Está en la página 1de 21

La Tercera Republica

http://acento.com.do/wp-content/uploads/10001312247312jpg.jpg

Este recurso fue compendiado por la profesora Amantina Ramírez basado en


las siguientes fuentes
https://www.diariolibre.com/opinion/horacio-vsquez-y-la-reeleccin-IADL806961

https://www.diariolibre.com/opinion/lecturas/horacio-vsquez-y-trujillo-DJDL232551

https://www.notimerica.com/sociedad/noticia-gobierno-rafael-leonidas-trujillo-epoca-mas-terrorifica- republica-
dominicana-20170816081946.html

https://acento.com.do/2016/cultura/8353793-despues-trujillo-la-transicion-democratica-oposicion- presion-
internacional-1-3/

El destacado economista Eduardo García Michel responde con vehemencia al también


destacado economista e historiador Bernardo Vega en lo que respecta al argumento de este
último, plasmado en su ensayo Asalto de Trujillo al poder, publicado en el volumen V de la
obra Historia del Pueblo Dominicano, sobre la incidencia directa que tuvo el afán continuista
del presidente Horacio Vásquez en el ascenso de Trujillo al poder. García Michel sostiene
que dicho ascenso no puede explicarse, ni mucho menos justificarse, en función de las
decisiones que adoptó Vásquez sobre la duración del período y la reelección presidencial, las
que, por demás, el reputado articulista defiende sobre la base de que Vásquez actuó en
cumplimiento de las normas constitucionales vigentes para validar tanto su permanencia en el
poder por seis años (1924-1930), como su intento de reelección en las elecciones del año
1930.
1
Page
El argumento de García Michel en cuanto a que la toma del poder por parte de Trujillo no
puede explicarse como un efecto directo y corolario necesario de lo que Vásquez hizo en
relación a los temas referidos resulta persuasivo. Ciertamente, el contexto político en el que
se produce el ascenso de Trujillo al poder estuvo marcado por las decisiones de Vásquez en
lo que concierne a la cuestión constitucional, pero la explicación de dicho ascenso trasciende
esa inmediatez política y refiere más bien a condiciones estructurales, políticas e
institucionales predominantes en la sociedad dominicana de esa época que escapan a este
artículo analizar. Sin embargo, en lo que García Michel resulta menos persuasivo es en su
defensa de las decisiones de Horacio Vásquez sobre su reclamo de que había sido electo por
seis años y su intento de reelección en el año 1930.

La defensa de que el período para el cual Vásquez fue electo en 1924 por seis años se basa en
que, al momento de su elección, estaba vigente la Constitución de 1908 que estipulaba
períodos presidenciales de seis años. Este fue un punto de controversia política que terminó
ganando Vásquez, pero que no dejaba de ser problemático por la siguiente razón: La
Constitución de 1908 dejó de tener vigencia desde el momento en que se produjo la
intervención militar norteamericana en 1916 y no hubo ningún acto que la restableciera. En
efecto, el denominado Acuerdo Hughes- Peynado, que sirvió de plataforma a la salida de las
tropas norteamericanas y a la elección de autoridades dominicanas, dispuso, entre otros
puntos, la celebración de elecciones de autoridades y la convocatoria a elecciones de
representantes a una Asamblea Constituyente que adoptaría una nueva Constitución para la
era post-intervención.

Las elecciones de autoridades en las que Horacio Vásquez fue electo presidente tuvieron
lugar el 15 de marzo de 1924, mientras que la adopción de la nueva Constitución se produjo
el 13 de junio de 1924, es decir, después de la elección de Vásquez, pero antes de que este
tomara posesión el 12 de julio de ese año. Un argumento perfectamente válido es que
Vásquez no fue electo bajo la Constitución de 1908, cuya vigencia había cesado en 1916,
sino bajo los términos del Plan Hughes-Peynado, el cual contemplaba la adopción de una
nueva Constitución que estableció períodos presidenciales de cuatro años, sin reelección
inmediata.
2
Page
Siguiendo el patrón histórico dominicano de que cada gobernante reformaba la Constitución
casi siempre para extender su mandato o permitir su reelección, Horacio Vázquez auspició
una nueva Constitución que fue adoptada el 17 de junio de 1927, la cual incluyó
disposiciones transitorias en las que se hacía constar que el período de Vásquez duraría hasta
el 16 de agosto de 1930, es decir, seis años en lugar de los cuatro años que dispuso la
Constitución adoptada en 1924 bajo el Plan Hughes- Peynado. Hay que señalar que el asunto
no se detuvo ahí. La Constitución fue de nuevo reformada el 9 de enero de 1929, pero esta
vez con el solo propósito de modificar el artículo concerniente a la frontera con Haití. Y
apenas un mes después de esta reforma, algunos miembros del Congreso Nacional seguidores
de Vázquez comenzaron a plantear la necesidad de reformar de nuevo la Constitución con el
propósito de eliminar la disposición que prohibía la reelección presidencial inmediata que
había sido establecida en la Constitución de 1924. Esta reforma tuvo lugar el 20 de junio de
1929, y es en base a esta última reforma que Horacio Vásquez se presenta de nuevo como
candidato presidencial en las elecciones de 1930.

Los historiadores recogen lo controversial y problemático que resultaron estas dos decisiones
político-constitucionales de Vásquez, es decir, primero validar en una reforma constitucional
su período presidencial por seis años y, segundo, introducir la reelección presidencial para
poder postularse de nuevo en 1930. Como se dijo, García Michel tiene razón en cuanto a que
la toma del poder de Trujillo no puede explicarse exclusivamente a partir de estas maniobras
políticas y constitucionales del presidente Vásquez, pero tampoco se puede subestimar cómo
las mismas enrarecieron el ambiente político y agudizaron la conflictividad en el escenario
nacional, lo que sirvió de excusa perfecta a Trujillo, quien había sido enlistado en la Guardia
Nacional por las tropas de intervención y ascendido paulatinamente en la estructura militar
hasta llegar a ser Brigadier General con el presidente Vásquez, para llevar a cabo su designo
de toma del poder e instaurar un régimen totalitario que sumió a la República Dominicana en
la opresión y el oprobio durante treinta y un años.

