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1 NOVIEMBRE

Fiesta de Todos los Santos Santos: Juan, Audomaro, Austremonio, Vigor, Marcelo, Licinio,
obispos; Diego, presbítero; Cesáreo, Sabas, Dacio, Benigno, Cirenia, Juliana, Pedro de Barco de
Ávila, mártires; Severino, monje.
1 de Noviembre Fiesta de todos los Santos Muchos hombres y mujeres de toda clase y condición, que
nos han precedido, han llegado ya al Cielo y disfrutan para siempre de Dios. Son muchos más que los
beatificados y canonizados. Su vida y nombres nos son desconocidos, pero gozan ya de la
bienaventuranza. Esa multitud innumerable es para nosotros ejemplo ya que ellos pasaron por todas las
vicisitudes por las que puede pasar cada hombre y mujer que llega al mundo y fueron fieles a Dios en
esas circunstancias. También acudimos a su poderosa intercesión ante Dios. Cuando los celebramos
recordamos la santidad a la que todos estamos llamados.

2 NOVIEMBRE
Conmemoración de los Fieles Difuntos. Santos: Vistorino, Teódoto, Vigor, Jorge, obispos;
Amigo, Maura, Eustoquio, Domnino, Justo, Romualdo, confesores; Acíndino, Carterio,
Estiriaco, Eudaxio, Agapio, mártires; Daría Bochana viudas; Marciano, Ernino, eremitas;
Agauno, abad.
2 de Noviembre Conmemoración de todos los fieles difuntos Además de los que ya consiguieron la
Salvación eterna, muchos hermanos nuestros esperan la purificación de sus pecados para poder dar
definitivamente el abrazo al Padre. Son las almas que están en el Purgatorio. Les podemos ayudar
durante todo el año a acortar el tiempo de su estancia con nuestras buenas obras y con los sufragios, de
modo especial con la Santa Misa. Hoy, de modo especial, en toda la Iglesia se ofrecen oraciones y
limosnas por ellos.

3 NOVIEMBRE
Santos: Martín de Porres, Cuarto, Silvia, confesores; Huberto patrono de los cazadores, Engracia
y los innumerables mártires de Zaragoza; Armengol, Domnino, Pirmio, obispos; Valentín,
presbítero; Hilario, doctor; Germán, Teófilo, Cirilo, Mariano; Cesáreo, Vidal, mártires; Roberto
Mayer, beato.
3 de Noviembre San Martín de Porres, religioso (1579-1693) Nació el año 1579 en Lima (Perú).
Fue hijo de padre español y de madre mulata. De jovencito aprendió el oficio de barbero-citujano que,
al ingresar en la Orden de los Dominicos como hermano lego, ejerció ampliamente a favor de los
enfermos más pobres. Sobresalió por su humildad, espíritu de penitencia y amor a la Eucaristía. Murió
el año 1639.

4 NOVIEMBRE
Santos: San Carlos Borromeo, cardenal, Patrono de Banca y Bolsa. Porfirio, Vidal Agrícola,
mártires; Amancio, Nicandro, Próculo, obispos; Emerico, Filólogo, Patrobas, confesores; Hermas,
Pierio, presbíteros; Modesta, virgen; Juanicio, abad.
4 de Noviembre San Carlos Borromeo, Obispo (1538-1584) Nació el año 1538 en Arona (Italia).
Terminados sus estudios de derecho, su tío el papa Pío IV lo nombró cardenal y le encomendó diversos
asuntos del papado. Más tarde fue nombrado obispo de Milán donde fue un verdadero pastor de su
grey, entregándose sin reservas a los fieles. Cuidó con esmero a sus sacerdotes, convocó sínodos y
decretó muchas disposiciones destinadas a poner por obra los mandatos del Concilio de Trento. Su
labor supuso una mejora de las costumbres y un incremento de la vida cristiana en su diócesis. Murió
el día 3 de Noviembre del año 1584.
5 NOVIEMBRE
Fiesta de todos los santos de la Compañía de Jesús. Santos: Zacarías, profeta, e Isabel (Elsa,
Elisa, Liliana, Lisa, Babet, Betty); Galación, Epistema, Filoteo, Domnino, Teótio, Silvano, Félix,
Eusebio, mártires; Marcos, Fibicio, Román, obispos; Leto, presbítero; María Rafols, fundadora de
las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, beata.
5 de Noviembre San Zacarías y Santa Isabel (Antiguo Testamento) La alabanza más sintética,
autorizada y profunda que se ha dicho de este matrimonio es que «ambos eran justos ante Dios». Fue
nada menos que el evangelista san Lucas quien la hizo. Se sabe que él era sacerdote del templo de
Jerusalén y que su esposa Isabel era pariente —puede ser que prima— de la Virgen María. Se sabe,
también por el testimonio evangélico y por sus propias palabras, que eran ya mayores y que no habían
logrado tener descendencia por más deseada que fuera. Un día, cumple Zacarías el oficio sacerdotal y,
mientras ofrece el incienso, ve un ángel —se llama Gabriel— que le dice: «Tu oración ha sido
escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo al que pondrás por nombre Juan». Aunque Zacarías
es un hombre piadoso y de fe, no da crédito a lo que está pasando. Cierto que los milagros son posibles
y que Dios es el Todopoderoso, cierto que se cuenta en la historia un repertorio extenso de
intervenciones divinas, cierto que conoce obras portentosas del Dios de Israel, pero que «esto» de tener
el hijo tan deseado le pueda pasar a él y que su buena esposa «ahora» que es anciana pueda concebir un
hijo... en estas circunstancias... vamos que no se lo cree del todo por más que a un ángel no se le vea
todos los días. El castigo por la debilidad de su fe será la mudez hasta que lo prometido de parte de
Dios se cumpla. Cuando nace Juan —el futuro Bautista— Zacarías recupera el habla, bendice a Dios y
entona un canto de júbilo, profetizando. También Isabel prorrumpió en una exclamación sublime —
que repetimos al rezar cada Avemaría— cuando estaba encinta y fue visitada por la Virgen: «Bendita
tú entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre». Añadiendo: «¡Feliz la que ha creído que se
cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte de Dios!». Con Zacarías e Isabel la fe es aclamada
con exultación y reconocida en su inseparable oscuridad.

