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Apuntes FC 02
Apuntes FC 02
Desde la Antigüedad, se ha dado el nombre de ciencia a este tipo de conocimiento que nos lleva
más de la experiencia ordinaria. En este sentido, ciencia significa conocimiento demostrado. Se
trata de un tipo de conocimiento que nos lleva más allá de la experiencia ordinaria, utilizando
razonamientos, pruebas y demostraciones, que nos permiten obtener conclusiones a las que
podríamos llegar otro modo.1
Pero a continuación acota que si bien muchas ciencias comparten las características
recién mencionadas, entre sí difieren de modo muy amplio.
Por eso, Albert Bagood, OP nos propone cuatro significados del término ciencia:
Primer significado: Con la teoría del germen de la enfermedad, Pasteur ha dado una
contribución primaria a la ciencia médica moderna. Aquí, ciencia se refiere a aquello que está
organizado; un fundado cuerpo de conocimientos de los fenómenos naturales, al cual han
contribuido millones de personas.
Tercer significado: el término se refiere a las formas distintas de actividad humana cultural,
que es practicada por gente, hoy llamada científicos y en el pasado, filósofos naturales o
sabios.
c. La ciencia evoluciona.
La ciencia no es algo estanco, sino que evoluciona con el tiempo. La ciencia moderna
es vista como la herencia de una línea sin interrupción del pensamiento del hombre en
esta tierra.
Sobre las colonias griegas de Asia Menor, donde va a constituirse el primer centro filosófico
propiamente dicho, había gravitado poderosamente la influencia de las grandes civilizaciones
de Egipto y de Asia, donde habían florecido ciertas investigaciones científicas—astronomía y
matemáticas—y técnicas—medicina y agrimensura—. No habían faltado tampoco determinadas
reflexiones, siempre ligadas a lo imaginativo ciertamente, pero concretadas en determinadas
creencias, sobre la supervivencia del alma y el origen del mundo. Todo ello fue aprovechado
por los griegos, que habían de elevar la reflexión a la categoría de racional y sistemática,
haciendo surgir así a la filosofía propiamente dicha.2
Aunque la distinción entre lo que nosotros llamamos ciencias y filosofía no era neta
como afirma Conrado Eggers Lan:
En efecto, en el Teeteto (143d) Platón habla de “la geometría o de cualquier otro tipo de
philosophia”. Y Aristóteles, en su Metafísica (VI, 1, 1026a), distingue “tres philosophiai
teoréticas: mathematiké, física y teológica”, en lo cual alterna philosophia con epistéme (la
teología es tanto la “philosophia primera” como la “epistéme primera”), y lo mismo cabe decir
de Platón.3
La tradición supone que Anaximandro conocía muchas cosas de astronomía, tales como el
gnomon y el reloj de sol, los solsticios y equinoccios, incluso la oblicuidad del Zodíaco. Esto no
es posible, puesto que, excepto para hacer simples mediciones de más o menos, para señalar si
2
Ángel González Álvarez, Manual de Historia de la Filosofía, Gredos, Madrid 1960, pág. 19.
3
Conrado Eggers Lan, El nacimiento de la matemática en Grecia, EUDEBA, Buenos Aires 1995, pág. 18.
estamos por la mañana o por la tarde o si nos acercamos más al verano que al invierno, se
necesita una teoría astronómica que en ese momento los griegos no podían tener. Puede haber,
sin embargo, el inicio de una tendencia a medirlo todo.5
El Zodíaco y su división en doce partes lo pudieron tomar ya entonces los griegos de los
babilonios, pero no la oblicuidad, es decir, la eclíptica. El Zodíaco marca, sencillamente, toda la
zona del cielo por donde se mueve el sol al cabo del año; basta observarlo. La eclíptica tiene
una inclinación de 23° 30' con respecto al ecuador, pero que esto lo supiera Anaximandro,
como señala Aecio parece más que aventurado suponerlo.6
En los triángulos rectángulos el cuadrado del lado que subtiende el ángulo recto es
igual a los cuadrados de los lados que comprenden el ángulo recto.
en el mismo lado, hacen los ángulos adyacentes iguales a dos rectos; por tanto, ΓA está en
línea recta con AH [I, 14]. Por la misma razón, BA también está en línea recta con AΘ. Y
como el ángulo ΔBΓ es igual al (ángulo) ZBA —porque cada uno (de ellos) es recto—
añádase a ambos el (ángulo) ABΓ; entonces el (ángulo) entero ΔBA es igual al (ángulo)
4
Conrado Eggers Lan, El nacimiento de la matemática en Grecia, EUDEBA, Buenos Aires 1995, pág. 25-26.
5
Alfonso Pérez de Laborda, Estudios filosóficos de historia de la ciencia, Encuentro, Madrid 2005, pág. 30.
6
Alfonso Pérez de Laborda, Estudios filosóficos de historia de la ciencia, Encuentro, Madrid 2005, pág. 30.
7
Euclides, Elementos, Gredos, Madrid, pág. 260-262.
entero ZBΓ [N. C. 2]; y como ΔB es igual a BΓ, y ZB a BA, los dos (lados) ΔB, BA son
iguales respectivamente a los dos (lados) ZB, BΓ; y el ángulo ΔBA es igual al ángulo ZBΓ;
entonces la base AΔ es igual a la base ZΓ, Y el triángulo ABΔ es igual al triángulo ZBΓ [I, 4];
y el paralelogramo BΛ es el doble del triángulo ABΔ: porque tienen la misma base BΔ y
están entre las mismas paralelas BΔ, AΛ [I, 41]; pero el cuadrado HB es el doble del triángulo
ZBΓ: porque tienen a su vez la misma base ZB y están entre las mismas paralelas ZB, HΓ. [I,
41]; [pero los dobles de cosas iguales son iguales entre sí]; por tanto, el paralelogramo BΛ es
también igual al cuadrado HB. De manera semejante, trazando las (rectas) AE, BK se
demostraría que también el paralelogramo ΓΛ es igual al cuadrado ΘΓ; por tanto, el cuadrado
entero BΔEΓ es igual a los cuadrados HB, ΘΓ [N. C. 2]. Asimismo, el cuadrado BΔEΓ ha
sido trazado a partir de BΓ, y los (cuadrados) HB, ΘΓ a partir de BA, AΓ. Por tanto, el
cuadrado del lado BΓ es igual a los cuadrados de los lados BA, AΓ.
Por consiguiente, en los triángulos rectángulos el cuadrado del lado que subtiende el ángulo
recto es igual a los cuadrados de los lados que comprenden el ángulo recto. Q. E. D.
