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Eugenia Ariano Deho 1Impugnaciones procesales

CAPÍTULO II
SISTEMA DE IMPUGNACIONES
Y CONSTITUCIÓN

5. ¿Tiene el sistema de impugnaciones fundamento constitucional?. 47


6. La "pluralidad, de la instancia" del inc. 6 del art. 129 Const.. 49
7. El número de instancias y d art. X del T.P. CPC .................. 51
8. Ecos del pasado: pluralidad de instancias, doble (o triple)
conforme y "doble instancia"............................................... 53
9. Sigue. El modelo de la "doble instancia" como superación de
la pluralidad de instancias.................................................... 57
1O. "Instancia plural" y derecho a los recursos en la jurisprudencia
del Tribunal Constitucional................................................. 59
11. Precisiones ...... .. .. .... .. .. .. .. .. .... .. .. .. .. .. .. .. .... .. . .. .. .. .. .... .. .. .. .. .. ... 63
12. ¿Legitimidad constitucional de procesos a instancia única?: la
inaceptable "doctrina" de la STC N. 0 423 5-2010- H C/TC... 67
13. Procesos con tercera instancia asegurada constitucionalmente 69
14. El derecho a los recursos previstos por la ley......................... 72
14.1. Impugnación de los autos "finales"............................. 73
14.2. Impugnación de los autos intermedios....................... 76
14.3. El recurso de casación................................................ 77

SEGUNDA PARTE
IMPUGNACIONES ORDINARIAS
EN EL PROCESO CIVIL

CAPÍTULO III
APELACIÓN

15. Los modelos históricos de apelación..................................... 85

10
II
CAPÍTULO
SISTEMA DE IMPUGNACIONES
Y CONSTITUCIÓN

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:SUMD.Io: 5. iT!ieÍlé d si~t~ de bppugnaciones fundamenta. ro~~paP.
~.La ~p~da4:&:1itfustanaa del inc: 6 khm:, !29 Cltínst 7. El número :O.e
~anSas y d"á!:t. X:del T~ CPC. 8: ~del pasado: pluralidad de iiJStariéias, 1

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doble{o~pleMro~(Gtm~:y"d()ble~cia". 9• .Sigue.EI modelodel:\ "~ob1e ~;
...iJlstan&" ~mo~peraciótide1a·p1ur.ilidati de insranci:ls. 10. "Instancia plural"
.J. -derecho :a., ~ reéhrsos en ilá. jutisprudenci;¡.. del Tribunal Constitúciomll. ·¡
. 11. PrecisiOnes.. t~. ;#gitimidad constimcional de proceSos a •instancia única:?; .,
lit·Í!la<;eptable "doctrina" de la STC No 4235~2Ul().;HCffC. 13. Pmcesqs con •
1:e¡;cera instancia ~egw:adá constitucionalmente. 14; El dereCho a los .r.ec:ursOs- · 1
JireVistos poda ley. 14.1. Im:_púgnaciónde los autos "linales". l-4.2.lm:pugnación
de los autosiniermedios.. 1-4.3. E returso de casación.

[45]
Si se parte del presupuesto de que hay que
reconocerle a las partes el derecho de im-
pugnar, la previsión de las impugnaciones se
revela una consecuencia de tal derecho y ter-
mina siendo obligatorio para el legislador; si,
en cambio, se parte del presupuesto de que no
sea para nada necesario reconocerle a las par-
tes el derecho de impugnar, las impugnaciones ,
\ se revelan como el fruto de una libre elección ~
del legislador, que obviamente podría no solo l
1diferirlas, sino también excluirlas del todo. J
-< Franco CIPRIANI -

5. ¿Tiene el sistema de impugnaciones fundamento consti-


tucional?

La gran mayoría de ordenamientos no cuentan con una cláusula


constitucional expresa referida a las impugnaciones procesales, por lo
que, sobre todo, a nivel doctrinario, aquellos que las consideran una
garantía, se ven precisados a adscribirlas o al derecho de defensa, o al
derecho de acción, o al derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, o al
derecho a un proceso con todas las garantías (o, si se prefiere, al "debido
proceso") , etc.

