantalón, que conforme se sostuvo


durante el juicio que se trataba de agua, a la hora en que fue tomada la
imagen indubitada bien podría estar seca y por ello no advertirse.

De las prendas compradas, entiendo que la prenda


superior es la que permite arrimarnos a una conclusión, no solo por las
semejanzas entre las imágenes comparadas sino con otras constancias de la
causa que permiten aumentar su valor probatorio, aplicando las reglas de
tratamiento de indicios.

En ese sentido traigo como indicios asociados, dos


declaraciones de Roque María Casco (tía de Franco Casco) prestadas en
fecha cercana a los hechos.

Esta familiar, y una de las dos únicas personas que lo


habían visto a Franco Casco el 6 de octubre, ante el Fiscal Dalmau y el
Fiscal Apanowicz, el 15 de noviembre de 2014 (fs. 456), en dependencia de
la Central de Videovigilancia del 911, le exhiben las “… filmaciones captadas
por la cámara ubicada en Génova y Cordiviola, en fecha 08/10/14 entre las

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03.20 y 03.55, donde se ve a una persona de sexo masculino caminando en
el lugar vistiendo zapatillas obscuras, jean desgastado y una prenda de
mangas largas de color azul, con detalles en blanco, la Sra. Casco
manifiesta que: “Puede ser como no puede ser porque no se distingue bien
el rostro. Respecto de las prendas y el corte de pelo son similares”.

Sobre esta actuación es interrogado el Dr. Dalmau


(jornada 3/11/22) y dice: “Nosotros teníamos una foto que le habían
tomado en la seccional, donde yo recuerdo que él tenía algo de mangas
largas azul, jean azul, y la particularidad que tenía era que estaba más
bronceada la cara que esta parte del pecho, en el video cuando lo vimos por
primera vez nos pareció que tenía una remera blanca abajo y arriba algo
mangas largas azul. Pero después viendo esa foto, vimos esas coincidencias
que podía ser que tuviera un color más blanco porque no estaba bronceado.
Nosotros sin conocerlo, y nada más, analizando las fotos si bien era como
una indumentaria bastante común porque era un jean azul, una prenda
superior de mangas azules, una prenda bastante común, pero en función de
todas las características … parecía que era bastante similar, de hecho, fue
lo que también nos dijo la tía que lo conocía, nos dijo que no podía ni
asegurar ni descartar que fuera …”.

Pocos días después, el 18 de noviembre de 2014 en una


entrevista con el Fiscal Apanowicz (fs. 461/463), Roque María Casco
describe de la prenda superior que tenía la última vez que lo vio. “La
remera azul que tenía puesta cuando se fue era de color azul, con rayas
celestes y un dibujo en el medio, ya estaba como gastada. No recuerdo que
tipo de dibujo tenía.”.

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En conclusión, hay una secuencia de coincidencias en la
descripción de la prenda superior que vestía Franco Casco cuando se fue
dela casa, que nace con las primeras declaraciones de su tía, Roque María
Casco (ante los fiscales del Ministerio Público de la Acusación Provincial), y
en donde ya señala la prenda superior como una remera azul con detalles
en blanco. Reitero, dice: “Respecto de las prendas … son similares.”.

En cuanto a los rasgos físicos, las conclusiones entiendo


que son más determinantes aún.

Para este trabajo el especialista utiliza la imagen


USO OFICIAL

indubitada ya mencionada, y las dubitadas 3, 6 y 7, obtenidas del punto


“recorte y ampliación”.

a) Fisonomía (p. 25): concluye que: 1. Cabeza es similar,


2. Cabello de forma y color similar, 3. Frente es similar, 4. Orejas es similar,
5. Patillas es similar, 6. Nariz es similar, 7. Mentón es similar, 8. Pómulo es
similar, 10) Tez es similar, 11) contextura física es similar;

Lo único que merece un mencionarse es lo que se


identifica en el cuello como Mácula, la semejanza es “muy sutil, ubicado
sobre el mismo lugar”.

En otras palabras, la persona que se ve en las


filmaciones de la vía pública y Franco Casco coinciden en la prenda
superior, la prenda inferior, la cabeza, el cabello (color y forma), la frente,
las orejas, las patillas, la nariz, el mentón, los pómulos, el color de tez y la
contextura física, y además de todos ello, tiene una mácula o mancha que
coincide con el lugar y tamaño en que Franco Casco tenía un tatuaje.

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Pero además de las coincidencias de las imágenes, hay
una secuencia espacial que no puede dejar de señalarse, y para lo cual es
útil la imagen obtenida de Google Maps por la Fiscalía (fs. 1113), y en la que
se pude ver el recorrido de la línea 110.

Según el sumario policial fue liberado a las 22:05, y


como ya se trató en puntos anteriores, no se consiguieron las cámaras de
un comercio ubicado al norte de la Comisaría 7, se llegó tarde a buscar las
cámaras del Banco Santa Fe que se encontraban al sur, pero se pudo
obtener una imagen, dos cuadras más al sur que el banco, en Cafferata y
Santa Fe donde se ve una imagen de una persona con rasgos similares a
Franco Casco aproximadamente a las 23.30 horas (fs. 390) la que
inexplicablemente no se buscó comparar con el resto de las imágenes
dubitadas e indubitadas de la pericia que estamos analizando.

Pero si vemos las imágenes dubitadas de esta pericia,


podemos concluir que la ubicación de las cámaras de donde fueron
obtenidas, coincide -en líneas generales- con el recorrido del colectivo 110.
La rotonda de Francia y Caseros es donde el recorrido varía en torno a un
shopping, para unirse nuevamente en Avellaneda, en las cercanías de las
intersecciones de Avda. Sabin y Avda. Avellaneda y también de Avda.
Alberdi y Avda. Sabin, que es donde se ve a la persona similar Franco Casco
en las imágenes. Y siguiendo el recorrido, en Génova y Cordiviola, a una
cuadra de Avda. Avellaneda, es donde se registró la imagen que los Fiscales
Dalmau y Apanowicz le exhibieron a Roque M. Casco y esta dijo “Puede ser
como puede no ser. Respecto a las prendas y al corte de pelo son
similares.”. Siguiendo por Génova se llega a la intersección con calle Garzón
que es donde había estado residiendo.

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Todo esto, según los registros de las cámaras, pocas
horas después que Franco Casco habría sido liberado.

En conclusión, son demasiadas las similitudes y


coincidencias entre las imágenes indubitadas y las obtenidas de la vía
pública, como para no tener como altamente probable que esa persona era
Franco Casco, a primeras horas del 8 de octubre, intentando regresar a la
casa de su tía siguiendo el circuito del colectivo 110, únicas referencias que
tenía en esta ciudad.

Por los fundamentos antes desarrollados, es que


USO OFICIAL

corresponde ABSOLVER a Diego José ÁLVAREZ, Walter Eduardo BENÍTEZ,


Fernando Sebastián BLANCO, Cecilia Rut Elisabeth CONTINO, César Daniel
ACOSTA, Enrique Nicolás GIANOLA ROCHA, Cintia Débora GREINER,
Marcelo Alberto GUERRERO, Guillermo Hernán GYSEL, Rocío Guadalupe
HERNÁNDEZ, Franco Luciano ZORZOLI, Esteban Daniel SILVA, Romina Anahí
DÍAZ, Ramón José JUAREZ, Belkis Elisabeth GONZÁLEZ, Rodolfo Jesús
MURÚA, Pablo Andrés SISCARO, Daniel Augusto ESCOBAR y Alberto Daniel
CRESPO cuyos datos de identidad constan precedentemente, en orden a los
delitos por los cuales fueron acusados.

El Dr. Eugenio J. Martínez dijo:

I. Antes de ingresar al estudio del caso, entiendo


pertinente referirme a ciertas cuestiones vinculadas a la denominada regla
de congruencia procesal, que demanda una correlación entre acusación y
sentencia. Ella debe ser entendida como el respeto al sustrato fáctico en
que se sustenta la acusación; dicho acto, se asienta a su vez sobre un hecho
oportunamente intimado, porque una de las manifestaciones de la

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congruencia procesal tiene su correlato en el derecho de defensa en juicio,
principalmente en orden al derecho del imputado a ser oído, en función de
un determinado suceso con repercusión penal.

Pero también la regla insinúa el conocimiento de


las circunstancias en que ese suceso pudo haber sido cometido, al menos
las que resulten conocidas. Las circunstancias relevantes de la imputación
deberán ser intimadas, o dadas a conocer en algún momento del debate, si
es que no lo fue en forma de intimación formal, durante el curso de la
investigación.

No se trata de una regla que pueda ser sintetizada


de una manera sencilla, sino que el principio general examinado, que exige
la correlación entre los actos procesales incriminatorios necesarios para
permitir que el acusado pueda expresarse en orden a ellos, deberá ser
analizado entonces en el caso en concreto. Esto en orden a evaluar si la
introducción de algunos elementos fácticos o normativos que puedan
aparecer de modo sobreviniente, no lleven sorpresa al imputado, para que
pueda preparar su defensa de manera adecuada. Puede ocurrir por
ejemplo que no se varíen los hechos pero sí la calificación jurídico legal, sin
que esto implique dicha afectación; esto también encuentra una excepción
cuando la variación normativa experimentada, resulte de tal entidad, que
pueda ser entendida como brusca y por ende como transgresora del
estándar examinado, es decir que el cambio normativo no puede implicar
una mutación de la pretensión procesal.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación, sostuvo


en el precedente “Sircovich”, que aun cuando se hubieren mantenido los
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sucesos imputados, la variación relevante de los hechos en abstracto
descriptos por la proposición normativa, vulnera el derecho de defensa en
juicio del acusado, tanto por un defecto del conocimiento cabal de la
imputación, como por una afectación de su estrategia defensiva (CSJN,
Fallos 329:4634).

De acuerdo a Maier, todo aquello que en la


sentencia signifique una sorpresa para quien se defiende, en el sentido de
un dato con trascendencia en ella, sobre el cual el imputado y su defensa
no se pudieron expedir, lesiona el principio estudiado (Maier, Julio B.
USO OFICIAL

“Derecho Procesal Penal”. Tomo I. Fundamentos (Ad hoc, Buenos Aires,


2016), pág. 533).

Pero la congruencia procesal no solo debe ser


entendida como una pauta de respeto hacia los hechos oportunamente
intimados. La regla también demanda que las afirmaciones contenidas en
las pretensiones del acusador, se sustenten en las evidencias del debate, es
decir que exhiban una congruencia interna. Si el principio tiene por
finalidad que el juzgador no se aparte del antagonismo exhibido entre las
partes, que justamente es lo que motiva su intervención, un natural
correlato de esa exigencia, versa en que el contradictorio se sustancie en
base a las pruebas del caso. Por lo tanto, la regla no exige únicamente una
correlación entre intimación, acusación y sentencia, sino que esa
correlación deba sustentarse en las evidencias de ocurrencia de los hechos
que han dado base a la controversia.

Bacigalupo refiere por ejemplo que la teoría del


delito, que se trata en definitiva de un método analítico que sirve como

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herramienta al magistrado para decidir un caso, cumple con una doble
función mediadora. Por un lado, media entre la ley y la solución del caso
concreto, es decir entre la norma general que expresa la valoración del
legislador y la concreción de este en una norma particular que decide sobre
el caso en cuestión. Pero además, continúa el autor, en lo sustancial, debe
existir una mediación entre la ley y los hechos objeto de juicio (v. sobre ello,
Bacigalupo, Enrique, “Lineamientos de la teoría del delito”. 4° ed. (Buenos
Aires, 2014). Hammurabi, pág. 25). Estos hechos, que naturalmente
deberán justificarse a partir de las pruebas rendidas durante el debate.

Algunos de los fundamentos que desarrollaré a


continuación, tienen su génesis justamente en que al menos desde mi
punto de vista, las afirmaciones efectuadas por los acusadores durante los
alegatos, se han basado en circunstancias que ellos introdujeron con cierta
rigidez, quizás en orden al respeto de la regla examinada. El caso no
obstante, demandaba desde mi punto de vista cierta elasticidad o requería
de la introducción de circunstancias alternativas al hecho principal; incluso,
entiendo que esa dinámica debió implementarse desde el mismo inicio de
la investigación. Esto, para el caso que las acusaciones no se hallaren en
condiciones de acreditar luego, ciertos elementos de la línea de
investigación principal, por ejemplo, las relativos al día en que se detuvo a
Franco.

Esta falta de complementación entre los sucesos


invocados por los acusadores y los sucesos que el caso demandaba, quizás
haya sido el motivo por el que la defensa de Diego Álvarez, representada
por los doctores Antonela Travesaro y Rodrigo Mazzuchini, introdujeran al

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momento de los alegatos, una nulidad en relación a lo que consideraron
como una ausencia de fundamentación por parte de los acusadores. Ella se
fundó en la ausencia de precisiones de las circunstancias de tiempo modo y
lugar en que habría sido detenido Franco el día 6 de octubre, lo que
impedía el adecuado ejercicio de defensa de Diego Álvarez, según se alegó.

Esa defensa expuso que las acusaciones


adolecieron de precisiones, en orden a la exposición detallada del hecho
hacia su defendido, porque dicha intimación, debía ser clara, específica y
circunstanciada. Entendía que la acusación no se había integrado con esos
USO OFICIAL

recaudos pues, según sostuvo, en la declaración indagatoria de Álvarez, se


expresaron unos hechos, pero luego ese hecho sufrió variaciones a lo largo
del tiempo; variaciones que continuaron durante el debate en relación a las
hipótesis iniciales.

Por ejemplo, continuó la defensa, durante la


detención de Franco, no especificaron qué móvil policial la produjo, en qué
momento y en qué lugar, porque incluso los móviles fueron diversos si se
tomaban otras referencias en cuanto al lugar. Destacó que en su momento
el doctor Guillermo Lega, fiscal de la investigación, que hizo la requisitoria,
situó la detención en un lugar, mientras que la Fiscalía del juicio lo hizo en
otro. Porque primero se dio a entender que el lugar había sido en Ov. Lagos
al 1, cerca de la estación de trenes; si bien esto no se dijo de manera
expresa, pero sí se había insinuado de ese modo porque el lugar había sido
señalado con estas referencias. Sostuvo la defensa que sin embargo ahora,
durante el alegato, la fiscalía consideró que la detención fue situada en otro
lugar distinto.

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Que las inconsistencias en cuanto al lugar y al día,
también fueron referidas por las querellas, tanto por la querella que
representaban a Ramón Casco, a cargo de los doctores Mariano Maciel,
Andrés Pennisi y Luciano Hazan, como por los doctores Guillermo Campana
y Salvador Vera, representantes de Malvina Godoy y de Marta Analía
Lagraña, en ejercicio de la responsabilidad marental de Thiago Casco;
también incluyo al Dr. Santiago Bereciartua y la Dra. Evangelina Lardone de
la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, que pidieron ser
escuchados no obstante que no formularon la requisitoria de elevación a
juicio para que sus conclusiones deban ser tenidas en cuenta por el
tribunal.

Continuó la defensa analizando lo que consideró


como omisiones de las acusaciones, que llevaron a que en definitiva no se
sepa cuál fue supuestamente el lugar donde Franco habría sido detenido la
noche del 6 de octubre. Esto le generaba una indefensión porque no existió
un solo testigo de la detención, ni testigos de oídas siquiera, y tampoco
existieron cámaras. Todo este desarrollo ha sido presentado a modo de
síntesis y con la idea central que la defensa intentó mostrar.

Entiendo sin embargo que el planteo no ameritaba


una introducción en forma de nulidad, porque la presentación adolecía de
una confusión entre descripción del hecho y la ausencia de referencias en
que esa descripción se fundaba. No se tratado entonces de la ausencia de
circunstancias en la descripción del hecho, porque se la hizo de manera
pormenorizada; si bien con algunas variaciones, ellas no impidieron

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conocer que se estaba acusando por haberse producido la muerte de
Franco, mientras fue detenido por personal de la comisaría.

En todo caso, lo que sí se podía criticar fueron las


evidencias en que ese hecho se sustentó, algunas variaciones, que sin
embargo no han transformado a la acusación en incongruente, vista como
una inobservancia a la exigencia de correlación entre acusación y sentencia;
en todo caso, huérfana de las pruebas en que ese hecho debía sustentarse,
que marca en cambio una inconsistencia interna que no puede ser vista
exclusivamente como causa de nulidad, sino que tiene su génesis en la
USO OFICIAL

ausencia de evidencias. Si de principios constitucionales se trata, quizás el


caso pueda ser visto más como una inobservancia al onus probandi que
como una incongruencia expresada en términos de inobservancia a la
correlación entre acusación y sentencia. En síntesis, mientras las defensas
alegaron el incumplimiento de las formas procesales, entiendo que el caso
puede ser examinado a partir de la inexistencia de las evidencias necesarias
para fundar una condena.

Entiendo así que las acusaciones expusieron todas


aquellas circunstancias relacionadas con la detención que estaban en
condiciones de exponer, porque el trabajo investigativo solo se centró en
lugares cercanos a la terminal de trenes, donde se pensaba que Franco
pudo haber estado. No obstante, pienso que ellas han merituado aquellas
circunstancias, pobres desde mi punto de vista, en orden a demostrar por
ejemplo que Franco habría sido detenido un día antes del día en que parece
que fue detenido.

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Pero más allá de la insuficiencia de pruebas en
orden al hecho sostenido en la acusación, considero que el planteo no vale
como nulidad, pero sí ha resultado útil para evidenciar que los elementos
probatorios en que se sustentó la acusación y antes, la investigación, han
resultado insuficientes para tener por acreditado siquiera en grado de
probabilidad que Franco pudo ser detenido el día 6 de octubre, en las
circunstancias alegadas que tampoco han quedado claras.

Desde mi punto de vista, porque las acusaciones


han forzado una interpretación del caso que debió ser observada de
manera diversa. Como lo anticiparon otras defensas, aunque como planteo
de fondo, las acusaciones no aportaron evidencias de que Franco haya
estado presente en los lugares donde los acusadores interpretaron como
momento de la interceptación. Porque, en definitiva, el único elemento
analizado como fundante de la detención, han sido los seguimientos del
GPS de los móviles policiales de la jurisdicción del día 6 de octubre.

Ni siquiera se trató éste de un recorrido por fuera


de la jurisdicción, que hubiese servido al menos para poder preguntarse por
qué el móvil hacía sus recorridos fuera de su ámbito; en cambio, se verificó
que se hicieron recorridos usuales y esperables en orden al desempeño de
la dependencia policial. En estos casos, incluso trabajaban en coordinación
con el 911, más allá que las acusaciones insinuaban que se trataron de
recorridos orquestados y no como coberturas realizadas en función de las
incidencias que se les reportaban desde la central mencionada.

Por lo tanto y más allá del planteo de nulidad,


coincido con el argumento de fondo de las defensas en cuanto a que las
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afirmaciones de la acusación dentro del derrotero inicial, no han tenido la
contundencia que ellos invocaron, necesaria para la emisión de una
sentencia de condena. De acuerdo Alvarado Velloso, la regla de
congruencia procesal exige una correlación entre lo pretendido y lo
juzgado, donde se observa, de acuerdo al autor, que la sentencia
presentará una incongruencia interna cuando se oriente como
contradictoria entre la motivación y la decisión (Alvarado Velloso, Adolfo,
“Introducción al Estudio del Derecho Procesal” (Rubinzal Culzoni), Primera
parte, pág. 273 y 274).
USO OFICIAL

Esta exigencia orientada hacia el acto que pone fin


al juicio, reconoce como presupuesto a la exigencia de fundamentación que
debe revestir la acusación. Dicha obligación, demanda entonces que los
aspectos conclusivos del proceso, expresados en el acto jurisdiccional
resulten el producto de un análisis lógico y razonado, que se apoye en el
contradictorio basado en las evidencias de los sucesos sobre los que versó
el debate. No obstante, entiendo que algunas de las alegaciones que han
fundado las acusaciones, no se condicen en todos los casos con los sucesos
del expediente, ni exactamente con las versiones de los testigos, al menos
del modo en que los acusadores han pretendido que el tribunal los tuviese
por acreditados. Iré examinando estas impresiones a lo largo de la
sentencia, de acuerdo a las necesidades del caso.

II.- Antes de ingresar a ese análisis, también


entiendo conveniente sintetizar de modo muy general las posturas de las
partes en orden a su teoría del caso, porque se trata de un suceso que ha
experimentado algunas variables, que lo ha ido convirtiendo en un proceso
de gran voluminosidad. Esa cualidad, ha ido en aumento de modo

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desproporcionado con la duración del debate, porque también debe
señalarse que las defensas tuvieron mayores necesidades de prueba
cuando el debate debía concretar su finalización. Y esto no importa atribuir
las responsabilidades del caso a nadie en particular, ni negar las
responsabilidades que pudo tener la jurisdicción dentro de la duración del
proceso penal, observado desde su inicio hasta el juzgamiento, sino que
busca resumir a modo de anticipo, cuáles han sido las alegaciones de cada
caso.

Para los acusadores, Franco fue detenido de


manera ilegítima por algunos integrantes de la Comisaría 7° de Rosario, en
una supuesta averiguación de antecedentes, el día 6 de octubre de 2014 en
horas de la noche. Fue trasladado a dicha dependencia y alojado
provisoriamente en una celda denominada como “la jaulita”, donde fue
sometido a dos sesiones de golpizas por integrantes de la misma seccional.
Se trataba, según se sostuvo de una práctica habitual de la comisaría,
caracterizada como una “noche de cacería”, consistente en apresar por
averiguación de antecedentes a personas que merodeaban las terminales
de la ciudad -trenes y ómnibus- y exponerlas a una serie de apremios,
según el relato de algún interno allí alojado.

Como consecuencia de los tormentos infligidos a


Franco, se habría producido su deceso; luego a efectos de ocultar los
apremios a los que habría sido sometido, su cuerpo fue retirado de la
seccional, aprovechando un corte de luz oportuno, así fue que lo afirmó la
Fiscalía. Luego el cuerpo de Franco fue arrojado a las aguas del río Paraná
de Rosario.

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De modo simultáneo, para encubrir el resultado
aparentemente indeseado, a efectos de lograr el ocultamiento del hecho,
se preparó un sumario con numerosas irregularidades, donde constaba, en
lo esencial, que en realidad había sido detenido un día después de la
aprehensión, ya que luego el personal de la dependencia, la invocó como
acontecida el 7 de octubre de 2014.

De acuerdo a los actores, se orquestó dentro de


ese expediente una liberación ficticia, con las consultas al fiscal de la justicia
de Santa Fe que debía intervenir por turno, todo, para ocultar la muerte
USO OFICIAL

producto de las golpizas del día anterior. Todo esto comenzó a


deconstruirse a criterio de los acusadores, 24 días después, a partir del 30
de octubre del mismo año, ante el hallazgo del cuerpo de Franco, que
flotaba en el río Paraná, a la altura del km. 418 -v. actuaciones de fs.
135/144-.

Las defensas en cambio, negaron que la detención


de Franco hubiese ocurrido el 6 de octubre, porque en lo sustancial,
alegaron que no existe una sola constancia que ello haya ocurrido de esa
manera. En cambio, expusieron que su detención se produjo un día
después y por una causa legítima, dado que se trató de un caso de
resistencia a la autoridad de su parte, cuando personal de la comisaría 7°,
alertado por un vecino, se acercó a él y obtuvo como respuesta el arrojo de
un adoquín, lo que motivó su detención luego de un forcejeo; actitud ésta,
que de acuerdo a las defensas fue la que originó su traslado a la comisaría,
a efectos de labrar las actuaciones pertinentes.

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Algunos defensores expusieron que la consulta al
fiscal del caso realmente existió, que se efectuó en horas de la tarde
mientras Franco se encontraba en la dependencia legítimamente detenido;
como consecuencia de la alegada desorientación que evidenciaba, el fiscal
solicitó que se verificase su domicilio transitorio en la ciudad, con
resultados infructuosos, porque Franco no recordaba de dónde había
partido. Al cabo de unas horas, y dado que, a criterio de las autoridades, se
habían disipado los efectos de la desorientación que se observaban al
momento de la detención, tras la reiterada consulta al fiscal, se ordenó su
libertad y se lo habría dejado en la misma zona donde había sido detenido
horas antes.

Dadas las variables anticipadas, que han hecho de


este un caso difícil de organizar, intentaré exponer mis argumentaciones en
principio, de acuerdo a una cronología de los sucesos, basado en las
pruebas que fueron rendidas durante el debate.

III.- El día de detención.

Durante los alegatos, la Fiscalía General expuso


una treintena de puntos respecto a lo que le habría ocurrido a Franco
Casco. En relación a los momentos iniciales, también relatados de modo
sintético, expuso:

1) El 6 de octubre de 2014, Franco Casco, estaba


en Rosario, en la casa de su tía, era introvertido y callado. 2) quería volver a
Buenos Aires, a su casa con su familia. En horas de la tarde salió, con sus
pertenencias, a la zona de la terminal de trenes Rosario Norte, con cierta
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dificultad para orientarse porque no conocía la ciudad. 3) Terminó en la
jurisdicción de la Comisaría 7° de Rosario. 4) Franco era de aquel colectivo,
que los especialistas identificaron como del grupo vulnerable, para la
violencia institucional. 5) Se trataba de una noche de cacería para algunos
policías de la Comisaría 7°.

Al día siguiente era asueto. Lo móviles de la


comisaría que estaban en la jurisdicción, cazaron a Franco, y lo ingresaron a
la comisaría aproximadamente 23:30hr. 6) No documentaron su ingreso, no
lo blanquearon, para trabajar tranquilos sin plazos y según Álvarez, los
USO OFICIAL

fiscales no contestaban los teléfonos de noche. 7) Lo torturaron, le tomaron


los datos, le hicieron firmar el “acta de conocimiento derechos” con fechas
y horarios que parecieran evidentemente errados, fichas dactilares y
fotografías. Luego de la toma de datos, lo siguieron torturando.

Las querellas coincidieron con este análisis, más


allá de algunas particularidades en sus posiciones, que sin embargo, no se
apartaron en lo sustancial en cuanto a las circunstancias relevantes que
corresponde aquí analizar en este momento de la cronología del suceso.
Incluso, ambas querellas manifestaron su adhesión a los términos de la
acusación oficial, con las aclaraciones y desarrollos que iban a abordar en
sus presentaciones.

Considero no obstante que han existido algunas


variaciones por parte de las acusaciones, especialmente en lo atiente al
lugar y momento de la detención. Esto no ha sido reconocido de manera
expresa, ni tampoco ha sido señalado un lugar de detención contundente,
con explicaciones adecuadas, sino que surge a partir de algunas referencias.

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En especial, si comparamos lo afirmado con el contenido de la requisitoria
de elevación a juicio oportunamente presentada y las preguntas orientadas
durante el debate de acuerdo al lugar en que se decía que podría haber
sido levantado Franco.

En su momento, la Defensa Oficial, el doctor


Martin Gesino, que representaba a varios acusados, había estimado que la
Fiscalía General había modificado en realidad tres aspectos que consideró
como sustanciales. Estimó que había sido modificado el lugar donde Franco
fue finalmente detenido, el horario de la detención y los intervinientes
relacionados con ella.

Entiendo que dichas variaciones más allá de si se


trató de un aspecto que pueda revestir seriedad, no presentaban el
problema de la variación en sí, sino de la ausencia de evidencias con que
podía ser sustentada. Pudo haberse tratado de una variación relevante,
pero analizada en función de los cambios en el tratamiento de la prueba
que pudo experimentar el juicio. Pero el problema de ese cambio, estuvo
dado según lo entiendo, ante la inexistencia de evidencia que autorice a
ponderar las variaciones analizadas. Como se anticipó, las posiciones de la
acusación carecieron de esquemas subsidiarios, que entiendo pertinentes,
dadas las variables que comprendía el caso.

En cuanto al lugar donde ocurrió la detención de


Franco, la requisitoria de elevación a juicio formulada por el doctor
Guillermo Lega, la había situado cerca de las 21.30 horas en las
inmediaciones de la Estación de Tren Rosario Norte. Durante el debate se
analizó particularmente la detención de uno de los móviles de la comisaría
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Poder Judicial de la Nación
en Av. Ovidio Lagos al 1, es decir frente a la estación de trenes. Para ello, la
acusación inicial había concluido que las posiciones globales del móvil 4387
(uno de los móviles oficiales asignados a la dependencia) correspondiente
al 6 de octubre de 2017, confirmaban que ese día se verificó un
posicionamiento en la misma cuadra de la estación de trenes referida, en el
horario de las 21.30 hs. en Av. Ovidio Lagos al 1 -v. fs. 275/279-.

La detención del móvil, según se sostuvo, se


corroboró por espacio de 8 minutos con regreso inmediato a la comisaría a
las 21.40 hs. Mientras tanto, también se advirtieron recorridos similares por
USO OFICIAL

la zona de la estación de trenes, a las 22.33 y 23.19 horas, lo que a criterio


de las acusaciones demostraban que la zona que se suponía que había ido
Franco, había sido efectivamente patrullada.

A idénticas conclusiones arribó en ese momento la


querella que representaba a Ramón Casco, al sostener que se había
patrullado la zona donde había estado Franco Casco ese día, incluso el
vehículo se detuvo varios minutos en la primera oportunidad, lo que se
agregaba como prueba indiciaria a todos los demás elementos de
convicción que dan cuenta que la detención de Franco se produjo el 6 y no
el 7 -v. fs. 6371 y ss-.

La otra querella, representada por los doctores


Guillermo Campana y Salvador Vera, sostuvo con matices, una versión
conteste con el hecho, aunque no abundó en demasiadas precisiones en
cuanto al lugar de detención.

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Ya durante el debate, la Fiscalía General había
intentado reconstruir el derrotero que habrían experimentado los dos
móviles oficiales de la dependencia a partir de la lectura de los GPS
correspondientes a cada vehículo. Destacó durante los alegatos cuatro
incidencias del día 6 de octubre desde la tardecita/noche. Pero a diferencia
de lo ocurrido durante las afirmaciones de las requisitorias y lo trabajado en
el debate en función de ellas, luego se mutó el supuesto lugar donde
habrían levantado a Franco el 6 de octubre. Es decir que de afirmarse que
se lo detuvo en Ovidio Lagos al 1, frente a la Estación de Trenes Rosario
Norte, donde se creía que él se dirigía, se trasladó la suspicacia a
inmediaciones de la otra terminal, la de ómnibus, situada precisamente en
calles Santa Fe y Cafferata de la ciudad de Rosario.

Para optar por esta conclusión novedosa, se cruzó


la información existente por las intervenciones del 911, que advertía a la
Comisaría sobre algunas incidencias ocurridas en la jurisdicción. Y esto a su
vez se lo cotejó con el Libro Memorándum de Guardia existente en la
Comisaría, donde la Fiscalía también anticipaba que de él podrían extraerse
algunas conclusiones falsas y otras ciertas.

Sin embargo, esas certezas o incertezas


adjudicadas al libro de guardia, al menos desde mi punto de vista,
parecieron estar orientadas en función de la hipótesis que la fiscalía o las
querellas querían demostrar. Hipótesis, que ya comenzaba a sufrir
variaciones en relación al lugar en que se habría concretado la detención de
Franco, porque hasta los alegatos la detención habría ocurrido en
inmediaciones de la estación de trenes de la ciudad, a las 21.30 hs,

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Poder Judicial de la Nación
mientras que ahora, se sostuvo que en realidad aconteció en inmediaciones
de la terminal de ómnibus, situada a una distancia considerable, cerca de
las 23.30 hs.

Más allá de si esta mutación puede afectar o no la


regla de congruencia procesal, entiendo que en realidad, nos advierte de un
desconcierto probatorio, como lo es el inherente a intentar demostrar sin
un solo indicio, que Franco se hallaba indudablemente en jurisdicción de la
Comisaría 7° y que fue aprehendido el día 6 de octubre en horas de la
noche.
USO OFICIAL

No obstante, toda la ingeniería que en su


momento demandó el intento de ubicar la detención en Av. Ovidio Lagos al
100, muy cerca de la estación de trenes, donde se había advertido que uno
de los móviles se detuvo por 8 minutos, se tradujo en una mutación del
lugar de los acontecimientos. Dicha variación entiendo que obedeció a las
escuchas de la línea 911 de ese día, donde se corroboró la existencia de
llamadas en la misma hora, del día 6 de octubre; ellas nos advertían de una
incidencia con simpatizantes del club Rosario Central que regresaban del
partido de fútbol que se celebró poco después de las 18 horas de ese 6 de
octubre.

De acuerdo a lo que surge del audio que


oportunamente se escuchó durante el debate, se trataba de un llamado al
911 por parte de una persona que informaba que simpatizantes del club
Rosario Central, estaban provocando disturbios y habrían causado
destrozos en un colectivo de la línea 110, mientras regresaban del partido
disputado el día 6 de octubre. Esta llamada fue en horario nocturno y pudo

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escucharse que la operadora del 911, más allá de las dificultades para la
audición del audio, claramente señalaba que el chofer del colectivo debía
esperar por Ov. Lagos a la altura de calles Güemes y Brown, es decir, muy
cerca de donde se verificó luego el derrotero del móvil policial que se
detuvo por 8 minutos. Los detalles del audio generaron también la carta de
incidencia reservada en Secretaría.

Es decir que inicialmente la acusación basó su


teoría del caso en la suposición de que Franco indudablemente se había
dirigido hacia la estación de trenes, y que la investigación entonces se situó
exclusivamente en el recorrido de los móviles policiales, a efectos de poder
establecer alguna coincidencia en relación a la hipótesis que sustentaban.
Luego, durante el debate y debido al entrecruzamiento de algunas
evidencias de contexto, se corroboró que la detención del móvil policial se
debió a una situación vinculada con el partido de Rosario Central.

Esta ha sido desde mi punto de vista, una de las


causas, que hizo variar a la acusación, el lugar de detención de Franco,
siempre dentro del 6 de octubre, es decir, que pudo obedecer a la
confirmación de que la detención de uno de los móviles, obedeció a
sucesos cuya existencia se acreditó, porque se originaron en pedidos de
auxilio del 911. Claro que se trataron de motivos distintos del imaginado
por los actores con motivo de esa detención, que les generaba suspicacia.

Todo esto, porque las acusaciones dieron por


cierto, aunque sin evidencias concretas según entiendo, que Franco
indudablemente se trasladó el día 6 de octubre hacia la estación de trenes.
La teoría de la acusación partió de la suposición, relacionada con el
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Poder Judicial de la Nación
entendimiento de que Franco necesariamente se dirigió sin distracciones
hacia la estación de trenes; y esto hubiese sido un argumento lógico para el
caso que se trate de una persona con conocimiento del lugar.

Sin embargo, a criterio de su familia, mediante


testimonios que luego serán analizados, mientras Franco estuvo en la
ciudad nunca salió del domicilio y cuando lo hizo, fue acompañado por
familiares. Se aclaró que él no conocía la ciudad como tampoco el barrio.
Por lo tanto, no resultaba irrazonable pensar que las intenciones de Franco
de regresar a su lugar de origen pudieran verse frustradas por otros
USO OFICIAL

episodios que lo situaran en un lugar diverso del que tenía pensado arribar
para emprender su regreso.

La investigación decidió que él debía


necesariamente encontrarse en jurisdicción de la comisaría 7° y a partir de
allí, creyó pertinente analizar el derrotero experimentado por los móviles
de la comisaría con jurisdicción en el lugar, hasta encontrar un evento que
satisfaga sus necesidades, inherente a que Franco fue levantado el 6 de
octubre en horario vespertino.

Lógicamente que no resultaba difícil encontrar


movimientos de los móviles policiales que naturalmente transitaran los
lugares sometidos a su jurisdicción. Lo que no resultaba sencillo era
especificar qué móvil y en qué lugar se supone que pudo haber sido
detenido Franco, sobre todo porque nada se sabe, ya que no fue arrimado
un solo indicio inherente a precisar que Franco estuvo indefectiblemente
dentro de esa radio, ni mucho menos que fuese efectivamente detenido a

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partir de las incidencias obrantes, relacionadas con las comunicaciones
entre el personal policial y la central 911.

La Fiscalía intentó incluso justificarse que las


incidencias reportadas por el 911 no habían sido registradas en el libro
memorándum de guardia de la dependencia, sin advertir que ellas no
debían quedar necesariamente registradas, sino las que implicaran la
formación de actuaciones con motivo de un delito, tal como fue registrada
la detención de Franco, en el libro de sumarios respectivo. No fueron
trabajadas durante los primeros momentos otras hipótesis, al menos que se
hayan dado a conocer, relativas a que Franco haya decidido regresar a su
lugar de residencia de una manera distinta, o que se haya visto entretenido
por otros acontecimientos durante su derrotero.

Esto pudo hacerse con un relevamiento adecuado


del sistema de cámaras de la zona, que vaya más allá del obrante en el
expediente. No solo el relativo al día 7 de octubre, sino que debió
extenderse al comprendido al día previo, desde el lugar de residencia de
Franco durante su estadía en la ciudad. Se recuerda que de acuerdo al
relato de su primo, que a su vez se basó en lo visto por menores de edad
porque él no lo verificó personalmente, se lo vio partir tomando calle
Génova. Se trata de otra arteria importante de la ciudad, que bien podía
registrar la existencia de cámaras oficiales o particulares, ya que existe una
variada gestión comercial y se trata de una calle habitualmente utilizada
para la descongestión del tránsito como alternativa al denominado paseo
ribereño.

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Poder Judicial de la Nación
En orden a esto, debo traer a colación la denuncia
efectuada en su momento por Abel Córdoba, Fiscal Federal de la
Procuración General de la Nación en los inicios de la investigación, para que
la causa sea radicada en este fuero federal, a partir de que ya lo veían como
un supuesto de desaparición forzada -v. su copia a fs. 1 y ss. del
expediente-. Allí se pedía por el relevamiento y estudio de las cámaras
ubicadas 30 cuadras a la redonda del lugar donde había sido detenido
Franco, como en diversos lugares donde de acuerdo al criterio de la
investigación, podrían hallarse cámaras de tránsito o pertenecientes a
comerciantes de la zona, lo que necesariamente debía cubrir el radio de
USO OFICIAL

partida que pudo experimentar, según versiones familiares, por calle


Génova.

No obstante, pudieron ser ubicadas solo algunos


videos, relativos al día 7 de octubre, que hubiesen sido útiles para
confirmar la situación alegada por personal de la comisaría 7°, relativas a
que el momento de detención había sido el día 7. Algunas de las cámaras,
sin embargo, no fueron cauteladas a tiempo o no se profundizaron las
medidas para obtener las que se sabían que estaban a disposición de la
investigación o finalmente. Alguna de las filmaciones luego se extravió, no
obstante que estaba en condiciones de ser analizada, donde incluso no
puede perderse de vista que la tía de Franco, pudo observar incluso las
imágenes luego extraviadas. Inicialmente había establecido algunas
coincidencias, al cabo de sus primeras intervenciones, que luego varió; por
lo tanto, hubiese resultado de muchísima utilidad que el tribunal haya
podido observar el contenido de dichas filmaciones y también ha llamado la

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atención que la investigación no haya tenido una forma de respaldar ese
valioso elemento de criterio.

Pero lo más llamativo fue que nunca se pudo


establecer ni llegó a conocerse del establecimiento de cintas relacionadas
con el día en que la investigación decidió afirmar como ocurridos los
sucesos. Es que como se anticipó, en los momentos iniciales tampoco se
trabajó sobre las posibles incidencias en el derrotero que pudo
experimentar Franco hacia la estación de trenes.

Una de ellas ya fue insinuada en párrafos


anteriores, la incidencia que pudo tener el partido de fútbol Rosario
Central-Lanús, jugado el día 6 de octubre, 18.10 horas. Se trata de un hecho
notorio para los que residimos en Rosario, el movimiento de personas que
genera el club Rosario Central cada vez que le toca jugar como local,
principalmente dentro del radio donde se sucedieron los acontecimientos.

No solo los experimentados en la zona que de


acuerdo a la acusación podría haberse encontrado Franco para tomarse el
tren de regreso a Buenos Aires. La estación de trenes “Rosario Norte”, se
encuentra emplazada sobre una avenida frecuentemente utilizada por los
hinchas del reseñado club, para llegar al estadio, siempre que observemos
la confluencia del público en sentido Este a Oeste. Pero también, debo
reparar que ese público no solo precisa confluir al estadio desde esa
dirección, sino que lo hace además desde otros sectores. Si atendemos a la
confluencia al estadio desde la zona Oeste de la ciudad, debemos
individualizar otra arteria, la Avenida Génova, donde se asienta el estadio
del club referido. Se trata de una avenida utilizada para la descongestión
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Poder Judicial de la Nación
del público concurrente, que además confluye a pie al estadio utilizando
dicha arteria.

Pero además, se trata justamente de un lugar


cercano al domicilio de la tía de Franco, donde recordemos, uno de sus
familiares, su primo, ya había observado durante la instrucción y también lo
hizo en la audiencia de debate, que Franco se habría retirado de su
domicilio por calle Génova, justo al momento del comienzo del partido.
Alegó que desde ese momento no lo vieron más.
USO OFICIAL

Me pregunto entonces, también sin respuestas


basadas en evidencias, cómo podría haber incidido esa indudable presencia
de público numeroso en la zona de calle Génova, dentro del derrotero que
pudo haber experimentado Franco en su intento de volverse a Buenos
Aires, sin celular, sin dinero suficiente para el regreso según lo narrado por
su familia y sin una orientación remota hacia dónde debiera ir.

Es decir que si suponemos que Franco intentó


dirigirse hacia la zona de la Estación de trenes “Rosario Norte”,
necesariamente tuvo que haberse cruzado con innumerable público de
Rosario Central que iba hacia el estadio. Incluso si continuó por calle
Génova, debió recorrer sus inmediaciones. Recordemos que en función de
lo verificado en audiencia, la salida de Franco de su casa fue cerca de las
17.30/18 hs. mientras que el partido habría tenido inicio poco después de
las 18 hs. Es decir que existe cierta concomitancia entre el horario del
partido y la salida de Franco desde la casa de su tía.

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Por ello me pregunto si la concurrencia de gente
hacia el estadio desde zona oeste pudo haber tenido influencia en el
derrotero que se cree que experimentó Franco. Entiendo que se trata de
una especulación, pero que al fin y al cabo, no es diversa a las
especulaciones sobre el lugar de la detención en que las acusaciones han
basado sus afirmaciones en cuanto al día y el lugar en que esta se habría
concretado.

Porque también entiendo, pese a los esfuerzos de


las querellas y el fiscal para ubicar un lugar y momento conteste con la
acusación que pretendían esgrimir, que no existen indicios espacio-
temporales que nos advierta que Franco fue efectivamente, sin
distracciones, hacia la estación de trenes. Como se dijo, no han existido
líneas investigativas relacionadas con el derrotero que pudo experimentar.

Una de las defensas, que representa a Diego


Álvarez, ensayó otra especulación, porque puso en dudas que la idea de
Franco haya sido la de volverse. Para ello se basó en la actitud de su primo,
que no imaginaba que Franco se estuviera despidiendo, ya que no advirtió
su partida; además, se fundó en el tenor de los mensajes enviados entre su
familia de Rosario y la de Florencio Varela. También insinuó que había un
desinterés marcado por parte de la familia de Rosario, porque según lo
entendía, ni siquiera se había acertado en el nombre de Franco cuando su
tía concurrió a la Comisaría 20 para denunciar su paradero, que lo consignó
como Lucas Ezequiel Casco.

Abundó en que de acuerdo a los mensajes de


texto enviados entre las familias ante el pedido de Franco de que se quería
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Poder Judicial de la Nación
volver, sus familiares de Florencio Varela no querían que se volviese tan
pronto, que no tenían dinero para costear el pasaje y que se lo iban a enviar
tan pronto su madre perciba sus haberes, donde le pedían que espere un
tiempo más, que lo iban a buscar ellos -v. el texto de los mensajes a fs. 447
y ss-.

En cuanto a esa versión, entiendo sin embargo que


lo que no puede ponerse en dudas es que surge efectivamente de los
mensajes, que existía una preocupación de Franco por volverse; que incluso
ya había ido con su tía hacia la estación de trenes, donde incluso ya sabían
USO OFICIAL

los horarios de partida de tren. Pero fundamentalmente, también pueden


observarse los mensajes con su padre que le preguntaba si podía ubicarse
para ir desde Retiro hacia Florencio Varela. Por lo tanto, como la mayoría
de los sucesos que hasta aquí han sido explicados, se trata de ésta de otra
especulación, esta vez a cargo de la defensa, que no se condice de manera
contundente con los elementos, escasos, que hasta ese momento fueron
conocidos, que evidenciaban la intención de Franco de regresar. Es que si
bien hubo algún contrapunto en la propia familia en esto, también se
advierte que su padre le preguntaba si recordaba cómo volverse una vez
arribado a Buenos Aires.

Más allá de estas alegaciones, en términos de


evidencia, las escasas diligencias exhibidas durante el debate, avizoraban
que la fecha de la detención de Franco había sido el 7 de octubre y no el 6,
lo que ameritaba desde mi punto de vista, que la acusación hiciese una
pequeña variación en algún momento en este sentido, reconociendo que
en realidad pudo tratarse de una detención correspondiente al día 7 de
octubre y no inherente al día 6 de octubre; pero esto finalmente no ocurrió.

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Se trataba de un caso donde sin duda puede tener
lugar la estrategia de la acusación subsidiaria, que intenta buscar cierta
flexibilidad en un hecho donde esas variables sí se presentaron en todo
momento. Cierto es que la acusación subsidiaria puede ser vista como una
debilidad de la acusación principal y que además, no se trata de un instituto
que se encuentre previsto en el digesto actual de manera expresa, aunque
sí está reconocido en la nueva ley procedimental. Más allá de ello, los
actores no se encontraban impedidos de ampliar su hipótesis inicial para el
caso que no se verificara la situación principal por ellos alegada, que se
mantuvo en que se trató de una detención concretada el 6 de octubre del
año 2014 dentro de la jurisdicción en que se pensaba que pudo dirigirse
Franco ese mismo día.

Uno de los motivos en cuanto a dicha rigidez de la


acusación, pudo tener su génesis, justamente, por el respecto a la regla de
congruencia procesal antes examinada, porque la teoría del caso de las
acusaciones, versó sobre una detención el 6 de octubre, aunque los inicios
de la investigación se hayan centrado en el 7 de octubre. No me parece un
elemento suficiente para creer que alguna variación de las circunstancias
de tiempo o de lugar, podría haber afectado sin más dicho principio,
porque también podría haberse advertido a las defensas de la variación
para que no generen la sorpresa que se intenta evitar para mantener
incólume al principio examinado. Durante el debate, no se anticipó en
realidad de manera expresa un lugar y un momento determinado de
ocurrencia del suceso por parte de las acusaciones, pero sí se podía insinuar
del análisis de la prueba que pretendían examinar. Esto recién se concretó
en los alegatos.

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Poder Judicial de la Nación
Por otro lado, las confirmaciones durante el
debate de que la presencia del móvil apuntado como cercano a la Estación
de Trenes, obedeció a un motivo diverso de los inicialmente establecidos,
no decidía desde mi punto de vista de manera automática un traslado de
los acontecimientos a otra situación ocurrida a poco más de 20 cuadras de
ese lugar y mediante el empleo de otro móvil policial.

Entiendo que si las acusaciones debían proponer


una variación como las examinadas, para que el caso pueda presentar
mayores elementos de armonía en función de lo que luego ocurrió, esa
USO OFICIAL

mutación debió tratarse del cambio de día de los acontecimientos. En todo


caso podría trasladarse hacia el 7 de octubre, momento alegado por el
personal policial como día de la detención. Claro que esta variación,
también hubiese obligado al reexamen de otras circunstancias, pero se
trataba según lo observo de un esquema más amigable con el momento de
detención de Franco, que no solo se sustentaba por las constancias del
sumario policial, sino con otras evidencias que respaldaban esa versión.

En cuanto al día en que se decía que habría


ocurrido la detención, en algún momento, el sub comisario Diego Álvarez
amplió su declaración indagatoria, entendiendo que las pruebas
introducidas al debate arrojaban sin dudas este elemento temporal, es
decir que se hallaba corroborado que la detención de Franco habría
ocurrido del modo alegado por los imputados en el sumario policial.

Él advertía antes de los alegatos, que las


acusaciones iban a tener que partir de este día; pero también ya expresaba,
como si se tratara de un experto en cuestiones procesales, más allá de su

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evidente experticia en temas policiales, que esta variación temporal
implicaba una transgresión a la regla de congruencia procesal. Esto, porque
entendía que los acusados se habían defendido con éxito en cuanto a que
había sido descartada la hipótesis de una detención ocurrida el 6 de
octubre.

Por ello anticipaba, que si la Fiscalía variaba el día


de la detención, como finalmente no ocurrió, dicha variación iba a impactar
necesariamente en el modo en que él consideraba que se había defendido,
teniendo en cuenta una detención concretada el 6 de octubre. Por ello,
anticipaba que la variación del día de la detención de Franco, le habría
impedido defenderse correctamente, alegando que en tal caso, él también
tenía otras defensas que exponer para el caso de que se hubiese
considerado como momento de detención el día 7 de octubre.

A diferencia del descargo reseñado, entiendo que


el reconocimiento del día 7 de octubre, pudo corregirse a tiempo, pero esto
finalmente no ocurrió, porque las acusaciones se mantuvieron en la
afirmación en cuanto a que la detención había sido el 6 de octubre.

Vislumbro adicionalmente que la posición férrea


de las acusaciones, relativa a que la detención se concretó ese día y no el 7,
pudo obedecer a que ese momento resultaba de utilidad para mantener la
teoría del caso de las acusaciones, en cuanto a la existencia de una
desaparición forzada; esta hipótesis resultaba improbable de solventar si en
cambio se alegaba que en realidad la detención se consolidó el día 7,
porque no podrían alegarse maniobras de ocultamiento.

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Poder Judicial de la Nación
Ello, debido a que el personal policial, también
reconoció la detención de Franco ese día, más allá de alegar un motivo
legítimo; por lo tanto, hubiese resultado de mayor dificultad exhibir
maniobras de ocultamiento cuando en realidad se había tratado de una
detención reconocida. Debo anticipar que tampoco me pareció un caso
donde pueda ser alegado un caso de desaparición forzada, porque ese
esquema, como será analizado más adelante, no tenía sustento de ningún
tipo, observado incluso desde el inicio de la investigación, sobre todo
porque la individualización de Franco, solo pudo relacionarse a partir del
reconocimiento de la situación, reconocimiento que justamente tuvo como
USO OFICIAL

protagonista al personal de la Comisaría 7° de Rosario.

Que esa detención haya operado sobre una


persona que se habría identificado como Franco Godoy, tampoco cambia la
consideración en cuanto a la calificación legal, justamente por el mismo
motivo adelantado. Si repasamos el derrotero explicado hasta el momento,
deberemos concluir que las escasas precisiones que tenía el caso hasta ese
momento, se dieron a partir de ese elemento: el de reconocer que la
investigación hacia un objetivo determinado, pudo encarrilarse solo a partir
del reconocimiento por parte del personal policial, respecto a que una
persona de particularidades como las descriptas por su familia, que sin
embargo había respondido al nombre de Franco Godoy.