6 NOVIEMBRE
Santos: Andrés, Emiliano, Esteban, Severo, obispos; Beatriz, Gala, Fulviano, Aquerico,
Guillermo, Cronan, Maulán, Vinoco, Leonardo, confesores; Iltuto, Lauteno abades; Atico, Sofía,
Comasia, mártires.
6 de Noviembre San Severo († 303) Quizá fue por estas tierras donde se cumplió el deseo de San
Pablo puesto por escrito de venir a evangelizar España. El caso es que desde los primeros tiempos
cristianos se cuenta con una hermosa comunidad de fieles de Jesucristo en la romana provincia
tarraconense. Es un colectivo abundante y bien cuidado que ya cuenta con mártires, desde la
persecución de Valeriano, como San Fructuoso. A San Severo se le sitúa concretamente, en Barcelona.
No tenemos datos sobre su nacimiento e infancia. También se desconocen testimonios históricos de su
acción pastoral, de su muerte y de su sepultura. Algún historiador ha llegado a negar, por estos
motivos, incluso la existencia de San Severo. Se conocen las actas de su martirio redactadas en tiempo
posterior y con añadiduras e interpolaciones, habituales en este tipo de relatos de mediados del siglo
VI. Es frecuente encontrar mezclas de elementos que bien pueden ser adecuados a la veracidad de los
hechos con otros elementos apócrifos provenientes del cariño, respeto y simpatía con que los creyentes
adornan con imágenes que, provenientes de la fantasía —por una parte convincentes y por otra parte
ejemplarizantes—, acercan al momento presente la personalidad del modelo del que se habla. Se
incluyen en este tipo de relato aderezos que pretenden resaltar la Providencia de Dios complacido en la
actitud decidida hasta la muerte del mártir o del santo. Al relator nos atenemos. La época del
acontecimiento está situada durante la persecución de Diocleciano, soliviantado por el césar Galerio,
que se propone, para depurar el ejército, eliminar del imperio el nombre cristiano. El presidente
Daciano, que centra su atención en quienes hacen cabeza para escarmiento del pueblo, ha tomado muy
a pecho la orden de exterminio. San Severo es obispo de Barcelona por el año 300. Se le conoce como
un pastor entregado ejemplar y completamente a su rebaño que ha sabido distinguirse por su celo y
fidelidad a la fe. Sabe que las órdenes de Daciano son tajantes en lo que atañe a poner por obra los
edictos del emperador. Piensa en un primer momento esconderse para seguir ayudando a los fieles
desde la clandestinidad y pasa al Castro Octaviano, al otro lado de la montaña. En su marcha se
encuentra con Emeterio, que siembra sus tierras y a quien reconoce como cristiano. El obispo le anima
a perseverar en la fe aún en la persecución presente, encargándole de decir la verdad a sus
perseguidores, en el caso de que se presenten. Al separarse —cándida narración—, Dios interviene
haciendo que las habas del campo recién sembrado crezcan y se pongan en flor. Al acercarse los
soldados pidiendo información a Emeterio, él les dirá: «ha pasado por aquí» y, cuando le pregunten por
el tiempo contestará enfáticamente: «cuando sembraba estas habas». El buen cristiano no ha querido
ofender a Dios con la mentira, ha obedecido a su obispo, y, al mismo tiempo, ha puesto los recursos
humanos para salvar la vida del fugitivo. Pero nada de esto impide que los soldados, furiosos, se
sientan burlados, lo apresen y lleven ante el tribunal del presidente. El obispo Severo, acompañado de
otros sacerdotes, ha tomado la decisión de presentarse voluntariamente a los romanos. Donde hoy es
San Cugat, son decapitados los sacerdotes acompañantes del obispo y Emeterio; se espera la
claudicación de Severo obispo a la vista de tanta atrocidad. Ante su pertinaz resistencia en la tortura y
en los azotes con látigos emplomados, un verdugo coloca un clavo en su cabeza y otro sayón la
atraviesa de un mazazo. Bien hacen los barceloneses en honrar hoy la memoria de este obispo santo en
la conocidísima y barroca Iglesia de San Severo, cercana a la catedral. Antes que ellos, ya le tuvo
devoción el rey Fernando el Católico y, antes aún, el rey Martín de Aragón fue curado de gangrena en
una pierna próxima a la amputación.

7 NOVIEMBRE
Santos: Florencio, Rufo, Herculano, Prosdócimo, Engelberto, Restituto, Willibrordo, obispos;
Aquiles, Agomar, Ernesto, Lázaro, confesores; Amarando, Leopardo, Melasipo, Antonio, Casina,
Taurión, Tesalónica, mártires; Gertrudis, abadesa; Aeverino, monje.
7 de Noviembre San Willibrordo († 739) No hay noticias de su muerte. Lo último que sabemos de él
es la afirmación de San Beda el Venerable escrita en el 734: «Willibrordo inflige todos los días
derrotas al diablo; a pesar de su ancianidad combate todavía, pero el viejo luchador suspira por la
recompensa eterna». Como puede apreciarse, la terminología empleada para referirse a Willibrordo es
militar. Nada más lejos de las actividades bélicas que la vida del monje Willibrordo. Si acaso, su lucha
y calificativo de «peleón» va por otro camino distinto al de las armas, tiene la resonancia de algunos
pasajes paulinos al describir la vida cristiana Su padre pertenecía a la primera generación de cristianos
anglosajones convertidos del paganismo, se llamaba Wilgils. Lo entregó al monasterio de Ripón para
su crianza y custodia cuando decidió vivir solitario tras la muerte de su esposa. Ya en su juventud,
Willibrordo decide libremente hacer profesión religiosa. Su alma no le cabe en el cuerpo por los deseos
de santidad. Deja el monasterio de Ripón aprovechando la coyuntura de la marcha a Roma del santo
abad Wilfrido. A partir de ahora va a permanecer doce años en el monasterio de Rathmelsigui, en
Irlanda, aprendiendo del afán misionero del abad Egberto que ya fracasó en su intento evangelizador
de Frisia en el continente. Cuando en el 689 Pipino II, rey de Austrasia, vence al rey Egberto, de
Frisia, se abren nuevas posibilidades de evangelización de los frisones. Allá marcha Willibrordo a la
cabeza de doce monjes. Es el año 690. No tienen fácil la predicación del Evangelio a un pueblo rebelde
y testarudo con el que no pudo del todo el poder de Roma; tampoco el cristianismo de los merovingios
fue aceptado por los altos y rubios frisones que se muestran ufanos en sus ansias de libertad e
independencia. Pero las dotes de organizador, la tenacidad, paciencia, audacia, valentía y santidad de
Willibrordo van consiguiendo una comunidad de cristianos, convertidos y preparados en la fe uno a
uno, ayudado por sus monjes. El Papa Sergio I lo consagra obispo, le concede amplios poderes y llena
de bendiciones su labor apostólica en las tierras que están entre la desembocadura de los grandes ríos
que mueren en las costas de los Países Bajos. El rey Pipino le concede todo su apoyo. Mejoran las
condiciones políticas. En el castrum romano de Utrecht levanta la basílica de El Salvador que es
también escuela y residencia. Más lejos de la primera línea misionera, en territorio franco, funda el
monasterio de Eschternach, cerca de Luxemburgo, para que sea un emblema del quehacer cristiano en
servicio de la misión y un lugar donde puedan reponer sus fuerzas los vanguardistas que llegan hasta
Dinamarca impulsados por el afán misionero. El arzobispo de los frisones, este conductor de hombres
y magnífico organizador, el que se caracterizó por su austeridad y supo ser como un padre para todos
murió, muy probablemente en el monasterio de Eschternach, el 7 de Noviembre del año 739.

8 NOVIEMBRE
Santos: Segundo, Severiano, Carpóforo, Victorino, Primo, Macario, Justo, Amaranto, los 4
Santos Coronados, mártires; Matrona, abadesa; Mauro, Godofredo, Wilchado, obispos;
Eufrosina, Hugo, confesores; Gregorio, Tisilo, abades.
8 de Noviembre Los Cuatro Santos Coronados, mártires ( † c. 304 ) La iglesia de los Cuatro Santos
Coronados que hay en Roma fue levantada en el siglo IV y destruida por los normandos. En el siglo
XII la reconstruyó el papa Pascual II. Los frescos de Juan de San Giovanni (1630) representan, en su
cúpula, la historia de los mártires cuyas reliquias guarda el templo. Las actas del martirio son antiguas
e históricamente fiables, aunque aparecen alteradas en algunos puntos. Fueron cuatro hermanos a
quienes los cristianos dieron el nombre genérico de «Coronados» desde el principio, pero que tenían
sus nombres propios como cualquiera: Severo, Severino, Carpóforo y Victoriano. Se han ganado la
confianza de la superioridad por su buen comportamiento, su sentido de responsabilidad y buenos
servicios como soldados. Son cristianos y su proceder es cabal tanto en el ejército por su lealtad
altamente probada, como en la asistencia a los actos cultuales en las catacumbas donde se celebran los
misterios de la fe; visten como lo que son, ayudan a los pobres y gozan de la simpatía general; a nadie
ocultan su fe cristiana; más, ella misma les anima al cumplimiento de sus deberes profesionales.
Diocleciano ha decidido depurar el ejército de cristianos porque ve en ellos los fantasmas de la posible
rebeldía, de la traición y de la pérdida del poder. Se han publicado los edictos y los cuatro hermanos
son apresados y llevados a la presencia del emperador. Este les muestra su estima, les hacer ver las
ventajas que supone seguir a su servicio, los llama a la sensatez y les hace caer en la cuenta de la locura
que supone pertenecer a la secta del Crucificado judío del que poco pueden esperar. Anima a sus
jóvenes soldados con promesas que auguran una vida profesional sin tropiezos. Pero, ninguna de sus
lisonjas ha sido capaz de torcer el ánimo de los cuatro soldados. Como último recurso, manda que se
les lleve ante una estatua del dios Esculapio, donde, ante toda la multitud, era difícil que se negaran a
sacrificar, aunque sólo fuera por las insignias militares que llevaban consigo. Los cuatro son llamados
a ofrecer incienso a los dioses para ser como los demás. Ellos, bien fácil lo tuvieron con la tentación de
una vida futura resuelta y de una carrera profesional plena, pero se niegan a poner unos granos de
incienso ante los pebeteros del dios romano Esculapio, con lo que hubieran cumplido. Es más; allí
mismo hacen pública manifestación de su fe en el único Dios verdadero. Llega entonces la prometida y
terrible tortura de los azotes con instrumentos crueles para procurar la claudicación; estalla el soniquete
de los látigos y las barras. Las espaldas ensangrentadas, el cuerpo roto, la debilidad aumenta y la
muerte llega sin la protesta de los soldados leales al emperador, y, además, creyentes en la religión de
Cristo. Cuenta la historia —pero esto es lo que menos importa— que cinco días estuvieron expuestos
sus cuerpos, sin que llegaran a sufrir ningún estragamiento, al alcance de los perros famélicos. Luego,
los cristianos los sepultaron en el arenal de la via Labicana, el papa Melquiades manda celebrar su
fiesta y el papa Honorio construyó en su honor el templo que conserva sus reliquias. Cuando la vida se
llena de pragmatismo, y se anhela todo aquello que le proporciona felicidad, el hombre pervierte su
existencia buscando sólo lo que juzga útil para su triunfo. Pero ese pragmatismo utilitario evidencia la
pérdida de otra dimensión esencial al hombre. Los «Coronados» creían en Dios, en la vida eterna y...
confiaban alcanzarla. Eso les hizo más libres... ni siquiera les estorbó la entrega de su vida.

