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Lic Narodowsky Pedagogia
Lic Narodowsky Pedagogia
Pedagogía
Mariano Narodowski
Carpeta de trabajo
Diseño original de maqueta: Hernán Morfese
Procesamiento didáctico: Adriana Imperatore
ISBN: 978-987-1782-79-6
Impreso en Argentina
Pastilla
Introducción..........................................................................................9
Objetivos.............................................................................................11
2. Utopías ...........................................................................................21
2.1. Utopías de la Pedagogía moderna ..................................................21
2.2. El adiós a las utopías pedagógicas ................................................25
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base. Ejercicio de poder que se basa en la diferencia entre el niño y el
adulto: adulto-docente ocupante del lugar del que sabe, niño-alumno ocu-
pante del lugar de quien no sabe. La pedagogía se ubica como producción
discursiva destinada a normar y a explicar la circulación de saberes en las
instituciones escolares.
La institución escolar constituye el dispositivo por medio del cual la pe-
dagogía de la modernidad encierra la niñez. El niño comienza a constituir
un ente para ser amado, cuidado, preservado y educado. La infancia consti-
tuye la justificación de la pedagogía, en tanto disciplina inserta en el ámbi-
to de las ciencias humanas.
Para lograr el cometido de la universalización, es preciso un contrato en-
tre el maestro y el padre, lo que se denomina alianza escuela-familia. Aquí
el docente se hace cargo de las tareas que originariamente le correspon-
dían a los padres.
Pero esa potente fuerza del discurso pedagógico ha ido desapareciendo.
Ya no es posible afirmar la existencia de un diagrama que suponga la per-
manencia de un orden general. Ya no hay un método indiscutido, hegemóni-
co. Se trata de la quiebra del modelo de dependencia y heteronomía res-
pecto del adulto.
Por lo tanto, no se trata de restituir prácticas ni de volver a ejercer pode-
res que ya no se ejercen. Tampoco la solución parece radicar en una res-
puesta testimonial pero inoperante. De lo que se trata es de conocer qué
es lo que ha cambiado en la educación escolar y cómo funciona, para enfo-
car la propia práctica en forma honesta, conociendo cuáles son los límites
para así poder transgredirlos con éxito.
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Objetivos
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El pasado y el presente de la pedagogía
moderna
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Utopías
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Esta afirmación por un lado demuestra cómo la utopía motoriza los esfuerzos
educacionales en su procura; pero por otro, explicita su valor fundante ya que
declara poco convenientes los esfuerzos anteriores para rematar con:
❘❚❚ “Las escuelas pueden reformarse para mejorarlas.” ... “ Tres caracteres son
recurrentes en la historia de la escolarización. Formas pedagógicas nuevas lle-
gan, persisten y decaen..” (pág.88) ❚❚❘
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❘❚❚ “No requiere otra cosa el arte de enseñar que una ingeniosa disposición del
tiempo, los objetos y el método. Si podemos conseguirla, no será difícil ense-
ñar todo a la juventud escolar, cualquiera que sea su número...” ❚❚❘
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Infancia y pedagogía
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❘❚❚ “La humanidad tiene su lugar en el orden de las cosas; la infancia tiene la
suya en el orden de la vida humana: hay que considerar al hombre en el hom-
bre y a la infancia en la infancia. Asignar a cada uno en su lugar y fijarla, orde-
nar las pasiones humanas según la constitución del hombre, es todo lo que no-
sotros podemos hacer por su bienestar. El resto depende de causas extrañas
que no dependen de nuestro poder”. (ROUSSEAU, 1966: pág. 93) ❚❚❘
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❘❚❚ “Amad la infancia; favoreced sus juegos, sus placeres, su instinto amable.
Quién de vosotros no ha lamentado algunas veces esta edad donde la risa es-
tá siempre, y donde el alma está siempre en paz”. (EMILE, pág. 92) ❚❚❘
❘❚❚ “He ahí la regla de la naturaleza. ¿Por qué la contrariáis? No veis que pen-
sando corregirla destruís su obra...?”. (Ibid., pág. 49) ❚❚❘
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❘❚❚ “La infancia tiene maneras de ver, de pensar, de sentir que le son propias”.
(Ibid. pág. 108) ❚❚❘
❘❚❚ “Observad la naturaleza, y seguid la ruta que ella traza. Ella ejerce continua-
mente sobre los niños; ella endurece su temperamento por medio de pruebas
de toda especie; ella enseña en buena hora qué es pena y qué es dolor”. (Ibid.,
pág. 49) ❚❚❘
La mala educación será, por lo tanto, aquélla que no sabe detectar al niño
dentro del niño; aquélla que no reconstruye cotidianamente la infancia.
