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El Perú, como todos los países, con la finalidad de recuperar los espacios públicos tomados por
la delincuencia, de promover la vida en paz y con seguridad de las personas asegurándoles el
ejercicio libre de sus derechos, creó e implementó el marco legal adecuado para incorporar
dentro de la Estructura del Estado el Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana, cuya piedra
angular es la LEY Nº 27933 y que emplea un nuevo enfoque para combatir a la delincuencia, un
enfoque participativo con la presencia de todos los estamentos de la sociedad.
Esta norma, tiene la virtud de definir adecuadamente el concepto de Seguridad Ciudadana 1 a
partir del cual se hilvanan políticas y estrategias multisectoriales que comprometen la
participación de cada persona en la construcción de un ambiente seguro y adecuado para la
vida en comunidad.
La inseguridad ciudadana es considerado el mayor problema del Perú por sus propios
ciudadanos, aunque coyunturalmente durante ciclos cortos es superado por la corrupción,
constituyéndose en uno de los temas principales del cual la población reclama una pronta
solución.
NACIÓN
La Nación, (que también puede ser entendida como una colectividad amplia de individuos y
grupos sociales a quienes liga el hecho de compartir un pasado, un presente y un futuro
comunes, un universo cultural que se forja en su desenvolvimiento histórico y una conciencia
generalizada de pertenencia a dicha colectividad), para atender a las necesidades, intereses y
aspiraciones que presenta como entidad social, adoptó diversas y consecutivas formas
institucionalizadas en su evolución, producto de la cual es lo que en la actualidad conocemos
como Estado.
ESTADO
Es la Nación organizada jurídica y políticamente bajo una autoridad (gobierno) que tiene la
finalidad de lograr el Bien Común, es la concreción jurídica de una Nación.
El Estado emerge como una entidad jurídico-política constituida sobre la base de aquella
entidad social denominada Nación (o colectividad nacional, para comprender a una pluralidad de
Naciones articuladas en una unidad), pero también sobre la base física o espacial en la que se
desenvuelve la vida nacional, y, particularmente, sobre la base jurídico-política plasmada
merced al poder político estatal, como dimensión específica del poder social para satisfacer
necesidades comunitarias.
El Estado es un concepto “jurídico” mientras que la Nación tiene un sustento “sociológico”, ello
hace posible la integración de ésta en aquel. Cuando una Nación adquiere conciencia como tal,
aspira a ser Estado.
El Estado nace por ello en la necesidad que tiene la sociedad de lograr el “Bien Común”, lo cual
exige el reconocimiento e intangibilidad por otros Estados, tanto de su independencia, soberanía
e inviolabilidad de su territorio, como de la facultad de organizarse política, social, económica,
tecnológicamente, militarmente y de emplear sus medios en la forma que juzgue conveniente
para la consecución de sus fines.
El Estado no es un ente estático, sino dinámico, actuante, evolutivo, que se desarrolla y cambia
de acuerdo a la evolución de la sociedad y del mundo.
a. Pueblo
Es el elemento humano del Estado, constituido por el conjunto de personas, unidas por un
vínculo histórico - jurídico político, sustentado en la vigencia de valores comunes,
históricamente compartidos, que se llama Nacionalidad. Los pobladores nacionales, así
como los extranjeros nacionalizados, constituyen el Pueblo de un Estado. El pueblo es el
elemento más importante del Estado, porque de él emana el poder, constituye el ámbito
social de la aplicación de ese poder, es la razón de la validez del ordenamiento jurídico y
es el destinatario del Bien Común.
b. Territorio
Es el elemento físico del Estado, comprende el suelo, el subsuelo, las aguas de los lagos,
ríos, pluviales y el mar adyacente, el lecho y subsuelo marino, fluvial y lacustre y el
espacio aéreo que los cubre. Comprende también el patrimonio nacional, vale decir la
infraestructura habitacional, social, cultural, histórica, arqueológica, tecnológica,
productiva, vial, artística, etc. El territorio nacional es inalienable e inviolable, y en él, el
Estado ejerce soberanía y jurisdicción, sin perjuicio de las libertades de la comunicación
internacional, de acuerdo con la ley y con los tratados internacionales ratificados por el
Estado.
c. Poder Político
ORDEN INTERNO
Por su parte, el INAEP señala que es la situación de paz en el territorio nacional y de equilibrio
en las estructuras socio-jurídico-políticas del Estado, regulado por el Derecho Público y el Poder
Político, orientado a mantener el Estado de Derecho a fin de lograr el Desarrollo Nacional.