9 NOVIEMBRE
Dedicación de la Archibasílica del Salvador. Nuestra Señora de la Almudena. Santos: Teodoro,
Eustolia, Sopatra, confesores; Orestes, Alejandro, mártires; Agripino, Benigno, Timoteo, Ursino,
obispos; Erefrido, eremita.
9 de Noviembre La Dedicación de la Basílica de Letrán Esta basílica es uno de los primeros templos
que pudieron edificar los cristianos después de la época de las persecuciones. La mandó construir el
emperador Constantino en el Laterano y la consagró el papa Silvestre el 9 de noviembre del año 324.
Esta basílica es llamada "madre y cabeza de todas las basílicas de la Urbe y del Orbe" en señal de
amor y de unidad de todos los cristianos con Pedro, el Pastor Supremo y Universal. 9 de Noviembre
Nuestra Señora de la Almudena, Patrona de la Archidiócesis de Madrid La Virgen de la
Almudena está unida, desde el primer momento, a la historia cristiana de Madrid. Según una tradición,
avalada por la historia, el 9 de noviembre del año 1085, se rasgó el frente de una torre de la muralla de
la Puerta de la Vega y apareció una imagen de la Virgen, que los cristianos madrileños habían
ocultado. Existe documentación del año 1382, en que se nombra con el título de "Almudena" a una
imagen de la Virgen, a la que el pueblo de Madrid siempre ha venerado con singular devoción. La
imagen actual de la Virgen de la Almudena fue coronada solemnemente el 10 de Noviembre de 1948 y
declarada patrona de la diócesis de Madrid por el papa Pablo VI el 1 de julio de 1977. También hoy, a
cualquier hara del día y de la noche, se venera cariñosamente por los madrileños la imagen en piedra
de Nuestra Señora de la Almudena situada en los muros del complejo catedralicio.

10 NOVIEMBRE
Santos: León Magno, papa y doctor; Andrés, Adelino, Adelelmo, Constantino, Ninfa, Trifón,
mártires; Ausiliano, Ciro, Daniel, Aniano, Efrén, Justo, Tiberio, Modesto, Florencia (Zoraida),
confesores; Baudolino, patriarca; Gobriano, Monitor, Probo, obispos; Martiriano, monje.
10 de Noviembre San León Magno, Papa y doctor de la Iglesia († 461) Nació en la región de
toscana y nombrado papa en el año 440. Fue uno de los pontífices más insignes de la antigüedad.
Ejerció su cargo como un verdadero pastor y padre de las almas. Se esforzó sin descanso por mantener
la integridad de la fe, defendió apasionadamente la unidad de la Iglesia e hizo lo posible por mitigar las
incursiones de los bárbaros. Estas obras que le valieron con toda justicia el apelativo de Magno.
Murió el año 461.

11 NOVIEMBRE
Santos: Martín de Tours, Verano, obispos; Valentín, Feliciano, Victorino, Atenedoro, mártires;
Antonio, Bartolomé, Bertuino, Dubán, confesores; Menas, anacoreta.
11 de Noviembre San Martín de Tours, Obispo (c. 316-397) Nació en Panonia (hoy Hungría)
alrededor del año 316, en una familia pagana. Recibió el bautismo, renunció a la milicia y fundó un
monasterio en Ligugé (Francia). Allí vivió como monje bajo la dirección de san Hilario. Más tarde, se
ordenó sacerdote y fue elegido obispo de Tours. Fue un modelo de buen pastor, trabajó en la formación
del clero, evangelizó a los pobres y extendió el monacato en las Galias. Murió el año 397.

12 NOVIEMBRE
Josafat, obispo y mártir; Millán (Emiliano) de la Cogolla, Adalberto, Arsacio, Teódulo, Nilo el
Sinaíta, confesores; Aurelio, Publio, Benedicto, Isaac, Mateo, Cristiano, mártires; Benigno,
Renato, Cuniberto, Esiquio, Rufo, Livino, Leodegario, obispos; Cumián, abad; Paterno, monje.
12 de Noviembre San Josafat, mártir (1580-1623) El Cisma de Oriente fue en Julio del 1054. Rusia
y las regiones a ella sometidas fueron adhiriéndose al cisma en el decurso del siglo XV. La unión de
los rutenos con Roma tuvo lugar a fines del siglo XVI (1595-1596), justo cuando Juan —que así se
llamaba el santo— tenía unos 15 años. Había nacido en Vlodimir (Volinia) el año 1580, en el seno de
una familia noble. Se bautizó en la Iglesia bizantina separada de Roma. Pasa a Vilna a formarse y,
como es aficionado a la lectura y toma sus preferencias por los temas religiosos, conoció la verdad
católica y se adhirió a ella, aunque en Vilna, eran aún pocos los unidos a Roma. Desde este
descubrimiento van aumentando en él los deseos de que su pueblo abrace la unión con Roma, heredera
de la fe y autoridad de Pedro sobre la que Cristo fundó su Iglesia. Decide entrar en el monasterio de
San Basilio. Ahora ha cambiado en nombre, mantiene la «J» de Juan y se llama Josafat. Desea de
modo vehemente la unión de los disidentes con Roma y quiere dedicar todos sus esfuerzos a esta tarea.
Vive con mortificación intensa y mucha oración. Se ordena sacerdote. Por su celo, unos le llaman «el
azote de los herejes» y otros «el raptor de almas». Los disidentes fanáticos urden tramas contra él;
alguna vez la abofetean. Ejerce el ministerio en varias poblaciones: Zyrowiecz, Byten y Pinsk.
Reanima las casas de la Orden y queda sólidamente restablecidos los monasterios de monjas y monjes
basilianos. Nombrado archimandrita de la Santísima Trinidad, de Vilna, en 1614. Por las pocas
vocaciones, hace de todo: gobierno del monasterio, predicador, confesor, administrador, cantor y
visitador de religiosas. Entre los jóvenes busca vocaciones para la vida monástica. Da impulso
unionista en su monasterio renovado. Cuando es nombrado, contra su querer, por el Papa Paulo V,
Arzobispo de Polotsk, se hace inconmensurable su celo y caridad en una archidiócesis infestada por el
cisma. En vez de acobardarse ante las dificultades, se crece: arrecia en penitencia y oración. El ejemplo
de su austeridad conmueve; la primera autoridad eclesiástica vive de tal modo que, en determinada
ocasión, tiene que empeñar su manto episcopal para aliviar a una viuda necesitada. Entregado a su
ministerio pastoral, rehuye inmiscuirse en política, restaura la catedral, edifica iglesias, erige
monasterios, escribe ilustrando el Primado de Pedro y defiende el patrimonio de la Iglesia. Su
actividad, su fuerza moral y su vida interior suscita envidias y celos porque la Rusia blanca,
rejuvenecida, se está pasando al lado de Roma. Hasta tal punto llama la atención lo que está
sucediendo en torno a Josafat que el Patriarca disidente de Jerusalén, Teófanes, viaja de incógnito y
consagra obispos cismáticos en secreto para situarlos en sedes rutenas unidas ya a Roma con el fin de
contrarrestar la actividad exitosa de Josafat. En Polotsk se sitúa a Melecio Smotricio que recibe el
encargo de entorpecer, disminuir y eliminar si fuera posible la eficiencia unionista de Josafat.
Aumentan las calumnias y las intrigas. Las armas que utiliza el arzobispo en la presente guerra a
muerte entre disidentes y unionistas son la oración, la humildad sincera, la caridad exquisita y las
frecuentes visitas pastorales para animar a los fieles y alentar a los pusilánimes. En una de ellas
encontrará la muerte. En la que hace a Vitebsk. Aquí se urde una trama para asesinarlo en su propio
domicilio. Un tumulto de mujerzuelas y populacho enloquecido invade su domicilio donde es
lastimosamente ultrajado, vapuleado y tratado a hachazos; los promotores del alboroto han sido un
presbítero llamado Elías con la complicidad de clérigos cismáticos. Sacado a rastras a la calle le
rematan con dos disparos de lombarda en la cabeza. Su cuerpo fue arrojado al río Duna atadas sendas
piedras a los pies y a la cabeza. Al cabo de cinco días son rescatados sus restos del agua, trasladados a
la catedral de Vitebsk y poco después a la sede arzobispal de Polotsk. El arzobispo rival de Josafat,
Melecio, una vez convertido, hará profesión de fe católica en Roma el 26 de Febrero del año 1627 ante
el papa. La persecución contra la Iglesia Católica y contra Roma en las regiones de Rusia y Rusia
blanca, no es sólo cosa de los siglos XIX y XX. La fe de los rutenos y ucranianos, dentro y fuera del
país, son el puntal más fuerte de la Iglesia católica oriental unida a Roma y la esperanza del retorno a la
unión.