En Emile, la actividad educadora es el instrumento que permite a la natu-
raleza continuar su sendero. La infancia es, según la naturaleza, el estadio
que con características propias y fuertemente definidas, antecede a la adul-
tez. ¿Cuáles son esas características? En Emile el niño es un no-adulto y su
principal carencia es la de razón: “Si los niños entendieran razones, no ten-
drían necesidad de ser enseñados” (Ibid. pág. 107). La infancia es el largo
camino que los seres humanos emprenden de la falta de razón (adulta) a la
razón adulta.
Para Jean Jacques Rousseau el nacimiento del hombre está signado por
la capacidad de aprendizaje. La tábula rasa en Emile no es total, habrán de
imprimirse conocimientos en ella a partir de una capacidad natural.
❘❚❚ “Nacemos capaces de aprender, pero sin saber nada ni conociendo nada
(...). Los movimientos, los gritos del niño que acaba de nacer son efectos pu-
ramente mecánicos, desprovistos de conocimientos y de voluntad”. (Ibid.
pág. 69) ❚❚❘
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❘❚❚ “¿El pobre niño que no sabe nada, que no puede nada ni nada conoce, no
está a vuestra merced? (...) Sin duda, él debe hacer sólo lo que debe pero él
debe querer sólo lo que vosotros queréis que él haga.” (Ibid. pág. 150) ❚❚❘
❘❚❚ “O hacemos lo que él quiere o exigimos lo que nos parece; o nos somete-
mos a sus fantasías o lo sometemos a las nuestras: punto medio, hay que dar-
le órdenes y que él las dé. De este modo, sus primeras ideas son las de impe-
rio y servidumbre. Antes de saber hablar, manda. Antes de saber hacer,
obedece”. (Ibid. pág. 50) ❚❚❘
El niño es heterónomo por ser niño, mientras el adulto es autónomo por ser
adulto. Entre el niño y el adulto, la relación se establece a partir de la caren-
cia de una de las partes y de la actividad compensadora de la otra.
❘❚❚ “Hay que ayudarlos y suplir lo que les falta, sea en inteligencia, sea en fuer-
za, en todo lo que implique necesidad física.” (Ibid. Pág. 78) ❚❚❘
❘❚❚ “El hombre sabio resta en su lugar; pero el niño que no conoce el suyo
no sabrá mantenerse...No debe ser ni animal ni hombre: niño; es necesario
que él dependa y no que obedezca; que demande y no que mande”. (Ibid.
pág. 100) ❚❚❘
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❘❚❚ “Es necesario estudiar con rigor su lenguaje y sus signos, con el fin de que,
en una edad donde no se sabe disimular, se distinga en sus deseos lo que vie-
ne inmediatamente de la naturaleza y lo que viene de la opinión”. (Ibid, págs.
78-79) ❚❚❘
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❘❚❚ “Si consideramos qué es lo que hace que el Universo con todas las cosas
singulares que encierra, se mantenga en su propio ser, notaremos que no hay
otra cosa sino orden, que es la disposición de las cosas anteriores y posterio-
res, superiores e inferiores, mayores y menores, semejantes y diferentes en el
lugar, tiempo, número, medida, y peso a cada una de ellas debido y adecuado.
De aquí que alguno, con acierto y elegancia, haya llamado al orden el alma de
las cosas”. (Didáctica Magna: pág. 101, el subrayado es del texto) ❚❚❘
❘❚❚ “...las primeras impresiones de tal manera se fijan que casi es un milagro
que puedan modificarse, y es conveniente dirigirlas desde la primera edad ha-
cia las verdaderas normas de la sabiduría.” (Didáctica Magna: pág. 64, el su-
brayado es del original) ❚❚❘
La infancia supone mayor capacidad para aprender porque nada hay todavía
aprendido. La niñez no puede ser otra cosa que el inicio y por ende la base
para el logro de metas superiores.