Horacio Vásquez y Trujillo


En 1929 no era un secreto para nadie que el presidente Horacio Vásquez estaba enfermo y
que su vida podía verse en peligro en caso de que su dolencia se agravara. Todos esperaban
que el vicepresidente José Dolores Alfonseca sucedería a Vásquez
3
Page
y que su primera víctima sería el jefe del ejército, Rafael Trujillo. Pero tanto los opositores de
Alfonseca dentro de su propio partido como los opositores al gobierno querían impedirle su
llegada al poder, y la única forma posible de hacerlo era a través de Trujillo.

El jefe del ejército vino a convertirse así en la figura clave de aquella coyuntura que fue
agravándose a medida que transcurría el año 1929 y que culminó en una crisis cuando
Horacio Vásquez finalmente cayó postrado en cama y tuvo que ser trasladado urgentemente a
Baltimore para someterse a una operación quirúrgica con el propósito de extraerle un cálculo
renal que terminó con la extirpación de uno de sus riñones. Trujillo había hecho una rápida
carrera militar desde su ingreso en la Policía Nacional Dominicana en tiempos de la
ocupación militar norteamericana.

A medida que fue ascendiendo había ido utilizando su creciente poder para hacer fortuna
realizando negocios con la compra de alimentos, ropa y equipo de soldados. Al llegar a la
jefatura del ejército, Trujillo se enriqueció más aún e invirtió su dinero en tierras y
propiedades urbanas, demostrando con ello poseer un decidido espíritu empresarial y un afán
de lucro poco común.

Trujillo aprovechó la desmedida confianza que le dispensaba el presidente Vásquez


-quien lo había hecho jefe del ejército en reconocimiento a su demostrado horacismo- para
colocar en los mandos claves del ejército a oficiales adictos a su persona aparentando que
eran adictos a Horacio Vásquez. Poco a poco Trujillo convirtió aquel cuerpo de orden en un
negocio personal y en una maquinaria militar al servicio de sus intereses, aunque
momentáneamente sirviera para sostener a Vásquez y apoyar la política del Partido Nacional.

La riqueza de Trujillo era ampliamente conocida y era de conocimiento público que el


sistema de compras y aprovisionamiento del ejército era su principal fuente de ingresos. En
1927, por ejemplo, el presupuesto del ejército cerró con déficit y Trujillo no pudo justificar
cómo había gastado el dinero ese año.

En 1929, en ocasión de un estudio administrativo-financiero que hizo una misión


estadounidense contratada por Vásquez para modernizar diversos departamentos del
gobierno, se descubrieron las vías de escape del presupuesto militar que Trujillo utilizaba en
su provecho.
4
Page
Las recomendaciones de esa comisión para que fuese corregida la situación, y a pesar de las
demandas de los alfonsequistas para que Trujillo fuese removido de su cargo, Vásquez siguió
dándole todo su apoyo y se negaba a creer las informaciones que le advertían de los planes de
Trujillo para derrocarlo en combinación con varios políticos coalicionistas. La confianza de
Vásquez en Trujillo convirtió a éste en una figura intocable del régimen y en un punto de
serios conflictos entre el jefe del ejército y el vicepresidente Alfonseca.

Vásquez salió del país el día 28 de octubre de 1929 y regresó el día 5 de enero de 1930, luego
de haber sufrido una seria operación que lo mantuvo al borde de la muerte durante más de un
mes y le quitó mucha de su proverbial energía física. Durante esas diez semanas en que
Vásquez estuvo ausente, la campaña por la reelección siguió adelante.
La situación política se agravó al rumorares que el jefe del ejército sería destituido por
conspirador, y más aún cuando éste se presentó, fuertemente armado y con su escolta en
actitud desafiante en las oficinas de Alfonseca.

A partir de entonces se difundió el rumor de que Trujillo conspiraba auxiliado por Rafael
Vidal, recluido en la Fortaleza Ozama acusado de homicidio, y por el coalicionista Roberto
Despradel. Ambos, Vidal y Despradel, le habían hecho ver a Trujillo que, ante la posibilidad
de que Vásquez no regresara vivo, era necesario impedir que Alfonseca continuara en el
poder.

Tan notorios se hicieron los rumores de esta conspiración que el ministro estadounidense
invitó a Trujillo a pasar por la Legación de Estados Unidos en dos ocasiones para advertirle
que su gobierno no reconocería un régimen surgido como resultado del uso de la fuerza.
Trujillo protestó en una y otra ocasión declarando ser fiel al gobierno de Vásquez, pero a
medida que pasaron los días los preparativos del golpe de Estado seguían avanzando.

Un político llamado Rafael Estrella Ureña, que había sido secretario de Estado de Vásquez y
se había separado del gobierno para combatir la reelección, había formado una agrupación
llamada Partido Republicano. Este político había aglutinado opositores en la capital y en
Santiago, y había celebrado un pacto con los líderes de otros pequeños partidos opuestos a
Vásquez, entre los que se destacaba Desiderio
5
Page
Arias, quien dirigía la pata prieta del antiguo partido jimenista, ahora bajo el nombre de
Partido Liberal.

Estrella Ureña también hizo contacto con los velazquistas o progresistas, con quienes acordó
integrar una candidatura antirreeleccionista encabezada por Velázquez como candidato a la
Presidencia y secundada por él como candidato a la Vicepresidencia. Pero en realidad,
Estrella Ureña sólo estaba reuniendo fuerzas políticas de la Oposición para dar apoyo al
movimiento que él y Trujillo habían acordado.

A principios de febrero ambos habían convenido en que Estrella Ureña y sus parciales
iniciarían un movimiento en Santiago de los Caballeros que se apoderaría de la Fortaleza San
Luis y desde allí levantarían un movimiento cívico que marcharía con hombres y armas hacia
la capital para obligar a Vásquez a renunciar, mientras el ejército, aparentando evitar un
derramamiento de sangre, se abstendría de intervenir. A pesar de las numerosas denuncias
que recibió Horacio Vásquez en el sentido de que Trujillo lo estaba traicionando, a ninguna
dio crédito pensando en que todas eran obra de las intrigas y pugnas políticas entre el jefe del
ejército y el vicepresidente Alfonseca. Esta confianza perdió a Vásquez pues lo cierto es que
el golpe estaba planeado para el día 16 de febrero de 1930 y no fue llevado a cabo en esa
fecha porque ese mismo día, precisamente, el nuevo ministro norteamericano viajó a Santiago
y los conspiradores no creyeron prudente iniciar el movimiento en la fecha convenida.