Por medio de este problema los pitagóricos descubrieron los números irracionales, y
por ende lo irracional en el cosmos (según Aecio, fue Pitágoras el primero que denominó
cosmos al conjunto de todo el mundo, por el orden que se halla en él). Notemos que aquí
irracional sólo significa que no puedo hallar una razón entre dos magnitudes que sea igual a la
razón entre dos números enteros:
a
b
Pongamos así:
AC a
a b
AB b
Si tenemos que elegir una fracción a/b, que ha de resultar rara, la más desfavorable
entre todas es aquella en la que uno de los dos números es par y el otro impar. Si ambos
fueran pares o impares, sería mucho más fácil encontrar entre ellos una medida común (una
8
Alfonso Pérez de Laborda, ¿Salvar lo real?, Encuentro, Madrid 1983, pág. 37.
conmensurabilidad), que si uno es par y el otro impar. Nótese bien que nuestro triángulo tiene
sus catetos AB = BC = 1; lo que queremos es dar a esta magnitud un número tal como a, de
forma que haya otro número tal como b, de manera que se cumpla:
AC 2 a2
2
AB 2 b2
en donde se deduce que nuestros dos números deberán estar en la relación: a2 = 2b2. Si esto es
así, el número a2 tendrá que ser un número par, ya que es el doble de otro número cualquiera,
el cuadrado de b. Pero si a2 es par, deberá ser par también el número a, porque sólo el
cuadrado de un número par es otro número par. Si a debe ser par, al ser irreductible la
fracción a/b, b deberá ser un número impar. ¡Ya tenemos algo cierto!
Pero, como se hace en la figura, dividamos la hipotenusa AC en dos mitades, de
manera que ahora sea a= 2c, por lo que será 4c2 = a2 =2b2, es decir, b2=2c2. Repitiendo el
razonamiento de antes, b2 será par. ¡Ya sabemos algo cierto, que b debe ser un número par!
Pero ¿cómo es posible si antes hemos sabido también de cierto que b debía de ser impar?,
¿habrá números que son a la vez pares e impares? No, con los pitagóricos deberemos llegar a
la conclusión de que lo que no hay es una fracción a/b que se corresponda con la magnitud de
la hipotenusa, es decir, para utilizar nuestra notación, que 2 a b , en donde a y b sean
números enteros.
LIBRO PRIMERO
DEFINICIONES
POSTULADOS
1. Postúlese el trazar una línea recta desde un punto cualquiera hasta un punto cualquiera.
2. Y el prolongar continuamente una recta finita en línea recta.
3. Y el describir un círculo con cualquier centro y distancia.
4. Y el ser todos los ángulos rectos iguales entre sí.
5. Y que si una recta al incidir sobre dos rectas hace los ángulos internos del mismo lado
menores que rectos, las dos rectas prolongadas indefinidamente se encontrarán en el lado en el
que están los (ángulos) menores de dos rectos.
1. Las cosas iguales a una misma cosa son iguales entre sí.
2. Y si se añaden cosas iguales a cosas iguales, los totales son iguales.
3. Y si de cosas iguales se quitan cosas iguales, los restos son iguales.
7. Y las cosas que coinciden entre sí son iguales entre sí.
8. Y el todo es mayor que la parte
PROPOSICION 1
Dando por resuelto el problema que tanto le había preocupado fue tal su excitación que,
desnudo como estaba, saltó de la bañera y se lanzó por las calles de Siracusa al grito de
¡Eureka! ¡Eureka! (¡Lo encontré! ¡Lo encontré!). Procedió entonces Arquímedes a pesar la
corona en el aire y en al agua comprobando que en efecto, su densidad no correspondía a la
que hubiera resultado de emplear el artífice todo el oro y la plata entregados y determinando,
en consecuencia, que éste había estafado al Rey.
Sumergiendo en agua el cilindro P se rompe el equilibrio, a causa del empuje recibido, que se
trasmite al platillo de la balanza (figura b).
Para probar que el empuje es igual al peso del volumen de agua desalojado, se llena de este
líquido el cilindro C y se comprueba que se restablece el equilibrio de la balanza.
El empuje era, pues, igual al peso del volumen de líquido desalojado por el cilindro P,
volumen, que, colocado en C, restablece el equilibrio por efecto de su peso.
En este contexto es útil resaltar dos textos de este pensador donde se refleja el espíritu
científico de nuestra época:
…las abejas son más pequeñas de tamaño que ambos (pues así son útiles para el trabajo), y son
obreras porque alimentan tanto a las crías como a los padres. Está reconocido también el hecho
11
Cornelio Fabro, La nozione metafisica di partecipazione, EDIVI, Segni, pág. 59: Dapprincipio, qua Aristotele
era ancora «amico delle Idee», la metafisica é detta aver per oggetto le sostanze «soprasensibili», ed é quindi una
«teologia», come si può vedere nei frammenti del Peri Filosofiaj e nel libro A della Metafisica; più tardi invece,
quando il Filosofo ha trovato la propria strada, la metafisica, o meglio la filosofia prima, é tutta volta a spiegare
le ultime condizioni dell' intelligibilitá del mondo dell' esperienza. Infine sono gli studi sperimentali e positivi
che finiscono per assorbire tutta la vita di Aristotele, che sembra abbandonare le pretese della speculazione
trascendentale, per avvicinarsi a Democrito e riposare il suo pensiero sul terreno solido dei fatti.
de que obedecen a los reyes porque la reproducción de las abejas procede de éstos (pues si no
hubiera nada de este tipo, no tendría sentido lo que ocurre con su hegemonía), y que les
permiten que no realicen ningún trabajo en su calidad de padres, y castigan a los zánganos
como hijos: es más hermoso castigar a los hijos y a los que no realizan ningún trabajo. El hecho
de que los jefes, siendo pocos, engendren a una gran cantidad de abejas parece algo similar a la
reproducción de los leones, que primero engendran cinco, después menos, al final uno solo, y
luego nada. Los jefes tienen primero una gran cantidad, después unos pocos de su clase, y
aunque la prole es menor en número que aquellos primeros, por otro lado lo que les quitó en
cantidad, la naturaleza se lo otorgó en tamaño.
Pues bien, lo relativo a la reproducción de las abejas parece ser de este modo, atendiendo tanto
a la lógica como a lo que se desprende de los hechos que parecen relacionados con ellas. Sin
embargo, al menos los hechos no son suficientemente conocidos, y si alguna vez se conocieran,
entonces habrá que fiarse más de los sentidos que de los argumentos; de éstos, si demuestran
que concuerdan con los datos aparentes.12
Algunos antiguos pensaron, en efecto, que el ser es necesariamente uno e inmóvil... Añaden
éstos además que no puede darse la pluralidad... Del mismo modo, afirman ellos, nos vemos
ante la necesidad de negar la existencia del movimiento. Partiendo de tales razonamientos y
pasando por alto el testimonio de los sentidos, pues no los tienen en cuenta bajo el pretexto de
que solamente hay que hacer caso de la razón, algunos pensadores enseñan que el universo es
uno, inmóvil e ilimitado... Éstas son las causas por las que determinados pensadores han llegado
a desarrollar tales teorías sobre la verdad. Es cierto que según el razonamiento puro el universo
podría ser de esta forma; pero si tenemos en cuenta los hechos, una opinión coma ésta parece
una locura.13
Para
explicar este
camino aparente del planeta, Tolomeo:
Suponía que la Tierra era el centro del sistema planetario y que el Sol y la Luna describían
circunferencias con movimiento uniforme (se consideraba en esa época que el movimiento
circular uniforme era la representación de la perfección) alrededor de la misma, al cabo de
intervalos de tiempo iguales a un año sidéreo y a un mes respectivamente.
Para explicar el movimiento de los planetas Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno supuso
que éstos estaban aproximadamente en un mismo plano y describían epicicloides, que son las
curvas que dibuja un punto que se mueve sobre una circunferencia cuyo centro describe a su
12
Aristóteles, De gen. anim., III, 10, 760b.