❘❚❚ “Es un principio admitido por todos que el hombre nace con aptitud para ad-
quirir el conocimiento de las cosas”. (Didáctica Magna: pág. 42, el subrayado
es del original) ❚❚❘
❘❚❚ “...(las actividades del hombre) cuyo cerebro (...) está húmedo y blando en
la edad pueril, dispuesto a recoger todas las impresiones; y poco a poco se re-
seca y endurece hasta el punto de que la experiencia testifica que de un modo
más difícil se impriman en él las cosas”. (Didáctica Magna: pág. 63) ❚❚❘
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Institución escolar e infancia
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❘❚❚ “Así se forman poco a poco en el espíritu del niño las ideas de relaciones
sociales, incluso antes que él pueda ser miembro activo de la sociedad”. (EMI-
LE, pág. 251) ❚❚❘
❘❚❚ “Que se instruya para las acciones de la vida antes de empezar a obrar”.
(Comenius en la Didáctica Magna, pág. 62) ❚❚❘
❘❚❚ “La escuela no es un modo de formación entre otros, ella fue concebida co-
mo la primera y, finalmente, como la última. Sus horarios ocupan todo el día de
los niños, sus programas ponderan el conocimiento indirecto en detrimento de
la experiencia, e incluido en la enseñanza profesional, su disciplina definió un
saber ser niño hecho de pasividad, obediencia, en una pedagogía de la intimi-
dación.” (MEYER, 1977: pág. 23) ❚❚❘
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Las polémicas acerca del lugar que exactamente se le brinda a los po-
bres en la Didáctica Magna es ciertamente discutible. El aspecto cuantitati-
vo del ideal pansófico supone en Comenius una operación muy compleja. Si-
guiendo a Lutero, plantea que en “todas las ciudades, plazas y aldeas se
carecen de escuelas” (pág. 83). Comenius es consciente que hasta la épo-
ca en que está escribiendo “se ha carecido de escuelas que respondan per-
fectamente a su fin”, pero, a la vez, tiene confianza en la realización de esa
gran operación de creación de escuelas. Las escuelas poseen fines y estos
son obligatoriamente los consagrados por el autor. La normativización de los
fines de la escolaridad es típica de la modernidad pedagógica.
La propuesta comeniana de dispersión de los establecimientos escola-
res es muy ambiciosa. Su sentido es el de absorber en ellos a todos los ni-
ños y jóvenes:
❘❚❚ “Así habrá una escuela materna en cada casa; una escuela pública en ca-
da población, plaza o aldea; un Gimnasio en cada ciudad y una Academia en
cada Reino o provincia mayor.” (Didáctica Magna: pág. 273, el subrayado es
del texto) ❚❚❘
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❘❚❚ “Emile es huérfano. No importa si tiene padre y madre. Cargo con sus debe-
res, sucedo a todos sus derechos. Él debe honrar a sus padres pero debe obe-
decer sólo a mí. Es mi primera y mi única condición.” (Pág. 57) ❚❚❘
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❘❚❚ “Gran parte de la buena organización de las escuelas será la acertada dis-
tribución del trabajo y el reposo, o sea de las labores y las vacaciones y re-
creos”. (Didáctica Magna: pág. 117; el subrayado en el original) ❚❚❘
❘❚❚ “Hay que hacer una escrupulosa distribución del tiempo para que cada año,
mes, día y hora tenga su particular ocupación.” (Didáctica Magna: pág. 134) ❚❚❘
❘❚❚ “...no había objetivos determinados ni metas fijas a las que hubiesen de lle-
gar los discípulos en cada año, mes o día y todo era indeciso.” (Didáctica Mag-
na: pág. 174; subrayado es del original) ❚❚❘
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❘❚❚ “En cada escuela se siga el mismo orden y procedimiento en todos los ejer-
cicios.” (Ibid.) ❚❚❘
Este afán uniformizador genera regularidades para cada escuela y estas re-
gularidades a su vez se engarzan meticulosamente entre sí para lograr que
todos los procesos escolares se den en un mismo tiempo.
En la Didáctica Magna, Comenius intenta delimitar al máximo el accionar
efectivo de la escuela. Para esto estipula horas adecuadas e inadecuadas
para cada actividad:
❘❚❚ “No dedicar a los estudios públicos más que cuatro horas, que se distribui-
rán: dos por la mañana y otras dos por la tarde.” (Didáctica Magna: pág. 291;
subrayado en el original) ❚❚❘
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❘❚❚ “Será muy conveniente que todas las escuelas públicas se abriesen y cerrasen
una sola vez al año (nuestra opinión aconseja que esto se efectúe en el otoño
mejor que en la primavera o en otra época), y de esta manera la labor de cada
clase se llevará a cabo por completo cada año y llegando todos los alumnos al fin
a un mismo tiempo (salvo aquellos cuya torpeza no lo permitiera) pasarán juntos
a la clase siguiente...” (Didáctica Magna: pág. 314; subrayado en el original.) ❚❚❘
Comenius explicita que sin la instancia estatal será imposible lograr la uni-
versalidad, ya que no será garantizada la educación de los más pobres.