Hasta este aporte, no hubo un solo elemento


proveniente de la investigación que haya podido orientar un mínimo indicio
investigativo, porque los únicos existentes en el caso habían sido aportados
en primer término por su familia y luego por el personal de la dependencia
policial. Entonces la investigación se encolumnó hacia el objetivo de la

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desaparición forzada, curiosamente, por una actitud de colaboración que
fue dada a conocer por la misma dependencia policial, luego acusada bajo
esa figura, violentando si se quiere el principio de la prohibición de regreso,
porque ha sido el personal policial imputado el que colaboró con el
esclarecimiento de un riesgo que sin embargo, se trató de una cooperación
luego utilizada en contra de los propios auxiliares.

El doctor Luciano Hazan, uno de los


representantes de una de las querellas, había desarrollado durante los
alegatos los elementos típicos de la figura de desaparición forzada, donde
sostuvo en relación a la tipicidad, que se apoyaba en tres elementos: a) que
la víctima haya sido privada de la libertad; b) que haya participación por
parte de los agentes del Estado en esa privación de la libertad; y c) que de
la privación de la libertad se siga la negativa a reconocerla o el
ocultamiento del paradero o la suerte de la persona desaparecida.

No obstante, entiendo que el aporte del personal


de la comisaría, se erige como un elemento típico relevante en orden a la
exclusión de la tipicidad de esa figura. Esta novedad no fue analizada de
manera debida por las acusaciones, que solo ponderaron la reunión de los
elementos típicos de la figura, pero nada se dijo en cuanto a la utilidad del
aporte policial, sobre todo, porque se trató del dato que necesitó la
investigación para poder encaminar los sucesos, que hasta el momento
tenía todas las incertezas.

Como se anticipó, en los momentos iniciales la


investigación del caso contaba con escasísimas orientaciones, todas
aportadas por la familia de Franco, especialmente por su padre, Ramón,
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Poder Judicial de la Nación
que tuvo el acierto de ir a preguntar a la Comisaría con jurisdicción en la
terminal de trenes, lugar que se pensaba como de supuesta partida de su
hijo.

Pero más allá de esa intuición, también debió ser


analizado sobre qué hubiese ocurrido con la investigación, si no se hubiese
presentado una respuesta como la referida, de parte del personal policial
de la Comisaría 7° de Rosario, que en el intento de colaborar le dijo a
Ramón ¿no será el chico que liberamos anoche?
USO OFICIAL

Recordemos que para resolver todas las


incidencias que se suscitaron desde el inicio de la investigación, se necesitó
de la intervención de varios fiscales; por un lado estaba en curso una
averiguación de paradero, por otro, la intervención de un fiscal de
flagrancia, y también luego siguieron otros, esta vez de homicidios
culposos, y luego la investigación mutó hacia la órbita federal, creo yo ante
la insistencia de algunos actores en que este hecho tenga la investidura que
finalmente se le dio.

Pienso que esto simultáneamente disgregó el


esclarecimiento del suceso, con líneas de investigación alternativas, que
bien podrían haberse consolidado dentro de la órbita provincial y llegado a
resultados más concretos respecto a lo que pudo haber ocurrido, para el
caso que se hubiese permitido el desarrollo hacia ese esclarecimiento, más
allá de las pretensiones de algunos intervinientes.

Ya volveré al análisis de esta situación; por el


momento me parece interesante destacar que ubicar como día de la

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detención el 6 de octubre, servía en realidad a las acusaciones para poder
alegar, como lo hicieron, que desde el día 6 hasta el 7 de octubre, Franco
fue detenido ilegítimamente y que su situación solo fue reconocida para
poder realizar maniobras de ocultamiento una vez que corroboraron que se
les fue la mano con el detenido, todo de acuerdo a las versiones que se
elucubraron durante el debate.

Entiendo sin embargo que las pruebas ventiladas


durante el debate exhibieron un momento de detención diverso al
afirmado por las acusaciones. Lógicamente que de todo esto no tenemos
sino una mayoría de indicios, algunos más fuertes y otros solo
concordantes. Justamente porque sin dar nombres, la investigación se
centró en un solo aspecto en los momentos iniciales; donde además se
sabe de la incidencia que tiene el factor tiempo para recopilar la evidencia a
efectos de actuar desde todas las perspectivas posibles tendientes a lograr
el esclarecimiento de este suceso.

No se hizo de esta manera y luego, los indicios


basados en evidencias, no solo permiten ubicar un momento diverso del
finalmente considerado por la acusación. El día 7 de octubre, no solo
aparece como el más razonable en cuanto al día en que se concretó la
detención de Franco, sino que de modo simultáneo, impide reflexionar del
modo en que lo hicieron los acusadores. Al menos en cuanto a que la
detención ocurrió el día 6 de octubre, porque de ello, no existe una sola
demostración, una sola prueba directa ni indirecta con respecto a los
elementos que fueron incorporados al debate.

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Poder Judicial de la Nación
Ni siquiera ha podido demostrarse con alguna
evidencia que Franco haya estado realmente el 6 de octubre en jurisdicción
de la Comisaría 7° de Rosario, tal es así que como luego se verá, no se pudo
orientar siquiera con el recorrido de la jurisdicción que hizo el personal
policial al otro día, cuando intentaba ubicar su residencia. Es decir que no
tenemos un solo elemento que permita vislumbrar con alguna
aproximación cuál pudo ser el camino que siguió desde que sus familiares
lo observaron por última vez al salir desde a casa de su tía. Tampoco pudo
saberse hasta ese momento dónde estuvo, hasta que logró determinarse
que finalmente había sido detenido al día siguiente. Como se anticipó esta
USO OFICIAL

relación la había dado el propio personal imputado en la causa, por lo que


entiendo que no podía encuadrarse la investigación en una calificación
jurídica de tanta gravedad, cuando los datos tendientes a dar alguna
explicación respecto a lo que pudo haber sucedido, fueron proporcionados
por el personal policial en definitiva imputado.

Es decir que la hipótesis relativa a la existencia de


una desaparición forzada, recogió los datos proporcionados por el mismo
personal que se decía que los había ocultado, y luego construyó una
hipótesis conveniente para sustentar aquella teoría, aunque sin evidencias
del lugar, hora y circunstancias en que se entendía que podría haberse
concretado la detención tildada de ilegítima.

En algún momento volveré a este análisis desde


otras variables, que me han llevado a considerar la imposibilidad por
ausencia de evidencias, de que Franco haya sido detenido el mismo día que
se despidió de su familia. En cambio, entiendo que sí existieron motivos,
basados en pruebas que han sido rendidas durante el debate, sea por

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testimonios de intervinientes, como por otras incorporadas por lectura, en
orden a que ha sido detenido el 7 de octubre, por algún motivo, más allá de
la causa de la detención, que será analizada en otro momento.

Para ello, debemos recordar que durante el


debate se expusieron algunos indicios. El primer indicio sobre la existencia
de una persona en la Comisaría de la jurisdicción de la estación de trenes,
se verificó a partir de la presencia de Ramón Casco, padre de Franco, en la
Comisaría 7°; su progenitor fue allí porque según manifestó, había vivido en
Rosario y sabía que se trataba de la Comisaría con jurisdicción en la
estación de trenes; por ello, se constituyó en ese lugar para averiguar si allí
había noticias de su hijo. De acuerdo a lo que surge de los mensajes de sus
familiares y de los dichos del propio Ramón, él se había presentado en la
Comisaría el 8 de octubre. Algún defensor especuló incluso con que pudo
haber concurrido el 9 de octubre, a juzgar por el libro de guardia y el
personal que de acuerdo a su caracterización, pudo atenderlo en esa
oportunidad.

Además, durante los alegatos, el Defensor Oficial,


doctor Martín Gesino, efectuó un análisis interesante respecto del
seguimiento de la ubicación del celular de Ramón. A partir de ellos,
especialmente los que iba intercambiando con su hermana, Roque María
Casco, pudo saberse el contenido de los mensajes. Además, por la
ubicación de las antenas y el tenor de los mensajes, también se supo dónde
podría encontrarse al momento del envío. Esta conclusión se basó en el
estudio realizado por la Datip, la Dirección General de Investigaciones y

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Poder Judicial de la Nación
Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal. Allí se concluyó que su arribo a
Rosario tuvo lugar el 8 de octubre por la noche.

Por lo tanto, ese olfato que lo llevó a preguntar a


la comisaría 7º, pudo haber sido durante la jornada del 9 de octubre,
sostuvo una de las defensas. Una de las querellas, durante los alegatos,
concretamente el doctor Guillermo Campana, pretendió insinuar una
versión diversa porque sumó a ella las presentaciones de la tía de Franco
Roque María Casco, que lo había alojado en Rosario. Pero lo cierto es que
de acuerdo a una de sus varias entrevistas y denuncias, surge que ella tuvo
USO OFICIAL

una primera presentación en la comisaría 20 de Rosario, donde se denunció


en cambio la averiguación de paradero de Lucas Ezequiel Casco. No se supo
tampoco si ello obedeció a una confusión de su parte o del personal que le
recibió la denuncia.

Pero volviendo a los indicios en cuanto a la


reconstrucción del día de detención, para ello contamos con el testimonio
del padre de la víctima, Ramón, que con desesperación y también con
olfato, brindó precisiones respecto al motivo por el que fue a preguntar
directamente a la Comisaría 7° cuando arribó a Rosario. Durante el debate,
para refrescar su memoria u obtener precisiones, fue interrogado en
relación a la declaración testimonial que había prestado en la instrucción y
que obra a fs. 961 y ss. En aquella oportunidad, cuando relataba su
presencia en la comisaría, había sostenido que la primera vez que viajó
hacia Rosario había ido allí con ese objetivo. Que llegó el día 8 de octubre y
que había ido a la comisaría 7°, al saber que se trataba de la Comisaría con
jurisdicción del punto de retorno de su hijo a Florencio Varela.

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Esto también pudo ser de esta manera, que
hubiese arribado a Rosario e inmediatamente haya querido ir a la
dependencia, más allá de los mensajes de texto donde dialogaba con sus
familiares, que podrían estar relacionados con otra visita, porque según
luego fue acreditado, fue a la dependencia de manera reiterada, no solo
una vez. El estudio de seguimiento de su celular para decidir su ubicación,
solo podía ser fiable, si es que llevaba el celular consigo, o que lo tuviese
encendido en ese momento. Pero no hubiese arrojado evidencias en el caso
que hubiese dejado su celular donde quedó alojado y que hubiese decidido
ir a la comisaría 7° de manera inmediata a su arribo, temperamento que
incluso aparece como más acorde en función de las preocupaciones lógicas
que lo hicieron constituirse en la ciudad.

Durante su declaración testimonial, también


explicó que en la visita a la Comisaría, le negaron al menos inicialmente que
hayan detenido a una persona que responda al nombre completo de
Franco. Ya vimos que esto pudo encontrar explicación en el hecho de que
en ese momento, Franco se habría identificado como Franco Godoy. Pero el
diálogo con el personal policial, continuó aparentemente, porque de
acuerdo a ese testimonio, que fue confirmado en el debate, apareció en
ese momento una chica de lentes que dijo: ¿“No será el trajimos anoche”?
o ¿“no será el que largamos anoche”? Cuando se le preguntó cuál de las
dos frases le habría dicho esa chica de lentes, Franco brindó con mayor
precisión, que le dijo la segunda de las frases.

Ya en el debate, durante los alegatos, la Defensa


Oficial reprodujo una parte del video de aquella declaración, inherente a la

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Poder Judicial de la Nación
precisión de las frases de su visita a la comisaría, relativas a lo que les
informó el personal policial. En dicha oportunidad, se pudo observar la
declaración testimonial prestada por Ramón, en especial, la parte cuando
con mayor precisión, sostuvo, que la mujer policía le dijo: “¿No será el que
largamos anoche?”.

Fue a partir de ese relato que podemos ingresar en


el terreno de algunas certezas, unas pocas, respecto al momento en que
habría sido detenido Franco. De esa frase, una conclusión necesaria, es que
si el personal policial se preguntaba si no podría ser el chico que largamos
USO OFICIAL

anoche, como luego se corroboró, esto naturalmente puede significar que


se habría tratado de una liberación, ocurrida el 7 de octubre por la noche,
conteste con lo que expresa el acta de libertad labrada en ese momento.
No solo que se podría haber tratado del día 7 de octubre, sino que sin
dudas la frase hacía referencia a una liberación policial y no a una
detención ilegítima. La trascendencia de la frase, no tiene tanto que ver con
el factor tiempo que allí se evidencia, sino con el acto jurídico que se
menciona, porque se refiere a la concreción de una liberación y no de una
detención.

En este ítem, entiendo pertinente destacar que no


existen dudas y tampoco existió contradictorio en cuanto a que Franco
efectivamente estuvo detenido en la comisaría 7°, porque las divergencias,
reitero, estuvieron dadas sobre el momento a partir del cual tuvo su
ingreso. Para las acusaciones fue detenido de manera ilegítima el 6 y
retirado ya sin vida del lugar el 7 de madrugada, aprovechando un corte de
luz, de acuerdo al relato del detenido Miguel Noriega según lo expuso la
acusación, no obstante que Noriega no había dado tales precisiones.

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Es que el relato del detenido no había sido en
relación al retiro del cuerpo de Franco de la comisaría, sino que solo
expresó recordar que en algún momento de su detención en la comisaría
7°, se produjo algún corte de luz, circunstancia que la fiscalía aprovechó
para sostener que ese episodio resultó de utilidad para el retiro del cuerpo
de Franco en la comisaría, una vez que acabaron con su vida. Para las
defensas, en cambio, Franco fue detenido con causa legítima, sin
ocultamientos, el día 7 de octubre y puesto en libertad el mismo 7 de
octubre en horas de la noche, cerca de las 22 horas.

A efectos de precisar mi grado de convicción en


orden a lo decidido en el veredicto, diré que ella se basa en indicios que
deben ser vistos desde un montón de variables y que además no se
trataron de prueba directa. Pero sí de indicios, varios y concordantes,
detalles si se quiere, llamados de atención hacia las acusaciones, que
permiten observar desde los parámetros de la lógica, que ninguna de las
constancias labradas dentro del expediente, se trataron de constancias
falsas, elaboradas para encubrir un abanico de sucesos que tuvieron por
objeto la desaparición forzada de Franco.

Sí en cambio, puede advertirse que todas las


actuaciones policiales que evidenciarían una detención legítima por parte
del personal policial, presentaban sin embargo ciertas irregularidades,
sobre ello tampoco hubo contradicción. Justamente, dado que algunas han
sido evidentes, pero que no pueden ser vistas más que como esto, un
conjunto de prácticas, en este caso policiales, basadas en la documentación

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Poder Judicial de la Nación
de sucesos que de acuerdo a los protocolos vigentes, debieron efectuarse
de otra manera.

No obstante, si bien evidenciaron un modo


errático para la documentación de algunos sucesos, en algún caso
expresados en términos grotescos, también debiéramos reflexionar para el
caso en que realmente se hayan tratado de encubrimientos, sobre qué
sentido tenía presentarse el encubrimiento supuesto del modo que
finalmente fue exhibido. Cuál era la necesidad de reconocer la detención de
una persona que se había individualizado como Franco Godoy, si lo que se
USO OFICIAL

intentaba era justamente su ocultamiento.

No podemos negar que el nombre de Franco


Godoy no se trató de un intento policial de encubrir, porque el nombre se
compadece con el apellido materno de Franco y que luego se verificó que
se identificó en algún momento de esta manera, incluso a juzgar por la
versión de algunos de los detenidos de la comisaría. En efecto, luego
veremos a partir de un relato un tanto llamativo que brindó uno de los
detenidos de la comisaría 7°, que el nombre de Franco Godoy no resultó
ajeno siquiera para la población penal. En su momento ponderaremos el
testimonio brindado durante la audiencia por Jorge Darío Escobar.

Entiendo que si los policías hubiesen optado por


no labrar ninguna actuación respecto de la detención de una persona que
se había identificado como Franco Godoy, no hubiese existido forma de
saber que alguna vez estuvo Franco detenido allí, en dicha dependencia.

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Los yerros que tuvo el personal policial en la
confección de las actas que se elaboraron, han sido vistos sin embargo por
las acusaciones como hipótesis de encubrimiento. En cambio, lo que
también puede observarse es que en algunos casos, se han tratado de
ausencias notables respecto de lo que indican los protocolos; porque luego
veremos que las inobservancias en cuanto al seguimiento de los protocolos
también ha sido la nota distintiva de lo hecho por otras autoridades, no
policiales, de otras fuerzas, esta vez de seguridad, como también por
autoridades judiciales e incluso personal civil, profesional, con título
universitario, respecto de los que también se sospecharon una serie de
encubrimientos y sospechas de ocultamiento de la verdad.

Como una conclusión anticipada y genérica,


entiendo que dichas irregularidades pueden resultar indicativas del poco
apego a las formas protocolares que podemos evidenciar dentro del
sistema penal, pero que sin embargo se trata de un método que en
ocasiones resulta inherente a la carga de trabajo y la ausencia de una
infraestructura adecuada. La ausencia de un presupuesto adecuado
también podrá ser observado en este suceso, pero en realidad constituye
un hecho de público conocimiento, ya que además, en la actualidad, se
trata incluso de un reclamo constante por parte de la sociedad.

Se tratan de inobservancias, algunas grotescas,


cuyas causas responden también a otros orígenes, pero que además
desnudan otros problemas; solo para mencionar algunos, trabajo en exceso
en función de los recursos asignados, superpoblación carcelaria,
infraestructura inadecuada, que no se encuentra en condiciones de

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#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
resolver de manera satisfactoria la totalidad de los casos que se presentan
a diario; donde además, al menos en el orden federal, se advierte que el
sistema penal, corre detrás de los cambios, sin una estructura de
investigación que cuente con equipos de trabajo propios, en especial,
aquellos que permiten el aporte desde la criminalística, orientado a
resolver los casos de mayor complejidad.

Estas deficiencias del sistema, han podido


reflejarse en el desarrollo de la investigación y veremos luego otros
ejemplos. En lo que respecta a su inicio, observamos que para la hipótesis
USO OFICIAL

que se manejaba hasta ese momento, se trataba de un caso que comenzó


como un supuesto de averiguación de paradero, al que se le superpuso otro
de flagrancia que luego derivó en una hipótesis de homicidio y que culminó
finalmente en otra jurisdicción como un caso de desaparición forzada.

Podemos observar este análisis como una cuestión


del azar, o también como el desnudo de falencias que debieron ser
consideradas inicialmente de otro modo. Pero aquí no podemos hacer
cargo al personal policial sospechado de la muerte de Franco, porque se
produjeron en otras áreas, incluso muy distantes de la esfera de custodia
del personal policial que comenzaba a ser señalado. Tampoco estas líneas
tienen pretensiones de evidenciar las responsabilidades individuales,
porque responden en realidad a fallas sistémicas con evidente repercusión
en el trabajo cotidiano de los actores.

Adicionalmente, volviendo a la hipótesis de


encubrimiento policial, comencé a preguntarme durante el debate si
realmente pudo tratarse de una conjetura de esta índole, a juzgar por las

#34456351#385247861#20230925150936671
irregularidades tan grotescas que se señalaban como evidencia de esa
afirmación. Sobre todo, cuando se pudo verificar adicionalmente la
trayectoria y la solvencia intelectual que el Subcomisario Diego Álvarez
evidenciaba durante su defensa, que ha resultado ilustrativa a partir de sus
variados descargos.

Bastaba prestar atención a su análisis para concluir


que, si Álvarez efectivamente hubiese estado decidido a encubrir un hecho
de semejantes características, disponía de otros recursos intelectuales para
hacerlo con mayor solvencia. Ese sumario tuvo como características la
improvisación, la desprolijidad en la presentación, propia de otras
intervenciones de la misma índole, cuando son elaboradas por las fuerzas
de seguridad, que se vislumbran en otros juicios, donde las defensas,
siempre cuestionan como inaptas para reconstruir los hechos del modo en
que se pretende exhibirlas. Esta vez han sido las acusaciones las que
intentaron atacar las formas policiales y de las fuerzas de seguridad y las
defensas, curiosamente, las que tuvieron el rol de defenderlas.

A propósito de la orfandad del sistema penal


reseñada en el párrafo anterior, debe anotarse desde este análisis en
particular, que la policía de seguridad, es puesta a realizar actividades que
en realidad le corresponde a la policía o las fuerzas de investigación, cuya
intervención debe reconocer otra especialidad, otra preparación respecto
del que fue puesto para hacer la tarea reseñada. Esto también constituye
una debilidad de la investigación en el sistema penal, caracterizado por la
inexistencia de las especializaciones del caso en relación a las

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#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
colaboraciones necesarias, incluso las que resultan indispensables para
llevar a cabo los cometidos desde una investigación eficiente.

Más allá de las deficiencias, debe señalarse que es


al tribunal al que le corresponde el examen en cuanto al establecimiento de
las formas, no obstante las desprolijidades cotidianas que pueden
observarse en los casos que se presentan para su juzgamiento. En este
caso, al margen del desconocimiento teórico por parte del personal de
guardia de la comisaría, entiendo que los hechos allí afirmados,
cristalizados en un par de actas que se consideraron como espurias, se
USO OFICIAL

condicen con la realidad de los acontecimientos, porque así han sido


verificados cuando fueron examinados desde otras variables.

Ya volveré a profundizar estas líneas, pero lo cierto


es que una visión retrospectiva de los acontecimientos que se intentaron
reconstruir a partir de las actas labradas por el personal de la Comisaría,
nos exhibe un diseño alternativo al que observó la acusación. El sumario
policial arroja algunas conclusiones que también deberán ser leídas de
manera transversal, para poder evidenciar si se trataron de encubrimientos
de todo el sistema penal o solo de un modo muy desprolijo de hacer las
cosas, con desapego a los protocolos, que son justamente los que deben
estar orientados a brindar un marco de seguridad a toda investigación.

IV. Sumario policial.

A. Actuaciones prevencionales.

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En este segmento de la sentencia, entiendo
pertinente continuar refiriéndome al sumario policial tildado de falso,
principalmente en lo tocante al acta relativa a la puesta de libertad de
Franco, cuestionada por la Fiscalía General y por las querellas. Se trata del
sumario agregado al expediente principal, que luego recibió el número de
expediente CUIJ 21-06122015-9 del Ministerio Público de la Acusación. Ese
expediente estaba relacionado con el hecho referido, relativo a un caso de
resistencia a la autoridad por parte de Franco.

Antes de ingresar a su análisis, debo aclarar que


coincido con las acusaciones y con lo ya anticipado en cuanto a que el acta
no reúne las formalidades exigidas en el Código Procesal Penal de Santa Fe,
vigente a ese momento. En esa oportunidad, también resulta pertinente
señalar que la Provincia de Santa Fe, inauguraba un nuevo digesto procesal,
bajo la ley 12.734, luego de un tiempo de vigencia de una ley mixta, que
combinaba disposiciones del régimen anterior y el actual. Se trató de un
proceso similar al de implementación que hoy tenemos dentro del orden
federal, con la diferencia que la Provincia finalmente consiguió
implementarlo en su totalidad, mientras que en orden federal al menos en
la región, se viene dando una realidad totalmente diversa.

En lo que respecta a la Provincia de Santa Fe,


comenzaba a diluirse la vigencia del antiguo digesto procedimental, ley
6740 y sus modificaciones; no obstante, antes de la plena vigencia del
nuevo digesto, la provincia se caracterizó por un proceso de
implementación paulatina del nuevo código, que tuvo lugar mediante ley
12.912, sancionada el 1 de octubre del año 2008.

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Poder Judicial de la Nación
Es decir que la ley 6740 y modificatorias tuvieron
vigencia plena hasta la implementación paulatina del nuevo código, que
ordenaba la ley 12.912. Dicha ley tenía como dato característico, la
implementación progresiva del nuevo régimen, a partir de la incorporación
de algunos institutos del nuevo código. Luego de un tiempo, mediante
decreto 3811, se dispuso la entrada en vigencia plena del nuevo código, ley
12.734, a partir del 10 de febrero del año 2014.

Esta referencia, obedece a que el nuevo código de


Santa Fe, tenía poco tiempo de vigencia plena para las fuerzas policiales y
USO OFICIAL

de acuerdo a lo que surgió del debate, ellos pusieron de manifiesto ese


dato como excusa para justificar los yerros del acta donde se dispuso la
libertad de Franco. Esos yerros no solo se trataron de inclusiones inexactas
dentro del acta, sino que tampoco hubo testigos del hecho de
desobediencia a la autoridad que de acuerdo al acta previa, habría sido
cometido por Franco el día 7 de octubre. La ausencia de testigos de la
detención, incluso, se ha tratado de una inobservancia grosera, porque esta
necesidad ya venía incorporada desde antes en la legislación santafecina, es
decir que no se había tratado de una novedad, de una incorporación
reciente sino de una exigencia que ya llevaba algún tiempo de vigencia.
Podía entenderse entonces que el acta pueda no reflejar la existencia de
testigos, pero no que siquiera se deje constancia de las causas que
imposibilitaba su convocatoria.

Sobre el sumario y el acta de libertad, trabajaré a


continuación, porque entiendo sin embargo que la variedad de elementos
que se han presentado dentro de ese esquema, impide sostener como lo
hicieron los acusadores, que se haya tratado de un sumario policial armado,

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como lo calificaron, para encubrir el homicidio de Franco. Especialmente
porque algunas de las medidas procesales adoptadas refieren a cuestiones
donde resulta imposible pensar que el personal policial pudo anticiparlas, si
es que han sido preparadas para encubrir la muerte de Franco.

En primer término, para solventar una hipótesis de


encubrimiento, debemos primero imaginar que el personal ha querido
actuar con esta finalidad, con cierta premeditación a juzgar por el modo en
que lo presentó la Fiscalía General. Las acusaciones particulares adhirieron
a las alegaciones de la Fiscalía que sostuvo durante el alegato, que la
detención de Franco por averiguación de antecedentes les resultaría útil,
“para trabajar tranquilos, sin plazos, como se sostuvo”. Tanto el doctor
Andrés Pennisi representado a Ramón, su padre, como el doctor Guillermo
Campana, que representaba a los representantes legales de Thiago, hijo de
Franco, sostuvieron que se adherían expresamente a todo lo que había
manifestado la Fiscalía, más allá de otras consideraciones adicionales que
mencionaron durante su exposición oral.

Si se trataba entonces de una alegada detención


por averiguación de antecedentes, para trabajar tranquilos, entiendo que
una conclusión necesaria de esa reflexión, aventuraría una confección de
un sumario policial de antemano, concomitante o previo a provocarle la
muerte a Franco. Es que si se sostiene que las actuaciones se trataron de
actas confeccionadas para encubrir un delito que supuestamente se
observaba que se iba a cometer con posterioridad, “para trabajar
tranquilos”, las fuerzas policiales tuvieron que tener pensado con

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#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
antelación el episodio de encubrimiento, al menos como una contingencia
de la detención ilegítima.

De acuerdo a los testimonios que se produjeron


durante el debate, se estimó que si la detención se concretaba por
averiguación de antecedentes, no regía el código procesal penal sino el
artículo 10 bis de la ley nro. 7395, la Ley Orgánica de Policía de la Provincia
de Santa Fe. De acuerdo a la interpretación que se tejió durante el debate,
esa ley admite plazos para una detención, menos rigurosos que los
contemplados dentro del código procesal penal, que además exigía una
USO OFICIAL

comunicación al fiscal para que adopte el temperamento a seguir según el


caso.

Entonces, una primera reflexión en ese sentido, va


de la mano con el sostenimiento de un elemento subjetivo específico con
que operaron los policías al momento de la detención de Franco. Si se
trataba ésta de una detención ilegal que constituía una práctica habitual de
la comisaría y que las detenciones por averiguación de antecedentes se
consignaban para trabajar tranquilos, sin plazos y sin control, corresponde
también el planteo de otros interrogantes.

Por ejemplo, qué sentido tenía la elaboración del


sumario por una causa distinta a la alegada, que en definitiva consignó la
comisión de un delito específico. Y además, cuál habría sido el motivo de
consulta al fiscal de flagrancias, con el peligro que esta consulta acarreaba,
para el caso de que el fiscal no hubiese dispuesto la libertad y que se
convoque a Franco para la recepción de una audiencia imputativa, en
calidad de detenido.

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En otro orden, recordemos que la detención de
Franco, se trató de acuerdo al argumento de la Fiscalía General, de una
zona que primero se entendió como cercana a la estación de trenes, y que
luego mutó a la zona de la terminal de ómnibus. Aun así, de haberse
concretado dicho episodio del modo presentado por la acusación, debió
tratarse de un momento efímero, fugaz, porque del informe sobre el
recorrido de los móviles no se avizoraban períodos de detención lo
suficientemente extensos que diesen lugar a la existencia de una
planificación.

Es decir que no había tiempo para una


planificación del sumario, que además debía contar con la participación de
la totalidad de la dependencia. ¿Cuál pudo ser la razón para que por
ejemplo, el personal que concurría al día siguiente, donde incluso, alguno
siquiera estaba autorizado a portar armas, como los casos de Murúa y
González, acepten semejante cobertura ante la muerte de Franco la noche
anterior?

La Fiscalía General también sostuvo para dar


contexto a los hechos, que se trataba de una noche de cacería, de una
práctica habitual de la comisaría, frase que la obtuvo de algún testimonio
de los internos, lo que también implicaba una idea de planificación de la
detención, al menos desde el punto de análisis de las acusaciones.

No obstante, durante el debate, se insinuaba


también una muerte no querida, producto de un infortunio, porque varios
testimonios narraban algunos tormentos. Solo faltaba determinar con
mayor precisión, si esos testimonios se referían al caso de Franco o a otro
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Poder Judicial de la Nación
caso en particular, como se verá en su momento. Por supuesto que un error
de ese orden, puede parecer irrelevante porque si los detenidos describen
malos tratos, algunos crueles, como se escuchó durante el debate, no
debiera interesar tanto el destinatario, sino la circunstancia de que fueron
proferidos a alguien, de un modo igualmente reprochable.

Sin embargo, el debate tuvo lugar para verificar


con grado de certeza si Franco, que había visitado la ciudad de Rosario y
que luego terminó en una dependencia policial, había sido víctima de malos
tratos y si esos malos tratos le produjeron una muerte no querida, que
USO OFICIAL

decidió con posterioridad la hipótesis de encubrimiento y que por ello su


cuerpo fue hallado en las aguas del río Paraná.

Algún testimonio que también fue mencionado en


el alegato del Fiscal General, ayudó a esta hipótesis, ya que se trajo a
colación el relato de un interno de ese penal que habría estado cercano a
Franco al momento de la alegada golpiza. Ese detenido sostuvo: “se
escuchó un golpe seco y luego no se escuchó más nada”. El sentido literal
de esta afirmación, nos exhibe un elemento subjetivo distinto con respecto
al delito objeto de acusación, y que puede percibirse, de acuerdo a otras
pruebas recibidas en el debate, como diverso a la hipótesis que finalmente
se sostuvo.

Es decir que no solo se han tratado de variaciones


con respecto al lugar desde donde fue detenido Franco, sino que también,
se puede verificar, quizás con sutilezas, que la argumentación de los
acusadores, también ha sufrido variaciones en cuanto al móvil del personal
policial para terminar con la vida de Franco. En un caso, nos encontramos

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con una movilidad de odio, hasta una cuestión de género, dada la
vulnerabilidad que presentaba Franco, si se piensa que se trató de una
noche de cacería, de una práctica generalizada, que se situaba en la órbita
de la averiguación de antecedentes, solo para trabajar tranquilos, sin
plazos.

En otro caso, podría haberse tratado de una


detención que luego, a juzgar por los resultados producto de los maltratos,
se gestó la necesidad de ocultamiento de los rastros y del cuerpo, que
terminó en el río Paraná. De este modo, entiendo que aparece aquí otra
inconsistencia, porque con sutilezas, el debate versó sobre un elemento
subjetivo determinado y luego vemos que se produjo una variación de ese
elemento subjetivo.

Seguramente la Fiscalía General podrá atacar este


argumento sosteniendo que en realidad no existieron diferencias en cuanto
al elemento subjetivo porque siempre se sostuvo que se trató de una
operación de cacería, tal como lo sostuvo algún interno. No obstante, algún
otro interno también sostuvo la otra tesis, que también fue memorada por
la Fiscalía, relativa a que se había tratado de sesiones de torturas, dos, y
que se escuchaban los golpes, uno de ellos seco y que luego de ello no se
escuchó más nada. Algunas de las frases utilizadas por algunos detenidos
cuya declaración fue utilizada por la fiscalía, se trataron de relatos un tanto
llamativos, porque se erigieron como un lugar común en cuanto a los
relatos, cuando sin embargo, de modo simultáneo no todos reconocieron
estar en las mismas circunstancias auditivas y visuales.

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Poder Judicial de la Nación
Aquellas frases, como se anticipó, constituyeron
un lugar común de referencia de los internos, pese a que paralelamente
muchos sostuvieron que se enteraron a partir de lo que pudieron observar
tiempo después por televisión. En cuanto a las frases más comunes, se
describió que se escuchó un golpe seco, que se trataron de dos sesiones de
torturas. Una de esas frases, relativas a que “en un momento hubo un
silencio y que luego de ello no se escuchó más nada”, invitan a reflexionar
sobre los motivos por el que los internos la adoptaron a modo de latiguillo,
pese a que sus testimonios reconocían diversas impresiones. Otro de los
internos, como el caso de Matías Espinoza, que fue considerado vital para
USO OFICIAL

las acusaciones, pareció referirse en realidad a lo que otro había escuchado


o visto, con referencia a Pablo Argüello; tal es así que como se verá en su
momento, fue el propio fiscal el que debió advertirle que él debía declarar
por lo que había escuchado de manera personal. Ya ponderaré estos relatos
en el lugar pertinente.

No obstante, volviendo al tema del móvil, la


insinuación de una idea de premeditación, puede sostenerse también a
partir de otra variación de la fiscalía durante los alegatos, donde se mutó la
causa de la muerte que hasta ese momento se sostenía. En principio, dada
la existencia de testimonios que narraban que “se escuchó un golpe seco y
después no se escuchó más nada”, nos podía advertir de una muerte
originada en la existencia de golpes de severidad, uno seco, que
aparentemente decidió la muerte de Franco.

Es decir que se ha tratado de una hipótesis que


puede ser vista como de dolo eventual o que pudo tratarse de un episodio
inicialmente no querido, si ponemos en contexto los testimonios de

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algunos detenidos que observaban la existencia de una guardia mala,
pegadora. Pero finalmente, la fiscalía adhirió a la tesis de muerte por asfixia
mecánica, que hasta ese momento solo había sido defendida por Emma V.
Creimer, perito de parte, como de práctica habitual del personal policial,
más no para este caso.

Las pericias médicas, según se verá, tampoco


orientaron esta tesis, de hecho, no pudieron determinar ninguna de las
variables utilizadas por las acusaciones. Incluso la doctora Adriana
D’Addario, integrante del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación sostuvo que la muerte de Franco, si bien no podía
establecerse con certeza, se observaba una asfixia por sumersión en
medios líquidos, porque se advertía la ruptura de los tabiques alveolares de
sus pulmones y adelgazamiento de los mismos, todo ello constituía un
diagnóstico orientativo, según precisó -v. fs. 2980- que no pudo ser
confirmado de manera definitiva a juzgar por la inexistencia de plancton en
las muestras escasas extraídas de su cuerpo, de acuerdo a lo que se pudo
verificar adicionalmente.

Volviendo al tema del móvil, entiendo que la


mutación sobre la causa de la muerte de Franco, podría advertir un análisis
diverso en cuanto a la existencia de una finalidad determinada. Esa
inconsistencia, también se verifica desde otra visión porque a juzgar por las
pruebas rendidas en el debate, en el peor de los casos, los hechos podrían
estar en condiciones de admitir lo que inicialmente aparecía como una
detención real y cierta, concretada el día 7 de octubre, donde como
consecuencia de los tormentos propinados, exagerados, decidieron un

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Poder Judicial de la Nación
golpe de más, que le produjo la muerte y a partir de allí, una decisión
relativa al ocultamiento del cuerpo. Pero esta situación, como será
analizada luego, tampoco podría encontrar rédito a las acusaciones, sea por
inexistencia de evidencias contestes con esa novedad o porque las únicas
arrimadas al debate, respaldaban en realidad a la versión policial, como
luego será analizado.

Pero volviendo a la hipótesis de premeditación, o


si se quiere, las que sostuvieron las querellas durante las requisitorias de
elevación a juicio, se advierten otras inconsistencias para pensar que ese
USO OFICIAL

sumario se confeccionó con el objeto del encubrimiento de la muerte de


Franco. Además de las relaciones señaladas, también vemos otras
inconsistencias si las contrastamos con las constancias del sumario policial
cuestionado, porque contiene datos y precisiones que las entiendo como
incompatibles con ese objetivo, trazado según la acusación, desde el primer
momento.

El análisis del sumario policial insumió un tiempo


importante dentro del debate. Especialmente lo atinente al acta inicial, que
podríamos entenderla como acta de libertad, pero que sin embargo, se
encuentra encabezada como un acta de lectura de derechos. De acuerdo a
las constancias del caso, dicha acta que puede verse varias veces en los
primeros cuerpos del expediente, corre agregada en una de ellas, a fs. 28.
Su original se encuentra agregado por cuerda al expediente principal, con el
CUIJ antes señalado, el nro. 21-06122015-9 del Ministerio Público de la
Acusación de la Provincia de Santa Fe.

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Como se anticipó, el acta se encuentra encabezada
como acta de lectura de derechos, pese a que sobre el final se advierte que
respecto de Franco Godoy, aprehendido el 7 de octubre de 2014 a las 14.40
hs., se dispuso su libertad por disposición del “fiscal Campo”, en orden “al
delito de desacato a la autoridad”. Luego, durante el debate, se observaron
otras falencias como el yerro en el personal policial interviniente, que no se
trataba del personal que labró el acta, la fecha que se consignó como
ocurrida y otros detalles.

Algo que no se reparó durante el debate, fue lo


relativo al delito de desacato indicado en la carátula. La figura había sido
derogada como delito mediante Ley 24.198 del mes de junio de 1993, pero
de ese yerro nadie consideró que podría tratarse de otro encubrimiento.
Justamente, porque se trataba de un aspecto rudimentario, como otros que
existieron dentro del acta pero que sin embargo, las acusaciones tuvieron
pretensiones de darles otro alcance.

Pero más allá de las falsedades sostenidas por las


acusaciones, también el acta refleja coincidencias, que quizás no puedan
ser vistas desde el acta en sí misma, pero que pueden ser observadas desde
otras miradas, y traídas a colación para corroborar si los sucesos mal
documentados en dicho instrumento, se compadecen con los que el
personal actuante quiso expresar, a partir de otras intervenciones. Es decir
que el acta, más allá de sus falencias, igualmente puede ser vista como un
instrumento con aptitud para demostrar que la detención de Franco se
concretó el día 7 de octubre y que luego fue liberado, el mismo día a las
22.05 hs.

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Poder Judicial de la Nación
Para ello podríamos observar los sucesos del acta
de libertad e incluso la del acta de procedimientos, a partir de otras
intervenciones. A fs. 987 del expediente principal obra agregada la
declaración testimonial del fiscal interviniente en aquel momento, el fiscal
Álvaro Guillermo Campos. Se trató de una declaración, emitida por escrito y
luego remitida al fiscal federal de esta investigación. Allí el fiscal de la
Provincia de Santa Fe, contestaba un pliego de preguntas y corroboraba en
lo pertinente, la existencia de algunas intervenciones personales en ese
suceso, que daban respaldo a la ocurrencia del hecho del modo en que
antes lo había visto el personal policial, aunque haya sido con falencias
USO OFICIAL

evidentes en la tarea de documentación.

Una de las coincidencias que surgía del relato del


fiscal, fue que ese día habían existido llamados por parte del personal
policial, respecto de una persona con las referencias del acta de detención.
De este modo, el propio fiscal pudo corroborar la existencia de tres
llamadas acerca de la detención del señor Franco Godoy. Abundó en su
declaración, exponiendo que ese episodio demandó la individualización de
tres momentos.

La primera de las llamadas, efectuada cerca de las


16 horas del 7 de octubre de 2014, la entabló con uno de los acusados, el
sumariante Acosta, donde se le había comunicado la detención del señor
Franco Godoy. Respecto de ese suceso, el fiscal estimó que debían hacerse
algunas diligencias, aparentemente relacionadas con este tipo de sucesos;
así ordenó la extracción de fichas dactiloscópicas, el examen médico de
Franco, extracción de vistas fotográficas, averiguación de antecedentes y
confección de un acta de lectura de derechos. Manifestó que una vez

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efectuadas éstas diligencias fuese vuelto a consultar respecto del
temperamento a seguir.

Expresó que inicialmente, en las primeras


llamadas, el personal que consultaba indicó que a Franco se lo notaba como
perdido o desorientado, que le habían informado como causa una presunta
ingesta de alcohol o estupefacientes, pero que ese estado se había disipado
ya al momento de consultarle sobre la posibilidad de liberarlo.

En la segunda llamada, el fiscal había igualmente


ordenado que se constate su domicilio, seguramente el de su tía. Entiendo
que se hacía referencia al domicilio de Rosario, porque del acta de lectura
de derechos/libertad, ya referida, se había anotado como domicilio el de la
localidad de Florencia Varela. Tampoco se trasladó con precisión su
domicilio, pero sí al menos en orden al lugar de donde Franco era oriundo.

Finalmente, el fiscal advertía que tampoco notó


que le hubiesen informado de alguna alteración psíquica como para
ordenar algo distinto a la libertad, más allá de las medidas precautorias que
ya había ordenado y que le comunicaron que se cumplieron; porque de ello
también existen constancias y ha surgido del debate que se intentaron
diligencias en ese sentido, más allá del valor que pueda asignársele. Todo
ello también ha sido cuestionado por las acusaciones y en algún caso, con
denuncias por encubrimientos, tal el caso del denunciante Alberto Crespo y
de la médica policial interviniente, la doctora María Elena Zelaya.

Me refiero a que de acuerdo a la versión policial y


lo que surge del sumario, se advierte la existencia de diligencias que luego
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Poder Judicial de la Nación
el fiscal corroboró como ciertas, ordenadas por él y luego explicadas al
personal policial del modo en que él lo habría ordenado. Si esas consultas
se trataron de un montaje por parte del personal policial, relativas a
consultas sobre un suceso que en realidad ya había ocurrido 24 horas
antes, también debemos analizar otras cuestiones para certificar esta
sospecha. Ellas traducen varias dificultades anexas para lograr este
objetivo, un día antes de que se desencadenen los sucesos.

Es decir que de acuerdo a esta especulación, los


acusados, para ese momento, todos los intervinientes de la comisaría 7°,
USO OFICIAL

podrían aventurar de antemano el desenlace eventual y por si acaso, le


hicieron firmar a Franco el acta de libertad, por cierto, dentro de un
contexto de control por parte del fiscal, distinto del alegado por las
acusaciones, que durante el debate dedicaron un buen tiempo para hacerlo
ver como una detención por averiguación de antecedentes.

Recordemos en primer lugar que la firma obrante


en el acta de derechos como firmada por Franco, se corroboró que ella le le
pertenecía y sobre este aspecto, no existió contradictorio ni dudas en
cuanto a que Franco firmó en vida el acta cuestionada -v. pericia obrante a
fs. 4195 y ss., en especial, fs. 4207-.

En efecto, esa pericia resulta de suma importancia


para poder avizorar que Franco se encontraba con vida cuando firmó el
acta, ya que la firma le pertenece. Por ello, necesariamente debemos volver
a preguntarnos si puede sostenerse realmente la existencia de un sumario
enteramente apócrifo para ocultar un resultado que el personal policial
sabía podía imaginar de antemano. Para el caso que juzguemos que se trató

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de una muerte producto de las golpizas que algunos internos sostuvieron,
debemos preguntarnos cómo hicieron para hacerle firmar un acta que en
realidad, más allá del encabezado le daba la libertad y que había sido
firmada por él.

Además, Een caso que pensemos que pudo


tratarse de un supuesto de premeditación policial, es decir, que se ha
tratado de una muerte planificada, también debiéramos preguntarnos por
la necesidad de elegir como teatro de operaciones justamente a la
comisaría, con la planificación de un sumario por si acaso, lo que avizoraba
un panorama más complicado aún, con un sinnúmero de intervenciones
incluso provenientes de otras esferas.

Algunas de las defensas también hicieron este tipo


de análisis durante los alegatos, tanto de manera específica como
tangencial. Esos planteos fueron introducidos en realidad por la totalidad
de las defensas. Destaco en esto los planteos del doctor Renzo Biga, en
representación de Cintia Greiner, el de Aníbal Rodríguez, por Franco Zorzoli,
que también dedicó tiempo al estudio pericial, el del doctor José Luis
Giacometti, en defensa de Guillermo Gysell, el doctor Carlos Racamato,
representando a Enrique Gianola Rocha y finalmente el del doctor Jorge
Alcaraz, en representación de Belkis González, solo por mencionar algunas
referencias.

En este sentido, se preguntaban, para poder


enmarcar algunos elementos necesarios para el cotejo, sobre algunas
cuestiones que el acta anticipaba y sobre otras, que se iniciaron con motivo

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Poder Judicial de la Nación
de las consultas efectuadas al fiscal que sí se trataron de consultas que
nadie puso en duda.

De este modo, se describieron algunas cuestiones


relacionadas con los datos consignados en el acta considerada como falsa,
datos difíciles de imaginar de manera anticipada. Lo primero que se
interrogaron es cómo podrían saber los policías ex ante, quién iba a ser el
fiscal de turno de flagrancias del día 7 de octubre. Y si esto lo pudieron
saber de algún modo, cómo hicieron para obtener una foto de Franco el día
7 de octubre del año 2014, única foto que ha sido reconocida por todos,
USO OFICIAL

donde se lo observa con una manga del pantalón mojada y con la cara algo
hinchada.

Estos interrogantes sirven como ejemplo para


avizorar algunas de las dificultades que debían presentarse
inexorablemente para el caso de reflexionarse sobre la confección de un
sumario falso donde no solo debían obtener la cooperación de la totalidad
del personal de la comisaría, incluso la que aún no se había presentado a
trabajar; , sino que además, tambiénel plan requería de complicidades
adicionales, incluso de eslabones pertenecientes al Ministerio Público de la
Acusación de Santa Fe y al Poder Judicial.

Porque la necesidad de las acusaciones de buscar


encubrimientos a partir de las sospechas que podrían traer las
irregularidades del sumario, terminó con sospechas del mismo tenor
respecto del desenvolvimiento de todo el sistema penal. Solo por
mencionar algunas intervenciones, pudieron advertirse no solo denuncias
de encubrimientos del sumario prevencional, sino el pedido de formación

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de actuaciones sobre el falso testimonio del denunciante que dio inicio al
sumario, otra denuncia por encubrimiento a la médica de policía y también
se señaló a la dependencia Asuntos Internos de la misma fuerza.

Pero también existieron señalamientos y pedidos


de formación de actuaciones, relacionados con alegados incumplimientos o
sugerencias de encubrimientos de otras autoridades, provenientes de
esferas, judiciales, como en su momento del Ministerio Público de la
Acusación, también al personal de Prefectura Naval Argentina, que se decía
que había ocultado las sogas que presentaba Franco durante el hallazgo de
su cuerpo, o a las autoridades del Instituto Médico Legal, del que se decía
que no habían seguido los protocolos, solo para dar cobertura policial al
hecho. Incluso aquí, dos odontólogos que fueron convocados para revisar a
un NN, según los datos de ese momento, terminaron también con proceso
penal. Solo por mencionar algunas cosas que ocurrieron al momento de
investigación de los sucesos, que también incluyó otras denuncias e
investigaciones que no pudieron esclarecer lo que pudo haberle ocurrido a
Franco.

Todo ello impone analizar si ese derrotero que


llevó la investigación de los sucesos, se trató de encubrimientos o de
desprolijidades del sistema, algunas llamativas, que pretendió la
reconstrucción de los sucesos sin la colaboración de Franco, porque ya no
podía ser interrogado dado su desenlace lamentable.

Es que tampoco debemos olvidar para efectuar


este análisis, la significación que tuvo el cambio de sistema procedimental,
como el experimentado en la Provincia de Santa Fe, que se trataba de un
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Poder Judicial de la Nación
proceso incipiente, carente de tradición en la regiónotros orden aunque de
manera incipiente.

No debemos olvidar que el sistema procesal que


comenzaba a modificarse, traducía prácticas cotidianas relativas a una
investigación que necesitaba descansar en la colaboración del imputado.
Esa colaboración se encontraba , reflejada en el modo en que se había
estructurado su declaración, como declaración indagatoria, en de
cooperación de su declaración, la s condiciones de incomunicación a la que
debía arribarse someterse para que pueda reflexionarse respecto de esa
USO OFICIAL

colaboración, en como consecuencia de ellas, elel tratamiento con


respecto a la imposición de una prisión preventiva como regla del sistema,
en síntesis, institutos diseñados para una investigación con aptitud para
lograr su confesión, para que a partir de allí, pudiera decidirse cuáles
debían ser los pasos a seguir.

El nuevo sistema procesal que comenzó a regir


íntegramente durante el año 2014, carecía de experiencia a efectos de
lograr una investigación de un modo diverso o alternativo a la
colaboración que se necesitaba del imputado. En definitiva, carecía de
experticia para lograr la reconstrucción de los sucesos no obstante la
inexistencia de aquellas colaboraciones. Este quizás se haya tratado de un
caso, que dado el momento en que tuvieron lugar esos sucesos, con un
código incipiente a nivel provincial, ha revelado las inexperiencias del
sistema penal para este tipo de reconstrucciones a partir de la
criminalística, tal como será analizado en su momento. En otras palabras,
el nuevo sistema requería, en especial para este caso, de la formación de
colaboradores de la investigación, formados con una mayor experticia en el

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estudio del objeto investigado, donde además, debían tener en claro qué se
investigaba y cuál era la finalidad de respetar el protocolo que el caso
demandaba.

Más allá de esta observación, referida a la falta de


experiencia del sistema, dada la ausencia de investigaciones a partir de la
criminalística, no han podido ponerse en duda los elementos de cotejo que
con desprolijidades sirvieron para orientar lo que podría haber ocurrido.

OAntes, otro de los análisis que se impone


entonces, con motivo de las intervenciones iniciales, a partir de las actas
policiales cuestionadas, tiene que ver con algunas de las anotaciones que se
consignan en el acta referida de libertad. También llama la atención, si es
que teñimos de sospecha lo allí documentado, sobre el motivo por el que la
policía consignó detalles tan ínfimos en relación a una persona sobre la que
pesaba una muerte anunciada. Es que algunos de esos datos han sido
volcados con una precisión llamativa a juzgar por el desenvolvimiento que
luego tuvieron los sucesos, que lleve a sospechar que el personal policial
podía obtenerlos mientras se encontraba en una sesión de torturas en
desarrollo pleno.

Me refiero, por ejemplo, a las anotaciones


relativas al domicilio de Franco, situado en Florencio Varela. No debemos
olvidar que de las consultas que se le hicieron al fiscal, narradas por el
propio fiscal como ciertas, también el funcionario recordaba la existencia
de un domicilio en Rosario. Seguramente se estaba refiriendo al domicilio
de su tía, situado en esta ciudad de Rosario. Ello lo habría animado, a
ordenar una recorrida para que el personal policial, acompañado del propio
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Poder Judicial de la Nación
Franco, pudiese observar la zona, a efectos de poder individualizar cuál era
su domicilio de residencia transitorio. La medida tuvo resultados
infructuosos porque Franco no se sabía guiar en la ciudad, ni tampoco en el
sector que fue recorrido. Pero también nos advierte que se puso especial
preocupación en buscar solución a la problemática que los funcionarios
tenían en ese momento.

