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SEMINARIO DIOCESANO “LA

ANUNCIACIÓN” DIOCESIS DE CIUDAD


ALTAMIRANO

FACULTAD DE TEOLOGIA

MATERIA: Teología pastoral especial

Reporte de lectura: “Gaudium et Spes”

PROFESOR: Pbro. Lic. Otón Carranza Lorenzo

ALUMNO: Venancio Chávez Miranda


Gaudium et Spes
Gaudium et Epes es el título de la única constitución pastoral del Concilio Vaticano II, trata
sobre “la Iglesia en el mundo contemporáneo”. Fue aprobada por los padres conciliares el
7 de diciembre de 1965 y solemnemente promulgada por el papa Pablo VI ese mismo día.
Representa una novedad en la historia de los concilios ecuménicos, por primera vez un
documento se dirige no sólo a los hijos de la Iglesia, sino también a todos los hombres sin
importar ideología o profesión de fe.

La Iglesia tiene ante sí a toda la comunidad humana con el conjunto universal de realidades
en el que ésta vive; el mundo significa el lugar donde la historia del hombre se desarrolla en
medio de gozos y esperanzas así como tristezas y fracasos. La constitución tiene como
finalidad rescatar el valor incalculable de la persona humana y por lo tanto ponerla en el
centro del cosmos, para que a partir de ella se dirijan cada una de las acciones realizadas a
través del ingenio humano.

Hoy el género humano se encuentra en un nuevo periodo de la historia caracterizado por el


cambio acelerado en la tecnología y de la misma vida. Este periodo de trasformación trae
consigo una serie de realidades complejas, se vive en un mundo donde algunos gozan de
mucho y la mayoría carece de todo, el fenómeno de la globalidad con sus avances también
nos muestra el rostro cruel de la exclusión y la miseria.

De esta forma el mundo moderno aparece a la vez con mucho poderío pero también nos
muestra un rostro débil, es capaz de brindar lo mejor con los avances de la ciencia y la
tecnología en la ayuda de la vida del hombre, así como lo peor en la utilización de la misma
para fines que atentan contra la dignidad de la persona.

 Primera parte: La Iglesia y la Vocación del hombre

La Iglesia aleccionada por la luz de la revelación, ilumina y manifiesta el plan salvífico de


Dios al hombre, busca orientarle a soluciones más humanas, debido a que a causa de la
corrupción del hombre a raíz del pecado y las inclinaciones a las que está expuesta la
libertad humana, es necesario darles una adecuada ordenación/purificación para no caer en
los excesos que puedan atentar contra la misma vida; en cuanto que ésta es don y tarea del
mismo Dios para con el hombre, hecho a imagen y semejanza de lo divino.

La época moderna ahora más que nunca tiene la necesidad de redescubrir el valor sagrado
de la vida, a la luz de la fe. Es de vital importancia humanizar los avances y
descubrimientos del hombre, de no hacerlo se correría el riesgo de ir hacia un destino
inhóspito y carente de sentido, habría que descubrir cuál es el plan divino ante cada realidad
que se vive. A raíz de la fe y la esperanza el hombre ante el misterio más grande que lo
atormenta llamado muerte adquiere un significado distinto a la luz del acontecimiento
pascual de Cristo.

Uno de los grandes retos a lo que se ve expuesta la fe es sin duda alguna el fenómeno del
ateísmo moderno, muchos son los hombres que postulan teóricamente como en la praxis
que Dios no existe, se pone en tela de juicio su existencia. Si Dios no existe todo carece de
sentido luego entonces todo sería conducido a la nada. Para la Iglesia aquel que sostiene la
historia y a la que tiende no tiene otro nombre más que el mismo Dios.

Hemos dicho que uno de los principales acometidos del Concilio es crear la conciencia
necesaria en el hombre sobre la dignidad altísima que tiene la persona humana, el respeto
de su libertad de acción, sus condiciones necesarias para llevar una vida digna de hijos de
Dios con todo lo que ello conlleva.

Por tanto toda actividad humana, así como es sabido que procede del hombre, así mismo
tiene que ser ordenado a él; la norma que debe regir toda actividad humana va ser aquella
que valla de acuerdo con lo moral y con la voluntad divina buscando siempre lo noble y
bueno de las cosas al servicio de la humanidad, sólo así podría realizar plenamente cada ser
humano en la medida que actúa conforme a lo que Dios quiere para cada uno.