13
Aristóteles, De gen. et corr., III, 10, 760b.
vez otra circunferencia.
Así, para explicar el movimiento de los planetas inferiores; Mercurio y Venus, (los designamos
en la figura con las letras M y V respectivamente) suponía que éstos se movían con movimiento
uniforme describiendo circunferencias alrededor de dos puntos, dando una vuelta completa al
cabo de 88, días el primero y 225 días el segundo, y que en esos intervalos de tiempo, esos
centros describían, también con movimiento uniforme, circunferencias que tenían por centro al
de la Tierra.
Esos movimientos se llevaban a cabo en forma tal que las semirrectas que pasaban por el centro
de la Tierra y por el de las circunferencias descriptas por los planetas inferiores, contuvieran
siempre al centro del Sol.
El movimiento de los planetas superiores quedaba también explicado suponiendo que ellos
describían epicicloides, pero con la condición de que el radio que unía el centro del planeta Sa
(Saturno p. ej.) con el de la circunferencia sobre la cual se movía, fuese constantemente paralelo
al ST que unía el centro de la Tierra con el del Sol.
1° Las rectas determinadas por cada posición del centro de la circunferencia sobre la que se
mueve un planeta inferior y el de la Tierra, debe pasar por el centro del Sol.
2° Las rectas determinadas por cada posición del centro de un planeta superior con el de la
circunferencia sobre la que se mueve, debe ser paralela a la determinada por los centros del Sol
y de la Tierra.14
14
E. Cabrera – H. Medici, Elementos de Cosmografía, Librería del Colegio, Buenos Aires, 1940, pág. 145-146.
15
Roberto Grosseteste, Física, Introducción, traducción y notas, Celina A. Lertora de Mendoza, Del Rey,
Buenos Aires, 1989, pág. 16.
Astronómicos
- De cometis et causis ipsorum
- Compotus I
- Compotus correctorium
- Compotus Minor
- De generatione stellarum
- De impressionibus aeris (De prognostication)
- Kalendarium
- De operationibus solis
- Ptolomeus de Novem planetis
- De Sphaera
- Theorica planetarum
- De universitatis machina
Ópticos
- De lineis, angulis et figuris
- De iride (De fractionibus et refractionibus radiorum).
- De natura locorum
- De colore
Físicos
- De calore solis
- De differentiis localibus
- De impressionibus elementorum
- De motu corporali et luce
- De motu supercaelestium
- De calore
- De fluxu et refluxu maris
Matemáticos
- De quadratura circuli
Propedéuticos
- Grammatica -
- De artibus liberalibus
- De generatione sonorum
Entre otros autores medievales podemos citar a san Alberto Magno (1206-1280) que
realizó una obra científica de gran magnitud, haciendo una síntesis de todo el conocimiento
que existía en ese momento de las ciencias naturales.
Su discípulo Santo Tomás de Aquino, si bien redactó muy pocas obras científicas (en
el sentido actual del término), por ejemplo, Las operaciones ocultas de la naturaleza; sin
embargo, escribió acerca de la teoría de la ciencia, sobretodo en sus comentarios al De
Trinitate de Boecio y a los Analíticos Posteriores. Un buen estudio sistemático de esta
temática la encontramos en el libro: La filosofía de la ciencia según Santo Tomás, de Juan
José Sanguineti.17
Ilustremos con algunos textos el conocimiento científico del Angélico:
Sic autem contingit de immutatione aeris apud Con respecto a lo primero se ha de considerar
generationem soni, sicut de immutatione que la producción del sonido en el aire es
aquae, cum aliquid in aquam proiicitur. consecuencia del movimiento del aire como
Manifestum est enim quod fiunt quaedam ya fue dicho. Acontece en la inmutación del
regyrationes in circuitu aquae percussae. Quae aire, en ocasión de la producción del sonido,
quidem circa locum percussionis sunt parvae, lo mismo que en la inmutación del agua
et motus est fortis. In remotis autem cuando se arroja algo al agua. Es evidente,
gyrationes sunt magnae, et motus debilior. pues, que se producen ciertos giros en círculo
Tandem autem motus totaliter evanescit, et cuando el agua es golpeada. Entre éstos
gyrationes cessant. Si autem antequam motus aquéllos que surgen cerca del lugar golpeado,
cesset, gyrationes illae aliquod obstaculum son pequeños y el movimiento es fuerte, los
inveniant, fit motus gyrationis in contrarium; giros alejados son más grandes y el
et tanto vehementius, quanto propinquius sunt movimiento más débil, finalmente, el
primae percussioni. movimiento se desvanece totalmente y los
N.10 giros cesan. Ahora bien, si antes que cese el
Sic igitur intelligendum est, quod ad movimiento, aquellos giros encuentran un
percussionem corporum sonantium, aer in obstáculo, se produce un movimiento giratorio
16
Roberto Grosseteste, Física, Introducción, traducción y notas, Celina A. Lertora de Mendoza, Del Rey,
Buenos Aires, 1989, pág. 133, 137-138. Celina A. Lertora de Mendoza nos da el siguiente esquema:
17
Juan José Sanguineti, La filosofía de la ciencia según Santo Tomás, EUNSA, Pamplona 1977.
gyrum movetur, et sonus undique diffunditur. contrario que cuanto más vehemente más
Et in vicino quidem gyrationes sunt minores, cercanos son al primer golpe.
sed motus fortior; unde sonus fortius En consecuencia se ha de entender que para la
percipitur. percusión de los cuerpos sonoros, el aire se
In remotis autem gyrationes sunt maiores, et mueve en círculo y el sonido se difunde por
motus debilior, et sonus obscurior auditur. todas partes. Ahora bien, los giros son
Tandem autem deficit totum. Si autem menores en el lugar cercano aunque el
antequam huiusmodi gyrationes deficiant, fiat movimiento sea más fuerte, por lo que el
reverberatio aeris sic moti, et sonum sonido se percibe más fuerte. Más lejos, los
deferentis ad aliquod corpus, gyrationes giros son mayores, el movimiento más débil y
revertentur in contrarium, et sic auditur sonus el sonido se escucha más apagado. Finalmente
quasi ex adverso. Et haec vocatur echo. todo acaba. Empero si antes que cesen tales
giros se produce una repercusión del aire, el
sonido conducido hacia algún cuerpo
regresaría en giros contrarios, de forma tal que
se oiría el sonido de nuevo. Esto se llama
eco.18
Los otros textos acerca de las diversas teoría astronómicas de la antigüedad que Santo
Tomás consideraba como simples suposiciones.
