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UNIVERSIDAD ARTURO MICHELENA

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

ESCUELA DE FISIOTERAPIA

EFICACIA DEL ABORDAJE FISIOTERAPEUTICO EN PACIENTE


CON ARTROSCOPIA POR MENISCOPATÌA BILATERAL.

SAN DIEGO, 06 MAYO DE 2021

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INTRODUCCION

La articulación de la cadera une a la cintura pelviana con la porción libre del miembro
inferior, más exactamente al hueso coxal con el fémur. Es una sinovial esferoide. Sólida,
estable y adaptada a sus funciones estáticas, posee sin embargo una notable movilidad. (1)
La cadera es la articulación proximal del miembro inferior; situada en su raíz, su función es
orientarlo en todas las direcciones del espacio, para lo cual posee tres ejes y tres grados de
libertad. Un eje transversal XOX’, situado en el plano frontal, alrededor del cual se ejecutan
los movimientos de flexo-extensión; un eje anteroposterior YOY’, en el plano sagital, que
pasa por el centro de la articulación, alrededor del cual se efectúan los movimientos de
abducción-aducción; un eje vertical OZ, que se confunde con el eje longitudinal OR del
miembro inferior cuando la cadera está en una posición de alineamiento. Este eje
longitudinal permite los movimientos de rotación externa y rotación interna. (2)

La flexión es el movimiento que produce el contacto de la cara anterior del muslo con el
tronco. La flexión de la cadera está íntimamente relacionada con la situación de la rodilla,
así vemos como: La flexión activa de la cadera con la rodilla extendida, no supera los 90°,
mientras que cuando la rodilla esta flexionada alcanza o incluso sobrepasa los 120°.
La flexión pasiva de la cadera con la rodilla extendida es mucho menor que cuando esta
flexionada, llegando esta última a sobrepasar la amplitud de los 140° y el muslo contacta
casi totalmente con el tórax. (1)

La extensión conduce al miembro inferior por detrás del plano frontal. En la extensión
activa con la rodilla extendida es mayor (20°) que cuando esta flexionada. Esto se debe a
que los músculos isquio tibiales pierden totalmente su eficacia como extensores de cadera
por haber empleado gran parte de su fuerza de contracción en la flexión de rodilla. La
extensión pasiva no es más que de 20° en el paso hacia delante, forzando la extensión del
miembro inferior se llega alcanzar los 30°. La abducción dirige al miembro inferior hacia
afuera y lo aleja del plano de simetría. Al realizar la abducción de una cadera, en la práctica
la abducción de una cadera se acompaña de una abducción idéntica de la otra cadera, lo
cual ocurre a partir de los 30°.

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Cuando llevamos el movimiento de abducción al máximo nivel, el ángulo formado por los
dos miembros inferiores alcanza los 90°, de lo cual se deduce que la máxima amplitud de
abducción de una cadera es de 45°. Al realizar ejercicio y entrenamiento adecuado es
posible aumentar la máxima amplitud de abducción. Aducción: la aducción pura no existe,
existen movimientos de aducción relativa, cuando a partir de una posición de abducción
llevamos al miembro inferior hacia dentro. Existen movimientos de aducción combinados
con extensión de cadera y movimientos de aducción combinados con flexión de la cadera,
además de movimientos de aducción de una cadera combinados con una abducción de la
otra cadera. En todos los movimientos de aducción combinados, la amplitud máxima de la
aducción es de 30°. Dentro de todos estos movimientos
de aducción combinada, se encuentra la posición de sentado con las piernas cruzadas una
sobre otra, la cual está formada por una aducción asociada a una flexión y a una rotación
externa. En esta posición, la estabilidad de la cadera es mínima.

La rotación externa es el movimiento que conduce la punta del pie hacia afuera, mientras
que la rotación interna conduce la punta del pie hacia dentro. La posición de referencia,
mediante la cual estudiamos la rotación, se obtiene estando la persona en decúbito prono y
la pierna en flexión de 90° sobre el muslo. Con la persona sentada al borde de una mesa,
con la cadera y rodilla flexionadas en ángulo recto, podremos rotar tanto externamente
como internamente, a estos movimientos los denominamos rodadura. Los practicantes de
yoga llegan a forzar la rotación externa hasta tal punto que los ejes de ambas piernas
quedan paralelos, superpuestos y horizontales (posición de Loto). En esta posición, con las
piernas cruzadas, la rotación externa se combina con una flexión que sobrepasa los 90°y
con una abducción.

