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En el siglo XVIII las sociedades europeas se enfrentaron a grandes cambios. Procesos como el
de la Revolución Industrial, la Revolución Francesa, la Ilustración o la reforma protestante,
modificaron desde la fisionomía de las ciudades hasta la constitución de las familias. Ante este
nuevo escenario, surge la necesidad de formar, instruir y disciplinar a la población, de modo que
los súbditos pasen a ser ciudadanos, los campesinos a trabajadores obreros y más adelante,
también los niños pasan a ser alumnos.
Antes de estos procesos, las iniciativas de educación eran de carácter privado, elitista y se daban
de manera inorgánica y poco coordinada. Hasta mediados del siglo XVIII no había nada que se
pudiera llamar una cultura educacionalizada, una cultura que entendiera los grandes problemas
y desafíos como problemas y desafíos educativos. En este nuevo contexto, donde las
poblaciones migraban desde el campo y las ciudades crecían desenfrenadamente, aparecía la
necesidad de formar ciudadanos, obedientes e instruidos. Cuando se interpretó que estos
problemas sociales, que en sí mismos no eran problemas educativos, se podían traducir como
problemas educativos, surge el concepto de educacionalización de los problemas sociales o giro
educativo (Acosta, 2017-Trohler, 2014). El estado comenzó a mostrar mayor interés en la
cuestión de la educación elemental. Se comienza a ver a la educación como una herramienta
para la producción masiva de obediencia y se introduce la obligatoriedad escolar, (Caruso y
Dussel, 1999). Se empieza a buscar la forma adecuada de escuela que respondiera a las
necesidades emergentes. Se puede observar en la imagen la idea comunitaria de construir
conocimientos fuera del ambiente hogareño, ya en un ambiente dedicado a la enseñanza, que
lo que se enseña y aprenda tenga sentido y relación desde el principio con la comunidad en que
va a vivir el sujeto.
La primera consolidación del aula fue la escuela prusiana. Hasta inicios del siglo XIX, en la
escuela se repetía y se memorizaba. Con la escuela prusiana, era precisa la racionalidad y no la
repetición memorística; por ello se implementaba el método catequístico, que transmitía los
conocimientos organizados en forma de preguntas y respuestas de modo que los niños pudieran
entender, no solo memorizar (Caruso y Dussel, 1999).
Entonces, ¿por qué se educa en las escuelas? Porque es la forma más eficiente de dar respuesta
a los problemas sociales emergentes, ya que es un dispositivo universal, simultaneo, gradual y
homogéneo.
2. a.- Universal (Art. 1°): Se enseña a todos. La escuela es para todos y todas. Narodowski
(1999) dice: ‘’El conocimiento circula libremente para todos aquellos que concurran a la escuela,
quienes deben ser todos, sin distinción de clase social, sexo, etnia, religión o capacidad mental’’
(p.23).
Simultanea (Art. 10°): Se enseña a todos, al mismo tiempo. ‘’Un solo docente enseñando a un
mismo grupo de alumnos un mismo conocimiento’’ (Narodowski, 1999, pág. 68).
Homogénea (Art 6°): Se enseña a todos, al mismo tiempo, lo mismo. Narodowski dice que la
institución escolar fue fuertemente homogeneizadora, (…) una máquina de producir efectos
estandarizados por medio de tecnologías que partían de la base del ‘’todos’’ (Narodowski 1999).
Gradual (Art 9°): Se enseña a todos, al mismo tiempo, lo mismo, en diferentes niveles o unidades
didácticas independientes y correlativas entre si. La enseñanza primaria se dividirá en seis o más
agrupaciones graduales, y será dada sin alteración de grados, en escuelas Infantiles,
Elementales y Superiores, dentro del mismo establecimiento o separadamente.
c) costeadas, al menos en parte, por alguna o algunas de las administraciones públicas (Art. 52°)
A su vez, según Viñao (2002): la formación de los sistemas educativos, así entendidos, implica
un doble proceso de sistematización y segmentación, es decir, de articulación interna y
diferenciación vertical y horizontal.
3. a.- Según Durkheim, cada ser humano debe responder a una función. No todos nacimos para
ser iguales, cada uno tiene características propias, las cuales, mediante la educación, se pueden
desarrollar plenamente para poder insertarse en la sociedad con una funcionalidad especifica.