Sin embargo, frente al silencio constitucional, no son pocos los


que consideran que las impugnaciones existentes en los ordenamientos
procesales serían simples relictos del pasado que, a la luz del "principio"
de efectividad de la tutela jurisdiccional, ya no se justificarían en el

47
Eugenia Ariano Deho 1Impugnaciones procesales

presente, planteándose incluso su inconstitucionalidad. En realidad, los


detractores de las impugnaciones no es que consideren la "inconstitu-
cionalidad" de todas ellas, sino solo aquellas que (por cierto en el ámbito
\ "no penal") son promotoras de una ulterior instancia. En sustancia, elf
~ blanco de las críticas se dirige contra una: la vieja apelaciónOl. ,
¡.,.~~

Ahora, lo interesante de nuestro ordenamiento es que, al menos


respecto de aquella impugnación promotora de una ulterior instancia,
no debemos esforzarnos mucho para encontrarle fundamento constitu-
cional, pues lo tenemos expresamente previsto en el inc. 6 del art. 139
de la Constitución vigente, que como se sabe, sanciona, como "prin-
cipio y derecho de la función jurisdiccional", el de la "pluralidad de la
.mstanCia. ".

Ergo, entre nosotros podría ponerse en cuestión de la "convenien-


cia'' de la previsión constitucional, pero no se podría siquiera dudar

O) Ya Lodovico Mortara en su juvenil Lo Stato moderno e la giustizia de 1885 (y


en su mega voz Appello civile del Digesto italiano de 1890), consideraba que la apelación
civil era una institución destinada a desaparecer y a ser sustituida por "el único medio de
reclamación que realmente merece ese nombre": la casación (así, en Lo stato moderno e la
giustizia. Nápoles: ESI, Esi, reimp., 1992, p. 109), cosa que en la madurez se cuidó mucho
de sostener. Cfr., al respecto C!PRIANI, Franco. "Las impugnaciones en el pensamiento de
Lodovico Morcará'. En Batallas por la justicia civil. Lima: Cultural Cuzco, 2003, pp. 337-
349, y, antes, en 1969, Mauro CAPPELLETTI en el famoso dictamen emitido para el Senado
italiano (cfr. "Dictamen iconoclástico sobre la reforma del proceso civil italiano". En Proce-
so, ideologías, sociedad. Buenos Aires: Ejea, 1974, p. 273 y ss., especialmente, pp. 278-280),
sostenía que "existe todavía quien, de buena o mala fe, piensa en la apelación y en el 'doble
grado de jurisdicción' como en una importante garantía procesal, tal vez una garantía de
libertad, incluso algo absoluto e insuprimible. Es indudable que esta concepción no resiste
una crítica seria y desprejuiciada [... ] ningún ordenamiento, ni en Italia ni en cualquier
otro país [... ] considera al doble grado de jurisdicción como una garantía comtitucional,
o sea protegida como una garantía fundamental e inderogable" (cursivas en el texto). Se
coloca en la misma línea de Cappelletti, MAruNONI, Luiz Guilherme. "El doble grado de
jurisdicción". En CAVAN! BRAIN, Renzo (coord.). Estudios sobre Los medios impugnatorios en
el proceso civil. Lima: Gaceta Jurídica, 2011, pp. 39-56. Entre nosotros, PRIORI PoSADA,
Giovanni. "Reflexiones en torno al doble grado de jurisdicción". En Advocatus. Nueva
Época. N.o 9, 2003, p. 405-422, quien parece identificar "impu~ón" con apelación y
r~:~obl: ..grac!2 de jurisdicció¡i'. Sobre las huellas cteeste artlculo,Cfr. re¿¡e¡;-temente, NMmz
Dh PRADO CHÁVEZ, Fabio. "Desmitificando mitos: análisis económico de la doble instan-
cia en el proceso civil peruano". En Thémis. Revista de Derecho. N. 0 66, Lima, 2014, pp.
393-412.

