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Negocios Internacionales
PepsiCo en la India
A pesar de que PepsiCo cuenta con
operaciones en casi 150 países y territorios,
su director general, D. Wayne Calloway, ha
dicho: “Seguimos siendo una compañía
estadunidense con intereses en el exterior. Y
esto cambiará a lo largo de la década de
1990. Habremos de convertirnos en una
compañía de productos de consumo
verdaderamente global”. Uno de los pares esenciales de esa estrategia fue el lanzamiento
en 1990 de una sociedad en participación de esta compañía en la India para la producción
de batanas y bebidas gaseosas. En ese entonces, la compañía anunció planes para la
inversión en eses país de mil millones de dólares en la década de 1990. Calloway aseguró,
asimismo: “Nos concebimos como socios del progreso de la India…Nuestro propósito es
ofrecer los tipos de productos, tecnologías y conocimientos de comercialización más
acordes con las prioridades indias.”
El mercado de las bebidas gaseosas de la India ha crecido con rapidez. Cuando Coca-Cola
lo abandonó, las ventas anuales ascendían a poco más de 500 millones de botellas al año.
En 1990 eran ya de 3000 millones de botellas anuales y se esperaba que se cuadruplicaran
a lo largo de la década. Se espera asimismo que, dado su crecimiento demográfico, la india
sustituyera a China como el país más poblado del mundo. Además, la clase media de India
es mucho mayor que la china; se le calculaba en 150 millones de personas cuando PepsiCo
entabló negociaciones formales con el Gobierno indio. En 1992, este merado se estimaba ya
en 300 millones de personas. Además, muchos observadores prevén que la India habrá de
convertirse en un gigante económico; así, ingresos más altos deberán traducirse en más
ventas. Otro indicio del potencial de mercado de la India es la estimación de su consumo
per cápita en 1989, de solo 3 botellas al año, en tanto que el del país vecino de Pakistán era
de 13 botellas al año. Coca-Cola vendía 122 botellas per cápita al año en América Latina,
también región de bajo nivel de ingresos.
En la India se estudiaban, caso por caso, las propuestas de inversión extranjera, con la
necesaria aprobación de los más altos niveles gubernamentales. Cuando PepsiCo emprendió
sus negociaciones, la máxima participación accionaría en una empresa india que se permitía
a los inversionistas extranjeros era de solo 40 por ciento. Además, se exigía a las compañías
extranjeras fomentar exportaciones para compensar tanto la importación de equipo y
componentes como el pago de dividendos.
Dada esta sensibilidad política, las negociaciones tendían a prolongarse y por lo general eran
públicas. Cabía esperar, además, que el proceso se detuviera en periodos electorales, ya que
los políticos temían reacciones adversas en caso de mostrarse favorables a la entrada de
compañías extranjeras al país. Por ejemplo, cuando PepsiCo inició sus negociaciones,
Guillette había recibido poco tiempo atrás la aprobación de una inversión. Su interés en estar
presente en la India se debía a que esta nación ostenta el primer lugar mundial en ventas
unitarias de navajas de afeitar. Dedicó siete años a las negociaciones, lapso durante el cual
ocurrieron dos cambios de Gobierno y, por fin, aceptó una participación accionaria de 24
por ciento, la exportación de 25 por ciento de su producción y la no utilización de su marca
en sus productos. La cuestión de la marca ha sido importante para las autoridades indias,
debido a la opinión de que muchos consumidores habrán de juzgar equivocadamente que
un producto asociado con el extranjero es mejor y en vista de las mayores posibilidades de
continuidad que ofrece una marca de asociación local en caso de que el inversionista
extranjero abandone el mercado por decisión propia o a instancias del Gobierno.
Coca-Cola e IBM dejaron la India casi al mismo tiempo a causa de las estrictas restricciones
de operación que, tras su arribo, se impusieron en ese país. Coca-Cola objetó tres demandas
gubernamentales: la reducción de la participación accionaria de 100 a 40 por ciento, la
divulgación de su fórmula el empleo de dos maras para que los consumidos indios se
familiarizaran con un logotipo local. Esta compañía se mostró muy firme en lo referente a
las dos últimas demandas. Siempre ha confiado en la mística de una fórmula secreta en su
promoción y temía una expropiación en cuanto se aceptara la nueva marca.
Por lo demás, las compañías extranjeras están cada vez más convencidas de que los
competidores indios se sirven de su gran influencia para impedir la competencia foránea.
Oficialmente, se le notifica a una compañía extranjera que su solicitud entraña “dificultades
políticas”, pero tras bastidores los líderes empresariales indios se confabulan con los líderes
políticos del país. Por ejemplo, cuando en 1977 Coca-Cola recibió las instrucciones ya
mencionadas. Remas Chauhan de Parle Exports era aliado del primer ministro. Moraji Desai,
mientras que los ejecutivos de Coca-Cola simpatizaban con Indira Gandhi, jefa del partido
opositor.
Las negociaciones
PepsiCo y sus socios propusieron que la nueva compañía se ubicara en el estado de Punjab,
de gran inestabilidad política, pero en el que contaban con el apoyo de los líderes sijs,
quienes adoptaron públicamente su causa. Explicaron que el terrorismo sij podría
apaciguarse con la generación de empleos la prestación de ayuda a los agricultores de la
región. Calcularon que la inversión permitiría crear 25000 empleos en el Punjab y otro tanto
en otras partes. Señalaron asimismo que China y la entonces Unión Soviética ya habían
permitido la entrada de productores extranjeros de refrescos, de modo que la India se había
rezagado en relación incluso con otros países socialistas. Adujeron que la nueva tecnología
y conocimientos pondrían fin a parte del desperdicio de frutas de Punjab, estimando en
alrededor de 30 por ciento. A fin de cuentas, alegaron que la falta de competencia con
compañías extranjeras había mantenido tanto a los precios como a los márgenes de utilidad
en un nivel artificialmente alto, de manera que las compañías locales tenían pocos incentivos
para crecer y esparcirse. Las ventas competitivas de refrescos se limitaban
fundamentalmente a las grandes ciudades.