La articulación de la rodilla es la más grande y más complicada de las articulaciones del


cuerpo que une el muslo con la pierna, está constituida por la unión de 3 huesos: el
fémur en su extremo inferior, el extremo superior de la tibia y la rótula. Su
mecánica articular resulta muy compleja, por un lado ha de poseer una gran
estabilidad en extensión completa para poder soportar el peso corporal sobre un área
relativamente pequeña y ,al mismo tiempo, debe poseer la movilidad necesaria para
realizar la marcha, la carrera y para poder orientar y adaptar eficazmente al pie en

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relación con las irregularidades del terreno. Se considera generalmente una tróclea
modificada que permite movimientos en dos ejes: Eje transversal: Movimientos de flexión
y extensión, en un plano sagital. Eje longitudinal: Movimientos de rotación, en un plano
(3)
sagital. Desde el punto de vista mecánico es una troclear, compuesta por dos
articulaciones; la femoro tibial, que es bicondílea, y la femoro rotuliana, que es una tróclea.
(1)
La cara articular del fémur posee tres parte: las áreas condilares, que se oponen a la tibia
y están separadas por detrás, por la fosa intercondilea, y la cara rotuliana, que une los
cóndilos por delante se opone a la rótula. Cada superficie condilar está separada de la
superficie rotuliana por una hendidura poco profunda en el cartílago articular. (3)

La superficie articular de la rótula es oval y ancha, dividida por una cresta redondeada.
Las caras articulares de la tibia se encuentran cubiertas de cartílago, situadas sobre cada
una de las superficies de los cóndilos tibiales. El conjunto de las superficies se les
denomina platillos tibiales. La cara articular medial es oval y cóncava; la cara lateral, más
pequeña y más circular, es cóncava de lado a lado y cóncava-convexa de adelante atrás. Es
de gran importancia recordar los músculos que hacen posible la movilidad de la
extremidad. Músculos del compartimiento femoral anterior son extensores: Musculo
sartorio, musculo cuádriceps femoral. Músculos del compartimiento femoral medial son
aductores, acercan el muslo al plano sagital mediano del cuerpo: grácil, el pectíneo y los
aductores largo, corto y mayor. Músculos del compartimiento femoral posterior son
flexores de la pierna sobre el muslo: bíceps femoral, semitendinoso y semimembranoso.

En la articulación de la rodilla interpuestos entre los cóndilos femorales y tibiales, se


encuentran unas estructuras llamadas meniscos. La principal función del menisco es regular
la transmisión y el reparto de cargas a través de la articulación femoro tibial, aumentar la
superficie de contacto articular y mejorar la congruencia articular. La eliminación de
tan sólo 16-34% de la superficie meniscal incrementa las fuerzas de contacto
articulares hasta el 350%. El porcentaje de la carga articular que transmite el menisco
en cada compartimento es diferente; 50% en el medial frente al 70% en el lateral, que
explica la peor tolerancia de este compartimento a la pérdida de la función meniscal.
Participa en la propiocepción articular y contribuye a la estabilidad de la rodilla,
especialmente el menisco medial como restrictor secundario a la traslación tibial anterior

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en presencia de un ligamento cruzado anterior (LCA) incompetente. Además
contribuye a la absorción de las fuerzas compresivas, facilita la lubricación y la
nutrición del cartílago articular Un menisco medial o interno y un menisco lateral o
externo, formados por tejido fibroso, con unos pocos condrocitos dispuestos. Son aplanados
y es una almohadilla con forma de media luna. La fórmula “McLo” nos sirve como una
regla mnemotécnica para recordar las formas; el menisco medial tiene forma de C mientras
que el menisco lateral tiene forma de 0. El menisco medial se encuentra mucho más
firmemente anclado que el lateral, debido a que está unido a través de la capsula, al
ligamento colateral tibial. El menisco lateral se encuentra unido únicamente a las débiles
fibras capsulares del lado lateral de la articulación, separadas del ligamento colateral
peroneo.(1,2) Las lesiones meniscales pueden ocurrir a cualquier edad,
pero las causas suelen ser diferentes entre los distintos grupos de edad. En los pacientes
más jóvenes, el menisco es una estructura bastante resistente y elástica y su lesión suele
estar relacionada con alguna práctica deportiva. Las roturas del menisco en pacientes
menores de 30 años generalmente son el resultado de un traumatismo importante,
generalmente con un mecanismo de torsión de la rodilla. En las personas mayores, el
menisco se va degenerando, se va deshidratando, se vuelve más rígido, menos
elástico, más frágil y, finalmente, menos resistente. Las roturas del menisco a estas
edades pueden deberse a un traumatismo menor (por ejemplo, al levantarse de la
posición de cuclillas). Son las llamadas roturas degenerativas. El mecanismo de
producción, la actividad del paciente y el estado del resto de la rodilla pueden
condicionar que el abordaje de estas lesiones sea completamente diferente con
respecto a los atletas más jóvenes. Al aumentar la edad de la población la prevalencia de
roturas degenerativas (muchas veces con signos asociados de artrosis en la rodilla)
aumenta, sin que esto signifique que haya que operar a todos estos pacientes. En muchos
casos, no se recuerda un traumatismo específico que haya roto el menisco. Los datos
epidemiológicos revelan que se producen 61 roturas meniscales agudas por cada
100.000 habitantes, que, por encima de los 65 años , Un tercio de las roturas son
secundarias a la práctica deportiva y que el menisco interno es el más afectado en la
actividad deportiva. Son más frecuentes en varones (2,5-4/1) y se asocian en un tercio de