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1
' Capítulo II 1 Sistema de impugnaciones y Constitución

de la constitucionalidad del "medio" para provocar esa "pluralidad de


la instancia". Es más, la presencia del inc. 6 del art. 139 Const. hace
preceptivo para el legislador que ese medio exista, pues caso contrario,
el ordenamiento procesal respectivo caería en una más que evidente
inconstitucionalidad.

Pero la previsión del inc. 6 del art. 139 de la Constitución vigente,


ha provocado entre nosotros, una generalización que, como veremos, J
ha devenido perniciosa: considerar que todas las impugnaciones que\
pueda prever el ordenamiento procesal sean manifestaciones de la cons-
titucional "pluralidad de la instancia'', o, para decirlo de otra manera, ¡
¡ _. ,. ·
1

·~

que toda la temática de las impugnaciones esté vinculada al "principio" \


del inc. 6 del art. 139 Const. J

Y ello no es precisamente así, por las razones que veremos.

6. La "pluralidad de la instancia" del me. 6 del art. 129


Const.

Lo primero que hay tener en cuenta es que nuestra Constitución


vigente, al reproducir a la anterior de 1979 (inc. 18 del art. 233), ha
"\
confirmado que "la pluralidad de la instancia" tiene una cobertura consti-
1
tucional autónoma no siendo necesario, como consecuencia, adscribirla a
otro derecho constitucional procesal "mayor" (v.gr., derecho de defensa, ,
derecho de acción o, si se prefiere, derecho a la tutela judicial efectiva, 1
derecho al debido proceso, proceso con todas las garantías, etc.), tal como:
tiene que hacerse, con esfuerzo, en otros ordenamientos(2J.

(Z) Paradigmático es el caso italiano, en donde los defensores de la apelación (fren-


te a sus numerosos detractores, incluso su Corte Constitucional que no se ha cansado de
reiterar que el "segundo grado de jurisdicción" no está constitucionalmente asegurado)
tienen dificultades para encontrar su fundamento constitucional, por lo que tienen que
adscribirlo al derecho de acción y/o de defensa del art. 24 de su Const. Igual ocurre en el
ordenamiento español, en donde, como lo veremos más adelante, su Tribunal Constitucio-
nal ha elaborado la doctrina del "der~cho al recurso como derecho_ de_ confi~r~~ó.n le~".

49

l
Eugenia Ariano Deho 1Impugnaciones procesales

Sin embargo, no son pocos (incluso, como veremos, el Tribunal


Constitucional) los que se esfuerzan en adscribirla a la (genérica) garan-
tía del "debido proceso" sin que ello (al menos entre nosotros) sea para
nada necesario. Naturalmente, ello no significa, que en las instancias
sucesivas a la primera, no se deba respetar el derecho de defensa o, más
en general, respetar el debido proceso, pues siendo las ulteriores instan-
cias ~~-~~.~~l.??:~~~~ ante un juez distinto, deben estar organiza-
das de tal forma que asegure a todas las partes, en condiciones de igual-
dad, el pleno ejercicio de sus derechos de defensa y debe, igualmente,
respetar el debido proceso (o sea desenvolverse entre las partes en cabal
contradictorio ante un juez tercero, independiente e imparcial).

Ahora bien, nadie sabe con certeza cuál sea el alcance positivo de la
garantía de la "pluralidad de la instancia', pero de lo que no se puede
tener duda es de su alcance negativo: ningún proceso (ni penal ni "no
penal") que deba desarrollarse ante los órganos jurisdiccionales estata- J /
les, puede estar diseñado por el legislador a instancia única, es decir, que\ "
se desenvuelva de inicio a fin ante un único juez. ·: .~
Naturalmente, y eso debe destacarse desde ya, el que el legislador
no pueda diseñar procesos a instancia única no significa en absoluto
que todo proceso tenga que pasar por más de una instancia (o sea, por
el conocimiento, como se dirá luego, de más de un juez distinto), pues
ello queda en la ijbre disf!2.sJ!.i.ón de l~~lus~~s. En tal sentido, nada
impide que las partes, del todo legítimamente, puedan pactar (pendente
lite) que el proceso se lleve a instancia única(3l, o que la parte que cuente