El día 23 de febrero, Estrella Ureña y sus partidarios, secundados por Desiderio Arias y Elías
Brache, antiguos líderes del jimenismo, dieron inicio a lo convenido. Un tío de Estrella
Ureña, el general José Estrella, atacó la Fortaleza San Luis y la tomó. Según lo convenido
con Trujillo, la guarnición de la fortaleza no opuso resistencia. La marcha hacia la capital se
inició de inmediato y tres días más tarde varios cientos de hombres, parcialmente armados
con rifles viejos que Trujillo les había enviado subrepticiamente, hacían su entrada en la
ciudad de Santo Domingo.

Tras una dolorosa pugna consigo mismo, Horacio Vásquez finalmente se convenció de que el
hombre a quien él había encumbrado a la más alta posición militar lo había traicionado.
Vásquez se asiló en la Legación norteamericana, a pesar de los esfuerzos de sus amigos para
que reaccionara destituyendo a Trujillo. El presidente era ya un hombre viejo, enfermo y
cansado que había perdido sus antiguas energías.
6
Page
Vásquez dejó sobre el escritorio el borrador de Decreto con que debía destituir al jefe del
ejército.

Para no romper con el orden constitucional, Vásquez aceptó negociar con los líderes rebeldes
encabezados por Estrella Ureña, mientras Trujillo permanecía en la Fortaleza Ozama
esperando los resultados y manejando los hilos de la trama. De estas negociaciones surgió el
entendido de que Vásquez nombraría a Estrella Ureña Secretario de Estado de Interior y
Policía, que era a quien le correspondía ejercer la Presidencia en ausencia del presidente y del
vicepresidente.

Alfonseca y Vásquez presentaron formalmente sus renuncias al Congreso el día 2 de marzo y,


al día siguiente, Rafael Estrella Ureña pasó a ocupar la Presidencia de la República, siendo
recibido y juramentado por el Congreso el día 3 de marzo de 1930. Más tarde, Alfonseca y
Vásquez tomaron el camino del exilio embarcándose hacia Puerto Rico

El movimiento del 23 de febrero detuvo la reelección de Vásquez, pero no calmó la intensa


agitación política que había con motivo de las próximas elecciones que debían celebrarse el
próximo 16 de mayo. Tan pronto Vásquez y Alfonseca salieron del país, los partidos
reiniciaron sus campañas pues los progresistas y los coalicionistas que habían apoyado a
Estrella Ureña esperaban triunfar en las elecciones, pensando que desde la Presidencia éste
podía hacer mucho por la candidatura que había integrado con Velázquez varias semanas
atrás.

La Legación norteamericana había declarado que no reconocería ningún gobierno presidido


por el general Trujillo a resultas del derrocamiento de Vásquez, y todos confiaban en que las
urnas decidirían la pugna por el poder. Pero todos estaban equivocados, pues pocos días
después de la juramentación del nuevo presidente se hizo evidente que quien mandaba era el
jefe del ejército y que Estrella Ureña no era más que un juguete en sus manos.

El gobierno de Rafael Leónidas Trujillo, la época más terrorífica de República


Dominicana

Rafael Leónidas Trujillo fue un militar y político dominicano que gobernó como dictador de
la República Dominicana durante 31 años. Su gobierno fue uno de los más sanguinarios de la
historia del país, ya que durante su mandato se produjeron cerca de 50.000 muertes. Trujillo
llegó al poder tras lograr que el anterior presidente,
7
Page
Horacio Vásquez, renunciara al cargo en 1930. Ese mismo año se convocaron nuevas
elecciones, a las que Trujillo se presentó como candidato. La campaña elect ...

(c) 2020 Europa Press. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de este
contenido sin su previo y expreso consentimiento.
El gobierno de Rafael Leónidas Trujillo, la época más terrorífica de República Dominicana

Tuvo que enfrentar ese mismo año un intento de golpe de estado que fracasó
estrepitosamente. Fundó el Partido Dominicano, con el que promulgó su ideología -- además
de ser el único partido aceptado durante su régimen-- al que era obligatorio pertenecer a él
para desarrollar una vida normal en la isla, como encontrar trabajo. Una de las cosas que
más preocupó a Trujillo fue la inmigración haitiana, creando una fuerte política xenófoba.
Esto desembocó en la 'Masacre de Perejil', donde ...
(c) 2020 Europa Press. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de este
contenido sin su previo y expreso consentimiento.
El gobierno de Rafael Leónidas Trujillo, la época más terrorífica de República Dominicana

En 1945 tuvo que enfrentar la protesta de los azucareros debido a la inflación de los precios
y la precariedad de los salarios. Además, a esto se sumó la huelga de obreros de 1945, que
duró una semana y que derivó en la eliminación de todos los sindicatos de la isla. Su mandato
terminó en 1952, aunque siguió dirigiendo República Dominicana desde la sombra gracias a
los 'presidentes títeres' que puso al mando. Trujillo fue asesinado el 30 de mayo de 1962 y
tras su muerte se celebra.