5
los casos a la rotura del LCA, esencialmente, en la población joven, de 20 a 30 años
en varones y de 10 a 20 años en mujeres. (4)

El mecanismo lesional clásico en las roturas traumáticas obedece a un movimiento


de flexión o extensión brusco con el pie fijo en el suelo que bloquea el mecanismo de
torsión fisiológico de la rodilla impidiendo la rotación externa tibial con la extensión y la
rotación interna en la flexión. Así, las lesiones del menisco interno aparecen con un
mecanismo de flexión y rotación externa. Los meniscos pierden progresivamente sus
propiedades visco elásticas, volviéndose más rígidos y frágiles. Aparecen roturas
degenerativas por el pinzamiento del mismo entre el fémur y la tibia, frecuentes a nivel
de los cuernos meniscales posteriores y generalmente de morfología compleja.

Podemos distinguir: Los ligamentos anteriores; ligamento rotuliano (tendón rotuliano) que
une al vértice de la rótula con la tuberosidad tibial, reforzado adelante por las fibras del
tendón del musculo recto femoral. Ligamentos posteriores; ligamento poplíteo oblicuo (de
Winslow) fascículo fibroso que corresponde al tendón recurrente del musculo
semimembranoso, cruza en diagonal, hacia arriba y lateralmente a la cara posterior de la
rodilla, y se pierde irradiado en abanico sobre el casquete condileo lateral. Ligamento
poplíteo arcuato, formado por un fascículo lateral y medial. Ligamento colateral tibial, se
extiende desde el cóndilo medial hasta la tibia, ligeramente oblicuo abajo y adelante, pasa
en puente, superficial al tendón reflejo del musculo semimembranoso. El ligamento
colateral peroneo (lateral externo) es un cordón fibroso y resistente, insertado bastante atrás
en el cóndilo por arriba de la fosa del tendón de musculo poplíteo, desprendiendo fibras de
la mitad de la superficie superior y el borde anterior que llegan al menisco. Ligamentos
cruzados, son dos ligamentos fuertes, uno anterior y otro posterior.

La flexión acerca las caras posteriores de la pierna y del muslo. La extensión sitúa la pierna
en la prolongación del muslo En una flexión voluntaria la pierna partiendo de la extensión,
se puede mover 140°, o más. Tanto la flexión como la extensión se efectúan alrededor de
un eje transversal que pasa por los cóndilos femorales, a la altura de las inserciones de los
ligamentos colaterales tibial, peroneo y cruzados. En la rotación se asocia, pues, un
deslizamiento de los cóndilos de adelante hacia atrás. La flexión está asociada con una
rotación medial de la tibia. La extensión, con una rotación lateral.

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En la extensión completa de la rodilla, la rotación está impedida por la tensión de los
ligamentos colaterales y cruzados. Cuando la rodilla se encuentra flexionada en ángulo
recto es posible una rotación de unos 50°, ningún ligamento cruzado esta tenso y la tensión
de los ligamentos colaterales se halla reducida por el descenso de sus inserciones femorales
y por la rotación conjunta que acompaña a la flexión. En la flexión, los meniscos se
trasladan hacia atrás y se cierran sobre las partes posteriores redondeadas de los cóndilos
femorales. En la extensión, los meniscos se dirigen hacia delante y abren su curvatura bajo
los cóndilos, cuando se aplican sobre ellos las partes anteriores de los mismos que son más
aplanadas.