(JJ De allí la licitud constitucional de los pactos de renuncia a los recursos (rectius,
a la apelación), prevista en el art. 361 CPC (que por cierto, como todo acto de renuncia,
la condiciona a la disponibilidad del derecho en juego en el proceso y al que no afecte el
orden público, las buenas costumbres o norma imperativa). En esa misma línea se movía
el (teórico) recurso de casación per saltum, previsto en el derogado (por la Ley N. 0 29364)
art. 389 CPC, que justamente permitía que las partes renunciaran a la apelación, para
"saltar" de frente en casación. De allí también, el que sea perfectamente lícito el que el
arbitraje se lleve a instancia única y que, incluso, cuando se anule un laudo por haberse
1 emitido fuera de plazo, las partes "decidan por acuerdo, que la Corte Superior que conoció\
\del recurso de anulación resuelva en única instancia sobre el fond~' de la controversia'/
; .· ¡\
/ ~
so ·---..,:¡
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1
Capítulo JI 1Sistema de impugnaciones y Constitución

con el interés para promover la ulterior instancia, simplemente no lo


haga, o, finalmente, cuando haciéndolo, luego se desista.

Y es que el que el ordenamiento procesal deba diseñar un proceso


con instancia "plural" es un derecho~. del justiciable, no una ob-
jetiva exigencia del sistema procesal. Si así fuera, emitida la resolución
final de un proceso (cualquier proceso), éste debería necesaria y oficiosa-
mente pasar al conocimiento de otro juez, siendo indiferente el "querer"
de las partes(4J. -t.

7. El número de instancias y el art. X del T. P. CPC


El CPC se redactó estando vigente la Constitución de 1979, Car-
ta que, como ya se indicó, prescribía, en su art. 233 como "garantía
de la administración de justicia" a la "instancia elural" (así en su inc.
18)(5). - ~-

Ergo, a estar a la fecha de redacción del CPC, parecía que el art. X


del Título Preliminar del CPC, al establecer que "El proceso tiene dos

(art. 65.11it. f) de la Ley de Arbitraje, D. Leg. N.o 1070). Lo que sí es inadmisible es que
se imponga que un proceso ante los jueces estatales se lleve a instancia única, que es, en
buena cuenta, lo que dispuso el Tribunal Constitucional en la (sorprendente), STC N. 0
5923-2009-PA/TC, sentencia en la que "interpretando" el inc. 6 del art. 78 de la Ley N.o
26572 (la anterior Ley General de Arbitraje) dispuso que la propia Sala Superior que había
anulado un laudo, debía fallar en forma inmediata "sobre la base de lo actuado en el pro-
ceso arbitral, pues lo actuado en dicho proceso conserva plena validez ya que no ha sido
declarado nulo y porque en el proceso arbitral las partes han ejercido en forma plena su
derecho de defensa". Hay que tener presente que ese laudo había sido anulado por haberse~
pronunciado sobre materia no sometida a arbitraje, por lo que no había que pensar mucho
para considerar que todo el arbitraje era nulo (por carencia de poder de los árbitros). .._
1 :)
4
<l De allí que la "consulta" aún conservada en nuestro sistema (v. art. 408 CPC), \. f (.
1 ..
constituya no solo una inoportuna anomalía, sino que su propia existencia es de dudosa (
constitucionalidad.
<sJ La previsión -con una terminología inédita en nuestra historia constitucional-,
según lo refiere Chirinos Soto, fue incluida por iniciativa de don Héctor Cornejo Chávez
"para asegurar que todo fallo judicial sea susceptible de revisión" (así, CHIRJNOS SoTo, En-
rique. La nueva Constitución al alcance de todos. Lima: Andina, 1980, p. 273), más que pro-
bablemente pensándose en el proceso penal, pues en lo civil, la "instancia plural" estaba más
que asegurada por el entonces vigente Código de Procedimientos Civiles de 1912.