13 NOVIEMBRE
Santos: Leandro, obispo; Diego de Alcalá, Estanilao de Kostka, Arcadio, Pascasio, Probo,
Eutiquiano, Pablito niño, Homobono, confesores; Nicolás I, papa; Valentín, Soluto, Víctor,
mártires; Eugenio, Florido, obispos; Leoniano, Pascasio, Donato, Everardo, Marcos, abades;
Francisca Javier Cabrini, fundadora.
13 de Noviembre San Leandro, Obispo († c. 600) Miembro de una familia hispano-romana de
Cartagena, Leandro nació alrededor del año 549. Otros tres hermanos suyos llegarían a los altares:
Fulgencio, Florentina e Isidoro. Tuvo parte en la conversión al catolicismo de san Hermenegildo y
luego de su hermano Recaredo, lográndose con ello la unidad católica de la nación. Fue Arzobispo de
Sevilla y presidió el Concilio III de Toledo (año 589). Su influencia fue decisiva en el desarrollo y
esplendor posterior de la iglesia hispano-visigoda. Murió hacia el año 600 y su cuerpo se trasladó a la
catedral hispalense. 13 de Noviembre Diego de Alcalá, religioso (c. 1400-1441) Diego de Alcalá
nació en San Nicolás del Puerto, Sevilla, hacia el año 1400. Desde muy joven abrazó la vida eremítica,
dedicándose por entero a la oración y al trabajo. Posteriormente ingresó en la Orden franciscana, como
hermano lego, y desempeñó con toda humildad los oficios más sencillos. En 1441 partió como
misionero a las Islas Canarias y en 1450 se trasladó a Roma, donde con su oración curó a muchos
enfermos de peste. Finalmente regresó a España. Falleció el 12 de noviembre de 1463 en Alcalá de
Henares, donde se veneran sus reliquias.

14 NOVIEMBRE
Santos: José Pignatelli, Adeltrudis, Alberico, Andrónico, confesores; Antigio, Hipapcio, Jocundo,
Vitón, Venerando, obispos; Clementino, Teódoto, Filomeno, Demetrio, Serapión, mártires;
Trahamunda de Pontevedra.
14 de noviembre José Pignatelli, confesor (1767-1811) Santo español de la ilustre familia Pignatelli
uno de cuyos vástagos fue elevado al mismísimo puesto de sucesor de Pedro en la persona del Pontífice
Inocencio XII y cuyas raíces se hunden en la historia hasta rayar la leyenda. Nació en Zaragoza, el 27
de Diciembre del año 1737. Su padre D. Antonio, de la familia de los duques de Monteleón, y su
madre Doña María Francisca Moncayo Fernández de Heredia y Blanes. Fue el séptimo de nueve
hermanos. Pasa la niñez en Nápoles y su hermana María Francisca es, a la vez que hermana, madre,
puesto que perdió la suya cuando tenía José cuatro años. Se forma entre Zaragoza, Tarragona,
Calatayud y Manresa, primero en el colegio de los jesuitas y luego haciendo el noviciado, estudiando
filosofía y cursando humanidades. Reside en Zaragoza, ejerciendo el ministerio sacerdotal entre
enseñanza y visitas a pobres y encarcelados, todo el tiempo hasta que los jesuitas son expulsados por
decreto de Carlos III, en 1767. Civitacecchia, Córcega, Génova, los veinticuatro años transcurridos en
Bolonia (1773-1797) dan testimonio del hombre que les pisó, sabiendo adoptar actitudes de altura
humana con los hombres, y de confianza sobrenatural con Dios. La Orden de San Ignacio ha sido
abolida en 1773, sus miembros condenados al destierro y sus bienes confiscados. El último General,
Lorenzo Ricci, consume su vida en la prisión del castillo de Sant’ Angelo. Sólo quedan jesuitas con
reconocimiento en Prusia y Rusia. Allí tanto Federico como Catalina han soportado las maniobras
exteriores y no han publicado los edictos papales, aunque la resistencia de Federico no se prolongará
más allá del año 1776. Queda como último reducto la Compañía de Rusia con un reconocimiento
verbal primero por parte del Papa Pío VI y oficial después con documento del Papa Pío VII. José de
Pignatelli comprende que la restauración legal de la Compañía de Jesús ha de pasar por la adhesión a la
Compañía de Rusia. Renueva su profesión religiosa en su capilla privada de Bolonia. No verá el día en
que el Papa Pío VII restaure nuevamente la Compañía de Jesús en toda la Iglesia, el día 7 de Agosto de
1814, pero preparará bien el terreno para que esto sea posible en Roma, en Nápoles, en Sicilia.
Formará a nuevos candidatos, reorganizará a antiguos jesuitas españoles e italianos dispersos y buscará
nuevas vocaciones que forzosamente han de adherirse, como él mismo, a la Compañía de Rusia. Esta
labor la realizará mientras es consejero del duque de Parma, don Fernando de Borbón nieto de Felipe
V, y como provincial de Italia por nombramiento del vicario general de Rusia Blanca. En este esfuerzo
colosal, muere en Roma el 15 de Noviembre de 1811, en el alfoz del Coliseo. Estuvo convencido el
santo aragonés de que, si el restablecimiento de su Orden era cosa de Dios, tenía que pasar por el
camino de la tribulación, del fracaso, de la humillación, de la cruz, de la vida interior que no se
presupone sin humildad, sin confianza.

