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Cardenal Ratzinger: No

hemos publicado el tercer


secreto de Fátima en su
totalidad
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16/05/2016

Hoy, festividad de Pentecostés, telefoneé al P. Ingo Dollinger, sacerdote


alemán y ex profesor de teología en Brasil, que actualmente está muy
mayor y físicamente débil. Desde hace muchos años es amigo personal del
Papa Emérito Benedicto XVI. Inesperadamente, el P. Dollinger confirmó
por teléfono la siguiente información:

Poco después de la publicación en junio de 2000 del Tercer Secreto de


Fátima por la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal
Joseph Ratzinger dijo en una conversación personal al P. Dollinger que
¡una parte del Tercer Secreto permanece inédita! «Hay más que lo que
publicamos», afirmó Ratzinger. También explicó a Dollinger que la
parte publicada es auténtica, y que la inédita habla de «un concilio
malo y una misa mala» que habría en un futuro cercano.

El padre Dollinger me autorizó a publicar esa información en la fiesta


solemne del Espíritu Santo, y me dio su bendición.
Dollinger recibió recibió la ordenación en 1954 y fue secretario de Josef
Stimpfle, prestigioso obispo de Augsburgo. Gracias a la providencia de
Dios, conocí a dicho prelado cuando todavía no era católica, y me
conmovieron profundamente su humildad, calidez y grata acogida. Me
invitó a visitarlo una vez en Augsburgo. Durante mi proceso de conversión
intenté comunicarme con él, pero luego, a mi pesar, descubrí que ya había
fallecido. (Y se lo echa mucho de menos).

Participó activamente en los debates de la Conferencia Episcopal Alemana


sobre la Masonería, durante la década de los setenta, al final de los cuales
se publicó una declaración que afirmaba que la masonería es incompatible
con la fe católica.

Más tarde enseñó teología moral en el seminario de la Orden de los


Canónigos Regulares de la Santa Cruz, que pertenece a la Obra de los
Santos Ángeles. Monseñor Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astana
(Kazajistán), es miembro de la mencionada orden. Pero lo más importante
es que Dollinger tuvo como confesor durante muchos años al Padre Pío (†
1968) y mantuvo una relación muy estrecha con él. Y una persona muy
querida de mi familia también conoce personalmente a Dollinger.

Esta información sensible relativa al Tercer Secreto, que ya llevaba varios


años circulando entre algunos grupos católicos, me la acaba de confirmar el
propio P.Dollinger, en una coyuntura histórica en que la Iglesia se ve
sumida en una honda confusión. Podría explicar, al menos en parte, por qué
nos encontramos en la presente situación.

De manera significativa, manifiesta la tierna misericordia de la Madre de


Dios, que advierte y prepara a sus hijos para esta batalla que está librando la
Iglesia. A pesar de la decisión tomada por algunos que ocupan puestos
importantes en la Iglesia, Ella se ha encargado de que se revele y difunda la
verdad más plenamente.

Ello explicaría también por qué Benedicto XVI, una vez elegido al trono
pontificio, intentó deshacer algunas injusticias directamente relacionadas
con esta revelación de Dollinger: en concreto, eliminó la prohibición de la
Misa Tridentina, levantó la excomunión de los obispos de la Fraternidad
San Pío X (FSSPX) y declaró públicamente el año 2010 en Fátima: «Se
equivoca quien piensa que la misión profética de Fátima está
acabada». Y en una entrevista durante el viaje en avión a Fátima, agregó:

La novedad que podemos descubrir hoy en este mensaje reside en


el hecho de que los ataques al Papa y a la Iglesia no sólo vienen
de fuera, sino que los sufrimientos de la Iglesia proceden
precisamente de dentro de la Iglesia, del pecado que hay en la
Iglesia. También esto se ha sabido siempre, pero hoy lo vemos de
un modo realmente tremendo: que la mayor persecución de la
Iglesia no procede de los enemigos externos, sino que nace del
pecado de la Iglesia y que la Iglesia, por tanto, tiene una
profunda necesidad de volver a aprender la penitencia, de
aceptar la purificación, de aprender, por una parte, el perdón,
pero también la necesidad de la justicia.
Con esta declaración, Benedicto XVI contradijo a todos los efectos las
palabras que había pronunciado en junio de 2000:

Ante todo, debemos afirmar con el cardenal Sodano: «…Los


acontecimientos a los que se refiere la tercera parte del “secreto”
de Fátima parecen pertenecer ya al pasado». En la medida en que
se refiere a acontecimientos concretos, ya pertenecen al pasado.
Quien había esperado impresionantes revelaciones apocalípticas
sobre el fin del mundo o sober el curso futuro de la historia debe
quedar desilusionado.
Todas estos gestos de Benedicto demuestran que en su consciencia debía de
saber que tenía que corregir ciertas injusticias y ambigüedades del pasado
reciente. Defendió la Misa Tridentina, restituyó la dignidad a la FSSPX y
replanteó la importancia del mensaje de Fátima. No sólo eso; también trató
de ocuparse del misterio del Concilio Vaticano II, si bien al parecer de una
manera demasiado vaga.

En este contexto, valdría la pena mencionar que a mi esposo y yo nos dijo


en una ocasión un sacerdote que había tenido una audiencia privada con
papa Benedicto, que el propio Papa consideraba a monseñor Marcel
Lefebvre «el teólogo más grande del siglo XX». Tanto mi marido como yo
damos fe de haber oído esas palabras textuales de boca del mencionado
sacerdote, palabras que según él pronunció Benedicto en el contexto de la
propuesta pontificia de reintroducir más ampliamente en la Iglesia el
magisterio de Lefebvre .

Ante la gravedad de las omisiones y retrasos acumulados con respecto a la


publicación completa del Tercer Secreto, y teniendo en cuenta que el Cielo
nos había pedido que se publicara –concretamente, a más tardar en 1960–,
damos gracias a el Espíritu Santo por haber hecho posible esta positiva
conversación telefónica en la fiesta de Pentecostés. Ojalá el verdadero
mensaje de Fátima, junto con las recientes revelaciones del P. Brian
Harrison y de la Dra. Alice von Hildebrand, alcancen una amplia difusión y
contribuyan por tanto a liberar a los católicos fieles de las cadenas de
verdades a medias y lealtades deficientes. ¡Y quiera Dios que todos nos
adhiramos plenamente y de corazón a la plena verdad del mensaje de
misericordia mariana, que con toda seguridad nos ayudará a liberarnos
mediante la gracia!

Maike Hickson

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