La rodilla es la articulación que más se lesiona debido a sus exigencias funcionales y


exposición a fuerzas externas. Con los años, y más si ha sufrido alguna lesión, puede
desarrollar degeneración artrósica que puede ser muy incapacitante. En algunas
ocasiones se debe hacer diagnóstico diferencial con las siguientes patologías:
Lesiones de los ligamentos laterales y de la cápsula articular Lesiones
de los ligamentos cruzado, Osteocondritis disecante, Condromatosis sinovial,
Condromalacia de la rótula, Sinovitis crónica, Enfermedad de Hoffa y Sinovitis
vellosa. Los ligamentos de la articulación de la rodilla humana son estructuras
compuestas por colágeno distribuido de forma no homogénea, con predominio del colágeno
tipo I, al igual que el resto de los tejidos del organismo, que les confiere sus propiedades de
resistencia. La densidad global de colágeno tipo I, en comparación con el tipo III, en el
LCA es menor que en el resto de los ligamentos de la rodilla. Existe mayor
proporción de colágeno tipo I en los varones con respecto a las mujeres. La edad,
la talla, la masa corporal y el índice de masa corporal contribuyen significativamente
a las diferencias entre el tipo de fibras de colágeno encontradas en el los ligamentos
cruzados. El desarrollo de la sociedad de bienestar, junto con el conocimiento de los
beneficios potenciales del ejercicio para la salud, ha favorecido el acercamiento de la
población al deporte como forma de ocio, y han conducido, al aumento progresivo de
la práctica deportiva regular. Consecuentemente la incidencia de lesiones por abuso en
el deporte ha aumentado con el paso de los años, tanto por este aumento del número de
practicantes, como por la intensidad con la que se practica. Aunque su frecuencia real
se desconoce, se sugiere que entre el 20 y el 25% de las lesiones asociadas al

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deporte se producen por sobrecarga, en los adultos aparecen con mayor frecuencia
tras dos años de entrenamiento regular diario. El 80% de las estas lesiones
deportivas se presentan en miembro inferiores, con mayor frecuencia en la rodilla La
incidencia de lesiones del LCA varía en función de la población, el sexo, la edad, el tipo
de deporte y las políticas de prevención de lesiones Simultáneamente al aumento de
la incidencia de las lesiones deportivas, los centros educativos, ayuntamientos, centros
de medicina deportiva, y el resto de los responsables del cuidado de los practicantes, han
desarrollado programas de prevención para minimizar la incidencia de las lesiones.
En las distintas revisiones poblacionales no se evidencia un aumento del número de
lesiones en grupos de riesgo en los últimos diez años , lo que refleja el éxito de los
programas preventivos.(5) El 80% de las lesiones del LCA se producen por
mecanismos sin contacto, tras un salto, cruce o desaceleración. El mecanismo de lesión
suele ser la combinación del movimiento anterior de la tibia y el valgo dinámico de
la pierna, con la articulación próxima a la extensión; con aumento del tono de
cuádriceps y gastronemios. La mayor parte del peso recae en la extremidad inferior y
en el pie, desplazado fuera del centro de gravedad del cuerpo, aumentando el
mecanismo de palanca. Este proceso condiciona una fuerza de tensión superior a la
resistencia del ligamento, produciéndose la rotura. En España, García-Ferrando y Llopis
(2011) reflejan una evolución ascendente en la práctica de actividad física tanto en
hombres como en mujeres en la primera década del siglo XXI, pasando a ser del 37%
en el año 2000 al 43% en 2010. Este aumento en la práctica actividad física ha
contribuido de forma paralela a un aumento del riesgo de lesión Estudios como los de
Agel et al. (2005) reflejaron que las mujeres presentaban un ratio de lesión de rodilla
entre 2 a 8 veces mayor que los hombres que practican actividad física. Aunque las
mujeres manifiesten este riesgo mayor que los hombres, son pocos los estudios que han
analizado esas diferencias entre hombres y mujeres en una población no profesional
y físicamente activa. Independientemente de estas diferencias, en un análisis
epidemiológico de las lesiones de rodilla resulta clave evaluar la estructura que se
lesiona .Si se profundiza en este complejo articular podemos diferenciar lesiones en la
estructura blanda y en la osteoarticular. Según el tipo de lesión se han encontrado que
más de un 60% de las lesiones son contusiones y esguinces de las estructuras