15 NOVIEMBRE
Santos: Alberto Magno, obispo y doctor, patrono de industrias químicas, droguerías, plásticos, etc.;
Eugenio, Félix, Evodio, Escutario, Armentario, Aurelio, Benigno, Flaviano, Macuto, Leotadio,
obispos; Leopoldo, confesor; Abibo, Segundo, Fidenciano, Varico, mártires; Baruc, profeta.
15 de Noviembre San Alberto Magno, Obispo y Doctor de la Iglesia (c. 1206-1280) Nació por el
año 1206 en Lauingen (Alemania), cerca del Danubio. Estudió en Padua y en París. Se hizo dominico.
Ejerció el profesorado con mucho éxito en varios lugares desarrollando una impresionante labor
intelectual. Ordenado obispo de Ratisbona, puso gran empeño en lograr la concordia entre sus
contemporáneos, llevando a buen puerto misiones de paz. Su producción literaria es importante en el
campo de la filosofía y teología y también en el de las ciencias naturales. Murió en Colonia el año
1280.

16 NOVIEMBRE
Santos: Margarita de Escocia, Gertrudis, Inés, Balsamia, Elpidio, Marcelo, Emilión, Eustoquio,
confesores; Eurquerio, Fidencio, Edmundo, obispos; Marino, Segundo, Frontón, Rufino, Marcos,
Valerio, mártires; Otmaro, abad; Patrocinio, eremita; Roque González y Compañeros Mártires.
16 de Noviembre Santa Margarita de Escocia, reina esposa y madre de familia (c. 1046-1093)
Nació hacia el año 1046 en Hungría, mientras su padre vivía allí desterrado. Se casó con Malcom III,
rey de Escocia, con quien tuvo ocho hijos. Ante todos fue una esposa y madre de familia ejemplar.
Como reina, ayudó notablemente al cumplimiento de las obligaciones de rey de su esposo,
contribuyendo así al progreso material, religioso y cultural de su pueblo. Murió en Edimburgo el año
1093. 16 de Noviembre Santa Gertrudis, religiosa cisterciense (1256-1301) Nació en el año 1256 en
Eisleben (Alemania) y, siendo muy joven, ingresó en el Císter de Helfta donde adquirió una exquisita
formación filosófica, cultural y artística. En estos primeros años de monasterio, su vida espiritual fue
débil y lánguida. Después de una profunda conversión, se dejó introducir por Dios en los caminos de la
contemplación y penitencia. Nos ha legado una literatura teológico-mística de gran valor espiritual.
Murió en el año 1301.

17 NOVIEMBRE
Santos: Santa Isabel de Hungría, patrona de Bellas Artes y de la Asociación Nacional de
Manicuras. Gregorio Taumaturgo, Dionisio, Hugo, Aniano, Gregorio de Tours, obispos; Acisclo,
Victoria, Amón, Alfeo, Zaqueo, Diófilo, Matrona, Tecla, Heraclia, mártires; Eugenio, doctor;
Ilda, abadesa.
17 de Noviembre Santa Isabel de Hungría (1207-1231) Nació el año 1207. Era hija de Andrés, rey
de Hungría. Se casó muy joven con Luis, landgrave de Turinga, del que tuvo tres hijos. Vivió como
ejemplar esposa y madre de familia, distinguiéndose por su intensa piedad y penitencia. Después de la
muerte de su esposo, sufrió mucho al defender los derechos de su hijo mayor. Zanjados estos asuntos,
se dedicó por entero a servir con humildad a los más pobres y necesitados. Erigió un hospital en el que
ella misma servía a los enfermos. Murió, todavía muy joven, en Marburgo el año 1231.

18 NOVIEMBRE
La Dedicación de las Basílicas de S. Pedro y S. Pablo. Santos: Máximo, obispo; Tomás, monje;
Román, Bárula, Esiquio, Luciano, Carterio, mártires; Orículo, confesor; Odón, Teofredo, abades.
18 de Noviembre Dedicación de las Basílicas de los Apóstoles San Pedro y San Pablo La Basílica
de San Pedro en el Vaticano y la de San Pablo en la via ostiense son los dos templos más importantes
de toda la cristiandad y están edificados respectivamente sobre las tumbas de estos apóstoles.
Recuerdan a todos los cristianos en el mundo que la fe en Cristo se fundamenta en la predicación fiel
del Evangelio y en la sangre de los primeros discípulos del Señor que supieron ser leales hasta el
martirio.

19 NOVIEMBRE
Santos: Crispín, Cado, obispos; Fausto, Feliciano, Exuperio, Severino, Barlaán, Bajo (Baldo,
Baldomero), Dionisio, Agapito, mártires; Teodomiro, Totón, abades; Abdías, profeta.
19 de Noviembre Abdías, profeta (Antiguo Testamento) El libro de Abdías es el más corto de los
libros proféticos. Aparte de las discusiones entre exegetas, parece que se sitúa la vida y escrito de
Abdías en el siglo V antes de Cristo. Esta profecía se desarrolla en dos planos: el castigo de Edom y el
triunfo de Israel en el «Día de Yahvéh» que, como se sabe, es el día apocalíptico de la justicia de Dios.
Ni que decir tiene que los edomitas son los enemigos de Israel que han aprovechado la ruina de
Jerusalén y han invadido la Judea meridional. Contra su soberbia, despotismo y engreimiento dirá el
Todopoderoso: «Aunque te encumbres como un águila, y pongas tu nido en las estrellas, de allí te haré
bajar... te cubrirá la vergüenza y serás cercenado para siempre». Todo el libro es un grito apasionado
de venganza que exalta la justicia terrible y el poder de Yahvéh. Con todas las matizaciones precisas y,
sin sacar de su contexto histórico este breve escrito veterotestamentario que está suficientemente
cumplido no ya sólo por la acción bélica, conquista y sometimiento de los edomitas en el año 312 a. C.
por parte de los nabateos, sino por toda la ulterior profundización «del día de Yahvéh» que se sitúa al
final de los tiempos, podría hacer mucho bien a determinadas personas individuales, colectividades y
naciones la lectura reposada de los 21 versos que contiene la inspiración de Abdías puesta por escrito
para tomar el pulso a sus responsabilidades propias. Porque a la postre, guste o no, será Dios mismo
quien «mida» a cada cual en «su Día» e importa mucho no encontrarse «falto de peso». Como
reclamaba justicia divina el ultraje que sufría Israel —el pueblo de Dios— en el tiempo de esta
profecía, hoy siguen postulando la misma justicia cantidad innumerable de ultrajes cuyos responsables
habrán de responder en el «Día de Yahvéh». ¿No estarán llegando a los oídos de Dios los gritos de los
millones de famélicos que hay en el mundo? ¿Y los de las víctimas de quienes promueven las guerras?
¿Y las quejas de los ignorantes? ¿Desoirá Dios el quejido mudo de los no-nacidos porque se les privó
aberrantemente de su primer derecho con el aborto? ¿Tendrá sordera Dios para las protestas de los que
soportan leyes inicuas? ¿Se habrá tapado los oídos para no escuchar la indecible algarabía que forman
los lamentos de los parados, de los sin-techo, de los que contemplan el despilfarro irresponsable de
otros? Yahvéh sigue hoy viendo a los prepotentes, a los que explotan, a los que impulsan al destierro, a
los que hacen trata de blancas, a los orgullosos y a los soberbios, a los que calumnian, a los que causan
el desprecio, a los que insultan y maldicen, a los que humillan, a los que roban lo ajeno... y a los que se
venden por dinero. Todo «machacado» por la malicia del hermano vive en tierra suya, habita en su
dominio, le pertenece ¡Es su pueblo! ¡Gracias, Abdías, tú fuiste bueno y avisaste a tiempo!
20 NOVIEMBRE
Santos: Félix de Valois, fundador de los Trinitarios; Doro, Hipólito, Nersas, Silvestre, Simplicio,
Benigno, obispos; Beltrán, abad; Edmundo, rey; Sapor, Ampelo, Cayo, Adventor, Octavio,
Solutor, Eustasio, Tespesio, Anatolio, Ciriaco, mártires; Jerónimo, eremita; Gennadio, patriarca.
20 de Noviembre Edmundo, rey (841-870) Offa es rey de Estanglia. Un buen día decide pasar el
último tramo de su vida haciendo penitencia y dedicándose a la oración en Roma. Renuncia a su
corona a favor de Edmundo que a sus catorce años es coronado rey, siguiendo la costumbre de la
época, por Huberto, obispo de Elman, el día de la Navidad del año 855. Pronto da muestras de una
sensatez que no procede sólo de la edad. Es modelo de los buenos príncipes. No es amigo de lisonjas;
prefiere el conocimiento directo de los asuntos a las proposiciones de los consejeros; ama y busca la
paz para su pueblo; se muestra imparcial y recto en la administración de la justicia; tiene en cuenta los
valores religiosos de su pueblo y destaca por el apoyo que da a las viudas, huérfanos y necesitados.
Reina así hasta que llegan dificultades especiales con el desembarco de los piratas daneses
capitaneados por los hermanos Hingaro y Hubba que siembran pánico y destrucción a su paso.
Además, tienen los invasores una aversión diabólica a todo nombre cristiano; con rabia y crueldad
saquean, destruyen y entran al pillaje en monasterios, templos o iglesias que encuentran pasando a
cuchillo a monjes, sacerdotes y religiosas. Una muestra es el saqueo del monasterio de Coldinghan,
donde la abadesa santa Ebba fue degollada con todas sus monjas. Edmundo reúne como puede un
pequeño ejército para hacer frente a tanta destrucción pero no quiere pérdidas de vidas inútiles de sus
súbditos ni desea provocar la condenación de sus enemigos muertos en la batalla. Prefiere esconderse
hasta que, descubierto, rechaza las condiciones de rendición por atentar contra la religión y contra el
bien de su gente. No acepta las estipulaciones porque nunca compraría su reino a costa de ofender a
Dios. Entonces es azotado, asaeteado como otro san Sebastián, hasta que su cuerpo parece un erizo y,
por último, le cortan la cabeza que arrojan entre las matas del bosque. Sus súbditos buscaron la cabeza
para enterrarla con su cuerpo, pero no la encuentran hasta que escuchan una voz que dice: «Here», es
decir, «aquí». Este piadosísimo relato tardío colmado de adornos literarios en torno a la figura del que
fue el último rey de Estanglia exaltan, realzan y elevan la figura de Edmundo hasta considerarlo mártir
que, por otra parte, llegó a ser muy popular en la Inglaterra medieval. Sus reliquias se conservaron en
Bury Saint Edmunds, en West Sufflok, donde en el año 1020 se fundó una gran abadía.