Considerandum est quod circa motus Hay que tener en cuenta que, sobre los
planetarum quaedam anomaliae, idest movimientos de los planetas aparecen ciertas
irregularitates, apparent; prout scilicet anomalías, esto es, irregularidades: en la
planetae quandoque velociores, quandoque medida en que los planetas aparecen unas
tardiores, quandoque stationarii, quandoque veces con más velocidad y otras con más
retrogradi videntur. Quod quidem non videtur lentitud, algunas veces estacionarios, otras en
esse conveniens caelestibus motibus, ut ex retroceso. Ahora bien, no parece esto sea
supra dictis patet. Et ideo Plato primus hanc apropiado a los movimientos celestes, como
dubitationem eudoxo, sui temporis astrologo, se evidencia por lo expuesto. Por ello, Platón
proposuit; qui huiusmodi irregularitates fue el primero que propuso esta duda a
conatus est ad rectum ordinem reducere, Eudoxio astrólogo de su tiempo; Eudoxio
assignando diversos motus planetis; quod intentó llevar estas irregularidades un orden
etiam posteriores astrologi diversimode facere correcto, señalando diversos movimientos en
conati sunt. Illorum tamen suppositiones quas los planetas; cosa que también intentaron
adinvenerunt, non est necessarium esse veras: hacer los astrólogos posteriores. Mas no es
licet enim, talibus suppositionibus factis, preciso que sean verdaderas las suposiciones a
apparentia salvarentur, non tamen oportet las que llegaron; pues, aunque una vez hechas
dicere has suppositiones esse veras; quia forte tales suposiciones, se salvaran las apariencias,
secundum aliquem alium modum, nondum ab sin embargo, no hay necesidad de decir que
hominibus comprehensum, apparentia circa esas suposiciones sean verdaderas; porque
stellas salvantur. Aristoteles tamen utitur quizás las apariencias sobre las estrellas se
huiusmodi suppositionibus quantum ad salven de algún otro modo, aún no conocido
qualitatem motuum, tanquam veris. por los hombres. Aristóteles, por su parte,
utiliza, como si fueran verdaderas, esas
suposiciones respecto a la cualidad de los
movimientos.19
Sed videtur secundum hoc quod non omnia Pero, según esto, parece que no todos los
corpora caelestia circulariter moveantur: nam, cuerpos celestes se mueven circularmente:
secundum Ptolomaeum, motus planetarum est pues, según Ptolomeo, el movimiento de los
in excentricis et epicyclis; qui quidem motus planetas se da en rotaciones excéntricas y en
non sunt circa medium mundi, quod est epiciclos; y, sin duda, estos movimientos no
centrum terrae, sed circa quaedam alia centra. se dan alrededor del centro del mundo, que es
Dicendum est autem quod Aristoteles non fuit el centro de la Tierra, sino alrededor de
18
In II De Anima, lec. 16, n° 443-444.
19
In II De caelo, lec. 17, n° 451.
huius opinionis, sed existimavit quod omnes algunos otros centros.
motus caelestium corporum sunt circa Mas debemos decir que Aristóteles no fue de
centrum terrae, ut ponebant astrologi sui esta opinión, pues pensó que todos los
temporis. Postmodum autem hipparchus et movimientos de los cuerpos celestes se dan
Ptolomaeus adinvenerunt motus alrededor del centro de la Tierra, como
excentricorum et epicyclorum, ad salvandum establecían los astrólogos de su tiempo. Pero,
ea quae apparent sensibus in corporibus después, Hiparco y Ptolomeo vinieron a dar en
caelestibus. los movimientos de excéntricas y epiciclos,
Unde hoc non est demonstratum, sed para salvar lo que de los cuerpos celestes
suppositio quaedam. aparece a los sentidos. Luego esto no es algo
demostrado, sino una mera suposición.20
Dicendum quod ad aliquam rem dupliciter La razón interviene de dos maneras para
inducitur ratio. Uno modo, ad probandum explicar algo. 1) Una, para demostrar
sufficienter aliquam radicem, sicut in scientia suficientemente algún fundamento; como las
naturali inducitur ratio sufficiens ad ciencias naturales prueba suficientemente que
probandum quod motus caeli semper sit el movimiento del cielo mantiene siempre una
uniformis velocitatis. Alio modo inducitur velocidad uniforme. 2) Otra, no para
ratio, non quae sufficienter probet radicem, demostrar suficientemente algún fundamento,
sed quae radici iam positae ostendat congruere sino para que, una vez demostrado, pruebe los
consequentes effectus, sicut in astrologia efectos que le siguen; como, por ejemplo, en
ponitur ratio excentricorum et epicyclorum ex astrología, establecidos los excéntricos los
hoc quod, hac positione facta, possunt salvari epiciclos, son explicables las manifestaciones
apparentia sensibilia circa motus caelestes, del movimiento en el firmamento. Sin
non tamen ratio haec est sufficienter probans, embargo, estas suposiciones no son pruebas
quia etiam forte alia positione facta salvari demostrativas, ya que, establecida otra
possent. hipótesis, pueden darse otras explicaciones.21
Creo que con todos estos textos se ve cual es la falsedad de la leyenda de la Ilustración
que el medioevo fue una época oscurantista, contraria al progreso científico, que todavía
muchos hoy sostienen, en contra de los estudios serios de la historia de la ciencia, como
también creer que los medievales eran unos ingenuos en su conocimiento científico. En este
sentido Mariano Artigas nos dice:
Con frecuencia se presenta la revolución científica del siglo XVII como un acontecimiento
abrupto, que tuvo lugar de pronto, y a veces se afirma que tuvo lugar precisamente cuando el
pensamiento humano consiguió librarse del yugo de la metafísica y de la religión, que durante
siglos, y especialmente en la Europa cristiana medieval, impidieron el desarrollo de las ciencias
naturales. Sin embargo, este cliché no corresponde a los hechos históricos, tal como ha sido
puesto de manifiesto por los estudios históricos realizados en el siglo XX, comenzados por el
físico Pierre Duhem (1861-1916) y continuados por muchos otros autores Estos estudios han
revelado que la revolución científica del siglo XVII fue posible, entre otros factores, porque
durante los siglos precedentes se realizaron muchos estudios que prepararon el terreno para las
nuevas ideas. También se suele aceptar que, de hecho, el cristianismo ejerció un influjo positivo
en el nacimiento de la ciencia moderna, porque proporcionó una matriz cultural que estimuló el
trabajo científico: en efecto, el cristianismo subraya que el mundo, como obra de un Dios
personal infinitamente sabio, es racional y posee un orden que puede estudiarse de modo
científico; y también subraya que el hombre, hecho a imagen y semejanza de Dios, es capaz de
conocer el orden natural y tiene, además, el mandato divino de conocer y dominar la
naturaleza.22
1° Las órbitas descriptas por los planetas alrededor del Sol son elipses de las cuales el Sol
ocupa uno de sus focos.
2° Las áreas descriptas por el radio vector que une el centro del Sol con el de un planeta, son
proporcionales a los tiempos empleados por dicho radio en describirlas.
3° Los cuadrados de los tiempos de las revoluciones de dos planetas están entre si como los
cubos de los ejes mayores de sus órbitas.
Esta visión científica de la antigüedad la podemos ver, desde una perspectiva
cientificista, en el video Cosmos de Carl Sagan, capítulo 3.
23
Gaudium et spes n° 36.
Alfonso Pérez de Laborda nos dice acerca de esta obra lo siguiente:
El grueso volumen consta de tres libros. Los dos primeros tienen un título común: «Del
movimiento de los cuerpos., mientras que el tercero se titula «Del sistema del mundo. Ahora
bien, en la primera edición encontramos, además, que el Libro I va precedido de unas páginas
bajo el epígrafe de «Definiciones y otras tituladas «Axiomas o leyes del movimiento». El
cuerpo del Libro III va precedido, también en la primera edición, de una página introductoria
sin título alguno y de otras reunidas bajo la palabra «Hipótesis». Además, el libro contiene una
dedicatoria a la Royal Society, un prefacio al lector y una poesía en loor de Newton escrita por
Edmund Halley, el famoso astrónomo, que fue quien pagó de su bolsillo la primera edición.