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blandas, en comparación al 24,3% que suponen las fisuras y fracturas óseas. Las lesiones
en los MMII constituyen el mayor porcentaje lesivo para el practicante de actividad física,
tanto en deportistas profesionales como en no profesionales En un estudio de más de
25.000 lesiones registradas durante 15 años, Renee et al. (2010) mostraron que el
53% del total de lesiones se daban en los MMII frente al 35% de los superiores. Estas
lesiones estaban más relacionadas con prácticas en deportes de equipo y en edades
comprendidas desde los 16 años a los 30 años.(6) Se
hace necesario resaltar que el diagnóstico de la patología dependerá de la anamnesis, la
exploración y en las pruebas complementarias. El dolor es el problema más frecuente que
aparece con un menisco lesionado. Se puede localizar en la interlínea articular (en el
lado interno o externo donde se sitúe el menisco lesionado) o puede ser más difuso y
referirse a toda la rodilla o irradiarse hacia la pierna. Puede aparecer con las actividades
deportivas o con determinadas maniobras, como ponerse en cuclillas, subir y bajar
escaleras o al hacer giro en el momento del accidente el dolor suele ser violento aunque
breve, pero también se han comprobado en roturas con un dolor inicial muy discreto. Suele
acompañarse en ocasiones de la percepción de un crujido seco o de la sensación de un
desplazamiento articular.

Existe una limitación inicial de la movilidad ocasionada por el reflejo antiálgico que se
inicia en el paramenisco irritado. Suele ceder poco a poco, recuperándosela movilidad
en poco tiempo. En ciertos casos, persiste una ligera limitación para la extensión
completa. El bloqueo mecánico inicial no es frecuente, tratándose comúnmente de
un síntoma tardío, con claros antecedentes de sintomatología previa, intermitente.

El valor predictivo positivo de los signos clínicos en el diagnostico subyacente de lesiones


de menisco es de alrededor del 60% con una sensibilidad y especificidad 84,6% y un 31,2%
respectivamente p=0.155 en un estudio realizado en Toronto y publicado en Abril del 2007.
La artroscopia ha permitido así la exploración de la evaluaciones clínicas, pruebas de
laboratorio, radiografías simples y artrogrninas doble contraste como herramientas de
diagnóstico para la patología interna de la rodilla. (7)

9
La elección de un determinado tratamiento postoperatorio depende del tipo de lesión,
tamaño y localización, tiempo de evolución y de las características individuales del
paciente.

La rehabilitación en este proceder quirúrgico ofrece numerosos interrogantes. Surgen


discrepancias entre los diversos protocolos propuestos por los autores especializados y los
resultados de las diferentes investigaciones llevadas a cabo en los centros más avanzados
del mundo. Entre estas preguntas que aparecen sin respuesta contundente, se encuentra el
manejo de los tiempos y en las cargas de trabajo a lo largo de todo el proceso de
(8)
recuperación. La realización de una fisioterapia precoz, organizada en etapas para el
postoperatorio; que se realice de forma sistemática y con la metodología adecuada; permite
que los pacientes se reincorporen con mayor rapidez a las actividades laborales y de la vida
diaria. (9)

Cabe destacar, en Venezuela, la Ley del Ejercicio de la Fisioterapia, en su artículo 2, define


la misma como una profesión del área de la salud, de libre ejercicio, con formación y
educación universitaria elemento esencial de la salud y bienestar del individuo. En tal
sentido, las acciones de esta disciplina deben estar orientadas a la investigación, promoción,
prevención, habilitación y rehabilitación con el fin de recuperar al máximo posible las
funciones de las personas, mejorar su calidad de vida y contribuir con el desarrollo social.
(10)

9. Allegri M, Clark MR, De Andrés J, Jensen TS. Acute and chronic pain: Where we are and where we have to go. Minerva Anestesiol [Internet].
2012 [citado 29 Oct 2017]; 78(2): 222-35. Disponible en: https://www.minervamedica.it/en/journals/minerva-anestesiologica/article.php?
cod=R02Y2012N02A0222. 10
10. Ley del Ejercicio de la Fisioterapia. Gaceta oficial 38.985. República Bolivariana de Venezuela. Asamblea Nacional de la República Bolivariana
de Venezuela; 2008.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Las lesiones meniscales pueden ocurrir a cualquier edad, pero las causas suelen ser
diferentes entre los distintos grupos de edad. En los pacientes más jóvenes, el menisco es una
estructura bastante resistente y elástica y su lesión suele estar relacionada con alguna
práctica deportiva. Las roturas del menisco en pacientes menores de 30 años
generalmente son el resultado de un traumatismo importante, generalmente con un
mecanismo de torsión de la rodilla. En las personas mayores, el menisco se va
degenerando, se va deshidratando, se vuelve más rígido, menos elástico, más frágil y,
finalmente, menos resistente. Las roturas del menisco a estas edades pueden deberse a
un traumatismo menor (por ejemplo, al levantarse de la posición de cuclillas). Son
las llamadas roturas degenerativas. El mecanismo de producción, la actividad del
paciente y el estado del resto de la rodilla pueden condicionar que el abordaje de estas
lesiones sea completamente diferente con respecto a los atletas más jóvenes.