21 NOVIEMBRE
La Presentación de Nuestra Señora. Santos: Gelasio I, papa; Mauro, Pápolo, obispos; Alejandro,
Rufo, Romeo, confesores; Basilio, Auxilio, Saturnino, Celso, Clemente, Honorio, Demetrio,
Heliodoro, Eutiquio, Esteban, mártires; Digain, rey; Columbano, monje.
21 de Noviembre La Presentación de la Santísima Virgen Según una antiquísima tradición la
Virgen María, siendo niña, hizo una "dedicación" de sí misma a Dios, presentándose en el Templo de
Jerusalén, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde su Concepción Inmaculada.
De este modo, Dios la preparaba interiormente al cumplimiento fiel y amoroso de la futura misión de
Madre de Jesucristo y de los hombres a que estaba destinaba.

22 NOVIEMBRE
Santos: Cecilia, virgen y mártir; Filemón, Apfías, Columbano, Ultán, confesores; Agapión,
Sisinio, Agapio, Julián, Demetrio, Ulberto, Marcos, Esteban, Mauro, mártires; Pragmacio,
obispo; Daniel, Sabiniano, abades; Eugenia, Trigida, abadesa de Oña.
22 de Noviembre Santa Cecilia, virgen y mártir († s. III ) Su nombre está en el Canon Romano y es
una de las mártires del cristianismo antiguo más veneradas. Ya en el siglo V se construyó en Roma
una basílica dedicada a su nombre. Pertenecía a la nobleza romana. El relato de su martirio, acaecido
probablemente en tiempos de Marco Aurelio, la ensalza como ejemplo de amor y fidelidad a Cristo a
través de la virginidad y del martirio.

23 NOVIEMBRE
Santos: Clemente I, papa y mártir; Columbano s.; Lucrecia, Felícitas y 7 hijos, mártires; Sisinio,
Gregorio, obispos; Guido, abad; Anfiloquio, Asclepiodoro, Trudón, Heleno, confesores; Faletro,
abad; Raquel, beata; Miguel, Agustín S.I., beato y mártir.
23 de Noviembre San Clemente I, Papa y mártir (s. I) Clemente fue el tercer sucesor de Pedro en el
gobierno de la Iglesia de Roma, a finales del siglo I. Escribió una importante y extensa carta dirigida a
los corintios que tenía por finalidad restablecer la paz y la concordia entre los fieles de aquella iglesia y
es uno de los escritos más antiguos de la antigüedad cristiana. 23 de Noviembre Santa Lucrecia,
mártir (c. 281 y 313) Según el Martyrologium Usuardi († 877) aparece distinta de su homónima,
compañera de S. Eulogio de Córdoba, celebrada en las "Kalendas Junii", el 23 de Noviembre. El
Martyrologium Romanum dice que sufrió martirio en la persecución de Diocleciano, bajo "Daciano
praeside". En otros tiempos fue muy venerada en la ciudad, donde tenía una basílica dedicada, según
el autor de las "Vitas Sanctorum Patrum Emeritensium", Doctor D. Aquilino Camacho. No se ha
identificado en la ciudad de Mérida la iglesia de la santa. Es posible que esté en el recinto de la
alcazaba árabe. Para Moreno de Vargas es posible que fuera la ermita de la advocación de Nuestra
Señora de Loreto, existente en su época. Su devoción se extendió a la región de Bráccara, apareciendo
en los censales de algunas parroquias. Su culto no se restablece después de la reconquista. 23 de
Noviembre San Columbano, Abad († 615) Nació en la primera mitad del siglo VI, en Irlanda, y
recibió una esmerada formación en ciencias sagradas y profanas. Se hizo monje. Fundó varios
monasterios en Francia, Alemania, Suiza e Italia que gobernó con una rígida disciplina de austeridad
que está descrita en las diversas reglas que para ellos escribió. Murió el año 615, en el monasterio de
Bobbio, después de haber llevado una vida ejemplar como cristiano y como religioso.

24 NOVIEMBRE
Santos: André Kim, Dung-Lac y compañeros mártires de Corea, Crisógono, Alejandro, Flora y
María, Fermina, Crescenciano, mártires; Bálsamo, Porciano, abades; Hermógenes, Colman,
Flaviano, Hoardón, Protasio, Leonino, obispos; Menefreda, virgen; Marino, monje; Román,
presbítero.
24 de Noviembre Flora y María († 851) Los martirologios de Adón, Usuardo, Maurolico, del obispo
Equilino y el Romano hacen memoria de estas dos vírgenes mártires de Córdoba y esto hace pensar en
la repercusión que debió tener este doble martirio en toda la España del siglo IX y explicar la rápida
difusión de su culto. Flora es hija de madre cristiana y padre musulmán. Fue educada por su madre
desde pequeña en el amor a Jesucristo y aprendió de sus labios el valor relativo de las cosas de este
mundo. Tiene un hermano —musulmán fanático— que la denuncia como cristiana en la presencia del
cadí. Allí es azotada cruelmente para hacerla renegar, pero se mantiene firme en la fe. El cadí la pone
bajo la custodia de su hermano que ahora tiene el encargo de la autoridad para hacerla cambiar de
actitud. Soporta todas las vejaciones y ultrajes a que la somete su hermano siempre con la intención de
pervertirla. María es hija de cristianos que han puesto a su hijo Walabonso bajo la custodia de un
sacerdote con el encargo de educarlo en un monasterio; mientras ella entra en el cenobio de Cuteclara.
Muerto mártir su hermano, se dirige ahora a la iglesia de san Acisclo después de haber tomado una
firme resolución. Las dos jóvenes coinciden a los pies de san Acisclo. El saludo de la paz les ha
facilitado abrirse mutuamente las almas y se encuentran en comunión de sentimientos, deseos y
resoluciones. Se juran amistad para siempre, una caridad que dura hasta el Cielo. Se encaminan con
valentía al palacio del cadí y hacen ante él pública profesión de fe cristiana. Encarceladas junto con
prostitutas y gente de mal vivir, son condenadas por los jueces a morir decapitadas, no sin el consuelo,
ánimo y bendición de san Eulogio que las conoció. Hecha la señal de la cruz, primero será la cabeza de
Flora la cortada por el alfanje, después rueda la de María. Sus cuerpos quedan expuestos, para
disuasión de cristianos y demostración de poder musulmán, a las aves y los perros. Al día siguiente los
arrojaron al Guadalquivir. Sus cabezas se depositaron en la iglesia de san Acisclo.