“¿Cómo se conseguirá que los hijos de los pobres pudieran asistir a la es-
cuela?” (pág. 318) se pregunta.
❘❚❚ “No reparéis en gasto alguno: dadlo al señor y él lo devolverá con creces (...)
si pensamos que está sabiamente dicho lo de que no hay que perdonar gasto
alguno para educar rectamente a un adolescente...” (Didáctica Magna: pág.
324-325; el subrayado en la obra) ❚❚❘
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Nótese que hasta ahora han sido descriptos los dos requerimientos indis-
pensables efectuados en favor de la acción estatal que garantiza la univer-
salidad: primero, el respaldo financiero; segundo, el respaldo político de la
“autoridad y liberalidad” del máximo representante del estado. Es claro que
se está efectuando un llamado al poder unificador de un estado central. El
estado representará finalmente el interés general, por lo que no habrá nadie
“que intente mover la voluntad en contra; antes bien, todos anhelen ser
agentes de la divina bondad...” (Ibid)
Un dispositivo de alianza entre la escuela y la familia que garantiza el flu-
jo de la infancia de un ámbito al otro constituye el primer engranaje. Un sis-
tema de simultaneidad que homogeiniza la actividad propiamente escolar,
conforma el segundo engranaje. Un ente coordinador e integrador es el esta-
do, que dispone los elementos políticos y financieros indispensables para el
buen funcionamiento de la maquinaria. Un ideal pansófico en el horizonte
hacia donde dirigir los esfuerzos.
Comenius reconoce que “el enseñar todo a todos” no supone que:
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mismo, lo que a la vez supone estar más o menos cerca del fin (o del inicio)
de la serie. En palabras del autor:
❘❚❚ “...en las escuelas primarias ha de enseñarse todo de un modo general y ru-
dimentario y en las siguientes también se enseñará todo; pero de un modo
más particular y minuciosamente...” (Didáctica Magna: pág. 274) ❚❚❘
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❘❚❚ “...el trabajo está distribuido para cada año, cada mes, cada día y aún cada
hora...” (pág. 314) ❚❚❘
❘❚❚ “...si le muestras para qué vale cada cosa, le pondrás en su mano que se-
pa que lo sabe y pueda emplearla.” ❚❚❘
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❘❚❚ “Cierto es aquel proverbio tan repetido y popular entre los bohemios: Escue-
la sin disciplina es molino sin agua. De igual manera que si quitas el agua de
un molino, se parará al momento, si suprimes la disciplina en una escuela, for-
zosamente habrán de retardarse todas las cosas.” (Didáctica Magna: pág. 265;
el subrayado en el original) ❚❚❘
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❘❚❚ “Es necesario que constituya vuestro primer cuidado y primer efecto de vues-
tra vigilancia el ser atentos a vuestros alumnos para impedir que practiquen al-
guna acción, no solamente mala, incluso alguna inconveniente, haciendo que
se abstengan de la menor apariencia de pecado” (Meditations, 194, 2) ❚❚❘
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❘❚❚ “Ejerced vigilancia tal sobre su comportamiento que impedirás cometer me-
nor falta en vuestra presencia, y les dotarás los medios de evitar todas las oca-
siones cuando están lejos de vuestra vista.” (Meditations, 111, 3) ❚❚❘
La vigilancia del profesor tiene entonces un doble efecto. Por un lado contro-
la e impide; por otro, acata como soporte de las acciones de los educandos
incluso más allá de su presencia. Poder corrector, el cuerpo infantil debe ge-
nerar los efectos insinuados por la mirada de la autoridad. Mirada discreta a
veces, directa otras, siempre presente en producción de toda actividad esco-
lar que se pretenda satisfactoria.
La vigilancia se entromete en la enseñanza de la lectura: “Vigilar el
maestro con mucho cuidado de que todos lean bajo y el lector lea alto”(Con-
duite: pág. 23). Son los cuerpos los que ahora deben permanecer en el
exacto lugar que la institución les asigna.