Al aumentar la edad de la población la prevalencia de roturas degenerativas (muchas veces


con signos asociados de artrosis en la rodilla) aumenta, sin que esto signifique que haya
que operar a todos estos pacientes. En muchos casos, no se recuerda un traumatismo
específico que haya roto el menisco. Los datos epidemiológicos revelan que se producen
61 roturas meniscales agudas por cada 100.000 habitantes, que, por encima de los 65
años , Un tercio de las roturas son secundarias a la práctica deportiva y que el menisco
interno es el más afectado en la actividad deportiva. Son más frecuentes en varones (2,5-4/1) y
se asocian en un tercio de los casos a la rotura del LCA, esencialmente, en la población
joven, de 20 a 30 años en varones y de 10 a 20 años en mujeres. (1)

El mecanismo lesional clásico en las roturas traumáticas obedece a un movimiento de


flexión o extensión brusco con el pie fijo en el suelo que bloquea el mecanismo de torsión
fisiológico de la rodilla impidiendo la rotación externa tibial con la extensión y la rotación
interna en la flexión. Así, las lesiones del menisco interno aparecen con un mecanismo de
flexión y rotación externa. Los meniscos pierden progresivamente sus propiedades visco
elásticas, volviéndose más rígidos y frágiles. Aparecen roturas degenerativas por el
pinzamiento del mismo entre el fémur y la tibia, frecuentes a nivel de los cuernos
meniscales posteriores.

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Podemos distinguir: Los ligamentos anteriores; ligamento rotuliano (tendón rotuliano) que une
al vértice de la rótula con la tuberosidad tibial, reforzado adelante por las fibras del tendón del
musculo recto femoral. Ligamentos posteriores; ligamento poplíteo oblicuo (de Winslow)
fascículo fibroso que corresponde al tendón recurrente del musculo semimembranoso, cruza
en diagonal, hacia arriba y lateralmente a la cara posterior de la rodilla, y se pierde irradiado
en abanico sobre el casquete condileo lateral. Ligamento poplíteo arcuato, formado por un
fascículo lateral y medial. Ligamento colateral tibial, se extiende desde el cóndilo medial hasta
la tibia, ligeramente oblicuo abajo y adelante, pasa en puente, superficial al tendón reflejo del
musculo semimembranoso. El ligamento colateral peroneo (lateral externo) es un cordón
fibroso y resistente, insertado bastante atrás en el cóndilo por arriba de la fosa del tendón de
musculo poplíteo, desprendiendo fibras de la mitad de la superficie superior y el borde anterior
que llegan al menisco. Ligamentos cruzados, son dos ligamentos fuertes, uno
anterior y otro posterior. La flexión acerca las
caras posteriores de la pierna y del muslo. La extensión sitúa la pierna en la prolongación del
muslo.

En una flexión voluntaria la pierna partiendo de la extensión, se puede mover 140°, o más.
Tanto la flexión como la extensión se efectúan alrededor de un eje transversal que pasa por los
cóndilos femorales, a la altura de las inserciones de los ligamentos colaterales tibial, peroneo y
cruzados. En la rotación se asocia, pues, un deslizamiento de los cóndilos de adelante hacia
atrás. La flexión está asociada con una rotación medial de la tibia. La extensión, con una
rotación lateral. En la extensión completa de la rodilla, la rotación está
impedida por la tensión de los ligamentos colaterales y cruzados. Cuando la rodilla se
encuentra flexionada en ángulo recto es posible una rotación de unos 50°, ningún ligamento
cruzado esta tenso y la tensión de los ligamentos colaterales se halla reducida por el descenso
de sus inserciones femorales y por la rotación conjunta que acompaña a la flexión. En la
flexión, los meniscos se trasladan hacia atrás y se cierran sobre las partes posteriores
redondeadas de los cóndilos femorales.