Rafael Leónidas Trujillo Molina, presidente que gobernó República Dominicana con
manos férreas por más de treinta años, fue ejecutado por un grupo de allegados a su régimen,
el 30 de mayo de 1961. Su muerte abrió las puertas a un proceso político de apertura en el
que la democracia se fue instaurando en el marco de acontecimientos que marcaron la
historia dominicana de mediados del siglo XX.
El día de la muerte de Trujillo en la antigua carretera Sánchez, Rafael L. Trujillo hijo, mejor
conocido como Ramfis, se encontraba en París de donde regresó el 3 de junio para dirigir la
persecución y exterminio de los implicados en el atentado contra su padre, entre ellos: Luis
Amiama Tió, Antonio Imbert Barrera, Salvador Estrella Sadhalá, Luis Manuel Cáceres
Michel, Juan Tomás Díaz y Antonio de la Maza Vásquez.
Con la llegada de Ramfis se intensificó la búsqueda de los involucrados, mientras las honras
fúnebres concluían en la iglesia Nuestra Señora de los Consuelos, de San Cristóbal. En esa
ocasión y ante el féretro del dictador, el doctor Joaquín Balaguer, que ostentaba la ficticia
condición de presidente de la República desde el 3 de agosto
8
Page
de 1960, leyó compungido el panegírico de lugar, expresando con dolor: Querido Jefe. Hasta
luego. Tus hijos espirituales, veteranos de las campañas que libraste durante treinta años para
engrandecer a la República y estabilizar el Estado, miraremos hacia tu sepulcro como un
símbolo enhiesto y no omitiremos medios para impedir que se extinga la llama que tú
encendiste en los altares de la República y en el alma de todos los dominicanos”. El
juramento del estadista, que luego gobernó la República por más de veinte años, prevaleció
como maldición convirtiéndose en retranca para el avance de lo que sería la democracia
dominicana.
Llama la atención la inmediata reacción popular contraria la dictadura: durante los nueves
días de recogimiento impuesto por la circunstancia y desaparición de quien había gobernado
con manos de hierro, todo era dolor y también llanto fingido. Tres semanas después la
expresión de alegría no se podía contener y el miedo fue cediendo paso a las protestas
públicas y al enfrentamiento contra la estructura político-militar del régimen sin importar la
represión indiscriminada, los crímenes y la utilización de bandas paramilitares que asediaban
en la calles y barrios a los opositores. En sentido general, la población, que en principios fue
impactada por el hecho de sangre que puso fin a la vida de Trujillo, empezó muy pronto a
expresar su deseo de cambios.
Bajo la presión internacional y la llegada al país de la Comisión de la Organización de
Estados Americanos (OEA), el 7 de junio, se iniciaron las negociaciones para presionar que
se fuera abriendo la brecha hacia la democracia. La presencia de los comisionados fue
aprovechada por los contrarios a la dictadura para organizar las primeras protestas públicas a
favor del final del gobierno de Trujillo. En el puente Duarte, cuando la multitud esperaba el
paso de la comitiva, los calieses y los “paleros de Balá reprimieron la manifestación con el
saldo de heridos y la muerte del doctor Víctor Estrella Liz; pero la represión no logró detener
los reclamos de libertad, por el contrario se fueron convirtiendo en verdaderas pobladas
populares incontrolables para los organismos de seguridad del gobierno.
La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos de la OEA visitó el país en varias
ocasiones con el fin de negociar con el gobierno de Ramfis y el doctor Joaquín Balaguer las
reformas democráticas, que tenían como trasfondo el levantamiento de las sanciones
económicas impuestas al país desde la reunión de Cancilleres en Costa Rica, en 1960. Estuvo
en Santo Domingo del 12 al 28 de septiembre y desde el 22 hasta el 28 de octubre de 1961.
Las visitas facilitaron las actividades antitrujillistas del Movimiento Revolucionario 14 de
Junio (1J4), Movimiento Popular Dominicano (MPD), la Unión Cívica Nacional (UCN) y el
Partido Revolucionario Dominicano (PRD, para incitar a las protestas a favor de la salida de
los familiares de Trujillo y sus más cercanos colaboradores. Los grupos de protestantes se
polarizaron en torno a la Unión Cívica Nacional y el Movimiento Catorce de Junio,
considerados un peligro para
9
Page
la permanencia en el poder del sector trujillista. Ramfis planificó ofertar al Movimiento
14 de Junio la formación de un frente común contra los cívicos, y al MPD
adiestramiento militar y entrega de armas, pero esto quedó en el interés del hijo de Trujillo,
pues los acontecimientos desbordaron los planes de los familiares del “Jefe” para quedarse en
el poder.

El Movimiento 14 de Junio, que venía actuando de manera clandestina desde enero de 1960,
se organizó de manera pública a partir del 14 de julio de 1961 bajo el liderazgo de Manuel
Aurelio Tavárez Justo (Manolo), con el nombre de Movimiento Revolucionario 14 de Junio,
integrando a un sector importante de la juventud dominicana.

El activismo de los opositores a la dictadura solo era posible por su decisión de luchar contra
los Trujillo y debido a la presión internacional, las sanciones de la OEA, la crisis económica
que se estaba viviendo provocada por el bloqueo económico y a la insistencia de los Estados
Unidos en propiciar el establecimiento de un gobierno que evitara la profundización de la
lucha; una fórmula para impedir la instauración de un gobierno de características similares a
la Cuba revolucionaria. Washington era partidario de una salida negociada entre los cívicos y
trujillistas, que evitara la emergencia de sectores radicalizados y revolucionarios. Como parte
de la estrategia se recomendaba el levantamiento de las sanciones diplomáticas y económicas
y asignarle al país una cuota azucarera de la que Cuba había sido despojada.

Estados Unidos no dio muestra de inmediato de querer romper con el hijo del dictador debido
a que los cívicos todavía no eran una clara opción de poder y porque estaban preocupados
con el auge popular del 1J4 y la inestabilidad política que se estaba viviendo; pero las
protestas callejeras y las huelgas patrocinadas por la UCN, el Movimiento 14 de Junio, el
MPD, y el PRD hicieron fracasar el proyecto americano de un gobierno de consenso que
contemplara la vigencia de Ramfis y la participación de los cívicos en el gobierno.

La estrategia de Trujillo hijo, como principal líder militar de la familia del dictador, en la que
Héctor y Arismendi Trujillo eran figuras importantes, fue permitir una limitada apertura en la
que Joaquín Balaguer apareciera como el mandatario que estaba interesado en el
establecimiento de la democracia, mientras que otro sector trujillista
10
Page
sugería el rompimiento de las negociaciones con los americanos y la OEA, imponiendo una
salida de fuerza que permitiera la continuidad de la tiranía. Pareció imponerse la salida
preferida por Ramfis, pero Norteamérica se alejó rápidamente de esta propuesta y se acogió a
las posiciones de los cívicos, debido a que la resistencia popular contra los remanentes de la
dictadura no permitía una salida que incluyera a los familiares de Trujillo en el proceso de
transición, cuyas fuerzas e influencia estaban visiblemente deterioradas.