Las palabras, los gestos, la vestimenta del docente, todo debe ser pen-
sado en función de constituir el punto de referencia del que mira, del que
controla, del que finalmente puede llegar a castigar. El maestro no debe “fa-
miliarizarse con los alumnos”(Ibid.), no puede hablar livianamente, no debe
permitir que los alumnos le hablen sin guardar el debido respeto (Ibid.). Exis-
te la búsqueda de una imagen de maestro capaz de advertirlo todo incluso
cuando no se encuentra presente. El maestro debe ser una persona seria
porque esa es la característica central de los adultos. Su presencia no pue-
de permitir detalles banales “que denoten infantilidad”(Ibid.) ni en su con-
ducta ni en sus apariencias.
Un campo de vigilancia es un espacio sometido a control. El silencio es
un factor determinante, ya que favorece la detección de la producción de ac-
ciones equivocadas produciendo un recorte minucioso alrededor de ellas. El
silencio es un instrumento de control en la medida en que es el maestro el
único capaz de romperlo en ciertas circunstancias.
❘❚❚ “El silencio es uno de los medios principales para establecer y conservar el
orden en las escuelas. Por eso, todos los maestros harán observarlo exacta-
mente en la respectiva aula, no tolerando se hable sin licencia.” (Conduite,
pág.:123) ❚❚❘
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Este afán de silencio llega a tal punto en su rigor y exactitud que La Sa-
lle propone el método de las señales para lograr la absoluta falta de soni-
dos en el salón de clases. La señal sustituye a la palabra y en manos del
docente abona el silencio presente. El maestro debe reunir todas las condi-
ciones que habrán de generar posteriormente un ámbito visible y silencioso:
❘❚❚ “Osada autoridad y firmeza; moderación exterior grave, sabio y modesto; vi-
gilancia, atención sobre sí, prudencia, aire simpático, celo, facilidad en hablar y
expresarse con nitidez y orden...” (Conduite: pág. 312) ❚❚❘
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❘❚❚ “el silencio, la vigilancia y la moderación del profesor establecen el buen or-
den del aula y no la dureza y los golpes” (Ibid.) ❚❚❘
Justo (1991: pg. 230-233) ha reunido las diez “condiciones para una buena
corrección”. Una rápida enumeración de las mismas da una muestra de có-
mo se disponen los elementos propios de la táctica de represión. Profesio-
nales del castigo: la corrección ejercida por el maestro debe ser pura y de-
sinteresada, cariñosa, justa, convenientemente adaptada a la transgresión,
moderada, tranquila, prudente, de aceptación voluntaria por parte del alum-
no, respetuosa hacia el profesor y silenciosa del lado del maestro.
Para Comenius, los castigos debían ser públicos a fin de que sirvan de
ejemplo a todos los alumnos. A partir de La Salle, se generará una intimidad
entre castigado y profesor; intimidad en la que el educando debe asumir su
culpa en forma “voluntaria y respetuosa” a cambio de la no utilización de la
violencia corporal y de la moderación en la aplicación del correctivo.
Las relaciones jurídicas elaboradas en la institución escolar constituyen
un sistema propio que está contenido como táctica de castigo en la línea de
la estrategia disciplinaria. Este es uno de los elementos que hacen de la es-
cuela una institución de secuestro: sus reglas provocan un impacto harto
significativo en el ordenamiento intramuros de los cuerpos, mas su fuerza
en parte se diluye en la confrontación con otras legalidades ajenas, pertene-
cientes a otras instituciones.