Para el Dr. Luis Alberto Sánchez es la normalidad que se exterioriza a través del Orden Público,
lo primero es lo genérico y lo segundo es lo específico.
Para el General GC Oscar Olivares Montano el Orden Interno significa la convivencia pacífica y
el respeto de los derechos ciudadanos, responsabilidad que le corresponde a la Policía
Nacional.
Podemos resumir que el Orden Interno es una situación de normalidad dentro del territorio
nacional, en la cual las autoridades ejercen sus atribuciones y las personas sus derechos y
libertades, con sujeción a la normatividad jurídica existente, en donde se encuentra garantizada
la existencia, la estabilidad y la soberanía del Estado, procurando el desarrollo equilibrado del
país y el logro de su fin supremo, El Orden Interno, es la finalidad fundamental de la PNP,
señalada en el Art.166 de la Constitución Política del Perú.
ORDEN PÚBLICO
El CAEN define al Orden Publico como la situación de paz, tranquilidad y disciplina social en la
cual se da plena observancia del Orden Jurídico como fundamento de la convivencia entre las
personas y grupos que integran la sociedad.
Desde el punto de vista del Derecho Civil el Orden Público es el conjunto de principios jurídicos,
políticos, orales y económicos obligatorios para conservar el orden social del pueblo en una
época determinada.
Muy a menudo se restringe su uso en un sentido negativo, “la alteración del orden Público”,
asimilada a distintas formas de delincuencia, marginalidad, protesta pública, revuelta y, en los
casos más graves, revolución o subversión; especialmente desde una concepción autoritaria del
“orden”, que lo equipara al mantenimiento de la jerarquía social, las instituciones y el sistema
político, considerando “desorden” cualquier alteración en “lo establecido”.
SEGURIDAD PÚBLICA
Es una función del Estado que tiene como finalidad salvaguardar la integridad y derechos de las
personas, así como preservar las libertades, el orden y la paz públicos para fortalecer la
democracia, que se materializa a través de un conjunto de políticas y acciones coherentes y
articuladas, que tienden a garantizar la paz pública a través de la prevención y represión de los
delitos y de las faltas contra el orden público, mediante el sistema de control penal y el servicio
policial.
SEGURIDAD CIUDADANA
El Decreto Legislativo N°.1454 publicado el 16 de setiembre del 2018. Modifica esta definición y
concluye: “Se entiende por Seguridad Ciudadana, para efectos de esta Ley, a la acción
integrada y articulada que desarrolla el Estado, en sus tres niveles de gobierno, con la
participación del sector privado, la sociedad civil organizada y la ciudadanía, destinada a
asegurar la convivencia pacífica, la erradicación de la violencia y la utilización pacífica de las
vías y espacios públicos. Del mismo modo, contribuir a la prevención de la comisión de delitos y
faltas.”.
En los últimos años hemos asistido a un cambio de la doctrina de la seguridad nacional a una
política que en el Perú llamamos "seguridad ciudadana", en otros países "seguridad pública",
como es el caso de Argentina y, en otros "seguridad urbana". Es todos los casos debemos
precisar que la nueva visión está centrada en la protección de las personas y ya no en la
protección de! Estado.
Que, no solo es luchar contra la delincuencia sino crear ambiente propicio y adecuado
para la convivencia pacífica de las personas
Un mayor énfasis en labores de prevención y control de los factores que generan violencia
e inseguridad.
Debe involucrar actores del sector público y de la sociedad civil en las acciones de
prevención y control de diferente naturaleza.
Abordar el problema de la criminalidad y violencia desde una perspectiva de derechos
humanos.
Construir niveles de ciudadanía democrática con la persona humana como objetivo central
de las políticas.
En los regímenes democráticos el concepto de seguridad ciudadana se utiliza en
referencia a la seguridad primordial de las personas y grupos sociales.
El concepto de seguridad pública en América Latina hace referencia a la seguridad
construida desde el estado o la seguridad del estado.
No es igual seguridad ciudadana que seguridad humana
La seguridad ciudadana es una dimensión de la seguridad humana.
La seguridad ciudadana es una situación social en que todas las personas pueden gozar
libremente de sus derechos fundamentales.
Los derechos humanos como límites al ejercicio arbitrario de la autoridad constituye un
resguardo esencial para la seguridad ciudadana.