Además de ello, dicha diligencia nos debe llamar la


atención, porque nos advierte que el personal policial no solo se ssabía de
la existencia de un domicilio en la localidad de Florencio Varela, sino de
USO OFICIAL

otro y también de otro existente en Rosario, lo que animaría a pensar que


tanto la policía como y el fiscal, se habían abocado a indagar respecto de
un modo de devolverlo al lugar desde donde él pudo haber partido.

Porque de lo contrario, volvemos con las


preguntas, esta vez, la relativa a cuál habría sido el sentido de consignar en
el acta que de acuerdo a la acusación se confeccionó antes, un domicilio
situado en Florencio Varela para terminar realizando consultas sobre su
residencia transitoria dentro en la ciudad de Rosario. Esto indudablemente
surgió luego, quizás producto de la confusión que pudo experimentar
Franco en ese momento. Dicha desorientación, se habría trasladado incluso
al propio personal policial porque se escucharon durante el debate, algunos
audios, que deben ser entendidos como de colaboración hacia la situación
que presentaba Franco en ese momento.

En este caso, se trataron de los audios donde el


personal que prestaba funciones el 7 de la dependencia del día 7 de
octubre, intentaba a partir de las consultas al 911, ubicar su domicilio en

#34456351#385247861#20230925150936671
Rosario. Es cierto, a partir de la dirección brindada en el acta, pero que en
realidad era parecida al pertenecería al de de su domicilio de su residencia,
situado en Florencio Varela.

Durante la audiencia de debate fue reproducido el


otro audio obtenido de las conversaciones al 911, agregado al legajo de
pruebas, donde se observó la voz de Cintia Greiner, que se identificaba así
en el audio. En esa comunicación le preguntaba a la Agente Soria, sobre la
existencia de un Pasaje o calle 12 al 3600, dentro de la ciudad de Rosario.
La operadora respondía sobre la inexistencia de un pasaje con esas
características en la ciudad.

Ante dicha respuesta, la referida Greiner,


manifestó durante la comunicación: “voy a consultar de nuevo y vuelvo a
llamar”. Esto también refleja una mirada distinta a la observada por los
acusadores, se trata de de otro detalle, otro más, porque debe ser visto
desde un enfoque diverso. Por ejemplo, debemos preguntarnos sobre cuál
era la necesidad de hacer esas consultas de verificación, para el caso que
para ese momento Franco ya estuviese sin vidacomo fallecido.. Esto pudo
deberse a que Franco solo recordaba su domicilio en Florencio Varela y
desconocía como también surgió del debate, el domicilio transitorio
ubicado en la ciudad de Rosario.

Acá

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Poder Judicial de la Nación
Pero además esa comunicación revela otro detalle,
proporcionado por Cintia Greiner en ese momento. Cuando la operadora
del 911, también debe llamar la atención la contestación del personal de la
comisaría que entabló comunicación con el 911, que cuando le informó
aron la inexistencia del pasaje referido en la ciudad, ella se expresó de la
manera ya descripta, cuando sostuvo “voy a preguntar”. Entonces, de
nuevo, a quién iba a consultar sobre ese domicilio, qué persona distinta de
Franco podría haber aportado claridad al respecto. Visto desde el punto de
vista de las acusaciones, si esta llamada también se trató de un intento de
continuar con la teatralización, cabe preguntarnos por qué no se continuó
USO OFICIAL

con ella con llamadas subsiguientes.

Entiendo que una posible respuesta, que además,


exhibe la veracidad de los sucesos que alegaba la policía, es que Franco sí
había sido consultado al respecto y por eso no existió una nueva llamada,
ante la presunción de que en realidad,y allí pudieron despejarse las dudas
en cuanto a que el domicilio del acta, mal consignado en su numeración,
correspondía a la localidad de Florencia Varela y lo él no recordaba en
realidad, dónde estaba situado el domicilio de la ciudad de Rosario.

Fue por ello, según lo entiendo, que el fiscal


ordenó una recorrida dentro del radio de la Comisaría para refrescar la
memoria de Franco, con su colaboración. Vista la comunicación desde el
punto de vista de las acusaciones, debemos interrogarnos también, si es
que se trató de una planificación, cómo iba a contar el personal policial con
ese nivel de detalles, sobre algunas contingencias respecto de la situación
de Franco que solo pudieron certificarse a partir de que tiempo después,
sus familiares corroboraron algunas de ellas.

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Volviendo al intento de constatación del domicilio
de los familiares de Franco en Rosario, en ella intervinieron Esteban Daniel
Silva y Marcelo Guerrero, de acuerdo a lo que surge de fs. 96 del libro ya
intervino personalmente Silva, funcionario que de acuerdo al libro
memorándum de guardia nro. 15, que se trataba de los agentes una
persona con funciones ese día, 7 de octubre. Es otro punto donde
corresponderá apoyarnos, es decir las referencias del libro memorándum
de guardia, que es cierto que también, como todo lo hecho hasta aquí fue
teñido de sospechas y de encubrimientos. El libro memorándum de guardia
de la Comisaría no fue la excepción. Pero en esto corresponde advertir que
tampoco existieron durante el debate, elementos que pongan en dudas las
anotaciones, porque las dudas versaron sobre aquellos olvidos y aspectos
no ingresados al libro.

Entiendo que los intentos de considerar al libro


reseñado como un material inidóneo para seguir las alternativas que
indudablemente debieron quedar registradas, se debieron a cuestiones
generalmente orientadas a establecer olvidos, o alguna inexactitud, al
menos las referencias que se hicieron en el debate. No obstante, pero en
cambio, no fueron cuestionadas o no pudieron probarse asentamientos
falsos, efectuados con la finalidad de encubrimiento que se afirmó durante
los alegatos. Es decir que el libro contiene diligencias que no pudieron ser
argüidas de falsas, respecto de sucesos que entiendo que sí ocurrieron; y
también entiendo que el libro debía llevar algunos asientos que sin
embargo no fueron anotados que fueron las inobservancias que
mayormente llevaron a las acusaciones a sostener su falsedad, con la
alegada finalidad, que les resultaba de utilidad para encubrir la muerte de

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Poder Judicial de la Nación
Franco. Luego el fiscal, sin embargo se apoyó en las constancias del libro de
guardia para sostener algunas de sus afirmaciones, y creo que lo hizo de
manera correcta. Las acusaciones incluso también se valieron de las
anotaciones del libro de guardia por lo que entiendo que no correspondía
que las afirmaciones del libro hayan sido utilizadas solo por conveniencia,
en función de la teoría del caso de las acusaciones, cuando necesitaban
sostener algunas de las alternativas allí documentadas.

Pero esto también arroja como conclusión que el


libro de guardia, como todo el análisis que se viene haciendo hasta el
USO OFICIAL

momento para permitir la reconstrucción de algunos sucesos a partir de


otras variables, que el análisis de dicho documento no constituye una
excepción. Esto no importa afirmar que el libro memorándum de guardia
no haya tenido fisuras o desprolijidades, , porque está claro que una vez
más, no se ha seguido el protocolo para su de llenadoconfección, como
tampoco el de control, porque el personal que compareció a la audiencia,
encargado de esa cuestión, tampoco pudo brindar alguna explicación
racional en cuanto al modo en que ese control era ejercido, más allá que se
trataban de intervinientes ajenos a la dependencia, que afirmaron que el
control se hacía.

Pero de lo que se trata aquí no es el de establecer


irregularidades que incluso, no han sido objeto del contradictorio principal,
sino que se trata de precisar si los asentamientos, especialmente los
relativos a la detención de Franco, se corresponden con circunstancias
relativas a la presencia del personal policial, un día determinado. El caso de
Silva entiendo que se compadece con una anotación que demuestra que no

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cumplió funciones en la comisaría el día 6 y que sí lo hizo el sin fisuras, que
ha estado7 de octubre cerca de las 20 hs.

Es por ello que otro elemento que corresponde


ponderar, para obtener desde otra variable lo que pudo ocurrir el día 7 de
octubre, ante la ausencia de algunas registraciones desde el libro de
guardia, se encuentra dada por el intento de constatación dell domicilio
reseñado. Como se anticipó, esa circunstancia, relativa a la existencia de un
domicilio e domicilio situado en la ciudad de Rosario, tuvo que haber sido
revelado necesariamente por es el que Franco tuvo que revelar, Franco, ya
que porque en el acta de detención, consignaba de manera errática uno
situado en la localidad de sin dudas había dado uno parecido al que tenia
en Florenciao Varela.

Esteban Silva, otro de los acusados por una


participación principal, fue el encargado de esa constatación por orden del
fiscal, donde quedó registrado que lo hizo junto Guerrero …. Esteban Silva
se manifestó durante las palabras finales en relación a su intermediación en
cuanto a Franco. Expuso que lo único que le fue encomendado esa noche,
donde comenzaba a prestar los servicios, había sido el de cumplir con el
cometido de constatación de domicilio ordenado por la fiscalía de ese
entonces.

Los antecedentes del caso en relación a este


suceso se exhiben a fs. 303, donde Silva fue entrevistado tiempo después
por el fiscal de la investigación de ese momento, el doctor Guillermo
Apanowicz, en relación a la averiguación de paradero de Franco. Se trataba
de otro fiscal respecto del que había intervenido en el proceso de
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Poder Judicial de la Nación
flagrancia. La entrevista se tomó el 5 de noviembre del 2014, unos días
después del hallazgo del cuerpo de Franco. Se trató de una entrevista
informal, propia de la regulación de la justicia ordinaria de la Provincia de
Santa Fe donde inicialmente había sido radicado el caso.

Esteban Silva manifestó en cuanto al día 7 de


octubre, que él debía ingresar a las 20 hs. a la comisaría, pero que fue a las
19.30 hs porque se trataba del superior de servicio. Por ese motivo, le
gustaba ir un rato antes a su trabajo para interiorizarse de lo que sucedía
en la seccional. Explicó que ese día estaba Franco, que había que
USO OFICIAL

constatarle un domicilio o averiguar de dónde era, porque él manifestaba


ser de la Provincia de Buenos Aires, pero que les había comentado que vino
a Rosario para visitar a una tía.

Expresó que cerca de las 20 horas lo llevaron en un


móvil a recorrer las zonas de donde pudo estar parando. Que se lo veía
tranquilo, pero que no pudo reconocer la zona por la que había sido
llevado, ni tampoco recordaba el lugar de donde había partido, ni sabía, por
ende, arribar a su lugar de residencia transitoria. Estos datos, de acuerdo a
la acusación también se basaron en constancias de un sumario montado
para el encubrimiento del suceso.

Desde mi punto de vista, resultaba inimaginable


que la recolección de los variados elementos que tenía esa constatación,
pueda ser vistos desde una sesión de torturas, mucho menos, si de acuerdo
a las acusaciones, Franco había sido detenido el 6 de octubre. Por lo tanto,
esa afirmación de las acusaciones tampoco se condice con los elementos de
la constatación, por ejemplo, los sucesos explicados por Franco al personal

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policial, en cuanto a que estaba parando en lo de una tía en Rosario y que
su domicilio real quedaba en Florencio Varela.prever en ese momento
prever con tantos detalles la cantidad de elementos coincidentes que el
caso traía, incluso con manifestaciones por parte de Franco

No obstante, en dicha entrevista se ha presentado


otra información adicional para el análisis que ahora nos toca abordar,
porque se ha tratado de un detalle que desde mi punto de vista,
difícilmente pueda ser refutado desde la propuesta que tuvieron las
acusaciones. Silva Así expuso que durante el recorrido en el móvil, Franco le
comentó que estaba durmiendo en la calleque durante el intento de
constatación de domicilio de Franco, habría manifestado que estaba
durmiendo en la calle.

Es decir que si nos situamos en la hipótesis de las


acusaciones, de una detención más antigua, hubiese resultado imposible
para los policías, obtener la cantidad de elementos necesarios para lograr
con éxito los objetivos alegados en cuanto al encubrimiento.Este detalle
confirma a mi modo de ver, la versión policial desde otro enfoque, en
cuanto a que la detención de Franco la docurrió el 7 de octubre, mientras
que durante la noche del 6, oportunidad en que las acusaciones ya lo
hallaban como detenido ilegítimamente, en realidad, Franco habría
manifestado que estaba durmiendo en la calle. Entonces también
corresponde preguntarnos, cómo podía saber el personal policial este dato
que marca una coincidencia con lo que tiempo después manifestaron sus
familiares, en cuanto a que esa tarde se había retirado del domicilio; pero
además, el dato respalda la versión del sumario policial respecto a que la

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detención se habría concretado el 7 y no el 6 de octubre.día de detención
de Franc

Este elemento, entonces, no se trata de un


ingrediente menor, porque reviste objetividad y escapa al contexto de las
acusaciones, que entendieron que la privación de la libertad se produjo el
6, mientras que el propio Franco le habría dicho a Silva que en realidad se
encontraba durmiendo en la calle esa noche. Un elemento que Silva no
podía saber, ni imaginar en ese momento y que fundamentalmente, no se
compadece con el contexto de encubrimiento esbozado por las
USO OFICIAL

acusaciones. años después decidieron acusar por una privación ilegítima de


la libertad en el contexto en el que finalmente fue presentada. Pero
también debemos preguntarnos si en noviembre del año 2014, Silva ya
había visto que la eventual acusación que pueda presentarse iba a tratar de
un hecho ocurrido el 6 de octubre y que por ello ya había sido planificada la
coartada en cuanto a que Franco había dormido en la calle el día anterior?

Es que el dato fue revelado hace Entiendo que


nueve años antes,, cuando resultaba impensado suponer que esa
declaración de Silva, con ese nivel de detalle, podría haber tenido una
finalidad había tenido por finalidad lade encubrimiento, que escapaba
incluso al conocimiento que Silva podía tener sobre la vida de Franco.
¿Cómo podía imaginar Silva que iba a ser acusado por una muerte alegada
como ocurrida durante esa noche? En ese momento no había ninguna línea
investigativa confeccionada en ese sentido, ya que el contexto temporal se
perfeccionó luego.

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Entiendo por tanto que la única manera de que
Silva haya ingresado ese detalle 9 años antes, radica en que el comentario
realmente existió, y que lo hizo Franco mientras se intentaba ubicar su
domicilio durante la noche del 7 de octubre. Pero además, sirve para
evidenciar la imposibilidad de que Franco haya sido detenido el día 6 de
octubre, porque no podría haber alegado esto ese día, ya que lo noche
anterior, dormía en lo de su tía. Por ello es que me parece interesante el
análisis de algunos de los pocos indicios del caso, porque preservan no solo
la cronología de los sucesos, que no encuentra apoyo desde la visión de los
acusadores, sino que además, respaldan la versión que surge del sumario
policial en cuanto al día en que se concretó la detención. cuya
investigación, nadie imaginaba que iba a concretarse del modo en que
finalmente se juzgó, por un fiscal diverso al de ese momento, en un fuero
distinto y por una hipótesis totalmente disímil a la que hubiese podido
imaginarse. Porque también debemos recordar que esa entrevista que
comenzaron a tomarse, si bien con el hallazgo del cuerpo que podría
tratarse de Franco, se trataba del fiscal encargado de una investigación una
persona diversa a la que hoy nos ha convocado. Hasta allí las hipótesis
temporales situaron la investigación en el día 7 de octubre, a juzgar por las
medidas de aquel momento, en orden a intentar obtener las filmaciones
del día 7 de octubre y no las de la jornada anterior.

Hoy, con el diario del lunes, observamos casi con


avidez, cuánta utilidad podría haber tenido para la investigación el de
intentar obtener a partir de las cámaras de seguridad de la zona, las

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Poder Judicial de la Nación
imágenes del día 6 de octubre. También nos interrogamos sobre los
motivos de la investigación, que no intentó siquiera investigar la existencia
de cámaras de esa noche, ni tampoco consultar a eventuales vecinos de la
zona, los del lugar que de acuerdo a la teoría de la acusación, se habría
concretado la detención de Franco. Quizás se hubiese tratado de un
aspecto difícil de lograr, pero llama la atención que ni siquiera se intentó
indagar sobre tales aspectos.

No obstante, también debemos destacar que no


pudieron recabarse filmaciones adecuadas del día 7 de octubre, incluso
USO OFICIAL

algunas al alcance de la mano. La obtención de esos documentos, podrían


haber permitido visualizar cuáles pudieron haber sido los movimientos de
la comisaría, tanto los del 7 de octubre, como los del día anterior. decir, con
las incertezas que pudo traer aparejada esa ampliación de los días, que
tampoco hemos podido observar filmaciones de las cámaras que se suponía
debían existir en la zona, pPor ejemplo, con la obtención de las filmaciones
de las cámaras las situadas en el Banco de Santa Fe, que hubiesen
permitido observar la cronología del caso. Tampoco pudieron ser
aseguradas las filmaciones de ese l ddía 7 de octubre, existentes en un local
lindante a la seccional, que hubiesen servido para lograr el esclarecimiento
de los sucesos.

Tampoco fueron aseguradas otras cámaras que


podrían haber acreditado del mismo modo las circunstancias alegadas por
el personal de la comisaría. Por ejemplo, las filmaciones advertidas por
Carlos Ríos, de Asuntos Internos, inherente a la existencia de una cámara
ubicada en Santa Fe y Cafferata, que visualizaba a una persona cercana a la
terminal de ómnibus de características similares a la descripción de Franco,

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con imágenes que fueron captadas luego del momento en que personal de
la comisaría 7°, había alegado que ya lo había liberado.

Esa zona, se recuerda había sido estudiada por las


acusaciones solo para trazar sus especulaciones sobre el día en que
entendían que Franco pudo haber sido detenido de manera ilegítima la
noche del 6 de octubre. Pero, llamativamente no se preocupó en
profundizar aquellas evidencias que podrían haber asegurado su presencia
en el mismo lugar el día en que los policías sostuvieron que ya lo habían
liberado. Es decir que no solo no se aseguró la filmación que a ellos les
pudo resultar provechosa, sino que tampoco se cauteló la que podía llevar
provecho a la situación alegada por los imputados.

También hubo otras inherentes al aseguramiento


de los antecedentes de acuerdo a la versión policial, que sin embargo, se
trataron de sucesos que nunca fueron llevados a cabo. Me refiero a las
filmaciones inherentes a las cámaras de seguridad que llamaron la atención
del Gendarme Edgar A. Castillo, de la División Criminalística y Estudios
Forenses de esa fuerza. Prestó declaración testimonial a fs. 1250 y ss. y
luego en la jornada de debate del día 1.4.2022. Durante la instrucción había
llamado la atención sobre la existencia de cámaras de seguridad en la zona
desde donde se aseguraba que se había detenido a Franco, una en una
esquina cercana y otras dos en otra arteria, que podrían haber servido para
respaldar o desautorizar los extremos alegados por Alberto D. Crespo o el
personal policial en relación a una zona lindera al lugar que se observó
como el de detención de Franco el día 7 de octubre.

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Poder Judicial de la Nación
Finalmente, no podemos olvidar las suspicacias
que le generó a las defensas el extravío de otras de las filmaciones que se
habían asegurado desde el inicio, y tal como ya fuese señalado al inicio,
como en el voto de mi colega que me precede en el acuerdo, se había
tratado de una evidencia que resultaba de utilidad a la estrategia de las
defensas. Sobre todo, en función de lo que había declarado inicialmente su
tía, Roque María Casco respecto de esas imágenes cuando se le exhibieron
las filmaciones correspondientes a la cámara de Génova y Cordiviola del
8.10.14, entre las 03.20 y 03.55. Allí se veía a una persona de sexo
masculino que vestía zapatillas oscuras, jean desgastado y una prenda de
USO OFICIAL

mangas largas de color azul, con detalles en blanco. Su tía inicialmente


expresó que “puede ser como no puede ser porque no se distingue bien el
rostro. Respecto de las prendas y el corte de pelo son similares” -v. fs. 456-.

Entiendo que en efecto, de haberse intentado


procurar con alguna diligencia, esas filmaciones, o de haberse respaldado
las que se consiguieron, podríamos haber descartado algunas hipótesis
como también, consolidado otras. Causalidad o casualidad, también se han
tratado de Creo que se trataron de nuevasotras desprolijidades, de las que
abundan en el caso, pero que no pueden en cambio pensarse como
episodios de encubrimiento; en especial, cuando se han tratado esta vez,
del extravío de elementos de relevancia para la investigación del suceso,
donde además ya intervenían representantes de los que luego alegaron los
encubrimientos de los imputados hacia una seccional que incluso, dado el
desenvolvimiento de los acontecimientos, ya había perdido todo el crédito
con que se pensaba que podía contar.

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La inexistencia de evidencia fílmica, sea porque se
trataba de un día impensado como lo fue inicialmente el día 6, sea porque
no se emplearon las diligencias del caso, por los motivos que fuesen porque
también hay que reparar que estos sucesos se originaron por un motivo
diverso al sostenido ahora, con autoridades de la investigación que no
resultaban competentes para diseñar en esos primeros días, los cruciales,
sobre cuáles debían ser las medidas a adoptar en función de las hipótesis
que nacieron tiempo después. Como sea, lo que no podemos dejar de
observar es el de reflexionar que el personal de la Comisaría 7° tuvo las
influencias necesarias para convencer al personal del Banco de Santa Fe
para que brinde una respuesta esquiva o que no lo haga el comerciante
lindero, o también, el de suplicar al Poder Judicial de Santa Fe a que se
abstenga de indagar sobre un hecho, que se gestó con unas dimensiones
diversas a las que finalmente se avocó la investigación.

Con las orfandades de prueba del caso, la


constatación domiciliaria infructuosa narrada párrafos atrás, como el
establecimiento de otras diligencias, que cuentan con referencias externas,
refuerzan desde mi punto de vista la presunción de veracidad de los
elementos documentales cuestionados por la acusación.

Vuelvo a destacar dos motivos. En primer término,


que no se ha podido demostrar que se hayan incluido elementos o
circunstancias no ocurridas, al menos las que llevan relevancia en el caso.
En cambio, sí existieron otras constancias que traducen desde otras
variables, similitudes respecto de las diligencias existentes dentro del
sumario policial cuestionado. D, diligencias éstas que fueron ordenadas por

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Poder Judicial de la Nación
el fiscal de ese momento, que confirmó que había dado esas órdenes, del
modo en que los policías luego manifestaron cumplirlas, por orden del
fiscal.

B. Comunicaciones a través del 911.

Las comunicaciones con el 911 expuestas durante


el debate, también han sido reveladores de dos situaciones. Una de ellas,
ha desdibujado la teoría del caso que hasta ese momento traían las
acusaciones, en cuanto a que Franco había sido detenido de manera
USO OFICIAL

ilegítima por personal de la comisaría 7°, en Ovidio Lagos al 1.Continuando


con este análisis transversal de los acontecimientos, debo referirme a las
comunicaciones entabladas entre el personal de la seccional 7° con la
central 911, que arrojaron nuevos detalles. Algunos de esos llamados
desecharon luego la posibilidad que Franco haya sido detenido el día 6 de
octubre en inmediaciones de la estación de trenes como se había afirmado
inicialmente, del modo en que lo habían sostenido las acusaciones. Las
querellas, incluso mantuvieron este lugar hasta el final, porque durante los
alegatos la Fiscalía cambio el lugar, el escenario donde inicialmente había
sostenido que se levantó ilegalmente a Franco aunque el 6 de octubre.

En aquella llamada, ya referida con anterioridad en


los momentos iniciales, se pudo registrar una llamada al 911 donde …. Ya
hemos analizado que la concurrencia del móvil policial hacia esa
intersección, se debió a un episodio protagonizado por simpatizantes del
Club Rosario Central, que habían provocado roturas de cristales y otros
destrozos en un colectivo de la línea 110. Esta constatación, se recuerda,
hizo variar a la fiscalía durante los alegatos el lugar en que se afirmaba que

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habría ocurrido la detención de Franco. Como se constató que esa situación
obedeció a otro motivo, sin explicación alguna, se cambió el lugar de los
acontecimientos.

La existencia de las otras dos llamadas, fueron


reveladoras de que la detención se habría concretado el día 7 de octubre de
2014 y no el día anterior.

Una de ellas, Otra de las también ha sido


referenciada párrafos atrás, En esa llamada, el 911 expresaba de manera
textual al dirigirse al personal policial:

A estas llamadas, debemos agregar otra también


ya explicitada párrafos atrás, la relativa al intento de constatación del
domicilio de Franco, aunque efectuada en relación a un pasaje numérico,
que debía interpretarse como referido al situado en la localidad de
Florencia Varela. La central lo informaba como inexistente, ante una
confusión del personal policial, dado que Franco habría dado el domicilio de
su lugar de origen, porque desconocía dónde podía estar ubicado el de sus
familiares de Rosario.

Las inexactitudes que el propio personal policial


manifestó tener en ese momento, decidieron dar por culminado el llamado,
con la advertencia de que iban a volver a comunicarse una vez que se
evacúen las dudas del caso, según se aclaró en la conversación. Las
defensas se preguntaban en los alegatos cuando ponderaban esa llamada:
¿a quién se le iba a preguntar si no era a Franco, respecto del domicilio que
debían verificar para producir la constatación? Finalmente, no se ubicó otra
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#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
llamada ulterior, probablemente porque Franco no sabía el domicilio de
residencia en la ciudad ni la zona donde se encontraba. Solo recordaba el
de su casa en Florencio Varela.

Pero además, esto también nos exhibe otro


elemento relacionado con la veracidad de que el fiscal Álvaro Campos
ordenó una recorrida para constatar al menos la zona donde podría estar
situada la residencia relativa a un domicilio del que Franco no podía dar
precisiones. Entonces también surge la pregunta, otra más, para el caso de
que se piense que el sumario labrado fue falso. En ese contexto debemos
USO OFICIAL

preguntarnos, aun así, si podrían haberse presentado tantos detalles, en


tan poco tiempo y además que se planifiquen en armonía con la cronología
y la razonabilidad de las medidas expuestas por el fiscal. Lógicamente que
ese fiscal habría ordenado medidas razonables a partir de que se había
corroborado la imposibilidad de conocer por medio de Franco la zona o el
domicilio que él mencionaba como de su residencia. Visto a la inversa, si
Franco hubiese mencionado en algún momento alguna referencia de mayor
puntualidad, no tendría sentido ordenar el recorrido de una zona tan vasta
a efectos de averiguar dónde estaba residiendo. Obviamente que allí les
pudo haber manifestado que su domicilio era en Florencio Varela y que no
conocía en realidad el situado en Rosario. Todo debe enlazarse con la
posterior intervención del suceso mediante los dichos de Silva, que
refuerzan esta ignorancia por parte de Franco, no obstante lo cual, se
transitó la zona en busca de que él pueda familiarizarse con el recorrido,
cosa que aparentemente no se logró.

data ya del mismo 7 de octubre, horas antes del


momento indicado en el sumario de resistencia a la autoridad como

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detención de Franco.La otra llamada, ha sido La llamada, foriginada en
realidad ppor una denuncia de una vecina de la zona, y se ubica en el día 7
de octubre, donde se daba cuenta de la existencia de un chico
desorientado, que caminaba en horas de la mañana cerca de las 11 de la
mañana en radidentro del radio de la Comisaría 7°. Ese chico, que se
expuso como desorientado, porque caminaba entre los autos que
circulaban, según se detalló en la conversación, tenía una vestimenta
similar a la descripta en relación a Franco, porque vestía jean y una remera
azul. Además, se especificó que iba caminando por calle Urquiza y
Cafferata, en dirección al Oeste, es decir, justo en dirección y a unas pocas
cuadras del lugar donde el personal de la comisaría 7º estableció que se
había detenido a Franco un rato después Por esto el 911 avisaba al personal
de la séptima de la existencia de esta persona con éstas características. Si
esa llamada se hubiese producido el día 6 de octubre, no hubiese resultado
extraño la existencia de una persona con esas particularidades previo al
desarrollo de juego de un partido de fútbol..

R Pero reesultanba sugestivas las coincidencias de


esta simple comunicación: descripción coincidente de la vestimenta,
descripción coincidente del estado que luego el personal policial alegaba,
un estado de d en el contexto analizado, la presencia de una persona en
jurisdicción de la séptima el día 7 de octubre, poco antes de que fuese
finalmente detenida, que presentaba confusión y desorientación, que
además se lo vio en el radio de la comisaría 7ª, por cierto, a una cuadra, y
que además se dirigía hacia el oeste, justo hacia el lugar donde el personal
de la séptima alegó como lugar de su detención.

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Poder Judicial de la Nación
Es decir que la detención de Franco el día 7 de
octubre, tampoco exhibe un solo antecedente, el llamado de Alberto Daniel
Crespo, sino que además cuenta con otras circunstancias contestes, como
esta llamada, con varias coincidencias, con las que se presentaba en
función de otros elementos arrimados al sumario. Dichos elementos Justo,
elementos éstos descriptos luego por personal de la Comisaría 7°, que
sumados a la actitud que el sumario expresa que tuvo Franco, resultan
coincidentes y fundantes de los motivos en que el personal alega que
experimentó su detención el día 7 de octubredeben ser tenidos entonces
como veraces porque las evidencias, más allá de las alegaciones, no han
USO OFICIAL

podido corroborar incertezas, sino en todo caso, que las cosas ocurrieron
del modo desprolijo que había sido documentado por las autoridades de
prevención.

En esa llamada, el 911 expresaba de manera


textual al dirigirse al personal policial: A estas llamadas, debemos
agregar otra también ya explicitada párrafos atrás, la relativa al intento de
constatación del domicilio de Franco, aunque efectuada en relación a un
pasaje numérico, que interpreto como referido a la calle de Florencia
Varela y no a la de Rosario. La central lo informaba como inexistente, dado
que en realidad no refería al domicilio transitorio en la ciudad sino al lugar
de residencia en Florencio Varela, como entiendo que debe ser
interpretado. Las inexactitudes que el propio personal policial manifestó
tener en ese momento, culminó el llamado, con la advertencia de que iban
a volver a comunicarse una vez que pueda corroborarse un domicilio
existente. Entonces, a quién se le iba a preguntar si no era a Franco,
respecto de qué domicilio debían verificar para producir la constatación.

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Obviamente que allí les pudo haber manifestado que su domicilio era en
Florencio Varela y que no conocía en realidad el situado en Rosario. Todo
debe enlazarse con la posterior intervención del suceso mediante los dichos
de Silva, que refuerzan esta ignorancia por parte de Franco, no obstante lo
cual, se transitó la zona en busca de que él pueda familiarizarse con el
recorrido, cosa que aparentemente no se logró.

LEs decir que las intervenciones del 911 exhiben


entonces desde otras miradas, nuevaos coincidenciaselementos, indiciarios,
pero que se asientan en otras evidencias, mostradas desde otras variables.
Todas, analizadas en conjunto, entiendo que hacen presumir que en
realidad el sumario policial, más allá de las desprolijidades del caso, no se
trató de un conjunto de papeles orientado a encubrir un homicidio que
había ocurrido un día antes. Por el contrario, nos muestra, con sutilezas,
que se trató de un sumario conteste con acontecimientos que también
pudieron ser contrastados desde otras miradas.

Porque a la inversa, vuelvo a insistir con la lectura


que han pretendido las acusaciones, el encubrimiento hipótesis de basadas
en la premeditación en el caso de la Fiscalía General e hipótesis de muerte
como consecuencia del ejercicio de tormentos como lo sostuvieron las
defensas, con intento de a través de un sumario encubrimiento para
remediar lo que había sido visto como una planificación. Sigo
preguntándome si existe posibilidad cierta de ejecutar una planificación con
tantas variables y tantos intervinientes, personal policial, de fuerzas de
seguridad, autoridades judiciales, de ambos fueros, autoridades de la
ciencia, todos con errores que hemos cometido dentro del sistema penal,

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Poder Judicial de la Nación
pero que sin embargo, resultaron interpretaciones que exhiben
coincidencias si observamos esos mismos sucesos desde una
contemplación racional. A, allí podremos encontrar algunas explicaciones
que no la tienen desde la mirada de la desconfianza. Porque además de
todo, no ha sido analizado con la profundidad suficiente el factor tiempo, si
es que todo esto se ha tratado de una planificación.

Si partiésemos aún de la hipótesis de la acusación,


para ejecutar toda esta planificación, con el lujo de detalles exhibido,
también debiéramos pensar que el personal policial habría tenido unas
USO OFICIAL

pocas horas para diseñar la ejecución de un plan ya predeterminado, como


lo observó la Fiscalía General o con el dolo eventual que parecieron haber
insinuado las querellas. En cualquier caso, esa planificación o
premeditación con que se pretendió relacionar la muerte de Franco,
necesitaba de unas pocas horas, porque lo cierto es que para todas las
hipótesis que se sostuvieron, para la noche del 7 de octubre ya Franco no
se hallaba más dentro de la comisaría para la noche del 7 de octubre.

Entiendo que la sentencia penal debe


pronunciarse desde un punto de vista estricto, sobre aquellos extremos
afirmados por las acusaciones respecto del modo en que ocurrieron los
sucesos; mientras que aquí, entiendo pertinente evidenciar que desde ese
prisma, que no existe un solo elemento que se asiente en pruebas
orientativas en relación a las circunstancias en que se habría desarrollado la
detención de Franco de acuerdo a la visión de las acusaciones. Es decir, las
relativas a que fue detenido ilegítimamente el 6 de octubre. Pero además,
para reforzar ese grado de convicción, que tendría suficiencia para negar
que las cosas ocurrieron de la manera en que la acusación lo ha afirmado,

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es que he estimado pertinente reconstruir el suceso del modo en que me
parece, esta vez, basado en pruebas, que la detención habría ocurrido un
día diverso y por un motivo distinto del alegado por las acusaciones.

Es cierto que del sumario policial incorporado al


debate, pudo advertirse que se han tratado de diligencias rudimentarias
desde lo formal; no obstante, entiendo que ellas no resultaron impeditivas
para impidieron observar de un modo bastante certero, cómo habrían
ocurrido los sucesos de acuerdo a las mismas constancias. Estos elementos,
que han podido ser ponderados, sumadoa a la ausencia de evidencias
concordantes de la hipótesis que nutrió a la acusación, desautorizan desde
mi punto de vista, el argumento de la desaparición forzada con que se
pretendió dotar a los hechos, como también los posibles encubrimientos
que esa hipótesis necesitaba a efectos de solventar las afirmaciones que las
acusaciones vertieron durante el debate.

C.- Situaciones de Crespo, Síscaro y Escobar.

En síntesis, por lo visto hasta acá, entiendo


considero que no existen elementos de los hasta aquí analizados que
permitan solventar la hipótesis de las acusaciones, en las condiciones de
tiempo y lugar en que dijeron ce haberque ocurrieron do los
acontecimientos. Sí en cambio, existen algunos varios elementos criterios
para pensar que la detención de Franco se habría producido el día 7 de
octubre y que dado el suceso que motivó la intervención del personal
policial, él fue trasladado a la comisaría el día 7 de octubre.

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Poder Judicial de la Nación
Entiendo igualmente que se han verificado algunos
elementos adicionales que permiten verificar esta hipótesis, donde también
deberemos referirnos, brevemente, a la situación de Alberto D. Crespo, que
se trató del denunciante que habría sido el desencadenante de la detención
de Franco.

Por ese hecho, luego fue acusado como autor del


delito de falso testimonio. Es decir que la hipótesis acusatoria no solo tildó
de falso al sumario policial, sino incluso, se colocó ex ante, hasta solicitar el
falso testimonio de un ciudadano, que es la que habría respaldado la
USO OFICIAL

versión policial de un modo contradictorio, según expusieron las


acusaciones.

En cuanto a Crespo entiendo que no debo


profundizar el análisis de su situación, porque se ha tratado de la
imputación de un hecho diverso al principal, donde entendí que la
participación de los acusados por ese hecho principal no se había
demostrado, lo que traslada las mismas consideraciones en relación al
delito consignado como precedente, por el que la acusación sostenía que se
pretendía dar cobertura a aquellos sucesos.

En su momento el Defensor Oficial Julio Agnoli, en


representación de Crespo, hizo una defensa muy puntual y muy prolija
respecto de la inexistencia de las características típicas de la conducta
atribuida a su defendido. Pero además, debemos preguntarnos sobre
cuáles han sido las contradicciones de Crespo en relación a los aspectos
esenciales de su denuncia o de ese anoticiamiento. ¿Podemos hablar de
contradicciones en función de que Alberto Crespo no supo dar precisiones

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si antes llamó al Comisario Álvarez o al 911? ¿O respecto a quién pudo
visualizar en la parte trasera del móvil policial? ¿si utilizaba o no lentes
recetados? Han sido consideraciones superficiales que solo tradujeron
confusión a los elementos que deben analizarse en relación a este suceso.
Por lo tanto y más allá de que no observo adecuación típica alguna en la
conducta que se le atribuyó a Alberto Crespo, tampoco observo
contradicciones estructurales respecto de circunstancias que han quedado
evidenciadas desde otras miradas.

Para agotar el tema, debo referirme a dos


situaciones que entiendo que las acusaciones no ponderaron
adecuadamente porque solo sostuvieron que Crespo cometió el delito de
falso testimonio. Una de las pruebas que debió haberse ponderado, se
encuentra dada por la existencia de una llamada desde el teléfono de
Crespo hacia el celular de Diego Álvarez, dada la constancia de la empresa
de telefonía que así lo afirmaba.

El segundo dato, la posición del GPS del móvil


policial que conducían Álvarez y Acosta cuando alegaron que detuvieron a
Franco, en Catamarca al 3900, es decir en una zona lindera al lugar de los
acontecimientos. Sin embargo, se han tratado de cuestiones no abordadas
con la suficiente profundidad. Solo se ponderó que existieron
contradicciones en cuanto a los lugares donde se expuso que se detuvo el
móvil, pero que se han tratado de divergencias de unos pocos metros de
distancia entre una y otra referencia, ya que se trata de arterias linderas.

También se cuestionó el tiempo que demandó la


detención de acuerdo a la detención del móvil. Recuerdo que en su
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Poder Judicial de la Nación
momento la querella representada en los alegatos por el doctor Guillermo
Campana estableció un diseño comparativo en cuanto a la detención de ese
móvil en la zona por 5 minutos; efectuaba así una comparación en cuanto a
esto, respecto a si podía entenderse que la detención pudo llevar nada más
que cinco minutos. Pero lo cierto es que la existencia de la llamada por
parte de Crespo y el establecimiento del móvil dentro de la zona que el
personal policial dijo que tuvo al momento de la detención de Franco,
resultan evidencias, que sumadas a los antecedentes del caso, no han
podido ser rebatidas, más allá de las sospechas que las acusaciones
sostuvieron en relación a ellas.
USO OFICIAL

La detención del móvil no podía ser observada de


manera geométrica para presumir que los efectivos no tuvieron que
realizar ninguna trayectoria para concretar la detención. Porque si se trata
de comparaciones en cuanto a las circunstancias que las querellas
sostuvieron para manifestar que Franco fue detenido el día 6 de octubre,
tampoco existen identificaciones geométricas entre el lugar donde tuvo la
incidencia el colectivo de la línea 110 y el lugar donde se detuvo el móvil
policial en Ov. Lagos al 1. Se recuerda que este había sido el lugar originario
que las acusaciones eligieron como lugar de detención ilegítima de Franco.

En otras palabras, la detención de un móvil policial


no necesariamente debe estar identificada con el lugar donde pudo
producirse la incidencia, en el caso, la detención de una persona. Sobre
todo, si las divergencias solo se trataron de unos metros de distancia y
referían a incidencias que los policías no verificaron de modo presencial
sino que en ambos casos, se dirigían allí sin saber específicamente el lugar,
dado que respondían a llamados telefónicos.

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Una lectura similar tengo en relación a la situación
de Daniel Augusto Escobar y Pablo Andrés Síscaro, cuyas tareas fueron
vistas como encubrimientos de lo que ocurría dentro de la Comisaría 7°,
siempre en relación a los sucesos objeto de debate, donde se ha juzgado la
participación del personal de la dependencia con motivo de la muerte de
Franco.

En primer término, debemos reparar en la


jerarquía de Escobar y de Síscaro, posición escalafonaria que no se
compadece con ninguna relación de mando dentro de Asuntos Internos,
cuya estructura tampoco ha sido demostrada por la acusación. Ellos,
sostuvieron las defensas, solo cumplían órdenes. Y más allá de los motivos
que decidieron la participación de Asuntos Internos dentro de este suceso,
del que se alegaron distintos orígenes, lo cierto es que el cumplimiento de
órdenes es lo que ha quedado claro de las tareas que a ellos se les
encomendaron.

Debemos recordar que su convocatoria reconoce


como antecedente, el oficio librado por el fiscal Guillermo Apanowicz,
realizado en realidad al jefe de la División Asuntos Internos Comisario
Principal Aníbal Candia -v. informe en copia a fs. 295-. Es decir que para
analizar la eventual responsabilidad de Escobar y de Síscaro, debemos tener
en cuenta que ellos observaron las órdenes que se le dieron, porque del
mismo oficio se expresa que debían constituirse en la Comisaría 7° de
Rosario y entrevistar a los internos para indagar sobre la muerte de Franco.

Inicialmente se intentaron ventilar mayores


responsabilidades de la División Asuntos Internos, que fueron
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Poder Judicial de la Nación
desincriminadas, con la curiosidad que solo permanecieron en juicio los
eslabones de menor jerarquía, que como se puede observar, cumplieron las
directivas del fiscal, en base a una orden que ni siquiera estaba dirigida a
ellos, sino a sus superiores. Durante el debate se tejieron otras
interpretaciones, que sin embargo no han podido ser demostradas,
respecto de algunos testimonios que insinuaban que ellos no habían
anotado todo lo que los detenidos comunicaban. Y que además, esos
detenidos le habrían comunicado a otro organismo, el personal de
Derechos Humanos que también se constituyó, que Franco habría sido
cuanto menos golpeado en la dependencia, de acuerdo a lo que narraron
USO OFICIAL

dos de sus funcionarios, Diego Rodríguez y Malena Zabala Salinas.

Las defensas, no obstante, solicitaron la adopción


de medidas en relación a estos funcionarios al haber manifestado que
habrían escuchado que un interno, Pablo Argüello había sostenido ya en
ese momento la existencia de violencia en relación a Franco. Que los
funcionarios alegaron que incluso se lo transmitieron al Fiscal del caso, pero
que luego fue en realidad a un colaborador del fiscal. También sostuvieron
que primero había sido un interno el que habría dado esa versión, pero que
luego en realidad fueron dos personas, no obstante que respecto de una de
ellas no habían podido cautelar sus datos de identidad, para asegurar la
prueba y sus dichos, lo que les resultaba curioso.

Todas estas versiones de la Secretaría referida,


luego fueron desmentidas por los integrantes del Ministerio Público de la
Acusación que fueron convocados solo para evidenciar las falsedades
descriptas, que no hicieron más que despertar las sospechas respecto del

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intento de reconstruir los acontecimientos de un modo distinto al que ellos
manifestaron como ocurridos.

Es decir que las sospechas iniciales en cuanto a


que Síscaro y Escobar no expusieron algunos sucesos afirmados por los
detenidos de la comisaría, se consolidaron como sospechas de que en
realidad fueron dos personas de la Secretaría de Derechos Humanos de la
Provincia de Santa Fe, las que habrían incluido hacia los detenidos,
circunstancias que nunca les fueron comunicadas.

La conclusión que tengo en relación a la actuación


de Síscaro y Escobar es que ellos se constituyeron en la Comisaría 7° para
cumplir una orden fiscal, que no había decidido otra cosa, como la de
efectuar las entrevistas a los internos fuera de la Comisaría, lo que hubiese
orientado una ingeniería que escapaba a las facultades de esos
funcionarios.

Ya tendremos la oportunidad de analizar las


dificultades que tuvieron las autoridades jurisdiccionales para poder lograr
un simple dato de identificación de esos internos cuando se los intentó
hacer comparecer al tribunal federal para lograr su declaración. Sin
embargo, se pretendió en su momento que tanto Síscaro y Escobar ejerzan
facultades que no pudieron resolver en tiempo oportuno las autoridades de
la investigación, como tampoco las autoridades jurisdiccionales que tenían
a su disposición a esos detenidos, lo que tuvo que decidir la intervención
del Presidente de la Cámara de Apelaciones de la Justicia de Santa Fe, para
interceder en aras del cumplimiento de una medida procesal tan simple,
que sin embargo no pudieron lograr los jueces naturales de los internos. Si
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Poder Judicial de la Nación
no pudieron lograrlo incluso las autoridades que tenían los presos a su
disposición, para lograr que comparezcan a declarar fuera de la comisaría,
lógicamente que esa exigencia no podía ser trasladada a dos funcionarios
policiales que cumplían las órdenes que les habían encomendado.

En síntesis, tanto Síscaro como Escobar


cumplieron aquello que se les ordenó, de la manera que se les prescribió y
dentro del lugar que la misma orden contemplara. A ello corresponde
agregar que a juzgar por las dimensiones y estructura de la comisaría 7°, no
había un modo distinto de efectuar las entrevistas, ni la comisaría contaba
USO OFICIAL

con espacios para materializar dicho acto procesal, porque tampoco tenía
siquiera un espacio adecuado para alojar a los internos.

Para finalizar este punto, tampoco puede


cuestionarse la actuación de Asuntos Internos solo a partir de las
intervenciones reseñadas, porque se recuerda que esa dependencia
también supo reencausar la investigación a partir de la investigación
desencadenada con motivo de Leonardo Salinas, que se lo había
confundido con Franco y que solo a partir de ellos se descifró ese
desconcierto inicial -v. acta de fs. 103 y actuaciones concordantes-.
También debemos referir que en el rastrillaje de las cámaras, Carlos Ríos
evidenció como ya fuese adelantado, una filmación que podría haber
decidido investigaciones alternativas que la investigación sin embargo
desconoció.

De modo tal que si la investigación del suceso


entendió como encubrimientos a las intervenciones de Síscaro y Escobar,
cuál pudo haber sido el motivo por el que no consideró de la misma manera

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las inactividades en relación a otros aspectos que podrían haber logrado en
su momento otras certezas.

Hasta el momento hemos tenido la pretensión de


ponderar los acontecimientos de manera retrospectiva hasta que
comenzaron a obtenerse datos de mayor exactitud con respecto al
paradero de Franco. Para recrear cómo continuaron los sucesos de acuerdo
a las alternativas del debate, habremos también de referirnos a otras
evidencias. Ellas se encuentran relacionadas con la producción de otras
pruebas, en función de los testimonios rendidos por las personas que se
encontraban privadas de su libertad al momento de ingreso de Franco a la
Comisaría, es decir las personas detenidas tanto el día 6 como el 7 de
octubre de 2014.

Siguiendo con la cronología del caso, continuaré


en tercer lugar con el análisis de la prueba científica, a partir de los
numerosos estudios realizados sobre las imágenes y sobre el cuerpo de
Franco. Me parece pertinente este análisis y en este orden, porque la
congruencia de los testimonios de los detenidos no solo deberá ser vista en
función del acontecimiento que ellos dijeron escuchar, sino también en
función de la corroboración ulterior de los estudios realizados al cuerpo de
Franco, para poder observar la existencia de lesiones contestes con la
magnitud de los golpes que describieron algunos de esos testimonios.

Se trata desde mi punto de vista de otra exigencia


de la regla de congruencia insinuada al principio del voto, que también
debió ser observada por las acusaciones, donde sin embargo, no fueron

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Poder Judicial de la Nación
analizadas ni comprobadas la existencia de lesiones, ni siquiera contestes
con los golpes que se decía que había recibido Franco.

V. Testimonios de las personas detenidas en la


Comisaría 7°.

A. Antecedentes que presentan las declaraciones


testimoniales.

A partir de los testimonios de las personas


detenidas en la Comisaría 7°, las acusaciones tuvieron pretensiones de
USO OFICIAL

reconstruir cómo habrían sido las condiciones de detención de Franco en la


comisaría, un día de octubre, entre la noche del 6 de octubre y la
madrugada del 7, según ellos lo alegaron en el debate.

Algunas de las personas allí detenidas, a las que


luego me referiré de modo particular, trazaron en algunos casos un
panorama con críticas serias, especialmente referidas al maltrato policial y
a las condiciones de higiene y salubridad de la dependencia. Es cierto que
también hubo internos que manifestaron encontrarse cómodos en el penal,
que se trataba de un penal religioso con normas de conducta más estrictas
y que internamente estaban obligados a observar, como pauta de respeto
hacia el resto de la población. No se podía fumar ni drogarse, ni la
televisión podía permanecer encendida a altas horas, sostuvieron algunos,
entre las normas de conducta que debían ser observadas.

Desde ese punto de vista existieron relatos que


expresaban conformidad con el trato policial y que no habían tenido

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inconvenientes de ningún tipo. Ellos estaban alojados de acuerdo a las
versiones, en el penal nro. 2, en contraposición de otros, situados en el
penal contiguo, el nro. 1, del que se decía que se alojaba a los internos que
no aceptaban las reglas antepuestas, que no querían profesar religión
alguna, por lo que se alejaban de aquellas normas de acatamiento,
permaneciendo alojados en un penal contiguo.

Más allá de esta aclaración, que no ha sido objeto


de contradictorio y que surgió de alguna versión de los internos, también
sus relatos tuvieron otros contenidos. Porque algunos manifestaron que no
se encontraban cómodos en el penal, y que además sufrían las severidades
de cierto personal perteneciente a la comisaría, la guardia mala, como la
había denominado algún testimonio, la más dura, la más juguetona, fue lo
que sostuvo la fiscalía en su acusación, memorando alguno de esos relatos.
Entre ellos, algunos de los aquí acusados fueron sindicados por dichos
internos, como personas con mano dura, que pegaban, algunos con otros
maltratos.

Describieron los internos un panorama que


lamentablemente refleja una realidad carcelaria que no cuenta con las
condiciones de infraestructura necesaria para cubrir los cometidos para los
que fue diseñada. En especial, en relación a dependencias policiales, que
son utilizadas para albergar personas sometidas a proceso penal, cuando no
han sido diseñadas con esta finalidad; en el caso en particular de la
dependencia, también se advertía superpoblación si comparamos la
cantidad de personas alojadas en ese momento, aproximadamente
cuarenta internos, con los espacios destinados para su alojamiento, sin

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Poder Judicial de la Nación
posibilidades de recreación física ni de otras instalaciones propias y dignas
para lograr el cometido de reeducación que exigen determinados tratados
internacionales con jerarquía constitucional.

Cuando tuvimos la posibilidad de inspeccionar el


lugar pudo advertirse que se trataba de un lugar inadecuado para el
alojamiento de personas, que puede resultar tolerable para el caso que se
trate de una detención de permanencia efímera hasta que se defina la
situación procesal de la persona demorada; sin embargo, se trataba de un
lugar que resultaba inapto para la observancia de las finalidades que debe
USO OFICIAL

observar un tratamiento penitenciario, donde pudo notarse que la


comisaría no solo albergaba procesados, sino otras personas que ya habían
sido condenadas, incluso algunos con una historia criminal consolidada.

Con este panorama, no resultó extraño que


hubiese algunos internos que como perspectiva general relatasen malos
tratos por parte de cierta guardia del personal policial; incluso, alguno de
esos relatos destacó que los malos tratos constituyen en realidad un
patrimonio común de cualquiera de las instituciones penitenciarias donde
estuvieron alojados.

El subcomisario Diego Álvarez dijo en relación a


estos aspectos que las condiciones de alojamiento y el diseño de la
comisaría no se trataba de una responsabilidad de la dependencia porque
ellos no decidían los alojamientos ni el traslado de los allí detenidos, que se
hacía dentro de otras esferas.