Ante la desintegración del poder de la familia Trujillo, Ramfis optó por renunciar a la
Jefatura del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas el 14 de noviembre; pero el día
15 algunos de sus familiares dieron signos de intentar una salida militar a la crisis, cuando
subrepticiamente regresaron del exterior los hermanos Héctor y Arismendi Trujillo. La
movilización popular, las presiones diplomáticas y el levantamiento del General Rodríguez
Echavarría en la base aérea de Santiago, pusieron fin a la presencia de los Trujillo en
República Dominicana, que abandonaron el país al caer la tarde del sábado 18 de noviembre
de 1961, después de haber asesinados en la Hacienda María, a los complotados del 30 de
mayo.

Lucha contra los remanentes de Trujillo:

La primera organización antitrujillista en formarse y actuar de manera pública tras la muerte


de Trujillo fue la UCN, pues antes, el 10 de enero de 1960, ya se había formado el
Movimiento Clandestino 14 de junio en la clandestinidad. La Unión Cívica Nacional surgió
el 11 de junio de 1961 dirigida por el doctor Viriato A. Fiallo, Severo Cabral, Emilio de los
Santos, Luis Manuel Baquero, Antoine Fiallo y José Fernández Caminero. Integraba a
muchos de los que habían colaborado con el régimen, sectores de la clase alta que intentaban
alejarse de la opción Trujillista y núcleos radicalizados de estudiantes, obreros y
profesionales. Este movimiento patriótico se convirtió rápidamente en representante de las
aspiraciones conservadoras de sectores económicos opuestos a Trujillo. Su programa, de
contenido antitrujillista, tenía como objetivo la sustitución de los remanentes de la dictadura
en las diferentes instancias del Estado.

Un año antes, el 4 de junio de 1960, había llegado a Santo Domingo el Movimiento Popular
Dominicano (MPD), encabezado por Máximo López Molina y Andrés Ramos
11
Page
Peguero. Esta organización de izquierda “antiimperialista” surgió en Cuba el 20 de febrero de
1956. Su llegada formó parte de su interés en luchar contra el gobierno desde dentro, alejado
de los movimientos de exiliados y de las expediciones armadas, por lo que enarbolaron la
consigna de “lucha interna o Trujillo siempre”. Las facilidades para el regreso de los
emepedeistas formaron parte de la estrategia trujillista de la supuesta democratización del
régimen” utilizando el “cuco” del comunismo. El MPD instaló su local en la avenida Duarte,
que para entonces se llamaba José Trujillo Valdez, y dio inicio a su campaña de denuncia;
pero muy pronto, tras la muerte de Trujillo, pasó a ser brutalmente reprimida. La
organización de izquierda tuvo importante participación en las protestas que se produjeron en
el período de la transición democrática.

Uno de los actos más represivos del gobierno contra el MPD, sucedió el 7 de julio de 1961.
Ese día fue celebrada en el parque Colón, una manifestación pública que concluyó con el
incendio de Radio Caribe. Como era de esperarse, la policía, los miembros del Servicio de
Inteligencia Militar (SIM) y los “paleros” de José Antonio Jiménez (Balá) atacaron y
destruyeron el local que había abierto ese partido en la avenida Duarte próximo a la avenida
Mella, asesinando a miembros de esa organización. Los actos de violencia de la banda
paramilitar formada con simpatizantes del Partido Dominicano, obligaron a las autoridades a
encarcelar a los responsables de la violencia y llevarlos a los tribunales; pero en el Palacio de
Justicia la causa, que se quiso pasar el 11 de julio, fue reenviada y liberado sin fianzas.

Ramfis gobernando junto a Joaquín Balaguer:

El doctor Joaquín Balaguer, presidente títere que ocupó la presidencia de la República desde
agosto de 1960, comenzó a tener pleno poder tras la muerte de Trujillo, pero compartiéndolo
con el hijo del tirano. Acosado por las sanciones de la OEA y los Estados Unidos, favoreció y
aceptó el 2 de julio de 1961, la renuncia de su gabinete. Entre los renunciantes se destacaban
Rafael Paino Pichardo, José Benjamín Uribe, Miguel Ángel Jiménez, Armando Gómez
Jiménez, Marcial Martínez, Eduardo Read Barreras, Francisco Augusto Lora y J. Antonio
Caro. Esta decisión fue apoyada por el Partido Dominicano (PD) en su Convención Nacional
Extraordinaria, abogando por la continuación del proceso de democratización. El PD y el
gobierno dieron garantías a los opositores exiliados para que regresaran al país. El 5 de julio
12
Page
fue juramentado un nuevo gabinete integrado por Pedro Justo Carrión en Finanzas, Hipólito
Herrera Billini en Interior y Policía, José Ángel Saviñón en Trabajo, Temístocles Messina en
Justicia, Armando Oscar Pacheco como secretario de la Presidencia, Ambrosio Álvarez en
Relaciones Exteriores, S. Salvador Ortiz en Industria y Comercio, Emilio Rodríguez
Demorizi, en Educación, y Manuel S. Gautier en la Secretaría de Obras Públicas.

Dos días antes, el 3 de julio, el editorial del diario trujillista La Nación, trajo como título “La
Puerta está abierta”, anunciando que el doctor Balaguer y el General Trujillo hijo daban
garantías a la oposición radicada en el exterior para que vengan a trabajar en la República
Dominicana contando con que su acción política responderá a los sagrados intereses de la
patria. El 4 de julio el Senado de la República aprobó suprimir el Servicio Militar
Obligatorio, que obligaba a todos los que se encontraran entre los 17 y 35 años de edad a
cumplir con este requisito cívico-militar durante 6 meses.

Acogiéndose a la ley del 17 de septiembre de 1960, promulgada el 31 de junio de 1961 y que


beneficia con indultos a prisioneros acusados de “crímenes y delitos contra la seguridad del
Estado”, fueron liberados el 4 de julio, 25 presos políticos que estaban condenados por
actividades contra el gobierno y vinculados al Movimiento 14 de junio, formado de manera
encubierta en enero de 1960. Entre los libertados se encontraban José A. Constanzo, Luis
José Germán Oliver, Miguel Lama Mitre, Federico Enrique Michel, Alfredo Parra Beato y
José R. González Rodríguez. El 8 de julio, la organización anunció su constitución en partido
y tres semanas después, el 27 de julio, salieron de la cárcel Manuel (Manolo) Aurelio Tavárez
Justo, Bienvenido Aquino Pimentel, Ramón Isidro Imbert Rainieri, Raúl Cabrera Fernández,
Julio Rafael, Gustavo Adolfo y Hugo Adolfo Estévez Cabrera.