Básicamente, nos educamos como respuesta a una necesidad de homogeneización y de
especialización. Necesidad de homogeneización porque la sociedad no puede subsistir más que
si existe entre sus miembros una homogeneidad suficiente, y la educación perpetúa y refuerza
dicha homogeneidad, fijando por adelantado en el alma del niño las similitudes esenciales que
requiere la vida colectiva (leer, escribir, calcular, conocer nuestros derechos y obligaciones,
moral, ética, etc.). Pero por otro lado, también es múltiple, pues sin una cierta diversidad, toda
cooperación resultaría imposible. Y la educación asegura esa diversidad necesaria,
diversificándose por sí misma y especializándose (Durkheim, E., 1922/1996).
b.- Como vimos en el ítem anterior, la escuela tiene una función socializadora, integra de modo
armónico a cada individuo para que cada uno pueda cumplir su función en la sociedad.
Luego de la consolidación de los sistemas educativos, hubo mucha gente que podía afrontar sin
problemas que sus hijos fueran a la escuela, y esto motivó a las familias a que incentiven a sus
hijos a realizar la escuela secundaria. En consecuencia, aparece la masificación de la escuela
secundaria, la cual es segmentada para poder contener e integrar a esa masa de alumnos.
Lo que advierte Varela según su texto, es que esa integración es diferenciada por clases y que,
frente a teorías que ven en el sistema escolar una institución destinada fundamentalmente a
favorecer la movilidad social y la igualdad de oportunidades, se presentan tres teorías con
importantes cuestionamientos: las teorías de la correspondencia, reproducción y resistencia
(Varela, J. 2009).
Teorías de la correspondencia: Estas teorías plantean que las funciones que desempeña la
escuela están directamente ligadas a las exigencias del capitalismo y de la división social del
trabajo. Aseguran que el sistema escolar adoctrina a los que pasan por él, haciendo que
interioricen las normas y valores de las clases dominantes, haciendo posible su sometimiento
ideológico. El sistema escolar reproduce las fuerzas productivas y las relaciones de producción:
en el primer escalón de la estratificación laboral se sitúan los trabajadores manuales, en el
siguiente los trabajadores de cuello blanco que han accedido a enseñanzas medias, y por último
los administradores, intelectuales y políticos. Cada nivel educativo alcanzado se corresponde a
la función social que tendrán en la adultez. Es decir que el grado de desigualdad que se origina
en la esfera económica, se reproduce y legitima en el sistema educativo. Se afirma que existe
una correspondencia entre la estructura de las relaciones existentes en el mundo de la
producción y en el mundo de la escuela. De acuerdo con Bowles y Gintis, y haciendo referencia
al texto de Anyon, en las escuelas de clase trabajadora y media se enseña sumisión y obediencia,
mientras que en la escuela de elite se enseña a razonar y resolver conflictos como líderes. Hay
una correspondencia entre el sistema educativo y el sistema económico (Varela, J. 2009 - Anyon,
J. 1999).
Teorías de la reproducción: afirman que del mismo modo que las instituciones económicas y su
lógica de funcionamiento favorecen a aquellos alumnos que ya poseen capital económico, las
instituciones educativas están estructuradas para favorecer a aquellos alumnos que ya poseen
capital cultural. Con el capital cultural familiar de la mayoría de los hijos de la clase media, éstos
se ven favorecidos: al final de la escolaridad su capital cultural familiar se ve reforzado con el
capital escolar, mientras que los hijos de las clases bajas tienen, para obtener el éxito en la
Escuela, que cambiar su capital cultural familiar por el escolar (Varela, J. 2009).
Teorías de la resistencia: Postulan que las clases bajas no son pasivas e ignorantes, y que la
imposición de la ideología dominante no siempre es bien recibida y aceptada. Los llamados
‘’fracasados’’ escolares perciben cierto poder y control sobre su propia existencia y se oponen a
la autoridad (en este caso escolar) porque la perciben como arbitraria, no se sienten identificados
con los conocimientos y valores que les inculcan, pues pertenecen a la clase dominante, y la
clase dominante niega sus hábitos y modos de vida. Sienten esa imposición de saberes como
una acción coactiva e infantilizadora (Varela, J. 2009). En el texto de Anyon hay un párrafo donde
podemos ver claramente la falta de identificación con los conocimientos:
Ambos textos contienen la historia de los grupos poderosos: partidos y líderes políticos,
sistemas militares, negocios, tecnología, industria… hay poca información sobre la clase
trabajadora en los dos libros: cuatro páginas en uno y dos en el otro comentan la historia
de los trabajadores. Ninguno de los textos intenta identificar los intereses que los
trabajadores tienen en común, ni analizan las situaciones de conflicto social y económico
en la que viven los trabajadores (Anyon, J., 1999, p.571).
Bibliografía:
Caruso, M. y Dussel, I. (1999). La invención del aula. Buenos Aires: Santillana. Selección
pp. 89 -136.