#34456351#385247861#20230925150936671
Más allá de las responsabilidades del caso, que
obedecen a orígenes diversos, el juicio no tuvo por objeto el de revisar cuál
ha sido la responsabilidad en función de las carencias edilicias y de
infraestructura que presentaba la comisaría 7°. Ellas pudieron comenzar a
remediarse a partir de las acciones de habeas corpus presentados ante las
autoridades competentes, que pudieron tener como origen la existencia de
motines por parte de los allí detenidos, a lo que se sumó la desaparición de
Franco, y también las condiciones de hacinamiento, higiene y salubridad del
lugar.

Se supone que ya en ese período, con motivo de


aquellas inspecciones y controles, las autoridades competentes de ese
momento debieron haber adoptado las medidas pertinentes y relativas a
ese control, del que no tuvimos constancia, más allá de que sí ha quedado
en evidencia que se han efectuado algunas medidas procesales.

El tribunal desconoce puntualmente cuáles han


sido las medidas adoptadas en su momento respecto de cada situación,
aunque en el debate se hayan deslizado algunas consecuencias. Por
ejemplo, el traslado del personal policial, como también el de todos los
detenidos de la dependencia. Esto último, pudo apreciarse al momento en
que el tribunal se constituyera en la dependencia para su inspección;
especialmente el lugar destinado a los detenidos, donde se verificó que se
hallaba clausurado, incluso en estado de abandono. Todo ello, producto
según se manifestó, de medidas judiciales que luego decidieron la
preservación de los lugares para ventilar responsabilidades, una de ellas,
precisamente los hechos objeto del presente debate.

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Poder Judicial de la Nación
El análisis que corresponde efectuar dentro del
hecho objeto de juzgamiento, esta vez, en relación a los testimonios
brindados por algunos de los detenidos del sector, no puede estar
exclusivamente orientado a ponderar si algunos detenidos recibieron malos
tratos. Porque debemos tener presente que este suceso tuvo por objeto
determinar si dentro de su detención, Franco pudo experimentar torturas,
de tal entidad, que lo llevaron hasta su muerte, producto de los malos
tratos de esa detención, a la que se caracterizó como ilegítima, es decir, sin
causa aparente que la justifique.
USO OFICIAL

Quizás, Franco pudo no estar exento de algún


maltrato, a juzgar por la foto existente al momento de su detención, que
puede advertirnos de la existencia de algún golpe, más allá que los policías
también habían señalado que cuando se produjo su detención por
resistencia a la autoridad, hubo forcejeos que culminaron con la rotura de
la camisa del subcomisario Diego Álvarez. En cuanto a la foto de Franco, sus
familiares relataron que se lo veía con la cara hinchada y con una
escoriación en el labio. Los policías y las defensas, no le daban la misma
entidad a la foto y sostuvieron que ellas pudieron deberse al forcejeo
producto de su detención, precisamente por resistencia a la autoridad.

Durante el debate hubo otras explicaciones con


base en la foto que se le tomó a Franco el día 7 de octubre, mientras estuvo
allí detenido. Como se anticipó, sus familiares manifestaron un aspecto
diverso e incluso se observa que su pantalón se hallaba parcialmente
mojado en una de las piernas, lo que fue relacionado con el relato de algún
detenido que expresó que le habían tirado un baldazo de 7 litros de agua.

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También las querellas pretendieron fundarse en la
inexistencia de ciertos dientes superpuestos que alegaban que tenía
Franco, pero que no estaban al momento de las autopsias. Se trata de un
hecho que será abordado cuando se analicen las pericias que le hicieron a
su cuerpo, más allá que corresponde indicar ahora que no se obtuvieron
fotos específicas de la dentadura de Franco al momento de producirse el
rescate del cuerpo, al menos alguna que contemple esta situación de
manera directa; sí se hallaron fotos donde se aprecia su dentadura -v. fs.
1046- pero no se ha informado específicamente respecto de ello; por ende,
las interpretaciones referidas a la dentadura, tuvieron que concluirse luego,
mediante otros indicios, ante la inexistencia de prueba directa.

No obstante, las querellas habían sostenido que


Franco ya no tenía sus incisivos debido a los golpes recibidos en la
comisaría; en tanto, las defensas, con base en las pericias, que no los tenía
porque fueron extraídos para su estudio o extraviados en los diversos
traslados que fueron requeridos para dicho análisis y otros estudios
complementarios. También sostuvieron que no los tenía incluso al
momento de su ingreso a la comisaría, debido a las conclusiones médicas
complementarias a las que me referiré luego.

Han sido varios los traslados que se requirieron


para el estudio del cuerpo, por lo que todas las interpretaciones que
puedan caber respecto de la existencia de los dientes, se tratan de
interpretaciones, ya que las dudas podrían haberse disipado al momento de
fotografiar su dentadura cuando su cuerpo fue rescatado, acompañadas de
un informe respecto del estado de la situación de los dientes. De todos

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Poder Judicial de la Nación
modos, aun así, la inexistencia de los dientes que entiendo que se
encuentra justificada, como luego se verá, no ha logrado descifrar que la
causa de la pérdida haya sido durante la detención.

Como luego se analizará, la autopsia solo reveló la


existencia de microfisuras en los alveolos que sostenían los faltantes, que
entiendo que por lo menos no se compadecen con la teoría de las
acusaciones. En caso de haber sido ciertos los extremos invocados por los
actores, no se habrían presentado microfisuras, sino lesiones mayores con
relación a las que había se había observado durante el estudio del cuerpo.
USO OFICIAL

Como se anticipó, tampoco se estableció su origen, tal es así que la perito


que produjo el testimonio sobre el que se basaron especialmente las
querellas, indicó que la existencia de las microfisuras podría incluso
encontrarse relacionada con motivo de la masticación, producto de hasta el
golpe de una cuchara. Pero también sostuvo que para poder observarla,
debieron producirse entre 6 a 15 días antes de concretarse la muerte, lo
que invitaba a pensar que Franco pudo perder los incisivos cuando todavía
no había llegado a la ciudad.

Volviendo a la foto objeto de comentario y la


apariencia de Franco en dicha imagen, tomada cuando fue detenido, alguna
defensa, la oficial, expresó que no podía olvidarse que ya llevaba algún
tiempo en la calle, que se encontraba deambulando, y que para la
observación de su estado, debía atenderse también a los antecedentes que
habían desencadenado su detención y la partida de su domicilio de Rosario.

Por otro lado, el subcomisario Álvarez manifestó


en relación a sus pantalones, donde se lo observa parcialmente mojado,

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que dicha humedad no se compadecía con que haya recibido un baldazo de
agua, sino que pudo deberse a que se haya apoyado en la pared del
transitorio que también presentaba humedad. Y alguna otra defensa
también pretendió introducir la imposibilidad de la existencia de un baldazo
ante lo que manifestó como la inexistencia de canillas en el sector donde se
había sostenido que le arrojaron el baldazo, tal como lo anticipaba el doctor
Rodrigo Mazucchini. En síntesis, como la mayoría de los sucesos que se han
intentado reconstruir, existieron en relación al aspecto de la fotografía de
Franco, tantas versiones como partes constituidas dentro del proceso.

Al margen de las diversas interpretaciones que


originó la fotografía de Franco, la foto también generó suspicacias respecto
a quién sacó esa foto, no solo en cuanto al motivo, sino en cuanto al día en
que fue obtenida. Es que del análisis de los archivos, solo pudo obtenerse
como fecha la del 7 de octubre, donde tampoco existe una sola evidencia
de que haya sido obtenida el día 6.

Como la extracción de la foto fue adjudicada al


celular de César Daniel Acosta, su defensor, el doctor Germán Mahieu, fue
muy crítico durante los alegatos en cuanto al desarrollo de la investigación
en general y en particular en relación a las tareas de recolección de los
datos del celular de Acosta, que recriminó a la investigación que no sabía
siquiera qué estaba buscando; que por ende, al momento del estudio no
hizo ningún señalamiento en particular en cuanto lo que debía buscarse en
el teléfono de su cliente; que ella solo se limitó a extraer cualquier dato sin
saber qué dato era el relevante y que luego le devolvieron el teléfono a

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Poder Judicial de la Nación
Acosta, para volver a pedírselo nuevamente cuando advirtieron qué era lo
que debía indagarse.

Allí, abundó con sorpresa, lo acusaron incluso del


borrado de las fotos, cuando en realidad, sostuvo, su cliente siempre se
mostró predispuesto a colaborar. Que sobre ese teléfono se precisaron de
varios estudios periciales, una muestra de lo que necesitó la investigación,
según sostuvo y se lamentó de la inexistencia de un software capaz de
establecer con precisión las alternativas sobre el origen de la fotografía,
cuyo esclarecimiento él deseaba porque decidiría la inocencia de su cliente.
USO OFICIAL

Se han tratado estas de cuestiones ajenas al


tratamiento que nos ocupa en el título, pero que también resultan útiles
para poder ponderar la correspondencia de los testimonios brindados por
los detenidos de la comisaría. La tarea del tribunal en orden a ellos, ha sido
la de cerciorarse especialmente si el relato exhibido por algunos internos en
orden a la golpiza que dijeron percibir, se corresponde con la noche en que
de acuerdo a las acusaciones fue detenido Franco. Y también si fue Franco
el que efectivamente experimentó los malos tratos que los internos dijeron
que tuvo, porque para ello no pudieron establecerse tampoco coincidencias
contestes, todas relativas al contexto temporal, como tampoco entre lo que
declararon durante la investigación y lo que luego manifestaron durante el
debate.

Hubo algunos testimonios que relataron con


crudeza la existencia de golpes de envergadura y lo entendieron como
referido a los golpes que recibió Franco. En otros casos, entiendo que no se
presentó sin embargo una intensidad conteste con la impresión que habían

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gestado las declaraciones durante la investigación, recibidas sin ningún tipo
de control de ninguna defensa; en tanto, en otros supuestos, esa
intensidad, no me generó el impacto que se pensaba que podía tener
durante el debate, ni las suficientes precisiones temporales para pensar
que se tratara de Franco el destinatario de los maltratos, pues, como se
verá, puestas en contraste dichas referencias temporales, se advierte que
muchos relatos lo vincularon con episodios ocurridos hasta veinte días
después en que se había registrado su detención.

De acuerdo a las constancias de la investigación, y


lo que surge del croquis de la comisaría efectuado en su momento y que se
encuentra agregado en copia de manera reiterada, incluso luego de la
declaración de cada una de las testimoniales recibidas a los detenidos
durante la instrucción, puede advertirse la existencia de dos penales para el
alojamiento de los detenidos de la comisaría. También se corroboraba la
existencia de otro lugar, una cuadra, con diversas finalidades y donde se
recibían visitas.

Además, un cuartito, sindicado como WC, donde


habría estado demorado Franco el día en que se concretó su detención. De
acuerdo a las versiones del debate, ese cuartito terminó designado como la
jaulita, aunque también sobre esta identificación, existieron versiones
encontradas. La realidad es que más allá de la denominación que pudiese
tener, si las condiciones edilicias de las celdas destinadas a los detenidos
presentaban alternativas lamentables, sobre todo, dada la superpoblación
existente, ese cuartito presentaba dimensiones y estructura que resultaba
impensada para un alojamiento, siquiera temporal porque no tenía tan solo

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Poder Judicial de la Nación
un lugar para cubrir las necesidades de higiene de los detenidos, que según
expresaron otros, terminaban haciéndolas sobre el piso y las paredes, todo
en el mismo lugar.

Ese fue el lugar donde estuvo alojado Franco,


donde se sostuvo, sobre todo por parte de las defensas, que se alojaba allí
a las personas que se sabía que no iban a experimentar una detención de
mayor duración. También, como todo el derrotero experimentado dentro
del juicio, muchos la relacionaron con un lugar destinado a las personas por
averiguación de antecedentes, lo que le resultó luego útil a las acusaciones
USO OFICIAL

para estimar que se trató del motivo verdadero de la detención de Franco,


“para que los agentes pudiesen trabajar tranquilos y sin plazos”, tal como lo
precisó la acusación fiscal.

Sin embargo, también se pudieron corroborar


otras versiones en relación a su destino, en cuanto a que servía como anexo
para situaciones transitorias, más allá de la calidad de la aprehensión; y
además, como se anticipó ha podido advertirse que fue ofrecido como
lugar alternativo a internos que no se encontraban conformes con el
alojamiento en la parte de los calabozos. Esto fue lo que pudo interpretarse
del testimonio de Pablo David Argüello, que en su declaración en sede
instructora, sostuvo que le habían ofrecido ese lugar mientras aguardaba
que se resuelva su pedido de traslado a otro instituto penitenciario -v. fs.
1637 y ss.-

Sobre la cantidad de personas detenidas en la


comisaría 7°, aunque alojados los días 6 y 7 de octubre de 2014, tampoco
existieron totales coincidencias. Por ejemplo, a fs. 128, obra un detalle

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proporcionado por la oficina de Asuntos Internos de la Policía de la
Provincia de Santa Fe, donde se había informado la nómina de detenidos al
31/10/2014, que eran 39. Luego se corroboró la existencia de detenidos
que sin embargo ingresaron con posterioridad, al 6 y 7 de octubre, como el
caso de Nahuel F. Piedrabuena.

A fs. 325, obra una nómina de detenidos que


fueron entrevistados por Daniel A. Escobar y Pablo A. Síscaro, el personal
de Asuntos Internos enviados en su momento por disposición del Fiscal
Apanowicz (ya hemos reseñado los antecedentes del caso).

No obstante, de acuerdo a las constancias


existentes en el Libro memorándum de guardia, en ese momento había 40
personas detenidas. Pudo haber ocurrido que al momento de la
constitución de Síscaro y de Escobar en el lugar, el 4 de noviembre de 2014,
algunos de los internos ya no estuviesen alojados allí. Ellos dejaron
constancia que fueron entrevistados 32 detenidos, aunque en la lista que
proporcionaron, mencionaron a 31 personas.

Más allá de ello, con vistas al debate, de los 33


testigos ofrecidos por las partes, 28 de ellos declararon durante esa
audiencia, mientras que el resto de sus declaraciones fueron incorporadas
por lectura. Alguna de las defensas, principalmente la oficial, cuestionó
dicha incorporación por lectura, pese a que luego ponderó en términos de
prueba las declaraciones cuya introducción cuestionaba. No me parecen
pertinentes las posturas que obturan la posibilidad de valorar elementos de
criterio que han sido incorporados al debate, porque se priva a sus
intervinientes y al tribunal de analizar la totalidad de los elementos de
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Poder Judicial de la Nación
criterio, más allá de las circunstancias invocadas. De todos modos, si
atendemos al cotejo entre las personas que declararon y las que se
introdujeron por lectura, en términos comparativos, la disposición del
tribunal guarda la razonabilidad exigida en el precedente “Benítez, Aníbal
Leonel” de nuestro máximo tribunal (Fallos 329:5556).

B. Testimonios ponderados por las acusaciones.

Las acusaciones, se basaron para tener por


acreditada la detención de Franco el día 6 de octubre, en el testimonio de
USO OFICIAL

varias personas que se encontraban detenidos en la comisaría 7° durante


los días 6 y 7 de octubre de 2023. La Fiscalía General, que lo hizo con mayor
detalle, se basó en cuanto al día de ingreso de Franco al penal y los golpes
que dijo haber recibido, principalmente en los testimonios de unas doce
personas, porque mencionó mayormente las siguientes testimoniales: 1)
Pablo David Argüello, 2) Matías Daniel Espinoza, 3) Darío Navarro, 4)
Cristian Maidana, 5) Jorge Escobar, 6) José Máximo Ibáñez, 7) Jesús
Giupponi, 8) Aníbal Caballero, 9) Daniel Bussanich, 10) Alejandro Ariel Sosa.
Además, en dos testimonios que fueron incorporados al debate por lectura:
11) Pablo Nicolás Pereyra y 12) Mariano Brochero. También mencionó a
Miguel Noriega para apoyar alguna secuencia, que disgregó en diversos
hechos.

En cuanto a Pablo Argüello, contó que según su


relato había estado detenido unos días en la cuadra -no en los penales- y
que pudo observar a Franco desde una hendija a través de la puerta. Que
pudo incluso reconocer su figura cuando luego lo observó por televisión.
También agregó que Carlos Irusta había confirmado que desde una

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ventanita chiquita de la cuadra se podía ver el lugar donde habría sido
alojado Franco, descripto como la jaulita y que en el plano usualmente
exhibido en audiencia, figura como W.C.

Que en otro de los testimonios, brindado por


Matías Espinoza, se pudo escuchar que Franco decía, “no me peguen más,
si ya me tienen detenido” y que luego se enteraron que lo encontraron
muerto.

En otro relato, de acuerdo a la fiscalía, Darío


Navarro expuso que a partir de la noticia que salió por televisión, varios de
los detenidos identificaron a Franco como el chico que estuvo ahí esa
noche. Por su parte, relató que el testigo Jorge Escobar, sostuvo que previo
a un día de visitas, que se daban los martes y jueves, a altas horas de la
madrugada, se había escuchado el ingreso de policías golpeando a una
persona y que él decía que le dejaran de pegar porque tenía la voz de un
amigo oriundo de Puerto San Martín, llamado Franco Godoy. Le preguntó
entonces Escobar si se trataba de Franco Godoy y que Franco le contestó,
“no, soy Franco Casco”.

Continuó en cuanto al análisis de los testimonios


de los detenidos, con el relato de Jesús I. Giupponi, que había recordado
que le parecía que Franco no era del ambiente y que por eso no aguantó el
rigor dispensado en la jaulita. Que las mismas conclusiones relacionadas
con este aspecto, se obtuvieron de lo que sostuvieron Darío Navarro y
Daniel Bussanich, mientras que Pablo Argüello y Aníbal Caballero, también
refrendaron este aspecto, como también lo hizo Pablo Pereyra.

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Poder Judicial de la Nación
Agregó que Ariel Sosa, sostuvo en relación a una
declaración previa, prestada durante la investigación, que cuando traían a
los que estaban incomunicados, todos gritaban y despertaban a todos, pero
les pegaban un par de cachetadas y se calmaban. Agregó que Franco en
cambio, seguía gritando que se quería ir, que no tenía nada que ver y que
no paraba de gritar.

En cuanto al día de la detención, el Fiscal General


sostuvo que las torturas que desencadenaron su muerte no pudieron ser
otra que la noche del 6 de octubre, madrugada del 7, donde agregó que se
USO OFICIAL

basa en que el 6 fue el día en que dejó el domicilio de su tía. Que además,
según el relato de algún interno, al otro día era día de visitas, que se daban
los martes y los jueves. Por ello entendía que la detención había sido la
noche del lunes 6 de octubre de 2014.

Agregó la fiscalía, que además interpretaba, de


acuerdo a los relatos de los detenidos, que en una primera instancia,
Franco fue sometido a golpes. “Que pararon un rato y le tomaron sus datos
personales, lo ficharon y le sacaron fotografías”, donde aparece mojado y
golpeado. Que luego del descanso, volvieron a pegarle y que después hubo
un silencio total.

Que luego, ningún detenido volvió a ver o


escuchar a Franco en la Comisaria, donde concluyó que ya durante el día 7
de octubre, los imputados armaron las actuaciones por la presunta
detención Franco Godoy, que contenía fotografías, firma y fichas, que
hicieron llamados a Fiscalía, a Medicina Legal, al Agudo Ávila para continuar
con la escenificación y el encubrimiento de la muerte.

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Esta secuencia sostuvo, se confirma en cuanto al
relato de algunos detenidos en relación al momento de la detención y
torturas. La secuencia, de acuerdo al relato de los detenidos, habría sido:
“golpiza inicial sin mediar palabra, extracción de fichas, fotos y luego
nuevamente golpiza”.

Expuso que Darío Oscar Navarro había señalado


que fue a eso de las 2 o 3 de la madrugada. Cristian Maidana y Daniel
Bussanich, que fue cerca de las 3 o 4 de la mañana, mientras que Giupponi,
dijo que los gritos fueron de madrugada. Para darle contexto, señaló el
testimonio de Pablo Argüello, que recordó que en el pabellón se acostaban
alrededor de las de las 12 de la noche, y que Franco entró un poco después
de ese horario. En tanto, Matías Espinoza relató que cuando le pegaron a
Franco fue luego de la medianoche.

Del mismo modo, expuso el fiscal, coincidieron con


el horario Miguel Omar Noriega, Daniel Alberto Ruiz, Aníbal Caballero y
Pablo Pereyra, que sostuvo que fue de madrugada y que a varios los
despertaron los gritos. Mariano Brochero, sostuvo que era de noche y que
“cuando nos levantamos a las siete de la mañana no lo escuchamos más”.

En cuanto a Ariel Alejandro Sosa, que si bien había


sostenido no recordar nada de lo declarado, esto no impedía valorarlo
como prueba de cargo porque tampoco lo había negado al relato. En
cuanto al horario, expuso que sostuvo: “… Yo me había levantado porque
ya estaba durmiendo y me despertaron los gritos, después me volví a
acostar. Esto fue después de la cena, era de noche tarde, había pasado
mucho tiempo de que habíamos cenado.”
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Poder Judicial de la Nación
Concluyó ese aspecto, señalando que como los
propios imputados habían dicho que a las 22 hs. del día 7 de octubre lo
habrían liberado a Franco, el fiscal entendió que en realidad, a la única
“madrugada” que pudieron estar refiriéndose los detenidos como
momento de la detención y tortura de Franco, tiene que haber sido la del 6
de octubre por la noche, y 7 a la madrugada, que coincide en el mes
calendario, con el día previo de visita que también dijeron que al otra día
recibirían, porque estaban previstos los martes y jueves de cada semana.

Los extractos ponderados por la Fiscalía General


USO OFICIAL

para obtener conclusiones que aparecen contundentes, deben también ser


analizados y ubicados en contexto, porque antes de ingresar a su análisis,
entiendo que se han presentado otras cuestiones previas con vistas a dicha
ponderación. El extracto sintetizado por las acusaciones aparece como
concluyente, no obstante que también pudo observarse que las
acusaciones han tomado los relatos de los testimonios de un modo
fragmentario y únicamente, en la parte conteste con el lado de su posición.

No hicieron en cambio los actores, ninguna


referencia a los testimonios ni ponderaron los dichos de la gran variedad de
testigos, la mayoría, que no escucharon nada, ni mucho menos en relación
a otros que durante el debate tuvieron versiones contradictorias en
relación a lo que habían dicho en la instrucción, incluso alguno de ellos
sostuvo que no pudo haber dicho lo que se le consignaba como sus dichos
durante la instrucción.

Esa posición de la fiscalía, en cuanto a la prueba


testimonial, ha sido seguida por ambas querellas, durante los alegatos. El

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doctor Guillermo Campana que ha tomado la palabra como representante
de la representación de Thiago Casco, sostuvo que se adhería a todas las
postulaciones de la Fiscalía General, más allá que deseaba puntualizar
algunos aspectos en relación a los testimonios; el mismo recurso utilizó la
otra querella en representación de Ramón Casco, donde como se anticipó,
alternaron la palabra los doctores Mariano Maciel, Andrés Pennisi y Luciano
Hazan. También manifestaron adherir a las conclusiones de la Fiscalía
General, más allá de las aclaraciones que en cada caso consideraran
pertinentes de remarcar.

Entiendo que las declaraciones testimoniales de


los detenidos deberán ponderarse en base a dos miradas de orden general:
a) una de ellas tiene que ver con las coincidencias o inconsistencias de las
versiones que brindaron los internos si las cotejamos con lo que
previamente declararon durante la instrucción.

Se recuerda en este sentido que finalmente


declararon en juicio 28 detenidos, cuyas declaraciones también obraban
durante la investigación y que fueron incorporadas al debate porque las
partes necesitaron de esa introducción. Sobre todo, al intentar cotejar en
cada caso, olvidos del detenido o las contradicciones que pudo haber
experimentado en función de la declaración previa.

También me parece oportuno destacar este


aspecto, porque cuando me refiera en lo sucesivo a las declaraciones
producidas durante la instrucción, deberá entenderse que ella ha sido
incorporada al debate de manera directa, por solicitud de las partes, o
también indirecta, al pretender cotejar sus dichos como ocurrió en todos
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Poder Judicial de la Nación
los casos, para reflejar las inconsistencias o refrescar su memoria. En todos
los casos una u otra parte necesitó de este recurso, más allá que algunas
defensas se quejaron del método de la introducción por lectura, que
entiendo que no resulta prohibido en sí mismo, porque incluso en
ocasiones, dentro de nuestro sistema procedimental limitado, se trata de
un recurso útil para desnudar inconsistencias o prohibiciones probatorias.

Volviendo al análisis pertinente, vuelvo a insistir en


que me ha dejado la impresión que no todos los testigos tuvieron en su
declaración durante el debate, la contundencia que habían manifestado en
USO OFICIAL

las declaraciones previas. Algunos de ellos, directamente no reconocieron


haber dicho lo que se les señalaba como manifestado durante sus
exposiciones en la etapa de instrucción.

Es decir que las lecturas de las declaraciones


previas, en la mayoría de los casos tuvieron por objeto refrescar la memoria
del testigo o establecer contradicciones. Siempre que compareció un
testigo se gestó la necesidad de recurrir a la declaración previa. Solo en
algunos casos, se trataron de incorporaciones relacionadas con la
imposibilidad de ubicar al testigo al momento del debate. Fueron cinco
situaciones que serán luego referidas, pero no todas recibieron la objeción
de la Defensa Oficial.

b) el segundo aspecto que entiendo pertinente y


que sirve para el análisis de la prueba testimonial brindada por los
detenidos en la comisaría 7°, durante las jornadas señaladas, tiene que ver
con el sector donde se hallaban detenidos de acuerdo a la prueba rendida.
Como panorama general, esa confirmación en cuanto al lugar, pabellón,

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penal o celda de alojamiento de cada interno, ha surgido mayoritariamente
de la lectura de la prueba testifical rendida durante la instrucción por el
detenido, donde se había referido al lugar donde estaba alojado esos días.

El detenido lo marcó en cada caso con un número,


inserto en un plano que se agregaba como parte de la declaración. Fue el
mismo plano que durante el debate había servido como referencia al
detenido durante su declaración. También la ubicación surgía en la mayoría
de los casos, del libro memorándum de guardia de la dependencia, aunque
todo esto no pudo ser confirmado de manera contundente o definitiva en
todos los supuestos.

En cuanto al lugar de alojamiento, un grupo de


internos se hallaba alojado en el penal nro. 1, más cercano al transitorio
donde habría estado detenido Franco. Ese sector en general, pareció
quedar orientado hacia un reconocimiento de la detención de Franco.
Algunos de ellos dijeron escuchar sus gritos, e incluso que quisieron
interactuar con Franco de diversas maneras, para que la policía le acerquen
agua o algo para comer. De todos modos, hubo algunos internos que
decían estar alojados en el penal 1, que sostuvieron que no escucharon
nada, mientras que también en el pabellón 2, hubo un par de casos que
corroboraron las versiones originadas en el pabellón 1.

Más allá de estas salvedades, los internos que


mayoritariamente se encontraban dentro del penal nro. 2, que se
encuentra pegado al penal 1, pero algo más alejado, no más de dos o tres
metros, se trataron de internos que parecieron no escuchar nada; que
además, no repararon siquiera sobre la presencia de Franco, que solo la
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Poder Judicial de la Nación
relacionaron por las noticias de su hallazgo ya que las mismas noticias
manifestaban que había estado detenido precisamente en la comisaría
donde ellos también se encontraban detenidos.

Fueron circunstancias que quizás hayan decidido el


motín que se registró poco tiempo después, donde comenzaron también a
gestarse intervenciones de otros organismos, como también trámites de
hábeas corpus en función de la situación que los detenidos exponían y que
fueron referidas de modo superficial anteriormente; pueden ellas
resumirse en diversas razones: superpoblación carcelaria y por ende,
USO OFICIAL

condiciones de hacinamiento y sus derivados, se especificaron también


malos tratos por parte del personal policial, que determinaron algunos
traslados de los funcionarios principales de la dependencia.

A fs. 262 figura un listado efectuado al 4 de


noviembre de 2014 respecto de los internos que estaban alojados en el
penal 1 y en el penal 2, cerca del momento en que comenzaron a
presentarse controles en la comisaría.

En cuanto al momento de los hechos de acuerdo a


las acusaciones, del libro de guardia nro. 15, se puede extraer un listado,
producto del recuento, de las personas anotadas por la mañana del 6 de
octubre, como a las 20 horas de ese mismo día y también durante el 7 de
octubre por la mañana. De acuerdo a ello, si tomamos el momento que de
acuerdo a la acusación habría ingresado Franco a la dependencia, por la
noche del 6 de octubre, en el penal 2 figuraban los siguientes internos:
Pablo Argüello, Hugo Benítez, Aníbal Caballero, Oscar Escalada, Eduardo y
Jorge Escobar, Matías Espinoza, Ramón Gauna, Jorge Galeano, Eric

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Gallardo, Jonatan García, Carlos Irusta, Lucas Jiménez, Nicolás Lemos, López
Morales, Cristian Maidana y Miguel Noriega.

Mientras que en el penal 1, más cercano al


transitorio, figuran como habitantes del 6.10.2014 a las 20 horas Cristian
Belizán, Lucas Benítez, Daniel Bussanich, Mariano Brochero, Nahuel Chijani,
Daniel Dipascuale, Jesús Giupponi, Máximo Ibañez, Juan Martínez, Darío
Navarro, Gonzalo Paz, Pablo Pereyra, Pablo Rivera, Cristian Solís, Ariel y
José Luis Sosa y Jonatan Zamudio -v. págs. 84 y 85 del Libro de Guardia nro.
15-.

El análisis de los testimonios no implica negar la


existencia de tormentos en otras situaciones, donde con motivo de ellas, se
iniciaron medidas como las narradas aquí de manera genérica, por parte de
organismos que motivaron la intervención de otras autoridades, que no
somos las competentes del juzgamiento del suceso por el que nos toca
ahora intervenir.

Es decir que las denuncias y medidas que


desencadenaron o debieron desencadenar otras investigaciones en extraña
jurisdicción, deberán ser distinguidas para este caso; porque en el
tratamiento de los testimonios del suceso objeto de juzgamiento,
corresponderá esclarecer si el señalamiento de los tormentos que algunos
internos expresaron que fueron infligidos a Franco, lo tuvieron como real
destinatario de los tormentos denunciados y que los golpes recibidos
tuvieron la crudeza que reconocieron algunos de esos relatos.

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Poder Judicial de la Nación
Es decir que el presente análisis no importa negar
la existencia de malos tratos que pudo tener lugar en la comisaría 7° ni que
Franco, pudo haber sido víctima de alguno de ellos. De lo que se trata, es de
establecer el día, el momento en que esos malos tratos pudieron tener
lugar, la entidad de los vejámenes y si se trataba de Franco, a juzgar por el
resultado que surge de los estudios periciales de su cuerpo, encontrado
tiempo después.

Las acusaciones consideraron que Franco fue


detenido de manera ilegítima durante la noche del 6 de octubre de 2014,
USO OFICIAL

que fue sometido a dos sesiones de torturas, que le provocaron la muerte,


donde luego se gestó la confección de un sumario, armado para encubrir el
homicidio; que en algún momento, aprovechando un corte de luz, relatado
por Miguel Noriega, se retiró el cuerpo de Franco de la comisaría, que fue
arrojado al río con ataduras, que sirvieron de maniobras para poder
fondearlo y de este modo, poder ocultar de manera definitiva los rastros
que podían llevar al esclarecimiento del suceso.

Con este panorama introductorio, comienzo con el


análisis de los testimonios de manera particularizada, ya que se trataron de
la herramienta principal que llevó a las acusaciones a considerar la hipótesis
de desaparición forzada de Franco.

Pablo David Argüello:

Fue el primero de los detenidos en ser convocado


para rendir declaración durante la instrucción, porque lo hizo meses antes
que el resto de los también allí alojados. La fiscalía lo situaba como ubicado

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en la cuadra durante las noches del suceso, que se trataba de un lugar
diverso a los penales. El detenido había manifestado haber estado en la
cuadra durante algunos días. No obstante, de acuerdo al libro de guardia,
tanto la noche del 6 de octubre como la del 7, figura como alojado en el
penal 2, porque la cuadra, según se sostuvo en algún momento del debate,
estaba destinada al alojamiento por la noche, de personas que tenían
permisos diarios de salidas, que no se trataba de la situación de Argüello
para ese momento.

Durante su exposición en la instrucción el interno


remarcó que tenía necesidades de traslado hacia otro lugar, que se lo
manifestó a las autoridades de la comisaría y que terminó alojado en la
cuadra, mientras aparentemente esperaba su traslado. El algún momento
de su declaración, también sostuvo que le habían ofrecido el lugar
distinguido como W.C, que se trató de la celdita donde finalmente fue
alojado Franco durante su detención.

Ese lugar había sido individualizado en especial por


la Fiscalía General, como un sitio destinado exclusivamente para el
alojamiento de las personas con averiguación de antecedentes; sin
embargo, se ha visto en algunas declaraciones y en este caso, a juzgar por
los dichos de Argüello, que en ocasiones tenía otras finalidades, porque
aquí fue ofrecido a una persona que tenía un proceso penal.

Entiendo que no correspondía emplearse aquí el


argumento de la finalidad del espacio, a efectos de representar cuál era la
correspondiente a un calabozo, porque a juzgar por las dimensiones de la
dependencia, ningún sitio podía ser utilizado con la misma funcionalidad
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Poder Judicial de la Nación
durante las 24 horas. La denominada cuadra, poseía por ejemplo múltiples
utilidades, de acuerdo al relato de los internos allí alojados, que servía para
que algunos con salidas diarias, pernocten allí, para no despertar al resto
durante la jornada siguiente. También se trataba del lugar para recibir
visitas y era utilizado como espacio de realización de actividades
espirituales, como capilla, entre otras, según se expuso.

Esta apreciación, unida a la manifestación de


Argüello en relación a la funcionalidad del W.C, sumadas a otras expresadas
por los internos, sirve, desde mi punto de vista, para relativizar el
USO OFICIAL

argumento de la acusación durante los alegatos. Este se relacionaba con


que Franco había sido detenido en función del artículo 10 bis de la ley nro.
7395, la Ley Orgánica de Policía de la Provincia de Santa Fe, y que por ello
fue alojado en la celdita, para trabajar tranquilos y sin plazos, en
comparación con la rendición de cuentas que debía hacerse a la fiscalía en
el caso de que haya sido detenido por un delito determinado. Un
argumento dudoso, incluso si se tiene en cuenta que el fiscal Álvaro
Campos fue efectivamente consultado por el personal policial, lo que
destierra a mi modo de ver que la policía haya utilizado una herramienta
que le daba mayor autonomía, para terminar consultando al funcionario
judicial.

También Argüello reconoció que vio durante su


estadía en la cuadra a una sola persona que había sido alojada en la celdita
donde estuvo Franco, con pretensiones de demostrar que indudablemente
se trataba de él. La declaración de Argüello ha sido utilizada de manera
reiterada por las acusaciones como para graficar algunas de las escenas de
tormentos que el detenido manifestaba que habría recibido Franco. Varios

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de los pasajes utilizados tanto en la requisitoria de elevación a juicio y aún
durante los alegatos, fueron extraídos de la narrativa de Argüello.

Así se describió una situación de golpes, como que


fueron dos sesiones, porque la segunda tuvo lugar cuando él habría pedido
agua, donde abren de nuevo la celda y le vuelven a pegar. En determinado
momento una mujer policía que mencionaba Argüello en su declaración, les
habría advertido a sus compañeros algo así como que “paren porque se les
iba a ir la mano”. Entre los golpes, se escuchó que la cabeza golpeaba
contra la pared, hasta que luego, “hubo un golpe seco y después de ahí no
se escuchó más nada”.

Argüello narró que al otro día lo reintegraron


nuevamente al penal 2, donde cumplía originariamente su detención.
Sostuvo que pudo ver a Franco, porque si bien las dos veces que intentó
acercarse a la puerta no lo dejaron, que la cuadra tiene una ventanita
donde es posible observar lo que sucede en otros lados.

Las defensas cuestionaron estos dichos, como


también la posibilidad de que Franco haya podido ser efectivamente
avistado desde el lugar de donde Argüello sostuvo que podía observarlo.
Para ello se fundaron en que durante la inspección que tuvo lugar dentro
de la comisaría, donde se constituyó el tribunal, efectivamente, no podría
visualizarse lo que ocurría en el W.C. desde la denominada como cuadra.
Además, porque las celdas, tenían un enrejado tan apretado, como
efectivamente pudo corroborarse, que por lo menos tornaba sumamente
dificultoso recordar fisonómicamente a la persona que pudo estar allí

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Poder Judicial de la Nación
alojada, sobre todo, si como lo sostuvo Argüello, tampoco el personal lo
dejaba que se acerque ni a la puerta de la propia cuadra.

También sostuvieron las defensas, particularmente


la Defensa Oficial, que Argüello había dado seis versiones distintas en
cuanto a la concomitancia entre el momento en que él manifiesta que
estuvo detenido en la cuadra y la detención de Franco en el penal. No lo
menciona de modo expreso, pero se refiere a él, como luego aclaró durante
el debate.
USO OFICIAL

No observo la necesidad de destacar todas las


inconsistencias alegadas por las defensas a partir de las preguntas
orientadas al testigo durante el debate y las señaladas con mayor amplitud
durante los alegatos. La de Argüello, se ha tratado de una declaración
extensa con bastantes detalles; y la vertida durante el debate, con una
distancia temporal notable respecto de los sucesos que él había
referenciado.

No obstante, algunas de las inconsistencias de su


relato, han sido importantes como para pensar, en función de las
referencias que tuvo para solventar su teoría, que lo que él pudo haber
visto como golpes y maltratos, hayan estado efectivamente perpetrados el
día en que Franco estuvo detenido en la comisaría.

En cuanto a su declaración previa, en ella


mencionó la existencia de un motín, uno de los dos que tuvo la
dependencia; seguramente se refiera al concretado en el mes de
noviembre del año 2014, que se materializó el 6 de noviembre de 2014 -v.

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fs. 1988 ref.-. Estableció la existencia del motín como una referencia
temporal del episodio que presenció, y expuso que ese motín se produjo al
día siguiente del episodio de Franco. Esta referencia, no se condice no
obstante con el momento en que Franco estuvo allí detenido.

La fecha del motín, en realidad tuvo lugar


transcurrida una semana después del hallazgo del cuerpo de Franco,
ocurrido a fin de octubre. Pero su estadía en la comisaría se sitúa en cambio
durante la primera semana de octubre. Llamó la atención desde mi
impresión, que Argüello por un lado haya tenido la lucidez de brindar
algunas precisiones con detalles en cuanto al suceso que dijo presenciar en
relación a Franco y sus intervinientes, más allá que también se haya tratado
de un aspecto que ofreció variaciones; pero que por otro lado, no haya
tenido la claridad suficiente sobre el momento en que efectivamente
habrían ocurrido los sucesos, porque si comparamos solamente la fecha del
motín, puede advertirse que se ha tratado de un episodio ocurrido un mes
después de que Franco fue ingresado a la comisaría.

En otro pasaje de su declaración, también expuso


que a los dos días de que ocurrió el suceso que dijo presenciar, lo
trasladaron de nuevo al penal 2 y otros dos días después, “viene Walter y
me dice que iban a venir unos fiscales a preguntar por un chico”. Ese
contexto temporal, nuevamente, guarda mayor relación con los días
transcurridos luego del hallazgo del cuerpo de Franco y no con su estadía
dentro del penal, por lo que entiendo que no puede estar refiriéndose a ese
episodio, más allá que aseguraba que había visto a Franco a través de una
hendija.

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Poder Judicial de la Nación
Sin embargo, luego de la inspección del tribunal y
a juzgar por la existente en el expediente, pudo apreciarse en función de la
ubicación de las celdas y su diseño, que ellas no permitían con la suficiente
claridad la visión de un rostro o de una persona del modo en que lo graficó
Argüello -v. fs. 5126 y ss-. Además, sus impresiones a través de lo que pudo
observar a través de una hendija, debieron ponerse en duda justamente
ante las inexactitudes referenciales del suceso que dijo haber presenciado,
al que se le sumaron otras imprecisiones.

Entiendo muy atendible que no pueda recordarse


USO OFICIAL

con precisión el día y el mes que se trató en función del acontecimiento que
intentaba relatar, pero sí llamaba la atención que sostenía de manera
indudable que se había entrevistado con Franco, con referencias
temporales que no coinciden en ningún caso con su tiempo de detención
en la comisaría 7°. Porque además la afirmación de Argüello respecto a que
estaba detenido en la cuadra, en soledad, tampoco se condice con lo
afirmado por otros internos ni con la finalidad que se sostuvo que tenía ese
lugar, habilitado para las salidas laborales diurnas.

Esta confusión, no pone en tela de juicio la


existencia de otros malos tratos que él pudo haber presenciado, pero sí,
que esos malos tratos puedan estar relacionados con la detención de
Franco, donde observamos algunas referencias comparativas que no se
condicen con el momento en que él estuvo allí detenido.

Ya durante el debate, Argüello confirmó varios de


los pasajes de su declaración anterior y así manifestó que primero ingresó a
un pabellón, pero que luego lo trasladaron a la cuadra, fundado, según dijo

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en un pedido de traslado de su parte a la Unidad 3 de Rosario, que a través
del libro de guardia se comprobó que se concretó recién el 10.11.2014 -v.
pág. 73 del LMG nro. 18-. Agregó que en la cuadra estaba alojado solo y
reiteró que la persona que había visto durante su estadía se trataba de
Franco, que lo pudo observar a través de una hendija ubicada en una de las
dos puertas de la cuadra, donde se podía ver la celdita de enfrente donde
estaba él.

Agregó que relacionó a esa persona con Franco


porque luego lo vio en la televisión. Dijo que existían en general maltratos
en la comisaría, no con los alojados con causa en los penales, pero sí con los
que caían por averiguación de antecedentes, gente que detenían en la
terminal de colectivos y que allí eran trasladados. Que a esos malos tratos
los podía deducir por los gritos que proferían esos detenidos y que dentro
de los maltratos, se les arrojaba agua.

Existieron en ese momento algunas preguntas


relacionadas con detalles que Argüello dijo no recordar, que pueden
resultar atendibles; no obstante, como se anticipó, algunas de las
referencias temporales por él brindadas, no coinciden temporalmente con
los acontecimientos relacionados con el tiempo en que Franco pudo estar
detenido en la comisaría 7°.

Durante el debate, también esbozó otra referencia


comparativa, cuando sostuvo que a los dos o tres días de ocurrido ese
acontecimiento con Franco, que él fue trasladado a la unidad 3. Y unió ese
momento, con la concurrencia de otros organismos, que también le
hicieron algunas preguntas aparentemente vinculadas con la detención de
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Poder Judicial de la Nación
Franco; es decir que los sucesos que él narró ocurrieron sobre fin de
octubre: concretamente el 28.10.2014 fue el personal de la Secretaría de
Derechos Humanos de la Provincia, incluso el motín se registró a principios
de noviembre. No obstante, Argüello, nuevamente, ante las preguntas de la
Fiscalía General, continuó relacionando los sucesos por él presenciados,
como ocurridos un día antes del motín o de las visitas de organismos
oficiales que comenzaban a preguntar en la comisaría, días después del
hallazgo del cuerpo.

A propósito de las inconsistencias reiteradas en


USO OFICIAL

sus referencias temporales, Argüello también sostuvo en algún pasaje de su


declaración oral, que estuvo detenido en la cuadra, una semana y media,
hasta que lo trasladaron a la Unidad nro. 3 de Rosario. Con ello,
nuevamente nos encontramos con una referencia que no coincide con el
acontecimiento que dijo presenciar en función del día en que se concretó
su traslado a la Unidad 3 de Rosario, ubicado hacia el 10 de noviembre de
2014.

Han existido otras inexactitudes, que hacen pensar


que se trató en realidad de otra persona la referida por Argüello; por
ejemplo, dijo que el chico con el que conferenció, tenía puesta una gorrita,
único testigo que introdujo este elemento. En su momento la Fiscalía
General había concluido durante los alegatos que Argüello vio esa noche, la
del 6 de octubre a quien luego se supo que se trataba de Franco, sin que
resulte indispensable precisar en qué momento de esa noche pudo verlo.

Sin embargo, a tenor las referencias destacadas,


que se suman a otras inconsistencias temporales brindadas por el testigo,

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llevan a pensar con un grado de convicción suficiente, que la estadía de
Argüello en la cuadra, se concretó bastante tiempo después de que Franco
abandonara la comisaría. Luego habré de referirme a otra situación
exhibida por algunas defensas en relación al testimonio de Argüello, donde
específicamente cuestionaron la espontaneidad de sus dichos.

Matías Daniel Espinoza:

También el fiscal se basó para acreditar su


hipótesis, en el testimonio de Matías Daniel Espinoza. Durante los alegatos,
el fiscal sostuvo que a Franco la autoridad le pegaba. Para ello dijo que
Espinoza sostuvo, respecto de Franco, “no me peguen más si ya me tienen
detenido”; que en un momento el oficial le preguntó cómo se llamaba y ahí
dijo “Franco Casco” y después nos enteramos que lo encontraron muerto”.

Durante su declaración en la instrucción, obrante a


fs. 2221 y ss., Matías Espinoza sostuvo que Franco estuvo detenido en la
séptima, que ingresó por la madrugada. Agregó que cuando entras ahí
adentro la policía no te perdona. Que le preguntaron por su nombre y les
dijo Franco, que no podía decir si se trataba del mismo Franco, pero que
combina todo. Que luego de todo eso ya salió en los noticieros.

Que primero lo dejaron en el lugar que coincide


con la cuadra, que le dicen la capillita, donde manifestó que pasan todos los
milicos a golpearte pero que luego lo cruzaron hacia la celda W.C., conocida
como la jaulita a tenor de la descripción que brindó Escobar, lugar que por
otra parte todos coinciden que permaneció detenido Franco.

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Una primera observación respecto de ese
testimonio es que esto no se condice con los dichos de Argüello, que
manifestaba que él era el que estaba alojado en la cuadra, solo, al
momento de ingreso de Franco. Con ello se advierte una inconsistencia
desde el inicio al menos en cuanto a lo que sostuvo Argüello.

Si Argüello sostuvo que él estaba en la cuadra,


solo, no puede a su vez considerarse que Franco fue ingresado allí antes de
ser definitivamente alojado en la denominada jaulita, porque este detalle
hubiese sido mencionado también por Argüello, que manifestó que a
USO OFICIAL

Franco lo pudo observar a través de una hendija mientras se hallaba


alojado en el cuartito W.C.

Espinoza igualmente describió torturas y malos


tratos por parte del personal de la comisaría hacia Franco, en un relato que
muestra coincidencias con la declaración de otros internos, donde también
individualizó a dos policías, cuya descripción se condice con las
características físicas de los acusados Benítez y Blanco, sin que esto pueda
afirmarse con contundencia, más allá que en el caso de Benítez lo describe
con una dificultad visual que condice con su apariencia, pero que sin
embargo, no figura dentro del elenco de guardia de acuerdo al libro de esa
noche.

En el debate oral prestó declaración en dos


momentos, el 10 de junio del 2022 y luego el 2 de marzo del corriente año,
esta segunda vez, de modo fugaz, mediante video conferencia. De manera
presencial observó que él estuvo alojado en el penal 2, al fondo, lo que

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marca una excepción al del resto de los internos allí alojados que
expusieron que no habían escuchado nada.

En relación a Franco sostuvo que no lo vio


físicamente pero que sí se escuchaba lo que hablaba, que gritaba que le
dejen de pegar y que luego lo sacaron muerto del río. Que como Argüello,
él también recibió amenazas de uno de los agentes de la comisaría y
también señaló, nuevamente, a una persona tuerta como objeto de esos
malos tratos.

Luego también hizo referencias al modo de actuar


del personal de la comisaría, al sostener que de madrugada el personal salía
de cacería para ver si la guardia levantaba a alguien de la calle. Esta frase,
como en el caso de Argüello, fue utilizada como referencia por la Fiscalía
durante sus alegatos como de práctica habitual por parte de cierto personal
de la comisaría.

En relación a los golpes que dijo recibir Franco,


escuchó que en determinado momento uno de los policías empezó a decir,
“no se mueve, no se mueve” y el otro respondió “bueno, dejalo ahí”.
Manifestó que no era el mismo trato que recibían los detenidos con causa
respecto de los que estaban por averiguación de antecedentes. Además,
expresó que el siervo del penal, el pastor, Irusta, se había levantado en ese
momento, donde le preguntó por qué seguía despierto. Espinoza le aclaró
que todavía seguía despierto por cómo le pegaban al chico. Que al otro día
de este suceso, la autoridad estaba como alborotada, pero que no se
escuchó más nada de él.

670

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Poder Judicial de la Nación
Esta frase, inherente a que “después no se
escuchó más nada”, que a veces se la ha mencionado como “hubo un
silencio y luego de esto ya no se escuchó más nada”, también constituye un
lugar común de referencia de los internos. Esta reflexión, desde mi punto
de vista obliga a preguntarnos si pudo tratarse de una referencia individual,
aunque repetida por varios internos, o en cambio, producto de una
reflexión colectiva, tal como también reconocieron un montón de
detenidos, sobre todo luego de que los episodios comenzaran a tener
publicidad por televisión.
USO OFICIAL

Entiendo en relación a Espinoza que deben


valorarse sus dichos en este sentido, porque este detenido efectuó varias
referencias hacia Argüello y dijo que él estaba alojado en la cuadra, donde
reconoció que Argüello fue el que vio todo lo relativo a Franco. Esto lo
sostuvo en dos oportunidades, en el sentido que Argüello había escuchado
todo. Entonces, nuevamente debemos preguntarnos respecto de la
influencia que pudo tener Argüello en la versión de Espinoza, sobre todo,
cuando ante una pregunta del doctor Jorge Alcaraz, Espinoza sostuvo que
compartieron luego un tiempo de detención largo con el detenido Argüello,
incluso dentro de la Unidad 3.

En algún momento del relato, su declaración fue


suspendida porque el testigo se veía con signos de perturbación, cansancio
y angustia, por lo que luego su testimonio continuó el 2 de marzo del año
2023, con una declaración fugaz por video conferencia y sin
particularidades para destacar.

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En cuanto a la ponderación de este relato, que
puede tener cierta verosimilitud en algún sentido, especialmente
relacionado a ciertos malos tratos de cierto personal de la comisaría donde
estaba alojado, llamó la atención su referencia al detenido Argüello, sin que
fuese preguntado por ello. Al inicio de su declaración, aclaró que Argüello
fue el que vio más o menos todo, lo que decidió una interrupción del fiscal,
que de manera correcta tuvo que decirle que “por ahora estoy empezando
a preguntar lo que ud. escuchó y lo que ud. vio”.

Más allá de esto, las consideraciones de Espinoza


respecto de Arguello, contienen coincidencias, respecto de que ambos
habrían atestiguado el mismo suceso. No obstante, deben trasladarse a su
relato las mismas valoraciones en relación a las inconsistencias temporales,
referidas por Argüello, en cuanto a que los hechos que ellos habrían
presenciado visual y auditivamente según el caso, no podrían estar
referidas al suceso ocurrido con la detención de Franco, sino a otro
supuestamente ocurrido bastante tiempo después.