El PRD y la transición democrática:

El Partido Revolucionario Dominicano (PRD) se acogió a la apertura ofrecida por Ramfis y


el presidente Balaguer, pero antes de salir de Puerto Rico responsabilizó a la OEA de lo que
le pudiera pasar a sus dirigentes al ingresar al país, por entender que esa organización
internacional no había presionado lo suficiente al gobierno dominicano. El 5 de julio llegó
por primera vez al país el PRD, que se había fundado
13
Page
en Cuba en 1939 bajo la dirección de Juan Bosch y Juan Isidro Jimenes Grullón. La comisión
perredista, que como avanzada llegó al país, fue encabezada por Ángel Miolán, Nicolás Silfa
y Ramón Castillo.

Fueron recibidos en el aeropuerto de Punta Caucedo por familiares, y el historiador Emilio


Rodríguez Demorizi en representación del doctor Balaguer. La Comisión tenía como misión
organizar el regreso del principal líder de la agrupación política. Fue portadora de una
alocución del Profesor Juan Bosch en la que se explicaban los méritos, los fines y los trabajos
que iban a desarrollar los comisionados del PRD en la República Dominicana. El 8 de
octubre llegó al país un grupo de izquierdistas encabezados por el Profesor Dato Pagan
Perdono, Americio Lora Camacho, y Corpito Pérez, quienes formaron el Partido Nacionalista
Revolucionario, al que de inmediato se adhirieron Rafael Kasse Acta, Víctor Villegas y el
doctor Astacio.

La primera manifestación pública del PRD fue celebrada al mediodía del viernes 7 de julio de
1961, frente al local abierto por ese partido en la calle El Conde. Más de cuatro mil personas
abarrotaron el área del parque Colón para escuchar a una docena de oradores. Los
manifestantes fueron vigilados por el Servicio de Inteligencia Militar (SIM), policías y
calieses. En la ocasión participaron como oradores Julio de Peña Santos en representación del
MPD y Thelma Frías, Nicolás Silfa, Ramón Castillo y Ángel Miolán, por el PRD. Terminada
la manifestación, los participantes se dividieron en dos columnas, una por la calle El Conde y
la otra por la Isabel La Católica avanzando a diferentes puntos de la ciudad.

Lanzando consignas contra la dictadura los manifestantes se dirigieron al edificio de Radio


Caribe ubicado al lado del local principal del Partido Dominicano, próximo al obelisco. La
emisora, dirigida por Salomón Sanz, se destacó como instrumento de persecución ideológica
y política, chantaje y denuncias contra los opositores al régimen de Trujillo, tanto en el país
como en el extranjero. La multitud ingresó al edificio, sacaron muebles y equipos y los
incendiaron. La protesta fue dispersada por la Policía con un saldo de un muerto, así como
decenas de heridos y encarcelados. El fiscal del Distrito Teodoro Tejeda Díaz acusó de
“turbas” a los manifestantes y el doctor Balaguer responsabilizó del hecho a comunistas y al
Movimiento Popular Dominicano, planteando la necesidad de erradicar definitivamente esa
14

agrupación.
Page
Después de la manifestación y en medio del revuelo que significó la quema de Radio Caribe,
la Comisión del PRD se reunió con el doctor Balaguer y se desligó de la acción, mientras que
Juan Bosch desde el exterior, desmintió la participación del PRD en el incendio. La Comisión
perredeista inició un proceso de inscripción de miembros con miras a las elecciones que
serían, de acuerdo a lo tratado con el gobierno, convocadas para mayo de 1962 y se enfrascó
en un debate con el Partido Socialista Popular (PSP), cuyos líderes todavía se encontraban en
Cuba, acusándolos de extremistas.

En aquel mitin del viernes 7 de julio, el PRD planteó públicamente y por primera vez su
política de “Borrón y Cuenta Nueva”, informando en el periódico La Nación de ese día, que
nadie seria perseguido o destituido de ganar las elecciones, aunque no mostrara simpatía con
esa organización. La táctica del profesor Bosch perseguía ganarse sectores industriales y
comerciales trujillistas dispuestos a integrarse a un proyecto de reformas sociales o a
neutralizarlos. Además, el PRD hacía esfuerzos para presentarse ante la población como una
opción diferente a los propósitos que representaba la Unión Cívica Nacional, la cual
perseguía sustituir totalmente la burocracia trujillista. En ese afán, el PRD se reunió con el
doctor Balaguer el 10 de julio y el 12 se reunió con Ramfis quien le ratificó, en la Jefatura de
la Base Aérea de San Isidro, las garantías de mantener los militares alejados de la política y la
seguridad de que los miembros del PRD no serían molestados. En esa reunión, junto a los
perredeista participaron en representación del gobierno Emilio Rodríguez Demorizi, Gilberto
Sánchez Rubirosa y Luis R. Mercado.

En respuesta a lo exitoso que había resultado el mitin del PRD, el Partido Dominicano (PD),
instrumento principal de la política trujillista dirigido por Virgilio Álvarez Pina, convocó a
una jornada de manifestaciones de esa organización y el domingo 9 de julio celebró un
masivo encuentro en el Parque Colón. El enfrentamiento callejero entre trujillistas y
opositores no cesaba y los partidos seguían organizando asambleas públicas y reuniones. El
día 29 de julio la UCN reunió a miles de personas frente a la Puerta del Conde. El 7 de agosto
el pueblo ya comenzaba a percibir los signos de que la dictadura sin Trujillo se desmoronaba,
cuando salieron del país la viuda de Trujillo, María Martínez y con ella su hijo el Capitán
Leónidas Radhames Trujillo y los hijos de Ramfis. El 25 de octubre abandonaron el país
Héctor (Negro) Trujillo y J.
15
Page
Arismendi (Petán) Trujillo, aunque el 15 de noviembre estos reingresaron como parte de un
plan para tomar el control del país y mantener la dictadura.

Las protestas exigiendo el fin de la dictadura y la salida de los Trujillo continuaron en medio
de la represión militar y policial y una inusitada actividad represiva del Servicio de
Inteligencia Militar y los calieses. Nuevas jornadas en la lucha por la democracia
estremecerán la República Dominicana, pero eso lo veremos en la segunda parte de este
artículo sobre la transición de la dictadura a la democracia.