Es interesante hacer notar que casi en las primeras líneas del prefacio se alegra Newton de la
desaparición del campo de la mecánica de las formas substanciales y de las cualidades ocultas,
empleadas con profusión en otros tiempos. Ahora, aquí, se utilizarán las matemáticas y se hará
una mecánica racional, que procede por demostraciones y experiencias. Una ayuda esencial es
la que ofrece la geometría, que penetra en el corazón mismo de la mecánica. Han de tratarse en
el libro, nos dice, toda una serie de cuestiones que interesan a la filosofía, pero siguiendo los
exactos principios de la matemática.24
Los Principia, aparecidos en 1687, ofrecieron a Newton la oportunidad de hacer uso del cálculo
de las fluxiones que tenía a su disposición, desde hacía más de veinte años. Ello no obstante, los
instrumentos matemáticos son ‘clásicos'. Años después, el propio Newton confirmó que había
encontrado algunos enunciados de su libro con ayuda del nuevo análisis, pero que había
seguido el camino de la antigüedad: no suponer nada en geometría que no estuviera demostrado
sintéticamente. Puede que los no avisados tengan dificultades para entender las
24
Alfonso Pérez de Laborda, Estudios filosóficos de historia de la ciencia, Encuentro, Madrid 2005, pág. 497.
fundamentaciones de estas declaraciones.
Como explica Westfall en su magnifico libro sobre Newton, este realizó en ese año detallados
estudios sobre los geómetras griegos. Eso lo llevó a la convicción de que sus métodos eran los
únicos legítimos y se esforzó en ampliar los principios de la antigua geometría más allá de las
líneas rectas y de los círculos hasta las líneas curvas producidas por un continuo fluir. Desde
esta interpretación hay que entender la primera parte del libro I de los Principia. Cuando
Newton estaba convencido de algo, lo estaba con gran firmeza, como escribe Westfall.25
Todo cuerpo sometido a la acción de una fuerza, recibe una aceleración proporcional a
su intensidad y de la misma dirección y sentido.
Cuando un cuerpo ejerce una fuerza sobre otro, éste ejerce sobre el primero una fuerza
igual y contraria que se llama reacción.
También a partir de las tres leyes experimentales de Kepler, Newton dedujo la ley de
la gravitación universal. Estas leyes, habíamos visto, son las siguientes:
1) Los planetas describen órbitas elípticas, alrededor del sol, el cual ocupa uno de los focos
de esas elipses.
2) Los vectores posición de los planetas con respecto al sol barren áreas iguales en tiempos
iguales.
3) Los cuadrados de los tiempos de revolución de los planetas respecto al sol, son
proporcionales a los cubos de los semiejes mayores de sus órbitas.
25
Alfonso Pérez de Laborda, Estudios filosóficos de historia de la ciencia, Encuentro, Madrid 2005, pág. 482.
dr
1 r K
2 dt
1
2
r v K (constante)
r v K1
m r v K 2
r m v K2
r p K2
(1) El momento de la cantidad de movimiento de cualquier planeta respecto del sol
L K2
es constante
Entonces de (1) se deduce que:
dL
0
dt
entonces M 0
M F , S 0 es decir una fuerza central
dL
M dt
d 2r
Por tanto F m 2
m 2 r (2)
dt
Entonces L m r ω r
(3)
L mr 2 ω
2) Partiendo de la primera ley y sabiendo que la elipse es el lugar geométrico de los puntos
del plano cuya razón de la distancia a un punto es llamado foco y a una recta llamada directriz
es constante.
FA
Donde
e 1
AB
y si FA ' r cos (5)
r
r cos d
e
1
r cos d
e
r
1 e cos d
e
ed
r (6)
1 e cos
Para 0 rg
ed
Luego g (7)
1 e
Si c ea (8)
ed
ea a
1 e
ed 1 e a ea a ea ea e 2 a a e 2 a a 1 e 2 (9)
Si b2 c2 a 2
Entonces de (8)
b2 e2a 2 a 2
b2 a 2 1 e2
b2
a
a 1 e2 de (9)
b2
ed de (6)
a
b2
r (10)
a1 e cos
L
(11)
mr 2
1
y si u (12)
r
Lu 2
entonces (13)
m
De la ecuación (2)
dr dr d dr
dt d dt d
de (13)
dr Lu 2 dr Lu 2 d 1 Lu 2 1 du
dt m d m d u m u 2 d
dr L du
(15)
dt m d
d 2 r d dr d dr d d dr
dt 2
dt dt d dt dt d dt
de (13)
d 2 r L 2 d dr
u
dt 2 m d dt
de (15)
d 2 r L 2 d L du
u
dt 2 m d m d
d 2r L2 2 d 2u
u (16)
dt 2 m 2 d 2
L2 d 2u L2u 3
F m 2 u 2
m d 2 m
L2 2 d 2u
F u 2 u (17)
m d
De (10) y (12)
a 1 e cos
u (18)
b2
du ae
2 sen
d b
d 2u ae
2 cos (19)
d 2
b
L2 2 ae a
F u 2 cos 2 1 e cos
m b b
L2 2 ae a ae
F u 2 cos 2 2 cos
m b b b
L2 2 a
F u 2
m b
L2 a
Si k3
m b2
Entonces
F k 3u 2 (20)
de (12) y (20)
1
F k 3
r2
donde G es la constante universal de
Pero K3 = G . Ms . m gravitación, Ms la masa del Sol y m la masa
del planeta.
G.Ms.m
Con lo cual obtenemos F que es la ley de gravitación universal de Newton.
r2
Otras ramas de la física se desarrollaron a partir de ese momento. La óptica, que estudia los
fenómenos relacionados con la luz, recibió un gran impulso del propio Newton (su obra Óptica
fue publicada en 1704), y en el siglo XIX se mostró que la luz visible es una radiación
electromagnética que ocupa solamente una pequeña parte del espectro de esas radiaciones. El
camino para llegar ahí pasó por el descubrimiento de todo un conjunto de fenómenos y leyes
particulares referentes a la electricidad, al magnetismo y a la relación entre ambos. Hans
Christian Oersted (1777-1851), físico danés, mostró en 1820 que una corriente eléctrica
produce un campo magnético alrededor del hilo por donde circula. Este descubrimiento provocó
una gran actividad en esa área. El francés André-Marie Ampere (1775-1836) realizó, en el
transcurso de ese mismo año, cierto número de descubrimientos: por ejemplo, mostró cómo se
atraen y repelen hilos paralelos por los que circula electricidad; pero realizó su contribución
principal en 1827, al formular la ley que lleva su nombre, que relaciona la fuerza magnética
entre dos hilos con el producto de las corrientes que fluyen por ellos y con el inverso del
cuadrado de la distancia entre ellos. El inglés Michael Faraday (1791-1867) realizó en 1821
experimentos que se consideran como la invención del motor eléctrico; además, en 1831 mostró
que un campo magnético produce una corriente eléctrica, y usando en este contexto su idea de
líneas y campos de fuerza creó la teoría clásica de campos; en ese mismo año construyó el
primer generador eléctrico, y formuló en 1834 las leyes de la electrólisis, sentando así las bases
de la electroquímica. A partir de estos descubrimientos sobre la electricidad y el magnetismo, el
escocés James Clerk Marxwell (1831-1879) formuló en 1864 las ecuaciones básicas que
constituyen la teoría del electromagnetismo, consolidando esa disciplina y haciendo posibles las
aplicaciones prácticas (ondas electromagnéticas) que se encuentran en la base de muchos
avances ulteriores: Heinrich Herz (1857-1894) produjo por primera vez, en 1888, ondas de
radio.