Esto no es difícil de colegir, porque el mismo


Espinoza fue el que sostuvo que de todo lo que el escuchó, eso mismo ya
había sido observado por Argüello. Ello implica que en realidad Espinoza se
hizo eco de un episodio complementado luego por Argüello. Esta
ponderación se consolida con el reconocimiento de que luego ellos también
habrían compartido un tiempo de detención juntos, antes de que
comiencen sus declaraciones.

Más allá que ellos compartieron detenciones en


común, tanto en la comisaría séptima como en la Unidad nro. 3, y que
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#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
además, habrían sido amenazados por personal de la dependencia citada,
Espinoza ha explicado sin tanto detalle que todo lo que narró fue
observado también por Argüello. Estas referidas coincidencias, lo sitúan en
el mismo contexto temporal que el primero, sucesos que el describió como
concomitantes al hallazgo del cuerpo e intervención de distintas
autoridades, todos sucesos que comenzaron a desarrollarse tiempo
después de la detención de Franco.

Darío Oscar Navarro:


USO OFICIAL

Otro de los testimonios utilizado por la acusación


para demostrar los tormentos que habría recibido Franco durante su
detención, fue el de Darío Navarro, también considerado de vitalidad en
orden a la demostración de esos extremos. Como en los dos casos
anteriores, señaló que la detención se habría concretado de madrugada,
que la fiscalía la sitúa como la noche del 6 de octubre, madrugada del 7 de
octubre.

Para la primera semana de octubre habría estado


alojado en el penal nro. 1, que se trataba del lugar más cercano al lugar en
que habría estado Franco, individualizado como W.C en el plano que se le
exhibiera. Fue lo que aclaró en su declaración durante la instrucción,
obrante a partir de fs. 2307. Sostuvo que desde ese lugar se escuchan todos
los maltratos de los chicos que alojaban en el espacio individualizado como
nro. 3, es decir el indicado como W.C.

Fue uno de los que sostuvo que cuando Franco


pidió al personal policial que le diesen agua, le arrojaron un balde con

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veinte litros de agua encima. Luego aclaró que se dio cuenta de esto
porque era el único balde con 20 lts. que siempre estaba debajo de la
canilla del lugar. Además, señaló los maltratos que habría recibido durante
ese momento.

También reconoció durante esa declaración


previa, que con algunos internos, obtuvieron conclusiones colectivas
respecto de lo que había sucedido, a partir de lo que vieron en televisión.
Expresó que “empezamos a hablar entre nosotros y pensamos que podía
ser el pibe al que la habían estado tirando agua fría, sacamos cuenta de los
días”. “Todo en base a lo que escuchamos por la tale y en los gritos que nos
acordábamos del pibe”. Agregó en ese momento otros detalles y
particularidades con cuestiones relacionadas con Franco, que coincidían
con prácticas utilizadas allí, según exponía, como que los esposaban, debido
a las sujeciones con grilletes dentro de los lugares donde los alojaban.

Durante el debate, sostuvo sin embargo que


estuvo siempre alojado en el penal 2. Fue preguntado por la Fiscalía, sobre
cómo fue que llegó a determinar que esa persona a la que le ofrecieron
comida desde los penales, se trataba de Franco y el detenido contestó: por
el noticiero. Un día “estábamos viendo el noticiero y decían que mataron a
un muchacho y ahí nos dijimos cómo va a ser él si ese estaba acá. Y bueno,
era el muchacho que lo llevaron, no sé por qué lo llevaron, pero lo llevaron
y lo dejaron como una semana o cinco días, y bueno después no supimos
más hasta que vimos en la tele”.

También reconoció malos tratos por parte del


personal de la comisaría, no solo en relación al episodio que narró, sino
674

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Poder Judicial de la Nación
respecto de su situación personal. Es decir que afirmó los malos tratos que
experimentaban las personas detenidas allí, que pasaban por el cuarto nro.
3, que él dijo que también denominaban el freezer.

Pero como en varios de los casos que sirvieron a la


acusación, expresó que todas estas relaciones las hizo a partir de que vio
los episodios por la televisión, no al momento en que creyó haber oído los
sucesos en relación a Franco. Cuando una de las defensas le preguntó sobre
cuántas personas de las alojadas en el penal fueron las que relacionaron
ese episodio con los eventos que luego observaron en televisión, sostuvo
USO OFICIAL

que la mayoría de los internos lo hizo. Este reconocimiento, refuerza la


impresión de que al menos en ciertos aspectos, pudieron tratarse de
conclusiones colectivas, es decir de concordancias que empezaron a
consolidarse de manera conjunta a partir de las influencias periodísticas
que cubrían el suceso.

Caballero, Aníbal Hernán.

Su declaración testimonial se agrega a fs. 2325 y


ss. En ese momento hizo algunas especificaciones en cuanto a los maltratos
del personal policial, relacionados con las personas que llevaban por
averiguación de antecedentes. En cuanto a la detención de Franco, sostuvo
que “una noche escuchamos gritos de un pibe que se quería ir, que gritaba
que no quería estar preso. Fue de madrugada… se escuchaba que el pibe
golpeaba las rejas… A los pocos días de esto salió el informativo que un
pibe que había estado en la séptima había desaparecido, la familia habló en
ese informativo… después hubo una protesta”.

#34456351#385247861#20230925150936671
Ya en el debate, en su declaración prestada el
23.6.2022, recordó su estadía en la comisaría séptima. En cuanto al
episodio de Franco, recordó que detuvieron a muchas personas en el
tiempo que estuvo detenido pero que sabía cómo había sido el caso.
Agregó que fue de noche el día que pasó eso, que fue la única persona
donde se armó un quilombo bárbaro.

Aclaró inicialmente que todo lo de este suceso fue


lo que se escuchó, que no puede decir que lo observó porque él estaba en
el otro penal, en el 2, donde no se veía para ese lado, aclarando luego que
desde los dos penales no se podía ver lo que ocurría en el freezer, pero que
se escuchaban gritos y que también lo recuerda en función del relato de
otros internos.

Relacionó también el suceso de lo que había


pasado con Franco en función de lo que fue apareciendo en las noticias y lo
que allí decían, sobre lo que había estado ocurriendo en la comisaría. No
obstante, aclaró que de escuchar a ver, son dos cosas diferentes. Que esos
episodios duraron hora u hora y media más o menos, aclaró que ese sector
se ve en diagonal, que él podría vernos al resto pero nosotros solo a través
de una mirilla y a través de un enrejado.

También hizo varias especificaciones, muy


extensas, aunque relacionadas con su propia detención, con maltratos que
él recibió cuando ingresó a la seccional como detenido. Relató golpes, que
usaban guantes para las golpizas, quizás para simular los golpes.

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Poder Judicial de la Nación
Además, refirió que todo lo que vieron lo
charlaron con sus compañeros, lo que una vez más constituye una
característica de las testimoniales narradas hasta el momento, ya que lo
que el testigo recordaba, lo fue en base a lo conversado con otros a partir
de lo que observaron en televisión.

También se le preguntó al testigo si lo que estaba


declarando en cuanto a lo que charló con otros internos de lo ocurrido a
Franco, fue a partir de que lo habían visto en televisión, donde incluso se le
preguntó por la existencia de un complot entre los internos. El detenido
USO OFICIAL

negó la existencia de un complot de ningún tipo.

A propósito de esta aclaración, tampoco entiendo


que pudo existir un complot para perjudicar a alguien en particular, sino
que el análisis que me toca abordar en este segmento de la sentencia, es el
relativo a si las versiones de los internos, brindadas tiempo después,
obedecieron a sus visiones particulares o en cambio respondieron a las
influencias colectivas y la de los medios de comunicación.

Como ha podido observarse, la mayoría de los


testimonios aquí analizados y los que incluso, se memorarán a
continuación, ellos también resultaron coincidentes respecto a las
influencias que tuvo dentro de la población del penal, la aparición de
noticias sobre Franco en los medios de comunicación; noticias relacionadas
con un episodio en relación una persona demorada que había estado
precisamente allí detenida.

#34456351#385247861#20230925150936671
La declaración del testigo también comenzó a
diluirse en detalles, como en otros casos, ante las preguntas, reiteraciones
y objeciones que se presentaron como un dato característico de toda la
prueba testimonial. Sobre todo, cuando el testigo sostuvo que en aquel
período, al menos antes de ingresar a la comisaría, se drogaba y estaba
bajo los efectos de sustancias, lo que llevaron a las defensas a cuestionar
algunas ratificaciones que en base a la declaración previa la fiscalía
solicitaba.

Cristian Diego Maidana:

Prestó declaración en desde instructora a fs.


2343/2346. Desde un inicio reconoció que la relación en cuanto al episodio
de Franco lo hizo a partir de lo que observaron en televisión. Que unos días
antes de ese episodio, entre cinco y siete días antes, de madrugada,
escucharon gritos que venían de la jaula y que a las dos o tres de la mañana
ya no se escuchó más nada, fue un silencio total. Como se ha observado al
analizar otros casos, esta frase, relativa a que no se escuchó más nada,
también constituye el relato común de varios internos, una frase que tiene
una particularidad tal, que llama la atención que haya sido mencionada
repetidas veces para describir la situación que ellos dijeron percibir. A ello
corresponde agregar el momento en que se expresa esta valoración, que no
refiere a una percepción directa sino a la relación por él establecida
respecto de un episodio que empezó considerarse a partir de que
observaron los hechos por televisión.

Durante el debate oral prestado el 26 de mayo de


2022, Maidana especificó que los sucesos en relación a Franco fueron de
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#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
madrugada, aunque aclaró: “el tema es que de madrugada siempre había
quilombo, y entraban detenidos, entraban y salían, se escuchaban gritos, se
escuchaban que se les pegaban, no sé con quién hablo acá”. Que lo
relacionó con Franco porque luego vinieron a pedir datos del episodio
porque al otro día apareció muerto. Parte de su declaración, también la
dedicó a la situación general de funcionamiento de la dependencia con
respecto a las personas que traían por averiguación de antecedentes. Entre
ellos, especificó algunos de los malos tratos que recibían, pero aclaraba que
no todas las detenciones de la comisaría séptima se debían a detenciones
concretadas por ellos, sino que muchas veces era el Comando
USO OFICIAL

Radioeléctrico el que las concretaba y que también maltrataba.

También agregó algunas circunstancias


relacionadas con las visitas de Asuntos Internos de la policía, donde sostuvo
que algún que otro policía de la séptima le advertía, ojo con lo que vas a
decir, porque sostuvo que ellos pasaban de a uno para ser interrogados e
insinuó que había personal de la séptima presente, aunque no fue tan
contundente en ello, porque en parte de la declaración lo sostuvo así, pero
también aclaró en referencia a ellos: “que te dejaban ahí con Asuntos
Internos y chau, salían ellos por detrás de la puerta, ahora si escuchaban o
no, no sé”.

Más allá de esa narrativa, que también lo


transformó en un testimonio extenso, no supo o no quiso dar otras
precisiones en relación a la situación de Franco, porque como había
anticipado, fueron hechos que reconstruyeron a partir de los noticieros y de
las personas que vinieron a preguntar por él. Entre ellos, reiteró algunos de
los detalles que ya habían manifestado otros internos, y sumó otros

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desconocidos hasta el momento, porque se decía que Franco había venido
a visitar a su novia a la ciudad, y fue a un baile, donde fue detenido.

También el testimonio estuvo rodeado de


muchísimas incidencias protagonizadas por las partes, que como en otros
casos, tenían infinidad de objeciones sobre el modo de preguntar e incluso,
reposiciones sobre las decisiones de la Presidencia en cuanto a si en
definitiva iba a tenerse por formulada la pregunta objetada.

Una defensa le preguntó al testigo si había sabía


que había sido formada una causa en su contra por falso testimonio
agravado, supuestamente, en función de lo que sostuvo en una primera
ocasión en relación a esta causa. Finalmente, se gestó otra discusión
inherente a un reconocimiento fotográfico que la Fiscalía había solicitado
en función de amenazas que el testigo dijo haber recibido por parte de un
policía indagado en la causa y luego sobreseído, que también incluso
compareció entonces como testigo.

Todos los episodios, como muchos otras


relacionadas con los relatos de testigos, y otros incluso con aspectos
técnicos suscitados durante el debate, tuvieron tantas incidencias que en
ocasiones, como en este caso, tradujeron muchas tinieblas para obtener
conclusiones definitivas, porque no quedó un solo dato de los
proporcionados que no hubiese sido cuestionado en algún momento por
alguien. Más allá de esto, como en otros casos, las referencias temporales
que brindó el detenido en cuanto al momento en que relacionó como
ocurridos los hechos, lo acercaron más a las visitas oficiales concretadas
más tarde, que al momento en que se verificó la detención de Franco.
680

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Poder Judicial de la Nación
Escobar, Jorge Darío:

Jorge Escobar fue otra de las personas detenidas


citadas por la Fiscalía General como testigo de los episodios que sufrió
Franco. Al momento de alegar, el fiscal se fundó en el relato de Escobar,
porque sostuvo que a Franco lo sacudían por todas las paredes, lo
golpeaban exageradamente. Que escuchó que Franco les decía que le dejen
de pegar, “se escuchaba que lo golpeaban exageradamente y el chico
gritaba demasiado”, según el actor refirió. Recordó que de acuerdo al
interno, la golpiza duró aproximadamente dos horas. Continuó ponderando
USO OFICIAL

el testimonio, donde se había recordado que Franco había caído en la peor


guardia que era la del petisito morochito, a quien los compañeros le tiraron
la bronca porque se les había ido la mano cuando le pagaba; recordó que
sus compañeros policiales hablaban entre ellos en este sentido.

A efectos de ponderar el testimonio, debe


recordarse que Jorge Escobar declaró también durante la investigación y
que su declaración obra a fs. 2370 y ss. Sostuvo sin embargo algunas cosas
que no fueron respaldadas por otros ni se compadecen con la ingeniería del
lugar. Por ejemplo, en cuanto a que los gritos que escuchaba como
pertenecientes a Franco, venían de un lugar, como que salía de un pozo o
de algo así, ya que el pedido de auxilio, sostuvo, no venía del lugar que se
señalara como el nro. 3, es decir donde se alojó efectivamente a Franco.

También señaló en cuanto a la conformación


poblacional de cada uno de los dos penales existentes en la comisaría, un
dato que parece relevante, porque sostuvo que el motín que tuvo lugar en
la comisaría, se había generado dentro del penal 1. Ese penal, según

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sostuvo Escobar, se trataba de los presos más rebeldes, que no estaban de
acuerdo con la palabra que se predicaba en el lugar y agregó que ante
algunos comentarios, saltaba Carlos Irusta, que les decía que ese lugar era
una iglesia y que el preso se tenía que ir a dormir.

Adicionalmente hizo algunos comentarios en


relación a Carlos Irusta que se recuerda, se trataba de un detenido
calificado como líder espiritual, a cargo de uno de los sectores, el penal-
iglesia. Sugirió en relación a él, que cuando vino la gente de Asuntos
Internos, le habrían dicho que él no tenía que decir nada en relación a
Franco y que después se arreglaban.

Su declaración en debate fue durante la jornada


del 6.7.2022. Se trató también de otra declaración demasiado extensa, pero
de entrada llamó la atención porque cuando se refirió a los gritos de
Franco, dijo que se dirigió al personal policial para que le dejen de pegar.
Además, que estaba convencido que los gritos que escuchaba se trataban
de un tono muy parecido al de un amigo suyo, llamado Franco Godoy.

Su relación llamó la atención porque el nombre de


Franco Godoy también respondía al nombre con el que Franco se habría
identificado durante su estadía en la comisaría 7ª. Más allá de esta
particularidad, que podría responder a la casualidad, también el detenido
brindó otros detalles, como por ejemplo que en ese momento le hizo
algunos reclamos al siervo del lugar, ya referido, Carlos Irusta, para que le
dejen de pegar al muchacho.

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Poder Judicial de la Nación
También durante la audiencia expuso otras
referencias que sin embargo nunca pudieron verificarse; por ejemplo,
ratificó que los sonidos que emitía el muchacho señalado, como lo hizo
durante la instrucción, venían de un hueco, como de un pozo, y que se lo
señaló a otro interno, para que él también escuche. Pero luego expuso una
referencia que la impide reflexionar con los gritos de Franco porque
sostuvo que ese mismo día, u otro día o a los dos días, apareció asuntos
internos.

Señaló además que antes de que venga asuntos


USO OFICIAL

internos, también los visitó una autoridad de la policía, para decirle al


siervo que “teníamos que decir que esa persona había estado en el penal
con nosotros”. También sostuvo que los quisieron comprar con algo de
mercadería, como premio a su buen comportamiento, que él interpretó
como relacionado con el episodio de Franco.

Finalmente agregó que a los dos o tres días de los


sucesos relacionados con Franco, “pintaron cuatro hombres, 3 personas,
vestidos de traje, así bien vestidos y dijeron que eran de asuntos internos y
nos tenían que tomar unas declaraciones por una persona que había
desaparecido y nos metieron ahí en el freezer”.

Se trataba de una nueva referencia temporal


también confusa en relación a los sucesos relacionados con la detención de
Franco. Si bien puede aceptarse que Escobar pudo escuchar gritos
proferidos por alguien detenido en ese momento, con la curiosidad que
despertaba el hecho de que se llame de la misma manera con que se
identificó Franco, que incluso tenía la misma voz que la de su amigo

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homónimo, también debe referenciarse que no se trataba evidentemente
del suceso que dijo protagonizar en relación a los hechos que aquí se han
juzgado, ocurridos al menos veinte días antes.

Bussanich, Daniel Alejandro:

Durante su declaración testimonial brindada


durante la instrucción, tuvo un testimonio incriminante hacia el personal
policial, porque sostuvo que si bien se enteró por televisión que lo habían
encontrado en el río a Franco, se había dado cuenta que se trataba del
chico que habían detenido antes. Que durante la detención el chico había
gritado toda la noche, que decía que él no había hecho nada, que solo
estaba tomando un porrón, le tiraron un baldazo de agua fría y que
también se quejaba que no le toquen la billetera. Señaló también a uno de
los que lo golpeaban, uno petisito, morochito, que es de pegar mucho y que
vive en Empalme Granero, a cinco cuadras de su casa -v. fs. 2322/2324-.
También se refirió en general a los golpes del personal policial, que siempre
quedaba sangre en la jaula y que los policías mismos eran la que la
limpiaban.

Declaró en el debate durante la jornada del 9.6.22.


Dijo que recordaba esa noche en que lo detuvieron a Franco, que ya se
habían acostado y que se escucharon sus gritos. Que relacionó esta golpiza
con Franco porque luego llegaron los de derechos humanos a preguntar por
él. Que se trataba de un pabellón iglesia y que se acostaban temprano pero
que esa noche no pudieron dormir, que una solo persona era la que
pegaba, que incluso apuntó que vive en Garzón y Juan B. Justo, pero que
como en el caso anterior, no pudo precisar apodos o apellido. Aclaró que
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Poder Judicial de la Nación
entre el lugar donde estaba Franco y los pabellones, solo había una
distancia de entre 8 y 10 metros, por lo que se podía escuchar todo.

Aclaró que no sabía leer por lo que no podía


observar la distribución escrita del plano. Expresó que desde su lugar solo
se podía escuchar y no se podía ver porque existían rejas que impedían
observarlo a Franco. Pero se escuchaba y se lo veía como borracho por la
forma de hablar, donde Franco aclaraba que no les iba a dar dinero.
También sostuvo que al día siguiente, al delegado lo sacaron a baldear,
porque el limpiaba todo. Aclaró que a Franco le tomaron fotos ahí mismo y
USO OFICIAL

que las fichas se las obtuvieron en la cocina.

Antes había agregado que este chico era


procedente de otro lugar; al menos, dijo, eso era lo que decían sus amigos
del pabellón donde estaban alojados, en el penal nro. 1. Que la relación
entre la detención de Franco y los golpes que escuchó, la hizo cuando
comenzaron a venir los de derechos humanos, donde también aclaró que
ya vino a declarar por este suceso. En cuanto a la presencia de los de
derechos humanos, sostuvo que ellos vinieron, no recuerda si ese mismo
día o al día siguiente de que le pegaron a Franco.

Además, brindó referencias relacionadas al tema


del dinero, donde agregó que “eso de la plata sí me acuerdo porque
hablaban mucho de la plata, se ve que habrá tenido cierta cantidad el
muchacho ¿no?, no te sabría decir si tenía dos pesos, cien mil pesos, eso yo
no lo sé, pero con el único que hablaba era con este muchacho que yo le
dije hoy en la declaración, y él es el que él decía de la plata, el único, no se
escuchó o digamos yo no escuche a otra persona que haya estado con el

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mismo milico hablando”. Su referencia al tema del dinero también llamaba
la atención, porque justamente, una de las cosas que surgieron en cuanto a
Franco, a juzgar por el testimonio de su familia, fue que no tenía dinero
para volverse a Buenos Aries.

Giupponi, Jesús Ismael:

De acuerdo a lo que surge de su declaración


testimonial, estuvo alojado en el penal 1 de la comisaría 7°, hasta el 19 de
octubre de 2014, donde lo trasladaron a la Alcaidía. Que solo se enteró de
Franco por los medios, una vez que estuvo en la Alcaidía, pero que en la
comisaría nunca lo vio ni escuchó hablar nada de él -v. fs. 2350/2352-.

Sí en cambio recordaba unos gritos de madrugada


de un chico que se escuchaba como que era de otro ambiente, como que se
quería ir, que lloraba.

Prestó declaración testimonial en el debate


durante la jornada del 27.5.2022. Manifestó allí que en un tiempo escuchó
que gritaba una persona, que luego no escuchó más nada –una nueva
referencia a esta situación, expresada de la misma manera que varios de
sus compañeros- y que luego se enteró por las noticias del suceso. Que esta
persona estaba en un incomunicado. Que los gritos fueron de noche o
madrugada.

Sosa, Ariel Alejandro.

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Poder Judicial de la Nación
Prestó declaración durante la instrucción que obra
a fs. 2266 y ss. Sus dichos presentaron algunas descripciones en cuanto a
los golpes que dijo que había recibido Franco.

Inicialmente sostuvo en cuanto a Franco que de


eso se enteró solamente por la tele, que lo habían matado. Que no tenía
idea si lo habían matado ellos o no pero sí que estaba seguro que le habían
pegado. Que se dio cuenta que se trataba de Franco porque su padrastro
tiene un parentesco con él.
USO OFICIAL

No obstante, aclaró que sí había escuchado los


golpes propinados a Franco, que era una característica del lugar y señaló a
Walter, el tuerto como una persona violenta cuando le caías mal, que
siempre estaba con el jefe de la comisaría, Diego y que esa noche
estuvieron allí. Dio detalles de la golpiza que habría sufrido Franco y que al
día siguiente de que ocurrió esto, que pasaron al testigo al pabellón 2. Que
en ese momento empezaron a hablar con los chicos del lugar de detención
de lo que habían visto por la tele. Que a todos les parecía que había estado
en el incomunicado y que cuando lo vieron por la tele, dijeron que no podía
ser tanta la casualidad, de que un pibe caiga allí adentro y que luego
aparezca muerto.

Durante el debate, declaró en la jornada del


23.2.2023, donde aclaró que sabe que Franco estuvo detenido allí, pero
que no lo ha visto ni que tampoco lo escuchó allí, mientras estuvo alojado,
aunque sí escuchó de él una vez que salió por las noticias. Recordaba que
había declarado en otra oportunidad, pero no la forma en cómo lo hizo,

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dado el tiempo transcurrido. Que estaba alojado en el penal nro. 2, según
señaló en el croquis que le fue exhibido.

Reconoció su firma en la declaración de


instrucción, y se le formularon preguntas dadas las divergencias existentes
entre sus versiones oral y escrita. No obstante, no pudo recordar ninguna
de las incidencias que en su momento había relatado, al menos las
relevantes.

Este testigo fue presentado, como en otros casos,


como un testigo de cargo en función de lo que dijo en su momento lo que
había escuchado o visto. No obstante, como también ocurrió de manera
reiterada, el declarante aclaró que no había sido un testigo directo del
suceso. Que solo lo relacionó con las noticias que vio en su momento por
televisión, como lo anticipó en su declaración en sede instructora, no
obstante que luego narró golpes y tormentos de una detención que
simultáneamente había sostenido que había relacionado por solo por
televisión.

Noriega, Miguel Omar.

En cuanto a Miguel Omar Noriega, la acusación


ponderó en sus alegatos que el detenido había relatado, en relación a la
detención de Franco, que esa noche se escuchaban muchos gritos, que no
era normal, que siempre se escuchaban gritos, que golpeaban a los presos,
pero los gritos de esa noche se escuchaban más fuerte que de costumbre.
Que se escuchaba a un pibe que gritaba fuerte “basta, basta” y “que
después no se escuchó más nada”, sostuvo el fiscal que dijo Noriega.
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Poder Judicial de la Nación
En su declaración durante la instrucción, prestada
a fs. 2423 y ss. sostuvo que la primera vez que se enteró de lo de Franco,
había sido por los policías que les vinieron a avisar que venían los de
derechos humanos, a preguntarles por un chico que había desaparecido,
supuestamente en la comisaría. Sostuvo que dentro del lugar señalado
como nro. 3, que se trataba del incomunicado denominado como jaulita,
donde ponían a las personas que venían incomunicadas; que luego pasaban
al penal y que esas personas contaban que los verdugeaban un montón,
que los engrillaban y los dejaban colgados en ocasiones con los brazos en
alto. Que a veces se escuchaban que les pegaban a los detenidos.
USO OFICIAL

Sobre el episodio de Franco, dijo que vinieron los


de derechos humanos a preguntar cosas pero que el sostuvo que no había
visto nada. Sobre ello, dijo que el líder del lugar, quizás en referencia a
Irusta, les preguntaba qué iban a decir si venían a preguntar por Franco,
qué esta persona les decía que digan la verdad, que no vieron nada, porque
no vieron nada. Cuando se le preguntó si tuvo malos tratos durante su
detención, especificó que siempre que “caí en cana, me pegaron siempre”.

Durante el debate, prestó declaración en la


jornada del 16.6.2022. y cuando le preguntaron por Franco, sostuvo que
esa noche se escuchaban muchos gritos y más fuerte, aunque expuso que
siempre venían gritos desde ese lugar. Que en cuanto a lo de Franco,
expuso que se escuchaba “basta, basta” y lo finalizó con el mismo cliché
que manifestó durante la instrucción, en cuanto a “que después no se
escuchó más nada”. Sostuvo que estaba alojado en el penal 1 en ese
momento. Aclaró que desde donde estaba no se ve nada.

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Que esa noche, luego de los gritos, el personal
policial se los veía alborotados, a diferencia de otras veces, que los gritos
que se escucharon esa noche eran muy fuertes a diferencia de otras.

Pero también en cuanto a las referencias


temporales, manifestó a preguntas del doctor Giacometti, sobre cuántos
días desde las noticias fue que presenció este incidente, dijo: si mal no
recordaba, que había sido un día antes. El testigo, no obstante, a preguntas
que se le hicieron para refrescar su memoria, ratificó todo lo que antes dijo
durante la instrucción, especialmente en referencia a la existencia de
golpes, verdugueos, etc, no solo del personal de la comisaría, sino que
también venían los del comando a pegar.

También confirmó lo que había dicho, en cuanto a


que la primera vez que relacionó todo esto fue a partir de que vinieron los
de derechos humanos para preguntar por Franco y que luego vieron todo
en las noticias. Su relato cobró alguna repercusión porque refirió que un día
en la comisaría se cortó la luz en los penales, circunstancia que llevó a la
Fiscalía, aunque sin andamiaje, a que el corte de luz había sido esa noche
para poder retirar el cuerpo de Franco del lugar.

Tres cosas para destacar de su relato, en primer


lugar, una referencia casi calcada en relación a otros testimonios, que
sostienen recordar en primera persona el episodio, más allá que también
reconocen que lo vieron por televisión. En segundo lugar, que no tienen
concordancias temporales de los episodios respecto del día en que estuvo
Franco. Finalmente, ya no debiera llamar la atención de lugar común de
referencia de los internos en cuanto a que la mayoría de los testimonios
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Poder Judicial de la Nación
utilizados por la acusación, sostuvo que luego de los golpes, ya “después no
se escuchó más nada”.

Ruiz, Daniel Alberto.

Prestó declaración testimonial durante la


instrucción a fs. 2506 y ss., y ante preguntas relacionadas con Franco
sostuvo que primero se corría el rumor de que habían matado a un pibito,
luego lo vieron por tv y que también hubo manifestaciones en la puerta de
la comisaría, que él estuvo alojado inicialmente en el penal 2.
USO OFICIAL

También señaló como panorama general sobre el


trato policial, que había dos guardias, una de ellas, las más mala, donde si
bien no vio que ellos golpearan a los detenidos, sí se escuchaban los gritos.
Romina Díaz, sostuvo, era la más brava de todas, tenía un compañero
morochito y otro, un gordito de lentes, mientras que también estaba Silva
que era re verdugo, sostuvo. Sabían andar con palos cada vez que se hacía
un control, y si te tenían que pegar, te pegaban con eso.

Su declaración, entiendo que versó sobre el


panorama general de la comisaría, no así en relación a lo de Franco ya que
el testigo anticipó que solo lo había relacionado en función de las visitas y
marchas efectuadas con posterioridad.

Durante el debate declaró por primera vez en la


jornada del 16.6.2022. Luego lo hizo con posterioridad. En esa primera
jornada dijo que no lo había visto a Franco durante su estadía, que solo lo
escuchó, y que recuerda que era de noche. Que se dio cuenta de que era

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Franco cuando después comenzaron los comentarios de que había
desaparecido. Ratificó sus dichos en cuanto a la existencia de dos guardias y
que una trataba muy mal, que te pedían plata para que no te corten la
laboral, donde manifestó que reconoció a varios de ellos cuando vino acá,
uno le decían Tito, era peladito que era subjefe, estaba el jefe que era Silva
y había una gordita también.

En función de estos señalamientos con


posterioridad las acusaciones solicitaron un reconocimiento de personas
para que el testigo manifieste si podía individualizar a los integrantes de esa
denominada como guardia mala, productora de malos tratos. Señaló en ese
sentido a Silva y a Walter y nadie más, y dijo que la gordita era la que le
cobraba a su mamá para las salidas laborales, bajo amenazas de que se las
iban a cortar.

El testigo creía que esa guardia también había


tenido que ver con los golpes a Franco, porque se trataba según alegaba, de
una práctica habitual. También señaló a Seba como que andaba con Walter
en el patrullero de la comisaría.

A preguntas del doctor Germán Mahieu, sostuvo


que los gritos de Franco comenzaron una noche a partir de las 20 horas,
durante una hora, que luego lo dejaron tranquilo y volvían a pegarle, así
toda la noche lo hicieron. Iban y volvían, eran varios los que lo golpeaban.
Que todo esto debió haber sido escuchado por todos. Igualmente, luego,
ante una pregunta de la doctora Antonela Travesaro en función de lo que
dijo durante la instrucción, en el sentido que no había visto tampoco los

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Poder Judicial de la Nación
golpes, el testigo aclaró que no vio los golpes pero que por los gritos él se
dio cuenta que se trataban de golpes.

También hizo referencias a que con motivo de una


declaración anterior, fue convocado al centro de la ciudad, pero aclaró que
no había sido su declaración en una fiscalía, sino que era una oficina que
describió como un estudio jurídico, ubicado sobre una cochera y que
también le preguntaron sobre Franco. Luego, ante preguntas reconoció que
se trataba de un hotel, donde además, ante otra pregunta, no recordaba si
se trataba del Hotel de la Cité. La inquietud de la defensa se había originado
USO OFICIAL

en averiguar sobre las personas que lo habían interrogado se trataban de


personas de derechos humanos. Que ese interrogatorio duró 20 minutos
aproximadamente y que luego ante otras preguntas, el testigo recordó que
eran de protección al testigo los que lo citaron.

Olguín, Cristian.

Cristian Olguín se trató de otro de los relatos que


utilizó el fiscal para exponer la situación de Franco. En orden a ello sostuvo
que Olguín vivió un episodio al regresar de una salida laboral a la Comisaría.
Como era temprano para su ingreso, recordó que se sentó en un banco de
plaza, ubicado debajo de la ventana de la “guardia”, dentro de la misma
comisaría. Mientras se encontraba allí sentado esperando, pudo escuchar
que los policías que se encontraban en el interior de la guardia comentaban
“este verdugo nos va a arrastrar a todos…”, notándose un clima tenso allí,
sostuvo el fiscal.

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Cristian Olguín también declaró durante la
instrucción, lo hizo a fs. 2427 y ss. En esa oportunidad, como otros internos,
había denunciado malos tratos por parte del personal policial, donde
señalaba a esa guardia que también habían sido individualizada en otros
casos.

En cuanto al caso de Franco, dijo que no recordaba


bien si se había enterado por los noticieros o cómo había sido. Que la
guardia que pegaba ya había desaparecido. Sostuvo que primero vio la
noticia y que luego sacaron cuentas, “números y fechas y ahí nos dimos
cuenta que era el chico que había estado gritando”. Que luego escucharon
que lo habían tirado al río y entonces, que se asustaron un montón, porque
se dieron cuenta que les podía pasar a ellos también. Agregó que “todos
sabíamos que el chico había estado ahí, habíamos hecho cuenta de que
había caído con la guardia del petisito. Pero empezamos a preguntarnos
qué íbamos a decir y todos tuvimos miedo”. También agregó que algunos
de los policías se preguntaban “¿por qué nosotros vamos a tener que pagar
por la culpa de los demás?”.

También sostuvo que cuando fueron los de


asuntos internos, que declararon con personal de la séptima al lado. En
cuanto a Irusta sin embargo explicó que les había dicho que podían decir lo
que quisiéramos, pero que si decían algo, él se los iba a tener que contar a
los policías. Que Irusta se trataba de un policía más, pero detenido. Cuando
concluía su declaración, también denunció que personal de la comisaría lo
había parado en la calle y que dijeron “¿vos declaraste ya?”, que sabe cómo
se manejaban y cómo te pegan y que le daba miedo.

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Poder Judicial de la Nación
Declaró luego en el debate en la jornada del
23.6.22. Se lo notaba tensionado y bastante contrariado, incluso declaró
mediante video conferencia y dijo que se quería ir, se enojó durante varios
pasajes de la declaración. No obstante, en audiencia oral volvió a recordar
los maltratos que dijo sufrir Franco durante su detención, donde dijo que
dentro de la dependencia era normal escuchar ese tipo de gritos,
propinados por una guardia en especial, que ya lo había narrado en su
declaración anterior.

También aclaró, que nunca dijo que se trataba de


USO OFICIAL

él, sino que narró ese episodio pero que no vio nada, que solo escuchó, que
tiene otras cosas para decir cuando salía con laborales, relacionadas con
amenazas. En cuanto a lo que creía que era Franco, que se escucharon
gritos, “después hubo un silencio, no se escuchó nada” y luego que los
policías discutían sobre algo. Aclaró que no recordaba bien los detalles, que
no puede dar tantas precisiones, pero sí que a la semana vinieron los de
asuntos internos para hacerles preguntas, que le sugirieron que no había
visto nada, como para que fuese rápido el interrogatorio.

También relató las marchas y protestas que luego


se desencadenaron, que en una de esas protestas los policías observaron
que él se encontraba hablando con la familia de Franco, que estaba en la
puerta y que los policías lo trataron mal por eso. Que en otra oportunidad
pudo escuchar lo que otros policías contaban en relación al suceso:
“siempre pasa lo mismo, nos va a arrastrar a todos este”; justo en ese
momento otro de los policías justo salió y vio que el testigo estaba
escuchando lo que decían y que lo recriminó por eso.

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Finalmente, expuso que cuando obtuvo su
libertad, siempre se sintió con pánico y miedo; incluso al tiempo, en una
ocasión fue otro policía a su casa y le golpeo la ventana y las abrió, que se
trataba de Fernando, entiendo que por Blanco. Dijo sin embargo que él era
muy amable, no era de pegar, al contrario, pero que luego de este suceso,
recibió amenazas de otro personal que ya no eran de la comisaría sino
otros, vestidos de civil.

Sostuvo por ello que tenía miedo y que no quiere


saber nada con declarar, porque no quería correr riesgo de nada. Reitera
que el no vio nada del suceso y que solo escuchó; que de esa guardia,
recuerda a Benítez, morochito, petisito, que era de pegar a más no poder.
Reiteró la incidencia que escuchó cuando estuvo sentado en la ventana
cerca al hall de la comisaría, donde escuchó el incidente del comentario de
policías que decían “este hijo de puta nos va a arrastrar a todos”.

En varios pasajes se sentía molesto al sostener que


no recordaba bien varias de las cosas que se le estaban preguntando, y la
declaración incluso, se vio interrumpida porque el testigo manifestó que le
estaba sonando el teléfono, donde se aclaró que podría haber sido una
comunicación del programa de protección de testigos. Ya cuando comenzó
a preguntarle la primera de las defensas, denunció que se sentía hostigado
por las preguntas. La declaración comenzó a diluirse con otros detalles,
relacionadas con las amenazas que dijo sufrir. Cuando se intentó refrescar
la memoria del testigo, ante las explicaciones de la Presidencia sobre la
metodología del testimonio, la Defensa Oficial se anticipó y cuestionó lo
que entendía como una indicación de la Presidencia respecto de algo que

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Poder Judicial de la Nación
ya había declarado. No se hizo lugar a la objeción ni a la reposición
intentada en ese sentido.

Durante la etapa de confrontación del testigo con


sus declaraciones previas, dijo que no recordaba bien los detalles que le
fueron leídos, donde aclaró que no quería declarar sobre algo que no
recordaba con detalles. Hubo a partir de allí, intervenciones variadas de la
Presidencia para explicarle cuál era el procedimiento para refrescar su
memoria y que alcanzaba, si es que continuaba sin recordar, con que lo
diga una sola vez.
USO OFICIAL

El testigo no obstante, ya con evidentes signos de


perturbación, continuó sin embargo intentando responder las preguntas
que le hacía esta vez la Fiscalía General, para refrescar su memoria. Más
allá de esto confirmó lo declarado, no obstante, las aclaraciones en cuanto
a que no lo recordaba bien pero que si lo dijo en ese momento, fue porque
sí había pasado, aunque luego también insistió de manera reiterada que no
recordaba bien lo que había declarado.

Ante otras preguntas de la defensa, que


intentaron refrescar su memoria como lo había hecho la fiscalía, continuó
mostrando signos de enojo y reiteró ante cada una de las intervenciones
que no recordaba bien lo dicho. El testigo manifestaba sentirse muy
presionado ante lo que la Presidencia de ese momento le aclaraba que no
se lo estaba presionando, sino que se intentaba refrescarle la memoria.
Finalmente, se le informó al testigo que por el momento había finalizado su
declaración y que solo quedaba pendiente una medida de reconocimiento,

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para el caso de que se resuelva de manera favorable. Su convocatoria,
finalmente no hizo falta.

Durante los alegatos, la Fiscalía ponderó también


dos testimonios que fueron incorporados por lectura al debate. Uno de
ellos fue el caso de Pablo Pereyra y también el caso de Mariano Brochero.

Pablo Pereyra

Prestó declaración testimonial en la instrucción,


que obra a fs. 2270 y ss. Durante los alegatos la defensa oficial se quejó de
la identidad de esta persona, porque en ese momento dijo no recordar su
DNI y luego, por razones lógicas, no pudo ser ubicado para la audiencia de
debate. Por ello esa defensa cuestionó el testimonio ya que según
manifestó, no sabía de quién se trataba la persona cuya declaración se
quería incorporar. Más allá de eso, entiendo que esta circunstancia puede
en todo caso relativizar el valor de convicción que pueda tener el
testimonio, pero no anularlo, porque fue incorporado al debate y esto no
impide su valoración, con las reservas del caso. Se supone que la
acreditación de la identidad del testigo, cuando se trata de un detenido,
que por razones lógicas no posee en su poder su DNI, para estos casos,
queda a cargo de la autoridad a cargo del alojamiento del detenido. No
obstante, la defensa solo manifestó su oposición, porque el testigo no
recordaba el número de su DNI, pero nada dijo en base a posibles
cuestionamientos de este tenor.

De todos modos, su testimonio no se apartó de lo


que habían manifestado algunas de las personas alojadas en el denominado
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Poder Judicial de la Nación
como pabellón nro. 1. Él reconoció que relacionó las incidencias que tuvo
Franco en función de lo que le comentó su pareja. Sostuvo: “me comentó
que había desparecido un chico que supuestamente había estado en la
comisaría 7° y que no lo encontraban y que no sabía dónde estaba”.

Que a partir de ello, relacionó que hubo un chico


detenido que gritaba con miedo, por demás, que no sabía si gritaba así
porque tenía problemas o porque se trataba de un pibe normal que se
encontró con una golpiza. También se refirió a la guardia, que había de dos
tipos, una la más jodona, la que más pegaban. Se quejaba de la disciplina
USO OFICIAL

del lugar, que los obligaban a hacer cosas, porque era un penal-iglesia
donde no se podían drogar ni fumar, solo orar todo el día. Reconoció que
formó parte del motín que decidió luego su traslado.

En el caso de Mariano Brochero, su declaración en


sede instructora obra a fs. 2227 y ss. De un lado expuso que escuchó los
gritos de Franco, que para él se trataba del pibe. No obstante, las fechas
comparativas que menciona no coinciden con la estadía de Franco en la
comisaría, ya que mencionó el día de la madre, y la celebración del clásico
rosarino como referencia temporal, ambos sucesos celebrados el 19 de
octubre; además sostuvo que al día o a los días de ocurrido el suceso
habían aparecido las noticias en la tele. Es decir, relató una secuencia
relativa a una detención que no exhibe ninguna coincidencia temporal, si se
tiene en cuenta el momento en que Franco estuvo detenido en la
comisaría. También Mariano Brochero se refirió al motín que tuvo en el
lugar y cuál había sido el motivo. “Muchos chicos se querían ir porque no
les gustaba que los educaran con la palabra de Dios”.

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C.- Testimonios que no han sido ponderados por
las acusaciones.

La mayoría de los testimonios exhibidos hasta


aquí, han sido los que las acusaciones refirieron como base de apoyo para
establecer los tormentos que habría recibido Franco. A partir de lo
narrado, las acusaciones elaboraron algunas conclusiones, aunque basadas,
de manera exclusiva, en dichos testimonios donde utilizaron la parte del
relato que les resultaba de mayor conveniencia. Se trató de una docena de
testimonios que podríamos considerar como complacientes en función de
la teoría del caso que deseaban exponer las acusaciones.

Pero las acusaciones solo se ataron a este


esquema, el de los relatos que apoyaban su posición; no obstante, no
ponderaron la mayoría de los testimonios de los detenidos de la
dependencia, que sin embargo no dijeron haber oído ni visto aquellas
circunstancias que sí expusieron los detenidos cuyos relatos fueron
transcriptos en lo sustancial, en los párrafos que anteceden.

De acuerdo a lo narrado el principio del título, y a


las constancias existentes en el Libro memorándum de guardia, también
referidas, había 40 personas detenidas en ese momento; la Fiscalía General
eligió el testimonio de 33 personas para que comparezcan al debate.
Veintiocho de ellos declararon finalmente en el debate y los otros cinco
casos, sus declaraciones fueron incorporadas por lectura.

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Poder Judicial de la Nación
Más allá de la docena de testimonios que la
acusación utilizó como elemento de cargo, como se dijo, hubo muchos
casos que no manifestaron nada en cuanto a Franco. Así, Diego Dipascuale
no dijo nada puntal que pueda interesar, lo mismo que Lucas Benítez (v. fs.
2211 y ss,). Miguel Noriega, que la fiscalía lo usó como un testimonio para
solventar la acusación, también manifestó que no vio nada y expresó que
solo se enteró por comentarios ulteriores, a partir de las noticias. Cristian
Gastón Belizan (v. fs. 2415) que figura alojado en los días referidos, expuso
del mismo modo que solo se enteró por las noticias, cuando ya estaba
alojado en otro centro de detención.
USO OFICIAL

Eduardo Escobar dio algunas precisiones durante


su declaración en instrucción prestada a fs. 2235. Sostuvo que escuchó a un
chico que se golpeaba su cabeza contra la pared y que hablaron con él. No
obstante, durante el debate, más allá de reconocer los términos de su
declaración anterior en general, especificó que siempre se escuchaban
gritos de gente que caía a la seccional, borrachos, drogados y que como no
son del ambiente empiezan a gritar, porque se quieren ir.

José Máximo Ibañez prestó declaración durante la


instrucción a fs. 2251 donde inicialmente ya había manifestado que no
había escuchado nada en relación al suceso, no obstante que estaba
alojado en el penal nro. 1, más cercano al lugar donde había sido detenido
Franco. Agregó en referencia a los sucesos, que se enteraron luego por la
tele, que luego de eso hicieron el piquete frente a la comisaría, pero reiteró
que no lo vio ni habló con nadie respecto del tema.

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Durante la jornada del 30.6.2022, Ibañez prestó
declaración testimonial y ratificó sus conceptos anteriores en cuanto a que
no había observado nada en relación a Franco y que solo se fueron
enterando a partir de que comenzaron a aparecer las noticias por la
televisión. La fiscalía lo utilizó para fundar lo que denominó como hecho 5,
no obstante que confirmó su versión en cuanto a que se enteraron de todo
a partir de que comenzaron a aparecer novedades en los noticieros de
canal 3 y canal 5. En un momento sostuvo algo que sirve para graficar esta
referencia: “la noticia nos impactó, que entre nosotros empezaron a hablar,
que fue como una sorpresa. Empezamos a pensar que habría estado en la
jaula”.

Nicolás Andrés Lemo (v. fs. 2361) tampoco


escuchó nada de lo que alegaron algunos de sus compañeros, como
tampoco lo hizo Reinaldo Morales López (v. fs. 2231 y ss), al menos, nada
que corresponda ser destacado como fundante de las acusaciones, sino en
todo caso, versiones que pudieron ser utilizadas por las defensas. Oscar
Salvador Escalada (v. fs. 2263) que manifestó que tenía funciones similares
a las de Irusta, tampoco reconoció haber escuchado nada. Lo mismo que
Roberto Salvatierra (v. fs. 2208 y ss.).

Gonzalo Damián Paz, alojado incluso en el penal 1,


al menos de acuerdo a lo que surgió de su testimonio (v. fs. 2502 y ss) ni se
enteró del ingreso y sí reconoció la existencia de una guardia más jodida
que estaba durante la noche.

Jonatan Zamudio, al igual que Paz, estuvo alojado


dentro del penal 1 las noches de los presuntos acontecimientos, pero aun
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Poder Judicial de la Nación
así dijo que no escuchó nada; que sabía que Franco estuvo ahí a partir de lo
que dijeron por la tele. Que las noticias sobre su desaparición generaron
disgusto en la población carcelaria, donde expuso que al enterarse
hablaron entre ellos. Reconoció que en general se escuchaban gritos
relacionados y que el motín se había basado en el maltrato policial.

Jorge Galeano dijo, como en los casos anteriores


que se enteró por televisión (v. fs. 2205 y ss) y que nunca escucharon nada
de Franco. Lucas Nahuel Jiménez no declaró durante el debate porque su
testimonio fue incorporado por lectura. Al igual que la mayoría de los casos,
USO OFICIAL

su testimonio fue de oídas, que incluso, tuvieron referencias temporales


que distan de los días en que Franco estuvo detenido, ya que expuso que
fue cerca del día de la madre. Sin embargo, no obstante que reconoció
haber visto luego las cosas y que ubicaba los sucesos cerca del día de la
madre, sostuvo igualmente que estaba seguro que le habían pegado a
Franco -v. su declaración de fs. 2257 y ss-.

Hugo Omar Benítez (v. fs. 2311) también alegó que


no vio nada mientras estuvo detenido en la comisaría y que se enteró
tiempo después, por la televisión, cuando ya había sido trasladado. Su
testimonio fue incorporado por lectura, como el caso de Raúl Gauna, que
de manera coincidente y escueta, expuso que no observó nada en relación
a la detención de Franco -v. fs. 231-.

Del mismo modo lo hizo Claudio Vivas, que declaró


en la instrucción y durante el debate (v. fs. 2330). Expuso que no podía
aportar nada en relación a los sucesos por los que se le preguntaba y que
solo se enteró cuando vinieron los de investigaciones. Eric Antonio

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Gallardo, sostuvo que solo se enteró por la tele y que también vinieron los
fiscales -v. fs. 2353-.

Jonatan García expuso durante la instrucción que


no escuchó ni vio nada (v. fs. 2412 y ss.), más allá que dijo recordar alguna
golpiza, propinada por un policía petisito, como lo describió, pero que fue
de tarde, sostuvo. Es decir que relató la existencia de golpes por parte de
cierto personal policial, aunque no recordaba nada en relación a Franco.

Durante el debate, declaró en la jornada del


26.5.2022 pero su relato se caracterizó porque no recordaba nada sobre los
sucesos de Franco, y también mostraba fragilidades de memoria en cuanto
a otros aspectos que antes había sostenido como verificados, aunque no se
trataran de las situaciones de Franco, sino de vivencias personales. Él
mismo se autorreferenció con memoria corta; no obstante, el interno se
mantuvo firme en cuanto a que no recordaba nada y llegó a sostener
incluso, al promediar su declaración, que las cosas que se decía que había
afirmado durante la instrucción, no las había dicho de esa forma.

Agregó que le incomodaba la situación que estaba


pasando porque se le iban borrando las cosas y que lo que tenía que decir,
ya lo había dicho en su momento y manifestaba que le incomodaba tener
que volver a repetirlo, porque no recordaba con precisión las cosas que se
le preguntaban. Continuó el interrogatorio sobre lo que él manifestó como
dicho por Irusta, que se le refrescó, y el detenido interrumpió sosteniendo
que nada había dicho en relación a ello, al menos de la forma en que allí se
le preguntaba. Repitió lo mismo en cuanto a su afirmación de que un policía

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Poder Judicial de la Nación
petiso que había visto que le pegaba a una persona, porque no había
observado nada de esto en su declaración anterior.

Dio algunas razones de sus explicaciones donde


corroboró que si tenía que decir lo que ahí se afirmaba como dicho, no
tendría problemas en volver a afirmarlo, pero que sin embargo él no había
sostenido lo que se decía en dicha declaración. Pero que en cambio,
aclaraba, lo habían transformado en un testigo protegido sin que el
entienda el motivo de esa decisión, aunque su declaración, concluyó, había
sido más corta en función de lo que aparece ahora con más detalle.
USO OFICIAL

En su momento el Defensor Oficial evidenció


durante los alegatos este testimonio, como otros, y lo presentó como
llamativo debido a la manera en cómo el testigo se desdijo de lo que antes
había afirmado. Expuso en el alegato un video con el extracto de esta
declaración; se trató de un buen recurso, como lo fueron también sus
desarrollos, especialmente en cuanto a las referencias temporales relatadas
por los testigos detenidos en la comisaría, con relación al suceso que
dijeron haber presenciado; no obstante, pienso que durante su alegato
utilizó algunos giros un tanto irreverentes hacia la figura del fiscal y el resto
de las acusaciones, que bien podrían haberse evitado.

De todos modos, el testimonio de García, tampoco


versaba desde mi punto de vista sobre el aspecto central que nos
convocaba, porque ya había anticipado que nada recordaba del suceso de
Franco, que no lo sabía, lo hizo de este modo durante la instrucción y en el
debate. En todo caso, el testigo se desdijo de un suceso relacionado con un
episodio de violencia policial, que sin embargo afirmó que él había dicho

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otra cosa y no lo consignado por escrito. Por ello me parece oportuno
recordar respecto al testimonio, que si bien resultó impactante el modo y la
contundencia con que durante el debate se desdijo respecto de lo que
había declarado antes, no se evidenció como un testimonio dirimente en
orden a dar las precisiones que el caso requería.