25 NOVIEMBRE
Santos: Moisés, presbítero; Audencio, Difánog, Erasmo, Finán, Jocunda, Pasarión, confesores;
Catalina, Mercurio, Maurino, mártires.
25 de Noviembre Catalina de Alejandría, virgen y mártir († s. IV) La veneración de los restos de
santa Catalina en el monte Sinaí y la celebridad del monasterio ortodoxo que lleva su nombre y que los
guarda ha hecho que casi haya disminuido la figura del mismo Moisés. Se la venera tanto en Oriente
como en Occidente. Los aficionados al saber la tienen como patrona. Nada sabemos con certeza
histórica del lugar y fecha de su nacimiento. La historia nos tiene velado el nombre de sus padres. Los
datos de su muerte, según la «passio», son tardíos y están pletóricos de elementos espureos. Por esto,
algún historiador ha llegado a pensar que quizá esta santa nunca haya existido. Así, Catalina de
Alejandría sería un personaje aleccionador salido de la literatura para ilustrar la vida de los cristianos y
estimularles en su fidelidad a la fe. De todos modos es seguro que la fantasía ha rellenado los huecos
en el curso del tiempo. Se la presenta como una joven de extremada belleza y aún mayor inteligencia.
Perteneciente a una familia noble. Residente en Alejandría. Versada en los conocimientos filosóficos
de la época y buscadora incansable de la verdad. Movida por la fe cristiana, se bautiza. Su vida está
enmarcada en el siglo IV, cuando Maximino Daia se ha hecho Augusto del Imperio de Oriente. Sí, le
ha tocado compartir el tiempo con este «hombre semibárbaro, fiera salvaje del Danubio, que habían
soltado en las cultas ciudades del Oriente», según lo describe el padre Urbel, o, con términos de
Lactancio, «el mundo para él era un juguete». Recrimina al emperador su conducta y lo enmudece con
sus rectos razonamientos. Enfrentada con los sabios del imperio, descubre sus sofismas e incluso se
convierten después de la dialéctica bizantina. Aparece como vencedora en la palestra de la razón y
vencida por la fuerza de las armas en el martirio de rueda con cuchillas que llegan a saltar hiriendo a
sus propios verdugos y por la espada que corta su cabeza de un tajo. Sea lo que fuere en cuanto se
refiere a la historia comprobable, lo cierto es que la figura de nuestra santa lleva en sí la impronta de lo
recto y sublime que es dar la vida por la Verdad que con toda fortaleza se busca y una vez encontrada
se posee firmemente hasta la muerte. Esto es lo que atestigua la tradición, la leyenda y el arte. ¡Que
bien nos vendrían hoy unas cuantas Catalinas que sepan ser mártires por la Verdad que es lo mismo
que ser de Él testigos!

26 NOVIEMBRE
Santos: Silvestre, abad y fundador; Siricio, papa; Leonardo de Puerto Mauricio, Magnancia,
Máxima, Básolo, Justo, Gregorio, confesores; Marcelo, Nicandro, mártires; Amador, Conrado,
Sebaldo, obispos; Gaudencio, patriarca; Martino, monje; Alipio, estilita; Estiliano, anacoreta;
Juan Berchmans.
26 de Noviembre Leonardo de Porto Maurizio, religioso (1676-1751) Paolo-Girolamo de Casa-
Nuova, genovés, vivió en el siglo XVIII, siglo de la Ilustración, racionalista, frívolo y de decadencia en
el que la piedad cristiana languidece atenazada por el jansenismo frío e hipócrita. A las ideas de su
contemporáneo Voltaire él —sin conocerlo— presentará el testimonio de una praxis santa. Nació en la
Riviera italiana, el 20 de diciembre de 1676, en Porto Maurizio. Estudió en Roma en el Colegio
Romano y frecuenta el Oratorio felipista donde recibe una sólida formación acompañado
espiritualmente por el P. Caravita. Toma el hábito franciscano en 1697 y se ordena sacerdote en 1702.
Le encargan enseñar filosofía pero una grave enfermedad pulmonar lo tiene apartado de actividad por
cinco años. Según lo pensó siempre Leonardo, fue la Virgen quien le curó de su tisis. Después
recomienza la actividad. Participa en la reforma de la Orden franciscana propiciando la observancia
estricta en toda su pureza. La intimidad con Jesucristo y la penitencia son los pilares donde se apoya su
vida centrada en la Eucaristía. Las misiones populares son un capítulo aparte en la actividad apostólica
hacia fuera aprovechando el tiempo que le ha regalado Nuestra Señora. Emplea un lenguaje inusitado
en aquella época de ridículo barroquismo y de oratoria despersonalizada en la predicación; su modo de
decir es sencillo, directo e inteligible; llega a los oyentes y penetra en las almas que la gracia del
Espíritu Santo remueve hacia una conversión. El contenido es de peso: la Pasión de Jesucristo —vivida
de modo popular con el Via-Crucis que tanto divulgó—, los novísimos, la gravedad del pecado, el
escándalo, la crítica irónica del galanteo que prima en el siglo morboso y sensual. Con los pecadores es
comprensivo, sereno, jovial y benigno. El fin principal al que tiende siempre la misión es una buena
confesión. Alterna las misiones de cada ciudad con charlas al clero y ejercicios espirituales a religiosas.
En sus cuarenta y cuatro años de misionero ambulante recorre incansable, con los pies descalzos, el
norte y centro de Italia. Han sido más de trescientas misiones predicadas entre las que sobresalen por
su intensidad y fruto las de Roma de 1740, en el Jubileo extraordinario, y en 1750, en el Año Santo.
Muere este «gran cazador del Paraíso», como le llama su amigo el papa Benedicto XIV, el 26 de
Noviembre de 1751 en el convento de san Buenaventura, en Roma, que guarda sus reliquias. No es
extraño que un hombre de esta talla haya sido nombrado patrono de los sacerdotes que se dedican a
predicar misiones populares.