La disciplina escolar pasa a ocupar el lugar que en la pedagogía comenia-
na ocupaba el método. El cuerpo infantil ha sido expuesto a una operación
de pedagogización y la disciplina escolar es la expresión más visible de es-
te proceso. Es el alumno el que cargará con la responsabilidad de no actuar
correctamente, de no asumir sus deberes, de no guardar el respeto que en
tanto infante le merece el adulto que lo forma. La Salle apela a la profundi-
zación del dispositivo de alianza para demostrar que es el niño el culpable
de la indisciplina, nunca el maestro:
❘❚❚ “...es necesario decirles a los padres que no escuchen las quejas de los hi-
jos contra el profesor: si no hubiesen cometido alguna falta no habrán sido cas-
tigados y si no quieren que sean castigados, no deben enviarlos a la escuela”
(Conduite, pág. 247) ❚❚❘
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❘❚❚ “(En las fichas de los alumnos se debe hacer constar)... nombre y apellido
del alumno, tiempo de frecuencia escolar, lección y orden de la lección en que
se encuentra, el carácter de su espíritu, si es piadoso en la iglesia y durante
las oraciones, si no tiene algún vicio, como el de mentir, jurar, hurtar, el de im-
pureza, gula, etc. Si tiene buena voluntad o si es incorregible; cómo es preci-
so proceder con él, si las correcciones le son útiles o no, si es asiduo en fre-
cuentar la escuela o no, si las ausencias fueron numerosas o raras, si fueron
justificadas o no, con permiso o sin él; si fue exacto en llegar a horario y an-
tes que el profesor, si es aplicado en el aula, si lo es espontáneamente; si no
se deja llevar por conversaciones y juegos, si saca provecho de la enseñanza,
si es promovido regularmente, si permaneció, en cada lección, solamente por
el tiempo previsto o más; en este caso, si por culpa propia o por tener espíri-
tu lento; si sabe bien el catecismo y las oraciones o las ignora; si es obedien-
te en la escuela, si no tiene carácter difícil, obstinado o inclinado a resistir al
profesor; si no es mimado por los padres; si estos no aceptan lo que el maes-
tro corrige, si a veces se quejan...” (Conduite: pág. 139) ❚❚❘
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❘❚❚ “...al volver del aula, irán los Hermanos al oratorio donde harán breve exa-
men de las faltas que, tal vez, hayan cometido y de todo el comportamiento du-
rante del día.” (Règles Communes des Frères des Écoles Chretiènnes, citado por
JUSTO (1991) pág. 154-155) ❚❚❘
❘❚❚ “El Hermano Director no debe recibir ningún alumno que no sea presentado
por el padre o la madre o la persona con la cual reside, o pariente de edad ra-
zonable teniendo certeza de que viene de parte de los padres.” (Conduite:
pág. 241) ❚❚❘
❘❚❚ “... si ya frecuentó la escuela, por qué razón la dejó (...) si es de buenas cos-
tumbres (...) si sufre algún disturbio o enfermedad corporal (...)si no frecuenta
compañeros libertinos...” (Ibid.) ❚❚❘
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que nada de lo que acontece fuera de los muros escolares puede quedar
en secreto.
La conducta del niño estará ahora a disposición de categorías y concep-
tos inteligibles a partir de la pedagogía. La acción del niño ahora será juzga-
da y consecuentemente corregida en relación con los instrumentos teóricos
que la pedagogía ha construido para intervenir en ella. La pedagogía es un
saber socialmente generalizado ya que todos los que participan de la alian-
za conocen y controlan los criterios de normalidad. La elaboración de los cri-
terios forma parte inalienable del ejercicio de un poder teórico por parte del
experto quien posee el poder normativizador de generar valores de verdad y
falsedad; de beneficio y de perjuicio para cada una de las acciones infanti-
les. Estos criterios elaborados son de dominio enteramente público y la im-
plantación de estas entrevistas por parte del discurso pedagógico extenderá
el saber acerca de la infancia correcta a todos los participantes del proceso
escolar, incluso, a los mismos niños.
El lugar que ocupan las reglas de buena educación en el contexto de la
pedagogía de los siglos XVII y XVIII es importante, sobre todo a la luz del de-
venir posterior del discurso pedagógico. Las reglas de civilidad tienden a fi-
jar lo mismo en el ámbito específico que le corresponde en la institución es-
colar, todos los comportamientos de los alumnos son reglados pero no sólo
en su visibilidad: las actitudes, la buena voluntad, el buen tono y la docilidad
son valores que esta etapa de la pedagogía moderna hace resaltar sin ce-
sar. Si el dispositivo de alianza garantiza la normalización del pasado del
alumno, las reglas de civilidad imponen un campo de referencia concreto al
que tiene que atenerse el ojo que observa.
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Instrucción simultánea. Método de
enseñanza mutua
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monitores para organizar la tarea escolar. Algunos autores (como por ejem-
plo Estrada, 1973) han expuesto un sinnúmero de casos en la historia de la
pedagogía y la educación donde el método es monitoreal: en España en
1589 es propuesto por Juan de la Cuesta; en México por los Betlemitas,
etc. (Estrada, 1973: págs. 494-495).
Podríamos preguntarnos acerca de las razones de la repercusión por el
empleo de esta táctica para el caso lancasteriano, teniendo en cuenta que
el papel del monitor está tan presente en la historia de la pedagogía y que
ya había sido utilizado como recurso para la organización escolar. Es decir,
es necesario preguntarse cuáles son los pliegues teóricos que el discurso
pedagógico del siglo XIX produce sobre la utilización de monitores como pa-
ra generar semejante inquietud utilizando prácticamente las mismas herra-
mientas pedagógicas presentes hasta entonces.