Finalmente, cabe memorar el testimonio de Carlos


Irusta, el pastor del penal, que fue referido de diversas maneras por
algunos internos, porque respecto de su desempeño, fue referenciado de
modo distinto por ciertos detenidos, sobre todo los que no compartían la
disciplina que él predicaba como representante e intermediario de los
detenidos ante las autoridades. Algunos lo acusaron de que había dado
directivas a los internos de que no debían decir nada en relación a Franco,
mientras que otros, aclaraban que en realidad no debían decir nada de algo
que no habían podido corroborar de modo directo, tal por ejemplo como lo
refrendó Noriega en su declaración.

Durante la instrucción declaró a fs. 2338 y ss.


Expuso que se enteró de los episodios que lo involucraban a Franco a partir
de que fue divulgado por las noticias y también, debido a los
acontecimientos que sucedieron luego. Reconoció ciertos malos tratos por
parte del personal policial, no de la intensidad que memoraron otros
internos, pero nada de ello lo consideró como relacionados con Franco.
También se mostró sorprendido por los acontecimientos, junto al resto de
las personas que estaban detenidas en el pabellón nro. 2 y que entre ellos
comentaban que no habían escuchado nada y de allí que estuviesen
asombrados.

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Poder Judicial de la Nación
Durante el debate declaró en la jornada del
16.6.2022 y a preguntas de la fiscalía, confirmó en general su relato
brindado durante la instrucción, en cuanto a que no escuchó nada en
relación a Franco y que se fueron enterando por las noticias. Confirmó que
él estaba detenido en el denominado pabellón nro. 2, en el penal del fondo.
Fue preguntado en general sobre cuestiones generales vinculadas a la vida
en el penal, que incluso contó en su declaración anterior.

No obstante, en relación a Franco, manifestó que


las preguntas que se le hicieron fueron a partir de las visitas oficiales que
USO OFICIAL

tuvieron lugar por parte de los de asuntos internos y de derechos humanos,


una vez encontrado el cuerpo. En esa ocasión le preguntaron si habían
escuchado gritos y dijo que en realidad no había escuchado nada. Amplió
en cuanto a que las novedades en relación a ese suceso, los internos se
enteraron a partir de lo que pasaban en televisión.

También fue interrogado respecto de cuestiones


vinculadas con la limpieza de las celdas, las condiciones de visión y audición
en relación a la estructura edilicia de la comisaría, su funcionamiento,
quizás para poder indagar respecto a esas condiciones, según el relato
brindado por otros internos. Se trataron en definitiva de preguntas de
orden general, donde el testigo se mostró solvente en cuanto a los aspectos
que dijo recordar y no dudó en sostener dado el transcurso del tiempo,
otras cosas que dijo no recordar, aunque nada de lo que se le preguntó
tuvo que ver con el hecho objeto de juzgamiento, ni con las versiones que
en relación a él tuvieron otros internos, incluso respecto de consejos que él
mismo habría dado en un determinado sentido o en otro.

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Al margen de las diversas ponderaciones en
relación a cómo desempeñaba su mandato y lo que habría sugerido en
relación al caso de Franco, su testimonio fue sólido durante el debate y
contestó sin ningún tipo de limitaciones todas las preguntas que se le
hicieron. Tampoco tuvo sobresalto alguno durante su declaración, ante lo
que se creía que podría haber sido examinado por los acusadores, en
especial, porque existió algún ensayo testimonial que pretendió orientarlo
hacia una cobertura de los sucesos, tal el caso de Jorge Escobar y de algún
relato del grupo del otro sector que lo calificó como más cercano al perfil
de un policía que el de un detenido.

Las declaraciones testimoniales de los detenidos


arrojaron según lo visto, un montón de versiones relativas al
funcionamiento del establecimiento carcelario y también otras relacionadas
con la detención de Franco, donde los testimonios utilizados por las
acusaciones, en su mayoría obedecieron a un episodio que se decía como
ocurrido en horas de la madrugada. No parece sencillo elaborar
conclusiones definitivas en relación a los aspectos vinculados con su
detención, pero sí parece pertinente establecer algunas reflexiones en
función de esos testimonios.

Algunas ideas han sido ya ensayadas al principio


del título, porque pueden aventurarse versiones, de acuerdo a esos relatos,
en función de la ubicación de los penales con respecto al denominado
transitorio, donde estuvo Franco. Desde ese enfoque, podría pensarse que
algunos de los internos ubicados en el denominado sector uno, fueron los
que mayoritariamente escucharon algunos gritos, producto de golpes que

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Poder Judicial de la Nación
ellos entendieron que tuvieron como destinatario a Franco. Tal el caso de
Argüello, que incluso dijo que estaba más cerca, en la cuadra justo esa
noche.

También otros casos de personas indicadas como


alojadas en el penal 1, como las situaciones de Daniel Bussanich, Mariano
Brochero, Pablo Pereyra, Ariel Sosa y Jesús Giupponi. No obstante, también
dijeron haber escuchado gritos que relacionaron con golpes policiales,
algún otro interno que sin embargo estaba ubicado en el sector 2,
destinado mayoritariamente a quienes profesaban un culto y con mayor
USO OFICIAL

conducta que aquellos alojados en el otro pabellón que no les interesaban


las prácticas espirituales de esa comisaría.

Pero también, como se anticipó, hubo algunos


internos que estuvieron alojados en el penal 1, que sin embargo
manifestaron no haber escuchado nada en relación a Franco, tal los casos
de Gonzalo Damián Paz, Jonatan Zamudio y José M. Ibañez, alojados en el
penal 1, de acuerdo a lo que surgió de sus testimonios de la instrucción,
coincidente aquí con lo reflejado en el Libro memorándum de guardia -v. en
este sentido págs. 84 y 85 del Libro nro. 15-. Esto si tenemos en cuenta el
conteo efectuado a las 20 horas del día 6 de octubre, que se compadece
con en análisis de las acusaciones.

La cercanía entre los penales 1 y 2 en relación al


lugar donde estuvo detenido Franco no puede ser tan determinante,
porque entre los calabozos y el transitorio no había tanta distancia, 8 o 10
metros según el caso, como máximo, de acuerdo a algunos relatos, por lo
que tampoco resultaría determinante pensar que algunos detenidos

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alojados en el penal 1 escucharon gritos que no pudieron escucharse desde
el penal 2 debido a la lejanía. Como se aprecia en los planos del lugar, se
trataban de calabozos contiguos. Tampoco puede resultar decisiva la
referencia a que todos los internos alojados en el penal nro. 2 profesaran el
culto, a juzgar sobre cómo me impresionó el testimonio de Matías Daniel
Espinoza, que al parecer sostuvo que no hacía demasiado caso en relación a
las directivas que impartía Pablo Irusta.

Algunos de los internos alojados en el penal 2, que


dijeron estar allí alojados, pudieron escuchar no obstante los gritos que
atribuyeron al caso de Franco, por lo que desde el punto de vista de la
ubicación no pueden arrojarse conclusiones definitivas, pero sí de modo
mayoritario, que los que escucharon los gritos y dijeron entablar
conversación con Franco, pudieron estar alojados dentro del penal 1.

No ha sido puesto en tela de juicio que hubo


algunos internos que entablaron comunicación con Franco y que quisieron
darle agua, ante su pedido, por intermedio del personal policial. Lo que ha
sido puesto en duda y entiendo que las acusaciones no lograron demostrar,
guarda relación con que los golpes que relataron algunos internos, hayan
tenido a Franco como destinatario, ni que esos golpes le hayan provocado
la muerte. Este segundo aspecto, basado en el resultado, deberá ser
complementado con la interpretación de los estudios periciales cuyo
análisis tendrá lugar en el próximo punto. Pero todavía resulta pertinente el
análisis de los testimonios de los internos relacionados con los golpes que
ellos dijeron que sufrió Franco.

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Poder Judicial de la Nación
Solo Argüello dijo que lo pudo ver a Franco, más
allá que como se anticipó, ha sido puesto seriamente en duda que él
estuviese alojado en la cuadra esa noche, y también ha quedado claro que
ninguna de las versiones temporales que el sostuvo, vinculadas a su estadía
en la cuadra, hayan tenido contemporaneidad con la detención de Franco.
Esto ha sido ya ha sido ponderado durante el análisis de su testimonio.

El resto de los detenidos que afirmaron haber


escuchado los golpes que les habían propinado a Franco, tampoco
esbozaron referencias temporales atinentes a los días 6 y 7 de octubre del
USO OFICIAL

año 2014. También esto ha sido desarrollado en lo pertinente en las


situaciones particulares de las declaraciones de los detenidos. No obstante,
entiendo pertinente destacar de modo sintético algunas de esas
referencias.

Matías Espinoza dijo haber escuchado gritar a


Franco y dio algunas precisiones en relación a los gritos. Compartió algunas
de las precisiones que sostuvo antes Argüello e incluso aclaró que
compartió detención con él cuando fueron trasladados luego de su estadía
en la comisaría 7°. Entiendo que sostuvo la versión de Argüello en cuanto a
las referencias temporales, lo que traslada a su respecto las mismas
objeciones relativas a su testimonio. Incluso se vio inclinado en dos
oportunidades a guiarse por el discurso de Argüello, lo que decidió al
propio fiscal, a formular una advertencia en cuanto a que él debía dar el
testimonio de lo que vio, más allá de lo que haya visto Argüello.

Por lo tanto, entendí en el relato en particular de


su situación, que las consideraciones de Espinoza respecto de Arguello,

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contienen coincidencias, respecto de que ambos habrían atestiguado el
mismo suceso. Por ende, que debían trasladarse a su relato, las mismas
objeciones relacionadas con relación a lo narrado por Argüello,
inconsistencias temporales entre el hecho que ellos observaron o
escucharon y el tiempo de detención de Franco en la comisaría, ocurrida al
menos 20 días antes.

Darío Oscar Navarro sostuvo por escrito que


estuvo alojado en el penal 1, pero durante el debate, que en realidad
siempre lo estuvo en el penal 2. En relación a la detención de Franco,
reconoció que se enteró por el noticiero y que a partir de allí, entre los
internos comenzaron a elaborar conclusiones colectivas respecto a lo que
pudo haber ocurrido, pero todo, a partir de las noticias y de las
interpretaciones del conjunto. Un día “estábamos viendo el noticiero y
decían que mataron a un muchacho y ahí nos dijimos cómo va a ser él si ese
estaba acá. Y bueno, era el muchacho que lo llevaron, no sé por qué lo
llevaron, pero lo llevaron y lo dejaron como una semana o cinco días, y
bueno después no supimos más hasta que lo vimos en la tele”.

Las conclusiones colectivas, respecto de lo que


creyeron que le ocurrió a Franco una vez que se enteraron por las noticias y
las entrevistas que allí comenzaron a desencadenarse dada las dimensiones
del acontecimiento, no solo fueron reconocidas por Darío Navarro, sino por
otros internos.

Aníbal H. Caballero expuso que escuchó los gritos


de Franco, pero aclaró que de escuchar a ver, hay una distancia importante.
También especificó que todo lo que vieron lo charlaron con sus
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#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
compañeros, donde aclaró que sus dichos lo fueron también en base a lo
conversado con otros a partir de lo que observaron en televisión.

Cristian Diego Maidana también sostuvo que


escuchó los gritos de Franco, aunque reconoció que ellos comenzaron a
relacionarlo a partir de su aparición en los noticieros.

Jorge Darío Escobar también sostuvo que a Franco


lo sacudían por todas partes y lo golpeaban exageradamente. Pero
llamativamente sostuvo que los gritos provenían de un pozo y no del lugar
USO OFICIAL

donde el lugar sindicado como de detención de Franco. Otro dato extraño


de su relato, estuvo dado en que él ya conocía a una persona de nombre
Franco Godoy, porque se trataba de un amigo suyo de la ciudad, que tenía
incluso la voz parecida a la de Franco. Estas coincidencias lo llevaron a
acercarse para preguntarle por su nombre, para ver si se trataba de la
misma persona. Luego se enteró que no se trataba de la misma persona;
pero lo que llama la atención es que el nombre de Franco Godoy había sido
el nombre con que se identificó Franco cuando lo detuvieron en la
comisaría, que además, a juzgar por el relato de Escobar, tenía la voz
parecida a una persona amiga suya, que incluso, también se llamaba Franco
Godoy.

Más allá de esta coincidencia, también sostuvo


Escobar que los gritos que escuchó, se habían producido el mismo día o al
día siguiente de que apareció asuntos internos, que se constituyó en la
comisaría el 4.11.2014, lo que decididamente lo ubica muy alejado de los
días de la detención de Franco ocurrida casi un mes antes, de acuerdo a las
teorías de las partes.

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Ariel Alejandro Sosa dio algunos detalles de la
golpiza que habría sufrido Franco, pero también en ese momento, sostuvo,
que empezaron a hablar con los chicos del lugar de detención de lo que
habían visto por la tele. Que a todos les parecía que había estado en el
incomunicado y que cuando lo vieron por la tele, dijeron que no podía ser
tanta la casualidad, de que un pibe caiga allí adentro y que luego aparezca
muerto.

Es decir que además de las inconsistencias de


algunos testigos de cargo, relativas al contexto temporal en que los gritos
habrían ocurrido, también es posible ubicar otras interpretaciones incluso
más atendibles que las ensayadas por las acusaciones, que se recuerda,
habían observado que los gritos obedecieron sin dudas a la detención de
Franco y que indudablemente la detención ocurrió la noche del 6 de
octubre.

No obstante, las acusaciones no ensayaron


discursos alternativos, al menos para que el tribunal pueda tomar posición
respecto de ellos. En especial, respecto al argumento relativo a cómo pudo
haber impactado en la interpretación de los detenidos, la repercusión que
cobró el suceso a partir de su publicidad en los medios periodísticos del
momento. Debió ser ésta, desde mi punto de vista, una pregunta a
realizarse a todos los detenidos al momento de ser interrogados, tal como
lo exige el código de procedimientos para otra situación, cuando se intenta
lograr el reconocimiento de una persona.

A efectos de ponderar la aptitud y espontaneidad


del reconocimiento, todos los códigos procesales contienen exigencias
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Poder Judicial de la Nación
relativas a que el compareciente describa si ha vuelto a ver a la persona
objeto de reconocimiento, sea por imágenes o videos o de alguna otra
manera. Entiendo que no se trata ésta de una exigencia destinada a dar
cobertura a una declaración testimonial, pero que tiene relación directa
con la influencia que pudo generar en la población penal la cobertura
periodística. Dicha influencia, estaba directamente relacionada según lo
entiendo, con la coincidencia de haberse encontrado flotando en el río, el
cuerpo de una persona que también había estado detenida en la comisaría
7° de Rosario unos días atrás.
USO OFICIAL

Para ponderarlo de este modo, traigo a colación


nuevamente que algunas de las personas utilizadas para apoyar la hipótesis
acusatoria, refirieron del modo en que fue expuesto, cuál había sido la
impronta que había dejado dentro de la población del penal, la relación
establecida luego en los medios de comunicación. Es decir, la relación entre
el hallazgo del cuerpo de Franco, con su detención, ocurrida días atrás en la
misma dependencia que ellos habitaban.

Me parecía entonces pertinente que las


acusaciones hubiesen trabajado respecto de todas las interpretaciones
alternativas que tuvo el suceso a partir de las fragmentaciones del discurso
de los detenidos; además de la reseñada, tampoco fue ponderado, que más
allá de que algunos relatos escucharon gritos que los relacionaron con la
detención de Franco, también reconocieron que era habitual que se
escucharan gritos.

Esta referencia, fue narrada por varias personas a


tenor de la población penal que habitaba la comisaría cuando se trataba de

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un caso por averiguación de antecedentes. Personas que no encontraban
fundamentos para estar en esa situación, con algunas particularidades de
personalidad, estimo, porque se trataba de la comisaría situada en las
cercanías de las terminales, tanto de trenes como de ómnibus.

Las defensas, no obstante, elaboraron otras


lecturas, relacionadas según lo entendieron, con la subjetividad de los
testimonios de los detenidos que fueron utilizados por las acusaciones. En
primer término, cuestionaron la actuación de dos funcionarios de la
Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Santa Fe, que fueron
los que tuvieron con ellos un contacto inicial, al menos con algunos, porque
se constituyeron en la comisaría 7°, el 28 de octubre de 2014, días antes de
que se halle el cuerpo de Franco, porque además ya se sospechaba que
podía haber estado detenido en dicha comisaría. Si se sospechaba, había
sido precisamente porque el personal de la comisaría fue el que reconoció
la detención, más allá de la confusión en el nombre.

En relación a Malena Zabala Salinas, una de las


funcionarias, cuestionaron su desempeño que calificaron como malo, sobre
todo a partir de sus dichos, porque en un pasaje de su declaración
testimonial prestada durante el debate, sostuvo que no se había imaginado
que durante la visita a la comisaría se iba a encontrar con que allí lo
mataron a Franco. Si esto fue así, concluyeron algunos defensores, se
preguntaron durante las alegaciones, el motivo por el que esa circunstancia
no fue puesta en conocimiento inmediato de los fiscales que entendían en
el caso, porque se trataba de una novedad, ya que aún no había sido
encontrado el cuerpo. Debemos recordar que hasta el hallazgo del cuerpo,

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Poder Judicial de la Nación
intervenía un fiscal para averiguar su paradero y que luego del hallazgo, el
caso pasó a la fiscalía de homicidios. Si esta divulgación hubiese sido cierta,
lo más lógico hubiese sido que ese pase haya sido experimentado incluso
antes del hallazgo del cuerpo.

Pero los mayores reproches los recibió el doctor


Diego Rodríguez, funcionario jerárquico de dicha oficina, que también
prestó declaración testimonial durante el debate.

En primer término, el doctor Paul Krupnik,


USO OFICIAL

defensor de Daniel Escobar de Asuntos Internos, uno de los dos acusados


por encubrimiento, también cuestionó los dichos de Rodríguez durante el
debate. Según lo expuso esa defensa, este funcionario había sostenido
durante su declaración en el debate, que había entrevistado a Pablo
Argüello, donde aclaró que ya en ese momento le habrían dicho que a
Franco lo habían golpeado en la comisaría. Además, sostuvo que otro
interno le confirmó la misma versión, pero que misteriosamente no
recordaba quién había sido ese interno, argumento que llamaba la
atención, según expuso la defensa, porque se trataba de una evidencia
relevante.

El letrado continuó con sus críticas, y la fundó en


que no existe dentro del expediente una sola constancia formal, en 35
cuerpos, de que algún detenido le hubiese dicho a Rodríguez, que Casco
estuvo en la Comisaría 7ª y que hubiese sido golpeado. Profundizó los
dichos de Diego Rodríguez durante su declaración testimonial, que sostuvo
la existencia de una llamada al fiscal de ese momento, el doctor Guillermo

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Apanowicz, para darle justamente esa información, recabada en cuanto a lo
que le habría dicho ese detenido.

Pero que luego, durante la audiencia del debate, el


funcionario cambió su versión y sostuvo que no llamó en realidad al fiscal
Apanowicz, sino a su Secretario, el doctor Leandro Trangoni, todo a efectos
de poner en su conocimiento de la existencia de golpes que ya se sabía que
habría recibido Franco; y que además, como se anticipó, no había sido uno
el detenido entrevistado en ese momento, sino que fueron dos los que
afirmaron la misma circunstancia, pero que solo recordaba a Argüello, no al
otro. El defensor continuó sosteniendo que si Rodríguez había dicho la
verdad, y llamó al fiscal, que ello debería haber decidido en su momento la
investigación del propio fiscal, para el caso de que se le hubiese
mencionado que Franco había sido golpeado en la comisaría y que no se
investigó nada desde el vamos.

Al tribunal también le llamó la atención los dichos


vertidos por el funcionario de la Secretaría de Derechos Humanos de la
Provincia de Santa Fe durante la testimonial prestada en el debate. Tal es
así que ante un pedido de las defensas al final del testimonio del personal
de la Secretaría de Derechos Humanos, se decidió convocar a los fiscales de
la justicia de Santa Fe y a los colaboradores mencionados por el citado
funcionario.

De este modo el tribunal cambió el temperamento


adoptado durante los ofrecimientos de prueba, que se había negado a
convocar a los fiscales de otra jurisdicción para que rindan explicaciones de
sus actos. Pero en este contexto se entendió que correspondía darles
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Poder Judicial de la Nación
intervención porque la confirmación de los dichos de Rodríguez en cuanto a
que los había anoticiado de posibles tormentos infligidos a Franco dentro
de la comisaría 7°, podría traer aparejada la imputación de un delito, más
allá que resultaba muy extraña la introducción de ese dato novedoso por
parte del funcionario reseñado.

Entiendo también que si los fiscales se hubieren


impuesto de esta novedad, no solo se hubiese experimentado un cambio
en los lineamientos de la investigación llevada a cabo hasta ese momento,
sino que incluso, dicha revelación pudo traducirse en la mutación de la
USO OFICIAL

competencia de los funcionarios que lo estaban haciendo hasta ese


momento.

Debemos recordar que durante los episodios


iniciales relativos a la desaparición de Franco, el Ministerio Público de la
Acusación intervenía en distintas esferas, con motivo de lo que luego se
supo que se trataba de un mismo suceso. Lo hizo por un lado el doctor
Germán Mazzoni en las actuaciones por resistencia a la autoridad que había
denunciado Alberto Crespo. También intervenía en otra causa Álvaro
Campos, el fiscal que entendió inicialmente dado el contexto de flagrancia;
luego continuó el fiscal Guillermo Apanowicz por tratarse de una
averiguación de paradero, que intervino junto a un equipo de
colaboradores.

Finalmente entró en escena la doctora Mariana


Prunotto, fiscal de homicidios del MPA, que se constituyó incluso en el lugar
de los sucesos cuando apareció flotando en el río el cuerpo de un N.N, que
luego se supo que se trataba de Franco. Todo este derrotero, explica la

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incidencia que pudo haber tenido semejante dato, cuando fue
proporcionado por el funcionario que dijo haberlo conocido y haberlo
transmitido. No solo se trataba del dato aportado por Rodríguez, sino que
se recuerda que su colaboradora sostuvo en audiencia que no esperaba
durante sus entrevistas a la dependencia, que se iba a encontrar con que a
Franco lo habían matado en la comisaría.

Lógicamente ni el doctor Guillermo Apanowicz, ni


el doctor Fernando Dalmau, como tampoco el doctor Leandro Trangoni,
más allá de que reconocieron conversaciones con Diego Rodríguez,
explicaron que ninguna había sido del tenor descripto por el funcionario
aludido.

Además, Diego Rodríguez durante su testimonio


explicó que estas novedades iniciales en cuanto a la existencia de las
torturas que habría recibido Franco y que supo desde el inicio, también se
las habría comentado a una Jueza de Ejecución Penal de la Provincia de
Santa Fe, la doctora Luciana Prunotto. Agregó incluso que en una de esas
oportunidades él vio personalmente a la funcionaria en la Unidad 3 de
Rosario, donde funcionaba en ese momento su juzgado y le reiteró la
revelación que dijo escuchar en la comisaría.

No obstante, también los defensores advirtieron


en relación a este punto, la imposibilidad de que hubiesen existido charlas
con la funcionaria aludida, porque ella también había declarado por escrito,
que en esa fecha estuvo de licencia según surge de modo expreso del
expediente, donde agregó en esa declaración, que al volver de su licencia,

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Poder Judicial de la Nación
que jamás tuvo conocimiento de que en dicha comisaria se hubiese
golpeado a Franco.

Algunos letrados agregaron otros detalles relativos


a la imposibilidad de que hayan ocurrido los sucesos del modo en que lo
expuso Diego Rodríguez, porque esto tampoco surge del Habeas Corpus
oportunamente presentado en la justicia de Santa Fe. Con estos elementos,
afirmaron que resultaba imposible pensar que con un tema tan instalado
como ya estaba en las calles este suceso, que nadie hubiese contemplado
esta información contundente como para actuar de acuerdo a dichas
USO OFICIAL

revelaciones.

El doctor Krupnik sostenía que si Rodríguez ya


tenía en ese momento una información tremendamente delicada, se
preguntaba cómo podía ser que ni siquiera recordara el nombre de uno de
los dos detenidos que le efectuaron las revelaciones. Algunas de estas
lecturas, generaron suspicacias en las defensas en cuanto a que fuese cierto
que esas revelaciones existieron, dadas las implicancias del caso; porque lo
que comenzó a ponerse en tela de juicio, no solo fue el dato inherente a
que Argüello nada les había comentado en esa oportunidad, sino otras
circunstancias que Argüello narró mientras prestó su declaración
testimonial durante la audiencia de debate.

El doctor Germán Mahieu, vinculado a las


intervenciones de Rodríguez y del testigo Argüello, sostuvo que también le
había generado algunos interrogantes relativos a saber cómo fue que
Argüello ingresó al proceso. Recordó que a través de su declaración, el
detenido sostuvo que por intermedio de su mujer le había solicitado al

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personal de Derechos Humanos que quería ser trasladado de esa comisaría.
Esta situación le resultaba sospechosa al letrado, porque la acusación había
sostenido durante el debate, que el armado vino de parte de los policías.
No obstante, que él entendía que bien podría invertirse la ecuación, al
menos en cuanto a lo inherente al ingreso y la intervención de Argüello en
este proceso. En especial, porque para ese momento, Argüello ya se había
puesto a disposición de la Secretaría de Derechos Humanos, donde también
pidió y consiguió un traslado a través de esa Secretaría.

También el doctor Germán Mahieu había


insinuado otras sospechas, esta vez, referidas a la intervención de la
delegada técnica de la fiscalía, Emma V. Creimer. Sostuvo el letrado que su
intervención se encontraba igualmente viciada. Para ello consideró la
imposibilidad de la funcionaria de efectuar las estimaciones que hizo en su
momento, cuando se fundó para justificar sus apariciones en las
declaraciones de todos los detenidos de la comisaría, donde sostuvo que
ellos habían evidenciado malos tratos.

Recordó en ese momento los antecedentes del


caso, en relación a Creimer, y recordó que cuando ella hizo las
manifestaciones que sostuvo durante la instrucción para solicitar su ingreso
como pesquisidora, la investigación solo contaba con la declaración de
Argüello, porque el resto de los detenidos comenzó a declarar meses
después. Entiendo por tanto que las críticas del doctor Germán Mahieu,
relativas a la intervención de Emma Creimer como perito de parte,
estuvieron dadas en que ella se fundó para poder participar, en

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Poder Judicial de la Nación
afirmaciones que hasta ese momento no habían ocurrido, porque se
trataron de declaraciones conocidas meses después.

Continuó el letrado sin ataduras con las críticas al


testimonio del detenido Pablo Argüello, donde agregó que a tenor de sus
declaraciones y el contexto que siguió la investigación, que todas las
medidas adoptadas se hiciesen sin el control de las defensas. Lo ejemplificó
en que mientras las acusaciones contaron con hasta 8 delegados técnicos
en dichos actos, y que incluso las declaraciones testimoniales de los
detenidos se hicieron con la intervención de varios acusadores, tanto
USO OFICIAL

públicos como privados, que las defensas nunca fueron notificadas para
poder controlar los dichos de los detenidos de ese momento.

Esta introducción en relación a la actuación de


Argüello, se trajo a colación porque el letrado relacionó su intervención en
el proceso, con la actuación de Diego Rodríguez, que de acuerdo a lo que él
entendía, había sido la persona que introdujo al detenido al proceso.
Expuso que Diego Rodríguez de la Secretaría de Derechos Humanos, “vino
acá y nos mintió a todos en la cara”, donde agregó que hasta el mismo
Arguello contradijo al funcionario.

Que esos contrastes, abundó, se produjeron


primero en relación a un informe de diciembre del año 2021, agregado al
legajo de pruebas, donde le había informado al doctor Puyol, de la
Secretaría de Derecho Humanos de la Pcia. de Santa Fe, que en su
momento se había entrevistado con un detenido que le dijo “que había
visto a Franco Ezequiel Casco y que él había sido testigo de todo el maltrato
y golpiza que le habían propinado hasta escuchar un golpe seco y a partir

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de ahí no se escuchó más nada”. Pero que luego, Rodríguez dijo que no solo
observó a un detenido sostener eso, sino que fueron dos, pero que sin
embargo, no podía individualizar a este segundo interviniente porque no
recordaba su nombre ni su apodo, del que no tomó notas, del que tampoco
recordaba sus características físicas. En algún momento se había justificado
de que no había podido tomar notas porque llamativamente se las habían
quitado en la comisaría cuando fue a realizar las entrevistas.

Finalmente, dijo el defensor, que también


Rodríguez había mentido cuando primero sostuvo que llamó al fiscal
Apanowicz, luego dijo que en realidad lo hizo al doctor Trangoni, donde les
había contado lo que ya en ese momento habían afirmado los presos.
Concluyó en que el funcionario aludido mintió en el primer informe, mintió
luego durante el debate y también continuó con las mentiras al involucrar a
los funcionarios del Ministerio Público de la Acusación, tres en total, que
negaron que Diego Rodríguez los hayan llamado por teléfono para
conferenciar sobre las lesiones que habría recibido Franco en la comisaría
7°.

También tuvo tiempo el letrado para elaborar


algunas apreciaciones en relación a la actuación de la otra empleada de la
secretaría, la señora Malena Zabala Salinas, donde aclaró que no tenía
pruebas para hacerlo en términos de denuncia, pero sí con indicios más que
sobrados para saber que faltó a la verdad, en aspectos coincidentes con lo
narrado por Diego Rodríguez, en especial, en relación a que también se
había entrevistado con una persona que ya le había hablado de lo de
Franco, que sin embargo, no pudo describir ni individualizar.

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Poder Judicial de la Nación
Hubo otros defensores que también aludieron al
tema, como los casos de los doctores Renzo Biga, que lo mencionó
tangencialmente, según sostuvo, para no abundar, porque aclaró que
compartía lo que previamente había explicado con claridad el doctor
Krupnik. Y también se refirió a él, el Defensor Oficial Martín Gesino.

Ambos representantes del acusado Diego Álvarez,


se refirieron de modo adicional a este aspecto. Interesa destacar las
referencias del caso de la doctora Antonela Travesaro. Esa defensa se
preguntaba al inicio de su alegato, cómo se llegó a que personas que eran
USO OFICIAL

inocentes puedan estar en prisión preventiva durante seis años. Señaló allí
que uno de los motivos se debió a la intervención de cuatro personas que
entendía que le habían hecho mucho daño a la investigación: “el doctor
Gabriel Ganón, la perito de la DATIP, la doctora Virginia Creimer, el doctor
Diego Rodríguez y también el doctor Salvador Vera”.

A su turno el doctor Rodrigo Mazzuchini también


se refirió a la intervención del funcionario y expresó que el doctor Diego
Rodríguez se trataba en realidad de un investigador de los hechos. Recordó
que había manifestado que encontró a dos personas detenidas en la
comisaría, que habían visto cómo Franco fue maltratado e incluso agregó
que la doctora Zabala Salinas comentó incluso que se encontró con que lo
habían matado, según explicó en audiencia. Ahondó también en que fue
Rodríguez el que trajo al detenido a Argüello a la causa, donde también le
extrañó que no haya documentado todo esto en ese momento, incluso en
el expediente llevado a cabo dentro de la Secretaría de Derechos Humanos.

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La doctora Travesaro también analizó el
testimonio de Argüello, y lo acusó de haber sido influenciado porque
sostuvo que declaró varias veces con motivo de los sucesos ocurridos en el
expediente. Sostuvo que “se le implantó una falsa memoria”. Una de esas
declaraciones la efectuó de manera informal en la comisaría, según
sostuvo, ante defensoras de la Provincia de Santa Fe donde no habría dicho
nada respecto de Franco. Otra vez, continuó ante Asuntos Internos donde
tampoco surge dicha información, y luego a partir del año 2015, los
detenidos lo hicieron en la fiscalía federal, todo ello sin control de la
defensa.

Se refirió específicamente a la declaración de


Argüello en lo que aquí interesa analizar, porque antes también criticó otras
declaraciones de los detenidos que se hicieron según sostuvo, sin control
de la Defensa. Para evidenciar las influencias que recibió Argüello con
motivo de su declaración, reprodujo durante el alegato una parte de su
declaración testimonial. De modo simultáneo, presentaba a Pablo Argüello,
como una persona a la que le ofrecieron beneficios a cambio de su
declaración y que cumplieron, tal como lo había referido ya el propio
Argüello, según sostuvo.

Expuso entonces en ese momento, el segmento


del video relativo a la parte de la declaración testimonial de Pablo Argüello
que refiere a las gestiones que habría hecho su esposa ante la Secretaría de
Derechos Humanos de la Provincia de Santa Fe para la obtención de su
traslado.

726

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Poder Judicial de la Nación
En ese momento, durante el debate, el detenido
era interrogado por la doctora Travesaro, que le preguntaba sobre las
personas que se habían entrevistado con él en relación a este
acontecimiento. El interno mencionó que durante esa época, había
conocido al doctor Salvador Vera, que se recuerda, se trata de uno de los
representantes de la querella constituida en el presente debate. El
detenido reconoció que el profesional lo había contactado con motivo de
este suceso.

Agregó incluso que se vieron en varias ocasiones


USO OFICIAL

con motivo del episodio relacionado con Franco. Expuso Argüello de


acuerdo al segmento de su declaración: “con Salvador Vera he tenido varias
entrevistas, por las cosas que han pasado, me ha pedido un resguardo y
varias cosas, sobre la causa esta”. También mencionó a Diego y Barbi,
entiendo que se refería en ese momento a las personas de la Secretaría de
Derechos Humanos y entonces la defensa le preguntó si le prometieron
algún beneficio en ese momento y el interno respondió “no lo prometieron,
lo hicieron”.

Las defensas, entonces, efectuaron muchísimas


referencias durante los alegatos en relación a estos episodios, vinculados
con la declaración testimonial de Pablo Argüello, en especial, respecto de
los antecedentes que había presentado su testimonio y los colaboradores
que tuvo para la obtención de una mejor experiencia penitenciaria, según
él lo confirmó: a) en primer término evidenciaron la distancia temporal
existente entre su declaración y la del resto de los detenidos durante la
investigación, lo que les generaba suspicacias. b) ellas se fueron
profundizando a raíz de los datos que finalmente manifestó Argüello en su

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declaración formal ante la investigación sustanciada en la justicia federal;
ellas finalmente no se correspondían con las circunstancias que de manera
informal habría brindado cuando fue entrevistado por distintos
funcionarios mientras estuvo detenido en la comisaría 7°; c) pusieron
énfasis las defensas en los contactos previos que observó el detenido
Argüello, al que se lo entrevistó varias veces, incluso fuera del ámbito de
control de la fiscalía o de las autoridades jurisdiccionales; d) entendieron
como reprochables y decididamente orientados a inclinar la investigación,
la gestión de trámites relacionados con una declaración que en ese
momento se trataba de una preparatoria del debate; e) que dentro de esas
entrevistas también haya tenido una participación activa, uno de los
representantes particulares de una de las víctimas de este proceso; f) para
dar contexto a la situación, también se cuestionó la facilidad que tuvieron
los investigadores para obtener los datos y ubicación del detenido Argüello
con vistas a su declaración en sede judicial, en contraposición a las
dificultades encontradas para lograr el comparendo, situación procesal y
lugar de detención del resto de los detenidos. Se recordó que las gestiones
para lograr el comparendo del resto de los detenidos, se tuvieron que hacer
finalmente en base a la gestión de la autoridad jurisdiccional, superior de
aquellas que tenían a disposición a dichas personas -v. en esto en alegato
del doctor Germán Mahieu-.

Por todas estas particularidades que rodearon a la


declaración de Pablo Argüello, las defensas solicitaron al tribunal la
remisión de los antecedentes del caso para que se investigue la posible
comisión de delitos por parte de ciertos funcionarios, y también se solicitó,

728

#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
la remisión de actuaciones para dilucidar las eventuales responsabilidades
disciplinarias que pudiesen corresponder en tales casos.

El tribunal no aceptó la petición en los términos en


que fue propuesta, debido a la generalidad que tuvieron las
presentaciones. Entiendo que no se resolvió exactamente del modo en que
lo pidieron las defensas, no porque las presentaciones fuesen consideradas
como inapropiadas, porque las irregularidades surgen de las mismas
exposiciones; en todo caso, debido a que se trató de un gran número de
peticiones, respecto de situaciones que los profesionales estaban en
USO OFICIAL

mejores condiciones de ponderar, incluso de mejor manera que el tribunal,


que solo presenció algunas de las circunstancias invocadas de manera
fragmentaria.

Se recuerda solo por mencionar algunas de las


presentaciones que se hicieron en diferentes jornadas y por parte de
diferentes profesionales, que ya se habían denunciado como falsos los
aportes de algunos detenidos, según se supo de las interrogaciones a los
presos. También luego se solicitó el falso testimonio de Emma Creimer,
como lo hizo por ejemplo el doctor Rodrigo Mazzuchini y lo insinuó también
el señor Defensor Oficial, junto a otros profesionales. Adicionalmente, se
pidió la remisión de testimonios en relación a la actuación de funcionarios
de la Secretaría de Derechos Humanos de Santa Fe, para dirimir eventuales
responsabilidades penales o disciplinarias según lo que pueda observarse,
cuestiones que no se explicaron de manera pormenorizada.

Se trata de peticiones que requieren de


precisiones y de interpretaciones por parte de quienes las sostienen, que

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naturalmente deben estar precedidas por el requisito de autosuficiencia, de
donde surja por ejemplo en términos claros y precisos, cuáles han sido los
hechos, su adecuación típica o previsión reglamentaria; todo esto, según
entiendo, acompañada de la identificación respecto de si se ha tratado de
una infracción reglamentaria o de orden penal, porque se recuerda que
tampoco han sido mencionadas las autoridades encargadas de investigar o
de juzgar los sucesos de acuerdo al tipo de infracción.

Por ende, también entiendo pertinente el


señalamiento específico del respaldo documental con la misma exigencia,
es decir, con la identificación de todas las pruebas, además del
señalamiento de las autoridades encargadas de investigar y de dilucidar las
eventuales responsabilidades de cada caso, puesto que se trata de un
expediente voluminoso, cuyo debate oral se ha concretado en setenta
jornadas de audiencias.

Todo ello, que requiere según lo entiendo de una


presentación formal, que ha sido puesta no obstante en cabeza del
tribunal, como ocurre habitualmente en otros casos. Sin embargo, se trata
de presentaciones que precisan de individualizaciones complementarias,
que también podrán ser concretadas sin necesidad de intervención
jurisdiccional, sin perjuicio de su auxilio respecto de aquello que los
denunciantes no hayan podido obtener de manera directa. Estos han sido
los motivos que han llevado al tribunal a decidir del modo en que lo hizo
durante el veredicto.

Pero más allá de esto, el tribunal no puede dejar


de advertir la seriedad de las acusaciones de las defensas, porque se han
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#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
tratado de alegadas influencias, en relación a la intervención de al menos
un testigo, que las acusaciones tuvieron como decisivo en orden a las
pesquisas que a partir de él comenzaron a desarrollarse. La secretaría de
Derechos Humanos referida podrá alegar que las gestiones realizadas se
encuentran dentro de sus facultades y funciones con motivo del control de
la situación penitenciaria de los internos, habrá que ver si este era justo el
momento de hacerlo y el motivo que los llevó a actuar de esa forma; las
autoridades pertinentes podrán observar luego si se ha tratado o no de un
abuso funcional y si ese auxilio correspondía sin dar aviso intervención
formal a las autoridades a las que les correspondía la investigación de los
USO OFICIAL

sucesos.

Pero no puedo dejar de ponderar de manera


negativa que haya sido el propio detenido Argüello, el que haya reconocido
que ha recibido durante su detención, visitas reiteradas del propio
representante de una de las víctimas de este proceso, y que las gestiones
efectuadas, se lograron de manera satisfactoria de acuerdo a lo que el
advertía. Entiendo que aquí no interesa siquiera el éxito de la colaboración
ofrecida, sino que se hayan entablado visitas en relación a una persona de
la que dependió en buena medida que la investigación pudiera
desarrollarse.

No corresponde al tribunal en esta instancia


indagar respecto a la influencia que pudieron tener sus gestiones en el
logro de los beneficios relatados por Pablo Argüello, ni tampoco continuar
investigando si esas influencias fueron únicamente en relación a Argüello o
se dieron en relación a algún detenido más; esto, a propósito del caso de
Matías Espinoza, que manifestó haber compartido un derrotero común en

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las detenciones con Argüello, incluso dentro de la U3, donde Argüello
reconoció haber sido entrevistado por el doctor Salvador Vera.

Más allá del éxito que hayan podido tener aquellas


tratativas, no puedo dejar de sopesar de manera contraproducente la
existencia de una gestión, sobre todo por el momento en que ellas fueron
ofrecidas, y en relación a entrevistas que no solo exceden la función del
letrado, sino que además han sido realizadas sin la autorización ni la
intermediación de las autoridades competentes en la custodia del
detenido.

La intervención de Pablo Argüello, se recuerda, se


trataba de una declaración de carácter preparatorio al juicio. Por ende, las
versiones del testigo dentro de nuestro sistema de gestión jurisdiccional,
debían estar rodeadas de las formalidades exigidas por el código de
procedimientos, con la eventual intervención de las autoridades de control,
además de las eventuales notificaciones a su representante legal, dadas las
repercusiones que tales denuncias podrían traer aparejadas.

En especial, cuando también debe recordarse que


la investigación de los sucesos, no toleró algunas de las circunstancias
invocadas en orden al desarrollo de la evidencia, que fueron interpretadas
como intentos de encubrimientos para ocultar la desaparición de Franco;
no solo lo observaron como intentos de modificar las evidencias recogidas
hasta el momento, sino que se incluyeron investigaciones por falsos
testimonios, de los que se decía que habían protagonizado algunos
funcionarios intervinientes; no solo policiales, sino incluso colaboradores

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#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
del Poder Judicial, que entiendo que con desprolijidades, solo han querido
desarrollar la labor que se les había sido encomendada.

Algunas de esas situaciones, han sido expuestas


incluso por la misma querella durante los alegatos, que en ese caso fue
llevada a cabo por el doctor Guillermo Campana. También hay que decirlo,
tuvo en su actuación un gran respeto, profesionalismo y seriedad, lo que
decidió una actuación correctísima en todas las presentaciones que fueron
desarrolladas durante la audiencia de debate.
USO OFICIAL

Esa querella resumió durante los alegatos lo que


consideraba como irregularidades funcionales, apartadas de la legalidad,
porque entendía que se habían presentado durante la investigación, un
concierto de encubrimientos de diversas autoridades que habían alterado,
según lo entendía, las evidencias con que se sustentaba la pesquisa.

Así señaló algunas intervenciones que había


considerado como espurias; por ejemplo la denuncia de Alberto Daniel
Crespo relativa al sumario de resistencia a la autoridad, lo que consideró
adicionalmente como una falsa intervención de la doctora Elena Zelaya,
médica de policía del sumario; también analizó como inadecuada la
negativa de los funcionarios de la comisaría 7° en orden a reconocer la
detención de Franco, sobre todo, cuando su familia se había presentado en
la comisaría; continuó con las acusaciones hacia el modo de confección del
sumario prevencional, que lo sostuvo como armado para encubrir la
muerte de Franco. Luego, la intervención del cuerpo de Franco, donde
mencionó que personal de Prefectura Nacional había ocultado las sogas

#34456351#385247861#20230925150936671
que llevaba, para distraer que había sido fondeado y se produjo el
allanamiento de sus dependencias.

También cuestionó el resto de los informes


médicos oficiales producidos sobre el cuerpo de Franco, lo que consideró
esta vez, como intervenciones fraguadas por parte del personal del
Instituto Médico Legal. Todo ello en base a las muestras de ADN que dieron
resultados negativos, donde explicó que se trataba de una “maniobra
nueva proveniente del Instituto Médico Legal, que esa querella la entendió
que formaba parte de una manipulación encubridora de parte de quienes
participaron en las diferentes actuaciones”.

Se recuerda que se presentaron otras denuncias,


dado lo que se consideraba como un entorpecimiento de la investigación,
porque se entendía que se había tratado de distraer un caso de
desaparición forzada de personas. Así, continuó con las sospechas hacia el
informe odontológico inicial, relacionado con el faltante de piezas dentales,
que terminó con la formación de un sumario a los odontólogos que
intervinieron en dicho estudio, al que se consideró como un informe
pericial falso, elaborado por los odontólogos Elisandro García y Aníbal
Peralta; no obstante, dicha falsedad, como otras tantas de acuerdo a la
acusación, no han podido progresar en términos evolutivos en el proceso
donde se investigó la supuesta responsabilidad penal de los profesionales o
funcionarios supuestamente intervinientes.

Es decir que en ninguno de los casos afirmados por


la querella se ha llegado a una solución de mérito suficiente como para

734

#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
poder continuar con la serie procesal hasta la presentación, al menos, de
una acusación formal y fundada por parte del Estado.

Pero aquí no se encuentra en tela de juicio que se


haya procedido de esa manera, porque no ha sido objetado que la
investigación se haya centrado en considerar lo que fue visto como intentos
de alterar la escena de la investigación.

Lo que se intenta poner en evidencia, es que no ha


existido la misma reciprocidad cuando lo que también debió asegurarse,
USO OFICIAL

fue la preservación y objetividad de la evidencia testimonial, que debió


mantenerse alejada de las intervenciones e influencias que el testigo
reconoció tener; sobre todo, cuando el mismo Pablo Argüello afirmó que se
habían cristalizado no solo en la obtención de beneficios, sino que para su
concreción, se basó en los ofrecimientos de uno de los representantes de
una de las víctimas.

Ha sido el propio Pablo Argüello el que reconoció


las entrevistas con el doctor Salvador Vera, que representa los intereses de
una víctima y que debió tener según lo estimo, un desempeño alejado de
las evidencias, a efectos de evitar justamente las sospechas de parcialidad
que luego las defensas manifestaron cuando les tocó el turno de ponderar
la obtención de las pruebas de cargo sobre las que descansaban las
acusaciones.

Porque las inconsistencias de tiempo y de lugar


exhibidas por Pablo Argüello, pueden ahora reconocer diversos orígenes e
interpretaciones, si es que se las observa como simples olvidos o

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desatenciones de su parte o a la luz de las entrevistas particulares, cuya
existencia él reconoció en momentos donde comenzaba a forjarse la
finalidad de una desaparición forzada, un delito de la seriedad que merecía
una investigación sin influencias externas.

VI. Estudios periciales.

Continuaré con el análisis del punto final sobre el


que descansa este voto, referido a los estudios periciales, principalmente
los médicos, efectuados sobre el cuerpo de Franco. Entiendo que dichos
estudios han tenido por objeto el de intentar determinar cuáles pudieron
ser las causas del deceso, si existieron golpes o alguna otra evidencia que
haya podido visualizar, siquiera de modo indiciario los motivos de su
deceso; en el caso, cobró especial relevancia el análisis en cuanto a si en los
estudios de su cuerpo, habían sido verificadas algunas de las huellas de los
tormentos físicos contestes con los golpes que algunos internos dijeron que
había experimentado.

Han sido variados los estudios que se hicieron una


vez hallado su cuerpo, en especial, dada la cantidad de acusadores que
pretendían agotar algunas cuestiones que inicialmente no habían sido
esclarecidas de manera suficiente. Entiendo que varias de esas cuestiones
se basaron en dudas respecto al modo en cómo se efectuaron algunas de
las intervenciones iniciales del cuerpo de Franco; en algunos casos la
existencia de alguna sospecha puede justificarse, pero sin embargo,
considero que finalmente ellas no han podido cristalizarse del modo en que
dichas interferencias podrían haber afectado la investigación.

736

#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
En cuanto a las intervenciones iniciales, es cierto
que como varias de las cosas evidenciadas a lo largo del proceso, se
trataron de actos que en algunos casos estuvieron huérfanos de seguir el
protocolo de preservación de la evidencia. Desprolijidades que nacieron
desde la formación del sumario policial, con la confección de actas que no
se condicen con los acontecimientos que se quisieron representar, por
ejemplo, el acta de libertad titulada como acta de lectura de derechos ya
referida.

Continuaron con las primeras indagaciones sobre


USO OFICIAL

el paradero de Franco, con confusiones particulares que llevaron por


ejemplo a concretar la investigación respecto de quien se creía que se
trataba de Franco, pero que finalmente resultó ser Leonardo Salinas. Esta
confusión representa un expediente nuevo en sí mismo, sobre cuyas
valoraciones no voy a ahondar en este momento, pero debe recordarse que
fue gracias a la intervención de Asuntos Internos, la que pudo esclarecer los
sucesos.

Pero no fue la única desorientación, porque de


modo simultáneo, también se libró paradero en relación a Lucas Ezequiel
Casco, a partir de la presentación de su tía en la Comisaría 20 de Rosario.
No se sabe a ciencia cierta si fue su tía la que equivocó el nombre o lo hizo
el personal encargado de la recepción de la denuncia, que había reconocido
que en ese tipo de denuncias se usa siempre un formulario; pero más allá
de ello, todo esto se evidenció como una desprolijidad.

Continuó con las investigaciones en la justicia


provincial, de un suceso concretado por diversos motivos en dos o más

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expedientes, que tradujeron la intervención de variados fiscales, de
flagrancia, de paradero, de homicidios culposos, quizás ante el giro que
venían tomando los acontecimientos. Esos giros, no obstante, fueron
utilizados por algunos acusadores como motivo suficiente para entender
que el caso se trataba de un supuesto de desaparición forzada de personas.

Entiendo y así lo insinué en algunos pasajes de la


sentencia, que no se hallaban configurados los extremos para entenderlo
de esa manera, aún desde el inicio de los sucesos. Porque también debe
recordarse que fue justamente el personal de la comisaría 7° el que dio las
explicaciones iniciales del caso; ellas sin embargo fueron interpretadas
como elusivas, pero en definitiva se trataron de explicaciones que desde mi
punto de vista no podían ser interpretadas de la forma en que algunos
investigadores lo hicieron. Debe recordarse que las pesquisas se
direccionaron con exclusividad hacia esa comisaría, una vez que alguien de
la dependencia intervino en el diálogo que se venía sosteniendo con el
papá de Franco, Ramón; según él lo sostuvo, se trataba de una chica de
lentes de la comisaría. Ante la lógica insistencia de su padre, esa empleada
fue la que dijo: “No será el chico que liberamos a la noche?”

Una de las preguntas que debemos efectuarnos,


es la relativa a saber qué hubiese ocurrido con la investigación si no hubiese
existido esa reunión; o qué hubiese ocurrido si en cambio, la mujer policía
que contestó de esa manera no lo hubiese hecho del modo en que lo hizo,
o que simplemente hubiese guardado silencio. Cuál pudo ser el motivo que
la llevó a sostener esa frase si sabía que efectivamente se había detenido a

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Poder Judicial de la Nación
un chico de las características que se le informaban, pero que se había
identificado de otra forma, como Godoy, apellido de la madre de Franco.

Entiendo que ese modo de responder se trató de


un simple intento de colaboración por parte del personal de la comisaría,
que no puede ser observado desde una visión antagónica. Porque además,
esa respuesta, que de por sí nos advierte de que no hubo ocultamiento
alguno, se refuerza con la existencia de otros antecedentes documentales
obrantes en la investigación, donde personal de la comisaría ha informado
los sucesos del modo en que les fue requerido, aún antes de que sea
USO OFICIAL

encontrado el cuerpo de Franco.