La muerte violenta de Rafael Trujillo, el 30 de mayo de 1961, no significó el derrumbe


inmediato de la dictadura. De hecho, Ramfis, el hijo mayor del tirano, junto con sus tíos
Héctor Bienvenido y José Arizmendi Trujillo, la alta jerarquía militar, así como algunos
políticos e intelectuales que durante muchos años le habían servido fielmente a su familia,
hicieron todo lo posible por conservar el control del gobierno al precio que fuera necesario.

Una de las primeras medidas del gobierno conformado por Ramfis Trujillo y Joaquín
Balaguer fue gestionar que los Estados Unidos colaboraran para que la Organización de
Estados Americanos levantara las sanciones económicas impuestas al país desde agosto de
1960.

Para atraerse las simpatías de la administración de John F. Kennedy, el gobierno dominicano


desplegó una estrategia de apertura política, permitiendo el retorno de los exiliados y, al
mismo tiempo, propiciando un ambiente favorable para el nacimiento del partidismo político.

En el plano político, por primera vez después de 30 años de férrea tiranía, los dominicanos
comenzaron a disfrutar las ventajas de la libre expresión del pensamiento y del pluralismo
político a través de la existencia de varios partidos políticos. Se rompía así la obligatoriedad,
que imperó a lo largo de la dictadura, de pertenecer a un partido único, que es una de las
características de los regímenes totalitarios, como el que implantó Trujillo en República
Dominicana.

Así, durante las primeras semanas de julio de 1961 tres organizaciones políticas iniciaron sus
actividades públicas: el Partido Revolucionario Dominicano, fundado en Cuba en 1939, cuyo
líder principal era el escritor Juan Bosch; el Movimiento Revolucionario 14 de Junio,
dirigido por el doctor Manuel Aurelio Tavárez Justo, y
16
Page
cuyo nuevo nombre fue Agrupación Política 14 de Junio; y la Unión Cívica Nacional,
institución mayormente integrada por la clase media y alta, presidida por el doctor Viriato A.
Fiallo. Poco después surgieron otros partidos minoritarios que contribuyeron a la educación
política de los dominicanos en el ejercicio de las libertades públicas al tiempo de darles la
oportunidad de escoger por su propia voluntad al candidato de su preferencia para dirigir los
destinos nacionales.

Los Trujillo abandonan el país


Los seis meses transcurridos entre junio y noviembre de 1961 fueron turbulentos y
traumáticos. Mientras, por un lado, el Gobierno trujillista aplicaba una política de terror y
violencia en plena luz del día, por el otro, la naciente oposición política comenzaba a perder
el miedo frente a los organismos represivos (como el Ejército, la Policía Nacional y sobre
todo el Servicio de Inteligencia Militar, SIM). Las protestas públicas, cada vez más masivas,
fueron multiplicándose en todo el territorio, exigiendo la salida del país de los Trujillo, la
renuncia de Balaguer y de los principales colaboradores del antiguo régimen.

Los días 18 y 19 de noviembre de ese año constituyeron el punto final para los remanentes
del trujillismo. En la Base Aérea de Santiago, el general Pedro Ramón Rodríguez Echavarría
se pronunció contra los Trujillo y lo mismo hizo el general Andrés Rodríguez Reyes en la
capital. Pero ya Ramfis Trujillo había decidido abandonar Santo Domingo con destino a
París, Francia, cosa que hizo el día 18, siendo seguido por sus tíos y otros familiares, que se
dirigieron hacia otros países. Pero antes de viajar al extranjero, Ramfis Trujillo, en persona,
se trasladó a una finca propiedad de su familia llamada Hacienda María (en las proximidades
de Haina), y allí, junto con algunos de sus más cercanos colaboradores, asesinó a los seis
héroes de la conjura del 30 de Mayo que desde junio guardaban prisión en las cárceles de la
dictadura, donde padecieron las más espantosas torturas. Ellos fueron Salvador Estrella
Sadhalá, Luis Manuel Cáceres Michel (Tunti), Roberto Pastoriza Neret, Huáscar Tejada,
Pedro Livio Cedeño y Modesto Díaz Quezada.

Tan pronto la población se enteró de que la familia Trujillo y algunos de sus colaboradores
más cercanos habían huido del país, la alegría fue colectiva. A lo largo del territorio nacional
muchedumbres se lanzaron a las calles a festejar la trascendental noticia, mientras otros
grupos se dedicaron a derribar bustos, estatuas,
17
Page
letreros, en fin, todo lo que simbolizara al dictador Trujillo y a su familia. Muchas
propiedades de los Trujillo también fueron objeto de la furia del pueblo que, durante tantos
años, había tenido que reprimir sus deseos de libertad. La capital de la República recuperó su
antiguo nombre de Santo Domingo y se inició el período que entonces se llamó “la
destrujillización”. Los dominicanos fueron preparándose gradualmente para una nueva forma
de convivencia en sociedad y mucha gente del pueblo comenzó a utilizar vocablos que antes
no formaban parte del léxico cotidiano, tales como: libertad, amnistía, derechos civiles,
justicia social y democracia, entre otros.

El proceso de democratización

En 1961 República Dominicana mostraba notables transformaciones en diferentes aspectos.


La población superaba los tres millones de habitantes; la división territorial y política del país
también había cambiado considerablemente, y de doce provincias que había en 1930, ahora,
tras la desaparición del tirano, el país contaba con 25 provincias y un Distrito Nacional.

Asimismo, una moderna infraestructura vial comunicaba las diferentes regiones del territorio
nacional, que ya no estaban tan distanciadas como en los tiempos anteriores a la Primera
Ocupación Militar Norteamericana de 1916, lo que posibilitaba un mayor intercambio
comercial y social entre diferentes pueblos.

Aun cuando todavía la mayor parte de la población vivía en zonas rurales, lo cierto es que a
partir de la desaparición de la tiranía trujillista la nación dominicana entró en un acelerado
proceso de urbanización y modernización política, económica y social inspirada en el modelo
de la democracia representativa.