PARTICIPACIÓN CIUDADANA
El Art.2°, numeral 17 de la CPP establece que “Todo ciudadano tiene derecho de participar en la
vida económica, política, social y cultural de la nación”, por lo tanto, la participación de la
ciudadanía en aspectos de prevención, de proyección a la comunidad y de seguridad
ciudadanas, entre otros, constituye un derecho.
El artículo 3 del Decreto Legislativo 1267, Ley de la PNP, establece que la Policía promueve
mecanismos de participación para la seguridad ciudadana, entendiéndose que esos
mecanismos son los programas preventivos (Policía Escolar, BAPES, Vecino Vigilante, Colibrí,
Taxis Cívicos, Juntas Vecinales, Barrio Seguro, entre otros).
La Ley N°.2733, Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana establece que es parte del
objeto de esta Ley promover la participación ciudadana para garantizar una situación de paz
social; entonces entiéndase a la Participación Ciudadana como la cooperación activa de las
personas de una comunidad con su policía, para resolver conjuntamente los problemas de
seguridad de su jurisdicción.
Para que se pueda concretar una verdadera integración del ciudadano a su auto seguridad, se
debe integrar a los Comités de Seguridad Ciudadana a los tres poderes del Estado y todas las
instituciones públicas y privadas que hemos mencionado anteriormente, más la Iglesia Católica,
las instituciones cívicas, vecinales, empresariado privado, asociaciones de profesionales,
organizaciones laborales, sistema universitario público y privado, sistema de educación escolar
públicos y privados, medios de comunicación de masas televisivos, impresos y radiodifusión,
organizaciones deportivas, asociaciones y fraternidades culturales, científicas, productivas,
campesinas y de pueblos originarios.
Hoy en día, es una de las principales características de todas las sociedades modernas, y es
que vivimos en un mundo en el que la extensión de la violencia se ha desbordado en un clima
generalizado de criminalidad. La naturaleza multicausal del fenómeno de la violencia urbana, de
etiología no subversiva, obedece a muchos factores generadores de índole socioeconómica y
cultural. Corresponde entonces identificar algunos de estos principales factores causales:
A este listado de causas que propician o alientan la actividad delictiva y que contribuyen a
generar inseguridad, se pueden adicionar las profundas desigualdades sociales, la carencia de
programas inclusivos para niños y jóvenes, el creciente estado de abandono material y moral de
numerosos niños y adolescentes, la desintegración familiar, la crisis familiar, la ineficiencia de
los operadores de justicia, los conflictos sociales, casos de políticos inescrupulosos, limitada
prevención comunitaria, debilidad de la Sociedad Civil, mal uso de los espacios públicos,
carencia de políticas comunicacionales positivas, elevado índice de accidentes de tránsito, la
inestabilidad política y social, etc.
Para atender la inseguridad y aumento de la delincuencia la Ley del SINASEC privilegia las
iniciativas preventivas y participativas cuyos efectos no siempre se observan en el corto plazo
sino en conductas futuras, lo que evidenciará cambios culturales a nivel social y familiar.
Cuando en 1992 fue capturado el líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, dando inicio a
la rápida derrota de la principal organización terrorista peruana, todo hacía suponer que el
delicado escenario anterior había sido por fin superado. Sin embargo, la disminución de la
violencia política a niveles inocuos para la seguridad nacional permitió ver con mayor claridad un
fenómeno que venía desarrollándose desde años atrás: la violencia delincuencial.
Esto planteó nuevos retos a la política de seguridad del país. Los daños que produce la
delincuencia son elevados para el tamaño de la economía peruana y, por otro lado, generan un
clima de desconfianza muy perjudicial para la organización social. Además, a diferencia de lo
que ocurrió con la subversión, esta vez no se tenía al frente un problema cuyas características
podían ser definidas sin dificultad. La delincuencia común es un fenómeno muy complejo que no
responde a criterios organizacionales ni a estrategias puntuales.
Por otro lado, la violación de los derechos humanos también debe ser incorporada como un
factor importante que afecta la seguridad del país. Si bien se reconoce internacionalmente que
Perú ha avanzado significativamente en este campo durante los últimos años, es obvio que aún
subsisten graves problemas al respecto.
Al lado de estas manifestaciones ilícitas se encuentran aquellos actos de violencia que atentan
contra la seguridad de los ciudadanos, los cuales apenas hace algunos años no eran
considerados como ilegales por la población. Entre ellos, los más notorios son la violencia
doméstica ejercida contra las mujeres y los niños y, por otro lado, los accidentes de tránsito. En
ambos casos el Perú muestra un rápido crecimiento de casos que resulta muy ilustrativo para
medir el deterioro de las condiciones de vida.