Observo, a juzgar por los resultados de mi voto y


los motivos especificados, que no existe una necesidad de abordar la
calificación jurídico legal que pudo experimentar el suceso. No obstante, a
efectos de agotar el análisis, considero pertinente evidenciar que no
pudieron probarse circunstancias relacionadas con el ocultamiento de la
situación y sí en cambio, de colaboración del personal; pero además,
también entiendo que si la investigación hubiese permitido el desarrollo del
caso por parte de las autoridades iniciales de la justicia de Santa Fe que con
esfuerzo, intentaron avanzar en el esclarecimiento del suceso, quizás se
hubiesen podido arrimar otros resultados a efectos de poder dilucidar qué
pudo ocurrirle a Franco.

Es decir, que la insistencia en observar al caso


como un suceso de desaparición forzada, que de manera reiterada
reclamaba la intervención de la justicia federal, obturó la posibilidad según
lo estimo, de desarrollar una investigación que la justicia de Santa Fe se

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encontraba en condiciones de profundizar, porque contaba con la ventaja
de analizar dicho avance en base un único criterio investigativo.

No obstante, la consideración jurídica del suceso,


demandó la intervención de otra jurisdicción y superpuso criterios, a partir
de la intervención de otras variables: la utilización de un código de
procedimientos diverso, otras autoridades jurisdiccionales, fuerzas de
investigación y de seguridad también heterogéneas, solo por mencionar
algunas cuestiones. Porque el código federal ni siquiera contempla un
mismo fiscal para actuar en la investigación de su juicio, lo que
naturalmente permite disgregaciones en las líneas estratégicas que deben
presidir la observación del caso.

Esas variaciones, entiendo que han relativizado


desde otro enfoque, el valor de convicción que pudo haberse desarrollado
en el supuesto que no se hubiese discutido la intervención de las
autoridades iniciales, que lógicamente necesitaban de algún plazo para
poder elaborar conjeturas. Todo ello, quizás, disgregó el objetivo de poder
encontrar cuáles han sido los episodios que desencadenaron el triste final
advertido, porque incluso el hallazgo del cuerpo de Franco no pudo orientar
una causa que sin dudas haya podido determinar lo que ocurrió.

Porque las confusiones iniciales continuaron a


partir de los estudios de su cuerpo, que fueron varios también, quizás
dadas algunas desinteligencias, pero que nuevamente, fueron vistas como
intentos de encubrir un hecho, esta vez, originado en intervenciones de
otras autoridades: personal de Prefectura Naval, personal de la Policía de
Santa Fe, donde también se cuestionó la intervención de profesionales
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Poder Judicial de la Nación
universitarios, pertenecientes al Instituto Médico Legal, tanto odontólogos,
como médicos, incluso algunos de reconocida trayectoria.

Más allá de la diversidad de intervinientes, que se


multiplicaba ante cualquier indagación, por las sospechas que comenzaron
a gestarse ante cada diligencia de la investigación, lo cierto fue que las
conclusiones iniciales relacionadas con la inspección del cuerpo de Franco,
tampoco fueron puestas en dudas por otros profesionales subsiguientes,
con el mismo grado de experticia. Ellos, sin embargo, reforzaron las
observaciones que se habían dado desde el hallazgo del cuerpo de Franco.
USO OFICIAL

Me refiero a que nunca pudo determinarse la causa que provocó su


muerte, según concluyeron todas las pericias, donde incluso se ensayó una
variable que respalda el argumento de las defensas, según se observará.

Ni siquiera puso en duda la indeterminación de la


causa de la muerte la propia perito de la DATIP, doctora Emma V. Creimer,
que participo de la pericia realizada en el Cuerpo Médico Forense de la
Justicia Nacional. El estudio se hizo con intervención de los delegados
técnicos que fueron notificados para el acto, prácticamente un equipo
multidisciplinario se reunió a tales efectos. La preparación de esa pericia
decidió la intervención y el trabajo de tantos colaboradores para las tareas
previas y de tantos profesionales, que resultará difícil encontrar un equipo
de trabajo de la magnitud que intervino para intentar dilucidar los aspectos
médicos del caso.

No obstante, la participación de la funcionaria


reseñada, de la que se dejó constancia que intervino en todos los aspectos,
no tuvo conclusiones diversas en cuanto al protocolo o conclusiones del

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examen médico. Sin embargo, durante el debate desarrolló otras ideas,
incluso, relacionadas con aspectos alejados de su experticia, como los
ensayos de orden criminológico respecto de lo que pudo ocurrir con
Franco, que deben ser vistos solo como una opinión, conclusiones de orden
general, no relacionadas a los hechos del caso, porque ellos se plasmaron
en un estudio médico con su intervención, que no tuvo disidencias ni
observación alguna de ningún tipo.

No entiendo pertinente efectuar un análisis


exhaustivo de todas las explicaciones que han dado aquí los profesionales
intervinientes, durante las extensas jornadas de declaraciones
testimoniales que ellos han brindado. Solo me referiré a las conclusiones
médicas útiles en orden a acreditar los extremos que entiendo pertinente a
efectos de descartar dos circunstancias y recurriré entonces a los
testimonios médicos de acuerdo a las necesidades del caso.

Una de las explicaciones necesarias, refieren a las


conclusiones que han servido para descartar el juicio de tipicidad sostenido
por las acusaciones. Pero además, se recuerda que aquellas conclusiones
no han acreditado siquiera la existencia de tipicidades alternativas, porque
tampoco ha sido acreditada la existencia de golpes en el cuerpo, en
especial, que se trate de golpes contestes con aquellos que los detenidos
denunciaron que tuvieron a Franco como destinatario.

Párrafo aparte pueden constituir las conclusiones


odontológicas, a juzgar por la intervención previa de profesionales que
advertían que las piezas dentales faltantes, se debían a influencias
producidas post mortem, mientras que la profesional interviniente en el
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Poder Judicial de la Nación
Cuerpo Médico Forense, doctora Marta Maldonado, tuvo una visión diversa
que puede encontrar justificación en los antecedentes del caso. Esto será
ponderado en su momento, más allá que también ha sido insinuado al
principio del voto.

A) Aspectos médicos.

Con este análisis preliminar, analizaré las pericias


médicas materializadas sobre el cuerpo de Franco. Las autopsias iniciales
fueron desarrolladas en el Instituto Médico Legal de Rosario, mientras que
USO OFICIAL

ese estudio también se complementó con otro realizado ante el Cuerpo


Médico Forense de la de Justicia Nacional. Todo ello demandó una
ingeniería importante en el traslado del cuerpo de Franco, que tuvo que ser
exhumado ante las insuficiencias de algunos elementos de cotejo, donde
también se cometieron algunos yerros, por ejemplo, en el protocolo de
extracción de médula ósea, con un sinfín de explicaciones pero que
decidieron otras confusiones que llegaron a determinar incluso por un
momento que el examinado podía no tratarse del cuerpo de Franco. Todo
esto, también demoró la investigación.

En cuanto a la primera autopsia, ella se materializó


el 31 de octubre del año 2014, al día siguiente del hallazgo del cuerpo
correspondiente a Franco, pero para ese momento, se trataba del hallazgo
de un N.N. De acuerdo a las constancias documentales, intervinieron el
doctor Raúl Félix Rodríguez (Médico Forense) y también se solicitó la
colaboración del doctor Raúl V. Moglia (Médico Legista Designado por
Defensoría General de la Provincia), y por pedido de la fiscal a cargo de la

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investigación de ese momento -v. fs. 151-, también intervino Esteban Silvio
Grana (Médico de Gendarmería Nacional).

También estuvieron presentes la Dra. Mariana


Prunotto (Fiscal de homicidios), el Dr. Gabriel Ganón (Defensor General de
la Provincia), y la Dra. Lucía Masneri, por el Servicio Público Provincial de la
Defensa. Por lo tanto, se encontraban presentes no solo los médicos
oficiales, sino los que representaban a las partes constituidas hasta ese
momento, ya que incluso, en el estudio complementario del 3 de
noviembre, donde se continuó con el análisis del cuerpo, se agregaron los
delegados técnicos de las partes -v. fs. 1244-.

Se destacaba en el primer estudio la “ausencia de


ambos incisivos centrales superiores y del incisivo lateral izquierdo…”. El
informe sostenía que no existían lesiones óseas de origen traumático y que
la causa de muerte no pudo ser precisada. Dentro de las consideraciones
médico legales se expuso de manera específica que no habían existido
discrepancias entre los profesionales intervinientes: “… los participantes
han coincidido en todo lo actuado, no manifestando cuestionamientos ni
observaciones a lo allí expresado”.

Se trata según mi punto de vista de un análisis que


también debe considerarse cuando se contempla una irregularidad,
presupuesto conocido como el principio de trascendencia o principio del
interés. Entiendo que debe ser visto como la imposibilidad de alegar un
perjuicio procesal, de otro modo de ver las cosas; en el caso, respecto de la
realización de un acto que se materializó ante los representantes de las
partes procesales que luego se quejaron por el modo en que fue llevado a
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Poder Judicial de la Nación
cabo el estudio, no obstante que en ese momento, ya contaban con
representantes con facultades suficientes para orientar sus inquietudes, si
es que las tenían, a efectos de hacer las observaciones del caso.

En el estudio complementario, que en realidad se


trató de una segunda jornada del realizado el 31.10.2014, tradujo
conclusiones similares a las ya establecidas a primera vista en la jornada
anterior -v. fs. 260-: “se define que: 1.- No existen objetivamente signos
indicativos de lesiones externas ni internas de origen traumático de aspecto
vital, ni patologías específicas. 2.- El tiempo que el cuerpo ha permanecido
USO OFICIAL

en inmersión y/o muerte es compatible con el tiempo de desaparición del


llamado Casco. Siendo imposible hacer mayor ampliación al respecto. 3.-
No es posible dado el avanzado estado de putrefacción y maceración del
cuerpo poder definir con precisión la causa etiológica de la muerte, por lo
que se considera que la misma es indeterminada”.

Un nuevo estudio del cuerpo de Franco, se


materializó en el Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia de
la Nación, donde sin embargo tampoco arrojó novedades en cuanto al
razonamiento y conclusiones de las que habían ya sido insinuadas en el
Instituto Médico Legal. Me parece importante reiterar que en este nuevo
estudio intervino Emma Virginia Creimer, perito ofrecida en su momento
por la acusación y que estuvo a cargo de un montón de medidas procesales,
que no necesariamente comprendían su grado de experticia, tal cual lo
observamos.

Tampoco profundizaré los comentarios en cuanto


a sus intervenciones iniciales, como directora de la investigación que

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incluso la llevó a dirigir algunas reconstrucciones adicionales que fueron
practicadas en la comisaría 7°, que se trataron de medidas cuya dirección,
desde mi punto de vista, tuvo que hacerse con representantes o delegados
técnicos de la defensa, dada la importancia de la intervención. Si se
consideraba que esas partes, que ya habían sido individualizadas (a juzgar
porque se había ordenado el registro de las dependencias de la comisaría
7°, donde luego incluso intervino Creimer), aún no lo estaban desde un
sentido técnico, pues bien, se debió haber convocado a los representantes
del Ministerio Público de la Defensa, que ya actuaba en el expediente, pero
para representar a las víctimas y no a los imputados.

Algo similar ya había ocurrido incluso durante el


desarrollo de la investigación ante la justicia de Santa Fe, porque el
Defensor General de ese momento, doctor Gabriel Ganón, que sin embargo
se había constituido como querellante, envió incluso a dos Defensoras
Oficiales para que hagan las entrevistas preliminares a los detenidos -v. en
esto el desarrollo del voto del doctor Ricardo Vásquez-.

La investigación también tuvo estos ingredientes,


como el narrado, un acto procesal propio de la investigación, que sin
embargo fue dirigido por un perito de parte, sin el control del delegado
técnico pertinente, donde no se presentaba la urgencia que podía servir
para eximir algunas formalidades; pero que además contaba con las
intervenciones del Ministerio Público de la Defensa, que sin embargo para
esos actos iniciales, representaba en realidad a las acusaciones.

No intento cuestionar dicha intervención, pero sí


llamar la atención en cuanto a la curiosidad relativa a que el Ministerio
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Poder Judicial de la Nación
Público de la Defensa, sabía del desarrollo de una investigación que
contaba dentro de su órbita con representantes de la acusación, pero que
simultáneamente estuvo caracterizada por la ausencia de sus
representantes naturales, para los que fue creado. Es decir, para
representar los intereses del imputado, especialmente los ausentes y los
que tuviesen personas aún no individualizadas, tal como puede
interpretarse, mutatis mutandi, de la lectura de algunas disposiciones del
digesto procedimental nacional en orden a los casos que requieren de su
intervención, por ejemplo, el artículo 107 del CPPN.
USO OFICIAL

Volviendo al análisis en cuanto a la intervención


de la doctora Emma Creimer, ella también prestó declaración testimonial
durante el debate y allí tuvo también una variedad de consideraciones ya
especificadas en su momento.

No obstante, en el estudio médico que aquí se


presenta, que era justamente aquél donde tenía la oportunidad de
ponderar las conclusiones médicas del caso, no efectuó ninguna conclusión
diversa, más allá que sus diversidades las elaboró de manera oral, durante
su testimonio en la audiencia de debate.

Tampoco aquí se ha seguido el protocolo del caso,


porque el código de procedimientos indica en su artículo 263 que el
dictamen pericial y conclusiones deberán materializarse por escrito, para
que el resto de las partes puedan tomar razón de las posibles divergencias
del estudio. Justamente fue lo que hizo el resto de los médicos que
concurrieron a la audiencia de debate, es decir el de explicar sus
conclusiones brindadas lógicamente con anterioridad y por escrito. Esto

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permitió al resto de las partes conocer las razones de las conclusiones
médicas y prepararse con vistas al interrogatorio.

No obstante, la doctora Emma Creimer, ensayó un


discurso relativo a conclusiones innovadoras que sin embargo nadie
conocía hasta ese momento. Se trata según lo entiendo de un aspecto
importante, tendiente a que las partes puedan preparar sus defensas en
base a conclusiones que antes debieron ser conocidas por escrito. Es que la
oralidad no presenta la rigurosidad del informe escrito, pues en este último
caso es donde puede ser analizada la especificidad de la conclusión
científica, que sin embargo, al menos aquí, se ha caracterizado por la
libertad de formas y de pensamiento que expuso la delegada durante el
debate.

Es cierto que ella fue propuesta por las


acusaciones, y que a tenor de sus consideraciones, rápidamente nos
advirtieron que se trataba de una experta integrante del equipo de la
acusación, porque desde el inicio de su declaración elaboró conclusiones
que la orientaban hacia el suceso por ellas alegado.

De todos modos, no me parece inadecuado que


las partes puedan proponer sus profesionales de confianza y que elaboren
conclusiones distintas si las comparamos con los estudios oficiales. Solo he
intentado señalar que si hablamos de inobservancia de los protocolos en un
sentido, esa exigencia debe también trasladarse a las intervenciones de las
otras partes, especialmente las proporcionadas por el investigador, porque
las conclusiones de Creimer, tampoco se hicieron de acuerdo a lo que

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Poder Judicial de la Nación
indica el Código de Procedimientos de la Nación, el vigente ni el nuevo,
incluso no se han respetado las formas de ningún código procedimental.

No voy a profundizar en demasía en relación a las


conclusiones que pudieron haber tenido los delegados de control
propuestos por las partes, porque en definitiva, ellos han suscripto sin
disidencias, las conclusiones elaboradas en el Cuerpo Médico Forense de la
Corte Suprema de Justicia de la Nación, confeccionado con una amplia
variedad de representantes de todas las disciplinas. Esos estudios,
complementaron los anteriores del Instituto Médico Legal, donde se
USO OFICIAL

recuerda que también contó con la intervención de delegados de las partes


y que de alguna manera, se han tratado de estudios que no tuvieron
conclusiones disímiles.

En cuanto al estudio específico celebrado en el


Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, se
observa que quedó sentado que “se dio intervención de las medidas aquí
dispuestas a la doctora Emma Creimer y al personal que designe a sus
efectos, como así también con la colaboración de Pablo Rossi Casé,
fotógrafo forense profesional perteneciente a la Datif”. Se trataba del
profesional que ella sostuvo durante la audiencia de debate, que solo él
podía tomar las fotos que ella requería para sus estudios. Además, se
agregó en el dictamen la constancia de que los profesionales citados
presenciaron la totalidad de autopsia-exhumación practicada.

Voy a transcribir algunas de las conclusiones


médicas de ese momento, que luego contó con algunos estudios
complementarios. Anticipo que ellas tampoco pudieron observar que

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Franco haya sufrido una golpiza que haya desencadenado su muerte. Hubo
alguna posibilidad de interpretar algún golpe producto de la escoriación en
el labio superior, complementada con la ausencia de tres piezas dentarias
en ese sector, por lo que el análisis de este aspecto, lo haré junto a la
pericia odontológica que fuese efectuada en el Instituto Médico Legal, tal
como ya fuese anticipado.

En el estudio objeto de comentario en este título,


además de los médicos forenses y representantes de la morgue judicial,
intervinieron diversos peritos de parte, de acuerdo a lo que surge del acta
labrada: la Dra. Patricia Gómez (DGN), Dr. Emma V. Creimer (DATIF - PGN),
Dr. Iván Krbavcic (PGN), Pablo Rossi Case, y además intervino el Fiscal
Federal a cargo de la investigación de ese momento, Dr. Santiago
Marquevich y el Fiscal Fernando Corti Maderna, de la Procuraduría de
Violencia institucional -v. fs. 2570-.

Las conclusiones de la pericia 22794 fueron


vertidas en documentos individuales, pero también se encuentran
evidenciadas en el punto IV del informe elevado por el Cuerpo Médico
Forense a la Fiscalía Federal y que obra a partir de fs. 2928. En el informe
radiológico, se estableció que no se observan signos de lesiones óseas.
Calota Craneana: No se observan imágenes radiolúcidas compatibles con
fracturas. Rx. De hioides: No se observan trazos de fracturas. “Ni la
observación macroscópica, ni el escaneo radiológico pusieron en evidencia
la presencia de lesiones perimorten” -v. fs. 2573-.

En el informe histopatológico no se ha registrado


la presencia de elementos o de compuestos de importancia toxicológica,
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Poder Judicial de la Nación
mientras que también se advirtió que la putrefacción de los tejidos limitaba
las conclusiones diagnósticas -v. fs. 2582 y ss-.

Dentro del departamento de Tanatología, obra


una constancia donde los peritos acordaron el 15 de marzo de 2016, una
vez analizados los antecedentes del caso, una nueva junta para el 10 de
mayo de 2016 a efectos de producir las conclusiones.

Continuando con las conclusiones obrantes al


punto IV del informe final del Cuerpo Médico Forense, obran también
USO OFICIAL

agregadas la ampliación del informe histopatológico, con un diagnóstico


orientativo, relacionado con la existencia de marcadores microscópicos de
asfixia por sumersión. Como conclusión no pudo establecerse tampoco
desde esta óptica la causa de la muerte, al menos con certeza pericial,
aunque luego las defensas se hicieron eco de esta conclusión, rubricada por
la doctora Adriana D’Addario, en cuanto a que había existido una muerte
por asfixia por sumersión, donde debe señalarse que su apreciación distaba
de lo que había considerado al menos la Fiscalía General como causa del
deceso.

En efecto, a fs. 2980 la doctora Adriana D’addario,


acompañó el estudio donde se agrega la confirmación expresa del
diagnóstico de la profesional reseñada, donde vaticinó como causa de
muerte, asfixia por sumersión. Incluso lo hizo durante la audiencia de
debate y contravino así, a la doctora Emma Creimer que había afirmado,
también durante su declaración testimonial, que podría tratarse de un caso
de asfixia mecánica. En este caso el hueso hioides estaba sano, sostuvo la

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doctora D’Daddario, donde tampoco se evidenciaban otros marcadores
para sostenerlo.

De todos modos, desde mi punto de vista, no se


había tratado de una afirmación de la doctora Creimer relativa a este
supuesto, sino de un marcador que se daba en algunos casos de violencia
institucional. Si bien en el caso de Creimer, resultaba difícil establecer en
ocasiones, cuándo se refería al caso de Franco y cuándo realizaba
conclusiones colectivas, a una pregunta de la Defensa Oficial, pareció
orientarse en su conclusión de asfixia mecánica hacia una conclusión
general, es decir, no para este caso.

Pero este análisis sobre las observaciones de la


perito de parte, resulta pertinente, porque luego fue un guante que recogió
la Fiscalía General. En efecto durante el alegato, sostuvo que Franco murió
por asfixia en las instalaciones de la Comisaría 7ma, donde siguió el
diagnóstico de Creimer, donde también señaló una concordancia con el
informe histopatológico y su ampliación. A esto le agregó otra concordancia
señalada por ese estudio en relación a lo que había dicho Creimer en
cuanto a la existencia de un pulmón de lucha, que sostuvo el fiscal como
compatible a su vez con la muerte por asfixia”.

Entiendo en cambio que no existieron simetrías


entre las compatibilidades señaladas por el Fiscal General y las conclusiones
del estudio médico forense, principalmente las referidas en el informe de la
doctora D’Addario y lo que sostuvo oralmente la perito de parte Emma
Creimer.

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Poder Judicial de la Nación
En cuanto a estas conclusiones, se refirió a ellas
durante su alegato el doctor Rodrigo Mazzuchini, a cargo de la defensa de
Diego Álvarez. El profesional hizo un estudio comparativo en cuanto a las
inconsistencias que entendía, había sostenido la perito de parte, Emma
Creimer, a tenor de las descripciones médicas vertidas luego por la doctora
D’Addario. En especial en lo tocante a lo que había considerado Creimer,
como de existencia en el caso de un pulmón de lucha; mientras tanto, la
doctora D’Addario sostenía que en los casos de pulmón de lucha no se
presenta un edema en los pulmones, como lo tenía este supuesto, que sí se
da en cambio en los casos de asfixia por sumersión.
USO OFICIAL

En orden a la asfixia por sumersión que entendía


que el caso presentaba, la profesional, se recuerda que aclaró que no
estaba en condiciones de afirmarlo de manera categórica. Esto porque el
estudio realizado, que contaba con muestras escasas, no pudo
determinarse la presencia de diatomeas. De lo contrario, sostuvo, no
estaríamos hablando de esto, dando a entender, según lo estimo, que si se
hubiese podido verificar la existencia de diatomeas, ninguna duda cabía
que la causa de la muerte habría sido la asfixia por sumersión.

Más allá de estas aclaraciones, también el doctor


Félix Rodríguez, médico del Instituto Médico legal de Rosario, que
compareció a la audiencia de debate durante la jornada del 21.4.2021,
pareció orientarse en una conclusión de esta índole, que no se podía
afirmar, según aclaró. Agregó que igualmente y más allá de las conclusiones
de la junta médica, que decidió que no podía establecerse la causa, sí podía
existir en general, el caso de una muerte de asfixia por sumersión; ello, no
obstante la inexistencia de plancton, donde expuso: cuando una persona

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cae viva al agua inspira líquido, que se desparrama por todo el cuerpo, de
allí que se busque en lugares como la médula ósea, lugares no
contaminados. Puede pasar que en ese momento o en ese lugar, no haya
una concentración importante de plancton, es decir que las conclusiones
dependen asimismo de otras variables, porque incluso, agregó, puede
presentarse el caso de que una persona haya sido ya tirada al agua sin vida
y que sin embargo presente plancton.

Continuando con el análisis del estudio pericial


reseñado, el informe de servicio del departamento de Antropología forense
estableció que no pudieron observarse lesiones perimortem, ausencias que
no permiten establecer la causa de la muerte desde el punto de vista
osteológico.

A fs. 5790, también obra un estudio


complementario concretado tiempo después, elaborado por el Servicio de
Radiología del Equipo Argentino de Antropología Forense que elaboró un
estudio, que se encuentra reservado en Secretaría -v. acta de fs. 5757- y
que también contó con la participación de un perito propuesto por una de
las defensas, el doctor José Speranza.

En lo que concierne a ese trabajo, aquí me


interesa destacar que del estudio de las Radiografías obrantes en la causa,
se determinó que “los trazos fracturarios de 5° y 6° costillas izquierdas
poseen características radiológicas de lesiones ante mortem de 7 a 14 días
de evolución desde la producción de la injuria”.

B. Estudios odontológicos.
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Poder Judicial de la Nación
Más allá de la reseña efectuada, respecto a
algunos de los múltiples estudios que pueden hallarse en el expediente,
existió en la observación de la dentadura de Franco, una afirmación de la
doctora Marta Maldonado que despertó un sinnúmero de interpretaciones.
Se trata del estudio motivado a partir de la verificada ausencia de los
dientes incisivos que poseía Franco. Sobre este aspecto se tejieron un
montón de conjeturas, al menos sobre dos de ellos, porque se recuerda,
que la tercera faltante se debió a la intervención de los odontólogos del
Instituto Médico Legal de Rosario.
USO OFICIAL

La actuación de los profesionales rosarinos


terminó con un proceso penal, porque las querellas habían estimado que
ellos no hicieron el informe odontológico que debieron efectuar, que
incluso presentaron unos tres años después y que todo ello habría estado
enderezado a encubrir la muerte de Franco.

Ya brindaré mi opinión en cuanto a ello, pero solo


como adelanto quiero anticipar que dichos profesionales fueron de los
primeros intervinientes en cuanto al estado de la dentadura de Franco,
cuando se trataba de un N.N. y que además, no contaron con la cantidad de
antecedentes que sí en cambio tuvieron los profesionales intervinientes en
el estudio efectuado en el Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación.

En cuanto al efectuado ante el Cuerpo Médico


Forense en Buenos Aires (fs. 2579), la profesional interviniente verificó la
ausencia de incisivo central derecho, del incisivo central izquierdo e incisivo
lateral izquierdo. Como se anticipó, una de las piezas dentales se debió a

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una extracción reconocida por los odontólogos intervinientes del Instituto
Médico Legal de la justicia de Santa Fe.

En las conclusiones del estudio realizado ante la


Corte, se sostuvo: “De la observación detallada de los alveolos abiertos … si
bien las canastillas se encuentran íntegras, se aprecia que a nivel de la tabla
ósea vestibular (externa) existen fisuras o micro fisuras longitudinales,
mientras que en la tabla ósea palatina (interna) el borde se encuentra
íntegro, entero y sin fisuras.

Este tipo de lesión ósea, la tabla ósea externa de


los tres alveolos, relacionaba la pérdida de las tres piezas dentarias con
trauma, acompañado de la avulsión espontánea de los tres dientes,
correspondiendo a lesiones vitales”, es decir que se dieron en vida, según lo
confirmó la interviniente luego en la audiencia de debate. Luego también
ese mismo informe relacionaba la posición de las piezas dentales faltantes,
con la escoriación que presentaba Franco en su labio, de acuerdo a lo que
presentaba su fotografía tomada en la comisaría cuando fue detenido y que
ese estudio se había tenido a la vista.

La doctora Marta Maldonado, que elaboró las


conclusiones odontológicas descriptas, prestó declaración testimonial en la
jornada del debate correspondiente al 29.7.2022. Lo hizo por zoom. En
cuanto a las descripciones de su informe de fs. 2576 y ss., donde estaba su
firma, expuso varias cosas, a partir de algunas preguntas de la Defensa
Oficial, que comenzó el interrogatorio porque las acusaciones habían
desistido de su comparendo y la Defensa Oficial se opuso al desistimiento,
por lo que inició la ronda de preguntas.
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Poder Judicial de la Nación
La profesional mantuvo sus conclusiones
anteriores, que se le leyeron, pero que en apretada síntesis, en relación a
un testimonio tan técnico, sostuvo que no podía establecerse
específicamente el origen de esas microfisuras señaladas en su dictamen.
Se recuerda que la existencia de microfisuras, tendían a demostrar cuál
podía haber sido la causa del desprendimiento de las piezas dentales de
Franco.

Ahondó en cuanto a que la existencia de las


microfisuras podía deberse a un golpe, o a un choque, donde incluso señaló
USO OFICIAL

como causa a los movimientos de masticación y elementos utilizados para


ingerir alimentos, como una cuchara, sostuvo. Añadió que las microfisuras
de los alveolos correspondientes a los faltantes de piezas dentarias debía
ser observada a simple vista, no en microscopio, o que también de modo
complementario se podían advertir o estudiar con una lupa, tal como ella lo
hizo.

Continuando con el testimonio de la doctora


Maldonado, ella había relacionado la presencia de la excoriación del labio
de Franco, como un justificativo probable en cuanto a la ausencia de sus
dientes, ubicados en el mismo sector, por lo que entendía que podía
deberse a ese traumatismo. No sabía en ese momento que el faltante de
uno de los dientes se había debido a una extracción voluntaria de otro
profesional, lo que indica que la causa que ella alegó, pudo ser estimativa,
porque de lo contrario, hubiese tenido que diferenciar la causa de las
diferentes extracciones, de acuerdo a las evidencias que ella describía como
presentes en las cavidades alveolares. Esto no constituye una crítica al
estudio de la profesional, que evidenció objetividad y seriedad; tan solo

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intenta poner en evidencia las dificultades para orientar conclusiones
definitivas en supuestos que en ocasiones solo se construyen no de manera
aislada, sino en función de los antecedentes que exhibe el caso.

Algunos de ellos, parecieron presentarse aquí,


porque en ese momento, la defensa le preguntó si ella tuvo a la vista la
fotografía de Franco al momento de realizar el estudio. Ella anticipó que no
elaboraba conclusiones en base a los antecedentes que presentaba el caso,
sino que el estudio lo hizo sin ver la foto, pero que luego reconoció que a
tenor de aquella observación, concluyó de la manera en que lo hizo, en
cuanto a que el faltante de dientes podía deberse a la escoriación de la
foto.

También señaló que a pesar del tiempo y de las


tres autopsias realizadas, no se habían perdido los bordes de los alveolos,
donde se observó, la presencia de un tejido reconstructivo; especificó que
este tejido se encuentra en constante remodelación ósea. En estos casos,
sostuvo, si hay sobrevida, esto tiende a consolidarse con esa remodelación.
Expuso que ese proceso, tomando en cuenta el día 0, dura o persiste desde
6 o 15 días a computarse -según interrumpió la defensa con esa pregunta-
antes de la muerte. La perito sostuvo que sino no lo hubiese notado.

Sobre el final del testimonio, nuevamente, se


protagonizaron algunas incidencias entre las partes, donde tuvo que
intervenir el tribunal; la defensa oficial pretendía preguntar si existía una
relación causal entre la escoriación exhibida en la foto y la ausencia de los
dientes, porque la profesional había antes insinuado una posible relación,

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Poder Judicial de la Nación
mientras que la defensa preguntaba no tanto sobre la relación, sino sobre
la existencia de una relación causal específica.

Esto se podría haber obviado desde mi punto de


vista, tal como lo entendió el tribunal en ese momento, al resolver una
nueva reposición de la Defensa Oficial ante la decisión de la Presidencia.
Ella sostenía, tal como fue convalidado por el pleno, la imposibilidad de
interponer un recurso de reposición, para formular determinadas
preguntas, cuya improcedencia ya había sido decidida por la Presidencia. Se
trató esto de una incidencia, repetida muchas veces a lo largo de todo el
USO OFICIAL

debate, es decir, del intento de reponer ante el pleno, si la Presidencia


desautorizaba o se oponía a la formulación de una simple pregunta.

Todo ello decidió que en muchas ocasiones se


termine de perder el hilo del relato que debía exponer el testigo. Incluso
existió en algún momento una resolución del tribunal, que se leyó en
audiencia, con recomendaciones hacia las partes en este sentido, a efectos
de posibilitar un debate que no se caracterice por este tipo de incidencias,
tal como finalmente sucedió.

Volviendo al punto, entiendo que aquí la defensa


intentaba como en otros casos, hacer decir al testigo lo que podía ser
interpretado por el letrado en función de los antecedentes que presentaba
el caso; donde además, esa testigo, más allá de su experticia, entiendo que
no se encontraba en condiciones de sostener en el caso con evidencias una
relación causal determinada, porque ella reconoció el aspecto intuitivo en
base a los antecedentes que el caso presentaba; su respuesta en este
sentido, solo relacionaba la pérdida de las piezas dentales con trauma y que

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ese trauma podía observarse según lo reconoció, cuando vio la fotografía.
En dicha foto, aparecía una escoriación en el labio que por su ubicación
resultaba conteste con el sector donde se verificó que se habían
desprendido piezas dentales, de modo tal, que la relación establecida fue la
adecuada.

Quizás lo inadecuado fue el temperamento


adoptado en la investigación, que decidió para este estudio solo la
exhibición parcial de los antecedentes del caso. Lo correcto hubiese sido
que en todo caso, se hubiese dado la oportunidad a todos los profesionales
de contar con la totalidad de los antecedentes; en tal caso se hubiese
evitado a la doctora Maldonado sostener como única causa, por ejemplo, el
faltante de 3 piezas dentales relacionadas con la escoriación en el labio,
cuando se sabía que una de las piezas había sido quitada para su estudio en
una de las autopsias. Es decir que una de las extracciones no se había
debido a una lesión vital sino que se produjo post mortem o que en todo
caso, el desprendimiento no había sido natural sino provocado.

Incluso hubiese resultado útil que también se le


informara a la profesional, la existencia de otros antecedentes, como los
que presentaba el cuerpo al momento de su hallazgo, que llevaba cerca de
20 días en medio acuoso, tal como lo había estimado una de las autopsias,
conteste con el tiempo de desaparición de Franco.

Esta había sido una conclusión de la autopsia del


Instituto Médico Legal de Rosario. Más allá de esto, también podía
estimarse que si la existencia de microfisuras y el proceso que las advierte,
tendía a consolidarse desde 6 a 15 días antes de la muerte, según lo estimo
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la doctora Maldonado, tampoco sería descabellado sostener que ese
episodio pudo tener lugar en vida de Franco, incluso antes de que se
hubiese concretado su detención. Tampoco puede descartarse que la
pérdida de los dientes haya acontecido antes de su arribo a la ciudad de
Rosario.

Porque si lo he interpretado de modo correcto, si


es que Franco tuvo un período aproximados de 20 días en un medio
acuoso, según lo indicaban algunos informes médicos y testimonios
contestes con esos informes; y si a la vez, de acuerdo a la observación de la
USO OFICIAL

doctora Maldonado, esas microfisuras para poder observarlas, se tendrían


que haber producido desde 6 a 15 días antes, en caso de sobrevida,
también debiéramos concluir que el supuesto impacto que las originó pudo
producirse incluso antes de que Franco estuviese en Rosario.

Pero todos estos aspectos, resultan conjeturales,


más allá que refuerzan mi postura durante el veredicto, que propició la
absolución. Lo entiendo así, porque tampoco se ha podido observar de
acuerdo a la ciencia, cuál ha sido la causa que provocó la muerte de Franco;
esta incerteza, engloba desde mi punto de vista, que cualquiera que
hubiese sido la causa de la pérdida de los dientes, esa pérdida haya sido la
que le provocó la muerte, porque en el mismo estudio donde intervino la
odontóloga, se reitera, se consignó a su muerte como de una causa
indeterminada. Además, ella misma sostuvo de manera expresa que se
trataban de microfisuras, es decir que no pudieron originarse como
consecuencia de un golpe importante y que por ende no puede pensarse
que esa herida fue la que tuvo injerencia para provocar su muerte.

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La existencia de un golpe, que solo tuvo la
contundencia que imaginaron las acusaciones debe ser descartada
entonces, incluso desde el sentido común que indica, una vez más, que su
muerte no pudo producirse a causa de un golpe en la boca, que solo se
manifestaba por una escoriación en el labio, mínima en función de la
pérdida de las piezas dentarias que luego las acusaciones reflejaron como
causa de ese golpe.

Quizás hubiese sido una buena oportunidad para


que en ese momento, se le hubiesen explicado a la doctora Maldonado
todos los antecedentes que presentaba el caso de acuerdo a las pericias,
para que ella pudiese confirmar o desvirtuar sus conclusiones, también
conjeturales, en base a lo que vio, solo a partir de una foto, que a su vez
reflejaba una observación rudimentaria. Si esta observación fragmentaria la
unimos a su otra conclusión, en cuanto al tiempo en que se habría
producido la incidencia, esta relación, incluso, hace perder peso a la
primera manifestación de la doctora que anticipó una relación entre la
perdida de los dientes y la presencia de la escoriación.

Este anticipo, busca complementar las


intervenciones previas de los odontólogos del Instituto Médico Legal que
refrendaron la pericia odontológica del cuerpo de Franco. Se recuerda que
intervinieron los odontólogos Elisandro García y Aníbal F. Peralta. Ya hemos
observado los cuestionamientos efectuados principalmente por las
querellas en relación a estas intervenciones, cuyas conclusiones se
agregaron de modo tardío, tres años después y sin seguir los protocolos del
caso. Luego uno de los imputados había explicado durante su indagatoria,

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que al tratarse de un N.N. no podían encontrar el estudio. Pero más allá de
ello, también existen algunos indicios que pueden revelar que los estudios
existieron y que no arrojaron conclusiones contradictorias como
aparentemente podía pensarse, a juzgar por el informe de la doctora Marta
Maldonado, presentado en párrafos anteriores.

Rápidamente podemos anticipar algunas


divergencias en cuanto al contexto, las situaciones y antecedentes con que
los peritos hicieron su análisis, cuyas aparentes contradicciones sirvieron en
otras instancias para decidir la continuación de la investigación hacia ellos.
USO OFICIAL

La primera de ellas, estuvo dada en una diversa


situación, una diferente perspectiva con que contaba la doctora
Maldonado, que al momento del examen de Franco podía saber cuáles
habían sido los antecedentes del caso, porque el suceso estaba en plena
investigación, con notable repercusión periodística y con determinado
encuadre jurídico del suceso; mientras tanto, los odontólogos Elisandro A.
García y Aníbal Peralta revisaron el cuerpo de una persona que aún no
había sido identificada y que además, no se les acercó ninguna relación de
quién podía tratarse, porque su cuerpo fue examinado 24 horas después de
que fue encontrado.

En segundo término, ellos tampoco tuvieron a


mano la fotografía de Franco que sí le acercaron en cambio a la doctora
Marta Maldonado; es decir que se han tratado de perspectivas de análisis
totalmente diversas, porque quizás ni la doctora Maldonado podría haber
asegurado la relación que antes observó a partir de lo que vio en la foto,
mientras que los odontólogos del Instituto Médico Legal, podrían en

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cambio haber hecho alguna salvedad para el caso que les hubiese sido
exhibida la fotografía acercada a Maldonado; o incluso podrían haber
profundizado su análisis, si alguien les hubiese dicho que se trataba de una
investigación por desaparición forzada de personas, que ellos no sabían y
que sí en cambio se trataba de un antecedente que tuvo la oportunidad de
conocer la otra perito.

Finalmente, tampoco debe olvidarse que mientras


una profesional tuvo a su disposición las instalaciones de un instituto de la
envergadura del Cuerpo Médico Forense, los odontólogos rosarinos
tuvieron que utilizar sus celulares y computadoras, porque el Instituto
Médico Legal no contaba, según expusieron con espacios adecuados,
siquiera con un simple aparato de rayos x.

Esto también debió ser observado en su momento,


un caso que debía examinarse a partir de las experiencias cotidianas de los
operarios del sistema penal, donde puede prestarse atención de manera
cotidiana a los esfuerzos personales ante la ausencia de infraestructura
edilicia y operativa de cualquier índole. Ella no solo comprende la situación
del Poder Judicial o Ministerio Fiscal, sino que se proyecta especialmente
hacia las fuerzas de seguridad, que no obstante sus tareas de prevención,
deben actuar luego a modo de policía de investigaciones, cuando se trata
de dos aspectos que incluso deben ser diferenciados desde una perspectiva
curricular, inexistente en nuestra región.

La investigación, no observó estas orfandades y en


cambio fue analizado desde la desconfianza la intervención de los
profesionales. Sin embargo, todo esto creo que ha quedado desvirtuado a
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tenor de las explicaciones que dieron los odontólogos en el proceso penal
que se les siguió; sobre todo, porque los elementos de criterio que ellos
proporcionaron para demostrar la veracidad de sus alegaciones, nunca
fueron desvirtuados, pese a que ese proceso comenzó hace más de cinco
años.

Por otra parte, todo este entuerto, bien podría


haberse solucionado si se hubiesen obtenido fotografías de la dentadura al
momento en que fue hallado el cuerpo de Franco. No obstante, la
inexistencia de una imagen específica o de elaboraciones desde ese
USO OFICIAL

enfoque, sí en cambio ha resultado posible obtener algunas constancias del


estado de la dentadura.

Por ejemplo, a fs. 1073 obra una declaración de


Mariano Orestes Minucci, de la División de Policía Científica de la UR II que
sostuvo que la dentadura estaba bastante bien; no se dieron otras
precisiones, aunque sí se observó que el cuerpo se hallaba visiblemente
atacado por depredadores y que producto de esos ataques, no se podía
reconocer el rostro.

Este elemento comparativo también podría


habérsele preguntado a la doctora Maldonado, para que exponga qué
influencias pudo haber tenido en su observación, la circunstancia reseñada,
relativa a que se afirmó la existencia de un ataque de peces, más allá que
ella sostuvo que se trataban de lesiones vitales las que pudo observar. Pero
también entendió que el trauma pudo obedecer a circunstancias de
masticación, la existencia de un golpe, hasta el realizado con una cuchara.
Por esto no me quedó claro si su calificación como una lesión vital se debió

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a una circunstancia que no admite contraposición desde la ciencia o que en
cambio se trató de una referencia que ella también intuyó a partir de que
observó la foto que presentaba la escoriación en el labio.

En cuanto a lo relacionado con el aspecto del


rostro, también a fs. 1260 y ss. prestó declaración testimonial Esteban
Grana, médico de Gendarmería que participó de la autopsia inicial a título
de colaboración, otra más, de los auxilios que deben prestar las fuerzas de
seguridad ante la insuficiencia o inexistencia de gabinetes de criminalística
propios. Sostuvo que del examen de sus dientes, pudo observarse que: “le
faltaban algunos, no recuerdo cuántos, de la parte de adelante”. Esto
muestra alguna coincidencia en relación a ciertos aspectos que se
sostuvieron en cuanto a la inexistencia de dientes, pero que también nos
exhibe que no pueden darse juicios categóricos ni reflexionarse en cuanto a
las hipótesis a propósito de tales faltantes, al menos de modo
determinante.

A esto agrego que la actuación de los odontólogos


García y Peralta, no se trataron de intervenciones irrazonables y que sus
explicaciones, según se verá, no pueden ser interpretadas, desde mi punto
de vista, del modo en que pretendieron las acusaciones. No se trata de un
aspecto que deba ser explicado en este caso, porque ni siquiera han podido
ser acusados, ni por ende su situación ha sido tratada como hubiese
correspondido, en este debate, como sí ocurrió con Alberto D. Crespo.

De todos modos, su actuación ha sido tildada con


alguna intencionalidad de encubrir los sucesos, no obstante los complejos
elementos arrimados al caso; observo en cambio que su intervención, con
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algunos errores de presentación que se observan a simple vista y que ellos
luego reconocieron, se ha tratado de una intervención razonable, que
también debe ser vista en función de las circunstancias del caso, porque el
estudio lo hicieron igualmente, no obstante las alegadas carencias del
Instituto Médico Legal de Rosario. Estas carencias, tuvieron que ser suplidas
por los odontólogos, que los llevó a utilizar otros espacios ante las
instalaciones inadecuadas del Instituto Médico Legal, como también sus
propios celulares y equipos informáticos, que sin embargo se vieron como
un modo de ocultamiento de lo que estaba ocurriendo.
USO OFICIAL

En su momento, la Cámara Federal de Apelaciones


de Rosario que había decidido la revocación de los sobreseimientos de los
odontólogos dictados por el juez de grado, había considerado como
medular, la aparente contradicción de los profesionales señalados con el
informe del Cuerpo Médico Forense. En el dictamen de los odontólogos, se
había concluido que la pérdida de las piezas dentales, dos, habrían ocurrido
post mortem. En cambio, la doctora Marta Maldonado, tal cual ha sido
presentado, relacionaba “la perdida de las tres piezas dentarias con
trauma, acompañado de la avulsión espontánea de los tres dientes,
correspondiendo a lesiones vitales”.

Hemos visto que este aspecto pudo no haberse


tratado de una contradicción, sino de opiniones que presentaban diversos
antecedentes. Se recuerda que la doctora Maldonado corroboró que para
establecer la relación que hizo, naturalmente había consultado la fotografía
de Franco, mientras que los profesionales de Rosario, no tuvieron ningún
elemento de cotejo, porque incluso al momento del examen no se sabía
que se trataba de Franco sino de una persona todavía no identificada.

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Ellos no tenían la obligación de saber quién era
Franco, ni estaban en condiciones de tener a mano los elementos que un
año después tuvo la doctora Maldonado. La Cámara Federal, no obstante,
no hizo ningún juicio de valor respecto de la conducta de los odontólogos,
sino que solo estableció que el sobreseimiento había sido prematuro y
ordenó medidas de las que no se tiene constancia que se hayan cumplido
para poder poner fin a la situación de incertidumbre de los profesionales,
que ya lleva varios años -v. copia del auto de la Cámara de fs. 183 y ss. del
expediente 67961/2018, acumulado física y digitalmente al principal-.

Como fuese anticipado, el auto de sobreseimiento


dictado en su momento por el juez a cargo de la investigación, agregado a
partir de fs. 119 de ese expediente, había sobreseído a los odontólogos.
Para ello se tuvo en cuenta que las inconsistencias allí señaladas en cuanto
al estudio odontológico del cuerpo de Franco, se pudieron remediar a partir
de que se hallaba acreditado, atento a las constancias que los profesionales
acompañaron en su momento, que el estudio había sido realizado y que los
extremos afirmados se habían tratado en definitiva de simples errores en
cuanto al procedimiento de confección y de ubicación del informe.

La Cámara también entendió con acierto que esas


defensas debieron concluirse en pericias de los respaldos informáticos y no
en constancias actuariales de lo que expresaban esos componentes. Por lo
tanto, que debía profundizarse la investigación y concluirse, cosa de la que
no existen constancias que hayan sido diligenciadas las medidas ordenadas
hacia diciembre del año 2020.

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Poder Judicial de la Nación
En su momento, los odontólogos referidos, le
habían presentado a la doctora Alicia Cadierno, Directora del Instituto
Médico Legal de Rosario, la ficha odontológica post-mortem de un NN. En
cuanto a las conclusiones de la autopsia 853/14, del 30.0.14, sostuvieron:
“en el examen de los tejidos peri bucales, restos óseos y piezas dentarias,
no se observan lesiones traumáticas ni fracturas antemortem, las pérdidas
de las piezas dentarias anteriores y superiores fueron posmortem producto
de la perdida de tejido periodontal que sostiene las mismas”. Me pregunto
yo si el proceso de consolidación constante que permitió luego la
visualización de las microfisuras, que fueron expuestas por la doctora
USO OFICIAL

Maldonado, se trataron de evidencias presentes incluso, al examen del


cuerpo en el Instituto Médico Legal.

Los odontólogos fueron indagados por ese suceso


junto al denunciante Daniel Alberto Crespo, no obstante que ellos fueron
sobreseídos en primera instancia. Como se anticipó, luego la Cámara
Federal revocó el sobreseimiento por los motivos ya reseñados.

No existen constancias de que la investigación


relativa a los odontólogos hubiese concluido, aunque sí fueron allanados
sus domicilios y se secuestraron sus celulares y equipos informáticos, una
situación alejada de la situación de encubrimiento por la que fueron
denunciados, ya que si éste se hubiese tratado de un aspecto verosímil, no
podrían haberse encontrado, tres años después, en su propio domicilio, las
evidencias que los podían haber comprometido, que estaban incluso dentro
de sus elementos de trabajo.

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No obstante, no hubo estudios comparativos que
puedan haber modificado el grado inicial del juez de la investigación. En la
indagatoria, recibida a fs. 30 y ss. Aníbal Peralta brindó las explicaciones
que pudieron llevar algunas confusiones iniciales en relación a este suceso.

Por su parte, dentro de la indagatoria rendida por


Elisandro A. García, -v. fs. 88 y ss-, el profesional especificó que concurrió al
Instituto Médico Legal porque lo llamó un técnico de la dependencia
porque tenían un cuerpo NN, para que concurra a hacer la ficha
odontológica habitual.

Que hicieron el trabajo con Peralta pese a que no


se trata de un lugar de trabajo habitual de ellos y que por ello, también
expusieron que debieron utilizar sus propios insumos como para poder
llevarlo a cabo. En ese momento se advirtió sobre la innecesariedad de
tomar una placa radiográfica, porque no les iba a aportar nada al
diagnóstico; igualmente también el profesional aclaró que tampoco el
Instituto Médico Legal poseía ese equipo dentro de su estructura. En
cuanto a la extracción de una pieza dental, la nro. 22 sostuvo que no hizo
falta instrumental para quitarla, sino que dado el estado del cuerpo
pudieron extraerla simplemente con los dedos.

La conclusión del párrafo anterior en cuanto al


modo de extracción de la tercera pieza dentaria, quizás pudo haber sido lo
que decidió las conclusiones en cuanto a los otros dos dientes faltantes, es
que decir que pudo tratarse de una reflexión intuitiva. Más allá de lo
opinable que pueda resultar este aspecto, que tampoco cuenta con una
base fáctica ni técnica cierta como para establecer conclusiones tajantes, lo
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Poder Judicial de la Nación
cierto es que las defensas de esos profesionales, no pudieron ser
controvertidas.

Incluso, corresponde anotar que las conclusiones


del juez de grado como para decidir su sobreseimiento, tampoco ha sido un
extremo que haya sido revertido. Por lo tanto, sus apreciaciones, también
pueden constituir un aspecto indiciario respecto de la veracidad de las
alegaciones que efectuaron los odontólogos, al menos en cuanto a que
revisaron el cuerpo que dijeron revisar.
USO OFICIAL

El encubrimiento, se recuerda no ha versado ni


podría hacerlo respecto de sus conclusiones odontológicas a juzgar por los
antecedentes que presentaba el caso, sino en relación a si existió el estudio
que ellos sostuvieron como cierto, cuestión que a juzgar por el resultado de
la investigación, se ha tratado de un aspecto que dista de ser el presentado
por las acusaciones.

Como se anticipó, tampoco existen constancias de


que se hayan materializado las medidas ordenadas oportunamente por la
Cámara Federal. Debe tenerse en cuenta que se ha tratado de un
desprendimiento investigativo en relación a este mismo suceso, y que por
lo tanto, hubiese sido oportuno y esclarecedor el contar con los
antecedentes del caso para poder aproximarnos a un análisis más
exhaustivo.

Esta necesidad, se erige como una carga para la


acusación, caracterizada por múltiples integrantes, donde sin embargo no
existen constancias de que hayan insistido o instado ante las autoridades

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pertinentes, respecto de las medidas necesarias para que aquella
investigación pueda ser esclarecida de manera definitiva con vistas a este
juicio.

Es decir que la situación procesal de los


profesionales no ha sido definida aún, mucho menos, desde un punto de
vista incriminatorio. Por lo tanto, esta orfandad de la investigación se erige
como un elemento contradictorio respecto de la actitud que tuvo la misma
acusación particular de este juicio. Porque ella ha tenido consideraciones
negativas hacia la actividad del Instituto Médico Legal y sus colaboradores,
sin que su parte haya demostrado que intentó agotar las medidas
investigativas para decidir de manera definitiva una situación legal que por
el momento cuenta con un sobreseimiento provisorio revocado, pero que
se erige además como una salida que hasta el momento no ha podido ser
desvirtuada.

