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productividad
25 SEPTIEMBRE 2009 POR YORIENTO - MODIFICADO EL 7 AGOSTO 201539
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En el blog hablo
frecuentemente de productividad personal y profesional. Muchos piensan que se
trata de un tema aburrido que habla sólo de métodos y de sistemas de
organización formalizados, pero en realidad las herramientas más importantes
para gestionar la propia vida de una forma más satisfactoria suelen ser dos
sencillas preguntas:
¿No tienes la sensación a veces de que el trabajo no te cunde y que por mucho
que te esfuerzas no pareces ir en la dirección que quieres? Como en la viñeta, tal
vez intentar sacarle más punta sea incluso contraproducente.
Una gestión eficiente de la vida cotidiana tiene más que ver con dejar de hacer y
de perseguir lo que NO queremos que con organizarnos mejor para conseguirlo.
Os presento siete historias ya «clásicas» en Yoriento que intentan responder a
siete preguntas facilitadoras de la planificación que tienen que ver con factores o
variables fundamentales relacionados con la productividad:
¿Cuáles son mis verdaderos INTERESES? ¿Estoy preparado para vivir con
simplicidad, o me complico la vida con planes y objetivos innecesarios y
artificiosos?
El Rey Pirro y el filosofo. Un filósofo cínico vivió largo tiempo en la Corte del rey
Pirro.
Pirro, que era un conquistador, una especie de Alejandro de los persas, estaba
constantemente haciendo planes de invasión y de conquista.
Un día llegó donde el filósofo, quién se encontraba tumbado a la sombra de un
árbol en el jardín del palacio, y le dijo
-“He hecho un plan y mañana mismo salgo con mi ejército. Vamos a cruzar el
estrecho y a conquistar toda Grecia, todo el Peloponeso”.
A lo cual respondió el filósofo -“Muy bien. ¿y después qué?”.
-“Después continuaremos adelante, hacia Italia”, respondió Pirro.
-«¿Y después?”, interrogó nuevamente su interlocutor.
-“Pues seguiremos y procuraremos llegar hasta el final del mundo”.
-“Bueno, muy bien, ¿y después?”.
– “Bueno, ya después habré conquistado todo el mundo”.
“¿Y entonces qué?”, volvió a preguntar el filósofo.
Y dijo Pirro: -“Entonces podré descansar”.
Ante lo cual el filósofo concluyó -“Bueno, si de lo que se trata es de descansar, por
qué no te sientas aquí conmigo bajo este árbol y empezamos directamente, sin
tanto trajín”.
PREGUNTA 2.
Cuento de la afiladora de lapices. Una mujer decidió un día que su deseo más
ferviente era convertirse en escritora. Salió temprano de su casa y compró 5000
lápices y un brillante sacapuntas. Desde ese momento la familia debería hablar
susurrando y andar de puntillas por la casa para no molestar a su novelista
preferida. Esa misma tarde se sentó en su escritorio, cogió del cesto uno de los
lápices, lo afiló esmeradamente con el lustroso sacapuntas y se dispuso ufana a
escribir su libro.
Pasaron las horas y mientras esperaba la inspiración afiló con dedicación muchos
otros lápices con el reluciente sacapuntas. Al final del día no había redactado una
sola palabra. Todas las mañanas afilaba sus lápices y se preparaba para cumplir
su sueño de escribir un libro.
Un día se dio cuenta de que jamás lograría empezarlo y terminó de afilar con
deleite y perfección el resto de los lápices que le quedaban con el radiante
sacapuntas. Y así, sin quererlo, se convirtió en la campeona del mundo afilando
lápices, en la más experta afiladora de la Tierra.
PREGUNTA 3.
PREGUNTA 4.
¿Actuaré con determinación y DECISIÓN para obtener nuevas experiencias y
oportunidades, o me mantendré en terreno conocido para no cometer
errores y evitar asumir riesgos?
Historia del ratón indeciso. Un ratón entró de noche en una tienda. Olía todas las
cosas buenas que había allí dentro: la mantequilla, el queso, el tocino, el
chocolate, el pan…Así que se levantó sobre las patas traseras estirando el hocico
y soltando un silbido de alegría. Pero, ¿con qué debería empezar primero? Le iba
a hincar el diente a un paquete de mantequilla cuando desde algún lado le llegó el
aroma riquísimo a tocino y desde otro lado el olor irresistible del queso.
PREGUNTA 5.
– Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer
que quepan más cosas.
-¡No!, concluyó el experto: Lo que esta lección nos enseña es que si no colocas
las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después.
PREGUNTA 6.
Un pianista famoso daba un recital en una fiesta. La anfitriona le dijo: Haría lo que
fuera por tocar como usted. El pianista la miro pensativo y replicó: no, no haría lo
que fuera. La anfitriona avergonzada frente a sus invitados dijo: sí, haría cualquier
cosa.
El pianista negó con la cabeza: le fascinaría tocar como yo en este momento pero
no estaría dispuesta a practicar ocho horas diarias al día durante los próximos 20
años para alcanzar este dominio.
PREGUNTA 7.
Animado por las palabras del capataz, el leñador se decidió a mejorar su propio
trabajo al día siguiente. Así que esa noche se acostó bien temprano. A la mañana
siguiente, se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo su
empeño, no consiguió cortar más de quince árboles. -Debo estar cansado -pensó.
Y decidió acostarse con la puesta de sol.
Para todo problema siempre existe más de una solución. No obstante, entre
ellas encontramos las de corto, mediano y largo plazo. Dependerá de cada
persona decidir cuál es la que aplicará para conseguir el resultado eficaz
que tanto busca.
Todas las noches el hombre de limpieza quitaba las marcas del espejo,
pero al día siguiente las alumnas las volvían a dejar. Finalmente, el
director de la institución se dio cuenta de que debían hacer algo.
Una a una llamó a todas las niñas al baño y las reunió allí con el
empleado de mantenimiento. Les explicó que sus travesuras causaban
un gran problema al conserje, que todas las noches se veía obligado a
limpiar la superficie de vidrio.
Chicas posan para una foto usando su uniforme de la escuela. | Foto: Wikimedia Commons
Para demostrarles a las estudiantes lo engorroso que resultaba limpiar
las huellas de labial, le pidió al empleado que les mostrara el esfuerzo
que tenía que hacer para dejar nuevamente el espejo reluciente.
Una vez, navegando los siete mares, el vigía vio que se acercaba un
barco pirata y la tripulación del barco se volvió loca de terror. El capitán
Bravo gritó: “¡Traigan mi camisa roja!”. Y llevándola puesta animó a sus
hombres al ataque, y vencieron a los piratas.
Barco pirata para turistas. | Foto: Wikipedia
Días más tarde, el capitán vio otros dos barcos piratas, así que pidió
nuevamente su camisa roja y la victoria volvió a ser de ellos.
Esa noche, sus hombres le preguntaron por qué pedía la camisa roja
antes de entrar en batalla, y el capitán contestó: “Si soy herido en
combate, la camisa roja no deja ver mi sangre y mis soldados continúan
peleando sin miedo”.
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Fuentes: Jokesoftheday.net , Chistesgeniales.com.co
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