Así pues en este preámbulo es donde entra en juego la misión trascendental de la Iglesia, en
tanto que existe en el mundo, vive y actúa en él. La Iglesia está presente en medio de los
hombres con fines específicos claros, teniendo como tarea primordial la salvación de todo
el género humano mediante los distintos medios a su disposición.
Existe una relación reciproca Iglesia-Mundo que resulta ser inseparable, en la Iglesia el
mundo encuentra los parámetros necesarios para alcanzar una vida más justa y equitativa,
valorando a cada persona por el significado trascendente que tiene, más aún la Iglesia es
capaz de llevar al mundo a su fin último al misterio inefable de Dios. Así mismo el mundo
en sus estructuras y en cada uno de sus miembros ayudan a la Iglesia para la difusión de la
buena nueva del evangelio a partir de los medios humanos que dispone así como de las
herramientas tecnológicas y científicas que se pueden utilizar en la tarea evangélica.

 Parte Segunda: Algunos problemas más urgentes

Después de haber expuesto a groso modo sobre la dignidad del hombre y al fin último que
tiende, ahora es necesario plasmar algunas líneas sobre algunos de los problemas actuales
que con más urgencia se deben ser tratados por la Iglesia, todo ello iluminado por los
principios que brotan del mismo Cristo-Jesús.

Una de las cuestiones que más preocupan hoy día es la realidad familiar, la cual está
expuesta a los embates modernos del hedonismo, la poligamia, el fenómeno del divorcio, el
uso ilícito de los mecanismos de planificación y otras realidades que tienden a deformar la
institución del matrimonio. El matrimonio es una comunidad de amor instituida por el
mismo Dios de carácter irrevocable, creando con ello un vínculo sagrado con la nota de la
perpetuidad a semejanza del amor de Dios al hombre eternamente.

La familia es la escuela más rica del humanismo, en ella se alcanza la plenitud de los
valores. Los padres han de educar a sus hijos por medio de una conciencia clara sobre el
sentido del bien común, la responsabilidad y el respeto mutuo hacia el otro.

La familia, la Iglesia se desarrollan en medio de una cultura determinada rica en


expresiones espirituales como corporales. La cultura humana en cada una de sus
expresiones forma parte del patrimonio de cada una de las comunidades en las que se vive,
en otras palabras ayuda a civilizar más la misma vida humana.

El hombre en efecto a través del trabajo de sus manos o con la ayuda de la tecnología
acrece y llega a convertir el mundo en una morada más digna para toda la familia humana
cuando asume responsablemente su labor, al someter la tierra perfecciona la creación y al
mismo tiempo se perfecciona así mismo. A través de las artes y las ciencias eleva el
intelecto humano y contribuye al valor estético de lo creado.

En el aspecto socio-económico también deben de respetarse y promover la dignidad de la


persona humana. El progreso de las técnicas de producción ha convertido a la economía en
instrumento capaz de satisfacer las necesidades más básicas de la familia humana. No
obstante algunos hombres gozan de una calidad económica sustentable cayendo al grado
materializar todo, mientras que por otra parte la gran mayoría en la ley pragmatista son
tomados como objetos de trabajo ganando salarios míseros poco sustentables para satisfacer
cada una de sus necesidades.

En materia económica existe mucha desigualdad, hay países desarrollados contando con lo
necesario para vivir dignamente, mientras que otros (en vías desarrollo) careciendo hasta de
lo más básico; en este sentido justicia y equidad deben de permear tanto en las leyes
económicas como en las sociales con la finalidad de llegar a un orden más justo.

En cuestión política el hombre debe de guiar las instituciones hacia un fin propiamente
humano; no se debe de perder de vista que la comunidad política nace para buscar el bien
común, los hombres de política son los principales responsables de que la repartición de los
bienes y de crear las condiciones favorables de vida para todos, especialmente de aquellos
que son más vulnerables.

La Iglesia a través de los laicos comprometidos con su fe debe de ir haciéndose participe de


las realidad política a fin de encausarla al bien determinado, buscando ejercer en ellos una
libertad en busaca de lo justo y la verdad, encaminando con ellos las realidades temporales
al fin último llamado Dios. Como nota final el Concilio hace una exhortación al llamado
hacia la paz, todo hombre desde su realidad debe de estar comprometido a trabajar por la
paz y evitar toda situación que pueda traer consigo la injusticia, el dolor, sufrimiento y la
misma muerte.

En suma la tarea de la constitución no es otra que la de crear conciencia en los hombres de


la modernidad sobre la importancia de rescatar la dignidad de la persona humana,
atropellada por el egoísmo y la perversidad de algunos, es simplemente la tarea de la Iglesia
en el mundo del hoy.

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