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Reseña sobre

Neel Doff. Días de hambre y miseria

Título original. Jours de famine et de détresse

Días de hambre y miseria es una novela corta. La escribió la neerlandesa Neel Doof en francés, su
lengua de expresión literaria. Narra la vida de una familia proletaria a finales del siglo XIX, e inicia
una trilogía de visos autobiográficos protagonizada por Keetje Oldema.

La mentada Keetje tiene, al inicio de esta entrega, nueve años. Cuando volvemos la última página
ha cumplido ya los diecinueve. Para entonces ha sufrido en sus propias carnes las consecuencias
de la pobreza extrema, el hambre, el cansancio, la falta de higiene, la enfermedad y la precariedad
laboral, amén de vejaciones de toda clase.

Su testimonio, relatado en primera persona, es muy crudo, pero en ningún momento trata de
manipular emocionalmente al lector con sentimentalismo barato o victimización. Y, para colmo,
tanto la prosa como la estructura narrativa del mismo contribuyen a darle una pátina de
verosimilitud, volviéndolo así todavía más devastador.

Entre las múltiples virtudes de esta obra, destacaría las siguientes:

La contención y economía de medios con que está escrita.

Su sutileza a la hora de caracterizar a los personajes y evidenciar su desarrollo (o degradación).

La eficacia y expresividad con que relata determinadas escenas.

Su atención al detalle.

Aborda múltiples temas vinculados con la pobreza y las dinámicas familiares.

Algunas de sus reflexiones, ya circunvalen el existencialismo o la crítica social.

Resumiendo: Días de hambre y miseria (finalista del premio Goncourt de 1911, por cierto) supone
todo un descubrimiento. De su autora, injustamente ninguneada en nuestro idioma, sólo se había
traducido la secuela de esta primera novela, de próxima aparición en la editorial Firmamento.

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