Todas estas expresiones que fomentan, de una u otra manera, el sentimiento de inseguridad de
la población peruana son sin duda síntomas de graves problemas que radican en la sociedad.
Sin embargo, esta explicación es parcial.
El otro lado del problema es la incapacidad o poca capacidad institucional para hacer frente a
esta realidad. Es un hecho que el comportamiento político social han llevado a la policía a una
situación en que la población la concibe como una permanente crisis de manera tal que bien
podría formar parte del problema, dado la gran cantidad de efectivos que se hallan
comprometidos en actos delictivos.
Asimismo, las otras instituciones públicas que guardan relación con la seguridad pública, como
son el Poder Judicial y el sistema penitenciario, también procesan sus propias crisis y resultan
inadecuados para las circunstancias actuales que presenta el país.
La poca respuesta que venía dando el Estado ha motivado que la sociedad opte por algunas
formas de defensa que, como los “serenazgos” organizados por las municipalidades de Lima
Metropolitana-, inicialmente espontáneas y sin ningún control institucional ahora se encuentren
organizadas o en vía de ello, coordinando sus acciones con la Policía Nacional, habiéndose
dictado el marco institucional y jurídico, mediante la Ley de Seguridad Ciudadana, para
coordinar todos los esfuerzos ciudadanos y de autoridades en pos de erradicar la delincuencia y
recuperar los espacios para una convivencia social pacífica..
Sin embargo, pese a todo lo avanzado, las nuevas condiciones sociales, entre ellas la masiva
llegada de inmigrantes al país, la corrupción manifiesta en todos los ámbitos, la emergencia
nacional por la pandemia, el fácil acceso a la tecnología, a las armas y a las redes sociales, la
polarización política que genera violencia y la sensación de que la justicia es una herramienta de
discriminación que no cumple a cabalidad su rol, la delincuencia ha vuelto a posicionarse en uno
de los niveles más altos de los últimos tiempos.
De esta manera, la seguridad ha devenido en un aspecto prioritario para la agenda que debe
desarrollarse en Perú, sobre todo de cara a la celebración del Bicentenario de la Independencia
Nacional. Pese a los esfuerzos, la población se siente más amenazada que nunca por la
delincuencia, los empresarios están preocupados por sus costos de seguridad y las autoridades
buscan diseñar estrategias adecuadas, comprometiendo la participación de los ciudadanos,
para resolver este problema urgente.
El gran contrasentido de este problema es que mientras la demanda por protección y seguridad
se ha incrementado notoriamente, la capacidad de la oferta de servicios de seguridad no ha
crecido, en algunos casos se ha reducido, encontrándose la Policía Nacional del Perú en la
obligación de adecuar su accionar a esta situación, es decir, con los mismos recursos, o quizás
menos, se deben atender un mayor número de auxilios, apoyos e intervenciones.
El siguiente enlace contiene un informe periodístico propalado por RPP Televisión que será
tomado en cuenta para el taller, después de leer en forma individual las precisiones que se
indican a continuación:
https://youtu.be/0JAwuoWMRu0
Entre los principales problemas de seguridad ciudadana que DESTACAN en la ciudad de Lima y
otros departamentos tenemos los siguientes:
PANDILLAJE
Hay un total de 12,128 jóvenes y adultos que integran 410 pandillas en Lima Metropolitana2.
Son responsables de 5,318 hechos delictivos3.
Lima Sur y Lima Norte concentran el mayor número de hechos delictivos cometidos por
pandillas con 2,235 hechos ilícitos y 10070 faltas.
Los tres principales delitos penales cometidos por pandillas son la modalidad contra el
patrimonio (1,620 casos), agresión (1,264 casos) e interrupción del libre tránsito (840 casos)
TRATA DE PERSONAS
La “cifra negra” en las estadísticas de este delito es probablemente una de las más altas,
durante el 2018 de han registrado 1643 casos, de los cuales sólo 5 departamentos del
Perú concentraron más del 50% del total de las denuncias de trata de personas. Los
departamentos de Lima, Madre de Dios, Puno, Loreto y Tacna concentraron el 51.8% de
las denuncias.
La mayor incidencia está relacionada con la trata de mujeres, las últimas cifras indican que
cerca del 80% están vinculadas a mujeres, de las cuales el 75% por ciento son menores de
edad.
5
Información proporcionada por el Ministerio Público e incluida en el PNSC 2019-2023.