51
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~
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Eugenia Ariano Deho 1Impugnaciones procesales

instancias, salvo disposición legal distinta': haya respondido a la previsión


constitucional.

Sin embargo, su texto, más que la plasmación de la garantía, pare-


cería una advertencia: los procesos regulados en el CPC, si bien no lo
son a instancia única, tampoco lo son a "instancia plural", sino sólo a
"doble instancia'', dejando, por cierto, abierta la posibilidad de que, por
otra ley -esto es, no por el CPC- se pudiera estructurar uno que otro
proceso con más de dos instancias, pero también, nótese, procesos a
instancia única "cuando el contexto sociocultural lo requiera y la norma
constitucional lo permita''(6l.

En buena cuenta, el art. X T.P. CPC estaba enderezado a "delimi-


tar" el dictado constitucional, para poner en evidencia (sin decirlo) que,
en sustancia, la Corte Suprema, en los procesos del CPC, dejaría de ser
juez de "instancia" (la tercera y última) para volverse un juez "distinto":
un juez "de casación".
Por lo demás, ya durante la vigencia de la Constitución de 1993, el
Tribunal Constitucional no se ha cansado de repetirnos que:

[... ] el problema relativo a cuáles y cuántas deben ser esas instancias


jurisdiccionales no ha sido precisado por la disposición constitucional
que reconoce tal derecho, por lo que, en base a las exigencias que se
derivan del principio de legalidad en la regulación de los derechos
fundamentales, artículo 2°1 inciso 24, ordinal "a", de la Ley Fundamental,
el laconismo constitucional de su formulación lingüística debe
entenderse en el sentido de que su determinación es una tarea que
compete al legislador. En tal sentido, hemos sostenido que el derecho a
la pluralidad de instancias es un derecho de configuración legal.

Sin embargo, al mismo tiempo, hemos advertido que la condición de


derecho de configuración legal no quiere decir que el legislador pueda
decidir si prevé (o no) tales instancias. Dado que el inciso 6) del artículo

(6l Así, MoNROY GÁLVEZ, Juan. "Los principios procesales en el Código Procesal
Civil de 1992". En Thémis. Revista de Derecho. N. 0 25, Lima, 1993, p. 47.

52

j
Capítulo JI 1 Sistema de impugnaciones y Constitución

139° no precisa cuántas deben ser esas instancias, pero sí que debe
establecerse una instancia plural, el contenido constitucionalmente
garantizado demanda que el legislador prevea, como mínimo, la doble
instancia<7l.

Ergo, a estar a esta interpretación del alcance del inc. 6 del art.
129 de la Constitución vigente, el CPC parece estar conforme a nuestra
Carta vigente, en cuanto ha consagrado su contenido mínimo: la doble
instancia.

Es más, el Tribunal Constitucional reiterando aquello de que "el


problema relativo a cuáles y cuántas deben ser esas instancias jurisdic-
cionales no ha sido precisado por la disposición constitucional que re-
conoce tal derecho" a la pluralidad de instancias, ha expresamente le-
gitimado la "opción" del CPC, al indicar que debe "entenderse que
su determinación ha sido señalada por el Código Procesal Civil que
determina que el proceso civil peruano se sigue en sólo dos grados o
instancias"<Bl.

8. Ecos del pasado: pluralidad de instancias, doble (o triple)


conforme y "doble instancia"

Sin embargo, hay que tener en cuenta que en la previsión cons-


titucional (la de la Constitución de 1979 y la de la vigente) resuenan
los ecos del pasado, un pasado del cual se desprende que los modelos
judiciales de la pluralidad de instancias y de la "doble instancia" no
coinciden.

En efecto, la "pluralidad de instancias" (o de pluralidad de "grados"


que es lo mismo) es un modelo histórico cuya esencia está en la posibi-
lidad de que un asunto sea sucesivamente conocido por diversos jueces,

(7)
Así en el FJ 3 de la RTC N.o 03261-2005-PA/TC.
(8)
Así en el FJ 6 de la RTC N.o 05108-2008-AA/TC.

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