Otras ramas de la física, como la acústica y la termodinámica, alcanzaron también su madurez
en la misma época. A medida que se desarrollaba la física, la química, que se basa en la física y
le añade sus propias perspectivas y técnicas, también se fue consolidando. Los antiguos
estudios de alquimia proporcionaron resultados que sirvieron, por ejemplo, para el progresivo
descubrimiento de los elementos químicos a lo largo del siglo XVIII. Antoine Lavoisier (1743-
1794) suele ser considerado como padre de la química, realizó importantes contribuciones, que
se encuentran expuestas en su Tratado elemental de química (1789), obra que ejerció una
influencia en la química comparable a la que ejerció la obra de Newton en la física un siglo
antes. A comienzos del siglo XIX, John Dalton (1770-1831) formuló en 1808 la teoría atómica
moderna, que todavía consideraba que la materia se componía de pequeñas esferas indivisibles.
Esa teoría se fue consolidando a lo largo del siglo y ha llegado a ser una de las grandes
columnas de la ciencia experimental, aunque los átomos reales nada tengan de indivisibles.
El progreso en la física y en la química hizo posible el desarrollo de la biología moderna. Los
estudios con el microscopio a partir del siglo XVII abrieron nuevos horizontes. La teoría de la
célula, formulada por Jakob Schleiden (1804-1881) y Theodor Schwann (1810-1882) en 1838-
1839, se encuentra en el centro de ulteriores avances, en los que también ha desempeñado un
importante papel la teoría de la evolución, formulada con diferentes variantes por Jean-Baptiste
Lamarck (1744-1829) en 1809, y por Alfred Russel Wallace (1823-1913) y Charles Darwin
(1809-1882) en 1858 y 1859. En 1865, Gregor Mendel (1822-1884) publicó sus leyes de la
herencia biológica, que permanecieron ignoradas hasta su redescubrimiento en 1900 y que
constituyen la base de la genética, una de las ramas más importantes de la biología. 26
Casi simultáneamente con el desarrollo de la ciencia física, también acaeció un
enorme progreso en las ciencias matemáticas comenzado por Descartes (1596-1650), Blaise
Pascal (1623-1622), Pierre Fermat (1601-1665) y toda una multitud de matemáticos, que
desarrollaron el algebra, el cálculo de probabilidades y estadístico, las geometrías no
euclidianas, etc.
La teoría de las probabilidades consiste en reducir todos los eventos que pueden tener lugar en
una circunstancia dada a un cierto número de casos igualmente posibles, es decir, tales que
nosotros estemos igualmente indecisos sobre su existencia, y en determinar entre esos casos el
número de casos que son favorables al evento del que se busca la probabilidad. La relación de
ese número al de todos los casos posibles es la medida de esta probabilidad, que no es por tanto
más que una fracción, cuyo numerador es el número de casos favorables y cuyo denominador es
el de todos los casos posibles.27
x2
1
f ( x) e 2
2
26
Mariano Artigas, Filosofía de la Ciencia, EUNSA, Pamplona 1999, pág. 35-36.
27
Pierre Laplace, Théorie analytique des probabilités, pág. 177-178.
Estos valores son muestras extraídas de un conjunto infinito de mediciones que se
distribuyen según la curva de Gauss, donde al final se afirma el valor medio más probable con
una determinada varianza, por ejemplo: 2,997929 ± 0,000008 x 1010 cm/seg.
Otro ejemplo, deseo saber cuantas personas votaran al candidato “XX”. Se hace lo
mismo. Por ejemplo, se toman muestras de 100 personas en cuatro ciudades, y se obtienen los
siguientes valores:
donde al final se afirma el valor medio más probable con una determinada varianza, por
ejemplo: 23,76 % ± 0,08.
Notemos simplemente aquí la lógica de este problema. Hay una población que uno no
conoce la distribución de sus simpatías políticas. Sin embargo, sin necesidad de hacer un
sufragio universal, tomo una muestra pequeña de esa población y con ello conozco, con una
determinada aproximación, la simpatía política del electorado.
Pero estas no fueron las únicas ciencias que se desarrollaron, también se desarrollaron
las ciencias humanas, como la economía, la sociología, la psicología y otras más, cuya
información sobre su historia pueden hallarlo en este libro de Mariano Artigas u otros libros
de historia de la ciencia.
La teoría de la relatividad se halla íntimamente vinculada a la teoría del espacio y del tiempo,
razón por la cual comenzaré exponiendo un breve análisis del origen de nuestras ideas
referentes al espacio y al tiempo. He decidido hacerlo así, aun cuando no se me escapa que
planteo una cuestión que suscita y ha suscitado innumerables controversias. El objeto de toda
ciencia, sea natural o psicológica, consiste en coordinar nuestras experiencias de modo que el
todo forme un sistema lógico. Cabe entonces preguntarse: ¿cuál es la relación entre nuestras
ideas habituales de espacio y tiempo y el carácter de nuestras experiencias?
Las experiencias de cada uno de nosotros, en cuanto individuos, se nos presentan como una
ordenación de una serie de acontecimientos en la cual los sucesos aislados que recordamos
aparecen ordenados de acuerdo con el criterio de «anterior» y «posterior», el cual no es
susceptible de análisis ulterior. Por lo tanto, existe para un dado individuo un tiem po del yo, o
tiempo subjetivo, el cual no es mensurable en sí mismo. En realidad, es posible asignar un
número a cada acontecimiento de modo que al último le corresponda un número mayor que a
uno anterior cualquiera, pero la manera de proceder a esta asignación de números puede ser
completamente arbitraria. Puedo definir esta correspondencia entre números y sucesos
comparando el orden de éstos, determinado por el reloj, con el orden de la serie dada de
acontecimientos. Con la palabra reloj queremos significar algo donde se produce una serie de
sucesos que pueden contarse y que posee, además, otras propiedades a las que nos referiremos
más adelante.
Distintos individuos son capaces, mediante el uso del lenguaje, de comparar entre sí, en cierta
medida, sus experiencias. De este modo se demuestra que ciertas percepciones sensorias de
distintas personas se corresponden entre sí, mientras que dicha correspondencia no se presenta
en el caso de otras percepciones sensorias. Tenemos la costumbre de considerar como reales las
percepciones sensorias que son comunes a diferentes individuos y que tienen, por lo tanto, en
cierta medida, un carácter impersonal. Las ciencias naturales, y en particular la fundamental
entre ellas, esto es la Física, tienen por objeto el estudio de dichas percepciones sensorias
impersonales. Un reloj es un cuerpo o un sistema y en este aspecto es también individual, pero
posee por añadidura la propiedad de que todos los elementos de la serie de acontecimientos que
cuenta, pueden ser considerados como iguales entre sí.
