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“POPOL VUH” (Partes 1 y 2)

Guión

1. Personajes:

• Narrador
• Gucumatz
Primos de Hunahpú e Ixbalanqué
• Huracán
• Ixbalanqué
• Hunahpú
Señores de xibalbá (2 personas)
• Hombres – animales (4 personas)
• Abuela (Ixmucané)

2. Obra teatral:

PARTE 1:

NARRADOR: todo estaba en suspenso, en silencio, todo inmóvil y callado. Los Dioses Gucumátz y Huracán
estaban reunidos, se habían encontrado a dialogar, se habían encontrado para crear el mundo.

HURACÁN: ¡Que el agua se retire y que por fin la tierra sobresalga de entre estas!

NARRADOR: primero se formaron las montañas y los valles; se dividieron las corrientes de agua, brotaron
cipresales y pinares, y comenzaron a crecer plantas de todos los tamaños y formas. La tierra firme había
acabado de nacer.

Gucumatz: ¿Sólo silencio en inmovilidad habrá bajo los árboles y los bejucos?, conviene que haya quien los
guarde y viva alrededor de estos.

NARRADOR: luego, hicieron a los animales grandes y pequeños: venados, aves, serpientes, jaguares y
culebras.

[Aparecen unos animales]

HURACÁN: ¡Animales, hablen y griten según su especie!

[Se escuchan gritos y gemidos de animales]

GUCUMATZ: Démosle morada a cada uno de ellos. Loa venados dormirán en las laderas de los ríos, las aves
en las cúpulas de los árboles…

NARRADOR: Así fue designado un lugar a cada animal sobre el mundo que acababa de nacer.

HURACÁN: ¡No pueden decir nuestros nombres!, por esto serán castigados, ahora se matarán y comerán
unos a otros.

HURACÁN y GUCUMATZ: ¡Que aclare, que amanezca en el cielo y en la tierra!, no habrá gloria ni grandeza
en nuestra creación y formación hasta que exista la creatura humana, el hombre formado.

GUCUMATZ: ¡Hagamos unos hombres de barro!

[Aparecen unos débiles hombres de barro]


NARRADOR: Los dioses, al ver que sus hombres de barro no estaban bien, destruyeron su idea.
HURACÁN: ¡Hagamos entonces, unos hombres de madera!

[Aparecen unos rígidos hombres de madera]

Narrador: Hicieron así unos hombres de madera que aprendieron a hablar y se esparcieron por todo el
mundo. Pero pronto se dieron cuenta de que estos tampoco estaban bien.

GUCUMATZ: Estos hombres no tienen alma y se han olvidado de nosotros que fuimos sus creadores.

HURACÁN: ¡Enviemos un diluvio que acabe con todos ellos!

NARRADOR: Y así lo hicieron. Enviaron un diluvio que terminó con los hombres de madera, pero los pocos
que sobrevivieron a este, se convirtieron en monos. Es por estos que los monos son tan parecidos a los
hombres. Pero de repente, los animales comenzaron a recolectar para los dioses maíces blancos y amarillos
con los que los dioses crearon la carne y la sangre de los hombres.

[Aparecen 4 hombres de maíz]

HURACÁN: Estos hombres son muy hermosos e inteligentes y pueden verlo todo, tanto lo grande como lo
pequeño.

GUCUMATZ: Esto no está bien, voy a nublarles la vista para que sólo puedan ver lo cercano, para que no
puedan saberlo todo pues parecen dioses.

[Los hombres actúan como casi ciegos y luego caen dormidos]

HURACÁN: Aprovechemos ahora que duermen y creemos a las mujeres.

[Los hombres despiertan y ven a las mujeres]

HOMBRE 1: Son hermosas, pero el sol aún no ha salido… bailemos a los dioses para que nos devuelvan la
luz.

[Hombres y mujeres bailan por un largo rato mientras se prepara la 2°a parte]

PARTE 2:

NARRADOR: Mientras tanto, los dioses Hunahpú e Ixbalanqué planeaban una venganza, eran hermanos
gemelos y vivían con sus primos y su abuela Ixmucané.

[Salen Hunahpú e Ixbalanqué y sus primos]

HUNAHPÚ: vamos primos a cazar animales.

[Intentan disparar y/o atrapar unos animales]

IXBALANQUÉ: Primos, ayúdennos a atrapar a ese pájaro, trepen al árbol y bájenlo para nosotros.

PRIMO 1: ¡Ayúdennos, ya no podemos bajar de aquí!

HUNAHPÚ: Cojan unos pañuelos y deslícense por las ramas.

PRIMO 2: ¿Qué nos han hecho? ¡Nos hemos convertido en monos!


[Actúan como monos y aparece la abuela]

IXBALANQUÉ: Abuela aquí están nuestros primos.

[La abuela se empieza a reír]

HUNAHPÚ: Hasta que no termines de reír tus nietos no volverán a ser hombres.

NARRADOR: Así los días pasaron y la abuela no pudo parar de reír.


[La abuela y los primos se retiran]

NARRADOR: Un día Ixbalanqué y Hunahpú se encontraron un juego de pelota de sus padres.

[Se muestra que Hunahpú e Ixbalanqué juegan a la pelota y Se muestra a los señores de Xibalbá hablando
entre sí]

S. de XIBALBÁ 1: ¿Por qué juegan a la pelota?

S. de XIBALBÁ 2: ¿No saben que sus padres murieron por esto?

S. de XIBALBÁ 1: ¡Enviemos al mensajero para que vengan a jugar con nosotros y podamos derrotarlos como
hicimos con sus padres!

[Sale el mensajero desde donde se encontraban los señores y llega hasta donde Hunahpú e Ixbalanqué están
jugando]

MENSAJERO (uno de los hombres-animales): Traigo un mensaje de los señores de Xibalbá, dicen que vayan
a jugar con ellos a la pelota y que lleven sus instrumentos de juego: los aros, los guantes y la pelota.

NARRADOR: Apenas oyeron el mensaje, los dos hermanos salieron camino a Xibalbá, el mundo espiritual.

(Llegan a Xibalbá y se encuentran con los señores de Xibalbá)

S. de XIBALBÁ 1: ¡Bienvenidos sean ustedes! Ahora, vamos a jugar a la pelota.

(Los señores atacan a los hermanos)

HUNAHPÚ: ¿Por qué tratan de matarnos? ¡Vámonos de aquí!

S. de XIBALBÁ 2: ¡No se vayan muchachos!, jugaremos con su pelota.

(Empieza el juego y los hermanos ganan)

NARRADOR: Después de un largo juego, los señores de Xibalbá fueron vencidos por Hunahpú e Ixbalanqué.
Pero los señores no dejaron que Hunahpú e Ixbalanqué se marcharan, y los enviaron noche tras noche a una
serie de pruebas, como la casa del frío, de la obscuridad, la casa de los jaguares y la casa de los murciélagos.

(Entran a la casa de los murciélagos, los hermanos se esconden detrás de un muro, pero Hunahpú asoma la
cabeza y se la cortan)

NARRADOR: Los dioses se apoderaron de la cabeza de Hunahpú y se la llevaron, pero se distrajeron con
unos animales que pasaban por ahí, e Ixbalanqué tomó la cabeza de su hermano y lo revivió. Pero un día los
hermanos fueron con los señores de Xibalbá hacia una hoguera, y allí murieron.los señores de Xibalbá
echaron al río sus huesos, y Hunahpú e Ixbalanqué renacieron como peces, y luego como grandes
hechiceros, que se mataban uno al otro y se revivían.

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