Dos fenómenos que determinan la configuración de los mencionados
pliegues van a dar un marco especial a estas nuevas posturas: primero, el
monitor que antes ocupaba un papel accesorio en la enseñanza simultánea,
pasa ahora a desempeñar un rol protagónico: deja de ser el simple “ayudan-
te” para conducir él mismo el proceso de enseñanza aprendizaje. Segundo,
las relaciones sociales en el espacio escolar se transforman categóricamen-
te, puesto que el lugar del que enseña es ahora ocupado por alguien que
aún se encuentra en proceso de formación dentro del mismo esquema insti-
tucional. Esto hace que la enseñanza no se produzca en forma simultánea
sino mutua.
En el método lancasteriano son los monitores los que van a sostener to-
do el andamiaje de la organización escolar; mientras La Salle apela a ayu-
dantes para agilizar algunos de los procesos escolares.
La utilización sistemática del modelo monitoreal viene a romper con la si-
multaneidad áulica. El monitor no deja de enseñar al mismo tiempo un conte-
nido a varios alumnos; por el contrario, está obligado a hacerlo. Los textos
lancasterianos mandan que hasta diez alumnos se incluyan bajo las órdenes
de un monitor; estos niños deben poseer un desempeño escolar equivalente
(Lancaster, 1805). Pero ahora la instrucción simultánea se recluye en el pe-
queño espacio de una táctica local emprendida por los monitores y no envuel-
ve a la totalidad del esquema escolar. Debe instituirse la alternancia como
estrategia general en la expresión de las actividades: los que ahora son
alumnos luego podrán ser docentes; los avanzados enseñan a los rezagados
quienes a su vez podrán estar en condiciones de formar a otros luego.
En el siguiente texto lancasteriano podemos ver cómo se desliza la cues-
tión de la autonomía y la construcción de la empatía por parte de la monito-
ra (quien está habilitada para actuar como quisieran que los profesores ac-
túen con ella cuando se encuentre en el lugar del alumno).
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lectura compuesta de ocho clases; la novena, la costura que contiene diez cla-
ses; y la décima, un pequeño margen para poner las letras S o E para las sa-
lidas o enfermedades. Las columnas que contienen los números de las clases
sirven para conocer el adelantamiento de las discípulas: se ve por ellos que
tiempo han estado en cada clase.” (QUIGNON, 1823: págs. 73-74) ❚❚❘
❘❚❚ “El registro de llamada, que es una suma de las listas del mismo nombre,
está dividido en ocho columnas. En la primera se halla al principio la palabra
mañana, y debajo los números de las clases de escritura; en la segunda, pre-
sentes y más abajo su número; como igualmente en la tercera, bajo la palabra
ausentes; y la cuarta total, y su número. La misma repetición hay en las otras
cuatro columnas” ❚❚❘
❘❚❚ “Policía: como nadie debe entrar ni salir de la escuela, el maestro nombrará
todos los días un discípulo de la octava clase que sirva de vigilante en la puer-
ta; pero a fin de que no pierda enteramente el tiempo, le dará un libro en que
pueda estudiar. El vigilante no dará entrada a ninguna persona extraña (sic) sin
orden del maestro.” (Manual Práctico, 1823: pág. 156) ❚❚❘
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❘❚❚ “Esta es la excelencia que lleva consigo el presente método la suma vigilan-
cia que exige continuamente, aleja la ocasión y retrae la voluntad de hacer el
mal: el educando tiene un apoyo siempre a su lado; o bien el mismo lo es de
otros: en el primer caso lo contiene el respeto, y en el segundo su vanidad le
impide que se olvide de sí mismo.” (LABORDE, 1823: pág. 45) ❚❚❘
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❘❚❚ “Se dobla la recompensa a las monitoras que dentro de un mes han hecho
pasar más discípulas a una clase superior, sea cual fuere.” (QUIGNON, 1823:
pág. 80) ❚❚❘
❘❚❚ “Si algunos de los que están destinados a obedecer, llegan a adquirir el de-
recho de mandar, entonces todos los demás aprenden a respetar en la autori-
dad los dos mejores títulos que se conocen en el mundo, esto es, la edad y el
método.” ( LABORDE, 1823: pág. 48) ❚❚❘
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❘❚❚ “La educación social tiene por objetivo ofrecer el desenvolvimiento completo
de las actividades materiales e intelectuales y aplicarlas todas, inclusive el pla-
cer, a la industria productiva.” (FOURIER, 1971: pág. 214) ❚❚❘
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❘❚❚ “Del sistema fabril que podemos ver en detalle en la obra de Robert Owen