La única justificación de nuestros conceptos y sistema de conceptos reside en el hecho de que
son útiles para representar el complejo de nuestras experiencias; pero fuera de ello no poseen
otro título de legitimidad. Estoy convencido de que ha sido perjudicial la consecuencia que ha
tenido en el progreso del pensamiento científico, el empeño de los filósofos de sacar fuera del
dominio del empirismo ciertos conceptos fundamentales, trasladándolos así de este dominio,
que está bajo nuestro control, a las alturas intangibles de lo apriorístico. Admitiendo que el
universo de ideas no puede ser deducido de la experiencia por un método lógico sino que, por el
contrario, es una creación de la mente humana, sin la cual no es posible la Ciencia, aun así
resulta que este universo de ideas es tan dependiente de la naturaleza de nuestras expe riencias
como la forma de los vestidos que usamos es dependiente de la forma de nuestros cuerpos. Esto
es particularmente aplicable a nuestros conceptos de tiempo y espacio, a los cuales los físicos se
han visto obligados, por los hechos, a hacerles descender del Olimpo de lo a priori, con el
objeto de modificarlos de modo que puedan prestar servicios útiles.
Consideraremos ahora nuestros conceptos y juicios referentes al espacio. Es de esencial
importancia en esto prestar una atención extremada a la relación entre la experiencia y nuestros
conceptos. Según me parece, Poincaré está en lo cierto cuando se refiere a este asunto en su
libro La Science et I'Hypothèse.28
1
R g R T
2
que le permite explicar el desplazamiento del perihelio del planeta Mercurio y el desvío de un
rayo de luz que pasa cerca de un campo gravitatorio muy fuerte, hecho comprobado por
Arthur Eddington en 1919, superando así la teoría de la gravitación universal de Newton.
Una de las consecuencias de esta teoría, que no ha sido informada por los divulgadores
de las ciencias, es el hecho de que es tan verdadero decir que la Tierra gira alrededor del Sol
como decir que el Sol gira en alrededor de la Tierra, de manera que desde el punto científico
tenían razón tanto Galileo como sus adversarios en sostener ambas sentencias, que sólo se
podían entender desde una perspectiva superior, que en esa época no conocían.29
28
Albert Einstein, El significado de la Relatividad (título original: The meaning of Relativity), Espasa-Calpe,
Madrid 1980, pág. 9-11.
29
Juan Pablo II, Discurso a la Academia Pontificia de Ciencias: Copérnico, Galileo y la Iglesia. L’Osservatore
Romano, 13 de noviembre de 1992, pág. (636) 8: El cardenal Poupard nos ha recordado también que la sentencia
del año 1633 no era irrevocable y que el debate, que no había dejado de desarrollarse, se concluyó en 1820 con
la concesión del imprimatur a la obra del canónigo Settele (cf. Pontificia Academia Scientiarum, Copernico,
Galilei e la Chiesa. Fine della controversia -1820-. Gli atti del Sant'Ufficio, publicado bajo la dirección de W.
Brandmüller y E.J. Greipl, Florencia, Olschki, 1992).
Notemos como Albert Einstein lo afirma en un libro de divulgación científica por él
escrito:
Tomemos dos cuerpos, el Sol y la Tierra por ejemplo. El movimiento que observamos es
relativo. Se puede describir uniendo el SC (Sistema de Coordenadas) a la Tierra o al Sol. Desde
este punto de vista, la gran contribución de Copérnico, reside en el hecho de haber transferido el
SC, de la Tierra al Sol. Pero como el movimiento es relativo y se puede hacer uso cualquier
sistema de referencia, parece no existir una razón para favorecer a un determinado SC.
La física interviene y modifica el punto de vista del sentido común. El SC unido al Sol se
asemeja más a un sistema inercial que un SC vinculado a la Tierra. Por eso las leyes físicas
deben ser aplicadas al SC de Copérnico y no al de Tolomeo. La magnitud del descubrimiento de
Copérnico puede ser apreciada, solamente, desde el punto de vista físico. Ilustra la gran ventaja
que resulta de usar un SC rígidamente unido al Sol, en la descripción del movimiento de los
planetas.
En la física clásica no existe movimiento uniforme absoluto. Si dos SC se mueven
uniformemente el uno respecto al otro, no tiene sentido decir "este SC está en reposo y el otro
en movimiento". Pero si dos se mueven no uniformemente uno respecto al otro, se puede decir
con toda razón, "este cuerpo se mueve y el otro está en reposo" (o se mueve uniformemente). El
movimiento absoluto tiene, en este último caso, un significado bien concreto. Hay en este
punto, como dijimos arriba, un profundo abismo entre el sentido común y la física clásica. Las
dificultades mencionadas referentes a la existencia de un sistema inercial y a la del movimiento
absoluto se hace posible si admitimos la existencia de un sistema inercial.
Pudiera parecer que no existe salida a estas dificultades, que ninguna teoría física es capaz de
eludirlas. Su raíz reside en el hecho de haber postulado que las leyes de la naturaleza sólo tienen
validez para un tipo especial de SC, el inercial. La posibilidad de resolver estas dificultades
depende de la respuesta a la siguiente encuesta. ¿Podemos formular las leyes físicas de manera
que ellas se cumplan para todos los SC, es decir, no solamente para los que se muevan
uniformemente, sino también par aquellos que se mueven arbitrariamente unos respecto de
otros? Si esto es posible, habremos resuelto nuestras dificultades. En tal caso seremos capaces
de aplicar las leyes de la naturaleza a cualquier SC. Y la lucha tan violenta, en los comienzos de
la ciencia, entre las ideas de Tolomeo y las de Copérnico, perderá sentido, pudiendo emplearse,
con igual justificación, cualquiera de los dos SC. Las sentencias, "el Sol está en reposo y la
Tierra se mueve" o "el Sol se mueve y la Tierra está en reposo", significarían, simplemente, dos
convenciones distintas que conciernen a dos SC diferentes.
¿Podríamos realmente construir una física relativista válida en todo SC; una física en la que no
A partir del siglo de las luces y hasta nuestros días, el caso de Galileo ha constituido una especie de mito, en el
que la imagen de los sucesos que se ha creado estaba muy lejos de la realidad. En esta perspectiva, el caso de
Galileo era el símbolo del supuesto rechazo del progreso científico por parte de la Iglesia, o del oscurantismo
«dogmático» opuesto a la búsqueda libre de la verdad. Este mito ha desempeñado un papel cultural notable; ha
contribuido a infundir en muchos científicos de buena fe la idea de que existe incompatibilidad entre el espíritu
de la ciencia y su ética de la investigación, por un lado, y la fe cristiana, por otro. Una trágica y recíproca
incomprensión ha sido interpretada como él reflejo de una oposición constitutiva entre ciencia y fe. Las
aclaraciones aportadas por los estudios históricos recientes nos permiten afirmar que ese doloroso malentendido
pertenece ya al pasado.
Otra enseñanza que se saca es el hecho de que las diversas disciplinas del saber requieren métodos diversos.