En la extensión, los meniscos se dirigen hacia delante y abren su curvatura bajo los cóndilos,
cuando se aplican sobre ellos las partes anteriores de los mismos que son más aplanadas.
La rodilla es la articulación que más se lesiona debido a sus exigencias funcionales y

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exposición a fuerzas externas. Con los años, y más si ha sufrido alguna lesión, puede
desarrollar degeneración artrósica que puede ser muy incapacitante. En algunas ocasiones se
debe hacer diagnóstico diferencial con las siguientes patologías: Lesiones de los ligamentos
laterales y de la cápsula articular, Lesiones de los ligamentos cruzado, Osteocondritis
disecante, Condromatosis sinovial, Condromalacia de la rótula, Sinovitis crónica, Enfermedad
de Hoffa y Sinovitis vellosa. Los ligamentos de la articulación de la rodilla humana
son estructuras compuestas por colágeno distribuido de forma no homogénea, con
predominio del colágeno tipo I, al igual que el resto de los tejidos del organismo, que les
confiere sus propiedades de resistencia. La densidad global de colágeno tipo I, en
comparación con el tipo III, en el LCA es menor que en el resto de los ligamentos de
la rodilla. Existe mayor proporción de colágeno tipo I en los varones con respecto a
las mujeres.

La edad, la talla, la masa corporal y el índice de masa corporal contribuyen


significativamente a las diferencias entre el tipo de fibras de colágeno encontradas en el los
ligamentos cruzados. El desarrollo de la sociedad de bienestar, junto con el conocimiento
de los beneficios potenciales del ejercicio para la salud, ha favorecido el acercamiento de la
población al deporte como forma de ocio, y han conducido, al aumento progresivo de la
práctica deportiva regular. Consecuentemente la incidencia de lesiones por abuso en el
deporte ha aumentado con el paso de los años, tanto por este aumento del número de
practicantes, como por la intensidad con la que se practica. Aunque su frecuencia real se
desconoce, se sugiere que entre el 20 y el 25% de las lesiones asociadas al deporte se
producen por sobrecarga, en los adultos aparecen con mayor frecuencia tras dos años de
entrenamiento regular diario.

El 80% de las estas lesiones deportivas se presentan en miembro inferiores, con mayor
frecuencia en la rodilla La incidencia de lesiones del LCA varía en función de la población, el
sexo, la edad, el tipo de deporte y las políticas de prevención de lesiones
Simultáneamente al aumento de la incidencia de las lesiones deportivas, los centros
educativos, ayuntamientos, centros de medicina deportiva, y el resto de los responsables del
cuidado de los practicantes, han desarrollado programas de prevención para minimizar la
incidencia de las lesiones. En las distintas revisiones poblacionales no se evidencia un

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aumento del número de lesiones en grupos de riesgo en los últimos diez años , lo que refleja
el éxito de los programas preventivos. El 80% de las lesiones del LCA se producen por
mecanismos sin contacto, tras un salto, cruce o desaceleración. El mecanismo de lesión suele
ser la combinación del movimiento anterior de la tibia y el valgo dinámico de la pierna,
con la articulación próxima a la extensión; con aumento del tono de cuádriceps y
gastronemios. La mayor parte del peso recae en la extremidad inferior y en el pie,
desplazado fuera del centro de gravedad del cuerpo, aumentando el mecanismo de
palanca. Este proceso condiciona una fuerza de tensión superior a la resistencia del ligamento,
produciéndose la rotura. En España, García-Ferrando y Llopis (2011) reflejan una
evolución ascendente en la práctica de actividad física tanto en hombres como en mujeres en
la primera década del siglo XXI, pasando a ser del 37% en el año 2000 al 43% en
2010. Este aumento en la práctica actividad física ha contribuido de forma paralela a un
aumento del riesgo de lesión Estudios como los de Agel et al. (2005) reflejaron que las
mujeres presentaban un ratio de lesión de rodilla entre 2 a 8 veces mayor que los
hombres que practican actividad física. Aunque las mujeres manifiesten este riesgo mayor
que los hombres, son pocos los estudios que han analizado esas diferencias entre hombres y
mujeres en una población no profesional y físicamente activa. Independientemente de
estas diferencias, en un análisis epidemiológico de las lesiones de rodilla resulta clave
evaluar la estructura que se lesiona. Si se profundiza en este complejo articular podemos
diferenciar lesiones en la estructura blanda y en la osteoarticular. Según el tipo de lesión
se han encontrado que más de un 60% de las lesiones son contusiones y esguinces de
las estructuras blandas, en comparación al 24,3% que suponen las fisuras y fracturas óseas.
Las lesiones en los MMII constituyen el mayor porcentaje lesivo para el practicante de
actividad física, tanto en deportistas profesionales como en no profesionales En un estudio de
más de 25.000 lesiones registradas durante 15 años, Renee et al. (2010) mostraron que
el 53% del total de lesiones se daban en los MMII frente al 35% de los superiores. Estas
lesiones estaban más relacionadas con prácticas en deportes de equipo y en edades
comprendidas desde los 16 años a los 30 años. (2) Se
hace necesario resaltar que el diagnóstico de la patología dependerá de la anamnesis, la
exploración y en las pruebas complementarias. Cabe destacar, en Venezuela, la
Ley del Ejercicio de la Fisioterapia, en su artículo 2, define la misma como una profesión del