brota el germen de la educación del futuro, que combinará para todos los niños
, a partir de cierta edad, el trabajo productivo con la erudición y la gimnasia, no
sólo como meta de acrecentar la producción social, sino como único método
para la producción de hombres desarrollados de manera omnifáctica.” (MARX,
1979: pág. 589. Lo destacado es del autor). ❚❚❘
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Estatalización de la institución escolar
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❘❚❚ “En cada escuela se siga el mismo orden y procedimiento en todos los ejer-
cicios” (p.153) ❚❚❘
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Crisis de la institución escolar moderna
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y libresco. Las viejas minorías reclaman sus propias escuelas, en las que
puedan desarrollar en forma autónoma sus propios patrones culturales y re-
claman que los maestros se adapten al estilo y contenido cultural y no a la
inversa. Un ejemplo, los aborígenes que reclaman multiculturalidad y bilin-
güismo; las minorías nacionales advierten que sus fechas patrias valen tan-
to como la de las mayorías; los creyentes anhelan que por lo menos se ca-
racterice una escuela que se adapte a cada sistema de creencias.
En cuanto a los padres, ya no resisten que sus hijos sean escolarizados.
Desde hace más de un siglo, las clases más pobres luchan para que sus hi-
jos sean educados, reclamando que la escuela brinde respuestas satisfacto-
rias a sus demandas. Son ellos, los que cada vez más presionan sobre la
escuela para que ésta se ajuste a las demandas específicas los saberes co-
rrespondientes. Es cada vez más difícil encontrar un solo y estereotipado co-
nocimiento escolar: existen múltiples saberes escolares.
La escuela busca “customizar” su oferta, adaptarla a los intereses de las
demandas educativas. Los sectores más empobrecidos de la población son
los que suelen tener la menor capacidad de construcción de demanda edu-
cativa y las escuelas frente a estos sectores presentan enormes problemas
para adaptar su tradicional configuración moderna a los desafíos que pre-
sentan las nuevas agencias de producción del saber.
Los educadores nostálgicos y la pedagogía moderna no se rinden tan fá-
cilmente. Una forma de defensa está vinculada a la complejización del dis-
curso pedagógico, que hace que los criterios de fijación y distribución de la
infancia en el sistema escolar estén cada vez menos al alcance del sentido
común de los alumnos, de sus padres, e incluso de los mismos docentes.
Los actuales argumentos pedagógicos para determinar promociones de
un nivel a otro de la gradualidad, incluyen enunciados que combinan psicolo-
gía educacional, sociología, semiología, análisis del discurso y modelos com-
plejos respecto del aprendizaje humano.
Hoy la mentira de los niños suele tratarse de una sintomatología produc-
to de ciertos conflictos familiares que es necesario comprender. Pero sólo
un especialista puede determinar diferencias entre normalidades y patolo-
gías. Es decir, la comprensión de los sujetos se paga hoy en día, por medio
de una creciente tecnificación de lo educativo y un mayor hermetismo de
lenguaje. La legitimación de la institución escolar hoy puede hallarse tras
las sutiles y sesudas explicaciones pedagógicas y psicopedagógicas.
En lo que respecta a la situación de la infancia, cabría preguntarnos:
“¿Existe la infancia?”. Desde las clásicas obras de Aries se sabe que la in-
fancia es una construcción moderna definida por la adjudicación de ciertas
características a una parcela de la sociedad; características que plasman en
instituciones y discursos que son punto de partida y de llegada de la peda-
gogía. Si la escuela moderna es la escuela de la infancia pedagogizada, de
la infancia encerrada en una analítica propuesta por la pedagogía, de lo que
se trata hoy es de una quiebra del modelo de dependencia y heteronomía
respecto del adulto.
Crisis de la infancia moderna que se reconvierte, fugando hacia dos gran-
des polos: la infancia hiperrealizada, la infancia de la realidad virtual, con In-
ternet, computadoras y sesenta y cinco canales de cable: satisfacción inme-
diata, demanda de la inmediatez. Infancia desrealizada, la que vive en las
calles, que es autónoma e independiente. Infancia excluida de la Internet y
también excluida institucionalmente.
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Referencias bibliográficas
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