Galileo, que fue quien inventó prácticamente el método experimental, había comprendido, gracias a su intuición
de físico genial y apoyándose en diversos argumentos, por qué sólo el sol podía desempeñar la función de centro
del mundo, tal como entonces se conocía, es decir, como sistema planetario. El error de los teólogos de entonces,
cuando sostenían que el centro era la tierra, consistió en pensar que nuestro conocimiento de la estructura del
mundo físico, en cierta manera, venía impuesto por el sentido literal de la sagrada Escritura. Pero es necesario
recordar la celebre afirmación atribuida a Baronio: «Spiritui Sancto mentem fuisse nos docere quomodo ad
coelum eatur, non quomodo coelum gradiatur». En realidad, la Escritura no se ocupa de detalles del mundo
físico, cuyo conocimiento está confiado a la experiencia y los razonamientos humanos. Existen dos campos del
saber: el que tiene su fuente en la Revelación y el que la razón puede descubrir con sus solas fuerzas. A este
último pertenecen las ciencias experimentales y la filosofía. La distinción entre los dos campos del saber no debe
entenderse cómo una oposición. Los dos sectores no sin totalmente extraños el uno al otro, sino que tienen
puntos de encuentro. La metodología propia de cada uno permite poner de manifiesto aspectos diversos de la
realidad.
haya lugar para el movimiento absoluto, sino sólo para movimientos relativos? ¡Esto es
ciertamente posible!
Poseemos al menos una indicación, si bien muy débil, que nos ayudará a edificar la nueva
física. Una verdadera física relativista debe ser aplicable a todo SC y, por eso, también al caso
especial de un SC. Ya conocemos las leyes referentes a los SC inerciales. Las nuevas leyes
generales que han de cumplirse en todos los SC deben, en el caso particular del sistema inercial,
reducirse a las leyes de la mecánica clásica.
El problema de formular las leyes físicas válidas para todo SC fue resuelto por la llamada teoría
general de la relatividad o relatividad generalizada; llamándose teoría de la relatividad
restringida, a la que se aplica solamente a sistemas inerciales. Las dos no pueden, naturalmente,
contradecirse, pues se debe involucrar las leyes de la relatividad restringida en las de la
relatividad generalizada. Pero así como las leyes de la física fueron antes formuladas
únicamente para los sistemas inerciales, ahora constituirá un caso limite especial de todos los
SC que se mueven arbitrariamente. Este es el panorama de la teoría general de la relatividad.
Por eso el Santo Padre decía en un importante Discurso a la Academia Pontificia de
Ciencias: Copérnico, Galileo y la Iglesia.30
Del caso de Galileo se puede extraer otra enseñanza que sigue siendo actual con respecto a
situaciones análogas que se presentan hoy y pueden presentarse mañana.
En tiempos de Galileo era inconcebible imaginar un mundo que estuviese privado de un punto
de referencia físico absoluto. Y como el cosmos entonces conocido, por decir así, se hallaba
contenido totalmente en el sistema solar, no se podía situar ese punto de referencia más que en
la tierra o en el sol. Hoy, después de Einstein, y en la perspectiva de la cosmología
contemporánea, ninguno de esos dos puntos de referencia reviste la importancia que tenía
entonces. Esta observación, como es obvio, no se refiere a la validez de la posición de Galileo
en el debate; pero indica que, con frecuencia, por encima de las dos visiones parciales y
opuestas, existe una visión más amplia que las incluye y supera a ambas.
Otro campo de la física del siglo XX que alcanzó un gran desarrollo ha sido la física
quántica, que comenzó con Max Planck (1858-1947) que postuló que la energía se emite por
medio de «cuantos» de energía; y que después se desarrolló con los trabajos de Niels Bohr
(1885-1962), Luís de Broglie (1892-1987), Erwin Schrödinger (1887-1961), Werner
Heisenberg (1901-1976).
A continuación, se muestra una página donde se desarrolla un tema de esta teoría,
donde se puede apreciar la complejidad del instrumento matemático que utiliza, que
solamente aquellos que se especializan en estos temas pueden entenderlo.31
Nel paragrafo prima abbiamo osservato che il calcolo del valore di aspettazione dell'impulso
nello spazio delle coordinate richiede la costruzione del prodotto scalare ,i
Inoltre abbiamo visto che 1'applicazione dell'operatore i ad un'onda piana
x C exp i p '.x Et / , avente numero d'onda p ' / , dà proprio p ' volte
l’onda piana. Quindi in meccanica quantistica, dovremo associare la quantità fisica impulso
p
all'operatore i . La procedura per 1'energia E é simile. Si ottengono così le
corrispondenze
impulso
p
i
energia
30
Juan Pablo II, Discurso a la Academia Pontificia de Ciencias: Copérnico, Galileo y la Iglesia. L’Osservatore
Romano, 13 de noviembre de 1992, pág. (636) 8.
31
Franz Schwabl, Meccanica quantistica, Zanichelli, Bologna 2000, pág. 30-31.
E i
t
i t 2 2m 2 ?
Certamente ciò non può essere vero a livello di identità tra operatori, ma solo applicata ad una
classe di stati, cioè
2 2
E p 2 2m i
t 2m
Ma questa é proprio l'equazione di Schrödinger per la particella libera. Dalla relazione classica
tra energia ed impulso, cioè dall'hamiltoniana classica di una particella libera, abbiamo così
ottenuto 1'equazione di Schrödinger per una particella libera.
Ciò porta al principio di corrispondenza: in meccanica quantistica si assegnano
operatori alle quantità fisiche e le relazioni quanto-meccaniche corrispondono a relazioni
classiche. Ciò può essere utilizzato per definire 1'equazione di Schrödinger sulla base
dell'hamiltoniana classica. Cerchiamo ora di analizzare ed applicare questo principio per
derivare 1'equazione del moto in un potenziale assumendo che l'hamiltoniana classica sia
p 2 2m V ( x ) .
L'equazione di Schrödinger per una particella posta nel potenziale V ( x ) si ottiene come
segue. L'associazione
2 2
E p 2 2m V ( x) i ( x, t ) V ( x) x, t
t 2 m
implica che l'equazione di Schrödinger per una particella nel potenziale V ( x ) sia
i ( x, t ) H ( x, t )
t
2 2
H V ( x)
2m
Sabemos que esto [φ(x)]representa un estado en que el electrón está diseminado a lo largo de la
línea con cierta distribución de modo que la probabilidad de encontrar el electrón en un
pequeño intervalo dx en la posición x es simplemente
2
prob ( x, dx ) ( x) dx
32
R. Feynman, R. Leighton, M. Sands, Física Feynman, Pearson Educación, México, 1998,pág. 16-10.
2
a 2
( x) Ke x
La distribución de probabilidad en x para esta función de onda es el cuadrado del módulo, o sea
2
4 2
prob ( x, dx) P ( x ) K 2 e x dx
La función de densidad de probabilidad P(x) es la curva gaussiana que muestra la figura 16-1.
La mayor parte de la probabilidad está concentrada entre x = +σ y x = -σ . Decimos que el
"ancho mitad" de la curva es σ . (Para ser más precisos, es igual a la media cuadrática de la
coordenada x de algo diseminado con esta distribución). Normalmente elegimos la constante K
de modo que la densidad de probabilidad P(x) no sólo sea proporcional a la probabilidad por
unidad de longitud en encontrar el electrón, sino que tenga una escala tal que P(x)Δx sea igual a
la probabilidad de encontrar el electrón en Δx cerca de x. La constante K que hace esto se puede