Entiendo en definitiva que todas las pericias


médicas arrojaron en general resultados bastante concordantes, entre sí,
en cuanto a la imposibilidad de establecerse cuál ha sido la causa de la
muerte de Franco, donde además, no pudieron observarse lesiones
contestes con los golpes que se dijo que había recibido, especialmente que
estos le hayan producido la muerte.

C. Existencia de sogas

También las acusaciones sostuvieron que Franco


no solamente había sido arrojado al río, sino que su cuerpo había sido
fondeado para asegurar su desaparición. Sobre este aspecto, también
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Poder Judicial de la Nación
aparecieron algunos interrogantes, respecto a cómo era posible, si su
cuerpo había sido fondeado, que fuese hallado días después, flotando en el
río.

Sobre esto, se han ensayado algunas teorías, pero


desde mi punto de vista, debe llamar la atención ante todo, que si hubiesen
existido sogas tendientes a evitar la flotación del cuerpo, difícilmente este
podría haber emergido. El sentido común nos invita a esta reflexión,
relativa a un aspecto que no pretendo establecerlo ahora de manera
categórica, porque en definitiva se trataría de otra teoría, como las que
USO OFICIAL

abundaron. No obstante, esa reflexión la entiendo como constitutiva de un


indicio relativo a que las sogas con las que aparece Franco en algunas fotos
incorporadas luego, se debieron a maniobras realizadas por Prefectura
Naval Argentina para poder levantar o trasladar el cuerpo a través del agua.

Es cierto que esta aparición de las sogas también


resultó sorpresiva, porque más allá de que se haya asegurado la
inexistencia de ellas, luego, aparecieron fotos donde se visualizan sogas en
un brazo y en una de sus piernas. Estos elementos, se recuerda, fueron
narrados como inexistentes al momento del rescate del cuerpo. Pero más
allá de las sorpresas, lo cierto es que existieron algunos indicios
complementarios al ya narrado, en cuanto a que las sogas fueron utilizadas
para poder levantar el cuerpo hacia la embarcación que pretendía
rescatarlo (las fotos, obtenidas del celular del personal de Prefectura a
cargo del rescate del cuerpo -v. constancia de fs. 1554 vta.- se pueden
observar a fs. 1547/1554).

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Se trata este de otro elemento que debe ser
analizado desde el sentido común y que además surge de las declaraciones
testimoniales agregadas al expediente. Algunas de las declaraciones
relacionadas con este suceso, fueron vertidas en la instrucción y también
durante el debate, a excepción de dos personas que declararon solo en la
instrucción. Nada menos que el personal de Prefectura que rescató el
cuerpo, que se presentaron al tribunal para declarar, pero que sin embargo,
con sorpresa, se advirtió que fueron desistidos por las acusaciones.

Me refiero a los testimonios de los Prefectos Javier


Ernesto Jara y el Cabo Jonathan Baldesari Niz, cuyas declaraciones fueron
incorporadas por lectura -v. fs. 991 y ss. y la agregada a continuación,
correspondiente a Baldesari Niz, obrante a fs. 1149 y ss.-.

Entonces, el capítulo de las sogas y


fundamentalmente, la acreditación de los extremos relacionados con su
existencia, fue una circunstancia que la acusación no profundizó, a la vista
de los testigos que comparecieron personalmente ante el tribunal y que allí
mismo fueron desistidos.

Este desistimiento, entiendo que impedía efectuar


consideraciones vinculadas a la existencia de un elemento que pudo
comprobarse a través del testimonio, pero cuya declaración fue
abandonada. Debemos remitirnos por ende al relato de sus declaraciones
previas, relativas a la inexistencia de sogas en el cuerpo de Franco. El
Prefecto Jara, sostuvo que en general no se utilizan sogas, sino que los
cuerpos se levantan manualmente, pero Baldezari Niz, al que se le preguntó
específicamente, sostuvo que no observó sogas -v. fs. 1149 y ss-.
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Poder Judicial de la Nación
Debe recordarse que el rescate del cuerpo no se
trató de una manipulación exclusiva del personal de Prefectura Naval, sino
que contó con la intervención de otras fuerzas, incluso a disposición de la
justicia de Santa Fe, con una fiscal que se constituyó en el lugar de los
sucesos. Más allá de ello, se advierte que las preguntas formuladas al
personal del rescate, durante la instrucción, han exhibido una versión
fragmentaria de los sucesos en cuanto a la finalidad que pudieron tener las
sogas. Entiendo que esto pudo ser complementado con la deposición de los
testigos civiles, que también hay que decirlo, por el lugar donde fueron
convocados y a juzgar por sus dichos, se trataba de personas que habían ya
USO OFICIAL

observado otros rescates de cuerpos.

Uno de los testigos civiles del rescate, Ricardo


Gabriel del Valle sostuvo durante la investigación, que recordaba que lo
traían enganchado. Cuando se le preguntó para que especifique esto,
sostuvo: “No recuerdo si estaba atado de los pies o de las manos, pero vi
que lo traían con una soga. Es más, dejaron el cuerpo en el agua, hasta que
llegó la gente de la PDI …”. También agregó en cuanto a si presenció otros
rescates y sostuvo: “Si, todo el tiempo y en general es de esa manera,
utilizando sogas. Para mí es una soga, no sé si se llama de otra manera”.

Finalmente sostuvo en esa declaración que los de


Prefectura le habían comentado dos maneras de traer un cuerpo, de
acuerdo a si utilizaban el guardacostas o el semirrígido donde agregó que
en el primer caso lo tienen que enganchar sí o sí debido a su altura -v. fs.
1253/1256-. En una de las fotos extraídas de los celulares del personal de
Prefectura interviniente, se puede apreciar esta circunstancia relativa a la

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utilización de sogas, aunque no se trate de una fotografía que corresponda
al rescate del cuerpo de Franco.

En la audiencia de debate Del Valle, compareció en


la jornada del 7 de abril de 2022, sin recordar las ataduras, aunque lo hizo
una vez que se le refrescó la memoria y confirmó su versión por escrito,
porque fue a los pocos días de producido el suceso, aclaró. Finalmente, se
le exhibieron las fotografías del rescate del cuerpo y dijo recordar la que
estaba en la pierna.

También declaró el otro testigo civil, Franco


Arellano, durante la misma jornada de debate. Antes, lo hizo en la
instrucción, con una declaración que obra a fs. 1257/1259. En la primera
ocasión sostuvo que cuando lo convocaron como testigo, vio el cuerpo que
“lo venían trayendo de prefectura con una soga” y que las sogas se las
quitaron para tomarle fotos. En el debate dijo no recordar con tantas
precisiones, pero al final de su declaración, durante las exhibiciones,
sostuvo en relación a la foto del rescate del cuerpo: “Yo cuando llegue ya
estaba así” y con respecto a las sogas dijo: “Si, si, se ve que así lo trajeron
los de Prefectura”.

Entiendo que ha quedado claro que la existencia


de las sogas, tuvieron como único yerro que su utilización no fuese
reconocida por el personal de las fuerzas de seguridad. Pero que más allá
de ello, su finalidad ha sido la de procurar el rescate de Franco.

Finalmente corresponde agregar que de haber


sido cierta la existencia de sogas, antes de que fuese rescatado el cuerpo, el
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Poder Judicial de la Nación
protocolo de este tipo de rescates, incluso el sentido común, obligaba a no
alterar el escenario en que fue encontrado el cuerpo, porque además,
estaba en ese momento la investigación a disposición de la doctora
Mariana Prunotto, Fiscal de Homicidios. Ella incluso, se constituyó en el
lugar de manera personal, donde además, de acuerdo al testimonio de
Maximiliano Broguet, funcionario de Prefectura Naval, que declaró durante
la jornada de debate del 17.3.2022, sostuvo que cuando se comunicó con la
doctora Prunotto para avisar de la existencia de un cuerpo, le ordenó que
no se tocara nada porque ella iba a hacerse presente en el lugar.
USO OFICIAL

Es decir que el rescate del cuerpo se produjo no


solo de acuerdo a las garantías que el Código Procesal Penal de la Provincia
de Santa Fe establece para asegurar la fidelidad de los actos de las fuerzas
de seguridad, como lo es la existencia de dos testigos ajenos a la
repartición; sino que además, el acto estuvo revestido de las garantías
judiciales como la presencia personal de la funcionaria que dirigía la
investigación en ese momento, que advirtió que nada se tocara. Entiendo
por ende que la existencia de sogas utilizadas para el fondeo del cuerpo,
habría orientado sin dudas una investigación de otro orden, que hubiese
sido advertida no solo por los rescatistas, sino por los testigos y por la
propia fiscal del caso.

Algunos de los testimonios del personal de


Prefectura interviniente, incorporados al debate, sostuvo que era común
encontrar cuerpos con ataduras como alambres u otros elementos, y que
en tales casos, lógicamente, no podían ellos quitarlos y solo debían en tal
caso, describir la situación en las actas que se labraran.

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Pero aquí, analizado el suceso desde todas las
variables posibles, es decir, existencia de protocolos, intervención de
personal civil, de fuerzas de seguridad, funcionarios judiciales y sobre todo,
el sentido común, hacen pensar que la existencia de sogas solo tuvo por
finalidad la de asegurar el rescate para poder llevar el cuerpo a la costa. En
ese momento, se trataba del cuerpo de una persona no identificada, como
los que se rescatan a diario del río Paraná, como es de público y notorio,
además que se trató de una circunstancia invocada por los testigos.

Por ende, resultaba ilógico pensar que lo que se


intentaba era demostrar que otra fuerza habría colaborado en el
encubrimiento de una persona, sin saber en ese momento si se trataba de
la persona que solo después se verificó que era el cuerpo de Franco, a partir
de la confección de estudios médicos y del reconocimiento por parte de sus
padres.

D. Pericias de fotos y filmaciones.

El estudio del cuerpo de Franco desde una mirada


criminalística no culminó con el estudio de las sogas, sino que hubo otros,
obtenidos mientras se encontraba con vida, que se trataron de estudios
que arrojaron otros elementos, nuevos detalles, de los tantos que ha tenido
la reconstrucción de los sucesos con los elementos tangenciales que ha
brindado el caso. Esos indicios también han servido para diluir los extremos
que las acusaciones han visto para apoyar sus hipótesis.

Se recuerda que los acusadores habían afirmado


que la detención de Franco tuvo lugar durante la noche del 6 de octubre,
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Poder Judicial de la Nación
que fue ingresado a la comisaría 7°, que se le dio una paliza, que provocó su
muerte y que luego fue arrojado a las aguas del río Paraná durante la
madrugada del 7 de octubre. Por lo tanto, de acuerdo a esa visión,
resultaba imposible sostener que Franco pudo haber sido observado con
vida durante las primeras horas del 8 de octubre.

Las defensas, sostuvieron la existencia de algunos


videos, filmaciones que fueron exhibidas de manera reiterada durante la
audiencia de debate, para que puedan ser reconocidos por diversos
intervinientes. Esos videos fueron exhibidos en variadas ocasiones, porque
USO OFICIAL

también hay que decir que se trataron de los únicos videos que pudieron
ser procurados. Durante las investigaciones se extravió alguno, donde no se
había registrado una copia de seguridad; pero además, existió la posibilidad
de cautelar las filmaciones de algunas cámaras de video, sobre los
recurridos que pudo experimentar Franco el día 7 de octubre, luego de que
se alegaba que había sido puesto en libertad.

No obstante, se trataron nuevamente de medidas


que nadie se preocupó en profundizar. No solo me refiero a los videos que
pudieron recolectarse en tiempo oportuno, provenientes de las cámaras
existentes en el Banco de la Provincia de Santa Fe, o las pertenecientes al
comercio del señor Casella, que tomaba el movimiento de la comisaría 7° y
que sin embargo no se pudieron asegurar por motivos que tampoco han
quedado claros y que no tiene sentido profundizar ahora.

También existieron videos que pudieron ser


sometidos a estudios complementarios o al menos ser investigados con
mayor profundidad, porque refieren al derrotero que pudo experimentar

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Franco cuando se lo detuvo de acuerdo al sumario policial. En este caso,
recordemos que uno de los colaboradores de Gendarmería Nacional, de la
División Criminalística y Estudios Forenses de esa fuerza, Edgar A. Castillo
fue convocado para lograr el aseguramiento de las evidencias que
mostraba la investigación hasta ese momento. Prestó declaración
testimonial y sobre el final, cuando se le preguntó si deseaba agregar algo
más, cuando no se le había preguntado sobre las cámaras, hubo un detalle
que llamó la atención. Justamente porque sobre el final del acto, tuvo que
ser él el que llame la atención de los investigadores sobre la existencia de
cámaras de seguridad, cercanas a la zona donde se habría concretado la
detención de Franco, pero que sin embargo, se trató de una línea que
nunca se profundizó, entiendo que ni siquiera se proveyó de manera
favorable.

Tampoco se decidió ninguna medida


complementaria respecto de la existencia de otra cámara que registraba a
una persona cercana a la zona de la terminal de ómnibus, entre las 21.30
horas y 23.59 hs., es decir a trescientos metros de la comisaría -v. fs.
390/391 y actuaciones siguientes-.

Se trata de un horario verificado momentos


después de la hora en que el personal de la comisaría séptima sostuvo que
había sido liberado Franco, también en una zona cercana a ese lugar. No
pudo establecerse la identidad de esa persona que se había captado en la
zona porque no interesó la profundización de esa circunstancia, no
obstante que de acuerdo a lo documentado mostraba semejanzas con la
descripción que se tenía de Franco. Ya hice algunas referencias en relación

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Poder Judicial de la Nación
a esto, no obstante que adhiero al análisis que ha hecho Ricardo M.
Vásquez cuando analizó esta secuencia y la despreocupación de las
acusaciones en profundizar este aspecto durante la investigación, incluso
durante el debate, cuando prestó declaración testimonial el Suboficial
Carlos Ríos de la División Asuntos Internos.

Llama la atención que tampoco hubiese habido


alguna línea investigativa enderezada a fortalecer la hipótesis de las
acusaciones respecto del día y lugar en que ellos afirmaron que Franco fue
detenido. No existen constancias de la existencia de ninguna cámara de
USO OFICIAL

seguridad cuyas filmaciones se hubiesen querido procurar, relativas al día 6


de octubre por la noche, momento en que las acusaciones eligieron como
la noche en que Franco fue detenido ilegítimamente.

No obstante, más allá de la inexistencia de


filmaciones ese día, ni de constancias de que se haya querido
individualizarlas, tampoco se han reunido otras evidencias tendientes a
asegurar esa detención que se alegaba como ilegítima. Por ejemplo, de que
se hayan intentado consultas a vecinos linderos a los lugares donde se
afirmó que Franco fue detenido. Se recuerda que la acusación pública
durante los alegatos debió mutar el lugar hasta ese momento afirmado
como de concreción de la detención de Franco. Esto, porque durante el
debate se corroboró que la incidencia que había decidido al 911 a solicitar
que personal de la comisaría 7° se constituya en Ovidio Lagos al 1 de
Rosario, obedecía a un motivo totalmente diverso del que habían
imaginado las acusaciones inicialmente.

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Estos han sido algunos de los antecedentes que
llevaron a que el único elemento de cotejo que se analizó de manera
reiterada en el debate, hayan sido unas secuencias donde se observa a una
persona con similitud de vestimentas y fisonométrica, con respecto a otras
imágenes que se habían obtenido en relación a Franco, tanto dubitadas
como indubitadas.

Existieron varios estudios relacionados con


imágenes de Franco, pero que sin embargo se informó que no existían
recursos para lograr el mejoramiento de las imágenes, debido a su baja
calidad. Así por ejemplo lo concluyó la División de reconocimiento
antropométrico de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, en nota recibida
por cargo del día 29 de marzo de 2023, donde se estableció que el material
no resultaba apto para la tarea encomendada, que había intentado
establecer la individualización de Franco a partir de las imágenes enviadas.

En otro estudio encomendado a la División


Individualización Criminal de la Superintendencia Federal de Policía
Científica, se procuraba un mejoramiento de imagen en base a las
filmaciones remitidas, para que sirvan como elemento de cotejo con
respecto a la fotografía también remitida en relación a Franco. El informe
fue elaborado por la Inspectora Agustina Matticolli. En ese informe se
ratificó la conclusión del estudio encomendado con anterioridad, vertido en
la Pericia N° 321-46-0018/2015.

En dichos estudios, si bien se concluyó en la


imposibilidad de establecer ese mejoramiento a partir de la inidoneidad del
material remitido, también se estableció que fueron posibles hallar a nivel
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Poder Judicial de la Nación
general compatibilidades entre el material acompañado, más allá de las
imposibilidades técnicas para establecer la identidad de manera
contundente. Se trataba entonces del material donde se observaba a una
persona con similitudes a Franco, que fueron tomadas el 8 de octubre por
la madrugada, es decir, algunas horas después al momento en que el
personal de la comisaría 7° sostenía que ya lo habían liberado.

Esto también debe o debió ser analizado junto a


los antecedentes que el caso presenta, porque el juicio discurrió en este
aspecto sobre las evidencias recolectadas dentro de un único ámbito
USO OFICIAL

temporal. Las únicas evidencias de que una persona con similitudes a


Franco, en la zona con jurisdicción o cercana a la jurisdicción de la comisaría
7°, se trataron todas de imágenes posteriores al día en que se sostuvo que
Franco había sido liberado. Como se anticipó, nunca fue objeto de análisis
durante el debate, un solo elemento de cotejo que haya permitido afirmar
que Franco estuvo en la zona durante la jornada del 6 de octubre a partir
de las 21 horas. Todo obedeció a suposiciones, que no fueron siquiera
sostenidas desde el inicio, sino que aparecieron con posterioridad.

El único evento en que se basó la acusación,


durante la investigación, de que Franco había sido levantado en Ov. Lagos
al 1, fue rápidamente diluido durante el debate porque se demostró que el
móvil policial se detuvo por otras incidencias protagonizadas por hinchas de
fútbol. Más allá de este detalle, la prueba en que se basaron las
acusaciones no respetó el onus probandi en cuanto a su deber de cargar
con la prueba de los extremos por ellas afirmados. Es que su trabajo
respecto de las evidencias, se centró únicamente en intentar desautorizar
las visiones de las defensas, con respecto a la detención del día 7 de

#34456351#385247861#20230925150936671
octubre. Pero en cambio, estuvieron ausentes lo extremos que daban base
a su teoría, ante la inexistencia de certezas para sustentar que Franco pisó
el suelo de la jurisdicción de la comisaría 7° en algún momento del día 6 de
octubre.

Antes de los estudios periciales reseñados,


también existió otro similar, que fue practicado durante la instrucción y
efectuado por personal de Gendarmería Nacional Argentina, esta vez, por
parte del Alférez en Criminalística Carlos Eligio Ferreyra –peritación nro.
8735-. No obstante que como en el caso anterior, se informó sobre la
imposibilidad de establecer conclusiones categóricas en función de los
elementos de cotejo acompañados, también se estableció que la persona
que se observa caminando en los diversos videos acompañados se trataba
de la misma. Es decir que en esos estudios se establecía a partir de las
similitudes, la posible identidad de la persona individualizada en los videos.

Luego, se elaboraron otros dos informes que


desde mi punto de vista resultan concluyentes, en relación a los extremos
que han quedado evidenciados y que responden a la estrategia de las
defensas, en cuanto a que Franco se trataba de la persona que se lo ve
deambulando en las filmaciones examinadas. Fueron confeccionados en
ambos casos por Sergio Martínez, del Laboratorio de Multimedia Forense
de la DATIP (la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a
la Investigación Penal).

En el primero de los estudios se trataron de


establecer coincidencias, similares a los estudios anteriores, en cuanto a si
la persona que se hallaba deambulando en las filmaciones
784

#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
correspondientes a las cámaras analizadas, era la misma (las cámaras se
encuentran situadas en Av. Caseros y Francia, Av. Sabin y Av. Alberdi y Av.
Sabin y Bv. Avellaneda). Más allá de señalarse la inexistencia de un software
apropiados, se establecieron algunas semejanzas.

En ese estudio pericial, elaborado por Sergio E.


Martínez, en cuanto a la vestimenta, la describió del siguiente modo. En
cuanto a la parte superior, como una prenda larga color azul, con vivos
claros en líneas horizontales paralelas sobre el pecho ⎯ Escote amplio. Se
observa una obstrucción, la cual podría ser por algún tipo de mancha.
USO OFICIAL

Prenda inferior: Color azul claro ⎯ Se visualizan obstrucciones las que


podrían tratarse de algún tipo de mancha - Posee rasgaduras.

Esa descripción presentaba algunas semejanzas


con la brindada en su momento por su tía, Roque María Casco, donde
recordamos, se trató de la persona que lo acompañó por la mañana a la
terminal de trenes el día establecido para su partida. Por lo tanto, entiendo
que su tía presentaba una indudable aptitud para describir las ropas que
vestía el día de su despedida. En ese momento, ella sostuvo ante el fiscal
Guillermo Apanowicz, el 18 de noviembre de 2014: “La remera azul que
tenía puesta cuando se fue era de color azul, con rayas celestes y un dibujo
en el medio, ya estaba como gastada. No recuerdo que tipo de dibujo
tenía.” -v. fs. 463-. Se trata de otro detalle más en orden a establecer las
semejanzas en la vestimenta, que además, coinciden en cuanto a las
características, con la vestimenta que presentaba Franco cuando le fue
obtenida la foto en la comisaría el día de su detención -v. la foto obtenida,
que se halla agregada al sumario vinculado con la denuncia de Alberto

#34456351#385247861#20230925150936671
Daniel Crespo y que además ha sido utilizada como elemento de cotejo en
los estudios periciales de imágenes-.

A ello debe sumarse que su tía también había


establecido otras semejanzas posibles en relación a Franco, en cuanto a las
filmaciones de ese momento, ubicadas en Cordiviola y Génova, que luego
se trató del video que fue extraviado. Las cámaras de Cordiviola y Génova
no obstante, se encuentran situadas en una zona cercana a las filmaciones
que constituyeron un actual elemento de cotejo, de acuerdo al informe de
Martínez de la Datip.

Es decir que el estudio analizado ahora no solo


guardó las similitudes que serán desarrolladas a continuación, sino que
además, presentaba concomitancias respecto de un primer análisis que
hizo su tía, no obstante que luego se corrigió, y que además ese video
finalmente desapareció. Pero no debe perderse de vista este detalle, en
cuanto a que existieron coincidencias previas, porque podría tratarse de
Franco, al que se suma otro detalle; también debe anotarse que la
ubicación de las imágenes correspondiente al video finalmente extraviado
se compadece con una zona concomitante al lugar cuyas imágenes serán
analizadas a continuación. Es decir que no solo podía tratarse de una
persona semejante, sino que la ubicación de esa persona, también fue
realizada durante la misma zona, con coincidencias similares en cuanto al
día y horario. La preservación de ese video hubiese resultado
imprescindible, porque seguramente podría haber arrojado mayores
coincidencias, del mismo modo en que lo habían hecho las cintas analizadas
hasta el momento.

786

#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
Interesa destacar ahora el análisis del segundo
estudio relativo a ellas, complementario del primero, que fue materializado
a propuesta de una de las defensas, el doctor Germán Mahieu. En esta
segunda oportunidad se solicitó al perito Sergio Enrique Martínez que
amplíe sus conclusiones anteriores, basadas en el estudio comparativo de
las filmaciones obtenidas de las cámaras. Aquí, se estableció como punto
de pericia un análisis comparativo “entre las imágenes de la persona que
aparece caminando en las imágenes correspondientes a las distintas
esquinas de la ciudad de Rosario, con las distintas vistas fotográficas
indubitadas que se adjuntan, debiéndose determinar: 1.- Existencia o no de
USO OFICIAL

compatibilidades en las distintas prendas de vestir, tanto superiores,


inferiores y calzado. En caso positivo, enumeración y detalle de cada una de
ellas; 2.- Existencia o no de similitudes y asociaciones en rostro,
características de cráneo, cabellos, contexturas físicas y demás
características fisonómicas. En caso positivo, enumeración y detalle de cada
una de ellas”.

Se habían acompañado para ello las fotos


indubitadas de Franco, obtenida al momento en que se concretó su
detención, y otra aportada por la familia, con el objeto de que se puedan
establecer ciertas compatibilidades en su ropa de vestir y en el rostro,
cabello y otras características fisonómicas.

En su momento, durante los alegatos, el doctor


Germán Mahieu, cuando interpretó estos estudios, estableció un montón
de descripciones similares según lo que había establecido el perito. No fue
la única defensa que profundizó estas semejanzas. Otra de las defensas, a
cargo de los doctores Mazzuchini y Travesaro, estableció durante los

#34456351#385247861#20230925150936671
alegatos otro cotejo visual que al menos a mí me llamó la atención, dadas
las semejanzas de las imágenes exhibida. En esta ocasión, se superpuso a la
imagen de la filmación, la foto obtenida respecto de Franco durante su
estancia en la comisaría.

Visualmente ese elemento de cotejo llamaba la


atención por las semejanzas de las imágenes presentadas, más allá de que
no se trataba de imágenes que observaran un estudio por medio de un
software adecuado, que pueda establecer desde la ciencia coincidencias
definitivas. No obstante, la comparación también se observaba con
similitudes entre la vestimenta utilizada, además de sus características
fisonómicas.

Todas estas similitudes, también fueron vistas


adicionalmente desde un aspecto técnico, por una persona también
especializada en este análisis, más allá de la ya reconocida inexistencia de
un software que pueda exhibir los extremos con contundencia.

Sergio Martínez, en este segundo informe recibido


durante el debate, brindó otras precisiones, ahora relacionadas entre fotos
y filmaciones. En cuanto a las prendas, sostuvo que: “Por las limitaciones
técnicas de las imágenes dinámicas, no es posible obtener el color de las
prendas, así como tampoco mayores detalles”. Más allá de ello, como
conclusión, se estableció que se encontraron algunas compatibilidades y
diferencias en las distintas prendas de vestir, tanto superiores, inferiores y
de calzado. Pero la mayor novedad estuvo dada en la gran cantidad de
coincidencias establecidas en función de diversos aspectos de su rostro, de
acuerdo al cuadro que se anexa a continuación, que fue copiado de la
788

#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
misma manera en que lo presentó el estudio pericial reseñado en los
párrafos anteriores.
USO OFICIAL

#34456351#385247861#20230925150936671
párrafos anteriores.

790

#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
USO OFICIAL

El cuadro comparativo observa una decena de


coincidencias, no solo entre las filmaciones, que habíamos ponderado en

#34456351#385247861#20230925150936671
estudios anteriores, donde se recuerda que ya se había insinuado que se
tratarían de la misma persona. Pero esta vez, se utilizaron como elementos
de cotejo las fotografías que indudablemente pertenecían a Franco.

También es cierto que nuevamente se destacó la


pobreza de las imágenes que decidían la imposibilidad de asegurar las
coincidencias; no obstante, también se estableció el cuadro comparativo
reseñado, para destacar algunos rasgos fisonómicos que presentan
verosimilitud. Así se establecieron semejanzas entre las fotos y las
filmaciones con respecto a la cabeza, de forma ovalada. En cuanto al
cabello, de forma redondeada en ambos casos; en cuanto a la frente, las
orejas, las patillas, la nariz, el pómulo, redondeado en ambos casos, como
también la tez, trigueña y la contextura delgada en ambos supuestos, todas
de contexto “similar”.

Pero lo que sin dudas con mayor nitidez se


aprecia, que fue lo que demandó la atención del estudio, es la existencia de
una mácula, que “en la imagen indubitada “2” se puede observar en el
cuello sobre el lado derecho”, mientras que en la imagen comparativa,
también se observa de manera “muy sutil, ubicada sobre el mismo lugar”.

Este signo distintivo, este hallazgo, concretado


hacia el final del debate, donde siquiera hubo oportunidad de
complementarlo con otros pedidos que hicieron las defensas en ese
momento, constituye desde mi punto de vista un descubrimiento de gran
valor de convicción a efectos de determinar la coincidencia de las
imágenes, dubitadas e indubitadas; por ende, con aptitud para definir que
la persona que se hallaba deambulando se trataba justamente de Franco.
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#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
Recordemos que se había identificado a Franco con algunos tatuajes, no
solo el del antebrazo, que llevaba el nombre de su hijo, sino otro en el
cuello, sobre el lado derecho, en forma de estrellas.

Entiendo que el valor de este signo característico,


constituye un elemento de importancia desde diversas variables. Dentro de
la criminalística, donde posee un rol importante, ya que nos sirve como
método de identificación forense, justamente en cadáveres cuando no
resulta posible su reconocimiento a primera vista.
USO OFICIAL

Recordemos que la identificación de Franco por


parte de sus familiares pudo lograrse inicialmente como consecuencia del
hallazgo del nombre de su hijo, Thiago, que llevaba en su antebrazo. Sobre
la existencia de dos tatuajes en su cuerpo, una de las querellas se había
quejado precisamente durante los alegatos que durante el reconocimiento
del cuerpo de Franco en el Instituto Médico Legal no se hubiese reflejado la
existencia de los tatuajes que llevaba; respecto de este, el doctor Guillermo
Campana lo refirió como uno de tres estrellas ubicado en línea con su
cuello. No obstante, se observa que las críticas hacia los intervinientes de
dicho cuerpo pericial, por no haber reparado en la existencia de los
tatuajes, no fue ponderada del mismo modo durante el alegato en este
estudio, como una circunstancia que evidenciara la coincidencia de un
tatuaje en el mismo sector que el que presentaba la imagen cuya
correspondencia le era atribuida a Franco.

Esta mácula, como fue descripta, a juzgar por los


antecedentes del caso, se trataba sin dudas de un tatuaje. Se trata de un
elemento más que relevante, que debió ser analizado debidamente por las

#34456351#385247861#20230925150936671
querellas, al menos para indicar los motivos para desconsiderarlo, porque
de acuerdo a las circunstancias, se trataba de una correspondencia
indudable con la que presentaba Franco en vida.

La Fiscalía, con sagacidad, sostuvo sin embargo


que ese elemento no se trataba de un tatuaje sino de una suerte de sombra
que aparecía o desaparecía de acuerdo a los contrastes de la luz. No existen
de todos modos constancias de esto en el estudio pericial. Solo puedo
agregar que esa afirmación de la fiscalía, me trajo un recuerdo del único
suceso que presencié en juicio con una afirmación similar, pero con
antecedentes totalmente diversos al aquí examinado. Lo traigo a colación
por si acaso el actor público ha tenido ya oportunidad de revisar la
sentencia dictada en aquel momento.

Me refiero a los sucesos que fueron objeto de


juzgamiento dentro de los autos “Parodi y otros s/ homicidio, lesiones e
incumplimiento de los deberes de funcionario público”, expte. Nro. 150/04,
hecho que fue investigado ante el Juzgado Federal de San Nicolás y juzgado
ante el Tribunal Oral Federal nro. 1 de Rosario, en cuya sustanciación
colaboré como funcionario de ese tribunal.

En la sentencia dictada con motivo del segundo


juzgamiento que pretendía dilucidar la intervención policial en los sucesos,
con motivo del robo a una sucursal del Banco Nación Argentina, la defensa
de uno de los acusados sostenía la imposibilidad de condenar a su
defendido. Para ello, alegó durante todo el debate, que en las imágenes de
tv, se lo podía apreciar una persona con una boina identificadora, como la
que usualmente vestía su cliente, según lo sostuvo.
794

#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
Utilizó ese recurso para graficar que las imágenes
de tv, lo situaban en un lugar distinto del que las acusaciones habían
sostenido que estaba al momento de efectuarse los disparos que se le
atribuyeron -v. en esto la sentencia nro. 231 del 15 de diciembre de 2004
del Tribunal Oral en lo Criminal Federal nro. 1 de Rosario-. Esa boina
terminó consistiendo en una sombra.

Para confirmar esa hipótesis, que terminó


descartando lo que sostenía la defensa, había comparecido un perito de la
Prefectura Naval Argentina, que estuvo a cargo del informe técnico de
USO OFICIAL

digitalización de imágenes, el nro. 06/00 confeccionado en un sumario


agregado al expediente principal, donde se observaba a otro funcionario
policial según lo sostuvo el perito y no así el acusado, que había ido incluso
con boina durante todo el debate. Al contrario de lo que podía pensarse,
explicó el perito cómo había arribado a la conclusión sobre la identidad de
la persona donde descartó que se tratase del acusado.

Expuso en definitiva la existencia de una sombra


que se asemejaba visualmente a una boina, pero que esa confusión,
correspondía a la intervención de un flash que la proyectaba en un
determinado momento y desparecía en otro; seguramente la existencia de
un flash, pudo deberse a la cobertura periodística abundante del suceso
policial. Pero finalmente, cuando se le preguntó al perito cómo podía
determinarse con contundencia lo que él alegaba en cuanto al juego de
luces, el experto, luego de algunas intervenciones técnicas por él
especificadas, donde utilizó un software determinado, evidenció de manera
clara, que las intervenciones periciales hacían desaparecer la sombra y por

#34456351#385247861#20230925150936671
ende a la boina, todas circunstancias que requirieron de un análisis pericial
específico.

Nada de esto ocurrió aquí en el debate, porque no


existió en el escenario de los sucesos analizados ningún juego lumínico que
permita aventurar conclusiones, ni tampoco las defensas o las acusaciones
lo incluyeron como elemento de análisis; pero sobre todo, no ha sido
objeto de estudio pericial, por lo que entiendo que la referencia del fiscal,
pudo haberse tratado de una conjetura en función de lo que pudo ocurrir
en otro expediente pero no en este juicio, con antecedentes totalmente
diversos.

Debemos recordar adicionalmente que la


identidad de Franco no se ha cimentado exclusivamente en dicho estudio
comparativo, porque no ha sido analizado de manera aislada y aleatoria,
sino que se asienta en la reunión de varios antecedentes, evidencias,
llamados de atención, detalles si se quiere, tal como se han presentado a lo
largo del proceso y que han sido analizados en su momento.

La cronología del caso, analizada de manera


exclusiva en base a estos antecedentes, cuyos aspectos salientes fueron
destacados es su momento, nos muestra que han existido un montón de
indicios, analizados desde otras variables, que impiden considerar como
incierto al sumario policial labrado con motivo de la detención de Franco,
más allá de las desprolijidades que también en lo pertinente, han sido
descriptas en el lugar correspondiente.

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Poder Judicial de la Nación
Esos indicios, los llamados de atención que la
investigación no supo escuchar, porque se concentró en otras
circunstancias, se han tratado de elementos que han podido ser
contrastados. Porque más allá que no pudieron ser considerados de modo
sensorial y directo, sí en cambio han sido contrapuestos con otros
elementos, que deciden, al menos desde mi punto de vista, los
acontecimientos del modo en que han sido examinados.

Entiendo como salientes algunos de los ya


explicados en aquel momento, como para sostener que el sumario policial
USO OFICIAL

confeccionado, más allá de sus desprolijidades desde lo formal, han tenido


un correlato sustancial con los sucesos que allí se han desarrollado. Que
Franco habría ingresado a la dependencia por una supuesta resistencia a la
autoridad y que esa ha sido la causa de su detención, producida el 7 de
octubre. Que el personal policial consultó al fiscal del caso y ordenó una
serie de medidas procesales, que motivaron consultas adicionales. Esas
medidas se materializaron el 7 de octubre, donde luego el fiscal ordenó su
libertad, previo a la ejecución de algunas medidas procesales que los
policías concretaron y que además el fiscal reconoció como ordenadas.

De haberse procurado alguna diligencia inicial a


efectos de agotar todas las alternativas que el caso ofrecía, como el
aseguramiento de las filmaciones en los locales comerciales linderos a la
comisaría, como en otros puntos de la ciudad, todos ellos en relación a los
lugares donde Franco podría haber estado, sin dudas, podríamos hablar de
contundencia de la prueba.

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No obstante, no solo que ese cometido que no
ofrecía dificultad, no pudo ser logrado, sino que se han dado otros ejemplos
inherentes a una investigación tardía, por ejemplo, en cuanto a la existencia
de cámaras que fuese señalada por parte de personal de Gendarmería
Nacional, en base a líneas que tampoco fueron indagadas. Incluso hemos
observado circunstancias llamativas, donde se ha llegado a extraviar alguna
filmación que tenía aptitud suficiente para poder individualizar a Franco,
como la filmación de la cámara de la intersección de Cordiviola y Génova,
situada en una zona contigua a las que fueron analizadas durante el debate.

A esto se suma la inexistencia de líneas de


investigación del día 6 de octubre, que certifiquen en base a la reunión de
evidencia, como filmaciones, o indagación de testigos de la zona de la
alegada detención de Franco, que puedan justificar siquiera
indiciariamente, que Franco pudo estar durante esa noche en la jurisdicción
de la comisaría 7°. No ha podido reunirse un solo dato que oriente dicha
hipótesis del modo que lo han sostenido las acusaciones. Esas incertezas,
también han podido llevar fuerza hacia otras lecturas, que exhiben desde
mi punto de vista la debilidad de la versión de las acusaciones. Dicha
debilidad, ha podido observarse desde diversas variables, quizás la de
mayor importancia, con la exhibición de la pericia de imágenes donde se
observaron una decena de coincidencias en comparación a la imagen
indubitada de Franco.

También han existido otras debilidades, que


fueron analizadas en su momento, donde ahora corresponde analizarlas
desde los pedidos de pena formulados por las acusaciones.

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#34456351#385247861#20230925150936671
Poder Judicial de la Nación
Ambas querellas y la Fiscalía General coincidieron
sustancialmente en el encuadramiento legal del caso, grado de
participación y pedido de penas en casi la totalidad de las situaciones,
especialmente, en aquellos supuestos que de acuerdo a sus visiones,
debían llevar la consecuencia mayor, la pena de prisión perpetua.

De este modo solicitaron dicha pena corporal


respecto de la situación de Diego José Álvarez, Walter Eduardo Benítez,
Fernando Sebastián Blanco, Cecilia Rut Elisabet Contino, César Daniel
Acosta, Enrique Nicolás Gianola Rocha, Cintia Débora Greiner, Marcelo
USO OFICIAL

Alberto Guerrero, Guillermo Hernán Gysel, Rocío Guadalupe Hernández,


Esteban Daniel Silva, Romina Anahí Díaz, Franco Luciano Zorzoli y Ramón
José Juárez.

En cuanto a Belkis Elisabeth González y Rodolfo


Jesús Murua, se solicitó que se declare su intervención como partícipes
secundarios, y en ese orden, que se les imponga la pena corporal de quince
años de prisión en ambos casos. Luego también se solicitó la imposición de
pena a las responsabilidades penales consideradas en relación a otros
hechos conexos, como los casos de Pablo Andrés Síscaro, Daniel Augusto
Escobar y Alberto Daniel Crespo.

Esto también evidencia, como se anticipó, las


debilidades en orden a establecer cuáles pudieron ser las intervenciones
puntuales en función de los sucesos que las acusaciones tuvieron por
acreditados. De acuerdo al temperamento seguido, puede observarse que
se solicitó la imposición de cadena perpetua en catorce intervenciones,

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mientras que en dos de ellas, se peticionó el cumplimiento de una pena de
quince años de prisión.

Si este se hubiese tratado de un caso que no


admitiese dudas en cuanto a la intervención de los partícipes que
consideraron los acusadores, hubiese sido un suceso caracterizado por el
desarrollo y análisis de todos los niveles de participación que admite la
teoría del delito desde todas las variables dogmáticas posibles. Por
ejemplo, en orden a la existencia de posibles instigaciones, autoría y otros
niveles de participación que el caso, dada su diversidad, indudablemente
debía presentar.

Considero adicionalmente que la ausencia de


elaboraciones en este sentido, no puede justificarse desde la simplificación
que permite la tipicidad finalmente escogida por las acusaciones; porque
justamente, el abordaje estratificado que puede orientar la teoría del delito
que se juzgue como apropiada, impone también un desarrollo dogmático;
en caso de haberse acreditado el suceso, hubiese permitido establecer los
diferentes niveles de intervenciones reseñados. Simplemente, porque no
puede pensarse que catorce de esas personas, fueron las que produjeron
de manera conjunta todas las circunstancias típicas que el caso ofrecía.

Se trataba de un supuesto donde correspondía el


desarrollo de los distintos niveles de participación para poder diferenciar
por ejemplo las personas que de acuerdo a la acusación cometieron
directamente el hecho principal, de los que fueron instigadas para hacerlo,
si se trató de un caso de autoría, de coautoría o si se verificó alguna autoría
mediata en alguna situación; adicionalmente hubiese correspondido
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Poder Judicial de la Nación
precisar cuáles podrían haber sido las variables dogmáticas para orientar un
grado de intervención secundaria y el motivo por el que en la mayoría de
los casos, se trató en cambio de una autoría y no de una participación. Es
que llegado el caso, veríamos nuevamente la imposibilidad de pensar que
todos los acusados ingresaron al calabozo a provocar las torturas y que
luego también se movieron como una unidad para lograr la cobertura de
los sucesos.

Adicionalmente, de haberse acreditado


debidamente todas las circunstancias de comisión del suceso, se hubiese
USO OFICIAL

tratado de un caso que permitía incluso el desarrollo de posibles


incidencias del artículo 47 del Código Penal. Porque seguramente podría
haberse tratado de un caso donde el acusado de complicidad pudo no
querer cooperar sino en un hecho menos grave que el cometido por el
autor. En tal caso, debió identificarse esta circunstancia para observar la
pena aplicada al cómplice, en razón del hecho que prometió ejecutar.

Finalmente, hubiese correspondido la


especificación de las circunstancias agravantes y atenuantes de
individualización de la pena de cada caso, que tampoco permiten ser
excusadas, so pretexto de la invisibilidad de algunas de las sanciones. Es
que la exigencia constitucional de fundamentación, no puede ser eludida
en función de aquella indivisibilidad, ni exime al magistrado de dar las
razones de aquella intelección, formulada naturalmente sobre los
elementos de individualización de la pena que haya insinuado antes el
acusador, incluso entre las penas de esa naturaleza.

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No solo que el capítulo de intervención de las
personas luego acusadas en orden a una cadena perpetua, en catorce
situaciones y relativas a condenas de 15 años, en otras dos, no se ha
tratado de un segmento que haya ocupado un gran desarrollo dentro de las
acusaciones. Adicionalmente se observa que algunas de las personas cuyas
situaciones han sido examinadas, se han tratado de casos que
prácticamente no han sido mencionados durante la audiencia de debate. Es
que casi todo el desarrollo se basó en la supuesta intervención en el hecho
del jefe de la dependencia, Diego Álvarez y de algunos integrantes de la
guardia, supuestamente con funciones de custodia de los calabozos, donde
se incluyó principalmente a Fernando Blanco, Esteban Silva, Walter Benítez,
César Acosta y Romina Díaz.

Pero a partir de allí, el resto de las situaciones


comenzaron a diluirse, porque las intervenciones solo contenían alguna
caracterización adicional en cuanto a su perfil como funcionarios de una
comisaría, más no contó con el análisis en función de su participación en el
suceso, que se hizo solo a partir de suposiciones. En algún momento
apareció el nombre de Cecilia Contino, que se decía que tuvo algún grado
de intervención, porque alguien dijo que ella habría dicho en la golpiza
propinada a Franco, “paren que se les va a ir la mano”. No obstante que
esta pudo tratarse de una circunstancia relacionada con una intervención
distinta en relación a un injusto más leve, a propósito del artículo 47 del CP,
no se analizó dicha circunstancia.

Sus dichos pudieron configurar incluso un


desistimiento, pero esto no fue analizado. Su defensa naturalmente no tuvo

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necesidad de hacerlo porque su estrategia se fundaba en que Contino no
había estado la noche que las acusaciones entendían como configurados los
sucesos, por lo que no pudo haber dicho nada. Sin embargo, el relato
referido fue traído por las acusaciones, lo que obligaba a un análisis más
particularizado, al tratarse de una posible circunstancia eximente, del
injusto o de la pena. No obstante, igualmente se le solicitó la imposición de
una cadena perpetua, pese a que en la caracterización de su desempeño,
también se la había sindicado como una buena persona, a juzgar por el
concepto de algunos detenidos.
USO OFICIAL

En el caso de Ariel Saucedo, se fundó su


intervención en que de acuerdo a las acusaciones, estuvo durante la noche
del 6 de octubre a cargo de los penales, por lo que necesariamente debía
estar al tanto de todo; además, que se trataba de una persona que había
amenazado a un detenido, donde le dijo “guarda con lo vas a decir”, que se
calle la boca, etc; estos fundamentos no pueden fundar semejante
consecuencia jurídica, debido a que se ha tratado de la acusación de una
sola persona, sin otras evidencias más que sus dichos. Fuera de esto,
tampoco ha sido señalado por ninguno de los detenidos.

En su momento el doctor Renzo Biga, sostuvo para


evidenciar la inconsistencia que se había dado por probada en cuanto a la
amenaza referida, que ella se sostuvo a partir de los dichos del detenido
Diego Maidana. Este detenido se refirió a un diálogo que habría tenido con
Saucedo en ocasión de cruzarse con el funcionario en la vía pública. No
obstante, el letrado evidenciaba una contradicción en el examen del
estándar que tuvieron en cuenta los acusadores, cuando solicitaron que se
remitan actuaciones para investigar el suceso. Por ello se preguntaba: “si

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realmente hubiesen estado acreditados o probados los dichos del detenido
Maidana, significa que no tengo que mandarla a la justicia de instrucción
para que se investigue, justamente porque no tengo ninguna duda al
respecto”.

Considero que resultaba necesario establecer cada


uno de los aportes y su entidad, en relación a los partícipes finalmente
acusados; sin embargo, algunas de las intervenciones no han sido
prácticamente mencionadas durante todo el debate, como el caso de
Rodolfo Murúa, que sin embargo se le acreditó un pedido de pena de 15
años de prisión. Tanto él como el caso de Belkis González se trataban de
agentes que ni siquiera podían portar armas, incluso con horario laboral
diurno, pero que sin embargo, en ambos casos llevaron pedidos de penas
particularmente graves. La actuación de González versó exclusivamente
respecto a si ella habría sido la que dijo “¿no será el chico que largamos
anoche?”, una exposición que la observo como inherente a colaborar, tal
como fuese analizado, no obstante que se la incluyó en el grupo acusado de
desaparición forzada.

A partir de allí podemos brindar otros ejemplos, de


personas que no han sido mencionados en criterios de intervención en el
suceso principal, y solo lo han sido por haber participado en la confección
de un acto procesal relativo al funcionamiento de la comisaría. Han sido los
casos Enrique Gianola Rocha, Cintia Greiner, Marcelo Guerrero, Guillermo
Gysel, Rocío Hernández y Ramón Juárez. No me refiero a Walter Ortiz,
porque se ha solicitado su absolución, pero pienso que si trata de
menciones durante el debate, este grupo de personas no ha tenido alguna

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referencia en todo el juicio, salvo cuando se los ha mencionado como
partícipes de un acto procesal que no tenía relación con los sucesos objeto
de juzgamiento.

No entiendo pertinente profundizar todas las


circunstancias que hubiesen impedido condenarlos en términos de
participación, para el caso que se hubiese tenido por acreditado el suceso,
en las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que las acusaciones lo
entendieron como probado. Es que como se anticipó, se trató de un suceso
que de haberse tenido por verificado, decidía una complejidad que tuvo
USO OFICIAL

que traducirse en un análisis dogmático más particularizado, conteste con


esa exigencia.

A propósito de esto, por cuestiones dogmáticas,


considero pertinente establecer que tampoco concuerdo con las defensas
que sostuvieron que la absolución debía estar orientada en orden a la
inexistencia del hecho, sino en todo caso, si es que observamos lo ocurrido
desde un aspecto técnico, de inexistencia de un suceso en las condiciones
de modo tiempo y lugar en que las acusaciones lo entendieron como
perpetrado. Esto, en términos dogmáticos, se compadece en realidad con el
establecimiento de otra causal, quizás equivalente desde una mirada
ontológica, pero relativa a la falta de intervención de los acusados en el
hecho que se les adjudicara, más no por la inexistencia del suceso.

No sería adecuado sostener dentro de este suceso


tan lamentable, que Franco simplemente ingresó por su propia voluntad al
río Paraná y se produjo el ahogamiento, porque en realidad, de acuerdo a
los variados aspectos técnicos que arrojó el caso, no pudo determinarse la

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causa de su muerte, lo que impide hablar de inexistencia del suceso. No se
ha podido verificar el modo en cómo ocurrieron las cosas, pero ello no
importa negar la realidad, que terminó con la vida de una persona por
circunstancias que se desconocen. Solo estoy en condiciones de afirmar,
ante la orfandad de circunstancias alternativas al modo en que pudieron
ocurrir los hechos, que el suceso no existió en todo caso en las
circunstancias y condiciones sostenidas por las acusaciones, que debe ser
entendida como una ausencia de intervención de los acusados en el hecho
objeto de juzgamiento.

Entiendo que resolverlo de otro modo, no haría


más que arrojar nuevas incertidumbres, en especial a la familia de Franco,
que aguardó de manera respetuosa todas las alternativas de este proceso
tan extenso y complejo. Se ha tratado en definitiva de un suceso que
existió, y que terminó con la muerte de un joven en base a circunstancias
que no pudieron ser observadas ni esclarecidas desde ninguna variable.

No es el momento ni el lugar de escoger cuáles


pudieron ser las responsabilidades individuales del caso, porque estas
deficiencias de la investigación, reconocen diversas inconsistencias que se
vienen presentando desde hace mucho tiempo y que de algún modo, han
sido parcialmente reflejadas en la sentencia. Se trata éste de un supuesto
que ha desnudado en definitiva las orfandades de infraestructura del
sistema penal, que además carece de apoyo y de experticia desde la
criminalística.

Tampoco debemos olvidar el rol que pudo tener


nuestro código de procedimientos federal, lo que también debe llamar la
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atención de nuestras autoridades, que debaten desde hace una década la
implementación de otro digesto. Porque en definitiva nuestra ley
procedimental se trata de un modelo vetusto, que se satura con la gestión
de supuestos delictivos que en la mayoría de los casos, admiten su
resolución mediante salidas alternativas al juicio penal; pero que sin
embargo, ha presentado una infinidad de problemas en orden a resolver
satisfactoriamente los supuestos de mayor complejidad, que solo pueden
llevarse adelante por los reseñados esfuerzos de los operadores del sistema
penal. Ellos son los que intentan cubrir todas las carencias de
infraestructura que se presentan de manera cotidiana y cuya cobertura,
USO OFICIAL

resulta indispensable para poder dar una respuesta acabada y acorde con
las exigencias de nuestra sociedad.

Entiendo que el análisis efectuado durante el voto,


no ha desarrollado la totalidad de las circunstancias abordadas por las
partes, pero que sí ha cubierto aquellas relevantes e imprescindibles en
orden a la resolución del caso. Se trata de un análisis que puede mostrar
otras variables, pero que también resulta coincidente y complementario al
razonamiento desarrollado por el doctor Ricardo M. Vásquez. Tanto
respecto de los temas abordados en mi voto de manera expresa, como en
relación a otros aspectos que no desarrollé de manera específica, pero que
se tratan de consideraciones por él trabajadas, a las que adhiero, porque
comparto su análisis en lo esencial.

Así voto.

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Date: 2023.09.25 15:32:05 ART Date: 2023.09.25 16:21:56 ART Date: 2023.09.25 16:45:46 ART Date: 2023.09.25 16:58:52 ART

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