El Consejo de Estado

Un gobierno colegiado, integrado por siete personalidades, llamado Consejo de Estado, fue
creado con el fin de preparar la transición hacia la nueva etapa política que anhelaba la
colectividad. El Consejo de Estado inició su gestión el primero de enero de 1962 y su
principal misión, además de promulgar una amnistía general y de propiciar una Asamblea
Constituyente para redactar una nueva Carta Sustantiva, consistía en organizar elecciones
generales para elegir los nuevos mandatarios de la
18
Page
nación. La consulta electoral fue fijada para el 20 de diciembre de 1962 resultando electo
presidente Juan Bosch, líder del Partido Revolucionario Dominicano.

Juan Bosch se juramentó el 27 de febrero de 1963 como el primer presidente dominicano


libremente electo en elecciones libres después de 30 años de dictadura. Su gobierno apenas
duró siete meses; sin embargo, durante ese breve período se lograron importantes conquistas
en el plano democrático, como fue la de impulsar la aprobación de una nueva Constitución
Política, que resultó ser la más avanzada del siglo XX dominicano.

El golpe septembrino

En la madrugada del 25 de septiembre de 1963, un grupo de militares encabezados por el


entonces secretario de las Fuerzas Armadas, mayor general Víctor Elby Viñas Román,
derrocaron el gobierno constitucional presidido por Juan Bosch, a quien apresaron y luego
obligaron a salir del país con destino a Puerto Rico. Los militares golpistas, que contaron con
el apoyo de poderosos sectores empresariales y políticos, disolvieron el Congreso,
restablecieron la Constitución de 1962, ordenaron la formación de un Gobierno Provisional y
declararon fuera de la ley a los partidos políticos calificados de comunistas o pro comunistas.
Terminó así el primer ensayo democrático en la República Dominicana después de la tiranía
trujillista.

La insurrección de Manaclas

El derrocamiento de Bosch tomó por sorpresa a mucha gente. La mayoría del pueblo,
empero, rechazó de plano el desatino de los militares golpistas, pero las medidas represivas
del gobierno de facto fueron efectivas impidiendo una reacción escalonada de las masas que
deviniera en una revuelta civil. Sin embargo, al cabo de casi dos meses tendría lugar un
levantamiento armado con el fin de restituir a Juan Bosch al poder.

El 29 de noviembre el Movimiento 14 de junio, con su principal líder a la cabeza, el doctor


Manuel Aurelio Tavárez Justo, declaró la guerra al Triunvirato tras sublevarse en diferentes
montañas del norte, este y sur del país.

En poco menos de un mes, el ejército del gobierno de facto logró derrotar a los
revolucionarios, quienes se fueron a las montañas sin haber recibido un riguroso
entrenamiento militar y sin haber hecho la coordinación necesaria para que en las
19
Page
ciudades, mientras ellos combatían al ejército en las montañas, se llevaran a cabo acciones de
guerrillas urbanas. La gran mayoría de los revolucionarios fue hecha prisionera, pero Manolo
Tavárez Justo y más de diez de sus compañeros que decidieron entregarse a las autoridades,
luego de reconocer que su causa estaba perdida en el plano militar, fueron fusilados el 23 de
diciembre de 1963.

Después de esos acontecimientos luctuosos, la caída del Triunvirato era cuestión de tiempo.
Pero transcurriría poco más de un año para que surgieran las condiciones objetivas y
subjetivas que hicieron posible deponer al Triunvirato. Así, en la madrugada del 25 de abril,
Donald Reid Cabral, presidente del gobierno de facto se vio forzado a renunciar, siendo
sustituido por José Rafael Molina Ureña, como presidente provisional. Molina Ureña había
sido presidente de la Cámara de Diputados en el gobierno de Juan Bosch y como el
presidente del Senado, que lo era Juan Casasnovas Garrido, no estaba en el país, de acuerdo
con la Constitución de 1963 le correspondía al primero desempeñar la Presidencia hasta que
su titular constitucional regresara al país.

La nueva crisis política que surgió a raíz del golpe que depuso al Triunvirato dividió a las
Fuerzas Armadas en dos bandos irreconciliables: el de los constitucionalistas, que en
principio lideraba el coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez (quien se encontraba en el
exilio), y el de los adictos al Triunvirato, que además se oponían al retorno de Bosch. Este
último grupo, con asiento en la Base Aérea de San Isidro, donde operaba el poderoso CEFA,
lo dirigía el coronel Elías Wessin y Wessin.

Los militares constitucionalistas, entre los que se destacaban Francisco Alberto Caamaño,
Manuel Núñez Noguera, Hernando Ramírez, Héctor Lachapelle y otros, decidieron distribuir
armas entre la población civil a fin de oponer resistencia al grupo militar de San Isidro y
también al grupo de San Cristóbal, que habían designado una Junta Militar que apenas duró
tres días. En cuestión de horas, estos dos bandos militares iniciaron una serie de
enfrentamientos bélicos que desencadenaron en lo que se conoce como Revolución de Abril.

La guerra patria

El presidente de los Estados Unidos, Lyndon B. Johnson, atendiendo a una petición que le
hizo la Junta Militar de San Isidro, ordenó el envío a la República Dominicana de tropas de
la Infantería de su país con el propósito de proteger las vidas de
20
Page
ciudadanos norteamericanos que “supuestamente estaban en peligro”. Fue la segunda ocasión
en que, durante el siglo XX los Estados Unidos ocupaban militarmente República
Dominicana; pero, a diferencia del período 1916-1924, la ocupación militar de 1965, que
comenzó el 28 de abril, no abarcó todo el territorio nacional, sino que se limitó a la ciudad
capital.

En cuestión de días, aproximadamente 42,000 soldados norteamericanos, apoyados por una


imponente escuadra naval que incluía portaaviones, tanques de guerra, helicópteros y los más
sofisticados armamentos, ocuparon la ciudad Primada de América y de inmediato
establecieron un corredor de seguridad que dividió en dos zonas la capital de la República.

La guerra de 1965 (que a raíz de la intervención americana devino en Guerra Patria) arrojó
más de 5,000 muertos y cientos de heridos. Asimismo, agudizó la crisis económica de la
nación y reavivó el antagonismo tradicional entre los sectores liberales y conservadores que
desde la fundación de la República se han enfrentado tratando de controlar el poder político.

21
Page

También podría gustarte