27 NOVIEMBRE
Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Santos: José de Calasanz, Patrono del Magisterio
Español. Acacio, Apolinar, Barlaán, Gustano, Josafat, confesores; Desiderio, Sigfredo, Valeriano,
Virgilio, obispos; Facundo, Primitivo, Jacobo, Irenarco, Máximo, Oda, mártires; Edvoldo,
eremita.
27 de Noviembre La Medalla Milagrosa La primera aparición de la Medalla Milagrosa tuvo lugar el
27 de Noviembre de 1830, un sábado víspera del primer domingo de Adviento, en París, justo en la
capilla de la casa central de las Hijas de la Caridad, a una religiosa llamada Catalina Laboure. El padre
Aladel, confesor de la vidente, fue quien insertó el relato en el proceso canónico siete años más tarde.
«A las cinco de la tarde, estando las Hijas de la Caridad haciendo oraciones, la Virgen Santísima se
mostró a una hermana en un retablo de forma oval. La Reina de los cielos estaba de pie sobre el globo
terráqueo, con vestido blanco y manto azul. Tenía en sus benditas manos unos como diamantes, de los
cuales salían, en forma de hacecillos, rayos muy resplandecientes, que caían sobre la tierra... También
vio en la parte superior del retablo escritas en caracteres de oro estas palabras: ¡Oh María sin pecado
concebida!, rogad por nosotros que recurrimos a Vos. Las cuales palabras formaban un semicírculo
que, pasando sobre la cabeza de la Virgen, terminaba a la altura de sus manos virginales. En esto
volvióse el retablo, y en su reverso viose la letra M, sobre la cual había una cruz descansando sobre
una barra, y debajo los corazones de Jesús y de María... Luego oyó estas palabras: Es preciso acuñar
una medalla según este modelo; cuantos la llevaren puesta, teniendo aplicadas indulgencias, y
devotamente rezaren esta súplica, alcanzarán especial protección de la madre de Dios. E
inmediatamente desapareció la visión». Esta visión se repitió algunas veces, durante la Misa y durante
la oración, siempre en la rue du Bac, de París, cerca de la parada de «Metro» Sèvre-Babylone, detrás
de los grandes almacenes «Au Bon Marché» donde está el edificio de las Hijas de la Caridad, en la
capilla rectangular y sin estilo definido similar a las miles que existen en las casas religiosas. ¡Oh
María sin pecado concebida!, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
28 NOVIEMBRE
Santos: Santiago de la Marca, Catalina Labouré, Hilario, Quieta. Teodora, confesores; Acario,
Mansueto, Teodoro, Papiniano, obispos; Rufo, mártir; Sóstenes, discípulo de S. Pablo.
28 de Noviembre Catalina Labouré, religiosa (1806-1876) Sus padres tuvieron diecisiete hijos de los
que vivieron nueve. Catalina era la séptima. Nació en Fain-les-Moutiers (Francia), el 2 de Enero del
1806. Huérfana de madre desde los nueve años, pasó la niñez entre las aves y los animales de la granja
porque tuvo que hacerse cargo de las faenas de la casa junto con su hermana pequeña Tonina. Dos
amas de casa, en una familia numerosa, que tenían doce y nueve años. Ella nota el tirón de la vocación
a la vida religiosa. Pero —los santos casi siempre lo tuvieron difícil— tiene que vencer engorrosas y
complicadas dificultades familiares para poder realizarla. Incluso tuvo que trabajar como criada y
camarera en los negocios de dos hermanos mayores suyos durante algunas temporadas. Lo que pasa es
que, cuando Dios llama y uno persevera, las dificultades se superan. Ingresó en las Hijas de la Caridad
que fundó San Vicente de Paul. El amor a Dios le lleva a cumplir fielmente las ocupaciones habituales.
Se desenvuelve en la vida sencilla y escondida de una religiosa que tiene por vocación atender a los
que están limitados: asilos, hospitales, manicomios, hospicios etc., en donde hay enfermos,
sufrimiento, camas, cocina, ropas ... rezos y ¡mucho amor a Dios! Hubiera empleado su vida, como
tantas religiosas santas, sin que su nombre hubiera pasado a las líneas de la historia, de no habérsele
aparecido la Virgen Santísima en el mes de Julio del 1830 y luego varias veces más. Aún se puede ver,
en la rue du Bac, de París, el sillón de respaldo y brazos muy bajos, tapizado de velludillo rojo en
donde estuvo sentada Nuestra Señora en la primera aparición. Aparte de otras cosas personales, le pide
la Virgen que se grabe una medalla con su imagen en la que aparezcan unos haces de gracia que se
derraman desde sus manos para bien de los hombres. Luego, esa medalla ha de difundirse por el
mundo. Es el comienzo de la Medalla Milagrosa. Después pasó su vida desempeñando trabajos
escondidos y sin brillo propios de cualquier religiosa. Nadie supo hasta la muerte de esta monjita
bretona — no muy letrada— el hecho de las apariciones que ella quiso guardar con el pudor propio de
quien conoce la grandeza, las finuras y la personal delicadeza del amor. Sólo tuvo conocimiento
puntual el P. Aladel, su confesor. Muere el 31 de Diciembre del 1876. La canonizó el papa Pío XII.

29 NOVIEMBRE
Santos: Saturnino de Tolosa, Bernardo, Roadbobo, Felipe, obispos; Blas, Demetrio, Paramón,
Filomeno, Iluminada, Sisinio, mártires; Gerardo, Giraldo, abades.
29 de Noviembre Saturnino de Tolosa, obispo y mártir ( † c. 250) La ciudad de Toulouse, en el
Languedoc francés, muestra con orgullo su magnífica e impresionante catedral —joya del románico—
de Saint-Sernin. Tiene cinco naves, vasto crucero y un coro deambulatorio con capillas radiadas. San
Saturnino —nuestro conocido y tantas veces cantado Sanserenín de las canciones y juegos infantiles—
fue el primer obispo de esta parte de la Iglesia. No se conoce nada anterior a su muerte. Todo lo que
nos ha llegado es producto del deseo de ejemplarizar rellenando con la imaginación y la fantasía lo que
la historia no es capaz de decir. A partir de unos relatos probables se suman otros y otros más que lo
van adornando como descendiente de familia romana — el nombre es diminutivo del dios romano
Saturno— culta, adinerada, noble e incluso regia hasta llegar a las afirmaciones de Cesareo de Arlés
que, nada respetuoso con la cronología, lo presenta candorosamente como oriundo de Oriente, uno más
de los discípulos del Señor, bautizado por Juan Bautista, presente en la última Cena y en Pentecostés.
Ciertamente es el comienzo de la literatura legendaria. Lo que consta es que la figura está enmarcada
en el siglo III, en tiempos de la dominación romana, después de haberse publicado, en el año 250, los
edictos persecutorios de Decio, cuando la zona geográfica de Tolosa cuenta con una pequeña
comunidad cristiana pastoreada por el obispo Saturnino que por no caer en idolatría, quemando
incienso a los dioses, sufre el martirio de una manera suficientemente cruel para que el hecho
trascienda los límites locales y la figura del mártir comience a recibir culto en el interior de las Galias,
en la ribera mediterránea y pase también los Pirineos hacia España. En tiempos posteriores, facilita la
extensión de esta devoción el hecho de que el reino visigodo se prolongue hasta España lo que conlleva
el transporte de datos culturales; también el peregrinaje desde toda Europa a la tumba el Apóstol
Santiago en Compostela hace que los andariegos regresen expandiendo hacia el continente la devoción
saturniniana, al ser Tolosa un punto de referencia clásico en las peregrinaciones, y con ello los
peregrinos entran en contacto con las reliquias del mártir. El martirologio romano hace su relación
escueta en estos términos: «En Tolosa, en tiempo de Decio, San Saturnino, obispo, fue detenido por los
paganos en el Capitolio de esta villa y arrojado desde lo alto de las gradas. Así, rota su cabeza,
esparcido el cerebro, magullado el cuerpo, entregó su digna alma a Cristo». Los relatos siguientes lo
presentan atado con cuerdas a un toro que estaba dispuesto para ser sacrificado y que lo arrastra hasta
dejarlo muerto y destrozado. Dos valientes cristianas —Les Saintes-Puelles— recogen su cuerpo y lo
entierran cerca de la ruta de Aquitania. El obispo Hilario hizo construir sobre la tumba de su antecesor
una pequeña basílica que reformó san Exuperio en el siglo V y que destruyeron los sarracenos en el
711. Edificada lentamente durante el siglo XI, la consagró en papa Urbano II el año 1096 para que, en
el 1258, el obispo Raimundo de Falgar depositara en su coro los restos de san Saturnino.

30 NOVIEMBRE
Santos: Andrés, Apóstol; Cástulo, Maura, Justina, Euprepes, mártires; Constancio, Saturnino,
Troyano, Zósimo, confesores.
30 de Noviembre San Andrés, Apóstol (s. I) Andrés, nacido en Betsaida, primero fue discípulo de
Juan Bautista, después siguió a Cristo y le presentó también a su hermano Pedro con quien trabajaba
como pescador. Él y Felipe son los que llevaron ante Jesús a unos griegos. Formó parte del colegio
apostólico y el propio Andrés fue el que hizo saber a Cristo que había un muchacho que tenía unos
panes y unos peces que sirvieron a Jesús para una de las multiplicaciones que refieren los evangelios.
Según la tradición, después de Pentecostés predicó el Evangelio en Grecia y en otras regiones. Murió
mártir, crucificado, en Acaya. Goza de especial veneración entre los cristianos de rito griego.

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