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área de la salud, de libre ejercicio, con formación y educación universitaria elemento esencial
de la salud y bienestar del individuo. En tal sentido, las acciones de esta disciplina deben estar
orientadas a la investigación, promoción, prevención, habilitación y rehabilitación con el fin
de recuperar al máximo posible las funciones de las personas, mejorar su calidad de vida y
contribuir con el desarrollo social.(3) La Fisioterapia presenta
muchas áreas, entre ellas la traumatológica, la cual se define como aquella parte que se
dedica al estudio de las lesiones traumáticas del aparato locomotor, abarcando también el
estudio de aquellas congénitas o adquiridas, en sus aspectos preventivos, terapéuticos, de
rehabilitación y de y que afectan al aparato locomotor desde el niño hasta la senectud. (4)
Su objetivo principal es el estudio, valoración, comprensión, y manejo del movimiento del
cuerpo humano, como tal es el caso de la meniscopatía objeto de esta investigación donde el
examen físico debe realizarse de manera comparativa entre ambas rodillas. La anamnesis se
basa fundamentalmente en conocer el mecanismo de la lesión, el tiempo transcurrido de la
misma. Para el diagnóstico de la meniscopatía se utilizan una serie de maniobras
exploratorias, ninguna de ellas sensible y específica al 100%, bien sean pruebas meniscales
funcionales (signos de Steinmann I), signo de Bragard) o pruebas meniscales mecánicas que
provocan sobrecarga del menisco afecto (prueba de McMurray, prueba de Apley, prueba
combinada de Moragas-Cabot. La artroscopia es otra herramienta diagnóstica y terapéutica
usada en el momento de intervención definitiva. Formulación del Problema Ante lo
anteriormente mencionado nos formulamos la siguiente interrogante:

¿Cuán eficaz es el tratamiento fisioterapéutico en un paciente con artroscopia por


meniscopatía bilateral?

JUSTIFICACION

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Por la amplia y compleja biomecánica las estructuras de la rodilla sufren lesiones
considerables por traumatismos directos o indirectamente, como roturas parciales o totales, y
que se encuentra en el mencionado estudio como son los meniscos mediales y externos. La
artroscopia de rodilla es es una de las técnicas quirúrgicas empleadas con mayor frecuencia en
la cirugía ortopédica y traumatología, es un método invasivo y adecuado al momento de
enfrentarse a una rodilla dolorosa debido a un trastorno meniscal; por otro lado, extirpar,
parcial o totalmente, los meniscos aumentará el nivel de cambios estructurales en la
articulación, sumado a que, cada aspecto de la anomalía del menisco tiene un gran efecto en el
riesgo de pérdida de cartílago. El tratamiento de fisioterapia postquirúrgico es esencial
después de una reparación artroscópica por meniscopatía, al realizar un abordaje
fisioterapéutico organizado en etapas; que se realice de forma sistemática y con la
metodología adecuada; permite que los pacientes se reincorporen con mayor rapidez a las
actividades laborales y de la vida diaria.

Esta investigación se realiza con el fin de demostrar la efectividad de un abordaje


fisioterapéutico a pacientes con artroscopia por meniscopatía en ambas rodillas, El objetivo
principal de la fisioterapia es disminuir la experiencia del dolor y la inflamación de la rodilla,
ya que tanto el dolor como la inflamación son dos factores importantes que conducen a
cambios en la función muscular, tales como la disminución de fuerza y la coordinación.
Cuando el dolor y la función han disminuido, un segundo objetivo es recuperar el control de la
rodilla, así como el aumento de la amplitud de movimiento y la fuerza muscular. (5). Objetivo:
Determinar la eficacia del abordaje fisioterapéutico en pacientes con artroscopia por
meniscopatía bilateral

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