Los opositores arguyeron que capital extranjero e importaciones debían restringirse a las
áreas de alta tecnología en la que la India carecía de experiencia, que la propuesta de la
compañía de producir alimentos procesados (como papas fritas, frituras de maíz, bebidas de
frutas y salsas) solo significaría el desplazamiento de lo que podía producirse en el país y
que el equipo importado perjudicaría a la balanza de pagos de la India. De igual manera, los
periodistas insistieron en que PepsiCo estaba vinculada con la CIA y que su propósito era
debilitar la independencia india.
Mientras tanto, en 1987 otra compañía estadounidense, Double-Cola, concluyó con éxito
una negociación secreta, la cual se había prolongado seis años. De acuerdo con el pacto
convenido, esta compañía abriría de inmediato tres plantas embotelladoras, y luego
veintisiete más. Double-Co gozaba así de una ventaja: se hallaba bajo el control de indios
residentes en Londres, y el primer ministro de India, Rejiv Gandhi, deseaba atraer inversiones
de nacionales indios de fuera del país. Esta compañía se comprometió a utilizar materias
primas nacionales y a reinvertir sus utilidades en el país.
El acuerdo con el grupo encabezado por PepsiCo, el cual se firmó en 1988, incluía las
siguientes condiciones:
1. La compañía exportaría cinco veces el valor de sus importaciones, unos 150 millones
de dólares en su primer periodo de operación, de diez años de duración.
2. Las ventas no excederían 25 por ciento de las ventas de la sociedad en participación.
3. PepsiCo limitaría su participación de propiedad
a 39.9 por ciento.
4. Se exportaría 75 por ciento del concentrado.
5. La sociedad crearía un centro de
investigaciones agrícolas.
6. La compañía podría vender Pepsi Era, 7-up Era
y Mirinda Era.
7. La sociedad instalaría plantas procesadoras de frutas y verduras.
Secuelas y regeneración
Una vez aprobada la empresa de PepsiCo, Coca-Cola presentó una solicitud para
reincorporarse al mercado indio mediante la instalación de una planta de producción en
una zona de procesamiento de exportaciones. Producir de esa manera le permitiría
vender en la India, antes que en mercados de exportación, 25 por ciento de su
producción. Esta propuesta representa una amenaza para PepsiCo, ya que en la india
aún se tenía un claro recuerdo de la marca Coca-Cola, es más, existía un contrabando de
latas de Coke (Coca-Cola) procedentes de Nepal. Pero luego de 16 meses, la solicitud de
Coca-Cola fue rechazada, lo que impulsó a un ejecutivo de esta compañía a comentar
que la India “no cumple siquiera sus propias reglas”.
A finales de 1989 asumió el poder un Gobierno de minoría encabezado por V.P. Singh
como primer ministro. Como ministro de finanzas a mediados de la década de 1980, este
había promovido la liberación de la IED. Sin embargo, tras subir al poder hizo casi de
inmediato declaraciones contradictorias sobre tal tipo de inversión. A principios de 1990,
la empresa de PepsiCo inició la producción de batanas y anunció que la de bebidas
gaseosas comenzaría el verano siguiente. El primer ministro Singh informó por su parte
que el Gobierno revisaría el acuerdo con aquella compañía.
Elegido primer ministro en 1991, P.V. Narasimha Rao impulsó grandes cambios
económicos entre ellos una actitud más receptiva ante la IED. Se estableció entonces un
Consejo promotor de la inversión extranjera y se hicieron cambios a los requerimientos
de propiedad, por efecto de los cuales se autorizó a los extranjeros una participación de
propiedad de 51 por ciento en las compañías. Las nuevas políticas generaron confianza
en los inversionistas extranjeros, de modo que tanto IBM como Coca-Cola se
reincorporaron al mercado. Esta última anunció que volvería en 1993 mediante una
sociedad en participación con Parle Exports y accedió a exportar tres veces el valor de
sus importaciones; informó asimismo que exportaría cajas de bebidas embotelladas en
envases de plástico, como compensaciones de sus importaciones de concentrado. Tres
años después, las autoridades de la India aprobaron un proyecto de expansión de Coca-
Cola por 700 millones de dólares.
Sin embargo, en 1995 los detractores políticos de la IED obtuvieron tanta fuerza que
obligaron 400 militantes rompió envases de Pepsi y quemó carteles con el emblema de
esta compañía durante una marcha de protesta. El primer restaurante Kentucky Fried
Chicken (KFC) de PepsiCo en Bangalore tuvo que ser protegido por la policía a causa de
amenazas, y más tarde se le cerró temporalmente en virtud de acusaciones de uso
excesivo de glutamato mono sódico y de que la industria del pollo arrebataba
extensiones agrícolas a la producción de alimentos tradicionales. El segundo restaurante
KFC, en Nueva Delhi, también fue cerrado durante un mes, dado que en la cocina se
encontró dos moscas. Además, las ventas tanto de PepsiCo como de Coca-Cola se
suspendieron temporalmente a causa de que el precio impreso en los envases casi se
había borrado ya.
Bibliografía